Antología 36
Antología 36
Antología 36
Rubén Vargas
Poeta boliviano
Hierba III
hierba,
escrita: dispersa. Una mañana sin presagios
finalmente
Bebemos leche negra al mediodía las orillas atraviesan el puente
cavamos y danzamos la nieve asciende
tus cabellos de ceniza Sulamita. el árbol vuela al pájaro
y tú empujas tu cuerpo
II tu memoria / amapola
al vacío
Cómo hablar después de la muerte en el río confluyen todos los ríos
cómo nombrar las hebras de la luz regresas flotando a Bukovina
en la dulce rima alemana. un nombre sin lengua
Bajo la lengua una tierra desatada
se atragantan una ceniza
cuerpos amontonados. el alma de tu madre va en vilo delante
por el camino de la nieve
Almendra vacía la sombra de los tallos
urna de arena las vías del tren y la alambrada
rosa de nadie desandas el horror
piedra quebrada sus filamentos
sin una queja y tu cuerpo se pierde
desaparecido.
Nadie
testimonia
por el testigo.
2
El erotismo y las gaviotas
Enrique Molina
Poeta argentino
3
el viento,
sobre la mesa revientan espumas, los muros no existen,
el viento,
las gaviotas exhalan su graznido en el pálido extremo del día,
ella se esfuma en la terraza con su copa y un lento cigarrillo en los
labios,
el viento,
los rostros son ahora más tensos, desaparecen de golpe,
nadie responde, hay un orden extraño, fuera de lugar,
el viento,
la costa, la noche, zonas espléndidas y asesinas,
sólo el viento, el viento con sus garras equívocas.
4
El amor
Eugenio de Andrade
Poeta italiano
Arrancando la raíz
a lo más diminuto de tus ríos.
Inundándote de dagas
de saliva esperma lumbre.
5
Mar
El mar, ávido
creador:
era su piel
música santa;
nuestros muertos se yerguen
en su espuma.
El mar, loco
vuela sobre mi país
levanta, atroz
una asfixia, tú
lo saludas con manos
ardientes de oscuros paisajes.
El mar, el mar
deja una estela
de guerra.
6
Óyeme desde lejos
7
Anduve por el dorso de tu mano, confiada...
Chantal Maillard
Escritora española nacida en Bélgica
8
Canción desnuda
Julia de Burgos
Poetisa de Puerto Rico
Despierta de caricias,
aún siento por mi cuerpo corriéndome tu abrazo.
Estremecido y tenue sigo andando en tu imagen.
Fue tan hondo de instintos mi sencillo reclamo...
9
La canción de un espíritu errante
Kim Sung-Hui
Poeta de Corea del Sur
10
Grieta matinal
Álvaro Mutis
Escritor colombiano
Cala tu miseria,
sondéala, conoce sus más escondidas cavernas.
Aceita los engranajes de tu miseria,
ponla en tu camino, ábrete paso con ella
y en cada puerta golpea
con los blancos cartílagos de tu miseria.
Compárala con la de otras gentes
y mide bien el asombro de sus diferencias,
la singular agudeza de sus bordes.
Ampárate en los suaves ángulos de tu miseria.
Ten presente a cada hora
que su materia es tu materia,
el único puerto del que conoces cada rada,
cada boya, cada señal desde la cálida tierra
donde llegas a reinar como Crusoe
entre la muchedumbre de sombras
que te rozan y con las que tropiezas
sin entender su propósito ni su costumbre.
Cultiva tu miseria,
hazla perdurable,
aliméntate de su savia,
envuélvete en el manto tejido con sus más secretos hilos.
Aprende a reconocerla entre todas,
no permitas que sea familiar a los otros
ni que la prolonguen abusivamente los tuyos.
Que te sea como agua bautismal
brotada de las grandes cloacas municipales,
como los arroyos que nacen en los mataderos.
Que se confunda con tus entrañas, tu miseria;
que contenga desde ahora los capítulos de tu muerte,
los elementos de tu más certero abandono.
Nunca dejes de lado tu miseria,
así descanses a su vera
como junto al blanco cuerpo
del que se ha retirado el deseo.
Ten siempre lista tu miseria
y no permitas que se evada por distracción o engaño. Aprende a reconocerla hasta en sus
más breves
signos:
el encogerse de las finas hojas del carbonero,
el abrirse de las flores con la primera frescura de la tarde,
la soledad de una jaula de circo varada en el lodo
del camino, el hollín en los arrabales,
11
el vaso de latón que mide la sopa en los cuarteles,
la ropa desordenada de los ciegos,
las campanillas que agotan su llamado
en el solar sembrado de eucaliptos,
el yodo de las navegaciones.
No mezcles tu miseria en los asuntos de cada día.
Aprende a guardarla para las horas de tu solaz
y teje con ella la verdadera,
la sola materia perdurable
de tu episodio sobre la tierra.
12
Estampa
Elvio Romero
Poeta paraguayo
13
A la intemperie
Blanca Wiethüchter
Poetisa boliviana
Tanto tiempo
en la memoria constante
dejando de ser semilla.
A la intemperie
reúno ahora los caminos
veo el tiempo envejecer
en el tiempo.
Yo no sé
lo que murmura
en este fervor
que ganamos para la vida.
14
Esta noche
Tomas Segovia
Poeta español
15
La doliente quimera
Pedro Shimose
Poeta beniano, Bolivia
Te miro
en la mentira de mis sueños
y te arrojo a mis
abismos.
16
Boca a boca
Delmira Agustini
Poetisa uruguaya
17
Estoy de pie
Estoy de pie,
en la calle
donde desembocan los destierros,
esa tierra sin amo y sin esclavos.
18
Canción de la búsqueda
19
Ídolos
Marguerite Yourcenar
Escritor belga
Amor, al principio
De carne y de oro como un César
Salvaje te cebé;
Íncubo, tu pecho pesaba
Y tu beso agotador
Cansó mi boca.
Luego te vi ensangrentado;
Caminabas, titubeando,
Bajo la escuadra terrible;
Víctima atravesada en el flanco,
A tus pies derramé
Todo el nardo de la tierra.
Y te veré pensativo
En el último arrecife,
Dulce provocador de naufragios
Sombrío dios sin devotos;
Tus amapolas nocturnas
Me curarán de las rosas.
20
3
Bob Dylan
Artista estadounidense
desde fuera
mirando hacia adentro
cada dedo se agita
el corredor usa pantalones largos
y vaga
sin rechazos
todo es justo
en el amor y la selección
pero ten cuidado, bebé
del cariño tras la ventana cubierta
y no olvides
traer cigarrillos
pues quizás
termines por descubrir
que uno afuera
te lleva más lejos
y uno adentro
sólo te lleva a otro
21
La última flor del otoño
Edth Södergran
Poetisa finlandesa
22
Cronología
Entre sombras
oigo los golpes ciegos
del cercano reloj
que lento, inexorable,
me va enterrando el día,
las horas de la rabia,
los interminables minutos de impotencia,
la eternidad transida de bostezo
23
El espejo de un momento
Paul Eluard
Poeta francés
Disipa el día,
Muestra a los hombres las imágenes desligadas de la apariencia,
Quita a los hombres la posibilidad de distraerse,
Es duro como la piedra,
La piedra informe,
La piedra del movimiento y de la vista,
Y tiene tal resplandor que todas las armaduras y todas las máscaras
quedan falseadas.
Lo que la mano ha tomado ni siquiera se digna tomar la forma
de la mano,
Lo que ha sido comprendido ya no existe,
El pájaro se ha confundido con el viento,
El cielo con su verdad,
El hombre con su realidad.
24
Una manera de vivir
Aldo Pellegrini
Poeta argentino
Unidas en el asombro
las hijas del verdugo exhiben sus pies de plata y
los espectadores aplauden
los perros husmean las mejillas en busca de los
caminos mentales
la naturaleza imita a la pesadumbre
naturaleza oscura
iluminada a ratos por los relámpagos de tu orgullo
arrastrando briznas de escalofrío
con tu violento eco en el aire, extranjera.
25
Un poema de amor
Homero Aridjis
Escritor mexicano
26
Para su día
II
¡Amor!
Amor alto y derribado.
27
Tiempo de amor y soledad
29
Todos los días
Ingeborg Bachmnn
Poetisa austriaca
Ya no se declara la guerra,
se prosigue. Lo inconcebible
se ha hecho cotidiano. El héroe
permanece alejado de los combatientes. El débil
ha avanzado hasta las zonas de fuego.
El uniforme de diario es la paciencia,
la condecoración, la mísera estrella
de la esperanza sobre el corazón.
Se concede
cuando ya no pasa nada,
cuando el fuego nutrido ha enmudecido,
cuando el enemigo se ha hecho invisible,
y la sombra del armamento eterno
oscurece el cielo.
Se concede
por abandonar las banderas,
por el valor ante el amigo,
por revelar secretos indignos
y desacatar
toda orden.
30
Refrán
31
Una fragata, con las velas desplegadas
32
Vigilia de la sangre
Rogelio Sinán
Poeta panameño
33
Invierno
34
Era también de fuego...
35
El día se despide
William Ospina
Escritor colombiano
El día se despide.
Ya la primera estrella.
36
Defensa contra de la noche
37