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Sentencia

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Santiago, ocho de enero de dos mil veinticuatro.

Vistos:
En autos número de RIT N°A-3-2021, RUC N°21-2-2301952-5, caratulados
“Pérez /Salas”, sobre susceptibilidad de adopción, seguidos ante el Juzgado de
Familia de Talcahuano, por sentencia de siete de noviembre de dos mil veintidós,
se acogió la solicitud y se declaró que el niño es susceptible de ser adoptado,
rechazándose la demanda de cuidado personal, sin costas, por estimarse que el
requerido tuvo motivo plausible para litigar; que fue confirmada por una sala de la
Corte de Apelaciones de Concepción, por sentencia de cinco de julio de dos mi
veintitrés.
En contra de la última decisión, el requerido dedujo recurso de casación en
el fondo denunciando la conculcación de las normas legales que cita, y solicita que
se lo acoja y se la anule, acto seguido, sin nueva vista y separadamente, se dicte
la de reemplazo que describe.
Se trajeron los autos en relación.
Considerando:
1° Que, en primer lugar, el recurrente señala que después de la separación
de la madre del niño, proceso no fácil, y una vez que la madre comenzó una
relación afectiva con quien es su actual cónyuge, se generó un cambio drástico en
su conducta, que se manifestó en impedimentos y conductas obstaculizadoras en
la vinculación filio/paterna así como una grave vulneración del derecho del niño;
que se suscribió un acuerdo de mediación en causa RIT M-1143- 2012,
acordándose un régimen de relación directa y regular en favor del niño y que su
madre, con fecha 11 de junio de 2013, realizó una denuncia en la 2ª Comisaría de
Carabineros de Talcahuano que dio origen al parte Nº 759 por una “supuesta
vulneración en la esfera de la sexualidad de Nicolás”, que fue el comienzo de una
larga pesadilla para el padre e hijo, impidiéndose todo tipo de contacto entre ellos,
que devasto al primero; que se inició una serie de causas de protección a favor del
niño, dictándose medidas cautelares que impidieron la vinculación entre ellos; que
la madre y su familia incurrió en agresiones físicas y amenazas en contra del
padre y de su grupo familiar, lo que dio origen a una denuncia por el delito de
lesiones, causa RUC 1301240965-0, con la finalidad de sacar al progenitor de la
vida de su hijo, vulnerando gravemente su derecho a verlo; que la denuncia por
abuso sexual no se formalizó, por falta de prueba, y está archivada
provisionalmente hasta el día de hoy; que se inició una causa de medida de
protección RIT P-727-2013, en la que, por resolución de 23 de octubre de 2013, se
decretó como medida de protección el ingreso del niño a PRM Sol Naciente por
seis meses, y la prohibición de acercamiento de su padre por igual periodo; que se
inició causa RIT C-1798-2015 con motivo de una demanda relativa a modificación
del régimen de relación directa y regular, deduciéndose una reconvencional de
cese de la misma, y por sentencia de fecha 12 de septiembre de 2017 se acogió la
última, poniéndose término a la relación directa y regular entre el padre y su hijo;
que en causa RIT C-2004-2017, por sentencia de 07 de mayo de 2018, se decretó
que el cuidado personal le correspondía a la madre; y que en causa Rol V-61-
2018 del Primer Juzgado Civil de Talcahuano, por sentencia de 3 de julio de 2019,
se dispuso el cambio del segundo nombre y del apellido paterno original, por los
actuales, de lo que el padre se enteró con la presente causa.
Luego, se alude a los puntos de prueba fijados por el tribunal y a los medios
de prueba ofrecidos por los litigantes en la audiencia preparatoria, y se afirma que
se infringió lo que dispone el artículo 42 número 3 de la Ley N° 16.618, en
relación con los artículos 226 del Código Civil y 12 de la Ley N° 19.620; los
artículos 32 y 66 de la Ley N° 19.968, 225-2 del Código Civil y 16 y 30 de la Ley
N° 19.968.
Respecto del primer capítulo, en el recurso se sostiene que el supuesto de
hecho de la norma invocada en la sentencia para hacer procedente la solicitud de
susceptibilidad de adopción, es, precisamente, que los padres se encuentren
inhabilitados física o moralmente por configurarse alguno de los presupuestos de
hecho que menciona la primera disposición, y que implica un estándar mínimo que
permita darlo por cumplido; y el anclaje para sustentarlo es la presunta vulneración
en la esfera de la sexualidad de Nicolás y, al respecto, se debe considerar que la
denuncia en contra del progenitor generó casi de manera ipso/facto la separación
por medidas cautelares que se mantuvieron vigentes por mucho tiempo, por lo
tanto, el padre no está inhabilitado moralmente y fue el escenario al cual se vio
enfrentado a lo largo de años lo que le impuso una imposibilidad de actuar, lo que
da cuenta lo señalado; y, conforme a la cronología expuesta, se vislumbran actos
del padre tendientes a vincularse con su hijo y, por ende, de preocuparse de su
crianza, como es el inicio de la causa RIT C-1798-2015, pero, por una mala
representación legal, no pudo incorporar prueba y si bien se accedió a la demanda
reconvencional de la madre, no justifica por si solo declarar susceptible de
adopción al niño; y unido al cambio de su segundo nombre y apellido paterno, se
generó una total y completa eliminación de la figura paterna de la vida de su hijo
por hechos falsos que se traducen en una completa tragedia familiar a partir de la
denuncia presentada en el año 2013, época en que el niño tenía dos años de
edad, y su conciencia y falta de discernimiento le ha impedido tomar la realidad de
manera objetiva, en el sentido de la evidente imposibilidad del padre de formar
parte de su vida. Refuerza lo anterior el hecho que en la causa de cumplimiento de
la medida de protección, RIT X-134-2014 del Juzgado de Familia de Talcahuano,
jamás hicieron parte al padre, en ningún momento se lo buscó por el organismo
técnico PRM para establecer un tipo de terapia donde pudiera participar, con ello,
acercarse al hijo. Asimismo, se debe considerar lo que señala el informe evacuado
por DAM Colina relativo a las habilidades parentales, que inexplicablemente la
curaduría ad litem renuncia a su incorporación, y que refiere que el padre está en
una zona optima e incluso sugiere que se lo derive al PPF Colina, a fin de dar
acompañamiento psicoeducativo en torno a las competencias parentales
descendidas, vislumbrando un camino hacia una terapia de re-vinculación con su
hijo.
En definitiva, en el recurso se sostiene que fue desacreditado el argumento
invocado por la madre para obtener que se declare la susceptibilidad de adopción
del niño, pero en la sentencia impugnada se concluye que el padre está
inhabilitado moralmente, pero sin sustentarse en prueba alguna, salvo el
transcurso del tiempo, factor que no puede analizarse de manera individual, sino
que considerando la imposibilidad concreta del padre de vincularse de alguna
manera con su hijo por largos años, ya que hubo actos de entorpecimiento,
obstaculización, realidad asumida por el niño en estos años y, por último, acciones
ejecutadas por la madre, a saber, denuncia infundada por violación y el cambio del
apellido paterno por el de su cónyuge. Entonces, el análisis que contiene la
sentencia refutada no considera las acciones ejecutadas por el padre, consistente
en haber dado inicio a la causa C-1798-2015 del Juzgado de Familia de
Talcahuano, para modificar el régimen de relación directa y regular, que pierde por
falta de asesoría letrada, y, actualmente, existe una causa en curso RIT C-216-
2022 del mismo tribunal, iniciada el 7 de Febrero de 2022, en etapa de audiencia
de juicio, antecedentes plausibles que muestran fehacientemente los actos
ejecutados para estar en la vida del niño o para dar la oportunidad a través de una
terapia pertinente, como lo han sugerido los profesionales respectivos.
En el segundo capítulo, se acusa la incorrecta o nula aplicación del artículo
32 de la Ley N° 19.968, en relación al artículo 66 de la misma ley, pues no se
analizó toda la prueba, ni se efectuó un análisis crítico de la misma, lo que implica
que la sentencia definitiva fue pronunciada con omisión del requisito que establece
el número 4 de la última disposición citada, e incurrió en una errónea aplicación de
las normas de la sana critica, que obliga al tribunal a exponer y desarrollar los
raciocinios que motivan cada una de las conclusiones para que sean conocidos
por los litigantes y puedan hacer uso de sus derechos, dado que no se apreciaron
todas las probanzas aportadas, ni se establecieron los hechos que se encontraban
probados en función de aquellas, lo que se ve reflejado no solo en la falta de
análisis de la prueba rendida por los litigantes, sino que, además, de toda la
prueba del progenitor, pues, al respecto, en exiguas cuatro líneas se señala: “
Que, en cuanto a la restante prueba rendida, en especial la pericia realizada al
padre requerido, si bien ha concluido condiciones positivas tanto de su conducta
personal como familiar, atendido lo ya razonado a través de esta sentencia, en
nada altera lo concluido.”
Por último, se alude a los razonamientos de la sentencia impugnada en
torno al interés superior del niño cuya susceptibilidad de adopción se solicita
declarar, esto es, a la conveniencia que le representaría la adopción, en el sentido
que es efectivo que los informes sociales y psicológicos evacuados, junto con el
emitido por la médico psiquiatra infanto juvenil, doña Marcela Álvarez Camilo, de
la Unidad Clínica de Psiquiatría y Salud Mental del Hospital Las Higueras de
Talcahuano, concluyen que tendría una familia que lo proteja y lo contenga
emocionalmente, lo que es lógico considerando el tiempo que ha permanecido en
ese núcleo familiar separado de su padre siendo su único entorno conocido; y
refieren que, al parecer, aun vivencia algo problemático cada vez que debe
presentar sus papeles, como el certificado de nacimiento, por lo que añora ser
adoptado por la persona que juega actualmente un rol paterno. Pues bien, este
punto resulta coherente con el anterior, ya que se trata de un niño que con tan
solo dos años de vida fue separado de su padre quien, por largos años, se vio
imposibilitado de acercarse a él y velar por su bienestar, siendo su única historia
familiar conocida durante su infancia aquella seguida con su madre y cónyuge,
siendo evidente que no teniendo una realidad objetiva y que tampoco nadie le iba
a contar, su padre se vio cercenado de su vida, perdiendo imágenes, recuerdos, lo
que conduce a que su relato de cuenta de lo señalado, y que también expone en
la entrevista reservada donde fue oído asistido con consejería técnica y su
curadora ad litem, por lo tanto, tiene una realidad formada por cuadros memoriales
que absorbió con la crianza familiar que ha tenido en sus diez años de vida,
principiando desde los dos años de edad, donde psicológicamente no tiene
recuerdos formados que, a la larga, pueda traducirse en una opinión fundada. Se
alude, sobre la materia, a lo manifestado por la Comisión Interamericana de
Derechos Humanos (2017) que, cita lo concluido por el Comité de los Derechos
del Niño (2013), respecto de la temática relativa a la garantía de los derechos de
niñas, niños y adolescentes, y se concluye en el recurso que si bien el interés
superior del niño es un principio rector que se debe considerar, de manera
primordial, ante cualquier actuación respecto de niños, niñas o adolescentes, no
se basta por sí solo, sino que debe ser ponderado con las circunstancias efectivas
que envuelven la vida de aquellos, lo que no sucede en este caso, donde existe
uno que solo es capaz de manifestar una opinión unilateral impuesta en una
realidad artificial fruto de la concatenación de desafortunados hechos que se le
han manifestado desde que tenía tan solo dos años de edad, de la cual no es su
culpa pero responde a una sola realidad infantil y familiar, que influencian lo que
ha vivenciado, donde existe un padre biológico que durante largos años estuvo
completamente apartado de su vida sin tener la más mínima posibilidad de
retomar con él un vínculo afectivo sano.
Concordante con ello, el recurrente sostiene que el tribunal al analizar la
prueba al amparo de la norma acusada vulnerada debió tener presente una serie
de consideraciones para ponderar ese interés abstracto, en especial, la opinión y
los sentimientos expresados por el hijo, teniendo en cuenta su edad y su
capacidad de discernimiento (artículo 225-2, apartado f, y 229, inciso primero, del
Código Civil), lo que, en la práctica, no ocurrió, ya que si bien considera la edad y
el discernimiento, se desarraiga completamente del elemento histórico de realidad
vivida desde los dos años de edad y hasta los doce que hoy tiene. Así, por
ejemplo, el punto de vista manifestado puede haber sido objeto de manipulación
por parte de su madre o su pareja, aun sin darse esa mediatización de sus
palabras, sus anhelos pueden ser claramente contrarios o contraproducentes a
sus verdaderas necesidades, aspecto que tampoco fue desarrollado de manera
concreta.
Asimismo, atendido la similitud de resoluciones judiciales, se cita el caso
Atala Riffo y niñas vs. Chile, en el que la Corte Interamericana de Derechos
Humanos, en sentencia de 24 de febrero de 2012, concluyó que la sentencia de la
Corte Suprema de Justicia chilena violó el derecho de las niñas a ser oídas
consagrado en el artículo 8.1, en relación con los artículos 19 y 1.1 de la
Convención Americana sobre Derechos Humanos, ya que no explicó cómo evaluó
o tomó en cuenta las declaraciones y preferencias hechas por ellas y que
constaban en el expediente, tal como sucede en el caso de marras. En efecto, en
esa oportunidad se constató que no se adoptó una decisión en la que se razonara
sobre la relevancia atribuida por dicho órgano judicial a las preferencias de
convivencia que expresaron y los motivos por los cuales se apartaron de su
voluntad. Por el contrario, la Corte Suprema se limitó a fundamentar su decisión
en el supuesto interés superior de las tres menores de edad, pero sin motivar la
razón por la que consideraba legítimo contradecir la voluntad que expresaron
durante el proceso de tuición, teniendo en cuenta el estrecho vínculo existente
entre el derecho de los niños, niñas y adolescentes a ser oídos y el objetivo de dar
contenido al principio del interés superior del niño.
Desde esta óptica, la validez de la opinión del niño es relativa precisamente
por todos aquellos elementos que envuelven su opinión, donde la judicatura no
buscó los antecedentes necesarios en el iter probatorio para ponderarla, sino que,
a contrario sensu, lo da por acreditado tomando su opinión de manera absoluta, lo
que es contrario al mismo principio en estudio. Sobre este punto, el peritaje
evacuado por la perito sicóloga, doña Jeannette Alejandra Oyarce Chang,
lamentablemente no se pondera ni valora, transcribiéndose lo que señaló; lo que
se puede cotejar con el informe evacuado por DAM Colina que sugiere ingresar al
adulto evaluado a PPF Colina, a fin de otorgar acompañamiento psicoeducativo en
torno a las competencias parentales descendidas vislumbrando un camino hacia
una terapia de re-vinculación con su hijo. Es decir, y sin negar que el niño tiene un
núcleo familiar armado y sano, no se justifica ni existen los antecedentes
suficientes para acceder a la susceptibilidad de su adopción precisamente porque
el padre es una figura que si bien tiene una personalidad disminuida por todos los
eventos vividos, incluida una denuncia infundada de violación, es recuperable,
cuenta con habilidades parentales optimas con ningún rasgo psiquiátrico que
genere algún riesgo donde la terapia filio/paterna responde al camino lógico.
En ese contexto, luego de citar lo que Eduardo Couture postula respecto de
la sana crítica, concluye, que si bien dicho sistema probatorio permite a la
judicatura un mayor grado de libertad, no puede apartarse de los principios de la
lógica, la experiencia y la razonabilidad en los fallos, debiendo tomar en
consideración toda la prueba rendida en la causa, de manera que su apreciación
sea consistente y armónica. Sin embargo, en el presente caso, no se siguió ningún
proceso lógico, razonado ni consistente, ni se evaluó la multiplicidad de pruebas
en su conjunto, de forma armónica, coherente y consistente.
Luego, en el recurso se señala cómo los errores de derecho denunciados
influyeron substancialmente en lo dispositivo de la sentencia, y se solicita se la
anule, acto seguido y sin nueva vista, se dicte la de reemplazo que describe;
2° Que en la sentencia impugnada se asentaron los siguientes hechos:
a.-La investigación penal originada por la denuncia de abuso sexual formulada en
contra del progenitor concluyó sin resultados positivos, archivándose
provisoriamente en agosto de 2013.
b.-En causa número de rol P-727-2013, del Juzgado de Familia de Talcahuano,
por resolución de fecha 23 de octubre de 2013, se decretó a favor del niño la
medida de protección de ingreso a un programa de reparación de maltrato grave,
se prohibió al padre su acercamiento y, además, se suspendió el régimen de
relación directa y regular, lo último por el plazo de seis meses por estar pendiente
la investigación penal.
c.-En causa C-1798-2015, del mismo tribunal, por sentencia datada el 12 de
septiembre de 2017, se desestimó la demanda del padre destinada a modificar el
régimen de relación directa y regular que tenía con su hijo, por falta de prueba, y
se acogió la reconvencional de cese del referido régimen.
d.-Por sentencias dictadas en las causas C-2004-2017, de igual juzgado, y V-61-
2018, del Primer Juzgado Civil de Talcahuano, se confió a la madre el cuidado
personal del hijo y se le cambió su apellido paterno al de Pérez, que corresponde
al cónyuge de aquella, respectivamente, sin oposición del padre.
e.-El padre, desde al menos agosto de 2013, no mantiene contacto con su hijo,
conforme sentencias dictadas en causas P-727-2013, de 23 de octubre de 2013, y
C-1798-2015, de 12 de septiembre de 2017, y no acreditó que haya pagado
alimentos; y presenta condiciones positivas tanto de su conducta personal como
familiar.
f.-La madre y su cónyuge han asumido la crianza y educación del niño.
g.-El niño, nacido el 22 de octubre de 2010, tiene un desarrollo psicoemocional
físico acorde a su etapa de ciclo vital, con un grado de autonomía progresiva
acorde a su edad cronológica; tiene una familia que lo protege y lo contiene
emocionalmente; le gusta el deporte y participa en varios talleres deportivos,
vivenciando algo problemático para él, cada vez que debe presentar sus papeles,
como el certificado de nacimiento, porque vuelve a aparecer la situación que aún
le afecta, generándole angustia y ansiedad, por lo que añora ser adoptado por la
persona que ahora juega el rol paterno, a quien considera como su padre, y no
desea hablar del biológico.
En seguida, transcribe los artículos 7, inciso segundo, y 11 de la Ley N°
21.430, sobre Garantías y Protección Integral de los Derechos de la Niñez y
Adolescencia, y concluye que concurre la causal prevista en el artículo 42 número
3 de la Ley N°16.618, en relación con los artículos 226 del Código Civil y 12 de la
Ley N° 19.620, para estimar que el padre se encuentra inhabilitado física o
moralmente para ejercer el cuidado personal del hijo al no haber velado por su
crianza, cuidado personal y educación, y que si bien el alejamiento tuvo su origen
en una resolución judicial, que, a su juicio, le provocó un impacto emocional que
no le permitió reaccionar adecuadamente, no es menos cierto que ha transcurrido
un tiempo más que prudente para haber iniciado acciones tendientes a ejercer el
rol parental y que los requirentes son hábiles, y concordando, además, con la
opinión de la curadora del niño, se acogió la solicitud.
Por último, en cuanto a la restante prueba rendida, en especial la pericia
realizada al padre, que señala que tiene condiciones positivas en el ámbito de su
conducta personal y familiar, se decidió que en nada altera lo concluido;
3° Que, en forma previa, resulta de interés tener presente que la
declaración o juicio de susceptibilidad que es antecedente a la adopción, tiene por
objetivo resguardar el derecho de los niños, niñas y adolescentes a vivir en su
familia de origen, al existir familiares que se oponen a la señalada declaración y se
estima que concurren las causales legales para que aquella se formule; que la
adopción genera consecuencias en la persona adoptada que serán de diferente
magnitud o intensidad según su edad, etapa de desarrollo e historia de vida, las
que se traducen en sentimientos de pérdida de la familia biológica o de las
personas que conforman el grupo social de aquella, de rechazo por la actitud
asumida a su respecto por sus progenitores biológicos, y tratándose de éstos,
sensaciones de pérdida del hijo, hija y del rol parental, de duelo por la misma
razón, entre otras repercusiones; y que la adopción trastorna la vida y perturba las
identidades de todas las personas involucradas, sosteniéndose a propósito del
derecho a la identidad que es “...el conjunto de atributos y características que
permiten la individualización de la persona en sociedad y, en tal sentido,
comprende varios otros derechos según el sujeto de derechos de que se trate y
las circunstancias del caso. La identidad personal está íntimamente ligada a la
persona en su individualidad específica y vida privada, sustentadas ambas en una
experiencia histórica y biológica, así como en la forma en que se relaciona dicho
individuo con los demás, a través del desarrollo de vínculos en el plano familiar y
social…” (sentencia Corte Interamericana de Derechos Humanos de 27 de abril de
2012).

Igualmente, “que es el conjunto de atributos y características que permiten


individualizar a la persona en sociedad, por lo que es todo aquello que hace que
cada cual sea uno mismo y no otro; por lo tanto, se despliega en el tiempo y se
forja en el pasado desde el instante mismo de la concepción donde están las
raíces y los condicionamientos pero traspasando el presente existencial, se
proyecta al futuro.” (Fernández Sessarego, C., Derecho a la identidad personal,
Buenos Aires, Astrea, 1992, pag. 113 y 114).

Por su parte, la Convención sobre los Derechos del Niño, en el artículo 8,


señala que: “Los Estados Partes se comprometen a respetar el derecho del niño a
preservar su identidad, incluidos la nacionalidad, el nombre y las relaciones
familiares de conformidad con la ley sin injerencias ilícitas.”;
4° Que los presupuestos fácticos asentados deben permanecer inalterables
en sede de casación, a menos que se denuncie la conculcación de lo dispuesto en
el artículo 32 de la Ley N°19.968, que señala que “Los jueces apreciarán la prueba
de acuerdo a las reglas de la sana crítica. En consecuencia, no podrán contradecir
los principios de la lógica, las máximas de la experiencia y los conocimientos
científicamente afianzados. La sentencia deberá hacerse cargo en su
fundamentación de toda la prueba rendida, incluso de aquella que hubiere
desestimado, indicando en tal caso las razones tenidas en cuenta para hacerlo.
“La valoración de la prueba en la sentencia requerirá el señalamiento de los
medios de prueba mediante los cuales se dieren por acreditados cada uno de los
hechos, de modo de contener el razonamiento utilizado para alcanzar las
conclusiones a que llegare la sentencia.”
Pues bien, en el recurso se impugna la decisión de la judicatura de
descartar la prueba aportada por el padre con la finalidad que se rechace la
solicitud de susceptibilidad de adopción del niño, la que se plasmó en los términos
señalados en el acápite final del motivo precedente, por lo tanto, corresponde
hacerse cargo, en primer lugar, de dicho capítulo;

5° Que, atendido los claros términos del artículo 32 de la Ley N° 19.968, la


judicatura está facultada para apreciar la prueba con libertad, con las limitaciones
que indica, e insta que las motivaciones den cuenta o exterioricen las reflexiones
conforme a los cuales se logró arribar a un determinado convencimiento que
condujo a dar por establecido cada uno de los hechos materia de prueba, lo que,
en concreto, se traduce en la obligación de señalar todos los medios probatorios y
examinarlos, tanto aquellos en los que apoya su convicción como de los que
descarta, e indicar los motivos o argumentos que, a través del análisis de
determinadas probanzas, le permitió dar por acreditados los hechos a probar;
proceso que, en definitiva, permite conocer las consideraciones en que se apoya
la decisión adoptada, pudiendo ser sometido a examen tanto por las partes como
por el tribunal superior, por la vía del conocimiento del recurso que la cuestione;

6° Que la sentencia impugnada, en relación a la prueba rendida por el


recurrente, alude a una pericia que se le practicó y solo rescata que infiere que es
positiva su conducta personal y familiar, y en relación a la restante señala “…
atendido lo ya razonado a través de esta sentencia, en nada altera lo concluido”,
reflexión que no puede entenderse que cumple la obligación legal de que se trata,
pues es, precisamente, su ponderación previa en la forma como se señaló, la que
autorizará inferir si tiene incidencia en la decisión del asunto sometido a la
consideración del tribunal; conclusión que, en todo caso, también aplica
tratándose de los documentos que la recurrida acompañó, pues, la sentencia
acompañada y que se dictó por el Primer Juzgado Civil de Talcahuano en la causa
V-61-2018, no da cuenta de lo que se afirma a su respecto;
7° Que como la infracción constatada al artículo 32 de le Ley N° 19.968 es
suficiente para anular la sentencia refutada, se estima innecesario analizar los
demás capítulos del recurso.
Por estas consideraciones y de conformidad, además, con lo dispuesto en
los artículos 764 y siguientes del Código de Procedimiento Civil, se acoge el
recurso de casación en el fondo deducido por la parte demandada en contra de la
sentencia de cinco de julio de dos mil veintitrés, dictada por una sala de la Corte
de Apelaciones de Concepción, y se la anula y reemplaza por la que, sin nueva
vista y separadamente, se dicta a continuación.
Regístrese.
Redactó la ministra Gloria Ana Chevesich R.
Rol N° 178.975-23
Pronunciado por la Cuarta Sala de la Corte Suprema integrada por los ministros
señoras., Gloria Ana Chevesich, Andrea Muñoz S., María Cristina Gajardo H.,
señor Diego Simpertigue L. ministra suplente señora Dobra Lusic N. No firman, no
obstante haber concurrido a la vista y al acuerdo de la causa, el ministro señor
Simpertigue y la ministra (s) señora Lusic, por estar haciendo uso de su feriado
legal el primero y por haber terminado su periodo de suplencia la segunda.
Santiago, ocho de enero de dos mil veinticuatro.

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