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Resumen Martin Fierro

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Martin Fierro - El Matadero - El Facundo

Introducción a Martín Fierro:


Antes de comenzar con el resumen de Martín Fierro es importante que conozcamos
ligeramente esta obra y su contexto. Se trata de la narración más destacada de la literatura
gauchesca y fue escrita por el autor argentino José Hernández. A diferencia de otras muchas
obras de la época que hablaban sobre la figura de los gauchos en la Pampa argentina, en este
poema el autor eleva al gaucho a la altura del héroe romántico: idealiza su vida, sus valores,
su conexión con su tierra y con la naturaleza. El romanticismo literario tiene una enorme
presencia en este texto.
Esta obra es una de las más destacadas de la literatura argentina porque cuenta con un
lenguaje muy bien trabajado y con una enorme fuerza expresiva. Conseguimos trasladarnos a
la realidad de los gauchos mediante una historia de aventuras y desventuras protagonizada
por un héroe llamado Martín Fierro. Hoy en día, este personaje se ha convertido en un
símbolo de la literatura popular y sus historias son elevadas a la categoría de leyenda.
Martín Fierro representa el ideal romántico del hombre libre viviendo de manera sencilla y en
contacto con la naturaleza. En el siglo XIX nos encontramos en el siglo de la
industrialización cuando las ciudades empezaron a perder su conexión con la naturaleza y a
estar completamente urbanizadas. Ante esta "desnaturalización" de nuestro hábitat, el
personaje de Fierro aparecía libre, campando por la Pampa argentina a lomos de su caballo y
cantando poemas.

Parte 1 - La ida:
Del capítulo 1 al 6
La obra comienza con Martín Fierro en una bar. Desde este espacio tan popular, el personaje
decide que va a contar su historia y, para hacerlo, se convertirá en un cantor. Pero defiende
que no se trata de un cantor letrado sino que su canto estará bañado del sufrimiento y las
lágrimas ya que su experiencia en la vida le permitirá crear un poema auténtico y veraz.
Su narración comienza de una forma feliz y bucólica pero este estado tranquilo y estable se
verá truncado por culpa de las autoridades. Vivía con su mujer y con sus hijos en una zona de
la Pampa realizando trabajos manuales como labrar la tierra, criar, cuidar a los animales,
etcétera. Pero esta vida idílica se verá rota por culpa de las autoridades que necesitaban la
fuerza de los gauchos para poder defender las fronteras o combatir en guerras.
Un día apresan a Martín Fierro mientras está cantando en el bar. Lo llevan a la frontera para
defender el territorio y evitar que los invasores indios pudieran ocuparlo pero estos, que
vienen armados y preparados para el combate, saben cómo burlar estas fronteras. El peligro
existe de forma constante en este momento de la vida de Martín Fierro ya que las armas que
él tenía para defenderse eran totalmente primitivas. En un altercado con un indio, Martín se
ve con la obligación de matarlo para procurar salvar su vida.
Pero pese al arduo trabajo que están llevando a cabo en la frontera, las autoridades no pagan a
los trabajadores a la fuerza. Están sin cobrar nada durante más de un año y, siempre que se
quejan, sufren algún tipo de castigo a modo ejemplar. Ante este tipo de vida tan miserable,
Fierro sueña con la posibilidad de hacerse pasar por un indio para poder huir de allí.
En el capítulo 6, Fierro consigue robar un caballo y escapar de las autoridades. Su objetivo
era reencontrarse con su familia y poder tener un poco de sosiego en su crispada vida. Pero
cuando vuelve a su rancho no se encontrará con nadie de su familia. Le cuentan que sus hijos
se vieron obligados a trabajar como peones y que su mujer fue obligada a casarse con otro
hombre y vender la casa. En este momento es cuando empieza el cambio de Martín Fierro
que decide volverse un gaucho matrero, es decir, un delincuente, una persona sin miedo a la
autoridad.

Del capítulo 7 al 13
Continuando con este resumen de Martín Fierro, hablaremos ahora del capítulo 7 ya que tiene
un gran significado para el personaje. Aquí, Martín acude a una fiesta popular, se pasa con la
bebida y, debido a una pelea con una persona de raza negra, termina matándolo. En otra
ocasión, Martín también tiene algún problema con otro gaucho y, también, termina hiriéndolo
de muerte.
Una noche, mientras Martín está intentando descansar, un policía acude al lugar donde él se
encuentra con la intención de detenerle por todos sus crímenes. Fierro intenta evitar su
detención y, al final, consigue matarle. Pero junto a ese policía también hay otro agente, Cruz,
una persona que empatiza con la situación del gaucho y que, finalmente, decide ponerse del
lado de Martín Fierro.
Los dos nuevos amigos empiezan a entablar una relación de amistad. Cruz le explicará su
propia historia y le relatará los abominables abusos de poder que la autoridad tiene incluso
con su propia gente. Le contó que un día se vio con la obligación de matar a un comandante,
no por maldad, sino porque se había aprovechado de su fidelidad y de su confianza
acostándose con su mujer.
Con esta nueva amistad entre Martín y Cruz se cierra la primera parte de esta obra literaria
que nos presenta a dos hombres desterrados de sus casas, de sus familias y aislados de la
sociedad por culpa de los abusos de autoridad.

Segunda parte - La ida


Capítulo 1 al 10
Comienza esta segunda parte con un canto de Martín relatando sus emociones y su
sentimiento de pérdida al tener que haber abandonado todo lo que le importaba en la vida. En
este momento, Martín viaja junto con Cruz y, ambos, son atacados por los indios. Pero
podrán salvarse gracias a la intervención de un cacique que los protegerá a cambio de su
cautiverio.
Entre los indios estarán viviendo los dos coprotagonistas hasta que la viruela se enseña con la
comunidad. Cruz es contagiado por esta enfermedad y, al final, termina muriendo. Martín,
roto de dolor, le da cristiana sepultura y se queda junto a su amigo hasta que oye el llanto de
una mujer. Fierro acude a esta llamada desesperada y se encuentra con una mujer llorando la
muerte de su hijo al que acaban de matar. Es esclava de los indios y Martín, lleno de ira
termina matando al indio y devolviéndole la libertad a la desconsolada madre.
Del capítulo 11 al 19
Siguiendo con el resumen de Martín Fierro, ahora nos encontramos en el capítulo 11 cuando
Martín se entera de que el juez que tanto le perseguía ha muerto. Por tanto, puede volver a su
tierra ya que nadie le está buscando. En este regreso será cuando Fierro se reencuentre con
dos de sus hijos quienes le contarán que su madre ha muerto.
La voz narrativa cambiará durante este momento porque cada uno de ellos empezará a narrar
todo lo que ha sucedido durante los 10 años en los que Fierro ha estado desterrado. El hijo
mayor le explicará cómo fue su vida después de quedar huérfano y que pasó mucho tiempo
en una prisión. El hijo pequeño le contó que en su caso fue acogido por una tía que le cuidó
muy bien hasta que muere y su tutela pasó a manos de un viejo viudo que no le dio nada de
dinero.

Resumen del capítulo 20


En el capítulo 20 aparecerá un nuevo personaje en esta obra. Se trata de Picardía, un hombre
que les contará su vida y sus desventuras. Es un pícaro que se deja llevar por el juego y la
fiesta terminando con una vida triste y desolada.
Después de todas estas intervenciones y narraciones, vuelve a tomar la palabra Martín Fierro.
Gracias a que un cantor de raza negra le deja su guitarra, el gaucho comenzará a recordar su
vida como cantor y la tradición de este tipo de poesía popular. El cantor que le ha dejado su
guitarra, responderá a su historia narrando su vida y sus problemas en la sociedad por el mero
hecho de ser negro. En este momento de la obra, los dos cantores intercambiaran sus miserias
y las injusticias sociales que les ha tocado vivir por el hecho de ser distintos.
Después de este episodio, Martín se va con sus hijos al campo y les explica su experiencia en
la vida dándoles consejos de muchos aspectos importantes como las mujeres, el trabajo, la
valentía... Intenta ejercer de padre ya que durante diez años ha tenido que estar ausente.

Símbolos:
Martin Fierro: En su carácter arquetípico, el protagonista del poema representa
simbólicamente un tipo social: el gaucho. Sus rasgos característicos y su experiencia
individual son ejemplares de una identidad rural que el mismo poema contribuye a
conformar. Cuando El gaucho Martín Fierro pasa a ser en el siglo XX el poema nacional por
excelencia, esta identidad rural es reapropiada como la identidad de una nación, mientras su
protagonista se convierte en un emblema del ser argentino.

Motivo de “El canto”: La cuestión del canto determina el modo en que Martín Fierro relata
su historia. El protagonista se asume como gaucho cantor y, desde esta posición, dirige sus
coplas a un auditorio que escucha su canto. Estas coordenadas explican por qué el poema está
escrito como si fuera la transcripción de una recitación oral, perteneciente al registro de una
lengua gaucha inventada por el género gauchesco. También nos permiten comprender los
tonos que utiliza el cantor para interpelar a su público, ya sea para conmoverlo con su
lamento o para provocarlo con su desafío.
La frontera, el desierto, los indios: La frontera, el desierto y los indios (los indios
constituyen por metonimia un lugar) representan en el poema el espacio de la barbarie. La
frontera es el lugar límite en disputa, que enfrenta al mundo civilizado con el mundo de los
que son percibidos como salvajes. Como umbral, la frontera también es un espacio borde
entre la legalidad y la ilegalidad, donde los que mandan pueden decidir quiénes están dentro y
quiénes fuera de la ley; no es casual que Fierro sufra en esta zona gris las primeras injusticias.
El desierto es el espacio que Cruz y Fierro deben atravesar para llegar a las tolderías de los
indios. El poema invoca, en este punto, un tópico característico de la literatura argentina, que
configura la llanura como un espacio inhóspito y yermo. Es un lugar de peligros que los
gauchos deberán afrontar si quieren sobrevivir.
Los indios, por último, se encuentran en este espacio desierto y, al principio del poema, son
parte de él. La imagen que del indio nos da Fierro en el canto 3 coincide con esta
configuración espacial desoladora. Pero en el último canto, esta imagen se invierte y los
indios pasan a ser un oasis dentro del desierto, el espacio utópico en el que Cruz y Fierro
podrán hallar la felicidad que les arrebataron en el mundo civilizado.

Motivo del duelo a cuchillo: Los duelos a cuchillo son instancias decisivas en las que Martín
Fierro determina su valor frente a un antagonista; pertenece al código gaucho medir la
valentía y el honor mediante este trance de confrontación mortal.
En el poema, todos los enfrentamientos a cuchillo son anticipados por un enfrentamiento
verbal, en el que se define quién es quién en el duelo. Abundan, en estos diálogos, las
denominaciones despectivas, como cuando Fierro se burla del negro y de su acompañante,
llamando “porrudo” a uno y “vaca” a la otra, o como cuando Fierro se enfrenta al grupo de
policías y alguno de ellos le dice: “vos sos un gaucho matrero”. Estos duelos verbales son un
modo de provocar el otro duelo, el de cuchillo, con los que Fierro también entra en
confrontación directa o indirecta con la autoridad, puesto que estos enfrentamientos, que
terminan en la muerte del otro, lo ponen en situación de ilegalidad.

La guitarra: La guitarra en el poema es el instrumento sin el cual Fierro no puede cantar.


Como elemento con el cual se comunica con la sociedad, a la que quiere manifestar su
denuncia, la guitarra simboliza la pertenencia del gaucho a la civilización. En este sentido,
cuando Fierro rompe la guitarra a modo de conclusión de su canto, este acto representa su
renuncia a vivir en sociedad y su quiebre definitivo con el mundo civilizado.

Metáforas:

“Mi gloria es vivir tan libre / Como el pájaro del Cielo, / No hago nido en este suelo /
Ande hay tanto que sufrir; / Y naides me ha de seguir / Cuando yo remonto vuelo.”
(Símil) (Canto 1, vv. 91-96, p.103).
La comparación que Martín Fierro realiza en este pasaje pertenece al repertorio de saberes
gauchos en los que el cantor establece una conexión particular con la naturaleza. La imagen aquí
presentada asocia al pájaro y su vuelo con el destino del gaucho, que debe vivir en constante
movimiento, sin poder establecerse en ningún lugar. Representa, al mismo tiempo, la felicidad
de ser libre y la tristeza de tener que vivir en desarraigo y en soledad.

“Aquello no era servicio / Ni defender la frontera– / Aquello era ratonera / En que sólo
gana el juerte– / Era jugar a la suerte / Con una taba culera.” (Metáfora) (Canto 5, vv.
805-810, p.137).

En estos versos se ponen en juego dos metáforas con las que Fierro realiza una denuncia sobre
su participación en la frontera, que para él nada tiene que ver con servir o defender. Por un lado,
sostiene que este lugar es una ratonera que atrapa a los débiles como si fueran ratas. Aquí la
animalización es utilizada para protestar por las condiciones de vida en la frontera.
Por otro lado, los dos últimos versos refieren a un juego de azar conocido por los gauchos, la
taba. Dicho juego consiste en apostar dinero tirando unos huesos de vaca y viendo de qué lado
cae. Se gana si la taba queda con la parte hueca hacia arriba, lo que se denomina “suerte”, y se
pierde si la taba queda con la parte lisa hacia abajo, lo que se denomina “culo”. Una “taba
culera” es una que ha sido modificada con plomo para que caiga siempre con el lado ganador
hacia abajo. Como metáfora, significa que los que se hallan en la frontera tienen siempre las de
perder. Sugiere también que esta mala fortuna se debe a un agente externo (¿el gobierno?) que,
engañandolos, ha trastocado las reglas del juego.

“En medio de mi ignorancia / Conozco que nada valgo– / Soy la liebre o soy el galgo /
Asigún los tiempos andan, / Pero también los que mandan / Debieran cuidarnos algo.”
(Metáfora) (Canto 6, vv. 979-984, p.145)

Martín Fierro comienza esta estrofa con la destreza retórica de manifestar ignorancia, para
colocar su conocimiento en otro tipo de saber, el que da la experiencia. Su reflexión consiste en
utilizar la metáfora de la liebre y el galgo –el perseguido y el perseguidor– para explicar que,
según su perspectiva, en la vida a veces se puede ser uno y otras veces el otro. Esta metáfora es
contrastada con otro tipo de saber, el que tiene que ver con el rol que cumplen “los que
mandan”. De esta manera, el cantor sostiene que, para evitar este estilo de vida, en permanente
cacería, es necesario que los que detentan el poder lo utilicen para protegerlos. La primera del
plural en “cuidarnos” realiza un pasaje de la metáfora aplicada en un sentido individual, a la
denuncia de tipo social que caracteriza el canto de Fierro.
“Hagámosle cara fiera / A los males, compañero, / Porque el zorro más matrero / Suele
cáir como un chorlito; / Viene por un corderito / Y en la estaca deja el cuero.” (Símil)
(Canto 10, vv. 1717-1722, pp.178)
En estos versos del canto de Cruz, aparece de nuevo la comparación con animales como parte
del repertorio de saberes gauchos. La situación del zorro y del cordero es similar a la del galgo y
la liebre. En este caso, el símil se establece entre el zorro y el gaucho: ambos son matreros no
solo en el sentido de que viven en soledad y al acecho; la comparación significa también que los
dos son seres capaces y listos. En el imaginario popular, el zorro es considerado el animal más
astuto. No obstante, advierte Cruz, incluso los más astutos pueden caer en una trampa y morir en
el intento de buscar los medios para subsistir. Por eso, le dice a Fierro que es necesario ponerle
“cara fiera” a los males, porque la adversidad puede convertir al zorro en un chorlito, un ave
considerada de poco juicio por tener una cabeza pequeña en comparación con su cuerpo.

“De los males que sufrimos / Hablan mucho los puebleros, / Pero hacen como los teros /
Para esconder sus niditos: / En un lao pegan los gritos / Y en otro tienen los güevos.”
(Símil) (Canto 12, vv. 2131-2136, p.195-196)

Esta expresión de Cruz pone de manifiesto, una vez más, cómo el gaucho convierte la
experiencia de sus vivencias del campo en conocimiento para comprender, por analogía, las
injusticias que padece. Los teros, cuando se acerca un predador a donde están sus nidos, gritan
en otro lugar para desorientarlo. Del mismo modo, sugiere Cruz, los puebleros –forma
despectiva de referirse a los hombres de ciudad en el dialecto rural pampeano– buscan engañar
al gaucho mostrando preocupación por su sufrimiento, mientras por otro lado se aprovechan de
él.

Ironía en la historia:

El gaucho se convierte en matrero porque, cuando era manso, se lo daba igual por matrero
“Y al punto dese por muerto / Si el alcalde lo bolea, / pues ahí no más se le apea / Con una felpa
de palos,– / Y después dicen que es malo / El gaucho si los pelea” (Canto 2, vv. 265-270, p.
111).
Es injusto para Martín Fierro que se lo maltrate y se lo considere un gaucho malo cuando él era
un gaucho manso que vivía en paz trabajando en el campo. En este sentido, es irónico que su
conversión en gaucho matrero se deba, precisamente, a que lo hayan tratado como si siempre
hubiera sido uno. Esta protesta puede ser leída en clave de crítica social que denuncia cómo
muchas personas son llevadas a vivir en la ilegalidad por sufrir discriminación.

El gaucho es considerado por la ley solo para el castigo


“Dentro en todos los barullos / Pero en las listas no dentro” (Canto 4, vv. 761-762, p. 134).
Cuando Martín Fierro se entera que no va a recibir pago por su servicio en la frontera porque no
estaba anotado en la lista, advierte la ironía de que siempre cuenten con él para los problemas,
pero no para los beneficios. Es irónico para Fierro que solo reciba de la autoridad castigos mal
atribuidos y nunca lo que justamente le corresponde.
El racismo y la xenofobia del gaucho
“Yo no sé por qué el Gobierno / Nos manda aquí a la frontera, / Gringada que ni siquiera / Se
sabe atracar un pingo–” (Canto 5, vv. 889-892, p. 141).
Aunque es propio del contexto de la época que Martín Fierro juzgue negativamente a los
inmigrantes, a los indígenas y a los afrodescendientes, el lector del poema puede detectar una
ironía en el hecho de que Fierro sea despectivo con quienes sufren, al igual que él, los abusos de
la autoridad.

La barbarie es la utopía
“Yo sé que allá los caciques / Amparan a los cristianos, / Y que los tratan de “Hermanos” /
Cuando se van por su gusto–” (Canto 13, vv. 2191-2194, p. 199).
Contrastando la imagen que Fierro realiza de los indios en el canto 3 con la que propone en el
canto 13, puede parecer contradictorio que el cantor busque entre quienes considera unos
salvajes desalmados un nuevo refugio donde reconstruir el idilio de una vida sin
preocupaciones. La ironía, en este sentido, plantea una crítica a la sociedad que ha expulsado al
gaucho, al punto de hacer del espacio simbólico de la barbarie un lugar preferible al de la
civilización.

Resumen de “El Matadero”:

"El matadero" transcurre en la ciudad de Buenos Aires durante la cuaresma, una época en la
que la religión católica ordena ayuno y abstinencia, sobre todo de carne. En ese contexto
llega una gran tormenta que desborda el Río de la Plata. Esta inundación provoca la escasez
de novillos en la ciudad. Buenos Aires es gobernada por el Restaurador. Sus seguidores
políticos, los federales, culpan a sus opositores, los unitarios, del diluvio y la escasez de
carne. La comida se encarece brutalmente y cada vez existen menos posibilidades de
conseguir alimentos para subsistir en medio de la cuaresma. La situación empeora y se
produce una gran hambruna, que genera muchas muertes en la ciudad.A raíz de esta
situación, el Restaurador ordena enviar cincuenta novillos al matadero. La primera res que
sacrifican va completa para el Restaurador, como forma de agradecimiento por su
generosidad. Así y todo, empieza a crearse un ambiente grotesco por las peleas entre las
personas que quieren llevarse su ración de carne. Es el Juez del matadero el que debe
imponer orden en reiteradas oportunidades para que las personas se controlen. Cuando solo
queda un novillo, se da una discusión entre los carniceros sobre el animal. Algunos afirman
que, en realidad, es un toro viejo. En medio del intercambio de opiniones, el novillo se suelta
del lazo que lo ata y en su carrera decapita a un niño.
Luego de perseguirlo por varias cuadras, logran atraparlo nuevamente y lo llevan al
matadero. Una vez sacrificado el toro, un carnicero ve pasar a un muchacho bien vestido y
con la barba corta, claro símbolo de que es un unitario. Arengado por la gente, Matasiete lo
tira del caballo, le pone el cuchillo en la garganta y amenaza con degollarlo. Antes de que
esto ocurra, interviene el Juez, quien lo rescata y lo lleva dentro del matadero para someterlo
a un exhaustivo interrogatorio. En el interrogatorio al joven unitario no faltan las grandes
humillaciones, por ejemplo, intentar desnudarlo para azotarlo. El joven unitario explota de
rabia y un torrente de sangre brota de su boca y su nariz. La muerte del muchacho es tomada
con cierta indiferencia por los federales, que afirman que solo querían divertirse un poco con
él y lo acusan de ser el responsable de su propia muerte porque ¨tomó la cosa demasiado a lo
serio¨.

Explicación del final: La rebeldía del unitario frente a ese interrogatorio humillante termina
llevándolo a la muerte, una muerte violenta y simbólica a partir de la cual Echeverría quiere
expresar el compromiso inquebrantable de los jóvenes románticos argentinos con sus ideales.
¨Sus fuerzas se habían agotado; inmediatamente quedó atado en cruz y empezaron la obra de
desnudarlo. Entonces un torrente de sangre brotó borbolloneando de la boca y las narices del
joven y extendiéndose empezó a caer a chorros por entrambos lados de la mesa. Los sayones
quedaron inmóviles y los espectadores estupefactos¨. Esta cita da cuenta del ¨salvajismo¨ de
los federales y de la brutalidad de la muerte del joven unitario, que termina ¨reventando de
rabia¨ por la impotencia que le genera el abuso de poder por parte del Juez y del resto de los
federales.
Por último, en el final de la obra de Echeverría también está la idea romántica de que es
preferible morir por los ideales que someterse a la injusticia de un régimen autoritario, como
lo es para los unitarios el gobierno de Juan Manuel de Rosas.

Símiles en la historia:

Multitud de negras rebusconas de achuras, como los caranchos de presa, se desbandaron


por la ciudad como otras tantas harpías prontas a devorar cuanto hallaran comible (Símil)
A través de este símil, que compara a las mujeres que buscan achuras con caranchos, podemos
apreciar cómo el narrador busca poner en evidencia el estado de animalización de una sociedad
inculta y violenta. Por otro lado, luego se las compara con harpías, seres de la mitología griega
que tenían rostros de mujer y cuerpos de ave de rapiña, y que, justamente, robaban alimento.

Es emperrado y arisco como un unitario (Símil)


Para los federales, la palabra ¨unitario¨ tiene una carga muy fuerte y negativa. En este símil se
establece una relación directa entre adjetivos como ¨arisco¨ o ¨emperrado¨ y la palabra
¨unitario¨. Por su parte, los unitarios hacían lo mismo con los federales. Esta comparación es una
muestra más de la rivalidad permanente que existía entre los dos partidos, y que se manifestaba
tanto en las acciones como en las palabras.
Mas de repente la ronca voz de un carnicero gritó: -¡Allí viene un unitario!, y al oír tan
significativa palabra toda aquella chusma se detuvo como herida de una impresión
subitánea (Símil)
En este símil podemos observar otra vez cómo la palabra ¨unitario¨ genera una reacción
inmediata en los federales. Escuchar el nombre del partido contrario produce una conmoción,
como un golpe que lastima. Cuando el narrador dice ¨al oír tan significativa palabra¨, está
ironizando respecto de lo exagerada que es la reacción de los federales ante la palabra ¨unitario¨.

¡Viva Matasiete! -exclamó toda aquella chusma cayendo en tropel sobre la víctima como
los caranchos rapaces sobre la osamenta de un buey devorado por el tigre (Símil)
En este símil podemos observar otra vez la comparación que establece el narrador entre
federales y animales. Así como lo había hecho con las mujeres que buscaban las achuras, ahora
los caranchos rapaces son la chusma, es decir, el pueblo que está reunido en el matadero. Pero
esta vez no se agota allí, en la imagen de los caranchos, sino que va más allá y establece un
contexto mucho más específico: ¨sobre la osamenta de un buey devorado por el tigre¨. A partir
de esta imagen bien específica, Echeverría busca dejar en claro el nivel de violencia que rodeaba
todo lo que tuviera que ver con los federales.

Gotas de sudor fluían por su rostro grandes como perlas; echaban fuego sus pupilas, su
boca espuma, y las venas de su cuello y frente negreaban en relieve sobre su blanco cutis
como si estuvieran repletas de sangre (Símil)
En este símil podemos ver una descripción poética del estado en el que se encuentra el joven
unitario cuando es sometido al interrogatorio. Gotas de sudor le caen por el rostro como perlas,
sus pupilas echan fuego, la rabia desluce su blanco cutis. Este es un ejemplo de cuánto cambian
los elementos comparativos que elige Echverría para los unitarios con respecto a los que elige
para los federales. El autor de "El matadero" utiliza descripciones mucho más refinadas y
poéticas para referirse a los unitarios que cuando se refiere a los federales. A lo largo de todo el
relato podemos apreciar que esa diferencia de registro para referirse a unos y a otros se basa en
la concepción que tenía Echeverría respecto de las diferencias intelectuales y sociales entre los
dos grupos.

“Facundo” resumen:
Facundo inicia con la invocación a la Sombra Terrible del caudillo Juan Facundo Quiroga,
muerto en 1835, en quien Sarmiento ve encarnado el espíritu de la población argentina. El
escritor quiere desentrañar el secreto que le permita explicar los males que aquejan en 1845 a
la República Argentina, y a quien ve como un continuador del poder bárbaro que tuvo
Facundo: el gobernador de Buenos Aires, Juan Manuel de Rosas. Con este fin, se propone
dividir su obra en dos partes: una en la que analiza las condiciones geográficas del país y otra
en la que se dedica a la historia de vida del caudillo riojano.
Sarmiento considera que el mal que aqueja a su país es la extensión de su territorio, al que
concibe como un desierto en el que la barbarie amenaza constantemente obstruyendo la
asociación y el avance de la civilización. Otra característica de la geografía argentina es la
proliferación de ríos navegables, recurso que solo aprovecha la ciudad de Buenos Aires, la
única en permanente contacto con Europa y sus luces. Esta situación produce una lucha
constante entre el campo y la ciudad, que viven enfrentadas.
El gaucho es el habitante característico de la campaña, que tiene códigos y saberes propios de
su entorno. Sarmiento clasifica cuatro tipos sociales del campo: el rastreador, el baqueano, el
gaucho malo y el gaucho cantor. Cada uno de estos car acteres tiene sus conocimientos y
estilos de vida específicos, a los que el escritor rescata como los personajes de la literatura
nacional por venir.
El tipo de falsa asociación que se genera entre los habitantes del campo Sarmiento la
encuentra en la pulpería, espacio de reunión característico del desierto. Allí, los gauchos
miden su valor con el cuchillo, juegan y beben, hasta que alguno se carga con muchas
muertes y pasa a ser respetado y temido. Las autoridades de la campaña son arbitrarias y los
caudillos ejercen su poder también inspirando terror.
Para explicar el estado de desasociación generalizada del campo, Sarmiento se detiene en la
Revolución de 1810 y lo que produjo en el pueblo argentino. Esta revolución fue impulsada
por las ciudades, que seguían las ideas europeas, mientras el campo participó solo por su
interés de sustraerse a toda autoridad. Por esta razón, cuando los patriotas vencen sobre los
realistas, la montonera –la fuerza del campo conducida por los caudillos– le hace la guerra a
las ciudades, lucha que sigue en pie en 1845. La montonera arrasa con los focos de
civilización que se encuentran en las ciudades del interior, como en La Rioja y San Juan, que
tuvieron antes de la Independencia más luces de las que tienen ahora.
Luego de explicar estas circunstancias previas, Sarmiento pasa a narrar la biografía de
Facundo, que comienza con el episodio en el que el caudillo obtiene su apodo de Tigre de los
Llanos cuando enfrenta a un tigre en medio del desierto. Quiroga muestra desde chico una
actitud desafiante y dotes de mando, y durante sus primeros años de juventud vive
confrontando a quienes se pongan en su camino.
Facundo participa en las guerras de Independencia hasta que desertó del ejército y es
encarcelado en San Luis. Allí enfrenta a unos españoles sublevados que liberan a los presos
comunes, momento en que Quiroga recupera el favor del gobierno. De esta manera, va
labrando su reputación hasta obtener el título de Sargento Mayor de las Milicias de los
Llanos, y después de enfrentar a las familias poderosas de La Rioja, se convierte en
gobernador de su provincia natal. Estando en el poder, Facundo aterroriza a los habitantes
riojanos, impartiendo azotes y ejecuciones. También impone su poder en el juego y las
apuestas, su mayor vicio.
Hacia 1825, mientras Facundo extiende su poder más allá de La Rioja, las ciudades de
Córdoba y Buenos Aires representan los dos polos de ideas que se agitan en la República. La
ciudad de Córdoba encarna los ideales caducos de la Edad Media, con su estilo de vida y
saberes escolásticos. Buenos Aires es la ciudad del progreso, foco de las doctrinas modernas
y europeas. Allí, Rivadavia avanza en el proyecto civilizador del país, sin poder acomodar
sus ideas de progreso a las condiciones del suelo.
Perdida la unidad que existía en el Virreinato con la Independencia, las facciones unitaria y
federal disputan por el modo de organización que conviene a la República. Para Sarmiento, el
federalismo es un estado transitorio que tendrá que avanzar hacia el unitarismo
inevitablemente, porque las condiciones geográficas del terreno obligan a una conducción
centralizada en Buenos Aires. Quiroga consolida en el interior la unidad que querían los
unitarios, pero es una unidad bárbara, concentrada en el poder terrible del caudillo.
Facundo vence en Tucumán a Lamadrid y se opone a la presidencia de Rivadavia, llevado por
un instinto irracional de desobediencia característico del gaucho malo. A la par, Rosas se va
haciendo cada vez más influyente en la campaña de Buenos Aires. Como el interior del país
está en su contra, Rivadavia renuncia a la presidencia, dejando que la República sea devorada
por la barbarie.
Lavalle encabeza las fuerzas unitarias contra el federal Dorrego, ahora en el gobierno de
Buenos Aires. El ejército vence y Lavalle manda a ejecutar a Dorrego, cometiendo en este
acto un error político, porque no podía así vencer a la barbarie. Facundo se enfrenta al general
Paz y es derrotado dos veces, una vez en la batalla de la Tablada y la otra en Oncativo.
El unitario Paz afianza su liderazgo en Córdoba mientras Quiroga avanza sobre San Juan y
Mendoza. Después de la segunda derrota, en 1830 Quiroga se refugia un tiempo en Buenos
Aires y se presenta ante el gobierno de Rosas. Lavalle realiza su primer intento de vencer a
Rosas y es vencido, lo que sucederá de nuevo en 1840. Por un error de estrategia, en la que se
intenta aplicar un método europeo de ataque en suelo americano, el ejército cordobés es
vencido por Facundo en la batalla de Pavón. Con esta victoria, el caudillo riojano tiene en su
poder toda la región de Cuyo y La Rioja.
Quiroga se va a San Juan y se prepara para atacar Tucumán, provincia a la que Sarmiento
describe como el Jardín de la República. En ambas provincias pone a funcionar el sistema de
gobierno que luego copiará Rosas, infundiendo terror en la población con actos sanguinarios
e irracionales que manifiestan su carácter pasional; Rosas, en cambio, aplica este sistema
desapasionadamente, con pura frialdad. Las provincias en su poder frenan los progresos de
sus industrias. Rosas, por su parte, desaprovecha los ríos porque sigue su instinto de gaucho
que solo sabe andar a caballo y marcar el ganado.
Después de que Facundo triunfa en Ciudadela, en la República quedan pocos defensores del
sistema unitario; algunos se exilian, otros se someten al poder de la barbarie. Terminado su
primer mandato en el gobierno porteño, Rosas realiza una expedición a la campaña para
ganarle terreno a los indígenas, expedición en la que se consagra como Héroe del desierto.
Hacia 1832 el país está dividido en dos facciones: una a cargo de Quiroga, otra encabezada
por Ferré, López y Rosas. Sin que se sepa, Quiroga y Rosas se disputan el poder. Facundo se
instala en Buenos Aires y desde allí apoya a los unitarios y despotrica contra Rosas.
Rosas es solicitado de nuevo para el cargo de gobernador de Buenos Aires, a lo que accede a
cambio de contar con facultades extraordinarias y la suma del poder público. Quiroga es
enviado a resolver un conflicto entre las provincias del norte. Durante su viaje recibe
advertencias de que se planea un asesinato contra él. No obstante, y a pesar de tener la
oportunidad de volver a Buenos Aires por otro camino y armarse de recursos en La Rioja,
Facundo se confía y se encamina hacia su propia muerte.
En Barranca Yaco una partida liderada por Santos Pérez lo asesina a él y a sus acompañantes.
Rosas acusa a los Reinafé, quienes gobiernan en Córdoba, de haber asesinado a Quiroga.
Aquellos, junto con Santos Pérez y otros responsables, son ejecutados en Buenos Aires.
Sarmiento da a entender que el verdadero responsable de la muerte de Facundo es Rosas,
porque, con la desaparición del caudillo, el gobernador de Buenos Aires consolida su poder
en todo el territorio argentino. Durante su segundo gobierno, Rosas establece su sistema de
gobierno regido por el terror, con la divisa punzó, con los gritos de "¡Mueran los salvajes
unitarios!" y con la Mazorca impartiendo azotes, lavamientos de aguarrás y degollamientos
por todos lados. Estos son los instrumentos que utiliza Rosas para conseguir la adhesión de
todos los porteños.
Rosas es el jefe del gobierno autoritario que ha impuesto en todo el país, con la potestad de
dirigir y controlar a los otros gobernadores provinciales. Sarmiento lo acusa de querer
extender su poder por fuera de los límites del territorio nacional, hasta volver a restituir el
antiguo virreinato. El bloqueo francés le sirve a Rosas para consolidar su gobierno americano
en contra del europeo; en estos términos, la lucha entre la civilización y la barbarie toma la
falsa forma de Europa vs. América.
Como Rosas ha llevado la situación a tal extremo que ha despertado las conciencias de los
jóvenes intelectuales argentinos, para el escritor las condiciones están dadas para vencerlo.
Según Sarmiento, su propia generación ha superado la oposición entre unitarios y federales,
instancia necesaria para generar una asociación que pueda aprovechar la unidad de todo el
país eliminando al “tirano”. El nuevo gobierno conducido por esta generación, dice
Sarmiento en 1845, hará uso de los ríos para fomentar la comunicación y el comercio, e
incentivará la inmigración europea para disolver la barbarie del pueblo argentino. Con esta
esperanza en mente, Sarmiento cierra su Facundo deseando que el general Paz lidere este
movimiento civilizador contra Rosas.

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