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Boletín Parroquial / Octubre 2024

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Parroquia San Juan Bautista

PAZ Y BIEN
BOLETÍN PARROQUIAL
AÑO XXXI OCTUBRE 2024 - NRO. 333

DIEZ CONSEJOS PARA


CONTROLAR LA LENGUA
Y EVITAR LOS CHISMES,
LAS MURMURACIONES Y
LAS MALEDICENCIAS
(pág. 2)

3 CONSEJOS PARA
MEJORAR TU VIDA
ESPIRITUAL EN EL
AÑO DE LA
ORACIÓN 2024
(pág. 4)

AGENDA
(pág. 8)

2025 JUBILEO DE LA
ESPERANZA

(pág. 9)

Pte. Juan D. Perón 2998. Valentín Alsina. 4208-8234


https://parroquiasjuanbautista.blogspot.com.ar/ psanjuanbautista1
Secretaría Parroquial: Martes y Viernes de 17 a 18:30 hs.
Diez consejos para controlar la lengua y evitar los chismes,
las murmuraciones y las maledicencias

Jesús dijo que de la abundancia del corazón habla la boca, y que daremos cuentas de
todas las palabras que salgan de nuestra boca. Santiago, en el capítulo 3 de su epístola, clara-
mente nos invita a usar la lengua para alabar a Dios.

A continuación, detallamos diez sugerencias útiles. ¡Leámoslas y apliquémoslas en nues-


tras conversaciones cotidianas!

1. Reza al Espíritu Santo. ¡Mira a los apóstoles! An-


tes de Pentecostés huyeron, e incluso Pedro negó a
Jesús con su lengua. Después de la primera novena
de Pentecostés, hay una transformación radical. Pe-
dro pronuncia una homilía de Pentecostés y convier-
te… ¡a 3000 personas! ¿Cómo? Invocando al Espíritu
Santo. He aquí una breve, pero potente oración: “Ven
Espíritu Santo, ven a través del Corazón de María”.

2. ¡Piensa! Dice Santiago que deberíamos ser rápidos


para escuchar y lentos para hablar. ¡Así que lo si-
guiente es evitar la impulsividad! ¡Piensa antes de
hablar! ¡Con cuánta frecuencia hemos hablado impul-
sados por el momento, sin reflexión, y hemos herido a la persona y hemos pagado las conse-
cuencias! La Imitación de Cristo afirma: “Pocos han lamentado haber mantenido silencio, mu-
chos haber hablado en mal momento”.

3. La Regla de Oro. Recuerda esta preciosa y poderosa norma de Jesús: “Haz a los demás lo
que quieres que los demás te hagan”. Podemos aplicarlo al hablar: “Dile a los demás lo que
quieres que ellos te digan a ti”.

4. ¡Calla! Las madres suelen enseñar a sus hijos este axioma: “Si no tienes algo bueno que de-
cir, entonces no lo digas”. ¡Buen consejo!

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5. ¿Estás nervioso? En momentos de agitación, es mejor no hablar. Mejor retírate a tu ha-
bitación, reza una parte del Rosario, y luego regresa a la conversación tranquilo y sereno. En
la agitación, el mal espíritu trabaja en nosotros y eso también afecta a lo que decimos.

6. ¡Da ánimos! Aprende palabras de ánimo. Todos necesitamos refuerzo, apoyo y consuelo.
¡Sé un Bernabé! Bernabé fue uno de los últimos apóstoles y su nombre significa “hijo de la
consolación”. ¿Por qué no formar un Club Bernabé?

7. ¡Perdón! Cuando te equivoques con lo que has dicho y hieras a tu prójimo, haz acopio de
humildad y valor suficientes para pronunciar dos palabras muy difíciles: “¡Lo siento!”. Sha-
kespeare dio en el clavo: “Errar es atributo humano, perdonar es atributo divino”.

8. Lectura espiritual. Puede ser que lleguemos a un vacío interior: tenemos poco que decir
que tenga un valor real. Forja el hábito de una buena lectura espiritual (media hora al día) y
muchos pensamientos santos, edificantes y santificantes transformarán tu mente y tu co-
razón en palabras que servirán para santificar verdaderamente a los demás. En la Contem-
plación para alcanzar amor, San Ignacio dice que el amor se expresa dando. ¿Por qué no
compartir con los demás los tesoros espirituales de tu corazón?

9. ¡Recuerda la Santa Comunión! Recuerda que hablas con la


misma lengua con la que recibes al Señor eucarístico, al
Señor de los Señores y Rey de Reyes. ¡Ojalá lo que hable-
mos refleje a quién acabamos de recibir en nuestra lengua
y en nuestros corazones!

10. El modelo de María. Mira a María y pide su poderosa


intercesión para ayudarte en lo que digas. Imagina a María
hablando a San José, a Jesús, a Santa Isabel, a otros.
¡Cuánto amor, cuánta atención, cuánta amabilidad, cuánta
dulzura, cuánta humildad, cuánta discreción, cuánta ale-
gría…! Sin duda, esa María que dijo “sí” a la Palabra de Dios
alcanzará para nosotros la gracia de decir con claridad, convicción y caridad cada palabra
que provenga de nuestra boca: “Mi alma proclama la grandeza del Señor, y mi espíritu se
alegra en Dios mi Salvador”, proclamó en el canto del Magnificat.

3
3 consejos para mejorar tu vida espiritual en el
Año de la Oración 2024

¿Quieres aprovechar al máximo lo que queda del Año de la Oración 2024? Tres consejos
que te ayudarán a mejorar tu vida de oración.

A principios de este año, el Papa Francisco inauguró el Año de la Oración, un tiempo es-
pecial dedicado a la preparación espiritual para celebrar el Jubileo Ordinario de la Esperanza
2025, un evento histórico en el que la Iglesia Católica pide a los fieles ser peregrinos de es-
peranza, en especial, con los que sufren.

En su inauguración el 21 de enero, el Papa Francisco dijo que este año está “dedicado a
redescubrir el gran valor y la absoluta necesi-
dad de la oración en la vida personal, en la vida
de la Iglesia y del mundo”. Además, dio a los
católicos una especial misión: “Les pido intensi-
ficar la oración para prepararnos a vivir bien
este evento de gracia y así experimentar la
fuerza de la esperanza de Dios”. Animó a los
católicos a profundizar en su vida de oración
durante este año, pues el Jubileo 2025 “debe
llegar a ser el ‘respiro de nuestra vida espiri-
tual”.

Si bien ya han transcurrido algunos meses desde el inicio del Año de la Oración, aún hay
tiempo para dar un impulso a la vida de oración y así mejorar la relación con Dios y con los de-
más.

Para ayudar a los fieles en esta misión, tres consejos basados en el documento Enséña-
nos a rezar del Dicasterio para la Evangelización del Vaticano:

1. Fomenta la oración en tu comunidad parroquial

Además de reservar tiempo para rezar en soledad frente a Dios, la vida de oración de-
be ser también una experiencia comunitaria. “La comunidad parroquial es el espacio donde po-
demos compartir nuestra fe, apoyarnos mutuamente y crecer juntos en nuestra relación con
Dios”.
4
En ese sentido, “participar en la Eucaristía, la Liturgia de las Horas, la Adoración Eu-
carística y otras formas de oración en comunidad nos fortalece y nos une como Iglesia”.

“La oración comunitaria nos recuerda que no estamos solos en nuestro camino espiri-
tual y que formamos parte de una gran familia de creyentes. Este sentido de pertenencia y
unidad es crucial para vivir plenamente nuestra fe y para llevar adelante la misión evangeli-
zadora de la Iglesia”, añadió.

2. Haz de tu familia una escuela de oración

“La oración en familia es fundamental. Es en el seno de la familia donde se deben cul-


tivar y transmitir los valores de la fe y la importancia de la oración”.

El modo y tiempo de oración puede variar “según la dinámica familiar”. Por ejemplo,
cuando los niños son pequeños, “se puede empezar con momentos sencillos como orar antes y
después de las comidas, al iniciar y terminar el día”.

“Cuando los chicos han crecido un poco más se puede proponer que los domingos se
haga el rezo de Laudes, o escuchar una meditación breve”, “existen muchos podcasts dispo-
nibles” que pueden ayudar a este propósito. No obstante, lo importante es “crear un am-
biente de espiritualidad y comunión”.

“Estas prácticas no solo fortalecen la unidad familiar, sino que también enseñan a los
más jóvenes a vivir su fe de manera concreta y cotidiana. La familia debe ser vista como el
primer lugar donde se aprende a dialogar con Dios, a agradecerle y a pedirle ayuda”.

3. Usa meditaciones para aprender a orar

En la tradición de la Iglesia Católica, “la medita-


ción es una forma muy valiosa de oración” y “una herra-
mienta poderosa para cultivar una vida espiritual más
rica y significativa”. Esta “consiste en una oración guia-
da que ayuda a los fieles a aprender a tratar a Dios de
una manera más profunda y personal”.

“A través de la meditación, se guía a los fieles en reflexiones sobre las Escrituras, los
misterios de la fe, o temas espirituales específicos”. Por eso, “esta práctica no solo ayuda a
profundizar en el conocimiento de la fe, sino que también fomenta una relación más íntima
con Dios, ya que nos enseña a escuchar y discernir Su voluntad en nuestras vidas”.
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¿La oración de los primeros cristianos era como la nuestra?
La postura corporal es una importante manera de hacer oración, sin embargo, los prime-
ros cristianos oraban de forma distinta a la nuestra

Cuando se estudia el arte primitivo y la iconografía de los primeros cristianos, se en-


cuentra una postura común en la oración en varias representaciones, inclusive en algunas rela-
cionadas con la santísima Virgen María.

Esta postura se llama, en latín, orans (se


pronuncia 'órans'), es decir, "persona orando" o
"persona orante". La figura está retratada con
los brazos extendidos y las palmas de las manos
orientadas hacia arriba.

Se trata de una posición frecuente en el


mundo antiguo para los momentos de recogi-
miento espiritual: no era exclusiva del cristianismo. Además, la mayoría de los paganos rezaba
de esa forma e incluso las divinidades paganas eran representadas de pie o sentadas en la po-
sición de orans.

La postura en la oración cristiana:


Colin B. Donovan da una excelente explicación sobre esta postura y su asociación a
la oración cristiana:

Piensa en lo que hacemos cuando invocamos a alguien. Podemos colocar los brazos en
nuestra frente como si estuviéramos diciendo a la persona: "Yo te imploro que me ayudes".
Parece un gesto humano natural, que viene de lo íntimo, como arrodillarse para adorar o para
expresar sufrimiento. Orienta esta postura hacia el cielo y tendrás la posición orans.

Con el advenimiento del cristianismo, la posición orans ganó simbolismo adicional, rela-
cionada a la crucifixión. Cuando los cristianos oraban, ellos ofrecían su súplica a Dios imitando
los brazos extendidos de Jesús en la cruz.

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Además de la postura orans, los primeros cristia-
nos también rezaban de rodillas o postrados en el suelo.

En la actualidad es común que los cristianos ore-


mos de pie o de rodillas; sin embargo, ante el activismo
en el que nos desenvolvemos es necesario incluir la ora-
ción en nuestro diario vivir, por ello no es raro rezar ca-
minando, entre nuestras labores, en la mesa antes y des-
pués de comer, acostados, con ojos abiertos o cerrados,
e incluso, siguiendo la oración en el celular, pero eso es
tema de otro artículo.

Lo importante es unirnos a Dios y orar con todo nuestro corazón y nuestro ser entero.

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OCTUBRE 2024
MES DEL ROSARIO
01.10 Santa Teresita del Niño Jesús
02.10 Santos Ángeles Custodios.
04.10 San Francisco de Asís
1º Viernes de mes, dedicado al Sagrado Corazón de Jesús
8,30 hs a 19 hs. Exposición Santísimo Sacramento. Bendición y Misa.
05.10 Santa Faustina Kowalska
1º Sábado de mes, dedicado al Inmaculado Corazón de María
06.10 Recordamos a la Virgen del Rocío. 11 hs. Misa.
07.10 Ntra. Sra. del Rosario
11.10 San Juan XXIII
12.10 Ntra. Sra. del Pilar
15.10 Santa Teresa de Jesús (Vice-Patrona de la Diócesis Avellaneda-Lanús)
18.10 San Lucas, evangelista
22.10 San Juan Pablo II
28.10 Santos Simón y Judas Tadeo

Todos los meses...


Los días 7: Recordamos a San Cayetano. Rezamos por el pan y el trabajo.
Los días 8: Recordamos a Ntra. Sra. que Desata los Nudos.
De 8.30 a 18.30 hs. Rosario c/hora. 19.00 hs. Misa.
Los días 11: Recordamos a Nuestra Señora de Lourdes.
18.30 hs. Rosario en la Gruta. Procesión hacia el Templo.
19.00 hs. Misa.
Los días 19: Recordamos a San Expedito.
Los días 24: Recordamos a San Juan Bautista.
Los días 26: Recordamos a Jesús Misericordioso.
Horarios de Misa: lunes a sábado 19hs; domingo: 11 y 19hs; Rezo del Santo Rosario: todos los días 18:30hs
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2025, El Jubileo de la Esperanza

«Oración del Jubileo»:

Padre que estás en el cielo,


la fe que nos has donado en tu Hijo
Jesucristo, nuestro hermano,
y la llama de caridad infundida en
nuestros corazones por el Espíritu Santo,
despierten en nosotros la bienaventurada
esperanza en la venida de tu Reino.

Tu gracia nos transforme en dedicados cultivadores


de las semillas del Evangelio
que fermenten la humanidad y el cosmos,
en espera confiada de los cielos nuevos y de la tierra nueva,
cuando vencidas las fuerzas del mal,
se manifestará para siempre tu gloria.

La gracia del Jubileo reavive en nosotros,


Peregrinos de Esperanza,
el anhelo de los bienes celestiales
y derrame en el mundo entero la alegría
y la paz de nuestro Redentor.
A ti, Dios bendito eternamente,
sea la alabanza y la gloria por los siglos.
Amén
9
El 9 de mayo, en la solemnidad de la Ascensión, el Papa Francisco publicó la bula de con-
vocatoria del Jubileo Ordinario del año 2025, Spes non confundit. Se trata del XXXI Jubileo,
después del primero proclamado por Bonifacio VIII en 1300. El título es una cita de la carta
a los Romanos: «La esperanza no defrauda», porque ofrece la
certeza del amor de Dios (cf. Rm 5,5) (n. 1).

Francisco comienza con el deseo de que el Año Santo «sea para todos ocasión de reavi-
var la esperanza» (n. 1). El Jubileo se abre en una dimensión de evangelización universal, para
todos: va más allá de las fronteras eclesiales, porque «en el corazón de toda persona anida la
esperanza como deseo y expectativa del bien, aun ignorando lo que traerá consigo el maña-
na» (ibid.). Si la vida se compone de alegrías y tristezas, de pruebas y dificultades, y si la es-
peranza parece derrumbarse ante el sufrimiento, Pablo, de manera desconcertante, escribe:
«Nos gloriamos hasta de las mismas tribulaciones, porque sabemos que la tribulación produce
la constancia; la constancia, la virtud probada; la virtud probada, la esperanza (Rm 5,3-4)» (n.
4). La «constancia» (o «paciencia»), combinada con la esperanza, consiste en mantenerse fir-
me en las pruebas, no desanimarse, perseverar, no tener prisa en una época en la que estamos
acostumbrados a quererlo todo e inmediatamente.

El camino que es la vida


De este entrelazamiento de «esperanza» y «paciencia» surge la vida cristiana como «un
camino», del que la peregrinación es un signo, «típico de quienes buscan el sentido de la vi-
da» (n. 5). Es un viaje que requiere tiempos fuertes para alimentarse y fortalecerse, a fin de
vislumbrar la meta: «el encuentro con el Señor Jesús» (ibid.). Este encuentro guía a los pere-
grinos que vendrán a Roma y a los que visitarán las iglesias jubilares para celebrar el Año
Santo.

En la historia, muchas veces la gracia del perdón ha sido concedida a los fieles de un
modo nuevo y especial: el «perdón» de Celestino V en 1294, y aún antes, en 1216, la gracia
jubilar solicitada por san Francisco a Honorio III para la Porciúncula, así como la de 1122 por
Calixto II para la peregrinación a Santiago de Compostela (cf. ibid.). Inicialmente, el Jubileo
se celebraba cada 100 años, reduciéndose posteriormente a 50 en 1343 por Clemente VI y a
25 en 1470 por Pablo II. También ha habido Jubileos extraordinarios: en 1933, el convocado
por Pío XI para el aniversario de la Redención y retomado en 1983 por Juan Pablo II; el de

10
2015 por Francisco, para «encontrar el “Rostro de la Misericordia” de Dios», en el 50 aniver-
sario del Vaticano II.

Estos acontecimientos se plasmaron en la «peregrinación» a Roma para venerar las


tumbas de los apóstoles en las basílicas de San Pedro y San Pablo. En 1350 se añadieron tam-
bién las basílicas de Letrán, Santa María la Mayor y San Lorenzo Extramuros. Más tarde, se
añadió otro signo, el de la Puerta Santa, posiblemente instituido por Sixto IV o Alejandro VI.
Esta «puerta de salvación» indica un encuentro vivo y personal con Cristo (cf. Jn 10, 7.9).

El Año Santo de 2025 tiene algunas características especiales: aun estando en conti-
nuidad con los Jubileos anteriores, esta vez cae en el aniversario – 1700 años – de la celebra-
ción del primer Concilio Ecuménico de Nicea en 325, un hito en la historia de la Iglesia «[que]
tuvo la tarea de preservar la unidad, seriamente amenazada por la negación de la plena divini-
dad de Jesucristo y de su misma naturaleza con el Padre» (n. 17). El Concilio se ocupó tam-
bién de la datación de la Pascua. Por una coincidencia providencial, en 2025 la fecha de esta
fiesta caerá el mismo día para todos los cristianos: el 20 de abril. El Papa espera que sea una
invitación general a dar un paso decisivo hacia la unidad estableciendo una fecha común para
la solemnidad. El Año Santo coincide también con el aniversario – el 9 de noviembre de 2024
– de los diecisiete siglos de la Basílica de San Juan de Letrán, catedral del Obispo de Roma, y
apunta al mismo tiempo hacia 2033, cuando «se celebrarán los dos mil años de la Reden-
ción» (n. 6).

Este Jubileo comenzará con la


apertura de la Puerta Santa de la Ba-
sílica de San Pedro, el 24 de diciem-
bre, y se clausurará el día de la Epifa-
nía de 2026. El Papa indica también
que el domingo 29 de diciembre de
2024, en todas las catedrales, los
obispos diocesanos celebrarán la Eu-
caristía como solemne apertura del
Año Santo con el anuncio de la Indul-
gencia Jubilar.

(Continuará)
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En el mes del rosario
te invitamos a rezarlo
en la parroquia todos
los días a las 18.30 hs.
antes de la misa.

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