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P6 Legalidad y Moralidad

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Lectura 1.

Leyes, normas morales y sociales, autorregulación


Con el propósito de regular la convivencia social para garantizar el desarrollo armónico de
las personas y el bien común, las sociedades crean leyes y normas que señalan lo que se
espera de cada individuo en términos de su comportamiento. Estas leyes y normas, junto
con la capacidad de autorregulación de cada persona, permiten que los miembros de un
grupo —llámese sociedad mexicana, empresa, organización o institución— convivan en un
marco de respeto a sus derechos individuales y a los derechos de los demás para beneficio
de todos. Para combatir la ilegalidad es necesario que las personas cumplan la ley, se
apeguen a las normas sociales y obtengan mayores beneficios que los individuos que las
infringen. Por otro lado, independientemente de la capacidad y la convicción de cada uno
para regir su conducta, la correcta aplicación de sanciones cuando se viola una ley o una
norma es la manera indicada de reforzar su cumplimiento.
Leyes del Estado
Buscan regular el comportamiento de los individuos, reforzar los valores sociales y proteger
a las personas. Su violación debe derivar en sanciones predeterminadas, de cumplimiento
obligatorio y general. Las leyes creadas de forma democrática y aplicadas a todos por igual
para defender los derechos individuales son la base del Estado democrático de derecho.
En México, las leyes son creadas y avaladas por el Legislativo; se promulgan por escrito y
deben estar disponibles al público por decreto constitucional. Ejemplos de leyes que rigen
a los mexicanos son la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos, el Código
Penal Federal, la Ley General para la Prevención Social de la Violencia y la Delincuencia,
la Ley General de Víctimas, entre otras. Existen, además, sanciones predeterminadas como
las multas o el arresto para los casos en que las leyes no son acatadas; sin embargo, en
nuestro país no siempre se cumplen por el debilitamiento del Estado democrático de
derecho.
Aunque alguien no esté de acuerdo con una ley o piense que es injusta, está obligado a
obedecerla, pues su violación acarrea sanciones específicas. No obstante, en el marco de
un Estado democrático de derecho existen mecanismos que la ciudadanía puede impugnar
para cambiar y reformar las leyes que considere injustas. Algunas leyes del Estado
democrático de derecho son un referente para la elaboración de reglamentos internos y
códigos de ética en empresas, organizaciones e instituciones, así como de las reglas
particulares (reglas formales) que surgen de la misión, visión, objetivos y necesidades de
cada una. Esta normatividad debe estar disponible, por escrito u otro medio, a todos los
colaboradores para que conozcan las pautas que regularán su trabajo (horarios,
procedimientos, medidas de protección, etc.) y las sanciones que ocasionaría su
incumplimiento.
Normas morales y sociales
Cada sociedad establece mínimos de conducta para sus integrantes con la finalidad de
construir una convivencia armónica en un tiempo y espacio determinados. Estas normas
constituyen la moral social y son un método informal de contención social; aunque no están
establecidas formalmente, regulan el comportamiento de las personas en ciertas
situaciones. Si bien las normas no siempre están determinadas con claridad, sí hay una
sanción fáctica por incumplimiento, como “el desprestigio”; por ejemplo, si en una
organización, empresa o institución existe el hábito de ahorrar energía o recursos y alguien
evidentemente no lo hace, sufrirá la desaprobación de los demás.
Autorregulación
Las personas autorregulamos nuestra conducta a partir de la información y formación con
que contamos (conciencia). Utilizamos la razón y la experiencia para determinar nuestras
acciones. La sanción es la autorreprobación o la culpa. Podemos concluir que cuando las
personas nos apegamos al cumplimiento de las leyes y las normas y, además, nuestra
conciencia está orientada al bien común:
• Se genera un cierto orden en la sociedad.
• Se propicia un ambiente de respeto y tolerancia para la familia, las comunidades y
la sociedad en su conjunto.
• Se contribuye a una condición de convivencia armónica en todos los aspectos.
• Se fortalece el Estado democrático de derecho.
Lectura 2. Niveles de razonamiento legal
Lawrence Kohlberg (1992) estudió el desarrollo de la conciencia a partir de los
razonamientos que todas las personas formulamos ante dilemas sobre lo que debemos
hacer o rechazar. Concluyó que, si bien las normas morales y los valores de una cultura
pueden ser diferentes de los de otra, los razonamientos que los fundamentan siguen
estructuras o pautas parecidas; por lo tanto, argumentaba, todas las personas seguimos
esquemas universales de razonamiento y un proceso de crecimiento o madurez. Propuso
tres niveles de desarrollo o razonamiento, cuyos contenidos reflejan la forma de actuar ante
las normas sociales y morales. Desde esta perspectiva, también las personas pueden
respetar o no respetar las leyes y los reglamentos por distintas razones y encontrarse en
niveles diferentes. La siguiente pirámide muestra los tres niveles de razonamiento legal que
determinan el porqué de la conducta de las personas.
Nivel 1.
En este nivel, sólo el miedo al castigo motiva a las personas a respetar las normas, por ello
la vigilancia y las sanciones deben tener una presencia constante y enérgica. Para
obedecer la ley, los individuos perciben que es muy probable que sean detenidos por la
autoridad si cometen un delito; estas personas, por lo general, le temen a la policía y es
poco probable que estén dispuestas a cooperar con ella. Si los miembros de una sociedad
se limitan a respetar las normas por miedo al castigo, entonces la seguridad pública
requerirá de muchos elementos para contener acciones ilegales.
Nivel 2.
En este nivel, las personas saben que, aunque no los atrapen incumpliendo la ley, los
demás ciudadanos los menospreciarán. Por consiguiente, un individuo respeta la ley porque
no desea ser rechazado por su familia, compañeros de trabajo ni vecinos, quienes se
mantienen dentro de la ley. Estas personas ofrecerán un apoyo mínimo a la legalidad. No
respetarán la ley a menos que la sociedad cuente con normas sólidas para promover un
comportamiento que esté de acuerdo con la ley y que el rechazo social a las violaciones
sea fuerte.
Nivel 3.
En este nivel, una persona respeta la ley porque reconoce que estará mejor si todos lo
hacen; por ejemplo, si la mayoría de las y los ciudadanos respeta el reglamento de tránsito,
manejar un automóvil en la ciudad será más seguro. Los individuos que razonan de esta
forma no piensan en incumplir la ley porque saben que está mal hacerlo y, por supuesto,
están dispuestos a colaborar con la legalidad. En el tercer nivel, las personas reconocen su
responsabilidad individual para ayudar a construir una sociedad con un Estado democrático
de derecho. Cuando estos individuos son mayoría, pueden presionar a las y los ciudadanos
que están en el segundo nivel y las instituciones de justicia pueden enfocar sus esfuerzos
en quienes se ubican en el primer nivel. Así, la legalidad irá estableciéndose a medida que
las y los ciudadanos asciendan en la pirámide de razonamiento legal.

Referencia Lawrence, K., (1992), Psicología del desarrollo moral, Bilbao, Desclée de
Brouwer.

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