Lenguaje y Pensamiento 2
Lenguaje y Pensamiento 2
Lenguaje y Pensamiento 2
El lenguaje humano es un sistema flexible de símbolos que nos permite comunicar nuestras ideas,
pensamientos y sentimientos. A diferencia de la comunicación animal, el lenguaje humano es semántico o con
significado: podemos intercambiar información detallada acerca de todo tipo de objetos y
acontecimientos, sentimientos e ideas.
Podemos decir a otros no sólo “¡Cuidado!” sino también por qué. El lenguaje humano se caracteriza
también por el desplazamiento: nos libera del aquí y ahora, de modo que podemos comunicar tiempo y espacio
a gente que nunca estuvo en el lugar o tuvo la experiencia que describimos. Al enfrentar un problema, podemos
considerar soluciones alternativas, estimar sus consecuencias y sopesar en la cabeza los costos y beneficios de
diferentes acciones antes de hacer cualquier cosa.
En resumen, el lenguaje nos permite realizar experimentos mentales: Si... entonces. Por último, el
lenguaje humano es productivo: podemos combinar sonidos para formar nuevas palabras, arreglar palabras en
frases y organizar las frases en oraciones; las posibilidades son casi infinitas.
Aunque en la actualidad admitimos que las distintas áreas de la corteza cerebral tienen funciones
concretas (áreas visuales, áreas del lenguaje…) esta es una idea bastante reciente. Durante el siglo XIX
existieron dos enfoques acerca de la relación mente-cerebro.
Por una parte, los holistas ( personas que piensan que todo debe ser analizado en conjunto y no en
partes) o antilocalizacionistas, que planteaban que las funciones mentales son el resultado de la actividad
conjunta de todo el cerebro, y por otra parte los localizacionistas ( Las teorías localizacionistas tratan de
asignar a distintas áreas del cerebro distintas funciones, así Broca, a través de sus investigaciones con
pacientes desveló la causa de distintas patologías verbales en relación con el área que se viese afectada en el
cerebro.) que pensaban que cada función mental es el resultado de la actividad de una o varias regiones
específicas del cerebro.
Estos últimos, llevaron sus argumentos demasiado lejos. A través de la escuela frenológica, (La
doctrina de la frenología mantenía que la personalidad y el comportamiento humano residían o se generaban
en el cerebro, que algunas de sus áreas correspondían a diferentes aspectos de la personalidad humana y que el
tamaño de regiones específicas del cerebro se correlacionaba con la fuerza de la facultad mental asociada.)
y sin una base sólida que los soportase, atribuyeron una función concreta a cada parte del cerebro,
incluyendo en estas funciones algunas tan complejas como la capacidad amatoria, la constancia o la
responsabilidad.
Además, pretendieron que estas capacidades de la corteza cerebral se reflejaban en la forma craneal con
lo que el estudio de esta última nos podía llevar a conocer a la persona. Aunque sus ideas no estaban del todo
erradas, quizás el extremismo al que las llevaron fue la causa de su fracaso.
Debemos tener en cuenta a la hora de juzgar, algunas de estas teorías que en esa época los métodos de
estudio del sistema nervioso en humanos eran enormemente limitados, y la fuente principal de información
provenía del estudio de pacientes neurológicos, una vez que habían fallecido. Ese método, que requería
enorme orden y paciencia por parte del investigador fue el utilizado por Paul Broca.
Este se dio cuenta, analizando cerebros de pacientes que en vida habían tenido dificultades relacionadas
con el lenguaje, que uno de sus pacientes que era incapaz de hablar pero mantenía intacta la comprensión del
lenguaje tenía dañada una zona concreta en el lóbulo frontal izquierdo. Esos resultados fueron confirmados con
el estudio de otros pacientes, lo que indicaba que estaba de alguna manera integrada en el proceso de
producción del lenguaje, esta zona de la corteza se conoce con el nombre de área de Broca.
A pesar de que la frenología caía en el olvido, la hipótesis localizacionista tomaba más fuerza con la
aparición de Carl Wernicke, que al igual que Broca estudió mediante autopsias las características del cerebro
de pacientes con problemas del lenguaje. En este caso, observó que cuando la comprensión estaba deteriorada y
el habla era articulada pero sin sentido, la lesión estaba situada en la corteza parietal posterior izquierda, de
donde dedujo que esta área debía de estar relacionada con la comprensión del lenguaje (se denomina área de
Wernicke). (Kolb & Whishaw, 2006; Ríos-Lago et al., 2008)
Después de los estudios de Broca y Wernicke fueron muchos los que estudiaron las diferentes áreas
corticales y sus funciones pero el mapa más popular de las áreas de la corteza cerebral lo representó el
neurólogo alemán Korbinian Brodmann, que diferenció en base a su estructura anatómica, en 1909, 51
divisiones en la corteza cerebral. Más adelante, sobre los años 50, Wilder Penfield plantea un método innovador
de localización de funciones cerebrales, el cual se convierte en un gran avance para la neuropsicología. Penfield
aplicaba sobre pacientes que iban a ser sometidos a neurocirugía estimulación eléctrica cerebral, que consistía
en aplicar una serie de pequeñas corrientes directamente sobre la corteza en lugares específicos mientras el
paciente estaba despierto y posteriormente se le preguntaba qué sentía
Con respecto al lenguaje, las regiones cerebrales que abarcan estas funciones se corresponden con las
siguientes áreas de Brodmann: áreas 44 y 45 (área de Broca) encargadas de la expresión del lenguaje, área 22 y
39 (área de Wernicke) cuya función es la comprensión del lenguaje, fascículo arqueado, área auditiva primaria
(41 y 42), cortex visual (17, 18 y 19), área motora primaria (4), zona dorsolateral del área 6 (área premotora),
áreas 1, 2 y 3 encargadas de las sensaciones táctiles, articulares y musculares, área 40 cuya función es integrar e
interrelacionar la información sensitiva, auditiva y visual, y el área 21 que hace una interpretación final de los
sonidos. (Kolb & Whishaw,2006)
De los estudios de Broca, además de los aspectos concretos sobre el lenguaje, se derivaron resultados
que influenciaron la idea general de organización de la corteza cerebral. Por ejemplo el hecho de que el
hemisferio afectado en las afasias fuese el izquierdo indicaba que el lenguaje estaba localizado en un lado del
cerebro, y abría la puerta a la posibilidad de que otras funciones pudiesen estar también distribuidas de manera
asimétrica entre los dos hemisferios, proceso que se conoce como lateralización
Las funciones del lenguaje se encuentran en su mayor parte situadas en el hemisferio izquierdo, como
planteó Broca, en el 90% de las personas diestras y un 70% de las personas zurdas, aunque el hemisferio
derecho se encarga de la prosodia, la interpretación emocional, la atención, etc…Además de otros procesos que
tienen una representación mayoritaria en el hemisferio derecho y que aún sin ser exclusivos del mismo, también
juegan un papel importante en el lenguaje, este es el caso de la memoria, la cual nos sirve para almacenar los
conocimientos que recibimos a través del lenguaje.
Por otra parte, la corteza cerebral es una estructura cambiante, las conexiones entre neuronas se están
reorganizando continuamente en función de la actividad del propio sistema. Desde las primeras etapas del
desarrollo en las que se establecen las principales vías de comunicación entre las distintas áreas que formarán
parte de un sistema, hasta los cambios que continuamente se están produciendo en la edad adulta y que son los
responsables de los procesos de aprendizaje y memoria.
Dentro de este proceso y especialmente relacionado con el lenguaje se engloba el denominado periodo
crítico. Como afirmaba Lenneberg (1967), si las conexiones entre neuronas implicadas en la adquisición del
lenguaje se están organizando continuamente y no se hace uso de estos mecanismos, después de cierta edad,
será muy difícil llegar a adquirir el lenguaje. Por esto, se podría decir que si un circuito cerebral no es
estimulado por el medio ambiente, la función cerebral servida por ese circuito se verá comprometida (Kolb &
Whisshaw, 2006).
Cuando se produce una lesión y una parte de la corteza cerebral se ve afectada, es más fácil recuperar
estas funciones en edad temprana debido a esta plasticidad como consecuencia de modificaciones de los
circuitos neuronales, generación de circuitos nuevos o la generación de nuevas neuronas y células gliares. A
pesar de una mayor plasticidad en edades tempranas, cuando las lesiones cerebrales se producen de forma
tardía, existen métodos de rehabilitación funcional que también tratan de aprovechar al máximo esa plasticidad
cerebral y conseguir solventar los déficits funcionales. (Kolb & Whisahaw, 2006; Ríos-Lago et al., 2008)
PENSAMIENTO
Como dice (Torres, 2017) que el pensamiento hace referencia a procesos mentales relativamente
abstractos, voluntarios o involuntarios, mediante los cuales el individuo desarrolla sus ideas acerca del entorno,
los demás o él mismo. Es decir, los pensamientos son ideas, recuerdos y creencias en movimiento, que
relacionan entre sí.
Si para el polémico Noam Chomsky, el idioma es una especie de computadora que funciona de manera
automática, como los procesos de asociación antes de pensar, entonces habría que suponer que el lenguaje está
primero.
Empero, (sin embargo, pero) no faltan quienes aseveran que durante el desarrollo intelectual del
individuo hay una interrelación dialéctica entre el lenguaje y el pensamiento. De modo que responder a la
pregunta si primero está el lenguaje o el pensamiento, es lo mismo que responder a la pregunta si primero
está el huevo o la gallina . De cualquier modo, las tres teorías fundamentales que responden a la pregunta de si
primero está el lenguaje o el pensamiento se pueden sintetizar así:
La teoría de: "El Lenguaje Está Antes Que El Pensamiento" plantea que el idioma influye o determina
la capacidad mental (pensamiento). En esta corriente lingüística incide la "gramática generativa" de Noam
Chomsky, para quien existe un mecanismo idiomático innato, que hace suponer que el pensamiento se
desarrolla como consecuencia del desarrollo idiomático.
Por lo tanto, si se considera que el lenguaje es un estado interior del cerebro del hablante, independiente
de otros elementos adquiridos del entorno social, entonces es fácil suponer que primero está el lenguaje y
después el pensamiento; más todavía, si se parte del criterio de que el lenguaje acelera nuestra actividad teórica,
intelectual y nuestras funciones psíquicas superiores (percepción, memoria, pensamiento, etc).
La teoría de: "El Pensamiento Está Antes Que El Lenguaje" sostiene que la capacidad de pensar
influye en el idioma. No en vano René Descartes acuñó la frase: "primero pienso, luego existo". Asimismo,
muchas actitudes cotidianas se expresan con la frase: "tengo dificultad de decir lo que pienso".
Algunos psicolingüistas sostienen que el lenguaje se desarrolla a partir del pensamiento, por cuanto no
es casual que se diga: "Una psiquis debidamente desarrollada da un idioma efectivo". En esta corriente
lingüística está la llamada "The cognition hypothesis" (La hipótesis cognitiva). cuya teoría se resume en el
concepto de que el "Pensamiento Está Antes Que El Lenguaje".
Pero quizás uno de sus mayores representantes sea Jean Piaget, para quien el pensamiento se produce de
la acción, y que el lenguaje es una más de las formas de liberar el pensamiento de la acción. "Piaget indica que
el grado de asimilación del lenguaje por parte del niño, y también el grado de significación y utilidad que
reporte el lenguaje a su actividad mental depende hasta cierto punto de las acciones mentales que desempeñe; es
decir, que depende de que el niño piense con preconceptos, operaciones concretas u operaciones formales
(Richmond, P. G. "Introducción a Piaget", 1981, pág. 139).
La "Teoría Simultánea" define que tanto el lenguaje como el pensamiento están ligados entre sí. Esta
teoría fue dada a conocer ampliamente por el psicólogo ruso L.S. Vigotsky, quien explicaba que el pensamiento
y el lenguaje se desarrollaban en una interrelación dialéctica, aunque considera que las estructuras del
habla se convierten en estructuras básicas del pensamiento, así como la conciencia del individuo es
primordialmente lingüística, debido al significado que tiene el lenguaje o la actividad lingüística en la
realización de las funciones psíquicas superiores del hombre.(Procesos Psicológicos)
Asimismo, "El lenguaje esta particularmente ligado al pensamiento. Sin embargo, entre ellos no hay una
relación de paralelismo, como frecuentemente consideran los lógicos y lingüistas tratando de encontrar en el
pensamiento equivalentes exactos a las unidades lingüísticas y viceversa; al contrario, el pensamiento es
lingüístico por su naturaleza, el lenguaje es el instrumento del pensamiento.
Lazos no menos fuertes ligan al lenguaje con la memoria. La verdadera memoria humana
(intermediadora) más frecuentemente se apoya en el lenguaje que en otras formas de intermediación. En igual
medida se realiza la percepción con la ayuda de la actividad lingüística" (Petrovski, A., "Psicología general",
1980, pág. 205).
Así pues, las diversas teorías que pretenden explicar el origen del lenguaje, las funciones del
pensamiento y sus operaciones concretas son motivos de controversias entre los estudiosos de estas ramas del
conocimiento humano. Empero, cualquier esfuerzo por echar nuevas luces sobre este tema, tan fascinante como
explicarse los misterios del universo, es siempre un buen pretexto para volver a estudiar las ciencias que
conciernen al lenguaje y el pensamiento de todo ser dotado de capacidad racional y sentido lógico
¿El idioma que usted habla afecta a aquello en lo que puede pensar? ¿Todos pensamos igual? Al menos
durante 100 años, una suposición fundamental de la psicología y de la filosofía era que los procesos básicos de
la cognición humana eran universales. Se aceptaba la ideade que las diferencias culturales afectan lo que la
gente piensa.
Así, los ancianos Masai del Serengeti cuentan su riqueza en cabezas de ganado, mientras que los
banqueros de Wall Street miden la suya en acciones y bonos. Pero se suponía que los hábitos de
pensamiento, es decir, los modos en que la gente procesa la información eran los mismos en todos lados. Se
pensaba que la tendencia a categorizar objetos y experiencias, la capacidad para razonar lógicamente, y el deseo
de entender las situaciones en términos de causa y efecto eran parte de la naturaleza humana, cualquiera que
fuera el escenario cultural (Goode, 2000a).
LENGUAJE Y COGNICIÓN
Hemos visto que el lenguaje está estrechamente ligado a la expresión y comprensión de los
pensamientos. Puesto que nuestro idioma determina no sólo las palabras que usamos sino también la forma en
que combinamos esas palabras en oraciones, ¿puede el idioma determinar también lo que podemos pensar?
Algunos teóricos creen que así es.
Como señalaron Lindsay y Norman (1977), “la memoria para las experiencias perceptuales individuales
se relaciona directamente con la facilidad con que el lenguaje puede comunicar esa experiencia” (p. 483).
En un estudio sobre este efecto, los participantes miraron parches de colores y le asignaron un nombre a
cada uno (Brown y Lenneberg, 1954). Los colores que se nombraban de manera rápida y sencilla (como azul) se
recordaban con más facilidad que los que requerían más tiempo para recibir un nombre y recibían etiquetas
menos comunes (como azul cielo o azul pálido).
Si el idioma afecta nuestra habilidad para almacenar y recuperar información, también debería repercutir
en nuestra destreza para pensar en las cosas. Benjamin Whorf (1956) fue un portavoz pionero de esta posición
denominada determinismo lingüístico.
Whorf advirtió, por ejemplo, que los Hopi, un pueblo nativo americano del suroeste de Estados Unidos,
sólo tienen dos sustantivos para todo lo que vuela. Uno se refiere a las aves, el otro se usa para todo lo demás,
sean aviones, cometas o libélulas.
Por ende, de acuerdo con el determinismo lingüístico, los Hopi interpretarían a todas las cosas voladoras
en términos de alguno de esos dos sustantivos; algo en el aire sería un ave o algo que no es un ave.
El determinismo lingüístico tiene un atractivo intuitivo, pero cuando se prueba en el campo emerge una
imagen diferente. Por ejemplo, las culturas varían en el número de colores que identifica su idioma.
No obstante, la gente es capaz de percibir distinciones de color para las cuales su idioma no tiene
palabras. Los Dani, un pueblo que vive en las tierras altas de Nueva Guinea, usan sólo dos términos de color
que corresponden aproximadamente a “claro” y “oscuro”, y no tienen palabras para las formas geométricas. No
obstante, recuerdan colores básicos como el rojo, verde y amarillo.
Además, los Dani y la gente de otras culturas con una terminología limitada para nombrar colores,
juzgan la similitud de los colores de manera muy parecida a como lo hacen los angloparlantes (Heider y Oliver,
1972; Roberson, Davies y Jules, 2000; Rosch,1973).
De esta forma, personas de culturas diferentes con idiomas muy distintos piensan en algunas cosas,
como el color, de manera muy similar, incluso si su idioma carece de palabras para esas cosas. El idioma en
realidad influye en el pensamiento, pero no parece restringirlo en la medida que creían algunos deterministas
lingüísticos.
Más aún, la experiencia y el pensamiento en realidad ejercen influencia sobre el idioma. Por ejemplo, los
esquiadores angloparlantes, al darse cuenta de que diferentes texturas de la nieve afectan su carrera cuesta
abajo, han acuñado términos diferenciados para la nieve como polvo, grano y hielo. La proliferación de las
computadoras personales y la Internet ha inspirado un vocabulario propio, como disco duro, RAM, gigabytes,
software, en línea y CD-ROM.
En resumen, la gente crea nuevas palabras cuando las necesita, así que la experiencia da forma al
lenguaje. Si los Hopi hubieran sufrido bombardeos aéreos, probablemente habrían creado palabras para
distinguir a una mariposa de un bombardero.
Los psicólogos y los lingüistas no han descartado del todo el determinismo lingüístico, sino que lo han
suavizado. Es claro que el lenguaje, el pensamiento y la cultura están entrelazados (Matsumoto, 1996). La gente
crea palabras para capturar aspectos importantes de sus experiencias y, en cierta medida, las palabras moldean la
forma y las cosas en las que piensa la gente. Pero las personas también pueden pensar en cosas para las que no
tienen palabras. La experiencia moldea el lenguaje y éste, a su vez, afecta la experiencia posterior.
El pensamiento es una necesidad del ser no solamente en la exigencia académica e intelectual, sino en la
toma de decisiones, por ende, la evolución del pensamiento es fundamental para el desarrollo de la sociedad y la
conducta y conciencia de las personas.
Como dice (Hernández, 2016) “La transformación de la conciencia humana permite la evolución del
pensamiento porque permite el desarrollo de nuevas formas de pensar y adquirir conocimientos. La evolución
de las habilidades y destrezas cognitivas conllevan a un mejor desarrollo del pensamiento por ende esto permite
resolver o actuar de una forma más rápida, práctica y eficaz ante una situación o circunstancia, así como de
dudas e inquietudes que surgen a lo largo del tiempo dependiendo del medio con el que interactúa la persona.
En la evolución del pensamiento se encuentra el lenguaje como un medio fundamental e indispensable
que permite el proceso de cambio y desarrollo del pensamiento. Como dice (montoya ,2007).” El lenguaje ha
transformado la conciencia humana porque permite el desarrollo de nuevas formas de pensamiento y la
adquisición de conocimientos”.
El lenguaje juega un papel fundamental en una mente formada socialmente dentro de la evolución del
pensamiento porque es la primera vía de contacto mental y de comunicación con otros y representa una
herramienta indispensable para pensar, ya que el lenguaje representa un puente importante entre el mundo
sociocultural y el funcionamiento mental del individuo.
El pensamiento es el conjunto de actividades psíquicas tales como: prestar atención, recordar, imaginar,
comparar, juzgar y reflexionar, y él lenguaje es una actividad social y es aprendido a través de la interacción con
otros. Aunque el lenguaje y el conocimiento se desarrollan de manera separada, según (Mota, 2007). “El
desarrollo cognoscitivo y del lenguaje se unen para formar un nuevo nivel de organización por medio del cual
se comienzan a ordenar una conducta verbalmente”.
Por ende, progresivamente el lenguaje se convierte en una habilidad intrapsicológica y, por consiguiente,
en una herramienta con la cual se piensa y se controla el propio comportamiento. De esta manera, es
indispensable y fundamental la intervención del lenguaje como medio principal para la evolución y desarrollo
cognoscitivo individual.
Uno de los elementos más preciados de los seres humanos es la capacidad para comunicarse con otros de
manera sistematizada, entendible y adecuada, es decir, utilizando un lenguaje.
El lenguaje es un sistema de símbolos tanto fonéticos como escritos que permiten comunicar tantas
ideas como pensamientos, sentimientos y diferentes situaciones entre dos o más personas. Como dice
(Hernández, 2010).” El lenguaje ha transformado la conciencia humana porque permite el desarrollo de nuevas
formas de pensamiento y la adquisición de conocimientos”. Lo cual lleva a buscar una explicación teórica sobre
las relaciones existentes entre el pensamiento, lenguaje y su posible relación en el desarrollo de las ideas.
En esta experiencia el lenguaje juega un papel fundamental en una mente formada socialmente porque es
nuestra primera guía de contacto mental y de comunicación con otros esta representa una herramienta
indispensable para el pensamiento. Por considerar que el lenguaje representa un puente muy importante entre el
mundo sociocultural y el funcionamiento mental del individuo.
El pensamiento abarca el conjunto de actividades psíquicas: prestar atención, recordar, imaginar,
comparar, juzgar, y reflexionar sobre un objeto determinado. Esta actividad social que es aprendida a través de
la interacción con otros permite que el lenguaje contribuya en la formación de ideas.
Según (Mota, 2007). “El lenguaje y el conocimiento se desarrollan de manera separada. Por lo tanto, el
desarrollo cognoscitivo y del lenguaje se une para formar un nuevo nivel de organización por medio del cual los
niños comienzan a guiar su conducta verbalmente, utilizando los significados de su cultura particular.
BIBLIOGRAFIA