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Bouillet-A-2018-Filosofia 2

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Amanda Bouillet

2018

¿En qué sentido Marx afirma que “La burguesía ha ejercido en la Historia una acción
esencialmente revolucionaria”? ¿Cómo se relaciona con el problema de la centralización
política?
A. “La burguesía ha ejercido en la Historia una acción esencialmente
revolucionaria”
El Manifiesto del Partido Comunista fue redactado en una época en que Europa toda se
agitaba entre revoluciones, inspiradas en la Revolución Francesa del siglo anterior. Sus
autores, Marx y Engels, nacieron ellos mismos en el seno de familias burguesas; a estos
pensadores y activistas les fue encomendada la tarea de escribir el programa del partido,
que por su análisis crítico y revolucionario -valga la expresión- de la situación sociopolítica
que atravesaba el continente, se convirtió en acervo intelectual de toda la humanidad. El
texto critica duramente a la burguesía, por considerarla la creadora de un sistema
económico de producción que aliena a las personas, causando un profundo daño en las
sociedades.
La desigualdad social es histórica; siempre ha habido un grupo dominante reducido, y
otro, numeroso, de dominados. Lo que Marx le recrimina a la burguesía es haber
destruido un sistema feudal en el que había lazos de parentesco, de honor, religiosos,
entre las pequeñas comunidades o aldeas con una homogénea calidad de vida,
idiosincrasia y valores, sustituyéndolos por relaciones de producción. La burguesía
radicaliza esta desigualdad, reduciéndola a dos clases sociales: el proletariado y la
burguesía.
No solo los lazos interpersonales se ven modificados, sino que la estructura misma de la
sociedad fue alterada por la industrialización y el capitalismo. La división del trabajo, antes
marcada por los distintos gremios de artesanos y manufactureros, se dividen ahora dentro
de la fábrica. Las personas pasan a ser mera mercancía, y la sociedad toda sufre
constantes fluctuaciones e inestabilidad debido a la voraz necesidad de actualizar
tecnología y desarrollar la industria.
La “revolución” burguesa dio lugar a la lucha de clases, que desencadenará la revolución
comunista; la cual no volverá a la “idílica” sociedad de comunidades de trabajadores, sino
a un Estado centralizado y protector.
B. ¿Cómo se relaciona con el problema de la centralización política?
La burguesía ha centralizado a la población, aglomerándola en torno a los centros de
producción, en manos de unos pocos. Esto ha dado por resultado una centralización
política, “fatal” en palabras de Marx. Fatal, porque no ha tenido en cuenta la religión,
ideas, sistemas políticos y tributarios de las distintas regiones o provincias
independientes.
La Revolución Comunista, también, centralizará los capitales, medios de transporte, y
medios de producción.
Bibliografía: Marx, Karl, Engels., Friedrich, El manifiesto comunista, p. 29

¿En qué consiste la escuela de la sospecha según Paul Ricoeur?


Ricoeur describe dos escuelas de la hermenéutica: la interpretación como restauración
del sentido y la escuela de la sospecha. De esta última, menciona a sus tres más grandes
exponentes: Freud, Marx y Nietzsche. Los tres pensadores, que en apariencia postulan
teorías casi excluyentes entre sí, comparten un método de desmitificación.
Son maestros de la sospecha porque rechazan, no ya que la cosa es lo que percibimos
de ella (la duda cartesiana), sino que nuestra conciencia sea confiable. Cada uno de los
tres ejercita la sospecha de modo distinto, pero su común denominador es considerar la
“verdad como mentira”. Para la escuela de la sospecha, pensar es sinónimo de
interpretar; trata la comprensión como el descifrar sus expresiones de la conciencia,
buscando el sentido. La misma noción de verdad es inducida por la historia, y por ello
debe ser sometida a la interpretación.

Bibliografía: Ricoeur, Paul (1970): “La interpretación como ejercicio de la sospecha”, en Freud:
una interpretación de la cultura, trad. de Armando Suárez, México, FCE, pp. 32-35.

¿Qué significa “articular históricamente el pasado” según Walter Benjamin?


“La historia la escriben los que ganan”, como canta una canción popular 1, y las clases
dominantes se adscriben a esa historia que perpetúa su dominación. Esta historia no
puede revisitarse sin revivir el horror, el peligro, que vivieron las clases dominadas – las
cuales no tienen lugar en el historicismo.
Benjamin incita a “articular históricamente el pasado” desde la empatía, poniéndose en los
zapatos los siervos, soldados, los verdaderos actores que llevaron a cabo las grandes
hazañas de las cuales se vanaglorian los capitanes y reyes de los libros de historia
conformistas. Con este revisionar el pasado desde la perspectiva del oprimido, el
materialismo histórico nos permitirá sanar, o redimir, el pasado para darle sentido a
nuestro presente.
Somos los hombres actuales quienes, esperados por los de antaño, venceremos al
vencedor: quitándoles sus glorias pasadas y reviviendo el peligro experimentado por el
oprimido.

Bibliografía: Benjamin, Walter (2002): “Sobre el concepto de historia”, en La dialéctica en


suspenso. Fragmentos sobre la historia, trad. de Pablo Oyarzún Robles, Santiago de Chile, Arcis,
pp. 45-68.

¿A qué se refiere Hannah Arendt con “La conspiración totalitaria contra el mundo no
totalitario”?
Arendt nos habla de la Policía Secreta, arma-mecanismo indivisible del Totalitarismo, que
funciona como sociedad secreta y tiene facultades ilimitadas de hacer “todo lo que es
1
Nebbia, L. (1984. Quien quiera oír que oiga. Evita [LP]. Bs. As.
posible”. Para que ella opere, se necesita, primero, quitar la condición de persona, tanto
jurídica como moral, a los perseguidos, puesto que deben ser invisibles, su cadáver y
existencia previa debe permanecer en secreto.
Esta sociedad secreta que es la Policía Secreta, es por toda la población conocida: sus
excesos, la localización de los campos de concentración; pero la propaganda la justifica
con datos y estadísticas inverosímiles. La sociedad toda acepta la paradoja de una
realidad brutal porque se convence a sí misma de que se los está protegiendo de un
enemigo. Las masas han sido reducidas a autómatas de reflejos condicionados y,
pasmados y paralizados ante lo inconcebible, han perdido su capacidad de pensar.
“La conspiración totalitaria contra el mundo no totalitario” hace referencia a un círculo
vicioso en que el gobierno totalitario, desde la irracionalidad de normalizar lo anormal,
mediante el uso de la información y los medios, convence a las masas de que el resto del
mundo conspira contra su país, achacándole experimentos que superan la imaginación
humana. Los simpatizantes (en su mayoría, las grandes masas apartidarías), actúan
como espiás secretos de la policía totalitaria porque, tal vez, esta los beneficia con una
estabilidad laboral y bienestar económico temporal y pasajero.

Bibliografía: Arendt, Hannah (1999): “Dominación total”, en Los orígenes del totalitarismo, trad. de
Guillermo Solana, Madrid, Taurus, pp. 533-557.

¿A qué se refiere Michel Foucault al decir que “Una sujeción real nace
mecánicamente de una relación ficticia”? (Vigilar y Castigar, p. 187)
El libro Vigilar y Castigar se publica unos años antes de la invención de la “red de redes”;
sin embargo, aun cuando autores como Zygmunt Bauman y David Lyon en la actualidad
han considerado el panóptico analizado por Foucault como anticuado, podemos encontrar
muchos puntos en común con la vigilancia actual sobre las sociedades.
Podemos sintetizar tres etapas de la vigilancia como aparato de poder:
1. Circo romano: unos pocos sobre el escenario siendo observados por la multitud.
2. Panóptico: una multitud individualizada, aislada, observada por uno a la vez
(aunque ese uno puede – y debería – ser siempre distinto2)
3. Ciber tecnologías de vigilancia: todos son observados por todos. Aunque, en
esa observación hay intereses dispares: los organismos encargados del orden público
vigilan para prevenir el crimen; Las empresas para definir sus campañas de mercadeo, las
instituciones para mejorar eficazmente sus procedimientos, los empleadores para
economizar y potenciar sus ganancias.
Foucault retoma la arquitectura del panopticum, la máquina suprema de una “física de la
vigilancia”, del filósofo J. Bentham para analizar el paso de una forma de ejercer el poder
en base a la disciplina a otra: la cuarentena ante la peste y la tecnología política del
esquema del panóptico. La primera, caracterizada por la vigilancia absoluta, el encierro, el

2
La analogía con un zoológico, en donde los visitantes miran a los enjaulados describe un proceso
de meta-vigilancia por el cual toda la sociedad no vigilada puede ingresar en la torre central para
observar a los reos, enfermos, estudiantes o trabajadores, vigilando de esa forma al sistema
mismo.
control de cada acto y amenaza de muerte ante el no acatamiento de las ordenes,
ejercido por el monarca y sus funcionarios sobre el resto de la población. La segunda, que
sin utilizar la fuerza, logra que cada individuo se auto-discipline por el solo hecho de
saberse observado -sin ver a su observador- en todo momento.
En el panóptico, cada individuo aislado se encuentra en una celda: no puede oír ni ver a
nadie más. Toda situación relacional se reduce a la que se da entre el individuo y su
observador invisible e inaudible, por eso Foucault la considera una relación ficticia. La
sujeción es real, sin embargo, porque nace del propio individuo, quien al saberse vigilado
en todo momento – o no – acata la disciplina.
Bibliografía: Foucault, Michel (2005): Vigilar y castigar. El nacimiento de la prisión, trad.
de Aurelio Garzón del Camino, México, Siglo XXI, pp. 199-232.
Bauman, Z., Lyon, D., & Tatjer, A. C. (2015). Vigilancia liquida. Barcelona: Espasa Libros.

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