Literatura Barroca
Literatura Barroca
Literatura Barroca
El movimiento literario barroco o literatura barroca es la corriente surgida durante el siglo XVII en algunos países europeos y
desarrollada, especialmente, en España en lo que se conoce como Siglo de Oro.
El barroco se entiende como un período histórico y cultural sucedido después del Renacimiento, que supuso una renovación y un
movimiento social marcado por crisis económica, la ruptura de ideales y el asentamiento del malestar general.
Esto quedó reflejado en la literatura de la época caracterizada por una elevada ornamentación, abundancia de detalles, exacerbación de
recursos literarios como la metáfora o el hipérbaton, que dieron como resultado textos complejos en contenido y forma.
Veamos, a continuación, las particularidades de este movimiento en literatura y sus autores.
Características del barroco literario
Exuberancia y exacerbación de figuras retóricas
Uno de los aspectos más singulares de la literatura barroca fueron las formas. Los escritores del movimiento barroco trataron de
alcanzar la originalidad mediante la exacerbación de figuras retóricas, lo cual dio como resultado textos de gran complejidad lectora
que pueden suponer un desafío para el lector.
Se buscó salir de la “vulgaridad” a través de la artificiosidad y la dificultad, tras las cuales, en realidad, se tapaban ideas pesimistas
sobre distintos asuntos.
Así, la literatura barroca se caracterizó por una gran riqueza verbal y la abundancia de figuras literarias como: el hipérbaton, la elipsis,
la adjetivación, la metáfora, la antítesis y la perífrasis. Toda esa “ornamentación” servía para “ocultar” las verdaderas emociones y,
con ella, se alcanza la artificiosidad.
Temas: evolución de asuntos renacentistas y la decadencia barroca
A nivel social el barroco sucede en un momento de gran descontento, a diferencia de la época renacentista, caracterizada por un
optimismo vital. Esto da como resultado una ruptura de ideales y el asentamiento de la angustia y el pesimismo en la sociedad.
Todo ello se refleja no solo en el arte, sino también en la literatura Barroca. Así, si bien la literatura barroca adoptó temas de la etapa
anterior, estos fueron “evolucionados” y presentados no como exaltación del mundo y del hombre, sino como desvalorización de la
vida y de la naturaleza humana.
En la literatura Barroca se ven reflejados la angustia y el pesimismo; la fugacidad y decadencia.
Algunos de los temas más recurrentes de la literatura barroca fueron recibidos del Renacimiento, estos fueron: amorosos, épicos o
mitológicos. Otros surgen producto del descontento y con fines de denuncia social como los morales, religiosos, políticos, picarescos y
satíricos.
Desarrollo de nuevas tendencias líricas
En España se dieron dos tendencias poéticas predominantes. Por un lado, el conceptismo, cuyo representante fue Quevedo y, por otro
lado, el culteranismo, cuyo mayor exponente fue Góngora.
El conceptismo destacó más por el contenido que por la forma, dando prioridad a paradojas, juegos de palabras, antítesis, metáforas o
hipérboles, entre otras. También recurren a los juegos fonéticos como la onomatopeya.
En su poesía metafísica y moral, Quevedo reflejó temas como el paso del tiempo, la inevitabilidad de la muerte tal y como puede verse
en este soneto conceptista:
(...) Ayer se fue; mañana no ha llegado;
hoy se está yendo sin parar un punto:
soy un fue, un será y un es cansado.
En hoy y mañana, y ayer, junto
pañales y mortaja, y he quedado
presentes sucesiones de difunto.
El culteranismo prioriza la forma frente al contenido y busca sobre todo la belleza. Destaca por la musicalidad, perfecto empleo de la
metáfora, el hipérbaton, empleo de cultismos, complejidad sintáctica y desarrollo de temas mitológicos.
Esto se ve reflejado en este fragmento del siguiente soneto de Polifemo y las Soledades, donde Góngora lleva al límite el
culteranismo:
La dulce boca que a gustar convida
un humor entre perlas destilado
y a no invidiar aquel licor sagrado
que a Júpiter ministra el garzón de Ida.
Máximo esplendor de la novela picaresca y nuevas formas de prosa
Durante la época barroca quedan al margen las novelas de caballerías y pastoriles. Sin embargo, la novela picaresca, iniciada durante
la transición entre el Renacimiento y barroco con El Lazarillo de Tormes, alcanza su plenitud.
Esto sucede con obras como Guzmán de Alfarache de Mateo Alemán, quien hace otros aportes al género de la novela picaresca tales
como: discursos moralizantes en medio de la acción; Sátira social con intención crítica y subjetiva que reemplaza al juicio afable.
También destaca El Buscón de Francisco de Quevedo. La obra está repleta de recursos retóricos propios de la época barroca tales
como: juegos de palabras, hipérboles, antítesis y contrastes que supusieron un reto de comprensión para el receptor.
Evolución y cambios significativos en el teatro
Corral de comedias de Almagro (Ciudad Real) que conserva la estructura original del siglo XVII.
Se produjo una transformación del teatro, tanto en forma como en contenido. Especialmente en el género dramático, el cual superó en
calidad y cantidad al de la etapa anterior. El resurgir de la comedia, en España se distinguió de la fórmula clásica bajo el nombre de
“comedia nueva”. Uno de sus mayores exponentes fue Lope de Vega.
Esta nueva fórmula teatral se retiraba de normas clasicistas y se apartaba de la idea de imitar.
Entre las renovaciones técnicas se dio la reducción de cinco a tres actos (planteamiento, nudo y desenlace). También la vulneración de
la regla de las tres unidades, la cual imponía un solo lugar, un tiempo de desarrollo de trama de un solo día y una sola acción.
El espacio de representación también presentó una gran novedad, surgieron los corrales de comedia, en el caso de España.
Representantes y obras del barroco literario
Luis de Góngora (1561-1627)
Este poeta cordobés fue el creador y mayor representante de la poesía culterana o gongorina. Su obra destaca por la dificultad
conceptista y la ornamentación, a través de la cual exalta una realidad embellecida. El empleo de cultismos, el magistral tratamiento
de metáforas e hipérboles conforma su estilo deliberadamente enrevesado.
En su poesía predominan dos estilos, el popular de metros cortos y la poesía culterana en la que destacan obras como:
Sonetos (1582-1624)
La Fábula de Polifemo y Galatea (1621)
Soledades (1613)
Francisco de Quevedo (1580-1645)
Francisco de Quevedo, autor madrileño, fue la figura más representativa de la poesía conceptista, asimismo destacó por ser autor de
ensayo y novela. Dedicó su vida a la literatura y a la política, que le llevó incluso a estar involucrado en distintos pleitos que lo
llevaron a prisión.
De su creación poética destaca la de temática moral, en la que reflexiona sobre la razón y el sentido de la vida. En segundo lugar, la
poesía amorosa, donde el amor es una algo inalcanzable, una disputa donde no hay cabida para la dicha.
Por otro lado, en la de temática satírica y burlesca en la que destaca por la caricatura y deformar el mundo. Finalmente, en
la poesía política reflexiona sobre España y querella la corrupción.
Entre sus obras más destacadas encontramos:
Historia de la vida del Buscón (1603)
Sueños y discursos (1606-1623)
Política de Dios, gobierno de Cristo, tiranía de Satanás (1626)
Lope de Vega (1562-1635)
Uno de los autores más significativos de la literatura española cultivó casi todos los géneros. Con una gran formación en humanidades,
produjo una cuantiosa creación muy variada de la que se conservan 500 obras. Desarrolló la poesía lírica, la poesía épica, la poesía
satírica y burlesca y la de tipo popular.
En su producción teatral, Lope de Vega rompe con la fórmula teatral clásica. Algunas de las renovaciones técnicas fueron: la
reducción a tres actos; transgresión de la regla de las tres unidades, la cual forzaba a atender a un solo lugar, tiempo y espacio. Entre
sus obras más destacadas encontramos:
La hermosa Esther (1610)
La dama Boba (1613)
El perro del hortelano (1618)
Fuente Ovejuna (1619)
Tirso de Molina (1579-1648)
Fue una de las grandes figuras del teatro barroco español. Gran parte de su producción se perdió, en la que cultivó una gran variedad
temática y con la que hizo grandes aportes tales como el mito del don Juan. Entre sus obras destacan:
El burlador de Sevilla (1630)
El condenado por desconfiado (1635)
Don Gil de las calzas verdes (1635)