Manual Rocas
Manual Rocas
Manual Rocas
Introducción
El Manual tiene como objeto la descripción sencilla de los materiales que componen la
Tierra, su distribución y las estructuras que los afectan, la antigüedad, el ordenamiento
temporal y la distribución regional. Se hace uso del vocabulario propio de la geología,
principios y metodología, con ilustraciones sencillas y en la medida de lo posible con
ejemplos locales o regionales. El nivel pretendido tendría que ser accesible a maestros y
profesores de la enseñanza primaria, secundaria y terciaria no específica. Puede también ser
de utilidad para profesionales de otras disciplinas y eventualmente para quienes inicien
estudios universitarios en las carreras de las Ciencias de la Tierra.
Definición
La Geología se define como la rama de las Ciencias Naturales que se ocupa del estudio de
la Tierra. Su dominio es el estado inorgánico de la materia. Su contraparte es la Biología,
que estudia en los seres vivos el estado orgánico de la materia.
La Tierra
Planeta integrante del Sistema Solar, tiene una forma denominada geoide, que se aproxima
a la de una esfera de aproximadamente 6.350 km de radio y superficie de 510.000.000 km2.
El acceso directo a los materiales que componen el Planeta queda limitado a la superficie
de los continentes, aproximadamente 1/3 del total. Para el resto, cubierto por las aguas de
mares y océanos, se han desarrollado métodos y herramientas que permiten conocer su
composición y formas de relieve.
En los continentes, cabe aún diferenciar entre las áreas en las que se levantan sierras y
montañas, con rocas a la vista, y aquellas otras que están cubiertas por sedimentos y suelos.
Ambos dominios son importantes por su extensión y por igual son objeto de estudio
geológico, aunque suelen diferenciarse como geología de superficie en el primer caso y
geología de subsuelo en el segundo.
El interior terrestre
Los sismos son eventos de ruptura de una masa de roca, producidos al superarse la
resistencia a los esfuerzos aplicados. Se producen en el interior terrestre hasta
profundidades de unos 700 km. Desde el sitio en el que se produce la liberación de energía
o hipocentro se emiten tres clases de ondas, denominadas ondas P (Primarias), ondas S
(Secundarias) y ondas L (de Love, su descubridor).
Figura 1.2. Efecto del paso de las ondas P y S. Nótese que la barra de roca se acorta al paso
de las ondas P y que sufre ondulaciones al paso de las ondas S. Modificado de Burchfiel et
al., 1982.
El manto prosigue en profundidad hasta los 2.900 km y limita con el núcleo mediante la
discontinuidad de Weichert-Gutemberg (Fig. 1.3).
Para la exploración del estado físico de los materiales del interior terrestre, hay que tener en
cuenta que las ondas P se transmiten tanto en medio sólido como líquido y que las ondas S
lo hacen solamente en medio sólido. El recorrido de ambos tipo de ondas y las desviaciones
por la refracción al pasar de un medio a otro, determinan que las ondas P y S se reciban
hasta sitios que se ubican con un ángulo de 105° desde el epicentro del sismo, que entre
105° y 142° no se reciban ondas y que a partir de 142° se reciban solamente ondas P. El
epicentro es la proyección a superficie del hipocentro o lugar donde se produce la ruptura
de los materiales que originan el fenómeno. Tal comportamiento de las ondas sísmicas
indica que en el núcleo hay una envoltura exterior que se comporta como un líquido
viscoso, denominada núcleo externo, para luego a mayor profundidad retomar las
condiciones del estado sólido y definir un núcleo interno (Fig. 1.4).
Continentes y Océanos
La corteza continental, por el contrario es muy heterogénea, con una variada gama de rocas
de diferente composición, derivadas de procesos de diferenciación de materiales afines a
los que componen la corteza oceánica. La roca tipo se denomina granito, significativamente
más liviana que un basalto, ya que tiene una densidad aproximada de 2,65 g/cm3.
Sial y Sima
El reconocimiento de Sial y Sima está relacionado con otro rasgo de la Corteza, que tiene
que ver con la topografía, la distribución de densidades y el estado de equilibrio o isostasia
de la corteza con su sustrato.
Figura 1.7. Esquemas de isostasia de Pratt (A) y Airy (B). Modificado de Read y Watson,
1973.
Las irregularidades que apartan al geoide de la forma perfecta de una esfera, se deben en
parte al movimiento de rotación del planeta (achatamiento en los polos) y mayoritariamente
a la constante actividad geodinámica, que genera y modela cuencas oceánicas y crea los
relieves de montaña.
Relieve
Los agentes externos que tienden a la nivelación de la superficie de la Tierra son varios y
de diferente índole. Las rocas pierden cohesión, entre otras causas, a) por la acción química
de soluciones acuosas que causan descomposición, b) por efectos térmicos de contracción-
dilatación de la roca misma y de agua que puede congelarse en las grietas, que conducen a
la desagregación mecánica y c) por el trabajo de cuña que ejercen las raíces de plantas en
grietas de las rocas.
El trabajo erosivo de vientos, aguas de escorrentía y hielos glaciarios toma los detritos que
se producen en terrenos altos y los transporta hacia zonas bajas. El nivel de base general es
el nivel del mar, hacia donde son llevados los detritos y elementos solubilizados en las
aguas. Si en el camino hay zonas bajas se produce su relleno, que constituirán las cuencas
sedimentarias de los continentes. Los mares y océanos son finalmente las cuencas
sedimentarias de mayor envergadura.
El campo por excelencia del trabajo de la geología es el de la corteza emergida por arriba
del nivel del mar, los continentes en sentido geográfico. Debe agregarse una franja, de
variable importancia en ancho, en algunas costas de solo unos pocos kilómetros y en otras
de unas centenas de kilómetros, que constituyen las plataformas continentales. Las aguas
marinas en esas plataformas no sobrepasan en mucho la profundidad de 200 m y su corteza
es continental (granítica).
Un rasgo a destacar es la repartición de tierras altas y tierras bajas en los continentes, así
como la de distintas profundidades de las aguas oceánicas. En ambos casos no es
progresiva o regular, desde el nivel del mar hacia los máximos y mínimos. La cota máxima
en el monte Everest (8.850 m) y la máxima profundidad oceánica en la fosa de las Marianas
(11.055 m), pueden inducir a una apreciación general errónea. El diagrama
altitud/profundidad versus superficie cubierta (Fig. 1.8 A) denota que en los continentes
predominan las alturas moderadas, por debajo de aproximadamente 1.500 m, y que en los
océanos grandes extensiones tienen profundidades entre 3.000 y 5.000 m. El diagrama de
frecuencias (Fig. 1.8 B) muestra un máximo a 100 m sobre el nivel del mar y otro a 4.700
m bajo el nivel del mar.
Objetivo
De acuerdo con lo expuesto, en este Manual se trata esencialmente la geología de los
continentes, describiendo de forma sencilla los materiales, características de composición y
estructuras desarrolladas sobre los mismos, forma y denominación de los cuerpos a que dan
lugar, metodologías de sistematización, reconocimiento de unidades de características
propias, relaciones entre ellas, ordenamiento según los tiempos de formación y
representación en mapas. Previamente se tratarán los aspectos sobresalientes de la
Tectónica Global.
Capítulo 2
Tectónica Global
La teoría de la tectónica global fue desarrollada en la década de 1960 y a ella se ajusta
actualmente el trabajo de la geología.
Litosfera y Astenosfera
Es destacable que la previamente conocida estructura interna de la Tierra y la división en
corteza, manto y núcleo (ver capítulo anterior) no resultó funcional para la tectónica global.
Para los fines de esta teoría fue importante determinar que la envoltura exterior y funcional
de la Tierra es la capa denominada litosfera. Figura
Figura 2.1. Diagrama velocidad de ondas sísmicas versus profundidad. Nótese la pérdida
de velocidad de ondas S en la franja entre aprox. 100 y 200 km. Modificado de Burchfiel et
al., 1982.
La litosfera tiene espesor variable, del orden de 100 km bajo los océanos, e incluye a la
totalidad de la corteza y a la parte superior del manto, que puede denominarse manto
litosférico. En el manto remanente, por debajo de la litosfera, hay una capa que recibe el
nombre de astenosfera, la que se define entre las profundidades de 100 y 200 km. Las ondas
sísmicas la detectan por la pérdida de velocidad que acusan las ondas S al atravesarla (zona
de baja velocidad), lo que se interpreta como existencia de fundidos. El porcentaje de
material líquido sería bajo, del orden de 1%, aunque suficiente para permitir el desacople de
la litosfera de su yacente (Fig. 2.1).
Placas litosfericas
En la Tectónica Global, el primer orden de actividad cabe en la organización e interacción
de las llamadas placas litosféricas, que en número reducido, las mayores son 12, forman la
cáscara del planeta (Fig. 2.2).
Figura 2.2. Placas litosféricas mayores y límites entre ellas, con indicación de
divergencias, convergencias y transcurrencias. La sección AB se representa en la Fig. 2.3.
Corrientes convectivas
La idea de corrientes convectivas actuando en el manto fue impulsada por el geólogo A.
Holmes en la década de 1930 y actualmente es aceptada como un gran circuito de
transporte de energía, que disipa calor por determinadas ventanas abiertas en la litosfera y
provoca el movimiento de las placas.
La placa Sudamérica es una de las placas mayores y como es el caso general, está formada
en parte por corteza oceánica (litosfera oceánica) y en parte por corteza continental
(litosfera continental).
El corte AB entre Sudamérica y África ilustra sobre los límites entre las placas Nazca,
Sudamérica y África, la interacción entre ellas, el sistema de corrientes convectivas y las
consecuencias resultantes de la dinámica que se produce (Fig. 2.3).
Figura 2.3. Sección tectónica esquemática entre Sudamérica y África. Ubicación en mapa
de Fig. 2.2.
Los límites principales de la placa Sudamérica son, por el Este la dorsal atlántica y por el
Oeste la fosa oceánica peruano-chilena.
Las dorsales oceánicas son accidentes lineales, que constituyen una red continua
recorriendo todos los océanos. El límite de placas que constituyen se denomina límite
divergente. En ellos ocurre ascenso y cristalización de magma, con formación de rocas que
se añaden en franjas de nueva litosfera. Esas rocas son características de los fondos
oceánicos y se denominan basaltos, destacándose su tonalidad oscura y alta densidad,
reflejo del alto contenido de hierro y magnesio. Constituyen la litosfera oceánica. La
adición de basaltos en las dorsales oceánicas está relacionada con el alejamiento de las
placas que interaccionan y el crecimiento de los océanos, proceso que se denomina
expansión de los fondos oceánicos.
La disposición de la litosfera oceánica en fajas agregadas desde una dorsal oceánica, fue
comprobada mediante estudios paleomagnéticos.
Figura 2.4. Corte transversal esquemático de una dorsal oceánica. En blanco fajas de
polaridad normal y en verde fajas de polaridad reversa.
Figura 2.5. Esquema de Arco de Islas (A) y Arco magmático (B). Notar que en los arcos de
islas ambas placas quedan por debajo del nivel del mar.
Orogénesis
En la interacción convergente de placas con desarrollo de un arco magmático (litosfera
oceánica versus litosfera continental), la subducción conduce a la construcción de un arco
magmático y el proceso eventualmente va acompañado de engrosamiento cortical por
adición magmática y contracción tectónica, que instala un tipo especial de cadena de
montaña, un orógeno, en un proceso denominado orogénesis.
Los orógenos son accidentes lineales, de hasta varios miles de kilómetros de largo, con un
ancho que alcanza algunas centenas de kilómetros. En nuestro ejemplo la cordillera de los
Andes es el orógeno resultante.
El retroarco puede alternativamente estar bajo extensión y desarrollar una cuenca rift, o
bajo compresión y originar una faja plegada y corrida, con sucesivas fallas que amontonan
láminas tectónicas dirigidas hacia el interior del continente. Un ejemplo de estas
antagónicas condiciones se puede estudiar en el Noroeste argentino, acompañando las
últimas etapas de la evolución andina. Se suceden en el tiempo y superponen la extensión
con relleno de una cuenca de sedimentación tipo rift y la contracción y estructuración con
relleno sedimentario de cuenca de antepaís. Cabe por lo tanto resaltar que las condiciones
no perduran durante todo un ciclo orogénico. Las mismas son variables para un mismo
lugar con el transcurso del tiempo, por lo que se superponen distintos estadios de desarrollo
dentro de un mismo ciclo orogénico.
En los Andes, de Norte a Sur alternan segmentos con ángulo de subducción normal
(aproximadamente 30°), con otros de bajo ángulo (aproximadamente 10°), conocidos como
flat slab. El segmento que va de 15° a 27° (incluye al Noroeste argentino) tiene ángulo
normal y es notorio el funcionamiento del arco volcánico en la Cordillera Occidental
chilena y Altiplano-Puna del límite argentino-chileno (Fig. 2.7 A). En el tramo siguiente
(27°-33°S) la losa oceánica subducta con bajo ángulo (flat slab pampeano) y son intensas la
contracción cortical y actividad sísmica. En la Cordillera de este segmento se consiguen las
mayores alturas, con culminación en el cerro Aconcagua (6.961 m.s.n.m.) y hacia el
naciente hay elevación de serranías hasta la latitud de la ciudad de Córdoba.
Contrariamente no hay actividad magmática (Fig. 2.7 B).
Figura 2.7. Segmentación en el eje de los Andes A: ángulo de subducción normal, con arco
magmático. B: ángulo de subducción bajo, de gran sismicidad y sin arco magmático.
Colisión de continentes
En el proceso de subducción y reciclado de litosfera oceánica, cabe tener en cuenta que
eventualmente se agota la litosfera oceánica de la placa que está en proceso de destrucción
y se encuentran y colisionan dos continentes.
Un dato de interés es el que tiene que ver con la velocidad de desplazamiento de las placas
litosféricas. Es variable de 1 a 10 centímetros por año. En el proceso de expansión de los
fondos oceánicos, a ese ritmo se construye litosfera oceánica. Así, el Océano Atlántico Sur
nació hace aproximadamente 140 Ma, momento hasta que África y Sudamérica formaban
parte de una única placa. La escisión en dos se produjo por la instalación de una rama
ascendente de célula convectiva por debajo de litosfera continental y a la ruptura siguió el
ingreso de aguas oceánicas y la expansión hasta alcanzar los actuales 5.000 km de ancho.
Límites conservativos
El tercer límite en la delimitación de las placas litosféricas es el de las fallas transformantes.
Son múltiples planos de fracturación, aproximadamente verticales y orientados más o
menos perpendicularmente a las dorsales oceánicas. Producen desplazamientos laterales de
una parte sobre la otra, para permitir cerrar el espacio que ocupa cada placa (Fig. 2.11).
Las tomografías sísmicas son imágenes computadas, que registran pequeñas diferencias en
la velocidad de las ondas sísmicas, obedeciendo a variaciones en la temperatura y rigidez
de las rocas. En rocas frías y rígidas de una losa litosferica en subducción, la velocidad de
las ondas sísmicas es mayor que la correspondiente al medio a mayor temperatura en que se
sumerge, constituido por el manto por debajo de la litosfera. Cabe señalar que la
homogeneización de temperaturas es lenta. La figura que registra una tomografía en un
límite convergente de placas es comparable con el diseño marcado por los hipocentros de
sismos producidos en el camino de la losa en subducción. Los efectos, en ambos casos, se
comprueban desde la trinchera oceánica hasta profundidades de 700 - 800 km. Las
tomografías efectuadas en límites divergentes (dorsales oceánicas), muestran claramente la
figura vertical del material caliente en ascenso, donde las ondas sísmicas se desplazan a
menor velocidad. Los hipocentros de sismos producidos en el camino de la losa en
subducción, debidos al colapso de la masa rocosa componente, se comprueban desde la
trinchera oceánica hasta profundidades de 700-800 km.
Los modelos de funcionamiento aceptados contemplan la actuación de fuerzas que se
originan por efectos gravitativos y diferencias de densidad de las masas en movimiento.
El mecanismo inicial, que empuja hacia afuera las dos partes involucradas en un límite de
placas divergente (extensión), es gravitacional. La litosfera en extensión está sobreelevada
en el eje del rift (abombamiento) o de la dorsal oceánica (cordillera submarina). Hacia los
costados de esos ejes las losas litosfericas están inclinadas hacia afuera y resbalan sobre el
medio dúctil astenosferico subyacente.
Tipos corticales
La descripción efectuada deja entrever que tanto en ambiente oceánico como continental, la
litosfera presenta cierta variedad de composición y actividad. Así es que se reconocen
diferentes tipos corticales, evaluados por los valores de anomalía gravimétrica y otros
parámetros, como flujo térmico, que caracterizan diferentes grados de estabilidad tectónica
(Tabla. 2.1).
En los continentes los orógenos activos, con sus montañas e intensa actividad sísmica y
volcánica, son inestables y tienen los más elevados valores negativos de anomalías de
Bouguer. Contrasta con las condiciones de estabilidad en los cratones y plataformas.
También hay montañas en estado de madurez geomorfológica, que evidencian estar en un
punto intermedio entre los orógenos activos y las tierras bajas.
Los movimientos epirogénicos son lentos comparados con los movimientos orogénicos.
Una estimación de la velocidad de ocurrencia es del orden de 0,6 m a 0,9 m por mil años,
contra una velocidad del orden de 9 m por mil años para un surgimiento orogénico.
El estudio sistemático de las rocas se hace según tres grandes conjuntos, ígneas,
sedimentarias y metamórficas. Su origen y naturaleza se visualiza en el denominado ciclo
de las rocas (Fig. 4.1)
Figura 4.1. Ciclo de las rocas.
El punto de partida son las rocas ígneas, formadas a partir de fundidos (magmas)
procedentes de zonas profundas de la Tierra. Si el magma al enfriarse consolida en el
interior de la corteza forma la subcategoría rocas ígneas plutónicas (plutonitas). Si el
magma llega a superficie y se derrama sobre la misma, al consolidarse forma las rocas
ígneas volcánicas (volcanitas).
Desde que en la superficie de la Tierra hay expuestas tanto rocas ígneas plutónicas como
volcánicas, ellas son sometidas química y mecánicamente a una disolución/desagregación.
Los elementos químicos disueltos luego precipitan, sea en medio continental u oceánico.
Los fragmentos resultantes de la desagregación (clastos), son transportados a lugares bajos
(cuencas sedimentarias), donde forman camadas de sedimentos que pueden alcanzar
espesores modestos, metros a decenas de metros, hasta varios miles de metros. La
compactación de los sedimentos por la presión obrante al ser soterrados y el agregado de
cementos por aguas circulantes, conduce al endurecimiento y formación de las rocas
sedimentarias clásticas (sedimentitas).
Las rocas sedimentarias formadas exclusivamente por la precipitación de sales en lagunas y
mares son denominadas rocas sedimentarias químicas.
También hay rocas intermedias entre ígneas y sedimentarias, formadas por fragmentos
resultantes de la actividad volcánica, que constituyen las rocas piroclásticas.
Las rocas de la tercer categoría son las rocas metamórficas (metamorfitas) y el lugar por
excelencia para su formación son las áreas orogénicas (borde activo de placas). Calor,
presión y esfuerzos dirigidos provocan recristalización mineral al estado sólido, tanto en
rocas ígneas, sedimentarias y metamórficas preexistentes (protolitos), con la formación de
nuevas asociaciones de minerales estables en las condiciones del medio en que se
encuentran.
Rocas ígneas
Proceden de líquidos denominados magma, que por enfriamiento solidifican en un proceso
ordenado de cristalización según determinado conjunto de minerales, dependiente de la
composición de ese magma. Debido a ello, a las rocas ígneas también se las suele
denominar rocas magmáticas.
Tabla 4.1. Composición química promedio (óxidos de los elementos mayoritarios) de las
rocas Peridotita, Basalto y Granito, componentes esenciales del Manto, Corteza oceánica y
Corteza continental, respectivamente.
La textura de una roca es la relación entre los minerales que la forman. En las plutonitas es
característica la textura granuda, con minerales de tamaño uniforme, visibles a "ojo
desnudo" o lupa y aproximadamente del mismo tamaño (Fig. 4.5 A). Contrariamente, en las
volcanitas es frecuente la textura porfírica, en la que hay minerales observables a "ojo
desnudo" o lupa (fenocristales), inmersos en una base (pasta) de grano fino hasta
submicroscópica o vítrea (Fig. 4.5 B).
El número de especies minerales conocidas es de alrededor de 1.500, aunque solo unas 200
constituyen los minerales corrientes. La causa debe buscarse en la composición de la
corteza terrestre, donde de cada 100 átomos más de 60 son de Oxígeno, más de 20 de
Silicio, de 6 a 7 de Aluminio, unos 2 átomos son de Hierro, 2 de Calcio, 2 de Magnesio, 2
de Sodio, 2 de Potasio y alguno de Titanio. Disponiendo de esos materiales, se simplifica
aún más en lo que hace a minerales que componen las rocas ígneas, y casi en su totalidad
son silicatos.
En la composición mineral de las rocas ígneas es útil distinguir entre minerales claros o
félsicos y minerales oscuros o máficos. Los félsicos son los más abundantes, ya que
aproximadamente las ¾ partes de la corteza terrestre son tectosilicatos, derivados de un
armazón tridimensional de tetraedros SiO4 enlazados. Todos los iones O-2 de cada
tetraedro SiO4 están compartidos con los tetraedros vecinos, dando lugar a una estructura
con fuertes enlaces, en la que la relación Si:O es 1:2 (SiO2).
En las rocas ígneas el feldespato potásico puede presentarse según tres formas distintas
(polimorfismo), denominadas Ortosa, Microclino y Sanidina, dependiendo de la
temperatura del medio en que cristalizaron. Por otra parte, los feldespatos sódicos (Albita)
y cálcicos (Anortita), dan lugar a la serie de las plagioclasas o feldespatos calcosódicos, una
solución sólida en la que arbitrariamente se distingue Albita (0-10% de Anortita),
Oligoclasa (10-30% de Anortita), Andesina (30-50% de Anortita), Labradorita (50-70% de
Anortita), Bytownita (70-90% de Anortita) y Anortita (90-100% de Anortita).
Los minerales máficos comunes son nesosilicatos (olivinas, granates, circón), inosilicatos
(piroxenos y anfíboles) y filosilicatos (micas).
Las olivinas son el resultado de una solución sólida entre Forsterita [(SiO4)Mg2] y Fayalita
[(SiO4)Fe2].
Las micas comunes en rocas ígneas son Moscovita o mica blanca [(AlSi3O10)KAl2(OH)2]
y Biotita o mica negra [(AlSi3O10)K(Mg,Fe)3(OH)2].
Cabe destacar que las distintas asociaciones y proporciones de minerales que forman las
rocas ígneas, tanto félsicos como máficos, deviene del orden en que cristalizan en un
magma a medida que baja la temperatura. Según los experimentos de N.L.Bowen (1956),
partiendo de un magma basáltico (composición general del manto litosférico), la extracción
de los primeros cristalizados va dejando un líquido cambiante en composición, del que
cristaliza otra asociación mineral y así sucesivamente hasta la total solidificación. La
representación esquemática de la Serie de Reacción de Bowen tiene dos ramas, una para
minerales máficos y la otra para plagioclasas y finaliza con una rama única para los
feldespatos alcalinos, moscovita y cuarzo. La cristalización tardía del cuarzo agota la sílice
excedente, y comúnmente se emplaza en diques al rellenar grietas producidas por
contracción al enfriarse la roca ígnea. Además suele invadir la roca hospedante (Fig. 4.6).
En el triángulo QAP el vértice superior (Q) corresponde a minerales del grupo de la sílice
(esencialmente Cuarzo), el vértice inferior izquierdo (A) a feldespatos alcalinos (Ortosa,
Microclino, Sanidina) y el vértice inferior derecho (P) a plagioclasas. Si la roca contiene
máficos (caso general), la moda mineral debe recalcularse, de modo que Q + A + P =
100%.
Cabe mencionar que el diagrama QAP no es aplicable a rocas ultramáficas, aquellas en las
que los minerales máficos superan el 90% del total, para las que hay otros triángulos con
los vértices ocupados por olivinas, piroxenos y anfíboles (o micas).
El triángulo QAP clasificatorio de rocas ígneas plutónicas está dividido por líneas
horizontales que marcan contenidos de Q de 60% y 20% y líneas que parten de la base del
triángulo en puntos a 90%, 65%, 35% y 10% de P y se dirigen a Q hasta llegar a la
horizontal de 60% o 20% de Q, según corresponda (Fig. 33).
Resulta útil y es de uso común al referirse a rocas ígneas, reunir dos o más campos afines
entre sí, definiendo una categoría superior llamadas sección. La sección I es la de los
granitoides, que reúne los campos 2, 3, 4 y 5. La sección II es la de los sienitoides, para los
campos 6, 7 y 8. Por último las secciones III y IV son las de los dioritoides y gabroides, que
reúnen a los campos 9 y 10.
Figura 4.7. Triángulo QAP para rocas ígneas plutónicas. Simplificado de Teruggi, 1980.
Los granitoides son rocas granudas que contienen abundante cuarzo, que si es ponderado
debe resultar no menor de 20% y no exceder de 60% del total de minerales claros. La
división en campos es efectuada por la relación feldespática.
Los sienitoides son rocas plutónicas granudas con escaso cuarzo (no excediendo 20% del
total de minerales claros), y ricas en feldespatos alcalinos (100% a 35%). Se subdividen por
la relación feldespática en los campos 6 de las sienitas alcalifeldespáticas (0% a 10% de
plagioclasas), 7 de las sienitas (10% a 35% de plagioclasas) y 8 de las monzonitas (35% a
65% de plagioclasas). Dioritoides y gabroides son rocas plutónicas pobres en cuarzo
(menos de 20%) y ricas en plagioclasa (65% 100%).
En el estudio al microscopio, la diferencia entre las rocas que ocupan el mismo campo
(monzodiorita/monzogabro y diorita/gabro), se establece por la composición de las
plagioclasas, oligoclasa-andesina para los dioritoides y labradorita-bytownita para los
gabroides. También contribuyen a esa distinción los minerales máficos que acompañan a
los minerales claros, ya que los dioritoides contienen hornblenda y/o biotita y los gabroides
piroxenos y/o olivinas.
Con todo, se destaca que la clasificación de una roca ígnea plutónica en alguno de los
campos mencionados, es tarea de gabinete, a menudo realizada por un especialista. El
geólogo de campo, en forma tentativa, distingue granitos (Fig. 4.8 A), granodioritas (Fig.
4.8 B), tonalitas (Fig. 4.8 C), sienitas (Fig. 4.8 D), monzonitas (Fig. 4.8 E) y gabros (Fig.
4.8 F).
Resulta claro que en todos los casos en que no se pueda determinar la moda mineral, se
debe recurrir a la clasificación química, la que trata de ser correlacionable con la
clasificación mineralógica.
Figura 4.9. Triángulo QAP para rocas volcánicas. Simplificado de Teruggi, 1980.
De igual forma que con las plutonitas, las volcanitas comunes caben en el triángulo
superior, por lo que frecuentemente se simplifica utilizando solo la parte superior o QAP
(Fig. 4.9).
Mantiene los mismos límites ya visto para las plutonitas, lo que es satisfactorio atendiendo
a que hay una buena correlación natural entre rocas ígneas plutónicas y las homólogas
volcánicas.
Los campos significativos son: 2-3: riolita; 4-5: dacita; 6-7: traquita; 8: lacita; 9-10:
andesita/basalto. La riolita tiene entre 20% y 60% de cuarzo y más de 35% de feldespatos
alcalinos (Fig. 4.10 A). La dacita es también una volcanita rica en cuarzo, pero en la
relación feldespática predominan las plagioclasas, con más del 65% (Fig. 4.10 B).
Figura 4.10. Secciones pulidas de rocas volcánicas con más de 20% de cuarzo. A) riolita;
B) dacita.
Las volcanitas con menos de 20% de cuarzo se separan por relación feldespática en
traquita, con más de 65% de feldespatos alcalinos (Fig. 4.11 A), lacita con 65% a 35% de
feldespatos alcalinos (Fig. 4.11 B) y andesita/basalto cuando las plagioclasas superan el
65% del total de feldespatos. Igual que en las plutonitas, las plagioclasas orientan para la
distinción entre andesita y basalto, oligoclasa-andesina para las andesitas y labradorita-
bytownita para los basaltos (Figs. 4.11 C y 4.11 D).
Finalmente, otro camino para establecer conjuntos diferentes de rocas ígneas, tanto
plutónicas como volcánicas, tiene base química y se apoya en el contenido de SiO2, lo que
da lugar al concepto (petrológico, no químico) de acidez. Es ampliamente utilizado en el
vocabulario geológico. Son rocas ácidas las que contienen más de 65% de SiO2, rocas
intermedias las que poseen entre 65% y 52% de SiO2, rocas básicas las que tienen entre
52% y 45% de SiO2 y rocas ultrabásicas aquellas con menos de 45% de SiO2.
Rocas sedimentarias
El atributo distintivo de las rocas sedimentarias es su disposición en capas o estratos. Esa
estructura, denominada estratificación, es la expresión de una acumulación episódica en un
recipiente denominado cuenca de sedimentación.
Son las más importantes del grupo y derivan de la acumulación y litificación de fragmentos
de rocas preexistentes, denominados clastos.
Para clasificar según el tamaño de los clastos se adopta una serie aritmética expresada en
milímetros. Se denomina psefitas a las rocas formadas por clastos de diámetro mayor a 4
mm, psamitas a aquellas con clastos de diámetro entre 4 mm y 1/16 mm (0,062 mm; 62
micrones) y pelitas si los clastos son menores de 1/16 mm (Fig. 4.12).
Figura 4.12. Clasificación granulométrica de sedimentitas clásticas, según Teruggi, 1982.
Entre las sedimentitas clasificadas como psamitas, se distingue con el nombre de sabulitas a
las más gruesas, con clastos entre 2 y 4 mm. Las psamitas con clastos menores que 2 mm
son genéricamente areniscas y la serie hasta llegar a 1/16 mm da lugar a la distinción de
areniscas muy gruesas, gruesas, medianas, finas y muy finas.
En cuanto a las pelitas, las divisiones menores separan dos fracciones, con límite a 1/256
mm (0,004 mm; 4 micrones), con la denominación de limolitas para las más gruesas y
arcilitas para las más finas.
Son frecuentes las sedimentitas resultantes de una mezcla de tamaños de clastos. En estos
casos se recurre a diagramas triangulares, en los que hay establecidos campos para la
clasificación. En el caso de una sedimentita formada por las fracciones psamita y pelita, con
predominio de la primera, en el triángulo Arena-Arcilla-Limo clasifica como arenisca
arcillosa; otra que presenta una mezcla de las tres granometrías, con destacada participación
de materiales gruesos, puede clasificar utilizando el triángulo Grava-Fango-Arena como
una grava areno-fangosa.
Además, hay casos especiales y de uso muy arraigado en el quehacer geológico. Ejemplo,
una pelita con hasta 20% de arcilla es una limolita y una pelita con más de 80% de arcilla
es una arcilita, pero una pelita que contiene entre 20% y 80% de arcilla es una fangolita. En
los tres casos anteriores, si la sedimentita ha adquirido fisilidad (propiedad de henderse por
planos paralelos muy próximos entre sí), se está ante una lutita.
Son abundantes y se estima que constituyen entre un 10% y 20% del total de rocas
sedimentarias. Formadas a partir de la combinación y precipitación del anhídrido carbónico
disuelto en agua, son mayormente de ambiente marino, aunque también las hay de
ambiente continental. Predominan las calizas, formadas por Calcita (CaCO3) y en menor
cantidad dolomías, formadas por Dolomita [Ca,Mg(CO3)2]. La caliza que contiene
fragmentos clásticos de la fracción arena se denomina simplemente caliza areniscosa y en
el caso de contener arcillas se llama marga.
En ambiente marino predominan los sulfatos (yeso, anhidrita) y cloruros (halita, silvita). En
aguas continentales son además frecuentes boratos, nitratos y sulfocarbonatos.
Rocas metamórficas
Son los productos de la transformación de rocas preexistentes bajo presión litostática (P),
temperatura (T) y presión dirigida o estrés (S), obrantes en el seno de la corteza terrestre.
Esos agentes producen cambios en la mineralogía de la roca sometida a metamorfismo (sea
ígnea, sedimentaria y aún metamórfica preexistente). Hay minerales que al variar las
condiciones de su ambiente dejan de ser estables y desaparecen, con aparición de nuevas
especies. Al mismo tiempo se produce un nuevo arreglo de texturas y estructuras, que tiene
relación con el campo de esfuerzos durante el metamorfismo. Además, es requisito que la
transformación se produzca al estado sólido, sin adición ni sustracción de materia, por lo
que se mantiene la composición química global de los materiales involucrados. En forma
general, se puede decir que es característica la textura orientada (Fig. 4.14).
Las pelitas son la roca madre de más expresivos cambios metamórficos, debido a la
heterogénea composición química y fina granulometría, lo que conduce a variada
mineralogía y grados metamórficos. Opuestamente, caso especial de roca madre son las
ortocuarcitas, compuestas exclusivamente por Cuarzo (SiO2), con un producto
metamórfico denominado cuarcita, donde se destaca la recristalización del cuarzo
adoptando una textura en mosaicos cristalinos. Por su parte las calizas puras, formadas por
cristales de calcita (CaCO3) y/o dolomita [Ca,Mg(CO3)2], conducen a mármoles por la
recristalización y disposición de los cristales de calcita y dolomita según una nueva textura.
El predominio de la acción de uno u otro agente metamórfico, propio de diferentes
ambientes tectónicos, es la base para la distinción de tres clases de metamorfismo,
denominados regional, de contacto y dinámico.
Metamorfismo regional
Las pizarras y filitas son rocas de bajo grado metamórfico, con incipientes recristalización y
desarrollo de estructura orientada. Comúnmente se conserva la estratificación del protolito
sedimentario (Fig.4.16 A). Un esquisto resulta de un grado medio de metamorfismo y se
distingue por la estructura denominada esquistosidad, que consiste esencialmente en la
disposición paralela de minerales micáceos y facilita una partición según planos paralelos.
En ellos la estratificación del protolito sedimentario ha sido totalmente obliterada. Según la
composición hay esquistos cuarzo-micáceos, esquistos micáceos o micacitas, esquistos
calcíticos, esquistos grafíticos, etc. (Fig. 4.16 B).
Figura 4.16. Rocas características del metamorfismo regional. A: Pizarra, con posibilidad
de determinar los planos de estratificación por la presencia de finos estratos arenosos
(birome azul). La incipiente esquistosidad está indicada por la birome negra. B: Esquisto
biotítico, conteniendo filones de granito deformados. C: Paragneis, con foliación donde
alternan bandas de minerales claros con bandas de minerales oscuros. D: Ortogneis
granítico.
En un gneis la recristalización es intensa, con aplanamiento y estiramiento de los minerales
y un ordenamiento en láminas alternantes más o menos definidas, integradas unas por
minerales claros y otras por minerales oscuros. Ese bandeado, usualmente de espesor
milimétrico, es la estructura denominada foliación. Los gneises indican mayor grado
metamórfico que los esquistos (grado metamórfico alto) y según el tipo de roca madre son
paragneises si derivan de una sedimentita (Fig. 4.16 C) y ortogneises si provienen de una
plutonita (Fig. 4.16 D).
Metamorfismo de contacto
Metamorfismo dinámico
En una zona de cizalla frágil el efecto dominante sobre la roca madre es la ruptura y
fragmentación hasta pulverización. En cambio, en una zona de cizalla dúctil prevalece la
recristalización, con total transformación de la roca madre.
Capítulo 6
Estratigrafía
El nombre de la disciplina proviene de estrato (capa), la unidad de disposición de las rocas
sedimentarias. Esencialmente estudia las relaciones originales entre los diferentes estratos
de las sucesiones sedimentarias, según las direcciones vertical y lateral.
En el plano vertical, una sucesión de estratos es función del tiempo y permite una
cronología relativa. Constituye la estratigrafía propiamente dicha.
Figura 6.1. Principio de superposición. El estrato 2 es más joven que el Estrato 1, pero más
antiguo que el estrato 3.
Hacia fines del siglo XVIII el aporte de James Hutton en Escocia, agregó los Principios de
Relaciones de Corte y de Inclusión. El primero permite relacionar cuerpos de rocas ígneas
con su encajonante, al establecer que si un cuerpo de roca corta a otro es más joven que el
cuerpo cortado. En el ejemplo (Fig. 6.2), una sucesión de estratos guarda el orden de
superposición, siendo el tercero el más joven. El intrusivo granítico (stock), corta a los
estratos y por lo tanto es más joven que ellos. El intrusivo diqueforme corta tanto a los
estratos como al plutón granítico, por lo que se infiere es el cuerpo de menor edad. Cabe
agregar que los intrusivos dejan además, como elemento de observación cronológica, los
efectos de metamorfismo térmico en las rocas del encajonante.
Figura 6.2. Principio de relaciones de corte.
Figura 6.3. Principio de inclusión. A es una roca granítica; B es una roca sedimentaria. En
el ejemplo 1 (arriba), la roca A es la más antigua, porque aporta fragmentos durante la
formación de la roca B. En el ejemplo 2 (abajo), la roca B es la más antigua y entrega
fragmentos a la roca A.
Figura 6.4. Principio de la sucesión de faunas. Sección entre Gales e Inglaterra estudiada
por Smith y dos de las asociaciones de fósiles característicos que reconoció. Modificado de
Burchfiel et al., 1982.
Concordancia y discordancia
El espesor sedimentario total depositado en las grandes cuencas, tanto continentales como
marinas, llega a totalizar varios miles de metros. Dentro de los mismos, generalmente se
distinguen secciones, que difieren en composición, granulometría, color, contenido
fosilífero, etc. Esas secciones, pueden ser concordantes o discordantes entre sí.
La concordancia implica una continuidad del proceso sedimentario y los estratos resultantes
en las sucesivas secciones que pueden discernirse tienen la misma disposición estructural.
Paleontología
Las evidencias de vida en el pasado geológico, estudiadas por la Paleontología, constituyen
un valioso elemento para la asignación de edad relativa a las rocas que las contienen e
interpretar las condiciones del medio ambiente en que se formaron.
Esas evidencias son los fósiles, que consisten en petrificaciones de las partes duras de un
individuo vegetal o animal (ej. troncos silicificados; huevos de dinosaurio; esqueletos de
mamíferos), moldes y/o calcos (ej. relleno con sedimentos del interior de caracoles;
impresiones de hojas de plantas en barros), o huellas de su actividad (ej. pisadas de aves y
mamíferos en lagunas; pistas de desplazamiento de gusanos en arenas de playa).
Interesa conocer el biocrón de una determinada especie o género, que es el tiempo desde su
aparición hasta su extinción. Si ese lapso de tiempo es relativamente breve, un Sistema,
Serie o Piso, es un fósil guía de ese tiempo. Los paleontólogos afinan aún más, trabajando
con asociaciones de fósiles.
Correlación
Cabe agregar el Principio o Método de Correlación Geológica. El uso más simple del
Principio se efectúa en distancias moderadas, sin salir del entorno geológico local,
comparando litologías, ejemplo granometría y color de estratos de una sucesión
sedimentaria. Es frecuente que se disponga de estratos o grupo de estratos que se reconocen
con facilidad por su espesor, textura, color, dureza, etc., los que constituyen niveles guía
para la correlación de afloramientos aislados entre sí, o de mejor acceso y posibles de
revisar por el geólogo.
Hay además ciertos procesos, como la erupción y proyección aérea de material volcánico
fragmentario (cenizas), que pueden alcanzar enorme distribución, a nivel continental y aún
mundial y son tiempo dependientes. Transformadas esas cenizas en rocas piroclásticas
(tobas), constituyen excelentes estratos guía para la correlación entre secciones
estratigráficas de diferentes lugares.
Otro ejemplo de correlación es el realizado con varves, que son pares de estratos o láminas
estacionales, ej. verano-invierno en regiones glaciarias, o temporada seca-temporada
húmeda de regiones semidesérticas.
En el hemisferio Norte el estudio de varves posibilitó datar el proceso de retiro de los hielos
de la glaciación pleistocénica, por correlación de varves de sucesivos lagos formados en el
retiro de los hielos hacia latitudes altas, en un registro de varios miles de años (Fig. 6.6 A).
Figura 6.6. A: Correlación por varves. B: Correlación por paleomagnetismo; Épocas de
Magnetopolaridad, B: Brunhes (Normal), M: Matuyama (Reversa), G: Gauss (Normal) y
Gi: Gilbert (Reversa); modificado de Bidegain et al., 2005.
Hay Escalas Estratigráficas locales, ejemplo para una cuenca de sedimentación. De mayor
alcance es la Escala Estratigráfica que representa a una región, que puede categorizar como
Zona Morfoestructural o Provincia Geológica. La síntesis puede también conducir a la
construcción de la Escala Estratigráfica de un continente.
Cabe destacar que hay diferencias en las Escalas Estratigráficas de diferentes regiones de la
Tierra (continentes), ya que ellas conservan rocas que representan registros distintos, sea de
distintos tiempos o de iguales tiempos pero diferentes ambientes tectónicos. La correlación
e integración de ellas permite arribar a una Escala Estratigráfica Global.
Los períodos Cámbrico, Ordovícico y Silúrico fueron creados para rocas de Gales. El
primero hace referencia al nombre romano de la región y los otros dos a las tribus que
habitaban el lugar. Devónico proviene del nombre de la región Sudoeste de Inglaterra.
Carbonífero alude a la presencia, en Inglaterra y en esos niveles, de importantes mantos de
carbón. En Norteamérica el Carbonífero se subdivide en Mississippiano y Pennsylvaniano,
tomando los nombres del alto valle del río Mississippi y del Estado de Pennsylvania.
Pérmico se denomina por referencia a la provincia rusa de Perm.
Los citados Períodos fueron reunidos en la Era Paleozoico, que hace referencia a formas de
vida antigua. Cabe además destacar que las rocas que posibilitaron la división descripta son
las de sucesiones sedimentarias fosilíferas, que eventualmente se apoyan sobre terrenos de
mayor antigüedad, generalmente ígneo-metamórficos, incluidos en el Precámbrico.
Cabe destacar que la Tabla de la Sociedad Geológica de América contiene también, para el
Mesozoico y Cenozoico, una columna de Polaridades Magnéticas.
Cronología absoluta
A fines del siglo XIX y comienzos del siglo XX hubo tareas de mayor elaboración. John
Jolly (1899) realizó cálculos según el aporte anual de sales que hacen los ríos a los océanos
y la salinidad de los mismos, llegando a una edad de 90 Ma. Actualmente sabemos que no
hay océanos antiguos (de más de aprox. 200 Ma) y que las sales de los océanos
desaparecidos están en parte en las sedimentitas marinas expuestas en los continentes, las
que eventualmente son recicladas y vueltas a los océanos. El método es inaplicable.
Otros resultados, de poca utilidad ya que resultaron variables entre 3 Ma y 1.500 Ma,
fueron obtenidos según la relación entre acumulación sedimentaria anual y espesor total de
sedimentitas presentes en el registro mundial.
Cabe mencionar también los cálculos de Lord Kelvin, que supuso una Tierra inicial fundida
y una pérdida de calor anual constante, arribando a un valor entre 25 y 100 Ma. El
desconocimiento del calor radioactivo fue el principal factor de error.
Está claro que si hasta mediados del siglo XX no pudo determinarse la edad de la Tierra,
menos podía establecerse la edad de partes reconocidas de la Escala Estratigráfica y el
tiempo que transcurrió para la formación de cada una de ellas.
Es conocido que la materia que compone las rocas está formada por átomos, que tienen un
núcleo que alberga partículas denominados protones, de masa arbitrariamente considerada
unitaria y carga eléctrica positiva. El número de protones en el núcleo de un átomo (número
atómico), determina la especie química o elemento al que pertenece. Además, en los
núcleos hay neutrones, partículas de igual masa que los protones pero desprovistas de carga
eléctrica. La suma de protones más neutrones (número másico), identifica a las diferentes
especies másicas conocidas, que se denominan nuclídeos.
Dos nuclídeos de igual número atómico pero diferente número másico, son isótopos de un
elemento químico:
Ejemplo 1; el elemento de número atómico 37, denominado Rubidio, está integrado por dos
nuclídeos (72,15 % de masa 85, con 48 neutrones y 27,85% de masa 87, con 50 neutrones),
de lo que resulta para el elemento un peso atómico aproximado de 85,56.
Ejemplo 2; el elemento de número atómico 38 es Estroncio y está integrado por 4 nuclídeos
(0,56% de masa 84, con 46 neutrones; 9,86% de masa 86, con 48 neutrones; 7,0% de masa
87, con 49 neutrones; 82,58% de masa 88, con 50 neutrones), que dan al elemento un peso
atómico aproximado de 87,62. Recordamos que los pesos atómicos son relativos y referidos
al peso del átomo de Hidrógeno, que se integra con un solo protón y carece de neutrones.
La geología isotópica es la disciplina que estudia los isótopos para aportar parámetros de
interés geológico. Dos propiedades se utilizan; la primera tiene que ver con
fraccionamientos que ocurren en procesos naturales, por el diferente peso de los átomos de
un mismo elemento; la segunda está ligada a la desintegración radioactiva de los átomos y
es la base de la radiometría.
Desde mediados de siglo pasado son de aplicación rutinaria los métodos de datación K-Ar
(Potasio-Argón), Rb-Sr (Rubidio-Estroncio) y U-Pb (Uranio-Plomo), debido a que son
elementos comunes que componen los diversos minerales conocidos y a que ciertos
parámetros se ajustan a los tiempos a medir.
Figura 6.8. Diagrama del significado de vida media. Arriba, en un proceso lineal, la
primera mitad de una vela encendida se consume en el mismo tiempo que la segunda mitad.
Abajo, en el decaimiento de un nuclídeo radioactivo, una mitad de los átomos remanentes
se consume en cada vida media, según una función exponencial respecto al tiempo.
Modificado de Burchfiel et al., 1982.
Los átomos de Potasio de masa 40 (K40) se desintegran por captura electrónica; el núcleo
toma un electrón externo que se neutraliza con un protón dando lugar a un neutrón; el
número atómico decrece en 1 y la masa permanece invariable, pasando a Argón de masa 40
(Ar40).
Los átomos de Rubidio de masa 87 (Rb87) sufren la escisión de un neutrón, emiten una
partícula beta (partícula negativa similar a un electrón) y se trasmutan en Estroncio de masa
87 (Sr87); el número atómico aumenta en 1 y la masa permanece invariable.
Los átomos de Uranio de masa 238 (U238) emiten en varios pasos 8 partículas alfa
(partículas de masa 4 y carga positiva, similares a núcleos de Helio) y se trasmutan en
Plomo de masa 206 (Pb206). Los átomos de Uranio de masa 235 (U235), emiten 7
partículas alfa y se trasmutan en Plomo de masa 207 (Pb207).
La vida media del K40 es de 1,25 x 109 años, la del Rb87 4,88 x 1010 años, la del U238
4,468 x 109 años y la del U235 0,704 x 109 años.
El carácter de elemento mayoritario y amplia distribución del Potasio en las rocas (ácidas,
intermedias y aún básicas), junto al moderado valor del Período (T) del K40, permite la
datación de rocas en prácticamente todo el registro geológico. No obstante, el estado
gaseoso del Argón facilita su movilidad e impide tener edades ciertas en rocas/minerales
que posteriormente a su formación han sido calentadas y/o deformadas.
El Uranio tiene menos presencia en las rocas, aunque es apreciada la posibilidad de datar a
las rocas por ambas líneas de decaimiento, la del U238 y la del U235. Cabe destacar que en
las últimas décadas los avances tecnológicos hicieron posible su aplicación en minerales
accesorios comunes que contienen pequeñas cantidades de Uranio, ej. Circón, Monacita y
Apatita.
Figura 6.9. Ejemplo de aplicación conjunta de cronología relativa y absoluta.
Por último, sofisticados métodos desarrollados en los últimos años, son los que miden la
desintegración de Samario y trasmutación en Neodimio (Sm-Nd) y la desintegración de
Lutecio para generar Hafnio (Lu-Hf), los que se aplican intensamente en la investigación
geológica.
La edad de la Tierra y del Sistema Solar, se estima es la que se obtuvo datando rocas de
meteoritos, con un valor algo menor de 4.600 Ma.
Los meteoritos son los únicos materiales a nuestro alcance que pueden brindar información
sobre las primeras etapas de la formación de la Tierra y el mismo Sistema Solar. Los
meteoritos son materia atraída gravitatoriamente y caída sobre la Tierra, en un proceso que
tiene vigencia desde los primeros días de vida del planeta.
Hay dos clases mayores de meteoritos (Zanda, 2004): a) meteoritos diferenciados, que
provienen de asteorides que sufrieron, al igual que los grandes planetas, fusión y
diferenciación en capas concéntricas. Son fragmentos de alguna de esas capas, rocosos (de
una corteza) o metálicos (de un núcleo). b) meteoritos primitivos, que son parte de cuerpos
que nunca sufrieron fusión luego de su temprana formación en la nebulosa solar. Son
denominados condritos, por estar formados por pequeñas esferas, de un tamaño menor a 1
mm, llamadas cóndrulos. Los cóndrulos están ligados entre sí por una fina matriz,
conformando una textura similar a la de una roca sedimentaria clástica. La edad isotópica
de los condritos es de 4.564,7 ± 0,6 Ma y constituye la edad misma del sistema solar.
Además, resulta interesante que hay una clase de ellos, denominados condritos carbonosos,
en los que se ha detectado materia orgánica.
Capítulo 7
Geología Histórica
La descripción del registro de los sucesivos eventos geológicos ocurridos en la Tierra,
puede hacerse siguiendo de base a techo la Escala Estratigráfica.
A grandes rasgos, hay una diferencia sustancial entre los terrenos anteriores y los
posteriores al deslinde Precámbrico-Cámbrico. En efecto, los terrenos fanerozoicos
(Paleozoico, Mesozoico y Cenozoico) se destacan por la abundancia de sucesiones
sedimentarias estratificadas, con su preciado contenido de fósiles. Contrariamente, los
terrenos precámbricos (Arcaico y Proterozoico), se caracterizan por la gran difusión de
rocas ígneas y metamórficas, en mayor parte desprovistas de fósiles. No obstante, cabe
tener en cuenta que la anterior no es una regla general. Hay rocas ígneas y metamórficas de
cualquier edad estratigráfica (incluyendo prácticamente todo el registro Fanerozoico) y en
los terrenos precámbricos se conservan algunas sucesiones sedimentarias.
Precámbrico
Denominación informal de los terrenos ubicados por debajo de las rocas formadas en el
Período Cámbrico.
Las rocas precámbricas ocupan los núcleos continentales, marginadas por rocas orogénicas
fanerozoicas. Todos los continentes tienen su correspondiente núcleo precámbrico, como
los Escudos Canadiense y Amazónico, de Norteamérica y Sudamérica, respectivamente
(Fig. 7.1).
Las rocas de tales núcleos continentales están expuestas, a la vista en superficie, en grandes
áreas denominadas Escudos o Cratones. Además, se extienden considerablemente en
subsuelo, a moderada profundidad, cubiertas por sedimentitas no deformadas,
constituyendo en conjunto las Plataformas.
La importancia temporal del Precámbrico surge cuando se contrasta con la duración del
Fanerozoico, aproximadamente 540 Ma. Por lo tanto, los aproximadamente 4.600 Ma de
antigüedad de la Tierra, dejan a disposición aproximadamente 4.000 Ma. Además, entre
otros eventos importantes, se sitúan en el Precámbrico el origen del planeta y de la vida.
La división del tiempo Precámbrico es dificultosa, atendiendo a que casi no puede aplicarse
el criterio paleontológico. Es por ello que desde los primeros intentos la distinción de
unidades y su ordenamiento se han apoyado en el criterio orogénico, consistente en el
reconocimiento de los efectos producidos por la acción de sucesivos ciclos orogénicos.
El estudio de los ciclos orogénicos ha sido potenciado desde mediados del siglo pasado por
la radiometría. No obstante, teniendo en cuenta que los ciclos orogénicos tienen una
duración de algunas centenas de millones de años, se entiende que haya un escaso número
de divisiones estratigráficas.
Las rocas de cada dominio ocupan superficies de miles de km2 y eventualmente pueden
ponerse en contacto, dando oportunidad a establecer cuál dominio es más antiguo, por la
deformación sobrepuesta a estructuras preexistentes y por relaciones de corte de plutones.
La determinación de edades radiométricas de las rocas de los distintos dominios de un
cratón permite conocer el tiempo de ocurrencia de los ciclos orogénicos.
Cabe también considerar que una característica de la geología de los cratones, es que en los
Escudos de los distintos continentes hay una estratigrafía orogénica propia, que dificulta la
correlación intercontinental precisa.
La división mayor da lugar a los Eones Arcaico y Proterozoico, con deslinde entre ellos a
los -2.500 Ma. Es un límite más o menos universal, estimándose que probablemente
coincida con un cambio drástico de mecanismos geológicos. El marco de la Tectónica
Global sería aplicable estrictamente en los Eones Proterozoico y Fanerozoico, en los
últimos 2.500 Ma de la historia de la Tierra.
El Eón Arcaico se divide en tres Eras, Paleo- Meso y Neoarcaico y no ha sido posible
establecer divisiones menores de alcance intercontinental.
Figura 7.2. Bosquejo de la evolución de la vida durante el tiempo geológico. Celeste medio
marino; castaño medio continental.
El Eón Proterozoico también incluye tres Eras, Paleo- Meso- y Neoproterozoico, para cada
una de las que se han definido sucesivos Períodos. El Neoproterozoico por ejemplo,
dividido en tres Períodos, el más antiguo denominado Toniano (alude al estado extensivo
de la Corteza al desmembrarse el Supercontinente mesoproterozoico Rodinia), el
intermedio llamado Criogeniano (por las características paleoclimáticas glaciales) y el más
joven llamado Ediacarano (por Ediacara, localidad australiana donde se alzan las montañas
que albergan la primera fauna conocida de metazoos).
Una asociación más diversificada de algas, protozoos flagelados y algas verdes con
aparente preservación de núcleos celulares, se conservaron en rocas neoproterozoicas de
Australia (-900 Ma).
Los primeros seres multicelulares (metazoos), fueron descubiertos en las colinas Ediacara (-
600 Ma; Sur de Australia) y consisten en impresiones de cuerpos blandos en sedimentos.
Son formas afines a celenterados (medusas, anémonas y corales), gusanos, artrópodos y
equinodermos (Fig. 7.2).
Fanerozoico
Los terrenos fanerozoicos constituyen principalmente cinturones orogénicos que se
adosaron en las márgenes de los núcleos continentales. También están representados en
sucesiones sedimentarias que descansan pasivamente sobre las áreas cratónicas. En el
primer caso, tienen el significado de nuevos y sucesivos cinturones orogénicos, en buena
parte constituídos por rocas juveniles (mantélicas), eventualmente acompañadas por rocas
preexistentes (reseteadas; corticales), resultantes de la interacción de las placas litosféricas.
Las divisiones estratigráficas que se han establecido dentro del Fanerozoico, están
fuertemente influenciadas por la sucesión de faunas y floras. No obstante, cabe tener en
cuenta que ciertos aspectos, como los paleogeográficos y orogénicos, están íntimamente
relacionados con la dinámica de la Tectónica Global.
Paleozoico
Está integrado, en orden de antigüedad decreciente, por los Períodos Cámbrico, Ordovícico,
Silúrico, Devónico, Carbonífero y Pérmico.
Se acostumbra efectuar una división informal del tiempo Paleozoico, con la posibilidad de
considerar Paleozoico Temprano (Inferior), Paleozoico Medio y Paleozoico Tardío
(Superior). No obstante, la subdivisión no es uniforme en los distintos continentes, reflejo
de diferencias en la evolución geológica y límites temporales para el inicio y finalización de
los ciclos orogénicos discernidos.
En Argentina y regiones adyacentes, hay tendencia a una división en dos partes, pero con
límites no coincidentes con los del estratotipo Europeo. El Paleozoico Temprano (Cámbrico
a Devónico) tiene relación con la Orogenia Famatiniana. El Paleozoico Tardío (Carbonífero
y Pérmico) está vinculado con el Ciclo Orogénico Gondwánico.
Los corales son construcciones en CaCO3 que utilizarían como hábitat formas similares a
pólipos de los actuales corales.
Los briozoos son formas diminutas, coloniales, que construyen habitáculos ramosos, cuyos
restos fosilizados llegan ocasionalmente a formar rocas.
Los brachiópodos tienen un cuerpo blando contenido por dos valvas articuladas, en un
tamaño variable de milímetros a algunos centímetros. Las formas fósiles del Paleozoico
Inferior son numerosas y tienen importancia estratigráfica.
Un atributo común a trilobites y graptolites es que son formas de vida extinguidas, con
numerosos fósiles guía, por lo que son de gran utilidad para fijar edad relativa. Los
trilobites son afines a artrópodos modernos y su hábitat era de ambiente marino de aguas
poco profundas (costas y plataformas continentales). Los graptolites fueron individuos
coloniales diminutos, que construían formas ramosas centimétricas, flotantes en las aguas
marinas, por lo que alcanzaron gran dispersión. Los restos de uno y otro grupo pueden
eventualmente coexistir en una misma roca, pero la facies graptolitífera común es la de
lutitas negras y la facies de trilobites es normalmente de litología calcárea o arenosa, por lo
que se complementan y permiten ubicar estratigráficamente a las sucesiones sedimentarias
del Paleozoico Inferior en todo el mundo.
Figura 7.4. Paleogeografía del Paleozoico Tardío. Modificado de Burchfiel et al., 1982.
Gondwana, que se amalgamó a fines del Proterozoico, persistió como una gran masa
continental a lo largo de todo el Paleozoico. Un rasgo distintivo es que durante parte del
Carbonífero y Pérmico tuvo un extremo próximo al Polo Sur y experimentó glaciaciones.
Laurasia (Norteamérica-Europa-Asia) es un producto del Paleozoico Superior, originado en
el proceso de uniones colisionales que instaló los Montes Hercínicos y Urales.
La colisión de Laurasia y Gondwana integró la Pangea, con la amplia bahía tropical del
Mar Tethys. En las márgenes de Pangea también hay orógenos que devienen de la
subducción de corteza oceánica, como los Montes Samfrau (contracción de Sudamérica-
África-Australia). Partes del Samfrau, ahora fragmentado, son la Sierra de la Ventana en la
provincia de Buenos Aires y el Sistema del Cabo en Sudáfrica.
En los mares del Paleozoico Tardío la vida siguió diversificándose y son comunes y de
importancia estratigráfica los foraminíferos, tetracorales, briozoarios, brachiópodos,
ammonoideos, crinoideos y equinodermos, con la aparición de los peces (primeros
vertebrados), entre ellos los tiburones (Fig. 7.2).
Los peces, que invadieron la tierra a fines del Devónico, permitieron la evolución hacia
primitivas formas de anfibios y reptiles. La flora alcanzó gran importancia en el
Carbonífero, incluyendo a las Gimnospermas o plantas con semilla, que en parte son
grandes árboles y es el origen de los depósitos de carbón que caracterizan al período.
Mesozoico
La vida terrestre de la Era fue dominada por los reptiles. Cabe destacar que en el Período
Triásico aparecieron los reptiles mamiferoides, ancestros de los verdaderos mamíferos. En
los períodos Jurásico y Cretácico tuvieron auge los dinosaurios y hay formas que
evolucionaron hacia las primeras aves. Hacia fines de la Era, los reptiles decayeron en
importancia y los dinosaurios se extinguieron. En la flora el hecho más significativo es la
aparición en el Cretácico de las Angiospermas o plantas con flores (Fig. 7.2).
Cenozoico
La vida terrestre cenozoica está distinguida por los mamíferos y las plantas angiospermas.
En el grupo de los Primates surgió y evolucionó en el Neógeno, probablemente en África,
la familia de los Homínidos, propagándose luego por todo el mundo (Fig. 7.2).
Capítulo 8
Mapa geológico
La tarea de campo denominada mapeo geológico, consiste en la representación en un mapa
de los distintos cuerpos de roca que componen un terreno.
Para el reconocimiento en el terreno y su posterior mapeo, cabe tener en cuenta que las
rocas según naturaleza (ígneas: plutónicas y volcánicas; sedimentarias: clásticas,
carbonáticas, evaporitas; metamórficas: grados bajo, medio y alto), forman en la corteza
terrestre cuerpos rocosos de diferentes formas, que suelen ser característicos de uno u otro
tipo de roca.
Es destacable que los plutones son siempre cuerpos consolidados en profundidad y que
aquellos que pueden estudiarse directamente han sido, junto con su encajonante, llevados a
superficie por procesos orogénicos o epirogénicos. La erosión se encarga de remover las
rocas que los cubrían, en casos algunos cientos de metros y en otros varios kilómetros en
sentido vertical.
Cada plutón se concibe como una cámara magmática congelada, es decir un espacio en el
interior de la corteza que estuvo ocupado por líquido con cristales en suspensión.
Una asociación de plutones constituye un batolito. Hay dos grandes tipos de batolitos, que
destacan el ambiente tectónico de la corteza en la que se instalan; batolitos orogénicos son
los que tienen clara relación con procesos de subducción y dan entidad a los conocidos
arcos magmáticos; batolitos anorogénicos son aquellos desarrollados en intraplaca, como
los asociados a estructuras rift.
Los batolitos orogénicos son los que adquieren mayor desarrollo, como el caso del Batolito
de los Andes peruanos, formado por centenas de plutones, emplazados durante el Cretácico
y Cenozoico, en un lapso de 70 Ma. Entre otros batolitos conocidos, en territorio argentino,
se puede mencionar al Batolito de Colangüil en la Cordillera de San Juan, constituido por
23 plutones instalados en el Pérmico, en un lapso de 25 Ma. El Batolito de Las Chacras-
Piedras Coloradas es un ejemplo de la sierra de San Luis, y el Batolito de Achala de la
sierra de Córdoba.
La sierra de San Luis es un buen ejemplo de la ocurrencia de los tres tipos de plutones
mencionados. Los movimientos orogénicos de referencia en el caso son los de la Orogenia
Famatiniana, ocurrida en el borde Suroeste del Supercontinente Gondwana durante el
Paleozoico Inferior, más precisamente en el Cámbrico Tardío y Ordovícico Temprano-
Medio, aproximadamente 490-470 Ma (Fig. 8.1).
Los granitoides sintectónicos de la sierra de San Luis tienen desarrollo en las rocas de
grado metamórfico medio y alto. Son pequeños y numerosos, alargados en la dirección de
las estructuras metamórficas, destacándose que tanto el contacto con la metamorfita de caja,
como las foliaciones de una y otra unidad tienen la misma actitud. No hubo contraste
térmico importante entre el intrusivo y la caja, por lo que no hay desarrollo de aureola de
contacto ni borde de grano fino en la periferia del plutón (Fig. 8.2). En la composición de
estos plutones predomina una granodiorita con granate, biotita y moscovita
(leucogranodiorita). Los análisis químicos las definen como magmas formados a expensas
de la fusión de rocas de corteza. Las edades radiométricas obtenidas ubican entre 470 y 450
Ma.
Figura 8.2. Mitad septentrional del Plutón sinorogénico Cerros Largos, sierra de San Luis.
Nótese como el plutón, las pegmatitas y facolitos se adaptan a la esquistosidad regional.
Simplificado, tomado de Llambías, 2008.
Los granitoides postectónicos de la sierra de San Luis son de forma subcircular y gran
tamaño, frecuentemente asociados para constituir batolitos, como el de las Chacras (Fig.
8.1). La foliación regional (NNE) es interrumpida por los plutones, claramente
discordantes, que contrariamente se alinean con rumbo SSE. Las edades radiométricas son
de 420 Ma a 390 Ma.
Los cuerpos ígneos laminares son de forma tabular, con relación largo/potencia muy mayor
a 1. Se denominan diques si son discordantes con las estructuras del encajonante y filones
capa si son concordantes con ellas. En ambos casos el rápido enfriamiento no favorece el
desarrollo de metamorfismo térmico significativo en la roca de caja.
Los diques generalmente ocupan fracturas producidas en la roca hospedante. Son cuerpos
de centímetros a decenas de metros de potencia, aunque pueden tener recorridos de decenas
de kilómetros. Los diques en ocasiones son numerosos y paralelos entre sí, constituyendo
enjambres.
Un ejemplo de enjambre de diques se tiene en Uruguay. El encajonante es un basamento
gnéisico-migmático, datado en aproximadamente 2.200 Ma (Proterozoico Inferior), cuyas
estructuras metamórficas tienen rumbo ENE-OSO. Los diques son numerosos, integrados
por microgabros, de rumbo N70°E, subverticales, con espesor variable desde pocos
centímetros hasta 80 m y longitudes que alcanzan hasta 26 km. La datación radiométrica de
la roca de dique es de aproximadamente 1.750 Ma. La instalación del magma básico que
compone los diques fue respuesta a una distensión que sufrió el basamento en la ruptura de
un supercontinente del Proterozoico Inferior. Cabe agregar que los microgabros son
utilizados como roca de aplicación, conocida con el nombre comercial de granito negro
(Fig. 8.3).
Figura 8.4. Lacolitos, superpuestos a distintos niveles estratigráficos, con una alimentación
en común. Modificado de Llambías, 2008.
Cuencas continentales
En ambiente orogénico hay varios tipos de cuencas continentales, que por su ubicación
respecto al arco magmático se denominan cuenca de antearco, cuenca de intraarco y cuenca
de retroarco.
Las cuencas de retroarco son las más frecuentes y las de mayor desarrollo. Pueden ser
espacios de acumulación sedimentaria producidos en un retroarco en estado de extensión o
de compresión. El primer tipo es clasificado como cuenca rift y el segundo como cuenca de
antepaís.
Figura 8.5. Bosquejo geológico y sección de la cuenca Cretácico-Eocena del Noroeste
argentino.
En las cuencas rift en retroarco el estado extensional es motivado por ascenso astenosférico,
del que resulta un adelgazamiento cortical y colapso por fallamiento directo. El relleno
inicial es grosero, con abundante aporte desde los terrenos altos y consiste esencialmente de
conglomerados y arenas gruesas, entre las que se intercalan algunas coladas y filones capa
de volcanitas, entre ellas basaltos. La frecuente reactivación del sistema de fallas, en un
proceso que puede durar varias decenas de millones de años, permite la acumulación de
espesores del orden de 3.000-4000 m. Agotado el proceso tectónico (subsidencia tectónica),
sucede un proceso de subsidencia regulado por enfriamiento y reajuste de la relación
litosfera-astenosfera (subsidencia termal). Los materiales de éste hemiciclo son
mayormente arenas y pelitas, que en un tiempo de algunas decenas de millones de años
totalizan espesores del orden de 1.000-2.000 m. Visto en conjunto el modelo origina
sucesiones granodecrecientes de base a techo. Un ejemplo completo es el de la Cuenca
Cretácico-Eoceno del Noroeste argentino, con expansión al Norte hacia Bolivia y Perú (Fig.
8.5).
Cuencas marinas
El continuo proceso de extensión produce repetidas entradas de aguas saladas, seguidas por
desecamientos, generando importantes niveles de evaporitas. Luego, la masiva y
permanente inundación separa los estadios denominados de "rifting" (ruptura) y "drifting"
(deriva). El océano en crecimiento recibe la sedimentación conocida como de "margen
pasivo", de plataforma continental hasta el talud oceánico y de aguas profundas hacia las
profundidades abisales (Fig. 8.7).
Las cuencas de sedimentación marinas pueden tener una vigencia que supera la duración de
uno o varios períodos geológicos. El análisis de la ruptura del supercontinente Gondwana,
es un ejemplo en el que se forman varios océanos, como el Índico y el Atlántico, y procesos
incipientes como la apertura del mar Rojo y los "rift" del oriente africano, insumiendo el
tiempo ocurrido a partir del Triásico (250 Ma) hasta la actualidad.
El análisis de los cuerpos sedimentarios en cuencas marinas, muestra que en general hay
mayor continuidad lateral de los litosomas y un cambio ordenado de litologías relacionadas
con la profundidad de aguas. Dentro de un mismo ciclo sedimentario, los pasajes verticales
suelen ser concordantes, sin interrupciones en el registro temporal y obedecen a cambios en
el nivel de las aguas, que produce traslados transgresivos o regresivos en la línea de costa.
El mapa geológico utiliza una base topográfica para asentar los datos tomados en el terreno.
Ese mapa se vale de curvas de nivel (o rastras) para denotar los altos y bajos del terreno,
con representación de ríos y cordones montañosos, ciudades, estancias, trazado de caminos
y vías de ferrocarril. En todo mapa debe señalarse el Norte, la escala gráfica, proyección
utilizada y las líneas de referencia que corresponden a coordenadas geográficas, meridianos
y paralelos u otra cuadrícula utilizada.
Actualmente se prefiere utilizar una base elaborada a partir de imágenes satelitales, como la
Carta de Imagen Satelitaria a escala 1:250.000 del Instituto Geográfico Militar.
La escala de un mapa indica la relación que hay entre distancias en el terreno y en el mapa.
La escala grande (1:1.000, 1 cm en mapa = 10 m en el terreno; hasta 1:10.000, 1 cm en
mapa = 100 m en el terreno) es utilizada en Geología Aplicada, para el mapeo muy
detallado de rocas y estructuras en lugares donde será realizada una obra de ingeniería, o en
un distrito de interés minero.
El mapa geológico de la escala media permite además esbozar una historia geológica o
sucesión de eventos acaecidos en la región, lo que se hace en un boletín o texto explicativo
del mapa. En nuestro país el Servicio Geológico Minero Argentino (SEGEMAR)
confecciona a escala 1:250.000 las Hojas Geológicas de Argentina, dividiendo el territorio
mediante una cuadrícula de 1,5° de longitud por 1° de latitud, por lo que cada una abarca
una superficie aproximada de 15.000 km2.
La distinción en el terreno de los cuerpos de roca que se mapearan es una importante tarea,
que requiere de un geólogo con amplia experiencia de campo. También es fundamental
establecer las relaciones entre los distintos cuerpos distinguidos, aplicando los principios o
leyes de la cronología relativa. Si se trata de sucesiones sedimentarias, incluyendo también
a las afectadas por bajo grado metamórfico, se aplicará el principio de superposición. Las
relaciones de corte y aureolas de metamorfismo de contacto son excelentes recursos para
determinar las relaciones entre cuerpos de rocas ígneas respecto a cuerpos de roca
sedimentaria.
Unidades litoestratigráficas
La denominación de los cuerpos de roca distinguidos sigue ciertas normas, establecidas en
los Códigos de Nomenclatura Estratigráfica, según la jerarquía para Unidades
Litoestratigráficas.
Las rocas volcánicas a menudo permiten separar Formaciones dentro de una sucesión
groseramente estratificada. En todos los casos el color es un atributo que ayuda a la
individualización.
En ocasiones la litología dominante reemplaza a la jerarquía, ejemplo Caliza San Juan para
un paquete de calizas de la provincia homónima. Para los cuerpos de roca ígnea también se
prefiere reemplazar la jerarquía por la litología característica, ejemplo Granito El Morro
(San Luis).
También hay cuerpos de roca en los que se entremezclan variadas litologías, generalmente
ígneas y metamórficas, a los que se categoriza como Complejo, ejemplo Complejo Buenos
Aires en las sierras de Tandil (Buenos Aires).
En el área de mapa que ocupa una unidad litoestratigráfica se indican las estructuras
presentes, incluyendo la actitud de la estratificación en sedimentitas, existencia de pliegues,
distintos tipos de falla y diaclasas, orientación de esquistosidad y foliación en rocas
metamórficas.
La concordancia alude a que no hay una interrupción en el registro, por lo que ambas
corresponden a un mismo ciclo sedimentario y deben sus diferencias litológicas a un
cambio de la facies sedimentaria. Ejemplo, una sucesión de paleoambiente marino, donde
de base a techo se dispone una Formación integrada por pelitas, sucedida por otra de
litología arenosa. Los estratos de pelitas y de arenisca tienen la misma disposición
estructural, en un registro de tiempo continuo, sin interrupciones.
La discordancia entre unidades es marcada por un plano de desgaste por erosión, que
constituye el plano de discordancia. Se llama discordancia erosiva a aquella en la que es
igual la actitud estructural de los estratos de la unidad inferior y superior. Puede ser causada
por movimientos epirogénicos o por cambios ocurridos en el nivel de los mares. En cambio
en una discordancia angular, difiere la actitud estructural de los estratos por abajo y por
arriba del plano de discordancia, evidenciando la ocurrencia de movimientos tectónicos y el
desgaste erosivo antes de la depositación de la unidad superior. En toda discordancia se
denomina hiatus estratigráfico al tiempo faltante por no depositación o erosión.
Capítulo 9
Geología Regional Sudamericana
Sudamérica es el continente (litosfera continental = litosfera granítica) que junto a la
litosfera oceánica contigua al Este, hasta la dorsal medio-oceánica del Atlántico Sur,
componen la Placa Sudamérica. Al Norte y Sur los cierres de la Placa son el arco del Caribe
y el arco de Scotia, que constituyen el nexo con la Placa Norteamérica y Antártida,
respectivamente (Fig. 9.1).
Figura 9.1. Placa Sudamérica y relación con las placas vecinas. La altimetría está esbozada
por la tonalidad y en la Placa Sudamérica se destacan la altura de los Andes, la monotonía
del área continental de Plataforma, el desarrollo de una importante Plataforma Marina, la
profundidad abisal oceánica y la elevación del Rift medio-oceánico.
Unidades geotectónicas mayores
En el Continente se distinguen tres unidades geotectónicas mayores: Plataforma
Sudamericana, Plataforma Patagónica y Cadena Andina (Fig. 9.2).
La Cadena Andina contiene los productos del Ciclo Orogénico Andino, en desarrollo
durante el Mesozoico y Cenozoico y actualmente activo. Las Plataformas son áreas estables
y resultado de la actividad de varios Ciclos Orogénicos extintos, cuyos productos (rocas,
fósiles, estructuras tectónicas, metamorfismos y magmatismos) se ubican
estratigráficamente en el Precámbrico y Paleozoico.
Se diferencian dos áreas cratónicas mayores, Cratón Amazónico y Cratón de San Francisco,
más los fragmentos cratónicos de San Luis, Luis Alves y en el extremo Sur el Cratón del
Río de la Plata (Fig. 9.2).
Figura 9.2. Unidades geotectónicas mayores de Sudamérica. MANUAL DE GEOLOGÍA
En los cratones se puede reconstruir los procesos ocurridos en los ciclos orogénicos
precámbricos, que en Sudamérica y en orden de antigüedad decreciente se denominan Ciclo
Jequié, Ciclo Transamazónico, Ciclo Grenville y Ciclo Brasiliano.
Figura 9.3. Mapa de Ciclos Orogénicos. En la representación se ha eliminado la cubierta
sedimentaria meso-cenozoica de la Llanura Oriental. En la Patagonia extra-andina (Chubut,
Santa Cruz y Tierra del Fuego), la cubierta volcano-sedimentaria meso-cenozoica (en
blanco) oculta las rocas de ciclos anteriores.
Provincias geológicas
La distinción de Provincias Geológicas en un territorio es una de las vías que permite la
sistematización regional de sus rasgos geológicos. La combinación de litologías y
ordenamiento temporal, estructuras tectónicas y relieve permite separar regiones con
categoría de Provincias Geológicas.
Una Provincia Geológica tiene una estratigrafía distintiva, condiciones estructurales propias
y formas de relieve características, que son la expresión de una particular historia
geológica. Los límites entre provincias geológicas pueden ser netos o transicionales, caso
éste último en el que se establece arbitrariamente.
Para un desarrollo simplificado del tema separamos regiones con afinidad en su historia
geológica, a saber: a) Llanura Oriental; b) Noroeste; c) Región Central; d) Patagonia (Fig.
9.4).
Figura 9.4. Mapa de Provincias Geológicas del territorio argentino.
Para algunas de las Provincias geológicas se presentan columnas estratigráficas
simplificadas y con fines comparativos (correlación) se ofrecen eventualmente en conjunto
para una determinada región.
a) Llanura Oriental
Es una extensa comarca, que va desde el límite con Paraguay, Brasil y Uruguay por el
Norte y Este, hasta el curso de los ríos Colorado y Negro por el Sur. Por el Oeste el límite
es tajante y coincide con el levantamiento de las estructuras de montaña que se desarrollan
hasta el límite con Chile.
Tandilia
Constituye la exposición más austral del área cratónica de la Plataforma Sudamericana. Es
parte del Cratón del Río de la Plata, que por el Norte tiene los mayores afloramientos en
Uruguay y Sur de Brasil.
La faja serrana tiene orientación ONO-ESE y se extiende por unos 300 km entre Olavarría
y Mar del Plata, con un ancho máximo de aproximadamente 60 km en la zona central, a la
altura de Tandil.
Figura 9.6. Gneis aflorante en cerro El Triunfo, Balcarce. La actitud de los planos de
foliación (metamorfismo) se aprecia en el detalle del ángulo superior izquierdo. Los planos
más destacados en la imagen general (aproximadamente perpendiculares a la foliación), son
diaclasas de una tectónica frágil posterior al metamorfismo.
El primero tiene perfiles tipo en la proximidad de las localidades de Olavarría y Barker, con
varios niveles diferenciados con jerarquía litoestratigráfica de Formaciones, incluyendo
areniscas, dolomías, arcilitas con microfósiles y calizas (Fig. 9.7 A, B y C). Son rocas de
importante valor económico, como las calizas utilizadas en la elaboración de cales y
cementos, las dolomías usadas para fabricar cementos especiales y como roca de aplicación
en pisos y revestimientos, y las arcilitas para la industria cerámica.
Las sedimentitas paleozoicas son las areniscas cuarzosas de Balcarce y Mar del Plata,
conocidas como piedra Mar del Plata. Contienen pistas de desplazamiento de invertebrados
marinos, conservadas en los sedimentos blandos formados en los fondos de aguas someras
(icnofósiles), que ubican en el Ordovícico a Silúrico Temprano (Fig. 9.7 D).
La estructura externa destacada en Tandilia son las fallas, que dividen el terreno en
numerosos bloques que constituyen cerros aislados por sedimentos modernos. El relieve
apenas supera los 500 m.s.n.m. y consiste en formas redondeadas en el frente Norte, donde
afloran las rocas de basamento y tabular en el frente Sur, dado por las sedimentitas de
actitud subhorizontal.
Ventania
Arco de sierra en el Sur bonaerense, de rumbo NO-SE y aproximadamente 175 km de
longitud, extendido entre Pigüé y las proximidades de Bahía Blanca. Al centro tiene unos
70 km de ancho.
En el sector Sudoeste hay afloramientos menores de un Basamento Cristalino, formado por
granitos y riolitas. Las edades radiométricas lo ubican en el Neoproterozoico-Cámbrico,
sugiriendo su relación con el Ciclo Orogénico Brasiliano (Fig. 9.5 y 9.8 A).
Se inicia con un conglomerado de base (Fig. 9.8 A), destacándose que los altos cordones
occidentales de las sierras de Curamalal y de la Ventana están formados casi
exclusivamente por cuarcitas, roca muy resistente a la erosión (Fig. 9.8 B). El flanco
oriental de sierra está a menor altura (Fig. 9.8 C) y se compone de areniscas feldespáticas
con invertebrados fósiles y plantas devónicas, seguidas por diamictitas glaciarias,
rematando con una monótona alternancia de areniscas finas y pelitas con flora fósil de edad
Pérmico. Es notorio la fuerte esquistosidad que afecta a las areniscas y diamictitas (Fig. 9.8
D).
Mesopotamia
En la composición se destacan las espesas coladas basálticas de la Formación Serra Geral,
como las expuestas en las Cataratas del Iguazú, datadas radiométricamente en el rango 137-
127 Ma (Cretácico Inferior). La efusión de los basaltos se relaciona con la ruptura del
supercontinente Gondwana, proceso episódico iniciado en el Triásico, hace 250 Ma y aún
en marcha. En la Cuenca de Paraná, Sur de Brasil y Uruguay, alcanzan en subsuelo
espesores de hasta 1.720 m. Sedimentitas marinas fosilíferas del Neógeno afloran en las
barrancas del río Paraná en Corrientes y Entre Ríos.
La geomorfología distingue la meseta misionera, los esteros del Iberá y las onduladas
cuchillas entrerrianas. En el Cuaternario se destaca la construcción del Delta del Paraná
(Fig. 9.5). Detallada información en Aceñolaza (2007).
b) Noroeste
Puna, Cordillera Oriental y Sierras Subandinas son las provincias geológicas del Noroeste
(Fig. 9.4). Dos rasgos cabe señalar, primero que son continuidad hacia el Sur de las cadenas
andinas bolivianas y segundo que están relacionadas genéticamente entre sí, con evolución
cortical que tuvo etapas constructivas mayores en los Ciclos Pampeano, Famatiniano y
Andino.
Cordillera Oriental
La estratigrafía de Cordillera Oriental incluye un Basamento y su cobertura sedimentaria
(Fig. 9.9).
El Basamento está conformado por sedimentos marinos, plegados y afectados por bajo
grado de metamorfismo (metasedimentos), que conservan formas fósiles del
Neoproterozoico Tardío a Cámbrico Temprano. Se completa con plutones graníticos
postectónicos, datados en 535-520 Ma. El conjunto es el prototipo del Ciclo Pampeano
(Fig. 9.10 A).
La cubierta sedimentaria característica, apoyada sobre Basamento en relación de
discordancia angular, es una espesa sucesión, en total unos 7.500 m, de sedimentitas
marinas fosilíferas plataformales del Cámbrico Superior y Ordovícico (Fig. 9.10 B y C).
Además, la Cordillera Oriental comparte con Sierras Subandinas y Puna, las sedimentitas
del Cretácico y Cenozoico, respuesta a los procesos de distensión (rift; Fig. 9.10 D) y
contracción (cuencas de antepaís), del Ciclo Andino.
Figura 9.9. Columnas estratigráficas y correlación para las Provincias Geológicas del
Noroeste. En el recuadro superior ambiente tectónico y ciclos involucrados. Ver referencias
en Fig. 9.5.
Puna
En la Puna son importantes las sedimentitas, volcanitas y plutonitas ordovícicas,
relacionadas con un arco magmático (470 Ma; Ciclo Famatiniano). Otro componente
destacado son las sedimentitas continentales y volcanitas del Paleógeno y Neógeno (45 a 5
Ma; Ciclo Andino).(Fig. 9.9).
Sierras Subandinas
En las Sierras Subandinas el registro sedimentario característico es marino para el Silúrico-
Devónico, continental glaciario en el Carbonífero-Pérmico, sobrepuestos por depósitos
continentales de los sucesivos ciclos sedimentarios Cretácico-Paleógeno y Neógeno (Fig.
9.9).
La mitad austral del Sistema Subandino puede separarse con el nombre de Sistema de Santa
Bárbara, que se destaca por las sedimentitas del Cretácico-Paleógeno y acortamiento
mediante estructura de bloques.
Incluye a la comarca montañosa Oeste del país. Se destaca que entre los paralelos 27°S y
33°S hay una importante proyección hacia el Este de las montañas y/o sierras, que alcanzan
hasta el meridiano de la ciudad de Córdoba, distante unos 800 km de la trinchera (fosa
oceánica chilena), donde se inicia la subducción de la placa de Nazca por debajo de la placa
Sudamérica (Fig. 9.1).
Las Sierras Pampeanas incluyen un sector oriental o cordobés, con rocas ígneas y
metamórficas de 550-530 Ma (Ciclo Pampeano; Fig. 9.12 A), un sector central puntano-
riojano de 490-470 Ma (Ciclo Famatiniano) y un sector occidental o sanjuanino de 1200-
1100 Ma (Ciclo Grenville; Fig. 9.12 C y D).
Importantes fajas de cizalla dúctil (metamorfismo dinámico) y grandes plutones graníticos
discordantes (ejemplo batolito de Achala, Córdoba; batolito de las Chacras, San Luis),
procesos datados en 400-350 Ma, son atribuidos a un ciclo de actividad denominado Ciclo
Achaliano.
Precordillera
Ubicada en el Oeste de las provincias de La Rioja, San Juan y Mendoza, limita al Este con
los bloques de Basamento Cristalino de las Sierras Pampeanas y al Oeste con los cordones
montañosos de la alta Cordillera (Fig. 9.4).
Cordillera Frontal
Hay un Basamento pre-Carbonífero integrado por varias unidades, algunas de litología
ígneo-metamórfica y otras sedimentaria, plegadas y falladas.
Los términos estratigráficos característicos son los del Ciclo Gondwánico, que incluyen
productos sedimentarios e ígneos (Fig. 9.11).
Acto seguido se produjo ascenso regional con arrasamiento erosivo (isostasia), e instalación
de los productos ígneos del denominado Magmatismo Choiyoi. El mismo consta de
derrames volcánicos andesíticos a rioliticos, en sucesiones estratificadas que superan los
1.000 m de espesor, y numerosos plutones granodioríticos y graníticos que componen
importantes batolitos. Las edades radiométricas van desde 270 Ma a 250 Ma.
La estructuración del Ciclo Andino consiste en una vigorosa reactivación tectónica
contraccional, formadora del relieve de alta montaña y algunas cuencas sedimentarias. Las
alturas superan los 6.000 m.s.n.m. en los altos cordones del límite argentino-chileno del
Norte de San Juan, La Rioja y Catamarca.
Cordillera Principal
Es la denominación del Orógeno del Ciclo Andino, que en el sur de San Juan, Mendoza y
Neuquén constituye la Cordillera del límite. Hacia el Norte, tiene desarrollo exclusivo en
territorio chileno y la divisoria de aguas la constituye la Cordillera Frontal.
Figura 9.14. Fotografías del Bloque de San Rafael y Payenia. A) Areniscas y lutitas negras
del Carbonífero-Pérmico, en la sección del río Atuel. B) Magmatismo Pérmico, a izquierda
se aprecia un cuerpo subvolcánico (domo) y a derecha la sucesión volcano-sedimentaria
estratificada. C) Detalle del interior de la sucesión volcano-sedimentaria: abajo capas de
tobas y areniscas tobáceas, en tonalidad clara; las tobas son sobrepuestas por un nivel de un
flujo denso (oscuro) y al tope por una lengua ignimbrítica (castaño-rojizo). Las volcanitas
se apoyan sobre rocas de Basamento, expuestas al fondo de la vista. D) Vista al Sur del
lago Nihuil del cerro Nevado (estratovolcán) y numerosos conos volcánicos menores de la
Payenia.
d) Patagonia
Las diferencias en la geología de los Andes al Sur de los 39°, respecto a la de los Andes al
Norte, son explicadas satisfactoriamente estableciendo las condiciones que fija la
segmentación andina (edad de la corteza oceánica involucrada en la subducción; ángulo de
subducción; dorsales oceánicas que arriban a la trinchera; ángulos de incidencia y velocidad
de subducción).
Macizo Norpatagónico
Ocupa totalmente la región extra-andina de la provincia de Río Negro y Norte de Chubut,
entre los ríos Negro por el Norte y Chubut por el Sur. La estratigrafía distingue un
Basamento Cristalino y una cobertura volcano-sedimentaria. Además, por diferencias en el
Basamento Cristalino cabe separar una región Oriental o Atlántica y una región Centro-
Occidental (Fig. 9.15).
Precordillera Patagónica
Está desarrollada en la provincia de Chubut, inmediatamente al Este de la cadena andina.
La estratigrafía distintiva la dan sucesiones sedimentarias fosilíferas marinas y
continentales del Carbonífero y Pérmico (Ciclo Gondwánico), en parte relacionadas con el
glaciarismo del Supercontinente Gondwana.
Se completa la estratigrafía con sedimentitas marinas del Jurásico Inferior que son intruidas
por plutones básicos y ácidos del arco magmático andino (Fig. 9.15).
Las sección paleozoica está afectada por pliegues y fallas y el conjunto está cortado por un
sistema de fallas inversas terciarias.
Las estructuras más destacadas son las del tramo sur, que desarrolló una faja plegada y
corrida andina a fines del Cretácico.
El relieve es juvenil, aunque de relativa baja altura. No obstante la alta latitud favorece el
desarrollo del campo de hielos permanentes.
Cordillera Fueguina
El rasgo más notable es el cambio de rumbo, desde N-S en Río Negro-Chubut-Santa Cruz a
E-O en Tierra del Fuego. La estratigrafía es similar a la de Cordillera Surpatagónica:
sustrato Neopaleozoico, vulcanitas Jurásicas y sedimentitas cuencales del Cretácico
Inferior.
La estructuración del Ciclo Andino produjo, a partir del Cretácico Superior, el cierre de la
cuenca de sedimentación, con el paulatino retiro de los mares y construcción de la faja
plegada y corrida fueguina.
Islas Malvinas
Emergentes en el Sur de la Plataforma Continental Argentina, coincidente con una
importante proyección al Este de la corteza continental. Dos islas mayores y numerosos
islotes.
Cuenca de Ñirihuau
Es un espacio menor, en retroarco de la tectónica andina, en el sur de Neuquén, Río Negro
y Chubut. Tiene relleno volcano-sedimentario, con etapas de activación en el Paleógeno y
Neógeno.
Capítulo 10
Campo de aplicación de la Geología: recursos naturales
geológicos y medio ambiente
Los fundamentos de geología delineados en los precedentes capítulos tienen diverso grado
de aplicación en apoyo de la actividad humana, parte de lo cual se menciona sintéticamente
en los siguientes párrafos.
Suelos
Teniendo en cuenta que las comunidades se asientan sobre la superficie de la Tierra, el
suelo constituye un elemento de gran importancia para su desarrollo. Su estudio es
abordado por la disciplina denominada pedología (o edafología) y en ella participan
principalmente geólogos e ingenieros agrónomos.
Aguas subterráneas
La disponibilidad de agua dulce es un factor preponderante para el desarrollo del hombre.
Del agua disponible en la Tierra, el 97,2% es agua salada de mares y océanos quedando un
remanente menor (2,8%) para las aguas dulces. Para las últimas y referido al total, 2,15%
está retenida en los casquetes polares y glaciares. Lagos y ríos contienen cantidades
insignificantes, aproximadamente 0,0091%. La cantidad de agua dulce alojada en suelos se
calcula es un 0,005% y en reservorios de subsuelo se contabiliza la significativa cantidad de
0,62% del total. Es notorio que por la atmósfera pasa cíclicamente una gran cantidad de
agua, pero instantáneamente alcanza solo el 0,001% del total de agua del planeta.
Caída el agua como lluvia sobre la superficie de los continentes, una parte escurre en
superficie, sea en manto o canalizada en torrentes, arroyos y ríos. El agua que infiltra en el
terreno, en suelo y subsuelo, migra tanto lateral como verticalmente y define una zona de
aereación, donde la porosidad de los materiales no es totalmente ocupada y por debajo una
zona de saturación, en la que hay total ocupación de espacios vacíos. La superficie que
limita las zonas de aereación y saturación constituye el nivel freático, que se destaca por su
movilidad en el tiempo, tanto ascendente como descendente (Fig. 10.2).
Figura 10.2. Esquema mostrando la relación entre zonas de aereación-saturación y nivel
freático. También se aprecia la interacción entre aguas superficiales (arroyos y ríos) y
subterráneas.
El agua subterránea se aloja en los espacios vacíos de las rocas. El medio más importante
son los sedimentos y rocas sedimentarias clásticas y los espacios vacíos son los poros entre
los clastos, que constituyen la porosidad de la roca. La porosidad es mayor cuanto menor es
el tamaño de los clastos y también varía en función de la madurez textural, aumenta cuando
es homogéneo el tamaño de los granos y disminuye ante la existencia de matriz dispuesta
entre los clastos mayores. También los cementos ligando clastos reduce la porosidad. En
sedimentos y en promedio, la porosidad es de 45% en arcillas, 35% en arenas y 25% en
gravas; en sedimentitas son frecuentes valores de 15% en areniscas y 5% en limolitas y
arcilitas. En rocas compactas, como granitoides y calizas, la capacidad de contener agua
está determinada por la existencia de diaclasas abiertas y oquedades producidas por
disolución.
Teniendo en cuenta que sedimentos y rocas pueden contener agua en subsuelo, resulta de
gran importancia el parámetro denominado permeabilidad, que es la capacidad de permitir
el movimiento de la misma. Se valora por la cantidad de agua que pasa por una sección del
sedimento/roca y se mide en m3/día/m2. Está controlada por el grado de interconexión
entre los poros y/o fisuras del sedimento/roca. Las arcillas/arcilitas pueden contener mucha
agua, pero retardan o impiden el tránsito por ella, constituyendo un acuicludo. En cambio,
las arenas/areniscas tienen relativamente buenos valores de porosidad y permeabilidad, por
lo que almacenan y permiten el movimiento de agua, lo que da lugar a los acuíferos.
Hay una relación a tener en cuenta entre agua subterránea y de escurrimiento superficial por
ríos y arroyos. El caso general es que los acuíferos tengan una zona de recarga en terrenos
altos, sea por lluvias o derretimiento de nieve y hielo. Definido un nivel freático, los ríos
pueden aportar agua al acuífero y ser ríos influentes, o por el contrario extraer agua del
mismo siendo entonces ríos efluentes (Fig. 10.2).
En un determinado lugar y en profundidad, también cabe distinguir entre acuífero libre o
freático y acuífero/s confinado/s. El primero es de posición superior, inmediatamente por
debajo del nivel freático, en comunicación con la atmósfera y por abajo es limitado por un
acuicludo. De acuerdo con ello la ubicación de su techo varía estacionalmente; el nivel
freático puede subir tanto como para anegar la superficie del terreno, o descender y aún
secar el acuífero libre. Su conexión con superficie es causa de que sus aguas estén sujetas a
contaminación. Por su parte, los acuíferos confinados están limitados en base y techo por
acuicludos; desde superficie puede accederse a ellos mediante perforaciones; al estar
sometida a presión, el agua asciende por las perforaciones, determinando un nivel
piezométrico; eventualmente el agua puede llegar a superficie sin necesidad de bombeo,
constituyendo un pozo artesiano. Otra característica es que al estar aislados, son recursos de
agua no contaminada (Fig. 10.3).
Figura 10.3. Esquema de un acuífero confinado con un pozo artesiano. Puede apreciarse la
diferencia respecto a un pozo en acuífero libre, que extrae agua mediante un molino de
viento.
Otro aspecto a tener en cuenta es la calidad química de las aguas que contienen los
acuíferos. Normalmente contienen en solución aniones carbonato, sulfato, cloruro, fluoruro
y variados cationes, como calcio, sodio, magnesio, hierro, arsénico, etc. La incorporación
de sales y elementos procede normalmente de los sedimentos o rocas por las que circulan y
alojan. Mediante análisis químicos se determina con precisión su calidad y aptitud.
La composición química del agua puede alterarse por la actividad del hombre, comúnmente
por contaminación desde superficie por productos de uso industrial o agrario. Otra causa,
que provoca salinización, puede deberse a la explotación de acuíferos en lugares próximos
al litoral marino, que moviliza la invasión por aguas saladas.
Otro gran sistema es el Acuífero Guaraní, que tiene una extensión aproximada de 1.200.000
km2, en el SE de Brasil, NO de Uruguay, SE de Paraguay y NE de Argentina. El agua está
contenida en areniscas continentales de paleodesiertos, de edad Triásico-Jurásico
(aproximadamente 200 Ma de antigüedad), que en Brasil se denominan Formación
Botucatú, en Uruguay Formación Tacuarembó y en Argentina Areniscas de Misiones. El
manto arenoso está a profundidades variables, desde 50 m en los bordes de cuenca en
Brasil, hasta 1500 m hacia el Sur, donde es cubierto por volcanitas cretácicas (140-120 Ma
de antigüedad), como las que están a la vista en la meseta misionera. Es un acuífero
confinado y puede alumbrar en superficie, en pozos artesianos, aguas a temperaturas de 33°
a 65°C, por lo que se explota también en centros termales recreativo-curativos.
Geología aplicada
Las construcciones que realiza el hombre, sea en superficie o subsuelo, requieren del
conocimiento geológico de los sitios donde serán emplazadas, estableciendo un campo de
acción donde participan geólogos e ingenieros, en una actividad que suele denominarse
geología aplicada. Intenta asegurar la estabilidad de obras tan diversas como edificios,
calles, rutas, pistas de aterrizaje, diques y embalses de agua y tendido de acueductos-
gasoductos- oleoductos.
Geología de yacimientos
La roca o cuerpo que constituye o aloja el material de interés, puede ser del dominio ígneo,
sedimentario o metamórfico. Para la etapa exploratoria resulta indispensable el
conocimiento de la estratigrafía regional, acompañado del relevamiento minucioso de
estructuras tectónicas desarrolladas en las rocas.
En rocas ígneas los yacimientos suelen tener hábito laminar, bajo la forma de diques o
filones mineralizados, contenidos en plutonitas o volcanitas. Ejemplo diques de pegmatita
en granitoides de las sierras de Córdoba, San Luis y otros bloques de Sierras Pampeanas,
explotados por micas, cuarzo, turmalina. También diques de fluorita en volcanitas de Río
Negro.
Los yacimientos contenidos en rocas metamórficas pueden estar condicionados por la alta
complejidad estructural, como los yacimientos de plomo, zinc y plata en esquistos del
Distrito Minero Gonzalito, Río Negro. Varias fases de deformación superpuestas generaron
una compleja estructura, en la que los niveles mineralizados son discontinuos, con forma de
discos de posición subvertical, espesor de algunos metros y continuidad en el rumbo por
algunos cientos de metros, separados por niveles de esquistos y gneises estériles (Fig. 10.4
A).
En la provincia de San Juan, la Mina Veladero es otra explotación a cielo abierto. Ubicada
en la alta cordillera 320 km al NO de la ciudad capital, extrae oro y plata con utilización de
cianuro. En la misma provincia, el proyecto Pascua Lama, compartido con Chile, también
por oro y plata, será uno de los más grandes del mundo. Es resistido por la contaminación
de los glaciares en los que se alumbra el agua utilizada en los valles sanjuaninos. Igual
situación ocurre con la proyectada explotación de oro y plata de la sierra de Famatina, en
La Rioja. En la provincia de Santa Cruz, el yacimiento Cerro Vanguardia explota oro y
plata a cielo abierto utilizando cianuro (Fig. 10.4 B).
Figura 10.4. Ejemplo de explotaciones mineras. A: Labor en Mina Gonzalito, Río Negro.
Son gneises y esquistos cámbricos, de los que se ha extraído el nivel mineralizado; piques
de ingreso y galerías subterráneas dan continuidad en subsuelo. B: Cerro Vanguardia, Santa
Cruz, labor a cielo abierto en rocas volcánicas jurásicas. MANUAL DE GEOLOGÍA
Es conocido que en los continentes hay regiones con grandes afloramientos rocosos, a
veces sobresaliendo pocos metros sobre el nivel del mar, otras formando serranías y
montañas elevadas desde pocos cientos de metros hasta miles de metros sobre el nivel del
mar. En Sudamérica las elevaciones del terreno son prominentes en la franja occidental
(Pacífico), merced a la instalación del orógeno activo andino. La franja oriental o atlántica
tiene las elevaciones cratónicas, expuestas discontinuamente con alturas modestas, como en
los escudos Amazónico, de San Francisco y del Río de la Plata. Interpuesta entre ambos
ambientes rocosos se dispone la franja central de los grandes llanos (Beni, Iquitos,
Pampas).
Las rocas madre o generadoras son aquellas capaces de generar y expeler petróleo, que
deben además integrar un modelo de migración junto a una roca reservorio. Son sedimentos
marinos o lacustrinos ricos en materia orgánica por la actividad fotosintética de algas, a lo
que puede sumarse el aporte de plantas desde el continente. La materia orgánica debe ser
enterrada por otros depósitos y protegida de ambientes oxidantes que la destruyan.
La roca sello ideal es un paquete de lutitas, transgresivo sobre una sucesión suavemente
inclinada, formada por paquetes alternantes de sedimentitas arenosas y arcillosas.
Las trampas de petróleo son de tipo estructural o estratigráfico. Las de mayor frecuencia
son las primeras y de ellas se han extraído los grandes volúmenes consumidos en la era
industrial. Un anticlinal es la trampa estructural por excelencia (Fig. 10.5 A), adquiriendo
mayor complejidad el caso de combinación de pliegues asociados con fallas. Las fallas por
si solas suelen también constituir trampas, al interrumpir la continuidad lateral de las arenas
reservorio y yuxtaponerlas con estratos arcillosos u otras rocas sello (Fig. 10.5 B).
Actualmente se acentúa la exploración de otros reservorios no convencionales, como los
producidos por discordancias (Fig. 10.5 C), diapiros salinos y sucesiones de plataformas
continentales producidas en los tiempos de ruptura de continentes y activación de cuencas
rift.
Figura 10.5. Yacimientos de petróleo y variedad de trampas. A: Petróleo y gas son
retenidos en la cresta de un anticlinal. B: Los hidrocarburos están alojados en una
sedimentita arenosa, que es interrumpida por el desplazamiento provocado por una falla y
la yuxtaposición con un nivel impermeable formado por lutitas. C: El conjunto muestra una
sección inferior, dislocada y arrasada por erosión, y una sección superior subhorizontal,
depositada en un segundo ciclo de sedimentación; la relación entre ambas secciones es de
discordancia angular. Los fluidos agua-petróleo-gas contenidos en areniscas porosas y
permeables son retenidos por las lutitas sobre el plano de discordancia.
Por último, ha cobrado relevancia en las últimas décadas la temática relacionada con la
actividad humana, en lo referente a utilización de la tierra, riesgos naturales y
contaminación de aire, suelo y aguas. Los problemas se acentúan en los asentamientos de
grandes conglomerados poblacionales y en las regiones de actividad minera o agropecuaria
de gran escala. La temática puede referirse en conjunto como geología ambiental.
Entre los riesgos geológicos en relación con las poblaciones, la geología urbana contribuye
a evitar y remediar problemas de las grandes ciudades, como destino de basura, tratamiento
de efluentes, efectos del uso masivo de pesticidas y fertilizantes, manejo del drenaje pluvial
para evitar inundaciones y en áreas montañosas prevención de deslizamientos en masa y
efectos de sismicidad y volcanismo.