Inteligencia Artificial

Inteligencia Artificial
En las últimas décadas, nuestra sociedad ha experimentado una transformación

rápida y profunda a causa de la revolución digital. El aumento, la adopción
y el uso de los ordenadores, de los teléfonos inteligentes y otros dispositivos
electrónicos han cambiado fundamentalmente la manera en que vivimos,
trabajamos y nos comunicamos. Hoy en día estamos más conectados
que nunca y muchas personas utilizan las redes sociales, las aplicaciones de
mensajería móvil y otras plataformas digitales para mantenerse en contacto
en todo el mundo.
Esta digitalización de nuestra sociedad también ha dado lugar a una interconexión
más grande entre las personas y la tecnología en la vida diaria. Sin
duda alguna, podemos decir que cada vez somos más dependientes de la tecnología
y que esta forma parte de nuestro día a día, incluso en ámbitos en los
que no somos conscientes.
Cómo funciona la IA
Desde un punto de vista más visual, la IA es cómo enseñar a los ordenadores a pensar
como los humanos. A continuación, veréis una alegoría entre cómo funciona la inteligencia
humana y cómo funciona la IA: pensad en una receta de cocina.
Al igual que una receta de cocina indica qué ingredientes tenéis que utilizar y cómo tenéis
que combinarlos para hacer un plato delicioso, un algoritmo de IA indica a un ordenador
qué datos usar y cómo analizarlos para tomar decisiones.
Es decir, si un desarrollador quiere diseñar un algoritmo de IA para que reconozca caras
humanas, lo que tendrá que hacer es proporcionarle miles de imágenes de caras humanas
junto con la información de quién son las caras. Estas imágenes se utilizarían como datos
para que el algoritmo aprenda automáticamente a detectar caras. El algoritmo, entonces,
analizará las imágenes y aprenderá a reconocer patrones que son comunes en todas las
caras, como por ejemplo la posición de los ojos y la forma de la nariz. Cuando el algoritmo
haya aprendido a reconocer estos patrones, se podrá utilizar para identificar caras en
imágenes nuevas que no haya visto nunca, a diferencia de los miles de imágenes iniciales.
En este caso, cuantas más imágenes proporcionemos al algoritmo para que aprenda
de manera automática a identificar los patrones de las caras, mejores resultados obtendremos.
De nuevo, esta búsqueda de patrones es la tecnología subyacente y la base de
la IA, que como hemos dicho antes, se denomina aprendizaje automático o aprendizaje
profundo.
Tipos de inteligencia artificial: débil y general

Históricamente, se ha creído que existen dos tipos diferentes de IA:
1) La IA débil, también conocida como narrow AI, en inglés, es un tipo de IA
diseñada para hacer una tarea específica o un conjunto de tareas relacionadas
dentro de un dominio limitado. Hay que destacar que los algoritmos de IA
débil no entienden el contexto ni tienen la comprensión del mundo que poseen
los humanos.
2) La IA general (IAG), por otro lado, es una forma teórica de la IA que pretende
copiar las habilidades cognitivas de los seres humanos.
Un sistema de IAG sería capaz de hacer cualquier tarea intelectual que pueda llevar a cabo
un ser humano, como por ejemplo entender el lenguaje natural, reconocer patrones,
tomar decisiones e, incluso, sentir emociones.
En teoría, un sistema de IAG tendría que ser capaz de aprender y adaptarse a
nuevas situaciones y hacer múltiples tareas sin ninguna programación explícita.
En estos momentos, la existencia de la IAG es utópica, y es el objetivo por
alcanzar de los desarrolladores de sistemas de IA: una máquina autónoma para
completar cualquier tarea con un nivel similar con el que lo haría un humano
sin supervisión.
En resumen, la IA débil y la IAG son dos tipos diferentes de sistemas de IA que

difieren en sus características y capacidades. Mientras que todos los sistemas de
IA podríamos decir que son de IA débil, el objetivo de los desarrolladores de IA
es conseguir llegar en el futuro a una IAG. Recientemente, con el lanzamiento
de ChatGPT y de tecnologías similares, se ha especulado que cada vez estamos
más cerca de conseguir una IAG con sentimientos y autonomía, e incluso ha
habido polémica con un ingeniero de Google que pensaba que la IA tenía
sentimientos y conciencia. Se ha demostrado que esto no es cierto, a pesar de
que los resultados que ofrecen los sistemas de IA de última generación son
multimodales y pueden llevar a cabo tareas de varios dominios a la vez sin
ningún tipo de problema.

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