Taller 1 - Intención Comunicativa y Superestructuras Textuales...
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Texto 1
De la misma forma, los rankings tienden a enfocarse en indicadores cuantitativos que son
fácilmente medibles, pero que no siempre reflejan la calidad. Dill y Soo (2005) argumentan que
indicadores como el número de premios Nobel o medallas Fields entre el personal académico y
los exalumnos, o la cantidad de artículos publicados, pueden no correlacionarse con la calidad
de la enseñanza o la pertinencia del conocimiento generado. Estos indicadores también pueden
ser influidos por factores externos, como el tamaño y los recursos de la institución, más que por
la calidad intrínseca de sus programas académicos.
Los rankings también fomentan una competencia malsana entre las instituciones, que puede
llevar a comportamientos estratégicos que no benefician a la educación superior en su conjunto.
Hazelkorn (2011) señala cómo las universidades pueden priorizar la inversión en áreas que
mejoren su posición en los rankings, en lugar de áreas que respondan a las necesidades locales o
nacionales. Este fenómeno, conocido como "efecto de los rankings", puede desviar recursos de la
enseñanza y el servicio comunitario hacia actividades más visibles y cuantificables, como la
investigación en ciertas disciplinas privilegiadas.
Con el mismo sentido, los rankings pueden perpetuar desigualdades existentes en el sistema de
educación superior global. Tomando como derrotero a Altbach (2006), las universidades en
países en desarrollo enfrentan desafíos significativos para competir en estos rankings debido a
limitaciones en recursos y capacidades. Esta dinámica no solo perpetúa una visión eurocéntrica
y anglocéntrica de la excelencia académica, sino que también socava los esfuerzos por
desarrollar sistemas de educación superior equitativos y relevantes a nivel local.
Referencias
Altbach, P. G. (2006). The dilemmas of ranking. International Higher Education, (42), 2-3.
Dill, D. D., & Soo, M. (2005). Academic quality, league tables, and public policy: A cross-national analysis of
university ranking systems. Higher Education, 49(4), 495-533.
Hazelkorn, E. (2011). Rankings and the reshaping of higher education: The battle for world-class excellence.
Palgrave Macmillan.
Liu, N. C., & Cheng, Y. (2005). The academic ranking of world universities. Higher Education in Europe, 30(2), 127-
136.
Marginson, S. (2007). Global university rankings: Implications in general and for Australia. Journal of Higher
Education Policy and Management, 29(2), 131-142
Texto 2
Desde abril próximo Chile tendrá tres vacunas contra el coronavirus: Pfizer/BioNTech y
Sinovac, ya disponibles en Chile, y Oxford/AstraZeneca, aprobada este miércoles por el Instituto
de Salud Pública (ISP).
Así lo reveló en diciembre la encuesta Criteria, señalando que sólo un 37% de la población se
manifiesta completamente dispuesta a vacunarse en caso de vacunas certificadas, un 37% dice
estar “algo dispuesto”, y un 27% “nada dispuesto”. Entre las razones esgrimidas en la encuesta
destacan la desconfianza general hacia la vacuna; expectativa por más estudios que den cuenta
de su efectividad, el temor por no ser 100% efectiva, la velocidad con la que produjeron la
vacuna, posibles efectos secundarios, y pensamientos anti-vacunas.
“¿Cómo se puede determinar que una vacuna es eficaz? el virus lo pone difícil. Normalmente
basta con demostrar los títulos de anticuerpos neutralizantes que son los que muestran que
nuestra memoria inmunitaria funciona, pero este virus se las arregla para tomarnos
desprevenidos. Con ello viene otra regla: a pesar de estar vacunados, hay que estar manteniendo
las protecciones de mascarilla, distancia social y lavado de manos”, añade Sánchez.
“Esta vacuna fue estudiada en personas desde 16 años y adultos mayores, presentando una
amplia eficacia de sobre el 95%, lo que significa que aproximadamente el 5% de las personas
vacunadas se contagiaron, pero todos ellos presentaron síntomas leves. La vacuna cubre la
forma grave del coronavirus”, dice.
En el caso de la vacuna de Sinovac, la viróloga puntualiza que su sistema está basado en una
metodología ya conocida. “Es la misma forma de fabricación de la influenza, un virus inactivado
que se inyecta, no se puede replicar en el cuerpo y no nos puede causar la infección. Para este
estudio se probó en personas de 18 a 59 años de edad, aunque falta aún evidencia para adultos
mayores o sobre los 59 años. Esta vacuna no va a causar la infección en estas personas mayores,
pero el problema es que no produzca la inmunidad necesaria”.
La viróloga también aclara que cuando se habló que en el caso de Sinovac y su eficiencia de un
50%, se relaciona a sintomatología leve. En ningún caso se presentaron síntomas graves o
murieron personas por la vacuna. “Por otro lado, esta vacuna se puede transportar a -20ºC, por
lo que es mucho más fácil en términos logísticos que el fármaco de Pfizer”, añade.
Para la vacuna de AstraZeneca en tanto, Fuenzalida indica que “está basada en un vector viral,
un adenovirus de chimpancé que es absolutamente inocuo para los humanos y transporta parte
del genoma del coronavirus. Esta vacuna presentó cerca de un 70% de eficacia: un 30% de los
vacunados se contagiaron pero también al igual que las otras vacunas, presentaron síntomas
leves. Otro beneficio es su transporte con temperaturas de refrigerador, de entre 2 y 8ºC, por lo
que el traslado y mantención es más fácil. Es una vacuna más económica”.
“Eso depende del grupo que estemos mirando”, dice la Dra. Fuenzalida. “La idea es que la
entrega de estas vacunas sea lo más eficiente. Si las entregamos a un grupo de por ejemplo,
adultos mayores, donde no se ha comprobado que realmente se produzca la inmunidad que se
está buscando, no tiene sentido aplicarla, porque se va a estar perdiendo una vacuna y la
persona va a quedar con la sensación de protección, y no será así. Se requieren más estudios en
personas de más de 55-59 años, y ya comenzaron los estudios en personas de 12 a 16 años.
Cuando ya se vea que es segura y produce la inmunidad, se probará en niños. Lo mismo pasa con
las embarazadas”.
“En cuanto a personas con patologías o inmunodeprimidas, hay que tomar en cuenta que
ninguna de las vacunas que se están aplicando en este momento en Chile está basada en la
tecnología de virus atenuado, por lo que no genera la enfermedad. Para personas con alergias, se
ha visto que en casos con antecedentes de alergias previas severas han mostrado una reacción al
momento de ser vacunadas. En cualquier caso, se espera hasta 30 minutos para observar y ver
que en casos que sea requerido, la persona tenga la medicación correspondiente”, añade.
La Dra. Sánchez indica que “más que las vacunas mismas, hay veces que lo que toma importancia
es la inmunocompetencia del individuo vacunado. Es más fácil demostrar eficacia en
poblaciones inmunocompetentes con pocas comorbilidades y que generalmente van a estos
estudios. Si lo llevamos a la vida real, es la fuerza laboral en Chile, gente que va a trabajar, etc”.
“Es difícil comparar porque el contexto donde las vacunas se han ido probando es diferente. La
exposición comunitaria o de alto riesgo al virus es distinta, o hay algunos grupos que tienen
mayor o menor comorbilidad”, afirma.
“Traducido a la vida real”, agrega, “se relaciona a muchos factores: qué tanto se va a cuidar una
persona, si tiene comorbilidades, si es inmunocompetente, si tomó corticoides
inmunosupresores justo cuando lo vacunaron, si toma alcohol -que reduce la respuesta
inmunitaria-, o si no usó mascarilla los primeros días post inoculación, ya que genera más riesgo
de contagiarse antes que la respuesta inmunitaria se haya desarrollado, entre otros”.
“Entonces, la vacuna por más perfecta que sea, no va a poder desarrollar la maquinaria inmune”,
sostiene.
Con todo lo anterior, en definitiva ¿Cuál es la mejor vacuna?
Texto 3
Gris Infierno
Efrén Ordónez Garza
Lo imagino así: Oscurece. Desde la ventana de un motel, el Columnista vigila la banda asfaltada
que corre de vuelta hasta una posible urbe industrial. Se oculta en una lóbrega habitación
anónima. Las luces apagadas. Los ojos bien abiertos. La luz del monitor iluminándole el rostro.
Escribe: Si regreso por esa carretera será solo cuando todo se haya olvidado. Aunque debería de
saber que las balas no tienen memoria y siempre van hacia adelante.
Cuando termine el texto, presionará el botón de publicar y seguramente todo habrá terminado.
Al principio sus palabras no lastimaban, pero digamos que exhibían a algunas personas.
Mientras la Gente no lo leyera, El Periódico podía publicarlo sin problemas. Pero luego la ciudad
cayó, y la historia del Columnista comenzó como todas, en el momento en que todo se va a la
mierda.
Con los meses su columna diaria y las publicaciones de su blog cobraron importancia. Fue ahí
donde la Gente comenzó a buscar respuestas. Hablaba sobre tipos de cuello blanco, de saco café,
sus allegados. De Ellos. Y, aunque las respuestas estaban en las banquetas, en las calles, en los
lugares públicos, el Columnista se limitaba a reunirlas, con un ácido sentido del humor, en los
pocos caracteres que El Periódico le imponía como límite y en la libertad que la red le brinda a
los escritores. Antes había otros como él, con diferentes estilos, mordaces, de pluma fina. Pero
esas mismas firmas terminaron cerrando textos insulsos, fríos y acartonados. Así que, como dije,
empezó a recibir atención. Los editores pensaron en cancelarle el espacio, pero la Gente habría
cuestionado la honestidad de El Periódico. Así que lo dejaron escribir, alborotar, escandalizar. Al
fin que era solo uno.
Pasaron algunas semanas más y en los periódicos nacionales las notas y las columnas eran ya
cuerpos fabricados. Aprobados. Llegaban archivos con textos listos para revisión y publicación.
Todos dejaron de teclear. El único que todavía seguía haciéndolo cada noche era el Columnista:
durante el día para El Periódico, por la noche, como bloguero. Con eso llegó a ser el principal
líder de opinión de una ciudad de aire fabril. La Gente lo comentaba en las calles, pero no en los
canales de televisión. Esos fingían que nada pasaba. Siguieron las cartas. Los plantones en la
entrada de los medios, de las oficinas, de los palacios. Se desató una pandemia de investigadores
ciudadanos.
Pero Ellos se hartaron. Acordaron que lo mejor para la ciudad sería desaparecerlo, era su turno,
lo habían aguantado de más. Al final, la culpa como siempre la tendrían los Otros. Hicieron una
llamada. Enviaron al mejor, a alguien letal. Pienso en un asesino sin cara, un instrumento.
Al día siguiente, un coche le cerró el paso al Columnista, cerca de El Periódico. Regresó sobre sus
pasos. Dos hombres armados se acercaron. Detrás de ellos, alcanzó a ver un sombrero negro.
Entró a un edificio, salió por la azotea. Luego, una persecución por entre los callejones del centro
de la ciudad que concluyó hasta la central de autobuses. Creyó haberlos perdido, pero varias
personas, después interrogadas, lo vieron subir al número 356, rumbo al Sur. Para perderlos, se
bajó en medio del desierto, en algún lugar entre los estados de, digamos, Nuevo León y Coahuila.
Todo aquello lo tiene ahora en esta habitación. Afuera, los lejanos ruidos del desierto; motores
de coches invisibles, despavoridos, desplazándose hacia el Norte, huesos que crujen, alaridos
suprimidos enterrados en tumbas olvidadas, formando una necrópolis norteña. Adentro, el
espejo del baño no refleja un rostro, sino un moreno amasijo con dientes amarillentos y larga
melena negra. Asustado. Vuelto mierda. El agua le escurre a tropezones. Solo pasa el tiempo,
sabe que alguien lo busca. Un depredador asombrerado que no tarda en encontrarlo. Pasan los
minutos. El silencio es total. El Columnista enciende un cigarro y atora la puerta. Se siente sobre
la cama. Sostiene una pistola en su mano torpe, que no servirá para defenderlo, sino para
justificar que lo maten. En la televisión, los canales locales arrojan escenas nocturnas de calles
abandonadas. Desde los puentes peatonales, sobre las calles desiertas, algunos coches
atraviesan las avenidas. Le dejan apenas unos minutos para recordar aquel gris infierno.
Entiende que no tiene caso correr. Pudo haber ido más lejos, al Norte o al Sur, pero sólo hubiera
dilatado el final.
Vuelve a la ventana. Los ojos le piden descanso. Escribe algunas palabras más en su blog, un
último post. En ese momento unos faros estáticos apuntan a su habitación. Una figura baja, se
acerca. Es parte de él, de sus padres, de todos los habitantes de lo que hay detrás de las
montañas. Llega para llevárselo al abismo, para callarlo. Atisba las alas del sombrero, los anchos
hombros. Alcanza a ver que debajo de los brazos no hay un par de manos, sino dos negros
cuernos de chivo. Antes de presionar el botón de publicar, escribe estas líneas: “Este no es un
asesino, no es un hombre el que me busca, no es uno, son pocos, esta sombra es... Abadón”.
Texto 4
La computadora
Esta máquina posee, al menos, una unidad central de procesamiento, una memoria principal y
algún periférico o dispositivo de entrada y otro de salida. Los dispositivos de entrada permiten
el ingreso de datos, la CPU se encarga de su procesamiento (operaciones aritmético-lógicas) y
los dispositivos de salida los comunican a otros medios. Es así, que la computadora recibe datos,
los procesa y emite la información resultante, la que luego puede ser interpretada, almacenada,
transmitida a otra máquina o dispositivo o sencillamente impresa; todo ello a criterio de un
operador o usuario y bajo el control de un programa.
El hecho de que sea programable le permite realizar una gran variedad de tareas, esto la
convierte en una máquina de propósitos generales (a diferencia, por ejemplo, de una
calculadora cuyo único propósito es calcular limitadamente). Es así que, sobre la base de datos
de entrada, puede realizar operaciones y resolución de problemas en las más diversas áreas del
quehacer humano (administrativas, científicas, de diseño, ingeniería, medicina, comunicaciones,
música, etc.), incluso muchas cuestiones que directamente no serían resolubles o posibles sin su
intervención.
Si bien esta máquina puede ser de dos tipos, computadora analógica o sistema digital, el primer
tipo es usado para pocos y muy específicos propósitos; la más difundida, utilizada y conocida es
la computadora digital (de propósitos generales); de tal modo que en términos generales
(incluso populares), cuando se habla de «la computadora» se está refiriendo a una computadora
digital. Las hay de arquitectura mixta, llamadas computadoras híbridas, siendo también estas de
propósitos especiales.
En la Segunda Guerra Mundial se utilizaron computadoras analógicas mecánicas, orientadas a
aplicaciones militares, y durante la misma se desarrolló la primera computadora digital, que se
llamó ENIAC; ella ocupaba un enorme espacio y consumía grandes cantidades de energía, que
equivalen al consumo de cientos de computadoras actuales (PC). Las computadoras modernas
están basadas en circuitos integrados, miles de millones de veces más veloces que las primeras
máquinas, y ocupan una pequeña fracción de su espacio.
Computadoras simples son lo suficientemente pequeñas para residir en los dispositivos móviles.
Las computadoras portátiles, tales como tabletas, netbooks, notebooks, ultrabooks, pueden ser
alimentadas por pequeñas baterías. Las computadoras personales en sus diversas formas son
iconos de la llamada era de la información y son lo que la mayoría de la gente considera como
«computadora». Sin embargo, los sistemas embebidos que constituyen los computadoras se
encuentran en muchos dispositivos actuales, tales como reproductores MP4, teléfonos celulares,
aviones de combate y desde juguetes hasta robots industriales.
Texto 5
Tres personas, entre ellas las santandereanas Juliana Plata Martínez y su mamá Luz
Melba Martínez, perdieron la vida en un accidente de tránsito en Estados Unidos.
Una dolorosa e inexplicable tragedia enluta a una familia santandereana tras un accidente de
tránsito en el estado de Colorado, Estados Unidos, en el que murieron tres personas y dos más
resultaron heridos.
Todo esto inició el pasado sábado 10 de agosto cuando Juliana Plata Martínez, una
santandereana radicada desde hace varios años en el país norteamericano, se casó con su novio
mexicano Rubén Rodríguez García, con quien además tenía un hijo de un año.
En ocasión a la fecha especial, desde Bucaramanga viajaron los padres de la novia, Carlos
Joaquín Plata y Luz Melba Martínez, a participar del festejo y compartir unos días de vacaciones
con los recién casados.
En la mañana del pasado jueves, Juliana junto a su esposo, su hijo y sus padres se desplazaban
en un vehículo por la carretera interestatal 70, al noreste de la ciudad de Denver, cuando se
vieron involucrado en la tragedia.
Medios de comunicación latinos reseñaron que un remolque se volcó y liberó tubos de plástico
que impactaron al vehículo familiar.
“El automóvil que se dirigía hacia el oeste fue golpeado por uno de los tubos, que pesan
alrededor de 500 libras cada uno, después de que un camión que viajaba al este se volcara. Se
derramaron casi 100 tubos de plástico a ambos lados de la carretera”, indicó la policía a medios
locales.
El impacto cobró la vida de las dos mujeres santandereanas: Juliana Plata Martínez, de 39 años;
y de su mamá Luz Melba Martínez, de 60 años. Rubén Rodríguez, de 32 años, también falleció en
el hecho.
Carlos Joaquín y el hijo de la pareja resultaron heridos. Ambos fueron trasladados a centros
médicos en donde posteriormente fueron dados de alta este viernes.
Un allegado a una de las víctimas dio a conocer a Vanguardia que Luz Melba era una empresaria
de Girón.
“Ella viajó a la boda de su hija en el exterior, que desde hace años vive allá y la acompañó en ese
bello momento. Tristemente y por cosas inexplicables, se encontró con la muerte. Solo nos
queda pedirle a Dios que descanse en paz junto a su hija y su yerno”, señaló.
Juliana Plata Martínez y su esposo Rubén Rodríguez García perdieron la vida en este accidente.
A través de redes sociales, los seres queridos de las víctimas en Estados Unidos iniciaron una
campaña de donación para reunir 95.000 dólares, que tendrá como fin cubrir los gastos que dejó
esta tragedia.
"Rubén y Juliana acababan de comenzar su hermoso viaje juntos, habiendo celebrado su boda el
pasado sábado. Dejan atrás a su precioso hijo de 1 año, Daniel. Luz Melba Martínez y el padre de
Juliana, Carlos, estuvieron aquí desde Colombia para celebrar la boda. Estamos buscando apoyo
para ayudar a estas familias durante este momento increíblemente difícil. Los fondos se
utilizarán para cubrir los costos del funeral, el sustento del pequeño Daniel y cualquier gasto
adicional que pueda surgir”, se lee en el sitio web.