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Tema 1.

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Tema 1.

Hacia el concepto de
Modernidad y fin de siglo en
América.
Rubén Darío, síntesis del Modernismo.
La Modernidad es el concepto que abarca desde la segunda mitad del siglo XIX hasta
1968, aproximadamente. Es una época de ruptura con el sistema gnoseológico (teoría del
conocimiento) del Antiguo Régimen, de fe en el progreso –utopía-, de parricidio cultural y
estético en relación al pasado. El artista se margina en un sistema burgués al que se siente
extraño. La literatura, como expresión estética, se aleja de las masas para indagar sobre sí
misma y convertirse en una nueva religión. Se olvida la falacia biográfica para que el texto
adquiera mayor importancia. El lenguaje será violentado en todas sus posibilidades.

Volvemos a hablar aquí de los “Hitos de la Modernidad” recordando que son:

Romanticismo. Se dio en Europa, especialmente en Alemania y Gran Bretaña


mostrándose menos innovador en el mundo hispano.

Modernismo. Momento a caballo entre los siglos XIX y XX (1880-1910) en el que


Hispanoamérica se independiza de las referencias culturales españolas para marcar, desde
entonces, los signos de la revolución estética.

Vanguardia (1910 en adelante). El periodo, precisamente definido como “Vanguardias


históricas”, llega aproximadamente hasta el estallido de la II Guerra Mundial, continuándose
con las vanguardias tardías o neovanguardias (años sesenta, concluidas con el espíritu utópico
de 1968).

COMIENZO DE LA MODERNIDAD: LOS REFERENTES EUROPEOS. LAS FLORES DEL MAL: UNA
NUEVA ESTÉTICA.

Los modernistas están muy influidos por Charles Baudelaire, considerado poeta
maldito y representante del hombre moderno. Las Flores del Mal es su obra más influyente
pues de ella extraen aspectos que los modernos utilizarán a la hora de escribir: exigencia en el
uso del lenguaje, nueva manera de enfocar el mundo, inclusión de aspectos grotescos,
absurdos y feístas en el texto, deseo de abarcar la totalidad, la oscuridad, poder mágico de la
palabra, placer en degradar.

Se utilizan nuevos temas:

- El mal. Cristianismo en ruinas. Conciencia caída y de culpa que lo lleva a defender el


mal en estado puro. Satanismo.
- La mujer. No es la “donna angelicata” sino que se presenta a la “femme fatale”,
odiada, corruptora, abominable.
- La ciudad. Aparece como marco de la vida del poeta, multitudinaria y anónima. Es
muestra de soledad y alineación.
- El hastío. Sentimiento que se repite en todos los gestores de la Modernidad (“ennvi” o
“spleen” por la claudicación del ideal).

MOVIMIENTOS QUE SE CONJUGAN EN EL MODERNISMO HISPANOAMERICANO.

Parnasianismo: impasibilidad y decorativismo.

Se desarrolla la llamada poética de la modernidad. Es un ideal de impasibilidad, esto


es, versos fríos y arte por el arte. Decorado imaginario de ninfas y mármoles clásicos. Poemas
esencialmente descriptivos. Frente al Romanticismo, los parnasianos rechazan el reflejo de
emociones personales.

Simbolismo: arte de la sugerencia y ruptura del contrato mimético.

Se busca un nuevo lenguaje transmitido a través del ideal de la “suggestion” o


sugerencia, por el que se rechazaba nombrar las cosas con claridad denotativa, prefiriendo
connotarlas a través de la creación de atmósferas acordes con el estado de ánimo.

Postulados transmitidos a través del Manifiesto simbolista que se publicó en 1886 en


Le Figaro y donde se cristalizó el estado espiritual romántico. Se expresa que a la idea oculta
sólo se puede llegar a través de símbolos. La imaginación cobra una importancia fundamental
pues descubre “analogías” con las que se crea un mundo nuevo.

En el Simbolismo se pierde la complacencia parnasiana; el poeta profesa la “religión


del arte”.

Decadentismo.

Ruptura con el ideal de salud y de la ortodoxia moral burguesa. Se privilegia lo


morboso y lo degenerado.

LOS BASTIONES LEÍDOS POR LOS AUTORES HISPANOAMEICANOS: BAUDELAIRE, VORLAINE,


RIMBAUD Y MALLARMÉ.

Baudelaire. Se convierte en vital, tanto por sus costumbres desde el punto de vista
biográfico, como por su literatura desde que titula a su obra Las Flores del Mal. El poema es
una flor (bello) en el mal (Satán, oda al vino, amores heterodoxos, amores lésbicos…). En
América latina se traducía continuamente y se pasaba escrito de mano en mano. Vemos temas
como la reivindicación del mal, el paso del canto del locus amoenus, para descansar, a la
ciudad como lugar de agobio absoluto pero también como único lugar posible para el artista
moderno. Estos ya no verán la naturaleza como lugar utópico pues para ellos ya no existirá la
utopía.

El hastío se presenta como fundamental en estos autores. En vez de ver este


sentimiento como una enfermedad, se le ve como posibilidad para conseguir la obra moderna,
por tanto, se muestran como hijos de Saturno, el dios del paso del tiempo, de la melancolía.
Considera que sólo pasando por el abismo, se puede llegar al cielo, sólo desde la melancolía se
llega a la obra de arte. El artista se margina, se presenta como un “vagamundo”.

Se presenta a la mujer como mujer libre, que actúa, la femme fatale como símbolo de
perversión.

Verlaine. Experimentación de la métrica, formas, composiciones. Propugna la


consecución en el poema de una cadencia interna y secreta entre las palabras de la estrofa.
Recupera las palabras esdrújulas que habían sido rechazadas anteriormente y, con esto, dirige
la obra a la minoría selecta que defienden los modernistas.

Rimbaud. El poema vidente, caracterizado por el hermetismo de su lenguaje, que


asume la alteridad de “la persona poética”: “yo es otro”. Defiende que el artista debe soñar,
experimentar; sigue el final fatal. Expresa que no se puede hacer un discurso pensado ya que
sería mentir; los escritos deben ser iluminaciones.

Mallarmé. Oscuro discípulo de Góngora. El símbolo de su obra es el “Maelström” de


Poe que refleja la impotencia para crear. Describe su proceso de encuentro con lo absoluto,
que lo lleva a la nada. La belleza lo desespera, rechaza la idea de nombrar la realidad. Su gran
tema es la imposibilidad de escribir. El yo poético queda totalmente superado en su obra que
se enfrenta contra el sentido del azar y del caos del universo. Deseó vivir para la poesía,
poetizar en vez de vivir. El más escandaloso de sus poemas fue Un coup de dés jamais n’abolira
le hasard, impreso en unidades de dos páginas, deja grandes blancos entre los fragmentos de
la frase, no tiene puntuación y usa diversos tamaños y tipos de letra. En este poema, expresa
que el ser humano tiene muy poco tiempo para conocer el mundo, por eso sólo vemos las
casualidades, los azares. Dirá que significa más el silencio que las palabras.

CONTEXTO DEL FIN DE SIGLO Y MODERNISMO HISPANOAMERICANO.

El Modernismo es un movimiento difícil de definir, por lo tanto, es más aceptado


describirlo como una pluralidad de estilos y de pensamientos. Se trata de un movimiento
literario e ideológico, localizado a caballo entre el siglo XIX y el siglo XX (aproximadamente de
1880 a 1910), fundamental para el desarrollo de las letras hispanoamericanas.

En Hispanoamérica se produce, en esta época, el triunfo del capitalismo, del


colonialismo americano y europeo en las relaciones exteriores, del liberalismo en política, del
positivismo en filosofía y del antropocentrismo en religión, desapareciendo los principios de
pensamiento mantenidos hasta entonces.

El desarrollo de la sociedad hispanoamericana provoca: el contacto del escritor con


Europa, la profesionalización de este pues ya no se trata del autodidacta, sino del autor con
plena conciencia de su trabajo que comparte, en la mayoría de los casos, las tareas literarias
con las periodísticas, la postulación del “arte por el arte”, de este modo, el poeta deja de
escribir para la comunidad y dirige el arte a una minoría, la relación con la actitud vital
romántica: Hölderling, Novalis, Schlegel… Los rasgos románticos son transmitidos a los
modernistas (culto al yo, retorno a un cristianismo primitivo, redescubrimiento de la Edad
Media, atracción por la naturaleza, experimentación artística, importante vena exótica… Por
último, el desarrollo de la sociedad hispanoamericana provoca que la vida del autor se haga
urbana.

Generaciones.

Se eligió a Rubén Darío como punto de partida para el Modernismo, por ello, se ha
considerado a los coetáneos que publicaron antes de 1888 “precursores” del movimiento, lo
que no es totalmente exacto pues presentaron una obra completamente madura (Martí,
Silva…).

Rasgos.

Cosmopolitismo. Los artistas procuraron, ante todo, manifestarse como “ciudadanos


de mundo”. De ahí sus continuos viajes, su interés por las civilizaciones lejanas y las épocas
remotas, la abstracción hacia Europa (cuna de la cultura clásica) y Oriente (cuyas doctrinas
herméticas y peculiar concepción del espiritualismo interesaron a estos autores que anhelaban
descubrir el lado oculto de la realidad.

Isocronismo. Los autores del Modernismo Hispanoamericano se situaron en el mismo


tempo intelectual de los europeos, compartiendo lecturas y pensamientos. El interés de los
modernistas latinoamericanos se dividía entre la literatura francesa (Baudelaire, Verlaine,
Rimbaud, Mallarmé), la norteamericana (Poe, Whitman), la inglesa (Wilde, Rossetti), la italiana
(D’Annuzio), la escandinava (Ibsen) y la rusa (Tolstoi).

Originalidad. Buscaban, ante todo, la novedad, por lo que asumieron actitudes


anticonvencionales. Así, se debatieron entre la absoluta marginalidad (bohemia) y la exquisitez
más depurada (dandismo, decadentismo). Este afán de originalidad los llevó a interesarse por
el pensamiento hermético, la cábala, las doctrinas esotéricas, que aplicaron en sus obras.

Sincretismo. Se produce una amalgama de tendencias que podrían parecer


contradictorias en principio (Simbolismo, Parnasianismo, Prerrafaelismo, Decadentismo,
Realismo, Positivismo). Asimismo, el concepto de originalidad es clave para entender la época.
Los autores asumen posturas ambivalentes: compromiso/evasión, laicismo/cristianismo,
democracia/apoyo al tirano, defensa/ataque a Estados Unidos…

Etapas.

Tras un primer momento en el que se centra en la zona del Caribe, el Modernismo se


desplaza hacia el sur. Se establecen tres etapas fundamentales:

- Romanticismo-Modernismo: 1882-1896 (Rubén Darío).


- Triunfo del movimiento: 1896-1905 (Juan Ramón Jiménez).
- Modernismo-Vanguardia: 1905 (Herrera y Reissig, Güiraldes, Lugones).

Octavio Paz caracteriza el movimiento a través de tres conceptos:

1. Modernidad. Existió en un principio una actitud burguesa, sin embargo, al mismo


tiempo, se desarrolló una actitud de rebeldía contra el positivismo filosófico. Así, la
modernidad estética se opuso a la tecnología.
2. Anticaticismo. Posee dos momentos:
 Rechazo de los español e interés por la cultura francesa.
 Retorno a las raíces hispánicas por: el fenómeno del cosmopolitismo, la búsqueda
de raíces, el rechazo del imperialismo norteamericano.
3. Analogía. Relacionada con las doctrinas herméticas. A través de este concepto se
establecen las siguientes líneas de pensamiento:
a) Ritmo del verso = ritmo del mundo.
b) Reacción contra el pensamiento oficial y búsqueda de la verdad en doctrinas
esotéricas y neoplatónicas.
c) Universo = sistema de correspondencias.
d) Lenguaje = doble del Universo.
e) Autor = traductor e intérprete de la Naturaleza, nunca creador por sí mismo.

Estilo.

En cuanto al vocabulario, se usan neologismos, arcaísmos, americanismos,


indigenismos. Refiriéndonos a la sintaxis, hay que decir que se agilizan las construcciones; se
evitan los giros latinizantes y se utiliza el verso libre y la imagen insólita, así como un lenguaje
coloquial. Por último, en cuanto a la prosodia, se inventan formas nuevas. Se produce una
fundamental reforma métrica, empleándose formas antiguas en nuevos contextos.

RUBÉN DARÍO. SÍNTESIS DEL MODERNISMO (1867-1916).

Nació el 18 de enero de 1867 y murió en 1916. Fue poeta,


periodista y diplomático nicaragüense, considerado como el máximo
representante del Modernismo literario en la lengua española.

Su nombre completo es Félix Rubén García Sarmiento. Su


familia paterna era conocida como Los Daríos por lo que decidió
adoptar Darío como apellido. Sin demasiada razón se le acusó de
inautenticidad, cuando en realidad procuró manifestarse como
“ciudadano de mundo”. De ahí sus continuos viajes, su interés por
civilizaciones lejanas y las épocas remotas, su atracción hacia Europa y
Oriente.

Desde Nicaragua, su país de origen en el que ya leía clásicos españoles, pasó a Chile
donde amplió sus conocimientos leyendo a escritores como Víctor Hugo, Baudelaire, Musset,
Lamartine, Mendès…

Realizó viajes decisivos a Madrid, París, Buenos Aires, poniendo en contacto con el
nuevo movimiento a jóvenes artistas.

Asumió la dirección del movimiento modernista, manifestando los fundamentos de su


poética en Los Raros, obra que se convirtió en la Biblia para los modernistas. En este ensayo,
Darío introduce a autores como Mallarmé, Rimbaud, Baudelaire, Verlaine, Allan Poe. Lee a Poe
a través de Baudelaire y se da cuenta de que es el primero que está escribiendo algo distinto;
es ahí el momento en el que acepta el nombre de “Modernismo” para la tendencia que
representaba, publicando, ese mismo año, Prosas Profanas.
Evolución poética.

Los libros Azul…, Prosas profanas y Cantos de vida y esperanza marcan la trayectoria
de la estética dariana.

Antes de publicar Azul… aparecen en las imprentas obras de signo romántico: Rimas y
Abrojos, posteriormente rechazadas por el propio Darío a pesar de anunciar, en cierta medida,
la estética modernista.

Le sigue el volumen de Epístolas y poemas, en el que ya se observan algunas de las


innovaciones formales que caracterizan la obra del nicaragüense. En este texto se asimila la
prosa artística francesa (cultivada por autores como Gautier, los Goncourt, Loti o Flaubert) y se
utilizan formas narrativas procedentes del Romanticismo (leyenda).

Tras la publicación de Cantos de vida y esperanza (1905) aparecen el Canto errante,


Canto a la Argentina y Poemas de otoño, textos de marcado tono decadente y melancólico, en
los que Darío se muestra agotado por la vida pero en los que sigue reuniendo textos de gran
calidad.

Hitos fundamentales en la trayectoria poética dariana.

Una primera etapa de BÚSQUEDA reflejada en Azul…

Aún no logra la revolución métrica en el terreno de la lírica, aunque sí existe una


progresiva ampliación de los ritmos. Concede gran importancia a la melodía interior del texto.
Se percibe una renovación fundamental de la prosa con el uso del lenguaje sinestésico y
plástico, gracias a la abundancia de símbolos y a la importancia concedida a las figuras de
repetición. Los cuentos plasman cómo el artista se encuentra desplazado de la marcha de los
acontecimientos de su sociedad (“El sátiro sordo”, “El rey burgués”, “El velo de la reina Mab” o
“La canción de oro”).

La adjetivación novedosa, el léxico aristocrático, el erotismo esencial, la sensualidad de


las imágenes, los cambios de ritmo y de atmosferas (exotismo, fascinación por el pasado)
anuncian el mundo de Prosas profanas.

Este mundo lleva en sí el germen de la decadencia, por lo que Darío revitaliza en sus
textos la sentencia del clásico Lucrecio sobre “el sabor amargo que surge del centro del
deleite”.

Una segunda etapa de CULMINACIÓN reflejada en Prosas profanas.

Se trata de la obra de madurez del Modernismo, que por entonces comienza a ser
aceptado como nueva estética.

Se describe un mundo sensual y vitalista, recorrido por una gran corriente de


espiritualidad. El erotismo y la religión se mezclan de forma heterodoxa. La experimentación
adquiere sus mayores logros.
En la tranquila noche, mis nostalgias amargas sufría.
En busca de quietud bajé al fresco y callado jardín.
En el obscuro cielo Venus bella temblando lucía,
como incrustado en ébano un dorado y divino jazmín.

A mi alma enamorada, una reina oriental parecía,


que esperaba a su amante bajo el techo de su camarín,
o que, llevada en hombros, la profunda extensión recorría,
triunfante y luminosa, recostada sobre un palanquín.

«¡Oh, reina rubia! –díjele-, mi alma quiere dejar su crisálida


y volar hacia ti, y tus labios de fuego besar;
y flotar en el nimbo que derrama en tu frente luz pálida,

y en siderales éxtasis no dejarte un momento de amar».


El aire de la noche refrescaba la atmósfera cálida.
Venus, desde el abismo, me miraba con triste mirar.
Prosas profanas (1896).

Rompe con la estructura del soneto pues usa versos


dodecasílabos en vez de endecasílabos. Utiliza
palabras agudas y esdrújulas, no las propias del
español que son las llanas.
En el poema habla de Venus, la diosa del amor y de
Lucifer como portador de luz (Venus será Lucifer).
Encontramos la continua idea de metamorfosis, de la
correspondencia. En el último terceto el artista se da
cuenta de que no puede llegar a Venus.

Una tercera etapa de PROFUNDIZACIÓN reflejada en Cantos de vida y esperanza.


Se acentúan los estados de ánimo otoñales y melancólicos presentes ya en Prosas
profanas. El poeta anuncia una nueva poética, más pausada y meditativa

En Cantos de vida y esperanza existe un balance final de Rubén Darío, a través del cual,
se plantea su carencia de fe e ideales. En este periodo de crisis vuelve a preocuparse por el
tema de Dios y por el porvenir de su pueblo, cifrado en el sentimiento de lo hispánico.

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