Separarse Por Amor - Alicia Sanchez
Separarse Por Amor - Alicia Sanchez
Separarse Por Amor - Alicia Sanchez
Xavier Guix
PRÓLOGO II
Ivan Pladevall
INTRODUCCIÓN
Este libro nace de una experiencia, así que no está lleno de teoría, ni de
ideas, no es un manual.
Aun sin ser un libro claramente práctico, puede resultar muy útil a las
parejas que deseen bucear en las profundidades de la verdad de sus
relaciones, pues la propuesta que aquí se hace es la de iniciar, en pareja, un
camino de pura sanación y transformación de los individuos.
El objetivo final del proceso que estoy a punto de compartir no es
«separarse», sino AMAR AL OTRO EN LIBERTAD Y CON LIBERTAD.
Esto puede significar una reformulación de la relación, o un
reenamoramiento, o una relación que va a más profundidad, o una
separación…
He descubierto que solo podemos amar de verdad al otro cuando no
tenemos miedo de perderlo. Y durante este proceso de conciencia os daréis
cuenta de cuánto miedo tenéis de perderos y de cuántas cosas hacéis o
dejáis de hacer para evitar la separación.
Sin darnos cuenta vamos renunciando a nosotros por miedo a que se
desmonte la estructura («la pareja») que hemos creado con ahínco durante
los años de relación.
Cada vez que estamos en crisis y nos vemos al borde de la separación
podemos entrever todo lo que se despierta: miedo a equivocarnos… Miedo
al qué dirán… Inseguridad… Pereza de asumir los cambios… Miedo a la
pérdida del confort… Desmontar nuestras vidas después de tantos años…
Miedo a no poder ser económicamente independiente… Miedo a que
nuestros hijos sufran… Miedo a que mi pareja conozca a otra persona…
¿¿Dónde se supone que está el Amor aquí??
Nosotros creíamos que nos amábamos hasta que nos dimos cuenta de
todo el miedo que escondíamos. Ahí empezó todo. Una vez que te das
cuenta, ya no hay vuelta atrás.
Separarse por Amor es una propuesta para parejas «estables» que estén
en crisis sin saber qué hacer con la relación y para parejas valientes que
deseen convertir su relación en un verdadero camino de conciencia y
sanación.
Los primeros no tienen nada que perder y tienen todo por ganar. Los
segundos solo tienen todo por ganar.
La propuesta es un camino de honestidad con nosotros y con el otro.
Empieza poniendo a la luz todo el miedo que hay en la relación, y, después
de atravesar juntos muchos momentos (a veces intensos), en los cuales se
abren heridas para poder ser sanadas, desembocamos en una gran
transformación de los individuos. Libres de miedo, ya pueden amarse de
verdad y tener la relación que quieran entre ellos.
¿Qué se puede obtener de un proceso así?
No puedo saber lo que obtendréis vosotros, pues la propuesta deja todo
en manos del Amor y cada pareja vivirá procesos y desenlaces distintos.
Pero puedo decir que en nuestro caso obtuvimos cosas como:
… y muchas otras cosas, a cada cual más valiosa, que iréis leyendo a lo
largo de este libro.
Después de casi un año recorriendo con mi compañero el proceso,
empecé a sentir el impulso de escribir este libro. Sentía tanta gratitud por
lo que estábamos descubriendo, por la vivencia tan extraordinaria que se
nos estaba regalando, que todo en mí me invitaba a escribirlo y
compartirlo como POSIBILIDAD para otras parejas e individuos.
Que las parejas se separen es algo que está a la orden del día, a nadie le
resulta extraño. Pero hay diferentes maneras de hacerlo, tan diversas como
número de parejas que se separan. Aun así, creo que podría resumir las
causas de la mayoría de las separaciones en una sola: «No queremos seguir
juntos».
El cómo, el porqué y las formas sí son múltiples. Pueden ser
desagradables, conflictivas, respetuosas, amistosas…
No querer estar juntos es un síntoma de que no es el Amor el que dirige
vuestra relación, sino los egos. Aunque os separéis de manera cordial y
desde el cariño, no estaréis recorriendo una profunda propuesta de
sanación, transformación, libertad y Amor.
Cuando dos individuos entregan su relación al Amor no pueden evitar
hacerse responsables de su propia infelicidad, insatisfacción, frustración…
Empiezan a descubrir todo el dolor que esconden y que proyectan en sus
parejas, así que dejan de culpabilizar al otro. Se dan cuenta de que «el
problema» no está en el otro, sino en un@ mism@, y de que la solución no
es separarse, sino transformarse a sí mism@.
En esencia solo veo dos tipos de separaciones: la egoica y la separación
por Amor. Las formas pueden ser múltiples, pero, esencialmente, o te
mueve el ego o te mueve el Amor.
Algunos indicadores de que estás inmerso en un proceso egoico son:
—Si tienes resentimiento hacia el otro, tengo que decirte que no estás
separándote por Amor.
—Si tu cabeza está llena de argumentos por los cuales tiene sentido
separarse, tengo que decirte que no estás separándote por Amor.
—Si crees que la solución es cambiar de pareja, no estás separándote
por Amor.
Estaba muy claro: una parte de nosotros quería seguir juntos porque era
fácil, cómodo, ya estábamos acostumbrados, éramos amigos,
compañeros… Pero otra parte nos gritaba, nos rugía dentro de cada un@:
«Quiero vivir».
No pretendo decir que dentro de una relación de pareja estable no se
pueda vivir intensamente ni que tenga que ser insatisfactoria… Todo el
tiempo estoy poniendo sobre la mesa que lo que pretende este proceso es
que las parejas se liberen del miedo a separarse para que los individuos
sean verdaderamente libres.
A partir de ahí, el curso de los acontecimientos mostrará qué hacer con
la relación. Habrá parejas que dejarán de serlo, pero seguirán viviendo
juntos. Habrá parejas que se redescubrirán y fortalecerán su relación desde
el desapego y la libertad. Habrá parejas que separarán sus caminos
completamente. Habrá parejas que se abrirán a una relación abierta o
poliamorosa… Hay tantas formas posibles como parejas.
Lo que nosotros dos teníamos claro es que separarnos, sin cruzar el
miedo y la sanación que se nos proponía, no nos permitiría crecer ni
transformarnos internamente. Y que, por lo tanto, probablemente a la hora
de encontrarnos con otras personas caeríamos en los mismos errores y
acabaríamos en otra relación basada en el miedo a la separación.
Esta verdad nos ayudó a tomar la decisión de hacerlo de esta manera,
aun sin tener referentes que nos ayudaran a vivirlo. Quisimos confiar en
nuestras propias vidas y en la guía del Amor. Nuestras cabezas decían unas
cosas, pero nuestro corazón lo tenía claro: «Si no te amo libre, no te estoy
amando. Y “libre” no significa amarte haciendo lo que me da la gana, sino
amarte sin mis miedos, sin miedo a perderte».
SEPARACIÓN SÍ, RUPTURA NO
Una separación por Amor no es una ruptura, sino una continuidad, un
«seguir».
No se da a través de un enfado ni de resentimiento acumulado, por
tanto, no surge la necesidad de separarse físicamente hasta que se muestra
(de forma progresiva) el desenlace del proceso. A veces es tan incómoda
la situación que dan ganas de tomar una decisión para acabar con la
incertidumbre y no sabes por qué no la tomas. Se hace difícil en algunos
momentos.
Dentro de mí hay algo que me dice que separarse podría ser tan natural
y misterioso como unirse… Y no me refiero a libertinaje ni uniones y
separaciones compulsivas guiadas por el capricho instintivo, sino a
experimentar uniones y separaciones guiadas por el Amor.
Estas son necesariamente lentas, puesto que los procesos naturales-
orgánicos y sólidos lo son.
Cualquier relación o proceso guiado por el Amor será lento (puesto que
no es fruto de la mente, ni de los impulsos físicos, ni de carencias
emocionales) y será sanador (para tod@s l@s afectad@s).
Todo lo que es guiado por el Amor te invita a un camino de conciencia
en el que antes de unirte a otro se te propondrá verte a ti, darte cuenta de
las heridas que se abren para poder limpiarlas, abrazarlas e ir sanando…
De hecho, el Amor te invitará todo el tiempo (a través de la otra persona) a
un camino de sanación individual gracias a todo lo que te permite ver de
ti, de tus cavernas oscuras…
Curiosamente, una unión guiada por el Amor no se basa en la seducción
ni en la atracción física. Estas, aunque también pueden incluirse, no son la
causa. El Amor irá invitando a los dos individuos a observar sus fueros
internos, a asumirlos, a amarlos…, y a medida que van sanando y
permitiendo todos los movimientos internos que se generan, el Amor les
va acercando de forma paulatina y natural.
Así que no estoy hablando de que debería ser natural juntarnos con
quien nos dé la gana cada vez que el cuerpo nos lo pida y separarnos
cuando estemos hartos de esa relación. Tampoco quiero decir que esa
opción esté mal. Únicamente afirmo que no es mi opción ni la propuesta
de este libro.
Mi corazón me dice que puedo elegir siempre el AMOR, y al hacerlo
estaré eligiendo procesos lentos, conscientes, transformadores y sanadores
(para tod@s l@s implicad@s).
Corro el riesgo de que parezca que estoy invitando a hacer y deshacer
parejas cada vez que nos enamoremos o que estemos insatisfechos, pero
no estoy sugiriendo eso. Estoy invitando a procesos conscientes, guiados
por el Amor, y eso significa que puede ser que nuestra relación dure hasta
el final de nuestros días o puede que no, pero que no serán ni uniones ni
separaciones compulsivas fruto de impulsos y carencias emocionales.
Mi corazón me dice que puedo confiar en estos procesos internos; que
van traduciéndose en lo externo generando movimientos y que es así como
puedo caminar un inicio de relación con alguien o una separación; que son
movimientos con sentido propio, más allá de lo que piensan l@s
implicad@s, de lo que desearían que pasara, de sus gustos y disgustos.
Por encima de nuestras personalidades hay una corriente natural que
invita a unirse a alguien (cuando es el momento) o a dejar de ser pareja de
alguien (también cuando es el momento).
Paradójicamente, dejar de ser pareja no es dejar de estar unid@s, sino
permitir que el Amor muestre la nueva forma que toma el vínculo con él o
ella.
El Amor siempre suma, siempre incluye, y lo que está unido se
mantiene unido, solo cambian las formas en las que se expresa el vínculo.
Mi cultura no contempla, no valora procesos de este tipo. Mi cultura
mira las parejas como estructuras sociales convenientes y entiende el amor
como un sentimiento que puede iniciarse y acabarse: «Se nos acabó el
amor», dicen much@s cuando se separan.
Tal vez se refieran a «Se acabó la atracción física» o «Se me han
acabado las ganas de estar con él/ella» o «No l@ soporto más, ya no l@
quiero».
Este libro no apunta a una separación de ese tipo.
La mayoría de las rupturas de pareja se producen porque los individuos
no se aguantan más, porque ya no quieren estar juntos, porque creen que
necesitan otra cosa… Esta forma de separarse suele ser la culminación de
una crisis de pareja que ya no se sostiene más.
Por ejemplo, a veces se da porque un miembro de la relación se ha
enamorado de otra persona y, cuando lo ve claro, se separa sin haber sido
honesto con su pareja. Esto genera mucho dolor porque se ha ocultado lo
que estaba ocurriendo y, al enterarnos, algo importante se rompe. A no ser
que el susodicho abra su corazón y exprese (a quien ha sido su
compañer@) su dificultad y miedo de decírselo, su incapacidad, su
confusión… Y si hay honestidad y corazón abierto, lo que se diga será
sincero, y la otra persona, aunque esté dolida, podrá restablecer la
confianza, la unión… De nuevo, esto sería un proceso guiado por el Amor.
Cuando permites que tu relación sea guiada por el corazón, te das cuenta
de que donde ha habido Amor no puede dejar de haberlo y que, incluso en
pleno proceso de dejar de ser pareja (separarse), el Amor está muy
presente.
Sabes que estás caminando esta propuesta porque sigues amando (de
forma natural) a la persona que está dejando de ser tu pareja.
Nuestra sociedad llama «separarse» a «dejar de ser pareja por falta de
amor». Esto es una separación egoica. Solo el ego cree que el Amor puede
iniciarse y terminarse. Solo la relación puede tener inicio y fin, pero no el
Amor.
El Amor nunca separa, el Amor une. Lo que sí puede hacer el Amor es
invitar a dos individuos a dejar de ser pareja para experimentar su unión
de otra forma. No es una ruptura, es «seguir» de una manera nueva, que se
irá mostrando a través del tiempo.
Por tanto, una «separación» guiada por el Amor es permitir seguir
unid@s a través de otra forma. Es «seguir unid@s».
EL AMOR ES LIBRE
Yo asociaba la idea de «amor libre» al movimiento hippie, a un grupo
de personas dejándose llevar por la sensualidad y compartiendo
abiertamente su sexualidad…, pero esa no es mi experiencia de amor libre.
Esta responde más al descubrimiento de que solemos amar a los demás
de forma condicionada. La etiqueta que le ponemos a la relación es la que
marca cuánto amor nos vamos a permitir sentir. Y si empezamos a amar
demasiado a alguien que no debemos, nos censuramos. Cómo y cuánto
amamos va en función de cuánto amor recibimos.
No lo estoy juzgando, solo expreso una observación.
Yo creía que mi amor hacia Ivan era real, hasta que pude ver todo el
miedo que se escondía en ese «amor». En nuestra forma de amarnos no
había libertad, había condiciones, miedos…
Darme cuenta de esto y aceptarlo me permitió abrirme al Amor sin
imponerle mis condiciones. Ese fue el verdadero inicio de nuestro proceso.
Curiosamente, nadie diría que en nuestra relación de pareja no había
libertad, porque cada uno hacía y deshacía, teníamos muchos espacios
propios, nos relacionábamos con quien queríamos (no éramos celosos), no
nos pedíamos demasiadas explicaciones… Pero no es esa la libertad a la
que me refiero.
TE QUIERO LIBRE
ME QUIERO LIBRE
TE LIBERO DE MÍ
ME LIBERO DE TI
TE QUIERO EN LIBERTAD
El qué dirán
Este miedo no es obvio en tod@s, pero descubres que lo tienes una vez
que te has separado. Sin darte cuenta te descubres buscando pareja.
Tendría mucho más sentido que, después de quince, veinte o treinta años
de estar en pareja, un@ tuviese ganas de pasar un tiempo sol@. Tal vez
abrirse a conocer gente, tal vez experimentar con su sexualidad…, pero la
verdad es que descubres en ti mism@ un impulso inconsciente hacia la
búsqueda de pareja. Llevamos tantos años en compañía de alguien que nos
sentimos rar@s sin eso, y tendemos a sustituir una persona por otra en
cuanto tenemos la oportunidad.
Vivir acompañado (tener pareja) es una especie de éxito social. Lo sé
porque permanecer solter@ (sea por voluntad propia o porque no se
encuentra pareja) se vive socialmente como un fracaso, un «Pobre, no
tiene pareja». Es posible que no admitamos esto en nosotr@s, hay que ser
muy honest@ con un@ mism@ para darse cuenta. Pero al hacerte
consciente de ello, puedes actuar en libertad y caminar tu vida desde la
decisión individual de ser tú mism@, libre del condicionamiento social
inconsciente de tener pareja.
Una vez liberado del impulso inconsciente de buscar compañía (lo que
significa estar a gusto sol@), entonces podemos abrirnos y relacionarnos
con personas de forma sexo-afectiva o como amig@s, pero sin esperar
(secretamente) que sean nuestras parejas. Si no, buscaremos
inmediatamente a otra persona que cubra el «hueco» que ha dejado quien
se ha ido y estaremos construyendo una nueva relación basada en el
miedo.
Sin darnos cuenta, estaríamos repitiendo la historia: otra relación
estable basada en el miedo y no en el Amor.
También se observa que, cuanto más mayores somos, más se acentúa la
sensación de que tal vez no encuentres a otra persona. Eso hace que
vuelvas a mirar a tu pareja (de la que estás valorando separarte) con ojos
de «A ella ya la conozco y la quiero. Es buena persona». Buscas
argumentos que te permitan volver a elegirla. Y aparentemente esto es
genial, es reenamorarse, volver a elegir…, pero olvidando lo esencial:
¿qué sostiene esa decisión, el Amor o el miedo?
«¿Es correcto separarse? ¿Deberíamos seguir?»
Miedo a equivocarnos
La generación de nuestros padres (yo soy del 76) asumió un claro guion
de vida: encontrar pareja y un trabajo, ambos para toda la vida. Ell@s
viven estas dos cosas como un gran éxito, porque internamente eso está en
coherencia con las expectativas de su generación. Y aunque con el tiempo
en ell@s también se han dado muchas separaciones, no las han podido
vivir como algo natural, sino como un «fracaso» personal y social o como
algo traumático (muchas de ellas).
De su manera de vivir las relaciones de pareja a la nuestra ya ha habido
un salto evolutivo. En nuestra generación sí se contempla la posibilidad, y
aun así no vivimos ni las uniones ni las separaciones con plena
naturalidad, sino con conflictos internos.
Ivan y yo nos dimos cuenta de esto cuando empezamos a movernos
hacia la separación. Pudimos ver que nos parecía más correcto «superarlo
y seguir» que «dejarnos libres» (es como nosotros le llamamos).
Hay algo grabado en nuestro subconsciente que nos dice que separarse
no es correcto y eso condiciona nuestra experiencia. Al hacerlo, nos vimos
cruzando un conflicto interno.
Tampoco quiero decir que separarse me parezca mejor opción;
simplemente animo a que cada pareja lo descubra caminándolo asumiendo
todo lo que se despierta: los miedos, el condicionamiento social, etc., y
una vez cruzado todo eso que no nos permite elegir en libertad, veremos
qué surge y qué pasos nos invita a dar el Amor.
Si nos separamos o seguimos junt@s, si nos equivocamos
decidiéndolo… no son situaciones irrevocables- Todo es revisable
constantemente si las dos partes están siendo honestas con sus procesos
individuales.
No eres totalmente consciente del peso que tienen todas estas creencias
culturales, sociales y religiosas hasta que no te pones delante de una
situación que las desafía. Es absolutamente brutal la losa que llevamos en
nuestro subconsciente.
Al caminar este proceso conscientemente, no haces más que ver cuánta
culpa generan esas creencias, cuánto conflicto crean dentro de ti, cuánta
imposibilidad, contención, represión, falta de libertad… Se te hace muy
evidente el peso del condicionamiento, y traspasarlo solo puedes hacerlo
escuchando a tu corazón y con la gran fuerza que surge de ahí. Se siente
como un «¡Quiero ser libre!».
Mi experiencia me dice que es un acto que no puede forzarse; que llega
en el momento justo y que es completamente liberador; que es un acto de
profundo Amor hacia uno mismo y el sentir de tu corazón, y que es un
gran encuentro con el alma. Es un profundo acto de libertad.
Y es que «separarse» parece ir a contracorriente de una sociedad que
sigue afirmando que lo mejor es sostener estructuras fijas de cómo tienen
que ser las cosas y las relaciones.
En cambio, para nosotros dos ir a contracorriente sería ir en contra de lo
que sentimos: que ha sido una experiencia hermosa y que estamos
plenamente agradecid@s de habernos conocido y de haber caminado
juntos casi quince años. Superagradecidos de habernos regalado una hija
maravillosa y tantas cosas vividas, sentidas, reídas, lloradas, disfrutadas,
sufridas, hermosas, desafiantes…
La sociedad asocia el Amor a la «forma»: amor de pareja, amor-amistad
entre amigos… Se nos insinúa que, si hay «forma», hay amor, y que una
vez acaba la «forma» (separación), el amor también se acaba.
Obviamente a nuestra sociedad no le parecen bien todas las formas, sino
que tiene que ser una conocida y aceptada socialmente. Si no es así, se
cuestiona porque no se entiende.
A mí el corazón no me dice eso, sino que el Amor es Amor y que puede
(y, de hecho, lo hace) irse transformando pasando por diferentes formas
(algunas preestablecidas, otras no)… Que, aunque la forma cambie, el
Amor permanece intacto.
Mi corazón también me dice que puede que, en realidad, existan dos
tipos de «familia»: la socialmente reconocida (familia política, la que sale
en los documentos legales) y la interna del alma (con todas las personas a
las que nos mantenemos unidas por vínculos que se establecieron en algún
momento y que siguen uniéndonos). No tendrían por qué ser excluyentes.
Me gustaría tantísimo contribuir a mi sociedad diciendo y mostrando
que el Amor también suelta…, que el Amor libera…, que separarse
(soltarse como pareja) no es un fracaso, sino que puede ser un ACTO DE
AMOR EXTRAORDINARIO (hacia uno mismo y hacia el otro) y un acto
de RESPETO AL FLUIR DEL AMOR.
«HAY QUE PROTEGER A L@S HIJ@S».
¿DE QUÉ?, ¿DE LA VIDA?
—Si ven que estamos bien entre nosotros, que seguimos siendo amigos.
—Que, aunque no somos pareja, nos queremos y nos respetamos.
—Que hablamos bien el uno del otro.
—Que somos agradecidos el uno con el otro y nos facilitamos la
logística del día a día.
—Que nuestra relación con ellos (los hijos) sigue siendo la que era (en
esencia) y que nos tienen a su disposición cuando quieran expresar dudas,
preocupaciones o miedos.
—Permitir que el Amor ame a través de ti y que sea el propio Amor (esa
fuerza que busca unir) el que defina cómo, en qué forma, con qué
características…
—Soltar tus argumentos y la necesidad de definir qué forma ha de
tomar el vínculo.
—Que hay muchas parejas en las que los individuos no están unidos,
pero viven la estructura de «pareja». Estas parejas huecas de verdadera
unión se separarán un día de un portazo con un «Olvídame», «Vete al
cuerno», «No te soporto», o no se separarán por miedo (podrán durar toda
la vida)… Pero no sabrán lo que es el Amor en realidad, ni hacia el otro ni
hacia sí mismos.
—Que se pueden tener relaciones (de pareja o no) guiadas por el Amor
en las que descubras que cada situación (agradable o desagradable) entre
dos personas es una invitación a sanarnos como individuos y un paso más
hacia la Unidad. Así pues, podemos decir que toda relación con alguien es
una invitación a unirnos con él/ella. La forma que tome esa unión se irá
desplegando progresivamente. Cuanto menos intervengas con tus ideas de
en qué tiene que transformarse, MÁS SENTIDO PROPIO[3] TENDRÁ esa
relación, más libertad y más conciencia de cómo el Amor ama a través
nuestro a los demás.
Los sentidos propios de las relaciones solo pueden ser vividos, pero no
siempre comprendidos.
EN REALIDAD, SEPARARSE ES
«IMPOSIBLE»
Aparentemente, las personas y las parejas se pueden separar.
Físicamente al menos. Vivirán en casas distintas y harán sus vidas por
separado.
Pero más allá de nuestra realidad cotidiana y del mundo de las formas,
la separación entendida como desaparición de un vínculo es imposible.
Cada vez hay más parejas que «escuchan» sus vínculos en vez de
cortarlos de raíz al separarse. Por eso existen, por ejemplo, experiencias de
personas que siguen viviendo juntas aunque hayan dejado de ser «pareja».
Todas las parejas deberían poder sentarse y hablar muchas veces con la
suficiente honestidad como para poner sobre la mesa cómo se siente cada
un@ y lo que de verdad les gustaría. Sin compararse con nadie y haciendo
oídos sordos a cualquier idea impuesta por la sociedad o etiquetas (ya sean
rígidas, convencionales o más abiertas…).
La pareja tiene que poder hablar de todo eso antes de decidirse, porque
tal vez la solución no sea una separación al uso. Hay muchísimas
combinaciones posibles, infinitas probablemente…
Algunos ejemplos:
Es obvio que, sin Ivan, yo no podría haber descubierto todo esto. Sin su
voluntad de caminar su propio proceso, yo tampoco podría haber
caminado el mío.
Por mí misma no podría haber visto cuánto miedo volcamos en las
relaciones, ni nuestra forma condicionada de amar. Mi gratitud hacia él es
infinita y también hacia la vida al ofrecerme a él como padre de nuestra
hija. Ha sido y es un gran compañero de vida (un largo tiempo como
pareja y, sin ser pareja, sigue siendo un compañero). Continuamos
queriéndonos, compartiendo los retos como padres y una amistad que nos
está sorprendiendo. Contamos el uno con el otro para facilitarnos la vida y
seguir compartiendo cómo el Amor se ocupa de cada uno de nosotros, de
nuestras vidas.
Indescriptible gratitud la que siento hacia mi hija Berta, que con solo
ocho años ha sabido enseñarnos que educar no es decirles a nuestros hijos
lo que tienen que hacer, educar es algo que ocurre. Que dos adultos
honestos consigo mismos y con el otro, que se hacen cargo de sus miedos,
de sus emociones y de sus heridas con Amor, ESTÁN EDUCANDO A SUS
HIJOS sin saberlo. Les estarán mostrando LA
AUTORRESPONSABILIDAD, LA LIBERTAD, LA HONESTIDAD, EL
RESPETO AL OTRO, LA CONFIANZA EN LA VIDA…
Les estarán mostrando lo que es EL AMOR en realidad.
¿Puedo ofrecerle algo mejor como madre? A mí no se me ocurre.
Agradezco mucho a Berta cómo ha recibido todo el proceso desde el
principio: ha mostrado un gran respeto hacia sí misma (lo hacía cada vez
que necesitaba expresarse o explotar) y también ha respetado lo que
nosotros estábamos viviendo.
Ella e Ivan me han mostrado lo que es SER FAMILIA y todo el
potencial de crecimiento que esta tiene para todos. Que podemos seguir
sintiéndonos familia sin que seamos pareja es un descubrimiento que ha
sido muy revelador para nosotros dos y también para Berta.
También siento una inmensa gratitud hacia nuestras respectivas
familias. Lejos de cerrarse y olvidar a quien ha formado parte de sus vidas,
han acogido nuestro desenlace PARA SEGUIR QUERIÉNDONOS.
En todos nosotros ha tenido que abrirse nuestro concepto mental de lo
que es una familia y, aunque ya no seamos «nuer@» ni «cuñad@»,
seguimos teniendo nuestro lugar cada uno, sin etiquetar pero intacto. Y no
me refiero a mantener una relación cordial, sino a AMOR. Sin tener miedo
de compartir desde el corazón incluso cuando otra persona ocupe el lugar
de «nuer@» y «cuñad@».
Las familias podemos incluir, aumentar y acoger a tod@s nuestros
miembros, siempre y cuando soltemos nuestra idea fija de lo que debe ser
una familia. Entonces podremos experimentar junt@s y sin prejuicios
cómo es NUESTRA FAMILIA, a nuestra manera.
Y doy gracias a la vida porque es un privilegio total haber vivido esta
experiencia que ha roto todos mis esquemas mentales sobre la pareja y la
familia. Ha sido un recorrido de más de un año caminando el
derrumbamiento de mi cárcel interna, del condicionamiento sociocultural,
y también de la sanación de mis heridas emocionales. Se ha podido liberar
todo aquello que me pesaba y que no me permitía vivir LIBREMENTE las
relaciones de pareja y las familiares del modo que me dice el corazón.
También quisiera dar las gracias anticipadas a las personas y parejas que
se atrevan a afrontar este proceso de sanación y liberación, pues de esa
forma estarán apostando por EL AMOR en vez de por el miedo. Esto es
una bendición para el individuo y para toda la humanidad…
Eligiendo un proceso así estaremos escogiendo sembrar en nuestras
«parcelas» lo mejor de nosotros, todo nuestro potencial individual y
también el de nuestras relaciones.
Ni el Amor ni el miedo se quedan solo en nuestras parcelas, siempre
trascienden, van más allá de nosotros. Así que al elegir el Amor como guía
de nuestras relaciones y de nuestras vidas, este podrá seguir
expandiéndose a toda la humanidad y por el planeta.
Lo más importante de una relación de pareja debería ser el AMOR, no la
relación.
Así pues, por mucha letra que haya en este libro, solo hay una cosa en
realidad: AMOR.
Infinitas
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