A Prueba de Fuego (Dn. 3)
A Prueba de Fuego (Dn. 3)
A Prueba de Fuego (Dn. 3)
25 de agosto de 2024
Introducción y contexto.
Es cierto que en este relato Sadrac, Mesac y Abed-nego tienen
un alto grado de protagonismo, pero no perdamos de vista que el
mayor protagonista es Dios.
La historia se desarrolla en Babilonia y durante el reinado de
Nabucodonosor. Babilonia era la potencia de la época y nada se
le resistía a Nabucodonosor, el rey de Babilonia. Aunque sabemos
que en el capítulo anterior el rey había soñado con una estatua, en
realidad no sabemos exactamente el porqué de la estatua de
oro del capítulo 3.
Algunos comentaristas opinan que quería unir política y
religiosamente bajo un símbolo (una imagen) a todos los pueblos
bajo su poder. Otros proponen que pudo tener el propósito de que los
recién llegados vieran que los dioses de Babilonia eran
superiores a los dioses de las naciones conquistadas. 1 Lo anterior no
anula el orgullo y la soberbia de Nabucodonosor como causas para
la realización de esta estatua.
Contenido.
1. Lo que “debes” adorar (vv. 1-7).
2. ¡Hazlo! (vv. 8-18).
3. Consecuencias (vv. 19-30).
3
John C. Jeske, Daniel, ed. Roland Cap Ehlke, La Biblia Popular (Milwaukee,
WI: Editorial Northwestern, 1996), 55.
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Conclusiones y aplicaciones
I. ¿A prueba de fuego?
¿Recordáis aquel edificio de Valencia que se quemó? Recuerdo
que una de las cosas que salió a la luz es que había sido construido
con materiales que no eran a prueba de fuego. Quizá los
materiales no hubieran evitado el incendio, pero sí que lo hubieran
retardado. Puede decirse que el edificio no pasó la prueba de fuego.
Nunca mejor dicho, estos tres varones debieron pasar una
prueba de fuego. Su fe fue probada y, como hemos estudiado, la
situación no era nada sencilla. Pero ¿Y nosotros? ¿Qué pasa con
nuestra fe? Relato del engaño de la compañía para vender sus
productos de telefonía e internet ¿Qué harás cuando te digan, si
no colaboras, serás despedido (rechazado)?
Podemos emocionarnos y venirnos arriba ¿Recordáis a Pedro?
Aunque me sea necesario morir contigo, no te negaré” (Mt. 26:35) ¿Y
a la hora de la verdad? Lo negó tres veces – Lo mismo nos pasa
a nosotros; necesitamos una fe a prueba de fuego.
¿Cómo nos hacemos a prueba de fuego? Pidamos como
aquel hombre: “¡Ayúdame en mi poca fe! (Mr. 9:24 NVI). Vistámonos
de la armadura y del E. S.
6
Venid, adoremos y postrémonos;
Arrodillémonos delante de Yahveh nuestro Hacedor.
7
Porque él es nuestro Dios;
Nosotros el pueblo de su prado, y ovejas de su mano.
Sal. 95:6-7.