Categorías Gramaticales
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Los sustantivos
Los sustantivos son aquellas palabras que sirven para nombrar los objetos y
los seres que encontramos en el mundo, ya sean reales o ficticios,
concretos o abstractos. Se pueden entender como los nombres de las cosas,
ya sean nombres genéricos (perro, gato, libro, niño, mujer, árbol) o nombres
propios.
Los adjetivos
Los adjetivos son palabras que se agregan al sustantivo, para
complementar o determinar su significado. Así, cuando un adjetivo se une a
un sustantivo, le atribuye cualidades o características concretas o abstractas.
Dependiendo de la naturaleza de dichas características, podemos hablar de
dos tipos de adjetivos:
Los artículos
Junto a los adjetivos, los artículos son las palabras que acompañan y
caracterizan a un sustantivo, aunque en este caso únicamente para
expresar ciertos sentidos determinados: género (masculino, neutro y
femenino), número (plural y singular) y determinación (determinado e
indeterminado). Se trata de partículas pequeñas que normalmente anteceden
al sustantivo y nos permiten prever sus rasgos gramaticales. En ocasiones,
además, pueden sustantivar, o sea, obligar a actuar como sustantivos a otros
tipos de palabras.
Los pronombres
Los pronombres son palabras que carecen de un referente fijo, pero que
establecen una relación gramatical en ausencia del nombre. Esto significa
que son palabras empleadas para sustituir a un nombre o un sustantivo, y
así no tener que reiterarlo continuamente a lo largo de una oración. Son piezas
cuyo sentido depende siempre del contexto en el que sean utilizadas.
Pronombres personales, que sirven para sustituir los nombres (propios o comunes)
en la oración, y así poder referirse cómodamente a quienes intervienen en ella. Estos
pronombres son: yo, tú, usted, él, ella, nosotros, vosotros, ustedes, ellos y ellas. Por
ejemplo: “Yo soy uruguayo” o “Ustedes saben mucho”.
Pronombres clíticos (acusativos y dativos), que sirven para indicar sobre quién
recae la acción directa (acusativo) o indirecta (dativo) del verbo. Estos pronombres son:
me, te, se, lo, le, la, nos, os, les, los y las. Por ejemplo: “Te traje un regalo” o
“Les dimos la carta a tus padres”.
Pronombres posesivos, que sirven para expresar una relación de propiedad o
potestad respecto del nombre sustituido. Estos pronombres son: mío, mía, míos, mías,
tuyo, tuya, tuyos, tuyas, suyo, suya, suyos, suyas, nuestro, nuestra, nuestros, nuestras,
vuestro, vuestra, vuestros y vuestras. Por ejemplo: “Yo tengo la falda de María y ella
tiene la mía” o “Ya llegaron sus colegas, ¿dónde están los nuestros?”.
Pronombres demostrativos, que sirven para expresar una relación de cercanía o
lejanía respecto de lo sustituido. Estos pronombres son: este, ese, aquel, esta, esa,
aquella, estos, esos, aquellos, estas, esas, aquellas. Por ejemplo: “¿Quieres de este pastel
o de ese?” o “Esta es mi taza”.
Pronombres relativos, que sirven para introducir oraciones subordinadas relativas,
vinculadas con un referente previo o antecedente. Estos pronombres son: que, quien,
quienes, el cual, la cual, los cuales, las cuales, cuyo, cuya, cuyos, cuyas, cuanto, cuanta,
cuantos, cuantas. Por ejemplo: “Hoy viene el primo del cual te hablé” o “¿Esa es la
película que vimos ayer?”.
Pronombres numerales, que sirven para expresar una cantidad específica, una
cadena ordenada o una parte de un conjunto. Estos pronombres son infinitos (como los
números), pero algunos son: uno, tercero, medio, tercio, miles. Por ejemplo: “Es
el tercero que me pregunta eso hoy” o “Un melón es mucho, prefiero medio”.
Pronombres indefinidos, que sirven para sustituir referentes de los que no se tiene
mucha certeza o con los que se tiene una relación de incertidumbre o poca precisión.
Estos pronombres son: algún, alguno, alguna, algunos, algunas, otro, otra, otros, otras,
poco, poca, pocos, pocas, mucho, mucha, muchos, muchas, todo, toda, todos, todas,
tanto, cierto, cierta, ciertos, ciertas, bastante, tal, cualquiera, quienquiera, varios, varias,
ninguno, ninguna, ningunos, ningunas, sendos, sendas, alguien, algo, más, menos,
demás, nada y nadie. Por ejemplo: “Estuvimos esperando pero no vino nadie” o
“Necesito un doctor, espero conseguir alguno”.
Los verbos
Los verbos son palabras que nombran acciones, reales e imaginarias,
realizadas siempre por alguien (persona verbal). Se trata de palabras muy
importantes en la oración, que cumplen el rol de núcleo del predicado y que
pueden aparecer en su forma conjugada o sin conjugar (llamados verboides).
El infinitivo, reconocible porque presenta la terminación verbal -ar, -er o -ir, es aquel
que opera como el nombre genérico de la acción o un sustantivo. De hecho, puede ir
acompañado de artículos o adjetivos. Por ejemplo: caminar, beber, vivir.
El gerundio, reconocible porque presenta la terminación -ando o -endo, es aquel que
opera como un adverbio, o sea, como un caracterizador de otros verbos. Además,
transmite la sensación de una acción incompleta, que acontece mientras se habla. Por
ejemplo: caminando, bebiendo, viviendo.
El participio, reconocible porque presenta la terminación -ado o -ido, es aquel que
opera como un adjetivo, pudiendo incluso acompañar a un sustantivo. Por
ejemplo: caminado, bebido, vivido.
Los adverbios
Los adverbios son partículas caracterizadoras cuyo rol es comparable con el de
los adjetivos, excepto que acompañan al verbo, a los adjetivos o a otros
adverbios, y aportan o modifican cierta información respecto del
significado de cada uno. En general, dicha información tiene que ver con
determinados aspectos, que permiten clasificar a los adverbios de la siguiente
manera:
Las interjecciones
Las interjecciones son palabras que no forman realmente parte de las
oraciones, sino que constituyen oraciones en sí mismas, dado que
cumplen con una función expresiva que carece de organización
gramatical. Es decir, son palabras que no tienen un rol gramatical propiamente
dicho, sino que permiten expresar un sentimiento, una llamada de atención a
otra persona, o incluso transmitir la impresión subjetiva de una acción.
Por ejemplo, la interjección “ojalá” (herencia del árabe law sha’a Allah, “si dios
quisiera”) se utiliza para expresar deseo o esperanza de que algo ocurra,
mientras que “ajá” se utiliza para confirmarle a la otra persona que la
comunicación es efectiva, que se están entendiendo.
De esta manera, las interjecciones son piezas fijas del lenguaje, poco
cambiantes, que no requieren de ningún tipo de coordinación o concatenación
con el resto de la oración, aunque perfectamente pueden aparecer antes, en
medio o después de ella. Muchas de estas interjecciones tuvieron origen en
lenguas muertas o en usos extraviados en el tiempo, y permanecen como
piezas únicas en el idioma.
Son ejemplo de interjecciones: chao, uy, órale, hala, epa, hola, ojalá, olé, ay,
alto, psé, brrr, puaj, uf, uau, eh, arre, zape, aló, entre otras.
Las preposiciones
Las preposiciones son piezas del lenguaje que tienen únicamente significado
gramatical, es decir, no cuentan con un sentido léxico propio, por fuera de
la lengua. Esto significa que tienen sentido única y exclusivamente dentro del
contexto de la frase, puesto que expresan algún tipo de relación entre los
demás referentes de la oración.
Las conjunciones
Las conjunciones son palabras que permiten enlazar otras palabras, frases
u oraciones, por lo que constituyen un tipo de nexo gramatical. En sí
mismas no tienen un significado propio, pero sí aportan un sentido específico
respecto de los términos que enlazan, que permite clasificarlas de la siguiente
manera:
Conjunciones coordinantes o propias, aquellas que vinculan dos elementos
a un nivel de igualdad, esto es, sin que ninguno esté sintácticamente por
encima del otro. Para comprobarlo, basta con intercambiar los términos
enlazados de lugar. Por ejemplo: “triste y vacía” significa lo mismo que
“vacía y triste”, por lo que la conjunción y es de tipo coordinante. Estas
conjunciones a su vez se clasifican en:
Son ejemplos de conjunciones: y, o, porque, para, que, o sea, ni, u, sino, entre
otras.