Unidad II Guia 1 Familia
Unidad II Guia 1 Familia
Unidad II Guia 1 Familia
ESCUELA: PSICOPEDAGOGIA
CÁTEDRA: PSICOLOGIA DE LA DISCAPACIDAD
GUÍA DE ESTUDIO
UNIDAD II DISCAPACIDAD Y FAMILIA. ENTORNO FAMILIAR-SOCIAL.
FAMILIA
Según Ajuriaguerra (1980) sostiene que las familias que tienen un hijo enfermo reaccionan
siguiendo estas pautas de conducta: cuando los lazos familiares son fuertes, el hecho contribuye
a la unión, y el hijo o se incorpora en el seno de la familia unida o los lazos padre y madre se
estrechan excluyendo al niño; cuando los lazos son débiles tiende a perjudicar al niño. Otro factor
que interviene de manera especial es la clase social. Parece ser que las familias de clase baja y
las del medio rural tienden a aceptar mejor la discapacidad que las de clase social alta y el medio
urbano
Nunca la realidad de un hijo se articula exactamente con lo imaginarizado respecto de él, siempre
se identifica una ciencia. Pero al nacer un hijo con una limitación orgánica, se tornarán “imposibles”
un gran número de aquellas proyecciones futuras. Este hijo con un déficit es posible que remita y
actualice lo deficiente de la historia de los padres, aquello que faltó, en lugar de presentar la
posibilidad de reparación.
El niño nacido, no es el hijo esperado y suele aparecer como un intruso. Será necesario que los
padres atraviesen un trabajo de duelo por la muerte de aquel no nacido que conduzca a la
posibilidad de que este niño con una discapacidad deje de ser ajeno y pueda ser inscripto como
hijo en su deseo.
Este trabajo constituye un proceso gradual, con duelos y aceptaciones parciales, que implica un
gran gasto de energía psíquica. Se hace necesario que el profesional acompañe este proceso
generando, mediante sus intervenciones, la posibilidad de simbolización. Bowlby diferencia
distintas fases de duelo, que al ser atravesadas conducirán a condiciones de posibilidad para que
estos padres logren reconocer a su hijo en la realidad, con sus limitaciones y posibilidades.
2)Fase de anhelo y búsqueda de la figura perdida (negación): si bien comienza cierto margen
de la percepción de la realidad, ante el anhelo de recuperar el hijo sano esperado aparece la
negación de la misma, en consecuencia la duda en el diagnóstico. El profesional puede llegar a
identificarse con el lugar de omnipotencia que le demandan los padres y transmitir a la familia un
La imposibilidad de escucha a fin de entender qué aspectos está atravesando la familia está dado
como efecto de sus puntos ciegos: aquello no elaborado por parte del profesional y que hace
resistencia obstaculizando la emergencia de una intervención que genere un espacio que, de lugar
a la circulación de la palabra, lo que favorecería al proceso de tramitación psíquica por parte de
los padres. Este es un fenómeno transferencial que se instala desde los consultantes, estando el
profesional implicado en él.
En este proceso está en juego la constitución del aparato psíquico del niño que nació con un
déficit. En tanto la inscripción de ese niño como hijo en el deseo de los padres aparece como
condición de la posibilidad para la construcción, es necesario que el profesional, haciendo soporte
de la transferencia, acompañe el proceso de renuncia al hijo sano no nacido a fin de dar cabida
en sus discursos al quien de este niño como “hijo”.
Elaborar el impacto que genera el diagnóstico del déficit que presenta el niño y que es del orden
de lo traumático en tanto inesperado y abrupto, requiere de una tramitación psíquica que posibilite
que lo real del déficit pueda ser ligado, simbolizado, evitándose la permanencia en dicho estatuto
y la estigmatización. Brindarle un nombre propio que no sea sustituido por el del síndrome significa
la posibilidad de acceso al orden de lo simbólico, al orden humano, al lugar de hijo.
El tema de la elección del nombre suele manifestarse como algo dificultosos y cargado de sentido
singular. El nombre constituye una marca que implica un padre, una madre, una historia, una
filiación. Es frecuente que el nombre elegido para el hijo soñado sea sustituido por otro y en
muchos casos hay dificultad para que se instale la elección de uno nuevo (dificultad de nominar al
niño). Otras reacciones iatrogénicas que suelen darse en el profesional en esta fase de duelo son
las que aparecen cuando irrumpen reproches y hostilidades de parte de la familia, respondiendo
éste como si estuvieran dirigidas hacia su persona, con distancias, abandono y acusaciones de
ser malos padres. Un malo, un culpable circula.
Muchas veces aparece la fantasía de castigo. Dado a que en esta fase está en juego el
mecanismo de negación, puede llegar a ocurrir que se instale dicho mecanismo con tal intensidad
que aparezcan manifestaciones maníacas que ocultan la depresión subyacente y dificultan el
proceso de duelo: hiperactividad concentrada en el niño, incredulidad o negación de la realidad. A
nivel fenoménico en la pareja suele aparecer hostilidad, acusaciones mutuas, distanciamiento.
Esta fase implica un momento de intensas reacciones emocionales con gran gasto de energía
psíquica en el trabajo del duelo y con efectos de desorganización familiar. Si hay otros hijos suele
ocurrir que se los descuide o abandone e intente ocultarles la realidad, dado que los mismos
padres no la pueden aceptar, también suele identificarse al respecto la asusencia de palabras (de
eso no se habla).
Hay episodios en el transcurso de la vida que reactualizan el trauma inicial, recreando el proceso.
Este no es de una vez y para siempre. Muchos episodios están en relación a movimientos
tendientes hacia la integración social, donde se presentifican las diferencias, la limitación y las
miradas de exclusión. Dado que en el hijo se juega el propio narcisismo, todo rechazo o gesto de
exclusión suele ser vivido como dirigido hacia su propia persona. En todo movimiento hacia la
independencia y la integración suele hacerse presente de nuevo la limitación desde la mirada
social con su efecto incapacitante.
El la adolecía el trauma se reactualiza con mayor intensidad en los casos en los que se da una
discapacidad mental moderada o profunda y en aquellos con limitaciones a nivel motriz. Es un
momento de pasaje a la adultez que implica simbólicamente la muerte del padre de la infancia y
del niño que hay en ellos. La posibilidad de proyección futura de constituir una familia, de tener
descendientes, independencia laboral, encuentra en una cantidad estimable de estas alteraciones
un límite, un tope. En tanto en los hijos se juega la continuidad de la vida, este límite enfrenta a
los padres con la “muerte”, con la dimensión en la que se juega la castración y se reactualiza el
A estos niños en tanto objetos protectores de la angustia materna les está sustraída la posibilidad
de una posición no objetar, de una posición subjetiva, en tanto constituye una amenaza el tener
que enfrentarse con lo propio y angustiante de su historia. Son madres en las que se identifica
una hiperactividad en torno a los tratamientos y cuidados de su hijo, no quedando espacio posible
para la emergencia de lo propio y, en consecuencia, tampoco para el despliegue subjetivo de este
niño. Cualquier movimiento hacia la autonomía resulta insoportable tanto para el niño como para
su madre.
Hay angustias y dependencias mutuas en escena, de fragmentación por una fallida constitución
de una imagen unificada en el hijo y en la progenitora por la amenaza de ilusión de completad que
le brinda la posición de objeto fetiche del niño. Terapéutica: realizar un corte entre ambos y la
inclusión de un tercero: la instauración de la función paterna fallida. Tener un lugar en el deseo
de la madre garantiza un destino humano por identificación con el semejante y por el lugar
simbólico que se le otorga por el lenguaje. La función materna es la formadora especular del yo,
Una discapacidad puede dificultar una función, pero en sí misma no impide la estructuración
psíquica. Lo que la dificulta es la ausencia de un espacio donde algo haga falta y que posibilitará
la circulación del deseo. De tal modo, no es el cuerpo biológico, sino el de la simbolización del
mismo que depende la estructuración subjetiva y del lugar que el niño ocupe en el deseo de los
padres.
Pero cuando algo del cuerpo del niño ofrece una imagen en la que a los padres les es imposible
reconocerse, haciendo caer su narcisismo para sostener provisoriamente su yo, puede darse un
distanciamiento con este niño, no adoptado como hijo, con dificultades en la erogenización de su
cuerpo al no ser gozosos los intercambios de la madre con él.
El deseo de muerte aparece manifestándose en forma velada en formas que van desde la
indiferencia, amor sublime, y sobreprotección. Hay casos en los que se manifiesta
conscientemente el rechazo, en otros retorna lo reprimido del deseo de muerte bajo la forma de
sobreprotección (formación reactiva del mismo): *excesivo cuidado asfixiante que impide toda
iniciativa e independencia en el niño. *sentimientos ambivalentes con un trasfondo de culpabilidad.
El efecto es que se suele sofocar en el niño toda posibilidad de autonomía, constituyéndose una
dependencia respecto de la mirada de los padres ante cualquier desplazamiento. Cuando los
padres, acompañados por un profesional pueden atravesar el trabajo de elaboración del duelo por
el hijo no nacido, será posible que circule un deseo de hijo en este niño, un deseo vital respecto
de él, proyectado en un futuro de vida, La significación que en los padres circule sobre la
discapacidad de su hijo marcará la estructuración subjetiva del niño y la significación que para él
tendrá su discapacidad.
A medida que los padres puedan elaborar el duelo y renuncia al hijo esperado este niño podrá
ocupar otro trono y una proyección de futuro y vida. Los hermanos Suele ocurrir que son dejados
de lado, postergados o se les hace cargo de responsabilidades que están desajustadas a su edad.
Se identifica en los hermanos que todo logro material o de crecimiento no puede ser disfrutado
plenamente, siendo su desvalorización una modalidad frecuente. Este es un mecanismo a fin de
aplacar la amenaza de castigo que circula relacionada con el sentimiento de culpa. Por lo tanto,
la clínica del a discapacidad no se limita al sujeto con una discapacidad, sino que incluye
intervenciones con todos aquellos implicados en la problemática a fin de generar condiciones que
garantizan la salud mental.
Para León Cerro et al. (2003) mencionan que existen diferentes momentos significativos en la vida
de una familia con un hijo que tiene Síndrome de Down: desde el instante en donde los padres
toman conocimiento del diagnóstico del bebé, pasando por la edad preescolar, escolar, la
adolescencia hasta llegar a la edad adulta.
Todo proceso de la familia comienza con la decisión de tener una vida en pareja hasta el momento
de la llegada del primer hijo o hija. Para la mayoría de las personas, la llegada del bebé es un
fenómeno inolvidable y muy importante, ya que consolida una nueva etapa para la vida de la
pareja. Es decir, se convierten en padres y madres.
Discapacidad en hijos
Cuándo un bebé presenta algún tipo de discapacidad, los padres pueden reaccionar de maneras
distintas. Hardman (1996), señala que el nacimiento de un hijo con discapacidad altera a la familia
como unidad social de diversas maneras. Padres y hermanos reaccionan con decepción, enojo,
depresión, culpa y confusión. El hecho se percibe como algo inesperado y extraño, que rompe las
expectativas sobre el hijo deseado. El reconocimiento de la discapacidad de un hijo tiene el
potencial para amenazar violentamente la visión que tienen los padres sobre el desarrollo de sus
hijos dentro del ciclo vital (De Marle & Le Roux, 2001).
Hallas, Fraser y McGillivray (1978) refieren que la primera reacción es de shock en la madre. En
especial cuando el diagnóstico se hace al momento de nacer. También cuando los padres se
enteran y son informados por alguien que ignora lo que se puede hacer o de qué ayuda se puede
disponer. Winkler, Pérez y López (2005), mencionan que las reacciones que manifiestan los
padres pueden ser variadas. En la mujer, pueden ser alegría, miedo, negación y asumir o no
asumir la maternidad. El hombre puede reaccionar con miedo o alegría. Con negación ante el
conocimiento de la discapacidad del hijo (a), pero involucrándose en el desarrollo de este,
manteniendo y apoyando la relación de pareja. Incluso, de manera extrema, abandonando a la
mujer.
Las expectativas de los padres tienen una importante influencia en las reacciones ante la noticia
de la discapacidad que presenta su hijo (a). Situación que lleva a insertarse en un tema complejo
pero fundamental para el entendimiento y comprensión del proceso de aceptación de tener un hijo
con discapacidad; ya que, como menciona Ingalls (1982), todos los padres tienen expectativas
referentes a su hijo, por lo que es fácil de imaginar el profundo choque y desilusión que ellos
experimentan ante la noticia de que su niño no solo va a ser deficiente, sino que ni siquiera va a
ser autosuficiente.
Es un hecho que el tener un hijo o hija con discapacidad trae consigo una serie de implicaciones.
Esta situación, muchas veces, es manejada de manera negativa. No obstante, no se trata de
etiquetar en «bueno» o en «malo» sino de analizar y conseguir comprender los fenómenos que
suceden en el interior del núcleo familiar (Ortega, Torres, Reyes y Garrido, 2010).
Por esto, se torna imprescindible el indagar acerca de la dinámica familiar. Esta se entiende como
el conjunto de relaciones de cooperación, intercambio, poder y conflicto que, tanto hombres como
mujeres y entre generaciones, se establecen en el interior de las familias, alrededor de la división
del trabajo y de los procesos de toma de decisiones (García, 1999 citado en Torres, Ortega,
Garrido y Reyes, 2008).
Cambios de rol
Algunas de las características presentes en el desarrollo de la dinámica familiar con hijos (as) con
discapacidad, tienen que ver con aspectos de cambios de rol, salud, economía, social y educativo.
Al hablar de roles hacemos referencia a las actitudes que desempeña cada uno de los integrantes
del núcleo familiar. Muchas veces se llega a hablar de los roles masculino y femenino. Donde los
varones asumen el rol de ser quienes dan el sustento a la casa, mientras que las mujeres asumen
las tareas domésticas y el cuidado del niño.
Esta división de roles tradicionales parece tener un impacto en el desarrollo de la dinámica familiar
con hijos e hijas con discapacidad. Es decir, a la llegada de un hijo con discapacidad. Los padres,
además de experimentar un estado de shock, asumen sus papeles dentro del nuevo núcleo
familiar, para redireccionar la dinámica familiar y asumir que cada uno de ellos tiene diferentes
funciones a cumplir (Cruz, 2001).
El fenómeno no sucede de manera equitativa en las familias. Cada una tiene diferentes
características, así como, distintas creencias acerca de lo que es una familia y de la discapacidad.
Por lo tanto, la manera de distribución de los deberes dentro del hogar serán distintos; hay parejas
que deciden que el varón se encargue del mantenimiento de la casa y del cuidado de los hijos
Otro factor que influye en la dinámica de la familia es el estrés y los estados de depresión que
algunos padres presentan al momento de saber que su hijo o hija presenta alguna discapacidad.
También, en ocasiones, los padres presentan alguna disfuncionalidad orgánica, debiéndose, la
mayoría de las veces, por el exceso de estrés y preocupación como consecuencia de la situación
actual de su hijo Ingalls, (1982).
Los padres desempeñan un papel muy importante en la formación de la personalidad de los niños
y niñas. De ellos dan las pautas de comportamiento, de roles o papeles, que nos caracterizan y
nos llevan a actuar de tal o cual manera. Conocer el papel que tenemos dentro de la familia y de
Algunos cambios en la organización de las familias con hijos e hijas con discapacidad surgen
desde el momento de la noticia y perduran hasta que el niño o niña es adulto. Por una parte,
podemos encontrar las afectaciones a nivel pareja. Es decir, entre cónyuges, se pueden encontrar
modificaciones en la vida marital, desde el abandono de la pareja hasta nuevas formas de
interacción entre los cónyuges. Por ejemplo, la intervención del varón en la crianza de los hijos o
hijas a partir de la inserción laboral de la mujer.
Los hermanos de un niño con discapacidad, somos y seremos también especiales, porque
experimentamos sensaciones y sentimientos que pueden ser difíciles de comprender por el resto
de personas de nuestra misma edad.
Esta realidad, además nos acompañará a lo largo de la vida e irá evolucionado conforme avancen
las necesidades del hermano especial y en general de nuestra familia.
Algunos de los sentimientos que nos han acompañado a los hermanos de un niño con
discapacidad durante nuestra infancia pueden ser:
Preocupación y miedo. Cuando somos pequeños resulta difícil comprender los motivos por los
cuáles tu hermano es diferente. A la vez, el miedo nos puede embargar cuando pensamos en el
futuro, incluso en el más inmediato, cuando tu hermano en el día a día puede tener complicaciones
frecuentes de salud. Ante un ingreso hospitalario, que, aunque sea para una mejora en su calidad
de vida, piensas que igual estás siendo engañado por tus padres y que estos no te cuentan toda
la verdad.
Vergüenza. Este sentimiento suele estar asociado a situaciones tales como preguntas de los
compañeros del colegio o profesores, estando presente un sentimiento comparativo, ya que sabes
que tu familia no es igual que la del resto de amigos. Tu familia la percibes como diferente, porque
sabes que tu hermano es especial, se enferma habitualmente, su desarrollo no es el adecuado a
su edad, etc.
Sentimientos de aislamiento, soledad y pérdida. Estas situaciones suelen estar motivadas por dos
aspectos: las dificultades de compartir sentimientos con otros iguales (otros hermanos de niños
especiales) y en algunas situaciones, la necesidad de más atención por parte de nuestros padres.
Una estrategia psicológica positiva ante esta situación puede ser el tener buena sintonía y
comunicación con otro familiar mayor que nosotros, y que pueda ayudar a compensar en cierta
medida la dedicación de los padres.
Hermanos
Los hermanos de un niño especial solemos madurar antes que la media, ya que vivimos en un
contexto familiar que lo promueve.
Los recuerdos que de adultos tenemos de nuestra infancia suelen estar relacionados con la
ausencia de uno de los progenitores de casa, con motivo de un ingreso hospitalario del hermano,
con los momentos de esperanza en que un pequeño progreso en el desarrollo del hermano se
celebra como algo inusual, con el recuerdo de actividades familiares que no pudimos llevar a cabo,
etc.
No debemos olvidar nunca la huella que podrán dejar en nuestra personalidad, más allá del día a
día: una grave complicación de salud o incluso su fallecimiento. Todas estas situaciones se
consideran "antinatura" y por lo tanto, no nacemos preparados para ello.
En este sentido, toda ayuda que se pueda prestar al hermano y también a los padres, que nunca
fueron preparados para educar bajo este contexto tan especial, contribuye positivamente a la hora
de configurar una personalidad más fuerte y con mayor capacidad de resiliencia ante las
dificultades que la vida nos va retando para superar.
De igual forma en la Ley Orgánica del Trabajo las Trabajadoras y los Trabajadores (2012) Art. 2,
se establece que: "El Estado protegerá y enaltecerá el trabajo, amparará la dignidad de la persona
humana del trabajador y dictará normas para el mejor cumplimiento de su función como factor de
desarrollo, bajo la inspiración de la justicia social y de la equidad”.
Asimismo, Venezuela desde el año 2007 mostró un avance laboral en cuanto a las personas
discapacitadas a través de la promulgación de una ley para las personas discapacidad, dicho
instrumento señala en su Art. 9 que: “ninguna persona podrá ser objeto de trato discriminatorio
por razones de discapacidad, o desatendida, abandonada o desprotegida por sus familiares o
parientes, aduciendo razonamientos que tengan relación con condiciones de discapacidad”.
“Toda persona tiene derecho al trabajo, a la libre elección de su trabajo, a condiciones equitativas
y satisfactorias de trabajo y a la protección contra el desempleo, sin discriminación alguna, a igual
salario por trabajo igual, derecho a una remuneración equitativa y satisfactoria, que le asegure,
así como a su familia, una existencia conforme a la dignidad humana y que será completada, en
caso necesario, por cualesquiera otros medios de protección social”.
“los órganos y entes de la Administración Pública Nacional, Estadal y Municipal, así como las
empresas públicas, privadas o mixtas, deberán incorporar a sus planteles de trabajo no menos de
un cinco por ciento (5 %) de personas con discapacidad permanente, de su nómina total, sean
ellos ejecutivos, ejecutivas, empleados, empleadas, obreros u obreras”.
De esta manera, cabe señalar los instrumentos internacionales, tal como es el caso de la
Declaración Universal de los Derechos Humanos; cabe destacar que este instrumento es una
resolución unánime que fue adoptada en diciembre de 1948 por la Asamblea General de la
Organización de las Naciones Unidas (ONU), el objetivo de esta resolución es garantizar el respeto
de los derechos humanos y las libertades fundamentales como el derecho a la vida, a la seguridad
social, al trabajo y a la educación.
Los derechos humanos son reconocidos con aceptación universal, estos son considerados
constitucionalmente como garantía jurídica, su defensa va orientada a asegurar a las personas su
dignidad como ser humano, desde el punto de vista individual y social.
Las personas con necesidades especiales merecen ser tratadas con dignidad y respeto y son
partícipes de los mismos derechos que cualquier persona.
El principio de la igualdad de los derechos se traduce al hecho de que las necesidades de cada
persona tienen igual importancia. Esas necesidades deben orientar la base de la planificación de
la sociedad y que todos los recursos empleados permitan la misma oportunidad de participación.
Las personas discapacitadas son miembros de la sociedad, y como tal, tienen el derecho de recibir
el apoyo que necesitan para lograr la estabilidad social, laboral y profesional que merecen, sin
distingo alguno.
Por lo antes mencionado, cabe destacar que la fuerza laboral de personas con discapacidad
muestra niveles muy bajos de inclusión. Son pocas las organizaciones que se preocupan por
brindar la contratación, el adiestramiento, condiciones físicas, adaptación e inclusión de personas
“Cualquier distinción, exclusión o preferencia basada en motivos de raza, color, sexo, religión,
opinión política, ascendencia nacional u origen social que tenga por efecto anular o alterar la
igualdad de oportunidades o de trato en el empleo y la ocupación; cualquier otra distinción,
exclusión o preferencia que tenga por efecto anular o alterar la igualdad de oportunidades o de
trato en el empleo u ocupación que podrá ser especificada por el miembro interesado previa
consulta con las organizaciones representativas de empleadores y de trabajadores, cuando dichas
organizaciones existan, y con otros organismos apropiados”.
En consecuencia, todos los instrumentos legales y doctrinas señaladas van en función de brindar
la protección jurídica los derechos económicos y sociales con el firme propósito de lograr la
igualdad, equidad y aceptación de las personas discapacitadas, para quienes la contratación en
el ámbito laboral se ve solo como un compromiso legal asumido para evitar sanciones. Mas no
para proteger y mejorar su bienestar social.
Discapacidad E Integración
Es importante que, antes de señalar los aspectos relativos a la investigación objeto de estudio,
sean clarificados los términos integración y discapacidad; el primero, se puede entender como un
proceso natural que es inherente a cualquier ser humano desde que nace y durante su desarrollo
hasta que muere. Estar integrado socialmente significa, satisfacer la equiparación de los derechos
de las personas con discapacidad, tanto en el ámbito personal como en su entorno social,
promoviendo de esta manera que las mismas puedan asumir sus responsabilidades y obligaciones
como ciudadano.
De esta manera, la integración social involucra la interrelación instituida entre los grupos que
conforman la sociedad: familia, educación y empleo, en este sentido, señala la condición de
persona como ente predominantemente social al propiciar cambios que le permiten intervenir en
Por su parte, la inclusión es el modo en el cual el ámbito laboral les da respuesta a todas las
personas con o sin discapacidad en función de fortalecer sus competencias durante su desarrollo
profesional buscando un mejor desempeño.
Según la Organización Mundial de la Salud (2008) la discapacidad es, "toda restricción o ausencia,
debida a una deficiencia, de la capacidad de realizar una actividad en la forma, o dentro del margen
considerado normal para el ser humano".
En Venezuela este término ha sido abordado desde diversos enfoques entre los cuales Aramayo
(2003), lo define como: “una compleja problemática determinada por la magnitud de las
limitaciones y problemas, individuales y colectivo que incluye todo tipo de privaciones, limitaciones,
debilidades y restricciones del contexto social. Esa es la problemática que hace tan compleja la
discapacidad”.
Para sustentar dicho criterio vale señalar que la Ley para Personas con Discapacidad (2007) prevé
en su artículo 5 la definición de discapacidad como:
“Condición compleja del ser humano constituida por factores biopsicosociales, que evidencian una
disminución o supresión temporal o permanente, de alguna de sus capacidades sensoriales,
motrices o intelectuales que puede manifestarse en ausencias, anomalías, defectos, pérdidas o
dificultades para percibir, desplazarse sin apoyo, ver u oír, comunicarse o integrarse a las
actividades de educación o trabajo, en la familia con la comunidad, que limitan el ejercicio de
derechos, la participación social y el disfrute de una buena calidad de vida, o impiden la
participación activa en las actividades de la vida familiar y social, sin que ello implique incapacidad
o inhabilidad para insertarse socialmente”.
Para hablar del proceso de integración de personas discapacitadas al ámbito laboral, se pude
señalar las modalidades y ejes fundamentales del empleo de individuos planteada por Casado
(2004), entre las cuales se encuentra:
Empleo protegido: puestos de trabajo que solo deben ser ocupados por personas con
discapacidad.
Asimismo, Casado (2004) señala los factores que afectan el empleo de personas con
discapacidad, entre los cuales están: la presencia, tipo y severidad de la discapacidad; la
presencia de múltiples desventajas en cuanto al género, bajos ingresos; edad; condición de vida;
educación; adiestramiento; tipos de ocupaciones; actitud de las otras personas, incentivos o, en
algunas veces, el poco estímulo del gobierno. Esto se traduce al incumplimiento de la
responsabilidad social que debe estar presente en todas las organizaciones.
En el mismo orden de ideas, firmada por el ministro Luis Acuña y. Según el boletín informativo del
referido Ministerio Del Poder Popular Para La Educación Superior Despacho Del Ministro, la
resolución número 2.417, publicada en la Gaceta Oficial número 38.731 del 23 de julio del 2007,
se fundamenta en lo establecido en la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela, en
la Ley para las Personas con Discapacidad (LPD) y otras leyes de la República, considerando los
acuerdos establecidos en las declaraciones internacionales suscritas por Venezuela, como la
Declaración Universal de los Derechos Humanos, de 1948, y la Convención Interamericana para
la Eliminación de todas las Formas de Discriminación contra las Personas con Discapacidad de
1999, y más cerca aún en el análisis de la situación educativa de este grupo de personas que se
realizó con la participación de países de Latinoamérica y el Caribe, en (2009).
Asimismo, esta resolución establece, “la prioridad en la dotación a las instituciones de educación
universitaria de recursos tecnológicos y ayudas técnicas, tales como impresoras Braille, software
y bastones, entre otros, que permitan a los miembros de las misma que presenten algún tipo de
discapacidad actuar independientemente y lograr el mejoramiento continuo de su desempeño”.
Los principales modelos de la discapacidad que plantea que Palacios y Romañach (2006) pueden
resumirse en los siguientes:
Modelo del Destino: este modelo se plantea como “Prescindencia o Castigo Divino”, implica que
una persona nace con discapacidad a causa del destino, como castigo divino o como forma de
purificar el propio karma. Así pues, implica que no se puede o podía ser de otra manera, ya que
no es fácil sustraerse a la propia visión del mundo de la discapacidad. Asimismo, implica que no
se puede ni se debe, en algunos casos, hacer nada para cambiar su suerte, y por tanto hay que
aceptar el hecho como un designio externo al individuo.
Modelo Social: el modelo social pone el acento sobre las causas sociales de la discapacidad y
considera que la discapacidad “engloba las deficiencias como limitaciones en la actividad o
restricciones en la participación”.
Modelo de las Capacidades: se basa en las teorías de Nussbaum (1988; citado por Romañach,
2006) relativas al “enfoque de las capacidades”, quien desde la filosofía moral reivindica la “justicia
social” y pondera un modelo en el que todo el mundo pueda sentirse incluido y tratado con justicia.
Es decir, no se reivindica la mera existencia, sino la existencia con justicia. Por ello, el progreso
ha de ser justo, y debe garantizar el disfrute de las diez capacidades humanas básicas, que son
las que otorgan dignidad a la vida y a la persona humana (vida; salud física; integridad física;
sentidos, imaginación y pensamiento; emociones; razón práctica; afiliación; otras especies; juego;
y control sobre el propio entorno).
Modelo de la Diversidad: es un modelo incipiente, aún en desarrollo, teorizado por personas con
discapacidad y que aporta una nueva óptica complementaria al modelo social, el cual trasciende:
se trata de aceptar la diversidad de la especie humana, y no entrar en el binomio “capacidad-
discapacidad” que al fin y al cabo siempre será comparativo y perjudicial para la persona con
discapacidad.
Asimismo, defienden que hay que entrar de lleno en el concepto de la dignidad inherente que
destila la concepción actual de los derechos humanos, y la aceptación de la diversidad–inherente
también al ser humano, llegando a proponer un concepto nuevo (diversidad funcional y “persona
con diversidad funcional”) para denominarse. Sin embargo, en Venezuela tanto en la CRBV como
el LPD el término aceptado es Persona con Discapacidad.
Cómo hablar para que los Faber, A., 2013 Editorial: Medici.
niños escuchen. Y cómo Mazlish, E., Coe,
escuchar para que los niños K. (.
hablen..