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Anexo 4

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Anexo # 4

Investigación educativa: Paradigmas


La investigación educativa como investigación social se caracteriza por la inmersión del sujeto
dentro del ambiente de estudio, es decir, el investigador se convierte a la vez en un objeto de
estudio. Por ejemplo: Si como educadores decidimos estudiar el bajo rendimiento académico de
los estudiantes, nosotros mismo estaremos inmerso en la investigación tanto como
investigador como educadores. Esta situación permite una interacción entre el objeto y el
investigador. Por tanto, esta es una cuestión a tener en cuenta a la hora de investigar y
seleccionar el enfoque o paradigma de nuestra investigación, el grado de inmersión en el
propio estudio situación que rara vez se da desde las ciencias experimentales.
Antes de realizar cualquier investigación debemos plantearnos un paradigma epistemológico,
los cuales pueden ser: positivista, interpretativo y socio-crítico.
Desde el ámbito de la investigación, un paradigma es un cuerpo de creencias, presupuestos,
reglas y procedimientos que definen como hay que hacer ciencia; son modelos de acción para
la búsqueda del conocimiento. Los paradigmas, de hecho, se convierten en patrones, modelos o
reglas a seguir por los investigadores de un campo de acción determinado (Martínez, 2004)
El paradigma positivista es considerado dominante dentro de muchas de las comunidades
científicas, llegando a posicionarse tradicionalmente dentro del ámbito educativo como el
paradigma imperante. Este paradigma se basa en un sistema hipotético – deductivo que inicia
en el siglo XIX con Emile Durkhein y August Comte. En este paradigma se enmarcan las
metodologías racionalistas -cuantitativas, científico – naturalistas, científico – tecnológicas y
sistemático – gerencial, las cuales buscan las causas de los fenómenos sociales en los cuales los
sujetos no tienen una inmersión propia y donde el único conocimiento aceptable es el científico.
La finalidad de este paradigma es la de descubrir leyes por las que se rigen los fenómenos
educativos.
En cuanto al paradigma interpretativo, Pérez Serrano (2004) lo califica como una:
“…alternativa al paradigma racionalista, puesto que en las disciplinas de ámbito social existen
diferentes problemáticas, cuestiones y restricciones que no se pueden explicar ni comprender
en toda su extensión desde la metodología cuantitativa. Estos nuevos planteamientos proceden
fundamentalmente de la antropología, la etnografía, el interaccionismo simbólico, etc. Varias
perspectivas y corrientes han contribuido al desarrollo de esta nueva era, cuyos presupuestos
coinciden en lo que se ha llamado paradigma hermenéutico, interpretativo -simbólico o
fenomenológico». (p. 26)
Desde este paradigma se plantea que el conocimiento humano no se descubre, sino que se
construye. Por tanto, este paradigma se basa en la teoría del construccionismo planteado por
Seymour Papert, por tanto, el conocimiento se convierte en producto del trabajo intelectual y
las vivencias de cada individuo. La investigación cualitativa pertenece a este paradigma.
Mediante la misma se pretende desarrollar conceptos que ayuden a comprender los fenómenos
sociales donde el investigador se sumerge en la realidad para captarla y comprenderla.
El paradigma socio crítico surge de la necesidad de superar las dificultades presentadas tanto
desde el paradigma positivista como del interpretativo, asumiendo que la ciencia social no
puede ser reduccionista ni conservacionista.
¿Incompatibilidad de paradigmas?
Hay quienes propugnan la incompatibilidad de paradigmas y metodologías en investigación,
sin embargo, también se plantea que estas posturas pudieran traicionar la naturaleza propia
de las ciencias sociales. Para enfrentar esta problemática se ha propuesto la triangulación de
datos, según Arias (1999) la triangulación se refiere al uso de múltiples fuentes de datos para la
obtención de diversos puntos de vista sobre un mismo problema. Esto implica que se utilicen
tanto técnicas cuantitativas como cualitativas.
En fin, se podría suponer que se necesita investigar antes de investigar, es decir antes de
realizar cualquier investigación debemos plantearnos un diseño de investigación que resulte
conveniente para lo que planteamos realizar.

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