Kenneth Anger - Hollywood Babilonia
Kenneth Anger - Hollywood Babilonia
Kenneth Anger - Hollywood Babilonia
Bienvenidos sean a Hollywood! Al autntico! Al verdadero! Al nico!Nunca hasta ahora se haba exhibido con tal crudeza la realidad que oculta la espejeante fachada de esta fbrica de sueos. Gracias a la audacia del cineasta Kenneth Anger, este libro nos llevar de paseo por el Bulevar de los Sueos Truncados, donde se dan cita diosas del sexo, starlets, dolos de marins, magnates de la mafia y otras aristocracias, protagonistas todos ellos de escndalos que, por ms de ocho dcadas, vienen estremeciendo al mundo entero: por ejemplo, la turbia muerte del drogadicto Wallace Reid, la ninfomana de Clara Bow, la bisexualidad de la Dietrich, el asesinato del amante de Lana Turner cometido por la hija de sta, las extraas orgas de von Stroheim, las locuras amorosas de Valentino... Publicado por primera vez en Francia, en 1959, Hollywood Babilonia, con su azarosa historia de prohibiciones y piratera, ha pasado finalmente a ser hoy un libro casi legendario.
Kenneth Anger HOLLY W OOD Amanecer color prpura La Mano que aprieta "Gordo al agua" Pnico en la Paramount La fiebre de Hays El encantador W ally Baos de champagne Heronas heroinmanas Los Nuevos Dioses Las ninfas de Charlie Lo: Lita El coche fnebre de W illiam Randolph Rudy ataca El cochino teutn Titulares de Hollywood Los Guapos de Clara Saturno en Sunset Dudas drsticas "Adis muchachos, compaeros de mi vida!" Cotillas babilnicos La monstruosa Mae Diario azul El garaje de la muerte "In" como Flynn Qu Papato? Papato Cheques Largos Santa Frances, hija de la furia Un suicidio amortajado Ha llegado Mister Bugs Marea roja Pecadillos furtivos Confidencialmente... Sangre y jabn Hollywoodmerung HOLLY W OOD
HOLLYWOOD
Hollywood, Hollywood... Fabuloso Hollywood... Babilonia de celuloide, gloriosa, fascinante... ciudad delirante, frvola, seria, audaz y ambiciosa, viciosa y glamorosa. Ciudad llena de dramas, miserable y trgica... intil, genial y pretenciosa, tremendo amasijo... Relumbrona, terrible, absurda, estupenda; falsa y barata, asombrosamente esplndida... HOLLYWOOD!! DON BLANDING (Recitado en 1935 por Leo Carrillo en el musical de la Metro Goldwyn Mayer Noche de estrellas en Cocoanut Grove)
Y, sin embargo, para su amplia audiencia, HO-LLY-WOOD se compona de tres mgicas slabas que evocaban el Irreal Universo de la Ilusin. Para los creyentes, era algo ms que una fbrica de sueos donde uno entre un milln poda llegar a obtener una oportunidad. Era el Pas del Nunca Jams, Algo Diferente, el Hogar de los Cuerpos Celestiales, la Galaxia del Glamour, Hollywood! Los "fans" adoraban, pero tambin podan tornarse volubles y, si sus deidades demostraban tener pies de arcilla, las destruan sin compasin. Fuera de la pantalla siempre haba una nueva estrella dispuesta a efectuar su entrada.
Olive Thomas, vivaracha Reina de las Follies de Ziegfeld, estrella de Selznick Pictures y Sra. de Jack Pickford... El cable informaba al cabeza de Selznick Pictures que acababan de hallar muerta en Pars a su mxima luminaria. El apacible y afamado Hotel Crilln, en la Plaza de la Concordia, era el entorno menos adecuado para el primer escndalo de Hollywood. En esa maana de septiembre, el camarero de habitaciones hizo uso de su llave maestra para penetrar en la "Suite Real" del hotel con el carrito del desayuno. Lo que vio le dej atnito. Una capa de martas cibelinas se hallaba tirada en el suelo y sobre ella yaca una joven desnuda. En una mano aprisionaba an un frasco con cpsulas de bicloro de mercurio txico. La suite estaba registrada a nombre de la Sra. de Jack Pickford, conocida por millones de adoradores entusiastas como Olive Thomas, brillante estrella joven del lienzo de plata. Olive Thomas! Nueva York la recordaba como una de las ms bellas morenas jams glorificadas por el gran Ziegfeld. Las coristas de ste eran, invariablemente, jvenes y, a los diecisis aos, Olive era una equilibrada y vivaz seorita, muy requerida por la alta burguesa, musa de los clanes de "Vogue" y "Vanity Fair", ornamento de las fiestas organizadas por Cond Nast, editor de esos magazines del mundo de la moda. A travs de los servicios de mster Nast, Olive haba aparecido con frecuencia, en calidad de modelo, en las pginas de "Vogue", y Ziegfeld, la haba seleccionado para posar desnuda ante el joven artista peruano Alberto Vargas. Otro pintor, Harrison Fisher, la bautiz como "la mujer ms bella del mundo". Su subsiguiente partida hacia Hollywood se antoj de lo ms lgica. La burbujeante belleza de Broadway cay de pie en la colonia flmica y sus vibrantes personificaciones de la juventud, en comedias ligeras como Betty takes a hand, Prudence on Broadway e inevitablemente La chica del Follies, pronto le granjearon un amplio culto. En 1919, Myron Selznick inaugur su recin formada compaa, captando a Elaine Hammerstein y Olive Thomas con lucrativos contratos. En 1920, tras el xito de Olive en The Flapper y su muy publicitado casamiento con Jack Pickford, hermano de Mary y, asimismo, dolo de la pantalla, el puesto de Olive en el encantador crculo de la "Gente Dorada" pareca asegurado. El suicidio de Olive Thomas caus sensacin en el mundo entero y desencaden furiosas controversias. Olive slo haba cumplido veinte aos cuando muri; posea juventud, belleza, fama, amor, riqueza y contaba, no slo con la admiracin de sus seguidores, sino con la adoracin de Jack Pickford. El joven Jack haba sido definido como "El Muchacho Ideal Norteamericano" en pelculas como Seventeen, siendo Olive su contrapartida femenina en Tomboy. En las revistas ambos haban sido proclamados " La Pareja Perfecta ". Qu poda haber inducido a Olive a quitarse la vida? El estudio de Olive, cuyo slogan era "Las Pelculas Selznick contribuyen a formar hogares felices", se vio materialmente inundado de cartas; la embajada norteamericana en Pars y la polica francesa prometieron efectuar investigaciones exhaustivas. Lo que stas revelaron sobre la muerta y los peridicos publicaron en primera pgina fue una vida privada un tanto lbrega que para nada se ajustaba a la imagen dulzona de la diva. Estaba previsto que Jack Pickford se reuniera con Olive en Pars tan pronto finalizara su trabajo en The little Shepherd of Kingdom Come. Haban planeado un idilio parisino como sucedneo de la luna de miel que su actuacin ante las cmaras retrasara tras la boda. Olive se haba adelantado haciendo compras de antigedades y ropas, pero se desvel que sus pasos no se haban dirigido, precisamente, a los salones chic. Algunos la vieron en clubs nocturnos como el "Jockey" y el "Maldoror", en compaa de notorias figuras de los bajos fondos franceses, as como en los antros ms srdidos de Montmartre. Comenzaron a circular rumores acerca de los motivos que podran haber empujado a Olive hacia los mundos subterrneos parisinos: la muchacha trataba de conseguir una generosa cantidad de herona con destino a Jack, su esposo, un adicto sin redencin. No habindolo logrado, se suicid. Cuando esta historia apareci en la prensa norteamericana, Jack se encontraba bajo tratamiento, por colapso nervioso, tras conocer la noticia de la defuncin de su esposa; no pudo rechazar las acusaciones. Su leal hermana Mary, que acababa de emerger de la controversia provocada por un doble divorcio y la boda subsiguiente con Douglas Fairbanks, se sinti obligada a intervenir en el asunto, haciendo desde sus nuevos dominios, "Pickfair", una declaracin pblica en que negaba las "enfermizas difamaciones" sobre la personalidad de su hermano. Poco tiempo despus, una investigacin llevada a cabo por el gobierno de los Estados Unidos sobre las actividades de cierto Capitn Spaulding de la Armada, arrestado por traficar a larga escala con herona y cocana, revel, entre los nombres de clientes regulares de su agenda, el de la hasta entonces "Muchacha Ideal Norteamericana".
As fue cmo los titulares calificaron a la "hermanita" Olive, acusacin sta que provoc un profundo shock. En 1920, la mayora norteamericana an renda tributo a la llamada "moralidad victoriana". Sociedades puritanas proliferaron para contrarrestar la nueva amenaza que se cerna sobre la Castidad de la Mujer, y el cardenal Mundelein de Chicago se crey obligado a publicar un panfleto: "El peligro de Hollywood: una advertencia para las jvenes". En los aos veinte, la recin nacida capital del celuloide, se vio inundada de cargamentos de jvenes ilusionadas procedentes de todos los rincones. Algunas llegaban como ganadoras de concursos de belleza locales; en su mayora eran simplemente bonitas, pobres y atrevidas. Todas aspiraban a convertirse en estrellas, pero muy pocas encontraban trabajo, ni siquiera como "extras" o elementos decorativos. Para millares de jovencitas el viaje acab destrozndoles el corazn. La sensacional muerte de Olive Thomas hizo que otro suicidio "estelar" pasara casi inadvertido en aquel septiembre de 1920. Bobby Harron, el sensible muchacho de Intolerancia, se dispar un tiro en una habitacin de hotel de Nueva York en la vspera de la premiere de Way Down East . Griffith haba prescindido de l en dicho film, prefiriendo a su nuevo favorito, Richard Barthelmess, y eso le rompi el alma.
El deceso de Olive pareca hecho a la medida de las plaideras habituales que nutran titulares con sus mrbidas especulaciones. Olive Thomas estuvo en el candelero durante todo el ao que sigui a su muerte hasta verse desplazada por una de las tantas esperanzadas aspirantes a Hollywood, una actriz de categora inferior, compaera del gordinfln cmico Fatty Arbuckle.
"Gordo al agua"
Roscoe "Fatty" Arbuckle era un rollizo ayudante de fontanero, descubierto por Mack Sennett en 1913, cuando se person en casa del productor de comedias para desatascar un desage. Sennett midi de arriba abajo las 226 libras del afable Roscoe e inmediatamente le ofreci trabajo. La similitud de Arbuckle con una bola de mantequilla y su increble agilidad eran cualidades perfectas para el tipo de cine de Sennett: barro y parvas, resbalones y pasteles de nata. En ruta ascendente desde los Keystone Cops, Fatty lleg a formar pareja con Mabel Normand en Fatty's Flirtations, con Charlie Chaplin en The Rounders y con Buster Keaton en The Butcher Boy y otras populares comedias en dos rollos. El talento natural de Fatty, sujeto jovial y un tanto impertinente, asegur su xito como bufn de la pantalla y le procur fortuna. La capacidad de Fatty para desatar risas convirti los tres dlares diarios que perciba en 1913 en cinco mil a la semana en 1917, cuando firm en exclusiva con la Paramount. Una chistosa pancarta en la famosa puerta proclamaba: "Paramount da la Bienvenida al Prncipe de las Ballenas". ["Prncipe de las ballenas" (en el original, Prince of Whales). El autor efecta un paralelismo entre whales (ballenas) y Wales (Gales) (N. del T.)] El festejo con abundantes bebidas, que, en conmemoracin de la firma del contrato, dur toda la noche del da 6 de marzo en Mishawn Manor, Boston, dio pie a un escndalo pblico. Tuvo lugar en una posada, la Brownie Kennedy, donde el grueso del espectculo celebrado en honor de Fatty consista en doce chicas de alterne a quienes se les gratificaba con 1.050 dlares por su aporte al brillo de la velada. Un estirado metomentodo asom la nariz a travs de una ventana abierta en el momento en que Fatty y las chicas se despojaban alegremente de sus ropas encima de la mesa, y decidi que la "decencia" estaba siendo ultrajada y llam a los guardias. Invitados a este party se encontraban los magnates del cine Adolph Zukor, Jesse Lasky y Joseph Schenck. Acabaron pagando cien mil dlares furtivos al fiscal del Distrito de Boston, mayor James Curly, a fin de echar tierra sobre el incidente. Fue cuatro aos ms tarde, durante otra de las jaranas de Fatty, cuando una oscura starlet adquiri instantnea notoriedad. Desgraciadamente la damita no tuvo tiempo para sacar tajada. Virginia Rappe, una linda morena, modelo en Chicago, haba conseguido cierta fama al aparecer su sonriente rostro, debajo de una pamela, en la portada de la partitura de la cancin "Let me call you sweetheart". Mack Sennett le hizo una oferta y comenz a trabajar en su equipo interpretando papelitos. Su tiempo libre lo ocupaba mariposeando de lecho en lecho y obsequiando con ladillas a la mitad de la compaa. Esta epidemia dej a Sennett tan apabullado como para cerrar el estudio y fumigarlo concienzudamente. A pesar de ello, Virginia fue perdonada y pronto se la vio constantemente en compaa de Henry "Path" Lehrman, un veterano realizador de Sennett, quien le ofreci un minsculo personaje en Fantasa y ms adelante se la present a Arbuckle, al cual diriga en Joe pierde una novia. La belleza de Virginia, con sus cabellos color ala de cuervo, no pas desapercibida para William Fox cuando aqulla obtuvo el ttulo de "La muchacha mejor vestida del cine", por lo que la tom bajo contrato. Se habl de lanzarla, ya en plan "estrella", en una produccin de la Fox, Twilight Baby. Virginia Rappe pareca bien encaminada. Arbuckle ya le haba echado el ojo y la haba solicitado como partenaire femenina en una de sus comedietas. Tambin haba insistido a su amiga, Bambina Maude Delmont, para que la llevara a una fiesta conmemorativa de su nuevo contrato con la Paramount, por valor de tres millones de dlares, para los prximos tres aos. Fatty adoraba por igual la bebida y las mujeres. Mientra ms de ambas cosas, mejor. En un antojo, Fatty eligi San Francisco como escenario ideal para el banquete. Ello le dara oportunidad para rodar su nuevo coche Pierce-Arrow, hecho a medida y por el que haba pagado veinticinco mil dlares. Durante el fin de semana, que se iniciaba con el Da del Trabajo, dos coches cargados con gentes de cine en vacaciones y buena disposicin, transitaron, llenos de alegra, las cuatrocientas cincuenta millas que separaban la Carretera de la Costa de la ciudad de las colinas. Fatty y sus compadres, Lowell Sherman y Freddy Fishback, se apretujaron en el resplandeciente Pierce-Arrow, y Virginia Rappe, Bambina Maude Delmont y unas coristas escogidas hicieron lo propio en otro vehculo. Al llegar a la ciudad de la baha, entrada ya la noche del sbado, Arbuckle se registr en el lujoso Hotel St. Francis, enviando a las chicas al Palace. Fatty alquil tres suites comunicantes en el piso 12 suficiente espacio para cualquier "acontecimiento", llam a su contrabandista proveedor de licores (Tom-Tom, el botones) y seleccion msica de jazz en la radio... El party haba dado comienzo... El 5 de septiembre de 1921, en la sobremesa del Da del Trabajo, la fiesta se hallaba en su apogeo. Aquello era "territorio libre" de Fatty, con gentes entrando y saliendo, el grupo excediendo ya el nmero de cincuenta invitados y el anfitrin ebrio y risueo. Virginia y el resto de sus compaeras tomaban orange blossoms aderezados con ginebra, algunas de ellas despojndose de las prendas superiores para poder bailar mejor el shimmy; los invitados se intercambiaban los pantalones de pijama, y las botellas vacas se iban amontonando. Alrededor de las tres y cuarto, Arbuckle, bullendo de aqu para all, en pijama y salto de cama, agarr a Virginia y condujo a la ya trompa modelo hasta el dormitorio de la suite nmero 1221. Antes gui un ojo a la concurrencia y, tras decir: "He aqu la oportunidad que he estado esperando durante tanto tiempo", dio un portazo. Bambina Maude Delmont testificara ms tarde que la fiesta se hallaba en su clmax cuando, desde el dormitorio adjunto se escucharon gritos de angustia. Despus de varios golpes en la puerta, un risueo Arbuckle apareci con el pijama desarreglado, llevando en la cabeza el sombrero de Virginia. Les dijo a las chicas: "Entrad, vestidla y llevrosla al Palace. Hace demasiado ruido". Como Virginia continuaba gritando, aadi descompuesto: "Cllate de una vez o te tiro por la ventana". Bambina y una amiga, Alice Blake, encontraron a Virginia en la cama desordenada, casi desnuda, retorcindose de dolor y gimiendo: "Me muero, me muero... Me ha hecho dao". Alice declarara despus: "Tratamos de vestirla, pero sus ropas estaban destrozadas y tan retorcidas, que era imposible reconocer las prendas". Virginia slo tuvo fuerzas, antes de caer en coma, para musitar al odo de la enfermera del muy exclusivo hospital de Pine Street adonde fue conducida: "Fatty Arbuckle me ha hecho esto. Por favor, ocpense ustedes de que se haga justicia". El da 10 de septiembre, justo al ao de la muerte de Olive Thomas, Virginia Rappe falleca, a los veinticinco, perdiendo definitivamente la oportunidad de convertirse en la estrella de Twilight Baby. La causa de su muerte estuvo a punto de no ser desvelada. El comisario general de San Francisco, Michael Brown, tom no obstante cartas en el asunto tras una llamada annima desde el mismo hospital en la que se haca referencia a una autopsia prometiendo encargarse personalmente de averiguar lo sucedido. Lo que se gestaba era un frentico intento de encubrir el caso. Brown lleg a tiempo para ver surgir de un ascensor aun empleado que llevaba hacia el incinerador una jarra de cristal con los maltratados genitales de Virginia. Se los reclam al reacio doctor para verificar su propio examen. As qued al descubierto que la vagina de Virginia haba sido forzada de forma tan violenta como para causarle muerte por peritonitis. Brown dio cuenta de los hechos a su superior, el coroner T. B. Leland y se acord abrir una investigacin. Los detectives Tom Reagan y Griffith Kennedy fueron designados para interrogar a la plantilla del hospital (en no muy buena disposicin) y averiguar quin o quines trataban de echar tierra al asunto; y lo encontraron. Tambin lo hicieron los peridicos. Cuando Fatty Arbuckle fue acusado de violar y asesinar a Virginia
Rappe, todo el mundo murmuraba ya su nombre. El Estado de California achac las causas de su muerte a "presiones externas" causadas por Arbuckle durante un escarceo sexual. Una efmera notoriedad para Virginia. Y un rudo golpe para Fatty: asesinato en primer grado. La marea de espanto llegada aquel septiembre desde San Francisco hizo estremecer a Hollywood hasta sus recin plantados cimientos. Todo resultaba demasiado increble: Fatty, el favorito de los nios, el gordinfln manantial de risas, el campen de la sana carcajada, de repente convertido en un orgistico asesino de una luminaria estelar.
Al comps de los titulares, se extendan las hiptesis sobre una espantosa y antinatural violacin: Arbuckle, lleno de rabia ante su impotencia alcohlica, haba destrozado a Virginia con una botella de Coca-Cola o de champagne, despus haba repetido el acto con un pedazo de hielo... o, es que no era del dominio pblico que Arbuckle era un hombre excepcionalmente bien dotado?...o, era una simple cuestin de exceso de peso, las 266 libras de Fatty aterrizando sobre Virginia y aplastndola? Lo nico indudable fue el aumento en los tirajes; los medios de comunicacin imprimieron todo tipo de especulaciones acerca de la "botella party" de Arbuckle. El "San Francisco Examiner" dijo en un editorial: "Hollywood debe dejar de utilizar a San Francisco como cubo de basuras". El "coroner" pidi "medidas para prevenir la posible repeticin de acontecimientos que hacen de San Francisco un lugar de cita para el desenfreno y el gangsterismo". Las Iglesias de la ciudad solicitaban penas para los "manacos sexuales hollywoodenses que se acogen a las benevolentes leyes de San Francisco para la prctica de sus aberraciones". En Hartford, Connecticut, damas agraviadas rasgaron la pantalla de un local que exhiba una comedia de Arbuckle, mientras que en Thermopolis, Wyoming, varios vaqueros dispararon contra el lienzo de una sala donde se proyectaba un corto suyo. En otros sitios se utilizaron como proyectiles huevos y cascos de botellas vacas. Mientras la consigna "Hay que linchar a Fatty" se extenda por el pas, grupos controlados exigan una limpieza de toda la colonia flmica de Hollywood; resultado: las pelculas de Fatty fueron retiradas de circulacin. Mientras Arbuckle sudaba en una crcel de San Francisco, permaneciendo bajo custodia en el lgubre Palacio de Justicia de Kearny Street, sus abogados luchaban para trocar la acusacin de asesinato en primer grado por la de homicidio casual. Adolph Zukor, que haba invertido millones en Arbuckle, se comunic con el fiscal del distrito, Matt Brady, en un intento de anular el caso. Lo nico que consigui fue ofuscar a Brady, quien, posteriormente, denunci haber sido objeto de soborno. Otras prominentes figuras de la industria cinematogrfica llamaron a Brady, sugiriendo que no deba crucificarse a Arbuckle por el simple hecho de que Virginia Rappe hubiese bebido ms de la cuenta antes de morir. El fiscal del distrito se enfureci an ms. El juicio se inici a mediados de noviembre en el Tribunal Superior de San Francisco, con Arbuckle en el estrado dispuesto a rechazar cualquier cargo de culpabilidad. Su actitud pareca ser de una completa indiferencia hacia Virginia Rappe; en ningn momento lleg a demostrar remordimiento o tan siquiera pena ante su muerte. Sus abogados eran ms realistas: hubo un deliberado intento de ensuciar el comportamiento de Virginia, sugiriendo que era una chica ms que ligera de cascos que, no slo hablase prostituido en Hollywood, sino tambin en Nueva York, Pars y Sudamrica. Tras conflictivos y numerosos testimonios, el jurado acord absolver a Arbuckle por 10 votos a favor y 2 en contra, tras 43 horas de deliberaciones. Se declar nulo el juicio. Un segundo juicio tuvo lugar, pero fue descalificado por 10-2. Fatty, que se encontraba libre bajo fianza, se vio obligado a vender su vivienda de estilo anglosajn en Adams Street, Los ngeles, as como su flota de coches de fantasa para poder sufragar las minutas de los abogados. Pese a las protestas del indignado Brady, que deseaba machacar a Fatty costara lo que costase, Arbuckle fue absuelto en otro juicio, el nmero tres, que finaliz el 12 de abril de 1922, tras los un tanto confusos testimonios de cuarenta testigos presenciales (ebrios la mayora de ellos en el momento del incidente) y ante la ausencia especfica de pruebas (como la de la dichosa y sangrienta botella). El jurado que absolvi a Fatty hizo este comentario: "La libertad no es suficiente para Roscoe Arbuckle. Creemos que se ha cometido una grave injusticia en su persona, y que no hay la menor evidencia para involucrarle en modo alguno con ningn crimen". En la escalera del juzgado Arbuckle declar a la Prensa: "Este es el momento ms trascendental de mi vida. La falsedad de la horrenda acusacin esgrimida contra m ha sido demostrada... Quiero expresar mi sincero agradecimiento a mis compaeras y compaeros. Mi existencia ha estado cifrada en la produccin de un cine limpio para felicidad de la gente menuda. Ahora tratar de ampliar este campo para que mi arte pueda rendir un servicio todava ms amplio". Sus esperanzas, sin embargo, fueron de muy corta duracin. Fatty haba sido liberado, pero no perdonado. Henry Lehrman, un antiguo novio de Virginia, hizo este amargo comentario: "Si pudiese, ella se levantara de entre los muertos para defenderse de esta indignidad. En cuanto a Arbuckle, esto es lo que sucede cuando se recoge a gentuza procedente de las alcantarillas, se les ofrece sueldos desmesurados y se los convierte en dolos. Ciertas personas no saben lo que significa sacar provecho de la vida sino de una forma bestial. Son los que despus participan en orgas que sobrepasan las de una Roma ya en decadencia". O, poda haber aadido, Babilonia. Madame Elinor Glyn, rbitro de la colonia flmica y creadora de normas, aprovech la ocasin para pontificar acerca de las "manzanas podridas" de Hollywood: "Si se demuestra que son inmorales, colgadles. No enseis sus pelculas, suprimidlos; pero no hagis que paguen justos por pecadores. La fiesta de Arbuckle ha sido vergonzosa y bestial. Cosas como sta deben de ser desterradas. Pero, personalmente, yo, en Hollywood, no he visto nada parecido y, si realmente existen aqu esas orgas con droga, deben de constituir una infinitesimal excepcin". La Paramount cancel el contrato de Arbuckle, valorado en tres millones de dlares. Sus pelculas an sin estrenar fueron arrinconadas, causando al estudio la escalofriante prdida de ms de un milln. Fatty, el bufn, estaba acabado. El "Prncipe de las Ballenas" haba sido certeramente arponeado. Arbuckle no consigui actuar de nuevo. Slo unos escasos amigos, como Buster Keaton, le permanecieron fieles. Fue Keaton quien le sugiri que cambiara su nombre por el de "Will B. Good" [que suena "Ser B. Ueno". (N. del T.)]. Fatty adopt el de William Goodrich y consigui empleo como director de comedias y guionista accidental. Pero Arbuckle aoraba la interpretacin. En el nmero de marzo de 1931 de "Photoplay" rogaba: "Dejadme actuar. Quiero volver a la pantalla. Creo que todava soy capaz de divertir y alegrar a quienes me vean. Es lo nico que deseo. Si consigo regresar va a ser algo grande. Y, si no, bueno, pues de acuerdo". Y de acuerdo se pusieron todos. A Fatty no le fue jams permitido olvidar que haba cado en desgracia. Cuando lo reconocan en la calle, la gente le silbaba "I'm coming Virginia": un borrn en tinta negra que no llegara a diluirse nunca. El nico personaje que pudo interpretar fue el de Pagliacci.
En su forzoso retiro, Arbuckle pronto se dio a la bebida. Pareca que las botellas lo tenan hechizado. En 1931, Fatty fue arrestado en Hollywood por conducir en estado de embriaguez. Cuando se le acercaron los motoristas, Fatty lanz una botella por la ventanilla al tiempo que, entre carcajadas, exclamaba: "Ah va la evidencia!". Se acordaba acaso de aquella otra botella que haba salido disparada desde una ventana del piso nmero doce del hotel San Francis en el Da del Trabajo de 1921? Arruinado, hecho un guiapo, falleci en Nueva York, a los cuarenta y seis aos, el 28 de junio de 1933. Pobre Fatty! El affaire Arbuckle hizo madurar en diez aos al floreciente Hollywood, ahora algo ms que el "Pas de los Sueos". A partir de ese instante, en las mentes de millones de seres, Hollywood no dej de estar asociado al concepto de escndalo.
Pnico en la Paramount
Mientras Arbuckle sudaba tinta en medio de su segundo proceso y Hollywood bulla a los ojos de la inflamada opinin pblica, un nuevo escndalo estall, justo en el cogollo de la colonia flmica. En la noche del primero de febrero de 1922, alguien asesinaba a William Desmond Taylor en el estudio de su bungalow de Alvarado Street, una calle del tranquilo distrito de Westlake, en Los ngeles. Taylor era el jefe supremo de la Famous Players-Lasky, una compaa subsidiaria de la Paramount que, por si an no haba tenido bastante con el caso Arbuckle, ahora poda agradecer a su mal sino este nuevo escndalo. El cadver fue descubierto a la maana siguiente por Henry Peavey, el criado negro de Taylor. El muerto yaca de espaldas en el suelo del estudio como si se hallase en trance, con los brazos extendidos y una silla cada sobre las piernas. La intencin no haba sido robarle; todava reluca en uno de sus dedos el enorme diamante de la suerte que le haba acompaado siempre a partir del estreno de su primer xito, El diamante cado del cielo. Peavey sali disparado, gritando con voz de soprano: "Han matado al amo! Han matado al amo!" (tal y como fue descrito por el "Examiner" de Los ngeles). Con ello despert a los otros residentes del distrito, incluida Edna Purviance, quien inmediatamente telefone a Mabel Normand. Mabel, a su vez, llam a Charles Eyton, director general de la Famous Players-Lasky, el cual se puso en contacto con el capo de la Paramount, Adolph Zukor. Edna efectu otra llamada a la estrella de la Paramount Mary Miles Minter. Sin embargo, no pudo localizarla. El mensaje fue recibido por su madre, Charlotte Shelby. Ninguno de ellos encontr un hueco en su tiempo para ponerse en contacto con la Polica. Al parecer, todos tenan cosas ms urgentes de qu ocuparse. Mabel se precipit a la casa de Taylor para recuperar a toda prisa un montn de cartas suyas. Charles Eyton se apresur igualmente a deshacerse de todas las existencias de alcohol ilegal que haba all. Vivo o muerto, era inconcebible que un director de la Paramount hubiese podido violar la Enmienda Dcimo Octava. Adolph Zukor, como alma que lleva el diablo, se apresur a borrar cualquier evidencia de frivolidades sexuales. Y Charlotte Shelby parti rauda en busca de su hija Mary, a quien la noticia hizo proferir un torrente de histricos aullidos. Henry Peavey el criado-soprano, anduvo a trompicones arriba y abajo de la hasta entonces plcida calle Alvarado gritando incesantemente como un poseso "Han asesinado al amo! Han asesinado al amo!" hasta que, ms tarde, uno de los vecinos telefone a la Polica para ver "si vienen a recoger a este pobre loco". Por fin llegaron los representantes de la Ley. Cuando por la maana la polica hizo su aparicin en el bungalow de Taylor, una agitada escena tena lugar ante sus ojos. Alegres llamaradas se desprendan de la chimenea, atiborrada de documentos comprometedores para las jerarquas de la Paramount, mientras Edna Purviance contemplaba el fuego. Mabel Normand, la herona de Sennett, registraba con laboriosidad todos los rincones y escondrijos en busca de una desordenada correspondencia. El ojo del huracn era el cadver de Taylor, tendido en el suelo de su estudio con dos balas del calibre 38 en el corazn. Hubiese cabido una mnima posibilidad de resolver el enigma, si los jeques de la Paramount no se hubiesen precipitado a acudir a la casa del fiambre para "cosmetizar" la escena. Era harto significativo que datos claves haban sido incinerados por Zukor y Eyton en la chimenea de Taylor. Sin embargo Zukor, Eyton y compaa no dispusieron del suficiente tiempo para completar su limpieza general. Cuando la brigada de homicidios compareci en el bungalow, sali a la luz todo tipo de material. Los guardias descubrieron un lugar semisecreto, un cajn en cuyo fondo, mezclado con algunos guiones, haba un muestrario de fotos de carcter claramente pornogrfico. Eran poses un tanto extravagantes y ridculas del muerto en compaa de estrellas fcilmente identificables que, ciertamente, confirmaban tanto su fama de Lotario como su discrecin. Estas curiosidades fotogrficas no contribuyeron a solucionar el caso; Mary Pickford manifest que ella "iba a rezar". Cuando se interrog a Mabel Normand acerca de su precoz curiosidad, admiti, toda candor, que haba ido para hacerse cargo de las cartas que ella haba escrito a Taylor y asegurarse personalmente de que no cayesen en manos ajenas. Y aadi: "Mi nico motivo ha sido el de asegurarme de que unas muestras de simple y pura amistad no llegasen a ser malinterpretadas" (Las misivas fueron halladas bien escondidas en una de las botas de montar de Taylor.) Pistas posteriores en el estudio del difunto revelaron el contenido de otra carta, camuflada entre las pginas de Manchas blancas, un librito ertico de Aleister Crowley. Cuando la perfumada hoja revolote hasta el suelo, qued descartado que hubiese sido redactada por Mabel Normand. El papel color rosa plido estaba monografiado M.M.M., a la vista de lo cual se alzaron muchas cejas. Mary Miles Minter era la respuesta de la Paramount a Mary Pickford, tirabuzones incluidos: la ms genuina representacin de la inocencia a secas. Sin embargo, de su puo y letra, en la nota cariosa se deca bien claro: Mi muy querido Te amo Te amo Te amo xxxxxxxxxxxxxxx Tuya siempre! Mary. [x, signos usados frecuentemente en las cartas amorosas, muy especialmente en Estados Unidos y Gran Bretaa, donde cada X equivale a un beso. (N. del T.)] Interrogada, Mary confirm: "Am a William Desmond Taylor. Profunda, intensamente, con toda la admiracin que una muchacha puede sentir y ofrecer a un hombre con la clase y la posicin que l tena" (M. M. M. contaba veintids aos; Taylor, cincuenta). En el transcurso del pomposo funeral, una turbada Mary Miles Minter se aproxim al fretro y bes los labios del cadver. Al retirarse, arm un considerable revuelo al anunciar que el muerto haba hablado. "Se ha dirigido a m y me ha dicho algo as como: Siempre te amar, Mary''. Las circunstancias que rodeaban la muerte de Taylor eran tan chocantes que, posteriormente, seran incorporadas en algunos argumentos de novelas y guiones de pelculas, con todos o gran parte de los personajes de la vida real, incluyendo al criado-soprano, Peavey, cuyo hobby era tricotar chales y mantelitos de crochet. Estaba tambin lo del mayordomo de Taylor, un tal Sands, quien haba desaparecido. Ms tarde se descubri que era el hermano pequeo del realizador, una dudosa figura con un pasado escabroso, al margen de la ley. Taylor le haba enseado hasta hacerle adquirir una apariencia impecable y servil a la que contribuan en buen grado sus nveos cabellos. Sands, sospechoso de haber falsificado cheques y de una posible implicacin en el asesinato de su hermano, haba puesto pies en polvorosa y jams volvi a saberse de l. Tambin se descubri que tanto Mary Miles Minter como Mabel Normand haban visitado a Taylor la noche del crimen. Mabel fue la ltima persona que le vio con vida. Como regalo de despedida, el siempre galante Taylor le ofreci el ltimo volumen de Freud publicado en Estados Unidos. Slo haban transcurrido diez minutos de la partida de la limusina de Mabel, cuando una vecina, la seora Faith Cole McLean, escuch un estruendo que la hizo asomarse a la ventana que daba al bungalow de Taylor. McLean declar a la polica: "La verdad es que yo no estaba muy segura de que aquello hubiese sido un disparo, pues lo que o pareca ms bien una explosin. Entonces, al mirar por la ventana, vi a un hombre que abandonaba la casa caminando por el sendero. Bueno, supongo yo que deba ser un hombre. Al menos, vesta como tal, pero, sabe usted?, de una forma peculiar. Llevaba un pesado abrigo con una bufanda alrededor del cuello y una gorra que le caa sobre los ojos. Pero caminaba como lo hara una mujer. Ya sabe, a pasitos, balanceando unas caderas anchas y con las piernas ms bien cortas". (Podra tal vez haberse tratado de la celosa progenitora de Mary Miles Minter, la seora Shelby, disfrazada? Ella posea una pistola calibre 38 con la que la haban visto practicando pocos das antes del crimen. El caso es que, poco despus, fue autorizada para embarcarse rumbo a Europa sin haber pasado por ningn
interrogatorio.) El enigma hubiese resultado frustrante incluso para el mismo S. S. Van Dine. El asesinato conmocion a Hollywood. Y fue un incidente particularmente perturbador para la colonia flmica, dado que Taylor, prominente figura social, haba sido el presidente de la Screen Director's Guild. Mundano, atractivo, biblifilo, supuestamente soltero y con una envidiable reputacin como rompecorazones era, en realidad, William Deane-Tanner, desaparecido desde 1908 de un hogar neoyorquino en el que haba dejado abandonadas a su esposa e hija. Pronto se averigu que, en su encarnacin hollywoodense, Bill Desmond, haba mantenido affaires simultneos con Mabel Normand, Mary Miles Minter y la madre de sta, Charlotte Shelby. El "cuadrngulo" contena todos los ingredientes picantes que la prensa pudiera desear, en el ms sensacionalista de los sentidos. Los peridicos insinuaron asimismo que Taylor haba sido la causa del suicidio de una famosa guionista de la Famous Players, Zelda Crosby, con la que tambin haba mantenido relaciones ntimas. Durante la bsqueda en el bungalow de Taylor, los inspectores dieron con un nuevo y esotrico aspecto de las peculiaridades del occiso. En un hermtico armarito del dormitorio encontraron una coleccin sin parangn de ropa interior perteneciente a diversas chicas de Hollywood, cuyas braguitas de encaje primoroso, se hallaban clasificadas cada una con sus correspondientes iniciales y una fecha. (Estaba ms que demostrado que el viejo zorro se haba propuesto retener un encantador souvenir de cada encuentro sentimental.) Cuando un camisn de seda rosa plido, bordado y con las iniciales M.M.M., sali a relucir, la imagen dulce y virginal de su propietaria, Mary Miles Minter qued hecha trizas y su carrera masacrada. (Retirada, muy a su pesar, M.M.M. busc consuelo en los placeres gastronmicos y, claro, gan peso con gran celeridad.) Los Tambores del destino fue su ltima pelcula. Como si todo ello no bastase, hubo un nuevo tema, el de la droga, para aadir ms miel sobre las hojuelas. Los sabuesos de profesin, alias reporteros, descubrieron que el sorprendente Taylor haba sido visto ms de una vez en ciertos sitios de alterne de Los ngeles y Hollywood, covachas donde hombres afeminados y mujeres masculinizadas, ataviados con pintorescos kimonos y sentados en crculo, eran obsequiados con marihuana, morfina y opio junto con el t de las cinco. Implicada en el aspecto narctico del caso Taylor, a Mabel Normand le lleg el turno de hacer mutis por el foro de su carrera cinematogrfica. Suzanna, el film que acababa de rodar para Sennett, hubo de ser retirado de los cines tras soportar el inevitable boicot. El epitafio a su labor lo puso la revista "Good Housekeeping", al sugerir que Mabel ya estaba demasiado "adulterada" para el consumo familiar. La deliciosa comediante de tantas farsas Keystone ya no significaba nada para su antigua legin de admiradores. Pese a que tanto Mabel Normand como Mary Miles Minter fueron los principales chivos expiatorios del caso Taylor, todo Hollywood se sinti alcanzado por el eco. Se desparramaron lamentos por todo el pas ante esta nueva prueba de la depravacin de Cinelandia. 1922 fue un ao muy duro para el celuloide. Avalanchas de prensa adversa continuaron vertindose; fueron formuladas incontables denuncias desde los plpitos. Lo que teman los magnates no era precisamente la ira divina, sino la disminucin de las ventas en las taquillas. El espectro de un boicot colectivo a cargo de clubs femeninos, organizaciones clericales y comits anti-vicio, se cerna amenazante. Ante este ataque frontal del puritanismo profesional clamando por una limpieza, algo haba que hacer para mejorar la imagen de las pelculas. Y deprisa.
La fiebre de Hays
[Hays fever ("La fiebre de Hays"). El autor toma el ttulo de Hay Fever ("La fiebre del heno"), una de las comedias ms populares del autor britnico Noel Coward. (N. del T.)] La necesidad de mejorar la imagen de las pelculas deriv en una limpieza general, que tom como ejemplo la llevada a cabo en el mundo del baseball. El multimillonario negocio de los deportes haba estado al borde del colapso cuando surgi a la luz el tongo amaado durante el Campeonato Mundial de 1919. Los mandams del baseball encontraron solucin a sus apuros empleando cincuenta mil dlares en la compra del juez Kenesaw Mountain Landis y convirtindolo en el zar que garantizaba la pulcritud en el juego. Los jefazos de Hollywood decidieron utilizar un cabeza de turco similar, indispensable para arbitrar la moralidad de las pelculas. Y doblaron la apuesta. De modo que, mediante cien mil pavos anuales, el puesto de Zar del Celuloide fue ofrecido a un tipo afectado, con orejas de murcilago, tmido en apariencia y cincel de polticos: Will H. Hays, miembro del poco afortunado Gabinete del Presidente, quien, como representante del Comit Nacional Republicano, haba conseguido inclinar la nominacin a favor de Harding. (En 1928 se descubri que el supuestamente puro Hays, haba aceptado un "regalo" de 75.000 dlares y un "prstamo" de otros 185.000 del magnate del petrleo Harry Sinclair, en seal de gratitud por haber servido al afable Harding de trampoln hacia la Casa Blanca. El retorcido Hays dio al Comit del Senado tres versiones diferentes acerca de estos sobornos; el Senador Borah aleg que "Hays haba obligado al Partido Republicano a venderse a s mismo frente a los saqueadores de la nacin". Hays pudo escabullirse de estas acusaciones por los pelos; en 1930, lo pillaron con las manos en la masa, pagando sumas en calidad de honorarios a los lderes "morales", supuestos jurados imparciales de la pureza de las pelculas de cara a diversas instituciones cvicas y religiosas. El voluble Hays se las compuso muy bien en esta maniobra.) En calidad de comandante en jefe de Harding, Hays aadi lea al fuego. Este presbiteriano, miembro de los Caballeros de Pitias, Kiwanianos, Rotarios, y adems masn, supo presentarse como el nico capaz de contentar a las ligas de la pureza. Harding acept la dimisin de su astuto perro de presa y Hays march a su oficina de Nueva York una ciudad considerada "neutral", alejada de la carnalidad de Hollywood, pero convenientemente cercana a los poderosos magnates del Cine. En marzo de 1922, Hays se convirti en el Zar de las Pelculas: le hicieron presidente de la apresuradamente constituida Motion Pictures Producers and Distributors of America Inc. En compaa de una compacta asamblea de Padres Fundadores Adolph Zukor, Marcus Loew, Carl Laemmle, William Fox, Samuel Goldwyn, Lewis y Myron Selznick, convoc una conferencia de Prensa para propagar a los cuatro vientos lo que a partir de ese instante sera el new look, la nueva imagen de Hollywood. (Elinor Glyn predijo cnicamente: "Slo cambiar en aquello que les d ms dinero, ya veris".) Los guardaespaldas de la moral en el cine comenzaron a proferir una sarta de tonteras: "El poder del cine respecto a la moral y educacin no tiene lmite; por tanto, su integridad debe ser protegida como hacemos con la de nuestros hijos en los colegios; su calidad, desarrollada como la de nuestras instituciones escolares... Por encima de todo existe nuestro deber de cara a la juventud. Hemos de tener presente esa sagrada materia, la mente de un nio, un campo limpio y virginal, una pizarra en blanco. Nuestra postura tiene que ser de idntica responsabilidad, el mismo cuidado que adoptara el mejor de los sacerdotes, el ms inspirado educador de la juventud". A medida que Hays iba recitando, los Padres Fundadores de Cinelandia le apoyaban con gestos, mostrando su asentimiento ante las cmaras. La poltica ya haba enseado a Hays todo lo que necesitaba saber acerca de la hipocresa. La oficina Hays public su primer "manifiesto": las pelculas iban a ser purificadas. La inmoralidad en la pantalla sera tijereteada: abajo la grosera, la ropa interior, los besos lujuriosos, no ms carnalidad; hacha para los que se atrevieran a infringir estas normas fuera de la pantalla. La gente de cine tendra que obligarse a observar una Cuaresma perpetua. Seran incluidas clusulas moralistas en todos los contratos, a fin de mantener inclume a la "Gente Dorada"; los astros se convertiran poco menos que en curas y las estrellas en monjas. Los desobedientes seran castigados severamente. La "fiebre" Hays inund las administraciones. Pero los jefes supremos no se hacan demasiadas ilusiones de que dichas clusulas morales fueran a alterar la forma de vida de la colonia. Iniciaron investigaciones secretas sobre todo bicho viviente y lanzaron sobre Hollywood una horda de detectives. Estos se valieron de los mismos trucos de siempre, desde los sirvientes bajo soborno, hasta las escuchas telefnicas, sin olvidar a los especialistas en espiar a travs de ventanas abiertas. Cuando las medidas dieron fruto, las oficinas centrales se estremecieron. Aquello era peor, mucho peor de lo que se haban imaginado. Bajo la aprobacin del Zar Hays, se recopil un Libro Negro en el que se hallaban incluidos un total de ciento diecisiete nombres de Hollywood considerados "no recomendables" a causa de sus ya no muy privadas costumbres.
El encantador Wally
Cuando le mostraron a Adolph Zukor el Libro de los Malditos, el mandams de la Paramount tuvo motivos ms que sobrados para alarmarse. Encabezando la lista negra se encontraba el nombre de Wallace Reid, su astro ms taquillero. Zukor, cuyo estudio haba tenido que apechugar con una sustanciosa prdida cuando a peticin del respetable pblico, oblig a retirar de circulacin todas las cintas de Arbuckle y Mary Miles Minter, protest amargamente al insinursele la conveniencia de que su actor ms popular fuera prohibido: "Deberan ustedes saber que lo que me piden es imposible. La medida nos reportara una prdida de dos millones de dlares como mnimo; sera, simplemente un suicidio." Otros jefes de estudio a quienes de momento no afectaba la lista negra saban que haba muchas maneras de forzar la voluntad de alguien como Zukor, por muy poderoso que fuese, y dejaron caer la pldora acerca de Reid en las eternamente vidas rotativas. El "Graphic" encabez la campaa con este titular:
Se insinuaba que entre los adictos a la droga ms prominentes de la colonia flmica figuraba un popularsimo astro de la Paramount. Estos rumores se confirmaron de forma alarmante cuando Wally Reid, "el rey de la Paramount " fue trasladado sin contemplaciones a un remoto sanatorio en marzo de 1922. Los documentos para su internamiento haban sido rellenados y firmados por Florence, la desgraciada esposa de Reid, a la sazn actriz secundaria de la Universal, bajo el nombre artstico de Dorothy Davenport. Su superior, Carl "Pap" Laemmle, entre otros, haba aconsejado a Florence que la "cura" de Wally era cuestin de mxima urgencia. Ella accedi de todo corazn y hasta Zukor, aun a su pesar, concedi que era mejor mantener a Wally fuera de alcance. La Paramount puso en circulacin unos cuantos eufemismos sobre el "exceso de trabajo" de su actor, pero la seora de Wallace Reid no tard mucho en comunicar personalmente a la prensa que su marido se hallaba sometido a una cura por adiccin a la morfina. La sensacional noticia de que Wally Reid era drogadicto dej sin aliento al pblico norteamericano. Reid no slo era una popular estrella, sino el vivo exponente del "Joven Ideal". De ojos azules y cabellos castaos, Wally era un jovial gigante de 1,90 de estatura, en posesin de un encanto que corra paralelo a su habilidad como comediante, a su juventud y esplndida presencia. Ahora, su apodo, "el encantador Wally" cobraba otro significado. Bajo su nuevo papel de cirujano restaurador de imagen, Will Hays trat de parar el golpe anunciando que "no se deba censurar, ni mucho menos evitar, al infortunado seor Reid, sino tratarle como a una persona enferma". Ciertamente como tal fue Wally Reid manipulado y puesto a buen recaudo. El resto del ao 1922 lo pas dentro de una celda aislada en aquel sanatorio privado. La sbita privacin de su diaria dosis de morfina y el choque inesperado del internamiento slo lograron desquiciarlo. Wally se vio obsesionado por la idea de haber sido arrollado por un tren. No se equivocaba. La Paramount lo haba especializado en una serie de pelculas sobre el mundo del motor: The Roaring Road, What's your hurry?, Double Speed que poco tenan de recomendables, salvo la personalidad del astro situado tras el volante. Las haba rodado una tras otra sin interrupcin, y pronto el cansancio dej sentir su huella. En 1920, cuando interpretaba Forever, a propuesta de un suave y caballeresco compaero del equipo de Sennett, Wally prob su primera dosis de morfina para combatir el cansancio y renovar las energas. Cuando la pelcula se hallaba enlatada, Wally ya se haba enviciado. En su crepsculo, cuando filmaba Clarence, tuvieron que sostenerlo ante las cmaras para poder terminar el rodaje. Wally falleci en su solitaria celda el 18 de enero de 1923. Tena treinta aos. Entre la colonia circul el rumor de que lo haban puesto "a dormir". Tras la muerte, su esposa Florence se apresur a convocar una rueda de prensa. Anunci que tena la intencin de vengar la prdida de su marido. Ella haba denunciado a la polica a los amigos de Wally, quienes stas fueron sus palabras "lo condujeron a una vida en la que se mezclaban la bebida, la droga y la corrupcin". Se denominaban a s mismos "los golfos de Hollywood", pero Florence prefera referirse a ellos como "bohemios". Wally se reuna con sus amigos bohemios para beber, y pronto el hogar acab convirtindose en una fonda. Llegaban en manadas a cualquier hora, por intempestiva que fuese. Se quedaban y tomaban copas. Era una fiesta detrs de otra, y de mal en peor. A esas alturas, Wally ya estaba minado. Y, para colmo, lo que faltaba: morfina. Florence aprovech la conferencia de prensa para dar la primicia de que su prximo film sera Naufragio humano, con un contenido argumental denunciatorio del trfico de drogas. Interpretara esa pelcula para "poner en guardia a la juventud de la nacin", y al mismo tiempo la dedicara a la memoria de Wally. No mencion para nada que para tan pulcro producto haba contado con el apoyo de Will Hays. Finaliz su rueda con un comentario sobre su querido esposo: "Wally ya estaba curado de su adiccin, pero se haba debilitado terriblemente. Slo un retorno a la droga, bajo control mdico, naturalmente, habra podido salvarlo. Pero l se opuso". En la subsiguiente campaa nacional de publicidad para alertar al pblico sobre los peligros de la drogadiccin y promocionar de paso Naufragio humano, Florence figur en los crditos del reparto como "Sra. de Wallace Reid". Mary Pickford fue quien proporcion a Wally su epitafio profesional: "Su muerte es una gran tragedia. Porque yo s que, de haber vivido, hubiera hecho lo imposible por reparar todas sus faltas".
Baos de champagne
En 1923 Will Hays lanz un comunicado augurando das ms claros para Hollywood: "Estamos allanando el camino para mejorar las cosas en el mundo del cine... pronto existir un Hollywood modelo... Abrigo la fe de que los desafortunados incidentes recientes pronto sern slo un recuerdo...". Estos piadosos pronunciamientos no disminuyeron el tono de las campaas publicitarias de los exhibidores: pelculas como De mujer a mujer, Hombres y La ventana de la alcoba, alardeaban de ofrecer un vistazo a "bellas jazz babies, baos de champagne, banquetes de medianoche, fiestas hasta altas horas de la madrugada", as como "escotes reveladores... besos castos... besos pasionales... vrgenes en busca del placer, madres vidas de sensaciones... La Verdad audaz, desnuda, excitante". Cuarenta millones de norteamericanos rendan semanalmente tributo en las taquillas a lemas como "Toda la aventura, todo el romance, todas las sensaciones de las que Vd. carece en su rutinaria existencia, las encontrar en las pelculas. Ellas le transportarn a un nuevo mundo maravilloso, lejos de la cotidiana jaula en la que Vd. se encuentra. Aunque slo sea por una tarde o una velada evdase!". Las muchedumbres de los aos veinte estaban totalmente de acuerdo, pese a que, al final de cada film, Hays plantara su mensaje moralizador. Los Mandamientos del Zar fueron recibidos con desnimo por quienes crean de buena fe en el cine como arte. Para stos, el advenimiento del hombre de las grandes tijeras y el cinturn bblico era una verdadera catstrofe para el Sptimo Arte. "Argumentos que se limitan a mostrar honestamente la realidad de la vida estn siendo barridos de las pantallas", sealaron con amargura, "mientras la escoria es bendecida a cambio de que el final tenga una moraleja y el llamado sex-appeal sufra una hipcrita reprimenda". (Se referan, claro, al chaquetero de Cecil B. De Mille.) La preocupacin de Hays por la mente del nio, esa "pizarra en blanco", se traduca en que el contenido de lo visible en pantalla se adaptara al nivel de una criatura de diez aos. Un annimo descontento de Hollywood confeccion un chistoso foto-montaje en que se mostraba a Hays retozando como un beb feliz con su castillo de arena; circul muchsimo en las fiestas, a las que l no asista. Aunque el comportamiento en pblico se suaviz en cierto modo, los parties en la colonia cinematogrfica continuaban siendo tan alborotadores como siempre. Las suites en los hoteles se haban desechado de mutuo acuerdo, por considerrselos poco adecuados para las fuerzas de altos vuelos. La "Gente Dorada" posea fastuosas villas hispanomoriscas para sus expansiones privadas y se cuidaba bien de correr sus brocadas cortinas y plantar guardas en las puertas de hierro forjado para eludir a los reporteros o a posibles espas de sus Estudios. Tras estas medidas de seguridad, los "dioses" ya podan soltarse el pelo. Rumores de la vida disoluta de Hollywood, a espaldas de Hays, se filtraban en la prensa a travs de doncellas y mayordomos sobornados. El "New York Journal" coment: "Cuando las personas pasan en pocas semanas de la pobreza a la riqueza, su equilibrio mental no siempre est a la altura de las tensiones. De repente se encuentran en posesin de dinero, un juguete al que no estn acostumbradas, y lo gastan de forma extravagante. Puede que se embarquen en fiestas ms o menos salvajes o que recurran a otros medios de relajo y estmulo. La mayora gasta alegremente todo lo que gana... Desde que lleg la Prohibicin, aquellos que no haban podido acaparar bebidas volvieron los ojos hacia otras fuentes de excitacin. Los traficantes de drogas ilegales encontraron en nuestros tiempos en Hollywood un mercado propicio". Aunque el diagnstico del "Journal" fuese correcto en cuanto al trfico de drogas, se equivocaba al asumir que las gentes de cine encontraban dificultades para conseguir alcohol. Cada estrella tena su propio proveedor, y escalar las colinas de Hollywood con contrabando de este tipo resultaba un pinge negocio. La colonia cinematogrfica saci su sed durante la Prohibicin, pero la mayora del alcohol ilcito que se consuma era de una calidad ms que cuestionable. Art Accord, la estrella caballista, lleg al extremo de suicidarse por las porqueras que ingiri, y otra figura del western, Leo Maloney, fue prcticamente asesinado por el mismo agente.
Heronas heroinmanas
Tras el fallecimiento de Wally Reid, los consumidores de Hollywood no rompieron con sus hbitos, pero aprendieron a usar la discrecin. Uno de los traficantes "clave" era un reposado y caballeresco actor a quien el grupo Sennett apodaba "el conde". El haba sido quien se ofreciera a Wally Reid para poner remedio a su resaca durante el rodaje de Forever y, asimismo, haba iniciado en la droga a Mabel Normand, Juanita Hansen, Barbara La Marr y Alma Rubens. "La muchacha demasiado hermosa", Barbara La Marr, era la ms rutilante e incontinente adicta de Hollywood. Revolote picoteando en todas y cada una de las distintas variedades de los narcticos, hasta ingerir la sobredosis final, a los veintisis aos, en 1926. Barbara guardaba la cocana en una cajita dorada situada encima de su piano de cola; su opio, con aromas de Benares, era el de mayor calidad. Barbara, la Bella del Sur, descubierta para la pantalla por Douglas Fairbanks en Los tres mosqueteros, pareca haber adivinado que no permanecera mucho en este mundo. Decidida a sacar a su vida el mayor partido posible, presuma de no malgastar ms de dos horas diarias en dormir: tena "cosas ms importantes que hacer". Sus amantes se contaban por docenas "como si fueran rosas", deca ella, y durante su breve reinado como estrella tuvo seis maridos. Los ttulos de pelculas que sentaban a la "Demasiado Bella" Barbara como anillo al dedo, rezaban cual letana como sigue: Almas en venta, Extraos de la noche, La mariposa blanca. Su ltima personificacin de mujer fatal, la hizo en El corazn de una sirena. El suyo propio dej de latir tras una dosis suicida. El Estudio achac su muerte a una dieta "demasiado rigurosa". Tras Barbara La Marr, la sensible y dramtica Alma Rubens perdi su "afianzada posicin en el escalafn de la fama" al zambullirse en el nocturno universo de los narcticos. La estrella de cabellos color ala de cuervo de La mestiza, El precio que ella pag y Teatro flotante se convirti en una verdadera herona de la herona, dedicando la mayor parte de su energa y fortuna a la obtencin de drogas. La dependencia de Alma no se hizo pblica hasta un extrao incidente acaecido en la tarde del 26 de enero de 1929 en Hollywood Boulevard. Aquel da la vieron correr por la calle perseguida por dos hombres: "Me quieren secuestrar! Me quieren secuestrar!", gritaba, despojndose del sombrero y los guantes en su huida, y tirndolos a la alcantarilla junto con su bolso. Corri hasta una gasolinera para refugiarse entre los surtidores. All fue acorralada por los dos hombres. Alma les agredi con un cuchillo que llevaba escondido entre la ropa, apualando al ms joven en la espalda. El encargado de la estacin se las compuso para arrebatarle el arma, mientras el hombre de ms edad le ataba los brazos tras la espalda. Sollozando, Alma fue conducida hasta una ambulancia aparcada frente a su casa de Wilton Place. Cuando el suceso apareci en la prensa, qued de manifiesto que Alma Rubens haba apualado al conductor de la ambulancia y que el hombre mayor no era otro que su mdico de cabecera, el doctor E.W. Meyer. Alma haba sido presa del pnico al verles llegar a su casa para internarla en un sanatorio privado. Tras unos meses de tratamiento en la clnica Alhambra, fue autorizada a regresar a su hogar, bajo el cuidado de una enfermera. En abril de 1929 amenaz a su guardiana con una navaja, siendo reducida tras un forcejeo. Alma fue trasladada al departamento de psiquiatra del Hospital General de Los ngeles y de all pas al del Estado de California para enfermos mentales, en Patton, para una cura de seis meses. Al abandonarlo, declar: "Me siento de nuevo maravillosamente bien despus de este descanso. Voy a Nueva York y tratar de recomponer mi carrera empezando por el teatro. Ms adelante confo en regresar a Hollywood". Las ilusiones de Alma de preparar su retorno en Broadway no dieron el resultado apetecido y durante su permanencia en Nueva York inici los trmites de divorcio de su tercer marido, el galn Ricardo Cortez. Alma mantuvo su promesa y regres a Hollywood en 1931, pero nada ms llegar sinti deseos de visitar Aguas Calientes al otro lado de la frontera mexicana. Y all se dirigi, conduciendo su coche en compaa de Ruth Palmer, una joven actriz que haba trado consigo desde Nueva York. De vuelta a Hollywood hicieron un alto en el Gran Hotel de San Diego, donde fue arrestada el 6 de enero de 1931, acusada de hallarse en posesin de cuarenta ampollas de morfina. El chivatazo provena de Ruth Palmer, alarmada ante las explosiones de violencia de Alma. La polica encontr las ampollas cosidas en el dobladillo de uno de sus trajes. Cuando llegaron los gendarmes, Alma puso el grito en el cielo: "Me han robado nueve mil dlares en joyas y esto es una emboscada! Vine a California para volver a la pantalla... y ahora tena que sucederme esto!". Tras el proceso, se diagnostic que Alma estaba seriamente enferma y se la autoriz a volver a su hogar, al lado de su madre y bajo permanente vigilancia mdica. Comprendiendo que iba a morir, Alma telefone al "Examiner" de Los ngeles para ofrecer una postrera entrevista: "Me he sentido tan desdichada durante tanto tiempo... Slo me diriga a profesionales buscando aliviar a mis penas. Me decan: 'Toma esto contra el dolor y te sentirs con fuerza para continuar'. Cuando me ofrecan ese terrible veneno, yo ignoraba de que se trataba. Fui de uno a otro. Uno de ellos hasta se ri de m cuando le confes que me acobardaba la droga. Me dijo: 'No tengas miedo, una vez que te hayas recuperado no la volvers a necesitar'. Pero continuaron dndome ms, y ms. Mientras tuve dinero, poda pagarlas y adquirirlas. Tena miedo de contrselo a mi madre, a los amigos. Mi nico deseo era conseguir drogas y consumirlas en secreto. Ojal hubiese podido arrodillarme ante la polica o ante un juez y rogarles que endureciesen las leyes, para que sus propios esbirros renunciasen a los asquerosos dlares que los traficantes les dan como precio de la impunidad." El 22 de enero de 1931 Alma muri a los 33 aos. Otra herona de la herona fue una delicada rubia, Juanita Hansen, "la chica Mack Sennett" por antonomasia arrastrada a las drogas junto con el elenco Keystone. El Conde la haba abordado en la maana tempranera de un lunes cuando ella se hallaba an bajo los efectos de un fin de semana etlico. Us su habitual carta de presentacin: "Encanto, te sientes mal? Yo puedo quitarte la resaquilla". La primera dosis, faltara ms, era gratuita. La cada era de cajn. Bien pronto, Juanita pagaba setenta y cinco pavos por una onza de lo que fuese. Aos ms tarde recordaba en Los ngeles el encuentro con su camello: "Un mercachifle, el mismo tipejo de aquel infausto da, en el mismo lugar, y el que me haba vendido el primer 'ramillete' de herona. A partir de entonces fui una de sus mejores dientas. El era un actor bastante conocido, aunque no una estrella. Tom una dosis all mismo. Los mdicos, el hospital y los peligros a los que me expona me traan sin cuidado. Lo nico que contaba era la herona. Compr un buen repuesto". As pudo el Conde aadir una nueva luminaria al "Callejn de los Sabores". Mientras Barbara La Marr y Alma Rubens haban conseguido de alguna forma evadir la lista negra del Libro de los Malditos, que precedi a la muerte de Wallace Reid, Juanita Hansen no fue tan afortunada. Su nombre fue encontrado en una carta de cierto mdico de Oakland, a quien ella haba dirigido sus splicas en busca de tratamiento. Acto seguido, tras la muerte de Reid, Juanita fue arrestada retenida en prisin durante un perodo de setenta y dos horas, a fin de determinar si era o no adicta. No lo era entonces, pero los titulares en primera plana acabaron con su carrera. Juanita, la intrpida Reina de los Seriales y estrella de La ciudad perdida, emprendi el camino hacia el olvido. Su "retorno" no fue en el lienzo de plata, sino dentro de la muy digna y responsable Fundacin Juanita Hansen, cuya principal labor era azuzar a los mdicos para que declararan la guerra a la adiccin "de la misma forma que la cruzada contra la sfilis".
Lo: Lita
Y llegamos al modelo original, la ms legendaria de las ninfas: Lolita. Quin era Lolita? Haba nacido en Hollywood, de madre mexicana y padre norteamericano con ascendencia irlandesa, el 15 de abril de 1908. Su nombre de pila era Lillita McMurray. Se haba criado en el sector pobre del Sunset, no muy lejos del Estudio de Chaplin, en un cuchitril de alquiler muy bajo. Descarada, aunque no inteligente, con un valo ancho y frente estrecha, no fue ninguna lumbrera en la escuela. Cuando Chaplin puso sus ojos por primera vez en Lolita, ella tena siete abriles. El ao era 1915; el lugar, un conocido saln de t frecuentado por la gente de cine, la posada Kitty's Come-On, donde la seora McMurray (Nana) trabajaba como camarera. La pequea Lolita atrajo la atencin de Charlie (ella saba perfectamente quin era l), all, de pie; mirndole. Lo que Charlie vio fue una pequea, vestida un tanto frvolamente, en posesin de un par de ojos descarados. El, improvisando una pequea y divertida pantomima, le hizo seas para que se acercara, le pregunt su nombre, y pronto ambos se encontraron compartiendo pasteles y t servidos por una vigilante camarera: Nana. No haba transcurrido mucho tiempo, cuando Lolita ya actuaba como extra infantil y apareca como el angelito flirteador en la secuencia "celestial" de El Chico, y ms tarde como la virgen de La clase ociosa. Chaplin la ayud mucho concedindole papelitos sin frase. Con la llegada de los cheques endosados a nombre de su pequea, la seora McMurray pudo renunciar a la tarea de servir mesas, dedicando todo su tiempo a la "educacin" de su hija. Nana, semestre a semestre, slo se preocup de ensear a su retoo una asignatura: cmo casarse con un millonario. Lolita, a los doce, trece, catorce, quince aitos, y Chaplin, el gallo del corral, el halcn de presa, nunca demasiado lejos, observando a distancia cmo floreca el capullo. Y bien, Lolita se haba desarrollado lo suficiente como para convertirse en una primera dama. Chaplin se encontraba en los preparativos de La quimera del oro. No era Lolita ideal para el personaje de la muchacha del saln de baile? As lo crey Chaplin; alborozadamente la seora McMurray coincidi. En marzo de 1924, Lolita firmaba el contrato brincando arriba y abajo y musitando alegremente: "Qu bien! Qu bien!", mientras una complacida Nana la contemplaba. Ella comprenda que su hijita era menor de edad, pero no demasiado para no retozar por ah con quien estaba instruyndola en el arte interpretativo. (Lolita haba sido ya sobradamente aleccionada por Nana sobre el personaje que debera interpretar para Chaplin.) Con tan devota mam a sus espaldas, Lolita, a los diecisis aos, se convirti de la noche a la maana en estrella de los Estudios Charlie Chaplin; su nombre fue colocado en la puerta del camerino que antes perteneciera a Edna Purviance, redecorado ahora al gusto de Nana. Siguiendo una respetada tradicin flmica, su nombre haba sido alterado y, a partir de ahora, Lolita pasaba a ser Lita, y el McMurray se convirti en Grey (Gris era el color y el nombre del gatito de angora que Chaplin haba regalado a su jovencsima estrella-querida, pues en amantes se haban convertido haca escaso tiempo). El gatito acompaaba a Lita al Estudio Chaplin, como lo haca la ambiciosa mam, que jams perda comba. La prensa ensalzaba hasta las nubes la aparicin de la nueva luminaria, por su belleza, talento y "aristocrticas races hispnicas", y, cuando lleg el turno de que La quimera del oro comenzase su singladura ante las cmaras, previamente Chaplin haba rodado ya millares de metros de Lita en la sala de baile. Fue un trabajo muy arduo. Porque, a pesar de la obstinacin de Charlie, ella no slo no se dejaba manejar, sino que adems era muy difcil de fotografiar. Lo que Charlie crea ver en ella, un cierto encanto infantil, pareca evaporarse bajo los cegadores focos, y los trucos del director no servan de nada para devolvrselo. Chaplin comenz a pensar que la aleteante presencia de la madre de la artista, Nana, haca imposible que su capullo floreciera. Entonces, cierto montono da, en el decorado de la atiborrada sala de baile, bajo los reflectores, mientras Lita trataba por ensima vez de sacar adelante su tango, se llev las manos al estmago y solt un grito. De esta forma, los equipos tcnico y artstico de La quimera del oro, incluyendo a su realizador, fueron informados de que se hallaba encinta. En lo que se refiere a la seora McMurray, siempre a prudente distancia, el feliz acontecimiento se haba anticipado. De modo que aquello le dio pie para montar su nmero, invocar a todos los santos espaoles e incluso fingir un desmayo. Las cosas marchaban de acuerdo con su plan: haba llegado el momento de que el to Edwin McMurray (por casualidad abogado de profesin) se entrevistase con Chaplin y le recordara que el sexo prematrimonial con una menor de edad era, segn los estatutos, equivalente a la violacin. El subsiguiente matrimonio forzoso, consumado el 24 de noviembre de 1924, aliment a los titulares bajo la definicin de "escndalo anual de Hollywood". Aqul fue el bautismo de fuego de Chaplin. El trat de evitar el tumulto, pero cincuenta reporteros salieron en estampida tras la pareja cuando atravesaban la frontera de Mxico en pos de una annima y rpida ceremonia. En lugar de ello, se vieron obligados a practicar el juego del escondite en medio de una polvorienta ola de calor y con la amenaza de una fastidiosa horda de periodistas. No haba un solo lugar donde esconderse en la andrajosa ciudad de Empalme (Estado de Sonora) cuando en el recinto del Juez de Paz efectuaron su entrada Charlie Chaplin, de treinta y cinco aos, y su embarazadsima novia de diecisis, con todo el mundo pendiente de ellos. La madre y el to de Lita tambin estaban presentes... para asegurarse de que el novio no pusiera pies en polvorosa. Lo que se dice toda una historia. Los reporteros dieron fe de que, mientras los recin desposados trataban de abrirse paso a travs de la nube de reporteros, Chaplin estaba lvido. Desviando las preguntas impertinentes con su mejor sonrisa, alcanz su limusina e inici la huida dejando a los perros de presa mordiendo el polvo. Mientras el novio y su ninfa atravesaban la frontera, un escritor de la plantilla de Hearst, telefoneaba su exclusiva sobre la cacera de la boda a travs de las llanuras. A su regreso a Los ngeles, se pudo escuchar a Chaplin, que se haba sumado a un grupo de amigos presentes en el tren donde pasaba su luna de miel, hacer este comentario: "Bien, muchachos, esto es mejor que estar en la crcel, pero no durar". Cuando los titulares en primera pgina sobre Charlie y su nia-novia se esparcieron por toda la nacin, Lita Grey, que llevaba alas en su corta intervencin en El Chico y haba rodado miles de metros inservibles a La quimera del oro, era ya tan conocida como cualquier estrella de Hollywood. Pero, a partir de su encinto matrimonio, hubo de "retirarse de la pantalla". El alejamiento iba a brindarles, a Lita y al resto del clan de los McMurray, ciertas compensaciones. Nana trabajaba en la sombra para asegurarse de que la carrera cinematogrfica a la que su pequea haba renunciado fuera reemplazada por algo ms slido. Ella y to Ed calculaban que Chaplin posea bienes por valor de diecisis millones de dlares. A su regreso a la mansin de cuarenta habitaciones en Beverly Hills, los recin casados fueron escoltados hasta el porche por Nana. Y como si encarnara una pesadilla, la suegra, seora McMurray, invitndose a s misma, se instal cmodamente en la casa... durante dos atormentadores aos (la mam poltica esgrimi como pretexto que Lita era una "criatura" incapaz de lidiar con todas las facetas de un hogar). Los peridicos dieron cuenta del nacimiento de un nio, Charles Spencer Chaplin hijo, el 28 de junio de 1925, siete meses despus del casamiento. Un segundo vstago, Sydney Earle Chaplin, vio la luz por primera vez el 30 de marzo de 1926, justo nueve meses y dos das ms tarde. Para entonces, Chaplin ya no era dueo de su hogar. El clan McMurray, de Beverly Hills, haba tomado posesin de la casa y el denominador comn eran unas enormes y alborotadoras fiestas (con bebidas). En
la noche del 1 de diciembre de 1926, Charlie que regresaba al hogar tras un difcil da de rodaje de El circo, se encontr con que otra carpa, pero de borrachos, se haba adueado de su refugio. Tuvo lugar la inevitable explosin y, tras un intercambio de palabras airadas, Lita empac a sus nenes y se march seguida por el clan McMurray y su escolta de invitados ebrios. Para cuando Lita hizo la peticin de divorcio el 10 de enero de 1927, el diablico plan urdido por la madre y la hija para sacar tajada de Chaplin y de su dinero se haba debilitado y era demasiado tarde. El do dinmico renunci a los derechos sobre su presa por un precio: un milln limpio. Durante los dos aos de matrimonio infernal, la pequea Lolita se haba metarfoseado en una feroz Jantipa, siempre bajo la direccin de Nana. Cada movimiento de Chaplin en la casa, cada salida y entrada que oliese a pecadillo, cada observacin liberal o sugerencia ntima, compartidas con su esposa en el tlamo, eran transmitidas de hija a madre y anotadas por sta en su Gran Libro Mayor. Entonces Nana llevaba la evidencia a to Ed, el abogado de la familia. Cuando Chaplin se evadi, interrumpiendo su trabajo en El circo para refugiarse en el hogar de Nathan Burkan, su asesor en Nueva York, todas sus propiedades fueron embargadas por el equipo legal que encabezaba el to Ed. Chaplin sufri una depresin nerviosa y fue tratado en casa de Burkan por el doctor Gustav Tiek, un eminente especialista en tales desequilibrios. Vuelto a su estado normal, Chaplin crey desfallecer al enterarse de que todo el pas estaba virtualmente inundado de maliciosos artculos inspirados en sus dos aos de matrimonio infernal. Cuarenta y dos pginas impresas en forma de panfletos bajo el ttulo de Las quejas de Lita Grey, fiel transcripcin de las causas por las que Lita solicitaba el divorcio, mantuvieron en vilo a todos los pazguatos del pas y, de paso, se vendieron miles de copias a razn de un cuarto de dlar semanales. Segn las Quejas, desde el primer momento de intimidad, "el Demandado jams haba sostenido relaciones matrimoniales con la Demandante en la forma acostumbrada entre marido y mujer". (Lo cual lleva a preguntarse cmo se las haba arreglado ella para concebir.) Casualmente haba entre los textos un trmino latino, fellatio, que indujo a un buen nmero de jovencitas a indagar en los diccionarios. Al parecer, a la seora de Chaplin no le gustaba perpetrar este acto "anormal, contranatura, perverso, degenerado e indecente" (tal como fue descrito por los abogados de Lita), pese a que Chaplin la animaba con un "reljate querida, todos los casados lo hacen". Durante los trmites del divorcio, los dos nenes fueron zarandeados ante el juez y los fotgrafos en una conmovedora demostracin de amor maternal. Los agravantes en contra de Chaplin enumerados en las Quejas podan resumirse en cinco apartados bsicos: 1. La Demandante haba sido seducida por el Demandado. 2. El Demandado no consinti en casarse con la Demandada hasta ser apremiado y forzado a hacerlo y, siempre, reservndose la opcin de divorciarse. 3. El Demandado haba solicitado de la Demandante que se sometiese a un aborto nada ms confirmarse su condicin de embarazada. 4. Para precipitar el divorcio, el Demandante someti a la Demandada a un calculador plan de cruel e inhumano tratamiento. 5. Las pruebas de estas acusaciones estn suficientemente comprobadas por la inmoralidad de la conversacin cotidiana de Charles Chaplin, as como por sus teoras relativas a las cuestiones ms sagradas, a las que l no conceda el menor respeto. Para ilustrar la acusacin nmero 5, Lita cit numerosas conversaciones en las cuales Chaplin se expresaba frvolamente sobre la institucin matrimonial y la legislatura sobre el sexo en el Estado de California. En sus persistentes esfuerzos por "rebajar y corromper sus impulsos morales, por aniquilar su cdigo de decencia", Chaplin incluso lea a Lita trozos de un libro tan "depravado" como El amante de Lady Chatterley de D. H. Lawrence. Otra tentativa de educar a la esposa, result igualmente denigrante: "Por ejemplo, cuatro meses antes de la separacin entre el Demandado y la Demandante, el Demandado sugiri que una jovencita con una reputacin basada en la prctica de actos de perversin sexual, pasara la noche en el hogar. El Demandado le dijo a la Demandante que entre los tres podran pasar juntos un rato estupendo." Lita dijo que, al rechazar ella tal proposicin, Chaplin, exasperado le haba gritado: "Uno de estos das vas a colmar mi paciencia y soy capaz de matarte!". Por su parte, Chaplin hizo las siguientes declaraciones a la prensa: "Me cas con Lita Grey porque la amaba, y como peor se portaba conmigo, al igual que tantos otros tontos, ms la quera. Me temo que todava la amo. Me aturdi y estuve al borde del suicidio el da en que me dijo que ya no me quera, pero que deberamos casarnos. La madre de Lita sugera constantemente que nos desposramos; yo le contestaba que estaba dispuesto, a condicin de que pudisemos tener hijos, pues me consideraba estril. Era su madre quien, continua y deliberadamente, pona a Lita en mi sendero, alentando nuestras relaciones". La reaccin de la prensa no fue enteramente contraria a Chaplin. H. L. Mencken coment en el "Baltimore Sun": "Los chaqueteros que hace seis semanas se deshacan con Chaplin ahora se disponen a bailar alrededor de la pira mientras l se quema; el artista est aprendiendo algo sobre la psicologa de las masas... De un juicio pblico, que contiene acusaciones de tipo sexual, se ha hecho un Carnaval que alcanza a todos los Estados Unidos de Amrica...". La pandilla de Lita se apercibi de un giro en la tormenta a favor de Chaplin, de modo que decidieron jugar la ltima baza. Amenazaron con desnudar en el Tribunal a "cinco primersimas figuras cinematogrficas" con quienes Charles, durante su matrimonio, haba mantenido relaciones ntimas. Aquello precipit el desenlace. Para evitar que los nombres de esas actrices fueran involucrados en el caso (particularmente el de Marion Davies, que haba ofrecido refugio a Chaplin en su casa de la playa durante numerosas noches, cuando las cosas se ponan feas en el hogar), Chaplin capitul. Se lleg a un acuerdo en dinero contante y sonante, y Lita cambi sus sensacionales "quejas" por una simple acusacin de crueldad mental. El 22 de agosto de 1927, tras una actuacin de veinte minutos en el estrado, Lita era recompensada con seiscientos veintiocho mil dlares, y un vacilante Chaplin regresaba a Hollywood para reanudar su labor en El circo, interrumpida durante un ao a causa del litigio. Estaba nuevamente soltero, pero haba llegado a convertirse en un amargado payaso que confesara a Rollie Totheroh, su operador: "Todo lo que he tenido que pasar me ha envejecido diez aos". Para retomar su personaje, Chaplin se vio obligado a teir de oscuro sus cabellos; como el superviviente del Maelstrom, su encuentro con Lilith-Lita le haba hecho encanecer. Por lo dems, slo fue una consecuencia lgica que Lita se repartiese el botn con la directora del espectculo: Nana.
"Ince, en unin de Nell, su esposa, y sus dos hijos, se hallaba visitando a William Randolph Hearst en el Rancho de ste, das antes de sobrevenirle el ataque. Cuando, sbitamente, la enfermedad se abati sobre el magnate, ste fue trasladado inconsciente a un coche especial, atendido por dos especialistas y tres enfermeras, y conducido con toda celeridad a su hogar. Su esposa, hijos y hermanos Ralph y John se encontraban a su lado al sobrevenir el desenlace." Desgraciadamente para Hearst, existan testigos que haban visto a Ince abordar el yate en San Diego. Y, para colmo de infortunios, Kono, el secretario de Chaplin, se haba dado perfecta cuenta, cuando el productor era desembarcado del Oneida, de que en la cabeza de Ince haba un agujero de bala. Indigestin aguda? Hearst guardaba en el yate un revlver todo incrustado en diamantes, un objeto un tanto chocante teniendo en cuenta que pblicamente se consideraba al millonario como un anti-viviseccionista. Si nos atenemos a John Tebbel, Hearst era un tirador ms que experto: "Le diverta sorprender a los invitados en el Oneida abatiendo de un solo disparo a una inocente gaviota". Hearst era extraordinariamente celoso de las atenciones de otros hombres con Marion; tena sabuesos que ya le haban informado de los devaneos de la Davies con Chaplin durante sus ausencias. De hecho, Chaplin haba sido incluido en la relacin de invitados para que Hearst pudiera comprobar personalmente su comportamiento con Marion. Chaplin tal vez sintiera ciertos escrpulos antes de unirse a la expedicin, pero decidi que lo mejor era representar una buena farsa. Y dej en puerto a su embarazadsima novia, Lita. Se cree que durante la fiesta de cumpleaos, Hearst se percat de que Marion y Chaplin se haban escabullido juntos, descubrindolos in fraganti en la cubierta inferior. En su famoso tartamudeo, Marion dej escapar un proftico grito: "C-c-c-crimen" que arremolin rpidamente a todo el personal, mientras Hearst corra en busca de su revlver. En el maremgnum fue Ince, y no Chaplinquien cay abatido, con un proyectil alojado en el cerebro. El 21 de noviembre se celebr el funeral de Ince en Hollywood, al que asistieron su familia, Marion Davies, Charles Chaplin, Douglas Fairbanks y Harold Lloyd. Hearst, obviamente, no acudi. El cadver fue inmediatamente incinerado. Fue notable que no se hubiese celebrado encuesta oficial alguna sobre la muerte de Tom Ince. Ante la "evidencia" reducida a cenizas, Hearst crea tener en sus manos el control de la fea situacin.
Claro que no contaba con las habladuras de la Meca. A pesar de que todos los pasajeros del Oneida, invitados y tripulacin, hubieran jurado mantener el secreto, persistentes rumores ligaban a Hearst con la muerte de Ince. Un nuevo caso de hombre rico impune tras cometer un asesinato? Finalmente, los rumores precipitaron a Chester Kemply, fiscal del distrito de San Diego, a realizar una investigacin. Por chocante que parezca, entre todos los invitados y la tripulacin a bordo del Oneida, slo fue llamado a declarar el doctor Daniel Carson Goodman, que era un empleado de Hearst. Esta fue su versin: "El sbado 15 de noviembre, sub al Oneida, propiedad de la International Films Corporation, donde iba a celebrarse una fiesta camino de San Diego. El seor Ince deba estar presente, pero no pudo presentarse el sbado alegando que tena trabajo, aunque se reunira con nosotros el domingo por la maana. Cuando subi a bordo, se quejaba de estar fatigado. Durante la jornada Ince discuti los detalles de un acuerdo que acababa de tomar con International Films Corporation para producir pelculas conjuntamente. Ince pareca no encontrarse mal. Cen bien y se retir temprano. A la maana siguiente, l y yo nos levantamos antes que todos los dems invitados para regresar a Los ngeles. Ince afirmaba que durante la noche haba tenido una mala digestin, de la que an se resenta. En el trayecto hasta la estacin volvi a quejarse, pero ahora de que le dola el corazn. Nada ms subir al tren, le dio un ataque en Del Mar. Pens que lo mejor era descender e insist para que se tomara un descanso en un hotel. Telefone a la seora Ince y le dije que su marido no se encontraba bien. Llam a un mdico y permanec a su lado hasta bien entrada la tarde. Entonces, continu viaje a Los ngeles. El seor Ince me cont que ya anteriormente haba padecido ataques similares pero que no haban desembocado en nada serio. No mostraba seales de haber ingerido licores de ningn tipo. Mis conocimientos como mdico me autorizaron a diagnosticar que era un caso de indigestin aguda." El fiscal del distrito de San Diego despach el caso con estas palabras: "Inici esta investigacin atenindome a los muchos rumores que haban llegado a mi despacho en relacin con el deceso. Los he estado sopesando hasta hoy mismo para poder pronunciarme definitivamente. No se realizarn ms indagaciones sobre esas historias de francachelas alcohlicas a bordo. De hacerlas, tendrn que remitirse al condado de Los ngeles, de donde se supone proceda el licor. Gentes interesadas por la sbita muerte de Ince se han dirigido a m pidiendo una investigacin, y slo para satisfacerles me decid a iniciarla. Pero despus de interrogar al mdico y a la enfermera que atendieron en Del Mar al seor Ince, doy por vlido que la causa de su fallecimiento se debi a hechos naturales". Semejante manera de zanjar el asunto no dej nada satisfecho al editorialista del "Long Beach News": "Aun a riesgo de perder su reputacin de profeta, este escritor se atreve a predecir que algn da ser esclarecido un aromtico escndalo ocurrido en la capital del cine. No es la primera vez que las altas esferas flmicas son salpicadas por acontecimientos parecidos. Se habla de muertes violentas o por causas desconocidas que jams fueron probadas. Si existe algn fundamento para achacar la muerte de Thomas Ince a causas no precisamente naturales, debera iniciarse una investigacin, en justicia no slo hacia el pblico, sino a los dems implicados. Debera investigarse, por ejemplo, si haba o no alcohol a bordo del yate de un millonario, fondeado en el muelle de San Diego adonde Ince lleg ya enfermo. Un fiscal de distrito que deja pasar esta cuestin, porque no ve motivos para una encuesta a fondo, es el mejor agente que los bolcheviques podan emplear en este pas". Estaba bien claro que las pesquisas del seor Kemply, fiscal del distrito, iban encaminadas a determinar lo que haba sucedido en el party que precedi a la muerte del realizador. Antes de que ninguno de los concurrentes pudiera ser interrogado, la cosa qued en suspenso. Los mal pensados no dejaron de notar lo significativo de que, por pura coincidencia, Louella O. Parsons, poco despus del incidente, fuese premiada por Hearst con un contrato para toda la vida que ampliaba notablemente su radio de circulacin. Se dijo que ella lo haba visto todo. Louella se sinti obligada de pronto a fabricar una pequea coartada de su puo y letra, jurando que al ocurrir la desgracia ella se encontraba en Nueva York. El nico inconveniente fue que la doble de Marion Davies, Vera Burnett, recordaba claramente haber visto a Louella reunirse en el Estudio con Davies y Chaplin para iniciar juntos la marcha. (Vera senta un lgico apego a su trabajo y decidi por tanto no volver a insistir sobre el particular.) La "diarqua" Hearst-Davies ech tierra al asunto saliendo del escndalo sin mcula, pero como D. W. Griffith recordara aos despus: "Si deseas ver a Hearst volverse blanco como un fantasma, lo nico que tienes que hacer es mentarle el nombre de Ince. Hay ah mucha basura, pero Hearst est demasiado alto para atreverse siquiera a rozarla". En los medios cercanos a Hearst se daba ya por descontando que, si a sus odos llegaba algn rumor que ligara su nombre con el de Ince, era segursimo que el responsable quedara definitivamente excluido de las futuras fiestas en la casa de la playa de Santa Mnica o el castillo de San Simen. Y as, el affaire Ince, an hoy, permanece oculto en el misterio y sujeto a toda clase de especulaciones. Una perversa postdata concerniente a Ince sali a relucir cuando, a raz de su fallecimiento, su viuda puso la casa en venta. Se llamaba Das Dorados y era una enorme mansin situada en Benedict Canyon y diseada por l mismo, un lugar en el que la crema se reuna para disfrutar de alegres fines de semana. Pero los privilegiados desconocan una travesura: debajo de las habitaciones de los huspedes, exista una galera secreta en la que se hallaban, estratgicamente distribuidos, disimulados agujeros a travs de los cuales se contemplaba una magnfica panormica de cada lecho. De esta manera, algunas de las ms celebrrimas parejas de Hollywood haban devuelto, sin saberlo, la generosa hospitalidad de su anfitrin con graciosas demostraciones de sus tcnicas de boudoir. Slo el travieso mirn Tom Ince posea la llave de la escondida senda. Discretamente, Hearst provey a Nell, la viuda de Ince, con un usufructo en vida. La Depresin se lo engull, y Nell acab sus das como conductora de taxis. Y Hearst? Todo el montaje qued reducido a un chiste sardnico. En el ambiente, el Oneida lleg a ser conocido como "el coche fnebre de William Randolph" (William Randolph's Hearse).
Rudy ataca
El siguiente diluvio de rumores que inund a Hollywood posea similar tono mortuorio. El tema era la defuncin del sumo Amante de la pantalla, Rodolfo Valentino, que haba dejado de existir el 23 de agosto de 1926, en el Policlnico de Nueva York, tres minutos despus del medioda. La causa oficial del deceso fue una peritonitis producida tras una operacin de apndice inflamado. Pero lenguas viperinas atribuyeron su muerte a la "venganza por arsnico" de una conocida dama de la alta sociedad neoyorquina a quien Valentino dejara plantada despus de mantener con ella un efmero idilio durante su estancia en la ciudad para promocionar su film El hijo del jeque. Otros chismes apuntaban hacia un marido iracundo que le haba disparado un tiro, o a la sfilis, que le haba atacado finalmente el cerebro. Durante los ltimos aos, el amante ideal de millones de mujeres haba sido blanco de un buen nmero de insultantes ataques por parte de la prensa, basados en sus anuncios recomendando Valvoline, una crema para el cutis, y en comentarios que sembraban dudas acerca de su virilidad. El ataque ms despiadado provena de un escritor del "Chicago Tribune" que haba escogido una aparicin personal de Rudy en esa ciudad para lanzar una descarga. El 18 de julio de 1926, el editorial de "El mayor peridico del mundo" desnudaba a Valentino en trminos nada ambiguos: BORLAS DE POLVOS ROSADOS. "Acaba de inaugurarse un nuevo saln de baile en el distrito Norte, un lugar realmente bello, dirigido de forma irreprochable. Esta agradable primera impresin dura hasta que uno entra en los lavabos para caballeros y se topa en la pared con un dispositivo de tubos de cristal con palancas, adems de una ranura para la insercin de monedas. Los tubos contienen un liquido rosado y debajo puede leerse esta pasmosa frase: 'Introduzca una moneda. Sostenga su polvera personal debajo del tubo. Empuje la palanca'. Una mquina que expulsa polvos en un cuarto de aseo para hombres! Ah, homo americanus! Cmo no se le ocurri a nadie hace aos ahogar silenciosamente a Rudolph Gugliemo, alias Valentino? Acaso esta mquina que vende polvos rosados ha sido retirada de su emplazamiento? Pues no. Se usa. Hemos comprobado cmo dos 'hombres' pertenecientes a una raza que las damas contribuyentes a la 'Voz del Pueblo' no osaran describir metan su moneda, sostenan sus pauelos debajo del aparato, apretaban la palanca y, a continuacin, retiraban el encantador y rosado potingue para frotarlo en sus mejillas frente al espejo. Otro miembro de este departamento, individuo tolerante donde los haya, irrumpi furioso el otro da en nuestra oficina porque haba visto aun 'hombre' en el ascensor alisndose los cabellos con pomada. Pero somos testigos de que nuestra historia de los polvos color de rosa excede con mucho a la suya. Si el Macho de las especies permite que ocurran estas cosas es que ha llegado el momento para un matriarcado. Mejor ser estar regidos por mujeres masculinizadas que por hombres afeminados. Hemos llegado a creer que el hombre empez a 'desmaculinizarse' el da en que cambi la navaja por la maquinilla de afeitar. Y no vamos a sorprendernos cuando escuchemos que la maquinilla cede ante los depilatorios. Lo que me tiene intrigado es a quin debemos culpar. Es esta degeneracin una reaccin consangunea con el pacifismo, en contra de las realidades y virilidades de la guerra?Estn relacionados de alguna forma el color rosado de los polvos y el de los lavabos? Cmo se pueden conciliar los cosmticos masculinos, pantalones a lo rabe y esclavinas, con un total desprecio por las leyes, estableciendo un paralelismo entre una metrpolis del siglo veinte y otra de hace medio siglo? Es que a las mujeres les puede gustar este tipo de 'hombre' que en un lavabo pblico aplica polvos rosados a su rostro ose arregla el cabello en un ascensor, en medio de todo el mundo? En el fondo de su corazn se consideran estas mujeres parte de la era wilsoniana de 'Yo no cri a mi hijo para soldado'? Qu ha sucedido con la aeja tradicin del hombre de las cavernas? Extrao fenmeno sociolgico ste que va tomando cuerpo no slo aqu, en Norteamrica, sino asimismo en Europa. Puede que Chicago tenga sus borlas de polvos, pero Londres tiene sus bailarines y Pars sus gigols. Abajo el Decatur, arriba Elynor Glyn. Hollywood se constituye en Escuela Nacional de la Masculinidad. Rudy, el bello hijito de un jardinero, es el prototipo del macho norteamericano. Campanas del infierno. Dulzura inefable." A Rudy no le hizo la menor gracia cargar con las culpas a causa de los amaneramientos de un ramillete de mariquitas de Clark Street y, lleno de ira, desafi al verdugo del "Tribune" retndolo a duelo o, si lo prefera, a un combate de boxeo. Este y otros ataques por el estilo tenan su origen en la bien conocida inclinacin de Valentino por la extravagancia sartorial, su famoso brazalete de esclavo sin el cual jams se mostraba pblicamente, sus joyas de oro, su preferencia por los perfumes fuertes, los abrigos ribeteados con chinchilla y su pronunciada coquetera italiana. Ms adelante, su virilidad sera puesta en tela de juicio al saberse que sus mujeres eran ambas lesbianas. Cuando Natacha Rambova, la segunda esposa de Valentino (cuya pulsera de esclava llevaba Rudy), se separ de l en 1926, sali a la luz que el matrimonio jams se haba consumado. Un cargo similar haba formulado en 1922 su primera esposa, Jean Acker, quien le haba acusado de negligencia y rechazo en el aspecto sexual. Rudy haba contrado nupcias con su segunda lesbiana antes de que su decreto de divorcio de la primera se hiciese definitivo. Esta equivocacin dio pie a su arresto por bigamia. Ambas mujeres, Jean Acker y Natacha Rambova, eran "protegidas" de la extica e igualmente lesbiana actriz Alla Nazimova la ms notable importacin femenina de Hollywood en aquella poca-cuyas bohemias asambleas en el Jardn de Al, famosa residencia del Sunset Boulevard, dieron motivo a comentarios de todo tipo. Natacha haba diseado los modelos tipo Beardsley para la personal versin de la Salom interpretada por Alla, para la cual emple exclusivamente a actores homosexuales en homenaje a Oscar Wilde y en la que Alla perdi hasta la camisa. Fue la celestinesca Nazimova quien present a Rudy sus dos mujeres y as se murmuraba en Hollywood escenific ambos matrimonios errticamente a juzgar por los resultados. Puede que Rudy haya sido inducido por Alla a perpetuar sus casamientos, pero de lo que no cabe la menor duda era de que el galn buscaba a mujeres ms fuertes que l; adems le atraan las damas equvocas. Valentino se refera a Natacha como "El jefe" y ella se haca acreedora a ese calificativo, inmiscuyndose de tal forma en la carrera de su esposo en la Paramount que Zukor tuvo que introducir una clusula en el contrato prohibindole la entrada en el plat. Ella se veng obligando a Rudy a abandonar la Paramount. A continuacin escribi un guin original para Valentino, The Hooded Falcon que result "improducible" tras una considerable prdida de tiempo y dinero. S vio la luz, en cambio, una colaboracin entre Natacha y Rudy: un delgado volumen de versos titulado Daydreams cuyas estrofas finales rezaban as: Por desgracia,
a veces, encuentro una exquisita amargura en tu beso. Cualesquiera que hubiesen sido los acuerdos privados entre l y sus varoniles esposas, los pblicos enigmas sobre su virilidad le causaron tanta amargura que, incluso cuando se hallaba expirando, luchando estoicamente en medio de terribles dolores, preguntaba a los mdicos: "Pero de veras tengo pinta de marica?" Cuando se propag la noticia de la muerte de Valentino, dos mujeres intentaron suicidarse frente al Policlnico; en Londres, una chica ingiri veneno asida al autgrafo de Rudy; un ascensorista del Ritz en Pars fue hallado muerto en su cama, cubierto de fotos de Valentino. Mientras el dolo yaca inerte en la funeraria, las calles de Nueva York se convirtieron en el escenario de un macabro carnaval: una muchedumbre de ms de cien mil personas luchaba para poder echar una ltima mirada al "supremo amante". El cadver se hallaba custodiado por una falsa guardia de Camisas Negras fascistas, quienes flanqueaban una corona de flores en cuya banda poda leerse "De Benito" [Mussolini]. Aquello no era sino un truco publicitario imaginado por un experto de Campbell's, la casa funeraria, cuyos maquilladores consiguieron que el cadver se asemejara realmente a una borla de polvos rosadsimos. Entre aquellos que consiguieron abrirse paso hasta el fretro rodeado de cirios, se encontraba su ex-esposa Jean Acker, cuyos alardes de desconsuelo hubiesen sido bastante menos expresivos de haber sabido que, en su testamento, Rudy slo la haba dejado un solitario dlar. Pola Negri consigui robar el show a todos, llegando en volandas, desde Hollywood, disfrazada con sus ms elegantes tocas de viuda. A continuacin, deshacindose en lgrimas, se desmay ante el atad... y los fotgrafos. Entre sollozos, Pola tuvo el suficiente tiempo para declarar que haba concedido su mano a Rudy. Otra reclamacin que tuvo inmediato eco en los peridicos fue la de Marion Kay Brenda, una corista de Ziegfeld, que aseguraba que Valentino se le haba declarado, la noche anterior a sentirse enfermo, en el night club propiedad de Texas Guinan. Cuando el cadver de Rudy fue embarcado rumbo al Oeste para ser depositado en la Corte de los Apstoles del cementerio Memorial Park de Hollywood, pudo escucharse, a travs de todas las emisoras de radio de la nacin, una cancin dedicada a su memoria y entonada por Rudy Vallee: "Desde esta noche luce en el firmamento una nueva estrella: R-u-d-y V-a-l-e-n-t-i-n-o". La prdida de Valentino, a los treinta y un aos de edad, dej un rastro de inconsolables amantes de ambos sexos, a juzgar por los torrentes de lgrimas derramadas. Adems de la famosa "Dama Enlutada" que anualmente le llevaba flores en la fecha de su bito, el recuerdo de Rudy era reverenciado por Ramon Novarro, quien conservaba en una urna de su dormitorio un consolador de grafito, del ms representativo art dec, enaltecido por la firma autgrafa de Valentino. Un regalo de Rudy.
El cochino teutn
Otro perenne manantial de fantsticos rumores, en el transcurso de los aos veinte, giraba en torno a la pregunta, sin respuesta aparente, sobre lo que realmente ocurra durante la filmacin de las notables escenas orgisticas de las pelculas de ese turbador individualista llamado Erich Von Stroheim. Exista un ancho campo para la especulacin en las lujosas escenas de burdel dirigidas por Stroheim para El to vivo, La viuda alegre, La marcha nupcial y la inacabada Reina Kelly, que eran celosamente filmadas en plats a los que ni siquiera los jefes de los Estudios tenan acceso. No es de extraar que estas sesiones bajo los ardientes focos fuesen consideradas no ya dignas de "verlas para creerlas", sino de verdadera Lupercalia. A veces el rodaje se prolongaba durante veinticuatro horas, sin pausa, en los recintos cerrados. Stroheim "trataba" a los participantes a base de canaps y caviar, sirvindoles champagne autntico a pesar de la Prohibicin. Sus extras, elegidos personalmente exticas mujeres y tipos aristocrticos, muchos de los cuales eran genuinos emigrados, emergan vacilantes, con los ojos turbios y el aspecto de haber pasado un fin de semana en Sodoma. Algunas de las chicas, al borde del histerismo, mostraban evidencias de mordiscos o marcas de ltigo. Stroheim se cuidaba bien de que estos figurantes fueran generosamente compensados por las horas extras; ellos, en cuanto salan del cerrado plat, respetaban la ley del silencio hacia su director. A menudo Stroheim empleaba semanas de trabajo, considerables sumas del capital de la Universal, la Paramount y la Metro Goldwyn Mayer, y hasta parte de la fortuna personal de Gloria Swanson y Joseph Kennedy, filmando atrevidas secuencias de la Viena decadente que ningn censor de entonces se hubiese atrevido a dejar pasar y muchsimo menos Will Hays, con su rgido "Cdigo de Pureza" hecho de sanciones y admoniciones. Dado que el material completo de sus trabajos orgisticos era visionado nicamente por los compinches de Von Stroheim, y que los horrorizados jefes del Estudio cortaban las escenas hasta reducirlas a trizas para acomodarlas a los cnones de Hays (tras lo cual llegaban los censores, que aadan cortes adicionales, de modo que a la postre slo quedaban de las orgas apenas unos flashes destinados a la copia del estreno), la imaginacin acerca de lo que realmente haba en el contenido primitivo se desataba. Era de general creencia que, por ejemplo, el show incluido en La marcha nupcial, que en la pantalla era seguido con avidez a travs de agujeros voyersticos, vala verdaderamente la pena de ser contemplado. Se supo que, slo para una breve escena de ese film, Stroheim haba importado desde Viena a una dama profesional en sadismo y especializada en la aplicacin de la "araa". En el abracadabrante burdel de La marcha nupcial figuraban prostitutas de todas las razas, cada una de ellas con una especialidad ertica; las hadas de blanca peluca y el nveo cuerpo maquillado, presentadas como instrumentos de cuerda, fueron enmascaradas para preservar la identidad de las personas de buen tono presentes. Los cinturones de castidad de las esclavas negras estaban sellados con candados en forma de corazn; una pareja de pintorescos gemelos siameses ponan una nota de refinamiento, debido ms a la imaginacin de Stroheim que a la depravacin austro-hngara. Se sospechaba que Stroheim derrochaba el dinero de la Metro Goldwyn Mayer con intencionada malicia en esas inmostrables secuencias como revancha por la destruccin de los miles de metros del negativo de Avaricia practicada por sus enemigos mortales: Irwing Thalberg, jefe de produccin de la Metro Goldwyn Mayer, y su nuevo Mogul, Louie Mayer. Thalberg se haba granjeado la enemistad de Stroheim en 1923 cuando era ejecutivo en la Universal y le haba arrebatado a Stroheim la direccin de El tiovivo, tras haberse ste permitido una serie de extravagancias tales como ordenar calzoncillos de seda con el distintivo de la Guardia Imperial, destinados a los militares que figuraban en el film. Pese a que su film para la Metro, La viuda alegre, constituy un maysculo triunfo comercial, los escrpulos fanticos de Stroheim no eran los ms adecuados para gentes como Mayer y Thalberg. Ambos se las arreglaron para deshacerse de l, corriendo por toda la ciudad la voz de que Stroheim, adems de anticomercial y manaco sexual, no era de fiar. La leyenda sobre su extravagancia, que se haba iniciado como un truco inventado por la Universal durante la filmacin de Foolish Wives, cuando su nombre era anunciado como "$troheim", se le volva en contra como un boomerang y, ahora, tena dificultades para financiar sus producciones. Los altos ejecutivos fueron de estudio en estudio hacindose eco de que "trabajar con Stroheim es como arrojar dlares dentro de un pozo". La saga de Stroheim en Hollywood batalla de un gigante contra pigmeos-estaba condenada a terminar mal. Las mentes mezquinas de los ejecutivos disecaron lo que de mejor haba dentro de este feroz visionario. A raz de su desencantado retorno a Europa, Erich Von Stroheim declar: "Hollywood me ha asesinado". Y en verdad fue esto lo que Hollywood hizo con el genio desconcertante que se atrevi a desafiar sus dogmas de cartn.
Titulares de Hollywood
Si el poder de la prensa pareca que radicara en el Gran Padre Hearst y su "Mirror" (un peridico de tintes amarillistas cuya fragancia era lo ms parecido a la de las manzanas podridas), su igualmente ftido competidor, Bernard Macfadden, a travs de su calumniador "GraphiC" o algn calenturiento editor de provincias, en general todos los sabihondos chupatintas saban que los TITULARES SOBRE HOLLYWOOD VENDAN EJEMPLARES a condicin de que fuesen picantes, atrevidos o decididamente escandalosos. Por mucho que Hays, desde el fondo de sus calzoncillos Hoosier intentase apelar a la moderacin en los comentarios sobre la colonia flmica, la prensa dedicaba un espacio mucho mayor a los catorce divorcios y tres separaciones cuyos protagonistas eran nombres de campanillas, que a los veintitrs casamientos estelares ocurridos en 1926. Canon Chase, uno de los ms activos entre los mojigatos de profesin de los aos veinte, no caba en s de contento cuando, en 1926, se filtr la noticia de que Will Hays haba aceptado dinero bajo cuerda de Harry Sinclair, siendo miembro del gabinete de Harding. Chase se despach en la prensa contra Hollywood y Hays, proclamando que la Ciudad del Celuloide segua siendo tan indecente como siempre y deslizando, de paso, que, en el departamento de limpieza, l poda hacer un buen trabajo de poda. Hays se mantuvo en un digno silencio ante el ataque frontal de su competidor. Estaba demasiado ocupado procurando que todas las Iglesias de la nacin fuesen debidamente informadas de las sacrosantas intenciones del superpiadoso Rey de Reyes, de Cecil B. de Mille, inminente sermn cinematogrfico, y sobre todo de que H. B. Warner, la "loquita", que haca de Cristo, no fumase, bebiera o soltara palabrotas. Y de que la actriz que interpretaba a la Virgen Mara olvidase de momento sus planes para divorciarse. Pero, a pesar de estas maniobras untuosas, la prensa continu sus cargas contra Hollywood a medida que los aos veinte caminaban hacia su extincin. Los cimientos ya se haban plantado con los escndalos Arbuckle-Taylor-Reid y se vean coronados por los lascivos comentarios emanados de la cacareada separacin de Chaplin y Lita Grey. Si los rotativos necesitaban algo con "gancho" para el suplemento dominical, siempre poda encontrarse alguna exclusiva en un nuevo vicio o amenaza para la doncellez norteamericana surgidos de Hollywood, Ciudad del Pecado. Siempre exista por ah alguna desilusionada "Reina de la Belleza " que no haba conseguido triunfar, deseando contar a quien la escuchase que los listillos de Hollywood haban sido la causa de su "cada" a cambio, naturalmente, de un precio estipulado y de su retrato en primera pgina. Esta imagen fue reforzada por Mae Murray que vendi sus sensacionales Memorias, para ser publicadas en fascculos, al surrealista dominical de Hearst, "The American Weekly". En una de las suculentas entregas titulada El teutn ms cochino de Hollywood contaba con todo detalle sus zipizapes con Stroheim durante la filmacin de La viuda alegre para la Metro Goldwyn Mayer. El norteamericano medio fue sacudido un domingo al saber que "El hombre que Vd. ama hasta el odio" era, en verdad, un monstruo en su vida cotidiana. Tan sdico era que la Princesa Mae (la de los labios en forma de corazn) se vio forzada a gritar en medio de mil extras emperifollados: "No eres ms que un cochino teutn!" abandonando a continuacin con paso seorial el decorado de Chez Maxim. Cuando la periodista-estrella Murray tuvo una charla con el jefe del estudio, Louis Bollocks Mayer, ste se ceb en Stroheim; mientras el Nio Prodigio Irving Thalberg dejaba fuera de combate, en el asalto nmero diez, al desgraciado Stroheim sobre la alfombra de Louie en Culver City, los lectores dedujeron que todo aquello tendra algo que ver con la proverbial "galantera" de L. B. M. La verdad era que Stroheim haba dejado caer en los odos del maternalista Mayer su opinin de que "Todas las mujeres son unas putas!". (Cara de Acelga Louie descarg su guadaa de segador sobre Cabeza de Bala, al tiempo que vociferaba a su falange de secretarias: "Nadie en mi presencia se atrevi jams a hablar as de las mujeres y salirse con la suya!".) A todo lo largo de los agitados aos veinte, las publicaciones marcharon acompasadamente al paso que marcaba el Desfile de Inmundicias del viejo y en el fondo buen Hollywood, vertiendo ocanos de tinta en torno a cosas como: LOCOS PARTIES EN EL PAS DEL CINE, ORGISTICOS FINES DE SEMANA DE LAS ESTRELLAS DEL LIENZO DE PLATA, UNA STARLET DA EL AVISO DE QUE LOS TORTUOSOS CAMINOS DEL CELULOIDE SOLO CONDUCEN A LA RUINA, LOS CAZADORES DEL PAS DEL CINE TIENDEN SU CEPOS. Los hambrientos de sensaciones y reprimidos sexuales devoraban lo que se les pusiera por delante y se apresuraban a soltar la pasta pidiendo ms y ms. Esa demanda incesante era satisfecha, da a da, a golpes de pecho, por la mutante y tecleante Enviada Especial desde Hollywood. La enana antecesora de todas las Ronas [El autor se refiere a Rona Barrett, una columnista bastante popular en la actualidad, con numerosas publicaciones que llevan su nombre y apariciones bastante frecuentes en programas en directo de la Televisin norteamericana, muy especialmente en el espacio matinal "Good Morning America". Es un sucedneo bastante aproximado de lo que en su poca representaron Louella O. Parsons y Hedda Hopper. (N del T.)] actuales era, por supuesto, la original y pimpante Paganini de la superficialidad, Louella "Oneida" (He-Visto-Lo-Que-Has-Hecho) Parsons, impuesta por W. R. como Suprema Corresponsal de Hearst en Hollywood. La rechoncha Louella! Su diaria columna matutina de chismes contaba a la nacin, a la hora del desayuno, exclusiva a exclusiva, todo lo que suceda en Hollywood, el Quin-Joda-Con-Quin en la Costa Oeste, donde las fortunas se multiplican. Lolly llamaba a eso "salir con alguien", pero sus seguidores saban muy bien por dnde iban los tiros. La gran masa de pblico poda estarle tambin agradecida por informarle quien en Hollywood estaba considerado como IN y quin como OUT ese temible estado de Ostracismo que ella saba resaltar muy bien con la simple exclusin de una persona de su columna, o bien con una avalancha de comentarios poco piadosos y Lollyparsonescos en caso de que dicha persona, segn su cruel criterio o el deseo de Pap William (Randolph Hearst) fuese condenada a sufrir en carne propia el ltigo vengador. Mientras la inexorable L. O. P. y su legin de imitadores baratos abastecan a toda la nacin de noticias impresas, los restantes representantes de la Prensa echaban ms carne al asador: porque, por ejemplo, para el "GraphiC" y Compaa no exista un lugar ms malvado que Hollywood-Babilonia renacida, con Santa Mnica-Sodoma y Glendale-Gomorra como suburbios. Los charlatanes definan lbricamente a las Estrellas como sirenas desprovistas de alma que deambulaban por lascivas orgas del brazo de caballeros de etiqueta y belleza turbadora, en un mundo perfumado y materialista, flanqueado por los Espectros de la Bebida, la Droga y el Desenfreno, la Locura, el Suicidio y el Crimen. Mientras tanto, se insinuaba que en esos suburbios de Sodoma y Gomorra, en ese Pantano de Espliego, las formas de pecar eran bastante peculiares que la fornicacin o el adulterio. Los consumidores obtenan ms alimento a cambio de sus tres centavos. Era cierto que, desde el momento en que Hollywood se erigi como la Meca de la Cinematografa, sobre ella haba cado toda clase de elementos sospechosos, como una plaga de polillas en busca de luz. Gangsters de poca monta, contrabandistas, apostadores, tramposos, chantajistas, vagabundos, pequeos y grandes extorsionistas, todo tipo de pervertidos sexuales, especuladores, cultistas "tocados", astrlogos del dlar, falsos mediums y evangelizadores, curanderos de pacotilla, echadores de cartas y parsitos psicoanalistas, todos los cuales revoloteaban alrededor del crculo de los elegidos.
Millares de estpidos jvenes embobados con el cine eran atrados a Hollywood por las vanas promesas de falsas escuelas promocionales la Quimera del Oro para los incautos, de la que no se obtena metal alguno, sino amargas impurezas. Multitud de caras bonitas, despojados de Sus sueos y con los bolsillos vacos, se vieron arrastrados a la prostitucin. Estos flamantes reclutas, que hacan la carrera en Hollywood, se hacan llamar "extras cinematogrficas" para eludir las leyes californianas sobre vagos y maleantes. Si eran cazados por la Brigada Antivicio o arrestados en hoteles de poca monta, todos los diarios de la nacin reseaban el incidente: BELLSIMA ESTRELLA DE CINE SORPRENDIDA EN UN LUGAR DE DUDOSA FAMA. Los avispados reporteros describan a continuacin a una morena de buen ver, a una llamativa rubia o a una apabullante pelirroja. Sus nombres eran suprimidos para dejar paso a la imaginacin del lector, quien no poda sustraerse a pensar en una cetrina Dolores del Ro, una oxigenada Alice White o en la ms incandescente pelirroja de Hollywood: Clara Bow.
Saturno en Sunset
La gran ilusin dorada qued hecha trizas el 29 de octubre de 1929. "Variety" lo describi de esta forma: WALL STREET PONE UN HUEVO. Desde una perspectiva de veinte aos, Mae Murray defini as a la Gente Dorada de Hollywood: "ramos como liblulas. Pareca que estbamos suspendidos en el aire sin esfuerzo, pero en realidad nuestras alas se movan muy, muy aprisa... Para muchos de los privilegiados, de por s atemorizados por la llegada del sonoro, aquello pareca el Apocalipsis, el instante fatdico mentado por Soln: "Tenemos que saber cundo llega el fin; a menudo Dios concede al hombre un relmpago de felicidad para sumergirlo a continuacin en la ruina". La cada de John Gilbert fue un caso extremo. Haba sido el astro mejor pagado de 1928, percibiendo de la Metro Goldwyn Mayer diez mil dlares semanales desde que llegara al pinculo con El gran desfile. Cuando su idilio con Garbo se fue a pique, Gilbert, de rebote, contrajo nupcias con Ina Claire, una actriz de Broadway. Se encontraba de regreso de una luna de miel un tanto borrascosa en medio del Atlntico, cuando de pronto estall la bomba. Gilbert desembarc en Nueva York y descubri que se haba arruinado. Como les ocurra a tantos otros hollywoodenses, su agente de bolsa le haba invertido todo el capital en acciones, convirtindolo as en una vctima ms de los avispados sujetos que se dedicaban a las inversiones y de los que Hollywood se hallaba infestado. (Ms le habra valido dormir sobre su dinero como lo hiciera Emil Jannings, quien durante su efmera carrera lleg a guardar doscientos mil dlares en metlico dentro de su almohada.) John Gilbert todava tena con la Metro un contrato "irrompible" para cubrirse las espaldas, pero esto slo fue un momentneo alivio tras la aparicin de su primer film sonoro una fruslera titulada Su noche gloriosa que alguien calific de "abominable". Cuando la pelcula se estren en el Capitol de Nueva York, sus "hinchas" se removieron desconcertados en los asientos: una caricatura de su voz surgi a travs de los altavoces como un hiriente quejido metlico. En realidad la atiplada voz de tenor de John no era tan mala. Prueba de ello la tenemos en una brillante comedia, Downstairs, interpretada y escrita por l en 1932, donde su direccin es perfecta. Pero el dao ya estaba hecho, y los periodistas y las revistas especializadas corrieron la voz de que Gilbert estaba acabado. Su estupenda actuacin en Downstairs induce a dar crdito al rumor de que los ingenieros de sonido de la Metro Goldwyn Mayer, bajo las rdenes de L. B. Mayer (quien deseaba machacar la carrera de Gilbert y deshacerse de l), contribuyeron a su ruina, multiplicando por tres el volumen del sonido y castrando deliberadamente la voz de Gilbert. John era un muchacho sencillo que haba crecido acostumbrado al agasajo de sus admiradores. El sbito corte en esta relacin fue muy duro para l. Su mujer le dio la puntilla. A medida que su incipiente estrellato se agrandaba en el Firmamento Sonoro gracias a una impecable direccin de Beacon Hill, el de Gilbert se derrumbaba. Ina no dud en aplicar sal a sus heridas recordndole constantemente su situacin. Y John se tom entre pecho y espalda el vengarse de la Prohibicin, como hiciera otra estrella del mudo que tambin tuvo problemas con su voz, Marie Prevost. Su romntica apariencia no casaba bien con su dialecto de Brooklyn, y la rubia Marie trat de ahogar en bourbon su desdicha. John y Marie protagonizaron una carrera etlica hacia la muerte que John gan en 1936. Marie aguant hasta 1937, cuando lo que quedaba de su cuerpo fue hallado en su andrajoso apartamento de Cahuenga Boulevard. Su perro salchicha logr sobrevivir comindose a su ama a trocitos. A Hollywood siempre le haba gustado canibalizarse a s mismo. La historia de la cada de Gilbert qued plasmada en la pantalla en 1937 con Ha nacido una estrella pese a que el suicidio en ese film estaba inspirado en otro de caractersticas similares, el del desdichado John Bowers. Paralelamente se producan ajustes de cuentas entre algunos ejecutivos; Wall Street no era el nico que se propasaba. En 1930, William Fox fue acusado de "malversacin en los libros de cuentas de su propia oficina, de manipulaciones y apropiacin indebida de fondos", siendo finalmente despedido del esplndido estudio que l mismo haba edificado. El retozn Adolph Zukor, que consiguiera extraer de la montaa de la Paramount una pequea fortuna valorada en unos cuarenta millones de dlares, se encontr haciendo frente a la bancarrota. Incluso el mismo Hearst navegaba en un mar de aguas turbias y, en esta ocasin, fue Marion Davies quien le ayud a salir a flote. Como el resto de la nacin, Hollywood tuvo que bailar al son de la misma msica: "el mayor festn de la Historia " haba llegado a su fin. En 1929 la mayora de los cientos de millones de espectadores habituales haban pasado de formar colas ante las taquillas a engrosar las que esperaban el reparto del pan. En 1930, la asistencia a los cines era de un cuarenta por ciento menos. Algunos locales hacan esfuerzos desesperados: dos entradas por el precio de una en programas dobles, y cupones gratis para una permanente "Marcel" para las espectadoras femeninas. Pero en el transcurso del amargo crepsculo de la Depresin, tales trucos resultaban insuficientes para atraer a los aficionados. Eran demasiadas las puertas que se haban cerrado definitivamente. Campaas patrocinadas por el Club Permanente de California del Sur aparecan en todas las publicaciones: "Si desea pasar unas gloriosas vacaciones, California le espera". Si lo que desea usted es encontrar un trabajo, no venga, a menos que quiera llevarse una decepcin; pero si Vd. lo hace en plan turstico; las atracciones no tienen lmite". Pese a haber sido sacudido por el crack y la llegada del Sonoro, Hollywood sac fuerzas de flaqueza y se lanz hacia adelante. En la reconversin, los mitos del Pas del Celuloide se llevaron un buen porrazo. Sobrevivi el star system (la Metro Goldwyn Mayer dispar su slogan: "Ms estrellas que en el cielo") pese a que las luminarias en cuestin no hacan ms que preguntarse por cunto tiempo se mantendran en sus rbitas. Veintinueve flamantes stars sonoras haban irrumpido en 1931; slo tres de ellas pertenecan a la carnada de 1921. No era la carrera de John Gilbert la nica en declive. Compaeros de infortunio eran Conrad Bagel, Charles Farrell, Buddy Rogers y William Haines. El siempre melodramtico Ramn Novarro se larg a "meditar" a un monasterio. El desfile fue igualmente fuerte para las diosas silentes. Billie Dove, Colleen Moore, Corinne Griffith y Norma Talmadge se esfumaron, sencillamente. Algunas, como Talmadge, pretendan ser ya demasiado ricas como para dar importancia a la cosa. Para ciertas bellezas, el eclipse fue brutal. Louise Brooks, una de las visiones ms radiantes que engalanase jams una pantalla, pas vertiginosamente del estrellato a despachar en un mostrador de Macy's. Una maldicin an ms denigrante que la de convertirse en una simple dependienta cay sobre otras. Mae Murray, supermillonaire, fue repudiada por su esposo noble, aunque dudoso, al perder su fortuna. Tras un viacrucis de humillaciones, fue arrestada por vagabundeo cuando la encontraron, Seor!, durmiendo en un banco de Central Park. Grandes figuras de los veinte, como Mae Murray, se hallaban realmente convencidas de que su "estrellato" era un don cado de los cielos. No fue Mae la nica que intent elevarse por encima de los mortales casndose con un noble. Gloria Swanson se convirti en marquesa de la Falaise de Coudray; Pola Negri (nacida Apolonia Chalupec) troc su ttulo de condesa Dombska por el de princesa, casndose con el ltimo Mdivani disponible, el Prncipe Serge. Aos despus tambin ella acabara en la fosa, arrojada por las tres P: Paramount, Prncipe y Popularidad.
Dudas drsticas
William Blake lo dijo bien claro: "Si una estrella dudara, de inmediato dejara de brillar". Con la llegada de la Gran Depresin, esto es lo que ocurri en Hollywood. A paladas. La tensin fue excesivamente fuerte para muchos de los antiguos grandes. En lugar de tratar de sobrevivir entre corrodos oropeles, prefirieron escenificar su Gran Final. Algunos, en dramticos cuadros guiolescos, se suicidaron como dioses autodegollados al pie de sus altares. Fue durante este perodo cuando por primera vez sali a relucir el concepto de has been (Has been (ha sido): Se dice de las grandes estrellas que han cado en el descrdito pero an son reconocidas fcilmente por sus antiguos admiradores. (N. de T.)] Una etiqueta difcil de sacudirse por muy injustamente adjudicada que estuviese. Algunos afortunados se las arreglaron para emerger indemnes del doble holocausto crack/Cine Hablado, montando todo un show al proponerse hacer caso omiso de la amarga realidad. Una de estas afortunadas luminarias fue una hija del jazz con agallas: Joan Crawford. En 1932, en medio de las turbulencias de la Gran Depresin, Crawford se sinti llamada a fortificar la moral de la nacin a travs de un manifiesto pblico en las pginas de "Photoplay", valientemente titulado "Hay que gastar!", toda una declaracin de principios sobre los Derechos de una Estrella. Como respuesta a gruidos no precisamente insensatos, mientras se alegaba que las figuras estaban superpagadas, Joan replic que el deber de una star resida en mantenerse en el estilo de vida que el pblico asociaba con su elevado puesto. Y con frrea determinacin se rode a s misma con lo mximo en lujos, pieles de ltima moda, deslumbrantes joyas y un renovado guardarropa de fabulosos modelos. Sera sta la nica manera, y no otra, de hacer que sus fans se sintieran satisfechos y los dlares continuaran circulando. Heroicamente, Joan exhortaba a sus admiradores a emularla: "Yo, Joan Crawford, creo en el Dlar. Todo lo que gano lo gasto". Para Joan, al menos, era sta la fe religiosa en el estilo Hollywood; mansiones esplndidas, coches, una catarata de lujos y, fuera del mbito de los Estudios, un torbellino de cocktail-parties, romnticos rendez-vous y bien publicitadas salidas nocturnas. Ella supo llevar todo esto al extremo. Como el resto, se haba asomado al precipicio y el Olvido la haba devuelto a su sitio Joan saba muy bien de dnde proceda y no tena la menor intencin de regresar all. El crack haba hecho mella en la seguridad desvergonzada de Hollywood. En el silencio nocturno de sus almas doradas, las estrellas supervivientes Crawford entre ellas saban que algo ajeno se haba infiltrado en su privilegiado entorno: una rata llamada miedo. El escndalo hizo estruendosa entrada en 1930, a raz de la batalla campal protagonizada en los tribunales por Clara Bow y Daisy DeVoe. Pero el show se represent en un local semivaco. Aunque los idilios de Clara fueran desmenuzados en la prensa, la nacin se hallaba demasiado aturdida para tomarlos en cuenta. El caso Bow slo suscit miradas hacia atrs, sobre un festn que a todos les haba producido resaca. En 1931, mientras Clara era vctima de su primera depresin nerviosa, la mayora de sus antiguos admiradores se encontraban buscando trabajo por las calles. Y, mientras ella trataba de recuperarse en un manicomio, una multitud se enfrentaba con una msica bastante ms estridente que la del jazz. Pese a que su regreso al cine sonoro al ao siguiente fue brillante, Salvaje no la libr del desastre. Clara ya era una reliquia del pasado, y el dolor que esto le produjo desemboc en la locura. Una vez ms, pues, el sanatorio, envuelta en sbanas heladas. Muy pronto, y en el mismo hospital, se le unira Buster Keaton, fuera de quicio por los combinados traumas emanados de la llegada del sonido, la prdida del control artstico sobre sus pelculas, los problemas maritales y la bebida.
Cotillas babilnicos
Dejando aparte esos escndalos que eran pasto fresco para la prensa, Hollywood nunca careci de otros muy particulares que, entre plano y plano, contribuan a aliviar el tedio, pero que jams llegaban a ver la luz en las columnas de chismorreo. La inseguridad que trajo consigo la Depresin sac a relucir lo que de peor haba en los Dioses Malvolos: estrellas que se golpeaban unas a otras, realizadores que levantaban calumnias sobre sus compaeros, ejecutivos que despreciaban a todo el que se pusiera a su alcance. El molino de las insidias trabajaba horas extras en sitios nocturnos como Trocadero, Cocoanut Grove, Casanova, Cotton Club, Hawaian Paradise, Club Marti, Bali, Club Esquire, Century Club y Famous Door. Las lenguas de triple filo hacan su agosto en bares tan concurridos como The Beachcomber, Seven Seas, Tropics, Bamboo Room, Swing Club y Cine-bar. La chismorrera homosexual femenina giraba en torno a Mary's, el bar para lesbianas en el Strip, y su polo opuesto en otro, arriba en la montaa, el Caf Gala, lindante con los hogares de Cole Porter y Cecil Beaton. Reputaciones enteras eran deglutidas junto con la cena en Brown Derby, Cock and Bull, Avdeef's, La Golondrina, Vctor Hugo, Dave Chasen's, Cinegrill, Biltmore, Gotham, Musso-Frank's y La Maze, todo Hollywood tena cabida en esos banquetes canbales. Entre bocado y bocado se aireaban alegre y locamente las pblicas imgenes y vidas privadas de gentes como la famosa pareja romntica formada por Charles Farrell y Janet Gaynor, en la cual ella era bastante ms masculina que l. Matrimonios como los de Farrell con Virginia Valli o Gaynor con Adrian, el modisto, eran clasificados como "Tndems crepusculares", bicicletas de dos para encubrir la homosexualidad. Las uas y lenguas se afilaban para encarnizarse en toda faceta ntima que se saliera de lo corriente, como la vena sdica en Stroheim, Selznick, Victor McLaglen o Wallace Beery, o las necesidades masoquistas de Jannings, Laughton y la desquiciada y esplendorosa Mary Nolan, ms conocida como "la bella masoquista". (Mary era la notable ex-Imogene Wilson, una chica de Ziegfeld, cuyos psicodramas sadomasoquistas con el cmico Frank Tinney haban conseguido escandalizar a Nueva York. Ah, como en Hollywood, Mary se las compona para poner de relieve lo que cada hombre lleva de sdico en s, con frecuencia hasta poder alcanzar la Venganza de la Masoquista, como cuando demand a un productor en quinientos mil dlares por tratarla a lo bestia con exagerada crudeza.) Los chismes sobre genitales se cotizaban muy bien; Chaplin y Bogart figuraban en cabeza de los bien dotados. Un tiempo similar se dedicaba a aquellos cuyas medidas no correspondan a lo normal. Al aire salan a relucir los nombres de todas aquellas "Diosas del Amor" cuya devocin a Prapo exiga que sus vaginas fuesen restauradas quirrgicamente de vez en cuando. El malicioso sarcasmo de una Carole Lombard o una Tallulah Bankhead transformaba esos comentarios en deliciosos chascarrillos. La homosexualidad supuesta o real era un tpico favorito. Muy pocos en el entorno de la Fox desconocan que, a la hora de preparar un reparto, F. W. Murnau favoreca a los gays. Su muerte en 1931 inspir una marea de especulaciones. Murnau haba contratado como criado a un bello muchacho filipino de catorce aos llamado Garca Stevenson. Cuando ocurri el fatal accidente, el chico se hallaba al volante del Packard de su amo. Las viperinas lenguas de Hollywood no tardaron en afirmar que, cuando el vehculo se sali de la carretera, Murnau estaba practicando una delicada fellatio sobre Garca. Slo once almas caritativas asistieron al funeral (Garbo entre ellas). Farrell y Gaynor, a quienes Murnau haba dirigido en tres ocasiones, no se dignaron presentarse para rendirle tributo. Garbo encarg una mscara de escayola del rostro del muerto y conserv ese memento del genio germano durante todos sus aos de permanencia en Hollywood. La genuina reserva de Greta Garbo, mantuvo a los chismosos a distancia durante mucho tiempo. Se hacan, no obstante, ocasionales especulaciones sobre el grado ntimo de su amistad con la escritora Salka Viertel. Ms adelante, la llegada de Marlene Dietrich proporcion abundante pasto. Alegre bisexual sin el menor gnero de dudas, con apetito suficiente como para muchos y variados amores, Marlene sirvi para alimentar durante los aos treinta los alegres gorgojeos de las comunidad "diferente". Su enjambre de amiguitas se granje el sambenito de "las costureras de Marlene". No eran lesbianas propiamente dichas, como las de la "banda de Nazimova", aunque s alegres vividoras que como Marlene, se divertan en jugar a dos bandas. A Dietrich se le atribuy un apasionado affair con su compaera de la Paramount, Claudette Colbert, y otro con Lili Da mita, esposa de Errol Flynn en la vida real. La visin de una Marlene en traje de etiqueta masculino resultaba irresistible para cierto miembros del jet-set internacional; pronto, la autora Mercedes D'Acosta y la archimillonaria Jo Carstairs se encontraron dentro de atavos masculinos como peces en el agua. Las dos efectuaban peridicas peregrinaciones a Hollywood para rendir pleitesa al "ngel azul". Fue en el transcurso de 1932 cuando Marlene Dietrich decidi emplear su uniforme, reservado hasta entonces a la pantalla, fuera de ella: as fue implantada una moda que se extendi por todo el pas: la de la mujer que llevaba pantalones. El atractivo bisexual de Marlene vestida de hombre fue magnificado por su particular Svengali, Josef Von Sternberg, quien se las arreglaba para incluir en cada una de las pelculas que realizaron juntos una escena, por lo menos, en la que la actriz apareca disfrazada de varn. Que el suyo era un romance mental, artificio y arte, era algo sobre lo que no caba la menor duda. El "fetiche" Marlene de Von Sternberg no obtuvo la esperada aprobacin universal. "Vanity Fair" coment tras el estreno de Capricho imperial: "Sternberg ha traicionado su estilo simplista en pro de una fantasa desbordante y centrada primordialmente en las piernas enfundadas en medias de seda y el trasero con encajes de Dietrich, de quien ha conseguido hacer una monumental zorra. Por voluntad propia, Sternberg es un hombre que combina el pensamiento con la accin: pero, en lugar de abstraerse contemplando el ombligo de Buda, su perseverancia umbilical le ha llevado a fascinarse exclusivamente con el de Venus". La seora de Von Sternberg, Risa Royce, no debi de sentirse tampoco muy satisfecha cuando present una demanda de divorcio, nombrando a Marlene como la responsable de "desviar el cario de mi esposo". Marlene continu su camino hasta convertirse en una leyenda viviente rodeada de amantes femeninos o masculinos y de otros directores y operadores. Aos ms tarde, cuando alguno de stos se mostraba incapaz de iluminarla apropiadamente, poda escucharse a la eterna glamour girl susurrar por lo bajo y entre dientes: "Ay Joe, dnde ests, ahora?".
La monstruosa Mae
Mae West irrumpi en Hollywood con una reputacin de "perversa chica de Broadway". Obras como Sex la haban precipitado en aguas turbulentas y le haban costado ocho das en la crcel. A su llegada se descolg con esta frase: "No soy ninguna tonta de pueblo que busca prosperar en la gran ciudad. Soy una mujer de una gran ciudad que va a descollar en un pueblecito". La apuesta de la Paramount por Mae result ganadora. En Noche tras noche, la actriz se rob limpiamente la pelcula con un papel secundario; a partir de ah trat de imponerse a los jefazos del estudio para que la dejasen libre de movimientos. Su primer vehculo estelar, Nacida para pecar, que adapt personalmente de su propia obra Diamond Lil, bati records de taquilla en 1933. Recaud dos hermosos millones de dlares en slo tres meses y salv al estudio de la bancarrota. "Variety" resumi as el film: "La seorita West, con sombreros gigantescos, embutida en modelos tipo camisa de fuerza y con tantas joyas encima que parece una planta Knickerbocker, canta "Easy Rider", "A guy who takes his time" y "Frankie and Johnny" todas con las letras claramente pasteurizadas. Pero da igual: Mae no podra cantar una nana sin convertirla en sexo puro. Repleta de risas, como un espa de coartadas, la personalidad de esta luminaria se impone por encima de cualquier vulgaridad. West acenta sus dilogos de una forma tan especial que no tardar mucho en ser imitada... Su dominio sobre amantes, pasados, presentes y futuros, resume todo el contenido de su film". Mae no cay bien al "todo" Hollywood. Una notable resistente fue Mary Pickford, quien, desde su retiro en Pickfair, coment: "Pas por delante de la puerta de mi encantadora sobrinita, educada con esmero, y Dios mo!, estaba cantando estrofas de esa cancin de Diamond Lil y digo esa cancin, porque me sonrojara el mencionar su ttulo incluso aqu". Los frvolos puntos de vista de Mae con respecto al sexo fueron objeto de una fortsima diatriba del cardenal Mundelein de Chicago, quien orden a uno de sus pedantes feligreses, el reverendo Daniel A. Lord, redactar un panfleto titulado "Las pelculas traicionan a Norteamrica"; en l, las juventudes catlicas eran conminadas a boicotear las "ofensivas cintas" de Mae West. En adelante esos films integraran la lista negra de la revista del Padre Lord, "The Queen's Work". La Hermandad catlica se sinti tan satisfecha ante la acogida que decidi extender su boicot anti-sexo a nivel nacional. Bernard J. Sheil, obispo auxiliar de Chicago, se dio buena maa para organizar un grupo; surgi as la Liga de la Decencia, constituida en octubre de 1933, seis meses despus de la presentacin de Nacida para pecar. Los inspiradores de la Liga adujeron la amenaza que Mae West representaba como una razn de peso para la "necesidad" de su Organizacin. A continuacin de Nacida para pecar, Mae interpret su pelcula ms popular, No soy ningn ngel. Su desintegracin se inici con su tercera pelcula, No es pecado. Cuando en Brodway se erigieron enormes vallas anunciando No es pecado, un pelotn se form para pasear arriba y abajo de las vallas con pancartas que llevaban este escueto mensaje: "S que lo es". Los pdicos Legionarios obtuvieron una victoria menor; el ttulo de No es pecado tuvo que cambiarse por el de La bella del Novecientos. El jefe de publicidad de la Paramount, a quien se le haba ocurrido una divertida campaa de promocin, se encontr de repente en posesin de cincuenta papagayos sin trabajo a los que haba contratado para que repitiesen una y otra vez "No es pecado", "No es pecado". Por esas fechas el Padre Lord haba desplazado su inquieto cuerpo a Hollywood, dispuesto a adoctrinar a Hays acerca de un par de cosas relacionadas con la Censura. Lord desempolv la vieja lista de los "Noes..." y, con la ayuda de un catlico seglar, Martin Quigley, redact una nueva ristra de absurdas restricciones bajo el ttulo de "Cdigo regulatorio para la creacin de pelculas". Esta monstruosidad que inclua cien maneras diferentes de asexuar le fue entregada a Hays por Lord y Quigley; Joseph L. Breen hizo su aparicin para reforzar la Liga con una nueva arma: el Sello de la Pureza. Ninguna produccin poda ser exhibida sin pasar antes por l. La guerra de Mae contra los super-censores comenz en serio en el verano de 1934, cuando los nuevos guardianes de la virtud norteamericana afilaron sus garras ante esta frase pronunciada por la estrella ante un gangster: "Qu te pasa en el bolsillo del pantaln? Llevas una pistola o simplemente te alegras de verme?". Mientras No es pecado anduvo en fase de produccin, la Oficina Hays plant a un guardin en el plat para que le informase sobre los dilogos y los desplazamientos de Mae. A ella, para espantar al entrometido, se le ocurri una pequea travesura. Invent una amenaza de bomba y se rode de una cuadrilla de atlticos guardaespaldas que, entre toma y toma, la escoltaban hasta su lujoso camerino. Mientras el perro guardin husmeaba, Mae colg un cartelito en la puerta que deca: "No molestar excepto en caso de incendio". Pese al constante mojigatero, Mae se las compuso para dotar a sus dilogos de un tratamiento netamente West; por ejemplo: "Un hombre en casa vale por dos en la calle". Hearst hizo su acto de presencia en 1936, cuando Mae se atrevi a hacer un chiste sobre su sacrosanta dama, Marion, provocando su ira. Cindose a Klondike Annie como blanco, la cadena de peridicos de Hearst tach a Mae de "monstruo de lascivia" y "amenaza para la Sagrada Institucin de la Familia Norteamericana ". Y aadan: ", Cundo llegar la hora de que el Congreso se decida a hacer algo con Mae West?" (Una Marion un tanto trompa pudo ser observada divirtindose a lo grande en el transcurso de la premire de Klondike Annie, sin imaginarse siquiera la causa del revuelo que haba conmocionado a sus partidarios.) A Hearst le haba sacado de sus casillas cierto comentario de Mae acerca de las habilidades de Marion como comediante. Dado que el poderoso caballero tena que guardarse muy bien de revelar el porqu de su odio, su hipcrita actitud para limpiar su honor deriv hacia la "concupiscencia" de los dilogos cinematogrficos de Mae, a fin de condenar lo que en la actualidad resultara ingenuamente divertido: "Si tengo que hacerlo, entre dos pecados elijo siempre el que nunca he probado". Tambin se sinti injuriado ante el tratamiento dado por Mae a un himno usado en las Convenciones: "Mejor es dar que recibir". Y orden la inmediata prohibicin de la publicidad de las pelculas de West en su extenso circuito de publicaciones. Ms all de lo que "la monstruosa Mae" sugera desde la pantalla, su vida privada era un dechado de discrecin. Los tipos que le gustaban solan ser, por lo general, boxeadores, culturistas o individuos dotados de especiales formas de masculinidad. Estos sujetos, y no miembros de su propia profesin, eran los admitidos en la intimidad de su antecmara rosada en forma de concha. Las persianas eran corridas y descorridas incesantemente. Mae respetaba la vida privada de los dems y le gustaba que con la suya se hiciera otro tanto. Se mantena alejada del torbellino social de las fiestas de Hollywood y slo era vista en pblico ocasionalmente en los combates de boxeo de algunos de sus favoritos, casi siempre en compaa de su antiguo amigo y representante Jim Timony. A pesar de ello, Hearst y la Liga de la Decencia aguijonearon sin cesar a la oficina Hays para acobardarla durante la filmacin de Every day's a holiday. Estas frases fueron censuradas: "No dejara que me tocase ni con una vara de diez pies" y "Por ese fulano no me quitara ni el velo". Hearst se compinch con Breen para que el "Motion Picture Herald", que editaba Quigley, publicase una relacin de estrellas consideradas como "veneno para las taquillas". Esta falsa lista negra fue diseada para quitarse de encima a intrpretes "desobedientes" o aqullos que, vctimas de la censura o del chismorreo, eran considerados "no gratos". El folio inclua a personalidades "difciles" como Katherine Hepburn y Fred Astaire o "malas mujeres" como Marlene Dietrich y Mae West. La realidad era que las pelculas de Mae an se vendan muy bien, aunque la campaa haba dejado su huella. Cuando en 1938 lleg la renovacin del contrato, con Every day's a holiday a punto de estrenar, la Paramount dej que los puritanos tuvieran la ltima palabra. Con su materia prima "pasteurizada", la calidad de los ltimos films de Mae West en otros Estudios declin sin remedio.
Diario azul
Los aos treinta se vieron agraciados por otra luminaria femenina con una pronunciada inclinacin por los hombres, una belleza de cabellos castao rojizos, sofisticada y apacible, con una voz gutural y sensual: Mary Astor, una de las grandes actrices de carcter de la pantalla. Desde muy jovencita, el mejor amigo y confidente de Mary haba sido su diario. En l lo contaba todo, complacindose en resear cualquier experiencia sublime mientras su recuerdo an persistiera. As poda revivir el momento y sealar los puntos cruciales en su paso por la vida. Su diario hollywoodense estaba encuadernado en azul, con las pginas repletas de magnficos y ultrafemeninos pasajes que los graflogos calificaban como admirables y desinhibidos. Su contenido era tan libre como su propietaria. El volumen que abarcaba el ao 1935 cubra sus citas extramaritales con el agudo comedigrafo George S. Kaufman, en quien ella haba encontrado un exquisito poder de comunicacin. El librito azul estaba guardado en un rincn de la cmoda del dormitorio, al lado de las braguitas de Mary. Cierto da, su esposo, mdico, se hallaba a la caza y captura de unos gemelos extraviados. Cuando el doctor Franklyn Thorpe abri distradamente el volumen encuadernado en piel, su mirada se pos en determinado comentario en el que se describa con sorprendida admiracin: "Es increble su potencia, su capacidad para permanecer en situacin durante tanto tiempo. No comprendo cmo puede hacerlo!". La admiracin no la provocaba el doctor Thorpe. A medida que ste repasaba las pginas pudo saber que el hombre con ese fantstico poder de resistencia sexual no era otro que el urbano y neoyorquino Kaufman. Mary lo haba conocido en el hotel Algonquin durante unas vacaciones que la actriz se regalara en 1933 con el pretexto de ir de compras. Lo cual demostraba que el buenazo del doctor haba sido un soberano cornudo durante diecisis largos meses. Mary entraba en detalles sobre el primer encuentro con su futuro amante (quien le haba sido presentado por su amiga Miriam Hopkins) en trminos radiantes: "Su primera inicial es la G. George Kaufman, y yo me desplom nada ms verle como una tonelada de ladrillos. Era un viernes... el sbado me recogi en el Ambassador y fuimos a almorzar al Casino. Lo pasamos de locura!" Tras asistir en el teatro Music Box a una de las representaciones del musical de Kaufman Of thee I sing, Mary y George se recorrieron la ciudad de cabo a rabo durante las siguientes noches clubs, fiestas, cenas. A medida que iba leyendo, los desilusionados ojos del mdico apenas podan dar crdito a los records que su esposa haba reseado de su puo y letra en su itinerario sexual: "Lunes: nos escabullimos de un party soporfero. Haca mucho calor, de modo que tomamos un coche y dimos varias vueltas alrededor del parque, y el parque, bueno, era... el parque. Me apret con fuerza las manos y me dijo que le gustara besarme, aunque no lo hizo... En la noche del martes, cenamos en el Veintiuno y, mientras llegbamos al teatro para ver Run Little Chillun, me bes en el trayecto. No creo que ninguno de los dos recuerde ahora de qu trataba la obra. Durante los dos primeros actos, jugbamos con nuestras rodillas, en el tercero mi mano no reposaba precisamente en mi falda... Haca un montn de aos que yo no manoseaba a un hombre en pblico, pero es que no pude contenerme... Despus tomamos unas copas en algn lugar y a continuacin fuimos a un pisito de la calle 73 donde podamos estar a solas y todo fue emocionante y bellsimo. Cuando George se quita y deja a un lado sus gafas, es un hombre completamente distinto. Sus poderes de recuperacin son asombrosos. Hicimos el amor durante toda la noche... Todo funcion a las mil maravillas y comenzaba a amanecer cuando compartamos nuestro orgasmo nmero cuatro... Durante el resto del tiempo apenas si vi a nadie. Asistimos a cada show de la ciudad, nos divertimos mucho juntos y visitamos con frecuencia el apartamento de la calle 73 donde nos daban las claras del da en un coito tras otro... Una madrugada, seran alrededor de las cuatro, tomamos un sandwich en Reuben; ya empezaba a salir el sol, de modo que recorrimos el parque en un coche abierto, los pjaros trinaban, y la maana era fra y hmeda. Fue casi celestial estar acaricindonos y masturbarnos all mismo... al aire libre... Acaso alguna mujer fue ms feliz que yo? Tengo ms que comprobado que George est en estado de ereccin constantemente... Ignoro cmo lo consigue... pero es perfecto." Fue entonces cuando el Doctor Thorpe descubri que el temerario idilio neoyorquino haba continuado ante sus propias narices y en su propia casa. Kaufman y Moss Hart pasaron unos das en Hollywood en febrero de 1934, antes de establecer su cuartel general de escritores durante el invierno en Palm Springs. Una maana Mary le dijo a Thorpe que tena que presentarse en la Warner para unas pruebas de vestuario; en lugar de ello sali disparada hacia el Beverly Wilshire, donde tuvo ocasin de ver por primera vez en varios das a George: "Me recibi en pijama y camos uno en brazos del otro. Se excit en un instante y al momento todo volvi a ser como en los viejos tiempos... Arroj a un lado su pijama y, en cuanto a m, jams en toda mi vida, nadie me haba quitado la ropa tan rpidamente... Luego fuimos a almorzar a Vendme, despus a una papelera y vuelta al hotel. Llova y era hermoso... Fue maravilloso joder durante toda una tarde encantadora... Me march a eso de las seis". Esto ocurrira durante los subsiguientes fines de semana en Palm Springs: "Sentados al sol durante todo el da almuerzo en la piscina con Moss, George y los Rogers cena en el 'Dunes' un brindis a la luz de la luna SIN Moss y Rogers. Ah, las noches en el desierto, desnudos bajo las estrellas y el cuerpo de George fundindose con el mo!" Cuando Thorpe se encar con su mujer para revelarle su descubrimiento, era de suponer que el libro encuadernado en azul se quedara en blanco durante un tiempo prudencial. Pero Mary no pudo resistirse a transcribir la reaccin de su esposo: "Durante varios das estuvo destrozado y al final us su ltimo cartucho: 'Te necesito', me dijo llorando. Para mantener la paz y dar una tregua a todo esta carga emocional, le dije que, de momento, no tomara ninguna decisin. Para ser sincera, el nico motivo de mi respuesta era que deseaba seguir vindome con George durante el resto de su estancia sin que me molestase nadie y hecha unos zorros. Deseaba poder gozarlo al mximo en estos ltimos momentos..." La negativa de Mary a romper el affair motiv el que Thorpe quisiera pagarle con la misma moneda y pronto pudo vrsele en compaa de tal cantidad de starlets que sus extravos se convirtieron en la comidilla de la ciudad. Cuando Thorpe, en abril de 1935, puso pleito de divorcio a Mary solicitando la custodia de su hija Marilyn (a quien ella adoraba) se alzaron centenares de cejas. Mary no se dio por aludida. Thorpe se haba apropiado del locuaz diario, antes de que ella saliera de la mansin de Beverly Hills. Fue una evidencia aplastante. Ella no poda soportar la idea de que la despojaran de Marilyn. Y present a su vez un recurso el 15 de julio para retener la patria potestad sobre la nia. En el primer da del juicio, los abogados de Thorpe revelaron la existencia del diario. El juez "Goody" Knight, ech un vistazo al librito y lo rechaz como prueba. Pero los abogados de Thorpe mostraron a la prensa extractos que dejaban pocas dudas acerca de su contenido; entre ellos estaba lo de "Ah, las noches en el desierto...!" que, ipso facto, pas a ocupar un lugar en el folklore nacional. Los peridicos airearon el diario a los cuatro vientos, seleccionando entre comillas extensas porciones del mismo. Y el respetable se lo pas en grande echndole imaginacin a lo que slo quedaba insinuado. Sus ms constantes admiradores recordaron otro de los apasionados affaires de coeur de Mary Astor, haca ya una dcada y antes de su matrimonio, cuando,
durante el rodaje de Don Juan, de aspirante a estrellita pasara a convertirse en la jovencsima querida de John Barrymore. La Corte fue toda odos cuando la niera de la hija de Mary hizo un recuento de todo lo que haba pasado en casa de Thorpe a raz de la salida de Madame. La nurse describi, por ejemplo, la batalla campal de celos, desarrollada ante los ojos de la nia, a cargo de la starlet Norma Taylor y el doctor, con Norma llevando como nico atuendo sus uas laqueadas al rojo vivo. La niera declar tambin que no slo Norma, sino otras rubias del conjunto de Busby Berkeley "haban dormido en el lecho del doctor" en sucesivas noches. 01 dnde estaba Thorpe? La imperturbable respuesta fue: "Pues all, en su cama, naturalmente". Mary consigui que le devolvieran la casa y su Marilyn a pesar de todas las revelaciones que el diario contena sobre su pasin por Kaufman. Sin embargo, la Corte no le restituy a su "ms querido amigo". El diario se consider "pornogrfico" y fue destinado a la estufa del juzgado. Resulta extrao que estas revelaciones no daaran la carrera de Mary Astor; nada ms lejos de ello. Diez aos antes, un caso similar hubiese significado el fin para cualquier estrella; pero la Depresin era un factor que, aunque doloroso, contribuy a una mayor madurez de los espectadores. Transcurriran slo unos aos hasta que Mary Astor se apuntara uno de sus mayores triunfos artsticos como la malvada seductora en aquel inolvidable El halcn malts. Kaufman, que haba puesto pies en polvorosa durante la realizacin del juicio, se instal con Hart en Nueva York. Haba logrado zafarse de todas las preguntas concernientes al caso, pero, una vez, acosado por los periodistas en la salida de artistas del Music Box, dej caer: "Pueden ustedes confiar en que yo no llevo ningn diario".
El garaje de la muerte
El ao 1935, en que fue incinerado el explosivo diario de Mary Astor, finaliz con un repugnante estampido: uno de los ms desconcertantes asesinatos de Hollywood. Los crmenes resueltos son, por lo general, archivados y olvidados. Los que no dejan tras de s una estela semejante a una enfermedad que se niega a desaparecer. Esto fue lo que ocurri en el caso de la Rubia Merengue. La deliciosa Thelma Todd, haba trabajado con Laurel y Hardy, los Hermanos Marx y su amiga del alma Zasu Pitts, en una serie de alegres farsas para Hal Roach. Sus admiradores no hubieran reconocido a Thelma en su ltimo papel que slo lleg a interpretar tras ardua lucha: el de un cadver desplomado, con la boca, el traje de noche y el abrigo de visn cubiertos de sangre. Su doncella descubri al cadver a las 10,30 del lunes 16 de diciembre en la puerta de entrada del garaje que Thelma comparta con su amante, el realizador Roland West. La cochera estaba situada en Palisades, sobre la autopista del Pacfico, entre Malib y Santa Mnica. La llave de encendido de su Packard estaba en el contacto y el motor en punto muerto, en tanto Thelma yaca de bruces sobre el asiento frontal. En una macabra coincidencia, la actriz haba interpretado no haca mucho una escena con Groucho Marx, en la que ste le adverta: "Ahora, s una buena chica o, de lo contrario, tendr que encerrarte en el garaje". El Gran Jurado, tras muchas semanas de debate sobre evidencias contradictorias, pronunci un extrao veredicto: "Muerte causada por envenenamiento con monxido de carbono". Esta conclusin un tanto negligente dejaba muchos cabos sueltos. Si efectivamente Thelma haba muerto asfixiada a su regreso del Trocadero, cmo era que sus ropas se hallaban en ese estado de desorden? Quin o qu haba causado las salpicaduras de sangre en su rostro? Si, como la polica aseguraba, la muerte se haba producido en la maana del domingo, por qu los testigos (uno de los cuales era Jewell Carmen, la esposa de West) aseguraban haber visto a Thelma ese mismo domingo zumbando al volante de su Packard descapotable entre Hollywood y Vine, con un apuesto moreno por acompaante? Thelma haba sido durante algn tiempo la querida de West. Ambos eran socios en el Thelma Todd's Roadside Rest, un popular merendero en la playa situado bajo las Palisades, en la carretera de la Costa, cercano al lugar del crimen. Tras un exhaustivo interrogatorio, West admiti de mala gana haber sostenido con Thelma en la madrugada de aquel domingo una violenta pelea, zanjada al empujarla l hacia afuera. La comunidad de vecinos declar haber escuchado a Thelma proferir obscenidades contra West mientras golpeaba con los nudillos la pesada puerta de la finca. El examen de la entrada principal revel marcas frescas de golpes. En la encuesta sali a relucir que su amiga de confianza y compaera en la pantalla, Zasu Pitts, haba prestado a Thelma miles de dlares que haban sido engullidos por las complicadas finanzas del Roadside Rest y jams restituidos a Zasu. Ida Lupino testific que, si bien en la fiesta del Trocadero Thelma pareca tan despreocupada como de costumbre, le confi que estaba ponindole los cuernos a West con un hombre de negocios de San Francisco. El abogado de Thelma solicit una segunda investigacin con el objeto de demostrar su teora: que la dama haba sido muerta por asesinos a sueldo de Lucky Luciano. Por aquel entonces Luciano incursionaba en los establecimientos de juego ilegales de California. Se haba aproximado a Thelma con una oferta para quedarse con la parte superior de su caf e instalar un resguardado casino que, era de suponer, ella se encargara de llenar de clientes reclutados entre sus famosos amigos. El abogado estaba convencido de que, al negarse a aceptar el ofrecimiento de Luciano, Thelma haba firmado su sentencia de muerte. Su productor, Hal Roach, palideci ante la sola mencin del nombre de Luciano. Y aconsej al abogado que abandonase el asunto. Tambin se sospech, aunque no llegara a probarse, que una especie de representacin haba tenido lugar bajo la batuta de West, con la ayuda de una amiguita a la que haba hecho pasar por Thelma. Se deca que era la doble quien haba intervenido en toda la pantomima de los gritos y golpes ante la puerta, mientras West, al otro lado, dejaba a Thelma sin sentido, la depositaba en su coche, abra la espita del gas y cerraba el portn del garaje. De acuerdo con esta teora, West haba querido dar un carpetazo definitivo a la ya deteriorada relacin entre ambos y cometer el crimen perfecto, como en su pelcula Alibi. De todo esto no existieron pruebas reales, pero West, que haba dirigido a Lon Chaney en El monstruo y a Chester Morris en The Bat Whispers, uno de los ms extraordinarios thrillers jams filmados, no volvi a realizar otra pelcula. Contrajo matrimonio con Lola Lane y muri olvidado en el ao 1952. Thelma haba sido popularsima, no slo para sus admiradores, sino entre las gentes de su profesin. Su funeral en Forest Lawn, convoc a una enorme muchedumbre. Descansaba en fretro abierto, cubierto de rosas amarillas y, gracias a los maquilladores de la funeraria, volva a ser la Rubia Merengue con el corazn de oro y siempre con un comentario divertido en los labios. Zasu Pitts, esa amiga generosa, coment: "Pareca que de un momento a otro Thelma iba a sentarse y ponerse a charlar". Sin embargo, Thelma ya no volvera a hablar, ni siquiera dira una frase chistosa para contar quin la haba golpeado hasta la muerte. Su asesinato, como tantos otros, quedar para siempre como uno de los ms turbadores enigmas de Hollywood.
Afortunadamente para Errol, el jurado (Geisler se asegur de que nueve de sus doce miembros fuesen mujeres) no se trag la historia forjada por la polica, y Errol Flynn se encontr libre para continuar deleitando a sus admiradores y disfrutar de veinte aos ms de jarana.
"LO QUE HA OCURRIDO A FRANCES FARMER NO DEBERA PERMITIRSE NUNCA MAS". "Justo cuando la industria cinematogrfica se iba granjeando la admiracin general, Hollywood se resquebraja ante una erupcin de estpidos escandalitos. Y no es precisamente un homenaje el que hay que rendir a la prensa por su inters en divulgar algunos de estos episodios carentes de valor informativo. Ha sido muy poco sagaz por parte de la industria autorizar y permitir que estos affaires sean agigantados. El incidente con Frances Farmer no debera haber sucedido nunca. Esta actriz, excepcionalmente dotada por otra parte, no supona amenaza alguna para la Ley, el Orden o la Seguridad Pblica. Algo que comenz con una simple reprimenda a una infraccin de trfico ha crecido hasta convertirse en un caso de violencia personal, seria acusacin y sentencia carcelaria. Y todo, a causa de que una muchacha testaruda se encontraba al borde del colapso mental. Miss Farmer, que no es precisamente un prodigio de estabilidad emocional o de sapiencia en la conduccin de su carrera, necesitaba a un abogado cierta infausta noche del pasado invierno. Una mano bienhechora pudo haberla rescatado inmediatamente de algo tan simple como una violacin de trfico. Pero la sobrecogedora realidad es que la dejaron sola y, naturalmente, perdi." El artculo de Rosenfield fue la nica nota de piedad. El resto de sus compaeros se limit a seguir a la mentalidad letal de Lolly Parsons quien, despreciativamente, haba escrito: " La Cenicienta de Hollywood ha regresado a sus cenizas por el resbaladizo sendero de la bebida". La creatividad est compuesta a partes iguales de Genio y Locura. De todas las Mara Magdalena de Hollywood que bebieron del pozo de la Demencia Clara Bow, Gail Russell, Gene Tierney desde ya, hay que nombrar como patrona a Santa Frances.
Un suicidio amortajado
El Sndrome de los Suicidios resurgi en los cuarenta con las muertes por barbitricos de Julin Eltinge, en 1941, y del payaso triste Joe Jackson, en 1942. El suicidio por seconal de Lupe Vlez, en 1944, se llev en los titulares la parte del len. Lupe haba comenzado a formar parte del ambiente de Hollywood a finales de los aos veinte, cuando la entonces decidida quinceaera se traslad desde la ciudad de Mxico dispuesta a conquistar un puesto en el cine. Haba sido descubierta por Douglas Fairbanks, quien le ofreci un papel como oponente suya en El gaucho; esto la puso en rbita. Pronto Lupe se gan el carioso apodo de "la explosiva mexicana" a causa de su incontenible alegra y fiero temperamento. Ella no perdi el tiempo en probar al "Macho de Hollywood". Su primer romance lo tuvo con John Gilbert (necesitado entonces de un antdoto fuerte para olvidar el rechazo de Garbo). En 1929, puso sus ojos en su compaero en El canto del lobo, el joven semental Gary Cooper. Fue un idilio tempestuoso, aunque, tras algunos meses de insaciables asaltos por parte de Lupe, el exhausto Coop pidi que le relevaran. Cuando un esplndido ejemplar de masculinidad lleg a Hollywood, todava chorreando agua tras su reciente triunfo en la piscina olmpica de Los ngeles, Lupe qued noqueada y a partir de ese instante Johnny Weissmller, "Tarzn", encontr a su compaera de la vida real en una tormentosa unin que dur hasta su divorcio en 1938. Lupe, con su mentalidad un tanto infantil, no alcanzaba a comprender por qu Johnny se pona como loco cuando ella desplegaba sus encantos en fiestas y saraos hollywoodenses, enroscndose los vestidos por encima de los hombros y casi sin ropa interior, a la que era un tanto alrgica. Las broncas en el hogar llegaron a odos de la siempre vigilante Hedda Hopper, que viva justo en la calle de en frente. La batalla ms sonada tuvo lugar una noche en el Ciro's, cuando un exasperado Johnny verti una mesa atiborrada de comida justo encima de las partes ntimas de Lupe. El torbellino amor-odio de la intensa pasin dejaba frecuentemente marcas de Lupe en el torso de dios griego de Weissmller, seales de color fresa en el poderoso cuello, mordeduras en los perfectos pectorales, elocuentes rasguos en la marfilea espalda. El maquillador de la Metro asignado al equipo de Tarzanes no tena que esforzarse mucho en su trabajo. Aquello era un ejemplo de amour fou entre casados. Tras el inevitable divorcio de Weissmller, los desesperados asaltos de la machoadicta Lupe fueron tan numerosos como breves. De las estrellas, sus miradas pasaron a posarse en una ronda que abarcaba desde cowboys, actores de segunda fila o especialistas, a esa muchedumbre parsita de profesionales tpicos de Hollywood, especializados en complacer a damas un tanto maduras, chulos cuyo apellido comenzaba con la 'g' de gigol. Paralelamente, su carrera descendi de las pelculas A a las B, mediocres films destinados a explotar a la "explosiva mexicana" y farsas al lado de Leon Errol, en las cuales, parodiando su propia y picante personalidad, ella ofreca "guindilla con Lupe". La diminuta Lupe no era una mujer feliz. Disminuida su popularidad, tuvo que comprar sus amores. Y, a pesar de que todava su aspecto continuaba siendo el de una traviesa gamine, era consciente de haber cumplido los treinta y seis. Un buen da dej de tener sus perodos y se dio cuenta, horrorizada, de que Harald Ramond, su ltimo amante, le haba propinado el golpe de gracia. Qu hacer? Llamar al Doctor Killcare (mote con el que era conocido el especialista en abortos de la Ciudad Oropel)? [Doctor Killcare: el autor establece una similitud entre Kill (asesinar) Care (tener o estar al cuidado de alguien) y Kildare, apellido del mdico protagonista de una famosa serie cinematogrfica de la Metro Goldwyn Mayer en los aos cuarenta; ms adelante la serie fue convertida en un programa televisivo de mltiples episodios cuyo protagonista encarn Richard Chamberlain. De contenido moral y argumental muy semejante a los ya posteriores Doctor Cannon y Marcus Welby . (N. de T.)] Olvdalo. Lupe, atraccin mxima y smbolo sexual de todos los festejos, continuaba siendo en lo ms hondo de su ser la inmaculada virgen, blanca como la nieve desde su primera comunin en San Lus de Potos y fiel devota de Nuestra Seora de los Grandes Dolores: "Arrodllate, pecadora!". Igualito que su compadre Ramn Novarro, otro mexicano y ferviente catlico. Ella no poda despachar as como as al feto del gigol que anidaba en sus entraas. Antes, ms vala ser condenada a tormentos eternos quitndose la vida. (Los castigos que la esperaban al fin y al cabo no iban a ser peores que el vaco que en la noche senta al aorar a Johnny, minuto a minuto en su opulenta prisin de North Rodeo Drive.) Sus acreedores surgan de todos los mbitos en estos tiempos tan distintos a los ms refulgentes de su perodo "Zorro". Ahora, Lupe se hallaba endeudada hasta el cuello. (Como Wagner, como Oscar Wilde e Isadora Duncan, ella, narcisista al fin, pensaba: "Ah me las den todas! No soy yo quien debo a mis acreedores, son ellos quienes tendran que estar encantados con ser clientes mos".) Todava en 1944 el nombre de una estrella era un cebo para los nuevos ricos que invadan Beverly Hills para alimentar a sus moradores con tiendas de delicatessen y similares a base de tarjetas de crdito. De modo que hileras de carros avanzaron hacia la finca de Lupe cargados con vinos espumosos y deliciosos plato mexicanos capaces de satisfacer al ms exigente gourmet: todos los ingredientes para una suntuosa fiesta del Da de los Difuntos. Llegaron flores frescas en cantidad suficiente como para adornar el funeral de un gangster: gardenias a granel, manojos de jacintos despidiendo fragancias como para hacer desmayar a toda la marina. Y todo a cuenta ("Firme aqu, por favor, seorita Velez"). Por supuesto que ella no iba a pagar nunca. Qu era aquel pecadillo en el Infierno comparado con la culpa para la que ya se aprestaba? Lupe haba planificado su Ultima Noche en la Tierra tan meticulosamente como un antiguo flashback alegrico en los films de Cecil B. de Mille. (Tres noches antes, mientras beba su dcimo Tequila Sunrise en el Trocadero, haba confiado a sus gorrones acompaantes: "S que no valgo nada, no s cantar bien, ni bailar", hizo una seal al camarero para que trajese otra ronda, "y esto mi corazn lo sabe mejor que nadie; si no, no lo dira". Consumada actriz fuera de la pantalla, daba as pie a que sus amigos imploraran con ojos en blanco y se deshicieran en horrorizadas negativas, las justas, para satisfacer su imperiosa necesidad de halagos: "No, no, querida, no digas esas cosas. Si t eres maravillosa, Lupita, chrie!" La Mexicana Explosiva no haba tenido la suerte de borrar de su mente al sinvergenza, al villano sin corazn, su particular Nicky Arnstein [Nicky Arnstein: impenitente y atractivo jugador casado en la vida real con la estrella de Ziegfeld Fanny Brice, cuyo nombre se vio frecuentemente implicado en los escndalos de su esposo. Interpretado en el cine por Tyrone Power, bajo nombre ficticio, en Es mi hombre, film de Gregory Ratoff en donde la figura de Fanny Brice, tambin encubierta, estaba encomendada a Alice Faye. Y ya, bajo su verdadero nombre, encarnado por Omar Sharif en Funny Girl y su continuacin, Funny Lady con Barbara Streisand en el papel de Miss Brice. (N. de T.)], Harald Ramond, quien al saber la noticia se limit a encogerse de hombros con un despreciativo "Y a m qu?" en los labios. Harald era un moreno muy guapo, alto y bien dotado, pero no era un caballero (y qu es lo que ella poda esperar de una Escuela de Hidalgua forjada en el Cinebar?). Ramond telefone al diminuto Bo Roos, representante de Lupe, dejando bien sentado que no tena inconveniente en prestarse a una falsa ceremonia, a condicin de un documento privado, con firma de Lupe, en el que se especificase que l se casaba slo para dar nombre al hijo que vena en camino. Cuando Roos notific a Lupe las malas nuevas, ella estall y telefone a Lolly Parsons, quien haba sido la primera en dar la noticia de su compromiso con Harald; ahora Lolly poda tener otra exclusiva. Todo haba acabado. Louella recordara: "Lupe me dijo que haban tenido una tremenda pelea y que ella lo haba echado de la casa. Y cuando le pregunt cmo se escriba
correctamente el nombre del tipejo me contest: lo ignoro, jams lo supe. Y adems a quin le importa?". Lupe invit para compartir la Ultima Cena a sus dos mejores amigas, Estelle Taylor (ex mujer de Jack Dempsey) y Benita Oakie (la esposa de Jack). Despus del festn mexicano, entre cigarrillos y brandy, Lupe confes: "Estoy harta de vivir. De luchar por todo. Me siento tan cansada. Desde que era una niita, en Mxico, nadie me ha regalado nada. Ahora se trata de mi beb. No podra cometer un crimen y continuar viviendo en paz conmigo misma. Antes preferira matarme". A las tres de la madrugada, la "Explosiva" se encontr nuevamente a solas en su enorme finca de pacotilla en North Rodeo Drive, y por ltima vez subi por la escalera de hierro, embutida en un traje de lam plateado (impagado, como todo lo dems). Su dormitorio pareca la capilla de Nuestra Seora de Guadalupe en el da de su santo: velas y flores relucientes, por todas partes aguardando a la estrella. Ella redact una nota de despedida, en su bloc situado en la mesita de noche, que deposit junto al telfono laquedado en oro: "Para Harald: Que Dios te perdone, y tambin a m, pero antes que traer a mi hijito al mundo con deshonor, o asesinarlo, prefiero quitarme la vida y la de nuestro beb. Lupe." Al dorso de la hoja aadi una postdata: "Cmo pudiste, Harald, fingir tamao amor por m y nuestro hijito, cuando jams nos quisiste de verdad? No veo otro camino, de modo que adis y buena suerte. Con amor, Lupe". Abri el frasco de seconal que estaba en la mesita de noche, tom el vaso de agua y trag de un golpe los setenta y cinco billetes para el Olvido. Se tendi en la cama de satn, sobre la que penda un gran crucifijo, con las manos cruzadas sobre el pecho en una postrer plegaria; cerr los ojos y trat de imaginar las fotografas que apareceran junto a los titulares: " La Bella Durmiente ", por descontado. Y, dentro, la exclusiva de Louella sobre su ltima gran escena, festoneada de negro como en las esquelas. Naturalmente, en el "Examiner" del da siguiente Lolly O. describi el cuerpo sin vida exhibido en la Casa Felicias de North Rodeo Drive: "Jams Lupe haba lucido tan bella; reposaba como si estuviese dormida... haba una lnguida sonrisa en sus labios, como si albergara secretos sueos... Pareca una nia a quien acaban de regalar su primera espuma de azcar en una fiesta... Pero, escuchad! Han llegado sus perritos! Chops y Chips estn araando la puerta. Y gimen... Quieren que su Lupita los saque de paseo para jugar, como siempre...". La prosa de Parsons no iba acompaada de ninguna fotografa tomada en el lecho mortuorio de Lupe. Lo que haba ocurrido all era bien distinto. Cuando Juanita, la doncella, abri la puerta del dormitorio de Lupe, a las nueve de la maana siguiente al suicidio, no encontr rastro de Lupe. La cama estaba vaca. El aroma de los perfumados cirios y la fragancia de los jacintos no conseguan prevalecer sobre un hedor de cuerpo abandonado por el desodorante y otras estticas costumbres de urbanidad. Juanita sigui una pista, la que llevaba desde el lecho hasta el cuarto de bao empapelado en tilos y orqudeas, un camino salpicado por el vmito iniciado en la cama. All, con la cabeza dentro del retrete, encontr ahogada a su amita. La gran dosis de seconal haba resultado fatal, pero no en la forma acostumbrada. Las pldoras haban "colisionado" con la picante cena mexicana. La reaccin en el intestino, los violentos retortijones, haban reanimado a una mareada Lupe. Violentamente enferma, una ltima convulsin la haba obligado a arrastrarse tambaleando hasta el sancta sanctorum de su salle de bain donde haba resbalado, cayendo de bruces dentro de su excusado (modelo De Luxe, por supuesto, y, al estilo egipcio, en onix color Chartreuse). All haba estado sentada Louella, y no en otro sitio, redactando su macabra exclusiva.
medida del nouveau riche norteamericano emblemtico de "Playboy". El Flamingo se hallaba listo para las Navidades de 1946; haba costado seis millones de dlares. A Siegel le llev tiempo recuperar su inversin, pero se encontraba con nimos de sobra para continuar extendindose. Para los nativos de Nevada estaba bien claro que, no slo intentaba apoderarse de Las Vegas, sino de todo el Estado. Nuevos enemigos, a millares, se sumaron a la ya larga relacin de los que Bugsy poda vanagloriarse poseer. Tras una ria entre amantes en Las Vegas, Virginia hizo su equipaje y dej la ciudad en la primavera de 1947. Regres a California y alquil un castillo de estilo hispano-morisco en Beverly Hills, en el 810 de Linden Drive. Bugsy se fue tras ella y tuvo efecto una semireconciliacin. Ella acababa de aceptar una invitacin para marchar a Europa con un acaudalado amiguito francs al que doblaba en edad. Dej a Siegel las llaves de la casa. En la medianoche del 20 de junio de ese ao, Bugsy estaba cmodamente instalado en el saln de Virginia, leyendo el diario. Una enorme explosin hizo aicos el ventanal que separaba el living del jardn de "Sugar". Bugsy apareci tendido en el sof, con su atractivo rostro velado por un reguero de sangre y tres balazos en su cerebro. Sus letales ojos azules ya no volveran a fascinar a los buscadores de emociones en Hollywood. La investigacin policial no sac nada en claro. Haba docenas de ex-colegas suyos con suficientes motivos para querer sacarse a Bugsy de encima. Aunque se formularon acusaciones de todo tipo, se pudo comprobar que lo haban asesinado por no devolver las grandes sumas de dinero que le haban prestado para la construccin del Flamingo. Aunque en ms de una ocasin Bugsy haba asistido a funerales de estrellas, ni siquiera una de cuarta fila hizo acto de presencia en el suyo. Fue enterrado en el Cementerio de Beth Olam, cercano a los Estudios de la RKO que, como Bugsy Siegel, pronto quedaran fuera de combate.
Marea roja
Hacia 1947, la campaa anticomunista capitaneada por el congresista J. Parnell Thomas, haba tendido sobre Hollywood un manto tan insidioso como la creciente contaminacin de Los ngeles. Con el Comit de Actividades Antiamericanas garantizndoles la temporada de caza, fanticos derechistas de Cinelandia hicieron su aparicin y, envueltos en la bandera, se lanzaron a un ataque en el que cualquier golpe bajo estaba permitido. Lela Rogers, su obediente retoo Ginger, y Howard Hughes figuraban a la cabeza de esta superpatritica actitud. John Wayne, por unanimidad result elegido Presidente de una cuadrilla de linchamiento autodeterminado Alianza Cinematogrfica para la Preservacin de los Ideales Norteamericanos. Charles Coburn era el vicepresidente primero. El segundo, Hedda Hopper. En 1947 Hedda ocup sus vacaciones recorriendo los Estados Unidos en coche para arengar a los clubs femeninos y conminarlos a boicotear aquellas pelculas en las que interviniesen actores "comunistas".) Un realizador, Leo MacCarey, y un actor, Ward Bond, figuraron como privilegiados miembros de la alianza. Y Paul Lukas, Robert Taylor, George Murphy y Adolphe Menjou entre los ms impacientes por denunciar a todos los Rojos que suponan escondidos bajo sus camas en Beverly Hills. Menjou se hallaba convencido de que una invasin comunista en el pas era inminente, y declar que se trasladaba a Texas... "porque los tejanos, no dejarn un solo comunista vivo". Gary Cooper agudo observador poltico, se jact de haber rechazado "un montn de guiones con ideales comunistas". Horrorizados ante estas medidas, celebridades de otra mentalidad fletaron por su cuenta un avin para ir a Washington a protestar por "esta invasin para privar a los ciudadanos de los derechos sobre sus ideales o creencias". Eran: Bogart y Bacall, Gene Kelly, June Havoc, J. Huston y D. Kaye. El cargamento de este avin estelar no compareci ante una audiencia condescendiente o admirada de sus dotes. El grupo de los tiradores al blanco, flechas incluidas, no tard en declarar no gratos a los Diez de Hollywood no Gratos. Estos eran: Herbert Biberman, Albert Maltz, Edward Dmytryck, Adrian Scott, Ring Lardner, Jr., Samuel Ornitz, John Howard Lawson, Lester Cole, Alvah Bessie y Dalton Trumbo. (Irona de ironas: tras su condena, Trumbo se top de bruces con un compaero en desgracia que, curiosamente, no era otro que el congresista J. Parnell Thomas, su antiguo acusador, sentenciado tambin a chirona por "inflar" su sueldo.) Aliados de estos Diez que prefirieron el autoexilio a la ignominia de aguantar en casa la situacin, fueron entre otros los directores Jules Dassin, Joseph Losey y John Berry, quienes prosiguieron sus carreras en Europa. El destino de quienes se quedaron en casa fue mucho ms sombro. La lista negra arruin las vidas y las carreras de talentos magnficos como Anne Revere, Gale Sondergaard, Jean Muir, John Garfield y J. Edward Bromberg. Dashiell Hammett y Lilian Hellman se enfrentaron a sus inquisidores con honor y dignidad; Lionel Stander, el actor con voz de rana, interpret en beneficio del Comit un fantstico nmero y les dijo bien claro adnde tenan que irse. Despus se radic en Italia, donde continu imperturbable su excntrica profesin. Sidney Buchman, guionista de Capra en Caballero sin espada se neg a comparecer. Fue declarado en rebelda y se qued sin empleo en Hollywood. La conciencia sirve a veces para algo. Pero algunas celebridades delataron y continuaron alegremente en sus puestos a lo largo de esta poca negra: Dmytryck, Kazan, Robbins... Larry Parks fue un caso especial: admiti, para salvar la piel, su afiliacin al Partido Comunista. A las masas no les divirti la cosa. Para ellas, Hollywood y la poltica no constituan una buena combinacin.
Pecadillos furtivos
Un 14 de julio, el cinfilo se vio embarcado en el alboroto que acompa al suicidio de Carole Landis, consecuencia de una pasin no correspondida por Rex Harrison. Este encontr el cuerpo de Carole tendido en el suelo del cuarto de bao de su casa en Pacific Palisades, con la cabeza reposando sobre un cofre de alhajas y una mano aprisionando un arrugado envoltorio con una pldora contra el insomnio. En la mesilla de noche haba una nota dirigida a su madre: "Queridsima mam:Siento, siento mucho realmente, tener que hacerte pasar por todo esto. Pero no hay forma de evitarlo. Te quiero, mi amor. Has sido la ms maravillosa de las madres. Y esto se puede aplicar a toda nuestra familia. Los quiero mucho a todos y cada uno de ellos. Todo te pertenece. Mira en mi archivo y all vers un testamento en el que se especifica todo. Adis, ngel mo. Reza por m. Tu nena." Poco tiempo antes, Carole haba confesado a "Photoplay": "Djeme que les diga una cosa: en este mundo cada chica suea con encontrar al hombre ideal, alguien que sea simptico, comprensivo, fuerte y desee ayudarla, alguien a quien poder amar apasionadamente. Las estrellas no constituimos una excepcin; las chicas atractivas tampoco lo son, ciertamente. El glamour y las lentejuelas, la fama y el dinero, poco significan si tu corazn est destrozado". Otro escndalo rode al arresto de Robert Mitchum en la noche del 31 de agosto de 1948 por hallarse en posesin de marihuana, tras un registro practicado en el chalet de Lila Leeds, una rubia estrellita amiga suya. El revuelo fue tan considerable como para cancelar la presencia de Robert prevista al da siguiente en la escalinata del City Hall de Los ngeles, donde lo requeran para inaugurar una asamblea de la Semana Nacional de la Juventud. El lacnico Mitchum cumpli su sentencia de dos meses en la crcel. Cuando sali, su popularidad no se vio afectada en absoluto, y Howard Hughes, de la RKO, compr a David O. Selznick su contrato exclusivo por ms de doscientos mil dlares. En esa misma temporada, Gertrude Michael, que en los aos treinta interpretase a la atractiva Sophie Lang en una serie B sobre una desenvuelta ladrona de joyas (ya en El crimen del vanidades ella se haba robado el show cantando Dulce marihuana), fue detenida en estado de embriaguez una noche en la playa de Venecia. Cuando fue descubierta por la patrulla, sola y agarrada a una botella de scotch, Gertie solloz y musit en voz baja: "Djenme tranquila. No tengo amigos. Estoy sola y todos me han olvidado. Quiero arrojarme al mar". Conducida a la estacin de polica ms prxima, rog a los fotgrafos que aguardaban: "No soy una vctima de los hombres como Carole Landis. Hganme el favor de retocar mis fotografas. No quiero aparecer como Frances Farmer". Este perodo fue asimismo animado por una pelea en pblico, en el transcurso de la cual el productor Walter Wanger dispar en la ingle a Jennings Lang, el amante de su esposa Joan Bennett. El notable productor cumpli condena fuera de la celda, como bibliotecario de la prisin. (Este caso ofrece un paralelismo con otros clebres disparos, cuando en 1938 Moe "The Gimp" Synder, ex esposo de la cantante de blues Ruth Etting, dispar en el umbral de su casa a su pianista y amante Myrl Alderman.) El 2 de febrero de 1950, Ingrid Bergman, todava seora de Lindstrom, present al signor Rosellini un hermoso varn, Robertino. Su espritu de independencia escandaliz al pblico norteamericano; ella prefiri alejarse de la tormenta poniendo rumbo a Europa e instalndose casi definitivamente en el viejo continente.
Confidencialmente...
En 1951, la polica efectu una redada en una casa de placer de superlujo, enclavada en las colinas que dominan Sunset Strip, deteniendo a madame Billy Bennett e interviniendo el Libro de Clientes. Este archivo se hara famoso, pues su contenido era el no va ms en cuanto a celebridades de Hollywood, asiduas todas ellas del establecimiento; muchos haban dejado sus Oscar en el lugar de honor, en seal de gratitud por los servicios prestados. (El chivatazo provena de algunos honrados dueos de restaurantes a lo largo del Strip, que se sintieron amenazados y ofendidos a un tiempo al enterarse de que Billy planeaba entrar en el mundo del espectculo y abrir ella tambin un distinguido restaurante que competira con el suyo). Astros por decenas, y tambin productores y guionistas, se dispersaron sbitamente por los cuatro puntos cardinales, aceptando ofertas para trabajar en Europa, o dispuestos a disfrutar de unas precipitadas y repentinas vacaciones. Los Estudios se dieron buena prisa por echar tierra sobre el asunto, y con xito; a los pocos meses, los "turistas" regresaban a California. En 1952, cuando la capital del cine an no se haba repuesto del caso Billy Bennett, una pequea revista editada en Nueva York apareca en todos los quioscos del pas. Esta nueva intrusin de la prensa amarilla no tard en convertirse en la comidilla de la ciudad; "Confidential" cobr forma de publicacin con un contenido cochambroso pero que muy pocos se resistan a leer. Su lema era: "Contamos los Hechos y Citamos los Nombres". Este tipo de prensa de escndalo no era una novedad. Durante dcadas haban existido triunfadores, chismosos de profesin, entre ellos el corrompido Westbrooke Pegler, el malvolo Walter Winchell, ese sagrado terror consagrado que era Elsa Maxwell y, por descontado, Hedda y Louella, mximas exponentes cinemanacas de insinuantes calumnias. Pero el prfido "Confidential" fue mucho ms all que todos los especialistas juntos; ahondaba en todos y cada uno de los detalles y no dudaba en garantizar que sus artculos eran fiel recuento de los hechos. Robert Harrison, el editor de "Confidential", haba concebido la lnea a seguir de su revista tras contemplar a diario por televisin la investigacin sobre el caso Kefauver. Cuando comprob que esas crnicas sobre el crimen, la prostitucin y el vicio, superaban en audiencia al resto de los programas, dedujo que el pblico se encontraba vido de chismes y que una publicacin que supiese presentar este tipo de material de una forma picante, citando nombres, poda tener un brillante porvenir. Harrison haba dado sus primeros pasos en los aos veinte como recadero en el "Daily GraphiC", un diario sensacionalista, precursor hasta cierto punto de "Confidential". Despus trabaj para Martin Quigley, cuando ste era el beato editor del "Motion Picture Herald". Ya por cuenta propia, se lanz a una serie de publicaciones aptas para fetichistas, ilustradas con mujeres con tacones altos y ltigo en las manos, pero cuya circulacin comenzaba a declinar justo en el momento en que concibi la idea del "Confidential". El primer nmero obtuvo una acogida sensacional; llegaron a venderse doscientos cincuenta mil ejemplares. Ya en la cumbre, "Confidential" venda en los quioscos cuatro millones de ejemplares todo un rcord para el "periodismo" americano. Harrison emprendi la invasin a gran escala de la vida privada de los ciudadanos ms famosos de Norteamrica. Su frmula era sencilla: un nombre bien conocido, una fotografa poco favorecedora y una historia no demasiado extensa que presentaba cualquier episodio un tanto srdido bajo un prisma humorstico. El saba lo que sus clientes deseaban. Y confiaba a sus amigos: "A los norteamericanos les encanta leer esas cosas que no se atreveran a hacer". Con el xito de la revista, sus vctimas se iban incrementando a base de aquellas luminarias de Hollywood cuyas vidas privadas presentaban un mayor inters morboso para el pblico. Harrison estableci en Hollywood una agencia, dirigida por su sobrina Marjorie Mead, bajo el pretencioso nombre de Hollywood Investigation Incorporated. Detectives privados de poca monta, aspirantes a starlets, estrellas en desgracia y periodistas pasados de moda fueron contratados para traer y llevar, chantajear y parlotear. El auge de "Confidential" permita a Harrison pagar hasta mil dlares por cada chisme, asegurndose as una magnfica cuadra de espas. Algunas veces, eminentes personalidades del mundo del espectculo le proporcionaron informacin sobre sus propios colegas. En cierta ocasin, Mike Todd telefone a Harrison desde California para pasarle una sugestiva ancdota concerniente a Harry Cohn, el muy odiado presidente de la Columbia. Muchos de los rastreadores eran chicas de alterne. De hecho, el ncleo de la organizacin estaba constituido por el corrillo de pin-up girls que adornaban los bares de Sunset Strip. En la cama, estas chiquitas, esplndidamente pagadas, eran receptoras de confidencias de astros famosos, mientras que un magnetfono en miniatura dentro de sus bolsos, descuidadamente abiertos sobre la mesilla de noche, se encargaba de grabar durante toda la noche indiscreciones que ms tarde seran devoradas por los vidos lectores. Hollywood Investigation se haca cargo de fotos y pelculas comprometedoras y empleaba los ltimos refinamientos de la tcnica: rayos infrarrojos, pelcula ultra-rpida, teleobjetivos superpotentes. Fue as cmo se captaron las peleas domsticas entre Anita Ekberg y Anthony Steele. Cuando se estaba en posesin de un material particularmente comprometedor, un representante de Hollywood Investigation visitaba a la estrella implicada llevando una copia de la foto en la mano. A la vctima se le sugera que el original poda ser adquirido por la revista. Algunos, muertos de miedo, pagaban; otros se negaban. Artculos que no fueron comprados y agotaron la edicin fueron, por ejemplo: "Lizabeth Scott, entre chicas", "Dan Daily, travest", "Errol Flynn y sus espejos dobles", "El mejor "bombero" [Pumper tambin significa "mamona". (N. del T.] de Hollywood?: M-M-M Marilyn M-M-Monroe!", "Joan Crawford y el apuesto barman". Este reinado de terror dur cuatro aos. Considerables cargamentos de informacin fueron suministrados a Harrison por dos de los ms acreditados chismosos de Nueva York: Walter Winchell y Lee Mortimer. Mortimer, comentarista y crtico del ya desaparecido "Daily Mirror" se citaba con Harrison en una cabina telefnica, le contaba una historia picante y si, por casualidad, coincidan despus en el mismo local nocturno, ambos hacan como que entre ellos exista una abierta enemistad y se negaban el saludo el uno al otro. Harrison sola conceder a Winchell amistosos espaldarazos en la revista, en artculos en los que otra persona pareca haber empuado el hacha (por ejemplo "Winchell llevaba toda la razn en lo de Josephine Baker", etc.). A cambio, Winchell promocionaba el magazine en televisin. A medida que, a cada nmero de "Confidential", se incrementaban las ventas y las obscenidades, ya no haba estrella que se pudiera mantenerse al margen de las "revelaciones". Algunas eran vctimas de toda una ristra de artculos: Marilyn, Orson, Lana, Ava, Frankie y Jayne. A buen recaudo en Nueva York, Harrison se aseguraba de que cada artculo tuviese como base un trozo de pelcula o cinta grabada, "evidencia" que, antes de su publicacin, era considerada por sus abogados fulleros. Pero, con el incremento del xito, y sin que nadie le hiciera frente, se pas de la raya tratando de enriquecer los hechos con detalles pintorescos. Y se convirti en uno de los hombres ms odiados del pas. Durante una excursin cinegtica en Santo Domingo, a alguien se le escap algn que otro disparo en direccin suya; otro da, el padre de Grace Kelly se dej caer por su oficina de Nueva York dispuesto a destrozar el lugar y asestar a Harrison un buen golpe en cuanto apareci una exclusiva sobre la futura princesa de Mnaco. No fue sino hasta finales de 1957 cuando una estrella tuvo el valor de decidir que ya estaba bien. Dorothy Dandridge puso un pleito a la revista, tras un artculo aparecido sobre sus supuestas actividades forestales en una muy "naturalista" compaa. Dandridge reclamaba dos millones de dlares. Con el disparo del primer dardo, estaba declarada la guerra: docenas de estrellas calumniadas recurrieron al juzgado. Cuando sucedi esto, los Grandes de la industria del cine comprendieron que ante ellos se cerna un nuevo peligro las ms importantes personalidades de Hollywood iban a ser interrogadas pblicamente sobre sus vidas privadas. Las Eminencias Grises intentaron una vez ms poner en prctica lo que ya haban realizado satisfactoriamente en anteriores escndalos: silenciarlos. Robert Murphy, un relaciones pblicas de Hollywood, fue designado para trasladarse al Palacio del Congreso y mantener all una charla con el fiscal general.
Lleg tan lejos como para amenazar con la suspensin de la ayuda financiera con que la industria cinematogrfica planeaba asegurar la inminente campaa de los republicanos. Pero el Estado se mantuvo firme en su decisin de pasar a la accin. Muchas de las luminarias encontraron muy recomendable tomarse unas buenas vacaciones. Clark Gable march a Tahit para tomar el sol; otros a Europa o Sudamrica. Finalmente, el juicio tuvo lugar en Los ngeles el 2 de agosto de 1957. En la prensa fue calificado de "El Proceso de las Cien Estrellas". En realidad, salvo una breve aparicin de Dorothy Dandridge, que retir su demanda tras un buen acuerdo financiero al margen del Tribunal, el proceso slo cont con la presencia de otra estrella, la bellsima pelirroja Maureen O'Hara. "Confidential" haba informado a sus lectores de cmo la seorita O'Hara se haba extralimitado en un juego conocido como Chinese Chest, celebrado en las mullidas butacas del Teatro Chino de Hollywood, teniendo como contrincante a un atractivo sudamericano. "Confidential" narraba as los hechos: "El acomodador vio a una pareja que haca desprender de su palco tanto calor como si estuvisemos en julio. Maureen, con la blusa desabrochada y sus cabellos en desorden haba asumido, para contemplar la pelcula, la ms singular postura jams contemplada en toda la Historia del Cine. Estaba tumbada sobre tres asientos, con el afortunado sudamericano en el de en medio, mientras por la pantalla desfilaba una cinta que denunciaba la delincuencia juvenil..." El juez Walker consider que faltaban datos. Se reconstituyeron los hechos. El manager del cine no tuvo inconveniente en interpretar el papel del sudamericano; una joven periodista hizo de doble de la estrella. El manager tom asiento, la doble se tendi encima de las butacas e incluso alz sus piernas al aire. El jurado quera ms informacin. Sus doce miembros (entre ellos seis viudas) se aproximaron a la fila 35, donde, tras una minuciosa investigacin de los tres asientos, llegaron a la conclusin de que no se diferenciaban de los del resto del local. Maureen no hizo acto de presencia hasta el 17 de agosto. Demostr que en la poca de sus supuestos jugueteos en el palco del Grauman, ella se encontraba en Espaa filmando Mlaga. La mejor prueba era su pasaporte. Pidi cinco millones de dlares. Los testigos se mantuvieron en sus trece de que, a pesar de la coartada del pasaporte con la fecha de su ausencia, era ella y no otra la actriz que haban visto en el palco. Su hermana, una monja irlandesa, emergi del convento para declarar en defensa suya. La Corte import un detector de mentiras que NO prob que Maureen dijera la verdad. El desconcertado jurado lleg al fin a una decisin. Las acusaciones por obscenidad fueron descartadas; "Confidential" slo tendra que soplar cinco mil dlares. Hubo sin embargo multitud de "arreglos" millonarios por fuera de la Audiencia. La revista pag a Liberace cuarenta mil dlares y casi otro tanto a una docena de celebridades. El mayor drama del caso lleg con el suicidio de Polly Gould, que perteneca al equipo de la revista. Se mat en la noche del 16 de agosto; iba a testificar al da siguiente. Ms adelante se descubrira que Polly haba estado jugando a dos barajas, vendiendo secretos de la publicacin al fiscal del distrito e informando a la vez a Harrison de las maniobras de la polica. Despus del proceso, Howard Rushmore, redactor jefe de Harrison en "Confidential" (ex-comunista paranoico, Rushmore acababa de iniciar una cruzada contra los rojos), mientras paseaba a caballo con su esposa por la parte alta de Nueva York, sac una pistola y mat a su mujer antes de matarse l. Harrison vendi "Confidential" en 1957. A continuacin lanz una publicacin de pocos vuelos llamada "Inside News". No lleg a alcanzar la fama de su predecesora. Los das de este tipo de prensa estaban contados. La industria norteamericana del cine haba degenerado; en la televisin se le da al pblico ms chismorreo del que es capaz de engullir y su capacidad de asombro es menor. Ya no existen ms estrellas en la Metro Goldwyn Mayer que en el firmamento. Si puede decirse que ese estudio continua en pie, es para referirse a un desrtico planetario. Las escasas celebridades flmicas que continan en la brecha se sienten ms que satisfechas si consiguen atraer la atencin cuando son invitadas a discutir sus propias debilidades en programas televisivos en directo. De hecho, tras el caso "Confidential", estrellas como Errol Flynn, Zsa Zsa Gabor y Diana Barrymore comenzaron a promocionarse con sus propias y verboreicas autobiografas. Por qu dejar que otros se forraran a costa de sus vidas privadas cuando ellos podan llevarse buena tajada? Ninguna revista poda competir con tamaa sinceridad.
Sangre y jabn
El telfono de Jerry Geisler son el 4 de abril de 1958, Viernes Santo. El abogado ms famoso de Hollywood escuch una voz familiar: "Soy Lana Turner. Ha ocurrido algo terrible. Puedes venir inmediatamente a mi casa, por favor?". Cuando Geisler lleg a la mansin estilo colonial que en Beverly Hills posea la clebre chica del jersey ajustado. Lana se hallaba desconsolada llorando y su jovencsima hija Cheryl al borde del histerismo. Enseguida Geisler conoci el motivo algo que contrastaba desagradablemente con los tonos rosados del coqueto boudoir de Lana: el cadver ensangrentado de Johnny Valentine, ms conocido de todos como Johnny Stompanato, antiguo guardaespaldas del gangster Mickey Cohen, notorio gigol y ltimo amante de Lana. Al poco tiempo de hacer su aparicin en Hollywood, al apuesto supermacho Stompanato se lo disputaban varias damas prominentes de la colonia flmica; sus aparentes encantos le haban granjeado el apodo de "Oscar" (aludiendo los 30 cm de la estatuilla de la Academia). En la primavera de 1957, el atrevido Johnny, que jams fuera presentado a Lana, se las arregl para obtener su nmero telefnico privado y la llam. Saba, como toda Norteamrica, que ella se haba separado recientemente del ex-Tarzn Lex Barker, y sospechaba que deba de encontrarse sola y disponible. Le sugiri una cita a ciegas, nombrando a personas conocidas por los dos y dejando escapar algunas insinuaciones acerca de "su Oscar". En esa poca l regentaba una elegante tienda de objetos de regalo en Los ngeles. En el transcurso de los siguientes quince esplendorosos meses, ya no volvi a prestar atencin a ese negocio. Hasta despus de su muerte, Lana no supo que Johnny haba estado casado tres veces y era padre de un nio de diez aos. S estaba informada, en cambio, de sus slidas conexiones con elementos criminales, pero eso la tena sin cuidado. El llevar como acompaante a un autntico gangster, con un arma dura debajo del smoking, aada emocin y espritu de aventura a cualquier velada. En ese momento de su vida, Lana se hallaba en un estado agudo de vulnerabilidad emocional. Tras una deslumbrante carrera iniciada de modo fulminante en 1937 con un pequeo papel en They won't forget ("Vaya par de tetas!", se escuchaba decir por toda la nacin cuando la colegiala Lana se paseaba por la plaza del pueblo, dispuesta a ser violada y asesinada, en el primer rollo de aquel film "pico"), en 1946 Lana Turner figuraba entre las diez mujeres mejor pagadas del pas. En los comienzos de los aos cincuenta se convirti en la reina de la Metro Goldwyn Mayer. Al mismo tiempo, iba de hombre en hombre. Sus romances Sinatra, Howard Hughes, Tyrone Power, Fernando Lamas haban constituido buena materia prima para llenar columnas de prensa amarilla durante dos dcadas. Sus matrimonios, sin embargo no haban servido para "realizarla" del todo. Power haba sido realmente el nico al que haba amado pero su afn de posesin haba arruinado el idilio. Tras el director de orquesta Artie Shaw, lleg Steve Crane (en el altar Lana ya llevaba dentro a Cheryl); despus, el millonario playboy Bob Topping. Quiso a toda costa tener otro hijo con Lex Barker, su ms reciente esposo, pero slo tuvo un aborto. Tras una racha de pelculas mediocres, y al cabo de dieciocho aos en el mismo Estudio, la Metro Goldwyn Mayer se desprendi de ella. Sus casamientos e idilios siempre haban estado presididos por la violencia, provocada en algunos casos, y tal vez secretamente deseada. Lana haba sido arrojada escaleras abajo por uno de sus maridos, abofeteada en pblico por otro y empapada con champagne en Ciro's por un tercero. En otra ocasin hubo de llevar el bello rostro oculto tras gafas oscuras para disimular un ojo morado. Entonces se le pudo or decir en alguna ocasin: "Los hombres son terriblemente excitantes y cualquier muchacha que opine lo contrario es una solterona anmica, una prostituta o una santa". Al cumplir los treinta, esa necesidad de "excitacin" se le torn obsesiva. Durante su separacin de Johnny (ella se encontraba a la sazn en Londres rodando Brumas de inquietud), las cartas que le diriga mostraban la aoranza de los "dulces tormentos" que l le infliga deliberadamente. As que le envi un billete de avin otro de sus muchos regalos y lo instal en una esplndida casa londinense situada en la "Calle de Los Millonarios". Johnny, seguro de su poder, le exiga cada vez ms: "Cuando yo diga arriba, t te levantars. Cuando yo diga, salta, t saltars". La amenaz tambin con marcarla. "Te mutilar. Te har tanto dao que te convertirs en un ser repulsivo y tendrs que esconderte para siempre." Lleg un momento en que, en medio del plat, Johnny apunt con una pistola al oponente de Lana, Sean Connery, advirtindole que se mantuviese alejado de ella. Connery lo ignor. Y el Estudio, con la colaboracin de Scotland Yard, deport a Stompanato fuera de Inglaterra. Con todo, Lana continuaba echndole de menos. En sus cartas reclamaba sus caricias: "Tan salvajes que me hacen dao... es todo tan terrible, pero al mismo tiempo tan bello... Soy tuya y te necesito, MI HOMBRE". Terminado el rodaje, el idilio sadomasoquista se reanud en Mxico, donde los huspedes que lindaban con sus habitaciones en el Hotel Va Vera se quejaban de su ruidosa forma de hacer el amor. Despus regresaron a Hollywood, donde Cheryl les esperaba en el aeropuerto. Como tantos otros retoos de la fbrica de sueos, la hija de Lana y Steve Crane, era una adolescente insegura y complicada. Y cierta noche, en la mansin de Bedford Drive, mientras Johnny abusaba de Lana (ella se haba negado a continuar pagndole sus deudas de juego), maltratndola de palabra y obra, y jurando vengarse en toda su familia, Cheryl escuch detrs de la puerta: "Voy a rajarte y despus har otro tanto con tu madre y tu hija... esto es lo que voy a hacer ahora mismo". Cheryl (de acuerdo con sus declaraciones y las de Lana) corri hasta la cocina, agarr el primer arma que encontr un cuchillo de cortar la carne de nueve pulgadas y vol en ayuda de su madre. Despus Lana testificara: "Todo sucedi tan rpido que ni siquiera vi que mi hija tena un cuchillo en sus manos. Pens que le haba golpeado en el estmago con los puos. El seor Stompanato se separ y cay de espaldas. Se llev las manos a la garganta, se ahogaba. Corr hasta l y le levant el jersey. Vi la sangre... De su garganta escapaba un sonido terrible...". A lo largo de su magistral actuacin en el Tribunal, Lana llor y casi se desmay. Prosigui: "Trat de insuflar aire entre sus labios entreabiertos... mi boca contra la suya...". Lana estaba a punto de desvanecerse. Geisler la sostena. Un ayudante del alguacil le trajo un vaso de agua. Termin con voz trmula: "Estaba murindose". En la prensa hubo unanimidad: Lana haba representado la escena ms dramtica de toda su carrera. El jurado slo necesit veinte minutos para deliberar. Su veredicto: homicidio justificado. Fue un da completo para los periodistas; el romntico pasado de Lana fue desmenuzado y escudriado. Sus cartas amorosas, descubiertas en casa de Johnny por amigos del hampa, sirvieron para cubrir las primeras planas de los peridicos de todo el pas. Lana fue puesta en la picota por los columnistas, el clero, los socilogos y los psicoanalistas como una madre disoluta y antinatural. En cuanto a Cheryl, era defendida por aqu y acusada por all. "Mi corazn sangra por Cheryl!" escribi Hedda Hopper. Walter Winchell fue el nico periodista de peso que asumi la defensa de Lana: "Ella est hecha de rayos de sol, empezando por el techo de sus ojos azules, sus cabellos color miel y siguiendo por sus cimbreantes curvas. Es Lana Turner diosa de la Pantalla. Pero, repentinamente, la magia desaparece y las sombras ocupan su lugar. Hace su entrada la acechante crueldad. Lana es azotada por comentarios malignos, invadida por editoriales denigrantes y amenazada con la privacin de su hija. Por supuesto, es la escandalizada virtud la que grita ms fuerte. Me parece sdico someter a Lana a cualquier otro tormento. Es imposible imaginar un castigo que pueda herirla ms que esta pesadilla. Y est condenada a vivir con l hasta el final de sus das... Resumiendo, ofreced vuestro corazn a una muchacha que tiene el suyo
destrozado". Gloria Swanson se puso furiosa ante la defensa de Lana llevada a cabo por Winchell. Y explot: "Walter, me parece repugnante que trates de sublimar a Lana. No eres un norteamericano leal... Ests acabado y todo el mundo lo sabe, excepto t. En lo que se refiere a Lana Turner, esa pobre chica, la nica verdad que nos has contado es que para dormir se pone un camisn de punto. No es ni siquiera una actriz... Es slo una furcia". La publicacin de las cartas de Lana caus sensacin. Haban sido cedidas por Mickey Cohen a un redactor del "Herald Examiner" de Los ngeles en venganza contra Lana. Cohen, jefe y compadre de Johnny, haba tenido que cargar con los gastos del funeral. Las doce misivas (algunas de ellas censuradas) acapararon los titulares de la nacin durante un par de das. Tal y como se publicaron, parecan redactadas, no por una "mala mujer", sino por una fmina que intentaba desahogarse emocionalmente como cualquier inmaduro espcimen de su raza necesitada de amor. Con su exceso de asteriscos, era la primera vez, desde la publicacin del diario de Mary Astor, que la ropa sucia de una estrella se aireaba con tal detalle. Lana cape el temporal. En muchas salas, al verla reaparecer en la pantalla con La caldera del diablo, el pblico aplauda y gritaba: "Estamos contigo, Lana!". Poco despus intervino en un melodrama de la Universal, Imitacin de la vida que, dirigido por Douglas Sirk, constituy uno de los mayores xitos taquilleros de toda su carrera.
Hollywoodmerung
Cuando llegaron los aos sesenta, el Viejo Hollywood haba muerto. Las almenas de los Estudios, esos reinos feudales, fueron derribadas una tras otra por el enemigo. La RKO fue adquirida por la televisin; nada ms deshacerse de ella, Howard Hughes pronunci este bito: "Se acab Hollywood". Los fans se dieron buena prisa en acudir a la subasta de la Fox (los trajes de bao de Gable, la espada de Tyrone Power quin te empuar ahora?-) y a la de la Metro Goldwyn Mayer (los zapatos abotinados de Judy Garland en Cita en San Luis, el traje de esquiar de Greta Garbo en La mujer de las dos caras qu fantico admirador estar embutido en l, paseando arriba y abajo ante el roto espejo de la memoria?). La calle neoyorquina de la Fox no es ms que un recuerdo. Han maltratado y derrumbado la casa de Andres Harvey... Y sin embargo... En 1962, el suicidio de Marilyn Monroe con somnferos evocaba los ya olvidados de tantas otras: Lupe, Carole Landis, Abigail Adams, Lynne Baggett, Laird Cregar y muchas ms. Marilyn se haba pasado de rosca (aunque en realidad acaso durante su vida haba sabido controlarse?). Los malignos jefazos haban perdido cientos de miles de "verdes" a causa de la tardanza o la no comparecencia de su reina con cabeza de chorlito. Puede que Garbo prefiriese la soledad, pero siempre era puntual a la hora de rodar, aunque fuese de madrugada. Barbara Stanwyck, considerada y responsable, quien, con slo alzar una de sus cejas, poda expresar ms que Monroe en todo un guin, consegua que sus tomas fueran dadas por buenas a la primera, y sin quejas de nadie por accesos de ira. En 1966 se declar una avanzada epidemia de "normadesmonditis" [El autor se refiere a Norma Desmond, el personaje estelar del film de Billy Wilder "El crepsculo de los dioses" interpretado por Gloria Swanson. Se trata de un perfecto y acabado retrato de una antigua reina del cine mudo que desea regresar a la pantalla y acaba perdiendo la razn. (N. de T.)] galopante. Corinne Griffith, la aclamada actriz que en 1965 se casara con el cantante y actor Danny Scholl en el da de San Valentas, solicit una anulacin basndose en que el matrimonio no se haba consumado. Al frgil Danny le dio un patats en el banquillo de los testigos, pero lo ms sonado fue cuando Corinne Griffith (que sin lugar a dudas era Corinne Griffith) manifest ser una doble que haba asumido la identidad de Corinne Griffith al morir la verdadera. En 1966, Corinne Griffith haba cumplido setenta y un aos y su no consumada pareja cuarenta y cuatro. La "doble" declar que ella tena "cincuenta y uno, aproximadamente". Lo absurdo de este caso, en el que la inveterada costumbre de ocultar la edad lleg a la destruccin de la identidad, jams ha sido superado. El juez Harvey (Lewis Stone), esa personificacin de la bondad, muri de un ataque al corazn al tratar de capturar a una pandilla de gamberros que lanzaban piedras contra su chalet de Beverly Hills. La deslumbrante Jayne Mansfield, con su carrera ya en el alero, se estrell en una carretera enfangada por la lluvia en junio de 1967. Antiguos nios prodigio tuvieron finales tremendos: Bobby Driscoll con una sobredosis de metedrina; Carl "Alfalfa" Switzer (de la Pandilla), cosido a tiros en una reyerta por drogas. Montgomery Clift y Robert Walker terminaron tal y como haban deseado. En 1968 la espantosa muerte de Ramn Novarro a causa de una paliza record los extraos crmenes del Hollywood de antao. Ah estaba ese hombre, muriendo tan extravagantemente como haba vivido, ahogado en su propia sangre y con el consolador Art-dec que Valentino le regalara cuarenta y cinco aos antes introducido en la garganta. Un par de estpidos bestias, hermanos y chulos de Chicago, eligieron el 31 de octubre, Halloween, para jugar a ngeles de la Muerte con el primitivo Ben Hur de sesenta y nueve aos. Lo nico que los muchachos queran era apoderarse de una fruslera en metlico, cinco mil dlares que, segn datos facilitados por otros chulos, Novarro tena a buen recaudo en su hogar hollywoodense all en las colinas. Destrozaron la casa haciendo aicos los recuerdos de una extensa carrera que para esos cretinos no tena significado alguno. Souvenirs empapados en sangre: un caso anlogo al de Lou Tellegen y su harakiri. Pero el suicidio del "doctor Cclope" en 1968 recordaba ms an al Viejo Hollywood. Albert Dekker decidi de una vez por todas demostrar que era el Mayor Retorcido de Todos Los Tiempos, el personaje que haba interpretado en la vida real y el nico en el cual crea. Para su ltima actuacin, este actor de carcter, de sesenta y dos aos de edad, eligi su vestuario favorito: ropa interior femenina de seda. Y, con sumo cuidado y lpiz de labios carmes, escribi en su abotargada anatoma las ltimas crticas aparecidas sobre l, todas ellas adversas. Despus, en una alegre pirueta, se las arregl para ahorcarse llevando sus gemelos favoritos ceidos a las muecas. En esta ocasin practic su solitario pasatiempo preferido, en su cuarto de bao hollywoodense. Ocho aos antes, haba ya revelado su desencanto al crtico Ward Morehouse al reflexionar sobre una carrera que abarcaba cuatro dcadas: "El teatro es un lugar terrible para crearse un futuro. Te ponen en una estantera durante aos. Te sacan, te cepillan y despus te devuelven a ella". Estos sentimientos traicionaban la dedicacin que se supone ha de profesar un verdadero actor por su profesin y la servidumbre que sta implica. Dekker no dej escrito ningn mensaje, slo un cuadro que cortaba la respiracin al verlo: otro singular mueco para la coleccin del doctor Noguchi. El suicidio en Castelldefels, Espaa, de George Sanders, desposedo de todo romanticismo, fue el de una persona avejentada anmicamente, solitaria y desnuda. Su nota de despedida posea el toque del perfecto cnico profesional: era el Adis a la Dulce Letrina, la vida en s, que l haba agotado hasta un mortal aburrimiento. La masacre en casa de Sharon Tate en 1969 no perteneca al Viejo Hollywood. Lo que se derrumb sobre la rojiza casa de Cielo Drive pareca ms bien la devastacin causada por un jet al estrellarse: la nave de Satn pilotada por Charlie Manson ttere programado, deidad de la basura. Esto ocurri en Benedict Canyon all donde Paul Bern se haba pegado un tiro; su honorable espectro tendra a partir de entonces compaa. Las vidas intiles no generan tragedias, sino inutilidades. La ltima y voluntaria "snifada" de Judy tuvo lugar en un atrancado bao londinense. La "Anfetamina Annie" de la Metro Goldwyn Mayer consigui al fin su propsito al cabo de innumerables tentativas: pldoras, venas cortadas en su apartamento de Hollywood, cuello rajado con restos de vasos rotos. La Dorothy de El Mago de Oz muri sentada en el retrete, nada apto para un viaje "sobre el arco iris". Totalmente vestida, encorvada, como si estuviese rezando y con el rostro hecho un revoltillo ensangrentado, pareca una mscara azteca. Tena cientos de aos; era la ms anciana de todas las estrellas, si uno se atena a sus tormentas y al precio que por ellas haba tenido que pagar: dramas suficientes como para una docena de vidas. Ella era "Ella, la Diosa del Fuego" de Ridder Haggard, la que se haba sumergido demasiadas veces en las llamas. Ahora han vuelto a restaurar el cartel de Hollywood, o al menos las nueve primeras letras. H O L L Y W O O D. Han reforzado las estacas que las sostienen y vuelto a pintar el metal. A propsito o accidentalmente, las restantes letras originales (LAND) han sido desechadas. Acaso se hayan podrido. La letra nmero trece, la D final, ya no est all para tentar a una nueva Peg Entwistle. Las nuevas generaciones que habitan en lo alto de Hollywood ni se dan cuenta de que ese monopolio enclavado en el Monte Lee lleg, en cierta ocasin, a designar algo ms que una ciudad envuelta por la niebla que se eleva desde abajo y hoy se parece tantiiiiiiisimo a Miami Beach. PA-RA-SIII-TOS. En los desiertos plats de la Columbia, all donde se alzaban erguidos y vigilantes los odos de Harry Cohn, ahora se juega al tennis. (Fuera, en Gower Gulch, se desdibuja el cartel mal clavado que anuncia: SE VENDE). Sin embargo, cuando las torrenciales lluvias y los vientos barren el cielo dejndolo limpio, an puede verse cmo reaparece el azul egipcio sobre la colina de tropicalsimas palmeras que se ciernen sobre la citrea Isla Catalina. Entonces se descubre, a lo lejos, en la franja azul del horizonte, los macizos y abandonados plats del sonoro que recuerdan secretas mastabas, y todava podemos imaginar qu trajo hasta aqu, hace ya un siglo, a esos hombres ambiciosos y sin escrpulos.
HOLLYWOOD
EL: Cuando voy caminando por la acera y veo... ELLA: Perdone, no es usted Dick Powell? EL: S, en efecto. ELLA: Me pregunto si podra... Pens que tal vez... (Sollozo) EL: Vamos, vamos. Qu le ocurre? ELLA: Oh, usted no lo entendera! Con usted Hollywood ha sido bueno. EL: Qu quiere decir con eso? ELLA: Bueno, supongo que es una historia corriente... Hubo en Little Rock un concurso de belleza. Yo gan el primer premio. Y me vine a Hollywood a conquistar la fama. Y en lugar de eso, aqu me tiene usted, en Hollywood Boulevard a las dos de la noche y sin tener adnde ir. (Sollozo.) EL: Pobrecita. Por qu no vuelve a casa? Me gustara ayudarla... ELLA: Oh, no puedo hacerlo despus de haber fracasado! Usted no lo entendera, pero... EL: Pero qu? ELLA: Bueno, podr parecerle ridculo despus de todos los disgustos que me he llevado, pero en realidad lo nico que necesito es una oportunidad. Si pudiese conseguirla... EL: Pero, veamos, no tiene a nadie en su casa que la eche de menos? ELLA: Ah, all... hay un chico... trabaja en un garaje y es realmente un muchacho estupendo. El... l... quiere que nos casemos. EL: Escchame, hija, y hazme caso. De momento ya tienes ms de lo que Hollywood puede ofrecerte. Sabes? Hay un montn de chicas de sas a quienes t envidias... que daran lo que fuera por que un honesto muchacho las esperase en Little Rock. O en cualquier otro sitio. ELLA: Supongo que tiene usted toda la razn, seor Powell. Ay!, y yo que estaba convencida de que Hollywood era un enorme boulevard de sueos realizados! EL: Pues lo siento, hija, pero estabas totalmente equivocada. (Canta Dick Powell.) Voy caminando por la calle del dolor El Boulevard de los Sueos Rotos, Donde Gigol y Gigolette Pueden besarse sin pudor Y as olvidar los sueos perdidos Esta noche res y maana lloras Cuando contemplas las ruinas de tu fe Y Gigol y Gigolette Despiertan con los ojos empaados Por lgrimas que hablan de sueos perdidos Aqu me encontrars siempre Paseo arriba y abajo Pero he dejado mi alma atrs En una vieja ciudad con Catedral Aqu el placer slo lo prestan Al parecer no es duradero Pero Gigol y Gigolette An cantan su cancin Y pasean sus ilusiones Por el Boulevard de los sueos perdidos. (Secuencia de Moulin Rouge, un musical de la Warner Bros del ao 1934, suprimida por orden de Jack L. Warner, quien la consider "demasiado deprimente")