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Informe Crítico de La Cuarta Parte Del Libro El Segundo Sexo de Simone de Beauvoir

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Informe crítico de la cuarta parte del libro el

segundo sexo de Simone de Beauvoir

En la introducción a la cuarta parte de este capítulo, Simone de Beauvoir plasma su intención,


derrumbar lo que ella llama “mito de la feminidad”, aquí, usa el “mito” en sentido ficticio,
como una creencia que se ha establecido, pero que no existe. Ella intentará comprender la
forma en la que la “mujer” conoce su realidad. Y para esto deja en claro dos cosas; la “mujer”
sigue subordinada al hombre y no existe una esencia de la “mujer”, no existe la feminidad.
Capítulo I
Infancia
Empieza en a describir la primera etapa de la niñez, en la que los infantes hombres y mujeres
no tienen ni desarrollan diferencias físicas “claras” (salvo que el niño tiene pene y la niña no).
Ella inicia describiendo el comportamiento de los infantes, hasta un punto donde empiezan a
diferenciarse y a exhibirse una disciplinariedad. Esta parte sería el destete y el inicio de la
formación de las conductas en los niños, partiendo todo desde una perspectiva psicoanalista.
Ella dirá que en un inicio la mujer pareciera ser la privilegiada porque mantiene su conexión
emocional y física con sus padres, a diferencia del niño que deja de tener conexión física
como caricias y besos. Es ahí donde ella dirá que el niño siente y empieza a querer ser
femenina, ser mujer, para tener atención por parte de los padres. Este sería el inicio de la
homosexualidad en los niños, aparentemente un deseo o inclinación natural que es
determinado por la relación emocional-física con los padres. Luego argumentará que el pene
se vuelve para el niño figura de orgullo y superioridad y que este recibirá influencia de su
entorno.
En su contraparte, habla de la experiencia infantil de la mujer con relación a la figura del
pene, no en un sentido sexual como tal, sino como un órgano urinario. Primero habla de la
diferencia cultural en occidente donde en culturalmente correcto que el hombre orine de pie y
la mujer sentada, a diferencia de otras. (criticar esta parte) La experiencia particular de una
mujer con el placer sexual que le genera el regar con una manguera, lo explica a través de su
experiencia en la infancia, resaltando su particularidad para explicar la opresión que se genera
alrededor del pene para las mujeres, donde las cohíben.
Por el significante que se deposita en el pene, el hombre vive su superioridad basándose en su
virilidad y su órgano sexual, compitiendo y diferenciándose de otro. Por otro lado, a la mujer
se la cohíbe y se siente menor por no poder tener un pene, por lo que se la consuela con una
muñeca, donde podrá encontrar su valor o modelo a ser.
Crítica: El mismo caso en el que el hombre se siente superior a otro por su virilidad y su
órgano sexual durante su adolescencia, juventud y adultez, es el mismo caso que ocurre en las
mujeres. La idea de que esto no se da en ellas y que anhelan tener un pene para sentirse
emancipadas es una estupidez. En colegios y grupos de amigan siempre hay una que actúa de
una manera superior a otras, ya sea por su aspecto físico, color de piel o por la cantidad de
hombres que atrae. En este sentido, si son los hombres solos que cortejan a las mujeres,
¿Dónde quedaría la figura y superioridad que se construye alrededor del pene? Esta idea
pierde sentido, solo es un reduccionismo del hombre y la mujer a una parte de su sexualidad.
Hay una especie de relación y producción del problema de la feminidad en la mujer. Ella
diferencia los casos de crianza de un padre o madre con su hija. Donde curiosamente, el que
posee la figura de superioridad ( en cierto sentido de opresión) con su crianza a su hija la
emancipa, porque le da una formación viril. Mientras que, cuando es la madre la que cría a su
hija, reproduce la feminidad que subyuga a la mujer. Curioso, que para que la mujer se
desarrolle con mayor plenitud, es mejor la crianza de un hombre, vaya machismo.
Simone de Beauvoir explica cómo se proyecta la feminidad en la niña a través de una
muñeca. Mientras ella juega hace de madre de la muñeca, proyectando todo lo que recibe por
parte de su mamá en la muñeca. Y luego de explicar la relación conflictiva entre el niño y la
niña, afirma su primera idea: Lo que modifica abruptamente la conciencia de sí misma en la
mujer, es que en medio de su relación conflictiva con los hombres, se da cuenta que son ellos
los dueños del mundo.
Crítica: Simone de Beauvoir establece dos categorías, la de dominio que es la del ser hombre,
y la de dominada es la de ser mujer. Bajo esta concepción, se evidencia el dominio del
hombre cuando no hace partícipe en sus acciones o roles, primero privadas y luego sociales.
Cuando las excluyen, desde la niñes en juegos y actividades deportivas, hasta de mayor edad
en centros laborales. Pero esta concepción es endeble y no cuenta con solidez de explicación,
ya que solo muestra ciertas actividades como si fueran el todo. Solo enfoca actividad en las
que el hombre excluye a la mujer, por ejemplo, cuando realizan algún juego entre niños y no
quieren que una mujer juegue por su condición física. Pero también ocurre a la inversa, y no
solo eso, sino que hay mezcolanza en diversas actividades. Por ejemplo; en la niñez hay una
formación de grupos entre solo hombres y solo mujeres, pero por el desarrollo psicológico y
biológico, en la adolescencia empieza a haber más relación entre hombres y mujeres, los
hombres empiezan a interesarse en la mujer y viceversa formándose vínculos emocionales.
Un aspecto importante que la filósofa aborda es el tabú del acto sexual para la procreación de
un nuevo ser humano. Explica la curiosidad de las niñas en saber de dónde viene el bebé y
cómo ocurre este acto, además critica la manera y forma en la que los padres, especialmente
las madres, son ineficientes y absurdas en explicarles a sus hijos sobre este tema. Una de las
consecuencias es la angustia que se genera en la mente de las niñas y la confusión u negación
del acto sexual porque empiezan a verlo como algo sucio, indecente, inmoral, aberrante, etc.
De paso cuestiona a la sociedad en general por no hablar con claridad sobre el sexo porque
genera crisis en los niños y adolescentes.
Este tabú y el problema alrededor que ella exhibe se ve reflejada en el momento de la
menstruación de la mujer. Las mujeres perciben en la menstruación angustia, sufrimiento,
desesperación, etc. debido a la cultura que se genera de vergüenza cuando esta etapa natural
del desarrollo se manifiesta en el cuerpo femenino. Aunque ella, ve en este acto una
construcción social que lo toma como el inicio de la actividad reproductiva de la mujer, pero
también como el inicio de una “mujer” en óptimas condiciones para tener un rol materno
establecido arbitrariamente por la sociedad, negando equívocamente la naturaleza de la
maternidad de la mujer.
Cita textual: “Pero el símbolo más evidente y el más detestable de la posesión física es la
penetración por el sexo del varón. La joven detesta que ese cuerpo que ella confunde consigo
misma puedan perforarlo como se perfora el cuero, desgarrarlo como se desgarra una tela.
Pero más que la herida y el dolor que la acompaña, lo que la joven rehúsa es que herida y
dolor sean infligidos” (p. 114)
Beauvoir plasma en esta frase el sentido y lo que entiende sobre el problema de las relaciones
sexuales, que es un acto en la que la mujer firma su sentencia, donde el hombre hace de la
mujer su posesión cual cosa. Ella se aparta en ese sentido de la visión romántica que concibe
al acto sexual como la unión entre el hombre y la mujer. De esta manera el acto sexual queda
en un sentido negativo. Hace de este acto, sagrado para muchas religiones como la cristiana
que entiende al acto sexual como el hecho en la que el hombre y la mujer se hacen uno, un
acto vil y despreciable. Cae otra vez en un reduccionismo a partir de traumas de ciertas
mujeres respecto a su sexualidad. No niego que casos de violación sexual , acoso, etc. sean
irrelevantes para la mujer o no exista, pero centrar y concebir al acto sexual de esta manera a
partir de ciertos casos con trasfondos más profundos que el mero hecho de dominio es reducir
la visión de la mujer sobre el acto y las relaciones sexuales.
Cita textual:” Su inferioridad solo se tomaba en principio como una privación: la ausencia de
pene se ha convertido en mancilla y culpa. Herida, avergonzada, inquieta y culpable, así se
encamina la joven hacia el porvenir” (p. 116).
Cierra este capítulo con la frase mencionada. Partimos a la idea central, que la figura y
símbolo primero de dominio y superioridad es el pene. Independientemente de la
construcción sexual que ella argumenta que gira en torno al pene, discrimina y crea conflictos
entre ambos sexos, donde la forma “correcta” en la que la mujer debe tener su vida sexual, se
infiere, es una sexualidad descontrolada (emancipación), sublevada a sus deseos, sin
contemplar los problemas y las consecuencias que una vida así conlleva.
Capítulo II
Joven
Beauvoir empieza este capítulo mencionando que la juventud es una etapa, una transición
entre niña y mujer. En esta etapa se da la espera y la angustia por el hombre. Se piensa, sueña
e imagina a un príncipe azul, aceptando así el dominio del hombre porque es ella la que se
entrega al hambre.
Una idea peligro es la siguiente: “son numerosas las conductas masculinas que se alzan sobre
un fondo de posible violencia”. Anterior a esta cita habló de los cambios físicos de la mujer
en esta etapa, donde se vuelve más vulnerable físicamente que el hombre, ya que él obtiene
fuerza, agilidad, más atribuciones y competencias físicas. Ante estas diferencias donde le
hombre “aventaja” a la mujer, implícitamente pone una idea feminista que a estado siendo
mencionada muchas veces en marchas y charlas feministas, que el hombre es un violador en
potencia. Hace del hombre un ser malévolo, que sin importar quien sea, puede, si quiere,
hacer uso de su fuerza para hacer daño a una mujer. Reduce y simplifica de una manera
maquiavélica al hombre, siendo que son los mismos hombres los que repudian a un violador.
Esto se puede observar en las cárceles, cuando los que son sentenciados por violación son
violados, torturados y maltratados por haber cometido ese acto contra un menor o una mujer.
Páginas más adelante, ella afirmará que todo acto sexual es violación por parte de un hombre
a una mujer, como si la mujer hoy en día no participara voluntariamente en el acto sexual, o
no consintiera de este.
La madre en el acto de someter a su hija a su “destino” la abruma de roles dentro del hogar,
servir a sus hermanos, limpieza, lavar ropa, lavar platos, etc. Estas actividades le quitan y la
alejan de su actividad intelectual, de la educación. Por eso la angustia que correo y recorre el
cuerpo de la mujer, puede ser invertido si su realización va más allá de lo sexual, atravesando
la actividad física (deporte) y espiritual (cultivarse).
La idea que resume y se atraviesa este capítulo es la disciplinariedad del cuerpo. Por un lado,
la pérdida de soberanía, y por otro la recuperación de poder de la mujer. Parece contradictorio
esta dicotomía, pero no lo es. La madre le enseña a someterse, a vivir bajo la tutela del varón.
Por otro lado, en la juventud, frente a un espejo se descubre. Recupera la seducción que
perdió en la infancia, ahora posee otra vez por sus atributos físicos, la seducción, con la cual
puede atraer al varón según desee. Pero ahí entra la disciplina, los modos en la que la madre
enseña a regular su coquetería.

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