Weebod - Conflicto de Intereses

CONFLICTO DE
INTERESES
Conflict of interests
de WEEBOD
TRADUCTORA: SILVINA © 2023
REVISADO POR: charisen

SINOPSIS
La jefa de un Centro Comunitario local muerde más de lo que puede masticar cuando
se enamora de una misteriosa rubia.
Descargos de la autora:
EXENCIONES DE RESPONSABILIDAD: Esta es una historia de Uber. Los

personajes principales y la historia son producto de la imaginación de la autora.
CLASIFICADO PG13: contenido sexual y blasfemias leves.
AGRADECIMIENTOS: Un gran guiño a Wolfie, quien fue la inspiración total para

esta historia y la mujer de las ideas.
A Jay por su continuo aliento y a Jan por ordenar todo al final. Gracias chicos.
COMENTARIOS: Si te gusta la historia, házmelo saber: weebod@mac.com
Si no lo haces, puedes comunicarte con Wolfie aquí: wolfie5@mac.com (g)
Advertencia: la siguiente historia puede no ser adecuada para vegetarianos.

INDICE
Parte 1
Parte 2
Parte 3
Parte 4
Parte 5
Parte 6
Parte 7
Parte 8
Epílogo
CONFLICTO DE INTERESES de WEEBOD TRADUCTORA:
PARTE 1
Elish Maloney detuvo su Ford Mondeo azul oscuro en el primer espacio de

estacionamiento disponible. Acercándose al asiento del pasajero, agarró el asa de su
maletín de cuero marrón y tiró de él mientras salía de su auto. Un día, reflexionó, sabía
que el mango gastado se rompería, sus días estaban claramente contados, pero no quería
renunciar a él, le había servido bien. A diferencia de su coche, pensó con tristeza. Cerró
la puerta de golpe al modelo de cuatro años, lamentando el día que lo había elegido.
¡Gracias a Dios que su hermano era mecánico! La próxima vez que fuera a buscar un
coche, se lo llevaría. Sabía que él estaría de acuerdo, ya que les ahorraría a ambos un gran
dolor potencial más adelante.
Prescindiendo de su chaqueta, debido a la continuación de algunos de los mejores

rayos de sol que Irlanda había visto en años, Elish quería aprovechar al máximo cada rayo
que pudiera tomar. Miró alrededor del estacionamiento mientras se dirigía hacia el Centro
Comunitario, allí estacionado a solo unos espacios de distancia estaba el auto de sus
sueños. El Mercedes descapotable plateado había estado apareciendo casi a diario en el 5
aparcamiento durante los últimos dos meses. Recordó fácilmente la primera vez que lo
vio. Habiendo estacionado justo al lado, instantáneamente quiso volver a su automóvil y
moverlo a otro espacio. Brenda, su secretaria fumadora empedernida, estaba afuera
agarrando su primer cigarrillo de lo que seguramente serían muchos ese día.
—Buen coche —dijo Elish en voz alta.
—Pertenece a una hermosa rubia —respondió Brenda perezosamente.
—Rubia afortunada.
Brenda se encogió de hombros fingiendo indiferencia. Sería menos que genial que
la vieran babeando sobre un coche, un tipo, seguro, pero no un vehículo. Elish miró más
de cerca a su relajada secretaria. Su cabello estaba teñido con una combinación de rojo
sobre negro, una lengua perforada completaba el look. La ropa predominantemente
negra era un tema recurrente, su maquillaje era justo presentable, no demasiado negro
alrededor de los ojos y los labios todavía tenían un toque de rojo, pero se estaban
desviando un poco hacia el azul. Elish hizo una nota mental para mantener un ojo en los
labios. La discusión sobre la apariencia de Brenda había sido amistosa, donde llegaron
a un acuerdo sobre el sombreado, pero Brenda tendía a agregar un poco más con el
transcurso del tiempo.
»¿Quién es la rubia? —preguntó Elish.

Brenda acababa de dar una larga calada a su cigarrillo; exhaló el humo mientras
la sacudía cabeza.
—No tengo idea. La he visto salir del auto hace como media hora. La primera vez
que la veo.
Desde aquella mañana de hace dos meses, Elish no había visto ni una sola vez a la
rubia dueña del hermoso auto. Al principio asumió que la rubia había comenzado a
trabajar en el Centro de Rehabilitación de drogas de al lado como psiquiatra o consejera.
Su amiga Naomi había rechazado esa idea durante una de sus frecuentes sesiones de
coqueteo. Era un pasatiempo inofensivo, que ambas encontraban mutuamente
satisfactorio. Elish era una lesbiana que buscaba a otra lesbiana y Naomi era una mujer
heterosexual felizmente casada, se había convertido en una broma entre ellas que había
nacido de una noche de borrachera del personal cuando confesaron su mutuo aprecio por
las miradas de los demás. Ambas eran muy llamativas a su manera, El, con su cabello
oscuro y ojos azules, de casi metro ochenta de altura. Naomi con su piel de ébano y sus
ojos marrones almendrados no mucho más baja. Rápidamente fueron apodadas las
supermodelos cuando Naomi comenzó a trabajar administrando el Centro de
Rehabilitación de drogas, bueno, con los nombres El y Naomi, era solo cuestión de
tiempo.
La única información que Elish logró obtener en dos meses fue de Molly, una de las 6
trabajadoras comunitarias, quien le dijo que había visto a la rubia ir a la carnicería varias
veces. Ahora sabía que era una hermosa rubia con un hermoso auto, que probablemente
no era vegetariana. Por qué Elish estaba tan interesada en esta mujer misteriosa era un
misterio en sí mismo. Se consoló sabiendo que no era la única curiosa. Incluso la relajada
Brenda y la supermodelo Naomi mencionaban a la misteriosa rubia. Ni siquiera quería
pensar en lo que los chicos habían estado diciendo.
Elish se sentó en su escritorio y sacó las carpetas en las que había estado trabajando
la noche anterior del fiel maletín maltratado. Poniéndose un par de anteojos para leer,
encendió su computadora y se sumergió en su trabajo. El desafío continuo de ofrecer
servicios de calidad a la comunidad local mientras se trabaja dentro de las limitaciones
de un presupuesto ajustado era algo que disfrutaba con pasión. Se había vuelto muy
experta en obtener recursos adicionales a través de donaciones y subvenciones en virtud
de un buen marketing y presentación. Ver su trabajo dar frutos como beneficios directos
para la comunidad ofreció su propia recompensa para El. La mantuvo luchando por más.
Un golpe en la puerta interrumpió el ciclo de tecleo y llamadas telefónicas. Levantó

la cabeza y se quitó las gafas.
—Adelante Molly, ¿qué puedo hacer por ti? —El aprovechó la oportunidad para
estirar su espalda rígida. Molly había estado trabajando en el centro durante años, mucho
antes de que Elish comenzara su puesto actual. A pesar de ejercer el papel de esposa,
madre, abuela y trabajadora comunitaria de tiempo completo, Molly parecía encontrar el
tiempo y energía para todos los que conocía. Era una habilidad que Elish envidiaba y
admiraba.
—¿Está todo listo para el sábado? —preguntó Molly, ofreciéndole una mirada de
complicidad.
Oh Dios, Elish gimió internamente, casi se había olvidado de la barbacoa. No sería

tan malo, pero la estaba organizando en su casa este año. La barbacoa anual de verano se
había vuelto casi legendaria desde su creación por El hacía casi cinco años. Todo el
personal comunitario y del centro de rehabilitación era invitado junto con sus parejas.
Ahorraban durante los primeros seis meses del año solo para este evento.
Elish puso una sonrisa en su rostro y trató de sonar convincente.
—Casi.
Molly, que nunca se deja engañar fácilmente, sonrió y se sentó en una silla a su lado.
—Es una lástima, porque iba a ofrecerme para ayudar.
Elish dejó escapar un suspiro de alivio.
—¿Lo harías? —dijo esperanzada, su rostro mostrando claramente su gratitud.
—Aquí está la lista de lo que necesitamos, todo lo que tienes que hacer es conseguirlo 7
y guardar las facturas.
—¡Molly, eres un salvavidas! Gracias.
Molly observó mientras El volvía a ponerse a trabajar y se volvía a poner las gafas.
—Solo una cosa más El.
—¿Qué?
—Si no vas pronto a la carnicería y la licorería, el sábado no tendrán lo que necesitas.

—Molly sonrió mientras la miraba tomar su bolso y salir por la puerta.
—¡Vuelvo en un rato! —dijo mientras salía por la puerta a toda prisa.
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Después de un viaje rápido a la licorería, Elish se encontró de pie en una cola corta
en la carnicería. Aparecía aquí un par de veces a la semana, pero nunca a esta hora del
día. Ociosamente se preguntó si vería a la misteriosa rubia esta vez.
—Buenos días El, ¿qué puedo ofrecerte?
—Hola, Johnnie, tengo una lista para nuestra barbacoa de verano, ¿recogeré todo el
sábado por la mañana? —explicó mientras le entregaba a Johnnie la lista que Molly le
había dado.
—No hay problema, El. Lo tendré todo listo para las diez. ¿Hay algo más que pueda
conseguirte?
Ahora era la única cliente en la tienda y esa era probablemente la única razón que
podía pensar que explicaría lo que dijo a continuación.
—En realidad, Johnnie, lo hay. ¿Dónde está la hermosa rubia que conduce el auto
deportivo? —Se balanceó sobre las puntas de los pies con los brazos cruzados mientras
esperaba el chisme de Johnnie. Era amigo de dos de sus seis hermanos y había visitado la
casa de los Maloney durante años. Cuando Johnnie se quedó allí con la boca abierta, Elish
se preguntó si tenía algún tipo de aflicción. El hombre nunca fue corto de palabras.
—Eh... ella está justo detrás de ti. —Johnnie parecía bastante atónito sorprendido.
Elish se dio la vuelta y, efectivamente, justo detrás de ella había una hermosa rubia.
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Una rubia no muy alta, de encantadores labios carnosos y linda naricita, cuyos ojos
verdes miraban pasivamente a Elish. Vaya. Dios. Mío. Mátame. ¡Mátame ahora!
Elish estaba completamente mortificada. Había abierto su bocota en el peor momento

posible.
—Lo siento mucho. —Esperaba que su disculpa fuera suficiente, pero la opción de
huir parecía cada vez más tentadora.
La rubia no dijo nada; simplemente continuó mirando fijamente a Elish, con los
brazos cruzados sobre el pecho.
»¿Podemos empezar de nuevo? —suplicó El.
—Claro, —fue la simple respuesta que recibió. El no estaba segura si la rubia estaba
ofendida o enojada con ella. No podía leer nada en la intensa mirada que estaba recibiendo
más allá de una tranquila paciencia.
—¡Hola! Soy Elish Maloney. —Ofreció su mano para que la rubia se la estrechara,
junto con una sonrisa de dolor.
—Encantada de conocerte Elish, soy Aisling Keenan. —Tomó la mano ofrecida y la

sujetó en su propia mano cálida.
Elish sonrió con alivio. Parecía que no había ofendido demasiado a Aisling, a pesar
de su pregunta poco sincera a Johnnie. Se tomó un momento para dejar que sus ojos
vagaran sobre la rubia. Más allá de su rostro, realmente no había mucho que ver, ya que
una bata blanca que tenía algunas partes sospechosas de color rosa la cubría.
—Entonces... ¿trabajas aquí? —preguntó El tentativamente.
Aisling asintió,
—Sí, hago las salchichas.
—¿Las haces?
Aisling sonrió ante la incredulidad de Elish. Mantuvo los brazos abiertos para indicar
su atuendo.
—Claro que sí.
Elish estaba viviendo una versión de su propio infierno personal. Aquí estaba parada
justo en frente de una hermosa mujer que le estaba dando todas las oportunidades para
conversar y no se le ocurrió nada que impresionara a la belleza de ojos verdes. Sí, esos
son hermosos ojos verdes. 9
—Entonces, interesante línea de trabajo la que tienes. —Elish escuchó a Johnnie
reírse por lo bajo y giró la cabeza para lanzarle una mirada asesina solo para descubrir
que estaba ocupado con algo. Volviéndose hacia Aisling, le ofreció una sonrisa
encantadora para tratar de cubrir su sensación de ineptitud.
Podía decir que Aisling estaba tratando valientemente de ocultar su propia diversión.
Oh, genial, debe pensar que soy una idiota.
—Bueno, me pongo a picar y proporciono algunas ristras nuevas.
Johnnie aulló de risa y Elish sabía que toda su familia sabría sobre su peor intento de
charlar antes de la cena de esa noche. Se preguntó si su madre la dejaría saltarse el
almuerzo del domingo. Dudaba que la vergüenza fuera una buena excusa. Al mirar esos
ojos verdes que se mantenían firmes con una confianza que casi la desconcertó, vio la
diversión allí y ambas comenzaron a reír.
»Entonces, Elish, ¿qué haces? —La rubia se había apiadado de ella y se lo agradecía.
—Soy la gerente del Centro Comunitario local. —El comenzaba a sentirse más
relajada.
—Estoy segura de que es un trabajo interesante —declaró Aisling con verdadero

interés.
—Lo es. Escucha, podría mostrarte el lugar, dejarte ver lo que hacemos. El centro
siempre está buscando voluntarios en cualquier capacidad, ¿o puede haber algo que
ofrecemos que sea de tu interés? Puedo incluso darte una taza de café gratis. —Elish
estaba mentalmente dándose palmaditas en la espalda por lograr hilvanar una oración
adulta que probablemente no ofendería a Aisling o haría que se sintiera estúpida.
—Me gustaría eso. —Aisling se quitó la bata blanca y se la arrojó a Johnnie—.

Johnnie, me voy a visitar el Centro Comunitario con Elish. —Con eso, ambas salieron
por la puerta, El asegurándose de lanzar una mirada de suficiencia a un desconcertado
Johnnie. Tal vez el almuerzo del domingo no sería tan malo después de todo.
Cuando salieron de la carnicería, Elish pudo ver por primera vez la figura de Aisling.
Era, en una palabra, magnífica. Una camiseta roja ajustada cubría un torso tonificado y
unos vaqueros de cintura baja que abrazaban la figura mostraban un lindo trasero y una
cintura esbelta. Dos pensamientos pasaban por su mente, por favor sé gay, por favor sé
soltera.
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Elish mantuvo abierta la puerta del Centro Comunitario para permitir que Aisling
entrara. Recibió un cortés agradecimiento por su molestia. Podía escuchar la voz de su
madre en ese mismo momento. Recuerda. Los buenos modales no cuestan nada, así que
úsalos. Había sido un consejo que había tomado muy en serio desde una edad temprana.
Hoy estaba especialmente agradecida por ese consejo.
Las paredes del área de recepción estaban cubiertas con soportes para folletos,
ofreciendo una amplia selección que contenían información sobre una variedad de temas,
desde alimentación saludable hasta gestión de deudas. Elish dejó a Aisling para
examinarlos mientras se acercaba a hablar con Brenda.
—Hola Bren, ¿puedes retener todas mis llamadas durante los próximos treinta
minutos? Le voy a enseñar a Aisling el centro.
Brenda miró detrás de su jefa para ver a la rubia propietaria del auto deportivo de pie
leyendo un folleto. Rápidamente miró a su jefa con una mirada de incredulidad en su
rostro.
—¿Cómo? —Brenda se las arregló para graznar.
—Encanto natural —respondió con un guiño—. ¿Retienes mis llamadas?
—Claro, —Brenda se había transformado de nuevo en su fachada tranquila y

relajada.
—Una cosa más, Bren... Deshazte de los labios azules. —Elish se rio cuando Brenda
usó esos labios azules para fingir un puchero.
Se dirigió de regreso a su rubia visitante.
»Como puedes ver, los folletos son lo primero que encuentra cuando ingresa al
edificio. Idea de Brenda, —señaló hacia su secretaria—. Funcionan bien para las personas
que solo quieren obtener un poco de información y Brenda puede continuar con su trabajo,
con menos interrupciones. Las personas solo se acercan a ella si necesitan más
información.
—Muy práctico y eficiente —comentó Aisling.
Elish sonrió.
—La apariencia de Brenda puede no ser del gusto de todos, pero ciertamente hace un
gran trabajo.
—Sí, las apariencias engañan —respondió Aisling.
—Seguro que pueden. —Sus ojos se sostuvieron por una fracción más de lo normal
para un encuentro entre extrañas. Elish esperaba que fuera una buena señal. Rápidamente 11
le presentó a Brenda a la mujer misteriosa antes de comenzar el recorrido.
—Aquí tenemos servicios de empleo. La gente puede venir aquí para todo lo
relacionado con el trabajo. Cualquier cosa, desde ayuda a elaborar un curriculum vitae
hasta sellos postales gratuitos y uso del teléfono para contactar a posibles empleadores.
Te voy a presentar a Adam, el jefe de sección y puede mostrarte el lugar.
Elish miró mientras Adam le presentaba a Aisling a todos los miembros de su equipo.
Era muy solícito, como esperaba que fuera con una mujer hermosa. El notó que la rubia
estaba muy a gusto con todas las personas que le presentaban. Ofreciendo con frecuencia
una sonrisa cálida y una palabra amistosa, parecía tener a todos comiendo de la palma de
su mano con su humor y su carácter tranquilo. Después de que terminó su breve visita
con el personal de Adam, salieron de la habitación con un coro de afectuosos adioses y
una indiscreta mirada lasciva de Adam. Cuando sus ojos se encontraron con el ceño
fruncido de su jefa, rápidamente enterró la cabeza en algunos papeles.
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—¿Por dónde seguimos? —preguntó Aisling con un entusiasmo que la gerente

encontró tanto refrescante como contagioso. Continuó mostrando su centro, explicando
las diversas necesidades que tenía la comunidad para cada servicio ofrecido por el centro.
Finalmente subieron las escaleras a las oficinas de educación comunitaria.
—Hola Molly, ¿dónde están todos? —Elish miró alrededor de la oficina vacía.
—Principalmente en visitas o en reuniones, ¿puedo ayudar? —El pensó

genuinamente en el mundo de Molly. A punto de jubilarse, todos la extrañarían cuando
llegara ese día.
—Molly, me gustaría presentarte a Aisling Keenan, ha venido a echar un vistazo al

lugar.
—Encantada de conocerte Aisling —respondió mientras le ofrecía la mano a la rubia.

Molly se detuvo y la miró un poco más cerca—. Tú conduces el auto deportivo.
Aisling se rio.
—Claro que sí. Encantada de conocerte, Molly.
—Toma asiento, te contaré un poco sobre lo que estoy trabajando. —Molly procedió
a contarle a la rubia todo sobre su último proyecto. Había organizado un baile de té dos
veces por semana para los jubilados en el Ayuntamiento. Al describir el proyecto para 12
Aisling, le proporcionó la información sobre cómo obtuvo todo el proyecto desde la
financiación hasta la publicidad. Elish escuchó atentamente la conversación. Cuando
Molly se acercó a ella con la idea, al principio se mostró reacia a comprometerse con el
presupuesto requerido. El ayuntamiento no era un lugar barato para alquilar, pero hasta
ahora había demostrado ser un gran éxito entre el grupo de más de sesenta años y Elish
estaba encantada con Molly. ¿Por qué… no lo estaría? ¿Lo estaba?
—¿Por qué me miras así? —inquirió Molly.
—Molly, se me acaba de ocurrir una idea.
—Felicidades. —Aisling se rio de la descarada respuesta de Molly.
Elish entrecerró los ojos y miró a la mujer mayor con desconfianza, Molly estaba
sentada luciendo como el gato que se comió al canario. En ese momento supo que sus
sospechas eran correctas. Molly había ideado y se había creado un pasatiempo al que
podría dedicarse cuando se jubilara. Bien por ti Molly. Difícilmente podía quejarse
cuando había tenido tanto éxito con los bailes. Unos minutos más tarde estaban listas para
continuar.
—Hablamos más tarde, Molly, adiós.
—Oh. Elish, ¿puedo hablar un momento antes de que te vayas?
El miró a Aisling, quien entendió su señal fácilmente.

—Te esperaré afuera. —Salió de la oficina y cerró la puerta detrás de ella.
—Sé lo que hiciste —dijo El, con un claro brillo en los ojos.
—Oh, olvida eso, además nunca lo probarás. —Molly la ignoró—. Invitarla a la

barbacoa.
—¿A quién? —preguntó confundida.
—Aisling, por supuesto. Invítala El.
—¿Has perdido la cabeza?
—Cuida tus modales Elish Maloney, no olvides que ahora veo a tu mamá dos veces
por semana.
—¿¿Y…??
—Le voy a decir que has estado charlando con las monjas otra vez.
—¿No lo harías? —Elish parecía horrorizada. Su madre se enfadaría si se enteraba

de que se había estado burlando de las hermanas. 13
—No, no lo haría, pero te lo has creído. —Molly se rio.
—Dios, Molly. No me hagas eso.
—Tsk, tsk. También tomando el nombre del Señor en vano. —A Molly le encantaba
burlarse de su jefa, Elish gimió y se compadeció de ella.
—El, invítala. —Molly suavizó su tono—. Es encantadora, y no creas que no he

notado la forma en que la mirabas —acusó suavemente.
—Ya veremos, Molly. —Con eso El se fue a terminar la gira.
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—Entonces, ¿qué te ha parecido? —Ambas estaban sentadas en el despacho de Elish

bebiendo café.
—Estoy impresionada. La configuración es fantástica. —Aisling estaba

entusiasmada—. ¿Tengo una pregunta?
—Claro, pregunta.
—Si hubiera una cosa que pudieras desear para este lugar, ¿qué sería?
Elish ciertamente no esperaba eso, pero ya sabía la respuesta, era su deseo constante.
—Eso es fácil, más dinero. El simple hecho es que cuanto más tenemos, más
podemos hacer por la comunidad —continuó—: Es la parte más importante y la que
consume más tiempo de mi trabajo. Tratar de obtener subvenciones y donaciones es una
batalla constante; simplemente nunca habrá suficiente.
Aisling asintió, era una historia familiar.
—¿Crees que podrías querer participar en cualquier cosa que ofrezca el Centro, o tal
vez ser voluntaria? —Elish presionó, siempre tratando de alentar a las personas a
involucrarse y hacer uso del Centro Comunitario.
—Tal vez, pero necesito pensarlo un poco más. Seguro que me gustaría ver uno de
los bailes de té de Molly.
—Tú y yo las dos. —Compartieron una risa por eso.

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Después de que terminaron su café, Aisling se despidió, la gerente la acompañó hasta
la puerta, deseando poder pasar más tiempo con la linda rubia.
—Gracias por mostrarme el lugar.
—Ha sido un placer —respondió Elish rápidamente, Aisling había sido una invitada
encantadora.
—Espero verte de nuevo. —Era una declaración que contenía un indicio de algo más,
El se hizo eco de ese sentimiento.
—Yo también. —Compartieron una última mirada prolongada y una sonrisa antes de
despedirse.
Elish se paró junto a la puerta y observó a través del vidrio mientras Aisling cruzaba
el estacionamiento de regreso a la carnicería. Cuando se dio la vuelta para volver a su
despacho, se encontró con una sonriente Brenda que le guiñó un ojo.
—Linda rubia —bromeó Brenda.
—Coche afortunado —fue la respuesta sonriente de su jefa.
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Elish escuchó un suave golpe en su puerta. Se giró para ver a Naomi haciendo una
pose provocativa en su puerta. Quitándose los anteojos para leer, El hizo un espectáculo
al recorrer con los ojos la belleza de piel oscura.
—Muuy linda —ronroneó—. Buenas tardes, señorita Campbell.
—Igualmente, señorita MacPherson.
—Por favor toma asiento. —Le indicó la silla vacía en su despacho, por lo que Naomi
optó por su escritorio. Se sentó en el extremo, con los brazos apoyados detrás de ella.
—¿Quién es la rubia? —Naomi, no era alguien que se quedaba atrás, siempre iba al
grano.
—Vaya, vaya. ¿Detecto una pizca de celos? —bromeó Elish.
—Bueno eso depende. —Naomi se inclinó más cerca de ella—. ¿Sabe que vienes
como un paquete?
El se echó a reír.
—Maldita sea, eres buena, señorita Campbell. 15

—Pero puedo ser muy mala. —Naomi bajó la voz en la última palabra, con la
esperanza de obtener alguna reacción de Elish.
El, hizo un espectáculo de lamerse los labios y levantar una elegante ceja.
—¿Qué tan mala?
—Eres un perro El. —Naomi se rio.
—Eso desearías. —Se burló Elish.
—Así que vamos, quiero detalles. No creas que puedes pasar tiempo en compañía de
una mujer hermosa sin que yo me entere.
—Sabes, solo se ha ido de aquí hace unos diez minutos.
—Lo sé, he querido venir durante la última media hora, pero he pensado que al menos
debería esperar hasta que se hubiera ido.
Elish se rio.
—Este lugar es increíble, todos son un montón de chismosos.
—Sí, sí. Así que vamos, suéltalo. —Naomi hizo a un lado las protestas de su amiga.
—La rubia es la rubia misteriosa, dueña del hermoso auto deportivo. Su nombre es
Aisling.
—¿En serio? —El asintió—. Bien hecho El, ¿entonces misterio resuelto?
—Bueno casi, un poco.
—¿Qué quieres decir? ¿No le preguntaste sobre ella? —Naomi estaba desconcertada.
Elish suspiró:
—Está bien, dime lo que piensas. Es una mujer inteligente, segura de sí misma,
divertida y elocuente que conduce un auto encantador y se gana la vida haciendo
salchichas.
Naomi miró a Elish.
—¿Salchichas? —Arrastró la palabra, claramente no creyéndola—. Me estás

tomando el pelo. No te creo.
—No, de verdad Naomi, hace las salchichas para el carnicero, solo trabaja por las
mañanas. 16
—Bueno, ¿qué tipo de salchichas está haciendo? Deben ser alguna especialidad de
la nouvelle cuisin de lo contrario, ambas estamos en el trabajo equivocado.
—Hasta donde puedo decir, son las mismas que Johnnie vende sin receta, no tienen
nada de especial. Bastante buenas, pero bueno, son solo salchichas. —Elish se encogió
de hombros.
—Hmm, entonces dime, ¿es gay? ¿Soltera? ¿Interesada en ti? ¿Y cuándo la volverás
a ver?
—No sé todo lo anterior —respondió El casualmente, pero no estaba engañando a su

amiga.
Naomi puso los ojos en blanco.
—El, por lo general, si estás interesada en una mujer, la tienes desnuda en una hora.
Elish parecía horrorizada.
—¡Eso es una completa exageración! —Levantó un dedo, en parte para mostrar y en

parte protestar—. Una sola vez sucedió. ¡Y todavía me arrepiento de habértelo contado!
—Cálmate semental. Tus secretos están a salvo conmigo. —Naomi sonrió, encantada
de haber desequilibrado a su amiga.
—Estaba de vacaciones en otro país y estaba caliente —respondió a la defensiva.
—Y las encantadoras damas americanas se enamoraron de tu pintoresco acento

irlandés.
—Me gusta pensar que fueron mis otros encantos los que las influenciaron —
respondió con descaro.
—Bueno, tienes un buen par para estar segura. —Naomi miró con lascivia los
amuletos en cuestión.
—Y tienes el descaro de llamarme perra —se burló Elish.
Naomi le dio un guiño descarado.
—Bueno, ha sido encantador charlar con usted, señorita MacPherson, pero, por
desgracia, debo despedirme de su excelente establecimiento.
—Del mismo modo, señorita Campbell, disfrute de su choza de al lado. Me atrevo a

decir que el paisaje será muy difamado.
—No es agradable El, no es agradable —reprendió Naomi. 17

—No lo hago bien.
—Ya veremos —dijo Naomi crípticamente y luego se fue.
Los ojos de Elish se entrecerraron con sospecha mientras veía partir a su amiga.
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Elish se deslizó entre las sábanas de su cama. Mañana iba a ser un gran día. Repasó
los preparativos en su cabeza, asegurándose de que no se hubiera dejado nada. Molly
había sido de gran ayuda, ya que había hecho otra lista que podría usar para asegurarse
de obtener todos los condimentos correctos del supermercado. Había ido a la licorería esa
tarde y había recogido todo el alcohol que se necesitaría para el día siguiente. Ahora solo
tenía que hacer un viaje a la carnicería mañana por la mañana para recoger el pedido de
carne. Eso trajo pensamientos sobre Aisling y se preguntó si vería a la rubia mañana en
la carnicería. Cayó en un sueño irregular, con pensamientos de la barbacoa y cierta rubia
misteriosa nadando alrededor de su cabeza.
—Hola Johnnie, ¿tienes mi pedido listo?
—Claro que sí, El. Estoy un poco ocupado. ¿Puedes pasar por la parte de atrás y
recogerlo tú misma?
Extraño, pensó Elish mientras se abría paso detrás del mostrador y a través de la
parte trasera de la carnicería.
—¡Oh Dios! —jadeó. Allí, de pie frente a ella, vistiendo nada más que un delantal
de carnicero a rayas estaba Aisling, la misteriosa rubia fabricante de salchichas.
—Hola El —la saludó en un tono sensual—. He pensado que, ya que fuiste tan
considerada el otro día, me gustaría devolverte el favor y mostrarte un poco de lo que
hago aquí. —Su sonrisa era depredadora y Elish solo pudo asentir en respuesta muda.
Aisling sacó un delantal de carnicero idéntico al que usaba de un gancho y se lo

entregó.
»¿Por qué no te lo pones mientras empiezo a preparar los ingredientes?
—C… claro —tartamudeó Elish. Sin pensarlo más, se despojó de su ropa y se puso
el delantal. 18
—Bueno, El, realmente te has metido en el papel, veamos qué tan buenas son tus
habilidades para hacer salchichas, hmm.
Elish tragó saliva.
—Está bien, —se las arregló para chillar.
—Te voy a mostrar cómo hacer unas maravillosas salchichas de cerdo. —La morena
observaba absorta mientras Aisling acercaba un taburete de madera a la mesa donde
estaba el equipo para hacer salchichas. Sacó un gran trozo de carne de una bandeja de
acero y lo puso en un recipiente de acero inoxidable—. Esto es lomo de cerdo, —Elish
continuó mirando mientras la rubia pasaba un cuchillo limpio y afilado sobre el trozo de
carne—. Es el corte de cerdo más caro porque es magro, tierno y sin huesos —terminó
en un susurro entrecortado. Aisling comenzó a cortar el gran trozo de carne en cortes
más pequeños, eliminando la grasa a medida que avanzaba—. Esto es lo que me hace
una buena fabricante de salchichas, El. Me preocupa lo que pongo en ellas, al igual que
un enólogo selecciona las mejores uvas para un buen vino. —Elish asintió y se lamió los
labios mirando la forma en que Aisling acariciaba su carne de cerdo especialmente
seleccionada—. Verás, El. La buena elaboración de salchichas es un arte culinario muy
respetado. —Miró a la morena—. Acércate, quiero que veas todo lo que hago. —El se
movió para pararse a su lado, el ritmo de su corazón aumentaba a medida que aumentaba
su proximidad a la sexy rubia—. Ahora usamos la picadora para moler la carne gruesa,
así. —Aisling demostró—. Luego agregamos los otros ingredientes, preparé los
anteriores y los mezclé con agua. Desearía poder decirte qué había en estos platos, pero
ay El, no puedo. Es mi receta secreta especial, o como me gusta llamarla, los ingredientes
mágicos que me dieron un coche deportivo. —La morena sintió como si estuviera siendo
hipnotizada—. Ahora mira como trituro todos los ingredientes juntos, esto distribuye
todos los ingredientes de manera uniforme en toda la mezcla. Puede que no lo suene,
pero esta es una parte muy importante del proceso de elaboración de salchichas.
Conseguir el sabor correcto el equilibrio es fundamental para producir los mejores
embutidos. Y El... mis salchichas son las mejores —terminó en un susurro entrecortado
mientras le clavaba una mirada profunda y penetrante.
Elish se encontró en un dilema. Estaba de pie mirando a una hermosa mujer casi
desnuda acariciar la carne cruda. ¿Podría una situación ser más ambigua para ella?
Esta era la pregunta corriendo alrededor de su cabeza mientras observaba a Aisling
transferir la carne molida a la máquina para hacer salchichas. La rubia se levantó del
taburete de madera y le ofreció el asiento.
»Ahora, para tener experiencia práctica, puedes hacer el relleno —susurró

sensualmente en el oído de El. Aisling sonrió mientras se paraba detrás de ella y la
guiaba a través de los pasos necesarios involucrándose en el proceso final.
»Eso es todo, introduce la mezcla lentamente en la tripa. Gira el mango a un ritmo

constante. Siente como tu cuerpo se vuelve uno con la carne y la máquina.
19
—Hmmm —gimió Elish al sentir el cuerpo de Aisling presionando contra su espalda.
Mirando la cadena larga de salchichas sin unir aparecer y enroscarse en el tazón de
metal, podía sentir a la rubia respirar crecer rápido y superficial como el cuenco lleno
de sus esfuerzos artísticos.
—Oh, sííííí —siseó Aisling—. Es hermoso, no puedo esperar para probarlo.
Los ojos de Elish se abrieron con incredulidad. Miró alrededor de su dormitorio sin
poder creer del todo el contenido del sueño que estaba recordando. Ay dios mío. ¡Acabo
de tener un sueño erótico sobre salchichas!
₪₪₪₪₪
Elish estaba en su cocina mirando por la puerta trasera hacia el jardín. El sol estaba
brillando. Su parrilla de barbacoa estaba en el patio lista para la acción. El patio y el
césped estaban cubiertos con varias formas de sillas que poseía o que había tomado
prestadas para ese día. Miró su reloj de pulsera; era la 13:45, no mucho antes de que sus
invitados comenzaran a llegar. Pensando en años anteriores, estaba preparada para lo
peor. La barbacoa anual del personal, siempre era un asunto bullicioso; era un día para
relajarse y desahogarse. La morena se alegró de que su vecino más cercano estuviera unos
cincuenta metros más abajo. Su casa de campo estaba en las afueras de la ciudad, lo que
ofrecía más privacidad, además de que la anciana señora Fitzgibbon, la vecina más
cercana, era un poco dura de oído, lo que seguramente sería una ventaja adicional después
de unas horas de beber. Elish recordó con cariño la conversación que había compartido
ayer con su vecina.
Elish caminó por el sendero hasta la casa de campo donde la señora Fitzgibbon vivía
sola después de que su esposo falleciera hace unos años. Tocó el timbre y esperó que su
vecina con problemas de audición realmente lo escuchara. ¡Ciertamente fue lo
suficientemente fuerte, recordándole a la campana de una iglesia!
—Hola Elish. Pasa querida.
El sonrió cortésmente y siguió a la señora Fitzgibbon a su casa. Sabiendo que la

anciana no tenía muchas visitas, siempre aceptaba la invitación que le hacía la amable
mujer mayor cuando era posible. Sentada en el cómodo sofá, bebiendo té y comiendo
galletas, Elish escuchaba la charla de la señora Fitzgibbon que era una dama interesante
con una historia a veces fascinante.
20
—¿Cómo estás Elish?
—Muy bien señora Fitzgibbon. Gracias por preguntar. ¿Y usted? ¿Cómo está la
artritis?
—Oh, eso es horrible querida. ¿Has tomado algo? Sabes, he pensado que algo anda
mal con tu voz; no suena igual. Justo le estaba diciendo a Karen el otro día, ¿conoces a
Karen? Trabaja en la oficina de correos. Bueno, el correo simplemente no está llegando
a tiempo…
Y así siguió. Lo cual era una de las principales razones por las que Elish había
optado por escuchar en lugar de hablar con la señora Fitzgibbon.
Elish recordó que salió de la casa sin decirle a su vecina sobre la parrillada. Decidió
pasar una tarjeta a través de su buzón en su lugar, lo que había hecho esa misma mañana.
En la remota posibilidad de que la señora Fitzgibbon escuchara algo, al menos sabría
que podría estar viniendo de su cottage1.
1 Cottage: casa de campo, algunas similares a cabañas.

Elish fue sacada de sus cavilaciones por el sonido de su propio timbre. Y así
comienza. Respiró hondo antes de abrir la puerta de su casa al primero de sus muchos
invitados que llegarían ese día.
—Oh, te ves bien organizada Elish —pronunció Molly mientras dejaba un tazón de
pasta de atún, su contribución a los platos de acompañamiento. El no se había sorprendido
al descubrir que los primeros en llegar en la tarde eran Molly y su esposo Bill; siempre
podía confiar en Molly para asegurarse de tener las cosas bajo control.
—Eso espero, Molly, he estado preocupada por esto desde que me lo recordaste —
respondió pareciendo un poco ansiosa.
—No te preocupes, Elish, solo toma unas copas y relájate por el día. Ahora, ¿hay
algo en lo que pueda ayudarte?
Los siguientes cuarenta y cinco minutos vieron a Elish constantemente de un lado a

otro saludando a sus invitados a medida que llegaban. Un conteo rápido le aseguró que
casi todos estaban allí. Justo antes de las tres vio la llegada de Naomi, su esposo Declan
y una invitada muy inesperada, Aisling, conductora del auto deportivo, misteriosa
salchichera rubia. Elish saludó a sus invitados y le dio a Naomi una mirada que claramente
advertía que tenía que dar algunas explicaciones.
21
Susurró apresuradamente:
—Ella cree que ha sido invitada, —le hizo saber a El cuál era su posición, por lo que
optó por un saludo que siguió el juego de la farsa.
—Hola Aisling, me alegro de que hayas podido venir.
—Gracias por invitarme. —Aisling sonrió.
Elish sonrió preguntándose cuándo exactamente había comenzado a sufrir su actual

ataque de amnesia.
—De nada.
Después de eso, el día de El dio un giro inesperado cuando trató de acorralar a las
sospechosas habituales sin levantar sospechas. La primera fue Naomi, ya que Aisling
había llegado en su auto, la señorita Marple no tardó en darse cuenta de que estaba
involucrada.
Elish había sido paciente. Estaba conversando con sus invitados mientras observaba
encubiertamente a Naomi, esperando la apertura correcta. Pasó el resto de su tiempo
observando discretamente a Aisling. Después de todo, la multitarea era su fuerte. Observó
cómo Naomi se dirigía a la cocina, se excusó de una conversación aburrida y profunda
sobre el consumismo con Michael, el trabajador social, con el pretexto de conseguir otra
copa de vino.
—¿Qué te ha tomado tanto tiempo? —preguntó Naomi con una sonrisa en su rostro.
—Estoy segura de que no tengo idea de lo que estás hablando —inhaló El.
—Solo he venido aquí porque estaba harta de que me miraras, he pensado que nos
haría un favor a los dos y te sacaría de tu miseria.
—Bien, ¿suéltalo? —exigió El.
Naomi fingió temblar.
—Me encanta cuando te vuelves completamente dominante conmigo. —El

simplemente la fulminó con la mirada.
Naomi suspiró.
»Está bien, fui a la carnicería e invité a Aisling a tu barbacoa.
—Eso está claro, así que dime por qué me ha agradecido la invitación.
—Oh, eso sería porque cuando extendí la invitación, le dije que lo estaba haciendo
en tu nombre —respondió Naomi casualmente. 22
—¿Qué te poseyó para hacer eso? —farfulló El.
—¡Bueno, obvio! Porque te gusta —respondió Naomi claramente afirmando lo

obvio.
—¿E hiciste todo esto por tu cuenta? —Su pregunta contenía más que un atisbo de
sospecha.
Naomi miró al suelo brevemente y Elish supo al instante que estaba pensando qué
hacer.
»La verdad Naomi.
—Mira, ella no ha querido hacerte daño, solo quiere verte feliz —suplicó Naomi.
—¿Quién? —exigió Elish.
—Molly. —Levantó las manos en un gesto apaciguador—. En realidad, solo piensa

en lo mejor para ti. Me llamó y me contó todo sobre Aisling y cómo las dos eran perfectas
la una para la otra. Después de hablar contigo, la llamé de nuevo y me dijo que te pidió
que la invitaras. Le dije que nunca lo harías, así que...
—Así que a las dos se les ocurrió un plan —terminó El, viendo claramente cómo se
había desarrollado esto.
Naomi parecía avergonzada.
—Eh, sí.
—Naomi. —Elish pronunció su nombre, mostrando su exasperación con su amiga

entrometida.
—No culpes a Molly, El. Realmente solo quiere verte feliz.
—Amenazaría con colgarla, pero tiene algo sobre mí. Sabe que no puedo tocarla —
murmuró para sí misma.
Naomi levantó las cejas.
—Oh, esto tengo que escucharlo.
—Me está amenazando con decirle a mi mamá que he estado charlando con las
monjas.
Naomi se echó a reír.
—¡La descarada! Sin embargo, te lo mereces, no deberías estar charlando con 23

mujeres del clero.
—Ellas lo disfrutan. —Se defendió Elish—. Si me detuviera, estarían decepcionadas,

además es un...
Naomi la interrumpió.
—No te atrevas a decirlo.
—Hábito —terminó El, con picardía.
—Ese chiste es tan cursi como las frases que le das a las monjas.
—Sólo estás celosa.
Naomi se puso seria por un momento.
—Prométeme que aprovecharás al máximo esta oportunidad, El no creas que no te

he visto mirándola durante la última hora.
Elish reflexionó que no era la única que podía realizar múltiples tareas. ¡Demasiado
para ser discreta!
—Lo pensare.
—Buena niña. —Naomi sonrió, creyendo que su trabajo estaba completo.
₪₪₪₪₪
A las cinco de la tarde la fiesta estaba en pleno apogeo. Todos habían comido hasta
saciarse y el alcohol fluía por completo. El jardín trasero de Elish estaba repleto de
invitados sentados en sillas o sentados en el césped. El lugar estaba lleno de risas y
conversaciones. Por primera vez esa tarde, El se encontró sentada junto a Aisling en el
césped. La rubia se había sentado a su lado después de regresar de una visita al baño.
—Es muy divertido —dijo Aisling mientras se sentaba en el pasto. Elish se tomó un
momento para dejar que sus ojos recorrieran la carne expuesta ante ella. La rubia vestía
pantalones cortos y una linda blusa de algodón sin mangas. Podía ver su definición
muscular en los brazos y piernas. Nada demasiado voluminoso, pero claramente se
mantenía en forma. Tenía una ligera capa de pecas en los brazos. La morena pensó que
eran lindas, no era algo inusual en Irlanda seguro, pero las pecas de Aisling eran más
fascinantes que las de cualquier otra persona. Incluso sus pies eran lindos, pensó, mientras
paseaba la mirada por sus piernas hasta donde sus pies estaban cruzados a la altura de los 24
tobillos. Un par de sandalias que le dejan los dedos de los pies al aire.
Ambas estaban bebiendo vino blanco y Elish alcanzó la botella cercana para llenar
sus vasos de plástico. Todos los pensamientos de mantener las botellas frías en el olvido.
—¿Estás tratando de emborracharme? —bromeó Aisling.
Elish sonrió.
—Solo siendo una buena anfitriona.
Bebieron su vino en un agradable silencio hasta que Elish se armó de valor para hacer
la pregunta que la había estado molestando desde que se conocieron en la carnicería.
»Espero que no pienses que estoy siendo demasiado atrevida, pero ¿cómo es que una
fabricante de salchichas a tiempo parcial puede permitirse conducir un automóvil tan
caro?
Aisling sonrió, no estaba sorprendida de escuchar la pregunta.
—Mi padre me compró el auto. Fue un regalo por mi vigésimo primer cumpleaños.
—Guau, eso es un gran regalo.

—Claro que sí —respondió suavemente, pero la morena detectó un indicio de algo

subyacente en su tono.
—No lo querías —dijo Elish. Sabiendo que era verdad.
Aisling la miró, un poco sorprendida de que hubiera sido tan perspicaz. Le había
impresionado la forma en que la morena manejaba a las personas que la rodeaban durante
la breve visita de hace unos días. Tenía excelentes habilidades con las personas, pero se
había dado cuenta de que también tenía un lado afectuoso. Parecía conocer realmente a
la gente.
—No quiero sonar desagradecida. Quería un auto, estaba encantada de tener un auto,
pero la verdad es que me habría conformado más con algo menos llamativo, ¿sabes?
Elish lo sabía, había sentido que había más en el auto que ser un llamativo símbolo
de estatus. Aisling simplemente no parecía ese tipo de persona; lo sabía a los cinco
minutos de conocerla.
—¿Todavía estoy desconcertada por algo?
Aisling sonrió.
25
—¿Por qué estoy haciendo salchichas?
El, asintió.
La rubia se aclaró la garganta, era hora de sincerarse.
—No lo hago.
Elish miró desconcertada.
—Pero dijiste...
—Lo sé, pero no pude evitar engañarte. Quiero decir que acabas de preguntarle a
Johnnie sobre mí... —Sintió que El aún no estaba viendo el lado divertido de las cosas.
—Llevabas una bata blanca. —Elish hizo un gesto hacia la rubia para enfatizar su
punto.
—Lo sé, tengo que usarla cada vez que paso por la carnicería debido a la carne cruda
en la parte de atrás. La uso como un atajo a las oficinas arriba de la tienda; no puedo
acceder a ellas desde el pub debido a las renovaciones. Cada vez que estoy en el pub, uso
un casco. Tengo que usar la ropa adecuada a mi entorno.
Elish estaba cada vez más desconcertada.

—¿Entonces no haces salchichas?
—Ah, no, trabajo para mi padre, como su contadora. Es el dueño del complejo
comercial, es tu casero El.
Los ojos de Elish se abrieron con incredulidad ante lo que estaba escuchando, ¡esta
pequeña descarada la había engañado a lo grande!
»Lo siento, El, no pude evitarlo el día que nos conocimos. Quiero decir, acababas de
preguntarle a Johnnie sobre mí, llevaba puesta la bata blanca y… —Se encogió de
hombros mientras trataba desesperadamente de mantener risa adentro, su rostro
contorsionándose por el esfuerzo. Elish estaba a punto de decir algo cuando sus palabras
fueron interrumpidas por los gritos de algunos de sus invitados.
—¡Bebe! ¡Bebe! ¡Bebe! ¡Bebe!
Elish gimió cuando se dio cuenta de que la noche estaba a punto de ser elevada al
siguiente nivel. Los juegos estaban a punto de comenzar. Se giró para ver a Rosie, otra
trabajadora de educación comunitaria, y Adam compitiendo entre sí para tomar una pinta
de Guinness. Rosie lo venció fácilmente, él nunca aprendería, nadie vencía a la gran Rosie
cuando se trataba de beber una pinta. Su pérdida fue beber un vaso de whisky.
Normalmente eso no sería tan malo, pero estas eran copas caseras. El sabía que Adam se 26
iba a arrepentir de esto.
Todos los años a alguien se le ocurría un juego nuevo e ingenioso, este año no fue la
excepción cuando, después de un juego de verdad y reto, los trabajadores de Educación
Comunitaria sacaron dos bolsas de basura llenas de ropa que habían tomado prestada de
la tienda benéfica local. Tenías que seleccionar una tarjeta que tuviera escrito un estilo de
música, vestirte apropiadamente y luego cantar hasta que alguien adivinara el estilo. El
primero fue Steve, uno de los consejeros de drogas, estaba de pie vestido con camisa y
corbata, sosteniendo una pinta de cerveza y cantando viejas canciones durante más de
cinco minutos hasta que alguien adivinó que era un cantante de pub.
Aisling salió vestida con una camiseta rasgada y unos vaqueros descoloridos que le
quedaban demasiado grandes. Comenzó a saltar y gritar anarquía mientras tocaba la
guitarra, la gente solo tomó unos segundos para adivinar que era una rockera punk. Elish
quedó impresionado con la forma en que Aisling se lanzó al juego. Claramente le gustaba
divertirse. Cuando El sacó una tarjeta y leyó la palabra “rapero”, no podía creerlo. Habría
premios para ciertas actuaciones y las peores seguramente implicarían pérdidas. Bebió un
poco más de vino y decidió darle todo lo que tenía. Al revolver la ropa, encontró una
gorra de béisbol, unos pantalones de chándal holgados y una sudadera con capucha.
Tendría que servir.
Elish caminó con toda la actitud que pudo reunir y se pavoneó por el jardín trasero,
con su gorra de béisbol de costado. Empezó su rap, que estaba inventando sobre la
marcha.
—Mi nombre es Elish, eso es con una E.

Sé lo que quiero, así que no me jodas
También me gustan los médicos, las monjas y los contadores
Así que será mejor que tengas cuidado porque voy por ti
El jardín estalló en vendavales de risa mientras puntuaba su actuación con la mano

movimientos y agarrándose la entrepierna. Recordó haber visto a Eminem hacer eso en
MTV2, le había parecido extraño, pero pensó que tal vez solo necesitaba asegurarse de
que todavía estaba allí. Todos adivinaron fácilmente el estilo de su canción y terminó
sonriendo y moviendo un poco las caderas solo para mejorar. Fue solo cuando fue a
quitarse la ropa que recordó su línea sobre contadores. ¡Oh, mierda!
A las diez en punto, la fiesta seguía siendo fuerte, pero algunas personas comenzaban
a verse un poco mal. Adam había tratado de charlar con Aisling, y poco después vomitó
en los rosales. Elish hizo una nota rápida para sacar la manguera del jardín mañana. Dos
de los consejeros de rehabilitación de drogas estaban fumando hachís. Cuando El le
señaló esto a Naomi, se tapó los oídos con las manos y dijo:
—La, la, la, no puedo oírte. —Rosie se había unido a ellos, ¡pero El razonó que no
era una consejera de drogas!
27
Elish necesitaba orinar, así que se dirigió al baño interior y lo encontró lleno. Como
no quería esperar en la pequeña cola que se había formado, decidió dirigirse al baño de
arriba. Allí encontró a Naomi parada afuera con la oreja pegada a la puerta.
—¿Qué estás haciendo? —preguntó claramente desconcertada por el

comportamiento de su amiga.
—Shh. —Poniendo un dedo en sus labios, le indicó que fuera a la puerta y se acercó
—. Escucha.
—¡Dios mío, alguien está teniendo sexo en mi baño! —chilló Elish.
—No seas tan mojigata, El. Quiero saber quién es.
—No seas tan pervertida —replicó El.
Naomi se burló, sabía que Elish estaba tan interesada como ella, solo protestando
porque era su baño.
—Como si no quisieras también saberlo.
2 MTV: canal de televisión.

—Quizás. —El se agachó cerca de la manija de la puerta y empujó la tapa del ojo de
la cerradura a un lado—. Entonces, pervertida, echa un vistazo.
En circunstancias normales, Elish nunca le habría mostrado el ojo de la cerradura y

Naomi nunca había aprovechado la oportunidad para mirar, pero ambas estaban
borrachas, así que Naomi miró con El inclinada sobre ella tratando también de mirar.
»¿Que puedes ver? —susurró El.
—Espera, nada todavía. —Volvió a mirar—. ¡Dios mío, veo pies!
—¿Quién es? ¿Describe el calzado? —Elish definitivamente estaba ahora interesada.
—Espera, ambos conjuntos van en la misma dirección.
El miró desconcertada.
—¿Qué significa eso?
—Significa... —Naomi movió sus caderas—, están en la misma posición que

nosotras.
28
Elish miró hacia abajo para ver su pelvis acurrucada detrás de la parte trasera de
Naomi.
—Ooh, pervertida. —En un ataque de alegría, El agarró las caderas de su amiga y

fingió joder su trasero. Naomi comenzó a reír y trató de liberarse. A continuación, la
puerta del baño se abrió de golpe y ambas cayeron dentro, El aterrizó encima de Naomi.
Elish miró hacia arriba para ver a Brenda atónita y claramente avergonzada agarrar
la mano de su novio y sacarlo del baño.
»¡Ups! —exclamó El.
—Eso es lo que estaba tratando de decirte, pero estabas demasiado ocupada

empujándome. —Ambas se echaron a reír por lo que acababa de pasar, Elish todavía
estaba tirada encima de Naomi—. Oh, pero tu trasero es tan irresistible.
—¡Quítate de encima, El! —chilló Naomi mientras se retorcía debajo de su amiga,

incapaz de reunir la fuerza para liberarse, porque todavía se estaba riendo. Solo el sonido
de una garganta aclarándose detrás de ellas hizo que Elish se detuviera. Allí, de pie contra
la pared con los brazos cruzados sobre el pecho, estaba Aisling. Una ceja levantada y una
sonrisa en su rostro.
—No se detengan por mí, estaba disfrutando el espectáculo.

Elish se puso de pie, con una mezcla de horror y vergüenza luchando por territorio
en su rostro.
Se quedó mirando a Aisling con la boca abierta y sin palabras.
Naomi se puso de pie de un salto mirando a El.
—Oh, eso es genial, te aprovechas de mí y ni siquiera me ayudas a levantarme. —Le

guiñó un ojo a Aisling, mientras pasaba junto a ella y se dirigía a bajar las escaleras para
dejarlas solas.
Elish se aclaró la garganta.
—Ejem, ah, ¿cuánto has visto?
—Suficiente —respondió Aisling con un brillo en sus ojos.
—Naomi y yo no estamos, ah, ya sabes, solo coqueteamos, sin causar daño.
—Oh, ¿así es como lo llamas? —El no dijo nada—. Y pensaba que ambas estaban
tratando de espiar a dos personas que tenían relaciones sexuales. Llamaría a eso
voyeurismo, o ser un mirón, o Tomassina según sea el caso. 29
—Pero nosotras… —Elish hizo un gesto débil.
—Ohh, ya veo. ¿Te refieres a la parte en la que estabas follando el trasero de Naomi?
Coqueteo inofensivo, eh, solo que no estoy segura de que eso se sostenga en un tribunal
de justicia.
El se quedó clavada en el lugar, con la mandíbula floja.
»Te he visto mucho esta noche, Elish Maloney. También he oído hablar mucho de ti.
¿Sabes que hay bastantes personas dispuestas a compartir información sobre ti?
—¡Las serpientes! —interrumpió El.
Aisling continuó:
—Incluso podría ir a la capilla mañana para ver a las monjas, he oído que también
tendrán algunas historias que contar.
—Las monjas son las únicas personas en las que confío para darte buena información.
—dijo Elish preocupada por el tipo de historias que le habían contado.
—¿En serio? Es una lástima, porque he oído la buena jefa que eres, un partido
fantástico. ¿Podría continuar?
—Tal vez algunos saben de lo que están hablando —aseguró El.
—Realmente no me importan lo que digan, he visto suficiente.
—¿Lo has visto? —La voz de la morena tenía un indicio del temor que estaba
sintiendo.
Aisling sonrió.
—Definitivamente.
Liberando un suspiro que no sabía que había estado conteniendo, Elish se relajó con
una sonrisa fácil. Al ver una oportunidad, decidió arriesgarse.
—Entonces, estaba pensando, tal vez podríamos salir en algún momento —preguntó
vacilante.
—Me gustaría.
—¿Esta semana?
—Estoy libre el miércoles. 30

—Excelente. —Elish se sintió aliviada—. ¿Te gustaría ir a tomar algo o tal vez ver
una película?
Aisling sonrió.
—Cualquiera de los dos está bien, El. Te daré mi número y puedes llamar y confirmar
—Genial, dame un momento, vuelvo enseguida. —Caminó hasta su habitación al

lado y recogió el bolígrafo y el bloc que guardaba junto a su cama, cuando se dio la vuelta
para irse, vio a Aisling parada justo al otro lado de la puerta.
—Lo siento, alguien estaba subiendo las escaleras, así que yo... —Aisling se quedó
sin palabras, no estaba segura de qué hacer cuando escuchó a alguien subir las escaleras,
en retrospectiva, parecía una idea tonta entrar en la habitación de Elish. Se sentía atraída
por la morena; pero simplemente no quería darle una idea equivocada, o parecer fácil.
—No, está bien. Adelante. —Aisling entró en el dormitorio y se sentó en el borde de

la cama. El se sentó junto a ella y le entregó el bolígrafo y el papel para que escribiera sus
detalles.
—Ese es de mi casa y mi número de móvil.
—Gracias. —El tomó la pluma y el papel y escribió sus propios detalles en una hoja
para la rubia—. Estos son mis números.
—Gracias, —Aisling vaciló un momento—. El, ¿de verdad me invitaste aquí hoy?
—Su mano acarició ociosamente la funda nórdica—. Es solo que cuando me has visto
por primera vez hoy, parecías sorprendida, bueno, en realidad parecías atónita.
Elish sabía que no podía mentirle. Decir la verdad era la única opción real que tenía.
—No, no lo hice. Nos tendieron una trampa y bajo otras circunstancias podría haber
estado un poco molesta por la intromisión de un par de amigas, pero no lo estoy.
Realmente quería invitarte yo misma.
—¿Por qué no lo hiciste?
Elish se tomó un momento para considerar esa pregunta.
—Me sentía un poco tímida. Sé que puede ser difícil de creer después de lo que has
presenciado hace unos momentos —agregó irónicamente—, pero pareces sacar a la niña
tímida que hay en mí.
—¿De verdad? —cuestionó Aisling un poco sorprendida por la admisión.
Elish asintió.
31
—De verdad. Me gustas Aisling; eres inteligente, divertida y hermosa. Supongo que
eso me puso un poco más nerviosa.
Aisling se sonrojó de un hermoso color rosa, para deleite de El.
—Supongo que, ya que estás siendo tan honesta conmigo, debería devolverte el
favor. —Las orejas de Elish se aguzaron ante esto; estaba muy interesada en lo que
Aisling tenía que decir —. Cuando estaba parada detrás de ti en la carnicería el otro día,
no fue un accidente. —Las cejas de la morena se dispararon ante esta confesión—. Te he
visto antes un par de veces y pensaba que eras un bombón. He estado volviendo loco a
Johnnie en la carnicería haciendo preguntas sobre ti. Me sugirió que encontrara una
manera de presentarme y eso es lo que estaba a punto de hacer ese día, pero primero le
preguntaste a Johnnie sobre mí.
Ambas se rieron de la forma en que se habían desarrollado las cosas.
—Aunque me encantaría quedarme aquí charlando, supongo que será mejor que vaya
a ver cómo les va a mis invitados.
—Sí, por supuesto. Realmente hoy me he divertido mucho.
—Yo también. —Ambas se miraron, sin querer realmente moverse de su tranquilo

santuario. El, simplemente porque era la anfitriona, se obligó a ponerse de pie. Le ofreció
a la rubia su mano para ayudarla a ponerse de pie.
—¿Te llamo el lunes para confirmar los detalles para el miércoles?
Aisling asintió.
—Lo espero con ansias.
Elish se sintió inclinarse hacia adelante lentamente, sabía que estaba borracha y eso
era un factor importante en el riesgo que estaba tomando, pero solo tenía que saborear los
labios de la rubia.
Lentamente rozó sus labios sobre los de Aisling. Fue el más suave de los toques. El
se inclinó hacia atrás una fracción, dejando meros milímetros entre ellas, cuando Aisling
no hizo ningún movimiento para retirarse, la besó de nuevo, esta vez demorándose más.
Las manos de la rubia se abrieron paso hasta las caderas de El ofreciendo más aliento. El
profundizó el beso mientras Aisling respondía a su toque. Alguien gimió, Elish no estaba
segura de quién. Su mano se movió hacia el cabello de la contadora, los dedos acariciando
suavemente la parte posterior de su cuello. Un carraspeo hizo que se separaran. El miró
hacia la puerta para ver una sonrisa sin disculpas en el rostro de Naomi.
—Odio interrumpir tu pequeña fiesta, pero algunos de tus invitados están

comenzando a irse.
32
—Está bien, gracias Naomi. —Miró a Aisling—. Supongo que será mejor que vuelva
abajo.
₪₪₪₪₪
Casi dos horas después los últimos invitados se marchaban. Había sido un día muy
largo, pero que Elish había disfrutado inmensamente. Naomi, Declan y Aisling eran los
únicos invitados que quedaban. El acababa de entrar en la cocina poniendo unos vasos en
el fregadero para lavarlos más tarde. Naomi apareció detrás de ella.
—Ahora nos vamos nosotros, semental, ah, ¿supongo que vamos a llevar a Aisling a
casa?
—¡Por supuesto! —balbuceó El.
—Bueno, ya sabes, después de lo que he visto en tu dormitorio...
—Me gusta mucho, Naomi. No voy a arriesgarme a arruinarlo tratando de acostarme

con ella incluso antes de que tengamos una cita.
—Sólo bromeo, estoy muy feliz por ti. Espero que las cosas funcionen.
—Gracias Naomi. —Aligeró el estado de ánimo de nuevo—. Te das cuenta de que

estoy fuera de los límites ahora, ¿no más coqueteo?
—Ya veremos. —Naomi miró con lascivia y Elish se rio—. Escucha, te daremos un
poco de privacidad para decirle buenas noches a Aisling. La voy a enviar aquí.
—Espera… —Nunca llegó a terminar su protesta. Aisling entró en la cocina

momentos después.
—Naomi ha dicho...
—Nos han tendido una trampa otra vez. Traté de detenerla, pero ha insistido en que
tuviéramos un poco de privacidad para decir buenas noches.
—Ah, ya veo. —Aisling agachó la cabeza. El momento fue un poco incómodo para
ambas.
—Te llamo el lunes —dijo El en voz baja.
—Estoy deseando que llegue.
Ambas rieron, un poco nerviosas. 33

—Mejor me voy —dijo Aisling.
Elish asintió.
—Claro. —Caminó hacia adelante para llevar a Aisling de regreso con sus amigos,
cuando la mano de la contadora se puso en su brazo detuvo su impulso, sus brazos se
deslizaron uno alrededor del otro mientras se fundían en un cálido abrazo. Elish se inclinó
hacia atrás y miró a los ojos de la rubia, le acarició la mejilla y se inclinó para darle otro
beso. Con todo el largo de sus cuerpos apretados, este beso fue un poco más íntimo que
el anterior que compartieron.
Elish gimió consternada y se apartó de Aisling.
»Dios, no quiero dejar de besarte —dijo un poco sin aliento por la actividad y la
excitación que comenzaba a filtrarse a través de su cuerpo.
—Yo tampoco… pero supongo que tenemos que hacerlo —se lamentó Aisling.
—Sí. —Tomó la mano de Aisling y la condujo hacia la puerta principal donde Naomi
y Declan esperaban.
—Ah, aquí están —dijo Declan—, Naomi ha dicho que las dos tardarían al menos
veinte minutos. —Se rio mientras ambas miraban demasiado a Naomi, quien solo se
encogió de hombros. Se despidieron y El y Aisling compartieron un último beso casto

antes de dirigirse al auto.
—Buen viaje a casa, chicos —dijo Elish y con un gesto final el auto comenzó a
alejarse.
Cerró abajo, mirando a su alrededor mientras pasaba. Su casa no se veía tan mal
considerando la fiesta que había organizado. Subió las escaleras hasta el baño, haciendo
su rutina nocturna antes de deslizarse bajo el edredón y esperando dulces sueños sobre
cierta rubia de ojos verdes, conductora de autos deportivos... contadora.
34
PARTE 2
Elish aparcó su Mondeo lo más cerca posible de su despacho. La lluvia caía con
fuerza este lunes por la mañana, la noche había sido calurosa y bochornosa, ofreciendo
uno de los pocos momentos en que el aire acondicionado realmente sería útil en esta parte
del mundo. Esperaba que la lluvia ayudara a limpiar el aire. Agarrando su maletín, abrió
la puerta del auto, paraguas en mano, lista para correr hacia el Centro Comunitario.
Sacudiendo el exceso de gotas de lluvia de su paraguas, se abrió paso a través de las
puertas de vidrio y entró al refugio del edificio.
Al llegar, notó que Brenda tenía la cabeza enterrada en el papeleo. Decidiendo no

dejar alguna incomodidad entre ellas a lo largo del día, se dirigió al mostrador de
recepción.
—Buenos días, Bren.
—Ah, buenos días Elish. —Fue la respuesta ligeramente murmurada. 35

—Sobre la fiesta… —Notó que Brenda no podía mantener ningún tipo de contacto
visual con ella, así que decidió hacerlo rápido y sin dolor—. Lamento lo de... ya sabes.
Brenda asintió.
—Y lo siento por... —Brenda no pudo completar la oración. Elish observó el rubor

rojo subiendo por su cuello, mientras sus ojos se movían alrededor, de nuevo queriendo
decidirse por cualquier cosa menos El.
—Bien. Entonces estamos... ¿Bien? ¿Sí? —Brenda asintió con furia—. Bien...
¿Entonces te veo más tarde?
De nuevo Brenda asintió.
—Sí, claro. —Estaba dolorosamente claro que la chica estaba sufriendo más con cada
segundo que su jefa permanecía en su presencia, por lo que una salida rápida era la única
opción que les quedaba a ambas. Una vez dentro de su despacho, Elish cerró la puerta y
dejó escapar un largo suspiro mientras se frotaba las sienes. Maldita sea, eso no ha salido
según lo planeado, pensó.
Elish pasó las siguientes tres horas en su despacho tratando valientemente de

continuar con su rutina normal. Con demasiada frecuencia se distraía con pensamientos
sobre el fin de semana y ocasionalmente soñaba despierta con cierta rubia de ojos verdes
y contemplaba la idea de hacer un viaje a la carnicería. Después de descubrir que sus
pensamientos vagaban una vez más hacia ver a Aisling, abandonó sus intentos de
concentrarse en su trabajo y se dirigió a la cocina en busca de una taza de café. Se tomó

un momento para mirar hacia el estacionamiento a través de la ventana de la cocina. La
lluvia seguía cayendo con fuerza, pero lo que más notó fue la falta de un Mercedes
plateado. Se molestó un poco al darse cuenta de que no ver el auto de Aisling era más
deprimente que el clima miserable.
₪₪₪₪₪
Elish detuvo su auto en el camino de grava de su cottage. Finalmente, la lluvia había

cesado hacia unas dos horas, dando paso a un sol de última hora de la tarde. Al abrir la
puerta principal, dejó las llaves en la pequeña cómoda y caer el paraguas en el soporte.
Colgó la chaqueta y dejó el maletín a un lado, se dirigió a la cocina en busca de algo de
comida.
Decidiendo que se había demorado lo suficiente, empleando la táctica en un intento

de no parecer demasiado entusiasta, tomó su teléfono para llamar a Aisling. Sintió un
poco de nerviosismo mezclado con la anticipación de volver a hablar con la rubia. Cuando
sus dedos presionaron los números apropiados en el teclado, su anticipación aumentó. 36
Después de cuatro timbres, una mujer irlandesa que sonaba bastante elegante
contestó el teléfono en el otro extremo.
—Buenas noches, esta es la residencia Kelly.
—Oh, hola, puedo hablar con Aisling, ¿por favor?
—Aisling está en Escocia en este momento, ¿le gustaría dejar un mensaje?
—Oh, —Elish se quedó momentáneamente sin palabras, pero rápidamente recuperó

la compostura—. ¿Cuándo va a estar de vuelta?
—No estamos seguros en este momento. —Fue la breve respuesta de la extraña al

otro lado de la línea.
—Está bien, gracias, volveré a llamar.
—Muy bien.
—Adiós —agregó Elish distraídamente mientras volvía a colocar el teléfono

inalámbrico en su cargador. Atrás quedaron los sentimientos de anticipación y cualquier
indicio de nerviosismo. En cambio, se quedó preguntándose qué había causado que
Aisling abandonara el país desde la última vez que vio a la rubia. Decidiendo ponerse al
día con parte del trabajo al que había prestado menos atención ese mismo día, se contentó
con la esperanza de que la contadora la llamara esa noche.
₪₪₪₪₪
Era una Elish cansada e introspectiva la que salió de su auto a la mañana siguiente.
Mirando alrededor del estacionamiento, todavía no había señales del Mercedes plateado.
Sabía que estaba un poco deprimida y, a pesar de sus mejores esfuerzos por convencerse
de que habría una razón perfectamente buena para que Aisling no la contactara, no pudo
evitar sentirse un poco molesta con la situación. Apenas gruñó un saludo matutino a
Brenda antes de que se encerrara en su despacho y se sumergiera en el trabajo con un
poco más de agresividad de lo habitual.
—¡Adelante! —ladró cuando hubo un golpe en la puerta cerrada. Era una señal de
que Elish solo deseaba ser interrumpida si era absolutamente necesario.
Naomi asomó la cabeza por la puerta antes de entrar.

37
—¿Todo bien El? —preguntó tentativamente. La mirada que recibió a cambio le dio
la respuesta a su pregunta—. ¿Tiene algo que ver con la desaparición de cierta rubia?
Elish miró a su amiga con dureza.
—¿Qué diablos les pasa a ustedes? Tienen que entrometerse en los asuntos de los
demás. ¿No pueden ocuparse de los suyos de vez en cuando?
Naomi se sorprendió con la aguda respuesta, pero reconoció que su amiga

simplemente estaba arremetiendo debido a la frustración.
—Mira El. Obviamente te atrapé en un mal momento. Volveré más tarde.
—No, no te vayas... lo siento, has tocado un tema sensible.
—Puedo ver eso. —Naomi esperó pacientemente a que su amiga dijera más.
—Estoy siendo irracional. Llamé a Aisling anoche, solo para descubrir que está en
Escocia. Sabía que la llamaría, así que supuse que me llamaría para explicarme, pero no
he sabido nada de ella. —Elish suspiró—. Normalmente no me molestaría tanto, pero
realmente me gusta, ya sabes. No sé mucho sobre ella, pero... —Respiró hondo—. Me
siento muy atraída por ella.
Naomi sabía que el tiempo de burlarse e interferir había terminado. Cuando Molly
acudió a ella para pedirle ayuda para invitar a Aisling a la parrillada, Naomi pensó que
era una buena idea, desafortunadamente no había tenido plenamente en cuenta las
repercusiones de su intromisión si las cosas no salían tan bien como se esperaba.
Realmente esperaba que hubiera una razón perfectamente buena para el comportamiento
de Aisling. Sin embargo, estaba genuinamente sorprendida de escuchar a El confesar
cuánto sentía por la pequeña rubia en tan poco tiempo. Su amiga había tenido su parte de
romances a lo largo de los años, pero Naomi nunca había sabido que El estuviera tan
interesada en alguien tan rápido, si es que lo estaba. Fue una sorpresa verla tan susceptible
por una llamada telefónica perdida. La alta morena solía ser bastante tranquila con las
relaciones, tomando los altibajos con calma. Naomi pensó que este podría ser un momento
muy interesante para su amiga.
₪₪₪₪₪
Poco tiempo después hubo otro visitante en su despacho. Molly se sintió realmente
mal por El, especialmente porque jugó un papel importante en los procedimientos. Se
había pasado los últimos cinco minutos disculpándose con ella por interferir. Molly, sabía
que Elish nunca haría nada a sabiendas que pudiera causar daño o disgusto a otro ser
humano, pero la morena sintió la necesidad de hacer un punto y restablecer algunos 38
límites.
—Aprecio lo que estabas tratando de hacer, Molly, de verdad, pero a veces es mejor
dejar que estas cosas sigan su curso natural. —Hizo una pausa mientras reunía sus
pensamientos. Quería asegurarse de que Molly entendiera su punto, sin molestar aún más
a la mujer mayor—. La verdad es que realmente no conozco a Aisling. Esta podría ser la
norma para ella, realmente no tengo idea, pero espero que haya una buena razón detrás
de su falta de contacto.
—No renuncies Elish. Estoy segura de que hay una explicación perfectamente buena
para su desaparición. No suelo equivocarme con las personas, creo que es una buena
chica.
El le ofreció a Molly una sonrisa débil.
—Eso espero, realmente lo creo. —Hizo una pausa—. Sin embargo, creo que ahora
necesito el tiempo y el espacio para lidiar con esto a mi manera.
Molly sonrió.
—Entiendo El. No más interferencias, el mensaje se recibe alto y claro.
—Adelante, vuelve a trabajar. Ah, ¿y Molly?
—¿Sí?
—Voy a hacer una visita improvisada a uno de esos bailes de té. He oído mucho
sobre ellos. Aparentemente, algunos de los jubilados se han estado divirtiendo con estas
cosas. ¿También organizas un servicio de citas?
Molly reconoció la burla en las palabras y se alegró de escucharlo. Era una señal
segura de que todo estaría bien entre ellas.
—Eres más que bienvenida en uno de los bailes. Y si la gente tiene citas en ellos,
bueno, creo que es una ventaja adicional.
—Seguro que lo es Molly, pero he escuchado que Joseph McGinty y Patrick Gourlay
terminaron peleando fuera de los quioscos por el afecto de la viuda Martin.
Molly parecía genuinamente perturbada por esta información.
—Oh, Dios mío, Elish. Eso es horrible.
El se rio.
—Te he pillado, Molly.
—¡Eres terrible, Elish Maloney! No sé cómo tu mamá te soporta. —Salió furiosa del 39
despacho y aún podía escuchar la risa de El cuándo llegó al final del pasillo.
₪₪₪₪₪
Esa noche, Elish decidió no trabajar en casa y, en cambio, se encontró relajándose en

el sofá con una copa de vino, escuchando música clásica de sus selecciones favoritas. El
timbre del teléfono la despertó de su cómodo zumbido.
—¿Hola?
—Hola guapa.
—¡Eugene! ¡Dios mío, ha pasado mucho tiempo! —El estaba positivamente

encantada de tener noticias de su viejo amigo.
—Cierto, pero tengo que asegurarme de darte suficiente tiempo para que me extrañes.
—Bueno, ha funcionado, ¿cómo estás?
—Estoy fabuloso y voy a estar en casa por unos días.

—¿En serio? ¿Estás aquí? ¿Podemos encontrarnos?
—Por supuesto, estás en la parte superior de mi lista.
Elish se rio, Eugene diría eso incluso si fuera la última en su lista.
—¿Cómo es la vida en la gran ciudad?
—Londres es genial, pero de vez en cuando ansío volver a casa... es cierto que no es
muy frecuente, pero sucede. ¿Pasas el día conmigo el sábado y te lo contaré todo?
—Es una cita, resulta que estoy libre el sábado —respondió El fácilmente.
—Sabes cariño, aunque estoy encantado de que estés libre de pasar tiempo conmigo,
es una parodia que una mujer tan hermosa está disponible en tan poco tiempo para pasar
el día con una anciana reina como yo.
Elish no fue lo suficientemente rápida para responder y su viejo amigo sintió

confusión de inmediato. El drama y los chismes eran los pasatiempos favoritos de Eugene,
podía olfatearlos sin importar cuánto intentara ocultarlo una persona.
»Ah, sospecho que hay una historia que contar y quiero escuchar todo el sórdido 40
drama lésbico en Technicolor.
A pesar de su repentina caída en el estado de ánimo, Elish logró reírse de la

teatralidad de Eugene.
—No es tan malo y podría no ser un drama.
—Seré el juez de eso, nadie hace drama como yo.
Elish procedió a relatar toda la historia de Aisling, desde que pasó de ser una rubia
misteriosa con un auto hermoso a ser una fabricante de salchichas y luego una contadora.
—Vaya, suena encantadora Elish, pero recuerda, no te llamó —advirtió.
—Lo sé, Eugene.
—Veo venir un, pero. —Adivinó.
—Me gusta mucho. —El silencio la saludó al otro lado de la línea.
»¿Eugene?
—Oh, lo siento El, solo estaba imaginando qué sombrero iría mejor con mi vestido
para tu boda.
—Te crees muy gracioso.
—Lo intento... en serio, Elish. No te obsesiones demasiado con esta mujer hasta que
estés segura de ella. Ya no me gusta por no llamarte.
—Eso es el dulce Eugene y lo intentaré, pero ¿podemos cambiar de tema ahora? —

suplicó.
—Por supuesto que podemos... Entonces. ¿Hay alguna posibilidad de que puedas
atraer a uno de tus hermanos para el viaje?
—Ni una bola de nieve en el infierno. Todos todavía persiguen al sexo débil.
—Ah, qué desperdicio. Dime cariño, ¿has robado alguna de sus novias últimamente?
—No desde que tenía catorce años, Eugene y ella me besó, ¿recuerdas? —Elish
sonrió ante sus bromas, le hacía la misma pregunta cada vez que volvían a ponerse en
contacto. Le había contado la historia ya que todo era parte de su salida ante sus padres.
Mary McGrath había estado saliendo con su hermano mayor, Tim, durante unas semanas,
pero resultó que estaba más interesada en salir con su hermana. Esto había sido una gran
sorpresa para una joven Elish, ya que estaba enamorada de Mary, que era un año mayor
que ella, pero nunca en sus sueños más locos pensó que Mary le devolvería el interés. Eso 41
fue hasta el día en que Mary vino y Tim no estaba en casa. Le preguntó a Elish si podía
pasar el rato con ella hasta que su hermano regresara de jugar al fútbol. A El no se le
ocurrió en ese momento que Mary habría sabido que él no estaba en casa. Esa tarde en su
dormitorio fue besada por primera vez por Mary McGrath, la chica de sus sueños. Una
semana después, Mary volvió cuando Tim estaba jugando al fútbol y terminaron
repitiendo el beso de la semana anterior, desafortunadamente la madre de Elish las
encontró sentadas en la cama besándose. Iba a ser un momento monumental en la vida de
una joven Elish Maloney. Descubrió que su padre era más maravilloso de lo que
imaginaba, que su madre creía que la confesión era la respuesta a todos los problemas
que Elish enfrentaría y que su hermano mayor, Tim, podía guardar rencor durante mucho
tiempo. Las burlas de sus otros cinco hermanos no ayudaron en nada. También descubrió
ese día que realmente disfrutaba besando a las chicas y tenía la intención de convertirlo
en un pasatiempo para toda la vida.
Su madre había estado extremadamente molesta. Su educación católica

incondicional, haciéndola temer por el alma de su hija. Su padre le había allanado el
camino; habló largamente con su madre, permitiéndole entender que El no podía cambiar
sus preferencias. No era una opción que tenía. Si ella seguía su corazón, eso era todo lo
que ellos, como padres, podían pedir.
Su padre también le dio uno de los sermones más severos de su vida. Encontraría sus
propias novias de ahora en adelante. Nada bueno saldría jamás de robar la novia de otro.
Especialmente de uno de sus hermanos.
₪₪₪₪₪
Tan pronto como Elish colgó el teléfono, después de quedar con Eugene el sábado,
volvió a sonar.
—¿Has olvidado algo? —bromeó. Eugene siempre estaba llamando de inmediato con
alguna información adicional. Era un fanático de los detalles.
—¿El?
—¿Sí?
—Soy Aisling.
Silencio.
»¿Estás ahí?
—Sí, yo... no esperaba saber de ti.

42
—Sobre eso, lo siento, El. Esta es la primera oportunidad que tengo de ponerme en
contacto. Es una larga historia. Me llamaron por una emergencia familiar.
—Te llamé el lunes —declaró El. Hubo silencio en la línea, ya que ninguna sabía qué
decir a continuación. Aisling rompió el silencio.
—Lo siento, El, de verdad que lo siento. Si pudiéramos encontrarnos cuando regrese,
¿puedo explicarlo? —Si El hubiera podido ver a Aisling en ese momento, habría sido
testigo del dolor grabado en su rostro, lo que pudo haberla ayudado a tomar la decisión
que Aisling quería que tomara. Desafortunadamente, no fue así.
—¿Cuándo regresas? —La voz de Elish permaneció neutral, no fría, pero Aisling no
pudo leer nada de ella.
—No estoy segura, pero tengo que estar de vuelta antes del sábado. ¿Tal vez
podríamos encontrarnos el sábado por la noche?
—No, tengo planes. —No tenía la intención de sonar tan brusca. Sin embargo, así es
como se le ocurrió a Aisling.
—¿Puedo llamarte cuando regrese? —preguntó tentativamente.
Elish estaba desgarrada. Su corazón quería decir que sí, pero ganó su orgullo.
—¿Tal vez deberíamos improvisar? Estoy segura de que nos encontraremos en algún
momento.
No era lo que Aisling había esperado, pero decidió que, dadas las circunstancias,
tendría que ser suficiente por ahora.
—Realmente lamento la llamada El. Espero verte pronto... Adiós.
—Adiós.
Elish colgó el teléfono por segunda vez esa noche. Su buen humor anterior se había
ido, pero no estaba desinflada. Aisling había llamado y quería verla. Repasó la
conversación en su cabeza y una palabra se destacó, emergencia. La rubia había dicho
que era una emergencia familiar. Ahora se sentía mal por no ser más comprensiva por
teléfono. ¿Debería volver a llamar? Ahora se sentía desgarrada. El lado naturalmente
compasivo de su personaje en guerra con la parte que se sintió herida, lo que provocó que
reaccionara de una manera poco cordial.
Los intentos de Elish por dormir esa noche fueron interrumpidos por punzadas de
culpa. Sospechaba que a Aisling realmente le vendría bien una amiga en este momento y,
en cambio, le había dado la espalda. ¡Maldita sea! Se maldijo. ¡Cómo se volvió tan difícil
la vida de repente! 43
₪₪₪₪₪
—Buenos días hermosa. —Eugene se inclinó para besar a El en la mejilla y luego la

envolvió en un cálido abrazo.
—Hola, guapo —respondió la morena enterrando su rostro en el cuello de su amigo

e inhalando su fresco aroma—. Mmm, hueles bien.
—He pensado que sería mejor hacer un esfuerzo extra por mi chica favorita.
—Te has acicalado muy bien —bromeó Elish. Eugene era el hombre más vanidoso
que conocía.
Se dirigieron al Mondeo.
»Tengo que hacer una parada rápida en el Centro Comunitario para dejar un juego
de llaves, luego soy toda tuya por el día.
—Claro. He pensado que podríamos ir a ese lindo restaurante junto al mar en Dun
Laoghaire. Es un hermoso día para eso.
—Me parece perfecto.
A pesar de las protestas de Elish, Eugene insistió en acompañarla al Centro

Comunitario. Rápidamente le dejó las llaves al cuidador y salieron a la luz del sol, Eugene
se hizo el caballero hasta el límite e insistió en que El lo tomara del brazo. Para cualquiera
que no los conociera, parecían una pareja enamorada dando un paseo bajo el sol. Qué es
exactamente lo que pensó Aisling cuando vio a la pareja caminando hacia ella. Elish tenía
la cabeza echada hacia atrás riéndose de algo que Eugene le había dicho, agarrándose a
su brazo con más fuerza para mantener el equilibrio. Ella lo miró a los ojos y le dio un
rápido beso en los labios y luego continuaron hacia la rubia. Cuando El la vio, se detuvo
en seco, lo que provocó que Eugene la mirara interrogativamente. Mirando de El a Aisling
le dijo el motivo de la parada abrupta de su amiga.
—El, ¿quién es? —preguntó discretamente.
Elish se colocó las gafas de sol en la parte superior de la cabeza y observó a Aisling
de pies a cabeza. Deliberadamente tomándose un tiempo prolongado. La contadora estaba
vestida para lo que asumió que sería una reunión. Llevaba pantalones oscuros bien
ajustados con una blusa cruzada de seda blanca, un par de sandalias de tacón con punta
abierta completando su atuendo. Su chaqueta estaba colgada de un brazo y una carpeta en
el otro.
44
—A mí me parece una experta en números —habló El lo suficientemente alto para
que Aisling lo escuchara. Ambas compartieron una sonrisa débil. Encantadas de verse,
pero vacilantes al mismo tiempo.
—Hola.
—Hola —respondió El—. Aisling, conoce a mi buen amigo Eugene. —Le hizo señas
a su amigo—. Eugene conoce a Aisling. —La pareja intercambia saludos educados.
—¿Los dos van a algún lugar agradable? —preguntó la rubia cortésmente.
—Eugene me llevará a almorzar. —Palmeó el brazo de su amigo—. Tenemos que

ponernos al día.
—Suena genial. Desafortunadamente voy a pasar la tarde en una reunión.
—No hay descanso para los malvados, ¿eh?
—Algo así —respondió Aisling crípticamente—. Yo, ah, será mejor que me vaya o
llegaré tarde.
—Claro, ¿nos vemos?
—Eso espero —respondió Aisling sintiéndose un poco más animada.

—Encantado de conocerte, Aisling —respondió Eugene cortésmente.
—Y yo a ti... Adiós El.
Se dirigieron al auto de El.
—¿Esa es la mujer que creías que hacía salchichas? —Eugene estaba incrédulo—.
¡El, nadie que conduzca un auto así hace salchichas!
—Lo sé... ahora. —Lo miró.
—Es hermosa.
—Eso también lo sé Eugene, pero...
—Pero, ¿qué? está interesada en ti, haz las paces y acuéstate con ella.
—No quiero acostarme con ella, Eugene.
—¿Qué? —Eugene palpó la cabeza de El para comprobar si tenía fiebre mientras ella
apartaba la mano—. ¿Estás enferma? ¿Has cambiado de bando? Algo pasa.
45
—Déjame reformular. No solo quiero acostarme con ella. Por supuesto, que me
gustaría, pero es complicado. —Resopló—. De todos modos, la otra noche me estabas
advirtiendo que me alejara de ella y diciendo que no te gustaba.
—Eso fue antes de que la viera.
—¿Ahora quién tiene fiebre? Te gustan los hombres, Eugene.
—Aprecio la belleza Elish. Me encantan las flores, pero no quiero salir con una
planta.
—Olvidas que he conocido a algunos de tus ex novios.
—¡Perra!
—¡Mariposón!
—¡Bollera!
—¡Maricón!
Ambos se echaron a reír.
—Dios, te he extrañado —declaró El.

—Ídem.
₪₪₪₪₪
El olor asaltó las fosas nasales de Elish. Era rancio y le revolvió el estómago. Se quitó
las gafas y se dirigió a la recepción para encontrar a Brenda que ya se dirigía hacia ella.
—¿Hueles eso?
—Sí, creo que podría estar entrando desde afuera —respondió Brenda.
En ese momento, algunos otros miembros del personal comenzaban a reunirse en la

recepción. Elish puso los ojos en blanco. Nadie estaba siguiendo los procedimientos de
seguridad contra incendios que todos habían sido obligados a firmar, era típico
—Brenda, mira por la puerta principal, voy a comprobar la parte trasera.
Elish inmediatamente vio la fuente del olor. El contenedor fuera de la parte trasera 46
del pub estaba en llamas. Llamó al personal en el vestíbulo que era seguro permanecer en
el edificio, no que nunca los hubiera dejado salir en primer lugar. Entonces se dirigió
hacia el contenedor, Brenda le pisaba los talones.
—¿Deberíamos llamar a los bomberos?
—Se habrá quemado solo para cuando lleguen aquí —respondió Elish.
—Sí, pero tal vez aún deberíamos llamarlos.
—Está bien, ya lo he hecho. —Llegó una voz familiar detrás de ellas. El se giró para
ver a Aisling de pie en la entrada trasera del pub, con un casco amarillo protegiendo su
cabeza. ¡Maldita sea se ve linda! Se tomó un momento más para observar su. Usaba una
camiseta ajustada de manga corta con cuello en V con una falda marrón oscura hasta la
rodilla, que tenía un diseño tejido. Su look se completó con un par de sandalias de cuero
color canela. El se preguntó si los dedos de los pies de Aisling eran claustrofóbicos, nunca
los había visto cerrados. Ahora podían escuchar las sirenas de los camiones de bomberos
en la distancia; la ayuda estaría allí en minutos. Elish podía sentir su estómago
revolviéndose con el olor proveniente del contenedor en llamas, lo último que quería
hacer era vomitar frente a Aisling. Para entonces, Naomi también había bajado al
contenedor.
—Entonces, ¿qué se está cocinando? —preguntó Naomi.
—Carne podrida por el olor —respondió El.

—Aisling, ¿estabas teniendo una parrillada con tus salchichas especiales? —

preguntó Naomi inocentemente. Elish no pudo contener la risa.
—Supongo que me lo merezco —dijo Aisling compartiendo la diversión.
—¡Elish, el almuerzo está listo! —Se volvió para ver a Molly, en la parte trasera del
Centro Comunitario. Molly siempre estaba preparando su almuerzo cuando estaba cerca.
Volviéndose hacia el grupo, miró de Brenda a Naomi, quienes entendieron su señal y
regresaron al trabajo.
—¿Te gustaría acompañarme a almorzar?
—Oh, no me quiero imponer.
—No serías imponente. ¿Te unirás a mí?
—Me encantaría.
Aisling caminó junto a Elish hacia el Centro Comunitario cuando llegó la brigada de
bomberos.
—Sabes, tan lindo como creo que es, puedes quitarte el casco ahora. —El golpeó el 47
casco en la cabeza de Aisling.
—¡Oh, lo he olvidado! —Era la primera vez que El podía recordar haber visto a la
confiada rubia sonrojarse. Se quitó el casco y se pasó los dedos por el pelo revuelto,
intentando darle algo de cuerpo.
Molly miró hacia la puerta de la cocina para ver a su jefa entrar con Aisling, logró
ocultar su sonrisa e inmediatamente se dispuso a preparar más sándwiches.
—Molly, ¿espero que no te moleste otra para el almuerzo?
—Para nada Elish, me alegro de verte de nuevo, Aisling.
—Yo a ti, Molly. ¿Cómo van los bailes del té?
Molly lanzó una mirada a Elish antes de responder.
—Van muy bien —El resopló—. Ignora a Elish, se ha estado burlando de mí por
todas las citas que hay en los bailes.
Las cejas de Aisling se dispararon al escuchar eso.
—Molly, supongo que esto fue una casualidad inesperada.

—Bueno, sí, realmente no había tenido en cuenta esa posibilidad cuando revisé los
planes, pero es una grata sorpresa.
—Oh, sí que es una sorpresa. Lo siguiente que sabremos es que sus bailes de té
necesitarán porteros en la puerta y un destacamento de seguridad adentro. —Aisling se
rio.
—Oh, para ya Elish. No necesitarán tal cosa. —Molly pareció reflexionar sobre eso
por un momento antes de negar con la cabeza—. Tengo que ponerme al día con algo de
trabajo, así que las dejo a ambas para que disfruten de su almuerzo.
El acompañó a Molly hasta la puerta de la cocina,
—Gracias por preparar el almuerzo, Molly. —Sonrió dulcemente.
—Sí, bueno... hasta luego, Elish.
₪₪₪₪₪
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Elish se sentó a la mesa y se sirvió un poco de jugo de naranja de la jarra que Molly
había preparado, le ofreció un poco a Aisling, quien aceptó.
—¿Es mi imaginación, o tu personal está un poco apagado? —preguntó Aisling.
—Digamos que hubo algunas discusiones la semana pasada. Algunas personas

todavía se sienten un poco frágiles —respondió crípticamente y Aisling decidió no
preguntar más.
—Mmm, estos sándwiches están buenos.
—Ya veo. Tiene bastante apetito, señorita Keenan.
—Sí, bueno, soy una niña en crecimiento —respondió mientras lamía un poco de
mayonesa de su pulgar. Elish sonrió.
»Elish, quiero explicarte sobre mi desaparición.
El asintió.
—Continúa—. Ahora parecía un buen momento para escuchar lo que Aisling tenía
que decir.
La rubia tomó un sorbo de su jugo antes de continuar.

—Tengo un hermano menor, está estudiando derecho en la universidad de

Edimburgo, bueno, al menos lo estaba. —Se detuvo de nuevo, para ordenar sus
pensamientos.
—Si es demasiado difícil hablar de eso, puedo aceptarlo, Aisling —ofreció Elish
gentilmente, mientras tocaba la mano de su amiga.
—No. Quiero decir, sí, es difícil, pero quiero explicártelo, ¿por favor?
—Por supuesto. Adelante. —Esta vez, El entrelazó los dedos de la rubia con los suyos
para ofrecer algo de consuelo.
—Mi hermano, Aiden, es esquizofrénico. Desarrolló la enfermedad a mediados de

su tercer año en la universidad. Actualmente es un paciente internado en un hospital de
Edimburgo. Un profesor allí se especializa en problemas de salud mental que se
desarrollan en jóvenes superdotados. Es un buen lugar para él, pero obviamente está
bastante lejos de la familia.
—¿No hay ninguna unidad aquí? —preguntó El.
—Incluso si la hubiera, él no volvería a casa. Mis padres están teniendo un momento

muy difícil para aceptar el colapso de su familia perfecta. Hace tres años tenían dos hijos 49
destinados a tener buenas carreras que esperaban casarse con parejas adecuadas y
proporcionarles nietos. Luego descubren que soy lesbiana, eso fue hace dos años y ahora
su hijo tiene problemas de salud mental. Siguen preguntándose dónde se equivocaron con
nosotros. Ha sido un momento especialmente difícil estos últimos seis meses desde el
diagnóstico de mi hermano.
—Esa es una situación muy difícil para todos los involucrados. Tal vez con el tiempo,
tus padres podrán lidiar mejor con tu sexualidad y la enfermedad de tu hermano.
—Eso espero. En este momento soy todo lo que tiene. No quiere verlos, porque su
negatividad es perjudicial para su bienestar. Vuelo una vez al mes para visitarlo. Le dijo
a mis padres que no lo visiten hasta que puedan aceptarlo por lo que es ahora.
—¿Y todavía no pueden hacerlo? —preguntó Elish.
—No, he hablado con ellos al respecto. Es como si lo hubieran olvidado. No están

listos para lidiar con la realidad de la situación. En lo que respecta a sus amigos, Aiden
todavía está en la universidad estudiando. La verdad es que probablemente no terminará
sus estudios.
—¿Dijiste que era una emergencia que tenías que ir a Edimburgo? —instó El.
—Sí, recibí una llamada telefónica de Aiden. Tenía un pase de fin de semana de la
unidad y había decidido no regresar. Me llamó tarde el domingo por la noche; estaba muy
ansioso y confundido. Había estado bebiendo y no tenía mucho sentido. Salí de inmediato
para el aeropuerto. Tomé un vuelo a Londres, porque era el primero disponible, y luego
tomé el servicio de transporte a Edimburgo. Solo recé para encontrarlo o esperar que me
llamara para decirme dónde estaba. Me tomó casi treinta y seis horas encontrarlo. Hay
tantos bares en esa ciudad y creo que cubrí al menos la mitad de ellos.
—¿Dónde estaba?
—Reservó en un hotel. Puede que mis padres no estén listos para verlo, pero no tienen
problemas para darle dinero. Me llamó tres veces más, la tercera vez logré obtener una
ubicación aproximada y para entonces sabía que estaba en un hotel, así que lo encontré
rápidamente después de eso.
Elish se puso de pie y caminó alrededor de la mesa para envolver a Aisling en un

abrazo reconfortante.
—Debes haber pasado por un infierno en esas horas antes de encontrarlo. Lo siento
mucho.
—El, es mi hermano. Haría cualquier cosa por él.
—Tiene mucha suerte de tenerte.

50
—Tengo suerte de tenerlo. Cuando mis padres se enteraron de que era gay, se
enojaron mucho. Aiden fue una fuente constante de apoyo para mí. Todo lo que estoy
haciendo por él, sé que lo haría por mí y más.
—Eres una mujer muy especial Aisling.
—No sé sobre eso Elish, solo estoy haciendo lo que cualquier hermana amorosa
haría.
El, sabía que no era así, pero optó por mantener su silencio. Lamentó haber dudado
alguna vez de esta mujer fuerte en sus brazos. Escuchar hoy por lo que había pasado,
hasta dónde había llegado para ayudar a su hermano, solo sirvió para aumentar su
atracción y el deseo de conocerla mejor.
—¿Me pregunto?
—¿Qué? —Fue la respuesta amortiguada del hombro de El.
—¿Todavía te gustaría salir a cenar conmigo?
Aisling sonrió en la tela de la camisa de El.
—Me encantaría.
₪₪₪₪₪
Finalmente, Elish pensó, Vamos a tener una cita adecuada. Estaba sentada en la
barra de un cine independiente y Aisling llegaría en cualquier momento. Ambas habían
expresado interés en una proyección de una película de Nueva Zelanda en este lugar,
ahora estaba sentada con las entradas esperándola. Miró hacia la puerta del bar cuando
llegó la rubia; ambas sonriendo tan pronto como sus ojos se encontraron. Como de
costumbre, Aisling se veía bien. Jeans pitillos de cintura baja y una camiseta morada con
cuello en V, miró a sus pies y, efectivamente, otro par de sandalias. Casual, pero sexy,
una mirada que la rubia parecía lograr con facilidad. Considerando brevemente su propio
atuendo, a El no le gustaba mucho vestirse fuera del trabajo. Sus Levi's tenían que tener
al menos diez años, el aspecto desteñido y la sensación suave de la tela vaquera eran
testimonio de las muchas veces que había usado y lavado este par. Su cinturón marrón
probablemente tenía más tiempo. La camiseta caqui de manga larga y las deportivas de
ante color beige eran bastante nuevas. Su primera consideración siempre fue la
comodidad antes que la moda, sospechaba que a Aisling le encantaba la ropa y que la
moda era más un atractivo para ella.
—Hola.
51
—Hola. Tenemos veinte minutos antes de que comience la película, ¿quieres algo de
beber?
—Claro, me encantaría un agua, gracias.
—¿Con o sin burbujas? —preguntó Elish.
Aisling sonrió.
—Sin si es posible, pero no soy demasiado quisquillosa.
—Está bien, ya vuelvo. —La morena se dirigió a la barra para ordenar sus bebidas,
pensando que las cosas se veían mejor cada minuto, detrás de ella Aisling tenía los ojos
pegados a su parte trasera preguntándose si alguna vez había visto un trasero lucir tan
bien en jeans.
»Bueno esa película ha estado cerca de cruzar tantas líneas —proclamó Elish
mientras salían del cine.
—Sí, ciertamente no ha pasado por alto nada... ¿Qué te ha parecido el final? —

inquirió Aisling pensativa.
—Hmm, no ha envuelto las cosas en un paquete pequeño y ordenado, pero supongo

que eso en sí mismo hace que el final sea más realista. La vida rara vez ofrece un final
bien empaquetado.
Aisling la miró, reconociendo un alma gemela.
—Te entiendo…
Caminaron hacia el estacionamiento, ambas sumidas en sus pensamientos; la película

tenía una historia muy sombría y a veces oscura, que había dejado a ambas mujeres
sintiéndose introspectivas. Elish pensó que tal vez un cambio de escenario les levantaría
el ánimo.
—¿Te gustaría ir a Florentine’s? Hacen excelentes pasteles y café, todo lo que

quieras.
—¡Oh, no he estado allí en mucho tiempo! —exclamó Aisling—. ¿Siguen sirviendo

chocolate caliente en esas enormes tazas?
—Sí.
—¿Con una hojuela y crema batida?
El se rio.
—Sí. 52
—Vamos.
Pasaron casi dos horas en el café conociéndose mejor, compartiendo bocados de sus
pasteles e historias divertidas. Ninguna de las mujeres quería que terminara la velada,
pero ambas tenían trabajo al día siguiente, por lo que Elish pagó la cuenta con gran
desgana y se ofreció a acompañar a Aisling a su auto.
»Bueno, he tenido una velada fantástica. Me encantaría volver a hacerlo en algún

momento.
—A mí también, pero la próxima vez pagaré. —El sonrió, había sido un momento de
breve debate entre ellas, ganó diciendo que fue la que invitó a la cita, así que tenía que
pagar.
—Es un trato, la próxima vez puedes pagar. —Elish concedió.
—¿Qué tal el sábado? ¿Puedo llevarte a cenar?
El asintió.
—Eso estaría bien.
—¿Te recojo alrededor de las siete?

—Deseando que llegue ya.
Habían llegado al auto de Aisling, su cita casi había terminado y estaban

experimentando su primer momento de incomodidad esa noche.
»Bueno, sin duda te veré esta semana.
—Cuenta con ello —respondió Aisling.
Elish deseaba desesperadamente besarla, pero estaban en una calle principal y no

estaba segura de cómo reaccionaría la rubia ante una muestra pública de afecto. Se inclinó
vacilante para colocar un beso en sus labios y se sorprendió de la manera más placentera
cuando Aisling tomó el control del momento y la atrajo para darle un prolongado beso.
Elish recordaba haber disfrutado los besos que habían compartido en la barbacoa, pero
esto era mucho mejor, probablemente porque no había bebido nada de alcohol para
adormecer los sentidos, pensaba. El beso pareció cobrar vida propia y lo único que lo
detuvo fue el sonido de vítores cercanos. Un pequeño grupo de muchachos las vio y
decidió animarlas a ir más allá.
Se separaron, Aisling riéndose de las payasadas de sus espectadores.
—Creo que es hora de detener estos procedimientos o tendremos que comenzar a 53

cobrar. —Elish hizo un gesto a los hombres que se quejaban detrás de ella.
—Me lo he pasado muy bien, buenas noches El. —Se subió a su auto y la morena la
vio alejarse por la carretera. Se giró para regresar a su propio auto cuando atrapó a uno
de los hombres mirándola.
—¿Qué? —preguntó.
—Me preguntaba, ¿cómo consigo una mujer como ella? —preguntó descaradamente.
—Oh, eso es fácil —respondió Elish—. Simplemente vuélvete lesbiana. —Caminó

hacia su auto con una sonrisa en su rostro cuando escuchó la risa de su amigo seguirla.
₪₪₪₪₪
Al día siguiente, Elish recibió una visita inesperada pero muy bienvenida en su
despacho.
—Buenos días Aisling. Esta es una agradable sorpresa.
—Buenos días, El, me preguntaba si podrías ayudarme.

—Claro, si puedo. —El no pudo detener el tono coqueto que se deslizó en su voz.
—La próxima semana voy a tener a los pintores y... —Aisling se detuvo a mitad de
la oración mientras observaba el agua que la morena estaba bebido salir de su boca.
Elish tosió.
—Lo siento, continúa.
La contadora la miró con escepticismo. La mujer estaba actuando de manera muy

extraña.
—Como he dicho, los pintores van a pintar mi despacho. No me he enterado hasta

esta mañana, cuando que me lo han dicho. Significa que estoy buscando una base para
trabajar, ¿tienes algún lugar en el Centro Comunitario que pueda usar? ¿O tal vez Naomi
tiene algún lugar?
—¿Qué vas a necesitar para hacer tu trabajo?
—Fax, fotocopiadora, acceso ocasional a Internet. Eso debería ser todo lo que
necesito.
54
—Puedes compartir mi despacho mientras pintan el tuyo.
—El, ¿estás segura? No quiero molestar.
—Realmente no es ningún problema. Puedes trabajar desde aquí. Quiero decir,

¿cuánto tiempo se tarda en pintar un despacho?
—Han dicho que serían unos días. Eso es pintarlo, poner una alfombra y los muebles
nuevos.
—Está bien, eso no es problema. Entonces, ¿estarás aquí desde el lunes hasta que tu
despacho esté listo?
—Realmente aprecio esto El.
—Me alegro de poder ayudar. —Sonrió la morena.
₪₪₪₪₪
—Elish, ¿acabo de ver a una hermosa rubia salir de tu despacho? ¿Debería estar
celosa? —Naomi hizo un puchero.
—Sí y sí. —Sonrió ante las payasadas de su amiga—. Por cierto, podría matarte
alegremente.
—¿Yo? ¿Por qué?
—Esa expresión que usas cuando tienes la regla —declaró Elish.
—Sí, ¿qué pasa con eso?
—Aisling simplemente la usó inocentemente, pero no lo sabía al principio y rocié

agua por todas partes. ¡Debe haber pensado que estaba teniendo un ataque o algo así!
Naomi se rio hasta que se le llenaron los ojos de lágrimas.
—Ay, ojalá lo hubiera visto. —Intentó que la conversación volviera a encarrilarse—

. Entonces, ¿qué quería, aparte de ti?
—Si quieres saberlo, estaba buscando un espacio de despacho mientras “tiene a los
pintores”, pero su despacho realmente está siendo pintado.
Naomi volvió a reír por lo bajo.

55
—Tenemos un despacho libre en este momento, puede usarlo.
—Eh, sí. No la necesitará —respondió Elish mientras fingía interés en algunos

papeles.
—No sabía que tenías un despacho libre aquí.
—No tenemos, está compartiendo el mío.
—¿En serio? Odias compartir tu espacio —señaló.
—Las cosas cambian.
—Obviamente. —Naomi hizo una pausa, absorbiendo esta nueva información—.

¿Entonces las dos se llevan bien? —Su insinuación implícita no pasó desapercibida para
Elish.
—Una dama nunca lo dice Naomi —bromeó.
—Uhuh, ¿y cuál es tu excusa?
—Te crees muy graciosa —se burló El
—Está bien, puedo ver que no voy a obtener nada de ti... a diferencia de cierta rubia
que podría mencionar.
—Naomi, es solo espacio de despacho —respondió con indiferencia.
—No El, es tu espacio de despacho, hay una gran diferencia. Diviértete, amiga mía.
—Le guiñó un ojo y se fue.
Elish puso los papeles que no había estado leyendo sobre el escritorio frente a ella.
¿Por qué había estado tan interesada en compartir su despacho con Aisling? Naomi tenía
razón, odiaba compartir su espacio de trabajo, no quería distracciones y la menor cantidad
de interrupciones posible. No había duda de que la rubia sería una gran distracción. Las
dos compartiendo el pequeño despacho seguramente interrumpirían su rutina, pero El
sabía que la verdad era que le había ofrecido su espacio, porque quería pasar más tiempo
con la linda y confiada rubia. Ya estaba deseando que llegara la próxima semana, pero
primero tenía una cita el sábado por la noche para disfrutar.
₪₪₪₪₪
Elish estaba comiendo sus papas con gusto. Le encantaba la forma en que su mamá
las hacía. Incluso si no hubiera otra razón para estar aquí, vendría solo por las papas. La 56
mesa de la cena estaba en silencio, el único sonido era el repiqueteo o el roce de los
cubiertos en la porcelana.
—Elish, ¿cuántas citas has tenido con esta chica nueva? —El levantó los ojos para
encontrarse con los de su mamá, un espejo de su propio azul pálido. Alguien ha estado
hablando, pensó. Miró a sus hermanos sentados alrededor de la mesa, sabía que estaban
escuchando, pero ninguno le prestaba atención. Tragó su comida antes de responder:
—Dos, mamá.
—¿La llevaste a algún lugar agradable? —Honestamente, El pensó, desde la muerte

de su papá hace casi cinco años, su mamá había asumido su papel de asegurarse de que
Elish tratara a las mujeres apropiadamente. ¡No es de extrañar que solo pudiera tener sexo
sin complicaciones en un país extranjero!
—Sí, mamá. La llevé a ver una película y luego fuimos a Florentine’s. Anoche me
llevó a cenar a un nuevo bistró francés, la comida estuvo deliciosa, al igual que la
compañía.
La mente de Elish volvió a la noche anterior. El deslumbrante vestido negro que

había usado Aisling, que mostraba un indicio de escote y una provocativa longitud del
muslo chispeante donde se abría. Las joyas caras y el olor embriagador de su perfume,
proporcionando una mezcla embriagadora, que la había vuelto loca durante la mayor parte
de la noche. Cuando la contadora la dejó más tarde esa noche, todo lo que pudo hacer fue
no arrastrar a la mujer a su cottage y violarla. Habían pasado unos buenos minutos
besándose apasionadamente en el coche. Ambas sabían lo que sucedería si se aventuraban

dentro. Elish recordó cómo se habían sentido los senos de Aisling contra sus palmas, la
sensación del material satinado que proporcionaba una barrera y su peso cuando los
ahuecó. Cuando su mano vagó por el interior de sus muslos comenzando a jugar con la
carne suave y cremosa allí, ambas supieron que tenían que detenerse. A regañadientes se
desenredaron. A Elish no le quedó otra opción que cuidar de sí misma esa noche. Su carne
sobrecalentada y muy excitada habría hecho imposible dormir de otra manera.
La mamá de El la miró con severidad.
—¿Pensaba que habías dicho dos citas? Son tres según mis cuentas. —Elish miró
desconcertada por lo que su madre continuó—. Estaba en tu barbacoa, ¿no?
—Sí, pero cómo… no importa. —Había algunas risitas alrededor de la mesa.

Obviamente alguien había estado hablando mucho.
—Bien muchachos, conocen las reglas: manténganse alejados de la mujer de El. Está
oficialmente fuera de los límites.
A la morena le gustó cómo sonaba eso, su mujer, sonrió ante la imagen.
Hubo un coro de: 57

—Sí, mamá. —Desde alrededor de la mesa, antes de que todos regresaran a su cena,
excepto Tim, que tenía más que decir.
—Mamá, se me ocurre que la regla de los límites no se aplica realmente a las mujeres
de El. Me parece que es mucho más probable que ella termine saliendo con una mujer
que nos persiga, que nosotros con una de sus ex novias.
Elish se erizó ante esto, ¿seguía guardando rencor? Estaba a punto de decirle que lo
superara cuando su mamá la interrumpió.
—Tim, ¿qué quieres decir con eso?
—Solo digo que sus ex novias son todas lesbianas. Ninguna de ellas está interesada
en nosotros, pero algunas de las mujeres con las que salimos están interesadas en El. —
Hubo algunos asentimientos y murmullos de acuerdo alrededor de la mesa. Elish decidió
que era hora de torturar a sus hermanos.
—Noreen Jackson y Mary Cahill —declaró, y luego miró deliberadamente a los

gemelos Danny y Thomas. Fue divertido ver sus rostros cuando comenzaron a darse
cuenta exactamente de lo que estaba diciendo.
—Aww, Dios. No. ¡Eso es enfermizo! —protestó Danny.
Elish se encogió de hombros.

—¿Qué puedo decir? Si las mujeres que me persiguen se mantuvieran fuera de los
límites, no quedaría nada para ustedes.
—Muy bien, Elish, basta de ese tipo de charla en la mesa. Y Danny... no tomes el
nombre del Señor en vano.
—Lo siento mamá.
—Elish, trae a tu nueva chica a cenar pronto —instruyó la señora Maloney.
—Ay, mamá.
—Pronto Elish.
—Sí, mamá —murmuró. Suspiró y ofreció una disculpa silenciosa a Aisling por a lo
que estaría expuesta en el futuro cercano.
₪₪₪₪₪
58
Habían pasado dos horas desde que Aisling había llegado al despacho de Elish y la
morena estaba lamentando su decisión impulsiva. Se había dejado abierta de par en par a
la forma más exquisita de tortura, la rubia acababa de salir del despacho para usar el baño
y El tomó una carpeta para abanicarse. Mantente enfocada. Quédate profesional. Ambas
tenemos trabajo que hacer. Esto estaba a punto de convertirse en su nuevo mantra en los
próximos días. Si así era como se sentía después de dos horas, no tenía ninguna
posibilidad de durar unos días en la presencia de Aisling. Todo había comenzado minutos
después de que llegara la rubia. La contadora se había agachando para sacar algo de su
bolso que estaba en el suelo y le había dado una vista maravillosa de su sostén de encaje
negro; desde entonces no había podido concentrarse. ¿Tenía que usar un top escotado?
¿Tiene que lucir tan malditamente sexy en todo?
Aisling regresó para encontrar a El inmersa en el trabajo, deseaba poder concentrarse

tan bien como su amiga de cabello oscuro. Desafortunadamente, la estaba encontrando
demasiado distractora. Suspirando, intentó concentrarse en lo que estaba haciendo.
—Elish, ¿tienes papel borrador?
—En el estante encima de la impresora —señaló.
Aisling alcanzó el papel y sin darse cuenta le dio a El un destello de la parte de atrás
de su tanga negra. Eso fue todo para la morena; se levantó de la silla, quitándose las gafas
y pasándose los dedos por su largo cabello.
—Voy a hacer un poco de café, ¿quieres una taza?
—Oh, claro. Eso estaría bien.
—¿Leche? ¿Azúcar?
—Solo un poco de leche, gracias.
Elish caminó hacia la cocina contenta de estar lejos de la tentación, aunque solo
porque tenía que mantener las manos quietas mientras trabajaba. Agarró dos tazas y miró
hacia la cafetera, notando que todavía estaba medio llena. Típico, pensó. Por lo general,
la cafetera está casi vacía. Hoy, ¡quiero perder el tiempo aquí y por una vez hay suficiente
café en la cafetera! Vació el líquido oscuro en el fregadero y sacó el café de la nevera,
colocó un filtro nuevo y vertió el café con una cuchara. Tomando asiento en la mesa de
la cocina mientras esperaba el café, lamentó la falta de trabajo que tendría durante su
horario normal de trabajo, sabiendo que trabajaría desde casa las próximas noches. Aun
así, le resultó difícil arrepentirse de su decisión de ofrecer el uso de su despacho a Aisling.
Era la forma más dulce de tortura después de todo. Vertió el líquido oscuro en las tazas y
luego añadió leche a la de Aisling. Tomando una respiración profunda, se dirigió de
regreso a su despacho, este iba a ser un día infernal.
A las tres en punto, Aisling informó que había terminado por hoy. 59
—Bien. —Elish se quitó las gafas para mirar a la rubia correctamente—. He olvidado
que no estarías aquí todo el día.
—Te veré mañana, El. Una vez más, gracias por dejarme compartir tu despacho.
Revisaré a los pintores en la mañana para ver cómo van las cosas.
Elish le sonrió.
—Honestamente, no hay prisa.
—Lo sé, pero tengo que perseguirlos de todos modos, órdenes del jefe. —Elish
prácticamente había olvidado que su padre era el dueño de todos los edificios a su
alrededor. Ahora que la contadora se iba por el día, quería alguna conexión física con la
rubia después de negárselas durante las últimas seis horas. Se puso de pie con la intención
de interceptarla antes de que se fuera.
—Sé que este no es realmente el momento ni el lugar y estoy rompiendo mis propias
reglas, pero realmente me gustaría besarte antes de que te vayas.
La respuesta de El llegó en forma de un dulce beso de despedida de Aisling, fue

breve, pero muy agradable. Ambas plenamente conscientes de que cualquier otra cosa
sería inapropiada. La morena decidió que solo por el beso definitivamente valía la pena
compartir su despacho.
Al día siguiente, aliviada de encontrar que estaba un poco más relajada en compañía
de Aisling, El pasó la mayor parte de su tiempo observando a escondidas a la rubia.
Notando sus peculiaridades, algunas de las cuales encontraba muy entrañables, otras
bastante divertidas. La contadora era como un demonio cuando se ponía a trabajar en su
gran calculadora. Sus dedos eran borrosos mientras marcaban los números en el teclado.
Lo que encontró tan lindo fue que golpeaba con el pie al mismo tiempo que escribía. Se
preguntó si Aisling sabía que tenía ese hábito. Cuando la rubia dejara de usar la
calculadora, inmediatamente buscaba en el escritorio un bolígrafo, esto hizo que la
morena sonriera, ya que el bolígrafo estaba detrás de su oreja. Fue muy divertido de ver
y le resultaba difícil no reírse cada vez que presenciaba el mismo patrón de
comportamiento. Sin embargo, tenía una queja importante, Aisling era desordenada. Sus
papeles estaban repartidos por todas las superficies disponibles. En cambio, a ella le
gustaba mantener ordenado su espacio de trabajo. La contadora le aseguró que sabía para
qué era cada papel, dónde estaba y que lo ordenaría al final de cada día.
Aisling giró la cabeza y la atrapó observándola.
—¿Qué?
—Eres zurda —comentó.
—¿De verdad? —se burló. 60

—No me había dado cuenta de eso antes. —Elish se quitó los anteojos y como era su
costumbre se llevó una de las patillas a la comisura de la boca. Los ojos de Aisling se
deslizaron hacia esa boca, luego agachó la cabeza y murmuró algo que la morena no pudo
entender.
—¿Qué ha dicho?
—¿He dicho que desearía que no hicieras eso?
Elish estaba desconcertada.
—¿Hacer qué?
—Poner tus lentes en tu boca. Es una distracción.
La morena frunció el ceño y miró las gafas en cuestión.
—Lo siento, trataré de no distraerte, no sabía que lo estaba haciendo.
Aisling se dio cuenta de que Elish no sabía exactamente por qué la distraía.
—Es un hábito que tienes cuando te quitas las gafas. Es realmente sexy.
—¡Oh... Oh! —Sonrió cuando se dio cuenta—. Bueno, no soy la única con un
comportamiento que distrae.
Las cejas de la rubia se levantaron al escuchar esta información.
—¿Sí?
—Me sigues dando pequeños vistazos de tu ropa interior.
—¿Vistazos?
—Ayer llevabas un tanga negro y un sostén a juego. Hoy llevas un tanga color
melocotón y un sostén a juego.
—Color carne.
—¿No entiendo?
—El tono es color carne, no melocotón.
Elish tragó el nudo que de repente apareció en su garganta seca.

61
—¿De qué color son los tuyos? Es justo que llegue a conocerlos.
—¿Qu... —El se aclaró la garganta—. Algodón blanco.
—Una mujer a la que le gustan sus prendas básicas.
—Ah, llego tarde a una reunión. —Y con eso Elish huyó de su despacho, dejando
atrás a una rubia muy desconcertada.
₪₪₪₪₪
Una Elish muy nerviosa irrumpió en el despacho de Naomi.
—Hola semental, ¿qué pasa?
—Necesitaba escapar por un tiempo. —Naomi enarcó las cejas.
—Hubiera pensado que solo una emergencia podría haberte sacado de ese despacho
en este momento.
—Sí, bueno. No anticipé lo difícil que sería pasar tanto tiempo con ella y no poder
tocarla. Me está volviendo loca.
—Pareces un poco sonrojada.
—No es gracioso —gimió El.
Naomi se fue a buscarle una botella de agua fría.
—Ahí tienes, semental, eso debería refrescarte.
—Estás disfrutando demasiado de todo esto.
—Oh, vamos Elish. Serías exactamente igual si los papeles se invirtieran. Nunca te
había visto así. Creo que es fantástico.
Gruñó su respuesta y continuó bebiendo su agua. ¡Fantástico mi culo!
₪₪₪₪₪
62
El día siguiente fue glorioso. Elish se había vestido con una blusa ligera de algodón
con pantalones de lino. Iba a ser abrasador, no era un buen día para estar atrapada en un
despacho sin aire acondicionado. Saludó a Brenda que estaba afuera fumando su cigarrillo
antes del trabajo.
—Buen día para eso.
—Lo lamento, hoy va a ser un asesinato, El.
—Lo sé. —Podía imaginar cómo sería parte del día de Bren. Los miembros del
público descontentos se ponían más irritables que de costumbre debido al calor. Ah, no
importa, no durará para siempre. Se dijo. Nunca tenían suficiente sol; solo deseaba que
apareciera los fines de semana.
Al entrar al despacho, Elish supo que su día iba a ser duro y no por el calor.
Aisling se había vestido para mantenerse fresca. Un top ajustado con tirantes finos y
una falda de algodón ligero se completaron con otro par de sandalias. Debe tener acciones
en alguna empresa de sandalias, reflexionó Elish. ¡Urgh, esto es una tortura!
—Buenos días El, hermoso día, ¿verdad?

—Maravilloso —respondió la morena tratando valientemente de mantener el

sarcasmo de su voz—. ¿Ha dormido bien?
—Oh, como un bebé.
—Suerte para algunos —se quejó.
—¿Qué ha dicho?
—Nada, simplemente no he dormido muy bien.
Ambas cayeron en el ritmo de sus rutinas de trabajo, ocasionalmente robándose

miradas. El día progresó de esa manera, dejando a Elish sintiéndose más en control, ya
que la situación se volvió más tolerable.
—¡Elish! —Los oídos de la morena se animaron con el sonido de su nombre siendo

llamado. Se levantó de su asiento y se dirigió hacia donde pensaba que estaba Aisling.
»¡Elish, la maldita fotocopiadora está atascada!
Entró al pequeño cuarto de servicio para encontrar a Aisling con la cabeza metida
dentro de la fotocopiadora intentando ver el problema. Golpeó el lateral un par de veces, 63
frustrada cuando no sucedió nada después de presionar un botón intermitente.
—Cualquier cosa que pueda hacer para ayudar a la señorita Keenan.
—Eso espero, es tu equipo —respondió la contadora bruscamente.
Las cejas de El se dispararon hacia su frente, nunca había visto a la mujer tan segura
de sí misma.
—Por favor, hazte a un lado mientras reviso mi equipo, que tan gentilmente le
permito usar.
Aisling se hizo a un lado y cruzó los brazos sobre el pecho, con una mirada casi
petulante en su hermoso rostro. Elish jugueteó un poco con las bandejas, menos de un
minuto después se volvió hacia la rubia, con una mirada triunfante en su rostro.
»Todo solucionado, un simple atasco de papel. —Sonrió.
Aisling se paró frente a ella y no dijo nada. En cambio, sus ojos se arrastraron desde
los de El, hasta su boca, y luego descendieron para detenerse en sus senos antes de volver
a mirar los rasgos divertidos de la morena.
—¿Disfrutas de la gira?
La contadora no estaba arrepentida.

—Mucho. —Mantuvo el contacto visual, hasta que la mujer alta se dio la vuelta y
salió de la pequeña habitación.
El día continuó en esa línea. Se encontraron cada vez más toquetonas entre ellas. Sus
caricias mientras se rozaban se volvían más atrevidas a medida que avanzaba el día. En
un momento, Aisling se apartó de Elish, de pie frente a la ventana. La morena aprovechó
la oportunidad para echar un muy buen vistazo a su trasero. Cuando sus ojos se desviaron
hacia arriba, encontró la sonrisa de Aisling reflejada en el cristal. Elish simplemente se
encogió de hombros sin disculparse, habían ido mucho más allá del punto de intentar
ocultar su aprecio por la forma de la otra y, en cambio, su escrutinio se había vuelto tan
abierto como sus toques.
Elish estaba entre la espada y la pared, por mucho que disfrutara su tiempo con
Aisling, el dolor de no poder hacer exactamente lo que quería se estaba volviendo tan
insoportable que estaba a punto de explotar. Finalmente se quebró cuando después de
regresar de un viaje al baño, chocó con la contadora en la puerta del despacho, la rubia
estaba saliendo. Rebotaron con el impacto, y luego instintivamente se agarraron para
estabilizarse. Elish la agarró por la parte superior de los brazos, mientras que Aisling
agarró su cintura. La morena las hizo pasar rápidamente al despacho y cerró la puerta, sus
labios inmediatamente encontraron a sus compañeros. Aisling gimió ante el primer
contacto entre ellos, tan desesperada por el beso como Elish.
64
Por unos momentos ambas olvidaron donde estaban, entregándose de lleno a la
sensación de estar con la otra, cuando una mano comenzó a desviarse dentro de su blusa
y hacia su pecho, El la agarró a la ligera.
—No podemos. No aquí.
Aisling dejó escapar un suspiro de pura frustración en respuesta a la amable

reprimenda.
»Ven a casa conmigo, ¿por favor? —gimió El cuándo sus bocas se encontraron con
avidez una vez más.
—Sí. —Aisling la besó de nuevo—. Pronto El, no puedo soportar mucho más de esto.
—Estaré allí en una hora.
—También estaré allí.
₪₪₪₪₪
Elish llegó a su cottage cincuenta minutos después. Tomando una respiración

profunda, antes de abrir la puerta, notó cómo su mano temblaba levemente mientras metía
la llave en la cerradura. Dejando su maletín cerca de la cómoda, se pasó los dedos por el
pelo. Maldita sea, ¿qué estoy haciendo? Se preguntó, no tenía tiempo para hacer
preparativos, no tenía tiempo para pensarlo dos veces. Aisling estaría aquí en minutos y
ambas sabían exactamente por qué. No dudes Elish simplemente lo haces, quieres a esta
mujer y ella también te quiere a cambio. Entonces, ¿por qué se sentía tan nerviosa?
Mirando por la ventana delantera, vio que el familiar auto plateado se detenía. La rubia
salió y cerró la puerta con llave, luego se dirigió hacia la puerta principal que se abrió
antes de que pudiera llamar.
—Adelante, acabo de llegar. —Elish estaba claramente nerviosa. La contadora

decidió que no quedaba tiempo para hablar. Cerró la puerta y se acercó a su alta
compañera, apoyando la palma de la mano ligeramente en la mejilla de El, se acercó para
capturar los labios que la habían hechizado durante la mayor parte de ese día. Elish la
acercó más mientras gemía en la boca de la rubia, su lengua buscando entrar en el interior
caliente. Las lenguas se encontraron y se movieron juntas suavemente, acariciando y
luego retirándose. Aisling estaba decidida a continuar justo donde lo habían dejado, sus
manos buscaron los botones de la camisa de El, desabrochándolos con dedos hábiles. Las
manos de la morena se trasladaron a las nalgas de la rubia tirándola con fuerza contra ella
y masajeando los globos firmes. Con la camisa ahora desabrochada, Aisling deslizó la
prenda de los hombros de su pareja, dejándola caer en el último escalón de las escaleras.
Su lengua descendió desde la boca de Elish hasta la larga columna del cuello, donde la
65
rubia asaltó la piel con besos y una suave succión en su punto de pulso. Esto hizo que
Elish se apretara más y la falda de la rubia se levantó cuando movió su muslo entre sus
piernas, pasando sus manos por la parte posterior de los suaves muslos para descansar
una vez más sobre los firmes globos de carne que tanto le gustaban. Sus caderas
comenzaron a empujar instintivamente una contra la otra; Elish se estremeció bajo el
ataque físico.
»Oh, sí. —Podía sentir las manos de Aisling en la cintura de sus pantalones,
desabrochando el botón y bajando la cremallera. Moviendo la tela sobre sus caderas, los
pantalones se agruparon a sus pies, dejándola vestida solo con sus bragas y sujetador.
Alcanzó el dobladillo de la camiseta blanca ajustada de Aisling, decidiendo que la rubia
aún llevaba demasiada ropa; la contadora levantó los brazos para ayudar a retirarlo. Elish
se detuvo un momento mientras dejaba caer la prenda al suelo. Sus ojos encontraron los
de su futura amante, esta era la primera vez que se sentía en control en días. Con manos
firmes y seguras metió la mano debajo de la falda de la rubia y empujó sus bragas hacia
abajo, Aisling levantó un pie descalzo para ayudar a quitárselas, luego cerró la pierna
alrededor de la cintura de la morena, ofreciendo todo lo que tenía. El movió su mano entre
las piernas de la rubia, acariciando la parte interna de sus muslos antes de moverse para
rodear la protuberancia dura que encontró allí. Las caderas de Aisling se empujaron hacia
adelante en un intento de poner los dedos exactamente donde los quería. Elish ni siquiera
consideró burlarse de ella y rápidamente enterró dos de sus largos dedos dentro,
estableciendo rápidamente un ritmo. La morena podía sentir sus propias piernas temblar
de excitación, poniendo en espera los pensamientos de sus necesidades; se concentró en
la hermosa mujer que se movía poderosamente contra ella.
—Oh, Dios, sí. ¡Más duro, Elish!
El igualó los embates de Aisling y demasiado rápido sintió los signos familiares del
orgasmo. Estaba asombrada por la respuesta física de la rubia hacia ella; ni siquiera había
puesto en juego su pulgar. Detuvo sus dedos dentro y los dejó anidados allí. La cabeza de
la rubia yacía sobre su hombro, la cara parcialmente enterrada en su cuello, su respiración
entrecortada. La mano de El jugaba suavemente con la parte posterior del cabello corto
de la rubia, queriendo calmar y relajar a su amante. Aisling gimió cuando Elish quitó sus
dedos de su lugar de anidamiento. La mujer alta ofreció palabras tranquilizadoras y besos
ligeros a la mujer todavía agotada.
—¿Crees que puedes llegar arriba? —preguntó gentilmente. Aisling sonrió y asintió
en respuesta.
—Vamos, vámonos. —Los zapatos y la mayor parte de su ropa quedaron tirados al

pie de la escalera. La pareja subió para continuar con lo que había comenzado ese mismo
día.
66
PARTE 3
Elish miró la cabeza rubia que descansaba sobre su estómago, sus dedos moviéndose
perezosamente a través de los mechones dorados. Miró brevemente por la ventana del
dormitorio, estaba casi oscuro y supuso que serían las diez de la noche.
—¿Elish? —llegó la voz tranquila desde algún lugar alrededor de su ombligo.
—¿Mmm?
—¿Cuándo saliste del armario con tus padres? —El, se rio por lo bajo en respuesta a
la pregunta—. Oh, esto seguramente será bueno, —adivinó Aisling.
—Se podría decir. Tenía catorce años, mi mamá me atrapó en mi habitación besando
a la novia de mi hermano. —La contadora comenzó a reírse, podía sentirla temblar contra
su estómago.
—Realmente no debería sorprenderme, pero esa es una gran historia para salir del
67
clóset.
—Sí, supongo que lo es —musitó El—. Sin embargo, me dieron un gran sermón.
—¿Tus padres no estaban felices de que fueras gay? —Ojos verdes pensativos la
miraron.
—Bueno, mi mamá no estaba segura. Pero recibí el sermón de mi papá, porque estaba
besando a la novia de mi hermano. Estaba más preocupado por eso que por mi nueva
sexualidad. Él allanó el camino para mí con mi mamá. —Habría sido difícil pasar por alto
la adoración que la morena sentía por su padre.
—¿Suena como un gran tipo?
—Lo era —susurró en la oscuridad.
Aisling captó fácilmente el dolor en la voz de su amante.
—¿Quieres hablar de ello? —inquirió gentilmente.
—Tal vez en otro momento, ¿de acuerdo?
—Por supuesto.
Incómoda con la dirección que había tomado la conversación, Elish dirigió

hábilmente el foco de nuevo a Aisling.
—¿Y tú? ¿Cuándo saliste? —Juguetonamente alborotó los mechones rubios.
—Hmm, se lo dije a mis padres por pura desesperación. Me estaban volviendo loca
con sus constantes sugerencias sobre quién era adecuado y estaba disponible para salir.
Llegó al punto en que en realidad invitaban a hombres jóvenes a cenar cada vez que estaba
en casa de la universidad. Todo llegó a un punto crítico cuando traje a mi entonces novia
a casa para pasar un rato conmigo. Allí estábamos sentados cenando con un joven doctor,
que era hijo de amigos de mis padres, decidí entonces que tenía que ponerle fin. Al día
siguiente, senté a mis padres y les expliqué que Karen era mi novia y que había estado
saliendo con mujeres durante los últimos dos años. Cayó como un globo de plomo. Karen
y yo reservamos un hotel para los próximos días hasta que las cosas se calmaran un poco.
Luego, Karen regresó primero a Londres y regresé a casa solo para soportar innumerables
sermones sobre cuánto los había decepcionado. Continuamente preguntaban dónde se
habían equivocado. Diciéndome que pronto entraría en razón y me daría cuenta del error
que estaba cometiendo. Fueron implacables. Mi hermano Aiden se convirtió en mi apoyo
a través de todo, diciéndome que no hacia ninguna diferencia para a él. Me amaría a pesar
de todo. Gracias a Dios, no estoy segura de cómo habría manejado que toda mi familia
estuviera disgustada conmigo.
68
Si Aisling hubiera levantado la cabeza para mirar a Elish, habría sido testigo del ceño
fruncido que estropeaba los rasgos de la morena. Habiendo sido su propia experiencia tan
diferente, era difícil imaginar lo duro que debió haber sido para la rubia. Movió su mano
a través de los suaves mechones en un movimiento tranquilizador, tratando de relajar a la
mujer que compartía su cama.
—¿Por qué sigues viviendo en casa? Quiero decir, no están de acuerdo con tu estilo
de vida, debe dificultar las cosas.
Podía sentir a Aisling asentir con la cabeza contra su estómago.
—Terminé la universidad en junio de este año. Ya estaba acordado que comenzaría

a trabajar para mi padre cuando obtuviera mi título. Tengo un piso en Londres que mi
padre compró cuando fui allí a estudiar, al igual que mi hermano tiene uno en Edimburgo.
Voy a venderlo y comprar una propiedad aquí. Ya he mirado algunas. Creo que ahora me
gustaría concentrar mis esfuerzos en encontrar un lugar. Parece que he encontrado una
razón muy tentadora para apura ese proyecto. —Aisling levantó la cabeza del estómago
de Elish para ofrecerle una sonrisa impresionante. Para no perder la oportunidad, la
morena se acercó para besar los labios que había estado disfrutando durante la mayor
parte de la noche.
₪₪₪₪₪
—Buenos días.
—Lo es, ¿no? —Elish se acercó para darle un beso, que rápidamente se convirtió en
más—. Dios, no puedo tener suficiente de ti. —La voz de la morena estaba ronca por el
sueño y los primeros impulsos del deseo.
—El sentimiento es mutuo —respondió Aisling mientras la tumbó sobre su espalda,

un movimiento que se hizo más fácil con la sumisión de Elish. Comenzaron a tocarse
lentamente. La morena dobló su larga pierna a la altura de la rodilla para ofrecerle más
agarre, que la rubia usó con abandono. Deslizándose fácilmente a lo largo del suave
muslo, mientras la morena ahuecaba sus nalgas para ayudar. El podía sentir el clímax de
Aisling acercándose a medida que se movía con más urgencia por encima de ella.
Concentrándose completamente en el placer de su amante, Elish no estaba preparada para
los dedos que serpenteaban entre sus muslos para ayudarla a llegar al límite con la rubia.
Ambas yacían saciadas y agotadas, recuperando el aliento bajo la luz del sol de la
mañana. Elish movió su mano en círculos perezosos sobre la piel resbaladiza por el sudor
de la espalda baja de su pareja, podía sentir su propia piel pegada a la sábana de algodón
debajo de ella.
»Guau. —Fue todo lo que la rubia pudo decir en ese momento, su rostro hundido en
el cuello de la mujer más alta. 69
—Sí, —estuvo de acuerdo El—. Guau. —Permanecieron en silencio durante unos
minutos, recuperándose de sus esfuerzos matutinos, hasta que la morena rompió el
hechizo, su conciencia se apoderó de ella.
»Aunque no quiera, tengo que levantarme y prepararme para el trabajo. —Besó

suavemente a su amante, antes de moverla de encima de su cuerpo. Tomando una
respiración profunda y purificadora, balanceó sus largas piernas sobre el borde de la cama
para contemplar el camino hacia la ducha. Una mirada por encima del hombro a Aisling
con su cabello rubio alborotado y su cuerpo desnudo sobre las sábanas esparcidas casi
hizo que cambiara de opinión. Sintiendo su vacilación, la rubia sonrió tentadoramente—
. Eres una mujer peligrosa Aisling Keenan —declaró teniendo que usar cada gramo de
fuerza de voluntad que poseía para levantarse de la cama y meterse en la ducha.
Mientras Elish se duchaba, Aisling aprovechó la oportunidad para localizar su ropa.

Mirando alrededor de la habitación y viendo solo su sostén y su falda, supuso que todo lo
demás estaría al pie de la escalera.
Elish regresó a la habitación vestida con un albornoz, su cabello oscuro aún húmedo.
Encontró a Aisling sentada en la cama completamente vestida con la ropa del día anterior.
Su propia ropa, que había sido desechada al pie de las escaleras, estaba doblada
prolijamente cerca.
—¿No quieres ducharte antes de irte? —preguntó cortésmente.

—No, no tengo ropa limpia, así que voy a conducir a casa para ducharme. Gracias
por la oferta.
—¿Entonces nos vemos en el Centro más tarde?
Aisling negó con la cabeza.
—Hoy voy a trabajar desde casa, sé con certeza que, si trabajo desde tu despacho, no
voy a hacer mucho y tú tampoco si me salgo con la mía. —El tono de la rubia no dejó
ninguna duda en la mente de Elish de que hablaba en serio.
El se rio.
—Estoy de acuerdo, tampoco haría mucho trabajo.
—¿Puedo llamarte más tarde? —La consulta fue tentativa a pesar de la pasión que
habían compartido durante las últimas horas.
—Me gustaría.
70
₪₪₪₪₪
El lunes por la mañana encontró a Elish sentada en su despacho. Después de un fin

de semana tranquilo, esperaba con ansias los días venideros. Miró su reloj, en cualquier
momento. Una sonrisa apareció en su rostro espontáneamente mientras imaginaba el caos
que estaba a punto de ocurrir.
¡BRRRRRRRINNNNNNG!
El sonido estridente y constante era a la vez ensordecedor y nervioso. La alta morena

alcanzó tranquilamente su bolso y salió al área designada. Mientras estaba allí observando
su entorno, miró y captó la mirada de Naomi, compartieron un guiño de conspiración
mientras miraban el caos a su alrededor. Elish observó cómo su personal salía del edificio,
algunos en estado de pánico, otros sin saber si deberían molestarse. Tomó nota mental de
todo lo que estaba sucediendo, prestando especial atención a los miembros del personal
que aún no habían salido del edificio y la pura estupidez de los que lo habían hecho, solo
para decidir que necesitaban regresar a un edificio potencialmente peligroso para
recuperar algo. Oh, esto va a ser divertido.
Veinte minutos después, que era la cantidad de tiempo que había pasado antes de que
todos salieran del edificio, Elish se dirigió a su personal.
—Eso, damas y caballeros, ha sido un simulacro de incendio. Debo añadir que acaban
de fallar... ¡miserablemente! —Hizo contacto visual directo con Adam, que había sido la
última persona en salir del centro. No estaba sorprendida ya que llegaba tarde a todo. La
gente siempre contaba los chistes habituales acerca de que llegaría tarde a su propio
funeral. Elish pensó que sería irónico que, si el edificio estuviera en llamas, podría haber
llegado temprano para su cremación.
»Todos reúnanse en el salón principal en cinco minutos, ¡y quiero decir cinco

minutos! ¡No diez! —Se alejó dejando a su personal atónito.
Cinco minutos después, todos estaban sentados en el salón.
»Escuchen gente, el papel que han encontrado en su asiento es una copia de los
procedimientos de seguridad contra incendios que deben seguir en caso de que suene la
alarma de incendio. Se llevarán la lista a casa y la aprenderán. He configurado la
grabadora de TV y video para que todos puedan pasar los próximos treinta minutos viendo
un video de seguridad contra incendios. La próxima semana realizarán una prueba escrita
y será mejor que todos la aprueben, aquellos que no la aprueben tendrán que pasar todo
este video una y otra vez hasta que lo hagan. —Hubo algunas quejas, pero Elish
continuó—: Aún no he terminado. —Hizo una pausa para el efecto—. Si una persona
falla en el próximo simulacro de incendio, ¡todos volverán a hacerlo! Disfruten el video.
—Sonrió y dejó a su equipo viendo el video. 71
Al entrar en su despacho sintiéndose bastante contenta consigo misma, contestó el
teléfono que sonaba.
—¿Te diviertes semental?
—Oh, claro que si, lo hicimos bien, Naomi. —Compartieron una risa. Elish había
planeado este día desde el fiasco del incendio del contenedor. Cada vez que su personal
se desanimaba por algo, sus jefes se deleitaban en planificar las formas más tortuosas y
divertidas para mantenerlos alerta. Esas dos juntas podrían ser muy malvadas.
₪₪₪₪₪
Más tarde, ese mismo día, Elish se dirigió al nuevo despacho de Aisling. Las
remodelaciones parecían ir bien, al menos la contadora ya no tenía que caminar por la
carnicería para llegar a su despacho. Usó la escalera recién reabierta para llegar al primer
piso. Llamó a la puerta abierta.
—¿Hay alguien en casa? —Al mirar dentro, notó que Aisling estaba hablando por
teléfono, la rubia sonrió y le hizo señas para que entrara. Colgando el teléfono, cubrió a
Elish con una mirada.
—¿He oído que estás molestando a tu personal?
—¡Ja! Eso les enseñará a no volverse demasiado complacientes. Si escucho alguna

queja, simplemente pensaré en más formas de perseguirlos. Dime quién se ha estado
quejando, haré que su castigo sea peor.
Elish sonaba sospechosamente alegre ante la perspectiva.
—Estás disfrutando esto —acusó Aisling.
—Por supuesto que lo estoy, ayuda a alegrar los días más aburridos. —Le sonrió
locamente.
—¿Estás teniendo muchos... días aburridos? —preguntó la contadora inocentemente.
—Ciertamente, las cosas han estado mucho más tranquilas allí desde que arreglaron
tu despacho.
Aisling entró en el espacio personal de El.
—¿Quieres que te anime?

72
La morena tragó saliva.
—He reprendido a miembros de mi personal por besarse en las instalaciones. No

estaría dando un muy buen ejemplo si hiciera lo mismo.
—Perdiste el control una vez antes... ¿podría volver a pasar? —dijo en la oreja de El.
—Hoy no. —Elish se apartó de las manos errantes de la rubia y se paró en la puerta—
. Te he traído un regalo para tu nuevo despacho. —Empujó una planta en los peligrosos
dedos de Aisling. Pensó que al menos los mantendría ocupados durante un par de minutos.
—Es encantador Elish —respondió gratamente sorprendida por la consideración de

la mujer.
El se encogió de hombros.
—Es solo una planta.
La contadora puso la planta sobre su escritorio para poder abrazar y besar a la estoica
mujer.
—No es solo una planta Elish, es un regalo tuyo y significa mucho para mí. ¿Café?
—Trató de romper la incomodidad de El, no estaba segura de qué tenía a la mujer alta tan
incómoda sobre un regalo, pero parecía estarlo.
—Claro, eso sería genial —respondió ansiosa por cambiar de tema.
Tomando asiento en la silla frente al escritorio, Elish miró a su alrededor mientras la

rubia preparaba café. Le gustó el nuevo aspecto del despacho y se preguntó ociosamente
cuánto había participado Aisling en la decoración. La contadora la miró, la mujer alta
todavía parecía un poco nerviosa, se preguntaba si estaba teniendo dudas sobre ellas,
esperaba que no. No se habían visto durante el fin de semana ya que se había ceñido a su
horario normal para visitar a su hermano, a pesar de su frenético viaje no programado un
par de semanas antes.
—¿Has disfrutado tu fin de semana con Aiden?
—Lo he hecho, gracias por preguntar. Salimos a cenar, luego a ver una película. Nos
hemos mantenido alejados de los bares —ofreció irónicamente.
—¿Entonces está mejor?
—Parece estar más asentado. Generalmente siente que le falta control sobre su vida.
De vez en cuando, se rebela cuando ese sentimiento se vuelve demasiado para que lo
soporte por más tiempo.
Elish asintió, ciertamente no entendía completamente todas las implicaciones de vivir 73

con esquizofrenia, pero podía comprender hasta cierto punto la pérdida de control.
—¿Aiden deja de tomar su medicación en este momento?
—No, no puede hacer eso. Actualmente está tomando su medicamento mediante

inyecciones de depósito. Recibe la inyección una vez cada seis semanas; es una liberación
lenta en el torrente sanguíneo. No es lo ideal, pero el cumplimiento de Aiden con la
medicación por vía oral fue menos que exitoso. Tan pronto como se sintió bien, dejó de
tomar el antipsicótico porque odia los movimientos involuntarios que le provocan, luego
vuelven los síntomas.
Elish estaba desconcertada, nunca había oído la mayor parte de lo que le estaba
diciendo. Decidió leer un poco para ayudarla a entender mejor. Mientras continuaba
inquieta, la contadora finalmente había tenido suficiente.
»El, ¿hay algo que te está molestando? —La voz de la rubia tenía una nota de
preocupación.
Elish resopló.
—Sí, sí lo hay. —Hizo una pausa antes de continuar, lo que solo sirvió para que
Aisling frunciera el ceño—. Mi mamá me ha pedido que te invite a almorzar el domingo.
—De acuerdo. —Fue la respuesta inmediata y aliviada.
—¿Qué? ¿Irás? ¿Así como así?
—Claro, es solo el almuerzo después de todo —respondió la rubia casualmente.
El puso su cabeza entre sus manos.
—No Aisling, no es solo el almuerzo. Conocerás a mi mamá y mis hermanos.
—De verdad Elish, estoy bien con eso. Me encantaría ir a almorzar.
—¿Entonces este domingo?
—No tengo una mejor oferta.
La morena asintió, simplemente no estaba segura de esto, pero su mamá quería

conocerla para cumplir. Habiendo pasado el fin de semana soñando con Aisling, estaba
ansiosa por pasar más tiempo con ella.
—¿Quieres que nos juntemos y hacer algo esta noche?

74
—¿Qué tenías en mente?
Varias imágenes aparecieron en la cabeza de Elish, todas las cuales decidió no

revelar, pero sin duda le encantaría hacerlo más tarde. Aisling sonrió descaradamente
como si hubiera leído su mente, le dio un golpe suave en el estómago.
»¿Y si fuera a tu casa esta noche con una botella de vino y vemos qué sucede a partir
de ahí?
Elish se aclaró la garganta suavemente.
—Suena bien.
₪₪₪₪₪
Elish caminó de regreso al Centro Comunitario con un nuevo impulso en su paso,

tenía una cita con Aisling esta noche, la vida era buena. Caminando hacia el mostrador
de recepción, vio a Brenda en uno de los archivadores.
—¡Buenas tardes, Bren! —proclamó en voz alta mientras golpeaba la palma de su

mano contra el mostrador solo para asegurarse de llamar la atención de la chica—.
¿Alguna llamada para mí mientras he estado fuera?
Brenda fulminó con la mirada a su jefa, no lo hizo de manera exuberante,

especialmente cuando se trataba de Elish, eso la hizo sospechar de qué otras sorpresas
podría estar planeando su jefa. Bren todavía estaba enojada con ella por no haberle dicho
antes sobre el simulacro de incendio.
—No —respondió Brenda rotundamente. Elish simplemente sonrió dulcemente y

respondió burlonamente.
—Bien. —Antes de dirigirse a su despacho.
₪₪₪₪₪
Elish abrió la puerta del cottage con una pregunta.

75
—¿Has comido?
—Sí, lo siento. No sabía… —La respuesta de Aisling fue interrumpida cuando los
labios de la morena capturaron los suyos en un beso feroz. Superando su sorpresa inicial,
pronto respondió de la misma manera. Era consciente de que Elish las llevaba a ambas
hacia la sala de estar, de que le quitaban la botella de vino de las manos y la dejaba sobre
la mesa de café. Luego estaba siendo bajada al sofá de tamaño generoso, seguida
rápidamente por casi metro ochenta de morena cachonda. Elish parecía estar
extremadamente resuelta en su búsqueda y la rubia no estaba dispuesta a detenerla. La
urgencia de sus movimientos aumentaba cuanto más se envolvían. La ropa se abrió
apresuradamente y se hizo a un lado mientras ambas buscaban a la otra con determinación
enfocada. Elish gruñó mientras luchaba por bajar los jeans de la rubia más allá de sus
caderas. Por algún acuerdo silencioso ambas ayudaron a la otra en esta tarea. Desnudas
sólo parcialmente, se movían juntas en una masa enmarañada de brazos y piernas,
limitados por la ropa que aún vestían. El se apoyó en el brazo del sofá, cerniéndose sobre
Aisling y ofreciéndole acceso a su clítoris hinchado. Su otra mano ya se movía dentro de
la ropa interior de Aisling. Los largos dedos encontraron rápidamente el manojo de
nervios y comenzaron a acariciar con determinación, la rubia respondió de la misma
manera. La morena no tardó en correrse con fuerza y trató desesperadamente de seguir
concentrándose en su compañera. Perdió la batalla brevemente, pero rápidamente retomó
donde la dejó.
Elish miró con fascinación, mientras el orgasmo de su amante parecía continuar una
y otra vez. Sin querer detenerse, la acarició con más fuerza y rapidez y la llevó a otros
dos orgasmos, antes de que Aisling atrapara los dedos entre sus fuertes muslos. Elish dejó
de moverse, cuando la contadora soltó un largo gemido, luego se dejó caer desarticulada
en el sofá. Sus muslos continuaron temblando ocasionalmente, mientras su respiración se
nivelaba, liberando pequeños y suaves gemidos. Entonces todo quedó en silencio, excepto
el movimiento de su pecho mientras respiraba profundamente. Elish no sabía qué hacer a
continuación. Quitó suavemente su mano de entre las piernas de la rubia tirando su ropa
interior y pantalones sobre sus caderas, se abrochó los botones de sus jeans. En silencio,
levantando la botella de vino de la mesa de café y se dirigió a la cocina. Abrió la botella
con un sacacorchos y sacó dos copas. Volviendo a sentarse suavemente en el sofá, sirvió
el vino y esperó a que Aisling se despertara.
Bebiendo su vino, Elish observó a la pequeña rubia abrir los ojos. Le dio una sonrisa
deslumbrante, que fue devuelta del mismo modo hasta que la rubia pareció recordar algo.
—Ups. —Hizo una mueca—. Me he quedado dormida, ¿no?
—Solo por unos… —Elish hizo un gesto de mirar el reloj—, veinte minutos.
—¿Qué me he perdido?
—Oh, no mucho. He abierto el vino, he servido una copa para cada una y luego te he
visto dormir.
76
Aisling se sentó y reorganizó su ropa.
—Genial. Tengo mucha sed. —Le sonrió a su amante mientras tomaba su copa.
—¿Eso ha sucedido antes?
—¿Qué? ¿Quedarme dormida?
—No…
La contadora se rio.
—Lo siento, no pude resistir las bromas.
—Mocosa.
—Oh, te refieres a mis orgasmos múltiples. —Sonrió sin arrepentimiento—. Ha

sucedido antes, muchas veces. —El rostro de Elish pareció decaer un poco al escuchar
esto—. Pero... por lo general estoy sola. —La ceja de la morena se elevó con interés—.
Puedo provocarme orgasmos múltiples, pero es raro tener más de dos seguidos con otra
persona. Supongo que es porque sé exactamente cómo tocarme, es fácil para mí lograrlo.
—¿Cuánto?
—¿Por mi cuenta?
—Esta noche —aclaró El, segura de que estaba siendo objeto de burlas de nuevo.
Aisling sonrió.
—Cuatro. —Luego agregó—: Hasta ahora. —Y notó que su amante se veía bastante
complacida consigo misma.
La mujer más alta se estiró en el sofá junto a su amante, sus copas de vino estaban a
poca distancia sobre la mesa de café. La rubia aprovechó para apoyar su cabeza en el
pecho la de la morena.
—Me alegro de que hayas comido, no creo que hubiera podido mantener mis manos
alejadas de ti el tiempo suficiente para haber cocinado.
Aisling se sonrió.
—Te creo. —Yacieron en silencio absorbiendo el calor de la otra hasta que la

contadora rompió el silencio—. Sabes El, si voy a reunirme con toda tu familia el
domingo, al menos deberías ayudarme a prepararme un poco.
—Supongo que es justo... ¿Qué quieres saber?

77
—Hmm, nombres y profesiones serían un buen comienzo.
La morena asintió.
—Está bien, veamos. Primero está mi mamá. Marie Maloney, ama de casa y madre.
Es muy activa en la iglesia y en la vida de sus hijos —agregó irónicamente—. Mi mamá
no ha tenido un trabajo remunerado desde su primer embarazo, estaba demasiado ocupada
cuidándonos a todos los niños para también encontrar tiempo para trabajar. Antes de tener
a los mellizos, era profesora de economía doméstica.
—¡Me imagino, siete niños!
Elish se rio.
—Éramos un puñado... Bueno, veamos, los primogénitos son los gemelos mayores,
Gerry y Gheordan...
—¿Por qué los llamas los gemelos mayores?
—Porque hay otro grupo, los gemelos jóvenes.
—Ah, claro.
—Bien, Gerry y Gheordan son constructores, tienen su propia empresa. Luego viene
John, él es un, bueno, John es todo un personaje. No estoy segura exactamente de lo que
hace, parece tener sus dedos en un montón de cosas y siempre es vago acerca de lo que
está haciendo exactamente.
Aisling asintió y repitió la información, en un intento por retenerla.
—Después de John esta Tim, es mecánico, tiene su propio garaje. Los vehículos
familiares por sí solos son suficientes para mantenerlo en el negocio. Después de Tim voy
yo, —sonrió—. Finalmente, los gemelos jóvenes, Danny y Thomas. Danny es plomero y
Thomas es carpintero.
Aisling se rio.
—Deberías haber sido electricista Elish.
—Me lo dicen a menudo. Sin embargo, Gheordan también es electricista y

constructor, así que no es necesario.
—Debe ser genial tener a todos esos hermanos con oficios.
—Bueno, se podría pensar que sí, y me han ayudado de vez en cuando, pero en
realidad sus trabajos los mantienen bastante ocupados, por lo que hacer que comiencen y
luego terminen un trabajo puede ser complicado. Se niegan a aceptar mi dinero a pesar 78
de mis protestas, así que no importa si les ofrezco pagar para terminar el trabajo. Danny
y Thomas insistieron en que encargarían de mi nuevo baño e hicieron un trabajo
fantástico. El problema fue que casi lo hicieron en un día, pero luego tuve que esperar
otra semana para que terminaran las cosas pequeñas, como la lechada de los azulejos.
¡Tenía que ir a casa de mi mamá para ducharme todas las mañanas!
Aisling se rio.
—Puedo ver dónde puede haber inconvenientes.
Elish estaba empezando a sentirse amorosa y se inclinó para besarla, pero Aisling
todavía tenía preguntas. Se movió hacia un lado justo cuando los labios estaban a punto
de golpear su objetivo.
»¿Qué edades?
Suspirando y retrocediendo, Elish hizo una pausa para pensar en eso.
—Los gemelos mayores tienen 36 años, John tiene 33, creo. Vamos a ver, Tim tiene
30 años; lo sé con certeza porque estuve en su fiesta a principios de este año. Tengo 27
años y los gemelos jóvenes tienen 25.
—¿Casados? ¿Hijos? —El parecía exasperada—. Últimas preguntas, lo prometo.

—Está bien, los gemelos mayores están casados. Gerry tiene tres hijos, dos niñas y
un niño, y Gheordan tiene cuatro hijos, tres niños y una niña. Ahora todos los demás están
solteros, sin embargo, John tiene dos hijos, para disgusto de mi mamá por sus travesuras,
pero ella los ama de la misma manera. Tiene una niña de su primera esposa y un niño con
una mujer que apenas conocía. El resto de nosotros no tenemos hijos, que yo sepa.
—¿Nueve sobrinas y sobrinos?
—Sí, por favor no me pidas que los nombre. Podría, pero preferiría no hacerlo. —Le
dio a la rubia una mirada suplicante.
Pareció considerarlo, luego cedió.
—Muy bien, preguntas terminadas... por ahora —añadió con picardía.
—Bien, porque esperaba que pudiéramos mover esta fiesta a un lugar más cómodo.
—¿En serio? Señorita Maloney, ¿qué tienes en mente?
—Tú, yo y mi cama tamaño grande.
—Mmm, déjame pensar —bromeó Aisling solo por un momento antes de agregar— 79
: Soy toda tuya.
Elish la tomó de la mano y la condujo lentamente escaleras arriba. Habiendo hecho

el amor apresuradamente con la llegada de la rubia al borde de su pasión cruda, ahora
parecían más decididas a tomarse las cosas con calma por el resto de la noche.
₪₪₪₪₪
Naomi levantó la vista del archivo que estaba actualizando para ver a Elish entrar a
su despacho y dejarse caer en una silla vacía. Observó la sonrisa grabada en el rostro
relajado de su amiga. Sus ojos se entrecerraron con sospecha, seguidos de una sonrisa de
complicidad.
—Tú y Aisling están teniendo sexo caliente, ¿no?
—Como si fuera a confirmar eso —se burló El.
—No tienes que hacerlo, está escrito por todas partes, semental.
Elish puso los ojos en blanco, tratando de sacar a Naomi del tema.
—¿Estás lista para mañana?
Su amiga frunció el ceño.
—Ah, no sé sobre esto, Elish. Le va a dar un ataque.
—Ahora no vas a salir de esto, señorita Campbell. Lo prometiste —le recordó.
—¡Estaba borracha!
Elish se encogió de hombros.
—¿Y?
—Oh, Ellll —gimió Naomi.
—Va a ser divertido. Lo prometo.
—Hmmph.
—Sabía que tendrías sentido, estaré aquí a la una, podemos tomar mi auto.
80
—No, voy a conducir. —Naomi sonaba muy inflexible, por lo que cedió fácilmente,
pero se preguntó si Naomi tenía un problema con su automóvil o con su forma de
conducir.
—Claro, lo que sea. Solo prepárate.
—¡Me lo debes Elish! —declaró con vehemencia.
—Sí, sí. Nos vemos mañana. —Se rio con facilidad ante la mirada que su amiga le
envió, mientras se levantaba para regresar al Centro Comunitario.
₪₪₪₪₪
De vuelta en su despacho, Elish decidió revisar una nueva propuesta de Connor

Colquhoun, uno de los trabajadores comunitarios más nuevos. Se había unido a ellos al
comienzo del verano después de graduarse. Veinte minutos después, estuvo a punto de
arrancarse el pelo.
—¡Jesucristo! No puede estar hablando en serio —exclamó a su despacho vacío.

Cogió el teléfono y marcó la extensión de Molly.
—¿Hola?
—Molly, soy Elish. —La mujer mayor estaba acostumbrada al enfoque directo de su
jefa.
—Hola El, ¿qué puedo hacer por ti?
—¿Puedes venir a mi despacho?
—Claro, estaré allí en unos minutos.
—Genial, hasta pronto Molly.
Elish colgó el teléfono, tomó asiento y hojeó la propuesta de Connor nuevamente

mientras esperaba a la trabajadora comunitaria.
Tan pronto como Molly entró en el despacho, se encontró con el torbellino que antes
había sido su relajada jefa.
»¿Has visto esto? —Levantó la propuesta para que Molly la mirara.
—No me parece familiar. —Fue la vacilante respuesta. 81

—Es de Connor.
—Oh.
—Oh, en efecto —resopló El, mientras recuperaba algo de compostura—. ¿Pensaba

que habíamos hablado de esto?
—Hablé con él, Elish. Debe haberse olvidado de mostrarme su trabajo primero.
—Molly —dijo la morena en un tono exasperado—. Si te hubiera mostrado esto

primero, ¿qué habrías hecho? —Antes de que pudiera responder, continuó—: Le habrías
dado a esta idea un cambio de imagen completo y, en última instancia, habrías
enmascarado el problema. —Elish golpeó la propuesta de Connor sobre el escritorio, lo
que provocó que la mujer mayor se sobresaltara un poco.
»Estoy muy preocupada por él. Si nos guiamos por sus últimas tres propuestas, creo
que es posible que deba ser retirado del trabajo de campo.
—Oh, Elish, es un buen muchacho, inofensivo.
Sabía que Molly defendería a Connor, estaba en su naturaleza, pero tenía que ser
firme en esta ocasión.
—Probablemente lo sea Molly, pero también es un profesional totalmente capacitado

en un puesto de responsabilidad que está frecuentemente en contacto con el público.
Tengo serias preocupaciones sobre su capacidad. Esto está fuera de lugar y no es factible.
—Oh, vamos Elish, ¿qué tan malo puede ser?
Miró a la mujer mayor, con el ceño fruncido serio estropeando sus rasgos.
—¿Has visto alguna de las propuestas originales que me trae?
—Bueno no…
Elish abrió un archivador y sacó algunas carpetas. Tiró una sobre el escritorio frente
a Molly.
—Esta es una propuesta para tener unas Olimpiadas de jubilados. Es creativo, le

concedo eso, según recuerdo, hay de todo, desde una carrera de Zimmer de diez metros
hasta una carrera de buggy eléctrico. Cuando la rechacé de plano, exigió saber qué tenía
de malo. Le dije que nadie nos haría un seguro y que probablemente romperíamos el
récord mundial de la mayor cantidad de caderas rotas en una hora.
—Bueno, suena un poco… —Molly luchó por pensar en una palabra apropiada, así 82
que su jefa terminó por ella.
—¿Fuera de lugar?
—Tal vez un poco. —La mujer mayor concedió.
—Su última propuesta es una forma de hacer que el club de los desempleados vuelva
a tener un empleo remunerado.
—Bueno, eso suena prometedor Elish. —Molly estaba buscando cosas positivas.
—No es así, el problema radica en cómo planea hacerlo.
Molly se retorció en su asiento mientras esperaba escuchar lo que planeaba su

descarriado compañero de trabajo.
—Planea convertir el campo en la parte trasera del centro en una huerta orgánica.
Dejemos de lado el hecho de que no somos dueños del campo por un momento. Eso podría
ser un simple descuido. Mira esto, hay diagramas, es fantástico. —Señaló un dibujo del
campo que incluía un tractor y cultivos de vegetales—. El tipo debería haber ido a la
escuela de arte, porque hay más posibilidades de que esto esté colgado en una galería de
arte que obtener el visto bueno de mí. —Elish estaba en una buena racha—. Permíteme
enumerar lo que está mal con esta propuesta. No conseguirá que nadie acepte hacer el
trabajo. Incluso si por alguna remota casualidad lo hicieran, ¿dónde conseguirían un
tractor? Incluso si se me ocurriera el presupuesto para las materias primas. ¿De qué
vivirían después de plantar las cosas y esperar a que crecieran? ¿Quién les va a enseñar
sobre la agricultura orgánica? No es un caso simple de plantar las cosas y dejar que las
verduras crezcan solas.
Molly había oído suficiente.
—Elish, ¿qué quieres que haga?
—Vigílalo, solo asegúrate de que no esté haciendo nada loco en su trabajo diario.
Avísame de cualquier cosa sospechosa o extraña. Voy a conversar con él y repasar todo
en lo que está involucrado actualmente. Sé que no suena muy bien, pero necesito
asegurarme de que está haciendo un buen trabajo. También voy a participar en algunos
de sus grupos.
Molly sabía que lo que Elish planeaba hacer era correcto y parte de su trabajo como
jefa, pero odiaba la idea. Sin embargo, parecía que había poco que pudiera hacer para
ayudar a Connor a salir de la situación en la que se había metido. Por alguna razón, el
joven había decidido no buscar su ayuda, a pesar de una discusión que tuvieron juntos
después de que Elish habló por última vez con Molly y le expresó sus preocupaciones.
Molly estaba decidida, ayudaría a Elish en todo lo que pudiera.
—El, lo haré. No me gusta, pero sé que tienes razón y tienes que hacer las cosas 83
difíciles.
Elish sonrió con tristeza, sabiendo lo difícil que era este tipo de problema para la
mujer mayor.
—Gracias Molly. Me temo que hay que hacerlo. Ah, y una cosa más, bajo ninguna
circunstancia lo dejes asistir a la recaudación de fondos el lunes. Francamente, la idea de
lo que podría decirle a la los posibles contribuyentes me asusta... ¡probablemente les dirá
que tiene planes de llevar al club extraescolar a un viaje educativo a la luna!
—¡Oh, Elish! —dijo Molly.
—¿Crees que estoy bromeando? —Arqueó las cejas y agitó una tercera carpeta hacia
Molly.
₪₪₪₪₪
Al día siguiente, Elish estaba en el despacho de Naomi, vestida con un esmoquin

negro.
—¡Se va a volver loca El! —La mujer de piel oscura parecía un poco asustada.
—La venganza será terrible —respondió Elish mientras limpiaba una pelusa
imaginaria de la manga de su chaqueta.
—¿Tal vez es un poco exagerada? —Hizo un gesto hacia su atuendo similar.
—No, no lo creo, y de ninguna manera vas a salir de esto, en cualquier caso, enséñales
a los dos a entrometerse en mis asuntos.
Naomi puso los ojos en blanco, aunque tenía que admitir que Elish se veía fantástica
con un esmoquin, esperaba verse la mitad de bien.
—Elish, ¿has usado uno de estos trajes de pingüino antes?
—No —respondió casualmente.
—¡Solo quieres jugar a disfrazarte! ¡Intrigante! —De repente Naomi se dio cuenta
de que Elish estaba disfrutando demasiado esa parte—. Entonces, ¿cómo llamas a esto?
¿Es esto como una lesbiana travesti?
—Cállate y movámonos, no queremos llegar tarde. —La risa de Naomi la siguió todo
el camino hasta el estacionamiento.
84
Naomi las llevó al ayuntamiento, estacionaron cerca y observaron cómo Molly iba y
venía de su automóvil al ayuntamiento con varias cajas.
—Elish, ¿tal vez deberíamos ayudarla?
—No es necesario, suele hacer todo esto, solo se quejará de que estamos estorbando
y, además, estropearía su sorpresa.
—Supongo.
—Es hora de entrar, los viejos están empezando a llegar.
—¡Elish! —reprendió Naomi.
—¿Qué?
—No puedes llamar viejos a las personas mayores.
—¡Lo sé! Nunca se lo diría a la cara. —Estaba excitando a Naomi tanto como podía
y divirtiéndose.
La pareja caminó juntas hasta las puertas principales del ayuntamiento y se pararon
a ambos lados, Naomi miró a su compañera.
—¡Elish! Por el amor de Dios, quítate las gafas de sol. ¡Los asustarás a todos!
El sonrió y se guardó las gafas en el bolsillo.
Comenzaron a saludar a los jubilados cuando llegaron para el baile del té; ambas
sabiendo que solo pasarían unos segundos hasta que Molly las detuviera.
Efectivamente, la trabajadora comunitaria mayor apareció frente a ellas segundos

después, pero en lugar de crear un alboroto, miró severamente al dúo trajeado. Elish tuvo
un mal presentimiento sobre esto, pero no dijo nada.
—Elish —dijo Naomi discretamente mientras Molly continuaba mirándolas.
—Relax —respondió El sonriendo para ocultar su incomodidad.
Sin decir una palabra, Molly se dio la vuelta y volvió a entrar.
—No me gusta esto—advirtió Naomi.
—Cálmate, ¿quieres? ¿Qué puede hacer?
—Estamos jugando con su bebé, a las mujeres no les gusta eso.
—Oh, deja de preocuparte, cobarde —regañó la morena. 85

—Oh, se ven elegantes. —Era la vecina de Elish, la señora Fitzgibbon.
Elish sonrió a su anciana.
—Gracias señora Fitzgibbon. Y puedo decir que hoy se ve hermosa.
—Elish, ¿quién es tu amiga?
—Esta es Naomi.
—¿Qué has dicho?
—Naomi.
—No importa, aunque me gustaba la pequeña rubia. —Los ojos de Elish casi se salen
de su cabeza mientras miraba a su vecina. Naomi no podía decidir si debería ofenderse o
no. Ambas se miraron, ligeramente confundidas hasta que el momento fue interrumpido
por una voz familiar.
—¿Qué? ¿Pensabas que porque era sorda también era ciega?
—¡Mamá! —chilló Elish sorprendida. Había olvidado que su madre venía a los bailes
de té.
—Ve y sé útil, Elish, y deja de dar vueltas por la puerta como una pieza de repuesto.
Acompaña a las damas y caballeros al pasillo.
Naomi miró a Elish.
»Ambas —dijo la señora Maloney.
—Sí, mamá.
—Por supuesto, señora Maloney.
La pareja pasó los siguientes quince minutos escoltando a la gente a sus asientos.
Cuando comenzó el baile del té, Molly se acercó al dúo trajeado y le entregó a cada una
tarjeta llena de nombres de damas.
—¿Qué es esto? —preguntó Naomi.
—Nunca tenemos suficientes hombres en estas cosas, ya que las dos se tomaron la
molestia de usar trajes, también podrían ser útiles. Si no están seguras de quién es alguien,
solo pregúntenme. Estarán ocupadas por el resto de la tarde, las mantendrá a ambas fuera
de problemas.
86
Con eso, Molly se alejó dejando a la pareja atónita. Naomi fue la primera en recuperar
la compostura.
—Elish, me debes mucho por esto. —La morena eligió sabiamente permanecer en
silencio. Estudió la tarjeta que tenía delante y contó diez nombres. Hizo una mueca;
Naomi me va a matar.
Al final del baile del té, Molly miró hacia la mesa donde estaban sentadas Naomi y
Elish, ambas parecían aturdidas y desaliñadas. Se acercó a la pareja con un brillo travieso
en los ojos.
—¿Qué pasa chicas? —preguntó dulcemente.
—¡Me han manoseado! —exclamó Naomi con los ojos muy abiertos—. La anciana
señora Laverty me ha manoseado el trasero... ¡con ambas manos!
Molly le guiñó un ojo a Naomi.
—Esa sería la señorita Laverty. —Observó divertida cómo caía en la cuenta. Se

volvió para mirar a su jefa, que le devolvía la mirada.
—Tengo baba en mis senos, la señora McNamara se durmió sobre mí.
—¿Y cuál es la diferencia? —preguntó Molly con una cara seria, luego se dio la
vuelta y dejó a la pareja.
Elish se volvió para mirar a su amiga; buscando una aclaración de lo que Molly
acababa de decir, lo que pensaba que había dicho. La mirada en el rostro de su amiga de
piel oscura lo confirmó, cuando Naomi echó la cabeza hacia atrás, riendo con ganas.
—¡Te juro que ha valido la pena todo solo por eso! —Estaba golpeando sus manos
sobre la mesa.
Cuando salieron del edificio, Molly les agradeció cortésmente por ayudar, y agregó.
—Oh, por cierto, ¿he tenido muchas solicitudes para traerlas de vuelta la próxima
semana?
Un firme:
—¡De ninguna manera! —fue su respuesta.
Molly se rio.
—Les está bien empleado a ambas por pensar que pueden entrar aquí y encajar. Hay
mucho más en esto de lo que se ve a simple vista, ¿saben?
—Claramente —dijo El y Naomi asintió con la cabeza. 87
₪₪₪₪₪
Naomi no había hablado con Elish desde que subieron al auto.
—¿Dime que no te has divertido? —Su amiga siguió haciendo pucheros—. Vamos,
admítelo. Tenía gracia.
La mujer de piel de ébano puso los ojos en blanco.
—Oh, está bien, ha sido entretenido —finalmente concedió.
—Te lo dije.
—¿Dónde conseguiste los trajes? —Naomi quería cambiar de tema.
—El lugar de alquiler de vestidos en el pueblo.
—¿Qué vas a hacer con la baba?

—Tengo que llevarlos a la tintorería, era la única forma en que podía conseguirlos
gratis.
—Sobre eso, ¿cómo te las arreglas para obtener tantas cosas gratis?
—Oh, de la forma habitual, diles que es por una buena causa. Y créales culpa. —
Elish sonrió.
—Siempre me he preguntado cuál era tu secreto. —Naomi se detuvo en el

estacionamiento, teniendo que usar un espacio más alejado del centro. Ambas salieron
del auto y comenzaron a caminar hacia el Centro Comunitario.
—Una cosa más, señorita MacPherson, ¿o hoy es KD Lang3? —Naomi se rio de su

propia broma.
El le lanzó una mirada venenosa antes de responder de manera divertida.
—¿Sí, señorita Campbell?
—Tú… necesitas algunas lecciones de baile.
—¡Yo! —Elish se burló—. Vi a una viejecita cojeando de regreso a su silla después 88

de bailar contigo.
—¡Usa un bastón!
—Quieres decir que ahora lo hace.
Y así continuaron hasta que se separaron en las puertas del centro. Sin que Elish lo
supiera, fue seguida todo el camino por un par de ávidos ojos verdes.
₪₪₪₪₪
De vuelta en su despacho, Elish agarró la funda del traje, que estaba colgada en la
parte trasera de la puerta de su despacho.
Estaba a punto de quitarse la chaqueta cuando un golpe en la puerta detuvo su

movimiento. Al abrir se encontró con una vista muy bienvenida, le sonrió a Aisling, pero
no recibió ningún reconocimiento a cambio. Los ojos de la rubia parecían estar quemando
agujeros en ella con su intensidad y sus fosas nasales estaban ligeramente ensanchadas.
3 K.D Lang: cantante canadiense lesbiana.

A Elish no le gustó el aspecto de esto. Se alejó de la puerta, con la intención de poner un

poco de espacio entre ella y lo que parecía ser una Aisling muy excitada.
Cerrando la puerta detrás de ella, la rubia entró en el despacho y permitió que sus
ojos recorrieran una vez más la longitud del cuerpo de la morena. Moviéndose lenta pero
seguramente más cerca de su objetivo, Aisling pronunció sus primeras palabras.
—¿Tienes idea de lo sexy que te ves con ese traje? —Era casi un gruñido.
Elish se quedó clavada en el lugar mientras la rubia continuaba acercándose

sigilosamente, en verdad no tenía adónde ir, estaba acorralada. Aisling pasó su mano por
el interior de su pierna y no se detuvo hasta que tomó su montículo. Elish saltó hacia atrás
y soltó un aullido femenino como resultado de la descarada maniobra.
La rubia pareció salir de su trance al escuchar el grito.
—Lo siento —dijo, aunque estaba claro que no lo lamentaba en absoluto—. Solo
necesitaba ver hasta dónde te habías disfrazado.
Al darse cuenta rápidamente de a qué se refería, el interés de Elish alcanzó su punto

máximo de repente.
89
—Entonces, ¿y si lo hubiera llevado más lejos? —preguntó crípticamente. Su
respuesta fue una lamida no verbal de los labios de la rubia, acompañada de otra mirada
ardiente—. Es bueno saberlo —fue la tranquila respuesta de Elish. Guardó todos los
pensamientos sobre posibilidades futuras para un momento más apropiado—. ¿Te
gustaría quedar conmigo este fin de semana?
—En realidad, iba a preguntarte si te gustaría ir a caminar el sábado. Podría

prepararnos algo para almorzar y sé algunos paseos realmente buenos que podríamos
probar.
Elish estaba intrigada, caminar no era algo que hiciera mucho.
—Suena bien. Ah, estaba pensando que tal vez podrías quedarte en mi casa el sábado
por la noche, ¿entonces podría llevarte a casa de mi mamá para el almuerzo del domingo?
—Lo estoy deseando.
₪₪₪₪₪
Elish vio el Mercedes plateado detenerse en la parte inferior de su camino. Al abrir

la puerta de entrada, vio a su amante rubia salir del auto descapotable. Aunque ya era bien
entrado agosto el clima les acompañaba. Era un día perfecto para una caminata y un
picnic. Al ver a Elish acercándose por el camino, Aisling decidió esperar en su auto.
Apoyada contra la puerta del copiloto, con los brazos cruzados sobre el pecho en una pose
relajada. Captó la visión caminando hacia ella. La morena había optado por usar
pantalones cortos de color caqui, mostrando sus largas piernas, para gran aprecio de
Aisling. Una simple camiseta blanca y zapatillas deportivas completaban su atuendo. Una
pequeña mochila colgaba casualmente de un hombro.
Elish se acercó a la rubia con una sonrisa en el rostro, permitiendo que sus ojos
vagaran por el cuerpo compacto que se apoyaba casualmente contra el auto. Se detuvo
abruptamente, un ceño fruncido reemplazó su sonrisa relajada. Aisling, que había estado
disfrutando de su aproximación, estaba inicialmente confundida, poco después comenzó
a retorcerse incómoda cuando Elish continuó mirando sus pies. Incapaz de soportar la
incomodidad por más tiempo, habló.
—¿Qué?
El sonido de la voz sacó a la morena de su ensoñación. Sus ojos se levantaron para

encontrarse con los suyos.
—Lo siento, nunca antes había visto tus dedos de los pies cubiertos. —Señaló los
pies de Aisling, que lucían un par de botas de montaña. 90
—¿Qué? —Aisling estaba confundida.
—Tus pies, —la morena volvió a señalar las partes del cuerpo en cuestión—, nunca
te he visto usando calzado cerrado. Estaba empezando a pensar que tus dedos de los pies
eran claustrofóbicos.
Aisling se rio.
—Estás loca.
Elish se encogió de hombros y sonrió mientras se acercaba para darle un beso a la

rubia.
—Buenos días.
—Mmm, seguro que lo son.
—Entonces, ¿dónde me llevas?
—Es una sorpresa.
Elish volvió a mirar las resistentes, pero gastadas botas de montaña, luego miró sus
zapatillas para correr.
—¿Están bien?
Aisling siguió la línea de visión de El.
—Claro, no haremos ninguna excursión, solo caminaremos.
—Tus botas lucen como si hubieran estado en el campo varias veces. ¿Algo que
quieras compartir? —preguntó la mujer más alta con curiosidad.
Aisling frunció los labios mientras reflexionaba sobre su respuesta.
—Tus zapatillas para correr se ven sospechosamente bien elegidas. No es una marca
seleccionada por una novata. ¿Algo que te gustaría compartir? —bromeó la rubia.
—Puede que las saque a correr de vez en cuando. —Fue la respuesta casual.
—¿Con qué frecuencia es de vez en cuando? —Aisling estaba haciendo un

espectáculo al estudiar las pantorrillas tonificadas y los muslos delgados, una señal
reveladora de una corredora de fondo.
—La mayoría de las mañanas.

91
—Ajá.
—¿Y qué hay de ese caminar, o es senderismo, que haces? —Señaló los muslos
robustos y las pantorrillas musculosas de la rubia.
—La mayoría de los fines de semana.
—¿Algo más? —agregó Elish sospechosamente.
—Un poco de trabajo en el gimnasio.
—¡Ja! Lo sabía.
—¿Cómo? —inquirió la rubia.
—Fácil, no obtienes el tipo de definición abdominal subiendo colinas.
Aisling hizo una mueca y la morena se rio de sus payasadas mientras subían al auto.
Iban rumbo a la autopista cuando Elish preguntó cuánto tiempo tomaría el viaje.
—Alrededor de una hora.
—¿Qué voy a hacer durante una hora? —El estaba llena de energía, habiendo
renunciado a su carrera matutina.
—Relájate, mira el paisaje… —La voz de Aisling se apagó hasta que dijo en voz
baja—. Quítate la ropa.
Miró a su alta compañera, que se había recogido el pelo hacia atrás para evitar que el
viento lo llevara por todas partes. Se dio cuenta de que se estaba desabrochando los
pantalones cortos.
»¿Qué estás haciendo?
—Justo lo que has pedido —respondió inocentemente.
—¿Lo has escuchado? —Su comentario no estaba destinado a los oídos de su amante.
Elish sonrió.
—¿Qué piensas?
—Está bien, estaba bromeando, ya puedes parar —pidió la rubia en un tono de

pánico.
—Oh, no sé, se estaba poniendo interesante.

92
—¡Elish, la gente lo va ver! —Aisling estaba señalando los autos a su alrededor con
una mano mientras intentaba mantener la vista en la carretera y no en su alta compañera.
—No a la velocidad que conduces, no lo harán.
—Pero... ¡me voy a estrellar!
—Está bien, los voy a subir, solo estaba bromeando —dijo riéndose del estado
nervioso de su amiga.
Aisling resopló mientras se concentraba completamente en el camino de nuevo.
—No puedo creer que hayas hecho eso.
—Lo has sugerido —fue la respuesta casual.
—No pensaba que en realidad lo harías. ¡Ni siquiera he pensado que lo escucharías!
—Tengo muy buen oído.
—Ni que lo digas.
—¿Puedo elegir algo de música?

—Sí, podría mantenerte fuera de problemas. —Aisling se preguntó si El solía ser una
pasajera tan inquieta.
—Por ahora. —Elish le guiñó un ojo cuando la miró.
Se rio.
—Elish, ¿qué te pasa hoy?
—Oh, no sé. Tal vez sea porque voy a pasar el fin de semana con mi mujer favorita.
—¿Tienes otras? —preguntó la rubia casualmente, pero ambas sabían que era una
pregunta seria.
—No, solo te quiero a ti.
—Es bueno saberlo. También, solo te quiero a ti. —Intercambiaron cálidas sonrisas
y luego pasaron los siguientes minutos en un silencio contemplativo, felices de haber
compartido un poco de lo que ambas sentían.
93
₪₪₪₪₪
—¡Wicklow! —declaró Elish, mientras rompía el silencio tratando de adivinar su

destino. Aisling la miró brevemente, con una pequeña sonrisa en su rostro.
—Te ha tomado demasiado tiempo.
—¿Qué parte? —preguntó la morena.
—No te lo voy a decir.
—Dunlavin.
—No.
—¿Glenealy?
—Uh, uh.
—Hmm, veamos. ¿Qué hay de Kilpeder?
—No.
—¿Enniskerry?
—De nuevo, no.
—¿Aughrim? —Elish estaba empezando a sonar un poco frustrada en este punto.
—Me temo que no. —Aisling estaba disfrutando demasiado, así que la morena hizo
un sonido molesto y se recostó en su asiento con los brazos cruzados. La rubia siguió
conduciendo con una sonrisa satisfecha en su rostro; contenta que Elish se había quedado
sin pueblos para adivinar.
Unos minutos más tarde lo intentó de nuevo.
—¡Glencullen! —Aisling tenía una mirada de incredulidad en su rostro mientras la

miraba.
—¿Qué haríamos exactamente allí?
—He escuchado que tienen algunos monumentos bonitos —ofreció en un débil

intento de una respuesta decente. 94
—¿Quieres ir a ver monumentos? —preguntó la rubia pensativa.
—¡Diablos, no!
—Bien, porque yo tampoco.
Veinte minutos más tarde pasaron por el pequeño pueblo de Laragh y Elish
finalmente adivinó el destino correcto.
—¡Vamos a Glendalough!
—Tenemos un ganador —declaró Aisling.
—Me encanta este lugar —agregó con entusiasmo—. Recuerdo haber venido aquí
en una excursión escolar para aprender todo sobre los monjes. La historia del valle es
fascinante. Es difícil creer que se fundara en el siglo VI. Estaba tan decepcionada cuando
llegó el momento de partir. Quería ir más allá del valle, pero se nos acabó el tiempo.
Aisling disfrutó del entusiasmo de su amante, encantada de que estuviera feliz con
su elección de ubicación.
—Hay un paseo que pasa por los lagos superior e inferior, estaba pensando que
podríamos intentarlo. Las vistas son impresionantes.
Elish se mordió el labio para evitar pronunciar un comentario completamente

nauseabundo sobre no necesitar el paisaje para proporcionar una vista impresionante.
Estaba sorprendida de que el comentario realmente se hubiera pasado por cabeza. En
cambio, respondió con un neutral:
—Me parece bien. —Mientras entraban al estacionamiento.
La pareja había estado caminando durante casi dos horas, charlando en voz baja
mientras disfrutaban del entorno sereno. Elish creía que este tenía que ser uno de los
lugares más pacíficos de la tierra, como lo había sido en su primera visita hace más de
diez años. Se encontraron deteniéndose en un lugar particularmente hermoso, que ofrecía
una amplia vista del lago inferior.
—¿Te animas a almorzar ahora? —inquirió Aisling esperanzada, este parecía un

lugar ideal para detenerse y su estómago había estado gruñendo silenciosamente durante
los últimos minutos.
—Claro, todo este caminar y el aire fresco me han abierto el apetito.
Se sentaron en las rocas cercanas y Aisling comenzó a hurgar en su mochila, sacando

sándwiches, ensalada de frutas y papas fritas. Elish miró sospechosamente la colección y
luego volvió a mirar a la rubia. 95
—Está bien, déjalo.
—¿Qué? —preguntó Aisling inocentemente.
—No hay forma de que no hayas traído chocolate.
—¿No he hecho un almuerzo saludable?
—Sí —dijo El—, pero no hay forma de que no hayas traído chocolate —repitió
mirando la mochila, que la rubia parecía estar tratando de mantener fuera de su alcance.
La morena cambió de tema y casualmente preguntó qué había en los sándwiches.
—Ensalada de pollo, ensalada de jamón, ensalada de queso.
—Creo que empezaré con pollo. —Elish alcanzó un sándwich, pero en el último
segundo se abalanzó sobre la mochila. Aisling gritó e intentó recuperarla, pero El fue
demasiado rápida.
—Ahora veamos ¿qué más hay aquí?
—Devuélvemela Elish, está vacía. —Fue un intento inútil por parte de la rubia.
—¡Ja! —declaró mientras encontraba varias barras de chocolate—. Sabía que me

estabas ocultando. Podría compartirlo si comes todo tu almuerzo —bromeó Elish.
Aisling resopló.
—Bueno, eso no va a ser un problema. ¿Quieres que coma también el tuyo? —La
contadora recogió los sándwiches. El miró con los ojos muy abiertos cuando se dio cuenta
de que la pequeña rubia la había superado.
—Veamos, querías un sándwich de ensalada de pollo. Te cambio uno por, hmm... un

snickers. —Agitó el sándwich frente a Elish, sabiendo que lo cambiaría.
Para cuando terminó el almuerzo, la morena había cambiado todas las barras de
chocolate a cambio de la comida que quería, pensó que era injusto que dos cucharadas de
ensalada de frutas le hubieran costado una barra entera de chocolate. Se quejó y Aisling
finalmente accedió a compartirlo con ella. Aunque fue una decisión difícil.
Se sentaron a beber agua mucho después de que terminaron el almuerzo, disfrutando

de la compañía de la otra y de la soledad de su entorno. Elish dejó que sus ojos vagaran
sobre la mujer sentada cerca de ella. Sorprendida por la facilidad con la que habían
formado una amistad y una relación. Pasar tiempo con ella se había convertido en lo que
más le gustaba hacer, tanto que se preguntaba cómo podía estar contenta antes de que la
pequeña rubia llegara a su vida. Al observar el perfil de su amante, Elish sintió que una
ola de emoción la atravesaba, si no hubiera sido tan feliz, estaba segura de que la
sensación la habría asustado. No estaba lista para analizar o etiquetar lo que sentía por 96
Aisling, convenciéndose de que era demasiado pronto para ese tipo de pensamientos,
incluso si no se había sentido así antes. El tiempo lo diría. Decidió actuar sobre sus
emociones, en lugar de verbalizarlas.
—¿Te animas a dar un pequeño paseo?
Aisling frunció el ceño.
—¿Quieres regresar ya?
—No del todo, creo que hay un lugar entre esos árboles que ofrece una vista
espectacular.
—Sabes, no recuerdo que ese fuera el caso.
Elish se estaba impacientando.
—Confía en mí, vamos—. Prácticamente arrastró a la rubia para que se pusiera de

pie, sin dejar de sostener su mano mientras se dirigían hacia los árboles.
—Elish, ¿cómo puedes estar segura acerca de esto? ¿Creía que habías dicho que no
habías estado aquí antes? —continuó cuestionándola mientras se adentraban más en los
árboles. La mujer más alta siguió guiándolas.
»¡Elish! —gimió Aisling claramente no impresionada con el supuesto conocimiento

de su amiga sobre el área.
—Aquí. Este es el lugar perfecto —declaró la morena mientras dejaba caer su

mochila al suelo y luego alcanzó la de Aisling.
La rubia miró fuera de la línea de árboles a una vista muy poco impresionante, estaba
a punto de darse la vuelta para decirle lo poco impresionada que estaba, cuando sintió dos
manos agarrar sus caderas tirando de ella hacia el fuerte cuerpo situado detrás. Jadeó
cuando sintió un suave beso en su cabello. Luego, unos cálidos labios comenzaron a
acariciar la suave piel de su cuello. Los labios continuaron depositando suaves y delicados
besos en la piel de la rubia mientras viajaban hacia su boca. Aisling giró la cabeza, ansiosa
por sentir esos labios sobre los suyos. Las manos de la morena comenzaron a recorrer su
cuerpo. Deslizándose debajo de su camiseta para acariciar el estómago de su amante.
Permitió que las yemas de sus dedos dibujaran lentamente el plano de los músculos
abdominales que había llegado a adorar. Recordando lo impresionada que estaba al verlos
por primera vez.
—Ah, ¿hay algo que quieras decirme? —Aisling sonaba un poco sin aliento, para el
deleite de la morena.
—¿Cómo qué? —preguntó El en voz baja; mientras dejaba que sus manos se 97
arrastraran hacia abajo para desabrochar los pantalones cortos de su amante.
—Como, ¿te gusta el sexo al aire libre?
Elish se rio mientras sus dedos se abrieron paso dentro de los pantalones cortos,
empujando la ropa interior de la rubia a un lado para sumergirse en la copiosa humedad
que ya se había acumulado en su centro. Aisling jadeó.
—Relájate, no voy a dejar que nadie te vea.
—Oh... no estoy... oh, sí... preocupada por eso... Ahh, no te detengas —siseó,
logrando comunicar su respuesta a pesar del placer que los dedos de su amante le
proporcionaban a su ya sobre estimulado clítoris.
Elish continuó moviendo sus dedos en un movimiento circular, mientras sus caderas
empujaban suavemente el trasero de la rubia. Gruñó en el oído de Aisling sin perder el
ritmo.
—Es bueno saberlo. —Su mano izquierda masajeó los pechos de la rubia mientras
sus labios besaban y mordisqueaban la suave piel de su cuello—. Mmm, te sientes tan
bien.
Las caderas de la contadora se movieron hacia adelante ante el sonido de la voz ronca
de Elish.
»¿Cómo se ve la vista ahora? —preguntó El descaradamente mientras continuaba

complaciendo a su amante.
—Espectacular. —Fue la respuesta sin aliento, mientras sus caderas comenzaron a

moverse más rápido contra los dedos de El, quien la abrazó con más fuerza cuando sintió
que el orgasmo comenzaba a desgarrar a su pareja.
—Oh, sííííí... Nghhg. —Era un sonido de nada que le decía todo a El. Sintió que las
piernas de Aisling se debilitaban, apretó más a la rubia contra ella.
—Te tengo —susurró con dulzura en su oído. La cabeza de la rubia rodó hacia atrás
contra el pecho de El y los ojos verdes medio cerrados miraron hacia los azules.
—No me sueltes, o me voy a caer. No creo que esté lista para sostenerme todavía. —
Ambas compartieron una risita ante la situación actual de Aisling, mientras Elish las
guiaba al suelo, permitiendo que la rubia se sentara y se recostara contra ella. Elish bajo
la mano para cerrar y abrochar los pantalones cortos de la rubia. Un gesto muy apreciado
por Aisling.
»Gracias.
—De nada —respondió El—. Creo en terminar lo que empiezo. 98

Aisling giró la cabeza para encontrarse con sus labios.
—Estoy muy contenta de escuchar eso —susurró antes de capturarlos y girarse

completamente para clavar a la morena en el suelo debajo de ella.
₪₪₪₪₪
—Hablando de matar el estado de ánimo. —Una Elish frustrada se quejó mientras

Aisling guiaba su Mercedes de regreso a Dublín, riéndose mientras conducía su auto a
través del tráfico—. Quiero decir, ¿por qué elegirían caminar hacia allí? No había razón
para hacerlo. —Se dejó caer en su asiento, aparentemente había terminado de quejarse.
El coche se quedó en silencio durante unos minutos antes de que continuara—: ¡Y ellos
también lo sabían! Lo podías ver en sus ojos. La forma en que nos miraban.
Aisling no podía dejar de reírse de su compañera haciendo pucheros.
—No creo que fuera así como lo sabían El. Estoy segura de que ha tenido más que
ver con tu lucha por subirte los pantalones.
—Mirones —se quejó El.

Aisling la miró, con una ceja levantada en duda.
—¿Y tú lo dices?
—Touché. —Se rieron mientras ambas recordaban la noche de la barbacoa y las

travesuras del baño.
₪₪₪₪₪
Al día siguiente, la pareja llegó a la casa de los Maloney poco después del mediodía.
Aisling observó la modesta casa familiar, con su jardín bien cuidado. El césped estaba
cortado con líneas que mostraban claramente los viajes que había hecho la cortadora de
césped. El seto estaba bien recortado y los macizos de flores coloridos, con una selección
de plantas a la vista.
—Elish, ¿es aquí donde creciste?
—En esta casa no. Teníamos una casa más grande cuando todos éramos niños, pero 99
crecimos en esta área. Después de que mi padre murió, mamá decidió vender y conseguir
algo un poco más pequeño. —Se rio—, mis hermanos todavía están resentidos por el
hecho de que siempre tuve una habitación para mí sola. Teníamos una casa de cinco
dormitorios, pero eso significaba que todos tenían que compartir con alguien más.
El usó su llave para abrir la puerta y anunció su llegada.
—Ya llegamos, mamá.
Una mujer alta y delgada salió de lo que Aisling supuso que era la cocina. Llevaba
un delantal, con el que se limpió las manos mientras caminaba hacia ellas. La rubia se fijó
en la mujer que tenía delante. La señora Maloney era un poco más baja que su hija, su
cabello teñido con buen gusto para colorear el gris que de otro modo se vería. Los ojos
eran inconfundibles, Aisling estaba segura de que si hubiera conocido a esta mujer antes
de saber quién era, Elish le habría venido a la mente porque los ojos eran idénticos y, al
igual que con su amante, una característica muy distinta.
»Mamá, esta es Aisling Keenan. Aisling, te presento a mi mamá.
—Encantada de conocerte Aisling, he oído hablar mucho de ti. —La sonrisa que le
ofreció la señora Maloney era genuina, aunque un poco cautelosa.
—Y a usted, gracias por invitarme a almorzar.
—Eres bienvenida.
—¿Puedo ayudarte en algo mamá? —ofreció la mujer alta.
—No, lo tengo todo bajo control. Chicas, pasad a la sala de estar, los chicos llegarán
pronto.
Elish condujo a Aisling a través de la sala de estar, de nuevo el lugar estaba

inmaculado, no se encontraba ni una mota de polvo. La contadora entendió de dónde sacó
Elish su gusanillo de la pulcritud. Estaba claro que la señora Maloney creía que la
limpieza era se suma importancia.
La casa se llenó rápidamente con el estruendo de voces masculinas profundas, todos

riéndose y bromeando entre ellos, poniéndose al día con las noticias. Aisling fue testigo
de la camaradería fácil que todos compartían, y Elish no era diferente, era solo uno de los
chicos para ellos y eso parecía adaptarse bien a ella. Observó que los hermanos
compartían algunas características similares, como la altura y el cabello oscuro. La
mayoría de ellos tenían ojos marrones, con la excepción de Tim, que tenía los mismos
ojos que las otras dos mujeres de la familia Maloney. Si Aisling no lo hubiera sabido,
habría pensado que Tim y Elish eran gemelos. Se preguntó dónde estaban las esposas y
los niños de los gemelos mayores. Le preguntó a Elish quién le informó que el almuerzo
para los seis era obligatorio y opcional para todos los demás.
—Mi mamá visita durante la semana a Gerry y Gheordan. Cena y pasa tiempo con 100
sus nietos. No lograría hacerlo un domingo con todos nosotros aquí. Tiene a seis para el
almuerzo del domingo pues cree que, de lo contrario, podrían pasar meses antes de que
algunos de nosotros nos viéramos —agregó en un susurro burlón—: Confía en mí,
necesitas una muy buena razón para no asistir.
Poco después, la rubia se excusó y fue en busca de la señora Maloney. Simplemente

no se sentía cómoda sentada charlando mientras la mujer estaba sola en la cocina
preparando el almuerzo. Entró tentativamente en la cocina, sintiendo que esto era dominio
de la señora Maloney, pero incapaz de reprimir el impulso de ofrecer ayuda, siguió
adelante. Se aclaró la garganta para no asustar a la laboriosa mujer.
—Hola señora Maloney
—Oh, Aisling, ¿hay algo que necesites?
—Ah, no. Me preguntaba si podría ofrecer algo de ayuda. —Miró alrededor de la

cocina bien organizada. Todo estaba bajo control, ni siquiera una superficie sucia.
La señora Maloney sonrió.
—Bueno, ya que estás aquí, me vendría bien un poco de ayuda con la salsa. ¿Podrías
revolver mientras reviso las papas?
—Por supuesto. —La rubia sospechó que la señora Maloney podría haber logrado
hacer ambas tareas con los ojos cerrados y una mano atada a la espalda, pero se sintió
aliviada de poder sentirse útil.
—¿Elish dice que eres contadora?
Aisling se sintió aliviada de que la señora Maloney hubiera iniciado una

conversación.
—Sí, comencé a trabajar para mi padre cuando terminé la universidad hace unos
meses.
—¿Te gusta lo que haces?
—Sí, siempre me ha dado cierta satisfacción trabajar con números.
La señora Maloney asintió.
—Nunca pude continuar mi carrera después del nacimiento de los dos primeros.
Simplemente nunca tuve tiempo. Bueno, siete niños te hacen eso —agregó con ironía—,
pero siempre he creído que era importante elegir una carrera que disfrutes, algo que pueda
brindarte una sensación de logro. Algo gratificante. 101
—No puedo afirmar que me apasione lo que hago, ciertamente no en la forma en que
Elish dirige el Centro Comunitario, pero obtengo un alto grado de satisfacción con mi
trabajo.
Aisling ayudó a la señora Maloney a servir su sopa casera. Pidió voluntarios y

aparecieron Danny y Thomas. Automáticamente comenzaron a recoger los platos de sopa
y llevarlos a la mesa del comedor. Aisling quedó impresionada con la eficiencia. Estaba
claro que habían pasado por esta rutina muchas veces.
La señora Maloney captó sus pensamientos.
—Todos los chicos se turnarán hoy para ayudar con la comida. Elish está exenta
porque tiene una invitada. Me sorprende que te haya dejado aquí tanto tiempo.
Aisling se rio levemente, sin perderse el suave desdén dirigido a su amante.
—Le he dicho que iba a preguntarle si necesitaba ayuda. Me ha dicho que volvería
en menos de un minuto.
La señora Maloney sonrió.
—Elish no sabe tanto como le gusta pensar que sabe. —La mujer mayor miró hacia
la puerta de la cocina—. Ah, hablando del diablo. ¿Finalmente has venido a ver dónde ha
desaparecido Aisling?
La morena miró con cautela a las dos mujeres. Respondiendo a su madre:
—No creía que se iría tanto tiempo.
La mamá de El la miró fijamente antes de sacar a la pareja de la cocina.
—Bien chicas, la sopa se está enfriando. —La señora Maloney se quitó el delantal y
las condujo al comedor contiguo.
Con todos sentados en la mesa grande, estaba claro que quedaba un lugar vacío. La
señora Maloney miró el espacio pensativamente.
—¿John le ha dicho a alguno que hoy se retrasaría? —Un coro de no la saludó. —

Bueno, no parece tener ningún sentido dejar que la sopa se enfríe. Elish, ¿te gustaría dar
las gracias, por favor? —No era una pregunta, pero El había estado esperando la solicitud
ya que Aisling era su invitada. A pesar de que estaba aquí por insistencia de su mamá.
Hizo lo que se esperaba de ella y pronto todos estaban comiendo su almuerzo.
La conversación fue fácil, con los hermanos hablando principalmente del trabajo,
amigos mutuos y el resultado del partido de fútbol de ayer. Los chicos sabían que ciertos
temas no estaban permitidos en la mesa y en su mayor parte se esforzaron por cumplir
con los deseos de su madre, su respeto estaba bien ganado. Aisling siempre disfrutó de su 102
comida sin importar la compañía o el entorno, y estar rodeada de la familia inmediata de
El no fue diferente. Elish observó cómo sus hermanos casi se quedaban boquiabiertos
ante la capacidad de la pequeña rubia para guardar la comida, mientras que su madre la
miraba con aprobación. Cuando se sirvió lo último de su plato principal con un poco de
pan casero, se volvió hacia la señora Maloney para agradecerle por una comida
maravillosa.
—Ha sido un placer Aisling. Estoy encantada de que hayas disfrutado tanto de la
comida y por favor... llámame Marie. —La señora Maloney le ofreció una cálida sonrisa
para ayudar a transmitir su sinceridad.
La rubia sintió que algo andaba mal y miró alrededor de la mesa a Elish y sus
hermanos. Todos habían dejado de comer o charlar y parecían estar mirándola o a la
señora Maloney. La mayoría parecían estar asombrados, Elish parecía atónita y Tim
parecía estar fulminando a su hermana con la mirada. La señora Maloney rompió el
momento.
—Coman su comida o ayuden a limpiar los platos. —Con ese suave castigo, las cosas
parecieron volver a la normalidad.
₪₪₪₪₪
Elish las llevó de regreso a su casa después del almuerzo. Aisling necesitaba recoger
su auto y recoger sus pertenencias que había dejado allí.
—No puedo creer que mi mamá te haya pedido que la llames Marie. —Su voz tenía
una nota de asombro.
—¿A qué venía todo eso? Tú y tus hermanos tenían caras muy raras.
—Eso es porque solo las esposas de Gerry y Gheordan han tenido ese privilegio... y
fue después de que se casaron.
Los ojos de Aisling se abrieron al escucharlo. Ahora entendía completamente la

reacción de los hermanos a la petición de su madre.
—Dios mío.
—Debes haberle causado una gran impresión —comentó El pensativa.
—Solo estaba siendo yo misma.
—Entonces no es de extrañar. —Le ofreció a su amante una hermosa sonrisa para

acompañar sus suaves palabras. 103
Estacionaron frente a la casa y entraron. Aisling recogió su bolso y El la acompañó
hasta la puerta principal.
—Realmente he disfrutado de conocer a tu familia El. Todos ha sido muy acogedores

y amables.
—Eso es porque le tienen miedo a mi mamá —bromeó la morena.
Aisling sonrió.
—De verdad, he tenido el fin de semana más maravilloso.
—Yo también y desearía que no tuviera que terminar tan pronto.

Desafortunadamente, tengo esta presentación mañana y realmente necesito pasar esta
noche repasando mis notas nuevamente, de lo contrario no me sentiré completamente
preparada.
—Está bien, lo entiendo, de verdad.
—Eres bien venida a la recaudación de fondos. Comienza a las once de la mañana.

Hago mi presentación y luego los miembros del personal y yo charlamos más con los
posibles contribuyentes, mientras comemos y bebemos un poco. Tenemos esta
recaudación de fondos cada pocos meses; ayuda a traer recursos adicionales. Cada
pequeña contribución ayuda.
—Ah. No estoy segura de si podré ir, pero lo intentaré. —Elish notó que su
compañera se inquietaba, aparentemente incómoda ante la perspectiva de asistir.
—No te preocupes, no podemos pedirle dinero a nuestro arrendador. ¿A menos que

consideres una reducción del alquiler? —Elish podría haber jurado que vio que algo del
color desaparecía del rostro de la rubia—. Estaba bromeando, honestamente. —Tomó a
Aisling en sus brazos—. Mira, sé que realmente no hemos hablado al respecto y creo que
es mejor así. La verdad es que la mayor parte del tiempo me olvido que tu padre es el
dueño. He hablado con él tal vez un puñado de veces. Por alguna razón, es
sorprendentemente fácil para mí mantener a los dos separados. Cualesquiera que sean los
tratos que tenga o vaya a tener con tu padre, nunca los asociaría contigo.
Aisling asintió.
—Lo siento, Elish. Sé que no hablabas en serio. Estoy dispuesta a apostar que ya
sabes que, si no hay ninguna ganancia involucrada, no estará interesado.
—Sí, me he dado cuenta de eso. Hemos regateado el alquiler un par de veces y

digamos que nunca he salido ganando.
—Ninguna sorpresa. —Aisling sonaba plana.

104
—Oye, vamos. No quiero terminar nuestro fin de semana de esta manera. —Abrazó
a Aisling más fuerte contra ella—. Realmente lo he pasado fantástico.
—Sí, yo también.
Permanecieron así durante muchos minutos, cada una absorbiendo el calor y la

comodidad de la otra.
—Mmm, podría quedarme así toda la noche —declaró El mientras besaba la parte
superior de la cabeza de Aisling—, pero supongo que tengo que volver a ser responsable
por unas horas. No es que quiera —agregó juguetonamente.
Aisling se rio por lo bajo ante las palabras de su amante. Parecían resumirla bastante
bien.
—Ya que tienes un trabajo serio que hacer, te ayudaré saliendo, porque sé que no me
empujarás por la puerta.
—Solo un beso más —pidió y Aisling felizmente obedeció.

PARTE 4
Aisling estaba de pie en la parte trasera del salón mirando a su alta compañera de
cabello oscuro que estaba en la parte delantera de pie hablando con los muchos invitados
sentados que se habían reunido esta mañana. La mayoría de los invitados eran de
empresas locales, pero algunos eran de cadenas comerciales más grandes y corporaciones
multinacionales. El objetivo de traerlos aquí era para que pudieran escuchar a Elish hacer
una presentación oral sobre lo que el Centro hacía por la comunidad local. La esperanza
era que se fueran impresionados, lo suficiente como para hacer una donación de algún
tipo. Por lo general, un cheque, pero a veces una empresa aportaba algo relacionado con
su línea de trabajo.
Elish caminó con confianza de un lado a otro en la parte delantera de la sala, su voz
se escuchaba fácilmente por todo el salón. Con un traje de pantalón negro bien ajustado
con una camisa blanca impecable abierta en el cuello, se veía impresionante. Su aspecto
general y estilo de presentación proyectaban un aura de fe en la contribución y el bien del
Centro a la comunidad, al mismo tiempo que subrayaban su confianza en sí misma y en
su personal para brindar los servicios requeridos, dejando muy claro que su prioridad
105
inmediata era obtener fondos para que pudieran hacerlo todo posible. Señalando cómo el
papel exitoso del Centro en la comunidad mejoraría las perspectivas de los negocios, Elish
estaba en su elemento. Aisling estaba completamente hipnotizada e indebidamente
impresionada con el fervor y compromiso, de El y su enfoque dinámico y entusiasmo
natural le permitieron tener a estas personas en la palma de su mano, dejando a la rubia
creyendo que esta recaudación de fondos iba a ser un éxito sin precedentes. Aisling no
podía quitarse de encima la sensación de pavor que estaba experimentando o detener la
agitación de su estómago. Con el corazón apesadumbrado, salió silenciosamente del
pasillo y regresó a su despacho.
Después de terminar su presentación, Elish agradeció a todos por asistir y los invitó
a quedarse para el buffet de canapés, vino y refrescos. Luego, los miembros del personal
se mezclaron con los invitados respondiendo preguntas específicas y siendo serviciales y
encantadores según las instrucciones de su jefa. Elish estaba charlando con el gerente de
una gran compañía de seguros, desafortunadamente parecía que estaba más interesado en
ella que en el Centro Comunitario. Cuando la invitó a cenar para discutir más a fondo
cualquier donación que pudiera hacer su compañía, la morena sabía que tenía que
mostrarse firme, pero con tacto. Aceptar una cita iba mucho más allá de la descripción de
su trabajo, pero aún esperaba obtener algunos fondos de él, un almuerzo de negocios sería
aceptable.
Después de que el gerente de seguros se fue, ciertamente con menos entusiasmo que
cuando la saludó, miró alrededor de la habitación, con la esperanza de ver a su amante.
En un momento durante su presentación, se dio cuenta de que la rubia estaba al fondo de
la sala. Eso había sido hace más de una hora. La mayoría de los invitados se habían ido,
o se estaban yendo y Elish se despidió de los últimos que quedaban. Había estado
sonriendo tanto que le empezaba a doler la mandíbula; todo lo que quería ahora era un
poco de paz y tranquilidad y algo de almuerzo.
₪₪₪₪₪
Aisling estaba analizando las cifras cuando escuchó un golpe en la puerta de su

despacho, le hizo señas al visitante para que entrara sin levantar la cabeza, temerosa de
perder el lugar en el que estaba.
—Hola.
Aisling levantó la mirada sorprendida.
—¡Elish! ¡Has estado maravillosa! —Todos los pensamientos de cálculos se habían

ido, caminó para abrazar a su amante.
—¿Tú crees? 106

—Dios, sí... muy impresionante. Tenías toda la atención de todos en la sala.
—No todo el mundo —dijo suavemente, Aisling sabía que se refería a su partida
anticipada.
—No pensé que te darías cuenta —bromeó—. Lo siento, pero tenía un trabajo urgente
que hacer.
—Hmmm, me he dado cuenta. —La respuesta enfática de Elish no dejó ninguna duda
a la rubia, que había estado muy consciente de su presencia en la habitación, a pesar de
que su atención estaba en su presentación.
—Ya veo. —Aisling hizo una pausa para estudiarla atentamente—. Sabes, ese asunto
urgente ahora ya está resuelto.
—¿Lo está?
—Sí, y tengo que decirte que verte antes ha sido muy excitante.
—¿Lo ha sido? —Elish estaba muy complacida de escuchar esto.
—Sí, mucho. También te ves muy bien, —entró en el espacio personal de su amante.
—Y hueles maravillosa. —Aisling comenzó a mordisquear su cuello, provocando un
gemido de la alta morena—. Realmente te quiero ahora mismo —gruñó en su oreja.
—¿Me quieres? —El cerró los ojos y trató de recuperar la compostura, que estaba
desapareciendo rápidamente.
—Oh, sí, te quiero. —Para demostrar cuánto, metió la mano sus pantalones negros.
Elish agarró suavemente la muñeca de la rubia e intentó sacar su mano de su precaria

posición.
—Yo, ah... —Le resultaba difícil formar una oración mientras la rubia continuaba
con su asalto sensual, sus manos ahora se movían hacia sus hombros y le bajaba la
chaqueta por los brazos—. ¿Conoces mis reglas sobre la confraternización durante las
horas de trabajo? Creo que esta actividad va mucho más allá de los límites. —Elish estaba
impresionada de que hubiera logrado pronunciar esa oración, aunque sonaba un poco
forzada.
—He estado pensando mucho en eso después de la última vez que saliste corriendo
de mi despacho.
—¿En serio?
—Sí... creo que te burlaste de mí.

107
—¿Cómo? —preguntó la morena mientras su chaqueta golpeaba el suelo
alfombrado.
Los ojos verdes oscurecidos por la excitación sostuvieron los azules.
—Este es mi despacho, Elish. Hago las reglas.
El tragó saliva justo antes de que los suaves labios de Aisling se encontraran con los
suyos, sabía que había perdido esta ronda con la pequeña rubia. La mujer alta se encontró
rápida y eficientemente apoyada contra el escritorio. Las manos de su amante estaban en
todas partes, en su cabello, luego bajando para abrir más botones su camisa, exponiendo
más piel y su sostén de algodón blanco. A los labios siguieron su mano, mientras besaba
su camino por el cuello, deteniéndose sobre su punto de pulso mientras sus manos
ahuecaban y amasaban sus senos.
Elish gimió cuando sus dedos buscaron agarre, agarraron el borde del escritorio de
madera, mientras Aisling continuaba su asalto. La pierna de la rubia encontró su camino
entre las dos más largas y comenzaron a empujar lentamente una contra la otra. La morena
estaba increíblemente excitada; podía sentir la humedad mientras cubría su ropa interior
de algodón. Era consciente de que Aisling le desabrochaba el botón de los pantalones y
luego bajaba la cremallera. Estaba más allá del pensamiento racional y ansiosamente
levantó sus caderas del escritorio para permitir que bajara sus pantalones y bragas de
algodón blanco.
Los ojos de El se abrieron ante la pérdida del cálido cuerpo que había estado tan
íntimamente presionado contra el suyo. Miró a Aisling arrodillada, cuyos ojos brillaron
hacia ella.
»Veo que todavía te gustan tus prendas básicas.
—Oh, sí —dijo mientras la rubia hundía la lengua entre sus piernas, Aisling dudaba
que fuera una respuesta a su descarado comentario.
El Irish Times4 cayó al suelo cuando Elish se recostó sobre el escritorio, esparciendo
todos los papeles que encontraba en su camino. Agarró el lado opuesto del escritorio
mientras se abría ofreciendo a su amante más acceso a su región íntima. La rubia
aprovechando toda la oportunidad enterró su lengua en su dentro, su nariz chocando
contra su clítoris, causando que las caderas de la morena se sacudieran hacia adelante
mientras soltaba un jadeo.
Elish sabía que estaba cerca y una de sus manos se adelantó para sostener a la rubia
en su lugar mientras sus caderas comenzaban a empujar con más urgencia. Cuando
Aisling chupó con más fuerza su clítoris hinchado, se corrió con fuerza, colapsando sobre
el escritorio respirando pesadamente mientras los últimos temblores del orgasmo la
recorrían.
108
Aisling se puso de pie y se inclinó sobre Elish, apartando el cabello oscuro de su
rostro y acariciando suavemente su mejilla.
Recuperando el aliento, El levantó la cabeza para mirar a los divertidos ojos verdes.
»Eres tan buena en eso —declaró, con una sonrisa perezosa pegada a su rostro.
—Me alegro que hayas disfrutado —respondió y luego preguntó descaradamente—.

Entonces, ¿mi despacho ya no está limitado?
—¡Diré que lo está! —llegó la estruendosa respuesta desde la puerta.
La cabeza de Aisling se giró cuando la de Elish se levantó, ambos pares de ojos

aterrizaron en el señor James Keenan.
—Padre —jadeó la sorprendida rubia.
—Jesucristo —murmuró Elish, mientras se deslizaba del lado opuesto del escritorio.
Dándoles la espalda a los otros dos ocupantes de la habitación, comenzó a subirse los
pantalones y abotonarse la camisa.
4 Irish Times: periódico irlandés.

El señor Keenan se dirigió hacia su hija, con el rostro rojo de ira.
—¿Para esto te pago? —demando—. Ya es bastante malo que sepamos cuáles son
tus preferencias. ¡Ahora las tengo alardeadas en mi cara!
—Padre, yo... no sabía que hoy estarías aquí.
—Bueno, eso está claro —dijo con los dientes apretados.
James Keenan miró a Elish por primera vez. Su rostro lleno de disgusto.
—Fuera —demando. Elish se negó a moverse, no queriendo dejar a Aisling sola con
su iracundo padre—. He dicho, ¡fuera!
Ambas se estremecieron ante el volumen de su voz, pero Elish no tenía miedo de este
hombre y no tenía intención de irse todavía.
—No. —Fue su firme respuesta.
James Keenan la miró con desprecio, no estaba acostumbrado a que le negaran.
—Jovencita, está en mi propiedad. Si no se va ahora, haré que le saquen a la fuerza. 109

Elish se dio cuenta de que sus opciones eran limitadas. Miró a Aisling, quien todavía
parecía sorprendida por la llegada de su padre.
—Me voy si puede garantizar que no le va hacer daño a Aisling.
—Nunca le he puesto un dedo encima a mi hija. No tengo intención de empezar ahora

—gruñó.
Se volvió hacia Aisling.
—¿Sabes dónde estoy si me necesitas? —Ante el asentimiento de la rubia,

continuó—: ¿Me llamas tan pronto como puedas?
—Lo hare. —Fue la tranquila respuesta.
Elish recogió su chaqueta del suelo; le dio al hombro de Aisling un apretón de apoyo,
antes de hacer contacto visual con su padre. Ambos se miraron, sin ceder ni un milímetro.
Cuando pasó junto al hombre que estaba parado en la entrada, la dejó con algunas palabras
de despedida llenas de desprecio.
—Adiós, señorita Maloney. —Su énfasis era claro. A Elish no le quedó la duda de
que este hombre era homofóbico y que no sería bienvenida cerca de su hija, a pesar de
que él ya sabía que su hija era lesbiana.
₪₪₪₪₪
Elish se puso la chaqueta mientras bajaba las escaleras; al llegar al último escalón
vaciló. Quería volver al despacho, sus instintos se activaron. El impulso de proteger a su
amante de su padre era fuerte. Escuchó atentamente, tratando de captar cualquier señal de
que Aisling pudiera necesitarla. No hubo voces elevadas, el silencio se sintió antinatural,
especialmente después de la forma en que el señor Keenan había reaccionado. La morena
se quedó al pie de las escaleras unos momentos más, luego, de mala gana, regresó al
Centro Comunitario.
Atravesó rápidamente las puertas con la intención de dirigirse directamente a su

despacho. Cuando pasó por la recepción, Bren levantó la vista para llamar su atención,
con un paquete de mensajes en la mano.
—Jefa… —se detuvo al ver la mano levantada de Elish deteniéndola.
—Luego. —Fue la breve respuesta lanzada hacia Bren, mientras observaba a su jefa
de aspecto tenso abrir la puerta del despacho y cerrarla firmemente detrás de ella.
Elish se quitó la chaqueta y la colgó. Maldijo internamente mientras se pasaba las 110
manos por el cabello en una muestra de frustración. Odiaba sentirse impotente por la
situación que había surgido con el padre de Aisling. Urgiéndose a sí misma a ser paciente,
esperaría la llamada telefónica de la rubia, simplemente no podía llegar lo suficientemente
rápida.
Un golpe firme en la puerta del despacho interrumpió su diálogo interno. Optó por
ignorar a quienquiera que fuera, entendería la indirecta y se iría si tuviera algo de sentido
común. Otro golpe fue seguido rápidamente por el giro de la manija de la puerta y entró
Connor Colquhoun. Elish fulminó con la mirada la intrusión, pero pareció no darse
cuenta.
—Quiero hablar contigo.
Los ojos de Elish se entrecerraron ante la demanda lanzada en su dirección.
—Tendrás que esperar. —Fue su escueta respuesta.
—Quiero saber por qué no se me ha permitido estar presente en la recaudación de

fondos —continuó Connor, aparentemente ajeno al lenguaje corporal de su jefa.
La morena sabía que debía insistir en que reprogramara otra hora para esta charla,
pero su enfado se impuso a cualquier sugerencia racional. Miró al joven que tenía delante,
era un atractivo joven de veintidós años, que estaba completamente lleno de sí mismo.
Elish se había abstenido de la tentación de bajarle los humos un par de veces, con la
esperanza de que se calmara con el paso del tiempo. Claramente, no había hecho ningún
progreso hasta ahora.
—Cuando comiences a enviarme propuestas realistas, entonces consideraré permitir

tu aporte en otras áreas. Mientras estas aquí, también podría informarte que trabajarás con
otro trabajador comunitario en sus grupos y asistirá a algunos de los grupos dirigidos por
otros miembros del personal hasta nuevo aviso. Te sugiero que aproveche este tiempo y
aprendas de ellos.
Connor miró horrorizado ante esta nueva información.
—No puedes hacer eso. ¡Soy el trabajador más ambicioso del Centro!
Elish suspiró. El tipo podría ganar un premio por arrogancia.
—No hay nada de malo en ser ambicioso, Connor, pero el simple hecho es que tus
propuestas de proyectos hasta ahora han sido irrealizables. Somos un pequeño Centro
Comunitario que funciona con un presupuesto limitado. Necesito que me demuestres que
eres capaz de adaptarte a las necesidades de las personas de esta comunidad, mientras
trabajas dentro del presupuesto.
—Quería impresionarte. Mostrarte de lo que soy capaz. —Connor ahora se 111

tambaleaba, su bravuconería y arrogancia anteriores se desvanecían por segundos.
—Connor, la mejor manera de impresionarme es hacer lo mejor que puedas por esta
comunidad. No me muestres ideas que ni siquiera puedo comenzar a poner en práctica.
Piensa de manera más realista y menos idealista. Entonces creo que puedes ser una gran
adición al personal. Te contraté porque vi en ti un entusiasmo y un dinamismo que creo
que podrían servirle bien a este Centro. Solo necesitas establecer tus objetivos más bajos
por el momento. Cuando comiences a lograr éxito, hablaremos de nuevo.
Connor asintió y trató valientemente de ocultar su decepción, pero a Elish no le

resultó difícil detectarlo.
—Tienes que poder confiar en mí para hacer el trabajo.
Elish sabía dónde estaba el mayor defecto de Connor en ese momento. Era ambicioso
y desafortunadamente era egocéntrico con eso. Necesitaba darse cuenta de que su trabajo
no se trataba de impresionar a las personas que lo rodeaban, sino de usar sus habilidades
para mejorar la comunidad en la que trabajaba. Lo único bueno que Connor tenía a su
favor era su empuje juvenil, significaba que Elish tenía tiempo para enseñarle lo que
necesitaba saber. La universidad le había dado la teoría con la que trabajar, ahora
necesitaba captar el concepto de continuar su aprendizaje con la ayuda y la experiencia
de quienes lo rodeaban.
—Eso es solo una pequeña parte, Connor. La confianza proviene de hacer un buen
trabajo para la comunidad. Eso es en lo que ambos tenemos que concentrarnos. Tengo la
responsabilidad de tu educación continua, lo que necesito que haga es darte cuenta de que
las personas que te rodean tienen mucha experiencia de la que puedes aprender y
aprovechar. Tienes que aprovechar eso.
Connor parecía estar pensando genuinamente en lo que estaba diciendo. Elish

consideró que quizás el momento no había sido tan malo después de todo. Si no salía nada
más de eso, al menos sabía dónde estaban los problemas de Connor, y él se las había
arreglado para que dejara de pensar en Aisling por un tiempo.
₪₪₪₪₪
Después de la partida de Connor, Elish luchó contra el impulso de tomar el teléfono

y llamar a su amante. Cogió el teléfono.
—¿Hola?
—¿Estás libre para tomar café?

112
—Ah, claro. ¿Quieres venir aquí o voy yo?
—¿Puedes venir aquí?
—Está bien, dame cinco minutos.
Naomi encontró a Elish sentada en su despacho, con café esperándola. Podía decir
que su amiga estaba molesta. La mandíbula apretada y la tensión alrededor de sus ojos la
estaban delatando.
»¿Quieres decirme qué pasa? —preguntó tomando asiento frente a ella.
—No está relacionado con el trabajo.
—Está bien… —Naomi permaneció en silencio, esperando pacientemente a que le

dijera más.
—Si no hubiera roto mis propias malditas reglas —declaró Elish crípticamente.
Naomi frunció el ceño.
—¿Esto tiene que ver con Aisling? —Ante el asentimiento, continuó—: ¿Han tenido
un desacuerdo?
—No, nada de eso, yo... Mira, tal vez esto no fue una buena idea. —De repente se
resistió ante la idea de explicar lo que ella y Aisling estaban haciendo antes de que llegara
su padre.
—Está bien. Obviamente tienes algo en mente, pero no te presionaré. Si necesitas

hablar, sabes dónde estoy. —Naomi se puso de pie para salir del despacho.
—Esperar. —La mujer confundida volvió a sentarse.
»He permitido que Aisling me sedujera en su despacho.
Normalmente, Naomi habría hecho algún comentario al respecto, pero sabía que
había ocurrido algo importante. Solo levantó las cejas.
»Su padre ha entrado.
Los ojos de Naomi se abrieron.
—¿Mientras estabas...? —Hizo un gesto con el resto de su pregunta.
—Más o menos, estaba tirada sobre el escritorio con la camisa abierta y los
pantalones bajos. 113
—¡Jesús! ¿Qué ha dicho?
—Estaba enojado. No ha llegado a un acuerdo con la sexualidad de Aisling. Me ha

exigido que me fuera, me he negado y luego ha amenazado con sacarme. Es su propiedad.
—¿Qué crees que va hacer?
—No lo sé. Estoy preocupada por Aisling, he odiado tener que dejarla allí con él. Le
he pedido que me llame tan pronto como pueda.
—Dios, no es de extrañar que estés en un estado de ánimo El. —Ambas se quedaron

en silencio por un momento, antes de que Naomi hablara de nuevo—: ¿Crees que le va
hacer daño?
—¡Será mejor que no! —Elish se encendió instintivamente ante el pensamiento y

luego rápidamente volvió a controlarse—. Pero no creo que lo haga. No me he ido hasta
que me ha garantizado que no le pondría un dedo encima. Ha dicho que nunca la había
golpeado.
—Bueno, al menos eso es algo. —Naomi hizo una pausa por un momento—, Sabes,
he olvidado por completo que Aisling era la hija del propietario.
—Tú y yo, ambas. En su mayor parte no pienso en ello.

El teléfono interrumpió su conversación cuando Elish casi tiró el auricular en su prisa

por contestar. Naomi escuchó la parte de la conversación de El.
—¿Hola?
»¿Se ha ido?
»Llego en un momento.
Colgó el teléfono y luego se levantó para irse.
—¿Está bien? —preguntó Naomi.
—Parece estarlo, pero voy a ir ahora mismo para averiguarlo por mí misma. —Con
esas palabras, Elish salió apresuradamente de su despacho.
₪₪₪₪₪
114
Prácticamente corriendo escaleras arriba hacia el despacho de la rubia, El
inmediatamente la levantó en un abrazo.
—¿Estás segura de que estás bien? —Pudo sentir la cabeza rubia asentir contra su
hombro, luego un amortiguado “Sí”.
Elish la miraba frenéticamente mientras tomaba ambos brazos entre sus manos.
—Estoy bien, de verdad. No es nada por lo que no haya pasado antes.
—No te ha puesto un dedo encima, ¿verdad?
—No y nunca lo ha hecho.
—Gracias a Dios.
—Lo siento mucho, todo esto es mi culpa. No tenía idea de que estaría aquí hoy.
Normalmente me lo hace saber.
—No tienes nada por lo que disculparte. Nos hemos arriesgado y nos han pillado.
Estoy más preocupado por ti. ¿Qué ha dicho?
—Solo lo de siempre, cómo cree que ya debería haber superado esta fase. Estaba
menos que impresionado por el nuevo uso que le había encontrado a mi despacho. Ah, y
quería saber si me habías seducido. Le he dicho que fue todo lo contrario.
—¿Cómo puedes estar tan tranquila al respecto? —Elish se maravilló de la forma en

que su amante pudo absorber y manejar la situación.
—No es nada que no haya escuchado antes de él, simplemente sigo adelante.
Despotrica y delira y luego se acabó hasta la próxima vez.
—¿Vas a venir a casa conmigo esta noche? —La mujer más alta se apartó para mirar
a su amante, confundida por la mirada que recibió.
—No puedo, Elish, ha solicitado mi presencia en casa esta noche. Si no voy, no dejará
de acosarme hasta que lo haga. Prefiero acabar con esto.
A la morena no le gustó la idea, pero entendió el razonamiento de Aisling.
—Me sentiría mucho mejor si estuvieras conmigo esta noche, pero lo entiendo.
—Gracias, El. Pero mañana, lo prometo.

115
₪₪₪₪₪
Tres días después, Elish estaba trabajando hasta tarde en su despacho, las cosas
parecían haberse calmado después del incidente con el padre de Aisling, pero
simplemente estaba molesta porque no confiaba en el hombre.
Rrrrrrrrring Rrrrrrrrrring
Elish miró fijamente el teléfono. Había estado tratando de salir de su despacho
durante los últimos veinte minutos.
El resto de su personal ya estaba en el bar celebrando el cumpleaños de la gran Rosie.

Y había prometido hacer una aparición.
—¿Hola?
—Elish, se supone que debes estar aquí.
—Lo sé, lo sé, Molly —respondió intentando aplacar a la iracunda mujer. —Estaré
allí tan pronto como pueda, lo prometo —continuó.
—Está bien, El, lo que digas, pero he pensado que deberías saber que la gran Rosie
ha desafiado a todos a un concurso de bebidas... —La mujer del otro lado hizo una pausa
esperando la respuesta de su jefa.
—¿Y? —fue la respuesta ligeramente desconcertada que recibió. Elish supuso que
Rosie siempre estaba lanzando desafíos, y los problemas solo surgían cuando un
individuo crédulo aceptaba.
—Nada realmente... solo he pensado que te interesaría saber que Aisling aceptó. —
Molly se rio entre dientes cuando se encontró con el sonido de una línea muerta.
Elish entró en el pub lleno de humo menos de dos minutos después. No fue difícil
detectar al grupo del Centro. Normalmente, O'Malley's estaba tranquilo a esta hora, pero
la veintena o más de personas del Centro ocupaban la mitad del bar. Miró a las dos figuras
de pie frente a una mesa que contenía pintas de Guinness. La gran Rosie, con su
constitución inconfundible y su pelo rojo llameante, empequeñecía a la pequeña rubia que
estaba a su lado. Ambas estaban de pie con las manos sobre un vaso de cerveza, todos los
ojos en el bar estaban puestos en el par.
—¡ADELANTE!
Elish observó con los ojos muy abiertos cómo su novia tomaba una de las pintas e 116
intentaba beberla más rápido que Rosie. Se sorprendió cuando la pequeña rubia terminó
a menos de un segundo de la gran mujer, ninguna de las dos había derramado una gota de
cerveza. Cuando sus vasos vacíos se estrellaron contra la mesa, el lugar estalló en
aplausos para la cumpleañera mezclados con un respeto genuino por el desafío de Aisling.
La gran Rosie le dio un fuerte golpe en la espalda a Aisling, felicitándola por acercarse a
ella. La contadora luego le dijo algo a la mujer grande antes de dirigirse a la barra, que es
donde Elish la interceptó.
Acercándose sigilosamente detrás de la rubia, le susurró al oído:
—¿Estás llevando a mi personal por el mal camino?
—¡Elish! —Le dio un abrazo y un rápido beso en la mejilla—. Nadie aceptaba el

desafío de Rosie, ya que es su cumpleaños, he pensado que alguien debería hacerlo. —Se
encogió de hombros.
El sonrió.
—¿Cuál es el precio?
—Un whisky, he hablado con Rosie para que se tome uno conmigo, no he pensado
que le importaría unirse a mí en mi derrota. —La rubia sonrió cariñosamente a la mujer
que tenía delante—. ¿Puedo ofrecerte una bebida?
—Sólo agua para mí, gracias.

—¿Seguro que no puedo tentarte con algo más fuerte?
Elish miró bien a la mujer frente a ella; no había manera de que pudiera conducir a
casa después del whisky, así que decidió mantenerse sobria.
—Estoy segura, el agua estará bien.
La rubia hizo un pequeño puchero antes de girarse para hacer su pedido con el
barman.
Al regresar de la barra con agua en mano, Elish encontró un asiento junto a Naomi,
y no se sorprendió al descubrir que la invitación de cumpleaños se había extendido al
personal del Centro de Rehabilitación, así como a ella.
»Veo que estás en los barrios bajos, de nuevo, señorita Campbell.
—Es bueno mezclarse con la chusma de vez en cuando.
—Es muy amable de tu parte bajar tus estándares de vez en cuando.
—Veo que no soy la única a la que no le importa bajar sus estándares. Parece que a
tu elegante novia le gusta pasarlo mal con los mejores. —Naomi asintió hacia la mesa de 117
al lado, donde Aisling y Rosie parecían estar preparándose para la segunda ronda. Naomi
observó a su amiga de cerca, buscando alguna reacción por su parte. No se sorprendió al
ver que su mirada se tornaba melancólica mientras observaba las travesuras de su
amante—. Es bastante especial, ¿no? —susurró Naomi solo a los oídos de Elish.
—Sí que lo es, Naomi. —Sonrió y su rostro se iluminó.
Vieron como una vez más la gran Rosie vencía a Aisling por casi un segundo, y luego
la mujer más grande abrazó a la rubia con fuerza. Elish estaba segura de que podía ver
los ojos de Aisling saliendo de su cabeza con la fuerza detrás del abrazo.
—Creo que Rosie está enamorada de tu novia.
—En más de un sentido, parece. —Compartieron una risa por el juego de palabras—
. Sin embargo, no puedo decir que la culpe.
Naomi sonrió, sabiendo que Elish estaba perdida. Estaba encantada de que alguien
finalmente hubiera atrapado a su amiga. Sabía que estaba enamorada, pero no había forma
de que fuera El quien se lo dijera. Lo resolvería por sí misma... eventualmente.
Cuando finalmente llegaron todos, Rosie pudo abrir sus tarjetas y regalos, El no se
sorprendió al ver el vibrador entre los regalos, pero se sorprendió un poco cuando su novia
ebria le pasó el artículo por la pierna y le preguntó:
—¿Puedes manejarlo?
Elish, reuniendo rápidamente su ingenio, le había asegurado a la rubia que podía,

pero el incidente la había dejado preguntándose si realmente podría manejar a la mujer
que manejaba el juguete.
Cuanto más duraba la fiesta, más borrachos se volvían la mayoría de las personas del
grupo. El alcohol había fluido rápido y ninguno de los juerguistas había comido nada
desde la hora del almuerzo. Cuando Aisling eligió una canción de la selección en la
máquina de discos y luego le ofreció a Elish un baile erótico, la morena decidió que esa
era su señal para irse. Se ofreció a llevar a su amante a casa, pero la rubia declinó y
devolvió una oferta bastante obscena. Elish metió a una caprichosa Aisling en su Mondeo
y comenzó a conducir hacia su cottage.
—El, ¿podemos pedir pizza? —preguntó su voz un poco arrastrada.
—Claro. ¿Hay algún lugar que te guste específicamente?
La rubia agitó una muñeca floja en dirección a Elish, quien asumió que eso
significaba que no tenía preferencia en este momento.
—Oh, ¿tal vez podría tener chino en su lugar? —La morena estuvo a punto de
responder, pero Aisling continuó—: Ahh, pero realmente tengo un antojo de pepperoni.
118
—Podríamos conseguir ambos —sugirió El. Se sentía realmente hambrienta.
—¿Harías eso? ¿Conseguirías ambos para mí? —La contadora sonaba como una niña
llena de asombro. Era increíble lo que el alcohol podía hacerle a una persona, pensó El
para sus adentros.
Le sonrió a la rubia,
—Por supuesto, sé el lugar perfecto para ir. Hay un restaurante chino para llevar y
un restaurante italiano uno al lado del otro.
—Eres la mejor El, lo sabes. Tengo la mejor novia. —Soltó un suspiro de satisfacción
y se dejó caer en su asiento, con una sonrisa tonta pegada a su rostro.
La pizza y la comida china se balanceaban precariamente en el regazo de Aisling, ya

que había insistido en ponerlos allí. Elish condujo hasta el cottage, los olores que flotaban
alrededor del auto hicieron que su estómago gruñera con fuerza y que la rubia se riera con
ellos.
Más de una hora después, cuando la comida estaba casi terminada, Elish observó con
asombro cómo Aisling tomaba la última porción de pizza. Echó un vistazo a la mesa de
café, quedaba una pequeña cantidad de arroz en uno de los recipientes y sabía que le
costaría encontrar espacio para algo. El pollo y los frijoles negros se habían ido, junto con
las galletas saladas de gambas. Aisling había comido la mayor parte de todo.
—Mmm, ha estado genial —declaró la rubia mientras se dejaba caer en el sofá,

acariciando su estómago lleno.
—¿Estás segura de que has comido lo suficiente? Podría hacer un poco de queso en
una tostada —bromeó El, pero su sonrisa fue reemplazada rápidamente por un ceño
fruncido al darse cuenta de que su amante estaba considerando seriamente su oferta.
—¡Lo he pillado! —declaró la rubia, para alivio de El.
La morena se abalanzó sobre su insolente compañera, haciéndole cosquillas sin

piedad.
—¡Para! ¡Dios, El, para! ¡Me voy a orinar en los pantalones! —chilló.
Elish se relajó, pero solo porque no quería que orinara en su sofá. Aisling yacía sobre
su regazo jadeando por aire.
»Oh, no.
—¿Qué? ¿Qué pasa?
—Ahora me siento enferma. 119

La morena gimió. Esta podría ser una larga noche.
₪₪₪₪₪
A la mañana siguiente, Elish salió de su despacho y se dirigió a la sala de

conferencias. Había dejado a Aisling hace un par de horas en el estacionamiento y luego
decidió comenzar a trabajar temprano.
—Veo que todos hemos sido convocados —llegó la voz detrás de ella.
Elish se giró para saludar a Naomi.
—Parece otro aumento de alquiler. —El se refería a una llamada que había recibido
esta mañana de James Keenan, el propietario, informándole que requería el uso de la sala
de conferencias a las diez. y que se requería su presencia. Elish había reprogramado
apresuradamente una reunión, sabiendo que no tendría sentido tratar de razonar con el
hombre.
—Probablemente —murmuró Naomi—. Entonces, ¿cómo te fue el resto de tu noche?

Elish se sonrió, recordando algunas de las travesuras de su amante rubia.
—Estuvo bien. —Su amiga levantó la ceja El continuó—: Estaba borracha, Naomi,
no estuvo tan bien. —Recordó con cariño cómo había sostenido a Aisling en sus brazos
toda la noche y estaba más que contenta de hacerlo. A pesar de las audaces
proclamaciones que había hecho la rubia, no estaba en condiciones de cumplirlas, al
menos esa noche, pero esta mañana... sus pensamientos vagaron al recordar el despertar
temprano en la mañana que había recibido. Parecía que Aisling no había sufrido efectos
negativos después de su noche de excesos.
Naomi se aclaró la garganta.
—Sí eso es lo que no parece no estar tan bien, lo tomaré.
Elish enarcó las cejas.
—Estaba recordando esta mañana, tengo un despertador nuevo.
Las dos mujeres entraron a la sala de conferencias, que ya estaba ocupada por
Aisling, quien estaba sentada junto a su padre. El hombre vestía su característico aire de
suficiencia, que siempre molestaba a Elish. Normalmente no le parecía nada más que un
bastardo presumido, pero al verlo sentado junto a su hija, su amante agregó una nueva 120
permutación a los sentimientos hacia él. Decidió que trataría de ocultar su desprecio por
el hombre, en lugar de dejar que emanara de cada poro. Mirando a su amante, quien le
ofreció una tensa sonrisa a cambio. Se sorprendió de lo incómoda que parecía estar la
mujer normalmente confiada. Su postura era rígida y la tensión era visible alrededor de
sus ojos. Elish se encogió de hombros, atribuyéndolo a estar en compañía de su miserable
bas... ups, padre. Se reprendió mentalmente, tratar de pensar diferente de este hombre iba
a tomar mucha práctica.
Tras volver a mirar a su amante, notó el traje de diseñador y la blusa de seda,

probablemente por la insistencia de su padre. Sabía que Aisling prefería mantener su
apariencia casual, con solo una ligera capa de maquillaje, pero hoy su maquillaje era
mucho más notorio. Volvió a mirar el rostro que había llegado a conocer tan bien, sus
ojos atrapados en una mirada intensa, ninguna de las dos podía o quería apartar la mirada.
La puerta se abrió para dejar entrar a dos personas más, rompiendo la intensidad del
momento. Elish apartó la mirada de su amante para mirar al hombre en la cabecera de la
mesa, sus ojos verdes clavados en los de ella, pero donde los de Aisling normalmente
transmitían calidez y un intelecto agudo, los ojos de su padre no tenían más que desprecio.
El hombre dejó la mirada de Elish para mirar alrededor de la mesa.
—Ahora que todos están aquí, finalmente podemos comenzar esta reunión. —Se
detuvo para asentir con la cabeza a su hija, quien se levantó de su silla para depositar
algunos papeles frente a todos los asistentes. Cuando la rubia regresó a su asiento, el señor
Keenan continuó—: Si todos pueden pasar a la primera página del documento que ahora
tienen ante ustedes.
Elish miró los papeles que parecían oficiales.
—Acepté una oferta de una cadena de supermercados para vender el terreno que
tengo aquí, incluido todo lo que hay en él. —El hombre hizo una pausa para permitir que
la información asimilara—. Por la presente se le notifica con seis meses de anticipación,
al final de los cuales su contrato de arrendamiento finalizará y deben desalojar las
instalaciones.
Hubo exclamaciones de incredulidad e indignación alrededor de la mesa.
—¿Alguna pregunta? —Todos intentaron hablar a la vez, lo que provocó que James
Keenan levantara la mano para detenerlos—. Tomaré las preguntas una a la vez,
comenzando por mi izquierda. —Miró hacia el señor Flannigan, dueño de la carnicería,
y asintió.
—¿Podremos rescindir el contrato antes de que se cumplan los seis meses? Tendré
que buscar un nuevo local, no quiero tener que dejar pasar una oferta ideal si no esperan.
—Elish estaba impresionado de que el señor Flannigan tuviera la capacidad de pensar tan
rápido. Había hecho una pregunta muy astuta.
El propietario pareció considerar genuinamente la pregunta antes de responder.

121
—Puede comprar el resto de su contrato de arrendamiento en cualquier momento que
desee.
Una vez más, la habitación estalló y el aire se volvió azul con el lenguaje que se
lanzaba a James Keenan. Nuevamente se ordenó el procedimiento y continuaron las
preguntas.
—¿Cuánto tiempo hace que lo sabe? ¡Este es nuestro sustento, bastardo!
James Keenan se dirigió al señor Kelly, el dueño de los quioscos.
—Cuánto tiempo lo sé no es de su incumbencia. Encontrará que estoy actuando

dentro de los términos de su contrato de arrendamiento. Seis meses de preaviso, ese fue
el contrato que firmo y eso es lo que le estoy dando.
Mientras las preguntas continuaban a su alrededor, los ojos de Elish habían

permanecido en la rubia todo el tiempo. Aisling no la miraba a los ojos; su cabeza había
permanecido inclinada desde que su padre les había soltado su bomba. Finalmente apartó
la mirada de su amante cuando se mencionó su nombre.
—Señorita Maloney, ¿tiene alguna pregunta?
Elish miró al bastardo engreído, no quería nada más que saltar sobre la mesa y limpiar
la mirada engreída de su rostro con el puño, pero sabía que no podía hacerlo.
Aprovechando su inmensa fuerza de voluntad, permaneció serena y digna; no le mostraría

a este hombre nada menos. Se puso de pie para expresar mejor su punto.
—Las personas reunidas alrededor de esta mesa ofrecen un servicio muy valioso a la
comunidad. Ya sea en el quiosco, el pub o la carnicería. El personal del centro y yo
trabajamos incansablemente para satisfacer las necesidades de esta comunidad, mientras
que la señora Connelly y su personal en el Centro de Rehabilitación trabaja arduamente
para ayudar a aquellos que la comunidad les ha fallado y necesitan una mano amiga para
lidiar con su adicción. Usted, señor, en una mañana le ha arrancado el corazón y ha
diezmado todo lo que hemos trabajado duro para lograr a lo largo de los años. —Elish
permaneció de pie mientras las personas a su alrededor murmuraban su acuerdo con su
discurso, sin embargo, parecía tener poco o ningún efecto en el hombre con el que había
hablado directamente.
—Entonces, ¿no hay preguntas? —Fue su respuesta frívola.
Elish pudo sentir que su cuerpo se tensaba mientras él le sostenía la mirada y luchó
valientemente por permanecer relajada. Levantando la cabeza, agregó:
—No, no hay preguntas, pero sepa esto. No desapareceremos. Trabajaré el doble para
garantizar que se satisfagan las necesidades de esta comunidad, porque seguro que no
obtendrán lo que ofrecemos en una cesta de compra semanal. 122
El señor Keenan le dedicó una sonrisa condescendiente.
—Todos hacemos lo que tenemos que hacer con la señorita Maloney. Estoy seguro
de que se las arreglarás muy bien.
Elish tomó asiento y su amiga le ofreció una reconfortante palmadita. Naomi sentía
exactamente lo mismo. También sabía que cualquier intento de hacerle cambiar de
opinión sería inútil.
—No tengo preguntas en este momento, sin embargo, una vez que haya tenido tiempo
de revisar todos los documentos legales, puede que me ponga en contacto con usted.
—Como desee, señora Connelly, aunque estoy seguro de que encontrará que todo
está en orden.
A medida que el procedimiento continuaba, Joseph, que dirigía el pub tuvo que ser
restringido cuando se le informó de que se estaba construyendo un nuevo pub como parte
de los planes para el sitio, pero no tendría opción en el contrato de arrendamiento, a pesar
de que seguiría siendo propiedad de James Keenan. Una estipulación que había hecho en
la venta de los terrenos y edificios.
Cuando terminó la reunión, la sala de conferencias se vació rápidamente, pero la

incredulidad y las protestas continuaron fuera de la habitación, pronto las únicas dos que
quedaron fueron Aisling y Elish. La morena estudió a la mujer frente a ella, el hecho de
que Aisling no pudiera mirarla a los ojos le dio las respuestas, pero tenía que escucharlas
por sí misma, simplemente no podía creerlo.
—¿Por favor dime que no sabías nada de eso? —Había casi un indicio de súplica en
la voz de la morena. Estaba tan desesperada por estar equivocada, sus palabras salieron
bajas y ásperas.
Aisling levantó la cabeza para hacer contacto visual con Elish por primera vez desde
que comenzó la reunión.
—Elish, yo… —Se detuvo, sin saber qué podría decirle a su amante en ese momento.
—Dime que no lo sabías —exigió El.
—No puedo —susurró sus ojos se llenaron de lágrimas.
—¿Cómo has podido? Durante todo ese tiempo, has sabido que esto iba a suceder.
—Elish sacudió la cabeza con incredulidad—. ¿Por qué no has dicho algo antes?
—No podía decir nada, El. A pesar de todo, él es mi empleador. No podía revelarte
esa información.
123
La parte lógica de la mente de Elish sabía que lo que le estaba diciendo era verdad,
pero emocionalmente la morena no podía aceptar ese razonamiento. Se sintió traicionada
y defraudada por su amante. Entonces un pensamiento la golpeó.
—Es por eso que has estado trabajando aquí, ¿no? Poniendo las cuentas en orden
para la venta.
—Sí, por eso mi padre me ha hecho trabajar aquí.
—Así que lo sabías desde el principio —dijo casi para sí misma.
—Por favor, El. Tienes que creerme. Yo...
—¿Qué? ¿Qué nunca has querido hacerle daño a nadie? ¿Qué solo son negocios? —
Fulminó con la mirada a la rubia—. ¿Honestamente creías que cuando llegara el
momento, podría simplemente mirar más allá de esto y nada entre nosotras cambiaría?
Aisling puso su cabeza en sus manos.
—No es así como se suponía que iba a resultar esto —gimió sin poder hacer nada.
—¿Cómo pensabas que resultaría? Solo diría, ¿seguro que es un negocio y viviríamos
felices para siempre? —Elish se estaba enojando, su ira comenzaba a afianzarse.
—Esperaba un resultado diferente, pero parece que no ha sido así. —Aisling parecía
devastada, pero la morena estaba más allá de darse cuenta de la difícil situación de su
amante.
—Creo que deberías irte —dijo El con firmeza.
La rubia miró suplicante a su amante, pero no hubo ningún cambio en su opinión.
»Por favor, vete.
Aisling caminó hacia la puerta y miró con tristeza a El antes de salir. Al quedar sola
en la sala de conferencias, finalmente permitió que sus emociones reinaran por completo.
»¡Mierda! —declaró en voz alta mientras sus puños golpeaban la mesa de

conferencias.
»¡Mierda! —Una silla voló contra la pared del fondo y el impacto dejó una abolladura
en el yeso.
»¡¡¡¡¡Mieeerda¡¡¡¡ —Empujó la mesa de conferencias con fuerza, las sillas quedaron

atrapadas debajo, ya que fue impulsada hacia la pared, sus patas chirriaron y chirriaron
en señal de protesta. Se detuvo con un ruido sordo cuando las sillas se esparcieron y 124
cayeron, dejando de gritar. Apoyó las palmas de las manos sobre la mesa, respirando con
dificultad.
»Joder, —fue su última palabra dolorosa antes de salir y dejar la habitación en

desorden.
₪₪₪₪₪
Naomi se abrió camino hacia el despacho de Elish. La puerta estaba cerrada, pero
necesitaba ver a su amiga y sabía que llamar a la puerta solo la pondría furiosa.
Sospechaba que ninguno de sus empleados se había atrevido a entrar después de escuchar
lo que había sucedido esa mañana.
—Soy yo —respondió en voz baja al ceño fruncido de desaprobación de su amiga.

Observó cómo su rostro se suavizó en uno de dolor—. Elish, ¿cómo estás? —preguntó en
voz baja.
El soltó un profundo suspiro mientras sacudía la cabeza.
—Simplemente no puedo asimilarlo todo, ¿sabes?

Naomi asintió con la cabeza mientras tomaba asiento frente a su amiga. Si bien la
decisión del arrendador los afectó a todos, era muy consciente del impacto personal que
tenía para Elish. No había sido difícil leer entre líneas a medida que se desarrollaba la
reunión. Había sido sorprendida al igual que el resto de los asistentes, no sabía nada, lo
que significaba que Aisling no le había mencionado nada a su amante, con respecto a los
planes de su padre. Le resultaba difícil creer que la pequeña rubia hubiera salido con El,
sabiendo que esto se avecinaba.
—Me lo imagino El. —Ambas sabían que de alguna manera se trasladarían y

reconstruirían en otro lugar. Sería difícil, pero se las arreglarían y seguirían adelante. Sin
embargo, Naomi sospechaba que no sería lo mismo para el corazón de Elish. Tenía que
preguntar—. ¿Lo sabía?
La mirada de devastación en el rostro de su amiga le decía todo.
—Sí. —El se atragantó, sonando amargada y enojada.
—Lo siento, Elish. —Cristo, pensó Naomi para sí misma, ¿la chica no tenía ningún
sentido común? Seguramente sabía que El no respondería bien si no se lo decía.
—Lo sé, —El respiró hondo y miró por la ventana, mirando a nada en particular.
Naomi miró casi fascinada, mientras la barbilla de su amiga parecía levantarse en desafío. 125
Se volvió hacia ella, una mirada de determinación sombría ahora reemplazando la
devastación anterior—. A partir de esto, vamos adelante. Es un revés, pero nos
reagruparemos, encontraremos nuevas instalaciones y seguiremos haciendo lo que
hacemos.
—Sé que lo haremos El —respondió Naomi dejando el resto de sus pensamientos sin
expresar. ¿Qué precio le costaría todo esto a Elish? Había visto a su amiga enamorarse en
las últimas semanas. Una situación ajena a ella, todavía se preguntaba si El estaba al tanto
o si había dado voz al sentimiento. Ahora la había traicionado la persona que amaba, y
Naomi se preguntaba a qué precio. Esa seguiría siendo la gran incógnita en todo esto.
Conociendo a la mujer orgullosa que tenía delante, no aceptaría a Aisling de nuevo en su
vida, aunque la amaba. Se necesitaría mucho más que eso. Se preguntó si existía la más
remota posibilidad de que sucediera. En este momento, lo dudaba.
₪₪₪₪₪
Elish abrió la puerta principal, aliviada de estar finalmente en el santuario de su

propia casa. Dejó su maletín junto a la mesa del vestíbulo, se inclinó para recoger su
correo. Revolviendo los sobres y folletos, encontró una tarjeta de entrega que le informaba
que el paquete estaba dentro de la caja que albergaba su contenedor. Decidió ir a buscarlo
y luego conformarse con el resto de la noche.
Volviendo adentro, comenzó a quitar la cinta adhesiva de la caja de cartón normal.

Prescindiendo de la nota de entrega, Elish metió la mano dentro, empujando a través de
los cientos de pequeñas formas de espuma de poliestireno que se usaban para empacar
los productos. Su mano encontró algo y sacó el arnés que había pedido en una tienda
erótica de lesbianas en línea. Inmediatamente volvió a meter el arnés en la caja,
maldiciendo mientras lo arrojaba por el pasillo, muchas de las pequeñas bolitas de espuma
escaparon mientras la caja rebotaba en el piso de madera. Su compra se había hecho
específicamente para su nueva relación. Había decidido no usar con Aisling lo juguetes
que había compartido con otras mujeres. Simplemente no se había sentido bien y Elish se
había conectado para rectificar esa situación. Los pondría de nuevo en la papelera.
Finalmente sintiendo el efecto completo de todo lo que había ocurrido ese día, se dejó
caer en las escaleras. Con los codos en las rodillas y las manos colgando entre las piernas,
miraba fijamente al frente. Fue solo cuando perdió toda sensibilidad en su trasero, que
finalmente se movió del escalón.
A la mañana siguiente, Elish se lanzó a una rutina familiar, una que había seguido
antes de que Aisling entrara en su vida. Después de su carrera matutina, seguida de una
ducha y desayuno, se dedicó a la jardinería y las tareas del hogar, las cosas rutinarias de
la vida en las que últimamente se había atrasado. Cuando cortó el césped y quitó las malas
hierbas de los macizos de flores, se había dedicado a reparar la cerca de madera. Mientras
trabajaba en el jardín, con frecuencia cargaba la lavadora y colgaba las cargas para que 126
se secara. Después de la comida planchó su ropa y limpió la casa de arriba a abajo.
Durante todas estas actividades, los pensamientos de Aisling se deslizaron en su cabeza,
a pesar de sus mejores esfuerzos para evitarlos. Había sido un intento vano, aunque
productivo, de dejar de pensar en la rubia que había capturado su corazón.
El domingo Elish había ido a misa temprano en la mañana, luego almorzó en casa de
su mamá. Había sido un ambiente muy tenue, como siempre las noticias viajaban rápido,
no le sorprendió que su mamá supiera lo que había sucedido. Intentó que hablara sobre el
tema, pero la morena no estaba lista para discutir una situación que le costaba mucho
comprender. Ninguna cantidad de conversación explicaría la decisión de Aisling. Eso
solo vendría de la propia rubia, siempre y cuando estuviera lista para escucharla.
₪₪₪₪₪
La semana siguiente en el trabajo había sido difícil para todos. La atmósfera relajada
del Centro se había hecho añicos. Todos estaban tratando de aceptar el impacto de
escuchar que en seis meses el centro ya no existiría. En el fondo de la mente de todos
estaba el temor de que sus trabajos pudieran seguir el mismo camino, pero Elish les había
dicho en términos muy claros que haría todo lo posible para evitar que eso sucediera.
Mientras tanto, Elish estaba pasando por su propio infierno privado. La primera
mañana que vio el pequeño Mercedes plateado en el estacionamiento, inmediatamente le
provocó un aleteo en el estómago, que rápidamente fue reemplazado por ira al pensar en
la traición de Aisling. En ocasiones también había vislumbrado a la rubia caminando
hacia su auto, o uno de los otros edificios, El enterraría sus sentimientos y seguiría
caminando, sin atreverse a quedarse. No estaba lista para hablar con Aisling.
₪₪₪₪₪
Era viernes por la mañana y Elish no podía esperar a que llegara el fin de semana,
todos en el Centro necesitaban escaparse por un par de días. Escuchó voces elevadas
afuera, pero fueron los gritos lo que la alertó a la acción. Salió por la puerta sin siquiera
pensar en el peligro que se avecinaba, solo sabía que había algún tipo de problema.
—¡Oh, Dios mío! ¡Tiene un cuchillo! —Uno de los usuarios del Centro de
Rehabilitación de drogas estaba gritando afuera de la puerta principal. Elish no vio a nadie
con un cuchillo, por lo tanto, asumiendo que el problema estaba dentro del centro de
drogas, irrumpió por las puertas. 127
—¿Qué está pasando?
Uno de los consejeros de drogas señaló hacia una sala de entrevistas:
—Un tipo tiene a Theresa a punta de cuchillo y exige metadona.
La morena se abrió paso entre la multitud de cuerpos que observaban el desarrollo

del drama y miró hacia la puerta abierta de la sala de entrevistas. Vio a un hombre que
sostenía a una mujer de aspecto aterrorizado con una llave en el cuello, tenía un cuchillo
apuntando a su garganta. A unos metros de distancia, Naomi estaba tratando de disuadir
al hombre de la situación. Algo en Elish se quebró, volvió furiosa al consejero de drogas
con el que acababa de hablar.
—¡Dame la metadona!
—¿Qué? Elish no puedo, reglas y procedimien...
—¡Que se jodan! ¡Dame la metadona!
—Está encerrada en la nevera.
El le tendió la mano.
—¡Las llaves! ¡Ahora!

El consejero de drogas cumplió inmediatamente. Elish metió la llave en la cerradura

del frigorífico y localizó fácilmente la botella de metadona. Una vez más, abriéndose paso
entre los curiosos espectadores, caminó directamente hacia el drogadicto que empuñaba
un cuchillo. Sosteniendo la botella de metadona, le habló con calma.
—Aquí está tu metadona, tira el cuchillo.
—¡De ninguna manera! —El hombre respiraba con dificultad, su frente perlada de
sudor.
La morena empujó la botella hacia su mano, la que sostenía a Theresa con fuerza.
Miró entre la botella y la mujer alta que se la ofrecía, finalmente su ansia ganó y soltó su
agarre para tomar la botella de Elish. Cuando se acercó a ella por la botella, El le dio un
fuerte puñetazo en la cara con el otro puño, cayó hacia atrás sobre la alfombra y Elish se
abalanzó sobre él como un gato. Estaba sentada sobre su pecho, sus rodillas sujetando sus
brazos al suelo. La morena ya no estaba pensando en su entorno, desenroscó la tapa de la
botella de metadona y comenzó a intentar verter todo el contenido en la garganta del
adicto.
—¿Quieres metadona? ¡Abre! ¡Aquí está tu maldita metadona! —Movía la cabeza

de un lado a otro, tratando de evitar que el fluido verde entrara en su boca. Elish estaba
decidida a meterlo allí y lo agarró justo por encima de la barbilla, apretando con fuerza 128
para abrir la boca lo suficiente como para que entrara la metadona. El atacante de Theresa
estaba farfullando y asfixiándose y Elish le tapó la boca con la mano para que tragara el
contenido.
—¡Asfíxiate, bastardo! ¡Asfíxiate, joder! —gruñó viendo como sus ojos parecían
salirse de su cabeza, estaba disfrutando perversamente del miedo que estaba mostrando
ahora que las tornas habían cambiado. Lo siguiente que Elish sintió fue un peso que la
golpeó lo suficientemente fuerte como para apartarla del aterrorizado extraño; comenzó
a intentar ponerse de pie cuando escuchó a Naomi gritarle.
—¡Jesucristo, Elish!
El miró hacia arriba para ver a Naomi de pie junto a ella mientras dos miembros del
personal detenían al drogadicto, no fue difícil después de la conmoción que le había dado.
»¿Qué demonios te pasa
—¡Tenía un cuchillo en su garganta, Naomi!
—¡El hecho de que te calientes por el peligro no significa que puedas correr aquí
como John Wayne y hacer lo que quieras, Elish!
—¡Tenía un cuchillo!
—Y lo tenía bajo control, que es más de lo que puedo decir de ti. ¿En qué diablos
estabas pensando? ¡Estabas tratando de estrangularlo hasta la muerte! —Naomi estaba
más que furiosa.
—Naomi, yo...
—No puedo tratar contigo en este momento, hablaremos de esto más tarde. —Con
eso, la mujer de piel oscura salió corriendo para hablar con la Gardai5 que finalmente
había llegado a la escena. Elish sabía que tendría que dar una declaración ya que se metió
de lleno en el medio del incidente. Ahora que la adrenalina se estaba acabando, estaba
empezando a ver las cosas un poco desde la perspectiva de Naomi, sabía que, si la
situación hubiera sido al revés, no estaría contenta con que Naomi rompiera los
procedimientos adecuados para resolver una situación altamente volátil.
—¿Elish?
Se giró para ver a Aisling de pie detrás de ella con una mirada ilegible en su rostro.
»¿Estás bien? —Elish reprimió una respuesta aguda y sacudió la cabeza

negativamente. No quería tener ningún tipo de discusión en este momento. Sus emociones
estaban a flor de piel; una conversación con su amante en este momento la haría perder
el control. Empezó a caminar hacia su despacho en un intento de alejarse de la situación 129
en la que se encontraba, pero Aisling siguió su progreso hasta el Centro. Cerrando la
puerta del despacho detrás de ellas, la rubia se acercó a la tranquila mujer.
»Por favor, Elish, no me dejes fuera. —La morena levantó la cabeza y miró a los ojos
de la mujer que tenía delante. Aisling avanzó para tomar a la mujer alta en sus brazos,
pero la morena dio un paso atrás para evitar cualquier contacto.
—No.
Elish parecía tan dolida cuando le dijo esto a Aisling que la rubia sintió su corazón
apretarse. Había quedado impactada solo unos minutos antes mientras observaba a la
mujer que había llegado a querer enfrentarse a un hombre que sostenía un cuchillo y luego
intentaba medio estrangularlo. Se había preguntado brevemente si su amante habría sido
capaz de detenerse si Naomi no hubiera luchado con ella.
—Si hay algo que pueda hacer Elish, cualquier cosa házmelos saber. ¿De acuerdo?
El finalmente había tenido suficiente; ya no podía contener la lengua.
—¿Quieres saber lo que puedes hacer Aisling? Bueno, te lo diré. Puedes dejar mi
despacho y no pensar en volver. ¡No te necesito!
5 Gardai: Guardianes de Paz. Rama de la policía en Irlanda.

Aisling estaba aparentemente congelada en su lugar. Quería que Elish dijera algo,
pero la morena permaneció en silencio. Un golpe en la puerta hizo volver a la rubia en sí,
se dirigió a la puerta y con una última mirada a Elish, la abrió y se fue.
₪₪₪₪₪
TOC TOC
El suspiró pesadamente; ¿no puede alguien entender una pista por aquí? ¡La maldita
puerta está cerrada por una razón! El oficial de policía se había ido hace más de una hora;
Elish había estado sentada en su despacho aplicándose hielo en los nudillos para mantener
la hinchazón baja y, en general lamiéndose sus heridas.
—Entra. —Miró con cautela mientras Naomi entraba a su despacho, se estremeció

internamente cuando cerró la puerta detrás de ella.
—En primer lugar, si vuelves a hacer algo así, Semental te voy a dar una paliza.
130
—Ya lo has hecho —murmuró El.
Naomi suspiró; esta era una conversación tan difícil de tener.
—Elish, no puedes ir loca a mi edificio cada vez que ves una situación amenazadora.
No puedo permitir que eso suceda. ¿Tienes idea de la pesadilla de procedimiento que me
has causado? Habrá una investigación completa de lo que sucedió, tu participación en
parte puede explicarse como un estímulo de la reacción del momento al peligro. No estoy
segura de lo que va a pasar con tu intento de ahogar al hombre con la metadona que estaba
exigiendo. —El intentó hablar, pero Naomi levantó una mano para entretenerla—. Parece
que la única persona que afirma que trataste de asfixiar al tipo hasta la muerte es propio
hombre, todo el mundo parece haber desarrollado amnesia temporal sobre esa parte del
incidente y si no lo hacen, parece que la Gardai está teniendo dificultades para escribir
los detalles de tu intento. Eres una heroína Elish. ¡Una gran heroína estúpida! ¡También
eres mi amiga y te quiero... gran idiota medio descerebrada! —Naomi se echó a llorar,
los acontecimientos del día la alcanzaron, aquí es donde confiaban en ambas
desesperadamente, a puertas cerradas, lejos de su personal, podrían ser totalmente
humanas entre ellas cuando la necesidad lo requería.
Elish acercó a Naomi.
—Dios, lo siento mucho. Me volví loca y perdí el control.
Naomi asintió; había sido presenciado lo suficiente para saberlo.

—El, me has asustado muchísimo. Realmente pensaba que ibas a matarlo.
La morena apretó bien los ojos ante las palabras de su amiga, la realidad de las
mismas la asustaba porque en el fondo se preguntaba si había estado intentando matarlo.
Las razones de ello, no quería contemplarlas.
—Él no mató a tu papá, Elish —susurró Naomi tranquilamente en su oído.
El sintió sus propias lágrimas caer, uniéndose a las de su amiga.
—Lo sé Naomi, lo sé.
131
PARTE 5
—¡Abre, Elish, sé que estás en casa!
El suspiró, había intentado ignorar a quien estaba en su puerta, pero no podía ignorar
a su madre. Poniendo las cifras en las que estaba trabajando fue a dejarla entrar.
—Ya era hora, Elish.
—Buenos días, mamá. ¿Qué te trae por aquí?
—No te hagas la tímida conmigo, Elish Maloney, me he enterado del incidente en el

trabajo.
La morena bajó la cabeza mientras su madre la pasaba dirigiéndose hacia la cocina;

la siguió esperando y rezando para que su mamá no hubiera escuchado todo. Por favor,
déjala hablar del dueño, envió una oración silenciosa. 132
En la cocina, Marie Maloney ya estaba llenando la tetera, obviamente con la
intención de quedarse un tiempo. Elish se sentó y esperó a que su mamá dijera lo que
pensaba.
—¿Has ido a correr esta mañana? —No era la pregunta que esperaba.
—Sí.
—Debe estar llegando ese momento.
—No falta mucho, he estado subiendo mi kilometraje, si evito lesiones debería estar
en buena forma.
—Admiro tu compromiso, Elish. Se necesita mucha disciplina para hacerlo. Cuarenta

y dos kilómetros es un largo camino para correr.
—Es por una causa que vale la pena, mamá.
Marie Maloney sonrió.
—Así es. ¿Cuánto han recaudado este año?
—Deben ser un poco más de cinco mil euros. Estoy segura de que todavía puedo
conseguir más patrocinadores antes del día de la carrera.
—Estoy muy orgullosa de ti, Elish, ¿lo sabes?
El se preguntaba a dónde iba esta conversación. Parecía que su madre tenía algo que
decir, pero no era propio de ella no tomar la ruta directa, sintió una punzada de miedo en
el estómago. Parecía que sus oraciones no serían respondidas esta vez.
—Lo sé, mamá —respondió en voz baja.
—Lo que haces por la comunidad en esta zona, —hizo una pausa sacudiendo la
cabeza, —es maravilloso. —Vertió el té que se había estado preparando en las tazas, luego
caminó hacia la nevera para buscar la leche.
»He estado escuchando un montón de conversaciones, la mayoría acerca de cómo

dejaste tu propia seguridad a un lado para salvar a una pobre muchacha de un hombre con
un cuchillo. Un drogadicto que necesitaba una dosis. —La señora Maloney trajo las tazas
de té a la mesa y se sentó frente a su hija.
El miró el líquido de color caramelo que todavía se arremolinaba por la agitación que
su madre le había dado. Sabía lo que venía.
»¿Elish? —Su nombre fue dicho tan suavemente, que se sorprendió, miró a los ojos,
un espejo de los suyos, pero donde sabía que sus ojos reflejaban angustia, su madre 133
mostraban preocupación.
»He oído otras cosas... cosas que me preocupan mucho. ¿Son ciertas? ¿Intentaste...
ahogar al hombre? —La señora Maloney luchó para decir las palabras.
Elish no podía mentir, tragó fuerte y asintió, con la cabeza inclinada, sin querer ver
la decepción en los ojos de sus madres.
»Oh, Elish. —Fue la susurrada respuesta de su madre. Luego más fuerte—. Tienes
que dejar pasar esto. No puedes ser un ángel vengador; no es lo correcto. Tienes que
aprender a perdonar.
El miró a su madre, su rostro mostrando toda la agonía y el dolor de su pérdida.
—No puedo perdonar, mamá, no creo que pueda hacerlo. ¡Quiero matar a esos
bastardos! —La voz de la morena se quebró bajo la tensión de las emociones fuertes que
la recorrían.
—¡No, Elish! —La voz de su madre era firme—. No puedes tomar la ley en tus
propias manos. Ese hombre no mató a su padre. Tienes que ser fuerte y dejar que la policía
haga su trabajo.
—Nunca encontrarán quién lo hizo. Han pasado cinco años. ¡Cinco años sin justicia!
—Su voz se elevaba con su ira.
—No te rindas, Elish, sucederá —suplicó la señora Maloney.
—¿Cuándo? ¿Cuándo, mamá? —Cerca de las lágrimas Elish sintió el peso de los
últimos días caer sobre ella.
Tomando las fuertes manos de su hija en una muestra de apoyo, la señora Maloney
contraatacó sus propias lágrimas.
—No lo sé, Elish, pero tengo que creer que lo harán.
Entendió lo que su mamá le estaba diciendo. Al seguir aferrada a esa creencia, se

mantenía fuerte, ya que le daba esperanza. Asintió, comprendiendo.
»Sobre lo que pasó, Elish...
El interrumpió, no quería causar más dolor a su madre.
—Mira, mamá, yo...
—No, escúchame. —El asintió—. Estoy orgullosa de ti, Elish, salvaste a esa chica
del daño. Eres una mujer fuerte y valiente, tu padre estaría orgulloso de ti, pero... nunca
querría que vengaras su muerte, no importa cuánto tú y tus hermanos quieran vengarla, 134
no querría eso. Creía en la ley, fue un oficial toda su vida laboral y murió haciendo lo que
amaba. Elish, ¿me lo prometes?
—Me asustó, mamá, fue como si hubiera perdido el control, si Naomi no hubiera
estado allí para pararme, entonces... —El se fue sin querer terminar la oración.
—Pero lo estaba, eso es lo que importa. No lo hiciste.
Elish no estaba tan segura de que fuera tan simple como su madre lo hacía sonar,
pero lo dejaría pasar y lidiaría con su conciencia en su propio tiempo.
—Estaba furiosa conmigo.
Marie Maloney sonrió un poco al sentir el menor cambio en el estado de ánimo de su

hija.
—Estoy segura de que lo superará, las dos han sido buenas amigas desde hace
bastante tiempo, no se desmorona por un incidente.
—Tienes razón. Mamá, Naomi ya ha tomado medidas para arreglar cualquier

problema que podamos tener. Vamos a salir a cenar el miércoles, tengo que pagar por ser
un... Bueno, no voy a repetir lo que dijo.
La señora Maloney sonrió de nuevo.

—Estoy segura de que puedo llenar los espacios en blanco.
Su hija se rio.
—Seguro que puedes.
Hubo unos momentos de silencio entre ellas. Elish miró por la ventana de su cocina
notando que el cielo se había oscurecido, sabía que en cuestión de minutos llovería y que
su ropa estaba colgando en la soga. Como si leyera los pensamientos de su hija, Marie
Maloney dijo:
—Vamos, te ayudaré a meterla. No tiene sentido que se moje.
Se preguntó si la mente de su mamá nunca estaba completamente fuera de las tareas

domésticas, o si se había convertido en una segunda naturaleza para ella y simplemente
respondió sin pensar. Definitivamente es un don. Pensó mientras hacían un trabajo rápido
de una semana de lavado.
Después de tenderla y airearla en los tendederos que usaba cuando hacía mal tiempo,
se dirigieron a la sala de estar con una segunda taza de té en la mano.
»¿Cómo van las cosas con Aisling? 135

El suspiró profundamente.
—No muy bien.
—Habla con ella, Elish, escúchala. Es una pena que las dos se hayan peleado por este
asunto de la venta.
—No lo sé. No estoy lista en este momento, no estoy segura de cuándo lo estaré.
—Es una muchacha encantadora, estoy segura de que hay una buena razón para que
guardase silencio.
—Debería habérmelo dicho, mamá.
—¿Qué diferencia habría hecho? Todavía estarías en la misma situación que estás
ahora.
—Me defraudó, mamá, siento que eligió apoyar a su padre antes que a mí.
—Elish, es su empleador. —La señora Maloney señaló razonablemente.
El negó con la cabeza.

—Simplemente no puedo entenderlo, todo ese tiempo sabía lo que iba a pasar y nunca
dijo una palabra. Siento que lo que teníamos era... No sé. Ojalá lo hubiera dicho al
principio.
—¿Hubiera hecho alguna diferencia? ¿Tal vez temía que no te hubieras interesado
en ella si lo supieras?
Elish pensó en ello, ¿habría dejado de interesarse por Aisling si hubiera sabido de
antemano cuáles eran los planes de su padre para el centro? No estaba segura.
—No sé.
—¿Tal vez deberías considerar darle la oportunidad de explicarse?
—Lo pensare. —Eso fue lo mejor que pudo ofrecer en este momento y su madre
aceptó que la conversación había terminado.
Las mujeres Maloney se abrazaron y se despidieron, pero la señora Maloney tenía

una última petición antes de irse.
—Elish, ¿irás a confesarte?

136
—Sí... —la señora Maloney estuvo a punto de interrumpir, pero su hija la detuvo
rápidamente, sabía que su mamá estaba a punto de sugerir que fueran esta noche—. Iré
cuando esté lista, mamá. Tengo mucho en qué pensar primero.
Marie Maloney asintió.
—Muy bien. —Dejó la casa de su hija, contenta por ahora de que Elish parecía estar
aguantando razonablemente bien, a pesar de las dificultades que estaba experimentando
actualmente en su vida.
₪₪₪₪₪
Elish podía escuchar el zumbido incesante en algún lugar de su cerebro confundido

por el sueño, solo cuando la melodía se hizo familiar se dio cuenta de que era la alarma
de su teléfono móvil. Estirándose a ciegas hacia la mesita de noche, lo localizó, abrió la
tapa y presionó en la dirección general del botón de apagado. Cuando el tono de llamada
polifónico finalmente se detuvo, su mano volvió a caer sobre el edredón y abrió un ojo.
Esto se estaba convirtiendo en un nuevo ritual matutino, le resultaba difícil conciliar el
sueño por la noche y le resultaba cada vez más difícil levantarse por la mañana. Habiendo
podido dormir un poco más durante el fin de semana, este lunes por la mañana estaba
demostrando ser un desafío mayor, pero necesitaba motivarse.
Tras un viaje rápido al baño, seguido de una revisión del clima, y estaba sacando su
ropa interior de un cajón. Después de ponerse unas braguitas de biquini y un sostén
deportivo, encontró una camiseta de algodón y unos pantalones cortos de nailon para
correr. Agarrando un par de calcetines deportivos blancos, se sentó en su cama para
ponérselos. Recordando ayer cómo le había dolido el dedo pequeño del pie después de la
carrera, volvió descalza al baño para buscar su botiquín de primeros auxilios. La cinta de
Micropore fue la respuesta de Elish a todos los problemas de fricción, ya que había
comenzado a aumentar gradualmente su distancia, le estaban surgiendo algunos
problemas con sus pies. Necesitaba evitar que se formaran ampollas, ya que podrían
obstaculizar seriamente su progreso. Arrancando un trozo de Micropore, se cubrió la parte
rojiza del dedo pequeño del pie.
Bajando las escaleras en calcetines, abrió la puerta principal para coger su leche del
escalón. Se dirigió a la cocina donde se sirvió un vaso de leche y luego metió las botellas
en la nevera. Sabiendo que no podía correr con el estómago vacío, descubrió que esta
pequeña cantidad de líquido y una pieza de fruta eran suficientes para sostenerla, sin
hacerla sentir demasiado llena. Alcanzando el armario debajo de las escaleras, cogió las
zapatillas para correr, luego se sentó en los escalones inferiores para ponérselas. Lista
para empezar a correr, abrió la puerta principal, la cerró con llave y puso la llave en su
pequeño escondite habitual. Sintió el aire fresco mientras comenzaba sus estiramientos
de calentamiento, pronto sería hora de calentarse con su chándal, ya que el verano se
estaba yendo rápidamente para dar paso al otoño. Miró a su alrededor mientras realizaba
su rutina, sintiendo que sus músculos comenzaban a prepararse para la acción a medida
137
que se estiraban y contraían. Calentamiento rápido debido al aumento del flujo sanguíneo
al tejido.
Miró hacia la casa de la señora Fitzgibbon, sonrió cuando vio su leche todavía en el
umbral, era raro que se fuera antes de que se recogiera la leche, pero sucedía de vez en
cuando. Sabía que la entrarían antes de que regresara de su carrera matutina. Tomando
unas cuantas bocanadas de aire, Elish emprendió su fácil carrera de ocho kilómetros.
Habiendo corrido treinta y dos kilómetros el día anterior esta sería una distancia menos
desafiante, la morena se acercaba a su mejor forma.
Cuarenta minutos más tarde, Elish, decididamente más caliente, corría los últimos
cien metros hasta su cottage, ya estaba empezando a enfriarse. Caminando por el sendero,
comenzó sus tramos de calentamientos y estiramientos, ahora que había dejado de correr,
comenzaba a sentir el frío en el aire fresco de la mañana, mañana definitivamente se
estaría poniendo un chándal. Caminó hacia la pequeña maceta que albergaba la llave de
la puerta principal, pero sus ojos se fijaron en el escalón de su vecina y lo que vio la hizo
fruncir el ceño. La leche de la señora Fitzgibbon todavía estaba en la entrada.
Renunciando a la ruta habitual, puso las manos sobre la valla que separaba los jardines
delanteros y con un movimiento suave saltó y corrió hacia la puerta principal.
Sabiendo que su vecina tenía problemas de audición, Elish puso su mano en el timbre
y lo presionó varias veces. Al no oír ningún movimiento en el interior, miró a través del
buzón y gritó el nombre de su vecina. Tocó la puerta unas cuantas veces más. ¡Vamos
señora F! Todavía sin respuesta, se dirigió a la parte trasera del cottage, probó la puerta
trasera y pudo escuchar al gato de la señora Fitzgibbon adentro, respondiendo a su

presencia. Mirando a través de la ventana de la cocina, lo que vio la puso en acción.
Yaciendo inmóvil en el piso de la cocina estaba su vecina, su gato a su lado.
Sabiendo que la puerta trasera estaba cerrada, la morena buscó una forma de entrar.
Sin un acceso fácil, decidió intentar patear la puerta. La puerta era vieja y dos intentos
más tarde la madera se partió del marco de la puerta permitiéndole el acceso.
Inmediatamente corriendo hacia la mujer que yacía en el suelo, Elish revisó el pulso,
estaba allí. Suspirando aliviada, corrió a la sala de estar y llamó a una ambulancia, luego
agarró una manta del sofá. Regresó a la cocina y puso la manta sobre su vecina
inconsciente hablando con ella todo el tiempo, tratando de obtener una respuesta.
Elish tomó suavemente la mejilla de la señora Fitzgibbon mientras hablaba cerca del
oído de la mujer inconsciente.
—Señora F, ¿puede oírme? Soy Elish. —No hubo respuesta. Estaba profundamente
preocupada, preguntándose cuánto tiempo la mujer había estado tirada en el suelo, su piel
se sentía fría al tacto. La examinó en busca de algún signo evidente de lesión. ¿Se ha
caído y se ha golpeado la cabeza? ¿Ha tenido una apoplejía o un infarto? Todas estas
preguntas pasaban por su cabeza, lo intentó de nuevo—. Señora Fitzgibbon, soy Elish. —
Esta vez escuchó un pequeño gemido escapar de sus labios ligeramente teñidos de azul. 138
Decidiendo no mover a su vecina por temor a que algo se rompiera, continuó hablándole
con palabras tranquilizadoras y diciéndole que pronto llegaría ayuda. Efectivamente,
menos de cinco minutos después, pudo escuchar el sonido de una sirena acercándose. Se
quedó con su vecina hasta que escuchó que se abrían las puertas, luego se dirigió
rápidamente a la puerta principal para dejar entrar a los paramédicos.
»Mi vecina yace inconsciente en la cocina. —Su tono era un poco frenético, pero
teñido de alivio ahora que había llegado la ayuda médica.
El hombre y la mujer de traje azul marino la siguieron y rápidamente comenzaron a

evaluar a la anciana. Sin perder tiempo colocando una máscara de oxígeno sobre su cara
y una vía intravenosa en el brazo. Empezaron a hacerle preguntas a Elish.
—¿Cómo se llama?
—Señora Fitzgibbon. —El hombre comenzó a hablar con su paciente mientras la

mujer seguía interrogándola.
—¿Tienes idea de cuánto tiempo ha estado inconsciente?
»¿Ha hablado contigo?
»¿Sabes de algún problema médico que pueda tener?

Respondió las preguntas lo mejor que pudo, mientras la pareja continuaba evaluando
a su vecina.
—¿Qué crees que le pasa?
—Parece que se ha caído. Nos preocupa la posibilidad de que tenga huesos rotos y
su temperatura es baja. Es posible que haya estado en el suelo durante la noche —
respondió el tipo mientras la pareja empezaba a subir a la señora Fitzgibbon a la camilla
con la mayor delicadeza posible.
Elish se estremeció internamente al pensar que la pobre mujer había estado en el piso
de la cocina todo ese tiempo.
—¿Se pondrá bien? —Supo que era una pregunta estúpida tan pronto como salió de
su boca, pero estaba preocupada.
La mujer rubia se volvió hacia ella.
—Lo siento, no sabremos nada más hasta que la vean en el hospital.
—¿A dónde la llevan?

139
—Beaumont.
—Está bien. Primero me aseguraré de que las cosas se solucionen aquí, y luego estaré
allí tan pronto como pueda. Soy Elish Maloney, vivo al lado.
—Está bien, tenemos que irnos, le avisaremos en la unidad de accidentes y

emergencias.
Elish miró por última vez a la frágil señora Fitzgibbon y rezó en silencio para que se
recuperara de lo que había sucedido.
Tan pronto como partió la ambulancia, con las sirenas aullando, Elish se dispuso a
hacer lo que podía. Primero llamó a su hermano Thomas, pensó que él podría arreglar la
puerta trasera donde había partido la madera. A continuación, alimentó al gato de aspecto
bastante triste y le echó un poco de agua, ¿o era gata? No podía estar segura de eso. Con
un nombre como Tac era difícil saberlo. Hecho eso, volvió de nuevo a su propio cottage
para tomar una ducha rápida antes de que Thomas apareciera para arreglar la puerta.
₪₪₪₪₪
Cuando Elish regresó al cottage de su vecina, encontró a su hermano que ya había

comenzado con la puerta.
—Buenos días, Tommy —saludó por encima del martilleo.
—Ah, si es la mujer maravilla —bromeó. El le había ofrecido antes una explicación

rápida de los eventos de la mañana—. Derribando puertas y salvando damiselas en apuros,
todo antes del desayuno.
Sonrió ante su broma.
—Tommy, ¿cuál es el daño?
—Ach, puedo arreglarlo por ahora, Elish, no hay necesidad de poner una nueva
cerradura.
La morena asintió y observó cómo su hermano clavaba hábilmente los clavos en el

nuevo trozo de madera que había cortado.
»¿Va a estar bien?
—Todavía no lo sé. Voy a ir al hospital tan pronto como termines aquí. 140
—Casi he terminado, sólo necesito verificar que la cerradura funcione eso será todo.
Elish hizo una llamada rápida al Centro y le dijo a Bren que llegaría más tarde. Luego
acompañó a Tommy a su camioneta, el nombre de la familia estampado en el costado.
—Muchas gracias, Tommy, has sido de gran ayuda. Realmente aprecio que hayas
venido aquí.
—No ha sido ningún problema, El, espero que la querida vieja se recupere. —Con
eso, se subió a su camioneta y con un rápido saludo se fue.
Elish llegó al trabajo dos horas después. La señora Fitzgibbon se había caído y se
había roto la cadera, por lo que estaba ingresada en el hospital y, si todo iba bien, la
operarían al día siguiente para reemplazar la cavidad de la cadera dañada. Su vecina era
una mujer tan vivaz que se preguntó cómo haría frente a las restricciones que la cirugía
impondría a su estilo de vida normalmente activo. La mujer bailaba, arreglaba su jardín,
siempre se mantenía ocupada deambulando por su casa y caminando todos los días a las
tiendas. Iba a ser un momento difícil para su vecina.
₪₪₪₪₪
Elish llegó al bar de vinos, poco después de las siete de la tarde, para encontrar a
Naomi ya sentada en la mesa reservada para ellas. Mientras se acercaba se tomó un
momento para observar a su amiga oscura y exótica. Con su largo cabello castaño sedoso,
pómulos altos y labios carnosos. Naomi era, en una palabra, hermosa y no por primera
vez pensó en lo afortunado que era Declan Connelly.
Los ojos de Naomi se clavaron en los de El, cuando la morena se acercó, una amplia
sonrisa saludó a su amiga un poco tarde. Dio unos golpecitos a su reloj en leve reproche,
ya que odiaba la impuntualidad.
Elish levantó las manos.
—Lo sé, y lo siento. Fui a ver a la señora Fitzgibbon después del trabajo, se siente
un poco sola en el hospital, así que me quedé todo el tiempo que pude.
—Ah, en ese caso, estás disculpada por llegar tarde. Tengo debilidad por una buena
causa.
—Gracias, eres demasiado amable. —El tomó asiento frente a su amiga.
—¿Cómo está? Además de estar harta de estar en el hospital.

141
—La cirugía ha sido un éxito, ha salido bien, había una pequeña preocupación por su
edad, pero está hecha de un material fuerte. No han podido reparar el daño en el hueso,
por lo que le han colocado un clavo GK en el parte superior de su fémur para que actúe
como la nueva bola para rotar en la articulación de su cadera.
Naomi le dio una mirada divertida a su amiga, ¿desde cuándo El habla como un
doctor?
—Eh, El, ¿en cristiano, por favor?
—¿No puedes simplemente preguntarle a Declan? —Se quejó cuando Naomi negó
con la cabeza—. Bien. La señora F tiene una cadera nueva.
—¿No podrías haber dicho eso desde el principio? —reprendió Naomi.
—He pensado que siendo la esposa de un médico preferías la jerga.
Naomi hizo una mueca.
—De todas formas, ¿de dónde sacas todos los detalles técnicos?
—Un gráfico en la pared fuera de la sala de ortopedia. —Naomi puso los ojos en
blanco—. Es realmente genial lo que pueden hacer. Con ejercicio gradual y el cuidado y
la atención adecuados, la señora F estará como nueva.
—Esas son buenas noticias, El. —Vio esto como su apertura—: Hablando de
noticias, tengo alguna propia.
—¿De verdad? —La curiosidad de El alcanzó su punto máximo.
—Mira, sé que este no es un buen momento para ti con todo lo que ha pasado en las
últimas semanas, pero realmente quería que lo supieras lo antes posible.
Elish se estaba preocupando ahora y solo quería que Naomi lo soltara, la tensión la
estaba afectando. ¿Se iba? ¿Había conseguido Declan un nuevo trabajo en otro lugar?
Escenarios potenciales corrían por su mente mientras esperaba que su amiga continuara.
Observó cómo Naomi respiraba hondo; apenas capaz de ocultar la sonrisa en su

rostro.
»Estoy embarazada. —Luego se quedó perfectamente quieta esperando la respuesta

de Elish. Observó con gran fascinación cómo una infinidad de emociones atravesaba el
rostro de su amiga. Confusión primero, seguida de lo que parecía ser alivio, luego estalló
una enorme sonrisa.
—¡Embarazada! Oh, cielos. ¡Eso es fantástico! —El estaba fuera de su asiento en un

instante, arrodillándose junto a la silla de Naomi mientras la mujer embarazada miraba 142
atónita por las payasadas de su amiga, que comenzó a frotar su abdomen, luego, para su
disgusto, lo besó, allí mismo en el restaurante.
Elish miró a su amiga sorprendida, con los ojos llenos de felicidad.
»Esto es genial, Naomi, ¡hay un poco de ti y de Declan aquí! —Le frotó el estómago
de nuevo hasta que Naomi finalmente recuperó el sentido.
—Elish. ¡Elish! ¡Levántate, estás montando una escena!
El se rio.
—Esto es simplemente maravilloso, Naomi. —Se puso de pie y tomó asiento de

nuevo—. Estoy tan feliz por ti. ¿Qué piensa Declan?
—Oh, está en la luna. Totalmente ansioso por ser padre.
—¿Y qué hay de ti?
—No podría estar más feliz. Realmente quiero ser madre.
—Este bebé va a ser tan querido que apenas puedo esperar. —Elish hizo una pausa
y luego exclamó—: Oh, Dios mío. ¡Estás embarazada! —Ambas mujeres apenas podían
contener su alegría y Naomi sabía que cuando llegara el momento tomaría la decisión
correcta. No podía pensar en nadie mejor que su amiga, para ser madrina de su hijo o hija.
A medida que avanzaba la cena, ambas mujeres charlaban sobre todo y cualquier
cosa, incluidas las posibilidades de una nueva ubicación para trabajar. Al final de la cena,
la pareja se sentó a tomar café, Naomi optó por el descafeinado, renunciar a la cafeína era
una pequeña dificultad en su opinión, pero valía la pena el esfuerzo.
Como solía suceder cuando estas dos estaban solas, un par de chicos se acercaron a
su mesa, con la intención de charlar con ellas. Se habían acostumbrado al escenario y
habían desarrollado una forma rápida de quedarse solas, aunque esta noche la versión de
Elish tenía un nuevo giro.
—Hola chicas, soy Gary y este es mi amigo Eddie. —Eddie agregó su saludo,
especialmente en la dirección de Naomi.
Naomi asintió cortésmente cuando El respondió:
—Encantada de conocerte, soy gay y mi amiga está casada y embarazada.
Gary y Eddie se quedaron en un silencio atónito mientras absorbían las palabras.

Entonces ambos se rieron.
—¿Asumo que eso significa que no tenemos ninguna posibilidad?

143
—Tienes razón, pero gracias por acercaros.
Los cuatro compartieron una risa y los comentarios habituales de lo desafortunado

que era que dos hermosas mujeres estuvieran fuera de los límites, pero fue un intercambio
de buen humor y ni Elish ni Naomi se molestaron ni remotamente, desafortunadamente
no siempre fue así.
»Eso ha sido fácil —comentó El casualmente.
—Hmm, creo que ha sido el adicional, y embarazada lo que lo ha hecho. Que seas
gay y yo esté casada no suele ser un gran impedimento.
—Cierto, tal vez en el futuro solo diga que estamos embarazadas. Aunque tengo que
admitir que las mujeres embarazadas me excitan mucho.
Naomi la miró con incredulidad.
—¿Qué?¡Qué pasa contigo!
—Hablo en serio, Naomi, cuando mis cuñadas estaban embarazada, mis hermanos
comenzaron a preocuparse de que estuviera detrás de sus esposas, me pasaba mucho
tiempo frotándoles la barriga. Creo que las mujeres embarazadas son realmente atractivas.
—El levantó una ceja y miró de soslayo a su amiga.
—Entonces, Elish, ¿lo que estás diciendo es que vas a tocarme cada vez que puedas?
—Algo así. —murmuró.
Naomi miró a su amiga, había algo diferente en el tono de El, que captó, luego se dio
cuenta que realmente estaba hablando en serio. Se inclinó un poco más cerca de su amiga,
en voz baja.
—El, tienes mi permiso para tocarme cuando quieras. —Observó con gran
satisfacción, mientras Elish se sonrojaba justo frente a ella.
—Compórtate, Noemí —siseó.
—Oh, esto va a ser muy divertido. ¡No puedo creer que realmente te guste!
—Acostúmbrate, porque solo empeorará. —El sonrió con poca disculpa ante la
nueva revelación. Era cierto que iba a pensar que su amiga estaba muy buena durante su
embarazo.
Cuando salieron del bar de vinos, Elish insistió en acompañar a Naomi a su auto, ya
poniéndose en modo protector.
—Jesús, El, si así es como estás después de ocho semanas, me aterra pensar qué
pasará cuando esté ocho meses. 144
—Dame el gusto.
Se detuvieron en el Volvo blanco, donde Elish abrazó fuertemente a su amiga.
»Realmente estoy encantada por ti y Declan. Es una noticia maravillosa —dijo

mientras continuaba abrazando a su amiga.
Naomi se apartó y la besó en los labios.
—Realmente eres una excelente amiga, Elish. Sé que debes estar sufriendo en este
momento, pero eres capaz de sentirte realmente feliz por mí. Realmente lo aprecio.
Hubo una pausa mientras las dos compartían una conexión, antes de salir del abrazo.
Naomi decidió hacer la pregunta que la había estado molestando la mayor parte del día.
»Me he dado cuenta de que no ha habido señales de Aisling o su auto desde el viernes.
¿Sabes algo sobre eso?
—Realmente no. —El suspiró, también lo había notado. Cómo no iba a hacerlo
cuando buscaba el pequeño Mercedes plateado cada vez que estaba en el
estacionamiento—. Tuvimos unas palabras el viernes por la tarde, yo... creo que puede
que haya sido un poco dura.
Esto era nuevo para Naomi.

—¿Qué pasó?
—Estaba enojada y ella estaba allí. —El se encogió de hombros—. Me siguió al

despacho después del incidente con la metadona. Estaba tan cargada, Naomi, que no podía
pensar con claridad. —Negó con la cabeza como si tratara de borrar algún recuerdo
doloroso—. Me ofreció apoyo y le dije que no necesitaba nada de ella, luego le dije que
se fuera... No la he visto ni he sabido nada de ella desde entonces.
El se veía realmente triste y Naomi lo sentía mucho por su amiga.
—Eso podría explicar su ausencia, ¿o tal vez simplemente no puede soportar estar en
el centro y las tiendas después de la decisión de su padre? —Incluso mientras lo decía,
Naomi sabía que eso era poco probable. Aisling había estado presente todos los días la
semana pasada. Si no hubiera querido enfrentarlos, seguramente se habría mantenido
alejada antes de ahora.
Elish sonrió con tristeza a su amiga, apreciando sus intentos de aliviar su conciencia,
pero viendo los defectos por sí misma.
—La extraño, Naomi. Me ha lastimado, pero la extraño.
145
₪₪₪₪₪
A primera hora de la tarde del viernes, Elish volvió al hospital. Debía reunirse con el
terapeuta ocupacional para discutir el alta de la señora F, o la falta de ella. Su vecina había
estado tan molesta el día anterior cuando escuchó que era posible que no regresara a casa
por un tiempo debido a que vivía sola y no tenía familia que pudiera ayudarla hasta que
pudiera volver a valerse por de sí misma.
Caminando hacia la sala, encontró a la terapeuta ya esperando junto a la cama de la

señora F.
—Oh, aquí está Elish. —Escuchó a su vecina decirle a la mujer que estaba con ella.
La mujer de la chaqueta blanca y los pantalones verdes se presentó.
—Hola, soy Emma Hughes. La terapeuta ocupacional de la señora Fitzgibbon.
El estrechó la mano ofrecida.
—Elish Maloney, la vecina de la señora F. —El radar gay de la morena sonó, la mujer
que tenía delante tenía un aspecto femenino y ciertamente su atuendo no revelaba nada,
pero simplemente captó esa vibración, tal vez fuera el repaso que le había dado.
Elish se sentó en la única silla disponible, mientras que Emma se sentó en el borde
de la cama de la señora F. La terapeuta expuso los principales problemas que estaban
complicando el alta y luego las tres se dispusieron a superarlos. Al final de la charla, El
tenía una lista de cosas que hacer durante el fin de semana, incluido mover muebles para
que la sala de estar de la señora F pudiera convertirse en un dormitorio temporal. Le
aseguró a Emma que podría organizar amigos y vecinos y establecer una rotación para
atender las necesidades de la señora F hasta que ella misma pudiera hacerlo. Durante la
noche, El estaría justo al lado, a solo una llamada de distancia y podría estar allí en
minutos. Por su parte, Emma contrataría a una enfermera del distrito para que ayudara a
la señora Fitzgibbon a bañarse y también iría a la casa esa tarde para medir la altura de la
cama y el inodoro para cualquier adaptación que pudiera ser necesaria y pedir el equipo
necesario. Elish nunca imaginó que podría haber tantos obstáculos para llevar a una
persona a casa desde el hospital, pero aparentemente en esta etapa la nueva cadera era
más susceptible a dislocarse y se debía tener el mayor cuidado para evitarlo.
Después de que todo estuvo arreglado, Emma acordó que, si todo salía según lo
planeado, la señora F podría estar en casa el martes. La terapeuta la llevaría a casa para
aprobar el alta hospitalaria, aparentemente, a la señora F se le tenía que enseñar cómo
entrar y salir de los automóviles, así como cómo usar su nuevo equipo. Elish dijo que
estaría allí cuando la señora F llegara a casa, para ayudarla a acomodarse y agradeció a
Emma por coordinar el alta. El siempre se había preguntado qué hacía realmente un
terapeuta ocupacional, ahora que tenía un poco más de conocimiento se dio cuenta de que
son una pieza vital en el gran engranaje. A la señora F incluso se le habían enseñado
146
nuevas técnicas para vestirse sola que evitarían dañar su cadera mientras ofrecían
independencia y privacidad. La morena recordó con cariño cómo el día anterior, la señora
F se había deleitado en demostrar lo competente que se había vuelto con su “mano
amiga”. Usando la parte superior del recogedor para ponerse las pantuflas y recoger varios
artículos de su armario lateral. ¡La pobre mujer estaba tan desesperada por llegar a casa
que debió haber estado perfeccionando sus técnicas durante horas!
La señora Fitzgibbon estaba mucho más feliz después de la reunión; le agradeció a

Emma diciéndole que estaba muy agradecida y con muchas ganas de que llegara el
martes. Luego, la terapeuta se fue tomando las llaves de la casa, asegurándole a Elish que
las metería en su buzón cuando terminara.
—Y tú, Elish Maloney, tienes un corazón de oro. Nunca podría desear una mejor
vecina —dijo la mujer mayor con toda sinceridad.
—Tampoco es tan mala, señora F, ni siquiera pone la música demasiado alta —

agregó descaradamente, complacida de ver que el ánimo de su vecina finalmente se
elevaba.
—Elish, ¿cómo está Tac?
—Oh, saludable, pero la extraña. —El todavía no estaba segura del sexo del gato y
había hecho todo lo posible para evitar el uso de términos específicos de género. Todavía
se estaba acostumbrado a que la señora F la escuchara claramente, eso había sido un
shock. Había saludado a su atontada vecina el miércoles con su voz alta habitual,
esperando que la mujer la escuchara, solo para observar asombrada cómo la señora F le
rogaba que bajara la voz porque le habían puesto un nuevo audífono.
—También lo extraño y no puedo esperar para verlo.
Ah, misterio resuelto, pensó Elish.
—Está comiendo bien, pero se ve un poco perdido cada vez que voy a darle de comer.
Estoy segura de que se volverá loco cuando la vuelva a ver.
—Sabes, Elish, no es que la gente de aquí no haya sido maravillosa. Solo extraño mi
hogar, ¿sabes? Nunca he estado fuera y no quiero dejar de hacer cosas por mí misma.
Reconoció la preocupación en las palabras de su vecina. Le preocupaba que, si no

llegaba a casa pronto, tal vez nunca lo hiciera. La señora F había visto cómo les sucedía
a sus amigos después de que lo que parecía una simple caída les impedía volver a casa.
Terminar en un alojamiento protegido o, peor aún, en un hogar para ancianos. Elish haría
todo lo posible para ayudar a la señora F a recuperar su independencia y mantener el buen
humor sería una gran parte de eso.
—No se preocupe. Organizaré todo durante el fin de semana y le avisaré a Emma el 147
lunes por la mañana para que pueda seguir adelante y hacer los arreglos necesarios para
llevarla a casa.
—Muchas gracias, Elish, desde el fondo de mi corazón. —La señora Fitzgibbon tomó
la mano más grande y la apretó suavemente.
—De nada. La veré pronto, cuídese.
₪₪₪₪₪
El domingo por la mañana, por primera vez amaneció Elish con tiempo libre ese fin
de semana. Había estado muy ocupada contactando personas para ayudar con la señora
F, el viernes por la noche y ayer había movido los muebles con la ayuda de los gemelos
mayores, Gerry y Gheordan. La cama de la señora F estaba ahora en su sala de estar, que
había sido reorganizada para acomodarla. Entre eso, su carrera y las tareas del fin de
semana, apenas tenía tiempo para detenerse y pensar, lo que le venía bien. Cuando se
detenía a considerar algo, sus pensamientos inmediatamente se dirigían a Aisling, que a
su vez invocaban sentimientos con los que no se sentía cómoda. En su lugar, estaba
ocupando su tiempo libre y, a decir verdad, estaba casi aliviada de que la señora
Fitzgibbon la necesitara en ese momento, eso le permitía concentrarse en alguien que no
fuera ella.
Elish miró a su alrededor buscando otra tarea para mantenerla ocupada, pero sabía
que no sería suficiente para ocupar su mente, solo su tiempo. Mirando su reloj, tenía una
hora antes de que comenzara la misa del domingo, reflexionando sobre su decisión por
un momento, estaba decidido. Iría temprano a la iglesia para confesarse; siempre había
confesión el domingo por la mañana antes del santo sacramento. Quién sabía, tal vez una
charla con el sacerdote ayudaría a aliviar su culpa por el incidente en el centro de drogas,
por lo menos a su madre estaría encantada de saber que fue a confesarse.
Se puso una Mac6 con cuello redondo de lana sobre sus pantalones de vestir. El clima
de este día estaba húmedo y el aire se sentía pesado. Rara vez disfrutaba correr en este
tipo de clima, había algo tan empalagoso y deprimente al respecto. Su carrera de esa
mañana la había dejado triste y melancólica.
El viaje a la iglesia solo tomó quince minutos; había sido miembro de la congregación
desde que era una niña pequeña. La mayoría de los domingos asistía a la misma misa que
su mamá. Era tan familiar para Elish como ponerse su chaqueta favorita o entrar a la casa
de su infancia. Echaba de menos la casa en la que había crecido, pero apoyó plenamente
la decisión de su madre de mudarse, nunca se había sentido igual desde el día en que su
padre no volvió del trabajo. La iglesia se sentía segura, sentía que pertenecía aquí y
siempre era bienvenida. A algunos de sus amigos les resultó difícil entender por qué
seguía siendo miembro de una institución que condenaba su estilo de vida y sus
elecciones, pero para ella no se trataba tanto de la fe católica como de un sentido de 148
pertenencia. En verdad, Elish estaría feliz de asistir a cualquier ceremonia, no tenía que
ser un servicio católico. La razón de venir aquí era que le gustaba esta iglesia y la gente
congregada en ella.
Estacionó el Mondeo a pocas calles de la iglesia, a pesar de llegar temprano. No

ocuparía un espacio de estacionamiento que podría ser mejor utilizado por alguien menos
capaz que ella. Tenía dos piernas perfectamente sanas y podía caminar fácilmente la
distancia adicional. Al mirar hacia el cielo gris, sabía que estaba a punto de llover, así que
aceleró el paso y caminó con determinación hacia las pesadas puertas de madera del
antiguo edificio. Cuando la puerta se cerró detrás de ella, sintió la quietud de inmediato.
Era raro que estuviera dentro del edificio cuando estaba prácticamente vacío. Miró hacia
el confesionario y notó que había una persona arrodillada rezando, supuso que ya habían
estado adentro. Caminó hacia los bancos fuera del confesionario, sus pasos resonando
dentro del frío edificio. Siempre se sentía fresco dentro de la iglesia, incluso en pleno
verano el edificio de piedra estaba fresco.
Al entrar en el confesionario, se sentó en la dura superficie de madera. Una rejilla la

separó del sacerdote, se preguntó cuál estaría presente.
La figura sentada al otro lado de la rejilla comenzó a bendecir cuando Elish se sentó,
supo al instante que era el padre O'Neil y casi gimió en voz alta, era un amorcito tan dulce,
sabía todo lo que estaba pasando en la comunidad.
6 Mac: marca de ropa.

—Bendíceme padre porque he pecado, han pasado varios meses desde mi última
confesión.
—Adelante, hija mía.
—Soy Elish padre. —La morena decidió renunciar a la pretensión de que esta
confesión en realidad sería completa y realmente se arrepentía de todos los pecados que
había cometido. Ambos sabían que eso no iba a suceder.
—¿Elish? ¿Elish qué, me pregunto? —El puso los ojos en blanco, aquí vamos.
»¿Podría ser la Elish cuyo nombre he oído pronunciar no menos de cien veces en la
última semana? ¿La Elish que rescató a una hermosa doncella de un cuchillo que
empuñaba un individuo con la intención de hacer daño? La Elish, que ayudó a su pobre
vecina anciana después de una caída grave, la llevó al hospital y luego... ¿la sacó de
nuevo? No solo eso, sino que la mujer ahora puede oír. He oído hablar de una
canonización. —El padre O'Neil se rio de su propia broma.
—Sigue así padre y me largo de aquí. —¿No tienes que estar muerto para eso? Se
preguntó.
—Está bien, está bien, Elish. Solo una más... te gustará, te lo prometo. —Hizo una 149
pausa para el efecto—. ¿Es esta la Elish que ahora es la mejor pretendiente en todo Dublín,
para hombres y mujeres, podría agregar? Escuché a dos damas hablando en el pueblo; no
puedo decir quién, te importa, obviamente para proteger la identidad de su hija. De todos
modos, estas hijas no están casadas y, obviamente, las ruedas han estado girando en las
cabezas de sus madres. Aparentemente, si sus hijas “no son del tipo que se casa”, no
tendrían ninguna objeción si fuera tu buena persona la que trajera a casa para conocer a
la familia. Aunque debo decir: Elish, si hay que creer en los rumores, creo que ese barco
ha zarpado, si me entiendes. Agregó en un susurro conspirador.
El compartió una risita con él en eso; las mujeres ya eran pareja.
»Bueno, no todos los días tengo a una celebridad local en el confesionario, entonces,
¿qué te trae por aquí... aparte de tu mamá? —Se rio de nuevo.
Finalmente, pensó El, realmente podría hablar.
—No voy a confesarle todo, padre, bueno, puedo hacerlo, pero no me arrepentiré.
—Vamos a ceñirnos a los pecados de los que deseas arrepentirte Elish y no a los que
pretendes seguir repitiendo.
—Está bien, padre. ¿Obviamente ha oído hablar del incidente en el Centro de

Rehabilitación de drogas?
—Ciertamente, ciertamente.
—Fui demasiado lejos, padre, perdí el control.
—Continua.
Elish se mordió el labio inferior, puede que no disfrutara del libre uso del
confesionario, pero se tomaba en serio los pecados que deseaba confesar. No buscaría el
perdón a menos que lo sintiera de verdad.
—Es complicado padre, tenía la intención de detener al hombre con el cuchillo, lo

cual hice, pero no me detuve allí. Después de que lo tire, seguí infligiéndole daño. Perdí
todo el control padre, no estoy segura de lo que hubiera pasado si mi amiga no hubiera
estado allí para detenerme.
Hubo silencio en los pequeños confines del confesionario mientras ambos absorbían
lo que había dicho.
—¿Crees que, si no hubiera habido nadie más alrededor, el resultado habría sido
diferente?
Ahí estaba, la pregunta que Elish se había estado haciendo durante la última semana.
—Creo... —Se detuvo y respiró hondo antes de volver a intentarlo—. Tenía la 150
intención de forzar la metadona en su boca. Si hubiera tenido éxito, habría tomado una
sobredosis. ¿Cuál habría sido el resultado, nadie lo sabe, un viaje al hospital para hacer
un lavado de estómago? No lo sé. Lo sé, padre, simplemente no lo sé.
—Elish, ¿te arrepientes de tus acciones?
—Sí, padre, y no solo de mis acciones. Lamento el dolor y la decepción que he

causado a las personas que amo a través de esas acciones.
—Elish, ¿y qué hay de tus preocupaciones? ¿Cómo te sientes acerca de todo esto?
Se mordió el labio de nuevo mientras consideraba sus palabras y formaba su

respuesta.
—Me preocupa mucho. Me ha sorprendido saber esto sobre mí. Estoy conmocionada
por la pérdida de control. Me preocupa que pueda volver a suceder.
El sacerdote se tomó unos momentos para pensar en su respuesta.
—Te conozco desde hace muchos años, Elish, y en todo ese tiempo nunca te he visto
ser nada menos que una joven trabajadora que haría un esfuerzo adicional para ayudar a
los menos afortunados que tú. Amas a tus amigos y familiares y tu respeto en la
comunidad es más que merecido. Tus acciones recientes claramente pesan mucho en tu
conciencia. Creo que en el improbable caso de que este tipo de situación vuelva a
presentarse, no perderás el control debido a la experiencia de aprendizaje que ahora estás

pasando.
—Espero que tenga razón, padre.
—Tengo fe en ti, Elish. No me malinterpretes, tus acciones casi llevan a algo más
serio y es correcto que tengas sentimientos de remordimiento, pero confío en que
aprenderás de esto y crecerás como persona.
—Gracias, padre, —El sonaba un poco reservada, esperando que el sacerdote tuviera
razón, pero sin confiar en sí misma.
—Date tiempo, Elish. Llegarás a un acuerdo con lo que sucedió... y tal vez, también
con otros eventos —agregó un poco crípticamente, pero la morena sabía exactamente a
lo que se refería. El incidente le había revelado la verdad de que no había superado la
muerte de su padre. Quería algún tipo de venganza, quería que alguien pagara y tal vez
necesitaba dejar ir la parte de ella que se enfurecía por la injusticia de perder a su padre.
Desafortunadamente, incluso ahora, sentada en un confesionario, sintió que la ira
burbujeaba bajo la superficie.
—No será fácil, padre, pero tal vez con el tiempo... bueno, nunca se sabe.
151
El padre O'Neil le ofreció a Elish una bendición e hizo una señal de la cruz.
—Ve en paz, hija mía. —murmuró y El apreció el sentimiento. Nunca le ofreció su

absolución; ella no podía aceptarla a menos que estuviera dispuesta a arrepentirse de todos
sus pecados.
₪₪₪₪₪
El lunes por la mañana fue extremadamente ocupado para Elish; apenas tuvo un
momento para levantarse de su asiento para tomar un café. Tan pronto como entró en el
despacho, hizo la importante llamada a Emma en el hospital para informarle que todo
estaba en su lugar para la señora F, ahora el alta dependía de lo que Emma llamó una
visita domiciliaria de alta, lo que básicamente significaba que si la terapeuta estaba
convencida de que la señora Fitzgibbon iba a estar a salvo en casa, entonces le daría el
alta y volvería del hospital por su cuenta, si veía algo que le preocupaba, no aprobaría el
alta. Elish había preguntado qué pasaría si la señora F se negara a regresar al hospital.
Hubo una breve risa al otro lado del teléfono antes de que Emma le informara que no era
inusual que un paciente se negara a salir de su casa y que, en caso de que eso ocurriera,
traería un formulario de descarga para que la señora F lo firmara. El sonrió al saberlo,
ahora sabía que la señora F definitivamente regresaría a casa mañana por la tarde, no
había forma de que dejara su casa para regresar al hospital bajo ninguna circunstancia.
El resto de la mañana lo había pasado el buscando nuevas instalaciones para el

Centro. La escuela secundaria local para niñas estaba demostrando ser una posibilidad
real. La disminución gradual en el número de niñas asistiendo en los últimos años
significaba que las aulas estaban vacías. Había hablado largo y tendido con la directora
de la escuela, la señora McBride, una dama encantadora, pero le había dejado claro que
bajo ninguna circunstancia podía considerar la posibilidad de que la unidad combinada
se mudara a las instalaciones de la escuela. Estaba dispuesta a iniciar negociaciones para
un espacio permanente para el Centro Comunitario, pero el Centro de Rehabilitación de
drogas tendría que encontrar una ubicación alternativa. Elish entendió sus razones, pero
las dejaba a ella y a Naomi sin un lugar. Los centros trabajaban conjuntamente y estar en
el mismo edificio era de gran beneficio para todos. Si los usuarios tenían que recorrer
cualquier distancia para pasar de un centro a otro, era muy probable que muchos usuarios
vulnerables se escaparan de la red.
Elish se sentó frotándose las sienes, sin una solución directa, significaba que mudarse
a la escuela sería poco probable en este momento. Estirando las torceduras de su cuerpo,
decidió que era hora de almorzar antes de comenzar a abordar su bandeja.
Siguió los deliciosos aromas provenientes de la cocina mientras su estómago

comenzaba a hacer saber sus demandas.
—Mmm, algo huele maravilloso. 152

Molly y Bren se giraron para mirarla desde su lugar en el mostrador de la cocina
donde estaban haciendo tostadas para lo que parecía ser todo el edificio.
—Oh, hola, Elish, ¿qué te gustaría?
El lo pensó dos segundos antes de responder:
—¿Queso y tomate?
—Enseguida, supongo que querrás los dos, con todo el extra corriendo.
—Eso sería maravilloso, Molly —respondió dándole a la mujer su habitual sonrisa

encantadora y luego se volvió para mirar a Bren, que había estado inusualmente callada
durante todo el intercambio. Incluso si ella no quería ninguna conversación, El siempre
merecía al menos un gruñido de respuesta. Sin embargo, Bren parecía más concentrada
en observarla que en hablar. Cada vez que la morena miraba a la mujer más joven, parecía
estar esperando que su jefa dijera algo. Finalmente, El perdió la paciencia con el juego.
—Bren, ¿todo bien?
Los ojos de Bren se posaron inmediatamente en el suelo. Miró a Molly, quien se

encogió de hombros en su respuesta. Las dos ahora estaban actuando de manera extraña
y parecían estar comunicándose de forma no verbal para disgusto de Elish.
»¿Alguna de ustedes se molestaría en decirme qué está pasando?
Molly miró a Bren, quien negó con la cabeza antes de responder.
—Nada.
Elish suspiró.
—Está bien, cuando alguna decida iluminarme, estaré en mi despacho. —Con eso se
puso de pie para dirigirse allí, no estaba de humor para los juegos de nadie.
Oyó que Molly la llamaba.
—Elish, te llevaré el almuerzo.
—Bien. —Podía escuchar sus voces apagadas en profunda discusión mientras

caminaba de regreso por el corredor.
Quince minutos más tarde, Molly, que parecía bastante avergonzada, le trajo el
almuerzo, junto con una taza de café.
—No te enojes, Elish, no es nada personal, Bren es solo... bueno, pronto lo 153
descubrirás y todo tendrá sentido. —Molly hizo una pausa esperando la respuesta de su
jefa.
El asintió.
—Trataré de ser un poco más paciente, Molly, pero realmente estaba actuando de
manera extraña, incluso para Bren.
—¿Tal vez deberías abordar tu bandeja de entrada después del almuerzo? —Molly
sugirió.
Elish sabía una pista cuando la escuchaba y tenía la intención de hacer precisamente
eso.
—Gracias, Molly.
—De nada, El.
₪₪₪₪₪
Como ocurre con la mayoría de los días en el Centro, los planes de Elish se vieron
interrumpidos por un giro inesperado de los acontecimientos. Tan pronto como comenzó
con su bandeja de entrada, el teléfono interrumpió su progreso.
—Elish Maloney.
—Hola, señorita Maloney, soy James Keenan.
El casi se quita el teléfono de la oreja para mirarlo con incredulidad. El hombre en

realidad sonaba cortés. Inmediatamente sospechó.
—Señor Keenan, ¿qué puedo hacer por usted?
—Estoy en el despacho y me preguntaba si podría encontrar tiempo para venir a

discutir un asunto urgente.
El ritmo cardíaco de Elish se aceleró de inmediato, no pudo evitar la respuesta. En

más de una semana no había visto a Aisling y, a pesar de todo, su preocupación inmediata
era la pequeña rubia.
—Estoy en camino.
154
Tomando las escaleras del despacho de Aisling a la carrera, se detuvo en el último
escalón para recomponerse. Calma Elish, esto podría ser sobre cualquier cosa. Estaba
tratando de racionalizar sus pensamientos. El hombre era bien conocido por hacer
demandas a las personas y esperar que se apresuraran a cumplir su palabra, pero Elish no
podía evitar la sensación de temor. Era su tono lo que la preocupaba. Nunca fue solícito,
sino más bien condescendiente y, por supuesto, presumido.
Llamó a la puerta e inmediatamente se le concedió la entrada cuando James Keenan

abrió la puerta y la invitó a tomar asiento.
—Señorita Maloney, muy amable de su parte al tomarse el tiempo para verme. —Se
sentó detrás del escritorio y El no pudo evitar que sus pensamientos se desviaran hacia
los recuerdos de lo que había sucedido en ese escritorio. Cuando levantó la vista para
encontrarse con los ojos del señor Keenan, él pareció reconocer dónde se habían desviado
sus pensamientos y, al aclararse la garganta, volvieron a centrar su atención en la razón
por la que invitó aquí.
—Aisling se ha ido —dijo deliberadamente.
Elish parpadeó rápidamente.
—¿A dónde?
—A Edimburgo y quiero que la traiga de vuelta.

Miró estupefacta al hombre frente a ella. ¿Quiere que vaya a traerla de vuelta? ¡Qué
demonios!
—No lo creo—dijo lacónicamente.
James Keenan asintió con la cabeza al comprender su respuesta.
—Déjeme explicarle más. En primer lugar, hay algunos detalles que debe conocer y
estoy seguro de que cuando los escuches, tendrá una nueva comprensión de lo que ha
estado sucediendo aquí.
Esto aumentó su interés.
—Continúe.
—Aisling nunca estuvo a favor de la venta. Hasta el punto de que me pasó por alto
con un plan propio. A principios de agosto, mi hija redactó un nuevo documento que
contenía estipulaciones adicionales sobre la venta de terrenos y edificios. La empresa
quiere la tierra desesperadamente y accedió a los cambios. Aisling luego me mostró el
acuerdo completo y me pidió que lo aprobara. Todo lo que necesitaba era mi firma. Eso
nunca sucedió de inmediato, ya que todavía estaba negociando el precio que podría
obtener por la tierra. —Le ofreció una sonrisa irónica—. Estaba dejando que se supiera 155
que la tierra estaba a la venta, podría haber recibido una mejor oferta.
Elish no se sorprendió al escuchar esto; el hombre debe ser bueno en este tipo de
cosas después de todo. No te haces rico con estos tratos capitulando con demasiada
facilidad. No dijo nada, esperando que el propietario continuara con su discurso.
»Aisling me ha estado instando a que tome una decisión y firme este documento
desde el día en que la compañía aprobó los cambios. Parece que tiene una verdadera
debilidad por su Centro, ya que ese fue el cambio que se realizó. Un nuevo centro sería
construido para reemplazar el antiguo edificio actual que tanto usted como la señora
Connelly usan. Ambas tendrían nuevas instalaciones. —Se detuvo para dejar que
asimilara la información.
Elish se sorprendió con esta nueva información. A Aisling le había importado todo
el tiempo, si el momento era el correcto, parecía que se dispuso a hacer estos cambios
justo después del día en que la conoció en la carnicería y se ofreció a mostrarle el lugar.
»Ella me conto todo sobre el trabajo que usted y su personal realizan para la
comunidad local. Qué valioso es el Centro de Rehabilitación de drogas. Sin mencionar el
maravilloso grupo de personas que son. Mi hija y yo somos muy diferentes; ella se
preocupa por las personas y deja que eso interfiera con los negocios. Yo no. Sin embargo,
en esta ocasión, el cambio no me afectaría financieramente.
Elish sabía lo que se avecinaba, había sumado dos y dos y había llegado a la
respuesta, pero tenía que preguntar.
—Entonces, ¿por qué no firmo?
James Keenan pareció un poco incómodo con la respuesta, pero la dio de todos
modos.
—Cambié de opinión después de encontrarla con mi hija.
Elish se puso de pie abruptamente.
—¡Debería retorcerle su escuálido cuello! —siseó.
El propietario tragó saliva, encontró intimidante a la mujer frente a él, pero

rápidamente recuperó la compostura, no queriendo que ella lo supiera.
—Pero no lo harás porque dudo que la Gardai pueda pasar por alto un segundo asalto,
hmmm.
Allí estaba, el bastardo presumido había vuelto y Elish lo odiaba de nuevo.
Él le sonrió, pero nunca llegó a sus ojos, no había sinceridad en el sentimiento.
—Aquí está el trato. No he firmado nada todavía. Si va a Edimburgo y me trae a mi 156

hija, firmaré el acuerdo que presentó Aisling, que incluye la construcción de un centro
combinado para usted, la señora Connelly y tus respectivos empleados. ¿La traerá de
vuelta por mí? —Entregó la pregunta con una confianza que transmitía su certeza de la
victoria pendiente; no podía imaginarse a Elish rechazándolo.
Había tantos pensamientos y sentimientos corriendo por la cabeza de El. Una parte
de ella todavía quería hacerle daño físico al hombre, mientras que otra parte quería pedir
la dirección y subirse al primer avión a Edimburgo. Elish inclinó la cabeza, sumida en sus
pensamientos, después de un par de minutos supo lo que tenía que hacer. Levantó la
cabeza y miró a los ojos al expectante James Keenan.
—No.
Estaba a punto de felicitarla por tomar una decisión que los beneficiaría a ambos; en
su lugar, una mirada de absoluta incredulidad reemplazó su anterior engreimiento.
—¿No? —Fue su incrédula pregunta—. ¡Pero voy a salvar los centros! —Se puso de
pie incapaz de comprender la decisión.
Elish mantuvo la calma, lo que tenía que decir era importante y quería que este
hombre escuchara.
—Y espero que todavía pueda encontrar dentro de usted la forma de hacerlo, pero la
única forma en que va a recuperar a Aisling... y no me refiero a volver a Dublín, quiero
decir como su hija, que lo amará y lo respetará, es si va a buscarla usted mismo. Tiene
que ir y traer a tus hijos a casa... a ambos. —Hizo una pausa para tomar aliento; estaba en
racha ahora—. Hasta que usted y su esposa hagan eso, no importará si Aisling vive bajo
su techo o en el otro lado del mundo. Hasta que empiece a aceptar a sus hijos por lo que
son, nunca tendrá lo más importante... su amor y su respeto. Puede exigir y controlar todo
lo que quiera, incluso podría recuperarla, pero ¿es eso realmente lo que quieres? ¿Se
conformará con tenerla físicamente cerca sin su amor? ¿O lo quiere todo?
James Keenan se sentó en su sillón con una mirada atónita en su rostro. Se quedó sin
palabras.
Elish continuó, sin cesar.
»No soy yo quien puede hacer eso. Solo usted puede hacerlo. —Lo dejó pensando en
lo que había dicho y elevó una oración silenciosa para estar tomando la decisión correcta.
Naomi me va a matar. Hizo una mueca al pensar en la discusión que estaba a punto de
tener con su amiga.
₪₪₪₪₪
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Decidiendo no perder el tiempo, Elish se dirigió directamente al despacho de Naomi,
casi deseando que su amiga no estuviera allí. Cuando se acercó a la puerta, estaba abierta,
golpeó una vez con buenos modales, luego entró y cerró la puerta.
—El, me alegro de verte. —Naomi se veía fantástica y le dolía a Elish saber que
estaba a punto de borrar la sonrisa de la cara de su amiga. Intentó una propia, pero sabía
que era débil.
»El, ¿qué pasa?
Elish levantó las manos en un gesto apaciguador.
—No me mates.
Naomi frunció el ceño, no tenía idea de lo que estaba hablando, vio cómo su amiga
suspiraba profundamente y tomaba asiento.
—Acabo de tener una conversación muy interesante con nuestro casero. —Naomi
enarcó las cejas—. Esta es una larga historia, ¿tal vez podría tomar un café? —Elish se
estaba demorando y ambas lo sabían, pero Naomi permitió la distracción temporal y le
consiguió un café y uno descafeinado para ella.
Elish explicó todo lo que había ocurrido en el despacho de Aisling con James Keenan
y observó el rostro de Naomi pasar por una variedad de respuestas a medida que se
desarrollaba la historia. Esperanza, confusión, incredulidad y finalmente resignación. Se

sentó en tranquila contemplación mientras reflexionaba sobre todo lo que su amiga le
había dicho.
—Entonces déjame aclarar esto. Aisling, de quien ambas hemos pensado mal desde
que recibimos un aviso para terminar el contrato de arrendamiento, ¿en realidad ha estado
todo este tiempo trabajando para salvar los centros? Luego, cuando su padre descubrió
que estabas acostando con su hija ¿cambió de opinión?
El hizo una mueca.
—Sí.
—Entonces, cuando te ofrece un trato que significa que los centros se salvarán una
vez más, ¿lo rechazas porque quieres lo mejor para tu ex novia?
—Eso lo resume, creo.
Naomi asintió y le ofreció a Elish una sonrisa triste.
—Quiero desesperadamente seguir haciendo lo que hacemos, Elish, pero no me

habría sentido bien en esas circunstancias. Seguro que una parte de mí quiere gritar y 158
chillar por la injusticia de todo esto, pero no es tu culpa. Has tomado la decisión correcta,
como siempre lo haces.
Naomi se levantó de su asiento y se acercó a su nerviosa amiga. La levantó de su

asiento y la tomó en un fuerte abrazo.
»Lo siento mucho, El, por la forma en que te han ido las cosas personalmente. —
Elish enterró su rostro en el cuello de Naomi y dejó que sus lágrimas cayeran en silencio
mientras Naomi frotaba su espalda con dulzura, mientras le murmuraba.
—Dios, Naomi, fui horrible con ella y todo ese tiempo solo quería lo mejor para
nosotras.
Sonaba tan angustiada que Naomi sintió que sus propios ojos se llenaban y su
garganta se tensaba por la emoción.
—Lo sé, Elish, pero no sabías lo que estaba pasando entre Aisling y su padre. Todo
parece tan injusto para las dos.
El negó con la cabeza.
—No. No solo Aisling y yo. Mis acciones, involucrarme con la hija del propietario
nos ha costado a todos, Naomi. Debido a mí y a mi maldita libido, no tendremos un lugar
de trabajo en seis meses. ¡Debería haberlo sabido! ¡Sé hacerlo mejor! —Elish estaba
completamente disgustada consigo misma en tantos niveles que ni siquiera podía

comenzar a clasificar sus desgarradas emociones.
—No, Elish, no puedes pensar así. No puedes culparte por las acciones de James
Keenan. Es un bastardo homofóbico y rencoroso, que preferiría ver a su hija herida que
feliz. No es tu culpa.
₪₪₪₪₪
Elish nunca llegó a la bandeja esa tarde; no fue hasta la mañana siguiente que
descubrió la razón por la que Bren estaba actuando de manera tan extraña.
—¡Qué demonios! —Casi gritó. Allí, en su mano, había una nota corta y superficial
dando un aviso de dos semanas. Bren se estaba yendo y Elish estaba absolutamente
atónita. No había habido ninguna pista, ninguna insinuación de su secretaria y no había
absolutamente nada en la carta que indicara algún motivo por el que se marchaba—.
¡Cristo, este lugar se está desmoronando! —Salió por la puerta del despacho sin pensarlo
dos veces. 159
Marchando hacia la recepción, impulsada por una mezcla de conmoción e
incredulidad, Elish se quedó de pie hasta que Bren levantó la cabeza de la pantalla de su
computadora. Observó cómo la joven palidecía al ver a su jefa.
»¿Te vas?
Bren asintió.
»¿Por qué?
Con eso, Bren se echó a llorar y Elish no perdió tiempo en acercarse a su angustiada
secretaria y tomarla en sus brazos.
»Shhh, vamos, dime qué pasa. —La animó con dulzura. No lidiaba bien con las
lágrimas y ociosamente pensó que tal vez si fuera Aisling, el resultado habría sido
diferente, luego desterró el pensamiento, la rubia nunca le había parecido una llorona.
Bren comenzó a hablar, pero le salió como frases entrecortadas y murmullos mientras
continuaba sollozando. Todo lo que El captó fue que no quería decir nada.
»Vamos, cálmate un poco, Bren, no puedo entenderte.
La secretaria asintió y trató de recomponerse. Elish acercó una silla y se sentó cerca
de la angustiada chica.
—Ha sido tan difícil, El. Ni siquiera me decidí hasta el fin de semana. —Empezó a
llorar de nuevo—. Me encanta mi trabajo aquí.
—Entonces, ¿qué te ha hecho decidir marcharte? —Estaba teniendo dificultades para

seguir a su secretaria.
—Me voy a la Universidad.
—¿Qué?
Bren asintió.
—Me aceptaron tarde, pensé que no iba a conseguir una plaza para comenzar este
año.
Elish se sorprendió; esto era una novedad para ella, pero la mejor noticia que podía
imaginar. Recordó haber escrito una referencia al Trinity College, pero después de eso no
había oído nada. Había asumido que Bren no había logrado conseguir una plaza. Como
la secretaria nunca mencionó nada, había seguido el ejemplo de Bren y dejó el asunto.
—¿Trabajo Social?
160
Bren asintió y antes de que tuviera tiempo de decir algo más, El la había abrazado
con fuerza.
»¡Bren! ¡Eso es increíble! ¡No tenía idea de que habías conseguido una plaza!
Bren asintió e intentó convencer a su exuberante jefa de que suavizara un poco el

abrazo de oso.
—Me otorgaron una plaza después de mi entrevista, pero tuve que obtener más de
400 puntos en mi certificado de fin de estudios para obtenerla. Cuando llegaron los
resultados, estaba justo por debajo de lo que necesitaba, y supuse que eso era todo, tendría
que volverme a presentar el próximo año y completar lo que había suspendido, para
aumentar mis puntos.
Elish estaba asintiendo junto con la información como un cachorro emocionado.

Sabía que Bren había ido a la escuela nocturna para obtener el título de bachiller, que no
pudo obtener, ya que dejó la escuela a los dieciséis años.
»Entonces recibí una llamada telefónica para decirme que había una plaza para mí.
Me tomé el fin de semana para pensarlo y bueno... he decidido que esto es lo que
realmente quiero.
—Estoy muy, muy feliz por ti, Bren. Serás una gran trabajadora social. Lo digo en
serio. La iniciativa que has mostrado aquí, la forma en que has cambiado tu vida en los
últimos tres años. Te mereces cosas buenas, Bren. Dios sabe que te extrañaremos por
aquí, pero verte avanzar para comenzar una carrera es simplemente maravilloso.
Elish le dio un beso en la mejilla.
»¿Naomi lo sabe?
Bren negó con la cabeza.
—Solo se lo he dicho a Molly porque tenía miedo, Elish, necesitaba que alguien lo
supiera.
—Entiendo. ¿Quieres decírselo a Naomi tú misma?
—No, no podría, ¿lo harías tú?
—¿Puedo decirle ahora?
—Por supuesto.
—Genial, nos vemos en un ratito.

161
Elish prácticamente entró corriendo en el despacho de Naomi, su amiga la miró como
si tuviera dos cabezas. Era tan diferente a la mujer que había sostenido el día anterior.
»Bren va a ir a la universidad para ser trabajadora social. ¡Se va en dos semanas!
El observó cómo el rostro de Naomi se iluminaba con la noticia.
—¡Oh, Dios mío, ¡esa es la mejor noticia! —Y realmente lo fue para dos, este era el
tipo de historia por la que vivían. Bren había sido adicta cuando asistió por primera vez
al Centro de Rehabilitación de drogas, enganchada a la heroína a los diecisiete años. Se
limpió y rehabilitó con la ayuda del personal y Elish, a pedido de Naomi, la había
contratado como su nueva secretaria. Las dos estaban en la oficina de Naomi sonriendo
como madres orgullosas.
»Sabes, Elish, por eso hacemos lo que hacemos. —Negó con la cabeza todavía
tratando de asimilar las noticias—. Será una excelente trabajadora social.
El asintió.
—Ya se lo he dicho.
—Es genial verla seguir haciendo esto.
De repente se le ocurrió un pensamiento a El.

—Oiga, está bien para ti, señorita Campbell, ahora tengo que encontrar una nueva
secretaria —se quejó.
Naomi le sonrió maliciosamente a su amiga.
—Y tengo justo a la persona en mente. —Levantó una mano—. No dejes que el

cabello rojo te desanime, y está el arete en la nariz, pero es un gran tipo...
162
PARTE 6
Elish despertó de su sueño sintiéndose bien descansada e inmediatamente se

preocupó por la hora. Afuera había luz; debía haber puesto incorrectamente la alarma en
su teléfono móvil. Agarrando el dispositivo, comprobó la hora. Las siete y treinta. Con el
ceño fruncido, le tomó unos minutos a su cerebro registrar la razón por la que dormía. Era
un día de descanso, sin correr. Dejándose caer sobre su colchón, resopló aliviada.
Deliberadamente había puesto la alarma para más tarde para evitar caer en la tentación de
correr a pesar de que era un día designado de descanso en su programa de entrenamiento.
La necesidad de entrenar en exceso en esta etapa era muy fuerte ya que el día de la carrera
se acercaba rápidamente. Elish había estado sintiendo los primeros cosquilleos
reveladores mientras consideraba lo que le esperaba dentro de tres semanas. En este
momento era anticipación, a medida que se acercaba el día de la carrera esperaba evitar
demasiada ansiedad, tendía a agotar sus reservas. Cualquier contratiempo ahora podría
marcar una gran diferencia en sus planes el día de la carrera.
Sin molestarse en quitarse la ropa de dormir, se puso un par de pantalones deportivos

gruesos de algodón sobre sus pantalones cortos y agregó una sudadera abrigada encima
163
de su camiseta. Se puso un par de calcetines deportivos y bajó las escaleras, donde
seleccionó un par de zapatillas para correr de su extensa colección, tomando su posición
habitual en la parte inferior de las escaleras se ató los cordones. Finalmente, agarrando
dos juegos de llaves, abrió la puerta principal y caminó por el largo camino hasta la casa
de su vecina. No quería caer de bruces mientras saltaba la cerca entre sus propiedades, ya
que su cuerpo aún no se había despertado por completo.
Usó un juego de llaves para abrir la puerta principal de su vecina. Habían pasado diez
días desde que la señora Fitzgibbon había sido dada de alta oficialmente del hospital y las
cosas iban razonablemente bien. Se habían acostumbrado a una rutina matutina eficiente,
donde El alimentaba a Tac y a la señora F, luego regresaba a su propio cottage para
ducharse y desayunar mientras ellos comían. Regresaba antes de irse al trabajo para
asegurarse de que la señora Fitzgibbon tuviera todo lo que necesitaba al menos hasta la
hora de la comida, cuando la persona en la rotación de ese día venía a ayudarla con el
almuerzo. Sin duda, era una etapa difícil para su vecina, no solo por tener que lidiar con
el dolor y la falta de movilidad después de la cirugía, sino que a la mujer le resultaba
difícil tener que depender de los demás por primera vez en su vida. No es que la señora F
fuera desagradecida en absoluto, Elish había descubierto que la mujer era todo lo
contrario, y no tenía nada más que gratitud y elogios para las personas que acudían a
ayudarla, tenía más que ver con el miedo continuo de no volver a estar como antes del
accidente.
Al entrar en un pasillo similar, pero no idéntico al suyo, llamó a su vecina para que
supiera que era ella.
—Buenos días, señora F, soy Elish.
Caminando hacia la habitación temporal de su vecina, llamó suavemente a la puerta

y esperó una respuesta de la mujer mayor.
—Adelante Elish. Estoy despierta.
—Buenos días, señora Fitzgibbon.
—A ti Elish. ¿Cómo está el clima?
—Un poco nublado, pero seco. Sin embargo, cada vez hace más frío. —Observó
cómo su vecina maniobraba con cautela para sentarse en el borde de la cama. Siempre
estaba tentada de ayudar, pero sabía que esto era parte de la recuperación total de la
independencia de la señora F. Observó pacientemente mientras se ponía la bata, que
estaba al alcance de la mano antes de que la señora F se pusiera de pie, como parte de su
nueva rutina de vestir diseñada para reducir la posibilidad de dañar la preciada nueva
cadera y el tejido en proceso de curación. Luego, la señora F tomó sus muletas de codo,
manteniéndolas en una mano, se puso de pie con cautela y después metió los brazos en
las muletas. Ahora estaba lista para hacer su primer viaje del día al baño. Elish todavía
recordaba el día en que Emma, la terapeuta, había llevado a casa a la señora F. La batalla
que la mujer había soportado para asegurarse de que la señora F aceptara la eliminación 164
temporal de todas sus pequeñas alfombras. Ahora, observó cómo la señora F caminaba
sobre el piso despejado de alfombras hasta el baño de abajo y estaba agradecida con la
terapeuta por insistir en que quitaran las alfombras.
Dirigiéndose a la cocina, Elish primero revisó la bandeja de arena, esta actividad le

había costado un poco de tiempo acostumbrarse. Ahora lo sabía hacer a la perfección.
Había comprado unas bolsas que cubrían la bandeja de arena para que cambiarla fuera
más fácil. Sin embargo, todavía odiaba hacerlo. Se inclinó para darle a Tac un saludo
apropiado; el gato se estaba familiarizando con ella y maullaba y se frotaba contra su
pierna. No estaba segura de sí era una criatura desconfiada por naturaleza o si era un rasgo
felino, pero había sido muy cauteloso cuando comenzó a alimentarlo. Tal vez solo había
estado preocupado por su ama. No era experta en gatos, aunque conocía a muchas mujeres
que lo eran.
Al lavarse las manos, Elish escuchó el sonido resultante del inodoro en el pasillo, por
lo que se dispuso a preparar la bandeja del desayuno de la señora F. La mujer no era una
gran comedora en la mañana, té, tostadas y mermelada era todo lo que pedía. Se preparó
un pequeño refrigerio más tarde ese día. Estaba segura de que su vecina pronto estaría
haciendo su propio desayuno y almuerzo, tal vez incluso a principios de la próxima
semana. No podía estar segura, pero sospechaba que la mujer no estaba tramando nada
bueno cuando se la dejaba sola. El se sorprendería si pudiera resistir la tentación cuando
no había nadie más cerca. Probablemente un poco de polvo, nada demasiado obvio.
Simplemente no estaba en la naturaleza de la mujer estar ociosa.
₪₪₪₪₪
—Buenos días, jefa —saludó Bren con una mirada desafiante en su rostro, retándola
a decir algo. Dio una larga calada a su cigarrillo y sacudió casualmente la ceniza de la
punta. Mientras El continuaba mirándola, la mujer más joven levantó la barbilla con
arrogancia y exhaló el humo al aire, sin dejar de mirarla.
Elish esbozó una sonrisa ante esta muestra de desafío. En verdad, le gustaba la
individualidad de Bren. La chica se había conformado, aunque de mala gana, a los
cambios en su apariencia en los que había insistido que hiciera. Eludiendo las reglas y
empujando los límites de vez en cuando durante tres años y aquí estaba hoy en toda su
gloria gótica. El tono de lápiz labial favorito de Bren adornaba sus carnosos labios y
dejaba su marca en la boquilla del cigarrillo cada vez que daba una calada. Su atuendo
era cuidadosamente elegido, todo negro para combinar con su esmalte de uñas y ojos muy
maquillados. Siouxsie Sioux7 había aparecido hoy en lugar de su secretaria.
—¿Halloween ha llegado temprano este año? —Elish le dirigió una sonrisa irónica a
la que pronto sería su ex empleada—. Si no te fueras hoy, te despediría. —Le siguió el
juego, sabiendo que esta era la forma que tenía Bren de decir: solo he cambiado porque
tenía que hacerlo, pero en realidad, Elish sabía que el hecho de que tuviera la voluntad 165
de adaptar su apariencia para un trabajo le sería útil a largo plazo y eso era lo
suficientemente bueno para ella—. Trata de no asustar a mucha gente hoy.
Ese comentario le valió otra exhalación de humo casualmente desafiante. El siempre

había pensado que las habilidades de comunicación no verbal de Bren eran ingeniosas.
Todavía se estaba riendo cuando entró en su despacho.
₪₪₪₪₪
A las tres y treinta de esa tarde, todo el personal disponible se congregó en la sala de
conferencias para despedirse de Bren y desearle buena suerte en el futuro. Molly, como
solía ser el caso, había organizado el evento. Habiendo traído cada persona algo para el
buffet, la contribución de Elish fue comprada apresuradamente a la hora del almuerzo.
Algunas bolsas de papas fritas con una variedad de salsas para acompañarlas. Se abrieron
las cajas de vino y pronto todos se estaban sirviendo.
7 Siouxsie Sioux: cantante y compositora británica de rock duro.

—Damas y caballeros, puedo llamar su atención, ¿por favor? —La fuerte voz de El
rompió el estruendo de la charla, con la ayuda de un fuerte “¡Silencio!” de Rosie.
El asintió.
—Gracias Rosie, eso ha sido muy efectivo. —Sonaron algunas risas—. Como todos
saben, estamos reunidos aquí esta tarde, porque Bren nos deja. —Hubo algunos aplausos,
mezclados con algún que otro buen viaje por diversión—. Parece que a nuestra Bren le
ha parecido oportuno cambiar de aires y, por lo general, personalmente no estaría feliz de
ver partir a un miembro tan valioso de nuestro equipo, pero en esta ocasión no podría
estar más feliz. Estoy segura de que todos ahora saben que Bren se va a la universidad
para estudiar trabajo social, ¡y estoy segura de que estarán de acuerdo en que será una
trabajadora social increíble! —Hubo un estruendoso aplauso, que se prolongó durante
unos minutos para gran vergüenza de Bren, pero por dentro estaba enormemente
complacida.
Cuando los aplausos y los vítores cesaron, Elish continuó.
»Todos te vamos a extrañar Bren, tu ingenio encantador y tu perspectiva cálida y

soleada de la vida... —Obtuvo la risa que estaba buscando—. Hablando en serio, y seré
rápida porque sé que no te sientes muy cómoda siendo el centro de atención. Viniste a
nosotros en una encrucijada en tu vida y, vaya, si le has dado la vuelta a la tortilla. Has 166
sido una adquisición fantástica para el Centro en los últimos tres años. Has mostrado
iniciativa y, a pesar de todas las apariencias, particularmente la de hoy, —El y Bren
sonrieron—, eres fantástica con el público en general. Todos estamos muy orgullosos de
ti, Bren.
—Toma, esta. —Sonó en medio de más vítores.
Molly subió después para terminar la parte formal de la tarde. Todo el personal había
contribuido para comprar todos los libros que Bren necesitaría para su primer año de
estudios. También había algunos obsequios adicionales, un paquete de maquillaje de la
Cruz Roja para cuando el dinero escaseara, estaba lleno de las marcas favoritas de Bren,
junto con algunos token8 musicales y le durarían un buen tiempo.
—Yo... Jesús, no sé qué decir. Estoy abrumada, quiero agradecerles a todos, no solo
por hoy, sino también por los últimos tres años. Elish, por arriesgarse conmigo, Naomi
por tener fe en mí y todos ustedes por aceptarme… los voy a extrañar—. Eso fue todo
para Bren, estaba demasiado ahogada por la emoción y por primera vez Elish realmente
vio lo que todo esto significaba para su secretaria. Molly le dio un abrazo a la joven
mientras el resto de la multitud sonreía con cariño a su compañera de trabajo, ofreciéndole
apoyo y palabras de aliento.
8 Token: certificados digitales para escuchar música.

»Gracias por todo.
Después de eso, la velada apenas comenzaba. El edificio se cerró a las cuatro y

cuarenta y cinco. y el personal se amontonó en autos para dirigirse a la ciudad. Bren había
elegido un club que comenzaba a las cinco, era como hacer la noche al revés y la velada
estaba dirigida específicamente a los oficinistas para comenzar su fin de semana justo al
final de la jornada laboral del viernes. El club se llamaba TFI Friday, el nombre no costó
mucho trabajo a El, solo estaba agradecida de que llegaran las nueve y media, el lugar
tenía que vaciarse para la reapertura del club a las diez y media.
₪₪₪₪₪
Era tal como Elish lo había imaginado, entrada libre y muchas ofertas en bebidas. El
lugar se estaba llenando rápidamente y la primera ronda de bebidas embotelladas parecía
cubrir todos los colores del arcoíris, a El nunca le habían gustado mucho los Alcopops9 y
prefería el vino o la cerveza. Esta noche, como Naomi, se limitaría a los refrescos, pasaría
el tiempo viendo a todos los demás emborracharse a su alrededor.
167
—Entonces, ¿cómo te sientes? —Eran alrededor de las ocho, aunque para Elish se
sentía más como un club a la una de la madrugada, todo parecía un poco fuera de lugar.
La mayoría del personal de los centros estaba bailando o esparcido por el club charlando
con amigos y aun bebiendo sus bebidas de colores brillantes. En ese momento parecían
estar en una ronda de bebidas de color verde. Ambas amigas habían reservado un lugar
con vista a la pista de baile, cada una ocupando un taburete muy buscado.
—Me siento bien, El. —Naomi sonrió con una gran sonrisa que era contagiosa.
—Te ves genial Naomi, de verdad.
—Gracias. Y tú, ¿cómo has estado?
Elish sonrió un poco triste.
—Ah, no tan mal, me he mantenido ocupada. Entre el trabajo, el entrenamiento y el

cuidado de la señora F, casi no tengo mucho tiempo para nada más.
Eso preocupaba a Naomi, una cosa era que su amiga estuviera ocupada, pero se
preguntó si eso significaba que no se había dado mucho tiempo para pensar en otros
9 Alcopops: son licores comercializados en pequeñas botellas de diseño.

eventos de su vida. Naomi no quería que el estado de ánimo se volviera demasiado

sombrío, después de todo, esta era la noche de Bren.
—¡Oh, Dios mío, ¡mira a Adam!
Elish miró hacia la pista de baile en la dirección que le había indicado su amiga. Allí
estaba Adam, el jefe de Servicios de Empleo bailando con la camisa abierta. Tuvo que
admitir que el tipo estaba en buena forma, claramente se ejercitaba. Negó con la cabeza
mientras contemplaba la vista que tenía delante. Adam tenía que ser el hombre más
vanidoso que conocía y totalmente heterosexual. Se hacía manicuras, tratamientos
faciales y bronceadores en aerosol. A juzgar por la tersura de su pecho desnudo, era
evidente que también iba a depilarse. El tipo siempre lucía el último peinado de los
jugadores de fútbol profesionales de moda. Actualmente tenía un aspecto un poco más
largo en sus mechones rubios resaltados, usando cera para peinarlo de cierta manera, que
implicaba pasar el flequillo por la frente. Elish se preguntaba qué encontraban las mujeres
realmente atractivo al verlo, le parecía tan afeminado.
—Entonces, si fueras soltera, ¿irías por alguien así?
—¡Dios, no! Puedo ver por qué tiene éxito con las mujeres. Se parece a la mayoría
de los hombres en las revistas, pero en serio no es mi tipo.
168
—¿Y si fuera sólo algo de una noche?
Naomi arrugó la nariz.
—No. Si fuera soltera y tuviera aventuras de una noche, él no sería el elegido.
Elish estaba disfrutando el juego. Siempre parecían terminar teniendo este tipo de
conversaciones.
—Así que mira a tu alrededor... estás aquí, eres soltera y buscas sexo caliente. ¿Quién
llamaría tu atención?
—Hmm, —Naomi comenzó a buscar posibles candidatos—. Hay un tipo cerca de la

barra, alto, de pelo corto y oscuro.
—¿El de la camisa negra?
—Sí.
—Se parece a uno de mis hermanos.
—O a tres o a cuatro de ellos —bromeó Naomi.
—¿Así que irías por él?

—Me gusta cómo se ve, sería una posibilidad, pero no sería mi primera opción. —
La sonrisa que Naomi le dedicó le dijo a Elish todo lo que necesitaba saber.
—¡Eres una provocadora!
—¿Lo soy? —Naomi clavó en Elish una intensa mirada hambrienta.
El tragó saliva, ¿hacía más calor aquí?
»Confía en mí, El, si fuera una mujer soltera, definitivamente serías la primera de mi
lista en esas circunstancias. —Naomi se encogió de hombros—. Amo a mi esposo y tú
eres mi mejor amiga, así que es puramente hipotético, pero es una respuesta honesta.
Elish se preguntó si estaba hablando en serio, Dios sabe si alguna vez su estado de
ánimo necesitaba un empujón, era ahora. Como Aisling se había ido y no respondía sus
llamadas telefónicas, casi había perdido la esperanza de reconciliarse con la hermosa
rubia.
—Creo que esas hormonas del embarazo ya se están activando —bromeó El.
169
₪₪₪₪₪
Elish se dirigió a los baños. El lugar estaba ocupado, pero no abarrotado hasta topes,
por lo que había espacio para maniobrar a través de la multitud de los primeros clientes.
La morena entró en un pasillo corto pintado de negro, estaba tenuemente iluminado y el
bajo pesado de la música estaba muy apagado aquí. Dirigiéndose a los aseos, se apoyó
casualmente contra la pared hasta que hubo uno disponible. Mientras se lavaba las manos
y se dirigía hacia el secador de manos, pensó en lo pronto que podría escapar. Miró su
reloj, eran las ocho y media pasadas; pensó que sería mejor esperar a que el club cerrara,
de esa manera podría llevarse a algunos de los borrachos a casa.
Al salir del baño caminó por el pasillo oscuro para encontrarse con Bren, que se
dirigía hacia el baño.
—Hola jefa.
—Ya no. —Felizmente corrigió, la mujer ebria.
—Así es, ya no. Así que ahora puedo hacer esto.
Elish frunció el ceño cuando Bren avanzó, sus ojos se agrandaron. ¡Oh, no! ¿No va
a hacerlo? Oh ¡mierda! ¡Oh, mierda! Entonces Bren estaba besando a su ex jefa. Elish
sintió que los labios de Bren se movían contra los suyos, todavía estaba aturdida, sus ojos
aún abiertos. Oh, qué demonios. Se va, es algo de una sola vez. Cerrando los ojos, se
entregó al beso que Bren insistía en darle a pesar de su conformidad. Entonces, así como
así se acabó.
Bren miró a su ex jefa con una sonrisa en los labios.
»Gracias, Elish. Siempre quise hacerlo.
Elish se aclaró la garganta.
—Ah, de nada, Bren. —Comenzó a buscar una manera de salir de la situación sin
tener que rechazarla.
—Está bien, Elish. Sé que es algo único. No voy a tratar de arrastrarte a casa conmigo
ni nada. Ni siquiera estoy segura de querer acostarme con una mujer, solo que siempre he
tenido una cosita contigo.
El alivio de la morena era palpable. Abrazó a Bren.
—¡Te voy a extrañar, pero gracias a Dios nunca me has besado antes! —Besó a Bren
en los labios una vez más y agregó con un guiño—. ¡Yegua descarada!
170
Bren se rio y se dirigió a los baños.
Volviendo a sentarse junto a Naomi, se preguntó qué estaba mirando su amiga.
»¿Qué pasa?
Naomi aprovechó la oportunidad para mirarla más cerca.
—¿Cómo es que tus labios están todos oscuros? ¿Bebiste uno de esos Alcopops?
—Mierda —exclamó El mientras comenzaba a frotar lo que debía haber sido un poco
del lápiz labial oscuro de Bren.
—¿Qué es eso? —Los ojos de Naomi se abrieron—. ¡No me digas que tuviste suerte
en el baño!
—Eh, no exactamente.
—¿Qué quieres decir?
—Bren me ha besado.
—¿Quieres decir uno apasionado, un auténtico los labios?
Elish asintió.
—Sí, esa sería una descripción adecuada.
Naomi casi se cae de la silla de la risa.
—La descarada, siempre he sabido que estaba enamorada de ti.
—¡Bueno, desearía que hubieras compartido eso conmigo! No lo he visto venir.

Estoy aliviada de que sea algo único. Estaba entrando en pánico.
—Ojalá lo hubiera visto.
—No tenía idea. Simplemente asumí que era heterosexual, ¡la mujer tuvo sexo con
su novio en mi baño!
—Es tu culpa por ser tan amable de todos modos, El. Eso es lo que lo empezó.
—¿A qué te refieres?
Los carteles que le hiciste hacer poco después de que empezara a trabajar en el centro.
—Oh, Dios. Me había olvidado de ellos. Esos cerdos en la carnicería me criticaron

durante semanas por ellos. 171
—Eso es porque nunca dijiste que no fuiste tú quien los inventó.
—Bueno, no podía hacerle eso. No hacía mucho tiempo había comenzado en el

trabajo, ya era bastante duro sin que todos supieran que Bren había sido quien había hecho
esos carteles. Me preguntaba de qué diablos esos dos payasos detrás del mostrador
estaban hablando. Todas esas preguntas sobre educación sexual. Cuando señalaron el
cartel en la pared que invitaba a todos en la comunidad a una Reunión Púbica, ¡casi me
desmayo en el acto!
—Bren sabe lo que hiciste. Descubrió que recogiste todos los carteles y colocaste los
nuevos con la ortografía correcta. Creo que fue entonces cuando se enamoró de ti.
Elish puso los ojos en blanco ante la flagrante exageración de Naomi.
—Oh, ríndete. Poca cosa para mí aparentemente.
—Oh, sí. ¿Qué tan poca? —preguntó Naomi descaradamente.
—Creo que está llegando el momento de volver a casa.
Naomi se rio, deleitándose con la incomodidad de su amiga.
—No antes de que bailes conmigo Semental, vamos.

₪₪₪₪₪
Elish estaba sentada en la mesa de la cocina desayunando. Eran las seis y media de
la mañana de un lunes festivo, pero más importante que eso, era el día de la maratón.
Todos los meses de entrenamiento habían terminado. Hoy descubriría cuán efectivos
serían sus esfuerzos durante los meses anteriores.
Estar nerviosa era algo bueno; había estudiado algunos gráficos que mostraban cómo
los nervios podían afectar el rendimiento el día de la competición. Los problemas surgían
cuando se presentaba la ansiedad, que podría destruir todas las semanas de entrenamiento
y esfuerzo en unas pocas horas. No se sentía particularmente nerviosa, era más un aleteo
anticipado. Estaba ansiosa por ponerse en marcha. Se sentía bien y definitivamente había
un hormigueo adicional de anticipación a medida que se acercaba el momento del inicio
de la carrera. Había planeado esta mañana con precisión militar. El tiempo entre ahora y
el inicio de la carrera era crucial. Se había duchado, desayunado y ahora estaba a punto
de subir las escaleras para ponerse su uniforme de carrera.
Fue con cierta reverencia que Elish colocó los pantalones cortos, el chaleco, los
calcetines y la ropa interior que la llevaría a través de los cuarenta y dos kilómetros,
encima de su cama. Tomando un botiquín del baño, se sentó en la cama y comenzó a 172
preparar su cuerpo para la carrera. Con un tubo de vaselina y un rollo de cinta Micropore,
se dispuso a cubrir las partes de sus pies que eran propensas a formarse ampollas, sus
puntos rojos. Luego usó la vaselina para cubrir todas las partes de su cuerpo que se
rozarían durante los muchos kilómetros. Descubrió que la parte superior de sus brazos era
particularmente propensa a las rozaduras, ya que se movían repetitivamente en su estilo
natural de correr. También se puso vaselina en los pezones, aunque era un problema al
que se enfrentan más fácilmente los hombres, nunca se arriesgó con los suyos.
Nada de lo que Elish estaba usando hoy era nuevo. Todo fue probado y comprobado,
desde su ropa interior hasta sus zapatillas para correr. No habría sorpresas incómodas con
su equipo. Sentada en ropa interior, un sostén deportivo y pantalones, colocó su número
de carrera en su camiseta. Había recogido su paquete de carreras en el salón de la Royal
Dublin Society el día anterior. Esto incluía su dorsal y número de carrera, y el
ChampionChip amarillo, que colocaría de forma segura en una de sus zapatillas.
₪₪₪₪₪
Elish vio a Naomi detenerse frente al cottage. Estaba lista y ansiosa por ponerse en
marcha. Seguir la misma rutina que el año pasado fue otra faceta que le ayudó a mantener
los nervios bajo control. Sabía que podía confiar en que Naomi llegaría a tiempo.
Al abrir la puerta del copiloto del Volvo, entró y tomó el cinturón de seguridad,
atrapando la mirada llena de alegría de su amiga mientras luchaba con el seguro del
cinturón.
—¿Qué?
—Buenos días a ti también, Elish.
—Oh, lo siento. Buenos días.
Naomi se rio entre dientes.
—Está bien, sé que tu enfoque está en otra parte. ¿Todo listo?
El asintió con firmeza.
—Absolutamente, vámonos.
—Entonces, ¿en qué tiempo vas a correr hoy?
—Sin comentarios.
173
—Parece que va a ser una carrera mojada.
Elish asintió.
—Sí, el pronóstico era de lluvia.
—No te gusta correr bajo la lluvia —dijo Naomi.
—No tengo otra opción.
Naomi se dio por vencida, sabiendo que no iba a obtener mucha conversación de su
intensamente concentrada amiga. Unos minutos más tarde, el automóvil se detuvo en el
lugar donde Elish quería que la dejaran. Desde aquí solo sería un corto paseo por una
calle lateral hasta el evento principal. Este era solo el comienzo de muchas cosas hoy que,
al crecer en Dublín, El podría usar para su beneficio.
—Bueno, buena suerte, El.
Elish le dedicó a su amiga una pequeña sonrisa.
—Gracias. —Puso su mano en la manija de la puerta con la intención de salir.
—Ah, no tan rápido allí Semental.

Volviéndose, miró a Naomi con curiosidad. Naomi tomó su rostro entre sus manos y
le plantó un cariñoso beso en los labios.
—Todos te desean lo mejor. Sabemos que te enorgullecerás. —Naomi abrazó a El y

luego le dio una palmada en el trasero mientras salía del auto para dirigirse al área de
calentamiento.
₪₪₪₪₪
Elish se abrió paso a través del laberinto de corredores justo cuando los cielos se
abrieron. La lluvia, sin embargo, no hizo nada para amortiguar el zumbido de emoción en
el aire que siempre impregnaba a la masa de corredores antes del inicio de la carrera. Se
ajustó la capucha de la chaqueta impermeable alrededor de la cara en un intento de
mantenerse lo más caliente y seca posible antes de la salida. Sacando una bebida de alta
energía de su bolsillo, tomó un sorbo mientras miraba a su alrededor. Los corredores
habían comenzado a refugiarse donde podían, bajo los toldos de las tiendas, en los
portales algunos tenían paraguas, mientras que otros se cubrían con bolsas de plástico.
Más adelante, pudo ver a algunos de los corredores de élite acurrucados dentro de una 174
cabina telefónica, mientras que los más astutos estaban dentro de las tiendas de los
comerciantes más comprensivos. Las colas para los baños portátiles seguían siendo
largas, sabiendo que pronto necesitaría usarlos, la morena se dirigió a una de las tiendas,
una panadería propiedad de la madre de la niña con la que fue a la escuela. La señora
Carrigan la estaba esperando, El había hecho exactamente lo mismo los dos años
anteriores y se aprovechó del uso del baño privado para el personal de la panadería.
—Ah, eres tú, Elish. Sal de la lluvia.
—Gracias, señora Carrigan.
—Necesitarás usar el baño del personal, solo pasa. Ya sabes dónde está. —El miró a
los otros corredores que ya estaban acurrucados dentro de la panadería. Por lo general,
cuando hacía que se detuviera aquí, estaba vacío, pero la lluvia había hecho que los
corredores entraran. La señora Carrigan, descartó su pregunta silenciosa—. Ah, claro,
dejaré que el resto use el baño si es necesario, pero después de ti, Elish.
—Gracias señora C, es una joya.
₪₪₪₪₪
Elish se posicionó lo más cerca que pudo de los corredores de élite en la franja de
dos horas treinta minutos. Sabía que no seguiría el ritmo de la élite, pero al mismo tiempo
quería evitar el cuello de botella que siempre se producía cuando el resto de los corredores
se ordenaban en un patrón más realista de los corredores divertidos y más serios entre
ellos.
La lluvia todavía caía a cántaros y Elish aún no se había quitado ninguna de sus capas.
Esperaría hasta los últimos minutos y luego descartaría sus capas exteriores para nunca
volver a verlas con toda probabilidad. Revisó su reloj de pulsera, cuando presionaba el
botón apropiado monitorearía su tiempo, distancia y frecuencia cardíaca, pero ahora le
decía que faltaban diez minutos para el comienzo de la carrera, las mariposas en su
estómago estaban revoloteando en consonancia. Tomando algunas respiraciones
profundas para calmar sus nervios previos a la carrera, comenzó a quitarse las capas
exteriores. Todo era fácil de quitar; sus pantalones impermeables se cerraban
completamente con cremallera en cada parte externa de la pierna, asegurándose de que
no tendría que esforzarse para quitárselos por encima de sus zapatillas de entrenamiento.
La parte inferior de su chándal tenía botones automáticos por la misma razón. Cuando se
quitó el impermeable, esperó solo un par de momentos antes de quitarse la capa final que
la dejaría solo con los pantalones cortos reglamentarios y la camiseta para la carrera de
larga distancia. Miró a su alrededor a los corredores que se habían quitado las capas
exteriores hace un tiempo, ya parecían ratas ahogadas. Los pobres probablemente se
quitaron las capas exteriores en el área de equipaje y caminaron el medio kilómetro hasta
el inicio de la carrera en pantalones cortos y camisetas. Había estado demasiado
175
concentrada para captar las miradas de envidia que le lanzaban, pero no era la única
corredora que había optado por quitarse la ropa tarde y estar feliz sabiendo que nunca
volvería a verla, prefiriendo permanecer caliente y seca durante el mayor tiempo posible.
A medida que se acercaba el inicio de la carrera, Elish podía sentir el zumbido

anticipatorio a su alrededor. Los kilómetros que los corredores habían acumulado durante
los meses anteriores estaban llegando a un punto crítico y las próximas horas le
permitirían a cada individuo saber qué tan bien lo habían hecho. Algunos se
sorprenderían, otros decepcionados, la mayoría felices de llegar a la meta, pero para los
más serios, su enemigo hoy sería el reloj. No importaba lo que hiciera cualquier otro
corredor, todo se trataba del tiempo que hicieran, todos con la esperanza de que fuera una
mejora con respecto a todo lo que habían cronometrado antes. Con ese fin, El tenía su
propio objetivo personal para la carrera, no se lo había dicho a nadie, a pesar de la cantidad
de molestias que había soportado en la semana previa a la carrera. Sabía que el personal
tenía apuestas sobre qué hora marcaría, y la conjetura más cercana ganaba el dinero.
Naomi había sido la peor infractora cuando se trataba de tratar de que le indicara un
tiempo, incluso había ido tan lejos como para ofrecer dividir las ganancias con ella. No
tardó mucho tiempo en llegar el juez de salida, una celebridad local cuyo nombre se le
escapó en ese momento en particular hasta que lo presentaron, entonces recordó
brevemente que él era el tipo que amaba la abuela de todos y, en lo que respecta a Elish,
era amanerado, aunque al parecer tenía novia desde hacía veinte años. Y con ese
pensamiento, los participantes en silla de ruedas se marcharon. Los primeros corredores
del día partieron cinco minutos antes que el resto de los competidores, los vio irse,
anticipando su propia salida.
₪₪₪₪₪
Después de ocho kilómetros, Elish se había adaptado a un ritmo fácil y se sentía bien
a pesar de la lluvia constante. Había superado el instinto inicial de seguir a los corredores
que partían rápidamente. A pesar de su entrenamiento, el instinto siempre se activaba para
hacer que su propio ritmo constante fuera más difícil de mantener, nunca se encontró con
este problema corriendo sola. Al ingresar al pintoresco Phoenix Park, las multitudes se
volvieron más escasas en esta parte de la ruta, lo que le permitió disfrutar de una de sus
actividades mentales favoritas para pasar el tiempo. Comenzó a cantar canciones pop en
su cabeza, si alguien supiera que se entregaba a esta cursi actividad, nunca la dejarían en
paz. Este era el tipo de música más del agrado de sus sobrinitas, las últimas letras de
bandas de chicos y grupos de chicas corrían con abandono por su cabeza. Sí... ¡todo el
mundo quiere saber su nombre!
Al salir del parque, las voces internas de Elish quedaron ahogadas por el ritmo
entusiasta de una banda de tambores. Ya estaba cerca de la marca de los quince
kilómetros, la primera de sus grandes metas y su tiempo se veía bien. Ahora se encontraba
con un grupo de corredores todos concentrados en el mismo objetivo que ella. Se lo
esperaba y, de hecho, dio la bienvenida a la compañía y la ventaja adicional de que se
ayudaran mutuamente. Su plan para los próximos quince kilómetros era quedarse con el 176
grupo principal y evaluar cómo se sentía su cuerpo a los treinta kilómetros.
Con la lluvia aun cayendo, se aferró a los gritos de aliento provenientes de los
espectadores que se agolpaban en las calles de Dublín. De vez en cuando escuchaba que
la llamaban por su nombre y había visto a algunos amigos a lo largo de la ruta. Todo esto
sirvió para levantarle el ánimo y aunque no podía estar completamente segura, podría
jurar que escuchó un grito de ¡Muévete jefa!
Finalmente, casi noventa minutos después de la carrera, la lluvia cesó y el sol se abrió
paso entre las nubes, Elish agradeció el cambio de clima. Naomi tenía razón, nunca había
sido fan de correr bajo la lluvia, empezaba a permitirse creer por primera vez que quizás
los augurios eran buenos y lograría su objetivo. Al acercarse a la estación de bebidas en
el punto de los veinticuatro kilómetros, corrió sensatamente pasando las primeras
estaciones, para seleccionar su bebida de una que estaría menos concurrida.
Desafortunadamente, mientras tomaba su bebida, un tipo que decidió tirar por la ventana
la etiqueta de la carrera y la empujó contra la mesa, mientras buscaba ciegamente su
propia bebida. Elish entró ruidosamente a la estación y las bebidas se fueron por todas
partes. Todavía estaba aturdida cuando los voluntarios que manejaban la estación la
ayudaron a ponerse de pie mientras preguntaban por su bienestar. Estirando con cautela
sus extremidades, tomó nota de las raspaduras en su rodilla y codo derechos, la sangre
comenzaba a brotar de los muchos pequeños rasguños. Aunque le escocía dolorosamente,
Elish estaba segura de que podía continuar, sabiendo que la rigidez en las áreas lesionadas
se presentaría al final de la carrera. Estaba segura de que lo mejor que podía hacer era
ponerse en marcha lo antes posible. Después de saludar a la gente de la ambulancia de St.
John, volvió a la carretera en medio de los aplausos de los voluntarios y los espectadores
que habían presenciado el incidente.
Elish pareció encontrar una nueva dimensión a su determinación después de eso.

Saber que había perdido casi dos minutos la cabreaba por completo. Su enfoque para
terminar no disminuyó y en un extraño capricho del destino, el incidente realmente ayudó
su enfoque mental. Le dolía físicamente, pero el dolor en la rodilla superó la fatiga
habitual de carrera que se arrastraba en las últimas etapas de una carrera larga.
Normalmente, en estos momentos, tendría una batalla tan grande con su cuerpo
psicológicamente, como lo haría con las demandas físicas. Sin embargo, dado que la
atención se centró en sus lesiones, tuvo menos tiempo para reflexionar sobre los otros
problemas de los que se quejaba su cuerpo.
Durante los últimos cinco kilómetros, Elish golpeó la pista rítmicamente, un pie
delante del otro. Continuó usando las estaciones de bebidas para evitar la deshidratación,
pero se pasó de la última. Al acercarse a los dos últimos kilómetros pasó al grupo ahora
significativamente más pequeño con el que había estado corriendo, esto la animó de
nuevo. Sabía que lo iba a hacer, y cuando el Trinity College volvió a estar a la vista, supo
que la línea de meta estaba cerca, solo una vuelta final alrededor y terminaría.
Elish cruzó la meta con los brazos en alto y una amplia sonrisa en el rostro. La hora
no oficial decía 2 horas 59,02 segundos. Sabía que cuando se enumeraran los tiempos 177
oficiales, sería incluso más rápida que eso. Había alcanzado su objetivo y corrido por
debajo de la marca mágica de tres horas. Ahora la estaban llevando de cierta manera y
estaba más que feliz de cumplir con quien la estaba guiando. Le habían puesto una manta
de aluminio sobre los hombros y una botella de agua en la mano. Le quitaron el
ChampionChip de su zapatilla y le colocaron una medalla alrededor del cuello. Todo fue
borroso, ya que a continuación le pusieron en las manos una camiseta y una bolsa de
regalos de la carrera. Luego la llevaron a una estación de ambulancias para que la
atendieran. Lo que Elish no sabía en ese momento era que la repetición del incidente en
la estación de agua se había mostrado varias veces en la televisión y ahora era un nombre
muy conocido. Aunque solo admitiría para sí más tarde, después de ver la grabación del
maratón, que se veía bastante espectacular, y en secreto estaba complacida de que su
progreso fuera seguido por la cámara para actualizar a los espectadores sobre cómo le
estaba yendo a la chica de Dublín que había sido golpeada imprudentemente por un
corredor demasiado entusiasta.
₪₪₪₪₪
Después de que sus heridas fueran tratadas y reparadas, Elish se dirigió a Fitzwilliam
Street para reunirse con sus amigos y familiares, y algo de ropa abrigada. Se había
colocado undécima en la carrera femenina y era la cuarta mujer irlandesa en casa. Esta
información le había sido proporcionada cuando recibió tratamiento de un caballero
mayor. Eso realmente fue todo lo que había logrado absorber, se le estaba dando mucha
información, pero todo parecía tan confuso. Fue consciente de algunos chillidos y gritos
más adelante y luego vio a tres de sus sobrinas corriendo hacia ella.
Los gemelos mayores Gerry y Gheordan estaban esperando con sus familias, junto
con Naomi, Declan, Molly y Bren. Elish logró sonreír ante eso; pensó que había oído
gritar a Bren durante la carrera, ahora sabía que lo había hecho. Reuniendo lo último de
su energía, les dio a todos un sudoroso abrazo, antes de que la llevaran a casa de su mamá
para alimentarse y una celebración especial que la señora Maloney había planeado.
—¿Estás bien? —fue el saludo frenético que recibió de su mamá cuando abrió la
puerta a su hija.
—Por supuesto que sí, mamá. He terminado la carrera.
—Ya lo sé, Elish, —fue la respuesta exasperada—. ¡He visto lo que pasaba cuando
ese estúpido patán te ha derribado la mesa llena de bebidas!
—¿Cómo sabes eso?
La señora Maloney puso los ojos en blanco ante la ingenuidad de su hija.

178
—He visto el incidente al menos diez veces en la televisión. Luego he tenido que
soportar ver todos los informes de progreso de mi hija mientras corría por las calles de
Dublín con la sangre fluyendo por su pierna y su brazo. —La señora Maloney agarró a su
hija en un fuerte abrazo—. Te juro que haces estas cosas a propósito.
Elish miró por encima del hombro de su madre, con una mirada perpleja en el rostro
de su hermano mayor Gheordan se rio, sacudió la cabeza y luego entró en la sala de estar.
»Estoy orgullosa de ti. —Fue la emotiva y sentida declaración que siguió a la

reprimenda.
—Gracias mamá. Eso significa mucho.
—Ahora ve y dúchate, luego puedo empezar a poner un poco de carne en tus huesos,
¡estás demasiado delgada, Elish!
—Sí, señora.
Más tarde, esa noche, mientras Elish se remojaba en la bañera de su casa, recordó el
fantástico día que había vivido. Logró su objetivo, a pesar del contratiempo en el camino.
En general, estaba muy satisfecha, aunque un poco dolorida en algunos lugares.
₪₪₪₪₪
Dos días después, Elish salió con cuidado de su Mondeo, con la esperanza de que
nadie estuviera viendo su paso titubeante. A pesar de sus mejores esfuerzos, realmente
estaba pagando el precio por el gran esfuerzo que había hecho en los últimos kilómetros
del maratón. Sin embargo, no se arrepintió ni por un momento, la rigidez y el dolor
pasarían y sus heridas sanarían. Sin embargo, el tiempo en el que corrió se mantendría.
Metió la mano en el coche para sacar el maltrecho maletín de cuero, tiró demasiado
fuerte del asa de cuero gastada y se partió. Se puso de pie y miró el asa rota en su mano.
Miró hacia el pavimento con tristeza, sabiendo que sus músculos fatigados protestarían
con fuerza cuando se agachara para recuperar el cuerpo de su maletín. Dejando escapar
un gemido mientras se inclinaba, juró que escuchó una risita. Al mirar hacia el centro, vio
a varios miembros del personal sonriéndole desde las ventanas.
—Oh, genial. ¡Solo sé que esos bastardos sádicos van a usar todos los trucos posibles
para hacerme subir las escaleras hoy! —murmuró algunas maldiciones por lo bajo y casi
saltó cuando Molly se acercó sigilosamente a su lado.
—Buenos días, Elish. —Los ojos de la mujer mayor traicionaron la alegría que estaba
tratando de contener.
—Buen día —murmuró.

179
Molly le dio unas palmaditas en la espalda.
—Felicidades de nuevo. Estuviste increíble.
El hizo una mueca cuando un espasmo muscular eligió ese momento para aparecer,
lo que provocó que su mano se disparara hacia la parte inferior de su espalda.
—Gracias, Molly —dijo con los dientes apretados.
Molly parecía preocupada.
—¿Quizás deberías haberte tomado el día libre?
—No, no. Voy a estar bien, —Elish intentó esbozar una sonrisa reconfortante, que
terminó pareciéndose más a una mueca.
Molly estaba menos que convencida, pero decidió que su jefa sabía lo que estaba
haciendo.
—Buenos días, Elish —llegó el entusiasta saludo del nuevo secretario, cuando entró
al edificio.
Elish reprimió la respuesta agria tratando de escapar debido a su incomodidad.

Todavía estaba tratando de acostumbrarse al comportamiento alegre de Paul. Era
exactamente lo contrario de Bren en ese sentido. Paul estaba demostrando ser una buena
opción para reemplazarla, a pesar del cabello rojo. Esa había sido la manzana de la
discordia entre ellos en la entrevista. En el fondo, Elish esperaba que decidiera cambiar
el color a negro.
—Buenos días Paul.
Entró en su despacho y se sentó con cautela. Miró el sobre marrón en su escritorio,

reconociendo el garabato fluido en el frente como perteneciente a Naomi. Al abrir el
sobre, sacó un paquete de plástico transparente que contenía dos pastillas grandes. Al leer
el post-it pegado al plástico, todo se volvió más claro.
Declan dice que, si el dolor se vuelve insoportable, ¡usa uno!
Miró sospechosamente las pastillas ¡Jesús! ¡Qué son, para los elefantes! Cogiendo
el teléfono, llamó a Naomi.
—Naomi Connelly al habla.
—Estas pastillas.
—Sí.
180
—¿Está seguro el doctor Declan? Quiero decir, no creo que pueda tragarme una
entera. —Se quitó el teléfono de la oreja cuando la risa de Naomi estalló en el auricular.
»¿Qué?
—El, son supositorios.
—¿Qué?
—Sabes, se insertan...
Interrumpió a su amiga.
—Sé lo que hacer, Naomi, solo... bueno, quiero decir... ¡ewww!
—Oh, vamos, no me di cuenta de que fueras tan mojigata.
—Sí, como si estuvieras feliz de estar metiendo algo allí. —Elish fue recibida con
silencio al otro lado de la línea.
»¿Naomi? —pudo escuchar a su amiga aclararse la garganta.
»¡Oh, Dios mío! ¡No!
—No estoy hablando de mi vida sexual contigo, Elish.

—Tenemos que hablar.
—No, Elish. —Fue la firme respuesta de Naomi.
—Oh, sí, lo hacemos —respondió con voz cantarina.
Al colgar el teléfono, instantáneamente sintió que la melancolía se apoderaba de ella.

A pesar de las bromas juguetonas con Naomi, estaba teniendo un mal comienzo del día.
Esa mañana, cuando entró en el cottage de la señora F, su vecina mayor estaba levantada
y vestida, alimentando a Tac y preparando su propio desayuno. En verdad, estaba
extremadamente feliz por ella, ver a la señora Fitzgibbon bien encaminada hacia la
recuperación, era maravilloso, desafortunadamente, una nota personal para Elish, le dio
una cosa menos en la que concentrarse. Como su vecina ya no la necesitaba, y su
entrenamiento serio había terminado por ahora, le resultaba difícil mantener su mente
alejada de sus propios problemas. Sumado a eso, el maletín que su padre le había dado al
graduarse acababa de romperse. Ahora se sentía completamente miserable. Quizás fue
solo depresión posterior a la carrera, consideró brevemente esa posibilidad, pero en el
fondo sabía que tenía más que ver con cierta rubia que ya no formaba parte de su vida.
Más tarde ese día, Elish inició sesión en el sitio web oficial del maratón de Dublín.
Ingresó su número de carrera para obtener su tiempo oficial. Unos segundos más tarde su
tiempo apareció como dos horas cincuenta y ocho minutos y veintiún segundos. Era la 181
undécima mujer en meta y, como le habían dicho, la cuarta mujer irlandesa en cruzar la
línea de meta. Permitiéndose pensar por un momento en lo que podría haber sido, se
conectó para ver a las diez mejores mujeres y anotó sus tiempos. Si no hubiera tenido la
colisión, podría haberse colocado octava en la clasificación femenina y haber sido la
segunda mujer irlandesa en casa. Un lugar entre los diez primeros hubiera sido muy
agradable. Elish se permitió revolcarse en eso solo por unos momentos, antes de
quitárselo de la cabeza.
—Siempre está el próximo año —susurró.
₪₪₪₪₪
Durante las siguientes dos semanas desde el maratón, Elish descubrió que su estado
de ánimo había disminuido. No se habían realizado progresos con respecto a la obtención
de nuevos locales tanto para la Comunidad como para el Centro de Rehabilitación. La
directora de la escuela todavía estaba dispuesta a entablar negociaciones, pero al igual
que con la propuesta original, esto sería solo para el Centro Comunitario. Sumado a eso,
El se encontró con demasiado tiempo para sí misma. Con su enfoque ya no en el maratón,
su mente había dado rienda suelta para vagar con demasiada frecuencia hacia los
pensamientos de una pequeña contadora rubia que ya no formaba parte de su vida. No era
propio de la morena revolcarse en la autocompasión y llorar por alguien que ya no estaba
en su vida, pero en esta ocasión se sentía absolutamente impotente para evitar el malestar
recurrente que estaba experimentando. Con este fin, se encontró retirándose
constantemente de cualquier actividad social, ocupando su tiempo en correr en solitario
y trabajar. Nada más estaba llenando su agenda en este momento. A pesar de muchas
ofertas para salir por la noche, Elish rechazó repetidamente a todas y cada una de ellas,
para gran consternación de Naomi, esto incluía su reunión habitual. Había levantado las
manos en señal de derrota solo dos días antes después de irrumpir en el despacho de El
para confrontarla sobre el nuevo estilo de vida ermitaño que había adoptado, señalando
que la morena ya no iba a su despacho a tomar un café, algo que sucedía con frecuencia
apenas unas semanas antes.
Elish se encontró pasando otra tarde deprimida frente al televisor. Era un sábado; una
noche en la que normalmente tenía algo arreglado en alguna parte. Estaba medio viendo
un programa de juegos cuando sonó el teléfono.
—¿Hola?
—Elish, prepárate, los chicos están en camino.
—¿Qué? Mamá. No. No quiero salir.
—Elish, sabes que no tienes elección en este asunto. Solo te estoy llamando para que 182
puedas elegir tu propia ropa. Tienes que salir y divertirte. Has estado de mal humor
demasiado tiempo.
El suspiró.
—Está bien, mamá. Gracias por llamar.
—¿Y Elish? Compórtate.
—Lo intentaré, mamá.
—Adiós.
Elish suspiró profundamente mientras volvía a colocar el teléfono en su soporte. Sus

hermanos no habían perdido el tiempo. Probablemente habían estado esperando esta
noche durante años. El había visto su parte de rupturas, pero nunca antes había exhibido
los sentimientos de pérdida y angustia que indicaban la necesidad de una intervención
familiar. Ahora tenía que soportar la tradición familiar de una noche en la ciudad para
superar su angustia. Era como una forma de terapia familiar que implicaba beber mucho
y otras travesuras. Estaba decidida a no soportar ni involucrarse en las competiciones que
parecían ser parte de esta noche. Mientras empacaba una bolsa de viaje, otra tradición ya
que nunca se sabía dónde podía terminar, prometió no emborracharse demasiado, de esa
manera podría evitar futuras vergüenzas.
Estaba de pie en su puerta vestida con jeans descoloridos y una camiseta negra con
cuello en v, un par de Converse Hi-tops en sus pies. Su bolsa de viaje estaba en el escalón
junto a ella. Observó un minibús blanco detenerse frente a su puerta, su hermano mayor,
Gerry, saltó por la puerta corrediza junto con Gheordan, su gemelo. Subieron por el
camino y le dieron a Elish una mirada rápida.
—Oh, no, El. No puedes usar eso —dijo Gerry.
—¿Por qué?
—Los jeans y las zapatillas tienen que quitarse, de lo contrario te negarán la entrada
a algunos de los bares de la ciudad —añadió Gheordan.
Oh genial, se lamentó El, planean ir a los locales nocturnos de moda. Sabía que
quejarse no funcionaría. Sus hermanos simplemente la llevarían a su dormitorio y
elegirían el atuendo que consideraban apropiado para la noche.
—Bien, dadme un minuto para cambiarme —resopló.
Sonrieron, sabiendo que entraría en razón. Elish reapareció unos minutos después
vestida con un pantalón hipster negro, una blusa negra sin mangas con cuello mao y un
par de botas de vestir negras. Para cualquier otra persona, era una mujer hermosa, con 183
curvas en todos los lugares correctos, vestida para matar. Para sus hermanos, era
simplemente El, con ropa bonita. La saludaron con la cabeza; había pasado la inspección
y estaba lista para salir por la noche.
₪₪₪₪₪
Al subir al minibús, recibió los saludos entusiastas de sus hermanos, mientras sus
fosas nasales eran asaltadas por el olor acre de las muchas marcas de loción para después
del afeitado que usaban. Tan pronto como todos estuvieron sentados, los gemelos más
jóvenes sacaron una caja de cerveza de diseño de debajo de sus asientos, abrieron las
botellas y comenzaron a pasarlas. En lo que a El se refería, esto era una mala señal. Los
chicos obviamente iban en serio. Todas las botellas sonaron juntas en un saludo grupal,
antes de ser consumidas por un grupo de hombres con sed que saciar. El intento de Elish
de tomar un sorbo de su bebida se encontró con una andanada de bromas de buen carácter
y abusos directos de los demás. Todos conocían sus debilidades, no toleraría que la
llamaran nenaza y las burlas de “¿Trajimos un poco de Babycham10 para Elish?” Bebió
su cerveza, con un propósito renovado, los igualaría toda la noche, todos los pensamientos
10 Babycham: sidra espumosa.

sobre el mañana huyeron de su mente mientras se enfocaba en dar lo mejor de sí misma,

de ninguna manera sería vista como una cobarde entre este lote ¡Ella nunca lo superaría!
Efectivamente, el primer bar al que llegaron fue uno de los más modernos de la
ciudad, con una cola ya formada afuera esperando la entrada. La pandilla de Maloney
encabezada por Jimmy, el conductor designado para la noche y un amigo de Gerry,
caminó directamente hacia los dos porteros y se les permitió la entrada de inmediato, para
gran descontento de algunas personas en la fila. Elish tenía la sensación de que esta noche
no habría colas en ninguna parte. Sus hermanos conocían gente de toda la ciudad,
probablemente más de la mitad de los porteros que trabajaban en Dublín esa noche.
Algunos de ellos habían trabajado en las puertas en alguna ocasión; se preguntó cuál era
el alcance de su participación. Nunca había preguntado por qué a veces trabajaban como
gorilas por la noche.
Elish observó cómo su hermano mayor, John, estaba en la puerta hablando con los
porteros durante unos momentos, estrechándoles la mano antes de dirigirse al bar. Algo
sobre el intercambio alcanzó su punto máximo de interés. Interceptó a John en su camino
para unirse al resto de sus hermanos.
—¿En qué línea de trabajo estás?
John le sonrió. 184

—Esto y aquello.
—¿Incluiría esto y aquello dirigir un negocio que contrata porteros en todo Dublín?
—Eso es lo que me gusta de ti, Elish. Siempre fuiste inteligente. Lo has descubierto
en la primera oportunidad que has tenido.
El hizo un puchero:
—Nunca me has pedido que sea portera.
—Quieres jugar a ser una portera por una noche, solo llámame. —Hizo un gesto con
la cabeza hacia el grupo de hermanos, todos de hombros anchos y con más de un metro
ochenta de altura—. Los llamo cuando me quedo corto, aunque los bastardos me piden
un rescate. Saben que estoy desesperado y negocian una tarifa escandalosa por la noche.
El se rio.
—Me lo imagino.
John pasó su brazo alrededor de la cintura de su hermana y la condujo hacia el grupo.
—Puedes ver por qué soy un poco vago con los detalles frente a mamá, no aprobaría
ciertos aspectos del trabajo.
Elish sabía que John tenía razón. No llegabas a dirigir una empresa que
proporcionaba músculo a los pubs y clubes de Dublín sin pisar unos cuantos callos, y
siempre tenías que cuidarte la espalda. Era un negocio peligroso en el que estar.
—No te preocupes, Johnny, tu secreto está a salvo conmigo.
₪₪₪₪₪
Otra ronda y otro bar, Elish realmente estaba sintiendo el zumbido del alcohol. La
velada estaba resultando divertida, llena de risas y bromas. Luego vino el desafío, Elish
se había olvidado de los juegos que jugaban hasta ese momento. Había estado disfrutando
de la velada y se permitió caer en una cómoda neblina.
—Elish, ¿a cuántas mujeres vas a besar esta noche? —pregunto Danny, el bebé de la
familia.
El, había pasado el punto en el que podría haber tomado la decisión lógicamente.
Siempre parecía haber un punto en cualquier noche cuando estaba bebiendo alcohol, 185
donde sabía que había llegado a su límite y se iba a casa o cambiaba a refrescos. Esta
noche en particular, no tenía idea de cuándo ese punto había llegado y se había ido, de lo
único que estaba segura era de que había pasado. Encogiéndose de hombros, aceptó el
desafío.
—¿Cuál es el récord?
Tim le respondió:
—Son doce y tengo el récord.
Podía escuchar la insinuación de desafío en su voz, casi desafiándola a vencerlo.
El sonrió dulcemente.
—Deben ser los ojos azules. —Había un brillo definitivo en los suyos.
—Claro. —Fue la respuesta forzada.
Elish decidió que no había momento como el presente para comenzar a intentar el
récord. Puede que estuviera borracha, pero era consciente de las miradas que había estado
recibiendo de una mujer alta y rubia. Se acercó a ella.
—Tienes hermosas y largas pestañas. ¿Podrías cerrar los ojos un momento para que
pueda verlas bien? —La mujer levantó una ceja en forma, antes de sonreír
juguetonamente. La extraña estaba más que feliz de complacerla. Sabía lo que venía.
—Claro, —fue la respuesta ronroneada.
Cuando la desconocida cerró los ojos, Elish depositó un beso suave y prolongado en
sus labios carnosos. Se apartó un poco, esperando la respuesta de la extraña.
—Hmm, ¿eso es todo lo que tienes?
Ese fue todo el estímulo que El necesitaba, esta vez besó a la mujer apropiadamente.
Sus hermanos miraban con sentimientos encontrados.
Gheordan se volvió hacia Gerry.
—Sabes que normalmente lo encontraría muy caliente, pero cuando se trata de tu

propia hermana...
—Te entiendo, hermano. —Ambos se fingieron estremecimiento y luego se rieron

del extraño momento. 186
Tim miró con disgusto apenas disimulado.
—¿Eso no te revuelve el estómago?
John se volvió hacia su hermano, sin poder creer lo que acababa de escuchar.
—Por el amor de Dios, Tim, no pasa nada.
—¿Así que crees que está bien?
—Por supuesto que sí.
—No para mí, es antinatural.
John se acercó a su hermano, con la intención de que sus próximas palabras fueran
solo para Tim.
—¿Sabes lo que pienso? Necesitas superarlo. Estás dejando que un incidente que
sucedió cuando ambos eran adolescentes nuble tu juicio y te afecte como un hombre
adulto. Necesitas salir de su sombra y vivir por ti mismo. Dejar que eso se encone y
competir con Elish es una mala idea. Acéptalo, Tim; nuestra hermana es una mujer muy
talentosa. Tienes que dejar de pensar y dejarlo ir. No puedes seguir usando a Elish como
excusa para todas las veces que actúas como un imbécil.
Tim fulminó a John con la mirada, luego se dio la vuelta cuando se encontró con una
mirada firme e inquebrantable. Siempre había asumido que tenía un aliado en John,
obviamente lo había juzgado mal.
₪₪₪₪₪
La velada se estaba convirtiendo en un borrón para Elish, otro bar, otra copa y otro
intento de besar a una mujer. No le había ido demasiado mal hasta el momento, con un
total de cinco besos y una propuesta de un matrimonio para pasar la noche con ellos. Elish
había rechazado cortésmente esa.
Tim no pudo resistirse a lanzar una indirecta a su hermana:
—Sabes, Elish, pensaba que te iría mucho mejor con las mujeres.
—¿Sí? Creo que lo estoy haciendo bastante bien teniendo en cuenta que las
probabilidades están en mi contra.
187
—¿Qué quieres decir?
—Quiero decir, Timmy, esto para mí es el equivalente a que vayas a bares de

lesbianas e intentes encontrar una mujer que te bese. —Tim la había estado molestando
toda la noche con sus comentarios, decidió ir a por todas y romper su récord y sabía
exactamente dónde podía hacerlo.
—¿Y qué? ¿Quieres que todos vayamos a un bar de lesbianas? —preguntó, la

incredulidad coloreando su voz.
—Para que la competición sea justa, eso es lo que tendremos que hacer.
—Estoy listo. —Este comentario vino de John, y el resto de los hermanos estuvo de
acuerdo.
—¿Entraremos? —preguntó Tim.
—Claro que lo haremos, hago la puerta en The Front Lounge, no tendremos ningún
problema para entrar allí. —John le guiñó un ojo a su hermana; antes se había preguntado
si trabajaba en alguno de los bares gay de la ciudad.
₪₪₪₪₪
La noche avanzaba y Elish podía sentir que se marchitaba. Había perdido la cuenta
de las mujeres a las que había besado en el Lounge, sus hermanos se habían portado
bastante bien con el cambio de lugar, en especial los gemelos, Tommy y Danny, que
habían conseguido ligar con mujeres en un bar gay y se sentían muy orgullosos de sí
mismos. De pie en la fila para ir al baño, Elish vio una cara amigable.
—¿Hola Emma? —Esperaba que su voz no sonara arrastrada, solo había visto a la
mujer un par de veces.
—Elish, me alegro de verte aquí.
—¿No me digas que es una sorpresa?
—No, en realidad no. —Compartieron una risa. Emma continuó—: Estaba a punto
de irme a casa, pero fue un placer verte.
—Espera Emma. —Un plan se estaba formando en su cerebro empañado por el

alcohol. 188
—¿Cómo vas a ir a casa
—Esperando en la parada de taxis, supongo. No camino cuando estoy sola.
—¿Te gustaría que te llevara a casa?
—Elish, no te lo tomes a mal, pero no pareces estar en condiciones de conducir.
Elish usó gestos exagerados con las manos.
—Oh, no, no estoy conduciendo. Jimmy sí, es un amigo de mis hermanos, aunque no
sé de cuántos de ellos. —Soltó una risita y Emma le dirigió una mirada extraña.
» De verdad, mira, mis hermanos me han sacado esta noche, es una larga historia,
pero me separé de mi novia, así que esto es para animarme.
—Oh, lamento escuchar eso, Elish.
El asintió.
—Yo también. —Hizo una pausa por un momento, aparentemente perdida en sus
pensamientos, Emma pudo ver que Elish estaba realmente herida por la ruptura. Cuando
esos tristes ojos azules la miraron, sintió la necesidad de ayudar a quitarle el dolor.
—Emma, ¿me ayudarás?
—Dime que necesitas.
El sonrió.
—Necesito que me lleves a casa, confío en ti, porque sé que eres buena para llevar a
la gente a casa.
—Puedo hacerlo. —La terapeuta sonrió.
Elish se llevó un largo dedo a los labios.
—Shhh, eso es un secreto. No te importa si mis hermanos piensan que nos vamos
juntas, ¿verdad? Mira, ellos esperan que me vaya con una mujer hermosa, pero no lo
hago. Realmente no quiero, así que podríamos darles la impresión de que me voy con una
mujer hermosa. Tú eres, ya sabes... hermosa.
Emma se rio.
—Vamos, Elish, démosles un espectáculo a tus hermanos.

189
La pareja salió del baño del brazo, en busca de su conductor.
—Jimmy, ¿puedes darnos un aventón?
Los ojos del hombre corpulento se abrieron cuando miró a las dos mujeres.
—Claro, Elish, ¿ahora?
—Sí, estamos listas para partir. —Le sonrió a Emma, quien le dio un beso juguetón
en los labios.
Elish se despidió de su hermano y luego llevó a Emma fuera del bar al minibús.
—Elish ¿adónde?
—A casa de mi mamá, Jimmy.
—¿Eh?
—Sí, ¿puedes dejarme en casa de mi mamá y luego dejar a Emma en su casa?
Jimmy sonrió a la pareja, dándose cuenta de lo que estaba pasando.
—Claro, y tu secreto a salvo conmigo.

—Gracias, Jimmy.
₪₪₪₪₪
Emma acompañó a Elish a la puerta principal de su mamá, mientras Jimmy esperaba

en el minibús para llevarla a su casa. La alta morena luchaba por meter la llave en la
cerradura cuando de repente Marie Maloney, con el ceño fruncido, abrió la puerta. Echó
un vistazo a su hija sonriente y puso los ojos en blanco.
—¡Mamá! —Abrazó a su madre con entusiasmo. La soltó e hizo un gesto hacia

Emma—. Conoce a Emma, ha venido a casa conmigo.
La señora Maloney le dio a su hija una mirada severa, todos sabían que no soportaba
ese tipo de cosas bajo su techo.
—Es su trabajo, mamá.
—¡Qué! —Marie Maloney parecía a punto de explotar. 190

Emma sintió que era hora de intervenir y ayudar a explicar la situación.
—Ah, señora Maloney. Soy Emma Hughes, terapeuta ocupacional. Conocí a Elish
cuando vino a visitar a una paciente.
—Es genial, mamá, arregló todo a la señora F y la trajo a casa. —Le dio a Emma una
sonrisa tonta.
—Oh, bueno, eso es bueno. Hiciste un trabajo maravilloso querida, la señora

Fitzgibbon tiene grandes elogios para todo el personal del hospital.
—Es agradable escuchar eso. —Emma se quedó un momento más—, Yo, ah, debería
irme. Jimmy me llevará a casa.
—Oh, está bien, ha sido genial verte de nuevo, Emma —respondió El olvidando
temporalmente que Emma se iba.
La terapeuta sonrió:
—A ti también, Elish, cuídate.
—Gracias, Emma, por asegurarte de que mi hija borracha llegara a casa sana y salva.
—Ha sido un placer.

Elish, le guiñó un ojo con complicidad a la rubia, bueno, lo intentó de todos modos,
Emma pensó que la mujer alta tenía algo en el ojo.
—Normalmente no me emborracho.
—Bueno, gracias a Dios que es cierto —añadió secamente la señora Maloney.
—Buenas noches. —Emma saludó con la mano mientras caminaba por el sendero
del jardín hacia el minibús.
—Es una chica encantadora —comentó la señora Maloney—. Tú, por otro lado, eres
una chica muy borracha. Vamos a llevarte a la cama, Elish.
—Soy la campeona, mamá. He besado a la mayoría de las chicas.
—No quiero saberlo. —Su mamá advirtió.
Llegaron a la parte superior de las escaleras, Elish se balanceaba precariamente en el

último escalón, hasta que la señora Maloney la guio hacia el dormitorio de invitados, con
la bolsa de viaje en la mano.
Elish se sentó en la cama mientras su mamá encendía la lámpara, comenzó a 191

desabrocharse los botines, luchando por sacárselos.
»Aquí, déjame. Estarás en eso toda la noche.
—Gracias, mamá. —El se quitó la blusa por la cabeza, dejando la parte superior de
su cuerpo cubierta con un sostén negro. Comenzó a desabrocharse los pantalones,
mientras su mamá hurgaba en la bolsa de viaje, buscando los artículos que necesitaría su
hija ebria. Encontrando una camiseta y unos pantalones cortos entre la ropa, los tomó y
los colocó en la cama junto a Elish. Luego encontró una bolsa de aseo. Volviéndose hacia
su hija, que ahora estaba en ropa interior, le entregó la bolsa.
—Tu ropa de dormir está sobre la cama, póntela, luego ve al baño y llévate tu bolsa.
Vuelvo en unos minutos.
La señora Maloney volvió y encontró a Elish lista para irse a la cama, su aliento olía
a pasta de dientes de menta. Retirando el edredón, le indicó a su hija que se metiera en la
cama.
»Te traigo un vaso de agua, podría ayudarte a sentir menos resaca mañana si lo bebes.
—Gracias, mamá.
Marie Maloney tomó asiento en el borde de la cama. Observó cómo su hija bebía un
poco de agua antes de apoyar la cabeza en la almohada. El impulso de alisar las largas y
sedosas hebras oscuras era demasiado fuerte para resistir. Sabía que su hija estaba
pasando por una mala racha en su vida y estaba contenta de poder ofrecerle algo de
consuelo.
Elish suspiró mientras su madre le pasaba las manos por el cabello. Se sentía bien.
Dejó escapar un largo y lento suspiro.
»La extraño, mamá.
—Lo sé, Elish.
—No ha estado en contacto, no me ha devuelto ninguna de mis llamadas telefónicas.

Ahora no puedo contactarla, porque ha cambiado su número. No estaba destinado a ser,
supongo, éramos demasiado diferentes.
—Elish, ¿qué quieres decir?
El ceño de El se arrugó mientras se concentraba mucho en formar su respuesta.
—Mira Aisling, es fresas y crema y yo soy fruta enlatada y helado. —Hizo una pausa
por un momento—. Yo soy queso y vino y ella es champán y canapés. ¿Ves?
—Creo que sí, Elish. 192

El sonrió.
—Sabía que lo harías mira, tú y Aisling tienen eso en común.
La señora Maloney estaba teniendo problemas para seguir el hilo de pensamiento de

su hija.
—¿Qué es?
—La comida —declaró—. A ti te encanta cocinarla y a ella comerla. Sabía que lo

entenderías, mamá. —El cerró los ojos y la señora Maloney pensó que se había quedado
dormida. Miró con cariño a su hija, pensando en la mujer maravillosa que había resultado
ser y sabiendo que su padre habría estado muy orgulloso de su hija. De repente, la morena
habló, sobresaltándola.
»Lo siento, mamá. Siento, no haber salido como tú querías.
Marie Maloney miró cómo una lágrima caía del costado del ojo de su hija.
—Oh, Elish. —Jadeó—. No me arrepiento de nada de ti, Elish Maloney. Si hubieras

resultado como yo quería, estoy segura de que te habrías sentido miserable y posiblemente
incluso reprimida. Lo superé hace mucho tiempo te quiero exactamente cómo eres.
—¿De verdad? —La voz de El sonaba tan pequeña e incierta.

—De verdad, Elish. Por favor, créeme.
Asintió.
—Sí, te creo.
—Y créeme cuando te digo que daría cualquier cosa por verte feliz en este momento.
Te mereces la felicidad, Elish, y si Aisling puede darte eso, espero que las dos puedan
reconciliar sus diferencias y volver a estar juntas.
—También lo espero. Me enamoré de ella, mamá y nunca llegué decírselo.
—Espero que tengas la oportunidad, Elish. Realmente lo espero.
—Te amo, mamá.
En unos momentos, Elish estaba profundamente dormida. Marie Maloney le dio un

beso en la cabeza a su hija antes de dirigirse a su propia habitación.
193
PARTE 7
—¿Qué demo…? —Elish alcanzó a ciegas el teléfono que estaba sobre la mesita de
noche—. ¿Hola? —preguntó buscando a tientas el interruptor de la lámpara a su lado
preguntándose quién demonios podría estar llamando a esas horas.
—Puedo hablar con Elish Maloney, ¿por favor? —llegó la voz masculina que sonaba
oficial.
—Al habla —respondió aturdida mientras localizaba el interruptor de la lámpara, un

rápido vistazo a su reloj le dijo que eran un poco más de las dos de la madrugada.
—Aquí el Garda McKenna. Necesitamos localizar un poseedor de las llaves para las
instalaciones en Kerry Street. Temo que ha habido un allanamiento.
¡Maldita sea! Pensó Elish para sí, esto era todo lo que necesitaba.
—¿Ha hablado con el conserje, señor Mullins?

194
—No he podido comunicarme con él, usted eras el siguiente en la lista.
Elish suspiró, mientras se frotaba los ojos,
—Estaré allí en unos quince minutos.
Saliendo de su cálida y cómoda cama, fue al baño para refrescarse rápidamente y

luego se puso ropa interior limpia, una camiseta, una sudadera y unos pantalones. Al bajar
las escaleras, se puso el primer par de zapatillas deportivas que pudo encontrar y luego
agarró una cálida chaqueta acolchada. Levantando las llaves de su casa y del auto, salió
del cottage llegando casi quince minutos después al Centro Comunitario.
Al salir de su auto se dirigió hacia los dos oficiales de Gardai en la escena. Podía ver
el daño en una de las ventanas mientras se acercaba. Había sido destrozada para permitir
la entrada de los ladrones.
»Hola, soy Elish Maloney.
—Señorita Maloney, soy Garda McKenna y este es mi compañero, Garda Brown. —

Intercambiaron asentimientos, luego Garda McKenna procedió a informarla de lo que
sabían.
»Así que parece que los interrumpieron antes de que pudieran entrar al edificio, pero
necesitamos que entre con nosotros y eche un vistazo.
Diez minutos después, Elish, aliviada, salió del edificio con Garda McKenna, los
ladrones habían sido molestados y habían huido antes de que pudieran robar el equipo o
causar más daños. Ahora Elish tenía el aburrido trabajo de esperar a que un carpintero de
emergencia viniera y tapara la ventana rota.
Cuando la Gardai terminó con su parte del procedimiento, Elish vio luces de faros
entrar en el estacionamiento y asumió que el carpintero había llegado. A medida que el
auto se acercaba, supo que ese no era el caso, a menos que el carpintero condujera un
Mercedes negro de alta gama. Observó con curiosidad cómo James Keenan cerraba la
puerta de su coche y se dirigía con cautela hacia ella, sus zapatos brogue con suela de
cuero negro luchaban por ganar tracción en el asfalto helado. Una parte de El deseaba
resbalara y cayera de culo.
—Buenos días, señorita Maloney. —Saludó cortésmente, su cálido aliento

cristalizándose en el frío aire de la mañana.
—Señor Keenan —respondió Elish secamente.
James Keenan miró hacia donde estaban parados los oficiales.

195
—Entonces, ¿cuál es el daño?
—Solo una ventana rota, los ladrones fueron interrumpidos antes de que pudieran
ingresar al edificio.
—Bien, bien. Me alegra saber que no se han llevado nada. —James Keenan frunció
los labios, mientras parecía considerar qué decir a continuación. Elish se quedó con las
manos en los bolsillos, manteniendo su silencio. No tenía idea de por qué él estaba aquí,
no estaba segura de si esta era una práctica habitual para él aparecer cuando uno de sus
edificios era asaltado.
—He escuchado que ha corrido el maratón —dijo en tono de conversación.
Eso definitivamente la desconcertó por completo. Lo último que esperaba de este

hombre era una pequeña charla.
—Sí, correr es mi pasatiempo.
—Un tiempo muy respetable el que hizo.
—Estaba satisfecha con él.
El hombre asintió, sin hacer contacto visual con ella mientras miraba hacia el
estacionamiento. Elish tomó su atuendo; ciertamente no se veía como si acabara de caerse
de la cama, como ella. El hombre vestía un traje oscuro, con un grueso abrigo gris oscuro
que lo cubría para protegerse del frío de finales de noviembre. Observó mientras él
exhalaba, se hinchaba y luego desaparecía rápidamente en el aire frío de la noche.
Finalmente se volvió para mirarla.
—¿Ha tenido noticias de mi hija?
—No. —La simple respuesta de una palabra flotaba en el aire entre ellos.
—¿Tal vez debería llamarla? —sugirió.
Los ojos de Elish se redujeron a rendijas mientras se preguntaba cuál era su juego.
Primero, se retira de un trato que le habría dado a ella y a su personal nuevas instalaciones
para trabajar porque estaba viendo a su hija y ahora él estaba parado aquí conversando y
animándola a llamar a Aisling.
—Intenté llamar, Aisling no ha respondido ninguna de mis llamadas. —Mantuvo

contacto visual con James Keenan, pero no pudo devolverle el favor. Él agachó la cabeza
para mirar sus zapatos, antes de volver a mirarla.
—Ya veo.
Elish no dijo nada. No tenía nada que decir. 196

—Bueno, será mejor que me vaya a casa. ¿Se va también?
—Tengo que esperar al carpintero.
—Oh, por supuesto... bueno, buenas noches, señorita Maloney.
—Señor Keenan. —El asintió.
Observó cómo el hombre regresaba a su auto preparándose para irse en la noche,

curiosa cuando después de un minuto volvió a salir de su auto y caminó hacia ella.
—Espero que esto le sirva de algo. —Le entregó una tarjeta de presentación, luego
caminó de regreso a su auto, esta vez alejándose sin dudarlo un momento.
Elish, miró la tarjeta de presentación, daba los datos de contacto de James Keenan.
Movida por la curiosidad, le dio la vuelta y encontró una dirección de Edimburgo impresa
con una letra pulcra en el reverso.
Elish había encontrado su comportamiento desconcertante, pero no podía confiar en

la comadreja. Haciendo caso omiso de los sentimientos inusuales que la conversación y
la dirección escrita a mano despertaron en ella, caminó de regreso a la Gardai. No quería
considerar el hecho de que James Keenan en realidad le dio la más mínima esperanza. Le
molestó.
₪₪₪₪₪
El jueves por la mañana, Elish estaba sentada en su escritorio, sin hacer nada mientras
miraba la tarjeta que James Keenan le había entregado la noche anterior. Ya sabía la
dirección; estaba impresa en su cerebro. Esto seguramente significaba que Aisling estaba
en Edimburgo, probablemente con Aiden. Eso tendría sentido. En un impulso, Elish tomó
el teléfono llamado a información telefónica. No figuraba ningún número de teléfono en
esa dirección. Colgó el teléfono, ¿ahora qué? se preguntó. Se quitó las gafas de leer y se
frotó el puente de la nariz con el pulgar y el índice. Esto es locura, advirtió, pero eso no
impidió que buscara los horarios de los vuelos de Dublín a Edimburgo en su computadora
de escritorio.
Miró el vuelo disponible para mañana. Salía del aeropuerto de Dublín a la una y diez
para llegar a Edimburgo apenas una hora más tarde. ¿Debería? ¿Podría? Elish mordió la
punta de la patilla de sus gafas, ¡A la mierda! ¿Qué tengo que perder? Volviendo a
ponerse las gafas, hizo la reserva y luego se recostó, sorprendida por su propia
impulsividad. Un minuto después estaba buscando hoteles en Edimburgo cercanos a la
dirección que le habían dado.
Como era de esperar, la dirección estaba cerca de la Universidad de Edimburgo. 197

Encontró un hotel a un precio razonable a poco más de un kilómetro de distancia, había
mucho para elegir, ya que estaba justo en el centro de la ciudad. Oh, bueno, al menos
puedo hacer turismo por unos días, como mínimo. Aunque dudaba seriamente que le
apeteciera si este viaje planeado apresuradamente resultaba infructuoso. Recostándose en
su sillón ligeramente aturdida, consideró qué más debía hacer antes de irse. Ahora solo
tengo que arreglar las cosas aquí y salir a mis vacaciones de última hora sin demasiadas
preguntas. Alcanzando el teléfono, se dio a la tarea de cancelar todo lo que tenía en su
agenda para mañana y la semana siguiente.
₪₪₪₪₪
Elish vio cómo su maleta se acercaba en la cinta transportadora, la levantó, bajó las
ruedas y tiró de la manija hacia arriba. Empacar había sido fácil, el clima aquí era más o
menos el mismo que en Dublín, ahora tenía que ir al centro de la ciudad. Al ver las señales
de la parada de taxis y el autobús del aeropuerto, salió de la terminal. Al notar que un
autobús estaba esperando, pensó, ¿qué Diablos, han pasado años desde que usé el
transporte público?
Subió su maleta al autobús, su equipaje de mano era una pequeña mochila, colocada
de forma segura en su espalda.
—¿Va a algún lugar cerca del Hotel Bank?
El conductor del autobús la miró, estaba elegantemente vestido con una camisa
blanca impecable, con una corbata burdeos y un jersey sin mangas.
—Sí, puedo llevarla directamente a la estación de tren de Waverley. Esa es la última

parada. Desde allí, el Hotel Bank está a un corto paseo por Cockburn Street.
Eso sonó bastante bien para El.
—¿Cuánto?
—Tres libras ida o cinco libras ida y vuelta.
Los ojos de Elish se abrieron, no por el costo, sino por su descuido. Se había olvidado
del cambio de moneda.
—Sólo tengo euros.
—Ah, lo siento, solo puedo llevar libras. Puede cambiar su dinero dentro del
aeropuerto, pero perderá el autobús, debo partir en cinco minutos.
198
—Está bien. ¿Cuánto falta para el próximo autobús?
—Diez minutos, pero espere un segundo. —El conductor abrió la puerta de su

vehículo—. ¿Alguien puede ayudar a esta joven? Todavía no tiene libras, solo euros. —
Algunas personas comenzaron a mirar en sus bolsillos—. ¿Tiene cinco euros? Eso debería
ser suficiente para tres libras.
—Elish rápidamente revisó su billetera y encontró un billete de cinco euros. Un

hombre de poco más de veinte años se adelantó con monedas de tres libras, Elish le
entregó los euros y le dio las gracias. Sonriendo al conductor, esperó hasta que volvió a
su asiento y luego pagó su pasaje—. Muchas gracias.
—De nada. Hay una oficina de correos de camino a su hotel. Pase allí y le cambiarán
sus euros sin cargo.
El sonrió de nuevo.
—Lo haré. —Fue a tomar asiento, pero se detuvo cuando el conductor volvió a
hablar.
—Ah, y luego, recuerde cambiarlas de nuevo cuando vayas a casa. —Riendo, puso
en marcha el autobús de dos pisos para comenzar el viaje hacia el centro de la ciudad.
Al salir del autobús agradeciendo al conductor, Elish subió por la calle que él señaló.
Por supuesto encontró la oficina de correos, los euros cambiaron a libras, continuó hasta
la parte superior de la calle y localizó fácilmente el Hotel Bank en el lado opuesto de un

cruce muy transitado.
Una vez dentro de su habitación de hotel, quedó inmediatamente sorprendida por su

apariencia gótica. Las paredes estaban revestidas de roble oscuro, lo que le daba un
aspecto casi negro a la luz tenue de una tarde de finales del invierno. Una gran cama
doble, cubierta con sábanas azul marino, descansaba con orgullo contra una pared,
flanqueada por dos ventanas del piso al techo. Una alfombra color crema cubría el suelo.
La habitación era espaciosa, más grande de lo que esperaba. Razonablemente contenta
con su elección de alojamiento, se instaló para pasar la noche. Se había puesto nerviosa y
decidió que mañana sería el mejor día para visitar a Aisling.
₪₪₪₪₪
Elish caminaba por la calle Rankeillor. No había sido demasiado difícil de

encontrarla, por lo que estaba agradecida, considerando que estaba en una ciudad extraña.
Miró las casas de la ciudad que bordeaban esta amplia calle. Notando los números a
medida que avanzaba, cruzó al otro lado donde los números de las puertas eran impares. 199
Se encontró de pie ante una puerta de color rojo brillante. Aquí era. Tragando saliva, pulsó
el timbre y esperó. Al escuchar pasos acercándose a la puerta desde adentro, su ritmo
cardíaco se aceleró significativamente. La puerta se abrió y un hombre de poco más de
veinte años se paró frente a ella. Podía ver el parecido con Aisling, el cabello era del
mismo color, pero no los ojos, eran color avellana. Se quedó esperando expectante.
—Ah, estoy buscando a Aisling Keenan.
—¿Quién eres?
—Elish Maloney.
Hubo una larga pausa antes de que el joven hablara de nuevo,
—Será mejor que entres, Aisling está de compras.
Fue conducida a través de un vestíbulo embaldosado a un salón alfombrado. Luego

a través de una puerta inmediatamente a su derecha, que conducía a una sala de estar
delantera. El hombre rubio, que supuso que era Aiden, se sentó en un sillón de cuero
marrón. Elish miró rápidamente alrededor de la habitación y eligió sentarse en el sofá de
cuero, que se extendía a lo largo de una pared interior.
Esperó a que Aiden hablara, pero se mantuvo en silencio. Se sintió un poco incómoda
sentada aquí con este extraño que estaba mirando por la ventana. Miró con nostalgia la
televisión en la esquina, deseando que estuviera encendida. Cualquier cosa por una
distracción. El silencio era desconcertante.
»Le gustas, lo sabes.
Elish miró al extraño sentado al otro lado de la habitación. Sabiendo que Aiden sufría
de esquizofrenia, no podía evitar preguntarse quién podría ser el “él” al que Aiden se
había referido.
»No te preocupes, me refiero a mi padre, no a ninguna personalidad que aparezca

para conocerte. —Aiden la miró sin ningún rastro de emoción en su rostro.
La morena no estaba segura de que la desconcertaba más, el silencio o la forma en

que Aiden parecía leer sus pensamientos. Decidió que la única forma era ser ella misma.
—No puedo decir que me guste mucho, me sorprendería saber que tiene la capacidad
de agradar a cualquiera.
Aiden se rio, luego, tan rápido como había comenzado, terminó abruptamente.
—Me gusta tu honestidad, —se volvió serio de nuevo—. Odio el engaño, no tengo
tiempo para eso, me agita. 200
Elish asintió comprendiendo y una vez más se sentaron en silencio, el único sonido
que impregnaba la habitación eran los autos que pasaban. Miró alrededor de la habitación,
era espaciosa, supuso que todo el piso lo sería, parecía demasiado grande para una sola
persona.
»Tenía compañeros de piso, se mudaron.
Elish asintió, nuevamente sintiéndose un poco desconcertada por la perspicacia de

Aiden. Lo miró, tratando de leer algo de él, de nuevo no había ninguna emoción en su
rostro. Se quedó quieto, su postura rígida, pareciendo como si fuera imposible para él
relajarse.
—¿Has considerado conseguir unos nuevos?
—He descubierto que es difícil encontrar personas que estén dispuestas a compartir
piso con un esquizofrénico paranoico. Francamente, cualquiera que esté dispuesto me
preocupa y soy el loco. Encuentro que es más fácil vivir solo, disfruto del silencio.
Una vez más, todo lo que Elish pudo hacer fue asentir:
—¿Qué pasa con Aisling? ¿Está viviendo aquí contigo?

—Por el momento. Incluso si ella elige no regresar a Dublín, —Aiden hizo una pausa,
—Él quiere eso, sabes, ella no se quedará aquí por mucho más tiempo, en este
apartamento de todos modos.
Elish estaba desconcertada, sin entender del todo el significado de Aiden. Una vez
más, Aiden respondió a su pregunta no formulada.
»No es vida vivir conmigo a tiempo completo.
—Creo que Aisling podría no estar de acuerdo —respondió Elish.
—Estoy seguro de que lo haría. —La respuesta fue de nuevo franca y directa—. Pero
nunca se lo permitiría. —Aiden miró intensamente a El—. Por eso te he invitado a entrar.
—¿Qué harás si ella se va?
—Quedarme en Edimburgo por ahora, ya sea aquí o en la unidad. No me iré a casa

solo porque mi padre finalmente decidiera mostrar algo de interés. No iré a donde no me
quiere.
—¿Tal vez él realmente quiere construir una relación contigo? —ofreció Elish
alentadoramente. 201
—Entonces él sabe dónde estoy, pero nunca he visto a mi madre con él. ¿La conoces?
Elish negó con la cabeza,
—No.
Aiden miró más allá de Elish, aparentemente perdido en sus pensamientos. Una llave
girando en la puerta impidió cualquier conversación adicional.
Elish se quedó inmóvil. El tiempo parecía ralentizarse mientras esperaba con gran
expectación a que apareciera Aisling. La puerta principal se cerró acompañada por el
sonido de las bolsas de la compra. El repiqueteo de pasos en el suelo de baldosas del
vestíbulo, luego nada la moqueta del vestíbulo los silenció. El chirrido de una tabla del
suelo fuera de la puerta de la sala de estar hizo que Elish tragara nerviosamente. Hubo
más crujidos de bolsas cuando la rubia entró en la sala de estar, con una sonrisa en su
rostro para Aiden. Caminando hacia su hermano, dejó caer sus compras con una
exhalación de alivio y se quitó la bufanda. La morena notó como sus mejillas estaban
sonrojadas por el frío, se veía radiante.
—Uf, la ciudad estaba atestada. Debería saberlo mejor y no ir de compras un sábado.

—Le sonrió a Aiden mientras se quitaba el largo abrigo de lana, su hermano aún no había
pronunciado palabra.
»¿Aiden?
El joven simplemente asintió hacia el sofá donde una muy nerviosa Elish estaba
sentada expectante.
Volviéndose hacia Elish, la sonrisa se deslizó del rostro de la rubia, una mirada de
incredulidad envolvió rápidamente sus rasgos.
»¿Elish?
El vacilante se puso de pie, sin saber qué hacer o decir ahora que Aisling estaba frente
a ella, todo lo que podía pensar era que había pasado demasiado tiempo y que la contadora
se veía mejor que nunca.
»Elish, ¿por qué estás aquí?
La brusquedad en el tono de la rubia la sobresaltó, aunque no podía culparla.
—Yo, ah... tu padre, me dio la dirección.
—Mira, no había necesidad de que viajaras hasta aquí, debería habértelo dicho. Estoy
firmando los nuevos edificios sobre la comunidad. Puede que hayamos terminado, pero
aún quiero ver que la comunidad continúe prosperando.
202
Elish estaba atónita, no tenía idea de qué estaba hablando Aisling, sacudió la cabeza,
sin poder entender el giro de la conversación.
»Si eso es todo, puedes irte ahora.
La morena notó que Aiden había salido de la habitación en algún momento durante
la diatriba de su hermana. Ahora estaban solas.
—Aisling, realmente no tengo idea de lo que estás hablando.
La contadora frunció el ceño.
—Entonces, ¿por qué estás aquí?
—Estoy aquí porque quería verte. Nada que ver con el trabajo, solo tenía que verte.
—Elish metió las manos en los bolsillos de sus jeans en un intento de dejar de apretarlas
y abrirlas. Se concentró intensamente en su ex amante—. Estoy aquí porque perdí lo
mejor que me ha pasado en la vida. Reaccioné sin pensar bien las cosas; debí haberte dado
la oportunidad de explicarte. Debería haber confiado en ti, pero estaba demasiado
ocupada en enfadarme para tomarme el tiempo de escuchar.
—Sí, lo estabas —declaró Aisling rotundamente.
El silencio flotaba pesado en el aire entre ellas, hasta que Elish lo rompió.
—Quiero disculparme contigo, Aisling. Lamento mucho la forma en que te traté.
Aisling asintió en aceptación, pero permaneció en silencio.
Elish sacó las manos de su bolsillo solo para pasar los dedos nerviosos por su cabello,
todo lo que quería hacer en ese momento era tomar a Aisling en sus brazos.
»¿Puedo llevarte a cenar... esta noche?
Aisling parpadeó sorprendida.
—Oh, yo... no puedo. —Bajó la mirada al suelo y luego volvió a mirar a la morena—
. Tengo una cita —dijo en voz baja.
Elish estaba tan devastada por esta noticia que podía sentir las lágrimas brotar de sus
ojos. Aisling no se perdió la mirada cabizbaja que inundó a la morena. Elish no podía
esperar para hacer su escape.
—Ya veo... bueno, de todos modos, será mejor que me vaya.
—¿No quieres saber sobre el centro?

203
No en ese momento no lo quería, solo quería escapar para poder estar sola.
Limpiándose con enojo la lágrima que se escapaba del rabillo del ojo, Elish trató de
mantener la compostura lo suficiente como para responder.
—Tal vez, ah... ¿tal vez podrías enviar una carta al centro?
La mirada de Elish era casi suplicante y fue todo lo que Aisling pudo hacer para
resistir el impulso de ir hacia ella y limpiar las lágrimas de sus ojos.
—Claro, Elish —asintió—. Lo pondré por escrito.
—Gracias, —fue la tranquila respuesta. Tragó el nudo en su garganta—. Adiós,

Aisling.
Aisling se quedó congelada en el lugar mientras observaba a Elish caminar hacia la

puerta principal.
—Elish.
La morena se detuvo en seco, pero no se atrevió a mirar atrás.
—¿Sí?
—¿Por cuánto tiempo estarás aquí?

Elish se volvió hacia un lado.
—Solo unos días, vuelvo el jueves. —Hizo una pausa—. Podría conseguir un vuelo
antes... —respondió encogiéndose de hombros, ¿qué más había que decir?
La rubia asintió.
—Cuídate, Elish.
Ofreciendo una sonrisa triste, la morena se volvió hacia Aisling.
—Tú también. —Llegó a la puerta principal, la abrió y nunca miró hacia atrás.
Caminó directamente hacia la oscuridad de la noche de noviembre con las lágrimas
corriendo por sus mejillas, esta vez no se molestó en secarlas.
₪₪₪₪₪
Elish yacía en la cama del hotel. Se había duchado y se había puesto un par de 204
pantalones cortos y una camiseta. Desde que cerró la puerta de la casa de la calle
Rankeillor, todo había sido borroso. La televisión estaba apagada y el libro que había
estado leyendo la noche anterior yacía intacto sobre la mesita de noche, con las gafas
encima. Lo había arriesgado todo por un capricho y lo había perdido. Aisling había
seguido adelante y ahora sabía sin lugar a dudas que había perdido lo mejor que le había
pasado nunca y que saberlo le causaba un dolor en el pecho diferente a todo lo que había
experimentado antes en una relación. Tumbada boca arriba, con las manos detrás de la
cabeza, un tobillo cruzado sobre el otro, miraba desesperadamente el techo mientras
escuchaba los sonidos de los juerguistas un sábado por la noche.
Sin saber cuánto tiempo había estado mirando, inmóvil, perdida en sus pensamientos,
Elish se levantó de la cama y cruzó hacia la ventana grande, que daba a la calle principal.
Apoyada contra la pared, casualmente observó la actividad que se desarrollaba en la calle
adoquinada. Chicos cantando, chicas gritando, despedidas de soltera, despedidas de
soltero. El pub al otro lado de la calle estaba ocupado, al igual que el bar del hotel. Suspiró,
ver a la gente divertirse parecía agravar su propia tristeza. Consideró que no había comido
desde la hora del almuerzo y sabía que debería hacerlo, pero se encontró incapaz de
considerar seriamente la idea de comer. En cambio, decidió intentar dormir un poco;
mañana cambiaría su vuelo programado y tomaría el primero disponible de regreso a
Dublín.
Elish se despertó algún tiempo después por el timbre del teléfono del hotel.
—¿Hola?
—Señorita Maloney, lamento molestarla a esta hora, pero tenemos a Aisling Keenan
en la recepción. ¿Le gustaría verla?
Parpadeó sorprendida, ¿Aisling estaba abajo?
—Ah, sí, mándela arriba.
—De inmediato, señorita Maloney.
Volviendo a colocar el teléfono en su soporte, se sentó en la cama y se pasó los dedos

nerviosos por el cabello.
¿Por qué estaba Aisling aquí? Miró el reloj, ¡a la una y veintidós de la madrugada!
Al levantarse de la cama con la intención de ponerse algo de ropa, su progreso fue
detenido por un golpe en la puerta. Tomando una respiración profunda, se acercó a la
puerta y la abrió; Aisling estaba de pie al otro lado mirando... Elish frunció el ceño,
¡Aisling parecía enfadada! Sí, pensó, definitivamente parecía enfadada.
La rubia enojada la señaló con el dedo.
—¡Me has arruinado para cualquier otra persona, Elish Maloney!

205
La morena parpadeó mirando a la mujer iracunda que tenía delante.
—¿Yo?
—¡Sí! —Las fosas nasales de la rubia se ensancharon mientras la miraba

deliberadamente—. ¿Qué piensas hacer al respecto? —exigió.
Los ojos de Elish se abrieron con sorpresa por las circunstancias inusuales en las que
se encontraba de repente. Allí estaba, de pie en la entrada de una habitación de hotel en
Escocia, con la mujer de la que se había enamorada, luego la despidió y luego trató de
regresar solo para descubrir que era demasiado tarde, parada frente a ella exigiendo saber
qué iba a hacer por arruinarla para alguien más La vida podría ser muy extraña de hecho.
—¿Te gustaría entrar? —preguntó cortésmente.
Aisling puso los ojos en blanco y pasó junto a ella hacia la habitación.
Cerrando la puerta, Elish tentativamente se acercó a su ex amante, solo para que la

rubia se volviera hacia ella.
—¡He cenado esta noche con una mujer atractiva, ingeniosa e inteligente y todo en
lo que podía pensar era en ti! —De nuevo un dedo señalándola con enfado.
Elish se preguntó si esto era realmente un insulto. Ciertamente sonaba como uno.
Fuera lo que fuera, no le importaba, Aisling estaba aquí y eso debía significar algo. Estaba
pensando en ella tenía que ser bueno, bueno, a menos que estos pensamientos
involucraran objetos afilados. Una lenta sonrisa comenzó a cubrir su boca.
»¡No te atrevas a sonreír! ¡No te atrevas! —Hubo una pausa antes de que la contadora
agregara—: Y puedes pagar mi factura telefónica. ¿¡Tienes idea de a cuántos hoteles he
llamado esta noche!?
La morena inmediatamente levantó las manos en señal de rendición, murmurando

una disculpa.
»Apareces en Edimburgo completamente de la nada, haciendo un gran gesto para

recuperarme. ¡Me despediste, Elish! Me dijiste que no me necesitabas. ¿Qué ha
cambiado?
—Todo —imploró—. Mi vida no es la misma sin ti. Está vacía.
Aisling continuó mirándola mientras El intentaba enderezar su rostro, estaba

resultando difícil detener la sonrisa que quería estallar.
—Tenemos que hablar, ¡así que empieza a hablar! —demandó mientras se quitaba
su pesado abrigo de invierno.
206
Elish se acercó con cautela a la iracunda rubia. Nunca la había visto enfadada, la
mujer siempre estaba tan serena y relajada. Se sentó en el borde de la cama, dejando a la
rubia de pie, con los brazos cruzados sobre el pecho y una postura rígida. Se tomó un
momento para pensar en lo que quería decir, sin saber por dónde empezar, decidió
contarle a Aisling cómo había llegado a Edimburgo.
—Cuando tu padre me dio la dirección, decidí arriesgarme. Te quiero de vuelta en

mi vida, pero no contestas mis llamadas, así que sabiendo que probablemente estabas
aquí, he venido a verte, te extraño. Te quiero de vuelta.
—Me lastimaste.
—Lo sé, y lo siento mucho por eso. —Miró directamente a los ojos de la rubia—.
Nunca antes me había sentido así, Aisling. Me siento miserable sin ti.
La contadora respiró hondo y asintió.
—Espero que hayas sido realmente miserable, porque ciertamente lo he sido.
—Confía en mí, lo he sido. —Hubo un silencio entre ellas ya que ninguna estaba
segura de qué decir o hacer a continuación; Elish decidió que dependía de ella dar el
siguiente paso—. ¿Te vas a quedar un rato? —preguntó tentativamente.
Aisling asintió su acuerdo a la sugerencia; relajando su cuerpo un poco, se sentó en

la silla junto a la ventana.
Hubo un silencio entre ellas por unos momentos antes de que la morena lo rompiera
con una pregunta que la había estado molestando desde ese fatídico día en que James
Keenan les había informado a todos que les quedaban seis meses de contrato de
arrendamiento.
»¿Por qué no me dijiste lo que tu padre había planeado?
Aisling suspiró.
—No podía, trabajaba para él. No habría sido ético informarte de sus planes...
Elish estuvo a punto de interrumpir, pero la rubia levantó una mano para detenerla.
»Déjame terminar —pidió suavemente. Ante el asentimiento de El, continuó—.

Desde el principio sabía que el terreno y los edificios se iban a vender. En verdad, al
principio fue un trabajo de números para mí, pero a medida que comencé a aprender más
sobre lo que sucedía en los edificios, comencé a ver las cosas de otra manera. —Hizo una
pausa, sacudiendo la cabeza—. Y después de ese día que me diste el recorrido, supe que
tenía que hacer algo para ayudar. Pude ver cuán vital era el Centro para la comunidad. No
quería contribuir arrancándole el corazón. —Aisling le sonrió—. Recuerdo que me
preguntaste ese día si quería participar en algo que ofrecía el Centro o ser voluntaria.
Entonces supe que haría todo lo posible para mantenerlo abierto. No podía decir nada, 207
pero después de esa visita inmediatamente comencé a buscar formas de hacer
precisamente eso. Cuando escribí una cláusula en el contrato de la tierra y la cadena de
Supermercados estuvo de acuerdo, estaba segura de que había encontrado la respuesta.
—Aisling se detuvo de nuevo, mirando a Elish intensamente—. No me malinterpretes,
todavía estaba nerviosa, te vi mientras hacías tu trabajo, completamente inconsciente de
lo que te esperaba... eso fue muy difícil, Elish, —finalizó la rubia en un susurro—. No
tienes idea de la cantidad de veces que quise dejar escapar todo lo que estaba pasando
entre bastidores. Me mordí la lengua y recé para que llegara el día en que mi padre hiciera
su anuncio, sería buenas noticias tanto para ti como para Naomi. —Se rio con amargura—
. Me imaginaba que ese día sería muy diferente a cómo resultó. —Se detuvo
aparentemente perdida en los oscuros recuerdos de esa fatídica mañana, luego respiró
hondo y continuó—: Bueno, ya sabes el resto. Mi padre puede ser un hombre muy
rencoroso.
Elish tomó el silencio de Aisling como su señal para hablar.
—Desearía haberte dado la oportunidad de explicarte, desafortunadamente estaba

demasiado enojada y molesta para pensar con claridad. Estaba herida y reaccioné a esos
sentimientos. He estado haciendo un gran examen de conciencia estas últimas semanas.
Creo que es mi mayor defecto de personalidad, reaccionar ante situaciones que me afectan
emocionalmente, en lugar de tomarme el tiempo para dar un paso atrás y pensar las cosas.
Nunca te di una oportunidad.
Aisling negó con la cabeza, no podía dejar que la morena cargara con toda la culpa.
Sabía que se trataba de un caso en el que ambas eran empujadas en diferentes direcciones,
lo que creaba un conflicto de intereses para ambas.
—Sin todos los hechos, no es de extrañar que reaccionaras de la forma en que lo

hiciste, El.
—Aun así, debería haberte dado la oportunidad de explicarte, lo lamento

profundamente.
De nuevo hubo silencio entre ellas mientras ambas se tomaban su tiempo para
ordenar sus pensamientos. Elish se sintió aliviada de tener la oportunidad de hablar con
Aisling para tratar de resolver sus diferencias. Estaba agradecida de que la rubia le diera
esta oportunidad y tenía la intención de aprovecharla al máximo. Fue sacada de sus
pensamientos por una pregunta.
—¿Cuéntame sobre el día en el centro de drogas? El, ¿qué pasó? —Esto era algo
sobre lo que Aisling necesitaba aprender más, lo que había visto ese día la perturbó
mucho. La imagen de su amante intentando asfixiar al hombre con el cuchillo la había
perseguido desde entonces. No le tenía miedo, pero había sido impactante presenciar de
primera mano de lo que era capaz.
208
—Mi padre estuvo en la Gardai toda su vida laboral. Un día respondió a una llamada
de rutina con su pareja. Resulta que se había desatado una pelea en un pub por las drogas.
Mi padre entró en el pub y lo apuñalaron en la garganta, sin advertir nada. Estaba muerto
antes de que llegara la ambulancia. —Las lágrimas brotaban de los ojos de El, todavía lo
extrañaba todos los días.
Aisling se levantó de la silla en la que estaba sentada e inmediatamente se dirigió

hacia ella, sin dudarlo le ofreció consuelo.
—Lo siento mucho. Eso debe haber sido horrible para todos ustedes.
El asintió.
—Ese día en el Centro, algo en mí simplemente se rompió. Al ver esa situación, un

drogadicto con un cuchillo, sabiendo que mi padre había sido asesinado en circunstancias
similares, perdí el control. —Elish era consciente de que Aisling frotaba su espalda
tratando de calmar su dolor—. Cuando apuñalaron a mi papá, los culpables huyeron de la
escena, su compañero estaba demasiado ocupado tratando de mantener vivo a mi padre y
no pudo perseguirlos. Nunca los atraparon y nunca superé su pérdida. Llevo esa bola de
ira dentro de mí, burbujeando bajo la superficie, alimentado por la inutilidad y la injusticia
de la muerte de mi padre. Ese día en el Centro me mostró que tengo que tomarme el
tiempo para llorar y tratar de liberarme de esa ira. He tenido esta mentalidad de no dejarlo
ir hasta que el asesino sea llevado ante la justicia. Ahora me doy cuenta de que no es lo
correcto. Necesito manejar la emoción y no dejar que afecte mis decisiones. Me defraudé
ese día, pero al hacerlo, lastimé a las personas que me aman y arremetí contra la persona
más importante de mi vida cuando trató de ofrecerme consuelo. Lo siento Aisling, no te

merecías las duras palabras.
Aisling la ayudó a acostarse en la cama, mientras continuaba ofreciéndole a la mujer

palabras de consuelo y apoyo. Se quitó los zapatos y se acostó junto a ella, contenta de
permitirles a ambas descansar un poco. No habían terminado de hablar, pero no tenía que
hacerlo todo en una noche.
₪₪₪₪₪
Aisling se despertó un tiempo después para encontrar sus extremidades enredadas

con las de Elish. Sus brazos se rodeaban mutuamente. Parecía que, aunque su mente no
estaba lista para aceptar a la morena de nuevo en su vida, su cuerpo tenía otras ideas.
Sabía que sería demasiado fácil continuar donde lo habían dejado. Elish estaba lista para
hacerlo; lo había demostrado al viajar a Edimburgo para verla. Sin embargo, sabía que
todavía tenían mucho de qué hablar antes de estar listas para reavivar su relación, pero en
el fondo sabía que eso era lo que quería que Elish volviera a su vida.
209
La morena se movió a su lado y miró cariñosamente mientras un ojo azul se abría.
Sus ojos se agrandaron cuando se dio cuenta de que estaba envuelta alrededor de Aisling.
Se sentó y murmuró una disculpa.
—No es necesario, El. Creo que ambas buscamos un poco de consuelo en nuestro
sueño.
Al darse cuenta de que todavía estaba oscuro afuera, aunque la lámpara de la mesita
de noche, que ninguna de las dos había apagado, iluminaba la habitación, Elish miró su
teléfono móvil y vio que eran casi las seis de la mañana.
—¿Qué tienes planeado para el resto del día? —preguntó en voz baja.
Aisling se rio entre dientes.
—Tengo la intención de desayunar y luego recuperar el sueño.
—Eso suena como un plan, —Elish se dio cuenta de que sus palabras sonaban
presuntuosas e intentó rectificar su error—. Para desayunar, quiero decir... pero no
necesariamente juntas, yo eh...
Aisling la silenció con una oferta.
—En realidad, si me acompañas a casa, hay un lugar en el camino que está sirviendo
el desayuno. ¿Quieres acompañarme?
Sonriendo, agradecida por la comprensión de la mujer, la morena asintió. Cuanto más

tiempo pasaba con Aisling, más recordaba que era una mujer muy sencilla. Sin
pretensiones ni subterfugios, su enfoque directo y tranquilo de la vida fue una de las cosas
que más le atraían de la rubia.
—Me encantaría.
₪₪₪₪₪
Caminando de regreso a la casa de Aiden, estaban cerca de la calle en la que vivía

cuando Aisling tomó la mano de El y la llevó a un pequeño lugar llamado Larry's Diner.
Estaba bastante tranquilo dentro con solo un puñado de clientes sentados en los
reservados. Aisling seleccionó uno escondido en una esquina. Elish se moría de hambre,
no había comido desde la hora del almuerzo del día anterior. Sabía que la rubia había
salido a cenar la noche anterior, pero no se sorprendió cuando ordenó el desayuno
completo con tostadas adicionales. La morena se conformó con unas tostadas francesas
con tocino. Desayuno servido con té y café ambas comieron, agradecidas de estar
poniendo algo en sus estómagos. 210
Elish observó fascinada mientras la contadora deslizaba la última rebanada de pan
tostado sobre su plato, prácticamente limpiándolo de todos los restos de su desayuno,
luego tarareaba alegremente mientras se lo metía en la boca.
Aisling la atrapó mirándola y sonrió.
—Lo siento, pero me encanta desayunar aquí un domingo por la mañana, estoy
segura de que es más temprano de lo habitual, pero ha estado igual de bueno.
Elish sonrió cariñosamente a la rubia, maravillándose una vez más de su apetito.

Bebiendo su café, jugaba ociosamente con su tenedor.
—Entonces, ¿esta mujer con la que ha tenido una cita?
Aisling levantó una ceja ante la mención de su cita.
»¿Era la primera?
—¿La primera cita con alguien? ¿O la primera cita con ella? —aclaró Aisling.
De repente la mujer más alta parecía muy incómoda con el tema,
—Ah, ambas.
El rostro de Aisling se puso serio, todos los signos de burla habían desaparecido.
—Esa fue mi tercera cita con Sarah.
—Ah, entiendo.
—¿De verdad?
Elish bajó la cabeza.
—Lo siento, olvida que he preguntado.
—No, creo que es importante que hablemos de esto, de lo contrario te estarás

preguntando e imaginando qué pudo haber pasado entre nosotras.
Elish inhaló profundamente, tenía razón, era mejor discutirlo.
—Yo… —tropezó con sus siguientes palabras, queriendo saber todo, pero sin saber
si realmente quería escuchar la respuesta—. Así que tú y ella...
—Tuvimos tres citas —respondió Aisling.

211
Mordiéndose el labio inferior, Elish trató de no imaginar lo que podría haber pasado
en esas tres citas.
»Nos besamos, más de una vez, pero no dormimos juntas —dijo claramente.
—Lo siento, sé que realmente no es asunto mío, pero no puedo evitar preguntármelo.
—No lo es, pero entiendo tu necesidad de saber, también tengo curiosidad.
Elish la miró preguntándose qué estaba preguntando. En su mente, no había salido

con nadie más, pero en realidad, tampoco había hecho nada exactamente. De repente,
deseando no haber sacó a relucir el tema, quería estar en cualquier lugar menos sentada
frente a una curiosa Aisling.
Aclarándose la garganta, consideró cómo responder sin que la rubia la odiara.
—No me he acostado con nadie —comenzó con cautela.
Aisling se enderezó en su asiento inmovilizándola con una mirada penetrante. Para

consternación de la rubia, Elish comenzó a mirar a cualquier lado menos a ella. Esperó
hasta que la morena la mirara.
»Creo que será mejor que me explique.
—Soy toda oídos, —fue la respuesta sarcástica.

—Primero fue Bren...
El arrebato de Aisling hizo que la morena se estremeciera.
—¡Qué! ¿Tú y Bren?
—¡Sí, quiero decir que no! —Dejó escapar un suspiro de exasperación y luego se
cubrió los ojos con las manos en pura frustración, todo el tiempo Aisling la miraba—.
Bren me besó —continuó apresuradamente—. Era la noche de su despedida,
aparentemente estaba un poco enamorada de mí y después de unos tragos se me echó
encima. —Aisling no parecía convencida—. Pregúntale a Naomi —dijo patéticamente.
—¿Por qué? ¿También la has besado? —fue la respuesta cortante.
Elish hizo una mueca.
—Confía en mí, Aisling, estaba tan sorprendida como tú por el beso.
—¿Y eso fue todo lo que pasó?
Sin pensarlo, El respondió:

212
—Con Bren, sí. Estaba allí de pie pensando en una manera educada de decirle que
no estaba interesada en ella de esa manera cuando la pequeña descarada dijo que ni
siquiera estaba segura de que le gustaran las chicas, ¡solo tenía una pequeña cosa
conmigo!
—¿Qué más, Elish? Sé que hay más.
—Eso fue todo, lo juro, ella se fue.
—No con Bren.
—Oh, ya veo. Ah, bueno... hubo una noche de fiesta con mis hermanos. —Elish tragó
duro, realmente no quería contar esta historia, sabía que iba a sonar horrible—. Es una
tradición familiar, ya ves, sacar a los quebrantados de corazón a emborracharse. —Hizo
una pausa—: Tienen estos desafíos. —Echó un vistazo a la rubia, cuyo rostro permaneció
cuidadosamente neutral. La morena se estaba poniendo más nerviosa por segundos; nada
la ponía tan nerviosa como estar sentada frente a Aisling. Ni sus presentaciones, ni el
maratón, nada más podría afectarla de esta manera.
—Yo, ah, bebí demasiado y terminé intentando el desafío de los besos. —De nuevo
no hubo respuesta de la rubia—. Bueno, verás, Tim tenía el récord y estuvo burlándose
de mí toda la noche, así que decidí intentar batir su récord.
—¿Cuál era su récord?

—Doce besos.
—¿En la mejilla?
Elish hizo una mueca.
—Besos en los labios.
—¿Cuánto?
El tragó.
—Veinticuatro, —tenía un vago recuerdo de haber duplicado su cuenta esa noche.
—Impresionante, es un milagro que te queden labios.
Había algo en la voz de Aisling que la dejó con un sentimiento siniestro sobre todo
esto. Francamente, le estaba asustando su comportamiento controlado.
—¿Luego te fuiste a casa sola?
Silencio. 213
»¿Elish?
—Ah, no exactamente... —rápidamente levantó las manos para detener el arrebato

de Aisling, la rubia claramente había llegado a su límite—. Pero no es lo que piensas.
—Entonces ilumíname, —fue la escueta respuesta.
Continuó explicando todo sobre Emma, la terapeuta ocupacional. Es posible que

haya estado muy borracha esa noche, pero su recuerdo de los hechos no se vio demasiado
afectado por el alcohol. Al final de su historia, Aisling se quedó mirándola fijamente
durante aproximadamente un minuto.
—Vamos a ver si lo entiendo. Desde que estamos separadas has besado veinticinco
mujeres... ¿apasionadamente? —El asintió—. No solo eso, ¿sino que tus hermanos creen
que te acostaste con Emma? —La morena parecía debidamente reprendida mientras
asentía—. ¡Elish! ¿Qué voy a hacer contigo?
Cuando la morena levantó una ceja con esperanza, Aisling levantó las manos con
desesperación.
—Acompáñame a casa tengo dolor de cabeza.

₪₪₪₪₪
Elish se despertó el lunes por la mañana sintiéndose mejor que en más de dos meses.
Ella y Aisling estaban hablando e iba a pasar más tiempo con la hermosa rubia, la vida
era buena y necesitaba quemar un poco de exceso de energía. Con una camiseta,
pantalones cortos y zapatillas deportivas, se estiró en su habitación de hotel. No tenía idea
de adónde iba a correr en esta extraña ciudad. Quizás la recepción del hotel podría
ayudarla. Al bajar las escaleras a la planta baja, se topó con el asistente del gerente, Mark.
—Buenos días señorita Maloney.
—Buenos días, Mark. Me pregunto si podrías ayudarme. Quiero ir a correr, pero no

tengo idea de a dónde debo dirigirme.
Mark sonrió.
—Conozco exactamente el lugar y créame, no se perderá. —Procedió a darle

instrucciones, directamente hasta el final de la Royal Mile, giro a la derecha en el palacio
de Holyrood y frente a ella habría un volcán extinto. Sabía que no le estaba tomando el
pelo porque había visto la protuberancia rocosa desde su habitación. 214
»Cruce el camino hacia el lado con el lago lleno de cisnes. —Elish asintió—. Luego
continúe a su izquierda, verá un camino que rodea el Asiento de Arthur. Bueno, son casi
seis kilómetros y medio —advirtió Mark—, pero la lleva de vuelta a donde ha empezado,
no se puede perder.
Elish se lo agradeció y se dirigió a la Royal Mile justo como él dijo, notando todas
las tiendas de regalos de tartán en su camino, luego un... mmmm Starbucks... Tomó nota
de la ubicación de la cafetería, estaban planeadas para abrir en Dublín a final de año,
nunca había estado en una, tal vez podría hacerlo antes de irse a casa.
Tal como lo describió Mark, el palacio estaba justo al final de la Royal Mile y no
podía perderse el Asiento de Arthur, ya que se cernía sobre el lago lleno de cisnes en el
lado opuesto de la carretera. Al cruzar, vio fácilmente la entrada a la carretera que rodeaba
el volcán extinto, se movió fácilmente sobre el asfalto liso mientras la carretera se
inclinaba suavemente durante el siguiente kilómetro mientras rodeaba la colina. El tiempo
era soleado y fresco con una ligera escarcha que cubría la vegetación. Las vistas que se
ofrecían desde esta posición ventajosa eran impresionantes, ya que la vista barría sin
obstáculos primero el mar y luego el resto de la ciudad mientras giraba alrededor de la
colina. Cuando completó los seis kilómetros y medio, impulsada al final por la pendiente
descendente de regreso al lago lleno de cisnes, se sintió eufórica y dio una segunda vuelta
alrededor de la colina.
Casi una hora y media después, Elish estaba de regreso en el Hotel Bank, sudando y
sonriendo mientras atravesaba la recepción. Mark la vio y le hizo señas para que se
acercara.
—Hay un mensaje para usted. —Mientras iba a recuperar el mensaje, tuvo una
pequeña charla con ella—. ¿Disfruto su carrera?
—Claro que sí, ha sido fantástico.
Él sonrió, atrapado en su entusiasmo.
—¿Las indicaciones estaban bien?
—Sí, gracias por eso.
—De nada —respondió entregándole la nota—. ¿Ha disfrutado las vistas? —Sabía
que sí mientras seguía admirando a la mujer que tenía delante.
—Las he disfrutado tanto que he tenido que dar una segunda vuelta.
Mark se quedó boquiabierto, había pensado que su tiempo había sido decente, ¡pero
dos veces! Murmuró algo sobre la mujer maravilla mientras El subía las escaleras hacia 215
su habitación.
Leyó la nota en su mano por segunda vez.
Elish,
Encuéntrame en la casa alrededor de las diez.
Aisling
PD: Vístete abrigada y usa zapatos cómodos.
Elish se dio cuenta que tenía tiempo suficiente para darse una ducha. Entonces podría
dar un paseo tranquilo hasta la calle Rankeillor y llegar con tiempo de sobra para lo que
sea que Aisling había planeado.
₪₪₪₪₪
Justo antes de las diez, llamó a la puerta principal de Aiden. Aisling respondió, con
su chaqueta en la mano.
—He pensado que es una mañana tan hermosa que podríamos dar un paseo. Conozco
un lugar donde la vista del horizonte es espectacular en un día claro como este.
—Maravilloso. —Elish se fijó en el atuendo de Aisling, jeans, un suéter cálido de

cuello vuelto, similar a su propia ropa. Donde diferían eran las cómodas botas para
caminar de aspecto robusto que Aisling usaba y la chaqueta de Gore-Tex que actualmente
estaba abrochándose. Miró sus zapatillas deportivas y su parka.
—Servirán —proclamó Aisling captando los pensamientos de la morena—. Pero

probablemente también necesitarás esto. —Le entregó un gorro de lana, que El miró con
incredulidad. La rubia se rio—. Confía en mí cuando digo que me lo agradecerás más
tarde.
—¿Aiden no quiere venir con nosotras? —preguntó.
Aisling se sintió reconfortada por la consideración de la morena hacia su hermano.
—Disfruta de un paseo conmigo de vez en cuando, pero ha creído conveniente

regresar a la unidad durante la semana. Creo que quería que tuviera el mayor tiempo libre
posible mientras estás aquí.
—Habría estado más que feliz de pasar tiempo con los dos. 216
—Es decisión de Aiden, lo llamaré y veré si le gustaría cenar con nosotras mañana
por la noche, pero no te hagas ilusiones. Tal vez con el tiempo, podría ser más receptivo
a pasar tiempo contigo.
El asintió.
—Lo espero.
La rubia abrió el camino hacia el extremo opuesto de la calle Rankeillor, el extremo

en el que Elish nunca había estado y procedió a caminar hacia… —Sí, pensó El, parece
que voy a subir allí una segunda vez hoy.
Cuando comenzaron a caminar por un sendero muy transitado, Aisling le contó a

Elish un poco de historia.
—Este es el Asiento de Arthur, un volcán extinto, tiene 250 metros de altura, dos
lagos y una capilla en ruinas, además de un manantial natural. Es mi paseo favorito y me
sorprende cada vez que llego a la cima que esté justo en el medio de una ciudad.
El no pudo evitar la risa que brotó de su garganta.
»¿Qué es tan gracioso? —preguntó Aisling desconcertada por la respuesta.
—He terminado de correr alrededor hace una hora.

Ante la mirada boquiabierta de la rubia, El se rio más fuerte.
Poco a poco se dirigieron hacia la cima, conversando en el camino. Aisling de vez en

cuando se reía a expensas de Elish cuando se resbalaba de vez en cuando, recibiendo la
extraña mirada afable en respuesta.
Cuando llegaron a la cima, Elish se quedó atónita. La vista se extendía por kilómetros
hacia el mar hacia el este mientras su mirada recorría la orilla del agua y las tierras de
cultivo se extendían hacia el sur. Hacia el sur podía ver hasta otro conjunto de colinas. El
oeste mostraba el centro de la ciudad, con sus edificios que se extendían por kilómetros.
El norte era otra zona densamente poblada que terminaba en los muelles. Ambas pasaron
unos minutos en sociable silencio mientras contemplaban la vista que se les ofrecía como
recompensa por haber escalado.
—Te ves linda con ese gorro, ¿sabes?
Elish miró el sobrio gorro negro en la cabeza de Aisling, luego pensó en el gorro rojo
brillante de lana que llevaba, segura de que estaba siendo objeto de burlas de nuevo.
»Realmente te queda bien el color rojo, deberías usarlo más a menudo.
—¿De verdad? —Al crecer sin hermanas, Elish rara vez tenía este tipo de 217
conversación, y cualquier cosa que su mamá le dijera le sentaba bien, por lo general corría
a un millón de kilómetros, la observación de Aisling la emocionaba.
—Gracias.
—De nada, —fue la tranquila respuesta.
Bajaron parte de la colina hasta un segundo lago enclavado en la roca. Elish estaba
confundida, juró que había contado tres lagos hasta ahora. Aisling se rio y le dijo que sí,
pero que solo había dos unidos al Asiento de Arthur. El tercero pertenecía al pequeño
pueblo al pie del lado sur de la colina. En uno de los bancos que rodeaban el lago más
pequeño ubicado dentro de la colina, se sentaron juntas. Aisling metió la mano dentro de
su pequeña mochila y sacó una bolsa llena de pan.
»Estos cisnes no obtienen tanto como los de los lagos inferiores, no son tan fáciles
de alcanzar.
Elish asintió mientras tomaba un poco del pan ofrecido y comenzaba a arrojarlo al
lago.
»También les gusta Cheesy Wotsits —añadió Aisling con indiferencia.
Miró incrédula a Aisling, la idea de que alimentara a los cisnes con las pequeñas
bolitas de maíz con queso no estaba más allá de las posibilidades.
—Por favor, dime que no has estado alimentando a los cisnes con eso.
Aisling se rio.
—No, pero la última vez que estuve aquí, un niño pequeño decidió compartir el suyo,
¡juro que los cisnes dejaron de comer el pan! Fue tan adorable cuando se dio cuenta de
que les gustaba su comida. Aisling inclinó su cabeza hacia el fuerte hombro de Elish, la
morena estaba dando volteretas adentro, agradecida por esta muestra de intimidad, por
pequeña que fuera.
—Elish, ¿alguna vez has pensado en tener hijos?
El miró el rostro de Aisling, sonrojada por el frío, sus ojos verdes abiertos y curiosos.
—He considerado tener hijos en mi vida, pero no estoy segura si quiero tener un hijo
yo misma. Ciertamente no en esta etapa de mi vida, pero en el futuro y con la persona
adecuada, es una gran posibilidad. —Respondió a sonrisa de Aisling con una suya—. ¿Y
tú?
—Estoy bastante segura de que quiero tener hijos, pero no en este momento. Estoy
segura de que lo haría en el futuro y, a diferencia de ti, gran debilucha, creo que realmente
me gustaría experimentar el embarazo. No estoy tan interesada en el trabajo de parto. — 218
La nariz de Aisling se arrugó para transmitir sus pensamientos sobre esa parte del
proceso—. Pero creo que es algo por lo que definitivamente me gustaría pasar. Me
encantan los niños.
—Naomi está embarazada —comentó El.
—¡Oh, Dios mío! ¿Lo está?
Asintió.
—Ella y Declan van a ser unos padres maravillosos.
Aisling sonrió ante el evidente afecto de Elish por sus amigos.
—También lo creo. No los conozco tan bien como tú, pero al pasar tiempo con ellos
en tu barbacoa, tuve una idea de cómo son como personas. —Se perdió en sus
pensamientos por unos momentos—. Realmente extraño a todos, ¿sabes? ¿Me dirás qué
ha estado pasando?
Elish le sonrió cariñosamente, su habilidad para conocer gente y convertirse en parte

de sus vidas era completamente entrañable, y se le había echado de menor en el lugar.
—A ver, Dios mío, han pasado tantas cosas y no solo en el Centro. Primero que Bren
se ha ido.
La cabeza de Aisling se levantó ante esa noticia.
—¿De verdad? —Obviamente se había perdido esa información la primera vez que
se mencionó, pensó Elish. No era de extrañar dado que el tema entonces era ella besando
a Bren.
La morena sonrió ampliamente.
—Lo ha hecho, pero es fantástico Aisling. Ha comenzado la universidad. ¡Estudia

trabajo social!
—Oh, Elish, eso es fantástico.
—Todos estamos muy emocionados y orgullosos de ella. Tengo un chico nuevo,

Brian... —Hizo una pausa antes de agregar—. Tiene el cabello rojo.
Aisling estalló en carcajadas y algunos cisnes batieron sus alas ante el repentino
sonido.
—Al menos Bren solo tenía la mitad de su cabello rojo.
—Empieza a gustarme. 219

—Sí, seguro, Elish —comentó claramente sin creer a su alta compañera.
El hizo una mueca.
—La señora Fitzgibbon se rompió la cadera…
—Ay, la pobre. ¿Cómo está?
—Muy bien ahora. La encontré en el piso de su cocina; había estado allí durante la
noche. Se resbaló en un poco de agua derramada justo antes de irse a la cama y no podía
moverse. Tuve que patear la puerta. Honestamente, Aisling, pensé que estaba muerta.
Aisling le frotó el brazo en señal de apoyo.
»Afortunadamente no lo estaba y ahora tiene una nueva cadera y un nuevo audífono...

fue un shock. —Ambas se rieron—. Estaba muy deprimida al principio, pero todos nos
unimos y arreglamos las cosas. La cuidé cuando llegó a casa y ahora... está como nueva.
—Esas son buenas noticias, El.
—Lo son, estuve realmente preocupada por ella por un tiempo. Ahora soy la mejor
amiga de su gato, Tac.
—Espera, ¿llamó a su gato Tac? —Aisling se echó a reír.

—Sé que es un poco inusual...
—¡Elish es gato al revés!
—Nunca pensé en eso, para decirte la verdad, estaba más preocupada por tratar de
averiguar de qué sexo era la cosa.
Aisling continuó riéndose.
—¿Entonces no eres una amante de los animales?
—No diría eso, pero creo que podría ser más una persona de perros, algo así como
un gran danés.
—Te queda bien —dijo Aisling inexpresivamente.
Elish frunció el ceño.
—¿Y a ti, te gustan los animales?
—Me gustan los perros, pero me inclino más por los labradores.
220
—Hmm, ¿tal vez podríamos obtener un cruce?
Aisling se echó a reír:
—Elish Maloney, estás loca.
—¿Pero considerarías tener un perro conmigo? —preguntó esperanzada.
Aisling sonrió.
—Claro que sí.
—Brrrrr, hace frío, ¿quieres empezar a caminar de nuevo?
—¿Qué tal un almuerzo? —preguntó la rubia.
—Adelante, MacDuff11.
—Oh, te crees tan graciosa. ¿Te das cuenta de que esa frase nunca se usó?
11 MacDuff: personaje ficticio de la obra de William Shakespeare, Macbeth. Es un héroe vengador.

—¡NO! —Elish pronunció con sorpresa fingida, mientras la pareja continuaba

bromeando mientras bajaban por el Asiento de Arthur.
₪₪₪₪₪
Caminaron de regreso por la Royal Mile, Elish mirando con añoranza a Starbucks
mientras el aroma acre flotaba en el aire frío. Siguieron adelante por la calle adoquinada,
pasando junto a fabricantes de faldas escocesas, tiendas de jerseys de lana, muchos cafés,
pubs y tiendas para turistas. Era la primera vez que El iba lo suficientemente lenta como
para observar todo a su alrededor. Finalmente, Aisling entró en un teatro y le dijo que en
la cafetería hacía la mejor sopa casera de la ciudad y que después de una caminata
enérgica en una mañana fría era exactamente lo que necesitaban.
Un plato de sopa de verduras de invierno con trozos y un BLT12 más tarde, ambas
estaban llenas y charlando sobre el padre de Aisling.
—Entonces, ¿firmó el contrato y luego te cedió los nuevos edificios que se están
construyendo? —preguntó El. 221
—Sí, Dios sabe lo que voy a hacer con un pub. —Compartieron una risa por eso.
»Iba a preguntarle al señor Kelly si consideraría continuar como gerente del bar. No
puedo pensar en nadie más adecuado para el trabajo.
—Yo tampoco. Estoy segura de que aceptará tu oferta. —Le dio a Aisling una sonrisa
cariñosa—. Eres una mujer tan considerada.
Aisling se encogió de hombros.
—Tiene sentido desde el punto de vista comercial —respondió encogiéndose de

hombros ante el cumplido, pero ambas sabían que era más que eso lo que llevó a Aisling
a ofrecerle el trabajo al señor Kelly.
Elish finalmente abordó el tema que habían logrado evitar durante las últimas
veinticuatro horas:
—¿Entonces serás nuestra nueva arrendadora o prefieres casera?
12 BLT: sándwich de: tocino (Bacon), lechuga (Lettuce) y tomate (Tomato).

Aisling miró hacia la mesa de madera, tenían que superar este obstáculo si querían
avanzar en sus vidas personales. Alzando los ojos para agarrar a Elish con una mirada
penetrante, respondió.
—Seré honesta contigo, Elish. Lo último que quiero ser es tu casera. Tomé una
decisión con ese fin antes de que aparecieras aquí en Edimburgo. He tenido mucho tiempo
para pensar en esto y sabía que mi padre me dio las escrituras de estos edificios en parte
para congraciarse conmigo, pero creo que es más que eso. Realmente creo que mi padre
quiere arreglar su parte en el final de nuestra relación. La única manera hacerlo es volver
a juntarnos, al menos hablar entre nosotras. —Aisling podía ver la esperanza claramente
dibujada en el rostro de la morena y sabía que no tenía nada que ver con edificios o títulos
de propiedad, tenía que ver con ellas y con la posibilidad de que las dos volvieran a estar
juntas.
»Lo que sea que le dijiste a mi padre tuvo un profundo impacto en él. Ha pasado de
condenar mis opciones de relación a defenderte como mi pretendiente número uno. Tengo
que decirte, Elish, que ha sido bastante extraño adaptarme a eso. Le pregunté por qué
sentía que eras la persona adecuada para mí, ¿sabes lo que dijo?
Elish negó con la cabeza negativamente.
»Me dijo que sabía sin lugar a dudas que tenías en mente lo mejor para mí. Cuando 222
rechazaste su propuesta y en cambio le dijiste sucintamente lo que tenía que hacer. Se
sorprendió por dos motivos: en primer lugar, por tu desinterés y en segundo lugar por ¡tus
bolas! —Aisling se rio—. Sus palabras no las mías. —Negó con la cabeza—. Estaba
atónito, Elish, y también estaba muy impresionado con tu integridad.
—Aisling, no me importa lo que tu padre piense de mí, pero si gustarle te hace la

vida más fácil, estoy a favor.
Aisling asintió y continuó:
—Como he dicho, tomé una decisión, una que creo que es la mejor para todos los
involucrados. Voy a donar el nuevo centro a la comunidad, de esa manera no seré tu
arrendadora, pero lo más importante asegura el futuro de los servicios que brindan ambos
centros.
—Aisling, ese es el regalo más increíble, no puedo creerlo.
—Los edificios se dieron gratis, fue un simple caso de cambiar el contrato de

compraventa. Me parece correcto que el nuevo centro sea de la comunidad. Sin embargo,
habrá una o dos cláusulas, principalmente relacionadas con el propósito de que deben
seguir siendo utilizados para beneficiar a la comunidad, no vendidos por algunos
burócratas dentro de unos años, como una forma de reducir costos y generar algunos
ingresos.
Elish sonrió cuando escuchó esto.

—Creo que las cláusulas serán muy importantes, odiaría que eso sucediera.
Aisling continuó:
—Quiero que tú y Naomi tengan alguna opinión sobre el diseño del nuevo edificio.
Ambas saben mejor que nadie lo que necesitan en términos de espacio de despacho, salas
de conferencias y cualquier otra cosa que necesiten.
Elish estaba totalmente abrumada; no sabía cómo empezar a agradecer a esta preciosa
mujer.
—Esto va más allá de lo que podríamos haber esperado, Aisling. Gracias desde el
fondo de mi corazón. —Se secó una lágrima que amenazaba con deslizarse por su mejilla.
Esta mujer nunca dejaba de sorprenderla.
—¿Podría hacerme un favor?
—Cualquier cosa —respondió El fácilmente.
—¿Vendrás de compras conmigo?
La cara de la morena era un cuadro, era su actividad menos favorita, pero en este 223
momento caminaría sobre brasas para estar con Aisling.
₪₪₪₪₪
Elish se preparó para su última noche en Edimburgo antes de regresar a su hogar en

Dublín. Aisling había sugerido que fueran a un bar a tomar una copa, El estaba feliz de
mantenerlo informal. Había disfrutado inmensamente los últimos días, sintiendo que en
ese momento había aprendido más sobre la rubia que en el tiempo anterior que habían
pasado juntas como amantes. Esperaba desesperadamente que pudieran volver a ser
amantes. Sintiendo que se estaban moviendo en la dirección correcta, parecían haber
llegado a un precipicio. No estaba segura de hacer el próximo movimiento; lo último que
quería era cometer un error. Si Aisling rechazara sus avances ahora, las retrasaría y
obstaculizaría gran parte del progreso que habían logrado en los últimos días. Se advirtió
a sí misma que debía ser paciente, pero en verdad, si tuviera que regresar a Dublín sin
saber dónde se encontraban, se volvería loca.
Dejando atrás todos los pensamientos de qué pasaría si y tal vez, Elish buscó su
chaqueta, decidida a disfrutar de esta última noche con Aisling, independientemente de
la incertidumbre que rodeaba cualquier posible relación romántica. Le había encanto
pasar tiempo con Aisling simplemente como amigas y si eso era todo lo que podían ser
en este momento, tenía la intención de disfrutar cada momento que pudiera compartir con
esta mujer tan especial.
Llamó a la pesada puerta roja y esperó. Unos momentos después, Aisling respondió.
—Hola. —Sonrió cálidamente a la rubia.
Aisling no dijo nada, en cambio la miró fijamente por unos momentos, Elish se
preguntó qué estaba pasando por su mente. Arrastró los pies, comenzando a sentirse
incómoda bajo el intenso escrutinio, luego, de repente, sus ojos se posaron en los de
Aisling y se conectaron. Reconoció todas las señales que enviaba la rubia, las pupilas
dilatadas, el ligero aleteo de sus fosas nasales, el aumento de su respiración. Esperó
pacientemente el próximo movimiento de Aisling.
Estirándose, Aisling agarró suavemente su mano con la suya y luego se giró para
entrar a la casa. La morena la siguió con facilidad, consciente de los dedos cálidos
envueltos alrededor de sus dedos fríos. Caminando por el pasillo, pasaron por la sala de
estar y luego subieron una escalera. Elish podía sentir su corazón latiendo más rápido
contra su pecho, los dedos calentándose rápidamente en la cálida mano de Aisling. En la
parte superior de las escaleras, fue conducida a una habitación que supuso que era su
dormitorio, estaba iluminado por el suave resplandor de una sola lámpara. Aisling se
volvió hacia El y comenzó a desabotonar la chaqueta de invierno de la morena. 224
Tragando saliva, Elish permaneció en silencio, contenta de dejar que Aisling las
guiara a donde quisiera ir. La rubia aún tenía que pronunciar una palabra esta noche, pero
sus acciones decían más de lo que cualquier palabra podría decir en este momento,
claramente Aisling había decidido que el momento de hablar había terminado.
Comenzó a desvestir lentamente a El y a ella misma, alternando entre ellas, quitando

un artículo del cuerpo de El y luego uno suyo. La morena quedó totalmente cautivada,
aparentemente perdida en la lenta cadencia de las acciones de la rubia; eran hipnóticas,
deliberadas y elegantes. Aún no se habían besado, Elish todavía no la había tocado a la
que pronto volvería a ser su amante, pero nunca había estado tan excitada en toda su vida.
Pronto, ambas estaban desnudas, acariciándose solo con los ojos, el momento
inquietantemente hermoso, pero intensamente erótico. Cuando Aisling pasó dedos suaves
y deliberados por el antebrazo de la morena. ésta se estremeció y sintió que se le erizaba
el vello del brazo. Agarrando su cálida mano, la rubia las condujo hacia la cama doble.
Deteniéndose a un lado de la cama, Aisling soltó su mano, dejándola de pie, y se

deslizó con gracia sobre la parte superior de las sábanas, para acostarse de lado,
mirándola, esperando.
Tragándose la bola de emoción que amenazaba con abrumarla, Elish se tomó un

momento para mirar a la hermosa mujer, desnuda frente a ella, esperando que hiciera un
movimiento. Aisling las había llevado a este punto con El feliz de permanecer pasiva,
contenta de ir a donde la rubia quisiera llevarlas. Ahora yacía frente a ella, ofreciéndole
todo. Tomó todo de morena tenía para mantener la compostura y aceptar lo que se le
estaba dando libremente.
Temblando, Elish se acercó lentamente acostándose a su lado en una pose de espejo

de Aisling. Lentamente, casi con reverencia, comenzó a trazar el contorno de sus suaves
labios rosados con un largo dedo, labios con los que había estado soñando durante
semanas. Mojando los suyos, finalmente se inclinó hacia adelante para capturarlos,
dejando escapar un gemido al primer contacto. Sus manos se movieron instintivamente,
acariciando la piel, pasando los dedos por el cabello. Elish movió a Aisling sobre su
espalda mientras insinuaba una larga pierna entre los muslos ahora separados de la rubia.
Lentamente comenzaron a mecerse una contra la otra, aún sin hablar, los únicos sonidos
que llenaban el aire eran los jadeos y gemidos de las dos amantes reunidas.
Elish dejó los labios de Aisling para moverse sobre el cuello y los hombros antes de
volver a subir a sus labios, no podía tener suficiente de ellos después de haber pasado
demasiado tiempo sin poder besarlos. Siguiendo su instinto, El sabía que quería
permanecer justo donde estaba; se deslizó completamente entre los muslos de la rubia,
agachándose para separarlos aún más. Con la cooperación de Aisling, guio las rodillas de
la rubia hacia la parte superior de su cuerpo, abriéndola completamente a ella. Elish
separó sus propios muslos y jadeó cuando su clítoris entró en contacto con el de su
amante. Rotando sus caderas ligeramente, manteniéndose en contacto con Aisling, la miró
a los ojos queriendo mantener esta conexión. Usando un codo para sostener la parte 225
superior de su cuerpo, usó su mano libre para acariciar el rostro y el cuerpo de Aisling,
quitando el cabello de su rostro mientras el sudor comenzaba a correr por la frente de la
rubia.
Sus cuerpos comenzaron a sacudirse y tener espasmos con los primeros signos
delatores del orgasmo. Elish vio como los ojos de la rubia se cerraban, ya no podían
permanecer abiertos mientras su orgasmo recorría su cuerpo. La siguió momentos
después, los gemidos de placer de Aisling fueron el estímulo final que desencadenó su
propio orgasmo. La morena se derrumbó sobre el cuerpo de Aisling, la emoción de la
ocasión finalmente la abrumó, comenzó a sollozar en el cuello de la rubia, mientras
Aisling pronunciaba sus primeras palabras de la noche, para consolar a Elish.
₪₪₪₪₪
A la mañana siguiente, Elish se despertó envuelta en los brazos de su amante, una

sonrisa floreció de inmediato en su rostro.
—Buenos días, dormilona —dijo la voz justo por encima de su cabeza, estaba debajo
de la barbilla de Aisling.
—Mmm, buenos días. —El suspiró, estaba totalmente contenta por primera vez en
semanas, su mundo se había enderezado. Sus ojos se abrieron y su cuerpo se puso rígido
cuando se dio cuenta de que se iba a ir hoy a casa.
—¿Qué ocurre?
Elish levantó la cara para mirarla.
—Hoy vuelo a casa —respondió en voz baja.
—Hmm, ¿a qué hora tienes que estar en el aeropuerto? —Aisling pasó los dedos
ociosamente por el cabello largo y oscuro, peinándolo con los dedos para desenredarlo.
—Tengo que facturar antes de la dos menos veinte. Primero tengo que empacar, pero
eso no llevará mucho tiempo.
—¿Cómo vas a llegar al aeropuerto?
—Sé de dónde tomar el autobús del aeropuerto, así que estaba planeando tomarlo.
—¿Puedo ir contigo?
226
Elish sonrió.
—Me encantaría, pero ¿estaría bien si tomamos un taxi?
Aisling sonrió, un taxi negro les daría más privacidad que un autobús de dos pisos.
₪₪₪₪₪
Aisling la acompañó a su hotel para empacar y pagar. Mientras estaban de pie en la

recepción, era una vez más Mark, el asistente del gerente la atendió.
—¿Ha disfrutado de su estancia en Edimburgo?
—Desde luego que sí. —El compartió una sonrisa de complicidad con Aisling.
Mark tuvo que admitir que la mujer alta parecía mucho más feliz al salir que al
ingresar. Sospechó que tenía algo que ver con la guapa rubia a su lado.
—¿Regresará a nuestra hermosa ciudad?

Elish estaba bastante segura de que volvería, esta ciudad ahora guardaba grandes
recuerdos para ella, pero más importante aún, la mujer que amaba residía actualmente
aquí. De repente se le ocurrió un pensamiento:
—¿Edimburgo tiene maratón?
—Desde luego que sí, será en junio del próximo año.
Consideró que, un maratón en junio sonaba bastante bien.
—Creo que me gustaría correrlo.
—Es una ruta escénica encantadora y tal vez le gustaría quedarse con nosotros otra
vez.
—Si estoy buscando un hotel, definitivamente probaré aquí primero.
—Maravilloso, que tenga un buen viaje a casa, señorita Maloney.
—Adiós, Mark.
Elish y Aisling caminaron hasta la parada de taxis más cercana para tomar uno que 227
las llevara al aeropuerto. Aisling puso los ojos en blanco cuando escuchó:
»¡Ooh, puedo ir en un taxi negro!
₪₪₪₪₪
En el aeropuerto esa tarde, Aisling abrazó a Elish con fuerza, ninguna de las dos
quería realmente separarse después de la semana que habían pasado reavivando su
romance.
—¿Me llamarás? —preguntó Aisling.
—Cada noche.
—Estaré en Dublín pronto, El, te lo prometo.
—Te voy a extrañar —declaró la morena mientras la abrazaba con más fuerza.
La pareja compartió un último beso antes de que Elish tomara las escaleras
mecánicas, mirando hacia atrás mientras subía lentamente, mantuvo sus ojos en la mujer
que amaba, mientras Aisling la despedía.
PARTE 8
Elish no tenía que regresar al trabajo hasta el lunes por la mañana, pero el viernes no
pudo resistir la atracción del lugar. Con un renovado impulso en su paso, se dirigió a
media mañana, con la esperanza de sorprender a Naomi.
Vestida de manera informal, pasó directamente por la puerta principal del centro
comunitario y entró en el Centro de Rehabilitación de drogas de al lado. Tras saludar a
un par de consejeros, no se detuvo a conversar, sino que optó por dirigirse directamente
al despacho de Naomi.
Haciendo una pausa frente a la puerta del despacho de su amiga, sonrió con cariño a
la escena que tenía delante. Naomi estaba de pie leyendo, totalmente absorta en el
contenido de lo que fuera que tenía en la mano, mientras la otra ociosamente frotaba su
estómago.
Se acercó sigilosamente a Naomi y la rodeó con sus brazos con ternura. 228
—¿Cómo está la mujer embarazada? —le susurró al oído, mientras su mano se movía
hacia abajo para unirse a la que acariciaba el abdomen.
Naomi tarareó de placer, inclinando la cabeza hacia Elish.
—Bienvenida a casa extraña.
—¿Algún cambio ya? —preguntó la morena, Naomi captó fácilmente su significado.
—No realmente, solo un engrosamiento alrededor de la cintura. Si la gente no sabe

que estoy embarazada, no pueden adivinarlo todavía.
—No pasará mucho tiempo antes de que lo hagan, entonces tu barriga ya no será tuya
—bromeó Elish.
—¿Qué, quieres decir que habrá más gente como tú acercándose sigilosamente por
detrás para tocarme?
—Sí. —Elish sonrió mientras acariciaba cariñosamente su estómago una vez más,
antes de tomar asiento.
—¿Cómo has estado? Suenas mejor. —Naomi se giró para observar completamente
a su amiga—. Dios mío, El. ¡Te ves maravillosa! ¡Dondequiera que hayas estado o lo que
sea que hayas estado haciendo, ha funcionado de maravilla!
Elish sonrió.
—Gracias.
Naomi frunció el ceño con impaciencia, claramente esperando que dijera más.
—Entonces… ¿dónde has estado? Te fuiste sin decir una palabra; todo lo que Brian
pudo decirme fue que te habías tomado un tiempo libre con poca anticipación. —Miró
con cariño a su amiga—. Me tenías preocupada, El.
—Lo siento —Elish tuvo la delicadeza de parecer un poco avergonzada.
—¿Y bien? —preguntó Naomi, cuando no continuó.
—Edimburgo —respondió fingiendo un aire de indiferencia, mientras hacía como si

mirara alrededor del despacho y tomaba un folleto distraídamente.
—¿Yyyyyy...? —Estaba perdiendo rápidamente toda la paciencia con ella.
Elish le prestó toda su atención incapaz de mantener la sonrisa en su rostro.
—¡Yyyyy, tengo mucho que contarte! 229

La emoción de El era contagiosa.
—No puedo esperar. —Naomi se frotó las manos y le prestó toda su atención.
Procedió a contarle todo sobre su viaje improvisado a Escocia para ver a Aisling y
cómo volvieron a estar juntas. Al final de la historia, Naomi tenía lágrimas en los ojos:
»Elish, eso es tan romántico. No podría estar más feliz por ti. —Se puso de pie y se
acercó a donde estaba sentada su amiga y le dio un dulce beso en la mejilla—. Estoy tan
impresionada contigo. Fuiste y recuperaste a tu chica, nunca hubiera pensado que lo tenías
dentro.
—Yo tampoco... pero estoy tan feliz de haberme arriesgado y me siento como la
mujer más afortunada del mundo desde que Aisling me aceptó.
Naomi volvió a sentarse, sonriéndole.
—¿Y ahora qué? ¿Viene a casa?
—No sé, en este momento estoy tan feliz de tenerla de vuelta en mi vida. —Estaba
contenta, por el momento, con tomar un día a la vez—. Estoy segura de que cuando sea
el momento adecuado podremos resolver algo.
—Estoy segura de que lo harás. —Naomi miró a su amiga, que parecía estar
rebotando en su asiento. La conocía lo suficientemente bien como para reconocer que
había algo más en la morena que estaba deseando salir. Sonriendo, sabiendo que eran más
buenas noticias, solo por la mirada en su rostro, exigió saber.
»Vamos, suéltalo.
Los ojos de Elish se iluminaron mientras disfrutaba ser quien le contara a Naomi todo
sobre el último giro de los acontecimientos con respecto a los centros. Había considerado
llamarla desde Edimburgo, pero decidió esperar y darle la noticia en persona.
—¡Oh, Naomi, son las mejores noticias! —Naomi asintió, alentándola a seguir
adelante. Era raro verla tan animada.
Tomando una respiración profunda, todo lo que faltaba era un redoble de tambores.
—El trato del que se retiró James Keenan está de vuelta. —Se recostó, esperando la
reacción.
La mujer de piel oscura se quedó sin habla. Mirándola con incredulidad, trató de
absorber la información.
230
—¿Quieres decir…?
Elish asintió vigorosamente.
—¡Sí! Firmó el contrato, por lo que los centros serán reconstruidos como condición
para la venta del terreno.
Naomi se pasó las manos por su larga melena.
—Guau.
Elish estaba sacudiendo la cabeza, todavía incapaz de creer completamente el

dramático giro de los acontecimientos.
—Eso no es todo, Naomi. James Keenan ya no será nuestro arrendador.
Naomi frunció el ceño, complacida de escuchar esa noticia, pero curiosa por saber
quién tomaría su lugar.
»Ha firmado la propiedad del nuevo centro y el nuevo pub que se construirá, a
Aisling.
—Oh, esas son buenas noticias, no dudo que Aisling será mucho más fácil de tratar
que su padre.
—Estoy segura de que lo sería —respondió crípticamente—, pero no trataremos con

ella después de que se construya. —Naomi frunció el ceño. —Naomi... está cediendo el
nuevo edificio a la comunidad.
La boca de la otra mujer se abrió, las palabras que finalmente encontró en un susurro.
—Elish, esto significa... —negó con la cabeza sin querer creer completamente todo
lo que estaba escuchando.
—Significa todo.
Y Naomi sabía que tenía razón, significaba todo.
Elish se quedó a tomar un café y las dos amigas se pusieron al día sobre lo que había
estado sucediendo y hablaron más sobre la construcción del nuevo centro combinado, y
ambas acordaron mantener la noticia en secreto hasta que se cerrara el trato.
—Tuviste una visita mientras estabas fuera —mencionó Naomi casualmente.
—¿Quién?
—Tetas de hojalata. 231

Elish puso los ojos en blanco; Harriet Smyth era la gerente de área, por lo tanto, la
jefa inmediata de ambas. Elish había apodado a la mujer tetas de hojalata después de que
una operación de senos que tuvo hace un par de años dejara sus senos con muy poco
movimiento natural.
—Los buitres están dando vueltas. Debe haber sabido que estaba de vacaciones. Sin
duda, vio una oportunidad ideal para husmear mientras estaba fuera. Estaré encantada
cuando le demos las buenas noticias sobre nuestro nuevo hogar permanente. No podrá
usarnos para equilibrar su presupuesto. —Ambas habían sido conscientes de que cuanto
más tiempo pasaban sin una resolución a su situación de perder su contrato de
arrendamiento, mayor es la posibilidad de que perdieran su presupuesto del
Departamento de Asuntos Comunitarios, Rurales y Gaeltacht. Cada año otorgaba una
subvención y pagaba los salarios del personal. Enero era el mes del presupuesto y Harriet
Smyth era responsable de quién obtendría qué. El generoso regalo de Aisling llegó en el
momento perfecto. Con suerte, Elish y Naomi tendrían el papeleo que confirmara su
futuro antes de finales de diciembre, asegurando así la financiación del próximo año del
Departamento responsable del desarrollo de las comunidades.
Naomi sonrió.
»Harriet era insufrible, caminaba como si fuera la dueña del lugar. Oh, Connor le
hacia la pelota en cada oportunidad. Incluso Molly tenía algo que decir al respecto. —
Hizo una pausa—, lo siento, no debería estar contando cuentos.
Elish hizo caso omiso de la disculpa mientras reflexionaba sobre eso por un
momento. Había tratado de ser paciente con Connor y ayudarlo a ver dónde podía
aprender y mejorar sus habilidades. Parecía como si estuviera decidido a progresar por
cualquier medio posible. Tal vez simplemente no estaba hecho para las bases del trabajo
comunitario y sería más adecuado para el lado administrativo. Desafortunadamente,
parecía no poder comprender que, para trabajar en el lado administrativo del trabajo, tenía
que entender lo que sucedía en la base para ayudarlo a tomar decisiones informadas.
El suspiró.
—No me sorprende escuchar eso sobre Connor. Simplemente no se está

desarrollando de la manera que esperaba.
—¿Problemas?
—Demasiada ambición, demasiado ego. —Elish suspiró—: Desafortunadamente,

Connor está más interesado en avanzar en su propia carrera que en ayudar a la comunidad.
Se mostró muy prometedor en su entrevista, diciendo todas las cosas correctas. —Negó
con la cabeza—. Debo haberme perdido algo, debió haber alguna señal de que él no era
lo que parecía ser. —Sonaba disgustada consigo misma.
Naomi se compadeció, había estado en el mismo barco que Elish. 232

—Algunas personas hablan muy bien, El. Solo tenemos que saber cuándo cortar por
lo sano.
Elish reflexionó sobre las palabras de Naomi, ¿era esa la respuesta? No estaba segura
de querer renunciar a él todavía.
₪₪₪₪₪
Después de salir del despacho de Naomi, sopesó brevemente con la idea de ir al suyo.
Vacilar por meros segundos en la entrada selló su destino.
—¡Elish! Elish, necesito hablar contigo. —Mirando por encima del aparcamiento,
vio a Molly prácticamente corriendo para interceptarla. Esperando a que Molly recuperara
el aliento, miró desconcertada. Molly tenía una mano apoyada en su brazo mientras estaba
un poco inclinada, respirando profundamente.
—¿Estás bien?
Molly asintió con la cabeza.

—Sólo dame un momento. —Respiró hondo unas cuantas veces más—. Estoy tan
contenta de haberme encontrado contigo, El. Necesito tu ayuda. Estoy desesperada.
—Continua —respondió la morena con cautela.
—El martes es el viaje sagrado anual de los jubilados, este año vamos a “Isla de
Nuestra Señora” en el condado de Wexford. —El asintió, sabía todo esto—. Bueno, nos
falta un voluntario, Elish. He preguntado a todos. Por favor, di que vendrás.
El frunció el ceño.
—No puedo, Molly. Tengo reuniones concertadas esta semana que ya cancelé. No
puedo reprogramarlas por segunda vez.
—¿Qué voy a hacer? Si no encuentro a otra persona que venga, tendré que
decepcionar a seis de los ancianos. —Molly sonaba frenética.
—¿Cuáles son sus números? —preguntó con calma.
—Tengo veintiún ancianos que vienen este año y solo tres ayudantes. No puedo
decepcionarlos. Necesito encontrar un cuarto miembro del personal.
233
El hizo los números en su cabeza,
—¿Cuántas de las personas tienen Alzheimer?
—Cuatro este año.
El asintió, eso explicaba por qué Molly necesitaba un ayudante más; de lo contrario,
se verían obligados a reducir el número a quince.
—¿Y le has preguntado a absolutamente todo el mundo?
Molly asintió.
—Tenía mis números, Elish, pero Connor se retiró, aparentemente ha arreglado una
visita con Harriet Smyth.
—¿Lo ha hecho ahora?
La mirada en el rostro de El le dijo a Molly exactamente lo enojada que estaba su

jefa al escuchar esa noticia.
—Mira, no es mi intención estar contando cuentos. La visita significa mucho para él,
estoy seguro de que puedo encontrar a alguien más.
—No tienes tiempo, Molly, déjamelo a mí. —El irrumpió en el edificio en busca de
Connor.
₪₪₪₪₪
—Hola, Brian, ¿está Connor por aquí? —El hizo una mueca, su cabello se veía
rosado.
—Oh, Elish, bienvenida de nuevo. —Cogió una libreta con muchos post-it
sobresaliendo de las páginas—. Tengo tantos mensajes para ti, estos son solo los de hoy.
El levantó una mano para detenerlo.
—Tendrán que esperar, Brian. No volveré al trabajo hasta el lunes, pero ahora mismo
necesito ver a Connor.
—Entendido, está arriba.

234
Elish se dirigió directamente a la oficina de trabajadores comunitarios en el primer
piso. Al abrir la puerta notó que Connor era la única persona en la habitación, con los pies
sobre el escritorio, el teléfono móvil en la mano, hablando con alguien.
Llamó a la puerta para llamar su atención. Connor levantó la cabeza y luego levantó
la mano en señal de reconocimiento.
—Claro, te veré esta noche entonces. No puedo esperar, nena. Necesito irme, tengo
algunos asuntos que tratar con mi jefa.
Terminó su llamada y Elish estaba más cabreada que nunca con él. Se dio cuenta en
ese momento de que Connor era un idiota de primera clase, uno del que quería deshacerse,
pero hasta entonces, tenía un trabajo que hacer y se aseguraría de que lo hiciera.
Caminando casualmente hacia Connor, miró sus pies hasta que él los quitó del
escritorio. Elish decidió mirarlo directamente a la cara, poniendo sus manos planas sobre
su escritorio e inclinándose un poco sobre él, inmovilizándolo así en su asiento, sin otra
opción que mirarla.
Habló con calma:
—Toma el teléfono y llama a Harriet Smyth, dile que pareces haber olvidado que
tenía un compromiso previo el martes y reprograma tu visita a sus oficinas para un día en
que estés libre.
Connor miró sorprendido a su jefa. Abrió la boca para protestar, pero El lo

interrumpió.
»Hazlo.
Agarrando el teléfono con petulancia, Connor hizo la llamada. Después de dejar un

mensaje para Harriet Smyth, colgó el teléfono y miró a Elish.
»Ahora. Te disculparás con Molly y le informarás que la asistirás el martes. No la

defraudes. —Miró fijamente a Connor, todavía la miraba con petulancia—. Después del
viaje, organizarás una reunión conmigo, donde discutiremos tus pensamientos y
experiencias del día. También discutiremos tu actitud y tu compromiso para cumplir con
tus responsabilidades. ¿Lo he dejado claro?
—Perfectamente, —fue la malhumorada respuesta.
—Bien. —Con eso, El se fue en busca de Molly para darle la noticia. Solo rezó para
que Connor hiciera un trabajo decente ese día.
₪₪₪₪₪ 235
El lunes por la mañana Molly estaba sentada en el despacho de El, mientras su jefa
le leía el acta con respecto al viaje de mañana. Alcanzando su archivador, sacó una
carpeta.
—¿Qué es eso? —inquirió Molly.
—Notas sobre viajes anteriores.
Molly hizo una mueca; su jefa podía ser tan... minuciosa.
Elish se puso sus lentes para leer,
»¿Va a ir el señor McGarrity?
—Sí, y antes de que lo digas, recordaré ajustar su audífono, antes de comenzar el

viaje. —Molly todavía retrocedía con horror al recordar al hombre que vomitó en el
autobús el año pasado. No tenía idea de que un audífono pudiera causar que alguien
vomitara cuando viajaba. Si tan solo su familia hubiera pensado en mencionar eso antes
del viaje.
El asintió,
—¿Qué pasa con la señora Gallagher?
Molly hizo una mueca.
—Sí, va.
El se quitó las gafas y se dirigió a Molly con severidad:
—Si aparece con una petaca, quiero que se la confisques.
—Elish, no lo tolerará. —Retrocedió horrorizada ante la idea.
—No estará de pie mucho tiempo si no lo haces —respondió Elish—. Dile que no se
puede beber alcohol en el autobús, nuevas reglas... y por el amor de Dios, vigílala de
cerca. No quiero encender mi televisor para enterarme de tu viaje es noticia de primera
plana —advirtió El.
Con una mueca, Molly recordó las travesuras de la señora Gallagher en el viaje del
año pasado. La mujer declaró que había visto algo. Cuando estás frente a un santuario
sagrado donde ha tenido lugar una aparición, una afirmación como esa tiende a causar un
alboroto. Eso fue hasta que olieron su aliento.
236
—Sabes, Elish. Todavía afirma que vio algo.
La morena puso los ojos en blanco.
—No creo que los elefantes rosados sean exactamente lo que la iglesia tiene en mente
en un santuario sagrado. Vigílala.
—No pasará todo el día sin una bebida, la mujer es alcohólica.
El asintió.
—Lo sé; no estoy diciendo que debas confiscar todo lo que traiga. Solo modera su
consumo. Sabes lo que pasará en el viaje de regreso si no lo haces —advirtió El.
Molly asintió dócilmente estaba de acuerdo, una mujer de setenta y dos años
desnudándose en un autobús lleno de jubilados no era una actividad de ocio recomendada.
—Una última cosa, Molly. —La mujer mayor sabía lo que venía, si esto sucedía
serían el hazmerreír de Dublín—. Bajo ninguna circunstancia, dejen a nadie atrás.
—No lo haremos, El. Salvo un arresto u hospitalización, traeremos a todos de vuelta.
—¡Molly, ni siquiera menciones esas cosas!
Molly sonrió.
—Estoy segura de que todo irá bien.
—Es bueno escucharlo, ahora después de todo eso, que tengan un buen viaje.
—Gracias, El.
Después de que Molly se fue, volvió al trabajo. Tenía mucho trabajo que hacer
después de su viaje de última hora a Edimburgo la semana anterior. Sin embargo, no se
quejaba, el viaje había valido la pena, cada mensaje que había acumulado esperando su
atención, cada reunión reprogramada a la que tenía que asistir, cada llamada telefónica.
Tenía una semana muy ocupada por delante, pero aún parecía encontrar su atención
revoloteando con frecuencia hacia cierta rubia que estaba ahora en Londres, visitando a
amigos de la universidad. Su mente volvió al día anterior cuando le había dicho a su mamá
las buenas noticias, lo feliz que estaba su madre por ella. El estado de ánimo en la mesa
del almuerzo había sido considerablemente optimista por primera vez en semanas,
principalmente debido al hecho de que ya no estaba sentada allí con una cara larga.
₪₪₪₪₪
237
La semana transcurría entre reuniones, llamadas telefónicas y papeleo. El viernes por
mañana tuvo el placer de la compañía de Connor. Molly había dicho que Connor estuvo
hosco y poco comunicativo durante todo el viaje del martes. La morena estaba
desesperada con el chico, preguntándose qué debería hacer con él.
—Buenos días Connor. —Lo saludó cordialmente.
—Buen día. —Todavía estaba de humor.
Elish notó que no traía notas o apuntes, lo que inmediatamente provocó su ira.
—Bueno, ¿qué te ha aparecido el viaje?
Connor inmediatamente saltó sin más. Estaba lleno de desdén, expresando su

frustración por haber sido usado para cuidar a un grupo de jubilados, algunos de los
cuales no tenían por qué estar de viaje en primer lugar. Elish trató de guiarlo hacia el
propósito de la reunión.
—¿Supongo que tuviste un momento difícil con los enfermos de demencia?
Connor se enfureció:
—¿Por qué estaban en el viaje en primer lugar? No es como si pudieran quitarle

ningún recuerdo.
El estaba atónita.
—¿Has considerado que para ellos es un caso de vivir el momento? Sí, no pueden
retener ningún recuerdo del día, pero ¿no crees que es importante que su día esté lleno de
momentos de alegría y risas?
Connor se encogió de hombros y Elish se enojó mucho.
—¿Qué harías? ¿Hacer que permanezcan en el interior con poca estimulación en su

vida porque llevarlos a lugares significa un poco más de esfuerzo de tu parte? —¡Dios,
es verdaderamente vil! ¿Cómo pude estar tan equivocada? Se reprendió, mientras
contaba hasta diez, antes de continuar.
»Connor, ¿por qué elegiste postularte para trabajar aquí? —preguntó con calma.
—¿Quería trabajar para ti?
Elish estaba desconcertada.
—¿Por qué yo?
—Eres la jefa más joven de un proyecto de este tamaño. Quiero decir, te convertiste 238
en la jefa a los veinticuatro años, eso es inaudito. Ahora tengo veintidós años, quería saber
cómo lo hiciste.
La morena gimió por dentro, nunca vio venir esto.
—Soy la jefa desde hace un poco más de tres años, tengo casi veintiocho. Fui a la
universidad cuando tenía dieciséis, Connor. Era la más joven de mi clase en la escuela,
porque mi cumpleaños es a principios de enero. Mis padres tenían la opción de enviarme
pronto a la escuela o mantenerme en la guardería un año más. Sentían que estaba lista
para la escuela. Eso significó que, a los dieciséis años, tenía las calificaciones para la
universidad, me aceptaron y asistí. Hice cuatro años y obtuve mi título a los veinte años.
Es inusual pero no insólito. Vine a trabajar aquí y me encantó. No tenía la ambición de
convertirme en jefa a una edad tan joven, la verdad es que casi no acepto el trabajo. El
jefe anterior se iba a buscar un trabajo en Londres y me rogó que lo tomara, diciendo que
era la candidata ideal para este puesto. Connor, no se trata del prestigio de estar a cargo
lo que me hizo tomar el trabajo. Lo tomé porque quería lo mejor para esta comunidad.
Eugene, mi antiguo jefe, creyó en mí y me alentó porque también quería lo que era mejor
para esta comunidad.
Elish negó con la cabeza:
»Si lo que buscas es promoción y prestigio, elegiste el lugar equivocado para trabajar.
Te necesitamos en una capacidad diferente al camino que has elegido para ti.
—Entonces, ¿cómo llego a ese camino? —Claramente, Connor no estaba interesado

en cambiar: quería el éxito.
Elish tenía un plan formándose en su mente, uno que les vendría bien a ambos, Naomi
tenía razón, ella realmente tenía que reducir sus pérdidas en lo que a Connor se refería.
—Creo que sería mucho más adecuado para un puesto administrativo, uno en el que
pueda aprender cómo funciona todo.
Connor asintió.
—¿Puedes recomendarme para algo?
—Déjamelo a mí, tengo un par de ideas.
₪₪₪₪₪
Elish pasó el fin de semana poniéndose al día con las tareas domésticas y comprando 239
alimentos. Al no haber hecho planes, pronto se encontró sin cosas que hacer. Ya había
visitado a la señora F, la mujer estaba muy bien con su nueva cadera. Decidiendo que era
necesario hacer una pequeña limpieza de primavera, comenzó con el armario del
recibidor. Siempre tiraba cosas adentro para que no estorbaran. Treinta minutos después,
miró hacia su pasillo, estaba lleno de cajas y muchos zapatos, especialmente zapatillas.
Siempre estaba comprando nuevos pares para correr; era su único exceso cuando se
trataba de gastar dinero. Siempre queriendo probar los nuevos reclamos de una
determinada zapatilla, en su búsqueda del par ideal.
Alcanzando la parte trasera del armario, sacó una caja e inmediatamente recordó
cómo llegó allí. Una sonrisa se deslizó por sus rasgos, había tenido la intención de tirarla,
pero obviamente algo la había detenido. Dejando la caja a un lado, Elish tenía la intención
de explorar completamente su contenido en una fecha posterior.
₪₪₪₪₪
Elish detuvo su Mondeo en el estacionamiento para comenzar otra semana laboral.

La vida era buena; lo único que podía mejorarlo era ver más a Aisling. Cerrando la puerta
de su auto, colgó su maletín nuevo sobre su hombro; luego se detuvo abruptamente
cuando algo familiar llamó su atención. Allí, en la esquina del estacionamiento, había un
pequeño auto deportivo plateado. Lo reconocería en cualquier parte. Girando sobre sus
talones, cambió de dirección y se dirigió directamente al despacho de Aisling.
Se detuvo en la puerta abierta del despacho, observando a su amante de pie, inclinada

sobre su escritorio profundamente concentrada. Dejando su maletín justo afuera de la
puerta, se acercó sigilosamente a la rubia.
—Hola guapa —susurró mientras deslizaba sus brazos alrededor de Aisling. La rubia
inmediatamente se giró en el ligero abrazo para mirarla.
—¡Sorpresa! —exclamó Aisling.
—Seguro que lo es —respondió Elish, sin tener idea de que estaba en Dublín.
Capturó a la rubia en un beso abrasador que transmitió lo feliz que estaba de ver a su
amante.
—He volado a primera hora de esta mañana. Quería darte una sorpresa.
Elish continuó salpicando el rostro de la rubia con besos.
—Lo has hecho.

240
La contadora intentó poner un poco de distancia entre ellas, solo para que Elish se
abalanzara nuevamente; estaba sobre la rubia como un sarpullido, con Aisling tratando
de escaparse de su agarre.
—No podemos, El. Este es mi despacho —bromeó, mientras regresaba a su

escritorio.
—Uhuh, eso nunca antes te detuvo.
—Cierto, pero desafortunadamente, no tengo tiempo.
—Vamos, te he extrañado, ¿solo diez minutos? —suplicó la morena.
Aisling se rio de su amante.
—Relájate, semental, tenemos trabajo que hacer.
La morena hizo un puchero, el trabajo no era exactamente lo que tenía en mente, pero
Aisling parecía inflexible. Al ver el puchero en el hermoso rostro la rubia intentó
apaciguarla.
—¿Qué haces esta noche?
—¿Tú? —respondió esperanzada.

La rubia rio.
—Eres incorregible.
El le lanzó g una sonrisa desenfadada, esperando una respuesta positiva. Aisling

suspiró, fingiendo protesta.
—¿Estaré en tu casa alrededor de las siete esta noche?
Los ojos de Elish se iluminaron.
—¡Genial! Ahora, ¿qué es este trabajo que tenemos que hacer?
—Tengo una reunión, a la que tengo que irme en... —Miró su reloj—. Cinco minutos.
Después de eso, debería tener algo concreto para ti.
—Está bien, entonces, ¿cuándo vas a volver? —El se había preguntado por qué
Aisling estaba vestida con su ropa de negocios, no es que se quejara. Se veía fantástica.
—¿Pueden reunirse conmigo Naomi y tú aquí esta tarde? Cualquier hora me vendrá
bien.
241
—Déjame llamarla.
Sacó su móvil del bolsillo de su abrigo.
—Naomi, soy El. Sí, sí. Escucha, ¿estás libre para reunirte conmigo y Aisling esta
tarde? —Escuchó mientras Aisling esperó.
—Uhuh, no, esa hora no es buena para mí.
—Está bien —asintió El—, a las cuatro de la tarde en el despacho de Aisling. Nos
vemos luego, más tarde.
El miró a Aisling, se encogió de hombros mientras guardaba su teléfono.
—Eso es lo mejor que pudimos hacer entre nosotras.
Aisling sonrió.
—Esa hora está bien para mí. Tengo que irme, nos vemos a las cuatro. —Un rápido
beso en los labios y estaba acompañando a la morena por la puerta. Mientras se dirigía al
Mercedes plateado, Elish siguió el ritmo de la rubia que se movía rápidamente. Un beso
rápido más y estaba cerrando la puerta del auto. Se quedó mirando hasta que el coche
salió del aparcamiento, medio aturdida por el giro de los acontecimientos de esta mañana.
La vida ciertamente estaba llena de sorpresas.
₪₪₪₪₪
Casi a las cuatro en punto, Elish y Naomi cruzaban el estacionamiento hacia el

despacho de Aisling, preguntándose qué tendría que decirles la contadora.
La encontraron sentada frente a su computadora; sonrió cuando las escuchó en la

puerta.
—Hola, pasen.
—Aisling, es bueno verte de nuevo. —Naomi la saludó con genuina calidez.
—A ti también, Naomi he escuchado que las felicitaciones están en orden.
—Oh, sí. —Naomi se frotó el abdomen, un gesto que Elish estaba empezando a
reconocer como una señal de que sentía inconscientemente su inminente barriga.
—¿De cuánto estás?
—Casi cuatro meses. 242

Elish habló por primera vez.
—Creo que se quedó embarazada la noche de la barbacoa, debe haberse excitado con
todas las perversiones que estaba haciendo.
Aisling se rio y Naomi la fulminó con la mirada:
—Cállate, Elish, las fechas están mal. No es de extrañar que necesites estar con una
contadora.
Aisling se rio más fuerte, había extrañado a estas dos juntas.
—¿Les gustaría a las señoras tomar asiento?
—Gracias, Aisling. Con suerte, tus buenos modales se contagiarán a esta cerda.
Elish frunció el ceño cuando las otras dos mujeres compartieron una risa a su costa.
Murmurando para sí misma mientras tomaba asiento, sobre alguien definitivamente
contagiando algo.
Aisling se aclaró suavemente la garganta para llamar la atención sobre la razón por
la que todos estaban en su despacho.
—Esta mañana he estado en una reunión con los representantes de la cadena de

supermercados que compraron el terreno y los constructores que contrataron para realizar
el trabajo. Tengo algunos planos para que ambas los revisen. Como ya le he comentado
a Elish, quiero que ambas participen en el diseño del nuevo centro que se va a construir.
Naomi levantó los ojos sorprendida y asintió.
—Guau.
Aisling sonrió:
—He pensado que nadie sabría mejor que las dos lo que necesitaban en este nuevo
edificio. Con ese fin, ambas serán incluidas en la próxima reunión con los constructores
y su arquitecto, a la misma hora la próxima semana. El permiso de obras para el centro
ya está en marcha, su participación se referirá al diseño del interior. —Ambas asintieron,
esperando a que la rubia continuara.
»Quieren empezar a trabajar en el centro lo antes posible, ojalá en enero. Con un

plazo estimado de seis meses para la finalización de la obra.
—¿Tan pronto? —preguntó Elish.

243
Aisling asintió.
—Realmente quieren empezar a construir el nuevo centro, de esa manera consume

menos del tiempo que tomará construir el supermercado.
—¿Qué significa eso exactamente para nosotras? —Esto vino de Naomi, quien
fruncía el ceño, tratando de descubrir cómo se podía lograr todo esto.
—Está bien, este es el plan. Comienzan a trabajar en la parte superior del terreno,
que será la ubicación de sus nuevas instalaciones. Permanecerán en su edificio actual
hasta el final del contrato de arrendamiento. Eso lo lleva hasta el final de marzo. Si todo
sale según lo planeado, eso significa que todos se quedarán sin un lugar donde trabajar
durante unos tres o cuatro meses. —Aisling hizo una pausa—. Desafortunadamente, esa
es una situación inevitable y en la que no puedo ayudarles.
Elish y Naomi asintieron comprendiendo.
—Hablaré con la directora de la escuela sobre la posibilidad de usar algunas de las

aulas. Estaba dispuesta a hacerlo antes, con suerte podrá ofrecernos una residencia
temporal. Estoy segura de que a la escuela le vendrían bien los ingresos que le reportaría.
—Miró a Naomi, sabiendo que su amiga no tenía esa opción.
Naomi dejó escapar un largo suspiro.

—Todas estas son buenas noticias, Aisling, noticias realmente maravillosas. Parece
incorrecto preocuparse por cualquier problema que pueda surgir, sin embargo, me deja
en un lugar, pero en el que estoy feliz de estar.
Todas se quedaron en silencio por un momento, tomándose un poco de tiempo para

reflexionar sobre lo que se había dicho, hasta que Elish habló.
—Espera un minuto. —Tanto Naomi como Aisling la miraron, preguntándose qué

había visto. Parecía bueno a juzgar por la expresión de su rostro—. Ya no estamos siendo
desalojados del terreno, por lo tanto, es posible que podamos usarlo. —Ambas se
preguntaron a dónde iba con este tren de pensamientos. Le sonrió a Naomi y luego se
volvió hacia Aisling—. ¿Qué pasa con los barracones?
—¡Oh, Elish! —exclamó Naomi, pensando que la idea era maravillosa.
Ambas miraron expectantes a la contadora, preguntándose qué pensaría al respecto.
—Ciertamente suena factible, pero tendré que llevar la idea a los constructores. Los
barracones necesitarán espacio y podría haber problemas con la seguridad, al estar cerca
de un sitio de construcción.
El y Naomi asintieron, ambas impresionadas con el pensamiento práctico de Aisling. 244

»Los llamaré con la idea, a ver qué me dicen. Pero ahora déjenme mostrarles los
planos del edificio y el diseño general de todo el proyecto. —Aisling desplegó algunos
planos en su escritorio, señalando un lugar determinado.
»Miren, aquí es donde estará su nuevo edificio, como pueden ver, cuando el
supermercado esté terminado, estará separado por un gran estacionamiento...
₪₪₪₪₪
Aisling había llegado mientras Elish se cambiaba después de ducharse. Le había

pedido que se pusiera cómoda mientras subía las escaleras para terminar de secarse el
cabello. Unos minutos más tarde, volvió abajo y la encontró en la cocina.
La morena miraba embobada desde la puerta de la cocina a Aisling, que estaba

inclinada sobre la mesa de madera, hojeando el periódico vespertino. Su trasero en jeans
estaba tentándola y provocándola con cada movimiento sutil. Estaba segura de que la
rubia sabía dónde estaban sus ojos. Un pequeño suspiro y otro movimiento sutil del
músculo del glúteo provocaron una contracción en la ingle de Elish. Cerró los ojos con
fuerza, tratando de controlar su libido que aumentaba rápidamente. Al abrir los ojos, se
aferró a dos traviesos orbes verdes. Eso fue todo para El. Girando sobre sus talones, se
dirigió a las escaleras.
Menos de cinco minutos después, volvió a la puerta de la cocina para encontrar a

Aisling exactamente donde la había dejado. La rubia no reconoció su presencia, pero Elish
sabía que era consciente de ella. Caminando resueltamente hacia su objetivo, se inclinó
sobre Aisling, apoyando una mano junto a la suya, sobre la mesa, pero aún sin tocarla.
—Te has tomado tu tiempo —se burló Aisling.
La única respuesta a la leve provocación fue una inhalación temblorosa de Elish,

mientras apoyaba sus caderas en el hermoso trasero de la rubia.
Jadeando en voz alta, Aisling reconoció instantáneamente lo que Elish tenía en mente
mientras continuaba moviendo lentamente sus caderas contra ella. Elish no habló; en
cambio, trazó la delicada oreja de la rubia con la lengua, mientras su respiración se volvía
más irregular a medida que aumentaba su excitación. Por pura fuerza de voluntad,
continuó yendo lentamente. Moviendo los mechones rubios a un lado, llovieron ligeros
besos en la nuca, acariciando el suave cabello mientras lo hacía. El efecto deseado se
estaba logrando con creces, ya que comenzó a volver loca a Aisling de necesidad, hasta
el punto en que comenzaba a perder toda la paciencia con su alta amante.
245
Continuando con su lento y sensual asalto, Elish usó una mano para agarrar la cadera
de la rubia, mientras que la otra serpenteaba debajo de la camiseta ajustada que vestía.
Acarició la piel suave y cálida debajo de sus dedos, tomándose su tiempo mientras se
movía tentadoramente cerca de los senos cubiertos de encaje, solo para retirarse a la parte
inferior de su abdomen, luego provocar a Aisling nuevamente, aventurándose en una
dirección completamente nueva. Una y otra vez, continuó su lento asalto táctil hasta que,
sintiendo que la contadora necesitaba algo más, movió ambas manos debajo de la
camiseta para ahuecar sus senos. Aisling dejó escapar un suspiro, en parte de placer y en
parte de alivio, no estaba segura de haber podido resistir mucho más de los pacientes
cuidados de su amante. La morena continuó empujando suavemente la parte trasera de la
rubia mientras amasaba sus senos, levantando el sostén de encaje para acceder a los orbes
suaves y cálidos debajo, los pezones sobresaliendo en marcado relieve de los suaves
montículos de tejido.
Empujando de nuevo a su amante, Aisling trató de animarla para que siguiera

adelante. Estaba tan mojada, y el dolor que El le había provocado necesitaba ser saciado.
Impaciente, se estiró detrás de ella para agarrar a Elish, solo para que su mano errante
regresara a la mesa. Luego continuó con el lento y enloquecedor movimiento de sus
caderas, frotándose contra el trasero tembloroso de Aisling. Las estaba volviendo locas
de deseo.
Aisling tragó saliva y apretó los ojos con fuerza, su respiración saliendo en gemidos,
no estaba segura de poder soportar mucho más de esta lenta tortura, no quería que su
excitación se derramara en una necesidad frustrada.
Lenta, deliberadamente, Elish continuó hasta que la rubia no pudo soportar más su
control aparentemente interminable.
—Por el amor de Dios, Elish. Fóllame antes de que me vuelvas loca. —Se las arregló
para decir.
Las palabras sirvieron para empujar a El más allá de los límites de su control. Sus
manos volaron a la cintura de Aisling para desabrochar sus jeans. Inmediatamente empujó
los jeans y la tanga por las piernas de la rubia, sacando solo una pierna de los confines de
la ropa, antes de volver a ponerse de pie para trabajar con los botones de sus propios jeans,
la tela suave y desgastada soltó fácilmente los botones metálicos, permitiendo que el falo
que llevaba, saltar orgullosamente de sus confines.
Con dedos temblorosos guio la silicona hasta el centro de Aisling, luego la deslizó
completamente dentro con un suave gruñido de satisfacción, el resonante gemido de
placer de la rubia solo sirvió para aumentar aún más su excitación. Ambas permanecieron
inmóviles, con el pecho agitado mientras saboreaban este momento de unión.
Lenta y deliberadamente, comenzó a empujar sus caderas causando que la rubia

gimiera y se retorciera. La contadora tenía ambos brazos entrelazados, las palmas de las
manos sobre la superficie de madera de la mesa, preparándose. Sus suaves grititos y
gemidos llenaron el aire mientras Elish continuaba empujando lentamente. 246
Elish estaba hipnotizada por la vista ante ella, su ritmo no vacilaba mientras sus
manos se agarraban a la cintura frente a ella. Observó cómo el falo de silicona se deslizaba
continuamente hacia su lugar mientras trabajaba con las rodillas, las caderas y los muslos.
Su concentración solo fue interrumpida por la vista de Aisling moviéndose sobre sus
codos, inclinándose más sobre la mesa y ofreciéndose aún más de sí misma a su amante.
La morena dejó de empujar y, en su lugar, giró sus caderas, lo que provocó que
Aisling se retorciera y gimiera, alentándola a continuar moviéndose lentamente contra
ella. La rubia estaba nuevamente frustrada con la fuerza de voluntad de El. Sintiendo la
necesidad de su pareja, Elish levantó una de las piernas de su amante sobre la mesa, con
la rodilla doblada, para adaptarse a su nueva posición, Luego comenzó a empujar una vez
más usando los gruñidos de placer de su amante para guiarla.
El sudor comenzó a gotear de la frente de la morena mientras trabajaba más duro,

empujando continuamente, la piel golpeando cuando sus caderas golpeaban el trasero de
Aisling, sus resonantes gruñidos y gemidos de placer resonaban en la cocina de azulejos.
Elish sintió que se acercaba su propio orgasmo. Moviendo una de sus manos al centro de
Aisling comenzó a estimular su clítoris con sus dedos, empujando a la rubia con ella.
Mientras El se corría ruidosamente, continuó empujando frenéticamente a su pareja,
mientras golpeaba el falo contra su cuerpo por última vez, incapaz de continuar
empujando, se dio cuenta de que su amante estaba gritando su propio clímax. Empujando
el falo profundamente dentro de la rubia, continuó estimulándole el clítoris hasta que la
mujer más pequeña se derrumbó sobre la mesa, respirando con dificultad mientras se
estremecía hasta lo último de su placer, incapaz de aguantar más.
Elish permaneció enterrada profundamente dentro de su pareja, quien continuó

gimiendo, mientras ambas intentaban calmar sus rápidos latidos cardíacos y recuperar sus
sentidos. El no quería moverse de ese lugar, pero considerando que ambas estaban a
medio vestir, inclinadas sobre la mesa de la cocina, supuso que no podrían permanecer
allí mucho más tiempo. Con piernas temblorosas, suavemente alivió el falo de Aisling y
se puso de pie. La rubia lamentó la pérdida, estremeciéndose cuando fue sacado de su
interior. Volviendo a abotonarse rápidamente los jeans, dejando un bulto que ahora se
sentía un poco extraño después del hecho, frotó con dulzura la espalda de Aisling.
—Vamos dormilona, vamos a llevarte a un lugar más cómodo.
Aisling gruñó.
—No creo que pueda moverme.
Elish se sintió bastante bien con eso y se permitió una pequeña sonrisa y una
palmadita mental en la espalda, antes de quitar lentamente la pierna de Aisling de la mesa
y colocarla sobre el piso de baldosas de pizarra.
—¿Crees que puedes llegar arriba?
—No quiero moverme. —Llegó la respuesta somnolienta. 247

Sonriendo, El tomó el asunto en sus propias manos. Girando a la rubia boca abajo, la
sentó en la mesa e ignorando el chillido de protesta, levantó a Aisling en sus brazos. Sin
prestar atención a los jeans que colgaban de una de las piernas, caminó hacia la sala de
estar para acostarla en el sofá.
₪₪₪₪₪
—¡Oh, Dios, síííí! —El siseó su liberación con los dientes apretados mientras Aisling
continuaba lamiendo su clítoris hinchado. Estaba cansada; no tenía idea de cuánto tiempo
habían estado haciendo el amor. Después de un breve interludio en su sofá, la pareja había
subido al dormitorio. Aisling, sintiéndose renovada después de una siesta, había decidido
probar la resistencia de su amante llevándola al límite. Parecía que aún no estaba
convencida de que Elish hubiera terminado. ¿Quizás debería suplicar piedad?
Empujando suavemente la cabeza rubia, levantó la vista desde su cómodo lugar entre
las largas piernas. Sus labios brillaban con el flujo de la morena en la luz apagada del
dormitorio. Sonriendo a su amante, Aisling comenzó a lamerse los labios. A pesar de
pensar que era imposible, Elish sintió que se excitaba de nuevo.
»¿Ven aquí? —dijo con voz áspera, su garganta un poco en carne viva por sus
frecuentes gritos de pasión.
Aisling regresó lentamente al cuerpo de El y la besó por completo, mientras

comenzaba a mover sus caderas una vez más, deslizando un muslo entre sus piernas. La
morena gimió, realmente dudando de la capacidad de su cuerpo para alcanzar su punto
máximo una vez más, después de haber tenido el placer de que su amante pasara una
cantidad excesiva de tiempo con la cabeza enterrada entre sus piernas. La rubia sintiendo
la difícil situación se compadeció de ella.
—Solo levanta la pierna, Elish.
Poco tiempo después yacían totalmente agotadas la una en los brazos de la otra,
ninguna de las dos se sentía lista para dormir a pesar de la hora. Elish decidió que estaba
más allá de la necesidad de dormir y estaba contenta de acostarse en los brazos de su
amante.
—¿Te vas a quedar con tus padres mientras estás de vuelta en Dublín? —Giró la
cabeza para quedar cara a cara con Aisling. Se había preguntado dónde se alojaría y, más
importante aún, ¡cuánto tiempo!
La rubia negó con la cabeza, 248

—No. No me veo viviendo allí de nuevo, ni siquiera a corto plazo. Me alojo en The
Clarion.
Elish reconoció el nombre de uno de los hoteles de lujo de Dublín. Era moderno y de
moda, pensó que la elección le quedaba bien. Vacilando solo un poco, hizo la pregunta
que había estado en su mente desde que vio a la rubia en su despacho esa mañana.
—¿Por cuánto tiempo vas a estar aquí?
Se miraron a los ojos y el momento pareció extenderse y crecer. La importancia de

la respuesta no pasó desapercibida para ninguna de ellas. El rostro de Elish estaba lleno
de esperanza, no se atrevía a pensar que Aisling regresara a Dublín de forma permanente,
pero sabía que eso era lo que quería.
—He regresado indefinidamente. —Una pequeña sonrisa apareció en los labios de

Elish al escuchar esta noticia. Aisling continuó explicando su decisión—: Necesito estar
aquí para finalizar los detalles de las negociaciones del contrato.
Esta era una perspectiva aleccionadora para El. Por supuesto que Aisling tendría que
estar aquí, inmediatamente se reprendió por haberse atrevido a esperar que la decisión se
hubiera tomado pensando en ella. Se estaba adelantando a los acontecimientos.
Extendiendo una mano para acariciar la mejilla de El, la rubia continuó:

»Esa no es la única razón por la que estoy aquí. —Le sonrió—, Aiden y yo, ambos
necesitamos ordenar nuestras vidas, en términos de dirección. Prácticamente nos
acusamos mutuamente de escondernos en Edimburgo y, hasta cierto punto, eso es cierto
para los dos. Aiden me lo dijo sin rodeos: no se anda con rodeos, mi hermano no es más
que directo.
Elish sonrió, esa era la impresión duradera que le había dejado.
—Sí que lo es.
—Me dijo que dejara de usarlo como excusa para quedarme en Edimburgo y que
fuera a donde quería estar. —Aisling negó con la cabeza—. No estaba de acuerdo, pero
el tipo estaba estudiando para ser abogado, presentó un argumento muy convincente. —
Se rio entre dientes—, me tenía atada al final, no estaba segura de por dónde empezar a
contrarrestar sus puntos. De todos modos, me hizo darme cuenta de que, en parte, lo he
estado usando como una excusa. Con las mejores intenciones, realmente quiero pasar
tiempo con él. La verdad del asunto es que es demasiado. No quiere depender de mí todos
los días; le gusta su soledad y su independencia. Cuando siente la necesidad de asistencia,
acude a la clínica. Puede pasar los días de la semana allí y, si surge la necesidad, pueden
evaluarlo e ingresarlo.
»Aiden quiere seguir viéndome un fin de semana al mes y ocasionalmente más, 249
disfruta esos momentos. Mi padre también lo visita ahora; parece que les está yendo bien.
Las cosas han comenzado a progresar, hasta el punto en que todos podemos estar en
Dublín para Navidad. Aiden está pensando seriamente en venir a pasar la Navidad
conmigo. Si todo va bien, podríamos pasar el día de Navidad juntos como una familia.
Eso sería un gran paso para todos nosotros, pero especialmente para Aiden y mi madre.
—Eso sería maravilloso, Aisling.
La rubia asintió.
—Sería un comienzo, no quiero darle demasiada importancia. Soy cauta y tengo

esperanzas, todo al mismo tiempo. Una cena reservada sin incidentes sería maravilloso.
Si eso sucediera, estaría con la esperanza de que las cosas puedan progresar en una
dirección positiva.
Elish asintió, entendiendo las razones de su amante para ser cautelosa. Su familia
tenía muchos obstáculos que superar. ¿Quizás esto podría ser un comienzo para ellos?
—Espero que Aiden decida venir para Navidad.
—Yo también. Si se sienta en la misma habitación que mi madre, será un gran paso.
A Elish le resultaba difícil imaginar cómo una familia podía distanciarse, hasta el
punto en que activamente no querían verse. Pensó en su propia familia y en lo unidos que
estaban todos, y entonces se dio cuenta de que la razón de eso era su mamá. Se tomó un
momento para preguntarse si las cosas serían diferentes si su mamá no fuera tan insistente
en que todos fueran a almorzar el domingo. Quizás su familia no estaba tan unida como
le gustaría pensar. ¿Iría a visitar a Tim? Eso le dio algo para pensar.
—Elish, ¿está todo bien? —preguntó Aisling viendo la mirada perdida en los ojos de
su compañera.
El sonrió tranquilizadoramente a la rubia.
—Sí, solo estaba pensando en las familias y en lo que damos por sentado.
—¿Por ejemplo?
—Mi familia se consideraría unida, —Aisling asintió con la cabeza—, pero me

pregunto qué tan unidos estaríamos sin el esfuerzo que hace mi mamá para mantenernos
juntos.
—¿No crees que verías tanto a tus hermanos?
Elish parecía triste.
—Estoy segura de ello. Si no hubiera un almuerzo dominical obligatorio, podríamos 250

pasar meses sin vernos, especialmente Tim y yo. Bueno, a menos que mi auto se averíe,
solo sería en funciones familiares. Quiero decir, visito a mis sobrinas y sobrinos en sus
cumpleaños, pero sin niños, no tendría ninguna razón para visitar a Tim. Realmente no
nos llevamos bien.
—Es una pena, los dos podrían pasar por gemelos.
Elish frunció los labios mientras reflexionaba sobre eso.
—Supongo que sí. —Estuvieron en silencio durante unos minutos, felices de

simplemente abrazarse.
Aisling dejó escapar una risita y El se preguntó qué encontraba divertido,
»¿Qué?
—Tienes que estar en el trabajo en menos de dos horas.
La morena miró por encima del hombro a la pantalla del reloj digital detrás de ella,
notando que eran casi las siete de la mañana. Hizo una mueca.
—¿Y usted, señorita Keenan? ¿Qué tiene planeado para hoy?
Aisling se estiró como un gato.

—Voy a buscar piso. He concertado una cita con una agencia de alquiler. —Miró a
su amante con atención—. Voy a alquilar un lugar. Necesito estar aquí en el futuro
previsible debido al trabajo de construcción, pero, El, quiero estar aquí contigo.
Las palabras flotaron en el aire entre ellas; era exactamente lo que Elish quería
escuchar.
—Y no podría estar más feliz. —Se inclinó para capturar los labios de Aisling, podía
manejar el trabajo sin dormir, segura de que su nivel de felicidad sería suficiente para
pasar el día.
₪₪₪₪₪
Desde el regreso de Aisling, las cosas parecían estar moviéndose a un ritmo muy
rápido. La rubia se había mudado a un alojamiento alquilado, que estaba a solo unos
veinte minutos en coche del cottage, la morena estaba extasiada por eso. Era difícil creer
la forma en que su vida había cambiado en las últimas tres semanas. Ahora era mediados
de diciembre, si alguien le hubiera dicho, antes de su viaje a Edimburgo, lo que sucedería, 251
habría creído que era una fantasía irreal. La verdad era que ni siquiera podía haber deseado
la mitad de lo que había ocurrido y esperar que se materializara.
Hoy era miércoles, veintiuno de diciembre, lo que significaba que esta noche su
personal disfrutaría de su noche de Navidad, después de lo cual, el Centro se cerraría para
las festividades navideñas. Muchos miembros del personal optaron por tomarse un
descanso prolongado en esta época del año para estar con amigos y familiares. Elish
realmente esperaba con ansias este día y tenía poco que ver con las festividades planeadas
para esa noche, a pesar de que su cita era una hermosa rubia. Hoy, Elish y Naomi
finalmente podían dar la buena noticia a su personal, ya que las fechas y los contratos
para el trabajo de construcción se habían finalizado el viernes anterior. La morena había
sido un manojo de energía nerviosa en los días posteriores. Reprimir el impulso de dejar
escapar la fantástica noticia había sido difícil. Frotándose las manos, se dirigió al pasillo
donde ambos grupos de personal se congregarían. El lugar había estado a tope desde el
lunes, inundado de rumores y especulaciones desde que se publicó el aviso de la reunión
de hoy.
Al entrar en la habitación, con los brazos llenos de copias de los próximos planes
para el Centro, Elish sonrió tratando de calmar las caras ansiosas que tenía delante.
Mirando hacia la puerta, vio entrar a Naomi, estaba segura de que su propia sonrisa
coincidía con la de su amiga y podía sentir la anticipación en la sala mientras el personal
respondía a las vibraciones positivas que irradiaban sus jefas.
Elish comenzó ante el asentimiento de Naomi, la mujer de piel oscura se había vuelto
cada vez más sensible a los estímulos emocionales; las noticias de hoy habían estado
haciendo estragos en su equilibrio desde el viernes.
Hablando en voz alta, inmediatamente captó la atención de todos. Cada uno de ellos
estaba desesperado por escuchar la noticia. La principal especulación entre el personal
era que sus jefas habían asegurado nuevas instalaciones; no estaban dispuestos a sentirse
decepcionados.
—Estoy segura de que todos están desesperados por saber por qué hoy los hemos
reunido aquí —comenzó. Hubo algunos asentimientos y murmullos afirmativos—. Iré
directamente al grano, —hizo una pausa por unos segundos y pudo ver a algunas personas
físicamente inclinadas hacia adelante en su asiento, desesperadas por recibir la noticia—
. Hemos asegurado nuevas instalaciones. —Esperó mientras asimilaba la noticia y luego
la reacción esperada. El volumen en la sala aumentó cuando la gente soltó un largo suspiro
y luego conversaron y sonrieron con quienes los rodeaban. Elish se tomó un momento
para mirar a Naomi; compartieron una sonrisa, sabiendo que su personal estaría mucho
más feliz de lo que ya estaban. Una pregunta devolvió la atención de El a la gente reunida
ante ella.
—Elish, ¿dónde está?

252
El asintió.
—Si me puede dar unos minutos más de su tiempo, expondré los detalles principales,
luego pueden recoger uno de estos, —levantó las notas de la reunión—, al salir.
»En primer lugar, no nos mudaremos muy lejos. Se ha negociado un trato con la
cadena de supermercados. Como parte de la venta del terreno, acordaron construirnos un
nuevo centro conjunto. —Se detuvo cuando la emoción una vez más comenzó a crecer
dentro de la sala. Cuando el personal se asentó, continuó—: Nuestro nuevo edificio estará
en el otro extremo del terreno, los trabajos comenzarán en enero y llevarán alrededor de
seis meses completarlos. Obviamente, tenemos que desalojar estas instalaciones a fines
de marzo. Así que Naomi y yo hemos arreglado las instalaciones temporales hasta que se
termine el nuevo edificio. El Centro Comunitario usará parte de la escuela de niñas,
mientras que el Centro de Rehabilitación de drogas usará barracones, cerca del sitio de
construcción. Sólo será por alrededor de tres meses y estoy segura de que todos están de
acuerdo, valdrá la pena el inconveniente temporal. —Elish tuvo que hablar por encima de
la creciente emoción—: Recuerden recoger la información cuando salgan, y los veré a
todos esta noche.
Se sentó junto a Naomi mientras ambas miraban las caras felices de su personal. Unos
se abrazaban, otros se daban palmadas en la espalda y alguna que otra lágrima se
derramaba. Esta noche iba a ser una celebración especial. No había nada peor que una
nube que se cernía sobre su futuro financiero; era especialmente deprimente en Navidad.
Ver esa nube levantarse ante tus ojos fue un recuerdo que ambas atesorarían. Con el
tiempo, se asegurarían que cada persona supiera exactamente quién era responsable de
asegurar no solo su trabajo, sino también el futuro a largo plazo de los recursos que
ofrecían a la comunidad. Aisling Keenan era sin duda una dama muy especial. Elish sabía
eso más que nadie y se consideraba una mujer muy afortunada, ya que Aisling estaría de
su brazo esta noche.
₪₪₪₪₪
Elish recorrió el camino privado bordeado de árboles que conducía al apartamento

alquilado de Aisling. Era Nochebuena y la pasarían juntas. La pareja tenía una agenda
agitada por delante, que incluía pasar unos días en Edimburgo con Aiden, celebrando el
Año Nuevo. Mañana era un gran día para su rubia amante. Iría a recoger a Aiden a su
hotel y luego los llevaría a ambos a un castillo irlandés para la cena de Navidad con sus
padres. Sería la primera vez en más de un año que toda la familia estaría junta. Elish había
notado que su novia se ponía más ansiosa a medida que se acercaba el día; esperaba que
todo transcurriera sin incidentes. Como nunca había conocido a la señora Keenan, no
podía estar segura, pero tenía la fuerte sensación de que las acciones de la mujer dictarían
cómo transcurriría la tarde. Estacionando su auto, sacó su bolsa de viaje del maletero y
luego se dirigió al departamento. 253
Presionando el botón del departamento de la rubia, consideró si podría vivir aquí.
Observó el edificio moderno con alrededor de doce apartamentos. Todos estaban muy
bien, equipado con las últimas comodidades y decoraciones. Aisling se había mudado al
departamento solo tres días después de regresar a Dublín, estaba completamente
amueblado y estaba disponible para alquiler inmediato. Había firmado un contrato de
arrendamiento de seis meses y se había mudado de inmediato.
—¿Hola?
—Hola, soy yo —dijo Elish en el intercomunicador. Hubo un zumbido y la puerta de

la escalera se abrió. Al entrar en el pasillo bien iluminado y alfombrado, se dirigió al
segundo piso donde Aisling ya estaba parada en la puerta abierta, con una sonrisa en su
rostro.
—Hola—pronunció la rubia mientras colocaba un beso en los labios fríos de El—.

¿Has terminado de envolverlo todo?
El asintió, había pasado la mayor parte de ese día preparándose para la comida de
Navidad con su familia al día siguiente. Eso significaba que había que envolver mucho
en una tarde. Los regalos envueltos ahora estaban en una caja esperando ser llevados a
casa de su mamá mañana.
—Todo organizado… espero.

Elish miró alrededor del apartamento, no era su primera visita, había ayudado a
Aisling a mudar algunas de sus pertenencias, pero esta sería la primera vez que se quedaba
a pasar la noche. Aisling se sentía cómoda y le había preguntado si le gustaría quedarse.
Amaba su cottage, pero si su amante quería que se quedara aquí en alguna ocasión, estaba
más que dispuesta a hacerlo.
Quitándose su pesada chaqueta, luego sus zapatos, entró en la sala de estar

alfombrada y se sentó en el cómodo sofá. La casa con calefacción central estaba caliente,
por lo que se quitó jersey rápidamente.
—He pensado que podríamos ver una película navideña para ponernos de humor,
¿quieres elegir una? —Aisling señaló la mesa de café donde había una pequeña pila de
DVD—. No me importa cuál veamos, solo elige lo que te gusta. Voy a buscar algo para
picar.
El sonrió.
—Está bien. —Mirando a través de los DVD, seleccionó uno que no había visto
antes. Sacó el disco de la caja, abrió el reproductor y metió el disco en la bandeja, antes
de sentarse en el sofá y tomar el control remoto de la mesa de café.
—Ah, eso es lo que me gusta ver, una mujer que se hace cargo —bromeó Aisling 254
cuando entró en la sala de estar, con una bandeja llena de aperitivos variados en sus
manos—. Estaba pensando en abrir una botella de vino blanco, ¿quieres un poco?
—Suena bien para mí.
—Buena elección de película, por cierto —dijo la rubia por encima del hombro
mientras salía de la habitación para buscar el vino.
El se rio, sabiendo que Aisling ya había limitado las opciones, y no habría sacado
algo que no le gustara.
Dos películas navideñas, una botella de vino y muchos aperitivos después, las dos
mujeres estaban acurrucadas juntas en el sofá, música suave sonando de fondo. Elish
mantuvo un ojo en la pantalla del reloj digital en el reproductor de DVD, mientras
marcaba lentamente los minutos para la medianoche. Los dulces tonos de Katie Melua
acariciando sus oídos, mientras las manos de Aisling acariciaban su abdomen. Realmente
creía que esto era lo más cercano a la perfección que podía recordar.
—Feliz Navidad, Elish.
El sonrió y miró a la mujer en sus brazos, obviamente la rubia también había estado
mirando el reloj.
—Feliz Navidad, Aisling.

Compartieron un beso lento y prolongado, antes de separarse para tomar aire.
—¿Intercambiamos regalos ahora? ¿O quieres esperar hasta mañana por la mañana?
Elish tomó alrededor de cinco segundos para considerarlo. Se sentía genial; pasaría
la noche en los brazos de Aisling…
—¡Hagámoslo ahora! —declaró la morena, mientras se quitaba con cuidado del

abrazo de Aisling para ir en busca de su bolsa de viaje. Al encontrarla en el dormitorio,
regresó con el regalo escondido detrás de su espalda.
—¿Qué tienes ahí, semental? —preguntó la rubia juguetonamente.
La morena le sonrió a su amante.
—Muéstrame el tuyo y te mostraré el mío. —Elish levantó una ceja con descaro. Le
encantaba que la alegría volviera a su relación.
Aisling se levantó del sofá, agitando un dedo cauteloso hacia ella.
—Está bien, pero prométeme que cerrarás los ojos.

255
—Claro —respondió la morena fácilmente, lo que al instante levantó las sospechas
de Aisling.
—Lo digo en serio, El.
Elish se rio.
—Está bien, lo prometo.
Aisling asintió y salió de la habitación, regresando momentos después.
—Voy a entrar, cierra los ojos. —El obedeció de buena gana y escuchó un crujido de
papel, antes de que la rubia se sentara en el sofá a su lado—. Ya puedes abrirlos.
Al abrir los ojos, Elish notó que no había señales de su regalo; Aisling lo había
escondido en su lado del sofá.
—¿Quién va primero? —preguntó.
—A la de tres.
—¿Eh?
Aisling se rio.
—Intercambiaremos regalos a la cuenta de tres.
—Oh, —asintió El—. Está bien.
—Uno... dos... tres... —Los regalos se intercambiaron y Elish se encontró con un

montón de paquetes. Sus ojos se agrandaron de inmediato. Mirando los regalos en su
regazo, se preguntó cuál abrir primero. Alcanzando al más pequeño, Aisling la detuvo.
—Ah, ¿podrías abrir ese último? —preguntó la rubia.
El frunció el ceño.
—¿Cuál debo abrir primero?
—Ese. —Aisling señaló el regalo más grande.
—Está bien, —Elish arrastró las palabras mientras alcanzaba el regalo. Al abrirlo,
rápidamente se dio cuenta de que era una chaqueta. No cualquier tipo, sino una chaqueta
Gore-Tex para exteriores, similar a la que la rubia usaba para caminar. Era verde oscuro
con forro azul marino, le encantaron los colores—. Oh, es fantástica —declaró.
—¿De verdad? 256

El asintió.
—Sí, de verdad. Grandes colores.
Aisling estaba complacida. Observó atentamente mientras la morena abría el

siguiente paquete y revelaba un par de botas de senderismo de caña baja en una
combinación de negro y gris carbón. Riendo con deleite, Elish se las puso de inmediato
y, caminando por la sala de estar, se las probó.
—¡Se ajustan muy bien! Y son muy cómodas. —Miró a la rubia— ¿Es esta tu forma
de decirme que voy a caminar mucho más?
Aisling se mordía el labio inferior.
—Esperaba que quisieras venir conmigo de vez en cuando.
Elish se acercó a ella y se inclinó para darle un beso.
—Me encantaría.
Al abrir su último regalo, se encontró accesorios para su nuevo pasatiempo; gorro,

guantes y calcetines, todo en tonos apagados. Claramente Aisling había notado la aversión
de su novia a los colores brillantes, especialmente el gorro rojo que le había dado en
Edimburgo.
Elish notó que Aisling aún no había abierto su regalo, ya que estaba demasiado
concentrada en observarla. La morena de repente se sintió nerviosa, ¿y si a Aisling no le
gustaba su regalo? Elegir el regalo había sido muy difícil. Comprar para todos los demás
había sido pan comido en comparación.
Aisling abrió el paquete y estaba encantada de encontrar un libro sobre los famosos
paseos por Nueva Zelanda. Una vez le había dicho a El que le encantaría ir allí para
caminar por algunos de los paisajes más hermosos del mundo. Había dicho que donde el
paisaje de Irlanda era viejo, desgastado y lleno de historia, Nueva Zelanda parecía ser lo
opuesto, más joven y más tosco en apariencia comparación.
—Oh, no puedo esperar para leerlo, he estado considerando ir durante bastante

tiempo. —La rubia abrió la portada, buscando una inscripción, cuando algo cayó sobre
su regazo. Recogiendo el sobre, miró dentro y se quedó sin aliento cuando encontró dos
billetes a Nueva Zelanda.
»Oh, Elish —susurró con lágrimas en los ojos, tan abrumada por la consideración de
su amante.
La morena parecía un poco tímida, pero por dentro estaba dando volteretas, había
apostado y había valido la pena.
257
—¿Esperaba que pudiéramos hacer ese viaje juntas? —dijo en voz baja.
Aisling voló a su regazo y la besó profundamente.
—Esto es lo más considerado que alguien ha hecho por mí. Me encantaría que
fuéramos juntas. No tener a alguien con quien caminar y compartir la experiencia fue una
de las cosas que me detuvo. —Negó con la cabeza, todavía sin creer lo que había hecho
Elish. Si quedaba alguna reserva sobre su decisión de dejar que la morena volviera a entrar
en su vida, se desvaneció en ese momento para siempre. Sabía sin lugar a dudas que había
encontrado a la mujer con la que quería pasar el resto de su vida, solo que aún no estaba
lista para decírselo.
₪₪₪₪₪
Aisling llegó al cottage de El un poco después de las ocho de la noche de Navidad.

Ambas mujeres estaban cansadas por razones muy diferentes. Elish estaba cansada
físicamente después de un día muy agitado con todo el clan Maloney, y Aisling
emocionada o emotiva, después de su comida familiar.
—¿Cómo ha ido? —El había estado preocupada, esperando que el día de su pareja
no hubiera tenido incidentes.
Aisling sonrió cálidamente ante la preocupación de su amante.
—Ha sido un poco tenso, pero cortés. Es difícil decirlo de alguna manera, mi madre
estaba... —buscó la mejor manera de describir a su madre—. En realidad, ha sucedido la
cosa más extraña. Ha pedido conocerte.
Elish estaba sorprendida, ciertamente no esperaba conocer a la madre de Aisling en

un futuro cercano. Asintió, una parte de ella tenía curiosidad por saber cómo era la señora
Keenan en persona. Nunca podría entender cómo la mujer podía permitir que su familia
saliera de su vida tan fácilmente.
—¿Cuándo?
—Mañana, ha dicho que te preguntara si podías venir a cenar.
—¿En casa de tus padres? —Trató de mantener el shock fuera de su voz.
Aisling asintió lentamente.
—Entiendo que, si no quieres ir, le diré que ya tienes planes.
—No, no hagas eso. —Miró fijamente a Aisling—. Si quieres que vaya, iré sin 258
dudarlo
—Espero que, dado que mi madre extendió esta invitación, sea un intento de al menos
tratar de aceptar quién soy. No necesito su aprobación de ninguna manera, pero me
gustaría darle todas las oportunidades.
El sonrió, no esperaba menos de Aisling, ya que siempre estaba pensando en los

demás.
—Entonces iré.
—Gracias.
₪₪₪₪₪
A la tarde siguiente, Aisling regresó al cottage para recoger a su amante para ir a

encontrarse con sus padres.
—Elish, te ves maravillosa —le aseguró a la morena por tercera vez en los últimos
veinte minutos. Nunca antes había visto a su pareja preocupada por su apariencia, sin
embargo, aquí estaba frente al espejo de cuerpo entero comprobándose una vez más.
Cuando comenzó a quitarse pelusas imaginarias de la manga de su chaqueta gris, la rubia

se colocó detrás de ella. Poniendo ambas manos sobre los hombros de la mujer más alta,
Le habló al oído cuando sus ojos se encontraron en el espejo—. Elish, te ves muy bien.
Me halaga que hayas hecho este esfuerzo por mí, pero me hubiera gustado llevarte a
conocer a mi madre con tu par de jeans más cómodos y una camiseta. —La morena había
optado por un traje pantalón gris, con una camisa ajustada color ciruela. Parecía
conservadora, no es que Elish alguna vez haya optado por colores extravagantes, pero
Aisling sabía que su pareja estaba optando por la seguridad total con sus elecciones. Era
elegante a la moda, pero discreta, un look que la mujer alta lograba con aplomo cada vez
que hacía el esfuerzo. El mínimo toque de maquillaje cubría la piel casi impecable de la
morena y la rubia podía oler el sutil aroma del perfume favorito de El.
Observó su propio traje de Donna Karan, sus zapatos Gucci y una blusa vintage de
Yansi Fugel, todo elegido para su madre. Si Fenella Keenan viera a su hija con algo
menos, se horrorizaría. La contadora suspiró pensando que ella y su madre tenían un largo
camino por recorrer. No es de extrañar que su amante se preocupara por su aspecto. Al
verla seguramente había sido suficiente para despertar las preocupaciones de la morena
sobre su propia apariencia. Aisling puso los ojos en blanco, en parte disgustada consigo
misma.
»Elish, mi madre espera que use ropa de diseñador. No quiero usarla; simplemente
no quiero complicar las cosas. Lamento permitir que esas expectativas te causen 259
preocupación por tu propia apariencia. Te ves maravillosa, si a mi madre no le gusta la
forma en que te ves... es una lástima. —Tomándola de la mano, la condujo fuera del
dormitorio—. Vamos, vamos hacerlo.
₪₪₪₪₪
Saber que alguien es rico y ser testigo de esa riqueza, decidió Elish, eran dos cosas
muy diferentes. Mientras Aisling maniobraba fácilmente su Mercedes a lo largo del
camino privado que conducía a la casa de su familia, la morena observó su entorno.
Estaban en el lado sur de Dublín, rodeados de grandes propiedades con amplios terrenos.
Cuando la casa de sus padres apareció a la vista, sintió que sus ojos se agrandaban. Las
puertas electrónicas fueron su primera pista, pero el edificio blanco que se cernía ante ella
era muy impresionante. Se preguntó cómo alguien podía tener terrenos tan grandes y aún
estar dentro de la ciudad de Dublín.
Aisling detuvo su auto en el patio de grava, que ya tenía cuatro autos estacionados
allí; notó la mirada inquisitiva de su pareja.
—Todos pertenecen a mis padres, ellos, ah... por lo general los estacionan en los
garajes, —se encogió de hombros. Era la primera vez que se sentía realmente incómoda
al traer a una amiga a la casa de su familia. Le preocupaba que Elish pensara que era una
mocosa malcriada—. Solo estarán mis padres en la cena.
Estaba en la punta de la lengua de El preguntar quién serviría la cena, pero lo pensó

mejor. Aisling pareció disculparse por el dinero en exhibición y no deseaba causar más
vergüenza a su pareja, preguntó sobre la historia de la casa.
—¿Cuando fue construida?
—Oh, alrededor de 1830, nos mudamos aquí hace unos diecisiete años.
—Es impresionante.
Aisling sonrió.
—¿Vamos? —inquirió la rubia mientras señalaba con la cabeza hacia la casa.
Subiendo los seis escalones hasta la gran puerta doble, Aisling pulsó el timbre, que
pareció sonar dentro de la casa. El movió los pies con nerviosismo mientras esperaban
que abrieran la puerta. Unos momentos después, James Keenan abrió la puerta, con una
agradable sonrisa en su rostro.
260
—Buenas tardes, Aisling, señorita Maloney —saludó cortésmente.
El asintió al hombre.
—Por favor, llámeme, Elish.
—Estaría encantado de hacerlo.
¡Dios mío, el hombre podía ser positivamente encantador cuando quería! pensó
Elish.
—Por favor, entren.
Elish siguió a Aisling al interior de la casa, la rubia se detuvo para ofrecerle a su

padre un breve abrazo, luego le tendió una mano a Elish que ella estrechó rápidamente.
»Tu madre bajará en unos momentos, ha subido a refrescarse. ¿Por qué no nos
sentamos en el salón? No tardará mucho.
Elish se encontró entrando en una habitación muy espaciosa. Estaba ligeramente

decorada en champagnes y maderas naturales, con candelabros y alfombras persas. Tuvo
que admitir; era de buen gusto elegante, hasta las chimeneas de mármol a juego. No pudo
evitar mirar bien alrededor de la habitación; los detalles eran impresionantes, incluso
hermosos.
—Elish, ¿disfrutaste la Navidad con tu familia?
Se sintió extraño escuchar a James Keenan llamarla por su nombre de pila:
—Lo hice, gracias. —Esto era difícil, pero podía hacerlo— ¿Y usted, señor Keenan?
¿Cómo estuvo su día?
—Creo que el día fue bien, considerando todas las cosas, —miró hacia su hija, quien
asintió con la cabeza.
—Debo ir a ver a dónde está tu madre, por favor discúlpenme. —Salió de la

habitación en busca de la escurridiza señora Keenan; Elish esperaba que su aparición
tardía no fuera un mal presagio.
Dejó escapar un suspiro y trató de relajarse un poco, Aisling se acercó y le dio unas
palmaditas en el muslo.
—Lo estás haciendo muy bien, relájate.
Compartieron una risa.
—¿Es tan obvio? 261

—Bueno, por lo general tienes este encorvamiento casual, así que estoy
acostumbrada a verte al menos relajada. En este momento te ves cómo alguien ten... —
La rubia nunca llegó a terminar su oración cuando el sonido de la voz de su madre resonó
en la habitación, atrayendo todas las miradas hacia la mujer.
—Aisling, cariño, estás aquí.
—Sí, madre.
—Y has traído a tu amiga, qué maravilloso. —Ese comentario parecía decididamente

carente de un verdadero sentimiento, pero El decidió darle a la mujer el beneficio de la
duda.
—Madre, esta es Elish Maloney. Elish, mi madre, Fenella Keenan.
—Encantada de conocerte, querida.
—Igualmente, señora Keenan.
Elish vio bien por primera vez a Fenella Keenan, tenía pocas opciones ya que la mujer
la miraba directamente y no parecía inclinada a querer detenerse pronto. Era unos cinco
centímetros más alta que su hija; llevaba un vestido de seda de aspecto caro con un collar
de perlas y pendientes a juego. El pelo recogido, sin que se le escapara uno solo cabello,
era rubio, como el de su hija, pero ahí terminaban las similitudes. Fenella Keenan tenía
ojos color avellana y labios finos, que actualmente mostraban una sonrisa tensa.
El cara a cara continuó hasta que James Keenan se aclaró la garganta para llamar la
atención.
—¿Tal vez deberíamos pasar al comedor?
—Por supuesto, voy a informarle a Mary que estaremos cenando en breve.
Elish miró a Aisling, quien parecía estar encontrando el piso de enorme interés en
ese momento en particular. Mientras caminaban hacia el comedor, aprovechó la
oportunidad para apretar tranquilizadoramente el hombro de la rubia.
Entraron en un comedor grande y formal. Una enorme mesa de comedor de roble y

sillas dominaban el centro de la habitación. Un sofá de época de aspecto majestuoso
alineado a lo largo de la pared y tres ventanas grandes en la pared exterior ofrecían una
vista increíble de los terrenos. El señor Keenan se aseguró de sentar a Elish para que
pudiera disfrutar plenamente de la vista a la luz de la tarde. No hubo señales de la señora
Keenan durante los siguientes minutos y Elish se preguntó cuánto de eso era deliberado.
Habían llegado puntuales, por lo que la mujer debía estar esperándolas. Suspiró para sus
adentros, si la señora Keenan realmente quería hacer un esfuerzo para aceptar la 262
sexualidad de su hija y reconstruir su relación con sus hijos, seguro que tenía mucho
trabajo por hacer. Sin embargo, procedió de la manera que le habían enseñado sus padres,
podía escuchar la voz de su mamá en ese momento, ¡Cuida tus modales, Elish!
—Tiene una casa preciosa, señor Keenan.
—Gracias, Elish. ¿Tal vez, después de la cena, pueda darte el gran recorrido?
—Lo estoy deseando—respondió ofreciéndole una sonrisa cortés.

Independientemente de cómo resultara esta tarde con la señora Keenan, James Keenan
ciertamente estaba pasando con gran éxito. Consideró la posibilidad de que realmente el
hombre llegara a gustarle.
La señora Keenan entró en el comedor.
—Ah, veo que están todos sentados —proclamó—. Mary está casi lista para servir.
—Tomando asiento en la mesa, su postura tan perfecta como las manos bellamente
cuidadas que juntó frente a ella, continuó—: Bueno, ¿no es esto agradable?
Con una sonrisa falsa y tensa que se extendía sobre unos labios rojos brillantes, la
señora Keenan golpeó repetidamente una de esas mismas uñas perfectamente cuidadas
contra el nudillo de su otra mano. Mientras estaba sentada, Elish casualmente se preguntó
si se habría hecho alguna cirugía estética. La señora Keenan probablemente tenía poco
más de cincuenta años, pero tenía una piel completamente libre de arrugas y ciertamente
podría pasar por más joven.
—Querida, ¿dónde vives?
—Tengo un cottage en el lado norte de la ciudad. Cerca del pueblo de Swords.
La señora Keenan levantó una ceja, la morena no estaba segura si desaprobaba la

ubicación o que viviera en un cottage.
—¿Vives sola?
—Sí.
—¿Sin gatos?
Varias respuestas volaron a la punta de la lengua de Elish, algunas obscenas y otras

groseras, pero optó por jugar a la mujer en su propio juego.
—No, nunca he considerado tener un gato. Sin embargo, conozco a muchas mujeres
que sí... tienen gatos. —Mantuvo contacto visual directo con la mujer contraria, no le
daría cuartel.
—Ya veo. —Fue la breve respuesta—. Bueno, creo que mejor voy a ver cómo le va
a Mary con la cena. —Luego se fue de nuevo. 263
Los ojos de Elish volaron hacia James Keenan cuando escuchó al hombre reírse:
—Estoy encantado de ver que mi esposa tampoco se va salir con la suya contigo,
Elish.
—Ni se me ocurriría, señor Keenan. —Miró directamente a Aisling y fue testigo de

una mirada de orgullo en los ojos de su amante. Eso era todo lo que le importaba a Elish.
La cena fue un asunto bastante tranquilo. Por extraño que parezca, lejos de que la
respuesta de Elish provocando a la señora Keenan, en realidad pareció tener el efecto
contrario. Sospechaba que la mujer era un poco acosadora, acostumbrada a salirse con la
suya con todas sus burlas y ataques verbales. La morena estaba preparada para cualquier
cosa que la mujer quisiera lanzarle. No permitiría que esta mujer la hiciera sentir inferior,
era demasiado orgullosa para eso.
₪₪₪₪₪
Después de una cena consistente con una charla cortés y una comida maravillosa
servida por Mary, que resultó ser una mujer de unos sesenta años, James Keenan le ofreció
a Elish el recorrido que había mencionado anteriormente. El aceptó cortésmente, dejando

que las dos mujeres Keenan hablaran.
Comenzando en la planta baja, le mostró una variedad de habitaciones, incluida una

biblioteca, que era su favorita. El señor Keenan señaló las características originales y
ofreció algo de la historia de la casa a lo largo del camino.
—Elish, ¿puedo ser franco contigo?
—Por supuesto, en realidad lo prefiero.
Él sonrió.
—Eso no me sorprende. No voy a pretender que de repente me sienta cómodo con la

sexualidad de mi hija. Tal vez con el tiempo lo esté, quién sabe.
La morena estaba desconcertada, ¿por qué entonces las estaba juntando?
»Sin embargo, he llegado a aceptar que Aisling es lesbiana y por mucho que desee
que sea de otra manera eso no va a cambiar.
Elish asintió, eso tenía sentido. 264

»Los últimos dos años han sido difíciles para esta familia, especialmente a la luz de
la enfermedad de Aiden. Creo que todos, con la excepción de Aisling, perdimos de vista
lo que es importante. Es una hermana y una hija maravillosas, que ha soportado mucho
para tratar de mantener a esta familia unida.
Elish se preguntó a qué venía todo esto, pero estaba feliz de escuchar estas palabras
del padre de Aisling.
—Tienes una mujer muy especial, Elish. Espero que te des cuenta.
—Desde luego que sí. Aisling lo es todo para mí.
El señor Keenan asintió:
—Espero que puedas formar parte de esta familia, Elish. Te admiro, creo que podrías
ser buena para mi hija.
Vaya, fue todo lo que Elish pudo pensar. Sonaba absolutamente genuino.
—Gracias, ciertamente tengo toda la intención de estar con Aisling por mucho
tiempo.
Él asintió.
—Creo que deberíamos volver con las damas, antes de que Aisling venga a
buscarnos.
₪₪₪₪₪
Poco después de eso, ambas se despidieron, aunque no era exactamente un gran éxito,
conocer a la madre de Aisling había sido, como mínimo, interesante. Elish solo deseaba
que su novia no tuviera que soportar tantos comentarios cáusticos de su madre. Aunque
Aisling se manejaba con paciencia y gracia, Elish había deseado en ocasiones que la rubia
simplemente le pegara a la mujer mayor.
Mientras se paraban en el vestíbulo de entrada para despedirse, parecía que la madre

de Aisling tenía un último comentario mordaz que hacer.
—Fue un placer conocerla, señorita Maloney.
Elish pensó que la mujer debió haber luchado para no atragantarse con la palabra
“placer”, aunque el énfasis que puso en ella tenía un gran significado, pasaría mucho 265
tiempo antes de que Fenella Keenan pudiera, o aceptara, esta relación, si alguna vez lo
hacía.
»Aunque debo decir que no es exactamente lo que tenía en mente para mi hija.
Una vez más, Elish se encontró mordiéndose la lengua, luchando por no dejarse llevar
verbalmente, le complació sentir una mano pequeña y cálida deslizarse sobre la suya.
—No, madre, Elish es mucho más que eso.
El sonrió, todo lo que había soportado de esta mujer había valido la pena, solo para
escuchar a su pareja decir eso. Le alegró el día en más de un sentido.
₪₪₪₪₪
La siguiente parada fue la casa de la madre de Elish, antes de volar a Edimburgo la

tarde siguiente. Esta sería la segunda visita de la rubia a la casa de los Maloney desde que
ella y Elish volvieran a estar juntas. Aisling se había sentido completamente abrumada
por la bienvenida de Marie Maloney al volver a verla por primera vez en meses, realmente
le gustaba la mujer.
—Elish, Aisling, ¡qué agradable sorpresa! —Ambas mujeres abrazaron a Marie

Maloney cuando entraron a su casa.
—Hola, mamá. Vuelo a Edimburgo mañana y no regresaré hasta después de Año

Nuevo. Quería venir a verte antes de irme. Ambas queríamos. —Sonrió con cariño a su
amante.
Marie Maloney miró a las dos jóvenes bien vestidas que tenía delante, realmente
hacían una pareja encantadora.
—Mírense las dos arregladas, ¿han estado en algún lugar agradable?
Elish asintió.
—Cenamos con los padres de Aisling.
—¿Confío en que mi hija haya sabido comportarse y cuidar sus modales? —Marie
le guiñó un ojo a Aisling mientras lo decía.
—¡Mamá!
—Sus modales han sido impecables, incluso se las ha arreglado para usar su tenedor 266
en su mano izquierda. —La rubia bromeó.
—Ha recorrido un largo camino en tan poco tiempo, estoy muy orgullosa.
Las dos mujeres compartieron una risa cuando Elish puso los ojos en blanco. En el
fondo, no podía estar más complacida de que su mamá y Aisling se llevaran tan bien.
Mientras conducían de regreso a su cottage esa noche, Elish estaba razonablemente

feliz con la forma en que había ido el día. No había esperado ningún tipo de cálida
bienvenida por parte de Fenella Keenan, por lo que no podía sentir ninguna decepción
por no recibirla. Sabiendo que lo mejor que podía esperar entre ellas era una tolerancia
cortés. No había duda al respecto; la madre de Aisling era una ardua tarea.
₪₪₪₪₪
Elish decidió que las celebraciones del Hogmanay13 de Edimburgo eran magníficas
y aún no era el evento principal. Habían visitado los jardines de invierno con Aiden. Allí
13 Hogmanay: es una palabra del antiguo gaélico que hacía referencia a una fiesta pagana que se celebraba en el país
con motivo del solsticio de invierno, y que ahora los escoceses utilizan para denominar la Nochevieja, la última noche
del año.
habían ido a patinar sobre hielo, incluso Aiden, a pesar de las limitaciones que las drogas
antipsicóticas imponían a su coordinación, lo había intentado. La morena había visto un
lado completamente nuevo de él y lo estaba disfrutando. El trío también había subido al
carrusel y la noria, reuniéndose y charlando con personas de todo el mundo que acudían
en masa a esta ciudad para las celebraciones de Hogmanay. El jueves por la noche se
unieron a la procesión de las antorchas, abriéndose camino a través de las calles históricas
junto con miles de personas más, terminando en la cima de otra colina, donde prendieron
fuego a un enorme toro catalán hecho de mimbre. A continuación, el público disfrutó de
un espectacular espectáculo de fuegos artificiales. Asimismo, le había encantado la vista
en el camino hacia la colina, cuando miró hacia atrás, parecía un río de fuego mientras la
procesión se extendía por kilómetros, en el aire frío de la noche.
El viernes habían ido a algo llamado The Night Afore, que básicamente significaba
la noche anterior al evento principal de Hogmanay. Consistía en un carnaval de arte
callejero, que muchos artistas catalanes, aparentemente todos los años las celebraciones
incluían resaltar la cultura de otra parte del mundo en conjunción con la esencia de todo
lo escocés, de ahí la quema de un gran toro catalán la noche anterior. Todo comenzaba a
tener sentido para la morena mientras Aisling explicaba diligentemente todo lo que podía,
con Aiden completando la información más pertinente.
Había tantos eventos para elegir que el trío había optado por lo que parecían ser los
principales. Esta noche era la más grande de todas, la fiesta callejera de Hogmanay, en la 267
que el centro de la ciudad se entregaba a un cuarto de millón de juerguistas que habían
comprado entradas. Se les trataría con música de bandas en vivo. Este año fue un asunto
decididamente escocés con actos principales como KT Tunstall y Texas. Realmente había
algo para todos, incluido un lado claramente saludable del exceso de comida y alcohol.
El día de Año Nuevo, Elish participaría en la carrera de la una en punto, que partía desde
la explanada del castillo. Había invitado a Aiden y Aisling a unirse a ella, pero los
hermanos, después de negarse cortésmente, aseguraron que la animarían.
A medida que se acercaba el evento principal, el trío se encontró disfrutando de tapas

en un pequeño bar español escondido en una calle lateral del casco antiguo. Cuando Elish
notó la ubicación, se dio cuenta de que estaban a solo dos minutos del Hotel Bank, sin
embargo, las calles por las que Aiden los había conducido le resultaban extrañas. Esta
parte de la ciudad era como una madriguera de conejos, un giro equivocado y era como
estar en un laberinto de adoquines y pequeños cierres, lo que conducía a más de lo mismo.
Salieron del bar cerca de las once de la noche, para hacer el corto paseo hasta una de
las tantas entradas a la fiesta callejera. Aiden vaciló un momento, lo que provocó que
Aisling se detuviera.
—Escuchen, voy a regresar a la casa. Las dos sigan y diviértanse.
—A Elish y a mí nos encantaría celebrar la medianoche contigo, Aiden. ¿No

cambiarás de opinión? —preguntó Aisling.
Elish reforzó la afirmación de la rubia:

—Sí, Aiden, ven con nosotras.
Aiden les sonrió a ambas.
—Lo sé, y gracias, pero me gustaría tener un Año Nuevo tranquilo cuando llegue la
medianoche.
Aisling asintió.
—Está bien, Aiden. Trataré de llamarte justo después de la medianoche para desearte
un Feliz Año Nuevo, suponiendo que pueda conseguir una línea. —Atrajo a su hermano
para abrazarlo—. De cualquier manera, te veré cuando regresemos.
Elish saludó y vio a Aiden caminar por la calle.
—Es una pena que no quisiera venir con nosotras.
Aisling asintió:
—Para ser honesta, esperaba que no fuera a la fiesta callejera. Está muy llena de
gente que se divierte mucho y a medianoche se vuelve loca. Desde el inicio de su
enfermedad, Aiden ha tendido a evitar las celebraciones. Creo que las encuentra 268
demasiado difíciles de tratar.
Elish asintió, podía entenderlo.
»Aiden ha disfrutado mucho los últimos días. No ha dicho nada, pero parece disfrutar
mucho de tu compañía.
—Me alegro, he disfrutado la oportunidad de pasar tiempo conociéndolo.
Aisling le dio a su amante un rápido abrazo.
—Venga, vamos... ¿estás segura de que estás lista para esto? —Habiendo estado en
la fiesta con Aiden en 2003, antes de su enfermedad, había experimentado el evento de
primera mano.
El asintió y caminaron tomadas del brazo hacia la puerta principal.
₪₪₪₪₪
La fiesta en la calle es increíble, pensó El, el lugar estaba a tope y el ambiente era
eléctrico.
Había colocadas pantallas gigantes a lo largo de las calles, transmitiendo las

actuaciones en vivo, para que los asistentes a la fiesta pudieran empaparse de la atmósfera
sin ser aplastados. Había gente bailando, aunque algunos estaban mucho peor por el
alcohol y claramente no iban a recordar mucho sobre esta noche. El tiempo era bueno
para el invierno. El cielo estaba despejado y la temperatura rondaba los -1ºC, por lo que
era bastante llevadero envueltos en su ropa de invierno. Elish se estremeció al observar
algunos de los atuendos que se usaban a su alrededor. Las chicas vestían minifaldas con
chaquetas ligeras, los chicos solo vestían camisetas de fútbol. Pensó que estaban locos.
Una vez había escuchado un chiste sobre los escoceses y el clima frío, recordando parte
del mismo que decía que cuando el clima alcanzaba los 20 grados bajo cero, los
californianos vuelan a México y la gente en Escocia se pone una chaqueta ligera. ¡Estaba
empezando a creerlo!
Caminaron alrededor, disfrutando de la música y tomadas de la mano, señalando a

las personas más elaboradamente vestidas a su alrededor. La variedad de artículos para la
cabeza en exhibición era lo que más le gustaba señalar a Aisling. Había sombreros que
representaban a todas las nacionalidades, junto con algunas creaciones realmente
originales. A medida que se acercaba la medianoche, las calles realmente se llenaron y
todos se prepararon para el evento principal, lo que hizo que el aire crepitara con
anticipación. Luego comenzó la cuenta regresiva cuando las pantallas gigantes mostraron
los segundos que quedaban hasta la medianoche. La multitud contó cada segundo de diez
a uno. Cuando los fuegos artificiales estallaron, iluminando el castillo sobre ellos, el lugar
se volvió loco. Los extraños se abrazaban y deseaban a todos los que los rodeaban un
269
Feliz Año Nuevo. Elish tomó a Aisling en sus brazos y la besó en los labios, no duró
mucho ya que rápidamente se vieron atrapadas en todo lo que sucedía a su alrededor.
Elish vio a un hombre con una falda escocesa y una camiseta de rugby de Escocia levantar
Aisling en el aire la hizo girar antes de colocar un suave beso en su mejilla. Esto duró
varios minutos y todo lo que podían hacer era reír y unirse a los buenos deseos, el estado
de ánimo era realmente optimista.
Finalmente, cuando las cosas se calmaron un poco, estaban de nuevo en los brazos
de la otra, El sosteniendo a Aisling cerca de ella besando sus fríos labios una vez más. Ya
no podía contener los sentimientos que burbujeaban justo debajo de la superficie y
permitió que finalmente se derramaran.
—Te amo —declaró con lágrimas en los ojos.
La rubia miró a la cara de su compañera, demasiado aturdida para responder. Elish

decidió repetir su declaración.
»¡Te amo! —Aisling saltó a sus brazos, sus cortas piernas envueltas alrededor de la
cintura de la morena, mientras sus brazos volaban alrededor de su cuello, y la besó con
todas sus fuerzas.
—También te amo, también te amo —repitió cerca del oído de Elish mientras la
abrazaba con fuerza.
Se besaron por unos momentos más antes de que Aisling las separara.
—Vámonos a casa, Elish, ya que no puedo violarte frente a miles de personas.
₪₪₪₪₪
Cuando regresaron a la casa de Aiden, todas las luces estaban apagadas, lo que
indicaba que ya estaba durmiendo en la planta baja. Al abrir la puerta principal, Aisling
se llevó un dedo a los labios, haciendo un gesto para que estuvieran en silencio.
Encendiendo la luz del pasillo, se quitaron las capas exteriores y las colgaron en el
perchero. Luego vinieron sus botas. Después, Aisling abrió en silencio la puerta de la
habitación de Aiden. Elish observó cómo entraba y depositaba suavemente un beso en la
frente de su hermano dormido. Escuchó un susurro, Feliz Año Nuevo, Aiden, antes de que
la rubia saliera silenciosamente de la habitación, cerrando suavemente la puerta detrás de
sí.
Sonriéndole a Elish, tomó su mano y luego la llevó en silencio al dormitorio que

compartían. 270
Unas horas más tarde, Elish ligeramente aturdida y desnuda yacía boca abajo en la
cama con una Aisling dormida acurrucada a su lado. La rubia había estado intensamente
concentrada mientras hacían el amor. El había respondido a cada embestida de sus hábiles
dedos, ya que la había tomado repetidamente en las horas desde que regresaron a casa.
La morena se había encontrado maniobrando en una variedad de posiciones, mientras que
Aisling continuaba complaciéndola. Su último pensamiento, mientras caía suavemente en
la inconsciencia, fue que nunca pudo devolverle el favor. Su amante la había amado
completamente, con una pasión más allá de todo lo que Elish había experimentado antes.
Habían proclamado su amor a menudo durante el intenso encuentro. Esa noche habían
llevado su relación física a un nivel completamente nuevo, conectándose de formas que
la morena nunca había experimentado con otro ser humano. Se sentía literalmente, como
si Aisling hubiera estado intentando arrastrarse dentro de su piel, y recibió los intentos de
su amante con una nueva franqueza, libre de los miedos que, a menudo en el pasado,
habían detenido a la morena.
₪₪₪₪₪
Cuatro meses más tarde, Elish estaba en su despacho temporal, caminando de un lado
a otro como un futuro padre. Declan había llamado esa mañana para decir que Naomi se
había puesto de parto. Había prometido volver a llamar tan pronto como hubiera alguna
noticia. Cuando llegó la hora de la cena, aún sin haber escuchado una palabra de Declan,
la morena se estaba volviendo frenética y acababa de decirle a Aisling que:
—¡Voy al hospital para averiguar qué estaba pasando!
La idea de su ansiosa amante irrumpiendo en la sala de partos hizo que se pusiera de

pie para detenerla.
—Elish, relájate, estas cosas toman tiempo —ofreció con dulzura—. Declan está con
Naomi, está en buenas manos —continuó intentando tranquilizar a su amante.
Elish resopló.
—¿Cómo puede estar tomando tanto tiempo? —preguntó claramente frustrada por la
falta de noticias.
Aisling frotó la espalda de su nerviosa compañera.
—El bebé llegará cuando esté listo. Tienes que ser paciente y esperar la llamada de
Declan.
Esa llamada llegó después de la medianoche, con el padre extasiado declarando: 271
—¡Es un niño... y ambos están bien!
₪₪₪₪₪
Al día siguiente, las dos se dirigieron a la habitación del hospital de la nueva madre,
Elish con las manos llenas de regalos. Sabía que se había pasado de la raya, pero estaba
muy feliz por los nuevos padres.
El bebé era hermoso; Elish lo sostuvo en sus brazos y sintió ganas de llorar. Tenía la
piel más clara que su mamá, un producto de la contribución de Declan, y una combinación
perfecta de ambos, decidió.
—¿Cómo lo vas a llamar? —preguntó mientras Aisling se turnaba para sostener al

nuevo bebé.
Naomi sonrió.
—Vamos a seguir la tendencia actual de llamar al bebé según el lugar donde fue
concebido.
Elish no pudo evitarlo:
—Naomi, no creo que el nombre, el jardín trasero de El vaya a llevar al niño muy
lejos en la vida.
Naomi fulminó con la mirada:
—Te lo dije antes, el bebé no fue concebido en el momento de tu barbacoa.
La morena sonrió.
—Pero lo hiciste en mi jardín trasero —agregó descaradamente.
Naomi miró a Aisling, quien se negaba a levantar la cabeza hasta que la nueva madre
se dirigiera a ella.
—¿Se lo dijiste? —preguntó con incredulidad.
Aisling levantó los ojos brevemente y le ofreció a Naomi una mirada tímida. La rubia
había salido tarde esa noche para refrescarse, solo para ver a Naomi y Declan caminar de
regreso al cottage reorganizando su ropa.
272
Elish se regodeó:
—Parece que no fuimos los únicos tortolitos esa noche.
Naomi puso los ojos en blanco.
—No es que sea de tu incumbencia, Elish Maloney, pero Declan y yo pasamos un fin
de semana romántico en Aran a fines de julio, —Naomi sonrió—. Realmente me sentí
diferente, físicamente, después de ese fin de semana. Estoy segura de que fue allí donde
se concibió el bebé.
Aisling le devolvió al niño a su mamá, a petición de Naomi.
»Me gustaría que ambas se conocieran, Aran Connelly.
—Oh, realmente me gusta eso, Naomi —declaró Elish.
—Eso es tan romántico —dijo efusivamente Aisling.
Unos minutos más tarde, Declan, que parecía bastante cansado, volvió a entrar en la
habitación. Elish pensó que se parecía más que él había pasado por el trabajo de parto.
—Elish, Declan y yo tenemos algo que preguntarte.
La morena miró de un padre a otro, esperando que continuaran.

Naomi asintió para que Declan continuara.
—Elish, nos gustaría mucho que fueras la madrina de Aran.
El pudo sentir el nudo formarse en su garganta, estaba atónita, pero logró encontrar
su voz mientras una sonrisa vacilante se abría camino hasta sus labios.
—Me sentiría honrada —respondió con voz ronca, y luego se movió para darle a
Declan un fuerte abrazo, antes de besar suavemente a Naomi y al pequeño Aran en la
mejilla. Miró a Aisling mientras una lágrima escapaba por el rabillo del ojo. La rubia se
movió para envolver a su pareja emocional en su abrazo amoroso, enormemente contenta
por todos en la habitación, incluida la llegada más reciente.
₪₪₪₪₪
Esa misma noche, Elish se encontraba en un estado de ánimo reflexivo. La escena en

el hospital realmente la había conmovido. Había pensado que la visión de la nueva familia
junta era hermosa y dejó una parte de ella anhelando por una propia. Salió de sus 273
pensamientos cuando la rubia se ofreció a pagar un centavo por ellos.
Elish sonrió.
—Estaba pensando en lo de hoy en el hospital, ha sido hermoso, ¿no?
—Sí, lo era. —Aisling estuvo de acuerdo de inmediato.
Ambas se quedaron en silencio, perdidas en sus propios pensamientos una vez más.
Elish sobre su relación con Aisling, y lo lejos que habían llegado desde su primer viaje a
Edimburgo. Pasaban casi todas las noches juntas, ya fuera en su cottage o en el
apartamento alquilado por la rubia. Sabía que el contrato de arrendamiento vencía en unas
pocas semanas y ninguna de los dos había hablado sobre lo que sucedería después. Elish
había estado esperando que su novia dijera lo que planeaba hacer, alquilar de nuevo o
buscar una casa para comprar. Por supuesto, la otra opción era que vivieran juntas. Sabía
lo que quería, y eso era que Aisling se mudara con ella. Sin embargo, estaría dispuesta a
mudarse a otro lugar, si eso era lo que prefería la rubia. Se había estado preguntando si el
silencio de Aisling sobre el asunto era una señal. Una señal de que en realidad estaba
esperando que sugiriera algo. Decidiendo ser valiente y dar el paso, tentativamente siguió
adelante.
—¿Has pensado en lo que quieres hacer cuando se acabe tu contrato de

arrendamiento actual?
Observó cuidadosamente mientras Aisling consideraba su pregunta.

—Ah, no. Realmente no he tomado una decisión al respecto.
—Ya veo. —Elish no estaba segura de cómo proceder. Había esperado una señal
positiva, pero no pudo leer nada de la rubia.
—Supongo que podría renovar el contrato de arrendamiento, o si no, encontrar otro

apartamento para alquilar. —Aisling no sonaba demasiado entusiasmada ante la
perspectiva de eso; tal vez era el momento adecuado.
—Me pregunto... ¿si considerarías que nosotras, es decir, tú y yo, viviéramos juntas?
—Elish se apresuró a ofrecerle a la rubia una salida—. No tiene que ser de inmediato,
quiero decir, si quieres esperar, estaría bien para mí. —¡Maldición! Por favor, no me
dejes arruinar esto.
Aisling sonrió.
—Elish, ¿dónde te gustaría que viviéramos?
Inmensamente aliviada y extasiada, El respondió:
—La verdad, me gustaría que vinieras a vivir aquí, al cottage, pero, si no quieres
hacerlo, consideraría vivir en otro lugar. —Allí lo había dicho y la pelota estaba 274
firmemente en la cancha de Aisling.
—Me encantaría vivir aquí contigo.
—¿Lo harías?
La rubia asintió.
—Sí. ¿Cuándo quieres que me mude?
—¿Qué tal, cuando termine tu contrato de arrendamiento?
—Suena perfecto para mí.
Elish sonrió a su pareja, levantándola en sus brazos y declaró:
—Dios, te amo.
—También te amo, El, muchísimo.

EPÍLOGO
Elish miró a su alrededor a la gente reunida. Estaba de pie frente al Centro

Comunitario recién construido, con Naomi a su lado. Llevaban abiertos una semana para
que todos tuvieran tiempo de instalarse, pero hoy era la inauguración oficial. Había
tomado un poco más de los seis meses programados y aquí estaba ella, casi un año desde
el día en que le mostró por primera vez las antiguas instalaciones a cierta rubia de ojos
verdes. Poco sabía ella el papel tan importante jugaría esa mujer en todos los aspectos de
su vida. Hacía dos semanas que se habían mudado juntas y estaba pasando el mejor
momento de su vida. Miró a los ojos a su compañera que estaba de pie junto a su mamá;
sin duda discutiendo lo que fuera que esas dos discutían cuando no estaba cerca. Declan
estaba junto a ellas, con su hijo en brazos. El pequeño Aran tenía casi dos meses y crecía
como una mala hierba.
Habían decidido abrir oficialmente el Centro un sábado, permitiendo que la gente de

la comunidad viniera y se uniera a las celebraciones y echara un vistazo a las nuevas
instalaciones. Esta iba a ser una celebración para toda la comunidad y habían tirado la
casa por la ventana, ofreciendo comida y refrescos gratis, así como entretenimiento para
275
los niños. Como ocurre con estas cosas, los grandes jefes habían aparecido para hacerse
con parte de la gloria. Elish sabía que eran un mal necesario y se esforzó por no rechinar
los dientes mientras Harriet Smyth y su nuevo protegido, Connor, adulaban a la celebridad
que inauguraba el Centro. Lo curioso de la celebridad era que, conseguirlo había sido
todo un logro, pero para Elish había sido más un milagro, ya que el chico la había llamado
ofreciéndole sus servicios. Cuando el joven, que había crecido en la comunidad, pero que
ahora jugaba al fútbol para uno de los mejores equipos de la liga inglesa, dio un paso al
frente para cortar la cinta, hubo muchos vítores. Luego comenzaron las celebraciones,
cuando una serie de globos de colores se lanzaron hacia el cielo azul.
₪₪₪₪₪
Dos horas después, las cosas comenzaban a calmarse y Elish quería hablar con su
contraparte antes de irse. Sin señales de Naomi por ninguna parte, se dirigió al único lugar
donde la mujer tendría privacidad. Tocando la puerta del despacho de su amiga, escuchó
un silencio.
—Adelante.
—¿Cómo estás? —Encontró a Naomi sentada en su nuevo y cómodo sillón, con el

pequeño Aran durmiendo en sus brazos.
—Estoy bien, solo dejo que el hombrecito duerma un poco.
—Tiempo ocupado para ti, ¿eh?
—No tienes idea. —Naomi sonrió con cariño a su hijo.
—Te vas, ¿no? —espetó Elish, Naomi había dicho que iba a volver al trabajo, pero
desde que tuvo al bebé, estaba un poco menos entusiasmada con su decisión inicial.
—Seré honesta, El, mi plan original era volver a trabajar. Este pequeño ha cambiado
mi vida para siempre, y eso incluye mis prioridades. No regresaré después de que termine
mi licencia de maternidad. Renunciare. Podría volver a trabajar, tal vez dentro de dos o
tres años.
Elish asintió su comprensión. Naomi quería pasar tiempo con su hijo.
—Podrías volver entonces —mencionó El esperanzada.
—Nunca se sabe.
—Sin embargo, ¿continuarás en el comité?

276
—Oh, definitivamente, quiero seguir siendo parte de esta comunidad y esa es la
forma ideal para mí de tener cierta influencia. Aisling hizo un movimiento muy astuto
allí.
—Lo hizo. Sabes que no puedo creer cuánto ha cambiado todo durante el último año.
Naomi negó con la cabeza.
—Lo sé, es bastante increíble.
—Realmente te voy a echar de menos por aquí.
—También te extrañaré, ha sido un placer trabajar contigo.
—Igualmente, Naomi. Ambas se quedaron en silencio por un momento.
—Sabes, El, es posible que no estés aquí mucho más tiempo. Estás superando
rápidamente este lugar. Tienes el conocimiento y el empuje para realmente marcar la
diferencia en muchas comunidades. ¿Ha considerado un trabajo en la alta dirección?
Elish se burló:
—¿Convertirme en una burócrata como Harriet? No, gracias. Preferiría quedarme

donde estoy.
—Estaba más pensando, siendo la jefa de Harriet.
—Dudo que alguien me dé un trabajo tan alto en la cadena, tengo veintiocho años,
Naomi. La mayoría de las personas de mi edad solo están solicitando el trabajo que tengo.
—La edad no tiene nada que ver con eso, Elish. Si eres lo suficientemente buena,
deberías conseguir el trabajo.
—Seamos honestas, incluso si soy lo suficientemente buena, no hay manera, de que

entre allí. Les gusta el statu quo, no estoy segura de que estén listos para una
reorganización del sistema.
Naomi se encogió de hombros,
—Tal vez vengan a ti.
—Creo que estás hormonal —disparó de vuelta.
Naomi lo dejó pasar, pero creía que Elish estaba destinada a cosas más grandes en el
futuro.
—Tal vez. Entonces, Elish Maloney, ¿qué sigue para las recién casadas? 277
—Ja, ja, chica graciosa. —Sabía que Naomi se refería al hecho de que ella y Aisling
ahora vivían juntas.
—Te lo digo, El. Si alguien me hubiera dicho por estas fechas el año pasado que
estarías viviendo con el amor de tu vida, habría apostado mi casa en contra. Pero estoy
absolutamente encantada por ti.
—Gracias, Naomi, parece que ambas conseguimos lo que queríamos —respondió la

morena sonriendo al pequeño bulto en los brazos de su amiga.
Aran eligió ese momento para despertar; abrió sus pequeños pulmones y gritó con
todas sus fuerzas. Naomi lo arrulló mientras sus dedos encontraban hábilmente los
botones de su camisa. Con práctica facilidad, pronto estaba alimentando a su hijo, la
habitación estaba en silencio mientras él mamaba de su pecho.
—Entonces, El, ¿cuáles son tus planes? —Levantó la vista para encontrar a la otra
mujer con un gran interés en una imagen en la pared, un rubor arrastrándose por su cuello.
—Mi principal prioridad es seguir construyendo una vida con la mujer que amo. —
Siguió mirando a todos lados, menos a Naomi.
—¡Dios mío, El! A veces eres tan mojigata. —Elish todavía se negaba a hacer
contacto visual—. ¿Mírame?
—No.
—Elish, esto es lo más natural del mundo, no deberías sentirte incómoda conmigo
amamantando.
—Bien —respondió El—, lo miraré.
Naomi observó cómo su hijo continuaba mamando con satisfacción de su pecho, le

acarició la cabeza suavemente, antes de darle un beso allí. Mirando hacia arriba, encontró
a su amiga hipnotizada por la vista ante ella. Agitó su mano frente a su cara para llamar
su atención.
El la miró ofreciéndole una sonrisa tímida.
—Lo siento, pero tienes razón, es hermoso. —Se rio, pero no dijo nada más.
En un raro momento de timidez, Naomi se preguntó qué le parecía tan divertido a su

amiga.
—¿Qué?
—Me preguntaba... 278

—¿Sí?
—¿Declan ha intentado eso alguna vez? —Asintió con la cabeza hacia Aran.
Naomi frunció el ceño mientras consideraba lo que le estaba preguntando.
—¿Mi leche? —aclaró ella.
—Bueno, sí, —El se encogió de hombros.
Naomi le dio la vuelta a la situación de su inquisitiva amiga.
—¿Lo harías?
—Creo que tendría al menos curiosidad.
La miró con una mirada sensual,
—¿Quieres probar ahora?
—¿Qué?
Naomi señaló hacia su pecho,

—¿Quieres probar?
Elish la miró como si tuviera dos cabezas.
—No puedes hablar en serio —balbuceó.
—Es solo leche materna, Elish —respondió razonablemente.
—¡De tu pecho! —El estaba incrédula.
—¿Qué les pasa a mis senos? ¿Estás diciendo que les pasa algo? —Naomi parecía
realmente herida.
—¡No! No, por supuesto que no. Son... hermosos. —Hizo un gesto hacia ellos sin
poder hacer nada. Luego observó cómo una sonrisa maliciosa cruzaba el rostro de
Naomi—. Eres malvada. ¿Escuchas eso hombrecito? Tu mamá es malvada. Tengo que ir
a encontrarme con Aisling. —Giró sobre sus talones y dejó atrás a Naomi riéndose.
—Tu mami aún tiene el toque—le dijo a su inconsciente hijo mientras continuaba
alimentándose.
279
₪₪₪₪₪
Elish espió a la rubia conversando con alguien que no reconoció, decidiendo no

interrumpir, miró a su alrededor, vio a Molly caminando hacia ella, le ofreció a la mujer
mayor una sonrisa de bienvenida.
—Hola, Molly, ¿te estás divirtiendo?
La trabajadora comunitaria le dedicó a su jefa una sonrisa trémula.
—Me entristece pensar que me retiraré en tres meses, Elish. Realmente voy a extrañar
todo esto.
—Ah, pero no tienes que retirarte por completo, puedes ofrecerte como voluntaria a
tu gusto. Sabes que nos encantaría que te quedaras en cualquier puesto que quisieras.
—Supongo que podría seguir haciendo el baile del té.
El sonrió, sabiendo que Molly quería hacerlo, pero nunca la pondría en aprietos
preguntándoselo.
—Molly, no puedo pensar en nadie más adecuado para reemplazarte, que tú.
—Hola, ahí estás. Te he estado buscando.
El se giró para encontrar a Aisling sonriéndole.
—Estaba hablando con Naomi, estábamos en su despacho.
—¿Cómo está?
—Se va.
Aisling asintió, El había mencionado que sospechaba que Naomi podría no volver.
—¿Entonces cómo estás?
—Estoy bien... aunque podría estar mejor.
—¿Qué te haría estar mejor? —preguntó sensualmente y Molly lo tomó como una
señal para desaparecer.
—Ven conmigo y te lo voy a mostrar. —Tomó a Aisling de la mano y la llevó

escaleras arriba—. Estaba pensando que tengo este nuevo despacho y necesita algunos
recuerdos, ¿quieres ayudarme con eso? 280
—¿Podemos empezar con el escritorio?
—Podemos empezar por donde quieras...
FIN

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CONFLICTO DE

TRADUCTORA: SILVINA © 2023

REVISADO POR: charisen

EXENCIONES DE RESPONSABILIDAD: Esta es una historia de Uber. Los

CLASIFICADO PG13: contenido sexual y blasfemias leves.

AGRADECIMIENTOS: Un gran guiño a Wolfie, quien fue la inspiración total para

COMENTARIOS: Si te gusta la historia, házmelo saber: weebod@mac.com

Si no lo haces, puedes comunicarte con Wolfie aquí: wolfie5@mac.com (g)

Advertencia: la siguiente historia puede no ser adecuada para vegetarianos.

Elish Maloney detuvo su Ford Mondeo azul oscuro en el primer espacio de

Prescindiendo de su chaqueta, debido a la continuación de algunos de los mejores

—Buen coche —dijo Elish en voz alta.

—Pertenece a una hermosa rubia —respondió Brenda perezosamente.

»¿Quién es la rubia? —preguntó Elish.

Un golpe en la puerta interrumpió el ciclo de tecleo y llamadas telefónicas. Levantó

Oh Dios, Elish gimió internamente, casi se había olvidado de la barbacoa. No sería

Elish puso una sonrisa en su rostro y trató de sonar convincente.

—Es una lástima, porque iba a ofrecerme para ayudar.

Elish dejó escapar un suspiro de alivio.

—¿Lo harías? —dijo esperanzada, su rostro mostrando claramente su gratitud.

—¡Molly, eres un salvavidas! Gracias.

—Solo una cosa más El.

—Si no vas pronto a la carnicería y la licorería, el sábado no tendrán lo que necesitas.

—¡Vuelvo en un rato! —dijo mientras salía por la puerta a toda prisa.

—Buenos días El, ¿qué puedo ofrecerte?

Elish estaba completamente mortificada. Había abierto su bocota en el peor momento

»¿Podemos empezar de nuevo? —suplicó El.

—Encantada de conocerte Elish, soy Aisling Keenan. —Tomó la mano ofrecida y la

—Entonces... ¿trabajas aquí? —preguntó El tentativamente.

—Sí, hago las salchichas.

—Claro que sí.

—Bueno, me pongo a picar y proporciono algunas ristras nuevas.

—Estoy segura de que es un trabajo interesante —declaró Aisling con verdadero

—Me gustaría eso. —Aisling se quitó la bata blanca y se la arrojó a Johnnie—.

—¿Cómo? —Brenda se las arregló para graznar.

—Encanto natural —respondió con un guiño—. ¿Retienes mis llamadas?

—Claro, —Brenda se había transformado de nuevo en su fachada tranquila y

Se dirigió de regreso a su rubia visitante.

—Muy práctico y eficiente —comentó Aisling.

—Sí, las apariencias engañan —respondió Aisling.

—¿Por dónde seguimos? —preguntó Aisling con un entusiasmo que la gerente

—Principalmente en visitas o en reuniones, ¿puedo ayudar? —El pensó

—Molly, me gustaría presentarte a Aisling Keenan, ha venido a echar un vistazo al

—Encantada de conocerte Aisling —respondió mientras le ofrecía la mano a la rubia.

—Claro que sí. Encantada de conocerte, Molly.

—¿Por qué me miras así? —inquirió Molly.

—Molly, se me acaba de ocurrir una idea.

—Felicidades. —Aisling se rio de la descarada respuesta de Molly.

—Hablamos más tarde, Molly, adiós.

—Oh. Elish, ¿puedo hablar un momento antes de que te vayas?

El miró a Aisling, quien entendió su señal fácilmente.

—Te esperaré afuera. —Salió de la oficina y cerró la puerta detrás de ella.

—Oh, olvida eso, además nunca lo probarás. —Molly la ignoró—. Invitarla a la

—¿A quién? —preguntó confundida.

—Aisling, por supuesto. Invítala El.

—¿Has perdido la cabeza?

—¿No lo harías? —Elish parecía horrorizada. Su madre se enfadaría si se enteraba

—Dios, Molly. No me hagas eso.

—El, invítala. —Molly suavizó su tono—. Es encantadora, y no creas que no he

—Ya veremos, Molly. —Con eso El se fue a terminar la gira.