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Corrupción en El Perú - Semillero

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CORRUPCIÓN EN EL PERÚ: HISTORIA, PROBLEMAS Y POSIBILIDADES

Vásquez Rojas, Marko Alonso

Introducción
Son diversas las formas bajo las cuales los actores, tanto públicos como privados,
han tratado de aprovechar las ventajas en las cuales se encuentran para obtener ciertos
beneficios propios. Más allá de cuestiones morales, es necesario trazar una línea respecto
a la legalidad o ilegalidad de estos actos, más aún cuando el principal perdedor es el
Estado. En este sentido, el presente ensayo discutirá sobre un tema que ha marcado la
historia del Perú republicano, como lo es la corrupción. Cabe señalar que este problema no
nace con la instauración de la República, al contrario, es en este período donde se
sistematiza y afianza en la estructura misma del Estado, como se vera más adelante.

Desarrollo de principales conceptos


La corrupción es una categoría que se ha mantenido constante en el argot de la
ciencia política y en la historia del Perú republicano. Es importante señalar que esta
problemática nace a partir de este período, sino que, como señala Tanaka (2005), tiene un
origen mucho más antiguo, por la forma en cómo se llevó a cabo el proceso de colonización
español. Sobre esto, debemos señalar que es un fenómeno persistente,
independientemente del régimen político en el que se encuentre y del contexto en el que
se desarrollen los eventos.

Desde el ámbito académico, se conoce de la ausencia de claridad conceptual sobre


la corrupción y la complejidad que esto conlleva, tanto en su estudio como en su
seguimiento. No obstante, una definición que nos va a ayudar a tener una primera
aproximación acerca de este fenómeno es la siguiente: "Corrupción es el abuso del poder
público en beneficio privado" (Pantín y Mais, 2019, p.12). Ello está relacionado con las
definiciones de aprovechamiento privado de lo público (recursos para beneficios privados)
o que un actor de la entidad estatal beneficia a otro actor privado mediante transacciones
o intercambios ilegales.
Cabe preguntarnos entonces: ¿Es solo abuso de poder público? ¿Qué hay del
sector privado? Para profundizar en este aspecto, es necesario mencionar ciertos enfoques
que permitan mayor claridad en el análisis. En primer lugar, se tiene el enfoque
institucionalista, el cual es entendido por la reglas, normas o pautas de comportamiento
presentes en una sociedad, y señala que la corrupción atraviesa las fronteras sectoriales,
debilitando las normas legales, morales y abre el camino a más actos corruptos. Aquí vemos
que se alteran y se violan las reglas formales e informales (ruptura de compromisos
morales) en la sociedad (Quiroz, 2005).

De igual forma, es válido centrarse en quiénes realizan estos actos, para lo cual se
trata de partir desde una perspectiva antropológica, más material, para entender que la
corrupción también es el resultado de decisiones y elecciones del individuo, y a su vez, la
percepción que este individuo tiene respecto a la corrupción. Esto es importante porque nos
deja tres lecciones. Primero, que la corrupción no solo puede ser explicada como
consecuencia de variables estructurales, es decir, excesivos reglamentos, deficiente
fiscalización, financiamiento de partidos, estos no son suficientes para entenderla.

Segundo, que hay que orientar el estudio hacia esta motivación de los individuos
para participar en prácticas corruptas: ¿Cuál es la percepción generalizada que se tiene de
corrupción? ¿Tienen toda una percepción negativa de esta? Con ello se pretende señalar
que si la población no percibe determinados actos corruptos como negativos, se generaliza
este patrón, se aprueba, y se terminan normalizando acciones negativas que afectan al
bienestar en conjunto de la población.

Por otro lado, y aunque resulte complejo, no deja de ser interesante como se
refuerza el análisis de la corrupción desde el enfoque económico, el cual señala que esta
no es una causa sino un efecto de la alta legalidad (Ugarteche, 2005). Lo interesante,
señala, es que cumplir la ley no es gratis, pues existen determinados costos y beneficios
en su cumplimiento, es un cálculo racional y se cumple la ley en tanto los costos sean
menores. Un ejemplo de ello lo tenemos en el ambiente institucional, cuando hay una
cantidad de tiempo e información que se exige para obedecer la ley , que resulta siendo
mayor que los beneficios que obtendría si alguien decide saltarse la ley.

Planteamiento de problemática
Son diversas las estrategias y canales bajo los cuales se han desaprovechado los
recursos con los que cuenta el aparato estatal, lo que ha provocado una pérdida de
confianza y credibilidad respecto a la calidad de las instituciones, fracturando el tejido social
y generando cierto clima de insatisfacción y ausencia de representación. Esto es
preocupante si se tiene en cuenta que la corrupción afecta a la configuración de una cultura
democrática y de participación, pues no se generan las condiciones necesarias para
consolidar un Estado de Derecho y no se genera confianza para lograr consenso entre
pares, pues dichas acciones representan una superioridad falsa entre los unos y los otros.

Asimismo, conviene cerrar esta sección con algunas consideraciones generales:


Primero, que la corrupción se entiende como problema central en la mayoría de las
agendas públicas. Esto termina afectando notablemente el desarrollo del país. Segundo,
que afecta al mismo régimen político y a las instituciones que lo conforman, generando
desconfianza en su accionar. Ejemplo de ello es cuando se elaboran políticas y
programas que resultan ser innecesarios, que terminan generando mayores gastos de lo
pactado y que suponen pérdidas económicas para el Estado.

Por último, es necesario reconocer que la corrupción es un fenómeno multicausal,


es decir, no solo legalista (como la ausencia de normas o excesiva legalidad) y que se
debe tener siempre presente el contexto social, cultural y el ambiente subjetivo donde se
desarrolla. Además, aparte de ser multicausal es también multidimensional (político,
económico, social) y posibilita un espacio para la formación de alianzas, actividades,
procesos para obtener beneficios materiales e inmateriales.

Alternativas de solución y propuestas


Como menciona Portocarrero (2005), la democracia suele ser considerada como el
régimen que mejor hace frente a la corrupción, debido a las características propias del
sistema como la existencia de mecanismos de control ciudadano, el ejercicio de la libertad
de prensa y la independencia judicial, cuyas existencias permiten que la sociedad misma
pueda ejercer un rol fiscalizador y estar informada sobre el accionar de las autoridades. No
obstante, según el mismo autor, existen dos rasgos institucionales para disminuir la
incidencia de la corrupción en el sistema político: la división de poderes y la competencia
política.
Primero, es necesario aclarar que la “división de poderes” no hace referencia a una
descentralización política, pues este proceso, al consolidar espacios de poder monopólico
a nivel regional o local, se generan mayores caminos para que se abran vías de acceso
para los intereses privados. En el caso peruano, esto se observa claramente con los
resultados del Índice CGR de la Corrupción 2021 de la Contraloría Nacional de la República
(2021) en el que se señala que los mayores porcentajes estimados de pérdidas por la
corrupción según su presupuesto total provienen del Gobierno Regional con 5,762 millones
725,383 soles (15.7%) y el nivel del Gobierno Local con 4,716 millones 240,287 soles
(17.6%).

Por otro lado, el segundo rasgo institucional es la competencia política, cuya


expresión máxima se da durante la época electoral cuando las distintas fuerzas políticas se
enfrentan para obtener el mayor apoyo ciudadano y conseguir un cupo de poder, generando
múltiples dinámicas entre los políticos y los ciudadanos. Sin embargo, esta característica
de la democracia puede generar acciones ilegales para vencer a la competencia cayendo
en actos corruptos como el financiamiento ilegal. Esto genera que los candidatos
establezcan relaciones con sectores mínimos privados, cuyos intereses deben ser
satisfechos una vez llegado al poder, perjudicando completamente a la población.

Dentro del caso peruano, se ha hecho esfuerzos por frenar esta forma de corrupción.
Uno de ellos se establece en la Ley de Organizaciones Políticas (LOP), en donde se señala
que los partidos políticos no pueden recibir aportes de fuentes ilícitas (narcotráfico, minería
ilegal, etc.), partidos políticos y agencias de gobiernos extranjeros, confesiones religiosas y
cualquier entidad de derecho público o empresa de propiedad del Estado o con
participación en éste. No obstante, pese a los esfuerzos, con el paso de los años se han
ido revelando múltiples casos de corrupción en contextos de competencia política como el
famoso caso Odebrecht, cuyos actos involucraron el financiamiento de las campañas
electorales de Keiko Fujimori y Ollanta Humala, los dos principales candidatos, durante las
elecciones generales 2011.

Es así como observamos que, si bien el régimen democrático posee varios


elementos que frenan a la corrupción, este fenómenos aún ha perdurado dentro de los
países democráticos por su adaptación a las estructuras sociales, políticas y económicas.
Sumado a ello, la falta de conciencia sobre lo perjudicial de dicha acción y la normalización
de la corrupción tanto en los propios políticos como en la ciudadanía misma, ha contribuido
a que su lucha sea un enfrentamiento con el mismo resultado constantemente.

Conclusiones
La corrupción se ha caracterizado por ser un fenómeno multicausal y
multidimensional,; ello debido a que los factores explicativos varían por cada período
histórico y porque las dimensiones de acción son diversas, no solamente políticas o
económicas. Además, se evidencia que el régimen democrático y sus rasgos institucionales
(división de poderes y competencia política) fungen como contrapesos entre los intereses
de los políticos e inciden en la disminución de la corrupción dentro del sistema. No obstante,
al igual que otras formas de aprovechamiento, dicho fenómeno social ha sabido adaptarse
a las regulaciones y perdurar a lo largo del tiempo como ocurre en el caso peruano.

Referencias bibliográficas

Pantín, J. y Máiz, R. (2019). Clientelismo y corrupción: ¿afinidades electivas? Una


aproximación mediante estudios de caso. Revista Española de Ciencia Política, 51,
13-37. https://doi.org/10.21308/recp.51.01

Portocarrero, F. (2005). El pacto infame: Estudios sobre la corrupción en el Perú. Red para
el Desarrollo de las Ciencias Sociales.

Quiroz, A. (2005). Costos históricos de la corrupción en el Perú Republicano. En


Portocarrero, F. (Ed.). El pacto infame: Estudios sobre la corrupción en el Perú. (75-
99).

Tanaka, M. (2005). La estructura de oportunidad política de la corrupción en el Perú: algunas


hipótesis de trabajo. El pacto infame: Estudios sobre la corrupción en el Perú. 355 -
377.

Ugarteche, O. (2005). Notas sobre la nueva corrupción económica en el Perú finisecular:


desde la mafia, el mercantilismo y la teoría económica. El pacto infame: Estudios
sobre la corrupción en el Perú. 99 - 129.

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