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HISTORIA TEMA 8 Desarrollo

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TEMA 8: EL SEXENIO REVOLUCIONARIO (1868-1874): INTENTOS

DEMOCRATIZADORES
A partir de 1866 una profunda crisis política y económica provocarán el fin de la etapa de prosperidad y el
inicio de un periodo histórico que abarca de 1868 a 1874 y que se conoce como sexenio democrático por
las medidas como el sufragio universal, reformas sociales y en general el reconocimiento de derechos
ignorados hasta entonces.

Fue una etapa agitada de cambios políticos, movimientos sociales y conflictos en que se suceden
numerosos gobiernos, varias modificaciones de régimen, incluidas una regencia, un cambio de dinastía y
la implantación de una república, que a su vez tuvo diversas variantes.

Durante toda esta tapa los sectores burgueses más acomodados, monárquicos o republicanos, mantuvieron
un pulso con los sectores revolucionarios. El resultado final fue la derrota de los últimos.

1. CAUSAS DE LA REVOLUCIÓN DE 1868

A nivel económico tiene lugar una profunda crisis que se refleja en varios sectores:

- En el sector financiero las inversiones ferroviarias se demuestran no rentables, (caída de las


acciones ferroviarias, influye negativamente en la deuda pública y las entidades financieras).
- En el sector industrial, la guerra de secesión de EE.UU interrumpe las exportaciones de algodón
americano (quiebra de muchas pequeñas industrias textiles y a un aumento del paro).
- En el sector agrario, sucesión de malas cosechas provocan (escasez de trigo y aumento de su
precio, nueva crisis de subsistencia).

El malestar popular en todas las capas de la población lleva una fuerte oposición a la monarquía de Isabel
II que se manifiesta también en el plano político: progresistas y demócratas firman en 1866 el pacto de
Ostende al que se suma al año siguiente la unión liberal y que tiene por fin acabar con el reinado de
Isabel II.

2. LA REVOLUCIÓN GLORIOSA
El 18 de setiembre de 1868, se produce en la bahía de Cádiz el levantamiento de la escuadra del General
Topete al grito de “¡Viva España con honra!” que será apoyado por los generales Prim y Serrano.

El pronunciamiento militar dará lugar a movimiento revolucionario conocido como la Revolución


gloriosa, al ser apoyado por la alianza entre los progresistas y unionistas con la aprobación de los
demócratas. Los levantamientos populares se extenderán rápidamente por todo el país. Se forman juntas
revolucionarias que destituyen a las autoridades e intentan poner en práctica medidas revolucionarias, en
muchos casos basadas en un ideario demócrata. Entre sus reivindicaciones estaban el sufragio universal,
la denuncia de la corrupción de la monarquía, la suspensión de los consumos y las quintas, así como una

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serie de medidas para defensa de las clases trabajadoras, la rebaja de aranceles, eliminación de estancos o
la abolición de la pena de muerte y de la esclavitud.

El gobierno fue incapaz de contener la sublevación y el 28 de septiembre las tropas gubernamentales son
derrotadas en la batalla de Alcolea (Córdoba). El triunfo de los sublevados provoca el exilio de Isabel II a
Francia y que el gobierno entregue el poder en Madrid a una Junta superior revolucionaria.

Aunque se forman juntas revolucionarias en toda España, la deriva radical será cortada con rapidez y en
este sentido la revolución gloriosa dará lugar a una frustración de las capas sociales más humildes, que
ven como las juntas y movimientos de base popular pronto serán excluidos o perseguidos.

3. EL GOBIERNO PROVISIONAL Y LA CONSTITUCIÓN DE 1869

El 3 de octubre de 1868 la Junta Revolucionaria encomienda al General Serrano la formación de gobierno


que inmediatamente establece la disolución de las juntas. De ese gobierno quedan fuera los demócratas y
con ellos el sector más revolucionario.

La prioridad del nuevo gobierno era el restablecimiento del orden y la consolidación de las nuevas
instituciones. No obstante, se atienden algunas peticiones populares: la libertad de imprenta, derecho de
asociación, supresión del impuesto de consumos, decreto de libertad enseñanza, emancipación de los hijos
de esclavos nacidos tras la revolución… Para legitimar la nueva situación se convocan elecciones con
sufragio universal para varones mayores de 25 años, lo que eleva los electores a cuatro millones. Las
elecciones dan la victoria a la coalición gubernamental de progresistas y unionistas, aunque hay una
notable presencia de diputados republicanos.

Las nuevas Cortes elaboran la Constitución de 1869 basada en la soberanía nacional de base popular y en
la división de poderes y que proponía un amplio régimen de derechos y libertades. Establecía sufragio
universal masculino y un sistema bicameral de congreso y senado. La constitución fijaba una monarquía
parlamentaria en la que el monarca no tenía derecho a veto, aunque podría interferir las decisiones del
ejecutivo y en la designación de los ministros. Por este motivo y al recoger la forma de gobierno basada
una monarquía parlamentaria se abre la necesidad de una nueva dinastía cuya búsqueda marcará la vida
política de España hasta finales de 1870.

4. LA REGENCIA DE SERRANO

La adopción de la monarquía como forma de gobierno provocó la oposición de los republicanos, que
buscarán la república federal. El nuevo gobierno también cuenta con la oposición de los carlistas que se
van agrupando bajo el liderazgo de Cánovas del Castillo.

En este contexto Serrano es nombrado regente mientras que Prim ocupa la jefatura del gobierno. Durante
este periodo se impulsarán medidas económicas como el establecimiento de una nueva moneda nacional,
la peseta, y un arancel librecambista. También se lleva a cabo la desamortización del subsuelo para
reducir la deuda, con lo que se establece la ley de minas de 1871 que puso a la venta o dio en concesiones

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los yacimientos mineros metálicos (hierro, plomo y cobre) a distintas compañías (sobre todo de capital
inglés y francés) lo que derivó en un aumento de la producción.

No obstante, la regencia de Serrano tiene que afrontar complejos problemas internos y externos:

- En el panorama interno al acoso de los republicanos se suma la oposición activa de los carlistas y
moderados y alfonsinos, lo que será una constante fuente de tensión. Los carlistas llegan a formar partidas
armadas en algunas provincias (preludio de la tercera guerra carlista).

- El descontento de las capas populares que no ven satisfechas sus demandas hará que el gobierno deba
enfrentarse a una profunda conflictividad social. Aumenta la radicalidad del movimiento obrero y el
número de levantamientos.

- A nivel externo en 1868 se produce la guerra colonial en Cuba que se inicia con un levantamiento
independentista y que dará lugar a un conflicto bélico de diez años.

A todos estos problemas se suma un asunto de gran complejidad diplomática y de política interior: dado
que la constitución de 1869 definía el estado español como una monarquía parlamentaria, el problema
estaba en la elección del nuevo rey, no Borbón.

Llegó a haber cinco candidatos y al final se optó por Amadeo de Saboya, perteneciente a la dinastía que
había unificado Italia y cuya principal virtud era una concepción democrática de la monarquía. Sin
embargo, el nuevo monarca, fuertemente apoyado por Prim, fue propuesto a las Cortes y obtuvo
únicamente los votos de progresistas y unionistas, lo que reflejaba un apoyo reducido.

5. LA MONARQUÍA DE AMADEO DE SABOYA

Amadeo de Saboya fue elegido rey por el empeño del General Prim, quien quería evitar la proclamación
de la república. Sin embargo, Amadeo I llega a España cuando Prim acaba de fallecer a consecuencia de
un atentado, desapareciendo así su principal apoyo.

El nuevo rey entró en Madrid el 2 de enero de 1871, juró la constitución y comenzó la primera
experiencia de una monarquía democrática en España. Desde el principio de su reinado contó con un
escaso apoyo: la aristocracia isabelina apostó por los borbones, mientras que una parte del ejército y la
iglesia también expresaron su hostilidad hacia él (su dinastía había acabado con los estados pontificios en
Italia).

El monarca encargará la formación de gobierno a Serrano, con el que nunca llegó a entenderse. Además, a
la oposición existente a la monarquía de Saboya se le suma la división interna entre los partidos que
formaban la coalición gubernamental (unionistas, progresistas y demócratas) debido fundamentalmente al
personalismo político. Estos conflictos provocan una gran inestabilidad: en dos años se forman seis
gobiernos y se convocan tres elecciones, hasta que la coalición gubernamental se desintegró incapaz de
desarrollar un proyecto compartido.

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+6. LA PRIMERA REPÚBLICA

La renuncia de Amadeo de Saboya lleva al país a una situación de crisis. Los monárquicos, a pesar de ser
mayoría, afectar la propuesta de Pi i Margall de proclamar la República. En el frente monárquico se veía
la nueva república como una salida de emergencia que había de ser una continuación del régimen
monárquico, pero sin rey. Para los republicanos en cambio, la república suponía la ruptura con el sistema
anterior y la posibilidad de iniciar un proceso de transformación del estado.

El principal obstáculo en el republicanismo es la división en dos tendencias: unitarios y federales. La


lucha entre ellos, de hecho, marcará la primera experiencia republicana. Los unitarios dirigidos por Emilio
Castelar defendía una república unitaria y mantenían posiciones más conservadoras políticamente. Los
federales en cambio defendían una república formada por una federación de regiones, el laicismo del
estado y la ampliación de los derechos democráticos.

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Proclamada la república con una asamblea constituyente se constituye un primer gobierno provisional
bajo la presidencia de Estanislao Figueras. El gobierno mantuvo vigente la Constitución de 1869
suprimiendo sólo los artículos referidos a la monarquía el nuevo gobierno y adoptó medidas como la
abolición de la esclavitud en Puerto Rico y la supresión de las quintas. Finalmente, la asamblea
constituyente se disuelve y se convocan elecciones para mayo de 1873.

6.1. LA REPÚBLICA FEDERAL


Se forma un nuevo gobierno presidido por Pi i Margall que intenta conciliar las opciones republicanas, a
la vez que afronta dos guerras (carlista y la de Cuba) e intenta la pacificación de la Península, en la cual se
están produciendo insurrecciones como la de la huelga General de Alcoy.

El gobierno de Pi i Margall intenta elaborar un nuevo proyecto de Constitución federal inspirada en la de


1869 y que respetando los principios básicos de aquella incluya además la libertad de culto y la
separación de Iglesia y Estado.

Este proyecto constitucional fijaba también una nueva estructura del estado que proclamaba una
República federal compuesta de 17 estados, entre ellos Cuba y Puerto Rico. Cada uno de los Estados
federales tendría su propia constitución y amplia autonomía económica administrativa y política. Rompía,
pues, con el modelo centralista tradicional y definía un nuevo sistema democrático.

Sin embargo, esta nueva constitución nunca se llegará a aprobar. El conflicto más grave al que se enfrenta
el gobierno de Pi i Margall l es el del cantonalismo. Se trata de un fenómeno complejo: por un lado, es
una reacción defensiva contra la derechización de la república y por otro una medida de presión para
implantar la república federal.

El cantonalismo pretende llevar el federalismo hasta sus últimas consecuencias a través de cantones
independientes con gobiernos autónomos y una legislación propia que avanzaran además en reformas
sociales y que dieran respuesta a las aspiraciones populares.

El movimiento cantonal se inicia en junio de 1873 en Cartagena y se extiende a otras localidades donde se
declararán muchos otros cantones.

Pi i Margall se negó a reprimir los movimientos cantonales y dimite, siendo sustituido por Nicolás
Salmerón que se compromete a restablecer el orden y sofoca rápidamente los movimientos cantonalistas,
apoyándose en jefes militares como Pavía y MartínezCampos.

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