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El Desarrollo Local Exige Un Enfoque Integral

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Introducción.

Dentro de las políticas públicas locales, un hilo conductor del desarrollo de estas es
el Plan de Desarrollo Comunal (PLADECO), el cual viene a ser un instrumento que permite
la planificación comunal en diferentes áreas del desarrollo local. Un de los aspectos
fundamentales de este instrumento es que busca integrar a su construcción la mirada de
diferentes actores del que hacer comunal. Tantos representantes del ámbito institucional,
político, productivo y la sociedad civil. Generando espacio de participación y deliberación
de estos actores.

Ahora bien, el presente ensayo tendrá como objetivo analizar como lo principios
orientadores des este, permiten abordar del desarrollo local, considerando los diversos
actores que deben participar en su desarrollo.

Para ello nos planteamos las siguientes preguntas que servirán como guía para este
desarrollo.

¿Cómo los principios orientadores guían la coordinación y articulación de recursos


y esfuerzos entre el gobierno local, empresas y la comunidad para impulsar el desarrollo
local?

¿De qué manera la participación ciudadana en el proceso de elaboración del


PLADECO aporta a la identificación de prioridades y necesidades comunales?
Desarrollo.

El desarrollo local exige un enfoque integral, adaptativo y multidimensional que


responda a las particularidades de cada territorio. Es fundamental reconocer que tanto los
problemas como las oportunidades varían considerablemente entre distintas zonas, lo que
demanda soluciones específicas y ajustadas a las características culturales, sociales y
económicas de cada comuna. Este reconocimiento implica que los planes de desarrollo se
diseñen de manera inclusiva, considerando la diversidad de los territorios comunales y
abordando las demandas de la población de manera pertinente y efectiva. Asegurar la
relevancia del PLADECO es clave para que este logre un impacto tangible en el bienestar
de los habitantes y en la dinamización del territorio.
El año 2022, la Subsecretaría de Desarrollo Regional actualizó el Manual para la
actualización de Planes Comunales de Desarrollo, el cual fija cinco ejes: “enfoque
territorial, flexibilidad, desarrollo sostenible, género, interculturalidad, participación
ciudadana, prospectiva” (Subsecretaría de Desarrollo Regional y Administrativo, 2022, pp.
13-14). Estos principios buscan proporcionan una guía sólida para la elaboración y gestión,
garantizando su pertinencia y efectividad.
La flexibilidad del PLADECO es un elemento esencial en su diseño, ya que permite
su adaptación a las circunstancias cambiantes del entorno. En la actualidad, las
comunidades enfrentan un conjunto de desafíos imprevistos, como cambios económicos
repentinos, fenómenos migratorios o situaciones de crisis ambientales. La capacidad de
respuesta del PLADECO ante estos cambios dependerá de la incorporación de mecanismos
de evaluación periódica y procedimientos que permitan su ajuste en función de nuevas
necesidades.
Los principios orientadores, como la flexibilidad y adaptabilidad, juegan un papel
fundamental en la coordinación de recursos entre los actores clave del desarrollo local: el
gobierno local, las empresas y la comunidad. La flexibilidad en la planificación y ejecución
del PLADECO permitirían que estos actores ajusten sus esfuerzos y recursos de manera
dinámica, adaptándose a cambios en las prioridades locales.
Por otro lado, el desarrollo local no puede limitarse únicamente al ámbito
económico. Es vital que abarque también las dimensiones social, cultural, ambiental y
política, ya que todos estos factores influyen directamente en la calidad de vida de los
habitantes. Un desarrollo integral implica reconocer el valor de la diversidad del territorio,
creando estrategias que no solo respondan a las necesidades inmediatas, sino que
también potencien los recursos y capacidades de la comunidad. A través de este enfoque,
el desarrollo puede generar beneficios más duraderos y equitativos.
Para que este enfoque sea exitoso, es imprescindible que las comunidades
participen activamente en el proceso, y no sean como plantea Orellana et al., (2016)
“utilizada como un actor legitimador del instrumento de planificación ya diseñado desde
arriba” (p. 178). La participación ciudadana es un pilar esencial para asegurar que las
decisiones de planificación reflejen verdaderamente las prioridades de los habitantes. Eta
participación no solo es esencial en la etapa de planificación, sino también durante la
implementación y evaluación de los proyectos. Esto concuerda con la idea de que la
participación ciudadana de Sandoval, Sanhueza, Williner, (2015), quien plantea que la
participación ciudadana “busca que las personas y grupos que participan en la toma de
decisiones sobre el asunto que aborda la estrategia, luego se involucren en la
implementación de la decisión. Es decir, su participación continúa a través del
seguimiento, monitoreo y acompañamiento” (p.36). De esta manera, no solo se fortalece
el sentido de pertenencia, sino que se asegura que los proyectos se desarrollen de acuerdo
con las expectativas de la comunidad. Cuando los ciudadanos se sienten parte del proceso,
no solo aportan sus conocimientos locales y perspectivas, sino que también desarrollan un
sentido de pertenencia y apropiación de los proyectos de desarrollo.
En conclusión, cuando se incluye a la comunidad en el proceso de planificación, se
busca garantizar que las políticas públicas reflejen mejor la realidad local. Además, la
participación de los ciudadanos en todas las fases del proceso —desde la identificación de
problemas hasta la evaluación de soluciones— debiera facilita la priorización de los
recursos y asegura que los proyectos realmente respondan a las expectativas de los
habitantes, optimizando así el impacto del desarrollo local.
Además, para que el desarrollo local sea exitoso, es fundamental que las
instituciones locales cuenten con las capacidades necesarias para gestionar los
proyectos de desarrollo. Los gobiernos locales deben tener acceso a recursos
financieros, herramientas técnicas y competencias adecuadas para diseñar,
implementar y evaluar políticas públicas que se adapten a las características
específicas del territorio. Esto implica, en muchos casos, una mayor
descentralización y autonomía municipal, de modo que las decisiones puedan
tomarse a nivel local, respondiendo de manera más directa y ágil a las
necesidades de la población.

El fortalecimiento de las capacidades institucionales no solo mejora la eficiencia en


la gestión de los recursos, sino que también fomenta la articulación entre los distintos
niveles de gobierno. La coordinación entre los diferentes niveles de gobernanza, (nacional-
regional) es esencial para asegurar que las políticas públicas sean coherentes.

Por otro lado, Orellana et al. (2016) quien retoma a Santana (2012), y plantea que
lo “municipios cuentan con escasas atribuciones reales para financiar proyectos” (p.177). Y
efectivamente es una realidad que afecta a muchos municipios, y la gran mayoría de los
proyectos impulsados por el PLADECO es necesaria la concurrencia de varios actores, para
lograr su ejecución. Actores relevantes en este punto son los Gobiernos Regionales
(GORE), los cuales son una de las principales fuentes de financiamiento con que cuentan
los municipios, para el desarrollo de proyectos. Y por otro lado son los recursos
sectoriales, proveniente de diferentes ministerios que permiten la ejecución de proyectos
e iniciativas, que surgen tanto del análisis realizado por las instituciones y también desde
la comunidad, que debido a su envergadura o ha limitaciones normativas, los municipios
deben buscar el trabajo conjunto con otras entidades del estado.

La equidad territorial es otro principio orientador clave del desarrollo local. A lo


largo del territorio nacional es evidente que nuestra geografía juega en contra de algunas
comunas, las cuales, por su aislamiento, enfrentan dificultades mayores para lograr un
acceso más equitativo a bienes y servicios esenciales. Lo que afecta directamente
diferentes áreas para su desarrollo, desde el acceso a servicios básicos como así también la
instalación de un aparato productivo, que permita generar mejor calidad de vida para los
habitantes de esos territorios. La diversidad del territorio que se ve a nivel nacional,
también se ve reflejado a nivel comunal, el ejemplo más claro es la división territorial
urbano rural. Lo cual conlleva a que dentro de una misma comuna existan realidades
distintas en este sentido y con necesidades diferentes. El PLADECO, debe dar cuenta y
abordar estas de realidades dispares.
Además, el enfoque en la sostenibilidad ambiental debe integrarse en todas las
fases de planificación. El uso responsable de los recursos naturales y la promoción de
prácticas productivas respetuosas con el medio ambiente son fundamentales para
asegurar que el desarrollo local no comprometa las generaciones futuras. Aquí, la Agenda
2030 y los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) juegan un papel central,
proporcionando un marco global que se adapta a los contextos locales para equilibrar las
dimensiones económicas, sociales y ambientales del desarrollo.
Los principios de equidad y sostenibilidad guían la coordinación de esfuerzos y
recursos entre los actores locales, asegurando que el desarrollo no solo beneficie a los
territorios en el presente, sino que también proteja los recursos para el futuro.
Otro aspecto fundamental del desarrollo local es el respeto y la valorización de la
diversidad cultural de las comunas. La planificación del desarrollo debe reconocer y
promover las tradiciones, costumbres y modos de vida de los diferentes grupos que
habitan un territorio. Este enfoque es crucial para garantizar que las estrategias de
desarrollo no solo sean respetuosas con las identidades locales, sino que también
promuevan su fortalecimiento. Al mismo tiempo, la inclusión de una perspectiva de
género es imprescindible para abordar las desigualdades estructurales y garantizar que
tanto hombres como mujeres puedan participar y beneficiarse de manera equitativa del
desarrollo local.
Sumado a lo anterior, la sostenibilidad ambiental debe ser un eje transversal en
todas las estrategias de desarrollo. El diseño de políticas que promuevan un uso
responsable de los recursos naturales y que fomenten prácticas productivas sostenibles es
esencial para garantizar un equilibrio entre desarrollo económico y protección ambiental.
Al promover el respeto por el medio ambiente, se asegura que las comunidades locales
puedan desarrollar su economía sin poner en riesgo los recursos naturales de los que
dependen.
Conclusiones.
Los principios orientadores, como la flexibilidad, equidad, sostenibilidad
y participación, juegan un papel fundamental en la coordinación y articulación
de recursos y esfuerzos entre el gobierno local, empresas y la comunidad para
impulsar el desarrollo local. El principio de flexibilidad permite que el PLADECO
se ajuste y responda a las realidades cambiantes del entorno, facilitando la
adaptación de los recursos y esfuerzos de los distintos actores. En un contexto
de desarrollo local, las necesidades y prioridades pueden variar a medida que
emergen nuevas situaciones económicas, sociales o ambientales. La
flexibilidad en la planificación permite que el gobierno local, las empresas y la
comunidad puedan ajustar sus contribuciones y roles para maximizar el
impacto de sus esfuerzos en función de las nuevas demandas.
El principio de equidad garantiza que los recursos y beneficios derivados
del desarrollo se distribuyan de manera justa entre todas las comunidades,
evitando que ciertos grupos queden marginados o excluidos. La articulación de
recursos entre el gobierno, las empresas y la comunidad, bajo este principio,
asegura que las zonas geográficamente aisladas o los sectores vulnerables
reciban la atención y los recursos necesarios. El principio de sostenibilidad
también guía esta articulación, asegurando que los proyectos y acciones
emprendidos por los actores involucrados respeten el medio ambiente y
utilicen los recursos de manera responsable, promoviendo un desarrollo que
sea viable en el largo plazo.
La participación ciudadana, por otro lado, fomenta una relación
colaborativa entre el gobierno, las empresas y la comunidad, asegurando que
todas las partes involucradas compartan una responsabilidad conjunta en los
resultados del desarrollo. Los principios orientadores, como la participación, no
solo aseguran que los actores trabajen en conjunto, sino que también refuerzan
la idea de que el desarrollo local es un proceso inclusivo que se beneficia de la
diversidad de recursos y capacidades de todos los sectores. La coordinación
intersectorial basada en estos principios orientadores mejora la eficiencia en el
uso de recursos y potencia la sinergia entre los actores locales, lo que resulta
en un desarrollo local más sostenible y equitativo.

La participación ciudadana en el proceso de elaboración del PLADECO es


esencial para la correcta identificación de las prioridades y necesidades
comunales, ya que permite una comprensión profunda y contextualizada de las
realidades locales. Los ciudadanos, al ser quienes experimentan directamente
los desafíos y oportunidades del territorio, poseen un conocimiento valioso que
complementa la visión técnica del gobierno y de otros actores. Al participar
activamente en la planificación, la comunidad puede expresar sus inquietudes,
intereses y expectativas, lo que asegura que el PLADECO refleje fielmente las
prioridades que realmente importan a los habitantes.
Además, la participación ciudadana promueve la transparencia y
legitimidad en el proceso de toma de decisiones, generando confianza en las
políticas públicas y en la asignación de recursos. Al involucrar a la ciudadanía,
se garantiza que las soluciones propuestas no sean impuestas desde arriba,
sino que surjan de un diálogo inclusivo que toma en cuenta las realidades
diversas de la comuna. Esto también fomenta un mayor sentido de
responsabilidad compartida entre la comunidad y el gobierno local, ya que los
ciudadanos se sienten más comprometidos con los proyectos que han ayudado
a crear.
Por otro lado, la participación ciudadana contribuye a visibilizar las
necesidades específicas de grupos vulnerables o marginados, cuyas voces
podrían quedar fuera en un proceso de planificación más centralizado. Esto
asegura que las políticas del PLADECO sean más inclusivas y equitativas,
abordando las desigualdades estructurales que existen en la comuna. De esta
forma, la participación no solo ayuda a identificar prioridades, sino que
también permite que las estrategias de desarrollo se diseñen con un enfoque
más justo y adaptado a la realidad de todos los habitantes.
Referencias.

Orellana, A., Mena Valdés, J. A., & Montes Marín, M. (2016). Plan de desarrollo
comunal: ¿El instrumento rector de la gestión municipal en Chile? Revista INVI,
31(87), 173–200. Recuperado de
https://revistainvi.uchile.cl/index.php/INVI/article/view/62723

Sandoval, C., Sanhueza, A., y Williner, A. (2015). “La planificación participativa


para lograr un cambio estructural con igualdad. Las estrategias de
participación ciudadana en los procesos de planificación multiescalar”.
Santiago: Cepal. Disponible en:
https://repositorio.cepal.org/bitstream/handle/11362/39055/7/S1501278_es.pdf
Pág. 19

Subsecretaría de Desarrollo Regional y Administrativo. (2022) manual para la actualización


de planes comunales de desarrollo PLADECO. Gobierno de Chile. Recuperado de
https://proactiva.subdere.gov.cl/bitstream/handle/123456789/608/Manual%20PLADECO
%20-%20VD%20PROACTIVA.pdf?sequence=1&isAllowed=

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