FEDON Resumen Completo
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La diferencia entre filósofo y no- Estado del arte sobre el concepto La confrontación entre el elogio y
filósofo de alma según Aristóteles la verdad sobre la naturaleza de
La existencia del alma antes de El alma en la diferencia entre Eros
nacer viviente y no-viviente El mito de Eros y la esencia de la
Respuesta a una objeción sobre La relación entre cuerpo y alma en filosofía según el discurso de
la inmortalidad del alma la psicología de Aristóteles Sócrates
Metodología platónica: la Investigación teórica y empírica en La diferencia entre el amante y el
segunda navegación el estudio del alma amado desde la perspectiva
Pureza e impureza del alma Crítica de Aristóteles a otros erótica y filosófica
Existencia del alma después de pensadores del alma Diferencias entre los mitos
morir El ejemplo del ojo y la vista para expuestos en Banquete
Relación entre armonía y alma pensar el alma
Como un primer bosquejo podríamos decir que, el alma (psyché) para Platón (Sócrates) es un principio que se mueve a sí
misma y es fuente de movimiento. El alma es inmortal, perteneciente de lo divino “la psyché humana tiene algo de divino”, y
el primer interés de uno es procurar la salud de la psyché” pues cuando el cuerpo se destruye en la muerte, el alma
abandona sus restos miserables y emigra hacia un más allá donde recibirá premios o castigos según su comportamiento en la
vida anterior.
En Fedón, Platón (1988) habla de cómo concibe el alma atada al cuerpo, exponiendo: “que cuando la filosofía se hace cargo
de su alma, está sencillamente encadenada y apresada dentro del cuerpo, y obligada a examinar la realidad a través de este
como a través de una prisión, y no ella por sí misma, sino dando vueltas en una total ignorancia y advirtiendo que lo terrible
del aprisionamiento es a causa del deseo, de tal modo que el propio encadenado puede ser colaborador de su estar
encadenado” (83ª) En lo anterior, se hace presente la concepción de que el alma esta encadenada al cuerpo cual
prisionera y solo puede ver la realidad del mundo a través de él. Lo que se hace importante en este caso, es reconocer que
los filósofos o amantes del saber, estimulan de alguna manera a su alma con esta filosofía e intentan liberarla de las ataduras
del cuerpo, sobre todo procurando su bienestar y salud, enseñando al alma que, ver a través del cuerpo, es una trampa llena
de engaños, puesto que este está sujeto a los sentidos, pasiones, placeres, etc. Lo que pretende el filósofo es lograr que el
alma se concentre y solo se fie en sí misma y en lo que ella por sí, pueda captar de lo real.
en el Fedón la imagen órfica del cuerpo como tumba para el alma, se presenta con una visión menos cruda,
mostrando más bien el cuerpo como prisión del alma.
Platón además de tomar mitos como el del orfismo, también los desarrolla como un método para acercar a su gente a una
realidad a la cual no se hallaban debidamente preparados. Dichos mitos servían y aún en la actualidad, sirven como
transporte hacia la realidad que posteriormente, se dan por medio de la razón. Uno de estos mitos que encontramos, es el
CARRO ALADO (mito expuesto en el Fedro) que nos transmite las siguientes ideas sobre el alma:
La parte racional que es representada con la metáfora del auriga. Es la parte más excelente del alma, se identifica
con la razón y nos faculta para el conocimiento y la realización del bien y la justicia. Es un principio divino y dotado de
inmortalidad y Platón la sitúa en el cerebro.
La parte irascible que es representada con la metáfora del caballo bueno y dócil a las instrucciones del auriga.
Gracias a esta parte el auriga puede seguir a los dioses hacia el mundo de las ideas y la contemplación de la idea de
bien.
Y, por último, está la parte concupiscible, con la metáfora del caballo malo, que es poco dócil y que dirige al carro
hacia el mundo sensible. Es la parte del alma humana más relacionada con el cuerpo y en ella se encuentran los
placeres sensibles y los apetitos o deseos. Platón la sitúa en el abdomen (hígado).
El ALMA se separa o se libera del cuerpo en el momento de la muerte. El alma es lo racional y lo espiritual en el hombre, está
unida al cuerpo, quien se encarga de ser instrumento y receptor de lo sensible. Pero el alma es también el principio de la
vida. Pues según lo que vemos en Platón el alma es una mientras esta con el cuerpo y viene a ser otra en separación de él.
Así las cosas, Platón nos menciona que no es posible adquirir nunca el saber, o que sólo se consigue estando muertos (70 a-
b). Pues es entonces donde el alma estará consigo misma separada del cuerpo. Pero mientras vivimos en este plano sensible,
solo estaremos cerca del saber en la medida en que no tratemos ni nos asociemos demasiado con las demandas del cuerpo, a
no ser estrictamente necesario.
El alma está sujeta al cuerpo, ambos tienen una unión y en la muerte corporal, el alma queda sola, presentándose ella en por
sí misma. El alma es lo más semejante a lo divino, es inmortal e inteligible. Pero ¿sabemos de donde proviene el alma o
nuestras almas? A esta cuestión Platón en Fedón nos dice: (70d)
que todas las almas existen en el Hades, y puesto que en nuestra realidad se da el revivir los vivientes
nacerían de los muertos, las almas de los muertos continúan existiendo. Y según lo que leemos en Platón
para las buenas hay algo mejor, y para las malas algo peor. Las almas incluso anteriormente, o sea, antes de
existir en forma humana separadas de los cuerpos, ya poseían entendimiento. Es decir, antes de que
naciéramos ya existían nuestras almas y conocían todo lo del mundo. Pero también después de que haya
muerto nuestro cuerpo, seguirán existiendo
EL CONOCIMIENTO EN EL ALMA
En el diálogo del Menon podemos encontrar un conocido fragmento en donde Platón, nos expone la teoría de la
reminiscencia a partir de la creencia de la transmigración e inmortalidad del alma. Aquí explica su teoría de cómo el ser
humano adquiere el conocimiento.
La pretensión de Platón está en mostrar que el conocimiento viene desde antes y se encuentra intrínseco en nuestras almas.
Gracias a que nuestras almas han habitado diferentes cuerpos y han vivido muchas veces las mismas cosas, no solo en la
tierra sino también en el plano inteligible, en el Hades, su conocimiento ya se encontraba latente. Entonces ese conocimiento
de las cosas consiste en recordar lo que el alma ya sabía. Estando el alma en el plano divino y habiendo aprendido todo lo de
la tierra, puede aprender cualquier cosa por difícil que parezca. Sin embargo, eso que los hombres llaman aprender no es
otra cosa que la reminiscencia, es decir, el acto de recordar lo que ya el alma conocía.
Cómo nuestras almas ya tenían ese principio de conocimiento, la reminiscencia nos permite recordar o evocar recuerdos por
medio del pensamiento. Por ello, podemos hacer referencia aquellas vivencias o actos pasados que mediante un proceso
mental logramos recordar, y también a conocimientos abstractos que son ciertos por sí mismos. La visión platónica, implica
que ese conocimiento no está en el mundo material, mundo de lo físico que nos rodea. Sino que el conocimiento real, se
encuentra en el mundo de las ideas.
El alma también participa del mundo material, de lo que nace y muere, así como del mundo de lo divino. En este punto es
necesario recordar y recalcar que el alma no solo reside en el más allá, el alma pertenece a las dos partes, es mediadora de
los dos mundos y aunque el alma sea incorpórea, y su esencia sea puramente divina, donde nada de ella es material, también
está sujeta y hace parte de las cosas del mundo sensible.
El alma es anterior al cuerpo, pero necesariamente debe unirse a él. Lo que sucede con el alma es que pasa del mundo
puramente divino al mundo material, es decir, está aquí y allá, aunque no en un mismo tiempo, pero sin duda, participa
necesariamente de ambos. En esta unión, el alma se presenta como lo más necesario para el cuerpo, pues aparece como
destinada a dar vida a dicho cuerpo, es la fuente que le da movimiento y que, además, lo dota de sentido, capacidad y en
gran parte de pensamiento. Puesto que el cuerpo es animado gracias al alma, sin ella no existiría movimiento, ni, por tanto,
vida. De cierta forma, surge aquí un hecho peculiar, y es que el alma no necesita del cuerpo, pues ella tiene vida propia, no
como el cuerpo que sí necesita de ella para existir. De todos modos, el alma se halla encerrada en el cuerpo y los instintos y
deseos que de él provienen ejercen una influencia en ella “en tanto tengamos el cuerpo y nuestra alma esté contaminada por
la ruindad de éste, jamás conseguiremos suficientemente aquello que deseamos” (66b)
Como ya mencionamos, el alma es quien dota al cuerpo de movimiento y sentido, podríamos pensar que el cuerpo debe
mucho al alma, su vida prácticamente, entonces ¿Por qué el cuerpo puede obstaculizar el alma, si el cuerpo debe su vida y
movimiento a ella? Una respuesta a la cual llegamos, sencilla pero lógica a la vez, es por el simple hecho de que el cuerpo
debe ser atendido. Son las necesidades del cuerpo las que originan los apetitos carnales, las pasiones y los deseos. Esto
implicaría necesariamente que al alma se le ha encomendado la tarea de cuidar el cuerpo y con el fin de que el alma casi que
obligatoriamente cumpla esta función, ha dispuesto las cosas de manera tal que el alma sienta, en forma de deseos, lo que
existe en el cuerpo en forma de necesidad.
Esta influencia que se da en el alma gracias al cuerpo, puede traer cosas negativas para ella; la impurificación, las
enfermedades, las pasiones sin control etc., es el cuerpo quien se las transmite al alma en su existencia terrenal, si en ella
penetran estas cosas dañinas y la influencia del cuerpo es mayormente prejudicial, el alma posiblemente adquiera parte de lo
corporal siendo ella de naturaleza divina.
¿Por qué siendo el alma de esencia divina, inmortal, puede ser influenciada por el cuerpo? porque es indiscutible que
tiene una unión con el cuerpo, y en dicha unión surgen manifestaciones (ideas, pensamientos, gustos, deseos etc.) que salen
a luz en el ser humano tanto de alma como de cuerpo. La influencia del cuerpo en el alma es casi que obligatoria, por la unión
que en ellos existe. Dependiendo cuan educado esté ese cuerpo, la influencia para el alma será beneficiosa o, por el
contrario, dañina.
En el alma se presentan unos ciclos de purificación, en donde tiene que pasar necesariamente por un cuerpo, aunque pueda
vivir sin él, es decir, requiere de un soporte corporal que le sirva como medio. La pretensión de Platón es mantener el alma
por decirlo de alguna manera “santa” pura y bien, para que precisamente no tenga que pasar nuevamente por esos ciclos, en
otras palabras, cortar los ciclos de purificación para que el alma logre su fin, la inmortalidad.
El alma, tras la muerte corporal, se marcha a un lugar distinto al que está en ese momento, él expresa que lo más ideal es
que las almas fuesen al Hades, en el lugar donde se encuentra la divinidad. Esto ocurre siempre y cuando el alma cumpla con
sus ciclos de purificación antes mencionados y sí en su unión con el cuerpo procuró llevar una vida sana, equilibrada y guiada
por el camino de la filosofía. Respecto a este tiempo de purificación del alma, Platón nos dice que nadie regresa al mundo de
las ideas o de lo divino antes de que cumpla 10.000 años en la tierra, a excepción de quien dedica su vida a la filosofía, quien
puede remontar sus alas si ha elegido la misma existencia por tres vidas seguidas, así lo menciona Platón.
Por consiguiente, el alma no muere cuando el cuerpo muere, el alma puede emigrar a un más allá, va hacia lo que es
semejante a ella, lo divino, invisible e inmortal, como sería el anhelo de Sócrates y de los sabios, o bien, regresar a otro
cuerpo. Esta simple idea comprueba que el alma para Platón es inmortal y de naturaleza divina, pues todas las cosas
sensibles y corpóreas están destinadas a perecer, pero al ser el alma de una naturaleza distinta, sigue existiendo.
Así mismo, notamos cómo en el diálogo del Fedón se insiste que en la muerte corporal está la liberación del alma. En el
mismo pasaje, vemos como Sócrates menciona “si dios quiere, muy pronto ha de irse también el alma mía” (80d).
Claramente la intención de Sócrates es que su alma vaya al Hades, ir a este lugar significaría romper con esos ciclos. Su
pensamiento está en que el alma seguirá con vida y que le esperan cosas mejores a las vividas en compañía del cuerpo. Tan
solo se dará la separación de su cuerpo, que ya está viejo y seguramente cansado, que implica una atadura para un filósofo
autentico como lo era Sócrates, quien se había preparado durante toda su vida guiado por el camino de la filosofía, para esa
muerte corporal, y una posterior liberación de su alma. Es por eso, que Platón piensa el alma como un acto de esperanza, la
esperanza de que no todo termina al morir el cuerpo, sino que el alma sigue viviendo.
el cuerpo es bastante complejo por sí mismo, sin embargo, en Platón se encuentra la idea latente de que el alma es más
importante que dicho cuerpo.
en Platón, se atiende a la expresión reiterada en donde su deseo está en “separar”, “purificar” y “liberar” al alma del cuerpo.
Puesto que el concepto de alma es entendido como un elemento indivisible e independiente del cuerpo, como si ambos
fuesen contrarios. En el cuerpo existen diversos placeres, deseos y necesidades, en los que muchas veces el hombre tiende a
dejarse dominar por ellos, es por esto, que el alma se ve perjudicada de cierta manera al estar inmersa en ese cuerpo que
contiene interrupciones que le impiden aprehender la verdad.
Platón quiere hacer ver que fiarnos de los sentidos puede llevar al no conocimiento de lo real, ya que estos nos engañan.
Pues no garantizan ninguna verdad la vista, el tacto, el odio etc., de ellos no adquirimos nada preciso de lo real. Es por esto,
que Platón (1988) en el diálogo de Fedón se pregunta: “-, el alma aprehende la verdad? Porque cuando intenta examinar algo
en compañía del cuerpo, está claro que entonces es engañada por él.” (65c)
Entonces es cuando el alma no se perturba de ninguno de estos sentidos, ni tampoco de los placeres o dolores, sino, cuando
se encuentra al máximo consigo misma, donde lograría aprender la verdad de las cosas. Es licito que quien en su
pensamiento se prepare de una mejor manera y examine de forma más exacta cada cosa, procurando en lo posible guiar su
pensamiento solo hacia lo más puro, sin servirse de los sentidos, de los ojos, las manos, los oídos, es decir, del cuerpo entero,
sino solo usando el conocimiento puro de su alma por sí misma, podrá obtener el conocimiento o el recuerdo de lo
verdadero.
Del mismo modo que con los sentidos, cuerpo (sôma) es de donde provienen necesidades fisiológicas como por ejemplo el
hambre, por la cual debemos dedicarnos a su alimentación. En el también surgen enfermedades, que son desequilibrios del
cuerpo que constantemente debemos estar restableciendo. Esto implica tiempo y esfuerzo que podríamos utilizar en la
búsqueda del conocimiento o de la verdad, que es el anhelo del alma. Sumado a esto también existen fenómenos que en la
actualidad describimos como mentales que se originan del cuerpo; deseos, temores, amores, etc. Es por ello, que se hace
cierta la caracterización del cuerpo como obstáculo e impedimento del alma, y las calificaciones negativas que de él se hacen,
están en contraste con una acentuada valorización del alma.
el proceso de conocer o más bien, reconocer que se da a partir de nuestra alma, es de suma importancia. No obstante,
debemos comprender que, el conocimiento que se da en el alma es obtenido no solo a partir de recordar las ideas, como los
hemos visto en el mito de la anamnesis, sino también haciendo el ejercicio que se realiza por medio del cuerpo de reconocer
las cosas del mundo. Pues, aunque los sentidos no proporcionen acceso a la verdad, nos brindan cierta información que en
un principio nos servirá para que después, el alma por si sola recuerde las ideas. El alma está en relación con las ideas
inteligibles, pero también con los objetos sensibles. Es importante reconocer que, la idea no solo se presentaría cómo un
modelo estático, ella también realiza una acción. El mismo Platón (1988) nos hace referencia a esto en el Fedón: “-Pero,
demás, reconocemos esto: que si lo hemos pensado no es posible pensarlo, sino a partir del hecho de ver o de tocar o de
alguna otra percepción de los sentidos” (75a).
Sin embargo, antes de que empezáramos a escuchar, ver, tocar etc. Parece ser necesario que hubiéramos obtenido antes el
conocimiento en algún lugar y así, después, con la ayuda de los sentidos reconocer lo que es parecido a las ideas en este
mundo sensible, aunque inferior. Puesto que lo real y verdadero está en el más allá, precisamente en el mundo de las ideas.
A razón, el conocer seria recordar lo que nuestras almas ya sabían desde antes de habitar un cuerpo, la intención es recordar
y conservar ese conocimiento adquirido, además, no olvidarlo.
El cuerpo deja de existir, que muere y todo lo que en él existió no regresa, ni vuelve a ser lo mismo. El alma, por el contrario,
después de la muerte corporal sigue existiendo ya sea en lo divino o en el mundo sensible bajo otro cuerpo. Sin embargo,
surge aquí una cierta contradicción y es que, en nuestra existencia actual, a lo que tenemos acceso inmediato y lo que
captamos por medio de nuestros sentidos son los cuerpos, ya que para conocer las almas debemos indagar más a fondo en la
persona y realmente nunca se llega a tener completo acceso al alma del otro, como es en sí misma, pues está siempre va
acompañada de un cuerpo en nuestra realidad. Es por ello, que hay quienes prefieren y hasta llegan a enamorarse de un
cuerpo bello antes que de un alma bella. Aunque se es consciente de que el cuerpo es inestable, que desaparece, que muere,
siempre existirá ese algo inexplicable que nos une a él, algo que llama nuestra atención y que a pesar de saber que algún día
dejará de existir nos sigue atrayendo hacia sí y, por decirlo de alguna manera, nos envuelve.
Aunque el alma siga existiendo una vez el cuerpo muere, ya sea en lo divino, o en la reencarnación de otro cuerpo, no
obstante, mientras estemos en el mundo sensible podremos llegar a pensar que nuestra alma morirá junto con el cuerpo que
conocemos. Esto sin duda se dará para quienes tuvieron cercanía con ese cuerpo, pues para el ser humano un cuerpo que
muere se lleva todo consigo mismo, sus creencias, vivencias, miedos, deseos etc., podríamos suponer que lo único que queda
es el recuerdo de ese entramado cuerpo y alma que una vez existió. Así como se tenía acceso a una parte del alma gracias al
cuerpo, del mismo modo se queda sin acceso a ella gracias a la muerte del cuerpo en nuestra realidad sensible, para cuyas
personas conocían ese cuerpo. Sin embargo, lo que muchos desconocen es que esas creencias, deseos, vivencias etc., sí
quedan precisamente en el alma, aunque el cuerpo muera.