DH en La Constitución. Tomo I
DH en La Constitución. Tomo I
DH en La Constitución. Tomo I
Catalogación
PO
Derechos humanos en la Constitución : comentarios de jurisprudencia constitucional e interamericana /
E500.113
coordinadores Eduardo Ferrer Mac-Gregor Poisot, José Luis Caballero Ochoa, Christian Steiner ;
D473d
[la compilación de esta obra estuvo a cargo de la Coordinación de Derechos Humanos y Asesoría
de la Presidencia de la Suprema Corte de Justicia de la Nación de México ; prólogo Ministro Juan N.
Silva Meza]. -- México : Suprema Corte de Justicia de la Nación, Coordinación de Compilación
y Sistematización de Tesis : Universidad Nacional Autónoma de México, Instituto de Investigaciones
Jurídicas : Konrad Adenauer Stiftung, Programa Estado de Derecho para Latinoamerica, 2013.
2 t. ; 27 cm.
Prohibida su reproducción parcial o total por cualquier medio, sin autorización escrita de los titulares de los derechos.
El contenido de los documentos que conforman esta obra es responsabilidad exclusiva de los autores y no representa en forma
alguna la opinión institucional de la Suprema Corte de Justicia de la Nación.
Impreso en México
Printed in Mexico
La compilación de esta obra estuvo a cargo de la Coordinación de Derechos Humanos y Asesoría de la Presidencia de la Suprema
Corte de Justicia de la Nación de México.
Su edición y diseño estuvieron al cuidado de la Coordinación de Compilación y Sistematización de Tesis de la Suprema Corte de
Justicia de la Nación de México.
SUPREMA CORTE DE JUSTICIA DE LA NACIÓN
Ministro Juan N. Silva Meza
Presidente
Ministro José Ramón Cossío Díaz Ministro Luis María Aguilar Morales
Ministro Alfredo Gutiérrez Ortiz Mena Ministro José Fernando Franco González Salas
Ministra Olga Sánchez Cordero Ministra Margarita Beatriz Luna Ramos
de García Villegas Ministro Alberto Pérez Dayán
Ministro Arturo Zaldívar Lelo de Larrea
Coordinadores de contenidos
Juan Carlos Arjona Estévez
Iván García Gárate
Elaboración de estándares
Iván García Gárate
Adriana Muro Polo
Contenido
Presentación..................................................................................................................................... XV
Prólogo............................................................................................................................................... XIX
Nota preliminar............................................................................................................................... XXV
Recuento de los insumos para la aplicación de la reforma en materia de
derechos humanos de junio de 2011................................................................................... XXIX
TOMO I
Principios generales
Igualdad y No discriminación
Libertades públicas
TOMO II
X
Artículo Octavo Constitucional. Derecho de petición y Derecho de respuesta
David Cienfuegos Salgado............................................................................................... 1155
Tutela judicial
Materia penal
Prohibición de la tortura
Armando Meneses.............................................................................................................. 1999
XIV
Presentación
F elicito al lector de esta obra, o mejor habría que decir: a su usuario, por tener en sus
manos el producto de un esfuerzo colectivo extraordinario. Más de 70 autores –un listado que
se lee como el who is who mexicano de los Derechos Fundamentales y Humanos– generosa
mente, contribuyeron a que, después de dos años de trabajo, pudiéramos poner al servicio
del operador jurídico mexicano este libro de consulta, que denominamos "Derechos Huma-
nos en la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos: Comentarios y Jurispruden-
cia Constitucional e Interamericana".
Los autores pudieron contar con el apoyo técnico de un equipo de expertos compuesto por
Juan Carlos Arjona, Iván García Garate, Adriana Muro, Julieta Becerril, Nora Frías, Edgar Caballero
y Luis García. A todos ellos, corresponde un especial agradecimiento por su labor cuidadosa y
comprometida, también constitutiva del éxito de este libro.
Presentación
Extiendo nuestros agradecimientos igualmente, a la Suprema Corte que, a instancia del Minis-
tro Presidente Juan Silva Meza, supo reconocer el valor de esta obra para la práctica y cultura
XV
jurídica mexicana y decidió apoyar plenamente su difusión, consistente con una intención
declarada y ampliamente demostrada de promover la consolidación del Estado democrá-
tico de Derecho en México mediante el fortalecimiento de los derechos humanos.
Los recientes desarrollos en materia de derechos humanos en México con una reforma para-
digmática de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos (CPM) en el contexto
de juzgamientos internacionales sobre graves violaciones del pasado, los enormes retos en
la actualidad para asegurar la seguridad pública en el país sin comprometer la validez de los
derechos fundamentales, pero de igual manera, los desarrollos jurisprudenciales nacionales
que otorgan al juez ordinario la responsabilidad de aplicar e interpretar las leyes a la luz de la
Constitución y los tratados internacionales sobre derechos humanos; crean las condiciones
para que el Estado y la sociedad mexicanos puedan experimentar un avance cualitativo de la
democracia y la cultura constitucional.
Ante este escenario, en opinión de los coordinadores, era una tarea imperante de la acade-
mia realizar una labor minuciosa al servicio del operador jurídico que coleccionara, analizara,
resumiera y sintetizara los estándares nacionales e internacionales en materia de derechos
humanos, tal y como se han ido construyendo, no solamente en la doctrina sino sobre todo
en la jurisprudencia de tribunales nacionales e internacionales. Esta tarea, es un aporte inva-
luable, que en todo caso, no puede dejar de considerar que es sólo a través de la aplicación de
dichos estándares que resultará posible otorgarles efectividad a los derechos y cerrar la brecha
Comentarios y Jurisprudencia Constitucional e Interamericana
Tal y como se deriva la Carta Política Mexicana vigente la protección efectiva de los derechos,
ya por sí sola, es un fin del Estado constitucional moderno como consecuencia de que "[t]odo
poder público emana del pueblo y se instituye para beneficio de éste" (Artículo 39 2a frase de
la CPM). Sin embargo, una protección efectiva es también, condición necesaria para la super-
vivencia de nuestras democracias que dependen de la participación activa del ciudadano;
XVI tanto como las libertades fundamentales son prerrequisitos para la participación política, al
igual que los derechos económicos, sociales y culturales que velan por las condiciones de
una vida en dignidad son constitutivos de nuestros sistemas políticos y económicos libres.
Sin libertad y dignidad la persona no podrá asumir responsabilidad por la vida en sociedad.
En tal sentido, la labor del operador jurídico que garantiza los derechos de la persona no es un
acto de generosidad o benevolencia por parte del Estado ni tampoco un lujo reservado para
las democracias consolidadas; garantizar derechos es construir credibilidad del Estado, auto-
nomía del individuo, afianzamiento de la ciudadanía y consolidación de la democracia.
Esta responsable labor del operador, en clave de derechos, no significa un desprecio gene
ralizado a la ley, pero sí su aplicación e interpretación a la luz de los derechos de la persona.
Con ello, hablamos de un Estado que no actúa apegado a un ciego formalismo, sino de un
Estado humano.
Ahora bien, para cultivar una cultura jurídica constitucional y respetuosa de los derechos de la
persona no resulta imprescindible resolver definitivamente la jerarquía entre los instrumen-
tos internacionales en materia de derechos humanos y la constitución de un Estado. El largo
debate sobre el monismo v. dualismo, estrechamente ligado al alcance de la soberanía esta-
tal, no es tanto un debate jurídico sino político.
La efectividad práctica de los derechos humanos, por tanto, no dependerá tanto de una
decisión jerarquizadora histórica como del ejercicio cuidadoso y fiel a los principios consti
tucionales y hermenéuticos del operador jurídico, desde la fiscalía, alcaldía o el tribunal al
interior del país hasta las más altas esferas de los poderes ejecutivo, legislativo y, por supues-
to, judicial de la Federación.
Justo en este sentido, nos es grato presentar, con humildad y gratitud, esta obra colectiva,
con la esperanza de que contribuya, en virtud de la práctica jurídica de sus usuarios, a la cons
Presentación
trucción de una cultura jurídica basada en los principios del Estado democrático y social de XVII
Derecho.
Christian Steiner
Director
Programa Estado de Derecho para América Latina
Fundación Konrad Adenauer
Prólogo
D esde que nos erigimos en nación, el edificio constitucional mexicano ha sido sopor
tado por dos pilares fundamentales: los derechos de las personas y las competencias de los
Poderes, idealmente en equilibrio. Al igual que en las democracias más añejas, esta estruc
tura no ofrece algo original o distinto dentro del horizonte del constitucionalismo compa
rado, si se apela a la Declaración de los Derechos del Hombre y del Ciudadano de 1789. Esta
primera Carta de derechos, producto de la Revolución Francesa, dejó plasmado en su artícu-
lo 16 que "toda sociedad en la cual la garantía de los derechos no esté asegurada ni la
separación de poderes esté determinada, carece de Constitución". Los dos pilares han exis-
tido, incluso desde las primeras cartas constitucionales del México independiente.
Pero durante los primeros años, los mecanismos jurídicos específicos, contenidos dentro de
estos dos soportes esenciales, funcionaban bajo esquemas de una débil institucionalidad.
Y es que no podemos olvidar que durante más de un siglo, nuestro país no dejó de fluctuar
entre extremos ideológicos. La inestabilidad de los gobiernos era espacio poco propicio para
el desarrollo del Estado de Derecho. Luego de las guerras de Independencia, la normalidad
del constitucionalismo incipiente estuvo condicionada por la necesidad de desmarcarnos del
esquema colonial. Esto dio pie a cambios abruptos de régimen, primero monárquicos, luego
republicanos. Derrocado el imperio de Iturbide y aprobada la primera Constitución Federal
Prólogo
en 1824, el proceso constitucional quedó sometido a las pugnas entre liberales y conserva-
dores, que se debatieron entre el Estado Federal y regresiones centralistas. Entre tanto, la
XIX
garantía de los derechos seguía siendo una promesa no cumplida a favor del ciudadano.
Tras la solución de tensiones que se venían arrastrando desde la etapa colonial, Benito Juárez
logró imponer la secularización del Estado (no obstante que unos años después, los conser-
vadores arremetieran con otro intento monárquico que terminó con el infortunado segundo
imperio, de Maximiliano de Habsburgo). El fin de siglo fue marcado por invasiones desde el
exterior, asonadas en el interior, y el predominio de la dictadura de Porfirio Díaz. Entre las dos
últimas décadas del siglo y el inicio de la Revolución, se acrecentó la brecha que dividía a la
sociedad e impedía el desarrollo de las instituciones. Después de un largo camino, los inten-
tos por institucionalizar la legalidad tuvieron que esperar varias décadas, que se prolongaron
bien entrado el siglo XX.
En el plano jurídico, la Revolución de 1910 tuvo como objetivo instaurar un nuevo edificio
constitucional. Pero la estabilidad del régimen tampoco llegó tras el fin de la dictadura. Los
pilares de la nueva Constitución, aunque considerablemente ampliados en su dimensión
social, también quedaron sometidos a la voluntad de actores políticos y de operadores jurí-
dicos. La separación de Poderes dependía de un sistema político con arbitrajes emanados de
cúpulas partidistas y de liderazgos regionales o gremiales; en su fase más acabada, estruc
turado en torno a un partido hegemónico que actuaba bajo la coordinación del jefe del
Ejecutivo.
La garantía de los derechos, por su parte, quedó confiada al juicio de amparo como último
reducto a disposición del justiciable. Aunque la inercia lo mantuvo, igual que en el siglo
Comentarios y Jurisprudencia Constitucional e Interamericana
anterior, como instrumento técnico empleado para corregir inconsistencias procesales que
se iban generando durante las fases sucesivas de la justicia local, antes de llegar hasta la
federal. Pero la reforma al juicio de amparo, como veremos, tuvo que esperar.
Derechos Humanos en la Constitución:
No es casualidad que las primeras reformas estructurales se dieran sobre todo para dar cauce
a los cambios políticos que sufrió el país durante el último tercio del siglo XX. Es así que la
reformulación del régimen constitucional coincide con la apertura del régimen político. Por
virtud del proceso de democratización del país, el primer reclamo social se centró en la ins-
XX tauración de mecanismos creíbles para la organización y calificación de las elecciones. Desde
mediados de los años 80, el sistema normativo se dio a la tarea de construir arbitrajes electo-
rales confiables e institucionalizados, y la tarea se consideró cumplida diez años después.
La primera gran reforma al pilar de los derechos individuales tuvo por objeto una revisión
completa del amparo. Este sector había sufrido un desgaste considerable, dando muestras
de fatiga desde la publicación de la Ley de Amparo de 1936. Pues aunque el individuo había
encontrado en este juicio federal un recurso judicial efectivo contra la arbitrariedad de los
poderes, su tramitación se volvió cada vez más compleja; con frecuencia, farragosa; en oca-
siones, sólo para iniciados. La antigua ley debía encontrar también un relevo. Luego de un
proceso que a la postre duró más de diez años de intensos trabajos, en el que participaron
los más importantes especialistas de la materia, la nueva ley fue aprobada, entrando en vigor
apenas el 2 de abril de 2013.
El replanteamiento del amparo se suma a las otras dos reformas constitucionales de gran
calado: la segunda, de junio de 2008, instauró la progresiva entrada en vigor del sistema
penal acusatorio. Y la tercera, sustento principal de todo este replanteamiento de la estruc
tura de los derechos, incorporó en junio de 2011 al artículo 1o. de la Constitución mexicana
el principio pro persona, y marcó el inicio de la Décima Época del Semanario Judicial de la
Federación.
Simplificando, se puede decir que estas tres reformas constituyen el parteaguas que ha
señalado el cambio en la manera como los operadores jurídicos debemos entender y argu-
mentar la protección del individuo. Esta realidad fue producto de una decisión soberana que
inscribe al constitucionalismo mexicano en una normalidad que desde ahora compartimos
con los países que tradicionalmente nos han servido de referentes institucionales.
XXI
Prólogo
Con el propósito de hacer un primer balance sobre el papel que el derecho internacional está
llamado a desempeñar de ahora en adelante en el ordenamiento jurídico mexicano, esta obra
colectiva, preparada por especialistas de derecho público, llega en una coyuntura de confluen
cia única en la historia reciente de nuestro país; no sólo porque los comentarios fueron
solicitados para relacionar los primeros 29 artículos de la Constitución con las tres reformas
descritas en materia de protección de la persona. También porque en su convocatoria,
se solicitó a los autores relacionar estos preceptos con la jurisprudencia interamericana e
internacional.
A nadie escapa que normalizar la aplicación del derecho internacional en el ámbito interno
implica un reto de dimensiones mayúsculas. Pero las resistencias que han sido dirigidas
en contra de aceptar la normalidad del derecho internacional en sede interna no parecen
insalvables.
Esto último, por no ser un reto exclusivo de México. La universalidad de los derechos se em-
pieza a ver reflejada en el reconocimiento de unos mínimos que la comunidad internacional
reconoce a todo individuo, sin que se reproduzcan tratos discriminatorios por cuestiones de
género, nacionalidad, creencias, origen étnico, preferencias sexuales o políticas.
Ha sido a través del diálogo sobre criterios jurisprudenciales como se han sentado las bases
de la generación del efecto útil de las obligaciones internacionales de los países. Desde luego,
se debe destacar que este esfuerzo no es aislado, sino secundado a nivel interamericano por
Comentarios y Jurisprudencia Constitucional e Interamericana
Ha sido a través de estas primeras herramientas dialógicas que los Estados han ido asumiendo
con seriedad los contenidos vinculantes de los Tratados, los cuales fueron diseñados para
operar con base en las vías institucionales probadas por su funcionalidad. Esto significa que
no tendremos que crear nada adicional ni hacer modificaciones mayores a las que se han
XXII venido instrumentando. Ahora, el reto radica en la apertura y la capacidad de adaptación
que tendremos los Jueces, junto con los operadores jurídicos, durante los años por venir.
La operación interpretativa que los Jueces de todos los ámbitos, niveles y materias estamos
llamados a ejercer, tendrá que desembocar en una interiorización responsable de todas estas
cartas de derechos y convenciones internacionales en materia de derechos humanos, inte-
grándolas a la normalidad de los órdenes jurídicos nacionales. Quizá, la magnitud de este
reto pueda equipararse al cambio de paradigma que significó para la justicia federal el largo
proceso de transformación descrito en estas páginas.
Ahora bien, a raíz de la reforma constitucional de 2011 y de las primeras sentencias de la
Suprema Corte de Justicia de la Nación relativas a la vigencia del sistema interamericano, los
Jueces nacionales de todos los niveles (empezando por los de primer contacto con el ciuda-
dano), hemos adquirido conjuntamente el carácter de juzgadores interamericanos. Aunque
esto ha sido así no por voluntad propia; ni porque estemos incitados a observar la esencia de
los Tratados en demérito de la normativa interna; asumimos este carácter por mandato cons-
titucional (y aquí incluímos no sólo a la rama judicial, sino a todos los órganos del Estado
mexicano). Al menos podemos tomar como punto de partida el hecho de contar con esta
nueva configuración, en la cual los derechos de la persona se encuentran en el vértice del
edificio.
Al haber transformado nuestra normativa constitucional, ahora nos toca a todos los Jueces
preguntarnos "¿Cuál de las normas aplicables protege de la mejor manera al individuo?"
A nadie debe sorprender que desde hace dos años, los Jueces mexicanos se encuentren
inmersos en el proceso de asimilar que la universalización de los derechos tiene por corolario
la internacionalización de los sistemas y los comportamientos judiciales. El sesgo sobera-
nista del derecho y sus procedimientos formalistas han cedido al imperio de los derechos
humanos.
La Suprema Corte, en conjunto con la prestigiosa fundación Konrad Adenauer y nuestra que-
rida Universidad Nacional Autónoma de México, se unen en este esfuerzo editorial que se
suma a la generación de materiales de consulta llamados a servir de herramientas prácticas
para todos los operadores jurídicos del país, y, asimismo, como guías básicas para la compren
sión de las reformas. Mi reconocimiento a los coordinadores de la obra y a los responsables
institucionales por su perseverancia para hacer posible esta publicación, y a los autores por
su desinteresada colaboración.
E l libro que hemos tenido el honor de coordinar representa un importante esfuerzo para
hacer llegar a las y los operadores jurídicos y estudiosos de la materia, los derechos funda-
mentales de acuerdo con la reforma constitucional de junio de 2011. De esta manera, se han
reconducido las reflexiones propias de este tipo de comentarios, más afincadas en el recuento
histórico de las sucesivas modificaciones a la Constitución, o en recapitular la aportación de
los juristas mexicanos, hacia las coordenadas que va marcando el artículo 1o. en sus tres pri
meros párrafos.
quehacer interpretativo de la judicatura, a efecto de que pueda ser una herramienta útil
1
Resolución de la Corte Interamericana de Derechos Humanos de 20 de Marzo de 2013. Caso Gelman vs Uruguay. XXV
Supervisión de cumplimiento de sentencia, párrafo 88.
para los jueces y juezas en su tarea de ejercer el control difuso de constitucionalidad, según
los criterios establecidos por la Suprema Corte de Justicia de la Nación en el Expediente
Varios 912/2010. Esperamos que el volumen ayude a esta importante encomienda.
No fue sencillo sumar a tantas voces, ni corto el tiempo que nos tomó concitarlas; fue un
trabajo de más de dos años. Por ello es importante precisar que el horizonte de la reflexión
de buena parte de los autores y autoras es el inmediatamente posterior a la reforma consti-
Derechos Humanos en la Constitución:
El objetivo ha sido contar con la mayor cantidad de elementos que ofrezcan el contenido de
XXVI las normas sobre derechos humanos, sobre el que se pueda plantear plausiblemente el
ejercicio de contraste normativo. El ámbito de análisis ha sido el texto constitucional, al que
se integran las normas previstas en los tratados internacionales y desarrolladas por la juris-
prudencia a cargo de su interpretación –con marcado énfasis, la interamericana– así como la
que establece, a la luz de estos estándares, el Poder Judicial de la Federación, especialmente
la Suprema Corte de Justicia de la Nación.
De igual forma, queremos expresar nuestra enorme gratitud a las tres instituciones que han
auspiciado esta serie de comentarios.
A la Fundación Konrad Adenauer Stiftung y a su Director para el Programa de Derecho de
América Latina, Doctor Christian Steiner, por la generosa bienvenida que dio a las ideas que
concebimos desde el principio, y haber acompañado y apoyado decididamente la presen-
te publicación, que además, mira de cerca a un gran trabajo similar emprendido también desde
la Fundación, el libro Convención Americana sobre Derechos Humanos. Comentario.
A la Suprema Corte de Justicia de la Nación por acoger el proyecto editorial y favorecer que
llegue a quienes ejercen funciones jurisdiccionales bajo las distintas adscripciones y niveles
en nuestro país. Especialmente agradecemos al Ministro Presidente Don Juan Silva Meza, la
confianza puesta en esta obra, e incluirla en los abundantes materiales que sobre las nuevas
claves interpretativas de los derechos, se están ofreciendo desde la máxima instancia judicial
de nuestro país. El agradecimiento se extiende a los Doctores Carlos Pérez Vázquez, Francisco
Tortolero Cervantes, y a la Licenciada Luna Mancini, así como a la Maestra Cielito Bolivar
Galindo, Coordinadora de Compilación y Sistematización de Tesis y a su equipo, por todo el
apoyo que hemos recibido de su parte.
Reconocemos el enorme trabajo que la Suprema Corte ha hecho por hacer llegar a las y los
operadores jurídicos nacionales los contenidos de la reforma en derechos humanos; desde
las consideraciones sobre el sistema de interpretación vertidas en el Expediente Varios
912/2010, hasta las publicaciones, y los muy importantes procesos de capacitación empren-
didos hacia la judicatura en los distintos temas, como lo ha reconocido la CorteIDH, en la
Resolución de Cumplimiento de Sentencia del Caso Radilla Pacheco vs México.2 Particular-
mente, valoramos el trabajo de su Presidente, y desplegado en los programas adscritos a la
Coordinación de Derechos Humanos y Asesoría de la Presidencia, al emprender proyectos
muy considerables y plausibles para transformar la cultura judicial.
institución latinoamericana, pueda estar disponible en línea todo el material aquí presen- XXVII
tado, empleando la plataforma que el Instituto utiliza para ofrecer sus publicaciones por vía
electrónica.
2
Resolución de la Corte Interamericana de Derechos Humanos de 14 de Marzo 2013. Caso Radilla Pacheco vs.
México. Supervisión de cumplimiento de sentencia, especialmente los párrs. 5, 6, 31 y 38.
hubiera sido posible sin su compromiso generoso. Bajo la muy atinada coordinación de Juan
Carlos Arjona Estévez e Iván García Gárate, a quienes estamos muy agradecidos, expresamos
nuestro reconocimiento y damos también las gracias a Adriana Muro, Nora Frías, Julieta
Becerril, Luis Fernando García y Edgar Caballero.
XXVIII
Recuento de los insumos para
la aplicación de la reforma en
materia de derechos humanos
de junio de 2011
Entre estas acciones, destaca la elaboración de una serie de Protocolos de Actuación dirigi-
dos a impartidoras e impartidores de justicia –federales y locales–, en los cuales se sistema-
tizan los principios y prácticas que deben ser observados para favorecer el acceso a la justicia
de personas en condición de vulnerabilidad o pertenecientes a grupos que sufren prácticas
sistemáticas de discriminación en el acceso a la justicia, a saber:
• Protocolo de actuación para quienes imparten justicia en casos que afecten a niñas,
niños y adolescentes (febrero de 2012).
• Protocolo de actuación para quienes imparten justicia en casos que involucren dere-
XXIX
chos de personas, comunidades y pueblos indígenas (abril de 2013).
• Protocolo para juzgar con perspectiva de género (agosto de 2013).
• Protocolo de actuación para quienes imparten justicia en casos que afecten a perso-
nas migrantes y sujetas de protección internacional (septiembre de 2013).
• Protocolo de actuación para quienes imparten justicia en casos que afecten a perso-
nas con discapacidad (diciembre de 2013).
Los Protocolos de Actuación son herramientas que, con pleno respeto a la autonomía e inde
pendencia judicial, auxilian a quien juzga en la tarea de impartir justicia.
(mayo de 2013), Las reparaciones por violaciones a los derechos humanos y el juicio de amparo
(junio de 2013), La SCJN y la instrumentación de la Reforma Constitucional Penal (agosto de
2013), Libro de difusión explicación del debido proceso dirigido a niñas y niños (septiembre
de 2013). Asimismo se tienen proyectadas las siguientes publicaciones: Protegiendo a las
personas contra la tortura en México. Guía para operadores jurídicos (en prensa), La SCJN: una
XXX historia gráfica (octubre de 2013), Traducción profesional, al español, del Fallo Avena (2013),
Derechos Humanos y la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos, comentarios de
jurisprudencia constitucional e interamericana (2013), Convención Americana sobre Derechos
Humanos, comentada (2013), Memoria de la Cumbre de Presidentes de Cortes Supremas, Cons-
titucionales y Regionales 2012 (2014), Retos y obstáculos en la implementación de la reforma
constitucional en materia de derechos humanos en los tres poderes y niveles de gobierno (2014),
La Reforma Constitucional de Derechos Humanos: el Costo de su Realización Efectiva (2014), y la
serie editorial Los Derechos Humanos desde los estándares nacionales e internacionales: desem-
pacando su contenido (abril – octubre 2013).
En febrero de 2012 la SCJN firmó un Convenio de Colaboración con la Corte Interameri-
cana de Derechos Humanos (CoIDH) para sistematizar la jurisprudencia de la misma a partir
del desarrollo, instrumentación y seguimiento en una base de datos y su publicación en
internet. Con base en ello se creó el Buscador Jurídico Avanzado en materia de Derechos
Humanos (BJDH). Éste es una herramienta informática de búsqueda de información que
contiene la jurisprudencia contenciosa de la CoIDH, analizada y sistematizada a partir de los
primeros 30 artículos de la Convención Americana sobre Derechos Humanos (CADH). El BJDH
tiene como objetivo dotar al usuario de una visión sistematizada de la jurisprudencia intera-
mericana de manera que pueda conocerla y compararla con la desarrollada en su propio
ámbito de actuación. De esta manera, busca ser una herramienta fundamental para que los
operadores de justicia apliquen el control de convencionalidad. Así, el BJDH aspira a conver-
tirse en el gran repositorio de la jurisprudencia interamericana.
Por ejemplo, durante 2012 se desarrollaron 42 actividades de formación, contando con una
asistencia aproximada de 8,500 personas, incluyendo juzgadoras y juzgadores del ámbito local
y federal, secretarias y secretarios de estudio y cuenta, y defensoras y defensores públicos.
En el 2013, se han llevado a cabo 29 actividades de formación que han contado con la parti-
cipación aproximada de 6,768 personas, entre las que se encuentran Magistradas y Magistra-
dos de Circuito y Juezas y Jueces de Distrito, así como juzgadoras y juzgadores locales.
Sobresalen el Programa Integral de Posgrados en Derechos Humanos y Democracia (con dos
niveles de formación: Especialidad y Maestría), el Ciclo de mesas de análisis de la nueva Ley de
Amparo con enfoque de derechos humanos, dos emisiones del Curso Virtual La reforma en
derechos humanos y el nuevo control de constitucionalidad, las Jornadas de Control de Con
vencionalidad, el Programa de capacitación en materia de amparo y el Coloquio Internacional
Sentencias de la Corte Interamericana, su impacto en la construcción de estados democráticos.
Comentarios y Jurisprudencia Constitucional e Interamericana
Derechos Humanos en la Constitución:
XXXII
Principios
generales
Estándares sobre
principios generales
I. Nomenclatura y universalidad de los derechos;
reconocimiento de derechos y garantías; restricciones
La protección de los derechos humanos son una restricción al ejercicio del poder estatal. El término
"derechos fundamentales" se refiere los derechos humanos reconocidos en la Constitución
y los tratados internacionales. El término "garantías" se refiere a los mecanismos formales de
protección.
principios generales
Estándares sobre
La palabra "personas" abarca a las personas morales o jurídicas que son protegidas por el
artículo 1o. constitucional y gozan de los derechos fundamentales establecidos en la Constitu-
ción siempre y cuando sean acordes con la finalidad que persiguen o medios necesarios para
5
alcanzar ésta; así como para la protección de su objeto social. Solamente las personas físicas
pueden recurrir a los mecanismos del Sistema Interamericano de Protección de los Derechos
Humanos.
Ningún derecho fundamental es absoluto, todos admiten restricciones que de ninguna ma-
nera pueden ser arbitrarias. Para que las restricciones legislativas de los derechos fundamen-
tales sean válidas, debe analizarse cada una de ellas en lo particular para ver si cumple con
los siguientes requisitos: a) ser admisible dentro del ámbito constitucional; b) ser necesarias
para promover el bienestar general en una sociedad democrática e idónea (no solamente
útil) para asegurar la obtención de los fines que fundamentan la restricción constitucional y
solamente se da casos en que sea imposible alcanzar razonablemente por otros medios menos
restrictivos de derechos fundamentales; y, c) ser proporcional, entre la importancia del fin
buscado por la ley, y los efectos perjudiciales que produce en otros derechos e intereses
constitucionales.
Los jueces y órganos vinculados a la administración de justicia en todos los niveles están en la
obligación de ejercer ex officio un "control de convencionalidad" entre las normas internas y
la CADH, evidentemente en el marco de sus respectivas competencias y de las regulaciones
procesales correspondientes. En esta tarea, los jueces y órganos vinculados a la adminis-
tración de justicia deben tener en cuenta no solamente el tratado, sino también la interpreta-
ción que del mismo ha hecho la CorteIDH, intérprete última de la Convención Americana.
El control de convencionalidad está a cargo del Poder Judicial para que los convenios, pactos
o tratados de derechos humanos puedan materializarse respecto de sus contenidos y gene-
rar la seguridad y certeza jurídica de las personas acorde con el modelo general de control
establecido constitucionalmente. El parámetro de análisis de este tipo de control que debe-
rán ejercer todos los jueces del país, estará integrado por todos los derechos humanos
contenidos en la Constitución Federal (con fundamento en los artículos 1o. y 133), la juris-
prudencia emitida por el Poder Judicial de la Federación y todos los derechos humanos con-
tenidos en tratados internacionales en los que el Estado Mexicano sea parte. Sobre la
interpretación de la CorteIDH sobre los derechos consagrados en la CADH, se tomarán en cuen-
ta como vinculantes únicamente los criterios derivados de las sentencias en las que el Estado
Mexicano haya sido parte, y como criterios orientadores la jurisprudencia y precedentes de
la CorteIDH, cuando el Estado Mexicano no haya sido parte.
Para el control de convencionalidad las autoridades del Estado mexicano deben considerar
principios generales
Estándares sobre
los siguientes pasos: interpretar el orden jurídico a la luz y conforme a los derechos humanos
reconocidos en la Constitución y en los tratados internacionales, favoreciendo en todo tiempo 7
a las personas con la protección más amplia (interpretación conforme en sentido amplio);
cuando hay varias interpretaciones válidas, partir de la presunción de constitucionalidad de las
leyes y preferir aquella que hace a la ley acorde a los derechos humanos reconocidos en la Cons-
titución y en los tratados internacionales, para evitar incidir o vulnerar el contenido esencial
de estos derechos (interpretación conforme en sentido estricto); e, inaplicar la ley cuando las alter-
nativas anteriores no son posibles. Los jueces están obligados a preferir los derechos humanos
contenidos en la Constitución y en los tratados internacionales, aun a pesar de las disposicio-
nes en contrario que se encuentren en cualquier norma inferior y dejar de aplicarlas. El juez
no debe oficiosamente analizar en abstracto en cada resolución, todos los derechos humanos
que forman parte del orden jurídico mexicano, puesto afectaría considerablemente la función
jurisdiccional y el derecho humano de acceso a la justicia.
Las obligaciones del Estado mexicano consagradas en el artículo 1o. constitucional –que
encuentran sustento en las obligaciones generales de los Estados– asumen una doble obliga-
ción; de respetar los derechos y de garantizar el libre y pleno ejercicio de esos derechos a toda
persona que esté bajo su jurisdicción, sin discriminación alguna. Entendiendo por un lado,
la obligación de respetar como aquella obligación de naturaleza negativa; y, por el otro, la
obligación de garantizar que implica el deber de los Estados de organizar todo el aparato
gubernamental, y en general, todas las estructuras a través de los cuales se manifiesta el
ejercicio del poder público, de tal manera que sea capaz de asegurar jurídicamente el libre
y pleno ejercicio de los derechos humanos. Como consecuencia de esta obligación, el Estado
debe prevenir, investigar y sancionar toda violación a los derechos reconocidos por la CADH.
En cuanto al deber de prevención, abarca todas las medidas de carácter jurídico, político y
Comentarios y Jurisprudencia Constitucional e Interamericana
cultural que promuevan la salvaguarda de los derechos humanos y que aseguren que las
eventuales violaciones sean tratadas como un hecho ilícito que es susceptible de acarrear
sanciones para quien las comete, así como indemnizar a las víctimas. Además ha establecido
Derechos Humanos en la Constitución:
Respecto al deber de investigar y sancionar se encuentra dentro de las medidas positivas que
deben adoptar los Estados para garantizar los derechos humanos. Es una obligación de medios
y no de resultado, que debe ser asumida por el Estado como un deber jurídico propio y no
como una simple formalidad condenada de antemano a ser infructuosa, o como una mera
gestión de intereses particulares, que dependa de la iniciativa procesal de las víctimas, de sus
familiares o de la aportación privada de elementos probatorios.
La obligación de investigar y el correspondiente derecho de la presunta víctima o de los fami-
liares, no sólo se desprenden de las normas convencionales de derecho internacional, impe-
rativas para los Estados Parte, sino que, según el Estado de que se trate, además deriva de la
legislación interna que hace referencia al deber de investigar de oficio ciertas conductas ilíci-
tas y a las normas que permiten que las víctimas o sus familiares denuncien o presenten
querellas, pruebas, peticiones o cualquier otra diligencia, con la finalidad de participar proce-
salmente en la investigación penal con la pretensión de establecer la verdad de los hechos.
Respecto a la obligación de reparar, se considera que la sentencia emitida es per se una me-
dida de reparación. Además se han desarrollado diversas medidas de reparación que han sido
consideradas como las más proteccionistas de los sistemas regionales de protección de los dere-
chos humanos y ejemplo para los ordenamientos jurídicos de los Estados Parte de la Convención
Americana. Cada sentencia emitida por la CorteIDH ha venido ampliando el concepto de
reparación, dependiendo de las circunstancias del caso concreto.
En cuanto a la reparación del daño, se incorpora el daño emergente, lucro cesante, daño al
patrimonio familiar y reintegro de costas y gastos. En cuanto al daño inmaterial se han orde-
nado medidas de reparación por daños a la esfera moral, psicológica, al proyecto de vida, y
a la esfera colectiva o social. También se han desarrollado otro tipo medidas de reparación
principios generales
como las tendientes a la rehabilitación de las víctimas de violaciones a derechos humanos las
Estándares sobre
cuales pretenden reparar lo que concierne a las afectaciones físicas, psíquicas o morales que
9
puedan ser objeto de atención médica o psicológica.
Las medidas de satisfacción buscan, inter alia, el reconocimiento de la dignidad de las víctimas
o transmitir un mensaje de reprobación oficial de las violaciones de los derechos humanos de
que se trata, así como evitar que se repitan dichas violaciones. Entre las medidas de satisfac-
ción se encuentran la publicación o difusión de la sentencia, el acto público de reconocimiento
de responsabilidad, las medidas en conmemoración de las víctimas, o hechos y derechos y las
becas de estudio o becas conmemorativas.
Las medidas sobre garantías de no repetición que consisten en ordenar a los Estados la adop-
ción o supresión de medidas de carácter legislativo y capacitaciones en materia de derechos
humanos para los funcionarios públicos.
Las obligaciones generales antes señaladas, deben ser cumplidas conforme a los principios
rectores que consagra el artículo 1o. constitucional, los cuales han sido desarrollados en el
marco del Derecho Internacional de los Derechos Humanos.
El principio de interdependencia existente entre todos los derechos humanos implica que
estos deben entenderse integralmente sin jerarquía entre sí y exigibles en todos los casos
ante aquellas autoridades que resulten competentes para ello. El Estado tiene esencialmente,
aunque no exclusivamente, una obligación de hacer, es decir, de adoptar providencias y
brindar los medios y elementos necesarios para responder a las exigencias de efectividad de
los derechos humanos, siempre en la medida de los recursos económicos y financieros de que
disponga para el cumplimiento del respectivo compromiso internacional adquirido.
Comentarios y Jurisprudencia Constitucional e Interamericana
A estas consideraciones sobre los principios deben integrarse los siguientes criterios sobre
estos. La universalidad de los derechos humanos se refiere a que estos son inherentes a todos
y conciernen a la comunidad internacional en su totalidad que son protegidos porque no
Derechos Humanos en la Constitución:
puede infringirse la dignidad humana, por lo que se consideran inviolables. No son absolutos
pero dentro de sus límites, son inalterables, es decir, que su núcleo esencial es intangible; por
ello, ni aun en los estados de excepción se "suspenden", pues en todo caso, siempre se estará
de conformidad con los principios del derecho internacional humanitario.
En relación a la naturaleza jurídica que distingue a los tratados internacionales sobre derechos 11
humanos de los demás tratados, es que no son tratados multilaterales del tipo tradicional,
concluidos en función de un intercambio recíproco de derechos para el beneficio mutuo de
los Estados contratantes. Su objeto y fin son la protección de los derechos fundamentales de los
seres humanos independientemente de su nacionalidad, tanto frente a su propio Estado
como frente a otros Estados contratantes. Al aprobar estos tratados sobre derechos humanos,
los Estados se someten a un orden legal dentro del cual ellos, por el bien común asumen
varias obligaciones, no en relación con otros Estados, sino hacia los individuos sujetos a su
jurisdicción.
V. Estado de excepción y suspensión de derechos
La suspensión de las garantías puede ser, en algunas hipótesis, el único medio para atender a
situaciones de emergencia pública y preservar los valores superiores de la sociedad democrá-
tica. La suspensión de garantías no puede desvincularse del ejercicio efectivo de la demo-
cracia representativa a que alude el artículo 3 de la Carta de la OEA. La suspensión de
garantías carece de toda legitimidad cuando se utiliza para atentar contra el sistema demo-
crático, que dispone límites infranqueables en cuanto a la vigencia constante de ciertos
derechos esenciales de la persona.
12
Principales criterios jurisprudenciales
Corte IDH. Caso Velásquez Rodríguez Vs. Honduras. Fondo. Sentencia de 29 de julio de
1988. Serie C No. 4.
Corte IDH. El Hábeas Corpus Bajo Suspensión de Garantías (arts. 27.2, 25.1 y 7.6 Con-
vención Americana sobre Derechos Humanos). Opinión Consultiva OC-8/87 del 30 de
enero de 1987. Serie A No. 8.
Corte IDH. Caso Zambrano Vélez y otros Vs. Ecuador. Fondo, Reparaciones y Costas.
Sentencia de 4 de julio de 2007. Serie C No. 166.
Corte IDH. Caso Almonacid Arellano y otros Vs. Chile. Excepciones Preliminares, Fondo,
Reparaciones y Costas. Sentencia de 26 de septiembre de 2006. Serie C No. 154.
Corte IDH. Caso Radilla Pacheco Vs. México. Excepciones Preliminares, Fondo, Repa-
raciones y Costas. Sentencia de 23 de Noviembre de 2009. Serie C No. 209.
Corte IDH. Caso Cabrera García y Montiel Flores Vs. México. Excepción Preliminar, Fondo,
Reparaciones y Costas. Sentencia de 26 de noviembre de 2010 Serie C No. 220.
No. 224.
13
Corte IDH. Caso Atala Riffo y Niñas Vs. Chile. Solicitud de Interpretación de la Senten-
cia de Fondo, Reparaciones y Costas. Sentencia de 21 de noviembre de 2012. Serie C
No. 254.
Corte IDH. Caso de la Masacre de Pueblo Bello Vs. Colombia. Interpretación de la Sen-
tencia de Fondo, Reparaciones y Costas. Sentencia de 25 de noviembre de 2006.
Serie C No. 159.
Corte IDH. Caso Comunidad Indígena Sawhoyamaxa Vs. Paraguay. Fondo, Reparaciones
y Costas. Sentencia de 29 de marzo de 2006. Serie C No. 146.
Corte IDH. Caso González y otras ("Campo Algodonero") Vs. México. Excepción Preli-
minar, Fondo, Reparaciones y Costas. Sentencia de 16 de noviembre de 2009. Serie C
No. 205.
Corte IDH. Caso La Cantuta Vs. Perú. Interpretación de la Sentencia de Fondo, Repara-
ciones y Costas. Sentencia de 30 de noviembre de 2007. Serie C No. 173.
Corte IDH. Caso Gomes Lund y otros ("Guerrilha do Araguaia") Vs. Brasil. Excepciones
Preliminares, Fondo, Reparaciones y Costas. Sentencia de 24 de noviembre de 2010.
Serie C No. 219.
Comentarios y Jurisprudencia Constitucional e Interamericana
Corte IDH. Caso Masacres de El Mozote y lugares aledaños Vs. El Salvador. Fondo,
Reparaciones y Costas. Sentencia de 25 de octubre de 2012 Serie C No. 252.
14 Corte IDH. Caso De la Cruz Flores Vs. Perú. Fondo, Reparaciones y Costas. Sentencia de
18 de noviembre de 2004. Serie C No. 115.
Corte IDH. Caso Acevedo Buendía y otros ("Cesantes y Jubilados de la Contraloría") Vs.
Perú. Excepción Preliminar, Fondo, Reparaciones y Costas. Sentencia de 1 de julio de
2009 Serie C No. 198.
Tesis I.5o.C. J/30 (9a.). DIGNIDAD HUMANA. DEFINICIÓN. Semanario Judicial de la Fede-
ración y su Gaceta, Libro I, Octubre de 2011, Tomo 3, p. 1528. Registro No. 160 870.
Tesis II.3o.P.2 K (10a.) DERECHOS HUMANOS. SI EN EJERCICIO DEL PRINCIPIO PRO PER-
SONA, EL JUEZ ADVIERTE QUE AQUEL QUE SE DICE TRANSGREDIDO ESTÁ PROTEGIDO
POR LA CONSTITUCIÓN FEDERAL, DEBE APLICAR DIRECTAMENTE LA NORMA INTER-
NA Y SÓLO DESPUÉS ACUDIR SUBSIDIARIAMENTE A LOS INSTRUMENTOS INTERNA-
CIONALES. Semanario Judicial de la Federación y su Gaceta, Libro XXII, Julio de 2013,
Tomo 2, p. 1388. Registro No. 2 003 976.
ción: [TA]; 10a. Época; Pleno; Semanario Judicial de la Federación y su Gaceta, Libro III,
Diciembre de 2011, Tomo 1, p. 552. Registro No. 160 525.
17
Derechos humanos en la
Constitución mexicana
Miguel CARBONELL*
* Investigador del Instituto de Investigaciones Jurídicas de la Universidad Nacional Autónoma de México.
Sumario: I. Introducción. II. La igualdad en derechos fundamentales y los tratados
internacionales. III. ¿Otorgamiento o reconocimiento de derechos? IV. De individuos a
personas. V. Jerarquía de tratados internacionales.
I. Introducción
En las siguientes páginas nos vamos a centrar en el contenido del párrafo primero, abordan-
en la Constitución mexicana
do en consecuencia los temas vinculados con la igual titularidad de los derechos humanos
Derechos humanos
Antes de comenzar el análisis de los temas anunciados conviene mencionar que por medio,
precisamente, de la reforma del 10 de junio de 2011 se modifica la denominación del
21
Capítulo I del Título Primero de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos (en
adelante CPEUM o la "Constitución"), de forma que se deja atrás (al menos en parte) el anti-
cuado concepto de "garantías individuales". A partir de la reforma, el Título que abre nuestra
Constitución se llama "De los derechos humanos y sus garantías".
Los derechos humanos son una categoría más amplia y que, en la práctica, se suele utilizar
con menos rigor jurídico que la de derechos fundamentales. Muchas veces se hace refe
rencia a los derechos humanos como expectativas que no están previstas de forma clara en
alguna norma jurídica, con el objeto de señalar lo que a algunas personas les puede parecer
una actuación indebida de las autoridades. Para algunos teóricos, que esgrimen muy buenas
razones en su favor, serían también derechos humanos algunos derechos no jurídicos; se tra
taría, por ejemplo, de los llamados "derechos morales".5 Como escribe Antonio E. Pérez Luño:6
22
1
Alexy, Robert, "Los derechos fundamentales y el principio de proporcionalidad", Revista Española de Derecho
Constitucional, Madrid, núm. 91, enero-abril de 2011, pp. 24-50.
2
Me he encargado de explicar tal diferencia en Carbonell, Miguel, Los derechos fundamentales en México.
4a. edición, México, Porrúa / IIJ-UNAM / CNDH, 2011, pp. 6-10.
3
Carbonell, Miguel, Una historia de los derechos fundamentales, México, Porrúa / IIJ-UNAM / CNDH, 2011.
4
Pérez Luño, Antonio E., Los derechos fundamentales, 4a. edición, Madrid, Tecnos, 1991, p. 29. Ver también Cruz
Villalón, Pedro, "Formación y evolución de los derechos fundamentales", La curiosidad del jurista persa, y otros escritos
sobre la Constitución, Madrid, CEPC, 1999, pp. 23-53.
5
Para un primer acercamiento al tema véase Cruz Parcero, Juan Antonio, "Derechos morales: concepto y rele-
vancia", Isonomía, México, Núm. 15, octubre de 2001, pp. 55-79.
6
Pérez Luño, op. cit., nota 4, pp. 46-47.
humanos suelen venir entendidos como un conjunto de facultades e instituciones
que, en cada momento histórico, concretan las exigencias de la dignidad, la libertad
y la igualdad humanas, las cuales deben ser reconocidas positivamente por los orde-
namientos jurídicos a nivel nacional e internacional. En tanto que con la noción de
los derechos fundamentales se tiende a aludir a aquellos derechos humanos garan-
tizados por el ordenamiento jurídico positivo, en la mayor parte de los casos en su
normativa constitucional, y que suelen gozar de una tutela reforzada.
Las fronteras conceptuales de los derechos humanos son menos precisas que las que
tienen los derechos fundamentales. Quizá por esa razón es por la que sobre los derechos
humanos se han escrito muchas páginas (algunas muy buenas), los sociólogos, los econo-
mistas, los politólogos, los filósofos, etcétera, pero sobre derechos fundamentales –hasta
donde tengo noticia– solamente escriben los juristas. Autores paradigmáticos en sus cam-
pos de conocimiento y con vasta influencia sobre la ciencia jurídica, como por ejemplo John
Rawls o Jürgen Habermas, cuando hacen referencia en sus textos a "libertades básicas", "de-
rechos o bienes primarios" o "derechos fundamentales", lo hacen sin tener en cuenta lo que
en la Constitución mexicana
efectivamente dice la Constitución de su país o de cualquier otro Estado. Y hacen bien, por-
Derechos humanos
que desde su perspectiva científica pueden adoptar enfoques más amplios que los que se
utilizan desde la ciencia jurídica. Sus aportaciones son del mayor valor para quienes nos
23
situamos en una óptica constitucional, pues con frecuencia someten nuestros razonamien-
tos a fuertes presiones argumentativas y tenemos que redoblar o en su caso corregir nuestros
puntos de vista.
Ahora bien, lo importante que hay que tener claro (y la reforma es un formidable recordato-
rio para no olvidarlo) es la diferencia entre "derechos" (tanto si se llaman "humanos" como si
se denominan "fundamentales") y "garantías". El primer concepto es de carácter sustantivo,
mientras que el segundo es de carácter procesal o adjetivo. Es decir, una garantía es un
instrumento de protección o defensa de los derechos, por lo que no debe ser confundida
con los derechos mismos.7
La garantía es el medio, como su nombre lo indica, para garantizar algo, para hacerlo eficaz,
para devolverlo a su estado original en caso de que haya sido tergiversado, violado, no respe-
tado. En sentido moderno una garantía constitucional tiene por objeto reparar las violaciones
que se hayan producido a los principios, valores o disposiciones fundamentales.8 Luigi Ferrajoli
señala que "[g]arantía es una expresión del léxico jurídico con la que se designa cualquier
técnica normativa de tutela de un derecho subjetivo".9
Confundir los derechos con las garantías ha tenido efectos muy nocivos en la comprensión
de cada uno de los dos conceptos. La buena noticia es que la reforma citada ya deja clara
la diferencia.
El primer párrafo del artículo 1o. constitucional contiene el principio de igualdad de todos los
seres humanos con respecto a los derechos humanos que la misma Constitución y los tra
tados internacionales reconocen, así como respecto a las garantías mediante las que se
protegen dichos derechos. En este sentido, la Constitución otorga de forma universal los
derechos contenidos en su texto, los cuales no podrán ser restringidos ni suspendidos, salvo
en los casos expresamente previstos en las disposiciones constitucionales. El texto del párra-
fo que se comenta es el siguiente:
En los Estados Unidos Mexicanos todas las personas gozarán de los derechos
humanos reconocidos en esta Constitución y en los tratados internacionales de
Miguel Carbonell
los que el Estado Mexicano sea parte, así como de las garantías para su protec-
24 ción, cuyo ejercicio no podrá restringirse ni suspenderse, salvo en los casos y bajo
las condiciones que esta Constitución establece.10
7
Sobre el concepto de "garantía", ver Ferrajoli, Luigi, Democracia y garantismo, 2a. edición, Madrid, Trotta, 2010,
pp. 60 y ss.
8
Fix Zamudio, Héctor, "Breves reflexiones sobre el concepto y el contenido del derecho procesal constitucional",
Ferrer-MacGregor, Eduardo (Coords.), Derecho procesal constitucional, 4a. edición, México, Porrúa, 2003, tomo I,
pp. 273 y 283, entre otras.
9
Ferrajoli, Luigi, "Garantías", Jueces para la democracia, Madrid, núm. 38, julio de 2002, p. 39.
10
CPEUM, publicada en el Diario Oficial de la Federación el 5 de febrero de 1917, reforma publicada el 10 de junio
de 2011, art.1o., párr. primero.
Se trata de un párrafo que, pese a su brevedad, suscita una multiplicidad de temas y proble-
mas que vale la pena que analicemos de forma separada.
Dichas limitaciones se explican en razón de que, en realidad, los derechos sin límites no serían
derechos, sino licencias para la arbitrariedad. Aunque esto debe entenderse en el sentido
estricto de "límites" constitucionalmente impuestos a un derecho, no como la posibilidad de
convertir un mandato constitucional en un no-derecho a través, por ejemplo, de una regu
lación secundaria restrictiva.12
Recordemos que la mayor parte de los derechos están redactados en forma de principios, lo
que significa que tienen un alto grado de generalidad y vaguedad. Su aplicación debe llevar-
se a cabo en la mayor medida posible (por eso Robert Alexy define a los principios como
"mandatos de optimización"), considerando las posibilidades fácticas y jurídicas. Estas últimas,
las posibilidades jurídicas, están determinadas por la presencia en el ordenamiento constitu-
cional de principios opuestos, que van configurando y limitando el alcance de cada derecho
fundamental.13
Otra justificación en el mismo sentido deriva de la necesidad de hacer que los derechos
convivan unos con otros, de forma que algunos de ellos encuentren limitaciones para no
invalidar a otros (por ejemplo los derechos de terceros o la comisión de algún delito como
en la Constitución mexicana
límites a la libertad de manifestación de las ideas, recogida en el artículo 6o. o la vida privada
Derechos humanos
25
11
Ver al respecto, Salazar Ugarte, Pedro, "Del estado de excepción a la suspensión constitucionalizada. Reflexiones
sobre la reforma al artículo 29 de la Constitución mexicana", Carbonell, Miguel y Salazar, Pedro (Coords.), La reforma
constitucional de derechos humanos: un nuevo paradigma, México, IIJ-UNAM, 2011, pp. 257 y ss.
12
Sobre el tema de los límites a los derechos ver la magnífica y muy completa obra de Brage Camazano, Joaquín,
Los límites a los derechos fundamentales, Madrid, Dykinson, 2004.
13
Alexy, Robert, op. cit., nota 1, p. 12. Alexy señala que: los principios "están caracterizados por el hecho de que
pueden ser cumplidos en diferente grado y que la medida de su cumplimiento no sólo depende de las posibili-
dades reales sino también de las jurídicas. El ámbito de las posibilidades jurídicas es determinado por los principios
y reglas opuestos. En cambio, las reglas son normas que sólo pueden ser cumplidas o no. Si una regla es válida,
entonces debe hacerse exactamente lo que ella exige, ni más ni menos. Por lo tanto, las reglas contienen determi-
naciones acerca de lo fáctica y jurídicamente posible", Teoría de los derechos fundamentales, 2a. edición, traducción
de Carlos Bernal Pulido, Madrid, CEPC, 2007, pp. 67-68.
Sobre el tema de las limitaciones a los derechos fundamentales debe tenerse en cuenta el
siguiente criterio jurisprudencial:
14
Tesis: 1a./J. 2/2012 (9a.), RESTRICCIONES A LOS DERECHOS FUNDAMENTALES. ELEMENTOS QUE EL JUEZ CONS-
TITUCIONAL DEBE TOMAR EN CUENTA PARA CONSIDERARLAS VÁLIDAS. Semanario Judicial de la Federación y su
Gaceta, Décima Época, México, Libro V, Febrero de 2012, Tomo 1, p. 533. Reg. IUS. 160267.
Aunque el artículo 1o. en su primer párrafo se refiere en exclusiva a la "igualdad en derechos
humanos", dicha igualdad se debe entender también referida a los demás derechos que, sin
estar directamente reconocidos en los primeros 29 artículos del texto constitucional, inte-
gran lo que la misma Constitución denomina la "Ley Suprema de toda la Unión" en su artículo
133. Particularmente y ahora ya por mandato expreso del mismo artículo 1 constitucional,
tendrán un alcance universal –respecto de sus destinatarios– y no podrán ser suspendidos,
restringidos o limitados los derechos humanos recogidos en los tratados internacionales
ratificados por México.
Son pocos los criterios jurisprudenciales interesantes que hayan aplicado el principio de
igualdad en derechos fundamentales. Uno de ellos es el siguiente, en relación a la titularidad
de los derechos de aquellas personas que están sujetas a un procedimiento de extradición:
Otros criterios jurisprudenciales del Poder Judicial de la Federación sobre la cuestión que nos
ocupa son los siguientes:
ral de toda persona en la República Mexicana y el acto que restringe o afecta esas
garantías, sí debe ser objeto de prueba, porque hay que hacer patente si la res-
27
tricción se realizó en las condiciones que la Constitución ha previsto. La autori-
dad, por el simple hecho de serlo, no tiene facultades de restringir las garantías
individuales; por tanto, se necesita que pruebe que existían las circunstancias que
la Constitución prevé para que la restricción que imponga no sea considerada
como violatoria de garantías. La carga de la prueba, incuestionablemente, toca a
15
Tesis: P. XX/2001 (9a.), EXTRADICIÓN. NO EXCLUYE AL EXTRADITADO DE DISFRUTAR DE LAS GARANTÍAS INDIVI-
DUALES QUE CONSAGRA LA CONSTITUCIÓN POLÍTICA DE LOS ESTADOS UNIDOS MEXICANOS. Semanario Judicial
de la Federación y su Gaceta, Novena Época, México, t. XIV, Octubre de 2001, p. 23. Reg. IUS. 188600.
la autoridad; porque el que destruye un estado jurídico o el que alega una excep-
ción, es el que debe probar los hechos; si la autoridad no rinde esa prueba y se
limita a afirmar que obró con justificación, no puede fallarse en su favor, ni negar-
se el amparo, sino que, por el contrario, debe concederse.16
Como se puede apreciar, en estas tres últimas tesis el lenguaje empleado no es muy moder-
no, quizá por la época en la que fueron redactadas. Como quiera que sea, es probable que
16
Tesis: 1a. Sala (5a.), GARANTÍAS INDIVIDUALES. Semanario Judicial de la Federación, Quinta Época, México,
Tomo XLV, p. 1533. Reg. IUS. 312214.
17
Tesis: T.C.C. (7a.), GARANTIAS INDIVIDUALES, ALCANCES DE LAS. Semanario Judicial de la Federación, Séptima
Época, México, Volumen 62, Sexta Parte, p. 39. Reg. IUS. 255644.
18
Tesis: 3a Sala (5a), GARANTÍAS INDIVIDUALES, SUJETOS DE. Semanario Judicial de la Federación, Quinta Época,
México, Tomo XXXIV, p. 1205. Reg. IUS. 363076.
en el futuro inmediato asistamos a un mayor uso hermenéutico de las nuevas disposiciones
del artículo 1o. párrafo primero de la CPEUM, respecto de la universal titularidad de los dere-
chos humanos.
Un criterio un tanto más moderno, que además resulta interesante para lo que con posterio-
ridad se dirá sobre el principio de igualdad entendido en su expresión concreta del principio
de no discriminación, es el siguiente:
19
Tesis: 2a. LXXXII/2008 (9a), PRINCIPIO GENERAL DE IGUALDAD. SU CONTENIDO Y ALCANCE. Semanario Judicial de
la Federación y su Gaceta, Novena Época, México, Tomo XXVII, Junio de 2008, p. 448. Reg. IUS. 169439.
Vamos a ver ahora, en un análisis por separado, algunas cuestiones adicionales que plantea
el párrafo primero del artículo 1 constitucional.
En distintos documentos que fueron redactados por las Cámaras del Congreso de la Unión
como parte del procedimiento de reforma constitucional se hace referencia precisamente a
este tema. Por ejemplo, en el dictamen de la Cámara de Senadores del mes de abril de 2010
se menciona que con la modificación que estamos analizando
Lo cierto es que, más allá del debate entre iuspositivismo y iusnaturalismo (tema en el que
ahora no es posible detenernos), a partir de la Segunda Posguerra Mundial se afirma una
corriente de pensamiento que sitúa a la dignidad humana en el centro del discurso jurídico,
pero concibiéndola más allá de las normas.20 Se parte de la idea de que la dignidad humana
es previa y superior al ordenamiento jurídico, de modo que ninguna disposición del mismo
Miguel Carbonell
puede desaparecerla. En buena medida se trata de decir "nunca más" a la barbarie del nazis-
30 mo y del fascismo en Alemania y en Italia.21
20
Un amplio repaso a lo que significa la dignidad humana puede verse en Garzón Valdés, Ernesto, "¿Cuál es la
relevancia moral del concepto de dignidad humana?", Propuestas, Madrid, Trotta, 2011, pp. 35 y ss.
21
Carbonell, Miguel, La libertad. Dilemas, retos y tensiones, México, IIJ-UNAM / CNDH, 2008, pp. 220 y ss.
Convención Americana). Se trata, en buena medida, de lo que se conoce como los "derechos
implícitos".
actividad laboral, así como la libre opción sexual, en tanto que todos estos aspec-
tos son parte de la forma en que una persona desea proyectarse y vivir su vida y 31
22
Tesis: P. LXVI/2009 (9a.), DERECHO AL LIBRE DESARROLLO DE LA PERSONALIDAD. ASPECTOS QUE COMPRENDE.
Semanario Judicial de la Federación y su Gaceta, Novena Época, México, Tomo XXX, Diciembre de 2009, p. 7. Reg.
IUS. 165822.
de los Estados Unidos Mexicanos establece que todas las personas son iguales
ante la ley, sin que pueda prevalecer discriminación alguna por razones étnicas o
de nacionalidad, raza, sexo, religión o cualquier otra condición o circunstancia
personal o social que atente contra la dignidad humana y que, junto con los
instrumentos internacionales en materia de derechos humanos suscritos por
México, reconocen el valor superior de la dignidad humana, es decir, que en el
ser humano hay una dignidad que debe ser respetada en todo caso, constituyén-
dose como un derecho absolutamente fundamental, base y condición de todos
los demás, el derecho a ser reconocido y a vivir en y con la dignidad de la persona
humana, y del cual se desprenden todos los demás derechos, en cuanto son
necesarios para que los individuos desarrollen integralmente su personalidad,
dentro de los que se encuentran, entre otros, el derecho a la vida, a la integridad
física y psíquica, al honor, a la privacidad, al nombre, a la propia imagen, al libre
desarrollo de la personalidad, al estado civil y el propio derecho a la dignidad
personal. Además, aun cuando estos derechos personalísimos no se enuncian
expresamente en la Constitución General de la República, están implícitos en los
tratados internacionales suscritos por México y, en todo caso, deben entenderse
como derechos derivados del reconocimiento al derecho a la dignidad humana,
pues sólo a través de su pleno respeto podrá hablarse de un ser humano en toda
su dignidad.23
23
Tesis: P. LXV/2009 (9a.), DIGNIDAD HUMANA. EL ORDEN JURÍDICO MEXICANO LA RECONOCE COMO CONDICIÓN
Y BASE DE LOS DEMÁS DERECHOS FUNDAMENTALES, Semanario Judicial de la Federación y su Gaceta, Novena Época,
México, Tomo XXX, Diciembre de 2009, p. 8. Reg. IUS. 165813.
IV. De individuos a personas
Con independencia de si ello abre la puerta para la consideración o no de grupos como su-
jetos de derechos humanos o si se están reconociendo derechos de carácter colectivo,24 lo
cierto es que la consecuencia más inmediata tiene que ver con el hecho de que ahora pode-
mos afirmar con fundamento que la titularidad de los derechos humanos corresponde
también a las personas jurídicas (mal llamadas "morales"). Se trata de un tema que ha sido
escasamente desarrollado por la doctrina constitucional mexicana, pero que a partir de la
reforma parece inexcusable comprender y profundizar en sus implicaciones.
Ante la falta de posturas teóricas consolidadas, es comprensible que surjan al menos pregun-
tas como las siguientes: ¿se puede sostener que la Constitución atribuye los derechos funda-
mentales solamente a las personas físicas o lo hace también para las personas jurídicas?, ¿en
caso de que las personas jurídicas puedan ser titulares de los derechos fundamentales, lo
son de todos o solamente de algunos? Resueltas las anteriores dos cuestiones habría que
dilucidar si hay alguna diferencia entre las personas jurídicas de derecho privado y las personas
jurídicas de derecho público respecto a la posible titularidad de los derechos fundamentales.
En algunos ordenamientos jurídicos el problema al que nos estamos refiriendo, si no está del
todo solucionado, al menos cuentan con una base constitucional para resolverlo. Así por
ejemplo, el artículo 19.3 de la Constitución de Alemania establece que "[l]os derechos funda-
en la Constitución mexicana
mentales son extensivos a las personas jurídicas nacionales en la medida en que, según su
Derechos humanos
respectiva naturaleza, les sean aplicables". De forma parecida, el artículo 12.2 de la Constitu-
ción de Portugal dispone que "[l]as personas colectivas gozarán de los derechos y estarán 33
24
Sobre los derechos colectivos véanse Torbisco, Neus, "El debate sobre los derechos colectivos de las minorías
culturales. Una reflexión sobre la adecuación de las premisas teóricas" en Carbonell, Miguel, Cruz Parcero, Juan
Antonio y Vázquez, Rodolfo (comps.), Derechos sociales y derechos de las minorías, 3a. edición, México, Porrúa /
IIJ-UNAM, 2004, pp. 383 y ss; Cruz Parcero, Juan Antonio, "Derechos colectivos", Carbonell, Miguel (Coord.), Dicciona-
rio de derecho constitucional, 3a. edición, México, Porrúa / IIJ-UNAM, 2009, tomo I, pp. 450 y ss; Cruz Parcero, Juan
Antonio, "Sobre el concepto de derechos colectivos", Revista Internacional de Filosofía Política, Madrid, núm. 12, 1998;
una posición relativamente escéptica sobre los derechos colectivos puede verse en López Calera, Nicolás, ¿Hay
derechos colectivos? Individualidad y socialidad en la teoría de los derechos, Barcelona, Ariel, 2000.
En otros países el tema se ha desarrollado por vía jurisprudencial; es el caso de España, en
donde el Tribunal Constitucional ha señalado que:
En ocasiones este tipo de pronunciamientos constitucionales se han tenido que dictar debi-
do a que la legislación sobre los medios de tutela de la Constitución reconocía legitimidad
activa a las personas jurídicas; es decir, le permitía promover por ejemplo juicios de amparo.
A partir de esa legitimación, las personas jurídicas fueron explorando las posibilidades que la
jurisdicción constitucional estaba dispuesta a reconocerles en términos de su posible titula-
ridad de derechos.26
Me gustaría ser muy claro al señalar que la respuesta a la pregunta de si las personas jurídicas
pueden ser titulares de derechos fundamentales tiene que ser afirmativa, sin género alguno
de duda a partir de lo que expresamente señala el artículo 1o. constitucional en su primer
párrafo.
Así por ejemplo, las personas jurídicas podrán ser titulares del derecho a la igualdad, de la
34 inviolabilidad del domicilio, de la libertad de asociación (para integrarse en un conjunto de
sociedades o agrupaciones, por ejemplo), del derecho a la información, de los derechos en
materia tributaria, del derecho a no pagar multas excesivas, de las libertades económicas, del
derecho de petición, del derecho a una tutela judicial efectiva, etcétera. Pero no serán titulares
25
TCE. Sala Segunda. STC 23/1989. Recurso de Amparo 588-1985. 2 de febrero de 1989 (BOE núm. 50, de 28 de
febrero de 1989).
26
Gómez Montoro, Ángel J., "La titularidad de derechos fundamentales por personas jurídicas: un intento de
fundamentación" en La democracia constitucional. Estudios en homenaje al profesor Francisco Rubio Llorente, Madrid,
CEPC / UCM / Tribunal Constitucional, 2002, tomo I, p. 389.
del derecho a la reintegración de los presos a la sociedad, del derecho a la protección de la
salud, del derecho a la educación, de la protección frente a la pena de muerte, de los dere
chos de las personas con discapacidad, del derecho de sufragio activo y pasivo, etcétera.
Faltaría por resolver la tercera de las preguntas que formulamos al inicio de este apartado:
aceptando que las personas jurídicas puedan ser titulares de los derechos fundamentales,
pero solamente en la medida en que el objeto de los propios derechos lo permita, ¿dicha
titularidad se extiende por igual a las personas jurídicas de derecho privado y a las personas
jurídicas de derecho público?
La respuesta a esta tercera interrogante debe ser negativa. Como regla general se puede
afirmar que la titularidad de los derechos fundamentales no es posible para las personas
jurídicas de derecho público. La persona jurídica de derecho público no es un instrumento
para el ejercicio de derechos fundamentales.27 Este tipo de personas más que derechos tie-
nen "competencias" o "atribuciones", las cuales tienen canales y vías específicos de defensa
(como lo pueden ser, en el ordenamiento jurídico mexicano, las controversias constitucio
nales establecidas en el artículo 105 fracción I de la Constitución). Excepcionalmente, se podría
aceptar que una persona jurídica de derecho público promoviera juicios de amparo cuando
se afecten sus intereses patrimoniales o incluso cuando se vea afectado su derecho a una
tutela judicial efectiva (por ejemplo cuando un tribunal local se niegue a conocer de un juicio
iniciado por una persona jurídica de derecho público).
En la práctica de los últimos años en México, las personas jurídicas de derecho público han
optado por utilizar la vía de las controversias constitucionales del artículo 105 para defender
sus pretensiones. Los juicios de amparo promovidos por esas personas son cada vez más
en la Constitución mexicana
escasos.
Derechos humanos
Ahora bien, las personas jurídicas de derecho público serán titulares de los mismos derechos
que tienen las personas jurídicas de derecho privado cuando actúen bajo la legislación de 35
derecho privado (es decir, cuando desarrollen relaciones jurídicas de igualdad con otra per-
sona); tal caso se verifica, por poner un ejemplo, cuando un órgano público celebra un con-
trato de alquiler con un particular. En estos supuestos las personas de derecho público se
asemejan a las de derecho privado y están sujetas, en consecuencia, al mismo régimen
jurídico.
27
Ibid., p. 437.
El Comité de Derechos Humanos de la Organización de las Naciones Unidas (en adelante
Comité CCPR) se ha referido al tema de la titularidad de derechos por parte de personas jurí-
dicas en su Observación General No. 31, relativa a la índole de las obligaciones de los Estados
generadas por los derechos humanos. En ese documento, el Comité CCPR señala que:
Lo que hace el artículo primero es poner de manifiesto que son tan importantes los derechos
Miguel Carbonell
humanos que tienen reconocimiento constitucional como aquellos que figuran en los trata-
36 dos internacionales. Aunque ese criterio ya hubiera podido deducirse sin necesidad de que
lo dijera la Constitución, estimo que es alentador el mensaje que el poder reformador de la
CPEUM nos está enviando.
28
Comité CCPR. Observación general No. 31. Naturaleza de la obligación jurídica general impuesta a los Estados Partes
en el Pacto, CCPR/C/21/Rev.1/Add.13, 26 de mayo de 2004, párr. 9.
proteger justamente nuestros derechos, derivado de los muchos tratados internacionales
que ha firmado el Estado mexicano y que a partir de la reforma de junio de 2011 adquieren
rango constitucional de forma plena.
Cabe recordar que el derecho internacional de los derechos humanos se estructura a partir
de lo que puede llamarse un "derecho originario", el cual es complementado por un "dere-
cho derivado". El derecho originario es el que encontramos en los tratados internacionales en
materia de derechos humanos, tanto de alcance mundial como regional.
De hecho, los tratados internacionales han sido un motor esencial en el desarrollo reciente de
los derechos fundamentales en todo el mundo (aunque con diferente intensidad según sea
el país de que se trate, como es obvio). En los tratados internacionales y en la interpretación
que de ellos han hecho los organismos de la ONU, de la Organización Internacional del Tra-
bajo (en adelante "la OIT") o de la Organización de los Estados Americanos (en adelante la
"OEA"), entre otros, pueden encontrarse tanto derechos que no están previstos en la Consti-
tución mexicana, como perspectivas complementarias a las que ofrece nuestra CPEUM (por
ejemplo cuando un tratado internacional establece dimensiones de un cierto derecho que
no están contempladas en nuestro ordenamiento).
Se calcula que actualmente existen poco menos de 150 tratados internacionales y protoco-
los referidos a los derechos humanos, de forma que podemos hablar de un proceso de inten-
sa codificación internacional de los derechos.29 Los tratados de derechos humanos pueden
ser de carácter general o sectorial. Los primeros regulan muchos tipos de derechos o dere-
chos adscribibles, en términos generales, a todas las personas. Los segundos contienen
derechos para determinados tipos de personas o referidos a ciertas materias. Entre los prime-
ros podemos mencionar el Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos (en adelante
Miguel Carbonell
Entre los tratados internacionales de carácter sectorial que se suelen utilizar con mayor
frecuencia –o que son más citados entre la literatura especializada– se encuentran la
29
Villán Durán, Carlos, Curso de derecho internacional de los derechos humanos, Madrid, Trotta, 2002, pp. 209 ss.
30
Publicados ambos en el Diario Oficial de la Federación el 12 de mayo de 1981.
31
Publicado en el Diario Oficial de la Federación el 7 de mayo de 1981.
Convención de los Derechos del Niño32 y la Convención sobre la Eliminación de todas las
formas de Discriminación contra la Mujer,33 así como los Convenios de la Organización Inter-
nacional del Trabajo sobre distintos aspectos de los derechos fundamentales de los trabaja-
dores.34 En el ámbito de América Latina podemos destacar la Convención Interamericana
para Prevenir, Sancionar y Erradicar la Violencia contra la Mujer (conocida como "Convención de
Belém do Pará") y la Convención Interamericana para la Eliminación de todas las formas
de Discriminación de las Personas con Discapacidad.
De los tratados internacionales pueden derivar, a su vez, otras fuentes del derecho (lo que
hemos llamado el "derecho derivado"). Entre ellas se encuentran por ejemplo las Observacio-
nes Generales, que son una especie de interpretación general dictada por Comités de expertos
creados por mandato de los principales pactos internacionales de derechos humanos. Así
por ejemplo, el PIDCP crea el Comité CCPR, que está compuesto por 18 miembros (artículo 28
del Pacto) y la faculta para emitir Comentarios Generales dirigidos a los Estados Partes sobre
el contenido del Pacto. Una facultad parecida se encuentra en el artículo 19 del PIDESC.
Los Comentarios u Observaciones Generales son de gran interés para los estudiosos de los
derechos fundamentales ya que contribuyen a ampliar el significado de las disposiciones de
los Pactos y Tratados, precisando las obligaciones de los Estados y las tareas concretas que
deben llevar a cabo para cumplir con lo que disponen los instrumentos internacionales.
Podríamos decir que las Observaciones Generales se asemejan a una especie de jurispruden-
cia, sólo que no es dictada por órganos jurisdiccionales sino por aquéllos de carácter más
bien consultivo, integrados por expertos en cada materia.35 Las Observaciones Generales tienen
gran relevancia, ya que nos ayudan a identificar los significados concretos que para las auto-
ridades derivan de los derechos fundamentales, tanto de forma general para todos ellos
en la Constitución mexicana
32
Publicada en el Diario Oficial de la Federación el 25 de enero de 1991.
33
Publicada en el Diario Oficial de la Federación el 12 de mayo de 1981; fe de erratas del 18 de junio de 1981.
34
Son especialmente importantes los Convenios 87 (libertad sindical), 89 (derecho de sindicalización), 111 (discri-
minación en el empleo), 118 (igualdad de trato), 138 (edad mínima para trabajar), 143 (trabajadores migrantes), 169
(pueblos indígenas) y 182 (prohibición del trabajo infantil).
35
Una selección muy amplia de Observaciones Generales puede verse en Carbonell, Miguel, et. al., (Comps.),
Derecho Internacional de los Derechos Humanos. Textos básicos, México, Porrúa, 2003, tomo I, pp. 389 y ss.
36
Villán Durán, Carlos…, op. cit., nota 29, pp. 437 y ss.
cada uno de los Comités de la ONU en la materia de derechos humanos según su denomi-
nación, la cual en términos generales se corresponde con la denominación del tratado, pacto
o convención de cuya supervisión se encargan.
Para la comprensión cabal del sistema de protección de los derechos humanos que existe
actualmente en el seno de la ONU quizá sería útil realizar una minuciosa revisión del lugar
que ocupa cada Comité en el organigrama de la ONU y de los documentos que precisan su
ámbito de facultades.37
Hay que enfatizar el hecho de que el Estado mexicano ha admitido la competencia de varios
de esos Comités y por tanto los particulares ya pueden acudir a ellos para denunciar alguna
violación de los derechos establecidos en los respectivos Pactos, Tratados y Convenciones.38
Además de las importantes tareas que realizan los Comités, hay que tener presente que los
propios tratados internacionales pueden crear tribunales con competencias contenciosas o
de otro tipo;39 así sucede con la CADH, adoptada en San José de Costa Rica, que crea la Corte
Interamericana de Derechos Humanos, cuya sede se encuentra en esa misma ciudad.40
En ocasiones los tratados se van complementando con documentos normativos que se dic-
tan con posterioridad. Se les suele llamar "protocolos" o "protocolos adicionales". Así por
ejemplo, a partir del PIDCP se han dictado dos protocolos, destinados respectivamente a
permitir que el Comité CCPR reciba directamente quejas de individuos por presuntas viola-
ciones del Pacto y a abolir la pena de muerte.
También la Convención Americana tiene dos protocolos; uno en el que se establecen los
derechos económicos, sociales y culturales (el llamado "Protocolo de San Salvador") y otro
que tiene también por objeto la abolición de la pena de muerte.
Miguel Carbonell
40 37
Una explicación muy completa del universo de organismos que se encargan de los derechos humanos en el
ámbito de la ONU puede encontrarse en Ibidem.
38
Al respecto, Carmona Tinoco, Jorge Ulises, "El significado de la aceptación de la competencia de los comités de
Naciones Unidas, facultados para decidir peticiones individuales en materia de derechos humanos y su previ-
sible impacto en la impartición de justicia en México", Reforma judicial. Revista mexicana de justicia, Núm. 1, México,
enero-junio de 2003, pp. 161 ss. La publicación de los respectivos documentos de adhesión o ratificación se realizó en
el Diario Oficial de la Federación del 3 de mayo de 2002.
39
Sobre los mecanismos jurisdiccionales de protección de los derechos humanos previstos en los tratados, Villán
Durán, Carlos…, op. cit., nota 29, pp. 499 y ss.
40
De entre lo mucho que se ha escrito sobre la Corte Interamericana, recomiendo especialmente el amplio pano-
rama que nos ofrece la obra de García Ramírez, Sergio, La corte interamericana de derechos humanos, México, Porrúa,
2007; para el caso específico de México, García Ramírez, Sergio y Del Toro Huerta, Mauricio, México ante la Corte
Interamericana de Derechos Humanos. Decisiones y transformaciones, México, Porrúa / IIJ-UNAM, 2011.
Los protocolos pueden existir tanto en el caso de los tratados generales como en el de los
sectoriales; dentro de estos últimos tenemos que tanto la Convención de los Derechos del
Niño como la Convención contra la Discriminación de la Mujer tienen varios protocolos
facultativos.
Sobre la manera en que los tratados internacionales se deben interpretar, la Suprema Corte
de Justicia de la Nación ha sostenido el siguiente criterio:
con motivo de su celebración o todo instrumento formulado por una o más par-
Derechos humanos
tes con motivo de la celebración del tratado y aceptado por las demás como
instrumento referente al tratado; y, como otros elementos hermenéuticos que 41
deben considerarse al aplicar los referidos métodos destaca: a) todo acuerdo
ulterior entre las partes acerca de la interpretación del tratado o de la aplicación
de sus disposiciones; b) toda práctica ulteriormente seguida en la aplicación del
tratado por la cual conste el acuerdo de las partes acerca de su interpretación; y,
c) toda norma pertinente de derecho internacional aplicable en las relaciones
entre las partes; siendo conveniente precisar que en términos de lo dispuesto en
el artículo 32 de la Convención de Viena sobre el Derecho de los Tratados para
realizar la interpretación teleológica y conocer los fines que se tuvieron con la
celebración de un instrumento internacional no debe acudirse, en principio, a los
trabajos preparatorios de éste ni a las circunstancias que rodearon su celebración,
pues de éstos el intérprete únicamente puede valerse para confirmar el resultado
al que se haya arribado con base en los elementos antes narrados o bien cuando la
conclusión derivada de la aplicación de éstos sea ambigua, oscura o manifiesta-
mente absurda.41
Para el caso mexicano es muy importante repetir una y otra vez la necesidad de que los juris-
tas nacionales conozcan y en su caso apliquen la jurisprudencia de la Corte Interamericana
de Derechos Humanos, que resulta obligatoria y del todo vinculante para todos los órga-
nos del Estado mexicano sin excepción.
Hay quien piensa que la globalización en la que vivimos tiene manifestaciones exclusiva-
mente en el ámbito de la economía y el comercio. Nada más lejos de la verdad. La globali
zación de nuestro mundo no puede ser de signo exclusivamente mercantil, sino que debe
ser sobre todo un proceso de progresiva universalización de los derechos humanos.
Miguel Carbonell
Antes de terminar el presente apartado cabe señalar que la Constitución en el artículo 1o. se
42
refiere a "los tratados internacionales" en general, no a los tratados internacionales "de dere-
chos humanos". Esta amplitud permite afirmar que también los derechos reconocidos en
41
Ejecutoria: 2a. CLXIII/2003 (9a), Amparo en revisión 402/2001, Imcosa, S.A. de C.V., Semanario Judicial de la
Federación y Su Gaceta, Novena Época, México, Octubre de 2003, Tomo XVIII, pág. 108. Reg. IUS. 17798.
42
Algunas reflexiones sobre el tema se pueden ver en Carmona Tinoco, Jorge Ulises, "La aplicación judicial de los
tratados internacionales de derechos humanos" en Méndez Silva, Ricardo (Coord.), Derecho internacional de
los derechos humanos. Memoria del VII Congreso Iberoamericano de Derecho Constitucional, México, IIJ-UNAM, 2002,
pp. 181 ss.
43
Carbonell, Miguel, La enseñanza del derecho, 4a. edición, México, Porrúa / IIJ-UNAM, 2011.
tratados internacionales que no traten específicamente de la materia pueden tener rango
constitucional en México.
Como ejemplo de lo anterior se suele citar el caso de la Convención de Viena sobre relacio-
nes consulares, la cual si bien se refiere a cuestiones generales de derecho internacional
público, recoge el derecho fundamental de asistencia consular a favor de toda persona que
haya sido detenida en un país que no es el suyo.44
en la Constitución mexicana
Derechos humanos
43
44
El ejemplo ha sido recordado en la excelente obra de García Ramírez, Sergio y Morales Sánchez, Julieta, La refor-
ma constitucional sobre derechos humanos (2009-2011), México, Porrúa, 2011, p. 85.
Criterios jurisprudenciales
1. Nacionales
44
Tesis: P. LXVI/2009 (9a.), DERECHO AL LIBRE DESARROLLO DE LA PERSONALIDAD.
ASPECTOS QUE COMPRENDE. Semanario Judicial de la Federación y su Gaceta, Novena
Época, México, Tomo XXX, Diciembre de 2009, p. 7. Reg. IUS. 165822.
2. Internacionales
Comité CCPR. Observación general No. 31. Naturaleza de la obligación jurídica general
impuesta a los Estados Partes en el Pacto, CCPR/C/21/Rev.1/Add.13, 26 de mayo de
2004.
en la Constitución mexicana
Derechos humanos
45
Comentario sobre el
Artículo 1o., segundo
párrafo de la Constitución
(La cláusula de interpre
tación conforme al
principio pro persona)
José Luis CABALLERO OCHOA*
* Académico-investigador en el Departamento de Derecho de la Universidad Iberoamericana.
SUMARIO: I. Sobre el contenido de la disposición. II. El alcance de la cláusula de inter
pretación conforme. III. La interpretación conforme en la jurisprudencia interamericana:
el control de convencionalidad y el principio pro persona en la aplicación del artículo 29
de la Convención Americana sobre Derechos Humanos. IV. El Expediente Varios 912/2010,
resuelto el 14 de julio de 2011. V. Conclusión. La ruta interpretativa pendiente para la
Suprema Corte de Justicia de la Nación.
1
De este derrotero entre Cámara de Diputados y Cámara de Senadores dio cuenta en uno de sus últimos trabajos
Jorge Carpizo: "¿Es acertada la probable transferencia de la función de investigación de la Suprema Corte a la
Comisión Nacional de los Derechos Humanos?", Carbonell, Miguel y Salazar, Pedro (Coords), La reforma constitucional
de derechos humanos: un nuevo paradigma, México, IIJ-UNAM, 2011. De igual forma lo abordaron Sergio García
Ramírez y Julieta Morales Sánchez, La reforma constitucional sobre derechos humanos (2009-2011), México, Porrua /
IIJ-UNAM, 2011.
2
Sobre este aspecto particular remito a mi trabajo: "La cláusula de interpretación conforme y el principio pro
persona (artículo 1o., párrafo segundo de la Constitución)", Carbonell, Miguel y Salazar, Pedro (Coords), La reforma 49
constitucional de derechos humanos: un nuevo paradigma, México, IIJ-UNAM, 2011, pp. 110 ss.
humanos y ampliar la cobertura de los mismos, que es finalmente lo que posibilita este
principio hermenéutico.
Me parece que estamos frente a la piedra angular del proceso de reforma, que acoge un
sistema de interpretación sobre las normas de derechos humanos integrado por la CPEUM y
los tratados internacionales; que da cuenta del contenido de estas normas; y, que sirve de
referente al resto de ámbitos normativos: nacional, federal y local. Este sistema permite apli-
caciones preferentes en sedes normativas distintas en la medida en exista una ampliación de
los derechos (principio pro persona).
La disposición señala: "Las normas relativas a los derechos humanos se interpretarán de con-
formidad con esta Constitución y con los tratados internacionales de la materia favoreciendo
en todo tiempo a las personas la protección más amplia."3
Con este texto se completó de alguna suerte la ruta de vinculación con los tratados interna-
cionales sobre derechos humanos seguida por la mayoría de los Estados constitucionales, y
que contempla los siguientes aspectos: la ratificación de los instrumentos; la aceptación de
la competencia de los organismos de supervisión previstos en los propios tratados, o en su
caso, de la competencia contenciosa de tribunales internacionales a cargo de su aplicación
e interpretación; la incorporación de estos tratados al orden interno, a efecto de que sean
atendidos por los operadores jurídicos, lo que contribuye a la adopción de disposiciones de
derecho interno, como lo establece la Convención Americana sobre Derechos Humanos (en
adelante CADH o "Convención Americana");4 y, en definitiva, un reconocimiento de su inci-
dencia constitucional en razón de su contenido normativo, lo que se precisa, entre otras
modalidades de diseño, mediante una cláusula de interpretación conforme.5 Este criterio
José Luis Caballero Ochoa
conlleva necesariamente el ejercicio hermenéutico no sólo con respecto a las normas sobre
50
3
Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos, publicada en el Diario Oficial de la Federación el 5 de febrero
de 1917, reforma publicada el 10 de junio de 2011, art. 1, párr. segundo.
4
"Artículo 2. Deber de adoptar disposiciones de Derecho interno. Si el ejercicio de los derechos y libertades
mencionados en el artículo 1 no estuviere ya garantizado por disposiciones legislativas o de otro carácter, los
Estados se comprometen a adoptar, con arreglo a sus procedimientos constitucionales y a las disposiciones de esta
Convención, las medidas legislativas o de otro carácter que fueren necesarias para hacer efectivos tales derechos
y libertades." OEA. Convención Americana sobre Derechos Humanos, Adoptada en San José de Costa Rica el 22 de
noviembre de 1969, en la Conferencia Especializada Interamericana sobre Derechos Humanos, art. 2.
5
En esta tesitura están además, entre otras, las siguientes disposiciones constitucionales: en Europa el artículo 16
de la Constitución de Portugal; el 10.2 de la Constitución de España (1978) artículo 4.1 de la Constitución de
Moldavia (1994), o el artículo 20.1 de la Constitución de Rumania (1991). En el contexto de los Estados parte de la
CADH: el artículo 93 de la Constitución de Colombia (1991); el artículo 23 de la Constitución de Venezuela (1999);
el artículo 13.4 de la Constitución de Bolivia (2009).
derechos humanos consignadas en los tratados internacionales, sino a la jurisprudencia que
se emite sobre su interpretación.
a) Las cuatro últimas sentencias de fondo emitidas contra el Estado mexicano por
parte de la Corte Interamericana de Derechos Humanos (en adelante Corte IDH o
"Corte Interamericana") entre 2009 y 2010: Caso Radilla Pacheco; Caso Fernández
Ortega y Otros; Caso Rosendo Cantú y Otra; Caso Cabrera García y Montiel Flores.6
6
Corte IDH. Caso Radilla Pacheco Vs. México. Excepciones Preliminares, Fondo, Reparaciones y Costas. Sentencia de
23 de Noviembre de 2009. Serie C No. 209; Corte IDH. Caso Fernández Ortega y otros. Vs. México. Excepción Preliminar,
Fondo, Reparaciones y Costas. Sentencia de 30 de agosto de 2010 Serie C No. 215; Corte IDH. Caso Rosendo Cantú
y otra Vs. México. Excepción Preliminar, Fondo, Reparaciones y Costas. Sentencia de 31 de agosto de 2010. Serie C
No. 216; Corte IDH. Caso Cabrera García y Montiel Flores Vs. México. Excepción Preliminar, Fondo, Reparaciones y Costas.
Sentencia de 26 de noviembre de 2010. Serie C No. 220.
7
Sobre este tema véase el importante trabajo de Eduardo Ferrer Mac-Gregor sobre una ampliación al "voto razo-
nado" que emitió en la sentencia de la Corte Interamericana de Derechos Humanos sobre el Caso Cabrera García y
Montiel Flores vs. México: "Interpretación conforme y control difuso de convencionalidad. El nuevo paradigma para
el juez mexicano", Carbonell, Miguel y Salazar, Pedro (Coords), La reforma constitucional de derechos humanos: un
nuevo paradigma, México, IIJ-UNAM, 2011
relación con el Caso Radilla Pacheco vs México. Se trata de la "Resolución dictada por
el Tribunal Pleno de la Suprema Corte en el Expediente Varios 912/2012, el 14 de julio
de 2011, sobre las obligaciones para el Poder Judicial derivadas de la sentencia de la
Corte IDH, Caso Radilla Pacheco vs México".8
La obra de la que forma parte este comentario trata precisamente de establecer los elemen-
tos de contenido constitucional de los derechos humanos, teniendo en consideración esta
especie de "norma puente" o norma de articulación hermenéutica entre ordenamientos,
concretamente entre la Constitución y los tratados internacionales, en el sentido de integra-
ción normativa favoreciendo interpretaciones más expansivas. No se entiende a la cláusula
de interpretación conforme como un principio de naturaleza subsidiaria para "completar" las
ausencias constitucionales, sino para propiciar dicha integración, al tener en cuenta que
los elementos resultantes de su aplicación, a partir de la CPEUM y de la norma convencional,
constituyen el "contenido constitucionalmente predicable de los derechos".9 Se trata así de
una cláusula de articulación entre:
Los criterios que emiten los organismos previstos en los tratados, con especial rele-
vancia los elementos de interpretación que emite la Corte IDH con respecto a la CADH,
José Luis Caballero Ochoa
y los demás instrumentos sobre los que aplica su jurisprudencia. Este Tribunal ha
52 8
Se publicó en el Diario Oficial de la Federación de martes 4 de octubre de 2011 (Sección segunda), pp. 1-65.
Disponible en: <http://dof.gob.mx/nota_detalle.php?codigo=5212527&fecha=04/10/2011> (5 de febrero de 2012).
En particular sobre el Caso Radilla Pacheco vs. México se ha empezado a documentar una importante bibliografía en
nuestro país en los últimos años. Entre los últimos libros que han aparecido destaco: Ferrer Mac-Gregor, Eduardo y
Silva García, Fernando, Jurisdicción militar y derechos humanos. El Caso Radilla ante la Corte Interamericana de Derechos
Humanos. México, Porrúa / IIJ-UNAM, 2011; una serie de comentarios críticos, peritajes y escritos en calidad de
amicus curiae alrededor de la sentencia de la Corte Interamericana en los trabajos reunidos por Juan Carlos Gutiérrez
y Silvano Cantú (Coords.), El Caso Rosendo Radilla Pacheco. Impacto e implicaciones en el nuevo modelo constitucional
en derechos humanos, México, CMDPDH / Ubijus, 2012; un importante estudio así como una serie de documentos
sobre las incidencias del Caso en la Corte IDH y en la reflexión posterior por parte de la SCJN en el libro de José
Ramón Cossío, Raúl Mejía Garza y Laura Patricia Rojas Zamudio, El Caso Radilla. Estudio y documentos, México,
Porrua, 2012.
9
Como apuntó la Sentencia del Tribunal Constitucional Español 36/199, de 14 de febrero, en el Fundamento
Jurídico número 5, párr. 10.
ido tomando cada vez elementos de constitucionalidad para el ejercicio de su
función como una Corte regional de derechos humanos, de forma similar al que
realizan las cortes constitucionales, lo que le imprime un carácter de Tribunal Cons-
titucional latinoamericano, especialmente a través de los efectos expansivos de su
jurisprudencia.10
A partir de estos elementos, el contenido constitucional mínimo de los derechos debe ser
ofrecido por la SCJN, y que en definitiva dota de ese contenido a las normas sobre derechos
humanos en los precedentes materia de sus resoluciones.
Señalaba al inicio de trabajo que el diseño de esta disposición da cuenta de una serie de
elementos sobre discusión que fueron asumidos en el proceso de su aprobación. Sin abordar
las fases previas de redacción, el resultado por sí mismo da cuenta de que se abrió una vía
paralela de órdenes normativos que intervienen como referentes de la interpretación de las
normas sobre derechos humanos hacia la Constitución y los tratados: "Las normas relativas a
los derechos humanos se interpretarán de conformidad con esta Constitución y con los tratados
53
internacionales de la materia". Se estableció un diseño peculiar que tomó distancia del mo-
delo que han elaborado los ordenamientos constitucionales con este tipo de cláusulas, o
10
En la reflexión de Ferrer Mac-Gregor, Eduardo y Silva García, Fernando, Jurisdicción militar y derechos humanos.
El Caso Radilla ante la Corte Interamericana de Derechos Humanos… supra nota 8, p. 42.
11
Argelia Queralt afirma que "la autoridad de cosa interpretada es aquella que desborda los límites del caso con-
creto y que es la autoridad propia de la jurisprudencia del Tribunal en tanto que intérprete de las disposiciones del
CEDH". Queralt, Argelia, "El alcance del efecto de cosa interpretada de las sentencias del TEDH", García Roca, Javier y
Fernández Sánchez, Pablo (Coords), Integración europea a través de derechos fundamentales: de un sistema binario
a otro integrado, Madrid, Centro de Estudios Políticos y Constitucionales, 2009, p. 234.
diseños semejantes de reenvíos normativos a los tratados internacionales, especialmente a
partir de los ejercicios incipientes de Portugal (1976) y España (1978), en los que son los de-
rechos contenidos en sede constitucional los que se interpretan de conformidad con los
tratados, y que me parece, por la génesis del precepto en las cámaras del Congreso de la
Unión, que rondó la idea de no comprometer el principio de supremacía constitucional como
se desprende de la interpretación que se ha hecho del artículo 133 de la CPEUM, lo que
desde luego, no corresponde con el desarrollo que representa este modelo, ni su aplicación
en el marco del derecho comparado.
De esta manera, inicialmente me pareció que el haber incorporado una redacción que no
remitía los derechos constitucionales a los de los tratados internacionales, era absoluta
mente inconveniente, porque no expresaba claramente la forma de integración normativa
resultante. Lo más riesgoso, a mi juicio, es que pueda dejar abierta la puerta a una ruta inter-
pretativa que dé lugar a una estructura de sujeción jerárquica entre CPEUM y los tratados
internacionales sobre derechos humanos, lo que no debe ocurrir. Quizás éste sea el prurito
principal que he tenido con respecto a esta redacción, y conociendo los vaivenes de la SCJN
y lo contenida que ha sido para tratar estos aspectos –con honrosas excepciones en resolu-
ciones y en Ministros en particular– con mayor razón aún.
Sin embargo, en contraste, encuentro también que el modelo de la CPEUM refleja de manera
importante ante qué nos encontramos, y puede posibilitar una mayor integración norma
tiva. Me explico.
a) No tenemos un diseño que pudiera servir de pretexto para identificar como material
de interpretación exclusivamente a los derechos consagrados en la CPEUM dejando
fuera a los consignados en los tratados internacionales que no estuviesen en la pri-
José Luis Caballero Ochoa
54
Es una discusión de muy largo alcance en otros contextos constitucionales como el español,12
ante la idea de que no es posible la remisión interpretativa a normas sobre derechos no
12
Alejandro Saiz señala que se incorporan aspectos no explicitados en la Norma básica por parte del Tribunal
Constitucional Español, citando además a Rubio Llorente, quien afirma: "nadie puede pretender el reconocimiento
de derechos fundamentales que no figuren en ella [ la Constitución], ni el Tribunal Constitucional reconocerlos.
Sí puede (e incluso debe) el Tribunal crear realmente nuevos derechos, incluyendo bajo alguno de los nomines del
canon constitucional derechos que podrían ser dotados de nombre propio, aunque, como es obvio, no puede (ni
debe) crear de la nada, haciendo derivar estos derechos del cielo de las ideas puras o de las diversas entelequias que
hacen sus veces; la creación sólo es legítima cuando es consecuencia de un razonamiento jurídico riguroso", Rubio,
Llorente, Francisco, "Los derechos fundamentales. Evolución, fuentes y titulares en España", Claves, núm. 75, 1997,
previstas ya en la Constitución, bajo el principio de que no hay derechos fundamentales
fuera de ella. En realidad, en el horizonte del camino discursivo aparece la negativa de recu-
rrir por vía de amparo las violaciones a derechos humanos contenidos en los tratados, diseño
que no ha implicado objeción alguna entre nosotros.
Se trata de una idea muy sugerente. Un amparo o una acción de inconstitucionalidad contra
violaciones a derechos previstos en la Constitución tendría necesariamente que sustanciarse
p. 4, Cit.- Saiz Arnaiz, Alejandro, La apertura constitucional al derecho internacional y europeo de los derechos humanos,
Madrid, Consejo General del Poder Judicial, 1999, p. 81.
13
"Artículo 103. Los Tribunales de la Federación resolverán toda controversia que se suscite:
I. Por normas generales, actos u omisiones de la autoridad que violen los derechos humanos reconocidos y las ga-
rantías otorgadas para su protección por esta Constitución, así como por los tratados internacionales de los que el
Estado Mexicano sea parte…". Constitución…, supra nota 3, reforma publicada el 6 de junio de 2011, art. 103.
14
"Artículo 105. La Suprema Corte de Justicia de la Nación conocerá, en los términos que señale la ley reglamen-
taria, de los asuntos siguientes: 55
I…
II De las acciones de inconstitucionalidad que tengan por objeto plantear la posible contradicción entre una norma
de carácter general y esta Constitución.
Las acciones de inconstitucionalidad podrán ejercitarse, dentro de los treinta días naturales siguientes a la fecha de
publicación de la norma, por:
…
g) La Comisión Nacional de los Derechos Humanos, en contra de leyes de carácter federal, estatal y del Distrito
Federal, así como de tratados internacionales celebrados por el Ejecutivo Federal y aprobados por el Senado de la
República, que vulneren los derechos humanos consagrados en esta Constitución y en los tratados internaciona-
les de los que México sea parte. Asimismo, los organismos de protección de los derechos humanos equivalentes
en los estados de la República, en contra de leyes expedidas por las legislaturas locales y la Comisión de Derechos
Humanos del Distrito Federal, en contra de leyes emitidas por la Asamblea Legislativa del Distrito Federal". Constitu-
ción Política de los Estados Unidos Mexicanos, supra nota 3, reforma publicada el 10 de junio de 2011.
que integrarse en relación con los propios derechos contenidos en la Constitución, salvo,
desde luego, que no existiera ningún referente constitucional de tales derechos. La rea
lidad es que las normas sobre derechos humanos en la CPEUM no son tales sino en cuanto
leídas de conformidad con los tratados internacionales; es el resultado que nos presenta la
RCDH 2011.
Durante este primer año de vigencia del artículo 1o., segundo párrafo de la CPEUM, me pa-
rece que se han generado en la práctica mexicana al menos un par de ideas que no me
paecen certeras sobre las implicaciones de esta reforma en la aplicación de los tratados inter-
nacionales sobre derechos humanos.
Una idea postula que necesariamente se debe abordar la interpretación conforme a la luz del
principio de jerarquía normativa que se emplea para ubicar a las fuentes del derecho en
el orden jurídico mexicano, especialmente a partir de supremacía constitucional como vér
tice en la ordenación de fuentes.
Ante esta posición se ha estimado, o bien que además de la RCDH 2011 necesariamente
haría falta una reforma al artículo 133 CPEUM que otorgue "jerarquía constitucional" a los
tratados internacionales sobre derechos humanos, y que en ese sentido estaríamos ante
una reforma incompleta, o bien, que la interpretación del artículo 1o., párrafo segundo de la
CPEUM, en todo caso, debe estar supeditada a la trayectoria interpretativa de esta disposición.
José Luis Caballero Ochoa
En buena parte de los operadores jurídicos ha rondado esta idea. Desde las cámaras en el
Congreso de la Unión, los jueces, hasta la SCJN. Es una aproximación epistemológica muy
56 arraigada entre nosotros y dura de movilizar, porque ha sido el fundamento de la estructura
normativa, de las fuentes del derecho, de resolución clarísima e indubitable de antinomias;
además, durante muchos años, el soporte para favorecer la supeditación de unos órdenes
normativos a otros –incluso el local al federal por ejemplo, contraviniendo el artículo 124 de
la CPEUM.
Precisamente por eso es que ha costado tanto trabajo poder argumentar en nuestro con-
texto sobre la idea de un "bloque de constitucionalidad", porque rompe la vertebración jerár-
quica de las fuentes necesariamente. Me parece que esta es la idea de fondo y que desde
luego, es disruptiva en el imaginario jurídico mexicano. Es necesario afirmarlo claramente:
la RCDH 2011 modificó el sistema de fuentes del derecho en México y su forma de
articulación.
Esta idea parece posicionar que hemos asumido solamente el principio pro persona, dando
Se trata de una concepción que algunos operadores jurídicos tienen sobre este principio y su
consideración de forma aislada: una herramienta para resolver a priori en el sentido que se
57
desee, lo que me parece de un riesgo enorme para la correcta aplicación de la RCDH 2011.17
15
Las versiones taquigráficas de las discusiones se pueden consultar en: La del 12 de marzo en: <http://www.scjn.
gob.mx/PLENO/ver_taquigraficas/pl201200312v2.pdf> (10 de abril de 2012). La del 13 de marzo en: <http://www.
scjn.gob.mx/PLENO/ver_taquigraficas/pl201200313v3.pdf> (10 de abril de 2012).
16
Ministro Arturo Zaldívar, "Contradicción de Tesis 293/2011. Entre las sustentadas por el Primer Tribunal Colegia-
do en Materias Administrativa y de Trabajo y del Décimo Primer Circuito y el Séptimo Tribunal Colegiado en Materia
Civil del Primer Circuito", p. 49. Se han omitido las notas a pie de página.
17
Sobre este tipo de cuestiones ya ha habido voces críticas y de alerta. Véase por ejemplo el trabajo de Pedro
Salazar "Dos versiones de un garantismo espurio en la jurisprudencia mexicana", Salazar Ugarte, Pedro, et. al., Garan-
tismo espurio, Madrid, Fundación Coloquio Jurídico Europeo, 2009.
Referirse reiteradamente de forma aislada del principio pro persona, sin vincularlo con la cláu-
sula de interpretación conforme, y además omitir los otros principios que deben acompañar
a la función interpretativa constituye el acto fallido de un inconsciente jurídico colectivo
poco familiarizado con la complejidad de la práctica de resolución de casos sobre derechos
humanos. Tiene que ver con años de considerar a los principios sobre derechos huma-
nos como normas vaciadas de contenido; con resolver solamente con base en reglas; el
reforzamiento del interés jurídico directo para instrumentar acciones de defensa; con una
argumentación basada casi exclusivamente en la subsunción normativa; con la ausencia del
precedente judicial; y, la falta de un desarrollo sobre el contenido de las normas sobre dere-
chos humanos; diría también que con el abuso del principio de jerarquía normativa en la
resolución de las tensiones o antinomias entre normas de derechos humanos.
Esta idea es deudora del hecho de que el desarrollo sobre derechos humanos va cobrando
fuerza en la medida en que se van obteniendo pisos más altos a partir de alcances normati-
vos identificables de menor a mayor protección. De esta forma, las cartas sobre derechos
58 humanos, sean constituciones o tratados internacionales reconocen el haber establecido un
estándar mínimo de obligado cumplimiento para los Estados,18 y que por vía jurisprudencial
puede ser ampliado al remitirse a ordenamientos más protectores: otros tratados internacio-
nales; o bien, normas nacionales. Así, en un sistema federal como el mexicano, ocurrirá entre
18
Como precisa Santiago Ripol Carulla al advertir que la intención de los redactores del Convenio Europeo para la
Protección de los Derechos Humanos y Libertades Fundamentales era establecer el "estándar mínimo de derechos
fundamentales que debía ser respetado por todos los Estados europeos que aspiraran ingresar en el Consejo de
Europa" en "Estudio introductorio" Ripol, Santiago, et. al., España en Estrasburgo. Tres décadas bajo la jurisdicción
del Tribunal Europeo de Derechos Humanos, Madrid, Aranzadi, 2010, p. 23.
las normas locales, las federales, las de desarrollo constitucional o generales en su referencia
hacia los tratados internacionales o la Constitución.
Estamos ante contenidos normativos mínimos que son objeto de envío interpretativo a otras
normas con este carácter para efecto de su expansión. Los elementos de integración se
construyen entre normas que protegen los mismos derechos, proviniendo de fuentes distin-
tas. Las tensiones entre distintos tipos de derechos se solventan a través de interpretaciones
más favorables, en un sentido de aplicación preferente siguiendo los principios de resolución
de tensiones o conflictos en materia de derechos humanos, y en la aplicación del principio
pro persona.
El punto del envío interpretativo sigue las previsiones que se encuentran presentes en las
constituciones o en los tratados internacionales al establecer condiciones restrictivas para
la limitación de los derechos –o en su caso, para la suspensión– y de una vía libre amplia,
franca, hacia la extensión de esos contenidos de mínimos. Un ejemplo lo proporciona el ar-
tículo 1o., párrafo primero de la CPEUM al señalar específicamente que las restricciones y
Los tratados internacionales instruyen reglas de interpretación que siguen desde luego esta
consideración de normas de mínimos que se reenvían a otras fuentes. La CADH establece en
el artículo 29, un criterio de interpretación de sus propias normas, en el sentido de que de
ninguna forma podrá entenderse de forma restrictiva con respecto a los ordenamientos de los
Estados, o en relación con otros instrumentos internacionales, es decir, un estándar mínimo 59
de protección, al señalar:
c) excluir otros derechos y garantías que son inherentes al ser humano o que se
derivan de la forma democrática representativa de gobierno, y
Dos ideas particulares han rondado este aspecto y que conviene desmontar. Una de ellas
que la interpretación conforme tiene un cariz subsidiario, es decir, que primero se debe acu-
dir a estándares de derecho interno y luego a los internacionales, No es así, el propósito de la
interpretación conforme, es establecer condiciones de integración normativa. El principio
de subsidiariedad aplica para activar los mecanismos de protección a derechos humanos en
sede internacional, pero no para el sistema interpretativo de construcción de las normas
sobre derechos.20
José Luis Caballero Ochoa
El segundo aspecto es, siguiendo también una apreciación que se ha construido en torno al
60 control de convencionalidad, que el resultado de la aplicación de estos principios hermenéu-
19
Convención Americana…, supra nota 4, art. 29.
20
En este sentido me parece muy ilustrativa la reflexión que hizo el Ministro Arturo Zaldívar Lelo de Larrea en la
Sesión pública ordinaria del Pleno de la SCJN el día 12 de marzo de 2012: "Lo relevante es, aceptamos o no que
los derechos humanos de índole internacional tienen y junto con la Constitución forman el marco referencial
sobre el cual vamos a analizar la validez de todo el orden jurídico mexicano y que en caso de que haya una aparen-
te contradicción entre ellos, tendremos que hacer una interpretación, la más favorable, tomando en consideración
tanto la Constitución como derechos humanos de índole internacional, y no la idea de que primero analizaremos la
Constitución y sólo si no hay solución en la Constitución iremos a los tratados internacionales o que los derechos
humanos de índole internacional tendrán que pasar por un filtro de constitucionalidad." (Subrayado añadido) Véase
la versión taquigráfica, supra nota 15.
ticos sería necesariamente resolver antinomias, cuyo resultado sería la inaplicación normativa,
la invalidez, o la expulsión de una norma del ordenamiento. Si bien es cierto, este resultado
es posible y será parte cotidiana de la práctica mexicana en el contraste de normas, como ha
considerado la SCJN en el Expediente Varios 912/2010, la función primera se relaciona con
la integración de normas atendiendo a las apreciaciones más favorables entre los contenidos
normativos.21 En realidad, en principio la cláusula de interpretación conforme implicaría man
tener la validez de la norma si es interpretada de conformidad con el referente normativo.
Es claro que este reenvío de mínimos que favorece integraciones va estableciendo un pará-
metro de contenido de los derechos más amplio y su mejor identificación, así como criterios
de definición en caso de tensiones o colisiones normativas, incluso permitiendo una amplia-
ción del mismo "bloque de convencionalidad creado como estándar mínimo por la propia
Corte Interamericana de Derechos Humanos".22
21
Eduardo Ferrer ha señalado, con respecto al control difuso de convencionalidad, que éste "no consiste simple-
mente en dejar de aplicar la norma nacional por ser contraria al ´parámetro´ de convencionalidad, sino que impli-
ca, en primer término, tratar de ´armonizar´ la norma nacional con la convencional, lo cual significa realizar una
interpretación conforme ´de la norma nacional con la CADH…". "Interpretación conforme y control difuso de
convencionalidad. El nuevo paradigma para el juez mexicano, supra nota 7, p. 343.
22
Como apunta Eduardo Ferrer, al establecer las notas de la cláusula de interpretación conforme, Ibid., p. 365.
23
ONU. Convenio relativo a la libertad sindical y a la protección del derecho de sindicación, Adoptado en San Francisco
por la Organización Internacional del Trabajo, el 9 de julio de 1948 y entró en vigor el 4 de julio de 1950. Publicado
en el Diario Oficial de la Federación el 26 de enero de 1950.
En realidad esta legislación deviene en inconstitucional fácilmente ante el artículo 123 de la
CPEUM, pero había la intención previa de modificar la jurisprudencia precedente sobre
la ordenación de las fuentes, concretamente la de los tratados internacionales.
En el Considerando Octavo, la SCJN emitió una reflexión sobre el papel que juegan las nor-
mas de derechos humanos contenidas en los tratados internacionales y su dimensión de
constitucionalidad, exactamente en función de la ampliación de los mínimos que conforma
el catálogo de derechos en la CPEUM.
Puede darse el caso de convenios internacionales que amplíen las garantías indi-
viduales o sociales y que por no estar dentro de las normas constitucionales no
podrán ser aplicadas en nuestro derecho. En este caso, conviene analizar las
características de la norma internacional que se pretende aplicar y en función de
ella atender a la finalidad de las disposiciones constitucionales de que se trata.
En el ejemplo, es evidente que si el tratado obliga a ampliar la esfera de libertades
de los gobernados o compromete al Estado a realizar determinadas acciones en
beneficio de grupos humanos tradicionalmente débiles, deben considerarse
como constitucionales. Situación diversa de la que, por el contrario, merme la
esfera de protección que la Constitución da per se a los gobernados.24
explícita o no al fundamento en el artículo 1o.; también a que esos contenidos pueden ser
ampliados por otras vías normativas, y que el legislador ordinario está facultado para ello, con
la salvedad de respetar los contenidos constitucionales, pero desde luego, en un sentido
62 de la mayor protección que estos puedan ofrecer.
Es clara así la consideración de la CPEUM en general, o de su artículo 1o., como una expresión
de los derechos humanos –o en su anterior denominación de "garantías individuales"– en
un sentido de mínimos que se amplían. Claro, con la redacción a partir de la RCDH 2011 esta
24
Ejecutoria: P./J. 126/99 (9a.), AMPARO EN REVISIÓN 1475/98. SINDICATO NACIONAL DE CONTROLADORES DE
TRÁNSITO AÉREO, Semanario Judicial de la Federación y su Gaceta, Novena Época, México, Tomo XI, Marzo de 2000,
p. 442. Reg. IUS. 6353, foja 74, párr. segundo in fine.
ampliación en sede de los tratados internacionales incide directamente en el ámbito del
contenido constitucional que marca el parámetro al resto de ámbitos normativos.25
25
Van algunos ejemplos de estos criterios. En sede de la SCJN: Responsabilidad Patrimonial del Estado. El Artículo
113, Segundo Párrafo de la Constitución Federal Establece un Derecho Sustantivo que Puede ser Ampliado por el Legisla-
dor Ordinario. La mencionada norma constitucional establece un derecho sustantivo en favor de los particulares que
se fundamenta en la figura de la responsabilidad patrimonial del Estado, articulada sobre la base de dos caracterís-
ticas fundamentales: la de ser directa y objetiva. Siendo estas dos características las que determinan la extensión del
citado derecho constitucional, es claro que existen actos realizados por el Estado por los cuales no es responsable
constitucionalmente. Así, el Tribunal Pleno de esta Corte ha considerado que los daños ocasionados por la actividad
regular del Estado, que se traduce en una responsabilidad subjetiva e indirecta, así como la actuación dolosa o cul-
posa de los funcionarios públicos eran aspectos no incluidos en el párrafo segundo del artículo 113 constitucional.
Sin embargo, el hecho de que no estén explícitamente contemplados en la Norma Fundamental, debe llevar a
concluir que dichas cuestiones pueden ser reguladas en los distintos órdenes jurídicos parciales con el propósito de
ampliar el ámbito protector que establece el precepto constitucional. La anterior conclusión se fundamenta en el
criterio de esta Suprema Corte, según el cual los derechos constitucionales son mínimos que deben ser respetados
para garantizar su efectividad, pero que pueden ser ampliados por el legislador ordinario –ya sea federal o local– en
su reglamentación. (subrayado añadido). Tesis: 1a. LIV/2009 (9a.), RESPONSABILIDAD PATRIMONIAL DEL ESTADO.
EL ARTÍCULO 113, SEGUNDO PÁRRAFO DE LA CONSTITUCIÓN FEDERAL ESTABLECE UN DERECHO SUSTANTIVO QUE
PUEDE SER AMPLIADO POR EL LEGISLADOR ORDINARIO, Semanario Judicial de la Federación y su Gaceta, Novena
Época, México, Tomo XXIX, Abril de 2009, p. 590. Reg. IUS. 167386. O bien: Derechos de los Indígenas. Los Establecidos
en la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos pueden ser Ampliados por las Legislaturas Locales Dentro del
Marco De Aquella. El artículo 1o. de la Constitución Federal establece que las garantías que otorga no podrán restrin-
girse ni suspenderse, sino en los casos y con las condiciones que ella misma establece, de lo que deriva que ninguna
ley secundaria puede limitar las disposiciones constitucionales correspondientes; sin embargo, sí son susceptibles
de ser ampliadas por el legislador ordinario, ya sea federal o local, en su reglamentación, al pormenorizar la norma
constitucional que prevea el derecho público subjetivo a fin de procurarse su mejor aplicación y observancia.
La interpretación conforme tiene una estrecha correlación con el ejercicio del control de
convencionalidad, teniendo ambos como principio de salida interpretativa al principio pro
persona.26 Esta forma de control es eminentemente hermenéutica; implica la interpretación
de las normas sobre derechos humanos de conformidad con la Convención Americana, de
forma concentrada en sede de la Corte IDH, y a la que se suma el deber de los operadores
jurídicos nacionales, especialmente los jueces, de realizar la interpretación conforme con la
CADH y con la jurisprudencia de la Corte Interamericana, en un ejercicio de control difuso de
convencionalidad. De esta manera, el parámetro marcado por ambos principios hermenéu-
ticos será el de un contenido constitucional/convencional de los derechos.
En el contexto del TEDH, la identificación del "efecto de cosa interpretada" distinto al "efecto
de cosa juzgada", y su actuación en cuanto tribunal supranacional ha marcado su reflexión
jurisdiccional en relación con su propia competencia en un ejercicio de ya larga andadura, en
contraste con una tradicional reticencia de la Corte IDH, y de la reflexión doctrinal en torno
José Luis Caballero Ochoa
rigorista, porque ello desvirtuaría la esencia misma de dichas garantías individuales. Sino que debe estimarse
que se tratan de principios o lineamientos mínimos; por lo mismo, tales derechos no son absolutos en el sentido
de estar consignados taxativamente en la Norma Constitucional. En efecto, el artículo primero constitucional dis-
64 pone: "En los Estados Unidos Mexicanos todo individuo gozará de las garantías que otorga esta Constitución, las
cuales no podrán restringirse ni suspenderse, sino en los casos y con las condiciones que ella misma establece.",
lo cual nos permite inferir que el legislador ordinario tiene la facultad de ampliar los derechos mínimos de los go-
bernados establecidos en la Carta Magna, siempre y cuando la extensión de la garantía no pugne con los postulados
constitucionales. […](subrayado añadido). Tesis: XVI.4o.11 P (9a.), LIBERTAD PROVISIONAL BAJO CAUCIÓN. EL AR
TÍCULO 387 DEL CÓDIGO DE PROCEDIMIENTOS PENALES PARA EL ESTADO DE GUANAJUATO AMPLÍA LA GARANTÍA
INDIVIDUAL QUE EL ORDINAL 20, APARTADO A, FRACCIÓN I, DE LA CONSTITUCIÓN POLÍTICA DE LOS ESTADOS UNI-
DOS MEXICANOS ESTABLECE, Semanario Judicial de la Federación y su Gaceta, Novena Época, México, Tomo XX,
Agosto de 2004, p. 1625. Reg. IUS. 180858.
26
Eduardo Ferrer Mac-Gregor ha hecho alusión a los "vínculos estrechos" entre la interpretación conforme y el
control difuso de convencionalidad. "Interpretación conforme y control difuso de convencionalidad. El nuevo para-
digma para el juez mexicano, supra nota 7, pp. 342-367. De igual forma, a que el control de convencionalidad es una
especie de "bloque de constitucionalidad" ante la realidad de los avances en la jurisprudencia constitucional que
asume la interamericana. Ibid., p. 373.
a ella para ir más allá de su papel de tribunal clásico de derecho internacional. Sin embargo,
la doctrina del control de convencionalidad cambió por completo esta contención para
adelantar en gran medida las implicaciones de una jurisdicción internacional como la
interamericana, de clara incidencia constitucional.
Este ejercicio no tiene una base convencional, reglamentaria o estatutaria directa, sino que es
una extensión de la propia competencia de la Corte IDH sobre la interpretación autentica del
tratado, según lo establece el artículo 62.3 de la CADH;27 es decir, una implicación del ejer
cicio de interpretación conforme que deviene de sus atribuciones y que hace extensivo a
quienes aplican el tratado en su propio ámbito normativo, y siguiendo las propias previsio-
nes contenidas en los artículos 1.128 y 2 de la CADH relativas a la eficacia del tratado en el
ámbito interno.
El deber de ejercer el control de convencionalidad por parte de los operadores jurídicos na-
cionales, ha estado presente de forma explícita en la jurisprudencia de la Corte IDH a partir
de 2006 en el Caso Almonacid y Arellano vs Chile,29 a los que seguirán varios casos más,30 y ha
alcanzado un mayor desarrollo a partir de su expresión en los últimos cuatro casos contra el
Estado mexicano. Lo anterior debido, por una parte a la ubicación del párrafo que prescribe
27
"La Corte tiene competencia para conocer de cualquier caso relativo a la interpretación y aplicación de las dis-
posiciones de esta Convención que le sea sometido, siempre que los Estados Partes en el caso hayan reconocido o
reconozcan dicha competencia, ora por declaración especial, como se indica en los incisos anteriores, ora por con-
vención especial". Convención Americana…, supra nota 4, art. 62.3.
28
"Artículo 1. Obligación de Respetar los Derechos 1. Los Estados Partes en esta Convención se comprometen a
respetar los derechos y libertades reconocidos en ella y a garantizar su libre y pleno ejercicio a toda persona que esté
sujeta a su jurisdicción, sin discriminación alguna por motivos de raza, color, sexo, idioma, religión, opiniones polí 65
ticas o de cualquier otra índole, origen nacional o social, posición económica, nacimiento o cualquier otra condición
social". Ibid., art. 1.1.
29
Corte IDH. Caso Almonacid Arellano y otros Vs. Chile. Excepciones Preliminares, Fondo, Reparaciones y Costas.
Sentencia de 26 de septiembre de 2006. Serie C No. 154.
30
Véanse, entre otros, Corte IDH. Caso Trabajadores Cesados del Congreso (Aguado Alfaro y otros) Vs. Perú. Excepcio-
nes Preliminares, Fondo, Reparaciones y Costas. Sentencia de 24 de Noviembre de 2006. Serie C No. 158; Corte IDH.
Caso La Cantuta Vs. Perú. Fondo, Reparaciones y Costas. Sentencia de 29 de noviembre de 2006. Serie C No. 162; Corte
IDH. Caso Manuel Cepeda Vargas Vs. Colombia. Excepciones Preliminares, Fondo, Reparaciones y Costas. Sentencia de
26 de mayo de 2010. Serie C No. 213. En fechas más recientes, algunos ejemplos importantes en: Corte IDH. Caso
Gomes Lund y otros (Guerrilha do Araguaia) Vs. Brasil. Excepciones Preliminares, Fondo, Reparaciones y Costas. Sentencia
de 24 de noviembre de 2010 Serie C No. 219; Corte IDH. Caso Gelman Vs. Uruguay. Fondo y Reparaciones. Senten-
cia de 24 de febrero de 2011 Serie C No. 221; Corte IDH. Caso Atala Riffo y Niñas Vs. Chile. Fondo, Reparaciones y
Costas. Sentencia del 24 de febrero de 2012. Serie C No. 239.
Se trata de una cuestión muy importante que surge a partir del Caso Radilla Pacheco vs.
México31 y que se replicará en los casos subsiguientes que han aludido a este deber del Esta-
do: Fernández Ortega y Otros;32 Rosendo Cantú y Otra;33 y, Cabrera García y Montiel Flores.34
Por otro lado, en el último caso, en donde además se acompañó de una importante reflexión
sobre la doctrina del control de convencionalidad en el voto razonado del Juez Ad-Hoc
Eduardo Ferrer Mac-Gregor, el criterio quedó puntualizado, digamos que con mayores ele-
mentos sobre su obligatoriedad y el sentido de su aplicación por parte de los operadores
jurídicos nacionales, precisando que todos los órganos del Estado se encuentran someti-
dos a la CADH y no pueden proceder en contra de su objeto y fin; y, que además, el control
de convencionalidad debe ser ejercido por los jueces y órganos vinculados a la administra-
ción de la justicia en todos los niveles, es decir, no sólo los adscritos formalmente al Poder
Judicial, sino también quienes realizan funciones materialmente jurisdiccionales en otras
sedes –por ejemplo, administrativa o en órganos constitucionales autónomos, sin importar
la forma de ejercicio de sus atribuciones.35
31
Corte IDH. Caso Radilla Pacheco vs México…, supra nota 6, párrs. 327-392. La cláusula se encuentra en el párr. 339.
32
Corte IDH. Caso Fernández Ortega y Otros vs. México…, supra nota 6, párr. 236.
33
Corte IDH. Caso Rosendo Cantú y Otra vs. México…, supra nota 6, párr. 229.
34
Corte IDH. Caso Cabrera García y Montiel Flores vs. México…, supra nota 6, párr. 225.
35
Eduardo Ferrer añadirá que "sin importar su jerarquía, grado, cuantía o materia de especialización", en el Voto
Razonado que emitió como Juez Ad-Hoc en el Caso Cabrera García y Montiel Flores…, supra nota 6, párr. 19 in fine.
que del mismo ha hecho la Corte Interamericana, intérprete última de la Con
vención Americana (subrayado añadido).36
En esta doctrina, y en aplicación del artículo 29 de la CADH, la Corte IDH asume las normas
sobre derechos humanos previstas en la Convención Americana en clave de mínimos y pa-
tentiza sus propios principios de interpretación conforme y pro persona, lo que no resulta
menor si entendemos que es precisamente el control de convencionalidad la forma más
clara como en México se ha ido documentando el sentido de la previsión del artículo 1o.,
segundo párrafo de la CPEUM, como da cuenta la resolución de la SCJN en el Expediente
Varios 912/2010.
La Corte IDH llega así a la madurez de una ruta que ha seguido desde el inicio de su jurispru-
dencia especialmente en relación con las claves interpretativas del artículo 29 de la CADH,
posicionando sus propios estándares en materia de derechos humanos a partir de un reco-
nocimiento de mínimos que se amplían mediante un ejercicio hermenéutico.37
Tampoco es menor que este desarrollo haya sido acogido ya por las cortes de constituciona-
lidad de los países de la región, y aplicado de una forma parecida a la de México, en el marco
El Caso Atala Riffo y Niñas vs Chile la Corte IDH amplió las referencias de diálogo con los tribu-
nales constitucionales en aplicación del control de convencionalidad, como ya se había hecho
en el Caso Cabrera García y Montiel Flores vs México; se trata de ejemplos en donde se han ido
36 67
Corte IDH. Caso Cabrera García y Montiel Flores vs. México…, supra nota 6, párr. 225. Notas a pie de página omitidas.
37
Véanse las aproximaciones de esta importante jurisprudencia sobre el artículo 29 de la Convención Americana
y su sentido de ampliación de derechos, por ejemplo en: Corte IDH. "Otros Tratados" Objeto de la Función Consultiva
de la Corte (art. 64 Convención Americana sobre Derechos Humanos). Opinión Consultiva OC-1/82 del 24 de septiem-
bre de 1982. Serie A No. 1; Corte IDH. Interpretación de la Declaración Americana de los Derechos y Deberes del Hombre
en el Marco del Artículo 64 de la Convención Americana sobre Derechos Humanos. Opinión Consultiva OC-10/89 del 14 de
julio de 1989. Serie A No. 10; o bien, Corte IDH. El Derecho a la Información sobre la Asistencia Consular en el Marco
de las Garantías del Debido Proceso Legal. Opinión Consultiva OC-16/99 del 1 de octubre de 1999. Serie A No. 16.
Véanse también, entre otros, Corte IDH. Caso Las Palmeras Vs. Colombia. Excepciones Preliminares. Sentencia de 4 de
febrero de 2000. Serie C No. 67; Corte IDH. Caso de la Comunidad Mayagna (Sumo) Awas Tingni Vs. Nicaragua. Fondo,
Reparaciones y Costas. Sentencia de 31 de agosto de 2001. Serie C No. 79; Corte IDH. Caso del Penal Miguel
Castro Castro Vs. Perú. Fondo, Reparaciones y Costas. Sentencia de 25 de noviembre de 2006. Serie C No. 160; Corte
IDH. Caso Boyce y otros Vs. Barbados. Excepción Preliminar, Fondo, Reparaciones y Costas. Sentencia de 20 de noviem-
bre de 2007. Serie C No. 169.
estableciendo criterios sobre la interpretación conforme y su aplicación, específicamente a
partir del la doctrina del control de convencionalidad. En el primero se señala:
Así, por ejemplo, tribunales de la más alta jerarquía en la región, tales como
la Sala Constitucional de la Corte Suprema de Justicia de Costa Rica, el Tribunal
Constitucional de Bolivia, la Suprema Corte de Justicia de República Dominicana,
el Tribunal Constitucional del Perú, la Corte Suprema de Justicia de la Nación de
Argentina, la Corte Constitucional de Colombia, la Suprema Corte de la Nación
de México y la Corte Suprema de Panamá se han referido y han aplicado el con-
trol de convencionalidad teniendo en cuenta interpretaciones efectuadas por la
Corte Interamericana.38
da, como también aislado se percibe el principio pro persona. El resultado es que aparecería
el llamado "bloque de convencionalidad" como algo que no se incluye en el "bloque de
constitucionalidad", es decir, contenidos de derechos que no se integran.
68
38
Corte IDH. Caso Atala Riffo y Niñas Vs. Chile…, supra nota 30, párr. 282 (Notas a pie de página omitidas).
Es precisamente el tono de la jurisprudencia de la Corte IDH que ha ido aportando en un
sentido de integración normativa entre los ámbitos de convencionalidad/constitucionalidad
a partir su propio ejercicio de interpretación conforme. Cito tres ejemplos de este sentido de
integración convencional/constitucional, a partir de contenidos mínimos, expresado desde la
jurisprudencia de la Corte IDH.
En el Caso de la Comunidad Mayagna (Sumo) Awas Tingni vs. Nicaragua, sobre el sentido del
artículo 29 de la CADH, la Corte Interamericana señaló:
También puede advertirse en la lectura de una remisión integradora a las normas constitu-
39
Corte IDH. Caso de la Comunidad Mayagna (Sumo) Awas Tingni Vs. Nicaragua…, supra nota 37, párr. 148.
40
Corte IDH. Caso Yatama Vs. Nicaragua. Excepciones Preliminares, Fondo, Reparaciones y Costas. Sentencia de 23 de
junio de 2005. Serie C No. 127.
41
Ibid., párr. 205. Notas a pie de página omitidas.
convencionales-constitucionales a la jurisdicción militar. La Corte Interamericana consideró
que el deber de emprender reparaciones puntuales en torno a violaciones a derechos huma-
nos en su calidad de garantías de no repetición, incluía una obligación de realizar la interpre-
tación conforme del artículo 13 de la CPEUM, en lo relativo al fuero militar, hacia los contenidos
presentes en la propia Constitución, las disposiciones de la CADH correspondientes, así como
la jurisprudencia e la Corte IDH en la materia, lo que implicaba el control de convencionali-
dad. Estas medidas de reparación se instruyeron a la par de solicitar reformas legales al Código
de Justicia Militar y al Código Penal Federal.
En el Caso Radilla Pacheco vs. México, el ejercicio de interpretación conforme que la Corte
Interamericana requirió al Estado mexicano, no fue solamente en relación con la CADH, sino
además con las previsiones de la propia CPEUM relativas a la conformación del contenido del
derecho al juez natural con el que el fuero militar entra en tensión y lo vulnera si se extiende
a los casos en que se cometan violaciones de derechos humanos a civiles. La Corte IDH seña-
ló que la previsión del artículo 13 de la CPEUM en relación con este fuero, "en términos prác-
ticos […] debe ser coherente con los principios convencionales y constitucionales de debido
proceso y acceso a la justicia, contenidos en el artículo 8.1 de la Convención Americana y las
normas pertinentes de la Constitución mexicana".42
Es importante advertir este ejercicio de interpretación conforme por parte de la Corte IDH,
que suma al control de convencionalidad a las normas sobre derechos humanos contenidas
en la CPEUM.
42
Corte IDH. Caso Cabrera García y Montiel Flores vs. México…, supra nota 6, párr. 338, in fine.
43
Cit. Supra nota 8
44
Por ejemplo: Actos de Tortura. Cuando los Órganos Jurisdiccionales, con Motivo de sus Funciones, Tengan Cono
cimiento de la Manifestación de una Persona que Afirme Haberlos Sufrido, Oficiosamente Deberán Dar Vista con tal
Afirmación a la Autoridad Ministerial Que Deba Investigar Ese Probable Ilícito. El artículo 1o. de la Constitución Política
de los Estados Unidos Mexicanos, vigente a partir del 11 de junio de 2011 establece que todas las autoridades del
país, dentro del ámbito de sus competencias, tienen la obligación de promover, respetar, proteger y garantizar
los derechos humanos contenidos en la Constitución Federal y en los instrumentos internacionales suscritos por el
Estado Mexicano. Esa disposición también adopta el principio hermenéutico pro homine, según el cual, en la pro-
tección de los derechos humanos debe elegirse la interpretación más favorable para las personas. Por otro lado, los
artículos 22 constitucional, 5 de la Declaración Universal de los Derechos Humanos y 7 del Pacto Internacional de
Derechos Civiles y Políticos reconocen el derecho humano de toda persona a no sufrir actos de tortura. Además, este
derecho fundamental fue garantizado por nuestro país al suscribir la Convención Interamericana para Prevenir y
Sancionar la Tortura, de cuyos artículos 1, 6 y 8 se advierte que las personas que denuncien haber sido torturadas
tienen derecho a que las autoridades intervengan inmediata y oficiosamente a fin de que su caso sea investigado y,
de ser procedente, juzgado en el ámbito penal. Por su parte, el artículo 11 de la Ley Federal para Prevenir y Sancionar
la Tortura establece que todo servidor público que en el ejercicio de sus funciones conozca de un posible hecho de
tortura está obligado a denunciarlo de inmediato. Así, del análisis de los preceptos invocados se concluye: a) Las
personas que denuncien actos de tortura tienen el derecho a que las autoridades intervengan de forma expe-
dita para que su acusación sea investigada y, en su caso, examinada a través de un juicio penal; b) La obligación de
proteger ese derecho recae en todas las autoridades del país (en el ámbito de sus competencias), y no sólo en
aquellas que deban investigar o juzgar el caso; y c) Atendiendo al principio interpretativo pro homine, para efectos
del mencionado derecho, debe considerarse como denuncia de un acto de tortura a todo tipo de noticia o aviso que
sobre ese hecho se formule ante cualquier autoridad con motivo de sus funciones. Consecuentemente, cuando los
órganos jurisdiccionales, con motivo de sus funciones, tengan conocimiento de la manifestación de una persona
que afirme haber sufrido tortura, oficiosamente deberán dar vista con tal afirmación a la autoridad ministerial que
deba investigar ese probable ilícito. Tesis: XXVII.1o.(VIII Región) J/1 (10a.), ACTOS DE TORTURA. CUANDO LOS ÓRGA-
NOS JURISDICCIONALES, CON MOTIVO DE SUS FUNCIONES, TENGAN CONOCIMIENTO DE LA MANIFESTACIÓN DE
UNA PERSONA QUE AFIRME HABERLOS SUFRIDO, OFICIOSAMENTE DEBERÁN DAR VISTA CON TAL AFIRMACIÓN A LA
AUTORIDAD MINISTERIAL QUE DEBA INVESTIGAR ESE PROBABLE ILÍCITO, Semanario Judicial de la Federación y su
Gaceta, Décima Época, México, Libro XI, Agosto de 2012, Tomo 2, p. 1107. Reg. IUS. 2001218. O bien, Derechos
Humanos. El Relativo a una Vivienda Digna y Decorosa Debe Ser Analizado a la Luz de los Principios Plasmados en la
Constitución Federal y Tratados Internacionales, a Partir de una Interpretación más Amplia que Favorezca en Todo
Momento a las Personas (Aplicación Del Artículo 1o., Párrafo Segundo, Constitucional -Principio Pro Homine-). Con base
en las reformas a la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos en materia de derechos humanos, publi-
cadas en el Diario Oficial de la Federación el diez de junio de dos mil once, en vigor desde el once del mismo mes y
año, todas las personas gozarán de los derechos humanos reconocidos en la mencionada Carta Magna y en los
Un trabajo sin duda plausible de la SCJN, por poner al día un sentido de interpretación nor-
mativa ya anquilosado –también con sus aspectos cuestionables– ha sido la resolución del
Pleno en el Expediente Varios 912/2010, dictada a un mes de haber entrado en vigor la RCDH
2011, lo que también le permitió una serie de criterios de avanzada, rompiendo de forma
muy importante la barrera entre los jueces y la Constitución. La resolución tuvo por objeto
dilucidar el alcance para el Poder Judicial de la Federación de la sentencia emitida por la
Corte IDH en el Caso Radilla Pacheco vs. México, que en realidad estableció una nueva aproxi-
mación hacia las normas sobre derechos humanos de toda la judicatura nacional a partir de
la doctrina del control de la convencionalidad y de la incipiente cláusula de interpretación
conforme.
FAVOREZCA EN TODO MOMENTO A LAS PERSONAS (APLICACIÓN DEL ARTÍCULO 1O., PÁRRAFO SEGUNDO, CONSTI-
TUCIONAL –PRINCIPIO PRO HOMINE–)., Semanario Judicial de la Federación y su Gaceta, Décima Época, México,
Libro IV, Enero de 2012, Tomo 5, p. 4335. Reg. IUS. 2000085.
45
Véanse por ejemplo las siguientes tesis: Principio Pro Homine. Su Conceptualización y Fundamentos. En atención
al artículo 1o., párrafo segundo, de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos, adicionado median-
te decreto publicado en el Diario Oficial de la Federación el diez de junio de dos mil once, las normas en materia de
derechos humanos se interpretarán de conformidad con la Carta Magna y con los tratados internacionales de la
materia, procurando favorecer en todo tiempo a las personas con la aplicación más amplia. Dicho precepto recoge
de manera directa el criterio o directriz hermenéutica denominada principio pro homine, el cual consiste en ponde-
rar ante todo la fundamentalidad de los derechos humanos, a efecto de estar siempre a favor del hombre, lo que
implica que debe acudirse a la norma más amplia o a la interpretación extensiva cuando se trate de derechos pro-
tegidos e, inversamente, a la norma o a la interpretación más restringida, cuando se trate de establecer límites para
su ejercicio. Asimismo, en el plano del derecho internacional, el principio en mención se encuentra consagrado en
los artículos 29 de la Convención Americana sobre Derechos Humanos y 5 del Pacto Internacional de Derechos
Civiles y Políticos, publicados en el Diario Oficial de la Federación, de manera respectiva, el siete y el veinte de mayo
de mil novecientos ochenta y uno. Tesis: XVIII.3o.1 K (10a.), PRINCIPIO PRO HOMINE. SU CONCEPTUALIZACIÓN Y
FUNDAMENTOS, Semanario Judicial de la Federación y su Gaceta, Décima Época, México, Libro VII, Abril de 2012,
Tomo 2, p. 1838. Reg. IUS. 2000630. O bien, Principio Pro Personae. El Contenido y Alcance de los Derechos Humanos
Deben Analizarse a Partir de Aquél. El segundo párrafo del artículo 1o. de la Constitución Política de los Estados Uni-
José Luis Caballero Ochoa
dos Mexicanos, exige que las normas relativas a los derechos humanos se interpretarán de conformidad con la
propia Constitución y con los tratados internacionales de los que México es parte, de forma que favorezca amplia-
mente a las personas, lo que se traduce en la obligación de analizar el contenido y alcance de tales derechos a
partir del principio pro personae que es un criterio hermenéutico que informa todo el Derecho Internacional de los
Derechos Humanos, en virtud del cual debe acudirse a la norma más amplia, o a la interpretación más extensiva
72 cuando se trata de reconocer derechos protegidos, e inversamente, a la norma o a la interpretación más restrin-
gida cuando se trata de establecer restricciones permanentes al ejercicio de los derechos o de su suspensión
extraordinaria, es decir, dicho principio permite, por un lado, definir la plataforma de interpretación de los derechos
humanos y, por otro, otorga un sentido protector a favor de la persona humana, pues ante la existencia de varias
posibilidades de solución a un mismo problema, obliga a optar por la que protege en términos más amplios. Esto
implica acudir a la norma jurídica que consagre el derecho más extenso y, por el contrario, al precepto legal más
restrictivo si se trata de conocer las limitaciones legítimas que pueden establecerse a su ejercicio. Por tanto, la apli-
cación del principio pro personae en el análisis de los derechos humanos es un componente esencial que debe
utilizarse imperiosamente en el establecimiento e interpretación de normas relacionadas con la protección de la
persona, a efecto de lograr su adecuada protección y el desarrollo de la jurisprudencia emitida en la materia, de
manera que represente el estándar mínimo a partir del cual deben entenderse las obligaciones estatales en este
rubro. Tesis: 1a. XXVI/2012 (10a.), PRINCIPIO PRO PERSONAE. EL CONTENIDO Y ALCANCE DE LOS DERECHOS HUMA-
NOS DEBEN ANALIZARSE A PARTIR DE AQUÉL, Semanario Judicial de la Federación y su Gaceta, Décima Época, México,
Libro V, Febrero de 2012, Tomo 1, p. 659. Reg. IUS. 2000263.
Es importante resaltar este aspecto porque me parece que se solventó muy bien esta relación
y que deberá ser la forma de conducirse por parte de la SCJN en el sentido de su interpreta-
ción sobre estos aspectos en un futuro. Es muy sugerente que la reflexión sobre el párrafo 339
de la Sentencia del Caso Radilla vs México, en el Considerando Séptimo "Control de conven-
cionalidad ex officio en un modelo de control difuso de constitucionalidad",46 se inscriba preci
samente bajo la lógica de un ejercicio de control de la constitucionalidad. De manera que es
necesario recalcar que fueron los nuevos contenidos constitucionales presentes en los dos
primeros párrafos del artículo 1o. los que ayudaron a la SCJN a tener un mejor desarrollo ante
el alcance del control de convencionalidad, exigido por la Corte IDH de forma tan clara en los
últimos cuatro casos sobre México.
Mucho se ha escrito y hablado en el último año de este ejercicio; vino a redondear el para-
digma de la RCDH 2011, al darle continuidad y dimensionar su alcance.
73
A este respecto la SCJN estableció que el parámetro de control de constitucionalidad para
los jueces –en el que se asume el de convencionalidad propiamente– está integrado por los
derechos humanos contenidos en la CPEUM y en los tratados internacionales en los que el
Estado mexicano sea parte, así como los criterios de la Corte IDH, con la salvedad a la que
aludiré más adelante.47
46
Supra nota 8, considerando séptimo, párr. 23.
47
Ibid., párr. 31.
b) El estándar mínimo de contenido se ofrece por la SCJN en cuanto Tribunal Constitu-
cional y sirve de parámetro interpretativo al resto de "normas relativas a los derechos
humanos", a los ordenamientos general, federal y local, aunque estos desde luego,
pueden favorecer interpretaciones más amplias.
En este sentido, la SCJN señaló atinadamente, que en este sistema de control concentrado y
difuso de constitucionalidad, las interpretaciones sobre las normas de derechos humanos
fluyen "hacia la Suprema Corte para que sea ésta la que determine cuál es la interpretación cons-
titucional que finalmente debe prevalecer en el orden jurídico nacional".48
Sobre el primer aspecto, fue una ruta que se dibujó en un primer proyecto de la resolución
del Expediente Varios 912/2010, que afortunadamente no se quedó en la versión definitiva.
La idea de que primero debe acudirse al orden jurídico nacional, y luego, si éste "no alcanza",
"no es claro", "es insuficiente", entonces se acude a los tratados en la materia, pugna abier
tamente con el sentido integrador de la interpretación conforme, que completa el contenido
de los derechos constitucionales.
De este modo, los jueces nacionales deben inicialmente observar los derechos
humanos establecidos en la Constitución Mexicana y en los tratados internacio-
José Luis Caballero Ochoa
nales de los que el Estado mexicano sea parte, así como los criterios emitidos por
el Poder Judicial de la Federación al implementarlos y acudir a los criterios inter-
El sentido de acudir a los criterios del Poder Judicial de la Federación, me parece que tiene
que ser para encontrar el sentido de apropiación que éste ya ha hecho de la CPEUM, la CADH,
48
Ibid., párr. 36.
49
Ibid., párr. 21
y los demás instrumentos del Sistema Interamericano, así como la jurisprudencia de la Corte
IDH. Especialmente la SCJN debe ofrecer el contenido integrado, incluso asumiendo como
propios –en la medida de su aplicación pro persona– los criterios de la Corte Interamerica-
na, como ocurre cotidianamente en la experiencia del derecho comparado, y ya con una
buena cantidad de sentencias de la propia SCJN.
Se ha sentado una ruta que se apropia de la jurisprudencia de la Corte IDH en varios temas.
Como ejemplo se me ocurre el estándar que deben acreditar las restricciones a los derechos
humanos, siguiendo la ruta que de forma incipiente se estableció en la Opinión Consultiva
OC-5/85 del 13 de noviembre de 1985. "La Colegiación Obligatoria de Periodistas (Arts. 13 y
29 Convención Americana sobre Derechos Humanos)", siguiendo lo que ya el TEDH había
construido al respecto y en relación con el derecho a la libertad de expresión en el Caso
The Sunday Times vs. Reino Unido, de 26 de abril de 1979.50 Este criterio ha sido reiterado y
madurado por la Corte IDH para estableces estándares claros de restricción a los derechos,
por ejemplo en el citado Caso Castañeda Gutman vs. México.51
Así por ejemplo, traigo a cuenta algunos casos que, como práctica cotidiana de los tribuna-
les, han establecido los criterios sobre restricción a derechos siguiendo el camino de su
previsión en ley, y las implicaciones sobre la necesidad, idoneidad y proporcionalidad de la
De esta forma, me parece que la SCJN no puede tener regresiones en este aspecto, y esta
75
blecer una especie de ruta subsidiaria que contravendría el sentido de la RCDH 2011.52
50
Disponible en: <http://cmiskp.echr.coe.int/tkp197/portal.asp?sessionId=98742723&skin=hudoc-en&action=
request> (consulta 5 de mayo de 2012).
51
Corte IDH. Caso Castañeda Gutman Vs. México. Excepciones Preliminares, Fondo, Reparaciones y Costas. Sentencia
de 6 de agosto de 2008. Serie C No. 184, párrs. 174-205.
52
En la discusión del 12 de marzo de 2011, en relación con la Contradicción de Tesis 293/2012, el Ministro Arturo
Zaldivar señaló: "En el proyecto se sostiene que el artículo 1o. constitucional prevé un bloque de constitucionalidad
en el sentido que tanto la Constitución como estos derechos humanos de fuente internacional, pero que son dere-
cho positivo mexicano, son el referente para analizar la validez de todo el sistema jurídico mexicano y que no hay en
la Constitución una idea de que primero tengamos que analizar la Constitución y después analizar los tratados, sino
d) La interpretación conforme, al igual que el control de convencionalidad, tienen
como objeto inicial y principal la integración armónica de los derechos, no la resolu-
ción de antinomias, tomando en consideración:
iii) Lo mismo debe ocurrir en el siguiente nivel de integración normativa entre dere-
chos que se contrastan, interpretándose de conformidad con la CPEUM y los tra
tados internacionales. De no ser posible la integración, el resultado del contraste
entre derechos en tensión o en franca antinomia dependerá del órgano que
conozca y del tipo de control convencional-constitucional que se ejerza. Ulterior-
mente, este resultado puede ser la inaplicación, invalidez o la expulsión de una
norma.
A) Interpretación conforme en sentido amplio. Ello significa que los jueces del
país, al igual que todas las demás autoridades del Estado mexicano, deben inter-
José Luis Caballero Ochoa
que este bloque o esta masa de derechos, se deben interpretar conjuntamente, armónicamente siempre en
aquello que es en beneficio de las personas". Supra nota 15, p. 25.
acorde a los derechos humanos establecidos en la Constitución y en los tratados
internacionales en los que el Estado mexicano sea parte, para evitar incidir o
vulnerar el contenido esencial de estos derechos.
53
Supra nota 8, párr. 33.
En consecuencia, es obligatorio para los Estados tomar en consideración la jurisprudencia de
la Corte IDH en la construcción de los derechos, lo que no necesariamente implica su aplica-
ción en todas las circunstancias, porque ante el principio pro persona presente en las reglas
de interpretación del artículo 29 de la CADH, específicamente el artículo 29. b), ésta da lugar
al derecho interno si es más protector, lo que se modula con la cláusula de interpretación
conforme prevista en la CPEUM, al tratarse de estándares mínimos de protección que se
remiten a otros más protectores54
Ante esta cuestión, la SCJN distinguió entre la jurisprudencia obligatoria que es la contenida
en las sentencias que resuelven litigios en los que México ha figurado como Estado parte;55
mientras que el resto de la jurisprudencia "tendrá el carácter de criterio orientador de todas
las decisiones de los jueces mexicanos",56 supongo que teniendo como estructura epistemo-
lógica de fondo a la jurisprudencia mexicana, que distingue entre tesis aisladas y tesis de
jurisprudencia, lo que no es aplicable a este tipo de precedentes.
54
Así lo estimó el Ministro Arturo Zaldívar en el voto particular que emitió a propósito de esta resolución: "Así pues,
no debe entenderse la obligatoriedad de los criterios interamericanos en un sentido fuerte o duro, como un canda-
do que obligaría a los jueces internos a resolver aplicando indefectiblemente el estándar sentado por la Corte
Interamericana, soslayando, incluso, los precedentes del Poder Judicial de la Federación; sino como una obligatorie-
dad que vincula a los operadores jurídicos internos a observar en sus resoluciones un estándar mínimo, que bien
podría ser el interamericano o bien podría ser el nacional, dependiendo cuál sea el más favorable a las personas, y
el que por supuesto podría ser ampliado eventualmente." (Subrayado añadido), Supra nota 8, p. 53.
55
Supra nota 8, párr. 19.
56
Ibid., párr. 20. Una de las tesis producto de este ejercicio es la siguiente: Criterios Emitidos por la Corte Interameri-
cana de Derechos Humanos Cuando el Estado Mexicano no fue Parte. Son Orientadores para los Jueces Mexicanos Siem-
pre que sean más Favorables a la Persona en Términos del Artículo 1o. de la Constitución Federal. Los criterios de la Corte
Interamericana de Derechos Humanos que derivan de sentencias en donde el Estado Mexicano no intervino como
parte en el litigio son orientadores para todas las decisiones de los jueces mexicanos, siempre que sean más favora-
bles a la persona, de conformidad con el artículo 1o. constitucional. De este modo, los jueces nacionales deben
observar los Derechos Humanos establecidos en la Constitución Mexicana y en los tratados internacionales de los
que el Estado Mexicano sea parte, así como los criterios emitidos por el Poder Judicial de la Federación al interpre-
José Luis Caballero Ochoa
tarlos y acudir a los criterios interpretativos de la Corte Interamericana para evaluar si existe alguno que resulte más
favorable y procure una protección más amplia del derecho que se pretende proteger. Esto no prejuzga la posibili-
dad de que sean los criterios internos los que se cumplan de mejor manera con lo establecido por la Constitución
en términos de su artículo 1o., lo cual tendrá que valorarse caso por caso a fin de garantizar siempre la mayor pro-
tección de los Derechos Humanos. Varios 912/2010 de 14 de julio de 2011. Mayoría de seis votos; votaron en contra:
78 José Ramón Cossío Díaz, Arturo Zaldívar Lelo de Larrea, Sergio A. Valls Hernández, Olga Sánchez Cordero de García
Villegas y Juan N. Silva Meza. Ponente: Margarita Beatriz Luna Ramos. Encargado del engrose: José Ramón Cossío
Díaz. Secretarios: Raúl Manuel Mejía Garza y Laura Patricia Rojas Zamudio. El Tribunal Pleno, el veintiocho de noviem-
bre en curso, aprobó, con el número LXVI/2011 (9a.), la tesis aislada que antecede. México, Distrito Federal, a vein-
tiocho de noviembre de dos mil once. Notas: En la resolución emitida el 25 de octubre de 2011 por el Pleno de la
Suprema Corte de Justicia de la Nación en la solicitud de modificación de jurisprudencia 22/2011, en el punto único
se determinó: "ÚNICO. Han quedado sin efectos las tesis jurisprudenciales números P./J. 73/99 y P./J. 74/99, cuyos
rubros son los siguientes: ‘Control Judicial de la Constitución. Es Atribución Exclusiva del Poder Judicial de la Fe-
deración.’ Y ‘Control Difuso de la Constitucionalidad de Normas Generales. No lo Autoriza el Artículo 133 de la Cons-
titución.’", conclusión a la que se arribó en virtud del marco constitucional generado con motivo de la entrada en
vigor del Decreto por el que se modifica la denominación del Capítulo I del Título Primero y reforma diversos artícu-
los de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos, publicado en el Diario Oficial de la Federación de 10
de junio de 2011. Las tesis P./J. 73/99 y P./J. 74/99 anteriormente citadas aparecen publicadas en el Semanario Judi-
cial de la Federación y su Gaceta, Novena Época, Tomo X, agosto de 1999, páginas 18 y 5, respectivamente."
Esta división no sólo reduce las implicaciones de la cláusula de interpretación conforme, sino
que desconoce el propósito de la jurisprudencia en la construcción del contenido de las
normas sobre derechos humanos. Los elementos que nutren el contenido normativo de
los derechos son producto del avance jurisprudencial en distintos asuntos, y en el caso de los
tribunales internacionales, en relación con diferentes Estados.
El propio Caso Radilla Pacheco vs México, es un ejemplo de la construcción del derecho al juez
natural mediante un desarrollo jurisprudencial completo, diversificado en casos; vinculado
a las garantías judiciales (artículo 8 de la CADH) y con el derecho a la protección judicial (ar
tículo 25 de la CADH),57 y que se ha nutrido en la interpretación de los derechos, sin importar
para este efecto el país destinatario de la resolución.
Los casos que dan cuenta de la evolución jurisprudencial son: Durand y Ugarte Vs. Perú, Can-
toral Benavides Vs. Perú, Caso Las Palmeras Vs. Colombia. Caso 19 Comerciantes Vs. Colombia;
Caso Lori Berenson Mejía Vs. Perú Caso de la Masacre de Mapiripán Vs. Colombia, Caso Palamara
Iribarne Vs. Chile; Caso de la Masacre de Pueblo Bello Vs. Colombia; Caso Almonacid Arellano y 79
57
En el Capítulo IX, sobre el que señaló la temática, sobre la que posteriormente incluyó la figura del derecho al
juez natural, y así, la contravención a este derecho de la jurisdicción militar cuando se trata de juzgar violaciones a
derechos humanos a civiles. "En el presente capítulo el Tribunal examinará los alegatos relativos al derecho de
acceso a la justicia y a la obligación de realizar investigaciones efectivas, en relación con la detención y posterior
desaparición forzada del señor Rosendo Radilla Pacheco. En primer término, la Corte analizará la supuesta falta de
investigación diligente y efectiva ante la justicia ordinaria. Seguidamente, el Tribunal valorará la aplicación de la
jurisdicción militar en el presente caso". Corte IDH. Caso Radilla Pacheco vs. México…, supra nota 6, párr. 173.
58
Corte IDH. Caso Castillo Petruzzi y otros Vs. Perú. Fondo, Reparaciones y Costas. Sentencia de 30 de mayo de 1999.
Serie C No. 52.
59
Ibid., párr. 128, in fine.
otros Vs. Chile, Caso La Cantuta Vs. Perú, Caso de la Masacre de la Rochela Vs. Colombia, Caso
Escué Zapata Vs. Colombia Caso Tiu Tojín Vs. Guatemala.
A diez años de Castillo Petruzzi vs. Perú, en el Caso Radilla Pacheco vs México, se hicieron nue-
vas aproximaciones que deben sumarse al conjunto de elementos que nutren el contenido
del derecho al juez natural, y que deben ser atendidas por los Estados parte en la CADH, sin
importar que no estuvieron involucrados en el litigio. Dos párrafos relevantes que apuntan a
este desarrollo son los siguientes:
La Corte destaca que cuando los tribunales militares conocen de actos constitu-
tivos de violaciones a derechos humanos en contra de civiles ejercen jurisdicción
no solamente respecto del imputado, el cual necesariamente debe ser una per-
sona con estatus de militar en situación de actividad, sino también sobre la vícti-
ma civil, quien tiene derecho a participar en el proceso penal no sólo para efectos
de la respectiva reparación del daño sino también para hacer efectivos sus dere-
chos a la verdad y a la justicia[…] En tal sentido, las víctimas de violaciones a
derechos humanos y sus familiares tienen derecho a que tales violaciones sean
conocidas y resueltas por un tribunal competente, de conformidad con el debido
proceso y el acceso a la justicia. La importancia del sujeto pasivo trasciende la
José Luis Caballero Ochoa
esfera del ámbito militar, ya que se encuentran involucrados bienes jurídicos pro-
pios del régimen ordinario.61
80
Hago alusión a esta trayectoria para destacar que el acento en el sentido de obligatoriedad
de acudir a la jurisprudencia interamericana radica en el contenido del derecho que está
siendo expresado por la misma, no en el destinatario concreto de la resolución en la que se
construyen tales criterios. Haciendo una apreciación analógica, la comparación se aprecia
evidente con la jurisprudencia que se construye en sede nacional porque también ésta
60
Corte IDH. Caso Radilla Pacheco vs. México…, supra nota 6, párr. 114.
61
Ibid., párr. 115.
recupera el contenido de los derechos materia de ese desarrollo, no solamente el tribunal
sobre el que se ejerce una revisión de lo actuado, en su caso. Es importante reiterar que el
tema de la identificación y aplicación el contenido completo del derecho es primordial; de
manera que la jurisprudencia que emiten los organismos internacionales constituye asimis-
mo una garantía de protección, cuya atención permite construir esta dimensión correcta,
completa, y en su caso, más protectora de los derechos en sede interna, y que ulteriormente
previene incidir en responsabilidad internacional.
Desde luego que ante este punto de resolución en el Expediente Varios 912/2010 hubo disi-
dencia, en el sentido de estimar que los criterios de la SCJN son vinculantes. Se trató de la
Ministra Olga Sánchez Cordero de García Villegas, y de los Ministros José Ramón Cossío Díaz,
Arturo Zaldívar Lelo de Larrea, Sergio Valls Hernández y Juan Silva Meza. El Ministro Zaldívar
en su voto particular estimó tres consideraciones en las que se fundamenta el carácter obli-
gatorio de la jurisprudencia interamericana en los casos en los que México no hubiera sido
parte:62 a) La distinción entre la "creación" y la "aplicación" de la jurisprudencia, que permite
advertir que una "línea jurisprudencial se va construyendo a lo largo del tiempo en varias senten-
cias que se encuentran interconectadas";63 b) que la jurisprudencia dota de contenido a los
derechos, de manera que se "vuelve una extensión de la Convención misma"; de la misma
Me parece que hay un párrafo en este voto que traza la línea de integración entre derechos
a partir de estándares mínimos, y del diálogo jurisprudencial entre cortes, al argumentar que
la jurisprudencia interamericana es obligatoria en cuanto que dota de contenido a los dere-
chos humanos.
62
Supra nota 8, pp. 53-54.
63
Ibid., p. 54.
64
Idem.
f ) Todos los operadores jurídicos están obligados a acudir a la interpretación conforme
en el marco de sus competencias.
Me parece muy importante la forma en que la SCJN abordó este aspecto porque fue especi-
ficando claramente la participación de los distintos actores, especialmente el Poder Judicial,
y el alcance de sus resoluciones, hasta llegar al resultado que podría obtener en sede de
quienes pueden pronunciar una declaración de inconstitucionalidad ante una norma no
conforme con la CPEUM y los tratados internacionales.
La gran novedad en este posicionamiento fue quebrar una interpretación de viejo cuño,
excesivamente jerarquizada, distinta a lo que establece el artículo 133 de la CPEUM que es-
tablece la revisión de constitucionalidad de las leyes y actos del poder público por parte de
los jueces. Esta interpretación había señalado que en México únicamente era posible un
control de constitucionalidad concentrado en sede del Poder Judicial de la Federación lo que
ha devenido en que prácticamente a los jueces se les impidiera contrastar las normas con la
CEPUM. De esta manera, la SCJN resolvió que ante el ejercicio de interpretación conforme,
el control de constitucionalidad es un sistema concentrado y difuso al mismo tiempo, con
resultados de interpretación conforme en sentido amplio, o inaplicación de la norma; o bien,
declaración de inconstitucionalidad con efectos generales o entre las partes, dependiendo del
José Luis Caballero Ochoa
Un ejercicio posterior ilustra por dónde van las alternativas de construcción argumentativa
por parte de la SCJN y qué derrotero debe seguir. Entre el 12 y el 13 de marzo de 2012 se pre
sentó la oportunidad de dilucidar si de las previsiones del artículo 1o. de la CPEUM deviene
65
Véase el párr. 36 así como el cuadro de "modelo general de control de constitucionalidad y convencionalidad"
que contiene.
la integración de un "bloque de constitucionalidad", a partir de un proyecto de contradicción
de tesis, y que pudo haber dado un impulso mayor sobre el alcance de las nuevas previsiones
constitucionales. Sin embargo, el proyecto se retiró después de una discusión muy dividida,
en donde se pudieron escuchar algunos argumentos que pasaron por alto a la propia RCDH
2011; si bien algunos otros se mantuvieron a tono con la dimensión hermenéutica que he-
mos adoptado. Se trató de la "contradicción de tesis 293/2011, entre las sustentadas por el
Primer Tribunal Colegiado en Materias Administrativa y de Trabajo del Décimo Primer Circuito
y el Séptimo Tribunal Colegiado en Materia Civil del Primer Circuito", bajo el proyecto del
Ministro Arturo Zaldívar Lelo de Larrea.66
Me parece que las claves del disenso estarían dadas por dos grandes coordenadas:
a) Si de los nuevos textos contenidos en los dos primeros párrafos del Artículo 1o. de la
CPEUM es posible inferir un solo bloque de derechos a partir de la Constitución y de
los tratados internacionales que se van aplicando en claves interpretativas, y que sirven
de referente al resto de ordenes normativos en la medida en que sean más protecto-
res de la persona, lo que en otros países, como Colombia o Argentina, se conoce
como "bloque de constitucionalidad".
Dejar claro este aspecto es fundamental, porque la SCJN tiene delante de sí la alternativa de
83
avanzar en el sentido de la RCDH 2011, clarificando sus implicaciones.
Sobre este aspecto, muy recientemente, la Corte IDH ha clarificado la vinculación entre el
control de convencionalidad y el de constitucionalidad como ejercicios "complementarios",
lo que sigue la ruta de definición de un bloque de constitucionalidad. Así en la resolución
de cumplimiento de sentencia de la Corte Interamericana de Derechos Humanos, Caso
66
La discusión pública del Pleno supra nota 15.
Gelman vs. Uruguay,67 que consolidó una vez más la doctrina del control de convencionali-
dad. En relación con las ideas que he expresado, la Corte Interamericana precisó la interac-
ción complementaria que se presenta entre el ejercicio del control de convencionalidad y el
de constitucionalidad, lo que me parece de la mayor importancia ante la interpretación con-
forme y el bloque de constitucionalidad, que requiere ser identificado de forma consecuente
con esta interpretación. De esta manera, ha señalado:
84
67
Supervisión de Cumplimiento de Sentencia. Resolución de la Corte Interamericana de Derechos Humanos de
20 de Marzo de 2013.
68
Ibid., párr. 88.
Criterios jurisprudenciales
1. Nacionales
Tesis: XVI.4o.11 P (9a.), LIBERTAD PROVISIONAL BAJO CAUCIÓN. EL ARTÍCULO 387 DEL
CÓDIGO DE PROCEDIMIENTOS PENALES PARA EL ESTADO DE GUANAJUATO AMPLÍA 85
LA GARANTÍA INDIVIDUAL QUE EL ORDINAL 20, APARTADO A, FRACCIÓN I, DE LA
CONSTITUCIÓN POLÍTICA DE LOS ESTADOS UNIDOS MEXICANOS ESTABLECE, Se
manario Judicial de la Federación y su Gaceta, Novena Época, México, Tomo XX, Agosto
de 2004, p. 1625. Reg. IUS. 180858.
Tesis: XXVII.1o.(VIII Región) J/1 (10a.), ACTOS DE TORTURA. CUANDO LOS ÓRGANOS
JURISDICCIONALES, CON MOTIVO DE SUS FUNCIONES, TENGAN CONOCIMIENTO DE
LA MANIFESTACIÓN DE UNA PERSONA QUE AFIRME HABERLOS SUFRIDO, OFICIOSA-
MENTE DEBERÁN DAR VISTA CON TAL AFIRMACIÓN A LA AUTORIDAD MINISTERIAL
QUE DEBA INVESTIGAR ESE PROBABLE ILÍCITO, Semanario Judicial de la Federación y
su Gaceta, Décima Época, México, Libro XI, Agosto de 2012, Tomo 2, p. 1107. Reg. IUS.
2001218.
2. Internacionales
José Luis Caballero Ochoa
Corte IDH. "Otros Tratados" Objeto de la Función Consultiva de la Corte (art. 64 Conven-
ción Americana sobre Derechos Humanos). Opinión Consultiva OC-1/82 del 24 de sep-
tiembre de 1982. Serie A No. 1.
86
Corte IDH. Caso de la Comunidad Mayagna (Sumo) Awas Tingni Vs. Nicaragua. Fondo,
Reparaciones y Costas. Sentencia de 31 de agosto de 2001. Serie C No. 79.
Corte IDH. Caso Yatama Vs. Nicaragua. Excepciones Preliminares, Fondo, Reparaciones
y Costas. Sentencia de 23 de junio de 2005. Serie C No. 127.
Corte IDH. Caso Almonacid Arellano y otros Vs. Chile. Excepciones Preliminares, Fondo,
Reparaciones y Costas. Sentencia de 26 de septiembre de 2006. Serie C No. 154.
Corte IDH. Caso Trabajadores Cesados del Congreso (Aguado Alfaro y otros) Vs. Perú.
Excepciones Preliminares, Fondo, Reparaciones y Costas. Sentencia de 24 de Noviembre
de 2006. Serie C No. 158.
Corte IDH. Caso del Penal Miguel Castro Castro Vs. Perú. Fondo, Reparaciones y Costas.
Sentencia de 25 de noviembre de 2006. Serie C No. 160.
Corte IDH. Caso Boyce y otros Vs. Barbados. Excepción Preliminar, Fondo, Reparaciones
y Costas. Sentencia de 20 de noviembre de 2007. Serie C No. 169.
Corte IDH. Caso Radilla Pacheco Vs. México. Excepciones Preliminares, Fondo, Reparacio-
nes y Costas. Sentencia de 23 de Noviembre de 2009. Serie C No. 209.
87
Corte IDH. Caso Manuel Cepeda Vargas Vs. Colombia. Excepciones Preliminares, Fondo,
Reparaciones y Costas. Sentencia de 26 de mayo de 2010. Serie C No. 213.
Corte IDH. Caso Fernández Ortega y otros. Vs. México. Excepción Preliminar, Fondo,
Reparaciones y Costas. Sentencia de 30 de agosto de 2010 Serie C No. 215.
Corte IDH. Caso Rosendo Cantú y otra Vs. México. Excepción Preliminar, Fondo, Repa
raciones y Costas. Sentencia de 31 de agosto de 2010. Serie C No. 216.
Corte IDH. Caso Gomes Lund y otros (Guerrilha do Araguaia) Vs. Brasil. Excepciones
Preliminares, Fondo, Reparaciones y Costas. Sentencia de 24 de noviembre de 2010
Serie C No. 219.
Corte IDH. Caso Cabrera García y Montiel Flores Vs. México. Excepción Preliminar, Fondo,
Reparaciones y Costas. Sentencia de 26 de noviembre de 2010. Serie C No. 220.
Corte IDH. Caso Gelman Vs. Uruguay. Fondo y Reparaciones. Sentencia de 24 de febre-
ro de 2011 Serie C No. 221.
Corte IDH. Caso Atala Riffo y Niñas Vs. Chile. Fondo, Reparaciones y Costas. Sentencia
del 24 de febrero de 2012. Serie C No. 239.
José Luis Caballero Ochoa
88
Obligaciones del Estado
frente a los derechos
humanos y sus principios
rectores: una relación
para la interpretación y
aplicación de los derechos
Sandra Serrano*
* Profesora e investigadora de la Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales, sede México (Flacso-México).
Sumario: I. Introducción. II. Las obligaciones generales y los principios de indivisibi
lidad e interdependencia. III. La obligación de garantizar y los principios de universalidad
y progresividad. IV. Conclusiones.
I. Introducción
La Constitución reconoce los derechos a proteger y señala un camino a seguir para ponerlos
en acción mediante sus obligaciones. Estamos, entonces, frente a los derechos en acción.
Los derechos como meras declaraciones no son útiles para asegurar su disfrute, son las obli-
gaciones, entendidas de conformidad con los principios rectores, las que permiten evaluar
contextos, casos particulares, políticas públicas, leyes y, en general, toda conducta. Las nor-
mas que establecen los derechos humanos no son autosuficientes, por mucho se trata de
normas imperfectas en el sentido kantiano, cuyos significados parecen escabullirse de los
91
intérpretes entre sus constantes contradicciones e indeterminaciones. Incluso, recurrir a la
jurisprudencia internacional y comparada a la luz de derechos aislados de sus contextos
y obligaciones no aporta más que cierta delimitación. Sin embargo, es esa misma indeter
minación la que permite que la interacción entre derechos y obligaciones rinda fruto para
considerar problemas particulares o generales de derechos humanos y ofrecer soluciones
adecuadas.
Los principios rectores regulan todo el sistema de derechos en acción, interviniendo para
mediar entre las formas en que derechos y obligaciones son leídos, aplicados, implementa-
dos e interpretados. Si bien se trata de principios con una fuerte carga política, tienen también
efectos jurídicos. La indivisibilidad y la interdependencia, resultan de particular relevancia
para el constitucionalismo mexicano: no hay distinción en el trato jurídico que merecen los
derechos civiles, políticos, económicos, sociales y culturales. Asimismo, el principio de pro-
gresividad añade un método de evaluación de la actividad estatal frente a todos los derechos
pero especialmente para los sociales.
Asimismo, me centraré en la forma en que los poderes judiciales están en posibilidad de dar
vida a los derechos desde su ámbito de competencia, por ello solo me referiré a la interpre-
tación y aplicación de los derechos y no a su implementación que corresponde, en términos
Sandra Serrano
93
Sin embargo, las vicisitudes políticas producto de la Guerra Fría impidieron que este ideal se
plasmara en un solo documento vinculante, de tal forma que se adoptaron dos Pactos Inter-
nacionales (1966), uno para la protección de los derechos civiles y políticos y otro para los
1
AGNU, Declaración y programa de acción de Viena, aprobada por la Conferencia Mundial de Derechos Huma-
nos, Viena, 14 a 25 de junio de 1993, párr. 5.
2
Para un estudio más acucioso del origen, significado y confusiones de los conceptos de indivisibilidad e
interdependencia, véase Serrano Sandra y Vázquez Daniel, "Los principios de universalidad, interdependencia, indi-
visibilidad y progresividad. Apuntes para su aplicación práctica", en Carbonell Miguell y Salazar Pedro, La reforma
constitucional de derechos humanos: un nuevo paradigma, México, IIJ-UNAM y Porrúa, 2011, pp. 135-165.
derechos económicos, sociales y culturales. Ambos documentos comparten en su Preám
bulo la insistencia respecto de que "no puede realizarse el ideal del ser humano libre en el
disfrute de las libertades civiles y políticas y liberado del temor y de la miseria, a menos que
se creen condiciones que permitan a cada persona gozar de sus derechos civiles y políticos,
tanto como de sus derechos económicos, sociales y culturales". La Proclamación de Teherán
(1968) ratificó esa idea al señalar que "como los derechos humanos y las libertades funda-
mentales son indivisibles, la realización de los derechos civiles y políticos sin el goce de los
derechos económicos, sociales y culturales resulta imposible".3
No es necesario escudriñar demasiado para descubrir la interacción entre los derechos. Una
primera aproximación tiene que ver con el reconocimiento de que sin derechos económicos
y sociales no es posible ejercer plenamente los derechos civiles y políticos y viceversa. Pién-
sese, como lo ha notado Amartya Sen, en el poco impacto que tiene para las personas en
pobreza extrema gozar de libertad de expresión o derecho a votar. Si bien mediante el
ejercicio de esos derechos deberían poder revertir su situación, como lo señala Guillermo
O’Donnell, la pobreza que sufren, no solo alimentaria sino también de poder, son de tal mag-
nitud que esos derechos civiles y políticos realmente son nulos. En el peor de los casos, esos
derechos juegan en contra de las personas que viven en opresión pues sus demandas deben
transitar caminos de protección institucionalizada que también quedan lejos de su alcance.
Por otra parte, los derechos sociales sin derechos civiles y políticos quedan a la merced de
quienes quieran otorgarlos como simples beneficios.4
Sociales y Culturales (en adelante "el Protocolo de San Salvador"), comparten contenidos. Sin
94
adentrarnos a las interpretaciones de los derechos, sólo a partir de los textos encontramos
que al menos el derecho a la protección de la familia (artículo 17 de la CADH y artículo 15 del
Protocolo de San Salvador) y los derechos del niño (artículo 19 de la CADH y artículo 16 del Pro
tocolo de San Salvador) comparten una literalidad muy similar, aunque el Protocolo de San
3
AGNU, Proclamación de Teherán, aprobada por la Conferencia Internacional de Derechos Humanos, Teherán,
13 de mayo de 1968, párr. 13.
4
Para una discusión más amplia sobre el tema, La democracia en América Latina. Hacia una democracia de ciuda-
danas y ciudadanos. El debate conceptual sobre la democracia, Argentina, pnud, 2004.
Salvador completa algunas de las obligaciones estatales. En el mismo sentido, el artículo 16
de la CADH se refiere a la libertad de asociación de que gozan las personas para la conse
cución de distintos fines, entre ellos, los laborales. Esta redacción no deja espacio para dife-
renciarlo de la primera parte del artículo 8 del Protocolo de San Salvador sobre los derechos
sindicales. Al menos es posible identificar un grupo de derechos que, sin importar el tratado
en el que se encuentren, podrían ser aplicables a hechos similares y que comprenden están-
dares muy parecidos.5
Si avanzamos en el análisis de los instrumentos también podemos identificar que las reglas
y principios que regulan su aplicación no son tan diferentes. El principio de no discriminación
es, en ambos instrumentos, la piedra angular a partir de la cual se evalúa la acción estatal.
Las reglas de restricción de derechos y los fines legítimos para ello son iguales en los dos
instrumentos.
Aquellos que niegan la unidad de los grupos de derechos pueden argumentar que si bien
los textos y las reglas son similares, ambos instrumentos internacionales difieren significati-
vamente en el tipo de obligaciones que imponen a los Estados. De esto me ocuparé más
Con todo, la agenda política planteada en la Conferencia de Viena en 1993 no fue suficiente 95
para armonizar la conducta estatal con ese ideal de indivisibilidad. Además, de cierta forma,
la imprecisión de los conceptos de indivisibilidad e interdependencia ahondó las dificultades
para convertir a estos principios en figuras jurídicas aplicables. No obstante, algo quedó fir-
me, al menos formalmente no existen jerarquías o diferencias entre derechos humanos.
5
Véase, para un ejercicio similar respecto de la Convención Europea de Derechos Humanos y la Carta Social
Europea, Ida Elisabeth Koch, Human Rights as Indivisible Rights. The protection of socio-economic demandas under
the European Convention on Human Rights, Leiden, Martinus Nijhoff Publishers, 2009, pp. 30-32.
2. Indivisibilidad e interdependencia
Conviene hacer una primera distinción entre los términos, para ayudarnos a diferenciar
ambos principios. Mientras el prefijo inter significa "entre" o "en medio", el prefijo in indica
"negación", de tal forma que la palabra interdependientes expresa vinculación entre dere-
chos y la palabra indivisible la negación de separación entre ellos. Así, preliminarmente
conviene señalar que los derechos humanos son interdependientes en tanto establecen
relaciones recíprocas entre ellos y son indivisibles en la medida en que no deben tomarse
como elementos aislados o separados, sino como un conjunto.
6
Blanc Altemir, Antonio, "Universalidad, indivisibilidad e interdependencia de los derechos humanos a los
cincuenta años de la Declaración Universal", La protección internacional de los derechos humanos a los cincuenta años
de la Declaración Universal, España, Universitat de Lleida / Tecnos / ANUE, 2001, p. 31.
7
Ibidem., pp. 30-31.
8
El Comité de Derechos Económicos, Sociales y Culturales, "interpreta el derecho a la salud, definido en el apar-
tado 1 del artículo 12, como un derecho inclusivo que no sólo abarca la atención de salud oportuna y apropiada
sino también los principales factores determinantes de la salud, como el acceso al agua limpia potable y a condicio-
nes sanitarias adecuadas, el suministro adecuado de alimentos sanos, una nutrición adecuada, una vivienda adecua-
da, condiciones sanas en el trabajo y el medio ambiente, y acceso a la educación e información sobre cuestiones
relacionadas con la salud, incluida la salud sexual y reproductiva". Comité de DESC, Observación general 14. El derecho
al disfrute del más alto nivel posible de salud, (E/C.12/2000/4), Naciones Unidas, 2000, párr. 11.
asociación, libertad de expresión e igualdad y no discriminación.9 Este grupo de derechos
tiene una relación mutuamente dependiente.
Tomemos el Caso de la Comunidad Indígena Xákmok Kásek Vs. Paraguay, en el que la Corte
IDH analizó las medidas adoptadas por el Estado, como parte de una declaratoria de emer-
gencia, a fin de asegurar la atención médica y alimentaria de dos comunidades indígenas.
La Corte partió del reconocimiento de que las comunidades se encontraban en una situación
de especial vulnerabilidad, de conformidad con ello analizó las medidas adoptadas por el
Estado respecto de los derechos a la salud, la alimentación, el acceso al agua, la educación,
En este caso, la política diseñada por el Paraguay para atender la situación de emergencia
que afrontaron dos comunidades indígenas fue insuficiente al considerar de manera limitada
los derechos a la salud y a la alimentación, sin tomar en cuenta las circunstancias particulares
de los miembros de la comunidad y sus necesidades primarias que claramente trascendían
a esos dos derechos. Ni la salud ni la alimentación pueden realizarse sin adecuado acceso al
97
agua. Asimismo, la vida digna requiere no solo de esos derechos, sino también de la educa-
ción básica necesaria para constituir un plan de vida conforme a los deseos de cada persona.
La falta de una mirada de interdependencia respecto del derecho a la vida y los derechos
9
Por ejemplo, la Corte Constitucional de Colombia afirmó que "en el constitucionalismo y en la doctrina de los
derechos humanos, las libertades de expresión, reunión y asociación forman una trilogía de libertades persona-
les que se constituye además, en prerrequisito de los derechos de participación política". Sentencia C-265 de la
Corte Constitucional, M.P. Alejandro Martínez Caballero de 2 de junio de 1994.
10
Caso Comunidad Indígena Xákmok Kásek. Vs. Paraguay. Fondo, Reparaciones y Costas. Sentencia de 24 de agosto
de 2010 Serie C No. 21, párr. 194-217.
sociales, aunados a un contexto de pobreza extrema, resultó no sólo en la violación de los
derechos por la falta de adopción de medidas necesarias para su satisfacción, sino direc
tamente en la responsabilidad del Estado por el fallecimiento de un grupo de personas.
Al tratarse de una situación de emergencia, no se buscó de construir una enorme cadena de
derechos, sino simplemente de establecer aquellos derechos prioritarios para la superviven-
cia de las comunidades y sus miembros.
El principio de indivisibilidad, por su parte, implica una visión holística de los derechos huma-
nos, en la que todos los derechos se encuentra unidos, ya no por razones de dependen-
cia sino porque de una u otra forma los derechos forman una sola construcción. Así, tanto la
realización como la violación de un derecho impacta en los otros derechos, más allá de si
existe o no una relación de dependencia inmediata entre ellos. La idea central es que la rea-
lización de los derechos solo puede alcanzarse mediante el cumplimiento conjunto de todos
los derechos.
La visión que se requiere es más amplia que la exigida por la interdependencia, pues busca
no solo asegurar los derechos que dependen unos de otros de forma inmediata, sino encon-
trar las cadenas de derechos, en tanto sistema de unidad y sin jerarquías. En materia de justi-
ciabilidad podemos encontrar con un asunto que directamente nos presente problemas
de violación a derechos civiles clásicos –por ejemplo, integridad y libertad personales– sin
embargo, puede suceder que el origen de la violación estuviera motivado por una posible
violación de derechos sociales, piénsese en una manifestación por falta de acceso a agua
potable que derivó en el desalojo de una plaza pública por parte de las fuerzas de seguri-
dad. Aquí, correspondería al juzgador mirar no sólo las violaciones últimas, sino la violación
originaria. Lo que sucede es que la indivisibilidad no solo corre para la realización de los
derechos, sino también respecto de su violación, de tal forma que debe tratarse de situar
los derechos inmediatamente violados en relación con los derechos de los que depen-
Sandra Serrano
Si bien se reconoce la unidad entre los derechos, queda abierta la pregunta sobre su opera-
ción. Tradicionalmente se ha asegurado que mientras los derechos civiles y políticos conlle-
van la no interferencia por parte del Estado, los derechos económicos, sociales y culturales
requieren de su intervención. De tal forma que se estableció una distinción entre los dere-
chos a partir de considerar a un grupo como negativos (abstención) y a otro como positivos
(acción). De acuerdo con lo analizado en los párrafos anteriores tal distinción no sería ade-
cuada de conformidad con los estándares actuales del Derecho Internacional de los Dere-
chos Humanos (en adelante DIDH) que proclaman la unidad y no jerarquización de los
derechos. Sin embargo, por sí solos los principios de indivisibilidad e interdependencia no
parecen resolver el problema de qué estándares son obligatorios para el Estado respecto de
cada derecho.
Aún más, a pesar del progreso del DIDH en la fijación de estándares sobre la gran mayoría de
derechos consagrados en tratados internacionales, todavía hay muchos espacios por llenar
en las interpretaciones de los órganos internacionales. Incluso en derechos con amplia juris-
prudencia como la prohibición de la tortura, los estándares parecen moverse para regular
99
conductas estatales que antes quedaban fuera de su contenido y alcance como la violencia
doméstica. Lo mismo puede decirse del reconocimiento de la propiedad ancestral como
parte del derecho a la propiedad privada de acuerdo con la jurisprudencia de la Corte IDH.
Es decir, no siempre hay jurisprudencia internacional y cuando la hay no es estática sino diná
mica. Descubrir las líneas de conexión de uno o varios derechos es una tarea factible para los
juristas, sin embargo, hallar las rutas de conexión donde no han sido establecidas previa-
mente o donde funcionan en constante movimiento no es una tarea sencilla.
Entonces, si no es posible distinguir a los derechos como portadores de obligaciones positivas
o negativas, y tampoco es posible identificar los estándares precisos de cada derecho de con
formidad con el DIDH, ¿qué tipo de conductas son requeridas por los derechos humanos?
Las obligaciones generales son el mapa que nos permite ubicar las conductas exigibles tanto
respecto de casos particulares como en relación con la adopción de medidas y legislación.
De lo que se trata es de hacer una lectura de los derechos a la luz de cada una de las obliga-
ciones. Tomemos, por ejemplo, el derecho a la vida a partir de los cuatro tipos de relaciones
que se establecen de conformidad con las obligaciones generales: 1) el respeto implica que
los agentes estatales no deben privar extrajudicialmente de la vida a ninguna persona; 2) la
protección conlleva el deber de proteger a las personas de que sean privadas de la vida por
otros particulares; 3) la garantía del derecho a la vida expone el deber de los agentes estatales
de proveer los elementos necesarios para que pueda considerarse una vida digna, 4) la pro-
moción del derecho a la vida trae consigo el deber de dar a conocer el significado de una
vida digna. De esta forma tendremos mucho más obligaciones para el Estado que la simple
abstención de privar de la vida a alguien de forma extrajudicial (mirada tradicional sobre los
derechos civiles como portadores de obligaciones positivas).
referentes que describen los contenidos de las obligaciones generales de los derechos civiles y
100
políticos.11 Igualmente, a partir del llamado mito programático12 de los derechos económicos,
11
Dulitzky Ariel. "Alcance de las obligaciones Internacionales de los Derechos Humanos" en Martin Claudia y Diego
Rodríguez-Pinzón (comps.), Derecho Internacional de los Derechos Humanos, México, Fontamara-Universidad
Iberoamericana, 2004, pp. 79-118; Cecilia Medina, La convención americana: vida, integridad personal, libertad
personal, debido proceso y recurso judicial, Chile, Universidad de Chile, 2003, pp. 16-26; Daniel O’Donnell, Derecho in-
ternacional de los derechos humanos. Normativa, jurisprudencia y doctrina de los sistemas universal e interamericano,
Bogotá, Oficina en Colombia del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos, 2004.
12
Llamamos mito programático a la idea que dominó durante varios años la teoría jurídica de los derechos huma-
nos bajo la cual los derechos civiles y políticos eran de aplicación inmediata porque suponen omisiones por parte
del Estado, mientras que los derechos económicos, sociales y culturales eran de aplicación programática porque
sociales y culturales, se ha desarrollado una amplia bibliografía en torno a la exigibilidad de
los derechos económicos sociales y culturales (en adelante DESC) que toma como punto
de partida la identificación y especificación de las obligaciones propias de estos derechos.13
En la medida en que la conceptualización y especificación de las obligaciones del DIDH se
realiza de forma simultánea por distintos órganos, no se tiene una construcción única, sino
diversos avances que tienen puntos de contacto, tensión y disenso.
Si bien puede afirmarse que aún no hay una teoría de las obligaciones del derecho interna-
cional de los derechos humanos, lo cierto es que sí existen importantes esfuerzos que permi-
ten eliminar la distinción entre obligaciones de derechos civiles y políticos y obligaciones de
DESC y, fundamentalmente, posibilitan la construcción de una lectura conjunta de derechos
y obligaciones.14 Al separar el análisis de las obligaciones a partir de sus contenidos y alcances,
se hace posible establecer un marco analítico general que aborde a los derechos de forma
más completa y precisa a fin de facilitar su exigibilidad.
Debe recordarse que desde la dogmática jurídica hay múltiples tratados, interpretaciones y
aplicaciones de las obligaciones de dichos documentos que identifican distintos conjuntos de
obligaciones generales. Esta diversidad se ahonda si se analizan los tratados de derechos civi-
les contra los de derechos económicos, sociales y culturales. Pese a ello, como se adelantó,
conllevan obligaciones de hacer y altos costos. Esta postura ya ha sido rebasada y hoy se acepta que todos los de
rechos conllevan obligaciones de acción y omisión así como costos para garantizar su ejercicio a los ciudadanos.
101
13
Víctor Abramovich y Christian Courtis, "Hacia la exigibilidad de los derechos económicos, sociales y culturales.
Estándares internacionales y criterios de aplicación ante los tribunales locales", en Miguel Carbonell et. al., Derechos
sociales y derechos de las minorías, segunda edición, México, Porrúa / UNAM, 2001; Víctor Abramovich y Christian
Courtis, El umbral de la ciudadanía. El significado de los derechos sociales en el Estado social constitucional, Argentina,
Estudios del Puerto, 2006, y Víctor Abramovich et. al. (comps.), Derechos sociales: instrucciones de uso, México,
Fontamara, 2003.
14
H. Shue, Basic rights: subsistence, affluence and U.S. foreign policy, New Jersey, Princeton University Press, 1980;
G.J.H., Van Hoof, "The legal nature of economic, social and cultural rights: a rebuttal of some traditional views", en
P. Alston y K Tomasevski (ed.), The Right to food, Países Bajos, Netherlands Institute of Human Rights (SIM) y Martinus
Nuhoff Publishers, 1984, pp. 97-110, y Asbjorn Eide et. al., "Food as a human right" en Food policy, Elsevier, Vol. 11(1),
Tokio, The United Nations University Tokyo, 1984.
15
James Nickel, "How Human Rights Generate Duties to Protect and Provide", Human Rights Quarterly, volumen 15,
núm. 1, p. 80.
algunos autores ya han avanzado en la labor de desarrollar una teoría de las obligaciones
internacionales. Básicamente se trata de cuatro aproximaciones coincidentes en lo general
aunque divergentes en aspectos relevantes. Tomando como base el ejercicio realizado por
Magdalena Sepúlveda16 y formulando una comparación con los principales órganos de
protección, las aproximaciones teóricas y dogmáticas a las obligaciones generales son:
Protección de
Shue No privación Ayuda a los que están privados de bienes básicos
la privación
Cumplir
Comité desc Respetar Proteger
Satisfacer Proveer Promover
Fuente: Elaboración de los autores con información de Magdalena Sepúlveda, The Nature of the Obligations
under the International Covenant on Economic, Social and Cultural Rights, Países Bajos, Intersentia, 2003.
nos y la Corte Interamericana debe aclararse que la obligación de garantizar es mucho más
102
amplia que la investigación, sanción y reparación; comprende la obligación de proteger17 y,
en general, la organización de todo el aparato gubernamental para asegurar el libre y pleno
ejercicio de los derechos humanos. En este sentido, puede afirmarse que la tipología utiliza-
da por estos dos órganos es más simple en cuanto a clasificación pero mucho más compleja
16
Magdalena Sepúlveda, The Nature of the Obligations under the International Covenant on Economic, Social and
Cultural Rights, Países Bajos, Intersentia, 2003.
17
Corte idh, Caso Velásquez Rodríguez vs. Honduras (Fondo), Sentencia del 29 de julio de 1988, Serie c, núm. 4,
párr. 166.
en cuanto a contenido, pues su jurisprudencia les ha permitido precisar y ampliar la limitada
redacción del artículo 1.1 de la Convención Americana y artículo 2 del Pacto Internacional de
Derechos Civiles y Políticos.
Como se desprende del cuadro anterior, las obligaciones generales del didh no son del todo
precisas y claras, por el contrario, están interrelacionadas y se traslapan entre sí. Es por ello
que más que obligaciones independientes pueden considerarse niveles,18 capas o, incluso, es
pecies de oleadas obligacionales. En este sentido, conviene referir cuatro aspectos que resul-
tan fundamentales para entender la naturaleza y dinámica de las obligaciones. En primer
lugar, algunas obligaciones se desprenden de manera natural de los propios derechos hu-
El segundo aspecto tiene que ver con la distinción clásica entre obligaciones de hacer y no
hacer. Sin entrar en la inocua diferenciación entre derechos civiles y políticos, y, económicos,
sociales y culturales,20 lo cierto es que los derechos sí implican ambas conductas. En cier-
tos momentos se requiere de más abstención y en otros de más acción. Por ello, aunque en
principio pueda definirse una obligación como negativa o positiva, lo cierto es que todas
ellas implican ambas pero enfatizan alguna. 103
En tercer lugar, debe observarse el objetivo que persigue la obligación en términos gene
rales, es decir, si la obligación pretende mantener el nivel de disfrute de un derecho o bien
18
G.J.H. Van Hoof, op. cit. nota 15.
19
H Steiner et. al., International Human Rights Law in Context: law, politics, morals. Texts and materials, 3a. ed.,
Oxford-Nueva York, Oxford University Press, 2008, p. 186.
20
Sepúlveda, Magdalena, op. cit., nota 17 pp. 280-284; Víctor Abramovich y Christian Courtis, "Hacia la exigibilidad
de los derechos económicos, sociales y culturales…, op. cit. nota 14, pp. 149 y 150.
mejorar la situación de ese derecho. Finalmente, debe considerarse el momento de cum
plimiento, si se trata de una obligación de cumplimiento inmediato o progresivo.
La selección de la terminología de las cuatro obligaciones responde a que son estos términos
los más utilizados tanto en la dogmática como en la teoría y que proporcionan mayor claridad
sobre su contenido. Además, son los términos utilizados por el artículo 1o. constitucional.
a. Obligación de respetar
Constituye la obligación más inmediata y básica de los derechos humanos, en tanto implica
no interferir con o poner en peligro los derechos. Se trata de una obligación tendiente a man
tener el goce del derecho y su cumplimiento es inmediatamente exigible cualquiera que sea
la naturaleza del derecho. Ninguno de los órganos pertenecientes al Estado, en cualquiera de
sus niveles (federal, local o municipal) e independientemente de sus funciones (ejecutivo,
legislativo y judicial), debe violentar los derechos humanos, ni por sus acciones ni por sus
omisiones.
Sandra Serrano
La Corte IDH señaló que la protección a los derechos humanos parte de la afirmación de la
104 existencia de "esferas individuales que el Estado no puede vulnerar o en los que sólo puede
penetrar limitadamente. Así, en la protección de los derechos humanos, está necesariamente
comprendida la noción de la restricción del ejercicio el poder estatal".21
En consecuencia, varios de los casos donde podemos encontrar la forma en que la Corte se
ha aproximado a la obligación de respetar se refieren a la restricción de derechos. El límite
21
Corte IDH, La expresión "leyes" en el artículo 30 de la Convención Americana sobre Derechos Humanos, Opinión
Consultiva OC-6/86 de 9 de mayo de 1986. Serie A No. 6, párr. 21.
principal está constituido por los derechos de los demás, de tal manera que los derechos de
todas las personas puedan coexistir. No se trata, sin embargo, de un criterio para preferir un
derecho sobre otro, sino que tiene la intención de buscar su armonización, esto es, de la
coexistencia de los derechos de todas las personas. Así, los Estados pueden regular los dere-
chos de forma general para preservar fines como el orden o la salud pública que pueden
incidir en el respeto de los derechos de otros.
Esta facultad de restringir los derechos no es discrecional sino que se encuentra limitada por
el propio Derecho Internacional, de no observarse los criterios impuestos la restricción sería
ilegítima y violatoria de las obligaciones estatales. Básicamente se trata de tres límites, debe
ser establecida por ley, referirse a algunos de los fines permitidos por la Convención Ameri-
cana o instrumento internacional en cuestión y, en el sistema interamericano, ser necesaria
en una sociedad democrática.
Las limitaciones a los derechos deben estar establecidas en una norma que tenga carácter
de ley y que regule sus condiciones generales y las circunstancias que la autorizan, en con-
secuencia, las restricciones a los derechos deben atender a ciertas características formales y
materiales para su aprobación y cumplir los requisitos de generalidad y abstracción.22 Así, en
La causa invocada para restringir un derecho debe ser de aquellas establecidas en la CADH u
otros instrumentos internacionales de derechos humanos ya sea de forma particular respec-
to de un derecho o de forma general. Por ejemplo, el artículo 13 de la CADH establece que
las limitaciones a la libertad de expresión deben ser necesarias para asegurar el respeto a los
derechos o a la reputación de los demás, o la protección de la seguridad nacional, el orden
público o la salud o la moral públicas. En consecuencia, la restricción que se aplique tampoco
105
debe ir más allá de la protección de alguno de los intereses o derechos en cuestión para el
caso concreto. En el mismo Caso Kimel la Corte analizó si la protección del derecho al honor
de una persona puede considerarse una causa legítima para la restricción de la libertad de
22
La Corte Interamericana ha entendido por la expresión ley a "aquella norma jurídica adoptada por el órgano
legislativo y promulgada por el Poder Ejecutivo, según el procedimiento requerido por el derecho interno de cada
Estado". Corte IDH, La Expresión "Leyes" en el Artículo 30 de la Convención Americana sobre Derechos Humanos. Opinión
Consultiva OC-6/86 del 9 de mayo de 1986. Serie A No. 6, párr. 27.
23
Corte IDH, Caso Kimel Vs. Argentina. Fondo, Reparaciones y Costas. Sentencia de 2 de mayo de 2008. Serie C
No. 177, párr. 63.
expresión y consideró que el juez, quien se había sentido agraviado por la publicación del
señor Kimel donde le imputaba vínculos con la dictadura Argentina a raíz de su actividad
judicial, tiene derecho al honor como cualquier otra persona. Por ello, una restricción del
derecho a la libertad de expresión del señor Kimel puede considerarse legítima.24
Finalmente, debe verificarse el cumplimiento del requisito según el cual toda restricción debe
ser "necesaria en una sociedad democrática". En la CADH este requisito se establece explíci-
tamente para las restricciones de los derechos de reunión pacífica, libertad de asociación y
libertad de movimiento. La jurisprudencia interamericana ha ampliado este requisito a los
demás derechos en virtud del artículo 29.c de la CADH,25 que la Opinión Consultiva sobre la
Colegiación Obligatoria definió en los siguientes términos:
24
Ibidem, párrafos 68 a 71.
25
Artículo 29. Ninguna disposición de la presente Convención puede ser interpretada en el sentido de: c. Excluir
otros derechos y garantías que son inherentes al ser humano o que se deriven de la forma democrática represen
tativa de gobierno […].
26
Corte IDH, La Colegiación Obligatoria de Periodistas (arts. 13 y 29 Convención Americana sobre Derechos Huma-
nos). Opinión Consultiva OC-5/85 del 13 de noviembre de 1985. Serie A No. 5, parr. 46.
b) proporcional, es decir, en la medida estrictamente necesaria para conseguir el fin
perseguido, y
c) la única alternativa o la más viable para conseguir el fin que se pretende conseguir
con la restricción del derecho, lo que implica que, de haber otra alternativa o una
menos costosa, debe emplearse esa alternativa.
De regreso en el Caso Kimel la Corte examinó las alternativas para alcanzar el fin legítimo
perseguido y precisar la mayor o menor lesividad de aquéllas. Precisó que el derecho penal
"es el medio más restrictivo y severo para establecer responsabilidades respecto de una
conducta ilícita" y que si bien "el Tribunal considera que existe un deber del periodista de cons
tatar en forma razonable, aunque no necesariamente exhaustiva, los hechos en que funda-
menta sus opiniones", en este caso "es notorio el abuso en el ejercicio del poder punitivo [...]
tomando en cuenta los hechos imputados al señor Kimel, su repercusión sobre los bienes
jurídicos del querellante y la naturaleza de la sanción –privación de libertad– aplicada al
periodista".27
Como puede observarse la obligación de respetar los derechos va más allá de la simple abs-
b. Obligación de proteger
107
Es una obligación dirigida a los agentes estatales en el marco de sus respectivas funciones
para prevenir las violaciones a derechos humanos cometidas por particulares, así como crear
el marco jurídico y la maquinaria institucional necesaria para cumplir ese fin. Estamos frente
a una conducta positiva del Estado, el cual debe desplegar múltiples acciones a fin de pro
teger a las personas de las interferencias provenientes de sus propios agentes y de particula-
res. Por ejemplo, la creación de las leyes penales que sancionen la violación del derecho, el
27
Corte IDH, Caso Kimel Vs. Argentina. … supra nota 24, párr. 74 a 80.
procedimiento penal específico que deba seguirse, las políticas de supervisión a la acción
de particulares en relación con derechos humanos, las fuerzas de policía que protejan a las
personas en sus derechos, los órganos judiciales que sancionen las conductas, etc. Especial
mención merece la existencia de recursos efectivos para la protección de los derechos fun-
damentales. Esta obligación puede caracterizarse como de cumplimiento inmediato, sin
embargo, algunas particularidades de las instituciones creadas para la prevención pueden
tener una naturaleza progresiva.
En un primer nivel, la protección conlleva tanto una conducta de vigilancia hacia los particu-
lares28 y los propios agentes estatales, como el establecimiento del aparato que permita llevar
a cabo tal vigilancia y reaccionar ante los riesgos para prevenir violaciones. Cada derecho
humano implicará una incidencia específica en cada mecanismo, de tal forma que el código
penal, por ejemplo, deberá sancionar aquellas conductas que afecten los derechos funda-
mentales de conformidad con los propios principios del derecho penal. En efecto, el bien
jurídico protegido en los tipos penales no debe ser más que los derechos humanos mismos,
así que si no existe un delito que sancione la tortura el Estado incumple su obligación de
proteger.
Por otra parte, en un segundo nivel, implica el accionar del Estado cuando una persona se
encuentra en un riesgo real e inminente de ver violados sus derechos por un particular. Esto
no es más que la frontera de la obligación de proteger, donde los mecanismos preventivos
de primer orden han fallado y las personas sufren ese riesgo. Dado que se trata de las obliga-
ciones del Estado por acciones de particulares, su responsabilidad surge hasta el momento en
que el riesgo es real e inminente y además es conocido o debiera serlo por el Estado. Enton-
ces, el Estado incumple su obligación y, por tanto, cae en responsabilidad solo si una vez
iniciado el riesgo conocido no realizara las acciones necesarias para impedir la consumación
de la violación. Un ejemplo de la violación a esta obligación se encuentra en el Caso Campo
Sandra Serrano
Algodonero Vs. México,29 donde la responsabilidad se gesta una vez que el Estado tiene la
108 primer noticia de la desaparición de tres mujeres y no actúa de forma adecuada para inves-
tigar los hechos y encontrar a las mujeres desaparecidas, en especial por el contexto de vio-
lencia de género en Ciudad Juárez.
28
En este contexto, por vigilar no debe entenderse una supervisión de los particulares por parte del Estado a
manera de un estado invasivo, sino la supervisión de la actividad de los agentes privados cuando lleven a cabo
funciones para el cumplimiento de derechos (por ejemplo, hospitales, escuelas y medios de comunicación priva-
dos), o bien pongan en riesgo los derechos de otra persona.
29
Corte idh, Caso González y Otras ("Campo Algodonero") vs. México, Sentencia del 16 de noviembre de 2009,
serie C, núm. 289.
Sandra Fredman sostiene que la obligación de proteger consiste en restringir a otros de la
misma forma en que el Estado debe restringirse a sí mismo para asegurar el libre y pleno
ejercicio de los derechos humanos de todos.30 Sin embargo, esta vinculación de los derechos
humanos entre particulares es más compleja que la relación entre agente estatal y ciuda
dano porque el Estado debe mirar los derechos de ambos y no solo los de una de las partes
involucradas en el asunto. Por ejemplo, en el Caso Kimel mencionado anteriormente, la Corte
IDH valoró la ilegitimidad y desproporcionalidad que imponer la pena de prisión significaba
para el señor Kimel, aunque consideró que era posible restringir la libertad de expresión en
ciertos casos. Defender los derechos de uno, no debe significar violar los derechos de otro,
como sucede con medidas como las aplicadas a la llamada delincuencia organizada. De lo
que se trata es de optimizar los derechos de ambos y no solo de un grupo pues eso lleva,
entre otros problemas, a mayor desintegración social.
En el Caso Kimel la Corte IDH le dio preferencia a la obligación del Estado de respetar los
derechos del señor Kimel sobre la obligación de proteger al juez. Si bien reconoce que
éste debió haber sido protegido, a pesar de ser una autoridad, se limita a sancionar la medida
impuesta como desproporcional, pero no ahonda en la protección del juez.31 Es decir, la
Corte eligió entre dos principios en competencia, por un lado el de restringir la acción estatal
30
Fredman, Sandra, Human Rights Transformed. Positive rights and positive duties. USA, Oxford University Press,
2008, p. 72.
31
No pasa por alto que este caso es controversial porque la Corte Interamericana tiene jurisprudencia constante
en el sentido de que las autoridades o servidores públicos ven restringido su derecho al honor por efecto del mayor
escrutinio público al que deben estar expuestos con motivo de sus funciones. Sin embargo, el Caso Kimel es útil para
analizar el conflicto entre derechos. Véase, por ejemplo, el Caso Herrera Ulloa Vs. Costa Rica. Excepciones Preliminares,
Fondo, Reparaciones y Costas. Sentencia de 2 de julio de 2004. Serie C No. 107.
resultado de los diversos pronunciamientos emitidos por el presidente de ese país y otros
miembros de su gabinete en contra de la televisora. La Corte no aceptó el argumento según
el cual existía una relación causal y directa entre los pronunciamientos de los funcionarios y
los actos de violencia cometidos por la población. En su lugar analizó la medida en que el
Estado cumplió con sus obligaciones respecto de los derechos de los miembros de la televi-
sora y los particulares que cometieron diversas agresiones.
Respecto de los particulares, la Corte señaló que hubo retrasos de hasta un año en la inter-
posición de las denuncias, además de que por el contexto en el que se llevaron a cabo las
agresiones era difícil identificar a aquellos que directamente las hubieran cometido.33 La Corte
IDH también pone énfasis en las dificultades de investigación y de protección de los derechos
de los particulares que se hubieran visto involucrados, aunque deja de lado la importancia del
conflicto y la confrontación de ideas que señala al comenzar sus consideraciones.34 En tanto
la obligación del Estado sí consistía en auto restringirse en la medida que sus comentarios
ahondaban el contexto de hostilidad, los particulares también debían tener garantizado la
difusión de sus ideas en un marco de igualdad para participar en el debate político, sin que
ellas se convirtieran en daños a la integridad personal del medio de comunicación. Sin em-
Sandra Serrano
110 bargo, de una u otra forma intentó balancear derechos y obligaciones poniendo énfasis en
las obligaciones estatales respecto de ambos grupos de particulares.
32
Corte IDH, Caso Perozo y otros Vs. Venezuela. Excepciones Preliminares, Fondo, Reparaciones y Costas. Sentencia
de 28 de enero de 2009. Serie C No. 195, párr. 360 a 362.
33
Idem.
34
Ibidem, párr. 116. La Corte Interamericana ha señalado en repetidas ocasiones la importancia del pluralismo,
"que implica tolerancia y espíritu de apertura, sin los cuales no existe una sociedad democrática.[...] Sin una efectiva
garantía de la libertad de expresión, se debilita el sistema democrático y sufren quebranto el pluralismo y la tole
rancia; los mecanismos de control y denuncia ciudadana pueden volverse inoperantes y, en definitiva, se crea un
campo fértil para que arraiguen sistemas autoritarios democrático".
Al margen de ello, la Corte da un salto importante en su argumentación, pues la prevención
exigida al Estado está relacionada con el contexto de hostilidad y debate entre varios grupos
de la población venezolana respecto de las políticas gubernamentales. Es decir, si bien debe
resolverse el conflicto en sí mismo, la obligación de prevención –parte inherente a la de
proteger– también conlleva la identificación de las causas que permiten la generación y
repetición de los conflictos. En este caso, sin el citado contexto de hostilidad el margen de
posicionamiento político de la autoridad sería más amplio. En el fondo, para resolver el con-
flicto, la Corte debió atender con mayor énfasis la forma y las razones de la generación del
conflicto pero, especialmente, los canales de expresión del grupo de particulares que agre-
dió a los miembros de la televisora.
Así, encontrar el balance o la armonía entre derechos es un paso más allá del simple despla-
zamiento del derecho de uno contra el de otro, igualmente el segundo paso es buscar no
solo la convivencia de ambos derechos sino su nivel óptimo de convivencia. Finalmente, si
más que atender al conflicto entre particulares en sí mismo, se miran las razones que lo per-
miten, la Corte logrará sobreponerse frente al conflicto en pleno cumplimiento de sus obli-
gaciones. En este sentido, Olivier De Schutter ha señalado que el proceso de balance deja de
lado la búsqueda de formas para transformar el contexto en el que el conflicto surge, por lo
c. Obligación de garantizar
A diferencia de las anteriores dos obligaciones, la de garantizar tiene por objeto realizar el
derecho y asegurar para todos la habilidad de disfrutar de todos los derechos. Por ello requie-
re la remoción las restricciones a los derechos, así como la provisión de los recursos o la faci-
litación de las actividades que aseguren que todos son sustantivamente iguales en cuanto a
su habilidad para participar como ciudadanos plenos en una sociedad.36 En este sentido, la
obligación de garantizar implica, en palabras de la Corte IDH, "el deber de los Estados Partes
de organizar todo el aparato gubernamental y, en general, todas las estructuras a través de 111
las cuales se manifiesta el ejercicio del poder público, de manera tal que sean capaces de ase
gurar jurídicamente el libre y pleno ejercicio de los derechos humanos".37 En el centro de la
35
Olivier De Schutter and Françoise Tulkens, "Rights in Conflict: the European Court of Human Rights as a Pragmatic
Institution" en E. Brems (ed.), Conflicts between fundamental rights, Antwerp-Oxford-Portland, Intersentia-Hart, 2008,
pp. 169-216.
36
Cfr. Sandra Fredman…, op. cit., nota 31, p. 77.
37
La Corte IDH afirma, asimismo, que "[l] a obligación de garantizar el libre y pleno ejercicio de los derechos
humanos no se agota con la existencia de un orden normativo dirigido a hacer posible el cumplimiento de esta
obligación yace el principio de efectividad, es decir que los derechos están para ser vividos
por las personas y ese es el objetivo que debe cumplir la garantía de los derechos. En pocas
palabras, el derecho es la meta y la obligación está para alcanzarla.
Por ello, la obligación de garantía es aún más compleja que las anteriores y también tiene un
margen de indeterminación más amplio. Aquello que es esperado de la autoridad para satis-
facer el derecho es "todo lo necesario", pero qué es eso no está precisado. Esta falta de deter-
minación no se debe a la relativa novedad de la teoría sobre los derechos humanos y los
derechos fundamentales en general, sino a que cada contexto es diferente y requiere de
acciones distintas. Si el objetivo es alcanzar la efectividad del derecho, el camino que se deba
cruzar para lograrlo dependerá del punto de inicio, de los recursos, del tiempo de que se
disponga, entre otros factores. Sin embargo, es posible para las cortes valorar y determinar la
medida en que la obligación de garantizar ha sido cumplida en los casos concretos.
La obligación de garantía puede entenderse mejor si atendemos a tres aspectos para hacer
efectivo el goce y disfrute de los derechos humanos:
Adoptar medidas
depende la realización de los derechos. La redacción del artículo 1.1 de la CADH señala úni-
112 camente la existencia de las obligaciones de respetar y garantizar, de tal forma que la Corte
IDH ha desprendido de esta última las obligaciones de promover y proteger. Sin embargo,
el deber de adoptar medidas, normalmente entendido como parte de la obligación de
garantizar, se encuentra establecido en el artículo 2 de la CADH, lo que ha resultado en el
obligación, sino que comparta la necesidad de una conducta gubernamental que asegure la existencia, en la
realidad, de una eficaz garantía del libre y pleno ejercicio de los derechos humanos" (Corte idh, Caso Velásquez
Rodríguez…, supra nota 18). Aunque este sentido primario de la obligación de garantizar estuvo en la jurisprudencia
interamericana desde el primer caso contencioso, los casos posteriores han desarrollado bastante poco sus diversas
dimensiones para centrarse casi de forma unánime en los deberes de investigar, sancionar y reparar.
desarrollo de una jurisprudencia paralela a la de la obligación de garantizar en los térmi-
nos del tratado.38
En la sentencia del Caso Radilla Pacheco vs. México se refirió a la necesaria reforma legislativa
del artículo 57 del Código Penal Militar y a la adopción de reformas legislativas para adecuar
las normas penales del país a los estándares internacionales en materia de desaparición for-
zada. Respecto de la normativa militar, la Corte IDH señaló que:
1. La Corte estima que el artículo 57, fracción II, inciso a), del Código de Justicia
Militar es una disposición amplia e imprecisa que impide la determinación de la
estricta conexión del delito del fuero ordinario con el servicio castrense objeti
38
Los trabajos preparatorios de la CADH hacen referencia a la disyuntiva de establecer un artículo independiente
para la obligación de adoptar medidas o bien que se entendiera como parte de la obligación de garantizar. Se optó
por incluir el artículo 2 a fin de esclarecer las obligaciones del Estado en cuanto a la adopción y modificación del
marco legislativo y cualquier otra medida necesaria para la realización de los derechos, pues además esta obliga-
ción se entiende como de cumplimiento progresivo, mientras que la garantía de los derechos es de cumplimiento
inmediato.
4. En consecuencia, el Tribunal estima que el Estado incumplió la obligación con-
tenida en el artículo 2 de la Convención Americana, en conexión con los artículos
8 y 25 de la misma, al extender la competencia del fuero castrense a delitos que
no tienen estricta conexión con la disciplina militar o con bienes jurídicos propios
del ámbito castrense.
Posteriormente agrega que no basta con modificar las leyes, sino que resulta indispensable
modificar las prácticas y la interpretación asociadas con ellas:
Así, la simple reforma legislativa no alcanza para dar por cumplida esta obligación, sino que
el Estado debe hacer todo lo necesario para que la nueva norma tenga el efecto deseado
en cuanto a la realización de los derechos. En razón de ello es que la obligación de adoptar
medidas también mira a las instituciones encargadas de asegurar la realización de los dere-
chos. Cabe aclarar que no solo se trata de las instituciones que permitan sancionar el
incumplimiento de los derechos, al contrario, incluye a las instituciones que permiten que
el derecho exista. En la sentencia del Caso de la Comunidad Indígena Xákmok Kásek la
Corte señaló que:
Sandra Serrano
114
310. En consecuencia, el Estado, en el plazo de dos años, deberá adoptar en su
derecho interno, según lo dispuesto en el artículo 2 de la Convención Americana,
las medidas legislativas, administrativas y de cualquier otro carácter que sean
necesarias para crear un sistema eficaz de reclamación de tierras ancestrales o
tradicionales de los pueblos indígenas que posibilite la concreción de su derecho
de propiedad. Este sistema deberá consagrar normas sustantivas que garanticen:
a) que se tome en cuenta la importancia que para los indígenas tiene su tierra
tradicional, y b) que no baste que las tierras reclamadas estén en manos privadas
y sean racionalmente explotadas para rechazar cualquier pedido de reivindi
cación. Además, este sistema deberá consagrar que una autoridad judicial sea la
competente para resolver los conflictos que se presenten entre los derechos a
la propiedad de los particulares y la de los indígenas.39
rán existir suficientes vías a través de las cuales las personas puedan manifestar sus
39
Caso Comunidad Indígena Xákmok Kásek. Vs. Paraguay… supra nota 11, párr. 310.
40
Informe preliminar de la Relatora Especial de Naciones Unidas sobre el derecho a la educación, Sra. Katarina
Tomaševski, presentado de conformidad con la resolución 1998/33 de la Comisión de Derechos Humanos, Comisión
de Derechos Humanos, (E/CN.4/1999/49), 13 de enero de 1999.
41
Comité de Derechos Humanos, Observación general No. 31: Naturaleza de la obligación jurídica general impuesta
a los Estados Partes en el Pacto CCPR/C/21/Rev.1/Add.13, 29 de marzo de 2004.
opiniones, esto es, un número suficiente de medios de comunicación al alcance de
los ciudadanos.
Accesibilidad. Se trata de asegurar que los medios por los cuales se materializa un
derecho sean alcanzables a todas las personas, sin discriminación alguna. Supone
cuatro dimensiones:
- No discriminación. Este principio cruza cualquier actividad estatal, pero aquí tiene
una función concreta de protección de los grupos en situación de vulnerabilidad,
principalmente, pero también para enfatizar la obligación de que en toda institu-
ción estatal debe asegurar la no discriminación. Por ejemplo, los establecimien-
tos, bienes y servicios de salud deben ser accesibles, de hecho y de derecho, a los
sectores más vulnerables y marginados de la población. Por su parte, el acceso a
los medios de comunicación debe garantizarse a esos mismos sectores de la
población y la exclusión del acceso a los mecanismos que permitan la difusión
de ideas no debe verse impedida por alguno de los motivos prohibidos.
- Accesibilidad física. Como parte del goce de los derechos el Estado debe acercar
los medios para su realización a las personas, de lo contrario, les estaría impo-
niendo una carga extra. Por ejemplo, en materia de derecho al voto, si el día de la
elección la casilla más cercana se encuentra a diez horas de camino, se observa
un incumplimiento de accesibilidad física. Lo mismo puede decirse en el dere-
cho a la salud respecto de la ubicación geográfica de las clínicas y hospitales, así
como los procedimientos de transportación.42 Un aspecto relevante se observa
en la libertad de expresión, donde la principal obligación del Estado es garantizar
la pluralidad permitiendo el acceso a los medios a las distintas expresiones so
ciales (en especial aquellas que no tienen capacidad económica para comprar
Sandra Serrano
116 tiempo-aire), lo que implica garantizarles mecanismos para hacerlo. Este tipo de
funciones son cumplidas por las radios comunitarias o los periódicos locales,
aunque se observa un serio déficit en los medios nacionales debido a la fuerte
concentración que se observa en ellos.
42
Es entendible que no toda población puede contar con un hospital de tercer nivel (servicio especializado). Sin
embargo, el Estado sí debe garantizar los procedimientos para facilitar el acceso a este tipo de instalaciones, espe-
cialmente en casos de urgencia, por ejemplo: que la población que requiera el servicio tenga una línea telefónica de
comunicación al hospital de tercer nivel más cercano y cuente con mecanismos de transportación rápidos como
ambulancias o un helicóptero.
Accesibilidad económica (asequibilidad). Constituye una protección frente a una
posible carga desproporcionada que podrían implicar los derechos. Si bien los
derechos no deben ser, por su propia naturaleza, onerosos para las personas, es
comprensible que sólo algunos de ellos impongan una carga económica,43 en este
sentido, este elemento pretende impedir que la misma sea desproporcionada
para los sectores marginados. Por ejemplo, en el derecho a la salud, "[l]os pagos
por servicios de atención de la salud y servicios relacionados con los factores
determinantes básicos de la salud deberán basarse en el principio de la equidad,
a fin de asegurar que esos servicios, sean públicos o privados, estén al alcance de
todos, incluidos los grupos socialmente desfavorecidos".44 La búsqueda de infor-
mación, implícita en la libertad de expresión, no tendría que tener ningún costo
económico y de ser el caso, dicho costo no podría tener una mayor incidencia
para los sectores desfavorecidos.
43
Por ejemplo, el derecho a no ser torturado no debería implicar, en ningún caso, un cargo económico para las
personas. Sin embargo, el acceso a la justicia sí puede representar un costo, pero éste nunca deberá ser despro-
porcionado.
44
Comité de Derechos Humanos, Observación general No. 31…, supra nota 42.
Calidad. Asegura que los medios y contenidos por los cuales se materializa un derecho
tengan los requerimientos y propiedades aceptables para cumplir con esa función.
En materia de salud, los establecimientos, bienes y servicios de salud "deberán ser
también apropiados desde el punto de vista científico y médico y ser de buena cali-
dad. Ello requiere, entre otras cosas, personal médico capacitado, medicamentos y
equipo hospitalario científicamente aprobados y en buen estado, agua limpia potable
y condiciones sanitarias adecuadas".45 Igualmente, en materia de libertad de expre-
sión deberá asegurarse, por ejemplo, que los concesionarios de señales televisivas
difundan la señal de conformidad con los estándares de calidad existentes.
De acuerdo con estos elementos, las medidas institucionales que adopten para dar vida a los
derechos deben cumplir ciertos estándares, esto es, no basta con la intención de realizar
el derecho, sino que éste debe ser realizado de cierta manera. En este mismo sentido es que
también es posible hablar de principios de aplicación como la no discriminación, la partici-
pación y la transparencia y rendición de cuentas.
Mediante este deber el Estado debe proveer a las personas con los recursos materiales nece-
sarios para que logren disfrutar de los derechos. El objetivo es asegurar el acceso al derecho
de aquellas personas que de otra forma no podrían obtenerlo. En este sentido, este deber no
implica la provisión de todos los bienes y servicios para toda la población, sino sólo para
aquellos que no pueden obtenerlos por sí mismos, por ejemplo, dada la condición económica
a que han sido sometidos. Por su propia naturaleza, constituye una obligación de inmediato
cumplimiento, independientemente del derecho de que se trate. Intervenir directamente en
las condiciones de vida de esta población es la única forma de realizar efectivamente sus
derechos. Se trata de proveer los elementos de lo que otros tratadistas han llamado "niveles
Sandra Serrano
esenciales de los derechos" a los que se hará referencia más adelante.46 Si bien en un princi-
118
pio se consideró solo aplicable a los desc, lo cierto es que en cada derecho humano pueden
localizarse condiciones mínimas que es necesario cubrir para el desarrollo de la persona.
45
Idem
46
Conviene no confundir los niveles esenciales de los derechos con lo que ha sido llamado "núcleo esencial". Aquí
usamos el término en tanto contenidos de "punto de partida en relación a los pasos que deben darse hacia [la]
plena efectividad" de un derecho (Víctor Abramovich y Christian Courtis, El umbral de la ciudadanía. El significado de
los derechos sociales…, op. cit, nota 14 p. 56). El derecho a un defensor gratuito constituye un punto de partida para
tener un verdadero debido proceso, si la situación económica de una persona le impide acceder a esa defensa, el
Estado está en la inmediata obligación de proveerlo.
En la Sentencia del Caso Xákmok Kásek de la Corte IDH al que ya se ha hecho referencia, se
ordenó la satisfacción inmediata de derechos básicos para la supervivencia, además del desa
rrollo de políticas adecuadas que permitieran un nivel de vida adecuado para la comunidad.
El ejercicio efectivo de los derechos implica, finalmente, la restitución de los derechos frente
a una violación. Para ello se hace necesario realizar una investigación y sancionar la conducta
violatoria. No se trata sólo de una investigación y sanción de carácter civil, penal o adminis-
trativa, sino también de la evaluación de la conducta a nivel constitucional. El combate a la
impunidad se constituye así en un factor fundamental para la realización de los derechos,
tanto porque impide la continuación de los actos violatorios no perseguidos como porque
restituye el goce del derecho mediante la reparación del daño.
Una gran parte de la jurisprudencia interamericana tiene relación con este deber, lo que se
explica por la historia de dictaduras e impunidad que ha vivido la región. Así, las amnistías y
la sanción a los responsables de violaciones graves a los derechos humanos como la desapa-
rición forzada, tortura y ejecuciones extrajudiciales es la constante en las sentencias de la
d. Obligación de promover
Esta obligación tiene dos objetivos principales, por una parte que las personas conozcan sus
derechos y mecanismos de defensa y, por otra, avanzar en la satisfacción del derecho, esto es,
ampliar la base de su realización. Es decir, no se trata de un deber meramente promocional,
sino que debe tenderse al desarrollo del empoderamiento de los ciudadanos desde y para
los derechos. Ello requiere una perspectiva que considere a las personas como titulares de
derechos y no como beneficiarios de programas sociales. En este sentido, las obligaciones
son conceptualizadas como conductas estatales y no como bienes transferibles. 119
Los linderos que separan a cada obligación no son del todo claros, para efectos de este
documento se realizó una delimitación en abstracto, pero en la realidad las obligaciones se
entrecruzan. Por ello la violación a un derecho puede traer aparejada la violación de varias
obligaciones y no solo de una de ellas. En efecto, al examinar los actos violatorios no basta
con mirar la violación inmediata sino también las razones normativas e institucionales que
la permitieron, así como las dimensiones de protección y respeto que fallaron en impedir la
violación. Así, los derechos pueden ser ubicados en un mapa de obligaciones dependiendo
cuál sea la violación cometida, de conformidad con los principios de interdependencia e
indivisibilidad. En ese mapa, los derechos se encuentran con otros al compartir las obliga
ciones no cumplidas.
Ahora bien, en términos de la adjudicación judicial, las cortes y tribunales tienen la posibilidad
de mirar a los derechos desde las obligaciones y no solo desde el contenido de los derechos.
Las obligaciones permiten recorrer distintos derechos desde objetivos similares. Así, por
ejemplo, la Sentencia del Caso Campo Algodonero Vs. México se construyó desde las obliga-
ciones de proteger, garantizar y, en menor medida, respetar. Desde la protección la Corte IDH
analizó los derechos a la integridad personal y el derecho a la vida y desde la garantía los de
rechos al debido proceso y al recurso efectivo. Es el enfoque que brinda la obligación lo que
permite que los derechos tomen vida tanto en términos de efectividad para las personas
como para echar a andar la maquinaria de control a cargo de los órganos jurisdiccionales. Como
se mencionó antes, se trata de especies de capas superpuestas que en conjunto logran la
plena efectividad de los derechos, por eso es que no se puede mirar a los derechos solo desde
sus obligaciones particulares, por ejemplo, al derecho a la vida como la prohibición de ejecu-
ciones extrajudiciales, sino a partir de sus diferentes dimensiones.
1. El principio de progresividad
47
Víctor Abramovich y Christian Courtis, El umbral de la ciudadanía. El significado de los derechos sociales…, supra
nota 14, p. 58.
un proceso que supone definir metas a corto, mediano y largo plazo. El progreso patentiza
que el disfrute de los derechos siempre debe mejorar.48 La progresividad requiere del diseño
de planes para avanzar hacia el mejoramiento de las condiciones de los derechos mediante
el cumplimiento de dichos planes.
Ahora bien, al evaluar jurídicamente una política pública o alguna acción gubernamental
queda la pregunta de si el estándar al que están obligados legisladores y ejecutivos es diseñar
121
48
El artículo 2.1 del Pacto Internacional de Derechos Económicos, Sociales y Culturales establece que los Estados
partes se comprometen a "adoptar medidas, tanto por separado como mediante la asistencia y la cooperación
internacionales, especialmente económicas y técnicas, hasta el máximo de los recursos de que disponga, para lograr
progresivamente, por todos los medios apropiados, inclusive en particular la adopción de medidas legislativas, la
plena efectividad de los derechos aquí reconocidos".
49
Cabe aclarar que este principio no se refiere al momento en que surge la responsabilidad del Estado frente al
incumplimiento de la obligación, sino que se trata de una perspectiva que observa la forma en que cada derecho es
implementado por el Estado. Esta aclaración es pertinente porque tratándose de derechos civiles y políticos, un
Estado cae en responsabilidad internacional si el derecho no es inmediatamente efectivizado. En cambio, en el caso
de los desc habrá algunas obligaciones cuyo incumplimiento genera la responsabilidad internacional inmediata,
mientras que otras no.
50
Comité DESC, Observación general 3. La índole de las obligaciones de los Estados Partes, (HRI/GEN/1/Rev.9 Vol. I,
2008, p. 206) 1990, párr. 2.
planes y programas holísticos, de forma tal que se trate de incidir directamente en todos los
derechos. La indivisibilidad aparentemente supondría que sí, que cuando se planifica con
perspectiva de derechos humanos, lo que se debe hacer no es un plan o política de derechos
humanos en particular, sino darle perspectiva de derechos humanos a toda la política públi-
ca. Lo cierto es que, como lo sostiene Daniel Whelan, la indivisibilidad es un concepto con
grandes posibilidades para desarrollar enfoques teóricos sobre derechos humanos, pero al
tiempo que constituye una retórica política poderosa tiene el potencial de convertir el dis-
curso de los derechos humanos en un discurso vacío y banal.51
Intentar desarrollar una perspectiva de política pública así de amplia puede tener efectos
contrarios a los esperados y terminar siendo poco operativa. De hecho, dadas las constriccio-
nes económicas y otras de naturaleza práctica, el nivel de implementación de los derechos
que logran los países en desarrollo es mínimo y, por tanto, el efecto de la indivisibilidad
también es menor.52 En este sentido, Víctor Abramovich sostiene que "[l]os diversos marcos
conceptuales no abordan todos los derechos, sino que procuran identificar aquellos que son
fundamentales para las estrategias de desarrollo o de reducción de la pobreza, por tener
realización constitutiva o instrumental con la pobreza."53
Para priorizar, que no jerarquizar, debe atenderse a la forma en que se seleccionan esos dere-
Sandra Serrano
51
Daniel J. Whelan, "Untangling the Indivisibility, Interdependency and Interrelatedness of Human Rights",
Working paper 7, Estados Unidos, The Human Rights Center, University of Connecticut, 2008, p. 10.
52
James W. Nickel, "Rethinking Indivisibility: Towards A Theory of Supporting Relations between Human Rights",
Human Rights Quarterly, Estados Unidos, Volumen 30, número 4, noviembre de 2008, pp. 984-1001.
53
Víctor Abramovich, "Una aproximación al enfoque de derechos en las estrategias y políticas de desarrollo",
Revista de la Cepal, Chile, número 88, abril de 2006, p. 37.
54
Cfr., OACNUDH, Human Rights and Poverty Reduction. A Conceptual Framework, Ginebra, 2004.
derechos que son mas fáciles de implementar, aquellos que no siendo tan fáciles de imple-
mentar o que resultarán en una implementación débil pero que resultan importantes para
comenzar a fortalecer a un grupo de derechos, etc.
De acuerdo con la Oficina de la Alta Comisionada de las Naciones Unidas para los Derechos
Humanos (en adelante OACNUDH) la sustancia del ejercicio de priorizar está en las bases
sobre las cuales se deciden las prioridades y la manera en que los recursos son distribui-
dos entre los derechos que son seleccionados como prioritarios. En primer lugar, a ningún
derecho debe dársele preferencia basado en una idea de mérito intrínseco, dado que todos
los derechos tienen igual valor. Sin embargo, las estrategias para asegurar la efectiva protec-
ción de los derechos pueden priorizar ciertos tipos de intervención de acuerdo con lo que
acontece en la realidad. Por ejemplo darle prioridad a un derecho con niveles especialmente
bajos de satisfacción, o a un derecho que podría servir como catalizador para el cumplimien-
to de otros derechos.
En segundo lugar, dado que la priorizar supone intercambio, es necesario verificar a quién
afecta y beneficia determinada elección de derechos. Así, si la preferencia sobre algún dere-
cho ahonda la desigualdad de los grupos más desprotegidos, el proceso de priorizar viola el
En tercer lugar, si bien debe reconocerse que las restricciones de recursos afectan negativa-
mente la satisfacción de los derechos, el DIDH ha especificado ciertas obligaciones centrales
que es necesario que los Estados garanticen, así estas obligaciones deberán tener prioridad 123
al momento de distribuir los recursos. Así, si bien el Estado debe formular programas para
satisfacer el derecho a la alimentación, tiene una obligación inmediata de aliviar el hambre
de las personas en pobreza extrema, más allá de la implementación o no de dichos pro
gramas. Ello en consideración del segundo aspecto de la obligación de garantizar como se
señaló antes.
Por supuesto, el cumplimiento de esta obligación corresponde a los tres poderes en los tres
niveles de gobierno, así como a los organismos autónomos. Los poderes judiciales también
deberán garantizar derechos, por ejemplo, el acceso a la justicia, pero al mismo tiempo les
corresponde verificar la forma en que ejecutivos, legislativos y organismos autónomos des-
pliegan su actividad en torno a esta obligación. Ello no necesariamente implica diseñar la
política pública, muy por el contrario, conlleva una evaluación sobre la forma en que se
determinaron las prioridades, los programas y el logro de las metas, respecto del conjunto de
los derechos humanos.
124 han realizado "todo esfuerzo a su alcance para utilizar la totalidad de los recursos que están
a su disposición en pos de satisfacer, con carácter prioritario, esas obligaciones mínimas".57
55
Olivier De Schutter and Françoise Tulkens, "Rights in Conflict: the European Court of Human Rights as a Pragmatic
Institution"… op. cit., nota 36 p. 465.
56
Comité DESC, Observación general 12. El derecho a una alimentación adecuada, (E/C.12/1999/5), 12 de mayo de
1999, párr. 8.
57
Principios de Limburgo relativos a la aplicación del Pacto Internacional de Derechos Económicos, Sociales y
Culturales, Maastricht, 1986, párr. 25-28 y Directrices de Maastricht sobre las violaciones de los Derechos Económi-
cos, Sociales y Culturales, Maastricht, 1997, párr. 10. También, Víctor Abramovich y Christian Courtis, Los derechos
sociales como derechos exigibles, Madrid, Editorial, Trotta, 2002, p. 90.
Desde la justiciabilidad de los derechos, el estándar del contenido mínimo esencial de
los derechos no ha sido del todo bien recibido por todas las cortes nacionales. El ejemplo
más claro es el de la Corte Constitucional de Sudáfrica que no solo critica dicho enfoque sino
que desarrolla la llamada revisión de razonabilidad de los derechos positivos. Respecto del
contenido mínimo dicho Tribunal identificó primero la dificultad de definir el "mínimo básico",
dado que la situación de cada grupo es diferente, como también lo son sus necesidades
sociales. Siguiendo a Sandra Liebenberg, en segundo lugar "señaló que la imposición de un
mínimo básico impone obligaciones poco realistas al Estado, ya que ‘es imposible dar acceso
a todos, ni siquiera a un servicio básico, de manera inmediata’. Por último, el Tribunal Consti-
tucional sostuvo que el mínimo básico era incompatible con las competencias instituciona-
les y el papel de los tribunales"58 pues implicaría decidir cuál es la política más apropiada. Por
último, la Corte opta por dejar en los poderes legislativo y ejecutivo un margen de discrecio-
nalidad más o menos amplio a partir del cual pueda analizar si la política desarrollada es o no
razonable, atendiendo a las circunstancias particulares del lugar y de la población.59
La pregunta principal que responde el tribunal sudafricano es "si es razonable suponer que las
medidas elegidas son capaces de permitir la satisfacción de los derechos en cuestión". Así,
la Corte evalúa la capacidad de inclusión de la medida y su impacto en el corto, mediano
58
Sandra Liebenberg, "Adjudicación de derechos sociales en la Constitución de transformación social de Sudáfri-
ca", Anuario de Derechos Humanos 2006, Centro de Derechos Humanos, Universidad de Chile, Santiago, 2006, p. 55.
59
Corte Constitucional de Sudáfrica, caso CCT 11/00, The Government of the Republic of South Africa and Others v.
Irene Grootboom and Others. 4 de octubre de 2000.
60
Sandra Liebenberg, "Adjudicación de derechos sociales…, op. cit. nota 59, p. 56.
necesidades son más urgentes y que, en consecuencia, corren mayor peligro de
no llegar a gozar de todos los derechos, no deben ser ignorados por las medidas
propuestas para alcanzar la realización del derecho... Si las medidas, aunque
sean exitosas en términos estadísticos, no logran responder a las necesidades
de quienes están más desesperados, no podrán pasar la prueba.61
En términos prácticos no habría una distinción muy clara entre ambas aproximaciones,
Sandra Serrano
aunque probablemente sea más fácil de atender la explicada por Sandra Fredman a partir
126
del Comité DESC. Cabe señalar, sin embargo, que varias de las obligaciones generales de dicho
Comité van más en el sentido de establecer un núcleo esencial indisponible de los derechos
que lo Estados no podrían alegar no haber cumplido por no tener los recursos suficientes.62
La diferencia con las dos argumentaciones expuestas anteriormente es que esta última no
da margen al Estado para explicar cómo fue que distribuyó recursos y priorizó derechos e
61
Corte Constitucional de Sudáfrica, caso CCT 11/00…, supra nota 60, párr. 44.
62
Sandra Fredman, Human Rights Transformed…, op. cit. nota 59, pp. 84-87.
interviene de forma más directa en la política pública, mientras que las otras dos sí sancionan
pero analizan el proceso de generación de la política y a distribución de los recursos disponi-
bles de conformidad con el principio de igualdad y no discriminación de aquellos sectores
más subordinados. La intervención en la política pública, en este último caso, se da a partir
de un criterio de optimización o de razonabilidad, pero no en cuanto a su materialización.
El uso no diferenciado de los derechos humanos invisibiliza las diferencias de las personas y
sus contextos, lo que resulta en una práctica excluyente contraria a la propia idea de univer-
salidad. Por ello, este principio debe ser comprendido y usado desde la experiencia concreta
de las personas de conformidad con un tiempo y espacio determinado, de tal forma que se
promueva la inclusión desde la propia realidad y no sirva como mecanismo de imposición
ideológica65. La universalidad de los derechos humanos, por tanto, está estrechamente
vinculada al principio de igualdad y no discriminación que transversaliza a todo el corpus juris
127
pero en una escala distinta. Así, Ferrajoli sostiene que "universalismo de los derechos funda-
mentales e igualdad jurídica son exactamente la misma cosa", en tanto la igualdad jurídica
no es más que la idéntica titularidad y garantía de los mismos derechos fundamentales,
63
Serrano Sandra y Vázquez Daniel, "Los principios de universalidad, interdependencia, indivisibilidad y progre
sividad. Apuntes para su aplicación práctica", op. cit. nota 3.
64
Upendra Baxi, "Voices of Suffering and the Future of Human Rights", Transnational Law and Contemporan
Problems, Estados Unidos Vol. 8, 1998, pp. 125-169.
65
Ibidem, p. 133-135.
"independientemente por el hecho, y al contrario, precisamente por el hecho de que sus
titulares son diferentes entre ellos".66
Entonces, más que ahondar en lo que hace iguales a los seres humanos, la práctica del prin-
cipio de universalidad debe interesarse por lo que los hace diferentes. Así como desde la
antropología, la sociología y otras disciplinas se sostiene el origen histórico de los derechos
humanos más allá del concepto abstracto de ser humano y de lo que es bueno para él, la
universalidad de los derechos humanos debe desprenderse de cualquier esencialismo sobre
el ser humano para reconocerlo a partir de su experiencia y su contexto. Es la opresión que
existe en la realidad de las prisiones, de los barrios pobres o de las rutas de los migrantes
la que constituye la verdadera esencia de los derechos humanos. En última instancia, la
moralidad básica de los derechos ha sido y es construida a partir del sufrimiento humano, de
las luchas de las personas por reivindicar aquello que consideran que con justicia me
recen.67 Los derechos humanos no son más que estas aspiraciones socialmente construidas68
(podemos llamarles pretensiones o expectativas) de lo que se considera indispensable para
que el ser humano llegue a ser lo que cree debe ser.69
66
Luigi Ferrajoli, "El principio de igualdad y la diferencia de género", en Juan A. Cruz Parcero y Rodolfo Vázquez
(coords.), Debates constitucionales sobre derechos humanos de las mujeres, México, Fontamara-SCJN, 2010, pp. 13-14.
67
Véase, Nyamu-Musembi, Celestine, Hacia una perspectiva de los derechos humanos orientada a los actores,
en Caber, Naila (ed.), Ciudadanía incluyente: significados y expresiones, México, PUEG-UNAM, 2005, pp. 37-56, y
Stammers, Neil, La aparición de los derechos humanos en el Norte: hacia una revaloración histórica, en Caber,
Sandra Serrano
Naila (ed.), Ciudadanía incluyente: significados y expresiones, México, PUEG-UNAM, 2005, pp. 57-64.
128 68
En este sentido, Jack Donnelly sostiene que "[h]uman nature is a social project more than a presocial given. Just
as an individual’s ‘nature’ or ‘character’ arises from the interaction of natural endowment, social and evironmental
influences, individual action, human beings create their ‘essential’ nature through social action on themselves.
Human rights provide both a substantive model for and a set of practices to realize this work of self-creation.
[…] Human rights are less about the way people ‘are’ than about what they might become. They are about moral
rather than natural or juridical persons". Jack Donnelly, Universal Human Rights in Theory and Practice, Segunda
Edición, Estados Unidos, Cornell University, 1993, p. 15.
69
Upendra Baxi advierte del peligro que representa no ya la imposición de derechos, sino de la idea misma de
autodeterminación. La noción esencialista de la universalidad lleva consigo una identidad que pretende totalizar, en
cambio, la verdadera autodeterminación que implican los derechos humanos parte del reconocimiento de múlti-
ples identidades. En este sentido sostiene que "[t]he evolution of the right to self-determination of states and
people signifies no more than the power of hegemonic or dominant states to determine the ‘self’ which then
has the right to ‘self-determination’. In sum, the right is only a right to access a ‘self’ pre-determined by the play of
hegemonic global powers". Upendra Baxi, op. cit. nota 65. p143.
El funcionamiento del DIDH nos da un par de claves para aterrizar el principio de universali-
dad: la centralidad del sujeto de derechos en su contexto y la reinterpretación de los dere-
chos a partir de las necesidades locales. Lo que ha interesado, por ejemplo, a la Corte IDH
para decidir los casos contenciosos pasa por el conocimiento de las personas o grupos invo-
lucrados, de la situación en la que se encontraban y de las necesidades expresadas en su
reivindicación de derechos. Así, la interpretación de los derechos humanos contenidos en la
CADH y otros instrumentos interamericanos no se realiza en el vacío, sino que es un producto
dialógico resultante de dimensionar los derechos y las obligaciones a la luz de las condicio-
nes y contexto de las víctimas. Los derechos humanos responden y se adecúan a las deman-
das y no al contrario.
De acuerdo con lo anterior, la universalidad, desde un punto de vista práctico, debe permitir
la ampliación de los titulares de los derechos y de las circunstancias protegidas por esos
derechos. Los criterios de interpretación y aplicación deben responder a este principio gene-
ral que pretende cubrir a la mayor cantidad de titulares de derechos bajo su protección.
Lo anterior implica que debe mirarse tanto a quienes directamente se busca proteger como
a las demás personas, especialmente a las más desprotegidas. En este sentido, el principio de
4. No regresividad
70
De acuerdo con Abramovich y Courtis, "el Estado solo puede justificar la regresividad de una medida demos-
trando: a) que la legislación que propone pese a implicar retrocesos en algún derecho, implica un avance, teniendo
en cuenta la totalidad de los derechos previstos en el Pacto [Internacional de Derechos Económicos, Sociales y Cultu-
rales], y b) que ha empleado todos los recursos de que dispone, y que aun así, necesita acudir a ella para proteger
los demás derechos del Pacto. Víctor Abramovich y Christian Courtis, Los derechos sociales como derechos exigibles…,
op. cit. nota 58, pp. 109-110.
La no regresividad y el principio de progresividad están directamente relacionados con el
estándar del máximo uso de recursos disponibles, por lo que si bien el texto constitucional
no lo menciona explícitamente, debe entenderse comprendido como parte del Derecho
Internacional de los Derechos Humanos. La progresividad pasa también por una revisión de
que efectivamente se haga uso del máximo de los recursos disponibles. Este uso máximo
deberá atender también a las necesidades concretas del lugar y de la población y com-
prende no sólo a los recursos económicos sino también a los recursos tecnológicos, institu-
cionales y humanos. Uno de los problemas implicados con este principio tiene que ver con
la elección del derecho al que se asignará el recurso y la proporción que la realización de
cada derecho debe ocupar del gasto público. Dado que el Estado tiene obligaciones de in-
mediato cumplimiento, como los niveles esenciales mínimos de cada derecho, el presupues-
to debe garantizar, en primer lugar, estos deberes. Respecto del restante, los recursos deben
asignarse de conformidad con los planes desarrollados para atender el aseguramiento progre
sivo de todos los derechos.
Ahora bien, la jurisprudencia comparada nos presenta el caso colombiano, donde la Corte
Constitucional ha desarrollado un acervo importante de discusión en torno a este principio,
a partir de dos posiciones radicales, una que implica que toda regresión es violatoria y otra
que no ve en la regresión necesariamente un problema. La posición adoptada ahora busca
más bien un equilibrio entre ambas posiciones, pues habrá situaciones en que deba darse
una regresión debido a situaciones fuera del control del Estado. Sin embargo, como en el
caso del contenido mínimo esencial, de nueva cuenta habrá que verificar la razonabilidad de
la medida en relación con el conjunto de derechos y la situación que se pretende remediar.
Así, la Corte de Colombia ha desarrollado criterios novedosos como las "expectativas legítimas"
para salvaguardar los derechos de los trabajadores a la luz de reformas laborales. En todo caso,
será necesario que la Suprema Corte de Justicia de la Nación mexicana también se mueva en
estos y otros aspectos para desarrollar parámetros creativos que permitan salvaguardar los
Sandra Serrano
IV. Conclusiones
Se trata de un mecanismo que pone a los derechos en acción, es decir, no se trata de contem
plarlos y desprender sus contenidos a partir de ellos mismos, sino que interactúan con prin-
cipios y obligaciones que dan las pautas sobre su funcionamiento, contenido y alcance. Las
obligaciones y los principios establecidos en el artículo 1o. constitucional son un sistema de
interpretación y un parámetro a cumplir. Un sistema de interpretación en tanto obligan al
jurista y a toda autoridad a entender a los derechos en sus relaciones y en distintos planos,
al menos cuatro si atendemos a las obligaciones generales. Un parámetro a cumplir porque
las obligaciones y los principios marcan los caminos a seguir para dar vida a los derechos.
Los derechos humanos contemporáneos están lejos de poder comprendidos bajo la clásica
categoría de derecho subjetivo. Si bien se exigen prestaciones del Estado, más bien se trata
de la exigencia de conductas en distintos planos, en las que intervienen distintas autoridades
e, incluso, los particulares. Las relaciones unidireccionales de los derechos los privan de su
impacto en el actuar cotidiano de las autoridades en la medida que se les ven como ya reali
zados y estáticos. En cambio, las relaciones multidireccionales planteadas por las obligaciones
En este sentido, los principios y las obligaciones cumplen la promesa de la constante crea-
ción de los derechos humanos, pues aún después de alcanzados los mínimos y los estándares
exigibles, siempre permanecerán como una promesa a futuro. En este sentido los derechos
humanos siempre serán los derechos por venir.
131
Criterios jurisprudenciales
1. Internacionales
Corte IDH Caso Comunidad Indígena Xákmok Kásek. Vs. Paraguay. Fondo, Reparacio-
nes y Costas. Sentencia de 24 de agosto de 2010 Serie C No. 21.
Corte IDH, Caso Velásquez Rodríguez vs. Honduras. Fondo. Sentencia del 29 de julio de
1988, Serie c, No. 4.
Corte IDH, Caso Kimel Vs. Argentina. Fondo, Reparaciones y Costas. Sentencia de 2 de
mayo de 2008. Serie C No. 177.
Corte idh, Caso González y Otras ("Campo Algodonero") vs. México, Sentencia del 16
de noviembre de 2009, serie C, núm. 289.
Corte IDH, Caso Perozo y otros Vs. Venezuela. Excepciones Preliminares, Fondo, Repa
raciones y Costas. Sentencia de 28 de enero de 2009. Serie C No. 195.
29 de marzo de 2004.
132
Comité de DESC, Observación general 14. El derecho al disfrute del más alto nivel posible
de salud, (E/C.12/2000/4), 2000.
Comité DESC, Observación general 3. La índole de las obligaciones de los Estados Partes,
(HRI/GEN/1/Rev.9(Vol.I), 1990.
I. Introducción
L a Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos (en adelante CPEUM o "la Cons-
titución"), en su artículo 1o. establece en la última parte del tercer párrafo: "En consecuencia,
el Estado deberá prevenir, investigar, sancionar y reparar las violaciones a los derechos
humanos, en los términos que establezca la ley". De lo cual se desprende que la Constitución
como deberes del Estado frente a las violaciones de derechos humanos
Artículo 1o., tercer párrafo. Prevenir, investigar, sancionar y reparar
faculta al Congreso de la Unión para legislar en la materia de prevención, investigación, san-
ción y reparación de violaciones a los derechos humanos.
II. Prevenir
Son las acciones u omisiones a que está obligado el Estado (por la vía de sus tres poderes
tradicionales: Ejecutivo, Legislativo y Judicial) con miras a no violar una obligación interna
cional en materia de derechos humanos. Dicha obligación se deriva su vez, de la obligación
que tiene el Estado de cumplir, de buena fe, con los tratados internacionales (pacta sunt
servanda). Esta obligación también incluye a las normas de origen consuetudinario.
1
Este principio ha sido reiterado por la jurisprudencia y un amplio numero de normas internacionales de origen
tanto convencional como consuetudinario, empezando por la Carta de Naciones Unidas que en su preámbulo
obliga a los Estados miembros "a crear condiciones bajo las cuales puedan mantenerse la justicia y el respeto a
las obligaciones emanadas de los tratados y de otras fuentes del derecho internacional" y en el artículo 2.2 recono-
ce expresamente la obligación de cumplir con las obligaciones derivadas de la Carta de buena fe. También la Decla-
ración sobre Principios de Derecho Internacional Referentes a las Relaciones de Amistad y Cooperación entre los
Estados de Conformidad con la Carta de Naciones Unidas de 1979 y la Convención de Viena sobre el Derecho de
los Tratados, tanto en la versión de 1969 como en la de 1986 (que todavía no entra en vigor).
2
AGNU, Convención de Viena sobre el Derecho de los Tratados. Resolución U.N. Doc A/CONF.39/27 (1969), 1155
U.N.T.S. 331, 23 de mayo de 1969.
3
26. "Pacta sunt servanda". Todo tratado en vigor obliga a las partes y debe ser cumplido por ellas de buena fe.
4
27. El derecho interno y la observancia de los tratados. Una parte no podrá invocar las disposiciones de su
derecho interno como justificación del incumplimiento de un tratado. Esta norma se entenderá sin perjuicio de lo
dispuesto en el artículo 46.
5
31. Regla general de interpretación. I. Un tratado deberá interpretarse de buena fe conforme al sentido
corriente que haya de atribuirse a los términos del tratado en el contexto de estos y teniendo en cuenta su obje-
to y fin.
6
Artículo 1. Obligación de Respetar los Derechos. 1. Los Estados Partes en esta Convención se comprometen
a respetar los derechos y libertades reconocidos en ella y a garantizar su libre y pleno ejercicio a toda persona que
Manuel Becerra Ramírez
esté sujeta a su jurisdicción, sin discriminación alguna por motivos de raza, color, sexo, idioma, religión, opiniones
políticas o de cualquier otra índole, origen nacional o social, posición económica, nacimiento o cualquier otra con-
dición social. 2. Para los efectos de esta Convención, persona es todo ser humano.
7
Artículo 2. Deber de Adoptar Disposiciones de Derecho Interno. Si el ejercicio de los derechos y libertades
136 mencionados en el artículo 1 no estuviere ya garantizado por disposiciones legislativas o de otro carácter, los Esta-
dos Partes se comprometen a adoptar, con arreglo a sus procedimientos constitucionales y a las disposiciones
de esta Convención, las medidas legislativas o de otro carácter que fueren necesarias para hacer efectivos tales de-
rechos y libertades.
8
Artículo 29. Normas de Interpretación. Ninguna disposición de la presente Convención puede ser interpre-
tada en el sentido de: a) permitir a alguno de los Estados Partes, grupo o persona, suprimir el goce y ejercicio de los
derechos y libertades reconocidos en la Convención o limitarlos en mayor medida que la prevista en ella; b) limitar
el goce y ejercicio de cualquier derecho o libertad que pueda estar reconocido de acuerdo con las leyes de cualquie-
ra de los Estados Partes o de acuerdo con otra convención en que sea parte uno de dichos Estados; c) excluir otros
derechos y garantías que son inherentes al ser humano o que se derivan de la forma democrática representativa de
gobierno, y d) excluir o limitar el efecto que puedan producir la Declaración Americana de Derechos y Deberes del
Hombre y otros actos internacionales de la misma naturaleza.
9
18. Obligación de no frustrar el objeto y el fin de un tratado antes de su entrada en vigor. Un Estado deberá
abstenerse de actos en virtud de los cuales se frustren el objeto y el fin de un tratado: a) si ha firmado el tratado o ha
que consecuencias hay para el Estado que no siendo todavía parte del tratado, frustra el
objeto y fin del tratado. Esta una manifestación de la obligación de prevenir.
Esta obligación de legislar como medida preventiva de la violación de un tratado también está
reconocida por la jurisprudencia internacional, como se puede ver:
Son muchas las maneras como un Estado puede violar un tratado internacional
Esta obligación de legislar para asegurar el fiel cumplimiento de las obligaciones contraídas
por un tratado ha sido calificada por la jurisprudencia como un "principio evidente".11
137
canjeado instrumentos que constituyen el tratado a reserva de ratificación, aceptación o aprobación, mientras no
haya manifestado su intención de no llegar a ser parte en el tratado: o; b) si ha manifestado su consentimiento en
obligarse por el tratado, durante el periodo que preceda a la entrada en vigor del mismo y siempre que esta no se
retarde indebidamente.
10
Corte IDH. Ciertas atribuciones de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (arts. 41, 42, 44, 46, 47, 50 y 51
de la Convención Americana sobre Derechos Humanos). Opinión consultiva OC-13/93 del 16 de julio de 1993, Serie A,
No. 13, párrafo 26.
11
Al respecto, la jurisprudencia interamericana ha establecido que: "en el derecho de gentes, una norma consue-
tudinaria prescribe que un Estado que ha ratificado un tratado de derechos humanos, debe de introducir en su
derecho interno las modificaciones necesarias para asegurar el fiel cumplimiento de las obligaciones asumidas. Esta
norma aparece como válida universalmente y ha sido calificada por la jurisprudencia como un principio evidente
(príncipe allant de soi; Echange des populations grecques et turques, avis consultatif, 1925, CPJI, série B, No. 10, p. 20)".
Así como los poderes Legislativo y Judicial tienen la obligación de prevenir, también la tiene
el ejecutivo. La Corte Interamericana de Derechos Humanos (en adelante Corte IDH o "la
Corte") en el Caso Rosendo Radilla vs. Estados Unidos Mexicanos estableció que al detenerse a
una persona, las autoridades tienen la obligación salvaguardar los derechos del detenido
(por ejemplo no permitir la tortura ni el asesinato), y esto es parte de sus obligaciones de
prevenir.12 Además, la obligación de prevenir, puede tener un doble carácter pues puede
implicar, al mismo tiempo, la obligación de investigar, como bien se desprende de la jurispru-
dencia internacional:
144. Para que una investigación pueda ser efectiva, los Estados deben establecer
un marco normativo adecuado para desarrollar la investigación, lo cual implica
regular como delito autónomo en sus legislaciones internas la desaparición for-
zada de personas, puesto que la persecución penal es un instrumento adecuado
para prevenir futuras violaciones de derechos humanos.13
Por otra parte, cuando el artículo 2 de la Convención Americana habla de "medidas de otro
carácter" la doctrina entiende que son las sentencias que los jueces dicten pues ellos también
como órgano de Estado tienen obligación de cumplir con los tratados internacionales.14
III. Investigar
Es la obligación que tiene el Estado de proveer a las víctimas que han sufrido la violación de
sus derechos humanos, de un proceso o procesos de investigación diligente, efectivo dentro
del debido proceso. La obligación de investigar los hechos que dieron motivo a la violación
Manuel Becerra Ramírez
(Corte IDH. Caso Garrido y Baigorria vs. Argentina. Reparaciones y costas. Sentencia de 27 de agosto de 1998. Serie C
No. 39, párr. 68. Este criterio ha sido reiterado por la Corte IDH en el Caso Zambrano y otros vs Ecuador. Fondo, repa-
raciones y costas. Sentencia de 4 de julio de 2007. Serie C No. 166, párr. 55; y Caso Durand y Ugarte vs Perú. Fondo.
Sentencia de 16 de agosto de 2000. Serie C No. 68, párr. 136).
12
138 Corte IDH, Caso Rosendo Radilla vs Estados Unidos Mexicanos. Excepciones preliminares, fondo, reparaciones y
costas. Sentencia de 23 de noviembre de 2009. Serie C No 209, párr. 153: "En ese sentido, para la Corte es evidente
que las autoridades militares que detuvieron al señor Radilla Pacheco eran responsables por la salvaguarda de sus
derechos. El Tribunal ha establecido que el sometimiento de detenidos a cuerpos represivos oficiales, agentes esta-
tales o particulares que actúen con su aquiescencia o tolerancia, que impunemente practiquen la tortura y el asesi-
nato representa, por sí mismo, una infracción al deber de prevención de violaciones a los derechos a la integridad
personal y a la vida, aún en el supuesto de que no puedan demostrarse los hechos de torturas o de privación de la
vida de la persona en el caso concreto...".
13
Ibidem, párr. 144.
14
Como razona, el jurista argentinao Bidart Campos: "Quiere decir que, si acaso las medidas legislativas no se
adoptan ¿para qué están los tribunales judiciales? Para adoptar ‘medidas de otro carácter’, que son sentencias (…)
porque los jueces-en cuanto operadores-tienen la obligación de dar aplicación y eficacia a los derechos reconocidos
en los tratados sobre derechos humanos" (Bidart Campos, Constitución y derechos humanos. Su reciprocidad simé
trica. Buenos Aires, editorial Ediar, 1991, p. 90).
de normas de los derechos humanos, se deriva de la CADH y debe de cumplirse "siguiendo
estrictamente las normas del debido proceso establecidas en el artículo 8 de la Convención
Americana".15 La investigación que el Estado debe de realizar debe cumplir con ciertos están-
dares que la misma Corte IDH ha venido estableciendo en su jurisprudencia.
En principio una definición clara que hace la Corte IDH, en el caso Radilla, es que la obliga-
ción de investigar, aun cuando es de medio no de resultado, debe de encaminarse a un fin:
244. El artículo 8.1 de la Convención Americana establece, como uno de los ele-
mentos del debido proceso, que los tribunales decidan los casos sometidos a su
conocimiento en un plazo razonable. Al respecto, la Corte ha considerado pre-
ciso tomar en cuenta varios elementos para determinar la razonabilidad del
139
plazo en el que se desarrolla un proceso: a) la complejidad del asunto, b) la acti-
vidad procesal del interesado, c) la conducta de las autoridades judiciales y,
15
Textualmente la Corte IDH dice: "178. La Corte Interamericana ya ha establecido que la obligación de investigar
los hechos, juzgar y, en su caso, sancionar a los responsables de un delito que constituye una violación de derechos
humanos es un compromiso que emana de la Convención Americana, y que la responsabilidad penal debe ser
determinada por las autoridades judiciales competentes siguiendo estrictamente las normas del debido proceso
establecidas en el artículo 8 de la Convención Americana". (Corte IDH, Caso Rosendo Radilla vs. Estados Unidos
Mexicanos…, supra nota 12)
16
Ibidem, párr 192.
d) la afectación generada en la situación jurídica de la persona involucrada en
el proceso. No obstante, la pertinencia de aplicar esos criterios para determinar la
razonabilidad del plazo de un proceso depende de las circunstancias particu
lares, pues en casos como el presente el deber del Estado de satisfacer plena-
mente los requerimientos de la justicia prevalece sobre la garantía del plazo
razonable. En todo caso, corresponde al Estado demostrar las razones por las
cuales un proceso o conjunto de procesos han tomado un período determinado
que exceda los límites del plazo razonable. Si no lo demuestra, la Corte tiene
amplias atribuciones para hacer su propia estimación al respecto.17
La exigencia de recurso efectivo rechaza formalismos inútiles y simulación del Estado, por
ejemplo en una investigación penal un recurso efectivo
IV. Sancionar
Es la obligación que tienen los Estados de procesar y en su caso sancionar a los responsables
de una violación de derechos humanos; es decir, aplicar la consecuencia jurídico-normativa de
la violación de una norma de derechos humanos. Esta obligación de sancionar deriva de la
CADH y debe ser aplicada por la autoridad competente, siguiendo estrictamente las normas
del debido proceso establecidas en el artículo 8 de la misma. Además, la Corte-IDH la ha reco
nocido en varias de sus resoluciones.19
Manuel Becerra Ramírez
Al respecto, la misma Corte-IDH estableció, en el caso Radilla Pacheco vs. Estados Unidos
Mexicanos lo siguiente:
140
17
Ibidem, párr. 244
18
Ibidem, párr. 233.
19
Corte IDH. Caso Huila Tecse Vs. Perú. Fondo, Reparaciones y Costas. Sentencia de 3 de marzo de 2005. Serie C
No. 121, párr. 106.
la Convención Americana, y que la responsabilidad penal debe ser determinada
por las autoridades judiciales competentes siguiente estrictamente las normas
del debido proceso establecidas en el artículo 8 de la Convención Americana.20
V. Reparar
20
Corte IDH. Caso Rosendo Radilla vs. Estados Unidos Mexicanos…, supra nota 12, párr. 178.
21
Sobre el tema de la responsabilidad internacional del Estado en materia de derechos humanos se recomiendan 141
los siguientes trabajos: Feria Tinta, Mónica, "La responsabilidad internacional del Estado en el sistema interamericano
de protección de derechos humanos a veinticinco años del funcionamiento de la Corte Interamericana de Derechos
Humanos: las lecciones del caso Hermanos Gómez Paquitauri", en Becerra Ramírez, Manuel, coordinador, La Corte
Interamericana de derechos humanos a veinticinco años de su funcionamiento, México, UNAM, 2007, pp. 63-113;
Rodríguez, H. Gabriela, "Normas de responsabilidad internacional de los Estados", en Martín, Claudia, Rodríguez-
Pinzón, Diego, Guevara B: José Antonio, Compiladores, Derecho Internacional de los Derechos Humanos, Universidad
Iberoamericana, American University, México, Distribuidora Fontamara, 2004, pp. 79-117; Aguiar Asdrúbal, Derechos
humanos y Responsabilidad Internacional del Estado, Caracas Venezuela, Monte Ávila Editores Latinoamericana Uni-
versidad Católica Andrés Bello, 1997, 331.
22
AGNU, Informe de la Comisión de Derecho Internacional, 53o. Período de sesiones (23 de abril a 1o. de junio y 2 de
julio a 10 de agosto de 2001) Documentos oficiales 56o. Periodo de sesiones, suplemento no. 10 (A/56/10), pp. 22 y 49.
23
Véase: Ávalos Vázquez Roxana, Responsabilidad del Estado por hecho internacionalmente ilícito, Breviarios Jurí
dicos, México, Editorial Porrúa, 2007, p. 6.
se realicen en exceso de sus facultades (ultra vires). Los actos del Poder Legislativo que
traen aparejado una responsabilidad internacional se produce ya sea por la promulgación de
una legislación contraria a las obligaciones internacionales o bien por una omisión, por la
falta de una legislación necesaria para cumplir con un compromiso internacional.
Los actos del Poder Judicial también pueden dar motivos a responsabilidad internacional
cuando se produzca la denegación de justicia Debe existir un nexo causal entre las reparacio-
nes y los hechos del caso.
Ahora bien, la reparación que exige el derecho internacional por la responsabilidad en que
incurren los Estados puede tener la forma de una adecuada reparación material o moral.24
Estamos hablando de: a) restitución que a su vez toma las formas de: restablecer la situación
que hubiera existido de no haber ocurrido el acto u omisión ilícitos mediante el cumplimien-
to de la obligación que el Estado dejó de cumplir, y la revocación del acto ilícito; b) indem
nización, que procede cuando es imposible la restitución entonces se procede al cálculo
económico del daño causado, incluyendo los perjuicios, para cubrirlos con dinero; c) satisfac-
ción que procede cuando se trata de daños meramente morales, y en este caso la satisfacción
toma las formas de expresión de pesar, excusas, declaración judicial de que es ilegal el acto
motivo de la responsabilidad.25 Por supuesto que en la practica, las cortes pueden decidir por
uno o varias o todos los tipos de reparación según sea el caso que se presente. La Corte IDH,
a lo largo de su historia ha construido un sistema de reparaciones singular y completo. Su punto
de referencia es el artículo 63.1 de la CADH que establece:
Artículo 63.1 Cuando decida que hubo violación de un derecho o libertad prote-
gidos en esta Convención, la Corte dispondrá que se garantice al lesionado en el
goce de su derecho o libertad conculcados. Dispondrá asimismo, si ello fuera
Manuel Becerra Ramírez
Por ejemplo, en el Caso Radilla Pacheco vs. Estados Unidos Mexicanos podemos encontrar que
la Corte IDH decidió una serie de medidas de reparación contra el Estado mexicano. Así las
reparaciones tienen que ver con: la obligación de investigar los hechos e identificar, juzgar y,
24
La Corte IDH en el Caso Radilla Pacheco vs. Estados Unidos Mexicanos, en su párrafo 327 textualmente dice:
"Es un principio de Derecho Internacional que toda violación de una obligación internacional que haya producido
daño comporta el deber de repararlo adecuadamente".
25
Tomado de Becerra Ramírez Manuel, Derecho Internacional Público, México, UNAM-McGraw-Hill, 1997, pp. 104-109.
en su caso, sancionar a los responsables; medidas de satisfacción y garantía de no repeti-
ción, entre ellas reformas a disposiciones legales; capacitación a operadores de justicia y
educación en derechos humanos, publicación de las partes pertinentes de la sentencia; rea-
lizar acto público de reconocimiento de responsabilidad internacional, atención psicológica
a los familiares del señor Radilla Pacheco; el pago de indemnización, compensaciones, cos-
tas y gastos. En general, una reparación integral que tiene que ver con la restitución, indemni
zación y satisfacción.
143
Criterios jurisprudenciales
Corte IDH. Caso Garrido y Baigorria vs. Argentina. Reparaciones y costas. Sentencia de
27 de agosto de 1998. Serie C No. 39.
Corte IDH. Caso Zambrano y otros vs Ecuador. Fondo, reparaciones y costas. Sentencia
de 4 de julio de 2007. Serie C No. 166.
Corte IDH. Caso Durand y Ugarte vs Perú. Fondo. Sentencia de 16 de agosto de 2000.
Serie C No. 68.
Corte IDH, Caso Rosendo Radilla vs Estados Unidos Mexicanos. Excepciones prelimi-
nares, fondo, reparaciones y costas. Sentencia de 23 de noviembre de 2009. Serie C
No. 209.
Corte IDH. Caso Huila Tecse Vs. Perú. Fondo, Reparaciones y Costas. Sentencia de 3 de
marzo de 2005. Serie C No. 121.
Manuel Becerra Ramírez
144
La reparación integral
en la jurisprudencia de la
Corte Interamericana de
Derechos Humanos:
estándares aplicables al
nuevo paradigma mexicano*
Jorge F. CALDERÓN GAMBOA**
* Advertencia de las Citas: Dado que la jurisprudencia de la Corte IDH en la materia incluye la mayoría de las Sen-
tencias emitidas por la Corte Interamericana, para efectos didácticos solamente se citarán algunas de las decisiones
que ejemplifiquen el estándar desarrollado (dos o tres). Por tanto, se presentan dos supuestos. Cuando se tiene una
cita textual, la cita de la sentencia será completa (con todas sus características), mientras que cuando se haga
referencia a otros casos que ejemplifican el mismo supuesto, la cita mencionará el nombre del caso y, de ser perti-
nente, el párrafo que corresponda. Asimismo, la mayoría de las sentencias citadas en el presente documento corres-
ponden a sentencias de reparación de la Corte IDH, por lo que sólo en caso contrario será especificado el órgano que
emite el fallo o la sentencia que corresponda.
** Abogado Coordinador Senior de la Corte Interamericana de Derechos Humanos. Profesor en Derechos Humanos
de la Universidad de Costa Rica; Licenciado en Derecho por la Universidad Iberoamericana, Ciudad de México;
Maestría (LL.M.) en International Legal Studies, American University, Washington College of Law; Ex funcionario de la
CDHDF. Agradezco la valiosa colaboración de Carolina Hernández y Natalia Suárez en la investigación de diversos
de los estándares recogidos en este trabajo. Las opiniones aquí expresadas son exclusividad del autor y no repre
sentan la opinión de la Corte IDH ni de su Secretaría.
SUMARIO: I. Introducción. II. Nuevo paradigma mexicano en derechos humanos y
reparaciones. III. Antecedentes Fundamentales de la Reparación Integral. IV. Criterios
de reparación integral. V. Medias de reparación integral. VI. Conclusiones.
I. Introducción1
respecto de otros tribunales nacionales e internacionales, a partir del cual el SIDH ha logrado
influir de manera activa en los diferentes procesos en derechos humanos del continente.
1
Parte de este trabajo ha sido publicado en: Calderón Gamboa, Jorge, "La evolución de la ‘reparación integral’
en la jurisprudencia de la Corte IDH", Colección Sistema Interamericano de Derechos Humanos, México, CNDH, 2013.
(En prensa)
2
El artículo 63.1 de la CADH dispone que "cuando decida que hubo violación de un derecho o libertad prote- 147
gidos en esta Convención, la Corte dispondrá que se garantice al lesionado en el goce de su derecho o libertad
acreditación de daños en la esfera materia e inmaterial,3 y el otorgamiento de medidas tales
como: a) la investigación de los hechos; b) la restitución de derechos, bienes y libertades; c) la
rehabilitación física, psicológica o social; d) la satisfacción, mediante actos en beneficio de las
víctimas; e) las garantías de no repetición de las violaciones, y f ) la indemnización compensa-
toria por daño material e inmaterial.
A través de esta facultad, la Corte IDH ha ordenado medidas emblemáticas para muchos
países de la región, las cuales han colaborado en la consolidación del Estado de derecho y la
vigencia de los derechos humanos. Dichas medidas en su dimensión individual han benefi-
ciado a miles de personas en la región (a través de otorgamiento de becas educativas, atención
médica y psicológica, actos de conmemoración, búsqueda de desaparecidos, y compensa-
ciones económicas). En su dimensión colectiva la Corte IDH ha ordenado tales medidas con
impacto social a la mayoría de Estados parte de la Organización de Estados Americanos (en
adelante OEA) (por ejemplo, reformas legislativas, campañas de concientización social,
implementación de programas sociales a grupos en vulnerabilidad, cambios legislativos,
sanción a responsables de violaciones a derechos humanos, etc.). Seguido a ello, la Corte IDH
tiene la facultad de supervisar el cumplimiento por parte del Estado de estas medidas y
monitorear su debida implementación. La jurisprudencia de la Corte Interamericana al res-
pecto, constituye uno de los avances más importantes en el desarrollo internacional de la
reparación integral.
A la fecha la Corte IDH ha emitido más de 155 sentencias de reparaciones con destino a 22
Estados miembros de la OEA. Si bien el cumplimiento y debida implementación de las repa-
raciones de la Corte IDH aún representa un desafío, cada vez se incrementa el efectivo cum-
plimiento por parte de los Estados, a través de la incorporación de diferentes mecanismos de
Jorge F. Calderón Gamboa
conculcados. Dispondrá asimismo, si ello fuera procedente, que se reparen las consecuencias de la medida o situa-
ción que ha configurado la vulneración de esos derechos y el pago de una justa indemnización a la parte lesionada".
3
La Corte IDH reconoce daños inmateriales tales como los daños psicológicos, morales, al proyecto de vida,
colectivos y daños materiales como el daño emergente, perjuicio y patrimonio familia.
de violaciones a derechos humanos. La jurisprudencia de la Corte IDH en la materia será
clave primordial para la debida aplicación de una reparación integral.
Frente a este escenario, se han elaborado diversas iniciativas que desarrollan el concepto de
reparación del daño en la legislación mexicana, a través de la Ley Federal de Responsabilidad
149
Patrimonial del Estado y los proyectos de Ley de Víctimas, Ley de Reparaciones y Ley de Am-
paro. Finalmente, el 9 de enero de 2013 fue promulgada la Ley General de Víctimas la cual
4
Artículo 1. […] Todas las autoridades, en el ámbito de sus competencias, tienen la obligación de promover,
respetar, proteger y garantizar los derechos humanos de conformidad con los principios de universalidad, inter
dependencia, indivisibilidad y progresividad. En consecuencia, el estado deberá prevenir, investigar, sancionar y
reparar las violaciones a los derechos humanos, en los términos que establezca la ley [...] Constitución Política de los
Estados Unidos Mexicanos (adicionado mediante decreto publicado en el diario oficial de la federación el 10 de
junio del 2011) Transitorio Segundo. La ley a que se refiere el tercer párrafo del artículo 1o. constitucional sobre
reparación deberá ser expedida en un plazo máximo de un año contado a partir de la entrada en vigor del presen-
te decreto.
reglamenta el tercer párrafo del artículo Primero, artículo 17o., y el artículo 20o. apartado C
de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos (en adelante CPEUM o "Cons
titución). De acuerdo con el artículo 1o. de esta Ley, "obliga a las autoridades de los tres
ámbitos de gobierno, y de los tres Poderes Constitucionales, así como a cualquier oficina,
dependencias, organismo o institución pública a privada que vele por la protección de las
víctimas, a proporcionar ayuda, asistencia o reparación integral". En su artículo 2o. señala,
entre los objetivos de la Ley, inter alia,
Esta Ley aún estará pendiente de reglamentación y deberá resolver los debates respecto la
aplicación de estándares de derechos humanos a víctimas del delito y otras cuestiones
técnico-jurídicas. Resultará relevante también la debida articulación entre los diversos meca-
nismos legales que facultarán el otorgamiento de una reparación, sea por vía penal, civil,
laboral, amparo, administrativa o incidental.
En este sentido, no es materia del presente trabajo analizar la reciente aprobación de dicha
Ley, sino establecer los estándares interamericanos en material de reparación integral respecto
de los que la legislación mexicana en su conjunto deberá atender y los operadores de justicia
incorporar en su debida aplicación, de acuerdo con sus obligaciones internacionales, consti-
tucionales, legales y de control de convencionalidad.
Jorge F. Calderón Gamboa
150
1. Desarrollo del concepto de la reparación en el derecho internacional
5
Cfr. Corte IDH. Caso Velásquez Rodríguez Vs. Honduras. Reparaciones y Costas. Sentencia de 21 de julio de 1989.
Serie C No. 7, párr. 25, y Corte IDH. Caso Chitay Nech y otros Vs. Guatemala. Excepciones Preliminares, Fondo, Repara-
ciones y Costas. Sentencia de 25 de mayo de 2010. Serie C No. 212, párr. 227.
tudinaria que constituye uno de los principios fundamentales del Derecho Internacional
contemporáneo sobre responsabilidad de un Estado",6 e "incluso una concepción gene-
ral de derecho".7
6
Cfr. Corte IDH. Caso de los "Niños de la Calle" (Villagrán Morales y otros) Vs. Guatemala. Reparaciones y Costas.
Sentencia de 26 de mayo de 2001. Serie C No. 77, párr. 62, y Corte IDH. Caso Chitay Nech y otros Vs. Guatemala, supra
nota 5, párr. 227.
En este diálogo entre actores internos e internacionales, la Corte IDH también recogió la
práctica de dichos principios y hoy en día tal clasificación es el marco de referencia para
analizar las posiciones de las partes en el litigio y ordenar reparaciones con carácter integral.
Cabe señalar, que si bien las referidas clasificaciones fueron un tanto confusas en la práctica
de la Corte IDH por muchos años, a partir del año 2009 se puede apreciar un marco de refe-
rencia más ordenado y sistematizado de las categorías de reparaciones. Por tanto, en este
Jorge F. Calderón Gamboa
trabajo analizaremos las reparaciones de la Corte IDH de acuerdo a esta clasificación y su ver
dadera naturaleza, independientemente de algunas inconsistencias que se han presentado
152 en las sentencias de la Corte Interamericana.
14
AGONU. Principios y directrices básicos sobre el derecho de las víctimas de violaciones manifiestas de las normas
internacionales de derechos humanos y de violaciones graves del derecho internacional humanitario a interponer
recursos y obtener reparaciones. Resolución 60/147. 16 de diciembre de 2005.
15
Cfr. La Administración de Justicia y los Derechos Humanos de los Detenidos. Serie revisada de principios y directrices
sobre el derecho de las víctimas de violaciones graves a los derechos humanos y al derecho humanitario a obtener repa-
ración, preparada por el Sr. Theo van Boven. E/CN.4/Sub.2/1996/17, 24 de mayo de 1996. Veáse Van Boven, Theo,
"Reparations: a Requirement of Justice" [Reparaciones: Una necesidad de justicia], Memoria del Seminario Sistema
Interamericano de Protección de los Derechos Humanos en el Umbral del Siglo XXI, Tomo I. San José, Costa Rica, Corte
IDH, 1999, p. 650 a 669. Otro importante antecedente es el Draft Articles on State responsibility, Report of the Interna-
tional Law Commission on the work of its forty-eight session (1996). UN doc. A/51/10, arts. 42-46.
2. Representación de las víctimas frente al Tribunal Internacional
16
Véase Carta de las Naciones Unidas; Estatuto de la Corte Internacional de Justicia; Carta de la Organización de
153
Estados Americanos, entre otras. Shelton Dinah, Remedies In International Human Rights Law…, op. cit.; Cfr. Cancado
Trindade, A.A. La Consolidación de la Personalidad y Capacidad Jurídicas Internacionales del Ser Humano en la
Agenda de los Derechos Humanos del Siglo XXI. El Futuro de la Corte Interamericana de Derechos Humanos, 2a. ed.,
San José, Corte IDH, 2004, p. 192.
17
CE. Convenio para la Protección de los Derechos Humanos y de las Libertades Fundamentales. Modificado por los
Protocolos No. 11 y 14. Entró en vigor el 1 de noviembre de 1998.
18
De conformidad con el Juez Manuel E. Ventura Robles, ello significó una transformación fundamental dado que
"lo que el Sistema necesita es la participación de las víctimas dentro de los procesos, lo que tiende a vitalizar
aún más [el] Sistema". Ventura Robles, Manuel E., "La Corte Interamericana de Derechos Humanos: camino hacia un
tribunal permanente", El futuro de la Corte Interamericana, San José, Corte IDH / ACNUR, 2003, p. 25.
19
Aprobada el LXXXV Período Ordinario de Sesiones celebrado en noviembre de 2009, y que entró en vigor el 1 de
enero de 2010. Para ver todos los Reglamentos de la Corte. Disponible en: <http://www.Corte IDH.or.cr/reglamento_
2009.cfm> (4 de julio de 2013).
Público Interamericano destinado a las víctimas que así lo necesiten. De manera
que, mediante la modificación de los artículos 23o. y 24o. del Reglamento, se ha venido
reforzando a las víctimas como sujetos activos frente a la Corte IDH,20 con la consecuencia
directa de exponer sus pretensiones en reparaciones y probarlas directamente ante la Corte
Interamericana.
Por tanto, estos tres antecedentes configuran en definitiva lo que hoy en día conocemos
como el concepto de reparación integral que evidentemente amplía el concepto tradicional
de reparación en derecho doméstico.
Jorge F. Calderón Gamboa
20
Cfr. Cancado Trindade, A.A. "La Consolidación de la Personalidad y Capacidad Jurídicas Internacionales del Ser
Humano en la Agenda de los Derechos Humanos del Siglo XXI", y Ventura Robles, Manuel, "El Acceso Directo de la
154
Víctima a la Corte Interamericana de Derechos Humanos: Un ideal y una lucha de Antonio Cancado Trindade", en
El Futuro de la Corte Interamericana de Derechos Humanos, 2a. ed., San José, Corte IDH, 2004.
21
Así ocurrió en el caso de Velásquez Rodríguez Vs. Guatemala en la que se dictó la sentencia de excepciones
preliminares el 26 de junio de 1987, luego de fondo el 29 de julio de 1988 y finalmente de reparaciones y costas
el 21 de julio de 1989.
22
Sobre el particular, el artículo dispone "(…) 5. Cuando lo considere indispensable, la Corte podrá fijar una
audiencia especial para las excepciones preliminares, después de la cual decidirá sobre las mismas. 6. La Corte podrá
resolver en una sola sentencia las excepciones preliminares y el fondo del caso, en función del principio de econo-
mía procesal".
23
Cabe señalar, no obstante, que en algunas ocasiones, cuando el caso lo amerita, la Corte continua expidien-
do sentencias separadas. Así se puede constatar en el caso de Salvador Chiriboga Vs. Ecuador en el que se dictó
sentencia de excepción preliminar y fondo en mayo de 2008 de modo separado a la sentencia de reparaciones
y costas.
IV. Criterios de reparación integral
1. Base normativa
El artículo 63.1o. de la CADH establece que cuando decida que hubo violación de un derecho
o libertad protegidos en la Convención Americana, la Corte Interamericana dispondrá que:
Cada una de estas cláusulas es en sí misma una potestad para la Corte IDH para resarcir a
las víctimas no solo en el goce de sus derechos sino también para modificar las consecuen-
Por su parte el Sistema Africano, en su artículo 27o. señala que si la Corte Africana de Dere-
chos Humanos (en adelante "Corte Africana") encuentra que ha existido una violación a los
derechos humanos o los derechos de los pueblos, deberá ordenar las medidas apropiadas
para remediar la violación, incluyendo el pago de una justa compensación o reparación.25
Dicho mandato deberá ser interpretado y desarrollado por la Corte Africana. Asimismo, la
Corte Penal Internacional, dictó recientemente su primera Sentencia de Reparaciones en
el caso Lubanga, mediante la cual recoge muchos de los estándares desarrollados en el sistema
interamericano e internacional.26
Finalmente, a la luz de los artículos 1.1o. y 2o. de la CADH podríamos considerar que a la
norma del artículo 63.1o. también le atienden las obligaciones de respeto y garantía
Jorge F. Calderón Gamboa
24
Cfr. Van Boven, Theo. Reparations; a Requirment of Justice. Ob, cit; Shelton Dinah, Remedies In International Human
Rights Law…, op cit. nota 13; Manfred Nowak, The Right of victims of gross human rights violations to reparations, in
156
Rendering Justice to the Vulnerable, Liber-Amicorum in honour of Theo van Boven (eds, F. Coomans, F. Grünfeld, I.
Westendorp, J. Willems); Greer Steven, International Human Rights Law. Edited vy Moeckli Daniel and others.
OxfordUniversity Press, p. 471.
25
Protocol to the African Charter on Human And Peoples’ Rights on the Establishment of an African Court on
Human and Peoples’ Rights (Sólo en inglés) "If the Court finds that there has been violation of a human or peoples’ right,
it shall make appropriate orders to remedy the violation, including the payment of fair compensation or reparation"
(versión original).
26
Cfr. ICC. Situation in the Democratic Republic of the Congo in the Case of the Prosecutor v. Thomas Lubanga Dyilo
[Situación en la República Democrática del Congo en el caso de la Fiscalía v Thomas Lubanga Dyilo]. Decision establishing
the principles and procedures to be applied to reparations [Decisión que establece los principios y procedimientos a ser
aplicados a las reparaciones]. No. ICC-01/04-01/06. 7 de Agosto de 2012.
27
Cfr. Corte IDH. Caso de los "Niños de la Calle" (Villagrán Morales y otros) Vs. Guatemala…, supra nota 6, párr. 62;
Caso Chitay Nech y otros Vs. Guatemala…, supra nota 5, párr. 227.
contempladas en el artículo 1.1o., y con el deber de adoptar medidas adecuadas en el derecho
interno, según el artículo 2 de la misma.
Resulta indispensable comprender la reparación del daño con una doble dimensión: 1) como
obligación del Estado derivado de su responsabilidad internacional, y 2) como derecho fun-
damental de las víctimas.
Otro elemento de la reparación integral consiste en reparar a las víctimas que sufrieron afec-
taciones y consecuencias derivadas de la violación a un derecho humano. En este sentido, la
Corte IDH ha reparado en términos prácticos a víctimas directas del caso, como otras vícti-
mas indirectas (familiares) e inclusive víctimas colectivas (pueblos indígenas) y "potenciales"
(tejido social). Lo anterior, presenta en el sistema interamericano una discusión terminológica
y conceptual que ha incidido en el reconocimiento de quién es beneficiario de la reparación
como parte lesionada, y que no será materia del presente trabajo. No obstante, lo anterior, la
jurisprudencia de la Corte Interamericana ha comprendido que cuando se generan violacio-
nes a derechos humanos de una víctima, su núcleo familiar e inclusive cercano, puede sufrir
una vulneración respecto de la cual corresponde una reparación integral.
28
Cfr. Corte IDH. Caso Radilla Pacheco Vs. México. Excepciones Preliminares, Fondo, Reparaciones y Costas. Senten-
cia de 23 de Noviembre de 2009. Serie C No. 209.
29
Reglamento de la Corte Interamericana de Derechos Humanos. Aprobado por la Corte IDH en su XLIX Período
Ordinario de Sesiones celebrado del 16 al 25 de noviembre de 20001 y reformado parcialmente por la Corte IDH en
su LXXXII Período Ordinario de Sesiones, celebrado del 19 al 31 de enero de 2009.
30
Cfr. Corte IDH. Corte IDH. Caso de las Masacres de Ituango Vs. Colombia. Sentencia de 1 de julio de 2006 Serie C
No. 148, párr. 98; Corte IDH. Caso Barbani Duarte y otros Vs. Uruguay. Fondo, Reparaciones y Costas. Sentencia de 13
de octubre de 2011. Serie C No. 234, párr. 42, y Corte IDH. Caso Fornerón e hija Vs. Argentina. Fondo, Reparaciones y
Costas. Sentencia de 27 de abril de 2012. Serie C No. 242, párr. 15.
otorga la Corte IDH.31 En algunos de estos casos se podría apreciar posible falencia de la CIDH
o los representantes, no obstante en otros casos se desprende la dificultad en poder identi
ficar a las víctimas en la etapa procesal ante la Comisión Interamericana, siendo que deriva
de información que se ventila con posterioridad ante la Corte IDH. Sobre todo tratándose de
víctimas indirectas del caso, tales como familiares cercanos de las víctimas directas.32
Al menos dicho artículo abre la posibilidad de inclusión de otras víctimas cuando se justifi
care la falta de identificación frente a casos de violaciones masivas o colectivas. Dicho artícu-
lo fue recientemente aplicado por la Corte Interamericana y se presentan varios casos en
trámite con esta problemática.34
De acuerdo a la jurisprudencia actual, toda persona que sea susceptible a recibir reparación
(como parte lesionada), debe ser primeramente identificada como víctima por la Comi-
sión (con la excepción del artículo 35.2 del Reglamento) y declarada víctima del caso, sea
31
Cfr. Corte IDH. Caso González y otras ("Campo Algodonero") Vs. México. Resolución de19 de enero de 2009. Soli
citud de Ampliación de Presuntas Víctimas y Negativa de Remisión de Prueba Documental. (Por medio de la cual se
rechazaron otras 11 presuntas víctimas que no habían sido señalas en el informe de fondo de la CIDH).
32
Ejemplo de ello se refleja en los siguientes casos: el caso Escué Zapata Vs. Colombia (2007) –respecto de la comu 159
nidad indígena Páez–, Comunidad Indígena Sawhoyamaxa Vs. Paraguay (2006) –nuevas víctimas–, Masacre de la
Rochela Vs. Colombia (2007) –dos familiares de una víctima fallecida–, García Prieto y otros Vs. Salvador (2007) –3 her
manas e hijo de la víctima–, Chaparro Alvarez y Lapo Iñiguez Vs. Ecuador (2007) –familiares de la víctima–, Kimel
Vs. Argentina (2008) –familiares de la víctima–, Apitz Barbera y otros Vs. Venezuela (2008) –esposas de las víctimas–,
Heliodoro Portugal Vs. Panamá (2008) –nietos de la víctima– y Chitay Nech Vs. Guatemala (2010) –cónyuge de la
víctima de desaparición forzada. No obstante, en casos anteriores se declararon como víctimas a familiares que
procesalmente no podrían serlo por falta de identificación como ocurrió en Gutiérrez Soler Vs. Colombia (2005) y
López Alvarez Vs. Honduras (2006), entre otros.
33
Reglamento de la Corte Interamericana de Derechos Humanos…, supra nota 29.
34
Ver casos Corte IDH. Caso Masacres de Río Negro Vs. Guatemala. Excepción Preliminar, Fondo, Reparaciones y
Costas. Sentencia de 4 de septiembre de 2012 Serie C No. 250; Corte IDH. Caso Nadege Dorzema y otros Vs. República
Dominicana. Fondo, Reparaciones y Costas. Sentencia de 24 de octubre de 2012. Serie C No. 251, y Corte IDH. Caso
Pacheco Teruel Vs. Honduras. Fondo, Reparaciones y Costas. Sentencia de 27 de abril de 2012 Serie C No. 241.
reparación,35 que por cierto, permitieron en gran medida el mayor desarrollo jurisprudencial
en materia de daños y otorgamiento de medidas de reparación a víctimas indirectas,36 no
obstante no será abundado en el presente artículo.37
4. Daños
Una vez determinadas las víctimas del caso, y en su caso otros posibles beneficiarios que
hayan sufrido una afectación con motivo de la violación incurrida por el Estado, como base
fundamental del concepto de reparación integral, corresponde analizar e identificar los daños
que estas han sufrido. Resulta de gran relevancia, que desde la perspectiva de los derechos hu
manos y en especial, a través de la práctica de la Corte IDH, se han reconocido daños más
amplios que los que la perspectiva del derecho tradicional civil y de derecho común había
desarrollado. En este sentido, la Corte Interamericana desde una perspectiva integral de la
persona humana, ha reconocido que con motivo de una violación a derechos humanos se
pueden generar afectaciones en dos categorías principales. "Material" e "Inmaterial". Dentro
del carácter inmaterial, la Corte IDH ha reparado daños en la esfera moral, psicológica, físicos,
al proyecto de vida, y colectiva o social. Mientras que el daño material incluye el daño emergen-
te, lucro cesante, daño al patrimonio familiar y reintegro de costas y gastos.
a. Daño inmaterial
35
En ese sentido, en una primera fase, la Corte IDH dispuso que los familiares de la(s) víctima(s) pueden ser repa-
rados, ya sea como a) causahabientes –por sucesión– o b) beneficiarios o personas afectadas por las violaciones sin
ser víctimas directas de las mismas. Una segunda hipótesis es la de los familiares que reciben reparaciones sin ser
declarados "víctimas" directas en el fondo del caso, es decir, los "beneficiarios". En una segunda fase que abrió la
160 puerta a la etapa actual, corresponde a los familiares que se han identificado como "parte lesionada" en tanto vícti-
mas directas de violaciones. Así, cuando han sido víctimas, por ejemplo, de su derecho a la integridad personal,
protección judicial o garantías judiciales, entre otros derechos. En la actualidad, los familiares pueden ser considerados
víctimas por su propio derecho y serán incorporados como "parte lesionada" y objeto de reparaciones.
36
En lo que respecta a la identificación de las víctimas, la Corte IDH ha dispuesto criterios para la identificación de
los familiares. Así, en el caso Myrna Mack Chang Vs. Guatemala (2003), señaló que las aflicciones sufridas por la vícti-
ma se extienden a los familiares más cercanos "particularmente a aquellos que tenían un contacto afectivo estrecho
[con la víctima]" e indicó que para ello no se requería prueba. Se presumió incluso que una hermana de la víctima
"ha[bía] sido víctima de los mismos sufrimientos que han afectado al resto de la familia por lo que también deb[ía]
ser beneficiaria de las reparaciones" a pesar de no haber sido declarada víctima ni haber participado en el proceso.
Tal presunción se aplicó asimismo respecto de los familiares que estuvieron en contacto afectivo con la víctima en
el caso de Maritza Urrutia Vs. Guatemala.
37
Al respecto ver: Calderón Gamboa, Jorge, La evolución de la "reparación integral" en la jurisprudencia de la Corte
IDH…, op. cit.
víctima directa y a sus allegados, el menoscabo de valores muy significativos para las perso-
nas, así como las alteraciones, de carácter no pecuniario, en las condiciones de existencia de
la víctima o su familia".38
En ese sentido, la Corte IDH ha considerado que "el daño inmaterial infligido a [la(s) víctima(s)]
resulta evidente, pues es propio de la naturaleza humana que toda persona sometida a
[agresiones y vejámenes/ tortura/desaparición forzada/etc], experimente un profundo su
frimiento, angustia, terror, impotencia e inseguridad, por lo que este daño no requiere
pruebas".41
Por su parte, en cuanto a los familiares, la Corte IDH ha reiterado que el sufrimiento ocasiona-
do a la víctima "se extiende a los miembros más íntimos de la familia, en especial aquellos
38
Corte IDH. Caso de los "Niños de la Calle" (Villagrán Morales y otros) Vs. Guatemala…, supra nota 6, párr. 84; Corte
IDH. Caso Chitay Nech y otros Vs. Guatemala…. supra nota 5, párr. 275.
39
Cfr. Corte IDH. Caso Neira Alegría y otros Vs. Perú. Reparaciones y Costas, Sentencia de 19 de septiembre de 1996.
Serie C No. 29, párr. 56; Corte IDH. Caso De la Masacre de las Dos Erres Vs. Guatemala. Excepción Preliminar, Fondo, 161
Reparaciones y Costas. Sentencia de 24 de noviembre de 2009. Serie C No. 211.
40
Cfr. Ibidem, Corte IDH. Caso Chitay Nech y otros Vs. Guatemala…, supra nota 5, párr. 275.
41
En casos de desapariciones forzadas: Cfr. Corte IDH. Caso 19 Comerciantes Vs. Colombia. Fondo, Reparaciones y
Costas. Sentencia de 5 de julio de 2004. Serie C No. 109, párr. 248; Respecto de agresiones y vejámenes véase: Corte
IDH. Caso Loayza Tamayo Vs. Perú. Reparaciones y Costas. Sentencia de 27 de noviembre de 1998. Serie C No. 42,
párr. 138.
42
Cfr. Corte IDH. Caso Las Palmeras Vs. Colombia. Reparaciones y Costas. Sentencia de 26 de noviembre de 2002.
Serie C. No. 96, párr. 55; Corte IDH. Caso Goiburú y otros Vs. Paraguay. Fondo, Reparaciones y Costas. Sentencia de
22 de septiembre de 2006. Serie C No. 153, párr. 159, y Corte IDH. Caso Chitay Nech y otros Vs. Guatemala…, supra
nota 5, párr. 276.
43
Este criterio ha sido sostenido en otros casos, igualmente respecto de hijas, hijos, cónyuge o compañera y
compañero, madre y padre, entre otros. Cfr. Corte IDH. Caso de la Masacre de Pueblo Bello Vs. Colombia. Fondo,
La Corte Interamericana ha conocido muchos casos de graves violaciones a derechos huma-
nos en los que se presenta una denegación de justicia prolongada en perjuicio de los fami-
liares que sufrieron la grave violación. Frente a estos casos, la Corte IDH ha señalado que la
denegación de justicia ha afectado la integridad psíquica y moral de las víctimas, sufriendo
daños inmateriales, que se evidencian con frustraciones y otros daños psicológicos y emo-
cionales derivados de la falta de justicia e impunidad persistente en el caso.44
En atención a las indemnizaciones ordenadas por la Corte IDH en casos referentes a torturas,
desapariciones forzadas de personas u otras como la denegación de justicia, "las circunstan-
cias del […] caso, la entidad, carácter y gravedad de las violaciones cometidas, así como los
sufrimientos ocasionados a [la(s) víctima(s)] en su esfera física, moral y psicológica",45 han
permitido a la Corte Interamericana estimar pertinente fijar en equidad indemnizaciones en
dinero como compensación por concepto de daño inmaterial. Sin embargo, si bien la com-
pensación pecuniaria suele ser frecuente, el daño inmaterial, en la mayoría de los casos pue-
de ser reparado adicionalmente con las demás medidas de reparación integral46 (infra).
El daño moral, como una categoría más genérica, incluye perjuicios en la honra, el sufrimien-
to y el dolor derivados de la violación. Es el resultado de la humillación a que se somete la
víctima, del desconocimiento de su dignidad humana, del sufrimiento y dolor que se le causa
como consecuencia de una violación de sus derechos humanos.47
Representa uno de los tipos de daños a los cuales la Corte Interamericana se ha referido de
manera más explícita y precisa en su jurisprudencia. La Corte IDH ha referido que "resulta
evidente cuando la víctima es sometida a agresiones y vejámenes de magnitud considerable
lo que conlleva un sufrimiento moral". La Corte Interamericana estima que no se requieren
Jorge F. Calderón Gamboa
pruebas para llegar a esta conclusión, puesto que basta probar las agresiones y vejámenes
padecidos por victima alguna.48
162
Reparaciones y Costas. Sentencia de 31 de enero de 2006. Serie C. No. 140, párr. 257; y Corte IDH. Caso Chitay Nech
y otros Vs. Guatemala…, supra nota 5, párr. 276.
44
Cfr. Corte IDH. Caso De la Masacre de las Dos Erres Vs. Guatemala…, supra nota 39, párr. 286.
45
Cfr. Corte IDH. Caso Ticona Estrada y otros Vs. Bolivia. Fondo, Reparaciones y Costas. Sentencia de 27 de noviembre
de 2008. Serie C No. 191, párr. 109, y Corte IDH. Caso Chitay Nech y otros Vs. Guatemala…, supra nota 5, párr. 278.
46
Corte IDH. Caso "La Última Tentación de Cristo"(Olmedo Bustos y otros) Vs. Chile. Fondo, Reparaciones y Costas.
Sentencia de 5 de febrero de 2001. Serie C No. 73, párr. 99, y Corte IDH. Caso Claude Reyes y otros Vs. Chile. Fondo,
Reparaciones y Costas. Sentencia de 19 de septiembre de 2006. Serie C No. 151, párr. 156.
47
Cfr. Faundez Ledesma, Héctor. El Sistema Interamericano de Protección de los Derechos Humanos, Edit. IIDH, 2000.
pp. 516 y 833.
48
Véase Corte IDH. Caso Loayza Tamayo vs. Perú…, supra nota 41, párr. 138.
El daño psicológico se configura por la alteración o modificación patológica del aparato psí-
quico como consecuencia de un trauma que desborda toda posibilidad de elaboración verbal
o simbólica.49 La Corte IDH ha reconocido dichas afectaciones, en ocasiones sin individuali-
zarlo en un título específico, sino que, en ocasiones, conjuntamente con el daño moral y
otras con carácter autónomo.
Frente al daño moral y psicológico, en la mayoría de los casos la Corte Interamericana suele
otorgar montos indemnizatorios (infra), así como medidas de satisfacción (disculpas públi-
cas, creación de monumentos, actos en memoria de la víctima). Otra modalidad para reparar
este daño es a través de medidas de rehabilitación (atención psicológica, médica, etc.), o
través de medidas restitutorias (anulación de antecedentes penales). El deber de investigar
y sancionar, en cierta forma, también se ha caracterizado por tener un componente repa
rador al daño moral50 (acceso a la verdad).
c. Daño físico
La Corte IDH también ha atendido daños de carácter físico, los cuales derivan en cualquier
modificación del estado normal del cuerpo humano, ya sea por entes físicos, químicos o
biológicos.51 En la mayoría de los casos otorgando medidas de rehabilitación (atención mé-
dica, fisioterapia), indemnización y satisfacción. En otros casos las obligaciones derivadas del
deber de investigar y sancionar (casos de torturas), así como el deber de actuar en el derecho
49
Véase Ghersi, Carlos A. Los nuevos daños, soluciones modernas de reparación, 2a. ed., Buenos Aires, Hamurabi,
2000, p. 68.
50
Ejemplos: Casos Molina Theissen, Caballero Delgado y Santana, Benavides Cevallos, Castillo Páez, Ivcher Bronstein,
Villagrán Morales y otros, Juan Humberto Sánchez, Comunidad Moiwana, Blanco Romero y otros, Masacres de Ituango,
Masacre de Las dos Erres, entre otros.
51
Cfr. Ghersi, Carlos A. Los nuevos daños, soluciones modernas de reparación…, supra nota 49.
52
Véanse los casos Garrido y Baigorria, Paniagua Morales y otros, Bámaca Velásquez, Caracazo, Bulacio, Molina
Theissen, Comunidad Indígena Yakye Axa, Fermín Ramírez, Raxcacó Reyes, Masacre de Mapiripán, Masacre de
Pueblo Bello, Masacre de Ituango, Montero Aranguren y otros (Retén de Catia).
y consolidándose posteriormente en el Caso Cantoral Benavides Vs. Perú. Posteriormente, la
Corte Interamericana lo ha valorado en otros casos más.53
La Corte IDH ha especificado que corresponde a una noción distinta del lucro cesante y el
daño emergente. La Corte Interamericana se refirió sobre el particular en el caso Loayza
Tamayo Vs. Perú estableciendo que atiende a la realización integral de la persona afectada,
considerando su vocación, aptitudes, circunstancias, potencialidades y aspiraciones, que le
permiten fijarse razonablemente determinadas expectativas y acceder a ellas".54 Así, esta
noción se relaciona con la realización personal y "se sustenta en las opciones que el sujeto
puede tener para conducir su vida y alcanzar el destino que se propone [que son] la expre-
sión y garantía de la libertad".55 En ese orden de ideas, su cancelación o menoscabo implican
la reducción objetiva de la libertad. Se trata entonces de una situación probable, no mera-
mente posible, dentro del desarrollo de la persona que implica "la pérdida o el grave menos-
cabo de oportunidades de desarrollo personal, en forma irreparable o muy difícilmente
reparable".56 Al respecto, en el caso Loayza Tamayo la Corte Interamericana dispuso que la
evolución de la jurisprudencia y la doctrina hasta ese momento no permitían traducir tal re-
conocimiento en términos económicos y se abstuvo entonces de cuantificarlo señalando
que el acceso mismo de la víctima a la jurisdicción internacional y la emisión de la sentencia
implican un principio de satisfacción.57
Posteriormente, en el caso Cantoral Benavides Vs. Perú (2001) la Corte IDH consideró que los
hechos ocasionaron una grave alteración del curso que normalmente habría seguido la vida
de Cantoral Benavides, impidiendo la realización de la vocación, las aspiraciones y potencia-
lidades de la víctima, especialmente respecto de su formación y de su trabajo como profesio-
nal, lo que representó un menoscabo para su "proyecto de vida".58 Visto lo anterior, la Corte
IDH dispuso que se le proporcione una beca estudios superiores o universitarios, con el fin de
Jorge F. Calderón Gamboa
cubrir los costos de la carrera profesional que la víctima elija –así como los gastos de manu-
tención de esta última durante el período de tales estudios− en un centro de reconocida
164
53
Véanse los casos Villagrán Morales, Maritza Urrutia, Gutiérrez Soler, Tibi, Gómez Palomino, Baldeón García, Masacre
La Rochela, Masacre de Las Dos Erres, Mejía Idrovo, Furlán.
54
Por el contrario "no corresponde a la afectación patrimonial derivada inmediata y directamente de los hechos,
como sucede en el "daño emergente" [y] que mientras [el lucro cesante] se refiere en forma exclusiva a la pérdida
de ingresos económicos futuros, que es posible cuantificar a partir de ciertos indicadores mensurables y objetivos".
Corte IDH. Caso Loayza Tamayo Vs. Perú…, supra nota 41, párr. 147.
55
Ibid., párr. 148.
56
Corte IDH. Caso Loayza Tamayo Vs. Perú…, supra nota 41, párr. 150.
57
Ibid., párr. 153.
58
Corte IDH. Caso Cantoral Benavides Vs. Perú. Reparaciones y Costas. Sentencia de 3 de diciembre de 2001. Serie C
No. 88, párrs. 60 y 80.
calidad académica escogido de común acuerdo entre la víctima y el Estado, para restablecer
su proyecto de vida.
Cabe señalar que en su momento se desató una relevante discusión entre los jueces que
habían fallado ambas sentencias peruanas, respecto a la forma de reparar este daño, consi-
derando algunos la necesidad de indemnizarlo,59 mientras que otros, resaltando la relevancia
en otorgar medidas distintas a las pecuniarias las cuales lograran en realidad ayudar a reco-
brar el proyecto de vida de la víctima.60 Mediante Resolución de Cumplimiento de la Senten-
cia en el caso Cantoral Benavides (2010), la Corte IDH declaró el cumplimiento parcial del
punto referente al otorgamiento de la beca integral en favor de Luis Alberto Cantoral.61
Cabe compartir que en el 2003, tuve la oportunidad de realizarle una entrevista a Luis Alberto
sobre lo que él consideraba era el daño al proyecto de vida. Al respecto, refirió que "era como
matar al cerebro de la persona, amarrarla, como poner una enorme piedra a una plantita que
está creciendo y sofocarla. Es una gran frustración; si le robas la ilusión a una persona, le robas
las ganas de vivir y hasta el sentido de la vida".62 En ese entonces me pareció que Luis Alberto
estaba desilusionado y no con grandes expectativas frente a esta medida que le había sido
otorgada. No obstante, años más tarde tuve la fortuna de volverlo a ver y presenciar la gran
noticia que había concluido sus estudios en Derecho en Brasil, donde seguía su proceso
personal y le cubrió sus estudios la beca integral otorgada por la Corte IDH; posteriormente
realizó una visita profesional en la CIDH, y se encontraba tomando diversos cursos de Derecho
Posteriormente, pareciera que la Corte IDH archivó por un periodo la referencia a este daño.
No obstante, en una gran mayoría de casos las víctimas siguieron solicitándolo en su pliego
59
Cfr. Corte IDH. Caso Loayza Tamayo vs. Perú…, supra nota 41. Voto Razonado Concurrente de Carlos Vicente de
165
Roux Rengifo.
60
Ver Votos de los jueces Carlos Vicente de Roux Rengifo, Cancado Trindade, A.Abreu Burelli, Jackman, García
Ramírez del Caso Caso Loayza Tamayo Vs. Perú…, supra nota 41, y Voto del Juez Cancado Trindade en el Caso Cantoral
Benavides Vs. Perú…, supra nota 58.
61
La Corte IDH dispuso que: "el Estado ha cumplido parcialmente con el otorgamiento a Luis Alberto Cantoral
Benavides de una beca de estudios superiores o universitarios en un centro de reconocida calidad académica, ele
gido de común acuerdo entre el Estado y la víctima, y de los costos de la carrera profesional que éste último eligió,
así como los gastos de manutención generados durante el período de tales estudios (punto resolutivo sexto de
la Sentencia de reparaciones), quedando únicamente pendiente el pago de ajustes a los gastos realizados, según lo
dispuesto en el párrafo considerativo 12". Corte IDH. Caso Cantoral Benavides Vs. Perú. Supervisión de Cumplimiento
de Sentencia. Resolución de la Corte Interamericana de Derechos Humanos 14 de noviembre de 2010.
62
Calderón Gamboa, Jorge Francisco. "El Daño al Proyecto de Vida por violación a derechos humanos", Breviarios,
Porrúa, México, 2005.
de reparaciones; muchas veces cuando no correspondía o no había un nexo causal bien ar-
gumentado y probado. Asimismo, muchos de los peritajes psicológicos presentados ante la
Corte Interamericana siguieron refiriéndose a esta afectación. En otros casos, la Corte IDH
especificó porqué para el caso concreto no aplicaba esta categoría.63 Por ejemplo, en el caso
Campo Algodonero Vs. México (2009), la Corte IDH reiteró que éste no procede cuando la
víctima falleció "al ser imposible reponer las expectativas de realización que razonablemente
toda persona tiene".64 En el caso de La Masacre de Las Dos Erres (2009), la Corte IDH volvió a
reconocer una afectación específica al proyecto de vida de una víctima sobreviviente quien al
momento de la masacre era niño y fue raptado por kaibiles y privado de vivir en su esfera
familiar y cambio de nombre, lo cual derivó en un monto adicional en la indemnización en
su favor.65 En el caso Mejía Idrovo (2011), la Corte Interamericana también reconoció la exis-
tencia de afectaciones en el proyecto de vida de la víctima por la falta de ejecución de una
sentencia en la que se reincorporaba en sus labores a un coronel supuestamente despedido
infundadamente.66 Recientemente, en el caso Furlán Vs. Argentía (2012), la Corte IDH de nuevo
abrió un aparatado especial para reconocer que las afectaciones en la discapacidad de la
víctima por negligencia del Estado, habría provocado una afectación en su proyecto de vida
y por ende se requirió la creación de un grupo interdisciplinario para implementar medidas
de protección y asistencia para su inclusión integral.67
Los daños de carácter colectivo y social, atienden a vulneraciones derivadas de la violación que
repercuten en un grupo de personas o población determinada; principalmente en su calidad
de grupo, más allá de las afectaciones de carácter individual. Estos daños han sido repara-
Jorge F. Calderón Gamboa
63
Véanse los casos: Villagrán Morales y otros, Maritza Urrutia, Gutiérrez Soler, Tibi, Gómez Palomino, Baldeón
García, Masacre La Rochela, Castañeda.
64
Corte IDH. Caso González y otras ("Campo Algodonero") Vs. México. Excepción Preliminar, Fondo, Reparaciones y
Costas. Sentencia de 16 de noviembre de 2009. Serie C No. 205, párr. 589.
65
Corte IDH. Caso De la Masacre de las Dos Erres Vs. Guatemala…, supra nota 39, párr. 226, 284 y 293.
66
Corte IDH. Caso Mejía Idrovo Vs. Ecuador. Excepciones Preliminares, Fondo, Reparaciones y Costas. Sentencia de
5 de julio de 2011. Serie C No. 228, párr. 37 y 134.
67
Corte IDH. Cfr. Caso Furlan y familia Vs. Argentina. Excepciones Preliminares, Fondo, Reparaciones y Costas.
Sentencia de 31 de agosto de 2012.
68
Véanse los casos Comunidad Mayagna (Sumo) Awas Tingni, Comunidad Sawhoyamaxa, Comunidad Yakye Axa.
territorio) e indemnizatorias.69 Asimismo, mediante medidas de satisfacción (creación de
centros de educación, salud, caminos, recuperación de la cultura indígena); garantías de no
repetición (base de datos genéticos,70 campañas de concientización para la población),71 y
otras, a través de la creación de fondos de desarrollo o socio-educativas (fideicomisos, fondos
acciones en beneficio de la comunidad, etc.).72
5. Daño material
a. Daño emergente
El daño emergente es equivalente a los gastos directos e inmediatos que ha debido cubrir la
víctima o sus representantes con ocasión del ilícito. Básicamente representa todos aquellos
gastos que hayan incurrido las víctimas con el objeto de reparar el ilícito o anular sus efectos.74
Ello, en forma razonable y demostrable. Observando la jurisprudencia de la Corte IDH al
respecto, se puede apreciar diversidad de criterios en cuanto a la exigencia de la base proba-
69
Véanse los casos Aloeboetoe y otros, Comunidad Mayagna (Sumo) Awas Tingni, Comunidad Yakye Axa, Comunidad
Sawhoyamaxa, Comunidad Yatama.
70
Véanse casos Molina Theissen, Hermanas Serrano Cruz, Masacre de Mapiripán.
71
Véanse casos Servellón y Campo Algodonero.
72
Véanse casos Aloeboetoe y otros, Plan de Sánchez, Comunidad Indígena Yakye Axa, Comunidad Moiwana, Comu
nidad Sawhoyamaxa.
167
73
Corte IDH. Caso Bámaca Velásquez Vs. Guatemala. Reparaciones y Costas. Sentencia de 22 de febrero de 2002.
Serie C No. 91, párr. 43; Corte IDH. Caso De la Masacre de las Dos Erres Vs. Guatemala…, supra nota 39, párr. 275, y
Corte IDH. Caso Manuel Cepeda Vargas Vs. Colombia. Excepciones Preliminares, Fondo y Reparaciones. Sentencia de
26 de mayo de 2010. Serie C No. 213, párr. 242.
74
Nash Rojas, Claudio, Las Reparaciones ante la Corte Interamericana de Derechos Humanos (1988-2007), 2a. ed.,
Santiago, Universidad de Chile, 2009, p. 43.
75
Corte IDH. Caso Velásquez Rodríguez Vs. Honduras. Reparaciones y Costas…, supra nota 5, párr. 42; Caso Ricardo
Canese Vs. Paraguay. Fondo, Reparaciones y Costas. Sentencia de 31 de agosto de 2004. Serie C No. 111, párr. 203;
Corte IDH. Caso Radilla Pacheco Vs. México…, supra nota 28, párr. 369. Por ejemplo, el caso de Radilla Pacheco Vs.
México (2009) pareciera demostrar una posición más estricta respecto de la prueba sobre el nexo causal al establecer
que: "en relación con los alegados gastos de atención médica y psiquiátrica en que incurrieron las víctimas en el
presente caso (…) Si bien la Corte ha establecido que por la naturaleza y gravedad de los hechos constitutivos de
desaparición forzada, las víctimas en el presente caso han padecido graves afectaciones psicológicas que resultan
de impunidad o contextos de graves violaciones a derecho humanos, un criterio mayormente
flexible para acreditar los gastos y por ende recurriendo la Corte Interamericana a ordenar
montos en equidad.76 Por lo tanto, se ha venido fijando en equidad una compensación en
dinero como indemnización por concepto de daño emergente. Lo que se exige es acreditar
el vínculo entre el daño reclamado y la violación sufrida.77
Respecto de los gastos médicos, destacan situaciones en que se han reparado tanto los gas-
tos médicos incurridos durante la violación, como los gastos médicos futuros tanto de la
víctima como de sus familiares,83 afectaciones a familiares de la víctima directa.84
evidentes, para que la Corte pueda ordenar el reintegro de gastos por daño emergente, éstos deben ser acreditados.
Debido a lo anterior, en el presente caso no corresponde fijar un monto al respecto"
76
Nash Rojas, Claudio, Las Reparaciones…, op. cit., p. 44. Véase asimismo: Corte IDH. Caso Bámaca Velásquez Vs.
Guatemala…, supra nota 73, párr. 54; Corte IDH. Caso Servellón García y otros Vs. Honduras. Fondo, Reparaciones y
Costas. Sentencia de 21 de septiembre de 2006. Serie C No. 152, párr. 177.
77
Corte IDH. Caso Ricardo Canese Vs. Paraguay…, supra nota 75, párr. 203.
78
Cfr. Corte IDH. Caso Ximenes Lopes Vs. Brasil. Sentencia de 4 de julio de 2006. Serie C No. 149, párr. 226; Corte IDH.
Caso de la Masacre de la Rochela Vs. Colombia. Fondo, Reparaciones y Costas. Sentencia de 11 de mayo de 2007. Serie
C No. 163, párr. 251, y Corte IDH. Caso Zambrano Vélez y otros Vs. Ecuador. Fondo, Reparaciones y Costas. Sentencia de
4 de julio de 2007. Serie C No. 166, párr. 138.
Jorge F. Calderón Gamboa
79
Corte IDH. Caso de los "Niños de la Calle" (Villagrán Morales y otros) Vs. Guatemala…, supra nota 6, párr. 80; Corte
IDH. Caso Del Caracazo Vs. Venezuela. Reparaciones y Costas. Sentencia de 29 de agosto de 2002. Serie C No. 95,
párr. 85 y Corte IDH. Caso Cantoral Huamán y García Santa Cruz Vs. Perú. Excepción Preliminar, Fondo, Reparaciones y
Costas. Sentencia de 10 de julio de 2007. Serie C No. 167, párr. 174.
80
Corte IDH. Caso de los "Niños de la Calle" (Villagrán Morales y otros) Vs. Guatemala…, supra nota 6, párr. 80. Asimis-
168 mo en Corte IDH. Caso Castillo Páez Vs. Perú. Reparaciones y Costas. Sentencia de 27 de noviembre de 1998. Serie C
No. 43, párr. 76; Corte IDH. Caso González y otras ("Campo Algodonero") Vs. México…, supra nota 64, párr. 565, y Corte
IDH. Caso Chitay Nech y otros Vs. Guatemala…, supra nota 5, párrs. 265-266.
81
Corte IDH. Caso Blake Vs. Guatemala. Reparaciones y Costas. Sentencia de 22 de enero de 1999. Serie C No. 48,
párr. 69, y Corte IDH. Caso De la Cruz Flores Vs. Perú. Fondo, Reparaciones y Costas. Sentencia de 18 de noviembre de
2004. Serie C No. 115, párr. 153.
82
Corte IDH. Caso Cantoral Benavides Vs. Perú…, supra nota 58, párr. 51.
83
Corte IDH. Caso Loayza Tamayo Vs. Perú…, supra nota 41, párr. 129. b y d. y Corte IDH. Caso Cantoral Benavides Vs.
Perú. Reparaciones y Costas. Sentencia de 3 de diciembre de 2001. Serie C No. 88, párr. 51; Corte IDH. Caso Radilla
Pacheco Vs. México…, supra nota 28, párr. 375.
84
Corte IDH. Caso de los "Niños de la Calle" (Villagrán Morales y otros) Vs. Guatemala…, supra nota 6, párr. 80, se
reparó al familiar de una de las víctimas quien sufrió una parálisis facial en razón de los hechos y a otro por la agra-
vación de una diabetes.
En la mayoría de los casos, la medida por excelencia para reparar este daño ha consistido en
la indemnización compensatoria, y en este sentido la Corte IDH ha establecido asimismo
cómo dicho monto debe ser distribuido y el plazo para su cumplimiento. Cabe señalar que
frente a gastos médicos otra medida frecuentemente otorgada por la Corte Interamericana
es la rehabilitación y suministro de medicamentos (infra-indemnizaciones).
Estas indemnizaciones se relacionan con las pérdidas patrimoniales ocasionadas por una
merma de ingresos, con ocasión de una violación de derechos humanos.85
La pérdida de ingresos ha sido definida por la Corte IDH aplicando un criterio de compensa-
ción que comprende los ingresos que habría percibido la persona durante su vida probable.
Se trata de un criterio que le ha permitido entonces establecer la pérdida de ingresos en
casos en los que la persona ha sido ejecutada extrajudicialmente o desaparecida forzosa-
mente.86 En ese sentido, la Corte IDH considera que "a falta de información precisa sobre los
ingresos reales de [la(s) víctima(s)], tal como lo ha hecho en otras oportunidades,87 debe
tomar como base el salario mínimo para [la actividad correspondiente en el país]". En caso de
víctimas sobrevinientes, el cálculo se hace sobre el tiempo que la víctima permaneció sin
laborar como consecuencia de la violación.88
85
Nash Rojas, Claudio, Las Reparaciones…, op. cit., p. 47.
86
Cfr. Corte IDH. Caso Velásquez Rodríguez Vs. Honduras…, supra nota 5, párrs. 46 y 47; y Corte IDH. Caso Anzualdo
Castro Vs. Perú. Excepción Preliminar, Fondo, Reparaciones y Costas. Sentencia de 22 de septiembre de 2009. Serie C
No. 202, párr. 213.
87
Cfr. Corte IDH. Caso Neira Alegría y otros Vs. Perú…, supra nota 39, párr. 49.
88
Corte IDH. Caso El Amparo Vs. Venezuela. Reparaciones y Costas. Sentencia de 14 de septiembre de 1996. Serie C
No. 28, párr. 28; Caso Baena Ricardo y otros Vs. Panamá. Fondo, Reparaciones y Costas. Sentencia de 2 de febrero de
2001. Serie C No. 72, párr. 205.
Por lo mismo tomó como base el salario que le correspondía a un biólogo en sus primeros
años de labor profesional.89
Sobre el particular, en el caso Baldeón García Vs. Perú (2006) la Corte IDH especificó los crite-
rios que deben tenerse en cuenta estableciendo los siguientes:
89
Corte IDH. Caso Cantoral Benavides Vs. Perú…, supra nota 58, párr. 48.
90
Ventura Robles, Manuel E., "La Ejecución de las Sentencias de la Corte Interamericana de Derechos Humanos Por
Parte de los Tribunales Nacionales", p. 9. Disponible en: <http://www.yumpu.com/es/document/view/15013161/
el-sistema-interamericano-de-proteccion-de-los-poder-judicial> (19 de junio de 2013).
91
Al respecto, Claudio Nash señala que el desarrollo del concepto resulta interesante en la medida que "des-
vincula la afectación de los gastos en que pueda haber incurrido cada uno de los miembros del núcleo familiar y
se amplía la idea a un nuevo sujeto ¨la familia¨ en una de sus claras cualidades particulares, cual es, la patrimonial".
Nash Rojas, Claudio, Las Reparaciones ante la Corte Interamericana de Derechos Humanos (1988-2007), Universidad
de Chile, Segunda Edición, junio de 2009, p. 46.
92
Corte IDH. Caso Baldeón García Vs. Perú. Fondo, Reparaciones y Costas. Sentencia de 6 de abril de 2006. Serie C
No. 147, párr. 186.
Dicha indemnización se distribuye entonces entre los miembros de la familia. Así, en el caso
Molina Theissen Vs. Guatemala (2004) la Comisión Interamericana alegó que la familia conta-
ba con una situación económica estable y que a raíz de la desaparición forzada de la víctima
el patrimonio familiar se vio considerablemente afectado. Al respecto la Corte IDH tomó
en consideración las tareas de búsqueda efectuada por los familiares y las diligencias para
identificar e investigar a los responsables (que suelen ubicarse bajo daño emergente), el aban
dono del trabajo al que se vieron obligados los padres y hermanas de la víctima y el exilio de
la familia que les ocasionó una serie de gastos como de avión y de instalación.93 Bajo esa
lógica, se han ordenado otras indemnizaciones por las pérdidas patrimoniales de los familia-
res por motivos imputables al Estado, vinculados directamente con la violación de los derechos
de la víctima.94
Una vez identificados los daños específicos que recaen en las víctimas, el siguiente paso
consiste en identificar los remedios adecuados para reparar de manera integral los daños en
el caso concreto. En específico, cabe hacer la analogía con el trabajo que realiza el médico
frente a un herido múltiple. El médico deberá encontrar cada padecimiento de manera par-
ticular e identificar el remedio preciso para cada uno de estos, así como remedios que lo
En este entendido es que la Corte IDH generalmente otorgará una diversidad de medidas
para cada caso, conocidas como medidas de reparación integral, a saber: 1) restitución,
2) rehabilitación, 3) satisfacción, 4) garantías de no repetición, 5) obligación de investigar los
hechos, determinar los responsables y, en su caso, sancionar, y 6) indemnización compensa-
171
toria. A continuación, se clasifican y exponen las principales medidas otorgadas por la Corte
Interamericana, con base en la clasificación integrada por los principios y directrices de repa-
ración de la Organización de las Naciones Unidas.
93
Corte IDH. Caso Molina Theissen Vs. Guatemala. Reparaciones y Costas. Sentencia de 3 de julio de 2004. Serie C
No. 108, párr. 52, 59-61.
94
Así en Corte IDH. Caso Cantoral Benavides Vs. Perú…, supra nota 58, párr. 76; Corte IDH. Bámaca Velásquez Vs.
Guatemala…, supra nota 73, párr. 54. a.; Corte IDH. Caso del Penal Miguel Castro Castro Vs. Perú. Fondo, Reparaciones
y Costas. Sentencia de 25 de noviembre de 2006. Serie C No. 160, párr. 427.
1. Restitución
a. Restablecimiento de la libertad
Con el mismo objetivo se ha ordenado la restitución de bienes y/o valores como se ha visto
en el caso Tibi Vs. Ecuador (2004) en el que se ordenó la restitución de los bienes y valores que
le fueron incautados al Sr. Tibi por la policía al momento de su detención (piedras preciosas
95
Principio 19. La restitución, siempre que sea posible, ha de devolver a la víctima a la situación anterior a la
violación manifiesta de las normas internacionales de derechos humanos o la violación grave del derecho interna-
cional humanitario. La restitución comprende, según corresponda, el restablecimiento de la libertad, el disfrute de
Jorge F. Calderón Gamboa
los derechos humanos, la identidad, la vida familiar y la ciudadanía, el regreso a su lugar de residencia, la reinte-
gración en su empleo y la devolución de sus bienes. Cfr. ONU. Principios y directrices básicos sobre el derecho de las
víctimas de violaciones manifiestas de las normas internacionales de derechos humanos y de violaciones graves del
derecho internacional humanitario a interponer recursos y obtener reparaciones. Resolución 60/147. 16 de diciem-
bre de 2005.
172 96
Corte IDH. Caso Loayza Tamayo Vs. Perú…, supra nota 41, punto resolutivo tercero.
97
Ibid., párrs. 113 y 122.
98
Cfr. Corte IDH. Caso Suárez Rosero Vs. Ecuador. Reparaciones y Costas. Sentencia de 20 de enero de 1999. Serie C
No. 44, punto resolutivo primero; Corte IDH. Caso Castillo Petruzzi y otros Vs. Perú. Fondo, Reparaciones y Costas.
Sentencia de 30 de mayo de 1999. Serie C No. 52, punto resolutivo décimo tercero; Corte IDH. Caso Cesti Hurtado Vs.
Perú. Sentencia de 29 de septiembre de 1999. Serie C No. 56, punto resolutivo octavo; Corte IDH. Caso Cantoral
Benavides Vs. Perú…, supra nota 58, puntos resolutivos cuarto y quinto; Corte IDH. Caso Herrera Ulloa Vs. Costa Rica.
Excepciones Preliminares, Fondo, Reparaciones y Costas. Sentencia de 2 de julio de 2004. Serie C No. 107, punto
resolutivo cuarto; Corte IDH. Caso Fermín Ramírez Vs. Guatemala. Fondo, Reparaciones y Costas. Sentencia de 20 de
junio de 2005. Serie C No. 126, punto resolutivo séptimo y noveno; Corte IDH. Caso Acosta Calderón Vs. Ecuador.
Fondo, Reparaciones y Costas. Sentencia de 24 de junio de 2005. Serie C No. 129, punto resolutivo séptimo (La
Corte IDH la llama medida de satisfacción); Corte IDH. Caso Raxcacó Reyes Vs. Guatemala. Fondo, Reparaciones
y Costas. Sentencia de 15 de septiembre de 2005. Serie C No. 133, punto resolutivo octavo.
y un vehículo) que no le fueron devueltos o, en caso de no ser posible, el valor de los mismos.99
Por su parte, en el caso Palamara Iribarne Vs. Chile (2005) se ordenó al Estado restituir todo el
material que le fue privado a la víctima como los ejemplares de su libro "Ética y Servicios de
Inteligencia" (que abordaba aspectos relacionados con "la inteligencia militar y la necesidad
de adecuarla a ciertos parámetros éticos") y el material relacionado que le fueron incautados
en su domicilio y una imprenta.100 En la jurisprudencia más reciente, se ordenó la devolución
de bienes en el caso Cantoral Huamaní y García Santa Cruz Vs. Perú (2007) respecto del dinero
que se encontraba en posesión del señor Cantoral Huamaní momentos previos a ser ejecu-
tado extrajudicialmente, que le fue incautado por las autoridades estatales y que no había
sido restituido,101 entre otras.
En los casos Apitz Barbera102 y Reverón Trujillo103 Vs. Venezuela (2008 y 2009) las víctimas fueron
destituidas arbitrariamente de un cargo judicial, por tanto el Estado debía reincorporarlas, si
éstas así lo deseaban, a un cargo similar al que desempeñaba, con la misma remuneración,
beneficios sociales y rango equiparables a los que le correspondería si hubiera sido reincor-
porada, so pena de verse obligado a pagar una indemnización.104
La anulación de los antecedentes penales constituye otra de las medidas de restitución usual-
mente ordenada por la Corte IDH. Así, por ejemplo, en el caso Cantoral Benavides Vs. Perú
(2001), la Corte Interamericana ordenó al Estado anular los antecedentes judiciales o admi-
nistrativos, penales o policiales que existían en contra de Cantoral Benavides, en relación con
los hechos del caso y a cancelar los registros correspondientes.105 Sobre el particular, la Corte
Interamericana dispuso, en el caso Chaparro Álvarez y Lapo Íñiguez. Vs. Ecuador, que el "Estado
debe adoptar inmediatamente todas las medidas administrativas o de otro carácter que sean
necesarias para eliminar de oficio los antecedentes penales de las personas absueltas o
sobreseídas definitivamente, teniendo en cuenta que el proceso no puede suponer un per-
juicio ni carga adicional para una persona inocente".106
La Corte IDH ha ordenado también que el Estado adopte todas las medidas adecuadas y
necesarias para la restitución de la identidad de víctimas que fueron sustraídas por autorida-
des, incluyendo el nombre y apellido que sus padres biológicos le dieron, así como demás
datos personales, lo cual debe abarcar la corrección de todos los registros estatales en los
cuales aparezca con el apellido.107
En el caso Fornerón e hijas Vs. Argentina, la Corte Interamericana ordenó que el Estado debe
establecer de manera inmediata un procedimiento orientado a la efectiva vinculación entre el
señor Fornerón y su hija. Ello implica un proceso de acercamiento progresivo de manera de
comenzar a construir un vínculo entre padre e hija quienes, en casi doce años, solo se encon-
traron una vez por aproximadamente cuarenta y cinco minutos. Dicho proceso debe ser una
Jorge F. Calderón Gamboa
105
Corte IDH. Caso Cantoral Benavides Vs. Perú…, supra nota 58, párr. 78. Medidas similares se han ordenado en los
casos Loayza Tamayo Vs. Perú (1998), Acosta Calderón Vs. Ecuador (2005), Caso Chaparro Álvarez y Lapo Íñiguez. Vs.
Ecuador (2007) Caso Kimel Vs. Argentina (2008) y Caso Bayarri Vs. Argentina (2008).
106
Corte IDH. Caso Chaparro Álvarez y Lapo Íñiguez. Vs. Ecuador. Excepciones Preliminares, Fondo, Reparaciones y
Costas. Sentencia de 21 de noviembre de 2007. Serie C No. 170, párr. 270.
107
Cfr. Corte IDH. Caso Contreras y otros Vs. El Salvador. Fondo, Reparaciones y Costas. Sentencia de 31 de agosto de
2011. Serie C No. 232, párr. 195.
108
Cfr. Corte IDH. Caso Fornerón e hija Vs. Argentina…, supra nota 30, párr. 160.
f. Devolución de tierras tradicionales a los
miembros de la Comunidad Indígena
109
Corte IDH. Caso Comunidad Indígena Sawhoyamaxa Vs. Paraguay. Fondo, Reparaciones y Costas. Sentencia de 29
de marzo de 2006. Serie C No. 146, párr. 210, y Corte IDH. Caso Comunidad Indígena Yakye Axa Vs. Paraguay. Fondo 175
Reparaciones y Costas. Sentencia 17 de junio de 2005. Serie C No. 125, párr. 210.
110
Cfr. Corte IDH. Caso Comunidad Indígena Yakye Axa. Interpretación de la Sentencia sobre Fondo, Reparaciones
y costas (art. 67 Convención Americana sobre Derechos Humanos). Sentencia de 6 de febrero de 2006. Serie C
No. 142, párr. 26, y Caso Comunidad Indígena Yakye Axa…, supra nota 109, párrs. 144 a 154 y 217.
111
La elección de estas tierras deberá ser consensuada con los miembros de la Comunidad, de conformidad con
sus propias formas de toma de decisiones.
112
Ver: Corte IDH. Caso Comunidad Indígena Xákmok Kásek. Vs. Paraguay. Fondo, Reparaciones y Costas. Sentencia
de 24 de agosto de 2010 Serie C No. 214.
113
Corte IDH. Caso del Pueblo Saramaka. Vs. Surinam. Excepciones Preliminares, Fondo, Reparaciones y Costas. Sen-
tencia de 28 de noviembre de 2007. Serie C No. 172, párr. 211.
114
Corte IDH. Caso Pueblo Indígena Kichwa de Sarayaku Vs. Ecuador. Fondo y Reparaciones. Sentencia de 27 de junio
de 2012. Serie C No. 245, párr. 295.
2. Rehabilitación
(tratamiento o asistencia médica y psicológica)
Así, en reiteradas ocasiones ha establecido que con el fin de contribuir a la reparación de daños,
dispone la obligación a cargo del Estado de brindar gratuitamente y de forma inmediata, el
tratamiento médico y psicológico que requiera(n) la(s) víctima(s), previo consentimiento in-
formado, y por el tiempo que sea necesario, incluida la provisión gratuita de medicamentos.
El tratamiento médico y psicológico debe brindarse por personal e instituciones estatales.118
Si el Estado careciera de ellas deberá recurrir a instituciones privadas o de la sociedad civil
especializadas.119 Finalmente, dicho tratamiento se deberá otorgar, en la medida de las posi-
bilidades, en los centros más cercanos a su lugar de residencia.120 Además, "al proveer dicho
tratamiento se deben considerar, además, las circunstancias y necesidades particulares de
cada víctima, de manera que se les brinden tratamientos familiares e individuales, según lo
que se acuerde con cada una de ellas y después de una evaluación individual".121
115
No obstante en casos de comunidades indígenas, exclusivamente, se ha considerado la prestación de bienes y
servicios. Cfr. Caso Xákmok Kásek< y el Principio 21 de los Principios de Reparación de las Naciones Unidas. La rehabi
Jorge F. Calderón Gamboa
litación ha de incluir la atención médica y psicológica, así como servicios jurídicos y sociales. Cfr. Principios de Repa-
ración de la ONU…, supra nota 95.
116
Corte IDH. Caso Barrios Altos Vs. Perú. Reparaciones y Costas. Sentencia de 30 de noviembre de 2001. Serie C No. 87,
punto resolutivo tercero, y Corte IDH. Caso Cantoral Benavides Vs. Perú…, supra nota 58, punto resolutivo octavo;
Corte IDH. Caso Durand Ugarte Vs. Perú. Reparaciones y Costas. Sentencia de 3 de diciembre de 2001. Serie C No. 89,
176 párr. 37 y punto resolutivo tercero.
117
Corte IDH. Caso de la Masacre de la Rochela Vs. Colombia…, supra nota 78, párr. 302; Corte IDH. Caso De la
Masacre de las Dos Erres Vs. Guatemala…, supra nota 39, párr. 268-270; Corte IDH. Caso Chitay Nech y otros Vs.
Guatemala…, supra nota 5, párr. 255-256.
118
Cfr. Corte IDH. Caso Barrios Altos Vs. Perú…, supra nota 116, párr. 42 (de conformidad al acuerdo realizado con el
Estado y que es homologado por la Corte como consta en el párrafo 45); Corte IDH. Caso Chitay Nech y otros Vs.
Guatemala…, supra nota 5, párrs. 255-256.
119
Cfr. Corte IDH. Caso Manuel Cepeda Vargas Vs. Colombia…, supra nota 73, párr. 235, y Corte IDH. Caso Contreras
y otros Vs. El Salvador…, supra nota 107, párr. 200.
120
Cfr. Corte IDH. Caso Manuel Cepeda Vargas Vs. Colombia…, supra nota 73, párr. 235; Corte IDH. Caso Familia
Barrios Vs. Venezuela. Fondo, Reparaciones y Costas. Sentencia de 24 de noviembre de 2011. Serie C No 237, párr. 330.
121
Cfr. Corte IDH. Caso 19 Comerciantes Vs. Colombia…, supra nota 41,párr. 278; Corte IDH. Caso Chitay Nech y otros
Vs. Guatemala…, supra nota 5, párrs. 255-256.
Por otro lado, en casos de víctimas colectivas de graves violaciones a derechos humanos, la
Corte IDH ha requerido la creación de un comité que evalúe la condición física y psíquica de
las víctimas, así como las medidas que respecto de cada una habría que tomar.122 Adicional-
mente, en casos de pueblos indígenas, la Corte Interamericana ha dispuesto que el Estado
adopte, de manera inmediata, periódica y permanente, la dotación de suministros y servi-
cios, entre ellos, agua potable, atención médica especializada a mujeres y niños, alimentos
de calidad, servicios sanitarios, e infraestructura a escuelas.123
La Corte Interamericana también ha considerado que cuando las víctimas que se encuentran
fuera del país, por razones justificadas, no deseen regresar, se deberá proporcione una suma
destinada a sufragar los gastos de tratamiento médico y psicológico o psiquiátrico, así como
otros gastos conexos, en el lugar en que resida.124 El pago de una indemnización por gastos
médicos pasados y futuros ha sido también contemplado por la Corte IDH.125
Respecto de casos colectivos y, en el marco de una solución amistosa, donde las víctimas no
pudieron ser identificadas previamente, la Corte Interamericana ha dispuesto la creación de
un mecanismo de identificación y en su caso, que garantice en iguales condiciones el acceso
a tratamientos de las nuevas víctimas identificadas.126
3. Satisfacción
122
Cfr. Corte IDH. Caso Masacre Plan de Sánchez Vs. Guatemala. Reparaciones y Costas. Sentencia de 19 de noviem-
bre de 2004. Serie C No. 116, párr. 108.
123
Cfr. Corte IDH. Caso Comunidad Indígena Xákmok Kásek Vs. Paraguay…, supra nota 112, párr. 301.
124
Cfr. Corte IDH. Caso Contreras y otros Vs. El Salvador. Fondo, Reparaciones y Costas…, supra nota 107, párr. 201.
125
Ver: Caso Tibi Vs. Ecuador…, supra nota 94; Corte IDH. Caso Gutiérrez Soler Vs. Colombia. Fondo, Reparaciones y
Costas. Sentencia de 12 de septiembre de 2005. Serie C No. 13.
126
Cfr. Corte IDH. Caso Pacheco Teruel Vs. Honduras…, supra nota 34, párr. 118.
127
Principio 22. La satisfacción ha de incluir, cuando sea pertinente y procedente, la totalidad o parte de un catá
logo de medidas. Ver Principios de Reparación de la ONU, supra nota 95.
128
Cfr. Corte IDH. Caso De la Cruz Flores Vs. Perú. Fondo, Reparaciones y Costas…, supra nota 81, párr. 164.
La Corte Interamericana dispuso en el caso de Neira Alegría y otros Vs. Perú (1991), que "una
sentencia condenatoria puede constituir en sí misma una forma de reparación y satisfacción
moral",129 sin embargo ante la gravedad de las violaciones dadas y al sufrimiento moral cau-
sado a las víctimas, la Corte IDH suele disponer otras medidas de satisfacción.
En el caso de los "Niños de la Calle" (Villagrán Morales y otros) Vs. Guatemala (2001), la Corte
IDH dispuso que no siendo posible únicamente indemnizar el daño moral, "para los fines de
la reparación integral a las víctimas", se puede reparar "mediante la realización de actos u
obras de alcance o repercusión públicos, que tengan efectos como la recuperación de la
memoria de las víctimas, el restablecimiento de su dignidad, la consolación de sus deudos o
la transmisión de un mensaje de reprobación oficial a las violaciones de los derechos humanos
de que se trata y de compromiso con los esfuerzos tendientes a que no vuelvan a ocurrir".130
Las sentencias de reparaciones emitidas en los casos Barrios Altos, Cantoral Benavides y
Durand y Ugarte la Corte IDH ordenó por primera vez la publicación de su sentencia en un
diario oficial del Estado, así como en otros medios de comunicación131 como parte del acuerdo
celebrado entre la partes y que fuera homologado por la Corte IDH. A partir de ese momen-
to, la publicación de su sentencia, no sólo en medios impresos sino incluso a través de la
radio y la Internet, se ha constituido en una medida de satisfacción constante en las deci-
siones de la Corte Interamericana.132
Jorge F. Calderón Gamboa
129
Corte IDH. Caso Neira Alegría y otros Vs. Perú…, supra nota 39, párr. 56.
130
Corte IDH. Caso de los "Niños de la Calle" (Villagrán Morales y otros) Vs. Guatemala…, supra nota 6, párr. 84.
131
Corte IDH. Caso Barrios Altos Vs. Perú…, supra nota 166, punto resolutivo 5 d); Corte IDH. Caso Cantoral Benavides
Vs. Perú…, supra nota 58, punto resolutivo séptimo; Corte IDH. Caso Durand Ugarte Vs. Perú…, supra nota 116,
punto resolutivo cuarto a).
132
Corte IDH. Caso Bámaca Velásquez Vs. Guatemala…, supra nota 73, punto resolutivo tercero; y Corte IDH. Caso de
las Masacres de Ituango Vs. Colombia…, supra nota 30.
otros Vs. Guatemala).133 Asimismo, en casos de víctimas cuyo idioma de origen no es el mismo
del Estado hallado responsable134 (Nadege Dorzema Vs. República Dominicana).
Cabe señalar que en muchos casos, la Corte Interamericana solía especificar los párrafos que
se debían publicar. No obstante, a partir del caso Chitay Nech Vs. Guatemala (2010), la Corte
IDH implementó la práctica de emitir un Resumen Oficial de la Sentencia, mediante el cual,
la Corte Interamericana, en adelante, ha ordenado que sea éste el que se publique en Diario
Oficial, un diario de amplia circulación nacional,135 en un sitio web oficial.136 Para estas publi-
caciones se fija el plazo de seis meses, a partir de la notificación de la presente Sentencia".137
Lo anterior, ha contribuido a reducir costos excesivos del Estado derivados de las publicacio-
nes138 y ampliado el acceso del conocimiento de las Sentencias de la Corte IDH, a partir de
una versión más comprensible para todo público.
133
Corte IDH. Caso Masacre Plan de Sánchez Vs. Guatemala…, supra nota 122, punto resolutivo quinto; Corte IDH. Caso
Comunidad Indígena Yakye Axa Vs. Paraguay…, supra nota 109, párr. 227; Corte IDH. Caso Yatama Vs. Nicaragua. Excep-
ciones Preliminares, Fondo, Reparaciones y Costas. Sentencia de 23 de junio de 2005. Serie C No. 127, puntos resolutivos
sexto, séptimo y octavo; Corte IDH. Caso Comunidad Indígena Sawhoyamaxa Vs. Paraguay…, supra nota 109, párr. 236
y punto resolutivo décimo tercero. Corte IDH. Caso Chitay Nech y otros Vs. Guatemala…, supra nota 5. párr. 245. 179
134
Ver: Corte IDH. Caso Tibi Vs. Ecuador…, supra nota 99.
135
Cfr. Corte IDH. Caso Chitay Nech y otros Vs. Guatemala…, supra nota 5, párr. 244, y Corte IDH. Caso Comunidad
Indígena Xákmok Kásek. Vs. Paraguay…, supra nota 112, párr. 298.
136
Cfr. Corte IDH. Caso Chocrón Chocrón Vs. Venezuela. Excepción Preliminar, Fondo, Reparaciones y Costas.
Sentencia de 1 de Julio de 2011. Serie C No. 227, párr. 158; Corte IDH. Caso López Mendoza Vs. Venezuela. Fondo,
Reparaciones y Costas. Sentencia de 1 de septiembre de 2011. Serie C No. 233, párr. 222, y Corte IDH. Caso Lysias
Fleury Vs. Haití. Fondo y Reparaciones. Sentencia de 23 de noviembre de 2011. Serie C No. 236, párr. 123.
137
Cfr. Corte IDH. Caso Barrios Altos Vs. Perú…, supra nota 116, Punto Resolutivo 5 d); Corte IDH. Caso Manuel Cepeda
Vargas Vs. Colombia…, supra nota 73, párr. 220.
138
Véase: Corte IDH. Caso Tibi Vs. Ecuador…, supra nota 99.
139
Beristain, Carlos, Diálogos sobre la reparación, experiencias en el sistema interamericano de derechos humanos.
Tomo II, San José, IIDH, 2008, p. 57.
"una expresión pública de solicitud de perdón a las víctimas por los graves daños causados"
y una ratificación de la voluntad de que no vuelvan a ocurrir este tipo de hechos.140 En el caso
Bámaca Velásquez141 la Corte Interamericana ordenó por primera vez al Estado, realizar un
acto público de reconocimiento de su responsabilidad y de desagravio, lo que ha sido incor-
porada con posterioridad.142
140
Corte IDH. Caso Barrios Altos Vs. Perú, supra nota 116, punto resolutivo quinto e). Corte IDH. Caso Durand Ugarte
Vs. Perú…, supra nota 116, puntos resolutivos.
180 141
Corte IDH. Caso Bámaca Velásquez Vs. Guatemala…, supra nota 73, punto resolutivo tercero.
142
Corte IDH. Caso Juan Humberto Sánchez Vs. Honduras. Excepción Preliminar, Fondo, Reparaciones y Costas.
Sentencia de 7 de junio de 2003. Serie C No. 99, párr. 188; Corte IDH. Caso de la "Masacre de Mapiripán" Vs. Colombia.
Fondo, Reparaciones y Costas. Sentencia de 15 de septiembre de 2005. Serie C No. 134; Corte IDH. Caso de las Masacres
de Ituango Vs. Colombia…, supra nota 30.
143
Cfr. Corte IDH. Caso Radilla Pacheco Vs. México…, supra nota 28, párr. 353; Corte IDH. Caso de la Masacre de las Dos
Erres Vs. Guatemala…, supra nota 39, párrs. 261-262; Corte IDH. Caso Familia Barrios Vs. Venezuela…, supra nota 120,
párr. 334.
144
Corte IDH, Caso Castañeda Gutman Vs. México. Excepciones Preliminares, Fondo, Reparaciones y Costas. Senten-
cia de 6 de agosto de 2008. Serie C No. 184, párr. 239; Corte IDH. Caso Escher y otros Vs. Brasil. Excepciones Prelimi
nares, Fondo, Reparaciones y Costas. Sentencia de 6 de julio de 2009. Serie C No. 200, párr. 243, y Corte IDH. Caso
Garibaldi Vs. Brasil. Excepciones Preliminares, Fondo, Reparaciones y Costas. Sentencia de 23 de septiembre de 2009.
Serie C No. 203, párr. 161.
importantes y suficientes medidas para reparar las violaciones".145 En otros casos, la Corte
Interamericana ha respetado la voluntad de las víctimas o familiares para no aceptar una me
dida de este tipo.146
145
Cfr. Corte IDH. Caso Fontevecchia y D’Amico Vs. Argentina. Fondo, Reparaciones y Costas. Sentencia de 29 de
noviembre de 2011. Serie C No. 238, párr. 110.
146
Cfr. Corte IDH. Caso Torres Millacura y otros Vs. Argentina. Fondo, Reparaciones y Costas. Sentencia de 26 de agos-
to de 2011. Serie C No. 229, párr. 172.
147
Corte IDH. Caso Ticona Estrada y otros Vs. Bolivia…, supra nota 45, párr. 165.
148
Corte IDH. Caso Benavides Cevallos Vs. Ecuador. Fondo, Reparaciones y Costas. Sentencia de 19 de junio de 1998.
Serie C No. 38, párr. 48 5).
149
Corte IDH. Caso de los "Niños de la Calle" (Villagrán Morales y otros) Vs. Guatemala…, supra nota 6, punto resolu
tivo séptimo y párr. 103.
150
Ibidem.
historia y vida)151 y en Heliodoro Portugal Vs. Panamá (2008) se ordenó la designación de una
calle con el nombre de la víctima.152
Por su parte, en el caso de Masacre de Plan de Sánchez Vs. Guatemala (2004),153 la Corte IDH
fijo una cantidad en dinero para el mantenimiento y mejoras en la infraestructura de la capilla
en la cual las víctimas rinden tributo a quienes fueron ejecutados en la Masacre. Ello, según
la Corte IDH, "contribuirá a despertar la conciencia pública, para evitar la repetición de
hechos como los ocurridos en el presente caso, y para conservar viva la memoria de las per-
sonas fallecidas".154
En el caso Valle Jaramillo Vs. Colombia (2008) la Corte Interamericana tomó nota de diversos
"actos de recuperación de la memoria histórica" implementados por el Estado como la ela-
boración de una placa en memoria de la víctima para "mantener viva su memoria y prevenir
hechos violatorios" como los del caso en cuestión.155
En el caso González y otras "Campo Algodonero" Vs. México (2009), la Corte Interamericana
ordenó el levantamiento de un monumento en memoria de las mujeres víctimas de homici-
dio por razones de género "como forma de dignificarlas y como recuerdo del contexto de
violencia que padecieron y que el Estado se compromete a evitar en el futuro".156 En el mismo
sentido, en el caso de La Masacre de Las Dos Erres Vs. Guatemala (2009), la Corte IDH ordenó
levantar un monumento en memoria de quienes fallecieron en la masacre en donde ocurrie-
ron los hechos, con una placa alusiva a lo ocurrido y el nombre de las víctimas. Ello, "con el
propósito de mantener viva su memoria y como garantía de no repetición".157
En el caso Radilla Pacheco Vs. México (2009), la Corte Interamericana aceptó la propuesta del
Jorge F. Calderón Gamboa
Estado de realizar una semblanza de la vida de la víctima señalando que "estas iniciativas son
significativas tanto para la preservación de la memoria y satisfacción de las víctimas, y la
182
151
Corte IDH. Caso Ticona Estrada y otros Vs. Bolivia…, supra nota 45, párrs. 164/165.
152
Corte IDH. Caso Heliodoro Portugal Vs. Panamá. Excepciones Preliminares, Fondo, Reparaciones y Costas. Senten-
cia de 12 de agosto de 2008. Serie C No. 186, párr. 253.
153
Corte IDH. Caso Masacre Plan de Sánchez Vs. Guatemala…, supra nota 122, párr. 104.
154
Corte IDH. Caso de los Hermanos Gómez Paquiyauri Vs. Perú. Fondo, Reparaciones y Costas. Sentencia de 8 de julio
de 2004. Serie C No. 110, párr. 236; Corte IDH. Caso 19 Comerciantes Vs. Colombia…, supra nota 41, párr. 273, y Corte
IDH. Caso Molina Theissen Vs. Guatemala…, supra nota 93, párr. 88.
155
Corte IDH. Caso Valle Jaramillo y otros Vs. Colombia. Fondo, Reparaciones y Costas. Sentencia de 27 de noviembre
de 2008. Serie C No. 192, párr. 229.
156
Corte IDH. Caso González y otras ("Campo Algodonero") Vs. México, supra nota 64, párrs. 271 y 272.
157
Corte IDH. Caso De la Masacre de las Dos Erres Vs. Guatemala, supra nota 39, párr. 265.
recuperación y restablecimiento de la memoria histórica de una sociedad democrática".158
Bajo la misma lógica, en el caso Manuel Cepeda Vargas Vs. Colombia (2010), se ordenó "como
medida de satisfacción, y dada la importancia de la reivindicación de la memoria y dignidad
del Senador Cepeda Vargas", la realización de una publicación y un documental audiovisual
sobre la vida política y periodística del mismo y señaló que "estas iniciativas son significativas
tanto para la preservación de la memoria y satisfacción de las víctimas, como para la recupe-
ración y restablecimiento de la memoria histórica en una sociedad democrática".159
La creación y donación de becas de estudio constituye una medida de satisfacción que se bus
can principalmente promover un sentido de reparación transformadora, es decir, que ayude
a cambiar las circunstancias que dieron origen a las violaciones o que, al menos, generen
nuevas oportunidades para contribuir al cambio y facilitar la promoción social de víctima o
familiares.160
Esta medida fue ordenada por primera vez en el caso Barrios Altos Vs. Perú (2001),161 en el que
la Corte Interamericana homologó el compromiso del Estado en proporcionar a los benefi-
ciarios prestaciones educativas entre las que se encontraban becas con el fin de estudiar en
Academias, Institutos y Centros de Ocupación, y apoyar a los beneficiarios interesados en con
Posteriormente, en el caso Cantoral Benavides Vs. Perú (2001), con motivo de la acreditación
del daño al proyecto de vida de la víctima directa (supra), se ordenó proporcionar una beca
a Luis Alberto Cantoral que cubra los costos de la carrera profesional que la víctima eligiera
en un centro de reconocida calidad académica elegido entre la víctima y el Estado así como
183
los gastos de manutención durante el período de los estudios.162 Posteriormente, en el caso
del Instituto de Reeducación del Menor la Corte IDH ordenó al Estado brindar asistencia
158
Corte IDH. Caso Radilla Pacheco Vs. México, supra nota 28, párr. 355 y 356.
159
Corte IDH. Caso Manuel Cepeda Vargas Vs. Colombia, supra nota 73, párrs. 228-230.
160
Beristain, Carlos. Diálogos sobre la reparación, experiencias en el sistema interamericano de derechos humanos,
Instituto Interamericano de Derechos Humanos, Tomo II, San José, 2008, p. 344.
161
Corte IDH. Caso Barrios Altos Vs. Perú, supra nota 116, párr. 43.
162
Corte IDH. Caso Cantoral Benavides Vs. Perú, supra nota 58, párr. 80.
vocacional, así como un programa de educación especial destinado a determinado número
de ex internos del Instituto.163
Asimismo, dicha medida se ha ordenado en otros casos en donde se acredita una afectación
relacionada con la pérdida de oportunidades inclusive de familiares de las víctimas directas.164
En casos de víctimas colectivas, en los que se han acreditado violaciones que repercutieron en
patrones estructurales, la Corte IDH ha otorgado medidas de amplio alcance para la colec-
tividad, principalmente medidas socioeconómicas como proyectos de infraestructura o de
educación a través de la implementación de fondos de desarrollo.
Así, en el caso Aloeboetoe y otros Vs. Suriname,165 la Corte Interamericana ordenó por primera
ocasión al Estado, reabrir una escuela en el poblado donde los hijos de las víctimas viven y
dotarla de personal docente y administrativo para que funcionara permanentemente a partir
de 1994, así como poner en operación en el curso de ese año el dispensario de salud exis
tente en ese lugar. En esa oportunidad la Corte IDH tomó en cuenta que en dicho poblado
la escuela y el dispensario estaban cerrados, por lo que consideró que los objetivos de la
reparación no se logran sólo otorgando una indemnización, sino que era preciso también
que se ofreciera a los niños una escuela donde pudieran recibir una enseñanza adecuada y
una asistencia médica básica.
En el caso Masacre Plan de Sánchez la Corte IDH dispuso el deber de desarrollar en las comu-
nidades donde habitan las víctimas, programas de estudio y difusión de la cultura maya achí
Jorge F. Calderón Gamboa
184
entre las indicadas comunidades y la cabecera municipal de Rabinal y del sistema de alcan-
tarillado y suministro de agua potable, entre otras.166
163
Corte IDH. Caso "Instituto de Reeducación del Menor" Vs. Paraguay. Excepciones Preliminares, Fondo, Reparaciones
y Costas. Sentencia de 2 de septiembre de 2004. Serie C No. 112, punto resolutivo décimo tercero.
164
Corte IDH. Caso Escué Zapata Vs. Colombia. Fondo, Reparaciones y Costas. Sentencia de 4 de julio de 2007. Serie C
No. 165, párr. 170; Caso Cantoral Huamaní y García Santa Cruz Vs. Perú, supra nota 79, párr. 194, y Caso Valle Jaramillo
y otros Vs. Colombia, supra nota 155, p. 227.
165
Corte IDH. Caso Aloeboetoe y otros Vs. Suriname. Reparaciones y Costas. Sentencia de 10 de septiembre de 1993.
Serie C No. 15, punto resolutivo quinto.
166
Ver. Corte IDH. Caso Masacre Plan de Sánchez Vs. Guatemala, supra nota 122.
Así, en el Caso de la Comunidad Mayagna (Sumo) Awas Tingni Vs. Nicaragua (2001), la Corte
IDH consideró que "debido a la situación en la cual se encuentran los miembros de la Comu-
nidad por falta de delimitación, demarcación y titulación de su propiedad comunal, el Estado
debía invertir en el plazo de 12 meses, la suma total de US$ 50.000 en obras o servicios de
interés colectivo en beneficio de la Comunidad Awas Tingni, de común acuerdo [con ésta]".
Por su parte, en los casos de la Comunidad Indígena Yakye Axa Vs. Paraguay (2005) y Comu
nidad Indígena Sawhoyamaxa Vs. Paraguay (2006), considerando la falta de concreción del
derecho a la propiedad comunal de los miembros de las Comunidades y las graves condicio-
nes de vida a las que se vieron sometidos por los hechos del caso, la Corte Interamericana
estimó pertinente que el Estado creara un fondo de desarrollo comunitario a ser implemen-
tados en las tierras que se entreguen a los miembros de la Comunidad para el que debía
entregar cantidades en dinero. El fondo, en ambos casos, consistiría en la implementación de
proyectos educacionales, habitacionales, agrícolas y de salud. En el primer caso, se ordenó
asimismo la creación de un programa comunitario para el suministro de agua potable e
infraestructura sanitaria, programa que, en el segundo caso, se incluyó en el fondo.167
Bajo el mismo principio, en casos referentes a masacres, la Corte IDH ha ordenado la imple-
mentación de programas de acceso a vivienda para los integrantes de la población afectada.
Así por ejemplo, en los casos de Masacre Plan de Sánchez Vs. Guatemala (2005) y Masacres de
Cabe señalar que respecto de la supervisión de los fondos de desarrollo, en el Caso de la 185
Comunidad Indígena Yakye Axa, la medida ordenada quedó "bajo la supervisión de la Comi-
sión Interamericana". Al respecto cabe señalar que esta fórmula no pareciera muy acorde con
167
Corte IDH. Caso Comunidad Indígena Yakye Axa Vs. Paraguay, supra nota 109, párr. 189 y 205, y Caso Comunidad
Indígena Sawhoyamaxa Vs. Paraguay, supra nota 109, párr. 224.
168
Corte IDH. Caso de las Masacres de Ituango Vs. Colombia, supra nota 30, párr. 407, y Caso Masacre Plan de Sánchez
Vs. Guatemala, supra nota 122, párr. 105.
169
Corte IDH. Caso de la Comunidad Moiwana Vs. Surinam. Excepciones Preliminares, Fondo, Reparaciones y Costas.
Sentencia 15 de junio de 2005. Serie C No. 124, párrs. 213-215.
la visión de las comunidades como titulares plenos de derechos.170 Sin embargo, en los casos
posteriores, los elementos específicos de dichos proyectos quedaron bajo la determinación
de un comité de implementación conformado por tres miembros: un representante desig-
nado por las víctimas, otro por el Estado y un tercero designado de común acuerdo entre las
víctimas y el Estado. No obstante, de conformidad con el principio de autodeterminación de
los pueblos, tales programas deberían quedar bajo la organización, administración y super-
visión de la Comunidad misma y no con la intervención de terceros.
4. Garantías de no repetición
Estas medidas tienen como principal objetivo la no repetición de los hechos que ocasiona-
ron la violación,174 las cuales pueden incluir capacitaciones, reformas legislativas, adopción
de medidas de derecho interno, etc. Atienden el espíritu establecido en el artículo 63.1o., el
sentido de reparar las consecuencias de la medida o situación que ha configurado la vulne-
ración de esos derechos. Resulta importante señalar, que dichas medidas también deben
tener un nexo causal (aunque éste sea amplio o como víctima potencial) con la violación
encontrada en el fondo.
Jorge F. Calderón Gamboa
La Corte IDH ha señalado que en casos en los que se configura un patrón recurrente, las ga-
rantías de no repetición adquieren una mayor relevancia como medida de reparación, a fin
186
170
Nash Rojas, Claudio, Las Reparaciones ante la Corte Interamericana de Derechos Humanos (1988-2007), Univer
sidad de Chile, Segunda Edición, junio de 2009, p. 55.
171
Cfr. Corte IDH. Hilaire, Constantine y Benjamin y otros Vs. Trinidad y Tobago. Fondo, Reparaciones y Costas. Senten-
cia de 21 de junio de 2002. Serie C No. 94, párr. 215, y Caso Dacosta Cadogan Vs. Barbados. Excepciones Preliminares,
Fondo, Reparaciones y Costas. Sentencia de 24 de Septiembre de 2009. Serie C No. 204, párr. 109-110.
172
Cfr. Corte IDH. Caso Boyce y otros Vs. Barbados. Excepción Preliminar, Fondo, Reparaciones y Costas. Sentencia de
20 de noviembre de 2007. Serie C No. 169, párr. 127.
173
Cfr. Corte IDH. Caso de las Hermanas Serrano Cruz Vs. El Salvador. Fondo, Reparaciones y Costas. Sentencia de 1 de
marzo de 2005. Serie C No. 120, párr. 180.
174
Principio 23. Las garantías de no repetición han de incluir, según proceda, la totalidad o parte de las medidas
siguientes, que también contribuirán a la prevención de hechos similares a los que ocasionaron la violación". Ver
Principios de Reparación de la ONU, supra nota 95.
de que hechos similares no se vuelvan a repetir y contribuyan a la prevención.175 En este
sentido, el Estado debe prevenir la recurrencia de violaciones a los derechos humanos y, por
ello, adoptar todas las medidas legales, administrativas y de otra índole que sean necesarias
para hacer efectivo el ejercicio de los derechos,176 de conformidad con las obligaciones de
respeto y garantía dispuestas en los artículos 1.1o. y 2o. de la Convención Americana.177
En este sentido, en la mayoría de los casos éstas se derivan de la violación del artículo 2 de la
Convención Americana, en el sentido del incumplimiento de adoptar medidas de derecho
interno, tanto legislativas como prácticas, para cumplir con los estándares de la Convención
Americana.
175
Cfr. Corte IDH. Caso Pacheco Teruel Vs. Honduras…, supra nota 34, párr. 96.
176
Cfr. Corte IDH. Caso Velásquez Rodríguez…, supra nota 5, párr. 166, y Corte IDH. Caso de la Masacre de las Dos
187
Erres vs. Guatemala…, supra nota 39, párr. 240.
177
Cfr. Corte IDH. Caso Pacheco Teruel Vs. Honduras…, supra nota 34, párr. 92.
178
Corte IDH. Caso Hilaire, Constantine y Benjamin y otros Vs. Trinidad y Tobago…, supra nota 171, punto resolutivo
décimo cuarto. Ver otros casos: Corte IDH. Caso Bulacio Vs. Argentina. Fondo, Reparaciones y Costas. Sentencia de
18 de Septiembre de 2003. Serie C No. 100; Corte IDH. Caso Tibi Vs. Ecuador…, supra nota 99, punto resolutivo déci-
mo tercero; Corte IDH. Caso Lori Berenson Mejía Vs. Perú. Fondo, Reparaciones y Costas. Sentencia de 25 de noviem-
bre de 2004. Serie C No. 119; Corte IDH. Caso Caesar Vs. Trinidad y Tobago. Fondo, Reparaciones y Costas. Sentencia
11 de marzo 2005. Serie C No. 123; Corte IDH. Caso Fermín Ramírez Vs. Guatemala…, supra nota 98; Caso Raxcacó
Reyes Vs. Guatemala…, supra nota 98; Corte IDH. Caso López Álvarez Vs. Honduras. Fondo, Reparaciones y Costas.
Sentencia de 1 de febrero de 2006. Serie C No. 141; Corte IDH. Caso Montero Aranguren y otros (Retén de Catia) Vs.
Venezuela. Fondo, Reparaciones y Costas. Sentencia de 5 de julio de 2006. Serie C No. 150. Corte IDH. Caso Del
Caracazo Vs. Venezuela…, supra nota 79, punto resolutivo cuarto a).
179
Cfr. Corte IDH. Caso Pacheco Teruel Vs. Honduras…, supra nota 34, párr. 96.
Al respecto, la Corte Interamericana ha ordenado una vasta diversidad de medidas con este
carácter, que para efectos didácticos podemos dividir en dos grandes grupos: a) medidas
de capacitación, formación o educación en materia de derechos humanos para funcionarios
públicos y otros grupos, y b) adopción de medidas en derecho interno.
En su sentencia de reparaciones en el caso Del Caracazo Vs. Venezuela (2002), la Corte IDH
ordenó por primera vez a un Estado la adopción de medidas tendientes a formar y capacitar
a miembros de cuerpos armados y organismos de seguridad sobre los principios y normas
de protección de derechos humanos.180 Asimismo, en el caso Trujillo Oroza Vs. Bolivia (2002)
ordenó impartir la educación necesaria sobre el delito de desaparición forzada a funcionarios
públicos encargados de la aplicación de la ley,181 lo cual ha sido práctica reiterada en diver-
sos casos ordenando medidas de educación, formación o capacitación.182
un lapso importante".185
188 180
Corte IDH. Caso Del Caracazo Vs. Venezuela…, supra nota 79, punto resolutivo cuarto a).
181
Corte IDH. Caso Trujillo Oroza Vs. Bolivia. Reparaciones y Costas. Sentencia de 27 de febrero de 2002. Serie C
No. 92.
182
Corte IDH. Caso Zambrano Vélez y otros Vs. Ecuador…, supra nota 78, párr. 157-158; Corte IDH. Caso González y
otras ("Campo Algodonero") Vs. México…, supra nota 64, párr. 543; Corte IDH. Caso Radilla Pacheco Vs. México…, supra
nota 28, párr. 346-348; Corte IDH. Caso De la Masacre de las Dos Erres Vs. Guatemala…, supra nota 39, párr. 229-236.
183
Corte IDH. Caso Claude Reyes y otros Vs. Chile. Supervisión de Cumplimiento de Sentencia. Resolución de la
Corte Interamericana de Derechos Humanos de 24 de noviembre de 2008, Considerando décimo noveno; Corte
IDH. Caso Escher y otros Vs. Brasil…, supra nota 144, párr. 251, y Corte IDH. Caso Radilla Pacheco Vs. México…, supra
nota 28, párr. 346.
184
Cfr. Corte IDH. Caso Goiburú y otros Vs. Paraguay…, supra nota 42, párr. 252.
185
Corte IDH. Caso Escher y otros Vs. Brasil…, supra nota 144, párr. 251, y Corte IDH. Caso González y otras ("Campo
Algodonero") Vs. México…, supra nota 64, párr. 540.
Los programas ordenados por la Corte IDH, en su mayoría dirigidos a autoridades competentes,
incorporan el estudio de su jurisprudencia186 y la capacitación sobre los principios y normas
de protección de los derechos humanos en el tratamiento de reclusos y planes de emergen
cia,187 sobre los principios que deben regir el trato a ser ofrecido a las personas que padecen
de discapacidad mental,188 sobre los parámetros establecidos en el Protocolo de Estambul,189
y normas del Derecho Internacional Humanitario;190 sobre los instrumentos relativos a violen-
cia por razones de género;191 sobre los límites de la jurisdicción penal militar, así como los
derechos a las garantías judiciales y la protección judicial;192 sobre el uso de la fuerza;193 aná-
lisis de la jurisprudencia de la Corte IDH en relación con los límites de la jurisdicción penal
militar y los derechos a las garantías judiciales y protección judicial con el objetivo de preve-
nir que casos de violación a los derechos humanos sean investigados y juzgados por dicha
jurisdicción;194 sobre la difusión de los derechos de los pacientes (aplicando la legislación exis-
tente y los estándares internacionales sobre la materia) y la sanción por su incumplimiento.195
La Corte Interamericana ha ordenado que estos programas sean dirigidos, según correspon-
da, a cuerpos armados y organismos de seguridad, personal judicial, del ministerio público,
personal médico, psiquiátrico y psicológico, personal y auxiliares de enfermería, personas
vinculadas con la atención de Salud Mental, así como a funcionarios que trabajan en medi
cina legal y ciencias forenses, funcionarios penitenciarios, entre otros.
Asimismo, resulta relevante destacar medidas que la Corte IDH ha ordenado al Estado y no
186
Corte IDH. Caso Gutiérrez Soler Vs. Colombia…, supra nota 125, párrs. 106-108.
187
Corte IDH. Caso Tibi Vs. Ecuador…, supra nota 99, punto resolutivo décimo tercero, y Corte IDH. Caso Pacheco
Teruel Vs. Honduras…, supra nota 34, párrs. 113-114.
188
Corte IDH. Caso Ximenes Lopes Vs. Brasil…, supra nota 78, punto resolutivo octavo.
189
Corte IDH. Caso Gutiérrez Soler Vs. Colombia…, supra nota 125, párr. 110.
190 189
Corte IDH. Caso de la "Masacre de Mapiripán" Vs. Colombia…, supra nota 142, punto resolutivo décimo tercero,
y Corte IDH. Caso De la Masacre de las Dos Erres Vs. Guatemala…, supra nota 39, párr. 251.
191
Corte IDH. Caso González y otras ("Campo Algodonero") Vs. México…, supra nota 64, entre ellos la Convención
Belém do Pará y la CEDAW, el Protocolo de Estambul y el Manual sobre la Prevención e Investigación Efectiva de
Ejecuciones Extrajudiciales, Arbitrarias y Sumarias de Naciones Unidas).
192
Corte IDH. Caso de la Masacre de la Rochela Vs. Colombia…, supra nota 78, párr. 303; Corte IDH. Caso Radilla
Pacheco Vs. México…, supra nota 28, párr. 347, y Corte IDH. Caso De la Masacre de las Dos Erres Vs. Guatemala..., supra
nota 39, párr. 251.
193
Corte IDH. Caso de la Masacre de la Rochela Vs. Colombia..., supra nota 78, párr. 303, y Corte IDH. Caso Zambrano
Vélez y otros Vs. Ecuador..., supra nota 78, párrs. 157-158.
194
Corte IDH. Radilla Pacheco Vs. México…, supra nota 28, párr. 346-348.
195
Corte IDH. Caso Albán Cornejo y otros. Vs. Ecuador. Fondo Reparaciones y Costas. Sentencia de 22 de noviembre
de 2007. Serie C No. 171.
"una campaña con la finalidad de sensibilizar a la sociedad hondureña respecto de la impor-
tancia de la protección a los niños y jóvenes, informarla sobre los deberes específicos para su
protección que corresponden a la familia, a la sociedad y al Estado y hacer ver a la población
que los niños y jóvenes en situación de riesgo social no están identificados con la delin
cuencia".196 Posteriormente, en el caso, Albán Cornejo y otros Vs. Ecuador (2007), se ordena la
implementación de una campaña sobre los derechos de los pacientes que incluye a los profe
sionales de la salud.197 En el caso González y otras Vs. México (2009) se dispuso que
En el caso Kawas Fernández Vs. Honduras (2009) se ordenó la realización de una campaña
nacional de concientización y sensibilización sobre la importancia de la labor que realizan los
defensores del medio ambiente y de sus aportes en la defensa de los derechos humanos, diri
gida no solamente a funcionarios de seguridad y operadores de justicia sino a la población
general.199 En el caso Nadege Dorzema (2012) la Corte Interamericana ordenó que el Estado
realice una campaña en medios públicos sobre los derechos de las personas migrantes regu
lares e irregulares en el territorio dominicano en los términos de lo dispuesto en el Fallo.200
para garantizar los derechos de la CADH.202 Así, en el caso Castillo Petruzzi Vs. Perú (1999), la
Corte IDH estableció que
190
196
Cfr. Corte IDH. Caso Servellón García y otros Vs. Honduras…, supra nota 76, párr. 201.
197
Corte IDH. Caso Albán Cornejo y otros. Vs. Ecuador…, supra nota 195, párr. 164.
198
Cfr. Corte IDH. Caso González y otras ("Campo Algodonero") Vs. México…, supra nota, 64, párr. 543.
199
Corte IDH. Caso Kawas Fernández Vs. Honduras. Fondo, Reparaciones y Costas. Sentencia de 3 de abril de 2009
Serie C No. 196, párr. 214.
200
Corte IDH. Caso Nadege Dorzema y otros Vs. República Dominicana…, supra nota 34, párr. 272.
201
Se trata de una medida que se adapta al principio 23h) de los principios y directrices en materia de reparación
Naciones Unidas que, en materia de garantías de no repetición dispone "La revisión y reforma de las leyes que contri
buyan a las violaciones manifiestas de las normas internacionales de derechos humanos y a las violaciones graves
del derecho humanitario o las permitan".
202
Cfr. Corte IDH. Caso de la Masacre de las Dos Erres Vs. Guatemala…, supra nota 39, párr. 240.
[e]l deber general del artículo 2 de la Convención Americana implica la adopción
de medidas en dos vertientes. Por una parte, la supresión de las normas y prácti-
cas de cualquier naturaleza que entrañen violación a las garantías previstas en la
Convención Americana. Por la otra, la expedición de normas y el desarrollo de
prácticas conducentes a la efectiva observancia de dichas garantías.203
En el caso de Suárez Rosero Vs. Ecuador (1999), la Corte Interamericana manifestó que
Por tanto, en este caso se ordenó al Estado la adopción de las medidas necesarias para res-
petar las garantías judiciales de las detenciones.205
Por tanto, cuando se ha acreditado una situación incompatible con la Convención America-
na, que por ende ha derivado en una violación, la Corte IDH ha ordenado la adecuación de
medidas tendientes a garantizar los derechos de la Convención Americana. A continuación
se enlistan algunas de las más significativas:
203
Corte IDH. Caso Castillo Petruzzi y otros Vs. Perú…, supra nota 98, párr. 207 En tal caso se ordenó adoptar las
medidas apropiadas para reformar los decretos leyes sobre terrorismo y traición a la patria que fueron declarados 191
violatorios de la Convención Americana.
204
Cfr. Corte IDH. Caso Suárez Rosero Vs. Ecuador…, supra nota 98, párr. 87.
205
Ibidem.
206
Corte IDH. Caso Boyce y otros Vs. Barbados…, supra nota 172, párr. 127, y Corte IDH. Caso Yvon Neptune Vs. Haití.
Fondo, Reparaciones y Costas. Sentencia de 6 de mayo de 2008. Serie C No. 180, párr. 183.
207
Corte IDH. Caso Chaparro Álvarez y Lapo Íñiguez. Vs. Ecuador…, supra nota 106, párr. 269.
208
Cfr .Corte IDH. Caso del Pueblo Saramaka. Vs. Suriname…, supra nota 113, párr. 194. En lo que concierne la resti-
tución de propiedades comunales véase lo dispuesto respecto de las medidas de restitución. Cfr. Corte IDH. Caso
Pueblo Indígena Kichwa de Sarayaku Vs. Ecuador…, supra nota 114, párr. 299.
209
Corte IDH. Caso Kimel Vs. Argentina. Fondo, Reparaciones y Costas. Sentencia de 2 de mayo de 2008 Serie C
No. 177, párr. 128, y Corte IDH. Caso Tristán Donoso Vs. Panamá. Excepción Preliminar, Fondo, Reparaciones y Costas.
Sentencia de 27 de enero de 2009 Serie C No. 193, párr. 208.
Adopción de disposiciones respecto a la ética y disciplina del Poder Judicial.210
Garantía de inamovilidad de los jueces.211
Regulación legal del derecho a ser elegido.212
Regulación del desacato y la jurisdicción penal militar.213
Regulación del recurso de amparo.214
Libertad de buscar, recibir y difundir información de las presuntas víctimas.215
Derecho a recurrir los fallos condenatorios.216
Reposición de un procedimiento penal inicialmente seguido ante tribunales in-
competentes.217
Celebración de un nuevo juicio en el que se respeten las reglas del debido proceso.218
Dejar sin efecto una resolución emitida con base en una legislación incompatible
con la CADH.219
Modificar ordenamiento interno o reformas constitucionales.220
Aplicación de control de convencionalidad.221
Sobre la normativa referente a la inscripción tardía de nacimiento de una persona en
el registro civil.222
Tipificación adecuada del delito de desaparición forzada de personas.223
210
Corte IDH. Caso Apitz Barbera y otros ("Corte Primera de lo Contencioso Administrativo") Vs. Venezuela…, supra
nota 102, párr. 253.
211
Corte IDH. Caso Reverón Trujillo Vs. Venezuela…, supra nota 104, párrs. 192-193.
212
Corte IDH. Caso Castañeda Gutman Vs. México…, supra nota 144, párr. 231.
213
Corte IDH. Caso Usón Ramírez Vs. Venezuela. Excepción Preliminar, Fondo, Reparaciones y Costas. Sentencia de
20 de noviembre de 2009. Serie C No. 207, párrs. 173-174.
214
Corte IDH. Caso De la Masacre de las Dos Erres Vs. Guatemala…, supra nota 39, párr. 242.
215
Corte IDH. Caso Ríos y otros Vs. Venezuela. Excepciones Preliminares, Fondo, Reparaciones y Costas. Sentencia de
28 de enero de 2009. Serie C No. 194, párr. 406, y Corte IDH. Caso Perozo y otros Vs. Venezuela. Excepciones Prelimi
Jorge F. Calderón Gamboa
nares, Fondo, Reparaciones y Costas. Sentencia de 28 de enero de 2009. Serie C No. 195, párr. 416.
216
Corte IDH. Caso Barreto Leiva Vs. Venezuela. Fondo, Reparaciones y Costas. Sentencia de 17 de noviembre de
2009. Serie C No. 206, párrs. 133-135.
217
Cfr. Corte IDH. Caso Castillo Petruzzi Vs. Perú…, supra nota 98, Punto resolutivo 13.
192 218
Cfr. Corte IDH. Caso Fermín Ramírez Vs. Guatemala…, supra nota 98, párr. 130. a) y b). Cfr. Corte IDH. Caso Barbani
Duarte y otros Vs. Uruguay…, supra nota 30, párr. 248.
219
Cfr. Corte IDH. Caso Cantoral Benavides Vs. Perú…, supra nota 58, párr. 77.
220
Cfr. Corte IDH. Caso "La Última Tentación de Cristo" (Olmedo Bustos y otros) Vs. Chile. Fondo…, supra nota 46,
párr. 97, punto resolutivo cuarto. Cfr. Corte IDH. Caso Boyce y otros Vs. Barbados…, supra nota 172, párr. 127.b), y Corte
IDH. Caso Dacosta Cadogan Vs. Barbados…, supra nota 171, párr. 104.
221
Cfr. Corte IDH. Caso Radilla Pacheco Vs. México…, supra nota 28, párr. 339, véase también Corte IDH. Caso Almo-
nacid Arellano y otros Vs. Chile. Excepciones Preliminares, Fondo, Reparaciones y Costas. Sentencia de 26 de septiem-
bre de 2006. Serie C No. 154, párr. 124; Corte IDH. Caso López Mendoza Vs. Venezuela…, supra nota 136, párr. 226.
222
Cfr. Corte IDH. Caso de las Niñas Yean Bosico Vs. República Dominicana. Excepciones Preliminares, Fondo, Repa
raciones y Costas. Sentencia de 8 de septiembre de 2006. Serie C No. 130, párr. 239.
223
Cfr. Corte IDH. Caso Radilla Pacheco Vs. México…, supra nota 28, párr. 344, y Corte IDH. Caso Contreras y otros Vs.
El Salvador…, supra nota 107, párr. 219.
Estandarización de los protocolos, criterios ministeriales de investigación, servicios
periciales y de impartición de justicia para combatir desapariciones, homicidios y
los distintos tipos de violencia contra las mujeres.224
Implementación de un programa de búsqueda y localización de mujeres desapa-
recidas.225
Revisión y fortalecimiento de mecanismos de rendición de cuentas de las fuerzas
policiales.226
Acceso público a los archivos estatales.227
Realizar reformas legislativas en el Sistema Penitenciario.228
Adopción de medidas para prevenir y sancionar la venta de niñas y niños.229
Tomar las medidas apropiadas para que dejar sin efecto la prohibición de practicar la
fecundación in vitro y para que las personas que deseen hacer uso de dicha técnica
de reproducción asistida puedan hacerlo sin encontrar impedimento al efecto.230
224
Corte IDH. Caso González y otras ("Campo Algodonero") Vs. México…, supra nota 64, párr. 494-496; Cfr. Corte IDH.
Caso Gutiérrez Soler Vs. Colombia…, supra nota 125, párrs. 109-110.
225
Cfr. Corte IDH. Caso González y otras ("Campo Algodonero") Vs. México…, supra nota 64, párr. 508.
226
Cfr. Corte IDH. Caso Lysias Fleury Vs. Haiti…, supra nota 136, párr. 130.
227 193
Cfr. Corte IDH. Caso Contreras y otros Vs. El Salvador…, supra nota 107, párr. 212.
228
Cfr. Corte IDH. Caso Pacheco Teruel Vs. Honduras…, supra nota 34, párr. 103.
229
Cfr. Corte IDH. Caso Fornerón e hija Vs. Argentina…, supra nota 30, párr. 177.
230
Además, el Estado deberá, a la brevedad, regular los aspectos que considere necesarios para su implementación
y establecer sistemas de inspección y control de calidad de las instituciones o profesionales calificados que desarro
llen este tipo de técnica de reproducción asistida, y La Caja Costarricense de Seguro Social deberá incluir gradual-
mente la disponibilidad de la Fecundación in Vitro dentro de sus programas y tratamientos de infertilidad en su
atención de salud, de conformidad con el deber de garantía respecto al principio de no discriminación. Cfr. Corte
IDH. Caso Artavia Murillo y otros (Fertilización in vitro) Vs. Costa Rica. Excepciones Preliminares, Fondo, Reparaciones y
Costas Sentencia de 28 noviembre de 2012 Serie C No. 257, párrs. 334-338.
231
Cfr. Corte IDH. Caso Familia Barrios Vs. Venezuela…, supra nota 120, párr. 346.
232
Cfr. Corte IDH. Caso Chitay Nech y otros Vs. Guatemala…, supra nota 5, párr. 260; Corte IDH. Caso Fontevecchia y
D’Amico…, supra nota 145, párr. 113. Cfr. Corte IDH. Caso Contreras y otros Vs. El Salvador…, supra nota 107, párr. 217.
para las víctimas y familiares de una violación con impunidad prolongada, lo cual se analiza
en el fondo de la sentencia. Dado a ello, en este apartado solamente se enunciará lo que la
Corte IDH ha dispuesto en el capítulo de reparaciones como obligación concreta que deben
realizar los Estados para los casos específicos.
Asimismo, se trata de una de las medidas más complejas y quizá por ello, es una de las de
menor nivel de cumplimiento por parte de los Estados, ya que presenta una gran compleji-
dad respecto de las realidades de los casos, donde las investigaciones iniciales carecieron de
una buena documentación, o existen impedimentos estructurales para que se realice ésta
con imparcialidad, entre otros factores.
La Corte IDH ha hecho referencia al deber estatal de investigar desde el caso Velásquez Rodrí-
guez Vs. Honduras en 1989, disponiendo que tal existe "mientras se mantenga la incertidum-
bre" (en tal caso sobre la suerte final de la persona desaparecida).234 Al respecto, la Corte
Interamericana ha exigido muy puntualmente la obligación de investigar en casos como
Garrido y Baigorria Vs, Argentina (1998) y Bulacio Vs. Argentina (2003).235 El deber de investigar,
perseguir y enjuiciar a quienes cometen violaciones de derechos humanos es una medida que se
mantiene mientras no se obtenga pleno conocimiento de los hechos, la identificación de los
autores y hasta tanto no se imponga la sanción correspondiente. Al respecto, la Corte IDH, en
Jorge F. Calderón Gamboa
el caso El Amparo Vs. Venezuela (1995), que se trata de "una obligación que corresponde al
Estado siempre que haya ocurrido una violación de los derechos humanos y [la cual] debe
ser cumplida seriamente y no como una mera formalidad".236
194
233
Corte IDH. Caso de la Masacre de la Rochela Vs. Colombia…, supra nota 78, párr. 287-289; Corte IDH. Caso Bueno
Alves Vs. Argentina. Fondo, Reparaciones y Costas. Sentencia de 11 de mayo de 2007. Serie C No. 164, párr. 211; Corte
IDH. Caso Tiu Tojín Vs. Guatemala. Fondo, Reparaciones y Costas. Sentencia de 26 de noviembre de 2008. Serie C
No. 190, párr. 72-73; Corte IDH. Caso Ticona Estrada y otros Vs. Bolivia…, supra nota 45, párr. 151 y 255-257; Corte IDH.
Caso Radilla Pacheco Vs. México…, supra nota 28, párr. 333-334; Corte IDH. Caso De la Masacre de las Dos Erres Vs.
Guatemala…, supra nota 39, párr. 229-236.
234
Corte IDH. Caso Velásquez Rodríguez Vs. Honduras…, supra nota 5, párr. 34.
235
Corte IDH. Caso Garrido y Baigorria Vs. Argentina. Reparaciones y Costas. Sentencia de 27 de agosto de 1998.
Serie C No. 39, párrs.72-74, y Corte IDH. Caso Bulacio Vs. Argentina…, supra nota 178, párrs.110-121.
236
Corte IDH. Caso El Amparo Vs. Venezuela…, supra nota 88, párr. 61.
En la jurisprudencia actual de la Corte IDH, se agrupa esta medida, dependiendo el caso en
tres tipos de investigaciones: a) investigación penal; b) investigación administrativa o disci-
plinaria, y c) determinación del paradero de la víctima.
La Corte IDH ha establecido que esta se ordena cuando el Estado no ha cumplido con su
obligación de investigar de forma efectiva y completa las violaciones a derechos humanos.237
Asimismo, con motivo de la violación por la impunidad en los casos,
En esos casos "las autoridades estatales deben realizar esa investigación como un deber jurí-
dico propio, más allá de la actividad procesal de las partes interesadas, por todos los medios
legales disponibles, y orientada a la determinación de la verdad". 241
195
237
Cfr. Corte IDH. Caso Manuel Cepeda Vargas Vs. Colombia…, supra nota 73, párr. 214.
238
Véase redacción en: Corte IDH. Caso de la Masacre de las Dos Erres Vs. Guatemala…, supra nota 39, párr. 231;
Corte IDH. Caso Chitay Nech y otros Vs. Guatemala…, supra nota 5, párr. 232, y Corte IDH. Caso Contreras y otros Vs.
El Salvador…, supra nota 107, párr. 183.
239
Cfr. Corte IDH. Caso de la Masacre de Pueblo Bello Vs. Colombia…, supra nota 44, párr. 256, y Corte IDH. Caso de las
Masacres de Ituango Vs. Colombia…, supra nota 30, párr. 385.
240
Cfr. Corte IDH. Caso de la Masacre de Pueblo Bello Vs. Colombia…, supra nota 44, párr. 145; Corte IDH. Caso Chitay
Nech y otros Vs. Guatemala…, supra nota 5, párr. 92; Corte IDH. Caso Manuel Cepeda Vargas Vs. Colombia…, supra
nota 73, párr. 117.
241
Corte IDH. Caso Manuel Cepeda Vargas Vs. Colombia…, supra nota 73, párr. 117.
Asimismo, "los Estados deben utilizar los medios que sean necesarios, de acuerdo con su le-
gislación interna, para continuar eficazmente y con la mayor diligencia las investigaciones
abiertas, así como abrir las que sean necesarias, con el fin de individualizar, juzgar y eventual-
mente sancionar a todos los responsables de [las violaciones cometidas en perjuicio de la(s)
víctima(s)]".242
Con ese objetivo, los Estados deben "remover todos los obstáculos, de facto y de jure, que
pueden mantener la impunidad",243 que ha sido definida por la Corte IDH como "la falta en su
conjunto de investigación, persecución, captura, enjuiciamiento y condena de los respon
sables de las violaciones de los derechos humanos",244 ya que ésta "propicia la repetición
crónica de las violaciones de derechos humanos y la total indefensión de las víctimas y sus
familiares".245
La investigación y proceso abarca no sólo a los autores materiales e intelectuales sino tam-
bién a cómplices, encubridores y a todos aquellos que hubieren tenido participación en los
hechos que generaron la violación a los derechos.246
242
Cfr. Corte IDH. Caso Baldeón García Vs. Perú…, supra nota 92, párr. 199; Corte IDH. Caso Chitay Nech y otros Vs.
Guatemala... supra nota 5, párr. 235, y Corte IDH. Caso Manuel Cepeda Vargas Vs. Colombia..., supra nota 73, párr. 216.
196 243
Cfr. Corte IDH. Caso Baldeón García Vs. Perú..., supra nota 92, párr. 199; Corte IDH. Caso Chitay Nech y otros Vs.
Guatemala..., supra nota 5, párr. 235.
244
Corte IDH. Caso de la "Panel Blanca" (Paniagua Morales y otros) Vs. Guatemala. Fondo. Sentencia de 8 de marzo de
1998. Serie C No. 37, párr. 173; Corte IDH. Caso De la Masacre de las Dos Erres Vs. Guatemala..., supra nota 39, párr. 234.
245
Cfr. Corte IDH. Caso de la "Panel Blanca" (Paniagua Morales y otros) Vs. Guatemala..., supra nota 244, párr. 173; Corte
IDH. Caso De la Masacre de las Dos Erres Vs. Guatemala…, supra nota 39, párr. 201, y Corte IDH. Caso Chitay Nech y
otros Vs. Guatemala..., supra nota 5, párr. 236.
246
Corte IDH. Caso Garrido y Baigorria Vs. Argentina..., supra nota 235, párr. 74.
247
Cfr. Corte IDH. Caso del Caracazo Vs. Venezuela..., supra nota 79, párr. 118, y Corte IDH. Caso Radilla Pacheco Vs.
México..., supra nota 28, párrs. 247 y 334.
248
Cfr. Corte IDH. Caso del Caracazo Vs. Venezuela..., supra nota 79, párr. 118; Corte IDH. Caso De la Masacre de las Dos
Erres Vs. Guatemala..., supra nota 39, párr. 236, y Corte IDH. Caso Chitay Nech y otros Vs. Guatemala..., supra nota 5,
párr. 237.
personas que participen en la investigación, entre ellas víctimas, testigos y operadores de
justicia, cuenten con las debidas garantías de seguridad.249
Además, los Estados no pueden invocar disposiciones de derecho interno para incumplir con
sus obligaciones internacionales. Así, en un grupo particular de casos, la Corte IDH señaló
que en consideración de la gravedad de los hechos, el Estado no podrá aplicar leyes de
amnistía ni argumentar prescripción, irretroactividad de la ley penal, cosa juzgada, ni el prin-
cipio non bis in idem, o cualquier excluyente similar de responsabilidad, para excusarse de
esta obligación.250
En casos en los que se han creado comisiones de investigación, adicionales a las judiciales, la
Corte Interamericana ha especificado que:
249
Corte IDH. Caso Masacre Dos Erres Vs. Guatemala..., supra nota 39, párr. 233.
250
Cfr. Corte IDH. Caso Barrios Altos Vs. Perú. Fondo…, supra nota 116, párrs. 41-44; Corte IDH. Caso Ticona Estrada y
otros Vs. Bolivia…, supra nota 45, párr. 147, y Corte IDH, Caso Anzualdo Castro Vs. Perú…, supra nota 86, párr. 182;
Corte IDH. Caso Loayza Tamayo Vs. Perú…, supra nota 41, párr. 168 y 171; Corte IDH. Caso Castillo Páez Vs. Perú.
Reparaciones y Costas. Sentencia de 27 de noviembre de 1998. Serie C No. 43, párr. 105; Corte IDH. Caso Del Caracazo
Vs. Venezuela…, supra nota 79, párr. 119; Corte IDH. Caso Molina Theissen Vs. Guatemala…, supra nota 93, Corte IDH.
Caso 19 Comerciantes Vs. Colombia…, supra nota 41, 263.
251
Cfr. Corte IDH. Caso Almonacid Arellano y otros Vs. Chile…, supra nota 221, párr. 135.
252
Cfr. Corte IDH. Caso Pacheco Teruel Vs. Honduras…, supra nota 34, párr. 127.
funcionarios hagan uso de los elementos legales, técnicos y científicos disponibles.253 Asimis-
mo, el Estado debe adoptar otras medidas, tales como: promover acciones pertinentes de
cooperación internacional con otros Estados, a fin de facilitar la recopilación y el intercambio
de información, así como otras acciones legales que correspondan.254 Incluso, en circuns
tancias específicas, la Corte IDH ha ordenado al Estado que adopte medidas, incluyendo de
carácter diplomático, para facilitar la extradición de los responsables.255 En otros contextos,
ha especificado la materia a que deben referirse tales investigaciones dependiendo de
los hechos del caso y de las violaciones declaradas.256
b. Investigación Administrativa
En el caso de la Masacre de las Dos Erres Vs. Guatemala (2009), la Corte Interamericana dispuso
que el Estado deberá velar porque la investigación abarque los siguientes criterios:
En este mismo sentido, ha ordenado que el Estado deberá, dentro de un plazo razonable,
198
"investigar, por intermedio de las instituciones públicas competentes, a los funcionarios
acusados de irregularidades y, luego de un debido proceso, aplicará las sanciones administra-
253
Cfr. Corte IDH. Caso Contreras y otros Vs. El Salvador, supra nota 107, párr. 186.b).
254
Ibidem, párr. 186.c).
255
Corte IDH. Caso Goiburú y otros Vs. Paraguay, supra nota 42, 166.
256
Corte IDH. Caso Del Caracazo Vs. Venezuela, supra nota 79, párr. 118.
257
Ibidem, párr. 119.
258
Corte IDH. De la Masacre de las Dos Erres Vs. Guatemala, supra nota 39, párr. 133.
tivas, disciplinarias o penales correspondientes a quienes fueran encontrados responsables".259
La Corte IDH ha ordenado la investigación y sanción de los responsables, incluso, de desa
cato de sentencias judiciales internas.260
Este deber incluye determinar el paradero de la víctima o localizarla, así como identificarla y
entregar y trasladar los restos mortales.261 Esta medida se ordenó por primera ocasión en el
caso Neira Alegría y otros Vs. Perú (1996) estableciendo la obligación de hacer todo lo posible
para localizar e identificar los restos de las víctimas y entregarlos a sus familiares.262
Sobre el particular, la Corte IDH ha dispuesto que "como parte del deber de investigar el
Estado debe realizar una búsqueda efectiva del paradero de la víctima, ya que el derecho de
los familiares de conocer el paradero de la misma263 constituye una medida de reparación y,
por tanto, una expectativa que el Estado debe satisfacer a éstos.264 A su vez, esto permite a los
familiares aliviar la angustia y sufrimiento causados por dicha incertidumbre".265
En lo referente a los restos, la Corte IDH ha dispuso que "en caso de encontrarse los restos
mortales, deben ser entregados a sus familiares, previa comprobación genética de filiación,
a la mayor brevedad posible y sin costo alguno. Además, el Estado deberá cubrir los gastos
fúnebres, de común acuerdo con sus familiares".266
259
Cfr. Corte IDH. Caso González y otras ("Campo Algodonero") Vs. México…, supra nota 64, párr. 460. Véase también
Corte IDH. Caso Familia Barrios Vs. Venezuela…, supra nota 120, párr. 325.
260
Corte IDH. Caso "Cinco Pensionistas" Vs. Perú. Fondo, Reparaciones y Costas. Sentencia de 28 de febrero de 2003.
Serie C No. 98, párr. 179.
261
Al respecto debe observarse que el Principio 22 de los Principio y Directrices de las Naciones Unidas en materia
de reparación estableció que las medidas de satisfacción han de incluir "c) La búsqueda de las personas desapare 199
cidas, de las identidades de los niños secuestrados y de los cadáveres de las personas asesinadas, y la ayuda para
recuperarlos, identificarlos y volver a inhumarlos según el deseo explícito o presunto de la víctima o las prácticas
culturales de su familia y comunidad".
262
Corte IDH. Caso Neira Alegría y otros Vs. Perú…, supra nota 39.
263
Cfr. Corte IDH. Caso Goiburú y otros Vs. Paraguay…, supra nota 42, párr. 171; Corte IDH. Caso Ticona Estrada y otros
Vs. Bolivia…, supra nota 45, párr. 105, y Corte IDH. Caso Chitay Nech y otros Vs. Guatemala…, supra nota 5, párr. 240.
264
Cfr. Corte IDH. Caso Neira Alegría y otros Vs. Perú…, supra nota 39, párr. 69; Corte IDH. Caso Ticona Estrada y otros
Vs. Bolivia…, supra nota 45, párr. 105, y Corte IDH. Caso Chitay Nech y otros Vs. Guatemala…, supra nota 5, párr. 240.
265
Cfr. Corte IDH. Caso Ticona Estrada y otros Vs. Bolivia…, supra nota 45, párr. 105, y Corte IDH. Caso Chitay Nech y
otros Vs. Guatemala…, supra nota 5, párr. 240.
266
Cfr. Corte IDH. Caso Anzualdo Castro Vs. Perú…, supra nota 86, párr. 185, y Corte IDH. Caso Chitay Nech y otros Vs.
Guatemala…, supra nota 5, párr. 241
con vida, los gastos de su identificación bajo métodos fehacientes, del reencuentro y de la
atención psicosocial necesaria, disponer las medidas para el restablecimiento de su identidad
y realizar los esfuerzos necesarios para facilitar la reunificación familiar, en caso que así lo
deseen".267 En el caso Nadege Dorzema Vs. República Dominicana (2012), la Corte IDH ordenó
la identificación de los restos de los migrantes asesinados y sepultados en una fosa común y
su repatriación a Haití.268
6. Indemnización compensatoria
Cabe señalar que en sus primeras sentencias, la Corte IDH solamente otorgó a las víctimas el
pago de una justa indemnización (Velázquez Rodriguez en adelante). Fue posteriormente, que
comenzó a desarrollar las medidas que han sido analizadas anteriormente, en muchos casos,
Jorge F. Calderón Gamboa
267
Cfr. Corte IDH. Caso Contreras y otros Vs. El Salvador…, supra nota 107, párr. 192.
200 268
Corte IDH. Caso Nadege Dorzema vs. República Dominicana…, supra nota 34, párr. 253.
269
Corte IDH. Caso Velásquez Rodríguez Vs. Honduras…, supra nota 5, párr. 28, y Corte IDH. Caso Godínez Cruz Vs.
Honduras. Reparaciones y Costas. Sentencia de 21 de julio de 1989. Serie C No. 8, párr. 25.
270
Principio 20. La indemnización ha de concederse, de forma apropiada y proporcional a la gravedad de la vio-
lación y a las circunstancias de cada caso, por todos los perjuicios económicamente evaluables que sean consecuen-
cia de violaciones manifiestas de las normas internacionales de derechos humanos o violaciones graves del derecho
internacional humanitario, tales como los siguientes: a) El daño físico o mental; b) La pérdida de oportunidades, en
particular las de empleo, educación y prestaciones sociales; c) Los daños materiales y la pérdida de ingresos, incluido
el lucro cesante; d) Los perjuicios morales, y e) Los gastos de asistencia jurídica o de expertos, medicamentos y ser-
vicios médicos y servicios psicológicos y sociales.
271
Cabe señalar que los programas sociales que no se especifique un monto determinado por la Corte no son incluidos
en este rubro, tampoco las multas por incumplimiento Cfr. Caso Comunidad Xákmok Kásek, ya que serían erogaciones
eventuales).
Al respecto, en sus primeras sentencias la Corte Interamericana dispuso que
201
272
Corte IDH. Caso Blake Vs. Guatemala…, supra nota 81, párr. 42.
273
Corte IDH. Caso Garrido y Baigorria Vs. Argentina…, supra nota 235, párrs. 43 y 47.
274
Ibidem, Corte IDH.Caso González y otras ("Campo Algodonero") Vs. México…, supra nota 64, párr. 450.
275
Corte IDH. Caso González y otras ("Campo Algodonero")…, supra nota 64, párr. 450.
276
Cfr. Corte IDH. Caso de las Hermanas Serrano Cruz Vs. El Salvador. Interpretación de la Sentencia de Fondo, Repa-
raciones y Costas. Sentencia de 9 de septiembre de 2005. Serie C No. 131, párr. 22
277
Cfr. Corte IDH. Caso Blake Vs. Guatemala…, supra nota 81, párr. 34; Corte IDH. Caso del Penal Miguel Castro Castro
Vs. Perú…, supra nota 94, párr. 416, y Corte IDH. Caso La Cantuta Vs. Perú. Fondo, Reparaciones y Costas. Sentencia
de 29 de noviembre de 2006. Serie C no. 162, párr. 202.
278
Cfr. Corte IDH. Caso Velásquez Rodríguez Vs. Honduras..., supra nota 5, párr. 49; Corte IDH. Caso de la Masacre de
La Rochela Vs. Colombia..., supra nota 78, párr. 246; Corte IDH. Caso Escué Zapata Vs. Colombia..., supra nota 164, párr. 141.
El monto de las indemnizaciones que fija la Corte IDH, tanto en el plano material
como en el inmaterial, depende esencialmente de las circunstancias particulares de
cada caso, así como de los criterios establecidos para valorar los daños y de la prueba
requerida.279
279
Cfr. Corte IDH. Caso Juan Humberto Sánchez Vs. Honduras. Interpretación de la Sentencia de Excepciones Preli
minares, Fondo, Reparaciones y Costas. Sentencia de 26 de noviembre de 2003. Serie C No. 102, párr. 88.
280
Cfr. Corte IDH. Caso Bueno Alves Vs. Argentina…, supra nota 233, párr. 172; Corte IDH. Caso Tibi Vs. Ecuador…,
supra nota 99, párr. 236, y Corte IDH. Caso Ricardo Canese Vs. Paraguay…, supra nota 75, párr. 202.
281
Cfr. Corte IDH. Caso Blanco Romero y otros Vs. Venezuela. Fondo, Reparaciones y Costas. Sentencia de 28 de
Jorge F. Calderón Gamboa
noviembre de 2005. Serie C No. 138, párr. 87; Corte IDH. Caso de la Masacre de Pueblo Bello Vs. Colombia…, supra nota
44, párr. 258, y Corte IDH. Caso de las Masacres de Ituango Vs. Colombia…, supra nota 30, párr. 160.
282
Cfr. Corte IDH. Caso del Tribunal Constitucional Vs. Perú. Fondo, Reparaciones y Costas. Sentencia de 31 de enero
de 2001. Serie C No. 71, párr. 121. Cfr. Corte IDH. Caso Baena Ricardo y otros Vs. Panamá…, supra nota 88, párr. 205.
202 Cfr. Sergio García Ramírez, "La Jurisprudencia de la Corte Interamericana de Derechos Humanos en materia de
Reparaciones". En: La Corte Interamericana de Derechos Humanos. Un Cuarto de Siglo 1979-2004. San José, Costa Rica,
2005, págs. 48-50. Cfr. Caso Ivcher Bronstein Vs. Perú. Fondo, Reparaciones y Costas. Sentencia de 6 de febrero de 2001.
Serie C No. 74, párr. 181.
283
Cfr. En cuanto a remisión al derecho interno. Corte IDH. Caso Cesti Hurtado Vs. Perú…, supra nota 98, párr. 46;
Corte IDH. Caso Baena Ricardo y otros Vs. Panamá…, supra nota 88, párrs. 203 y 205; Corte IDH. Caso "Cinco Pensio
nistas" Vs. Perú…, supra nota 260, párr. 178; Corte IDH. Caso del Tribunal Constitucional Vs. Perú…, supra nota 282, párr.
121; Corte IDH. Caso Ivcher Bronstein Vs. Perú…, supra nota 282, párr. 181, y Corte IDH. Caso Acevedo Jaramillo y otros
Vs. Perú. Interpretación de la Sentencia de Excepciones Preliminares, Fondo, Reparaciones y Costas. Sentencia de
24 de noviembre de 2006. Serie C No. 157, párrs. 304-307.
284
Cfr. Corte IDH. Caso Almonacid Arellano y otros Vs. Chile…, supra nota 221, párr. 161; Corte IDH. Caso de la
"Masacre de Mapiripán" Vs. Colombia…, supra nota 142, párr. 287. En este último, la Corte IDH además determinó
la indemnización por daño inmaterial sólo respecto de algunas personas pues otras ya habían recibido una indem-
nización del Estado previamente a la sentencia de la Corte IDH. Cfr. Corte IDH. Caso La Cantuta Vs. Perú…, supra
El monto de las indemnizaciones puede ser acordado por las partes en el caso.285
La utilización del dólar de los Estados Unidos de América como divisa "dura" para el
cálculo de la indemnización compensatoria.287
nota 277, párr. 210; Corte IDH. Caso de la Masacre de La Rochela Vs. Colombia…, supra nota 78, párr. 248. Cfr. Corte 203
IDH. Caso de las Masacres de Ituango Vs. Colombia…, supra nota 30, párr. 376.
285
Cfr. Corte IDH. Caso Benavides Cevallos Vs. Ecuador…, supra nota 148, párr. 55; Corte IDH. Caso Barrios Altos Vs.
Perú…, supra nota 148, párr. 23; Corte IDH. Caso Durand y Ugarte Vs. Perú. Reparaciones y Costas. Sentencia de 3 de
diciembre de 2001. Serie C No. 89, párr. 23; Corte IDH. Caso Huilca Tecse Vs. Perú. Fondo, Reparaciones y Costas.
Sentencia de 3 de marzo de 2005. Serie C No. 121, párrs. 95 y 100. cada rubro.
286
Cfr. Corte IDH. Caso de la Comunidad Mayagna (Sumo) Awas Tingni Vs. Nicaragua. Fondo, Reparaciones y Costas.
Sentencia de 31 de agosto de 2001. Serie C No. 79, párr. 161 f ), y Corte IDH. Caso Raxcacó Reyes Vs. Guatemala…,
supra nota 98, párr. 127. Cfr. Corte IDH. Caso Masacre Plan de Sánchez Vs. Guatemala. Resolución de la Corte Interame
ricana de Derechos Humanos de 28 de noviembre de 2007, punto resolutivo segundo.
287
Corte IDH. Caso Velásquez Rodríguez Vs. Honduras…, supra nota 5. Por el contrario en el caso Tibi Vs. Ecuador,
dado la nacionalidad de la víctima se otorgó la suma en Euros.
288
Cfr. Corte IDH. Xákmok Kásek Vs. Paraguay…, supra nota 112, párr. 288.
Una de las indemnizaciones más altas determinadas por la Corte Interamericana se presenta
en el caso Salvador Chiriboga Vs. Ecuador (2011), en la cual la Corte IDH fijó la cantidad de
US$18, 705,000.00 (dieciocho millones setecientos cinco mil dólares de los Estados Unidos
de América) por concepto de justa indemnización en sede internacional, la cual incluye
el valor del inmueble expropiado y sus accesorios. Adicionalmente, el Estado debe pagar a la
víctima los intereses simples devengados de acuerdo a la tasa Libor sobre el monto de
la justa indemnización a partir de julio de 1997 hasta febrero de 2011, cuyo monto ascien-
de a US$9, 435,757.80 (nueve millones cuatrocientos treinta y cinco mil setecientos cincuenta
y siete dólares de los Estados Unidos de América con ochenta centavos). Cabe señalar, que
en este caso, las partes solicitaron que la Corte Interamericana fijara el monto del valor
comercial del bien objeto de la expropiación, por lo que técnicamente la indemnización co
rrespondería al pago de los intereses, mientras que la justa indemnización corresponde al
valor del terreno.289
7. Costas y Gastos
Conforme a lo señalado por la Corte IDH, "las costas y gastos están comprendidos dentro
del concepto de reparación consagrado en el artículo 63.1 de la Convención Americana".290
La Corte suele analizar éstas en apartado separado al de las indemnizaciones.291
… las costas y gastos hacen parte del concepto de reparación, toda vez que la
actividad desplegada por las víctimas con el fin de obtener justicia, tanto a nivel
nacional como internacional, implica erogaciones que deben ser compensadas
cuando la responsabilidad internacional del Estado es declarada mediante una
Jorge F. Calderón Gamboa
289
Corte IDH. Caso Salvador Chiriboga Vs. Ecuador. Reparaciones y Costas. Sentencia de 3 de marzo de 2011 Serie C
No. 222, párrs. 88-102.
290
Cfr. Corte IDH. Caso Garrido y Baigorria Vs. Argentina…, supra nota 235, párr. 79; Corte IDH. Caso Manuel Cepeda
Vargas Vs. Colombia…, supra nota 73, párr. 254.
291
Lo anterior concuerda con los principios y directrices de Naciones Unidas en materia de reparación que, como
señalamos anteriormente, incluye en las indemnizaciones los "gastos de asistencia jurídica o de expertos" entre
otros. (Principio 20e)
humanos. Esta apreciación puede ser realizada con base en el principio de equi-
dad y tomando en cuenta los gastos señalados por las partes, siempre que su
quantum sea razonable".292
Sobre el momento procesal en el que las partes deben presentar las pruebas, la Corte Intera-
mericana ha señalado que:
El rembolso por concepto de costas y gastos, comprende entonces tanto honorarios como
gastos de tramitación del caso que pueden ser relativos a: transporte, mensajería, servicios de
comunicación y servicios de notariado, entre otros. El inconveniente que debe señalarse sobre
Sobre el particular, de no contarse con elementos suficientes, la Corte IDH suele fijar en equi- 205
dad una cantidad en dinero por concepto de costas y gastos en el litigio del caso, que deben
292
Cfr. Corte IDH. Caso Garrido y Baigorria Vs. Argentina…, supra nota 235, párr. 82; Corte IDH. Caso Chitay Nech y
otros Vs. Guatemala…, supra nota 5, párr. 285, y Corte IDH. Caso Manuel Cepeda Vargas Vs. Colombia…, supra nota 73,
párr. 258.
293
Cfr. Corte IDH. Caso Molina Theissen Vs. Guatemala…, supra nota, párr. 122; Corte IDH. Caso de la Masacre de
Las Dos Erres Vs. Guatemala…, supra nota 39, párr. 302, y Corte IDH. Caso Chitay Nech y otros Vs. Guatemala…, supra
nota 5, párr. 284.
294
Corte IDH. Caso Chaparro Álvarez y Lapo Íñiguez Vs. Ecuador…, supra nota 106, párr. 277; Corte IDH. Caso Chitay
Nech y otros Vs. Guatemala…, supra nota 5, párr. 284.
incluir "los gastos futuros en que pueda incurrir a nivel interno o durante la supervisión de
cumplimiento de [la] Sentencia los miembros de la familia [...] y sus representantes". Reciente
mente se ha dispuesto asimismo que "en el procedimiento de supervisión de cumplimiento
de la presente Sentencia, la Corte IDH podrá disponer el reembolso por parte del Estado a las
víctimas o sus representantes de los gastos razonables debidamente comprobados".295
8. Nexo causal
La Corte Interamericana ha establecido que las reparaciones deben tener un nexo causal con
los hechos del caso, las violaciones declaradas, los daños acreditados, así como con las medi
das solicitadas para reparar los daños respectivos. Por lo tanto, la Corte IDH deberá observar
dicha concurrencia para pronunciarse debidamente y conforme a derecho.298
El nexo de causalidad por tanto, representa un elemento fundamental para el litigio de las
partes, ya sea en probar la necesidad de la medida o, en su caso, desvirtuar la causalidad de
Jorge F. Calderón Gamboa
295
Ver: Corte IDH. Caso Comunidad Indígena Xákmok Kásek. Vs. Paraguay…, supra nota 112.
296
Cfr. Corte IDH. Caso Torres Millacura y otros Vs. Argentina. Fondo, Reparaciones y Costas. Sentencia de 26 de agos-
to de 2011. Serie C No. 229, párr. 201; Corte IDH. Caso Contreras y otros Vs. El Salvador…, supra nota 107, párr. 240, y
Corte IDH. Caso Familia Barrios Vs. Venezuela…, supra nota 120, párr. 384.
297
Cfr. Ibid., párr. 202, Corte IDH. Caso Familia Barrios Vs. Venezuela…, supra nota 120, párr. 385.
298
Cfr. Corte IDH. Caso Ticona Estrada y otros Vs. Bolivia…, supra nota 45, párr. 110; Corte IDH. Caso de la Masacre
de las Dos Erres Vs. Guatemala…, supra nota 39, párr. 227; Corte IDH. Caso Lysias Fleury Vs. Haití…, supra nota 136,
párr. 114, y Corte IDH. Caso Fontevecchia y D’Amico Vs. Argentina…, supra nota, 145, párr. 99.
299
Cfr. Corte IDH. Caso Chitay Nech y otros Vs. Guatemala…, supra nota 5, párr. 260. Cfr. Corte IDH. Caso Fontevecchia
y D’Amico…, supra nota 145, párr. 113; Cfr. Corte IDH. Caso Contreras y otros Vs. El Salvador…, supra nota 107,
párr. 216.
VI. Conclusiones
La evolución del concepto de reparación integral se debe en gran medida al desarrollo ela
borado por la Corte IDH a través de su jurisprudencia en la materia. Al respecto, se pue-
den destacar al menos tres aspectos fundamentales: 1) El reconocimiento de afectaciones en
perjuicio de víctimas directas e indirectas; 2) La visión multidimensional de los daños que
repercuten en la persona humana o colectivos, y 3) La integralidad de las medidas de repara
ción que buscan restablecer la situación jurídica infringida y en especial garantizar la no repe
tición de los hechos. Estos factores han sido determinantes para atender casos de violaciones
a derechos humanos y hacer efectivo el ejercicio del derecho que tienen las víctimas a de-
mandar una reparación integral. Este es, en mi parecer, el complemento trascendente que
agrega la Corte IDH al conocer de un caso, ya que la reparación recaerá en un beneficio
concreto y específico en favor de las víctimas del caso y otras víctimas potenciales de situa-
ciones similares.
Estas reparaciones por tanto, han contribuido de manera significativa y relevante en cambios
estructurales en el continente americano. En la actualidad, todos los países que han aceptado
la competencia contenciosa de la Corte Interamericana han recibido una orden de la Corte
IDH con el fin de respetar y garantizar los derechos humanos establecidos en la CADH, a través
de medidas de reparación integral. México no ha sido la excepción y hoy en día, las reformas
legislativas y judiciales más importantes en materia de derechos humanos, se deben en gran
En este sentido, en los casos ya fallados contra México por el Sistema Interamericano aún
subsisten puntos parcialmente cumplidos o pendientes de cumplimiento. Será indispen
sable también el establecimiento de mecanismos interinstitucionales de coordinación que
faculten el cumplimiento expedito de las sentencias de la Corte IDH por parte del Estado
mexicano.
Jorge F. Calderón Gamboa
En conclusión, la reparación integral, es y debe ser, una contribución para el desarrollo inte-
gral del individuo o grupo afectado y un mecanismo constructivo para la sociedad.
Criterios jurisprudenciales
1. Internacionales
Corte IDH. Caso Velásquez Rodríguez Vs. Honduras. Reparaciones y Costas. Sentencia
de 21 de julio de 1989. Serie C No. 7.
Corte IDH. Caso Chitay Nech y otros Vs. Guatemala. Excepciones Preliminares, Fondo,
Reparaciones y Costas. Sentencia de 25 de mayo de 2010. Serie C No. 212.
Corte IDH. Caso Radilla Pacheco Vs. México. Excepciones Preliminares, Fondo, Repara-
ciones y Costas. Sentencia de 23 de Noviembre de 2009. Serie C No. 209.
Corte IDH. Caso de las Masacres de Ituango Vs. Colombia. Sentencia de 1 de julio de
2006 Serie C No. 148.
Corte IDH. Caso Barbani Duarte y otros Vs. Uruguay. Fondo, Reparaciones y Costas.
Sentencia de 13 de octubre de 2011. Serie C No. 234.
Corte IDH. Caso Fornerón e hija Vs. Argentina. Fondo, Reparaciones y Costas. Sentencia
de 27 de abril de 2012. Serie C No. 242.
Corte IDH. Caso Nadege Dorzema y otros Vs. República Dominicana. Fondo, Repara
ciones y Costas. Sentencia de 24 de octubre de 2012. Serie C No. 251.
Corte IDH. Caso Pacheco Teruel Vs. Honduras. Fondo, Reparaciones y Costas. Sentencia
de 27 de abril de 2012 Serie C No. 241. 209
Corte IDH. Caso Neira Alegría y otros Vs. Perú. Reparaciones y Costas, Sentencia de 19 de
septiembre de 1996. Serie C No. 29.
Corte IDH. Caso De la Masacre de las Dos Erres Vs. Guatemala. Excepción Preliminar,
Fondo, Reparaciones y Costas. Sentencia de 24 de noviembre de 2009. Serie C
No. 211.
Corte IDH. Caso 19 Comerciantes Vs. Colombia. Fondo, Reparaciones y Costas. Senten-
cia de 5 de julio de 2004. Serie C No. 109.
Corte IDH. Caso Loayza Tamayo Vs. Perú. Reparaciones y Costas. Sentencia de 27 de
noviembre de 1998. Serie C No. 42.
Corte IDH. Caso Las Palmeras Vs. Colombia. Reparaciones y Costas. Sentencia de 26 de
noviembre de 2002. Serie C. No. 96.
Corte IDH. Caso Goiburú y otros Vs. Paraguay. Fondo, Reparaciones y Costas. Senten-
cia de 22 de septiembre de 2006. Serie C No. 153.
Corte IDH. Caso de la Masacre de Pueblo Bello Vs. Colombia. Fondo, Reparaciones
y Costas. Sentencia de 31 de enero de 2006. Serie C. No. 140.
Corte IDH. Caso Ticona Estrada y otros Vs. Bolivia. Fondo, Reparaciones y Costas. Sen-
tencia de 27 de noviembre de 2008. Serie C No. 191.
Corte IDH. Caso "La Última Tentación de Cristo"(Olmedo Bustos y otros) Vs. Chile. Fondo,
Reparaciones y Costas. Sentencia de 5 de febrero de 2001. Serie C No. 73.
Corte IDH. Caso Claude Reyes y otros Vs. Chile. Fondo, Reparaciones y Costas. Sentencia
de 19 de septiembre de 2006. Serie C No. 151.
Corte IDH. Caso Cantoral Benavides Vs. Perú. Reparaciones y Costas. Sentencia de 3 de
Jorge F. Calderón Gamboa
Corte IDH. Caso González y otras ("Campo Algodonero") Vs. México. Excepción Prelimi-
210
nar, Fondo, Reparaciones y Costas. Sentencia de 16 de noviembre de 2009. Serie C
No. 205.
Corte IDH. Caso Mejía Idrovo Vs. Ecuador. Excepciones Preliminares, Fondo, Reparacio-
nes y Costas. Sentencia de 5 de julio de 2011. Serie C No. 228.
Corte IDH. Caso Furlan y familia Vs. Argentina. Excepciones Preliminares, Fondo, Repa-
raciones y Costas. Sentencia de 31 de agosto de 2012. Serie C No. 246.
Corte IDH. Caso Bámaca Velásquez Vs. Guatemala. Reparaciones y Costas. Sentencia
de 22 de febrero de 2002. Serie C No. 91.
Corte IDH. Caso Manuel Cepeda Vargas Vs. Colombia. Excepciones Preliminares, Fondo
y Reparaciones. Sentencia de 26 de mayo de 2010. Serie C No. 213.
Corte IDH. Caso Ricardo Canese Vs. Paraguay. Fondo, Reparaciones y Costas. Sentencia
de 31 de agosto de 2004. Serie C No. 111.
Corte IDH. Caso Servellón García y otros Vs. Honduras. Fondo, Reparaciones y Costas.
Sentencia de 21 de septiembre de 2006. Serie C No. 152.
Corte IDH. Caso Ximenes Lopes Vs. Brasil. Sentencia de 4 de julio de 2006. Serie C
No. 149.
Corte IDH. Caso de la Masacre de la Rochela Vs. Colombia. Fondo, Reparaciones y Costas.
Sentencia de 11 de mayo de 2007. Serie C No. 163.
Corte IDH. Caso Zambrano Vélez y otros Vs. Ecuador. Fondo, Reparaciones y Costas.
Sentencia de 4 de julio de 2007. Serie C No. 166.
Corte IDH. Caso Cantoral Huamán y García Santa Cruz Vs. Perú. Excepción Preliminar,
Fondo, Reparaciones y Costas. Sentencia de 10 de julio de 2007. Serie C No. 167.
Corte IDH. Caso Castillo Páez Vs. Perú. Reparaciones y Costas. Sentencia de 27 de no-
viembre de 1998. Serie C No. 43.
211
Corte IDH. Caso Blake Vs. Guatemala. Reparaciones y Costas. Sentencia de 22 de ene-
ro de 1999. Serie C No. 48.
Corte IDH. Caso De la Cruz Flores Vs. Perú. Fondo. Reparaciones y Costas. Sentencia de
18 de noviembre de 2004. Serie C No. 115.
Corte IDH. Caso Cantoral Benavides Vs. Perú. Reparaciones y Costas. Sentencia de 3 de
diciembre de 2001. Serie C No. 88.
Corte IDH. Caso Anzualdo Castro Vs. Perú. Excepción Preliminar, Fondo, Reparaciones
y Costas. Sentencia de 22 de septiembre de 2009. Serie C No. 202.
Corte IDH. Caso Baena Ricardo y otros Vs. Panamá. Fondo, Reparaciones y Costas. Sen-
tencia de 2 de febrero de 2001. Serie C No. 72.
Corte IDH. Caso Baldeón García Vs. Perú. Fondo, Reparaciones y Costas. Sentencia de
6 de abril de 2006. Serie C No. 147.
Corte IDH. Caso Molina Theissen Vs. Guatemala. Reparaciones y Costas. Sentencia de
3 de julio de 2004. Serie C No. 108.
Corte IDH. Caso del Penal Miguel Castro Castro Vs. Perú. Fondo, Reparaciones y Costas.
Sentencia de 25 de noviembre de 2006. Serie C No. 160.
Corte IDH. Caso Suárez Rosero Vs. Ecuador. Reparaciones y Costas. Sentencia de 20 de
enero de 1999. Serie C No. 44.
Corte IDH. Caso Castillo Petruzzi y otros Vs. Perú. Fondo, Reparaciones y Costas. Senten-
cia de 30 de mayo de 1999. Serie C No. 52.
Corte IDH. Caso Cesti Hurtado Vs. Perú. Sentencia de Reparaciones y Costas de 29 de
septiembre de 1999. Serie C No. 5.
Jorge F. Calderón Gamboa
Corte IDH. Caso Herrera Ulloa Vs. Costa Rica. Excepciones Preliminares, Fondo, Repa
raciones y Costas. Sentencia de 2 de julio de 2004. Serie C No. 107.
212
Corte IDH. Caso Fermín Ramírez Vs. Guatemala. Fondo, Reparaciones y Costas. Senten-
cia de 20 de junio de 2005. Serie C No. 126.
Crote IDH. Caso Acosta Calderón Vs. Ecuador. Fondo, Reparaciones y Costas. Sentencia
de 24 de junio de 2005. Serie C No. 129.
Corte IDH. Caso Raxcacó Reyes Vs. Guatemala. Fondo, Reparaciones y Costas. Senten-
cia de 15 de septiembre de 2005. Serie C No. 133.
Corte IDH. Caso Tibi Vs. Ecuador. Excepciones Preliminares, Fondo, Reparaciones y Costas.
Sentencia de 7 de septiembre de 2004. Serie C No. 114.
Corte IDH. Caso Palamara Iribarne Vs. Chile. Fondo, Reparaciones y Costas. Sentencia
de 22 de noviembre de 2005. Serie C No. 135.
Corte IDH. Caso Apitz Barbera y otros ("Corte Primera de lo Contencioso Administrativo")
Vs. Venezuela. Excepción Preliminar, Fondo, Reparaciones y Costas. Sentencia de 5 de
agosto de 2008. Serie C No. 182.
Corte IDH. Caso Reverón Trujillo Vs. Venezuela. Excepción Preliminar, Fondo, Reparacio-
nes y Costas. Sentencia de 30 de junio de 2009. Serie C No. 197.
Corte IDH. Caso Chaparro Álvarez y Lapo Íñiguez. Vs. Ecuador. Excepciones Prelimi
nares, Fondo, Reparaciones y Costas. Sentencia de 21 de noviembre de 2007. Serie C
No. 170.
Corte IDH. Caso Contreras y otros Vs. El Salvador. Fondo, Reparaciones y Costas. Sen-
tencia de 31 de agosto de 2011. Serie C No. 232.
Corte IDH. Caso Comunidad Indígena Sawhoyamaxa Vs. Paraguay. Fondo, Reparacio-
Corte IDH. Caso Comunidad Indígena Yakye Axa Vs. Paraguay. Fondo Reparaciones estándares aplicables al nuevo paradigma mexicano
y Costas. Sentencia 17 de junio de 2005. Serie C No. 125.
Corte IDH. Caso Comunidad Indígena Yakye Axa. Interpretación de la Sentencia sobre
Fondo, Reparaciones y costas (art. 67 Convención Americana sobre Derechos Huma-
nos). Sentencia de 6 de febrero de 2006. Serie C No. 142.
213
Corte IDH. Caso Comunidad Indígena Xákmok Kásek. Vs. Paraguay. Fondo, Repara
ciones y Costas. Sentencia de 24 de agosto de 2010 Serie C No. 214.
Corte IDH. Caso del Pueblo Saramaka. Vs. Surinam. Excepciones Preliminares, Fondo,
Reparaciones y Costas. Sentencia de 28 de noviembre de 2007. Serie C No. 172.
Corte IDH. Caso Pueblo Indígena Kichwa de Sarayaku Vs. Ecuador. Fondo y Repara
ciones. Sentencia de 27 de junio de 2012. Serie C No. 245.
Corte IDH. Caso Barrios Altos Vs. Perú. Reparaciones y Costas. Sentencia de 30 de no-
viembre de 2001. Serie C No. 87.
Corte IDH. Caso Durand Ugarte Vs. Perú. Reparaciones y Costas. Sentencia de 3 de
diciembre de 2001. Serie C No. 89.
Corte IDH. Caso Familia Barrios Vs. Venezuela. Fondo, Reparaciones y Costas. Senten-
cia de 24 de noviembre de 2011. Serie C No 237.
Corte IDH. Caso Masacre Plan de Sánchez Vs. Guatemala. Reparaciones y Costas. Sen-
tencia de 19 de noviembre de 2004. Serie C No. 116.
Corte IDH. Caso Gutiérrez Soler Vs. Colombia. Fondo, Reparaciones y Costas. Sentencia
de 12 de septiembre de 2005. Serie C No. 13.
Corte IDH. Caso Yatama Vs. Nicaragua. Excepciones Preliminares, Fondo, Reparacio-
nes y Costas. Sentencia de 23 de junio de 2005. Serie C No. 127.
Corte IDH. Caso Chocrón Chocrón Vs. Venezuela. Excepción Preliminar, Fondo, Repara-
ciones y Costas. Sentencia de 1 de Julio de 2011. Serie C No. 227.
Corte IDH. Caso López Mendoza Vs. Venezuela. Fondo, Reparaciones y Costas. Senten-
cia de 1 de septiembre de 2011. Serie C No. 233.
Corte IDH. Caso Lysias Fleury Vs. Haití. Fondo y Reparaciones. Sentencia de 23 de no-
viembre de 2011. Serie C No. 236.
Jorge F. Calderón Gamboa
Corte IDH. Caso Juan Humberto Sánchez Vs. Honduras. Excepción Preliminar, Fondo,
Reparaciones y Costas. Sentencia de 7 de junio de 2003. Serie C No. 99.
214
Corte IDH. Caso de la "Masacre de Mapiripán" Vs. Colombia. Fondo, Reparaciones y Cos
tas. Sentencia de 15 de septiembre de 2005. Serie C No. 134.
Corte IDH, Caso Castañeda Gutman Vs. México. Excepciones Preliminares, Fondo,
Reparaciones y Costas. Sentencia de 6 de agosto de 2008. Serie C No. 184.
Corte IDH. Caso Escher y otros Vs. Brasil. Excepciones Preliminares, Fondo, Reparacio-
nes y Costas. Sentencia de 6 de julio de 2009. Serie C No. 200.
Corte IDH. Caso Garibaldi Vs. Brasil. Excepciones Preliminares, Fondo, Reparaciones
y Costas. Sentencia de 23 de septiembre de 2009. Serie C No. 203.
Corte IDH. Caso Fontevecchia y D’Amico Vs. Argentina. Fondo, Reparaciones y Costas.
Sentencia de 29 de noviembre de 2011. Serie C No. 238.
Corte IDH. Caso Torres Millacura y otros Vs. Argentina. Fondo, Reparaciones y Costas.
Sentencia de 26 de agosto de 2011. Serie C No. 229.
Corte IDH. Caso Benavides Cevallos Vs. Ecuador. Fondo, Reparaciones y Costas. Senten-
cia de 19 de junio de 1998. Serie C No. 38.
Corte IDH. Caso Heliodoro Portugal Vs. Panamá. Excepciones Preliminares, Fondo,
Reparaciones y Costas. Sentencia de 12 de agosto de 2008. Serie C No. 186.
Corte IDH. Caso de los Hermanos Gómez Paquiyauri Vs. Perú. Fondo, Reparaciones y Cos
tas. Sentencia de 8 de julio de 2004. Serie C No. 110.
Corte IDH. Caso Valle Jaramillo y otros Vs. Colombia. Fondo, Reparaciones y Costas.
Sentencia de 27 de noviembre de 2008. Serie C No. 192.
Corte IDH. Caso Escué Zapata Vs. Colombia. Fondo, Reparaciones y Costas. Sentencia
de 4 de julio de 2007. Serie C No. 165.
215
Corte IDH. Caso Aloeboetoe y otros Vs. Suriname. Reparaciones y Costas. Sentencia de
10 de septiembre de 1993. Serie C No. 15.
Corte IDH. Hilaire, Constantine y Benjamin y otros Vs. Trinidad y Tobago. Fondo, Repa
raciones y Costas. Sentencia de 21 de junio de 2002. Serie C No. 94.
Corte IDH. Caso Dacosta Cadogan Vs. Barbados. Excepciones Preliminares, Fondo,
Reparaciones y Costas. Sentencia de 24 de Septiembre de 2009. Serie C No. 204.
Corte IDH. Caso Boyce y otros Vs. Barbados. Excepción Preliminar, Fondo, Reparaciones
y Costas. Sentencia de 20 de noviembre de 2007. Serie C No. 169.
Corte IDH. Caso de las Hermanas Serrano Cruz Vs. El Salvador. Fondo, Reparaciones y Cos
tas. Sentencia de 1 de marzo de 2005. Serie C No. 120.
Corte IDH. Caso Bulacio Vs. Argentina. Fondo, Reparaciones y Costas. Sentencia de 18 de
Septiembre de 2003. Serie C No. 100.
Corte IDH. Caso Lori Berenson Mejía Vs. Perú. Fondo, Reparaciones y Costas. Sentencia
de 25 de noviembre de 2004. Serie C No. 119.
Corte IDH. Caso Caesar Vs. Trinidad y Tobago. Fondo, Reparaciones y Costas. Sentencia
11 de marzo 2005. Serie C No. 123.
Corte IDH. Caso López Álvarez Vs. Honduras. Fondo, Reparaciones y Costas. Sentencia
de 1 de febrero de 2006. Serie C No. 141.
Corte IDH. Caso Montero Aranguren y otros (Retén de Catia) Vs. Venezuela. Fondo, Repa-
raciones y Costas. Sentencia de 5 de julio de 2006. Serie C No. 150.
Corte IDH. Caso Trujillo Oroza Vs. Bolivia. Reparaciones y Costas. Sentencia de 27 de
Jorge F. Calderón Gamboa
Corte IDH. Caso Claude Reyes y otros Vs. Chile. Supervisión de Cumplimiento de Sen-
216
tencia. Resolución de la Corte Interamericana de Derechos Humanos de 24 de no-
viembre de 2008.
Corte IDH. Caso Yvon Neptune Vs. Haití. Fondo, Reparaciones y Costas. Sentencia de
6 de mayo de 2008. Serie C No. 180.
Corte IDH. Caso Kimel Vs. Argentina. Fondo, Reparaciones y Costas. Sentencia de 2 de
mayo de 2008 Serie C No. 177.
Corte IDH. Caso Tristán Donoso Vs. Panamá. Excepción Preliminar, Fondo, Reparacio-
nes y Costas. Sentencia de 27 de enero de 2009 Serie C No. 193.
Corte IDH. Caso Usón Ramírez Vs. Venezuela. Excepción Preliminar, Fondo, Reparacio-
nes y Costas. Sentencia de 20 de noviembre de 2009. Serie C No. 207.
Corte IDH. Caso Ríos y otros Vs. Venezuela. Excepciones Preliminares, Fondo, Repara-
ciones y Costas. Sentencia de 28 de enero de 2009. Serie C No. 194.
Corte IDH. Caso Perozo y otros Vs. Venezuela. Excepciones Preliminares, Fondo, Repara-
ciones y Costas. Sentencia de 28 de enero de 2009. Serie C No. 195.
Corte IDH. Caso Barreto Leiva Vs. Venezuela. Fondo, Reparaciones y Costas. Sentencia
de 17 de noviembre de 2009. Serie C No. 206.
Corte IDH. Almonacid Arellano y otros Vs. Chile. Excepciones Preliminares, Fondo,
Reparaciones y Costas. Sentencia de 26 de septiembre de 2006. Serie C No. 154.
Corte IDH. Caso de las Niñas Yean Bosico Vs. República Dominicana. Excepciones
Preliminares, Fondo, Reparaciones y Costas. Sentencia de 8 de septiembre de 2006.
Serie C No. 130.
Corte IDH. Bueno Alves Vs. Argentina. Fondo, Reparaciones y Costas. Sentencia de 11 de
mayo de 2007. Serie C No. 164.
217
Corte IDH. Caso Tiu Tojín Vs. Guatemala. Fondo, Reparaciones y Costas. Sentencia de
26 de noviembre de 2008. Serie C No. 190.
Corte IDH. Caso de la "Panel Blanca" (Paniagua Morales y otros) Vs. Guatemala. Fondo.
Sentencia de 8 de marzo de 1998. Serie C No. 37.
Corte IDH. Caso "Cinco Pensionistas" Vs. Perú. Fondo, Reparaciones y Costas. Sentencia
de 28 de febrero de 2003. Serie C No. 98.
Corte IDH. Caso Godínez Cruz Vs. Honduras. Reparaciones y Costas. Sentencia de 21 de
julio de 1989. Serie C No. 8.
Corte IDH. Caso de las Hermanas Serrano Cruz Vs. El Salvador. Interpretación de la Sen-
tencia de Fondo, Reparaciones y Costas. Sentencia de 9 de septiembre de 2005.
Serie C No. 131.
Corte IDH. Caso Juan Humberto Sánchez Vs. Honduras. Interpretación de la Sentencia
de Excepciones Preliminares, Fondo, Reparaciones y Costas. Sentencia de 26 de no-
viembre de 2003. Serie C No. 102.
Corte IDH. Caso Blanco Romero y otros Vs. Venezuela. Fondo, Reparaciones y Costas.
Sentencia de 28 de noviembre de 2005. Serie C No. 138.
Corte IDH. Caso del Tribunal Constitucional Vs. Perú. Fondo, Reparaciones y Costas.
Sentencia de 31 de enero de 2001. Serie C No. 71.
Corte IDH. Caso Acevedo Jaramillo y otros Vs. Perú. Interpretación de la Sentencia de
Excepciones Preliminares, Fondo, Reparaciones y Costas. Sentencia de 24 de noviem-
bre de 2006. Serie C No. 157.
Corte IDH. Caso Durand y Ugarte Vs. Perú. Reparaciones y Costas. Sentencia de 3 de
diciembre de 2001. Serie C No. 89.
Corte IDH. Caso Huilca Tecse Vs. Perú. Fondo, Reparaciones y Costas. Sentencia de 3 de
marzo de 2005. Serie C No. 121.
Jorge F. Calderón Gamboa
Corte IDH. Caso de la Comunidad Mayagna (Sumo) Awas Tingni Vs. Nicaragua. Fondo,
Reparaciones y Costas. Sentencia de 31 de agosto de 2001. Serie C No. 79.
218
Corte IDH. Caso Salvador Chiriboga Vs. Ecuador. Reparaciones y Costas. Sentencia de
3 de marzo de 2011 Serie C No. 222.
Corte IDH. Caso Torres Millacura y otros Vs. Argentina. Fondo, Reparaciones y Costas.
Sentencia de 26 de agosto de 2011. Serie C No. 229.
ICJ. Reparation for Injuries Suffered in the Service of the United Nations [Reparaciones por
lesiones sufridas al servicio de la Organización de las Naciones Unidas]. Opinión Consul-
tiva. 7 de diciembre de 1948.
ICC. Situation in the Democratic Republic of the Congo in the Case of the Prosecutor v.
Thomas Lubanga Dyilo [Situación en la República Democrática del Congo en el caso de
la Fiscalía v Thomas Lubanga Dyilo]. Decision establishing the principles and procedures
to be applied to reparations [Decisión que establece los principios y procedimientos a ser
aplicados a las reparaciones]. No. ICC-01/04-01/06. 7 de Agosto de 2012.
TEDH. De Wilde, Ooms y Versijp v. Bélgica. (App. No. 2832/66, 2835/66, 2899/66). 10 de
marzo de 1972.
ACDH. The Constitutional Rights Project (in respect of Zamani Lakwot and 6 others)
v. Nigeria. Comunicación 87/93.
I. Introducción
violación a varias disposiciones constitucionales, sino podría hacerse valer una causa de
nulidad del tratado según lo dispuesto por el artículo 46 de la Convención de Viena sobre
Derecho de los Tratados.1
1
AGNU, Convención de Viena sobre el Derecho de los Tratados. Resolución U.N. Doc A/CONF.39/27 (1969), 1155
223
U.N.T.S. 331, 23 de mayo de 1969: Artículo 46. 1. El hecho de que el consentimiento de un Estado en obligarse por
Asimismo, dicha disposición debe de interpretarse conjuntamente con lo establecido en
los artículos 133 y 1o. de la Constitución.
Dicha prohibición debe de ser interpretada conjuntamente con lo establecido por el artículo
2o. constitucional y es congruente con la normativa internacional que condena y proscribe
Gabriela Rodríguez Huerta
un tratado haya sido manifestado en violación de una disposición de su derecho interno concerniente a la compe-
tencia para celebrar tratados no podrá ser alegado por dicho Estado como vicio de su consentimiento a menos que
dicha violación sea manifiesta y afecte a una norma de importancia fundamental en su derecho interno. 2. Una
violación es manifiesta si resulta objetivamente evidente para cualquier estado que proceda en la materia conforme
224 a la práctica usual y la buena fe.
2
El derecho a solicitar asilo obliga a los Estados a respetar el principio de No Devolución, establecido en la AGNU,
Convención sobre el Estatuto de los Refugiados. Resolución 429 (V), de 14 de diciembre de 1950, en su artículo 33 y
reconocido como norma de jus cogens.
3
La Ley de Extradición Internacional Recoge dicha prohibición constitucional en su artículo 8: "En ningún caso se
concederá la extradición de personas que puedan ser objeto de persecución política del Estado solicitante, o
cuando el reclamado haya tenido la condición de esclavo en el país donde se cometió el delito". Esta ley deter
mina los casos y condiciones de procedencia de la extradición cuando no exista tratado internacional con el Estado
requirente. Diario Oficial de la Federación de 29 de diciembre de 1975. Reformas: de 4 de diciembre de 1984, 10 de
enero de 1994 y 18 de mayo de 1999.
4
Cfr. ICJ, Asylum Case (Colombia/Peru), Jugment of November 20 th, 1950.
5
Cossío, José Ramón y Rodríguez Huerta, Gabriela, El Senado de la República y las Relaciones Exteriores, México,
Senado, ITAM-Miguel Ángel Porrúa, 2003, p. 40.
la esclavitud.6 Hidalgo abolió formalmente la esclavitud, el esclavo perseguido al entrar en la
República se convierte en hombre libre y recibe la protección constitucional, que lo ampara
para no ser devuelto al país que solicita su extradición. Nos parece que la interpretación
adecuada de dicho precepto, a la luz de la protección progresiva de los derechos humanos,
debería de ser entender a la esclavitud en su connotación más amplia y entonces interpretar
que la norma incluye las formas contemporáneas de esclavitud.
La prohibición de la esclavitud constituye una norma de jus cogens,7 lo que establece una
obligación erga omnes para la comunidad internacional de desconocer y condenar cualquier
tipo de esclavitud.
La última parte del artículo 15 se refiere a la prohibición de celebrar tratados o convenios que
alteren los derechos humanos reconocidos por la Constitución y los tratados internacionales
de los que el Estado Mexicano sea parte. Esta disposición requiere de un primer análisis para
precisar por que hace una distinción entre tratados y convenios, y un segundo análisis de
cómo se debe interpretar la palabra "alteren".
pactos se han escapado de la revisión del Congreso de una manera abusiva y sólo porque la
y los Tratados Internacionales
6
La Convención contra la Esclavitud firmada en Ginebra el 25 de septiembre de 1926 define a ésta "como el estado
o condición de un individuo sobre el cual se ejercitan los atributos del derecho de propiedad o algunos de ellos."
(Artículo 1.1)
7
Corte IDH, Caso Aloeboetoe y otros Vs. Surinam. Reparaciones y costas. Sentencia de 10 de septiembre de 1993,
Serie C No. 15, párr. 57.
8
Zarco, Francisco, Congreso Extraordinario Constituyente 1856-1857, México, FCE, 1957, Tomo II, p. 663. Es intere
sante la participación del diputado Ruiz en dicho debate, él consideraba que la única forma de evitar los abusos del
Ejecutivo era que el Congreso no sólo tuviera la facultad de revisar y aprobar, sino dar bases para los tratados,
convenios y convenciones que celebre el Ejecutivo, su propuesta no tuvo eco una vez que fueron expuestas las
dificultades prácticas de la misma.
dientemente de su denominación particular, fuera sujeto a la revisión del Congreso (hoy el
Senado). A la luz del derecho internacional y, en particular, a la de la definición de tratado
establecida por la Convención de Viena sobre Derecho de los Tratados, de la cual nuestro
país es parte, la distinción establecida en el artículo 15 constitucional no tiene ninguna tras
cendencia en el ámbito internacional. Sin embargo, la misma debería de ser eliminada ya
que, por un lado, respondía a un momento histórico determinado y, por otro, tal distinción
no existe en los artículos 133 ni 1o. de la Constitución, lo cual crea confusión en cuanto a la
interpretación constitucional.9
las leyes de los Estados parte de acuerdo a otras convenciones en materia de derechos
humanos (Convención Americana sobre Derechos Humanos, artículo 29, párrafo b)10 y el
Pacto Internacional de Derechos Económicos, Sociales y Culturales, artículo 5o.).11
226
9
Lo mismo podría decirse del artículo 76 fracción I que habla de "convenciones diplomáticas".
10
OEA, Convención Americana sobre Derechos Humanos, suscrita en la Conferencia especializada interamericana
sobre derechos humanos (B-32), San José, Costa Rica 7 al 22 de noviembre de 1969.
11
AGNU, Pacto Internacional de Derechos Económicos, Sociales y Culturales. Adoptado en su resolución 2200 A(XXI),
de 16 de diciembre de 1966.
Criterios jurisprudenciales
1. Internacionales
Corte IDH, Caso Aloeboetoe y otros Vs. Surinam. Reparaciones y costas. Sentencia de
10 de septiembre de 1993. Serie C No. 15.
El Artículo 15 Constitucional
y los Tratados Internacionales
227
Estado de excepción,
suspensión de derechos
y jurisdicción
Pedro SALAZAR UGARTE
Sumario: I. Apunte introductorio. II. El artículo 29 en su versión original. III. La re
glamentación internacional. IV. El derecho internacional y las opiniones consultivas.
V. Algunos casos relevantes de la Corte Interamericana de Derechos Humanos. VI. Evolución
de la Constitución mexicana. VII. La Suprema Corte de Justicia de la Nación mexicana y el
estado de excepción. IX. La Corte, las fuerzas armadas y los derechos.
I. Apunte introductorio
E n esta ocasión no escribo directamente sobre los derechos humanos sino sobre su
suspensión. Lo cual no deja de ser paradójico en una obra dedicada a comentar una consti-
tución precisamente sobre derechos. Lo que sucede es que la figura de la suspensión se
encuentra constitucionalizada y fue objeto de una profunda transformación en el marco
de las modificaciones a la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos (en adelante
CPEUM o "la Constitución") de junio de 2011. De hecho, la institución de la suspensión o
restricción de derechos –íntimamente asociada con la figura del estado de excepción–
encarna uno de los supuestos más paradójicos y controvertidos en el constitucionalismo
contemporáneo. La idea de fondo es que los estados deben contar con mecanismos espe-
ciales para la adopción de medidas urgentes en situaciones de crisis.
suspensión de derechos y jurisdicción
Se trata de una figura que evoca la tesis de los "poderes extraordinarios" ante situaciones
excepcionales que, en la práctica, suponen una suspensión de la vigencia del derecho –en
Estado de excepción,
principio– para salvar al derecho mismo. En los hechos, si nos atenemos a la experiencia
comparada, por lo general, el poder ejecutivo adquiere un predominio temporal sobre los
otros poderes y obtiene potestades especiales con las que no cuenta en los periodos de nor
malidad constitucional. Sin embargo, teóricamente, aunque la figura contempla la parálisis
231
temporal de algunas instituciones fundamentales del modelo constitucional, la suspensión
o restricción de derechos no conlleva la instauración de un nuevo orden constitucional. Por
eso, para Giorgio Agamben, el estado de excepción es el vacío de derecho que, sin embargo,
lo funda.1 Una paradoja muy estudiada en el campo de la teoría jurídica y política que es foco
de profundas controversias porque suele cuestionarse la compatibilidad que esta figura
tiene con esquemas autoritarios que socavan a los presupuestos del constitucionalismo
democrático.
Desde una perspectiva histórica esta institución –que en México está contenida en el artículo
29 de la Constitución– evoca la figura de la dictadura romana en su versión clásica. Como es
ampliamente conocido, en la República romana el dictador era un magistrado monocrático,
legítimo y con un mandato constitucional temporal investido de autoridad para hacer frente
a una situación de emergencia. Tradicionalmente la emergencia estaba relacionada con una
amenaza externa que justificaba la investidura del dictador para hacer la guerra (dictadura rei
gerendae) o con una amenaza a la estabilidad interna que lo facultaba para enfrentar una
rebelión en el interior de la República (dictadura seditionis sedandae). Así las cosas, si obser
vamos a la institución de la dictadura clásica desde la concepción moderna del Estado,
aquella era un instrumento legal y legítimo para proteger la soberanía estatal.2
Algunos autores, como Héctor Fix-Fierro, han comparado esta medida extraordinaria con la
"legítima defensa" en derecho penal. En ambos casos –nos dice Fix-Fierro– la ley vigente
permite su violación parcial en aras de proteger algunos bienes jurídicos considerados de
igual o mayor valor a los que son conculcados.3 La comparación es sugerente pero no es
exacta porque la figura de la legítima defensa se activa en contextos de igualdad entre las
partes mientras que los estados de excepción alteran las reglas de una relación desigual
como la que existe entre el estado y las personas o ciudadanos. Pero lo cierto –en favor de la
tesis de Fix Fierro–, es que en ambos supuestos debe regir un principio de proporcionalidad
Pedro Salazar Ugarte
que otorgue racionalidad a la aplicación de la medida excepcional. Esta exigencia tiene enor
232 me relevancia cuando lo que está en juego es la suspensión o restricción –aunque sea tem
poral– de los derechos humanos o fundamentales de las personas.4
1
Agamben, G., Estado de excepción, Argentina, Adriana Hidalgo Editora, 2003.
2
Ferrajoli, L., La sovranitá nel mondo moderno, Milán, ANABASI, 1995.
3
Fix-Fierro, H., "Comentario al artículo 29 constitucional", Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos.
Comentada y concordada, México, Instituto de Investigaciones Jurídicas- Editorial Porrúa, 2004, Tomo I, pp. 498-508.
4
Recordemos que, al menos desde el pensamiento de John Locke, los derechos se consideran la fuente de legi
timidad del estado constitucional. Cfr., Locke, L., Segundo Tratado sobre el gobierno civil, Madrid, Alianza Editorial,
1998; Kelsen, H., Teoría General del Derecho y del Estado, México, UNAM, 1965. Sobre el argumento, en clave moderna,
cfr., Bobbio, N., Teoria Generale della Politica, Torino, Einaudi, 1999, pp. 67-68.
Así las cosas lo que en México se ha conocido como "la suspensión de garantías" es una
figura jurídica emparentada con otras figuras clásicas como la ‘dictadura romana’ y, en clave
moderna, como el ‘estado de excepción’, la ‘dictadura constitucional’ o el ‘estado de sitio’. Estas
figuras han sido objeto de estudio de teóricos de la constitución, como Carl Schmitt, que han
sostenido que el bien mayor a proteger en las situaciones de emergencia no son los dere-
chos de las personas sino la supervivencia del estado y de sus instituciones. Schmitt, pensaba
que el estado de excepción podía ser el medio más eficaz para salvaguardar la constitución
"positiva y sustancial" del Estado, aunque ello implicara ignorar ciertas prescripciones "for
males" o "legales" de rango constitucional. Desde la perspectiva de este autor –que ha tenido
mucha influencia en la evolución y conceptualización de la figura– el estado constituye un
bien extranormativo que amerita protección incluso cuando ello suponga ignorar algunos
de los límites sustantivos y formales que las normas constitucionales imponen al poder polí
tico. Dentro de estos límites se cuentan, en primerísimo lugar, los derechos de las personas y,
en paralelo, instituciones de protección como la separación de los poderes. Así las cosas, el
"estado de excepción", emerge como un instrumento excepcional para salvar al estado a
pesar de la constitución5 y lo hace en clave potencialmente autoritaria. En esa medida, como
puede suponerse, tiende a entrar en conflicto con las instituciones y principios del constitu
cionalismo democrático.
Por eso un autor con fuertes convicciones democráticas como Hans Kelsen, en abierta
disputa con las tesis schmittianas, advertía lo siguiente: "tras la ingenua afirmación de que
el Estado tiene que ‘vivir’ suele ocultarse generalmente la voluntad desbordada de que el
estado viva en la forma que estiman correcta aquellos que se aprovechan para sus fines
particulares de la justificación del ‘estado de necesidad política’".6 La advertencia y la preo
cupación kelsenianias no eran meramente académicas porque, como es sabido, el régimen
suspensión de derechos y jurisdicción
nazi que se implantó en Alemania en buena medida a través de la institución del "estado de
excepción" que se encontraba contemplada en el artículo 48 de la Constitución alemana
Estado de excepción,
de la República de Weimar.7 De hecho, después de esa experiencia histórica y cada vez con
233
5
Schmitt, C., Teoría de la Constitución, Madrid, Alianza, 1982. También puede consultarse: Hauriou, M., Précis de
Droit constitucionnel¸ Paris, Sirey, 1923. Sobre la obra de Schmitt y su discusión sobre éste y otros temas con Hans
Kelsen, cfr., Córdova, L., Derecho y Poder. Kelsen y Schmitt frente a frente, México, FCE, 2009.
6
Kelsen, H., Teoría General del Derecho y del Estado, op. cit., pp. 206-207.
7
Dicho artículo, en la parte que nos interesa, establecía lo siguiente: "… cuando en el Reich alemán se hayan
alterado gravemente o estén en peligro la seguridad y el orden públicos, el Presidente del Reich puede adoptar
las medidas indispensables para el restablecimiento de dicha seguridad y orden públicos, incluso con ayuda de la
fuerza armada en caso necesario. Al efecto puede suspender temporalmente en todo o en parte los derechos fun
damentales fijados en los artículos 114, 115, 117, 118, 123, 124 y 153". Dentro de esos derechos susceptibles de
suspensión se encontraban la libertad personal, la inviolabilidad del domicilio, la inviolabilidad de la corresponden
cia, la libertad de expresión, la libertad de reunión, la libertad de asociación y el derecho de propiedad. En pocas
palabras, se trataba de los derechos que dan sustento al constitucionalismo democrático y que en la Alemania de
Hitler fueron suspendidos con fundamento constitucional y con las consecuencias que todos conocemos.
mayor frecuencia la figura del estado de excepción se fue conociendo como la "dictadura
constitucional". Esta última, en palabras de Karl Lowenstein es "la sustitución temporal de la
técnica que distribuye el poder en la manos del detentador gubernamental, así como la sus
pensión de los normales controles interróganos de la asamblea frente al ejecutivo durante la
duración del período de excepción".8
La otra figura afín que ya ha sido mencionada es el llamado "estado de sitio" que fue introdu
cida por el derecho público francés y tiene sus orígenes en la Asamblea de 1791. Fue entonces
cuando, por primera vez, se utilizó la expresión "état de siége" para referirse a la situación cons
titucional en la que las autoridades y la población civiles quedaban subordinadas a las auto
ridades y a la jurisdicción militar. En la práctica, el "estado de sitio" evoca una especie de
suspensión del ‘hábeas corpus’ que es la figura correspondiente en el ámbito del common
law mediante el cual se suspenden los mecanismos que ofrecen protección sobre todo a la
libertad personal. De hecho, la finalidad primigenia del "estado de sitio"era suspender
esa libertad y sus garantías para facilitar la detención y traslado forzoso de las personas
durante los conflictos bélicos.9
La clasificación que –si bien de manera somera– se ha propuesto es relevante para los fines de
este ensayo porque permite demostrar que la figura de la suspensión o restricción de dere
chos establecida en el artículo 29 de la Constitución se aparta del "estado de sitio" porque no
contempla bajo ninguna circunstancia que las autoridades civiles se subordinen a las autori-
dades militares. Además, aunque constituye una especie de "estado de excepción" tampoco
es equiparable a la figura de la "dictadura constitucional" porque está diseñada para operar en
contextos democráticos. De hecho, esta particularidad de la figura que analizamos ha cobrado
relevancia en el contexto de la llamada "lucha (y, originalmente, guerra) contra el crimen
organizado" que declaró el gobierno del Presidente Calderón (2006-2012). Esto es así porque
la estrategia adoptada por esa administración se centró en la militarización y condujo hacia
derroteros jurídicos distintos a los contemplados por la Constitución en el artículo men
Pedro Salazar Ugarte
cionado. Algunas de las tesis de jurisprudencia que analizaremos más adelante están motiva
234
das por esta situación inusual y –a juicio del autor de este texto– de dudosa constitucionalidad.
Lo cierto, de hecho, es que esas acciones se han llevado a cabo sin recurrir a la suspensión de
derechos constitucionalmente establecida y regulada.
8
Lowenstein, K., Teoría de la Constitución, Barcelona, Ariel, 1976, p. 285.
9
Napoleón Bonaparte alteró dicha figura jurídica que había sido imaginada sólo para las situaciones de guerra
y la aplicó primero en las ciudades de Brest y de Arras que se encontraban bajo una invasión militar y, posterior
mente, en 1811, en otras ciudades en las que sólo existía una revuelta interna. Con esta decisión, Napoleón, aplicó
a figura en un contexto en el que tradicionalmente sólo podía declararse el estado de excepción –en el que el
mando se mantiene invariablemente en las manos de las autoridades civiles– y que también se encuentra contem-
plado en el ordenamiento jurídico francés.
II. El artículo 29 en su versión original
Desde un punto de vista analítico, en abstracto, podemos sostener que los efectos de la de
claratoria del Estado de excepción son principalmente los siguientes: a) la disolución o limi
tación del principio de división de poderes; b) con una consecuente atribución de facultades
especiales al titular del poder ejecutivo; c) dentro de esas facultades destaca la atribución de
expedir normas generales (una suerte de facultad legislativa); d) la limitación o suspensión
de determinados derechos humanos o de su ejercicio; e) la limitación o suspensión de las
garantías de determinados derechos humanos.
Se trata de una disposición ejemplar para mostrar la tendencia de la figura a potenciar los
poderes del Poder Ejecutivo –Presidente de los Estados Unidos Mexicanos– y para eviden
ciar los efectos potenciales de la misma: la limitación del principio de separación de poderes;
la suspensión de derechos (en aquel texto denominadas, como del resto lo hacía el artículo
1o. de la Constitución y las disposiciones complementarias) "garantías individuales"; el otor
gamiento de facultades legislativas (emisión de prevenciones generales) al propio presi
dente. Además, si nos atenemos a una lectura textual de la misma, las restricciones eran
posibles tanto a la titularidad como al ejercicio de cualquier derecho (o "garantía indivi
dual") y a cualquiera de las garantías de los mismos (entendidas como mecanismos de
protección).
Esa configuración normativa del estado de excepción en México nunca fue reglamentada.
El artículo 29 adoleció de una norma secundaria durante 95 años (de hecho no todavía existe
cuando escribo estas líneas) y, por lo mismo, no se cuenta con mayores desarrollos doctri
nales sobre el particular. Desde el punto de vista histórico, en la práctica, la figura de la
suspensión en la formulación antes transcrita solamente se aplicó en 1942 con motivo de
la declaración de guerra a las potencias del eje en el contexto de la Segunda Guerra Mun
dial. En ese entonces, mediante Decreto de Suspensión de Garantías aprobado el 1o. de junio
de 1942, el Congreso decretó la suspensión de varias garantías individuales (art. primero.);
autorizó al Ejecutivo de la Unión para imponer en los distintos ramos de la Administración
Pública todas las modificaciones indispensables para "la eficaz defensa del territorio nacional,
de su soberanía y dignidad y para el mantenimiento de nuestras instituciones fundamen
tales" (Art. cuarto) y; facultó "al Ejecutivo de la Unión para legislar en los distintos ramos de
la Administración Pública con sujeción a lo preceptuado en el artículo precedente" (Art.
quinto). La suspensión, tal como quedó establecido en el artículo 2o. de la Ley de Prevencio
nes Generales publicada en el Diario Oficial de la Federación del 13 de junio de 1942 duraría
"todo el tiempo que México permanezca en estado de guerra con Alemania, Italia y el Japón"
o con cualquiera de estos países y "será susceptible de prorrogarse a juicio del Ejecutivo,
hasta 30 días después de la fecha de cesación de las hostilidades".10
En realidad el artículo 29 de la Constitución –en ausencia de una ley secundaria– fue re
Pedro Salazar Ugarte
glamentado a través del derecho internacional. Desde que México se adhirió a la Convención
236
10
Han existido otras coyunturas en las que el tema de una eventual suspensión de garantías ha cobrado fuerza en
el debate público, político y jurídico pero sin llegar a materializarse. Una de ellas fue en las semanas y meses poste-
riores al sismo que afectó gravemente a la Ciudad de México en 1985, otra en el contexto del levantamiento armado
en Chiapas en 1994 y también, en el Siglo XXI, en el marco de los lamentables hechos de violencia derivados del
combate a la criminalidad organizada. Como recuerda Héctor Fix-Fierro al comentar este mismo Artículo Constitucio
nal, a raíz de los sismos de 1985 se creó un Sistema Nacional de Protección (Diario Oficial de la Federación del 6 de
mayo de 1986) y, posteriormente, una Ley General de Protección Civil (publicada en el Diario Oficial de la Federación
del 12 de mayo de 2000) para coordinar las actividades de las diferentes autoridades ante situaciones de emer
gencia (alto riesgo, siniestro o desastre) sin necesidad de recurrir a la suspensión de garantías. Cfr., Fix-Fierro, H.,
"Comentario al artículo 29 constitucional", en Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos. Comentada
y concordada, op. cit., nota 2; el comentario también puede consultarse en Fix-Fierro, H., "Comentario al artículo 29
constitucional", Derechos del Pueblo Mexicano. México a través de sus constituciones, México, Miguel Ángel Editorial
Porrúa-Cámara de Diputados (LVIII Legislatura), 2003, Tomo V, pp. 595-657.
Americana sobre Derechos Humanos (en adelante CADH), en 1981, adoptó como parte de
su derecho interno a la siguiente disposición establecida en el artículo 27 de ese documento
internacional:
3. Todo Estado parte que haga uso del derecho de suspensión deberá informar
inmediatamente a los demás Estados Partes en la presente Convención, por con-
ducto del Secretario General de la Organización de los Estados Americanos,
de las disposiciones cuya aplicación haya suspendido, de los motivos que
suspensión de derechos y jurisdicción
De esta manera, si nos atenemos a la jerarquía que correspondía a los tratados internaciona
les en el ordenamiento jurídico mexicano –un segundo nivel, por debajo de la constitución,
237
según una interpretación de la Suprema Corte de Justica de la Nación (en adelante SCJN)
del artículo 133 del propio texto constitucional–, el artículo 27 de la CADH se convirtió en la
norma reglamentaria del artículo 29 constitucional. Con ello se establecieron un conjunto de
límites formales –adicionales a los que ya contemplaba el texto constitucional– pero, sobre
todo, se agregaron limitaciones sustantivas a la figura de la suspensión de derechos.
11
Para una interesante reconstrucción del proceso político que condujo a la aprobación de diferentes instrumen
tos internacionales en materia de derechos humanos, cfr.: Saltalamacchia, N., A. Covarrubias, Derechos Humanos
en Política Exterior. Seis casos latinoamericanos, México, ITAM-Miguel Ángel Porrúa, 2011.
IV. El derecho internacional y las opiniones consultivas
Conviene rescatar tres tesis nucleares de esta opinión: a) si bien la suspensión de garantías
puede ser una medida necesaria; b) debe operar en el marco del paradigma democrático y;
c) no puede traducirse en la suspensión de la titularidad de los derechos sino, en todo caso,
de su ejercicio. Este último criterio alcanza a ciertos mecanismos de garantía específicos
como es el caso del hábeas corpus. Esta interpretación tiene su origen en la petición que
sustenta a la opinión consultiva y que provenía de la Comisión Interamericana de Dere
chos Humanos (en adelante CIDH o "la Comisión") y en la que puede leerse que, a juicio
de los comisionados, "ni aún bajo una situación de emergencia el hábeas corpus puede
suspenderse o dejarse sin efecto".14 En consonancia con esta interpretación la Corte reiteró
que está prohibido "suspender las garantías judiciales indispensables"15 incluso en situa
ciones excepcionales. Con ello la Corte dejó sentada una distinción fundamental que ha sido
desarrollada por la teoría constitucional: una cosa son los derechos y otra las garantías que
suspensión de derechos y jurisdicción
titularidad de los derechos, tampoco es lícito suspender algunas de las garantías que los
protegen (en concreto las jurisdiccionales que la Corte considera "indispensables"). Dentro de
239
estas garantías destaca el amparo y el hábeas corpus que, para la Corte, son el género (amparo)
y una de sus especies (habeas corpus).
12
Corte IDH. El Hábeas Corpus Bajo Suspensión de Garantías (arts. 27.2, 25.1 y 7.6 Convención Americana sobre
Derechos Humanos). Opinión Consultiva OC-8/87 del 30 de enero de 1987. Serie A No. 8. párr. 20.
13
Ibidem, párr. 24.
14
Ibidem, parr. 12.
15
Ibidem, parr. 24.
16
Ibidem, parr. 25. La cita es de la opinión consultiva pero bien podría haber sido redactada por un autor como
Luigi Ferrajoli. Cfr., Ferrjoli, L., Principia Iuris. Teoria del Diritto e della Democrazia, Laterza, Roma-Bari, 2006.
La tesis de la Corte es perfectamente compatible con la teoría democrático constitucional17
y se basa en una premisa puntual: "en una sociedad democrática los derechos y libertades
inherentes la persona, sus garantías y el Estado de Derecho constituyen una tríada, cada uno
de cuyos componentes define, completa y adquiere sentido en función de los otros".18
La sentencia tiene sustento teórico pero también práctico porque, como la propia Corte
advierte, no debemos olvidar "la experiencia sufrida por varias poblaciones de nuestro
hemisferio (...), particularmente por desapariciones, torturas y asesinatos cometidos o tolera
dos por algunos gobiernos".19 De hecho nos recuerda que la CADH –precisamente por
esas experiencias– es el "primer documento internacional de derechos humanos que
prohíbe expresamente la suspensión de las garantías judiciales indispensables para la pro
tección de los derechos que no pueden ser suspendidos".20
De hecho todas estas tesis –sobre todo por lo que hace al sentido y significado de las garan
tías procesales indispensables que no pueden ser objeto de suspensión– fueron reiteradas
en la segunda Opinión Consultiva (O. P. 9/87). Para concluir este apartado vale la pena una
breve cita de este documento: "…deben considerarse como garantías judiciales indispen
sables (…) el habeas corpus, el amparo o cualquier otro recurso efectivo ante los jueces o
tribunales competentes; (así como) aquellos procedimientos judiciales, inherentes a la forma
democrática representativa de gobierno (…) idóneos para garantizar la plenitud del ejerci
cio de los derechos…".22 De esta manera, de nueva cuenta, la Corte reiteró que –al menos en
Pedro Salazar Ugarte
17
Sobre la democracia constitucional, cfr., entre otros, Salazar, P., La democracia constitucional. Una radiografía
teórica, México, FCE, 2011.
18
Corte IDH. El Hábeas Corpus Bajo Suspensión de Garantías, supra nota 12, párr. 26.
19
Ibidem, párr. 36.
20
Ibem.
21
Ibidem, parr. 43.
22
Corte IDH. Garantías Judiciales en Estados de Emergencia (arts. 27.2, 25 y 8 Convención Americana sobre
Derechos Humanos). Opinión Consultiva OC-9/87 del 6 de octubre de 1987. Serie A No. 9. parr. 1 y 2 de los puntos
resolutivos.
V. Algunos casos relevantes de la
Corte Interamericana de Derechos Humanos
Sobre la base de las interpretaciones y argumentos emitidos en las dos Opiniones Consul
tivas, la propia Corte IDH resolvió tres casos relevantes: Neira Alegría vs. Perú;23 Loayza Tamayo
vs Perú,24 y; Zambrano Vélez y otros vs Ecuador.25 Conviene realizar una breve síntesis de los
mismos deteniéndonos sobre todo en el tercero de ellos por tratarse de un caso relacio
nado con el combate a la delincuencia organizada:
1. El primer caso está relacionado con un supuesto motín en un penal –en "El Fron
tón"– en el que murieron 111 internos en junio de 1986 pero que en realidad resultó
ser un caso de abuso estatal. De hecho en el evento muchos presos murieron aplas
tados porque el pabellón carcelario en el que se encontraban fue demolido por
las fuerzas de la marina peruana con ellos dentro. Tres de los fallecidos –en realidad
desaparecieron a manos del ejército y la marina peruanos– fueron los señores Víctor
Neira Alegría, Edgar Zenteno Escobar y William Zenteno Escobar cuyos familiares
elevaron la demanda que llegó a la Corte Interamericana. El caso tiene relación con
nuestro tema porque los hechos sucedieron al amparo de dos Decretos Supremos
(012-IN y 006-86 JUS) mediante los cuales se había declarado el estado de excepción
en dos provincias y Zona Militar Restringida en tres penales. Por lo mismo, al estu
diar el asunto, la Corte valoró si habían sido violadas las restricciones sustantivas con
templadas en el artículo 27 de la CADH para los casos de suspensión de derechos.
Al final, a la luz de los hechos y de las pruebas presentadas por todas las partes, la
Corte concluyó que, en efecto, el estado peruano, violó "en perjuicio de las tres
personas indicadas, el derecho de habeas corpus establecido por el artículo 7.6
suspensión de derechos y jurisdicción
2. El segundo caso también tuvo lugar en Perú algunos años después, en 1993. Además
de ser un caso relacionado con la suspensión de garantías, por el contexto en el que
241
tiene lugar, es particularmente interesante para el México de nuestros días. Se trata
de la condena impuesta en segunda instancia por un Consejo de Guerra Especial de
Marina a la señora María Elena Loayza Tamayo acusada de terrorismo. Es un triste
23
Corte IDH. Caso Neira Alegría y otros Vs. Perú. Fondo. Sentencia de 19 de enero de 1995. Serie C No. 20.
24
Corte IDH. Caso Loayza Tamayo vs. Perú. Fondo. Sentencia de 17 de septiembre de 1997. Serie C No. 33.
25
Corte IDH. Caso Zambrano Vélez y otros vs. Ecuador. Fondo, Reparaciones y Costas. Sentencia de 4 de julio de
2007. Serie C No. 166.
26
Corte IDH. Caso Neira Alegría y otros Vs. Perú, supra nota 23, resolutivo 2.
caso de torturas y abusos que iniciaron con a detención de la inculpada y duraron
durante su reclusión. También en este caso detrás de la detención existía en un
Decreto Ley (no. 25.744 del 27 de septiembre de 1992) que autorizaba a la policía
nacional a detener de manera preventiva –una suerte de arraigo– a un presunto
terrorista hasta por un periodo de 30 días.
Además, en el momento en el que la Sra. Loayza fue detenida (el 6 de febrero de 1993), el
departamento de Lima y la Provincia de Callao habían sido declarados en estado de Excep
ción mediante un Decreto Supremo (006-93-DE-CCFFAA del 19 de enero de ese mismo
año). Para completar el cuadro, dado que la señora Loayza fue acusada, además de terro
rismo, también de traición a la patria fue juzgada, tanto por un Juez Civil como por un Tribu
nal Militar. Ello implicó la violación en su perjuicio de garantías como el hábeas corpus y
principios elementales como la presunción de inocencia y el derecho a un juicio justo –de
hecho, según concluyó la Corte, técnicamente se le juzgó dos veces por el mismo hecho con
lo que se violó el principio non bis in idem– por lo que en la sentencia, los jueces de San José,
ordenaron decretar "su inmediata libertad". Ello después de declarar culpable al estado
peruano de violaciones de derechos humanos como la libertad personal, la integridad per
sonal y múltiples garantías procesales.
3. El tercer caso también tiene su origen en 1993 (aunque fue resuelto hasta
2007) e involucra al Estado ecuatoriano. Es un caso de ejecuciones extrajudi
ciales en las que perdieron la vida los señores Wilmer Zambrano Vélez, Segundo
Olmedo Caicedo Cobeña y José Miguel Caicedo Cobeña. Ello en el marco de un
operativo militar y policíaco al amparo de un decreto de suspensión de garan
tías emitido el 3 de septiembre de 1992. Un dato interesante es que, durante el
proceso ante la Corte, el Estado de Ecuador se allanó parcialmente a la demanda
reconociendo excesos de su parte. Este hecho fue valorado de manera posi
Pedro Salazar Ugarte
tiva por la Corte pero, dado que se trataba de un allanamiento parcial –negán
dose la violación del derecho a la vida– y dada la gravedad de los hechos, se
242
procedió a estudiar el fondo del asunto. Ello como una forma de reparación para
los familiares de los desaparecidos y como "una contribución a la preservación
de la memoria histórica y [par]a evitar que se repitan hechos similares".27
27
Corte IDH. Caso Zambrano Vélez y otros vs. Ecuador…,supra nota 25 párr. 31.
hechos graves de delincuencia, que conllevaron a un clima de inseguridad y conmoción
interna".28 Por ello el Presidente de la República ecuatoriano dispuso "la intervención de las
Fuerzas Armadas en todo el territorio nacional, como medio de precautelar la seguridad
de las personas y de los bienes públicos y privados".29 Así las cosas, desde la perspectiva del
estado ecuatoriano la declaratoria del estado de excepción –decreto de emergencia– había
sido absolutamente necesario por la alarmante inseguridad, incremento de la violencia y
alarma ciudadana.30 En concreto, según se argumentó ante la Corte, el operativo en el que
murieron las tres personas en cuestión tuvo "el propósito principal de capturar delincuentes,
narcotraficantes y terroristas".31
Con base en estas consideraciones la Corte Interamericana determinó que el estado ecuato-
suspensión de derechos y jurisdicción
riano violó el derecho a la vida de las tres personas en cuestión, incumplió sus obligaciones
relacionadas con la suspensión de garantías así como los derechos a las garantías judicia
Estado de excepción,
les y a la protección judicial. Por lo mismo, dispuso identificar, juzgar y sancionar a los respon
sables del asesinato de los señores Wilmer Zambrano, José Miguel Caicedo y Segundo
243
28
Ibidem, párr. 44.
29
Decreto No. 86 del 3 de septiembre de 1992. cfr., Corte IDH. Caso Zambrano Vélez y otros vs. Ecuador…, supra
nota 25, párr. 44.
30
Corte IDH. Caso Zambrano Vélez y otros vs. Ecuador…, supra nota 25 párr. 49.
31
Ibidem, párr. 74.
32
Ibidem, párr. 46. En el texto se hace referencia a la decisión ECHR, Lawness v. Ireland (no. 3), judment of 1 July
1961, Series A no. 3, p. 14. párr. 28.
33
Ibidem, párr. 51. La Corte hace referencia a su decisión en el caso Montero Aranguren y otros (Retén de Catia).
Sentencia de 5 de julio de 2006. Serie C. No. 150, párr. 78.
34
Ibidem, párr. 85.
Olmedo Caicedo así como un conjunto de obligaciones administrativas, simbólicas y econó
micas, que debieron ser enfrentadas por el estado ecuatoriano.
Me parece importante subrayar que en los tres casos existe una constante y es el exceso en el
uso de la fuerza por parte de las autoridades estatales en contextos de presunta emergen
cia causada por supuestas o reales amenazas graves a la seguridad interior o a la seguridad
pública. Además, en todos los casos está presente la intervención de las fuerzas armadas
–ejército o marina– actuando por sí solas o en conjunción con los cuerpos policíacos. Por
eso, aunque había tenido lugar una declaratoria de emergencia –estado de excepción o
suspensión de garantías–, a juicio de la Corte Interamericana de los Derechos Humanos, los
estados involucrados (Perú y Ecuador, respectivamente) incurrieron en responsabilidad inter
nacional. En el fondo de las tres sentencias gravitaba la misma tesis fundamental:
Con la reforma de junio de 2011, el texto del artículo 29 de la Constitución se actualizó para
entrar en franca sintonía con el derecho internacional en esta delicada materia (tanto con el
artículo 27 de la CADH como con las Opiniones Consultivas correspondientes). El nuevo
texto del artículo 29 constitucional vigente en la actualidad establece lo siguiente:
35
Corte IDH. Caso Loayza Tamayo vs. Perú…, supra nota 24. párr. 44.
contraiga a determinada persona. Si la restricción o suspensión tuviese lugar
hallándose el congreso reunido, éste concederá las autorizaciones que estime
necesarias para que el ejecutivo haga frente a la situación; pero si se verificase en
tiempo de receso, se convocará de inmediato al congreso para que las acuerde.
Los cambios con relación al texto constitucional anterior son muchos y muy significativos.
Sin embargo en este ensayo me limito a señalar aquellos que provienen directamente del
derecho internacional –convencional y jurisdiccional– que acabamos de analizar:
c) La tercera aportación que proviene directamente del ámbito internacional reside en que a
partir de ahora se contempla la suspensión o restricción "del ejercicio" del derecho y no del
derecho mismo. Este fraseo implica que la titularidad de los derechos humanos fundamen
tales no puede suspenderse en ninguna circunstancia.
f ) Finalmente, con la reforma se puntualizó que las garantías judiciales no pueden ser objeto
de suspensión. Esa limitación se encuentra tanto en el párrafo segundo recién comentado
–no podrán suspenderse "las garantías judiciales indispensables para la protección" de los
derechos– como en el párrafo final que señala expresamente que "los decretos expedi
dos por el ejecutivo durante la restricción o suspensión, serán revisados de oficio e inmedia
tamente por la Suprema Corte de Justicia de la Nación."
Pedro Salazar Ugarte
Como puede observarse en estos seis incisos, el derecho internacional de los derechos
246 humanos se incorporó en el artículo 29 de la Constitución mexicana y con ello la figura de la
suspensión de derechos –el estado de emergencia– quedó circunscrita a los límites y víncu-
los que impone el constitucionalismo democrático. Ello anuncia cambios en la doctrina
sobre la materia y eventualmente ajustes a las interpretaciones judiciales relacionadas de
manera directa o indirecta con este delicado tema pero lo cierto es que, hasta ahora, la
aproximación de los jueces mexicanos –en concreto de los ministros de la SCJN – al tema del
estado de excepción ha sido tangencial. Ello se explica en parte porque, como ya se ha visto,
la figura sólo ha sido utilizada en una ocasión pero también porque la corte ha optado por
no pronunciarse sobre el tema. Sin embargo, como veremos en el apartado final de este
ensayo, en el contexto de la lucha contra el crimen organizado las cosas podrían estar cam
biando y con ello también podrían modificarse las definiciones jurisdiccionales en la materia.
Lo primero que hay que decir es que la SCJN –salvo en el contexto de la Segunda Guerra
mundial que motivó las interpretaciones de la Quinta Época referidas– ha tenido pocas
oport unidades para pronunciarse sobre el tema específico del estado de excepción.
De hecho prácticamente no existen interpretaciones sobre el tema en más de sesenta años.
A lo sumo, si revisamos con atención la jurisprudencia y algunos casos relevantes, podre
mos identificar algún momento en el que la SCJN tuvo la oportunidad de entrarle al tema
y, sin embargo, decidió no hacerlo. Pienso, por ejemplo, en una reforma constitucional en el
estado de Veracruz (del 3 de febrero del año 2000; Ley número 53) mediante la cual se trans-
formó de manera casi integral a la constitución de dicho estado y, entre otros cambios, se
otorgó la siguiente facultad al Congreso del Estado:
suspensión de derechos y jurisdicción
ceras partes de sus integrantes, las facultades extraordinarias que necesite para
salvar la situación en casos de alteración del orden o peligro público (Art. 33,
fracción XXXIII). 247
36
[TA] DETENCIÓN Y CONCENTRACIÓN, ES LA FACULTAD EXCLUSIVA DEL PRESIDENTE DE LA REPÚBLICA (LEY DE
SUSPENSIÓN DE GARANTÍAS INDIVIDUALES) (Amparo penal en revisión 6167/44), Semanario Judicial de la Federa
ción, Quinta Época, México, 12 de enero 1945 T. LXXXIII, p. 698 Registro IUS 305 459; [TA]. LEYES DE EMERGENCIA
(Incidente de suspensión 4212/44), Semanario Judicial de la Federación, Quinta época, México, 18 de abril de 1945,
T. LXXXIV, p. 111, Registro IUS 322 529. Tomo las referencias de Fix-Fierro, op. cit., nota 3, pp. 602-603.
aquella reforma constitucional alegando, entre otros argumentos, que el artículo mencio
nado violentaba a la constitución federal al transgredir el marco establecido por el artículo
29 para enfrentar situaciones excepcionales.37 El argumento era interesante y pudo abrir las
puertas para que los ministros y ministras del Pleno la SCJN abordaran el tema del estado de
excepción y de sus reglas. Sobre todo si tomamos en cuenta que los municipios quejosos
alegaban que "el orden federal es el único facultado para afrontar situaciones que pongan a
la sociedad en grave peligro o conflicto, y no los Gobiernos Locales". En respuesta, tanto
por el Congreso estatal como por el Poder Ejecutivo local, argumentaron que la nueva facul
tad otorgaba al gobernador "eminentemente de carácter administrativo y se constriñen a las
que fueran obstáculo para hacer frente a una emergencia (sobre todo de carácter natural)"
por lo que la reforma no constituía una violación al principio de la división de los poderes.
Así las cosas, el Pleno de la SCJN tuvo la oportunidad de pronunciarse sobre un par de cues-
tiones muy relevantes: ¿cuál o cuáles son las esferas de gobierno facultadas para declarar el
estado de excepción? y, de paso, ¿cuáles son los efectos de dicha declaratoria y sus alcances
cuando la misma no estaba destinada a la suspensión directa de derechos pero sí a la restric-
ción de la división de los poderes? Sin embargo, en aquella ocasión, el Pleno de la SCJN
determinó que la reforma concreta –la incorporación de la fracción XXXIII del artículo 33 de
la Constitución veracruzana– no causaba perjuicio alguno a los municipios inconformados y,
por lo mismo, decidieron desestimar esa parte de las controversias presentadas. En conse-
cuencia, los ministros concluyeron que: "al resultar infundados e inoperantes los conceptos
de invalidez hechos valer por la parte actora, lo procedente es declarar la validez de las
normas objeto de análisis".38 Se trató de una oportunidad perdida porque el tema de
los efectos de la declaratoria del estado de excepción sobre el principio de la división de los
poderes es muy relevante. Sobre todo porque dicha declaratoria invariablemente se traduce
en una restricción de las libertades fundamentales.
Pedro Salazar Ugarte
En este sentido es interesante otra decisión del Pleno de la SCJN relacionada con un tema
muy distinto. Se trata de otra controversia constitucional relacionada con un reglamento
248
37
Controversia constitucional 17/2000. Semanario Judicial de la Federación y su Gaceta, Novena Época, T. XVI, Julio
de 2002, Página: 810, Registro IUS 17134. Disponible en: <http://ius.scjn.gob.mx/documentos/Ejecutorias/17134.
pdf> (26 junio 2013); Controversia Constitucional 16/2000 Pleno, Semanario Judicial de la Federación y su Gaceta,
Novena Época, T. XV, Junio de 2002, Página: 287, Registro IUS 17106 (Disponible en <http://ius.scjn.gob.mx/
documentos/Ejecutorias/17106.pdf> (26 de junio de 2013); Controversia constitucional 18/2000. Semanario Judicial
de la Federación y su Gaceta, Novena Época, T. XVI, Julio de 2002, Página: 906, Registro No. 17130. Disponible en
<http://ius.scjn.gob.mx/documentos/Ejecutorias/17130.pdf> (26 de junio de 2013).
38
Esta determinación abarcaba, además del artículo 33, fracción XXXIII a otros artículos impugnados pero no a la
totalidad de los agravios alegados por los municipios inconformes. El Pleno de la SCJN, de hecho, declaró incons
titucional una parte de aquella reforma relacionada con un régimen fiscal de no sujeción tributaria a favor de la
Universidad Veracruzana por contravenir la fracción IV del artículo 115 de la CPEUM.
sobre la materia de juegos y sorteos pero que condujo a los ministros a pronunciarse sobre
las facultades del Presidente de la República para emitir actos legislativos cuando no se ha
declarado un estado de excepción.39 De esta manera, indirectamente, se delimitan los alcan-
ces de la restricción a dicho principio cuando sí se declara la suspensión de derechos. En ese
caso la SCJN declaró la validez de un reglamento40 que había sido expedido por el Presidente
en uso de sus facultades reglamentarias (contenida en el artículo 89, fracción 1) y decretó
que ello no había implicado una suplantación del legislador. Ello porque, desde la perspec
tiva del Pleno de la SCJN, "la división de poderes no opera en nuestro país de manera tajante
y rígida sino ha sido modulada con numerosas excepciones con el fin de establecer un
adecuado equilibrio de fuerzas".41
Pensando en nuestro tema esto significa que el principio de la división de los poderes puede
restringirse sin necesidad de recurrir a la declaratoria de un estado de excepción. O, desde otra
perspectiva, que los efectos de la declaratoria del estado de excepción van más allá de las
limitaciones que ésta podría imponer al principio de la separación de los poderes. Para decirlo
con otras palabras: es posible exceptuar la vigencia de algunos aspectos de la separación de
los poderes –por ejemplo reconociendo ciertas facultades de creación normativa al titular
del Poder Ejecutivo– sin necesidad de activar una medida extrema como el estado de excep
ción (o suspensión de derechos). Pero, cabe preguntarnos si esto también vale para el caso
de algunas medidas estrictamente administrativas –es decir que no afectan al principio de la
separación de los poderes– pero que pueden implicar, en los hechos, restricciones a los
derechos de las personas. Ese es el caso, por ejemplo, de la utilización de las fuerzas armadas
para combatir a la criminalidad sin echar mano de la figura contenida en el artículo 29 de
la Constitución. suspensión de derechos y jurisdicción
Ese es el dilema de fondo que el propio Pleno de la SCJN debió enfrentar al resolver la acción
de inconstitucionalidad 1/96 relacionada con la participación del ejército y la fuerza aérea en
auxilio de las autoridades civiles.42 El caso presentado por un conjunto de Diputados Federa- 249
39
Controversia constitucional 97/2004, Semanario Judicial de la Federación y Gaceta, Novena Época, México, T. XXVI,
Septiembre de 2007, p. 2105, Registro IUS 20379. Disponible en <http://ius.scjn.gob.mx/documentos/Ejecutorias/
20379.pdf> (26 de junio de 2013).
40
Reglamento de la Ley Federal de Juegos y Sorteos publicado en el DOF el 17 de septiembre de 2004.
41
Son diversas las tesis y precedentes en este sentido. Al respecto, cfr. Carbonell, M., P. Salazar, División de Poderes
y Régimen Presidencial en México, IIJ-UNAM-Porrúa, México, 2011.
42
Acción de inconstitucionalidad 1/96. Semanario Judicial de la Federación y Gaceta, Novena Época, México, T. III,
Marzo de 1996, p. 351, Registro IUS 3534. Disponible en <http://ius.scjn.gob.mx/documentos/Ejecutorias/3534.
pdf> (26 de junio de 2013).
les dio origen a seis tesis de las cuales cuatro están directamente relacionadas con ese tema
y tienen relevancia para nuestro estudio.43 En este caso las normas constitucionales sujetas a
interpretación son, además del 29, el artículo 129 relacionado con la fracción VI del artículo 89.
Vale la pena recuperar el texto de estos dos artículos (cito solamente la parte que nos interesa):
Artículo 129. En tiempo de paz, ninguna autoridad militar puede ejercer más
funciones que las que tengan exacta conexión con la disciplina militar.
(…)
Artículo 89. Las facultades y obligaciones del Presidente, son las siguientes:
(…)
(…)
Como puede observarse el primero de ellos establece una restricción expresa al uso de las
fuerzas armadas –en tiempos de paz– mientras que el segundo impone al presidente de
la República una obligación y, al mismo tiempo, le concede una atribución: preservar la segu
ridad nacional y disponer de las fuerzas armadas para la seguridad interior y defensa exterior
Pedro Salazar Ugarte
43
Tesis: P./J. 38/2000. EJÉRCITO, ARMADA Y FUERZA AÉREA. SU PARTICIPACIÓN EN AUXILIO DE LAS AUTORIDADES
CIVILES ES CONSTITUCIONAL (INTERPRETACIÓN DEL ARTÍCULO 129 DE LA CONSTITUCIÓN). Semanario Judicial de la
Federación y Gaceta, Novena Época, México Tomo XI, Abril de 2000; Pág. 549 Registro IUS 192080; Tesis: P./J. 37/2000.
250 EJÉRCITO, FUERZA AÉREA Y ARMADA. PUEDEN ACTUAR ACATANDO ÓRDENES DEL PRESIDENTE, CON ESTRICTO
RESPETO A LAS GARANTÍAS INDIVIDUALES, CUANDO SIN LLEGARSE A SITUACIONES QUE REQUIERAN LA SUSPEN
SIÓN DE AQUÉLLAS, HAGAN TEMER, FUNDADAMENTE, QUE DE NO ENFRENTARSE DE INMEDIATO SERÍA INMINENTE
CAER EN CONDICIONES GRAVES QUE OBLIGARÍAN A DECRETARLA. Semanario Judicial de la Federación y Gaceta,
Novena Época, México Tomo XI, Abril de 2000; Pág. 551 Registro IUS 192081; Tesis: P./J. 36/2000 EJÉRCITO, FUERZA
AÉREA Y ARMADA. SI BIEN PUEDEN PARTICIPAR EN ACCIONES CIVILES EN FAVOR DE LA SEGURIDAD PÚBLICA, EN
SITUACIONES EN QUE NO SE REQUIERA SUSPENDER LAS GARANTÍAS, ELLO DEBE OBEDECER A LA SOLICITUD
EXPRESA DE LAS AUTORIDADES CIVILES A LAS QUE DEBERÁN ESTAR SUJETOS, CON ESTRICTO ACATAMIENTO A LA
CONSTITUCIÓN Y A LAS LEYES. Semanario Judicial de la Federación y Gaceta, Novena Época, México, Tomo XI, Abril de
2000; Pág. 552 Registro IUS 192082; Tesis: P./J. 34/2000. EJÉRCITO, FUERZA AÉREA Y ARMADA. LA DETERMINA
CIÓN DE CUÁLES SON SUS FUNCIONES, EXIGE EL ESTUDIO SISTEMÁTICO DE LA CONSTITUCIÓN Y, POR LO MISMO, LA
COMPRENSIÓN DE LAS GARANTÍAS INDIVIDUALES Y DE LA SEGURIDAD PÚBLICA, CONFORME AL RÉGIMEN JURÍDICO
VIGENTE. Semanario Judicial de la Federación y Gaceta, Novena Época, México, Tomo XI, Abril de 2000; Pág. 550
Registro IUS 192084.
del país. La cuestión concreta que se planteó a los ministros de la SCJN con aquella acción de
inconstitucionalidad consistía en determinar si la interpretación correcta de esas disposicio-
nes permitía al Presidente de la república incorporar44 a los secretarios de la Defensa y de
Marina en el Consejo Nacional de Seguridad Pública. Pero, aunque no era la cuestión directa,
en el fondo, se les exigía una definición sobre un tema de mucho mayor calado: la (in)cons
titucionalidad de la decisión del Presidente de la República de disponer de las fuerzas arma
das para enfrentar a la criminalidad organizada. A nosotros nos interesa únicamente esta
segunda vertiente de la sentencia.
Recordemos que dentro el efecto más delicado de una eventual declaratoria de estado de
excepción –sobre todo si nos atenemos a la redacción del artículo 29 constitucional– es la
suspensión o restricción de derechos humanos. Por eso, al analizar la acción de inconstitucio-
nalidad que comentamos, los ministros de la SCJN, precisaron desde un inicio lo que estaba
en juego:
Ante todo esta Suprema Corte considera necesario destacar que se está en
presencia de diversas cuestiones controvertidas que involucran, por un lado, el
respeto de las garantías individuales consagradas por la Constitución45 y, por
el otro, el problema trascendente para toda la sociedad, como es el relativo a la
seguridad pública.46
Por lo menos tres de los elementos típicos de las situaciones que suelen motivar la decla
ratoria del estado de excepción estaban presentes como trasfondo del asunto: a) una emer-
gencia; b) que exige medidas excepcionales y; c) puede traducirse en la restricción o
suspensión de derechos y de principios constitucionales. ¿Quién puede negar que el uso de
las fuerzas armadas para combatir el crimen sea una medida excepcional que, en los hechos,
suspensión de derechos y jurisdicción
embargo, al entrar al fondo del asunto, los jueces constitucionales evadieron esta tensión
elemental –que ellos mismos habían detectado en el párrafo que acabo de citado– y zanja-
ron el asunto con una petición de principio abstracta: "jurídicamente, los conceptos de 251
44
Mediante una reforma a la Ley General que Establece las Bases de Coordinación del Sistema Nacional de Segu-
ridad Pública.
45
Conviene recordar a los lectores que en ese momento esa era la denominación constitucional de los derechos
humanos.
46
Cfr. Acción de inconstitucionalidad 1/96…, supra nota 42, Tercer considerando.
47
Idem.
De esta manera circunscribieron los dilemas del caso a la dimensión jurídica (haciendo caso
omiso a la realidad práctica) y manifestaron su "rechazo absoluto de interpretaciones ajenas
al estudio integral del texto constitucional que se traduzca en mayor inseguridad para los
gobernados, o en multiplicación de la arbitrariedad de los gobernantes en detrimento de la
esfera de derechos de los gobernados".48 Así las cosas tradujeron un dilema real en un pro
blema abstracto y supusieron que la lectura armónica de la constitución es suficiente para
zanjar las restricciones, suspensiones y violaciones de derechos reales. Se trató de un ejerci
cio de autismo constitucional que permitió a los ministros respaldar la constitucionalidad de
la estrategia militarizada para combatir a la criminalidad sin ponderar las implicaciones prác
ticas –reales, materiales, efectivas, cotidianas– que dicha decisión podía suponer para los
mexicanos y las mexicanas que, amenazados por la criminalidad creciente, tendrían también
que lidiar con posibles excesos de soldados y marinos.49
Ejército, armada y fuerza área. Pueden actuar acatando órdenes del presidente,
con estricto respeto a las garantías individuales, cuando sin llegarse a situaciones
Pedro Salazar Ugarte
48
Idem.
49
Entre 2006 y 2006 la CNDH emitió 40 recomendaciones acreditando violaciones de los derechos humanos a
cargo de militares; a principios de 2011 la propia CNDH sostuvo haber recibido cerca de 1500 quejas por violaciones
de derechos humanos en contra de la SEDENA y 500 en contra de la Marina. Cfr., Nerio Monroy, Ana L., "La militariza
ción de la seguridad pública y su impacto en los derechos humanos de la población en situación de vulnerabilidad",
DFnsor, México, CDHDF, Año IX, Número 8, agosto 2011, p. 20.
50
Cfr. Acción de inconstitucionalidad 1/96…, supra nota 42. Cfr. Cuarto considerando de la sentencia.
51
Tesis: P./J. 38/2000, supra nota 43.
52
Tesis: P./J. 37/2000, supra nota 43.
Ejército, fuerza aérea y armada. Si bien pueden participar en acciones civiles a
favor de la seguridad pública, es situaciones que no se requiera suspender las
garantías, ello debe obedecer a la solicitud expresa de las autoridades civiles a
las que deberán estar sujetos, con estricto acatamiento a la constitución y a las
leyes".53
Estas interpretaciones, entre otros efectos, implican otorgar un margen muy amplio al Presi
dente de la República para determinar cuándo se justifica la suspensión e derechos y cuando
no. En este sentido, la SCJN fue categórica: "…la realidad puede generar un sinnúmero de
situaciones, pero de suyo excepcionales que, a juicio del presidente de la República, no justi
fiquen la suspensión de garantías individuales, pero sí la intervención de una fuerza estatal
que, efectivamente, pueda coadyuvar a salvaguardar el orden constitucional".55 Según los
ministros, entonces, echar mano del artículo 29, constituye una afectación mayor a los dere
chos de las personas que otorgar facultades discrecionales al Presidente de la República para
utilizar a las fuerzas armadas en tareas de seguridad: "dentro de lo posible, debe evitarse
caer en ese extremo (suspensión de garantías) y propiciar medidas que hagan posible supe
rar la situación aun con el auxilio de las Fuerzas Armadas, pero sujetas a respeto absoluto
a las garantías individuales y con sujeción a las autoridades civiles".56 Es decir, para la Corte, la
suspensión de derechos –constitucionalmente contemplada y regulada– constituye una
opción más gravosa para los derechos de las personas que el otorgamiento de facultades al
suspensión de derechos y jurisdicción
Presidente para usar al ejército, la fuerza aérea y la armada como si fueran policías.
Estado de excepción,
A mi juicio la cuestión está mal planteada: si pensamos en los derechos de las personas, lo
que importa es determinar si, en los hechos, la intervención de las fuerzas militares en las
labores de seguridad implica restricciones o suspensiones de derechos. Si esto es así, enton 253
53
Tesis: P./J. 36/2000, supra nota 43.
54
Tesis: P./J. 34/2000. supra nota 43.
55
Idem.
56
Ibidem.
de abusos en el uso de la fuerza. La figura del estado de excepción –cuando se encuentra
regulada como ahora lo hace el artículo 29 de la Constitución mexicana y como lo ordenan
los instrumentos y cortes internacionales de los derechos humanos– sin duda es una medida
extrema que debe utilizarse con prudencia pero, aunque parezca paradójico, constituye la
mejor alternativa institucional para enfrentar coyunturas extremas. Decretar la suspensión o
restricción de derechos –con arreglo a las reglas y limites que impone la constitución– siem-
pre será mejor que restringirlos o suspenderlos de facto poniendo a los militares en las
calles y permitiendo –desde el punto de vista práctico– la realización de cateos, detencio-
nes o –para utilizar ese eufemismo que significa muerte– abatimientos.
Pedro Salazar Ugarte
254
Criterios jurisprudenciales
1. Nacionales
Tesis: P./J. 37/2000. EJÉRCITO, FUERZA AÉREA Y ARMADA. PUEDEN ACTUAR ACA
TANDO ÓRDENES DEL PRESIDENTE, CON ESTRICTO RESPETO A LAS GARANTÍAS INDI-
VIDUALES, CUANDO SIN LLEGARSE A SITUACIONES QUE REQUIERAN LA SUSPENSIÓN
DE AQUÉLLAS, HAGAN TEMER, FUNDADAMENTE, QUE DE NO ENFRENTARSE DE IN
MEDIATO SERÍA INMINENTE CAER EN CONDICIONES GRAVES QUE OBLIGARÍAN A
DECRETARLA. Semanario Judicial de la Federación y Gaceta, Novena Época, México
Tomo XI, Abril de 2000; Pág. 551 Registro IUS 192081.
Tesis: P./J. 36/2000 EJÉRCITO, FUERZA AÉREA Y ARMADA. SI BIEN PUEDEN PARTICI
PAR EN ACCIONES CIVILES EN FAVOR DE LA SEGURIDAD PÚBLICA, EN SITUACIONES
EN QUE NO SE REQUIERA SUSPENDER LAS GARANTÍAS, ELLO DEBE OBEDECER A LA
SOLICITUD EXPRESA DE LAS AUTORIDADES CIVILES A LAS QUE DEBERÁN ESTAR
SUJETOS, CON ESTRICTO ACATAMIENTO A LA CONSTITUCIÓN Y A LAS LEYES. Sema
nario Judicial de la Federación y Gaceta, Novena Época, México, Tomo XI, Abril de 2000; suspensión de derechos y jurisdicción
Pág. 552 Registro IUS 192082.
2. Internacionales
Pedro Salazar Ugarte
Corte IDH. El Hábeas Corpus Bajo Suspensión de Garantías (arts. 27.2, 25.1 y 7.6 Con-
256 vención Americana sobre Derechos Humanos). Opinión Consultiva OC-8/87 del
30 de enero de 1987. Serie A No. 8.
Corte IDH. Caso Neira Alegría y otros Vs. Perú. Fondo. Sentencia de 19 de enero de
1995. Serie C No. 20.
Corte IDH. Caso Loayza Tamayo vs. Perú. Fondo. Sentencia de 17 de septiembre de
1997. Serie C No. 33.
Corte IDH. Caso Zambrano Vélez y otros vs. Ecuador. Fondo, Reparaciones y Costas.
Sentencia de 4 de julio de 2007. Serie C No. 166.
257
Igualdad
y No discriminación
Estándares sobre
Igualdad y
No discriminación
I. Prohibición de esclavitud y servidumbre
S e hace extensivo al trabajo forzado que consta de dos elementos básicos, que el tra
bajo o servicio sea exigido bajo amenaza de una pena y que se lleve a cabo en forma
involuntaria.
La amenaza de una pena consiste en la presencia real y actual de una intimidación, que
puede asumir formas y graduaciones heterogéneas, de las cuales las más extremas son
aquellas que implican coacción, violencia física, aislamiento o confinación, así como la ame-
naza de muerte dirigida a la víctima o a sus familiares. La falta de voluntad para realizar el
trabajo implica la ausencia de consentimiento o de libre elección en el momento del co-
mienzo o continuación de la situación de trabajo forzoso. Esta puede darse por distintas
causas, tales como la privación ilegal de la libertad, el engaño o la coacción psicológica.
Estándares sobre Igualdad
Existe un vínculo indisoluble entre la obligación de respetar y garantizar los derechos huma-
nos y el principio de igualdad y no discriminación. Los Estados están obligados a respetar y
263
garantizar el pleno y libre ejercicio de los derechos y libertades sin discriminación alguna.
La noción de igualdad se desprende directamente de la unidad de naturaleza del género hu-
mano y es inseparable de la dignidad esencial de la persona, frente a la cual es incompatible
toda situación que, por considerar superior a un determinado grupo, conduzca a tratarlo con
privilegio; o que, a la inversa, por considerarlo inferior, lo trate con hostilidad o de cualquier
forma lo discrimine del goce de derechos que sí se reconocen a quienes no se consideran in-
cursos en tal situación de inferioridad. No es admisible crear diferencias de tratamiento entre
seres humanos que no se correspondan con su única e idéntica naturaleza.
El principio de igualdad ante la ley, igual protección ante la ley y no discriminación, pertene-
ce al jus cogens, puesto que sobre él descansa todo el andamiaje jurídico del orden público
nacional e internacional y es un principio fundamental que permea todo ordenamiento jurí-
dico. Hoy día no se admite ningún acto jurídico que entre en conflicto con dicho principio
fundamental, no se admiten tratos discriminatorios en perjuicio de ninguna persona, por
motivos de género, raza, color, idioma, religión o convicción, opinión política o de otra índo-
le, origen nacional, étnico o social, nacionalidad, edad, situación económica, patrimonio, es-
Comentarios y Jurisprudencia Constitucional e Interamericana
y objetivo.
En cuanto a la discriminación se utilizará para hacer referencia a lo inadmisible, por violar los
derechos humanos. Se utilizará el término discriminación para hacer referencia a toda exclu-
sión, restricción o privilegio que no sea objetivo y razonable, que redunde en detrimento de
264 los derechos humanos. No toda distinción de trato puede considerarse ofensiva, por sí mis-
ma, de la dignidad humana.
El término "cualquier otra condición social" debe interpretarse de manera amplia y elegirse la
alternativa más favorable para la tutela de los derechos protegidos por dicho tratado, se
gún el principio de la norma más favorable al ser humano. Esto ya que es una "categoría
sospechosa" que se debe definir considerando que los tratados de derechos humanos son
instrumentos vivos, cuya interpretación tiene que acompañar la evolución de los tiempos y
las condiciones de vida actuales.
Los criterios específicos en virtud de los cuales está prohibido discriminar no son un listado
taxativo o limitativo sino meramente enunciativo, en consecuencia, debe interpretarse des-
de la perspectiva de la opción más favorable a la persona y de la evolución de los derechos
fundamentales en el derecho internacional contemporáneo.
Estos derechos poseen eficacia jurídica en ciertas relaciones entre particulares por ello los
tribunales deben atender a la influencia de los valores que subyacen en los principios de
igualdad y de no discriminación, fungiendo como un vínculo entre la Constitución y los par-
ticulares al momento en que resuelven un caso concreto.
El principio de igualdad jurídica del hombre y la mujer, dicho principio debe entenderse
Igualdad y No discriminación
como la exigencia constitucional de tratar igual a los iguales y desigual a los desiguales. En
las resoluciones sobre estos derechos deben considerarse criterios de objetividad-constitu-
Estándares sobre
En cuanto a la discriminación en razón del género que vulnera el principio de igualdad entre
hombre y mujer, el estereotipo de género se refiere a una pre-concepción de atributos o
características poseídas o papeles que son o deberían ser ejecutados por hombres y mujeres
respectivamente. Teniendo en cuenta las manifestaciones efectuadas por el Estado es posi-
ble asociar la subordinación de la mujer a prácticas basadas en estereotipos de género
socialmente dominantes y socialmente persistentes, condiciones que se agravan cuando los
estereotipos se reflejan, implícita o explícitamente, en políticas y prácticas. La creación y uso
de estereotipos se convierte en una de las causas y consecuencias de la violencia de género
en contra de la mujer.
Las leyes electorales deben interpretarse con perspectiva de género, especialmente las que
establecen cuotas, en virtud de que la esencia del establecimiento de la cuota de género
tiene como objetivo el alcanzar la igualdad real en lo político electoral entre los hombres y
mujeres, siendo que, en ese sentido, el análisis de casos concretos relativos a posibles vulne-
raciones al derecho de la igualdad entre los géneros, no debe realizarse sobre la base de
entendimientos o interpretaciones implícitas de los hechos, pues dicho proceder es contra-
rio al criterio que ordena potencializar los derechos humanos y, al contrario sensu, interpretar
de forma restrictiva las excepciones o límites a los mismos.
Comentarios y Jurisprudencia Constitucional e Interamericana
Igualdad y No discriminación
Estándares sobre
267
Principales criterios jurisprudenciales
Corte IDH. Caso de las Masacres de Ituango Vs. Colombia. Sentencia de 1 de julio de
2006 Serie C No. 148.
Corte IDH. Caso González y otras ("Campo Algodonero") Vs. México. Excepción Preli-
minar, Fondo, Reparaciones y Costas. Sentencia de 16 de noviembre de 2009. Serie C
No. 205.
Corte IDH. Caso Yatama Vs. Nicaragua. Excepciones Preliminares, Fondo, Reparaciones
y Costas. Sentencia de 23 de junio de 2005. Serie C No. 127
Corte IDH. Caso "La Última Tentación de Cristo" (Olmedo Bustos y otros) Vs. Chile. Fondo,
Reparaciones y Costas. Sentencia de 5 de febrero de 2001. Serie C No. 73
Corte IDH. Caso Apitz Barbera y otros ("Corte Primera de lo Contencioso Administra
tivo") Vs. Venezuela. Excepción Preliminar, Fondo, Reparaciones y Costas. Sentencia
Comentarios y Jurisprudencia Constitucional e Interamericana
Tesis I.5o.P.8 P (10a.). FEMINICIDIO. LA CREACIÓN DE ESE TIPO ESPECIAL, QUE PREVÉ
Derechos Humanos en la Constitución:
Igualdad y No discriminación
Estándares sobre
269
Prohibición de la esclavitud,
el trabajo forzoso y la
servidumbre
Carlos DE LA TORRE MARTÍNEZ*
* Abogado de la Oficina en Guatemala de la Alta Comisionada de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos.
SUMARIO: I. Introducción. II. La explotación como línea interpretativa. III. Prohibición de
la esclavitud. IV. Prohibición del trabajo forzoso. V. Prohibición de la servidumbre.
I. Introducción
El elemento en común de estas tres figuras se refiere en que las tres son formas de explota-
ción humana. Entre ellas existe una relación analógica que puede expresarse en términos de
género y especie en tanto que el trabajo forzoso y la servidumbre son formas contemporá-
el trabajo forzoso y la servidumbre
neas de esclavitud, a la vez que la servidumbre es un tipo de trabajo forzoso. Las tres formas
Prohibición de la esclavitud,
fueron definidas por el Derecho Internacional Público en la primera mitad del siglo XX,
haciendo referencia a las dinámicas de explotación existentes a finales del siglo XIX y en la
primera mitad del siglo pasado. Sin embargo, estas categorías han tenido que ser revisadas,
ampliadas y flexibilizadas por el DIDH en la medida en que también sus formas de expresión
en la realidad han mutado de acuerdo a las estructuras sociales, económicas y políticas que
273
a principios del siglo XXI generan contextos de explotación.
El presente artículo busca realizar un análisis teórico de los elementos en común de los tres
conceptos jurídicos; comprender la dinámica en la que las tres prácticas se materializan hoy
en día; reflejar cuál ha sido la evolución del DIDH, incluyendo la jurisprudencia de los meca-
nismos internacionales, para atender estas realidades; y, finalmente, hacer una breve referen-
cia a una caso concreto en el que la Suprema Corte de Justicia de la Nación (en adelante
"SCJN") tuvo la oportunidad de profundizar sobre la prohibición que la Constitución esta
blece en torno al trabajo forzado y la servidumbre.
Iris Marion Young ha elaborado un análisis de la explotación que no se limite tan sólo a la explo
tación marxista determinada por la categoría de clase, apuntando a otras formas de explota-
ción que se generarían por otro tipo de relaciones de poder.2 Así, por ejemplo, sostiene que
274
la explotación de género tiene dos aspectos: la transferencia a los hombres de los frutos del
trabajo material de las mujeres, así como la transferencia a los hombres de las energías sexua
les y del cuidado y de la crianza.3
1
Cfr. De Sousa Santos, Boaventura, "Desigualdad, Exclusión y Globalización: Hacia la construcción multicultural de
la igualad y la diferencia", El milenio huérfano. Madrid, Trotta, 2005, pp. 195-196.
2
Cfr. Young, Marion Iris. La justicia y la política de la diferencia. Traducción de Silvina Álvarez, Valencia, Ediciones
Cátedra, 2000, pp. 86-89.
3
Ibid., p. 87.
Otro elemento de la explotación, es que la transferencia forzada del valor del trabajo y sus
productos hacia otras personas se dan en el marco de una relación de subordinación marca-
da por la asimetría de poder de una persona frente a otra. Con ello, se quiebra el principio de
igual dignidad y el valor de las personas, constituyendo, por lo tanto, una forma extrema
de discriminación.
Finalmente, otro factor central en la dinámica de la explotación, tal vez el más evidente, es la
perdida de la libertad de las personas explotadas. Además de la apropiación y desposesión
de los frutos de su trabajo, también se restringe radicalmente la libertad de las personas en
varios sentidos. Una característica central es que las personas trabajan para otros, es decir, de
acuerdo a los fines que otros les imponen mediante la fuerza o coacción. La persona pierde
parcelas cruciales de su autonomía. En el caso de la esclavitud, sin duda la forma de explo
tación más extrema, la persona pierde su autonomía, deja de ser-para sí y actuar de acuerdo
a sus propios fines, para ser-para otro y actuar para fines ajenos. En el trabajo forzado a la
persona se le impone en contra de su voluntad y, por lo tanto, violando su autonomía,
la realización de un trabajo determinado. En la servidumbre, las condiciones de trabajo son
tan extremas, la relación de subordinación es tan marcada y la relación de dependencia
es tan fuerte que la persona pierde también su autonomía quedando de facto "atrapada" en
relación de explotación.
4
Cfr. O’Donnell, Daniel, Derecho Internacional de los Derechos Humanos: Normativa, jurisprudencia y doctrina de
los sistemas universal e interamericano. Colombia, OACNUDH, 2004, pp. 242-245.
esclavitud fue en 1814 en el Tratado de París en el que se reconoció la necesidad de la coope
ración internacional para erradicarla. La Sociedad de las Naciones adoptó el Convenio contra
la Esclavitud en 1926,5 el cuál después fue ampliado mediante la Convención Suplementaria
sobre la Abolición de la Esclavitud, la Trata de Esclavos y las Instituciones y Prácticas Análogas
a la Esclavitud (en adelante "Convención Suplementaria").6
tud la referencia al ejercicio de los atributos del derecho de propiedad de una persona hacia
otra. Con ello se refiere a la forma clásica de esclavitud, bajo las cual se niega el carácter de
276
personas y seres humanas a los esclavos para tratarlos, tanto en el plano del derecho, como
en el de los hechos, como cosas sujetas a ser apropiadas y explotadas por sus dueños. En las
primeras décadas del siglo XX esta prohibición se dirigía precisamente a la abolición jurídica
de la esclavitud, la cual, seguía siendo aceptada en los ordenamientos jurídicos de algunos
5
Convención sobre la Esclavitud. Adoptada en Ginebra el 25 de septiembre de 1926.
6
ONU. Convención suplementaria sobre la abolición de la esclavitud, la trata de esclavos y las instituciones y prácticas
análogas a la esclavitud. Adoptada por una Conferencia de Plenipotenciarios convocada por el Consejo Económico
y Social en su resolución 608 (XXI), de 30 de abril de 1956.
7
Convención sobre la Esclavitud…, supra nota art. 1.
países del mundo, así como al combate de la práctica de la trata de esclavos que, aunque ya
había sido declarada como ilegal por la mayoría de los países, seguía siendo una realidad en
muchas de las colonias controladas por los países de occidente y aún un factor importante
de la economía colonial.8
La Relatora Especial Sobre las Formas Contemporáneas de la Esclavitud (en adelante la "Rela
tora"), incluidas sus causas y consecuencias, estima que actualmente en el mundo existen 27
millones de personas que son víctimas de alguna de las formas contemporáneas de esclavi-
tud, entre las que también se incluye el trabajo forzado y la servidumbre. También destaca
que aunque los tiempos y la realidad pueden haber cambiado, la esencia de la esclavitud ha
subsistido en las economías modernas.10
criterios que permiten determinar cuándo una práctica puede llegar a ser considerada como
una análoga a la esclavitud: a) el grado de restricción del derecho inherente de las persona a
la libertad de circulación; b) el grado de control de la persona sobre sus pertenencias perso- 277
nales; y c) la existencia de consentimiento con conocimiento de causa y plena comprensión
de la naturaleza de la relación entre las partes.11
8
Véase Bales, Kevin. Understanding Global Slavery, California, University Press, 2005.
9
Véase el Folleto Informativo 14, Formas contemporáneas de esclavitud, Ginebra, OACNUDH, 2005.
10
Cfr. ONU. Informe de la Relatora Especial Sobre las Formas Contemporáneas de la Esclavitud, Incluidas sus Causas y
Consecuencias, Sra. Gulnara Shahinian, 10 de julio de 2009, pp. 14-16. A/HRC/12/21.
11
Cfr. ONU. Subcomisión de Derechos Humanos, Estudio actualizado sobre la aplicación y el seguimiento de las
convenciones sobre la esclavitud. E/CN.4/Sub.2/2000/3.
Siguiendo estos criterios tanto el Grupo de Trabajo de la Organización de las Naciones Unidas
sobre la Esclavitud, creado por la entonces Comisión de Derechos Humanos, como la Relato-
ra, creada por el Consejo de Derechos Humanos y que en 2008 sustituyó al Grupo de Trabajo,
han centrado su atención en diversas formas contemporáneas de esclavitud. Algunas de
ellas son: la venta de niños y niñas, la prostitución infantil, la utilización de niños y niñas en la
pornografía, la explotación del trabajo infantil, la mutilación sexual de las niñas, la utilización
de niños y niñas en los conflictos armados, la servidumbre por deudas, la trata de personas,
la venta de órganos humanos, la explotación de la prostitución y ciertas prácticas del régi-
men de apartheid y los regímenes coloniales.
También la Convención de los Derechos del Niño,13 que entró en vigor el 2 de septiem-
bre de 1990, contiene elementos importantes para combatir la esclavitud infantil. Esta
Convención permite proteger a los niños amenazados por explotación sexual, económica
y de abusos de otra índole, como la venta y la trata de niños, y su participación en conflic-
tos armados.
12
Hasta ahora 106 Estados ha ratificado o adherido a dicha Convención.
13
AGONU. Convención sobre los Derechos del Niño. Resolución 44/25. 20 de noviembre de 1989. Entró en vigor el
2 de septiembre de 1990.
14
El Estado Mexicano ratificó ambos protocolos el 15 de marzo de 2002.
15
Cfr. ONU. Estado Mundial de la Infancia 2006; Excluidos e Invisibles. UNICEF, 2007, pp. 47-50.
En el primer protocolo se aporta una definición de lo que se entenderá por venta de niños,
por prostitución infantil y por la utilización de niños en pornografía.16 Un elemento a destacar
es que en estas definiciones se prescinde del elemento del consentimiento del niño o la
niña, es decir, los actos descritos son suficientes para entender que se realizan sin el consen-
timiento del niño. En el segundo de ellos se prohíbe el reclutamiento forzado de niños y niñas
menores de 18 años en las fuerzas armadas de los Estados, así como la participación de me
nores de 18 años en cualquier acto de hostilidad.
El artículo 8.1 y 8.2 del Estatuto de Roma también tipifica la "esclavitud sexual" como un cri-
men de guerra cuando es cometido en el contexto de un conflicto armado, en gran escala o
como parte de una política establecida. En este sentido la Subcomisión de la Organización
de las Naciones Unidas encargada del tema de la violación sistemática, la esclavitud sexual y
las prácticas análogas a la esclavitud en tiempos de conflicto armado, consideró que el tér-
mino sexual debería emplearse "como adjetivo para describir un tipo de esclavitud, no para
indicar un indicar un delito distinto".18 La Subcomisión subrayó que el hecho de mantener a
una persona en un estado de disponibilidad sexual permanente contra su voluntad puede
considerarse como la reducción de una persona al estatus de propiedad y, por lo tanto,
de esclavitud.19
el trabajo forzoso y la servidumbre
16
Artículo 2: A los efectos del presente Protocolo:
Prohibición de la esclavitud,
a) Por venta de niños se entiende todo acto o transacción en virtud del cual un niño es transferido por una persona
o grupo de personas a otra a cambio de remuneración o de cualquier otra retribución;
b) Por prostitución infantil se entiende la utilización de un niño en actividades sexuales a cambio de remuneración
o de cualquier otra retribución;
c) Por pornografía infantil se entiende toda representación, por cualquier medio, de un niño dedicado a actividades
sexuales explícitas, reales o simuladas, o toda representación de las partes genitales de un niño con fines primordial-
279
mente sexuales.
17
Cfr. Estatuto de Roma que crea la Corte Penal Internacional. El texto del Estatuto de Roma fue aprobado el 17 de
julio de 1998, enmendado por los procès-verbaux de 10 de noviembre de 1998, 12 de julio de 1999, 30 de noviem-
bre de 1999, 8 de mayo de 2000, 17 de enero de 2001 y 16 de enero de 2002. A/CONF.183/9. Las enmiendas al
artículo 8 reproducen el texto contenido en la notificación del depositario C.N.651.2010 Treaties-6, en tanto que
las enmiendas a los artículos 8 bis, 15 bis y 15 ter reflejan el texto contenido en la notificación del depositario
C.N.651.2010 Treaties-8; ambas notificaciones del depositario tienen la fecha 29 de noviembre de 2010,
art. 7.2 c.- Por esclavitud se entenderá el ejercicio de los atributos del derecho de propiedad sobre una persona, o de
algunos de ellos, incluidos el ejercicio de esos atributos en el tráfico de personas, en particular de mujeres y niños".
18
Cfr. Contemporary forms of Slavery. Reporte de la Relatora Especial de la Subcomisión de las Naciones Unidas
Sobre la Violación Sistemática, la Esclavitud Sexual y las Prácticas Análogas a la Esclavitud en Tiempos de Conflicto
Armado, McDougall, Gay. E/CN.4/Sub.2/1998/13.
19
Ibidem.
Otra realidad que ha sido considerada como una forma contemporánea de esclavitud es el
tráfico y la trata de personas. Debido a su exponencial incremento en las últimas dos déca-
das, a la violación múltiple de derechos que estas realidades implican y al carácter transna-
cional de dichas actividades, estas dos realidades han requerido un tratamiento específico
por parte del DIDH. Según Daniel O’Donnell el significado original de la palabra "trata" era la
venta de un esclavo, el cuál más adelante incluyó también la realidad de la prostitución for-
zada mediante el término "trata de blancas".20 Hoy el término empleado es el de la "trata de
personas", el cual se ha despojado ya del elemento de propiedad sobre la persona de la defi
nición clásica de la esclavitud, pero debido a que el consentimiento de las víctimas está
condicionado por "la amenaza, el uso de la fuerza, la coacción, el fraude, el engaño o el abuso
de poder", y sus opciones para romper con la relación de explotación en la que están inmer-
sas son sumamente limitadas, se le ha dado el carácter de una forma contemporánea de
esclavitud.
Aunque en ocasiones tráfico y trata de personas han sido utilizados como sinónimos existe
una diferencia importante entre ellos. El tráfico de personas consiste esencialmente en la
facilitación por un tercero de la migración ilegal, mientras que la trata de personas incluye
elementos de coacción, violencia física o psíquica, abuso y explotación laboral o sexual que
violentan los derechos de la víctima, independientemente si las personas son llevada de un
país a otro de manera ilegal.21
20
Cfr. O’Donnell, Daniel…, op. cit., pp. 248-254.
21
Ibid., p. 248.
22
ONU. Protocolo para prevenir, reprimir y sancionar la trata de personas, especialmente mujeres y niños, que comple-
menta la Convención de las Naciones Unidas contra la Delincuencia Organizada Transnacional. Adoptado en Nueva
York el 15 de noviembre de 2000. Entró en vigor el 25 de diciembre de 2003, artículo 3. Para los fines del presente
280 Protocolo:
a) Por "trata de personas" se entenderá la captación, el transporte, el traslado, la acogida o la recepción de personas,
recurriendo a la amenaza o al uso de la fuerza u otras formas de coacción, al rapto, al fraude, al engaño, al abuso de
poder o de una situación de vulnerabilidad o a la concesión o recepción de pagos o beneficios para obtener el
consentimiento de una persona que tenga autoridad sobre otra, con fines de explotación. Esa explotación inclui-
rá, como mínimo, la explotación de la prostitución ajena u otras formas de explotación sexual, los trabajos o ser
vicios forzados, la esclavitud o las prácticas análogas a la esclavitud, la servidumbre o la extracción de órganos;
b) El consentimiento dado por la víctima de la trata de personas a toda forma de explotación intencional descrita en
el apartado a) del presente artículo no se tendrá en cuenta cuando se haya recurrido a cualquiera de los medios
enunciados en dicho apartado;
c) La captación, el transporte, el traslado, la acogida o la recepción de un niño con fines de explotación se consi
derará "trata de personas" incluso cuando no se recurra a ninguno de los medios enunciados en el apartado a) del
presente artículo;
d) Por "niño" se entenderá toda persona menor de 18 años.
tándose, a las siguientes formas de explotación: la prostitución ajena, la explotación sexual,
los trabajos o servicios forzados, la esclavitud o las prácticas análogas a la esclavitud, la ser
vidumbre o la extracción de órganos. Otro elemento importante que se desprende de la
definición es que en el caso de la trata de personas se consigue el consentimiento de las
víctimas, sólo que este consentimiento no es auténtico y libre, sino que para obtenerlo se
recurre al uso de la fuerza, a la coacción, el rapto, el fraude, el engaño, el abuso de poder, a la
situación de vulnerabilidad de la víctima. Finalmente las acciones que determinan la realiza-
ción de la trata son: la captación, el transporte, el traslado, la acogida o la recepción de las
personas.
La Oficina de la Organización de las Naciones Unidas sobre las Drogas y el Delito estima que
en el mundo hay 2.5 millones de víctimas de trata de personas. El 66% de ellas son mujeres,
el 13% son niñas, el 9% son niños y el 12% son hombres. Aproximadamente el 79% de las
víctimas de trata en el mundo están sujetas a explotación sexual.23
El trabajo forzoso u obligatorio es definido por el Convenio relativo al Trabajo Forzoso u Obliga
torio (en adelante "Convenio 29"), adoptado en 1930.
Tanto la Convención Americana, como el PIDCP prohíben los trabajos forzosos sin dar una
el trabajo forzoso y la servidumbre
definición, por lo que se entiende que asumen la definición dada previamente por el Conve-
Prohibición de la esclavitud,
nio 29. Ambos instrumentos establecen algunas excepciones de trabajos que no se enten
derán como forzosos y, por lo tanto, estarán permitidos en los Estados. Éstas son:
a) Los trabajos o servicios que se exijan normalmente a una persona presa en virtud de 281
una decisión judicial legalmente dictada, o de una persona que habiendo sido presa
en virtud de tal decisión se encuentre en libertad condicional.
23
Cfr. ONU. Global Report on Trafficking in Persons, New York, United Nations Office on Drugs and Crime, 2011.
24
Convenio Relativo al Trabajo Forzoso u Obligatorio. Adoptado el 28 de junio de 1930 por la Conferencia General
de la Organización Internacional del Trabajo en su decimocuarta reunión. Entró en vigor el 1 de mayo de 1932.
c) El servicio impuesto en casos de peligro o calamidad que amenace la vida o bienes-
tar de la comunidad.
El Convenio Sobre la Abolición del Trabajo Forzoso de 1957 (en adelante "Convenio 105")25
establece el deber de los Estados parte de abolir el trabajo forzoso u obligatorio como medio
de coerción, de educación política, como castigo por tener o expresar determinadas opinio-
nes políticas, por manifestar oposición ideológica al orden político, social o económico esta-
blecido, como método de movilización y de utilización de la mano de obra con fines de
fomento económico, como medida de disciplina en el trabajo, como castigo por haber parti
cipado en huelgas; o como medida de discriminación racial, social, nacional o religiosa.
El artículo 5 de la CPEUM introduce también una prohibición del trabajo forzoso al establecer
en su tercer párrafo que nadie puede ser obligado a presentar trabajos personales sin la justa
redistribución y sin su pleno consentimiento". A la par de esta prohibición se establecen
algunas excepciones que serían en principio compatibles con las establecidas en los instru-
mentos internacionales. Entre ellas destacan los trabajos impuestos como pena por la auto
ridad judicial, los servicios públicos de armas o jurados y los cargos concejiles y de elección
popular, directa o indirecta, que tendrían un carácter de servicios cívicos.
Un estudio de la Organización Internacional del Trabajo (en adelante OIT) muestra que el
número mínimo estimado de personas que son víctimas en todo el mundo del trabajo for-
zoso asciende a 12,3 millones.26 El 64% del trabajo forzoso adopta la forma de explotación
económica por agentes económicos no estatales o privados, el 20% es fruto de la imposi-
ción del Estado o de las fuerzas armadas, el 11% adopta la forma de explotación comercial
Carlos De la Torre Martínez
Por su parte, el Fondo de Naciones Unidas para la Infancia (en adelante UNICEF) considera
282 que 246 millones de niños y niñas de entre 5 y 17 años trabajan. De ellos 171 millones de
niños trabajan en situaciones de riesgo: como en minas, manejando pesticidas en la agricul-
tura o maquinaria peligrosa. Alrededor de 73 millones tienen menos de 10 años.28
25
ONU. Convenio Relativo a la Abolición del Trabajo Forzoso. Adopción en Ginebra, 40a. reunión CIT. Entró en vigor
el 17 enero 1959.
26
Cfr. Belser Patrick, Cock Michaelle y Farhad, Mehran, ILO Minumum Estimate of Forced Labour in the World,
Ginebra, OIT, 2005.
27
Ibid.
28
Cfr. ONU. Estado Mundial…, supra nota 15, p. 50.
Sobre el trabajo infantil es importante tomar en cuenta dos instrumentos centrales. El Con-
venio Sobre la Edad Mínima de Admisión al Empleo de 1973 (en adelante "Convenio 132") 29
y el Convenio Sobre la Prohibición de las Peores Formas de Trabajo Infantil y la Acción Inme-
diata para su Eliminación (en adelante "Convenio 182")30 de 1999. En el primero de ellos se
establece que la edad mínima para trabajar es la edad que coincida con la edad en la que los
niños y niñas terminan la educación obligatoria o, en su defecto, los 15 años de edad. Además
de ello los Estados Parte se comprometen a elevar progresivamente la edad mínima para
trabajar y en abolir por completo el trabajo infantil. El segundo Convenio aporta una lista
de los trabajos infantiles que deben estar prohibidos por los Estados Parte para todos los
niños y las niñas, es decir, los menores de 18 años. El artículo tercero enumera los siguientes
tipos de trabajo:
Es importante señalar que para efecto de considerar si las anteriores formas de trabajo son
trabajos forzosos también se exime la cuestión del consentimiento, es decir, basta con que la
persona sea menor de 18 años para considerar que no hay pleno consentimiento para rea
el trabajo forzoso y la servidumbre
lizar este tipo de trabajos y, por lo tanto, se tendría que considerar bajo la figura del trabajo
Prohibición de la esclavitud,
forzoso.
29
ONU. Convenio sobre la edad mínima de admisión al empleo. Adoptada en Ginebra, 58a. reunión CIT. Entró en
vigor el 19 junio 1976.
30
ONU. Convenio Sobre la Prohibición de las Peores Formas de Trabajo Infantil y la Acción Inmediata para su Elimi
nación. Adoptado en Ginebra, 87a. reunión CIT. Entró en vigor el 19 noviembre 2000.
31
Comité ESCR. El Derecho al Trabajo. Observación General No. 18. 6 de febrero de 2006. E/C.12/GC/18.
Derechos Económicos, Sociales y Culturales (en adelantes PIDESC) es la de proteger a las per
sonas bajo su jurisdicción para prevenir o eliminar las formas de trabajo forzado que puedan
darse entre particulares. El Comité ESCR hace especial énfasis además en que los Estados
deben adoptar medidas efectivas, en particular medidas legislativas, para prohibir el tra-
bajo de niños menores de 16 años. Además, deben prohibir toda forma de explotación eco-
nómica y de trabajo forzoso de los niños y niñas en general.
Los anteriores criterios muestran que en principio existe una divergencia entre la definición
internacional de trabajo forzoso y la definición del artículo quinto de la Constitución mexica-
na en tanto que ésta exige que además de la ausencia de consentimiento, la retribución que
se otorgue por el trabajo no sea justa. Considero que la línea adoptada por los estándares y
la jurisprudencia internacional resulta más amplia y protectora de la persona en tanto que no
exige que se den dos elementos a la vez para estar frente a una situación de trabajo forzoso.
Así, aunque la retribución económica sea justa o, incluso, muy atractiva en términos económi
cos, es suficiente que la persona realice el trabajo bajo coacción para considerar que está
realizando un trabajo de manera forzada.
Por otra parte, considero que ante la dificultad de establecer con precisión si el consentimiento
dado es realmente legítimo, existen otros factores objetivos que pueden considerarse como
presunciones para determinar la ausencia del consentimiento o, por el otro lado, la existencia
de un tipo de coerción. Me refiero a cuestiones tales como: las condiciones de trabajo, si existe
o no una retribución por el trabajo realizado, si el monto de la retribución es suficiente para
Carlos De la Torre Martínez
cubrir las necesidades de las personas trabajadoras, el nivel de riesgo a la salud, integridad
y vida de las personas, el desgaste física y emocional que implica el trabajo o si se trata de
un trabajo que pueda ser considerado humillante desde el punto de vista de la cultura del
284
trabajador.
Otra cuestión relevante para el contexto económico actual es analizar si las formas de coerción
pueden ser también de tipo estructural. Me refiero a los casos en que no existe una relación o
acción directa e interpersonal que obligue a una persona a realizar un tipo de trabajo deter-
minado sin su voluntad y, sin embargo, las condiciones de tipo económico, social y político
32
Cfr. ONU. Informe de la Comisión de Expertos de la OIT, 2003, p. 102.
determinan la voluntad de las personas y las orillan a aceptar trabajos que no hubieran acep-
tado si tuvieran otras posibilidades. Serían trabajos en que no se respetan los derechos
laborales de las personas, en los que la seguridad y salud de la persona corre riesgo inminen-
te, que no constituyen ningún tipo de aprendizaje para las personas, que no son significa
tivos y que incluso pueden llegar a mermar el sentido de dignidad o autoestima de las
personas. Iris Marion Young se ha referido a ellos como trabajo no significativos o trabajos
serviles, destacando, además, cómo en ciertas sociedades las estructuras orillan a ciertas per
sonas, que por su origen étnico, racial, su género o su clase, a aceptar este tipo de trabajos,
mientras que las personas que forman parte de los grupos hegemónicos sistemáticamente
acceden a los trabajo significativos.33 Ejemplos de este tipo de trabajos en México pueden ser
el trabajo doméstico o el trabajo como jornaleros agrícolas.
En relación con el trabajo agrícola la Relatora ha señalado que en la economía global los
trabajadores agrícolas enfrentan situaciones de especial vulnerabilidad, pues debido al analfa
betismo o a su bajo nivel de instrucción, sumado a la falta de alternativas de trabajo, el no
acceso a la tierra, al crédito o a los mercados para poder comercializar sus propios produc-
el trabajo forzoso y la servidumbre
Prohibición de la esclavitud,
tos, se ven obligados a vender su mano de obra a las grandes plantaciones a cambio de
salarios muy bajos y realizando trabajos que no cubren las condiciones mínimas laborales y
generalmente sin recibir las prestaciones laborales adecuadas.35
285
La Corte Interamericana de Derechos Humanos (en adelante Corte IDH o "Corte Interame
ricana") tuvo oportunidad de profundizar en la prohibición de trabajo forzoso establecido
en el artículo 6.2 de la Convención Americana en el caso de las Masacres de Ituango. En este
caso, además de las denuncias de violaciones a los derechos humanos ocurridas en el
33
Cfr. Young, Marion Iris. La justicia…, op. cit., p. 88.
34
Cfr. ONU. Informe de la Comisión..., op. cit., párr. 83.
35
Cfr. ONU. Informe de la Relatora Especial..., supra nota 10., pp. 14-16.
contexto de la masacre de campesinos por parte de un grupo paramilitar en la comunidad
de El Aro en Colombia, los peticionarios denunciaron también que 17 campesinos habían
sido obligados por los paramilitares para trasportar 1,200 cabezas de ganado que habían sus
traído de la comunidad por 17 días.36
La Corte IDH destacó que la definición ya analizada consta de dos elementos básicos. El pri-
mero se refiere a que el trabajo o el servicio sea exigido "bajo amenaza de una pena", y el
segundo que se lleve a cabo e forma involuntaria.
la presencia real y actual de una intimidación, que puede asumir formas y gra-
duaciones heterogéneas, de las cuales las más extremas son aquellas que impli-
can coacción, violencia física, aislamiento o confinación, así como la amenaza de
muerte dirigida a la víctima o a sus familiares.37
Manifestó que en el caso de los 17 campesinos o arrieros la amenaza era evidente pues los
paramilitares los habían amenazado de muerte sino transportaban al ganado. Además de
ello, la Corte Interamericana señaló que dichas amenazas fueron complementadas por un
Carlos De la Torre Martínez
contexto de extrema violencia, en el cual los arrieros fueron privados de su libertad, llevados
a sitios sustraídos por hombres fuertemente armados que acababan de cometer la ejecución
arbitraria de otros pobladores de la comunidad.
286
La Corte IDH también definió que la falta de voluntad para realizar el trabajo implica:
36
Cfr. Corte IDH. Caso de las Masacres de Ituango Vs. Colombia. Sentencia de 1 de julio de 2006 Serie C No. 148,
párrs. 145-168.
37
Ibid., párr. 161.
causas, tales como la privación ilegal de la libertad, el engaño o la coacción
psicológica.38
Otro elemento analizado por la Corte Interamericana fue si existió participación de los agen-
tes del Estado, ya que sostuvo que para poder establecer responsabilidad internacional por
violaciones cometidas en contra del artículo 6.2 de la Convención Americana es necesario
que la presunta violación sea atribuible a agentes del Estado, ya sea que su participación sea
directa o por aquiescencia. En el caso concreto la CrIDH identificó varios hechos que demues
tran que los paramilitares actuaron con la aquiescencia o tolerancia del Estado. El Ejército
estableció un toque de queda en la comunidad para permitir la sustracción del ganado, a
lo que se sumó el hecho de que algunos elementos del Ejército custodiaron a los arrieros y al
ganado durante el traslado.39
En México uno de los principales problemas y situaciones de violación a los derechos huma-
nos laborales, que por sus formas de explotación, podrían llegar incluso a considerarse trabajo
forzoso es la situación de las y los jornaleros agrícolas. Las personas jornaleras agrícolas son
hombres, mujeres, niños y niñas que debido a la falta de oportunidades de desarrollo en sus
el trabajo forzoso y la servidumbre
blica mexicana para laborar en campos agrícolas dedicados al cultivo de hortalizas, que
generalmente se exportan a los países desarrollados. Se considera que su número puede
alcanzar los 3.5 millones de personas.40 287
Una característica es que el trabajo es temporal, son requeridos por empresas agroindustria-
les en el tiempo del cultivo o de la cosecha de manera que cuando termina la temporada se
termina el trabajo y tienen que regresar a su lugar de origen. Muchos de ellos han optado por
38
Ibid., parr. 154.
39
Ibid., párr. 166-168.
40
Cfr. Diagnóstico sobre la situación de los derechos humanos en México, México, OACNUDH, 2004, pp. 172-173.
trasladarse de un Estado a otro para continuar contratándose en otras empresas, regresando
a sus comunidades por sólo un par de meses al año.
Generalmente las personas jornaleras agrícolas provienen de los Estados más pobres del
sur de México, como Guerrero, Chiapas, Oaxaca y Veracruz, dirigiéndose a trabajar a los es-
tados del norte, como Sinaloa, Chihuahua, Sonora, Coahuila y Baja California Norte. La gran
mayoría pertenecen a los diversos pueblos indígenas del país y los municipios de los que
provienen son catalogados como los municipios con un menor desarrollo humano en México
según el Índice de Desarrollo Humano elaborado por el Programa de Naciones Unidas para
el Desarrollo. También existe un importante número de jornaleros agrícolas que provienen
de países centroamericanos y que son contratados por empresas agropecuarias en el Sur de
México, sobre todo en los estados de la frontera Sur, como Chiapas, Yucatán y Campeche.
Uno de los casos que se han documentado con mayor detalle es el caso de los jornaleros y
jornaleras agrícolas que parten de una de las zonas más pobres del Estado de Guerrero para
ir a trabajar a los campos agrícolas del Estado de Sinaloa.41 Las comunidades de las que pro-
vienen son catalogadas dentro de los municipios con una mayor índice de marginación en
el país y con los niveles más bajos de desarrollo humano. Así, por ejemplo, en el Municipio de
Metlatonoc, Guerrero, el 71% de sus habitantes mayores de 15 años es analfabeta, el 85%
de los habitantes habita en viviendas con piso de tierra y sin drenaje ni agua corriente y el
90% de la población tiene un ingreso no mayor de 8 dólares diarios. Por otra parte, al estar
enclavadas en la Sierra Madre Occidental-Sur, se trata también de una zona donde la tierra es
poco fértil y no apta para el cultivo en gran escala, la gente subsiste del cultivo de maíz y fríjol
para el autoconsumo.
ras, incluyendo mujeres y niños, son "enganchados" o contratados en sus lugares de origen
por personas que pertenecen a sus mismas comunidades pero que fungen como los repre-
288 sentantes o "capataces" de los empresarios. A cambio de un porcentaje éstos capataces con-
tratan camiones para transportar grupos de 45 personas hasta los Estados receptores, el viaje
puede ser de dos y hasta de cuatro días, los camiones se encuentran en malas condiciones y
carecen de lo necesario para hacer largos recorridos. Una vez que llegan a los campos agríco
las se divide a las personas por familias y se les sitúa en unas galeras cercanas a los campos
de trabajo. La jornada de trabajo dura entre 12 y 14 horas. Debido a que todo esto sucede
41
Véase especialmente Migrar o morir: El dilema de los jornaleros agrícolas en la Montaña de Guerrero, Tlapa de
Comonfort, Tlachinollan, 2005.
dentro de las tierras privadas de los empresarios las personas jornaleras tienen que comprar
sus alimentos en las tiendas de las propias empresas agrícolas, las que en muchas ocasiones
venden más caros los productos y otorgan créditos muy onerosos para que las personas
puedan comprar los alimentos necesarios bajo la promesa de pagarlos cuando reciban su
primera pago por el trabajo. El trabajo se extiende por un periodo de entre tres y cuatro
meses, al término las personas jornaleras deben de regresar a sus comunidades o, bien, bus-
car otra empresa agrícola en otro Estado de la República que pueda contratarlos.
La estrategia de las empresas es generalmente simular que no existe una relación laboral
entre la empresa y los jornaleros, nunca se firma un contrato escrito de trabajo, ni siquiera los
jornaleros tienen un contacto directo con el personal de las empresas, sino que todo es a
través de los capataces, quienes también se consideran jornaleros. El sueldo que se les paga
es por la labor realizada día a día, es decir, se les paga a destajo, dependiendo de los surcos
sembrados o de las cajas que llenan al cosechar las hortalizas, aproximadamente reciben de
entre siete y nueve dólares al día. Es por ello, que los empresarios eluden las obligaciones
marcadas por la legislación nacional, tales como: proveer de vivienda adecuada, servicios de
salud, educación y cubrir otras condiciones laborales mínimas como pago de prima vacacio-
nal, pago de horas extras de trabajo, indemnización en caso de accidente laboral o muerte
por motivos del trabajo, pensión e indemnización por despido injustificado.
También es importante analizar la situación desde la perspectiva de los derechos de las mu-
jeres, ya que su situación es aún más crítica que la de los hombres. No sólo trabajan bajo las
mismas condiciones que los hombres, sino que además, asumen la carga del trabajo domés-
tico, como la preparación de los alimentos, el cuidado de los niños y niñas, etc. También al-
gunas de ellas se encuentran en estado de gravidez y tienen que seguir trabajando hasta
el trabajo forzoso y la servidumbre
unos días antes de parir, no reciben atención médica especializada por el embarazo y sólo les
Prohibición de la esclavitud,
otorgan 15 días para recuperarse y volver al trabajo agrícola. También es sumamente preocu-
pante la situación de los niños, pues en ocasiones no se respeta la edad mínima laboral fijada
en los tratados internacionales como ya se ha tenido oportunidad de observar. A partir de los 289
ocho años se encuentran laborando en los campos agrícolas, en ocasiones se considera que
ayudan a los padres, por lo cual, ni siquiera reciben un sueldo por su trabajo.
La situación de las y los jornaleros agrícolas me parece paradigmática de lo que puede ser
considerado como trabajo forzoso o servidumbre pues su situación se inscribe en el fenó-
meno de la enorme desigualdad regional que existe en México y que divide el país en un
norte desarrollado y un sur en enorme subdesarrollo, a la vez, que refleja claramente una de
las consecuencias del modelo de libre mercado acelerado en México a partir de 1994 con la
firma del Tratado de Libre Comercio entre América del Norte, ya las condiciones de vida y
laborales de los jornaleros agrícolas responden a un esquema de competencia en el que con
el fin de alcanzar los precios del mercado internacional, las empresas agrícolas invierten lo
menos posible en mejorar las condiciones de vida y condiciones laborales de los trabajadores
y trabajadoras agrícolas. Ante el abandono institucional en sus lugares de origen no encuen-
tran más opciones de subsistencia que el migrar y someterse a las condiciones de trabajo
antes descritas, lo cual cuestiona fuertemente el carácter voluntario del trabajo que realizan.
V. Prohibición de la servidumbre
Tanto la Convención Americana, como el PIDCP prohíben la servidumbre sin dar una defini-
ción de dicho fenómeno. Sin embargo, en la Convención Suplementaria se tipifican dos for-
mas concretas de servidumbre: la servidumbre por deudas y la servidumbre por gleba.42
a) Servidumbre por deudas como: "el estado o la condición que resulta del hecho
de que un deudor se haya comprometido a prestar sus servicios personales, o los de
alguien sobre quién se ejerce autoridad, como garantía de una deuda, si los servicios
prestados, equitativamente valorados, no se aplican al pago de la deuda, o si no se
limita su duración ni se define la naturaleza de los servicios".
b) Servidumbre por gleba: "la condición de la persona que está obligada por la ley, por
la costumbre o por un acuerdo a vivir y a trabajar sobre una tierra que pertenece a
otra persona y a prestar a ésta, mediante remuneración o gratuitamente, determi
nados servicios, sin libertad para cambiar su condición".
Carlos De la Torre Martínez
Los elementos comunes de estas dos formas son: primero, la existencia de una deuda que la
persona debe saldar mediante su trabajo; segundo, que la remuneración sea tan escasa que
290
resulte muy difícil poder llegar a pagarla por completo; tercero, que la persona se vea obliga-
da a consumir o usar los bienes y servicios que el acreedor le proporciona y por los cuáles se
incrementa la deuda y, cuarto, que la persona no tenga alternativas para romper con la rela-
ción o trasladarse a otra parte libremente.
42
Define la servidumbre por deudas como: "el estado o la condición que resulta del hecho de que un deudor
se haya comprometido a prestar sus servicios personales, o los de alguien sobre quién se ejerce autoridad, como
garantía de una deuda, si los servicios prestados, equitativamente valorados, no se aplican al pago de la deuda, o si
no se limita su duración ni se define la naturaleza de los servicios.
Según la Relatora se produce cuando una persona ofrece su fuerza de trabajo en pago de
una deuda. Pero además de ello, destaca que se deben dar condiciones complementarias,
cómo el hecho de que la persona pierda el control sobre sus condiciones de trabajo, sobre la
duración del acuerdo y la equivalencia en términos de trabajo del monto de su deuda. La Re
latora destaca que en el caso de la servidumbre el empleador utiliza la deuda para obligar al
deudor a trabajar en condiciones de explotación con un prolongado horario de trabajo, un
salario reducido y sin días de descanso.43
jadores, así como la ineficacia del sistema de justicia para poder procesar este tipo de
Prohibición de la esclavitud,
43
Cfr. ONU. Informe de la Relatora Especial…, supra nota 10, p. 11.
44
Ibid., p. 12.
45
"Al llegar los trabajadores a las plantaciones donde deberán trabajar, encuentran que ya son "deudores" de los
contratistas por el transporte y comida del traslado, tienen además que pagar su comida y habitación en el estable-
cimiento; y que las condiciones de trabajo son mucho peores de lo prometido y en general ilegales. Sea porque el
salario es menor del prometido o porque se mide por hectárea trabajada y las condiciones son más difíciles de las
que les habían indicado, el salario real no alcanza para enfrentar las "deudas" que se les imputan. Al mismo tiempo
se les amenaza que no pueden abandonar la hacienda sin hacer previamente el pago". CIDH. Informe sobre la situa-
ción de los derechos humanos en Brasil, párrs. 21-22, p.123 (1997).
permitir que se lleve a cabo ningún contrato, pacto o convenio que tenga por objeto el
menoscabo, la pérdida o el irrevocable sacrificio de la libertad de la persona por cualquier
causa, puede ser interpretada como una salvaguarda amplia para evitar que una persona por
cualquier motivo, incluido, por supuesto el de una deuda, quede constreñida a una relación
de servidumbre.
También el artículo 123 de la Constitución contiene prohibiciones cuyo objeto es evitar que
se incurra en dicha situación. Así, por ejemplo, en su fracción VIII se establece que el salario
mínimo quedará exceptuado de embargo, compensación o descuento; en su fracción X es-
tablece que el salario deberá pagarse en moneda de curso legal, no siendo permitido hacerlo
efectivo con mercancías, ni vales, fichas o cualquier otro signo representativo con que se
pretenda substituir la moneda; en el último párrafo de la fracción XII en los centros de trabajo
se prohíbe el establecimiento de expendios de bebidas embriagantes y de casas de juego de
azar; finalmente en la fracción XXIV se establece que las deudas establecidas por los traba
jadores en favor de sus patronos, nunca podrán ser transmitidas a sus familiares o descen-
dientes, ni podrán ser mayores al sueldo del trabajador en un mes. Todas estas provisiones
estaban dirigidas a eliminar la figura de los peones de hacienda y las tiendas de raya como
las formas más claras de servidumbre existentes antes de la Revolución Mexicana.
Son realmente extraordinarias las ocasiones en que la SCJN ha podido entrar analizar las
prohibiciones de la esclavitud, el trabajo forzoso y la servidumbre contenidas en la Constitu-
ción. La sentencia más directa y relevante en la que en los años recientes la SCJN ha podido
Carlos De la Torre Martínez
46
Cfr. Amparo Directo en Revisión 2143/2009. Sentencia definitiva 2 de diciembre de 2009. Disponible en: <http://
www2.scjn.gob.mx/ConsultaTematica/PaginasPub/DetallePub.aspx?AsuntoID=113316> (19 de junio de 2013).
probidad por parte del patrón al establecer en su contrato una clausula en la que le obliga a
recibir, por concepto de una porcentaje de su sueldo, vales de despensa que sólo pueden ser
canjeados en las tiendas del Grupo Cifra S.A. de C.V. lo cual, a su juicio, resulta contrario a la
fracción X del apartado A del artículo 123 que establece: "El salario deberá pagarse precisa-
mente en moneda de curso legal, no siendo permitido hacerlo efectivo con mercancía, ni
con vales, fichas o cualquier otro signo representativo con el que se permita sustituir la mo-
neda". Ante el laudo negativo presentó un amparo ante el Segundo Tribunal Colegiado en
Materia Civil y del Trabajo del Décimo Séptimo Circuito. Inconforme con la resolución de
amparo promovió un recurso de revisión ante la SCJN, mismo que fue analizado por la Se-
gunda Sala.
En los conceptos de violación el quejoso planteó tres argumentos: 1) Los vales de despensa
deben ser una prestación en favor del trabajador, pero no viceversa, es decir, no pueden ser
parte del salario y obligar al trabajador para que los utilice en la compra de las mercancías del
patrón; 2) Dicha práctica se asemeja a las tiendas de raya de las haciendas del siglo XIX pues
obliga a los trabajadores a cambiar parte de su sueldo por productos del patrón, aunque los
precios sean los mismos que para el público en general. El quejoso argumento que si se
analiza en términos amplios y se toma en cuenta que todos los trabajadores de Wall Mart
reciben vales de despensa, esta práctica constituye una estrategia para garantizar una cuota
importante de compra obligadas que benefician al patrón; 3) Debe considerarse que la cláu-
sula está afectada de una nulidad absoluta en virtud de la fracción XXVII inciso e) del artículo
123 que establece que: "Serán condiciones nulas y no obligan a los contrayentes, aunque se
expresen en el contrato... Las que entrañen obligación directa o indirecta de adquirir los artícu
los de consumo en tienda o lugar determinado".
el trabajo forzoso y la servidumbre
110 de la Ley Federal del Trabajo autoriza los descuentos al salario de los trabajadores cuando
se derive de la adquisición de artículos producidos por la empresa; 2) En el contrato de tra-
bajo se establece que el trabajador libremente puede rechazar la cláusula que le obligaba a 293
recibir vales de despensa por concepto de salario mediante una simple notificación; y 3) Dicha
práctica no se asemeja a una tienda de raya pues el precio de los productos "no es elevado"
pues es el mismo precio que se da al público.
El quejoso acudió a la SCJN al considerar que el Tribunal Colegiado había hecho una interpre-
tación errónea del artículo 123 Constitucional. La Segunda Sala de la SCJN decidió ejercer su
facultad originaria y dejar sentada una interpretación de las referidas disposiciones del ar
tículo 123. La ruta seguida por la SCJN fue el examinar las razones históricas que llevaron al
Constituyente de 1917 a establecer las normas del artículo 5o. y 123, analizar si este tipo de
cláusulas introducidas por las empresas tienen nulidad absoluta, determinar si los vales de des
pensa son considerados parte del salario y, finalmente, analizar si existen similitudes entre la
práctica realizada por Wall Mart y las tiendas de raya de las haciendas.
En el primer paso la SCJN demostró que el objetivo de los referidos artículos constitucionales
era erradicar la práctica de la servidumbre que se generaba a partir de las tiendas de raya en
las haciendas porfirianas. El análisis histórico le sirve a la SCJN para fortalecer el principio
de la irrenunciabilidad de los derechos laborales y, por lo tanto, que las cláusulas de los con-
tratos de trabajo que sean contrarias a los derechos laborales establecidos en la Constitución
y en los instrumentos internacionales de derechos humanos deben ser consideradas nulos
de pleno derecho sin que sea necesario que una autoridad declare su nulidad posteriormen-
te. Esta interpretación sin duda resulta de gran relevancia en el contexto laboral que se vive
en el país y en el que existe una fuerte tendencia hacia la precarización de las condiciones de
trabajo bajo diversos esquemas que se escudan en la "flexibilización" de la relación laboral y
que terminan minando la estabilidad en el empleo, las condiciones mínimas y los derechos
laborales en general.
precios de los productos no son "elevados", como lo eran en las tiendas de raya. La SCJN
declaró la nulidad del convenio firmado por el trabajador y Wall Mart y concedió el amparo
para que la Junta Local de Conciliación dicte un nuevo laudo.
294
Aunque el fallo es favorable a los derechos del trabajador y la interpretación que deja senta-
da la SCJN se ajusta sin duda a la finalidad y sentido de los artículos 5o. y 123 de la Constitu-
ción a mi juicio la SCJN hubiera podido fortalecer un poco más su argumentación utilizando
la figura de la servidumbre y empleando algunos de los criterios provenientes del DIDH.
En principio la SCJN no fue muy a fondo en su argumentación de porqué considera que sí
existe semejanza entre las tiendas de rayas y la práctica de Wall Mart, no consideró por ejem-
plo, como lo había señalado al hacer el relato histórico de los artículos que la consecuencia
directa de las tiendas de raya era "atrapar" a los peones de hacienda en una relación de
servidumbre. El Tribunal Colegiado de Circuito no deja de tener un punto importante al se-
ñalar que a diferencia de las tiendas de raya los precios de los productos canjeables en Wall
Mart son los mismos que los del público en general. Ya hemos citado que para la Relatora el
punto central de la servidumbre, siguiendo la definición internacional, es la existencia de una
deuda que constriñe al trabajador a seguir con la relación laboral independientemente de
cuáles sean las condiciones. En las tiendas de raya los altos precios de los productos y la
imposibilidad de pagarlos dado los bajos sueldos que recibían, orillaban a los peones a en-
deudarse con los hacendados y, por lo tanto, a trabajar para pagar una deuda que se volvía
impagable. Si adoptamos esta definición de servidumbre estrictamente en el caso de la
práctica de Wall Mart es verdad que no se genera necesariamente una deuda por parte del
trabajador que después lo obligue a seguir trabajando de manera indefinida y perdiendo
el control de las condiciones laborales que pacta. Sin embargo, lo que he querido transmitir
en este artículo es cómo los diversos órganos internacionales han tenido que ir adaptando
y reasignando las definiciones clásicas de servidumbre, trabajo forzoso y servidumbre a las
nuevas dinámicas de la explotación. Ya henos citado cómo la CIDH en el caso de los traba
jadores en Brasil tomó en cuenta otros factores para analizar si existía una relación de ser
vidumbre, entre los que destacan: las condiciones de pobreza de los trabajadores que se
traduce en una drástica reducción en las opciones que tienen para encontrar medios de
sobrevivencia y los condicionamientos externos que reducen la autonomía de los trabajado-
res y los obligan a aceptar condiciones de trabajo que vulneran sus derechos. En el caso de
las prácticas de Wall Mart los condicionamientos pueden venir de otras fuentes y no necesa-
riamente de la existencia de una deuda concreta. Se tendría que analizar si los trabajadores
realmente tienen opciones distintas que aceptar ese tipo de trabajo, sobre todo me refiero a
el trabajo forzoso y la servidumbre
los empleados de caja o de planta, cuál es el monto total de su salario y si éste es suficiente
Prohibición de la esclavitud,
para satisfacer necesidades básicas de los trabajadores y sus familias, pero también, cuál es el
porcentaje del salario que se paga en forma de vales y que tan significativo es para los ingre-
sos de las personas. El punto es analizar hasta qué punto estos factores condicionan la auto-
295
nomía de los trabajadores para poder negociar sus condiciones de trabajo con la empresa
o, bien, poder dar por terminada la relación laboral para buscar mejores opciones. En caso
negativo, es decir, que las y los trabajadores encuentren un conjunto importante de barreras
fácticas para ejercer su autonomía en el ámbito laboral podríamos estar en una situación
análoga a la servidumbre, o bien, a una servidumbre contemporánea. Ya hemos citado que
para la Relatora dos notas esenciales son: que los trabajadores pierden libertad para definir
sus condiciones de trabajo y que la pobreza es un factor externo que lleva a las personas a la
servidumbre.
Otra línea argumentativa que me parece importante tomar en cuenta es la ya señalada por
el quejoso, y que se refiere a que es también una estrategia de la empresa para garantizar
que sus trabajadores consuman en sus propias empresas y no en otras tiendas de la com
petencia o bien en otros esquema de compra de alimentos y artículos de primera necesidad.
La relación de explotación también implica una asimetría de poder, cómo ya se ha apunta-
do, con estos esquemas es evidente que las empresas aseguran ingresos lo que las permite
fortalecerse aún más y seguir ganando espacios en el mercado. Por otro lado, el obligar a las
personas a consumir siempre una parte de su sueldo en productos de sus empresas implica
restringir sus opciones de compra y fortalecer una relación de dependencia entre ellos y la
empresa.
En suma, la SCJN hizo muy bien en tratar de rescatar el sentido histórico de los artículos cons
titucionales y hacer un análisis de las formas de explotación en las tiendas de raya, pero
considero que hoy se le exige además hacer un análisis más profundo de las nuevas formas
de explotación vigentes, de sus mecanismos, responsables y víctimas. Para ello tienen que ir
actualizando las categorías con las que cuenta desde principios de siglo para ir adaptándolas
a la interpretación que los diversos mecanismos internacionales están aportando.
Carlos De la Torre Martínez
296
Criterios jurisprudenciales
1. Nacionales
2. Internacionales
Comité ESCR. El Derecho al Trabajo. Observación General No. 18. 6 de febrero de 2006.
Prohibición de la esclavitud,
E/C.12/GC/18.
ONU. Global Report on Trafficking in Persons, New York, United Nations Office on Drugs
and Crime, 2011.
Belser Patrick, Cock Michaelle y Farhad, Mehran, ILO Minumum Estimate of Forced
Labour in the World, Ginebra, OIT, 2005.
Corte IDH. Caso de las Masacres de Ituango Vs. Colombia. Sentencia de 1 de julio de
2006 Serie C No. 148.
Carlos De la Torre Martínez
298
La prohibición de discriminar
según el Poder Judicial de la
Federación
Mario SANTIAGO JUÁREZ*
* Profesor de Tiempo Completo de la Universidad Autónoma del Estado de Hidalgo, miembro del Sistema Nacional
de Investigadores, nivel 1. Cuenta con el perfil deseable del sistema Promep.
SUMARIO: I. Introducción. II. Primeros antecedentes del derecho a la No discriminación
en las sentencias de la Suprema Corte de Justicia de la Nación. III. Decisiones recientes
relacionadas con el derecho a la No discriminación en la Suprema Corte de Justicia de la
Nación. IV. Conclusiones.
I. Introducción
E s posible aseverar que las desigualdades son consustanciales a las sociedades: el poder
se distribuye de forma inequitativa, provocando diferencias en el acceso a una serie de
bienes escasos. Estas situaciones desiguales son transmitidas de generación en generación,
virtualmente perpetuando las diferencias. En México, la realidad histórica y social ha colocado
a ciertos grupos de personas en situaciones especialmente desventajosas. Es muy claro, por
ejemplo, que las personas que pertenecen a pueblos indígenas sufren rezagos importantes
en materia educativa, no acceden a servicios de salud o no ejercen su derecho a una alimen
tación adecuada. Minorías religiosas, personas con orientación sexual distinta a la de la
mayoría, adultos mayores, personas migrantes, entre otros grupos de población, sufren
desigualdades injustas que afecta el ejercicio de diferentes derechos.
según el Poder Judicial de la Federación
La prohibición de discriminar
Estudios recientes han demostrado que los indígenas en México son más propensos a
ser víctimas de violaciones al derecho al debido proceso, cuando son acusados de cometer
algún delito.1 Por su parte, las personas migrantes que cruzan nuestro país sufren discrimina
ción legal que los sitúa en una situación de inferioridad respecto a los mexicanos. A su vez,
1
Véase por ejemplo: Informe del Diagnóstico sobre el acceso a la justicia para los indígenas en México. Estudio de caso 301
en Oaxaca, México, OACNUDH, 2007.
en términos generales, la sociedad ha colocado a las mujeres en una situación desventa
josa frente a los hombres, que afecta el ejercicio pleno de ciertos derechos en igualdad de
circunstancias.
La prohibición de discriminar es general: está dirigida tanto al Estado como a los particulares,
pues todos sin excepción debemos respetarla. Por lo que hace al Estado, sin embargo,
además de estar obligado a dicho respeto se encuentra constreñido por el deber de proteger
y promover el derecho de todas las personas a no ser discriminadas.
La obligación del Estado respecto a la prohibición de discriminar involucra a los tres Poderes:
cada uno de ellos en su esfera de competencia debe cumplir con el texto constitucional. Esto
implica un mandato al legislador, quien debe cuidar que las leyes no contengan clasifica
ciones que distingan entre personas y limiten los derechos de algunas de ellas. El Poder
Ejecutivo debe cuidar que todos sus actos estén libres de tratos discriminatorios, así como
respetar la igualdad ante la ley, por lo que tiene vedado hacer distinciones que atenten
contra la dignidad de las personas.
La responsabilidad del Poder Judicial como impartidor de justicia, implica cuidar que
todos las partes en el juicio gocen de igualdad ante la ley. Asimismo, al realizar control de
constitucionalidad, los jueces deben vigilar el cumplimiento de la prohibición de discriminar.
Esta labor ha sido realizada por la Suprema Corte de Justicia de la Nación (en adelante SCJN
o "Suprema Corte") desde hace muchas décadas; de hecho, durante la investigación reali
zada para este trabajo, encontramos sentencias que desde los años 30 del siglo XX, fueron
resueltas por la Suprema Corte fundamentándose en el derecho a la igualdad.
sonas han sido motivados por cambios constitucionales y legales. Aunque en el texto original
de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos (en adelante CPEUM o "Consti
302
tución") de 1917, sólo el artículo 123 estableció expresamente un principio derivado del
derecho a la igualdad: "Para trabajo igual debe corresponder un salario igual, sin tener en
cuenta sexo ni nacionalidad". Sin embargo, el constituyente permanente ha ido reformando
la Constitución,2 incorporando el derecho a la igualdad para proteger a diferentes grupos de
personas en diferentes ámbitos.
2
El artículo 2o., establece la obligación del Estado para eliminar cualquier práctica discriminatoria de indígenas.
El artículo 4o., establece el derecho a la igualdad entre hombres y mujeres. Los artículos 14o. y 17o. consagran la
igualdad de las personas sujetas a un proceso jurisdiccional, mientras que la fracción IV del artículo 31 proyecta,
en parte, las exigencias del principio de igualdad sobre el ámbito impositivo.
Actualmente, existen precedentes claros sobre el derecho a la No discriminación en el ámbito
fiscal, en el laboral, y en ciertos aspectos de los derechos de acceso a la justicia y al debido
proceso. Sin embargo, estos precedentes sólo se relacionan con los derechos de los contri
buyentes, las mujeres, personas que viven con Virus de Inmunodeficiencia Humana (VIH),
personas con orientación sexual distinta a la de la mayoría e indígenas. En este estudio se
clasificaron las sentencias según el ámbito al que pertenecen, señalando en cada caso
el grupo de población afectado. El análisis versa principalmente sobre las sentencias poste
riores a la reforma al artículo primero constitucional de 2001, pero se hace referencia a
sentencias anteriores con la finalidad de estudiar la evolución de las mismas.
Es importante señalar que las sentencias aquí analizadas pertenecen a diferentes Épocas de
la Suprema Corte. Podría pensarse que las sentencias más antiguas, tienen sólo un valor
histórico; sin embargo, es común encontrar que las tesis de jurisprudencia generadas a partir
de dichas sentencias, son usadas como fundamento de las resoluciones modernas. De ahí la
importancia de su estudio.
La primera controversia dirimida por la SCJN, en relación a lo que hoy llamaríamos discrimi
nación en el trabajo, data de 1936. Fue estudiada por la Primera Sala en el incidente de
suspensión 6622/36/1a.3 En este fallo, la Suprema Corte abordó una resolución del juez según el Poder Judicial de la Federación
Primero de Distrito en el Distrito Federal, que determinaba la legalidad de la aplicación del
artículo 2 del entonces vigente Reglamento de Cafés cantantes o Cabarets y Salones de Baile
La prohibición de discriminar
303
Las agraviadas, Graciela Díaz, Elisa de Landa, Marina Hansson y Ángela Castillo, trabajadoras
del restaurante "Stransky", alegan violaciones al derecho al trabajo, contenido en aquella
época en el artículo 4 constitucional,4 e interponen un juicio de amparo conocido por el Juez
3
Incidente de Suspensión en el Juicio de Amparo 6622/1936 1a., 13 de diciembre de 1936.
4
El primer párrafo del original artículo 4o. constitucional señalaba: A ninguna persona podrá impedirse que se
dedique a la profesión, industria, comercio o trabajo que le acomode, siendo lícitos. El ejercicio de esta libertad sólo
podrá vedarse por determinación judicial, cuando se ataquen los derechos de tercero o por resolución gubernativa,
dictada en los términos que marque la ley, cuando se ofendan los derechos de la sociedad. Nadie puede ser privado
del producto de su trabajo, sino por resolución judicial.
Primero de Distrito. Para justificar la restricción contenida en la ley, la autoridad señala que
ésta tiene como objetivo proteger a las mujeres de los inconvenientes del trabajo nocturno.
La pregunta es sencilla, ¿la libertad en el trabajo puede ser restringida con el objetivo
de conseguir un fin como el aducido por la autoridad en este caso? Lamentablemente, la
Suprema Corte no fue tan proteccionista del derecho al trabajo como esperaríamos, pues
señala que la aplicación del Reglamento es el resultado de la necesidad de proteger al gremio
de mujeres que trabajan en cabarets y salones de baile en horas avanzadas de la noche:
Este tipo de resoluciones se debían a la idea, muy extendida en la época, de que la mujer
requería una protección especial.6 La Ley Federal del Trabajo vigente en aquel año, prohibía
el de las mujeres en condiciones insalubres o peligrosas. La lógica era paternalista: se consi
deraba a la mujer como el "sexo débil". En definitiva, la línea entre las medidas falsamente
proteccionistas fueron, hasta hace poco, muy frecuentes, incluso en sistemas jurídicos avan
zados. Por ejemplo, no fue hasta 1992 cuando el Tribunal Constitucional Alemán declaró
inconstitucional la prohibición del trabajo nocturno de mujeres.7
Al año siguiente de la sentencia Stransky, la SCJN conoce un caso relacionado con la aplica
ción del artículo 2382, fracción II del Código Civil del Estado de Nayarit. De acuerdo con este
precepto, las mujeres no podían ser procuradoras en juicio a no ser en representación de sus
Mario Santiago Juárez
maridos, o por contar con ascendientes o descendientes varones. Para la SCJN, por fortuna,
este artículo es contrario a los principios contenidos en otra ley de la época, pues en el
304
5
Juicio de Amparo 7051/1936 1a., 13 de diciembre de 1936, p. 2.
6
Un caso muy similar al del restaurante Stransky se falló por la SCJN en el Incidente de Suspensión 7051/1936 1a.
En este caso, la Suprema Corte resuelve: "Es evidente que la medida tomada por el Departamento Central, o sea
la aplicación del Reglamento de carácter general, del que no cabe dudar que es el resultado de una observación
atenta, supone el propósito, o más bien dicho la necesidad de proteger al gremio todo de mujeres que trabajan en
cabarets cantantes y salones de baile en horas avanzadas de la noche, y esta medida de protección moral eficaz
de un gremio numeroso afecta vivamente los intereses de la sociedad…"
7
Rey Martínez, Fernando, "Igualdad entre mujeres y hombres en la jurisprudencia del Tribunal Constitucional
Español", Boletín de Derecho Comparado, año XLIII, num. 129, 2010, pp. 1323-1369. La Organización Internacional del
Trabajo establecía la prohibición para el trabajo nocturno de las mujeres en ciertas industrias. Convenio relativo
al trabajo nocturno de las mujeres (revisado en 1934).
momento de la controversia "se encontraban vigentes el Código Civil para el Distrito Federal
y Territorios Federales de 1884 y la Ley de Relaciones Familiares, y atento al espíritu de esta
última, resulta que las restricciones puestas a la capacidad de las mujeres quedaron
suprimidas."8
Otras sentencias de los años 50 versan sobre el derecho a la igualdad de las mujeres para
ejercer su capacidad jurídica de forma plena. Es el caso de la sentencia recaída al juicio de
amparo 1067/55, promovido por una mujer a la que no se le había reconocido como testigo
en un testamento. Al resolver, la entonces Tercera Sala señala que:
En 1968, en plena década de las libertades, la Suprema Corte resuelve sobre un asunto
vinculado con el derecho al trabajo de mujeres. La sentencia estudia la demanda de una
mujer viuda que solicita se respete su "preferencia" para ocupar con el carácter de "planta"
un puesto que había ocupado su esposo. Esto con fundamento en Fracción III, artículo 64, de según el Poder Judicial de la Federación
que decía: "Al jubilarse un trabajador se correrá el escalafón respectivo y el último puesto
vacante será otorgado al hijo, hija, esposa o familiar que dependa económicamente del tra
bajador, previa justificación". La Suprema Corte, de nuevo con un criterio falsamente protec
cionista señala lo siguiente:
305
8
Amparo Directo 9897/1937 1a., de 5 de agosto de 1938.
9
Amparo Directo 1067/1955, de 20 de agosto de 1955, p. 11.
demostrado en forma alguna con las pruebas aportadas al juicio laboral, que el
puesto de vigilancia referido sea compatible con su calidad de mujer…10
Al leer este párrafo uno queda gratamente sorprendido, pues en pocas líneas señala con
claridad un argumento central: la libertad legislativa no justifica una distinción entre nacio-
306 nales y extranjeros, pues las leyes deben respetar las "garantías" constitucionales. Este
razonamiento, que no es otra cosa que la prohibición de discriminar, lamentablemente no
parece haber sido utilizado para otros colectivos, pues pasaron décadas para que el prin
cipio se consolidara.
10
Amparo Directo 4192/1969 2a., p. 10.
11
Amparo en Revisión 547/1953 1a., 26 de junio de 1956, p. 6. En el mismo sentido la SCJN se pronuncia en las
sentencia recaídas a los Juicio de Amparo en Revisión 262/1952 y 586/1956 2a., del 28 de noviembre de 1952 y del
26 de julio de 1956, respectivamente. Una de las demandas era la de Rafael de Pina Vara, reconocido abogado
nacido en España, y que realizó sus estudios de Derecho en la UNAM.
III. Decisiones recientes relacionadas con el derecho a la
No discriminación en la Suprema Corte de Justicia de la Nación
El precepto citado se encontraba en título denominado "Actos prejudiciales", Capítulo IV, "Del
depósito de personas como acto prejudicial". La figura de depósito de personas, actual
mente derogado del Código comentado, consistía en la autorización legal de la separación
física de los cónyuges, cuando uno de éstos demandaba o acusaba al otro. El artículo 310,
considerado inconstitucional por el quejoso, establecía las reglas para determinar la custo
dia de los hijos menores de 18 años, en los siguientes términos:
cio sumarísimo.
Para la Suprema Corte, el que el artículo 310 otorgue una preferencia a la madre para
designarla como la persona que debe cuidar a los hijos menores de 7 años, no constituye
307
una transgresión a la prohibición de la igualdad, "ya que dar un trato desigual a la madre y al
12
El párrafo introducido en la reforma establece: "Queda prohibida toda discriminación motivada por origen
étnico o nacional, el género, la edad, las capacidades diferentes, la condición social, las condiciones de salud, la reli
gión, las opiniones, las preferencias, el estado civil o cualquier otra que atente contra la dignidad humana y tenga
por objeto anular o menoscabar los derechos y libertades de las personas."
13
Señalando que viola el artículo primero que prohibía la discriminación por razón de género; el artículo 4, que
establece la igualdad del varón y la mujer ante la ley y protección a la organización y el desarrollo de la familia, y el
artículo 14, que contiene el derecho al debido proceso ante autoridad competente previamente establecida. Amparo
en Revisión 2352/97. Sentencia definitiva del 6 de marzo del 2000. Disponible en: <http://www2.scjn.gob.mx/
ConsultaTematica/PaginasPub/DetallePub.aspx?AsuntoID=16035> (19 de junio de 2013).
padre –para efectos de determinar la guarda y custodia de los menores– no entraña un acto
discriminatorio",14 toda vez que no establece una regla que el juzgador tenga que adoptar
ineludiblemente en todos los casos. La mayoría de los ministros consideran que, no obstante
la existencia de la presunción que la madre tiene a su favor de "ser la más apta para cuidar a
los hijos procreados –menores de siete años," lo cierto es que la norma constitucional reco-
noce un régimen propio en lo que se refiere a las cuestiones familiares, dado que al respecto
puntualiza que la ley ordinaria "protegerá la organización y el desarrollo de la familia". Según
el razonamiento vertido en la sentencia, "lo más beneficioso tratándose de niños menores de
siete años para su desarrollo físico-emocional y su estabilidad psicológica pudiera ser que
queden bajo el cuidado de la madre".15
El razonamiento de la SCJN para afirmar que el artículo 310 no viola la prohibición de discri-
minar no es sólido, pues da por buena la "presunción" de que las madres son más aptas que
los padres para cuidar a los hijos menores de 7 años, sin señalar la razón para considerar tal
hecho como una verdad objetiva. Esto nos hace suponer que más que una presunción, nos
encontramos frente a un prejuicio del legislador, que atribuye a las mujeres roles sociales
determinados. La Suprema Corte cita a la Convención sobre los Derechos del Niño, en espe-
cial el artículo 4 que establece que, en caso de disolución del matrimonio, "se adoptarán
disposiciones que aseguren la protección necesaria de los hijos, sobre la base única del inte-
rés y conveniencia de ellos". En la sentencia, sin embargo, no parece clara la relación entre el
interés del niño o la niña y la presunción de que la madre puede cuidar de mejor manera de
éstos.
308 14
Amparo Directo en Revisión 1529/2003. Sentencia definitiva de 9 de junio de 2004, p. 21 y ss.
Disponible en: <http://www2.scjn.gob.mx/ConsultaTematica/PaginasPub/DetallePub.aspx?AsuntoID=61055>
(19 de junio de 2013).
15
Ibid., p. 14 y ss.
16
Ratificada por México el 21 de septiembre de 1990.
17
Ratificada por México el 24 de marzo de 1981.
18
Es importante señalar que en la sentencia Amparo Directo 186/2009 del 25 de febrero de 2010, el Segundo Tri-
bunal Colegiado del Vigésimo Séptimo Circuito arribó a la conclusión contraria a la de la Suprema Corte, señalando
que el artículo 997 del Código Civil del Estado de Quintana Roo, que establece que en caso de separación "En caso
de que los progenitores vivan separados, la custodia corresponderá a la madre ...", transgrede la garantía de igualdad
prevista en el artículo 4o. de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos, relativa a que el varón y la
mujer son iguales ante la ley. Tesis: XXVII.2o.2 C (9a.), CUSTODIA DEL MENOR. EL ARTÍCULO 997 DEL CÓDIGO CIVIL
PARA EL ESTADO DE QUINTANA ROO, VIGENTE HASTA EL 10 DE DICIEMBRE DE 2010, QUE ESTABLECE UNA PRERROGA
Un año más tarde, en el juicio de amparo, 568/2004,19 el Primer Tribunal Colegiado en Mate
ria Civil del Cuarto Circuito (en adelante TCC), tiene la oportunidad de decidir la constitucio
nalidad de los artículos 166o.; 167o., párrafo primero y segundo y 173o.,20 del Código de
Procedimientos Civiles del Estado de Nuevo León. El artículo 167 señala que tras la solicitud
de separación que haga alguno de los cónyuges:
Para el quejoso, la distinción entre hombres y mujeres en relación al lugar en donde habitará
el cónyuge que solicita la separación, es discriminatoria, pues toma el sexo de las perso
nas para establecer diferencias normativas. Para el TCC, las normas reclamadas "sí otorgan un
trato desigual que no está razonado", por lo que implica una discriminación prohibida por
la garantía jurídica consagrada por la Constitución. Para los magistrados, el legislador tiene la
obligación de exponer las razones por las que se establece la diferencia de tratamiento:
19
Primer Tribunal Colegiado en Materia Civil del Cuarto Circuito. Amparo en Revisión 568/2004, del 8 de junio de
2005, p. 191 y ss. Tesis IV.1o.C.49 C (9a.), IGUALDAD JURÍDICA ENTRE EL VARÓN Y LA MUJER. EL ARTÍCULO 166
DEL CÓDIGO DE PROCEDIMIENTOS CIVILES DEL ESTADO DE NUEVO LEÓN (VIGENTE HASTA EL VEINTIOCHO DE
ABRIL DE DOS MIL CUATRO), NO VIOLA ESA GARANTÍA CONSTITUCIONAL, Semanario Judicial de la Federación y su
Gaceta, Novena Época, México, Tomo XXII, Octubre de 2005, p. 2361. Reg. IUS. 176996; Tesis IV.1o.C.50 C (9a.), IGUAL
DAD JURÍDICA ENTRE EL VARÓN Y LA MUJER. EL ARTÍCULO 167, PÁRRAFO PRIMERO, DEL CÓDIGO DE PROCEDIMIEN 309
TOS CIVILES DEL ESTADO DE NUEVO LEÓN (VIGENTE HASTA EL VEINTIOCHO DE ABRIL DE DOS MIL CUATRO), VIOLA
ESA GARANTÍA CONSTITUCIONAL, Semanario Judicial de la Federación y su Gaceta, Novena Época, México, Tomo XXII,
Octubre de 2005, p. 2361. Reg. IUS. 176995; Tesis IV.1o.C.51 C (9a.), IGUALDAD JURÍDICA ENTRE EL VARÓN Y LA
MUJER. EL ARTÍCULO 170 DEL CÓDIGO DE PROCEDIMIENTOS CIVILES DEL ESTADO DE NUEVO LEÓN (VIGENTE HASTA
EL VEINTIOCHO DE ABRIL DE DOS MIL CUATRO), NO VIOLA EN PERJUICIO DEL VARÓN, ESA GARANTÍA CONSTITUCIO
NAL, Semanario Judicial de la Federación y su Gaceta, Novena Época, México, Tomo XXII, Octubre de 2005, p. 2362.
Reg. IUS. 176994.
20
Artículo 166.- La persona que viviendo al lado de su cónyuge lo intente demandar, denunciar o pretenda pre
sentar querella en su contra, puede pedir su separación provisional. Artículo 173.- La casa donde se encuentre el
cónyuge que haya pedido su separación provisional, será preferentemente escogida por éste y en su defecto, el juez
la designará, cuidando que si la mujer fue quien la solicitó, continúe en el domicilio conyugal y de no ser posible
esto, señalar la casa de personas de notoria honorabilidad y buenas costumbres, pudiendo inclusive designarse para
dicho efecto a una institución de beneficencia o asistencia social.
primero, del Código de Procedimientos Civiles del Estado, sí es violatorio de la
garantía de igualdad jurídica que entre el varón y la mujer existen en términos
del artículo 4o. de la Constitución…21
Sin duda, esta sentencia se encuentra más acorde con la interpretación moderna del dere
cho a la igualdad. En este sentido, es notorio el uso que hace el TCC del derecho internacional
de los derechos humanos para fundamentar la sentencia, pues analiza algunos artículos de
la Convención sobre los Derechos del Niño. Sin embargo, su uso parece poco riguroso.
En otros temas, la Suprema Corte ha incluso legitimado a través de sus decisiones, la discri
minación legalizada en contra de ciertos colectivos. En 1962, la Primera Sala de la SCJN,
conoce una demanda de amparo en la que el quejoso alega que la sentencia por homicidio
en su contra viola la garantía de legalidad, toda vez que se consideran "probadas las califica
tivas de premeditación y alevosía". Son hechos comprobados, señala la sentencia, que entre
el quejoso y la víctima existían "relaciones sexuales equívocas" y que el día de los hechos "el
quejoso le reclamó al ahora occiso, el hecho de que se emborrachara con otros hombres."
La premeditación, señalan los ministros, está comprobada, no por el hecho de haber transcu
rrido un lapso entre la reflexión y el atentado:
… sino por lo dispuesto en el artículo 303 del Código de Defensa Social que
es su último párrafo establece que se presumirá que existe calificativa cuando el
homicidio es cometido por motivos depravados, como ocurre con el caso deba
tido, en que el homicidio se realiza entre homosexuales… depravación que
quedó demostrada con la declaración confesoria del quejoso.
Mario Santiago Juárez
3. Juicio de igualdad
310
La sentencia recaída al juicio de amparo en revisión 988/2004,22 de la Primera Sala de la Su-
prema Corte, establece las bases de lo que se conoce como juicio de igualdad. En la demanda
21
Tercer Tribunal Colegiado en Materia de Trabajo del Cuarto Circuito Amparo en Revisión 568/2004, p. 191, de la
cual deriva la Tesis IV.1o.C.50 C (9a.), IGUALDAD JURÍDICA ENTRE EL VARÓN Y LA MUJER. EL ARTÍCULO 167, PÁRRAFO
PRIMERO, DEL CÓDIGO DE PROCEDIMIENTOS CIVILES DEL ESTADO DE NUEVO LEÓN (VIGENTE HASTA EL VEINTI
OCHO DE ABRIL DE DOS MIL CUATRO), VIOLA ESA GARANTÍA CONSTITUCIONAL, Semanario Judicial de la Federación
y su Gaceta, Novena Época, Tomo XXII, Octubre de 2005, p. 2361. Reg. IUS. 176995.
22
Ejecutoria: 1a./J. 55/2006 (9a.), AMPARO DIRECTO EN REVISIÓN 988/2004, Semanario Judicial de la Federación y
su Gaceta, Novena Época, México, Tomo XXIV, Septiembre de 2006, p. 77. Reg. IUS. 19685.
de amparo se aduce que los artículos 70 y 90 del Código Penal Federal, violan, entre
otros derechos, el contenido en el artículo primero constitucional. Estos artículos establecen
beneficios de sustitución y suspensión de las penas para sentenciados que cumplan ciertos
requisitos. Para la sustitución, se requiere que la persona que pretenda ser beneficiada no
haya sido condenada anteriormente en sentencia ejecutoriada por delito doloso que se per
siga de oficio. Para la suspensión, entre otros requisitos, es indispensable que la condena se
refiera a pena de prisión que no exceda de cuatro años.23
El primer paso en este examen, dice la Suprema Corte en la sentencia 988/2004 es deter
La prohibición de discriminar
minar si la clasificación legislativa descansa en "una base objetiva y razonable." Para ello, lo
primero es comprobar si la distinción obedece a una finalidad "objetiva y constitucional
mente válida… admisibles dentro de los límites marcados por las previsiones constitucio
311
23
Artículo 90.- El otorgamiento y disfrute de los beneficios de la condena condicional, se sujetarán a las siguientes
normas: I.- El juez o Tribunal, en su caso, al dictar sentencia de condena o en la hipótesis que establece la fracción X
de este artículo, suspenderán motivadamente la ejecución de las penas, a petición de parte o de oficio, si concu
rren estas condiciones: a).- Que la condena se refiera a pena de prisión que no exceda de cuatro años; b) Que
el sentenciado no sea reincidente por delito doloso, haya evidenciado buena conducta antes y después del hecho
punible y que la condena no se refiera a alguno de los delitos señalados en la fracción I del artículo 85 de este
Código, y c) Que por sus antecedentes personales o modo honesto de vivir, así como por la naturaleza, modalidades
y móviles del delito, se presuma que el sentenciado no volverá a delinquir.
24
Esta idea está basada en lo que se conoce como presunción de constitucionalidad de los actos del legislador
y tiene sus antecedentes más remotos en la doctrina de la Corte Suprema de los Estados Unidos de América. Teóri
camente fue diseñada por James Bradley Thayer en el siglo XIX, y actualmente se considera un principio toral del
constitucionalismo.
nales, o expresamente incluidos en dichas previsiones." En segundo lugar, es necesario
examinar la razonabilidad de la distinción, comprobando que ésta constituye un medio apto
para alcanzar el fin u objetivo que el legislador quiere alcanzar. Si la relación entre la medida
clasificatoria introducida por el legislador y el fin que éste pretende alcanzar no es clara, o si
se llega a la conclusión de que la medida es patentemente ineficaz para conducir al fin pre
tendido, será obligado concluir que la medida no es "constitucionalmente razonable".
En tercer lugar, establece la sentencia comentada, debe cumplirse el requisito de proporcio
nalidad: "el legislador no puede tratar de alcanzar objetivos constitucionalmente legítimos
de un modo abiertamente desproporcional", pues debe cuidar que exista un adecuado
balance entre el trato desigual que se otorga y la finalidad perseguida.25 La Suprema Corte es
consciente de que no le corresponde al juez la apreciación de si la distinción realizada por
el legislador es la medida más óptima y oportuna para alcanzar el fin deseado; ello exigiría
aplicar criterios de oportunidad política cuyo uso es totalmente ajeno a la competencia juris
diccional de la SCJN, pues lo que la garantía constitucional de la igualdad exige es, en defi
nitiva, que la persecución de un objetivo constitucionalmente válido no se haga a costa de
una afectación innecesaria o desmedida de otros bienes y derechos constitucionalmente
protegidos.26
Por último, señala la Suprema Corte, el juez debe cuidar que la clasificación no distinga
usando los criterios prohibidos por el artículo primero constitucional, o que incurra en cual
quier otra "que atente contra la dignidad humana y tenga por objeto anular o menoscabar
los derechos y libertades de las personas". En estos casos el juez constitucional tendrá que
realizar un examen más riguroso.
sin que la SCJN pueda apreciar que afecten desproporcionadamente a otros bienes y dere
chos constitucionalmente protegidos.
312
4. No discriminación en el ámbito tributario
Tras la sentencia 988/2004, la Suprema Corte, especialmente la Primera Sala, comienza a usar el
juicio de igualdad cuando conoce sobre normas que se señalan como contrarias al derecho
25
Este examen introducido por la Suprema Corte en el 2004 fu usado por primera vez por la Corte de Estados
Unidos de América en la sentencia Korematsu vs. United States 323 U.S. 214, 216 (1944), y actualmente, a nivel inter
nacional es usado por la mayoría de las cortes constitucionales.
26
Ejecutoria: 1a./J. 55/2006 (9a.)…, supra nota 22, p. 20.
a la igualdad. Sólo un mes después del caso antes analizado, la SCJN falla en torno a la
demanda de Amparo 1629/2005,27 que denuncia la supuesta inconstitucionalidad de los
artículos 1, 2 y 7 de la Ley del Impuesto al Activo. Se aduce que a través de estos artículos, que
eximen del pago de determinados impuestos y otorgan facilidades administrativas a diversos
contribuyentes, se transgreden en su perjuicio los artículos 1 y 31, fracción IV, de la CPEUM.
Para decidir la demanda de amparo, la Suprema Corte deja claro que usará el juicio de igual
dad establecido en la sentencia 988/2004. Por lo que las preguntas que pretende responder
son las siguientes: ¿la clasificación legislativa del artículo 1o. de la Ley del Impuesto al Activo
es objetiva y razonable?, ¿existe una relación de adecuación entre los fines perseguidos
por el legislador y los medios escogidos por éste?, y ¿los medios son proporcionales o se
establece una afectación abiertamente innecesaria? Sí, señala la SCJN: la finalidad esgri
mida por el Poder Ejecutivo en el Decreto reclamado es objetiva y válida desde un punto de
vista constitucional. Los medios para conseguirlos son adecuados y no se afectan de manera
innecesaria o excesiva otros bienes o derechos protegidos por la Constitución.28
Las sentencias más paradigmáticas sobre del derecho a la No discriminación, están relacio
nadas con la discriminación por motivos de salud. La Corte, al conocer sobre el amparo en
revisión 307/2007,29 declara inconstitucional la fracción 45, segunda categoría, del artículo
226 de la Ley del Instituto de la Seguridad Social de las Fuerzas Armadas (en adelante LISSFA),
28
Ibid., p. 60 y ss. En el mismo tema pueden verse las sentencias de Amparo en Revisión 1207/2006. Sentencia
definitiva de 7 de mayo de 2008. Disponible en: http://www2.scjn.gob.mx/ConsultaTematica/PaginasPub/Detalle-
Pub.aspx?AsuntoID=84294 (19 de junio de 2013); Amparo en Revisión 1351/2006. Sentencia definitiva de 7 de mayo
de 2008. Disponible en: http://www2.scjn.gob.mx/ConsultaTematica/PaginasPub/DetallePub.aspx?AsuntoID=85178
(19 de junio de 2013); Amparo en Revisión 1700/2006. Sentencia definitiva de 7 de mayo de 2008. Disponible en:
http://www2.scjn.gob.mx/ConsultaTematica/PaginasPub/DetallePub.aspx?AsuntoID=86706 (19 de junio de 2013);
Amparo en Revisión 1834/2004. Sentencia definitiva de 7 de mayo de 2004. Disponible en: http://www2.scjn.gob. 313
mx/ConsultaTematica/PaginasPub/DetallePub.aspx?AsuntoID=70272 (19 de junio de 2013); así como Ejecutoria:
2a./J. 101/2008 (9a.), AMPARO EN REVISIÓN 1260/2006. EDUSER INMOBILIARIA, S.A. DE C.V., Semanario Judicial de la
Federación y su Gaceta, Novena Época, México, Tomo XXVIII, Octubre de 2008, p. 576. Reg. IUS. 21182;
29
Ejecutoria: P./J. 130/2007 (9a.), AMPARO EN REVISIÓN 307/2007, Semanario Judicial de la Federación y su Gaceta,
Novena Época, México, Tomo XXVII, Abril de 2008, p. 805. Reg. IUS. 20915. Sobre el mismo tema la Suprema Corte
falló los siguientes: Amparo en Revisión 2146/2005. Sentencia definitiva de 27 de febrero de 2007. Disponible
en: <http://www2.scjn.gob.mx/ConsultaTematica/PaginasPub/DetallePub.aspx?AsuntoID=79101> (19 de junio
de 2007); Amparo en Revisión 810/2006. Sentencia definitiva de 27 de febrero de 2007. Disponible en: <http://
www2.scjn.gob.mx/ConsultaTematica/PaginasPub/DetallePub.aspx?AsuntoID=82285> (19 de junio de 2013);
Amparo en Revisión 1285/2006. Sentencia definitiva de 27 de febrero de 2007. Disponible en: <http://www2.scjn.
gob.mx/ConsultaTematica/PaginasPub/DetallePub.aspx?AsuntoID=84759> (19 de junio de 2013); Amparo en
Revisión 1659/2006. Sentencia definitiva de 27 de febrero de 2007. Disponible en: <http://www2.scjn.gob.mx/
ConsultaTematica/PaginasPub/DetallePub.aspx?AsuntoID=86540> (19 de junio de 2013).
que señalaba como causal de baja por inutilidad del ejército el que los militares en servicio
contaran seropositividad a los anticuerpos contra los virus de la inmunodeficiencia huma
na confirmada con pruebas suplementarias.30
Se alegó en los agravios que dichas normas vulneran el derecho a la igualdad y a la No discri-
minación, porque establecen una diferenciación no justificada entre los militares sero
positivos al VIH y los militares "sanos", y porque no distinguen entre portadores de VIH y
personas que padecen el síndrome de inmunodeficiencia adquirida (en adelante SIDA).
El quejoso señala que se violan en su perjuicio los derechos contenidos en el artículo 1o.,
párrafos primero y tercero; 4o., párrafo tercero; así como 14o., párrafo segundo.
contenido de otra, es por ello que cuando dos o más normas constitucionales interpretadas
literal y aisladamente se contradicen, es preciso armonizar y balancear ambas disposiciones,
314
con el fin de que todas ellas puedan tener eficacia, en alguna medida.
30
El artículo 226o. establece que "para la determinación de las categorías y grados de accidentes o enfermedades
que den origen a retiro por inutilidad se aplicarán las siguientes tablas: …Segunda Categoría, inciso 45. La seroposi
tividad a los anticuerpos contra los virus de la inmunodeficiencia humana confirmada con pruebas suplementarias".
El quejoso, señala que la fracción IV del artículo 24, que establece que son causas de retiro, el "Quedar inutilizado en
actos fuera del servicio," es también inconstitucional; sin embargo, por unanimidad de los votos de los ministros
se decide no declarar inconstitucional esta norma.
31
Tesis: 2a./J. 56/95 (9a.). ORDENES MILITARES PARA DETERMINAR SI LA SUSPENSIÓN ES PROCEDENTE DEBE ATEN
DERSE A SU CONTENIDO, Semanario Judicial de la Federación y su Gaceta, Novena Época, México, Tomo II, Octubre de
1995, p. 240. Reg. IUS. 200703.
De esta forma, tratándose de la reglamentación de los conflictos entre normas constitucio
nales– el legislador debe actuar de manera acorde a los principios de razonabilidad y propor
cionalidad jurídica, lo que implica que la limitación de una garantía constitucional por parte
del legislador: a) debe perseguir una finalidad constitucionalmente legítima; b) debe ser
adecuada, idónea, apta, susceptible de alcanzar la finalidad constitucional perseguida por el
legislador a través de la limitación respectiva; c) debe ser necesaria, es decir, suficiente para
alcanzar la finalidad constitucionalmente legítima, de tal forma que no implique una carga
desmedida e injustificada para el gobernado respectivo; y d) debe ser razonable, de tal
forma que cuanto más intenso sea el límite de la garantía individual, mayor debe ser el peso
o jerarquía de las razones constitucionales que justifiquen dicha intervención.
alcanzar la finalidad legítima perseguida, en razón a que existen alternativas a disposición del
La prohibición de discriminar
legislador para limitar, en todo caso, en menor grado (sin nulificar) las garantías de igualdad
y de No discriminación por razón de salud." La Suprema Corte considera que el retiro automá
tico "es una medida desproporcionada que, por ende, resulta contraria a los principios de
igualdad y de No discriminación por razón de salud constitucionalmente reconocidos".33 315
32
Para fundamentar esto la Suprema Corte cita los siguientes instrumentos jurídicos: los puntos 4 y 6.3. de la
Norma Oficial Mexicana Nom-010-SSA2-1993, para la Prevención y Control de la Infección por Virus de la Inmuno-
deficiencia Humana, los artículos 33, 34 y 35 de la Declaración de Derechos y Humanidad sobre el Virus de
Inmunodeficiencia Humana (VIH) y el Síndrome de Inmunodeficiencia Adquirida (SIDA), E/CN.4/1992/82, de la
Comisión de Derechos Humanos de la Organización de las Naciones Unidas, y la Declaración de compromiso en
la lucha contra el VIH/SIDA (A/S-26/L.2) del dos de agosto de dos mil uno, aprobada por la Asamblea General de las
Naciones Unidas. La sentencia señala que estas "directrices" tienen como fin el de "informar el contenido adecuado
del ordenamiento jurídico, a fin de justificar objetivamente las decisiones referentes –en este caso– a las garan
tías de igualdad y de No discriminación por razón de salud. Ejecutoria: P./J. 130/2007 (9a.)…, supra nota 29, p. 71 y ss.
33
Ibid., p. 78 y ss.
Finalmente, la mayoría de los ministros coincide en que la clasificación del legislador, carece
de razonabilidad jurídica: "no existen bases para justificar la equiparación que ha hecho el
legislador del concepto de inutilidad con el de enfermedad o, en este caso, con la seroposi-
tividad a los anticuerpos contra el VIH." Vivir con VIH no implica incapacidad o riesgo de
contagio en el ejercicio de las distintas funciones de las fuerzas armadas. Por tanto, la SCJN
declara la inconstitucionalidad del artículo 226, segunda categoría, inciso 45 de la LISSFA.
Lo criticable de la sentencia, más que el sentido de la misma, es la técnica usada para el
fallo; en realidad, como señaló el Ministro Cossío en su voto concurrente, la Suprema Corte
no se enfrentaba a una colisión de principios, o colisión de derechos, pues la eficacia de las
fuerzas armadas no puede ser considerada un principio constitucional, mucho menos un
derecho que deba ser contrastado.
En épocas recientes, son muy pocas las sentencias en las que el Poder Judicial Federal se ha
posicionado respecto al tema del derecho a la igualdad y a la No discriminación en el ámbito
laboral. Algunas resoluciones relacionadas con discriminación por embarazo han sido falla
das por tribunales federales, como la recaída al amparo directo 799/2008, del Tercer Tribunal
Colegiado en Materia de Trabajo, del Cuarto Circuito, quien conoce sobre la demanda de una
mujer que había sido despedida de su trabajo cuando se encontraba en el séptimo mes de
embarazo. La sentencia establece un principio que debe ser tomado en cuenta para todo
caso de despido de mujeres embarazadas. Según el Tribunal, el hecho de que la quejosa
estuviera en gravidez constituye una presunción humana de que no se trató de una renuncia:
316 ficio éste conlleva, puesto que no puede estimarse que con sus propios
medios pudiera proveerse la atención médica requerida para el inminente
alumbramiento.34
34
Tercer Tribunal Colegiado en Materia de Trabajo del Cuarto Circuito, Amparo Directo 799/2008, de 1 de diciem
bre de 2008, p. 100. Tesis. IV.3o.T.272 L (9a.), RENUNCIA. SI PARA DETERMINAR SOBRE SU VEROSIMILITUD LA JUNTA NO
TOMÓ EN CUENTA EL ESTADO DE EMBARAZO DE LA TRABAJADORA, INFRINGE LOS PRINCIPIOS PREVISTOS EN EL
NUMERAL 841 DE LA LEY FEDERAL DEL TRABAJO, LA GARANTÍA DE NO DISCRIMINACIÓN CONTENIDA EN EL ARTÍCULO
1O. DE LA CONSTITUCIÓN FEDERAL Y LA CONVENCIÓN SOBRE LA ELIMINACIÓN DE TODAS LAS FORMAS DE DISCRI
MINACIÓN CONTRA LA MUJER, Semanario Judicial de la Federación y su Gaceta, Novena Época, México, Tomo XXIX,
Febrero de 2009, p. 2035. Reg. IUS. 167850.
La sentencia cita en su fundamento no sólo la CPEUM, sino la Convención sobre la Elimi
nación de Todas las Formas de Discriminación contra la Mujer.35 Tristemente no todas son
buenas noticias en relación con la eliminación de la discriminación en el empleo, pues exis
ten sentencias que restringen derechos de ciertos colectivos, como el de las trabajadoras del
hogar. Un ejemplo es aquella que señaló que en el caso de trabajadores domésticos (inclu
yendo a las trabajadoras del hogar), no existe obligación del patrón de inscribirlos al Instituto
Mexicano del Seguro Social, ni al Sistema de Ahorro para el Retiro,36 o aquella que sostiene
que declara contra el mismo colectivo que "dada la naturaleza de su trabajo, no existe fun
damento legal para reclamar el pago de tiempo extra".37
Estas resoluciones se fundamentan en legislaciones tales como la Ley Federal del Trabajo,
que establece una desigualdad jurídica hacia las trabajadoras del hogar. El artículo 146o., por
ejemplo, señala que: "Los patrones no estarán obligados a pagar las aportaciones a que se
refiere el Artículo 13638 de esta Ley por lo que toca a los trabajadores domésticos". Esta dis
tinción viola el derecho a la igualdad contenido en el artículo primero constitucional, pero
también todas aquellas normas contenidas en los tratados de derechos humanos que con-
templan ese derecho, como el Protocolo Adicional a la Convención Americana sobre Dere-
chos Humanos en materia de Derechos Económicos, Sociales y Culturales.39
Al excluir a las trabajadoras del hogar de los beneficios que implican las aportaciones al
Fondo Nacional de la Vivienda, se viola también el derecho a la vivienda contenido en
35
Ratificada por México el 23 de marzo de 1981. Una sentencia muy similar había sido fallada por el mismo tri
bunal tan sólo un mes antes. En esa ocasión se establece que la Junta Especial Número Nueve de Conciliación y
según el Poder Judicial de la Federación
Arbitraje del Estado, quien falló en contra de una mujer que alega que fue despedida de su empleo por encontrarse
embarazada, debió: …hacer uso de la facultad que le otorga el artículo 841 de la Ley Federal del Trabajo, y sopesar
La prohibición de discriminar
si era lógico que una trabajadora que recibió incapacidad por maternidad postnatal, hasta el quince de noviembre
de dos mil seis, renunciara, como lo dijo la demandada el quince de diciembre de ese propio año, a los derechos de
asistencia y seguridad social que pudiera necesitar derivados del motivo de la maternidad postnatal. Tercer Tribunal
Colegiado en Materia del Trabajo del Cuarto Circuito, Amparo Directo D.T. 218/2008, del 13 de noviembre de 2008,
p. 108.
36
Sexto Tribunal Colegiado en Materia de Trabajo Del Primer Circuito. Amparo Directo 160/2009, del 19 de marzo
317
de 2009. Tesis: I.6o.T.407 L (9a.), TRABAJADORES DOMÉSTICOS. NO EXISTE OBLIGACIÓN DEL PATRÓN DE INSCRIBIR
LOS AL INSTITUTO MEXICANO DEL SEGURO SOCIAL NI AL SISTEMA DE AHORRO PARA EL RETIRO, Semanario Judicial
de la Federación y su Gaceta, Novena Época, México, Tomo XXX, Agosto de 2009, p. 1737. Reg. IUS. 166537.
37
Décimo Tercer Tribunal Colegiado en Materia de Trabajo Del Primer Circuito. Amparo Directo 5753/2005, del 14
de abril de 2005. Tesis I.13o.T.124 L (9a.), TRABAJADORES DOMÉSTICOS. DADA LA NATURALEZA DE SU TRABAJO NO
EXISTE FUNDAMENTO LEGAL PARA RECLAMAR EL PAGO DE TIEMPO EXTRA, Semanario Judicial de la Federación y
su Gaceta, Novena Época, México, Tomo XXII, Julio de 2005, p. 1560. Reg. IUS. 177758.
38
Artículo 136.- Toda empresa agrícola, industrial, minera o de cualquier otra clase de trabajo, está obligada a
proporcionar a los trabajadores habitaciones cómodas e higiénicas. Para dar cumplimiento a esta obligación, las
empresas deberán aportar al Fondo Nacional de la Vivienda el cinco por ciento sobre los salarios de los trabajadores
a su servicio.
39
Se viola además el Convenio 111 de la Organización Internacional del Trabajo Relativo a la Discriminación en
Materia de Empleo y Ocupación.
el artículo cuarto constitucional, que reza: "Toda familia tiene derecho a disfrutar de vivienda
digna y decorosa. La Ley establecerá los instrumentos y apoyos necesarios a fin de alcanzar
tal objetivo".
Las decisiones sobre el derecho a la No discriminación de indígenas, más que vincularse con
normas contrarias a la Constitución, están relacionadas con tratos diferenciados frente a la
ley. La Suprema Corte ha estudiado casos en los que personas indígenas son discriminadas
por la autoridad. En la sentencia de amparo 28/2007, la SCJN señala que con el artículo 2
constitucional "se pretende poner fin a la situación de discriminación y marginación de los
indígenas".40 En esta sentencia, además, se establece el derecho de los indígenas a ser asisti
dos por un intérprete en los procedimientos en los que formen parte, si se acredita la nece
sidad de comprender o hacerse comprender en idioma español.41
Sin duda, una de las sentencias paradigmáticas de la Suprema Corte en el ámbito del dere
cho a la No discriminación que afecta a indígenas, es la relacionada con los hechos ocurridos
el 22 de diciembre de 1997, cuando 45 indígenas, en su mayoría mujeres y niños, fueron
asesinados en la comunidad de Acteal, municipio de Chenalhó, en los Altos de Chiapas. Tras
las investigaciones, la Procuraduría General de la República determinó acusar penalmente
a 124 personas, 83 de éstas, todas indígenas, recibieron sentencias condenatorias. Sin
embargo, la SCJN, tras atraer el caso, declara que las investigaciones estuvieron sustentadas
en pruebas ilícitas y que se cometieron diversas violaciones al debido proceso en contra de
los procesados. Estas violaciones afectaron el principio de "igualdad procesal", que establece
que las partes en el proceso deben tener los mismos derechos e idénticas expectativas,
posibilidades y cargas procesales; principio que deriva de la regla general de la igualdad
de los sujetos ante la ley. En el caso Acteal, señalan los ministros, se confirma "una inacepta
Mario Santiago Juárez
40
Amparo Directo en Revisión 28/2007. Sentencia definitiva 27 de junio de 2007. Disponible en: <http://www2.
scjn.gob.mx/ConsultaTematica/PaginasPub/DetallePub.aspx?AsuntoID=88430> (19 de junio de 2013).
41
Véase por ejemplo las sentencias de la SCJN siguientes: Amparo Directo en Revisión 28/2007. Sentencia defi
nitiva 27 de junio de 2007. Disponible en: http://www2.scjn.gob.mx/ConsultaTematica/PaginasPub/DetallePub.
aspx?AsuntoID=88430 (19 de junio de 2013); y Amparo Directo en Revisión 1851/2007. Sentencia definitiva
5 de diciembre de 2007. Disponible en: <http://www2.scjn.gob.mx/ConsultaTematica/PaginasPub/DetallePub.
aspx?AsuntoID=95279> (19 de junio de 2013).
42
Amparo Directo Penal 9/2008. Sentencia definitiva de 12 de agosto de 2009. Disponible en: <http://www2.scjn.
gob.mx/ConsultaTematica/PaginasPub/DetallePub.aspx?AsuntoID=102045> (19 de junio de 2013). Facultad de
En realidad, la sentencia no acaba de dejar claro el vínculo entre las violaciones al debido
proceso de los indígenas y la discriminación es su contra, pues aunque deja en evidencia la
existencia del incumplimiento del principio de igualdad procesal, así como de diferentes
violaciones al debido proceso, no establece que estas trasgresiones estén motivados por la
discriminación sufrida por el hecho de ser indígenas, cuestión que los coloca en una situa
ción especialmente vulnerable en todo proceso penal.
fue usada por las distintas autoridades para privarlas del derecho a la igualdad ante la ley.
La prohibición de discriminar
Aunque se han hecho declaraciones oficiales en las que se señala que la sentencia 2/2010, es
un ejemplo de la defensa que la Suprema Corte hace del derecho humano a la No dis
criminación,45 lo cierto es que el fallo no establece nunca una relación entre las violaciones a
319
atracción 13/2008-PS, Sentencia definitiva de 2 de julio de 2008, p. 436. Disponible en: <http://www2.scjn.gob.mx/
ConsultaTematica/PaginasPub/DetallePub.aspx?AsuntoID=99145> (19 de junio de 2013).
43
Apelación Penal 2/2010. Sentencia definitiva el 28 de abril de 2010. Disponible en: <http://www2.scjn.gob.mx/
ConsultaTematica/PaginasPub/DetallePub.aspx?AsuntoID=116582> (19 de junio de 2013). Facultad de atracción
33/2010. Sentencia definitiva de 28 de marzo de 2010, p. 277. Disponible en: <http://www2.scjn.gob.mx/Consulta-
Tematica/PaginasPub/DetallePub.aspx?AsuntoID=116305> (19 de junio de 2013).
44
Asimismo, el Centro de Derecho Humanos Miguel Agustín Pro Juárez, A.C., organización de la sociedad civil que
llevó la defensa de las mujeres indígenas, evidenció la existencia del montaje utilizado para lograr incriminarlas.
Disponible en: <http://centroprodh.org.mx/prodh/> (19 de junio de 2013).
45
El Presidente de la Primera Sala de la SCJN. señaló: "El caso de las indígenas queretanas fue, ciertamente, un
asunto muy importante desde muchos puntos de vista, pero sobretodo, emblemático del derrotero que la Sala ha
venido tomando desde hace unos años en la defensa y tutela de los derechos fundamentales de No discriminación
los derechos humanos sufridas por dichas mujeres y la discriminación. Tampoco plantea el
caso como una violación al derecho a la igualdad ante la ley.
Un fallo garantista podría diseñar medidas a favor de las personas indígenas acusadas de
haber cometido algún delito, recordando que, como ha establecido la Corte Interamericana
de Derechos Humanos (en adelante Corte IDH o "Corte Interamericana"), el principio de
igualdad no sufre lesiones cuando se brinda un trato diferente a personas cuya situación lo
justifica, precisamente para colocarlas en posición de ejercer verdaderamente los derechos y
aprovechar automáticamente las garantías que la ley reconoce a todas las personas.46
El uso de precedentes internacionales, podría haber servido a la Suprema Corte para com
prender que se enfrentaba a un caso de discriminación, que sometió a las mujeres indígenas
a violaciones al debido proceso desde su detención hasta la sentencia condenatoria. Un ante
cedente importante conocido por la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (en
adelante CIDH o "Comisión Interamericana", es el caso William Andrews vs. Estados,47 la CIDH,
al analizar el caso de una persona afroamericana sentenciada a muerte en el Estado de Utah,
Estados Unidos de América, y tener certidumbre de que el acusado "no fue tratado con
igualdad ante la ley, sin discriminación y que no fue oído en forma imparcial en el juicio,
habida cuenta de la evidencia que indica que hubo predisposición racial durante el proceso",
opina que el Gobierno de los Estados Unidos infringió el derecho de igualdad ante la ley.
En enero de 2009 la Segunda Sala de la Suprema Corte conoce el amparo directo civil
6/2008.48 El asunto fue promovido por una persona que solicitó la rectificación de su nombre
y sexo, en su acta de nacimiento, con la finalidad de adecuar tales datos a su realidad perso
nal y social. Una vez obtenida la sentencia de rectificación de acta, se procedió, en términos
Mario Santiago Juárez
del artículo 138 del Código Civil, a realizar la inscripción en el acta de nacimiento de las
320
por raza y por género, así como el valor del debido proceso." Informe rendido por el ministro Arturo Zaldívar, presi-
dente de la primera sala de la suprema corte de justicia de la nación, el 14 de diciembre de 2010. Disponible en:
<http://www.scjn.gob.mx/2010/primerasala/Documents/Informe_Primera_Sala_2010.pdf> (1 de octubre de 2011).
46
La desigualdad real, la marginación, la vulnerabilidad, la debilidad deben ser compensadas con medidas razo-
nables y suficientes que generen o auspicien, en la mayor medida posible, condiciones de igualdad y ahuyenten la
discriminación. Corte IDH. Caso del Penal Miguel Castro Castro Vs. Perú. Fondo, Reparaciones y Costas. Sentencia de
25 de noviembre de 2006. Serie C No. 160. Voto razonado de Sergio García Ramírez, párr. 11.
47
CIDH. Caso No. 11.139. William Andrews vs. Estados Unidos. Informe No. 57/96, del 6 de diciembre de 1996.
48
Ejecutoria: P. LXVIII/2009 (9a.), AMPARO DIRECTO 6/2008. **********, Semanario Judicial de la Federación y su
Gaceta, Novena Época, México, Tomo XXXIII, Enero de 2011, p. 1707. Reg. IUS. 22636 relacionada con la Facultad
de atracción 3/2008-PS. Sentencia definitiva del 14 de mayo de 2008. Disponible en: <http://www2.scjn.gob.mx/
ConsultaTematica/PaginasPub/DetallePub.aspx?AsuntoID=97964> (19 de junio de 2013).
quejosa, cuestión que considera violatorio, entre otros, del derecho a la No discriminación.
La SCJN considera este artículo sí viola diversos derechos humanos consagrados tanto en la
CPEUM como en tratados internacionales, señalando que se debía emitir una nueva acta
de nacimiento.
Un año después, la Suprema Corte conoce sobre la constitucionalidad del matrimonio entre
personas del mismo sexo, con lo siguientes antecedentes. El 29 de diciembre de 2009 se
publicó en la Gaceta Oficial del Distrito Federal, un decreto por el que se reforman diver
sas disposiciones del Código Civil para el Distrito Federal (Código Civil) y del Código de Pro-
cedimientos Civiles para el Distrito Federal. Las reformas incluyen al artículo 146o. del Código
Civil, que regula el contrato de matrimonio, para quedar como sigue: "Matrimonio es la
unión libre de dos personas para realizar la comunidad de vida, en donde ambos se procuran
respeto, igualdad y ayuda mutua. Debe celebrarse ante el Juez del Registro Civil y con las
formalidades que estipule el presente Código." De esta forma, deja de ser indispensable que
éste sea exclusivamente la unión entre "un hombre y una mujer". En la Gaceta Oficial se
publica también el artículo 391o. del Código Civil, que establece los requisitos que deben
cumplir los cónyuges o concubinos.49
Haciendo uso de la facultad para impugnar la invalidez de las reformas vía una acción de
inconstitucionalidad, el Procurador General de la República considera que dichas reformas
"se apartan del fin constitucional de protección a la familia que estableció el Constituyente
Permanente en 1975", afirmando que el artículo 4o. constitucional ampara un modelo "ideal"
de familia conformada por un padre, una madre y los hijos. Asimismo, se afirma que la
"inconstitucionalidad" de la posibilidad de la adopción por parte de esas parejas, se asienta según el Poder Judicial de la Federación
en la tesis según la cual la adopción por parte de parejas homosexuales atenta contra los
intereses del menor.
La prohibición de discriminar
Como premisa inicial, la mayoría de los ministros de la Suprema Corte está de acuerdo en
que el artículo 146 no limita o restringe derechos, tampoco crea categorías de personas,
321
usando para ello distinciones discriminatorias. Por ello, el estudio debe restringirse a estudiar
si la norma goza de razonabilidad, por lo que se pretende responder:
49
Artículo 391: "Los cónyuges o concubinos podrán adoptar, cuando los dos estén conformes en considerar al
adoptado como hijo y aunque sólo uno de ellos cumpla el requisito de la edad a que se refiere el artículo anterior,
pero siempre y cuando la diferencia de edad entre cualquiera de los adoptantes y el adoptado sea de diecisiete años
de edad cuando menos. Se deberán acreditar, además, los requisitos previstos en las fracciones del artículo anterior."
En realidad, este artículo no sufrió ninguna modificación, sin embargo, su publicación posibilitó que fuese impug-
nado por el Procurador General de la República, a través de la Ejecutoria: P. XIX/2011 (9a.), ACCIÓN DE INCONSTI
TUCIONALIDAD 2/2010. PROCURADOR GENERAL DE LA REPÚBLICA, Semanario Judicial de la Federación y su
Gaceta, Novena Época, México, Tomo XXXII, Diciembre de 2010, p. 991. Reg. IUS. 22553.
i) [S]i la opción elegida por el legislador trastoca o no bienes o valores constitu-
cionalmente protegidos, y ii) si los hechos, sucesos, personas o colectivos guar
dan una identidad suficiente que justifique darles el mismo trato, o bien, que
tienen diferencias objetivas relevantes y, por ende, debe dárseles un trato
desigual, el cual estará entonces no sólo permitido, sino, en algunos casos,
exigido constitucionalmente.50
Para la primera interrogante la sentencia responde que toda vez que la diversidad sexual de
los contrayentes no es ni constitucional, ni legalmente, un elemento definitorio de la institu
ción matrimonial, sino más bien el resultado de la concepción social, el legislador no afecta
o trastoca dicha institución en cuanto a su núcleo esencial o su naturaleza al incluir la posi
bilidad de que personas del mismo sexo puedan contraer matrimonio:51 "no existe impe
dimento para que el legislador del Distrito Federal amplíe el acceso a esa relación jurídica en
condiciones de plena igualdad para todos los individuos, esto es, para las parejas hetero
sexuales, o bien, del mismo sexo".52 Sobre la posibilidad de que las parejas del mismo sexo
pudieran adoptar, la sentencia señala simplemente que no sería posible declarar la inconsti
tucionalidad del artículo 391 citado, porque:
IV. Conclusiones
Algo notorio de la lectura de las sentencias de la Suprema Corte es que a pesar de contar
con algunos precedentes sólidos sobre la prohibición de discriminación, no parece que
Mario Santiago Juárez
su aplicación haya sido usada de forma consistente, pues no en todas las sentencias se ha
implementado el examen de constitucionalidad de la manara enunciada en sus dos prime
322 ros fallos que originalmente introducen su uso (SCJN: Amparos en Revisión 988/2004 y
1629/2004). En estas sentencias, la Primera Sala de la SCJN adelanta la existencia de un
examen estricto de constitucionalidad, que sería usado cuando la clasificación legislativa
incida en los derechos constitucionales, se base en los criterios expresamente mencionados
50
Ibid., p. 83.
51
Ibid., p. 98.
52
Ibid., p.104.
53
Ibid., p. 132.
en el tercer párrafo del artículo 1o. constitucional, o afecte de una manera especialmente
grave a la dignidad humana.54
Sin embargo, este examen que coloca a la clasificación legislativa bajo la presunción de
inconstitucionalidad, no es usado en los casos en los que precisamente el legislador se basa
en los criterios enumerados en el artículo primero constitucional, y de esta forma se res
tringen derechos. Es el caso de las sentencias pronunciadas por la Suprema Corte vinculadas
con militares que viven con VIH dados de baja del ejército (Amparos en Revisión: 2146/2005,
810/2006, 1285/2006, 1659/2006, 307/2007), pues como se señaló en su momento, la
mayoría de los ministros opta por estudiar el caso desde la óptica de "colisión de principios
constitucionales".
Por otro lado, las sentencias relacionadas con el derecho a la No discriminación en el empleo
de mujeres embarazadas, falladas por el Tercer Tribunal Colegiado en Materia de Trabajo, del
Cuarto Circuito (518/2008 y 799/2008), pueden ser consideradas como ejemplares. En primer
lugar, porque representan una visión garantista del derecho a la igualdad, pero sobre todo
porque hacen uso de tratados internacionales sobre la materia para fundamentar los fallos,
además de ser construidas con una estructura lógica. según el Poder Judicial de la Federación
nación de personas indígenas,55 pues la SCJN no parece comprender el vínculo entre las
violaciones a la igualdad ante la ley sufrida por las personas indígenas vinculadas a procesos
penales y la discriminación en su contra, y simplemente no se pronuncia al respecto. En asun
tos relacionados con derechos de personas indígenas durante el proceso judicial, la Suprema 323
Corte podría apoyarse en la doctrina de la Corte IDH, pues este órgano jurisdiccional ha
sostenido que: "para alcanzar sus objetivos, el proceso debe reconocer y resolver los factores
54
Cfr. Ejecutoria: 1a./J. 55/2006 (9a.)…, supra nota 22.
55
Especialmente el Amparo Directo Penal 9/2008, relacionado con la Facultad de atracción 13/2008-PS… supra
nota 42 y el Recurso de apelación 2/2010, relacionada con la Facultad de atracción 33/2010…, supra nota 43. Aun
que las decisiones son correctas y trascendentes, pues definen principios procesales de forma adecuada y protec
cionistas, los ministros dejaron escapar una oportunidad de oro para posicionarse sobre los derechos en el proceso
penal de las personas indígenas.
de desigualdad real de quienes son llevados ante la justicia. Es así como se atiende el princi
pio de igualdad ante la ley y los tribunales".56
Una pregunta obligada en este estudio es si las sentencias estudiadas se encuentran armoni
zadas con el derecho internacional, y si comparten los razonamientos de órganos interna
cionales de justicia. Podríamos contestar esta interrogante diciendo que no siempre, pues
como vimos, encontramos sentencias progresistas en algunos temas y francamente regresi
vas en otros. Aunque existe ya alguna influencia del derecho internacional, ésta dista mucho
de ser suficiente.
Es evidente por ejemplo, que para la construcción del juicio de razonabilidad usado por la
SCJN, se usó el derecho comparado, pues los antecedentes más remotos los encontramos
en la jurisprudencia de la Corte Suprema de los Estados Unidos y éste es usado tanto por la
Corte Europea de Derechos Humanos,57 como por la Corte Interamericana.58
En todo caso la labor está a la mitad del camino, como lo ha señalado la Corte IDH, los Esta
dos tienen la obligación no sólo de no introducir en su ordenamiento jurídico regulaciones
discriminatorias, deben además, eliminar de dicho ordenamiento las regulaciones de carác
ter discriminatorio y combatir las prácticas de este tipo.59 En la legislación, dice la Corte IDH,
el Estado sólo debe establecer distinciones objetivas y razonables, cuando éstas se realizan
con el debido respeto a los derechos humanos y de conformidad con el principio de la apli
cación de norma que mejor proteja a la persona.60 Sin duda, las reformas a la Constitución de
2011, que incluyen modificaciones a la cláusula de No discriminación del artículo primero,61
representa nuevos retos y oportunidades que deben ser aprovechados, buscando el perfec
cionamiento de la doctrina referente a la igualdad.
Mario Santiago Juárez
56
Corte IDH. El Derecho a la Información sobre la Asistencia Consular en el Marco de las Garantías del Debido Proceso
324 Legal. Opinión Consultiva OC-16/99 de 1 de octubre de 1999. Serie A No. 16.
57
TEDH, Belgian Linguistics v. Belgium, (App. No. 1474/62, 1677/62, 1691/62, 1769/63, 1994/63, 2126/64). Sentencia
de 23 de Julio de 1968.
58
Corte IDH. Propuesta de Modificación a la Constitución Política de Costa Rica Relacionada con la Naturalización.
Opinión Consultiva OC-4/84 del 19 de enero de 1984. Serie A No. 4. La concepción más clara del juicio de igualdad
en Corte IDH. Condición Jurídica y Derechos de los Migrantes Indocumentados. Opinión Consultiva OC-18/03 de 17 de
septiembre de 2003. Serie A No. 18.
59
Ibid., párr. 88.
60
Cfr. Ibid., párr. 105.
61
El nuevo texto, ahora párrafo quinto, establece: Queda prohibida toda discriminación motivada por origen étnico
o nacional, el género, la edad, las discapacidades, la condición social, las condiciones de salud, la religión, las opi
niones, las preferencias sexuales, el estado civil o cualquier otra que atente contra la dignidad humana y tenga
por objeto anular o menoscabar los derechos y libertades de las personas.
Criterios jurisprudenciales
1. Nacionales
Amparo en Revisión 2352/97. Sentencia definitiva del 6 de marzo del 2000. Dis
ponible en: <http://www2.scjn.gob.mx/ConsultaTematica/PaginasPub/DetallePub.
aspx?AsuntoID=16035> (19 de junio de 2013).
<http://www2.scjn.gob.mx/ConsultaTematica/PaginasPub/DetallePub.aspx?
AsuntoID=77198> (19 de junio de 2013).
Facultad de atracción 3/2008-PS. Sentencia definitiva del 14 de mayo de 2008. Dis- según el Poder Judicial de la Federación
ponible en: <http://www2.scjn.gob.mx/ConsultaTematica/PaginasPub/DetallePub.
aspx?AsuntoID=97964> (19 de junio de 2013).
La prohibición de discriminar
Tercer Tribunal Colegiado en Materia de Trabajo del Cuarto Circuito, Amparo Directo
799/2008, de 1 de diciembre de 2008, p. 100. Tesis IV.3o.T.272 L (9a.), RENUNCIA.
SI PARA DETERMINAR SOBRE SU VEROSIMILITUD LA JUNTA NO TOMÓ EN CUENTA EL
ESTADO DE EMBARAZO DE LA TRABAJADORA, INFRINGE LOS PRINCIPIOS PREVISTOS
EN EL NUMERAL 841 DE LA LEY FEDERAL DEL TRABAJO, LA GARANTÍA DE NO DISCRI
MINACIÓN CONTENIDA EN EL ARTÍCULO 1O. DE LA CONSTITUCIÓN FEDERAL Y LA
CONVENCIÓN SOBRE LA ELIMINACIÓN DE TODAS LAS FORMAS DE DISCRIMI
NACIÓN CONTRA LA MUJER, Semanario Judicial de la Federación y su Gaceta, Novena
Época, México, Tomo XXIX, Febrero de 2009, p. 2035. Reg. IUS. 167850.
Tercer Tribunal Colegiado en Materia del Trabajo del Cuarto Circuito, Amparo Directo
D.T. 218/2008, del 13 de noviembre de 2008, p. 108.
Sexto Tribunal Colegiado en Materia de Trabajo Del Primer Circuito. Amparo Directo
160/2009, del 19 de marzo de 2009. Tesis: I.6o.T.407 L (9a.), TRABAJADORES DOMÉS
TICOS. NO EXISTE OBLIGACIÓN DEL PATRÓN DE INSCRIBIRLOS AL INSTITUTO MEXI
CANO DEL SEGURO SOCIAL NI AL SISTEMA DE AHORRO PARA EL RETIRO, Semanario
Judicial de la Federación y su Gaceta, Novena Época, México, Tomo XXX, Agosto de
2009, p. 1737. Reg. IUS. 166537.
Décimo Tercer Tribunal Colegiado en Materia de Trabajo Del Primer Circuito. Amparo
Mario Santiago Juárez
Primer Tribunal Colegiado en Materia Civil del Cuarto Circuito. Amparo en Revisión
568/2004, del 8 de junio de 2005, p. 191 y ss. De la que derivan las Tesis IV.1o.C.49 C (9a.),
IGUALDAD JURÍDICA ENTRE EL VARÓN Y LA MUJER. EL ARTÍCULO 166 DEL CÓDIGO
DE PROCEDIMIENTOS CIVILES DEL ESTADO DE NUEVO LEÓN (VIGENTE HASTA EL
VEINTIOCHO DE ABRIL DE DOS MIL CUATRO), NO VIOLA ESA GARANTÍA CONSTITU
CIONAL, Semanario Judicial de la Federación y su Gaceta, Novena Época, México, Tomo
XXII, Octubre de 2005, p. 2361. Reg. IUS. 176996; Tesis IV.1o.C.50 C (9a.), IGUALDAD
JURÍDICA ENTRE EL VARÓN Y LA MUJER. EL ARTÍCULO 167, PÁRRAFO PRIMERO, DEL
CÓDIGO DE PROCEDIMIENTOS CIVILES DEL ESTADO DE NUEVO LEÓN (VIGENTE
HASTA EL VEINTIOCHO DE ABRIL DE DOS MIL CUATRO), VIOLA ESA GARANTÍA CONS
TITUCIONAL, Semanario Judicial de la Federación y su Gaceta, Novena Época, México,
Tomo XXII, Octubre de 2005, p. 2361. Reg. IUS. 176995; Tesis IV.1o.C.51 C (9a.), IGUAL
DAD JURÍDICA ENTRE EL VARÓN Y LA MUJER. EL ARTÍCULO 170 DEL CÓDIGO DE
PROCEDIMIENTOS CIVILES DEL ESTADO DE NUEVO LEÓN (VIGENTE HASTA EL VEINTI
OCHO DE ABRIL DE DOS MIL CUATRO), NO VIOLA EN PERJUICIO DEL VARÓN, ESA
GARANTÍA CONSTITUCIONAL, Semanario Judicial de la Federación y su Gaceta, Novena
Época, México, Tomo XXII, Octubre de 2005, p. 2362. Reg. IUS. 176994.
Tercer Tribunal Colegiado en Materia de Trabajo del Cuarto Circuito Amparo en Revi
sión 568/2004, p. 191. Tesis IV.1o.C.50 C (9a.), IGUALDAD JURÍDICA ENTRE EL VARÓN
Y LA MUJER. EL ARTÍCULO 167, PÁRRAFO PRIMERO, DEL CÓDIGO DE PROCEDIMIEN según el Poder Judicial de la Federación
TOS CIVILES DEL ESTADO DE NUEVO LEÓN (VIGENTE HASTA EL VEINTIOCHO DE ABRIL
DE DOS MIL CUATRO), VIOLA ESA GARANTÍA CONSTITUCIONAL, Semanario Judicial de
La prohibición de discriminar
2. Internacionales 329
Corte IDH. Caso del Penal Miguel Castro Castro Vs. Perú. Fondo, Reparaciones y Costas.
Sentencia de 25 de noviembre de 2006. Serie C No. 160. Voto razonado de Sergio
García Ramírez.
CIDH. Caso No. 11.139. William Andrews vs. Estados Unidos. Informe No. 57/96, del 6 de
diciembre de 1996.
TEDH, Belgian Linguistics v. Belgium, (App. No. 1474/62, 1677/62, 1691/62, 1769/63,
1994/63, 2126/64). Sentencia de 23 de Julio de 1968.
Mario Santiago Juárez
330
Igualdad y No discriminación
entre mujeres y hombres*
Regina TAMÉS NORIEGA y
Alma Luz BELTRÁN Y PUGA**
* Parte del contenido de este artículo fue publicado en Tamés Noriega, Regina, "Derechos de las mujeres: igualdad
de género", Sentencias de la Suprema Corte de Justicia de la Nación desde el análisis del os Derechos Humanos, Recopi
lación de Ensayos. México, SCJN / OACNUDH, 2011; y en Beltrán y Puga, Alma Luz, "Radiografía de los derechos
humanos de las Mujeres en México", Saucedo Irma y Melgar Lucía (eds.), ¿Y usted cree tener derechos? Acceso de
las mujeres mexicanas a la justicia. México, PUEG / UNAM, 2011.
** Regina Tamés es Licenciada en Derecho y obtuvo su LLM de American University. Actualmente es Directora del
Grupo de Información en Reproducción Elegida. Alma Beltrán y Puga es Licenciada en Derecho por el Instituto
Tecnológico Autónomo de México y obtuvo su LLM de la Universidad de Columbia. Actualmente es Coordinadora
Jurídica del Grupo de Información en Reproducción Elegida.
SUMARIO: I. Introducción. II. Reconocimiento de la Igualdad y No Discriminación.
III. Diferencias que no constituyen discriminación. IV. Igualdad en materia Familiar y Civil.
V. Violencia contra las Mujeres como forma de Discriminación. VI. Conclusiones.
I. Introducción
1
Corte IDH. Propuesta de Modificación a la Constitución Política de Costa Rica Relacionada con la Naturalización. 333
Opinión Consultiva OC-4/84 del 19 de enero de 1984. Serie A No.4.
Organización de las Naciones Unidas (en adelante ONU) se contemplan claramente en el
preámbulo de su Carta de creación de 1945,2 como en la Declaración Universal de Derechos
Humanos3 que prohíbe la discriminación entre otras causas, por razones de sexo y establece
la igualdad de todas las personas ante la ley.4 Lo mismo sucede en el marco de la Organi
zación de Estados Americanos en la Declaración Americana sobre Derechos y Deberes del
Hombre5 (pese a su denominación carente de perspectiva de género), en donde se establece
la igualdad de todas las personas ante la ley quienes tienen los mismos derechos y deberes
consagrados en ese instrumento sin distinción de raza, sexo, idioma, credo ni otra alguna.6
La primera es una norma de carácter general que identifica la obligación de los Estados de
garantizar las disposiciones contenidas en el tratado sin discriminación alguna, incluyendo
la discriminación por razones de sexo.10 La Corte Interamericana ha señalado respecto a esta
obligación que "todo tratamiento que pueda ser considerado discriminatorio respecto del
ejercicio de cualquiera de los derechos garantizados en la Convención es per se incompatible
2
Carta de la Organización de las Naciones Unidas. Firmada en la ciudad de San Francisco, el 26 de junio 1945 al
Alma Luz Beltrán y Puga
Regina Tamés Noriega
terminar la Conferencia de la Naciones Unidas sobre Organización Internacional. Entró en vigor el 24 de octubre de
1945. El Estatuto de la Corte Internacional de Justicia es parte integrante de la Carta.
3
AGONU. Declaración Universal de los Derechos Humanos. Resolución 217 A (III). 10 de diciembre de 1948.
4
334 Ibid., arts. 2 y 7.
5
OEA. Declaración Americana sobre Derechos y Deberes del Hombre. Adoptada en la Novena Conferencia Inter
nacional Americana Bogotá, Colombia, 1948.
6
Ibid., art. 2.
7
AGONU. Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos. Resolución 2200 A (XXI). 16 de diciembre de 1966.
Entró en vigor 23 de marzo de 1976.
8
AGONU. Pacto Internacional de Derechos Económicos, Sociales y Culturales. Resolución 2200 A (XXI). 16 de diciem-
bre de 1966. Entró en vigor 3 de enero de 1976.
9
OEA. Convención Americana sobre Derechos Humanos. Adoptada en San José de Costa Rica el 22 de noviembre
de 1969, en la Conferencia Especializada Interamericana sobre Derechos Humanos. Entró en vigor para México el
24 de marzo de 1981.
10
Ibid., art. 1.1; AGONU. Pacto Internacional de Derechos Civiles…, supra nota 7, art. 2 párr. 1; ONU. Pacto Interna
cional de Derechos Económicos…, supra nota 8, art. 2 párr. 2.
con la misma".11 La segunda disposición que incluye el PIDCP y el PIDESC, no así la CADH,12 se
refieren a la obligación que tienen los Estados de asegurar a los hombres y mujeres el goce
de todos los derechos que ahí se contemplan.13 Finalmente, la tercera disposición se refiere
a la igualdad que tienen todas las personas frente a los tribunales y cortes de justicia14 y la
igualdad ante la ley.15
En este sentido, la Corte Interamericana ha señalado que "en función del reconocimiento de
la igualdad ante la ley se prohíbe todo tratamiento discriminatorio de origen legal", y por
tanto se entiende que esta obligación "…se extiende al derecho interno de los Estados parte,
de tal manera que es posible concluir que … éstos se han comprometido, en virtud de la
Convención, a no introducir en su ordenamiento jurídico regulaciones discriminatorias refe-
rentes a la protección de la ley".16 Cabe destacar que estos tratados al incluir la posibilidad
de suspensión de algunos derechos humanos, prohíben que la suspensión esté fundada
únicamente por razones de sexo.17
Es importante señalar que existen dos tratados de derechos humanos que establecen derechos
específicos de las mujeres: la Convención para Eliminar todas las Formas de Discriminación
contra la Mujer18 (en adelante CEDAW) y la Convención Interamericana para Prevenir, Sancio-
nar y Erradicar la Violencia contra las Mujeres (en adelante "Convención Belém do Pará").19
Estas convenciones proscriben la discriminación y la violencia contra las mujeres tanto en el
ámbito público como en el privado.20 En virtud del vínculo crítico que existe entre la violencia
y la discriminación histórica hacia las mujeres, la Convención Belém do Pará establece que el
11
Corte IDH. Propuesta de Modificación…, supra nota 1, párr. 53.
Igualdad y No discriminación
12
A pesar de que este instrumento carece en su preámbulo de perspectiva de género, toda vez que se refiere a
los "derechos esenciales del hombre" y no a los derechos humanos de las personas, el cuerpo del tratado habla de
entre mujeres y hombres
derechos de las personas o seres humanos y los órganos del sistema interamericano han establecido que los dere-
chos humanos de las mujeres se encuentran reconocidos en dicha Convención.
13
AGONU. Pacto Internacional de Derechos Civiles…, supra nota 7, art. 3; y AGONU. Pacto Internacional de Derechos
Económicos …, supra nota 8, art. 3.
335
14
AGONU. Pacto Internacional de Derechos Civiles…, supra nota 7, art. 14; y OEA. Convención Americana…, supra
nota 9, art. 8.
15
OEA. Convención Americana…, supra nota 9, art. 24.
16
Corte IDH. Propuesta de Modificación…, supra nota 1, párr. 54.
17
AGONU. Pacto Internacional de Derechos Civiles…, supra nota 7, art. 1.4; y OEA. Convención Americana…, supra
nota 9, art. 27.
18
AGONU. Convención sobre la Eliminación de Todas las Formas de Discriminación contra la Mujer. Resolución
34/180, de 18 de diciembre de 1979. Entró en vigor el 3 de septiembre de 1981.
19
OEA. Convención Interamericana para Prevenir, Sancionar y Erradicar la Violencia contra la Mujer. Adoptada en
Belem do Pará, Brasil el 9 de junio de 1994. Entró en vigor para México el 12 de diciembre de 1998.
20
AGONU. Convención sobre la eliminación…, supra nota 18, art. 1; y OEA. Convención Interamericana para preve-
nir…, supra nota 19, art. 1.
derecho a no sufrir violencia incluye el derecho a la no discriminación.21 De igual forma, en su
interpretación del principio de no discriminación, el Comité que monitorea el cumplimiento
de la CEDAW ha considerado que la violencia contra las mujeres es una forma de discrimina-
ción.22 Dichas Convenciones establecen las obligaciones del Estado, tanto inmediatas como
progresivas, para eliminar todas las formas de discriminación y violencia contra las mujeres
en aras de la realización de la igualdad tanto de iure como de facto y el desarrollo pleno de los
derechos humanos de las mujeres.
A nivel nacional, la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos (en adelante
CPEUM o "Constitución") hace referencia expresa a derechos de las mujeres en relación con
el derecho a la igualdad ante la ley y la no discriminación. En este sentido, la Constitución re
conoce que "el varón y la mujer son iguales ante la ley";23 y prohíbe la discriminación por
razones de género.24
Por parte de la jurisprudencia de la Suprema Corte de Justicia de la Nación (en adelante SCJN
o "Suprema Corte"), la igualdad ha sido considerada como uno de los valores superiores del
orden jurídico, lo que significa que constituye un criterio básico a tomar en cuenta tanto en
la creación de las leyes, como en su interpretación y aplicación.25 En sintonía con los estánda-
res internacionales, la Suprema Corte ha señalado que este derecho fundamental no signifi-
ca que todas las personas deban ser tratadas de la misma manera, ya que habrá situaciones
en las que se necesite un trato diferenciado precisamente para lograr la igualdad material y
jurídica entre las personas. Por ende, la jurisprudencia que explica este derecho sigue el
principio aristotélico de "tratar igual a los iguales y desigual a los desiguales". El vacío de
la Suprema Corte en esta interpretación consiste en que el principio de no discriminación
debe también tomar en cuenta distinciones injustificadas en detrimento de las mujeres que
parten de los aspectos culturales y socialmente construidos, como lo consideran los organis-
mos internacionales de derechos humanos.
Es importante señalar que durante la Novena Época (entre los años 2004 y 2006), la Suprema
Alma Luz Beltrán y Puga
Regina Tamés Noriega
Corte emitió una serie de criterios que interpretan el artículo 1o. de la Constitución en el
que se encuentran comprendidos el principio de igualdad y de no discriminación como
336
derechos fundamentales de las personas. Dichos criterios son de suma relevancia ya que
sientan pautas específicas para la creación de las leyes en las que se establezcan categorías
21
AGONU. Convención Interamericana para Prevenir…, supra nota 19, art. 6(a).
22
Comité CEDAW, Recomendación General No. 19, La Violencia contra la Mujer. A/47/38, 1993, párr. 6.
23
Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos, publicada en el Diario Oficial de la Federación el 5 de febrero
de 1917, art. 4.
24
Constitución Política… supra nota 23, art. 1.
25
Tesis: 1a./J. 81/2004 (9a.), IGUALDAD. LÍMITES A ESTE PRINCIPIO, Semanario Judicial de la Federación y su Gaceta,
Novena Época, México, Tomo XX, Octubre de 2004, p. 99. Reg. IUS. 180345.
o clasificaciones que puedan provocar desigualdad o discriminación entre las personas (clasi
ficaciones "sospechosas")26 y comandan a los jueces un análisis cuidadoso de los casos en
que se argumenten violaciones al principio de igualdad o se examine cualquier tipo de
discriminación.27
no sólo otorga a las personas la garantía de que serán iguales ante la ley en su
condición de destinatarios de las normas y de usuarios del sistema de adminis-
tración de justicia, sino también en la ley (en relación con su contenido). El prin-
cipio de igualdad debe entenderse como la exigencia constitucional de tratar
igual a los iguales y desigual a los desiguales, de ahí que en algunas ocasiones
hacer distinciones estará vedado, mientras que en otras estará permitido o, incluso,
constitucionalmente exigido.28
Por lo tanto, cuando se esté ante un caso donde se hagan distinciones de personas, colecti-
vos, hechos o sucesos el análisis judicial deberá basarse en los siguientes criterios: 1) si la
distinción descansa en una base objetiva y constitucionalmente válida, es decir, con el fin de
avanzar en la consecución de objetivos admisibles dentro de los límites marcados por las
normas constitucionales, pues está prohibido para el legislador introducir de forma arbitraria
tratos desiguales en las leyes; 2) si existe racionalidad en la medida implementada por el
legislador, lo que supone que exista una relación de instrumentalidad entre la categoría esta
blecida y el fin pretendido; 3) la proporcionalidad de la norma, con lo cual debe examinarse
si la distinción legislativa no está afectando de manera innecesaria o desmedida otros bienes
Igualdad y No discriminación
26
Las categorías "sospechosas" son clasificaciones establecidas por el poder legislativo que pueden surgir de
prejuicios o estereotipos en detrimento de ciertas personas o grupos sociales. Las categorías sospechosas por
337
antonomasia son la raza, el sexo y la religión. De ahí que se prohíban expresamente en el artículo 1o. de la Consti
tución. La Corte Suprema de los Estados Unidos de América fue la primera en desarrollar este criterio respecto de
categorías legislativas que podrían implicar discriminación racial. Véase, Balkin, Jack M. Jack M. y Siegel, Reva, "The
American Civil Rights Tradition: Anticlassification or Antisubordination?", Public Law and Legal Theory Research Papers,
Research Paper 34, p. 2.
27
Tesis: 1a./J. 37/2008 (9a.), IGUALDAD. CASOS EN LOS QUE EL JUEZ CONSTITUCIONAL DEBE HACER UN ESCRUTI-
NIO ESTRICTO DE LAS CLASIFICACIONES LEGISLATIVAS (INTERPRETACIÓN DEL ARTÍCULO 1O. DE LA CONSTITUCIÓN
POLÍTICA DE LOS ESTADOS UNIDOS MEXICANOS), Semanario Judicial de la Federación y su Gaceta, Novena Época,
México, Tomo XXVII, Abril de 2008, p. 175. Reg. IUS. 169877.
28
Tesis: 1a./J. 55/2006 (9a.), IGUALDAD. CRITERIOS PARA DETERMINAR SI EL LEGISLADOR RESPETA ESE PRINCIPIO
CONSTITUCIONAL, Semanario Judicial de la Federación y su Gaceta, Novena Época, México, Tomo XXIV, Septiembre de
2006, p. 75. Reg. IUS. 174247.
29
Ibidem.
Asimismo, la Suprema Corte consideró que el artículo 1 constitucional establece varios casos
en los que el examen judicial debe ser estricto cuando el legislador incida en derechos funda
mentales garantizados constitucionalmente y ser especialmente cuidadoso en analizar si no se
incurre en discriminación por los motivos enumerados en el artículo 1o. de la Constitución:
Lo anterior no quiere decir que al legislador le esté absolutamente prohibido establecer ca-
tegorías o clasificaciones en las leyes, sino que su libertad de configuración legislativa debe
atender a los principios de igualdad y no discriminación establecidos en el artículo 1o. cons-
titucional, y a los criterios de objetividad, razonabilidad y proporcionalidad al crear dichas
medidas. Por lo tanto, habrá materias donde el ámbito del legislador sea más amplio y el
análisis judicial poco estricto, como sucede con la normatividad económica o tributaria,31 y
en las áreas donde se afecten derechos fundamentales de las personas o se esté en presencia
de "clasificaciones sospechosas", el juez constitucional deberá realizar un examen estricto de
las normas. Consecuentemente, en los casos en que se decida sobre derechos fundamen
tales de las mujeres, y específicamente en relación a cualquier discriminación de género, los
jueces tendrán que hacer un análisis estricto de las categorías legislativas, así como ser espe-
cialmente cuidados en la interpretación y aplicación de la ley. Por otra parte, el legislador no
podrá establecer clasificaciones o categorías legales que puedan dar como resultado desi
gualdades jurídicas desfavorables a cualquiera de los sexos. Únicamente podrá darse un trato
diferenciado cuando se justifiquen dichas medidas en bases objetivas y razonables, así como
Alma Luz Beltrán y Puga
Regina Tamés Noriega
338
1. Definiciones
30
Tesis: 1a./J. 37/2008 (9a.), supra nota 27.
31
Tesis: 1a./J. 84/2006 (9a.), ANÁLISIS CONSTITUCIONAL. SU INTENSIDAD A LA LUZ DE LOS PRINCIPIOS DEMOCRÁ-
TICO Y DE DIVISIÓN DE PODERES, Semanario Judicial de la Federación y su Gaceta, Novena Época, México, Tomo XXIV,
Noviembre de 2006, p. 29. Reg. IUS. 173957.
deberá entenderse por estos derechos.32 Esta ausencia se tradujo en que varios Estados
parte de los distintos instrumentos no tomarán las medidas necesarias para prevenir y elimi-
nar la discriminación y garantizar la igualdad. Incluso, en muchas ocasiones, los propios Esta-
dos permitieron conductas discriminatorias justificándolas en situaciones sociales o culturales
arraigadas en las distintas sociedades.
La definición más completa a nivel internacional sobre lo que debe entenderse por discrimi-
nación contra las mujeres se encuentra en la CEDAW, cuyo artículo 1o. establece que:
32
Para llenar este vacío, el Comité de Derechos Humanos (en adelante Comité CCPR), órgano de supervisión del
entre mujeres y hombres
PIDCP, desarrolló, diez años después a la adopción del Pacto, una definición de lo que debía entenderse por dis
criminación: "toda distinción, exclusión, restricción o preferencia que se basen en determinados motivos, como la
raza, el color, el sexo, el idioma, la religión, la opinión política o de otra índole, el origen nacional o social, posición
económica, el nacimiento o cualquier otra condición social, y que tenga por objeto o por resultado anular o menos-
cabar el reconocimiento, goce o ejercicio, en condiciones de igualdad, de los derechos humanos y libertades funda- 339
mentales de todas las personas." Comité CCPR. Observación General No. 18, No discriminación. HRI/GEN/1/Rev.7 de 10
de noviembre de 1989.
33
AGONU. Convención Internacional sobre la Eliminación de todas las Formas de Discriminación Racial. Resolución
2106 A (XX). 21 de diciembre de 1965. Entró en vigor el 4 de enero de1969.
34
AGONU. Convención contra la Tortura y Otros Tratos o Penas Crueles, Inhumanos o Degradantes. Resolución 39/46.
10 de diciembre de 1984. Entró en vigor el 26 de junio de 1987.
35
AGONU. Convención Internacional para la protección de todas las personas contra las desapariciones forzadas.
Resolución 61/177 del 20 de diciembre de 2006. Entró en vigor el 23 de diciembre de 2010.
36
AGONU. Convención sobre los Derechos del Niño. Resolución 44/25. 20 de noviembre de 1989. Entró en vigor 2 de
septiembre de 1990.
37
AGONU. Convención sobre las Personas con Discapacidad. Resolución 61/106. 13 de diciembre de 2006. Entró en
vigor 3 de mayo de 2008.
igualdad del hombre y la mujer, de los derechos humanos y las libertades funda-
mentales en las esferas política, económica, social, cultural y civil o en cualquier
otra esfera.38
El derecho que tienen todas las mujeres mexicanas, o que habitan o transitan en el país, a no
ser discriminadas por razones de género está contemplado en el artículo 1 de la Constitución
al referirse que queda prohibida "toda discriminación por razones de género".40 Este artículo
fue reformado por última vez en junio de 2011 con la entrada en vigor de la reforma consti-
tucional en materia de derechos humanos. Cabe señalar que anteriormente, el artículo con-
templaba como una de las categorías de discriminación el sexo, sustituyéndose ahora por
"género". Para que el artículo contemplara de manera integral las categorías de discrimina-
ción de las que pueden ser objeto las mujeres, hubiese sido deseable que no se sustituyera
el concepto "sexo" por "género" sino que quedaran ambos. La inclusión de estas dos catego-
rías sería lo más adecuado ya que las violaciones a derechos por las diferencias sexuales y los
Alma Luz Beltrán y Puga
Regina Tamés Noriega
roles de género derivadas de ambas categorías no son necesariamente las mismas. Sin em-
bargo, la prohibición de no discriminar por razones de género debe entenderse como una
340
razón para no discriminar por razones de sexo (por ser hombre o mujer), en virtud de que son
los roles de género (los patrones culturales y roles sociales asignados a los hombres y a las
38
AGONU. Convención sobre la eliminación de todas las formas de discriminación contra la mujer…, supra nota 18,
art. 1.
39
Véase Cook, Rebeca, La responsabilidad del Estado según la Convención sobre la Eliminación de Todas las Formas
de Discriminación contra la Mujer, Derechos Humanos de la Mujer, Perspectivas Nacionales e Internacionales. Bogotá,
Profamilia 1997, pp. 226-253.
40
El artículo no se refiere expresamente a las mujeres, sino a todas las personas, pero en este artículo nos referimos
a las mujeres por ser quienes generalmente son las afectadas por este tipo de discriminación.
mujeres) los que generalmente causan la discriminación hacia las mujeres (es decir, por su
sexo).41 En este sentido, la mayoría de los tratados prohíbe la discriminación por razones
de sexo o "cualquier otra condición social", y los organismos internacionales de derechos
humanos han considerado que dicha prohibición abarca conductas arraigadas en patro-
nes sociales y culturales discriminatorios hacia las mujeres42 o que se fundan en prejuicios
sobre las preferencias sexuales o la identidad sexual.43
3. Igualdad Sustantiva
El derecho a la igualdad entre mujeres y hombres está consagrado en el artículo 4o. consti-
tucional al señalar que "el varón y la mujer son iguales ante la ley". Este reconocimiento se dio
en 1974.44 Este artículo reconoce solamente la igualdad formal entre mujeres y hombres,
mientras que, como se analizará posteriormente, a nivel internacional, se ha reconocido que
para lograr una verdadera igualdad se requiere de una igualdad de resultados y oportuni
dades que va más allá de la formal.
México cuenta además con una Ley General para la Igualdad entre Mujeres y Hombres,45
cuyo objetivo es "regular y garantizar la igualdad entre mujeres y hombres y proponer los
lineamientos y mecanismos institucionales que orienten a la Nación hacia el cumplimiento
de la igualdad sustantiva en los ámbitos público y privado, promoviendo el empoderamien-
to de las mujeres". Sin embargo, dicha ley no provee de una definición de lo que deberá
entenderse por igualdad. En este sentido el Estado está obligado a aplicar la definición inter-
nacional más garantista de los derechos de las personas, que sería la CEDAW.
Igualdad y No discriminación
41
La distinción sexo/género ha generado un debate muy amplio en las teorías feministas, habiendo posturas de
entre mujeres y hombres
las feministas liberales y culturales que sostienen que la diferencia sexual (nacer biológicamente hombre o mujer)
ha tenido como consecuencia una asignación de roles sociales diferenciados que han restringido y excluido a las
mujeres al ámbito doméstico y reproductivo, por lo que son estos roles de género los que pueden generar conduc-
tas discriminatorias basadas en prejuicios y estereotipos sociales. Veáse Lamas, Marta, Cuerpo: diferencia sexual y
género, México, Taurus, 2002. y Cook, Rebeca y Cusack, Simone, Estereotipos de Género: Perspectivas Legales. Transna- 341
cionales, Bogotá, PROFAMILIA, 2011. Por otra parte, las teorías posmodernas cuestionan la diferencia sexo/género,
considerando que la diferencia sexual está marcada y formada por prácticas discursivas y sociales, por lo que
la categoría "sexo" es también normativa. Veáse Butler, Judith, Cuerpos que importan, sobre los límites materiales y
discursivos del sexo. Méxocp. Paidós, 2010.
42
Corte IDH. Caso González y otras ("Campo Algodonero") Vs. México. Excepción Preliminar, Fondo, Reparaciones y
Costas. Sentencia de 16 de noviembre de 2009. Serie C No. 205; CIDH. Acceso a la Justicia para Mujeres Víctimas de
Violencia en las Américas, 20 de enero de 2007. OEA/Ser.L/V/II. Doc. 68.
43
Corte IDH. Caso Artavia Murillo y otros ("Fecundación in vitro") Vs. Costa Rica. Excepciones Preliminares, Fondo,
Reparaciones y Costas. Sentencia de 28 noviembre de 2012. Serie C No. 257.
44
Reformado mediante decreto publicado en el Diario Oficial de la Federación el 31 de diciembre de 1974.
45
Ley General para la Igualdad entre Mujeres y Hombres. Publicada en el Diario Oficial de la Federación el 2 de agosto
de 2006. Última reforma publicada en el Diario Oficial de la Federación el 6 de marzo de 2012.
Al interpretar el texto de la CEDAW, el Comité ha considerado que la igualdad comprende
tanto igualdad sustantiva,46 superando un enfoque jurídico puramente formal,47 y ha enfati-
zado la obligación de los Estados de crear las condiciones para que las mujeres tengan las
mismas oportunidades que los hombres y dispongan de un entorno que les permita conse-
guir la igualdad de resultados. Esta interpretación rescata también la insuficiencia de garan-
tizar a las mujeres un trato idéntico al de los hombres, pues deben también tenerse en cuenta
las diferencias biológicas que hay entre las mujeres y los hombres y las diferencias que la
sociedad ha construido.
46
Comité CEDAW, Recomendación General No 25, sobre el párrafo 1 del artículo 4 de la Convención sobre la Elimi
nación de Todas las Formas de Discriminación contra la Mujer, referente a medidas especiales de carácter temporal.
HRI/GEN/1/Rev.7, 2004.
47
Ibid., párr. 8.
48
Ibid., párrs. 6 y 7.
49
CIDH, Acceso a la…, supra nota 42.
50
Ibid., párr. 97.
51
CIDH. Informe de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos sobre la Condición de la Mujer en las Américas,
13 de octubre de 1998. OEA/Ser.L/V/II.100 Doc. 17.
Otro elemento fundamental de la CEDAW es que es el primer instrumento internacional de
derechos humanos que reconoce que la cultura, las tradiciones y/o la religión, pueden tener
importancia en el comportamiento de todas las personas y cumplen un papel significativo
en el ejercicio de los derechos de las mujeres. Es la primera convención que incluye un aná-
lisis más allá de lo jurídico, y considera aspectos sociales, antropológicos, y otros desde una
perspectiva feminista, para dar la respuesta necesaria a las desigualdades entre mujeres y
hombres. Para que los Estados logren alcanzar la igualdad sustantiva de las mujeres, deberán
tomar las medidas necesarias para
Dentro del orden normativo mexicano, el derecho a la igualdad se desprende del artículo 4o.
de la Constitución que en su primer párrafo establece que: "El hombre y la mujer son iguales
ante la ley." Con fundamento en este artículo, se han litigado casos en los que las mujeres han
sido objeto de un trato jurídico desigual establecido o propiciado por la ley y, por lo tanto,
se han visto desfavorecidas en los distintos ámbitos de su vida: laboral, político, económico,
familiar, etc.
jetos que se encuentren en una misma situación jurídica o de hecho. Por lo tanto, es con base
en el principio de igualdad establecido en el artículo 4 constitucional y en el principio de no
entre mujeres y hombres
52
AGONU. Convención sobre la Eliminación…, supra nota 18, art. 5, inciso a).
diferenciado para garantizar estos derechos. Existen por tanto algunas situaciones en donde
las diferencias están justificadas y no constituyen actos discriminatorios. El derecho interna-
cional de los derechos humanos ha desarrollado criterios en donde están permitidos estas
diferencias, las cuales no constituirán discriminación. Este es el caso puntual de las medi-
das para garantizar los servicios de salud que sólo las mujeres necesitan (servicios de salud
reproductiva) o en el sector laboral (estableciendo licencias de maternidad).
Los comités de derechos humanos de la ONU también se han referido a la posibilidad de que
existan diferencias en el trato entre las personas que puedan justificarse. El Comité CCPR
ha señalado que el goce en condiciones de igualdad de los derechos y libertades no signi-
fica identidad de trato en todas circunstancias,56 y que si los criterios para tal diferenciación
son razonables y objetivos y lo que se persigue es lograr un propósito legítimo57 en virtud del
PIDCP.58
Alma Luz Beltrán y Puga
Regina Tamés Noriega
53
Corte IDH. Propuesta de Modificación…, supra nota 1, párr. 56.
54
Ibid., párr. 57.
55
CIDH. Caso 11.625, María Eugenia Morales de Sierra vs. Guatemala, Informe de Fondo, No, 4/01. 19 de enero de
344
2001, párr. 36.
56
Comité CCPR. Observación General No. 18…, supra nota 32, párr. 8.
57
Ibid., párr. 13.
58
Lo establecido por los sistemas universal e interamericano es confirmado por el sistema europeo de protección
de derechos humanos, ya que la Corte Europea de Derechos Humanos ha señalado que sólo es discriminatoria una
distinción cuando "carece de justificación objetiva y razonable". Véase Corte IDH. Propuesta de Modificación…, supra
nota 1, citando a la Corte Europea de Derechos Humanos, Case "relating to certain aspects of the laws on the use of
languages in education in Belgium" (merits), judgment of 23rd July 1968, p. 34]. Esta misma Corte ha señalado que
dado que el avance de la igualdad de los sexos es hoy un objetivo muy importante y que por tanto "tendrían
que mediar razones de mucho peso" para justificar una distinción basada únicamente en razones de sexo. Véase,
por ejemplo, TEDH. Karlheinz Schmidt v. Alemania. Resolución del 18 de julio de 1994. App. No. 13580/88, párr. 24,
citando TEDH. Schuler-Zgraggen v. Suiza. Resolución de 24 de junio de 1993. App. No. 14518/89, párr. 67; y
TEDH. Burghartz v Suiza. Resolución del 22 de febrero de 1994. App. No. 16213/90, párr. 27.
Es relevante mencionar que además de que existen diferencias que pueden ser justificadas,
incluso hay ocasiones en donde los Estados tienen la obligación de tomar medidas específi-
cas para dar un trato preferencial a un sector de la población, buscando reducir o eliminar las
condiciones que origina o facilitan la discriminación. Estas medidas, en cuanto son correcti-
vas son una diferenciación legítima.59 Puntualmente, el Comité de la CEDAW, señala que para
garantizar la igualdad sustantiva, en ciertas circunstancias será necesario que haya un trato
no idéntico de mujeres y hombres para equilibrar esas diferencias.60 La CEDAW incluye la obli
gación de que los Estados adopten, impulsen e implementen medidas especiales de carác-
ter temporal para garantizar esta igualdad.61 La implementación de estas medidas afirmativas
para promover la igualdad de las mujeres en los espacios políticos (llamadas cuotas de géne-
ro) son un ejemplo concreto de estas medidas.
1. Cuotas de género
En el caso de México, las cuotas de género ya han sido estudiadas en varias ocasiones tanto
por el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación (en adelante TEPJF), así como por
la SCJN en tres ocasiones.62 Ambas cortes han refirmado la validez de estas disposiciones
como una medida para acelerar la igualdad entre mujeres y hombres. A continuación se
analizan algunos de los casos abordados por el TEPJF.
59
Ibid., párr. 10.
60
Comité CEDAW, Recomendación General No 25…, supra nota 46.
entre mujeres y hombres
61
Véase AGONU. Convención sobre la Eliminación…, supra nota 18, art. 4.
62
Véase, Ejecutoria: P./J. 59/2005 (9a.), ACCIÓN DE INCONSTITUCIONALIDAD 2/2002. PARTIDO ACCIÓN NACIONAL,
Semanario Judicial de la Federación y su Gaceta, Novena Época, México, Tomo XV, Marzo de 2002, p. 914. Reg. IUS.
16970; Ejecutoria: P./J. 97/2011 (9a.), ACCIONES DE INCONSTITUCIONALIDAD ACUMULADAS 7/2009, 8/2009 Y 345
9/2009. CONVERGENCIA, PARTIDO POLÍTICO NACIONAL, PARTIDO ACCIÓN NACIONAL Y PARTIDO DE LA REVOLU-
CIÓN DEMOCRÁTICA, Semanario Judicial de la Federación y su Gaceta, Novena Época, México, Tomo XXXI, Enero de
2010, p. 1518. Reg. IUS. 21949; y Ejecutoria: P./J. 13/20123 (9a.), ACCIÓN DE INCONSTITUCIONALIDAD 63/2009 Y SUS
ACUMULADAS 64/2009 Y 65/2009. DIPUTADOS INTEGRANTES DE LA SEXAGÉSIMA SEGUNDA LEGISLATURA DEL
CONGRESO DEL ESTADO DE CHIHUAHUA, PARTIDO DEL TRABAJO Y PROCURADOR GENERAL DE LA REPÚBLICA,
Semanario Judicial de la Federación y su Gaceta, Novena Época, México, Tomo XXXI, Enero de 2010, p. 873. Reg. IUS.
21956, 3 en las cuales se reclamó la aparente invalidez de normas electorales dedicadas al establecimiento de
cuotas de género en la legislación electoral de los estados de Veracruz y Chihuahua. Véase, Sànchez Cordero, Olga
del Carmen, Equidad de género en materia electoral: pronunciamientos de la Suprema Corte de Justicia de la Nación.
México, Género y Democracia, CONAPRED, 2012.
63
TEPJF. Juicio de Revisión Constitucional Electoral. Expediente SC-JRC-17/2010. Sentencia definitiva de 13 de
junio de 2010. Disponible en: <http://portal.te.gob.mx/colecciones/sentencias/html/SX/2010/JRC/SX-JRC-00017-
2010.htm> (19 de junio de 2013).
Diputados e integrantes de los Ayuntamientos del Estado, sin respetar las cuotas de género
obligatorias para los partidos políticos.64 El TEPJF resolvió señalando que "las cuotas de parti-
cipación consisten en un mecanismo que posibilita la efectiva igualdad entre mujeres y
hombres en la representación nacional y en el ejercicio del poder público".65 Con esta resolu-
ción se obligó al partido que violentó la norma de registrar frente al Instituto Electoral Local
de Quintana Roo, nuevas planillas de candidaturas a ediles de los referidos ayuntamientos
que sustituyan a las revocadas, respetando la cuota de género.66
Cabe destacar de este fallo que el TEPJF hace constantemente referencia a los instrumentos
internacionales que contemplan la obligación del Estado de respetar, promover y garantizar
la igualdad entre mujeres y hombre, tanto formal como material, sirviendo la norma interna-
cional como marco de referencia para la discusión y resolución de este caso.
64
La constitución local establece que ningún partido podrá registrar candidatos del mismo género mayor al 60
por ciento, y la Ley Electoral de Quintana Roo establece un 70 por cierto. A pesar de esta contradicción, el Tribunal
346 Electoral del Poder Judicial de la Federación emitió un fallo sin resolver la cuestión de la discrepancia a partir de los
dos artículos que establecen diferentes cuotas de género.
65
TEPJF Juicio de Revisión Constitucional Electoral. Expediente SC-JRC-17/2010… supra nota 63.
66
El análisis de esta sentencia se puede consultar a mayor detalle en el Observatorio de Sentencias Judiciales de la
Articulación Regional Feminista, cuya contraparte en México es la organización Equis: Justicia para las Mujeres:
http://bit.ly/KR6LeX
67
TEPJF. Juicio de Revisión Constitucional Electoral y Jurídico para la Protección de los Derechos Político-Electo-
rales del Ciudadano. Expedientes SUP-JRC-250/2010 y su acumulado SUP-JDC-1135/2010. Sentencia definitiva de
29 de septiembre de 2010. Disponible en: <http://portal.te.gob.mx/colecciones/sentencias/html/SUP/2010/JRC/
SUP-JRC-00250-2010.htm> (19 de junio de 2013).
68
La coalición "Unidos por la Ciudad" de los partidos Revolucionario Institucional y Verde Ecologista de México.
69
Para mayores detalles sobre esta resolución Observatorio de Sentencias Judiciales de la Articulación Regional
Feminista, cuya contraparte en México es la organización Equis: Justicia para las Mujeres: http://bit.ly/KR6LeX.
La coalición argumentó entre otras cosas, que por causa de fuerza mayor, tuvieron que sus-
tituir a la candidata (sustitución que se llevó a cabo en un momento distinto al registro), por
lo que no era factible considerar la cuota de género, en virtud de que la circunstancia que se
presentó no está regulada por el código. A pesar de las resoluciones en contra de la cuota de
género por parte del Tribunal Electoral del Distrito Federal y la resolución del Instituto Electo-
ral del Distrito Federal, el TEPJF las revocó y resolvió que:
…la observancia de la cuota de género no se agota una vez que se registran las
candidaturas de un partido político o coalición, sino que es una regla que debe
ser observada en todo momento durante el desarrollo del proceso electoral,
puesto que su finalidad es, precisamente, dar igualdad de competencia y partici-
pación a los géneros, considerar lo contrario implicaría que la autoridad permitiera
que se violentara la normativa electoral y se actualizara un fraude a la ley…70
Finalmente, respecto al tema de las cuotas, el 30 de noviembre de 2011, la Sala Superior del
entre mujeres y hombres
TEPJF dictó una trascendental sentencia, en defensa de las cuotas de género establecidas en
el artículo 219 del Código Federal de Instituciones y Procedimientos Electorales (en adelante
COFIPE).72 En esta sentencia, el TEPJF modificó el Acuerdo del Consejo General del Instituto 347
Federal Electoral (en adelante CGIFE) que establecía una excepción a la regla de mantener al
menos un 40% de cuotas de género a los partidos políticos en las candidaturas de senadores
70
TEPJF. Juicio de Revisión Constitucional Electoral y Jurídico para la Protección de los Derechos Político-Electo
rales del Ciudadano. Expedientes SUP-JRC-250/2010…, supra nota 67.
71
Ibidem.
72
TEPJF. Juicios para la Protección de los Derechos Político Electorales. Expedientes: SUP-JDC-12624/2011 y acumu
lados. Sentencia definitiva de 30 de noviembre de 2011. Disponible en: <http://portal.te.gob.mx/colecciones/
sentencias/html/SUP/2011/JDC/SUP-JDC-12624-2011.htm> (19 de junio de 2013).
y diputados de mayoría relativa que sean resultado de un proceso de elección democrático,
con lo que dio certeza a las reglas para la aplicación de la cuotas de género establecidas en
el COFIPE, evitando la posibilidad de prácticas contrarias a la igualdad de género (como las
juanitas) en el proceso electoral federal 2011-2012.73
El Acuerdo del CGIFE fue impugnado por diversas mujeres militantes de los partidos Mo
vimiento Ciudadano, Nueva Alianza y Revolucionario Institucional, quienes consideraron que
dicho acuerdo violaba los principios de legalidad y objetividad, excediéndose el IFE en su
facultad reglamentaria al definir el concepto de "proceso de elección democrático"74 para la
aplicación de las cuotas de género, lo que limitaba la posibilidad de las mujeres de ser candi
datas. En este sentido, el TEPJF reiteró que los "procesos de elección democrática" se refieren a
aquellos establecidos en los estatutos de partidos políticos, y que rigen su vida interna, como
lo establece el COFIPE.
Asimismo, consideró que las leyes electorales deben interpretarse con perspectiva de géne-
ro, especialmente las que establecen cuotas, en virtud de que
Finalmente, con base en el artículo 1 de la Constitución, el TEPJF señaló que los derechos
humanos, incluidos los derechos político-electorales, deben interpretarse favoreciendo a las
Alma Luz Beltrán y Puga
Regina Tamés Noriega
348
73
Ibidem.
74
En dicho acuerdo se exentaba a los partidos políticos de cumplir con las cuotas de género del 40% en el registro
de fórmulas de candidatos a diputados o senadores, cuando éstas fueran resultado de un proceso de elección de-
mocrático entendido como "aquel en el que la elección de las candidaturas se realice de forma directa por la mili-
tancia del partido o por la ciudadanía, o de forma indirecta a través de una convención o asamblea en que participe
un número importante de delegados electos ex profeso por dicha militancia". Véase IFE. Acuerdo del Consejo Gene-
ral del Instituto Federal Electoral por el que se indican los criterios aplicables para el registro de candidaturas a los
distintos cargos de elección popular que presenten los partidos políticos y, en su caso, las coaliciones ante
los consejos del Instituto, para el proceso electoral federal 2011-2012. De 7 de octubre de 2011, Punto Décimo
Tercero. Disponible en: <http://www.ife.org.mx/docs/IFE-v2/DS/DS-CG/DS-SesionesCG/CG-acuerdos/2011/octubre/
CGex201110-07/CGe71011ap9.pdf> (19 de junio de 2013).
75
TEPJF. Juicios para la Protección de los Derechos Político Electorales. Expedientes: SUP-JDC-12624/2011…, supra
nota 72, p. 70.
Los fallos del TEPJF se encuentran en concordancia con los estándares internacionales de
derechos humanos respecto de la necesidad de que los Estados –a través de la implementa-
ción de medidas afirmativas, como las cuotas de género–, cumplan con sus obligaciones de
respetar y garantizar la participación y representación igualitaria de las mujeres en la esfera
política desde una perspectiva de derechos humanos.76
La SCJN ha analizado diversos casos de los cuales se han desprendido fallos relevantes res-
pecto a la igualdad entre mujeres y hombres en materia relacionada con la administración
de los bienes en el hogar, alimentos y abandono de familia.77 En 2003 resolvió78 un caso rela-
cionado con la administración del patrimonio de la sociedad conyugal, en donde una mujer
señaló graves afectaciones económicas derivadas del mal uso de los bienes que ha hecho su
cónyuge y por tanto solicitó que se le autorizara la administración de los mismos a ella.
La SCJN consideró que hubo una violación a la garantía de igualdad prevista en los artícu-
los 1, tercer párrafo, y 4, primer párrafo, constitucionales, ya que la norma civil colocaba a la
mujer casada en un plano desigual con relación a su cónyuge, al impedirle ejercer un derecho
que éste sí puede ejercer, menoscabando la esfera jurídica de una en favor del otro, y sin que
dicha distinción tenga base objetiva alguna. La SCJN afirmó que las garantías que "expresan
el principio de igualdad entre mujeres y hombres (…) constituyen un mandamiento de
autoridad estatal (…) en el sentido de no obrar de forma que su actuación implique el menos
cabo de derechos de unos frente a otros." Además manifestó que dicho principio "les impone
la prohibición de emitir leyes que resulten discriminatorias en razón del sexo y anulen, por
Igualdad y No discriminación
ello, la garantía a la igualdad de derechos".79 Sobre estas bases, la SCJN, revocó la sentencia
entre mujeres y hombres
recurrida, y protegió los derechos de la actora violentados por la sentencia dictada por la Sala
Civil y Familiar.
349
76
CIDH. El Camino hacia una democracia sustantiva: la participación política de las mujeres en las Américas, 2011.
OEA/Ser.L/V/II. Doc. 79.
77
Tesis: 1a./J. 30/2010 (9a.). ABANDONO DE FAMILIA. EL INCUMPLIMIENTO INJUSTIFICADO DEL PAGO DE LA
PENSIÓN ALIMENTICIA DECRETADO EN UNA SENTENCIA DE DIVORCIO VOLUNTARIO, NO CONFIGURA EL DELITO
PREVISTO EN EL ARTÍCULO 282 DEL CÓDIGO PENAL PARA EL ESTADO DE NUEVO LEÓN, PERO SÍ EL PREVISTO EN EL
ARTÍCULO 280 DEL MISMO ORDENAMIENTO, Semanario Judicial de la Federación y su Gaceta, Novena Época, México,
Tomo XXXI, Abril de 2010, p. 15. Reg. IUS. 164866.
78
Amparo Directo en Revisión 1184/2003. Sentencia definitiva de 22 de septiembre de 20120, México. Disponible
en: <http://www2.scjn.gob.mx/ConsultaTematica/PaginasPub/DetallePub.aspx?AsuntoID=59137> (19 de junio de
2013).
79
Tesis: 1a./J. 81/2004 (9a.)…, supra nota 25.
Otro caso relevante en materia civil, se relaciona con la indemnización que pueden reclamar
las mujeres después de un divorcio. En el 2000, la legislación civil del Distrito Federal esta
bleció que el cónyuge que se dedicara preponderantemente al hogar tendría derecho, al
divorciarse, de una indemnización de hasta el 50% de los bienes adquiridos en el matrimonio
sin importar si se hubiera casado bajo el régimen de separación de bienes.80 Por lo que dicha
reforma beneficia principalmente a las personas casadas que se dediquen a las labores domés
ticas, que en su mayoría son mujeres. De acuerdo con la jurisprudencia de la SCJN,81 una
mujer puede reclamar dicha indemnización, sin importar si el matrimonio se realizó con an-
terioridad a las reformas al Código Civil del Distrito Federal en el 2000. La Suprema Corte no
violaba la garantía de no retroactividad de la ley establecida en el artículo 14o. constitucional
ya que no puede considerarse "una sanción cuya imposición retroactiva prohíba la Constitu-
ción, sino que se trata de una compensación que el Juez, a la luz del caso concreto, pueda
considerar necesaria para paliar la inequidad que puede producirse cuando se liquida el ré-
gimen de separación de bienes".82 Posteriormente, aplicando una interpretación similar, la
SCJN reiteró su que dichas reformas civiles no transgreden los principios de legalidad y justi-
cia imparcial garantizados en los artículos 14o., 16o. y 17o. de la Constitución.
La Convención Belém do Pará define la violencia contra la mujer como "cualquier acción o
conducta, basada en su género, que cause muerte, daño o sufrimiento físico, sexual o psico-
lógico a la mujer, tanto en el ámbito público como en el privado".83 Desde la perspectiva de los
derechos humanos, la violencia constituye una forma de discriminación. En la emblemática
sentencia del caso "Campo Algodonero" sobre feminicidos en Ciudad Juárez, México, la Corte
IDH ha realizado avances significativos en el entendimiento de la violencia contra las mujeres
y su relación con la discriminación estructural, aplicando el artículo 7(b) de la Convención
Alma Luz Beltrán y Puga
Regina Tamés Noriega
Belém do Pará que establece la obligación inmediata de actuar con la debida diligencia.84
350
80
Actualmente, el artículo que establece dicha indemnización es el artículo 267, fracción VI.
81
Tesis: 1a./J. 78/2004 (9a.), DIVORCIO. LA INDEMNIZACIÓN ESTABLECIDA EN EL ARTÍCULO 289 BIS DEL CÓDIGO
CIVIL PARA EL DISTRITO FEDERAL, VIGENTE A PARTIR DEL 1o.. DE JUNIO DE 2000, PUEDE RECLAMARSE EN TODAS LAS
DEMANDAS DE DIVORCIO PRESENTADAS A PARTIR DE SU ENTRADA EN VIGOR, CON INDEPENDENCIA DE QUE EL
MATRIMONIO SE HUBIERA CELEBRADO CON ANTERIORIDAD A ESA FECHA, Semanario Judicial de la Federación y su
Gaceta, Novena Época, México, Tomo XX, Diciembre de 2004, p. 107. Reg. IUS. 179922.
82
Ibid.
83
OEA. Convención Interamericana para prevenir…, supra nota 19, art. 1.
84
Entre las medidas inmediatas de los Estados para investigar, prevenir y sancionar la violencia se encuentran:
abstenerse de cualquier acción o práctica de violencia contra la mujer; adoptar las medidas legislativas y las medidas
jurídicas necesarias para conminar al agresor a abstenerse de hostigar, intimidar, amenazar, dañar o poner en peligro
la vida de la mujer; modificar prácticas jurídicas o consuetudinarias que respalden la persistencia o la tolerancia de
Al interpretar dicha obligación, la Corte Interamericana ha establecido que los Estados tienen
un deber estricto de investigación y, particularmente "deben contar con un adecuado marco
jurídico de protección, con una aplicación efectiva del mismo y con políticas de prevención
y prácticas que permitan actuar de una manera eficaz ante las denuncias".85
En el caso Penal Castro Castro contra Perú,86 la Corte Interamericana declaró al Estado respon-
sable por violaciones a la integridad personal protegido en el artículo 5 de la CADH por los
actos de violencia contra las mujeres recluidas en el penal.
En el caso Maria Da Penha contra Brasil87 analizado por la CIDH, se interpretó por primera vez
la obligación de debida diligencia de la Convención Belém do Pará en un caso de violencia
doméstica. Debido a la tolerancia del Estado respecto de los actos de violencia y a la falta de
investigación y sanción a la misma, la CIDH concluyó que "dado que la violación forma parte
de un patrón general de negligencia y falta de efectividad del Estado, no solo se violaba la
obligación de procesar y condenar, sino también la de prevenir estas prácticas degradantes.88
Por su parte el Comité CEDAW ha analizado algunos casos sobre violencia contra las mujeres.
En los casos de Sahide Goekce v. Austria Fatma Yildirim contra Austria y A.T. contra Hungría89 el
Comité CEDAW ha encontrado a los Estados responsables por no actuar con la debida dili-
gencia y proteger la integridad física y psíquica de las mujeres víctimas de violencia domés-
tica. La Relatoría Especial de Violencia contra las Mujeres, sus Causas y Consecuencias de
Naciones Unidas también ha enfatizado del deber de los Estados de cumplir con sus obliga-
ciones de debida diligencia en casos de violencia y reparar el daño a las víctimas.90
Igualdad y No discriminación
la violencia; establecer procedimientos legales eficaces para la mujer que haya sido sometida a violencia y asegu-
entre mujeres y hombres
rar la reparación del daño (artículo 7 de la Convención Belem do Para). Las medidas progresivas comprenden, entre
otras, fomentar el conocimiento y la observancia del derecho de la mujer a una vida libre de violencia; modificar
los patrones socioculturales de conducta de hombres y mujeres; proveer servicios especializados de atención a las
mujeres en situación de violencia y programas de rehabilitación (artículo 8 de la Convención Belem do Pará).
85 351
Corte IDH. Caso González y otras ("Campo Algodonero")…, supra nota 42.
86
Corte IDH. Caso del Penal Miguel Castro Castro Vs. Perú. Fondo, Reparaciones y Costas. Sentencia de 25 de noviem-
bre de 2006. Serie C No. 160, párr. 276.
87
CIDH. Caso 12.051, Maria Da Penha Maia Fernandes vs. Brasil, Informe No. 54/01. 16 de abril de 2001, OEA/Sr.L/
VII.111.Doc.20.
88
Ibid. párr. 56.
89
Comité CEDAW. Fatma Yildirim vs. Austria, Comunicación No. 6/2005 (CEDAW/C/39/D/6/2005). Resolución de 1 de
octubre de 2007, párrs. 12.1.4 y 12.1.5; Comité CEDAW. Sahide Goekce v. Austria, Comunicación No. 5/2005 (CEDAW/
C/39/D/5/2005). Resolución de 6 de agosto de 2007; y Comité CEDAW. Sra. A.T. vs. Hungría, Comunicación No. 2/2003
(CEDAW/C/32/D/2/2003), 26 de enero de 2005, párr. 9.3.
90
Informe de la Relatora Especial sobre la violencia contra la mujer, con inclusión de sus causas y consecuencias,
Radhika Coomaraswamy. Presentado de conformidad con la resolución 1995/85 de la Comisión de Derechos Huma-
nos, 10 de marzo de 1999, párr. 25. UN Doc. E/CN.4/1999/58.
En México, no obstante los altos porcentajes de mujeres que enfrentan violencia en sus dis-
tintas modalidades en el país, las mujeres no acuden a denunciar dichos actos y los proce
dimientos administrativos y judiciales siguen siendo ineficaces en la prevención, investigación
y sanción del fenómeno.91 En este contexto, un avance significativo en la protección de la
libertad sexual de las mujeres fue la resolución de la SCJN que determinó que el bien jurídico
tutelado en el delito de violación es "la libertad sexual, que reconoce en el ser humano, su
derecho a la autodeterminación sexual" concluyendo que se actualizaba dicho delito aun
cuando existiera un vínculo matrimonial entre las personas.92
Asimismo, la SCJN también emitió otra jurisprudencia que protege la libertad sexual de las
niñas al determinar que para que se configure el delito de violación equiparada basta con
que se imponga la cópula a una persona menor de 14 años ya que
Además, la Suprema Corte ha considerado que los delitos de violación y abuso sexual se
agravan cuando el sujeto activo se aprovecha de la confianza la otra persona para imponer
la cópula, interpretando la confianza en su sentido literal sin que tenga que acreditarse alguna
calidad especial entre el agresor y la persona ofendida.94
91
Véase Sucedo, Irma y Huacuz, Elías Guadalupe, "Guardianes de la justicia. Acceso a la justicia en situación de
violencia de género" en Melgar, Lucía Melgar y Saucedo, Irma (eds.) ¿Y usted cree tener derechos?, pp. 167-192.
92
Alma Luz Beltrán y Puga
Tesis: 1a./J. 10/94 (9a.), VIOLACIÓN. SE INTEGRA ESE DELITO AUN CUANDO ENTRE EL ACTIVO Y PASIVO EXISTA EL
Regina Tamés Noriega
VÍNCULO MATRIMONIAL (LEGISLACIÓN DEL ESTADO DE PUEBLA), Semanario Judicial de la Federación y su Gaceta,
Novena Época, México, Tomo XXIII, Enero de 2006, p. 658. Reg. IUS. 176065. La resolución dejó sin efecto criterios
jurisprudenciales antiguos de la Corte en donde se consideraba que no había delito de violación entre cónyuges ya
352 que el marido ejercía indebidamente su derecho al "débito carnal"; que la finalidad del matrimonio era la procrea-
ción de la especie, en virtud de lo cual "sólo se concibe la práctica de la cópula normal", constituyendo la imposición
de la cópula sexual anormal y violenta del hombre a la mujer, el delito de violación; o señalaban que si el acto sexual
entre cónyuges se llevaba a cabo en público, en contra de la voluntad de la mujer, ofendiendo gravemente su
moral y su derecho a la intimidad se configuraba el delito de violación.
93
Tesis: P. XXIV/2000 (9a.). VIOLACIÓN EQUIPARADA. EL ARTÍCULO 177 DEL CÓDIGO PENAL DEL ESTADO DE BAJA
CALIFORNIA, EN CUANTO ESTABLECE QUE BASTA LA CÓPULA CON PERSONA MENOR DE CATORCE AÑOS PARA LA
CONFIGURACIÓN DEL DELITO, NO VIOLA LA GARANTÍA DE AUDIENCIA, Semanario Judicial de la Federación y su Gace-
ta, Novena Época, México, Tomo XI, Marzo de 2000, p. 115. Reg. IUS. 192136.
94
Tesis: 1a./J. 42/2003 (9a.), ABUSO SEXUAL Y VIOLACIÓN. CONFIGURACIÓN DE LA CALIFICATIVA PREVISTA EN EL
ARTÍCULO 266 BIS, FRACCIÓN IV, DEL CÓDIGO PENAL PARA EL DISTRITO FEDERAL (ACTUALMENTE ARTÍCULO 178,
FRACCIÓN IV, DEL NUEVO CÓDIGO PENAL QUE ABROGÓ AQUÉL), CONSISTENTE EN QUE EL SUJETO ACTIVO SE
APROVECHE DE LA CONFIANZA EN ÉL DEPOSITADA, Semanario Judicial de la Federación y su Gaceta, Novena Época,
México, Tomo XVIII, Agosto de 2003, p. 59. Reg. IUS. 183647.
Estos criterios siguen la tendencia internacional de reconocer que la violación y el abuso sexual
son graves violaciones a los derechos humanos de las mujeres, apreciándose una tendencia
en la jurisprudencia de la Suprema Corte por desmantelar estereotipos de género discrimi-
natorios para las mujeres y a proteger la libertad sexual de las mujeres.
No obstante, hay interpretaciones de estos delitos que establecen requisitos probatorios que
imponen mayores cargas procesales a las mujeres en situación de violencia y dificultan la
persecución y sanción efectiva del agresor. Al respecto, la SCJN estableció que para que se
actualice el delito de violación, cuando se comete en contra de una persona sordomuda,
es necesario que se acredite mediante pruebas periciales psiquiátricas y psicológicas "las
repercusiones de dicha discapacidad con la facultad para decidir razonablemente respecto
de su conducta sexual".95 Esta resolución resulta desfavorable para los derechos de las muje-
res porque no toma en cuenta que la discapacidad es una condición que las coloca en una
situación de mayor riesgo frente a la discriminación y la violencia. Además, otorga un mayor
valor a la prueba pericial que al testimonio de la víctima. Asimismo, la Suprema Corte en una
jurisprudencia sobre la actualización de la violencia física en el delito de violación sexual, ha
dado mayor relevancia a la cuestión de la resistencia de la persona ofendida a la fuerza física y
a la prueba de estos actos de violencia, que a la falta o anulación del consentimiento de la
persona agredida.96 En virtud de la dificultad de probar la fuerza física, este criterio puede
obstaculizar que se judicialicen los casos en los que no haya un peritaje que demuestre la
comisión de dicha violencia.
Consecuentemente, uno de los principales retos es sensibilizar a los jueces y juezas sobre la
situación crítica que enfrentan en el acceso a la justicia particularmente las mujeres víctimas
Igualdad y No discriminación
batorias a las mujeres en los procesos penales y civiles para acreditar conductas de terceros
que menoscaban sus derechos.
353
95
Tesis: 1a./J. 56/2008 (9a.), VIOLACIÓN EQUIPARADA. PARA PRONUNCIARSE RESPECTO DE LA ACTUALIZACIÓN
DE ESE DELITO CUANDO EL SUJETO PASIVO PADECE SORDOMUDEZ, ES MENESTER QUE EL ÓRGANO ACUSADOR
ACREDITE MEDIANTE LOS DICTÁMENES PERICIALES CORRESPONDIENTES, LAS REPERCUSIONES FÍSICAS Y MENTA-
LES DERIVADAS DE ESE PADECIMIENTO (LEGISLACIONES DE LOS ESTADOS DE GUANAJUATO Y BAJA CALIFORNIA),
Semanario Judicial de la Federación y su Gaceta, Novena Época, México, Tomo XXVIII, Julio de 2008, p. 423. Reg.
IUS. 169164.
96
Tesis: 1a./J. 123/2008 (9a.), VIOLENCIA FÍSICA COMO MEDIO ESPECÍFICO EN LA COMISIÓN DEL DELITO DE VIOLA-
CIÓN. SE ACTUALIZA ESTE ELEMENTO NORMATIVO CUANDO EL SUJETO ACTIVO SUMINISTRA UN AGENTE QUÍMICO
O BIOLÓGICO (MEDICAMENTO O DROGA) AL PASIVO CON LA FINALIDAD DE ANULAR O VENCER SU RESISTENCIA
(LEGISLACIONES DE LOS ESTADOS DE PUEBLA Y DURANGO), Semanario Judicial de la Federación y su Gaceta, Novena
Época, México, Tomo XXIX, Marzo de 2009, p. 396. Reg. IUS. 167601.
VI. Conclusiones
354
97
CIDH, Acceso a la…, supra nota 42, párr. 89.
Criterios jurisprudenciales
1. Nacionales
Tesis: 1a./J. 81/2004 (9a.), IGUALDAD. LÍMITES A ESTE PRINCIPIO, Semanario Judicial
de la Federación y su Gaceta, Novena Época, México, Tomo XX, Octubre de 2004, p. 99.
Reg. IUS. 180345.
Igualdad y No discriminación
entre mujeres y hombres
Tesis: 1a./J. 37/2008 (9a.), IGUALDAD. CASOS EN LOS QUE EL JUEZ CONSTITUCIONAL
DEBE HACER UN ESCRUTINIO ESTRICTO DE LAS CLASIFICACIONES LEGISLATIVAS (IN-
355
TERPRETACIÓN DEL ARTÍCULO 1O. DE LA CONSTITUCIÓN POLÍTICA DE LOS ESTADOS
UNIDOS MEXICANOS), Semanario Judicial de la Federación y su Gaceta, Novena Época,
México, Tomo XXVII, Abril de 2008, p. 175. Reg. IUS. 169877.
Tesis: 1a./J. 10/94 (9a.), VIOLACIÓN. SE INTEGRA ESE DELITO AUN CUANDO ENTRE
EL ACTIVO Y PASIVO EXISTA EL VÍNCULO MATRIMONIAL (LEGISLACIÓN DEL ESTADO
DE PUEBLA), Semanario Judicial de la Federación y su Gaceta, Novena Época, México,
Tomo XXIII, Enero de 2006, p. 658. Reg. IUS. 176065.
Tesis: 1a./J. 123/2008 (9a.), VIOLENCIA FÍSICA COMO MEDIO ESPECÍFICO EN LA COMI-
SIÓN DEL DELITO DE VIOLACIÓN. SE ACTUALIZA ESTE ELEMENTO NORMATIVO
CUANDO EL SUJETO ACTIVO SUMINISTRA UN AGENTE QUÍMICO O BIOLÓGICO (ME-
DICAMENTO O DROGA) AL PASIVO CON LA FINALIDAD DE ANULAR O VENCER SU
RESISTENCIA (LEGISLACIONES DE LOS ESTADOS DE PUEBLA Y DURANGO), Semanario
Judicial de la Federación y su Gaceta, Novena Época, México, Tomo XXIX, Marzo de 2009,
p. 396. Reg. IUS. 167601.
de 2013).
entre mujeres y hombres
2. Internacionales
Corte IDH. Caso del Penal Miguel Castro Castro Vs. Perú. Fondo, Reparaciones y Costas.
Sentencia de 25 de noviembre de 2006. Serie C No. 160, párr. 276.
Corte IDH. Caso González y otras ("Campo Algodonero") Vs. México. Excepción Prelimi-
nar, Fondo, Reparaciones y Costas. Sentencia de 16 de noviembre de 2009. Serie C
No. 205;
Corte IDH. Caso Artavia Murillo y otros ("Fecundación in vitro") Vs. Costa Rica. Excepcio-
nes Preliminares, Fondo, Reparaciones y Costas. Sentencia de 28 noviembre de 2012.
Serie C No. 257.
CIDH. Caso 11.625, María Eugenia Morales de Sierra vs. Guatemala, Informe de Fondo,
Alma Luz Beltrán y Puga
Regina Tamés Noriega
358
CIDH. Caso 12.051, Maria Da Penha Maia Fernandes vs. Brasil, Informe No. 54/01. 16 de
abril de 2001, OEA/Sr.L/VII.111.Doc.20.
Comité CEDAW. Fatma Yildirim vs. Austria, Comunicación No. 6/2005 (CEDAW/C/39/
D/6/2005). Resolución de 1 de octubre de 2007, párrs. 12.1.4 y 12.1.5
Comité CEDAW. Sra. A.T. vs. Hungría, Comunicación No. 2/2003 (CEDAW/C/32/D/2/2003),
26 de enero de 2005, párr. 9.3.
Informe de la Relatora Especial sobre la violencia contra la mujer, con inclusión de sus
causas y consecuencias, Radhika Coomaraswamy. Presentado de conformidad con la
resolución 1995/85 de la Comisión de Derechos Humanos, 10 de marzo de 1999,
párr. 25. UN Doc. E/CN.4/1999/58.
TEDH. Burghartz v Suiza. Resolución del 22 de febrero de 1994. App. No. 16213/90,
párr. 27.
Artículo 13. Derecho al
asilo/refugio: un derecho
humano plenamente
exigible en México
Teresita del Niño Jesús Lucía Segovia
Sumario: I. Introducción. II. Derecho de asilo y derecho de refugio. III. Refugiado/
asilado. IV. Derecho humanos o prerrogativa del Estado. V. Elementos del derecho de
asilo/refugio. VI. Conclusión.
I. Introducción
E l presente artículo busca establecer los parámetros a partir de los cuales las autoridades
mexicanas deberán analizar, en el futuro, los casos particulares que se le presenten donde
una persona solicite ser declarada asilada/refugiada.
Para ello, se hará una breve referencia a la resolución nacional que recayó al expediente
Varios 912/2010 como fundamento de la nueva forma en que deben entenderse y aplicarse
los derechos humanos en México; posteriormente, se presentará el derecho de asilo/refugio
como un derecho constitucionalmente protegido; para finalmente concluir con una breve
un derecho humano plenamente exigible en México
exposición de los lineamientos internacionales que han sido fijados en relación con el derecho
en cuestión.
Artículo 13. Derecho al asilo/refugio:
Ahora bien, dentro de esta última parte se tratarán los siguientes temas específicos: dife-
rencias entre asilo y refugio, personas sujetas a protección, reconocimiento del estatuto
de refugiado como derecho humano, principios específicos del Derecho Internacional de los
Refugiados y derechos destacados que deberán ser especialmente protegidos a los solici
tantes de asilo/refugio.
Dado que la intención de la presente compilación consiste en ofrecer los elementos que
363
conforman el contenido de los derechos humanos aplicables en México a la luz de la juris-
prudencia nacional e internacional, me parece importante comenzar este artículo haciendo
una breve referencia a la reciente resolución de la Suprema Corte de Justicia de la Nación (en
adelante SCJN) en el expediente varios 912/2010,1 pues en ella se fijaron importantes bases
para la protección jurisdiccional de los derechos de la persona humana, al adoptar crite-
rios que deberán guiar la actuación de las y los jueces del país favoreciendo en todo tiempo
a las personas la protección más amplia a través del control de constitucionalidad y con
vencionalidad.
Según se observa de su texto y del contenido de los debates públicos del Pleno de la SCJN
que le dieron origen, fueron dos los elementos que convergieron en su análisis: 1. El texto
vigente del artículo 1o. constitucional, publicado el 10 de junio del 2011 en el Diario Oficial
de la Federación en el marco de la reforma constitucional en materia de derechos humanos;
y, 2. Una sentencia dictada por la Corte Interamericana de Derechos Humanos (en adelante
Corte IDH o "la Corte"), el 23 de noviembre de 2009, que condena al Estado mexicano por la
desaparición forzada de Rosendo Radilla Pacheco a manos de efectivos del Ejército, ocurrida
en 1974 en el Estado de Guerrero.
Ahora bien, el aspecto más conocido de esta resolución es que en ella se determinó que los
militares que cometan violaciones a los derechos humanos en contra de civiles serán juz
gados por tribunales civiles y no por los del fuero castrense; sin embargo, a mi juicio, la
parte realmente trascendente de dicho documento jurídico se ubica en los lineamientos que
fija la SCJN en relación con el control de la convencionalidad, arribando a las siguientes
conclusiones:
Teresita del Niño Jesús Lucía Segovia
Las sentencias emitidas por la CIDH en contra del Estado mexicano constituyen cosa
juzgada y son vinculantes para todas las autoridades, por lo que la jurisdicción nacio-
nal no puede hacer ningún pronunciamiento que cuestione su validez, siendo lo
único procedente acatar y reconocer la totalidad de la sentencia en sus términos.
364
1
Resolución dictada por el Tribunal Pleno en el expediente varios 912/2010 y Votos Particulares formulados por
los Ministros Margarita Beatriz Luna Ramos, Sergio Salvador Aguirre Anguiano y Luis María Aguilar Morales; así como
Votos Particulares y Concurrentes de los Ministros Arturo Zaldívar Lelo de Larrea y Jorge Mario Pardo Rebolledo.
Publicada en el DOF el 04/10/2011.
Los jueces nacionales inicialmente deben observar los derechos humanos estableci-
dos en la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos (en adelante CPEUM
o "la Constitución") y en los tratados internacionales de los que el Estado mexicano
sea parte, así como los criterios emitidos por el Poder Judicial de la Federación al in-
terpretarlos y acudir a los criterios interpretativos de la Corte para evaluar si existe
alguno que resulte más favorable y procure una protección más amplia del derecho
que se pretende proteger.
II. Derecho de asilo y derecho de refugio un derecho humano plenamente exigible en México
Artículo 13. Derecho al asilo/refugio:
En este orden de ideas, con el fin de dar cumplimiento a sus compromisos internacionales en
materia de derechos humanos, el Estado mexicano reformó recientemente la Constitución a
efecto de ampliar el reconocimiento, protección y promoción de aquellos derechos conteni-
dos tanto en dicha Constitución como en los tratados internacionales, dotándolos de plena
365
exigibilidad y protección judicial.
Sin embargo, lo cierto es que, dada la reciente reforma constitucional y tomando en consi-
deración la resolución del caso varios 912/2010, al que ya se hizo alusión, se hace necesario
plasmar los principales estándares internacionales y regionales del derecho humano al
asilo/refugio que deberán ser atendidos por los órganos jurisdiccionales mexicanos al mo-
mento de resolver un asunto donde la litis planteada esté relacionada con un solicitante de
este derecho.
Retomando la redacción del segundo párrafo del artículo 11 constitucional, el primer aspecto
que salta a la vista es que se hace referencia a dos figuras jurídicas, a saber, "asilo" y "refugio",
ambas, partes integrantes del derecho internacional de protección de la persona humana
que se distinguen por ser instituciones jurídicas con una vocación predominantemente
humanitaria.
Conviene precisar que sólo en América Latina se hace esta supuesta diferenciación entre con
ceptos y sistemas, pues en el resto del mundo se habla de asilo y de solicitantes de asilo,
siendo que este concepto abarca el contenido de ambas figuras.
Teresita del Niño Jesús Lucía Segovia
Sin embargo, dado que México es parte del sistema americano, resulta conveniente espe
cificar los aspectos en los que se ha considerado que radica la diferencia, mismos que se
refieren a las causas y a las consecuencias del estatuto.
En efecto, se ha considerado que la figura del asilo se concede por parte de los Estados en
366
ejercicio de sus facultades discrecionales a una persona que alega ser perseguida por moti-
vos políticos y, en el caso del asilo diplomático, puede ser otorgado sin necesidad de que el
perseguido haya abandonado el país del que desea salir y se rige por convenciones expresas
entre los Estados Contratantes, particularmente, las convenciones sobre Asilo Diplomático y
Asilo Territorial de Caracas de 1954.2
2
OEA, Convención sobre Asilo Diplomático, Caracas Venezuela, Adoptada el 28 de marzo de 1954; OEA, Convención
sobre Asilo Territorial, Caracas, Venezuela, Adoptada 28 de marzo de 1954.
Por su parte, el estatuto de refugiado no se otorga por los Estados, sino que se reconoce
a partir de la actualización de los elementos que se prevén en las convenciones interna
cionales, particularmente la Convención sobre el Estatuto de los Refugiados de 19513 y su
Protocolo de 1967,4 razón por la cual se afirma que, en estos casos, los Estados sí están obli-
gados a proporcionar la protección internacional que solicita el refugiado; además, las causas
de persecución no se restringen al ámbito político, sino que abarcan otros motivos, tal como
se verá más adelante.
En efecto, tanto el asilo como el refugio, surgen de la necesidad de resolver una problemática
de orden social, impuesta por las circunstancias, en virtud de persecuciones derivadas de
diversos motivos, tales como políticos, de raza, religión, conflictos armados internaciones y
no internacionales, violaciones masivas de derechos humanos, etc., siempre que la salida de
las personas físicas sea con el objeto de salvaguardar derechos tales como la vida, la libertad
o la integridad física, que son la base de la esfera jurídica inherente a todo ser humano.
Así pues, el asilo/refugio es un derecho humano reconocido como la institución jurídica que
hace efectivos los derechos de los refugiados a nivel internacional, en tanto personas que en
globan una categoría de población especialmente vulnerable, cuyo contexto y complejidad
la Persona Humana".
Ahora bien, por cuanto hace a México, sobre el particular, resultan aplicables diversos trata-
dos internacionales y regionales en la materia, entre los cual destacan, además de los ya citados,
la Convención de La Habana de 1928;5 la de Montevideo de 19336 y la Convención de Nueva
367
York de 1954 sobre el Estatuto de los Apátridas.7
3
AGNU, Convención sobre el Estatuto de los Refugiados, Ginebra, Suiza. Adoptada el 28 de julio de 1951.
4
AGNU. Protocolo sobre el Estatuto de los Refugiados, Nueva York, Estados Unidos. Adoptado el 31 de enero
de 1967.
5
OEA, Convención sobre Asilo, La Habana, Cuba. Adoptada el 20 de febrero de 1928.
6
OEA, Convención sobre Extradición, Montevieo, República Oriental del Uruguay. Aprobada el 6 de diciembre
de 1993.
7
AGNU, Convención sobre el Estatuto de los Apátridas, Nueva York, Estados Unidos, Adoptada el 28 de septiembre
de 1954.
Precisado lo anterior, a efecto de desarrollar los aspectos torales de la propuesta del presente
ensayo, la primera pregunta que habría que resolver sería: conforme al segundo párrafo del
artículo 11 constitucional interpretado a la luz de los tratados internacionales firmados y rati
ficados por México, ¿Quién debe ser considerado como refugiado/asilado?
III. Refugiado/asilado
Al respecto, conviene mencionar que el primer instrumento internacional que definió el re-
fugio fue la Convención de Ginebra de 1951,8 según la cual, una persona refugiada es aquella
que como resultado de acontecimientos ocurridos antes del 1o de enero de 1951 y debido
a fundados temores de ser perseguida por motivos de raza, religión, nacionalidad, perte
nencia a determinado grupo social u opiniones políticas, se encuentra fuera del país de su
nacionalidad y a causa de dichos temores, no quiera acogerse a la protección de tal país; o
que, careciendo de nacionalidad y hallándose, a consecuencia de tales acontecimientos, fuera
del país donde antes tenía su residencia habitual, no pueda o, a causa de dichos temores, no
quiera regresar a él.
además de los previstos en la Convención de Ginebra de 1951, los siguientes: violencia gene
ralizada, agresión extranjera, conflictos armados internos, violación masiva de derechos
humanos y otras circunstancias que perturben gravemente el orden público; sin embargo,
cabe mencionar que este instrumento regional no forma parte del marco jurídico nacional,
toda vez que el mismo no ha sido firmado y ratificado por México.
368
Así pues, de la anterior definición ampliada se pueden obtener diversos elementos que cons-
tituyen las denominadas cláusulas de inclusión y que deben ser considerados para que una
persona pueda ser declarada refugiada:
8
AGNU, Convención sobre el Estatuto de los Refugiados, supra nota 3.
9
AGNU. Protocolo sobre el Estatuto de los Refugiados
10
OEA, Declaración de Cartagena sobre Refugiados, Cartagena, Colombia. Adoptada el 22 de noviembre de 1984.
1. Debe ser una persona física; es decir, el derecho a solicitar el estatuto de refugiado es
una facultad que concierne a la persona humana no jurídica y, por consecuencia,
la aplicación del término refugiado se hará individualmente, sin que el mismo pueda
declararse o negarse respecto de un grupo de personas, lejos de ello, las autori-
dades deberá analizar caso por caso.
solicitante.
Raza; entendido en su aspecto amplio, es decir incluyendo las cuestiones étni 369
cas,13 de raza, color, descendencia, u origen nacional14
11
Cfr. Jaeger, G. Status and International Protection of Refugees, UNHCR, 1978; WEIS, P. The concept of Refugee in
International Law, U.N. Doc HCR/INF/49, Journal du Droit International,1960.
12
Cfr. ACNUR: Manual de procedimiento y criterios para determinar la condición de refugiado en virtud de la Conven-
ción de 1951 y el Protocolo de 1967, sobre el Estatuto de los Refugiados, Ginebra,1988. Adoptado el 1 de diciembre de
1992, párr. 12 y 13.
13
Cfr. Consejo de la Unión Europea, (96/196/JAI), de 4 de marzo de 1996, punto 7.
14
Cfr. AGNU, Convenio para la Eliminación de todas las Formas de Discriminación Racial. Resolución 2106 A (XX) del
21 de diciembre de 1965. art. 1
Religión; En este aspecto, no es suficiente pertenecer a una comunidad religiosa,
sino que deben producirse discriminaciones graves basadas en las convicciones
religiosas del individuo.
Así pues, bajo estos criterios queda claro quién debe ser considerado refugiado conforme a
370
los lineamientos internacionales en la materia; sin embargo, puede suceder que aún cuando
una persona reúna los elementos necesarios para serlo, el Estado mexicano no deba recono-
cerle el estatuto de refugiado en virtud de que se actualicen ciertas circunstancias espe-
ciales, las cuales se han dado en llamar "cláusulas de exclusión" y están previstas en el artículo
1o., letras D, E y F de la Convención sobre el Estatuto de los Refugiados de 1951.
15
Cfr. Consejo de la Unión Europea. (96/196/JAI), de 4 de marzo de 1996, punto 7.5.
16
Cfr. ICJ, Caso Haya de la Torre, sentencia de 13 de junio de 1951. (C.I.J. Recueil 1951, pág. 71).
Las primeras dos circunstancias se fundamentan en que la persona no necesite el refugio por
contar previamente con otro tipo de protección, bien internacional, bien nacional; en el pri-
mer caso se refiere al amparo que brindan organismos de Naciones Unidas distintos del Alto
Comisionado de Naciones Unidas para los Refugiados (en adelante ACNUR), como suce-
dería con los refugiados palestinos, para quienes la Asamblea General de Naciones Unidas,
creó mediante la resolución 302(IV) de 1949 el Organismo de Obras Públicas y Socorro de
las Naciones Unidas para los Refugiados de Palestina en el Cercano Oriente (UNRWA); mien-
tras que el segundo abarca a aquellos a los que el Estado donde hayan fijado su residencia
les reconozca los derechos y obligaciones propios de los nacionales de ese país.
La otra razón por la que una persona quedaría excluida del concepto de refugiado está rela-
cionada con el no merecimiento del estatuto debido a la comisión de hechos delictuosos
por parte del solicitante de refugio; así, deberá negársele este reconocimiento a aquellos que
hayan cometido crímenes internacionales (contra la paz, contra la humanidad o de guerra),
delitos graves del orden común fuera del país de refugio, o actos contrarios a los fines y prin-
cipios de las Naciones Unidas.
Una vez que han quedado asentados los criterios a partir del cual una persona es merece
dora del estatuto de refugiado, la siguiente cuestión a tratar consiste en determinar si este
estatuto se otorga o se reconoce por parte de los Estados.
Tradicionalmente, en América Latina el asilo fue concebido como una potestad estatal, sin un derecho humano plenamente exigible en México
Artículo 13. Derecho al asilo/refugio:
embargo este concepto comenzó una transformación a partir de su inclusión como derecho
humano en diversos instrumentos internacionales y regionales, tales como la Declaración
Americana de los Derechos y Deberes del Hombre (en adelante DADDH), la Declaración Uni-
versal de Derechos Humanos (en adelante DUDH) y la Convención Americana sobre Dere-
chos Humanos (en adelante CADH).
371
17
OEA, Declaración de Derechos y Deberes del Hombre. Adoptada en 1948.
18
AGNU, Declaración Universal de los Derechos Humanos. Adoptada mediante la resolución 217 A (III), de 10 de
diciembre de 1948.
Ahora bien, para los efectos del presente artículo, resulta de amplia trascendencia conocer el
proceso legislativo que dio origen al artículo 14 de la DUDH. Así, la redacción original que
se proponía era: "Todo Estado tiene derecho a dar refugio a los refugiados políticos", esto
como consecuencia de reconocer el asilo como derecho del Estado y limitado a los aspectos
políticos; posteriormente, al decidir que éste, además de ser una prerrogativa de los Esta-
dos, constituía también un derecho humano, se resolvió articularlo en el sentido actual, des-
pués de una acuciosa discusión sobre la pertinencia de incluir en la redacción la palabra
"recibir", concluyendo en sentido negativo bajo la consideración de que este término daba
lugar a una obligación correlativa de los Estados de otorgar el asilo en casos de persecución.
En este orden de ideas, dado el significado que se atribuyó al término "y recibir asilo" en el
proceso legislativo que culminó con la DUDH, es de consecuencia lógica concluir que si
el mismo es usado tanto en la DADDH como en la CADH, ello implica que los Estados parte,
entre los cuales se encuentra México, adquirieron la obligación de reconocer dicho estatuto
cuando los requisitos sean satisfechos.
Todo lo anterior, permite afirmar que, conforme la interpretación que ha sostenido la CIDH
respecto del artículo XXVII de la DUDH, existe una ineludible relación entre el derecho de
buscar y recibir asilo y la obligación de los Estados de no denegar el mismo una vez que se
372
acrediten las denominadas cláusulas de inclusión y siempre que no se actualice alguna de las
diversas de exclusión, esto a partir de la normativa universal en materia de refugiados, en
particular la Convención sobre el Estatuto de los Refugiados de 1951 y el Protocolo sobre el Esta-
tuto de los Refugiados de 1967.
19
Cfr. CIDH, Caso 10.675, Caso de la interdicción haitiana (Estados Unidos), Informe No. 51/96, de 13 de marzo
de 1997.
20
Cfr. CIDH, Caso 11.092, Joseph v. Canadá, Informe No 27/93, de 6 de octubre de 1993, párr. 31.
21
Cfr. CIDH, Caso 12.067, Michael Edwards v. Bahamas; Caso 12.068, Omar Hall v. Bahamas; Caso 12.086, Brian
Schroeter y Jeronimo Bowleg v. Bahamas. Informe No. 48/01 de 4 de abril de 2001, párr. 111
En sentido paralelo, se destaca el estudio realizado en 1984 por la Subsecretaría de Asuntos
Jurídicos de la Organización de los Estados Americanos, según el cual, "del alcance humano
del derecho de asilo territorial se desprendería (al tenor de la Convención Americana) la
obligación correlativa del Estado de refugio de no denegar el asilo cuando se cumplan las
circunstancias del párrafo 7 del artículo 22, de persecución (…)".22
Sumado a lo anterior, si bien la Corte IDH no ha hecho pronunciamiento expreso sobre este
derecho, lo cierto es que a lo largo de sus resoluciones es posible encontrar ciertos criterios
que permiten interpretar que el artículo 22.7 de la CADH debe ser entendido en el sentido
de que el mismo consagra un derecho que no otorgan los Estados sino que éstos deben re-
conocerlo una vez que se actualicen sus supuestos; así, ha señalado que el sistema de la
CADH está dirigido a reconocer derechos y libertades a las personas y no a facultar a los Esta
dos para hacerlo.23
fundamentales que rigen su esencia, pues si bien comparte ciertos principios con el resto
de las ramas de la protección de la persona humana, como el pro personae, la prohibición de
discriminar y la progresividad; lo cierto es que existen principios específicos en la protección
internacional de los refugiados, entre los cuales destacan:24
373
Principio de no devolución o non-refoulement.
22
Cfr. OEA, Estudio Comparativo entre los Instrumentos Internacionales de las Naciones Unidas y los del Sistema Intera-
mericano Aplicables al Régimen de Asilados, Refugiados y Personas Desplazadas, Washington, OEA, 1984, p. 50.
23
Cfr. Corte IDH, Exigibilidad del derecho de rectificación o respuesta (art. 14.1, 1.1 y 2 de la Convención Americana
sobre Derechos Humanos). Opinión Consultiva OC- 7/86, de 29 de agosto de 1986, Serie A No. 7, párr. 24.
24
Cfr. OEA AG/Res. 838 (XVI-0/86), 9a. Sesión plenaria, 15 de noviembre de 1986.
Carácter voluntario de la repatriación.
Reunificación familiar
Confidencialidad
En el presente ensayo, se hará referencia sólo a tres de los cinco principios mencionados,
pues son los que, para efectos de la propuesta que se presenta, se consideran tienen las
mayores implicaciones en un país como México.
Ahora bien, cabe señalar que si bien la formulación de este principio en ambos preceptos
legales es muy semejante, lo cierto es que la contenida en la CADH es más amplia al aplicarse
a todo extranjero y no preverse excepción alguna; mientras que la Convención sobre el Esta-
tuto de Refugiados de 1951 restringe su ámbito personal al refugiado y establece que este
principio no podrá ser invocado cuando el solicitante constituya un peligro para la seguridad
del país donde se encuentra, o que, habiendo sido objeto de una condena definitiva por
un delito particularmente grave, constituya una amenaza para la comunidad de tal país.
374
Por su parte, la CIDH, cumpiló las reglas jurídicas producto de la evolución jurisprudencial en
esta materia, concluyendo que la obligación de no devolución establecida en el artículo 22.8
de la CADH es absoluta y no depende de la condición del reclamante como refugiado; que
en los procedimientos de expulsión del territorio se debe tener en cuenta debidamente
el principio de non-refoulement; y que el Estado que expulsa, devuelve o extradita a una
25
Cfr. Lauterpacht, Elihu y Bethlehem, The Scope and Content of the Principle of Non-Refoulement: Opinion,
Cambridge University Press, June 2003, consultable en: http://www.refworld.org/docid/470a33af0.html [fecha de
acceso: 24 Junio 2013]
persona a otro Estado donde existen fundamentos sustanciales para creer que esta persona
correrá peligro de ser sometida a torturas, será considerado responsable de la violación del
derecho de esa persona a la seguridad o a un trato humano.26
Así mismo, la CIDH, reiteró el respeto a este principio como una obligación suprema de los
Estados27 y una norma de ius cogens28 afirmando, además, que significa que cualquier perso-
na reconocida como refugiado o que solicita el reconocimiento como tal, puede acogerse a
esta protección para evitar su expulsión, por lo que dichas personas no pueden ser rechazadas
en la frontera, o expulsadas sin un análisis adecuado e individualizado de sus peticiones".29
En efecto, en 1993, la Comisión admitió una petición contra el gobierno de Estados Unidos,
en la que se denunciaba la práctica de la interceptación en alta mar de embarcaciones pro-
venientes de Haití atestadas de refugiados, obligándolas a retornar a su país30 para, posterior-
mente, en 1997, resolver que el gobierno denunciado no sólo había violado el artículo XXVII
de la DADDH, sino también, que al haberlos enviado masivamente a Haití sin hacer un exa-
men adecuado de su estado, ni concederles una entrevista para determinar si reunían los
requisitos de refugiados, había actuado en contravención del derecho de no-devolución, por
lo que lo declaró responsable de la violación de los derechos a la vida, a la libertad y seguridad
de las personas, a la igualdad y al recurso efectivo, así como al diverso a buscar y recibir asilo.31
En igual sentido, la Comisión ha emitido una serie de medidas cautelares a efecto de que los
Estados no vulneren el principio de no devolución, entre las que destaca el caso de 6 ciu
de no-devolución del que gozaban las personas de nacionalidad colombiana en las comu
nidades de Boca de Cupe, Jaque, Puerto Obaladia y Punusa.32
En ese mismo caso, la Comisión tuvo la oportunidad de pronunciarse a favor de otro de los
principios medulares en esta materia, como lo es la reunificación familiar, pues entre esas 375
26
Cfr. CIDH, Informe sobre Terrorismo y Derechos Humanos, OEA/Ser.L/V/ll.116, 22 de octubre de 2002, Capítulo III. H.
27
Cfr. CIDH, Informe sobre la situación de los derechos humanos de los solicitantes de asilo en el marco del sistema
canadiense de determinación de la condición de refugiado, OEA/Ser.L/V/II.106, Doc. 40 rev., 28 de febrero de 2000.
28
Cfr. CIDH, OEA/Ser.L/V/ll.66, (CIDH, 1985)
29
Cfr. CIDH, Caso 10.675, Caso de la interdicción haitiana (Estados Unidos)…, supra nota 19.
30
Cfr. CIDH, Caso 10.675, Caso de la interdicción haitiana (Estados Unidos). Informe de Admisibilidad No. 28/93
13 de octubre de 1993.
31
Cfr. CIDH, Caso 10.675, Caso de la interdicción haitiana (Estados Unidos)…, supra nota 19.
32
Cfr. CIDH, Medidas Cautelares, abril 25 de 2003.
6 personas se encontraban tres menores de edad que fueron separados de sus padres con
motivo de la expulsión a Colombia, por esta razón, el órgano interamericano solicitó al Esta-
do panameño que adoptara las medidas necesarias para salvaguardar su integridad; estable-
cer el paradero de las tres niñas, proteger su seguridad y salud y asegurar la reunificación con
sus padres.33 Así mismo, en el año 2000, la CIDH manifestó a Canadá su preocupación por los
efectos nocivos que la espera prolongada en la determinación del estatuto de refugiado
causaba sobre la unidad familiar de los solicitantes.34
Al respecto, el Comité de Derechos Humanos recomendó a Costa Rica que tomara las medi-
das necesarias para respetar plenamente el principio de confidencialidad de los expedientes
personales de los solicitantes de asilo y refugiados debido a que la información sobre los nom
bres de cerca de 9.000 refugiados colombianos fue indebidamente compartida por las auto-
ridades de Costa Rica con las autoridades colombianas.36
Teresita del Niño Jesús Lucía Segovia
Los anteriores criterios, reflejan las obligaciones que debe cumplir el Estado mexicano en
aquellos casos en los que se encuentre involucrado un solicitante de asilo/refugio, preci
sando que si bien el artículo 33.1 de la CADH de 1951 prevé excepciones al principio de no
devolución, lo cierto es que las mismas no podrían ser invocadas por el gobierno, pues
México es parte de la CADH; por tanto, conforme al principio de pacta sunt servanda y a la
376
interpretación pro personae, para efectos del Estado Mexicano deberá entenderse que el prin
cipio en comento es de carácter absoluto.
33
Cfr. Idem.
34
Cfr. CIDH, Informe sobre la situación de los derechos humanos de los solicitantes de asilo en el marco del sistema
canadiense de determinación de la condición de refugiado, OEA/ Ser.L/V/II106, 28 de febrero 2000.
35
Cfr. Corte IDH, Resolución de medidas provisionales respecto de la República Dominicana, caso Haitianos y domini-
canos de origen haitiano en la República Dominicana, resolución de 2 de febrero de 2006.
36
Cfr. CCPR, Observaciones finales a los informes presentados por los Estados parte, Costa Rica, CCPR/C/CRI/CO/5,
del 16 de noviembre de 2000.
Finalmente, conviene resaltar aquellos derechos que, de manera destacada y, en particular,
por la vulnerabilidad que presentan los solicitantes de asilo/refugio, deberán ser especialmen
te protegidos por el Estado mexicano, pues este derecho debe ser leído de manera sistemática
con el resto de las obligaciones y derechos previstos en los instrumentos internacionales de
derechos humanos.
Así pues, me referiré, brevemente y de manera concreta, a tres grandes rubros, a saber, el
derecho al debido proceso, a un juicio justo y a la protección judicial, el derecho al trato huma
no y, por último, a la obligación de respetar y garantizar la no discriminación.
Respecto del derecho al debido proceso, a un juicio justo y a la protección judicial, los Esta-
dos parte de la CADH, deberán respetar, en los procedimientos de determinación del estatuto
de refugiado/asilado, las garantías previstas en los artículos 8 y 25 del citado instrumento.
Así, en uno de sus informes,37 la Comisión afirmó que la determinación del statuto de refu-
giado no debe ser administrativa sino sustantiva, razón por la que deben respetarse las
garantías procesales respectivas por lo que, necesariamente, se requiere que los solicitantes
de asilo sean oídos al presentar su solicitud. Asimismo, la CIDH señala que el derecho de
buscar asilo necesariamente requiere que los solicitantes tengan la oportunidad de presen-
tar su solicitud eficazmente ante una instancia competente, independiente e imparcial, de
contar con la asistencia de un abogado, incluso proporcionado por el Estado y, en caso
de requerirse, de un intérprete o traductor; así como la opción de accesar a diversos nive-
Ahora bien, en relación con el derecho al trato humano, la CIDH ha declarado que los Estados
receptores de las personas solicitantes de asilo son responsables de salvaguardar los dere-
chos a la vida,38 a la integridad personal,39 a la libertad personal40 y a la salud41 y atención
médica,42 entre otros. Igualmente, el proceso de determinación de refugiados debiera dar
cumplimiento al principio de no discriminación y respetar el derecho a la igualdad ante la
377
ley,43 en tanto que constituyen normas de ius cogens y de obligatoriedad erga omnes.
37
Cfr. CIDH, Informe sobre la situación de los derechos humanos…, supra nota 34.
38
Cfr. CIDH, Informe Anual de 1999, OEA/Ser.L/V/II.06 Capítulo III, C.1.q., párr. 52.
39
Cfr. CIDH, Caso No. 9619, Honduras, Informe de Fondo No. 5/87, 28 de marzo de 1987.
40
Cfr. CIDH, Caso No. 9903, Informe sobre admisibilidad del caso Rafael Ferrer-Mazorra y otros c. Estados Unidos de
América, No. 51/01, de 4 de abril de 2001.
41
Cfr. CIDH, Medidas Cautelares, Nacionales Colombianos…, supra nota 32.
42
Cfr. CIDH, Informe Anual de 1999, OEA/Ser.L/V/II.06, Capítulo III, C.1.q., párr. 52.
43
Cfr. CIDH, Caso No. 9903, Informe sobre admisibilidad..., supra nota 40.
VI. Conclusión
Como se ha visto, los lineamientos internacionales en esta materia atienden a las especia-
les condiciones de vulnerabilidad en que, por regla general, se encuentran los solicitantes de
asilo/refugio; por tanto, llegado el momento, tanto la Suprema Corte de Justicia de la Nación
como los demás jueces y magistrados nacionales, en tanto se ha reconocido la obligatorie-
dad de realizar un control de convencionalidad, estarán obligados a interpretar el contenido
del sentido y alcance del artículo 11 constitucional de acuerdo a la interpretación sistémica
y, en particular, de conformidad con el principio pro personae.
Teresita del Niño Jesús Lucía Segovia
378
Criterios jurisprudenciales
1. Criterios nacionales
2. Criterios internacionales
Corte IDH, Exigibilidad del derecho de rectificación o respuesta (art. 14.1, 1.1 y 2 de
la Convención Americana sobre Derechos Humanos). Opinión Consultiva OC- 7/86,
de 29 de agosto de 1986, Serie A No. 7.
CIDH, Caso 10.675, Caso de la interdicción haitiana (Estados Unidos), Informe No. 51/96,
de 13 de marzo de 1997.
CIDH, Caso 10.675, Caso de la interdicción haitiana (Estados Unidos). Informe de Admi- un derecho humano plenamente exigible en México
Artículo 13. Derecho al asilo/refugio:
CIDH, Caso 12.067, Michael Edwards v. Bahamas; Caso 12.068, Omar Hall v. Bahamas;
Caso 12.086, Brian Schroeter y Jeronimo Bowleg v. Bahamas. Informe No. 48/01 de 4 379
de abril de 2001.
CIDH, Informe sobre la situación de los derechos humanos de los solicitantes de asilo
en el marco del sistema canadiense de determinación de la condición de refugiado,
OEA/Ser.L/V/II.106, Doc. 40 rev., 28 de febrero de 2000.
CIDH, Caso No. 9619, Honduras, Informe de Fondo No. 5/87, 28 de marzo de 1987, .
CIDH, Caso No. 9903, Informe sobre admisibilidad del caso Rafael Ferrer-Mazorra y
otros c. Estados Unidos de América, No. 51/01, de 4 de abril de 2001.
CIJ, Caso Haya de la Torre, sentencia de 13 de junio de 1951. (C.I.J. Recueil 1951, pág. 71).
Teresita del Niño Jesús Lucía Segovia
380
El artículo 12 de la
Constitución General de
la República. Prohibición
de títulos nobiliarios
Rafael Estrada Michel
Sumario: I. Introducción. II. Antecedentes históricos. III. No discriminación vs. Esta-
mentalismo. IV. Conclusiones.
I. Introducción
letrística alguna. Se trata, por tanto, de un cambio cultural y nos parece que, en efecto, sobre
El artículo 12 de la Constitución General
En la República, por virtud del artículo 12, "no se concederán títulos de nobleza, ni prerroga-
383
tivas y honores hereditarios, ni se dará efecto alguno a los otorgados por cualquier otro país".
Sorprende la rapidez con la que, apenas caído el primer Imperio (1823), se operó el cambio
que permitió pasar desde la sociedad profundamente desigual y aspiracionalmente esta-
mental, a la República basada en la igualdad de leyes para todos y en la superación de las
distinciones sanguíneas, linajudas y de castas. Con todo, y a pesar de expediciones legislati-
vas a nivel secundario que desmontaron las pretensiones nobiliarias en la nación reciente-
mente independizada, la Constitución federal y republicana de 1824 omitió referirse a la
cuestión de los títulos de nobleza, muy en la línea que había seguido su antecesora la Cons-
titución de Cádiz (1812) vigente en México durante la regencia y el Imperio de Agustín de
Iturbide. Es de recordarse, sin embargo, que las Cortes generales de la Monarquía española
que expidieron la Constitución doceañista se reunieron a finales de 1810 sin apelar a la antiquí
sima tradición estamental, es decir, sin considerar estados, estamentos u órdenes para la
convocación de la Asamblea que desde un primer momento sesionó en pleno, con un sen-
tido nacional y no corporativo. En agosto de 1811 esas mismas Cortes extinguieron, incorpo-
rándolos "a la Nación", todos los señoríos jurisdiccionales "de cualquier clase o condición que
sean". Ello debe interpretarse, con todo, más como una recuperación de potestades judi
ciarias por parte del aparato estatal de la Monarquía española que como una abolición del
estamento nobiliario. De hecho, varios diputados firmaron con sus títulos el decreto promul-
gatorio de la Constitución de Cádiz el 19 de marzo de 1812.
Pueden comprenderse las reticencias iniciales a atacar de frente al por lo demás incipiente
y prácticamente inventado "primer estado" mexicano si se repara en que varios prohombres
de la época tardonovohispana, algunos incluso firmantes del Acta de Independencia (28 de
septiembre de 1821) pertenecían a él. Es el caso del marqués de San Juan de Rayas, del Apar
tado, del conde Romero de Terreros, del marqués de Vivanco, del de Salvatierra, del conde de
Casa de Heras Soto, del de Jala y Regla y de un no tal largo etcétera. De hecho, un pensador
que se reivindicaría a sí mismo como un decidido republicano, el padre Servando Teresa
Rafael Estrada Michel
de Mier, sostenía en sus memorias, con un dejo de orgullo, su pertenencia a una cuna noble,
nobilísima, rastreable en sus orígenes hasta el mismísimo Cuauhtémoc, así como conside
384 raba que a los estudiantes doctorados en Universidades indianas, montadas según la planta
de la Universidad de Salamanca, les correspondían honores nobiliarios y reconocimiento de
títulos y tratamientos, lo mismo que a quienes descendían de los primeros pobladores euro-
peos de las Américas, es decir, a los criollos criados –nunca mejor dicho– por los patricios y
adelantados del siglo XVI, según disponía una no escrita Constitución histórica de las Indias.
Otro sacerdote, norteño como Mier, el padre Miguel Ramos de Arizpe, contribuyó desde la
Europa de sus labores parlamentarias a la Independencia de la América septentrional sobre
la base de ofrecer el reino independiente a una noble testa (el Plan de Iguala y los Tratados
de Córdoba la preferían coronada) si bien Ramos Arizpe, con otros compañeros diputados a
las Cortes españolas, concibieron la idea de colocarla sobre las sienes del conde de Moctezu-
ma, grande de España, político primodecimonónico de cierta relevancia y, como se puede
advertir, descendiente de un linaje que, como pocos, se hallaba vinculado a la Corona
de México.
Así las cosas, al advenir la Independencia nadie, o casi nadie, compartía las aspiraciones abo-
licionistas de otro cura, José María Morelos y Pavón que, en sus Sentimientos de la Nación
(1813) se había pronunciado por no distinguir entre un americano y otro sino en razón del
"vicio" y de la "virtud" con que acompañaran sus actos. Morelos, el gran general de la insur-
gencia, había sufrido en carne propia el crisol de condiciones que acompañaban a los habi-
tantes de la Nueva España y, si bien su partida de bautizo lo reputaba integrante de la
república de españoles, sus obscuros orígenes y su status socioeconómico poco favorecido
lo habían llevado al ejercicio parroquial en curatos de poca o ninguna importancia, en la
inhóspita tierra caliente michoacana. Así es que estaba por la labor de eliminar "la distinción
de castas" y por lograr que "las leyes generales comprendan a todos, sin excepción de cuer-
pos privilegiados, y que estos sólo lo sean en cuanto al uso de su ministerio". Es decir, en la
línea de su maestro Miguel Hidalgo, Morelos pretendía mantener los no hereditarios privile-
gios del ministerio propio del segundo estado –el clerical– y no los del nobiliario.
El ideal político clásico grecorromano, recibido y reinterpretado por la Edad Media, buscaba
el equilibrio, la moderación y la templanza a través de una Constitución mixta, esto es, de una
organización de la polis que incluyera a los tres principios de gobierno puro o recto que
sistematizó Aristóteles (el monárquico, el aristocrático y el popular) en un entramado funcio-
nal que permitiese a un magistrado gobernar en beneficio de toda la civitas, contando con
el apoyo, el consejo y la autoridad de los mejores, los magnos hombres integrantes de las
primeras familias, y con el poder y la fuerza del elemento citadino que andando los siglos
sería llamado "tercer estado". La Constitución moderada impedía así caer en formas impu-
ras de gobierno, es decir, en maneras desordenadas que atentaran en contra de la unidad
política y se tradujeran en beneficios exclusivos para una sola entre las facciones y en modi-
ficación del ancestral y venerado Ordo iuris. El buen gobierno, por definición, era gobierno
para todos. Y no podía pensarse en obtenerlo y garantizarlo sino a través de la inclusión de
los aristos, los mejores. Ninguna "soberanía", invención moderna bodiniano-hobbesiana que
Robespierre llevará a sus extremas consecuencias, debería poseer la potestad para impedir
dicha participación.
Las Cortes del Imperio Mexicano, tan pronto votaron la coronación de Iturbide (si acaso un
hidalgo y no un Grande de España o un archiduque austriaco, italiano o Borbón) procedieron
a discutir si a su dinastía le corresponderían títulos como los de "princesa de Iturbide" o
"príncipe de Michoacán". El diagnóstico de la situación, en esto como en tantas otras cosas,
era equivocado: el estamentalismo novohispano había sido bastante artificial, la nobleza (en
la mayoría de los casos otorgada) no había conseguido en tres siglos sino mínimas reivindi-
caciones (las Maestranzas, por ejemplo, no se autorizaron en territorio americano septentrio-
nal) y los grandes títulos como los marquesados del Valle de Oaxaca y de Orizaba y el ducado
de Atlixco, vinculado por la vía conyugal con la casa de Moctezuma, hallaron siempre en la
Corona española enormes reticencias y no poca oposición. Aunque se reconoce, sobre todo
en el Quinientos, el peso de la nobleza indígena y no obstando que por tres siglos se le da
cierta importancia a la hidalguía (muy extendida, por cierto, en las provincias vascongadas y
en la montaña astur-cantábrica, zonas de intensa migración hacia México), pesa más, mucho
Rafael Estrada Michel
Subsistían los privilegios otorgados centurias ha, por una Corona reticente aunque obligada
moral y políticamente, a Hernán Cortés y su descendencia. Melchor de Talamantes, el merce-
dario limeño autor de un importante Plan de Independencia durante los movimientos vera-
niegos de 1808, exigía reunir un "Congreso Nacional Americano" encargado de "extinguir
todos los mayorazgos, vínculos, capellanías y cualquiera otras pensiones pertenecientes a
individuos existentes en Europa, incluso el Estado y Marquesado del Valle". El Marqués del
Valle de Oaxaca poseía en señorío veintidós pueblos del centro de México, con sus míticos
"veintitrés mil vasallos", y recaerá hasta mediados del siglo XIX en la persona de Diego María
Pignatelli y Aragón, último señor del Valle.
Si bien no se trata de una Orden nobiliaria, la Orden de Guadalupe poseyó a no dudar el ca-
rácter privilegiante de las recompensas. Se creó para premiar los servicios prestados a la
Nación por la Junta Provisional Gubernativa del primer Imperio, a propuesta del presidente
de la propia Junta, Iturbide. El Congreso aprobó sus Estatutos y la Orden fue inaugurada el
13 de agosto de 1822, en el Tepeyac. La componían tres clases de caballeros: los llamados
"Grandes Cruces", que tenían los mismos derechos que los nobles "Grandes del Imperio",
los "Caballeros de número", con título imperial, y los "Caballeros supernumerarios", que po-
seían consideración de nobles. Como puede observarse, la "Nación" se comprendía todavía
en sentido estamental.
Caído Iturbide, la Orden no será restablecida sino hasta el último gobierno del general Antonio
López de Santa Anna (1853), siendo aprobada por Breve pontificio de Pío IX en 1854. Tratán-
dose el de Santa Anna de un régimen republicano, así fuese simulado, las condecoraciones
no podían considerarse nobiliarias ni hereditarias. De nueva cuenta la Orden de Guadalupe
fue abolida por decreto del presidente Juan Álvarez tras el triunfo del Plan de Ayutla, el 12 de
octubre de 1855.
El Estatuto provisional del segundo Imperio (10 de abril de 1865) distó sin embargo de asu-
mir posiciones estamentalistas. Su artículo 58 garantiza "a todos los habitantes del Imperio"
la igualdad ante la ley, al tiempo en que el artículo 59 establece que los mismos sujetos
"disfrutan de los derechos y garantías, y están sujetos a las obligaciones, pago de impuestos
y demás deberes fijados por las leyes vigentes o que en lo sucesivo se expidieren".
Es claro, por contraste, que los regímenes republicanos sortearon problemas a la hora de
distinguir entre privilegio y recompensa. Si Igualdad es Constitución, como se ha dicho con
fortuna, se comprende que la nula mención que el tema nobiliario le mereció a la Constitu-
ción de 1824 permita poner en tela de juicio su carácter extremamente liberal. Con todo, el
gobierno de Guadalupe Victoria procedió a la extinción de los títulos por vía legislativa se-
cundaria sin enfrentar mayores problemas (cosa muy distinta ocurriría con los mayorazgos,
fuente de pleitos y litigios hasta bien entrada la vigésima centuria, si bien muy pocos entre
ellos vinculados a la nobleza). El 2 de mayo de 1826 se extinguieron "para siempre los títulos
de conde, marqués, caballero y todos los de igual naturaleza", aunque la cuestión era –otra
vez– más bien nacional que plebeya: al alimón se ordenó destruir "los escudos de armas, y
demás signos que recuerden la antigua dependencia o enlace de esta América con España".
Con todos los avatares de nuestro tormentoso Ochocientos, la defenestración del primer
estado, la igualdad en los tratamientos y la codificación del Derecho habían llegado para
quedarse. De hecho, el segundo presidente de la República, general Vicente Guerrero, perte-
necía a una casta originaria del África que hasta pocos años antes, incluso por virtud de la
Constitución de Cádiz, había tenido vedado el acceso a las funciones legislativas, censitarias
y municipales. Algo había operado revolucionariamente y con extraordinaria velocidad en el
México del primer cuarto de siglo.
Desde 1824, tomando la tajante afirmación de Cádiz, se dispuso con claridad que la Nación
–que era tanto como decir, tras la Revolución Francesa y las sistematizaciones de Sieyés, la
reunión de los iguales– no podía ser patrimonio de familia alguna. Con las excepciones
monarquistas (y con las simulaciones pseudorepublicanas al uso) tal fue la tónica del siglo.
La ausencia de regulación al nivel constitucional en relación con la supresión de los títulos en
1824 habla del consenso que la igualdad ante la ley (con deberes ciudadanizados, esto es,
extendidos a todos sin consideraciones estamentales ni de linaje) ha alcanzado en la primera
República. Ahora bien, la necesidad de explicitar la prohibición en 1842 y 1857 puede inter-
pretarse como resultado de un repunte del estamentalismo: ya hemos contemplado al ge-
neral Santa Anna reponiendo la Orden guadalupana fundada por Iturbide.
Entre 1856 y 1857 arrecia el combate a los privilegios. El Estatuto Orgánico provisional de la
República prohíbe establecer distinción alguna "por razón del nacimiento, ni del origen o
raza" (artículo 73), así como la "erección de mayorazgos y de toda vinculación que tenga por
objeto establecer la sucesión hereditaria de ciertos bienes por derecho de primogenitura
(artículo 75) y el establecimiento de "empleos ni cargos vendidos, ni hereditarios, ni título
alguno de nobleza" (artículo 76). En cuanto a "los tratamientos y consideraciones decretados
a los funcionarios, serán en razón del empleo, y no podrán concederse para después de haber
cesado en sus funciones", según reza el propio artículo 76.
Rafael Estrada Michel
Por su parte, el artículo 3o. del Proyecto de Constitución Federal (1856) pretende establecer
390 que "no hay, ni se reconocen en la República, títulos de nobleza, ni prerrogativas, ni honores
hereditarios. Sólo el pueblo por sí o por medio de sus representantes puede decretar recom-
pensas en favor de los que hayan prestado o prestaren servicios eminentes a la Patria o a la
humanidad". Como no se comprende de qué forma puede el pueblo "por sí" decretar recom-
pensas, tras debate en el que destacaron los célebres diputados Ignacio Vallarta, León
Guzmán, Ponciano Arriaga e Ignacio Ramírez, el artículo 12 de la Constitución de 1857 queda-
rá redactado en los siguientes términos: "No hay, ni se reconocen en la República, títulos de
nobleza, ni prerrogativas, ni honores hereditarios. Sólo el pueblo legítimamente representa-
do puede decretar recompensas en honor de los que hayan prestado o prestaren servicios
eminentes a la Patria o a la humanidad", de lo que puede colegirse que sólo el Congreso de
la Unión, a través de ley o decreto, o las legislaturas locales siguiendo el concepto del dipu-
tado Melchor Ocampo, podían conceder las mencionadas "recompensas" que, por lo demás,
se hallaban injustamente tratadas en el mismo sitio de los "privilegios".
El precepto, pues, fue mutando culturalmente. En 1916-1917 tanto el proyecto del Primer
Jefe Venustiano Carranza como el precepto definitivo erradican la confusión entre legítimas
recompensas e indebidas prerrogativas hereditarias (las que no se transmitan mortis causa,
así como los "honores", sí están autorizadas por la Constitución). Tras un par de redacciones
confusas, durante el gobierno del presidente Ernesto Zedillo quedó claro, en el artículo 37 cons
titucional, que aceptar títulos nobiliarios de un gobierno externo es causal de pérdida de la
ciudadanía, o bien de la nacionalidad mexicana por naturalización para el caso de que los
títulos impliquen "sumisión a un Estado extranjero".
Más allá de reivindicaciones exóticas, como las de los Moctezuma cuya pensión mexicana
fue suspendida, por causas económicas y no constitucionales, durante el gobierno del presi-
dente Abelardo L. Rodríguez, lo cierto es que hoy el artículo 12 admite nuevas lecturas: es
uno de los múltiples preceptos fundamentales que mutó con la transición democrática y con
la reforma a otros artículos constitucionales, destacadamente al primero.
La tajante prohibición a "todo tipo de discriminación" (artículo 1o. quinto párrafo de la Cons- de la República. Prohibición de títulos nobiliarios
El artículo 12 de la Constitución General
titución) y la elevación al texto del principio de dignidad humana, válvula fundamental para
la operación del Estado constitucional social y democrático de Derecho basada en la irrepe-
tible unicidad de todo ser humano y en su carácter de fin en sí mismo, cierran las puertas
legales a nuevas formas de estamentalismo no necesariamente nobiliarias. Lo propio hace la
irrefutable incorporación del Derecho Internacional de los Derechos Humanos al orden cons-
391
titucional mexicano, puesto que la Declaración Universal de Derechos Humanos (1948) ase-
gura que "todos los seres humanos nacen libres e iguales en dignidad y derechos" (artículo
1o.) al tiempo en que tutela los derechos y libertades de "toda persona… sin distinción de…
origen nacional o social, posición económica, nacimiento o cualquier otra condición" (artícu-
lo 2o.) en un marco de igualdad absoluta ante la ley para "todos" (artículo 7o.). Todo ello fue
confirmado por el Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos (1966) y, en el ámbito
nacional, como hemos visto, por la fundamental reforma promulgada por el presidente
Felipe Calderón en 2011.
No basta ahora con no dar efecto alguno a los títulos heredables. Se requiere combatir los
privilegios que indebidamente poseen aparatos corporativos que, si bien gradúan la desnudez
del individuo en su relación con el Estado (es decir, introducen matices al sueño liberal), lo
hacen con vistas a asegurar privilegios (esto es, leyes privadas, no republicanas) a sus inte-
grantes, quienes son por tanto miembros de un selecto club privado al cual, encima, el ingreso
se halla dificultado, que es tanto como decir no ciudadanizado.
La reforma de 2011 remueve los obstáculos para que los organismos públicos de defensa
de los Derechos Humanos conozcan de violaciones a derechos fundamentales en materia
laboral. Más allá de que la determinación de lo "laboral" puede resultar complicada, así como
del debate en torno a la oponibilidad procesal de los Derechos Humanos a entidades que
no son estrictamente públicas, lo cierto es que cuerpos estamentales o semiestamentales
como los sindicatos de trabajadores y de empleadores violentan sistemáticamente derechos
individuales a través de figuras como la cláusula de exclusión. Además, las prerrogativas que
se generan mediante mecanismos semejantes son frecuentemente heredadas con base en
criterios asociados al parentesco.
Tampoco son de recibo constitucional los privilegios que, por medio de sociedades anóni-
mas, se transfieren hereditariamente en ámbitos fiscales o de financiamiento público. Las
exenciones tributarias y las contrataciones públicas negociadas con lo que Luigi Ferrajoli llama
"poderes salvajes", corporaciones de difícil identificación y de irresponsabilidad casi absoluta
para efectos prácticos, requieren una lectura mucho más estricta desde las perspectivas que
ahora abre el renovado texto fundamental.
Por lo que hace a los partidos políticos, entidades de interés público según refiere la Consti-
tución, aún cuando los organismos de tutela a los Derechos Humanos siguen sin poseer
Rafael Estrada Michel
competencia para conocer de asuntos electorales lo cierto es que el acceso de los ciudada-
nos a los organismos que poseen el monopolio en la posibilidad de sugerir candidatos para
392 los puestos de elección popular posee rango de derecho fundamental, por lo que asegurar
su universalidad y su inalienabilidad es obligación de todo funcionario de la República, en
especial de aquél que labora en órganos de Justicia constitucional y, también, del que tiene
a su cargo funciones en los organismos autónomos que llamamos Ombudsman. La materia,
pues, no es solamente "electoral".
En todo caso, la expresión "prerrogativas" aplicada a los apoyos y subsidios que reciben los
partidos políticos mexicanos es desafortunada y padece un fuerte tufo estamental. Los par-
tidos, como derivación de una interpretación corporativa y no constitucional, se tornan
entidades de interés público pero de restricción privatística del acceso de los ciudadanos
al ejercicio del poder republicano.
IV. Conclusiones
La dignidad humana, principio que con su inclusión textual abre una nueva e importantísi-
ma etapa en la interpretación de nuestra Constitución, no puede estar condicionada a la
pertenencia a estamento, facción, corriente, organización o comunidad alguna. Es tan esen-
cial al ser humano que por sí misma explica toda aplicación y operación del Derecho, puesto
que se debe favorecer "en todo tiempo a las personas la protección más amplia" (artículo 1o.
segundo párrafo). Huelga decir que con ello, extendido el concepto de "persona" mucho más
allá incluso que el de "ciudadano" (ese último reducto del privilegio que ha denunciado Ferra
joli), las disposiciones privativas y privilegiantes no tienen razón de ser.
de la República. Prohibición de títulos nobiliarios
El artículo 12 de la Constitución General
Sobra afirmar también que sólo una educación efectiva que, como ya decía el artículo 3o.
constitucional antes de la reforma, contribuya "a la mejor convivencia humana, tanto por los
elementos que aporte a fin de robustecer en el educando, junto con el aprecio para la digni-
dad de la persona y la integridad de la familia, la convicción del interés general de la sociedad,
cuanto por el cuidado que ponga en sustentar los ideales de fraternidad e igualdad de dere-
chos de todos los hombres, evitando los privilegios de razas, de religión, de grupos, de sexos 393
I. A manera de introducción
"L os hombres nacen y permanecen libres e iguales en derechos". Eso estableció el ar
tículo 1o. de la Declaración de los Derechos del Hombre y del Ciudadano aprobada por la
Asamblea Nacional francesa el 26 de agosto de 1789, como un fiel reflejo de la máxima cuya
formulación más simple era que "todos los hombres son o nacen iguales", la cual recorrió
todo el pensamiento político occidental, desde los estoicos al cristianismo primitivo, para
renacer con un nuevo vigor durante la Reforma, asumir formas filosóficas en Rousseau y los
socialistas utópicos,1 hasta trascender en dicha declaración y otras de la época como la Decla
ración de Independencia de los Estados Unidos, para finalmente encontrarse plasmada con
ciertos matices y actualizada a la época en las declaraciones y tratados de derechos humanos
que hoy se encuentran vigentes, así como en muy diversos textos constitucionales en prác-
ticamente todas las latitudes del mundo. Sin embargo, tanto ha cambiado y evolucionado el
entendimiento de igualdad, que hoy el hecho de que aquellos históricos documentos y los
Igualdad ante la ley
más recientes establezcan la igualdad del "hombre" y no de la persona o del ser humano, a
fin de incluir también a la mujer, entre otros sectores de la sociedad, es una muestra de que
1
Cfr. Bobbio, Norberto, "Igualdad y libertad", Paidós-ICE de la Universidad Autónoma de Barcelona, Barcelona, 397
1993, p. 68.
la igualdad de ayer, no es la igualdad de hoy, pese a que su esencia sea la misma y los obje-
tivos se mantengan en los mismos parámetros de materialización.
No obstante ello, tampoco nos ocuparemos de dicho derecho con fines de una construcción
académica amplia y propositiva que se inserte en los debates genéricos o filosófico-jurídicos
del tema, sino tan sólo de la igualdad ante la ley que es deseable que se configure teniendo
como base diferentes componentes del sistema jurídico mexicano, es decir, lo que buscare-
Karlos Castilla Juárez
mos en el marco del presente libro es aportar una herramienta que cualquier practicante del
derecho en México pueda utilizar a fin de entender y definir los alcances y configuración de la
398 igualad ante la ley en nuestro país.
Para lograr eso, lo primero que debemos dejar en claro es que el entendimiento de la igual-
dad ante la ley en México sólo puede construirse a partir de asimilar que nuestro sistema
jurídico se encuentra integrado por las normas de origen nacional –Constitución stricto sensu,
leyes– y las normas de origen internacional –tratados–, no sólo a partir de la entrada en vigor
de la reforma constitucional publicada el 10 de junio de 2011 en el Diario Oficial de la Fede
ración, sino desde antes por medio del artículo 133 constitucional. Pero que, con el nuevo
contenido del texto constitucional, principalmente el artículo 1o. en sus tres primeros párrafos,2
no debe existir razón alguna para negar ello, porque ahora ya no se deja lugar a dudas res-
pecto al valor que tienen los derechos humanos contenidos en tratados, al ya no sólo ser
éstos parte integrante de la Ley Suprema de la Unión, sino que también son fuente constitu-
cional de derechos humanos, y además, son integrantes del bloque de constitucionalidad
que en materia de derechos humanos está integrado por dos cuerpos normativos: i) los con
tenidos en la conocida como Constitución –Constitución stricto sensu–, y ii) los contenidos
en los tratados en materia de derechos humanos de los que México es parte –Constitución
lato sensu–.
Así las cosas, a continuación estableceré, en primer término, cómo se integra el bloque de
constitucionalidad en materia de igualdad ante la ley, para lo cual, citare las normas integran-
tes y señalaré cuál de ellas es la que debe prevalecer en caso de conflicto entre normas inte-
grantes del bloque de constitucionalidad en aplicación del principio pro persona contenido
en el segundo párrafo del artículo 1o. constitucional. En segundo término, desarrollaré algu-
nas ideas que una parte de la doctrina ha establecido respecto a lo que debe entenderse por
igualdad ante la ley, a fin de conocer algunas de sus aristas, complejidad y valor polémico,
que permitirán en la práctica jurisdiccional y legislativa, avanzar en su configuración especí-
fica, y ya no a partir del principio general de igualdad en el que suele subsumirse y perder su
sentido originario.
Finalmente, con todos esos elementos, buscare establecer un entendimiento deseable del 399
derecho a la igualdad ante la ley, a manera de conclusión, fijando los aspectos que considero
pueden resultar necesarios en la elaboración de un test de evaluación de la regularidad, garan
tía y cumplimiento de las demás obligaciones que respecto a este derecho deben cumplir
todas las autoridades en el marco de sus competencias, de conformidad con el párrafo 3 del
2
A este respecto véase para mayor detalle: Castilla Juárez, Karlos, "Un nuevo panorama constitucional para el
derecho internacional de los derechos humanos en México", en Revista Estudios Constitucionales, Centro de Estudios
Constitucionales de Chile, No. 2, año 9, 2011 (en prensa, pendiente de publicación).
artículo 1o. constitucional. Sin hacer de lado, algunas otras ideas que como conclusión
puedan ser establecidas.
4o., primer párrafo, del texto constitucional,3 que establece: "El varón y la mujer son
iguales ante la ley. […]"
13, primer párrafo, de la Constitución,4 que ordena: "Nadie puede ser juzgado por
leyes privativas ni por tribunales especiales"
26 del Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos,6 cuyo contenido es: "Todas
las personas son iguales ante la ley y tienen derecho sin discriminación a igual pro-
tección de la ley. A este respecto, la ley prohibirá toda discriminación y garantizará a
todas las personas protección igual y efectiva contra cualquier discriminación por
motivos de raza, color, sexo, idioma, religión, opiniones políticas o de cualquier índole,
origen nacional o social, posición económica, nacimiento o cualquier otra condición
social."
Karlos Castilla Juárez
3
Introducido mediante reforma publicada en el Diario Oficial de la Federación el treinta y uno de diciembre de
400
mil novecientos setenta y cuatro.
4
Pese a que éste artículo no contiene un enunciado explícito de la igualdad ante la ley, por mucho tiempo se ha
considerado en México que en él se encuentra contenido de manera específica. El sustento de esa afirmación es en
esencia, según lo reflejan los criterios jurisprudenciales que así lo establecen, lo ocurrido durante los debates del
Congreso Constituyente de 1856-1857 respecto al proyecto de artículo 2o., que posteriormente se transformaría en
el artículo 13 de la Constitución, el cual incluía el enunciado: "Todos los habitantes de la República, sin distinción de
clases ni de origen, tienen iguales derechos". Enunciado que al final fue eliminado del texto de dicho artículo por los
debates que generó, y por ello, se ha dicho por años que ahí está contenida la igualdad ante la ley. Para más detalles
a este respecto se recomienda: Ovalle Favela, José, "Comentario al artículo 13 constitucional", en Carbonell, Miguel
(coord.), Constitución Política mexicana comentada y concordada, 16a. ed, México, UNAM, Instituto de Investigacio-
nes Jurídicas, 2000, p. 154.
5
Adhesión de México: veinticuatro de marzo de mil novecientos ochenta y uno.
6
Ratificación de México: veintitrés de marzo de mil novecientos ochenta y uno.
5 de la Convención Internacional sobre la Eliminación de todas las Formas de Discri-
minación Racial,7 la cual establece de manera amplia y enunciativa: "En conformidad
con las obligaciones fundamentales estipuladas en el artículo 2 de la presente Conven
ción,8 los Estados partes se comprometen a prohibir y eliminar la discriminación racial
en todas sus formas y a garantizar el derecho de toda persona a la igualdad ante la ley,
sin distinción de raza, color y origen nacional o étnico, particularmente en el goce de
los derechos siguientes: a) El derecho a la igualdad de tratamiento en los tribunales
y todos los demás órganos que administran justicia; b) El derecho a la seguridad
personal y a la protección del Estado contra todo acto de violencia o atentado contra
la integridad personal cometido por funcionarios públicos o por cualquier individuo,
grupo o institución; c) Los derechos políticos, en particular el de tomar parte en elec-
ciones, elegir y ser elegido, por medio del sufragio universal e igual, el de participar
en el gobierno y en la dirección de los asuntos públicos en cualquier nivel, y el de
acceso, en condiciones de igualdad, a las funciones públicas; d) Otros derechos civiles,
en particular: i) El derecho a circular libremente y a elegir su residencia en el territorio
de un Estado; ii) El derecho a salir de cualquier país, incluso del propio, y a regresar a
su país; iii) El derecho a una nacionalidad; iv) El derecho al matrimonio y a la elección
del cónyuge; v) El derecho a ser propietario, individualmente y en asociación con otros;
vi) El derecho a heredar; vii) El derecho a la libertad de pensamiento, de conciencia y
de religión; viii) El derecho a la libertad de opinión y de expresión; ix) El derecho a la
libertad de reunión y de asociación pacíficas; e) Los derechos económicos, sociales y
culturales, en particular: i) El derecho al trabajo, a la libre elección de trabajo, a condi-
ciones equitativas y satisfactorias de trabajo, a la protección contra el desempleo, a
igual salario por trabajo igual y a una remuneración equitativa y satisfactoria; ii) El de
recho a fundar sindicatos y a sindicarse; iii) El derecho a la vivienda; iv) El derecho a la
salud pública, la asistencia médica, la seguridad social y los servicios sociales; v) El de
Igualdad ante la ley
7
Adhesión de México: veinte de febrero de mil novecientos setenta y cinco.
8
Dichas obligaciones en esencia son: condenar la discriminación racial, seguir una política encaminada a eliminar
la discriminación racial en todas sus formas, promover el entendimiento entre todas las razas, no incurrir en ningún
acto o práctica de discriminación racial, no fomentar, defender o apoyar la discriminación racial practicada por
cualesquiera personas u organizaciones; enmendar, derogar o anular las leyes que tengan como consecuencia
crear la discriminación racial o perpetuarla donde ya exista; garantizar en condiciones de igualdad el pleno disfrute
por toda persona de los derechos humanos y de las libertades fundamentales.
15.1 de la Convención sobre la eliminación de todas las formas de discriminación
contra la mujer,9 que señala: "Los Estados Partes reconocerán a la mujer la igual-
dad con el hombre ante la ley."
Todas las anteriores como normas principales que de manera expresa reconocen el derecho
a la igualdad ante la ley. Esto, sin olvidar el contenido del artículo II de la Declaración Ameri-
cana sobre Derechos y Deberes del Hombre,12 y el artículo 7 de la Declaración Universal de
Derechos Humanos,13 las cuales por su naturaleza jurídica no ubico como normas integran-
tes del bloque de constitucionalidad en un sentido estricto por la forma en la cual la Constitu
ción configura dicho bloque, pero sí como importantes referentes normativos e interpretativos,
imperativos del derecho internacional de los derechos humanos, que todo practicante del
derecho debe tener presentes, no sólo por ser importantes antecedentes de los instrumen-
tos convencionales, sino por la naturaleza de ius cogens que se les ha reconocido en el derecho
internacional.
Además de ello, también vale la pena precisar que el hecho de que en la anterior enunciación
de normas integrantes del bloque de constitucionalidad en materia de igualdad ante la ley
Karlos Castilla Juárez
no esté mencionado el quinto párrafo del artículo 1o. constitucional,14 ni el artículo 1.1 de la
402 Convención Americana sobre Derechos Humanos o el artículo 2.1 del Pacto Internacional de
9
Ratificación de México: veintitrés de marzo de mil novecientos ochenta y uno.
10
Ratificación de México: diecisiete de diciembre de dos mil siete.
11
Ratificación de México: doce de noviembre de mil novecientos noventa y ocho.
12
Artículo II. Todas las personas son iguales ante la Ley y tienen los derechos y deberes consagrados en esta decla-
ración sin distinción de raza, sexo, idioma, credo ni otra alguna.
13
Artículo 7. Todos son iguales ante la ley y tienen, sin distinción, derecho a igual protección de la ley. Todos tienen
derecho a igual protección contra toda discriminación que infrinja esta Declaración y contra toda provocación a tal
discriminación.
14
Antes del once de junio de dos mil once, tercer párrafo del artículo 1o. constitucional.
Derechos Civiles y Políticos, entre otros artículos de tratados de los que es parte México,15 no
es un error ni omisión en el estudio de este tema, ya que dichas normas incluyen el principio
general de igualdad, como componente axiológico que vincula de modo general e irradia
todo el ordenamiento jurídico, pero no, de manera particular al derecho a la igualdad ante
la ley.
Años atrás, en los que el desprecio al derecho internacional de los derechos humanos era
más amplio, al no existir un mandato que al menos como hoy lo haga despreciable pero
"positivamente" obligatorio de observar, estudiar el principio general y el derecho particular
en un todo resultaba lo mismo, pero hoy, en mi opinión, debemos articularlos de manera
independiente, a fin de que sólo tengan puntos de encuentro en donde sea necesario, pero
que no quede uno subordinado al otro, pues ello sólo limita el desarrollo del derecho y el
entendimiento del principio, limitando el primero por temor al segundo, o expandiendo
el segundo con sustento en el primero en materias donde la igualdad y no discriminación
son más bien temas de equidad, o igualdad en otros ámbitos ajenos a análisis normativos.
Lo cual es importante recalcar, toda vez que, como más adelante se observará, los más im-
portantes desarrollos jurisprudenciales mexicanos se han dado en torno al principio general
de igualdad y no de la igualdad ante la ley, limitando a éste ultimo a meras cuestiones de
generalidad y abstracción de la ley, olvidando todo lo que puede significar y la manera en
que debe ser garantizado.
Hechas esas precisiones, hasta octubre de 2011, y en tanto no sea adicionada la Constitución
stricto sensu ni lato sensu con una nueva norma, el bloque de constitucionalidad mexicano
en materia de igualdad ante la ley está conformado esencialmente por las 7 normas antes
citadas. Siendo en mi consideración, la más limitada en su formulación y alcance la conte
nida en el artículo 4o. de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos, y las que
Igualdad ante la ley
15
Algunos de estos instrumentos internacionales son: AGNU, Carta de las Naciones Unidas, 26 de junio de 1945,
artículo 1.3; OEA, Carta de la OEA, No. 1-C de 30 de abril de 1948, artículo 3.l; Protocolo Adicional a la Convención
Americana sobre Derechos Humanos en Materia de Derechos Económicos, Sociales y Culturales, "Protocolo de San 403
Salvador", No. A-52 de 17 de noviembre de 1988, artículo 3; Pacto Internacional de Derechos Económicos, Sociales
y Culturales artículos 2.2 y 3; Convención sobre los Derechos del Niño. Resolución 44/25, de 20 de noviembre de 1989,
artículo 2; Convención sobre la Protección de los Derechos de todos los Trabajadores migratorios y de sus familiares.
Resolución 45/158, de 18 de diciembre de 1990 artículos 1.1, 7, 18.1, 25, 27, 28, 43.1, 43.2, 45.1, 48, 55 y 70; Declaración
sobre la Eliminación de Todas las Formas de Intolerancia y Discriminación Fundadas en la Religión o las Conviccio-
nes, resolución 36/55 de 25 de noviembre de 1981, artículos 2 y 4; OIT, Declaración relativa a los Principios y Dere-
chos Fundamentales en el Trabajo y su Seguimiento, 18 de junio de 1988, 2.d; Convenio No. 97 de la Organización
Internacional del Trabajo sobre los Trabajadores Migrantes (revisado), 1o. de julio de 1949, artículo 6; Convenio
No. 111 relativo a la Discriminación en Materia de Empleo y Ocupación, 25 de junio de 1958, artículos 1 a 3; Conve-
nio No. 143 sobre los Trabajadores Migrantes (disposiciones complementarias), 24 de junio de 1975, artículos 8 y 10;
Convenio No. 168 sobre el Fomento del Empleo y la Protección contra el Desempleo, 21 de junio de 1988, artículo
6; UNESCO, Convención Relativa a la Lucha contra las Discriminaciones en la Esfera de la Enseñanza, 14 de diciembre
de 1960, artículos 1, 3 y 4.
favorecen en todo tiempo a las personas la protección más amplia, las contenidas en los
artículos 5 de la Convención Internacional sobre la Eliminación de todas las Formas de Discri-
minación Racial y 26 del Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos.
En donde sí hay coincidencia plena es en dos aspectos. Primero, que la igualdad ante la ley
es un reflejo o una de las manifestaciones del principio de igualdad,17 siendo, como veíamos,
una de las manifestaciones más diseminadas en las normas jurídicas del mundo. Aspecto
importante a destacar y tomar en cuenta, porque si bien el principio general de igualdad
recoge a la igualdad ante la ley, ésta es una manifestación particular de aquél, que debe
tener un entendimiento propio pese a estar incluido en el más amplio. En México esta distin-
ción no se ha hecho en la práctica y la igualdad ante la ley ha sido devorada por el principio
general, en gran medida, considero, por la estrecha visión con la que ello había sido analiza-
do, al utilizar de manera exclusiva el contenido de las normas de origen nacional, y éstas no
Karlos Castilla Juárez
404
La segunda coincidencia, aunque no generalizada en su origen pero si en sus fines, es que la
igualdad ante la ley hoy en día no puede ser vista de otra forma que no sea como un derecho
16
Bobbio, Norberto, op. cit., p. 71.
17
Véase en este sentido, entre otros: Nogueira Alcalá, Humberto, "El derecho a la igualdad ante la ley, la no
discriminación y acciones positivas" en Anuario da Facultade de Dereito da Universidade da Coruña-Revista jurídica
interdisciplinar internacional (AFDUDC), 10, 2006, p.p. 799-831; Bobbio, Norberto, op. cit., p.p. 56-89; Pérez Portilla,
Karla, Principio de igualdad: alcances y perspectivas, UNAM-Consejo Nacional para Prevenir la Discriminación, México,
2005, p.p. 47-60; De Lucas, Javier, "La igualdad ante la ley", en Garzón Valdés, Ernesto y Laporta J., Francisco, El derecho
y la justicia, Trota-Consejo Superior de Investigaciones Científicas, Madrid, 1996, p.p. 493-499.
humano,18 aunque algunos sectores señalan que no es una norma que reconoce un derecho,
sino un principio del que, potencialmente, pueden derivar titularidades subjetivas. Lo que al
final, es llegar a lo mismo. Además, justificaciones sobran para afirmar que es un derecho
humano, basta con señalar la más simple y teóricamente refutable pero cierta, que consiste
en revisar el contenido de diversos tratados en la materia y las obligaciones que se generan
para los Estados.
En cuanto al tema controvertido, esto es, si es una obligación que debe cumplir el legislador
o el juez, en mi opinión, no es una ni otra, sino las dos, al ser un mandato que necesariamente
tiene dos momentos: la creación de la ley y la aplicación/evaluación de dicha ley, de ahí
que tiene un mandato inicial dirigido al legislador y un mandato derivado al juez, o más aún,
de conformidad con el contenido del tercer párrafo del artículo 1o. constitucional, a todos los
poderes públicos.
Así, ahora, en la vertiente de creación, la igualdad ante la ley obliga al legislador al estable
cimiento de las diferencias normativas que sean razonables dentro de la generalidad y abs-
tracción de la ley para que toda persona tenga el mismo trato frente a ésta. De esa manera, en
la creación de la norma el poder legislativo se ve cada día más obligado a realizar el valor
igualdad, mediante la distinción de los rasgos o características que deben ser objeto de regu
lación normativa. Para ello, debe conocer la realidad social con la finalidad de establecer
diferencias razonables en el contenido de la ley. Esto también significa que el legislador no
Igualdad ante la ley
es más la medida de la igualdad, sino que el legislador está sometido al principio de la igual-
dad, a no establecer discriminación, a no establecer diferencias arbitrarias, exigiéndole que 405
haga todo lo posible para conseguir que quienes estén en situación de inferioridad puedan
conseguir una posición de igualdad real, pero siempre justificando el porqué de ello, su ra-
cionalidad y el objetivo que pretende alcanzarse. Lo que al final significa que el mandato de
18
Cfr. Cruz Villalón, Pedro. "Formación y evolución de los derechos fundamentales", en Revista Española de Derecho
Constitucional, No.25, Madrid, 1989, p.p. 35 y ss; Nogueira Alcalá, Humberto, "El derecho a la igualdad en la juris
prudencia constitucional", en Revista Ius Et Praxis, año 2, número 2, Facultad de Ciencias Jurídicas y Sociales, Univer-
sidad de Talca, Chile, 1997, p.p. 235-267; Garrido Gómez, Ma. Isabel, La igualdad en el contenido y en la aplicación de
la ley, Dykinson, Madrid, 2009, p.p. 83-88.
trato paritario ante las normas obliga a establecer un tratamiento igual para todas y todos que
no sea discriminatorio, pero no impide una diferenciación basada en causas objetivas y razo
nables,19 que sirvan justamente para alcanzar ello. Esto es, el legislador debe tratar a toda
persona por igual, con la obligación de establecer las diferencias que sean necesarias para
alcanzar ello, mismas que en todo caso debe justificar de manera amplia y detallada por qué
son objetivas y razonables.
En el plano de la aplicación, la igualdad ante la ley implica que los órganos encargados de
dicha labor no deben hacer ninguna diferencia que el derecho a aplicar no establezca previa-
mente, esto es, que la igualdad ante la ley obliga a que ésta sea aplicada de modo igual a
todos aquellos que se encuentran en la misma situación, sin que el aplicador pueda estable-
cer diferencia alguna en razón de las personas, o de circunstancias que no sean precisamente
las presentes en las normas.20 Es de una forma simple pero muy clara, una manifestación del
principio de legalidad, ya que la igualdad ante la ley en esta manifestación se reduce a una
aplicación de la ley tal y como está descrita y sin consideraciones de ningún tipo.21 Es, podría
pensarse por algunos, una limitante a la labor del juez o de cualquier aplicador del dere-
cho, pero más bien, es una fórmula que asegura que la distinción o ausencia de distinción,
se debe aplicar tal y como se encuentra, sin poder hacer una distinción particular en un caso
concreto, porque se pre supone que el legislador ya hizo previamente la operación racional
y objetiva de justificación, necesidad y objetivos a cumplir con el supuesto contenido en
la norma.
Esto no significa que al final y en todos los casos el juez sea un mero aplicador mecánico de
la ley, sino tan sólo que, si no tiene la facultad para evaluar la regularidad de la constituciona-
lidad de una norma, tampoco está autorizado para incluir distinciones, privilegios, salve
dades o excepciones, donde la ley no lo ha hecho.
Karlos Castilla Juárez
De esta manera, la igualdad ante la ley de manera simple se refleja de dos maneras e incluye
406
dos mandatos específicos: uno al legislador, para crear leyes que generales y abstractas den
un tratamiento igual para todas y todos que no sea discriminatorio, y que, en caso de que
exista la necesidad de hacer una diferenciación, ésta sólo será válida si está basada en causas
objetivas y razonables, que sirvan justamente para alcanzar ello. Otro al aplicador de la ley,
19
Cfr. García Morillo, Joaquín, "La cláusula general de igualdad", en Derecho constitucional. El ordenamiento consti-
tucional. Derechos y deberes de los ciudadanos, V. I, Tirant lo Blanch, Valencia, 2000, p. 177.
20
Cfr. Rubio Llorente, Francisco, Derechos fundamentales y principios constitucionales, Ariel, Madrid, 1995, p.p.
110-111.
21
Cfr. Pérez Portilla, Karla, op. cit., p. 54 y ss.
sea juez o cualquier ente del Estado, para no incluir ni hacer distinciones que las normas no
hagan y aplicar la ley de manera igual para toda persona, en tanto no tenga facultades para
evaluar la regularidad constitucional de la norma y para dejar de aplicar esa por no garantizar
la igualdad ante la ley, aplicando otra que sí lo haga.
Así, el derecho a la igualdad ante la ley, en una perspectiva jurídica significa que, en todos
los aspectos relevantes, las personas deben ser tratadas y consideradas de igual manera a
menos que haya una razón suficiente para no hacerlo. El derecho a la igualdad ante la ley y en
la ley constituye un derecho subjetivo, ya que es una facultad o atributo inherente a toda per
sona a no ser objeto de discriminación, vale decir, de un trato basado en diferencias arbitrarias.22
Por lo que atendiendo a ello, la igualdad ante la ley significa que las situaciones iguales deben
ser tratadas iguales y que las situaciones desiguales deben ser tratadas desigualmente siem-
pre de manera justificada objetiva, razonable y proporcionalmente, siendo inconstitucional
tratar igualmente a hipótesis jurídicas diferentes, como asimismo, es inconstitucional tratar
de manera diferente a quiénes se encuentran en una misma hipótesis jurídica, desde la crea-
ción de la ley y en su aplicación. Por lo que supuestos de hecho iguales deben serles aplica-
das consecuencias jurídicas que también sean iguales y que para introducir diferencias entre
los supuestos de hecho tiene que existir una suficiente justificación de tal diferencia que
aparezca al mismo tiempo como fundada y razonable de acuerdo con criterios y juicios de
valor generalmente aceptados.23 Por lo que, no hay duda alguna, la exigencia de la igualdad
ante la ley actúa en el momento de legislar y en la aplicación del derecho.
ginadas como parte de la evolución histórica del principio general, se ha señalado que la
obligación dirigida al legislador es la igualdad "en" el contenido de la ley, en tanto que la que 407
está dirigida a los aplicadores es la igualdad "frente" a la aplicación de la ley. Matices que en
mi opinión, sólo son una precisión terminológica y teórica de las obligaciones que genera el
derecho a la igualdad ante la ley, por lo que, ante los fines propuestos, prefiero dejar única-
mente planteado el "nuevo" análisis de la igualdad ante la ley.
22
Nogueira Alcalá, Humberto, "El derecho a la igualdad ante la ley, la no discriminación y acciones positivas",
op. cit., p. 806.
23
Añón, María José, Igualdad, diferencias y desigualdades, Fontamara, México, 2001, p. 39.
IV. ¿Qué dice la jurisprudencia
respecto a la igualdad ante la ley?
En ese sentido, y con el fin de, por una parte, generar el interés en el desarrollo de criterios
interpretativos actuales e integradores de las normas que conforman el bloque de constitu-
cionalidad respecto a la igualdad ante la ley separados del principio general, y por otra, no
mezclar ni hacer repetitivo el análisis que respecto al principio general se encuentra desarro-
llado en el presente libro, únicamente destacaré los criterios más relevantes que existen
respecto a la igualdad ante la ley, por limitados que éstos puedan parecer.
Uno de los primeros criterios relevantes en este tema se emitió en la Octava Época, al resol-
verse el amparo directo en revisión 1122/91, el 18 de agosto de 1992, en el que se analizó
como aspecto central la regulación del arrendamiento de inmuebles para casa habitación en
24
Karlos Castilla Juárez
Véanse como ejemplo de ello, entre otras, las tesis jurisprudenciales y aisladas: Tesis P./J.30/2011, PROTECCIÓN A
LA SALUD DE LOS NO FUMADORES EN EL DISTRITO FEDERAL. LA LEY RELATIVA NO VULNERA EL PRINCIPIO DE IGUAL-
DAD Y NO DISCRIMINACIÓN. Semanario Judicial de la Federación y su Gaceta, Novena Época, México, Tomo XXXIV,
agosto 2011, p. 11, Reg. IUS. 161228; Tesis 1a./J. 48/2011, SEGURO SOCIAL. EL ARTÍCULO 15 A DE LA LEY RELATIVA
408 NO VIOLA LA GARANTÍA DE IGUALDAD. Semanario Judicial de la Federación y su Gaceta, Novena Época, México, Tomo
XXXIII, junio 2011, p. 141, Reg. IUS. 161756; Tesis 1a./J. 48/2011, Tesis 1a. CIII/2011, NULIDAD DEL MATRIMONIO.
EL QUE LOS PRODUCTOS DE LOS BIENES COMUNES PASEN ÍNTEGRAMENTE AL PATRIMONIO DEL CÓNYUGE QUE
ACTUÓ DE BUENA FE, NO VIOLA EL PRINCIPIO DE IGUALDAD (LEGISLACIÓN DEL ESTADO DE NUEVO LEÓN). Sema-
nario Judicial de la Federación y su Gaceta, Novena Época, México, Tomo XXXIII, junio 2011, p. 173, Reg. IUS. 161808;
Tesis 2a. XXIV/2011, INSTITUTO DE SEGURIDAD SOCIAL PARA LAS FUERZAS ARMADAS MEXICANAS. EL ARTÍCULO
PRIMERO TRANSITORIO, INCISO B), DE LA LEY RELATIVA, NO VIOLA LA GARANTÍA DE IGUALDAD (DIARIO OFICIAL DE
LA FEDERACIÓN DE 20 DE NOVIEMBRE DE 2008). Semanario Judicial de la Federación y su Gaceta, Novena Época,
México, Tomo XXXIII, marzo 2011, p. 886, Reg. IUS. 162565; Tesis 2a./J 42/2010, IGUALDAD. CRITERIOS QUE DEBEN
OBSERVARSE EN EL CONTROL DE LA CONSTITUCIONALIDAD DE NORMAS QUE SE ESTIMAN VIOLATORIAS DE DICHA
GARANTÍA; Semanario Judicial de la Federación y su Gaceta, Novena Época, México, Tomo XXXI, abril 2010, p. 427,
Reg. IUS. 164779; Tesis 1a. LIII/2010, LIBERTAD DE ASOCIACIÓN Y PRINCIPIO DE IGUALDAD. LA IMPOSIBILIDAD DE
QUE UN INDIVIDUO PERTENEZCA A MÁS DE UN COLEGIO DE PROFESIONISTAS ES INCONSTITUCIONAL; Semanario
Judicial de la Federación y su Gaceta, Novena Época, México, Tomo XXXI, marzo 2011, p. 927, Reg. IUS. 164994.
el Distrito Federal. Para establecer que dichas normas no violaban el artículo 13 constitucio-
nal, de manera general se estableció que ello eras así, por el hecho de que el legislador en
ejercicio de la facultad que le es propia, regula de forma abstracta y general una clase de
relación sin determinar individualmente a una persona o grupo de personas y, por tanto, la
igualdad ante la ley prevista en la constitución estaba siendo respetada.
afectaba la igualdad ante la ley. Es poco claro el criterio, pero se construye a partir de la falta
de abstracción y generalidad de la ley, no en un estudio estricto de desigualdad. 409
25
Tesis: P./J. 131/2000, NOTARIADO. EL ARTÍCULO 123, FRACCIÓN VI, DE LA LEY RELATIVA DEL ESTADO DE BAJA
CALIFORNIA SUR, REFORMADO POR DECRETO PUBLICADO EN EL BOLETÍN OFICIAL DEL GOBIERNO DEL ESTADO EL
TREINTA Y UNO DE DICIEMBRE DE MIL NOVECIENTOS NOVENTA Y OCHO, QUE FACULTA AL CONSEJO DE NOTARIOS
PARA OTORGAR DISPENSAS EN RELACIÓN CON LAS DISPOSICIONES EN ELLA CONTENIDAS Y DEMÁS ORDENAMIEN-
TOS LEGALES VINCULADOS CON LA FUNCIÓN NOTARIAL, VIOLA LA GARANTÍA DE IGUALDAD JURÍDICA PREVISTA EN
existen muchas resoluciones en el mismo sentido dictadas entre los noventas y los primeros
años del dos mil por la Suprema Corte de Justicia de la Nación.26 Por lo que, para evaluar si
una ley cumplía con la igualdad, la Suprema Corte se limitaba a establecer si la norma im-
pugnada era general, abstracta e impersonal. Precisando en todos los casos que, eso ocurría
aún cuando dicha norma incidiera sobre un conjunto de sujetos que se encontraran en el
mismo supuesto, en virtud de que la hipótesis que en cada caso contenía la norma bajo
evaluación se establecía por igual para todos los que se situaran en el mismo supuesto legal,
sin contraerse a un caso concreto y previsto de antemano y sin que se aplicara en considera-
ción a especie o persona en particular.27
La manera de analizar la igualdad ante la ley en la Suprema Corte cambió de manera impor-
tante al resolverse por el Pleno la acción de inconstitucionalidad 2/2002 el 19 de febrero de
2002,28 en donde se analizaba la constitucionalidad de los artículos 20, 21 y 26, fracciones VI y
VII, de la Ley de Instituciones Políticas y Procedimientos Electorales para el Estado de Coahuila,
relacionadas con la equidad de género en materia electoral, al considerarse que al fijar una
cuota de representación en la postulación de los candidatos a ocupar puestos de elección
popular para diputados de mayoría relativa e integrantes de los ayuntamientos (no más del
70% de candidatos de un mismo género), se atentaba contra "el principio constitucional de
igualdad entre el varón y la mujer". Al establecer que ello no ocurría, se dan por primera vez
argumentos que empiezan a evaluar de manera diferente la igualdad ante la ley, al esta
blecerse que:
ción que preveía los casos en los que no procedía otorgar los beneficios de sustitución y
conmutación de sanciones o cualquier otro beneficio a los sentenciados por delitos fiscales, 411
así como los requisitos que debían satisfacerse en los que sí proceda su otorgamiento. Para
concluir que no había afectación alguna, la Suprema Corte estableció como criterio relevante,
en esencia, que la igualdad ante la ley no implica que todos los individuos deban encontrarse
29
Tesis: 1a./J. 75/2010, DELITOS FISCALES. EL ARTÍCULO 101 DEL CÓDIGO FISCAL DE LA FEDERACIÓN QUE ESTA-
BLECE LOS CASOS EN QUE NO PROCEDE LA SUSTITUCIÓN Y CONMUTACIÓN DE SANCIONES O CUALQUIER OTRO
BENEFICIO A LOS SENTENCIADOS POR AQUELLOS ILÍCITOS, ASÍ COMO LOS REQUISITOS QUE DEBEN SATISFACERSE
EN LOS QUE SÍ PROCEDE SU OTORGAMIENTO, NO VIOLA EL PRINCIPIO DE IGUALDAD ANTE LA LEY. Semanario Judicial
de la Federación y su Gaceta, Novena Época, México, Tomo XXXII, diciembre de 2010, p. 36, Reg. IUS, 163372.
siempre y en cualquier circunstancia en condiciones de absoluta igualdad, sino que se refiere
a la igualdad jurídica, la cual se traduce en el derecho de todos los gobernados de recibir el
mismo trato que aquellos que se encuentran en similar situación de hecho. Y que además,
en la misma línea de argumentación que la acción de inconstitucionalidad, no toda desigual-
dad de trato era violatoria de garantías, sino sólo cuando produce distinción entre situaciones
objetivas y de hecho iguales, sin que exista para ello una justificación razonable e igualmen-
te objetiva, de manera que a iguales supuestos de hecho corresponden similares situaciones
jurídicas.30
En esta evolución de análisis, uno criterio que sorprende un poco, por ser un regreso al pasa-
do, es el que deriva del amparo directo en revisión 2865/2010, resuelto por la Primera Sala en
sesión de 9 de marzo de 2011,31 en el que se analizó el artículo 479 de la Ley General de Salud
que contiene la "Tabla de Orientación de Dosis Máximas de Consumo Personal e Inmediato",
estableciendo restrictivamente el listado de narcóticos respecto de los cuales se actualiza el
delito contra la salud en la modalidad de narcomenudeo. Lo primero que llama la atención
es que en ese asunto se regresa al estudio de la igualdad ante la ley a la luz del artículo 13
constitucional, y con ese parámetro, se concluye que no había afectación a la igualdad ante
la ley porque no se trataba de una ley de carácter privativo, sino de una disposición legal
de aplicación general, abstracta, impersonal y permanente para todos los individuos que se
ubicaran en los supuestos que comprendía. Una resolución extraña, que tal vez tuvo una
justificación, pero que sin duda parece fuera de lugar en esta evolución del entendimiento
de la igualdad ante la ley.
30
Criterio similar en sus premisas, conclusiones y argumentos al que se fijó en el amparo en revisión 395/2007,
resuelto por sentencia de 4 de julio de 2007, en el que se analizó si el artículo 152 de la Ley del Seguro Social, vigen-
te hasta el 30 de junio de 1997, al imponer cargas procesales distintas al hombre que pretendía hacerse acreedor a
Karlos Castilla Juárez
una pensión de viudez, respecto de las impuestas a la mujer, violaba la garantía de igualdad entre el hombre y la
mujer. Antes en el amparo directo en revisión 1762/2002, resuelto el 21 de febrero de 2003 y que analizó el artículo
83, fracción II, de la Ley Federal de Armas de Fuego en cuanto a las penas fijadas. De igual manera en los amparos
412 directos en revisión 835/2004, 1130/2005, 406/2009 y 721/2009 de la Primera Sala. Asimismo, el criterio ha sido rei
terado en el amparo en revisión 11/2008, resuelto el 6 de febrero de 2008, y con un estudio más detallado respecto
a la finalidad objetiva y constitucionalmente válida de la medida, la racionalidad o adecuación de la diferencia, y la
proporcionalidad de la medida en el amparo en revisión 169/2008, resuelto por la misma Primera Sala el 23 de abril
de 2008. De igual forma que en el amparo en revisión 1030/2007, resuelto por sentencia de 18 de enero de 2008, en
el cual se analizó si se violaba la igualdad ante la ley con el contenido de los artículos 37 y 60 de la Ley General de
Población, así como 106 y 139 de su Reglamento, que otorgaban un trato diferenciado para los extranjeros respecto
de los mexicanos, y por requerir únicamente a aquéllos la autorización de la Secretaría de Gobernación para poder
trabajar y obtener cierta calidad migratoria respecto a su estancia en el país.
31
Criterio similar en sus conclusiones al que se dio en el amparo directo en revisión 1063/2005, resuelto el 7 de
septiembre de 2005, en donde se analizó el artículo 63 del Código Penal Federal, no por la aplicación de una tabla,
sino respecto a la aplicación de penas en tentativas. Antes en el amparo directo en revisión 1762/2002, resuelto el
21 de febrero de 2003 y que analizó el artículo 83, fracción II, de la Ley Federal de Armas de Fuego en cuanto a las
penas fijadas.
Como se puede observar de lo antes reseñado, salvo éste último caso en el que se regresa a
la igualdad del artículo 13 constitucional, la jurisprudencia mexicana en materia de igualdad
ante la ley tiene 2 grandes momentos y un parte aguas. Los dos grandes momentos van
desde la séptima y octava época y hasta mediados de los años 90´s en los que la igualdad
ante la ley se analizaba a partir de determinar si una ley era general, abstracta e impersonal.
A partir del año 2001, se introducen ya elementos de mayor valoración de la igualdad ante la
ley, aunque sin especificar sus contenidos, al señalarse que el legislador puede hacer dis
tinciones y que no toda desigualdad de trato era violatoria de "garantías", sino sólo cuando
produce distinción entre situaciones objetivas y de hecho iguales, sin que exista para ello
una justificación razonable e igualmente objetiva.
Pero la sentencia que cambió la forma de analizar la igualdad en general y que ha influido y
trascendido, aunque no siempre ha sido bien entendida, en el análisis de la igualdad ante la
ley, es la resolución que se dictó el 29 de septiembre de 2004 en el amparo directo en revi-
sión 988/2004, en la que se analizó, entre otras cosas, si los artículos 70 y 90 del Código Penal
Federal violaban "la garantía" de igualdad consagrada en el artículo 1o. constitucional al tra-
tar de modo distinto a dos personas a pesar de que las dos hayan cometido un delito califi-
cado por la ley como grave o no grave. En esta sentencia se abandonan los limitados análisis
que se hacían ante planteamientos similares y se hace, en primer lugar, un interesante es
tudio de la igualdad y sus diferentes facetas contenidas en la Constitución, aunque, al final,
dicha resolución se apoya más en el principio general de igualdad y deja de lado la igualdad
ante la ley que era en realidad lo que se debía estudiar.
Así, esta sentencia incorpora por primera vez elementos para la evaluación del principio ge-
neral de igualdad, no en estricto sentido de igualdad ante la ley, aunque a partir de ahí el
principio general ha absorbido prácticamente a todas las manifestaciones específicas de
igualdad, no siempre para bien, y establece una serie de criterios que a partir de ese momen-
to se utilizarán en prácticamente todas las sentencias en que se analice la igualdad,32 sin
Igualdad ante la ley
importar que tipo de igualdad se señale. Estos elementos son ya el desarrollo preciso de lo
que sólo se enunciaba en resoluciones dictadas entre 2000 y 2004, y son en esencia: 413
El principio de igualdad debe entenderse como un principio que exige tratar igual a
los iguales y desigual a los desiguales.
32
Véanse por ejemplo: Amparo directo en revisión 1379/2006 de cuatro de octubre de dos mil seis, amparo direc-
to en revisión 949/2006 de diecisiete de enero de dos mil siete, amparo directo en revisión 1492/2007 de diecisiete
de septiembre de dos mil nueve (en este por primera vez se incorporaron elementos del derecho de origen interna-
cional, aunque en la línea del principio de igualdad general y no se repite de manera regular en todos los casos
subsecuentes); amparos en revisión 563/2010 y 577/2010 de ocho de septiembre de dos mil diez, entre otros.
En algunas ocasiones hacer distinciones estará vedado, mientras que en otras estará
permitido o incluso constitucionalmente exigido.
La Suprema Corte, ante un caso en el que la ley distingue entre dos o varios hechos,
sucesos, personas o colectivos, debe analizar si dicha distinción descansa en una base
objetiva y razonable o si, por el contrario, constituye una discriminación constitucio-
nalmente vedada.
2. Jurisprudencia de la
Corte Interamericana de Derechos Humanos
El primer asunto en el que lo hizo fue en la opinión consultiva 4,34 en la que analizó la com-
patibilidad de una reforma constitucional de Costa Rica relativa a la naturalización con la
Convención Americana. En el tema que nos ocupa se señaló que el artículo 1.1 y el artículo
Igualdad ante la ley
24 de la referida Convención no eran nociones idénticas, por lo que en el futuro iba a precisar
las diferencias. Además, que la igualdad ante la ley prohibía todo tratamiento discriminatorio
415
33
Tesis: 1a./J. 55/2006, IGUALDAD. CRITERIOS PARA DETERMINAR SI EL LEGISLADOR RESPETA ESTE PRINCIPIO
CONSTITUCIONAL; Semanario Judicial de la Federación y su Gaceta, Novena Época, México, Tomo XXIV, septiembre de
2006, p. 75, Reg. IUS, 174247; Tesis: 1a./J. 37/2008, IGUALDAD. CASOS EN LOS QUE EL JUEZ CONSTITUCIONAL DEBE
HACER UN ESCRUTINIO REFORZADO DE LAS CLASIFICACIONES LEGISLATIVAS. INTERPRETACIÓN DEL ARTÍCULO 1o.
CONSTITUCIONAL. Semanario Judicial de la Federación y su Gaceta, Novena Época, México, Tomo XXXVII, abril de
2008, p. 175, Reg. IUS, 169877; Tesis: 1a. CXXXIV/2004, IGUALDAD. LOS ARTÍCULOS 70 Y 90 DEL CÓDIGO PENAL
FEDERAL, QUE RESPECTIVAMENTE PREVÉN LOS SUSTITUTIVOS DE LA PENA DE PRISIÓN Y LOS BENEFICIOS DE LA
CONDENA CONDICIONAL, NO SON VIOLATORIOS DE ESE PRINCIPIO CONSTITUCIONAL. Semanario Judicial de la Fede-
ración y su Gaceta, Novena Época, México, Tomo XX, diciembre de 2004, p. 363, Reg. IUS, 179902.
34
Corte IDH. Propuesta de Modificación a la Constitución Política de Costa Rica Relacionada con la Naturalización,
Opinión Consultiva OC-4/84 de 19 de enero de 1984. Serie A No. 4.
de origen legal, aunque no todo tratamiento jurídico diferente era propiamente discrimi
natorio, porque no toda distinción de trato puede considerarse ofensiva, por sí misma, de la
dignidad humana. Añadiendo en ese sentido que sólo es discriminatoria una distinción cuando
carece de justificación objetiva y razonable, porque no hay discriminación si una distinción
de tratamiento está orientada legítimamente, es decir, si no conduce a situaciones contrarias
a la justicia, a la razón o a la naturaleza de las cosas. Y que, la distinción para que no exista
discriminación debe partir de supuestos de hecho sustancialmente diferentes y que expre-
sen de modo proporcionado una fundamentada conexión entre esas diferencias y los obje-
tivos de la norma, los cuales no pueden apartarse de la justicia o de la razón, vale decir, no
pueden perseguir fines arbitrarios, caprichosos, despóticos o que de alguna manera repug-
nen a la esencial unidad y dignidad de la naturaleza humana.
En la opinión consultiva 16,35 dictada 15 años después que la anterior y teniendo ya algunos
desarrollos jurisprudenciales derivados de los casos contenciones que en seguida analizare-
mos, al estudiar si el derecho a la información sobre la asistencia consular del Estado que es
nacional un condenado a pena de muerte formaba parte de las garantías judiciales previstas
en la Convención Americana y otros tratados de derechos humanos, el tribunal interameri
cano señaló respecto a la igualdad ante la ley que:
416
El principio de igualdad ante la ley y no discriminación impregna toda actuación de
poder del Estado relacionada con el respeto y garantía de los derechos humanos.
35
Corte IDH. El Derecho a la Información sobre la Asistencia Consular en el Marco de las Garantías del Debido Proceso
Legal, Opinión Consultiva OC-16/99 de 1 de octubre de 1999. Serie A No. 16.
orden público nacional e internacional y es un principio fundamental que permea
todo ordenamiento jurídico.
Por lo que hace a los casos contenciosos, el tribunal interamericano no encontró violaciones
a la igualdad ante la ley en los casos De la Cruz Flores,36 Salvador Chiriboga,37 Castañeda
Gutman,38 Mejía Idrovo39 y López Mendoza.40 Pese a ello, si precisa que para que el análisis de
ese derecho fuera posible, las partes debían proporcionaron información suficiente que bus-
cara demostrar la desigualdad, y no sólo señalamientos generales.
417
36
Corte IDH. Caso De la Cruz Flores Vs. Perú. Fondo, Reparaciones y Costas. Sentencia de 18 de noviembre de 2004.
Serie C No. 115.
37
Corte IDH. Caso Salvador Chiriboga Vs. Ecuador. Excepción Preliminar y Fondo. Sentencia de 6 de mayo de 2008.
Serie C No. 179.
38
Corte IDH. Caso Castañeda Gutman Vs. México. Excepciones Preliminares, Fondo, Reparaciones y Costas. Senten-
cia de 6 de agosto de 2008. Serie C No. 184.
39
Corte IDH. Caso Mejía Idrovo Vs. Ecuador. Excepciones Preliminares, Fondo, Reparaciones y Costas. Sentencia de
5 de julio de 2011 Serie C No. 228.
40
Corte IDH. Caso López Mendoza Vs. Venezuela. Fondo Reparaciones y Costas. Sentencia de 1 de septiembre
de 2011 Serie C No. 233.
41
Corte IDH. Caso Yatama Vs. Nicaragua. Excepciones Preliminares, Fondo, Reparaciones y Costas. Sentencia de
23 de junio de 2005. Serie C No. 127.
En el caso López Álvarez,42 relacionado con la detención arbitraria y la prohibición de expre-
sarse en su lengua materna que éste indígena sufrió durante la retención que injustamente
le fue aplicada, el tribunal interamericano siguió parte de lo antes resaltado, lo cual también
ha reiterado en otros asuntos,43 además de precisar que en esos casos los Estados deben tomar
en consideración los datos que diferencian a los miembros de pueblos indígenas de la pobla-
ción general, y que conforman la identidad cultural de aquéllos.
En el caso Apitz Barbera44 relacionado con la destitución como magistrado que ésta persona
sufrió en Venezuela, la Corte Interamericana pese a que no entra al estudio de la igualdad
ante la ley, establece un criterio importante para distinguir el principio general y el derecho
en particular, tal y como lo había prometido desde su opinión consultiva 4. En ese sentido, la
Corte Interamericana estableció:
La diferencia entre los dos artículos radica en que la obligación general del artículo
1.1 se refiere al deber del Estado de respetar y garantizar "sin discriminación" los de-
rechos contenidos en la Convención Americana, mientras que el artículo 24 protege
el derecho a "igual protección de la ley". En otras palabras, si un Estado discrimina
en el respeto o garantía de un derecho convencional, violaría el artículo 1.1 y el dere-
cho sustantivo en cuestión. Si por el contrario la discriminación se refiere a una pro-
tección desigual de la ley interna, violaría el artículo 24.
este respecto, si ello se ve frente a lo que ha hecho al estudiar otros derechos humanos a lo
largo de su historia jurisprudencial.
418
42
Corte IDH. Caso López Álvarez Vs. Honduras. Fondo, Reparaciones y Costas. Sentencia de 1 de febrero de 2006.
Serie C No. 141.
43
Criterio esencialmente igual al que había establecido en: Corte IDH. Caso de las Niñas Yean y Bosico Vs. República
Dominicana. Excepciones Preliminares, Fondo, Reparaciones y Costas. Sentencia de 8 de septiembre de 2005. Serie C
No. 130 y lo ha reiterado en los casos: Corte IDH. Caso Ríos y otros Vs. Venezuela. Excepciones Preliminares, Fondo,
Reparaciones y Costas. Sentencia de 28 de enero de 2009. Serie C No. 194; Caso Perozo y otros Vs. Venezuela. Excep-
ciones Preliminares, Fondo, Reparaciones y Costas. Sentencia de 28 de enero de 2009. Serie C No. 195; y Caso Vélez
Loor Vs. Panamá. Excepciones Preliminares, Fondo, Reparaciones y Costas. Sentencia de 23 de noviembre de 2010
Serie C No. 218.
44
Corte IDH. Caso Apitz Barbera y otros Vs. Venezuela. Excepción Preliminar, Fondo, Reparaciones y Costas. Sentencia
de 5 de agosto de 2008. Serie C No. 182.
3. Comité de Derechos Humanos de Naciones Unidas
Al aprobar una ley, un Estado Parte debe velar por que se cumpla el requisito estable-
cido en el artículo 26 de que el contenido de dicha ley no sea discriminatorio.
No toda diferenciación de trato constituirá una discriminación, si los criterios para tal
diferenciación son razonables y objetivos y lo que se persigue es lograr un propósito
legítimo en virtud del Pacto.
Igualdad ante la ley
45
Véanse, por ejemplo, los casos Comité DH, Caso Danning Vs. Países Bajos, Comunicación No. 180/1984, A/42/40
(1987), párr. 14; Caso Zwann de Vries Vs. Países Bajos, Comunicación No. 182/1984, A/42/40 (1987), párr. 13; Caso
Gueye y otros Vs. Francia, Comunicación No. 196/1985, A/44/40 (1989), párr. 9.4; Caso Järvinen Vs. Finlandia, Comuni-
cación No. 295/1988, (1990), párr. 6.4 y Caso Adam Vs. República Checa, Comunicación No. 586/1994, (1996),
párr. 12.7, entre otros.
46
Comité DH, Observación general No.18, No discriminación, 37o. período de sesiones (1989), párr. 12.
47
Comité DH, Observación general No. 23, Artículo 27, Derecho de las minorías, CCPR/C/21/Rev.1/Add.5, 50o.
período de sesiones (1994), párr. 4.
Derechos Humanos de Naciones Unidas estableció que la igualdad ante la ley es un derecho
que rige el ejercicio de todos los derechos, ya sea que estén amparados o no en virtud del
Pacto, que el Estado Parte reconoce por ley a las personas que se encuentren en su territorio
o bajo su jurisdicción, independientemente de que pertenezcan o no a alguno de los tipos
de minoría a que se refiere el artículo 27 del Pacto Internacional de Derechos Civiles y
Políticos.
Sin ser estos todos los criterios que en la materia existen, son los más destacados y lo que se
deben seguir como guía interpretativa autorizada, o en su caso, obligada, para interpretar
el derecho humano a la igualdad ante la ley contenido en el bloque de constitucionalidad
mexicano. Aunque lo realmente deseable, más que simplemente seguirlos, es establecer un
nuevo criterio integral e integrador de toda lo normativa de origen nacional e internacional
y las interpretaciones de éstas, para dar un paso en la evolución jurisprudencial que, a su vez,
en el futuro permita nuevos desarrollos en la garantía y respeto de la igualdad ante la ley en
México.
V. Un entendimiento deseable de la
igualdad ante la ley a manera de conclusión
Con todo lo que antes hemos desarrollado, desde los aspectos normativos, pasando por los
aspectos teóricos y finalmente los jurisprudenciales, son muchos los datos que se han apor-
tado y no todos van necesariamente en el mismo sentido por las variaciones de criterio, la
evolución del entendimiento de la igualdad ante la ley y la manera en la cual se ha hecho su
estudio. En ese sentido, a continuación, estableceré los aspectos que en mi consideración
deberán tomarse en cuenta para los casos futuros a partir del coyuntural momento que a
partir del año 2011 nos está tocando vivir.
Karlos Castilla Juárez
Así, un entendimiento deseable del derecho a la igualdad ante la ley debería considerar:
420
a) A todas las normas que integran el bloque de constitucionalidad para tomar como
referencia la que otorgue la mayor protección o la menor restricción a toda persona
y no sólo al hombre, o al hombre y la mujer.
i. No discriminar.
iii. Establecer normas que traten igual a los iguales y desigual a los desiguales, ge-
nerando que reciban el mismo trato aquéllos que se encuentran en similar situa-
ción de hecho.
v. Justificar de manera clara en todos los casos las distinciones que haga, las cuales
sólo estarán basada en causas objetivas y razonables, si estas se traducen en:
- Ser proporcional al objetivo legítimo que se busca, esto es, que exista una
correspondencia entre las diferencias que se pretenden equilibrar y las medi-
421
das utilizadas, de tal forma que su puesta en marcha no genere un nuevo
desequilibrio o afecte otro derecho humano.
i. No discriminar.
48
Sin olvidar que la expresión "constitucionalmente válida" incluye a los tratados en materia de derechos humanos.
ii. No aplicar leyes que discriminen.49
iv. Aplicar a iguales situación de hecho el mismo trato, sin privilegio alguno.
h) Las medidas deben establecerse con fines temporales para que una vez que cum-
plan el fin sean eliminadas al haberse alcanzado ello.
Contrario a lo que ocurre en otros derechos humanos que se analizan en este libro, la corres-
pondencia entre la jurisprudencia nacional e internacional ha ido de una total separación a
tener acercamientos que con lo antes señalado pueden llegar a una integración comple-
mentaria en beneficio de toda persona. Aunque sin duda alguna, lo que sí nos muestra toda
la jurisprudencia es una evolución de la igualdad ante la ley, que ha ido de la generalidad,
abstracción e impersonalidad de la ley, al reconocimiento que dentro de ello hay distinciones
admisibles, para llegar a la particularización de las características que dichas distinciones de-
ben satisfacer, y seguramente, evolucionar hasta determinar si éstas admiten una reevalua-
ción y re justificación con el pasar de los años.
La gran falla de la jurisprudencia nacional por progresista que se pueda considerar, es, en
primer lugar, que ha metido en el principio general de igualdad, todas sus variantes, como lo
Karlos Castilla Juárez
es la igualdad ante la ley. En segundo lugar, que hasta hoy, la jurisprudencia no ha logrado
integrar el derecho de origen internacional pese a que existen esfuerzos y citas de éste en
422
algunas resoluciones, sin que por diversas razones se haya logrado la integración.
La igualdad ante la ley es un derecho humano que busca que todos y todas tengamos igual
dignidad sin importar más que nuestra condición humana, partiendo de la realidad inne
gable de que el que lee esto, no es igual a quien lo escribe, ni quien lo edita, lo critica y lo usa
por resultarle interesante, pues la naturaleza (o en quien se crea, porque hasta en eso somos
49
Sin olvidar que discriminación es lo que viola derechos humanos y, distinción lo que es objetivo y razonable.
diferentes) nos hizo desiguales. En ese sentido, el derecho no implica lograr lo imposible, ni
generar una utopía de la igualdad absoluta, sino en eliminar en lo más posible las diferencias
evidentes de ayer y de hoy, las desigualdades que las circunstancias históricas, políticas y
sociales nos han heredado por diferentes razones.
Pero, en tanto algunos se sientan superiores a otros por las cuestiones materiales que los
rodean, por el lugar en el que nacieron, por el color de piel que tienen, por las características
físicas que los distinguen, por los conocimientos a los que se acceda, la lengua que se hable,
el dios en que se crea o la posición que en un momento determinado se ocupe, será más
difícil llevar a la realidad la igualdad ante la ley, seguirá siendo una aspiración. Pues por ejem-
plo, ¿cómo lograr la igualdad ante la ley si los legisladores que deben establecerla se sienten
superiores al pueblo al cual deben de servir? ¿cómo lograr la igualdad ante la ley si los máxi-
mos jueces del país luchan por mantener sus privilegios que sólo los colocan cada vez más
lejanos a las grandes capas de la sociedad mexicana? ¿cómo lograrla si "lloramos como niñas"?
¿cómo hacerla posible si no rechazamos la discriminación en todos los ámbitos y menos
cuando ésta no nos toca o nos beneficia?
La igualdad ante la ley es un tema del Derecho, un tema de seres humanos y, por tanto,
muchos argumentos se pueden construir para justificar la discriminación y validar la desi
gualdad. Herramientas hay muchas y otras más se pueden construir para que la igualdad
ante la ley, como constructo humano que debe estar presente en un Estado democrático y
social de derecho, sea efectivamente respetado y garantizado. Lo que falta, es voluntad y dejar
de usar a los derechos humanos como la parte retórica del discurso jurídico y político.
Igualdad ante la ley
423
Criterios jurisprudenciales
1. Criterios Nacionales
Tesis 1a./J. 48/2011, Tesis 1a. CIII/2011, NULIDAD DEL MATRIMONIO. EL QUE LOS PRO-
DUCTOS DE LOS BIENES COMUNES PASEN ÍNTEGRAMENTE AL PATRIMONIO DEL
CÓNYUGE QUE ACTUÓ DE BUENA FE, NO VIOLA EL PRINCIPIO DE IGUALDAD (LEGIS-
LACIÓN DEL ESTADO DE NUEVO LEÓN). Semanario Judicial de la Federación y su Ga-
ceta, Novena Época, México, Tomo XXXIII, junio 2011, p. 173, Reg. IUS. 161808.
Tesis 2a. XXIV/2011, INSTITUTO DE SEGURIDAD SOCIAL PARA LAS FUERZAS ARMA-
DAS MEXICANAS. EL ARTÍCULO PRIMERO TRANSITORIO, INCISO B), DE LA LEY RELATI-
VA, NO VIOLA LA GARANTÍA DE IGUALDAD (DIARIO OFICIAL DE LA FEDERACIÓN DE
20 DE NOVIEMBRE DE 2008). Semanario Judicial de la Federación y su Gaceta, Novena
Época, México, Tomo XXXIII, marzo 2011, p. 886, Reg. IUS. 162565.
Tesis: P./J. 131/2000, NOTARIADO. EL ARTÍCULO 123, FRACCIÓN VI, DE LA LEY RELATI-
VA DEL ESTADO DE BAJA CALIFORNIA SUR, REFORMADO POR DECRETO PUBLICADO
EN EL BOLETÍN OFICIAL DEL GOBIERNO DEL ESTADO EL TREINTA Y UNO DE DICIEM-
BRE DE MIL NOVECIENTOS NOVENTA Y OCHO, QUE FACULTA AL CONSEJO DE NOTA-
RIOS PARA OTORGAR DISPENSAS EN RELACIÓN CON LAS DISPOSICIONES EN ELLA
CONTENIDAS Y DEMÁS ORDENAMIENTOS LEGALES VINCULADOS CON LA FUNCIÓN
NOTARIAL, VIOLA LA GARANTÍA DE IGUALDAD JURÍDICA PREVISTA EN EL ARTÍCULO
13 DE LA CONSTITUCIÓN FEDERAL. Semanario Judicial de la Federación y su Gaceta,
Novena Época, México, Tomo XII, diciembre de 2000, p. 761, Reg. IUS. 190714.
Tesis: 1a./J. 75/2010, DELITOS FISCALES. EL ARTÍCULO 101 DEL CÓDIGO FISCAL DE LA
FEDERACIÓN QUE ESTABLECE LOS CASOS EN QUE NO PROCEDE LA SUSTITUCIÓN Y
CONMUTACIÓN DE SANCIONES O CUALQUIER OTRO BENEFICIO A LOS SENTENCIA-
DOS POR AQUELLOS ILÍCITOS, ASÍ COMO LOS REQUISITOS QUE DEBEN SATISFACERSE
EN LOS QUE SÍ PROCEDE SU OTORGAMIENTO, NO VIOLA EL PRINCIPIO DE IGUALDAD
ANTE LA LEY. Semanario Judicial de la Federación y su Gaceta, Novena Época, México,
Tomo XXXII, diciembre de 2010, p. 36, Reg. IUS, 163372.
Tesis: 1a./J. 37/2008, IGUALDAD. CASOS EN LOS QUE EL JUEZ CONSTITUCIONAL DEBE
HACER UN ESCRUTINIO REFORZADO DE LAS CLASIFICACIONES LEGISLATIVAS. INTER-
PRETACIÓN DEL ARTÍCULO 1o. CONSTITUCIONAL. Semanario Judicial de la Federación
y su Gaceta, Novena Época, México, Tomo XXXVII, abril de 2008, p. 175, Reg. IUS, 169877.
Tesis: 1a. CXXXIV/2004, IGUALDAD. LOS ARTÍCULOS 70 Y 90 DEL CÓDIGO PENAL FE-
Igualdad ante la ley
2. Criterios Internacionales
Corte IDH. Caso De la Cruz Flores Vs. Perú. Fondo, Reparaciones y Costas. Sentencia de
18 de noviembre de 2004. Serie C No. 115.
Corte IDH. Caso Salvador Chiriboga Vs. Ecuador. Excepción Preliminar y Fondo. Sen-
tencia de 6 de mayo de 2008. Serie C No. 179.
Corte IDH. Caso Castañeda Gutman Vs. México. Excepciones Preliminares, Fondo,
Reparaciones y Costas. Sentencia de 6 de agosto de 2008. Serie C No. 184.
Corte IDH. Caso Mejía Idrovo Vs. Ecuador. Excepciones Preliminares, Fondo, Repara-
ciones y Costas. Sentencia de 5 de julio de 2011 Serie C No. 228.
Corte IDH. Caso López Mendoza Vs. Venezuela. Fondo Reparaciones y Costas. Senten-
cia de 1 de septiembre de 2011 Serie C No. 233.
Corte IDH. Caso Yatama Vs. Nicaragua. Excepciones Preliminares, Fondo, Reparacio-
nes y Costas. Sentencia de 23 de junio de 2005. Serie C No. 127.
Corte IDH. Caso López Álvarez Vs. Honduras. Fondo, Reparaciones y Costas. Sentencia
de 1 de febrero de 2006. Serie C No. 141.
Corte IDH. Caso de las Niñas Yean y Bosico Vs. República Dominicana. Excepciones
Preliminares, Fondo, Reparaciones y Costas. Sentencia de 8 de septiembre de 2005.
Serie C No. 130.
Karlos Castilla Juárez
Corte IDH. Caso Ríos y otros Vs. Venezuela. Excepciones Preliminares, Fondo, Repara-
ciones y Costas. Sentencia de 28 de enero de 2009. Serie C No. 194.
426
Caso Vélez Loor Vs. Panamá. Excepciones Preliminares, Fondo, Reparaciones y Costas.
Sentencia de 23 de noviembre de 2010 Serie C No. 218.
Corte IDH. Caso Apitz Barbera y otros Vs. Venezuela. Excepción Preliminar, Fondo,
Reparaciones y Costas. Sentencia de 5 de agosto de 2008. Serie C No. 182.
Artículo 24.
Minorías religiosas
Iván Carlo Gutiérrez Zapata*
* Profesor de Derecho Procesal Constitucional en la Universidad la Salle, en la Universidad Iberoamericana y en la
Universidad Autónoma de Chiapas, es autor del libro "La acción o recurso de inconstitucionalidad-Estudio compara-
tivo entre España y México".
Sumario: I. Delimitación del tema. II. Opinión sobre la jurisprudencia relativa a minorías
religiosas. III. Importancia que reviste la jurisprudencia constitucional y supranacional
sobre minorías religiosas. IV. Conclusiones.
Es también necesario destacar, que son escasas las ocasiones en las que la Suprema Corte de
Justicia de la Nación1 (en adelante, SCJN) así como la Corte Interamericana de Derechos
Humanos2 (en adelante, Corte IDH), han tenido oportunidad de pronunciarse sobre la liber-
tad religiosa como derecho fundamental.
Artículo 24. Minorías religiosas
1
El primer asunto en que la SCJN se pronunció en relación a la libertad religiosa, fue en el Amparo Administrativo
en Revisión 445/1933, resuelto por la Segunda Sala; varios años más tarde, en la Novena Época, la Primera Sala,
conoció del Amparo en Revisión 1595/2006; y finalmente, en la misma Época, el Tribunal Pleno, resolvió el cinco de
septiembre del año dos mil, el Amparo en Revisión 295/1999; en nuestra opinión, es en esta última resolución, el
único caso en que la SCJN abordó –someramente y bajo una interpretación restringida– el tema de las "minorías
religiosas". Para mayor referencia: infra nota 6.
2
La Corte IDH, abordó la libertad religiosa, en la sentencia de 5 de febrero de 2001; se trata del polémico caso, "La 429
Última Tentación de Cristo" (Olmedo Bustos y otros vs. Chile); en el que el Estado chileno censuró judicialmente
La SCJN interpretó que la libertad religiosa es la libertad de sostener y cultivar las creencias
religiosas que cada uno considere, libertad que también incluye la de cambiar de creen-
cias religiosas.
Por su parte, la Corte IDH conceptualizó el derecho fundamental a la libertad religiosa como
el derecho de las personas a conservar, cambiar, profesar y divulgar sus religiones o creencias.
Tal déficit de resoluciones por parte de ambos tribunales, no nos parece en absoluto casual;
en Latinoamérica –en oposición, al continente europeo–, por regla, casi general, son pocos
los ciudadanos que denuncian los delitos de los que son víctimas –México, no es la excep-
ción–, en este sentido, sí es ese el escenario en materia penal, es lógico deducir que impug-
nar leyes o actos violatorios de sus derechos fundamentales emanados de las autoridades
del estado, resulta un derecho que con escasa frecuencia es ejercitado.
Ante ese desolador escenario, el mayor número de juicios de amparo que se ventilan en la
jurisdicción constitucional en nuestro país, están enderezados en contra de violaciones a los
artículos 14 y 16 de la CPEUM; sin que ello implique la inexistencia de jurisprudencia sustan-
tiva sobre otros derechos fundamentales, lo que sucede, es que la "cultura de la defensa de
la constitucionalidad" o en otras palabras "la defensa de los derechos fundamentales", es un
conjunto de derechos que un gran número de ciudadanos, desconoce y que en ocasiones
quiénes tienen a su alcance la posibilidad de ejercitar tal defensa, prefiere evitar el someterse
a un proceso ante la jurisdicción constitucional.
Bajo ese contexto, queremos abordar y delimitar el tema que presentamos al lector.
Iván Carlo Gutiérrez Zapata
la exhibición cinematográfica de dicha película, sin embargo, la CIDH, declaró que el Estado chileno no violó el
derecho a la libertad religiosa establecido en el artículo 12 de la Convención Americana sobre Derechos Humanos.
Hoy no forma parte de nuestros pensamientos cotidianos la posibilidad de que el estado pro
teja por leyes "sabias y justas" la religión católica; que nos imponga religión alguna; mucho
menos que nos prohíba profesar el ejercicio de alguna otra, por el contrario, el pluralismo re
ligioso en México, se percibe con facilidad en las metrópolis, en los municipios urbanos,
rurales, semi-rurales y en los pueblos indígenas que practican diversas creencias religiosas.
La libertad religiosa, es por tanto uno de los derechos fundamentales de primer orden a pesar
de que, prima facie, pudiese parecer que no forma parte de la vida cotidiana del ciudadano,
es una de las libertades que cada día ejercemos bajo las más diversas manifestaciones; sin
ella, la visión de la relación del ser humano con lo divino –incluida la posibilidad de no creer en
tal relación o en religión alguna–, no existiría.
Líneas arriba manifestamos que el artículo 24 de la CPEUM, al establecer la libertad religiosa 431
como derecho fundamental, es en realidad la concreción de la libertad, la igualdad y el plu-
ralismo político aunado al de la justicia, orientando así el establecimiento de un régimen
protector de libertades públicas individuales así como colectivas; la libertad religiosa, tiene
ambas proyecciones, la individual y la colectiva.
La colectiva o externa, mejor entendida como libertad de culto, tutela justamente, los actos
de culto público, específicamente orientados a desarrollar de manera colectiva los ritos, cere
monias y prácticas propias que las diferentes religiones conciben como actividades integran-
tes de su religión, definidas por reglas preestablecidas por ellas.
Partimos del concepto anterior para realizar las consideraciones que más adelante pre
sentamos.
Iván Carlo Gutiérrez Zapata
Sostuvimos –y, evidenciamos– al inicio del presente comentario que la actividad, tanto de la
SCJN así como de la Corte IDH, ha sido escasa en relación con la de otros tribunales supre-
mos, constitucionales e incluso supranacionales que han analizado la libertad religiosa, desde
432
diversas problemáticas, como ejemplo: la instalación de lugares de culto y las exigencias
legales urbanísticas; la mención de la religión que cada individuo profesa en su identificación
oficial; la disolución mediante resoluciones judiciales4 de partidos políticos con determinada
3
Contreras Mazarío, José María, "Minorías y Naciones Unidas, Especial Referencia al Concepto de Minoría Reli
giosa", Derecho constitucional para el siglo XXI: actas del VIII Congreso Iberoamericano de Derecho Constitucional,
celebrado en la Facultad de Derecho de la Universidad de Sevilla, los días 3, 4 y 5 de diciembre de 2003 –Cizur Menor
(Navarra): Thomson/Aranzadi, 2006– p. 5030.
4
Destacadamente: TEDH, El Partido Refah Partisi (RP- Partido de la Prosperidad) y otros contra Turquía, Sentencia
de 31 de julio, No. 496/2001; mediante la cual el Tribunal de Estrasburgo, determinó en su resolución que no existió
orientación religiosa; las exigencias del respeto a los animales y las tradiciones religiosas, sa-
crificios rituales y autorizaciones administrativas; la objeción de conciencia al servicio militar
y a la objeción religiosa; el enfrentamiento entre grupos religiosos y neutralidad administra-
tiva; la autonomía de los grupos religiosos en relación con su organización interna; la selec-
ción de docentes en una universidad de corte católico y el respeto a su ideario; la protección
constitucional de los atuendos religiosos como parte integrante de la libertad religiosa y la
presencia de símbolos religiosos en actividades y espacios públicos.5
Tanto en la SCJN6 así como en la CorteI DH,7 no se ha presentado un caso en el que las juris-
dicciones aludidas, hayan resuelto en concreto un asunto en el que las minorías religiosas
sean las afectadas directamente en tal derecho por una ley o acto de autoridad; no obstante,
la resolución que más se acerca a la tutela de los derechos connaturales a las minorías religiosas,
violación alguna al artículo 11 del Convenio Europeo de Derechos Humanos; en síntesis, resolvió que no atentaba
desde perspectiva alguna el contenido del Convenio, que la disolución del partido de la prosperidad, establecida en
la sentencia del Tribunal Constitucional Turco en la que desintegró al Refah Partisi; además de sancionar al Presi
dente así como a los dirigentes del partido, con la destitución como diputados y la prohibición por 5 años de ser
Artículo 24. Minorías religiosas
fundadores, socios dirigentes o comisarios de otros partidos políticos, restringiendo su derecho a la libertad de
asociación, además de la confiscación de todos los bienes del partido de la prosperidad.
5
En forma destacada, el caso Lautsi vs. Italia (TEDH, Caso Lautsi contra Italia. Sentencia de 3 noviembre 2009
JUR\2009\441676), si bien no constituye la primera ocasión en que se analiza la problemática de la colocación de
crucifijos en escuelas públicas en la que los recurrentes han alegado fundamentalmente distintas violaciones a la
libertad religiosa en su conexión, con la libertad ideológica, la libertad de enseñanza así como una trasgresión del
principio de un Estado laico (artículo 130, CPEUM), en la que el mismo inculca indirectamente la implantación 433
de una religión única, mediante la colocación de dichos símbolos.
6
Véase: [TA]. LIBERTAD DE EXPRESIÓN Semanario Judicial de la Federación Quinta Época México Tomo: XXXVIII
Página: 2747 Registro IUS 336742; Tesis: 1a. LX/2007 LIBERTAD RELIGIOSA. SUS DIFERENTES FACETAS. Semanario
Judicial de la Federación y su Gaceta Novena Época México Febrero de 2007 Tomo XXV página 654 Registro No.
173253; Tesis: 1a. LXI/2007 LIBERTAD RELIGIOSA Y LIBERTAD DE CULTO. SUS DIFERENCIAS. Semanario Judicial de
la Federación y su Gaceta Novena Época México XXV Página: 654, Febrero de 2007 Registro IUS 173252; y, Tesis:
P. CXXXVI/2000 COLEGIOS DE PROFESIONISTAS. EL ARTÍCULO 48 DE LA LEY REGLAMENTARIA DEL ARTÍCULO 5O.
CONSTITUCIONAL, RELATIVO AL EJERCICIO DE LAS PROFESIONES EN EL DISTRITO FEDERAL QUE ORDENA QUE
AQUÉLLOS SE MANTENGAN AJENOS A TODA DOCTRINA O ACTIVIDAD RELIGIOSA, NO VIOLA EL ARTÍCULO 24 DE LA
CONSTITUCIÓN FEDERAL. Semanario Judicial de la Federación y su Gaceta Novena Época México Tomo: XII, Página: 14
Septiembre de 2000 Registro IUS 191133.
7
Corte IDH. Caso La Última Tentación de Cristo (Olmedo Bustos y otros) Vs. Chile. Fondo, Reparaciones y Costas.
Sentencia de 5 de febrero de 2001. Serie C No. 73.
es la emitida por la Primera Sala de la SCJN al resolver el Amparo en Revisión 1595/2006,
mediante la cual delimitó el contenido esencial de la libertad religiosa plasmando sus facetas
además de diferenciarla de la libertad de culto.
Los elementos normativos y jurisprudenciales que la Corte mexicana utilizó para resolver el
asunto fueron la CPEUM, la CADH y (hay que destacarlo) jurisprudencia emitida por la Corte
IDH y el TEDH.
La sentencia generó la emisión de tesis jurisprudenciales aisladas8 que hoy, sirven de criterios
orientativos a los operadores jurisdiccionales –tanto federales como estatales– para que sean
aplicadas con posterioridad en casos concretos.
Resulta de vital importancia manifestar que la protección otorgada por los altos órganos ju-
risdiccionales de un país a las minorías religiosas –en este caso, la SCJN– no necesariamente
se proyecta sobre un "grupo"; es decir, por minoría religiosa, también es posible entender la
referencia a una sola persona,9 tal como ocurrió en el caso en análisis.
Stephen Orla Searfoss, solicitó la protección y tutela jurisdiccional de diversos derechos fun-
damentales que consideró violentados por un artículo contenido en un bando municipal
que imponía una multa a quién sin permiso, distribuyera o propaganda de carácter comer-
cial o de cualquier otro tipo en la vía pública, toda vez que fue multado por repartir papeles
en la calle sin contar con un permiso previo de las autoridades municipales; uno de los docu
mentos repartidos era una octavilla en la que se invitaba a asistir a un concierto gratuito y el
otro era un cuadernillo que contiene el Evangelio según San Juan.
La SCJN, resolvió por unanimidad de votos conceder el amparo a Stephen Orla Searfoss,
bajo el entendimiento de que el bando municipal era inconstitucional y por tanto debía ser
Iván Carlo Gutiérrez Zapata
La demanda o recurso así como la sentencia de la SCJN, en el caso Stephen Orla, son docu-
434
mentos emblemáticos desde distintas perspectivas:
8
Véase supra nota 6. En particular Registro IUS 173253; y, Registro IUS 173252.
9
La cual sin duda en el momento en que fue multado estaba actuando aisladamente, por sí solo, pero que sin
duda forma parte de un grupo colectivo, el cual en función de su representación numérica podrá o no ser calificado
como una minoría religiosa, todo indica, que en este caso, se trataba de una de ellas.
que en primer lugar, planteó a la SCJN todo un conjunto de artículos plasmados en
las constituciones de distintos países que tutelan dicha libertad; en segundo térmi-
no, expuso normatividad que configura el "Derecho Internacional de los Derechos
Humanos" –relativa al citado derecho fundamental– como en forma por demás osten
sible lo son el artículo 19 del Pacto Internacional de Derechos Políticos y Civiles y el
artículo 13 de la Convención Americana sobre Derechos Humanos; en adición a lo an
terior, citó jurisprudencia extranjera emitida por las Cortes Supremas de los Estados
Unidos de América; de Canadá y de México; finalmente, mencionó jurisprudencia
supranacional formulada por la Corte IDH así como por el Tribunal Europeo de Dere-
chos Humanos.
Lo anterior, no constituye un documento común. En la práctica,10 son muy pocos los ciuda-
danos que presentan en México una demanda o recurso ante la jurisdicción constitucional,
utilizando en ella el bloque de constitucionalidad como planteamiento normativo de defensa
del derecho fundamental que consideran vulnerado; no existe impedimento constitucional,
legal o jurisprudencial que les impida hacerlo.
En ese sentido, no existía en ese año impedimento constitucional, legal o jurisprudencial que
le impidiera hacerlo. Por el contrario, opinamos que el artículo 133 CPEUM era en ese mo-
Artículo 24. Minorías religiosas
mento, la norma que habilitaba a la SCJN así como a cualquier órgano jurisdiccional, federal
o estatal,12 a emplear el citado parámetro de control.
10
Si bien tal situación ya comenzó a cambiar, no es una costumbre generalizada, utilizar normatividad y jurispru- 435
dencia, ajena a la nacional.
11
Ejemplo de ello, lo es la sentencia emitida en la acción de inconstitucionalidad 28/2006 y sus acumuladas
29/2006 y 30/2006 (Disponible: <http://www.scjn.gob.mx/Transparencia/Epocas/Pleno/Novena%20%C3%A9poca/
2006/0028-2006%20_y%20sus%20acumuladas%200029-2006%20y%200030-2006_%20AI%20PL.pdf> (25 junio
2013), relativa –entre otros temas– a las candidaturas independientes, en la que se empleó el bloque de constitu-
cionalidad, integrado por el artículo 23 de la Convención Americana sobre Derechos Humanos, el artículo 25 del
Pacto internacional de Derechos Civiles y Políticos así como los artículos 35, 41, 52, 53, 54, 56, 115, 116 y 122, de la
Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos.
12
En nuestra opinión, el bloque de constitucionalidad ha sido empleado desde la quinta época o en épocas aún
mas remotas; no resulta extraño leer sentencias de la jurisdicción federal en la que se citan como elementos norma-
tivos para determinar la constitucionalidad de los actos o de las leyes, tratados internacionales así como otras nor-
mas interpuestas entre el objeto de control y la CPEUM; quizás lo que resulta ajeno y distante a una gran mayoría de
operadores jurisdiccionales es justamente el concepto "bloque de constitucionalidad".
Por fortuna, la nueva redacción del artículo 1o. constitucional impone la obligación de uti
lizar el bloque de constitucionalidad, para todo operador jurisdiccional, en ese sentido los
jueces locales y de cualquier nivel en México, se han convertido en garantes no sólo de la
CPEUM sino también de la CADH.13
La sentencia arribó a una conclusión "satisfactoria" para los operadores jurídicos, no obstante,
nos parece que ya existía abundante jurisprudencia emitida por la SCJN sobre la libertad de
expresión, lo cual no implica minusvalorarla, sin embargo, hubiese sido deseable que la SCJN
resolviera que el artículo cuestionado del bando municipal era inconstitucional por atentar
contra la libertad de expresión y también por vulnerar la libertad de culto.
De haberse emitido una declaración que resolviera la inconstitucionalidad del artículo en ese
sentido –que en el caso concreto no existía impedimento alguno para hacerlo–, el resultado
hubiera sido sentar bases jurisprudenciales que confirmaran la protección constitucional del
estado mexicano a las minorías religiosas además de dar los primeros pasos en un camino
jurisprudencial que aún no ha dado inicio.
Sobran ejemplos que nos ayudan a sostener tal afirmación; los judíos y los musulmanes
han solicitado en Gran Bretaña que se les exima del cierre dominical o de la legislación relativa
436
13
Véase el voto razonado del juez ad hoc Eduardo Ferrer Mac-Gregor Poisot en relación con la sentencia de la
Corte Interamericana de Derechos Humanos en el caso Cabrera García y Montiel Flores vs. México (Corte IDH. Caso
Cabrera García y Montiel Flores Vs. México. Excepción Preliminar, Fondo, Reparaciones y Costas. Sentencia de 26 de
noviembre de 2010 Serie C No. 220)
14
Muestra de ello es que el recurrente en sus agravios también planteó la violación a la libertad de culto, en forma
destacada la libertad de difundirlo. En la demanda se realizó el estudio del artículo 16 de la Constitución española, del
artículo 18 del Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos así como del artículo 12 de la Convención Ameri-
cana sobre Derechos Humanos; en adición a mencionar la jurisprudencia emitida por la Corte Interamericana de
Derechos Humanos derivada del caso Olmedo Bustos, en la que la Corte IDH, señaló que la libertad de conciencia
y de religión permite que las personas conserven, cambien, profesen y divulguen su religión o sus creencias, y que
estas posibilidades juntas conforman uno de los cimientos de la sociedad democrática.
al sacrificio de los animales; los varones sijs en Canadá han solicitado que se les exima de la
legislación que obliga a llevar casco a los motociclistas así como de las normas de indumen-
taria oficiales de las fuerzas de policía, para poder seguir portando sus turbantes; los judíos
ortodoxos en los Estados Unidos han reivindicado el derecho a vestir la yarmulka durante el
servicio militar; finalmente, las jóvenes musulmanas han solicitado en Francia que se les exima
de las normas de indumentaria escolar para poder usar el chador.15
Toda la jurisprudencia que se emite sobre Derechos Humanos tiene mayor importancia que
cualquier otra, pero la que se refiere a los Derechos Humanos de las minorías religiosas, reviste
hoy en día una trascendencia especial, que entre otros efectos reconoce el valor de la diver-
sidad cultural, asegura su voz otorgándoles un valor como grupo minoritario en un estado
que de forma paralela a la libertad de culto ejercida en forma colectiva configura su existen-
cia constitucional como tales dotándolas en forma adicional de tres libertades fundamenta-
les: la libertad de expresión, la libertad ideológica y la libertad de enseñanza, por lo que la
libertad de culto de las minorías religiosas coadyuva a que expresen sus particularidades y su
orgullo cultural. Con ello se reconocen todos sus derechos constitucionales –no solo la liber-
tad religiosa y la libertad de culto– y fomentan su integración en el conjunto de la sociedad.
IV. Conclusiones
Sin embargo, tenemos una lectura diferente, estamos convencidos que en la sentencia ana-
lizada es posible ver y leer entre líneas, la flagrante existencia de una minoría religiosa; hay
15
Cfr., Kymlicka, Will, "Ciudadanía multicultural-Una teoría liberal de los derechos de las minorías", Barcelona, Edi-
torial Paidós, 1996, págs. 52 y 53.
que abrir muy bien los ojos, México, está plagado de las más diversas asociaciones religio-
sas que dicho en otras palabras son, minorías religiosas.
438
Criterios jurisprudenciales
1. Criterios Nacionales
Tesis: 1a. LX/2007 LIBERTAD RELIGIOSA. SUS DIFERENTES FACETAS. Semanario Judi-
cial de la Federación y su Gaceta Novena Época México Febrero de 2007 Tomo XXV
página 654 Registro No. 173253;
2. Criterios Internacionales
Artículo 24. Minorías religiosas
Corte IDH. Caso La Última Tentación de Cristo (Olmedo Bustos y otros) Vs. Chile. Fondo,
Reparaciones y Costas. Sentencia de 5 de febrero de 2001. Serie C No. 73
Corte IDH. Caso Cabrera García y Montiel Flores Vs. México. Excepción Preliminar, 439
Los pueblos indígenas mantienen una estrecha relación con la tierra por lo que ésta debe ser
reconocida y comprendida como la base fundamental de su cultura, vida espiritual, integri-
Estándares sobre
Existe un examen tripartito para resolver conflictos sobre la propiedad comunal indígena y la
propiedad privada particular que entran en contradicciones reales o aparentes. Las restriccio-
445
nes admisibles al goce y ejercicio de estos derechos son: estar establecidas por la ley; nece-
sarias y proporcionales; y deben hacerse con el fin de lograr un objetivo legítimo en una
sociedad democrática.
Los Estados deben tener en cuenta que los derechos territoriales indígenas abarcan un con-
cepto más amplio que está relacionado con el derecho colectivo a la supervivencia como
pueblo organizado, con el control de su hábitat como una condición necesaria para la repro-
ducción de su cultura, para su propio desarrollo y para llevar a cabo sus planes de vida. La
propiedad sobre la tierra garantiza que los miembros de las comunidades indígenas conser-
ven su patrimonio cultural.
Cuando existan conflictos de intereses entre propiedad comunal y propiedad indígena de-
berá realizarse un “juicio de proporcionalidad”, para el cual habrá de valorarse caso por caso
la legalidad, necesidad, proporcionalidad y el logro de un objetivo legítimo en una sociedad
democrática (utilidad pública e interés social), para restringir el derecho de propiedad priva-
da, por un lado, o el derecho a las tierras tradicionales, por el otro.
pueblos indígenas que por causas ajenas a su voluntad han salido o perdido la posesión de
sus tierras tradicionales mantienen el derecho de propiedad sobre las mismas, aún a falta
de título legal, salvo cuando las tierras hayan sido legítimamente trasladas a terceros de bue-
Derechos Humanos en la Constitución:
na fe; y los miembros de los pueblos indígenas que involuntariamente han perdido la pose-
sión de sus tierras, y éstas han sido trasladas legítimamente a terceros inocentes, tienen el
derecho de recuperarlas o a obtener otras tierras de igual extensión y calidad.
Los integrantes de los pueblos indígenas y tribales tienen el derecho de ser titulares de los
446 recursos naturales que han usado tradicionalmente dentro de su territorio ya que de ellos de
pende la supervivencia económica, social y cultural de dichos pueblos. De allí la necesidad
de proteger las tierras y los recursos que han usado tradicionalmente: para prevenir su extin-
ción como pueblo.
En cuanto la autonomía de los pueblos indígenas para elegir sus autoridades o representan-
tes por el sistema de usos y costumbres, se debe analizar la legitimación activa de manera
flexible por las particularidades que revisten esos grupos o comunidades, y las posibilidades
jurídicas o fácticas que tengan sus integrantes para allegarse de los elementos necesarios
para acreditarla, debiendo evitar en lo posible, exigir requisitos o medidas que son propias
del sistema ordinario de acceso a la jurisdicción electoral, que puedan impedir la imparti
ción de justicia y el ejercicio de algún derecho o su reconocimiento en favor de los mencio-
nados grupos o comunidades. Los integrantes de una comunidad indígena tienen derecho
a solicitar la elección de sus propias autoridades, siguiendo para ello sus normas, proce
dimientos y prácticas tradicionales, con pleno respeto a los derechos humanos.
En el ejercicio de los derechos políticos de los indígenas es indispensable que el Estado ge-
nere las condiciones y mecanismos óptimos para que puedan ser ejercidos de forma activa,
respetando el principio de igualdad y no discriminación.
identidad cultural.
Corte IDH. Caso de la Comunidad Mayagna (Sumo) Awas Tingni Vs. Nicaragua. Fondo,
Reparaciones y Costas. Sentencia de 31 de agosto de 2001. Serie C No. 79.
Corte IDH. Caso Pueblo Indígena Kichwa de Sarayaku Vs. Ecuador. Fondo y reparacio-
nes. Sentencia de 27 de junio de 2012. Serie C No. 245.
Corte IDH. Caso Comunidad Indígena Sawhoyamaxa Vs. Paraguay. Fondo, Reparacio-
nes y Costas. Sentencia de 29 de marzo de 2006. Serie C No. 146.
Corte IDH. Caso Masacre Plan de Sánchez Vs. Guatemala. Reparaciones. Sentencia de
19 de noviembre 2004. Serie C No. 116.
Corte IDH. Caso Comunidad Indígena Yakye Axa Vs. Paraguay. Interpretación de la
Sentencia de Fondo, Reparaciones y Costas. Sentencia de 6 de febrero de 2006. Serie
C No. 142.
Corte IDH. Caso del Pueblo Saramaka Vs. Surinam. Interpretación de la Sentencia de
Excepciones Preliminares, Fondo, Reparaciones y Costas. Sentencia de 12 de agosto
de 2008 Serie C No. 185.
Comentarios y Jurisprudencia Constitucional e Interamericana
Corte IDH. Caso Yatama Vs. Nicaragua. Excepciones Preliminares, Fondo, Reparacio-
nes y Costas. Sentencia de 23 de junio de 2005. Serie C No. 127.
Derechos Humanos en la Constitución:
I. Introducción
par, de un fenómeno en donde la ciencia jurídica y los aplicadores del derecho han parti
cipado de forma determinante: la internacionalización de los derechos indígenas bajo el
1
Véase AMBOS, Kai, et al, Justicia de transición con informes de América Latina, Alemania, Italia y España, Konrad
Adenauer Stiftung-Georg-August-Universität-Götingen, Montevideo 2009, p. 326 y ss., donde se explica el caso de
México y la fuerte presencia de grupos sociales, indígenas en ciertas entidades federativas, que han señalado las
grandes desigualdades de México. El informe sobre México lo desarrolla Elia Patricia Neri Guajardo.
2
Véase, Holzner, Claudio A., "Mexico: Weak state, Weak Democracy", en The Quality of Democracy in Latin America 451
(Edited by Daniel H. Levine and José E. Molina), Lynne Rienner Publishers, Londres 2011, p. 83 y ss.
esquema de los derechos humanos. Así, en lo que concierne la globalización de los derechos
humanos, como discurso e ideología, el derecho indígena ha logrado constituir un corpus
bien definido, como evidenciar la desigualdad en el ejercicio de los derechos civiles y políti-
cos y más aún, la falta total de atención de los gobiernos nacionales para el ejercicio pleno
de los derechos económicos, sociales y culturales de las comunidades indígenas.3 Es evidente
que la cuestión social y cultural es un tema recurrente en el debate sobre los derechos indí-
genas. En otras palabras, se advierte una cuestión indispensable en el derecho indígena, la
forma cómo los derechos humanos de los pueblos indígenas se ejercen de manera colectiva.4
Tan es así, que la bibliografía ha resultado copiosa para la poliédrica cuestión indígena. De tal
manera se advierte la importancia que tiene el derecho indígena en el constitucionalismo y
en las democracias latinoamericanas.
En esta perspectiva, resulta necesario el análisis que se planteará en las siguientes páginas.
La reciente reforma constitucional del 10 de junio de 2011 articula una oportunidad única al
sistema jurídico mexicano para la salvaguarda efectiva de los derechos humanos de los pue-
blos indígenas, a partir de la utilización de los principios que se pueden identificar en los
diferentes tratados internacionales de derechos humanos, la jurisprudencia internacional y
en el derecho comparado. Este ejercicio se llevará a cabo privilegiando el estudio de senten-
cias que hayan dado una solución a una controversia donde estuvieran en juego derechos
indígenas5 y con vistas a establecer una serie de principios o reglas comunes.6 En esta sede, se
buscará articular una taxonomía resultante de la consideración de principios jurídicos indí-
genas emanados del derecho estatal e internacional de los derechos humanos, reglas jurídicas
que han dimanado de variadas jurisdicciones nacionales, así como de otros documentos que
3
La proclamación de la Declaración de las Naciones Unidas sobre los Derechos de los Pueblos Indígenas, el 13 de
septiembre de 2007, marca un hito en la mundialización de los derechos de los pueblos indígenas.
4
Así, se lee en el Proyecto de Declaración Americana sobre los Derechos de los Pueblos Indígenas, "Los pueblos
Mario Cruz Martínez
indígenas tienen los derechos colectivos que son indispensables para el pleno goce de los derechos humanos indi-
viduales de sus miembros"; en el mismo orden, señalan los Comentarios del Comité Jurídico Interamericano a dicho
Proyecto de 1998: "El derecho internacional en el ámbito de los derechos humanos protege, con pocas excepciones,
452 derechos individuales, si bien se reconoce que, en ciertos casos el ejercicio de derechos individuales solo puede
ejercerse efectivamente de manera colectiva", citado por Voto concurrente del Juez Eduardo Vio Grossi, Corte IDH. Caso
Comunidad Indígena Xákmok Kásek. Vs. Paraguay. Fondo, Reparaciones y Costas. Sentencia de 24 de agosto de 2010
Serie C No. 214, p. 2.
5
La utilización de la comparación jurídica a partir de sentencias judiciales en el ámbito latinoamericano es una
práctica que ha comenzado a cobrar importancia en los últimos años. Véase por ejemplo, Rolla, Giancarlo, "La tutela
directa de los derechos fundamentales por los tribunales constitucionales en América Latina", en La ciencia del derecho
procesal constitucional (Estudios en homenaje a Héctor Fix-Zamudio en sus cincuenta años como investigador del
derecho), T. II (Tribunales constitucionales y democracia), UNAM-IMDPC-Marcial Pons, México 2008, pp. 545-568; en
la misma obra puede consultarse el texto de Pegoraro, Lucio, "La utilización del derecho comparado por parte de las
cortes constitucionales: Un análisis comparado", pp. 385-436.
6
Sobre la importancia de la articulación de un derecho común a la luz de la comparación jurídica, véase, Delmas-
Marty, Mireille, "Le phénomène de l’harmonisation: L’expérience contemporaine", en Pensée juridique française et
harmonisation européenne du droit, Société de Législation Comparée, France 2003, pp. 39-54.
han logrado especificar el perfil del derecho indígena.7 En suma, se presentará una serie de
principios hermenéuticos que den luz a las disposiciones programáticas en materia indígena
que delinea el texto constitucional mexicano, y sobre todo, después de la reforma constitu-
cional indígena de 2001.
El análisis de los derechos indígenas a la luz de diversas sentencias tanto de México como del
derecho comparado implica considerar el fenómeno indígena desde un horizonte rico en
matices. Vayamos por partes. 1994 es un año decisivo en la historia de México y sobre
todo, en la geografía de la ciencia jurídica mexicana. Por una parte, la entrada en vigor del
nación. Artículo segundo constitucional
Composición pluricultural de la
7
Por ejemplo, la utilización de los informes técnicos denominados Amicus Curiae han sido de gran ayuda para el
discernimiento de los derechos indígenas en el orbe latinoamericano. Esto es importante, porque "el Amicus es una
herramienta interesante para aportar a favor de la democratización y la transparencia del debate judicial, en ciertos
casos que excedan el mero interés de las partes, o supuestos que puedan resultar paradigmáticos por la proyección
social y pública de la decisión por adoptar. (…) De igual manera, los Amicus contribuyen al mejoramiento de la
actividad jurisdiccional en asuntos complejos o de interés social al poner en escena argumentos públicamente
ponderados y puede proporcionar a los magistrados, actualizadas pautas atinentes a la interpretación y la aplicación 453
de los tratados internacionales sobre derechos humanos (TIDH), por parte de los diferentes órganos del sistema
interamericano de derechos humanos, instrumentos de jerarquía constitucional que hoy no pueden ser ignorados",
Ruiz Molleda, Juan Carlos, Amicus curiae presentado por el Instituto de Defensa Legal (IDL), con relación al proceso
de amparo presentado por la Procuraduría Pública Regional del Gobierno Regional de Cusco contra PROINVERSION,
con el objeto que suspenda la ejecución del Proyecto Majes Siguas II por amenaza de los derechos a la vida y a la
salud ante el Primer Juzgado Mixto de Wanchaq (expediente No. 2010-370), p. 5.
8
Resulta interesante descubrir la rica jurisprudencia internacional y la considerable doctrina a partir de la aplica-
ción y exégesis del Convenio 169 de la OIT o de la Declaración de Naciones Unidas sobre los derechos de los pueblos
indígenas, o bien, la creación de la figura del Relator Especial sobre la situación de los derechos humanos y las liber-
tades fundamentales de los indígenas a principios del nuevo milenio.
9
Una de las funciones del derecho comparado es la búsqueda de una lingua commune. Cfr. Legrand, Pierre
(Coord.), Comparer les droits, résolument, PUF, París 2009, especialmente el texto de Marie-Laure Mathieu-Izorche,
Approches épistémologiques de la comparaison des droits, pp. 123-146.
Tratado de Libre Comercio de América del Norte y la imbricación de la cultura jurídica mexi-
cana, de tradición de derecho escrito, y el sistema jurídico de common law;10 por otro lado, el
surgimiento del movimiento social encabezado por el EZLN (Ejército Zapatista de Liberación
Nacional) galvanizó la discusión sobre los derechos indígenas, que cristalizó en la reforma
constitucional de 2001. En dicha reforma se establecieron disposiciones programáticas que
establecían derechos a los pueblos indígenas. Gradualmente las diferentes entidades federa-
tivas fueron estableciendo un derecho legislativo que establecía los principios de la Consti-
tución Federal.
Veamos la importante galvanización que han tenido los derechos indígenas en México en los
últimos tiempos. Desde la última década de los años noventa del siglo pasado, el derecho en
México comenzó a cambiar su óptica de análisis y de comprensión. Una infinidad de factores
explican dicha situación. Por ejemplo, la comunicación de ciertas características del derecho
anglosajón, como el reposicionamiento de la figura del juez y el papel determinante del
poder judicial en el sistema democrático, aunado a la visibilización de los derechos indígenas
en el marco constitucional, constituyó un buen punto de partida para entender la dimensión
jurídica del fenómeno indígena. Aunado a lo anterior, es posible advertir que el derecho
mexicano singularizó los principios de la modernidad jurídica. En este sentido, el ordenamien
to jurídico mexicano omiso en principio a la regulación de los derechos indígenas, constituyó
un sistema jurídico pleno de contradicciones, ya que bajo el auspicio del principio de igual-
dad, pretendió enfrentar cualquier causa, atribuyendo al ordenamiento legal, la falta de regu-
lación normativa.
Siguiendo este análisis, las posibles facetas de reflexión señaladas son convergentes en un
aspecto. No es posible brindar justicia social, disminución de la pobreza de las comunidades
indígenas si no existen las herramientas jurídicas para galvanizar la defensa de los derechos
en todos los órdenes. O como señalara el Relator Especial sobre la situación de los derechos hu
manos y las libertades fundamentales de los indígenas en 2004:
Mario Cruz Martínez
10
Sobre este particular véase nuestro texto, Cruz Martínez, Mario, "El Tratado de Libre Comercio de América del
Norte: ¿El civil law en revisión?", en Jurídica (Anuario del departamento de derecho de la Universidad Iberoamericana),
Número 39, México 2009, pp. 93-124.
11
ONU. "Las cuestiones indígenas", Informe del Relator Especial sobre la situación de los derechos humanos y las
libertades fundamentales de los indígenas, Rodolfo Stavenhagen, (E/CN.4/2004/80), 26 de enero de 2004, p. 7.
En otras palabras, es evidente la importancia que tiene el auténtico ejercicio de los dere-
chos en el ámbito de los pueblos indígenas para lograr la existencia de un sistema equitativo
en las sociedades indígenas. No tan solo los movimientos sociales, o las acciones de los
gobiernos harán eficaces los derechos, sin la participación de los sistemas judiciales. Los apli-
cadores del derecho, pues, serán actores determinantes en la configuración de un nuevo
sistema jurídico que pretenda hacer efectivas las disposiciones programáticas de los textos
constitucionales y las acciones de las entidades gubernamentales.
A pesar de que la regulación jurídica indígena fue prácticamente omisa en México, hasta fina-
les del siglo XX, los pueblos indígenas articularon un poderoso caudal de reclamos básicos a
través de diversos movimientos sociales y de la decidida participación de diferentes ciencias
sociales, como la antropología o la etnología. Se encuentra en este punto un aspecto que
debe traerse a la discusión. La falta de asertividad de la ciencia jurídica en el discurso de los
pueblos indígenas y la escuálida jurisprudencia ha sido sustituida por un debate jurídico pleno
de referencias culturales pero en muchos casos sin ningún asidero técnico-jurídico.12 Por ello, es
evidente, que el camino de la reivindicación de los pueblos indígenas ha sido difícil y lleno de
contradicciones. El discurso público lleno de alusiones a lo indígena y ciego a cualquier diver
sidad que afecte o cuestione la aplicación de los principios básicos del liberalismo jurídico.
En otras palabras. El fenómeno jurídico indígena ha sido una muestra clara del cabalgar de
los grupos sociales ansiosos de evidenciar las incongruencias de la acción pública.
las necesidades de los pueblos indígenas? Todos los cuestionamientos han sido analizados
Composición pluricultural de la
por diversas disciplinas sociales. En esta tesitura, las comunidades indígenas resultan un exce
lente modelo para entender las cuitas de la ciencia jurídica en dos ámbitos perfectamente
acotados. El derecho como una encarnación de lo público y el derecho como un conjunto
normativo que pretende recrear las libertades ciudadanas y más aún, con el objetivo de po-
455
tenciar la cultura, y los universos morales. Dicho con otras palabras, se advierte que la visión
que comprende al fenómeno jurídico como paradigma lleno de oropeles formales y requisi-
tos legislativos, ha transitado a un horizonte donde el derecho se presenta como universo
de la imaginación política de los ciudadanos y como un buen número de posibilidades de
actuación ciudadana. Justamente, las declaraciones de derechos humanos demostraron la
12
Para ahondar sobre esta cuestión, véase nuestro trabajo, Cruz Martínez, Mario, "¿Es necesaria la desculturaliza-
ción de los derechos indígenas?", Jurídica. Anuario del departamento de derecho de la Universidad Iberoamericana,
Número 38, 2008, pp. 29-75.
existencia de un dilema en el ámbito indígena. Su perfección geométrica en el plano ideal, y
la difícil aplicación en la espinosa y cruda realidad. Por ello, resultaba quimérico crear para-
digmas jurídicos, leyes, códigos que pretendieran colmar un continente amorfo y lleno de
veleidades que resultaban en la hibridización de las culturas indígenas y su interacción con
otros modelos culturales. Un auténtico mito de Sísifo en el plano jurídico-formal: la norma
jurídica siempre intentando avanzar con el desarrollo de las comunidades políticas y cayen-
do siempre en el terreno de la desuetudo. Por otra parte, en algunos casos se han cuestionado
los derechos indígenas por su eventual colisión con derechos individuales. Un debate resulta
claro. Cuando dos derechos humanos se hallan enfrentados, quién asumiría la responsabili-
dad de decidir sobre la jerarquía de uno o de otro. Es aquí donde emerge la participación de
los poderes judiciales en el ámbito de la ponderación jurídica. Sin embargo, más adelante se
abundará sobre este importante tópico.13
Por otra parte, la regulación jurídica en el ámbito de lo indígena demostró su carácter parcial;
el derecho entendido como sinónimo de la voluntad popular, y su concomitante cristaliza-
ción legal, demostró su inferioridad frente a la exuberante realidad social y sobre todo, la
incapacidad de los aplicadores y tribunales de dar una solución a los problemas que surgen
en la realidad. En otras palabras, tradicionalmente, el sistema jurídico no ha logrado ser con-
cebido bajo su órbita de emancipación. El perfil de las comunidades políticas no tan solo es
delineado por la regulación y reconocimiento de sus derechos sino fundamentalmente, la
efectiva posibilidad de que los ciudadanos puedan ejercer sus derechos.
En este punto, resulta necesario añadir al discurso una reflexión sobre la jurisprudencia en
el ámbito indígena. Víctor Hugo Cárdenas, Presidente del Comité Directivo del Fondo para el
Desarrollo de los Pueblos Indígenas de América Latina y el Caribe en los años noventas, señala
una anécdota importante:14 en 1995, varios dirigentes indígenas pisaban por vez primera las
Mario Cruz Martínez
13
Desde esta perspectiva de análisis, resulta interesante las frase de un ministro de la Corte Mexicana: "Es fácil
advertir en sus 136 artículos (de la constitución mexicana) tres propósitos fundamentales previstos por el Constitu-
456 yente Originario y dinamizados por el Constituyente Permanente, o Poder Reformador: 1.- Garantías individuales
que tienden a salvaguardar y hacer efectivos los derechos humanos de todos los miembros de la comunidad mexi-
cana; 2.- Protecciones especiales a favor de los indígenas, los campesinos y los obreros, con el fin de corregir desvia-
ciones socioculturales, políticas y económicas que han propiciado su marginación y, con ello, han dificultado
seriamente que puedan gozar de la forma de vida que suponen los derechos que la Constitución reconoce a todos;
3.- principios y reglas de la organización y funcionamiento del gobierno a fin de que sea eficaz y eficiente para lograr
cotidiana y dinámicamente que se consigan a plenitud los objetivos señalados en las líneas anteriores", Voto Par
ticular que formula el ministro Mariano Azuela Güitrón en contra de la resolución mayoritaria del pleno de la
Suprema Corte de Justicia de la Nación en las controversias constitucionales 48/2001 y 82/2001 promovidas por
los ayuntamientos de Santiago Amoltepec y San Pedro Quiatoní Tlacolula, del Estado de Oaxaca, respectivamente,
p. 13. Disponibles en <http://www.scjn.gob.mx/CentroBusqueda/results.aspx?k=controversias%20constitucional
%2048/2001%20y%2082/2001>( 26 de junio de 2013).
14
Memoria del II Seminario Internacional sobre Administración de Justicia y Pueblos Indígenas, Instituto Interameri-
cano de Derechos Humanos, San José de Costa Rica, 1999, p. 65.
instalaciones de la Corte Suprema de Justicia y, según el autor, se evidenciaba una paradoja:
desde cuándo la administración justicia ha estado vinculada de manera cercana y efectiva
con el mundo indígena. En realidad la historia resulta interesante por su valor simbólico y la
pléyade de cuestionamientos que surgen. ¿Dentro de la ciencia jurídica es posible hablar de
un paradigma multicultural? ¿El ordenamiento jurídico mexicano debe reconocer la diferen-
cia étnica y sacrificar, en ciertos casos, el principio de homogeneidad surgido o recreado por
el principio de igualdad? ¿Los pueblos indígenas han tenido la posibilidad real de ejercer sus
derechos colectivos? ¿Las diferentes entidades del Estado y los aplicadores del derecho han
propiciado la búsqueda efectiva de criterios de justicia en el ámbito del derecho indígena?
¿El sistema jurídico mexicano cuenta con las herramientas necesarias para la aplicación del
derecho en la órbita indígena? ¿Es posible referirse al concepto de autonomía y autodeter-
minación en el universo indígena? ¿Cómo se articularía y cuáles serían los alcances de la
autonomía y autodeterminación en el sistema jurídico mexicano? Los cuestionamientos son
tan amplios como complejos. Pero, en los últimos años, después de que una buena parte de
países de América Latina realizaron en sus diseños constitucionales el reconocimiento de para
digmas constitucionales multiculturales, surgen otro tipo de desafíos para los diversos siste-
mas jurídicos. ¿Cómo hacer efectivos los principios ordenadores del derecho consuetudinario
indígena y permitir la homologación en el ámbito jurisdiccional? En otras palabras, como
conciliar los diferentes modelos normativos del derecho indígena y lograr su justiciabilidad
en la administración de justicia del Estado nacional. La tarea no es fácil y sobre todo, no puede
delegarse la obligación al legislador nacional para resolver las cuitas que sobresalen por esta
cuestión, porque como se señalara, el acceso a la justicia "constituye el más fundamental de
los derechos".15 De lo contrario, se puede caer en un dudoso círculo vicioso sin salida.
na por parte de las diferentes legislaciones, pero más aún, el desconocimiento de los princi-
Composición pluricultural de la
pios jurídicos que animan el paradigma indígena. En este sentido, resulta contundente la
afirmación de Rodolfo Stavenhagen: "la violación sistemática de los derechos humanos y
colectivos de los indígenas se debía, en buena medida, al desconocimiento de su derecho con
suetudinario y de las normas y costumbres que regulan su vida social".16 457
Las páginas que a continuación se esbozarán, pretenden ir más allá del debate sobre el co-
nocimiento del derecho consuetudinario o modelo social indígena; esta actividad podría ser
15
Frase de Mauro Cappelletti citada en Voto razonado del Juez Sergio García Ramírez, Corte IDH. Caso Comunidad
Indígena Sawhoyamaxa Vs. Paraguay. Fondo, Reparaciones y Costas. Sentencia de 29 de marzo de 2006. Serie C
No. 146, p. 1.
16
Citado en Chenaut, Victoria, y Sierra, Teresa, "La antropología jurídica en México: temas y perspectivas de inves-
tigación", en Pueblo indígenas ante el derecho, CIESAS, México 1995, p. 13.
abordada en otra reflexión con pretensiones más teóricas y auxiliándose de otras disciplinas.
Lo que se destacará en este ensayo, es la integración de un modelo de análisis jurídico, a
través de la enunciación de principios o reglas jurídicas surgidas en la interpretación judicial
mexicana o de algunos fallos judiciales por jurisdicciones internacionales o de otros orde
namientos nacionales. Obviamente, este estudio plantea un análisis que deberá ser conti-
nuado en otra sede, pero que busca marcar una impronta. Identificar dentro de la actividad
judicial los principios que se han construido por los tribunales. Lo anterior tiene una teleolo-
gía bien definida, constituir un modelo de orientación en la impartición de justicia y sobre
todo, comenzar a construir una gramática auténticamente jurídica sobre los diferentes princi
pios o reglas que surgen con motivo de la aplicación de normas jurídicas en el ámbito indígena.
Dicho trabajo resulta necesario porque tradicionalmente la doctrina mexicana al analizar los
meandros del sistema jurídico indígena ha privilegiado la exégesis de textos constitucionales y
se ha enfocado a identificar los principios existentes en el propio derecho constitucional;17
o bien, en otra tesitura, algunos establecen la necesidad de que los propios ciudadanos sean
garantes del cumplimiento de las normas tanto nacionales como internacionales;18 esta veta
de reflexión es también un aspecto que no consideraremos en esta investigación. Más allá de
lo anterior, entre otras posibles de análisis del derecho indígena, se puede hacer una carac-
terización o más bien, se puede hacer el esfuerzo por sistematizar los frutos de los diferentes
tribunales y de las diversas jurisdicciones, tanto locales como de otras tradiciones. Esto por-
que desde diversos fallos judiciales se ha establecido la necesidad de menuzar los diversos
derechos indígenas en el ámbito de las legislaturas estatales. Lo anterior es un buen punto de
partida para señalar que casi siempre se ha pretendido dejar toda la obligación al legisla-
dor para hacer más específicos y concretos los derechos de los pueblos indígenas.19
17
Véase, por ejemplo, El reconocimiento legal y vigencia de los sistemas normativos indígenas en México, Oficina en
México del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los derechos humanos, México 2008. También puede
Mario Cruz Martínez
leerse, Gregor Barié, Cletus, Pueblos indígenas y derechos constitucionales en América Latina. Un panorama, Instituto
Indigenista Interamericano, México 2000, 594 p., donde se hace un análisis donde se estudian aproximadamente
21 legislaciones de América Latina.
458 18
Señala Stavenhagen, que en materia de derechos indígenas, "si bien son los gobiernos quienes firman los trata-
dos internacionales, es la sociedad civil quien debe estar pendiente de ver cómo el gobierno cumple sus obligacio-
nes", Stavenhagen, Rodolfo, "Derechos humanos y libertades fundamentales de los Indígenas", en Derechos humanos
de los pueblos indígenas, Programa de Cooperación sobre Derechos Humanos México-Comisión Europea-Secretaría de
Relaciones Exteriores, México 2006, p. 25.
19
"Constituye por tanto, labor de las entidades federativas y, concretamente, de sus Poderes Legislativos, estable-
cer el marco legal de este reconocimiento, los requerimientos que deberán satisfacerse para poder ser considerados
pueblos, comunidades y sujetos indígenas en lo individual, con las consecuencias que este reconocimiento implica
en la aplicación de las disposiciones constitucionales y legislativas. Concretamente, se establece la obligación para
los Estados, tratándose de comunidades indígenas, de dictar las normas para su reconocimiento como entidades de
interés público", Amparo en revisión 123/2002. Sentencia definitiva de 4 de octubre de 2002, México, p.1644. Dispo-
nible en: <http://www2.scjn.gob.mx/ConsultaTematica/PaginasPub/ResultadosPub.aspx?Tema=IND%C3%8DGENA
%20%20&Consecutivo=0&Anio=2002&TipoAsunto=2&Pertenecia=0&MinistroID=0&SecretarioID=0&Materia
ID=0> (26 de junio de 2013).
Nuestro ensayo focalizará pues, de manera general, el ámbito judicial y su tratamiento de los
derechos indígenas; más aún, se buscará destacar como algunas sentencias judiciales que
han sido emitidas por conflictos donde han estado involucrados pueblos indígenas, han lo-
grado establecer ciertos lineamientos en la comprensión de las disposiciones programáticas
del texto constitucional mexicano. A partir de ahí, se buscará señalar los principios jurídicos
que serán necesarios en la articulación de una auténtica teoría jurídica indígena.
En este sentido, resulta necesario concebir el derecho indígena, no tan solo desde la pers-
pectiva legislativa sino desde la óptica judicial. Como señalara un autor, "hay constituciones
que expresamente se fundan en derechos. Jueces hay que eficientemente los aseguran. Una
y otra cosa no siempre se dan juntas".20 Es necesario menuzar fallos de cortes judiciales para
poder vertebrar una tipología de principios que resulten útiles para los diferentes aplicadores
del derecho, y demás sectores interesados en la aplicación de la justicia indígena. Si se atisba
en el derecho comparado, se puede identificar un buen número de iniciativas que han bus-
cado posicionar la labor de los tribunales y su incidencia en la construcción de mecanismos
necesarios para la consolidación de los sistemas democráticos. En este orden de ideas, es
claro cómo el derecho ha logrado ser un adecuado vehículo para la canalización de deman-
das ciudadanas. Detrás de la vieja discusión si los cambios sociales empujaban los cambios
jurídicos, se ha advertido en la cuestión indígena, que los cambios sociales requieren del
acompañamiento jurídico. Harold Berman planteó una interesante tesis en su célebre texto
Law and revolution: Si una revolución no trasciende el ámbito del cambio social violento, por
la búsqueda de un nuevo ordenamiento jurídico, la revolución se metamorfosea en una
mera asonada o revuelta más. Esto es, el derecho es necesario para la constitución de nuevos
horizontes normativos que recrean un espacio democrático de participación ciudadana.
nación. Artículo segundo constitucional
De tal suerte, se puede advertir que en los últimos años, la dimensión del fenómeno indíge-
na en México se ha transformado, pasando de una realidad social y discurso político para
459
convertirse en el punto de partida de una profunda discusión en la ciencia jurídica. La refor-
ma del 14 de agosto de 2001 estableció los ejes esenciales del sistema jurídico indígena.
20
Clavero, Bartolomé, Los derechos y los jueces, Cuadernos Cívitas, Madrid 1988, p. 15.
21
Véase mi texto, Cruz Martínez, Mario, "La otra revolución: El neozapatismo y sus implicaciones jurídicas", en
Derecho y revolución, (En prensa), y Ansolabehere, Karina, Diversidad retórica: Suprema Corte de Justicia y Diversidad
Cultural (Borrador): "Es notorio que desde mediados de la década del 90, cuando toma luz pública el Ejército Zapa-
tista de Liberación Nacional (EZLN), se produce una paradoja, quienes toman las armas para hacer visible la situación
de marginación de los pueblos indios de México, y las diferentes expresiones de las organizaciones indígenas eligen
la vía del derecho como una de las principales para dar curso a sus reivindicaciones históricas", p. 1.
Si bien, la reforma no resultó convincente en muchos aspectos, al menos se estableció un
marco legal para la existencia de los derechos indígenas en México y de esta manera se "visi
bilizaron" los derechos indígenas. La ausencia de la nominación de los derechos indígenas
en el sistema mexicano era un gran déficit del modelo constitucional mexicano. Paradójica-
mente, la discusión política y social del indigenismo en México ha sido tan amplia como
heterogénea y con una larga historia en el siglo XX. Si se revisa la amplia bibliografía de los
movimientos indígenas se advertirá, que con raras excepciones, la argumentación jurídica,
hecha por juristas, ha estado ausente en la articulación de propuestas. Este panorama ha sido
modificado con el posicionamiento de la temática de los derechos humanos y ha creado una
notable discusión y ha conformado, incluso, una ideología sobre los conflictos y los derechos
de las comunidades indígenas. En efecto, la relación estrecha entre pobreza y retraso econó-
mico de la mayoría de los pueblos indígenas en México ha sido determinante para crear una
teoría crítica sobre los paradigmas políticos y jurídicos del México del XXI. Se puede señalar
que tácitamente se ha aceptado la discriminación de los pueblos indígenas.22 De esta forma,
en los últimos años se ha logrado consolidar un buen corpus teórico sobre los sistemas jurí-
dicos indígenas, que han permitido abrir, importantes brechas de reflexión científica y sobre
todo, posicionar la cuestión indígena en el ámbito de los derechos humanos. Sin embargo,
una interrogante surge en el ámbito del estado constitucional mexicano con motivo de los
derechos indígenas: cómo articular el derecho indígena en el derecho nacional. Las posibles
respuestas van desde lo político hasta lo social;23 sin embargo, escasamente se ha argumen-
tado la importancia que tendría lograr la validez del derecho indígena desde la actividad de
los tribunales.
Además, vale la pena recordar, que los últimos años han sido pródigos en la discusión jurídica
sobre los pueblos indígenas y sus ordenamientos jurídicos desde un ámbito bien definido.
Vemos con cuidado. No obstante, aunque los diversos análisis han ampliado el espectro de
los derechos indígenas y se han identificado diversos enfoques interdisciplinarios, la doctri-
Mario Cruz Martínez
460
22
"El órgano reformador de la Constitución, como encargado de adaptarla a la realidad social, estableció ahora
diversos derechos en materia indígena al encontrarse estos sectores de la población en situaciones de rezago y
desigualdad frente al resto de la oblación que conforma la nación mexicana", Amparo en revisión 123/2002… supra
nota 20, pp. 455 y ss.
23
Por ejemplo, el jurista Jorge Alberto González Galván sugiere como propuestas para la inclusión de lo indígena
en el ámbito del Estado nacional: "Se tendría que ir incorporando personal a las instancias ejecutivas, legislativas y
judiciales del Estado, con conocimientos de las lenguas y culturas de los pueblos indígenas. Parte de este proceso
podría considerar la posibilidad de convocar a nuevos congresos constituyentes para darnos Constituciones (federal
y locales) con representantes de los pueblos indígenas, que respondan a la demanda de respeto a las diferencias
culturales para que las relaciones sociales sean igualitarias, y respondan a la demanda de solidaridad social para que
las condiciones de vida de la mayor parte de la población de este país sean dignas", González Galván, Jorge Alberto,
"Validez del derecho indígena en el derecho nacional", en Comentarios a la reforma constitucional en materia indí
gena, Carbonell Miguel y Portilla Karla (coord.),México IIJ-UNAM, 2002, pp. 48-49.
diferentes elementos del derecho indígena. Justamente, en las siguientes páginas se cons-
truirá una reflexión sobre el derecho indígena considerando algunas sentencias emitidas por
el poder judicial. Dicho ejercicio entraña una actividad necesaria y escasa en nuestro sistema
jurídico: a saber, un estudio jurídico que haga las veces de una serie de principios que pue-
dan orientar al académico, al aplicador del derecho, en definitiva al jurista que busque encon
trar una solución a los dilemas y problemas que plantea el ejercicio de los derechos humanos
de las comunidades indígenas. Varios son los motivos, de diverso calibre, que animan esta
investigación y cómo se verá las razones son tan amplias, que deben menuzarse. La falta de
referencias jurídicas en el sistema jurídico mexicano sobre el derecho indígena, a partir de la
práctica de los tribunales, y más aún, el desarrollo escaso de la sistematización de dichos fallos
ha provocado una cuestión muy evidente. La discusión jurídica ha sido notoriamente polari-
zada por los actores políticos. Es decir, el argumento jurídico ha sido relegado por el razo
namiento social o político. Por ello, se debe privilegiar el derecho comparado, especialmente,
aquellos fallos de la Corte Interamericana de Derechos Humanos (en adelante "Corte IDH" o
"la Corte") y otros, porque es posible construir una teoría jurídica indígena a partir de los re-
clamos concretos que han planteado los pueblos indígenas ante los diversos tribunales en
diferentes países de América Latina. Además, una de las razones que sobresalen para estudiar
tribunales que Aplican Derecho internacional o derecho común, es la protección que hacen
esas jurisdicciones a los derechos colectivos24 y además porque algunos de ellos, "perfilan
una dimensión trasnacional de la jurisdicción constitucional".25 Asimismo, en la arena inter-
nacional se ha intentado dialogar los derechos individuales y los derechos colectivos de las
comunidades indígenas, sobre todo, en lo concerniente en el ámbito de los derechos huma-
nos.26 Finalmente, un aspecto que resalta el análisis de los derechos indígenas es la falta, en un
inicio, por parte de los Estados nacionales de reconocer su naturaleza. Incluso, paradójicamen- nación. Artículo segundo constitucional
te, en el derecho internacional es posible advertir la necesidad de las comunidades indígenas
Composición pluricultural de la
de buscar el reconocimiento, pero sobre todo, el auténtico ejercicio de sus derechos. Parado-
ja clara, porque la expresión derecho internacional27 resultaría contradictoria; "derecho" se
24
Véanse los Comentarios del Comité Jurídico Interamericano al Proyecto de Declaración Americana sobre los
461
Derechos de los Pueblos Indígenas: "El derecho internacional en el ámbito de los derechos humanos protege, con
pocas excepciones, derechos individuales, si bien se reconoce que, en ciertos casos el ejercicio de derechos indivi-
duales sólo puede ejercerse efectivamente de manera colectiva". Citado por el Juez Diego Vio Grossi, Voto concurren-
te del Juez Eduardo Vio Grossi. Corte IDH. Caso Comunidad Indígena Xákmok Kásek vs. Paraguay, supra nota 5, p. 2.
25
Cfr. Caballero Ochoa, José Luis, "México y el sistema interamericano de protección", en Derecho Internacional
de los derechos humanos. Memoria del VII Congreso Iberoamericano de Derecho Constitucional, IIJ-UNAM, México 2002,
p. 619.
26
Cfr. Art. 1 de la Declaración de las Naciones Unidas sobre Derechos de los Pueblos Indígenas, de 2007: "Los indí-
genas tienen derecho, como pueblos o como personas, al disfrute pleno de todos los derechos humanos y las libertades
fundamentales reconocidos por la Carta de las Naciones Unidas, la Declaración Universal de los Derechos Humanos y la
normativa internacional de los derechos humanos".
27
En los últimos años se han escrito una buena cantidad de textos que buscan contextualizar a los pueblos indí-
genas en el ámbito del derecho internacional. Véase por ejemplo, Anaya, Jame, Los pueblos indígenas en el derecho
referiría a una órbita soberana del Estado e "internacional" se establece a partir de la plurali-
dad de sistemas jurídicos y las diferentes inte-relaciones de éstos. Se requiere señalar que el
fenómeno indígena se vincula a derechos de pueblos originarios, es decir, a realidades cultu-
rales y sociales que tiene una dinámica propia y que en ciertos casos se alejan de la realidad
que establece el Estado-nacional. Las razones de esto escapa a esta investigación, sin embar-
go, en el ámbito jurídico tiene grandes consecuencias.
Otro elemento que es posible añadir a las características de este ensayo es el referido a la
originalidad del sistema jurídico latinoamericano. Esto es, considerando ciertos fallos de Tri-
bunales Latinoamericanos es posible establecer un nuevo derecho común de los pueblos
indígenas de América Latina. Es claro destacar, que se buscará caracterizar una tipología de
principios jurídicos que establezcan insumos que permitan a los juristas resolver los conflic-
tos jurídicos.28 Es pues, que el leit motiv que anima este ensayo es notablemente conceptual,
pero buscando en la praxis de los tribunales. Debe recordarse, que este estudio es general y
seguramente deberá ser continuado y profundizado.
crática de América Latina. En esta línea de reflexión resulta necesario destacar la importancia
462 de la actividad judicial en materia de reivindicación de derechos de los pueblos indígenas.
internacional, Editorial Trotta, Madrid 2005; Castrillón Orrego, Juan Diego, Globalización y derechos indígenas: el caso
de Colombia, UNAM, México 2006.
28
En esta investigación no se analizará el tema de la actividad del Estado para establecer elementos que efectiva-
mente logren elevar los índices sociales y económicos de los pueblos indígenas. Todo esto estaría más bien en la
órbita de políticas públicas. Como se ha afirmado, "las políticas públicas de derecho judicial en relación con los
pueblos indígenas se refieren, por una parte, al reconocimiento de su derecho a ejercer su derecho, es decir, sus
sistemas normativos y su jurisdicción, y, por la otra, a la obligación del Estado a garantizar su derecho a acceder a la
justicia estatal", González Galván, Jorge Alberto, "El convenio 169 de la OIT y la reforma constitucional indígena en
México", en Los derechos humanos y la globalización. Fascículo 4. Derechos humanos. Del multiculturalismo a la inter-
culturalidad, Comisión Nacional de Derechos Humanos, México 2008, p. 29.
Diversos países han logrado transitar de modelos homogéneos a diseños institucionales
complejos o plurales y es justo, que el papel de los poderes judiciales ha sido determinante.
Sin embargo, surge una cuestión. Uno de los grandes retos de la ciencia jurídica ha sido
identificar los linderos entre lo político, lo social y lo cultural. En efecto, el derecho al dar so-
luciones técnicas necesita del planteamiento multidisciplinario para tener una concepción
holística del problema social. En este sentido, es claro que una de las bondades de los gran-
des debates de la ciencia jurídica contemporánea es la de establecer la necesidad de conce-
bir el fenómeno de lo jurídico desde los diferentes meandros que alimentan la complejidad
de las comunidades políticas. En lo relativo a los derechos indígenas, el gran debate ha sido
lograr plantear los diferentes conceptos culturales y sociales indígenas de acuerdo a la gra-
mática jurídica. Esta tarea ha sido uno de los principales obstáculos, lograr homologar ade-
cuadamente nociones como autonomía, autogobierno, usos y costumbres desde los diversos
conceptos jurídicos que integran el entramado jurídico. Esto se presenta como un elemento
indispensable de la discusión, porque solo a través de un adecuado abecedario jurídico de
los pueblos indígenas se logrará un acceso efectivo a la salvaguarda y protección de los dere
chos del mundo indígena. Dicho con otras palabras, existen disciplinas, como la antropología
y sociología por ejemplo, que han ayudado a explicar los meandros de la cuestión indígena,29
pero ha faltado una adecuada taxonomía jurídica para entender los conceptos jurídicos a la
luz de otras disciplinas.30
Veamos algunas consideraciones que han impedido comprender los principios jurídicos
subyacentes de la realidad indígena. Justamente uno de las interrogantes que han desvelado
la ineficacia del sistema de justicia en México es la aplicación, desde el siglo XIX, del principio
nación. Artículo segundo constitucional
29
Véase por ejemplo, Corte IDH. Caso de la Comunidad Mayagna (Sumo) Awas Tingni Vs. Nicaragua. Fondo, Repara-
Composición pluricultural de la
ciones y Costas. Sentencia de 31 de agosto de 2001. Serie C No. 79, en el ámbito de las pruebas del Caso, los testi-
monios de dos especialistas antropólogos Theodore Macdonald y Rodolfo Stavenhagen, donde señala el primero la
importancia del concepto de cultura indígena para entender la noción indígena del territorio: "Para hablar de los
Mayagna como comunidad hay que verlo todo como un proceso. Actualmente es un grupo que tiene su propio
liderazgo, tiene su propia forma de organización social y se reconoce a sí misma como una comunidad indígena",
p. 23. Stavenhagen afirma: "Los pueblos indígenas se definen como aquellos grupos sociales y humanos, identifica-
dos en términos culturales y que mantienen una continuidad histórica con sus antepasados, desde la época anterior 463
a la llegada a este continente de los primeros europeos. Esta continuidad histórica se advierte en las formas de
organización, en la cultura propia, en la autoidentificación que estos pueblos hacen de sí mismos y en el manejo
de un idioma cuyos orígenes son prehispánicos", p. 25.
30
Como señalara de manera contundente Héctor Díaz Polanco: "Hay mucha ignorancia de lo que pasa en las co-
munidades indígenas en relación con el derecho consuetudinario, y es algo que hay que trabajar para rellenar este
hueco. Pero me parece que no se debe descuidar el conocimiento de la lógica jurídica nacional, es decir, la lógica de
los juristas, porque el desconocimiento imposibilita la posibilidad de articulación". Otro problema de volver dema-
siado antropológico el estudio de los derechos consuetudinarios indígenas, continúa Díaz Polanco, es la de referirse
"a esta tradición de la antropología a convertir en objeto absoluto su objeto de trabajo, de investigación y de re-
flexión; es probablemente nuestra enfermedad infantil y además la miseria de la antropología. Ya descubrimos una
mina, la del derecho consuetudinario, ahora la convertimos en algo absoluto, algo que tiene lógica propia", Díaz
Polanco, Héctor, participación en Presentación de Libro Entre la Ley y la costumbre, Cuadernos del Instituto Indigenis-
ta Interamericano e Instituto Interamericano de Derechos Humanos, México, 1990.
de igualdad de manera indiscriminada. En el caso de las comunidades indígenas, el siglo XIX
demostró la intención del sistema político y jurídico de "incluir" a los pueblos indígenas en el
discurso nacional. Son pocos los análisis que se pueden obtener del derecho indígena en el
siglo XIX y por ello resulta imprescindible atisbar en otras disciplinas para desvelar las carac-
terísticas de lo indígena y de la forma en que la justicia concibió a la cuestión indígena.
Subrayamos una idea. Resulta necesaria una reflexión que busque establecer las característi-
cas técnicas que presenta la aplicación de la justicia en el ámbito de la multiculturalidad. Se
debe recordar que la bibliografía no ha sido pródiga en el análisis y discernimiento del dere-
cho indígena y su aplicación; existe, sin embargo, una buena literatura sobre las característi-
cas del fenómeno indígena desde la óptica de variadas disciplinas sociales, como la historia,
la antropología, la sociología, la filosofía, la ciencia política, entre otras.
En este sentido, es necesario presentar un análisis que tenga como objeto establecer una
serie de principios que establezcan un modelo orientador a los miembros del poder judicial
mexicano, en el ámbito de la interpretación y argumentación jurídica. Esta propuesta nace
del análisis sumario de las principales teorías del multiculturalismo, y sobre todo, desde el
estudio de algunas sentencias que han sido casos relevantes en la ciencia jurídica mexicana
y sobre todo, desde el derecho comparado, especialmente, la jurisprudencia emanada de la
Corte IDH; esto debido a la actividad dinámica de la Corte en la protección de derechos hu-
manos, pero considerando la raigambre comunitaria o colectiva de los derechos indígenas.
Más aún, la Corte ha sido determinante en la constitución de un ius commune en el ámbito
del derecho indígena ya que ha establecido principios jurídicos a partir del derecho indígena
local de los diferentes países latinoamericanos considerando los derechos humanos como el
núcleo de la democracia de los países latinoamericanos. Resulta pues, necesario que estos
principios sean conocidos por los integrantes del Poder Judicial Mexicano, aplicadores del
derecho, el foro, universidades, entre otros actores. En definitiva, se requiere la socialización
Mario Cruz Martínez
Por otra parte, en México el estudio del derecho desde el ámbito judicial ha sido más bien
escaso, y sobre todo se ha privilegiado el estudio de la ciencia jurídica desde la teoría; lo
anterior no se afirma con el ánimo de menoscabar la importancia de la "teoría pura" sino más
bien, destacar la necesidad de contar con principios sobre la interpretación concerniente a la
multiculturalidad a partir del análisis jurídico de lo social concreto (sentencias) y enhebrando
la teoría filosófica de la multiculturalidad. Las razones de esta decisión deben evidenciarse.
Desde hace un buen tiempo se ha considerado a la práctica judicial totalmente supeditada
a las reglas legislativas; este punto de vista resulta cierto. Sin embargo, existe un buen núme-
ro de sentencias que han logrado establecer principios que la legislación y la teoría jurídica
no habían podido desvelar.31
Otra cuestión que ha creado una serie de obstáculos a la adecuada impartición de justicia en
el ámbito indígena, ha sido el de la histórica corrupción y la perenne desigualdad social y
económica que padecen las comunidades indígenas en México. Si bien en el México decimo
nónico la discusión sobre la cuestión indígena fue exigua y notoriamente ausente de los
grandes debates políticos y sociales, es posible encontrar algunas referencias interesantes.
Una de las consideraciones más notables de la reflexión judicial fue la planteada en el siglo
XIX por el jurista Ignacio Vallarta. Para este notable abogado, el principio de igualdad jurídica
debía borrar cualquier diferencia entre las comunidades indígenas y los derechos individua-
les. Como se puede advertir, la igualdad entraña uno de los principales símbolos del consti-
tucionalismo mexicano con el que se buscó plantear las soluciones al fenómeno indígena.
En este sentido, se ha señalado que a pesar de que el sistema jurídico mexicano estableció
con el principio de igualdad, una certeza técnica al momento de impartir justicia, y de esta
manera se sujetó a las comunidades indígenas a la utilización del principio de individualismo
jurídico, los pueblos indígenas intentaron reivindicar sus derechos a través de los instrumen-
tos procesales existentes.
nación. Artículo segundo constitucional
Composición pluricultural de la
Como se había señalado con anterioridad, la escasa bibliografía sobre la defensa de los de
rechos de las comunidades indígenas establece la necesidad de establecer una tipología
de la justicia indígena a partir de algunos fallos que el Poder Judicial Mexicano ha dado en
los últimos años, para de esta manera establecer una suerte de principios orientadores en el 465
ámbito de la impartición de justicia. A continuación se presentarán algunos de los derechos
que son innatos al sistema jurídico de los pueblos indígenas en México. Se debe señalar que
la siguiente es una tipología enunciativa y que se desprende de las sentencias que se han
dado en México y en el derecho comparado. Si bien esto tiene la finalidad de menuzar los
derechos consagrados en el texto constitucional mexicano, es atendible recordar que la
31
Por ejemplo, la Sentencia Yatama de 2005 dictada por la Corte Interamericana resulta una excelente orientación
sobre la aplicación de los derechos políticos de las comunidades indígenas.
Convención Americana sobre Derechos Humanos (en adelante "CADH" o "la Convención"), y
su acompañante la Corte IDH, serán acompañadas por otros tratados internacionales de
derechos humanos de los que forma parte México y la copiosa jurisprudencia del derecho
comparado de Latinoamérica.
32
Véase sobre la tipología sobre el desarrollo de los derechos indígenas en el sistema interamericano y las vici
situdes de su fraseo en el sistema interamericano, Castrillón Orrego, Juan Diego, "La Corte Interamericana de Dere-
chos Humanos y los derechos de los pueblos indígenas", en La Corte Interamericana de Derechos Humanos a
veinticinco años de su funcionamiento, UNAM, México 2007, pp. 143-150.
33
En este sentido se puede aseverar que "no es ilógico entonces, en los contextos ubicados, que para la Corte
Interamericana los pueblos indígenas sean estructuras socioculturales que poseen derechos como colectivos
de orden político, económico, cultural y territorial que deben ser garantizados y respetados por los Estados",
Ibidem, p. 149.
razonamientos que evidencian el perfil del ordenamiento jurídico indígena en América
Latina.
Uno de los principios que han sido discutidos en la jurisprudencia en materia indígena es el
de la igualdad y su aplicación en el ejercicio de los derechos colectivos indígenas.34 Esto
porque si bien la igualdad material se reconoce en el texto constitucional, la existencia real
de principios de aseguramiento del derecho a un mínimo vital son cuestionables en el derecho 467
indígena. La Corte Constitucional colombiana ha señalado que "si bien el derecho funda-
mental al mínimo vital es predicable de todos los ciudadanos en condiciones de igualdad,
existen determinados sectores de la población que, en razón de su mayor vulnerabilidad,
son susceptibles de encontrarse, con mayor facilidad, en situaciones que comprometan la
34
Usos y costumbres. Las elecciones por este sistema no implican por sí mismas violación al principio de igualdad, Tesis
S3EL 152/2002, Compilación Oficial de Jurisprudencia y Tesis Relevantes, p. 786. Cfr. Derechos del pueblo mexicano.
México a través de sus constituciones, T.XXI, pp. 43-63.
efectividad de su derecho".35 Por otra parte, la Corte IDH ha destacado que "el principio de la
protección igualitaria y efectiva de la ley y de la no discriminación constituye un dato sobre-
saliente en el sistema tutelar de los derechos humanos consagrados en muchos instrumen-
tos internacionales y desarrollado por la doctrina y jurisprudencia internacionales",36 y en este
sentido es "discriminatoria una distinción que carezca de justificación objetiva y razonable".37
Dentro de la interpretación que ha brindado la Corte IDH podemos encontrar dos grandes
grupos de sentencias que han menuzado el principio de igualdad de acuerdo a los derechos
fundamentales de los pueblos indígenas:39 a) Comunidad indígena Yakye Axa vs. Paraguay
2005; Comunidad indígena Sawhoyamaxa vs. Paraguay 2006; Comunidad indígena Xákmok
Kásek vs Paraguay 2010. En este grupo de sentencias la Corte establece las condiciones mí-
nimas de vida digna de las comunidades indígenas y la relación de esta noción a partir del
concepto de propiedad comunitaria. b) La célebre sentencia Yatama vs. Nicaragua donde se
analiza los derechos políticos de los pueblos indígenas.
De los fallos precedentes se pueden individualizar diversos derechos específicos que se anali-
zarán más adelante. Vale la pena señalar, que cada uno de esos derechos tiene una íntima re-
lación con el principio de igualdad, y sus diferentes materializaciones según sea el derecho.
Mario Cruz Martínez
35
Sentencia T-581 A/11 sobre sentencia del 16 de febrero de 2011 dictada por el Juzgado 28 Civil del Circuito de
Bogotá, <www.corteconstitucional.gov.co/relatoria/2011/T-581a-11.htm> (26 de junio de 2013).
468 36
Corte IDH. Caso Yatama Vs. Nicaragua. Excepciones Preliminares, Fondo, Reparaciones y Costas. Sentencia de
23 de junio de 2005. Serie C No. 127 párr. 184.
37
Idem., párr. 185.
38
Clérico, Laura, "La igualdad como redistribución y como reconocimiento: Derechos de los pueblos indígenas y Corte
Interamericana de Derechos Humanos", Estudios Constitucionales, Año 9, No. 1, 2011 p. 160, señala una tesis intere-
sante respecto a la igualdad en el ámbito indígena: "La insuficiencia de estudios sobre igualdad en el contexto
interamericano no sólo habla de una miopía que no permite ver que varios de los planteos de igualdad responden
a una desigualdad como dominación o sometimiento, sino que también responde a una desigualdad que combina
problemas de redistribución y reconocimiento como ene l caso de los planteos de los pueblos originarios. Así, ser
reconocido como un igual no sólo amplía nuestra mirada sobre los derechos, sino que devela la íntima relación
entre derechos, democracia deliberativa e igualdad, entendidas todas como la lucha por la paridad participativa de
los grupos desaventajados en el sistema interamericano".
39
Ibidiem, pp. 170 y ss.
V. La costumbre indígena
Uno de los principales aspectos que se deben subrayar de la peculiaridad del sistema jurídico
indígena es la posibilidad que establece el texto constitucional de la "aplicación de sus pro-
pios sistemas normativos en la regulación de sus conflictos internos".40 El debate que se ha
planteado con fruición es la eventual discrepancia entre la costumbre indígena y el orde
namiento estatal; sin embargo, en muchos casos se ha pretendido imponer una discusión
entre ambos terrenos, anteponiendo el aspecto de la cultura. Es decir, como si la cosmogonía
cultural fuese un obstáculo para la correcta aplicación del marco legal. Por ello, se debe des-
tacar un elemento de la discusión, la costumbre como uno de los elementos basilares del
sistema jurídico en la tradición jurídica de occidente y su presencia indiscutible en el análisis
de los diversos casos que su suscitan en el ámbito de los pueblos indígenas. Justo, el sistema
jurídico mexicano ha sido renuente a comprender los diferentes matices que plantea la diver
sidad cultural en la aplicación del marco legal.41
Probablemente, y es solo una hipótesis, el ordenamiento legal fue en exceso purista e inca-
paz de articular un paradigma que lograra entender las diferentes manifestaciones y los dife-
rentes ejercicios de los mismos derechos por diferentes grupos sociales. Otra idea sería la
incapacidad de contar con aplicadores del derecho, lo suficientemente independientes para
hacer valer principios diferenciados como en el ámbito del derecho indígena. Finalmente, en
el debate de la consuetudo se ha pretendido considerar a la costumbre como acompañante
incómoda de la ley. Como hemos estudiado, la costumbre tiene una larga presencia en el
sistema jurídico del derecho continental y se ha considerado como un elemento determi-
nante del sistema jurídico. Esto es, la costumbre como señalará Juliano, D. 1, 3, 32, la costum- nación. Artículo segundo constitucional
Como es posible advertir, la aplicación de la costumbre no tan solo se refiere al respeto a una
identidad social sino más bien, a la posibilidad de considerar un universo cultural que com-
plete la identidad política de las comunidades indígenas. En este sentido vale la pena señalar
469
que a pesar de que existan en una comunidad indígena diversos códigos culturales o formas
de desarrollar su identidad política y cultural, el sistema jurídico debe brindar los medios para
40
Art. Segundo de la Constitución mexicana.
41
Sobre los derechos culturales, véase el análisis detallado de Ruiz Molleda, Juan Carlos, "Balance preliminar de
jurisprudencia del TC en materia de derechos culturales", en Ponencias de investigadores del Instituto de Defensa Legal
presentadas al VII Congreso Internacional de la Red Latinoamericana de la Red Latinoamericana de Antropología Jurídica
(RELAJU), agosto de 2010, pp. 3-33.
42
Véase nuestro trabajo, Cruz Martínez Enrique y Cruz Martínez, Mario, "Breve geografía de la consuetudo", en
Estudios en honor a Don Jorge Fernández Ruiz. Derecho Internacional y otros temas, UNAM, México 2005, pp. 83-124.
que los diferentes grupos puedan ejercer sus derechos. Dicho de otra manera, como lo señala
la propia constitución, los pueblos indígenas deben "acceder plenamente a la jurisdicción
del Estado". De lo anteriormente señalado, surge uno de los aspectos que merecen señalarse
en lo que concierne los derechos indígenas, es el binomio cultura y derecho. Precisamente
se ha reiterado que la identidad cultural es un elemento que el Estado debe proteger.43 Uno
de los problemas que plantea el reconocimiento de la costumbre indígena entraña identi
ficar una práctica social en la cosmogonía de los pueblos indígenas.44
Sin embargo, hay ciertas áreas en las cuales pueden surgir conflictos que el aplicador del
derecho debe vertebrar adecuadamente y comprender las diferencias entre los diferentes
órdenes. El ámbito penal resulta particularmente atractivo para nuestro análisis por las im-
portantes deficiencias del sistema legal para brindar efectividad al derecho de acceso a la
justicia; así, en el orbe indígena se encuentran notables desigualdades que hacen patente
una indiscutible desigualdad material.45 Esto por uno de los aspectos que señala la Constitu-
ción Federal, al plantear que "los indígenas tienen en todo tiempo el derecho a ser asistidos
por intérpretes y defensores que tengan conocimiento de su lengua y cultura". Como se podrá
advertir, los pueblos indígenas gozan de un acceso efectivo a la jurisdicción del Estado, y por
tal motivo deberán estar capacitados de expresarse en su lengua o bien, que el Estado les
asegure la posibilidad de entender la causa que ha sido entablada en su contra. Es pues, que
resulta fundamental el derecho a la defensa en el marco de los derechos humanos de las
comunidades indígenas. Sin embargo, el impartidor de justicia deberá asegurar los derechos
humanos sin menoscabar los principios que dimanen de cierta área específica. En este sen-
tido, los tribunales deben diferenciar adecuadamente, si los derechos que estén en juego
43
En este sentido debe parafrasearse las formas cómo deben entenderse el concepto de cultura. Para tal fin,
Mario Cruz Martínez
Stavenhagen considera a ésta como capital social, como actividad creativa, y en una acepción más general como un
modo de vida, "como la suma total de actividades espirituales y productos de un grupo social dado que distingue
al mismo de otros grupos sociales", citado por Ruiz Molleda, Juan Carlos, Amicus curiae presentado por el Instituto
470 de Defensa Legal (IDL), con relación al proceso de amparo presentado por la Procuraduría Pública Regional del
Gobierno Regional de Cusco contra PROINVERSIÓN, con el objeto que suspenda la ejecución del Proyecto Majes
Siguas II por amenaza a los derechos a la vida y a la salud ante el Primer Juzgado Mixto de Wanchaq (expediente
No. 2010-370)
44
Véase el caso Employment Division, Department of Human Resources of Oregon v. Smith, 494 U.S. 872 (1990), donde
dos indígenas fueron despedidos de sus empleos por haber consumido peyote.
45
De acuerdo a un estudio cuantitativo realizado por la Oficina en México del Alto Comisionado de las Naciones
Unidas para los Derechos Humanos, "55% de los presos indígenas en el ministerio público y 24 % de presos indíge-
nas en el juzgado, manifestaron que no se les informó que tenían derecho a contar con un defensor". Además, "el
67% de los encuestados indígenas en el ministerio público y 27% en el juzgado consideraron que no contaron con
la asistencia de un defensor", Informe del Diagnóstico sobre el Acceso a la justicia para los indígenas en México (Proyecto
de implementación de las recomendaciones derivadas del Diagnóstico sobre la Situación de los Derechos Humanos en
México), Oficina en México del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos, México
2007, p. 101.
pertenecen al derecho consuetudinario indígena o bien, son derechos de cualquier nacional,
y en donde, se tendrían que aplicar los mismos derechos y pretensiones.46
También debe entenderse, que el reconocimiento del derecho indígena estableció una serie
de principios programáticos y mínimos de reconocimiento de derechos de los pueblos indí-
genas en México, que establece la participación del legislador estatal para desarrollar los de
rechos indígenas en las entidades federativas;47 sin embargo, los derechos mínimos no deben
transgredir el sistema constitucional mexicano.48
Así, la costumbre indígena deberá considerarse en los juicios donde los indígenas se hallen
involucrados o en los actos que desde su estatuto sea diverso, con las particularidades que
cada uno de ellos tenga frente a ciertos principios jurídicos. Sin embargo, se hará un análisis
riguroso de las formalidades que se deberán cubrir para otorgar un adecuado acceso a la
jurisdicción estatal.49 Por otra parte, el tribunal respectivo deberá considerar si en el análisis
la costumbre indígena va en contra de algún principio, derecho fundamental o derechos
de la mujer, e incluso, si el uso indígena no constituye un ilícito.50
Uno de los aspectos que deben analizarse es el referente a los derechos políticos en el ámbi-
to indígena. A pesar de que una buena cantidad de pueblos indígenas lleven a cabo sus
46
1a. XXXVIII/2003, DERECHOS DE LOS INDÍGENAS EN MATERIA DE ACCESO A LA JURISDICCIÓN ESTATAL. NO SE
VIOLAN CON LO DISPUESTO EN LOS ARTÍCULOS 72, 165 BIS, 171, 183, 269, FRACCIÓN IV, 285, 285 BIS, 290, 296 BIS,
314 Y 426, TODOS DEL CÓDIGO DE PROCEDIMIENTOS PENALES PARA EL DISTRITO FEDERAL. Semanario Judicial de
la Federación y su Gaceta, Novena Época, México, t. XVIII, agosto de 2003, p.228. Reg. IUS. 183560. Se estableció que
nación. Artículo segundo constitucional
"los impugnados artículos 293, 298 y 315 del código Penal para el Distrito Federal, al definir el tipo penal del delito
Composición pluricultural de la
de lesiones que ponen en peligro la vida, y establecer la pena de prisión que habrá de imponerse a quien cometa
tal ilícito, así como sus agravantes, no trasgreden las garantías individuales en materia indígena que tutela el artícu-
lo 2 de la Constitución Política de los Estado Unidos Mexicanos" (p. 1634).
47
"Los Congresos locales, al legislar sobre la materia indígena y regular las instituciones relativas, en términos de
lo dispuesto en el artículo 2 de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos, deben hacerlo bajo el crite
rio de que los que se otorgan en ella a la población indígena son derechos mínimos que deben ser respetados para
garantizar su efectividad, pero que pueden ser ampliados para imprimir las características propias que mejor expre-
471
sen las situaciones y aspiraciones de sus pueblos indígenas, siempre que tal ampliación se realice sin vulnerar el
marco constitucional al que dichos derechos se encuentran sujetos", Amparo en revisión 123/2002…supra nota 23.
48
La ampliación o especificación de derechos indígenas en las entidades federativas tendrían dos limitantes: ir en
contra del marco constitucional y no ajustarse a la realidad social de la comunidad indígena, Ibidem, p. 446.
49
1a. XXXVIII/2003… supra nota 47 p. 228, se deberá, a guisa de ejemplo, considerar el grupo étnico al que perte-
nezca; la autoridad podrá allegarse de periciales que permitan conocer el conocimiento de su identidad indígena;
también se requerirán peritos indígenas que pertenezcan al mismo grupo étnico; se establecerá la obligación del
juzgador de proporcionar un traductor-intérprete que le haga saber sus derechos respectivos al indígena; en la
declaración preparatoria se tendrá que incluir, el grupo indígena al que pertenezca el inculpado, y además, durante
la instrucción, la autoridad deberá considerar la pertenencia del inculpado a un grupo indígena, y por consi-
guiente, las costumbres que tenga dentro de la comunidad indígena.
50
Por ejemplo, en el caso del delito de lesiones no se puede argumentar que su realización haya sido producto de
una costumbre. Ibidem, p. 229.
elecciones políticas por sus normas consuetudinarias, éstas no podrán ir en contra de princi-
pios establecidos por el estatuto constitucional.51
Desde el inicio de los tiempos, la cuestión indígena ha sido afectada por prejuicios de segre-
gacionismo. Precisamente la autodeterminación ha sido (mal) considerada como una ame-
naza a la unidad del Estado mexicano. El problema debe plantearse de otra manera desde la
ciencia jurídica.52 Cómo establecer diferentes mecanismos de equilibrio entre los diferentes
ordenamientos. Es decir, la necesidad para los diferentes aplicadores y operadores del
derecho de reconocer y aplicar los principios jurídicos indígenas y no establecer un problema
límite con normas del sistema constitucional.53
51
Por ejemplo, no se puede privilegiar la costumbre indígena frente a la omisión del derecho al sufragio. "Si en una
Mario Cruz Martínez
comunidad indígena no se permitiera votar a los ciudadanos que no residieran en la cabecera municipal, dicha
restricción se traduciría en la negación o anulación de su derecho fundamental a sufragar, y ello significaría la trans-
gresión al principio de igualdad, visto desde el punto de vista subjetivo que emana de dicha norma, el derecho a
472 no ser discriminado injustamente", véase, Juicio para la protección de los derechos político-electorales del ciudadano.
SUP-JDC-013/2002. Indalecio Martínez Domínguez y otros. 5 de junio de 2002. Unanimidad de votos. Ponente: José
Luis de la Peza. Secretario: Marco Antonio Zavala Arredondo, en Revista Justicia Electoral 2003, Tercera Época, suple-
mento 6, pp. 207-208, Sala Superior, Tesis S3EL 151/2002, Compilación Oficial de Jurisprudencia y Tesis Relevantes
1997-2002, p. 779.
52
Desde una perspectiva social, "la autonomía indígena viene presentándose y fundamentándose como una mo-
dalidad del ejercicio del derecho a la autodeterminación de los pueblos indígenas consistente en el establecimiento
de un tipo de relación entre el Estado nacional y grupos étnicos en la que se propone el reconocimiento de un
nuevo orden de gobierno más allá de los existentes actualmente en México", Cerda García, Alejandro, Imaginando
zapatismo. Multiculturalidad y autonomía indígena en Chiapas desde un municipio autónomo, UAM, México 2011.
p. 26.
53
"El derecho a la libre determinación y, por tanto, a la autonomía, concretamente, en los aspectos que se regulan
en el Apartado A. Este derecho se entiende, desde luego, sujeto al postulado básico de la unidad e indivisibilidad
nacional y a su ejercicio sujeto a marco constitucional", Amparo en revisión 123/2002...supra nota 23.
multicultural o la diferencia cultural es un elemento que se tiene que considerar en la discu-
sión de los diferentes ordenamientos jurídicos.
En este punto, es necesario hacer una reflexión sobre cómo esa interpretación es necesario
enfatizar la importancia que tienen la actividad del juez. El sistema judicial que planteaba
desde el civil law la figura del juez como una mera entidad interpretadora de la voluntad del
legislador y de esta manera, el reconocimiento del poder legislativo como la entidad creado-
ra del derecho por antonomasia ha sufrido varios cambios en los últimos años. Una buena
razón es el auge de las discusiones democráticas a la luz de los procesos de judicialización de la
política; en otras palabras, la forma en cómo los procesos democráticos van acompañados de
reformas profundas y sostenidas en el marco legal y en el cambio del concepto del Estado
de Derecho. La plenitud del principio de igualdad y su concomitante regulación bastó y sobró
en innumerables casos para definir soluciones y crear límites en los cuales se podía desarrollar nación. Artículo segundo constitucional
la actividad judicial. Precisamente, los derechos indígenas son una muestra clara de los al-
Composición pluricultural de la
cances de esta realidad. Los diferentes fallos que decidieron sobre la suerte de múltiples casos
atendieron a la pertinencia de satisfacer los planteamientos jurídicos desde la óptica del prin
cipio de igualdad y de ciudadanía "neutra" plasmado en las diferentes constituciones.
473
El trabajo de los jueces sigue los cánones de la literatura, narrativa jurídica, y en el ámbito del
derecho indígena no es la excepción. Según Ronald Dworkin, explicando la figura del law-
maker desde la tradición jurídica del common law, la sentencia funge como un capítulo de
una novela seriatim, en donde las decisiones judiciales posteriores deben considerar la trama
de la anterior.54 En otras palabras, la actividad judicial debe procurar establecer principios que
54
Para abundar sobre este tema, véase, Dworkin, Ronald, Law’s Empire, Harvard University Press, Cambridge-
Massachusetts 1986, p. 228 y siguientes. Esta idea de Dworkin es desarrollada por Ana Laura Magaloni y señala sobre
el papel del tribunal constitucional un imperativo necesario: "La jurisprudencia constitucional será, precisamente, el
sigan los criterios establecidos por diferentes tribunales del sistema jurídico y de esta manera
se creen zonas de certidumbre en donde existan criterios compartidos que se vuelvan elemen
tos del propio ordenamiento jurídico. Analizando diversas tesis del poder judicial, especial
mente del Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación, podemos identificar diferentes
principios que evidencian la riqueza del fenómeno indígena y sobre todo, como los derechos
político-electorales indígenas tienen una gran amplitud en el momento de su materializa-
ción. O con otras palabras. Los usos y costumbres electorales indígenas establecen una cul-
tura política que tiene un paradigma diverso en el momento de ejercitar y plasmar los derechos
políticos por parte del poder judicial.55
Otra cuestión que es necesario subrayar en esta sede, es la relativa a la construcción de los
diferentes principios o reglas dimanadas de las sentencias emitidas por los diferentes pode-
res judiciales. Un rasgo que ha diseñado el continente de las argumentaciones jurídicas ha
sido la utilización del derecho comparado.56 Justamente los diferentes elementos con los que
puede contar el aplicador de derecho, debe ser concebido a partir de su utilidad en el mo-
mento de fallar y buscar la salvaguarda de un derecho humano. Es esta una oportunidad
invaluable para el jurista, que con la aplicación de principios jurídicos logrará brindar justicia
y constituir un auténtico sistema jurídico democrático.
Uno de los derechos que ha sido discutido con fruición en la cuestión indígena es el de la
Mario Cruz Martínez
474
conjunto de sentencias que se pueden entrelazar y ordenar de tal modo que se tenga una visión global de las
distintas caras o problemas que genera la eficacia del derecho en cuestión, así como del alcance de la protección
constitucional en cada caso", Magaloni Kerpel, Ana Laura, ¿Por qué la Suprema Corte no ha sido un instrumento para
la defensa de derechos fundamentales?, en La ciencia del derecho procesal constitucional (Estudios en homenaje a
Héctor Fix-Zamudio en sus cincuenta años como investigador del derecho), T. II (Tribunales Constitucionales y democra-
cia), UNAM-Instituto Mexicano de Derecho Procesal Constitucional-Marcial Pons, México 2008, p. 280.
55
Cfr. La tesis S3EL 152/2002. Usos y costumbres. Las elecciones por este sistema no implican por sí mismas viola-
ción al principio de igualdad, en Revista Justicia Electoral 2003, Tercera Época, suplemento 6, Sala Superior.
56
En el derecho europeo se ha constituido una fuerte doctrina que concibe al derecho comparado como un ins-
trumento necesario en la articulación de un derecho común, surgido al amparo de la actividad judicial.
57
Corte IDH. Caso Comunidad Indígena Xákmok Kásek vs. Paraguay, supra nota 5, párr. 164.
58
Idem, párr. 51.
el despojo de sus territorios ancestrales y propiedades donde se ha podido constatar la falta
de atención del Estado y la negación de un derecho fundamental.59 Desde la jurisprudencia60
hasta el derecho internacional de derechos humanos se advierte la importancia que tiene
dicha noción en el sistema jurídico indígena para completar la órbita de derechos y su rela-
ción con su cultura y sus costumbres. El Convenio 169 de la OIT, las sentencias de la Corte IDH
y la Declaración de Naciones Unidas sobre los derechos de los pueblos indígenas forman los
tres pilares del derecho a la consulta de los pueblos indígenas.61 De acuerdo al Convenio 169
de la OIT, el derecho a la consulta es un derecho fundamental de los pueblos indígenas; por
otra parte, el artículo 32 de la Declaración de Naciones Unidas sobre los derechos de los
pueblos indígenas señala la obligatoriedad de los Estados de establecer consultas con los pue
blos indígenas para obtener su consentimiento en proyectos que afecten su tierras o territo-
rios (art. 32).62 En los últimos años dicho derecho ha estado presente en la discusión del
reconocimiento del pluralismo jurídico. Además, el derecho a la consulta es un derecho sín-
tesis en el ordenamiento constitucional, es en otras palabras, "una manifestación del derecho
constitucional a la participación y a la identidad cultural".63 Es así, que como ha señalado la
jurisprudencia, "la libre determinación comprende el derecho de las comunidades étnicas
a determinar sus propias instituciones y autoridades de gobierno; a darse o conservar sus
normas, costumbres, visión del mundo y opción de desarrollo o proyecto de vida; y de adop-
tar las decisiones internas que estime más adecuadas para la conservación o protección de
esos fines".64
59
"En un informe reciente se diagnostica que 11.320.455 hectáreas son objeto de reivindicación por pueblos ori-
ginarios, 680 mil integrantes de esos pueblos fueron desplazados y en varios casos de forma violenta, en donde los
empresarios con interés en las tierras estarían actuando para desplazarlos con el apoyo de fuerzas de seguridad
públicas y privadas, resultando varias personas heridas y hasta en algunos casos asesinadas", Clérico, Laura, "La igual
dad como redistribución y como reconocimiento: Derechos de los pueblos indígenas y Corte Interamericana de
nación. Artículo segundo constitucional
Derechos Humanos", supra nota 39, p. 159.
60
Composición pluricultural de la
Véase las siguientes jurisprudencias de la Corte Constitucional Colombiana: T-428/92; SU-037/97; T-652/98;
T-634/99; SU-383/03; T-955/03; T-737/05; T-880/06; T-154/09 y T-769/09.
61
En el derecho internacional destacan tres momentos fundamentales del derecho a la consulta: "En primer lugar,
hace ya más de dos décadas, la adopción del Convenio 169 de la OIT sobre Pueblos Indígenas y Tribales en países
independientes, el único tratado en vigor relacionado directamente con los derechos de los pueblos indígenas.
En segundo término sobresalen los muy significativos pronunciamientos de la Corte Interamericana de Dere-
chos Humanos, realizados a partir de 2001; por primera vez un tribunal internacional, mediante una interpretación
475
favorable a los pueblos indígenas de algunas disposiciones de la Convención Americana sobre Derechos Humanos
o Pacto de San José, ha generado una jurisprudencia de referencia en la materia. Por último, hay que destacar la
aprobación por parte de la Asamblea General de las Naciones Unidas de la Declaración sobre los Derechos de los
Pueblos Indígenas en septiembre de 2007", Chueca Sancho, Ángel, "Declaración sobre los derechos de los pue-
blos indígenas: Hacia un mundo intercultural y sostenible", en Revista Española de Derecho Internacional, Núm. LXI-2,
Julio 2009, p. 585.
62
"Art. 32. 2. "Los Estados celebrarán consultas y cooperarán de buena fe con los pueblos indígenas interesados
por conducto de sus propias instituciones representativas a fin de obtener su consentimiento libre e informado
antes de aprobar cualquier proyecto que afecte a sus tierras o territorios y otros recursos, particularmente en rela-
ción con el desarrollo, la utilización o la explotación de recursos minerales, hídricos o de otro tipo".
63
Molleda Ruiz, Juan Carlos, Amicus curiae presentado por el Instituto de Defensa Legal (IDL), supra nota 8.
64
Corte Constitucional Colombiana Sentencia de T-693/11, 23 de septiembre de 2011, Ponente: Jorge Ignacio
Pretelt Chaljub, p. 26.
Algunas de las reglas que deben atenderse en la consideración del derecho a la consulta
son la participación activa de los pueblos indígenas en la toma de decisiones sobre cuestio-
nes que atañen su universo cultural y social,65 así como la obligación del Estado de proveer
de una legislación efectiva y dotar al entramado administrativo para el reconocimiento y aplica-
ción de dicho derecho.66 Todo lo anterior se debe considerar ya que el derecho a la consulta
es un derecho humano de los pueblos indígenas y el fundamento del derecho a la participa-
ción.67 Es indiscutible que el derecho a la consulta implica uno de los derechos más nece
sarios de la gama de derechos del sistema indígena. Esto porque, como señala el Tribunal
Constitucional Colombiano, "cuando un pueblo indígena se ve perjudicado por la expropia-
ción de su territorio se puede vulnerar algo más que su derecho fundamental a la propiedad.
Se pone en riesgo también la propia existencia del pueblo indígena y sus valores espirituales".68
65
En el Caso del Pueblo Saramaka vs. Surinam se establece que "La Corte ha manifestado que al garantizar la parti-
cipación efectiva de los integrantes del pueblo Saramaka en los planes de desarrollo o inversión dentro de su territo
rio, el Estado tiene el deber de consultar, activamente, con dicha comunidad, según sus costumbres y tradiciones
(…) Este deber requiere que el Estado acepte y brinde información, e implica una comunicación constante entre las
partes. Las consultas deben realizarse de buena fe, a través de procedimientos culturalmente adecuados y deben
tener como fin llegar a un acuerdo. Asimismo, se debe consultar con el pueblo Saramaka, de conformidad con sus
propias tradiciones, en las primeras etapas del plan de desarrollo o inversión y no únicamente cuando surja la nece-
sidad de obtener la aprobación de la comunidad, si éste fuera el caso. (…) Por último, la consulta debería tener en
cuenta los métodos tradicionales del pueblo Saramaka para la toma de decisiones", Caso del Pueblo Saramaka vs.
Surinam, de 28 de noviembre de 2007 (Excepciones preliminares, fondo, reparaciones y costas), párrafos 133-137.
66
Véase el numeral 8 del fallo de la Corte Interamericana sobre el Caso del Pueblo Saramaka: "El Estado debe
adoptar las medidas legislativas, administrativas o de otra índole que sean necesarias para reconocer y garantizar el
derecho del pueblo Saramaka a ser efectivamente consultado, según sus tradiciones y costumbres, o en su caso,
el derecho de otorgar o abstenerse de otorgar su consentimiento previo, libre e informado, respecto de los proyec-
tos de desarrollo o inversión que puedan afectar su territorio, y a compartir, razonablemente, los beneficios deri
vados de esos proyectos con el pueblo Saramaka, en el caso de que se llevaren a cabo, en los términos de los
párrafos 129 1 140, 143, 155, 158 y 194 (d) de esta sentencia".
67
La Sentencia T-973 de 2009 de la Corte Constitucional Colombiana señala los tres ámbitos de protección del
derecho a la consulta. Primero: "en el ámbito externo, el respeto por la autonomía de las comunidades indígenas
exige reconocer el derecho de tales grupos, a participar en las decisiones que los afectan (…) Un segundo ámbito
de protección, también externo, tiene que ver con la participación política de estas comunidades, en la esfera de
representación nacional del Congreso (…) Finalmente, existe un tercer ámbito de reconocimiento a la autonomía
de estas comunidades que es de orden interno, y que está relacionado con las formas de autogobierno y de autode
Mario Cruz Martínez
terminación de las reglas jurídicas, al interior de los pueblos indígenas", p. 27. Véase también, Ruiz Molleda, Juan
Carlos, Amicus Curiae presentado por el Instituto de Defensa Legal (IDL) quien añade la referencia de la Sentencia del
expediente No. SU-039 de 1997 que señala: "A juicio de la Corte la Participación de las comunidades indígenas en
476 las decisiones que pueden afectarlas en relación con la explotación de los recursos naturales ofrece como particula-
ridad el hecho o la circunstancia observada en el sentido de que la referida participación, a través del mecanismo de
la consulta, adquiere la connotación de derecho fundamental, pues se erige en un instrumento que es básico para
preservar la integridad étnica, social, económica y cultural de las comunidades indígenas y para asegurar, por ende,
su subsistencia como grupo social. (…) El derecho de participación de la comunidad indígena como derecho fun-
damental (art. 40-2 C.P.), tiene un reforzamiento en el Convenio número 169, aprobado por la ley 21 de 1991, el cual
está destinado a asegurar los derechos de los pueblos indígenas a su territorio y a la protección de sus valores cul-
turales, sociales y económicos, como medio para asegurar su subsistencia como grupos humanos. De este modo, el
citado Convenio, que hace parte del ordenamiento jurídico en virtud de los arts. 93 y 94 de la Constitución, integra
junto con la aludida norma un bloque de constitucionalidad que tiende a asegurar y hacer efectiva dicha participa-
ción", pp. 19 y 20.
68
Continúa el Tribunal Constitucional en la Sentencia 00022-2009-PI/TC, "la obligación del Estado no debe remi-
tirse al pago de un justiprecio, sino que debe ir más allá, hacia un beneficio compartido. No basta pues con que se
les otorgue nuevas tierras de igual extensión y calidad, sino que los pueblos indígenas deben beneficiarse de la
Y no tan solo eso, sino que el derecho es necesario porque ayuda a "decidir por sí mismos los
asuntos y aspiraciones propias de su comunidad, en los ámbitos material, cultural, espiritual,
político y jurídico".69
Encontramos pues, de lo anteriormente planteado, que uno de los referentes para la mate-
rialización del derecho a la consulta es la aplicación del Convenio 169 de la OIT.
Históricamente los pueblos indígenas han luchado por el reconocimiento de sus derechos
políticos. La Constitución federal señala que los pueblos indígenas podrán "elegir de acuerdo
con sus normas, procedimientos y prácticas tradicionales, a las autoridades o representantes
para el ejercicio de sus formas propias de gobierno interno" (artículo segundo, A, III).
El Caso Yatama vs. Nicaragua de 2005 tiene notable importancia en la identificación de prin-
cipios jurídicos sobre los derechos políticos de las comunidades indígenas. Como se ha desta
cado, "el derecho internacional reconoce ampliamente el derecho a la participación política
sin discriminación". En este sentido, se puede entender que si bien el derecho a la participa-
ción política es un derecho humano, en el ámbito de los derechos indígenas presenta ciertas
particularidades. En este sentido, el artículo 23 de la CADH establece los derechos a la parti-
cipación en la gestión de los asuntos públicos, para ser elegido y participar en las funciones
públicas. Por ello, en el ejercicio de los derechos políticos de los indígenas "es indispensable
que el Estado genere las condiciones y mecanismos óptimos para dichos derechos políticos
puedan ser ejercidos de forma activa, respetando el principio de igualdad y no discriminación".70 nación. Artículo segundo constitucional
Uno de los derechos que son innatos al sistema jurídico indígena es el relativo al territorio
ancestral. En este orden de ideas es indudable que la noción de propiedad en el ámbito in-
dígena adquiere un matiz especial: la propiedad comunitaria. Esto es, un espacio donde 477
"existe una tradición comunitaria sobre una forma comunal de la propiedad colectiva de la
explotación que se lleva a cabo en sus territorios originales de los que fueron separados, garantizando con ello no
solo la continuidad de su existencia sino el mejoramiento de la calidad de vida. Sólo así puede comprenderse justi-
ficada la expropiación de tierras indígenas, de lo contrario, los miembros de tales pueblos podrán recurrir a las vías
legales pertinentes a fin de tutelar sus derechos", citado por Ruiz Molleda, Juan Carlos, Amicus curiae presentado por
el Instituto de Defensa Legal (IDL), supra nota 68, p. 56.
69
Corte Constitucional Colombiana. Sentencia T-973, 18 de diciembre de 2009. Magistrado Ponente. Mauricio
González Cuervo.
70
Corte IDH. Caso Yatama vs. Nicaragua, supra nota 37, párr. 195.
tierra, en el sentido de que la pertenencia de ésta no se centra en un individuo sino en el
grupo y su comunidad".71
a. En el derecho de los pueblos indígenas, la posesión sobre sus tierras tiene efectos
equivalentes al título de pleno dominio que establece el Estado;
e. Los indígenas que hubiesen perdido, de manera involuntaria, la posesión de sus tie-
rras, y si éstas se hubiesen trasladado legítimamente a terceros de buena fe, tendrán
el derecho de recobrarlas o en su defecto, podrán obtener otros territorios de igual
extensión y calidad.
Mario Cruz Martínez
71
Continúa la Corte Interamericana: "Los indígenas por el hecho de su propia existencia tienen derecho a vivir
478
libremente en sus propios territorios; la estrecha relación que los indígenas mantienen con la tierra debe de ser re-
conocida y comprendida como la base fundamental de sus culturas, su vida espiritual, su integridad y su supervi-
vencia económica. Para las comunidades indígenas la relación con la tierra no es meramente una cuestión de
posesión y producción sino un elemento material y espiritual del que deben gozar plenamente, inclusive para pre-
servar su legado cultural y transmitirlo a las generaciones futuras", Corte IDH. Caso Comunidad Mayagna (Sumo)
Awas Tingni vs. Nicaragua. Sentencia, supra nota 30, párr. 149 y Caso Comunidad Indígena Xákmok Kásek vs. Paraguay,
supra nota 5, párr. 86.
72
Señala el primer numeral "toda persona tiene derecho al uso y goce de sus bienes".
73
"Desconocer las versiones específicas del derecho al uso y goce de los bienes, dadas por la cultura, usos, costum-
bres y creencias de cada pueblo, equivaldría a sostener que sólo existe una forma de usar y disponer de los bienes,
lo que a su vez significaría hacer ilusoria la protección del artículo 21 de la Convención para millones de personas"
Corte IDH. Caso Comunidad Indígena Xákmok Kásek vs. Paraguay, supra nota 5, párrafo 87.
74
Ibidem, párr. 109.
X. Conclusiones
El respeto a los derechos humanos de los pueblos indígenas forma parte de la gramática
esencial de las democracias contemporáneas, y en especial del México del siglo XXI. Este bino
mio, Democracia y Derechos humanos, constituye dos vértices de una realidad ciudadana
que se convierten en reclamo constante en la época contemporánea y que constituyen el
abecedario cotidiano de las diversas ciencias sociales. La ciencia jurídica no es la excepción.
La gramática de los derechos es cada vez más el lenguaje que sostiene la legitimidad y efica-
cia de las relaciones sociales y su relación con el poder público. En esta tesitura, los derechos
indígenas iluminan regiones obscuras del derecho tradicional: desarrollo y reivindicación
social. Esto es, la visión racionalista que gobernó durante varios siglos a la ciencia jurídica,
considerando a la libertad e igualdad como elementos originarios y estructurales del sistema
bajo la noción de derechos individuales, ha sido renovada. El derecho ha metamorfoseado su
tradición, de los últimos siglos, de ser una maquinaria rígida para transformarse en un asidero
de la reivindicación social y de la imaginación política de los ciudadanos. Las comunidades
políticas han aprendido la lección. Una sociedad es más democrática cuando logra nombrar
sus derechos y vela por su cumplimiento. En esta perspectiva, la finalidad de todo entramado
jurídico sería la búsqueda del aseguramiento mínimo de condiciones en donde los ciudada-
nos puedan recrear y potenciar sus derechos a partir del respeto irrestricto de los principios
democráticos y más aún, que la noción de ciudadanía vaya acompañada de un mínimo de
bienestar social. La ciencia jurídica se encuentra en un momento definitorio. Schiller seña
laba que la Historia es el tremendo campo de trabajo del género humano; en esa tesitura la
ciencia jurídica debe aspirar a ser el campo de la vida democrática. ¿Algún coto en el ejercicio nación. Artículo segundo constitucional
de dicha praxis jurídica? Los derechos que dimanan de las necesidades y expectativas de las
Composición pluricultural de la
El universo indígena desvela una serie de elementos críticos del sistema jurídico mexica-
479
no. El excesivo racionalismo jurídico no logró articular un corpus jurídico capaz de nombrar
a la diferencia y a la particularidad social. Los derechos de los pueblos indígenas han transi-
tado por diferentes frentes de batalla. Primero, el denuedo con el que se buscó el recono
cimiento legal y la búsqueda de la articulación de políticas públicas que dieran solución a la
ingente desigualdad en que viven las comunidades indígenas. La odisea del reconocimiento
legal fue acompañada de debates de variado calibre. La infatigable lucha por lograr la articu-
lación de un ordenamiento jurídico en consonancia con el sistema internacional de derechos
humanos y la importante actividad de diversos actores sociales y políticos.
Como se ha podido atisbar en la realidad indígena, existen realidades sociales que son espe-
cialmente sensibles al fenómeno de la regulación jurídica. Más aun, la cuestión indígena es
un fenómeno poliédrico que posee especiales matices, como cuestión humana y social, pero
sin una homologación adecuada en el ámbito legal. Difícil situación. Dónde comienza la obli
gación del Estado para asegurar a los pueblos indígenas un marco institucional adecuado
que permita ejercer sus derechos y más aún, que logre consolidar la ciudadanía indígena y
un mínimo de seguridad jurídica. Desde el ocaso del siglo XX en México se ha discutido la
naturaleza jurídica de los sistemas jurídicos indígenas. En esta perspectiva, la pregunta añeja,
como la misma historia del hombre, sobre el mejor régimen jurídico tiene respuestas tan
variadas como complejas en la realidad de los pueblos indígenas. Los derechos individuales
como uno de los pilares de la modernidad jurídica han sido cuestionados por su parcial al-
cance en el reconocimiento de la diversidad étnica. Por ello, en el ámbito de la normatividad
que regula el derecho consuetudinario indígena, las preguntas articulan un verdadero aside-
ro para la ciencia jurídica. La ley como encarnación del bienestar de todas las comunidades
a través de la regulación jurídica, y sobre todo, considerado como ordenamiento jurídico
entendido como un código presto a la emancipación resulta cuestionable en el ejercicio de
los derechos indígenas. La ley como un mero reflejo de la actividad del Estado y su falta
de consideración en el marco legal. Es pues, un desafío el que enfrentan los diferentes pue-
blos indígenas y sus ordenamientos jurídicos, lograr que el entramado jurídico pueda brindar
seguridad jurídica y sobre todo, asegurar el ejercicio efectivo de los derechos. Lo anterior
porque si la ley es la manifestación del Volkgeist y políticamente constituye un entramado
que evidencia la voluntad popular, la particularidad o diferencia a la mayoría constituiría un
ámbito ajeno a la regulación jurídica. Es evidente que en México los reclamos indígenas
pueden ser considerados minoritarios y que el Estado mexicano realizó una suerte de invisibi
lización de los pueblos indígenas a través de la falta de atención y escuálidas políticas públicas,
y sobre todo, con la exigua creación de ordenamientos jurídicos indígenas en el sistema
federal. En este ámbito, surge una cuestión. La quimera del reconocimiento legal ha sido un
Mario Cruz Martínez
481
Criterios jurisprudenciales
1. Nacionales
2. Internacionales
Corte IDH. Caso Comunidad Indígena Xákmok Kásek. Vs. Paraguay. Fondo, Reparacio-
nes y Costas. Sentencia de 24 de agosto de 2010 Serie C No. 214.
Corte IDH. Caso Comunidad Indígena Sawhoyamaxa Vs. Paraguay. Fondo, Reparacio-
Mario Cruz Martínez
482
Corte IDH. Caso de la Comunidad Mayagna (Sumo) Awas Tingni Vs. Nicaragua. Fondo,
Reparaciones y Costas. Sentencia de 31 de agosto de 2001. Serie C No. 79.
Corte IDH. Caso Yatama Vs. Nicaragua. Excepciones Preliminares, Fondo, Reparacio-
nes y Costas. Sentencia de 23 de junio de 2005. Serie C No. 127 párr. 184.
Comentario al
Artículo 2o. Constitucional
Orlando Aragón Andrade*
Marycarmen Color Vargas**
* Profesor de los programas de licenciatura y maestría en derecho de la Facultad de Derecho y Ciencias Sociales de
la Universidad Michoacana de San Nicolás de Hidalgo.
** Profesora invitada de la maestría en derecho del Posgrado de la Facultad de Derecho y Ciencias Sociales de la
Universidad Michoacana de San Nicolás de Hidalgo y de la maestría en derechos humanos de la Universidad
Iberoamericana.
SUMARIO: I. Introducción. II. Los pueblos indígenas ante las Constituciones del Estado
mexicano. III. Los derechos de los pueblos indígenas en el Derecho Internacional de los
Derechos Humanos. IV. Las fuentes de la libre determinación y la autonomía en el derecho
internacional. V. El camino recorrido por los pueblos indígenas ante la Corte Interamericana:
criterios jurisprudenciales sobre sus derechos a la tierra, el territorio y los recursos naturales.
VI. A modo de consideraciones finales.
I. Introducción
La contribución que aquí presentamos intenta analizar este duro camino de reconocimiento
Artículo 2o. Constitucional
de los derechos de los pueblos indígenas en México a partir del análisis, nacional e interna-
cional, de lo que consideramos el derecho matriz de los pueblos indígenas: el de la autonomía.
Comentario al
1
Veáse: Hale, Charles, "Rethinking indigenous politics in the era of the ‘indio permitido’", NACLA report of the
Americas, 2004, vol. 38, pp. 16-37. Sobre esta lógica multicultural puede consultarse: Zizek, Slavoj, "Multiculturalismo
o la lógica cultural del capitalismo multinacional", en: Fredric Jameson y Slavoj Zizek, Estudios culturales, reflexiones 485
sobre el multiculturalismo, Buenos Aires, Paidós, pp.137-188.
También nos concentramos en algunos de los desafíos que estos enfrentan hoy en día y los
instrumentos que la nueva reforma en materia de derechos humanos y el propio derecho in
ternacional de los derechos humanos, especialmente la jurisprudencia de la Corte Interame-
ricana de Derechos Humanos, les proveen para enfrentarlos.
Para alcanzar estos objetivos dividimos este trabajo en cuatro partes. En la primera analiza-
mos el devenir de los pueblos indígenas ante las distintas constituciones del Estado mexi-
cano. Posteriormente, nos enfocamos en estudiar los principales estándares internacionales
establecidos por algunos órganos de tratados, en relación con los derechos de los pueblos
indígenas. En un tercer apartado nos enfocamos en sistematizar algunos de los criterios que
la Corte Interamericana de Derechos Humanos ha establecido en conflictos que atañen a los
pueblos indígenas en su lucha contra sus enemigos contemporáneos. Finalmente cerramos
con un apartado que dedicamos a realizar una breve reflexión final, a partir de las experien-
cias de Cherán y Wirikuta, sobre el uso del derecho por parte de los pueblos y comunidades
indígenas.
Por supuesto, esto no quiere decir necesariamente que otros cuerpos constitucionales no
hayan contemplado con anterioridad a los pueblos indígenas. De hecho, conocer y com-
prender el devenir de este proceso de transformación constitucional es de capital impor
tancia para interpretar adecuadamente el sentido de la lucha de los pueblos indígenas en
México por el reconocimiento de sus derechos.
Una buena forma de abordar este último punto es remitiéndonos a la clásica metáfora fun-
Orlando Aragón Andrade
dadora de los Estados modernos, es decir, al contrato social.2 Como es conocido la idea del
Marycarmen Color Vargas
2
Retomamos esta idea del análisis propuesto en: Santos, Boaventura de Sousa, "A crise do contrato social da
modernidade e a emergência do fascisimo social" en: A gramática do tempo: por uma nova cultura política, São Paulo,
Cortez, 2006.
brindarle y garantizarle por la razón misma del contrato. Por exclusión los sujetos no perte-
necientes a la "sociedad civil", que bajo los cánones de la teoría contractualista clásica no
existen puesto que se parte de la premisa de que todos ingresan a ella, son tratados como
inexistentes y sin derechos en el mejor de los casos o en el peor de ellos como enemigos a
exterminar. Bien ¿Qué nos dice esta metáfora para interpretar la lucha por el reconocimiento
de los derechos de los pueblos indígenas en el Estado mexicano?
De entrada, nos revela una injusticia histórica que aun no ha sido reparada a cabalidad con
los pueblos indígenas de nuestro país y que, por otro lado, es bueno tener en cuenta para
disipar algunos de los efectos amnésicos del multiculturalismo "desde arriba" y tratar de di-
mensionar de forma más adecuada el nivel de exclusión que han padecido los indígenas en
México y en consecuencia el largo camino que queda por recorrer en la materia. Tendríamos
que recordar, entonces, lo advertido por Arturo Warman en el sentido de que en los años en
los que inició la lucha por la independencia de México, los pueblos indígenas representaban
el 60 % de la población total de la Nueva España, es decir, eran la mayoría en relación con los
demás sectores como las personas criollas y las demás castas que se asentaban en el territo-
rio colonial. 3 ¿Cuántos diputados del poder constituyente de Apatzingán o del de 1824 fue-
ron representantes de los pueblos indígenas? Evidentemente la respuesta es ninguno. De esta
manera, la mayor parte de la población del naciente Estado mexicano fue excluida. Esta si-
tuación se comprende mejor si tomamos en cuenta lo que nos recuerda Reynaldo Sordo a
propósito del trabajo de los congresos de la primera mitad del siglo XIX, "la política era una
cuestión de una minoría que hablaba y actuaba a nombre de la nación. Minorías urbanas
que tenían poco que ver con la mayoría de la población que para esos años era predominan-
temente rural". 4
Si seguimos la metáfora política que hemos propuesto podríamos decir que a los pueblos
indígenas se les dejó en el "estado de naturaleza", mientras que se fundó un Estado con una
Artículo 2o. Constitucional
"sociedad civil" de criollos y algunos otros sectores, completamente minoritaria, que impu-
sieron su proyecto de nación acompañado de su visión de modernización en la cual los indí-
Comentario al
genas no tenían un lugar en el futuro de México. De esta manera, fue como se consideró
jurídicamente a los pueblos indígenas durante el siglo XIX, como un sector ajeno a la "socie- 487
dad civil" del Estado mexicano; incluso como a un enemigo al cual se debía exterminar.
3
Warman, Arturo, Los indios mexicanos en el umbral del milenio, México, Fondo de Cultura Económica, 2003, p. 50.
4
Sordo Cedeño, Reynaldo, "El congreso y la formación del Estado-nación en México, 1821-1855", en: Josefina
Zoraida Vázquez (Coord.), La fundación del Estado mexicano, México, Nueva Imagen, 2004, p. 144.
extranjeras, entre entidades federativas y con las tribus indias. Una consideración similar dio
la Constitución de 1857 a los indígenas en su única alusión sobre ellos; en ella se autori-
zaba la unión militar entre las entidades federativas fronterizas con naciones extranjeras para
combatir a los bárbaros.5
Desde este momento comenzó a ser patente que las distintas sublevaciones y luchas de re-
sistencia que muchas comunidades indígenas desplegaron durante el siglo XIX fueron para
hacer frente a los proyectos modernizadores impulsados por los distintos gobiernos liberales
y en última instancia en defensa de la autonomía que durante gran parte del régimen colo-
nial habían tenido. Por esa razón no es casual que desde entonces los derechos más deman
dados, por supuesto no en su formulación jurídica contemporánea, por los pueblos y
comunidades indígenas hayan precisamente los vinculados con la idea de la autonomía.
La condición de los pueblos indígenas se modificó con las luchas que protagonizaron por la
defensa de su autonomía y particularmente de la tierra comunal durante la última parte del
siglo XIX y la primera del siglo XX. No obstante, este cambio no fue suficiente para sacar
del "estado de naturaleza" a los pueblos indígenas, apenas sirvió para matizar las prácticas
etnocidas del Estado mexicano. Esta variación quedó establecida legalmente en lo dispuesto
por el artículo 27 de la Constitución de 1917, es decir, en la salvaguarda y reconocimiento
de la propiedad comunal de la tierra. De tal manera, que en las primeras décadas del siglo XX
el Estado mexicano dejó de combatir a los pueblos indígenas mediante las armas, para
ahora recurrir a la implementación de políticas públicas, más bien conocidas como políticas
indigenistas.
mente un proyecto de nación, esta vez de corte mestizo, que los excluía del futuro del Estado.
Marycarmen Color Vargas
Por tanto podemos decir, retomando la analogía del contrato social, que a pesar de que en
apariencia el Estado mexicano les abría la puerta de entrada a la "sociedad civil", en realidad
488
les estaba planteando una imposición contractual, en la cual se dejaba de lado la libertad e
igualdad de los indígenas como partes contratantes.
Paradójicamente este afán de "integrar" a los pueblos indígenas mediante políticas indige-
nistas fue una forma de reconocer su existencia por parte del Estado mexicano. Para lograr
5
Aragón Andrade, Orlando, "Los pueblos indígenas ante las constituciones del Estado mexicano. Un ensayo crítico",
en: Jaime Hernández Díaz y Héctor Pérez Pintor (Coords.), Reflexiones jurídicas en la historia constitucional mexicana:
Una perspectiva bicentenaria, Morelia, Universidad Michoacana de San Nicolás de Hidalgo, 2009, pp. 148-150.
esta pretensión desarrolló una institucionalidad, durante gran parte del siglo pasado, como
un programa político destinado exclusivamente para los pueblos indígenas. Ahora bien, la
idea de estas instituciones, como lo expresó Alfonso Caso quien fuera director durante 22
años del Instituto Nacional Indigenista, consistía en que "al promover el desarrollo de las
comunidades indígenas, no se pretende conservarlas en el estado de atraso económico y
cultural en el que se encuentran, sino transformar su cultura para integrarlos a la vida econó-
mica, social y política, asegurando, de esta forma, la unidad nacional".6
El estatus legal de los pueblos indígenas no varió significativamente, sino hasta 1992. En el
contexto de una gran movilización indígena a nivel continental y en una fecha emblemática,
el V Centenario del "descubrimiento de América", el Estado mexicano reformó el texto del
entonces artículo 4o. para reconocer, por primera vez en su historia, la existencia de los pue-
blos indígenas como una parte integrante de la nación.7
Ahora bien, el artículo 4o. apenas reconoció la composición pluricultural de la nación mexi-
cana; sin embargo, dejó de lado muchos otros aspectos fundamentales para hacer efectivo
el acceso de los pueblos indígenas a la "sociedad civil" del Estado mexicano. La principal omi
sión de esta reforma, sin lugar a dudas, fue la ausencia en el texto constitucional del derecho
a la autonomía.
En este sentido la aprobación del artículo 4o. quedó muy lejos de representar la inclusión
igualitaria de los pueblos indígenas a "sociedad civil" del Estado mexicano; fue, en cambió,
Artículo 2o. Constitucional
un paso importante que abrió una serie de espacios para buscar una inclusión más justa.
Al mismo tiempo la reforma implicó nuevas dificultades y desafíos para el efectivo acceso de
Comentario al
No pasó mucho tiempo cuando en 1994 otro acontecimiento sacudió la agenda política del
Estado mexicano y puso nuevamente en el centro del debate el tema de los derechos de los
pueblos indígenas. Como es conocido, en este año se levantó en armas el Ejercito Zapatista
6
Caso, Alfonso, Indigenismo, México, Instituto Nacional Indigenista, 1970, p. 6.
7
Véase: Aragón Andrade, Orlando, Indigenismo, movimientos y derechos indígenas en México. La reforma del artícu-
lo 4o. constitucional de 1992, Morelia, Universidad Michoacana de San Nicolás de Hidalgo.
de Liberación Nacional (EZLN) en Chiapas bajo la proclama, entre otras demandas, del respe-
to de los derechos los pueblos indígenas en México. Este proceso en particular desencadenó,
después de un camino lleno de desencuentros entre el EZLN y el gobierno mexicano, una
nueva reforma constitucional que se materializó hasta el año de 2001 en el texto del artículo 2o.
Si bien es cierto que esta última adecuación al texto constitucional amplió significativamen-
te los derechos de los pueblos indígenas en relación con el artículo 4o.; tampoco fue lo sufi-
cientemente amplia como para resarcir las exclusiones históricas de las que han sido sujetos
los pueblos indígenas en México. No obstante, en el nuevo texto constitucional ya se reco-
noció el derecho a la autonomía indígena abriendo nuevos espacios, todavía muy limitados
por cierto, para que los pueblos indígenas continúen en su lucha por su inclusión justa e
igualitaria en la "sociedad civil" del Estado mexicano.
Nos parece que el devenir del reconocimiento pleno de los derechos de los pueblos indíge-
nas –y particularmente de la autonomía como derecho matriz de otros derechos– en el
máximo estatuto jurídico del Estado mexicano, deben ser leídos como la lucha de los pue-
blos indígenas por formar parte en condiciones de igualdad real y de justicia de la "sociedad
civil" que supone el contrato social.
Ahora bien, los procesos nacionales no son los únicos significativos en el reconocimiento de
los derechos de los pueblos indígenas. Otros a nivel global también han sido decisivos en el
reconocimiento de estos derechos en general y en particular de la autonomía.
Por tal motivo, no podemos obviar el tema de la formación de un cuerpo jurídico a nivel
internacional en materia de derechos indígenas, porque aunque la demanda por el recono
490
cimiento de la autonomía es antigua, fueron los documentos jurídicos internacionales los que
sirvieron de modelos legales a los textos constitucionales para su reconocimiento.8 También
es importante advertir que aunque aquí los presentamos como dos temas diferentes, el desa
rrollo de este cuerpo jurídico internacional no debe entenderse como un proceso separado
de los que transcurrían en el ámbito nacional, sino más bien como caminos profundamente
interrelacionados y en buena medida interdependientes.
8
Véase: Anaya, James, Los pueblos indígenas en el derecho internacional, Madrid, Trotta/Universidad Internacional
de Andalucía, 2005.
Al igual que a nivel nacional las organizaciones indígenas de distintos Estados comenzaron
a tener un importante activismo en diversas organizaciones internacionales hacia el último
tercio del siglo XX. No obstante, desde décadas atrás distintos organismos ya se habían inte-
resado en formular textos legales que contemplaron algunos derechos para los pueblos indí
genas o para sus integrantes.
La Organización Internacional del Trabajo (OIT), organismo que forma parte del sistema de la
Organización de Naciones Unidas (ONU) y que está dedicada específicamente a los derechos
laborales, fue pionera en la producción de documentos legales que incluyeron a los pue-
blos indígenas. El primer documento importante para la conformación de un cuerpo legal de
derechos indígenas a nivel internacional fue el Convenio 107 Sobre poblaciones indígenas,
tribales y semi-tribales aprobado en la asamblea de la OIT en 1957. A pesar de su naturaleza
"integracionista" este tratado estableció algunos derechos significativos para los pueblos in-
dígenas y sus integrantes que antes no eran reconocidos por ningún ordenamiento legal. Por
ejemplo, trató de suavizar las imposiciones que tradicionalmente realizaban los Estados a los
pueblos indígenas invitándolos a tomar en consideración sus culturas y a buscar su colabo-
ración en las medidas gubernamentales que los afectaban. Otro elemento significativo fue
que este convenio reconoció las formas de propiedad individual y colectiva de los indígenas.
También buscó asegurar mejores condiciones laborales, en general, para los miembros de los
pueblos indígenas.
Ya dentro de una dinámica muy distinta, ahora con un marcado activismo de las organizacio-
nes indígenas a nivel global, el Convenio 107 fue reemplazado en 1989 por el Convenio 169
Sobre pueblos indígenas y tribales. El nuevo convenio de la OIT estableció ya dentro de su ar-
ticulado derechos tan importantes para los pueblos indígenas como el de la libre determina-
ción, la autonomía, la consulta, el reconocimiento de sus justicias o sistemas normativos, de
Artículo 2o. Constitucional
sus instituciones políticas, el reconocimiento de su cultura y lenguas, entre otros. Cabe seña-
lar que el Estado mexicano fue el segundo en ratificarlo, sólo después de Noruega.
Comentario al
491
Posteriormente, el 13 de septiembre del 2007, después de más de 20 años de discusión,9 se
aprueba en la Asamblea General de la ONU el otro instrumento que hoy es considerado
fundamental para los derechos de los pueblos indígenas: la Declaración de las Naciones
Unidas sobre los Derechos de los Pueblos Indígenas.
9
Para consultar una amplia revisión sobre los antecedentes de la Declaración de las Naciones Unidas sobre Dere-
chos de los Pueblos Indígenas, vid., Araceli Burguete Cal y Mayor y Margarito Xib Ruiz Hernández, "Hacia una carta
universal de derechos de los pueblos indígenas", en Varios, Derechos indígenas en la actualidad, México, IIJ-UNAM,
1994; y Fergus Mackay, Los derechos de los pueblos indígenas en el sistema internacional, Lima, APRODEH/ FIDH, 1999.
En la formación de la Declaración la participación de las organizaciones indígenas fue aun
más activa, gracias a la formación de instituciones dentro de la propia ONU que facilitaron
esta presencia y activismo. En la última década se han creado diversos órganos relacionados
con temas de pueblos indígenas como el Mecanismo de Expertos, el Relator especial sobre
la situación de los derechos humanos y las libertades fundamentales de los pueblos indí
genas,10 el Foro Permanente para las Cuestiones Indígenas y el Fondo de Contribuciones
Voluntarias para las Poblaciones Indígenas. La Declaración sobre los derechos de los pueblos
indígenas amplió de manera significativa varias de las prerrogativas ya establecidas en el
Convenio 169, eliminando algunos de los candados y reservas que se les habían impuesto a
los derechos de libre determinación, de autonomía, a la consulta, culturales, a los sistemas
normativos propios, entre otros.
La segunda, relacionada con el último elemento del primer punto, es que desde su adopción
muchos órganos han establecido a la Declaración como una fuente de estándares en mate-
ria de pueblos indígenas.12 Tal es el caso de Grupo sobre Desarrollo de Naciones Unidas, el
que los Estados parte de la Convención sobre Diversidad Biológica hayan incluido en su
Orlando Aragón Andrade
Marycarmen Color Vargas
10
Para una explicación sencilla y accesible sobre el mandato de los Procedimientos Especiales, así como otras
cuestiones básicas sobre derechos humanos, véase: 20 claves para comprender y conocer mejor los derechos humanos,
México, OACNUDH, 2011. Disponible en: <http://www.hchr.org.mx/files/doctos/Libros/2011/20clavesOK.pdf> (26
de junio de 2013)
11
Wheatley, Stephen, "Legal Status of the UN Declaration on the Rights of Indigenous Peoples." The Inter Alia, 60.7,
2010, pp. 64.
12
Xanthaki, Alexandra, "Indigenous Rights in International Law over the Last 10 Years and Future Developments",
Melbourne Journal of International Law 10.1, 2009, pp. 37.
Debemos advertir, sin embargo, que dentro del Sistema de Protección Internacional de los De
rechos Humanos no son sólo el Convenio 169 y la Declaración los únicos instrumentos que
protegen los derechos de los pueblos y comunidades indígenas, ya que de acuerdo con el prin
cipio de no discriminación todos los instrumentos del sistema, por lo menos en el texto, con
tienen normas que les son aplicables. Ahora bien, de los nueve tratados básicos en materia de
derechos humanos,13 algunos se han encargado de desarrollar un entramado de estándares
internacionales específicos para los pueblos indígenas.
La Observación General No. XXIII del Comité para la Eliminación de la Discriminación Ra-
cial, encargado de supervisar la Convención en sobre la Eliminación de todas las formas de
13
Los nueve tratados básicos en material de derechos humanos son: Pacto Internacional de Derechos Económi-
Artículo 2o. Constitucional
cos, Sociales y Culturales; Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos; Convención sobre los Derechos del
Niño; Convención contra la Tortura y Otros Tratos o Penas Crueles, Inhumanos o Degradantes; Convención Interna-
cional sobre la Eliminación de todas las Formas de Discriminación Racial; Convención sobre la Eliminación de Todas
Comentario al
las Formas de Discriminación Contra la Mujer; Convención Internacional sobre la Protección de los Derechos de
Todos los Trabajadores Migratorios y sus Familiares; Convención sobre los Derechos de las Personas con Discapaci- 493
dad; y Convención Internacional para la Protección de todas las Personas contra las Desapariciones Forzadas.
14
El Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos entró en vigor en marzo de 1976. Actualmente tiene 167
Estados Partes. En los artículos 6, 7, 8, 9, 10, 11, 14 y 15, el Pacto detalla el derecho a la vida; la prohibición de la tor-
tura; la prohibición de la esclavitud, la servidumbre y el trabajo forzoso; la prohibición de la detención o prisión ar-
bitrarias; los derechos de todas las personas privadas de libertad; la prohibición del encarcelamiento por incumplir
una obligación contractual; el derecho a un juicio imparcial, y la prohibición de las medidas penales retroactivas.
El Pacto es un instrumento con fuerza jurídica obligatoria que debe ser respetado por los gobiernos y sus institucio-
nes. Este Pacto cuenta con dos Protocolos Facultativos: el Primer Protocolo Facultativo del Pacto otorga al Comité
competencia para examinar las denuncias de los particulares en relación con supuestas violaciones al Pacto co
metidas por los Estados Partes en el Protocolo; el Segundo Protocolo Facultativo del Pacto es relativo a la abolición
de la pena de muerte respecto de los Estados que han aceptado el Protocolo. El Estado Mexicano es parte tanto del
Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos como de sus dos Protocolos Facultativos.
15
FALTA TEXTO...
Discriminación Racial,16 titulada "los derechos de las poblaciones indígenas", que trata cues-
tiones como: la obligación de los Estados parte de combatir la discriminación hacia los pueblos
indígenas, insta a los Estados a que no se adopte decisión alguna relacionada directamente
con sus derechos e intereses sin su consentimiento informado, e identifica la necesidad de
que los Estados reconozcan y protejan sus derechos sobre sus tierras y territorios; así como,
la obligación de repararlos cuando sus derechos hayan sido violados.
Por otra parte, el Comité de Derechos Económicos, Sociales y Culturales, órgano que super-
visa el cumplimiento del Pacto Internacional de Derechos Económicos, Sociales y Culturales,17
tiene la Observación General No. 14 relativa al derecho al disfrute del más alto nivel de salud,
la cual hace referencia específicamente a los pueblos indígenas en el apartado 27. En esta se
realiza un análisis del artículo 12 del Pacto en el que considera que: los pueblos indígenas
tienen derecho a medidas específicas que permitan mejorar su acceso a los servicios de salud
y que estos deben ser apropiados culturalmente, por ejemplo, reconociendo el uso de las
medicinas tradicionales. Asimismo, identifica la relación entre la autodeterminación y el de-
recho al disfrute del más alto nivel de salud, con lo cual considera que los pueblos indígenas
tienen el derecho a establecer, organizar y controlar sus servicios de salud, apunta sobre la
necesidad de protección de los recursos naturales que ancestralmente han utilizado, así
como de sus recursos alimenticios. Además determina que la ruptura de su relación simbió-
tica con la tierra ejerce un efecto perjudicial sobre la salud de estas poblaciones (refiriéndose
al desplazamiento de las poblaciones indígenas por actividades relacionadas con el desarrollo).
El desarrollo que desde estos tratados y la Declaración se ha hecho sobre los derechos de los
pueblos indígenas en el derecho internacional de los derechos humanos ha sido variado,
atendiendo a momentos históricos, coyunturas y a la composición de los órganos creadores
Orlando Aragón Andrade
Marycarmen Color Vargas
16
La Convención Internacional sobre la Eliminación de Todas las Formas de Discriminación Racial entró en vigor en
enero de 1969, y prohíbe todas las formas de discriminación racial en las esferas política, económica, social y cultural.
Actualmente tiene 174 Estados Partes. Entre otras cosas, dispone el derecho a la igualdad de tratamiento en los
494 tribunales, órganos y organismos encargados de la administración de justicia, sin distinción de raza, color y origen
nacional o étnico. México es parte de este tratado, el cual entró en vigor a nivel nacional el 20 de marzo de 1975.
17
El Pacto Internacional de Derechos Económicos, Sociales y Culturales (PIDESC) entró en vigor en enero de 1976
y cuenta actualmente con 160 Estados Partes. Algunos de los derechos que contiene son: en el artículo 11, se afirma
el derecho de toda persona a un nivel de vida adecuado; este derecho, incluye el derecho a alimentación, vestido y
vivienda adecuados y a una mejora continua de las condiciones de existencia. Además, el párrafo 2 del mismo
artículo reconoce el derecho fundamental de toda persona a estar protegida contra el hambre. En los artículos 6, 7,
8, 9, 10, 12, 13 y 15 el Pacto detalla los derechos al trabajo, al goce de condiciones de trabajo razonables, a organi-
zarse en sindicatos, a la seguridad social y el seguro social, a la protección de la familia y los niños, a la salud, a la
educación y a participar en la vida cultural. El Pacto cuenta con un Protocolo Facultativo (AG, resolución A/RES/
63/117), que establece la competencia del Comité para recibir y considerar comunicaciones individuales relaciona-
das con los derechos económicos, sociales y culturales. El PIDESC fue ratificado por el Estado Mexicano, entrando en
vigor entró en vigor para el país el 23 de junio de 1981. Por su parte, el Protocolo Facultativo aún no ha sido ratifica-
do por México.
de este. Así, tan sólo por citar un ejemplo, los criterios en relación con el derecho a la consulta
y al consentimiento no han sido homogéneos entre lo establecido por estos, mientras el ar-
tículo 19 de la Declaración y la Observación General No. XXIII del Comité para la Eliminación
de la Discriminación Racial establecen que no deberá adoptarse decisión alguna que afecte
los derechos e intereses de los pueblos indígenas sin su consentimiento, el Convenio 169 hace,
en varios de sus artículos, diferencia entre las situaciones en las cuales se deberá obtener el
consentimiento (Art. 16.2, relativo al desplazamientos de los pueblos indígenas de sus tierra
y territorios ) y otras en las que sólo se deberá hacer una consulta de opinión (Arts. 6 y 7).
En este punto es importante volver a recalcar que todo el desarrollo del DIDH no ha sido
gratuito, la lucha que los pueblos indígenas han tenido que librar para tener este lugar ha
sido larga y extenuante y, sin duda, tendrá que continuar pues como sabemos el voto a favor
de declaraciones de las Naciones Unidas o la ratificación de convenciones internacionales no
siempre ha significado gran cosa. Sobre todo si se toma en cuenta que los sistemas políticos
y jurídicos de los Estados no tienen el grado de desarrollo necesario para que tales compro-
misos se adopten con suficiente seriedad y las normas respectivas tengan efectiva aplicabi
lidad en el derecho interno.18
18
José Zalaquett, "La Declaración de Naciones Unidas sobre Derechos de los Pueblos Indígenas", en: Anuario de
Derechos humanos, No. 4, Centro de Derechos Humanos / Universidad de Chile-Faculta de Derecho, junio 2008,
pp. 143-144.
19
Otros casos en los que la Corte IDH ha sostenido este criterio son: Caso de los Hermanos Gómez Paquiyauri. Vs.
Perú. Sentencia de 8 de julio de 2004. Serie C No 110, párr. 165; Caso Comunidad Mayagna (Sumo) Awas Tingni
vs. Nicaragua, Sentencia de 31 de agosto de 2001. Serie C No. 79, párr. 46; Caso de los "Niños de la Calle" (Villagrán
comunidad indígena paraguaya llamada Yakye Axa, la Corte ha señalado que "los tratados de
derechos humanos son instrumentos vivos, cuya interpretación tiene que acompañar la evo-
lución de los tiempos y las condiciones de vida actuales",20 esto de conformidad con las reglas
de interpretación consagradas en el artículo 29 de la Convención Americana sobre Derechos
Humanos (en adelante "CADH" o "la Convención") y en la Convención de Viena sobre el De-
recho de los Tratados.
Morales y otros) vs. Guatemala, Sentencia de 19 de noviembre de 1999. Serie C No. 63, párr. 193, y El Derecho a la
Orlando Aragón Andrade
Información sobre la Asistencia Consular en el Marco de las Garantías del Debido Proceso Legal. Opinión Consultiva
Marycarmen Color Vargas
Junto con el análisis estructural de la discriminación que han sufrido los pueblos indígenas,
y que en la primera parte de este comentario caracterizamos bajo la noción del "estado de
naturaleza", debemos subrayar el derecho matriz sobre el que se sustentan los demás dere-
chos que tienen estas colectividades, nos referimos al derecho a la autonomía. Este derecho
constituye, a nuestro juicio, la piedra angular en el reconocimiento de los derechos de los
pueblos indígenas y por tanto el derecho central del artículo 2o. La importancia de la autono
mía requiere detenernos en ella para aportar algunos elementos para su cabal comprensión.
La primera cuestión importante que habría que tener en consideración es conocer de dónde
surge el derecho a la autonomía de los pueblos indígenas. Ya señalamos que una "fuente
Comentario al
histórica", por emplear un término positivista, proviene propiamente de las luchas de los 497
pueblos y comunidades; no obstante la "fuente formal" más importante proviene del dere-
cho internacional.
La mejor forma de dar respuesta a esta interrogante es retomando la discusión del derecho
a la libre determinación. Ahora bien, este punto nos llevará, a su vez, a estudiar brevemente
24
Corte IDH. Caso Comunidad Indígena Xákmok Kásek. Vs. Paraguay. Fondo, Reparaciones y Costas. Sentencia de
24 de agosto de 2010 Serie C No. 214, párr. 273 y 274.
otras cuestiones como la evolución de los principios de legalidad en la conformación de los
Estados en el derecho internacional. 25
Ahora bien, es importante advertir que este principio no siempre significó lo mismo.26 En rea
lidad, la ecuación que todavía es predominante en muchos de los cursos de teoría del Estado
"Un Estado-una Nación-un Pueblo = mismo tronco étnico-una lengua-una cultura" es bas-
tante resiente en comparación con la propia trayectoria del poder estatal o incluso en su com
posición basada en el "principio de nacionalidades". Fue apenas con el Tratado de Versalles y
particularmente con la postura que impulsó el presidente estadounidense Woodrow Wilson
que se afianzó esta ecuación. A partir de esta fórmula, se comenzó a establecer en el derecho
internacional que la libre determinación le correspondía a toda nación-pueblo, entendidos
en la formulación wilsoniana.
Por supuesto, este planteamiento fue también promovido por factores sociales y políticos
propios de esos momentos históricos, como, por ejemplo, el temor de la expansión de la
revolución soviética a los Estado multinacionales derrotados en la primera guerra mundial.
De tal manera, que en ese momento la fórmula atrás planteada y la consecuente fragmenta-
ción de los antiguos Estados multinacionales fueron la salida que las potencias triunfantes en
la primera guerra mundial encontraron para frenar la "amenaza comunista".
Así pues, a partir de esta reformulación, la libre determinación consistió, al menos idealmente,
Orlando Aragón Andrade
en que cada grupo étnico si lo quería, podría independizarse del Estado al que pertenecía para
Marycarmen Color Vargas
formar su propio Estado. En otras palabras en este momento histórico el derecho a la libre
determinación era únicamente interpretado desde su expresión del derecho a la secesión.
498
25
Este tema se desarrolla de una forma más completa en: Burguete Cal y Mayor, Araceli y Aragón Andrade, Orlando,
"Libre determinación y autonomía indígena. Debates teóricos, legislación y autonomías de facto en México: un
acercamiento", en: Orlando Aragón Andrade (Coord.), Los derechos de los pueblos indígenas en México. Un panorama,
Morelia, Universidad Michoacana de San Nicolás de Hidalgo, 2008.
26
En su estudio clásico sobre el nacionalismo Eric Hobsbawm nos recuerda que el periodo de 1830 a 1880 predo-
minaron tres criterios para identificar a una nación. "El primero era su asociación histórica con un estado que existie-
se en aquellos momentos o un estado con un pasado bastante largo y reciente." "El segundo criterio era la existencia
de una antigua elite, poseedora de una lengua vernácula literaria y administrativa nacional y escrita." Por último el
tercer criterio consistía, según Hobsbawm, en "una probada capacidad de conquista. No hay como ser un pueblo
imperial para hacer que una población sea consciente de sus existencia colectiva como tal […]." Hobsbawm, Eric,
Naciones y nacionalismo desde 1780, Madrid, Crítica, 1991, pp. 46-47.
La consolidación de esta fórmula trajo dos consecuencias casi inmediatas en la Europa de la
primera mitad del siglo XX. Por un lado, el exacerbamiento de los discursos nacionalistas y en
muchos casos la persecución y exterminio abierto de las minorías nacionales en los distintos
Estados europeos y por el otro, la escalada de nacionalismos populares que desafiaban los na
cionalismos oficiales impulsados desde los Estados.
A pesar de este primer esfuerzo de la ONU por proteger algunos derechos a las minorías
étnicas y religiosas europeas no podemos hablar de que en este momento se produjo una
ampliación del derecho de libre determinación hacia estos grupos. Tuvieron que pasar varias
décadas y surgir otro conflicto internacional para que esta reinterpretación de la libre deter-
minación en el derecho internacional fuera posible.
Fue con el proceso de descolonización en África que se abrió una nueva vía para replantear
el derecho a la libre determinación ahora bajo la óptica del "derecho de los pueblos". Bajo
esta lógica la ONU emitió en 1960 la Declaración sobre la concesión de la independencia a
los países y pueblos coloniales en la cual se reconoció el derecho de libre determinación a las
excolonias africanas para formar sus propios Estados. Sólo seis años después esta idea, pen-
sada originalmente para el contexto africano, fue ratificada en los artículos primeros de los
Pactos de derechos civiles y políticos y en el de derechos económicos, sociales y culturales.
Artículo 2o. Constitucional
Hasta este momento y a pesar de la nueva coyuntura el derecho a la libre determinación si-
guió siendo aplicado y entendido únicamente en su dimensión correspondiente a la secesión.
Comentario al
No obstante, fue también a partir de este episodio histórico que las organizaciones indígenas
499
que participaban ya en algunos organismos internacionales elaboraron una estrategia para
reivindicar su carácter de "pueblos", diferenciándose al tiempo de las minorías nacionales y reli
giosas, para así poder exigir su derecho a la libre determinación.27
27
Véase: Rouland, Norbert et. al., Derecho de minorías y de pueblos autóctonos, México, Siglo XXI, 1999, pp. 355-356.
para referirse a los indígenas por el de "pueblos" que actualmente es utilizado. Este objetivo
se consumó a nivel jurídico, aunque ya había tenido otros antecedentes a nivel de estudios
como el famoso "Informe Cobo" realizado por la ONU,28 con la aprobación del Convenio 169
de la OIT, que incluso en su título desplazó el término de "poblaciones" por el de "pueblos".
Esta operación terminológica en la denominación de los pueblos indígenas, sin embargo, tuvo
un sentido novedoso al que se había dado décadas atrás en el proceso de descolonización.
Para los pueblos indígenas el sentido del derecho a libre determinación se reconoció, desde
el Convenio 169, sólo en la otra de sus expresiones posibles: la autonomía. Esto es ejercer su
derecho a la libre determinación dentro del marco del Estado nacional, tal como lo han plan-
teado en prácticamente todas sus movilizaciones los pueblos indígenas de América Latina, y
no por la vía de la secesión o del derecho a separarse de un Estado para formar uno nuevo.
Bajo la lógica de la autonomía es como desde las últimas dos décadas se ha venido recono-
ciendo en las constituciones de América Latina el derecho de libre determinación de los
distintos pueblos indígenas. Ahora bien, una segunda cuestión que nos interesa plantear es
que a pesar de que el derecho a la autonomía procede de la misma fuente del derecho inter-
nacional la forma en que se ha reconocido en los Estados latinoamericanos, varía significati-
vamente. Hay casos, desafortunadamente la mayoría, en los que los reconocimientos son
prácticamente una formalidad que carece de casi cualquier efectividad en la "realidad", pero
también hay experiencias, si bien muy resientes para ser sometidas a una evaluación justa,
donde el ejercicio de la autonomía ha alterado significativamente la relación entre los Estados
nacionales con los pueblos indígenas, como en los casos de la nuevas constituciones de
Bolivia y Ecuador.29
Por esta razón, precisamente, advertimos que los procesos globales y nacionales no deben
Orlando Aragón Andrade
Marycarmen Color Vargas
verse como separados, sino como dos factores interdependientes que de su combinación
dieron forma concreta al derecho a la autonomía, en cuanto limites y alcances, en cada uno
de los Estados. En este sentido, vale la pena tener en cuenta lo que señala con acierto Araceli
500
Burguete al referirse a los distintos regímenes de autonomía existentes en América Latina
como una realidad caleidoscópica más que como un bloque homogéneo.30
28
Véase los resultados de este informe en: Cobo Martínez, José, "Estudio del problema de la discriminación contra
las poblaciones indígenas", en: Manual de documentos para la defensa de los derechos indígenas, México, Academia
Mexicana de Derechos Humanos, 1989, pp. 111-117.
29
Santos, Boaventura de Sousa, La refundación del Estado en América Latina. Perspectivas desde una epistemología
del sur, Lima, RELAJU, 2010.
30
Esta realidad caleidoscópica se expresa de distintas formas, por ejemplo de acuerdo a su temporalidad y alcance,
de tal forma que no es lo mismo las autonomías interétnicas de la costa atlántica de Nicaragua, que fueron las
Tampoco podemos hablar de homogeneidad alguna en los desafíos que enfrentan en cada
contexto, ni en las bases en que se sustenta las diferentes expresiones de autonomía indígena
en América Latina. No obstante, podemos advertir algunos problemas generales que son en-
frentados de diferente manera. Por ejemplo, hoy en día la gran mayoría de las autonomías indí-
genas establecidas en los marcos legales de los Estados, incluso aquellas que en algún momento
fueron consideradas como paradigmáticas, enfrentan procesos que cuestionan su naturaleza
progresista de lucha social al ser combinadas con las políticas neoliberales de descentralización
que han acelerado el neoextractivismo de recursos naturales en toda América Latina.
De hecho, este desafío o problema es bastante aplicable para la realidad mexicana, tal vez no
tanto porque se tenga un sistema muy amplio de autonomía indígena que se esté pervirtiendo
(nunca lo ha existido), sino en relación con los demás derechos indígenas que son potenciali-
zados cuando convergen o no representan peligro alguno para el sistema económico neolibe-
ral, pero en cambio cuando se da una colisión entre los intereses defendidos por el neoliberalismo
y los derechos de los pueblos indígenas, estos últimos son generalmente ignorados. Hoy el
gran riesgo en México, como en la mayor parte de los Estados de América Latina, con los dere-
chos indígenas es que funcionen bajo el ritmo y la lógica del neoliberalismo multicultural.
La manifestación de este conflicto entre los derechos de los pueblos indígenas y la lógica del
neoliberalismo multicultural, también se ha presentado en el derecho internacional. Especí-
ficamente, en derechos que son componentes esenciales del derecho a la autodetermina-
ción y nos referimos al: derecho a las tierras y territorios, el derecho al desarrollo y el derecho
a la consulta. Estos se han vuelto particularmente conflictivos para los Estados porque en su
ejercicio los pueblos indígenas trastocan intereses de índole económica.
501
Actualmente, como lo mencionábamos, uno de los grandes conflictos con los pueblos indí-
genas está enmarcado en términos de sus derechos sobre sus tierras, territorios y recursos
primera en el subcontinente, a las jurisdicciones especiales indígenas establecidas por la constitución colombiana
de 1991 o el proyecto de formación de un estado multinacional y descolonizador en la Bolivia de Evo Morales.
Tampoco podemos ignorar que la autonomía indígena no es un fenómeno exclusivo de aquellos que la desarrollan
bajo el reconocimiento legal de los Estados. De tal suerte, que no podemos ignorar que existen también experiencias
de distintos pueblos indígenas que han decidido ejercer su derecho a la autonomía por fuera de la legalidad estatal,
como es el caso de las comunidades zapatista. Véase: González, Miguel y Burguete Cal y Mayor, Araceli, "Introducción",
en: Miguel González, Araceli Burguete Carl y Mayor y Pablo Ortiz (Coords.), La autonomía a debate. Autogobierno in-
dígena y Estado plurinacional en América Latina, Quito, FLACSO / GTZ / IWGIA / CIESAS / UNICH, 2010, pp. 9-32.
naturales. La Corte Interamericana ha conocido hasta 2010 diversos casos específicamente
relacionados con estos y otros derechos, entre ellos: Awas Tingni Vs. Nicaragura, Yakye Axa Vs.
Paraguay, Moiwana Vs. Suriname, Sawhoyamaxa Vs. Paraguay, Saramaka Vs. Surinam y Xamox
Kasek Vs. Parguay.
En las sentencias sobre estos casos la Corte ha hecho un importante desarrollo jurispruden-
cial, que debe servir de pauta a los Estados para comprender sus obligaciones en materia de
derechos de los pueblos indígenas:
En los casos en los que se trate del derecho de los miembros de una comunidad
indígena, la Corte resalta que para garantizar efectivamente estos derechos, al inter-
pretar y aplicar su normativa33 interna, los Estados deben tomar en consideración las
características propias que diferencian a los miembros de los pueblos indí
genas de la población en general y que conforman su identidad cultural.
31
Corte IDH. Caso Comunidad Mayagna (Sumo) Awas Tingni, supra nota 19, párr. 148.
32
Ibidem, párr. 151.
33
Corte IDH. Caso de la Comunidad Indígena Yakye Axa Vs. Paraguay, supra nota 20, párr. 51.
34
Cfr. Corte IDH. Caso Masacre Plan de Sánchez Vs. Guatemala. Reparaciones. Sentencia de 19 de noviembre 2004.
Serie C No. 116, párr. 85; Caso Comunidad Mayagna (Sumo) Awas Tingni vs. Nicaragua, supra nota 19, párr. 149; y Caso
Comunidad indígena Yakye Axa Vs. Paraguay, supra nota 20, párr. 131.
admisibles al goce y ejercicio de estos derechos son: a) deben ser establecidas por
la ley: b) deben ser necesarias; c) deben ser proporcionales; y d) deben hacerse con el
fin de lograr un objetivo legítimo en una sociedad democrática.35
Al aplicar estos estándares a los conflictos que se presentan entre la propiedad priva-
da y los reclamos de reivindicación de propiedad ancestral de los miembros de co-
munidades indígenas, los Estados deben valorar caso por caso las restricciones que
resultarían del reconocimiento de un derecho por sobre el otro. Así, por ejemplo, los
Estados deben tener en cuenta que los derechos territoriales indígenas abarcan un
concepto más amplio que está relacionado con el derecho colectivo a la superviven-
cia como pueblo organizado, con el control de su hábitat como una condición nece-
saria para la reproducción de su cultura, para su propio desarrollo y para llevar a cabo
sus planes de vida. La propiedad sobre la tierra garantiza que los miembros de las
comunidades indígenas conserven su patrimonio cultural.36
La Corte considera que el mero hecho de que las tierras reclamadas estén en manos
privadas, no constituye per se un motivo "objetivo y fundamentado" suficiente para
denegar prima facie las solicitudes sobre devolución o restitución de tierras indíge-
nas. En caso contrario, el derecho a la devolución carecería de sentido y no ofrecería
una posibilidad real de recuperar las tierras tradicionales, limitándose únicamente a
esperar la voluntad de los tenedores actuales, y forzando a los indígenas a aceptar
tierras alternativas o indemnizaciones pecuniarias. La Corte ha señalado que cuando
existan conflictos de intereses entre propiedad comunal y propiedad indígena deberá
realizarse un "juicio de proporcionalidad",37 para el cual habrá de valorarse caso por
caso la legalidad, necesidad, proporcionalidad y el logro de un objetivo legítimo en
una sociedad democrática (utilidad pública e interés social), para restringir el dere-
Artículo 2o. Constitucional
cho de propiedad privada, por un lado, o el derecho a las tierras tradicionales, por el
otro.38 En otro caso, la Corte agregó que también se deberá considerar si la restricción
Comentario al
implica una denegación de las tradiciones y costumbres de un modo que ponga en 503
peligro la propia subsistencia del grupo y de sus integrantes. Si se decide dar prioridad
35
Corte IDH. Caso comunidad indígena Yakye Axa Vs. Paraguay, supra nota 20, párr. 141.
36
Ibidem, párr. 146.
37
El término "juicio de proporcionalidad" es utilizado pro primra vez por la Corte en el caso Kimel Vs. Argentina. Cfr.
Oswaldo Ruis Cririboga, "Propiedad comunal Vs. Propiedad privada e intereses estatales", en: Rudolf Huber, Juna
Carlos Martínez y otros (Coords.), Hacia sistemas jurídicos plurales. Reflexiones y experiencias de coordinación entre
el derecho estatal y el derecho indígena, México, Konrad Adenawer Stiftung, pp. 246.
38
Corte IDH. Caso Comunidad Indígena Sawhoyamaxa Vs. Paraguay. Fondo, Reparaciones y Costas. Sentencia de
29 de marzo de 2006. Serie C No. 146
a la propiedad privada sobre la comunal, deberá ofrecerse a la comunidad tierras al-
ternativas o una indemnización en dinero o en especie y la comunidad deberá poder
participar de cómo se dará ésa reparación.39
39
Corte IDH. Caso del Pueblo Saramaka Vs. Surinam. Interpretación de la Sentencia de Excepciones Preliminares,
Fondo, Reparaciones y Costas. Sentencia de 12 de agosto de 2008 Serie C No. 185, párr. 128.
40
Ibidem, párr. 149.
41
Corte IDH. Caso Comunidad Indígena Sawhoyamaxa Vs. Paraguay, supra nota 38 párr. 128.
42
Ibidem, párr. 133.
necesidad de proteger las tierras y los recursos que han usado tradicionalmente: para
prevenir su extinción como pueblo. Es decir, el objetivo y el fin de las medidas reque-
ridas en nombre de los miembros de los pueblos indígenas y tribales es garantizar
que podrán continuar viviendo su modo de vida tradicional y que su identidad cul-
tural, estructura social, sistema económico, costumbres, creencias y tradiciones distin
tivas serán respetadas, garantizadas y protegidas por los Estados.43
derechos civiles fundamentales. Esto atendiendo a que en casos como Xamok Kasek
y Sawhoyamaxa el Estado (Paraguay) no había otorgado o no había tomado las me-
Comentario al
505
didas necesarias (atendiendo al principio de igualdad ante la ley) para otorgar a las
personas miembros de esta comunidad actas de nacimiento y de defunción. Con esto
algunos de sus miembros permanecieron en un limbo legal, pues su existencia e
identidad nunca estuvo jurídicamente reconocida.44
43
Corte IDH. Caso del Pueblo Saramaka Vs. Surinam. Supra nota 39, párr. 121; Caso de la Comunidad Indígena Yakye
Axa Vs. Paraguay, supra nota 20, párr. 137; y Caso Comunidad Indígena Sawhoyamaxa Vs. Paraguay, supra nota 38
párr. 118.
44
Caso Comunidad Indígena Xákmok. Vs. Paraguay, supra nota 24, párrs. 248-152.
Para configurar la violación al derecho a la integridad personal (en términos de
integridad personal cultural y de integridad colectiva cultural)45 la Corte consi-
deró el sufrimiento emocional, psicológico, espiritual y económico que las personas
miembros de la comunidad Moiwana habían sufrido al verse obstaculizados sus es-
fuerzos por obtener justicia; la imposibilidad que tuvieron al honrar apropiadamente a
sus fallecidos; y la separación de sus tierras tradicionales.46
En relación con los pueblos tribales, en el caso Saramaka Vs. Suriname, la Corte
determinó que estas comunidades que tiene características sociales, culturales y
económicas diferentes de otras secciones de la comunidad nacional, particularmen-
te gracias a la relación especial existente con sus territorios ancestrales, y porque se
Orlando Aragón Andrade
regulan ellos mismos, al menos en forma parcial, a través de sus propias normas,
Marycarmen Color Vargas
costumbres y tradiciones y que por ello tienen derecho al territorio comunal que han
usado y ocupado tradicionalmente.50
506
45
Ibidem, párr. 235.
46
Corte IDH. Caso de la Comunidad Moiwana Vs. Surinam. Excepciones Preliminares, Fondo, Reparaciones y Costas.
Sentencia 15 de junio de 2005. Serie C No. 124, párrs. 94-103.
47
En este sentido es muy interesante siguiente reporte: Progress can kill. How imposed developement destroys
the health of tribal poeples, London, Survival International, 2007.
48
Corte IDH. Caso de la Comunidad Indígena Yakye Axa Vs. Paraguay, supra nota 20, párr. 163, 167 y 176.
49
Corte IDH. Caso Comunidad Indígena Sawhoyamaxa Vs. Paraguay, supra nota 38, párr. 155. También véase:
Caso Comunidad Indígena Xákmok Kásek. Vs. Paraguay, supra nota 24, párr. 138-217.
50
Corte IDH. Caso del Pueblo Saramaka Vs. Surinam, supra nota 39, párrs. 84 y 96; y Caso de la Comunidad Moiwana
Vs. Surinam. Supra nota 46, párrs. 86 y 130.
Es interesante como aunque la Corte ha tomado estos criterios que han servido de funda-
mento a otras Cortes constitucionales e internacionales, el derecho al desarrollo de los pue-
blos indígenas ha quedado, aún, fuera de sus interpretaciones. La instancia internacional que
ha hecho consideraciones en este sentido es la Comisión Africana de Derechos Humanos y
de los Pueblos en el caso de la comunidad indígena Endorois establecida en Kenia.51 En este
caso Kenia violó el derecho al desarrollo de los Endorois al otorgar concesiones mineras en
su territorio sin ningún beneficio para la comunidad indígena. Para el análisis de este derecho
la Comisión consideró que el derecho al desarrollo debe atender a cinco criterios: igualdad,
no discriminación, participación, rendición de cuentas y transparencia. Por otro lado, añadió
que este derecho es violado cuando del desarrollo en cuestión decrece el bienestar de las
comunidades indígenas; en este sentido, cobra relevancia el concepto de beneficios com-
partidos y la reparación del daño.
Por otro lado, es importante destacar que en el marco del análisis de todos estos criterios
jurisprudenciales se ha mantenido como constante la discusión en torno al derecho a la con
sulta. Este último, es un derecho adjetivo que no es sino una herramienta a través de la cual
se busca operativizar la participación de los pueblos y comunidades indígenas en la toma de
decisiones de todas aquellas cuestiones que los afecten. Sin embargo, en el derecho interna-
cional de los derechos humanos éste derecho ha tomado una relevancia que ha desplazado
las discusiones en relación con el derecho a la autonomía.
Como lo hemos discutido aquí, el derecho matriz de los derechos de los pueblos indígenas
lo es el derecho a la autonomía, y no es sino a la luz de éste que la consulta debe tomar su
justa dimensión. De lo contrario, nos quedaremos en la discusión de que los estándares sobre
la consulta y el consentimiento libre, previo e informado son tantos52 y a la vez tan insuficien-
tes para lograr operativizarlos adecuadamente; en vez de, destacar la verdadera obligación
del Estado: el respeto por la autonomía indígena.
Artículo 2o. Constitucional
Existe un amplio consenso dentro de los juristas de las implicaciones pragmáticas que tiene 507
51
Centre for Minority Rights Development (Kenya) and Minority Rights Group International. Communication
276/2003." 27th Activity Report, 46th Ordinary Session of the African Commission on Human and People’s Rights, Novem-
ber 11-25, 2009. Banjul: African Commission on Human and People’s Rights, 2009.
52
Véase: Garavito Rodríguez, César y Meghan Morris (Dirs.), La consulta previa a pueblos indígenas. Los estándares
del derecho internacional, Colombia, UNIANDES, 2010. Disponible en: <http://www.justiciaglobal.info/docs/fa3.
pdf> (26 de junio de 2013); y El derecho a la consulta de los pueblos indígenas: la importancia de su implementación en
el contexto de los proyectos de desarrollo a gran escala, México, OACNUDH, 2011. Disponible en: <http://www.hchr.
org.mx/files/doctos/Libros/2011/derecho_consulta_IS.pdf> (26 de junio de 2013).
República en el sistema jurídico mexicano, pero más allá de los círculos académicos y judi
ciales ¿le dice algo esta reforma a los pueblos indígenas de México?
Tal vez resulte sorprendente para muchos que los pueblos indígenas, colectividades que
durante mucho tiempo han sido consideradas como pre-modernas, hayan sido los primeros
actores en experimentar el potencial de la posmoderna y novísima reforma en materia de
derechos humanos en sus luchas legales; a tal grado que dos de las experiencias más relevan
tes en las que hasta ahora han esgrimido el contenido del nuevo artículo 1o. han sido promo
vidas por los indígenas purépechas de Cherán y por los wirrarika en defensa de Wirikuta.
Estos dos casos, con sus obvias diferencias y particularidades, ya nos alcanzan a mostrar al-
gunos atisbos importantes del potencial transformador de la reforma al artículo 1o. y sus
posibles implicaciones, tanto para los pueblos indígenas como para luchas más amplias que
rebasan los intereses estrictos de los pueblos indígenas. En el caso del Juicio para la protec-
ción de los Derechos Político Electorales del Ciudadano que ganó la comunidad de Cherán
en la Sala Superior del Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación queda claramen-
te establecido que con base en la Jurisprudencia de la Corte Interamericana de Derechos
Humanos, el Convenio 169 de la OIT, la Declaración de las Naciones Unidas sobre los Dere-
chos de los Pueblos Indígenas, los Pactos Internacionales de derechos Políticos y Civiles y de
derechos Económicos, Sociales y Culturales, fue posible no sólo reconocerle a aquella comu-
nidad indígena su derecho a una elección por usos y costumbres a pesar de las omisiones de
la constitución y la ley electoral local; sino además de reconocer como jurídicamente posible la
existencia, por primera vez en la historia del Estado mexicano, de un municipio con una estruc
tura de gobierno distinta a la que establece el propio artículo 115 de la Constitución Federal.53
El uso del nuevo artículo 1o. también ha sido fundamental para que los wirrarikas libren,
Orlando Aragón Andrade
hasta ahora, la batalla legal que mantienen en contra de las concesiones a empresas mineras
Marycarmen Color Vargas
sobre el territorio de Wirikuta. Este caso aunque no ha sido todavía resuelto en definitiva, la
suspensión provisional que obtuvieron los indígenas puede ser el inicio de un caso, al igual
508
que el de Cherán, emblemático en la defensa de los derechos de los pueblos indígenas.
A pesar de lo sorpresivo que puede resultar este activismo judicial de los pueblos indígenas
con base en la reforma en materia de derechos humanos, lo cierto es que el derecho ha sido
desde hace mucho tiempo una arma que los pueblos indígenas han utilizado en contra de
53
Véase: Juicio para la Protección de los Derechos Político Electorales del Ciudadano SUP-JDC-9167/2011, dispo-
nible en: <http://www.te.gob.mx/colecciones/Jurisprudencia%20y%20Tesis/Vigentes%20Tercera,%20Cuarta%20
y%20Quinta%20%C3%89poca/Sentencias/SUP-JDC-9167-2011.htm> (26 de junio de 2013).
los distintos peligros que han enfrentado. Así, por ejemplo, en la época de la de la desamor-
tización de los bienes comunales en el siglo XIX el uso contra hegemónico del derecho por
parte de las comunidades indígenas fue común.54 Hoy con nuevas armas, instrumentos y
discursos jurídicos y contra nuevos peligros creados en complicidad con el multiculturalismo
neoliberal, los talamontes, el crimen organizado, las empresas transnacionales extractivistas,
los gobiernos corruptos, etcétera los pueblos indígenas de México vuelven a emplear el de-
recho, en esta ocasión esgrimiendo el discurso del derecho internacional de los derechos
humanos.
Sin lugar a dudas con los casos de Cherán y Wirikuta se abre una nueva etapa, muy esperan-
zadora, de uso contra hegemónico del derecho por parte de los pueblos indígenas de México.
No obstante, habría que tener cuidado de no "echar las campanas al vuelo", ni creer que a
partir de la reforma en materia de derechos humanos necesariamente todos los derechos de
los pueblos indígenas serán respetados y su condición político-social será mejor por este
sólo hecho. En este punto la experiencia histórica es muy importante, no debemos olvidar
que incluso en el régimen colonial varias comunidades indígenas lograron ganar casos im-
portantes en los tribunales,55 sin que eso significara su salida de la situación de opresión que
padecían. O que en los momentos de mayor algidez del movimiento indígena por la reivin-
dicación de sus derechos, como lo fueron los tiempos posteriores al levantamiento del EZLN, el
"comportamiento estratégico de la interpretación jurídica"56 tomó posturas conservadoras
frente a las demanda de violaciones a sus derechos humanos expresadas en las diversas Con
troversias Constitucionales y el Amparo indirecto promovidos en contra de la reforma consti
tucional en materia de "derechos y cultura indígena" publicada el 14 de agosto de 2001.57
54
Véase entre otros: Roseberry, William, "‘El estricto apego a la ley’. Ley liberal y derecho comunal en el Pátzcuaro
porfiriano", en Roth Seneff, Adrew (ed.), Recursos contenciosos. Ruralidad y reformas liberales en México, Zamora,
Artículo 2o. Constitucional
El Colegio de Michoacán, 2004, pp. 43-84; Purnell, Jennie, "‘Con todo el debido respeto’. La resistencia popular a la
privatización de tierras comunales en el Michoacán del siglo XIX", en Roth Seneff, Andrew (ed.), Recursos conten
ciosos. Ruralidad y reformas liberales en México, Zamora, El Colegio de Michoacán, 2004, pp. 85-128; Gledhill, John,
Cultura y desafío en Ostula, Zamora, El Colegio de Michoacán, 2004, pp. 220-272.
Comentario al
55
Véase entre otras investigaciones: Stern, Steve, Los indígenas del Perú y el desafío de la conquista española, trad. de 509
Fernando Santos Fontenla, Madrid, Alianza, 1986, pp. 185-218; Stern, Steve, "La contracorriente histórica: los indíge-
nas como colonizadores del Estado, siglos XVI a XX", en Reina, Leticia (coord.), Los retos de la etnicidad en los estados-
nación del siglo XXI, México, Instituto Nacional Indigenista/ entro de Investigaciones y Estudios Avanzados en
Antropología Social/Miguel Ángel Porrua, 2000, pp. 73-91; Castro Gutiérrez, Felipe, "Tzitzuntzan: la autonomía indí-
gena y el orden político de la Nueva España", en Paredes Martínez, Carlos y Terán, Marta (coords.), Autoridad y gobier-
no indígena en Michoacán, Zamora, El Colegio de Michoacán/Centro de Investigaciones y Estudios Avanzados en
Antropología Social/Instituto Nacional de Antropología e Historia / Universidad Michoacana de San Nicolás de
Hidalgo, 2003, pp. 285-303
56
En términos de Duncan Kennedy. Véase: Kennedy, Duncan, Izquierda y derecho. Ensayos de teoría jurídica crítica,
Argentina, Siglo XXI, 2010.
57
Para mayores referencias véase: Aguilar Ortiz, Hugo y Julián Santiago, José Juan, "Derechos de los pueblos indí-
genas, acceso a la justicia y discriminación", en: Sentencias de la Suprema Corte de Justicia de la Nación desde el análisis
de los derechos humanos, SCJN/OACNUDH, México, 2011, pp. 442-462.
El desafío, consideramos, consiste en evitar la tentación, siempre presente, del fetichismo
legal y en usar prudencialmente, evaluando cada caso, el nuevo artículo 1o. y los trata-
dos internacionales en materia de derechos de derechos humanos; así como orientar este
uso con una guía política clara: la exclusión fundante de los pueblos indígenas del Estado
mexicano.
Orlando Aragón Andrade
Marycarmen Color Vargas
510
Criterios jurisprudenciales
1. Internacionales
Corte IDH. Caso de los Hermanos Gómez Paquiyauri. Vs. Perú. Sentencia de 8 de julio de
2004. Serie C No 110.
Corte IDH. Caso Comunidad Mayagna (Sumo) Awas Tingni vs. Nicaragua, Sentencia de
31 de agosto de 2001. Serie C No. 79.
Corte IDH. Caso de los "Niños de la Calle" (Villagrán Morales y otros) vs. Guatemala, Sen-
tencia de 19 de noviembre de 1999. Serie C No. 63.
Corte IDH. Caso de la Comunidad Indígena Yakye Axa Vs. Paraguay. Fondo, Reparacio-
nes y Costas. Sentencia 17 de junio de 2005. Serie C No. 125.
Corte IDH. Caso Comunidad Indígena Xákmok Kásek. Vs. Paraguay. Fondo, Reparacio-
nes y Costas. Sentencia de 24 de agosto de 2010 Serie C No. 214.
Corte IDH. Caso Masacre Plan de Sánchez Vs. Guatemala. Reparaciones. Sentencia de
19 de noviembre 2004. Serie C No. 116.
Corte IDH. Caso del Pueblo Saramaka Vs. Surinam. Interpretación de la Sentencia de
Artículo 2o. Constitucional
511
Derechos
económicos, sociales
culturales y ambientales
(DESCA)
Estándares sobre
derechos económicos,
sociales, culturales y
ambientales (DESCA)
E l principio de interdependencia existente entre los derechos civiles y políticos y los
económicos, sociales y culturales, obliga a entenderlos integralmente como derechos hu-
manos, sin jerarquía entre sí y exigibles en todos los casos ante aquellas autoridades que
resulten competentes para ello. La progresividad tiene como objeto de brindar los medios y
elementos necesarios para responder a las exigencias de efectividad de los derechos econó-
micos, sociales y culturales, en la medida de los recursos económicos y financieros de que
disponga. Como mecanismo de exigibilidad podrá ser objeto de rendición de cuentas y, de
ser el caso, el cumplimiento del respectivo compromiso adquirido por el Estado podrá ser
exigido ante las instancias llamadas a resolver eventuales violaciones a los derechos huma-
nos. Existe además un deber –si bien condicionado– de no-regresividad, que no siempre
Estándares sobre derechos económicos,
sociales, culturales y ambientales (DESCA)
deberá ser entendido como una prohibición de medidas que restrinjan el ejercicio de
un derecho. En cualquier caso, cuando se trate de derechos económicos, sociales y cultura-
les la regresividad resulta justiciable.
I. Derecho a la Educación
El derecho a la educación se relaciona con el derecho a una vida digna. Los Estados tienen el
deber de garantizar la accesibilidad a educación básica gratuita y la sostenibilidad de la misma.
Cuando se trata de satisfacer el derecho a la educación básica en el seno de comunidades
indígenas, se debe propiciar dicho derecho con una perspectiva etno-educativa. Lo anterior
implica adoptar medidas positivas para que la educación sea culturalmente aceptable desde
una perspectiva étnica diferenciada. También se ha destacado como en ciertos casos las
afectaciones especiales del derecho a la salud, e íntimamente vinculadas con él, las del dere-
cho a la alimentación y el acceso al agua limpia, impactan de manera aguda el derecho a una
existencia digna y las condiciones básicas para el ejercicio de otros derechos humanos, como
el derecho a la educación o el derecho a la identidad cultural.
La asistencia estatal brindada en materia de acceso y calidad del agua, alimentación, servicios
Comentarios y Jurisprudencia Constitucional e Interamericana
de salud y educación debe ser suficiente para superar las condiciones de especial vulnerabi
lidad de ciertos grupos y satisfacer las prestaciones básicas para proteger el derecho a una vida
digna en condiciones de riesgo especial, real e inmediato para un grupo de personas.
Derechos Humanos en la Constitución:
Conforme a los principios que sustentan la política hídrica nacional es obligación del Estado
que asegurar el derecho al agua en condiciones aceptables, accesibles y asequibles tanto
para uso personal como doméstico, erigiéndose como un beneficio colectivo que debe ba-
sarse en criterios de solidaridad, cooperación mutua, equidad y en condiciones dignas, por
lo que se ha proclamado de prioridad y de seguridad nacional la preferencia del uso domés-
516 tico y público urbano en relación con cualesquier otro uso, razones que excluyen la posibili-
dad de que pueda ser concebido atendiendo a intereses particulares o de grupos minoritarios,
pues de ser así, imperaría un régimen de aprovechamiento del agua sin visión humana y
social, con lo cual se atentaría contra la dignidad humana.
Las personas con discapacidad tienen derecho a la prestación de atención médica eficaz por
parte de los Estados. Por lo que existe una obligación de asegurar el acceso de las personas
a servicios de salud básicos; la promoción de la salud mental; la prestación de servicios de
esa naturaleza que sean lo menos restrictivos posibles, y la prevención de las discapacidades
mentales.
Se lleva a cabo cuando el Estado posibilita el acceso a una vivienda a través de medios idó-
neos, para la obtención de un crédito que permita adquirir el inmueble relativo. Esto no im-
plica gratuidad ya que el derecho a la vivienda no puede tener en su esencia la posibilidad
real de que se trastoque el sistema normativo que regula el cumplimiento de las obligacio-
nes derivadas de ese crédito para la adquisición de la vivienda, convenido en ejercicio del
poderío de la voluntad de las partes.
Por otro lado, los desalojos forzosos y la destrucción de las viviendas violan el derecho de ser
libre de toda injerencia arbitraria o abusiva en el hogar y el derecho a la propiedad.
El interés superior del niño tiene dos dimensiones a considerar: una función justificativa que
sirve para justificar todos los derechos que tienen como objeto la protección del niño; y una
función directiva que constituye un criterio orientador de toda producción normativa, enten-
dida en sentido amplio, relacionada con los derechos del niño, lo que incluye no sólo la inter-
pretación y aplicación del derecho por parte de los jueces, sino también todas las medidas Estándares sobre derechos económicos,
sociales, culturales y ambientales (DESCA)
emprendidas por el legislador y las políticas públicas, programas y acciones específicas lleva-
das a cabo por las autoridades administrativas.
Existe una obligación general del Estado de realizar el mayor esfuerzo, de manera constante
y deliberada, para asegurar el acceso y disfrute de los niños a sus derechos, evitando retro
cesos y demoras injustificadas. Para ello debe asignar los mayores recursos disponibles. El dere-
cho a la educación, en el caso de la niñez, favorece la posibilidad de gozar de una vida digna
y contribuye a prevenir situaciones desfavorables para el menor y la propia sociedad. La edu-
cación y el cuidado de la salud de la niñez suponen diversas medidas de protección y cons-
tituyen los pilares fundamentales para garantizar el disfrute de una vida digna.
VI. Libertad de trabajo
Los límites a la libertad de trabajo son: que no se trate de una actividad ilícita; que no se
afecten derechos de terceros; y, que no se afecten derechos de la sociedad en general. Esto
implica que la garantía será exigible siempre y cuando la actividad, aunque lícita, no afecte el
derecho de la sociedad. Existe un imperativo que subyace frente al derecho individual, en
tanto que existe un valor que se pondera y asegura, que permite la convivencia y bienestar
social y proteger de esa manera el interés de la sociedad por encima del particular y por se
limita o condiciona el individual.
Existe una obligación de proteger los derechos fundamentales de las personas aún en las
relaciones comerciales entre particulares ya que los principios de los derechos humanos
vinculan a todos los sectores del ordenamiento jurídico. Refuerza lo anterior que los dere-
chos fundamentales gozan de plena eficacia, incluso en las relaciones jurídico-privadas. Esta
eficacia horizontal de los derechos fundamentales, tiene como efecto que en los asuntos de
su conocimiento, los tribunales atiendan a la influencia de los valores que subyacen en tales
derechos y también justifica la introducción de tales derechos fundamentales en ámbitos
como las relaciones entre consumidores y productores o prestadores de servicios. La obten-
Comentarios y Jurisprudencia Constitucional e Interamericana
ción del máximo beneficio con sus reservas es un derecho del consumidor.
El ejercicio de la libertad de comercio sólo podrá vedarse por determinación judicial cuando
Derechos Humanos en la Constitución:
se afecten los derechos de tercero o resolución gubernativa cuando se ofendan los derechos
de la sociedad, en este caso los derechos de los consumidores.
Para la protección de los derechos de los consumidores se han integrado como elementos
esenciales los derechos y garantías judiciales a ser oídos, derecho a la protección judicial y a un
trato no discriminatorio.
La protección al medio ambiente es de tal importancia al interés social que implica y justifica,
en cuanto resulten disponibles, restricciones para preservar y mantener ese interés en las
leyes que establecen el orden público. Este derecho comprende el disfrute de un ambiente
adecuado para su desarrollo, salud y bienestar, así como prevenir y controlar la contamina-
ción del aire, el agua y el suelo y conservar el patrimonio natural de la sociedad. Por tanto, el
particular debe ceder al interés de la sociedad a tener derecho un medio ambiente adecua
do para el desarrollo y bienestar de las personas, que como derecho fundamental las auto
ridades deben velar, para que cualquier infracción, conducta u omisión que atente contra
dicho derecho sea sancionada.
Estándares sobre derechos económicos,
sociales, culturales y ambientales (DESCA)
519
Principales criterios jurisprudenciales
Corte IDH. Condición Jurídica y Derechos Humanos del Niño. Opinión Consultiva
OC-17/02 del 28 de agosto de 2002. Serie A No. 17.
Corte IDH. Caso Ximenes Lopes Vs. Brasil. Sentencia de 4 de julio de 2006. Serie C
No. 149.
Corte IDH. Caso Comunidad Indígena Xákmok Kásek. Vs. Paraguay. Fondo, Reparacio-
nes y Costas. Sentencia de 24 de agosto de 2010 Serie C No. 214.
Corte IDH. Caso Barbani Duarte y otros Vs. Uruguay. Solicitud de Interpretación de la
Sentencia de Fondo, Reparaciones y Costas. Sentencia de 26 de junio de 2012 Serie
C No. 243.
Corte IDH. Caso de las Masacres de Ituango Vs. Colombia. Sentencia de 1 de julio de
2006 Serie C No. 148.
Corte IDH. Caso Acevedo Buendía y otros ("Cesantes y Jubilados de la Contraloría") Vs.
Perú. Excepción Preliminar, Fondo, Reparaciones y Costas. Sentencia de 1 de julio de
2009 Serie C No. 198.
Comentarios y Jurisprudencia Constitucional e Interamericana
Corte IDH. Caso Huilca Tecse Vs. Perú. Fondo, Reparaciones y Costas. Sentencia de
03 de marzo de 2005. Serie C No. 121.
Derechos Humanos en la Constitución:
Tesis: P./J. 146/2001 (9a.), EDUCACIÓN. EL ARTÍCULO 4o. DE LA LEY RELATIVA DEL
DISTRITO FEDERAL CUMPLE CON EL MANDATO CONTENIDO EN EL DIVERSO 32 DE LA
LEY GENERAL DE EDUCACIÓN, AL PERMITIR QUE EL GOBERNADO EJERZA EN FORMA
PLENA SU DERECHO A LA EDUCACIÓN Y LOGRE UNA EFECTIVA IGUALDAD EN OPOR-
TUNIDADES DE ACCESO Y PERMANENCIA EN LOS SERVICIOS EDUCATIVOS. Semanario
Judicial de la Federación y su Gaceta, Novena Época, México, Tomo XV, Enero de 2002,
p. 1035. Reg. IUS. 187999.
Tesis P./J. 144/2001. EDUCACIÓN. EL ARTÍCULO 4O. DE LA LEY RELATIVA DEL DISTRITO
FEDERAL, QUE ESTABLECE LA OBLIGACIÓN DEL GOBIERNO DE DICHA ENTIDAD DE
PRESTAR, ADEMÁS DE LA EDUCACIÓN PRIMARIA Y SECUNDARIA, LA PREESCOLAR Y
MEDIA SUPERIOR, NO TRANSGREDE EL ARTÍCULO 3o. DE LA CONSTITUCIÓN FEDE-
Estándares sobre derechos económicos,
sociales, culturales y ambientales (DESCA)
RAL. Semanario Judicial de la Federación y su Gaceta, Novena Época, México, Tomo XV,
Enero de 2002, p. 1035. Reg. IUS. 187998.
522
La constitucionalización
de la educación en derechos
humanos desde la
perspectiva del
derecho internacional
Mauricio Iván DEL TORO HUERTA
SUMARIO: I. A manera de introducción. II. Texto y contexto de la reforma constitucional.
III. Constitución, educación, democracia y derechos humanos. IV. Instrumentos interna-
cionales relevantes en materia de educación en derechos humanos. V. Elementos y alcances
del derecho humano a la educación. VI. Las obligaciones derivadas de sentencias conde-
natorias de la Corte Interamericana de Derechos Humanos. VII. Comentario final.
I. A manera de introducción
Desde esta perspectiva, la reforma impone, tanto a las autoridades estatales como a los dife-
rentes grupos e individuos que componen el conjunto de la sociedad mexicana nuevos retos
en la construcción de un Estado constitucional y democrático que sitúe a la dignidad hu
mana como la razón y la mira de la actividad gubernamental, como cima y fundamento del
ordenamiento jurídico; como verdadera premisa antropológico-cultural del Estado y del sis-
tema democrático y como factor de cohesión, cambio y desarrollo social.2
1
Cfr. García Ramírez, Sergio y Morales Sánchez, Julieta, La reforma constitucional sobre derechos humanos
(2009-2011), México, Porrúa/UNAM, 2011.
2
Cfr. Häberle, Peter, El Estado constitucional, Trad. Héctor Fix-Fierro, México, IIJ-UNAM, 2001, pp. 169-172. Al res- 525
pecto la Suprema Corte de Justicia de la Nación (en adelante SCJN o "Suprema Corte") ha reconocido el valor superior
En este nuevo contexto generado por la reforma constitucional y por la exigencias que im-
pone el derecho internacional, la educación en derechos humanos juega un papel de enor-
me importancia, pues en la medida en que los contenidos y procesos educativos de todos
los niveles y modalidades se definan a partir de un enfoque orientado de manera clara y
decidida a la vigencia de tales derechos, se construye una cultura jurídica más amplia y defi-
nida, y un contexto de exigencia más robusto, permitiendo a su vez una dinámica constitu-
cional más intensa, un control jurisdiccional de constitucionalidad y convencionalidad más
eficaz y un mejor sistema de garantías. En última instancia: una mejor convivencia humana.
Así entendida, la educación en derechos humanos se configura como una garantía insti
tucional de esos derechos; como parte fundamental y precondición de la construcción de
ciudadanía y del control social que ésta ejerce en el proceso deliberativo, en tanto factor
de neutralización o equilibro de las desigualdades, que a su vez sirve como una garantía de
pluralidad.3
El presente documento es una reflexión general sobre los alcances de la reforma constitucio-
nal al artículo 3o. en materia de educación en derechos humanos a la luz de los estándares
internacionales, poniendo énfasis en aquellos criterios, normas o principios que resulten vincu
lantes u orientadores para los operadores jurídicos nacionales, en particular para los jueces al
ejercer algún tipo de control de convencionalidad y al interpretar la normas de conformidad
con la Constitución y los tratados internacionales respecto del derecho a la educación en
general y a la educación en derechos humanos en particular. El planeamiento central des-
cansa sobre la tesis de que la constitucionalización de la educación en derechos humanos
tiene una doble dimensión práctica, como perspectiva de análisis del derecho a la educación
y como contenido específico de este último y, en cuanto tal, configura un derecho que re-
Mauricio Iván Del Toro Huerta
sulta exigible al Estado mediante los diferentes mecanismos de garantía de los derechos
de la dignidad humana, tanto en la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos (en adelante CPEUM o
"Constitución") como en los tratados internacionales, "constituyéndose como un derecho absolutamente fundamen
526 tal, base y condición de todos los demás". Tesis: P. LXV/2009 (9a.), DIGNIDAD HUMANA. EL ORDEN JURÍDICO MEXI-
CANO LA RECONOCE COMO CONDICIÓN Y BASE DE LOS DEMÁS DERECHOS FUNDAMENTALES, Semanario Judicial
de la Federación y su Gaceta, Novena Época, México, Tomo XXX, Diciembre de 2009, p. 8. Reg. IUS. 165813. El 4 de
octubre dio inicio la Décima Época del Semanario Judicial de la Federación en términos del Acuerdo General publi-
cado en el Diario Oficial de la Federación el 12 de septiembre de 2011. El cambio responde a la entrada en vigor de la
reforma a la Ley de Amparo y a las reformas en materia de derechos humanos que modificaron la estructura del
Poder Judicial Federal y la competencia de sus órganos, pero tiene también, en palabras del ministro Cossío, una
"razón simbólica", la "realización cabal del sistema de derechos humanos". Cfr. Cossío, José Ramón, "Amparo, la déci-
ma época", El Universal, 5 de octubre de 2011.
3
Las garantías institucionales constituyen técnicas de protección de los derechos. Esa función de tutela se
concreta en el establecimiento de una serie de obligaciones o deberes, de límites y vínculos que, en resguardo
precisamente de los derechos, les son impuestos a los poderes públicos o resultan exigibles a los privados. Cfr.
Pisarello, Gerardo, "El Estado Social como Estado Constitucional: Mejores garantías, más democracia", en Abramovich,
Víctor., et. al., (comps.), Derechos sociales. Instrucciones de Uso, México, Fontamara, 2003, p. 35.
fundamentales, en particular, las jurisdiccionales, en atención a las normas internacionales de
derechos humanos y a su desarrollo interpretativo.
La reforma constitucional incorporó al segundo párrafo del artículo 3o. una referencia expre-
sa al respeto de los derechos humanos dentro de los valores que la educación que imparta el
Estado deberá tender a desarrollar. El texto es el siguiente:
Con ello no sólo se sitúa a los derechos humanos como eje y guía de la educación, sino
también como un componente fundamental de la acción educativa estatal, en concordancia
con el nuevo rostro que procura, promueve y ordena el nuevo texto constitucional. El derecho
a la educación en derechos humanos define un contenido específico de la educación, una
de sus características, fines y funciones.5
Por tanto, la reforma al artículo 3o. no se trata de la mera adición de otra finalidad política a los
principios que orientan la educación pública, sin trascendencia jurídica alguna; no se limita
tampoco a ser un principio orientador de la actividad legislativa y educativa que no admite
mecanismos de garantía en beneficio directo de las personas y de su derecho a la educación.
El contenido de la reforma traduce el cumplimiento de un deber de prevención específico de
las autoridades estatales y constituye una garantía institucional que contribuye a la efectivi-
dad del derecho a la educación y que genera además derechos específicos a los particulares,
en el sentido de que su omisión, regresión o deficiencia supone el incumplimiento de un deber
fundamental y la afectación de un derecho que, en última instancia, debe ser garantizado por
los órganos jurisdiccionales a través de procedimientos adecuados y efectivos.7 La observan-
cia de estos deberes no admite excepciones basadas en normas de derecho interno y, en
determinadas circunstancias, puede derivar en procedimientos de supervisión de índole su-
pranacional que declaren la responsabilidad internacional del Estado.8
los derechos humanos y la experiencia de los educandos en la vida real, permitiendo a éstos inspirarse en los prin-
cipios de derechos humanos existentes en su propio contexto cultural. Mediante esas actividades se dota a los
educandos de los medios necesarios para determinar y atender a sus necesidades en el ámbito de los derechos hu
manos y buscar soluciones compatibles con las normas de esos derechos. Tanto lo que se enseña como el modo en
que se enseña deben reflejar valores de derechos humanos, estimular la participación a ese respecto y fomentar
entornos de aprendizaje en que no haya temores ni carencias." Plan de Acción Programa Mundial para la Educa-
ción en Derechos Humanos. Primera etapa, Nueva York-Ginebra, 2006, pp. 1-2. Cfr. Bajaj, Monisha, "Human Rights
528
Education: Ideology, Location, and Approaches", Human Rights Quarterly, num. 33, 2011, pp. 481-508.
6
Con anterioridad a la reforma que se comenta, la Ley General de Educación (1993), en su artículo 7, ya contem-
plaba entre los fines de la educación el de "promover el conocimiento de los derechos humanos y el respeto a los
mismos". A partir de sucesivas reformas se han incorporado otros fines y valores vinculados a estos derechos respec-
to de la educación que imparta el Estado, sus organismos descentralizados y los particulares con autorización o con
reconocimiento de validez oficial.
7
En determinados contextos, el derecho a un recurso efectivo puede no estar referido a remedios judiciales, sino
a recursos administrativos, siempre que sean accesibles, no onerosos, rápidos y eficaces, considerando que si no es
posible ejercer plenamente el derecho sin una intervención del poder judicial, es necesario establecer recursos judi-
ciales. Comité ESCR. Observación General No. 9, La aplicación Interna del Pacto, Doc. E/1999/22. 3 de diciembre de
1998, párr. 9.
8
La Convención de Viena sobre el Derecho de los Tratados codifica una norma consuetudinaria bien establecida
en el sentido de que los Estados "no pueden invocar las disposiciones de su derecho interno como justificación del
III. Constitución, educación,
democracia y derechos humanos
incumplimiento de un tratado" (artículo 27). De acuerdo con la jurisprudencia constante de la Corte Interamericana
El vínculo entre educación y democracia, si bien no está exento de críticas desde la perspec-
tiva de la democracia procedimental, es consecuente con los valores que orientan el derecho
constitucional mexicano,14 y con la relevancia jurídica y práctica de los derechos fundamen-
tales como expresión más clara del fundamento de la democracia sustantiva.15
13
Mauricio Iván Del Toro Huerta
Esta referencia se incorporó con la reforma de 1946, que eliminó la referencia a una "educación socialista" inser-
tada en 1934. No es extraña la vinculación entre educación y democracia. Cfr. en general, Dewey, Democracia y
educación, 6a. ed., Trad. Lorenzo Luzuriaga, Madrid, Ediciones Morata, 2004; Savater, Fernando, El valor de educar,
2a. ed., Barcelona, Ariel, 1997 y Vázquez, Rodolfo, "Derecho y educación", en Entre la libertad y la igualdad. Introduc-
ción a la filosofía del derecho, Madrid, Trotta, 2006.
14
Cfr. González Avelar, Miguel, "El artículo 3o. y los valores de la Constitución", en García Ramírez, Sergio (coord.),
530 Los valores en el derecho mexicano. Una aproximación, México, UNAM/FCE, 1997, pp. 180. Desde esta perspectiva, en
opinión de John Dewey la democracia "es más que una forma de gobierno; es primeramente un modo de vivir
asociado, de experiencia comunicada juntamente". Cfr. Dewey…, op. cit., pp. 81 y 91.
15
Para el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo "la democracia excede a un método para elegir a
quienes gobiernan, es también una manera de construir, garantizar y expandir la libertad, la justicia y el progreso,
organizando las tensiones y los conflictos que generan las luchas de poder." Desde esta perspectiva, la medida del
desarrollo de una democracia está dada "por su capacidad de dar vigencia a los derechos de los ciudadanos y cons-
tituir a estos en sujetos de las decisiones que los afectan". La democracia en América Latina. Hacia una democra-
cia de ciudadanas y ciudadanos, Buenos Aires, PNUD, Alfaguara, 2004, pp. 33 y 48. Incluso desde la perspectiva de la
democracia procedimental o electoral, la educación es un elemento fundamental para el ejercicio de los derechos
políticos. Cfr. Kweitel, Juana y Ceriani, Pablo, "El derecho a la educación", en Abramovich, Víctor, et. al.. (comps.),
Derechos sociales. Instrucciones de uso, México, Fontamara, 2003, p. 203.
16
Cfr. Ferrajoli, Luigi, Principia iuris. Teoría del derecho y de la democracia. Vol. 2, Trad. Perfecto Andrés et. al., Madrid,
Trotta, 2011, pp. 399 y 403.
Los propios trabajos legislativos que derivaron en la reforma de 2011 reflejan ese vínculo
entre democracia y educación, y la importancia de que ésta se oriente a la promoción y al
respeto de los derechos humanos.17 De esta forma, el texto y el contexto de la reforma cons-
titucional, que incorporó la educación en derechos humanos como parte del derecho a la
educación, confirman el alcance de este derecho fundamental como parte de una noción
más amplia de cultura y de democracia y no sólo como una vaga referencia a un principio
programático.
Por tales razones, la demanda social que exige determinados fines al proceso educativo y la
necesidad de la educación de calidad, como precondición de la democracia y el desarrollo, no
deben traducirse sólo en políticas públicas sino también en una clara definición del alcance de
los derechos de las personas, y si bien la eficacia de estos, depende, en buena medida, de la
oportunidad y efectividad de aquéllas; políticas y derechos tienen diferentes mecanismos de
implementación, cumplimiento y supervisión que requieren estar claramente identificados
y definidos. De ahí que, como en su momento lo destacó la anterior Relatora Especial de
Naciones Unidas sobre el derecho a la educación, Katarina Tomasevski, se deba distinguir
entre educación y derecho a la educación, a fin de diferenciar, por un lado, entre estrategias
y políticas educativas como medios para el desarrollo social o como precondición para el
ejercicio efectivo de otros derechos (como el derecho a la participación política; los derechos
laborales; el derecho a la libertad de conciencia y religión, la libertad sexual, etcétera) y, por
otro lado, el derecho a la educación como un fin en sí mismo, con un alcance y un contenido
Como se destacó, la reciente reforma constitucional al artículo 3o. no debe interpretarse como
una declaración programática, o una mera representación ideológica de lo que pudiera o
debiera ser la educación, sin ningún alcance normativo y menos aún vinculante, repitiéndose,
en este siglo, lo que fue la historia de los derechos sociales durante buena parte del pasado,
17 531
Así se advierte en la exposición de motivos de las diferentes iniciativas presentadas por los Grupos Parlamenta-
rios de los partidos Acción Nacional; de la Revolución Democrática y Revolucionario Institucional en la Cámara de
Diputados (publicadas, las dos primeras, en la Gaceta Parlamentaria No. 2236-IV, de 25-04-2007, y la última en la
Gaceta Parlamentaria No. 2425-II de 16 de enero de 2008), así como en las iniciativas de legisladores de diversos
grupos parlamentarios de la Cámara de Senadores (Gaceta Parlamentaria No. 166, de 29 de noviembre de 2007) y
en la del Grupo parlamentario del Partido del Trabajo (Gaceta No. 259 de 25 de octubre de 2008). En todas ellas se
destaca no sólo la importancia de la educación como derecho humano, sino también la obligación de todo
Estado democrático de impartirla, y de orientar la enseñanza a su respeto para afianzar una cultura de tales dere-
chos. Algunas de dichas iniciativas incorporaban además la perspectiva de género dentro de los fines de la educa-
ción. El conjunto de iniciativas presentadas están disponibles en <http://www2.scjn.gob.mx/red/constitucion/>
(19 de junio de 2013).
18
Cfr. Informe preliminar de la Relatora Especial sobre el Derecho a la Educación presentado de conformidad con la
resolución 1998/33 de la Comisión de Derechos Humanos, Sra. Katarina Tomasevski, E/CN.4/1999/49, 13 de enero de
1999, pár. 13.
en tanto "frutos de la Revolución", una bandera política sin trascendencia jurídica para los
particulares, una trivialización de los derechos sociales y una absoluta ignominia de sus ga-
rantías.19 La reforma es consecuente con los deberes internacionales en materia de educación
en derechos humanos, los cuales constituyen parámetros de interpretación, en gran medida,
vinculantes para los jueces nacionales, a fin de hacer efectivo el derecho a la educación en
sus diferentes dimensiones (objetiva-subjetiva y negativa-positiva).
Desde esta perspectiva los derechos sociales, y en particular el derecho a la educación, com
parten la estructura de reglas, principios en sentido estricto y directrices, siguiendo un modelo
ampliamente reconocido de configuración de los derechos fundamentales.20 En México, como
afirma Juan Antonio Cruz Parcero, el artículo 3o. constitucional ejemplifica esta configuración:
Cuando la norma prescribe que el Estado está obligado a dar educación básica gra-
tuita a todos los mexicanos, estructuralmente este derecho se configura como una
regla.
532
Cuando se dice que "el Estado promoverá y atenderá todos los tipos y modalidades
educativos… necesarios para el desarrollo de la Nación…", está enunciándose una
norma con una estructura de directriz que deja abiertas tanto las condiciones de
aplicación como la conducta.21
19
Cfr. Cossío, Jose Ramón, Cambio social y cambio jurídico, México, Miguel Ángel Porrúa/ITAM, 2001, pp. 122-143.
20
Cfr., en general, Atienza, Manuel y Ruiz Manero, Juan, Las piezas del Derecho. Teoría de los enunciados jurídicos,
2a. ed., Barcelona, Ariel, 2007 (4a. Reimp.).
21
Cruz Parcero, Juan Antonio, "Los derechos sociales como técnica de protección jurídica", en Carbonell, Miguel,
et al., (comps.), Derechos sociales y derechos de las minorías, 2a. Ed., México, Porrúa / UNAM, 2001, p. 97.
En este contexto, la dimensión subjetiva del derecho a la educación, aquella que se asume
justiciable y, por lo mismo, directamente exigible ante los tribunales, se configura principal-
mente a partir de las reglas y principios en sentido estricto que derivan del artículo 3o. cons-
titucional y de los tratados internacionales, y su incumplimiento constituye una violación a
los derechos subjetivos de las personas.22 Las directivas educativas, por su parte, suelen con-
centrar las obligaciones progresivas cuya exigibilidad debe analizarse en función de grados,
atendiendo a la naturaleza de las obligaciones, a la prohibición de regresividad y a las reglas
de la ponderación jurídica.23 La no adopción de medidas progresivas supone una falta de
cumplimiento que, atendiendo a las circunstancias, puede traducirse en la violación de dere-
chos subjetivos de las personas.
22
El derecho a la educación, tanto en su vertiente individual como social, se encuentra reconocido en diferentes
instrumentos internacionales, como son: la Declaración Universal de Derechos Humanos (en adelante DUDH)
(art. 26); el Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos (en adelante PIDCP) (arts. 18.4); el Pacto Internacional
de Derechos Económicos, Sociales y Culturales (en adelante PIDESC) (arts. 13-15); la Convención Internacional sobre
Lo anterior permite afirmar que la reforma al artículo 3o. constitucional incorporó una pers-
pectiva específica del derecho a la educación, al reconocer en el texto constitucional el derecho
a la educación en derechos humanos.25 En cuanto tal, como un derecho fundamental, impo-
ne un deber específico de tipo prestacional cuyo incumplimiento supone su violación y, en
determinado contexto, no sólo eso sino también el desconocimiento de otros deberes gene-
rales impuestos por el derecho internacional, en particular, el deber de prevenir violaciones
a los derechos humanos reconocidos en los instrumentos internacionales, el deber de tomar
medidas para garantizarlos y hacerlos efectivos, y el deber de adecuar el ordenamiento inter-
no al derecho internacional.
Al respecto, la DUDH (art. 26.2), el PIDESC (art 13.1) y el Protocolo de San Salvador (art. 13.2)
coinciden en establecer entre los objetivos de la educación "el pleno desarrollo de la perso-
Mauricio Iván Del Toro Huerta
nalidad humana y el fortalecimiento del respeto a los derechos humanos y libertades funda-
mentales". El Protocolo de San Salvador incorpora además el pleno sentido de la dignidad
humana y el respeto al pluralismo ideológico. Por su parte, la CRC establece que la educación
534
24
Cfr. Cruz Parcero, Juan Antonio, "Los derechos sociales…, op. cit., p. 98.
25
El hecho de que de la literalidad del texto de la reforma que se comenta no se advierta el reconocimiento de un
derecho específico no es obstáculo jurídico para no derivar de su interpretación sistemática y conforme con el de-
recho internacional, la exigibilidad de un derecho correlativo a las obligaciones estatales. Como lo advierte Rodolfo
Arango, nada impide derivar la existencia de un derecho fundamental a partir de la interpretación de uno o varios
enunciados normativos que establezcan una obligación jurídica fundamental indirecta. En todo caso, ello depende
de una justificación jurídica correcta. Cfr. Arango, Rodolfo, El concepto…, op. cit., p. 41.
26
Para un amplio estudio sobre la protección del derecho a la educación en el Derecho internacional, cfr. Beiter,
Klaus Dieter, The Protection of the Right to Education by International Law. Including a Systematic Analysis of Article 13
of the International Covenant on Economic, Social and Cultural Rights [La Protección del Derecho a la Educación por el
Derecho Internacional. Incluye un análisis sistemático del artículo 13 del Pacto Internacional de Derechos Económicos,
Sociales y Culturales], Leiden/Boston, Martinus Nijhoff Publishers, 2006.
deberá estar encaminada, entre otras cuestionas, a "inculcar al niño el respeto de los dere-
chos humanos y las libertades fundamentales y de los principios consagrados en la Carta de
las Naciones Unidas" (art. 29.1.b). La CRPD reconoce el derecho de las personas con discapa-
cidad a la educación y destaca la obligación de los Estados de asegurar un sistema de edu-
cación inclusivo a fin de desarrollar plenamente, entre otros, el sentido de la dignidad y la
autoestima, y reforzar el respeto por los derechos humanos, las libertades fundamentales y
la diversidad humana (art. 24). La Convención contra la Tortura y Otros Tratos o Penas Crueles,
Inhumanos o Degradantes obliga a los Estados a incluir una educación sobre la prohibición
de tales actos en la formación profesional del personal encargado de la aplicación de la ley,
sea éste civil o militar, del personal médico, de los funcionarios públicos y otras personas que
puedan participar en la custodia, interrogatorio o tratamiento de cualquier persona someti-
da a cualquier forma de arresto, detención o prisión (art. 10.1), lo mismo hace la Convención
Interamericana para Prevenir y Sancionar la Tortura (art. 7) y la Convención Interamericana
sobre la Desaparición Forzada de Personas (art. VIII). Finalmente, los cuatro convenios de Gi-
nebra sobre Derecho Internacional Humanitario de 1949 obligan a los Estados también a
difundir lo más ampliamente posible, tanto en tiempo de paz como de guerra, las normas
contenidas en ellos e incorporar su estudio a los programas de instrucción militar y, si es po
sible, civil, de modo que sus principios sean conocidos por el conjunto de las fuerzas arma-
das y de la población.27
535
27
En general, cfr. Villán Durán, Carlos, "Las obligaciones de los Estados en materia de educación en derechos hu-
manos" y Guevara, José y Medellín, Ximena, "El marco jurídico de la educación superior para la enseñanza de los
derechos humanos y del derecho internacional humanitario", en Educación en Derechos Humanos, México, Pro-
grama de Cooperación sobre Derechos Humanos México-Comisión Europea, 2006, pp. 23-39 y 293-314, respec
tivamente.
28
UNESCO. Declaración Mundial sobre Educación para Todos. Aprobada por la Conferencia Mundial sobre Edu-
cación para Todos Satisfacción de las Necesidades Básicas de Aprendizaje, Jomtien, Tailandia, del 5 al 9 de marzo
de 1990.
29
AGONU. Declaración y Programa de Acción de Viena. Resolución A/CONF.157/23. 12 de julio de 1993.
30
AGONU. Declaración del Milenio. Resolución 55/2. 13 de septiembre de 2000.
31
Marco de Acción de Dakar "Educación para Todos: cumplir nuestros compromisos comunes". Adoptado en el Foro
Mundial sobre la Educación, Dakar, Senegal, 26-28 de abril de 2000.
para la Educación en la esfera de los Derechos Humanos, 1995-2004;32 el Programa Mun-
dial para la Educación en Derechos Humanos;33 el Plan de Acción para la primera etapa (2004-
2007) del Programa Mundial34 y para la segunda etapa, 2010-2014;35 la Declaración de las
Naciones Unidas sobre educación y formación en materia de derechos humanos;36 y la Declara-
ción sobre el derecho y el deber de los individuos, los grupos y las instituciones de promover y
proteger los derechos humanos y las libertades fundamentales universalmente reconocidos.37
En particular, la Declaración sobre el derecho y el deber de los individuos, los grupos y las insti
tuciones de promover y proteger los derechos humanos y las libertades fundamentales univer
salmente reconocidos destaca la obligación y la responsabilidad de los Estados de adoptar
medidas apropiadas para promover en todas las personas sometidas a su jurisdicción la com-
prensión de sus derechos civiles, políticos, económicos, sociales y culturales, entre las que
figuran la publicación y amplia disponibilidad de las leyes, reglamentos nacionales e instru-
mentos internacionales básicos de derechos humanos, así como de promover y facilitar la
enseñanza de éstos en todos los niveles de la educación, y de garantizar que los que tienen
a su cargo la formación de abogados, funcionarios encargados del cumplimiento de la ley,
personal de las fuerzas armadas y funcionarios públicos incluyan en sus programas de forma-
ción elementos apropiados de la enseñanza de los derechos humanos. La declaración señala
la importante misión de los particulares, las organizaciones no gubernamentales y las institu
ciones de contribuir a sensibilizar al público sobre las cuestiones relativas a todos los derechos
humanos y las libertades fundamentales mediante actividades de enseñanza, capacitación e
investigación en esas esferas con el objeto de fortalecer, entre otras cosas, la comprensión,
32
AGONU. Decenio de las Naciones Unidas para la Educación en la esfera de los Derechos Humanos, 1995-2004. Reso-
Mauricio Iván Del Toro Huerta
Por su parte, la Declaración de las Naciones Unidas sobre educación y formación en materia de
derechos humanos reconoce el derecho de toda persona "a obtener, buscar y recibir informa-
ción sobre todos los derechos humanos y las libertades fundamentales y debe tener acceso
a la educación y la formación en materia de derechos humanos"; en el entendido de que la
educación y la formación en materia de derechos humanos engloba no sólo el contenido
sino también los métodos y finalidades de la enseñanza, de forma tal que dicha educación
incluye facilitar el conocimiento y la comprensión de las normas y principios de derechos
humanos, los valores que los sostienen y los mecanismos que los protegen–; por medio de
los derechos humanos, que incluye aprender y enseñar respetando los derechos de los edu-
cadores y los educandos, y para los derechos humanos, lo que supone facultar a las perso-
nas para que disfruten de sus derechos y los ejerzan, respetando y defendiendo los de los
demás (arts. 1 y 2).
537
El contenido y el alcance de estos derechos están definidos en clave de subsidiariedad por el
derecho internacional, considerando que éste establece un estándar mínimo a los Estados.38
La doctrina y jurisprudencia de los órganos internacionales resultan especialmente relevantes
38
Sobre la noción de subsidiariedad, cfr. Carozza, Paolo, "Subsidiarity as a Structural Principle of International
Human Rights Law" [Subsidiariedad como principio estructural del Derecho Internacional de los Derechos Huma-
nos], The American Journal of International Law, vol. 97, 2003, pp. 38-79 y Toro Huerta, Mauricio del, "El principio de
subsidiariedad en el derecho internacional de los derechos humanos con especial referencia al sistema interame
ricano", en Becerra, Manuel (coord.), La Corte Interamericana de Derechos Humanos a veinticinco años de su funcio
namiento, México, IIJ-UNAM, 2007, pp. 23-61.
al momento de interpretar y valorar los alcances de los tratados y las normas internacionales; en
particular, aquellos criterios de carácter jurisprudencial, en tanto representan la interpretación
última y autorizada del texto internacional y contribuyen a su desarrollo progresivo.39
En conjunto, tales criterios constituyen una herramienta fundamental para dar cumplimien-
to a la obligación impuesta en el artículo 1o. constitucional que exige una interpretación de
las normas relativas a los derechos humanos "de conformidad con esta Constitución y con los
tratados internacionales de la materia favoreciendo en todo tiempo a las personas la protec-
ción más amplia".40
39
Considerando además que la jurisprudencia "cumple una función interpretativa, integradora, armonizadora y
evolutiva en el ámbito del sistema de protección de los derechos humanos". Cfr. Carmona Tinoco, Jorge, "La recep-
ción de la jurisprudencia de la Corte Interamericana de Derechos Humanos en el ámbito interno. El caso de México",
en García Ramírez, Sergio y Castañeda Hernández (coords.), Recepción nacional del Derecho internacional de los
derechos Humanos y admisión de la competencia contenciosa de la Corte Interamericana, México, UNAM/SRE/CorteIDH,
2009, pp. 245-290. Las recomendaciones y observaciones generales de los diferentes comités de Naciones Unidas
fijan pautas mínimas a los Estados a fin de auxiliar a éstos en el cumplimiento de sus obligaciones internacionales
en lo tocante a la presentación de informes y en la correcta aplicación ulterior del tratado en cuestión, no tienen
carácter obligatorio per se, o limitativo, ni entrañan ninguna prioridad respecto de la aplicación de los tratados,
reflejan el trabajo y la experiencia de los comités. Cfr. Documentos Oficiales de la Asamblea General, trigésimo sexto
periodo de sesiones. Suplemento No. 40 (A/36/40), Anexo VII, Introducción. En este contexto conviene también tener
presente el alcance del principio de buena fe en el cumplimiento de los compromisos internacionales, en particu-
lar respecto de la atención de las recomendaciones emitidas por órganos supranacionales. La Corte IDH ha dicho
que si bien las recomendaciones no tiene el carácter de una decisión jurisdiccional obligatoria cuyo incumplimien-
to generaría la responsabilidad del Estado, en virtud del principio de buena fe, un Estado que suscribe y ratifica un
tratado internacional de derechos humanos "tiene la obligación de realizar sus mejores esfuerzos para aplicar las
recomendaciones de un órgano de protección" y tratándose de la Comisión Interamericana, "los Estados Partes se
comprometen a atender las recomendaciones que la Comisión aprueba en sus informes". Cfr., entre otros, Corte
IDH. Caso Herrera Ulloa Vs. Costa Rica. Excepciones Preliminares, Fondo, Reparaciones y Costas. Sentencia de 2 de julio
de 2004. Serie C No. 107, párr. 186.
40
En la actualidad, resulta también pertinente y orientadora la doctrina y jurisprudencia comparada de las jurisdic-
ciones constitucionales (al menos de aquellas con reconocido prestigio y sólida tradición judicial) y supranacio-
Mauricio Iván Del Toro Huerta
nales no vinculantes para el Estado mexicano (como la del Tribunal Europeo de Derechos Humanos), al menos por
tres cuestiones: a) el principio pro persona que exige orientar la interpretación de las normas de derechos funda-
mentales en el sentido más favorable a la persona humana sin discriminación alguna; b) la pretensión de universa-
lidad de los derechos humanos que supone cierto estándar común, considerando simplemente el margen de
apreciación que pueda reconocerse a los Estados, y c) el deber de motivación de las resoluciones judiciales que
exige, entre otras cuestiones, que las decisiones interpretativas se encuentran justificadas y respeten el significado
538 del enunciado normativo más aceptado por la comunidad lingüística relevante, el cual, en materia de derechos
humanos, no puede limitarse al ámbito exclusivamente nacional bajo los argumentos de dominio reservado o no
intervención en asuntos internos, dada la vocación universal y la garantía colectiva que supone la internacionaliza-
ción de los derechos humanos, sin desconocer por ello la necesidad de valorar la pertinencia de la doctrina compa-
rada a partir de su propio contexto, debiéndose justificar, en cada caso, su utilización sobre la base de elementos
objetivos de comparación y no como simples criterios dogmáticos. Sobre el uso del derecho comparado cfr. Häberle,
Peter, El Estado…, op. cit., pp. 162 y ss; Pegoraro, L. y Rinella, A., Introducción al derecho público comparado. Metodolo-
gía de investigación, México, UNAM, 2006 y Markesinis, B. y Fedtke, J., Judicial Recourse to Foreign Law. A New Source
of Inspiration? [Protección judicial para el derecho extranjero], Londres-Nueva York, Routledge, 2006. Sobre el tema de
la recepción nacional del derecho internacional y la noción de diálogo jurisprudencial, entre otros, Toro Huerta,
Mauricio del, "El diálogo interjudicial entre las jurisdicciones constitucionales y los tribunales internacionales de
derechos humanos. Especial referencia al sistema interamericano", y Silva García, Fernando, "Hacia un diálogo juris-
diccional entre la Corte Interamericana de Derechos Humanos y los tribunales constitucionales nacionales", ambos
en Corzo, Edgar (coord.), I Congreso Internacional sobre Justicia Constitucional, México, UNAM, 2009.
V. Elementos y alcances del
derecho humano a la educación
Como lo destacó el Comité de Derechos Económicos, Sociales y Culturales (en adelante Co-
mité ESCR) en su Observación General No. 13, la educación es un derecho humano intrínseco
y un medio indispensable para realizar otros derechos.41 Asimismo, toda enseñanza debe
orientarse al pleno desarrollo del sentido de la dignidad de la persona humana y atender,
entre otros principios, al del interés superior de los alumnos. En general, se reconocen cuatro
características interrelacionadas que integran el derecho a la educación en todas sus formas
y en todos los niveles: disponibilidad, accesibilidad, aceptabilidad y adaptabilidad.42
41
"Como derecho del ámbito de la autonomía de la persona, la educación es el principal medio que permite a 539
adultos y menores, marginados económica y socialmente, salir de la pobreza y participar plenamente en sus comu-
nidades. La educación desempeña un papel decisivo en la emancipación de la mujer, la protección de los niños
contra la explotación aboral, el trabajo peligroso y la explotación sexual, la promoción de los derechos humanos y
la democracia, la protección del medio ambiente y el control del crecimiento demográfico." Comité ESCR. Obser
vación General No. 13, relativa al derecho a la educación, (artículo 13 del Pacto). Doc. E/C.12/1999/10. 8 de diciembre
de 1999, párr. 1.
42
Ello coincide con el denominado sistema de las "cuatro A", para que la educación sea acomodable, accesible,
aceptable y adaptable. Cfr., Informe anual de la Relatora Especial sobre el derecho a la educación presentado de confor-
midad con la resolución 2000/9 de la Comisión de Derechos Humanos,, Sra. Katarina Tomasevski, E/CN.4/2001/52, de
11 de enero de 2001, párr. 64.
43
Comité ESCR. Observación General No. 13…, supra nota 41, párr. 6-7. La observación puntualiza que las cuatro
características señaladas son aplicables a los distintos niveles y modalidades de enseñanza (primaria, secundaria,
técnica y profesional, superior, educación fundamental, educación de adultos y educación permanente).
formal, para abarcar el derecho a una calidad específica de educación y el amplio rango de
experiencias de vida y procesos de enseñanza y aprendizaje que permiten a los niños y niñas,
individual y colectivamente, desarrollar sus personalidades, talentos y habilidades y vivir una
vida completa y satisfecha en la sociedad. Al respecto, no obstante que en los programas y
políticas nacionales e internacionales en materia de educación se suele aludir a diferentes
finalidades que deben orientar la educación, o no se contemplan todas aquellas que se enun
cian en los tratados internacionales o "figuran únicamente como una idea de último mo-
mento para guardar las apariencias".44 De ahí la importancia no sólo de la constitucionalización
del derecho a la educación en derechos humanos, sino también de su justiciabilidad.
44
Informe del Relator Especial sobre el Derecho a la Educación, Vernor Muñoz Villalobos. E/CN.4/2005/50, 17 de
diciembre de 2004, párr. 11; y Comité CRC. Observación General No. 1, Párrafo 1 del Artículo 29: Propósitos de la Educa-
ción. CRC/GC/2001/1. 17 de abril de 2001, párrs. 2-3.
45
Tales premisas son consecuentes con el principio de indivisibilidad de los derechos. La Corte IDH ha destacado
la interdependencia existente entre los derechos civiles y políticos y los económicos, sociales y culturales, "ya que
540 deben ser entendidos integralmente como derechos humanos, sin jerarquía entre sí y exigibles en todos los casos
ante aquellas autoridades que resulten competentes para ello". Así, la implementación progresiva de medidas por
parte de los Estados con el objeto de brindar los medios y elementos necesarios para responder a las exigencias de
efectividad de los derechos económicos, sociales y culturales, en la medida de los recursos económicos y financieros
de que disponga, "podrá ser objeto de rendición de cuentas y, de ser el caso, el cumplimiento del respectivo com-
promiso adquirido por el Estado podrá ser exigido ante las instancias llamadas a resolver eventuales violaciones a
los derechos humanos." Aunado a lo anterior, la Corte IDH, siguiendo al Comité ESCR, apunta que existe además un
deber –si bien condicionado– de no-regresividad, que no siempre deberá ser entendido como una prohibición de
medidas que restrinjan el ejercicio de un derecho. En cualquier caso, cuando se trate de derechos económicos,
sociales y culturales la regresividad resulta justiciable. Caso Acevedo Buendía y otros ("Cesantes y Jubilados de la
Contraloría") vs. Perú. Excepción Preliminar, Fondo, Reparaciones y Costas. Sentencia de 1 de julio de 2009 Serie C
No. 198, párrafos 99-103. Cfr., entre otros, Abramovich, Víctor. y Courtis, Ch., Los derechos sociales como derechos
exigibles, Madrid, Trotta, 2002; Pisarello, G., Los derechos sociales y sus garantías. Elementos para una reconstrucción,
Madrid, Trotta, 2007; y Carbonell, M., et al., (comps.), Derechos sociales y derechos de las minorías, cit.
En específico, como lo apunta el Comité ESCR, el derecho a la educación, como todos los
derechos humanos, impone, al menos, tres tipos o niveles de obligaciones a los Estados Par
tes: las obligaciones de respetar, de proteger y de cumplir. Esta última consta a su vez de la
obligación de facilitar y la obligación de proveer.
La obligación de respetar exige que los Estados Partes eviten las medidas que
obstaculicen o impidan el disfrute del derecho a la educación. La obligación de
proteger impone a los Estados Partes adoptar medidas que eviten que el derecho
a la educación sea obstaculizado por terceros. La de dar cumplimiento (facilitar)
exige que los Estados adopten medidas positivas que permitan a individuos y
comunidades disfrutar del derecho a la educación y les presten asistencia. Por
último, los Estados Partes tienen la obligación de dar cumplimiento (facilitar el) al
derecho a la educación.46
46
Comité ESCR. Observación General No. 13…, supra nota 41, párrs. 46-47.
47
Ibid., párr. 48.
48
La noción de progresividad reconoce el carácter programático en el cumplimiento de ciertas obligaciones esta-
tales, particularmente tratándose de garantizar ciertos derechos de manera paulatina hasta el límite de los recursos
disponibles, esto es lograr su "progresiva efectividad", lo que incluye la noción de "mejora continua de las condi
ciones de existencia" a que se refiere el artículo 11.1 del Pacto Internacional de Derechos Económicos, Sociales y
Culturales.
supone la falta de obligatoriedad o la privación de su contenido significativo. Los Estados
tienen la obligación de proceder lo más expedita y eficazmente posible con miras a lograr el
cumplimiento pleno de los derechos. Además, todas las medidas de carácter deliberada-
mente retroactivo requieren "la consideración más cuidadosa y deberán justificarse plenamen
te por referencia a la totalidad de los derechos previstos en el Pacto y en el contexto del
aprovechamiento pleno del máximo de los recursos de que se disponga", incluyendo tam-
bién las medidas relacionadas con la asistencia y cooperación internacional. En cualquier
caso los Estados tienen la "obligación mínima de asegurar la satisfacción de por lo menos
niveles esenciales de cada uno de los derechos".49
Desde la perspectiva del titular del derecho, la obligación de no regresividad constituye una
"garantía de mantenimiento" del derecho social del que goza desde la adopción del tratado
respectivo que lo consagre, de su nivel de goce y de toda mejora que haya experimentado desde
entonces. Tal garantía mínima admite una defensa jurisdiccional y debe ser justiciable, al
menos por cuanto hace a la denominada regresividad normativa, en tanto supone la valora-
ción de si "el nivel de protección que ofrece el ordenamiento jurídico ante una misma situación
de hecho ha empeorado."50
El Comité ESCR ha precisado que el ejercicio del derecho a la educación a lo largo del tiempo,
es decir, "gradualmente", no debe interpretarse como una pérdida del sentido de las obli
gaciones de los Estados Partes. "Realización gradual quiere decir que los Estados parte tienen
la obligación concreta y permanente ‘de proceder lo más expedita y eficazmente posible’
para la plena aplicación del artículo 13".51
49
Comité ESCR. Observación General No. 3 sobre La índole de las obligaciones de los Estados Partes (párrafo 1 del ar
tículo 2 del Pacto), E/1991/23. 14 de diciembre de 1990, párrs. 9-10 y 13. En el ámbito americano, de acuerdo con las
542 Normas para la confección de los informes periódicos previstos en el artículo 19 del Protocolo de San Salvador, el principio
de progresividad "invalida las medidas regresivas, salvo casos extremos justiciables, y descalifica la inacción", enten-
diendo por tales medidas "todas aquellas disposiciones o políticas cuya aplicación signifique un retroceso en el nivel del
goce o ejercicio de un derecho protegido. Se recuerda también que el carácter acotado en el tiempo de ciertas medidas
regresivas como consecuencia o a continuación de situaciones excepcionales permite una evaluación distinta.". AGOEA.
Normas para la confección de los informes periódicos previstos en el artículo 19 del Protocolo de San Salvador. Resolución
AG/RES. 2074 (XXXV-O/05). 7 de junio de 2005, numeral 11. La doctrina internacional tiene aportes significativos
sobre el tema de la progresividad, tales como Los Principios de Limburgo sobre la aplicación del Pacto Internacio-
nal de Derechos Económicos, Sociales y Culturales. Pronunciados en Maastricht, el 6 de junio de 1986; y las Directrices
de Maastricht sobre Violaciones a los Derechos Económicos, Sociales y Culturales. Pronunciados en Maastricht, el
22-26 de enero de 1997.
50
Cfr. Courtis, Christian, "La prohibición de regresividad en materia de derechos sociales: apuntes introductorios"
en El mundo prometido…, op. cit., p. 69.
51
Comité ESCR. Observación General No. 13…, supra nota 41, párr. 44.
encima de la división de los derechos humanos", abarcándolos a todos en diferentes contex-
tos.52 En particular, "la cuestión general de si los derechos económicos, sociales y culturales
son justiciables no se aplica al derecho a la educación, que es objeto de litigios a nivel nacio-
nal como internacional".53 En el ámbito supranacional interamericano, la justiciabilidad del
derecho a la educación se encuentra garantizada a partir de lo dispuesto en el Protocolo de
San Salvador, que posibilita la activación del sistema de peticiones individuales ante la Comi-
sión Interamericana de Derechos Humanos y, en su caso, ante la Corte Interamericana.54
Tomando en cuenta estas premisas, en los siguientes apartados se exponen las característi-
cas generales del derecho a la educación en general y del derecho a la educación en dere-
chos humanos, considerando algunos comentarios y criterios desarrollados por la doctrina y
la jurisprudencia internacional y comparada.
1. La dimensión negativa
En tanto derecho de defensa, que exige un comportamiento negativo (un no hacer) por
parte del Estado, el derecho a la educación se expresa en que a nadie se le puede negar este
derecho; en el derecho de los padres a asegurar que la educación y la enseñanza sea confor-
me con sus convicciones religiosas y filosóficas, y en el derecho de los particulares y entida-
des a establecer y dirigir instituciones de enseñanza que se ajusten a las normas mínimas
estatales y a los principios derivados del Derecho internacional.55
Por su parte, el Comité ESCR, en su Observación General No. 13, destacó que el derecho a la
libertad de enseñanza contiene dos elementos, uno relacionado con el derecho de los pa-
dres o tutores para que sus hijos o pupilos reciban una educación religiosa y moral conforme
a sus propias convicciones y otro relacionado con el derecho de aquéllos a escoger para éstos
escuelas distintas a las públicas siempre que satisfagan las normas mínimas que el Estado
prescribe o apruebe (normas de admisión, planes de estudio, reconocimiento de certifica-
Mauricio Iván Del Toro Huerta
do, etc.). El primer elemento, como lo destacó también el Comité CCPR, "permite la enseñan-
za de temas como la historia general de las religiones y la ética en las escuelas públicas, siempre
que se impartan de forma imparcial y objetiva, que respete la libertad de opinión, de con-
544 ciencia y de expresión", en el entendido de que la enseñanza pública que incluya instrucción
en una determinada religión o creencia debe estipular "exenciones no discriminatorias o alter
nativas que se adapten a los deseos de los padres o tutores". El segundo elemento supone,
de las funciones que asuma en el campo de la educación y de la enseñanza, respetará el derecho de los padres a
asegurar esta educación y esta enseñanza conforme a sus convicciones religiosas y filosóficas". El Protocolo de San
Salvador (art. 13.5) y el Pacto Internacional de Derechos Económicos, Sociales y Culturales (art. 13.4) reconocen el
derecho de los particulares y entidades de establecer y dirigir instituciones de enseñanza.
56
Cfr. Comité CCPR. Observación General No. 22, Comentarios generales adoptados por el Comité de los Derechos
Humanos, Artículo 18- Libertad de pensamiento, de conciencia y de religión. CCPR/C/21/Rev.1/Add. 1. 11 de octubre de
1989, párrs. 5-8.
además de lo ya señalado, la libertad de toda persona o entidad de establecer y dirigir insti-
tuciones de enseñanza, respecto de la cual "en aplicación de los principios de no discrimina-
ción, igualdad de oportunidades y participación real de todos en la sociedad, el Estado tiene
la obligación de velar por que [esa] libertad […] no provoque disparidades extremas de
posibilidades en materia de instrucción para algunos grupos de la sociedad".57
respeto a la libertad de las familias que, por decisión libre o forzadas por las cir-
cunstancias, no han elegido para sus hijos centros docentes con una orientación
ideológica determinada y explícita.64
546
62
TEDH. Caso Kjeldsen…, supra nota 59, párr. 53; TEDH. Caso Folgero y otros vs. Noruega. (App. No. 15472/02. Senten-
cia de 29 de junio de 2007, párr. 84. El TEDH ha estimado, por mayoría de votos y con votos particulares de algunos
de sus jueces, que acudir a los desfiles patrióticos no necesariamente constituye adoctrinamiento cuando carece de
connotaciones militaristas, pues resulta razonable en una sociedad democrática celebrar ciertos acontecimientos
patrios. TEDH. Casos Efstratiou vs Grecia y Walsamis vs. Grecia. (App. No. 24095/94). Sentencia de 18 de diciembre de
1996, párrs. 29. Cfr. Canosa Usera, Raúl…, op. cit., pp. 884-887.
63
TEDH. Caso Lautsi vs. Italia. (App. No. 30814/06). Sentencia de 18 marzo de 2011, párrs. 62 y 66.
64
Lo anterior no impide –por el contrario exige– que entre las funciones de la educación esté la transmisión de los
valores constitucionales, así como de los principios democráticos y de respeto a los derechos fundamentales.
Al respecto el Tribunal español destacó que "el ejercicio de la libertad de creación de centros docentes tiene la limi-
tación […] del respeto a los principios constitucionales" como el de "que la enseñanza ha de servir determinados
valores (principios democráticos de convivencia, etc.) que no cumplen una función meramente limitativa, sino de
El Tribunal Constitucional Alemán también se ha pronunciado sobre el principio de la neutra-
lidad estatal frente a las diferentes religiones y confesiones como consecuencia del muticul-
turalismo, en el sentido de que el Estado tiene que observar un comportamiento orientado
al principio de igualdad de las diferentes comunidades religiosas e ideológicas, sin que ello
implique abandonar las convicciones valorativas y los criterios sobre los que se basa la con-
vivencia social y de los cuales también depende el cumplimiento de sus propias funciones.
En su sentencia sobre el crucifijo escolar, el Tribunal Alemán, considerando que la educación
escolar "está organizada para fomentar el desarrollo completo de la personalidad y especial-
mente para influir en su comportamiento social", reconoce que, ante los deberes educativos
del Estado y, entre ellos, el de fijar los objetivos de la educación, es inevitable que las diferen-
tes convicciones religiosas e ideológicas de los escolares y de sus padres colisionen de forma
particularmente intensa; ante tal circunstancia cualquier problemática debe solucionarse de
acuerdo con el principio de concordancia práctica, que exige que no se dé preferencia a una
de las posturas jurídicas en conflicto, afirmándose como máxima, sino que todas sean trata-
das de la forma más equilibrada posible. En el caso, se estimó que la colocación de cruces en
las aulas sobrepasaba los límites fijados a la orientación religiosa-ideológica de la escuela.65
Muchas de estas circunstancias deben valorarse a la luz del contexto nacional, considerando
el margen de apreciación de las autoridades estatales, por ejemplo, respecto de la existencia
de una religión de Estado o de la separación entre ambos, de ahí que no necesariamente los
criterios que resuelven un caso deban trasladarse si más al resolver otro en un contexto dis-
inspiración positiva." STC 5/1981, de 13 de febrero 1981. Funds. Jcos. No. 8 y 9, cit., Martínez de Pisón, José, El derecho
a la educación y la libertad de enseñanza, Madrid, Universidad Carlos III de Madrid-Dykinson, 2003, p. 151. Sobre una
polémica actual en España sobre la incorporación de la asignatura Educación para la ciudadanía, cfr. Llamazares
Fernández, Dionisio, Educación para la ciudadanía democrática y objeción de conciencia, Madrid, Universidad Carlos III 547
de Madrid-Dykinson, 2008.
65
BVerfGE 93, 1, cit., Aláez B., y Álvarez, L. Las decisiones básicas del Tribunal Constitucional Federal alemán en las
encrucijadas del cambio de milenio, Madrid, BOE-Centro de Estudios Políticos y Constitucionales, 2008, pp. 938-978 y
Schwabe, J. (comp.), Jurisprudencia…, op. cit., pp. 175-182. El TEDH se ha pronunciado sobre el tema a partir de re-
conocer un amplio margen de apreciación a los Estados, considerando sus tradiciones culturales, y si bien en un
primer momento la Sección Segunda estimó incompatible con el Convenio Europeo para la Protección de los Dere-
chos Humanos y las Libertades Fundamentales, la presencia de crucifijos en las aulas públicas, la Gran Sala resolvió
que, por el contrario, ello era compatible atendiendo al contexto y al desarrollo histórica del Estado italiano, consi-
derando que por sí misma la presencia de crucifijos, si bien manifestaba una preferencia respecto a la religión
mayoritaria, ello no necesariamente resulta en una forma de adoctrinamiento prohibida por el Convenio Europeo, al
tratarse de un elemento pasivo que no implica la enseñanza obligatoria de una religión; que el gobierno no prohíbe
el uso de otros símbolos religiosos por los alumnos y que no se advierten prácticas de intolerancia al respecto. TEDH.
Caso Lautsi vs. Italia… supra nota 63, párrs. 61, 68-72 y 74.
como tampoco en un anticlericalismo dogmático –un laicismo militante, siguiendo a Nor-
berto Bobbio–,66 sino como una acción tolerante frente al pluralismo y respetuosa del princi-
pio de igualdad y no discriminación.67 En este sentido, la reforma al artículo 3°, que incorporó
la educación en derechos humanos, confirma y da sentido también a las fracciones I y II de
su segundo párrafo, respecto a que la educación será laica y, por tanto, se mantendrá por
completo ajena a cualquier doctrina religiosa y, basada en los resultados del progreso cientí-
fico, luchará contra la ignorancia y sus efectos, las servidumbres, los fanatismos y los pre
juicios. La educación en derechos humanos contribuye y fomenta la tolerancia, el pluralismo,
la igualdad y no discriminación y no constituye una forma de adoctrinamiento, en tanto que
fomenta las libertades de conciencia, creencia, opinión y expresión, así como el respeto y la
garantía del resto de derechos fundamentales.68
2. La dimensión positiva
66
"El laicismo que necesite armarse y organizarse corre el riesgo de convertirse en una iglesia enfrentada a las
demás iglesias". Bobbio, Norberto, "Cultura laica y laicismo", Respuesta a los intelectuales italianos que firmaron un
"Manifiesto laico" contra el integrismo religioso (17 de noviembre de 1999), publicado en El Mundo, España.
67
Cfr. Vázquez, Rodolfo (coord.), Laicidad. Una asignatura pendiente, México, Ediciones Coyoacán, 2007.
68
Los límites de la laicidad y el pluralismo religioso se manifiestan con claridad en la cuestión de las expulsiones
de estudiantes y profesores profesantes de la religión Testigos de Jehová y su relación con el derecho a la educación.
548 Al respecto, la CIDH. Caso 2137. Testigos de Jehová vs. Argentina. 18 de noviembre de 1978, consideró que la expul-
sión de aquellos de las escuelas por razones de su religión, constituía la violación, entre otros, del derecho a la
educación. En el mismo sentido, CNDH, Recomendación General No. 5. Sobre el caso de la discriminación en las escue-
las por motivos religiosos, 14 de mayo de 2003; Martínez-Torrón, Javier, "Los testigos de Jehová y la cuestión de los
honores a la bandera de México", Gaceta de la CNDH, num. 117, abril, 2000, pp. 7-83. Hace algunos años, en México,
algunos criterios judiciales consideraron constitucionalmente válida la suspensión de alumnos y profesores por
oponerse a rendir honores a la bandera. Cfr. Tesis 4a./J. 41/94 (8a.), ESCUDO, LA BANDERA Y EL HIMNO NACIONALES,
LEY SOBRE EL. NO SE VIOLAN GARANTÍAS CONSTITUCIONALES AL SEPARAR A UN ALUMNO DE SU ESCUELA POR
INCUMPLIRLA, Semanario Judicial de la Federación, Octava Época, México, Tomo V, Segunda Parte-1, Enero-Junio de
1990, p. 209. Reg. IUS. 225683. Sobre el tema, cfr., Patiño Reyes, Alberto, "Objeción de conciencia y la discriminación
en los campos: educativo, salud, militar, religioso, entre otros", México, CONAPRED, 2006, pp. 124-137. El principio de
neutralidad también ha sido destacado por la jurisdicción electoral. TEF. Tesis XVII/2011 (4a), IGLESIAS Y ESTADO.
LA INTERPRETACIÓN DEL PRINCIPIO DE SEPARACIÓN, EN MATERIA DE PROPAGADA ELECTORAL. Disponible en:
<http://www.te.gob.mx/iuse/tesisjur.aspx?idtesis=1461&tpoBusqueda=S&sWord=XVII/2011> (19 de junio de 2013).
quienes no hayan recibido o concluido el ciclo de instrucción primaria; la implementación de
un sistema adecuado de becas y la mejora continua de las condiciones materiales del cuerpo
docente.
69
TEDH. Caso Campbell y Cosans…, supra nota 58.
70
TEDH. Caso Leyla Sahin vs. Turquía. (App. No. 44774/98). Sentencia de 10 de noviembre de 2005.
71
TEDH. Caso del Régimen lingüístico de la enseñanza en Bélgica. (App. No. 1474/62, 1677/62, 1691/62, 1769/63,
1994/63, 2126/64). Sentencia de 23 de julio de 1968, y TEDH. Casos Coster vs. Reino Unido. (App. No. 24876/94). Sen-
tencia de 18 de enero de 2001; TEDH. Lee vs. Reino Unido. (App. No. 25289/94). Sentencia de 18 de enero de 2001.
TEDH. Jane Smith vs. Reino Unido. (App. No. 25154/94). Sentencia de 18 de enero de 2001.
72
TEDH. Caso Chipre vs. Turquía. (App. No. 25781/94). Sentencia de 10 de mayo de 2001.
73
Comité ESCR. Observación General No. 13…, supra nota 41, párr. 39.
74
Esta sentencia del juez Warren es una de las más celebres y polémicas de la historia judicial norteamericana y
constituyó "el primer paso para la eliminación de la discriminación racial en Estados Unidos" en los colegios y fuera
actualidad se advierte un amplio y claro reconocimiento internacional, respaldado por una
consolidada jurisprudencia, de la vigencia plena del principio de no discriminación en la esfe
ra de la enseñanza, lo que también ha permitido identificar, atendiendo a diversas realidades,
los diferentes rostros de los titulares del derecho a la educación.75
de ellos, al dejar de lado la doctrina "separados pero iguales" sostenida por la propia Suprema Corte de Estados
Unidos en el caso Plassy v. Ferguson (1896). Cfr., entre otros, Beltrán de Felipe, Miguel y González, Julio, Las sentencias
básicas del Tribunal Supremo de los Estados Unidos de América, 2a. ed., Madrid, BOE-Centro de Estudios Políticos y
Constitucionales,2006, pp. 287-303 y Patterson, James, Brown v. Board of Education: A Civil Rights Milestone and its
Troubled Legacy, Estados Unidos, Oxford University Press, 2002.
75
Por ejemplo, como lo destaca el relator especial sobre el derecho a la educación, en uno de sus informes, "en
el caso Campaign for Fiscal Equity et al. v. The State of New York et al. [719 NYS 2d 475] (Campaña por la equidad
fiscal y otros c. el Estado de Nueva York y otros) (2001) se pidió al Tribunal Supremo de Nueva York que fallara sobre
un supuesto caso de discriminación en los fondos destinados por el Estado de Nueva York a diferentes escuelas.
Los demandantes cuestionaban los fondos destinados por el Estado a las escuelas públicas de la ciudad de
Nueva York en relación con los efectos de esos fondos sobre los niños pertenecientes a minorías. El Estado debía
destinar a las escuelas los fondos suficientes para que sus alumnos recibieran "una educación básica sólida".
El Tribunal Supremo de Nueva York tuvo que aclarar el significado de "la educación" como derecho y compren-
der el contenido del derecho analizando el significado de la expresión "una educación básica sólida". El Tribunal
falló que, para proporcionar una educación básica sólida, el Estado tenía el deber de adoptar medidas para que
los alumnos de las escuelas públicas de la ciudad dispusieran de los recursos siguientes: i) un número suficiente
Mauricio Iván Del Toro Huerta
de docentes y empleados no docentes calificados; ii) clases del tamaño adecuado; iii) edificios adecuados y ac-
cesibles en las escuelas; iv) libros y tecnologías suficientes y actualizados; v) planes de estudios apropiados;
vi) recursos adecuados para los alumnos con necesidades especiales; y vii) un entorno seguro y pacífico." (Sobre
los límites y avatares del derecho a la educación en los Estados Unidos de América, cfr., Informe de la Relatora
Especial sobre el derecho a la educación. Misión a los Estados Unidos de América, Katarina Tomasevski, Doc.
E/CN.4/2002/60/Add.1, 17 de enero de 2002 y Simon-Kerr, Julia y Sturm, Robynn, "Justiciability and the Role of
550 Courts in Adequacy Litigation: Preserving the Constitutional Right to Education", Stanford Journal of Civil Rights &
Civil Liberties, num. 6, 2010, pp. 83-123). En el ámbito europeo, el Comité Europeo de Derechos Sociales. Caso
Autism Europe vs. Francia. (Reclamación No. 13/2002) puso de manifiesto las obligaciones positivas de los Estados
respecto del derecho a la educación. "Los demandantes afirmaban que el hecho de que Francia no adoptara las
medidas necesarias para proteger el derecho a la educación de los niños y los adultos autistas constituía una
violación del derecho a la educación de las personas con discapacidades y una discriminación contra ellas.
El Comité Europeo de Derechos Sociales dio la razón a los demandantes y recordó que la Carta Social Europea
revisada no sólo prohibía la discriminación directa, sino también todas las formas de discriminación indirecta".
Informe del Relator Especial sobre el Derecho a la Educación… supra nota 44, párr. 55 y 57. Resultan también rele-
vantes los siguientes informes temáticos de relator especial sobre el derecho a la educación, Vernor Muñoz:
El derecho a la educación de las niñas (Doc. E/CN.4/2006/45, 8 de febrero de 2006); El derecho a la educación de las
personas con discapacidades (Doc. A/HRC/4/29, 19 de febrero de 2007); El derecho a la educación en situaciones de
emergencia (Doc. A/HRC/8/10, 20 de mayo de 2008); El derecho a la educación de las personas privadas de libertad
(Doc. A/HRC/11/8, 2 de abril de 2009).
Lo mismo hace la Convención Internacional sobre la Eliminación de todas las Formas de
Discriminación Racial, respecto de la adopción de medidas inmediatas y eficaces en las es-
feras de la enseñanza, la educación, la cultura y la información para combatir los prejuicios
que conduzcan a la discriminación racial (art. 7). Por su parte, la CRPD enfatiza el deber de
los Estados de asegurar un sistema de educación inclusivo a todos los niveles, así como, la
enseñanza a lo largo de la vida, lo que incluye tomar medidas de apoyo personalizadas y
efectivas en entornos que fomenten al máximo el desarrollo académico y social, de confor-
midad con el objetivo de la plena inclusión, lo que a su vez supone adoptar las medidas
pertinentes para emplear a maestros, incluidos maestros con discapacidad, que estén cua-
lificados en lengua de señas o Braille y para formar a profesionales y personal que trabajen
en todos los niveles educativos (art. 24). En sentido similar, la Convención Interamericana
para la Eliminación de todas las Formas de Discriminación contra las Personas con Discapa-
cidad dispone el deber de adoptar medidas de carácter educativo, entre otras, para eliminar
la discriminación en este ámbito y realizar campañas de educación encaminadas a elimi-
nar perjuicios, estereotipos y otras actitudes que atenten contra el derecho de las personas
a ser iguales (art. III).
La Convención sobre el Estatuto de los Refugiados (art. 22) y la Convención sobre el Estatu-
to de los Apátridas (art. 22) establecen el deber de los Estados de conceder a refugiados y
apátridas el mismo trato que a los nacionales en lo que respecta a la enseñanza elemental,
debiendo conceder el trato más favorable posible y en ningún caso menos favorable que
Como se señaló, el derecho a la educación y los alcances de éste en la enseñanza de los dere
chos humanos han sido materia de análisis y desarrollo por algunos órganos de supervisión
y protección internacional, en particular por cuanto hace a los alcances del principio de no
551
discriminación.
Así, por ejemplo, en diferentes observaciones generales el Comité CRC ha puesto énfa-
sis en la importancia de garantizar plenamente, sin discriminación y en condiciones
de igualdad el derecho a la educación de los niños y niñas desde la primera infancia;76
76
Comité CRC. Observación General No.7: Realización de los derechos del niño en la primera infancia. CRC/C/GC/7,
Noviembre de 2005, párrs. 12-13, 20, 29 y 33. El Comité CRC enfatizó la responsabilidad de los Estados "de vigilar y
combatir la discriminación, cualquiera que sea la forma que ésta adopte y dondequiera que se dé, tanto en la familia
de aquellos con discapacidad,77 de la niñez indígena,78 y de los que están fuera de su país de
origen.79
Como lo ha destacado, por su parte, el Comité ESCR, en su Observación General No. 20 sobre
La no discriminación y los derechos económicos, sociales y culturales, "la no discriminación es
una obligación inmediata y de alcance general" que incluye también la incitación a la discri-
minación y el acoso. Al respecto, los Estados deben adoptar de forma inmediata las medidas
necesarias para prevenir, reducir y eliminar las condiciones y actitudes que generan o perpe-
túan la discriminación, tanto la formal (de jure) como la sustantiva (de facto), tanto respecto
como en las comunidades, las escuelas u otras instituciones", en particular en cuanto el acceso a los servicios
de calidad, entre otros, el de educación. Asimismo enfatizó la importancia del principio del interés superior del
menor como criterio primordial en todas las medidas que afecten directa o indirectamente a los niños, el cual exige
"medidas activas", incluyendo las decisiones judiciales, que no se limitan a la asistencia de los menores, sino que
conllevan también deberes de asistencia adecuada a los padres, representantes legales y familiares en el desem
peño de sus actividades de crianza, particularmente en la primera infancia, así como la inclusión de la enseñanza de
los derechos humanos durante esta etapa, junto con otras medidas de protección y prevención.
77
Comité CRC. Observación General No. 9. Los derechos de los niños con discapacidad. CRC/C/GC/9, 27 de febrero de
2007, párrs. 20 y 62-67. El Comité CRC hace énfasis en la obligación de los Estados de adoptar medidas "hasta el
máximo de los recursos de que dispongan" a fin de que resulten suficientes para garantizar la enseñanza de calidad,
obligatoria y gratuita, para todos los niños –consignados de tal forma que no sean utilizados para otros fines–, pues
de otra forma es "improbable que asignen recursos para formar a maestros para los niños con discapacidad o para
proporcionar el material didáctico y el transporte necesario para esos niños." Asimismo, el Comité CRC pone énfasis
en la necesidad de "modificar las prácticas en las escuelas y de formar a maestros de enseñanza general para prepa-
rarlos a enseñar a los niños diversas aptitudes y garantizar que logren resultados académicos positivos". Las medidas
especiales incluyen también la enseñanza superior que "tiene que ser accesible a los adolescentes que reúnen los
requisitos necesarios y que tienen una discapacidad". La observación identifica a la educación inclusiva como obje-
tivo de la educación de los niños con discapacidad, en el entendido que "la inclusión no debe entenderse y practi-
carse simplemente como la integración de los niños con discapacidad en el sistema general independientemente
de sus problemas y necesidades".
78
Comité CRC. Observación General No. 11. Los niños indígenas y sus derechos en virtud de la Convención. CRC/C/
GC/11, 12 de febrero de 2009, párrs. 57-63. El Comité CRC precisa que la obligación de los Estados de proteger a los
niños de cualquier forma de discriminación incluye "velar por que los programas de estudio, el material educativo y
los libros de texto de historia den una imagen justa, exacta e informativa de las sociedades y las culturas de los
Mauricio Iván Del Toro Huerta
pueblos indígenas", evitando también que en el ambiente escolar se den prácticas discriminatorias como las restric-
ciones de la utilización de vestuario cultural y tradicional. El Comité CRC considera también que "la realización del
derecho de los niños indígenas a la educación es un medio esencial de lograr el reconocimiento de derechos a las
personas y la libre determinación de los pueblos indígenas". En este contexto se destacan entre las medidas que
los Estados deberían adoptar, la asignación de recursos financiamiento, materiales y humanos para mejorar el
acceso a la educación de los niños indígenas; la cooperación con los pueblos interesados a fin de responder a sus
552 necesidades particulares, velar por que las instalaciones escolares sean de fácil acceso (empleando tecnologías de
comunicación e incluso, de ser el caso, crear escuelas móviles para los pueblos nómadas); reconocer el derecho
de estos pueblos a crear sus propias instituciones y medios de educación cuando se cumplen con las normas con-
ducentes; tomar en cuenta las prácticas culturales en el ciclo escolar; establecerse programas bilingües e intercul
turales y, en la medida de lo posible, contratar maestros en las comunidades indígenas, quienes deberían recibir
apoyo y formación suficientes.
79
Comité CRC. Observación General No.6: Trato de los menores no acompañados y separados de su familia fuera de su
país de origen. CRC/GC/2005/6, Septiembre de 2005, párrs. 41-43. El Comité CRC destacó el derecho de todo menor
de tener pleno acceso a la educación en el país de acogida, sin discriminación, y en particular las niñas no acompa-
ñadas "tendrán acceso igualitario a la enseñanza formal y la no académica, incluida la formación profesional a todos
los niveles." El Estado debe garantizar el acceso permanente a la educación durante todas las etapas del ciclo de
desplazamiento, independientemente de su estatuto, así como una educación de calidad para todos, en especial
a los niños con discapacidad, respetando además su identidad y sus valores culturales, en especial, su derecho a
conservar y cultivar su idioma nativo.
de las formas directas (cuando, por ejemplo, "la contratación para puestos en instituciones
educativas o culturales se basa en las opiniones políticas de los solicitantes del empleo o los
empleados") como de las formas indirectas (por ejemplo "exigir una partida de nacimiento
para poder matricularse en una escuela a las minorías étnicas o a los no nacionales que no
posean, o a quienes se hayan denegado, esas partidas"). Asimismo, el Comité ESCR ha preci-
sado, entre otros motivos prohibidos, que no se debe impedir el acceso a los derechos reco-
nocidos en el PIDESC, entre ellos el de educación, por razones de nacionalidad, por ejemplo
"todos los niños, incluidos los indocumentados, tienen derecho a recibir educación", entre
otros derechos. Por cuanto hace la protección judicial, el Comité ESCR considera que "las
autoridades deben estar facultadas para proporcionar recursos eficaces, como indemniza-
ción, reparación, restitución, rehabilitación, garantías de que no se repetirá el hecho y excu-
sas públicas", debiendo velas los Estados por la aplicación efectiva de tales medidas.80
Algunas observaciones del Comité ESCR se han dirigido a contextos específicos, por ejemplo,
en la Observación General No. 5 sobre Los derechos de las personas con discapacidad, el Comité
ESCR señaló que los Estados "deben velar porque los profesores estén adiestrados para edu-
car a niños con discapacidad en escuelas ordinarias y se disponga del equipo y el apoyo
necesarios".81 En la Observación general No. 6 sobre Los derechos económicos, sociales y cultu-
rales de las personas mayores, el Comité ESCR destacó que el derecho a la educación de las
personas mayores debe contemplarse "en dos direcciones distintas y complementarias: a) de
recho de las personas de edad a beneficiarse de los programas educativos, y b) aprovechamien
El Comité ESCR se ha pronunciado también de manera particular sobre los alcances del prin-
cipio de no discriminación entre hombres y mujeres y a la necesidad de prevenir y combatir
las modalidades de discriminación encubierta, reiterando que la obligación de no discriminar
es inmediata, e impone a los Estados obligaciones de respeto, protección y cumplimiento,
y esta última a su vez impone las de proporcionar, promover y facilitar.
553
80
Comité ESCR. Observación General No. 20. La no discriminación y los derechos económicos, sociales y culturales
(artículo 2, párrafo 2 del Pacto Internacional de Derechos Económicos, Sociales y Culturales). E/C.12/GC/20, 2 de julio de
2009, párrs. 7-8, 10, 30 y 40.
81
Comité ESCR. Observación General No. 5. Los derechos de las personas. E/1995/22. 12 de septiembre de 1994, párr. 35.
82
Comité ESCR. Observación General No. 6. Los derechos económicos, sociales y culturales de las personas mayores.
E/1996/11. 12 de agosto de 1995, párrs. 36-38.
públicos" y la de integrar en la enseñanza académica y extraacadémica el principios de la
igualdad de derechos entre el hombre y la mujer y promover la igualdad de participación
en los programas de educación escolar y de otra índole. En materia educativa, los Estados
deben adoptar normas y principios que, entre otros aspectos, "proporcionen los mismos cri
terios de admisión para niños y niñas en todos los niveles de la educación" y procurar esta-
blecer "campañas de mentalización e información para que las familias desistan de dar un
trato preferente a los muchachos cuando envíen a sus hijos a la escuela, así como para que
los planes de estudio fomenten la igualdad y la no discriminación", creando también "condi-
ciones favorables para seguridad de los menores, en particular del sexo femenino, al ir y
volver de la escuela". Finalmente, el Comité ESCR destaca que si bien cada Estado "tiene un
margen discrecional a la hora de adoptar los métodos para cumplir su obligación primordial
e inmediata de garantizar la igualdad entre el hombre y la mujer", la omisión del deber de
garantizar la igualdad de fondo y forma constituye una violación del derecho respectivo, así
como también la omisión del deber de adoptar, aplicar y vigilar los efectos de las leyes, polí-
ticas y programas orientados a eliminar la discriminación de jure y de facto.83
En su Observación General No. 13, sobre El derecho a la educación, el Comité ESCR consideró el
principio de no discriminación como una de las dimensiones de la accesibilidad de la educa-
ción, en el sentido de que las instituciones y los programas de enseñanza y, en general, la
educación debe ser accesible a todos. El cumplimiento de esta obligación "no está supedi
tada ni a una implantación gradual ni a la disponibilidad de recursos; se aplica plena e inme-
diatamente a todos los aspectos de la educación y abarca todos los motivos de discriminación
rechazados internacionalmente." Siguiendo lo dispuesto en la Convención de la UNESCO rela
tiva a la lucha contra la discriminación en la esfera de la enseñanza, el Comité ESCR entiende
que, en algunas circunstancias, la existencia de sistemas o instituciones de enseñanza para
grupos definidos por categorías no constituyen una violación al PIDESC por ejemplo, en razón
Mauricio Iván Del Toro Huerta
del sexo, por motivos religiosos o lingüístico, o la enseñanza privada respecto a la pública,
siempre y cuando, en el primer supuesto, los sistemas o establecimientos ofrezcan facili
dades equiparables de acceso, personal calificado y condiciones de calidad que permitan
seguir los mismos programas o programas equivalentes; así como, tratándose de diferencias
554
religiosas o lingüísticas, siempre que la participación sea facultativa y la enseñanza se ajuste
a las normas que las autoridades establezcan y, tratándose de la educación privada, siempre
que ésta no responda a la finalidad de lograr la exclusión de cualquier grupo, sino la de aña-
dir nuevas posibilidades de enseñanza, funcionen de ésta forma y cumpla con las normas
establecidas por el Estado. Por otra parte, el Comité ESCR destaca en su observación que "las
83
Comité ESCR. Observación General No. 16, La igualdad de derechos del hombre y la mujer al disfrute de los derechos
económicos, sociales, y culturales (artículo 3 del Pacto Internacional de Derechos Económicos Sociales y Culturales).
E/C.12/2005/4, 11 de agosto de 2005, párrs. 16-17, 21, 30, 32, y 41.
agudas disparidades de las políticas de gastos que tengan como resultado que la calidad de
la educación sea distinta para las personas que residen en diferentes lugares pueden consti-
tuir una discriminación".84
Respecto a las posibles violaciones al derecho a la educación, el Comité ESCR, identifica, sin
carácter exhaustivo, algunos ejemplos de violaciones del artículo 13 del PIDESC, como son:
Sobre el deber de que la educación esté encaminada, entre otras cuestionas, al respeto los
derechos humanos y en particular a "inculcar al niño el respeto de los derechos humanos y
las libertades fundamentales y de los principios consagrados en la Carta de las Naciones Uni-
das", el Comité CRC, en su Observación General No. 1, destacó que, tal disposición es la "piedra 555
angular" de los distintos programas de educación en la esfera de los derechos humanos.
En palabras del Comité CRC, la educación en la esfera de los derechos humanos
... debe facilitar información sobre el contenido de los tratados de derechos huma-
nos, pero los niños también deben aprender lo que son esos derechos observando
84
Comité ESCR. Observación General No. 13…, supra nota 41, párrs. 6 b), 31-32.
85
Ibid., párr. 59.
la aplicación en la práctica de las normas de derechos humanos, ya sea en el
hogar, en la escuela o en la comunidad. La educación en la esfera de los dere-
chos humanos debe constituir un proceso integral que se prolongue toda la vida
y empiece con las manifestación de valores de derechos humanos en la vida y las
experiencias cotidianas de los niños.86
Para el Comité CRC, el derecho de todo niño a una educación de buena calidad, "exige con-
centrar la atención en la calidad del entorno docente, de los materiales y procesos pedagó-
gicos, y de los resultados de la enseñanza." De igual manera, la promoción efectiva del párrafo
1 del artículo 29:
Para ello son fundamentales los planes de formación y perfeccionamiento para los maes-
tros, los administradores en la esfera docente y todos los que intervienen en la educación de
los niños, así como que los métodos pedagógicos y en entorno escolar reflejen los propósitos
de la educación. A fin de no simplificar en exceso el término "educación en la esfera de los de
rechos humanos", además de una educación oficial en materia de derechos humanos, se
deben "promover los valores y las políticas que favorecen los derechos humanos, no sólo en
las escuelas y universidades, sino también en el seno de la comunidad entera". Ello incluye
también a los medios de comunicación, de ahí que "los gobiernos tienen la obligación de
adoptar todas las medidas necesarias para alentar a los medios de comunicación a difundir
Mauricio Iván Del Toro Huerta
información y materiales de interés social y cultural para el niño". Para la ejecución de los
planes nacionales integrales de acción destinados a potenciar el cumplimiento de tales obli-
gaciones se necesitan recursos humanos y financieros hasta el máximo de que se disponga
556 el Estado, de conformidad con el artículo 4 de la Convención sobre los Derechos del Niño, lo
que significa, en términos del Comité CRC "que la limitación de recursos no justifica que
un Estado Parte no adopte ninguna de las medidas necesarias, o las suficientes".87
86
Comité CRC. Observación General No.1: Propósitos de la Educación. CRC/GC/2001/1, Abril de 2001, párr. 15.
87
Ibid., párrs. 18-20, 22 y 28.
a ser escuchado, el Comité CRC enfatizó que el respeto del derecho del niño a ser escuchado
es fundamental para la realización del derecho a la educación por lo que las autoridades docen
tes deben incluir las opiniones de los niños y sus padres en la planificación de los planes de
estudio y programas escolares y los Estados, más allá de la escuela, deben consultar a los
niños a nivel local y nacional sobre todos los aspectos de la política educativa.88
Por su parte, la Ley Federal para Prevenir y Eliminar la Discriminación considera, entre las con
ductas discriminatorias, la de "impedir el acceso a la educación pública o privada, así como a
becas e incentivos para la permanencia en los centros educativos, en los términos de las
disposiciones aplicables", así como "establecer contenidos, métodos o instrumentos peda-
gógicos en que se asignen papeles contrarios a la igualdad o que difundan una condición de
subordinación" (art. 9, fracciones I y II). Además, la ley identifica entre las medidas positivas y
compensatorias que los órganos públicos y las autoridades federales deben adoptar en el
ámbito de sus competencias, la de "incentivar la educación mixta, fomentando la permanencia
en el sistema educativo de las niñas y las mujeres en todos los niveles escolares" (art. 10,
fracción I), así como, a favor de las niñas y los niños, la de "impartir educación para la preser-
En el mismo sentido, la Ley para la Protección de los Derechos de las Niñas, Niños y Adoles- 557
centes dispone la protección contra actos u omisiones que puedan afectar, entre otros, su
derecho a la educación, así como el deber de la Federación, el Distrito Federal, estados y
88
Comité CRC. Observación General No. 12. El derecho del niño a ser escuchado. CRC/C/GC/12. 20 de julio de 2009,
párrs. 105, 107, 111.
89
En abril de 2005 se publicó el Programa de Educación en Derechos Humanos elaborado por la Secretaría de
Educación Pública en concordancia con el Programa Nacional de Derechos Humanos, el Programa Nacional
de Educación 2001-2006 y el Plan de Acción Internacional del Decenio de los Derechos Humanos (1995-2004).
Cfr. Álvarez Arellano, Lilian, "El programa de Educación en Derechos Humanos de la Secretaría de Educación Pública"
en Educación en Derechos Humanos…, op. cit., pp. 263-274.
municipios de fomentar centros educativos especiales y proyectos de educación especial
que permitan a niñas, niños y adolescentes con discapacidad, integrarse en la medida de su
capacidad a los sistemas educativos regulares. En específico, la ley alude al derecho de las
niñas, niños y adolescentes a una educación que respete su dignidad y les prepare para la vida
en un espíritu de comprensión, paz y tolerancia en los términos del artículo 3o. de la Consti-
tución, para lo cual se dispone que las leyes propicien la atención educativa que por su edad,
madurez y circunstancias especiales requirieran para su pleno desarrollo; evite la discrimina-
ción de las niñas y las adolescentes en materia de oportunidades educativas; se establezcan
los mecanismos que se requieran para contrarrestar las razones culturales, económicas o de
cualquier otra índole, que propicien dicha discriminación, y en específico se dispone el im-
pulso de la enseñanza y respeto de los derechos humanos, en especial la no discriminación
y de la convivencia sin violencia, entre otras (arts. 21, 31 y 32).90
90
Cfr. Aguilar, José Antonio, "La normativa en el sistema educativo: acceso, trato y exclusión", México, CONAPRED,
Mauricio Iván Del Toro Huerta
2006.
91
Tesis: P./J. 146/2001 (9a.), EDUCACIÓN. EL ARTÍCULO 4O. DE LA LEY RELATIVA DEL DISTRITO FEDERAL CUMPLE
CON EL MANDATO CONTENIDO EN EL DIVERSO 32 DE LA LEY GENERAL DE EDUCACIÓN, AL PERMITIR QUE EL GO-
BERNADO EJERZA EN FORMA PLENA SU DERECHO A LA EDUCACIÓN Y LOGRE UNA EFECTIVA IGUALDAD EN OPOR-
TUNIDADES DE ACCESO Y PERMANENCIA EN LOS SERVICIOS EDUCATIVOS, Semanario Judicial de la Federación y su
Gaceta, Novena Época, México, Tomo XV, Enero de 2002, p. 1035. Reg. IUS. 187999 .
558 92
Así se deriva, entre otras, de las Tesis: P./J. 144/2001 (9a.), EDUCACIÓN. EL ARTÍCULO 4O. DE LA LEY RELATIVA DEL
DISTRITO FEDERAL, QUE ESTABLECE LA OBLIGACIÓN DEL GOBIERNO DE DICHA ENTIDAD DE PRESTAR, ADEMÁS DE
LA EDUCACIÓN PRIMARIA Y SECUNDARIA, LA PREESCOLAR Y MEDIA SUPERIOR, NO TRANSGREDE EL ARTÍCULO 3O.
DE LA CONSTITUCIÓN FEDERAL, Semanario Judicial de la Federación y su Gaceta, Novena Época, México, Tomo XV,
Enero de 2002, p. 1035. Reg. IUS. 187998; Tesis: P./J. 149/2001 (9a.), EDUCACIÓN. EL ARTÍCULO 9O. DE LA LEY RELATIVA
DEL DISTRITO FEDERAL, NO TRANSGREDE EL ORDEN CONSTITUCIONAL, PUES EL CRITERIO QUE ORIENTARÁ LA EDU-
CACIÓN QUE IMPARTA EL GOBIERNO DE ESA ENTIDAD ES COINCIDENTE CON DIVERSOS PRINCIPIOS RECTORES DEL
ESTADO ESTABLECIDOS EN LA LEY FUNDAMENTAL, Semanario Judicial de la Federación y su Gaceta, Novena Época,
México, Tomo XV, Enero de 2002, p. 1037. Reg. IUS. 187996; y Tesis: P./J. 143/2001 (9a.), EDUCACIÓN. LAS LEYES QUE
EXPIDAN LOS ESTADOS Y EL DISTRITO FEDERAL EN ESTA MATERIA, DEBEN SUJETARSE A LA LEY RESPECTIVA EXPEDI-
DA POR EL CONGRESO DE LA UNIÓN, EN TÉRMINOS DE LO DISPUESTO POR EL ARTÍCULO 3O., FRACCIÓN VIII, DE LA
CONSTITUCIÓN FEDERAL, Semanario Judicial de la Federación y su Gaceta, Novena Época, Tomo XV, Enero de 2002,
p. 1039. Reg. IUS. 187994. Cfr. Silva Meza, J. y Silva García, F., Derechos fundamentales. Bases para la reconstrucción de
la jurisprudencia constitucional, México, Porrúa, 2009, pp. 382-384.
puedan elegir de manera informada entre la educación proporcionada por el Estado y los
estudios con o sin reconocimiento que impartan los particulares.93
93
Tesis: P. CV/2000 (9a.), EDUCACIÓN. EL ARTÍCULO 59 DE LA LEY GENERAL RELATIVA QUE ESTABLECE QUE LOS
PARTICULARES QUE PRESTEN EL SERVICIO DE ESTUDIOS SIN RECONOCIMIENTO DE VALIDEZ OFICIAL, DEBERÁN
MENCIONAR ESA CIRCUNSTANCIA EN SU DOCUMENTACIÓN Y PUBLICIDAD, NO TRANSGREDE LA GARANTÍA DE LI-
BERTAD DE ENSEÑANZA, Semanario Judicial de la Federación y su Gaceta, Novena Época, México, Tomo XII, Agosto de
2000, p. 139. Reg. IUS. 191424. En el mismo sentido de velar por la calidad de la educación se orienta la Tesis:
El alcance del derecho a la educación, incluso frente a particulares, supone también garanti-
zar un recurso efectivo para el caso de sus violaciones por cualquier ente público o privado
involucrado en las tareas educativos, particularmente tratándose de velar por el principio de
igualdad y no discriminación.97 De ahí que resulte irrelevante, para efecto de garantizar el
Mauricio Iván Del Toro Huerta
derecho a la educación, que el Estado actúe con carácter de ente de derecho público o pri-
vado, pues, al menos en este ámbito, los actos que pueden afectar el derecho a la educación
560
96
Tribunal Supremo de Colombia, Pablo Enrique Torres Gutiérrez y José Prieto Restrepo c. Instituto Ginebra La Salle,
T-147493, sentencia del 24 de marzo de 1998, cit., Informe anual de la Relatora Especial…, E/CN.4/2001/52, cit.,
párrs. 73-75.
97
La Corte IDH ha reiterado que "el principio de igualdad ante la ley, igual protección ante la ley y no discrimina-
ción, pertenece al jus cogens, puesto que sobre él descansa todo el andamiaje jurídico del orden público nacional e
internacional y es un principio fundamental que permea todo ordenamiento jurídico". En consecuencia, "los Estados
están obligados a adoptar medidas positivas para revertir o cambiar situaciones discriminatorias existentes en sus
sociedades", ello implica "el deber especial de protección que el Estado debe ejercer con respecto a actuaciones y
prácticas de terceros que, bajo su tolerancia o aquiescencia, creen, mantengan o favorezcan las situaciones discrimi-
natorias". Corte IDH. Condición Jurídica y Derechos de los Migrantes Indocumentados. Opinión Consultiva OC-18/03 del
17 de septiembre de 2003. Serie A No. 18, párrs. 101-109. En términos del tribunal interamericano "existe un vínculo
indisoluble entre la obligación de respetar y garantizar los derechos humanos y el principio de igualdad y no discri-
minación". Corte IDH. Caso Comunidad Indígena Xákmok Kásek…, supra nota 95, párr. 268.
de los individuos, respecto de los cuales exista además una relación de supra a subordina-
ción, requieren una supervisión estricta, a fin de no permitir conductas discriminatorias o
excesivas que priven de su contenido al derecho a la educación o lo tornen ineficaz.98
Un buen ejemplo de este control judicial lo representa el criterio que considera los actos
de una asociación civil, como actos de autoridad para efecto de su impugnación, cuando la
autoridad educativa le delega mediante un contrato de prestación de servicios la facultad de
examinar y calificar sin posibilidad de rebatir sus determinaciones ante otra instancia,99 o
aquel otro que considera que la determinación mediante la cual una universidad pública
autónoma expulsa a uno de sus estudiantes o le impide por tiempo indefinido continuar sus
estudios constituye un acto de autoridad impugnable a través del juicio de amparo.100
De igual manera, son pertinentes los criterios desarrollados por la Corte Interamericana en
relación con el alcance del derecho a la vida y del proyecto de vida,101 así como aquellos rela
cionados con la interrelación entre los derechos humanos particularmente entre el derecho
a desempeñar una actividad laboral en condiciones dignas y justas de una persona y las con
diciones de vida de sus familiares, entre otras cosas, a mejores condiciones de educación.102
98
La Corte IDH ha destacado que el Estado tiene el deber de adoptar todas las medidas positivas para asegurar la
plena vigencia de los derechos del niño. La obligación de respeto de estos derechos "impone a los Estados Partes
el deber de garantizar el ejercicio y el disfrute de los derechos de los individuos en relación con el poder del Estado,
y también en relación con actuaciones de terceros particulares". En este sentido, los Estados deben "tomar todas las
medidas positivas que aseguren protección a los niños contra malos tratos, sea en sus relaciones con las autorida-
nudo desprovistos de los medios adecuados para la defensa eficaz de sus derechos".104
En el mismo sentido, la Corte IDH ha destacado que de acuerdo al deber de protección espe-
cial de los niños consagrado en el artículo 19 de la Convención Americana, interpretado a la
562
luz de la Convención para los Derechos del Niño y del Protocolo Adicional a la Convención
Americana sobre Derechos Humanos en materia de Derechos Económicos, Sociales y Cultu-
rales, en relación con el deber de desarrollo progresivo contenido en el artículo 26 de la
ejecutorias judiciales que ordenaron reintegrar a diversos trabajadores municipales que fueron despedidos, entre
otras razones, por no haber concurrido a ciertas evaluaciones o no haberlas superado.
103
Corte IDH. Caso de los "Niños de la Calle" (Villagrán Morales y otros) vs. Guatemala. Fondo. Sentencia de 19 de
noviembre de 1999. Serie C No. 63, párrs. 144 y 191.
104
Corte IDH. Condición Jurídica y Derechos Humanos del Niño…, supra nota, párrs. 80-86 y Corte IDH. Caso Comu
nidad Indígena Xákmok Kásek…, supra nota 95, párr. 258.
Convención, "el Estado debe proveer educación primaria gratuita a todos los menores, en un
ambiente y condiciones propicias para su pleno desarrollo intelectual", con independencia
de su ascendencia u origen.105
Por cuanto hace a la especial vinculación entre el deber de garantizar el derecho a las condi-
ciones de vida digna de miembros de comunidades indígenas y el deber de adoptar medidas
efectivas para garantizarlo, la Corte IDH determinó que
En sentido similar, la Corte IDH también ha destacado como en ciertos casos las afectaciones
especiales del derecho a la salud, e íntimamente vinculadas con él, las del derecho a la ali-
mentación y el acceso al agua limpia, impactan de manera aguda el derecho a una existencia
digna y las condiciones básicas para el ejercicio de otros derechos humanos, como el dere-
cho a la educación.107
De igual forma, tratándose de personas privadas de libertad, respecto de las cuales el Estado
se encuentra en una posición especial de garante, "este último debe asumir una serie de
Ahora bien, llegado a este punto, conviene tener presentes las determinaciones en materia
de educación y capacitación en derechos humanos como medidas de reparación y garan-
tías de no repetición emitidas por la Corte IDH con motivo de la determinación de la responsa
bilidad internacional del Estado mexicano que le imponen deberes específicos a fin de
contar con un panorama más amplio respecto de sus obligaciones en este ámbito.
En algunos de los casos contenciosos en contra México, la Corte IDH ha impuesto obligacio-
nes específicas en materia de educación y capacitación en derechos humanos.109 Al respecto,
la Corte Interamericana ha reiterado que dicha capacitación, como sistema de formación
continua, se debe extender durante un lapso importante para cumplir sus objetivos.110
Mauricio Iván Del Toro Huerta
108
Corte IDH. Caso "Instituto de Reeducación del Menor" vs. Paraguay. Excepciones Preliminares, Fondo, Reparaciones
y Costas. Sentencia de 2 de septiembre de 2004. Serie C No. 112, párrs. 152-155, 161 y 167. En el caso se acreditó
plenamente "que el Estado no brindó a los niños internos la educación que éstos requerían y a la cual aquél estaba
obligado, tanto en razón de la protección del derecho a la vida entendido en el sentido señalado anteriormente,
564 como por la disposición del artículo 13 del Protocolo Adicional a la Convención Americana en Materia de Derechos
Económicos, Sociales y Culturales. El programa educativo que se ofrecía en el Instituto era deficiente, ya que carecía
de maestros y recursos adecuados […]. Este incumplimiento del Estado causa consecuencias todavía más serias
cuando los niños privados de libertad provienen de sectores marginales de la sociedad, como ocurre en el presente
caso, pues ello les limita sus posibilidades de reinserción efectiva en la sociedad y el desarrollo de sus proyectos de
vida." En consecuencia, la Corte IDH dispuso, como medida de satisfacción, que el Estado brinde asistencia vocacio-
nal, así como un programa de educación especial destinado a los ex internos del Instituto. Ibid., párrs. 174 y 321.
109
Sobre los diferentes casos contra el Estado mexicano, cfr., García Ramírez, Sergio y Toro Huerta, Mauricio del,
México ante la Corte Interamericana de Derechos Humanos. Decisiones y transformaciones, México, Porrúa / UNAM,
2011.
110
La Corte IDH ha reiterado también que la eficacia e impacto de la implementación de los programas de educa-
ción en derechos humanos en el seno de las fuerzas de seguridad es crucial para generar garantías de no repe
tición de hechos violatorios de derechos humanos. Tales programas deben reflejarse en resultados de acción y
prevención que acrediten su eficacia, más allá de que su evaluación deba realizarse a través de indicadores adecua-
En materia de igualdad de género la Corte IDH expresó que
Al respecto, la Corte Interamericana en el Caso del Campo Algodonero ordenó al Estado mexi-
cano continuar implementando programas y cursos permanentes de educación y capacita-
ción en: i) derechos humanos y género; ii) perspectiva de género para la debida diligencia en
la conducción de averiguaciones previas y procesos judiciales relacionados con discrimina-
ción, violencia y homicidios de mujeres por razones de género, y iii) superación de estereoti-
pos sobre el rol social de las mujeres. Tales programas y cursos deberán estar destinados a
policías, fiscales, jueces, militares, funcionarios encargados de la atención y asistencia legal
a víctimas del delito y a cualquier funcionario público, tanto a nivel local como federal, que
participe directa o indirectamente en la prevención, investigación, procesamiento, sanción y
reparación. Dentro de dichos programas permanentes deberá hacerse una especial mención
a la sentencias de la Corte IDH y a los instrumentos internacionales de derechos humanos,
específicamente, a los relativos a violencia por razones de género.111
dos. Corte IDH. Caso de la Masacre de las Dos Erres vs. Guatemala. Excepción Preliminar, Fondo, Reparaciones y Costas.
Sentencia de 24 de noviembre de 2009. Serie C No. 211, párr. 252.
111
Corte IDH. Caso González y otras ("Campo Algodonero") vs. México. Excepción Preliminar, Fondo, Reparaciones y
Costas. Sentencia de 16 de noviembre de 2009. Serie C No. 205, párrs. 540-543.
deberá implementar, en un plazo razonable y con la respectiva disposición presupuestaria:
a) Programas o cursos permanentes relativos al análisis de la jurisprudencia del Sistema Intera
mericano de Protección de los Derechos Humanos en relación con los límites de la jurisdicción
penal militar, así como los derechos a las garantías judiciales y la protección judicial, como
una forma de prevenir que casos de violación a los derechos humanos sean investigados y
juzgados por dicha jurisdicción. Tales programas estarán dirigidos a los miembros de todas
las Fuerzas Militares, incluyendo a los agentes del Ministerio Público y jueces, así como a los
agentes del Ministerio Público de la Procuraduría General de la República y jueces del Poder
Judicial de la Federación, y b) Un programa de formación sobre la debida investigación y juz
gamiento de hechos constitutivos de desaparición forzada de personas, dirigido también a
agentes del Ministerio Público y a jueces federales, que tengan competencia en la investiga-
ción y juzgamiento de hechos como los ocurridos en el caso, con el fin de que dichos funcio-
narios cuenten con los elementos legales, técnicos y científicos necesarios para evaluar
integralmente el fenómeno de la desaparición forzada. De manera particular, "en este tipo de
casos las autoridades encargadas de la investigación deben estar entrenadas para el uso
de la prueba circunstancial, los indicios y las presunciones, la valoración de los patrones sis-
temáticos que puedan dar origen a los hechos que se investigan y la localización de personas
desaparecidas de manera forzada".112
En el Caso Fernández Ortega y otros, la Corte IDH ordenó al Estado mexicano implementar un
programa o curso permanente y obligatorio de capacitación y formación en derechos hu
manos que incluya, entre otros temas, los límites en la interacción entre el personal militar y
la población civil, género y derechos indígenas, dirigidos a los miembros de las Fuerzas Ar-
madas, en todos los niveles jerárquicos. Asimismo, considerando que los hechos del caso
generaron una afectación en los hijos de la señora Fernández Ortega que perdura en el tiem-
po y que ocasionó cambios significativos tanto en sus vidas como en sus relaciones perso
nales y sociales, afectando su desarrollo personal (entre ellos, el hecho de que se vieran en la
Mauricio Iván Del Toro Huerta
necesidad de dejar la escuela por un año y tuvieron que mudarse a fin de cursar estudios en
condiciones desfavorables), la Corte IDH ordenó al Estado mexicano, como medida de satis-
facción, que, previa solicitud de los beneficiarios, otorgue becas en instituciones públicas
566 mexicanas que cubran todos los costos de su educación hasta la conclusión de sus estu-
dios superiores, bien sean técnicos o universitarios. Finalmente, la Corte Interamericana
ordenó, como medidas de reparación con alcance comunitario, que permitan reintegrar a la
víctima en su espacio vital y de identificación cultural, además de restablecer el tejido comu-
nitario, que el Estado facilite los recursos necesarios para que la comunidad de Barranca
Tecoani establezca un centro comunitario, que se constituya como centro de la mujer, en el
112
Corte IDH. Caso Radilla Pacheco vs. México. Excepciones Preliminares, Fondo, Reparaciones y Costas. Sentencia
de 23 de Noviembre de 2009. Serie C No. 209, párrs. 345-348.
que se desarrollen actividades educativas en derechos humanos y derechos de la mujer, bajo
responsabilidad y gestión de las mujeres de la comunidad. Al respecto, el Estado debe facili-
tar que sus instituciones y organizaciones de la sociedad civil especializadas en derechos
humanos y género brinden asistencia en las acciones de capacitación comunitaria, las cuales
deberán adecuarse a la cosmovisión de la comunidad indígena. Asimismo, el Estado debe
adoptar medidas para que las niñas de la comunidad de Barranca Tecoani que actualmente
realizan estudios secundarios en la ciudad de Ayutla de los Libres, cuenten con facilidades
de alojamiento y alimentación adecuadas, de manera que puedan continuar recibiendo
educación en las instituciones a las que asisten. Sin perjuicio de lo anterior, esta medida
puede ser cumplida por el Estado optando por la instalación de una escuela secundaria en
aquella comunidad.113
En el caso Rosendo Cantú y otra, la Corte IDH reiteró el deber del Estado de establecer un
programa o curso permanente y obligatorio de capacitación en derechos humanos que
incluya, entre otros temas, los límites en la interacción entre el personal militar y la población
civil, género y derechos indígenas, dirigidos a los miembros de las Fuerzas Armadas, en todos
los niveles jerárquicos y ordenó, como medida de satisfacción, que el Estado, previa solicitud
de las víctimas, otorgue becas en instituciones públicas mexicanas que cubran todos los
costos de su educación hasta la conclusión de sus estudios superiores, bien sean técnicos o
universitarios. La Corte Interamericana también destacó el hecho de que con motivo de los
hechos del caso, las víctimas sufrieron el destierro de su comunidad, lo cual tuvo graves efec
En el Caso Cabrera García y Montiel Flores, la Corte IDH valoró positivamente la existencia de
diversas acciones y cursos de capacitación desarrollados por el Estado y consideró que los
mismos deben incluir, en lo pertinente, el estudio de las disposiciones previstas en el Proto-
colo de Estambul y, como en otros casos, dispuso que el Estado continúe implementando
programas y cursos permanentes de capacitación a los funcionarios federales y estatales, par
567
ticularmente a integrantes del Ministerio Público, del Poder Judicial, de la Policía y personal
del sector salud, sobre investigación diligente en casos de tratos crueles, inhumanos o degra-
dantes y tortura, y fortalecer las capacidades institucionales del Estado mediante la capaci
tación de funcionarios de las Fuerzas Armadas sobre los principios y normas de protección
113
Caso Fernández Ortega y otros vs. México. Excepción Preliminar, Fondo, Reparaciones y Costas. Sentencia de 30 de
agosto de 2010 Serie C No. 215, párrafos 261-270.
114
Caso Rosendo Cantú y otra vs. México. Excepción Preliminar, Fondo, Reparaciones y Costas. Sentencia de 31 de
agosto de 2010. Serie C No. 216, párrafos 138, 139, 249, 256 y 257.
de los derechos humanos y sobre los límites a los que deben estar sometidos, como garan-
tías de no repetición.115
115
Corte IDH. Caso Cabrera García y Montiel Flores vs. México. Excepción Preliminar, Fondo, Reparaciones y Costas.
Sentencia de 26 de noviembre de 2010. Serie C No. 220, párr. 245.
116
Al respecto, como afirma Ernesto Garzón, la función principal del Poder Judicial es garantizar la estabilidad del
sistema político, a partir de la firme adhesión del juez a las normas básicas del sistema y de su manifiesta imparcia-
lidad con respecto a los intereses en conflicto. La estabilidad, entendida como una propiedad del sistema político
568 consistente en mantener su identidad a través de las tendencias de quienes ostentan el poder a guiar el compor
tamiento de acuerdo con sus normas básicas, supone el ejercicio institucionalizado del poder y la adherencia de los
diferentes tipos de organizaciones políticas a tales principios y normas básicas. Cfr. Garzón Valdés, Ernesto, "El papel
del poder judicial en la transición a la democracia", Tolerancia, dignidad y democracia, Perú, Fondo Editorial de la
UIGV, 2006, pp. 29-60 y "El concepto de estabilidad de los sistemas políticos", Derecho, ética y política, Centro de
Estudios Constitucionales, Madrid, 1993, pp. 573-609. Asimismo, siguiendo a Ferrajoli, la función garantista del
derecho "consiste en la minimización del poder, de otro modo absoluto: de los poderes privados, tal y como se
manifiesta en el uso de la fuerza física, en la explotación y en las infinitas formas de opresión familiar, de dominio
económico y de abuso interpersonal; de los poderes públicos, tal y como se expresan en las arbitrariedades políticas
y en los abusos de poder policiales y administrativos." Las técnicas de esta minimización son la igual garantía y
maximización de los derechos fundamentales, y la correlativa limitación e instrumentalización de las situaciones
jurídicas de poder, entre otros mecanismos, mediante la institución de una tutela judicial de los derechos funda-
mentales. Cfr. Ferrajoli, Derecho y Razón. Teoría del Garantismo Penal, 5a. ed., Trad. Perfecto Andrés et al, Trotta, Madrid,
2001, p. 931 y Principia iuris, cit., p. 562.
deben, de oficio, vigilar la conformidad de las normas y prácticas internas con los tratados
internacionales de derechos humanos, ejerciendo tareas de jueces convencionales o intera-
mericanos en beneficio de los derechos y las libertades de los individuos. Control que permi-
te la colaboración y recepción del derecho internacional por parte de los tribunales internos
a fin de garantizar la plena vigencia y eficacia de la normativa internacional.117
En este contexto, conviene recordar lo señalado por la anterior Relatora Especial sobre el
Derecho a la Educación de Naciones Unidas:
Una causa judicial que haya afirmado la educación como derecho humano se
convierte en un poderoso instrumento de enseñanza de los derechos humanos,
al demostrar que la ley puede utilizarse para introducir cambios y disipar sospe-
chas de que los tratados internacionales de derechos humanos y las garantías
constitucionales de derechos humanos son algo más que promesas y papel
mojado.119
1. Nacionales
Tesis: P./J. 146/2001 (9a.), EDUCACIÓN. EL ARTÍCULO 4O. DE LA LEY RELATIVA DEL
DISTRITO FEDERAL CUMPLE CON EL MANDATO CONTENIDO EN EL DIVERSO 32 DE LA
LEY GENERAL DE EDUCACIÓN, AL PERMITIR QUE EL GOBERNADO EJERZA EN FORMA
PLENA SU DERECHO A LA EDUCACIÓN Y LOGRE UNA EFECTIVA IGUALDAD EN OPOR-
TUNIDADES DE ACCESO Y PERMANENCIA EN LOS SERVICIOS EDUCATIVOS, Semanario
Judicial de la Federación y su Gaceta, Novena Época, México, Tomo XV, Enero de 2002,
p. 1035. Reg. IUS. 187999.
Tesis: P./J. 144/2001 (9a.), EDUCACIÓN. EL ARTÍCULO 4O. DE LA LEY RELATIVA DEL
DISTRITO FEDERAL, QUE ESTABLECE LA OBLIGACIÓN DEL GOBIERNO DE DICHA ENTI-
DAD DE PRESTAR, ADEMÁS DE LA EDUCACIÓN PRIMARIA Y SECUNDARIA, LA PREES-
COLAR Y MEDIA SUPERIOR, NO TRANSGREDE EL ARTÍCULO 3O. DE LA CONSTITUCIÓN
FEDERAL, Semanario Judicial de la Federación y su Gaceta, Novena Época, México,
Tomo XV, Enero de 2002, p. 1035. Reg. IUS. 187998;
Tesis: P./J. 149/2001 (9a.), EDUCACIÓN. EL ARTÍCULO 9O. DE LA LEY RELATIVA DEL
DISTRITO FEDERAL, NO TRANSGREDE EL ORDEN CONSTITUCIONAL, PUES EL CRITE-
RIO QUE ORIENTARÁ LA EDUCACIÓN QUE IMPARTA EL GOBIERNO DE ESA ENTIDAD
ES COINCIDENTE CON DIVERSOS PRINCIPIOS RECTORES DEL ESTADO ESTABLECI-
DOS EN LA LEY FUNDAMENTAL, Semanario Judicial de la Federación y su Gaceta,
Novena Época, México, Tomo XV, Enero de 2002, p. 1037. Reg. IUS. 187996;
Tesis: P./J. 143/2001 (9a.), EDUCACIÓN. LAS LEYES QUE EXPIDAN LOS ESTADOS Y EL
DISTRITO FEDERAL EN ESTA MATERIA, DEBEN SUJETARSE A LA LEY RESPECTIVA EXPEDI
DA POR EL CONGRESO DE LA UNIÓN, EN TÉRMINOS DE LO DISPUESTO POR EL ARTÍCU
LO 3O., FRACCIÓN VIII, DE LA CONSTITUCIÓN FEDERAL, Semanario Judicial de la
Federación y su Gaceta, Novena Época, Tomo XV, Enero de 2002, p. 1039. Reg. IUS. 187994.
Tesis: XX.1o.76 A (9a.), EDUCACIÓN. LOS ARTÍCULOS 50, 93, 96 Y 97 DE LA LEY RELA-
TIVA DEL ESTADO DE CHIAPAS, QUE EN SU CONJUNTO REGULAN ASPECTOS QUE
DEBEN SATISFACER LOS PARTICULARES QUE PRESTEN SERVICIOS EN MATERIA EDU- 571
Tesis: XXXI.17 C (9a.), ALIMENTOS PARA HIJOS MAYORES QUE CONTINÚEN ESTUDIAN-
DO. CORRESPONDE AL JUZGADOR VALORAR EN CADA CASO LA OBLIGACIÓN DE
PROPORCIONARLOS SIN ESTEREOTIPOS, NI PREJUICIOS SOCIALES Y ATENDIENDO A
ESTÁNDARES INTERNACIONALES (LEGISLACIÓN DEL ESTADO DE CAMPECHE), Sema-
nario Judicial de la Federación y su Gaceta, Novena Época, México, omo XXXIII, Abril de
2011, p. 1219. Reg. IUS. 162432.
Tesis: 1a./J. 25/2012 (10a.), INTERÉS SUPERIOR DEL MENOR. SU CONCEPTO, Semana-
rio Judicial de la Federación y su Gaceta, Décima Época, México, Libro XV, Diciembre de
2012, Tomo 1, p. 334. Reg. IUS. 159897.
Tesis 4a./J. 41/94 (8a.), ESCUDO, LA BANDERA Y EL HIMNO NACIONALES, LEY SOBRE
EL. NO SE VIOLAN GARANTÍAS CONSTITUCIONALES AL SEPARAR A UN ALUMNO DE
SU ESCUELA POR INCUMPLIRLA, Semanario Judicial de la Federación, Octava Época,
México, Tomo V, Segunda Parte-1, Enero-Junio de 1990, p. 209. Reg. IUS. 225683.
TEF. Tesis XVII/2011 (4a), IGLESIAS Y ESTADO. LA INTERPRETACIÓN DEL PRINCIPIO
DE SEPARACIÓN, EN MATERIA DE PROPAGADA ELECTORAL. Disponible en: <http://
www.te.gob.mx/iuse/tesisjur.aspx?idtesis=1461&tpoBusqueda=S&sWord=XV
II/2011> (19 de junio de 2013).
2. Internacionales
Corte IDH. Caso Herrera Ulloa Vs. Costa Rica. Excepciones Preliminares, Fondo, Repara-
ciones y Costas. Sentencia de 2 de julio de 2004. Serie C No. 107.
Corte IDH. Caso Maritza Urrutia Vs. Guatemala. Supervisión de Cumplimiento de Sen-
tencia. Resolución de la Corte Interamericana de Derechos Humanos de 21 de No-
viembre de 2007.
Corte IDH. Caso de las Niñas Yean y Bosico vs. República Dominicana. Excepciones
Preliminares, Fondo, Reparaciones y Costas. Sentencia de 8 de septiembre de 2005.
Serie C No. 130.
Corte IDH. Caso Comunidad Indígena Xákmok Kásek vs. Paraguay. Fondo, Reparacio-
nes y Costas. Sentencia de 24 de agosto de 2010 Serie C No. 214.
Corte IDH. Condición Jurídica y Derechos Humanos del Niño. Opinión Consultiva
OC-17/02 del 28 de agosto de 2002. Serie A No. 17.
573
Corte IDH. Caso Loayza Tamayo vs. Perú. Reparaciones y Costas. Sentencia de 27 de
noviembre de 1998. Serie C No. 42.
Corte IDH. Caso Acevedo Jaramillo y otros vs. Perú. Excepciones Preliminares, Fondo,
Reparaciones y Costas. Sentencia de 7 de febrero de 2006. Serie C No. 144.
Corte IDH. Caso de los "Niños de la Calle" (Villagrán Morales y otros) vs. Guatemala.
Fondo. Sentencia de 19 de noviembre de 1999. Serie C No. 63.
Corte IDH. Caso Comunidad Indígena Yakye Axa vs. Paraguay. Fondo Reparaciones
y Costas. Sentencia 17 de junio de 2005. Serie C No. 125.
Corte IDH. Caso "Instituto de Reeducación del Menor" vs. Paraguay. Excepciones Preli-
minares, Fondo, Reparaciones y Costas. Sentencia de 2 de septiembre de 2004.
Serie C No. 112.
Corte IDH. Caso de la Masacre de las Dos Erres vs. Guatemala. Excepción Preliminar,
Fondo, Reparaciones y Costas. Sentencia de 24 de noviembre de 2009. Serie C No. 211.
Corte IDH. Caso González y otras ("Campo Algodonero") vs. México. Excepción Prelimi-
nar, Fondo, Reparaciones y Costas. Sentencia de 16 de noviembre de 2009. Serie C
No. 205.
Corte IDH. Caso Radilla Pacheco vs. México. Excepciones Preliminares, Fondo, Repara-
ciones y Costas. Sentencia de 23 de Noviembre de 2009. Serie C No. 209.
Corte IDH. Caso Cabrera García y Montiel Flores vs. México. Excepción Preliminar, Fondo,
Reparaciones y Costas. Sentencia de 26 de noviembre de 2010. Serie C No. 220.
CIDH. El acceso a la justicia como garantía de los derechos económicos, sociales y cultu-
rales. Estudio de los estándares fijados por el Sistema Interamericano de Derechos Huma-
nos, OEA/Ser.L/V/II. 129, Doc. 4, 7 de septiembre 2007,
Mauricio Iván Del Toro Huerta
CIDH. Informe sobre el Castigo Corporal y los Derechos Humanos de las Niñas, Niños y
Adolescentes. OEA/Ser.L/V/II.135. Doc. 14. 5 agosto 2009.
574
Comité ESCR. Observación General No. 13, relativa al derecho a la educación, (artículo
13 del Pacto). Doc. E/C.12/1999/10. 8 de diciembre de 1999.
Comité ESCR. Observación General No. 9, La aplicación Interna del Pacto, Doc. E/1999/22.
3 de diciembre de 1998.
Comité ESCR. Observación General No. 3 sobre La índole de las obligaciones de los Esta-
dos Partes (párrafo 1 del artículo 2 del Pacto), E/1991/23. 14 de diciembre de 1990.
Comité ESCR. Observación General No. 20. La no discriminación y los derechos econó
micos, sociales y culturales (artículo 2, párrafo 2 del Pacto Internacional de Derechos
Económicos, Sociales y Culturales). E/C.12/GC/20, 2 de julio de 2009.
Comité ESCR. Observación General No. 5. Los derechos de las personas. E/1995/22. 12 de
septiembre de 1994.
Comité ESCR. Observación General No. 6. Los derechos económicos, sociales y culturales
de las personas mayores. E/1996/11. 12 de agosto de 1995.
Comité ESCR. Observación General No. 16, La igualdad de derechos del hombre y la
mujer al disfrute de los derechos económicos, sociales, y culturales (artículo 3 del Pacto
Internacional de Derechos Económicos Sociales y Culturales). E/C.12/2005/4, 11 de
agosto de 2005.
Comité CRC. Observación General No. 1, Párrafo 1 del Artículo 29: Propósitos de la Edu-
cación. CRC/GC/2001/1. 17 de abril de 2001.
Comité CRC. Observación General No. 8. El derecho del niño a la protección contra los
castigos corporales y otras formas de castigo crueles o degradantes (artículo 19, párrafo
Comité CRC. Observación General No. 13, sobre el Derecho del niño a no ser objeto de
ninguna forma de violencia, CRC/C/GC/13, 18 de abril de 2011.
Comité CRC. Observación General No.7: Realización de los derechos del niño en la prime-
ra infancia. CRC/C/GC/7, Noviembre de 2005.
575
Comité CRC. Observación General No. 9. Los derechos de los niños con discapacidad.
CRC/C/GC/9, 27 de febrero de 2007.
Comité CRC. Observación General No. 11. Los niños indígenas y sus derechos en virtud de
la Convención. CRC/C/GC/11, 12 de febrero de 2009.
Comité CRC. Observación General No.6: Trato de los menores no acompañados y sepa-
rados de su familia fuera de su país de origen. CRC/GC/2005/6, Septiembre de 2005.
Comité CRC. Observación General No. 12. El derecho del niño a ser escuchado. CRC/C/
GC/12. 20 de julio de 2009.
Informe del Relator Especial sobre el Derecho a la Educación, Vernor Muñoz Villalobos.
E/CN.4/2005/50, 17 de diciembre de 2004.
576
Informe de la Relatora Especial sobre el Derecho a la Educación, Vernor Muñoz. E/CN.4/
2006/45, 8 de febrero de 2006.
TEDH. Caso Campbell y Cosans vs. Reino Unido. (App. No.7511/76, 7743/76. Sentencia
de 25 de febrero de 1982.
TEDH. Caso Kjeldsen, Busk Madsen y Pedersen vs. Dinamarca. (App. No. 5095/71, 5920/72,
5926/72). Sentencia de 7 de diciembre de 1976.
TEDH. Caso Tyrer vs. Reino Unido. App. No. 5856/72. Sentencia de 25 de abril de 1978.
TEDH. Caso Valsamis vs. Grecia. (App. No. 21787/94). Sentencia del 18 de diciembre de
1996.
TEDH. Caso Hasan y Eylem Zengin vs Turquía. (App. No. 1448/04). Sentencia de 9 de
octubre de 2007.
TEDH. Casos Efstratiou vs Grecia y Walsamis vs. Grecia. (App. No. 24095/94). Sentencia
de 18 de diciembre de 1996.
TEDH. Caso Lautsi vs. Italia. (App. No. 30814/06). Sentencia de 18 marzo de 2011.
577
TEDH. Caso Leyla Sahin vs. Turquía. (App. No. 44774/98). Sentencia de 10 de noviembre
de 2005.
TEDH. Caso del Régimen lingüístico de la enseñanza en Bélgica. (App. No. 1474/62,
1677/62, 1691/62, 1769/63, 1994/63, 2126/64). Sentencia de 23 de julio de 1968.
TEDH. Casos Coster vs. Reino Unido. (App. No. 24876/94). Sentencia de 18 de enero
de 2001.
TEDH. Lee vs. Reino Unido. (App. No. 25289/94). Sentencia de 18 de enero de 2001.
TEDH. Jane Smith vs. Reino Unido. (App. No. 25154/94). Sentencia de 18 de enero de
2001.
TEDH. Caso Chipre vs. Turquía. (App. No. 25781/94). Sentencia de 10 de mayo de 2001.
Comité Europeo de Derechos Sociales. Caso Autism Europe vs. Francia. (Reclamación
No. 13/2002).
Mauricio Iván Del Toro Huerta
578
Los derechos a la alimentación,
al agua, a la salud y a la vivienda
contenidos en el Artículo
4o. Constitucional a la luz del
Derecho Internacional de
los Derechos Humanos
en México
Omar GÓMEZ TREJO*
* Profesor invitado de la Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales-México y de la Universidad Iberoame
ricana, Campus Ciudad de México.
SUMARIO: I. Introducción. II. El derecho a la Alimentación. III. El derecho al agua y el
saneamiento en la Constitución mexicana. IV. El derecho a la salud. V. El derecho a
la vivienda adecuada en la Constitución. VI. Conclusiones.
I. Introducción
El presente ensayo desarrolla desde una visión del derecho internacional de los dere
chos humanos (en adelante DIDH) el derecho a la alimentación, el derecho al agua y el
saneamiento, el derecho a la salud y el derecho a la vivienda adecuada. Esta aportación parte
del reconocimiento y la protección de los derechos humanos de las personas en el país
a través del desarrollo de esquemas de interpretación nuevos y revolucionarios como el
parámetro o bloque de convencionalidad ex officio,1 que debe de ser aplicado por jueces cons
titucionales y locales del país, con la finalidad de proteger la esencia de los derechos huma-
nos a través de los contrastes entre las normas nacionales e internacionales.
1
Este bloque abre la posibilidad de integrar todos los derechos reconocidos en los tratados internacionales, tanto 581
del sistema universal como interamericano, que México ha ratificado.
La reforma constitucional en materia de derechos humanos de junio de 2011 representó un
parte aguas. A partir de entonces es necesario generar una nueva disciplina, una nueva teo
ría para la protección de los derechos humanos en México, a través de la teoría del constitu
cionalismo comparado, con el derecho de otros países y de otros sistemas internacionales en
materia de protección de los derechos humanos. Por tal motivo, este diálogo entre Cortes
nacionales e internacionales nos hace copartícipes en el desarrollo del marco protector
común de derechos humanos en México y en la región de América Latina.
Esta incorporación no debe de hacerse a través de una lectura textual de las normas, sino
que debiera incluir una búsqueda exhaustiva de los elementos de los derechos, desarro
llados por los distintos órganos y tribunales que interpretan normas de derechos humanos.
En este sentido, los mecanismos internacionales de derechos humanos de los sistemas, tanto
universal como los regionales, han desempeñado un papel determinante en el desarrollo de
esta nueva teoría de los derechos humanos.
Para poder interpretar el sentido y alcance de cada derecho, se señalarán las obligaciones
establecidas en los tratados (promover, respetar, proteger y garantizar); los elementos míni
mos de cada derecho, incluyendo la accesibilidad, la disponibilidad y la adecuación; un
apartado de jurisprudencia relevante de tribunales internacionales de derechos humanos;
Omar Gómez Trejo
El artículo 4o., párrafo tercero de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos (en
adelante CPEUM o "Constitución") establece que "toda persona tiene derecho a la alimen
tación nutritiva, suficiente y de calidad. El Estado lo garantizará".2 Esta reforma al artículo 4o.
2
Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos. Reforma publicada en el Diario Oficial de la Federación el 13
de octubre de 2011.
constitucional estuvo acompañada por una adhesión a la fracción XX del artículo 27 constitu
cional, que establece que el "desarrollo rural integral y sustentable a que se refiere el párrafo
anterior, también tendrá entre sus fines que el Estado garantice el abasto suficiente y opor
tuno de los alimentos básicos que la ley establezca".3 Antes de estas reformas, ya se mencio
naba el derecho de la niñez a la satisfacción de sus necesidades de alimentación en el mismo
artículo 4o. constitucional y la obligación de los estados de apoyar la nutrición de los indíge
nas mediante programas de alimentación.4 Actualmente no se cuenta con una legisla
ción específica que desarrolle el derecho a la alimentación, ni tesis5 o jurisprudencia que
el máximo tribunal haya desarrollado sobre alguno de los elementos del derecho a la
alimentación.
3
Idem. 583
4
Véase el artículo 2 constitucional apartado B, fracción III y VIII.
5
Una tesis que de manera indirecta se refiere al derecho a la alimentación la encontramos en: Tesis III.2o..A.29 A.
(10a.), VALOR AGREGADO. EL ARTÍCULO 2o.-A, FRACCIÓN I, INCISO B), DE LA LEY DEL IMPUESTO RELATIVO AL NO
ESTABLECER EL BENEFICIO DE LA TASA DEL 0% PARA LOS SUPLEMENTOS ALIMENTICIOS COMO LO HACE RESPECTO
DE LOS PRODUCTOS DESTINADOS ÚNICA Y EXCLUSIVAMENTE A LA ALIMENTACIÓN, NO VIOLA EL PRINCIPIO DE
EQUIDAD TRIBUTARIA (LEGISLACIÓN VIGENTE EN 2008), Semanario Judicial de la Federación y su Gaceta, Décima
Época, México, Libro, XIII, Octubre de 2012, Tomo 4, p. 2867. En ella el Segundo Tribunal Colegiado en materia admi
nistrativa del Tercer Circuito, señaló que el artículo 2o. fracción I, inciso b) de la Ley de Impuestos al Valor Agregado
que el motivo de la tasa cero obedece a la intención del legislador, de apoyar al sistema alimentario mexicano para
tutelar y mejorar el nivel de vida de los sectores menos favorecidos, proporcionando elementos básicos de bienestar
a la población, reduciendo el impacto de los precios al público consumidor; en tanto que el suplemento alimenticio
no cubre el fin extrafiscal que se pretende alcanzar con el indicado numeral.
6
AGONU. Pacto Internacional de Derechos Económicos, Sociales y Culturales. Resolución 2200 A (XXI). 16 de diciem
bre de 1966. Entró en vigor 3 de enero de 1976, art. 11.2.
Es importante destacar que hay otra serie de instrumentos internacionales que contem
plan el derecho a la alimentación. En el caso del sistema universal, está la Convención sobre
la Eliminación de todas las formas de Discriminación contra la Mujer, la Convención sobre los
Derechos del Niño y la Convención sobre los Derechos de las Personas con Discapacidad, el
Convenio sobre Pueblos Indígenas y Tribales, la Declaración de la Naciones Unidas sobre los
Derechos de los Pueblos Indígenas; en el sistema interamericano, el Protocolo Adicional de
la Convención Americana sobre Derechos Humanos en materia de Derechos Económicos,
Sociales y Culturales (en adelante "Protocolo Adicional a la CADH"); y, finalmente, en el sis
tema africano, la Carta Africana sobre los Derechos y Bienestar del Niño y el Protocolo de la
Carta Africana de Derechos humanos y de los Pueblos sobre los Derechos de la Mujer
en África.
De acuerdo con la Observación General No. 12 del Comité de Derechos Económicos, Sociales
y Culturales (en adelante Comité ESCR), el derecho a la alimentación "se ejerce cuando todo
hombre o mujer o niño [o niña], ya sea solo o en común con otros, tiene acceso físico y eco
nómico, en todo momento, a la alimentación adecuada o a medios para obtenerla".7 Por su
parte, el Relator Especial de las Naciones Unidas sobre el derecho a la alimentación (en ade
lante "Relator sobre el derecho a la alimentación") lo ha definido como:
…el derecho a tener acceso, de manera regular, permanente y libre, sea directa
mente, sea mediante compra en dinero, a una alimentación cuantitativa y cuali-
tativamente adecuada y suficiente, que corresponda a las tradiciones culturales
de la población a que pertenece el consumidor y que garantice una vida psíquica
y física, individual y colectiva, libre de angustias, satisfactoria y digna.8
584 Una de las principales obligaciones que los Estados deben de desarrollar es la elaboración
de una:
7
Comité ESCR. Observación General 12, El Derecho a una Alimentación Adecuada (art. 11). U.N. Doc.E/C.12/1999/5,
12 de mayo de 1999, párr. 6.
8
OACNUDH, Folleto informativo No. 34, El derecho a la alimentación adecuada.
sobre el fin pretendido; las metas u objetivos que deben lograrse y el marco
temporal que se fijará para lograr estos objetivos: los medios mediante los cuales
podría conseguirse el fin buscando en términos generales, en especial la colabo
ración deseada con la sociedad civil y el sector privado y con organizaciones
internacionales; la responsabilidad institucional del proceso; y los mecanis
mos nacionales para vigilar el proceso, así como los posibles procedimientos de
recurso.9
Otra importante obligación inmediata que guarda relación con las necesidades alimentarias
es que el Estado debe: "adoptar medidas para mantener, adaptar o fortalecer la diversidad del
régimen y las pautas de alimentación y consumo adecuadas, incluida la lactancia materna, al
tiempo que se garantiza que los cambios en la disponibilidad y acceso a los alimentos míni
mos no afectan negativamente a la composición y la ingesta de alimentos".10
El Comité ESCR ha señalado que "la principal obligación es la de adoptar medidas para lograr
progresivamente el pleno ejercicio del derecho a una alimentación adecuada. Ello impone la
obligación de avanzar lo más rápidamente posible para alcanzar ese objetivo".11
De acuerdo con el Comité ESCR, la obligación de respetar el acceso existente a una alimen
tación adecuada requiere que los Estados no adopten medidas de ningún tipo que tengan
por resultado impedir ese acceso.12 El Relator sobre derecho a la alimentación señala que la
obligación de respetar significa que:
9
Comité ESCR. Observación General 12… supra nota 7, párr. 29.
10
Ibid., párr. 9.
11
Ibid., párr. 14.
12
Comité ESCR. Observación General 12…, supra nota 7, párr. 15.
subsistencia. También se produciría una violación si el gobierno suprimiese las
disposiciones relativas a la seguridad social sin asegurarse de que las perso
nas vulnerables disponen de medios alternativos para alimentarse, o si el gobier
no introdujese a sabiendas sustancias tóxicas en la cadena alimentaria, puesto
que el derecho a la alimentación entraña el acceso a alimentos ‘libres de sustan
cias nocivas’. En situaciones de conflicto armado, significaría que el gobierno y
demás grupos armados no deben destruir los recursos productivos y no deben
bloquear, retrasar o desviar los alimentos de socorro destinados a la pobla
ción civil.13
La obligación de proteger requiere que el Estado parte adopte medidas para velar por que las
empresas o los particulares no priven a las personas del acceso a una alimentación adecuada.
De acuerdo con el Relator sobre derecho a la alimentación, la obligación de proteger signi
fica que el gobierno debe promulgar y aplicar leyes para evitar que personas u organizaciones
poderosas conculquen el derecho a la alimentación:
586
En palabras del Relator sobre el Derecho a la Alimentación, la obligación de promover el
ejercicio del derecho a la alimentación significa que:
…[el] gobierno debe adoptar medidas positivas para determinar qué grupos
son vulnerables y aplicar políticas para velar por que tengan acceso a una alimen
13
Informe del Relator Especial sobre el Derecho a la Alimentación, Jean Ziegler. E/CN.4/2006/44 16 de marzo de 2006,
párr. 22.
14
Ibid., párr. 23.
tación suficiente facilitando su capacidad de alimentarse por sí mismos. Esta
obligación es una obligación de carácter positivo, puesto que significa que el
gobierno debe tratar activamente de localizar a los grupos vulnerables y poner
en práctica políticas para mejorar el acceso de esas personas a una alimentación
suficiente y fomentar su capacidad de conseguir alimentos por sí mismas.15
El Comité ESCR, por su parte, ha señalado que la obligación de realizar (facilitar) significa que:
…[El] Estado debe procurar iniciar actividades con el fin de fortalecer el acceso y
la utilización por parte de la población de los recursos y medios que aseguren sus
medios de vida, incluida la seguridad alimentaria. Por último, cuando un indivi
duo o un grupo sea incapaz, por razones que escapen a su control, de disfrutar
el derecho a una alimentación adecuada por los medios a su alcance, los Estados
tienen la obligación de realizar (hacer efectivo) ese derecho directamente. Esta
obligación también se aplica a las personas que son víctimas de catástrofes natu
rales o de otra índole.16
La accesibilidad se refiere a que las personas tengan los alimentos en formas sostenibles y
que no dificulten el goce de otros derechos humanos. La accesibilidad comprende la accesi-
bilidad económica y física:
15
Ibid., párr. 24.
16
Comité ESCR. Observación General 12…, supra nota 7, párr. 15.
grupos socialmente vulnerables como las personas sin tierra y otros segmentos
particularmente empobrecidos de la población pueden requerir la atención de
programas especiales.
La disponibilidad, por su parte, se refiere a los alimentos en cantidad y calidad que sean sufi
cientes "para satisfacer las necesidades alimentarias de los individuos, sin sustancias nocivas,
y aceptables para una cultura determinada".18 Por disponibilidad se entiende:
Asimismo, el Comité ESCR para no dejar duda en la interpretación de conceptos como las
necesidades alimentarias, sin sustancias nocivas y aceptables para una cultura determinada,
dejó claro que por necesidades alimentarias se entiende que
Omar Gómez Trejo
17
Ibid., párr.13.
18
Ibid., párr. 8.
19
Ibid., párr. 12.
20
Ibid., párr. 9.
Respecto, al término,
ser aceptables para una cultura o unos consumidores determinados significa que
hay que tener también en cuenta, en la medida de lo posible, los valores no rela
cionados con la nutrición que se asocian a los alimentos y el consumo de alimen
tos, así como las preocupaciones fundamentadas de los consumidores acerca de
la naturaleza de los alimentos disponibles.22
El concepto de adecuación:
Por último vale la pena mencionar que, además de los informes citados, el Relator sobre el
Derecho a la Alimentación ha desarrollado una amplia serie de informes anuales que presenta
21
Ibid., párr. 10.
22
Ibid., párr. 11.
23
Ibid., párr. 7.
ante el Consejo de Derechos Humanos y ante la Asamblea General. En estos informes el Rela
tor sobre el Derecho a la Alimentación ha desarrollado los diferentes elementos del derecho,
así como los principales desafíos que tiene el derecho a la alimentación versus la realidad
mundial,24 en donde muchas de esas realidades se aplican de manera directa en México.
La Corte Interamericana de Derechos Humanos (en adelante Corte IDH o "Corte Interameri-
cana") ha desarrollado su jurisprudencia en materia de derechos sociales a través de la inter-
pretación indirecta de varios de los artículos de la Convención Americana sobre Derechos
Humanos (en adelante CADH o "Convención Americana"). Tal es el caso de la Comunidad
Indígena Yakye Axa vs. Paraguay, en donde consideró que el Estado paraguayo no adoptó las
medidas adecuadas de derecho interno necesarias para garantizar a la comunidad el uso y
goce efectivo de sus tierras tradicionales y con ello amenazó el libre desarrollo y transmisión
de su cultura y prácticas tradicionales. Así, la Corte Interamericana resolvió que Paraguay
24
Véanse los Informes anuales del Relator sobre el Derecho a la Alimentación. Relator Especial en: Asamblea
General de las Naciones Unidas. Informe del Relator Especial sobre el Derecho a la Alimentación, Jean Ziegler. A/56/210
23 de julio de 2001; Informe del Relator Especial sobre el Derecho a la Alimentación, Jean Ziegler, de conformidad
con la resolución 2000/10. E/CN.4/2001/53, 7 de febrero de 2001; Informe del Relator Especial sobre el Derecho a la
Alimentación, Jean Ziegler. A/57/356, 27 de agosto de 2002; Informe del Relator Especial sobre el Derecho a la Alimen
tación, Jean Ziegler, de conformidad con la resolución 2000/10. E/CN.4/2002/58, 10 de enero de 2002; Informe del
Relator Especial sobre el Derecho a la Alimentación, Jean Ziegler. A/58/330, 28 de agosto de 2003; Informe del Relator
Especial sobre el Derecho a la Alimentación, Jean Ziegler de conformidad con la resolución 2000/10, E/CN.4/2002/58,
10 de enero de 2002; Informe del Relator Especial sobre el Derecho a la Alimentación, Jean Ziegler de conformidad con la
resolución 2000/10, E/CN.4/2004/10, 9 de febrero de 2004; Informe del Relator Especial sobre el Derecho a la Alimen
tación, Jean Ziegler. A/59/385, 27 de septiembre de 2004; Informe del Relator Especial sobre el Derecho a la Alimentación,
Jean Ziegler, E/CN.4/2005/47, 24 de enero de 2005; Informe del Relator Especial sobre el Derecho a la Alimentación, Jean
Ziegler, A/60/350, 12 de septiembre de 2005; Informe del Relator Especial sobre el Derecho a la Alimentación,
Omar Gómez Trejo
Jean Ziegler, E/CN.4/2006/44, 16 de marzo de 2006; Informe del Relator Especial sobre el Derecho a la Alimen
tación, Jean Ziegler, A/HRC/4/30, 19 de enero de 2007; Informe del Relator Especial sobre el Derecho a la Alimentación,
590 Jean Ziegler, A/62/289, 22 de agosto de 2007; Informe del Relator Especial sobre el Derecho a la Alimentación, Jean
Ziegler, A/HRC/7/5, 10 de enero de 2008; Informe del Relator Especial sobre el Derecho a la Alimentación, Olivier De
Schutter, A/HRC/9/23, 8 de septiembre de 2008; Informe del Relator Especial sobre el Derecho a la Alimentación, Olivier
De Schutter, A/64/170, 23 de julio de 2009; Informe del Relator Especial sobre el Derecho a la Alimentación, Olivier De
Schutter, A/HRC/10/5, 11 de febrero de 2009; Informe del Relator Especial sobre el Derecho a la Alimentación, Olivier
De Schutter, A/HRC/13/33/Add.2, 28 de diciembre de 2009; Informe del Relator Especial sobre el Derecho a la Alimen
tación, Olivier De Schutter, A/HRC/13/33, 22 de diciembre de 2009; Informe del Relator Especial sobre el Derecho a la
Alimentación, Olivier De Schutter, A/65/281, 11 de agosto de 2010; Informe del Relator Especial sobre el Derecho a
la Alimentación, Olivier De Schutter, A/HRC/16/49, 20 de diciembre de 2010; Informe del Relator Especial sobre el
Derecho a la Alimentación, Olivier De Schutter, A/66/262, 29 de agosto de 2011; Informe del Relator Especial sobre
el Derecho a la Alimentación, Olivier De Schutter, A/HRC/19/59/Add.5, 19 de diciembre de 2011; Informe del Relator
Especial sobre el Derecho a la Alimentación, Olivier De Schutter, A/HRC/19/59, 26 de diciembre de 2011; Informe del
Relator Especial sobre el Derecho a la Alimentación, Olivier De Schutter, A/67/268, 8 de agosto de 2012.
violó los derechos a la propiedad y a la protección judicial, así como el derecho a la vida ya
que privó a la comunidad de acceder a sus medios de subsistencia tradicionales. La Corte
IDH estableció que Paraguay no había garantizado el derecho de los miembros de la Comu
nidad Yakye Axa a la propiedad comunitaria y consideró que esto afectó:
…el derecho a una vida digna de los miembros de la comunidad, ya que los ha
privado de la posibilidad de acceder a sus medios de subsistencia tradicionales,
así como del uso y disfrute de los recursos naturales necesarios para la obtención
de agua limpia y para la práctica de la medicina tradicional de prevención y
cura de enfermedades.25
Añadió que:
25
Corte IDH. Caso Comunidad Indígena Yakye Axa Vs. Paraguay. Interpretación de la Sentencia de Fondo, Repara
ciones y Costas. Sentencia de 6 de febrero de 2006. Serie C No. 142, párr. 168.
26
Ibid., párr. 167.
por intermedio del derecho a la vida, el derecho a la salud y el derecho al desarrollo
económico, social y cultural".27
…con base en las fracciones I y XXII del artículo 14 Bis 5 de la Ley de Aguas
Nacionales, el Estado garantizará que el derecho al agua sea seguro, aceptable,
accesible y asequible tanto para uso personal como doméstico, erigiéndose como
un beneficio colectivo que debe basarse en criterios de solidaridad, cooperación
mutua, equidad y en condiciones dignas, por lo que se ha proclamado de priori
dad y de seguridad nacional la preferencia del uso doméstico y público urbano
Omar Gómez Trejo
en relación con cualesquier otro uso, razones que excluyen la posibilidad de que
592 pueda ser concebido atendiendo a intereses particulares o de grupos minorita
rios, pues de ser así, imperaría un régimen de aprovechamiento del agua sin
visión humana y social, con lo cual se atentaría contra la dignidad humana.29
27
African Commission on Human and Peoples’ Rights. The Social and Economic Rights Action Center and the
Center for Economic and Social Rights v. Nigeria, comunicación No. 155/96, párr. 64.
28
Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos. Reforma publicada en el Diario Oficial de la Federación el 8 de
febrero de 2012, artículo 4, párrafo 6.
29
Tesis: XI.1o.A.T.1 K (10a.), AGUA POTABLE. COMO DERECHO HUMANO, LA PREFERENCIA DE SU USO DOMÉSTICO
Y PÚBLICO URBANO ES UNA CUESTIÓN DE SEGURIDAD NACIONAL, Semanario Judicial de la Federación y su Gaceta,
Décima Época, México, Libro XII, Septiembre de 2012, Tomo 3, p. 1502. Reg. IUS. 2001560.
1. El reconocimiento del derecho al agua y el saneamiento
en el Derecho Internacional de los Derechos Humanos
El derecho al agua se define como el derecho de todas las personas a disponer de agua sufi-
ciente, salubre, aceptable, asequible para el uso personal y doméstico.41 Y el derecho el sa-
neamiento se define como el derecho de toda persona a acceder a un servicio de saneamiento
adecuado y seguro que proteja la salud pública y el medio ambiente.42 Un abastecimien
to adecuado de agua salubre es necesario para evitar la muerte por deshidratación, para
reducir el riesgo de las enfermedades relacionadas con el agua y para satisfacer las necesi
dades de consumo y cocina y las necesidades de higiene personal y doméstica".43 El derecho
al agua también está indisolublemente asociado al derecho al más alto nivel posible de
salud (párr. 1 del art. 12)44 y al derecho a una vivienda y una alimentación adecuadas (párr. 1
del art. 11).45
Omar Gómez Trejo
594
nes Unidas para la Agricultura y la Alimentación en su 127o. período de sesiones, Roma, 22-27 de noviem
bre de 2004.
41
Comité ESCR. Observación General No. 15, El Derecho al Agua…, supra nota 30, párr. 3.
42
ONU. Directrices para la realización del derecho al agua y saneamiento. Adoptadas por la Subcomisión de Promo-
ción y Protección de los Derechos Humanos el 11 de julio de 2005. E/CN.4/Sub.2/2005/25.
43
Comité ESCR. Observación General No. 15, El Derecho al Agua…, supra nota 30, párr. 2.
44
Comité ESCR. Observación General No. 14 (2000). El Derecho al Disfrute del más Alto Nivel Posible de Salud (artículo
12 del Pacto Internacional de Derechos Económicos, Sociales y Culturales). E/C.12/2000/4 de 11 de agosto de 2000,
párrs. 11, 12 a), b) y d), 15, 34, 36, 40, 43 y 51.
45
Véase el apartado b) del párrafo 8 de la Observación general No 4 (1991). Véase también el Informe del Relator
Especial sobre una Vivienda Adecuada como parte del Derecho a un Nivel de Vida Adecuado, Miloon Kothari
(E/CN.4/2002/59), presentado de conformidad con la resolución 2001/28 de la Comisión de Derechos Humanos
3. Obligaciones del derecho al agua y el saneamiento
En la Observación General No. 15, el Comité ESCR subrayó que, en virtud del PIDESC, los
Estados tienen la obligación de lograr progresivamente la plena realización del derecho al
agua. En otras palabras, el PIDESC reconoce que los Estados tienen limitaciones de recursos
y pueden requerir tiempo para garantizar el derecho al agua de todas las personas. Algu
nos componentes del derecho al agua se consideran, pues, sujetos a una realización progre
siva. Otros, sin embargo, como la obligación de la No discriminación, son de efecto inmediato
y no están sujetos a una realización progresiva.
Los Estados deben cumplir sus obligaciones de derechos humanos de manera no discrimi
natoria. Están obligados a eliminar la discriminación tanto de jure como de facto por motivos
de raza, color, sexo, edad, idioma, religión, opinión política o de otra índole, origen nacional
o social, posición económica, nacimiento, discapacidad física o mental, condición de salud o
cualquier otra condición, incluida la condición social o económica.46 También se encuentran
obligados los estados a prestar atención prioritaria a los grupos y a las personas particular
mente vulnerables a la exclusión y la discriminación. Según las circunstancias, puede ser
necesario que adopten medidas positivas para poner remedio a la discriminación existente.
de la Organización de las Naciones Unidas, de 20 de abril de 2001. En relación con el derecho a una alimentación
adecuada, véase el Informe del Relator Especial sobre el Derecho a la Alimentación, Jean Ziegler (E/CN.4/2002/58),
presentado de conformidad con la resolución 2001/25 de la Comisión de Derechos Humanos de la Organización de
las Naciones Unidas, de 20 de abril de 2001.
46
Comité ESCR. Observación General No. 20. La No Discriminación y los Derechos Económicos, Sociales y Culturales
(artículo 2, párrafo 2 del Pacto Internacional de Derechos Económicos, Sociales y Culturales). E/C.12/GC/20 de 2 de julio
de 2009.
responsabilizar del proceso a instituciones específicas; determinar los recursos
disponibles para alcanzar los objetivos y las metas; asignar debidamente los recur
sos a las instituciones encargadas; y establecer mecanismos de rendición de
cuentas para asegurar la aplicación de la estrategia.47
Las obligaciones de los Estados se dividen en tres categorías, a saber, las obligaciones de
respetar, de proteger y de realizar. La obligación de respetar exige a los Estados que se abs
tengan de obstaculizar directa o indirectamente el goce del derecho al agua. De acuerdo con
la Observación General 15, la obligación de respetar comprende, entre otras cosas,
La obligación de proteger
…[E]xige que los Estados Partes impidan a terceros que menoscaben en modo
alguno el disfrute del derecho al agua. Por terceros se entiende particulares, gru-
pos, empresas y otras entidades, así como quienes obren en su nombre. La obli-
gación comprende, entre otras cosas, la adopción de las medidas legislativas o
de otra índole que sean necesarias y efectivas para impedir, por ejemplo, que
terceros denieguen el acceso al agua potable en condiciones de igualdad y con
Omar Gómez Trejo
47
Comité ESCR. Observación General No. 15, El Derecho al Agua…, supra nota 30, párr. 47.
48
Ibid., párr. 21.
eficaz de conformidad con el Pacto y la presente Observación general, que pre
vea una supervisión independiente, una auténtica participación pública y la
imposición de multas por incumplimiento.49
La obligación de cumplir exige que los Estados Partes adopten las medidas nece-
sarias para el pleno ejercicio del derecho al agua. Esta obligación comprende,
entre otras cosas, la necesidad de reconocer en grado suficiente este derecho en
el ordenamiento político y jurídico nacional, de preferencia mediante la aplica
ción de las leyes; adoptar una estrategia y un plan de acción nacionales en mate-
ria de recursos hídricos para el ejercicio de este derecho; velar por que el agua sea
asequible para todos; y facilitar un acceso mayor y sostenible al agua, en particu
lar en las zonas rurales y las zonas urbanas desfavorecidas.50
La obligación de facilitar exige que los Estados parte adopten medidas positivas que permi-
tan y ayuden a los particulares y las comunidades a ejercer el derecho. La obligación de
promover impone al Estado parte la adopción de medidas para que se difunda información
Los Estados parte también tienen la obligación de hacer efectivo (garantizar) el derecho
en los casos en que los particulares o los grupos no están en condiciones, por razones ajenas
a su voluntad, de ejercer por sí mismos ese derecho con ayuda de los medios a su disposi
ción. En este sentido la Relatora Especial sobre el derecho al agua y el saneamiento ha seña-
lado que es obligación del Estado
49
Ibid., párrs. 23 y 24.
50
Ibid., párr. 26.
51
Informe de la Experta Independiente sobre la Cuestión de las Obligaciones de Derechos Humanos relacionadas con el
Acceso al Agua Potable y el Saneamiento, Catarina de Albuquerque. A/HRC/12/24, de 1 de julio de 2009, párr. 64.
4. Elementos Básicos del Derecho al Agua y el Saneamiento
Los elementos del derecho al agua deben ser adecuados a la dignidad, la vida y la salud
humanas, de conformidad con el párrafo 1 del artículo 11 y el artículo 12. Lo adecuado del
agua no debe interpretarse de forma restrictiva, simplemente en relación con cantidades
volumétricas y tecnologías. El agua debe tratarse como un bien social, cultural y sostenible, y
no fundamentalmente como un bien económico.
…[S]e requieren entre 50 y 100 litros de agua por persona al día para cubrir
la mayoría de las necesidades básicas y evitar la mayor parte de los problemas de
salud. El acceso a 20-25 litros por persona al día representa el mínimo, pero esta
cantidad suscita preocupaciones sanitarias, porque no basta para cubrir las nece
sidades básicas de higiene y consumo. Estas cantidades son indicativas, ya que
dependen del contexto particular y pueden diferir de un grupo a otro en fun
ción del estado de salud, el trabajo, las condiciones climáticas y otros factores. Las
madres lactantes, las mujeres embarazadas y las personas que viven con el VIH/
Omar Gómez Trejo
52
"Basic water requirements for human activities: meeting basic needs", Water International, num. 21, pp. 83 a 92.
53
Howard, G. y Bartram, J. Domestic water quantity, service level and health, OMS, 2003, p. 22.
educativa o de salud, instituciones y lugares públicos, y el lugar de trabajo.
El número de instalaciones de saneamiento debe ser suficiente para asegurar
que los tiempos de espera no son excesivamente prolongados. Aunque es ten
tador tratar de determinar un número mínimo de aseos necesarios para cumplir
con el requisito de disponibilidad, tal determinación puede ser contraprodu
cente en términos de derechos humanos. Es fundamental que la evaluación de
las necesidades de una comunidad en materia de saneamiento se funde en el
contexto, así como las características de determinados grupos que pueden tener
necesidades de saneamiento diferentes. En este sentido, y como se dijo antes, la
participación es un aspecto esencial en el cumplimiento de las obligaciones de
derechos humanos relacionadas con el saneamiento.54
Respecto a la calidad del agua, el Comité ESCR ha señalado que el agua necesaria para cada
uso personal o doméstico debe ser salubre, y por lo tanto, no ha de contener microorganis
mos o sustancias químicas o radiactivas que puedan constituir una amenaza para la salud
de las personas. Además, el agua debería tener un color, un olor y un sabor aceptables para
cada uso personal o doméstico.55
…[E]l agua y las instalaciones y servicios de agua deben ser accesibles a todos,
sin discriminación alguna, dentro de la jurisdicción del Estado Parte. La accesibi-
54
Informe de la Experta Independiente sobre la Cuestión de las Obligaciones…, supra nota 51, párrs. 70-71.
55
Comité ESCR. Observación General No. 15, El Derecho al Agua…, supra nota 30, párr. 12.b.
56
Informe de la Experta Independiente sobre la Cuestión de las Obligaciones…, supra nota 51, párrs. 72-73.
lidad presenta cuatro dimensiones superpuestas: i) Accesibilidad física. El agua y
las instalaciones y servicios de agua deben estar al alcance físico de todos los
sectores de la población. Debe poderse acceder a un suministro de agua sufi
ciente, salubre y aceptable en cada hogar, institución educativa o lugar de trabajo
o en sus cercanías inmediatas. Todos los servicios e instalaciones de agua deben
ser de calidad suficiente y culturalmente adecuados, y deben tener en cuenta las
necesidades relativas al género, el ciclo vital y la intimidad. La seguridad física no
debe verse amenazada durante el acceso a los servicios e instalaciones de agua.
ii) Accesibilidad económica. El agua y los servicios e instalaciones de agua deben
estar al alcance de todos. Los costos y cargos directos e indirectos asociados con
el abastecimiento de agua deben ser asequibles y no deben comprometer ni
poner en peligro el ejercicio de otros derechos reconocidos en el Pacto. iii) No dis
criminación. El agua y los servicios e instalaciones de agua deben ser accesibles a
todos de hecho y de derecho, incluso a los sectores más vulnerables y margi
nados de la población, sin discriminación alguna por cualquiera de los motivos
prohibidos. iv) Acceso a la información. La accesibilidad comprende el derecho de
solicitar, recibir y difundir información sobre las cuestiones del agua.57
Por su parte la Relatora Especial sobre el Derecho al Agua y el Saneamiento, ha dicho que
57
Comité ESCR. Observación General No. 15, El Derecho al Agua…, supra nota 30, párr. 12.c.
las personas que los acompañan. La evaluación de las necesidades de estos
grupos permitiría determinar el tamaño de la entrada, el espacio interior, la colo
cación de pasamanos u otros mecanismos de apoyo, la posición de la defeca
ción, así como otros aspectos.58
Respecto a la asequibilidad, el Comité ESCR ha señalado que para garantizar que el agua sea
asequible,
…[L]os Estados Partes deben adoptar las medidas necesarias, entre las que
podrían figurar: a) la utilización de un conjunto de técnicas y tecnologías econó
micas apropiadas; b) políticas adecuadas en materia de precios, como el suminis-
tro de agua a título gratuito o a bajo costo; y c) suplementos de ingresos. Todos
los pagos por servicios de suministro de agua deberán basarse en el principio de
la equidad, a fin de asegurar que esos servicios, sean públicos o privados, estén al
alcance de todos, incluidos los grupos socialmente desfavorecidos. La equidad
exige que sobre los hogares más pobres no recaiga una carga desproporcionada
de gastos de agua en comparación con los hogares más ricos".59
Es importante mencionar que algunos grupos o personas tienen dificultades particularmente 601
grandes para ejercer su derecho al agua, debido a la discriminación, a la estigmatización, o
a ambos factores a la vez. A fin de proteger eficazmente el derecho al agua, es necesario
prestar atención a la situación concreta de las personas y los grupos, especialmente de los
más vulnerables.
58
Informe de la Experta Independiente sobre la Cuestión de las Obligaciones…, supra nota 51, párrs. 75-76.
59
Comité ESCR. Observación General No. 15, El Derecho al Agua…, supra nota 30, párr. 27.
60
Informe de la Experta Independiente sobre la Cuestión de las Obligaciones…, supra nota 51, párrs. 79.
Respecto a la aceptabilidad, la Relatora Especial sobre el Derecho al Agua y el Saneamiento
ha señalado que
que se encontraban. Declaró que el Estado no había brindado las prestaciones básicas para
602 proteger el derecho a una vida digna en condiciones de riesgo especial, real e inmediato
para un grupo de personas:
61
Ibid., párrs. 75-76.
62
Corte IDH. Caso Comunidad Indígena Xákmok Kásek. Vs. Paraguay. Fondo, Reparaciones y Costas. Sentencia de
24 de agosto de 2010 Serie C No. 214.
Estado no ha remitido prueba actualizada sobre el suministro de agua […], ni
tampoco ha demostrado que los miembros de la Comunidad tengan acceso
a fuentes seguras de agua […]. Por consiguiente, la Corte considera que las ges
tiones que el Estado ha realizado […] no han sido suficientes para proveer a los
miembros de la Comunidad de agua en cantidad suficiente y calidad adecuada,
lo cual los expone a riesgos y enfermedades.63
En el caso de la Carta Africana de Derechos Humanos y de los Pueblos, en el caso del Centro
por el Derecho a la Vivienda contra los Desalojos (COHRE) vs. Sudán,65 la Comisión Africana
de Derechos Humanos y de los Pueblos, señaló que "el Estado demandado fue cómplice en el
saqueo y la destrucción de alimentos, cultivos y ganado, así como envenenar los pozos y
denegar el acceso a fuentes de agua en la región de Darfur",66 por lo que dicha instancia inter
nacional recomendó
Bajo la resolución 7/22 del Consejo de Derechos Humanos se creó el mandato de un experto
independiente sobre la cuestión de las obligaciones de derechos humanos relacionados con 603
63
Ibid., párrs. 195-196.
64
Ibid., párr. 323.
65
Desde febrero de 2003, tras el inicio de un conflicto armado en la región de Darfur del Sudán, miembros de la
milicia llamada Janjaweed se dieron a la tarea de desalojar por la fuerza, matar y violar a miles de indígenas negros
de la región sin que del Estado interviniera para salvaguardar la vida y la integridad de las comunidades.
66
African Commission on Human and Peoples’ Rights. Communications 279/03, Centre on Housing Rights and
Evictions vs. The Sudan. Adopted during the 45th Ordinary Session, held between 13 and 27 May 2009, Banjul,
The Gambia, párr. 212.
67
Ibid., párr. 229.
el acceso al agua potable y el saneamiento. La señora Catarina de Alburquerque fue designada
como la primera experta independiente.
En julio de 2010, la Asamblea General aprobó la resolución 64/292 que "reconoce el derecho
al agua potable segura y limpia y el saneamiento como un derecho humano que es esencial
para el pleno disfrute de la vida y todos los derechos humanos".68 Posteriormente, el Con
sejo de Derechos Humanos, en septiembre de 2010, en su resolución 15/9 afirmó que este
reconocimiento y aclaró que el derecho se deriva del derecho a un nivel de vida adecuado.
En marzo de 2011 se crea la figura de la Relatora Especial sobre el Derecho al Agua y el
Saneamiento a través de la resolución 16/2.69 La Relatora Especial sobre el Derecho al Agua
y el Saneamiento ha emitido varios informes entre los que destacan los siguientes temas, la
falta de acceso a los servicios de saneamiento y su relación con otras violaciones de los dere
chos humanos;70 la definición de saneamiento, sus obligaciones y la interrelación que guarda
con otros derechos humanos;71 las obligaciones de derechos humanos y las responsabili
dades aplicables en los casos de servicios no estatales de suministro de agua y saneamiento;72
la aportación que los derechos humanos, en particular los relacionados con el agua y el
saneamiento, pueden aportar una contribución al logro de los Objetivos de Desarrollo
del Milenio prestando especial atención a la meta 7.C.;73 el marco del derecho al agua y el
saneamiento para evaluar las buenas prácticas desde la perspectiva de los derechos huma
nos empleando cinco criterios normativos (disponibilidad, calidad y seguridad, aceptabili-
dad, accesibilidad y asequibilidad) y cinco criterios comunes (No discriminación, participación,
responsabilidad, repercusión y sostenibilidad).74
El artículo 4o. constitucional señala que "toda persona tiene derecho a la protección de la
salud. La ley definirá las bases y modalidades para el acceso a los servicios de salud y esta
blecerá la concurrencia de la Federación y las entidades federativas en materia de salubri
dad general".75
Omar Gómez Trejo
604 68
AGONU. El derecho humano al agua y el saneamiento. Resolución 64/292. 3 de agosto de 2010. A/RES/64/292.
69
ONU. El derecho humano al agua potable y el saneamiento. Resolución 16/2 aprobada por el Consejo de Derechos
Humanos el 8 de abril de 2011. A/HRC/RES/16/2.
70
Informe de la Experta Independiente sobre la Cuestión de las Obligaciones de Derechos Humanos relacionadas con el
acceso al agua potable y el saneamiento, Catarina de Alburquerque. A/HRC/10/6, 25 de febrero de 2009.
71
Informe de la Experta Independiente sobre la Cuestión de las Obligaciones…, supra nota 51.
72
Informe de la Experta Independiente sobre la cuestión de las obligaciones de derechos humanos relacionadas con
el acceso al agua potable y el saneamiento, Catarina de Alburquerque. A/HRC/15/31. 29 de junio de 2010.
73
Informe de la Experta Independiente sobre la cuestión de las obligaciones de derechos humanos relacionadas con
el acceso al agua potable y el saneamiento, Catarina de Alburquerque. A/65/254, 6 de agosto de 2010.
74
Informe de la Experta Independiente sobre la Cuestión de las Obligaciones…, supra nota 72.
75
Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos, art. 4 párr. 4.
1. Definición del más alto nivel posible de salud
El derecho a disfrutar del más alto nivel posible de salud no cuenta con una definición única
como se ha visto en otros derechos, sin embargo diferentes organismos e instituciones, como
el Comité ESCR ha señalado que
[E]l derecho a la salud no debe entenderse como un derecho a estar sano. El dere
cho a la salud entraña libertades y derechos. Entre las libertades figura el derecho
a controlar su salud y su cuerpo, con inclusión de la libertad sexual y genésica, y
el derecho a no padecer injerencias, como el derecho a no ser sometido a tirturas
ni a tratamientos y experimentos médicos no consensuales. En cambio, entre los
derechos figura el relativo a un sistema de protección de la salud que brinde a
las personas oportunidades iguales para disfrutar del más alto nivel posible
de salud.76
Por su parte, la OMS ha señalado que la salud ha sido definida por la como "[…] un estado
de completo bienestar físico, mental y social, y no solamente la ausencia de afecciones y
enfermedades".77 De igual forma, el Relator Especial sobre el Derecho al más Alto Nivel de
Salud, señala que este derecho es un concepto amplio que
El derecho a disfrutar del más alto nivel posible de salud está reconocido en el Pacto Inter
nacional de Derechos Económicos Sociales y Culturales (artículo 12); la Convención Interna- 605
cional sobre la Eliminación de todas las formas de Discriminación Racial (artículo 5); la
Convención sobre la Eliminación de todas las formas de Discriminación contra la Mujer
76
Comité ESCR. Observación General No. 14 (2000). El Derecho al Disfrute del más Alto Nivel Posible de Salud… supra
nota 44, párr. 8.
77
ONU. Constitución de la Organización Mundial de la Salud. Adoptada por la Conferencia Sanitaria Internacional,
celebrada en Nueva York, de 22 de julio de 1946. Entró en vigor el 7 de abril de 1948, Preámbulo.
78
Informe del Relator Especial del Derecho de toda Persona al Disfrute del más Alto Nivel Posible de Salud Física y
Mental, Sr. Paul Hunt, E/CN.4/2003/58 13 de febrero de 2003, párr. 25.
(artículo 12); la Convención sobre los Derechos del Niño (artículo 24); la Convención Interna-
cional sobre la Protección de los Derechos de todos los Trabajadores Migratorios y de sus
Familiares (artículo 28); la Convención sobre los Derechos de las Personas con Discapaci
dad; el Protocolo Adicional a la CADH (artículo 10); y la Declaración Universal de Derechos
Humanos (artículo 25).
El PIDESC señala que el derecho al más alto nivel posible de salud no sólo implica el acceso
a determinadas acciones o prestaciones por parte del Estado, sino a generar medidas ten
dientes a asegurar la efectividad plena del derecho. Los Estados parte en el PIDESC recono
cen el derecho de toda persona al disfrute del más alto nivel posible de salud física y mental.
Entre las medidas que deberán adoptar los Estados partes a fin de asegurar la plena efectivi
dad de este derecho, figuran las necesarias para: a) la reducción de la mortinatalidad y de la
mortalidad infantil, y el sano desarrollo de los niños; b) el mejoramiento en todos sus aspec
tos de la higiene del trabajo y del medio ambiente; c) la prevención y el tratamiento de las
enfermedades epidémicas, endémicas, profesionales y de otra índole, y la lucha contra
ellas; d) la creación de condiciones que aseguren a todos asistencia médica y servicios médi
cos en caso de enfermedad. 79
El Comité ESCR en su Observación General No. 14, sobre el disfrute del más alto nivel posible
de salud, ha señalado que el derecho a la salud surge como un derecho inclusivo que no sólo
abarca la atención de salud oportuna y apropiada sino también los factores determinantes
de la salud como: acceso al agua limpia y potable y a condiciones sanitarias adecuadas; sumi
nistro adecuado de alimentos; una nutrición adecuada; una vivienda adecuada; condiciones
sanas en el trabajo y el ambiente; acceso a la educación e información sobre cuestiones rela
cionadas con la salud, incluida la salud sexual y reproductiva y participación de la población
en los procesos de toma de decisiones sobre las cuestiones relacionadas con la salud.80
Omar Gómez Trejo
3. Obligaciones del derecho al disfrute del más alto nivel posible de salud
606
De acuerdo con la Observación General 13 del Comité ESCR, los Estados parte tienen obliga
ciones inmediatas por lo que respecta al derecho a la salud, como la garantía de que ese
derecho será ejercido sin discriminación alguna (párrafo 2 del artículo 2) y la obligación de
adoptar medidas (párrafo 1 del artículo 2) en aras de la plena realización del artículo 12. Esas
79
AGONU. Pacto Internacional de Derechos Económicos…, supra nota 6, art. 12.
80
Comité ESCR. Observación General No. 14 (2000). El Derecho al Disfrute del más Alto Nivel Posible de Salud… supra
nota 44, párrs. 57-58.
medidas deberán ser deliberadas y concretas e ir dirigidas a la plena realización del derecho
a la salud.81
Al igual que todos los derechos humanos, el derecho a la salud impone a los Estados parte
tres tipos de obligaciones:
Las obligaciones de proteger incluyen, entre otras, las obligaciones de los Estados
de adoptar leyes u otras medidas para velar por el acceso igual a la atención de 607
81
Véase la Comité ESCR. Observaciones Generales 13 (21o. período de sesiones, 1999). El Derecho a la Educación
(artículo 13 del Pacto). E/C.12/1999/10, de 8 de diciembre de 1999, párr. 43.
82
Ibid., párr. 34.
camentos por terceros, y asegurar que los facultativos y otros profesionales de la
salud reúnan las condiciones necesarias de educación, experiencia y deontolo
gía. Los Estados también tienen la obligación de velar por que las prácticas socia-
les o tradicionales nocivas no afecten al acceso a la atención anterior y posterior
al parto ni a la planificación de la familia; impedir que terceros induzcan a la
mujer a someterse a prácticas tradicionales, por ejemplo a la mutilación de los
órganos genitales femeninos; y de adoptar medidas para proteger a todos los gru
pos vulnerables o marginados de la sociedad, en particular las mujeres, los
niños, los adolescentes y las personas mayores, teniendo en cuenta los actos de
violencia desde la perspectiva de género. Los Estados deben velar asimismo
porque terceros no limiten el acceso de las personas a la información y los servi-
cios relacionados con la salud.83
83
Ibid., párr. 35.
el uso indebido de alcohol, tabaco, estupefacientes y otras sustancias nocivas.
Los Estados también tienen la obligación de adoptar medidas contra los peligros
que para la salud representan la contaminación del medio ambiente y las enfer
medades profesionales, así como también contra cualquier otra amenaza que se
determine mediante datos epidemiológicos. Con tal fin, los Estados deben
formular y aplicar políticas nacionales con miras a reducir y suprimir la contami
nación del aire, el agua y el suelo, incluida la contaminación causada por metales
pesados tales como el plomo procedente de la gasolina. Asimismo, los Estados
Partes deben formular, aplicar y revisar periódicamente una política nacional
coherente destinada a reducir al mínimo los riesgos de accidentes laborales y
enfermedades profesionales, así como formular una política nacional coherente en
materia de seguridad en el empleo y servicios de salud.84
84
Ibid., párr. 36.
85
Ibid., párr. 37.
4. Elementos básicos del derecho al disfrute
del más alto nivel posible de salud
El Comité ESCR ha establecido que el derecho a la salud comprende los siguientes elementos
esenciales e interrelacionados, que se reflejan en obligaciones específicas para los Estados, y
cuya aplicación dependerá de las condiciones prevalecientes en cada uno de ellos:86
Humanos sobre el derecho al disfrute del más alto nivel posible de salud
610
86
Ibid., párr. 12.
…[l]os Estados tienen el deber de asegurar una prestación de atención médica
eficaz a las personas con discapacidad mental. La anterior obligación se traduce
en el deber estatal de asegurar el acceso de las personas a servicios de salud
básicos; la promoción de la salud mental; la prestación de servicios de esa natu
raleza que sean lo menos restrictivos posibles, y la prevención de las discapaci
dades mentales. Debido a su condición psíquica y emocional, las personas que
padecen de discapacidad mental son particularmente vulnerables a cualquier
tratamiento de salud, y dicha vulnerabilidad se ve incrementada cuando las
personas con discapacidad mental ingresan a instituciones de tratamiento
psiquiátrico. Esa vulnerabilidad aumentada, se da en razón del desequilibrio
de poder existente entre los pacientes y el personal médico responsable por su
tratamiento, y por el alto grado de intimidad que caracterizan los tratamientos
de las enfermedades psiquiátricas.87
El Comité Africano de Expertos sobre los Derechos y Bienestar del Niño condenó a Kenia en el
El Relator Especial sobre el Derecho al Disfrute del más Alto Nivel Posible de Salud Física y
Mental en sus informes anuales se ha centrado en: esclarecer las fuentes y el contenido del 611
derecho a la salud, la discriminación y el estigma en relación con este derecho;89 el derecho
a la salud sexual y reproductiva, examinando la relación que existe entre pobreza y el dere
cho a la salud, en particular las estrategias de reducción de la pobreza, las enfermedades
87
Corte IDH. Caso Ximenes Lopes Vs. Brasil. Sentencia de 4 de julio de 2006. Serie C No. 149, párrs. 128-129.
88
African Committee of Experts on the rights and welfare of the child. IHRDA and Open Society Justice Initiative
(OSJI) (on behalf of children of Nubian descent in Kenya) v Kenya. 22/03/2011. Párr. 62.
89
Informe del Relator Especial sobre el Derecho de Toda Persona al Disfrute del más Alto Nivel Posible de Salud Física y
Mental, Paul Hunt, presentado de conformidad con la resolución 3003/31. E/CN.4/2003/58, 13 de febrero de 2003.
desatendidas y el derecho a la salud y la prevención de la violencia;90 la discapacidad mental
y el derecho a la salud;91 un sistema de salud accesible a todos y los indicadores relacionados
con el derecho a la salud;92 la salud y el movimiento de derechos humanos;93 los sistemas de
salud y el derecho al más alto nivel posible de salud;94 el derecho a la salud en el contexto
del acceso a los medicamentos y los derechos de propiedad intelectual;95 el derecho a la
salud y la penalización del comportamiento homosexual, la orientación sexual y la identidad
de género, el trabajo sexual y la transmisión del VIH;96 el derecho a la salud de las personas
adultas mayores;97 y el derecho penal y otras restricciones jurídicas que afectan al derecho
a la salud sexual y reproductiva,98 la salud ocupacional como parte integrante del derecho a
la salud99 y la obligación del Estado de asegurar una financiación nacional para la salud sufi
ciente, equitativa y sostenible.100
La CPEUM en el artículo 4 párrafo 7, establece que "toda familia tiene derecho a disfrutar de
vivienda digna y decorosa. La ley establecerá los instrumentos y apoyos necesarios a fin
de alcanzar tal objetivo".101 El Poder Judicial ha emitido en últimas fechas un criterio que
busca proteger el derecho a la vivienda frente a la rescisión de contratos por falta de pago.102
90
Informe del Relator Especial sobre el Derecho de Toda Persona al Disfrute del más Alto Nivel Posible de Salud Física y
Mental, Paul Hunt, presentado de conformidad con la resolución 3003/31. E/CN.4/2004/49, 16 de febrero de 2004.
91
Informe del Relator Especial sobre el Derecho de Toda Persona al Disfrute del más Alto Nivel Posible de Salud Física
y Mental, Paul Hunt, presentado de conformidad con la resolución 3003/31. E/CN.4/2005/51, 14 de febrero de 2005.
92
Informe del Relator Especial sobre el Derecho de Toda Persona al Disfrute del más Alto Nivel Posible de Salud Física y
Mental, Paul Hunt, presentado de conformidad con la resolución 3003/31. E/CN.4/2006/48, 3 de marzo de 2006.
93
Informe del Relator Especial sobre el Derecho de Toda Persona al Disfrute del más Alto Nivel Posible de Salud Física
y Mental, Paul Hunt. A/HRC/4/28, 17 de enero de 2007.
94
Informe del Relator Especial sobre el Derecho de Toda Persona al Disfrute del más Alto Nivel Posible de Salud Física y
Mental, Paul Hunt. A/HRC/7/11, 31 de enero de 2008.
95
Informe del Relator Especial sobre el Derecho de Toda Persona al Disfrute del más Alto Nivel Posible de Salud Física
y Mental, Anand Grover. A/HRC/11/12, 31 de marzo de 2009.
Omar Gómez Trejo
96
Informe del Relator Especial sobre el Derecho de Toda Persona al Disfrute del más Alto Nivel Posible de Salud Física y
Mental, Anand Grover. A/HRC/14/20, 27 de abril de 2010.
612 97
Informe del Relator Especial sobre el Derecho de Toda Persona al Disfrute del más Alto Nivel Posible de Salud Física
y Mental, Anand Grover. A/HRC/18/37, 4 de julio de 2011.
98
Informe del Relator Especial sobre el Derecho de Toda Persona al Disfrute del más Alto Nivel Posible de Salud Física y
Mental, Anand Grover. A/66/254, 3 de agosto de 2011.
99
Informe del Relator Especial sobre el Derecho de Toda Persona al Disfrute del más Alto Nivel Posible de Salud Física
y Mental, Anand Grover. A/HRC/20/15, 10 de abril de 2012.
100
Informe del Relator Especial sobre el Derecho de Toda Persona al Disfrute del más Alto Nivel Posible de Salud Física y
Mental, Anand Grover. A/67/302, 13 de agosto de 2012.
101
Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos, art. 4 párr. 7.
102
Tesis: XXIV.1o.3 A (10a.), CONTRATO DE CRÉDITO PARA VIVIENDA. AL RESOLVER LAS CONTROVERSIAS RELATIVAS
A SU RESCISIÓN POR FALTA DE PAGO DE LAS AMORTIZACIONES CORRESPONDIENTES, LOS TRIBUNALES DEL ESTADO
MEXICANO ESTÁN OBLIGADOS A EJERCER EL CONTROL DE CONVENCIONALIDAD, Semanario Judicial de la Federación
y su Gaceta, Décima Época, México, Libro XII, Septiembre de 2012, Tomo 3, p. 1644. Reg. IUS. 2001604. "El derecho a
1. Definición del derecho a una vivienda adecuada
El artículo 11 del PIDESC señala en su párrafo primero: "Los Estados Partes en el presente
Pacto reconocen el derecho de toda persona a un nivel de vida adecuado para sí y su familia,
incluso alimentación, vestido y vivienda adecuados, y a una mejora continua de las condicio-
613
la vivienda es un derecho humano, por lo que los tribunales del Estado Mexicano están obligados a ejercer el control
de convencionalidad al resolver las controversias de esa naturaleza, como las relativas a la rescisión de un con
trato de crédito para vivienda por falta de pago de las amortizaciones correspondientes y, por ende, la pérdida del
inmueble así como de las pagadas. Por tanto, a fin de no resolver de manera rigorista, los Jueces deben examinar
la litis natural de manera abierta, o sea, indagar de oficio los motivos de la falta de pago oportuno y poder deter
minar los que lo justifiquen; de ahí que no deben aplicar sólo las leyes, sino también la Constitución Política de los
Estados Unidos Mexicanos y los tratados o convenciones internacionales que mayor extensión tengan en la pro
tección o tutela del mencionado derecho".
103
Comité ESCR, Observación General 4, El Derecho a una Vivienda Adecuada. (párrafo 1 del artículo 11 del Pacto).
E/1991/23 (1991), de 13 de diciembre de 1991, párr. 7.
nes de existencia".104 El Comité ESCR en su Observación General No. 4 sobre el derecho a una
vivienda adecuada, rescató el concepto de vivienda que reconoció la Comisión de Asen
tamientos Humanos y la Estrategia Mundial de Vivienda adecuada, el cual:
104
ONU. Pacto Internacional de Derechos Económicos…, supra nota 6, art. 11.1.
105
Comité ESCR, Observación General 4, El Derecho a una Vivienda…, supra nota 103, párr. 7.
106
Informe Especial de la Relatoría Especial sobre la Vivienda Adecuada como Elemento Integrante del Derecho a un
Nivel de Vida Adecuado, y sobre el Derecho a la No Discriminación en este Contexto, Miloon Kothari. E/CN.4/2001/51,
25 de enero de 2001. párr. 8.
3. Obligaciones del derecho a la vivienda adecuada
La obligación de respetar requiere que los Estados se abstengan de una injerencia directa o
indirecta en el disfrute del derecho a una vivienda adecuada. Por ejemplo, los Estados deben
abstenerse de efectuar desalojos forzosos y demoler viviendas; de denegar la seguridad de
tenencia a determinados grupos; de imponer prácticas discriminatorias que limiten el acceso
de la mujer y su control sobre la vivienda, la tierra y el patrimonio; de transgredir el derecho
a la privacidad y la protección del hogar; de denegar la restitución de la vivienda, la tierra y el
patrimonio a determinados grupos; y de contaminar los recursos hídricos.
La obligación de proteger exige que los Estados impidan la injerencia de terceros en el dere
cho a una vivienda adecuada. Los Estados deben adoptar legislación u otras medidas para
cerciorarse de que los actores privados –verbigracia, los propietarios de viviendas, los promo
tores inmobiliarios, los propietarios de tierras y las empresas– cumplan las normas de dere
chos humanos relativas al derecho a una vivienda adecuada. Los Estados deben, por ejemplo,
reglamentar los mercados de la vivienda y los arrendamientos de manera de promover y
proteger el derecho a una vivienda adecuada; garantizar que los bancos y las instituciones
financieras concedan financiación para la vivienda sin discriminación; asegurar que el sumi
nistro privado de agua, saneamiento y otros servicios básicos conexos no ponga en peligro
su disponibilidad, accesibilidad, aceptabilidad y calidad; velar por que esos servicios no
La obligación de realizar comporta la exigencia de que los Estados adopten las medidas
legislativas, administrativas, presupuestarias, judiciales, de promoción y de otro tipo que
sean apropiadas para la realización plena del derecho a una vivienda adecuada.
Los Estados deben, por ejemplo, adoptar una política o plan de vivienda nacional que: 615
defina los objetivos de desarrollo del sector vivienda, centrándose en los grupos desfavore-
cidos y marginados; determine los recursos disponibles para lograr esos objetivos; describa
el modo más económico de utilizarlos; exponga las responsabilidades y plazos para la apli
cación de las medidas necesarias; dé seguimiento a los resultados; y asegure recursos
adecuados para los casos de violaciones.
afectados.
616
107
Comité ESCR, Observación General 4, El Derecho a una Vivienda…, supra nota 103, párr. 8.
sanitarias y de aseo, de almacenamiento de alimentos, de eliminación de desechos,
de drenaje y a servicios de emergencia.
Gastos soportables. Los gastos personales o del hogar que entraña la vivienda debe
rían ser de un nivel que no impidiera ni comprometiera el logro y la satisfacción de
otras necesidades básicas. Los Estados Partes deberían adoptar medidas para garan
tizar que el porcentaje de los gastos de vivienda sean, en general, conmensurados con
los niveles de ingreso. Los Estados Partes deben crear subsidios de vivienda para los
que no pueden costearse una vivienda, así como formas y niveles de financiación que
correspondan adecuadamente a las necesidades de vivienda. De conformidad con el
principio de la posibilidad de costear la vivienda, se debe proteger por medios ade
cuados a los inquilinos contra niveles o aumentos desproporcionados de los alqui
leres. En las sociedades en que los materiales naturales constituyen las principales
fuentes de material de construcción de vivienda, los Estados Partes deberían adoptar
medidas para garantizar la disponibilidad de esos materiales.
Habitabilidad. Una vivienda adecuada debe ser habitable, en sentido de poder ofre
cer espacio adecuado a sus ocupantes y de protegerlos del frío, la humedad, el
calor, la lluvia, el viento u otras amenazas para la salud, de riesgos estructurales y de
Asequibilidad. La vivienda adecuada debe ser asequible a los que tengan derecho.
Debe concederse a los grupos en situación de desventaja un acceso pleno y soste
nible a los recursos adecuados para conseguir una vivienda. Debería garantizarse 617
La Carta Africana de Derechos Humanos y de los Pueblos fue interpretada por la Comisión
Africana de Derechos Humanos y de los Pueblos en el caso del Centro de acción para los
108
Corte IDH. Caso de las Masacres de Ituango Vs. Colombia. Sentencia de 1 de julio de 2006 Serie C No. 148, párr. 182.
derechos económicos, sociales contra Nigeria donde determinó que el derecho a una vivienda
adecuada no estaba reconocido explícitamente en la Carta Africana de Derechos Humanos
y de los Pueblos, pero
En sus informes finales, la Informe Especial de la Relatoría Especial sobre la Vivienda Adecuada
como Elemento Integrante del Derecho a un Nivel de Vida Adecuado, y sobre el Derecho a
la No Discriminación en este Contexto ha desarrollado estándares internacionales sobre el
estatus jurídico y el contenido del derecho a una vivienda adecuada;110 la carencia de
hogar;111 los desalojos forzosos;112 la actual crisis financiera, económica, y de la vivienda;113 los
mega proyectos y su efecto en el derecho a una vivienda adecuada;114 el acceso al agua y el
saneamiento como elementos del disfrute del derecho a una vivienda adecuada,115 las
109
African Commission on Human and Peoples’ Rights. Communication 155/196, Caso Centre Action for Economic,
Social Rights vs. Nigeria (comunicación 155/96), 29 de julio de 2010, párr. 212.
110
Informe Especial de la Relatoría Especial sobre la vivienda…, supra nota 106.
111
Informe Especial de la Relatoría Especial sobre la Vivienda Adecuada como Elemento Integrante del Derecho a un
Nivel de Vida Adecuado, y sobre el Derecho a la No Discriminación en este Contexto, Miloon Kothari. E/CN.4/2005/48, 3 de
marzo de 2005.
112
Informe Especial de la Relatoría Especial sobre la Vivienda Adecuada como Elemento Integrante del Derecho a un
Nivel de Vida Adecuado, y sobre el Derecho a la No Discriminación en este Contexto, Miloon Kothari. E/CN.4/2004/48, 8 de
marzo de 2004.
113
Informe Especial de la Relatoría Especial sobre la Vivienda Adecuada como Elemento Integrante del Derecho a un
Nivel de Vida Adecuado, y sobre el Derecho a la No Discriminación en este Contexto, Raquel Rolnik. A/HRC/13/20, 18 de 619
diciembre de 2009.
114
Informe Especial de la Relatoría Especial sobre la Vivienda Adecuada como Elemento Integrante del Derecho a un
Nivel de Vida Adecuado, y sobre el Derecho a la No Discriminación en este Contexto, Raquel Rolnik. A/65/261, 9 de
agosto de 2010.
115
Informe Especial de la Relatoría Especial sobre la Vivienda Adecuada como Elemento Integrante del Derecho a un
Nivel de Vida Adecuado, y sobre el Derecho a la No Discriminación en este Contexto, Miloon Kothari. E/CN.4/2003/5, 3 de
marzo de 2003.
116
Informe Especial de la Relatoría Especial sobre la Vivienda Adecuada como Elemento Integrante del Derecho a un
Nivel de Vida Adecuado, y sobre el Derecho a la No Discriminación en este Contexto, Raquel Rolnik. A/HRC/19/53, 26 de
diciembre de 2011.
117
Informe Especial de la Relatoría Especial sobre la Vivienda Adecuada como Elemento Integrante del Derecho a un Nivel de
Vida Adecuado, y sobre el Derecho a la No Discriminación en este Contexto, Raquel Rolnik. A/67/289, 10 de agosto de 2012.
VI. Conclusiones
Finalmente, es importante comprender que el DIDH viene incorporando desde hace varias
décadas, una pluralidad de estándares normativos tendentes a promover y garantizar
los derechos económicos, sociales y culturales. El Poder Judicial debe adoptar mecanismos
Omar Gómez Trejo
de apertura a la deliberación, hacerse llegar de opiniones críticas, el reenvío a los otros pode
620 res, con la finalidad de ir construyendo mejores estándares de vida confrontando la desigual
dad que impera en la sociedad mexicana.
Criterios Jurisprudenciales
1. Nacionales
2. Internacionales
Corte IDH. Caso Comunidad Indígena Yakye Axa Vs. Paraguay. Interpretación de la Sen
tencia de Fondo, Reparaciones y Costas. Sentencia de 6 de febrero de 2006. Serie C
No. 142. 621
Corte IDH. Caso de las Masacres de Ituango Vs. Colombia. Sentencia de 1 de julio de
2006 Serie C No. 148.
Corte IDH. Caso Ximenes Lopes Vs. Brasil. Sentencia de 4 de julio de 2006. Serie C No. 149.
Corte IDH. Caso Comunidad Indígena Xákmok Kásek. Vs. Paraguay. Fondo, Reparacio
nes y Costas. Sentencia de 24 de agosto de 2010 Serie C No. 214.
Comité ESCR, Observación General 4, El Derecho a una Vivienda Adecuada. (párrafo 1
del artículo 11 del Pacto). E/1991/23 (1991), de 13 de diciembre de 1991, párr. 7.
Comité ESCR. Observación General No. 14 (2000). El Derecho al Disfrute del más Alto
Nivel Posible de Salud (artículo 12 del Pacto Internacional de Derechos Económicos,
Sociales y Culturales). E/C.12/2000/4 de 11 de agosto de 2000.
Comité ESCR. Observación General No. 15, El Derecho al Agua (artículos 11 y 12 del Pacto
Internacional de Derechos Económicos, Sociales y Culturales). E/C.12/2002/11, de 20 de
enero de 2003.
Comité ESCR. Observación General No. 20. La No Discriminación y los Derechos Econó-
micos, Sociales y Culturales (artículo 2, párrafo 2 del Pacto Internacional de Derechos
Económicos, Sociales y Culturales). E/C.12/GC/20 de 2 de julio de 2009.
Informe del Relator Especial sobre una Vivienda Adecuada como parte del Derecho a un
Nivel de Vida Adecuado, Miloon Kothari (E/CN.4/2002/59), presentado de conformi-
dad con la resolución 2001/28 de la Comisión de Derechos Humanos de la Organiza-
ción de las Naciones Unidas, de 20 de abril de 2001.
Informe del Relator Especial sobre el Derecho a la Alimentación, Jean Ziegler. A/56/210
23 de julio de 2001.
• Informe del Relator Especial sobre el Derecho a la Alimentación, Jean Ziegler, de confor
midad con la resolución 2000/10. E/CN.4/2002/58, 10 de enero de 2002.
Informe del Relator Especial sobre el Derecho a la Alimentación, Jean Ziegler. A/57/356,
Informe del Relator Especial sobre el Derecho a la Alimentación, Jean Ziegler. A/58/330,
28 de agosto de 2003.
Informe del Relator Especial sobre el Derecho a la Alimentación, Jean Ziegler de confor
midad con la resolución 2000/10, E/CN.4/2004/10, 9 de febrero de 2004.
Informe del Relator Especial sobre el Derecho a la Alimentación, Jean Ziegler. A/59/385,
27 de septiembre de 2004.
623
Informe del Relator Especial sobre el Derecho a la Alimentación, Jean Ziegler, A/60/350,
12 de septiembre de 2005.
Informe del Relator Especial sobre el Derecho a la Alimentación, Jean Ziegler, A/62/289,
22 de agosto de 2007;
Informe del Relator Especial sobre el Derecho a la Alimentación, Jean Ziegler, A/HRC/7/5,
10 de enero de 2008;
Informe del Relator Especial sobre el Derecho de Toda Persona al Disfrute del más Alto
Nivel Posible de Salud Física y Mental, Paul Hunt, presentado de conformidad con la
resolución 3003/31. E/CN.4/2003/58, 13 de febrero de 2003.
Informe del Relator Especial sobre el Derecho de Toda Persona al Disfrute del más Alto
Nivel Posible de Salud Física y Mental, Paul Hunt, presentado de conformidad con la
resolución 3003/31. E/CN.4/2004/49, 16 de febrero de 2004.
Informe del Relator Especial sobre el Derecho de Toda Persona al Disfrute del más Alto
Nivel Posible de Salud Física y Mental, Paul Hunt, presentado de conformidad con la
resolución 3003/31. E/CN.4/2005/51, 14 de febrero de 2005.
Informe del Relator Especial sobre el Derecho de Toda Persona al Disfrute del más Alto
Nivel Posible de Salud Física y Mental, Paul Hunt, presentado de conformidad con la
Informe del Relator Especial sobre el Derecho de Toda Persona al Disfrute del más Alto
Nivel Posible de Salud Física y Mental, Paul Hunt. A/HRC/4/28, 17 de enero de 2007.
Informe del Relator Especial sobre el Derecho de Toda Persona al Disfrute del más Alto
Nivel Posible de Salud Física y Mental, Paul Hunt. A/HRC/7/11, 31 de enero de 2008.
Informe del Relator Especial sobre el Derecho de Toda Persona al Disfrute del más Alto
Nivel Posible de Salud Física y Mental, Anand Grover. A/HRC/11/12, 31 de marzo de 2009.
625
Informe del Relator Especial sobre el Derecho de Toda Persona al Disfrute del más Alto
Nivel Posible de Salud Física y Mental, Anand Grover. A/HRC/14/20, 27 de abril de 2010.
Informe del Relator Especial sobre el Derecho de Toda Persona al Disfrute del más Alto
Nivel Posible de Salud Física y Mental, Anand Grover. A/HRC/18/37, 4 de julio de 2011.
Informe del Relator Especial sobre el Derecho de Toda Persona al Disfrute del más Alto
Nivel Posible de Salud Física y Mental, Anand Grover. A/66/254, 3 de agosto de 2011.
Informe del Relator Especial sobre el Derecho de Toda Persona al Disfrute del más Alto
Nivel Posible de Salud Física y Mental, Anand Grover. A/HRC/20/15, 10 de abril de 2012.
Informe del Relator Especial sobre el Derecho de Toda Persona al Disfrute del más Alto
Nivel Posible de Salud Física y Mental, Anand Grover. A/67/302, 13 de agosto de 2012.
Informe Especial de la Relatoría Especial sobre la Vivienda Adecuada como Elemento Inte
grante del Derecho a un Nivel de Vida Adecuado, y sobre el Derecho a la No Discrimina-
ción en este Contexto, Miloon Kothari. E/CN.4/2001/51, 25 de enero de 2001.
Informe Especial de la Relatoría Especial sobre la Vivienda Adecuada como Elemento Inte
grante del Derecho a un Nivel de Vida Adecuado, y sobre el Derecho a la No Discrimina
ción en este Contexto, Miloon Kothari. E/CN.4/2003/5, 3 de marzo de 2003.
Informe Especial de la Relatoría Especial sobre la Vivienda Adecuada como Elemento Inte
grante del Derecho a un Nivel de Vida Adecuado, y sobre el Derecho a la No Discrimina
ción en este Contexto, Miloon Kothari. E/CN.4/2004/48, 8 de marzo de 2004.
Informe Especial de la Relatoría Especial sobre la Vivienda Adecuada como Elemento Inte
grante del Derecho a un Nivel de Vida Adecuado, y sobre el Derecho a la No Discrimina-
ción en este Contexto, Miloon Kothari. E/CN.4/2005/48, 3 de marzo de 2005.
Informe Especial de la Relatoría Especial sobre la Vivienda Adecuada como Elemento Inte
grante del Derecho a un Nivel de Vida Adecuado, y sobre el Derecho a la No Discrimina-
ción en este Contexto, Raquel Rolnik. A/HRC/13/20, 18 de diciembre de 2009.
Informe Especial de la Relatoría Especial sobre la Vivienda Adecuada como Elemento Inte
Omar Gómez Trejo
Informe Especial de la Relatoría Especial sobre la Vivienda Adecuada como Elemento Inte
grante del Derecho a un Nivel de Vida Adecuado, y sobre el Derecho a la No Discrimina
ción en este Contexto, Raquel Rolnik. A/HRC/19/53, 26 de diciembre de 2011.
Informe Especial de la Relatoría Especial sobre la Vivienda Adecuada como Elemento Inte
grante del Derecho a un Nivel de Vida Adecuado, y sobre el Derecho a la No Discrimina
ción en este Contexto, Raquel Rolnik. A/67/289, 10 de agosto de 2012.
African Commission on Human and Peoples’ Rights. The Social and Economic Rights
Action Center and the Center for Economic and Social Rights v. Nigeria, comunica
ción No. 155/96.
627
Derecho a un
medio ambiente sano
Gustavo Adolfo ALANIS ORTEGA*
* Es Licenciado en Derecho y LLM por American University. Es Presidente del Centro Mexicano de Derecho
Ambiental, A.C.
SUMARIO: I. Introducción. II. Componentes del derecho a un medio ambiente sano.
III. Protección judicial del derecho a un medio ambiente sano. IV. El derecho a un medio
ambiente sano en el ámbito internacional. V. Conclusiones.
I. Introducción
E l párrafo cuarto del artículo 4o. de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexi
canos establece el derecho de toda persona a un medio ambiente sano para su desarrollo y
bienestar y que el Estado garantizará el respeto a dicho derecho. Nos encontramos con diver
sas dificultades en el análisis del derecho al medio ambiente sano, así como en dotarlo de
contenido y obtener una definición, lo que de hecho se traduce en una falta de justiciabi
lidad de dicho derecho.
Derecho de defensa
Derecho a la protección y conservación
Derecho de información, consulta y participación
Derecho a la remediación y compensación, así como a la mejora
Esto es, el derecho humano a un medio ambiente sano significa diversidad de efectos y
modalidades, requiere acciones positivas y/o negativas, acciones de abstención, de protec-
ción, de información, participación e información, para su debida protección y goce.
Cabe destacar, que de conformidad con el sistema jurídico nacional y en virtud de su carácter
de derecho fundamental, existe la obligación de realizar una interpretación armónica y siste-
mática con el resto del ordenamiento, de los derechos humanos e instrumentos internacio-
nales, siempre teniendo presente la fuerte vinculación y relación que existe entre los derechos
fundamentales y la correspondencia y reciprocidad de unos con otros.
Gustavo Adolfo Alanis Ortega
Nuestro máximo Tribunal Constitucional señala que el derecho a un medio ambiente sano,
como derecho fundamental y garantía individual consagrada el artículo 4o. de la Constitución
632 Política de los Estados Unidos Mexicanos, se debe entender como un poder de exigencia y
un deber de respeto erga omnes a preservar el entorno ambiental. Esto es, la no afectación ni
lesión y, al mismo tiempo como la obligación correlativa de las autoridades de vigilancia,
conservación y garantía de que sean atendidas las regulaciones pertinentes. Continúa seña-
lando que dicho derecho
Conferencia de Naciones Unidas sobre Medio Ambiente Humano. De esta Conferencia surgió
el Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA), el cual, se dio la tarea
Derecho a un
633
de cooperar con los países miembros para resolver los problemas de contaminación, tanto
regionales como subregionales y nacionales, en los terrenos técnico y económico-social.
1
Tesis: I.4o.A.447 A (9a.), MEDIO AMBIENTE ADECUADO PARA EL DESARROLLO Y BIENESTAR. CONCEPTO, REGU
LACIÓN Y CONCRECIÓN DE ESA GARANTÍA, Semanario Judicial de la Federación y su Gaceta, Novena Época,
México, Tomo XXI, Enero de 2005, p. 1799. Reg. IUS. 179544.
vinculación esta relación y en 1987, en el Informe Brundtland, se plantea por primera vez el
tema del desarrollo sostenible, que constituye un importante antecedente de la Conferencia
de las Naciones Unidas sobre Medio Ambiente y Desarrollo, llevada a cabo en Río de Janeiro,
Brasil, en junio de 1992 (primera Cumbre de la Tierra) donde se trató la relación entre medio
ambiente y desarrollo, y donde se asumió el desarrollo sustentable como objetivo de las
naciones, dando como resultado el establecimiento de una serie de principios que al día de
hoy, rige e influye el sistema jurídico mexicano en materia de protección al ambiente. De tal
suerte, que podemos mencionar entre los más importantes de la Declaración de Río, los
siguientes:
PRINCIPIO 10.- El mejor modo de tratar las cuestiones ambientales es con la par-
ticipación de todos los ciudadanos interesados, en el nivel que corresponda.
En el plano nacional, toda persona deberá tener acceso adecuado a la información
sobre el medio ambiente de que dispongan las autoridades públicas, incluida la
información sobre los materiales y las actividades que encierran peligro en sus
comunidades, así como la oportunidad de participar en los procesos de adop-
ción de decisiones…
PRINCIPIO 11.- Los Estados deberán promulgar leyes eficaces sobre el medio am-
biente. Las normas, los objetivos de ordenación y las prioridades ambientales
deberían reflejar el contexto ambiental y de desarrollo al que se aplican…
Gustavo Adolfo Alanis Ortega
En este contexto, el derecho al medio ambiente sano, no solo incluye los derechos y obliga-
ciones del Estado y de los ciudadanos, tampoco se trata solamente de actuaciones de hacer
o de no hacer, sino que también se tiene que tener en cuenta a los propios recursos naturales
y los servicios ambientales que éstos brindan, que al ser parte del bien jurídico tutelado, son
los receptores de las acciones y programas que se emprendan, así como de la propia legisla-
ción que vela por su conservación y protección.
635
…poder y un proceso judiciales independientes son decisivos para la ejecución,
el desarrollo y la aplicación coercitiva del derecho ambiental, y que los miembros
del poder judicial, son asociados imprescindibles para promover el cumplimien-
to, la ejecución y la aplicación coercitiva del derecho ambiental internacional y
nacional.
Nuestro sistema jurídico reconoce y retoma que el bien jurídico que se protege es la calidad
del ambiente y el derecho del hombre a una vida saludable y productiva en armonía con la
naturaleza, se incorporan al marco jurídico nacional principios internacionales ya aceptados
y se fortalece la participación ciudadana y se permite al estado cumplir con la garantía consti
tucional que tiene todo individuo a un medio ambiente sano para su desarrollo y bienestar, y
es creciente la preocupación de la sociedad por el daño que día a día se inflige al ambiente,
pero no es suficiente, existe una demanda social de participación directa en la tutela del am
biente, que requiere del acceso efectivo y sin intermediación a los tribunales del Poder Judicial,
así como la participación activa de éste en la resolución de los conflictos ambientales.
V. Conclusiones
Nuestra Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos establece el deber que tene-
mos de conservar el medio ambiente para las presentes y futuras generaciones, asumiendo
un compromiso para evitar el daño ambiental, atendiendo a los principios de prevención del
daño y deterioro ambiental.
El reconocimiento Constitucional del derecho a un medio ambiente sano para nuestro desa-
rrollo, es el avance más significativo que en materia ambiental ha tenido el orden jurídico
Gustavo Adolfo Alanis Ortega
nacional, sin embargo, nos encontramos todavía con diversas limitantes, por las que corre el
peligro de quedar sólo en una norma "programática".
636 El derecho a un medio ambiente sano que se integra a los llamados Derechos de Tercera
Generación, también denominados "nuevos derechos", los que además protegen bienes
tales como el patrimonio histórico y cultural de la humanidad, el derecho a la autodetermi-
nación, la defensa del patrimonio genético de la especie humana, entre otros.
El Estado, con la participación solidaria de la ciudadanía, debe contar con políticas públicas,
que permitan prevenir y mitigar la degradación ambiental y considerando que el concepto
de salud no se encuentra concebido como la ausencia de enfermedad o incapacidad en el
individuo, sino como un estado de completo bienestar físico, mental y social, bajo este con-
texto, resulta totalmente procedente la reforma realizada.
Si bien el principal responsable de garantizar este derecho debe ser el Estado; sin embargo,
la preservación y restauración del medio ambiente es un asunto de interés público, cuyo
cumplimiento requiere que exista una responsabilidad solidaria y participativa aunque dife-
renciada entre el Estado y la ciudadanía. Se otorgan derechos, así como responsabilidades y
sanciones en favor de los gobernados para quien provoque daño ambiental, lo que fortalece
la labor del Estado, por lo que de hecho ce establece una corresponsabilidad entre la ciuda-
danía y el Estado en las acciones dirigidas al cuidado del medio ambiente.
637
Criterios jurisprudenciales
1. Nacionales
638
Derechos de niñas,
niños y adolescentes
Mónica GONZÁLEZ CONTRÓ*
* Investigadora del Instituto de Investigaciones Jurídicas de la Universidad Nacional Autónoma de México.
SUMARIO: I. Introducción: Algunas dificultades en relación con los derechos de niñas y
niños. II. Los Tratados de Derechos Humanos de Niñas, Niños y Adolescentes. III. El Interés
Superior del Niño. IV. El Derecho a la No Discriminación. V. El derecho a la vida, supervi-
vencia y desarrollo. VI. El derecho a opinar en todos los asuntos que le afectan y a que sean
debidamente tomadas en consideración sus opiniones. VII. Conclusiones.
L a lectura del artículo 4o. constitucional debería dejar a cualquiera sorprendido, pues,
además de ser una especie de "cajón de sastre" en el que se han introducido otros derechos
que nada tienen que ver entre sí, los párrafos 6, 7 y 8 se refieren a un grupo de individuos cuya
característica distintiva es simplemente la edad. Y resultaría extraño también porque, por
una parte, algunos derechos enunciados se encuentran reconocidos en otros artículos cons-
titucionales –como son salud1 y educación–,2 pero además se dirige a un grupo específico
de personas. El artículo 1 constitucional señala, a partir de la reforma de 10 de junio de 2011,
que todas las personas gozarán de los derechos humanos reconocidos en la Constitución
Política de los Estados Unidos Mexicanos (en adelante "la Constitución" o "CPEUM"), ¿Por
qué entonces el artículo 4o. establece estas distinciones? ¿Será que las niñas y niños no son
personas –o, como decía el texto anterior, individuos–? ¿Por qué, si se prohíbe la discrimi
nación por motivos de edad expresamente en el artículo 1, se hace esta separación en el
niños y adolescentes
Derechos de niñas,
artículo 4o.?
1
El derecho a la salud se reconoce en el párrafo 3 del mismo artículo 4: "Toda persona tiene derecho a la protec-
ción de la salud."
2 641
El derecho a la educación está contenido en el artículo 3 constitucional.
Pese a lo anterior, a prácticamente ninguno de los lectores e intérpretes de la Constitución le
causa extrañeza la redacción de los párrafos 6, 7 y 8 del artículo 4o. constitucional. Incluso se
aprobó una reforma a esta disposición que introduce el "interés superior de la niñez"3 cuando
esto era absolutamente innecesario a partir de la reforma de 10 de junio que incorpora los
derechos de la Convención sobre los Derechos del Niño (en adelante CRC) a la protección
constitucional, como se explicará más adelante. Lo anterior es la muestra de algunas dificul-
tades relacionadas con la comprensión de los derechos de niñas y niños y la necesidad de
recurrir a los principios para su adecuada interpretación en el ámbito jurídico mexicano.4 Por
ello es necesario analizar lo que subyace en el fondo de esta forma de reconocer e interpretar
los derechos de niñas y niños.
Desde las primeras declaraciones de derechos, especialmente con la Declaración de los De-
rechos del Hombre y del Ciudadano en Francia a finales del siglo XVIII, se estableció como
valor fundamental la autonomía. Por esta razón quedaron excluidos, en un primer momento,
quienes se presuponía no tenían la capacidad para el ejercicio de las libertades, como era
el caso de las mujeres, las niñas y niños, los esclavos o quienes no tenían una propiedad.5
Durante los dos siglos posteriores se dio un proceso de universalización de los derechos,
concediéndose un especial valor a la igualdad, que tuvo como consecuencia la incorporación
de otros titulares, pero el modelo, sustentado en el valor de la autonomía, continuó siendo la
base para el pleno reconocimiento y ejercicio de los derechos. Esto significa que el modelo
no varió, sino que se reconocieron a otros actores que podían responder a éste, es decir, se
consideró que, por ejemplo las mujeres y las personas pertenecientes a minorías étnicas,
podían actuar con autonomía.
les –tanto el federal como los estatales y del D.F.– establecen que los "menores de edad"
tienen "incapacidad natural y legal".6 Dejando de lado la discusión sobre esta disposición y
642
3
Es importante aclarar que la reforma al artículo 4 constitucional fue acompañada de una modificación a la
fracción XXIX-P del artículo 73, que reconoce la competencia al Congreso de la Unión para legislar en materia de
infancia. La reforma al artículo 73 era muy necesaria, no así la reforma al artículo 4.
4
Cabe mencionar que esta situación no es exclusiva de México, sino que en general, en todos los países hay una
dificultad para comprender adecuadamente los derechos del niño. En este sentido, tanto la legislación como la
jurisprudencia internacionales son de gran utilidad.
5
En la Declaración francesa se requería, para ser titular de los derechos, ser varón, adulto y propietario, esta última
característica para ser considerado ciudadano, pues se consideraba que quien no tenía una propiedad dependía de
alguien más y por ende no podía ser autónomo.
6
Llama la atención que, en un sistema jurídico tan positivista como el mexicano se vincule un hecho "natural"
con una consecuencia jurídica. Por otra parte, es importante decir que lo que se asume tan notoriamente como
"natural" siempre debe ser motivo de sospecha, como puede desprenderse de algunas lecciones de la historia,
sus cuestionamientos, es importante comprender que este conjunto de creencias y concep-
ciones es la base de la construcción del sistema jurídico y la razón por la cual a pocos ha cau
sado desconcierto la redacción del artículo 4o. y la exclusión de ciertos derechos reconocidos
en la Constitución y en otros tratados y leyes a las personas durante la minoría de edad.
Otro aspecto fundamental para comprender los derechos de niñas y niños, es que, a diferen-
cia de otros titulares, no tienen derecho a la renuncia en su ejercicio. En la mayoría de los
derechos consagrados constitucionalmente–incluidos los contenidos en los tratados– se
presupone que la capacidad para desistir de su ejercicio forma parte del contenido mismo
del derecho. Así, por ejemplo, la libertad de expresión de una persona adulta supone que
puede decir lo que piensa con las únicas limitaciones contempladas por la ley o, por el con-
trario, decidir no expresar su opinión. En el caso de las personas menores de edad, la mayoría
de los derechos se configuran como "derechos obligatorios", es decir, no hay posibilidad de
renunciar a su cumplimento. Casos que ilustran esta característica son el derecho a la educa-
ción (obligación de asistir a la escuela), a la salud (incapacidad del niño para renunciar a recibir
las vacunas) o a la alimentación.
Para la adecuada comprensión del artículo 4o., resulta útil también conocer la trayectoria del
reconocimiento de los derechos de niñas y niños en la CPEUM. La primera mención que se
hace en la Constitución sobre los derechos de las personas menores de edad es en la reforma
publicada en el Diario Oficial de la Federación el 18 de marzo de 1980, como resultado del
Año Internacional del Niño proclamado por la Organización de las Naciones Unidas (en ade-
lante "la ONU") en 1979:
Posteriormente, y a raíz de la firma y ratificación de la Convención sobre los Derechos del 643
Niño, se reforma nuevamente el artículo, reconociendo la insuficiencia de la redacción de 1980.
Por primera vez aparece el concepto "niñas y niños" además de que se incorporan algunos
derechos, se establece la obligación en su garantía de padres, tutores, custodios y subsidia-
riamente del Estado y se hace mención a la dignidad de la niñez.
especialmente si ello es motivo para la negación o limitación de los derechos. En el caso de las mujeres, la restric-
ción de los derechos ciudadanos estuvo durante siglos, sustentada en supuestas condiciones y características
"naturales". Otras formas de negación de derechos sustentadas en una supuesta condición "natural" son la escla-
vitud o la eugenesia.
La siguiente gran reforma, curiosamente, no se refiere directamente al artículo 4o., sino que
se produce con la modificación al artículo 1 constitucional, especialmente en lo que se refiere
al reconocimiento de la jerarquía de los tratados de derechos humanos. No resulta exagera-
do sostener que, si en alguna materia se produjo una gran transformación, fue precisamente
en el régimen jurídico de los derechos humanos de las personas menores de edad, pues se
incorpora a la protección constitucional los derechos de la CRC, con 54 artículos y una pro-
tección mucho más extensa que la contenida en el artículo 4o.
Sin embargo y pese a que, como se ha mencionado, el artículo 1 modifica el marco jurídico
relativo a niñas y niños en México, el 12 de octubre se publicó una reforma a los artículos 4o.
y 73 constitucionales. La actual redacción del artículo 4o. establece que se velará por el
"interés superior de la niñez" y se impone la obligación de observar este principio en las
políticas públicas dirigidas a la niñez:
En todas las decisiones y actuaciones del Estado se velará y cumplirá con el prin-
cipio del interés superior de la niñez, garantizando de manera plena sus derechos.
Los niños y las niñas tienen derecho a la satisfacción de sus necesidades de
alimentación, salud, educación y sano esparcimiento para su desarrollo integral.
Este principio deberá guiar el diseño, ejecución, seguimiento y evaluación de las
política públicas dirigidas a la niñez.
Por su parte, el artículo 73 faculta al Congreso de la Unión para legislar en materia de infancia:
Mónica González Contró
En contraste, la reforma al artículo 4o. sorprende, debido a que la incorporación del concepto
de "interés superior de la niñez" era absolutamente innecesaria con la reforma del artículo 1.
Pero además, es un indicio negativo también porque deja intocado el reducido listado de
derechos que reconocía desde 2000, poniendo de manifiesto que no se han asumido –pro-
bablemente ni siquiera se tiene noción de– las obligaciones mínimas establecidas por los
tratados internacionales y los efectos del reconocimiento de su jerarquía constitucional.
Por estas razones y dado que es éste y no otro el marco jurídico con el que contamos para
este grupo de personas, es indispensable conocer e interpretar adecuadamente los princi-
pios que hasta ahora han sido identificados y explicados por los órganos internacionales de
derechos humanos, así como por los órganos de impartición de justicia mexicanos.
7
Es importante señalar que se presentaron algunas propuestas integrales de reforma en materia de derechos
humanos que contemplaban el reconocimiento y protección de los derechos de niñas y niños, una de ellas fue la
planteada por la Oficina del Alto Comisionado de Naciones Unidas para los Derechos Humanos, que puede ser
consultada en la siguiente dirección electrónica. Disponible en: http://www.hchr.org.mx/files/doctos/Libros/
propuestareformaconst.pdf (20 de junio de 2013). Para una reflexión sobre los contenidos de una reforma consti
tucional en materia de derechos de niñas y niños puede consultarse: González Contró, Mónica; "La reforma cons
titucional pendiente en materia de derechos de niñas, niños y adolescentes", Cuestiones Constitucionales. Revista
Mexicana de Derecho Constitucional. México, año 2009, núm. 20, enero-junio, pp. 239-253.
es la Convención sobre los Derechos del Niño, que se complementa con algunos tratados
vinculados a ella que conforman el marco internacional de protección a los derechos de
las personas durante la infancia y la adolescencia.
La Corte IDH ha reiterado en diversas resoluciones que tanto la CADH como la CRC forman
parte del corpus iuris de protección internacional8 y se ha pronunciado sobre las obligacio-
nes de los Estados derivadas de estos tratados. También señala que niñas y niños poseen los
derechos que corresponden a todos los seres humanos –menores y adultos– y tienen ade-
más derechos especiales derivados de su condición, a los que corresponden deberes especí-
ficos de la familia, la sociedad y el Estado.9
Algo similar ocurre en el ámbito interno, pues, pese a que hay legislación nacional sobre de
rechos de las niñas y niños, los órganos jurisdiccionales, especialmente la Suprema Corte
de Justicia de la Nación (en adelante SCJN o "la Suprema Corte"), fundamenta con frecuencia
las resoluciones en las que se involucran derechos de niñas o niños en las disposiciones de
Convención sobre los Derechos del Niño y utiliza también en su argumentación las obser
vaciones del Comité de los Derechos del Niño (en adelante "Comité CRC"). Por esta razón, la
Mónica González Contró
Primera Sala había interpretado, aún antes de la reforma al artículo 1 constitucional de 2011,
que los derechos fundamentales del niño no eran exclusivamente los reconocidos en el ar
tículo 4o., sino que debía entenderse este precepto a la luz de los tratados internacionales y
646
de lo que los órganos encargados de interpretar estos tratados habían dicho al respecto.10
8
Corte IDH. Caso de los "Niños de la Calle" (Villagrán Morales y otros) Vs. Guatemala. Fondo, Sentencia de 19 de no-
viembre de 1999. Serie C No. 63, párr. 194.
9
Corte IDH. Condición Jurídica y Derechos Humanos del Niño, Opinión Consultiva OC-17/02, del 28 de agosto de
2002. Serie A No. 17, párr. 54.
10
Ejecutoria: 1a./J. 20/2011 (9a), CONTRADICCIÓN DE TESIS 115/2010. ENTRE LAS SUSTENTADAS POR EL PRIMER
TRIBUNAL COLEGIADO DEL DÉCIMO NOVENO CIRCUITO Y EL PRIMER TRIBUNAL COLEGIADO DEL DÉCIMO SEGUNDO
CIRCUITO, Semanario Judicial de la Federación y su Gaceta, Novena Época, México, Tomo XXXIII, Mayo de 2011, p. 129.
Reg. IUS. 22876. La primera cuestión que hay que aclarar es cuáles son los derechos de los niños protegidos por la
Constitución. Aunque el derecho a la salud se encuentra expresamente reconocido en tal artículo constitu-
La Convención sobre los Derechos del Niño fue aprobada por la Asamblea General de la
Organización de las Naciones Unidas (en adelante "la Asamblea" o la "Asamblea General de
la ONU") en 198911 y ratificada por el Estado mexicano en 1990.12 Este tratado internacional
tiene 54 artículos en los que se reconocen un catálogo amplio de derechos que incluye algu-
nos que no están reconocidos en la Constitución como el derecho a la identidad, libertad de
expresión, pensamiento, conciencia y religión, libertad de asociación, protección de la vida
privada, acceso a la información, derecho al juego, a la protección en contra de la explota-
ción, entre otros. Del mismo documento se desprenden ciertos principios de interpretación,
como se explicará más adelante.
La Convención sobre los Derechos del Niño se complementa con dos protocolos facultativos,
que también han sido ratificados por México: 13 Protocolo facultativo de la Convención sobre
los Derechos del Niño relativo a la venta de niños, la prostitución infantil y la utilización de
niños en la pornografía14 y Protocolo facultativo de la Convención sobre los Derechos del Niño
relativo a la participación de niños en los conflictos armados.15
La misma CRC, al ser un instrumento jurídicamente vinculante, prevé los medios de supervi-
sión para su cumplimiento. En el artículo 43 se contempla la creación del Comité CRC, integra-
do por dieciocho expertos internacionales, que tiene como función examinar los progresos
cional, debe precisarse que los derechos fundamentales de los niños no son exclusivamente los enumerados expre
samente en ese precepto. En efecto, uno de los objetivos declarados de dicha reforma fue adecuar el marco constitucional
mexicano a los tratados internacionales en materia de derechos del niño, firmados y ratificados por nuestro país. Por
esa razón, cualquier interpretación que se haga del artículo 4o. constitucional tiene que hacerse a la luz de las normas
de derecho internacional en materia de derechos del niño y los criterios de los distintos órganos encargados de su
interpretación.
11
El primer antecedente en el ámbito internacional sobre los derechos de niñas y niños es la Declaración sobre los
Derechos de Ginebra de 1924 de la Sociedad de Naciones, seguida por la Declaración sobre los Derechos del
Niño de 1959 y finalmente la Convención sobre los Derechos del Niño aprobada por la Asamblea General de la ONU.
12
La Convención sobre los Derechos del Niño fue aprobada por la Asamblea General de Naciones Unidas el 20 de
niños y adolescentes
Derechos de niñas,
noviembre de 1989 tras diez años de trabajo. La iniciativa, promovida por Polonia, originalmente pretendía simple-
mente dar a la Declaración de 1959 el carácter de convención y establecer ciertos mecanismos para su implemen-
tación, sin embargo, el proyecto se convirtió en la elaboración de un instrumento distinto y con una concepción
647
novedosa del niño y de sus derechos. La Convención sobre los Derechos del Niño fue ratificada por México el 21 de
septiembre de 1990; entró en vigor para nuestro país el 21 de octubre de 1990 y fue publicada en el Diario Oficial
de la Federación el 25 de enero de 1991.
13
En materia de justicia para adolescentes hay otros instrumentos internacionales, aunque éstos, por su naturale-
za, no son ratificados por los Estados: Las Reglas Mínimas de las Naciones Unidas para la administración de la justicia
juvenil, también llamadas Reglas de Beijing (28 de noviembre de 1985); Las Reglas de las Naciones Unidas para la
protección de los menores privados de libertad (14 de diciembre de 1990); y Las Directrices de las Naciones Unidas
para la prevención de la delincuencia juvenil, conocidas como Directrices de Riad (14 de diciembre de 1990).
14
AGONU. Protocolo facultativo de la Convención sobre los Derechos del Niño relativo a la venta de niños, la prostitu-
ción infantil y la utilización de niños en la pornografía. Resolución A/RES/54/263. 25 de mayo de 2000. Entró en vigor
el 18 de enero de 2002.
15
AGONU. Protocolo facultativo de la Convención sobre los Derechos del Niño relativo a la participación de niños en los
conflictos armados. Resolución A/RES/54/263. 25 de mayo de 2000. Entró en vigor el 12 de febrero de 2002.
de los Estados partes en el cumplimiento de las obligaciones derivadas de la Convención
sobre los Derechos del Niño y de los protocolos facultativos. Para ello, el artículo 44 obliga a
los Estados a presentar informes periódicos, sobre los cuales el Comité emite un documento
con Observaciones Finales, señalando los avances y los rubros en los que existe aún alguna
deficiencia.
Además de las observaciones a los informes presentados por los Estados, el Comité CRC
emite Observaciones Generales, derivadas del Día de Debate Anual que se celebra en Ginebra.
En éstas interpreta diversos artículos de la Convención, para determinar sus alcances.16 Una
de las más relevantes, para comprender este tratado internacional, es la Observación General
5, Medidas generales de aplicación de la CRC. En este documento el Comité CRC señala la
necesidad de una perspectiva basada en los derechos del niño para garantizar la aplicación
de la Convención sobre los Derechos del Niño, sobre la base de los principios generales
identificados por este órgano: interés superior del niño, no discriminación, derecho a la
vida, a la supervivencia y al desarrollo y derecho a opinar en todos los asuntos que le afec-
tan y a que sean debidamente tomadas en consideración sus opiniones.
tan para las personas menores de edad. La condición de "derechos obligatorios" y la "inca
pacidad natural y legal" hacen particularmente relevante la adecuada interpretación de la
648 Convención de los Derechos del Niño y de la Constitución. Por esta razón, se entrará al análi-
sis del significado y alcances de cada uno de estos principios.
16
El Comité CRC ha emitido observaciones generales durante los últimos 10 años sobre los siguientes temas:
educación, instituciones de derechos humanos, VIH sida, salud de los adolescentes, medidas generales de aplicación
de la Convención, menores no acompañados, primera infancia, castigo corporal, niños con discapacidad, justicia de
menores, el derecho a ser oído y a ser protegido en contra de cualquier forma de violencia. Las observaciones del
Comité pueden ser consultadas en la siguiente dirección electrónica: http://www2.ohchr.org/english/bodies/
crc/comments.htm (20 de junio de 2013).
17
Comité CRC, Observación general No. 5, Medidas generales de aplicación de la Convención sobre los Derechos del
Niño. CRC/GC/2003/5. artículos 4 y 42 y párrafo 6 del artículo 44, 2003, pp. 8 y 9.
Los principios generales han sido también reconocidos en el ámbito interno por la Primera
Sala al resolver la Contradicción de tesis 47/2006 en donde vincula los derechos de la Con-
vención sobre los Derechos del Niño con la dignidad humana:
Sin duda alguna el principio del interés superior del niño es el más conocido y utilizado, tanto
en la legislación como en la aplicación de los derechos de niñas y niños, sin embargo, su
formulación abierta tiene el riesgo de ser interpretado de muy diversas maneras. También
se advierte, incluso en algunas resoluciones judiciales, que su recurrente utilización lo ha
convertido en una especie de "fórmula mágica" vacía que justifica cualquier argumentación.
Parecería que simplemente con invocar el "interés superior del niño" se están protegiendo
sus derechos. Nada más lejos de una adecuada comprensión de los derechos, por ello es
necesario entrar a su análisis con base en lo establecido por los instrumentos internaciona-
les, la ley y la jurisprudencia.
Artículo 3. 649
1. En todas las medidas concernientes a los niños, que tomen las instituciones
públicas o privadas de bienestar social, los tribunales, las autoridades administra-
tivas o los órganos legislativos, una consideración primordial a que se atenderá
será el interés superior del niño.
El Comité CRC ha señalado, respecto de este principio, que implica la adopción de medidas
activas por parte de todas las autoridades, así como el estudio sistemático de cómo los
derechos y los intereses del niño se ven afectados o se verán afectados por las decisiones y
las medidas que adopten. Es decir, el principio debe interpretarse de la manera más amplia,
no solamente en lo que tradicionalmente se ha entendido que atañe a la niña o niño.
El "interés superior del niño" aparece en otras disposiciones de la Convención de los Derechos
del Niño (artículos 9, 18, 20, 21, 37 y 40), así como en el artículo 4o. constitucional (recién
reformado) y el artículo 18 en lo relativo a la justicia para adolescentes. Otras leyes mexi
canas, en especial la Ley para la Protección de los Derechos de Niñas, Niños y Adolescentes,
resaltan la importancia de este principio.
Por otra parte, ha sido interpretado también como la formulación de un derecho de priori-
dad de niñas y niños frente a los adultos. Esto supone que si se encuentran en conflicto el
derecho de una persona mayor de edad frente al derecho de una persona menor de edad,
el segundo debe desplazar al primero.
Es importante destacar que la Convención de los Derechos del Niño otorga un valor distinto
al interés superior en materia de adopción. En efecto, mientras que en el artículo 3 señala
que será "una consideración primordial", en el artículo 21 establece que en materia de adop-
ción los Estados deben velar por que el interés superior del niño será "la consideración pri-
mordial". Esta aclaración resulta pertinente dado que es fundamental para los ejercicios de
ponderación que en muchas ocasiones exige la aplicación de los derechos de niñas y niños,
pues la fuerza que reconoce a la prioridad en materia de adopción es mucho mayor que en
otros asuntos que afectan también la vida de los niños.18
cias que la prevalencia del interés superior del niño debe ser entendida como la necesidad
de satisfacción de todos los derechos de los menores, que obliga al Estado e irradia efectos
650 en la interpretación de todos los demás derechos de la CRC cuando el caso se refiera a me-
nores de edad.19
18
Así lo ha reconocido la Suprema Corte de Justicia de la Nación en los argumentos de la sentencia correspon-
diente a la Ejecutoria: P. XIX/2011 (9a), ACCIÓN DE INCONSTITUCIONALIDAD 2/2010. PROCURADOR GENERAL DE LA
REPÚBLICA, Semanario Judicial de la Federación y su Gaceta, Novena Época, México, Tomo XXXII, Diciembre de 2010,
p. 991. Reg. IUS. 22553: Es cierto que tratándose de la institución civil de la adopción, los derechos de los menores sujetos
a adopción se encuentran en posición prevalente frente al interés del adoptante u adoptantes, dada precisamente, esa
protección constitucional especial de los niños y niñas (p. 131 párr. 314).
19
Corte IDH. Caso de las Niñas Yean y Bosico Vs. República Dominicana, Sentencia de 8 de septiembre de 2005, Serie
C No. 130, párr. 13; Corte IDH. Caso Chitay Nech y otros Vs. Guatemala. Excepciones Preliminares, Fondo, Reparaciones
La Corte IDH ha argumentado que las medidas especiales de protección a las que hace refe-
rencia el artículo 19 de la CADH deben comprenderse en el contexto de la Convención sobre
los Derechos del Niño, en especial en lo referente a no discriminación, niños privados de su
medio familiar, garantía de supervivencia y desarrollo, derecho y reinserción social de los niños
víctimas de explotación o abandono.20
Por otra parte, este tribunal valora también que las violaciones a los derechos humanos, cuan
do las víctimas son menores de edad, revisten una gravedad especial, ya que sus derechos
son reconocidos no sólo en la CADH, sino también en la CRC y otros documentos amplia-
mente reconocidos por la comunidad internacional.21 En la protección de estos derechos
rige el principio del "interés superior del niño"22 y la obligación del Estado de garantizar el
acceso a todo lo necesario para su desarrollo.
La Corte IDH ha destacado también que una niña o niño puede ser considerado víctima aún a
pesar de no haber experimentado personalmente la violación a los derechos humanos, sino
como consecuencia del sufrimiento y algunos cambios, por ejemplo, en el caso de niños indí
genas desplazados por violaciones a los derechos de sus padres.23 En este sentido, se sostie-
ne la obligación del Estado respecto de garantizar que los niños indígenas puedan vivir de
acuerdo con su propia cultura, religión e idioma.24
y Costas, Sentencia de 25 de mayo de 2010, Serie C No. 212, párr. 164; Corte IDH. Caso González y otras ("Campo
Algodonero") Vs. México. Excepción Preliminar, Fondo, Reparaciones y Costas, Sentencia de 16 de noviembre de 2009,
Serie C No. 205, párr. 408; Corte IDH. Caso de la Masacre de las Dos Erres Vs. Guatemala. Excepción Preliminar, Fondo, 651
Reparaciones y Costas, Sentencia de 24 de noviembre de 2009. Serie C No. 211, párr. 184.
20
Corte IDH. Caso de las "Niñas Yean y Bosico Vs. República Dominicana, supra nota 20, párrs. 195-196; Corte IDH.
Caso Servellón García y otros Vs. Honduras, Sentencia de 21 de septiembre de 2006, Serie C No. 152, párr. 114.
21
Corte IDH. Caso Servellón García y otros Vs. Honduras…, supra nota 21, párr. 113; Corte IDH. Caso de las Masacres
de Ituango Vs. Colombia, Sentencia de 1 de julio de 2006, Serie C No. 148, párr. 244; Corte IDH. Caso de los Hermanos
Gómez Paquiyauri Vs. Perú. Fondo, Reparaciones y Costas, Sentencia de 8 de julio de 2004, Serie C No. 110, párr. 162.
22
Corte IDH. Caso de los Hermanos Gómez Paquiyauri Vs. Perú. Fondo, Reparaciones y Costas. Sentencia de 8 de julio
de 2004. Serie C No. 110, párr. 163.
23
Corte IDH, Caso Rosendo Cantú y otra Vs. México. Excepción Preliminar, Fondo, Reparaciones y Costas, Sentencia
de 31 de agosto de 2010, Serie C No. 216, párr. 138.
24
Corte IDH, Caso Chitay Nech y otros Vs. Guatemala…, supra nota 20, párr. 167.
25
Corte IDH Caso Vargas Areco Vs. Paraguay. Sentencia de 26 de septiembre de 2006, Serie C No. 155, párr. 177.
El interés superior del niño ha sido el principio más ampliamente desarrollado por la Supre-
ma Corte, en concreto por la Primera Sala, que desde hace algunos años le había reconocido
un rango constitucional recurriendo a la interpretación y a la exposición de motivos de la
reforma al artículo 4o.,26 así como a los criterios de los órganos internacionales encargados de
la aplicación de la Convención, especialmente las resoluciones de la Corte IDH, el Comité
CRC y su mención en la Ley para la Protección de los Derechos de Niñas, Niños y Adolescen-
tes.27 A partir de la reforma al artículo 1 constitucional y, posteriormente, del artículo 4o., ha
quedado plenamente definida la jerarquía de este principio.
La Primera Sala ha argumentado en diversas resoluciones que el principio tiene una doble
función: justificativa y directiva.
En tanto principio normativo, el interés superior del niño tiene una función justi-
ficativa y una función directiva. Por un lado, sirve para justificar todos los dere-
chos que tienen como objeto la protección del niño. Por otro lado, constituye un
criterio orientador de toda producción normativa, entendida en sentido amplio,
relacionada con los derechos del niño, lo que incluye no sólo la interpretación y
aplicación del derecho por parte de los jueces, sino también todas las medidas
emprendidas por el legislador y las políticas públicas, programas y acciones es-
pecíficas llevadas a cabo por las autoridades administrativas. Así, el principio del
interés superior del niño debe informar todos los ámbitos de la actividad estatal
que estén relacionados directa o indirectamente con los menores.28
26
Por ejemplo, en la resolución al Amparo Directo en Revisión 1187/2010. Sentencia definitiva 1 de septiembre
de 2010. Disponible en: <http://www2.scjn.gob.mx/consultatematica/paginaspub/detallepub.aspx?asuntoid=
652
118366> (20 de junio de 2013) señala lo siguiente: El interés superior del niño es un principio de rango constitucional
implícito en la regulación de los derechos de los menores previstos en el artículo 4o. Esta interpretación encuentra res
paldo en un argumento teleológico: en el dictamen de la reforma constitucional que dio lugar al actual texto del artículo
4o., se reconoce expresamente que uno de los objetivos del órgano reformador de la Constitución era adecuar el marco
normativo interno a los compromisos internacionales contraídos por nuestro país en materia de protección de los dere-
chos del niño.
27
La Ley para la Protección de los Derechos de Niñas, Niños y Adolescentes reconoce en el artículo 3: Son principios
rectores de la protección de los derechos de niñas, niños y adolescentes: A. El del interés superior de la infancia.
28
Ejecutoria: P. XIX/2011 (9a)…, supra nota 18; Ejecutoria: 1a./J. 20/2011 (9a)…, supra nota 10; Amparo Directo en
Revisión 1187/2010..., supra nota 26. Amparo Directo en Revisión 2539/2010. Sentencia definitiva 26 de enero de
2011. Disponible en: <http://www2.scjn.gob.mx/ConsultaTematica/PaginasPub/DetallePub.aspx?AsuntoID=122334>
(20 de junio de 2013).
29
Amparo Directo en Revisión 2539/2010…, supra nota 28.
cuando se trata de personas menores de edad.30 Sobre la base de este criterio, resolvió tam-
bién una contradicción de tesis en la que declara improcedente la caducidad de la instancia
(de acuerdo con el Código Civil de Veracruz) en los juicios en los que se diriman derechos de
menores de edad.31
Otro efecto procesal derivado del interés superior del niño consiste en considerar que la ad-
misión y desahogo de la pericial en materia de psicología constituye un acto de imposible
reparación y, por ende, procede en su contra el juicio de amparo indirecto. Lo anterior debido
a que la Primera Sala, en la Contradicción de Tesis 115/2010, considera que la admisión de
dicha prueba acarrea la posibilidad de que se vea afectado el derecho a la salud mental de la
niña o niño. En este sentido, argumenta la Sala, la protección de los derechos debe hacerse a
través de medidas reforzadas o agravadas lo que impone al Estado mayores obligaciones
que tratándose de cualquier otro tipo de titulares.33 Por las mismas razones se considera acto
de imposible reparación en la Contradicción de tesis 130/2005 la admisión y desahogo de la
prueba testimonial a cargo de los hijos menores de edad en los juicios de divorcio de sus padres.
Otro ámbito en el que se aplica este principio en las decisiones jurisdiccionales es en los jui-
cios de pérdida de patria potestad por incumplimiento de la obligación alimentaria, aún
niños y adolescentes
Derechos de niñas,
30
Ejecutoria: 1a./J. 191/2005 (9a.), CONTRADICCIÓN DE TESIS 106/2004-PS. ENTRE LAS SUSTENTADAS POR LOS
TRIBUNALES COLEGIADOS SEGUNDO DEL DÉCIMO PRIMER CIRCUITO, SEGUNDO EN MATERIA CIVIL DEL SEXTO CIR-
653
CUITO, TERCERO EN MATERIA CIVIL DEL PRIMER CIRCUITO, CUARTO EN MATERIA CIVIL DEL PRIMER CIRCUITO, SEGUN-
DO EN MATERIAS CIVIL Y DE TRABAJO DEL SEGUNDO CIRCUITO (ACTUALMENTE SEGUNDO EN MATERIA CIVIL DEL
PROPIO CIRCUITO), PRIMERO EN MATERIA PENAL DEL TERCER CIRCUITO, SEGUNDO EN MATERIAS ADMINISTRATIVA
Y DE TRABAJO DEL SÉPTIMO CIRCUITO Y CUARTO EN MATERIA CIVIL DEL SEXTO CIRCUITO (ACTUALMENTE TRIBUNAL
COLEGIADO EN MATERIA DE TRABAJO DEL MISMO CIRCUITO), EN CONTRA DEL SEGUNDO TRIBUNAL COLEGIADO
DEL DÉCIMO OCTAVO CIRCUITO, Semanario Judicial de la Federación y su Gaceta, Novena Época, México, Tomo XXIII,
Mayo de 2006, p. 168. Reg. IUS. 19477.
31
Ejecutoria: 1a./J. 5/2011 (9a.), CONTRADICCIÓN DE TESIS 199/2010. ENTRE LAS SUSTENTADAS POR LOS TRIBU-
NALES COLEGIADOS PRIMERO Y SEGUNDO, AMBOS EN MATERIA CIVIL DEL SÉPTIMO CIRCUITO, Semanario Judicial
de la Federación y su Gaceta, Novena Época, México, Tomo XXXIII, Marzo de 2011, p. 159. Reg. IUS. 22739.
32
Amparo Directo en Revisión 1187/2010…, supra nota 26, Amparo Directo en Revisión 2539/2010…, supra nota 28.
33
Esto lo ha señalado la Primera Sala refiriéndose en concreto al derecho a la salud en Ejecutoria: 1a./J. 20/2011
(9a.)…, supra nota 10.
cuando éste se haya dado de forma parcial. Lo anterior debido a que este principio obliga al
Estado a adoptar las medidas necesarias para garantizar que los padres cumplan con su obli-
gación de proporcionar al niño las condiciones de vida necesarias para su desarrollo.34
El Tercer Tribunal Colegiado en Materia Civil del Segundo Circuito ha reconocido también la
relevancia del principio del interés superior del niño y la Convención en la modificación de
la concepción tradicional de la familia. En la resolución correspondiente al amparo directo
367/2002 en relación con la guarda y custodia considera que este concepto supone una
transformación respecto de la institución de la patria potestad en el derecho romano en la
Mónica González Contró
medida en que se centra en los derechos del niño alejándose de los derechos de los adultos.
El concepto del interés superior, continúa el Colegiado, supedita los derechos que pudieran
654 tener los adultos al derecho del niño a ser cuidado y atendido y con ello se entiende que esta
función es de orden público e interés social.36
34
Ejecutoria: 1a./J. 14/2007 (9a), CONTRADICCIÓN DE TESIS 47/2006-PS. ENTRE LAS SUSTENTADAS POR LOS TRIBU-
NALES COLEGIADOS DÉCIMO TERCERO Y OCTAVO, AMBOS EN MATERIA CIVIL DEL PRIMER CIRCUITO, Semanario
Judicial de la Federación y su Gaceta, Novena Época, México, Tomo XXV, Abril de 2007, p. 221. Reg. IUS. 20075.
35
Tesis: 1a./J. 25/2012 (10a.), INTERÉS SUPERIOR DEL NIÑO. SU CONCEPTO, Semanario Judicial de la Federación y
su Gaceta, Décima Época, México, Libro XV, Diciembre de 2012, Tomo 1, p. 334. Reg. IUS. 159897.
36
Ejecutoria: II.3o.C. J/4 (9a.), GUARDA Y CUSTODIA. DEBE DETERMINARSE CONSIDERANDO EL INTERÉS SUPERIOR
DE NIÑAS, NIÑOS Y ADOLESCENTES CONFORME A LA CONVENCIÓN SOBRE LOS DERECHOS DEL NIÑO, Semanario
Judicial de la Federación y su Gaceta, Novena Época, México, Tomo XVI, Octubre de 2002, p. 1207. Reg. IUS. 17261.
En resumen, podemos sostener que el principio del interés superior del niño desempeña dos
funciones fundamentales de acuerdo con los criterios que se han descrito: en primer lugar,
constituye un criterio de ponderación que ordena priorizar el derecho del niño sobre el del
adulto en los casos en que así se justifique. Lo anterior puede incluso tener como consecuen-
cia la excepción en algunas normas procesales cuando en el juicio se involucren derechos de
una niña o niño. Y, en segundo lugar, supone entenderlo como un mandato dirigido a todas
las autoridades y a la sociedad en general sobre la consideración de los derechos de niñas y
niñas en las decisiones públicas, tanto en el ámbito administrativo, como legislativo y judi-
cial. Esto conlleva, tal como lo ha señalado el Comité, la adopción de medidas activas y refor-
zadas para la realización plena de cada uno de los derechos. Por esta razón, la vulneración de
los mismos reviste mayor gravedad y, en consecuencia, genera una obligación del Estado res
pecto de la restitución de los derechos y la reparación del daño.
Artículo 2.
655
2. Los Estados Partes tomarán todas las medidas apropiadas para garantizar que
el niño se vea protegido contra toda forma de discriminación o castigo por causa
de la condición, las actividades, las opiniones expresadas o las creencias de sus
padres, o sus tutores o de sus familiares.
Por su parte, el Comité CRC interpreta este principio como una obligación de tomar medidas
activas por parte del Estado, incluso con acciones especiales a favor de ciertos grupos de
niños para eliminar las condiciones que llevan a la discriminación:
Artículo 2.- Obligación de los Estados de respetar los derechos enunciados en la
Convención y de asegurar su aplicación a cada niño sujeto a su jurisdicción, sin
distinción alguna. Esta obligación de no discriminación exige que los Estados
identifiquen activamente a los niños y grupos de niños cuando el reconocimien-
to y la efectividad de sus derechos pueda exigir la adopción de medidas especia-
les. Por ejemplo, el Comité subraya en particular, la necesidad de que los datos
que se reúnan se desglosen para poder identificar las discriminaciones existentes
o potenciales. La lucha contra la discriminación puede exigir que se modifique la
legislación, que se introduzcan cambios en la administración, que se modifique
la asignación de recursos y que se adopten medidas educativas para hacer que cam
bien las actitudes. Hay que poner de relieve que la aplicación del principio no
discriminatorio de la igualdad de acceso a los derechos no significa que haya que
dar un trato idéntico. En una Observación general del Comité de Derechos Hu-
manos se ha subrayado la importancia de tomar medidas especiales para reducir
o eliminar las condiciones que llevan a la discriminación.37
656 Un criterio interesante es aquel en el que la Corte Interamericana señala como un elemento
que vulnera el derecho a la no discriminación, la estigmatización en contra de niños y jóvenes,
especialmente en condiciones de pobreza, que puede conducir a la violación de otros dere-
chos, como la libertad e incluso del derecho a la vida:
37
Comité CRC, Observación General No. 5, Medidas generales de aplicación de la Convención sobre los Derechos del
Niño, artículos 4 y 42 y párrafo 6 del artículo 44…, supra nota 18.
38
Corte IDH. Caso de las Niñas Yean y Bosico Vs. República Dominicana…, supra nota 20, párr. 134; Corte IDH, Caso
González y otras ("Campo Algodonero") Vs. México…, supra nota 20, párr. 408.
39
Corte IDH. Caso de las Niñas Yean y Bosico Vs. República Dominicana…, supra nota 20, párrs. 173-4.
La Corte advierte que, en atención al principio de igualdad ante la ley y no discri-
minación, el Estado no puede permitir por parte de sus agentes, ni fomentar en
la sociedad prácticas que reproduzcan el estigma de que niños y jóvenes pobres
están condicionados a la delincuencia, o necesariamente vinculados al aumento
de la inseguridad ciudadana. Esa estigmatización crea un clima propicio para que
aquellos menores en situación de riesgo se encuentren ante una amenaza laten-
te a que su vida y libertad sean ilegalmente restringidas.40
El derecho a la vida, supervivencia y desarrollo está contenido en las dos fracciones del ar
tículo 6 de la Convención sobre los Derechos del Niño:
Artículo 6.
1. Los Estados Partes reconocen que todo niño tiene el derecho intrínseco a la
vida.
2. Los Estados Partes garantizarán en la máxima medida posible la supervivencia
y el desarrollo del niño.
más amplio, como concepto holístico que abarca el desarrollo físico, mental, espi
ritual, moral, psicológico y social del niño. Las medidas de aplicación deben estar 657
dirigidas a conseguir el desarrollo óptimo de todos los niños.41
La Corte IDH ha reiterado la interpretación del Comité CRC respecto del derecho al desa-
rrollo, considerando éste como un concepto holístico que incluye los aspectos físico, mental,
40
Corte IDH. Caso Servellón García y otros Vs. Honduras…, supra nota 21, párr. 112.
41
Comité CRC. Observación general No. 5, Medidas generales de aplicación de la Convención sobre los Derechos del
Niño…, supra nota, 18 artículos 4 y 42 y párrafo 6 del artículo 44
espiritual, moral, psicológico y social.42 El desarrollo integral constituye precisamente, según
la propia Corte, el objetivo de los tratados internacionales en la materia:
La Corte IDH sostiene que el derecho a la vida de niñas y niños no se agota en la prohibición
que establece la CADH, sino que supone también el proveer de lo necesario para que la vida
revista condiciones dignas.46 Lo anterior conlleva una obligación del Estado en cuanto al
acceso al agua, alimentación, salud (incluyendo de forma especial la vacunación suficiente y
oportuna) y educación.47 Existe así un deber de adoptar medidas especiales cuando se trata
de personas menores de edad. El incumplimiento de estas medidas, cuando tiene como
consecuencia la muerte de la persona, constituye una violación del derecho a la vida impu-
table al Estado.48
Mónica González Contró
42
Corte IDH, Caso "Instituto de Reeducación del Menor" Vs. Paraguay. Excepciones Preliminares, Fondo, Reparaciones
y Costas, Sentencia de 2 de septiembre de 2004, Serie C No. 112, párr. 161.
43
Corte IDH, Condición Jurídica y Derechos Humanos del Niño, Opinión Consultiva OC-17/02…, supra nota 10, párr. 53.
44
Corte IDH Caso Bulacio Vs. Argentina. Fondo, Reparaciones y Costas, Sentencia de 18 de Septiembre de 2003,
Serie C No. 100, párr. 138; Corte IDH, Caso de los Hermanos Gómez Paquiyauri Vs. Perú…, supra nota 22, párr. 124.
45
Corte IDH, Caso de los Hermanos Gómez Paquiyauri Vs. Perú…, supra nota 22, párr. 170.
46
Corte IDH, Condición Jurídica y Derechos Humanos del Niño, Opinión Consultiva OC-17/02…, supra nota 10, párr. 87.
47
Corte IDH Caso Comunidad Indígena Xákmok Kásek. Vs. Paraguay. Fondo, Reparaciones y Costas, Sentencia de 24
de agosto de 2010, Serie C No. 214, párr. 259.
48
Corte IDH, Caso Comunidad Indígena Xákmok Kásek. Vs. Paraguay…, supra nota, párr. 260.
y educado por sus padres y a mantener relaciones familiares.49 En este sentido, el Estado tiene
una obligación de resguardar el papel de la familia en la protección del niño y adoptar medi-
das para promover la unidad familiar.50 En caso de conflictos armados, debe hacerse lo posible
por promover la reunificación del niño con sus padres.51
La Convención de los Derechos del Niño, como uno de los aspectos más novedosos, reco
noce el derecho del niño a ser oído en todos los asuntos que le afectan:
Artículo 12.
2. Con tal fin, se dará en particular al niño oportunidad de ser escuchado en todo
procedimiento judicial o administrativo que afecte al niño, ya sea directamente
o por medio de un representante o de un órgano.
Este principio ha sido ampliamente desarrollado por el Comité CRC, tanto por la importancia
que tiene, como por la dificultad en su aplicación debida en buena medida a que tradicional-
mente se ha considerado como incapaces a niñas y niños. Por esta razón, además de tratarlo
en la Observación relativa a Medidas Generales de aplicación de la Convención, ha dedicado la
niños y adolescentes
Derechos de niñas,
49
Corte IDH Caso Gelman Vs. Uruguay. Fondo y Reparaciones, Sentencia de 24 de febrero de 2011, Serie C No. 221,
párr. 130.
50
Corte IDH, Condición Jurídica y Derechos Humanos del Niño, Opinión Consultiva OC-17/02…, supra nota 10,
párr. 88; Corte IDH Caso De la Masacre de las Dos Erres Vs. Guatemala…, supra nota 20, párr. 190.
51
Corte IDH Caso De la Masacre de las Dos Erres Vs. Guatemala…, supra nota 20, párr. 191.
52
Comité CRC. Observación General No. 12, El derecho del niño a ser escuchado, 20 de julio de 2009. CRC/C/
GC/12CRC/C/GC/12.
El derecho del niño a expresar su opinión libremente en "todos los asuntos que
afectan al niño" y a que se tengan debidamente en cuenta esas opiniones. Este
principio, que pone de relieve la función del niño como participante activo en
la promoción, protección y vigilancia de sus derechos, se aplica igualmente a
todas las medidas adoptadas por los Estados para aplicar la Convención.
La Corte Interamericana en una resolución reciente en contra del Estado mexicano, reto-
mando lo dicho por el Comité en la Observación General 12, ha subrayado el derecho de la
niña o niño víctima de una violación a sus derechos humanos a ser escuchado y a no ser
revictimizado:
ii) asegurar especialmente en casos en los cuales niños o niñas hayan sido vícti-
Mónica González Contró
53
Comité CRC. Observación General No. 5, Medidas generales de aplicación de la Convención sobre los Derechos
del Niño. supra nota 18.
54
Corte IDH Caso Rosendo Cantú y otra Vs. México…, supra nota 24, párr. 201.
En el juicio de amparo 30/2008 la Suprema Corte se pronuncia respecto de la obligación de
los órganos jurisdiccionales de tomar en consideración las manifestaciones de los menores
de edad y a la forma en que debe hacerse. Para ello se funda en lo dispuesto por el dere-
cho del niño a ser oído del artículo 12 de la Convención, que debe ejercerse de manera
progresiva, es decir, conforme al desarrollo de las facultades de la persona. Igualmente este
derecho, en materia familiar, se encentra reconocido en el Código Civil para el Distrito Federal
y en la Ley para la Protección de los Derechos de Niñas, Niños y Adolescentes.
Se considera que niñas, niños y adolescentes pueden aportar elementos al juzgador para re-
solver, especialmente para determinar cuál es su interés superior. Por ello, el juzgador debe
tomar en consideración su opinión aunque, aclara la sentencia de la Primera Sala, debe respetar
se el derecho la voluntad del niño de participar o no en el proceso y la protección de su inte-
gridad física y psicológica. Se subraya también la necesidad de decodificar su deseo, es decir,
comprender adecuadamente lo que el niño o niña quiere expresar, para ello se recomienda
también la asistencia de especialistas. La sentencia desarrolla ampliamente las características
que debe tener el derecho del niño a ser oído, así como la forma en que debe tomarse en
consideración esa opinión y los diversos factores que deben ser tomados en cuenta.55
La Primera Sala de la SCJN ha señalado en diversas resoluciones que uno de los derechos que
corresponden a niñas y niños es el de ser oído en todos los asuntos que le afectan, pero
puntualizando que este derecho debe ser ejercido de acuerdo con la edad, madurez y capa-
cidad para formarse un juicio propio.56 Reconoce también que para proteger adecuadamen-
te a las personas menores de edad en juicio de pérdida de patria potestad es necesario
escuchar a todas las partes, incluido a la niña o niño de que se trate.57
VII. Conclusiones
niños y adolescentes
Derechos de niñas,
Aunque ciertamente los principios descritos y la interpretación por parte de los organismos
y tribunales internacionales son de gran utilidad en la aplicación de los derechos de niñas y 661
55
Por cuestiones de espacio no es posible incluir en este trabajo lo expuesto en la sentencia, pues detalla de
manera precisa el derecho, vinculándolo con las etapas del desarrollo y otros aspectos relevantes. Los elementos
vertidos en la sentencia de amparo 30/2008 constituyen una herramienta útil para el desahogo de las intervencio-
nes de niñas, niños y adolescentes en los juicios familiares.
56
Ejecutoria: 1a./J. 33/2009 (9a.), CONTRADICCIÓN DE TESIS 60/2008-PS. ENTRE LAS SUSTENTADAS POR EL SE-
GUNDO TRIBUNAL COLEGIADO DEL DÉCIMO PRIMER CIRCUITO Y EL TRIBUNAL COLEGIADO DEL VIGÉSIMO CUARTO
CIRCUITO, Semanario Judicial de la Federación y su Gaceta, Novena Época, México, Tomo XXX, Septiembre de 2009,
p. 164. Reg. IUS. 21742.
57
Amparo Directo en Revisión 61/2005. Sentencia definitiva 9 de marzo de 2005. Disponible en: <http://www2.
scjn.gob.mx/ConsultaTematica/PaginasPub/DetallePub.aspx?AsuntoID=71209> (20 de junio de 2013).
niños, el proceso apenas comienza. Debe continuar la discusión sobre el diseño de los dere-
chos y sus mecanismos de justiciabilidad, por ello, en modo alguno debemos pensar que
con los principios hemos solucionado el problema y las tensiones con la concepción de los
derechos en el estado liberal. Más bien las medidas generales identificadas por el Comité
CRC deben constituir el punto de arranque para avanzar hacia la creación de un marco jurí-
dico más claro y eficaz. En este sentido, el derecho del niño a ser escuchado en los asuntos
que le afectan constituye una de las herramientas más importantes.
Finalmente, parece que el desafío más complejo consiste en romper con las viejas ideas y
prejuicios sobre las incapacidades de niñas y niños que han tenido como consecuencia que
su reconocimiento como titulares de derechos sea más aparente que real. Ello implica acep-
tar la complejidad del actual marco constitucional y el conocimiento de las dificultades y
obstáculos para el ejercicio de los derechos, pero principalmente asumir la tarea de que los
principios rectores de la Convención sobre los Derechos del Niño deben estar presentes
en cualquier interpretación en relación con los derechos de niñas, niños y adolescentes. Y, en
algún tiempo, volver a preguntarnos sobre la validez y vigencia de nuestras creencias y asu-
mir la posibilidad de cambiarlas.
Mónica González Contró
662
Criterios jurisprudenciales
1. Nacionales
Ejecutoria: 1a./J. 20/2011 (9a), CONTRADICCIÓN DE TESIS 115/2010. ENTRE LAS SUS-
TENTADAS POR EL PRIMER TRIBUNAL COLEGIADO DEL DÉCIMO NOVENO CIRCUITO Y
EL PRIMER TRIBUNAL COLEGIADO DEL DÉCIMO SEGUNDO CIRCUITO, Semanario Judi-
cial de la Federación y su Gaceta, Novena Época, México, Tomo XXXIII, Mayo de 2011,
p. 129. Reg. IUS. 22876.
Ejecutoria: 1a./J. 5/2011 (9a.), CONTRADICCIÓN DE TESIS 199/2010. ENTRE LAS SUS-
TENTADAS POR LOS TRIBUNALES COLEGIADOS PRIMERO Y SEGUNDO, AMBOS EN
MATERIA CIVIL DEL SÉPTIMO CIRCUITO Semanario Judicial de la Federación y su Gace-
ta, Novena Época, México, Tomo XXXIII, Marzo de 2011, p. 159. Reg. IUS. 22739.
Tesis: 1a./J. 25/2012 (10a.), INTERÉS SUPERIOR DEL NIÑO. SU CONCEPTO, Semanario
Judicial de la Federación y su Gaceta, Décima Época, México, Libro XV, Diciembre de
2012, Tomo 1, p. 334. Reg. IUS. 159897.
Mónica González Contró
2. Internacionales
664
Corte IDH. Caso de los "Niños de la Calle" (Villagrán Morales y otros) Vs. Guatemala.
Fondo. Sentencia de 19 de noviembre de 1999. Serie C No. 63.
Corte IDH. Caso Bulacio Vs. Argentina. Fondo, Reparaciones y Costas. Sentencia de 18 de
Septiembre de 2003. Serie C No. 100.
Corte IDH. Caso de los Hermanos Gómez Paquiyauri Vs. Perú. Fondo, Reparaciones y Costas.
Sentencia de 8 de julio de 2004. Serie C No. 110.
Corte IDH. Caso "Instituto de Reeducación del Menor" Vs. Paraguay. Excepciones Prelimi-
nares, Fondo, Reparaciones y Costas. Sentencia de 2 de septiembre de 2004. Serie C
No. 112.
Corte IDH. Caso de las Niñas Yean y Bosico Vs. República Dominicana. Sentencia de 8 de
septiembre de 2005. Serie C No. 130.
Corte IDH. Caso de las Masacres de Ituango Vs. Colombia. Sentencia de 1 de julio de
2006 Serie C No. 148.
Corte IDH. Caso Servellón García y otros Vs. Honduras. Sentencia de 21 de septiembre
de 2006. Serie C No. 152.
Corte IDH. Caso Vargas Areco Vs. Paraguay. Sentencia de 26 de septiembre de 2006.
Serie C No. 155.
Corte IDH. Caso González y otras ("Campo Algodonero") Vs. México. Excepción Prelimi-
nar, Fondo, Reparaciones y Costas. Sentencia de 16 de noviembre de 2009. Serie C
No. 205.
Corte IDH. Caso De la Masacre de las Dos Erres Vs. Guatemala. Excepción Preliminar,
Fondo, Reparaciones y Costas. Sentencia de 24 de noviembre de 2009. Serie C No. 211.
Corte IDH. Caso Chitay Nech y otros Vs. Guatemala. Excepciones Preliminares, Fondo,
Reparaciones y Costas. Sentencia de 25 de mayo de 2010. Serie C No. 212.
Corte IDH. Caso Comunidad Indígena Xákmok Kásek. Vs. Paraguay. Fondo, Reparaciones
niños y adolescentes
Derechos de niñas,
Corte IDH. Caso Gelman Vs. Uruguay. Fondo y Reparaciones. Sentencia de 24 de febre-
ro de 2011 Serie C No. 221.
Corte IDH. Condición Jurídica y Derechos Humanos del Niño. Opinión Consultiva OC-17/02
del 28 de agosto de 2002. Serie A No. 17.
Comité CRC. Observación general No. 5, Medidas generales de aplicación de la Con-
vención sobre los Derechos del Niño (artículos 4o. y 42 y párrafo 6 del artículo 44, 2003,
pp. 8-9. CRC/GC/2003/5.
Comité CRC. Observación General No. 12, El derecho del niño a ser escuchado, 20 de
julio de 2009. CRC/C/GC/12CRC/C/GC/12.
Mónica González Contró
666
Comentario al
Artículo 4o. párrafo 9
Constitucional
Jorge SÁNCHEZ CORDERO*
* Doctor en Derecho por la Universidad Panteón-Assas. Miembro del Consejo de Dirección del Instituto Internacio-
nal para la Unificación del Derecho Privado. (UNIDROIT)
SUMARIO: I. Introducción. II. Nociones básicas de la reforma constitucional. III. Las con-
secuencias de legalidad de la reforma.
I. Introducción
La reforma le da una expresión jurídica a los vínculos existentes entre la cultura y Estado
mexicano y la forma como éstos deben de interactuar; reconoce que la cultura y el derecho
comparten trayectorias sociales paralelas y que se encuentran como nociones mutuamente
Artículo 4o. párrafo 9 Constitucional
1
Stavenhagen, Rodolfo, "Derechos Culturales: El punto de vista de las Ciencias Sociales", en Niec, Halina (ed.),
¿A favor o en contra de los derechos culturales? Compilación de ensayos en conmemoración del cin cuentenario de 669
la declaración universal de derechos humanos. UNESCO, Los Derechos Humanos en Perspectiva, 2001. p. 45.
Los medios de transferencia cultural han variado históricamente en nuestro país y están rela-
cionados con el sistema político y económico, de tal manera que si se produce un cambio en
los contenidos culturales de nuestra sociedad, puede considerarse este hecho como una
fuente de cambios sociales. La cultura en este sentido no es sólo un conjunto de conocimien
tos, artes y técnicas que se adquiere a través del aprendizaje, sino que implica una verdadera
conformación de la personalidad de los individuos al imbuirles las pautas de conducta y el
sistema de valores vigentes en una determinada sociedad. En la Conferencia Mundial sobre
Políticas Culturales de 1982 celebrada en México, se impulsó una nueva dimensión de cultu-
ra más allá de los ejes tradicionales de las bellas artes y el patrimonio cultural material; a ellos
se le agregaron los derechos fundamentales del ser humano, los sistemas de valores, las tra-
diciones y las creencias.2 El acceso a la cultura que introduce la reforma, representa por lo
tanto no solamente el acceso a los bienes y servicios, sino también la oportunidad de elegir
un modo de vida colectivo que sea pleno, satisfactorio, valioso y valorado, en el que la exis-
tencia humana pueda florecer en su integridad;3 significa finalmente su integración a nuestro
sistema social.
1. La constitucionalización de la cultura
Desde su texto inicial, la Constitución de 1917 llegó a disponer en su artículo 3o. que la edu-
cación en México debería ser nacional para acrecentar la cultura nacional y que el Estado
Jorge Sánchez Cordero
2
Véase la Conferencia Intergubernamentales sobre Políticas Culturales en Europa (Helsinski 1972); Conferencia
Intergubernamental sobre Políticas Culturales en Asia (Yogyakarta, 1973); Conferencia Intergubernamental sobre
Políticas Culturales en África (Accra, 1975); Conferencia Intergubernamental sobre Políticas Culturales en América
Latina y el Caribe (Bogotá, 1978) y finalmente la Declaración Final sobre Políticas Culturales. Adoptada por la Confe
rencia Mundial sobre Políticas Culturales en México el 6 de agosto de 1982. (MONDIACULT).
3
González Moreno, Beatriz. Estado de Cultura, Derechos Culturales y Libertad Religiosa. Madrid, Civitas, A Thomson
Company, 2003. p. 70.
La constitucionalización de la "cultura", conforme a la reforma, implica una visión plena y
articulada de los diversos fenómenos que conlleva lo "cultural" y resulta ser una catalizadora
en la valoración pública de la cultura. Con la reforma la noción de cultura despliega toda su
plenitud a través de una función totalizadora: el acceso y fomento al patrimonio cultural
material e inmaterial, la dimensión pública de los ciudadanos frente al Poder Público, y la
síntesis de la totalidad de los diversos contenidos que provienen de la noción étnica de cul-
tura, como derecho a la diferencia. Es claro, que la noción de cultura en el texto constitucio-
nal resulta ser una noción abierta o poliforme, lo es porque es una noción holística que
considera diferentes realidades como una totalidad.
a. El Estado de Cultura
La protección de los bienes culturales es sólo un componente del sistema cultural. La Cons-
titución Política de los Estados Unidos Mexicanos (en adelante CPEUM o "Constitución") está
pues en lo sucesivo animada por una dimensión cultural genérica: los elementos del "Estado
de Cultura", las libertades específicas de la cultura, la protección de bienes culturales y las
cláusulas expresas sobre el patrimonio cultural. El Estado nacional mexicano al definirse lo
es ahora también por sus culturas que preconstituyen un elemento adicional en sus notas
características.
El "Estado de Cultura" es el que rescata la importancia del elemento cultural a través del
arraigo de la democracia cultural4 y adquiere ahora la misma trascendencia de los otros tres
sintagmas: Estado de derecho, Estado democrático y Estado social, pero con una significa-
ción específica: "es el principio humanizador de la acción del Estado".5 Hemos de ser claros: la
reforma introduce tardíamente en nuestro sistema legal el sintagma del "Estado de Cultura".
Artículo 4o. párrafo 9 Constitucional
El "Estado de Cultura" tiene como propósito específico asumir como obligaciones esenciales
del Estado, la promoción, el desarrollo y el progreso cultural de la colectividad.6
Comentario al
La literatura contemporánea7 identifica los fundamentos del "Estado de Cultura" en los prin- 671
4
Our Creative Diversity. Report of the World Commission on Culture and Development. EGPRIM, 1995. p. 240.
5
Prieto De Pedro, J. Jesús, Cultura, Culturas y Constitución. Madrid, Congreso de los Diputados. Centro de Estudios
Constitucionales, 1995. p. 223.
6
Huber, Ernst Rudolf, Zur Problematik des Kultursaats. Germany, J.C. B. Mohr. Tübingen, 1958, p. 26.
7
Spagna Musso, Enrico, Scritti di Diritto Costituzionale. Tomo I. Bologna, Giufrrè Editore / Seminario Giuridico Della
Università di Bologna, Miscellance 31, 2002, p. 422.
enseñanza son libres". El Estado mexicano, en tanto que Estado de Cultura, debe garantizar a
partir de la reforma el libre cultivo de la ciencia y su libre transmisión por cualquier vía incluso
la docente en todos los grados e instituciones del sistema educativo.8
Los límites de la cultura en México son más amplios que los del Estado; al Estado le asiste la
obligación pública de contribuir al enriquecimiento cultural y al de su progreso. De ahí que
uno de los deberes primarios del Estado9 sea la tutela del patrimonio arqueológico, histórico,
artístico y del paisaje.10
672 8
Véase al respecto y en sentido contrario la sentencia del Tribunal Supremo Español del 23 de enero de 1974 en
el que se sancionó a un profesor"…por resultar evidente que en sus explicaciones filosóficas se atuvo, como él
mismo reconoce, a las más rigurosa racionalidad científica y experimental, con exclusión de toda intervención divina
en la vida sobrenatural de una persona, así como el origen mismo de la vida, sin que ello sea obstáculo el que se
haya podido ajustar a la determinación de doctrinas científicas…" En la actualidad esta tendencia está totalmente
superada como es de verse en las sentencias. TCE. Pleno. Sentencia 153/1985. Conflicto positivo de competencia 447-1982.
De 7 de noviembre de 1985. BOE núm. 283 de 26 de noviembre de 1985; TCE. Sala Segunda. Sentencia 121/1989.
Recurso de Amparo 1628-1987. De 3 de julio de 1989. BOE núm. 175 de 24 de julio de 1989.
9
González Moreno, Beatriz..., op. cit. p. 37.
10
Sandulli, A. M., "La tutela del paesaggio nella Constituzione", Rivista giuridica edilizia, 1967, p. 70.
11
Spagna Musso, Enrico…, op cit., p. 431.
12
Ibid., p. 425.
13
Ibid., p. 402.
La libertad cultural
Las libertades culturales habían quedado en México relegadas hasta esta reforma que some-
te, la libertad de la cultura a la tutela constitucional y obliga a los poderes públicos a una
nueva actitud que al menos, no confronte esta exigencia jurídica. Existe ahora un vínculo
postulante entre el Estado y la cultura que debe insertarse en la naturaleza liberal-democrá-
tica de la Constitución en donde la democracia interactúa con la cultura.14 Este vínculo crea una
nueva regulación compleja y orgánica que responde a los siguientes fundamentos: la pro
tección genérica de la creación humana, el reconocimiento de la libertad de la cultura y el de
su desarrollo y la intervención positiva de los poderes públicos. La garantía de la participación
ciudadana preserva tanto sus elementos exteriores, como la de todos sus factores cons
titutivos, pero ahora bajo la tutela constitucional: la libertad de creación no solamente en su
manifestación, sino en su formación. La libertad cultural es sustancialmente diferente que
otras libertades en donde el énfasis está en el individuo: la libertad cultural es esencialmente
una libertad colectiva. La libertad cultural se explica en los derechos de la colectividad; la
libertad cultural es individual por origen, pero colectiva por destino.15
El ámbito de la libertad cultural es de una gran riqueza; comprende tanto los derechos de
libres creaciones literarias, artísticas, científicas y técnicas, calificadas como libertades intelec-
tuales, así como el producto de esa creación que sustancia los derechos de autor. A estas
libertades en México, se consideraron inicialmente como parte de la libertad de expresión,
cuando tienen sin embargo especificidades que las singularizan, como es el lenguaje simbó-
lico, que difícilmente puede enmarcarse en la tutela constitucional de la libre expresión.
de sustraerla de cualquier situación subjetiva. El texto constitucional evitó hacer una distin-
ción explícita entre la creación artística y la científica; al hacerlo favoreció su desarrollo en
toda su plenitud; preserva por lo tanto como ejes formativos de la cultura en su sentido más
amplio al arte y a la ciencia. Igualmente expresó la libertad de creación humana mediante un
Comentario al
concepto jurídico único y omnímodo ya que arte y ciencia forman un todo de común acepta 673
ción y proclamó al unísono la libertad de creación del todo y con ello la de sus componentes.16
La libertad de creación artística y científica resguarda también otros intereses fundamentales
que se refieren a diversas opciones, sociales en género y políticas en especie.17
14
Ibid., p. 492.
15
Our Creative Diversity…, op. cit., p. 25. Véase igualmente González Moreno, Beatriz…, op. cit., p. 91.
16
Spagna Musso, Enrico…, op. cit., p. 461.
17
Ibid., p. 431.
La libertad de creación lleva implícita la libertad de comunicación cultural, que asegura la
libre transmisión de la cultura a través de múltiples manifestaciones, así como la libertad
en la formación y organización, sostenimiento y gestión de organizaciones ad hoc no guber-
namentales.
afectar ex ante la libertad cultural, ni la comunicación de su creación. Más aún por lo que
respecta a la determinación del objeto de la libertad de creación artística presenta sin discu-
674 sión una indudable dificultad: enunciarla hubiera provocado desproveerla de un significa-
do concreto u obligar a calificar jurídicamente un determinado producto del ingenio humano
como obra de arte.20 Esto hubiera conducido irremediablemente al contrasentido de elaborar
una teoría estética legislativa o jurisprudencial. La enorme dificultad consistiría en hacer efec
tiva la tutela constitucional al subordinar el reconocimiento de una obra a su valor artístico
18
Ibid., p. 471.
19
Ibid., p. 501.
20
Ibid., p. 495.
intrínseco o a la individualización del carácter artístico, prescindiendo de la consecución de
un cierto nivel artístico. De una parte se hubiera negado la protección constitucional en
cuanto no fuese una manifestación artística exitosa o bien de la otra se hubiere requerido
para la determinación de su valor artístico de un juicio de valor extremadamente subjetivo y
por consecuencia restrictivo de la tutela constitucional. Esto hubiera abierto un espacio enor
me para la censura.
Es fácil concluir, con base a elementos puramente exteriores, que el arte es un bien espiritual
no definible;21 intentar definirlo equivaldría a sostener, que el valor artístico de una obra es-
taría obligado a expresar un fin, conllevar un objetivo o poseer un carácter estético, lo que
haría enormemente complicado la efectividad de la tutela constitucional. De igual manera si
se quisiera hacer efectiva la tutela constitucional por la pertenencia de una obra a un género
tradicionalmente considerado como artístico22 –la pintura, la escultura, la música, entre otros–
se llegaría al absurdo de negarle la protección constitucional a la creación humana que no
pudiera satisfacer ortodoxamente cualquiera de los presupuestos de estos géneros.23
El pluralismo cultural
Las consecuencias de la reforma son claras: Cada persona, cada grupo y comunidad cultural
Artículo 4o. párrafo 9 Constitucional
21
Ibid., p. 498.
22
Ibidem.
23
Ibidem.
24
Ibid., p. 499.
25
Our Creative Diversity…, op. cit., p. 240.
de los grupos y comunidades culturales. Son estas instituciones las que deben asegurar la
libertad de la cultura, su acceso, su multiplicidad y su progreso.
El nuevo texto, tiene un fin educativo explícito: la enseñanza de la tolerancia, pero habría que
agregar otro más, que es la del "respeto a otras culturas y pueblos". Este respeto vincula la
676 protección nacional y la protección internacional de bienes culturales y "…contribuye a que
el ser humano vaya erguido como ciudadano del Estado y del mundo".27 El patrimonio cul
tural universalmente protegido es manifestación de multiculturalismo,28 fundamenta el
"universalismo cultural" y es una noción correlativa de las garantías y pactos universales e
interestatales sobre derechos humanos.
26
Ibid., p. 18.
27
Häberle, Peter, "Verfassungsprinzipien als Erziehungsziele", en Huber, Ernst Rudolf, Festschrift für, 1981.
28
Our Creative Diversity…, op. cit. p. 16.
La reforma parte de que la diversidad cultural es connatural al ser humano; su personalidad
se desarrolla en ambientes y contextos culturales determinados. A estos dos elementos,
habría que agregar el de la dignidad. A partir de la reforma, toda cultura tiene una dignidad
y un valor que deben ser respetados y protegidos.29
Uno de los postulados básicos del pluralismo cultural radica en los principios de solidaridad
y de lealtad cultural. La función de estos principios es desarrollar un deber jurídico de corres-
ponsabilidad de todas las unidades integrantes del sistema jurídico. Los principios de soli
daridad y de lealtad cultural aseguran la unidad necesaria entre el conjunto diverso con la
autonomía de las partes. El contenido de lealtad cultural se articula en la buena fe, como
regla de actuación de los agentes culturales, para propiciar el funcionamiento eficiente del
sistema jurídico en materia de cultura.
conocer la pluralidad por parte del Estado sin perder su integridad. Las diferencias culturales
677
obligan al reconocimiento del derecho de minorías y de los pueblos indígenas. El pluralismo
cultural es una nota distintiva de las sociedades contemporáneas y la identificación étnica un
valladar para los efectos nocivos de la globalización.
29
ONU. Declaración sobre los Principios de la Cooperación Cultural Internacional. Adoptada por la Conferencia
General de la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura, reunida en París, en su
14.a reunión, en este cuarto día de noviembre de 1966, fecha del vigésimo aniversario del establecimiento de la
Organización, art. 1.
30
Spagna Musso, Enrico…, op. cit., p. 449.
El progreso de la cultura
2. El desarrollo cultural
678
La intervención estatal cobra relieve en relación al principio del desarrollo de la cultura si al
atender una categoría específica de los derechos culturales, la correlaciona con el principio
de la libertad cultural. La intervención estatal debe admitirse cuando tenga un interés espe-
cífico en el impulso de cualquiera de las manifestaciones culturales, pero siempre en un
ámbito de respeto en la aceptación del principio de la autodeterminación de la cultura. En el
31
Our Creative Diversity…, op. cit., p. 17.
32
Ibid., p. 18.
33
Spagna Musso, Enrico…, op. cit., p. 437.
análisis de contraste de la pluralidad de políticas públicas culturales debe ponderarse su
desarrollo, sin permitir que alguna obtenga una posición de privilegio sobre la otra.
3. La identidad cultural
La "cultura" y "las culturas" sin embargo no son privativas del Estado mexicano, sino que le
pertenece a toda la sociedad, y en especial a los grupos o comunidades culturales que
lo integran.
Comentario al
679
4. Los deberes jurídicos del Estado
Con la reforma constitucional, las actividades del Estado deben conceptuarse como debe-
res jurídicos y no como meras proclamas morales. Es en esta perspectiva en donde deben
34
Stavenhagen, Rodolfo…, op. cit., p. 27.
35
"Proyecto de Declaración Sobre Los Derechos Culturales. Apéndice C. Derechos Culturales: El punto de vista de
las Ciencias Sociales", en Niec, Halina…, op. cit., p. 319.
36
González Moreno, Beatriz…, op. cit., p. 67.
insertarse los deberes culturales públicos del Estado mexicano: la promoción y preservación
de la cultura. Estos deberes públicos deben ser cumplidos cabalmente, ya que la cultura,
con la educación, son las que garantizan el libre y pleno ejercicio de la democracia. La cul-
tura y la educación crean el presupuesto básico de la libertad de conocer, la capacidad para
decidir y la facultad de discernimiento. La cultura y la educación constituyen los elementos
primarios para el desarrollo de la personalidad y la libertad ideológica. De ahí proviene el
postulado que consiste en que "el poder de humanización y emancipación de la educación
y de la cultura debe hacerse accesible a todos los ciudadanos".37
Los "derechos culturales" refieren una vastedad de fenómenos sociales expresivos, funciones
estatales, reglas de derecho de diferente naturaleza y jerarquía, con diferentes grados de
eficacia. Debe tenerse igualmente claro en el espíritu que la elaboración de un modelo para
contenidos sociales, económicos y culturales que sea común a los textos constitucionales del
entorno, resulta imposible; cada precepto muestra su pleno significado en su contexto y en
su propio texto.38
La expresión "derechos culturales" exige una definición de su ámbito material de validez, que
justamente por su enorme carácter polémico no está desprovisto de ambigüedades. El aná-
lisis de los "derechos culturales" se inicia con la precisión de dos constataciones: La primera
refiere a que la cultura ha permeado, bajo diversas formas y expresiones, en amplios sectores
de la sociedad mexicana, específicamente en todos los vehículos de comunicación y expre-
Jorge Sánchez Cordero
680 La segunda constatación evidencia que el derecho, también ha sufrido profundas e impor-
tantes metamorfosis. Debe quedar claro en el análisis que el derecho inevitablemente es
el reflejo de las aspiraciones, frustraciones, dificultades y costumbres de una sociedad de las
que igualmente participa la cultura. En la medida en que la cultura es una actividad humana,
suscita irremediablemente vínculos jurídicos que se traducen en derechos y obligaciones.
37
Pérez Luño, A. E. Derechos Humanos. Estado de Derecho y Constitución. Tercera Edición, Madrid, Tecnos, 1990,
p. 486 citado por González Moreno, Beatriz…, op. cit., p. 37, nota al pie 24.
38
González Moreno, Beatriz…, op. cit., p. 216.
La conclusión es clara: es perceptible una interdependencia y correspondencia entre los de-
rechos culturales y otros derechos que han sido objeto de una mejor sistematización como
son los derechos económicos, y sociales, e incluso los civiles y los políticos; los derechos
culturales empero, carecen de un estatuto jurídico definido, que explicite la extensión de
los derechos y obligaciones y que haga viable un desarrollo jurisprudencial. Ante la ausencia
de una dogmática propia, los "derechos culturales" conservan aún un carácter contingente;39
lo que de ninguna manera acota su dimensión, sino destaca su complejidad.
Es una obviedad sostener que los derechos individuales se explican siempre en contextos
sociales. No lo es afirmar que, a cada individuo, le asisten deberes para su comunidad, en
donde únicamente es posible el desarrollo de su personalidad.41
La determinación de los sujetos titulares de los "derechos culturales", a quienes les asiste la
legitimidad procesal activa para hacerlos efectivos, está aun sujeta a debate. El carácter colec
tivo de la cultura, determina la complejidad de los derechos culturales; la interrogante es
previsible: son derechos individuales o derechos colectivos. Las respuestas han sido variadas.
Lo que está claro, es que no es una prerrogativa exclusiva del Estado determinar las condicio-
nes para hacerlos efectivos, sino de la sociedad en su conjunto.
quisito para que pueda florecer la libertad cultural individual.43 La libertad cultural se consti-
tuye como una garantía para la libertad in extenso; la libertad cultural protege no solamente
a la colectividad, sino de igual manera los "derechos culturales" de cada individuo. Si bien los
derechos culturales individuales existen independientemente de los colectivos, la existen-
Comentario al
cia de derechos colectivos de libertad cultural, provee de protecciones adicionales a la liber- 681
tad individual.
39
Prieto De Pedro, J. Jesús…, op. cit., pp. 202 y ss. En el mismo sentido, véase González Moreno, Beatriz..., op. cit.,
p. 94.
40
Eberhard, Christoph, Le Droit au miroir des cultures. Pour une autre mondialisation. Droit et Société. Recherches et
Travaux, 13 Série Anthropologie, Librairie General de Droit et Jurisprudence, 2006. p. 15.
41
Our Creative Diversity…, op. cit., p. 26.
42
Ibidem.
43
Ibid., p. 25.
c. Su dimensión
Resulta ahora una tarea imprescindible consistente en determinar el significado que tendrá
ahora en el sistema mexicano la expresión "derechos culturales". Los "derechos culturales"
reclaman a partir de la reforma constitucional, no una simple abstención del Estado Mexi
cano, sino una acción positiva de éste último para hacer viable su ejercicio.
La legislación mexicana desarrolla la dogmática del régimen jurídico del patrimonio cultural
en dos ejes fundamentales: el valor cultural y el derecho de acceso a la cultura.44 El valor
cultural se identifica en el régimen jurídico del patrimonio cultural tangible con el interés cul
tural arqueológico, histórico y artístico y lo hace en la perspectiva del esquema tradicional
del régimen de propiedad en sus múltiples variantes: la dominalidad pública o bien privada
sujeta a restricciones importantes de diversa índole en cuanto a su ejercicio. De esta forma, es
el interés público el que legitima la intervención administrativa.45 En este orden, el valor cultu
ral resulta ser una cualidad inherente del bien cultural que determina su régimen patrimonial.
tía de los derechos y libertades, así como de su tutela constitucional; ésta es su verdadera
esencia funcional, y su justificación. Existe una necesidad de interpretar y aplicar la noción de
orden público como límite al ejercicio de los derechos fundamentales, conforme a unos pará
682
metros objetivos y normativos a partir de la propia Constitución. Su función se convierte en
una garantía positiva en el ejercicio de la libertad.49
44
Ibid., p. 217.
45
González Moreno, Beatriz…, op. cit., p. 217.
46
Spagna Musso, Enrico…, op. cit., p. 558.
47
Ibidem.
48
Elósegui Itxaso, María. Derechos Humanos y Pluralismo Cultural. Madrid, Iustel, 2009, p. 36.
49
Ibid., p. 37.
A partir de la reforma, los poderes públicos deben evitar esta tendencia de monopolizar la
res publica, y menos la res publica cultural. Antes al contrario, deben de abandonar el contra-
sentido de uniformar a una sociedad tan heterogénea como la nuestra.
La reforma obliga a los Poderes públicos a permitir el pluralismo cultural y la libertad que se
deriva de ese pluralismo; a superar su visión de noción de orden público estatista anterior a
nuestro novísimo régimen democrático; a desterrar su actitud recelosa ante la evolución
progresiva de las ideas y de las instituciones;50 a abandonar el orden público como criterio de
exclusión. La noción de orden público queda liberada con la reforma de la ancila a la que la
tenía sometida la praxis estatal mexicana.51
La reforma tiene el efecto de propiciar el rechazo del orden público, como una función de
clausula generalis52 limitadora de los derechos, en cuanto un recurso defensivo del Estado
frente a un supuesto exceso en el ejercicio de las libertades. En su función anterior a la refor-
ma, el orden público quedaba degradado en su valor jurídico, y su noción confundida con la
de mera limitación arbitraria de las libertades.53
constitucional será exclusivamente aplicable cuando satisfaga los presupuestos de esta nue-
va noción.
Comentario al
La extensión de la reforma es clara: tutelar el desarrollo libre del arte y la ciencia significa
683
garantizar la actividad y la posibilidad de manifestarse y desarrollarse libremente; el único
límite es la necesidad de su equilibrio, conforme al orden público constitucional.
50
Ibid., p. 51.
51
Ibid., p. 39.
52
Ibid., p. 63.
53
Ibid., p. 54.
54
Ibid., p. 40.
55
Ibid., p. 64.
El debate de la extensión de la libertad de la cultura se inserta en referentes que le son pro-
pios. La creación cultural se caracteriza por la generación de valores simbólicos y signos de
identidad en permanente evolución que incluso llegan a cuestionar los precedentes.
Arte y ciencia no admiten una predeterminación externa a su forma de ser. Una manifestación
del pensamiento no puede tolerar o consentir una directriz en su desarrollo impuesta coac-
tivamente. A esta libertad le asiste correlativamente la obligación de fidelidad a la constitu-
ción que exige su adecuación a los valores fundamentales del ordenamiento constitucional.
684
56
La tesis de la fidelidad de la Constitución ha sido desarrollada ampliamente especialmente en el ámbito de la
literatura juridica norteamericana y alemana. Véase en la literatura jurídica Brown Jr. Loyalty and Security, New Haven,
1958; Mac Jver, Academic Freedom in Our Time; New York, 1955; Marshall, J., "The Defense of Public Education from
Subversion", Columbia Law Review, 1951, p. 587 y ss; Sorensen, "Legislative Control of Loyalty in the School System",
Nebraska Law Review; 1950, p. 485 y ss.
57
Véase la tesis de la fidelidad en la literatura alemana Thoma, Die Lehrfreiheit der Hochschullehrer und ihre
Begrenzung durch das Bonner Grundgesetz, Tübingen, 1952; Friesenhann, Staatslehre und Verfassung. Krefeld, 1950;
Köttgen, Die Freiheit der Wissenschaft und die Selbstverwaltung der Universität, en Neumann-Nipperdey-Scheuner,
Die Grundrechte, vol. I, p.290 y ss; Wehrhahn, Lehrfreicheit und Verfassungstreue, Tübingen, 1952.
58
Spagna Musso, Enrico…, op. cit., p. 556.
59
Ibid., p. 557.
60
Ibid., p. 560.
símbolos de identidad a través de la memoria colectiva. En este supuesto a los Poderes pú-
blicos les asiste el deber primario de procurar su conservación; el segundo de los momentos
acaece cuando la manifestación cultural se encuentra en gestación; en este supuesto los Po
deres públicos están obligados a crear las condiciones propicias para su floración, ya sea a
través de la educación, la valoración o la percepción de las manifestaciones culturales en los
diferentes ámbitos: literarios, científicos, artísticos.61 Esta es la genuina promoción cultural
que ordena la reforma constitucional.
a. Su naturaleza
pleno de juridicidad.
685
Por lo que respecta al patrimonio cultural inmaterial, el Congreso General debe concitar a la
Federación, Entidades Federativas, Municipios y el Distrito Federal, para fijar las bases de
61
González Moreno, Beatriz…, op. cit., p. 175.
62
Ibid., p. 168.
63
Cossio Díaz, José Ramón, Estado Social y derechos de prestación. Madrid, Centro de Estudios Constitucionales,
1989, pp. 256-258.
64
González Moreno, Beatriz…, op. cit., p. 168.
coordinación de sus acciones y establecer los mecanismos de participación de los sectores
social y privado, para cumplir los fines previstos la reforma Estas bases deberán asegurarles a
los conciudadanos mexicanos su derecho al acceso a la cultura y al disfrute de los bienes y ser
vicios que presta el Estado en la materia, así como el ejercicio de sus derechos culturales. Las
bases que se promulguen conforme al mandato constitucional, deberá establecer los meca-
nismos para el acceso y la participación de los ciudadanos a cualquier manifestación cultural.
Estas bases van a conferirle al principio rector del derecho al acceso a la cultura, en el ámbito
del patrimonio cultural inmaterial, de la juridicidad necesaria; a partir de su promulgación
harían vinculante este principio rector a los poderes públicos y los obligaría a una actua-
ción específica para preservar el reconocimiento, respeto y protección del patrimonio cultu-
ral inmaterial.65
b. Su contexto
El significado del derecho al acceso a la cultura consiste en una especificidad del diseño de la
actividad pública y de su consecuente política cultural. El mandato constitucional conlleva
la garantía por parte de los poderes públicos de la apertura, la extensión y la generaliza-
ción de la creación, la comunicación y la conservación del patrimonio cultural tangible e
intangible.66
terminó por hacer florecer, entre otros efectos perversos, el arte oficial y el academismo, lo
que condujo irremediablemente a la fosilización de la creación y a la perversión de la función
686
cultural por parte de los poderes públicos. La autodeterminación y la autonomía resultan ser
las notas distintivas reconocibles en la creación de nuestra cultura. Es la sociedad la que en
ejercicio de su soberanía cultural identifica la composición del patrimonio cultural tangible e
intangible, y determina el interés general; al hacerlo obliga a los Poderes públicos a crear las
condiciones que posibiliten su acceso.67
65
Spagna Musso, Enrico…, op. cit., p. 464.
66
González Moreno, Beatriz…, op. cit., p. 175.
67
Ibidem.
4. La democracia cultural
La reforma no versa sobre una propuesta de un modelo cultural específico a los ciudada-
nos; antes al contrario, obliga a proveer de los medios para acceder a la cultura. Uno de los
medios más importantes para facilitar el acceso a la cultura debe ser por lo tanto la democra-
tización de la cultura.
Con esta reforma, los Poderes públicos están en la obligación de favorecer actividades cul-
turales que abandonen la noción monolítica de la "cultura nacional" y abonen más en la
aceptación de la diversidad étnica y de la diversidad de las elecciones individuales y colec
tivas.68 La democracia cultural está íntimamente vinculada a la noción de derechos cultura-
les.69 El derecho cultural básico de cada individuo consiste en su participación plena en la
vida cultural. El pluralismo cultural para que cobre un principio de vigencia debe ir acompa-
sado de iniciativas democráticas culturales, que provean de los medios para que las comu
nidades puedan expresar su imaginación creativa en formas tangibles. La reforma fija los
fundamentos culturales del Estado: los nuevos deberes primarios del Estado mexicano, por
lo que se refiere al acceso a la cultura, son: el reconocimiento, la protección y la promoción
de la identidad cultural.70
acciones culturales, sino un verdadero desarrollo de los "derechos culturales", cuyo vértice es
considerar a la cultura como una actividad de interés general y el objeto de una función
pública. La función pública tiene como propósito dar satisfacción a una necesidad de inte-
Comentario al
rés público.
687
68
Our Creative Diversity…, op. cit., p. 26.
69
Ibid., p. 240.
70
Sally, Holt, "Family, Private Life, and Cultural Rights" en Weller, Marc (ed.), Universal Minority Rights. A commentary
on the Jurisprudence of International Courts and Treaty Bodies. Oxford, Oxford University Press, 2007, p. 223.
71
Pontier, Jean Marie, et. al., Droit de la Culture. Segunda Edición, Dalloz, 1996, p. 280.
públicos deben necesariamente atender, respecto al cual no pueden eludir su responsabili-
dad y que inevitablemente deben reglamentar y financiar.
La "política cultural" suscita una interrogante fundamental que es la función cultural de los
Poderes públicos. En lo que parece haber unanimidad es en la atribución a los Poderes públi-
cos de la guarda y custodia del patrimonio cultural tangible, que en su esencia consiste en
la salvaguarda y restauración de los bienes culturales y en su propósito específico que es la
preservación del conocimiento universal. El patrimonio cultural nacional finalmente es uno
de los ejes de la identidad de la sociedad mexicana. La política cultural patrimonial se distin-
gue del resto de la actividad cultural, en que se articula en función de los "bienes culturales"
que en su conjunto integran el patrimonio cultural tangible del Estado mexicano; en esta
forma el patrimonio cultural tangible debe descubrirse, conservarse, acrecentarse y difundir-
se. La noción del patrimonio cultural tangible no cesa de transformarse ya que los "bienes
culturales" tienden a diversificarse en respuesta a los intereses colectivos.
Jorge Sánchez Cordero
688
72
Respecto de la tolerancia véase el artículo 2.1 de la Constitución de la República Federal de Alemania que pre-
ceptúa: "…los derechos de los otros como límite al libre despligue de la personalidad..". Este precepto para Häberle
tiene un educativo: la enseñanza de la tolerancia. En Häberle, Peter, Verfassungsprinzipien als Ersziehungsziele…,
op. cit.
73
Our Creative Diversity..., op. cit., p. 15.
El derecho al trabajo
frente a la jurisprudencia
nacional e interamericana*
Alfredo Sánchez-Castañeda**
* Agradezco a los doctores José Luis Caballero Ochoa, Eduardo Ferrer Mac-Gregor y Cristian Steiner su amable
invitación para participar en esta importante obra colectiva.
** Investigador del Instituto de Investigaciones Jurídicas de la UNAM.
SUMARIO: I. Introducción y delimitación del tema. II. El derecho al trabajo: de principio
liberal económico a derecho humano. III. El derecho al trabajo en el constitucionalismo
mexicano. IV. Los instrumentos internacionaes e interamericanos y el derecho del tra-
bajo. V. El Artículo 5o. Constitucional y los alcances jurisprudenciales del derecho al trabajo.
vi. El derecho al trabajo y la Corte Interamericana. VII. Consideración final.
E l derecho del trabajo se puede entender a partir de sus tres dimensiones: la general, la
individual y la colectiva. Su dimensión general se ha estudiado como una garantía individual,
ahora considerada, a partir de la reforma constitucional reciente, como un derecho humano.1
Su dimensión individual se entiende como la libertad de toda persona al derecho al trabajo y
a condiciones de trabajo equitativas para su desarrollo. Mientras que su dimensión colectiva,
se entiende como el derecho a la libre sindicalización y a la negociación colectiva. A pesar de
que en el presente estudio se parte, como se señalará más adelante, de la indivisibilidad
de los derechos humanos, sólo se abordará la dimensión general e individual del derecho al
1
La reforma en materia de derechos humanos fue publicada el 10 de junio de 2011 en el Diario Oficial de la Fe-
jurisprudencia nacional e interamericana
deración: La denominación del título primero, capítulo I, de la Constitución federal, "De las garantías individuales", pasa
a ser "Los derechos humanos y sus garantías". La nomenclatura que se propone posee un significado muy distinto al
El derecho al trabajo frente a la
original: Al denominarse el capítulo en comento en principio como "Los derechos humanos…", hay un reconocimiento
constitucional pleno a las denominación universal de los derechos básicos de la persona, lo que impedirá sustentar la
falsa dicotomía que rezaba que una cosa son los derechos humanos, y otra muy distinta las garantías individuales…
Al analizar la frase completa "Los derechos humanos y sus garantías", encontramos que no evoca dos tipos de derechos,
por una parte los derechos humanos y, por la otra, las conocidas garantías individuales, sino que se alude a los dere-
chos humanos, y técnicamente, a los instrumentos que le sirven de garantía; esto es, los medios a través de los cuales
se buscan su eficacia cuando las autoridades los desconozcan o de plano los trasgredan, que son los previstos básicamen-
te en los artículo 97, 99, 102, 10, 107 105 constitucionales…En ese sentido la alusión al término "garantías"…no tiene ni
debe dársele el significado tradicional, sino el moderno, de medios constitucionales para la protección de los derechos
humanos, en especial de tipo judicial. Ver: Carmona, Jorge, "La reforma y las normas de derechos humanos previstas
en los tratados internacionales", pp. 43-44, en Carbonell, Miguel y Salazar Pedro, La reforma constitucional de dere- 691
chos humanos: Un nuevo paradigma, UNAM, México, 2011.
trabajo contenida en el artículo quinto constitucional y tangencialmente, cuando conside
remos la jurisprudencia de la Corte Interamericana de Derechos Humanos (en adelante
"CorteIDH o "la Corte"), se abordará su dimensión colectiva, ya que de lo contrario implicaría
hacer un estudio jurisprudencial del artículo 123 constitucional.
El estudio del derecho al trabajo como derecho humano en su dimensión general e individual,
requiere señalar cómo fue originalmente entendido como un principio económico (I); cómo
se fue diseñando en el constitucionalismo mexicano (II); su consagración en los instrumentos
internacionales e interamericanos (III), los alcances y posibles limitaciones del derecho al
trabajo por la jurisprudencia mexicana (IV); y cómo ha sido su lenta pero creciente aparición
en el ámbito de la Corte Interamericana (V).
En sus inicios el derecho al trabajo aparece como derecho liberal o enfrentado a las corpo
raciones, las cuales estorbaban para el desarrollo del capital, de la industria y del comercio.
Las corporaciones aparecen en el siglo X y tienen su momento de apogeo entre los siglos XV
y XVI. Las corporaciones monopolizaban la producción, impedían el trabajo a quienes no
formaran parte de ellas y evitaban la competencia entre maestros de un mismo oficio.2
Al paso del tiempo, la producción corporativa se hizo insuficiente para cubrir el constante
Alfredo Sánchez-Castañeda
Las ideas liberales que proclamaban el derecho absoluto a todos los trabajos y que se opo-
nían a toda organización que impidiera el libre ejercicio de aquel derecho, resultaron la base
de la conceptualización del derecho al trabajo como un derecho liberal, que permitiera
el desarrollo del hommo economicus. El principio de que los hombres son libres y deben
2
De la Cueva, Mario, Derecho Mexicano del Trabajo, Porrúa, México, 1961, T. I, pp. 10-11.
organizarse a través de un nuevo contrato social plasmadas en el Contrato Social de Jean-
Jacques Rousseau y la idea de la necesaria destrucción de las cadenas que ligaran al hombre
plasmadas en el Discurso sobre los Orígenes de la Desigualdad entre los Hombres, también de
Rousseau, fueron reducidas a la única libertad que le interesaba al liberalismo económico,
aquella que permitiera la producción fabril, la libertad de industria.
Tres regulaciones francesas pueden citarse como fundamento del derecho al trabajo como
un derecho liberal. En primer lugar el Edicto del Ministro Turgot, de 1776, que suprimió las
corporaciones, las cuales, debido a las presiones que se ejercieron, quedaron restauradas con
ciertas limitaciones a la caída del Ministro. En segundo lugar, el decreto 2-17 de marzo de
1791, en donde el artículo séptimo establecía: "A partir del primero de abril, todo hombre es
libre de dedicarse al trabajo, profesión, arte u oficio que estime conveniente, pero estará
obligado a proveerse de un permiso, a pagar los impuestos de acuerdo a las tarifas siguientes
y a conformarse a los reglamentos de policía que existan o se expidan en el futuro". En tercer
lugar, la Ley Chapellier de junio de 1971 que prohibió la reorganización de las corporaciones
y la formación de nuevas organizaciones cualquiera que fuera la forma que se les diera. Par-
ticularmente el artículo primero de la ley señalaba que: "Considerando que la desaparición
de cualquier especie de corporaciones constituidas por ciudadanos del mismo oficio o pro-
fesión es una de las bases fundamentales de la Constitución Francesa, queda prohibido su
restablecimiento, cualquiera que sea el pretexto o la forma que se les dé".3
la igualdad proclamada por la Revolución francesa, pronto quedó como lo que realmente
El derecho al trabajo frente a la
era, un principio formal, pero no real. Al paso del tiempo, la supuesta igualdad no implicó
otra cosa para los trabajadores, que un trato desigual. Si bien el contrato de trabajo debía ser
el resultado de la libertad de las partes para contratar, en los hechos, era el empleador quien
fijaba las condiciones de trabajo, modificaba su contenido o lo daba por terminado. Un ejem
693
plo de la manifestación de la igualdad formal para contratar se puede observar en la obra de
Friedrich Engels, La Situación de la Clase Obrera en Inglaterra, en la cual se expone, respecto a
los contratos de trabajo:
3
Idem., pp. 12.
aditamentos a voluntad, y si introduce los reglamentos más insensatos, los
tribunales dicen al obrero: ‘Pero usted es dueño de su persona, a pesar de todo
usted no tiene necesidad de firmar semejante contrato si no tiene el menor
deseo de hacerlo; pero ahora que ha suscrito libremente ese contrato, debe
cumplirlo.’4
constitucionalismo mexicano
Durante la Época Colonial, se trasladó a nuestro país el esquema de los gremios reinantes
694
en Europa. Fueron las Leyes de Indias las que adoptaron ciertas regulaciones acerca de las
condiciones de trabajo de los indígenas. Como país independiente, el primer señalamiento
indirecto sobre la libertad de trabajo se puede desprender de la prohibición del trabajo for-
zoso contenida en el punto 15 de Sentimientos de la Nación, elaborado por José María More-
los y Pavón, el cual establece: "Que la esclavitud se proscriba para siempre…". Así mismo, del
Decreto Constitucional para la libertad de la América Mexicana de 1814 se puede desprender
4
Engels, Friedrich, La situación de la clase obrera en Inglaterra (1845), Buenos Aires, Editorial Futuro, 1965, p. 256.
la libertad al trabajo del artículo 38, el cual señalaba que: Ningún género de cultura, industria
o comercio puede ser prohibido a los ciudadanos, excepto los que forman la subsistencia pública.
No obstante, la primera gran discusión en torno al derecho al trabajo se presentó en el
Constituyente de 1857. Durante el desarrollo del Congreso Constituyente, estuvo presente
la discusión del derecho al trabajo como principio liberal y como principio social. Prevale-
ciendo la primera visión.
…Nuestras leyes, en efecto, muy poco o nada han hecho a favor de los ciuda
danos pobres trabajadores; los artesanos, y los operarios del campo no tienen
elementos para ejercer su industria, carecen de capitales y de materias, están
subyugados por el monopolio, luchan con rivalidades y competencias invenci-
bles, y son en realidad tristes máquinas de producción… Merecen que nuestras
leyes recuerden alguna vez que son hombres libres, ciudadanos de la nación,
miembros de una misma familia.5
pero opino que el desenvolvimiento de aquel principio, materia de una ley se-
cundaria, y formada conforme a las doctrinas de la ciencia, será capaz de liberar
el trabajo de las trabas que lo oprimen y que constituyen los abusos de los pro-
pietarios…A menos que queramos formar una Constitución defectuosa por la
5
Zarco, Francisco, Historia del Congreso Extraordinario Constituyente de 1856 y 1857, tomo I, pp. 12 y 17.
6
Zarco, Francisco, Crónica del Congreso Constituyente (1856-1857), México, Colegio de México, 1979, reimpresión,
p. 454.
aglomeración de extrañas materias, no concibo cómo pueden hacerse lugar en
nuestro código fundamental tales puntos…y por eso propongo que nuestro
Código fundamental, se restrinja a proclamar la libertad de trabajo, encomen-
dando a una ley secundaria la organización de él.7
Como lo señala Mario de la Cueva, lentamente Vallarta confundió la libre elección de una
actividad con la libre fijación de las cláusulas en los contratos de trabajo, embrolló la idea
filosófica, social y jurídica de la libertad humana para trabajar, con el principio económico de
la libre fijación de las condiciones de prestación de servicios.8
Si bien es cierto que la Constitución de 1857, no fue el instrumento para el desarrollo del
derecho al trabajo, si puede señalarse que sus artículos aprobados, así como las intervencio-
nes de los constituyentes, abrieron la discusión sobre el papel del derecho al trabajo: libertad
de trabajo y la prohibición de prestar trabajos sin justa retribución y consentimiento.
La consolidación de las ideas sociales de los ilustres pensadores mexicanos del siglo XIX ter-
minaría manifestándose en la primera gran constitución social del siglo XX, la Constitución
Mexicana de 1917. Cuando en el seno del Constituyente se presentó el proyecto de artículo
quinto, los constituyentes progresistas, ahora en mayoría (lo que no sucedió en el Constitu-
yente de 1857) sobre los liberales conservadores, formaron una comisión encargada de
presentar un nuevo proyecto. El nuevo proyecto de artículo conservó la misma redacción,
agregando la jornada máxima de trabajo, el trabajo de menores y mujeres, así como el des-
canso semanal.
Sería el inicio de la aparición del derecho al trabajo en su ámbito individual y social regulado
Alfredo Sánchez-Castañeda
696 resulta necesario reafirmarlo desde ahora, es imposible entender un artículo sin el otro.
7
Idem.
8
De la Cueva, Mario, "La Constitución de 5 de febrero de 1857", en Izquierdo y de la Cueva, Ana Luisa (Compilación
y semblanza de); El humanismo jurídico de Mario de la Cueva (Antología); México, UNAM/FCE, 1994, p. 295.
9
Todo el derecho es por naturaleza social. Hablar de derecho social, implica una falta de pureza conceptual, no
obstante posee la indudable ventaja de ser un término sugestivo que proporciona una idea del contenido y de la
materia a la que se refiere. Fix-Zamudio, Héctor, "Introducción al estudio del Derecho procesal social", Revista
Iberoamericana de Derecho Procesal, México, núm. 3, 1965, p. 23.
Se denomina derecho social al régimen jurídico que reacciona contra el individualismo y que busca una adecuación
del derecho a la realidad concreta del ser humano. García Ramírez, Sergio, "El derecho social", Revista de la Facul-
tad de Derecho de México, julio-septiembre, tomo XV, Núm. 59, 1965, UNAM, México, p. 634.
Heriberto Jara señaló que la Constitución debería ser reglamentaria cuando fuera necesa-
rio.10 La propuesta de Heriberto Jara fue una posición diferente a la sostenida, en su momen-
to, por Vallarta, quien, como se ha visto, se opuso a que la Constitución de 1857 reglamentara
los derechos contenidos en la misma. Por su parte, Alfonso Cravioto propuso la redacción de
un artículo que se dedicara exclusivamente al derecho al trabajo:
Pastor Rouaix, Victorio E. Góngora, Heriberto Jara, y José Natividad Macías integraron la comi-
sión y presentaron el 13 de enero de 1917 un nuevo dictamen que fue aprobado como el
artículo 123 constitucional , al cual se le dedicó el título IV con el rubro: "Del trabajo y la pre
visión social".12 Los principales temas originalmente regulados en el precepto constitucional
fueron: Trabajo y descanso; salario; mujeres y menores; participación de las utilidades; estabi-
lidad en el empleo; protección a la salud y a la vida de la familia del trabajador; el derecho de
asociación profesional; autoridades de trabajo; irrenunciabilidad de los derechos obreros y
seguridad social.
jurisprudencia nacional e interamericana
El derecho al trabajo frente a la
Como lo señala el ilustre jurista Sergio García Ramírez,13 si la revisión de las relaciones entre el 697
orden jurídico interno y el orden jurídico internacional pudo parecer hace tiempo, sacrílego
10
23a. Sesión Ordinaria celebrada en el Teatro Iturbide la tarde del martes 26 de diciembre de 1916. Ver en: Remo-
lina Roqueñí, El artículo 123 constitucional, México, IMSS, 2000. Particularmente la parte que trascribe los Debates del
Congreso Constituyente 1916-1917, 536-537 pp.
11
Idem, p. 568.
12
Idem, pp. 593-598.
13
García Ramírez, Sergio, El futuro del Sistema Interamericano de Protección de los Derechos Humanos, en García
Ramírez, Sergio, (coordinador) La jurisprudencia de la Corte Interamericana de Derechos Humanos, UNAM, México,
2001, p. 1127.
o inútil, hoy es necesario y urgente. Es una de las cuestiones más relevantes a resolver en el
derecho constitucional de los Estados y en el jus gentium.
No puede ser de otra manera, dada la indivisibilidad17 de los derechos humanos. Robert
Alexy ha señalado que los derechos sociales fundamentales no pueden verse como obstáculos
de la libertad, ni de los derechos civiles y políticos, ya que los derechos sociales también se
14
Entre los derechos fundamentales de libertad y de prestación, hay una continuidad, porque existe un vínculo de
necesidad, entre ellos, para poder existir. Otto Pardo, Ignacio de, Derecho constitucional. Sistemas de fuentes, Barce
lona, Ariel, 1999, p. 107.
Implica, desde la perspectiva de Norberto Bobbio, el paso de la persona considerada en abstracto a la persona
considerada en concreto. Bobbio, Norberto, El tiempo de los derechos. Madrid, Sistema, 1991.
Hablar de derechos de primera, segunda o tercera generación, puede ser una división peligrosa, porque implicaría
reconocer la primacía de cierto tipo de derechos sobe otros o la necesaria garantía primaria de algunos de ellos,
olvidando la unidad y continuidad de todos los derechos fundamentales. Gros Espiell, Héctor, Estudios sobre dere-
chos humanos, Caracas, Editora Jurídica Venezolana, 1985, pp. 10-22.
Sólo se puede pensar en derechos de primera, segunda o tercera generación, si no implican la sustitución de unos
por otros, ya que en ocasiones las generaciones posteriores de derechos, son la redimensión de los derechos ante-
riores para adaptarse a nuevos contextos. Ruiz Miguel, Carlos, "La tercera generación de los derechos fundamen
tales", Revista de Estudios Políticos, Madrid, Nueva Época, Núm. 72, abril-junio, 1991, p. 303.
15
Ver: Courtis Christian; Hauser, Denis y Rodríguez Huerta, Gabriela, Compiladores), Protección internacional de
derechos humanos. Nuevos desafíos, México, Porrúa-Instituto Tecnológico Autónomo de México, 2005; Melish, Tara J.,
Alfredo Sánchez-Castañeda
‘El litigio supranacional de los derechos Económicos, Sociales y Culturales: Avances y retrocesos en el sistema inte-
ramericano", 2006. http://www.escr-net.org/usr_doc/08_tara.pdf. Consultado el 10 de octubre de 2011; García
Ramírez, Sergio, "Protección jurisdiccional internacional de los derechos económicos, sociales y culturales", Cuestio-
nes Constitucionales. Revista Mexicana de Derecho Constitucional, México, núm. 9, julio-diciembre de 2003; Urquilla,
Carlos Rafael, "Los derechos económicos, sociales y culturales en el contexto de la reforma al sistema interamericano
698 de protección de los derechos humanos", Revista IIDH, San José, Costa Rica, núms. 30-31, 2001, y Chávez Sánchez,
Odalinda, "Justiciabilidad de los derechos económicos, sociales y culturales", en González Martín, Nuria y Chávez Sán
chez, Odalinda, Dos temas torales para los derechos humanos: acciones positivas y justiciabilidad de los derechos
sociales, México, Comisión Nacional de Derechos Humanos, 2008; Ventura Robles, Manuel, "Jurisprudencia de la
Corte Interamericana de Derechos Humanos en materia de derechos económicos, sociales y culturales", Revista
IIDH, San José, Costa Rica, núm. 40, julio-diciembre de 2004,; Pinto, Mónica, "Los derechos económicos, sociales y
culturales y su protección en el sistema universal y en el sistema interamericano", Revista IIDH, San José, Costa Rica,
núm. 40, julio-diciembre de 2004, pp. 25 y ss.; Abramovich, Víctor y Courtis, Christian, Los derechos sociales como
derechos exigibles, Madrid, Trotta, 2002.
16
Courtis, Christian, La protección de los derechos económicos, sociales y culturales a través del artículo 26 de la
Convención Americana sobre Derechos Humanos, en Estudios en Homenaje a Héctor Fix-Zamudio. <http://biblio.
juridicas.unam.mx/libros/6/2562/20.pdf> (27 de junio de 2013)
17
Dermizaky Peredo, Pablo, "Estado actual de los derechos fundamentales en Europa y América (breve estudio de
derecho comparado)", Anuario Iberoamericano de Justicia Constitucional, núm. 9, Madrid, pp. 54-56.
fundan en la libertad, en donde los derechos civiles y políticos deben asegurar la igualdad
jurídica, mientras que los derechos sociales deben asegurar la libertad fáctica.18
Así mismo, para Carlos Santiago Nino los derechos sociales son una extensión de los dere-
chos individuales. Nino señala tres confusiones en la que suelen incurrir algunos ideólogos
del liberalismo conservador para oponerse a los derechos sociales: En primer lugar, suponer
que el orden del mercado es espontáneo y por lo tanto, debe existir el adelgazamiento del
Estado. En segundo lugar, suponer que la autonomía está constituida por condiciones de no
interferir; olvidando que la autonomía requiere derechos para exigirla. En tercer lugar, pre-
sentar la distinción entre condiciones normativas y materiales de la libertad como una jerarquía,
en donde el principio formal de libertad está por encima de la libertad material. Confusión en
la que suelen caer también algunos análisis marxistas, sostiene Santiago Nino.19
Por otro lado, a nivel nacional, el control de convencionalidad cobra fuerza con la reciente
reforma al artículo primero constitucional. Así como por la obligación que tienen los jueces
nacionales de tener en cuenta no sólo los tratados de los que sea parte un Estado, sino la
interpretación que se ha hecho de los mismos. Al menos en lo que corresponde a la CorteIDH
según ha quedado señalado en el caso Cabrera García y Montiel Flores vs. México: Este Tribunal
ha establecido en su jurisprudencia que es consciente de que las autoridades internas están
sujetas al imperio de la ley y, por ello, están obligadas a aplicar las disposiciones vigentes en
el ordenamiento jurídico. Pero cuando un Estado es Parte de un tratado internacional como la
Convención Americana, todos sus órganos, incluidos sus jueces, también están sometidos a
aquél, lo cual les obliga a velar por que los efectos de las disposiciones de la Convención no
se vean mermados por la aplicación de normas contrarias a su objeto y fin. Los jueces y órga- jurisprudencia nacional e interamericana
nos vinculados a la administración de justicia en todos los niveles están en la obligación de
El derecho al trabajo frente a la
ejercer ex officio un "control de convencionalidad" entre las normas internas y la CADH, evi-
dentemente en el marco de sus respectivas competencias y de las regulaciones procesales
correspondientes. En esta tarea, los jueces y órganos vinculados a la administración de
justicia deben tener en cuenta no solamente el tratado, sino también la interpretación que
699
del mismo ha hecho la CorteIDH, intérprete última de la Convención.20
18
Alexy, Robert, "Derechos sociales fundamentales", en Carbonell, Miguel, Cruz Parcero, Juan y Vázquez, Rodolfo,
Derechos sociales y derechos de las minorías, Porrúa/UNAM, México, 2001
19
Nino, Carlos S., "Sobre los derechos sociales", en Carbonell, Miguel, Cruz Parcero, Juan y Vázquez, Rodolfo,
Derechos sociales y derechos de las minorías, Porrúa/UNAM, México, 2001.
20
Ver: Corte IDH. Caso Cabrera García y Montiel Flores Vs. México. Excepción Preliminar, Fondo, Reparaciones y Cos-
tas. Sentencia de 26 de noviembre de 2010 Serie C No. 220. Ver también: Ferrer Mac-Gregor, Eduardo, Reflexiones
sobre el control difuso de convencionalidad. A la luz del caso Cabrera García y Montiel Flores Vs. México, Boletín
Mexicano de Derecho Comparado, nueva serie, año XLIV, núm. 131, mayo-agosto- 2011, pp. 917-967; y Ferrer Mac-
Gregor, Eduardo, Interpretación conforme y control difuso de convencionalidad. El nuevo paradigma para el juez
En el ámbito interno, el control de convencionalidad ha sido afirmado por la siguiente tesis:
Tratándose de los derechos humanos, los tribunales del Estado mexicano como
no deben limitarse a aplicar sólo las leyes locales, sino también la Constitución,
los tratados o convenciones internacionales conforme a la jurisprudencia emitida
por cualesquiera de los tribunales internacionales que realicen la interpretación
de los tratados, pactos, convenciones o acuerdos celebrados por México; lo cual
obliga a ejercer el control de convencionalidad entre las normas jurídicas internas
y las supranacionales, porque éste implica acatar y aplicar en su ámbito compe
tencial, incluyendo las legislativas, medidas de cualquier orden para asegurar el res
peto de los derechos y garantías, a través de políticas y leyes que los garanticen.21
Existe también otra tesis que se refiere al control de convencionalidad respecto a la CADH:
A la luz de las anteriores consideraciones, a pesar de la aún poca presencia de los derechos
económicos y culturales en las resoluciones y opiniones consultivas de la CorteIDH, es im-
portante para el juzgador mexicano conocer los instrumentos internacionales y regionales
700 que garantizan el derecho al trabajo. Entre los instrumentos internacionales que se pueden
Mexicano en Carbonell, Miguel y Salazar Pedro, La reforma constitucional de derechos humanos: Un nuevo paradig-
ma, UNAM, México, 2011.
21
Tesis Aislada. XI.1o.A.T.47 K. CONTROL DE CONVENCIONALIDAD EN SEDE INTERNA. LOS TRIBUNALES MEXICA-
NOS ESTÁN OBLIGADOS A EJERCERLO. Semanario Judicial de la Federación y su Gaceta. Novena Época, México, T.C.C.,
t. XXXI, mayo de 2010, p. 1932. Reg. IUS. 164611.
22
Tesis Aislada. I.4o.A.91 K. CONTROL DE CONVENCIONALIDAD DEBE SER EJERCIDO POR LOS JUECES DEL ESTADO
MEXICANO EN LOS ASUNTOS SOMETIDOS A SU CONSIDERACIÓN, A FIN DE VERIFICAR QUE LA LEGISLACIÓN IN
TERNA NO CONTRAVENGA EL OBJETO Y FINALIDAD DE LA CONVENCIÓN AMERICANA SOBRE DERECHOS HUMANOS.
Semanario Judicial de la Federación y su Gaceta. Novena Época, México, T.C.C. t. XXXI, marzo de 2010; p. 2927. Reg.
IUS. 165074.
señalar, se encuentran: La Carta de las Naciones Unidas en 1945 (en adelante "Carta ONU");
la Declaración Universal de los Derechos Humanos de 1948 (en adelante, "DUDH"); el Pacto
Internacional de Derechos Económicos, Sociales y Culturales (en adelante "PIDESC"); la Decla
ración Sobre El Progreso y el Desarrollo en lo Social; la Carta de la Organización de los Estados
Americanos (en adelante Carta OEA); la Declaración Americana de los Derechos y Deberes
del Hombre (en adelante DADDH); y el Protocolo Adicional a la CADH en materia de Dere-
chos Económicos, Sociales y Culturales Protocolo de San Salvador. (en adelante "Protocolo de
San Salvador").
Cada uno de los anteriores documentos contemplan el derecho al trabajo, al igual que diver-
sos instrumentos internacionales elaborados por la Organización Internacional del Trabajo
(en adelante "OIT"). Por ejemplo, la Carta de las Naciones Unidas, en su artículo 55, establece
que con el propósito de crear las condiciones de estabilidad y bienestar necesarias para las
relaciones pacíficas y amistosas entre las naciones, basadas en el respeto al principio de la
igualdad de derechos y al de la libre determinación de los pueblos, la Organización promo-
verá trabajo permanente para todos, y condiciones de progreso y desarrollo económico y social.
A su vez, la DUDH en el artículo 23, menciona que toda persona tiene derecho al trabajo, a la
libre elección de su trabajo, a condiciones equitativas y satisfactorias de trabajo y a la protec-
ción contra el desempleo.
Por su parte el PIDESC, establece en su artículo 6 que los estados Partes en el presente Pacto
reconocen el derecho a trabajar, que comprende el derecho de toda persona a tener la opor-
tunidad de ganarse la vida mediante un trabajo libremente escogido o aceptado, y tomarán
las medidas adecuadas para garantizar este derecho. Igualmente la Declaración Sobre El Pro- jurisprudencia nacional e interamericana
greso y el Desarrollo en los Social de 1969 establece en su artículo 10 la garantía del derecho
El derecho al trabajo frente a la
En el ámbito americano, la Carta de la OEA de 1948 establece en el artículo 34 que los Esta-
dos convienen en dedicar sus máximos esfuerzos a la consecución de las siguientes metas
básicas: Salarios justos, oportunidades de empleo y condiciones de trabajo aceptables para 701
todos. A su vez, la DADDH en el artículo XIV establece que toda persona tiene derecho al
trabajo en condiciones dignas y a seguir libremente su vocación, en cuanto lo permitan las
oportunidades existentes de empleo.
Destaca también el "Protocolo de San Salvador" en su artículo 6 señala que toda persona
tiene derecho al trabajo, el cual incluye la oportunidad de tener los medios para llevar una vida
digna y decorosa a través del desempeño de una actividad lícita libremente escogida o acep-
tada. Además los Estado partes se comprometen a adoptar las medidas que garanticen
plena efectividad al derecho del trabajo, en especial las referidas al logro del pleno empleo,
a la orientación vocacional y al desarrollo de proyectos de capacitación técnico-profesional.
Por otro lado, La OIT, en el preámbulo de su Constitución señala que la lucha contra el
desempleo es una medida para mejorar las condiciones de trabajo. El combate al desempleo
no puede ser otra cosa que garantizar a todo individuo el derecho al trabajo. Así mismo, en
la Declaración de Filadelfia de 1944 se afirma que todos los seres humanos, sin distinción de
raza, credo o sexo, tienen derecho a perseguir su bienestar material y su desarrollo espiritual
en condiciones de libertad y dignidad, de seguridad económica y en igualdad de oportuni-
dades y que la OIT tiene la obligación de fomentar programas que permitan lograr el pleno
empleo y la elevación del nivel de vida; emplear a trabajadores en ocupaciones en que puedan
tener la satisfacción en la mejor forma posible sus habilidades y conocimientos y de contri-
buir al máximo al bienestar común.
…garantizar que habrá trabajo para todas las personas disponibles y que bus-
quen trabajo. Así mismo que dicho trabajo debe ser tan productivo como sea
posible; que habrá libertad para escoger empleo y que cada trabajador tendrá
todas las posibilidades de adquirir la formación necesaria para ocupar el empleo
que le convenga…
702
la libertad sindical y el convenio 98 relativo al derecho de sindicalización y de negociación
colectiva de la OIT. Cita el Protocolo de San Salvador, recomendaciones del Comité de Liber-
tad Sindical de la OIT y de la Comisión de Expertos en Aplicación de Convenios y Recomen-
daciones de la OIT.24
23
Países que han ratificado el convenio 122: Bolivia, Brasil, Canadá, Chile, Costa Rica, Cuba, Ecuador, El Salvador,
Guatemala, Honduras, Jamaica, Japón, Nicaragua, Panamá , Perú, Polonia, Portugal, Reino Unido, Suecia, Turquía,
Uruguay, Zambia, entre otros. México no ha ratificado el convenio.
24
Courtis, Christian, La protección de los derechos económicos, sociales y culturales a través del artículo 26 de la
Convención Americana sobre Derechos Humanos, en Estudios en Homenaje a Héctor Fix-Zamudio, p. 437.
Hoy en día, el derecho al trabajo y el derecho al empleo25 se encuentran presente en el cons-
titucionalismo contemporáneo, tanto latinoamericano como europeo.26 Derecho que ha
sido desarrollado por la jurisprudencia nacional (IV) e interamericana (V), como se podrá
observar a continuación.
La Ley determinará en cada Estado, cuáles son las profesiones que necesitan título
para su ejercicio, las condiciones que deban llenarse para obtenerlo y las autori-
dades que han de expedirlo.
Nadie podrá ser obligado a prestar trabajos personales sin la justa retribución y
sin su pleno consentimiento, salvo el trabajo impuesto como pena por la autori- jurisprudencia nacional e interamericana
dad judicial, el cual se ajustará a lo dispuesto en las fracciones I y II del artículo 123.
El derecho al trabajo frente a la
En cuanto a los servicios públicos, sólo podrán ser obligatorios, en los términos
que establezcan las leyes respectivas, el de las armas y los jurados, así como el
desempeño de los cargos concejiles y los de elección popular, directa o indirecta.
703
Las funciones electorales y censales tendrán carácter obligatorio y gratuito, pero
serán retribuidas aquéllas que se realicen profesionalmente en los términos
de esta Constitución y las leyes correspondientes. Los servicios profesionales de
25
El Derecho del Trabajo y el Derecho del Empleo no es lo mismo, ya que el Derecho al Empleo como su nombre
lo dice "empleo" puede conceptuarse como el ingreso o el encuadramiento a una tarea, en tanto que "trabajo" es la
actividad misma prestada por la persona. Barretto Ghione, "Derecho al empleo y derecho del trabajo: una dialéctica
de interferencias", Contribuciones, Argentina, año XIX, núm. 4, Diciembre, 2002, pág. 34.
26
Sánchez-Castañeda, Alfredo, Empleo, en Fix-Zamudio, Héctor y Valadés, Diego (coord.), Instituciones sociales
en el constitucionalismo contemporáneo, UNAM/Colegio Nacional, México, 2011, pp. 309-326.
índole social serán obligatorios y retribuidos en los términos de la ley y con las
excepciones que ésta señale.
El Estado no puede permitir que se lleve a efecto ningún contrato, pacto o con-
venio que tenga por objeto el menoscabo, la pérdida o el irrevocable sacrificio de
la libertad de la persona por cualquier causa.
El primer párrafo del artículo quinto constitucional consagra la libertad de trabajo, siempre y
704
cuando la profesión, industria o trabajo sean lícitos, no sea vedado por resolución judicial,
gubernativa, cuando se ataquen los derechos de terceros o se ofendan los derechos de la
sociedad:
…esto es, existe un imperativo que subyace frente al derecho de los gobernados
en lo individual, en tanto que existe un valor que se pondera y asegura, que se
traduce en la convivencia y bienestar social, lo que significa que se protege el
interés de la sociedad por encima del particular y, en aras de ese interés mayor se
limita o condiciona el individual cuando con éste puede afectarse aquél en una
proporción mayor del beneficio que obtendría el gobernado.27
Así ha sido reafirmado por la jurisprudencia, al señalar que la garantía individual de libertad
de trabajo que consagra el artículo 5o., primer párrafo, no es absoluta, irrestricta e ilimi
tada.28 Ya que como cualquier libertad, requiere de la existencia de normas de reglamenta-
ción que determinen las condiciones en que se puede ejercer y armonizar en beneficio de
la colectividad.29
raciones es correcta. De hecho, existe una razón limitada en cada supuesto. Como vamos
apreciar a lo largo de este trabajo.
Sin embargo, se ha considerado que si se viola la libertad de trabajo cuando concierne sólo
a gobernados en lo particular.30 Además, recientemente la jurisprudencia, ha señalado que la 705
27
Tesis P./J. 28/99 (9ª). LIBERTAD DE TRABAJO. NO ES ABSOLUTA DE ACUERDO CON LOS PRINCIPIOS FUNDAMEN-
TALES QUE LA RIGEN (ARTÍCULO 5o., PÁRRAFO PRIMERO, DE LA CONSTITUCIÓN POLÍTICA DE LOS ESTADOS UNIDOS
MEXICANOS). Semanario Judicial de la Federación y su Gaceta. Novena Época, México, Pleno, t. IX, abril de 1999,
p. 260. Reg. IUS. 194152.
28
Idem.
29
Idem.
30
Tesis. P./J. 29/99 (9a.). LIBERTAD DE TRABAJO. EL PODER LEGISLATIVO NO PUEDE RESTRINGIR ESA GARANTÍA A
GOBERNADOS EN PARTICULAR. Semanario Judicial de la Federación y su Gaceta. Novena Época, México, Pleno, t. IX,
abril de 199 p. 258. Reg. IUS. 194151.
libertad de trabajo es un derecho fundamental que debe concebirse en asociación, equili-
brio y armonía con el desarrollo sustentable.31
Alrededor de los servidores públicos, han aparecido una serie de limitaciones del derecho al
trabajo y de la libertad de trabajo que la Corte ha considerado constitucionales, particular-
mente cuando se trata de miembros de servicio profesional de carrera ministerial, policial y
federal; respecto de la obligación de excusarse de los servidores públicos que puedan tener
algún interés en un negoció jurídico relacionado con su actuar como servidor público. Así
como cuando los trabajadores de la Procuraduría General de la República deben someterse
a exámenes de confianza, acogerse al programa de reubicación o adherirse al programa de
conclusión de sus servicios.
En el caso de los miembros del Servicio Profesional de Carrera Ministerial, Policial y Pericial:
706 31
Tesis Aislada. I.4o.A.451 A. LIBERTAD DE TRABAJO Y SEGURIDAD JURÍDICA. SON DERECHOS FUNDAMENTALES
QUE JUNTO CON EL DESARROLLO SUSTENTABLE, DEBEN CONCEBIRSE EN UNA RELACIÓN DE SINERGIA, EQUILIBRIO
Y ARMONÍA. Semanario Judicial de la Federación y su Gaceta. Novena Época., México, T.C.C., t. XXI, enero de 2005,
p.1793. Reg. IUS. 179551.
32
Tesis Aislada. 1a. XCII/2011. SERVICIO PROFESIONAL DE CARRERA MINISTERIAL, POLICIAL Y PERICIAL DE LA
PROCURADURÍA GENERAL DE LA REPÚBLICA. EL ARTÍCULO 47, FRACCIÓN III, DE LA LEY ORGÁNICA DE DICHA INSTI-
TUCIÓN, QUE PREVÉ LA SUSPENSIÓN DE SUS MIEMBROS, NO VIOLA LA GARANTÍA DE LIBERTAD DE TRABAJO. Sema-
nario Judicial de la Federación y su Gaceta. Novena Época, México, Primera Sala, t. XXXIII, junio de 2011, p. 170. Reg.
IUS. 162481. La garantía de libertad de trabajo contenida en el artículo 5o., primer párrafo, de la Constitución Política
de los Estados Unidos Mexicanos no es absoluta, en tanto que pondera la licitud de la actividad de que se trate, así
como los derechos de terceros y de la sociedad en general, a fin de atender a principios fundamentales para su
exigibilidad y tutela. En ese sentido, el artículo 47, fracción III, de la Ley Orgánica de la Procuraduría General de la
República, al prever que por incumplimiento de los requisitos de ingreso y permanencia puede suspenderse en
el ejercicio de sus funciones a los miembros del Servicio Profesional de Carrera Ministerial, Policial y Pericial hasta
Se ha considerado también que no se viola la libertad de trabajo cuando los servidores pú-
blicos que tengan algún interés en la atención, tramitación o resolución de un asunto, deban
excusarse:
…es voluntad del servidor público decidir dejar de prestar sus servicios en la jurisprudencia nacional e interamericana
tación de servicios en forma definitiva de los servidores públicos, pero aun en ese
caso, no se veda su libertad para dedicarse al trabajo que les acomode, en otro
sector de la sociedad.34
707
en tanto el Consejo de Profesionalización resuelva lo conducente, no viola la citada garantía constitucional, porque
dicha suspensión no constituye un acto definitivo, sino una medida suspensiva provisional que surte sus efectos
únicamente durante la tramitación del procedimiento de separación del servicio. Así, al incumplirse los requisi-
tos previstos en la citada ley orgánica que rige la función, y ante la eventualidad de que puedan ofenderse derechos
de la sociedad, se actualiza la excepción constitucional que autoriza limitar, mediante resolución gubernativa, la
mencionada garantía constitucional.
33
Tesis Aislada. 1a. XXXVI/2011. RESPONSABILIDADES ADMINISTRATIVAS DE LOS SERVIDORES PÚBLICOS. EL AR
TÍCULO 8, FRACCIÓN XI, DE LA LEY FEDERAL RELATIVA, NO TRANSGREDE LA GARANTÍA DE LIBERTAD DE TRABAJO.
Semanario Judicial de la Federación y su Gaceta. Novena Época, México, Primera Sala, t. XXXIII, P. 466. Reg. IUS. 162481.
34
Tesis: 2a./J. 80/2010 (9a.). PROCURADURÍA GENERAL DE LA REPÚBLICA. EL ARTÍCULO CUARTO TRANSITORIO DE
LA LEY ORGÁNICA RELATIVA, NO TRANSGREDE LA GARANTÍA DE LIBERTAD DE TRABAJO. Semanario Judicial de la
Federación y su Gaceta. Novena Época, México, Segunda Sala, t. XXXI, junio de 2010. 267. Reg. IUS.164443.
Se entiende la preocupación de la Corte al señalar que el artículo cuarto transitorio de la Ley
Orgánica de la Procuraduría General de la República tiende a garantizar a la sociedad que el
trabajo desempeñado por sus servidores públicos de base se desarrolle conforme a los prin-
cipios que rigen en la Institución, dada la delicada tarea que representa procurar justicia en
México. Sin embargo, resalta el principio de desconfianza que tiene la propia autoridad sobre
sus propios servidores públicos.
Destaca también la acción de inconstitucionalidad 10/98 interpuesta por la minoría de los dipu-
tados integrantes de la LVIII legislatura del Congreso de Nuevo León acerca de la Ley del Servicio
Profesional Electoral estatal. Considerando parcialmente procedente, infundada en parte y
fundada en otra, la acción de inconstitucionalidad promovida por la Minoría de los Diputa-
dos integrantes de la LXVIII Legislatura del Congreso del Estado de Nuevo León, en contra de
las autoridades y por las disposiciones precisadas en el primer resultando de esta ejecutoria.
Declarando la invalidez del Artículo Segundo Transitorio de la Ley del Servicio Profesional
Electoral del Estado de Nuevo León, únicamente en la parte relativa que dice: "… y no po-
drán ser elegibles para ocupar los cargos del Servicio Profesional Electoral a que se refiere el
presente ordenamiento".
708 Sin embargo, la Corte señaló que el concepto de invalidez es fundado en parte, ya que el
artículo Segundo Transitorio de la Ley del Servicio Profesional Electoral, si contraviene lo dis-
puesto por el artículo 5o. de la Constitución Federal ya que no constituye una regla general
y la prohibición se incluyó en un artículo transitorio con relación únicamente a los integran-
tes de la citada Coordinación que fueron designados para el proceso electoral de mil nove-
cientos noventa y siete:
Señala el primer párrafo del artículo quinto constitucional que la libertad al trabajo, sólo
puede vedarse, entre otras razones, cuando se ataquen derechos a terceros. Al respecto, existen
resoluciones jurisprudenciales que han limitado la libertad de trabajo de los médicos, quie-
nes tienen la obligación de ofrecer, en caso de violación de inmediato y hasta un máximo de
ciento veinte horas después de ocurrido el evento, la anticoncepción de emergencia.35
35
Tesis Aislada. VIII.A.C.8 A, NORMA OFICIAL MEXICANA NOM-046-SSA2-2005. VIOLENCIA FAMILIAR, SEXUAL Y
CONTRA LAS MUJERES. CRITERIOS PARA LA PREVENCIÓN Y ATENCIÓN, PUBLICADA EN EL DIARIO OFICIAL DE LA FE-
DERACIÓN EL 16 DE ABRIL DE 2009. SU PUNTO 6.4.2.3., AL PREVER QUE EN CASO DE VIOLACIÓN LAS INSTITUCIONES
PRESTADORAS DE SERVICIOS DE ATENCIÓN MÉDICA DEBERÁN OFRECER DE INMEDIATO Y HASTA EN UN MÁXIMO DE
CIENTO VEINTE HORAS DESPUÉS DE OCURRIDO EL EVENTO LA ANTICONCEPCIÓN DE EMERGENCIA, PREVIA INFOR-
MACIÓN COMPLETA SOBRE LA UTILIZACIÓN DE ESTE MÉTODO, NO VIOLA LA GARANTÍA DE LIBERTAD DE TRABAJO
RESPECTO DE AQUÉLLAS. Semanario Judicial de la Federación y su Gaceta. Novena Época, México, T.C.C., t. XXXII,
noviembre de 2010, p. 1533. Reg. IUS. 163456.
36
Tesis Aislada. SALUD. EL ARTÍCULO 271, SEGUNDO PÁRRAFO, DE LA LEY GENERAL RELATIVA, NO VIOLA LA GA-
RANTÍA DE LIBERTAD DE TRABAJO. Semanario Judicial de la Federación y su Gaceta. Novena Época, México, Segunda
Sala, t. XXVIII, julio de 2008, p. 547. Reg. IUS. 163456.
busca no dañar a terceros, ni a la sociedad, al proteger su salud y su derecho de gozar de un
medio ambiente adecuado.37 Igualmente, pensando en la protección de terceros, se ha seña-
lado que la obligación de los particulares que ofrecen estudios son reconocimientos de vali-
dez oficial, de señalar dicha circunstancia, no vulnera la garantía de libertad de trabajo.38
El párrafo segundo del artículo quinto constitucional señala que la Ley se encargará de deter
minar en cada Estado las profesiones que necesiten título para su ejercicio, las condiciones
que deban llenarse para obtenerlo y las autoridades que han de expedirlo.
…debe sujetarse a los ordenamientos que la rigen para ejercerla, esto es, debe el
gobernado obtener, de la autoridad correspondiente, el permiso, autorización o
licencia relativa para ejercitar la actividad que en uso de la garantía de libertad
del trabajo le confiere el artículo 5o. constitucional, y que haya elegido, por lo que,
si los quejosos no acreditan tener autorizaciones o permisos para ejercer la acti-
vidad comercial que vienen desarrollando, jurídicamente la acción constitucional
que intenten resulta improcedente por carecer de legitimación procesal activa
para intentarla y, por ende, procede el sobreseimiento del juicio de garantías.39
Por lo que no se puede considerar inconstitucional una ley que reglamente el ejercicio de las
profesiones, ya sea por la federación o de manera concurrente por alguna entidad federativa,
Alfredo Sánchez-Castañeda
37
Tesis Aislada. Tesis: I.7o.A.319 A. LIBERTAD DE TRABAJO. LOS ARTÍCULOS 3o., 13, 14 Y 16 DE LA LEY DE PROTEC-
710
CIÓN A LA SALUD DE LOS NO FUMADORES EN EL DISTRITO FEDERAL, NO VIOLAN EL NUMERAL 5o. DE LA CONSTI-
TUCIÓN POLÍTICA DE LOS ESTADOS UNIDOS MEXICANOS. Semanario Judicial de la Federación y su Gaceta. Novena
Época, México, T.C.C., t. XX, octubre de 2004. p. 2361. Reg. IUS. 180325.
38
Tesis Aislada. P. CVI/2000. EDUCACIÓN. EL ARTÍCULO 59 DE LA LEY GENERAL RELATIVA QUE ESTABLECE QUE LOS
PARTICULARES QUE PRESTEN EL SERVICIO DE ESTUDIOS SIN RECONOCIMIENTO DE VALIDEZ OFICIAL, DEBERÁN
MENCIONAR ESA CIRCUNSTANCIA EN SU DOCUMENTACIÓN Y PUBLICIDAD, NO VIOLA LA GARANTÍA DE LIBERTAD
DE TRABAJO. Semanario Judicial de la Federación y su Gaceta. Novena Época, México, Pleno, t. XII, agosto de 2000,
p. 140. Reg. IUS. 191365.
39
LIBERTAD DE TRABAJO, INTERPRETACION DE LA GARANTIA DE, Y GIROS REGLAMENTADOS. Semanario Judicial de
la Federación y su Gaceta. Séptima Época, México, T.C.C., vol. 127-132 sexta parte, p. 95. Reg. IUS. 251713. Séptima
Época.
40
Tesis Aislada. 1a. CXX/2007. PROFESIONES. LA LEY RELATIVA DEL ESTADO DE QUERÉTARO DE ARTEAGA NO ES
INCONSTITUCIONAL POR EL HECHO DE SER REGLAMENTARIA DEL ARTÍCULO 5o. DE LA CONSTITUCIÓN FEDERAL.
En ese sentido, resulta constitucional establecer requisitos para que los particulares puedan
prestar servicios relacionados con el procesamiento electrónico de datos y servicios relacio-
nados que faciliten el despacho aduanero de las mercancías:
Actualmente, diversas son las profesiones a las cuales se les han impuesto varios requisitos
para poder ser ejercidas, por ejemplo, en el caso de los valuadores profesionales, no se consi
dera que se viole la garantía de libertad de trabajo, cuando se les exige que cuenten con
cédula profesional de posgrado en valuación.42
Semanario Judicial de la Federación y su Gaceta. Novena Época, México, Primera Sala, t. XXV, junio de 2007, p. 204.
Reg. IUS. 172167.
41
Tesis Aislada. 2a. CXI/2009. DESPACHO ADUANERO. EL ARTÍCULO 16 DE LA LEY ADUANERA NO VIOLA LA GA-
RANTÍA DE LIBERTAD DE TRABAJO. Semanario Judicial de la Federación y su Gaceta. Novena Época, México, Segunda
Sala, t. XXX, octubre de 2009, p. 130. Reg. IUS. 166176.
42
Tesis. 2a./J. 5/2007 (9a.). VALUADORES PROFESIONALES. EL ARTÍCULO 3o., FRACCIÓN IX, DE LA LEY DE TRANSPA-
RENCIA Y DE FOMENTO A LA COMPETENCIA EN EL CRÉDITO GARANTIZADO, AL EXIGIR QUE CUENTEN CON CÉDULA 711
PROFESIONAL DE POSGRADO EN VALUACIÓN, NO VIOLA LA GARANTÍA DE LIBERTAD DE TRABAJO. Semanario Judicial
de la Federación y su Gaceta. Novena Época, México, Segunda Sala, t. XXV, enero de 2007, p. 820. Reg. IUS. 173425.
Conforme al artículo 5o. de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos, la garantía de libertad de
trabajo no es irrestricta, pues está sujeta a limitantes, entre ellas, que no se afecten los intereses de la sociedad. Por
otra parte, de los trabajos legislativos que culminaron con la reforma al artículo 3o., fracción IX, de la Ley de Transpa-
rencia y de Fomento a la Competencia en el Crédito Garantizado, publicada en el Diario Oficial de la Federación el
7 de febrero de 2005, se advierte que su objeto fue profesionalizar la actuación de los peritos valuadores para evitar
la comisión de abusos y la falta de probidad sobre los derechos de los usuarios. En congruencia con lo anterior, se
concluye que el precepto legal citado no viola la mencionada garantía constitucional, pues la exigencia de los refe-
ridos estudios profesionales se justifica plenamente y tiende a proteger los intereses de la sociedad.
43
<AMPARO EN REVISIÓN 204/2008. dISPONIBLE EN: http://www2.scjn.gob.mx/ConsultaTematica/PaginasPub/
DetallePub.aspx?AsuntoID=9885> (23 de junio de 2013)
toda vez que el propio constituyente, en el artículo 5o. de la Norma Fundamental, estableció
que puede vedarse, entro otros supuestos, cuando se afecten los derechos de la sociedad, en
términos de lo que disponga la ley. El artículo 66 permite, señala el juzgador, afirmar que la
norma reclamada no prevé un impedimento para ejercer la abogacía, sino únicamente una
restricción aplicable a quienes se hayan desempeñado como jueces locales, en el sentido de
que no podrán hacerlo dentro del plazo de un año ante los órganos del Poder Judicial del
Estado de Baja California.
Resulta interesante el papel que están jugando actualmente los colegios de profesionistas
como entes certificadores de la idoneidad profesional. Es el caso de los contadores que ela-
boran dictamines financieros y de los médicos.
…si bien los colegios no actúan como órganos de gobierno, ejercen la atribu-
ción que les confiere el artículo 52, fracción I, inciso a), último párrafo del Código
Fiscal de la Federación, conforme a los lineamientos que para ese efecto estable-
ce la Secretaría mencionada. Consecuentemente, si los colegios de profesionis-
tas, al constituirse y registrarse como tales, adquieren ciertas funciones de interés
público, resulta evidente que tratándose de la elaboración de dictámenes finan-
cieros que gozan de la presunción de certeza de los hechos asentados en ellos
respecto de la situación fiscal de los contribuyentes, los contadores públicos actúan
como auxiliares de la administración pública y por ello se requiere que éstos
acrediten el nivel y grado de especialización necesarios para ello, pues el objetivo
Alfredo Sánchez-Castañeda
44
Tesis. P./J. 132/2007 (9a.). LIBERTAD DE TRABAJO. NO LA TRANSGREDE EL ARTÍCULO 52, FRACCIÓN I, INCISO A),
ÚLTIMO PÁRRAFO, DEL CÓDIGO FISCAL DE LA FEDERACIÓN, AL ESTABLECER COMO REQUISITO PARA LA ELABORACIÓN
Lo mismo puede señalarse respecto a los médicos para la realización de cualquier proce
dimiento médico quirúrgico de especialidad, ya que les es indispensable el certificado vigen-
te de especialista que acredite capacidad y experiencia en la práctica de los procedimientos
y técnicas correspondientes en la materia, de acuerdo a la Lex Artis Ad Hoc de cada especiali-
dad, expedido por el Consejo de la especialidad (artículo 72 Bis de la Ley general de Salud):
Sin embargo, debemos recordar que los colegios de profesionistas al desempeñar funciones
de interés público, requieren a su vez que sus prácticas no atenten contra el orden público.
En ese sentido se debe estar atento a la necesaria transparencia y correcto funcionamiento
de los mismos. Se debe evitar toda práctica obscura que reproduzca, el actuar de los viejos
gremios medievales, que como vimos más arriba, justificaron el desarrollo del principio de la
libertad de trabajo.
Si bien es cierto que la argumentación de la Corte, arriba señalada, podría ser considerada
como correcta. Debe reflexionarse sobre los temas que quedan por analizar, como lo son la
necesaria transparencia y correcto funcionamiento de los colegios de profesionistas. Cuando
714 el actuar de los colegios no se desarrolla conforme a los principios de la ética, el orden públi-
co y los intereses supremos de la sociedad; los primeros en justificar, con ese comportamiento,
la falta de necesidad de la colegiación obligatoria.
Si bien es cierto que la jurisprudencia ha reconocido la facultad del legislador local para re-
gular las profesiones.46 Existen opiniones diversas, en tesis aisladas, sobre la constitucionalidad
de establecer ciertas condiciones para la constitución y registro de asociaciones, particular-
mente limitar a cinco el número de colegios de profesionistas.
46
Tesis: 1a. CXX/2007…supra nota 40.
que impone la fracción I del artículo 45 del ordenamiento en mención, tampoco
limita la libertad de trabajo, pues tal imposición se justifica en atención al carác-
ter de interés público de las tareas a que da lugar la obtención del registro de los
aludidos colegios de profesionistas.47
Por otro lado, se ha señalado que limitar el número de colegios de profesionistas a cinco por
rama, como ocurre en el D.F., vulnera la garantía de igualdad, en relación con las de liber-
tad de trabajo y asociación. Puesto que una vez llegado al límite de cinco colegios de
profesionistas
lan que la cantidad de colegios establecida sea realmente útil para la consecu-
ción de la finalidad perseguida por el creador de la norma, máxime que lo que
éste pretendió fue evitar que la colegiación fuera unitaria, pero sin señalar el por-
716 qué cinco es el número idóneo para tal efecto, lo que de suyo es apto para poner
de manifiesto que el precepto otorga un trato desigual a sujetos iguales que, por
no encontrarse justificado, está proscrito por el Orden Supremo.48
47
Tesis Aislada. P. CXXXIV/2000. COLEGIOS DE PROFESIONISTAS. LOS ARTÍCULOS 44 Y 45, FRACCIÓN I, DE LA LEY
REGLAMENTARIA DEL ARTÍCULO 5o. CONSTITUCIONAL, RELATIVO AL EJERCICIO DE LAS PROFESIONES EN EL DISTRI-
TO FEDERAL, AL ESTABLECER CIERTAS CONDICIONES PARA SU CONSTITUCIÓN Y REGISTRO, NO VULNERAN LA LIBER-
TAD DE TRABAJO. Semanario Judicial de la Federación y su Gaceta. Novena Época, México, Pleno, t. XII, septiembre
2000, p. 16. Reg. IUS. 191135.
48
Tesis Aislada. 1a. CCXXXVII/2007. COLEGIOS DE PROFESIONISTAS. EL ARTÍCULO 44 DE LA LEY REGLAMENTARIA
DEL ARTÍCULO 5o. CONSTITUCIONAL, RELATIVO AL EJERCICIO DE LAS PROFESIONES EN EL DISTRITO FEDERAL, AL
7. Prohibición de trabajo y falta de remuneración
El párrafo tercero del artículo quinto constitucional establece que nadie puede ser obligado
a prestar trabajos personales sin la justa retribución y sin su pleno consentimiento, salvo el
trabajo impuesto como pena por la autoridad judicial, el cual se ajustará a lo dispuesto en las
fracciones I y II del artículo 123.
El anterior supuesto ha quedado protegido por el artículo 365 del Código Penal, al establecer
que: Se impondrán de tres días a un año de prisión y multa de cinco a cien pesos: I.- Al que
obligue a otro a prestarle trabajos o servicios personales sin la retribución debida, ya sea
empleando violencia física o moral o valiéndose del engaño, de la intimidación o de cual-
quier otro medio, y II.- Al que celebre con otro un contrato que prive a éste de la libertad o le
imponga condiciones que lo constituyan en una especie de servidumbre o que se apodere
de alguna persona y la entregue a otro con el objeto de que éste celebre dicho contrato.
En lo que respecta a la primera fracción así ha sido confirmado por la jurisprudencia.49
Así mismo, no se considera trabajo sin justa retribución, la prestación de servicios voluntarios
y honoríficos de orientación, limpieza, conservación, restauración u ornato, en lugares locali-
zados en una circunscripción territorial en que se hubiere cometido una infracción como una
manera alternativa para no pagar una multa o sufrir un arresto de hasta treinta y seis horas
Cuando se imponga la realización de actividades de apoyo a la comunidad:
…ya que son una opción para el infractor, quien con pleno consentimiento elige
su realización como una manera de conmutar la sanción de multa o arresto por jurisprudencia nacional e interamericana
la comisión de infracciones administrativas y, por tanto, deben entenderse como
El derecho al trabajo frente a la
una prerrogativa para los infractores y no como una imposición, en tanto que
dichas actividades no pueden equipararse a un servicio público que deba ser
retribuido, lo cual denota el respeto a la voluntad de quien comete la conducta
indebida; máxime que el propio ordenamiento deja a su elección realizar dichas
actividades u optar por el pago de la multa o cumplir el arresto por el tiempo 717
LIMITAR A CINCO EL NÚMERO MÁXIMO DE COLEGIOS SUSCEPTIBLES DE CONSTITUIRSE POR CADA RAMA, VULNERA
LA GARANTÍA DE IGUALDAD, EN RELACIÓN CON LAS DE LIBERTAD DE TRABAJO Y ASOCIACIÓN. . Semanario Judicial
de la Federación y su Gaceta. Novena Época, México, Primera Sala, t. XXVI, octubre de 2007, p.184. Reg. IUS. 171224.
49
LIBERTAD DEL TRABAJO, DELITO DE VIOLACION A LA. Semanario Judicial de la Federación y su Gaceta. Séptima
Época, México, T.C.C., Vol. 217-228 Sexta Parte Registro, p. 378. Reg. IUS. 247007.
diversos 33 al 38 de la Ley mencionada, que prevén la realización de actividades
de apoyo a la comunidad, no violan la garantía de libertad de trabajo contenida
en el artículo 5o. de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos; sin
que sea válido afirmar que sólo procede la imposición de trabajos personales
sin retribución y sin consentimiento como imposición de una pena por autori-
dad judicial, porque si bien el Juez Cívico tiene el carácter de autoridad adminis-
trativa, no se está privando al infractor del producto de su trabajo pues, por un
lado, se trata de una alternativa solicitada por él y, por otro, la propia ley dispone
que en ningún caso podrán realizarse dichas actividades dentro de su jornada
laboral.50
A pesar de que el derecho al trabajo no ha sido abordado como tal por la CorteIDH, si existen
algunas opiniones consultivas o algunos casos en donde se ha abordado implícitamente o
paralelamente la cuestión. Lo que constituye una muestra fehaciente de la indivisibilidad de
los derechos civiles y políticos con los derechos económicos, sociales y culturales. Algunos
de los contenidos del derecho al trabajo que han sido objeto de estudio son los relativos a:
La libertad de trabajo y la colegiación obligatoria y, la libertad de trabajo y el ejercicio de los
derechos civiles y políticos en el trabajo. Lo que confirma una presencia latente del derecho
al trabajo en la jurisprudencia interamericana. No puede ser de otra manera ya que los instru
mentos interamericanos se encuentran en sintonía con los ordenamientos internacionales.
En el ámbito interamericano, resulta relevante la Opinión Consultiva 5/85, (OC 5/85), referen-
te a la colegiación obligatoria de trabajo.51 La OC en comento tiene desde nuestro punto de
vista una relevancia fundamental, en la medida en que habla de profesiones en donde están
718 en juego el principios primarios de orden público, tales como la libertad de expresión. Su pri
macía, a la luz de la OC impide establecer una colegiación obligatoria. Sin embargo, aquellas
50
Tesis. P./J. 107/2007 (9a.). CULTURA CÍVICA DEL DISTRITO FEDERAL. EL ARTÍCULO 9o., FRACCIÓN XVI, EN RELA-
CIÓN CON LOS DIVERSOS 33 AL 38 DE LA LEY RELATIVA, PUBLICADA EN LA GACETA OFICIAL DE LA ENTIDAD EL 31
DE MAYO DE 2004, QUE PREVÉN LA REALIZACIÓN DE ACTIVIDADES DE APOYO A LA COMUNIDAD, NO VIOLAN LA
GARANTÍA DE LIBERTAD DE TRABAJO. Semanario Judicial de la Federación y su Gaceta. Novena Época, México, Pleno,
t. XXVI, diciembre de 2007, p. 976. Reg. IUS. 170795.
51
Corte IDH. La Colegiación Obligatoria de Periodistas (Arts. 13 y 29 Convención Americana sobre Derechos Humanos).
Opinión Consultiva OC-5/85 del 13 de noviembre de 1985. Serie A No. 5.
profesiones en donde no están en juego principios primarios de orden público, habría quizás
la posibilidad de establecer la colegiación obligatoria.
Para emitir su opinión, la Corte consideró (párrafo 69) que la libertad de expresión se inserta
en el orden público primario: el concepto de orden público reclama que, dentro de una so-
ciedad democrática, se garanticen las mayores posibilidades de circulación de noticias, ideas
y opiniones, así como el más amplio acceso a la información por parte de la sociedad en su
conjunto. La libertad de expresión se inserta en el orden público primario y radical de la
democracia, que no es concebible sin el debate libre y sin que la disidencia tenga pleno de-
recho de manifestarse. En este sentido, la Corte adhiere a las ideas expuestas por la Comisión
Europea de Derechos Humanos cuando, basándose en el Preámbulo de la Convención Euro-
pea, señaló: que el propósito de las Altas Partes Contratantes al aprobar la Convención no fue
concederse derechos y obligaciones recíprocas, con el fin de satisfacer sus intereses nacio
nales, sino establecer un orden público común de las democracias libres de Europa con el
objetivo de salvaguardar su herencia común de tradiciones políticas, ideales, libertad y régi-
men de derecho.
Por lo que la opinión de la Corte fue que la colegiación obligatoria de periodistas, cuando
impide el desarrollo del orden público primario, como es el caso de la libertad de expresión, jurisprudencia nacional e interamericana
es contraria al artículo 13 de la CADH:
El derecho al trabajo frente a la
Como se ve, el análisis de la libertad de profesión de los periodistas, no se estudia a la luz del
derecho al trabajo sino del orden público primario manifestado a través de la libertad de
expresión. La Corte no lo confrontó con el derecho al trabajo. Sin embargo en el párrafo 68
de la OC, la Corte si hace una inferencia entre el derecho al trabajo y la colegiación obligatoria
al señalar que:
Situación que abre una gran puerta en nuestro país, ya que una lectura radical del artículo 5
constitucional normalmente antepone el derecho al trabajo ante todo intento de establecer
una colegiación obligatoria.
En ese sentido, podría pensarse que el derecho del trabajo podría tener límites siempre y
720 cuando se busque asegurar el orden público.
No obstante, la posible protección del orden público y el bien común, no pueden ser usados
como medios para suprimir un derecho garantizado por la Convención o para desnaturali-
zarlo o privarlo de contenido real (ver el art. 29.a) de la Convención). Esos conceptos, en
cuanto se invoquen como fundamento de limitaciones a los derechos humanos, deben ser
objeto de una interpretación estrictamente ceñida a las "justas exigencias" de "una sociedad
democrática" que tenga en cuenta el equilibrio entre los distintos intereses en juego y la
necesidad de preservar el objeto y fin de la Convención (párrafo 67).
De hecho, la OC deja entrever la posibilidad de la colegiación obligatoria en otras profe
siones, en donde no se encuentren en juego principios primarios del orden público (libertad
de expresión):
…El ejercicio del periodismo, por tanto, requiere que una persona se involucre
en actividades que están definidas o encerradas en la libertad de expresión garan
tizada en la Convención (párrafo 72).
tículo 8 de la Convención y, por lo tanto, ser incompatible con ésta. Pero no existe
El derecho al trabajo frente a la
La Corte concluye, en consecuencia, que las razones de orden público que son
válidas para justificar la colegiación obligatoria de otras profesiones no pueden
invocarse en el caso del periodismo, pues conducen a limitar de modo perma-
nente, en perjuicio de los no colegiados, el derecho de hacer uso pleno de las
facultades que reconoce a todo ser humano el artículo 13 de la Convención, lo
cual infringe principios primarios del orden público democrático sobre el que
ella misma se fundamenta (párrafo 76).
Debe recordarse que el artículo 32 de la Convención estatuye que "los derechos de cada
persona están limitados por los derechos de los demás, por la seguridad de todos y por las
justas exigencias del bien común, en una sociedad democrática.
Nada impediría, por ejemplo, que en ciertas profesiones, como la abogacía, según se des-
prende de la OC, se impusiera la colegiación obligatoria, en la medida que no se encuentra
involucrado ninguno de los principios primarios del orden público. Igualmente, nada impe-
diría, imponer a los abogados la obligación de certificarse para el ejercicio de determinadas
actividades jurídicas, tales como llevar juicios de amparo, ya que dada su complejidad quizás se
requiera una certificación e incluso una recertificación. Tal y como sucede hasta ahora con los
contadores para realizar dictámenes financieros y los médicos para realizar cirugías estéricas.
Sin embargo, los colegios tendrían la obligación de salvaguardar el código de ética de los pro
fesionistas. Por otro lado, se tendría que evaluar si es ético que un colegio de profesionistas
agremie, imparta cursos especializados y al mismo tiempo certifique. En ese sentido debe
prestarse especial atención a la trasparencia, ética y respeto del orden público por los propios
colegios de profesionistas, así como por las asociaciones civiles autorizadas por los órga-
nos públicos para certificar a profesionistas.
Existen dos casos en los que la Corte ha abordado el tema de los derechos civiles y políticos
de los trabajadores en la empresa. El caso Baena Ricardo y otros vs. Panamá y el caso Caso
Huilca Tecse Vs. Perú.
El caso Baena Ricardo y otros vs. Panamá se refiere al despido, del 6 de diciembre de 1990, de
270 trabajadores por haber participado en una manifestación en reclamo de sus derechos
Alfredo Sánchez-Castañeda
laborales, con una ley a la que se le dio efectos retroactivos. Manifestación que según el Es-
tado, los hacía cómplices de una asonada militar. Con dichos despidos los quejosos enten-
dieron violados los siguientes derechos consagrados en la Convención Interamericana: sus
722
derecho de reunión (artículo 15), de libertad de asociación (artículo 16), garantías judiciales
(artículo 8), el principio de legalidad e irretroactividad (artículo 9 y su derecho a la protección
judicial (artículo 25). La ley dictada con posterioridad a los hechos estableció que la tramita-
ción de los juicios que iniciaran los trabajadores a raíz de los despidos se realizaría en el fuero
contencioso-administrativo y no en el laboral, tal como determinaba la legislación vigente.
La CorteIDH declaró que el Estado de Panamá había violado los derechos a la libertad de
asociación, las garantías judiciales y la protección judicial, así como los principios de legali-
dad y de irretroactividad de la ley. La Corte estableció que las garantías mínimas del debido
proceso establecidas en el artículo 8.2. de la Convención deben respetarse en el proce
dimiento administrativo y en cualquier otro procedimiento cuya decisión pueda afectar los
derechos de las personas. Por ello, decidió que el Estado debía reintegrar en sus cargos a
los trabajadores y pagarles los montos correspondientes a los salarios caídos.
Este caso constituye un precedente valioso por ser el primero en el que la Corte conoce de
un caso relacionado con derechos laborales. Si bien es cierto que la Corte analizó la debida
protección judicial, así como el respeto irrestricto de la garantía del debido proceso legal en
el ámbito interno de los estados, lo hizo en relación con el respeto del derecho al trabajo.
Particularmente en su vertiente colectiva: "La libertad de asociación, en materia sindical,
reviste la mayor importancia para la defensa de los intereses legítimos de los trabajadores y
se enmarca en el corpus juris de los derechos humanos" (párrafo 158).
En el caso Pedro Huilca Tecse vs. Perú,52 el Estado peruano aceptó, de hecho, su responsabilidad
internacional bajo los Artículos 4 y 16 de la Convención (vida y asociación) por la ejecución
extrajudicial del líder sindical Pedro Huilca.
Este Tribunal considera que el contenido de la libertad sindical, una forma de la jurisprudencia nacional e interamericana
libertad de asociación, implica la potestad de elección respecto de cómo ejercer-
la. En este sentido, un individuo no goza del pleno ejercicio del derecho a la liber-
El derecho al trabajo frente a la
52
Corte IDH. Caso Huilca Tecse Vs. Perú. Fondo, Reparaciones y Costas. Sentencia de 03 de marzo de 2005. Serie C
No. 121
una violación en su perjuicio del artículo 16 de la CADH. Asimismo, el Tribunal
considera que la ejecución del señor Pedro Huilca Tecse tuvo un efecto amedren-
tador en los trabajadores del movimiento sindical peruano y con ello disminuyó
la libertad de un grupo determinado de ejercer ese derecho. (párrafo 78).
Por nuestra parte, consideramos que no se puede entender el derecho al trabajo si este no se
concretiza o realiza en armonía con los derechos civiles y políticos de los ciudadanos en el
ámbito de la empresa, tal y como lo son la libertad entendida como libertad de expresión en
el trabajo y de asociación, entendida como libertad de asociación en el trabajo, así como de
manifestación, entendida como de manifestación en el trabajo.
La correlación debe entenderse como natural, dada la indivisibilidad de los derechos políti-
cos y civiles con los derechos sociales y económicos. Algunas legislaciones han señalado que
la empresa es un espacio de manifestación de los derechos civiles y políticos de los trabaja-
dores.53 Ya que así como "los individuos son ciudadanos en la cité, los trabajadores deben
serlo también en la empresa".54 No porque el trabajador se comprometa a realizar una deter-
minada actividad pierde el disfrute de sus libertades que la sociedad reconoce a cada uno.
Si se es libre en la ciudad se debe ser libre en la empresa.55
Alfredo Sánchez-Castañeda
Existen varios casos conocidos por la Comisión56 o por la CorteIDH en donde el derecho al
trabajo ha estado presente, a pesar de no ser el tema principal analizado. Lo que demuestra
53
Ver la ley francesa del cuatro de octubre de 1982 a partir de la cual se ha podido hablar de la ciudadanización
de la empresa.
54
Rapport Aurox.
55
Ver el número especial de la Revista Droit Social: L’entreprise et les libertés publiques, Droit Social, mai, Paris, 1982.
56
Ver: CIDH. Informe No. 4/01. Caso 11.625. MARÍA EUGENIA MORALES DE SIERRA. GUATEMALA. 19 de enero de
2001.
la indivisibilidad del estudio de los derechos humanos. Respecto a la Comisión destacan
también las medidas cautelares para proteger a sindicalistas o a sus familiares en Colombia,
Ecuador y Brasil.57
Respecto a la CorteIDH, un caso representativo podría ser el ocurrido entre los Trabajadores
Cesados del Congreso (Aguado Alfaro y otros) Vs. Perú, en donde el derecho al trabajo estuvo
presente, tanto en los señalamientos de los quejosos, en la resolución de la Corte, así como a
través de un voto razonado.58
El 5 de abril de 1992 el Presidente de Perú, Alberto Fujimori, ordenó la disolución del Congre-
so, lo cual implicó el despido de funcionarios y empleados que habían sido designados en
sus funciones de acuerdo a la normativa anterior a esa fecha. Los trabajadores del Congreso
fueron cesados de sus empleos a través de las Resoluciones 1303-A-92-CACL y 1303-B-92-CACL,
que dispusieron el despido de empleados del Congreso.
57
Ver: Informe Anual de la CIDH 2001, Medidas cautelares acordadas o extendidas por la Comisión durante el año
2002 (Colombia), párr. 31; CIDH, Informe Anual de la CIDH 2001, Medidas cautelares acordadas o extendidas por la
Comisión durante el año 2001. (Colombia), párr. 17; CIDH, Informe Anual de la CIDH 2004, Medidas cautelares acor
dadas o extendidas por la Comisión durante el año 2004 (Ecuador), párr. 26; CIDH, Informe Anual de la CIDH 1998,
Medidas cautelares acordadas o extendidas por la Comisión durante el año 1998 (Brasil), CIDH, Informe Anual de la
CIDH 1998, Medidas cautelares acordadas o extendidas por la Comisión durante el año 1998 (Brasil), párr. 12; CIDH,
Informe Anual de la CIDH 1998, Medidas cautelares acordadas o extendidas por la Comisión durante el año 1998
(Guatemala), y CIDH, Informe Anual de la CIDH 1997, Medidas cautelares acordadas o extendidas por la Comisión
durante el año 1997 (Nicaragua).
58
Corte IDH. Caso Trabajadores Cesados del Congreso (Aguado Alfaro y otros) Vs. Perú. Excepciones Preliminares,
Fondo, Reparaciones y Costas. Sentencia de 24 de Noviembre de 2006. Serie C No. 158.
perjudicial a sus intereses. La Corte estima que una normativa que contenga una prohibición
de impugnar los eventuales efectos de su aplicación o interpretación no puede ser conside-
rada en una sociedad democrática como una limitación válida al derecho a un real y efectivo
acceso a la justicia de los destinatarios de esa normativa, el cual, a la luz de los artículos 8 y
25 de la Convención, en relación con los artículos 1.1 y 2 de la misma, no puede ser arbitra-
riamente restringido ni reducido o derogado.
En materia de derecho al trabajo, se puede señalar que este estuvo presente, tanto los seña-
lamientos de los quejosos, en la resolución de la Corte, Así como en el voto razonado del Juez
Antônio Augusto Cançado Trindade.
Los quejosos consideraron que el Estado es responsable por la violación del artículo 26 de la
Convención, basándose en que el carácter arbitrario del cese de las víctimas y su no repo
Alfredo Sánchez-Castañeda
sición trajeron como consecuencias, entre otras, la privación injusta de su empleo (la concul-
cación de su derecho al trabajo ) y de su derecho a una remuneración y demás beneficios
laborales; la interrupción del acceso de las presuntas víctimas y sus dependientes a la segu-
726 ridad social; el cese de acumulación de sus años de servicio, lo que impidió a muchos que
accedieran a su jubilación; así como efectos graves en su salud.
Por su parte el voto razonado del juez Antônio Augusto Cançado Trindade, señalo que:
El derecho al trabajo, como derecho humano, es el corazón de todos los derechos específi-
cos que emanan de él, ya sean de naturaleza general, individual o colectiva. Toda violación a
los derechos de los trabajadores no implica otra cosa que una violación al derecho humano
al trabajo, en tanto como derecho fundamental y garantía que debe contar con los medios
727
necesarios para ser efectivo. En ese sentido, el Pacto Internacional de Derechos Económicos,
59
Citas del voto razonado del Juez Antônio Augusto Cançado Trindade: A.A. Cançado Trindade, La Cuestión de la
Protección Internacional de los Derechos Económicos, Sociales y Culturales: Evolución y Tendencias Actuales, San José de
Costa Rica, IIDH (Serie para ONG’s, vol. 6), 1992, pp. 1-61; A.A. Cançado Trindade, "La question de la protection inter-
nationale des droits économiques, sociaux et culturels: évolution et tendances actuelles", 44 Boletim da Sociedade
Brasileira de Direito Internacional (1991) pp. 13-41; A.A. Cançado Trindade, "La Protección Internacional de los Derechos
Económicos, Sociales y Culturales en el Final del Siglo", in El Derecho Internacional en un Mundo en Transformación-
Liber Amicorum en Homenaje al Prof. E. Jiménez de Aréchaga, vol. I, Montevideo, Fundación de Cultura Universitaria,
1994, pp. 345-363; A.A. Cançado Trindade, El Derecho Internacional de los Derechos Humanos en el Siglo XXI, 1a. ed.,
Santiago, Editorial Jurídica de Chile, 2001, pp. 91-142, entre varios otros escritos.
Sociales y Culturales, establece en su artículo 6, párrafo primero, que: "Los estados Partes en
el presente Pacto reconocen el derecho a trabajar, que comprende el derecho de toda perso-
na a tener la oportunidad de ganarse la vida mediante un trabajo libremente escogido o
aceptado, y tomarán las medidas adecuadas para garantizar este derecho".
Por su parte la Declaración Americana de los Derechos y Deberes del Hombre en el artículo XIV
establece: "… Toda persona tiene derecho al trabajo en condiciones dignas y a seguir libre-
mente su vocación, en cuanto lo permitan las oportunidades existentes de empleo". A su vez
la Carta Internacional Americana de Garantía Sociales establece en su artículo 3 que: "Todo
trabajador tiene derecho a seguir su vocación y dedicarse a la actividad que le acomode.
Tiene igualmente la libertad de cambiar de empleo."
En relación al Protocolo de San Salvador es necesario señalar que en el Preámbulo del mismo
se señala la interrelación entre los derechos económicos, sociales y culturales y la de los de-
rechos civiles y políticos, en la medida en que son un todo indisoluble. Por otro lado, se señala
en el Preámbulo que
…si bien los derechos económicos, sociales y culturales fundamentales han sido
Alfredo Sánchez-Castañeda
Por lo que la CADH no puede ser leída sin tomar en cuenta el Protocolo de San Salvador.
En la medida en que el Pacto permite de incluir progresivamente en el régimen de protec-
ción de la misma otros derechos y libertades.
Los cuatro instrumentos, como se puede observar, se refieren con claridad al derecho al tra-
bajo de toda persona. Al respecto resulta interesante destacar los alcances del artículo 6 del
Pacto Internacional de los Derechos Económicos, Sociales y Culturales, señalados en las
Observación General realizada por el Comité de Derechos Económicos, Sociales y Cultura-
les de las Naciones Unidas.60
Sin duda, las consideraciones del Comité, resultan fundamentales porque no se agotan los jurisprudencia nacional e interamericana
alcances del derecho al trabajo, en un ámbito general, ya que cuenta también con una esfera
El derecho al trabajo frente a la
60
ONU. Comité DESC. Observación general 18. El derecho al Trabajo (35o. período de sesiones, 1999), U.N. Doc.
E/C.12/GC/18 (2006).
El derecho al trabajo y al empleo en todas sus formas y niveles implica la existencia de los
siguientes elementos interdependientes y esenciales:
a) Disponibilidad. Los Estados Partes deben contar con servicios especializados que tengan
por función ayudar y apoyar a los individuos para permitirles identificar el empleo
disponible y acceder a él.
b) Accesibilidad. El mercado del trabajo debe poder ser accesible a toda persona. La acce
sibilidad reviste tres dimensiones: 1) No discriminación en el acceso al empleo y en la
conservación del mismo. 2) La accesibilidad física constituye una de las dimensiones
de la accesibilidad al trabajo, y 3) El derecho de procurar, obtener y difundir informa-
ción sobre los medios para obtener acceso al empleo mediante el establecimiento
de redes de información sobre el mercado del trabajo en los planos local, regional,
nacional e internacional;
La obligación jurídica de carácter general del Estado es velar por la realización progresiva del
ejercicio del derecho al trabajo. Los Estados no pueden aplicar medidas regresivas. Si lo hacen,
los estados deben demostrar que lo han hecho tras considerar todas las alternativas posibles
y que están plenamente justificadas.
Para el Comité, el derecho al trabajo impone tres tipos o niveles de obligaciones a los Esta-
dos Partes: las obligaciones de respetar, proteger y aplicar. La obligación de respetar el derecho
Alfredo Sánchez-Castañeda
al trabajo exige que los Estados Partes se abstengan de interferir directa o indirectamente
en el disfrute de ese derecho. La obligación de proteger exige que los Estados Partes adopten
medidas que impidan a terceros interferir en el disfrute del derecho al trabajo. La obligación
730 de aplicar incluye las obligaciones de proporcionar, facilitar y promover ese derecho. Implica
que los Estados Partes deben adoptar medidas legislativas, administrativas, presupuestarias,
judiciales y de otro tipo adecuadas para velar por su plena realización.
Los Estados Partes tienen la obligación de respetar el derecho al trabajo mediante, entre otras
cosas, la prohibición del trabajo forzoso u obligatorio, y absteniéndose de denegar o limitar
el acceso igualitario a trabajo digno a todas las personas, especialmente a las personas y
grupos desfavorecidos y marginados, así como a los presos o detenidos, a los miembros de
minorías y a los trabajadores migratorios. En particular, los Estados Partes tienen la obligación
de respetar el derecho de las mujeres, de los jóvenes, de los menores de edad, de las perso-
nas mayores de edad, de las personas con discapacidad, de los trabajadores migrantes, a
acceder a un trabajo digno y, por tanto, de adoptar medidas para combatir la discriminación
y promover la igualdad de acceso y de oportunidades.
Las obligaciones de proteger el derecho al trabajo incluye el deber de los Estados de apro-
bar la legislación o de adoptar otras medidas que garanticen el igual acceso al trabajo y a la
formación profesional. En relación a las medidas para aumentar la flexibilidad de los merca-
dos laborales, señala el Comité, no deben restar estabilidad al empleo o reducir la protección
social del trabajador.
Los Estados están obligados a aplicar (proporcionar) el derecho al trabajo cuando las perso-
nas o grupos no pueden, por razones que escapan a su control, realizar ese derecho ellos
mismos por los medios de que disponen. Lo que representa la obligación de adoptar una
política nacional de empleo.
Por otro lado, señala el Comité, debe hacerse una distinción entre la incapacidad y la falta de
voluntad de los Estados Partes para cumplir con sus obligaciones derivadas del artículo 6 del
Protocolo. Los Estados que no tengan voluntad de utilizar hasta el máximo de los recursos de
que dispongan para dar efecto al derecho al trabajo incumplen sus obligaciones derivadas
del artículo 6. Dicho incumplimiento sólo puede quedar justificado ante la inexistencia de
recursos.
Las vulneraciones del derecho al trabajo pueden ser resultado de una acción directa del Es- jurisprudencia nacional e interamericana
tado o de entidades estatales, o de una insuficiencia de las medidas adoptadas para promo-
El derecho al trabajo frente a la
ver el empleo. Los incumplimientos por actos de omisión ocurren, se pueden presentar
cuando los Estados no regulan las actividades de personas o grupos para impedirles que
obstaculicen el derecho de otros a trabajar. Las violaciones mediante actos de comisión, para
el Comité, incluyen el trabajo forzoso; la derogación o la suspensión oficial de la legislación
necesaria para el ejercicio permanente del derecho al trabajo; la denegación del acceso al 731
En el contexto mexicano los operadores jurídicos tienen el reto de aplicar el control de con-
vencionalidad para una eficaz protección de los derechos humanos. Al respecto se debe
destacarse que a pesar de poco uso del artículo 26 de la CADH, la CorteIDH ha empleado
instrumentos internacionales sobre derechos económicos, sociales y culturales para inter-
pretar la Convención: la Constitución de la OIT; los convenios 87 ( relativo a la libertad sindical)
y 98 (relativo al derecho de sindicalización y de negociación colectiva) de la OIT; las recomen-
daciones del Comité de Libertad Sindical de la OIT, así como las opiniones de la Comisión de
Expertos en Aplicación de Convenios y Recomendaciones de la OIT. Se trata de un buen
ejemplo y reto que tienen en frente los operadores jurídicos nacionales.
Inexorablemente el derecho al trabajo como un derecho humano, cada vez va estar más
presente en la CorteIDH, así como en la jurisprudencia nacional. No puede ser de otra manera,
si es que se hace una lectura correcta de los derechos humanos que no separe los derechos
civiles y políticos con los derechos sociales, económicos y culturales. No existe otra vía, debe-
mos señalarlo con claridad, para garantizar el pleno respeto y disfrute de los derechos huma-
nos. La lucha por el derecho, como lo señala el ilustre jurista, Sergio García Ramírez, florece ahí
donde no desmaya la exigencia empeñosa de los derechos individuales y sociales.61
Alfredo Sánchez-Castañeda
732
61
García Ramírez, Sergio, Los derechos humanos y la jurisdicción interamericana, UNAM, México, 2002, p. 168.
Criterios jurisprudenciales
1. Nacionales
Tesis. P./J. 29/99 (9a.). LIBERTAD DE TRABAJO. EL PODER LEGISLATIVO NO PUEDE RES-
TRINGIR ESA GARANTÍA A GOBERNADOS EN PARTICULAR. Semanario Judicial de la
jurisprudencia nacional e interamericana
Federación y su Gaceta. Novena Época, México, Pleno, t. IX, abril de 199 p. 258. Reg.
El derecho al trabajo frente a la
IUS. 194151.
Tesis Aislada. 1a. CXX/2007. PROFESIONES. LA LEY RELATIVA DEL ESTADO DE QUE
RÉTARO DE ARTEAGA NO ES INCONSTITUCIONAL POR EL HECHO DE SER REGLAMEN-
TARIA DEL ARTÍCULO 5o. DE LA CONSTITUCIÓN FEDERAL. Semanario Judicial de la
Federación y su Gaceta. Novena Época, México, Primera Sala, t. XXV, junio de 2007,
p. 204. Reg. IUS.172167.
Tesis. P./J. 107/2007 (9a.). CULTURA CÍVICA DEL DISTRITO FEDERAL. EL ARTÍCULO 9o.,
FRACCIÓN XVI, EN RELACIÓN CON LOS DIVERSOS 33 AL 38 DE LA LEY RELATIVA, PU-
BLICADA EN LA GACETA OFICIAL DE LA ENTIDAD EL 31 DE MAYO DE 2004, QUE PRE-
736
VÉN LA REALIZACIÓN DE ACTIVIDADES DE APOYO A LA COMUNIDAD, NO VIOLAN LA
GARANTÍA DE LIBERTAD DE TRABAJO. Semanario Judicial de la Federación y su Gaceta.
Novena Época, México, Pleno, t. XXVI, diciembre de 2007, p. 976. Reg. IUS. 170795.
2. Internacionales
Corte IDH. Caso Cabrera García y Montiel Flores Vs. México. Excepción Preliminar, Fondo,
Reparaciones y Costas. Sentencia de 26 de noviembre de 2010 Serie C No. 220.
Corte IDH. La Colegiación Obligatoria de Periodistas (Arts. 13 y 29 Convención America-
na sobre Derechos Humanos). Opinión Consultiva OC-5/85 del 13 de noviembre de
1985. Serie A No. 5.
Corte IDH. Caso Huilca Tecse Vs. Perú. Fondo, Reparaciones y Costas. Sentencia de 03
de marzo de 2005. Serie C No. 121.
CIDH. Informe No. 4/01. Caso 11.625. MARÍA EUGENIA MORALES DE SIERRA. GUATEMALA.
19 de enero de 2001.
Corte IDH. Caso Trabajadores Cesados del Congreso (Aguado Alfaro y otros) Vs. Perú.
Excepciones Preliminares, Fondo, Reparaciones y Costas. Sentencia de 24 de Noviem
bre de 2006. Serie C No. 158.
ONU. Comité DESC. Observación general 18. El derecho al Trabajo (35o. período de
sesiones, 1999), U.N. Doc. E/C.12/GC/18 (2006).
737
Artículo 28.
Prohibición de monopolios
Jean Claude Tron Petit
SUMARIO: I. Marco conceptual. II. ¿Qué es libre concurrencia? III. La libre concurrencia
es un DESC. IV. ¿Qué es un monopolio? V. Prácticas monopólicas. VI. Proceso de competen
cia y libre concurrencia, la actual tutela. VII. ¿Por qué prohibir estancos? VIII. ¿Por qué
prohibir las excensiones fiscales? IX. Principios constitucionales que rigen el funcionamien
to de los mercados. X. Historia Legislativa. XI. Interpretación del artículo 28 constitucional
por la SCJN. XII. Interpretación de regulación de principios. XIII. Libre concurrencia y libre
comercio.
I. Marco conceptual
La rectoría económica del Estado y, de manera más concreta la regulación de los mercados,
se prevé como un medio para controlar, entre otros aspectos, el poder económico de cier-
tos grupos de empresas que pueden limitar los intereses de los consumidores; además que
debe fomentar su empoderamiento, entendido como un proceso político en el que se garan
tizan los derechos humanos y justicia social a un grupo marginado de la sociedad.
Prohibición de monopolios
La actual dinámica y función de los derechos fundamentales consiste en el control tanto del
poder público pero también de los distintos poderes privados que originariamente conforman
Artículo 28.
el sistema económico. En todo caso el Estado debe ser garante que los derechos se observen.
Los DESC y disfrute de las libertades individuales, que incluye a las empresas, dependen
741
de una buena política pública regulatoria en materia de concurrencia.
Según el ordoliberalismo, el Estado debe crear un adecuado ambiente legal para la economía y
mantener un nivel saludable de competitividad a través de medidas que adhieran o incorporen
los principios del libre mercado. En relación a esto, si el Estado no asume una posición activa
para incentivar la competencia, emergerán monopolios u oligopolios, que destruirán no sólo
las ventajas del libre mercado, sino que posiblemente también afectarán la gobernabilidad,
esto debido a que el poder económico también puede ser utilizado contra el poder político.
El criterio central para establecer esa estructura económica general es la eficiencia o capa
cidad del sistema de la economía de mercado en relación a satisfacer las necesidades socia-
les, en términos no solo de producción de bienes sino también de producción de "valores
sociales": actitudes de responsabilidad, disciplina, solidaridad y emprendimiento, valores con
siderados inherentemente humanos desde el punto de vista cristiano.1
Buena parte de estas ideas asociadas a la efectividad de los derechos humanos, gobiernos
democráticos y mercados competitivos, resultan ser tres pilares para fundar una ciudadanía
cosmopolita que efectivamente permita la dignidad y realización de las personas.
co, basta considerar que existe un modelo de libre mercado aunado a otro intervencionista
que se advierte través de la rectoría económica del Estado.
742
Los mercados2 entendidos como el ámbito en que coinciden: a) demandantes y b) oferentes
de mercancías y servicios para intercambiarlos de manera libre y voluntaria,3 requieren para
su funcionamiento de:
1
Consúltese <http://dictionary.sensagent.com/ORDOLIBERALISMO/es-es/> (25 de junio de 2013)
2
Conjunto de reglas e instituciones que orientan, rigen, controlan y reparan las conductas humanas de los
agentes para hacer posible de la manera más eficiente los intercambios conducentes a la mejora de personas.
3
El resultado es que ambos ganan en tanto que para cada uno el bien que adquiere representa una utilidad
marginal mayor que la del bien que poseía antes del intercambio.
Acceso libre al mercado, libre concurrencia de agentes (oferentes y demandantes)
sin barreras que obstaculicen,
Para alcanzar los fines que un modelo económico de libre mercado requiere, son imprescin-
dibles los instrumentos jurídicos que definan reglas y garanticen su funcionalidad. Esto se
consigue promoviendo la eficiencia5 de los agentes económicos y la competencia entre ellos
que conduce a desencadenar esas eficiencias.
Es así que la institución de libre concurrencia, si bien está basada en la libertad de trabajo,
resulta atemperada por disposiciones regulatorias y condicionada por una política dirigida
al fomento del desarrollo que, a su vez, debe atender y preocuparse por la protección y el
bienestar de ciertos colectivos. La consecuencia y resultado viene a ser todo un complejo
paquete de relaciones donde concurren diversas potestades y limitaciones públicas que,
concertadamente, deben confluir en proporción a la eficaz consecución de esos objetivos
tan distintos que incluso su eficacia produce tensiones obvias.
743
4
Implica que estén reconocidos institucionalmente con reglas y su funcionalidad y flujos garantizados por tribu-
nales. Lo importante no es sólo considerar que ES la propiedad sino cuales deben ser los efectos y consecuencias y
que tanto se cumplen estos. ¿Realmente se da seguridad para la inversión, el ahorro y el fomento a los emprende-
dores? ¿Es práctica y útil la regulación y su aplicación por operadores y, especialmente, tribunales?
5
Eficiencia de Pareto, es un concepto de la economía con aplicación tanto en esa disciplina como en ciencias
sociales e ingeniería, está relacionado con estudios de eficiencia económica y distribución del ingreso y establece
como eficiente aquella situación en la cual se cumple que no es posible beneficiar a más individuos en un sistema
sin perjudicar a otros. El término "Óptimo de Pareto" indica una situación en la cual no se puede mejorar la situación
de alguien sin hacer que algún otro este peor. "El bienestar de algunos se puede mantener constante sin que nues-
tras conclusiones resulten afectadas. Pero si, por el contrario, el pequeño movimiento (de una forma de estado social
a otro) aumenta el bienestar de algunos individuos y disminuye el de otros, no puede afirmarse que el cambio es
ventajoso para la colectividad en su conjunto.
de las condiciones y bienestar de los consumidores, con más abasto, menores precios, más
calidad y servicio y más fuentes de empleo.6
Mercado abierto;
Autonomía de la estrategia empresarial; y,
Soberanía del consumidor.
Por tanto, la competencia tiene una vocación funcional y práctica, donde es crucial buscar,
Jean Claude Tron Petit
6
Parece que ésta es la interpretación que la ley y la jurisprudencia enfatizan, prueba de ello es el artículo 2o. de la
Ley Federal de Competencia Económica.
7
No existe responsabilidad concerniente a las prácticas a veces muy agresivas de ciertos agentes, en tanto las
conductas sean conformes a reglas de lealtad aunque se cause perjuicio a otras empresas e incluso la expulsión
del mercado.
8
Ginebra Serrabou Xavier, Derecho de la Competencia, México, Cárdenas editor, 2001, pp. 1-3.
9
En términos generales es producir u obtener lo máximo con el mínimo costo y puede ser en vertientes tales como
productiva y técnica, asignativa de recursos productivos de la sociedad y distributiva a todos los sectores sociales.
Conseguir la competencia puede resultar arduo, especialmente en sectores económicos
donde existen monopolios naturales o economías de escala, supuestos en que no es posible
haya una pluralidad de agentes.
Tomando en cuenta esas dificultades o razones que impiden haya varios competidores, re-
sulta que el Derecho, en una vertiente económica, juega un papel crucial, ya que a través de
regulaciones, intentará minimizar o evitar los abusos de una posición dominante.
Los derechos económicos, sociales y culturales (en adelante DESC), conocidos también
como de "segunda generación" tienden a conseguir una igualdad y prosperidad de las clases
sociales, por lo que corresponde al Estado una obligación de hacer y participar directamente
a través de una política activa, dado que tales derechos se concretan como prestaciones,
actividad de los agentes económicos o servicios públicos, donde el Estado asume un papel
de prestador o promotor a efecto de auspiciar un bienestar económico y social para que todas
las personas puedan acceder al máximo desarrollo de sus facultades, tanto en lo individual
como colectivamente. Incluye a los derechos al trabajo, la seguridad social, salud, vivienda,
Prohibición de monopolios
745
disfrute del más alto nivel posible de salud física y mental, y refiere que los Esta-
dos deben adoptar medidas para asegurar la plena efectividad de este derecho;
746 y el artículo 10 del Protocolo Adicional a la Convención Americana sobre Derechos
Humanos en materia de Derechos Económicos, Sociales y Culturales "Protocolo
de San Salvador", según el cual toda persona tiene derecho a la salud, entendida
como el disfrute del más alto nivel de bienestar físico, mental y social. En ese
sentido y en congruencia con lo establecido por el Comité de Derechos Econó-
micos, Sociales y Culturales de las Naciones Unidas, el derecho a la salud debe
entenderse como una garantía fundamental e indispensable para el ejercicio de
los demás derechos humanos y no sólo como el derecho a estar sano. Así, el
derecho a la salud entraña libertades y derechos, entre las primeras, la relativa
a controlar la salud y el cuerpo, con inclusión de la libertad sexual y genésica, y el
derecho a no padecer injerencias, torturas, tratamientos o experimentos médi-
cos no consensuales; y entre los derechos, el relativo a un sistema de protección
de la salud que brinde a las personas oportunidades iguales para disfrutar del
más alto nivel posible de salud. Asimismo, la protección del derecho a la salud
incluye, entre otras, las obligaciones de adoptar leyes u otras medidas para velar
por el acceso igual a la atención de la salud y los servicios relacionados con ella;
vigilar que la privatización del sector de la salud no represente una amenaza para
la disponibilidad, accesibilidad, aceptabilidad y calidad de los servicios; controlar la
comercialización de equipo médico y medicamentos por terceros, y asegurar que
los facultativos y otros profesionales de la salud reúnan las condiciones necesa-
rias de educación y experiencia; de ahí que el derecho a la salud debe entenderse
como un derecho al disfrute de toda una gama de facilidades, bienes, servicios
y condiciones necesarios para alcanzar el más alto nivel posible de salud.10
Con las recientes reformas constitucionales, a la Ley de Amparo y la inclusión de las accio-
nes colectivas, los DESC y sus violaciones que usualmente son omisiones de la autoridad o
de un particular vinculado, podrán ser reclamados y así dar vigencia a esos derechos que, hasta
ahora, sólo eran de papel en el orden jurídico mexicano. En efecto, carecíamos de medios
Prohibición de monopolios
747
IV. ¿Qué es un monopolio?
La ciencia económica aporta determinados conceptos que el orden jurídico recoge, reco
noce y regula, al tenor de valores y fines también de carácter social, político y moral.
10
Tesis: 1a. LXV/2008. DERECHO A LA SALUD. SU REGULACIÓN EN EL ARTÍCULO 4o. DE LA CONSTITUCIÓN POLÍ
TICA DE LOS ESTADOS UNIDOS MEXICANOS Y SU COMPLEMENTARIEDAD CON LOS TRATADOS INTERNACIONALES
EN MATERIA DE DERECHOS HUMANOS. Semanario Judicial de la Federación y su Gaceta, Novena Época, México, Tomo
XXVIII, julio de 2008, p. 457. Registro IUS 169316.
En relación con el monopolio dice Parkin11 lo siguiente:
Los monopolios existen ya sea por un privilegio legal, circunstancias fácticas o un fallo del
mercado, resultando así empresas con poder para determinar las condiciones de oferta y
demanda en el mercado y decidir cuáles serán sus ganancias, sin reparar en el perjuicio que
se pueda ocasionar a los consumidores o al desarrollo nacional.
Por tanto y no obstante ser una institución económica, tiene amplias repercusiones en lo
económico, jurídico, social y político; aspectos que deben considerarse en conjunto. Un ejem
plo importante son las políticas europeas de Investigación y Desarrollo (I+D) o la generación
de externalidades positivas12 que válidamente pueden justificar y merecer privilegios por el
beneficio social que conllevan. Es así que pueden aceptarse prácticas, si bien contrarias a
la competencia, en tanto sean adecuadas o idóneas para favorecer o provocar eficiencias
Jean Claude Tron Petit
748 En consecuencia, cabe puntualizar que los monopolios13 no están prohibidos de manera
absoluta o incondicional, antes bien, están previstos y en ciertos casos hasta autorizados por
el orden jurídico. En cambio, lo proscrito son los abusos, el comportamiento desleal y sólo
especulativo. Como tipos existen las siguientes:
11
Parkin Michael, Economía, México, Pearson, 2004.
12
Un costo o beneficio patrimonial que surge de la actividad económica y que recae sobre agentes económicos
que no participan en la actividad (Parkin, idem).
13
Entendidos como un solo oferente o un número muy reducido y exclusivo, no con enfoque peyorativo.
Propiedad intelectual
Estratégicas
Legal14 Estatal Área
Prioritarias
Concesiones, licencias, autorizaciones
Economías de escala o de alcance
Natural15
Único proveedor
Los fines del derecho de defensa de la competencia son variados pero, de momento, baste
tomar en cuenta los siguientes:
V. Prácticas monopólicas
Bajo la perspectiva que lo efectivamente proscrito son las prácticas anticompetitivas, la LFCE
distingue dos tipos:
749
Fijar o restringir la oferta o demanda de bienes o servicios;
Dividir o repartir mercados actuales o potenciales;
Coordinar posturas en licitaciones públicas.
14
La entrada al mercado está restringida por la concesión de una franquicia pública, licencia gubernamental,
patente o derecho de autor
15
Una empresa puede abastecer a todo el mercado a un precio más bajo que dos o más empresas. En ocasiones
no es aconsejable por razones de eficiencia tener muchas pequeñas empresas poco eficientes, en cambio, optar por
una o pocas con economías de escala, caso de transportes, laboratorios, comunicaciones, etc.
Estas prácticas son ilegales per se y no existe ningún tipo de justificación para su realización,
ya que impiden a la sociedad obtener los beneficios de la competencia económica: mejores
precios y mayor calidad en los productos y servicios.16
Previstas en el artículo 10 de la Ley Federal de Competencia Económica (en adelante LFCE), son
aquellas que realiza un agente económico con poder sustancial en determinado mercado,
con el objeto o efecto de desplazar indebidamente a otros agentes del mercado, impedirles
sustancialmente su acceso o establecer ventajas exclusivas a favor de una o varias personas.
Para que estas conductas se consideren violatorias de la ley, las personas o empresas que
750 las realicen, tal como lo establecen los artículos 11, 12 y 13 de la LFCE, deben tener poder
sustancial17 en el mercado relevante y realizar las prácticas respecto de bienes o servicios que
correspondan a dicho mercado.18
16
Comisión Federal de Competencia, Prácticas monopólicas aboslutas. Disponible en <http://www.cfc.gob.mx/
index.php/que-hacemos-cfc/practicas-monopolicas-absolutas> (26 de junio de 2013)
17
Es decir, poder suficiente para imponer condiciones en el mercado, aunado a la capacidad para impedir que
nadie o difícilmente le puedan contrarrestarle ese poder, excluyendo a nuevos entrantes que compitan.
18
Comisión Federal de Competencia Económica, Prácticas monopólicas relativas. Disponible en <http://www.cfc.
gob.mx/index.php/que-hacemos-cfc/practicas-monopolicas-relativas> (26 de junio de 2013)
Los agentes económicos dotados de poder para influir en los mercados y llegar a manipu
larlos, quedan sometidos a un régimen regulatorio que les impone limitaciones pertinentes
para controlar y corregir, de esa manera, eventuales abusos. En este sentido el criterio de la
SCJN siguiente:
Conviene destacar que no toda práctica monopólica relativa debe ser sancionada, en tanto
que muchas permiten obtener niveles de eficiencia favorables a la producción, el desarrollo
nacional, la tecnología, los consumidores, etc., que al margen de ellas son inalcanzables.
Prohibición de monopolios
Conviene puntualizar, por ser de uso obligado en los temas de monopolios, establecer aspec
tos esenciales del concepto. Es así que una eficiencia económica describe cualquier evento
Artículo 28.
La eficiencia productiva consiste en que todos los productos son elaborados con el mínimo
costo posible; es decir, con la menor erogación de recursos. Cierta producción será conside-
19
Tesis: P./J. 52/2007 COMISIÓN FEDERAL DE TELECOMUNICACIONES. EL ARTÍCULO 9o.-A, FRACCIÓN XI, DE LA LEY
FEDERAL DE TELECOMUNICACIONES, AL FACULTARLA PARA IMPONER OBLIGACIONES ESPECÍFICAS A LOS CONCE-
SIONARIOS QUE TIENEN PODER SUSTANCIAL EN EL MERCADO RELEVANTE, NO VIOLA EL PRINCIPIO DE IGUALDAD
CONSTITUCIONAL. Semanario Judicial de la Federación y su Gaceta, Novena Época, México, Tomo XXVI, diciembre de
2007, p. 958. Registro IUS 170845.
rada eficiente si no es posible reorganizar los insumos/recursos de una manera que se incre-
mente el abasto sin también reducir el abasto de por lo menos otro producto.
La eficiencia distributiva –mejor conocida como justicia distributiva– busca encontrar mejores
formas de distribuir el ingreso o la riqueza. El derecho de la competencia económica no tiene
objetivos distributivos, aunque la reducción del poder de mercado de los agentes econó
micos –en particular los monopólicos– trae como resultado un efecto redistributivo positivo
a nivel agregado.20
Retomando el tema jurídico, resulta que las prácticas monopólicas relativas reprimibles,
exigen que:
b) Exista una ponderación respecto de las eficiencias que puedan obtenerse en corre
lación con los efectos anticompetitivos que resulten.
Jean Claude Tron Petit
20
González de Cossío, Francisco, Ganancias en eficiencia: El zugzwang de la competencia económica. Disponible en
<http://www.javeriana.edu.co/juridicas/pub_colecc/documents/2Gonzalez.pdf> (26 de junio de 2013).
21
Para determinar si las prácticas a que se refiere este artículo deben ser sancionadas en términos de esta Ley, la
Comisión analizará las ganancias en eficiencia derivadas de la conducta que acrediten los agentes económicos y
que incidan favorablemente en el proceso de competencia y libre concurrencia. Estas ganancias en eficiencia
podrán incluir las siguientes: la introducción de productos nuevos; el aprovechamiento de saldos, productos defec-
tuosos o perecederos; las reducciones de costos derivadas de la creación de nuevas técnicas y métodos de produc-
ción, de la integración de activos, de los incrementos en la escala de la producción y de la producción de bienes o
servicios diferentes con los mismos factores de producción; la introducción de avances tecnológicos que produzcan
El énfasis de lo prohibido está puesto en las prácticas que dañan la libre concurrencia y, a
cambio, no aportan ganancias en eficiencia, entendidas como externalidades positivas.
Semejantes consideraciones cabe hacer respecto a las concentraciones, que implican la fusión
de agentes económicos, disminuyendo así el número de oferentes y el incremento en tamaño,
lo que, de suyo, implica efectos anticompetitivos, pero la consolidación de empresas puede
ser altamente benéfica en lo concerniente a eficiencias.
Los derechos de propiedad tienen como vocación y propósito asignar la explotación de bienes
en provecho de una persona y con exclusión de los demás –oponible erga omnes– lo que
conduce a una determinada y concreta exclusividad. Para evitar abusos el artículo 27 consti-
tucional, párrafo tercero, faculta imponer las medidas que el interés social aconseje. Los abu-
sos que se puedan dar en el ejercicio del derecho de la propiedad pueden ser la pauta de
monopolios, sean naturales o legales.
El proceso de competencia comprende tanto el acceso a los mercados como las condiciones
de realización de las actividades económicas. La protección de este proceso comprende una
Prohibición de monopolios
serie de garantías, en el sentido de derechos para los gobernados en tanto agentes de mer-
cado, como de potestades y limitaciones públicas.22
Artículo 28.
753
El Estado y más concretamente los gobiernos, en lo concerniente a su política respecto a la
competencia, deben obrar en dos direcciones que, en ocasiones, pueden parecer opuestas y
bienes o servicios nuevos o mejorados; la combinación de activos productivos o inversiones y su recuperación que
mejoren la calidad o amplíen los atributos de los bienes y servicios; las mejoras en calidad, inversiones y su recupe-
ración, oportunidad y servicio que impacten favorablemente en la cadena de distribución; que no causen un
aumento significativo en precios, o una reducción significativa en las opciones del consumidor, o una inhibición
importante en el grado de innovación en el mercado relevante; así como las demás que demuestren que las apor-
taciones netas al bienestar del consumidor derivadas de dichas prácticas superan sus efectos anticompetitivos.
22
Roldán Xopa José, Constitución y Mercado, México, Porrúa, 2004.
hasta contradictorias, propias de un dilema, pero que, en realidad, son complementarias en
relación a la concurrencia, en los siguientes términos:
ARTÍCULO 2. Esta Ley tiene por objeto proteger el proceso de competencia y libre
concurrencia, mediante la prevención y eliminación de monopolios, prácticas
monopólicas y demás restricciones al funcionamiento eficiente de los merca-
dos de bienes y servicios.
El segundo párrafo del artículo 28 constitucional pone un énfasis especial en las consecuen-
cias y en los fines más que en las formas. Destaca que lo prohibido son actitudes y propósitos
que determinan los precios altos y perjuicios a consumidores así como otras ventajas exclu-
sivas que perjudican a la colectividad.
Por tanto resulta importante determinar y sancionar cuál es el objeto pero también el efec-
to26 de las prácticas.
Jean Claude Tron Petit
23
Son las ideas de le Escuela de Chicago de la que es un ilustre representante Richard Posner para quienes lo im-
portante es que el pastel sea lo más grande posible y todo lo que coadyuve al desarrollo y crecimiento es justificado.
754
24
Son las tendencias europeas y norteamericanas más recientes y de carácter social cuyo objetivo es el crecimiento
pero como un medio para un más equitativo reparto, parece ser que esa es la ideología que permea en la Constitu-
ción. No es un objetivo ni un fin de los mercados sino de la política social que se impone y matiza como expresión
de moral pública a la actividad económica y social.
25
Para Engels y Marx el Derecho igualitario es de corte burgués y es parte de un Estado que resulta ser un instru-
mento de dominación de clase que impide la circulación e intercambio de bienes y el reparto de la riqueza en tanto
es la patente o título en que se escudan los capitalistas para someter y mantener en pobreza al proletariado. En el
otro extremo, para Foucault, el Derecho y especialmente los trámites que naturalmente derivan –conducentes las
más de las veces a una regulación excesiva– constituyen un instrumento de dominación de la burocracia en el inte-
rior de la sociedad a través y por medio del Derecho. Así llegamos al Estado de Derecho o de derechos y la pregun-
ta es ¿El Derecho de quién? del más fuerte o del más organizado y eficiente. El supercapitalismo parece nos
conduce a un imperialismo económico "legitimado" en el derecho.
26
Supuestos previstos en los artículos 9, 10 y 16 de la LFCE.
Sobre el tema Flores Bernés comenta:
Es por ello que, de acuerdo con su exposición de motivos, los objetivos centrales
de la LFCE "radican en promover la eficiencia económica y evitar las prácticas
monopólicas. La iniciativa [LFCE], de aprobarse, protegería el proceso competitivo
y la libre concurrencia de los particulares en las actividades económicas. Es preci-
samente el proceso constante y permanente en el que las empresas compiten
entre sí lo que trae como resultado menores costos, mejores y nuevos productos,
mayores servicios para los consumidores y menores precios. En suma, una mayor
eficiencia."
su aplicación sean tendentes a la máxima liberalidad y apertura, así como a la oferta de satis-
factores por las ventajas que para el desarrollo y bienestar nacional conlleva.
Artículo 28.
755
Se trata de un concepto jurídico-económico, peculiar:
(…). De ahí que estanco haya venido a ser en la época de la consolidación de las
monarquías europeas, el monopolio en (sic) favor del Estado, ya fuera para elabo-
rar o vender, en forma exclusiva, ciertos artículos como el tabaco y la sa, o bien
27
Flores Bernés Miguel, Ley Federal de Competencia Económica comentada. Disponible en <http://www.competencia
economica.com.mx/ley/LFCE_Capitulo_1.pdf> pag. 3 (26 de junio de 2013).
para explotar con igual privilegio, algunos servicios como el de correos, el de
telégrafos, etc. Los primeros monopolios del Estado fueron ingleses, pero este
modo de realizar las transacciones comerciales…fue general en Europa.
II. A pesar de que en España algunos estancos se originaron desde el siglo XI, (la
sal, p.e.), fue en el siglo XVII cuando se estancaron una gran cantidad de mercan-
cías, llegando este fenómeno a su más amplia expresión durante el siglo XVIII, en
virtud de la labor de los arbitristas. El interés del Estado español e estancar diver-
sas mercancías se encuentra en la necesidad de la Real Hacienda de hacerse con
rentas suficientes para sugfragar no solo los gastos del aparato estatal, sino tam-
bién los ocasionados por las constantes luchas en las que se halaba inmiscuida la
incipiente monarquía española.28
Acorde con lo expuesto, la LFCE reitera la prohibición, pero distingue ciertas actividades
que por razones de rectoría es conveniente que sólo el Estado las ejerza o, en su caso, las
concesione.
ARTICULO 4o.– Para los efectos de esta Ley, no constituyen monopolios las fun-
ciones que el Estado ejerza de manera exclusiva en las áreas estratégicas a que se
refieren los párrafos cuarto y séptimo del artículo 28 constitucional.
En relación con las causas y objetivos buscados con la prohibición de los estancos, Flores
Jean Claude Tron Petit
Bernés29 comenta:
756 La principal preocupación para los constituyentes del 1857 fue lo relativo a los
monopolios de derecho (estancos), que tenían su origen en la Colonia y que re-
servaban para ciertos particulares el monopolio sobre algunos productos. Por
ejemplo, el último estanco desapareció hasta 1848 (el de los naipes). El Congreso
constituyente estuvo integrado por prominentes hombres de extracción liberal,
28
Diccionario Jurídico Mexicano, México, UNAM-Porrúa, 1988, p. 1343.
29
Flores Bernés, op. cit. nota 27. Disponible en http://www.competenciaeconomica.com.mx/ley/LFCE_Intro_
AntecedentesHistoricos.pdf (26 de junio de 2013).
quienes abogaban por las libertades económicas, de allí que debatieran y final-
mente formularan el artículo en comento.
Bajo todas estas perspectivas, es interesante como debe tejerse, con sinergia, un complejo
marco legislativo y de operación de actividades estratégicas y prioritarias del Estado, cuyas
regulaciones son especiales, restrictivas y que determinan exclusividades en los mercados, a
la vez que sean coincidentes con determinados fines y objetivos previstos en el libre mer
cado y la libertad de trabajo.
Pero también resulta que el concepto jurídico tiene otro significado, es el de un régimen ju-
rídico o técnica de regulación estricta, basada en razones prudenciales y de oportunidad que
justifican restricciones a los particulares. En este sentido la tesis que dice:
SERVICIO PUBLICO, NOCION DE.– Por servicio público debe entenderse el esta-
blecimiento de un régimen jurídico especial para dar satisfacción regular y conti-
nua a cierta categoría de necesidades de interés general. Organizar un servicio
público es formular las reglas generales según las cuales se regirá la actividad de
ciertas personas, o deberán ser administrados determinados bienes. El régimen
jurídico del servicio público, puede tener variantes, ser más o menos completo, y
Prohibición de monopolios
Es así que se conforma un bloque de actividades al que no pueden acceder los particulares,
a menos que asuman el carácter de concesionarios, lo que es peculiar en lo concerniente a
las áreas prioritarias y aquellas conceptualizadas por la ley como servicios públicos.
30
Tesis Aislada SERVICIO PUBLICO, NOCIÓN DE. Semanario Judicial de la Federación, Sexta Época, Quinta Parte,
Tomo LXIX, p. 34. Registro IUS 274319.
Asociado a lo anterior, se tiene que para determinados agentes, especialmente los que de-
tentan gran impacto y poder en los mercados, se diseñan esquemas de regulación estrictos,
para asegurar a la colectividad las mejores condiciones de abasto y en cuanto al desarrollo y
la más adecuada prestación de servicios públicos31 y al público,32 a la vez que se eviten abu-
sos. Esto implica que surjan tensiones entre las actuaciones que deben ser adecuadamente
resueltas por las autoridades administrativas y judiciales en casos de conflicto, buscando
siempre privilegiar las mejores políticas públicas y el interés de la sociedad, pero con todo el
respeto que el pleno disfrute de los derechos fundamentales merece.
Es en ese contexto que para una serie de actividades comerciales que producen bienes y
servicios necesarios para la economía nacional y el consumo popular, se justifique imponer
regulaciones y modalidades para garantizar el suficiente abasto y evitar alzas de precios,
implicando, en ciertos casos, la connotación de servicios al público o una categoría de acti-
vidades o servicios de orden e interés público.
- Regulación
- Fomento Art. 25-2
758
31
Ejemplo de ello son las empresas del sector de telecomunicaciones, ferrocarrilero, bancario, etc.
32
Destaca lo concerniente al sector salud como hospitales, clínicas, periódicos, transporte, etc.
33
Hay conductas que son prohibidas mediante regulaciones de naturaleza penal por afectar al orden público.
34
El servicio público es una "pars" de la actividad administrativa, básicamente industrial o comercial, actividad o
función del poder político mediante la cual se tiende a alcanzar cometidos o funciones del Estado, en la especie, de
bienestar y progreso social; actividades que si bien no son necesarias al ser del Estado, sino de mera "utilidad", resul-
tan indispensables para la "buena vida en común". Sarmiento García, Jorge, Concesión de servicios públicos, Buenos
Aires, Ediciones Ciudad Argentina, 1996, p. 18.
35
Solo el Estado puede prestarlas.
36
Originalmente a cargo del Estado pero puede concesionarlas a particulares.
Actividades de libre mercado sujetas a:
- Prohibiciones:
• Titularidad pública de ciertas actividades. Art. 25
• Delito e ilícito implican sean proscritas. Art. 5
• Afecte libre concurrencia su ejercicio abusivo. Art. 28
- Límites a la actividad cuando implique una ofensa a los derechos de la sociedad
Art. 5
- Modalidades razonables y necesarias que dicte el interés público Art. 25-6
759
personal o patrimonial con el mantenimiento de las exenciones a las categorías
de personas establecidas por la ley combatida, ni reciben ningún beneficio por el
hecho de que tales exenciones desaparezcan, pues en cualquiera de ambos
casos su situación de causantes no se ve afectada y, en ambos casos, también
habrán de pagar el impuesto establecido.37
37
Tesis Aislada MONOPOLIO. EXENCIONES EN LAS LEYES FISCALES. Semanario Judicial de la Federación, Séptima
Época, 50 Primera Parte, p. 65. Registro IUS 233323.
MONOPOLIOS. Por monopolio se entiende el aprovechamiento exclusivo de al-
guna industria o comercio, bien provenga de algún privilegio, bien de otra causa
cualquiera; y el artículo 28 constitucional equipara al monopolio, todo acto que
evite o tienda a evitar la libre concurrencia en la producción, industria o comercio
y, en general, todo lo que constituya una ventaja exclusiva e indebida a favor de
una o varias personas, con perjuicio del pueblo en general o de una clase social;
de manera que cuando una ley establece la exención de un impuesto, para los
productores que acepten condiciones que les impongan instituciones privadas,
indudablemente tiende a evitar la libre competencia, creando el monopolio en
perjuicio de los demás. Por las razones anteriores, el decreto de 30 de agosto de
1927, que establece la bonificación del impuesto del 13%, en favor de los indus-
triales que acepten las tarifas de la convención industrial obrera, constituye una
violación al artículo 28 constitucional.38
38
Tesis aislada. MONOPOLIO. Semanario Judicial de la Federación, Quinta Época, México, Tomo XXIV, p. 499. Registro
IUS 280607.
39
Parece obvio que las positivas se deben de premiar como un incentivo que las provoque y aumente, en tanto
que las negativas deben ser desestimuladas con costos, un ejemplo es el principio medioambiental del que conta-
mina, paga.
Estado puede incrementar el bienestar material de los gobernados cuya capaci-
dad contributiva es baja o impulsar determinado sector productivo al evitar que
el precio del algún producto aumente con motivo de que el monto del impuesto
se incorpore a él.40
cionalmente pueden tener otros de índole extrafiscal –que deben cumplir con
los principios constitucionales aplicables, debiendo fundamentarse, entre otras,
Artículo 28.
40
Tesis: P. XXXII/2007 EXENCIONES TRIBUTARIAS. SU ESTABLECIMIENTO PUEDE BASARSE EN RAZONES EXTRA
FISCALES. Semanario Judicial de la Federación y su Gaceta, Novena Época, México, Tomo XXVI, Diciembre de 2007,
p. 17. Registro IUS 170754.
41
Tesis: I.15o.A.158 A EXENCIONES. FINES EXTRAFISCALES EN QUE PUEDEN SUSTENTARSE. Semanario Judicial de la
Federación y su Gaceta, Novena Época, México, Tomo XXXII, diciembre de 2010, p. 1765. Registro IUS 163338.
medios utilizados por el Estado para allegarse de recursos, sin que estas he-
rramientas se confundan con el producto de dicha actividad recaudatoria y fi-
nanciera, esto es, los recursos en sí. Lo anterior en atención a que mientras los
medios tributarios utilizados por el Estado para obtener recursos –las contribu-
ciones– deben tener un fin necesariamente fiscal –al cual, conforme a criterios
jurisprudenciales, pueden adicionarse otros fines de índole extrafiscal–, los mon-
tos que generen las contribuciones y todos los demás ingresos del Estado apun-
tarán siempre hacia objetivos extrafiscales. Así, puede afirmarse que en materia
de propósitos constitucionales, el ámbito fiscal corresponde exclusivamente a
algunos de los medios utilizados por el Estado para allegarse de recursos –a los
tributarios, en los cuales también pueden concurrir finalidades extrafiscales–,
mientras que los ingresos que emanen de éstos –y de los demás que ingresan
al erario, aun los financieros o no tributarios–, se encuentran indisolublemente
destinados a fines delimitados en la política económica estatal, cuya naturaleza
será siempre extrafiscal. Ello, tomando en cuenta que la recaudación en sí no
constituye un fin, sino que es un medio para obtener ingresos encaminados a
satisfacer las necesidades sociales, dentro del trazo establecido en el texto cons-
titucional, tal como se desprende del artículo 31, fracción IV, de la Constitución
Federal, que conmina a contribuir a los gastos públicos, y no a la acumulación de
recursos fiscales.42
762 Por tanto, la actividad política y económica del Estado al momento de tomar decisiones y la
jurisdiccional al verificarlas, debe darse a partir de los objetivos y referentes de:
Basada en acoger los valores y criterios de dignidad, bienestar, moral pública y desarrollo.
42
Tesis: 1a./J. 107/2011 FINES FISCALES Y EXTRAFISCALES Semanario Judicial de la Federación y su Gaceta, Novena
Época, México, Tomo XXXIV, septiembre de 2011, p. 506. Registro IUS 161079.
2. Política económica
Efectos de la eficiencia
Distribución de la riqueza
Mejora del desarrollo tecnológico
Bienestar de los consumidores.45
3. Política de competencia.
Los problemas y casos críticos surgen por excesos legalistas y formalistas que desatienden la
ponderación de los principios y descuidan la obtención de las mejores consecuencias. Se dan
Prohibición de monopolios
también los abusos –tanto de agentes económicos como de las autoridades– y la imposi-
ción de modelos teóricos a veces absurdos.
Artículo 28.
763
43
Entendiendo por ello la ideología, los valores, principios y directrices en que se desdobla y son elementos es-
tructurales. Es una estrategia, actitud, manejo, régimen a partir de esos grandes derroteros. Prueba de ello son las
facultades legislativas y normativas que se confieren al Ejecutivo en el artículo 131 constitucional y en la Ley de
Comercio Exterior, así como la amplia facultad para contraer oportunos compromisos vía tratados y acuerdos, for-
mando parte del denominado derecho y orden jurídico nacional. La idea es dejar un espacio donde se puedan
asumir decisiones estratégicas al margen de formalidades y largos procedimientos parlamentarios que res-
ponden tarde a la dinámica de los mercados. El resultado es un limitado escrutinio judicial y parámetros más laxos
en cuanto a motivación, comúnmente el límite permisible es que el ejercicio de esa discrecionalidad no atropelle
derechos fundamentales.
44
De la que forma parte y es dependiente se tiene a la política de competencia como una parte de la económica.
45
Ginebra, op. cit., nota 8.
Algunos excesos en que puede incurrir la autoridad, pudiera ser que una empresa, social-
mente responsable y con alto grado de eficiencia y rentabilidad, sea elegida por los órganos
políticos para imponerle financiar gastos sociales, esto es, aprovecharse o abusar de su po-
tencialidad y, si eso sucede, desalentará esas actitudes plausibles y cívicas en la medida que
no se le retribuyen ni se incentivan sino se sancionan externalidades positivas.
Otro ejemplo puede ser una política de fomento a ultranza en favor tan sólo de pequeñas y
medianas empresas así como de ayudas desproporcionadas o asimétricas, que obstaculizará
el crecimiento y desarrollo de las grandes.46
Consiste en normas de derecho duro y puro que esencialmente tipifican y sancionan prácticas
anticompetitivas, específicamente colusiones47 y prácticas excluyentes.48
Pero aún en este contexto, tales reglas se sustentan en dos sistemas uno de prohibición con
finalidades esencialmente restrictivas y punitivas, donde prevalecen ciertas prohibiciones
denominadas "per se"; y otro de abuso donde el poder sustancial, apenas cuando se ejerce de
manera injustificada y sin algún beneficio colateral que lo legitime, es sancionado; caso este
último difícil de argumentar y más aún de evaluar con referentes jurídico formales.49
764
46
Durante años se satanizó a las empresas con poder sustancial y se les imponía una serie de límites e, incluso,
eran sospechosas, prima facie, de prácticas anticompetitivas y abusivas. La tendencia se revierte en las decisiones de
tribunales norteamericanos y europeos donde el abuso del poder sustancial debe ser efectivamente acreditado
y no imputado, sólo por "sospechosísmo". Todo esto con el fin de promover y fomentar también la eficiencia y el
crecimiento de los mercados y la economía nacional.
47
Denominadas por la LFCE como absolutas.
48
Connotadas como relativas.
49
La Ley Federal de Competencia Económica en su artículo 9 prevé las prácticas absolutas que no ameritan
ponderaciones, en cambio las prácticas relativas previstas en el numeral 10 y las concentraciones en el 18 son casos
donde debe ponderarse si hay abuso en el dominio del mercado y que no haya efectos colaterales o externalidades
que privilegien la eficiencia o situación de los consumidores, eventos en que las ilegalidades se pueden, válidamente,
legitimar.
La mejor solución, en la práctica, consiste en aplicar la "rule of reason"50 que pretende conciliar
y mediar entre la:
Por supuesto que estas amplias facultades pueden ser utilizadas, en ocasiones, sin una ade-
cuada ponderación y argumentación, conduciendo a un clima de poca seguridad y confian-
za. Parece ser que aún no se ha conseguido rija el método "ceteris paribus"51 para la solución
de los casos difíciles y todo queda en manos de tribunales prudentes e inteligentes que ar-
tísticamente apliquen la "rule of reason" donde es preciso invocar y atender a los valores,
principios y directrices constitucionales.
5. Rule of reason
Estos elementos son abstracciones e indeterminaciones que, en el mejor de los casos, auto-
rizan inferir o sugieren fines u objetivos a alcanzar. Sin embargo no permiten concretar o
construir a partir de simples inferencias, respuestas exactas, inmediatas, precisas y de uso
universal; por el contrario, en muchos casos no son previsibles o determinables de manera
evidente aquellos hechos o situaciones a los que se aplican, cuáles resultan excluidos, las
consecuencias predeterminadas, etc.
Prohibición de monopolios
Es así que las mejores prácticas judiciales en los Estados Unidos de América y Europa han
determinado que es necesario ponderar, en cada caso concreto y en contexto, si determi
Artículo 28.
765
nadas prácticas constituyen o implican: beneficios o costos y, en su caso, construir respuestas
individualizadas para casos y problemas concretos, siempre con la finalidad de que la elección
asumida, permita conseguir las mejores consecuencias; las óptimas para casos concretos.
50
Aunque una conducta produzca un efecto restrictivo de la competencia, si éste va acompañado por otro pro-
competitivo de mayor magnitud, la posibilidad de que finalmente prevalezca éste último efecto neto pro-competi-
tivo permite considerar tal conducta compatible con la regulación antitrust.
51
Método de conocimiento basado en un modelo donde confluyen una serie de variables que permanecen cons
tantes a excepción de una cuya influencia se desea estudiar, lo que permite simplificar el análisis, ya que en caso
contrario sería muy difícil o imposible dilucidar el efecto de cada variable individual.
Parafraseando a Dworkin, se trata de construir, aún en casos difíciles, la única y perfecta solu-
ción, mostrando la mejor perspectiva o cara que el Derecho puede aportar para decidir el
caso concreto. Esto implica entender y comprender los hechos, el contexto, valores y princi-
pios e imaginar las consecuencias óptimas que puedan llegar a obtenerse. Se trata de imple-
mentar un modelo de razonamiento adecuado que permita establecer cuál es la solución
correcta para cada caso.
La rule of reason es una doctrina y metodología judicial cuya traducción es "regla de la razón"
por oposición a un literalismo a ultranza que, de aplicarse indiscriminadamente, puede llevar
a decretar prácticas ilegales per se. La experiencia aconseja enfocar de manera precisa las
circunstancias y sus consecuencias en contexto para así distinguir y dar un trato específico
a ciertos abusos de poder en el mercado u otras prácticas restrictivas de la competencia52
según las características especiales del mercado en que se desarrollan, evaluando los daños
que produce a la par de los beneficios pro-competitivos o de eficiencia que la práctica puede
implicar y la elección de las mejores alternativas que coadyuven a optimizar resultados.
La regla de la razón consiste en aplicar un marco flexible para analizar la variedad casi infinita
de posibles barreras o restricciones, excluyendo las absolutas, también conocidas como per
se; dentro de una variedad igualmente infinita de contextos posibles del mercado, según lo
ha dicho la Suprema Corte de Justicia de los Estados Unidos, en Chicago Board of Trade v. United
States.53
Es así que el Tribunal ha de tener en cuenta normalmente los hechos concretos del asunto en
Jean Claude Tron Petit
que se produjo la práctica restrictiva, su situación antes y después de que la restricción tuvie-
ra lugar, la naturaleza de la práctica restrictiva y su efecto real y probable.
766
Por consecuencia, los antecedentes de la práctica restrictiva, el daño que se supone causó, la
intención o el objeto buscado con la misma; son todos hechos relevantes. Y esto no significa
que una buena intención absolverá una práctica otrora condenable o al revés, sino porque
52
Casos de fusiones o concentraciones, fijación de precios, restricciones verticales
53
223 F.2d 348 (1955) CHICAGO BOARD OF TRADE, Petitioner, v. UNITED STATES of America, Federal Communications
Commission, Respondents, Western Union Telegraph Company, Intervenor. No. 12280. United States Court of
Appeals District of Columbia Circuit. Argued March 7, 1955. June 2, 1955.
el conocimiento de la intención ayudará al Tribunal a interpretar los hechos y a predecir las
consecuencias.54
En los casos de las restricciones verticales: Los jueces deben aplicar la regla de la ilegalidad
per se únicamente cuando la conducta impugnada presentara graves peligros para la compe
tencia: "una política antimonopolios divorciada de las consideraciones de mercado carecería
de puntos de comparación objetivos".56
Una cláusula convencional o práctica contraria a la competencia es la fijación del precio mí-
nimo de reventa al público que si bien, inicialmente tiene efectos anticompetitivos, también
Artículo 28.
resulta que puede tener otros a favor y mejorar las eficiencias de los agentes económicos. Por 767
tanto será necesario analizar en cada caso cuál de ellos es el que prima o debe prevalecer en
relación con el mantenimiento del bienestar general.
54
Juez Brandeis, en "Chicago Board of Trade versus United States" (supra, nota 53) Citado por Soriano García José
Eugenio, Desregulación, Privatización y Derecho Administrativo, Bolonia, Publicaciones del Real Colegio de España,
Studia Albornotiana 1993.
55
Dr. Milles Medical Co. v. John D. Park & Sons Co. (1911).
56
Continental T.V., Inc. v. GTE Sylvania, Inc. (1977).
57
Gonzalez de Cossío, op. cit., nota 20.
La regla es que se deben prohibir por completo las prácticas absolutas o colusorias e incluso
ciertas concentraciones o fusiones de competidores que afecten a la concurrencia sin obte-
ner ventajas pero, en cambio, aplicar criterios flexibles de razonabilidad en las relativas, para
posibilitar o incentivar eficiencias, tal como lo prevé el artículo 10 de la LFCE, siempre en pos
de una mayor competencia y de obtener eficiencias.
Al fin y al cabo, el Derecho de la Competencia no es tanto de legalidad formal sino más bien
una "policía de mercados" que responde a la concepción política de la economía que se
consiga privilegiar en el fondo y se ajusta a la visión y resultados que se quieran promover en
una cierta época o tendencia política.58
6. Excepciones a prohibiciones.
Especialmente derivadas por la aplicación de la "rule of reason" ante una insuficiencia práctica
de regulación y la enorme cantidad de principios, consecuencias y valores que deben tute-
larse, aunado a la muy variada gama de posibilidades fácticas, resulta que ciertas prohibicio-
nes o limitaciones a la actividad mercantil, resultan matizadas, de acuerdo a las tensiones que
pueden darse entre ventajas y desventajas competitivas, lo que puede redundar en crear al-
ternativas ad hoc.
58
Noriega, Javier L, La dimensión del mercado frente a la competencia, Cinco días, Madrid 02/04/2007. Disponible en
<http://www.cincodias.com/articulo/opinion/dimension/mercado/frente/competencia/cdscdi/20070402cdscdiopi_
6/Tes/> (26 de junio de 2013).
59
En este sentido la tesis de jurisprudencia de rubro: Tesis: I.4o.A. J/43. FUNDAMENTACIÓN Y MOTIVACIÓN. EL ASPEC
TO FORMAL DE LA GARANTÍA Y SU FINALIDAD SE TRADUCEN EN EXPLICAR, JUSTIFICAR, POSIBILITAR LA DEFENSA Y
La discrecionalidad puede ser un tema polémico, sin embargo, el contenido esencial del
concepto según60 estriba en:
Pero sucede que, en la práctica cotidiana de los tribunales y la doctrina, el concepto deviene
ambiguo pues se habla de discrecionalidad, indistintamente, con cualquiera de las siguien-
tes connotaciones:
Política;62
Técnica;
Prohibición de monopolios
769
COMUNICAR LA DECISIÓN. Semanario Judicial de la Federación y su Gaceta, Novena Época, México, Tomo XXIII, Mayo
de 2006, p. 1531. Registro IUS 175082.
60
García de Enterría Eduardo, Democracia, Jueces y Control de la Administración, Madrid, Thomson-Civitas 2005, p. 155
61
Alonso Mas María José, La solución justa en las resoluciones administrativas, España, Universitat de València 1998,
p. 233.
62
Es importante distinguir la función administrativa de la política, tanto por su naturaleza, sus objetivos, instru-
mentos pertinentes y sujetos que la ejercen. En ambos casos existe una responsabilidad sólo que los referentes y las
sedes donde se pueden hacer valer son distintas.
63
Se le denomina también libertad de elección, concepto que merece distinguir de la arbitrariedad o libertinaje
donde no hay controles, principios ni valores que encaucen a mantener una razonabilidad para satisfacer, de la
mejor manera, con la máxima eficiencia y perspectivas, el interés público.
Interpretar y aplicar conceptos jurídicos indeterminados; y,
Actos de la Administración no sujetos a control jurisdiccional.64
Las decisiones adoptadas según criterios políticos son las únicas, auténticas y puras, expre-
siones de discrecionalidad. Por esa razón, escapan a cualquier tipo de control en sede judicial,
en tanto no es jurídico su núcleo esencial. En este sentido es el criterio CONTROVERSIA
CONSTITUCIONAL. LAS CUESTIONES MERAMENTE POLÍTICAS NO SON SUSCEPTIBLES DE ANÁ
LISIS EN SEDE JUDICIAL.65
64
En este aspecto cabría diferenciar actos discrecionales por razones sustanciales esto es, los que admiten dos o
más soluciones válidas, cualquiera de ellas; de los no justiciables –no sujetos a control judicial– por razones jurídico-
formales. La tendencia en el auténtico y funcional Estado de Derecho es que siempre exista ese control, aunque con
matices de intensidad.
65
Tesis: 1a. XXXV/2008. CONTROVERSIA CONSTITUCIONAL. LAS CUESTIONES MERAMENTE POLÍTICAS NO SON
SUSCEPTIBLES DE ANÁLISIS EN SEDE JUDICIAL. Semanario Judicial de la Federación y su Gaceta, Novena Época,
México, Tomo: XXVII, Abril de 2008, p 1780. Registro IUS 169915.
la fuerza normativa del principio democrático y del principio de separación de
poderes tiene como consecuencia obvia que los otros órganos del Estado –y entre
ellos, el juzgador constitucional– deben respetar la libertad de configuración con
que cuentan el Congreso y el Ejecutivo, en el marco de sus atribuciones. Confor-
me a lo anterior, la severidad del control judicial se encuentra inversamente rela-
cionada con el grado de libertad de configuración por parte de los autores de
la norma. De esta manera, resulta evidente que la Constitución Federal exige una
modulación del juicio de igualdad, sin que eso implique ninguna renuncia de la
Corte al estricto ejercicio de sus competencias de control. Por el contrario, en
el caso de normatividad con efectos económicos o tributarios, por regla gene-
ral, la intensidad del análisis constitucional debe ser poco estricta, con el fin de
no vulnerar la libertad política del legislador, en campos como el económico, en
donde la propia Constitución establece una amplia capacidad de intervención y
regulación diferenciada del Estado, considerando que, cuando el texto constitu-
cional establece un margen de discrecionalidad en ciertas materias, eso significa
que las posibilidades de injerencia del Juez constitucional son menores y, por
ende, la intensidad de su control se ve limitada. En tales esferas, un control muy
estricto llevaría al Juez constitucional a sustituir la competencia legislativa del
Congreso –o la extraordinaria que puede corresponder al Ejecutivo–, pues no es
función del Poder Judicial Federal, sino de los órganos políticos, entrar a analizar
si esas clasificaciones económicas son las mejores o si éstas resultan necesarias.66
771
que el ente que emita el acto o la norma razone su necesidad en la consecución
de los fines constitucionalmente legítimos, ponderando específicamente las
circunstancias concretas del caso. Tratándose de las reformas legislativas, esta
exigencia es desplegada cuando se detecta alguna "categoría sospechosa", es
decir, algún acto legislativo en el que se ven involucrados determinados valores
66
Tesis: 1a./J. 84/2006 ANÁLISIS CONSTITUCIONAL. SU INTENSIDAD A LA LUZ DE LOS PRINCIPIOS DEMOCRÁTICO
Y DE DIVISIÓN DE PODERES. Semanario Judicial de la Federación y su Gaceta,. Registro Novena Época, México, Tomo
XXIV, Noviembre de 2006, p. 29. Registro IUS 173957.
constitucionales que eventualmente pueden ponerse en peligro con la imple-
mentación de la reforma o adición de que se trate. En estos supuestos se estima
que el legislador debió haber llevado un balance cuidadoso entre los elemen-
tos que considera como requisitos necesarios para la emisión de una determinada
norma o la realización de un acto, y los fines que pretende alcanzar. Además, este
tipo de motivación implica el cumplimiento de los siguientes requisitos: a) La
existencia de los antecedentes fácticos o circunstancias de hecho que permitan
colegir que procedía crear y aplicar las normas correspondientes y, consecuente-
mente, que está justificado que la autoridad haya actuado en el sentido en el que
lo hizo; y, b) La justificación sustantiva, expresa, objetiva y razonable, de los moti-
vos por los que el legislador determinó la emisión del acto legislativo de que se
trate. Por otra parte, la motivación ordinaria tiene lugar cuando no se presenta
alguna "categoría sospechosa", esto es, cuando el acto o la norma de que se trate
no tiene que pasar por una ponderación específica de las circunstancias concre-
tas del caso porque no subyace algún tipo de riesgo de merma de algún derecho
fundamental o bien constitucionalmente análogo. Este tipo de actos, por regla
general, ameritan un análisis poco estricto por parte de la Suprema Corte, con el
fin de no vulnerar la libertad política del legislador. En efecto, en determinados
campos –como el económico, el de la organización administrativa del Estado y,
en general, en donde no existe la posibilidad de disminuir o excluir algún dere-
cho fundamental– un control muy estricto llevaría al juzgador constitucional a
sustituir la función de los legisladores a quienes corresponde analizar si ese tipo
de políticas son las mejores o resultan necesarias. La fuerza normativa de los prin-
cipios democrático y de separación de poderes tiene como consecuencia obvia
que los otros órganos del Estado –y entre ellos, el juzgador constitucional– deben
respetar la libertad de configuración con que cuentan los Congresos Locales, en
el marco de sus atribuciones. Así, si dichas autoridades tienen mayor discreciona-
lidad en ciertas materias, eso significa que en esos temas las posibilidades de
Jean Claude Tron Petit
67
Tesis: P./J. 120/2009 MOTIVACIÓN LEGISLATIVA. CLASES, CONCEPTO Y CARACTERÍSTICAS. Semanario Judicial de la
Federación y su Gaceta, Novena Época, México, Tomo XXX, Diciembre de 2009, p. 1255. Registro IUS 165745.
La intensidad o alcance de la revisión judicial en los casos de la actividad administrativa de-
penderá, en mucho, de si son claras y precisas las indicaciones que el Congreso emite o, por
el contrario, si son ambiguas; supuesto en que la libertad de la Administración para construir
políticas públicas en sus decisiones68 y actuaciones es mayor, tal es el caso de directrices muy
amplias o el uso de conceptos jurídicos indeterminados.
Retomando varias de las ideas expuestas y fundado en precedentes del TJUE (Tribunal de
Justicia de la Unión Europea) y en lo previsto por el artículo o sección 706 de la APA (Admi-
nistrative Procedure Act), el siguiente criterio que esboza los principales aspectos a evaluar
respecto a decisiones de la CFC, basadas en facultades discrecionales y relacionadas con temas
técnicos o científicos complejos.
Prohibición de monopolios
68
La facultad va desde la reglamentación de reglas, instrucciones o directrices, dispuesta en normas generales
hasta la emisión de ordenes o decisiones atinentes a casos particulares, como autorizaciones, sanciones, etc.
de su actividad son peculiares las valoraciones de tipo económico, sobre cuestio-
nes de hecho, de derecho e incluso de actitudes subjetivas o una mezcla de todas
éstas, buscando siempre la consecución de la finalidad establecida por la Consti-
tución, que es evitar se realicen prácticas monopólicas, a través del control y san-
ción de conductas ilegítimas. De ahí, el despliegue de la potestad jurisdiccional
para controlar el marco de legalidad y de legitimidad que establecen los artículos
16 constitucional y 51, fracción V, de la Ley Federal de Procedimiento Contencio-
so Administrativo, a efecto de que el ejercicio de esas facultades discrecionales
corresponda con los fines y las consecuencias que el orden jurídico consagra. Por
tanto, el control judicial de los actos de dicha comisión se realiza mediante la
verificación de que sus actos no violen derechos fundamentales de los sujetos
que intervienen en los procedimientos relativos, lo que acontecería, por ejemplo,
cuando no se respetan las normas reguladoras del procedimiento, y de motiva-
ción, haya inexactitud material de los hechos o sea evidente un error manifiesto
de apreciación; en la medida que tales vicios se traduzcan en notoria arbitra
riedad o desproporción en el ejercicio de la facultad concedida, incurriendo así
en desvío de poder.69
A partir de estas ideas surge también el principio de otorgar cierta deferencia a la libertad de
apreciación y decisión de ciertas autoridades, que determina matizar la intensidad del análi-
sis judicial constitucional, a partir de parámetros débiles que respeten el margen de discre-
cionalidad o libertad de apreciación concedida para la consecución de una finalidad
perseguida por el orden jurídico. Es así que en el deference norteamericano y la discreciona-
lidad técnica europea resulta peculiar la matización del nivel del escrutinio o control judicial,
dependiendo de la naturaleza técnica o política de pronunciamientos o decisiones, bien
sean de la Administración, del judicial o del legislativo.
Jean Claude Tron Petit
X. Historia legislativa
774
1. Constitución de Cádiz y de 1824
69
Tesis: I.4o.A.622 A COMISIÓN FEDERAL DE COMPETENCIA. JUSTIFICACIÓN Y ALCANCES DEL CONTROL JUDICIAL
DE SUS RESOLUCIONES. Semanario Judicial de la Federación y su Gaceta, Novena Época, México. Tomo. XXVIII,
Noviembre de 2008, p. 1325. Registro IUS 168499.
privilegios exclusivos a inventores y autores por un tiempo determinado. Las Bases Orgánicas
de 1843 contuvieron asimismo disposiciones en materia de competencia y prohibición de
privilegios. El Estatuto Orgánico provisional también contuvo prohibiciones en contra de mono
polios y recalcó los privilegios otorgados a autores e inventores.70
2. Constitución 1857
Texto original
ducción de sus obras, y a los que, para el uso exclusivo de sus inventos, se otor-
guen a los inventores y perfeccionadores de alguna mejora.
Artículo 28.
775
70
Flores Bernés , op. cit., nota 27.
nación, de cualquiera manera que se haga, de productores, industriales, comer-
ciantes y empresarios de transportes o de alguno otro servicio, para evitar la
competencia entre sí y obligar a los consumidores a pagar precios exagerados; y,
en general, todo lo que constituya una ventaja exclusiva indebida a favor de una
o varias personas determinadas y con perjuicio del público en general o de algu-
na clase social.
Texto actual
Artículo 28.– En los Estados Unidos Mexicanos quedan prohibidos los monopo-
lios, las prácticas monopólicas, los estancos y las exenciones de impuestos en los
términos y condiciones que fijas las leyes. El mismo tratamiento se dará a las prohi
biciones a título de protección a la industria.
Exposición de motivos
Respecto a los motivos tenidos en cuenta al promulgar la Constitución de 1917 y leyes anti-
Jean Claude Tron Petit
Del contexto general que prescribe la Constitución, se advierte un criterio amplio donde
predominan y tengan funcionalidad práctica y efectiva los valores, principios y directrices
que en su conjunto proclama.
El objetivo no es, per se, prohibir a los monopolios ya que en la actualidad la eficiencia en el
uso de recursos económicos escasos, es fundamental, lo que lleva a justificar economías de
escala que, necesariamente, dan lugar a concentraciones que pueden redundar en monopo-
lios o, cuando menos, oligopolios pero, en cambio, se impone la regulación para controlar los
posibles excesos, los fallos en el mercado, dando a la tutela de la propiedad y de la libertad
de empresa una directriz de beneficio social y, a la postre, favorecer a los consumidores y a la
población en general en aras de favorecer los valores de una moral pública de claro beneficio
social que recaiga en los sectores o clases menos favorecidos, desarrollo y prosperidad como
un motor para impulsar y financiar el bienestar de los individuos y de la sociedad en su
conjunto.
Es así que la interpretación y solución de los casos habrá de orientarse a optimizar las posibi-
lidades de obtener los mejores resultados en el crecimiento económico, promoción del em-
pleo, incrementar la producción y abasto de bienes y servicios, fomentar e incentivar la
inversión y crecimiento, obtener competitividad en un mercado que se esfuerce por reducir
precios y costos –entiéndase de producción y de transacción–, con la posibilidad de discer-
nir las intenciones de los agentes para corregir sólo lo pertinente pero eso sí con severidad y
eficacia, además de proveer una regulación de ciertas actividades proclives a provocar fallos
en el mercado para prevenirlos pero sin que la intervención sea frustrante de la actividad y
desarrollo económico que requiere de libertad para ser eficiente.
Prohibición de monopolios
777
71
Idem.
necesario, pues puede existir mediante todo acto o procedimiento que evite o
tienda a evitar la libre concurrencia en la producción, industria, comercio o servi-
cios al público, máxime que de acuerdo con este precepto del artículo 28 cons
titucional, existe la fracción I del artículo 253 del Código Penal, que pena los actos
con las tendencias mencionadas.72
Un muy completo, actual y exhaustivo análisis sobre los monopolios a partir de la interpreta-
ción del artículo 28 constitucional, fue hecho por el Tribunal Pleno de la SCJN, al resolver el
amparo en revisión 2617/96,73 promovido por Grupo Warner Lambert México, S. A. de C. V.,
en sesión del día quince de mayo del año dos mil.
72
Tesis Aislada MONOPOLIOS, NATURALEZA DE LOS. Semanario Judicial de la Federación, Quinta Época; Tomo CVIII,
p. 1655. Registro IUS 386340.
73
AMPARO EN REVISIÓN 2617/96. Semanario Judicial de la Federación y su Gaceta. Julio de 2000. México. Tomo XII.
p. 278. Registro 6668 (Ejecutoria). Disponible en <http://ius.scjn.gob.mx/documentos/Ejecutorias/6668.pdf> (27 de
junio de 2013)
a la acuñación de moneda, a los correos y a los privilegios que, por tiempo limi-
tado, conceda la ley a los inventores o perfeccionadores de alguna mejora.
779
Enseguida la SCJN relata cuál ha sido el iter o camino normativo e interpretativo del precepto:
74
Ibidem, pp. 34-35.
acuerdos y procedimientos descritos por el propio Constituyente en el segundo
párrafo del numeral en examen, cuando prohibía cualquier acto que en general
evitara la libre concurrencia o constituyera una ventaja exclusiva e indebida a
favor de una o varias personas con perjuicio del pueblo en general o de una clase
social.
Siendo tal la interpretación que correspondió al texto original del artículo 28, re-
sulta claro que su reforma por decreto publicado en el Diario Oficial de la Federa-
ción del tres de febrero de mil novecientos ochenta y tres, única producida en la
parte de interés, no vino sino a desarrollar, en el lenguaje constitucional, los con-
ceptos que de suyo se consideraban comprendidos en el término de monopolio
y así se deduce, precisamente, de la exposición de motivos de la iniciativa respec-
tiva, que en lo conducente expresa:
Se introducen las bases para regular el abasto y los precios, así como para
imponer aquellas limitaciones que eviten intermediaciones innecesarias o
excesivas que provocan el alza de los precios. Se sientan las bases jurídicas
para la vital modernización del comercio interno.
Se especifican las actividades que tendrá a su cargo el Estado, las cuales no serán
sujetas a concesión. Con ello se delimita con precisión el ámbito exclusivo
del Sector Público, y los alcances de la participación del Estado.
carácter prioritario.
Artículo 28.
75
Ibidem, pp. 38-41
En el sentido de estimar al interés general como el bien jurídico tutelado por el
artículo 28 Constitucional, se pronunció este Alto Tribunal al emitir la ejecutoria
que dio origen a la tesis que quedó transcrita anteriormente con el rubro: "COMER
CIO, DERECHO DEL ESTADO PARA ESTABLECER LIMITACIONES A LA LIBRE CONCU-
RRENCIA" y que en lo que aquí interesa establece:
artículos de consumo necesario y que tenga por objeto obtener el alza de los 783
precios; todo acto o procedimiento que evite o tienda a evitar la libre concu-
rrencia en la producción, industria o comercio, o servicios públicos; todo
acuerdo con fines de cualquiera manera que se haga, de productores, indus-
triales, comerciantes y empresarios de transporte o de algún otro servicio,
para evitar la competencia entre sí y obligar a los consumidores a pagar
precios exagerados; y en general, todo lo que constituya una ventaja exclusi-
va e indebida a favor de una o varias personas determinadas y con perjuicio
del público en general o de alguna clase social".
Es notable y merece mencionarse con énfasis, el mandato contenido en el se-
gundo párrafo del artículo 28 de la Constitución Federal, en el sentido de castigar
"severamente" y "perseguir con eficacia" los monopolios y las prácticas monopó-
licas, pues en ninguna otra parte de la Constitución se utiliza el término "severamen-
te" que, sin duda, tuvo como objetivo llamar la atención del legislador ordinario
de que tales monopolios y prácticas monopólicas fueron consideradas por el
Constituyente como graves y requerían para su erradicación y corrección, dispo-
siciones legales que las enfrentaran con rigorismo. Es clara la preocupación del
Constituyente por orientar al legislador ordinario acerca de la magnitud que debía
de darle a la ley reglamentaria correspondiente.
En principio hay las grandes tendencias antitéticas que se van matizando, relativizando y
compartiendo fortalezas y debilidades, ventajas y desventajas, en un proceso de pondera-
ción, simbiosis y sinergia, cambiante, evolutivo y reactivo, pertinente a las necesidades, retos
y problemas de la economía y la política; solo que antes eran locales y sectoriales y ahora
atienden a una globalización. En el contexto social y económico de la actuación del Estado
se aprecian las ideologías siguientes:
Libertad individual, donde la actividad estatal debe ser subsidiaria y, en ese sentido
se desarrollan los modelos e instituciones de: Estado liberal, libre mercado y libertad
de empresa, así como el derecho a la propiedad privada.
En Europa hay una tercera vía que implica una ideología y política ecléctica entre las tenden-
cias liberales y socialistas, con el resultado y ambiente plural donde la derecha ya no lo es
Prohibición de monopolios
tanto igual que la izquierda tampoco; tienen ahora posturas más cercanas entre si, menos
radicales.77
Artículo 28.
785
Sin embargo, lo que parece indiscutible e infrenable es que la tendencia globalizadora mun-
dial, boicotea y erosiona a las alternativas sociales, tendentes a la igualdad, desarrollo y dig-
nidad de las personas y, en cambio, retorna triunfante el paleo-capitalismo, ahora más como
76
Ibidem., pp. 53-56.
77
Comenta Ariño en Ariño Gaspar, Economía y Estado, Madrid, Marcial Pons, 1993. pp. 12 y 17: "la izquierda en
España se ha "derechizado". Se han superado posturas maniqueas como el engaño de la utopía socialista enfrentada
con el error de la locura liberal".
un capitalismo salvaje que solo tiene ojos para la especulación, trascendiendo en desigual-
dades e injusticias que, por lo menos, en Europa, se estaba en vías de ir superando.
Una mención especial debe hacerse a la materia de propiedad intelectual que, si bien, se
inscribe en la ratio essendi del artículo 28 constitucional, es una excepción limítrofe a la libre
Jean Claude Tron Petit
78
La LFCE dispone que es reglamentaria sólo del artículo 28 constitucional pero, en realidad, lo es de muchos más
numerales que se complementan y actúan en sinergia.
79
Esta calificación no es pacífica, para algunos tiene ese alcance para otros, sobre todo en el caso de patentes, es
apenas una limitación a la comercialización de un producto o a una cierta actividad que antes no existía en el mer-
cado, pero en ciertos casos puede llegar a conceptuarse como anticompetitiva.
80
Los inventores y autores sean personas físicas o empresas son los sujetos privilegiados.
En el artículo 28 el bien tutelado principal es el bienestar y las mejores condiciones para los
consumidores, lo que requiere como instrumento de un mercado libre pero como límite se
inscribe la propiedad intelectual cuyo objetivo es la solvencia, protección y fomento a la
actividad inventiva. El quid es que los abusos o excesos en este objetivo, por supuesto que
inciden y pueden afectar a los intereses de los consumidores. Las leyes, directrices y su apli-
cación por autoridades administrativas y tribunales deben de cuidar la ponderación de todos
estos intereses y que sea óptimo su aprovechamiento en conjunto.
Este mismo conflicto vuelve a presentarse en el artículo 131, al prever como uno de los pro-
pósitos de la planificación, estimular el crecimiento de la renta y de la riqueza y su más justa
distribución; aspiraciones que tampoco marchan en paralelo.84 Por estas razones y otras más,
afirma que los aspectos económico-sustantivos, previstos en la Constitución, son inconsis-
tentes e incompatibles, sin que puedan satisfacerse simultáneamente. Concluye, que la
Prohibición de monopolios
81
La derrotabilidad normativa es un concepto que surge de la interpretación hermenéutica y principalista de los
Artículo 28.
órdenes jurídicos donde los valores, principios y directrices que inspiran a la política, al ser jerárquicamente prefe-
787
rentes a los mandatos previstos en reglas, las determinan e influyen y hasta conducen a una interpretación confor-
me con aquellos e incluso pueden concretar una corrección en el mero sentido que se deduce de una simple
interpretación literal y aislada de los textos.
82
Recientemente la SCJN ha reiterado esta interpretación principalista que derrota a la literal o de las reglas de
manera aislada, reconociendo que el orden jurídico es un ejercicio armónico, derivado de la interacción de varios
postulados esenciales, principios rectores y valores democráticos, primando sobre preceptos aislados y discordan-
tes del sistema en razón de obtener los objetivos esenciales o preferentes sobre la base de consistencia lógica de los
principios que inspiran al sistema. P. XXXVII/2006, 2a./J. 67/2006, 1a. CLXXIX/2006.
83
Urrutia Juan, Una nota sobre Constitución y ciencia económica, en Estudios sobre la Constitución Española,
edición de Peces-Barba Gregorio, Madrid, Instituto de Derechos Humanos Bartolomé de las Casas, Universidad
Carlos III de Madrid, Boletín Oficial del Estado, 1994, pp. 192-194.
84
Los objetivos y metas de desarrollo de la renta y riqueza, en muchas ocasiones, pueden ser rivales furibundos de
la igualdad y del bienestar social que va implícita en la justa distribución.
abundancia de aspectos sustantivos determina que, la pretendida estabilidad y concurren-
cia, se consiga al precio de la inoperancia y, si ese es el resultado, ¿cuál es la razón de su
previsión legislativa?85
Es así que el espectro donde operan las frecuencias radio-eléctricas, que son un bien finito y
prioritario del Estado, llega a ser escaso; por tanto, tal como sucede con la tierra, se tiene que
los acaparamientos o mala distribución del recurso, incide y raya en un mercado donde pri-
man no sólo intereses económicos que deben merecer un trato abierto, de libertad de acce-
so, sino también de carácter social y democrático exigiendo ser puntualmente atendidos y
a los que se debe dar atención especial, evitando o combatiendo operaciones de especula-
ción egoístas, como muchas que han justificado incluso expropiaciones.
85
Como respuesta a esta problemática y aparente contrariedad los tribunales constitucionales europeos han en-
sayado con éxito un método y teoría de ponderación, basado en la proporcionalidad de los principios o derechos
fundamentales en tensión que se resuelve en casos concretos con soluciones originales, ad hoc y pragmáticas,
buscando hallar o construir la óptima para casos particulares, es evolucionar a una justicia pretoriana fundada y que
persigue la equidad.
que debe publicar la Secretaría de Comunicaciones y Transportes en el Diario
Oficial de la Federación, y los fines expresados por los interesados para utilizar la
frecuencia en la prestación del servicio de radiodifusión, así como el resultado de
la licitación a través de subasta pública, lo que propicia que el factor determinan-
te para definir al triunfador sea meramente económico, viola el principio igual-
dad contenido en el artículo 1o. de la Constitución Política de los Estados Unidos
Mexicanos, así como los artículos 6o., 27 y 28 constitucionales, toda vez que ese
sistema privilegia a los participantes con mayores recursos económicos, lo que
lejos de contribuir a aminorar las desigualdades sociales las propicia, demeri
tando la trascendental función social de la radio y televisión abierta como instru-
mentos clave para satisfacer derechos subjetivos fundamentales, concretamente
los de libre expresión y de información, además de favorecer el acaparamiento
de los medios de comunicación masiva por grupos económicamente poderosos,
impidiendo la libre competencia y concurrencia en el sector y obstaculizando
con ello el desarrollo integral, plural y democrático de la sociedad mexicana.86
también comprenden las enajenaciones de todo tipo de bienes bajo los mismos
principios y fines. Ahora bien, entendidos los recursos económicos como bienes del
Artículo 28.
tro radioeléctrico, por ser un bien de esa naturaleza que se otorga en concesión
a cambio de una contraprestación económica, debe considerarse también como
recurso económico en su amplia acepción, al que son aplicables los principios
86
Tesis: P./J. 74/2007 RADIODIFUSIÓN. EL ARTÍCULO 17-G DE LA LEY FEDERAL DE RADIO Y TELEVISIÓN, AL ESTABLE-
CER QUE LA COMISIÓN FEDERAL DE TELECOMUNICACIONES VALORARÁ, PARA DEFINIR EL OTORGAMIENTO DE LA
CONCESIÓN, EL RESULTADO DE LA LICITACIÓN A TRAVÉS DE SUBASTA PÚBLICA, ES INCONSTITUCIONAL. Semanario
Judicial de la Federación y su Gaceta, Novena Época, México, Tomo XXVI, Diciembre de 2007, p. 1089. Registro IUS
170634.
contenidos en el artículo 134 de la Constitución Política de los Estados Unidos
Mexicanos respecto del género enajenaciones, conjuntamente con los estableci-
dos en los artículos 25, 26, 27 y 28 que conforman el capítulo económico de la
Ley Fundamental. Además, toda vez que la radiodifusión constituye una activi-
dad de interés público que cumple una función social de relevancia trascenden-
tal para la nación, porque los medios de comunicación son un instrumento para
hacer efectivos los derechos fundamentales de los gobernados, los principios del
indicado artículo 134 deben relacionarse también, y preferentemente, con todas
las disposiciones que consagran esos derechos fundamentales.87
87
Tesis: P./J. 72/2007 ESPECTRO RADIOELÉCTRICO. A LAS CONCESIONES RELATIVAS SON APLICABLES LOS PRINCI-
PIOS CONTENIDOS EN EL ARTÍCULO 134 DE LA CONSTITUCIÓN POLÍTICA DE LOS ESTADOS UNIDOS MEXICANOS,
CONJUNTAMENTE CON LOS ESTABLECIDOS EN LOS NUMERALES QUE CONFORMAN EL CAPÍTULO ECONÓMICO DE
ÉSTA, Y PREFERENTEMENTE LOS RELATIVOS A LOS DERECHOS FUNDAMENTALES DE LOS GOBERNADOS. Semanario
Judicial de la Federación y su Gaceta, Novena Época, México, Tomo XXVI, Diciembre de 2007, p. 986. Registro IUS
170758.
condiciones y modalidades que aseguren la eficacia en la prestación del servicio
y la utilización social del bien, ni las mejores condiciones para el Estado, pues los
titulares de la concesión que se refrenda no tendrán que cubrir la contrapresta-
ción económica que se exige al ganador de una licitación, además de que la
autoridad contará con un amplio margen de discrecionalidad para decidir res-
pecto del refrendo al no prever la ley criterios o reglas que normen su actuar al
decidir al respecto. Asimismo, el artículo 16 de la Ley Federal de Radio y Televisión
viola los derechos de libre expresión y de información consagrados en el numeral
6o. constitucional, ya que no se garantiza el acceso equitativo a los medios de
comunicación para propiciar un pluralismo que asegure a la sociedad el respeto
a esos derechos.88
88
Tesis: P./J. 73/2007. RADIODIFUSIÓN. EL ARTÍCULO 16 DE LA LEY FEDERAL DE RADIO Y TELEVISIÓN, EN LO RELA-
TIVO AL REFRENDO DE LAS CONCESIONES EN LA MATERIA SIN SOMETERSE AL PROCEDIMIENTO DE LICITACIÓN ES
INCONSTITUCIONAL. Semanario Judicial de la Federación y su Gaceta, Novena Época, México, Tomo XXVII, Enero de
2008, p. 2098. Registro IUS 170460.
89
Tesis: P./J. 71/2007 CONCESIONES DE RADIODIFUSIÓN. EL ARTÍCULO 17-E, FRACCIÓN V, DE LA LEY FEDERAL DE
RADIO Y TELEVISIÓN VIOLA EL PRINCIPIO DE LIBRE CONCURRENCIA. Semanario Judicial de la Federación y su Gaceta,
Novena Época, Tomo XXVI, diciembre de 2007, p. 971. Registro IUS 170824.
los supuestos en que podrá cambiarse o rescatarse una frecuencia o banda de
frecuencias concesionadas, a saber, cuando lo exija el interés público, por razones
de seguridad nacional, para la introducción de nuevas tecnologías, para solucio-
nar problemas de interferencia perjudicial y para dar cumplimiento a los tratados
internacionales suscritos por el Gobierno de los Estados Unidos Mexicanos. Por
otra parte, de los artículos 9o., último párrafo, de la Ley Federal de Radio y Televi-
sión, 107 del Reglamento de Telecomunicaciones y 19 de la Ley General de Bienes
Nacionales, esta última aplicable supletoriamente en lo no dispuesto expresa-
mente en las leyes anteriores, sus reglamentos y tratados internacionales, se ad-
vierte la posibilidad de rescate, cancelación o cambio de frecuencia autorizada
por el Estado, entre otros casos, para la aplicación de nuevas tecnologías. En ese
sentido, si en virtud del avance tecnológico el Estado considera necesario reor
ganizar el espectro radioeléctrico a fin de hacer más eficiente su uso, está en
posibilidad jurídica de reasignar o reubicar las bandas de frecuencia asignadas e,
incluso, rescatarlas o recuperarlas, al corresponderle, en todo momento, su domi-
nio directo en términos del artículo 27 de la Constitución Política de los Estados
Unidos Mexicanos.90
90
Tesis: P./J. 68/2007. CONCESIONES Y PERMISOS DE RADIODIFUSIÓN Y TELECOMUNICACIONES. EL ESTADO TIENE
LA POSIBILIDAD DE CAMBIAR O RESCATAR LAS BANDAS DE FRECUENCIA ASIGNADAS, ENTRE OTROS SUPUESTOS,
PARA LA APLICACIÓN DE NUEVAS TECNOLOGÍAS. Semanario Judicial de la Federación y su Gaceta, Novena Época,
México, Tomo XXVI, diciembre de 2007, p. 972. Registro IUS 170823.
Ahora bien, si del análisis relacionado de las mencionadas disposiciones consti-
tucionales, se desprende que el Congreso de la Unión está facultado explícita-
mente para legislar en materia de planeación económica y desarrollo, así como
en lo relativo a monopolios y, por tanto, para expedir la Ley Federal de Compe-
tencia Económica que tiende a regular la concentración de capitales y empresas,
por ser de sustancial importancia económica, es indudable que al emitirla no
invade la esfera competencial de las entidades federativas.91
Existen actividades regladas que, por esencia, establecen restricciones a la actividad de los
particulares; sin embargo, cuando no es evidente la razonabilidad y necesidad para decretar-
las, es obvio que se atenta al mismo tiempo contra la libertad de comercio y la libre concu-
rrencia con el riesgo de fomentar monopolios.
alguna de que al ser dueña una persona de más de tres molinos o expendios de
los señalados se pretenda obtener un alza de los precios. Más bien, podría soste-
Artículo 28.
nerse que en los artículos del reglamento se trata de evitar la libre concurrencia, 793
91
Tesis: 1a. LXIV/2002 COMPETENCIA ECONÓMICA. EL CONGRESO DE LA UNIÓN ESTÁ FACULTADO EXPLÍCITAMEN-
TE POR LA CONSTITUCIÓN FEDERAL PARA LEGISLAR SOBRE LA MATERIA DE MONOPOLIOS Y, POR ENDE, AL EXPEDIR
LA LEY FEDERAL RELATIVA, NO INVADE LA ESFERA COMPETENCIAL DE LAS ENTIDADES FEDERATIVAS.- Semanario
Judicial de la Federación y su Gaceta, Novena Época, México, Tomo XVI, Septiembre de 2002, p. 254. Registro IUS
186053.
92
Tesis Aislada NIXTAMAL, MOLINOS DE, REGLAMENTO PARA, EN EL ESTADO DE SAN LUIS POTOSI, DE 4 DE FEBRE-
RO DE 1957. INCONSTITUCIONALIDAD. Semanario Judicial de la Federación, Séptima Época, México, Tomo 49, prime-
ra Parte, p. 59. Registro IUS 233344.
En el mismo sentido las tesis con los rubros siguientes:
93
Tesis Aislada PAN, TRANSFORMACION DE LAS MISCELANEAS EN EXPENDIOS DE (REQUISITO DE DISTANCIA.
Semanario Judicial de la Federación, Quinta Época, México, Tomo LXXVIII, p. 4405. Registro IUS 324349.
94
Tesis aislada PAN, INCONSTITUCIONALIDAD DEL REQUISITO DE DISTANCIA PARA LOS EXPENDIOS DE. Semanario
Judicial de la Federación, Quinta Época, México, Tomo LXXVIII, p. 3598. Registro IUS 807445.
95
Tesis aislada. AGUA POTABLE ENVASADA, EL DECRETO No. 100 DE BAJA CALIFORNIA (REFORMATORIO DE LA LEY
DE TRANSITO) QUE DECLARA SERVICIO PUBLICO EL TRANSPORTE DE, ES VIOLATORIO DE LOS ARTICULOS 4o. Y 28
CONSTITUCIONALES. Semanario Judicial de la Federación, Séptima Época, México, 12 Primera parte, p. 37. Registro
IUS 233840.
preferente, es decir, que sea el adecuado para lograr el fin constitucionalmente
válido o pretendido; el segundo consiste en que no exista otro medio menos
oneroso para alcanzar el fin deseado o que afecte en menor grado los dere-
chos fundamentales de los implicados; y, el tercero implica equilibrio entre per-
juicio y beneficio a favor del bien público, lo que significa que no se sacrifiquen
principios o valores constitucionalmente más importantes o de mayor peso al
que se desea satisfacer. En ese contexto, cuando en un juicio de amparo se soli-
cita la suspensión contra la aplicación de la Ley Federal de Competencia Econó-
mica en cuanto a requerimientos de información y documentación formulados
por la Comisión Federal de Competencia en el procedimiento de investigación
de prácticas monopólicas, debe considerarse, por una parte, que de concederse
la medida cautelar se afectaría gravemente el interés de la sociedad, pues al
permitirse a la quejosa no proporcionar la información y documentación reque-
rida, se paralizaría tal procedimiento –que es de interés social y orden público–
impidiendo que se determinara si se realizan o no esas prácticas, lo que haría
nugatoria la facultad de investigación de la mencionada comisión, y además, se
dejaría de proteger el proceso competitivo, consecuencia de la libre concurrencia
económica, que tiene como resultado menores costos, mayor eficiencia, mejores
y nuevos productos y mayores servicios para los usuarios y consumidores, que
es una finalidad que se encuentra tutelada como derecho fundamental y garan-
tía en el artículo 28 constitucional; y, por la otra, que al negarse la medida no se
afectan los derechos de la quejosa, pues la información y documentación reque-
rida no es imposible de rendir o radicalmente arbitraria por inconducente y tam-
poco se violan sus derechos sustantivos, protegidos por la Constitución, al no
verse afectados irreversible o irremediablemente, de manera que se le pudiesen
Prohibición de monopolios
795
de Competencia Económica, la información y documentación que maneja la
referida comisión durante la etapa de investigación es estrictamente confiden-
cial y se puede solicitar, e inclusive exigir, que se trate como tal en las posteriores
etapas del procedimiento, de modo que se impida su divulgación a los agen-
tes económicos investigados, a terceros extraños o al público en general, salva-
guardándose así su confidencialidad y secrecía. Por consiguiente, es claro que
debe negarse la suspensión, puesto que el interés de la sociedad prevalece sobre
el interés particular de la quejosa, pues el principio que debe primar es aquel
que causa menor daño y, por ende, el que resulta indispensable privilegiar, porque
evidentemente conlleva un mayor beneficio.96
96
Tesis: I.4o.A.582 A SUSPENSIÓN EN EL AMPARO. CONFORME A LA TEORÍA DE PONDERACIÓN DE PRINCIPIOS,
DEBE NEGARSE CONTRA LOS REQUERIMIENTOS DE INFORMACIÓN Y DOCUMENTACIÓN FORMULADOS POR LA
COMISIÓN FEDERAL DE COMPETENCIA EN EL PROCEDIMIENTO DE INVESTIGACIÓN DE PRÁCTICAS MONOPÓLICAS,
PUES EL INTERÉS DE LA SOCIEDAD PREVALECE Y ES PREFERENTE AL DERECHO DE LA QUEJOSA A LA CONFIDENCIA-
LIDAD DE SUS DATOS. Semanario Judicial de la Federación y su Gaceta, Novena Época, México, Tomo XXVI, Julio de
2007, p. 2717. Registro IUS 171901.
ejecute por sí misma sus resoluciones derivadas de las infracciones a la legisla-
ción cuya vigilancia le fue encomendada, sino que se le sujeta a que una autori-
dad diversa lo haga en su lugar, máxime cuando ésta se encuentra ubicada en la
esfera jurídica de otro nivel de gobierno distinto al que la citada autoridad per
tenece (Judicial). En efecto, el referido artículo 37, en las porciones normativas
señaladas, impide que la Comisión Federal de Competencia, en su carácter de
autoridad administrativa dependiente jerárquicamente del titular del Poder Eje-
cutivo Federal, realice en forma autónoma e independiente las funciones admi-
nistrativas que constitucional y legalmente tiene conferidas, restringiendo con
ello la plena vigencia y eficacia de las resoluciones que emite en la materia, pro-
piciando, además, que se alienten las prácticas monopólicas que la propia ley
pretende inhibir.97
3. Propiedad intelectual
797
piedad industrial no implica un monopolio, pues confiere a su titular, de manera
exclusiva, el derecho a explotar económicamente el objeto sobre el que recaen,
es decir, la característica de "exclusividad" implica que cada uno de tales derechos
97
Tesis: P./J. 118/2007. COMPETENCIA ECONÓMICA. EL ARTÍCULO 37, PARTE FINAL DEL PRIMER PÁRRAFO Y ÚLTIMO
PÁRRAFO, DE LA LEY FEDERAL RELATIVA, AL PREVER QUE LA EJECUCIÓN DE LA RESOLUCIÓN QUE EMITA LA COMI-
SIÓN FEDERAL DE COMPETENCIA, EN LA QUE DETERMINE IMPONER COMO SANCIÓN LA DESINCORPORACIÓN O
ENAJENACIÓN DE ACTIVOS, DERECHOS, PARTES SOCIALES O ACCIONES, CORRESPONDE ORDENARLA A LA AUTORI-
DAD JUDICIAL, VIOLA LOS ARTÍCULOS 16 Y 49 DE LA CONSTITUCIÓN FEDERAL. Semanario Judicial de la Federación y
su Gaceta, Novena Época, México, Tomo XXVI, diciembre de 2007, p. 968. Registro IUS 170833.
origina un ámbito y un espacio reservado sólo a su titular, lo cual conlleva, para
los terceros, el correlativo deber de abstenerse de cualquier actuación que su-
ponga invadir ese espacio reservado. Así, sin el consentimiento del titular de una
marca, nadie puede introducir en el mercado los productos o servicios distingui-
dos por ésta. Por tanto, la protección de los derechos derivados de una marca,
como es el caso de la prohibición de registro de aquellas que son similares en
grado de confusión a otra ya registrada, no constituye un monopolio conforme
al citado precepto constitucional, pues su objeto es sancionar las prácticas de
competencia desleal, especialmente las orientadas a tutelar las marcas más noto
rias o renombradas, cuando se busca confundir, aprovechar, diluir, debilitar o asociar
el prestigio de los signos acreditados.98
98
798 Tesis: I.7o.A.761 A. MARCAS. LA PROTECCIÓN DE LOS DERECHOS DERIVADOS DE ÉSTAS NO CONSTITUYE UN
MONOPOLIO CONFORME AL ARTÍCULO 28 DE LA CONSTITUCIÓN POLÍTICA DE LOS ESTADOS UNIDOS MEXICANOS.
Semanario Judicial de la Federación y su Gaceta, Novena Época, Tomo XXXIII, mayo de 2011, p. 1216. Registro IUS
162090.
99
Tesis: I.4o.A.662 A. MARCAS. LOS ELEMENTOS UTILITARIOS Y FUNCIONALES DE LOS ENVASES TRIDIMENSIONALES
NO SON REGISTRABLES SI CARECEN DE DISTINTIVIDAD Y NO IDENTIFICAN A QUIEN LOS PRODUCE. Semanario Judi-
cial de la Federación y su Gaceta, Novena Época, México, Tomo XXIX, enero de 2009. Registro IUS 168095.
100
Tesis: 1a. LXXIX/2001. PROPIEDAD INDUSTRIAL. EL ARTÍCULO 213, FRACCIONES IV, XVIII Y XIX, DE LA LEY RELATI-
VA QUE PREVÉ INFRACCIONES ADMINISTRATIVAS EN RELACIÓN CON EL USO DE UNA MARCA PARECIDA EN GRADO
DE CONFUSIÓN A LA REGISTRADA, O DE UNA MARCA REGISTRADA, SIN EL CONSENTIMIENTO DE SU TITULAR O SIN
LA LICENCIA RESPECTIVA, Y CON EL OFRECIMIENTO DE VENDER O PONER EN CIRCULACIÓN PRODUCTOS IGUALES O
SIMILARES A LOS QUE SE APLICA UNA MARCA REGISTRADA, NO TRANSGREDE EL ARTÍCULO 28 DE LA CONSTITU-
CIÓN FEDERAL. Semanario Judicial de la Federación y su Gaceta, Novena Época, México, Tomo XIV, agosto de 2001.
Registro IUS 188996.
BLECEN LOS SUPUESTOS PARA SU CADUCIDAD, NO CONTRAVIENEN LO DIS
PUESTO EN EL CONVENIO DE PARÍS PARA LA PROTECCIÓN DE LA PROPIEDAD
INDUSTRIAL.101
4. Ambiental
5. Administrativo y Regulatorio
Prohibición de monopolios
Una de las finalidades del Derecho administrativo y, en especial, del regulatorio, es el fomen-
to de la actividad económica. Conducente a ello se pueden establecer medidas proteccionis-
Artículo 28.
tas para alentar la inversión a favor de ciertos agentes, lo que la SCJN ha dicho que no implica 799
101
Tesis: P. CLXIX/2000. PATENTES DE INVENCIÓN. LOS ARTÍCULOS 41, 48, 62 Y SEXTO TRANSITORIO DE LA LEY DE
INVENCIONES Y MARCAS, PUBLICADA EN EL DIARIO OFICIAL DE LA FEDERACIÓN EL DIEZ DE FEBRERO DE MIL NOVE-
CIENTOS SETENTA Y SEIS, QUE ESTABLECEN LOS SUPUESTOS PARA SU CADUCIDAD, NO CONTRAVIENEN LO DISPUES-
TO EN EL CONVENIO DE PARÍS PARA LA PROTECCIÓN DE LA PROPIEDAD INDUSTRIAL. Semanario Judicial de la
Federación y su Gaceta, Novena Época, México, Tomo XII, Octubre de 2000, p 43. Registro IUS 190951.
102
Tesis: 2a. LX/2008. VIDA SILVESTRE. EL ARTÍCULO 55 BIS DE LA LEY GENERAL RELATIVA NO PROPICIA LA CREA-
CIÓN DE MONOPOLIOS. Semanario Judicial de la Federación y su Gaceta, Novena Época, México, Tomo XXVII, mayo de
2008, p. 238. Registro IUS 169581.
NAVEGACIÓN Y COMERCIO MARÍTIMOS. LOS ARTÍCULOS 40 Y 41 DE LA LEY RELA-
TIVA, AL RESERVAR LA OPERACIÓN Y EXPLOTACIÓN DE EMBARCACIONES EN
NAVEGACIÓN INTERIOR Y DE CABOTAJE A EMBARCACIONES MEXICANAS, Y RES-
TRINGIR EL OTORGAMIENTO DE PERMISOS A EMBARCACIONES EXTRANJERAS, NO
VIOLAN EL ARTÍCULO 28 DE LA CONSTITUCIÓN POLÍTICA DE LOS ESTADOS UNI
DOS MEXICANOS.– Los artículos 40 y 41 de la Ley de Navegación y Comercio
Marítimos, al establecer una reserva a favor de los navieros mexicanos que utili-
cen embarcaciones mexicanas para operar y explotar las actividades de navegación
interior y de cabotaje y, en consecuencia, las restricciones para el otorgamiento
de permisos de navegación a embarcaciones extranjeras para llevar a cabo esas
actividades, no transgreden el artículo 28 constitucional, pues como se advierte
de la exposición de motivos relativa, aquélla se implementó para fomentar la
actividad marítima nacional y proteger la industria de la construcción naval del
país, en beneficio de la economía, y propiciar que en tales servicios participen
oficiales y tripulaciones mexicanas, contribuyendo a proteger una fuente de
empleo nacional, sin que lo anterior tenga como consecuencia la creación
de un monopolio, dado que no se otorga a favor de personas determinadas ni
tiene el alcance de perjudicar al público en general o a cierta clase social, pues
únicamente constituye una prelación para el otorgamiento de permisos tempo-
rales para la operación y explotación de embarcaciones en navegación interior
y de cabotaje.103
103
Tesis: 2a. XXVI/2008. NAVEGACIÓN Y COMERCIO MARÍTIMOS. LOS ARTÍCULOS 40 Y 41 DE LA LEY RELATIVA, AL
RESERVAR LA OPERACIÓN Y EXPLOTACIÓN DE EMBARCACIONES EN NAVEGACIÓN INTERIOR Y DE CABOTAJE A EM-
BARCACIONES MEXICANAS, Y RESTRINGIR EL OTORGAMIENTO DE PERMISOS A EMBARCACIONES EXTRANJERAS, NO
VIOLAN EL ARTÍCULO 28 DE LA CONSTITUCIÓN POLÍTICA DE LOS ESTADOS UNIDOS MEXICANOS. Semanario Judicial
de la Federación y su Gaceta, Novena Época, México, Tomo XXVII, febrero de 2008, p. 726. Registro IUS 170255.
104
Tesis: 1a. CCXXIV/2007. NAVEGACIÓN Y COMERCIO MARÍTIMOS. EL ARTÍCULO 40 DE LA LEY RELATIVA, QUE ESTA-
BLECE LA OBLIGACIÓN DE ABANDERAR COMO MEXICANAS LAS EMBARCACIONES EXTRANJERAS QUE VAYAN A PER-
MANECER POR MÁS DE DOS AÑOS EN AGUAS NACIONALES, NO VIOLA EL ARTÍCULO 28 DE LA CONSTITUCIÓN
POLÍTICA DE LOS ESTADOS UNIDOS MEXICANOS. Semanario Judicial de la Federación y su Gaceta, Novena Época,
XXVI, Octubre de 2007, p.198. Registro IUS 171128.
6. Consumidores
La tutela conjunta de la libre concurrencia y los intereses de los consumidores puede impli-
car limitaciones a ciertas actividades, a través de su regulación e imponer condiciones para
su ejercicio, aspecto que tampoco resulta inconstitucional.
801
legal que regula las actividades de las casas de cambio; que se proporcione una
mayor seguridad a los usuarios del servicio que presten los denominados "cen-
tros cambiarios", mediante un mayor control en ellos y que se puedan detectar
operaciones con recursos de procedencia ilícita. Además, con tal reforma no se le
depara perjuicio a las clases sociales, en tanto que por éstas han de entenderse
aquellos grupos protegidos por la propia Constitución Federal, como son, la
clase trabajadora, la indígena, la campesina, de los industriales, los comerciantes,
etcétera y, evidentemente, las personas dedicadas a la venta de divisas y demás
actividades previstas en el referido artículo 81-A, no representan, por sí solas, una
clase social destacada.105
802
105
Tesis: 2a. CXLVI/2002. ORGANIZACIONES Y ACTIVIDADES AUXILIARES DEL CRÉDITO. EL ARTÍCULO 81-A DE LA LEY
GENERAL RELATIVA, REFORMADO POR DECRETO PUBLICADO EN EL DIARIO OFICIAL DE LA FEDERACIÓN EL PRIMERO
DE JUNIO DE DOS MIL UNO, NO ORIGINA EL ESTABLECIMIENTO DE MONOPOLIOS, ESTANCOS NI DE PRÁCTICAS
MONOPÓLICAS PROHIBIDOS POR EL ARTÍCULO 28 DE LA CONSTITUCIÓN FEDERAL. Semanario Judicial de la Federa-
ción y su Gaceta, Novena Época, México, Tomo XVI, noviembre de 2002, p. 452. Registro IUS 185531
106
Tesis: I.4o.A.786 A. PROTECCIÓN Y DEFENSA DE LOS USUARIOS DE SERVICIOS FINANCIEROS. LA FIGURA DE LA
CADUCIDAD PREVISTA EN LA LEY FEDERAL DE PROCEDIMIENTO ADMINISTRATIVO ES INAPLICABLE SUPLETORIA-
MENTE AL PROCEDIMIENTO CONCILIATORIO SEGUIDO ANTE LA COMISIÓN NACIONAL RELATIVA. Semanario Judicial
de la Federación y su Gaceta, Novena Época, México, Tomo: XXXIV, Septiembre de 2011, p. 2183. Registro IUS 161024.
Criterios jurisprudenciales
1. Criterios nacionales
Novena Época, México, Tomo XXVI, Diciembre de 2007, p. 17. Registro IUS 170754. 803
805
Tesis Aislada NIXTAMAL, MOLINOS DE, REGLAMENTO PARA, EN EL ESTADO DE SAN
LUIS POTOSI, DE 4 DE FEBRERO DE 1957. INCONSTITUCIONALIDAD. Semanario Judi-
cial de la Federación, Séptima Época, México, Tomo 49, Primera Parte, p. 59. Registro
IUS 233344.
Tesis aislada. AGUA POTABLE ENVASADA, EL DECRETO No. 100 DE BAJA CALIFORNIA
(REFORMATORIO DE LA LEY DE TRANSITO) QUE DECLARA SERVICIO PUBLICO EL
TRANSPORTE DE, ES VIOLATORIO DE LOS ARTICULOS 4o. Y 28 CONSTITUCIONALES.
Semanario Judicial de la Federación, Séptima Época, México, 12 Primera parte, p. 37.
Registro IUS 233840.
Tesis: P./J. 118/2007. COMPETENCIA ECONÓMICA. EL ARTÍCULO 37, PARTE FINAL DEL
PRIMER PÁRRAFO Y ÚLTIMO PÁRRAFO, DE LA LEY FEDERAL RELATIVA, AL PREVER QUE
LA EJECUCIÓN DE LA RESOLUCIÓN QUE EMITA LA COMISIÓN FEDERAL DE COMPE-
TENCIA, EN LA QUE DETERMINE IMPONER COMO SANCIÓN LA DESINCORPORACIÓN
O ENAJENACIÓN DE ACTIVOS, DERECHOS, PARTES SOCIALES O ACCIONES, CORRES-
PONDE ORDENARLA A LA AUTORIDAD JUDICIAL, VIOLA LOS ARTÍCULOS 16 Y 49 DE
LA CONSTITUCIÓN FEDERAL. Semanario Judicial de la Federación y su Gaceta, Novena
Época, México, Tomo XXVI, diciembre de 2007, p. 968. Registro IUS 170833.
Jean Claude Tron Petit
Tesis: 2a. LX/2008. VIDA SILVESTRE. EL ARTÍCULO 55 BIS DE LA LEY GENERAL RELATIVA
NO PROPICIA LA CREACIÓN DE MONOPOLIOS. Semanario Judicial de la Federación y
su Gaceta, Novena Época, México, Tomo XXVII, mayo de 2008, p. 238. Registro IUS
169581.
808
Del derecho a la protección
de los consumidores y
a su organización
Adriana LABARDINI INZUNZA*
* Co-fundadora y Directora Ejecutiva de Al Consumidor, A.C. y del Centro de Investigación del Consumo y el
Consumidor, A.C. Abogada egresada de la Escuela Libre de Derecho y de la Universidad de Columbia. La autora
agradece la valiosa colaboración de Tania T. Ramírez, estudiante de Derecho del Centro de Investigación y Docencia
Económicas.
SUMARIO: I. Antecedentes de la reforma al artículo 28 constitucional. II. Mandatos del
tercer párrafo del artículo 28 constitucional. III. El derecho a la protección al consumidor.
IV. La protección al consumidor desde los tratados internacionales y la jurisprudencia de
la Corte Interamericana de Derechos Humanos.
I. Antecedentes de la reforma
al Artículo 28 Constitucional
económico y del empleo y una más justa distribución del ingreso y la riqueza en pro de la
libertad y dignidad de los individuos y grupos sociales. Para lograr tan importante fin, estos
preceptos introducen, entre otras figuras, un modelo de planeación democrática de la acti-
vidad económica; la regulación y fomento de actividades de interés general así como la
rectoría del Estado en el desarrollo nacional, a la par de la creación de los conceptos "áreas
estratégicas" bajo el exclusivo control del Gobierno federal y "áreas prioritarias" en las que
811
pueden concurrir los sectores público, social y privado.
Así, en ese marco de rectoría constitucional del Estado para el desarrollo y la equidad en la
distribución de la riqueza, es que el artículo 28, al tiempo de enumerar las áreas estratégicas1
y las prioritarias,2 procede además en forma contundente con dos innovaciones. Primera-
mente establece una enérgica prohibición y orden de castigo severo a monopolios, prácticas
monopólicas, exenciones de impuestos, protecciones a la industria así como a toda concen-
tración o acaparamiento de artículos de consumo necesario; y todo arreglo o colusión de
productores u oferentes para evitar la libre concurrencia o la competencia. Y en segundo
lugar, eleva a nivel constitucional el derecho a la protección de los consumidores y el man-
dato de propiciar la organización de los consumidores para la defensa de sus intereses, que
si bien ya existía en leyes secundarias tales como la Ley Federal de Protección al Consumidor
vigente desde 1973, con esta reforma adquiere un carácter de derecho humano.
En efecto, el artículo 28 constitucional párrafos uno a tres, a partir del 3 de febrero de 1983,
quedó en los siguientes términos:
En los Estados Unidos Mexicanos quedan prohibidos los monopolios, las prácti-
cas monopólicas, los estancos y las exenciones de impuestos en los términos y
condiciones que fijan las leyes. El mismo tratamiento se dará a las prohibiciones
a título de protección a la industria.
Las leyes fijarán bases para que se señalen precios máximos a los artículos, mate-
rias o productos que se consideren necesarios para la economía nacional o el
consumo popular, así como para imponer modalidades a la organización de
1
Acuñación de moneda y emisión de billetes; correos, telégrafos y radiotelegrafía; petróleo y demás hidrocarbu-
ros; petroquímica básica; minerales radioactivos y generación de energía nuclear; electricidad y las actividades que
expresamente señalen las leyes que expida el Congreso de la Unión.
2
La comunicación vía satélite y los ferrocarriles.
la distribución de esos artículos, materias o productos, a fin de evitar que inter-
mediaciones innecesarias o excesivas promuevan insuficiencia en el abasto, así
como el alza de precios. La ley protegerá a los consumidores y propiciará su orga
nización para el mejor cuidado de sus intereses…
La exposición de motivos3 de la iniciativa de reformas a los artículos 16, 25, 26, 27, 28 y 73
constitucionales, hacia énfasis en la necesidad de que la Constitución se adecuara a la
dinámica de las relaciones económicas de finales del siglo XX. Señala que el país se encon-
traba en un proceso de modernización y en medio de nuevos fenómenos económicos a nivel
nacional e internacional. A la par, reconocía que algunos aspectos de la modernización,
aunados a fenómenos globales como las crisis económicas, habían ocasionado desigualdad
social e impacto negativo en el nivel de vida de ciertos sectores. Para revertir esta situación y
evitar que la economía nacional se vea afectada por factores internos y externos, se proponía
"fortalecer la estructura constitucional del sistema económico de la Nación".
los consumidores.
Del derecho a la protección de
Sin protección legal sería imposible contrarrestar las profundas asimetrías que prevalecen
entre oferta y demanda, proveedores y consumidores; y sin la organización de éstos difícil-
mente puede pensarse en la defensa de sus intereses y, dicho sea de paso, sin acceso a la 813
justicia colectiva tampoco, pero esa es una batalla que se libraría más de dos décadas más
tarde desde la sociedad civil resultando en la reforma al artículo 17 constitucional en el año
de 2010 para incluir como derecho fundamental, el acceso a la justicia colectiva.
3
Todas las citas utilizadas en este apartado, son parte de la Exposición de Motivos de la Iniciativa de Reforma a los
artículos 16, 25, 26, 27, 28 y 73 constitucionales. Disponible en: <http://www2.scjn.gob.mx/red/accesoinformacion/
UnProcLeg.asp?nIdLey=130&nIdRef=123&nIdPL=1&cTitulo=CONSTITUCION%20POLITICA%20DE%20LOS%20
ESTADOS%20UNIDOS%20MEXICANOS&cFechaPub=03/02/1983&cCateg=CONSTITUCION&cDescPL=EXPOSICION
%20DE%20MOTIVOS> (19 de junio de 2013).
La discusión4 de la iniciativa de reforma se llevó a cabo el 27 de diciembre de 1982 en la Cáma
ra de Diputados, cámara de origen. Durante esa sesión, la Comisión de Gobernación y Puntos
Constitucionales expresó su postura. Acerca del artículo 28, señaló que las modificaciones
propuestas "constituyen un paso trascendente en la doctrina constitucional mexicana". La re
forma a este artículo también representa un avance en materia de derechos fundamentales.
Así lo expresó la Comisión:
En esa misma sesión, la nueva redacción del artículo 28 se aprobó por 236 votos a favor. El 28 de
diciembre del mismo año, se turnó a la Cámara de Senadores el Proyecto de Decreto que
reforma y adiciona los artículos 16, 25, 26, 27 Fracciones XIX y XX; 28, Fracciones XXIX-D;
XXIX-E XXIX-F de la Constitución. Ahí se discutió el 29 de diciembre y se aprobó en lo general
por 59 de 64 votos sin que se debatiera en lo particular el contenido del artículo 28. Enseguida
se envió a las legislaturas locales para su aprobación. Una vez que fue aprobado por las dos
terceras partes de éstas, se emitió la Declaratoria5 y se publicó en el Diario Oficial de la Fede-
ración el 3 de febrero de 1983.
Adriana Labardini Inzunza
4
Las citas de la discusión del día 27 de diciembre de 1982 están disponibles en: <http://www2.scjn.gob.mx/red/
accesoinformacion/UnProcLeg.asp?nIdLey=130&nIdRef=123&nIdPL=3&cTitulo=CONSTITUCION%20POLITICA%20
DE%20LOS%20ESTADOS%20UNIDOS%20MEXICANOS&cFechaPub=03/02/1983&cCateg=CONSTITUCION&cDesc
PL=DISCUSION/ORIGEN> (19 de junio de 2013).
5
Disponible en: <http://www2.scjn.gob.mx/red/accesoinformacion/UnProcLeg.asp?nIdLey=130&nIdRef=123&
nIdPL=7&cTitulo=CONSTITUCION%20POLITICA%20DE%20LOS%20ESTADOS%20UNIDOS%20MEXICANOS
&cFechaPub=03/02/1983&cCateg=CONSTITUCION&cDescPL=DECLARATORIA> (19 de junio de 2013).
castigar monopolios y cualquier otro tipo de ventajas o privilegios de actores del mercado; y
el segundo, un mandato expreso al Congreso de la Unión, de proteger a los consumidores
y propiciar su organización para crear un contrapeso real, capaz de enfrentar con éxito al
enorme poder de industrias y comercios y sus cámaras o bien al Estado en su carácter de
proveedor de servicios públicos.
Las acciones colectivas son una importante forma de proteger a los consumidores y propiciar
su organización para la defensa de sus intereses puesto que les confieren un contrapeso
eficaz frente al poder organizado de grandes corporaciones oferentes de bienes y servicios
los consumidores y a su organización
masivos, para exigir sean respetados sus derechos o sean resarcidos cuando haya una trans-
Del derecho a la protección de
gresión a los mismos, suficiente como para desincentivar abusos y malas prácticas. En este
sentido, la obra del jurista ilustre Mauro Cappelletti es muy contundente al resaltar que el
derecho procesal debe incorporar vías de solución para la protección de los consumidores,
como parte de la dimensión social del acceso a la justicia, pues así el derecho y la justicia 815
serán accesibles para los ciudadanos.6
Así lo ha interpretado la Primera Sala de la Suprema Corte de Justicia de la Nación (en ade-
lante SCJN o " Suprema Corte") en el amparo directo 244/2009 y su relacionado 243/2009,
promovido por la Procuraduría Federal de Protección al Consumidor (en adelante PFPC) en
6
Mauro Cappelletti, Obras: La justicia constitucional y Dimensiones de la justicia en el mundo contemporáneo,
México, Porrúa / UNAM, 2007, p. 461.
contra de una sentencia de apelación que ponía fin a la acción de grupo interpuesta por dicha
Procuraduría en contra de una inmobiliaria de Chihuahua a fin de que ésta indemnizara con
daños y perjuicios a todos los consumidores adquirentes de casas habitación que resulta-
ron defectuosas, al citar a José Ovalle Favela en la sentencia de amparo:7
sino también porque el ciudadano no cuenta con las acciones necesarias para
hacer valer sus derechos ante los tribunales.
816
Un ejemplo se presenta en los daños de baja cuantía en los cuales los individuos
asumen la pérdida sin importar si tienen o no responsabilidad en ésta. Esto se
debe a que los costos que deben de enfrentar los individuos para ejercer una
acción procesal superan con creces los beneficios esperados de llevar a cabo dicho
litigio, así como que no encuentran un instrumento procesal efectivo que les
garantice la tutela de sus derechos.
7
Ovalle Favela, José, Comentarios a la Ley de Protección al Consumidor, México, McGraw-Hill, 1995, p. 154.
Bajo este contexto surge la acción de grupo en materia de protección al consu-
midor, la cual desde sus orígenes fue concebida como un instrumento procesal
diseñado para facilitar a los ciudadanos el acceso a los órganos jurisdiccionales
para resarcir su derecho afectado y de esta forma romper con la asimetría que se
presenta en toda relación jurídica entre proveedor y consumidor.
Si bien las acciones colectivas son una herramienta orientada hacia la defensa colectiva, es
decir una forma de propiciar la organización y protección de los consumidores nuestro Derecho
positivo aún tiene mucho que avanzar en este sentido. Por ejemplo, en materia de defensoría
pública, asociacionismo, exención fiscal a asociaciones sin fines de lucro; financiamiento de
investigación científica en temas de consumo, regulación y políticas públicas que incentiven
la organización de los consumidores sea bajo la forma de cooperativas de consumo, capaci-
tación comunitaria, creación de entidades certificadoras y laboratorios independientes que
evalúen productos, procesos, prácticas comerciales; monitoreo de publicidad y precios, aler-
tas en caso de productos peligrosos, denuncias de prácticas monopólicas o aquéllas que
atenten contra datos personales; conductas fraudulentas en servicios financieros o similares,
y otras tantas formas de organización. los consumidores y a su organización
Del derecho a la protección de
817
A 51 años de haber surgido el movimiento consumerista8 (así se le conoce al movimiento
de protección y defensa de derechos de los consumidores en el mundo) y 30 de haberse
8
El discurso ante el Congreso de los Estados Unidos de América del entonces Presidente John F. Kennedy el 15 de
marzo de 1962 marca el inicio de este movimiento como movimiento de derechos de consumidores, si bien
desde principios del siglo XX existían ya en ese país asociaciones de consumidores que en apoyo al trabajo justo, se
sumaban a sindicatos nacientes concientizando a los consumidores de no comprar productos resultado de la explo-
tación laboral tal fue el caso de Consumers Union.
Kennedy enumera en ese discurso seis derechos básicos de los consumidores en el contexto del progreso indus-
trial, la mercadotecnia y publicidad pujantes, la producción masiva y en serie de productos, y la consolidación de
poderosas corporaciones industriales y comerciales que deben ser reconocidos y tutelados: el derecho a productos
reformado nuestra Constitución para elevar a derecho humano la protección del consumi-
dor, en efecto encontramos ordenamientos legales diversos que pretenden enarbolarla. Espe-
cialmente la Ley Federal de Protección al Consumidor ( en adelante LFPC) que se considera
como el pilar de la materia, sin olvidar que hay numerosas de leyes específicas, reglamentos,
normas oficiales y convenciones internacionales que regulan bienes y servicios consumibles
y que están regulados mediante normas que obligan a sus proveedores, a una serie de con-
ductas en materia de calidad, información, condiciones tarifarias, no discriminación o segu-
ridad para los usuarios o consumidores con el propósito de proteger al consumidor y al
interés público. A manera de ejemplo destacarían la Ley del Servicio Público de Energía Eléc-
trica, la Ley General de Salud, la Ley Federal de Telecomunicaciones, el Reglamento de
Gas Licuado de Petróleo, la Ley de Aviación Civil, la Ley General de Instituciones y Sociedades
Mutualistas de Seguros, la Norma Oficial Mexicana 184-SCFI-2012 (Prácticas comerciales-
Elementos normativos para la comercialización y/o prestación de los servicios de teleco
municaciones cuando utilicen una red pública de telecomunicaciones), o el Convenio sobre
Aviación Civil, entre tantas otras.
El nivel de protección de todas esas normas es heterogéneo, ya sea por tratarse de normas
anteriores a la reforma constitucional o a la LFPC o por exigencias de cada industria o gremio
que también busca tutela de sus intereses. O bien, por la carencia de una política pública
transversal de protección al consumidor que garantice una protección homogénea mínima
que vele por derechos humanos a la vida, a la salud, la seguridad, la información, la alimen-
tación, la vivienda, la economía personal o familiar, la educación y la igualdad, tales normas
jurídicas no necesariamente cumplen con el mandato constitucional de protección al consu-
midor. El control constitucional y convencional tendrá esta importante misión de homoge-
neizarlas favoreciendo a la persona sujeto de protección. La propia LFPC en su artículo
primero in fine señala que los derechos previstos en ella no excluyen otros derivados de
Adriana Labardini Inzunza
818 tentes; así como de los que deriven de los principios generales de derecho, la analogía, las
costumbres y la equidad.
El análisis del grado o eficacia de la protección que en casos concretos brinda una norma
general o un acto de autoridad, es indispensable para determinar si se protegió adecuada-
seguros y de calidad; el derecho a elegir; el derecho a la información veraz; el derecho a recibir educación en
materia de consumo, finanzas básicas; el derecho a ser escuchado; el derecho a la compensación por fallas, incum-
plimientos o daños. Para conocer más de la historia del movimiento consumerista véase <http://es.consumers
international.org/who-we-are/consumer-rights> (19 de junio de 2013).
mente a los consumidores o si se propició efectivamente su organización, sin embargo, sería
una labor casi infinita el examinar cada cuerpo normativo que impacta en los intereses de los
consumidores. No obstante, este trabajo pretende dar algunos ejemplos concretos de algu-
nos preceptos legales que incumplen con el mandato de protección al consumidor o con el
de propiciar la organización de los consumidores, y por tanto vulneran, en vez de tutelar,
los derechos de los consumidores y qué principios y derechos humanos sirvieron o servirán
de fundamento y de piso, si se me permite la expresión, para interpretar la norma impug
nada de modo que favorezca al consumidor o consumidora afectada.
Asimismo, ante un mandato tan amplio e indefinido como el de "proteger y propiciar", pre-
tendemos en esta reflexión identificar instrumentos normativos y principios nacionales e
internacionales que sirven de fundamento a la interpretación del 28 constitucional tercer
párrafo, de manera que se cumpla cabalmente con el artículo primero constitucional que
exige de las autoridades la promoción, respeto, protección y garantía de los derechos huma-
nos reconocidos en la Constitución y en las convenciones de las que México es parte de modo
que se otorgue la protección más amplia en favor de la persona.
colectivas puede revertir gradualmente este estado de anomia y al cabo de varios años edi-
ficar un cuerpo jurisprudencial importante que enmarque la protección al consumidor.
Conforme al Derecho Romano recaía en el comprador el protegerse, ser cauteloso, estar aler-
ta. El riesgo recaía en él. ¡Caveat emptor! era la advertencia que se le hacía en el sentido de
que el riesgo corría por cuenta del comprador ¡Qué distinta era entonces la forma de produc-
ción (artesanal), la comercialización y entrega de satisfactores y el consumo mismo! Oferentes
y demandantes se veían cara a cara en un mercado, eran más simétricos que hoy y difícil-
mente habría entonces contratos de adhesión, publicidad masiva y una sociedad de consumo
imparable, como la tenemos hoy en día.
Muchos siglos después, durante la Revolución Industrial y el advenimiento de lo que hoy
conocemos como capitalismo, Adam Smith, su máximo exponente, reconocía en su obra
La Riqueza de las Naciones que:
Esto fue toda una revelación puesto que desde 1776 ya se vislumbraba una asimetría entre
proveedores y consumidores; una tendencia natural a buscar el beneficio máximo del pro-
ductor sacrificando al consumidor. Si esto era ya evidente en el siglo XVIII cuando empezaba
la sociedad industrial, cuánto más cierto será en la actualidad, en el contexto de un mercado
global, sofisticado, tecnológico, masivo, una penetración universal de la publicidad comer-
cial a través de los medios electrónicos; un modelo económico basado en el hiperconsumo
y que fomenta grandes asimetrías entre proveedores y consumidores, asimetrías en el poder
económico y político de unos y otros, en la información disponible y la capacidad de orga
nización de quienes producen o venden y quienes compran. Así, la protección de la ley al
consumidor se fue haciendo urgente e imprescindible precisamente para preservar la liber-
tad de comercio.
9
Ley Federal de Protección al Consumidor. Publicada en el Diario Oficial de la Federación el 24 de diciembre de 1992.
II. La educación y divulgación sobre el consumo adecuado de los productos y
servicios, que garanticen la libertad para escoger y la equidad en las contrataciones;
III. La información adecuada y clara sobre los diferentes productos y servicios, con
especificación correcta de cantidad, características, composición, calidad y precio,
así como sobre los riesgos que representen;
c) Indivisibilidad: "El hecho de que los derechos protegidos son dotados de contenido
material propio y de autonomía no significa que no puedan, o no deban, ser rela
cionados unos con los demás, en razón de las circunstancias del cas d’espèce; todo lo
contrario, dicha interrelación es, a mi juicio, la que proporciona, a la luz de la indivisi-
Adriana Labardini Inzunza
bilidad de todos los derechos humanos, una protección más eficaz".12 O de manera
más práctica: "el principio de indivisibilidad impide lograr mejoras en uno de los
derechos humanos a expensas de otro".13
822
10
Tesis: IV.2o.A.15 K (10a.), PRINCIPIOS DE OPTIMIZACIÓN INTERPRETATIVA DE LOS DERECHOS HUMANOS RECO-
NOCIDOS EN LA CONSTITUCIÓN FEDERAL (UNIVERSALIDAD, INTERDEPENDENCIA, INDIVISIBILIDAD Y PROGRESI
VIDAD). ORIENTAN LA INTERPRETACIÓN DE LOS PRECEPTOS CONSTITUCIONALES EN ESA MATERIA Y SON DE
INELUDIBLE OBSERVANCIA PARA TODAS LAS AUTORIDADES, Semanario Judicial de la Federación y su Gaceta Décima,
Décima Época, México, Libro XII, Septiembre de 2012, Tomo 3, p. 1946. Reg. IUS. 2001718.
11
Corte IDH. Caso Comunidad Indígena Yakye Axa Vs. Paraguay. Fondo Reparaciones y Costas. Sentencia 17 de junio
de 2005. Serie C No. 125.Voto Parcialmente Concurrente y parcialmente disidente del Juez Ramón Fogel. Nota al pie
número 24.
12
Corte IDH. Caso de la Masacre de Pueblo Bello Vs. Colombia. Sentencia de 31 de enero de 2006. Serie C No. 140.
Voto Razonado del Juez A.A. CanÇado Trindade, párr. 15.
13
Corte IDH. Caso Comunidad Indígena Yakye Axa Vs. Paraguay… supra nota 11.
d) Progresividad: en tanto "el entendimiento de que cada uno de esos derechos, o todos
en su conjunto, obedecen a un contexto de necesidades pasadas y actuales, mas no
niegan la posibilidad de verse expandidos, por adecuación a nuevas condiciones
sociales que determinen la necesidad y vigencia de otras prerrogativas que deban
reconocerse a favor del individuo".14
Oportuno es en este punto detenerse para ver de cerca cómo nuestro máximo tribunal ha
interpretado tres leyes federales que impactan en los consumidores y desentrañar como fue
que se protegió a los consumidores afectados, ya sea como quejosos o terceros perjudicados
sea bajo el mandato genérico del 28 en comento o bien bajo la óptica de algún otro derecho
humano como el de igualdad y no discriminación o el derecho a la salud.
1. Ley de Aviación15
La Primera Sala de la SCJN resolvió el Amparo Directo en Revisión 1068/2011. En 2002, una
compañía de Aviación tuvo accidente tipo "despiste de avión". El quejoso era uno de los pasa
jeros de dicho avión al que el percance le ocasionó daños fisiológicos de carácter cardiaco,
traumatológico y neurológico que lo incapacitaban para laborar permanentemente. El pasa-
jero reclamó la sentencia del Segundo Tribunal Unitario en Materias Civil y Administrativa del
Primer Circuito, que establecía el monto de la indemnización que la compañía de aviación
debía pagarle por daños y perjuicios, responsabilidad objetiva y daño moral. El quejoso con-
sideraba que el monto, fijado por la autoridad, era insuficiente pues estaba topado por el
artículo 62 de la Ley de Aviación.16 Cabe destacar uno de los conceptos de violación que
el quejoso presentó: los consumidores y a su organización
Del derecho a la protección de
14
Tesis: IV.2o.A.15 K (10a.)… supra nota 10.
15
Amparo Directo en Revisión 1068/2011. Sentencia definitiva 19 de octubre de 2011. Disponible en: <http://
www2.scjn.gob.mx/ConsultaTematica/PaginasPub/DetallePub.aspx?AsuntoID=127807> (19 de junio de 2013).
16
A la letra dice: "Artículo 62. Para los daños a pasajeros, el derecho a percibir indemnizaciones se sujetará a lo dis-
puesto por el artículo 1915 del Código Civil para el Distrito Federal en Materia Común y para toda la República en
Materia Federal, salvo por lo que se refiere al monto que será el triple de lo previsto en dicho artículo. Para la prelación
en el pago de las indemnizaciones, se estará a lo dispuesto en el artículo 501 de la Ley Federal del Trabajo. La indem-
nización por la destrucción o avería del equipaje de mano será de hasta cuarenta salarios mínimos. Por la pérdida o
avería del equipaje facturado la indemnización será equivalente a la suma de setenta y cinco salarios mínimos".
El artículo 62 de la Ley de Aviación Civil viola la garantía de acceso a la justicia
completa e imparcial establecida en los artículos 13 y 17 de la Constitución Fede-
ral, en relación con el artículo 1o. del mismo ordenamiento, puesto que los co-
demandados no pueden beneficiarse con un límite que el Código Civil no les
otorga respecto de su responsabilidad civil (…)
El límite impuesto por el artículo impugnado no es acorde con las garantías indi-
viduales que otorga la Constitución Federal y los tratados internacionales sobre
derechos humanos.
La SCJN consideró que "el análisis de constitucionalidad que se hará en el apartado siguiente,
deberá tenerse en cuenta que no sólo debe atenderse a si la norma impugnada limita con
base en alguna finalidad legítima los derechos fundamentales de los pasajeros, sino que
Adriana Labardini Inzunza
deberá velarse por su protección más amplia".18 Y aseguró que conforme a la reforma del ar-
tículo 1o. constitucional, "corresponde al Estado tomar las medidas necesarias para asegu
rarse de que cualquier violación a los derechos fundamentales de los gobernados, ocasionada
824 por particulares, sea reparada por el causante del daño".19
Por todo ello, la SCJN otorgó el amparo al quejoso y declaró la inconstitucionalidad del ar
tículo 62 de la Ley de Aviación Civil, por vulnerar los derechos fundamentales protegidos por
los artículos 1o. y 4o. de la Constitución. Además, ordenó que no se le aplicara al quejoso el
17
Amparo Directo en Revisión 1068/2011… supra nota 15.
18
Ibidem.
19
Ibidem.
límite de responsabilidad previsto en el artículo declarado inconstitucional. De esta manera,
la Primera Sala protegió al consumidor de los servicios de la aerolínea pues consideró que la
mencionada disposición violaba algunos de sus derechos fundamentales, como el derecho
a la salud.
En mayo de 2011, se publicó la Ley General para la Inclusión de las Personas con Discapaci-
dad en el Diario Oficial de la Federación. En respuesta, en julio del mismo año, Seguros Inbursa,
Sociedad Anónima, Grupo Financiero Inbursa, promovió demanda de amparo indirecto, pues
consideraba que los artículos 2, fracción IX, y 9 de dicha Ley,21 eran contrarios a varias dispo-
siciones constitucionales que garantizan la libertad comercial y contractual entre privados.
Es en este punto la SCJN plantea una pregunta muy relevante no sólo para la protección de
los usuarios de seguros, sino para todos los consumidores en general: "¿la naturaleza privada
de los contratos de seguro excluye la posibilidad de que se busque la materialización de los
principios de igualdad y de no discriminación?" Y dice: "La respuesta a la anterior interrogante 825
20
Amparo Directo en Revisión 410/2012. Disponible en: <http://www2.scjn.gob.mx/ConsultaTematica/Paginas
Pub/DetallePub.aspx?AsuntoID=136298> (19 de junio de 2013).
21
"Artículo 2. Para los efectos de esta Ley se entenderá por: IX. Discriminación por motivos de discapacidad.
Se entenderá cualquier distinción, exclusión o restricción por motivos de discapacidad que tenga el propósito o el
efecto de obstaculizar, menoscabar o dejar sin efecto el reconocimiento, goce o ejercicio, en igualdad de condicio-
nes, de todos los derechos humanos y libertades fundamentales en los ámbitos político, económico, social, cultural,
civil o de otro tipo. Incluye todas las formas de discriminación, entre ellas, la denegación de ajustes razonables.
Artículo 9. Queda prohibido cualquier tipo de discriminación contra las personas con discapacidad en el otor
gamiento de seguros de salud o de vida".
22
Amparo Directo en revisión 410/2012…, supra nota 20.
debe ser en sentido negativo. Ello toda vez que la igualdad y la no discriminación, son valo-
res de naturaleza constitucional, toda vez que se encuentran consagrados en el texto de nuestra
norma fundamental. Así, admitir la posibilidad de que un determinado ámbito de nuestro
sistema jurídico representa una excepción para el cumplimiento de los principios consagra-
dos en la Constitución, nos conduciría a concluir que la misma no es vinculante, lo cual no
puede aceptarse en virtud de la doctrina que ha ido construyendo esta Suprema Corte en el
sentido de que la Constitución es ante todo, una norma jurídica".23
Así, la Suprema Corte se pronunció a favor de proteger los derechos fundamentales de las
personas aún en las relaciones comerciales entre particulares:
(…) los principios contenidos en la Constitución vinculan a todos los sectores del
ordenamiento jurídico, lo cual incluye a las relaciones surgidas entre particulares.
En consecuencia, tales principios son aplicables al ámbito de la contratación de
seguros, no obstante el mismo es de índole privada, ya que tal razón no constitu-
ye una excepción al principio de transversalidad (…)
23
Ibidem.
fundamentales en ámbitos como la contratación de seguros, en la cual operan
directrices como la autonomía de voluntad y la libertad de contratación.24
Además, en esta sentencia, la Primera Sala de la SCJN admitió que aunque la contratación
de servicios, en ese caso de seguros, corresponde al ámbito privado y está protegido por la
autonomía de la voluntad de las partes, no puede estar desvinculada de la protección de los
derechos fundamentales que involucra tal relación. En particular, lo relaciona con el derecho
a la salud:
Una inmobiliaria impugnó la constitucionalidad de una norma oficial mexicana y ciertos pre-
ceptos aplicables de la LFPC que exigen a las empresas comercializadoras de casas-habitación
los consumidores y a su organización
registrar sus contratos de adhesión ante la Procuraduría y sujetar éstos a las disposiciones
Del derecho a la protección de
y restricciones contenidas en la norma respectiva. Ello bajo el argumento de que dichas normas
que protegen al consumidor violan su libertad de comercio, consagrada en el artículo 5o.
constitucional y la prohibición del 13 constitucional.26
827
Especial importancia reviste este aspecto, ya antes tratado, de la ponderación de dos dere-
chos constitucionales: la protección al consumidor vs. la libertad de comercio. En buena
medida, la efectiva protección depende de una adecuada interpretación y por ello resultan
24
Ibidem.
25
Ibidem.
26
Ejecutoria: P./J. 100/2005 (9a.), AMPARO EN REVISIÓN 1952/2004. CENTURY 21 MÉXICO, S.A. DE C.V., Semanario
Judicial de la Federación y su Gaceta. Novena Época, México, Tomo XXII, Diciembre de 2005, p. 751. Reg. IUS. 19213.
muy importantes los argumentos del Pleno de la Suprema Corte. Reproduzco fragmentos de
la misma:
2. Que el ejercicio de esta libertad permisiva sólo podrá vedarse por determina-
ción judicial cuando se afecten los derechos de tercero.
3. Que dicha libertad también podrá vedarse por resolución gubernativa cuando
se ofendan los derechos de la sociedad.
Adriana Labardini Inzunza
Cabe destacar que si bien es cierto que conforme a la ley reclamada se imponen
a los proveedores que se dedican a la compraventa de inmuebles destinados a
casa-habitación una serie de obligaciones que no se exigen, en general, a los
que, sin resultar proveedores, venden inmuebles, también es verdad que con
este trato diferente no se viola la garantía de igualdad, puesto que como se pone
de manifiesto en otros considerandos, los proveedores no se hallan en plan de
identidad en cuanto a sus actividades, que un vendedor esporádico de inmuebles.
na 26 del Tomo XI, correspondiente al mes de junio de 2000 del Semanario Judicial
de la Federación y su Gaceta, en su Novena Época, que establece:
LO 5o. CONSTITUCIONAL. El análisis del primer párrafo del artículo 5o. cons-
titucional, que establece: ‘A ninguna persona podrá impedirse que se
dedique a la profesión, industria, comercio o trabajo que le acomode, siendo
lícitos. ...’, permite constatar, en principio, que este precepto garantiza a todos
los gobernados, entre otras cosas, el ejercicio de las libertades de comercio y
de industria que sean lícitas y, en segundo término, que esa facultad se otor-
ga a todas las personas sin distinción alguna, es decir, sin hacer diferencias de
nacionalidad, raza, religión o sexo, ya que su contenido no establece salvedad
alguna al respecto; circunstancia que constituye un fundamento importante
de la garantía de libertad de comercio, ya que el artículo 5o. constitucional,
al permitir a todas las personas ejercer el comercio o la industria que les aco-
mode, siempre y cuando sean lícitos y no opere alguna de las limitantes a
que alude el mismo numeral, excluye implícitamente de tal prerrogativa
todo trato desigual que no pueda ser justificado constitucionalmente o apo-
yado en el interés público, puesto que no debe soslayarse que el disfrute
pleno de la garantía otorgada por la Carta Magna en el imperativo de cuenta
exige necesariamente la actualización del principio de igualdad material o
real entre los titulares de esa garantía, dado que jurídicamente la igualdad se
traduce en que varias personas, cuyo número es indeterminado, que partici-
pen de la misma situación, tengan la posibilidad y la capacidad de ser titula-
res cualitativamente de los mismos derechos y obligaciones que emanen de
la ley aplicable frente al Estado, lo cual estará en función de sus circunstan-
cias particulares. En este sentido, el numeral 5o. constitucional prevé sus
tancialmente ese principio fundamental de igualdad, en virtud de que tiene
como finalidad colocar a todos los gobernados, cualquiera que sea su cate-
goría o condición social, en igualdad de condiciones frente a la necesidad
de vida de escoger el comercio, el oficio, el trabajo o la industria que les
acomode, con las únicas salvedades de que éstos sean lícitos y de que no
ataquen los derechos de terceros ni ofendan los intereses de la sociedad.
De lo hasta aquí expuesto se colige que no puede considerarse que con la im-
plantación de obligaciones administrativas la empresa quejosa se vea privada del
producto de su actividad comercial, por lo que no transgreden las garantías indi-
viduales de la recurrente consagradas en el artículo 5o. constitucional, máxime si
Adriana Labardini Inzunza
Las convenciones signadas por México en materia de derechos humanos abarcan un amplio
abanico de derechos que sin estar etiquetados como de los consumidores, lo son bajo cier-
tas circunstancias y por ende deben ser invocados y tomados en cuenta por el juzgador 831
A continuación citamos los tratados y convenciones que resultan relevantes y por supuesto
las Directrices para la Protección al Consumidor de la Organización de Naciones Unidas (en
adelante DPCONU o "Directrices") que, si bien no son un tratado, han sido fundamento de
numerosas legislaciones nacionales e invocadas por nuestros tribunales nacionales, como
veremos más adelante.
Este año el movimiento consumerista está luchando por nuevas adiciones a las Directrices
y la Organización de las Naciones Unidas (en adelante ONU) ha propuesto 2014 como año
límite para adoptarlas. Su revisión será muy importante en el contexto de la sociedad de la
información, el comercio electrónico, las crisis alimentaria, financiera y energética y el cam-
bio climático y de ser adoptadas el año entrante por la ONU, crearían un nuevo estándar de
protección superior al actual.
Resulta relevante el artículo 39, Capítulo VII, del Desarrollo Integral de la Carta de la Organi-
zación de Estados Americanos (en adelante OEA) que dice:
27
Carta de la Organización de los Estados Americanos. Adoptado en la Ciudad de Bogotá, Colombia el 30 de abril de
1948, en la Novena Conferencia Internacional Americana. Entró en vigor el 12 de diciembre de 1951. (las cursivas son
propias).
ii. Mejor cooperación internacional en el campo financiero y adopción de otros
medios para aminorar los efectos adversos de las fluctuaciones acentuadas de
los ingresos por concepto de exportaciones que experimenten los países expor-
tadores de productos básicos;
Si bien es cierto que las Directrices no son un instrumento internacional vinculante, como un
Tratado, este tipo de documentos proporcionan parámetros de conducta o referentes que
guían la actuación de los países en la materia. Con mayor razón si se toma en cuenta que estas
fueron aprobadas por la Organización de las Naciones Unidas, organismo internacional del
que el Estado Mexicano forma parte.
Una Tesis Aislada del Tribunal Colegiado del Décimo Circuito reconoce la importancia de las
Directrices como instrumentos orientadores. Al referirse a las "Directrices sobre la justicia en
asuntos concernientes a los niños víctimas y testigos de delitos", dice:
los consumidores y a su organización
Del derecho a la protección de
28
ONU. Directrices para la Protección al Consumidor. Adoptados en 1985.
29
Tesis: X.3 P (10a.), SUPLENCIA DE LA QUEJA DEFICIENTE EN LA APELACIÓN EN MATERIA PENAL. OPERA UNA
EXCEPCIÓN AL PRINCIPIO DE ESTRICTO DERECHO SI QUIEN INTERPONE EL RECURSO ES EL MINISTERIO PÚBLICO Y
LA VÍCTIMA DEL DELITO ES MENOR DE EDAD, CONFORME A LOS PRINCIPIOS DE INTERÉS SUPERIOR DEL NIÑO,
TUTELA Y PROTECCIÓN DEL ESTADO Y SOCIEDAD Y EL DE RESPETO A SUS DERECHOS HUMANOS Y JURÍDICOS (LE-
GISLACIÓN DEL ESTADO DE VERACRUZ), Semanario Judicial de la Federación y su Gaceta, Décima Época, México, Libro
IX, Junio de 2012, Tomo 2, p. 915. Reg. IUS. 2001043.
Además, con base en la reforma al artículo 1o. constitucional y haciendo una interpretación
conforme, privilegiando el principio pro persona, las Directrices de la ONU deberían tomarse
en cuenta en materia de protección al consumidor. En este sentido, existe una Tesis Aislada
del Tercer Tribunal Colegiado en Materia Civil del Primer Circuito, que a continuación se
reproduce:
ces establecidas por la Organización de las Naciones Unidas puesto que la Asamblea
Del derecho a la protección de
Así, las Directrices son la base sobre la cual los Estados miembros de la ONU deben elaborar
sus políticas y leyes en la materia. En este documento es posible distinguir algunos derechos
de los consumidores:31 protección de los consumidores frente a los riesgos para su salud y su
seguridad; promoción y protección de los intereses económicos de los consumidores; dere-
cho a ser informado (acceso de los consumidores a una información adecuada); derecho a la
educación del consumidor; derecho a elegir; libertad de constituir grupos u otras organiza-
ciones de consumidores y la oportunidad para esas organizaciones de hacer oír sus opinio-
nes en los procesos de adopción de decisiones que les afecten; derecho a la seguridad, a la
reparación de los daños y perjuicios, derecho a ser escuchado. Cada uno de estos derechos
está consagrado en diferentes Tratados que a continuación se mencionan.
a. Derecho a la Salud
En la CIDIP VII se concluyó que "la protección del consumidor en el mercado es un determi-
nante social de la salud, ya que la salud se ve afectada por la cantidad, calidad y seguridad de
Adriana Labardini Inzunza
los bienes y servicios que una persona consume y usa; asimismo, al ser el comercio y el
consumo globales, se requiere la cooperación e integración de esfuerzos regionales e incluso
836 iniciativas de alcance global, no sólo entre Estados, sino que de forma interinstitucional,
30
Tesis: I.3o.C.53 C (10a.), CONSUMIDOR. LA OBTENCIÓN DEL MÁXIMO BENEFICIO CON SUS RESERVAS, ES UN DE-
RECHO HUMANO DEL CONSUMIDOR TUTELADO EN EL ARTÍCULO 28 DE LA CONSTITUCIÓN POLÍTICA DE LOS ESTA-
DOS UNIDOS MEXICANOS, QUE SE COMPLEMENTA CON LAS DIRECTRICES DE LA ORGANIZACIÓN DE LAS NACIONES
UNIDAS PARA SU PROTECCIÓN, Semanario Judicial de la Federación y su Gaceta, Décima Época, México, Libro XIV,
Noviembre de 2012, Tomo 3, p. 1846. Reg. IUS. 2002127. (Las cursivas son propias)
31
Ovalle Favela, José, "Derechos del consumidor", Nuestros Derechos, IIJ–UNAM/Cámara de Diputados, 2000. Dis-
ponible en: <http://www.bibliojuridica.org/libros/1/56/tc.pdf> (19 de junio de 2013).
32
OEA. Séptima Conferencia Especializada Interamericana sobre Derecho Internacional Privado. Aprobada en la cuar-
ta sesión plenaria, celebrada el 7 de junio de 2005. AG/RES. 2065 (XXXV-O/05). Disponible en: <http://www.oas.org/
dil/esp/AG-RES_2065_XXXV-O-05_esp.pdf> (19 de junio de 2013).
entre las autoridades de protección del consumidor, las autoridades sanitarias, instituciones
de regulación sectorial, aduanas, empresarios, así como consumidores y sus asociaciones".33
De ahí que la relación entre la protección al consumidor y derecho a la salud sea planteada
como un "derecho a la seguridad en el Consumo de Bienes y servicios". Entre ellos: alimentos
y nutrición, energía y agua, medio ambiente, cosméticos, medicamentos, aparatos electróni-
cos, juguetes, protección de datos vinculados a la salud, transporte, servicios de atención
médica, comercio electrónico, tabaco y alcohol.34 El derecho a la salud está previsto en distin-
tos instrumentos:
Artículo XI. Toda persona tiene derecho a que su salud sea preservada por medidas
sanitarias y sociales, relativas a la alimentación, el vestido, la vivienda y la asistencia
médica, correspondientes al nivel que permitan los recursos públicos y los de la
comunidad.
Artículo 12.
2. Entre las medidas que deberán adoptar los Estados Partes en el Pacto a fin de ase
los consumidores y a su organización
Del derecho a la protección de
33
OEA. Informe de la Secretaría General sobre los resultados de la consolidación de la Red Consumo Seguro y Salud y
Creación de un Sistema Interamericano de Alertas rápidas de acuerdo a la resolución AG/RES. 2682 (XLI-O/11). 16 de
marzo de 2012. OEA/Ser.G CP/CG-1891/12 corr. 1. Disponible en: <CP/CG-1891/12> (19 de junio de 2013).
34
OEA. Departamento de Programas Jurídicos Especiales. Protección al Consumidor (Presentación Power Point
realizada en la sesión del 18 de febrero de 2010). Disponible en: <http://scm.oas.org/pdfs/2010/CP23737T.ppt> (19 de
junio de 2013).
c) La prevención y el tratamiento de las enfermedades epidémicas, endémicas,
profesionales y de otra índole, y la lucha contra ellas;
1. Toda persona tiene derecho a la salud, entendida como el disfrute del más alto
nivel de bienestar físico, mental y social.
2. Con el fin de hacer efectivo el derecho a la salud los Estados partes se compro-
meten a reconocer la salud como un bien público y particularmente a adoptar
las siguientes medidas para garantizar este derecho:
838
f. la satisfacción de las necesidades de salud de los grupos de más alto riesgo y
que por sus condiciones de pobreza sean más vulnerables.
b. Derecho de asociación
Artículo XXII. Toda persona tiene el derecho de asociarse con otras para promover,
ejercer y proteger sus intereses legítimos de orden político, económico, religioso,
social, cultural, profesional, sindical o de cualquier otro orden.
B) Convención Americana sobre Derechos Humanos.
1. Todas las personas tienen derecho a asociarse libremente con fines ideológicos,
religiosos, políticos, económicos, laborales, sociales, culturales, deportivos o de
cualquiera otra índole.
2. El ejercicio de tal derecho sólo puede estar sujeto a las restricciones previstas por
la ley que sean necesarias en una sociedad democrática, en interés de la seguri-
dad nacional, de la seguridad o del orden públicos, o para proteger la salud o la
moral públicas o los derechos y libertades de los demás.
Artículo 22.
1. Toda persona tiene derecho a asociarse libremente con otras, incluso el derecho
a fundar sindicatos y afiliarse a ellos para la protección de sus intereses. los consumidores y a su organización
Del derecho a la protección de
2. El ejercicio de tal derecho sólo podrá estar sujeto a las restricciones previstas
por la ley que sean necesarias en una sociedad democrática, en interés de la se-
guridad nacional, de la seguridad pública o del orden público, o para proteger la
salud o la moral públicas o los derechos y libertades de los demás. El presente
839
artículo no impedirá la imposición de restricciones legales al ejercicio de tal de-
recho cuando se trate de miembros de las fuerzas armadas y de la policía.
Artículo V. Toda persona tiene derecho a la protección de la Ley contra los ataques
abusivos a su honra, a su reputación y a su vida privada y familiar.
Artículo 9.
Artículo XVIII. Toda persona puede ocurrir a los tribunales para hacer valer sus dere-
chos. Asimismo debe disponer de un procedimiento sencillo y breve por el cual la
justicia lo ampare contra actos de la autoridad que violen, en perjuicio suyo, alguno
Adriana Labardini Inzunza
1. Toda persona tiene derecho a ser oída, con las debidas garantías y dentro de un
plazo razonable, por un juez o tribunal competente, independiente e imparcial,
establecido con anterioridad por la ley, en la sustanciación de cualquier acusación
penal formulada contra ella, o para la determinación de sus derechos y obliga-
ciones de orden civil, laboral, fiscal o de cualquier otro carácter. (…)
Artículo 25. Protección Judicial
1. Toda persona tiene derecho a un recurso sencillo y rápido o a cualquier otro re-
curso efectivo ante los jueces o tribunales competentes, que la ampare contra
actos que violen sus derechos fundamentales reconocidos por la Constitución, la
ley o la presente Convención, aun cuando tal violación sea cometida por perso-
nas que actúen en ejercicio de sus funciones oficiales.
Artículo 8.
Cualquier persona o grupo de personas que consideren que sus derechos humanos
han sido violados pueden interponer denuncias o peticiones ante el sistema intera-
mericano de promoción y protección de los derechos humanos conforme a los pro- los consumidores y a su organización
f. Derechos económicos
Artículo 45.
Los Estados miembros, convencidos de que el hombre sólo puede alcanzar la plena
realización de sus aspiraciones dentro de un orden social justo, acompañado de
desarrollo económico y verdadera paz, convienen en dedicar sus máximos esfuerzos
a la aplicación de los siguientes principios y mecanismos:
a) Todos los seres humanos, sin distinción de raza, sexo, nacionalidad, credo o condi
ción social, tienen derecho al bienestar material y a su desarrollo espiritual, en
condiciones de libertad, dignidad, igualdad de oportunidades y seguridad
económica;
Adriana Labardini Inzunza
Artículo 11.
Artículo 3.
a las mujeres igual título a gozar de todos los derechos económicos, sociales y cultu-
Del derecho a la protección de
Artículo 12.
Artículo 16.
Artículo XII. Toda persona tiene derecho a la educación, la que debe estar inspirada
en los principios de libertad, moralidad y solidaridad humanas.
Asimismo tiene el derecho de que, mediante esa educación, se le capacite para lograr
una digna subsistencia, en mejoramiento del nivel de vida y para ser útil a la sociedad.
Artículo 13.
En el Caso Barbani Duarte y otros vs. Uruguay, de 2011, la Corte Interamericana de Derechos
Humanos (en adelante Corte IDH) resolvió un asunto derivado de problemas con el uso del
sistema financiero de aquel país. En el caso, los usuarios se vieron afectados por algunos
cambios que hubo en dicho sistema. Por tal motivo se inconformaron contra las autorida-
des competentes hasta llegar a la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (en ade-
lante "CIDH" o "la Comisión"). La resolución de la Corte IDH desarrolla una argumentación
acerca del derecho de los consumidores a ser oídos, derecho a la protección judicial y a un
trato no discriminatorio. Este caso permite vincular algunas garantías judiciales con la protec-
ción a los consumidores.35
quienes hacen posible que la economía global exista, gire, crezca: los consumidores.
845
35
Corte IDH. Caso Barbani Duarte y Otros Vs. Uruguay. Fondo Reparaciones y costas. Sentencia de 13 de octubre de
2011. Serie C No. 234.
Criterios jurisprudenciales
1. Nacionales
Gaceta, Décima Época, México, Libro XIV, Noviembre de 2012, Tomo 3, p. 1846. Reg.
IUS. 2002127.
846
Tesis: X.3 P (10a.), SUPLENCIA DE LA QUEJA DEFICIENTE EN LA APELACIÓN EN MATE-
RIA PENAL. OPERA UNA EXCEPCIÓN AL PRINCIPIO DE ESTRICTO DERECHO SI QUIEN
INTERPONE EL RECURSO ES EL MINISTERIO PÚBLICO Y LA VÍCTIMA DEL DELITO ES
MENOR DE EDAD, CONFORME A LOS PRINCIPIOS DE INTERÉS SUPERIOR DEL NIÑO,
TUTELA Y PROTECCIÓN DEL ESTADO Y SOCIEDAD Y EL DE RESPETO A SUS DERECHOS
HUMANOS Y JURÍDICOS (LEGISLACIÓN DEL ESTADO DE VERACRUZ), Semanario Judi-
cial de la Federación y su Gaceta, Décima Época, México, Libro IX, Junio de 2012,
Tomo 2, p. 915. Reg. IUS. 2001043.
2. Internacionales
Corte IDH. Caso Comunidad Indígena Yakye Axa Vs. Paraguay. Fondo Reparaciones
y Costas. Sentencia 17 de junio de 2005. Serie C No. 125.Voto Parcialmente Concu-
rrente y parcialmente disidente del Juez Ramón Fogel. Nota al pie número 24.
Corte IDH. Caso de la Masacre de Pueblo Bello Vs. Colombia. Sentencia de 31 de enero
de 2006. Serie C No. 140. Voto Razonado del Juez A.A. CanÇado Trindade.
Corte IDH. Caso Barbani Duarte y Otros Vs. Uruguay. Fondo Reparaciones y costas. Sen-
tencia de 13 de octubre de 2011. Serie C No. 234.
847
Los derechos laborales en
la Constitución mexicana.
Reflexiones sobre el derecho
a la libertad sindical
Octavio CANTON J.
A Darío
SUMARIO: I. Introducción. II. Marco legal en materia de libertad sindical. III. La libre
sindicación. IV. Autonomía sindical. V. Democracia sindical. VI. Pluralismo sindical.
VII. Conclusión.
I. Introducción
Los derechos laborales son, como tales, derechos de clase, derechos que privilegian y prote-
gen al asalariado frente al capital. Se encuentran afectados de un sesgo de clase o class bias
como señala, entre otros Giddens;1 de ahí su tan discutido rango de fundamentales. Como
sabemos, no solo por su aparente falta de universalidad subjetiva han sido y aún son doctri-
nalmente atacados, sino también por su carácter preeminentemente prestacional, porque
son casi siempre oponibles frente a un empleador particular a diferencia del resto de los de
rechos humanos, y por su titularidad muchas veces colectiva. Soslayando la discusión doctrinal
1 851
Giddens, A., Profiles, Critiques and social theory, Mac Millan, London 1982, p. 172.
que los mismos todavía suscitan en diversos círculos en torno a estas y algunas otras cuestio-
nes, para el propósito de este trabajo, baste afirmar que su fundamentalidad es ya un hecho
consumado al haber sido incorporados, con esa calidad, en los diversos cuerpos normativos
que conforman el derecho internacional de los derechos humanos.
Como veremos más adelante, prácticamente todos los instrumentos reconocen con esa
categoría a los derechos laborales superando así añejas discusiones y posturas ideológicas
reduccionistas. Gran parte de la doctrina los ubica, sin necesidad ulterior de justificación,
dentro de los llamados Derechos Económicos, Sociales y Culturales o Derechos Sociales mis-
mos que son considerados, en general, igualmente fundamentales, tanto como los Civiles y
Políticos que usualmente constituyen el "núcleo duro" de los derechos humanos. Una vez
superada la disputa ideológica que caracterizó los siglos XIX y el XX, la comunidad interna-
cional, se ha venido pronunciando en favor de la integralidad de todos los derechos.
Es cierto que su origen histórico es diverso, tanto como su propósito inicial. Si bien debemos
reconocer que los Sociales pretenden de manera preponderante modificar las condiciones
socioeconómicas existentes para hacer progresivamente posible el ejercicio de la libertad de
los desposeídos en sociedades de facto desiguales, también parece haber un acuerdo en que
todos, en sociedades complejas como las nuestras, impactan de una u otra forma en dichas
estructuras. Todos, en mayor o menor grado, demandan de los poderes públicos abstención
tanto como exigen un hacer o un dar de carácter positivo para lograr su objetivo; y por ello,
todos, en este sentido son necesariamente prestacionales.
Otras importantes cuestiones que atañen a estos derechos y desde los que se pretende
argumentar en favor de su desfundamentalización son, como se mencionaba, su directa
oponibilidad frente a particulares, la supuesta falta de universalidad por ser derechos de
clase y, su titularidad colectiva. Más allá de los argumentos que responden a estas cuestiones
poniendo de manifiesto la falacia que encierran, baste señalar aquí, de un lado, que la Orga-
Octavio Canton J.
nización de las Naciones Unidas ya ha hecho suya la teoría Alemana del Drittwirkung der
852 grundrechte sobre la oponibilidad de los derechos frente a particulares, emitiendo así desde
2003, las "Normas sobre las responsabilidades de las empresas transnacionales y otras em-
presas comerciales en la esfera de los derechos humanos"2 en las que reiterando la funda-
mentalidad, entre otros, de los derechos laborales, reconoce como obligados directos para
el cumplimiento de los mismos a las empresas privadas. Estas normas reconocen en el
artículo D.9 el derecho de libertad sindical. De otro, los organismos internacionales han reco-
2
ONU. ECOSOC. Normas sobre las responsabilidades de las empresas transnacionales y otras empresas comercia-
les en la esfera de los derechos humanos". E/CN.4/Sub.2/2003/12/Rev.2,23 de agosto de 2003.
nocido a los derechos de los trabajadores en diversos textos y declaraciones con la misma
jerarquía que al resto de los derechos humanos, como consecuencia directa de la fase de
especificación en el desarrollo histórico de los mismos que en nada menoscaba su universa-
lidad. Y, como veremos, no solo han sido reconocidos los derechos de los trabajadores indi-
vidualmente considerados sino también así el de las asociaciones profesionales o sindicatos
como entes colectivos.
Esta última cuestión es especialmente relevante para nuestro tema pues, precisamente una
de las dimensiones del derecho de libertad sindical se refiere a la colectiva. Yendo más allá de
la posición meramente utilitarista, la respuesta al porqué es necesario recurrir a lo colectivo
se resuelve si aceptamos que existe en todo ser humano una dimensión de sociabilidad que
supone, como tal, superación de lo individual y en última instancia plena realización desde
lo grupal. Y este es el punto nodal de la cuestión, porque, partiendo de esta concepción po-
dremos confirmar la existencia de entes individuales y colectivos claramente diferenciados
con capacidad suficiente para ser titulares de diversos derechos.
Más allá de lo anterior, cabría de cualquier modo, matizar lo dicho aclarando que el recono-
cimiento de la subjetividad colectiva es razonable y legítima, como ha dicho el profesor López
Calera, si "de esta manera se sirve mejor al –bienestar– moral, político, económico, etc. de los
individuos que integran dicha colectividad". Dicho de otra forma, la comunidad no puede ser
sujeto de derechos absolutos frente a sus propios miembros, porque ello podría llevarnos a 853
concluir que por la salud de la especie puede sacrificarse a los sujetos individualmente con-
siderados, lo cual jamás estaría justificado. En ese sentido, los sujetos colectivos, o se refieren
a la mayoría de los individuos que los componen y a su mejor interés, o tales sujetos son "una
creación deformada ilegítima e injusta hecha en nombre de la sociabilidad humana".4
3
Ver. Wellman, C.H., "Liberalism, Comunitarism and group rights" en Law and Philosophy, Vol. 18, No. 1, 1999.
4
López Calera, N., ¿Hay Derechos colectivos? Individualidad y socialidad en la teoría de los derechos, Ariel, Barcelona,
2000, p. 134.
Sin entrar más al detalle de estas cuestiones conceptuales, sirva lo anterior a modo de preám
bulo simplemente para aceptar que la discusión sobre la fundamentalidad de los derechos
laborales y de los sociales en su conjunto encuentra respuestas razonables suficientemente
sólidas desde la argumentación y, más allá de ello, al menos desde una postura positivista,
que ésta se halla en gran parte superada pues sus pretensiones son ya normas vigentes en el
ordenamiento legal internacional.
Partiendo de este hecho encontramos en las normas e instrumentos dentro del catálogo de
derechos laborales, en primera línea, el derecho a la libertad de asociación, seguido por otros
como el derecho al trabajo, a la negociación colectiva y huelga, el derecho a participar en
los beneficios de la producción, el derecho de escalafón, el derecho a la reinstalación o
indemnización, a vacaciones anuales retribuidas, el derecho a un salario justo y suficiente,
a la no discriminación en el ámbito del trabajo, a una jornada máxima, el derecho al descanso
semanal, a la seguridad y a la protección de la salud y contra los riesgos o accidentes de
trabajo, etc. Todos ellos, en nuestro ámbito constitucional se encuentran contenidos en el
artículo 123.
Como es evidente, el artículo 123 constitucional resulta ser una disposición amplísima pues
incluye y reconoce prácticamente todos y cada uno de los derechos que conforman el llama-
do "bloque de la laboralidad" en México. Casi sobra decir que cada derecho podría dar lugar
a un análisis detallado imposible de abordar en esta contribución. Por ello, ante este vasto
campo regulatorio, la heterogeneidad y complejidad del contenido normativo de la referida
disposición constitucional y la limitación de espacio y tiempo a la que nos enfrentamos, en
lo subsiguiente nos ceñiremos exclusivamente a exponer algunas reflexiones sobre el dere-
cho de asociación profesional o libertad sindical y su regulación e interpretación en aspectos
Octavio Canton J.
Este análisis se centrará en el derecho de libertad sindical porque éste fue el motor que hizo
posible que el resto de las reivindicaciones igualitarias de los trabajadores fueran incluidas en
los textos constitucionales corrigiendo así los excesos del liberalismo político original, prime-
ro, como consecuencia directa de luchas sociales históricamente trascendentales y, después,
a través del ejercicio colectivo de los derechos de negociación y huelga que sirvieron de
instrumento para su causa, incluso antes de que fueran formalmente reconocidos por la
autoridad estatal instituida.
De acuerdo con el derecho internacional de los derechos humanos, son dos los principios
rectores del régimen sindical que un modelo democrático debe incluir en su marco jurídico-
constitucional: De un lado: 1. El de libertad de organización que se traduce en el derecho de
autorregulación y autogobierno; y, de otro, 2. El principio de autonomía o independencia
colectiva como expresión de libertad en sentido negativo. Algunos modelos de regulación
5
Gallardo, R., Democracia Sindical Interna, Madrid, 1996, Ed. Trotta, pp. 32 y ss.
laboral modernos, como el Español o el Alemán, reconocen ambos principios en concordan-
cia con los Convenios 87 y 98 de la Organización Internacional del Trabajo (OIT) que definen
el contenido esencial del derecho, proclamando la libertad de los trabajadores para consti-
tuir organizaciones libremente y el de los sindicatos a organizarse y desplegar las actividades
necesarias para el cumplimiento de sus fines sin injerencia externa alguna.
En este sentido, no hay duda de que la libertad sindical ha sido reconocida por el derecho
internacional de los derechos humanos tanto a nivel regional como universal como requisito
de un modelo democrático, trascendiendo la concepción individualista original propia de
los derechos ya que no solo se conceptualiza como la potestad que tiene la persona para
formar, afiliarse o desafiliarse libremente de la asociación, sino también como la plena auto-
nomía colectiva de la unión para determinarse y ejercer los derechos que le son propios una
vez que el sindicato se ha constituido al margen de la normativa estatal.
Como bien señala el profesor Baylos se debe partir del hecho de reconocer la tensión que
existe entre sindicalismo como movimiento social y como cultura política y, la regulación
que realiza la norma de sus estructuras y formas de actuar, "misma que no suele percibirse
sino en momentos de crisis pero que debe acabar por definir claramente la extraestatalidad
del ente sindical como consecuencia del respeto y afirmación de los principios de autonomía
e independencia de la asociación".6
Sin embargo, como también sostiene el derecho internacional, este régimen de libertad e
independencia previsto por el ordenamiento no es ni debe ser reconocido como absoluto
pues, para dotarse de legitimidad es necesario que se someta, de manera general, a los prin-
cipios fundamentales que emanan de la ley y la Constitución y, específicamente también a la
exigencia de democracia tanto de su organización como de su funcionamiento, es decir,
como apuntábamos conceptualmente antes, al mejor interés de sus miembros. Salta a la vista
así pues, otra importante cuestión que se anticipaba, la relación entre el principio de libertad
Octavio Canton J.
sindical entendida como autonomía y la exigencia impuesta desde fuera al sindicato de con-
856
tar con una estructura y funcionamiento acordes al propio principio democrático, que se tra
duce en la definición específica de lo que se ha dado en llamar democracia sindical interna.
Resulta especialmente relevante este punto como veremos más adelante, en particular por
las consecuencias prácticas que arroja. Aunque puede pensarse que se trata de dos princi-
pios contrapuestos, en realidad sirven, cuando son bien entendidos, de límite el uno al otro
6
Baylos, A., Sindicalismo y Derecho Sindical, Ed. Bomarzo, Madrid, 2004, pp. 7 y ss.
para dar equilibrio y legitimar al sistema en su conjunto. Es sumamente interesante estudiar
desde el derecho comparado, la forma en que los diversos modelos de regulación laboral
modernos resuelven esta aparente oposición entre ambos principios. Ante la ausencia de
parámetros a nivel doméstico en nuestro país, necesariamente ha de echarse mano a dichas
experiencias como alternativa para delimitar la relación de los mismos en nuestro modelo.
Baste pues por ahora con destacar que la libertad sindical incluirá a nivel constitucional ambas
dimensiones, tanto la individual como la colectiva, ésta última concebida como fenómeno
ajeno al Estado, que cobra mayor legitimación en la medida en que cumple con ciertos es-
tándares democráticos, mismos que podrán ser validados por la autoridad estatal siempre
que ésta también se constituya democráticamente.
Otro aspecto en el que se debe insistir desde ahora como característico de la libertad sindi-
cal, es el fin último al que el sindicato debe servir. Como actor político, su objetivo último es
lograr la nivelación de la desigualdad económica y social y en tanto lo cumpla se ajustará
a los referidos estándares de democracia. Por tanto, debe reconocerse que éste fenómeno se
inserta en relaciones sociales en constante conflicto derivado de la pertenencia a clases cla-
ramente diferenciadas y desiguales de hecho que pugnan por el logro de sus respectivos
intereses. El conflicto colectivo, los procesos abiertos de negociación auténtica, son así mu-
chas veces reflejo de relaciones sociales verdaderamente activas y dinámicas en las que se
discute y se lucha democráticamente por mejorar las condiciones económicas y sociales de
los trabajadores. Al contrario, la ausencia de conflicto social evidencia la existencia de "acuer-
De esta manera, por un lado, la extraestatalidad del sindicato constituido y organizado sobre
bases democráticas que se traduce en el respeto a su legítima autonomía y; por otro, el recono
cimiento y plena aceptación del conflicto social serán elementos distintivos del auténtico
reconocimiento y vigencia del derecho de libertad sindical en el ordenamiento legal. 857
Destaca en el análisis del modelo que regula el derecho de libertad sindical, sin discusión
alguna, la colisión que, en determinado momento, ocurre entre el derecho individual del
trabajador y el derecho colectivo o interés general que tutela el sindicato. Como precisamos,
una de las dimensiones de la libertad sindical prevé que el trabajador tiene derecho a libre-
mente decidir formar parte de la asociación profesional o, en sentido negativo a tomar la
decisión de desafiliarse de la misma cuando así conviene a sus intereses; sin embargo, el ejer
cicio de este derecho muchas veces se enfrenta al interés colectivo o del grupo representado
por la organización sindical y los derechos que la misma, como ente grupal, detenta. Cobra
especial relevancia aquí precisamente todo lo antes referido acerca del derecho de autono-
mía sindical cuando se concibe sobre bases democráticas pues será ésta la que permita de-
finir y ponderar la razonabilidad de los límites que se imponen al ser interpretados, para
potenciar al máximo la vigencia de ambos derechos en su estrecha convivencia y constante
oposición.
Dicho lo anterior, como punto de partida para nuestro análisis en concreto, encontramos
pues que la Constitución Política Mexicana expresamente reconoce el derecho de libertad
sindical, al menos en alguna de sus dimensiones.
Artículo 123. Toda persona tiene derecho al trabajo digno y socialmente util; al
efecto, se promoveran la creacion de empleos y la organizacion social para el tra
bajo, conforme a la ley.
A.- Entre los obreros, jornaleros, empleados domesticos, artesanos y de una ma-
nera general, todo contrato de trabajo:
Xvi.- Tanto los obreros como los empresarios tendran derecho para coaligarse en
defensa de sus respectivos intereses, formando sindicatos, asociaciones profe
sionales, etc.
Está claro que el derecho internacional al igual que otras constituciones políticas modernas
afines a nuestra tradición jurídica como la alemana o la española antes referidas, sí incluyen
expresamente, en la actualidad, a la libertad sindical dentro de sus catálogos y como princi-
pio fundamental y rector del Estado. Baste destacar el reconocimiento y papel que otorga la
Constitución Española al sujeto sindical, reconociéndolo en el artículo 7º, es decir, dentro del
Título Preliminar que regula los núcleos centrales que definen al Estado Social y Democrático
de Derecho. Y ese es precisamente el espíritu de las múltiples declaraciones y tratados inter-
nacionales de derechos humanos. Por ejemplo así, en el ámbito universal, tanto la Declara-
ción Universal de los Derechos Humanos en su artículo 23.4 como el Pacto Internacional de
Derechos Civiles y Políticos en su artículo 22.1 y el de Derechos Económicos Sociales y Cultu-
rales en su artículo 8.1 la contemplan en su catálogo, incluso éste último de manera más
amplia que los dos anteriores. Y desde luego los Convenios 87 y 98 de OIT, éste último aún
no ratificado por México, que además de su dimensión individual contemplan también la
tutela a la dimensión colectiva del derecho. En el ámbito regional, en este mismo sentido
lo prevé el artículo 16 de la Convención Americana sobre Derechos Humanos (en adelante
"CADH" o "la Convención") o y el artículo 8º del Protocolo Adicional a la Convención Ameri-
cana sobre Derechos Humanos en materia de Derechos Económicos, Sociales y Culturales
"Protocolo de San Salvador" que amplía la tutela del Pacto a la dimensión colectiva del
derecho.
ricana de Derechos Humanos (en adelante "CorteIDH" o la Corte) resolvió condenar a dicho
860 país a indemnizar a los trabajadores afectados por actos violatorios al derecho de asociación
previsto en el mencionado artículo 16 de la CADH. Destaca en este sentido, el párrafo 158 de
la sentencia, cuando la Corte confirma en sus consideraciones que la libertad de asociación,
en materia sindical, reviste la mayor importancia para la defensa de los intereses legítimos de
los trabajadores y se enmarca por ello en el corpus juris de los derechos humanos. Indiscuti-
blemente, este proceso viene a representar un hito en el desarrollo de la jurisprudencia inte-
ramericana con relación a la libertad sindical, aunque, la principal discusión del caso haya
girado en torno a la violación del principio de irretroactividad de las leyes y a la falta de ga-
rantía judicial. La ley 25 promulgada por el Estado Panameño para poner fin a las protestas
laborales en el sector público facultó retroactivamente al órgano ejecutivo y a los directores
de las instituciones gubernamentales para destituir a todos aquellos funcionarios trabajado-
res que, previa identificación, hubieran participado en las protestas y paro colectivo general
promovido como resistencia contra medidas anti sindicales, por supuestamente atentar con-
tra el orden constitucional y la democracia.7
Como se decía, formalmente el texto del artículo 123 arriba reproducido, pese a no encon-
trarse en el título consagrado a los derechos humanos dentro del cuerpo de la Constitución,
se incorpora a ese nivel y se ajusta en general, aunque ciertamente de manera escueta y
hasta incompleta, al marco regulatorio dispuesto por el derecho internacional de los derechos
humanos vigente en México al que nos hemos referido, como iremos analizando. No obstan-
te, aún con algunas honrosas excepciones de algunas tesis de jurisprudencia emitidas re-
cientemente por la Suprema Corte de Justicia de la Nación que parecieran pretender ajustarse
a dichos estándares internacionales y a la regulación dispuesta por la gran mayoría de las
constituciones modernas, la libertad sindical es un derecho que cotidianamente se viola en
nuestro país, impidiendo así la consecución de su fin último.
Nos detendremos en el análisis de algunos aspectos que consideramos relevantes, con la aspi
ración de desenredar la maraña del modelo de regulación laboral mexicano que hoy sostie-
ne este añejo sistema político. Sobra advertir que los temas tratados en este trabajo a partir
de la regulación actual del derecho y la jurisprudencia disponible requieren, cada uno, de un 861
análisis más detallado y que estos a su vez están complicados con otros más que no se abor-
dan aquí; sin embargo, el propósito que espero estimen se consigue con estas breves re-
flexiones, es el de destacar dónde se encuentran algunos puntos álgidos sobre los que debe
volverse para tutelar este derecho en su justa dimensión y alcance con el único fin de ver
cumplida la aspiración de igualdad y libertad que lo legitima e impulsa.
7
Corte IDH. Caso Baena Ricardo y otros Vs. Panamá. Fondo, Reparaciones y Costas. Sentencia de 2 de febrero de
2001. Serie C No. 72, párr. 158.
Dicho lo anterior, en lo subsiguiente nos circunscribiremos exclusivamente a los tres temas
que anunciábamos de manera más general antes, por ser en torno a los cuales gira la vida del
derecho de libertad sindical, habiendo hecho una inevitable selección de las resoluciones
judiciales que hemos considerado más relevantes.
Sin embargo, como acuerda gran parte de la doctrina, ha sido común que se defienda la sin
dicación obligatoria cuando se da bajo ciertas circunstancias, argumentando que a través de
ella el asalariado, como clase social, consigue mayor fuerza y unidad para la lucha contra el
capital. Ciertamente, hemos de aceptar que dicha afirmación tiene en gran parte razón pues
ancla en el propósito histórico fundamental de este derecho social y es por esto que no debe
nunca analizarse esta cuestión aisladamente, ni solo desde una de sus dimensiones ni mucho
menos proponer alguna de ellas en términos absolutos.
Octavio Canton J.
Como se ha referido antes, el derecho de libertad sindical tutela intereses tanto individua-
862
les como colectivos, y, como sucede con la puesta en práctica de otros derechos fundamen-
tales, ocurre que ambos, al ser ejercidos, inevitable y continuamente colisionan, quedando
en manos del juzgador la interpretación y solución jurídica de cada caso en concreto. No es
lugar para ahondar en la teoría de los límites de los derechos fundamentales ni en las diferen
tes aproximaciones que se utilizan para su debida interpretación, por ello, a la luz de algunos
principios, analizaremos en concreto lo que los tribunales nacionales y órganos internacionales
8
Russomano, M.V., Principios generales de derecho sindical, Instituto de Estudios Políticos, Madrid, 1977, p. 77.
han dicho al respecto, dando algunas pistas del criterio que parecería concuerda más con el
discurso de los derechos.
Aun cuando las cláusulas limitan la dimensión individual del derecho, la norma internacional
no se ha pronunciado de manera expresa en contra de las mismas, precisamente por otorgar
valor a la finalidad que persiguen. Por ello, podemos afirmar que resulta aceptable, al menos
para el derecho internacional de los derechos humanos, que en ocasiones y bajo ciertas cir-
cunstancias, se fuerce legítimamente la sindicación en aras del interés general, o bien, que se
sancione el ejercicio de la dimensión individual del derecho, con el fin de privilegiar su dimen
sión colectiva y potenciar así el ejercicio de los derechos colectivos de negociación y huelga
que le son propios al sindicato, –ambos también indiscutiblemente fundamentales al estar
contenidos en todos los catálogos internacionales de derechos humanos–, puesto que sin
estas herramientas verían afectada su posibilidad de ejercicio.
Las cláusulas son pues, un instrumento de tutela de la autonomía sindical a la que hemos
venido haciendo referencia. Si bien es cierto que la función y el efecto de las cláusulas es
9
Lastra, M., Derecho Sindical, Ed Porrúa, México, 1999, p. 211.
separar de la empresa al trabajador libre o no agremiado bien sea para adquirir un empleo o
bien al momento en que es expulsado o ha renunciado al sindicato, también lo es que la
razón que subyace a las mismas es precisamente la de evitar que las reivindicaciones sindi-
cales se vean disminuidas por injerencias o manipulaciones patronales o de agentes exter-
nos, salvaguardando así el interés colectivo o general. Como señalamos, con apoyo en el
artículo 123 constitucional y en nuestra opinión, entre otros, de manera directa, en el Conve-
nio 87 de la OIT y en el Protocolo de San Salvador, la Ley Federal del Trabajo ha reglamentado
dichas cláusulas en sus artículos 395 y 413.
Fue Inglaterra a través de la ley del Parlamento denominada Trade Disputes Act de 1906, la
que reconoció la licitud de las cláusulas pudiendo ser estas precisamente, de exclusión de
ingreso o taller cerrado (closed shop) mediante las cuales el empleador se compromete a no
admitir en la empresa a trabajadores no afiliados al sindicato y, de taller sindical (union shop)
o de mantenimiento de miembros sindicales (maintenance of membership) mediante las
cuales se otorga un plazo a los obreros para afiliarse al sindicato titular del contrato colectivo,
imponiéndoseles continuar en el mismo mientras dure el empleo, so pena de perder el pues-
to de trabajo. Y ese es aún el espíritu que las sostiene.
Sin duda, los individuos deben encontrarse en posición de ejercer del modo que mejor con-
venga a sus intereses el catálogo de derechos y libertades que les es reconocido, teniendo
como límite los derechos de terceros o del grupo al que pertenecen y viceversa. Es decir, al
igual que los derechos individuales, los derechos del ente grupal también encuentran límite
cuando tocan la esfera jurídicamente protegida por los derechos fundamentales de la per
sona. De Buen afirma que la fuerza de los sindicatos no debe fundarse en el terror de sus
agremiados impuesto por las cláusulas de exclusión sino, en los resultados positivos de un
esfuerzo persistente encaminado a lograr mejores condiciones de trabajo y vida para cada
uno de sus integrantes.10
Octavio Canton J.
10
De Buen, N., Derecho del Trabajo, Ed. Porrúa, México, 1991, Tomo II, p. 546.
La OIT y el resto de los órganos universales y regionales de derechos humanos a nivel inter-
nacional, como se señalaba, no han realizado pronunciamiento expreso en contra de las
cláusulas. Baste en este sentido destacar el contenido del Informe número 34, caso número
188, en el que el Comité de Libertad Sindical señala expresamente en el párrafo 34, que el
Convenio 87 no puede ser interpretado de manera alguna en el sentido de que autoriza o
prohíba los acuerdos de seguridad sindical o cláusulas de exclusión, por ser cuestiones que
deban regularse de acuerdo a la práctica nacional. Es cierto que cuando están en juego
otros derechos, como puede ser el de no discriminación, el Comité ha entrado a validar la
forma en que las cláusulas deben aplicar, no obstante, la postura del organismo ha sido en
repetidas ocasiones, la antes referida.
Por su parte, tradicionalmente nuestra Suprema Corte de Justicia se había solo pronunciado
al respecto de las cláusulas únicamente para deslindar de responsabilidad al patrón en caso
de que fueran aplicadas por el sindicato, eximiéndolo del pago de los salarios caídos o ven-
cidos (Jurisp. Apéndice 1975, 5a. parte, 4a. sala, tesis 25, p. 323), o bien liberándolo de res-
ponsabilidad en caso de que las mismas fueran establecidas o aplicadas ilegalmente por el
ente colectivo (Jurisp. Apéndice 1975, 5a. parte, 4a. sala, tesis 24. p. 31) o, para hacer referen-
cia a la necesidad de que éstas se apliquen de acuerdo a la ley y a lo dispuesto por los esta-
tutos sindicales.
Es hasta el 2000 cuando, tras resolver el conflicto planteado por un grupo de trabajadores de
la empresa "Ingenio el Potrero, S.A.", en una controversial resolución la Corte determina que la
De un lado, queda claro que, a juicio de la Corte, la cláusula referida viola los derechos huma-
nos de los trabajadores contenidos en la Constitución, es decir, la dimensión individual del
11
Tesis Aislada. 2a. LIX/2001. CLÁUSULA DE EXCLUSIÓN POR SEPARACIÓN. LOS ARTÍCULOS 395 Y 413 DE LA LEY
FEDERAL DEL TRABAJO QUE AUTORIZAN, RESPECTIVAMENTE, SU INCORPORACIÓN EN LOS CONTRATOS COLECTI-
VOS DE TRABAJO Y EN LOS CONTRATOS-LEY, SON VIOLATORIOS DE LOS ARTÍCULOS 5O., 9O. Y 123, APARTADO A,
FRACCIÓN XVI, DE LA CONSTITUCIÓN FEDERAL. Semanario Judicial de la Federación y su Gaceta. Novena Época,
México, Segunda Sala, t. XIII, Mayo de 2001, p. 443. Reg. IUS 189779.
derecho de libertad sindical a la que hemos hecho referencia y por ello la estima inconstitu-
cional; sin embargo, elude ponderar en su determinación la trascendencia social de la dimen
sión colectiva de la libertad sindical que se desprende de la concepción del trabajo aceptada
por la propia Constitución. Es decir, lejos de analizar los límites y alcances concretos de las
dos dimensiones del mismo derecho fundamental o, si se prefiere, de dos derechos funda-
mentales que colisionan, resuelve privilegiar al derecho individual sin mayores consideracio-
nes de fondo, como si la dimensión colectiva del derecho no fuera fundamental, cometiendo
así un error jurídico sustancial sumamente importante que a todas luces desconoce la heren-
cia y la evolución histórica del derecho en su largo andar y tránsito del constitucionalismo
liberal al social experimentado durante el siglo XX.
Como acuerda la doctrina mexicana al respecto, en relación a este último punto, indiscutible-
mente uno de los principios rectores de nuestro derecho constitucional que emana de la
Revolución de 1910, es el carácter social de la misma, aunque expresamente no lo establezca
así, y éste es esencialmente, el que lo diferencia del régimen previsto por la Constitución li-
beral de 1857 que la antecedió. Por tanto, el adjetivo "social" debe ser considerado como
elemento o principio fundante básico de nuestro régimen constitucional y ser interpretado
armónicamente en la toma de decisiones concretas, más aún cuando el conflicto atañe pre-
cisamente a uno de estos derechos.
No obstante lo anterior, como decíamos, la Corte basa parte de su argumento sobre la cues-
tión, en el análisis de la jerarquía normativa prevista por el artículo 133 constitucional; y en
este sentido considera que resulta violatorio que una ley secundaria como lo es la Ley Federal
del Trabajo atente y limite a través de la cláusula de exclusión por separación, los derechos
humanos de los trabajadores (la dimensión individual del derecho de libertad sindical en
concreto) consagrados en la Constitución. Si bien es cierto que las cláusulas se encuentran con
tenidas en la Ley reglamentaria, lo que pierde de vista la Corte es que éstas, como instrumento
de tutela, emanan directamente de la dimensión colectiva del derecho fundamental de li-
Octavio Canton J.
bertad sindical tutelado a nivel constitucional, entre otros instrumentos, por el Convenio 87
866 de la OIT y el Protocolo de San Salvador vigentes en México, tal y como lo hemos venido
manifestando. Y por ello, la problemática tratada no consistía en analizar qué derecho preva-
lece siendo uno de primera categoría y otro de segunda como entendió erróneamente la
Corte, sino ambos siendo, al menos, jerárquicamente iguales.
No obstante lo anterior, conviene destacar que la propia Corte en sus consideraciones acepta
y reconoce que permitir a los trabajadores que renuncien libremente al sindicato, puede re-
percutir en el debilitamiento del poder sindical, lo cual, reconoce también, puede ser apro-
vechado ventajosamente por los empleadores para minar auténticos procesos de negociación
y vida colectiva en la empresa. Pero esta consideración, pese a estar referida precisamente al
Debemos reconocer que la Corte hace un esfuerzo por analizar objetivamente las cuestiones
constitucionales involucradas, tratando de despojarse de todo el contenido ideológico y de
la carga histórica que estos derechos traen consigo; sin embargo, este esfuerzo en nada ayu-
da a la consolidación de un modelo de regulación democrático y al logro de una solución 867
acorde a los principios rectores de los derechos humanos pues, dicha carga y visión resulta
ser inherente a estos derechos.
Como bien se ha dicho, hoy por hoy está claro que la tesis positivista de la subsunción en
materia de interpretación de normas que arroja soluciones jurídicas deducibles, por un lado,
12
De Buen, N., "Notas perversas respecto de una ejecutoria mal concebida sobre cláusulas de exclusión" en Kur-
czyn, P. y otros. La Libertad Sindical: cláusula de exclusión, UNAM-IIJ, México, 2002, pp. 28 y ss.
de las premisas que proyectan los hechos, y, por otro, de la norma jurídica aplicable a los
mismos; ha dado paso a la de la ponderación, razonabilidad o proporcionalidad, lo que,
como bien señala Miguel Carbonell, facilita solucionar casos concretos sin tener que decidir
sobre la validez de dos normas enfrentadas al permitir que el juez pondere los bienes en
tensión para "potenciar o maximizar" ambos hasta donde sea razonable, procurando nunca
sacrificar totalmente uno de ellos, como desafortunadamente ocurrió en la errada resolución
que se comenta.13
Ahora bien, pese a ello, debemos también reconocer que, al haberlo hecho así y al llegar a la
equivocada conclusión de que la cláusula ya comentada es inconstitucional, la Corte, inten-
cionalmente o no, aporta elementos en favor del pluralismo sindical, en un momento en el
que nuestro país, tanto entonces como ahora, se encuentra ávido de movimiento y cambio.
Lo anterior porque está claro que cuando las cláusulas de exclusión se incorporan en un ré-
gimen sindical poco democrático y transparente, como el que México padece en gran parte
aun hoy, sirven precisamente al fin contrario para el que fueron originalmente pensadas: al
estatismo, dirigismo y desmantelamiento del sindicalismo participativo. Así es, como instru-
mento de tutela de sindicatos corporativos u orgánicos, las cláusulas consienten y promueven
el control sobre la capacidad organizativa de la base, pues con ellas se facilita la "eliminación"
del trabajador o trabajadores disidentes o verdaderamente participativos en la empresa, lo-
grándose mantener intacto el orden instituido desde la cúpula e incumplido el objetivo
igualitario final de este derecho. Son sin duda, el mejor aliado del sindicalismo vertical.
Por eso pensamos que este tipo de resoluciones deben necesariamente analizar cuestiones
concretas antes de ser juzgadas. Si el sindicato tiene vida en su interior, si es activo, represen-
tativo o democrático –se subraya de nuevo esta última cualidad sobre la que volvemos más
adelante– las cláusulas ayudarán a su mejor desarrollo y tutela, pues lo mantendrá protegido
de injerencias externas salvaguardando su autonomía e independencia, mientras que, si no
lo es, las cláusulas servirán únicamente para conservar el statu quo valiendo al interés contra-
Octavio Canton J.
rio, al favorecer a un sindicato que en realidad no representa a nadie, en perjuicio directo del
868
interés de los trabajadores agremiados.
13
Carbonell, M., Los Derechos Fundamentales en México, Ed. Porrúa, México, 2005, pp.127 y ss.
manera una notable vocación universalista que evitará que interpretaciones como la antes
analizada resuelva las controversias que se susciten de manera superflua, pero sobre todo
desacertada, aduciendo que se trata de un conflicto entre derechos de diferente categoría
por estar contenido alguno en una ley nacional secundaria, evitando así llegar a conclusio-
nes como las de la resolución comentada.
Evidentemente, insistimos en que la dimensión colectiva del derecho del que emanan las
cláusulas como instrumento de defensa, se encuentra jerárquicamente a nivel constitucional
al estar expresamente reconocida por los tratados internacionales a los que hemos hecho
referencia, principalmente en el Convenio 87 de OIT y el Protocolo de San Salvador, aun
cuando el artículo 123 sea omisa al respecto.
En este sentido, el mismo artículo 1o. constitucional actual, recoge la figura de la "interpreta-
ción conforme", al señalarse que todas las normas relativas a derechos humanos del rango
jerárquico que sea, se deberán interpretar a la luz de la propia Constitución y de los tratados
internacionales. Esto implica la creación de un bloque de constitucionalidad que incluye el
texto constitucional y los tratados internacionales, a la luz de las cuales se deberá interpretar
el conjunto del ordenamiento jurídico mexicano. La Corte en aquella resolución, como hemos
puesto en evidencia, incumple a todas luces con este principio.
Para nuestro propósito, quede claro pues que la cuestión tratada no es de fácil solución y, es
muestra específica de uno de los problemas más complejos a los que el sistema de derechos
fundamentales se enfrenta en la práctica. Como bien se ha dicho Peces Barba, tratándose de Los derechos laborales en la Constitución mexicana.
los límites de los derechos y su interpretación, no se pueden establecer criterios específicos, Reflexiones sobre el derecho a la libertad sindical
pero sí ciertas guías que ayuden a llegar a conclusiones acorde con el discurso de los dere-
chos. De este modo, para definir la jerarquía interna del subsistema de los derechos, se ha
señalado que deben prevalecer aquellos que protegen al individuo y su dignidad, los que
más contribuyan al pleno desarrollo de su personalidad, aquellos que tengan mayor extensión
y aplicación o afectación a un número más amplio de personas, los que satisfagan necesida-
869
des radicales o básicas sin las cuales peligra la misma integridad y existencia de la persona o,
aquellos que afecten al núcleo esencial de la sociedad democrática y sus estructuras jurídi-
cas, que son las que sostienen precisamente al sistema de derechos fundamentales.14 No obs
tante, acuerda la doctrina, el conflicto más severo se da, precisamente, cuando estos criterios
son iguales o similares, en cuyo caso habrá que ponderar en particular la situación y sus po-
sibles soluciones como lo hemos propuesto antes, sin perder de vista los límites materiales
14
Peces Barba, G., Curso de Derechos Fundamentales, U Carlos III de Madrid, Madrid, BOE 1996, pp. 590 y ss.
que imponen los valores que subyacen a las normas jus fundamentales y que recoge el de-
recho positivo como ideal de justicia y, los llamados principios o bienes constitucionales, tal
como el carácter "social" y la vocación democrática de la Constitución Mexicana a los que
hemos hecho referencia, para lograr una justa valoración del derecho y la problemática en
concreto.
Expuesta de esta forma, en definitiva, la cláusula de exclusión por separación no nos parece
que viole la Constitución sino que, como medio de protección de otro derecho fundamental
u otra de sus dimensiones, establece límites al derecho individual de libertad sindical, que es,
ciertamente fundamental, pero de ninguna manera absoluto. Y dichos límites descansan en
la legítima pretensión de potenciar el ejercicio de los derechos colectivos del sindicato –tam-
bién fundamentales– y privilegiar, cuando es bien entendido, el interés general que se traduce
en términos concretos, en mejoras a las condiciones de vida y trabajo de los trabajadores, lo
cual a su vez es el presupuesto para que la libertad pueda ser realmente ejercida.
Cabe destacar al respecto que la garantía del debido proceso no admite en principio que
autoridades administrativas asuman responsabilidades jurisdiccionales, tal y como aún suce-
de en México con las Juntas de Conciliación y Arbitraje y por ello, cuando se señala que es el
juzgador quien debe dirimir la controversia o interpretar la norma, se piensa en un juez im-
parcial, perteneciente al poder judicial y, necesariamente, independiente del ejecutivo. Este
es otro problema que arrastra nuestro modelo de regulación laboral que no se desarrollará
más en este trabajo, baste solo por el momento dejar constancia del mismo y de la relevancia
Octavio Canton J.
Finalmente, cabe destacar el informe 359 del Comité de Libertad Sindical de la OIT que res-
ponde a una serie de quejas presentadas por diversas agrupaciones sindicales mexicanas
sobre la violación constante en México a los principios que emanan del Convenio 87. En lo
tocante a la cláusula de exclusión, se concluye en el párrafo 903 a) numeral 1 que éstas de-
berán ser consideradas parte del diálogo al que se exhorta a las partes someterse para dirimir
sus diferencias, entendemos, con la finalidad de verificar si su propósito en realidad se cumple,
teniendo en cuenta las resoluciones de la Corte que la han considerado ya inconstitucional.
Y es que, en realidad, como hemos referido, el interés de las agrupaciones querellantes es
poner en evidencia como, en mucho, éstas han servido particularmente en México, para
conservar un modelo de regulación laboral sujeto al control del Estado dado el corporativis-
mo sindical imperante.
Desde otro ángulo aparece la autonomía sindical como otra de las dimensiones más relevan-
tes del derecho de libertad sindical. Como ya hemos dicho, se refiere a la dimensión colectiva
del derecho y supone reconocer la facultad que tiene el ente grupal –el sindicato– para
autodeterminarse hacia su interior y para ejercer, hacia afuera, los derechos que detenta, libre
de cualquier injerencia externa. Dicha autonomía consiste en constituirse y regirse interna-
mente con total independencia pero también en actuar hacia fuera sin la restricción o inter-
vención de los poderes públicos y privados.
Es decir, supone la facultad del sindicato para elaborar sus propios estatutos, nombrar sus
dirigentes, administrarse, establecer los servicios que estimen necesarios para sus agremia-
dos y de determinar los medios a utilizar para la realización de sus fines en total libertad, al
igual que la facultad de llevar a cabo en la realidad dichas acciones sin constricción alguna.
Dicha prerrogativa impone así a los poderes externos primordialmente obligaciones de no
intervención o negativas en la medida en que deben abstenerse de injerir en los asuntos in
ternos del sindicato y en su actuar externo aunque, cabe apuntarlo, también positivas, en el
En este sentido, debe destacarse el Convenio 87 de la OIT que, a la par de la dimensión indi-
vidual del derecho de libertad sindical también protege la dimensión colectiva del mismo, es
decir, la autonomía colectiva, como hemos señalado. En los artículos 3o. al 8o. establece que
las organizaciones sindicales deben tener derecho a redactar sus propios estatutos y regla-
mentos, elegir a sus representantes, organizar su administración, actividades y formular sus 871
programas de acción con total libertad y sin la intervención de las autoridades públicas. Asi
mismo, se establece claramente que los sindicatos no pueden ser disueltos o suspendidos
por vía administrativa; deben gozar del derecho a formar federaciones y confederaciones y
de afiliarse a organizaciones internacionales. La adquisición de la personalidad jurídica por
los sindicatos, sus federaciones o confederaciones no puede estar sujeta a condiciones cuya
naturaleza restrinjan los derechos antes referidos. En definitiva, la finalidad general del Con-
venio 87 es proteger la libertad sindical contra posibles injerencias del Estado, es decir, tutelar
precisamente la autonomía sindical.
En este sentido son relevantes las consideraciones sobre el derecho de asociación conte-
nido en el artículo 16 de la CADH, realizadas por la Comisión Interamericana de Derechos
Humanos en el caso Baena Ricardo y otros vs. Panamá ante la CorteIDH, cuando señala que
respetar el derecho de asociación no solo implica el deber de no intervención en el momento
de la formación del grupo sino, el deber de no intervenir durante el desarrollo de las activi-
dades legítimamente efectuadas y el de no imponerle a los miembros de éste, a posteriori,
consecuencias desfavorables.15
El Convenio 98 de OIT por su parte, complementa lo dispuesto por el 87, e intenta centrar la
atención en las relaciones obrero-patronales. Este Convenio protege a los trabajadores con-
tra actos de discriminación antisindical en el empleo y estipula, en particular, que las organi-
zaciones de trabajadores deben disponer de adecuada protección contra toda injerencia por
parte de los empleadores. El Convenio además, promueve el completo desarrollo del pro
cedimiento de negociación colectiva voluntaria, entre otras cosas. México, por las razones
que hemos expuesto y sobre las cuales volvemos enseguida, a la fecha no ha ratificado el
Convenio 98.
V. Democracia sindical
Ahora bien, como lo anunciábamos antes, junto a la autonomía se ubica otro concepto, par-
te también del derecho de libertad sindical: la democracia sindical, en sus dos dimensiones,
Octavio Canton J.
15
CorteIDH. Caso Baena Ricardo y otros Vs. Panamá, supra nota 7, párrafo 151, inciso l.
en la vida de los sindicatos, a través de la legislación o la actuación judicial, en aras de sancio-
nar dicha exigencia de democracia interna. En extremo, con ésta u otra justificación, múltiples
ordenamientos terminan por nulificar la autonomía original absorbiendo al ente colectivo
dentro del órgano estatal, consolidando así un modelo de dirigismo sindical totalitario y
vertical.
Desde otra perspectiva, la democracia sindical interna viene a ser el fundamento que poten-
cia y permite desarrollar ampliamente al derecho de libertad sindical. Hace auténtico y da
legitimidad al interés colectivo que subyace a la conformación del sindicato. La exigencia
de democracia interna viene a constituirse en el "coto vedado", a partir del cual opera la auto
nomía sindical. Como hemos mencionado, sirve así de fundamento y límite al ejercicio de la
autonomía del sindicato.
16
Gallardo, R., Democracia Sindical Interna, supra nota 5, pp. 92 y ss.
Esta relación ha sido reconocida por el derecho internacional. El parámetro en los que debe
darse fue fijado en particular por el Comité de Libertad Sindical de la OIT en el informe 211.
En el mismo, tras analizar el artículo 3o. del Convenio 87 que prevé el derecho de las organi-
zaciones a redactar sus estatutos y reglamentos administrativos, elegir a sus representantes
y formular su programa de acción sin la intervención de las autoridades públicas, sostiene de
manera genérica que no son contrarias al principio de libertad-autonomía las limitaciones
que se circunscriban para asegurar el respeto de las reglas democráticas en el movimiento
sindical.
Ciertamente, identificar qué elementos son los que definen el carácter democrático de una
organización sindical no es tarea sencilla y, ha suscitado a nivel doctrinal opiniones diversas.
Mientras que, como señala la profesora Gallardo, algunos autores, como Held,17 se inclinan a
pensar que democracia interna debe ser entendida como participación, es decir, que en sus
estatutos el sindicato establezca principios que permitan sistemáticamente intervenir en la
toma de decisiones; otros, como Kahn Freund18 en cambio, bajo una concepción más tecno-
crática, la asocia a la existencia de procesos de elección de sus dirigentes, o sea, al proce
dimiento electoral como instrumento de legitimación de la dirección sindical. Dentro de este
grupo, algunos más piensan que no basta con que exista dicho procedimiento para con
seguir ser democrático sino que además el mismo debe contemplar la posibilidad de revocar
Octavio Canton J.
17
Held, D., Modelos de Democracia, Alianza editorial, Madrid, 1991, p. 33.
18
Kahn-Freund, Trabajo y Derecho, Ministerio de Trabajo y Seguridad Social, Madrid, 1987, pp. 361, 380 y ss.
19
Rul-Lan Baudes, Poder Sindical y Democracia, ETEA, Córdoba, 1989, p. 254.
20
Lipset, Trow y Coleman, La democracia sindical. Política interna del sindicato tipográfico internacional, Ministerio
de Trabajo y Seguridad Social, Madrid, 1989, pp. 132 y ss.
En México no existen criterios claros que normen esta relación y la intervención estatal, casi
siempre a través de la autoridad administrativa laboral, se ha venido dando más con el fin de
controlar el quehacer de ciertos sindicatos, que con el ánimo de potenciar la democracia
sindical interna, tal y como a continuación veremos.
Ahora bien, como se decía más arriba, esta exigencia de democracia tiene también una di-
mensión que se proyecta hacia el exterior. Supone encontrar entre los principios del Estado
democrático de Derecho el respeto a la autonomía sindical protegiéndolos de la posible in-
tervención de los poderes públicos y privados, en grado tal que la asociación profesional sea
capaz de evitar a toda costa el dirigismo estatal o la sumisión total o parcial a dichos poderes.
Exigencia democrática que se realiza a través de la autonomía entendida como esfera de
protección negativa que da paso directamente a la idea de un pluralismo sindical abierto y
que encuentra sustento en la idea que vamos desarrollando de democracia sindical interna.
Al respecto nuestra Ley Federal del Trabajo vigente establece expresamente en el artículo
357 que los trabajadores tienen el derecho a constituir sindicatos sin necesidad de autoriza-
ción previa por parte de la autoridad, misma que se relaciona con el artículo 359 que prevé
el derecho de los sindicatos para redactar sus estatutos y reglamentos, elegir libremente a
sus representantes, organizar su administración y actividades y formular su programa de
acción, lo cual parece coincidir con el requisito de extraestatalidad al que nos hemos referido
antes, base del derecho de autonomía.
Se ha discutido si estas facultades que otorga la ley a la autoridad y que desde luego inciden
en la independencia de la organización, tienen apoyo en el principio de democracia sindical
que debe garantizarse como fundamento y límite de la propia autonomía del mismo, según
hemos expuesto. Queremos pensar que esa y no otra fue la intención del legislador. Este es
tema sin duda difícil de agotar en unas cuantas páginas. No obstante, en la práctica, como
adelantábamos, es evidente que estas disposiciones han servido en realidad para que la
autoridad registral, controle y someta políticamente al movimiento sindical, más allá de velar
por garantizar la vida democrática hacia dentro del ente colectivo y en su relación con los
demás actores políticos y sociales.
Apoyados en esta normativa, no solo la autoridad logró conocer a los dirigentes que parecían
perseguir intereses diversos o incluso contrarios al "interés nacional", según fuera definido
por los gobernantes en turno, y actuar en contra de ellos personalmente sino que, con base
en estas disposiciones, la autoridad ha sido capaz de mermar la acción de todas aquellas
organizaciones sindicales consideradas opositoras al régimen, reteniendo o retrasando la
entrega del registro llamado "toma de nota", sin la cual –pese a no ser constitutiva de derechos
sino meramente declarativa, según lo dispuesto por el artículo 357 antes referenciado y de-
más relativos– el sindicato se encuentra impedido para actuar, es decir, imposibilitado para
ejercer los derechos fundamentales que le son propios, principalmente los de negociación y
huelga. El catálogo cerrado de causas para justificar la negativa del registro, sobre todo la
dispuesta por la fracción III del artículo 366 referido, es el que arbitrariamente ha servido para
"legitimar" el control ejercido por la autoridad al que hacemos referencia pues, con base en
ella, la autoridad se ha auto-otorgado la facultad para validar los documentos presentados
por el sindicato en cumplimiento de lo dispuesto por el artículo 365.
Octavio Canton J.
876 De ahí que sea de vital importancia que la exigencia de democracia interna sea abierta,
genérica y flexible y, que su control y verificación provenga de autoridades judiciales, no
administrativas, democráticamente instituidas, imparciales e independientes.
La Corte señalaba entonces que dicha irrupción no violaba en modo alguno el derecho de
libertad sindical contenido en la Constitución, o sea la autonomía, ya que, si bien justificaba
21
Contradicción de Tesis 30/2000-SS. Disponible en: <http://ius.scjn.gob.mx/documentos/tesis/920/920612.pdf>
(6 de julio de 2013).
la posibilidad de negar la toma de nota en caso de incumplimiento a la normativa estatutaria
o a la ley, en ningún caso ello suponía la invalidación de la elección de la dirigencia al ser esta
una cuestión susceptible de ser dirimida ante la autoridad jurisdiccional correspondiente.
Dejaba igualmente abierta la puerta para la promoción de un amparo en contra de la reso-
lución que resolvía negar el otorgamiento del registro o toma de nota.
Está claro que este criterio refleja el modo en que habitualmente se comporta la autoridad
laboral y, sirvió de apoyo jurídico para ejercer el control administrativo estatal del movimien-
to sindical que se padece en nuestro país. Más si, como sabemos, se toma en cuenta que el
momento y tiempo que transcurre para actuar en materia sindical al borde de una negocia-
ción o frente a un posible conflicto de huelga son vitales.
Al respecto cabe mencionar el informe 2665, párrafo 999 del Comité de Libertad Sindical,
en el que tras analizar la queja presentada por la Federación Sindical Mundial contra el Go-
bierno de México, en el inciso a) señala que lamenta el "retraso excesivo" del proceso judicial
que impugna los resultados de las elecciones del Sindicato de Trabajadores al Servicio de los
Poderes del Estado y, señala que "espera firmemente" que las autoridades judiciales dicten
sentencia sin mayor dilación. Lo anterior, es clara demostración de la realidad a la que nos hemos
referido y de la vital importancia que el tiempo en que se resuelve tiene para el movimiento.
Octavio Canton J.
878 Ahora bien, suponiendo, sin necesariamente concederlo, pues ahondar en el tema es tam-
bién materia de otro estudio en sí mismo, que la verificación y el cumplimiento de requisitos
en el proceso de elección tuviera el fin de garantizar la democracia endosindical, está claro
que son los tribunales quienes deben determinarlo, no así la propia autoridad administrativa.
Pese a haber suscitado gran polémica, podemos afirmar que es comúnmente aceptado,
como no necesariamente violatoria de la autonomía sindical, el hecho de que la autoridad
judicial sea la que dirima controversias sobre procesos internos de elección o sanción sindical
a sus agremiados. Téngase así en consideración el caso del modelo Norteamericano o incluso
la reacción al respecto en sistemas de abstención legislativa como son el Italiano o el Alemán
que, vía jurisprudencial o doctrinalmente, han venido aceptando y dando entrada a la actua-
ción jurisdiccional en este tema.
Al contrario del criterio antes sustentado y a tono con esta tendencia normativa, en esta
nueva resolución referida, la Corte parece dar un vuelco sustancial sumamente relevante a su
criterio, modificando así la anterior jurisprudencia comentada. Cabe destacar que en sus
consideraciones la Corte hace especial mención a la reciente reforma Constitucional sobre
derechos humanos y funda su determinación no solo en las disposiciones constitucionales
base de nuestro trabajo, es decir, el artículo 123 apartado A fracción XVI y apartado B fracción
X, sino también, en el propio multicitado Convenio 87 de la OIT.
luego suficiente pero es al menos ya el primer paso que permita abrir el camino para la
transformación sustancial del modelo.
Sin embargo, la unidad sindical, al menos en México, ha servido para redimir el poder reivin-
dicativo del sindicato individualmente considerado y para someter la fuerza de la negocia-
ción, condicionándola a los intereses de la "nación" o "sociedad" concebidos como unión de
los poderes públicos y privados tanto económicos como sociales. Se corporativiza y dirige
al movimiento desde la cúpula del poder deteniendo su libre actuar. Se obliga al sindicato a
establecer compromisos como sector con la patronal y el Estado. Y al corporativizarse se tota
liza y alinea con los intereses dominantes de la sociedad capitalista. La concertación social y
el concepto de la organización sindical más representativa, tan utilizados en los últimos años,
son claros ejemplos de la pérdida de democracia, pluralidad y potencia sindical en tanto
igualitaria, durante las últimas décadas.
Por eso, el pluralismo aparece como una manifestación más de la libertad sindical que lejos
de suponer un riesgo para los intereses propios de la clase trabajadora, enriquece y deja
abierta la posibilidad para la búsqueda de mejores alternativas en la encomienda por lograr
mejores niveles de bienestar y vida de la clase trabajadora. La unidad sindical, insistimos,
normalmente se ha asociado a una concepción totalitaria de la sociedad, organicista y verti-
cal que concibe a la Nación como un ente sin posibilidad de disidencia hacia su interior y que
Octavio Canton J.
Al contrario, en un sistema democrático como el que esta teoría propone a partir del plura-
lismo sindical, el derecho se origina no sólo en el seno del Estado Nación sino también así en
sedes diversas a este, lo cual permite que este sea vivo y adquiera una verdadera dimensión
de instrumento liberador. Por eso, desde esta perspectiva, la reivindicación de la autono-
mía de la clase trabajadora adquiere un lugar especial, como condición sin la cual la búsqueda
de mejores condiciones de vida no puede llevarse a cabo.
Los sindicatos libres, instalados en esta permanente oposición con el capital, interpretan
crean y dan solución a la conflictividad en uso de su facultad de autotutela, sin sentirse deter
minados por el marco jurídico regulador; y al realizar su labor dan origen a un ordenamiento 881
22
Baylos, A., Derecho del Trabajo: Modelo para Armar, Ed. Trotta, Madrid, 1995, pp. 49 y ss.
Como anunciábamos antes, aunque no es el único, quizá el principal argumento en favor de
la unidad sindical es el de evitar fracturas que debiliten al asalariado por ser éste el que mejor
se acomoda para lograr alguna justificación. En nuestro país, este argumento ha sido utili
zado históricamente, de manera recurrente, por diversos representantes sindicales con la
finalidad encubierta de mantener al sindicato subordinado al interés nacional integrado por
el binomio Estado-capital. Y así, todavía ahora encontramos grandes centrales obreras con-
troladas por la cúpula que definen su plan de acción según lo propuesto por el ejecutivo
nacional quien a su vez entrega y recibe a cambio la parte de poder y control social que le
corresponde. Desde la sociología del trabajo, resulta interesante analizar la forma en que
organizaciones que han nacido como independientes, con el tiempo, sin necesaria o aparen-
temente estar ligadas al grupo en el poder, al vincularse a algún partido político, han aca-
bado también por corporativizarse traicionando el espíritu democrático igualitario, y en ese
sentido disidente, con el que fueron en origen concebidas.
Más allá de esta situación de facto, como corolario final valga la pena exponer uno de los
problemas a los que se enfrentó y aún se enfrenta el modelo sindical mexicano en torno a
estas cuestiones. Como analizamos anteriormente, tanto el artículo 123 Constitucional en
ambos apartados, A y B, como los Convenios 87 y 98 de la OIT reconocen la libertad indivi-
dual de los trabajadores para formar, afiliarse o dejar de formar parte de cualquier sindicato.
Pese a ello, en nuestro país durante mucho tiempo se permitió la expedición de leyes para
regular las relaciones laborales entre el poder público y sus trabajadores al amparo del apar-
tado B del artículo 123 mencionado, que establecían abiertamente la sindicación única en
contravención flagrante a estos ordenamientos. El fundamento para ello lo encontraban al
interpretar "integralmente" el texto constitucional, de tal suerte que con base en la fracción
V del artículo 116 de la Constitución desprendían la facultad de las legislaturas estatales para
expedir leyes que regularan las relaciones de trabajo entre el poder público y sus trabajado-
res. Además, se afirmaba, si tienen esta facultad los Estados por disposición constitucional y
la Constitución no prohíbe la sindicación única, es claro que el derecho constitucional abs-
Octavio Canton J.
Es evidente que la facultad legislativa de las legislaturas locales debió ser ejercida dentro del
marco dispuesto por el artículo 123 Constitucional y no en contravención al mismo, máxime
tratándose de la reglamentación de un derecho fundamental. Durante años los trabajadores
fueron obligados así, a formar parte del sindicato avalado por el poder estatal en aras de una
estabilidad que favoreciera la instrumentación de políticas favorables al bien común, que a la
postre solo arrojaron beneficios para la clase gobernante, que es la que frecuentemente en
México ha detentado también el poder económico, en violación al pluralismo característi-
co del derecho de libertad sindical en sede democrática.
Teniendo como antecedentes directos la resolución del amparo en revisión 337/94, relativo
a la solicitud del registro sindical del Sindicato del Personal Académico de la Universidad de
Guadalajara; el amparo en revisión 338/95 del Sindicato Solidaridad de los Trabajadores de los
Poderes del Estado de Oaxaca, ambos resueltos en 1996 y el amparo en revisión 408/98 del
Sindicato Nacional de Trabajadores del Servicio de Administración Tributaria en mayo de 1999,
la Corte emite la tesis jurisprudencial número 43/1999.
En dicha tesis se recogen los principios fundantes de la dimensión individual del derecho de
libertad sindical, a los que se ha hecho referencia a lo largo del presente trabajo, llegando
a la conclusión de que el mandamiento de un solo sindicato de trabajadores al servicio del
Estado por dependencia gubernativa establecido así por las leyes o estatutos laborales, viola
el derecho de libertad sindical prevista por la fracción X del apartado B del artículo 123 Cons-
titucional al restringir injustificadamente el derecho para la defensa de sus propios intereses.
Aunque han pasado más de diez años desde entonces, poco ha cambiado la realidad laboral
en nuestro país, debido en mucho al resto de "candados" que nuestra legislación y práctica
dispone sobre todo en materia de alternancia sindical; sin embargo, está claro que la resolu-
ción que se comenta fue positiva para afianzar el ejercicio de la libertad sindical e iniciar el
desmantelamiento del aparato corporativo organicista creado por el partido en el poder hasta 883
entonces. El avance ha sido lento pues, claramente, pese a la alternancia de partido político en
el poder, el sistema de control sindical ha convenido a quien hasta hoy lo ha detentado.
Los compromisos por la democracia suscritos previos al 2000 fueron olvidados por el enton-
ces candidato a la Presidencia de la República quien, al llegar al poder abiertamente pactó
con el sindicalismo oficial de extracción Priista al que en el discursó tanto combatió y, lo hizo,
tanto como lo ha hecho desde su inicio el régimen político actual, no solo para consolidar
uno de los más eficaces medios clientelares para allegarse del poder en la historia de nuestro
país, sino, para conseguir permanecer en el mismo. Muestra de ello es la falta generalizada
de procesos auténticos de negociación colectiva y diálogo que acaba por mantener la pro-
funda desigualdad social y el empobrecimiento general y permanente, económico y cultural,
en el que se encuentran la gran mayoría de los trabajadores.
VII. Conclusión
A manera de conclusión podemos afirmar que los derechos laborales, en su carácter de fun-
damentales, exigen ser interpretados y expuestos a la luz de los principios que emanan del
derecho internacional de los derechos humanos y la doctrina que lo nutre. Evidentemente,
es el derecho de libertad sindical el eje del modelo de regulación laboral en torno al cual
giran y cobran mayor o menor eficacia el resto de los derechos contenidos en el "bloque de
la laboralidad", facilitando la vigencia del resto de los derechos humanos hacia dentro de la
empresa.
Los problemas jurídicos que plantea son complejos al estar implicados y relacionados con
cuestiones políticas y económicas relevantes para el Estado en su conjunto y con el grado de
consolidación democrática del mismo. Pero también, porque demandan una jerarquización
al interior del subsistema de derechos humanos, que nos parece debiera ser orientada por el
carácter "social" y democrático de la Constitución, a partir de la realidad que hoy se vive y
que caracteriza de hecho al caduco modelo sindical vigente. De ahí que, en nuestra opinión,
los conflictos deban ser analizados y resueltos en sede jurisdiccional de manera concreta
atendiendo siempre a los factores reales que en cada caso concurran, ponderando su
razonabilidad.
Es tarea de los actores sociales, pero también de nuestros tribunales, tener en cuenta to-
dos estos elementos y avanzar en la definición de límites y ámbitos para su mejor desarrollo
ya que, sin duda, su vigencia tendrá como resultado una sociedad más participativa, iguali-
Octavio Canton J.
1. Nacionales
Tesis Aislada. 2a. LIX/2001. CLÁUSULA DE EXCLUSIÓN POR SEPARACIÓN. LOS ARTÍCU-
LOS 395 Y 413 DE LA LEY FEDERAL DEL TRABAJO QUE AUTORIZAN, RESPECTIVAMEN-
TE, SU INCORPORACIÓN EN LOS CONTRATOS COLECTIVOS DE TRABAJO Y EN LOS
CONTRATOS-LEY, SON VIOLATORIOS DE LOS ARTÍCULOS 5O., 9O. Y 123, APARTADO A,
FRACCIÓN XVI, DE LA CONSTITUCIÓN FEDERAL. Semanario Judicial de la Federación y
su Gaceta. Novena Época, México, Segunda Sala, t. XIII, Mayo de 2001, p. 443. Reg. IUS
189779.
2. Internacionales
Corte IDH. Caso Baena Ricardo y otros Vs. Panamá. Fondo, Reparaciones y Costas.
Sentencia de 2 de febrero de 2001. Serie C No. 72
885
Libertades
públicas
Estándares sobre
libertades públicas
I. Libertad de expresión
de la medida.
En relación a los medios de comunicación social, estos juegan un rol esencial como vehículos
para el ejercicio de la dimensión social de la libertad de expresión en una sociedad democrá-
tica, razón por la cual es indispensable que recojan las más diversas informaciones y opinio-
nes. Los referidos medios, como instrumentos esenciales de la libertad de pensamiento y de
expresión, deben ejercer con responsabilidad la función social que desarrollan. Asimismo,
ha considerado que dada la importancia de la libertad de expresión en una sociedad demo-
crática y la elevada responsabilidad que ello entraña para quienes ejercen profesionalmente
labores de comunicación social, el Estado no sólo debe minimizar las restricciones a la circulación
de la información sino también equilibrar, en la mayor medida de lo posible, la participa-
ción de las distintas informaciones en el debate público, impulsando el pluralismo infor-
mativo. En consecuencia, la equidad debe regir el flujo informativo.
Respecto a la libertad de expresión y la función pública se han generado una serie de inter-
Comentarios y Jurisprudencia Constitucional e Interamericana
pretaciones de este derecho en relación con los funcionarios públicos que resaltan la impor-
tancia del control democrático que se ejerce por parte de la opinión pública para el fomento
de la transparencia de las actividades estatales y promover la responsabilidad de los funcio-
Derechos Humanos en la Constitución:
narios sobre su gestión pública. Debe existir un margen reducido a cualquier restricción del
debate político sobre cuestiones de interés público aunque subsisten los límites estableci-
dos. La amplitud de tolerancia se pondera en consideración de la importancia democrática
que tiene el debate político.
890 Los límites de la crítica se extienden si ésta se refiere a temas de interés público, funcionarios
públicos o a personas que desempeñan un papel importante para las sociedades democrá-
ticas una sociedad democrática que están expuestas a un control y vigilancia de sus activi-
dades y manifestaciones serán más amplios que si se refieren a personas que no tengan este
papel. Por lo tanto debe de considerarse un sistema dual de protección que distinga entre las
personas y sus actividades.
La libertad de expresión tiene ciertos límites cuando se pondera con el derecho a la no dis-
criminación: el discurso de odio está prohibido tajantemente y se establece una la obligación
de los Estados de prohibir en las leyes este discurso y sancionar a las violaciones a esta pro-
hibición. En otros aspectos de la relación entre estos dos derechos se ha determinado que el
uso difundido de ciertos términos en ningún caso puede traducirse en un supuesto de exclu-
sión del tamiz de control de constitucionalidad. El lenguaje discriminatorio constituye una
categoría de expresiones ofensivas u oprobiosas, impertinentes en un mensaje determinado,
y absolutamente vejatorias. Se caracteriza por destacar categorías referidas a grupos sociales
mediante elecciones lingüísticas que denotan un rechazo social a ese grupo como el origen
étnico o nacional, el género, las discapacidades, la condición social, la religión y las preferencias
sexuales y, por tanto, trascienden a sus miembros o componentes, siempre y cuando éstos sean
identificables como individuos dentro de la colectividad. No se refiere a las críticas que se
realicen con calificativos o afirmaciones fuertes, pues la libertad de expresión resulta más
valiosa ante expresiones que puedan molestar o disgustar pero que tienen permisibilidad
constitucional. Las expresiones que no alcanzan esta protección son aquellas que conllevan
un menosprecio personal o una vejación injustificada, una inferencia cruel.
discriminatorio y, en ocasiones, de discursos del odio. Los discursos del odio son aquellos que
incitan a la violencia -física, verbal, psicológica, entre otras- contra los ciudadanos en general, o
contra determinados grupos caracterizados por rasgos dominantes históricos, sociológicos,
étnicos o religiosos.
La diferencia entre las expresiones en las que se manifieste un rechazo hacia ciertas personas
o grupos y los discursos del odio, consiste en que mientras las primeras pueden resultar con-
trarias a las creencias y posturas mayoritarias, generando incluso molestia o inconformidad
en torno a su contenido, su finalidad se agota en la simple fijación de una postura, mientras
que los segundos se encuentran encaminados a un fin práctico, consistente en generar un clima
de hostilidad que a su vez puede concretarse en acciones de violencia en todas sus manifes-
taciones. Resulta posible que se presenten escenarios en los cuales determinadas expresio-
nes que en otro contexto podrían conformar un discurso homófobo, pueden ser empleadas
en estudios y análisis científicos, u obras literarias o de naturaleza artística.
Los medios de comunicación tienen una responsabilidad especial para evitar la propaga-
ción del discurso discriminatorio, pues se trata de entidades cuyas opiniones suelen impo-
nerse en la sociedad, dominando la opinión pública y generando creencias; juegan un papel
fundamental en la formación de una cultura pública que propicie la disminución y en la
erradicación de discursos discriminatorios.
Todo gobernado podrá dirigirse a las autoridades con la certeza de que recibirá una respuesta
por escrito a la solicitud que formula. En realidad, el derecho de petición no se limita única-
mente a la facultad de pedir algo a la autoridad, ya que el derecho público subjetivo que
consagra aquel precepto, bien lo podríamos denominar derecho de respuesta o más precisa-
mente ‘derecho de recibir respuesta’, pues la Constitución otorga la facultad de exigir jurídi-
camente que la autoridad responda a la petición que se le hace. En términos generales, el
Comentarios y Jurisprudencia Constitucional e Interamericana
derecho de petición se refiere al requerimiento que hace el gobernado para que la autori-
dad, de modo congruente, atienda y dé contestación por escrito a la solicitud del peticionario.
Derechos Humanos en la Constitución:
Los funcionarios y empleados públicos deben respetar el ejercicio del derecho de petición,
siempre que ésta se formule por escrito, de manera pacífica y respetuosa; pero en materia
política sólo podrán hacer uso de ese derecho los ciudadanos de la República. La riqueza del
derecho de petición se manifiesta al constatar que sus diversas modalidades dan origen a
las más variadas formas de relación institucional entre gobernantes y gobernados, y al crear las
892 fórmulas para garantizar a los segundos la respuesta eficiente y expedita de parte de las auto-
ridades del Estado a la formulación de sus requerimientos. El derecho de petición es el sus-
tento de gran parte de las relaciones jurídicas entre gobernantes y gobernados; constituye el
mecanismo por el cual los particulares realizan toda clase de trámites frente a las autoridades
y ponen en movimiento a los órganos del Estado, sean estos judiciales, administrativos, e
incluso, en algunos casos, legislativos.
Las personas tienen el derecho y la libertad de asociarse libremente con otras personas, sin
intervención de las autoridades públicas que limiten o entorpezcan el ejercicio del referido
libertades públicas
Estándares sobre
derecho. Se trata, pues, del derecho a agruparse con la finalidad de buscar la realización
común de un fin lícito, sin presiones o intromisiones que puedan alterar o desnaturalizar 893
dicha finalidad.
cho no depende de ningún objetivo o motivo en particular de la persona que desea circular
o permanecer en un lugar. Asimismo, la Corte ha señalado que el derecho de circulación y
de residencia puede ser vulnerado por restricciones de facto si el Estado no ha establecido las
condiciones ni provisto los medios que permiten ejercerlo.
894 En cuanto a las personas en situación irregular, los Estados pueden establecer mecanismos de
control de ingreso a su territorio y salida de él con respecto a personas que no sean nacionales
suyas, siempre que dichas políticas sean compatibles con las normas de protección de los dere-
chos humanos establecidas en la CADH. En efecto, si bien los Estados guardan un ámbito de
discrecionalidad al determinar sus políticas migratorias, los objetivos perseguidos por las
mismas deben respetar los derechos humanos de las personas migrantes.
Los Estados pueden iniciar acciones contra las personas migrantes que no cumplan con el orde-
namiento jurídico estatal y establecer que los Estados deben respetar sus derechos humanos
y garantizar su ejercicio y goce a toda persona que se encuentre bajo su jurisdicción, sin
discriminación alguna por su regular o irregular estancia. Lo anterior es aún más relevante,
si se tiene en cuenta que en el ámbito del derecho internacional se han desarrollado ciertos
límites a la aplicación de las políticas migratorias que imponen un apego estricto a las garan-
tías del debido proceso y al respeto de la dignidad humana, cualquiera que sea la condición
jurídica del migrante.
La libertad religiosa es la libertad de sostener y cultivar las creencias religiosas que cada uno
considere, libertad que también incluye la de cambiar de creencias religiosas. El precepto
encierra, además, tanto una referencia a la dimensión interna de la libertad religiosa como a
su dimensión externa. La faceta interna de la libertad religiosa se relaciona íntimamente con la
libertad ideológica y, aunque es difícil de definir de un modo que sea general y a la vez útil,
atiende a la capacidad de los individuos para desarrollar y actuar de conformidad con una
particular visión del mundo en la que quede definida la relación del hombre con lo divino.
Ello no significa que nuestro texto constitucional proteja sólo el desarrollo de ideas, actitudes
libertades públicas
Estándares sobre
y planes de vida religiosos, en contraposición a ideas y actitudes ateas o agnósticas; así como
los derechos de reunión, asociación o expresión protegen tanto la posibilidad de reunirse, 895
En esta vertiente interna, la libertad religiosa es de algún modo ilimitada, puesto que el
Estado no tiene medios directos para cambiar, imponer o eliminar lo que el individuo desa-
rrolla en su más irreductible ámbito de intimidad: su pensamiento. Sin embargo, existen
medios por los cuales el Estado y los particulares moldean de hecho las creencias de las
personas y, en los casos en los que, por el tipo de fines perseguidos o por los medios usados
el impacto sobre esta dimensión sea empíricamente ostensible y sobrepase los niveles ordi-
narios, no puede descartarse que la dimensión interna cobre relevancia para el control de
constitucionalidad de normas y actos.
El ejercicio efectivo de los derechos políticos constituye un fin en sí mismo y, a la vez, un medio
fundamental que las sociedades democráticas tienen para garantizar los demás derechos
humanos previstos en la Convención y que sus titulares, es decir, los ciudadanos, no sólo
Derechos Humanos en la Constitución:
deben gozar de derechos, sino también de “oportunidades”. Este último término implica la obli-
gación de garantizar con medidas positivas que toda persona que formalmente sea titular de
derechos políticos tenga la oportunidad real para ejercerlos.
Pueden establecerse estándares mínimos para regular la participación política, siempre y cuando
sean razonables de acuerdo a los principios de la democracia representativa. Dichos están-
dares, deben garantizar, entre otras, la celebración de elecciones periódicas, libres, justas y
basadas en el sufragio universal, igual y secreto como expresión de la voluntad de los electores
que refleje la soberanía del pueblo, tomando en que cuenta que, según lo dispuesto en el
artículo 6 de la Carta Democrática Interamericana, promover y fomentar diversas formas
de participación fortalece la democracia, para lo cual se pueden diseña normas orientadas a
facilitar la participación de sectores específicos de la sociedad, tales como los miembros de
las comunidades indígenas y étnicas.
No existe disposición en la CADH que permita sostener que los ciudadanos sólo pueden
ejercer el derecho a postularse como candidatos a un cargo electivo a través de un partido
político. No se desconoce la importancia que revisten los partidos políticos como formas de
asociación esenciales para el desarrollo y fortalecimiento de la democracia, pero se reconoce
que hay otras formas a través de las cuales se impulsan candidaturas para cargos de elección
popular con miras a la realización de fines comunes, cuando ello es pertinente e incluso nece-
sario para favorecer o asegurar la participación política de grupos específicos de la sociedad,
tomando en cuenta sus tradiciones y ordenamientos especiales, cuya legitimidad ha sido
reconocida e incluso se halla sujeta a la protección explícita del Estado.
libertades públicas
Estándares sobre
897
Principales referentes jurisprudenciales
Corte IDH. Caso “La Última Tentación de Cristo” (Olmedo Bustos y otros) Vs. Chile.
Fondo, Reparaciones y Costas. Sentencia de 5 de febrero de 2001. Serie C No. 73.
Corte IDH. Caso Kimel Vs. Argentina. Fondo, Reparaciones y Costas. Sentencia de 2 de
mayo de 2008 Serie C No. 177.
Corte IDH. Caso Fontevecchia y D`Amico Vs. Argentina. Fondo, Reparaciones y Costas.
Sentencia de 29 de noviembre de 2011. Serie C No. 238.
Corte IDH. Caso Herrera Ulloa Vs. Costa Rica. Excepciones Preliminares, Fondo, Repa-
raciones y Costas. Sentencia de 2 de julio de 2004. Serie C No. 107.
Corte IDH. Caso Claude Reyes y otros Vs. Chile. Fondo, Reparaciones y Costas. Senten-
cia de 19 de septiembre de 2006. Serie C No. 151.
Corte IDH. Caso Radilla Pacheco Vs. México. Excepciones Preliminares, Fondo, Repa-
raciones y Costas. Sentencia de 23 de Noviembre de 2009. Serie C No. 209.
Comentarios y Jurisprudencia Constitucional e Interamericana
Corte IDH. Caso Gomes Lund y otros ("Guerrilha do Araguaia") Vs. Brasil. Excepciones
Preliminares, Fondo, Reparaciones y Costas. Sentencia de 24 de noviembre de 2010.
Derechos Humanos en la Constitución:
Corte IDH. Caso Baena Ricardo y otros Vs. Panamá. Fondo, Reparaciones y Costas.
Sentencia de 2 de febrero de 2001. Serie C No. 72.
898
Corte IDH. Caso Kawas Fernández Vs. Honduras. Fondo, Reparaciones y Costas. Sen-
tencia de 3 de abril de 2009. Serie C No. 196.
Corte IDH. Caso Valle Jaramillo y otros Vs. Colombia. Interpretación de la Sentencia de
Fondo, Reparaciones y Costas. Sentencia de 7 de julio de 2009. Serie C No. 201.
Corte IDH. Caso Vélez Loor Vs. Panamá. Excepciones Preliminares, Fondo, Reparacio-
nes y Costas. Sentencia de 23 de noviembre de 2010. Serie C No. 218.
Corte IDH. Caso Nadege Dorzema y otros Vs. República Dominicana. Fondo Repara-
ciones y Costas. Sentencia de 24 de octubre de 2012. Serie C No. 251.
Corte IDH. Caso Yatama Vs. Nicaragua. Excepciones Preliminares, Fondo, Reparacio-
nes y Costas. Sentencia de 23 de junio de 2005. Serie C No. 127.
Corte IDH. Caso López Mendoza Vs. Venezuela. Fondo Reparaciones y Costas. Senten-
cia de 1 de septiembre de 2011. Serie C No. 233.
SCJN. Amparo Directo 28/2010 AMPARO DIRECTO 28/2010 Ministro PONENTE: ARTURO
ZALDÍVAR LELO DE LARREA. Secretario: JAVIER MIJANGOS Y GONZÁLEZ. Primera Sala.
SCJN México. 23 de noviembre 2011.
Tesis 1a. LX/2007. LIBERTAD RELIGIOSA. SUS DIFERENTES FACETAS. Semanario Judicial
de la Federación y su Gaceta, Novena Época, México, Tomo XXV, Febrero de 2007,
p. 654. Registro IUS 173 253.
Época, México; Libro XX, Mayo de 2013, Tomo 1, p. 556. Registro No. 2 003 639.
900
La libertad de expresión
y sus límites
Francisca POU GIMÉNEZ*
* Profesora asociada de Derecho Constitucional, ITAM. Agradezco a Eugenio Velasco Ibarra Argüelles su magnífica
asistencia en la elaboración de este artículo. La sección II y algunas partes de la sección III se apoyan en una versión
previa (Pou Giménez, Francisca, "Libertad de pensamiento y expresión: dimensiones y límites. Censura previa e incri-
minación de ideas" en Sentencias de la Suprema Corte de Justicia de la Nación desde el análisis de los derechos humanos.
Recopilación de ensayos. México, SCJN / OACNUDH, 2011), pero el presente trabajo analiza casos no abordados en esa
ocasión, cambia parcialmente el enfoque y adiciona comentarios al estudio de cada caso.
SUMARIO: I. Fuentes de construcción del contenido del derecho. II. Los estándares
interamericanos. III. Jurisprudencia reciente de la Suprema Corte de Justicia de la Nación.
IV. Conclusión.
I. Fuentes de construcción
del contenido del derecho
1
Hablamos de fuentes principales porque existen otros tratados de derechos humanos que pueden influir en el
ámbito de la libertad de expresión, porque además, como veremos, existen fuentes secundarias o complementarias
La libertad de expresión y sus límites
de fuente internacional (Declaraciones, observaciones generales de los Comités, jurisprudencia…) y porque dentro de
las fuentes primarias de fuente interna habría que determinar el papel que pueden jugar las previsiones de las
constituciones locales. De las 31 constituciones estatales mexicanas, 14 protegen de alguna manera la libertad de
expresión. El impacto del federalismo y del constitucionalismo estatal en el ámbito de los derechos fundamentales
en México es un tema infra-teorizado, que tampoco ha sido suficientemente explorado por la Suprema Corte de
Justicia de la Nación. Pueden consultarse, por ejemplo: Gámiz Parral, Máximo, Derecho constitucional y administrativo
de las entidades federativas, México, IIJ-UNAM, 2003; García Ricci, Diego, "La soberanía estatal, la Constitución local
y la justicia constitucional en los estados de la República mexicana", Revista Iberoamericana de Derecho Proce-
sal Constitucional, México, núm. 5, pp. 109-138; González Blanco, Carlos, "Protección constitucional local", Ferrer
Mac-Gregor, Eduardo, y Vega Hernández, Rodolfo (coords.), Justicia constitucional local, México, Fundap, 2003;
y Martí Capitanachi, Luz del Carmen, "Las Constituciones locales en el sistema federal ¿son verdaderas Constitucio-
nes?", Serna De La Garza, José María (coord.) Federalismo y regionalismo. Memoria del VII Congreso Iberoamericano de
Derecho Constitucional, México, IIJ- UNAM, 2002, pp. 645-661, pero la cuestión debe ser íntegramente reconsiderada 903
a la luz de los contenidos del artículo 1o. de la CPEUM tras la reforma de junio del 2011.
semejanzas y diferencias que guardan estos textos y decir algo acerca de su modo de inte-
racción dentro del bloque de normas de rango constitucional que alberga los grandes prin-
cipios normativos desde los cuales debe ser construido y aplicado el resto del ordenamiento
jurídico.2
El primer párrafo del artículo 6 de la CPEUM dispone que la manifestación de las ideas no será
objeto de ninguna inquisición judicial o administrativa, con excepción de cuando ataque a
la moral, los derechos de tercero, provoque algún delito, o perturbe el orden público; que el
derecho de réplica será ejercido en los términos dispuestos por la ley y que el derecho a la in
formación –cuyo pleno ejercicio la Federación, los Estados y el Distrito Federal deben garan-
tizar conforme a las bases establecidas en los párrafos siguientes–3 será garantizado por el
Estado. El artículo 7, por su parte, declara que la libertad de escribir y publicar escritos sobre
cualquiera materia es inviolable y que ninguna ley ni autoridad puede establecer la previa
censura, ni exigir fianza a los autores o impresores, ni coartar la libertad de imprenta, que no
tiene más límites que el respeto a la vida privada, a la moral y a la paz pública. El artículo
añade que en ningún caso se puede secuestrar la imprenta como instrumento del delito y
enfatiza que:
las leyes orgánicas deben incluir las disposiciones necesarias para evitar que,
so pretexto de las denuncias por delito de prensa, sean encarcelados los expen-
dedores, "papeleros", operarios y demás empleados del establecimiento donde
haya salido el escrito denunciado, a menos que se demuestre previamente la
responsabilidad de aquéllos.
2
La reforma de junio de 2011 incorporó al artículo 1o. de la CPEUM la previsión según la cual quedan protegidos
los derechos humanos en ella contenidos y los previstos en los tratados internacionales de que México sea parte.
Para referir esta conjunción de fuentes del derecho se está empezando a usar en México la noción de "bloque de la
constitucionalidad". Sobre los significados de esta noción en el derecho comparado, véase por ejemplo: Favoreu,
Louis, Los Tribunales Constitucionales, Barcelona, Ariel, 1994; Favoreu, Louis, "El bloque de constitucionalidad", Revista
Francisca Pou Giménez
del Centro de Estudios Constitucionales, España, núm. 5, enero-marzo, pp. 45 y ss.; Bon, Pierre, "Francia", Eliseo Aja (ed.)
Las tensiones entre el Tribunal Constitucional y el Legislador en la Europa actual, Barcelona, Ariel, 1998, pp. 137 y ss.;
Uprimny Yepes, Rodrigo, El bloque de constitucionalidad en Colombia. Un análisis jurisprudencial y un ensayo de
sistematización doctrinal, 1997. Disponible en: <http://www.dejusticia.org> (19 de junio de 2013); Estrada Vélez,
904 Sergio Iván, Los principios jurídicos y el bloque de constitucionalidad, Medellin, Universidad de Medellín, 2006; Gutié-
rrez Beltrán, Andrés Mauricio, El bloque de constitucionalidad, conceptos y fundamentos, Bogotá, Universidad Externado
de Colombia, 2007.
3
El derecho a la información en sus facetas específicas no será abordado en este capítulo. En un sentido, el dere-
cho a informarse está presupuesto en el derecho a formar las propias opiniones y a difundir tanto opiniones como
hechos; en esta dimensión su relación con la libre expresión es clara y será naturalmente cubierto por nuestro aná-
lisis. Hay sin embargo una vertiente del derecho a la información que es más abiertamente prestacional, en tanto
garantiza a los ciudadanos que tendrán a su disposición información, dentro de ciertos estándares de calidad y
cantidad. Por ello se dice que es un derecho de doble vía, tanto a informarse como a ser informado, lo cual pone
en cabeza del Estado una serie de obligaciones: regular la conducta de los poderes privados con el objetivo de
que no "desinformen", regular y hasta subvencionar los medios de comunicación para garantizar la existencia
de información plural y suficiente, etcétera. El Estado tiene también obligaciones específicas respecto de la informa-
ción que está en sus manos (información pública gubernamental), algunas de las cuales están explícitas ahora en
los párrafos segundo y siguientes del artículo 6 constitucional.
Algunas de las diferencias entre los dos preceptos parecen claras: el artículo 6 se refiere sólo
a las "ideas" mientras que el 7 parece tener una vocación más amplia al referirse a la publica-
ción de escritos sobre "cualquier materia"; el artículo 6, sin embargo, cubre la manifestación
de ideas por cualquier medio expresivo mientras que el 7 se refiere a los medios escritos; el
artículo 6 dirige prohibiciones a las autoridades judiciales y administrativas mientras que el 7
abarca más al referir lo que no puede hacer "ninguna ley ni autoridad" (en general); el artícu-
lo 6 se refiere al derecho de réplica y el artículo 7 no. Algunas de las semejanzas también son
evidentes, en particular la referencia en ambos casos a una serie de conceptos generales que
se identifican como base sustentante de posibles límites al derecho: derechos de tercero,
provocación de un delito, perturbación del orden público, vida privada, moral, paz pública.
En general, el artículo 7 puede tomarse como una proyección específica de la formulación
general del artículo 6, que viene a subrayar una de sus instanciaciones históricamente centra
les: la libertad de expresión por medio impreso –la libertad de imprenta–;4 su formulación
terminológica conversa con realidades que el ejercicio de la libertad de imprenta hacía rele-
vantes en un momento histórico ya pasado, pero no por ello deja de trasmitir exitosamente
un énfasis que debe seguir considerándose central para la comprensión del derecho: el
carácter absolutamente excepcional que deben tener las restricciones al derecho a expresarse
y –como atestigua el esfuerzo ejemplificativo desarrollado en el segundo párrafo del ar
tículo– la proscripción de tipos de acción gubernamental orientadas a entorpecer su ejercicio
por vías indirectas.
4
La libertad de imprenta tiene una presencia muy distintiva en el constitucionalismo histórico, lo cual puede
explicar su permanencia –fundamentalmente redundante, dado el tenor general del artículo 6o. y las previsiones
de los tratados– en el texto constitucional actual. Las constituciones liberales del siglo XIX fueron escritas con la
idea de que su contenido propio era establecer la organización del Estado, no listar derechos, aunque estos fueran
"previos" y definieran el sentido básico de la empresa constitucional desde la base filosófica contractualista. Por 905
decirlo en términos contemporáneos, esas constituciones tenían "partes orgánicas" extensísimas y "partes dogmá-
ticas" exiguas. Con todo, la libertad de imprenta es una de las previsiones invariablemente incluidas en las segundas,
desde los textos más antiguos. Así, la Constitución de Cádiz contenía pocas (aunque innovadoras e importantes)
referencias directas a los derechos, y entre ellas está la libertad de imprenta: "Todos los españoles tienen libertad de
escribir, imprimir y publicar sus ideas políticas sin necesidad de licencia, revisión o aprobación alguna anterior previa
a la publicación, bajo las restricciones y responsabilidad que establezcan las leyes" (art. 371). La Constitución de
Apatzingán, con una parte dogmática algo más extensa, la consagraba en el artículo 40: "por consiguiente, la liber-
tad de hablar, de discurrir y de publicar sus opiniones por medio de la imprenta, no debe prohibirse a ningún ciuda-
dano, a menos que en sus producciones ataque el dogma, turbe la tranquilidad pública u ofenda el honor de los
ciudadanos". La Constitución de 1824, íntegramente centrada en la organización de los poderes del Estado, incluía
al listar en su artículo 50 las facultades exclusivas del Congreso la de "3. Proteger y arreglar la libertad política de
imprenta, de modo que jamás se pueda suspender su ejercicio, y mucho menos abolirse en ninguno de los estados
ni territorios de la federación".
básica en el contexto de una Constitución que les confiere su misma fuerza normativa y que
explícitamente dispone que la construcción de los derechos debe tratar de alcanzar la ver-
sión más robusta posible de ellos.5 Una lectura conjunta, pro-persona, del texto constitucio-
nal y del PIDCP6 y la CADH7 nos permite agrupar sus contenidos en unos pocos rubros, que
resumen disposiciones total o parcialmente superpuestas:
b) Dos reglas específicas sobre contenidos no protegidos: no puede en ningún caso consi
derarse protegida la propaganda en favor de la guerra, la apología del odio nacional,
5
Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos, publicada en el Diario Oficial de la Federación el 5 de febrero
de 1917, reforma publicada el 10 de junio de 2011, art. 1, párr. segundo.
6
El artículo 19 del PIDCP dispone lo siguiente: "1. Nadie podrá ser molestado a causa de sus opiniones. 2. Toda
persona tiene derecho a la libertad de expresión; este derecho comprende la libertad de buscar, recibir y difundir
informaciones e ideas de toda índole, sin consideración de fronteras, ya sea oralmente, por escrito o en forma im-
presa o artística, o por cualquier otro procedimiento de su elección. 3. El ejercicio del derecho previsto en el párrafo
2 de este artículo entraña deberes y responsabilidades especiales. Por consiguiente, puede estar sujeto a ciertas
restricciones, que deberán, sin embargo, estar expresamente fijadas por la ley y ser necesarias para: a) Asegurar
el respeto a los derechos o a la reputación de los demás; b) La protección de la seguridad nacional, el orden público
o la salud o la moral públicas". El artículo 20, por su parte, dispone lo siguiente: "1. Toda propaganda en favor de la
guerra estará prohibida por la ley. 2. Toda apología del odio nacional, racial o religioso que constituya incitación a
la discriminación, la hostilidad o la violencia estará prohibida por la ley". ONU. Pacto Internacional de Derechos Civiles
y Políticos. Adoptado por la Asamblea General de las Naciones Unidas en su resolución 2200 A (XXI), de 16 de diciem-
bre de 1966. Entró en vigor el 23 de marzo de 1976
7
Artículo 13 de la CADH (Libertad de Pensamiento y Expresión) dispone: "1. Toda persona tiene derecho a la liber-
tad de pensamiento y de expresión. Este derecho comprende la libertad de buscar, recibir y difundir informaciones
e ideas de toda índole, sin consideración de fronteras, ya sea oralmente, por escrito o en forma impresa o artística, o
por cualquier otro procedimiento de su elección. 2. El ejercicio del derecho previsto en el inciso precedente no
puede estar sujeto a previa censura sino a responsabilidades ulteriores, las que deben estar expresamente fijadas por
Francisca Pou Giménez
la ley y ser necesarias para asegurar: a. el respeto a los derechos o a la reputación de los demás, o b. la protección
de la seguridad nacional, el orden público o la salud o la moral públicas. 3. No se puede restringir el derecho de
expresión por vías o medios indirectos, tales como el abuso de controles oficiales o particulares de papel para perió-
dicos, de frecuencias radioeléctricas, o de enseres y aparatos usados en la difusión de información o por cualesquie-
906 ra otros medios encaminados a impedir la comunicación y la circulación de ideas y opiniones. 4. Los espectáculos
públicos pueden ser sometidos por la ley a censura previa con el exclusivo objeto de regular el acceso a ellos para
la protección moral de la infancia y la adolescencia, sin perjuicio de lo establecido en el inciso 2. 5. Estará prohibida
por la ley toda propaganda en favor de la guerra y toda apología del odio nacional, racial o religioso que constituyan
incitaciones a la violencia o cualquier otra acción ilegal similar contra cualquier persona o grupo de personas, por
ningún motivo, inclusive los de raza, color, religión, idioma u origen nacional". El artículo 14 (Derecho de Rectifica-
ción o Respuesta) establece: "1. Toda persona afectada por informaciones inexactas o agraviantes emitidas en su
perjuicio a través de medios de difusión legalmente reglamentados y que se dirijan al público en general, tiene
derecho a efectuar por el mismo órgano de difusión su rectificación o respuesta en las condiciones que establezca
la ley. 2. En ningún caso la rectificación o la respuesta eximirán de las otras responsabilidades legales en que se hu-
biese incurrido. 3. Para la efectiva protección de la honra y la reputación, toda publicación o empresa periodística,
cinematográfica, de radio o televisión tendrá una persona responsable que no esté protegida por inmunidades ni
disponga de fuero especial". OEA. Convención Americana sobre Derechos Humanos. Adoptada en San José de Costa
Rica el 22 de noviembre de 1969, en la Conferencia Especializada Interamericana sobre Derechos Humanos.
racial o religioso que constituya incitación a la discriminación, la hostilidad o la vio-
lencia (20 PIDCP) o incitación a cualquier otra acción ilegal similar contra cualquier
persona o grupo de personas, por ningún motivo, inclusive los de raza, color, religión,
idioma u origen nacional" (13 CADH).
c) Protección muy enérgica: se destaca el carácter de excepción que deben tener los
límites a esta libertad (6 y 7 CPEUM), la obligación de que estén fijados por una ley
(19 PIDCP y 13 CADH) y que guarden una relación de "necesidad" (en contraste con
estándares más laxos, como la conveniencia, o la relación racional) con los objetivos
que podrían invocarse como bases para la limitación del derecho. Se subraya ade-
más que no pueden establecerse límites por medios indirectos (13 CADH y 7 CPEUM).
d) Lista cerrada de motivos que pueden invocarse para establecer limitaciones al dere-
cho: respeto a los derechos de los demás (con mención especial a la reputación y a la
vida privada), seguridad nacional, orden público o salud o moral pública (19 PIDCP,
13 CADH, 6 y 7 CPEUM).
determinación más protectora del derecho, debe ser la que cuente desde una pers-
pectiva pro-persona.
8
Aunque se han presentado varias iniciativas en las cámaras, en México todavía no hay ley reguladora del derecho
de réplica, ni a nivel federal ni a nivel estatal o del Distrito Federal.
No parece haber complejidades graves, entonces, en el juego intra-constitucional de normas
cuando de la consagración nuclear de la libertad de expresión se trata: los significados son
fundamentalmente coincidentes y claros. Ciudadanos y operadores jurídicos tienen que sa-
ber, sin embargo, que hay otros contenidos en la Constitución mexicana y en los tratados
que será necesario considerar junto a los anteriores cuando nos interroguemos por la sustancia
y los contornos de la libertad de expresión en los casos concretos. Por dar algunos ejemplos,
las disposiciones constitucionales sobre inviolabilidad parlamentaria (61 CPEUM), financiación
de los partidos políticos y control de las campañas (41 CPEUM), los "derechos [fundamenta-
les] de los demás" a que los artículos citados en las páginas anteriores hacen referencia, las
disposiciones sobre la actividad política de las personas extranjeras (33 CPEUM), los actos de
culto público celebrados fuera de los templos (24 CPEUM) o las restricciones a los ministros
de culto (130 CPEUM), entre otras, pueden jugar un papel relevante dentro del abanico de
normas que harán parte de la premisa normativa relevante en muchos casos concretos.
Además, existen fuentes textuales secundarias cuyo contenido debe ser cuidadosamente
revisado: la Declaración de Principios sobre Libertad de Expresión, adoptada por la Comisión
Interamericana de Derechos Humanos en el año 2000 y la Observación General No. 34 adop-
tada por el Comité de Derechos Humanos de la ONU en 2011 (que reemplazó la Observación
General No. 10 adoptada en 1983), con criterios interpretativos importantes sobre el conte-
nido del artículo 19 del PIDCP.
cialmente jurisprudencial";10 los textos son meros puntos de partida y son las fuentes jurispru-
denciales las que proporcionan "el cuadro normativo acabado".11 Como advierte este autor, sin
908 embargo, la identificación de normas jurisprudenciales relevantes exige la revisión de una
habitualmente ingente cantidad de sentencias y obliga al intérprete a intentar "navegar cui-
dadosamente por un estrecho canal: entre la Escila de sucumbir a las generalizaciones exce-
sivas y el Caribdis de perderse en multitud de detalles anecdóticos".12
9
Zagrebelsky, Gustavo, El derecho dúctil. Ley, derechos, justicia, 2a. edición, Madrid, Trotta, 1997, p. 76.
10
Díez-Picazo Giménez, Luis María, Sistema de derechos fundamentales, Madrid, Thomson-Civitas, 2008, p. 25.
11
Ibidem.
12
Ibidem.
Esta fundada advertencia explica el enfoque que preside el resto de este estudio. La necesi-
dad de destacar grandes líneas por encima del mar del casuismo será atendida al tiempo que
se hace la cobertura de uno de los dos grandes cuerpos jurisprudenciales relevantes: la juris-
prudencia del sistema interamericano de derechos humanos (en adelante SIDH). Ciuda
danos y juristas necesitan acercarse a los casos que involucran libertad de expresión con la
ayuda de un conjunto de estándares generales que dibujen una imagen general del derecho,
y es especialmente adecuado destilarlos sobre la base del cuerpo decisorio interamericano
porque –como veremos– los propios órganos del sistema han hecho ya una labor muy va-
liosa en ese plano y porque estos estándares recogen un mínimo obligatorio al cual todos los
Estados parte de la Convención, en términos de su artículo 2, deben adecuar su ordenamien-
to interno.13
Derechos Humanos (en adelante Corte IDH o "Corte Interamericana") o por invocar abstrac-
tamente el "test tripartito", sino por entender que comprometerse con su garantía –por citar
ejemplos vistos en el SIDH– impide condenar por calumnia al autor de un libro que critica la
actuación de las autoridades en la investigación de varios homicidios (Eduardo Kimel) o llamar
difamador a un candidato electoral por haber cuestionado la idoneidad de su contrincante 909
13
Aunque como hemos señalado, las fuentes del derecho internacional de los derechos humanos son más que las
que emanan de la Corte y la Comisión interamericanas, estas últimas son especialmente relevantes porque se inser-
tan en un sistema institucionalmente más exigente o intenso, en comparación con el sistema general, en cuyo
contexto además la libertad de expresión tiene una protección comparativamente reforzada, lo cual la convierte en
la referencia primera desde una perspectiva pro-persona que privilegie las normas que otorgan mayor cobertura.
14
Alexy, Robert, Teoría de los derechos fundamentales, Madrid, Centro de Estudios Constitucionales, 1993; Alexy,
Robert, "Derechos fundamentales, ponderación y racionalidad" en Carbonell, Miguel y García Jaramillo, Leonardo
(eds.), El canon neoconstitucional. Bogotá, Universidad Externado de Colombia, 2009; Bernal Pulido, Carlos, El derecho
de los derechos, Bogotá, Universidad Externado de Colombia, 2005.
15
Tomo la expresión entrecomillada del título del libro de Bernal Pulido, Carlos, El derecho…, op. cit.
(Ricardo Canese), o que obliga a las autoridades a omitir pronunciamientos que puedan
colocar a medios y periodistas en condiciones de vulnerabilidad real y a protegerlos de situa-
ciones de riesgo provocadas por particulares (Perozo).16 La emisión de una decisión bien
justificada en materia de libertad de expresión pasa, en todos los casos, por evaluar cuidado-
samente los hechos y pensar qué implicaciones tiene proyectar sobre ellos uno u otro están-
dar. Para ello es imprescindible enfocar detalles e interiorizar ejemplos y en el contexto de
este trabajo sugeriremos el tipo de ejercicio que va implicado en ello describiendo con algún
detalle siete casos de referencia resueltos en los pasados años por la Suprema Corte de Justi
cia de la Nación (en adelante SCJN). Todos ellos abordan facetas centrales del derecho que nos
ocupa y son poderosamente informativos respecto de sus dimensiones, contenidos y límites.
Cuatro rápidas observaciones finales resultan necesarias. La primera es que abordar los crite-
rios de la justicia constitucional mexicana sobre la libertad de expresión exigiría abordar,
claro está, además de los de la SCJN, los emitidos por jueces de distrito, tribunales unitarios y
colegiados, tribunales electorales (estatales, federales o del Distrito Federal) y tribunales del
fuero común –quienes, tras la transformación del modelo de justicia constitucional en los
términos especificados por la SCJN en el Varios 912/2010 se incorporan al cuerpo decisorio
relevante–.17 En una estructura judicial altamente jerárquica, sin embargo, en cuyo contexto la
SCJN emite criterios que inmediatamente determinan los contornos del cuerpo jurídico vincu
lante, analizar con cuidado sus sentencias es más importante que hacer un inventario
exhaustivo de lo que la totalidad de los jueces de constitucionalidad han dicho –más si,
como he destacado antes al referirme al juego de los principios en un Estado constitucional,
se entiende bien el tipo de orientación (nunca predeterminación) que la resolución de casos
pasados ofrece para la resolución de los futuros–.
La segunda es que hay sentencias de la SCJN que, teniendo que ver con libre expresión,
quedarán fuera, en particular las referidas a normas electorales –a los que habría que añadir
Francisca Pou Giménez
16
En relación con este punto vale la pena recordar que, como han documentado con profundidad los Relatores
Especiales en la materia (tanto de la ONU como de la CIDH), la situación de los periodistas en México es una de las
910 más graves del mundo. Véase CIDH. Relatoría Especial para la Libertad de Expresión. Informe Especial sobre la Libertad
de Expresión en México 2010 de 7 de marzo de 2011. OEA/Ser.L/V/II Doc. 5. Disponible en: <http://www.cidh.oas.org/
relatoria/ShowDocument.asp?DocumentID=229> (19 de junio de 2013). Esta situación ha impulsado en el Congreso
mexicano la discusión de reformas al artículo 73 CPEUM para federalizar la persecución de delitos que se cometen
contra ellos.
17
Ejecutoria: P. LXVII/2011 (9a.), CONTROL DE CONVENCIONALIDAD EX OFFICIO EN MATERIA DE DERECHOS HU-
MANOS. EL MECANISMO RELATIVO DEBE SER ACORDE CON EL MODELO GENERAL DE CONTROL ESTABLECIDO
CONSTITUCIONALMENTE, EL CUAL DERIVA DEL ANÁLISIS SISTEMÁTICO DE LOS ARTÍCULOS 1o. Y 133 DE LA CONSTI-
TUCIÓN POLÍTICA DE LOS ESTADOS UNIDOS MEXICANOS (VARIOS 912/2010. 14 DE JULIO DE 2011), Semanario Judi-
cial de la Federación y su Gaceta, Décima Época, México, Libro I, Octubre de 2011, Tomo 1, p. 313, Reg. IUS. 23183. Para
una magnífica descripción del cambio de modelo, tanto en términos de control de convencionalidad como de
constitucionalidad, véase Ferrer Mac-Gregor Poisot, Eduardo, "Interpretación conforme y control difuso de con
vencionalidad. El nuevo paradigma para el juez mexicano" en Miguel Carbonell y Pedro Salazar (coords.) La reforma
constitucional de derechos humanos: un nuevo paradigma, México, IIJ- UNAM, 2011.
los muchos casos de libertad de expresión que en México resuelve la justicia electoral–,18 los
relativos a infraestructuras de comunicación19 y algunos pocos relacionados con temas simi-
lares a los abordados en las resoluciones que sí comentaremos detenidamente.20
La tercera es que existe un abanico amplio de cuestiones que hacen parte ordinaria del litigio
contemporáneo en materia de libre expresión y que no han sido objeto todavía de una judi-
cialización significativa en México. Son innumerables las dimensiones del derecho y los casos
paradigmáticos de conflictos cuya existencia conocemos por la experiencia comparada,
en estrecha conexión con un cuerpo de reflexión académica (histórica y contemporánea)
casi inabarcable –en este punto casi podríamos hablar de fuentes doctrinales del derecho–.21
18
En la medida que el diseño, administración y uso del sistema electoral determinan las condiciones de ejercicio
de los derechos políticos, la libertad de expresión incluida, es siempre relevante examinar las decisiones en ese
ámbito desde la perspectiva de la segunda. Lo distintivo de México es la extensión y densidad de lo electoral, admi-
nistrado por una red extensísima de organismos (IFE y sus homólogos en los Estados y el D.F.) y Tribunal Electoral del
Poder Judicial de la Federación (y sus salas y los tribunales homólogos de los Estados y del D.F.), que emiten resolu-
ciones todo el tiempo, no sólo cuando hay elecciones. Desde hace un tiempo, además, el artículo 41 CPEUM esta-
blece en su apartado C que "en la propaganda política o electoral que difundan los partidos deberán abstenerse de
expresiones que denigran las instituciones y a los propios partidos, o que calumnien a las personas" (a parte de una
prohibición de emisión de propaganda gubernamental durante las campañas), añadiendo el apartado D que su
contravención será sancionada por el IFE mediante procesos expeditos que pueden incluir la cancelación de las
transmisiones. Claramente las decisiones de las instituciones electorales en aplicación de ellas son importantes de-
cisiones sobre la libertad de expresión. En referencia a ello, véase, por ejemplo, Córdova, Lorenzo y Salazar, Pedro
(coords.), La democracia sin garantes. Las autoridades vs. la reforma electoral. México, IIJ-UNAM, 2009.
19
Con seguridad la más conocida es la Ejecutoria: P./J. 46/2007 (9a.), ACCIÓN DE INCONSTITUCIONALIDAD
26/2006. SENADORES INTEGRANTES DE LA QUINCUAGÉSIMA NOVENA LEGISLATURA DEL CONGRESO DE LA UNIÓN,
Semanario Judicial de la Federación y su Gaceta, Novena Época, México, Tomo XXVI, Septiembre de 2007, p. 1623. Reg.
IUS. 20382 (un análisis de ella en Zambrana Castañeda, Andrea, "Libertad de pensamiento y expresión: monopolios de
medios de comunicación (Análisis de la Acción de Inconstitucionalidad 26/2006)" Sentencias de la Suprema Corte
de Justicia de la Nación desde el análisis de los Derechos Humanos. Recopilación de Ensayos, México, SCJN-OACNUDH,
2011, pp. 385-403).
20
La libertad de expresión y sus límites
Por ejemplo, el Amparo Directo 1/2010. Sentencia definitiva 8 de septiembre de 2010. Disponible en: <http://
www2.scjn.gob.mx/ConsultaTematica/PaginasPub/DetallePub.aspx?AsuntoID=115002> (19 de junio de 2013);
Amparo Directo en Revisión 1057/2010. Sentencia Definitiva 10 de agosto de 2011. Disponible en: <http://www2.
scjn.gob.mx/ConsultaTematica/PaginasPub/DetallePub.aspx?AsuntoID=117945> (19 de junio de 2013); Amparo
Directo en Revisión 17/2011. Sentencia Definitiva 18 de mayo de 2011. Disponible en: <http://www2.scjn.gob.mx/
ConsultaTematica/PaginasPub/DetallePub.aspx?AsuntoID=123732> (19 de junio de 2013).
21
Destacar algunas referencias bibliográficas entre las decenas y decenas que deberían anotarse en un campo
como el que nos ocupa será por necesidad un ejercicio simplista, más si no distingue por área geográfica, momen-
to histórico y temática específica. Con todos estos descargos, recomendamos consultar: Alexander, Larry, Is There a
911
Right of Freedom of Expression? [Existe un derecho a la libertad de expression?], Nueva York, Cambridge University Press,
2005; Barendt, Eric, Freedom of Speech [Libertad de Expresión], Nueva York, 2a. edición, Oxford University Press, 2005;
Bollinger, Lee C. y Stone, Geoffrey R., Eternally Vigilant: Free Speech in the Modern Era [Enterno vigilante: Libertad de
Expresión en la era moderna]. Chicago, Chicago University Press, 2002; Botero, Catalina, et. al., Libertad de prensa y
derechos fundamentales. Análisis de la jurisprudencia constitucional en Colombia (1992-2005). Bogotá, Legis, 2006;
Dworkin, Ronald, Freedom’s Law. The Moral Reading of the American Constitution. [Ley de Libertades. La lectura moral de
la Constitución Americana]. Cambridge, Harvard University Press, 1997; Eberle, Edward J., Dignity and Liberty: Consti-
tutional Visions in Germany and the United States [Dignidad y Libertad: Visiones consistitucionales en Alemania y los
Estados Unidos de América]. Westport, Praeger, 2002; Fiss, Owen, Libertad de expresión y estructura social, México,
Fontamara, 1997; Fiss, Owen, La ironía de la libertad de expresión, Barcelona, Gedisa, 1999; Fiss, Owen, Democracia y
disenso. Una teoría de la libertad de expresión, Buenos Aires, Ad Hoc, 2010; Lichtenberg, Judith, "Foundations and
Limits of Freedom of the Press" [Fundación y límites de la libertad de expresión], Lichtenberg, Judith (ed.) Democracy
in the Mass Media Democracia y Medios de Comunicación], Cambridge, Cambridge University Press, 1990; Meiklejohn,
Alexander, Free Speech and Its Relation to Self-Government [Libertad de Expresión y su relación con el autogobierno],
La exploración del impacto de la libre expresión en la administración de justicia (acceso a
información de sumario, relación entre los "juicios paralelos" en la prensa y la presunción de ino
cencia), el ejercicio de la libertad de expresión frente a empleadores privados (escuelas con-
fesionales, estructuras gubernamentales), la libertad de expresión en internet, las relaciones
entre libre expresión y propiedad intelectual, el alcance de las garantías profesionales de los
periodistas (reserva de fuentes, cláusula de conciencia), el impacto expresivo de la infiltración
masiva del dinero en las campañas políticas, el estatus de los discursos "negacionistas" o de los
discursos de odio; la relación entre libre expresión y libertad artística, la investigación cientí-
fica o la publicidad comercial, la relación entre la libre expresión y pluralidad lingüística o el
régimen de los secretos oficiales, entre muchos otros –y por no hablar de la dimensión me-
todológica de la justicia constitucional en esta materia, que contrasta modos de adjudica-
ción "definicionales" con los basados en el principio de proporcionalidad–22 son temas no
abordados por las decisiones que serán exploradas en este trabajo.
La cuarta es, finalmente, que no hay que ser acríticos frente a las fuentes jurisprudenciales
que veremos a continuación. Con todo y la importancia de lo dicho por los máximos jueces de
constitucionalidad y convencionalidad, en una democracia constitucional son sólo un parti-
cipante en una práctica institucional y ciudadana más amplia. Pensemos, por ejemplo, en la
inmensa influencia que la reconstrucción de las bases filosóficas de justificación de la liber-
tad de expresión ha tenido en su operatividad práctica –su relación con la idea de autogo-
bierno colectivo, con las fuentes de la identidad personal, etcétera–; la exploración de sus
implicaciones cotidianas, fuente constante de renovación en la práctica constitucional, debe
ser el resultado de la participación de muchos actores.
Nueva York, Harper Brothers, 1948; MacKinnon, Catharine A., Only Words [Solo palabras], London, Harper Collins,
1995; Mill, John Stuart, "Of the Liberty of Thought and Discussion" [De la libertad de pensamiento y discusión], On
912 Liberty and Other Essays [Sobre la libertad y otros ensayos]. Oxford, Oxford University Press, 1991; Moon, Richard,
The Constitutional Protection of Freedom of Expression [La protección constitucional de la libertad de expression],
Toronto, Toronto University Press, 2002; Pech, Laurent, La Liberté d’Expression et sa Limitation [La libertad de expression
y sus limitaciones], Clermont-Ferrand, Presses Universitaires de la Faculté de Clermont-Ferrand, 2003; Post, Robert C.,
"The Constitutional Status of Commercial Speech" [El estatus constitucional de la publicidad], The University of Cali-
fornia Law Review, California, núm. 48, págs. 1 y ss.; Salvador Coderch, Pablo, El derecho de la libertad, Madrid, Centro
de Estudios Políticos y Constitucionales, Españan, 1993; Schauer, Frederick, Free Speech: A Philosophical Enquiry
[Libertad de Expresión: Una Pregunta Filosófica], Cambridge, Cambridge University Press, 1982.
22
Véanse, por ejemplo, subrayando este punto, este tema: Errera, Roger, "Freedom of speech in Europe" [Libertad
de Expresión en Europa], Nolte, George (ed.), European and US Constitutionalism [Constitucionalismo Europeo y Nor-
teamericano], Nueva York, Cambridge University Press, 2005; Schauer, Frederick, "Freedom of expression in Europe
and the US: a case study in comparative constitutional architecture" [Libertad de Expresión en Europa y Estados
Unidos de América: Un caso de estudio en la arquitectura constitucional], Nolte, Goerge (ed.), European and US
Constitutionalism [Constitucionalismo Europeo y Nortamericano]. Nueva York, Cambridge University Press, 2005.
implicaciones básicas de comprometerse con la difusión desinhibida de conocimiento y
pensamiento son, quizá, las dictadas en los casos Herrera Ulloa Vs. Costa Rica, Ricardo Canese
Vs. Paraguay, Eduardo Kimel Vs. Argentina, Ivcher Bronstein Vs. Perú, Olmedo Bustos y otros Vs.
Chile ("La última Tentación de Cristo"), Claude Reyes y otros Vs. Chile, Tristán Donoso Vs. Panamá,
Palamara Iribarne Vs. Chile, Perozo y otros Vs. Venezuela, Ríos y otros Vs. Venezuela, Usón Ramírez
Vs. Venezuela y, recientemente, Fontevecchia y D’Amico Vs. Argentina.23 A ellas hay que añadir,
sin duda, la Opinión Consultiva OC-5/85 (La colegiación obligatoria de periodistas)24 y el Ca
pítulo V del Informe de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (en adelante CIDH)
del año 1994 (Informe sobre la compatibilidad entre las leyes de desacato y la Convención
Americana de Derechos Humanos).
La Relatoría Especial para la Libertad de Expresión (en adelante RELE), en el contexto institu-
cional de la CIDH, ha elaborado una compilación de estándares, exhaustiva, clara y bien es-
tructurada que sintetiza los criterios y contenidos de las sentencias emitidas por la Corte
Interamericana en la materia y, cuando es pertinente, los emanados de los informes de la
CIDH.25 Damos cuenta a continuación de sus principales puntos de enfoque.
La RELE ha destacado, en primer lugar, la frecuencia con que los órganos del sistema inter
americano han subrayado la centralidad que tiene la libertad de expresión en el continente,
al cumplir este derecho una valiosísima triple función: a) en primer lugar, es un medio básico
de autodefinición, imprescindible para poder construir, con los demás, el modelo de vida
que uno quiere seguir y el modelo de sociedad en la que uno quiere vivir; b) en segundo
lugar, guarda una relación estructural con el funcionamiento del sistema democrático, en
La libertad de expresión y sus límites
23
Corte IDH. Caso "La Última Tentación de Cristo" (Olmedo Bustos y otros) Vs. Chile. Fondo, Reparaciones y Costas.
Sentencia de 5 de febrero de 2001. Serie C No. 73; Corte IDH. Caso Ivcher Bronstein Vs. Perú. Reparaciones y Costas. Sen
tencia de 6 de febrero de 2001. Serie C No. 74; Corte IDH. Caso Herrera Ulloa Vs. Costa Rica. Excepciones Prelimina-
res, Fondo, Reparaciones y Costas. Sentencia de 2 de julio de 2004. Serie C No. 107; Corte IDH. Caso Ricardo Canese
Vs. Paraguay. Fondo, Reparaciones y Costas. Sentencia de 31 de agosto de 2004. Serie C No. 111; Corte IDH. Caso
Palamara Iribarne Vs. Chile. Fondo, Reparaciones y Costas. Sentencia de 22 de noviembre de 2005. Serie C No. 135;
Corte IDH. Caso Claude Reyes y otros Vs. Chile. Fondo, Reparaciones y Costas. Sentencia de 19 de septiembre de 2006.
Serie C No. 151; Corte IDH. Caso Kimel Vs. Argentina. Fondo, Reparaciones y Costas. Sentencia de 2 de mayo de 913
2008 Serie C No. 177; Corte IDH. Caso Tristán Donoso Vs. Panamá. Excepción Preliminar, Fondo, Reparaciones y
Costas. Sentencia de 27 de enero de 2009 Serie C No. 193; Corte IDH. Caso Ríos y otros Vs. Venezuela. Excepciones
Preliminares, Fondo, Reparaciones y Costas. Sentencia de 28 de enero de 2009. Serie C No. 194; Corte IDH. Caso Perozo
y otros Vs. Venezuela. Excepciones Preliminares, Fondo, Reparaciones y Costas. Sentencia de 28 de enero de 2009.
Serie C No. 195; Corte IDH. Caso Fontevecchia y D`Amico Vs. Argentina. Fondo, Reparaciones y Costas. Sentencia de 29 de
noviembre de 2011. Serie C No. 238.
24
Corte IDH. La Colegiación Obligatoria de Periodistas (Arts. 13 y 29 Convención Americana sobre Derechos Humanos).
Opinión Consultiva OC-5/85 del 13 de noviembre de 1985. Serie A No. 5.
25
La compilación está en el Capítulo III de los Informes del 2008 y del 2009. En lo que sigue los sintetizo en la
versión que aparece en el Informe del 2009. En el año 2010, la Relatoría publicó la obra Marco jurídico interamericano
sobre el derecho a la libertad de expresión como un compendio sistematizado y actualizado de la jurisprudencia
interamericana sobre el contenido y los alcances de este derecho, tal y como apareció en los informes antes
mencionados.
tanto una ciudadanía libre e informada es imprescindible para deliberar y votar sobre los
asuntos que nos conciernen a todos, y su garantía reforzada es necesaria para que exista
un control efectivo de la gestión pública y la conducta de los funcionarios; finalmente c) es un
ingrediente necesario para el adecuado ejercicio de otros derechos fundamentales (partici-
pación, libertad religiosa, educación, igualdad en el goce de derechos básicos, etcétera).26
Respecto a la titularidad del derecho, los órganos del sistema han subrayado que se trata de
un derecho que tienen todas las personas –y no sólo, por ejemplo, un determinado grupo
profesional– y que además ampara tanto al sujeto activo de la comunicación como al pasivo,
puesto que incluye tanto la posibilidad de comunicar las ideas y datos como el derecho a
recibir y conocer las ideas e informaciones que transmitan los demás. Es por ello que se hace
hincapié en la doble dimensión –individual y colectiva– de la libertad de expresión, en tanto
se trata de una libertad cuyas instancias de ejercicio tienen siempre una dimensión y una
repercusión simultáneamente individual y colectiva.27 Los operadores jurídicos tienen que
saber que esto es esencial: al resolver un caso hay que tomar en consideración que lo que se
determine en él tiene una repercusión en las condiciones de disfrute colectivo de esta liber-
tad especialmente fuerte e inmediata.
En cuanto al tipo de expresión que cae definicionalmente dentro del ámbito protegido, y de
Francisca Pou Giménez
conformidad con las amplias previsiones del artículo 13 de la CADH respecto de las formas
de expresión, la jurisprudencia del sistema clarifica que se trata de expresión por cualquier
914 medio posible de difusión. Las sentencias de la Corte IDH y los informes de la CIDH han tenido
oportunidad de referirse específicamente al derecho a hablar y a hacerlo en la lengua que
uno elija; el derecho a escribir; el derecho a difundir lo que uno piensa o escribe –lo cual
obliga al Estado a garantizar esa posibilidad evitando la prohibición o regulación desmedida
de los medios de difusión que los particulares pueden tener a bien escoger–; el derecho a la
26
CIDH. Informa Anual de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos. Informe de la Relatoría para la Libertad
de Expresión, Capítulo III. 30 de diciembre de 2009. OEA/Ser. L./V/II/Doc. 51, párrs. 6-10.
27
Ibid., párrs. 11-17.
expresión artística y simbólica y el derecho a acceder a la misma; el derecho a buscar y recibir
información, en particular la que está en poder del Estado; el derecho a acceder a las infor-
maciones sobre uno mismo contenida en bases de datos públicas o privadas y el derecho a
poseer información, transportarla y distribuirla.28
la identidad de género y la orientación sexual de las personas. Sobra decir que la protección
31
28
Ibid., párrs. 20-30.
29
Ibid., párrs. 31-53.
30
Como destaca la RELE, en todos los casos en los que la Corte IDH ha examinado conflictos entre la libertad de
expresión y el derecho al honor o reputación de las personas que ocupan cargos púbicos ha encontrado a la pri-
mera digna de prevalecer (ibid., párr. 119).
31
Ibid., párrs. 54-57.
mente relevante en un país cuya constitución contiene previsiones como las incorporadas al
artículo 2 CPEUM.
Especialmente importante es describir los trazos básicos de la teoría de los límites a la liber-
tad de expresión en el contexto del SIDH. Resumidamente, la jurisprudencia del SIDH condi-
ciona la legitimidad de las limitaciones al cumplimiento de un test tripartito enmarcado en
una regla general. La regla general, extraída de los artículos 13 y 30 de la CADH, estipula que
cualquier restricción a la libertad de expresión debe incorporar las exigencias justas de una
sociedad democrática, esto es, debe juzgarse haciendo referencia a las necesidades legítimas
de las sociedades y las instituciones democráticas.33 Esta exigencia general se traduce en la
necesidad de evaluar los casos concretos bajo la lupa de un test –derivado de las previsiones
del artículo 13.2 CADH– integrado por los siguientes tres requisitos:34
a) Las limitaciones deben constar en normas de rango legal, redactadas de manera clara
y precisa.
Ello implica que la ley debe establecer de forma diáfana y precisa por qué motivos las perso-
nas pueden eventualmente incurrir en responsabilidad por la expresión de opiniones o he-
chos, de modo que la gente tenga plena seguridad jurídica al respecto. Las normas vagas o
ambiguas disuaden por un lado a las personas, que pueden tener miedo a ser sancionadas,
y otorgan, por el otro, facultades discrecionales a las autoridades demasiado amplias. Cuando
las normas involucradas son penales, la Corte IDH ha señalado que deben cumplirse del
Francisca Pou Giménez
modo más estricto posible las exigencias del principio de legalidad penal y ha declarado, por
ejemplo, la incompatibilidad con la CADH de un delito de injurias que no especificaba los ele
916
mentos que constituían la conducta típica, ni si era relevante que el sujeto imputara hechos
atentatorios del honor o si bastaba una opinión ofensiva o menospreciante, o si era necesario
que existiera un dolo específico, todo lo cual creaba demasiadas dudas y abría irrazonable-
mente el campo de arbitrio de la autoridad.35
32
Ibid., párrs. 58-61.
33
Ibid., párr. 67.
34
Ibid., párrs. 63-90.
35
Ibid., párrs. 73-74.
b) Las limitaciones deben estar orientadas a alcanzar objetivos imperiosos autorizados
por la Convención Americana sobre Derechos Humanos.
De conformidad con el artículo 13.2 de la CADH estos objetivos son "el respeto a los dere-
chos o la reputación de los demás" y la "protección de la seguridad nacional, el orden pú-
blico o la salud o la moral públicas". Sin embargo, la Corte IDH ha enfatizado que los Estados
no pueden interpretar de cualquier modo estas expresiones y ha dado lineamientos al res-
pecto. La Corte Interamericana ha dicho, por ejemplo, que la noción de "orden público" debe
ser interpretada de una forma estrictamente ceñida a las justas exigencias de una sociedad
democrática, que tenga en cuenta el pluralismo y la necesidad de preservar el objeto y fin del
tratado. Además, la apelación al orden público no puede dar cobertura a conjeturas: los su-
puestos ataques al mismo deben relacionarse con causas reales y verificables, que represen-
ten una amenaza cierta de perturbación grave de la dinámica democrática. En lo que atañe
a la causal relacionada con "los derechos de los demás", la Corte Interamericana ha exigido
que los derechos a que se apela estén claramente lesionados o amenazados (extremo que
debe ser probado por quien desea limitarlos) y que se apliquen con pulcritud los criterios de
armonización contenidos en el test tripartito que estamos describiendo, con particular aten-
ción a los requisitos de necesidad y proporcionalidad a que nos referiremos de inmediato.36
c) Las limitaciones deben ser idóneas y necesarias en una sociedad democrática para
el logro de los fines imperiosos que se persiguen y estrictamente proporcionadas a la
finalidad buscada.
quisito de que sean necesarias exige revisar que no existan medios menos restrictivos que
permitan alcanzarlo (no es suficiente que una medida sea útil, razonable o oportuna). Final-
mente, la estricta proporcionalidad de las medidas limitadoras exige evaluar si el sacrificio de
la libertad de expresión que conlleva una medida es desmedido cuando se ponderan las ven
tajas que se obtienen mediante ella.37 Se trata de la conocida necesidad de evaluar los grados 917
de afectación a los distintos derechos, su posición normativa abstracta y la ponderación en el
caso de sus respectivas exigencias normativas.
La jurisprudencia de la Corte IDH provee muchas guías concretas acerca de la posición res-
pectiva de ciertos derechos y acerca de medios más y menos restrictivos de limitación de la
36
Ibid., párrs. 77-83.
37
Ibid., párrs. 85-90.
libre expresión. Así, y en congruencia con su postura acerca de los discursos especialmente
protegidos, ha destacado que el derecho a la reputación de los funcionarios públicos raramen
te tiene el peso suficiente para justificar restricciones al derecho del artículo 13 de la CADH
porque se trata de personas que asumieron voluntariamente una posición que lleva implícita
la recepción de críticas, y porque esa posición les provee, ordinariamente, los medios nece-
sarios para reaccionar y dar explicaciones sobre hechos que los involucren.38 Esta atribución
de un umbral prima facie menor de protección de la reputación no depende, ha apuntado la
Corte Interamericana, de la calidad del sujeto sino del interés público de las actividades que
realiza y la necesidad de asegurar un debate desinhibido sobre los asuntos públicos.39 Tam-
bién ha destacado que otorgar una protección "automática" al Estado o sus instituciones
vulnera el artículo 13 de la CADH.40
Además, la Corte IDH ha apuntado que la vía menos restrictiva en todos los casos es acudir
al derecho de rectificación (también llamado derecho de respuesta o de réplica) previsto en el
artículo 14 de la CADH. Sólo si la misma es insuficiente y se acredita la existencia de un daño
grave derivado de cursos de acción con intención de dañar o grave desprecio por la verdad
puede decretarse responsabilidad civil. Esta última, en cualquier caso, no puede acarrear san-
ciones de tal proporción que sean inhibitorias; las sanciones deben tener una finalidad repa-
radora –no sancionadora– y deben reposar en un correcto entendimiento de temas como el
tratamiento de la veracidad informativa, la necesidad de que la expresión cuestionada supe-
re el estándar de la "real malicia" (intención de hacer daño o evidente desprecio por la ver-
dad), el adecuado reparto de las cargas de la prueba en los procesos, etcétera.41 La posición
respecto de los mecanismos de exigencia de responsabilidad penal es, esperablemente, muy
restrictiva. La Corte IDH no la ha descartado in toto –esto es, no ha declarado contraria a la
CADH la adopción de cualquier tipo de medida penal– pero en todos los casos abordados
la ha declarado un mecanismo incapaz de superar el test tripartito.42 En cuanto a la CIDH y
Francisca Pou Giménez
por lo que concierne, en específico, al discurso sobre funcionarios púbicos o asuntos de inte-
rés púbico, su posición es taxativa: la utilización de mecanismos penales vulnera en si misma
918
el artículo 13 CADH.43
38
Ibid., párrs. 103-106.
39
Ibid., 106.
40
Ibid., párr. 107.
41
Ibid., párrs. 80, 110-111.
42
Ibid., párrs. 112-114, 117 y ss.
43
Ibid., párr. 115 y 135 y ss. Además, véase: CIDH. Informe Anual de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos
1994. Capítulo V: Informe sobre la compatibilidad entre las leyes de desacato y la Convención Americana sobre Derechos
Humanos. 17 febrero 1995. OEA/Ser.L/V/II.88 Doc. 9 rev.
La jurisprudencia interamericana ha señalado que otros tipos de limitación incumplen, catego-
rialmente, las condiciones del test tripartito, y por lo tanto son contrarias al artículo 13 CADH.
Así, se ha destacado que las limitaciones no pueden constituir censura previa, ni ser discrimi-
natorias o tener efectos discriminatorios, ni venir impuestas por medios indirectos, y deben
tener carácter excepcional.44
La prohibición de censura previa es una regla de esencial relevancia para entender a cabali-
dad la lógica normativa que debe presidir la evaluación de las normas o actuaciones que
inciden sobre la libertad de expresión. Salvo por la angosta excepción prevista en el artículo
13.4 CADH (control del acceso a los espectáculos públicos para la protección moral de la in-
fancia y la adolescencia) las medidas de control sobre esta libertad deben venir siempre en
forma de exigencia de responsabilidades posteriores a quien la haya ejercido de un modo
abusivo. En ningún caso puede haber controles previos o preventivos (por vía directa o indi-
recta) sobre la difusión de opiniones e informaciones.
919
La jurisprudencia interamericana da textura, profundidad y concreción a todos los elementos
de la "teoría de los límites" que ha quedado aquí apuntada de forma esquemática. Es preciso
subrayar, sin embargo, que por el momento los criterios más detallados provienen preponde-
rantemente de casos en los que la libertad de expresión venía analíticamente contrapuesta
44
Ibid., párrs. 91-99.
45
Ibid., párr. 97. Véase el Principio 13 de la Declaración de Principios sobre la Libertad de Expresión.
46
Ibid., parr. 98.
47
Ibid., párr. 179.
al derecho al honor o protección de la reputación (de los funcionarios públicos, candidatos,
militares, etcétera). La Corte IDH apenas ha comenzado a desarrollar criterios sobre conflic-
tos entre expresión e intimidad o propia imagen, a partir del caso Fontevecchia y D’Amico
Vs. Argentina –a diferencia del Tribunal Europeo de Derechos Humanos, que ha hecho explora
ciones en un campo más amplio–.48 La trepidante dinámica del SIDH, en cualquier caso, hace
prever que el abanico de derechos e intereses estatales que serán analizados a la luz o en
contraposición al derecho a la libertad de expresión aumentará muy pronto.
Los criterios vertidos en las sentencias que veremos orientan certeramente, por ejemplo,
acerca de la aplicación del estándar de la prohibición de censura previa y la prohibición de
restricciones indirectas (el caso del repartidor de octavillas y el de las esquelas) o acerca de cómo
deben abordarse casos que conciernen a personas públicas o involucradas en asuntos de
interés público, en varias de las modalidades en las que esta condición puede darse (políticos
y funcionarios o exfuncionarios públicos, exprimera dama, periódicos y revistas de amplia
circulación, etcétera). Todos los casos menos los dos primeros comparten una semejanza
estructural: son amparos que derivan de juicios de responsabilidad civil extracontractual en
los que se debate si la emisión y divulgación de ciertas informaciones u opiniones vulnera los
Francisca Pou Giménez
derechos a la reputación (honor) o a la intimidad de otras personas, de modo tal que amerite
la concesión de una indemnización.50 Son casos que se deciden bajo las previsiones genéricas
920
48
Para un análisis comparativo del estado de la cuestión en el sistema europeo y en el interamericano, véase, por
ejemplo, Jiménez Ulloa, Adriana Consuelo, La libertad de expresión en la jurisprudencia de la Corte Interamericana y el
Tribunal Europeo de Derechos Humanos, Bogotá, Universidad Externado de Colombia, 2010.
49
La evolución no es solamente sustantiva –relativa al entendimiento del alcance del derecho– sino metodológi-
ca, en tanto muestra que la Corte va adentrándose en un universo de maneras de aplicar las normas constituciona-
les completamente que hace sólo diez años no usaba, haciéndose cargo de que el ordenamiento incluye normas de
estructura y funcionalidad jurídica principal y de normas de fuente interna y de fuente internacional.
50
No hay casos todavía sobre derecho a la imagen, pero el derecho está involucrado en algunos casos pendientes
de resolución. La Primera Sala de la Corte ejerció la facultad de atraer el conocimiento de dos amparos Facultad de
Atracción 107/2010. Decisión del 24 de noviembre de 2010. Disponible en: <http://www2.scjn.gob.mx/Consulta
Tematica/PaginasPub/DetallePub.aspx?AsuntoID=120055> (19 de junio de 2013) y Facultad de Atracción 108/2010.
de los códigos civiles sobre responsabilidad por daños (quien incurra en un hecho ilícito que
cause un daño debe indemnizarlo) o bajo "leyes de imprenta" muy antiguas cuyas previsio-
nes, habiendo sido dictadas como normas penales, son ahora usadas en juicios de naturaleza
civil para establecer si ciertos hechos pueden considerarse un "acto ilícito" ligado causal-
mente con un daño alegado, material o inmaterial ("moral").
Pero las sentencias de la SCJN orientan sobre algo más, porque examinan la compatibilidad
con la libertad de expresión del marco de normas de rango legal que debe usarse para la
resolución ordinaria de casos que la involucran y en varios casos (en el caso Acámbaro, en
particular, donde se declara inaplicable por inconstitucional una ley de imprenta)52 se declaran
incompatibles con la Constitución. Con el tiempo esto debería ser algo verdaderamente
excepcional. A medida que se deroguen o se dejen de aplicar las leyes de imprenta y los delitos
de injurias, difamación y calumnias sean derogados o reformados,53 los tribunales deberían
La libertad de expresión y sus límites
En el año 2005 la SCJN emitió una sentencia cuyo fallo y confección argumental deben ser
profundamente lamentados pero que suscitó en su seno una discusión que encierra la clave
de la evolución jurisprudencial posterior –con el tiempo las posiciones minoritarias, apega-
das a los estándares interamericanos, se han convertido en mayoritarias–55 y su análisis es
muy útil para contrastar la resolución de un mismo caso en sentido compatible con la libre
expresión y en un sentido que no lo es.
Los hechos son bien conocidos: la publicación en una revista de Campeche de un poema
con referencias a la bandera mexicana derivó en el dictado auto de sujeción a proceso según
el cual el autor era presunto responsable del delito de "ultraje a las insignias nacionales"
previsto en el artículo 191 del Código Penal Federal (en adelante CPF).56 El afectado interpuso un
amparo tanto por violación a la libertad de expresión como a las garantías del proceso penal
y la prohibición de penas infamantes, inusitadas o trascendentales. Tras un sobreseimiento
Francisca Pou Giménez
de juicio en primera instancia, levantado en revisión por el Tribunal Colegiado, la SCJN estuvo
en aptitud de evaluar la compatibilidad del artículo citado con la Constitución.
922
Por tres votos contra dos, la Primera Sala determinó que el artículo no vulneraba la libertad
de expresión ni contenía una norma excesivamente vaga. La Primera Sala sostuvo que el bien
54
Ley de responsabilidad civil para la protección del derecho a la vida privada, el honor y la propia imagen en el Distrito
Federal, publicada en la Gaceta Oficial del Distrito Federal el 19 de mayo 2006.
55
Amparo en Revisión 2676/2003. Sentencia definitiva 5 de octubre de 2005. Disponible en: <http://www2.scjn.
gob.mx/ConsultaTematica/PaginasPub/DetallePub.aspx?AsuntoID=62928> (19 de junio de 2013).
56
El artículo dispone: "[a]l que ultraje el escudo de la República o el pabellón nacional, ya sea de palabra o de obra,
se le aplicarán de seis meses a cuatro años de prisión o multa de cincuenta a tres mil pesos, o ambas sanciones, a
juicio del juez".
jurídico tutelado por la norma penal era la "dignidad de la Nación", apuntó que gozaba de
fundamento constitucional y que debía tomarse como un límite automático a la libertad
de expresión porque dos normas de igual rango se exceptuaban entre sí57 y porque le parecía
claro que los artículos 6 y 7 de la Constitución acotaban la libertad de expresión, demostran-
do la voluntad del constituyente de establecer "una regulación jurídica que impida al Estado
imponer sanciones por el sólo hecho de expresar ideas, pero también hacer jurídicamente
responsable a quien emite su opinión si de ello derivan consecuencias antijurídicas, como los
ataques a la moral, a los derechos de tercero, la provocación de un delito o la perturbación
del orden público".58 Reconociendo que en otros sistemas jurídicos artículos como el exami-
nado habían sido declarados inconstitucionales, la SCJN sostuvo que ello obedecía a que las
constituciones respectivas, a diferencia de la mexicana, no contenían un mandato expreso
de salvaguardar los emblemas frente a acciones ultrajantes,59 incluso con normas del orden
penal –según, tras poner en relación varios preceptos,60 la SCJN hallaba en la Constitución–.61
La Primera Sala tampoco detectó problemas de vaguedad para determinar el significado de
"ultraje" y estimó que no era posible examinar cuestiones de proporcionalidad de la pena
porque el poeta se había amparado contra un auto de sujeción a proceso, no contra una sen
tencia definitiva.62
Los ministros Cossío Díaz y Silva Meza suscribieron un enfático voto particular que acogía la
teoría estándar sobre la libertad de expresión, destacaba su funcionalidad múltiple y su par-
ticular conexión con la dinámica democrática, citaba normas interamericanas y recordaba la
especial protección que merecen los discursos que inciden en la esfera política. El voto también
destacaba el impulso pro-libertate en la redacción de los artículos 6 y 7, y daba lineamientos
acerca de cómo interpretar nociones como "ataque a la moral", "ataque a los derechos de La libertad de expresión y sus límites
tercero", "provocación de algún delito" y "perturbación del orden público" para evitar que su
aplicación o su regulación legislativa acabara por negar el derecho involucrado.63 Los disi-
dentes estimaban que el artículo 191 CPF no era una concreción legítima de límites a la libre
expresión: "una norma penal cuyo indeterminado alcance incide y limita el significado político
de la bandera […] va mucho más allá de cualquier entendimiento razonable de lo que pueda
entenderse cubierto por la necesidad de preservar la moral pública".64 Los disidentes desvirtuaban 923
57
Amparo en revisión 2676/2006… supra nota 55, p. 95 de la sentencia.
58
Ibid., p. 97.
59
Ibid., p. 127.
60
Artículos 3, 73, fracción XXIX-B y 130, párrafo segundo, inciso e) de la CPEUM.
61
Amparo en revisión 2676/2006…, supra nota 55, pp. 125-126 de la sentencia.
62
Ibid., p. 128.
63
Ibid., Voto de minoría de los ministros Cossío Díaz y Silva Meza, pp. 4-5.
64
Ibid., p. 9.
la construcción argumental con la cual la mayoría había calificado a la bandera como un bien
constitucionalmente protegido y, reconociendo que el Estado puede reconocer su papel
simbólico o cohesivo,65 sostenían que el derecho penal no podía estar entre los medios usados
a tal efecto si quería preservarse la libertad individual, y menos mediante normas expuestas
en términos vagos que además contemplaban sanciones excesivas; una norma que no indi-
caba con claridad cuándo un comportamiento podía ser incluido por las autoridades bajo la
amplia noción de "ultraje" a la bandera nacional condenaba a los ciudadanos a la autocensura".66
El "caso bandera" es tanto un caso de libre expresión artística como un caso de discurso po-
lítico o relacionado con temas de interés público. Como destaqué en otra ocasión,67 se trataba
de un caso fácil, pues involucraba expresión lingüística (no conducta expresiva no lingüística,
como en los casos de quema de banderas, cruces o cartillas militares), porque la norma exami
nada tenía un impacto central sobre la expresión (no periférico); porque se trataba de una
regulación de contenido (no de forma, modo y circunstancias) y porque el mensaje tenía
una dimensión política indudable (en contraposición a contenidos estructuralmente menos
centrales). El mensaje tenía además un destinatario no individualizado, lo cual excluía tener
que entrar en juicios ponderativos con los derechos de la personalidad y se vehiculaba por
un conducto sumamente clásico –el medio impreso– lo cual excluía las cuestiones que pueden
derivar del uso de determinados soportes expresivos.68 Y por encima de todo, la norma exa-
minada era una norma penal muy vaga que imponía una pena dentro de márgenes que
daban alta discrecionalidad al juez y muy elevada en su extremo (cuatro años de prisión).
65
Ibid., 10-11 o 13.
66
Ibid., p. 18.
67
Pou Giménez, Francisca, "El precio de disentir. El debate interno en la Corte", Isonomía. Revista de Teoría y Filosofía
del Derecho, México, núm 24, pp. 187-198.
68
Ibid., pp. 187-188.
69
Vid. supra.
adecuación, necesidad y proporcionalidad entre medios y fines: sus objetivos podían alcan-
zarse por medios menos gravosos y sus desproporcionales previsiones tenían –aun antes de
ser aplicadas a casos concretos– un peligroso "efecto mordaza".
El que llamo "caso del repartidor de octavillas" tiene que ver con la libre expresión del pen-
samiento y las creencias religiosas y es especialmente interesante para entender a qué obliga
la prohibición de censura previa y para estar alerta a actos de autoridad que, quizá sin una
intención explícita, son por sus efectos una fuente de restricciones indirectas.70
El solicitante del amparo era un señor que había sido multado por repartir en la calle octavi-
llas que anunciaban un concierto y unos cuadernillos con extractos del Evangelio. El funda-
mento de la sanción era un bando municipal que imponía una multa de 1 a 50 días de salario
mínimo a quien "sin permiso, pegue, cuelgue, distribuya o pinte propaganda de carácter
comercial o de cualquier otro tipo en edificios públicos, portales, postes de alumbrado público,
de la Comisión Federal de Electricidad, de la Compañía de Luz y Fuerza, de teléfonos, de se-
máforos; pisos, banquetas, guarniciones, camellones, puentes peatonales, pasos a desnivel,
parques, jardines y demás bienes del dominio público federal, estatal o municipal".71 El asunto
exigía entonces analizar si una norma municipal que exige solicitar permiso previo a las
autoridades municipales para difundir o repartir documentos en la vía pública vulneraba la
libertad de expresión y/o la libertad religiosa. Por unanimidad de votos, la Primera Sala esti-
mó que sí.
La libertad de expresión y sus límites
El razonamiento sobre libertad de expresión arranca con consideraciones análogas a la de la
minoría en el caso bandera y en ellas resulta, por tanto, claramente trazable el entendimiento
general de la libertad desarrollado en la jurisprudencia del SIDH –la sentencia transcribe un
fragmento de Olmedo Bustos–. La Primera Sala enfatiza especialmente que la libertad de
expresión no protege solamente el acto "estático" de expresar o comunicar lo que uno quiere,
sino también la actividad dinámica consistente en divulgarlo por cualquier medio, y señala 925
que garantizar esta libertad exige del Estado tanto obligaciones positivas como negativas, una
de las cuales, por su importancia, es plasmada explícitamente por los textos fundamentales:
la prohibición de censura, que impide someter las actividades expresivas o comunicativas
de los particulares a la necesidad de solicitar previamente un permiso a la autoridad.
70
Amparo en Revisión 1595/2006. Sentencia definitiva 29 de noviembre de 2006. Disponible en: <http://www2.
scjn.gob.mx/ConsultaTematica/PaginasPub/DetallePub.aspx?AsuntoID=86233> (19 de junio de 2013).
71
Fracción X del artículo 123 del Bando municipal de la ciudad de Toluca de 30 de enero de 2006.
A la luz de lo anterior, la Sala concluyó que, aunque el bando podía asociarse con la persecución
de fines constitucionalmente válidos (velar por el buen uso, limpieza y adecuada preserva-
ción de los bienes de dominio público) e incluía medidas admisibles desde esa perspecti-
va, también incluía otras que no lo eran, erigiéndose en una previsión sobre-incluyente que
imponía condiciones injustificadas a la expresión y difusión de escritos y obstaculizaba el
ejercicio de la libertad religiosa.72 Mientras que pegar o colgar documentos o pintar sobre
bienes del dominio público implica su posible desgaste o envejecimiento y limita la posibili-
dad de que otros ciudadanos puedan hacer uso de ellos (lo cual justifica una acción coordina
dora y eventualmente proscriptora o sancionadora del Estado), la muy distinta actividad de
circular por la calle repartiendo papeles –cubierta por la norma al referirse a quien "distribuya"
propaganda "comercial o de cualquier otro tipo"– no implica un desgaste de superficie públi-
ca alguna y es, en circunstancias ordinarias, del todo compatible con que todos los demás
ciudadanos hagan lo mismo. La SCJN concluyó que era una instancia central de difusión de
ideas, en este caso religiosas, y que condicionarla a la obtención de un permiso de las auto-
ridades municipales, que estas podrán graciosamente conceder o negar, se erigía en un meca
nismo de censura incompatible con el texto fundamental.73
La SCJN destaca que la existencia de la regla específica que prohíbe la censura hace innece-
sario someter la norma municipal a un análisis de adecuación y proporcionalidad medios-
fines (pues la regla viene a indicar que, se haga como se haga la ponderación, el establecimiento
de controles previos sobre los mensajes caerá siempre fuera de la zona de razonabilidad)
pero sí se refiere al primer paso del test tripartito, que exige una cobertura legal clara y pre-
cisa para las medidas de limitación. Aunque, dice la SCJN, la contravención a la prohibición
de censura no variaría si las norma tuviera rango legal, hay que destacar que el reglamento
no tiene una genealogía legal clara74 y que "la ausencia de criterios que guíen y fijen límites
a la autoridad administrativa respecto de las razones por las cuales debe conceder o negar el
Francisca Pou Giménez
permiso […] deja el ejercicio de los derechos fundamentales a la ventura de la decisión que
tengan a bien tomar las autoridades municipales".75
926
72
Amparo en revisión 1595/2006…, supra nota 70, p. 16.
73
Ibid., pp. 33-34.
74
Ibid., pp. 34-35.
75
Ibid., p. 17.
3. Acámbaro y otros casos de leyes sobre delitos de
imprenta: la protección de la crítica a los funcionarios públicos
En el 2009, la SCJN emitió una sentencia en la cual, con explícita aplicación de estándares del
SIDH en estrecha conjunción con la Constitución, amparó al director de un periódico que
había sido condenado a indemnizar a un expresidente municipal por la publicación de una
entrevista a un antiguo empleado con informaciones que al exfuncionario le parecían inju-
riosas.76 La SCJN declara, además, inconstitucionales varias previsiones de la Ley de Imprenta
del Estado de Guanajuato. Como hemos adelantado, esta sentencia es muy importante tanto
por la orientación certera, en el plano sustantivo, respecto del tratamiento de un conflicto entre
la libertad de expresión y el derecho al honor de los políticos o expolíticos como por sus
pronunciamientos acerca de la inconstitucionalidad de la ley de imprenta aplicada para la
resolución del caso.
En una y otra vertiente, Acámbaro borra la huella opaca dejada en varias sentencias anterio-
res. En octubre de 2006, un mes antes de que la SCJN decidiera el caso repartidor de octavillas,
la Primera Sala había emitido por ejemplo una sentencia que sostuvo que los artículos 1 y 6
de la Ley (federal) sobre Delitos de Imprenta eran constitucionales porque se limitaban a desa
rrollar el concepto de "vida privada", sin rebasar los artículos 6 y 7 de la CPEUM.77 Y en noviem
bre de 2008, la Primera Sala de la SCJN decidió de modo esquivo un amparo en el que, de
nuevo, debía resolverse un conflicto entre honor y libertad de expresión.78 En el caso Acámbaro,
76
Amparo Directo en Revisión 2044/2008. Sentencia definitiva 17 de junio de 2009. Disponible en: <http://www2.
scjn.gob.mx/ConsultaTematica/PaginasPub/DetallePub.aspx?AsuntoID=104404> (19 de junio de 2013).
La libertad de expresión y sus límites
77
Amparo Directo en Revisión 1580/2003. Sentencia definitiva 4 de octubre de 2006. Disponible en: <http://www2.
scjn.gob.mx/ConsultaTematica/PaginasPub/DetallePub.aspx?AsuntoID=61305> (19 de junio de 2013). Después de
declarar inoperantes la mayoría de planteamientos (incluido aquél en que el quejoso alegaba que la Ley de Imprenta
protegía la vida pública de los funcionarios, y no sólo la vida privada, como preveía la Constitución), la Corte señala
que los citados artículos 1 y 6 no contradicen la Constitución porque constituyen un "desarrollo" de ella: "La Consti-
tución al prever la garantía de libertad de imprenta sólo precisó como límites de esta los conceptos precisados en el
párrafo anterior, y al no desarrollar tales conceptos, correspondió al legislador secundario tal tarea […] no es verdad
que [los artículos impugnados] rebasen lo dispuesto en tales preceptos primarios, sino que cumplen con la finali-
dad de las normas reglamentarias, que consiste en detallar, precisar y sancionar los principios o conceptos que 927
contiene la Carta Magna, con el fin de establecer los medios necesarios para la aplicación del precepto constitucio-
nal que regulan" (p. 31). El Ministro Cossío suscribió un voto particular denunciando tal criterio decisorio (el estándar
según el cual una norma es constitucional si puede presentarse como un "desarrollo" de la Constitución) y, citando
jurisprudencia constitucional comparada e internacional y obras doctrinales, extrae y detalla las razones por las
cuales los artículos citados vulneran la libre expresión. Su razonamiento es análogo al que aplicaría después en el
caso Acámbaro. El ministro Gudiño formuló un voto concurrente en el que, no obstante echar en falta argumentos
más profundos, concluía que la ley no desbordaba la noción de "protección de la vida privada".
78
Amparo Directo en Revisión 1496/2008. Sentencia definitiva 5 de noviembre de 2008. Disponible en: <http://
www2.scjn.gob.mx/ConsultaTematica/PaginasPub/DetallePub.aspx?AsuntoID=102423> (19 de junio de 2013).
El asunto derivaba de un juicio indemnizatorios interpuesto por una persona presentada por un periódico de Tabasco
como acosador sexual. Los jueces civiles y el Tribunal Colegiado estimaron que no existía "hecho ilícito", puesto que
los hechos difundidos eran ciertos y las expresiones, siendo ofensivas, no eran ilegales ni contrarias a la Constitución.
La Suprema Corte no abordó el fondo, señalando que los agravios eran inoperantes por aludir a problemas de mera
la SCJN unánime muestra cómo debe resolverse este tipo de casos en un razonamiento que
pone de la mano la Constitución y la jurisprudencia del SIDH.79
Con posterioridad se enuncian, de nuevo en línea con los estándares del SIDH, las estrictísi-
mas condiciones en las que una expresión de crítica a un funcionario público, en principio
merecedora de un "plus" de protección, puede ser limitada y dar lugar a responsabilidades.
En primer lugar, la limitación debe tener una cobertura legal y redacción clara: debe estar
prevista en una ley (en sentido formal y material) para otorgar seguridad jurídica a los ciuda-
danos y protegerlos de la arbitrariedad de las autoridades, evitando la creación de un entor-
no hostil que desincentive la discusión y fomente la autocensura. En segundo lugar, debe
existir intención específica o negligencia patente –el llamado estándar de "malicia"–, que su-
bordina la generación de responsabilidad a que la expresión haya sido emitida con la inten-
ción de causar daño, con el conocimiento de que se estaban difundiendo hechos falsos o
con patente negligencia respecto de la revisión de la aparente veracidad o falta de veracidad
de la misma. En tercer lugar, la SCJN se refiere a la materialidad y acreditación del daño, que
exige que quien alega perjuicio a su honorabilidad pruebe que el daño efectivamente se
Francisca Pou Giménez
produjo (la expresión no puede limitarse apelando a meros riesgos o a daños eventuales).
En cuarto lugar, la SCJN se refiere al doble juego de la exceptio veritatis, que implica que "la
928
persona que se expresa debe siempre poder bloquear una imputación de responsabilidad
legalidad y, en tanto denunciaban "omisiones de estudio" de argumentos por parte del Tribunal Colegiado, infunda-
dos (págs. 18-32). En un voto particular el ministro Cossío sostiene que, con independencia de si la solución sustan-
tiva merecía o no ser confirmada, la mayoría incurría en peticiones de principio y se valía de un utillaje conceptual
y argumental que no permitía vehicular la fuerza normativa de la Constitución; por eso fijaba mal las cuestiones a
resolver y esquivaba las de fondo. De nuevo hay referencias al SIDH y a argumentos que prevalecerían después en
el caso Acámbaro.
79
Remitimos al lector al comentario de la RELE sobre este caso. CIDH. Informa Anual de la Comisión Interamericana
de Derechos Humanos. Informe de la Relatoría… supra nota 26, párrs. 81-99.
80
Amparo Directo en Revisión 1496/2008… supra nota 78, pp. 18-34.
ulterior probando que los hechos a los que se refiere son ciertos y, complementariamente, no
puede ser obligada a probar, como condición sine qua non para evitar esa responsabilidad,
que los hechos sobre los cuales se expresó son ciertos".81
Al abordar el caso concreto, la SCJN explica las deficiencias de la sentencia del Tribunal Cole-
giado a la luz de los estándares anteriores así como en el modo en que tenía que abordarse
la base fáctica del caso: las expresiones impugnadas debían haberse interpretado integral-
mente, atendiendo a su contenido, contexto, propósito y modo de presentación y no a partir
de una expresión aislada. Además el carácter de los sujetos (expresidente municipal y perio-
dista) debía haber determinado la identificación de los derechos que después debían ser
ponderados, lo cual debía ser agregado al fuerte interés público que respaldaba la difusión de
información y opiniones relacionadas con la regularidad de la gestión del funcionario involu La libertad de expresión y sus límites
crado –quien además tenía modo de acceder a los medios y reaccionar ante la información–.83
Finalmente, la SCJN apunta las razones por las cuales la Ley de Imprenta de Guanajuato era
inconstitucional y debía haber sido inaplicada al caso: su "patente falta de claridad" evidenciaba
la construcción estructural defectuosa del tipo penal sobre ataques a la vida privada; los su-
puestos de responsabilidad eran excesivamente abarcativos, pues no se limitaba a castigar 929
ataques especialmente graves y claramente acreditados, sino también casos en los que la
afectación era puramente eventual; aunque la ley se refería a la "malicia" en la expresión, des
pués permitía identificarla con términos objetivamente ofensivos y desconocía la regla de la
exceptio veritatis. La ley imponía condiciones extraordinariamente exigentes y en algunos de
81
Ibid., p. 40.
82
Ibid., pp. 41-42.
83
Ibid., pp. 42-45.
sus artículos "blindaba" el discurso referido a los funcionarios públicos aún más que el dis
curso ordinario.84
Pocos meses después, la SCJN decidió un caso que enfrentaba a una ex-primera dama del
país con una periodista y una revista semanal de amplia circulación a raíz de la publicación
de datos que ella consideraba invasores de su vida privada. El caso ejemplifica por tanto el
conflicto potencial entre expresión e información y la intimidad de un "persona pública" y
también fue resuelto en términos constitucionalmente elogiables –la Primera Sala de la SCJN
negó el amparo reivindicando las premisas generales sentadas en Acámbaro y las desarrolló
para un caso en el que el derecho relevante era la intimidad (no el honor) y la persona no era
político o funcionario público, sino un "personaje público"–.
En el juicio civil, la periodista y la revista habían sido condenadas a indemnizar por daño
moral al considerarse que la publicación objeto de la disputa lesionaba el derecho al honor
de la ex-primera dama. En segunda instancia se modificó la sentencia, absolviendo al medio
impreso y modificando el monto indemnizatorio impuesto a la periodista. Tanto ésta como
la ex-primera dama interpusieron amparos contra la sentencia, de los cuales conoció la Pri-
mera Sala SCJN tras ejercer la facultad de atracción.85 El amparo de la periodista fue sobreseído
por caducidad;86 el de la ex-primera dama, resuelto de fondo y negado.87
La SCJN desarrolla en este caso por qué las razones que justifican que los funcionarios u otras
personas involucradas en la gestión pública tengan, prima facie, un grado menor de resisten-
cia frente al derecho a la libre expresión se aplican también a las "personas públicas", de
"notoriedad pública" o "personajes públicos". La SCJN señala que las personas públicas son
Francisca Pou Giménez
aquellas que, por circunstancias sociales, familiares, artísticas, deportivas, o porque ellas mismas
han difundido hechos y acontecimientos de su vida privada, tienen proyección o notoriedad
930
84
Ibid., pp. 45-55.
85
Facultad de atracción 31/2009. Decisión del 22 de abril de 2009. Disponible en: <http://www2.scjn.gob.mx/
ConsultaTematica/PaginasPub/DetallePub.aspx?AsuntoID=106877> (19 de junio de 2013); Facultad de atracción
46/2009. Decisión del 3 de junio de 2009. Disponible en: <http://www2.scjn.gob.mx/ConsultaTematica/Paginas
Pub/DetallePub.aspx?AsuntoID=108285> (19 de junio de 2013).
86
Se consideró que había caducado en los términos señalados por la Ley de Amparo (véase el Amparo Directo
12/2009. Sentencia definitiva 7 de octubre de 2009. Disponible en: <http://www2.scjn.gob.mx/ConsultaTematica/
PaginasPub/DetallePub.aspx?AsuntoID=110353> (19 de junio de 2013). Los ministros Cossío Díaz y Sánchez Cordero
emitieron sendos votos disidentes oponiéndose al sobreseimiento).
87
Amparo Directo 6/2009. Sentencia definitiva 7 de octubre de 2009. Disponible en: <http://www2.scjn.gob.mx/
ConsultaTematica/PaginasPub/DetallePub.aspx?AsuntoID=108732> (19 de junio de 2013).
en una comunidad y por ende se someten voluntariamente al riesgo de que sus actividades
o su vida privada sean objeto de mayor difusión.88 En otros puntos se da cabida a una pers-
pectiva distinta, independiente del comportamiento del involucrado, al decirse que:
Derivado de esta doble base (asunción voluntaria de ciertas posiciones sociales o existencia
externa de interés) las personas públicas deben soportar un nivel de injerencia mayor en su
intimidad y una mayor exposición a la crítica de terceros, incluso cuando pueda ser incómoda
o hiriente. Ello no las desviste, de todos modos, de su derecho a la intimidad o vida privada, lo
cual hace necesario un ejercicio de ponderación entre cuál derecho tiene un plus de protec-
ción en cada caso.90 En el ejercicio ponderativo el concepto crucial será el interés público que
tengan los hechos o datos publicados. Este elemento hará que la voluntad de resguardar del
conocimiento ajeno ciertos hechos ceda en favor del derecho de los demás a comunicar y
recibir información sobre hechos o a emitir opiniones o juicios de valor. La noción de interés
público no alcanza a todo lo que sea de "interés del público": lo crucial es la relevancia pública
de lo informado para la vida comunitaria; no es exigible que las personas deban soportar
pasivamente la difusión periodística de datos relevantes de su vida privada cuando su cono-
cimiento es trivial o indiferente desde la perspectiva del debate público o se asocian sólo a la La libertad de expresión y sus límites
curiosidad o el interés morboso.91 La relevancia pública dependerá de situaciones históricas,
políticas, económicas, sociales altamente variables que deben aquilatarse en cada caso con-
creto, tomando siempre en cuenta la proyección pública mayor o menor de la persona según
su posición en la sociedad, y la forma en que ella misma ha modulado el conocimiento pú-
blico sobre su vida privada.92
931
Una aportación interesante de la argumentación son las precisiones acerca del rol de la vera-
cidad y las consecuencias que ello tiene desde la perspectiva del derecho de réplica. Según
88
Ibid., p. 78.
89
Ibid., pp. 53-54.
90
Ibid., pp. 78-79.
91
Ibid., pp. 79-80.
92
Ibid., p. 81.
subraya la SCJN, la intimidad protege la no divulgación de datos de la vida privada de una
persona sin su consentimiento y la veracidad de los datos difundidos no aminora la lesión,
sino que es su "presupuesto". Por ello a diferencia de lo que ocurre con el derecho al honor,
el derecho de réplica no repara la intromisión a la intimidad, pues no se responde por la
falsedad de lo publicado sino precisamente por decir la verdad y el hecho de tener posibilidad
de réplica, de relatar la propia versión, sólo incita a que se continúe hablando del tema.93
Otra aportación interesante es el desarrollo en torno a la idea del "reportaje neutral", que es
importante para establecer el esquema de responsabilidades entre los participantes en la
cadena de difusión de un mensaje, fáctico o expresivo. Según la SCJN, se habla de reportaje
neutral cuando un medio de comunicación se limita a transcribir lo dicho o declarado por un
tercero, cumpliendo únicamente una función transmisora; el responsable de cuanto se diga
en el mensaje reproducido será exclusivamente su autor material. El "reportaje neutral" debe
satisfacer dos requisitos: veracidad, entendido en este contexto como la certeza de que la
declaración difundida se corresponde efectivamente con la realizada por el autor material, y
relevancia pública de lo informado.94
…[p]or sus actividades políticas y por ocupar [diversos] cargos públicos y, poste-
riormente, además, derivado de la referida relación matrimonial, [la quejosa] tenía,
aun frente a otros personajes públicos, una proyección a nivel nacional e, incluso,
internacional, de tal magnitud, que conlleva a un mayor interés o escrutinio
Francisca Pou Giménez
público en sus acciones o conductas, al ser la cónyuge del titular de uno de los
poderes públicos.96
932
A ello debía agregarse que en el pasado "[v]oluntariamente, expuso diversos aspectos de su
vida privada […] lo que, lejos de mantenerla fuera de la vista del público, la señalaban como
93
Ibid., p. 80.
94
Ibid., pp. 80-81.
95
De nuevo, remitimos al lector al comentario de la RELE sobre este caso. CIDH. Informa Anual de la Comisión
Interamericana de Derechos Humanos. Informe de la Relatoría… supra nota 26., párrs. 100-114).
96
Amparo Directo 6/2009…, supra nota 87. Disponible en: <http://www2.scjn.gob.mx/ConsultaTematica/Paginas
Pub/DetallePub.aspx?AsuntoID=108732> (19 de junio de 2013), p. 85.
una persona crucial en la vida política del país".97 El derecho a la intimidad no había sido ile-
gítimamente invadido.
El caso de la exprimera dama ilustra las diferencias entre los bienes jurídicos protegidos
por el derecho al honor y por el derecho a la intimidad o vida privada –lo cual es importante
en un país en el que la mención indiferenciada a la "vida privada" tanto en la Constitución
como en las leyes de imprenta ha propiciado una notable confusión– y, en relación con ello,
ayuda a entender la diferente relevancia del requisito de la veracidad de lo difundido. Aun-
que la verdad de la información no es, recordemos, algo que defina las condiciones legítimas
para difundir hechos que pueden ser considerados injuriosos por ciertas personas –el están-
dar no es la verdad sino la veracidad: que no haya habido clara negligencia o descuido teme-
rario respecto de la comprobación de la verdad de lo que se difunde– cuando del derecho a
la intimidad se trata no ha lugar a grandes disputas en torno a esta cuestión, pues lo único
que debe evaluarse es si hay razones que justifiquen la difusión de datos que una persona
preferiría mantener fuera del conocimiento ajeno. No es tanto –a diferencia de lo que dice la
SCJN– que la veracidad de los datos privados difundidos esté "presupuesta", sino que no es
centralmente relevante: pueden difundirse datos ciertos mezclados con datos falsos y la pre-
sencia de los segundos no elimina (por eso es equívoco hablar de "presupuesto") la invasión
a la intimidad, sino que en su caso simplemente ocasionará una violación paralela del dere-
cho al honor o agravará la invasión percibida a la esfera privada. No hay que confundirse
tampoco por el hecho de que la SCJN hable del requisito de la veracidad en el contexto de
sus referencias al "reportaje neutral": en ese caso la veracidad exigida significa apego de lo
difundido con lo emitido, y sirve para deslindar las responsabilidades de los diferentes suje-
tos involucrados en la parte de la emisión del mensaje (aunque éste es un tema sobre el cual La libertad de expresión y sus límites
la jurisprudencia de la SCJN debe aportar todavía bastante más claridad).
Existe, como hemos señalado, una ambigüedad no resuelta en la construcción que la SCJN
hace de la figura del "personaje público", con la apelación tanto al hecho de ponerse en una
posición que hace previsible la conversión de una persona en personaje conocido (este sería
933
el criterio del "riesgo asumido") como al hecho de concitar el interés púbico con indepen-
dencia de la voluntad y las acciones. Ello no es muy relevante en este caso porque el perso-
naje involucrado cumplía simultáneamente los dos criterios, pero pueden surgir casos en los
que sí sea relevante distinguir. Como sea, es un caso fundamentalmente bien decidido en
el que se ponen piezas que deben servir para desarrollar criterios respecto de otros derechos
de la personalidad.
97
Ibid., p. 86.
5. El caso de los políticos en el Instituto Federal Electoral:
inviolabilidad parlamentaria y libertad de expresión
Este amparo es muy interesante porque analiza el lugar y el alcance de la inviolabilidad par-
lamentaria, una garantía que el artículo 61 CPEUM otorga a los miembros de las cámaras
parlamentarias,98 la cual ha operado históricamente como una protección reforzada de la libre
expresión, instrumentalmente orientada a garantizar la independencia del poder legislativo
respecto de los otros, cuya justificación y alcance actual este caso nos ayuda a pensar. Tam-
bién es importante porque nos sitúa, como el caso de los periódicos que veremos con pos-
terioridad, con un escenario de debate entre dos personas "públicas", que se enfrentan en un
contexto de debate sobre temas de interés público.
El amparo derivaba de un juicio civil por daño moral interpuesto por un político mexicano
contra otro político mexicano, con cargo de diputado federal, quien en un debate en el Con-
sejo General del Instituto Federal Electoral (en adelante IFE) sugirió la implicación del prime-
ro en un asesinato. El diputado participaba en el órgano electoral en su calidad de Consejero
del Poder Legislativo. En primera instancia el juez no encontró injuriosas sus expresiones
mientras que en la apelación, la Sala civil estimó que el caso debía ser sobreseído por falta de
legitimación pasiva en la causa: el demandado era diputado y no podía ser convenido por lo
expresado. En un primer amparo, el Tribunal Colegiado precisó que la inviolabilidad parla-
mentaria no cobraba eficacia automáticamente por el hecho de que el demandado fuera
diputado, sino que era necesario analizar si las manifestaciones habían sido hechas preci
samente en el desempeño de esas funciones. En cumplimiento, la Sala civil estimó que así era
y volvió a sobreseer por falta de legitimación pasiva. Interpuesto un nuevo amparo directo, el
Colegiado lo negó, estimando que, para no hacer nugatoria la garantía, debían considerarse
incluidas las comunicaciones que los parlamentarios sostienen con la ciudadanía o mediante
Francisca Pou Giménez
98
Amparo Directo en Revisión 27/2009. Sentencia definitiva 22 de febrero de 2010. Disponible en: <http://www2.
scjn.gob.mx/ConsultaTematica/PaginasPub/DetallePub.aspx?AsuntoID=105049> (19 de junio de 2013).
La SCJN, en la revisión, no coincidió con él. En primer lugar, rechazó el argumento según el
cual los miembros del Consejo General del IFE deban quedar cubiertos por la posibilidad de
que la existencia de juicios afecte el funcionamiento del órgano. La SCJN dice que las razo-
nes que apoyan la inviolabilidad de diputados y senadores no se aplican a todos los otros
órganos estatales que deben gozar de autonomía e independencia en el ejercicio de sus fun
ciones; las funciones del IFE son materialmente administrativas, no parlamentarias, y los in-
tervinientes en sus debates caen bajo el régimen general, salvo que pueda considerarse que
en un determinado momento –y por otros argumentos– alguno de ellos goce en lo indivi-
dual de inviolabilidad por su condición de diputado o senador. En segundo lugar, trabajando
sobre lo sostenido en un precedente,99 reitera que la inviolabilidad parlamentaria es una
prerrogativa funcional que protege el ejercicio de la función parlamentaria, no a la persona
en cuanto tal, y que el lugar en el que se emiten las opiniones (fuera o dentro del recito par-
lamentario) no es determinante en su entrada en juego. Pero si en el precedente la SCJN
había instado a atender al contexto y contenido del mensaje para saber si su emisión era parte
de la función, ahora la SCJN dedica largas páginas a argumentar que el contenido no puede
ser determinante. Después de extensas consideraciones acerca de la deliberación, las precon
diciones de un debate racionalmente sustentable y la necesidad de garantizar a diputados y
senadores, como actores políticos, las condiciones para la más amplia discusión– la SCJN señala
que en la delimitación de lo que sea la "función parlamentaria" debe tener un lugar impor-
tante el "principio de legalidad": esto es, es necesario consultar la descripción legal de una
particular situación para poder determinar si entra bajo ese paraguas conceptual.
En el caso, analizada la composición del Consejo General del IFE según la normativa aplicable,
se destaca la diferencia entre los consejeros del Poder Legislativo y los de los partidos políti-
cos. Aunque el demandado fuera disputado, acudió al IFE como representante de un partido La libertad de expresión y sus límites
político, para "defender los intereses del partido al que representaba y para levantar por ese
conducto la voz del pueblo, al ser su partido uno de los canales para la acción política del pue-
blo, una entidad cuyo fin consiste en promover la participación ideológica y política del
pueblo".100 Las funciones de un representante de partido en el IFE, concluye la SCJN "no se
definen en norma jurídica alguna como el desempeño de una función parlamentaria", razón
por la cual se concede el amparo para que los jueces civiles reconozcan legitimación pasiva 935
El caso de los políticos en el IFE es muy interesante para explorar las racionalidades de la
libertad de expresión y pensar cuáles son sus implicaciones en los escenarios institucionales
99
Se trata del Amparo en Revisión 2214/1998. Disponible en: <http://www2.scjn.gob.mx/ConsultaTematica/Paginas
Pub/DetallePub.aspx?AsuntoID=22818> (19 de junio de 2013).
100
Ibid., p. 101 de la sentencia.
de las democracias contemporáneas. Aunque puede parecer que hay razones para simpati-
zar con una interpretación lo más extensiva posible de la garantía de inviolabilidad, que
asegura a las personas las condiciones ideales para el ejercicio desinhibido de la libertad, un
caso derivado de una discusión en el IFE nos pone a pensar qué consecuencias tendría
extenderlo a todos los órganos deliberantes del Estado o a todos los órganos cuyos miembros
necesitan operar con garantías de no intromisión por parte de otros agentes estatales o pri-
vados. Uno encontraría razones para extender la garantía de inviolabilidad por las opiniones
a los tribunales, por ejemplo, a las agencias reguladoras independientes, a los órganos cons-
titucionales autónomos e incluso a algunos funcionarios del Poder Ejecutivo. Sin embargo,
extender la inviolabilidad implica también extender la asimetría definitiva de las partes a una
gran cantidad de interacciones públicas e implica tener que involucrarse en operaciones
complicadas de delimitación –la extensa discusión en el amparo acerca de la relevancia com
parativa de las circunstancias de modo o lugar, los contenidos, las personas, las descripciones
normativas, etcétera, lo ilustran con elocuencia– que pueden acabar desviando la atención
de las cuestiones de libertad de expresión o incluso predeterminar la solución jurídica del
caso desde parámetros distintos a los que regirían si uno lo examinara directamente desde la
perspectiva de la libertad de expresión. Por ello el criterio de la SCJN parece acertado: es
mejor mantener la prerrogativa en el campo explícitamente marcado por la Constitución y
resolver los casos con las "reglas generales". Y las reglas generales, claramente, en un caso
como éste, situado en uno de los escenarios básicos del debate público, apuntan a una solu-
ción general en favor del libre ir y venir de opiniones en cuyo contexto encontrar causa para
la responsabilidad civil será una hipótesis verdaderamente excepcional.
El que llamo "caso de las esquelas", de mayo del 2010, me parece también digno de detenida
Francisca Pou Giménez
atención porque aborda, de nuevo, temas de algún modo relacionados con censura previa –así
venía inicialmente construido, aunque la SCJN, acertadamente, declaró la insuficiencia de
936 esta perspectiva de análisis– y sobre todo porque en él la Primera Sala sienta un criterio para
orientar la resolución de conflictos de derechos entre particulares. Ello lo convierte en rele-
vante desde la perspectiva del deber estatal de protección –que insta al Estado a adoptar
medidas que protejan a los ciudadanos contra intromisiones a derechos provenientes de
otros particulares– y, en general, desde una perspectiva preocupada por sentar reglas que
minimicen las restricciones indirectas a la libre y amplia difusión de ideas.101
101
Amparo Directo en Revisión 1302/2009. Sentencia definitiva 12 de mayo de 2010. Disponible en: <http://
www2.scjn.gob.mx/ConsultaTematica/PaginasPub/DetallePub.aspx?AsuntoID=110591> (19 de junio de 2013).
La controversia derivaba de la publicación en un diario de dos esquelas en las que una aso-
ciación extendía su pésame por el fallecimiento de una persona, que "se sumaba a las cifras
de este mal del siglo".102 El afectado –no fallecido– demandó a la empresa propietaria del
periódico una indemnización por daño moral. La juez civil falló en favor del periódico, seña-
lando que las esquelas constituían una inserción pagada por un tercero mediante la cual se
transmitía una información de carácter personal, no una información periodística elaborada
por el periódico, quien fungía exclusivamente como medio transmisor de lo dicho por
un tercero. La juez concluyó que la publicación de la esquela no constituía un "acto ilícito" en
los términos exigidos por las reglas del derecho de daños y su decisión fue confirmada
en apelación.
Llegado el caso a la justicia federal, un Tribunal Colegiado concedió un primer amparo para
el efecto de que la Sala de apelación volviera a fallar omitiendo fundar su razonamiento en el
Código Civil del Distrito Federal. La Sala dictó entonces una nueva resolución según la cual
la publicación de las esquelas se había hecho de forma maliciosa en términos de la Ley sobre
Delitos de Imprenta y constituían un ataque a la vida privada y a la moral, debiendo el direc-
tor del periódico responder civilmente por ellas. Si el periódico, a cambio de dinero, se pres-
taba a ser usado para que una persona insultara y menoscabar la honra y la vida privada de
otra, decía la Sala civil, debía ser responsable por ello: la empresa demandada debió haber
verificado que las esquelas no ofendieran la moral, los sentimientos y la honra del actor. Las
dos partes interpusieron un nuevo amparo directo y en esta ocasión el Tribunal Colegiado
otorgó el amparo al periódico porque estimó que la Sala civil había omitido analizar la grave-
dad de la culpa que le atribuía, en relación con el incumplimiento del deber de cuidado a
que estaba sujeto: verificar que el contenido de las esquelas no fuera ofensivo o tuviera la
intención de ofender. A pesar de la estimación parcial de sus pretensiones, la empresa inter- La libertad de expresión y sus límites
puso revisión ante la SCJN, alegando fundamentalmente que la sentencia del Colegiado la
obligaba a ejercer censura previa –constitucionalmente vedada– pues le imponía, bajo ame-
naza de sanción, un deber de verificar que el contenido de las esquelas que le eran contrata-
das no fuera ofensivo. La SCJN tuvo entonces la oportunidad de evaluar si la interpretación
de la Constitución efectuada por el Tribunal Colegiado era correcta.
937
102
Sigo aquí, en líneas generales, la síntesis que encabeza el voto concurrente que el ministro Cossío Díaz formuló
en este asunto.
103
Amparo en Revisión 2214/1998…, supra nota 99, p. 3 del voto concurrente.
prohibición de censura previa no permite por sí mismo resolver integralmente el conflicto de
derechos que se plantea en este tipo de escenario –por ser una regla fundamentalmente
referida al ámbito de las relaciones entre poderes públicos y particulares, no al ámbito de
las relaciones entre particulares y otros particulares–104 y en congruencia con ello sustenta la
argumentación en una exploración del contenido del derecho a la libertad de expresión (ci-
tando el caso repartidor de octavillas) y en una especie de derivación de las decisiones que
uno debe adoptar para no aminorar en ninguna medida superior a la necesaria su fuerza
normativa en un contexto atento a las particularidades de los sujetos, mensajes y entornos.
Los derechos fundamentales, se señala, vinculan en las relaciones entre particulares, pero no
de una manera fija y predeterminada.105
La Sala subraya que la posición legal de los periódicos frente a particulares por motivos liga-
dos a los contenidos que publican es muy variada porque la relación que los une con los
autores de esos contenidos (editorialistas, columnistas, ciudadanos que escriben cartas al
director, etcétera) es también muy variada, y porque la resistencia de la libertad de expresión
frente a los derechos de la personalidad también depende del tipo de contenido informativo
o expresivo.106 Atendidas las características de las inserciones tipo "esquela", la Primera Sala
sostiene que en estos casos los periódicos actúan esencialmente como vehículos, como me-
dios transmisores de mensajes que otras personas desean difundir,107 y que la definición de
su estatuto jurídico debe equilibrar los derechos de los contratantes con los de los potencia-
les afectados.
Desde esa perspectiva, la Corte opina que imponer a los diarios el deber de verificar el con-
tenido no ofensivo de las inserciones obstaculizaría en demasía el mantenimiento de los
periódicos como espacios de comunicación ciudadana.108 La necesidad de no hacer nuga
torios los derechos de los potenciales afectados se satisface, dijo, con la adopción de dos
medidas preventivas: a) solicitar a los contratantes sus datos básicos de identificación, para
Francisca Pou Giménez
que quienes se sientan afectados por las inserciones sepan a quién reclamar y b) cerciorarse de
que el texto publicado corresponde con aquel cuya publicación le fue solicitada –esto es: no
938
publicar algo distinto a lo que reciben–. Si el periódico no satisface estos dos deberes bási-
cos, entonces él mismo asume el riesgo de tener que responder por los daños que potencial-
mente puedan derivar de las inserciones y puede ser judicialmente demandado por ello
104
Ibid., p. 4.
105
Ibid., p. 5.
106
Amparo en Revisión 2214/1998…, supra nota 99, p. 51 de la sentencia.
107
Ibid., p. 52.
108
Amparo en Revisión 2214/1998…, supra nota 99, p. 11 del voto concurrente del Ministro Cossío Díaz.
(aunque sólo será finalmente responsable, aclara la Corte, cuando los tribunales concluyan
que el conflicto de derechos no puede librarse a favor de la libre expresión).
El caso de las esquelas suscitó un debate muy intenso, del que son testimonio dos votos
concurrentes y uno particular, todos ellos interesantes en el contexto de una discusión que
muestra a una SCJN inmersa en un universo jurídico completamente distinto al que impera-
ba cuando se resolvió el caso bandera. Aunque no hay una presencia explícita de los están-
dares interamericanos, la resolución es ampliamente armónica con ellos. La SCJN aplica, en
los hechos, un test de proporcionalidad –aunque no lo mencione con sus etiquetas canóni-
cas– con especial atención a las nociones de "necesidad" y "mínima interferencia", lo que la
lleva a desechar el criterio interpretativo seleccionado por el Tribunal Colegiado en favor de
uno menos restrictivo desde la perspectiva de la libertad de expresión.
El precedente más reciente de la SCJN en el ámbito que nos ocupa es, de nuevo, un caso
protagonizado por un conflicto entre libre expresión y derecho al honor, pero con la particu- 939
laridad de que los involucrados a cada lado de la balanza son personas jurídicas, no físicas,
que además tienen una posición particular dentro del universo de instancias de ejercicio del
derecho: un diario y una revista, ambos de amplia circulación.109
109
Amparo Directo 28/2010. Sentencia definitiva 23 de noviembre de 2011. Disponible en: <http://www2.scjn.
gob.mx/ConsultaTematica/PaginasPub/DetallePub.aspx?AsuntoID=123474> (19 de junio de 2013). A diferencia de
otros casos, al comentar este caso no suprimo la denominación de las partes porque ellas mismas han hecho refe-
rencia al caso en sus páginas (véase el editorial de La Jornada del 24 de noviembre de 2011) y Letras Libres publica
extractos de la sentencia en su número 157 (enero de 2012).
El caso –con un trayecto procesal larguísimo en los juzgados civiles y los órganos judiciales
federales–110 derivaba de una demanda por daño moral interpuesta por la empresa propie-
taria del periódico La Jornada contra la propietaria de la revista Letras Libres y su subdirector
en lo personal, a raíz de una columna firmada por éste según la cual la cobertura del diario
sobre la organización terrorista ETA estaba influenciada por un acuerdo de colaboración sus-
crito con el diario vasco Gara. Esta alianza lo había llevado, decía, a intervenir a partir de cierta
manipulación informativa para impedir al juez español Baltasar Garzón el desarrollo de cier-
tas actuaciones investigativas en territorio mexicano. En el amparo directo del que conoció
la Corte, La Jornada alegaba que el contenido de la columna lesionaba sus derechos al honor,
a la reputación y a la vida privada. La Corte consideró, por el contrario, que las expresiones
publicadas en la revista se encontraban protegidas constitucionalmente.
La SCJN empieza por realizar un encuadre cuidadoso de las pretensiones y posiciones de las
partes: por un lado identifica lo que estima es el derecho al honor del periódico actor en su
aspecto objetivo –su reputación o "el derecho a que otros no condicionen negativamente la
opinión que los demás hayan de formarse de nosotros"–111 y por el otro analiza la naturaleza
de la publicación objeto de la disputa y concluye que se trata de una columna: "un instru-
mento de comunicación que persigue la defensa de las ideas, la creación de un estado de
opinión y la adopción de una postura determinada [sic] respecto";112 tratándose de un texto
argumentativo, se destaca, el análisis constitucional debe centrarse en la evaluación del ejer-
cicio de la libertad de expresión, no de la libertad de información.
Francisca Pou Giménez
110
Para una relación detallada de los antecedentes procesales del caso vid. páginas 1-5 de la resolución.
111
Ibid., p. 52.
112
Ibid., p. 56.
113
Ibid., p. 62.
destaca la SCJN, "es más tolerable el riesgo derivado de los eventuales daños generados por
la expresión que el riesgo de una restricción general de la libertad correspondiente".114 La sen
tencia también reitera el carácter "preferencial" de la libertad de expresión frente a los dere-
chos de la personalidad y, atendiendo a los elementos del caso bajo estudio, subraya que la
protección de las libertades de expresión e información "alcanzan un nivel máximo cuando
dichos derechos se ejercen por los profesionales del periodismo a través del vehículo institu-
cionalizado de formación de la opinión pública, que es la prensa, entendida en su más am-
plia acepción".115 La SCJN acoge el estándar del "sistema dual de protección" de la RELE, que
gradúa los umbrales de protección atendiendo a la relevancia pública de las actividades
que ciertas personas desempeñan en una sociedad democrática y recuerda que, bajo el están
dar de la "real malicia", la condena por daño moral a raíz de la emisión de opiniones, ideas o
juicios requiere que éstos hayan sido expresados con la intención de dañar –algo que debe
acreditarse mediante prueba idónea, que la SCJN remite a la nota publicada y su contexto–.
Sobre las bases anteriores, la sentencia hace a mi juicio dos aportaciones especialmente im-
portantes: primero, define qué tipo de sujetos son los medios de comunicación a efectos del
análisis constitucional, y segundo, muestra cómo debe hacerse un análisis detallado encami-
nado a distinguir en un caso concreto las expresiones que se encuentran constitucionalmente
amparadas y las que no.
peñan dentro del sistema democrático les otorga ese mismo estatus: "Si la prensa goza de la
mayor libertad y del más amplio grado de protección para criticar personajes con proyección
pública", apunta, "es no sólo lógico sino necesario concluir que la crítica a su labor también
debe gozar de la mayor libertad y más amplio grado de protección, pues de lo contrario se
estaría dotando a una persona, en este caso un medio de comunicación impreso, de un gran 941
y desequilibrado poder para criticar impunemente, opinando e informando sin ser sujeto del
mismo escrutinio público que pregona, ejerce y cuya protección invoca".116 La SCJN destaca
además que en el debate público la réplica y la contra-argumentación son las mejores herra-
mientas para defender una actuación o punto de vista y que "nadie tiene un mayor acceso al
114
Ibid., pp. 62-63.
115
Ibid., p. 63.
116
Ibid., pp. 86-87.
derecho de réplica que un medio de comunicación, máxime si se trata de un rotativo cuya
publicación es diaria".117
Tras un análisis detallado de la publicación, la Sala concluye que el tema tratado en la colum-
942 na sí reviste relevancia pública y además se refiere a una figura pública, de modo que a la luz
del estándar de la real malicia propio del sistema dual de protección acogido por el orde
namiento jurídico mexicano y habida cuenta de los más específicos criterios que acabamos
de referir, no había base para conceder el amparo. Como también ha destacado la RELE, dice
117
Ibid., p. 87.
118
Ibid., p. 69.
119
Ibid., p. 70.
120
Ibid., pp. 71-72.
la Corte: "uno de los mecanismos idóneos tendientes a promover el comportamiento ético
de los medios de comunicación, es la crítica a los propios medios de comunicación".121
IV. Conclusión
En este trabajo hemos dado cuenta de los principales criterios que deben orientar la recons-
trucción del significado del derecho a la libertad de expresión consagrado en nuestras nor-
mas fundamentales, y en particular los que deben orientar el abordaje de los casos en que
sus implicaciones son menos obvias, o aquellos en que deben ser armonizadas con las deri-
vadas de otros derechos o bienes de carácter fundamental.
La síntesis de estándares elaborada por la RELE de la CIDH confiere a los intérpretes guías
generales muy valiosas acerca de cómo operar con el derecho, a la luz de lo dicho en una can
tidad importante de decisiones por la Corte IDH y por la CIDH, y deberían servir para propiciar
incursiones más detenidas en el cuerpo decisorio interamericano que ayuden a evitar un
riesgo conocido: caer en una adhesión meramente retórica a esta libertad. La libertad de expresión y sus límites
121
Ibid., p. 94.
adecuada de los derechos que se cruzan en los ámbitos analizados y la ausencia de leyes
específicas orientadas a reforzar el entorno de ejercicio de esta libertad (leyes sobre derecho
de réplica, leyes específicas sobre conflictos entre expresión y derechos de la personalidad,
leyes de apoyo al ejercicio de la profesión periodística, etcétera)– observamos ejercicios razo
nables de resolución de conflictos que dan, en términos generales, su lugar a un derecho cuya
filosofía básica no es difícil de entender: la libertad fundamental de decir lo que uno piensa,
de disentir, de discutir, de ser incómodo, de participar en una práctica colectiva cuyo vigor debe
ser cuidadosamente preservado porque define una parte esencial de la idea de autogobierno
democrático, y el derecho a exigir a las autoridades públicas que, en el ámbito de sus com-
petencias, impulsen las muchas medidas que son necesarias para garantizar suficientemente
su vigencia cotidiana, tanto en el mundo público como en el de las relaciones privadas.
Francisca Pou Giménez
944
Criterios jurisprudenciales
1. Nacionales
945
Ejecutoria: P./J. 46/2007 (9a.), ACCIÓN DE INCONSTITUCIONALIDAD 26/2006. SENADO
RES INTEGRANTES DE LA QUINCUAGÉSIMA NOVENA LEGISLATURA DEL CONGRESO
DE LA UNIÓN, Semanario Judicial de la Federación y su Gaceta, Novena Época, México,
Tomo XXVI, Septiembre de 2007, p. 1623. Reg. IUS. 20382.
2. Internacionales
Corte IDH. Caso "La Última Tentación de Cristo" (Olmedo Bustos y otros) Vs. Chile. Fondo, La libertad de expresión y sus límites
Reparaciones y Costas. Sentencia de 5 de febrero de 2001. Serie C No. 73.
Corte IDH. Caso Ivcher Bronstein Vs. Perú. Reparaciones y Costas. Sentencia de 6 de
febrero de 2001. Serie C No. 74.
947
Corte IDH. Caso Herrera Ulloa Vs. Costa Rica. Excepciones Preliminares, Fondo, Repara-
ciones y Costas. Sentencia de 2 de julio de 2004. Serie C No. 107.
Corte IDH. Caso Ricardo Canese Vs. Paraguay. Fondo, Reparaciones y Costas. Sentencia
de 31 de agosto de 2004. Serie C No. 111.
Corte IDH. Caso Palamara Iribarne Vs. Chile. Fondo, Reparaciones y Costas. Sentencia
de 22 de noviembre de 2005. Serie C No. 135.
Corte IDH. Caso Claude Reyes y otros Vs. Chile. Fondo, Reparaciones y Costas. Sentencia
de 19 de septiembre de 2006. Serie C No. 151.
Corte IDH. Caso Kimel Vs. Argentina. Fondo, Reparaciones y Costas. Sentencia de 2 de
mayo de 2008 Serie C No. 177.
Corte IDH. Caso Tristán Donoso Vs. Panamá. Excepción Preliminar, Fondo, Reparacio-
nes y Costas. Sentencia de 27 de enero de 2009 Serie C No. 193.
Corte IDH. Caso Ríos y otros Vs. Venezuela. Excepciones Preliminares, Fondo, Repara-
ciones y Costas. Sentencia de 28 de enero de 2009. Serie C No. 194.
Corte IDH. Caso Perozo y otros Vs. Venezuela. Excepciones Preliminares, Fondo, Repara-
ciones y Costas. Sentencia de 28 de enero de 2009. Serie C No. 195.
Corte IDH. Caso Fontevecchia y D`Amico Vs. Argentina. Fondo, Reparaciones y Costas.
Sentencia de 29 de noviembre de 2011. Serie C No. 238.
CIDH. Relatoría Especial para la Libertad de Expresión. Informe Especial sobre la Libertad
de Expresión en México 2010 de 7 de marzo de 2011. OEA/Ser.L/V/II Doc. 5.
948 CIDH. Informe Anual de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos 1994, 17 fe-
brero 1995. OEA/Ser.L/V/II.88 Doc. 9 rev.
Prohibición de la censura
previa: retos en el siglo XXI
Juan Carlos ARJONA ESTÉVEZ*
I. Introducción
L a censura previa ha sido ampliamente reconocida como una medida draconiana propia
de los Estados autoritarios o dictatoriales. Se dice que esta medida es un atentado directo
a las "condiciones básicas de una sociedad democrática". A través de la revisión de las ideas o
información, previo a su circulación a toda la sociedad, las autoridades pueden identificar
aquellas que son contrarias al régimen y por tanto exigir que sean modificadas o eliminadas.
Con ello, el debate libre de ideas o de exigencia de transparencia y rendición de cuentas en
los asuntos públicos quedarían subsumidas en una oscuridad total. Las y los ciudadanos
en estos países se verían impedidas de evaluar el funcionamiento de sus autoridades y las polí
ticas que enarbolan. Las autoridades podrían evitar cualquier debate sobre las políticas exis-
tentes. Y más grave aún sería que las y los ciudadanos serían ampliamente persuadidos a
partir de ideas e información sin contraste de las diversas políticas que se implementan en
un país determinado.
Los riesgos socio-culturales de la censura previa son mucho más amplios. A través de ella se
censura previa: retos en el siglo XXI
puede imponer una forma de vida "correcta" a las personas, es decir una forma de hablar, de
pensar, de relacionarse con las personas, de apreciar el arte, de mantener el estatus quo,
de educar a las y los hijos, de que creencias religiosas practicar, y de las líneas científicas
Prohibición de la
1
La Relatoría para la Libertad de Expresión de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos afirma que este 951
derecho se "trata entonces de un derecho individual sin el cual se estaría negando la primera y más importante de
Para tratar de evitar los efectos negativos del control "gubernamental" de contenidos político-
socio-culturales antes mencionados, en algunos ordenamientos jurídicos, se ha reconocido
como parte de los contenidos de la libertad de expresión, la prohibición de la censura pre-
via.2 Dicha medida, establecida en un absoluto negativo evitaría cualquier intento de las
autoridades para revisar y calificar contenidos con el propósito de modificar o eliminar aque-
llos que no son acordes con el pensamiento o ideología que se busca que impere en un
determinado territorio. No obstante, la postura de prohibir la censura previa ha sido sólo
interpretada en relación con las autoridades, por lo que al día de hoy aún existen grandes retos
de difusión amplia de contenidos a partir del control privado.3 En otras palabras, los factores
reales de poder aún tienen un amplio control delegado en relación con los temas anterior-
mente mencionados.
Sin duda esta relación simbiótica entre derechos humanos y democracia parten del presu-
puesto de sociedades libres en el que se puede y debe difundir todo, y debatir de todo entre
Juan Carlos Arjona Estévez
nuestras libertades: el derecho a pensar por cuenta propia y a compartir con otros nuestro pensamiento." CIDH.
Marco Jurídico Interamericano sobre el Derecho a la Libertad de Expresión. 30 diciembre 2009. OEA/Ser.L/V/II CIDH/
RELE/INF. 2/09, párrs. 7, 9 y 31.
2
Véase AGOEA. Convención Americana sobre Derechos Humanos. Adoptado en San José, Costa Rica, el 22 de no-
952
viembre de 1969, en la Conferencia Especializada Interamericana sobre Derechos Humanos. Entró en vigor el 18 de
julio de 1978, art. 13.2; Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos. Publicada en el Diario Oficial de la
Federación el 5 de febrero de 1917. Última reforma publicada en el Diario Oficial de la Federación el 26 de febrero de
2013, arts. 6 y 7; Constitución de los Estados Unidos de América, enmienda 1.
3
Un ejemplo de ello se narra por García Palafox, Galia. "Entre los Intereses y las Convicciones", Gatopardo, Marzo
2008. Disponible en: <http://www.gatopardo.com/ReportajesGP.php?R=55> (19 de junio de 2013). La Corte
Interamericana ha indicado que las personas que ejercen la labor periodística en los medios de comunicación de-
ben de gozar de la mayor libertad posible. Corte IDH. Caso Ivcher Bronstein Vs. Perú. Reparaciones y Costas. Sentencia
de 6 de febrero de 2001. Serie C No. 74, párr. 150; CIDH. Marco Jurídico Interamericano…, supra. nota 1, párr. 17.
4
Esta relación se encuentra reconocida en la Carta Democrática Interamericana, en particular se resalta la impor-
tancia del derecho a la libertad de expresión y prensa. AGOEA. Carta Democrática Interamericana. Aprobada en la
primera sesión plenaria, celebrada el 11 de septiembre de 2001, arts. 4 y 7.
5
CIDH. Marco Jurídico Interamericano…, supra nota 1, párr. 8.
todas las personas, por lo que para ello, no se debe censurar ninguna idea o información por
nefasta o contraria a nuestras creencias socio-culturales sobre lo que es correcto. Con base
en dicha presunción es que la prohibición de la censura previa busca que las dos dimensio-
nes de la libertad de expresión sean fortalecidas, tanto para quien recibe o busca ideas o in-
formación, como para quien pretende difundirlas, para que a la postre se alimente el sistema
democrático a partir de un debate público y universal.6 El Comité de Derechos Humanos de
la Organización de las Naciones Unidas (en adelante Comité CCPR) ha dicho:
Es así que la prohibición de la censura previa ha sido una barrera para aquellos regímenes
autoritarios y dictatoriales que buscan imponer sus doctrinas, por lo que se han visto en la
necesidad de buscar otras vías para cumplir con esos mismos objetivos. Es así que el derecho
de los derechos humanos ha reconocido adicionalmente como parte del derecho a la liber-
censura previa: retos en el siglo XXI
tad de expresión, una serie de medidas para evitar que a través de medios indirectos se
puedan generar espacios de censura previa, las cuales van desde a imposibilidad de prohibir
el secuestro o retención de los medios con los que las ideas e información se expresan hasta la
Prohibición de la
búsqueda de una asignación democrática del espacio radioeléctrico y promover su uso libre
953
sin restricción alguna.8
6
Ibid., párrs. 7, 9 y 14.
7
Comité CCPR. Observación general No. 34. Artículo 19. Libertad de opinión y libertad de expresión. (CCPR/C/GC/34).
12 de septiembre de 2011, párr. 13.
8
Cfr. AGOEA. Convención Americana…, supra nota 2, art. 13.3; Constitución Política…, supra nota 2, art. 7; Corte
IDH. Caso Ivcher…, supra nota 3, párrs. 156-164; Corte IDH. Caso López Álvarez Vs. Honduras. Fondo, Reparaciones y
Costas. Sentencia de 1 de febrero de 2006. Serie C No. 141, párrs. 163-174; CIDH. Principios sobre Regulación de la
Publicidad Oficial en el Sistema Interamericano de Protección de los Derechos Humanos. Disponible en: <http://www.
oas.org/es/cidh/expresion/docs/informes/publicidad/PRINCIPIOS%20SOBRE%20REGULACI%C3%93N%20DE%20
LA%20PUBLICIDAD%20OFICIAL.pdf> (19 de junio de 2013).
Sin embargo, la prohibición de la censura previa no implica que toda difusión de ideas o
información deban ser toleradas o aceptadas legalmente. Sin duda alguna el ejercicio de
este derecho puede afectar el ejercicio de derechos de terceras personas, de la sociedad –su
seguridad y sus valores–, o la misma seguridad del Estado, razón por la que existe también
un acuerdo universal que reconoce la necesidad de establecer responsabilidades ulteriores
contra la persona quien se excede en el ejercicio de su derecho, que pueden, dependiendo
el caso, censurar a posteriori las ideas o información difundida.9 Si bien este trabajo no aborda el
tema de responsabilidades ulteriores y los parámetros para su ponderación con otros dere-
chos humanos, no pueden dejarse de lado debates en torno a la censura previa como medi-
das previas para proteger la salud de las personas, así como para la protección de la vida
privada y honra a través de la censura judicial a partir de las medidas cautelares o de protec-
ción, o bien la responsabilidad objetiva del Estado de proteger el desarrollo psicosocial de la
infancia en espacios públicos, en particular en aquellas ideas o información que se trasmite
por el espacio radioeléctrico.10
Por lo anterior, este artículo abordará los estándares que se han desarrollo en los organismos
interamericanos de derechos humanos y del poder judicial mexicano entorno a la prohibi-
ción de la censura previa. En un segundo momento, se plantearán la prospectiva de temas
sobre los que se puede desarrollar un debate más amplio al respecto de la prohibición de la
censura y sus alcances, más allá del debate político, de transparencia y de rendición de cuen-
tas en el que por lo general se encuentra inmerso.
cional de los derechos humanos, y consiste en la libertad que tiene toda persona de difundir
ideas e informaciones de toda índole y por cualquier medio de su elección.11 La libertad de
expresión comprende:
954
9
Cfr. AGOEA. Convención Americana…, supra nota 2, art. 13.2; Constitución Política…, supra nota 2, arts.6 y 7; CIDH.
Marco Jurídico Interamericano…, supra nota 1, párrs. 57-90.
10
CIDH. Marco Jurídico Interamericano…, supra nota 1, párr. 91; El único tipo de censura previa que admite la
Convención Americana sobre Derechos Humanos es para proteger el desarrollo psicosocial de la infancia, por lo que
cualquier otro control previo de ideas o información debe estar regulado por el sistema de responsabilidades ulte-
riores. AGOEA. Convención Americana…, supra nota 2, art. 13.4.
11
AGOEA. Convención Americana…, supra nota 2, art. 13.1; AGONU. Pacto Internacional de Derechos Civiles y
Políticos. Resolución 2200 A (XXI). 16 de diciembre de 1966. Entró en vigor el 23 de marzo de 1976, art. 19; AGONU.
Convención sobre los Derechos del Niño. Resolución 44/25. 20 de noviembre de 1989. Entró en vigor el 2 de sep-
tiembre de 1990, arts. 12-13; AGONU. Convención sobre los derechos de las personas con discapacidad. Resolución
A/RES/61/106. 13 de diciembre de 2006. Entró en vigor el 3 de mayo de 2008, art. 21; CE. Convenio para la Protección de
…1) el derecho a hablar, esto es, a expresar oralmente los pensamientos, ideas,
información u opiniones; 2) el derecho a hablar implica necesariamente el derecho
de las personas a utilizar el idioma que elijan para expresarse; 3) el derecho a es-
cribir, esto es, a expresar en forma escrita o impresa los pensamientos, ideas, in-
formación u opiniones; 4) el derecho a difundir las expresiones habladas o escritas
de pensamientos, informaciones, ideas u opiniones, por los medios de difusión
que se elijan para comunicarlas al mayor número posible de destinatarios; 5) el
derecho a la expresión artística o simbólica, a la difusión de la expresión artística,
y al acceso al arte, en todas sus formas; 6) el derecho a buscar, a recibir y a acceder a
expresiones, ideas, opiniones e información de toda índole; 7) el derecho de tener
acceso a la información sobre sí mismo contenida en bases de datos o registros
públicos o privados, con el derecho correlativo a actualizarla, rectificarla o en-
mendarla, y 8) el derecho a poseer información escrita o en cualquier otro medio,
a transportar dicha información y a distribuirla… (notas al pie omitidas).12
Por su parte la Suprema Corte de Justicia de la Nación (en adelante SCJN o "Suprema Corte")
ha reconocido que la libertad de expresión está protegida por el artículo 6o. constitucional
es amplia, e incluye cualquier medio de comunicación, incluidos los tecnológicos.13
buena fe.15 La diferencia entre ideas e información y la forma en que se expresan no es cosa
los Derechos Humanos y de las Libertades Fundamentales. Adoptada en Roma el 4 de noviembre de 1950, y reformada
Prohibición de la
Interamericana de Derechos Humanos (en adelante CIDH o "Comisión Interamericana") y la Corte Interamericana de
Derechos Humanos (en adelante Corte IDH o Corte Interamericana") han indicado que el exigir el requisito de vera-
cidad de la información, implica un mecanismo de censura previa a la vista de quien revisa el contenido informativo,
o puede imponer un régimen de responsabilidades ulteriores que tengan el efecto de autocensura (CIDH. Marco
Jurídico Interamericano…, supra nota 1, párr. 17; Corte IDH. La Colegiación Obligatoria de Periodistas (Arts. 13 y 29
Convención Americana sobre Derechos Humanos). Opinión Consultiva OC-5/85 del 13 de noviembre de 1985. Serie A
No. 5, párr. 33), esta misma relatoría ha dicho que informaciones que tienen el propósito de causar un daño y sean
falsas, ya sea porque son producidas, o existe negligencia en la búsqueda de la verdad o la falsedad de las mismas,
no está protegida por el derecho a la libertad de expresión. CIDH. Antecedentes e Interpretación de Declaración de
Principios sobre Libertad de Expresión, párr. 46. Disponible en: <http://www.oas.org/es/cidh/expresion/showarticle.
asp?artID=132&lID=2> (19 de junio de 2013). En ese mismo sentido, la Corte Interamericana indicó en el caso Usón
Ramírez contra Venezuela que "al condicionar su opinión, se evidencia que el señor Usón Ramírez no estaba decla-
rando que se había cometido un delito premeditado, sino que en su opinión se habría cometido tal delito en el caso
que resultara cierta la hipótesis sobre el uso de un lanzallamas. Una opinión condicionada de tal manera no puede
ser sometida a requisitos de veracidad. Además, lo anterior tiende a comprobar que el señor Usón Ramírez carecía
del dolo específico de injuriar, ofender o menospreciar, ya que, de haber tenido la voluntad de hacerlo, no hubiera
condicionado su opinión de tal manera". (Corte IDH. Caso Usón Ramírez Vs. Venezuela. Excepción Preliminar, Fondo,
Reparaciones y Costas. Sentencia de 20 de noviembre de 2009. Serie C No. 207). La Comisión Interamericana ha
sistematizado diversas decisiones nacionales sobre la aplicación del estándar de la Real Malicia, y en el caso Patitó,
José Ángel y et al. vs Diario La Nación en Argentina, el tribunal indicó que es este estándar el aplicable y no el de la
verdad o veracidad, lo que implica analizar entre otras cosas es si "la noticia tuviera expresiones falsas o inexactas,
los que se consideran afectados deben demostrar que quien emitió la expresión o imputación conocía la falsedad
de la noticia y obró con conocimiento de que eran falsas o con notoria despreocupación por su veracidad", en otras
palabras, "si de real malicia se trata, es el conocimiento que el periodista o medio periodístico tuvo (o debió tener)
de esa falsedad o posible falsedad. (CIDH. Marco Jurídico Interamericano…, supra nota 1, párrs.106-107). La primera
sala de la Suprema Corte por su parte indicó que el estándar de la Real Malicia "exige que la expresión que alegada-
mente causa un daño a la reputación de un funcionario público haya sido emitida con la intención de causar ese
Juan Carlos Arjona Estévez
daño, con conocimiento de que se estaban difundiendo hechos falsos, o con clara negligencia respecto de la revi-
sión de la aparente veracidad o falta de veracidad de los mismos". (CIDH. Marco Jurídico Interamericano…, supra nota
1, párr. 109). En Uruguay, el Tribunal de Apelaciones en lo penal indicó que bajo el estándar de la Real Malicia "las
notas no reflejan y el denunciante no lo probó conforme a su carga legal, que la intención del autor fuera la "de
agraviar a las personas o vulnerar su vida privada". (CIDH. Marco Jurídico Interamericano…, supra nota 1, párr. 111).
956 Finalmente, en Panamá se decidió que las personas acusadas "no actuaron con real malicia, pues no se vislumbra
una temeraria despreocupación acerca de la verdad". (CIDH. Marco Jurídico Interamericano…, supra nota 1, párr. 112).
En la legislación mexicana, en la Ley de Imprenta se reconoce el estándar de la Real Malicia en sus artículos 4-5.
"Artículo 4o. En los casos de los tres artículos que preceden, se considera maliciosa una manifestación o expresión
cuando por los términos en que está concebida sea ofensiva, o cuando implique necesariamente la intención de
ofender. Artículo 5o. No se considera maliciosa una manifestación o expresión aunque sean ofensivos sus
términos por su propia significación, en los casos de excepción que la ley establezca expresamente, y, ade-
más, cuando el acusado pruebe que los hechos imputados al quejoso son ciertos, o que tuvo motivos
fundados para considerarlos verdaderos y que los publicó con fines honestos". Ley sobre Delitos de Imprenta.
Publicada en el Diario Oficial de la Federación el 12 de abril de 1917. Última reforma publicada en el Diario Oficial de
la Federación el 9 de abril de 2012, arts. 4-5.
16
A nivel nacional se puede consultar: Tesis: I.7o.C.3 K (10a.), DERECHOS A LA INFORMACIÓN Y A LA LIBERTAD DE
EXPRESIÓN. SU PROTECCIÓN INVOLUCRA LO REVELADO RESPECTO DE SERVIDORES PÚBLICOS A PARTIR DE RESPON-
SABILIDADES POSTERIORES AL DESEMPEÑO DE SU CARGO, Semanario Judicial de la Federación y su Gaceta, Décima
Dentro de los elementos formales el más importante es que la restricción sea establecida por
una ley formal, es decir que derive de un proceso formal de creación de leyes. Dicho proce-
dimiento debe ser conducido a partir de un proceso dialogante en una asamblea o parla-
mento, por actores ajenos a la aplicación directa de la restricción.17 Por lo que respecta a los
elementos materiales, la restricción debe ser proporcional y sea necesaria en un Estado demo
crático.18 Son éstos los elementos que debería de conducir al órgano colegiado a determinar en
qué casos y bajo qué circunstancias el ejercicio de la libertad de expresión puede restringirse
en una valoración entre este derecho vis a vis los derechos de terceras personas, el derecho a
la seguridad de las personas o la necesidad de resguardar cierta información por parte de la
autoridad para evitar riesgos a la seguridad del Estado. En particular el elemento material de
proporcionalidad de la responsabilidad ulterior cobra vital importancia en relación con la cen
sura previa, en virtud de que una medida que de manera desproporcionada sancione el ejer
cicio indebido de la libertad de expresión, puede traer como consecuencia una autocensura.19
Existen sin embargo algunos mandatos concretos en los que si se exige su restricción penal
en todos los casos; por ejemplo, en razón de los hechos acontecidos en la segunda guerra
censura previa: retos en el siglo XXI
Época, México, Libro XVI, Enero de 2013, Tomo 3, p. 2036. Reg. IUS. 2002503; Tesis: 1a. CCXVIII/2009 (9a.), LIBERTAD
DE EXPRESIÓN Y DERECHO A LA INFORMACIÓN. SU ESPECIAL POSICIÓN FRENTE A LOS DERECHOS DE LA PERSONA-
LIDAD, Semanario Judicial de la Federación y su Gaceta, Novena Época, México, Tomo XXX, Diciembre de 2009, p. 286.
Reg. IUS. 165761; Tesis: 1a. LVIII/2007 (9a.), LIBERTADES DE EXPRESIÓN E IMPRENTA Y PROHIBICIÓN DE LA CENSURA
PREVIA, Semanario Judicial de la Federación y su Gaceta, Novena Época, México, Tomo XXV, Febrero de 2007, p. 655.
Prohibición de la
Reg. IUS. 173251; y Tesis: I.7o.C.4 K (10a.)…, supra nota 13. En el ámbito internacional se pueden consultar: Corte IDH.
Caso Herrera Ulloa Vs. Costa Rica. Excepciones Preliminares, Fondo, Reparaciones y Costas. Sentencia de 2 de julio de
2004. Serie C No. 107; Corte IDH. Caso Ricardo Canese Vs. Paraguay. Fondo, Reparaciones y Costas. Sentencia de 31 957
de agosto de 2004. Serie C No. 111; Corte IDH. Caso Kimel Vs. Argentina. Fondo, Reparaciones y Costas. Sentencia de
2 de mayo de 2008 Serie C No. 177; y Corte IDH. Caso Fontevecchia y D`Amico Vs. Argentina. Fondo, Reparaciones y
Costas. Sentencia de 29 de noviembre de 2011. Serie C No. 238.
17
AGOAS. Convención Americana…, supra nota 2, arts. 13.2, 13.5 y 30; Corte IDH. La Expresión "Leyes" en el Artículo
30 de la Convención Americana sobre Derechos Humanos. Opinión Consultiva OC-6/86 del 9 de mayo de 1986. Serie
A No. 6, párrs. 26-27; Corte IDH. La Colegiación Obligatoria…, supra nota 13, párr. 39-40; Corte IDH. Caso Palamara
Iribarne Vs. Chile. Fondo, Reparaciones y Costas. Sentencia de 22 de noviembre de 2005. Serie C No. 135, párr. 79;
Corte IDH. Caso Herrera Ulloa Vs. Costa Rica. Excepciones Preliminares, Fondo, Reparaciones y Costas. Sentencia de 2
de julio de 2004. Serie C No. 107, párr. 120; CIDH. Marco Jurídico Interamericano…, supra nota 1, párr. 69.
18
CIDH. Marco Jurídico Interamericano…, supra nota 1, párrs. 74-89.
19
CIDH. Antecedentes e Interpretación de Declaración…, supra nota 13, párr. 50.
20
CIDH. Marco Jurídico Interamericano…, supra nota 1, párrs. 74-82.
mundial, se incorporó una restricción de carácter obligatorio y consiste en la prohibición de
"toda propaganda en favor de la guerra y toda apología del odio nacional, racial o religioso
que constituyan incitaciones a la violencia o cualquier otra acción ilegal similar contra cual-
quier persona o grupo de personas, por ningún motivo, inclusive los de raza, color, religión,
idioma u origen nacional". Esta limitación está acompañada con una serie de obligaciones
que las autoridades deben de cumplir a fin de evitar la discriminación –entre ellas la elimina-
ción de estereotipos denigrantes– que a la postre puede decantar en apología al odio y
consecuentemente a actos de violencia física.21 En ese mismo sentido, se prohíbe internacio-
nalmente cualquier "instigación directa y pública a cometer genocidio".22 Otras limitaciones
específicas son las prohibiciones de la pornografía infantil,23 y de la trata de personas,24 las
que en ambos casos establecen obligaciones que deben armonizarse con el ejercicio de la
libertad de expresión. Nos referimos en particular a la prohibición de la censura en relación
con la obligación de los Estados de tomar "medidas para incautar y confiscar … [l]os bienes
tales como materiales, activos y otros medios utilizados para [realizar estas conductas, así
como] para cerrar, temporal o definitivamente, los locales utilizados para cometer esos
delitos".25 Finalmente, en el derecho internacional también se ha establecido de manera recien
te, una serie de obligaciones generales para eliminar los estereotipos de género.26 Algunas
preguntas que quedarían serían las de como relacionar las medidas para prevenir la discrimi-
nación y la violencia vis a vis la libertad de expresión.
21
AGOEA. Convención Americana…, supra nota 2, art. 13.5; AGONU. Pacto Internacional…, supra nota 9, art. 20.
22
AGONU. Convención para la Prevención y la Sanción del Delito de Genocidio. Resolución 260 A (III). 9 de diciembre
de 1948. Entró en vigor el 12 de enero de 1951, artículo 3.
23
La prohibición de la pornografía infantil consiste entre otras en "[l]a producción, distribución, divulgación, im-
portación, exportación, oferta, venta o posesión, [de] toda representación, por cualquier medio, de un niño dedicado
a actividades sexuales explícitas, reales o simuladas, o toda representación de las partes genitales de un niño con
fines primordialmente sexuales". Véase AGONU. Protocolo facultativo de la Convención sobre los Derechos del Niño
Juan Carlos Arjona Estévez
relativo a la venta de niños, la prostitución infantil y la utilización de niños en la pornografía. Resolución A/RES/54/263.
25 de mayo de 2000. Entró en vigor el 18 de enero de 2002, arts. 2-3.
24
La prohibición de la trata de personas buscar erradicar "la captación, el transporte, el traslado, la acogida o la
recepción de personas, recurriendo a la amenaza o al uso de la fuerza u otras formas de coacción, al rapto, al fraude,
al engaño, al abuso de poder o de una situación de vulnerabilidad o a la concesión o recepción de pagos o benefi-
958 cios para obtener el consentimiento de una persona que tenga autoridad sobre otra, con fines de explotación. Esa
explotación incluirá, como mínimo, la explotación de la prostitución ajena u otras formas de explotación sexual, los
trabajos o servicios forzados, la esclavitud o las prácticas análogas a la esclavitud, la servidumbre o la extracción de
órganos". AGONU. Protocolo para prevenir, reprimir y sancionar la trata de personas, especialmente mujeres y niños, que
complementa la Convención de las Naciones Unidas contra la Delincuencia Organizada Transnacional. Resolución
A/45/49. 15 de noviembre de 2000. Entró en vigor el 25 de diciembre de 2003.
25
AGONU. Protocolo facultativo de la Convención sobre los Derechos del Niño…, supra nota 23, art. 7; AGONU. Con-
vención de las Naciones Unidas contra la Delincuencia Organizada Transnacional. Resolución A/RES/55/25. 8 de enero
de 2001. Entró en vigor el 29 de septiembre de 2003, arts. 12 y 13.
26
AGOEA. Convención sobre la eliminación de todas las formas de discriminación contra la mujer. Adoptada por la
Asamblea General en su resolución 34/180, de 18 de diciembre de 1979. Entró en vigor el 3 de septiembre de 1981,
art. 10.c.; OEA. Convención Interamericana para Prevenir, Sancionar y Erradicar la Violencia contra la Mujer. Adoptado
en Belém do Pará, Brasil, el 9 de junio de 1994, en el vigésimo cuarto período ordinario de sesiones de la Asamblea
General. Entró en vigor el 5 de marzo de 1995, arts. 6.b. en relación con 7.c.
Regresemos a los elementos que la libertad de expresión protege (ideas e información) con
el objeto de identificar las diferencias en sus alcances y la posibilidad de su restricción. Por
ejemplo, una película de ficción que aborde el tema de VIH-SIDA indicando que el sistema
inmunológico de una persona es capaz de contrarrestar los efectos del virus o curar del sín-
drome mientras más actividad sexual sin protección realice, es una idea perturbadora que no
deja de ser una idea que en sí misma y que como parte de una expresión artística no debe
ser sujeta a una responsabilidad ulterior; sin embargo, un documental que argumente que a
partir de una constante actividad sexual sin protección tiene el efecto antes mencionado,
estaría difundiendo información equivocada que podría poner en riesgo la salud de las per-
sonas y que por ende debe ser restringida para proteger los derechos de terceros y el derecho
a la seguridad de las personas, sea como parte de protección del orden o la salud públicas.
Sin embargo, el formato para establecer dicha restricción, siguiendo la Convención America-
na sólo podría hacerse después de su difusión en el espacio público, es decir, el órgano
censor responsable de clasificar las películas con el propósito de regular el acceso de los niños
y niñas no es competente para determinar dicha restricción.
De la misma forma se ha optado por abordar los temas que enmarcan la superioridad racial
o de género. Las ideas que sostienen, o buscan sostener la superioridad racial o de género
son permitidas hasta que éstas no generan actos de apología al odio y se terminen concre-
tándose en actos de violencia; de forma contraria, la expresión como información que sos-
tenga dicha superioridad puede ser proscrita por encaminar a una idea falsa por conllevar
intrínsecamente razones por las cuales se podría dar un trato discriminatorio a personas que
pertenecen a cierta "raza". Lo anterior no significa que los Estados estén autorizados en pena
lizar las expresiones "de opiniones erróneas o interpretaciones incorrectas de acontecimien-
tos pasados",27 es decir, teorías revisionistas de hechos históricos como el holocausto.
censura previa: retos en el siglo XXI
Si estas premisas hasta aquí son correctas, podemos inferir que existe una diferencia en el
trato a cada uno de estos elementos de la libertad de expresión, misma que se ve reciente-
Prohibición de la
27
Comité CCPR. Observación general No. 34…, supra nota 7, párr. 49.
28
Ibid., párr. 5.
III. La prohibición de la censura previa
y la libertad de expresión
29
960 OEA. Convención Americana…, supra nota 2, art. 13.2 en relación con el art. 13.4.
30
Ibid., art. 13.4.
31
Tesis: 1a. CLXXXVII/2012 (10a.), LIBERTADES DE EXPRESIÓN E INFORMACIÓN. LAS MEDIDAS CAUTELARES QUE
RESTRINGEN SU EJERCICIO CONSTITUYEN ACTOS DE CENSURA PREVIA, Semanario Judicial de la Federación y su Ga-
ceta, Décima Época, México, Libro XII, Septiembre de 2012, Tomo 1, p. 512. Reg. IUS. 2001680; Tesis: 1a. LIX/2007
(9a.), CENSURA PREVIA. SU PROHIBICIÓN COMO REGLA ESPECÍFICA EN MATERIA DE LÍMITES A LA LIBERTAD DE
EXPRESIÓN, Semanario Judicial de la Federación y su Gaceta, Novena Época, México, Tomo XXV, Febrero de 2007, p. 632.
Reg. IUS. 173368; y Tesis: I.4o.A.13 K (10a.), CENSURA PREVIA. ESTÁ PROHIBIDA POR LA CONVENCIÓN AMERICANA
SOBRE DERECHOS HUMANOS COMO RESTRICCIÓN A LOS DERECHOS FUNDAMENTALES A LA INFORMACIÓN Y A LA
LIBERTAD DE EXPRESIÓN, A MENOS DE QUE SE ACTUALICE LA EXCEPCIÓN CONTENIDA EN SU ARTÍCULO 13, NUMERAL
4, Semanario Judicial de la Federación y su Gaceta, Décima Época, México, Libro XVII, Febrero de 2013, Tomo 2, Reg. IUS.
2002720.También pueden consultarse: Tesis: P./J. 26/2007 (9a.), LIBERTAD DE EXPRESIÓN. SUS LÍMITES, Semanario
Judicial de la Federación y su Gaceta, Novena Época, México, Tomo XXV, Mayo de 2007, p. 1523. Reg. IUS. 172476;
Tesis (5a.), Semanario Judicial de la Federación, Quinta Época, Tomo II, p. 395. Reg. IUS. 291160; Tesis: P./J. 24/2007 (9a.),
Si la afirmación anterior es correcta, ninguna de las hipótesis planteadas anteriormente po-
drían vencer la regla de prohibición de censura previa, y lo que quedaría es determinar cuáles
serían las opciones de política pública para proteger los derechos humanos a la información
en relación con la salud y los derechos del consumidor, y la protección posibles víctimas de
trata de personas, y de niños y niñas de ser víctimas de pornografía infantil.
Esto como veremos más adelante, también debe analizarse si va más allá de los espectáculos
públicos y la forma en cómo debe operar la co-responsabilidad del Estado y las personas que
ejercen la patria potestad de los niños y niñas de velar por un desarrollo psicosocial "adecuado"
al momento de recibir información que pudiera ser inapropiada para su desarrollo psicosocial.
Una vez indicado que existe una prohibición absoluta de la censura previa excepto una situa-
ción concreta, se tiene que aclarar que la censura previa implica una determinación que tiene
censura previa: retos en el siglo XXI
una autoridad legislativa, ejecutiva o judicial para impedir la circulación de ideas o de infor-
mación antes de llegar al espacio público, o bien exigiendo o condicionando modificaciones
en ellas para poder ser dados a conocer.32 La autoridad legislativa al establecer facultades a
Prohibición de la
las autoridades ejecutivas de autorización de las ideas o información antes de que salgan al
961
espacio público, o bien otorgando facultades al poder judicial para interrumpir temporalmen
te las ideas e información por la protección de otros bienes jurídicos. La autoridad ejecutiva
puede generar censura previa, si su actos de clasificación se transforman en censura previa,
LIBERTAD DE EXPRESIÓN. LOS ARTÍCULOS 6O. Y 7O. DE LA CONSTITUCIÓN POLÍTICA DE LOS ESTADOS UNIDOS MEXI-
CANOS ESTABLECEN DERECHOS FUNDAMENTALES DEL ESTADO DE DERECHO, Semanario Judicial de la Federación y su
Gaceta, Novena Época, Tomo XXV, Mayo de 2007, p. 1522. Reg. IUS. 172477; y Tesis: 1a. CCXVIII/2009 (9a.)…, supra nota 14.
32
CIDH. Informe Anual de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos 2012. Volumen II. Informe de la Relatoría
Especial para la Libertad de Expresión. Capítulo III. Jurisprudencia Nacional en Materia de Libertad de Expresión. 5 de
marzo de 2013, párr. 123-5. OEA/Ser.L/V/II.147 Doc. 1
o si confunde su papel en la denuncia de presuntos delitos con el de clasificar el contenido
de las ideas o información que se difunde. Y la autoridad judicial puede censurar previamen-
te si a partir de sus decisiones impide la libre circulación de las ideas, en los casos en los que
sus decisiones son precautorias o no son firmes. En este último caso se puede consultar el
Caso Martorell.33
En México, tanto la censura previa, como el control de medios indirectos están igualmente
prohibidos constitucionalmente aunque con un lenguaje acorde a inicios del siglo XX. La Cons
titución Política de los Estados Unidos Mexicanos (en adelante CPEUM o "Constitución" se
refiere a que no puede existir inquisición administrativa o judicial al expresar ideas, excepto
que afecte alguno de los bienes generales comúnmente aceptados (derechos de tercero u
orden público). Y en virtud del periodo en que se elaboró la Constitución, el único medio que
encontró reconocimiento constitucional fue el de la libertad de imprenta, en el que claramen
te se prohíbe la previa censura, así como los medios indirectos relacionados con esta forma
de expresión.
cuentas, no sólo de las autoridades, sino de todas aquellas personas públicas que con sus
decisiones impactan la vida económica y social de un país.
962
La búsqueda constante de información y su difusión, así como el cuestionamiento constante
de las políticas públicas proviene por lo general del ejercicio de la labor periodística. Personas
33
CIDH. Caso 11.230. Martorell v. Chile. Informe No. 11/96. 3 de mayo de 1996. Existe legislación en México que en
protección de las víctimas de delitos como la pornografía o la trata de personas podrían solicitar que se impida la
distribución de materiales constitutivos del delito, sin tener una sentencia firme del juzgado penal. Véase por ejem-
plo: Ley General para Prevenir, Sancionar y Erradicar los Delitos en Materia de Trata de Personas y para la Protección y
Asistencia a las Víctimas de estos Delitos. Publicada en el Diario Oficial de la Federación el 14 de junio de 2012, arts. 3,
fracs I, V, VI, X; 4, fracs.; 13; 14; 15, todo en relación con el art. 73. O la autorización de medidas de aseguramiento de
películas no clasificadas. Ley Federal de Cinematografía. Publicada en el Diario Oficial de la Federación el 29 de diciem-
bre de 1992. Última reforma publicada en el Diario Oficial de la Federación el 28 de abril de 2010, arts. 47 y 48.
que comúnmente uno identifica adscritos a algún medio de comunicación sea oral (radio o
televisión), o escrito (periódico o publicaciones periódicas con contenido político). La impor-
tancia de su labor en el proceso de rendición de cuentas y adecuada transmisión de informa-
ción a la población es de vital importancia para la construcción de ciudadanía. En virtud de
ello, el planteamiento de una colegiación obligatoria de esta labor podría parecer adecuada,
sin embargo, en una mirada más minuciosa, bajo los estándares internacionales de protec-
ción de derechos humanos, se puede identificar como una medida así puede ser violatoria
de la libertad de expresión, por ser desproporcional al derecho a la libertad de trabajo, e im-
poner un régimen de censura previa general, a través del procedimiento de colegiación por
el cual las personas deben de pasar.
Al analizar esta temática, la Corte Interamericana inició su reflexión indicando que la colegia-
ción obligatoria de los periodistas es una restricción a la libertad de expresión, porque las
personas no colegiadas como periodistas, y que expresan su opinión o difunden ideas o in-
formación, podrían ver comprometida su responsabilidad, por lo que lo relevante es analizar
si esta medida es compatible con los estándares de la Convención Americana, en particular
el hecho de que dichas medidas sean "necesarias para asegurar: a) el respeto a los derechos
o a la reputación de los demás, o b) la protección de la seguridad nacional, el orden público o
la salud o la moral públicas".34
En ese orden de ideas, la Corte IDH indicó que los argumentos detrás de la Colegiación Obli-
gatoria de los Periodistas buscan justificar la protección del orden público, y menciona que
la "organización de las profesiones … en colegios profesionales, no es per se contraria a la
Convención sino que constituye un medio de regulación y de control de la fe pública y de
la ética a través de la actuación de los colegas",35 sin embargo, la restricción de la libertad
de expresión en un ejercicio de ponderación entre el derecho de expresarse de cualquier
censura previa: retos en el siglo XXI
persona, no debe ser el único factor a ser evaluado frente al orden público de la sociedad, ya
que en una sociedad democrática, es el derecho a libertad de expresión el que permite "las
mayores posibilidades de circulación de noticias, ideas y opiniones, así como el más amplio
Prohibición de la
En palabras de la Corte IDH, "[l]a libertad de expresión se inserta en el orden público primario
y radical de la democracia, que no es concebible sin el debate libre y sin que la disidencia
tenga pleno derecho de manifestarse",37 y diversas personas o grupos de políticos, sindicatos,
34
Corte IDH. La Colegiación Obligatoria…, supra nota 13, párrs. 58-59.
35
Ibid., párrs. 63-64, y 68.
36
Ibid., párr. 69.
37
Ibidem.
sociedad científicas y culturales, defensores de derechos humanos, víctimas de violaciones
de derechos humanos, entre otros, deben de tener la posibilidad de manifestarse,38 es así que
el periodismo "no puede concebirse meramente como la prestación de un servicio al públi-
co a través de la aplicación de unos conocimientos o capacitación adquiridos en una univer-
sidad o por quienes están inscritos en un determinado colegio profesional, como podría
suceder con otras profesiones…".39
En relación con la segunda situación, el obligar por ley a que los periodistas se colegien, im-
plica que deben de cumplir con ciertos requisitos para desempeñar su labor, por ejemplo
tener cierto grado académico, cursos de dicción o de redacción, entre otros, y pasar por
procedimientos escritos y de entrevista oral, limitaría a todas las personas que no cumplan
con estos requisitos, su ejercicio la libertad de expresión.41 Igual de grave es que las personas
que sí cumplen los requisitos formales, puedan ser excluidas del proceso de colegiación de-
rivado de sus ideas políticas o sociales.
En ambos casos la censura sería previa e indirecta porque no se concretiza en un acto con-
creto de revisión de un texto, dialogo o imagen, sino que previo a cualquier ejercicio de
expresión existirá un control sobre quienes pueden expresare.42 Más aún, el determinar que
por razones de orden público, la labor periodística requiere que exista un control adicional
sobre quienes puede formar parte él, de la misma manera que el Estado vigila la profesión
Juan Carlos Arjona Estévez
38
Ibid., párr. 70.
39
Ibid., párr. 71.
40
Ibid., párr. 73.
41
Ibid., párr. 74.
42
Esta misma restricción podría suceder si la participación en asuntos públicos se exige sea únicamente a través
de partidos políticos, o se ponen requisitos innecesarios a publicaciones, programas televisivos o películas que
vengan del extranjero.
edad, u orientación sexual, entre otros, podría expresar lo que piensen sobre cualquier tema,
e incluso contribuir con conocimientos técnicos obtenidos por experiencia o estudios.
Es así que cuando se trató de justificar la Colegiación Obligatoria de Periodistas para que
puedan desarrollar una actividad profesional remunerada, no fue aceptado por la Corte
Interamericana al considerar que la libertad de expresión y el periodismo tienen una relación
indisoluble.43 En el caso de México, valdría la pena analizar el impacto que tiene el hecho de
que la Secretaría de Educación Pública extienda "certificados de aptitud al personal de locu-
tores que eventual o permanentemente participe en las transmisiones", o de que se requiera
que los cronistas o comentaristas tengan que presentar ante la Secretaría de Educación Pú-
blica, "un certificado que acredite su capacidad para la actividad especial a que se dediquen" a
la luz de la Colegiación Obligatoria, y la posible restricción de ejercer la libertad de expresión.44
2. Imprenta
Por lo general cuando nos referimos a la previa censura nos vienen a la cabeza imágenes de
autoridades revisando el contenido de libros u otro tipo de publicaciones impresas, la cuales
la autoridad minuciosamente revisa el contenido para ver si este es contrario a las ideas po-
líticas. Esas imágenes podrían parecer de inicios del siglo XX y nada relacionado con hechos
censura previa: retos en el siglo XXI
43
Ibidem. Misma opinión tuvo el Supremo Tribunal Federal de Brasil al resolver si la norma que obligaba a tener un
diploma de periodismo para ejercer la labor periodística era compatible con la libertad de expresión reconocido en
la Convención Americana. CIDH. Marco Jurídico Interamericano…, supra nota 1, párrs. 141-143.
44
Ley Federal de Radio y Televisión. Publicada en el Diario Oficial de la Federación el 19 de enero de 1960. Última re-
forma publicada en el Diario Oficial de la Federación el 9 de abril de 2012, arts. 11, 84, 86-89; Reglamento de la Ley
Federal de Radio y Televisión, en materia de Concesiones, Permisos y Contenido de las Transmisiones de Radio y Televisión.
Publicado en el Diario Oficial de la Federación el 10 de octubre de 2002, art. 10, frac. II.
45
Corte IDH. La Colegiación Obligatoria…, supra nota 13, párr. 81; CIDH. Marco Jurídico Interamericano…, supra
nota 1, párr. 31.
por la Corte IDH como un acto de censura previa, y por ende una violación a la libertad de
expresión.
La Ley sobre Delitos de Imprenta no establece como parámetro guía de dicha legislación
que la censura previa está prohibida, y si bien no se identifican mecanismos de control direc-
to, las definiciones son ambiguas y dan un margen de discrecionalidad a la autoridad sancio-
nadora. Más aún, la Ley sobre Delitos de Imprenta contiene una disposición que podría tener
requisitos que podrían inhibir la rápida difusión de las ideas e información, al exigir que
Juan Carlos Arjona Estévez
46
Corte IDH. Caso Palamara Iribarne Vs. Chile. Fondo, Reparaciones y Costas. Sentencia de 22 de noviembre de
2005. Serie C No. 135, párr. 73. La Comisión Interamericana de Derechos Humanos tuvo la oportunidad de pronun-
ciarse sobre la prohibición de la censura previa en CIDH. Caso 10.325. Grenada. Informe No. 2/96. 1 de marzo de
1996.
La falta de cualquiera de estos requisitos, hará considerar al impreso como
clandestino, y tan pronto como la Autoridad municipal tenga conocimiento del
hecho, impedirá la circulación de aquél, recogerá los ejemplares que de él exis-
tan, inutilizará los que no puedan ser recogidos por haberse fijado en las paredes
o tableros de anuncios, y castigará al dueño de la imprenta…47
Una disposición de estas características, ante las realidades actuales en las que desde el
hogar de cualquier persona se pueden imprimir estos materiales, permitiría a la autoridad
retirarlos de su exhibición por no contar con los requisitos establecidos por la ley, impidiendo
así la más libre y amplia difusión de las ideas e información. Sólo quedaría el debate sobre
aquellas impresiones que a decir de la Convención Americana deberían ser sujetos a previa
censura para evitar su acceso a los niños y las niñas.
47
Ley sobre Delitos de Imprenta. Publicada en el Diario Oficial de la Federación el 12 de abril de 1917. Última reforma
publicada en el Diario Oficial de la Federación el 9 de abril de 2012.
48
Amparo Directo 8/2012. Sentencia definitiva de 4 de julio de 2012. Disponible en: http://www2.scjn.gob.mx/
ConsultaTematica/PaginasPub/DetallePub.aspx?AsuntoID=136042 (19 de junio de 2013); Tesis 1a. CLXXII/2012 (10a.),
DAÑO MORAL. SUPUESTO EN EL QUE PUEDEN SER RESPONSABLES LAS PERSONAS QUE SE DEDIQUEN A LA
EDICIÓN, VENTA, DIFUSIÓN Y DISTRIBUCIÓN DE MEDIOS IMPRESOS, Semanario Judicial de la Federación y su Gaceta,
México, Décima Época, Libro XI, Agosto de 2012, Tomo 1, p. 480; Tesis I.11o.C.193 C (9a.), CENSURA. LA EMPRESA QUE
EDITA Y PUBLICA UNA OBRA, CARECE DE FACULTAD PARA EXAMINAR QUE SU CONTENIDO NO CONTENGA CALIFI-
CATIVOS INJURIOSOS Y EXPRESIONES MALICIOSAS, ASÍ COMO REVISAR LA VERACIDAD DE LO INFORMADO Y POR
ELLO IMPEDIR SU PUBLICACIÓN, Semanario Judicial de la Federación y su Gaceta, Novena Época, México, Tomo XXVI,
Octubre de 2007, p. 3110. Reg. IUS. 171230.
abordado a través de los debates de protección al consumidor, o bien recientemente en los
procesos electorales, sin embargo pareciera que algunas facultades de los órganos garantes
de los derechos del consumidor y de los derechos político-electorales podrían afectar sen-
siblemente el derecho a la libertad de expresión, en relación con la prohibición de la censu-
ra previa.
Publicidad en general
Más aún, la Ley Federal de Protección al Consumidor debe ser leída a la luz de la prohibición
Juan Carlos Arjona Estévez
de la censura previa –incluida la judicial–, lo que hace insostenible que la Procuraduría Fede-
ral del Consumidor pueda emitir medidas precautorias con el propósito de "[o]rdenar [la
corrección o] la suspensión de información o publicidad" que a su consideración viole la Ley
968
Federal de Protección al Consumidor, entre ellas por "conductas o prácticas comerciales abu-
sivas, …por conductas discriminatorias y por publicidad o información engañosa".53
49
Ley Federal de Protección al Consumidor. Publicada en el Diario Oficial de la Federación el 24 de diciembre de 1992.
Última reforma publicada en el Diario Oficial de la Federación el 9 de abril de 2012, arts. 25bis, frac. VI, y 32.
50
Ley Federal de Protección al Consumidor…, supra nota 36, arts. 25bis, frac. VI, y 32.
51
Ibidem.
52
Reglamento del Servicio de Televisión y Audio Restringidos. Publicado en el Diario Oficial de la Federación el 29 de
febrero de 2000, art. 31, frac. III, inc. f ).
53
Ley Federal de Protección al Consumidor…, supra nota 36, arts. 25bis, frac. VI, y 35.
Publicidad en materia de salud
II. Afirmar que el producto llena por sí solo los requerimientos nutricionales del
censura previa: retos en el siglo XXI
ser humano;
Prohibición de la
54
Reglamento de la Ley General de Salud en Materia de Publicidad. Reglamento publicado en el Diario Oficial de la
Federación el 4 de mayo de 2000. Última reforma publicada en el Diario Oficial de la Federación el 19 de enero de
2012, art. 17.
55
Reglamento de la Ley General de Salud…, supra nota 41, art. 18.
56
Ibid., art. 21.
V. Expresar o sugerir, a través de personajes reales o ficticios, que la ingestión de estos
productos proporciona a las personas características o habilidades extraordinarias;
o espacios que se requiere para los mismos.62 Más aún, la Secretaría de Salud tiene la facultad
de autorizar, y a contrario sensu de no autorizar,63 estos productos sino se cumplen con una
57
Ibid., art. 22.
58
Ibid., arts. 23-24.
59
Ibid., art. 24, frac. IV.
60
Ibid., art. 25.
61
Ibid., art. 26.
62
Ibid., art. 29.
63
En ese mismo sentido, la Secretaría de Salud tiene también la facultad de autorizar, y como hemos dicho, por
ende de no autorizar, "la publicidad de medicamentos y remedios herbolarios" sino se cumplen ciertos criterios
establecidos en la normatividad. Ibid., arts. 44-45.
No se autorizará la publicidad de bebidas alcohólicas cuando:
VII. Haga exaltación del prestigio social, virilidad o femineidad del público a quien
va dirigido;
En otro aspecto, también hay que mencionar el hecho de que la normatividad en comento
sólo permite la publicidad de dirigida a las y los profesionales de la salud, sea en medios es-
pecíficos para dicho sector,67 lo que impide el acceso a dicha información de toda la pobla-
ción, siendo unos efectos de la censura previa.
en cines, la publicidad sólo puede ser anunciada sólo para público adulto.68
Existen muchos otros productos y servicios que no se pueden anunciar sin autorización de la
972
Secretaría de Salud o que requieren cumplir con ciertos mensajes oficiales en su difusión.
Algunos de estos productos, incluyen los productos de aseo, productos de perfumería y belle-
za, servicios y productos de embellecimiento, plaguicidas, nutrientes vegetales y sustancias
64
Ibid., art. 34.
65
Reglamento del Servicio de Televisión y Audio Restringidos…, supra nota 52, art. 31, frac. III, inc. a).
66
Reglamento de la Ley General de Salud…, supra nota 41, art. 35.
67
Ibid., art. 42.
68
Ibid., art. 33.
tóxicas o peligrosas, y productos biotecnológicos.69 Estos productos y servicios en adición a
los que ya se comentaron en párrafos anteriores están bajo el yugo de la autoridad de salud
en materia de publicidad, al optar por un medio de comunicación pueden concurrir en el
control con otras autoridades y tener que pasar por una doble revisión, por ejemplo, en el caso
de televisión privada en la que está prohibido publicitar "[i]nstalaciones y aparatos terapéu-
ticos, tratamientos y artículos de higiene y embellecimiento, y medicinas u otros artículos o
tratamientos para la prevención o curación de enfermedades", o cualquier otro producto
o servicio que tenga que "contar con las autorizaciones correspondientes".70
b. Revistas
autoridades deban tener una injerencia en la revisión de sus contenidos, sin embargo, si uno
revisa en la práctica diversos aspectos en los que el ejercicio de la libertad de expresión tiene
injerencia más allá del debate libre de las ideas uno puede observar diversos aspectos en los
Prohibición de la
69
Ibid., arts. 57-70.
70
Reglamento del Servicio de Televisión y Audio Restringidos…, supra nota 52, art. 31, frac. III, incs. b) y e).
71
Código Federal de Instituciones y Procedimientos Electorales. Publicado en el Diario Oficial de la Federación el 14 de
enero de 2008, art. 49.
72
Ejecutoria: P./J. 4/2013 (10a.), ACCIONES DE INCONSTITUCIONALIDAD EN MATERIA ELECTORAL. LÍMITES DE LA
SUPLENCIA DE LOS CONCEPTOS DE INVALIDEZ, Semanario Judicial de la Federación y su Gaceta, Décima Época,
México, Libro XVIII, Marzo de 2013, Tomo 1, p. 199. Reg. IUS. 24317; y Tesis: P./J. 27/2007 (9a.), LIBERTAD DE EXPRE-
SIÓN. EL ARTÍCULO 55, NUMERAL 2, PRIMERA PARTE, DE LA LEY ELECTORAL DEL ESTADO DE ZACATECAS, VIOLA ESE
DERECHO FUNDAMENTAL, Semanario Judicial de la Federación y su Gaceta, Novena Época, México, Tomo XXV,
Mayo de 2007, p. 1521. Reg. IUS. 172478.
Por ejemplo, el primero de los casos que uno debe de revisar en la legislación mexicana tiene
que ver con el Reglamento sobre Publicaciones y Revistas Ilustradas. En esta normatividad, la
Secretaría de Gobernación, a través de la Comisión Calificadora de Publicaciones y Revistas
Ilustradas puede examinar de oficio este tipo de publicaciones y "[d]eclarar la licitud de
título o contenido de las publicaciones y revistas ilustradas; o su ilicitud, cuando compruebe
que de manera ostensible y grave aparece alguno de los inconvenientes que menciona el
artículo 6o. de este Reglamento",73 así como "[p] oner en conocimiento del Ministerio Públi-
co Federal, las publicaciones que en su concepto sean delictuosas, enviando el dictamen
respectivo".74
En sí mismo la redacción del reglamento es poco afortunada porque delega una facultad de
la Comisión Calificadora de Públicas y Revistas Ilustradas de declarar si el título y el contenido
son lícitas o ilícitas, a partir de los parámetros establecidos en el mismo reglamento, los cua-
les son bastante amplios como se puede ver a continuación:
III.- Describir aventuras en las cuales, eludiendo las leyes y el respeto a las institu-
Juan Carlos Arjona Estévez
V.- Contener relatos por cuya intención o por la calidad de los personajes, provo-
quen directa o indirectamente desprecio o rechazo para el pueblo mexicano, sus
aptitudes, costumbres y tradiciones;
73
Reglamento sobre Publicaciones y Revistas Ilustradas. Publicado en el Diario Oficial de la Federación, el lunes 13 de
julio de 1981, art. 5, incisos a) y b).
74
Ibid., art. 5, inciso e).
VI.- Utilizar textos en los que sistemáticamente se empleen expresiones contra-
rias a la corrección del idioma, y
VII.- Insertar artículos o cualquier otro contenido que por sí solos, adolezcan de
los inconvenientes mencionados en cualquiera de las fracciones anteriores.75
Como se observa, los supuestos para determinar la "ilicitud" de los títulos y de los contenidos
de las publicaciones deja un amplio margen de discrecionalidad y van desde aquellas expre-
siones que decir del órgano censor induzca o fomente vicios, o constituyan delitos, hasta que
se utilicen expresiones contrarias a la corrección del idioma. El órgano censor se vuelve por
mandato de este ordenamiento en alguien capaz de calificar si ciertos hechos descritos son
delictuosos, o si a través de las publicaciones se enseñan actos contra las leyes, la moral o las
buenas costumbres, hasta el grado de determinar si lo expresado se pueda provocar rechazo
al pueblo mexicano. Desde la perspectiva de la libertad de expresión esta facultad atentaría
ostensiblemente contra la prohibición de la censura previa. Y más grave aún, esta facultad
está ligada con otra que le permite impedir el registro de las publicaciones en la autori-
dad encargada de velar por los derechos de autor.76
Más adecuado resulta que el órgano censor opere en los términos en los que la misma Con-
vención Americana ha ido indicado al permitir la censura previa con el objeto de proteger el
desarrollo psicosocial de la infancia. Si bien es claro que esa disposición convencional men-
ciona que esta obligación está vinculada con los espectáculos públicos, ésta puede ser tras-
ladada a medios de comunicación que están en el espacio público y con posibilidad de
interacción y acceso por parte de los niños y las niñas. Es así que el otorgar facultades al órga
no censor para que ordene que ciertas publicaciones tengan que ostentar "en un lugar visi-
censura previa: retos en el siglo XXI
ble que son propias para adultos y sólo pueden exhibirse en bolsas de plástico cerradas",77
pueden cumplir con los propósitos enmarcados por el Sistema Interamericano. Sin embargo
la determinación sobre que publicaciones son propias para adultos quedan sólo enmarcadas
Prohibición de la
en aquellas que refieren al sexo, sin distinguir entre si es información sobre educación sexual
y reproductiva, expresiones artísticas o pornografía.78 975
El debate abierto en estos casos en el rol que tienen los órganos censores, es determinar
hasta donde la prohibición de la censura previa impediría evitar la circulación de material
75
Ibid., art. 6.
76
Ibid., arts. 10 y 14.
77
Ibid., art. 7.
78
Ibidem.
que fue realizado de forma ilícita, por ejemplo a través de actos que podrían constituir por-
nografía infantil, imágenes de violencia a personas que no la han aceptado sin coacción,
imágenes presumiblemente obtenidas de víctimas de trata de personas, o bien expresiones
que denotan un discurso de odio. Como ya indicamos, la normatividad en este caso, ordena que
el órgano censor debe de "[p]oner en conocimiento del Ministerio Público Federal".79
3. Cinematografía
El ejercicio del derecho de la libertad de expresión puede llevarse a cabo por diferentes me-
dios, uno de ellos la cinematografía. El cine es un medio de comunicación que permite acer-
carse a un número amplio de población. Actualmente la expresión a través de las películas
no se circunscribe a las salas de cine, sino que las películas pueden transmitirse por televi-
sión, reproducirse en aparatos destinados para ello, o a través del internet.
Sin duda alguna al cine lo identificamos como el medio para la expresión que habitualmente
lo consideraríamos como uno de los espectáculos públicos a los que se refiere la Convención
Americana. El caso paradigmático de "La Última Tentación de Cristo" resuelto por la Corte
Interamericana analiza la obligación de las autoridades de evitar la censura previa, salvo el
supuesto que la misma Convención Americana prevé. En este caso el Estado Chileno aplicó
un acto de censura judicial al prohibir la distribución de la película.80
La Ley Federal de Cinematografía inicia con una perspectiva de libertad, la cual se va acotando
claramente en la misma ley y su reglamento.81 Unos aspectos a debatir son la clasificación de
las películas, el impacto de esta clasificación en el ingreso a las salas de cine o la compra
de videos, y el idioma en que se exhiben dichas películas.
Juan Carlos Arjona Estévez
79
Ibid., art. 5, inciso e).
80
Corte IDH. Caso "La Última Tentación de Cristo" (Olmedo Bustos y otros) Vs. Chile. Fondo, Reparaciones y Costas.
Sentencia de 5 de febrero de 2001. Serie C No. 73.
81
Ley Federal de Cinematografía…, supra nota 33, art. 2.
82
Ibid., art. 21.
previa para los espectáculos públicos, que consisten, según la Convención Americana, úni
camente en clasificar el contenido de las películas, a efecto de informar a la población acerca
del contenido de la película y determinar si éste puede ser inapropiado para el desarrollo
psicosocial de la infancia, es que esta ley impacta en el ejercicio de la libertad de expresión,
ya que otorga facultades a las autoridades de autorizar en lugar de sólo clasificar.83
Ministerio Público Federal por aquellos actos que considere constitutivos de delito,88 se tra-
duce en que la autoridad podría decidir que cierta película no será autorizada por consi
derarla un delito y remitir el asunto al Ministerio Público, atentando contra la presunción de
Prohibición de la
83
Ibid., art. 24.
84
Reglamento de la Ley Federal de Cinematografía. Publicado en el Diario Oficial de la Federación el 29 de marzo de
2001, art. 20.
85
Ley Federal de Cinematografía…, supra nota 33, art. 42, frac. I.
86
Reglamento de la Ley Federal de Cinematografía…, supra nota 69, art. 16.
87
Ley Federal de Cinematografía…, supra nota 33, art. 4. Las medidas de aseguramiento son amplias e incluyen el
prohibir la exhibición pública de las películas sin su autorización, así como la de ordenar la retención provisional de
las películas. Ibid., art. 47, fracs. I y III.
88
Ibid., art. 42, frac. VI.
Las películas con escenas explícitas, no ficticias, de violencia, tortura o actividad
sexual y genital, o cualesquiera otra, para cuya filmación se presuma la comisión
de un delito o alguna violación a las leyes, así como la apología de dichas
conductas, no serán autorizadas por la Dirección General para su distribución,
exhibición pública o comercialización y, cuando corresponda se dará parte a la
autoridad competente.89
La forma para hacer cumplir a las personas su obligación de someter a un proceso de clasifi-
cación previa las películas que serán difundidas en espacios públicos, puede estar sujeta a
responsabilidades ulteriores. Asimismo, si en el proceso de clasificación, la Secretaría de
Gobernación sospecha de que los contenidos de la misma pueden estar vinculados con la
comisión de delitos, esta autoridad podrá poner en conocimiento de la autoridad que persi-
gue los delitos. Este último parece ser el sentido que los tribunales mexicanos encaminarían
sus debates en torno a la facultad de clasificación de las películas, según se desprende de la
Tesis: I.4o.A.32 A (10a.),90 sin embargo, es de resaltar que el asunto no abordó temas relacio-
nados con presuntos hechos constitutivos de delito, y el deber de la Secretaría de Goberna-
ción en aquellos casos por el mandato de ley de no autorizar su distribución.
Los parámetros para la clasificación de las películas son variadas y cubren diversos grupos
poblacionales por razón de edad, con el objeto de informar a la población sobre el contenido
que puede tener la película, y a partir de dicha información decidir si la misma es adecuada
para el desarrollo psicosocial de la infancia de conformidad con los fines que persiguen los
estándares interamericanos en la materia. En el caso de México, esta división etaria tiene un
impacto en la libertad de expresión en relación con otros derechos humanos, al configurarse
Juan Carlos Arjona Estévez
de forma tajante que las personas menores de dieciocho años no podrán ingresar a películas
que sean clasificadas con la letra C o la letra D.91
978 Si bien indicamos en el apartado anterior la clasificación de las películas es compatible con
la Convención Americana, la restricción del acceso a las salas cinematográficas a niños y niñas
89
Reglamento de la Ley Federal de Cinematografía…, supra nota 84, art. 18.
90
Tesis: I.4o.A.32 A (10a.), SUSPENSIÓN EN EL AMPARO. ES IMPROCEDENTE CONCEDERLA CONTRA LA DISTRIBU-
CIÓN, EXHIBICIÓN Y COMERCIALIZACIÓN DE UNA PELÍCULA, RESPECTO DE LA QUE LA SECRETARÍA DE GOBER
NACIÓN AUTORIZÓ SU DIFUSIÓN, AL SER EFECTOS SÓLO DE ACTOS ENTRE PARTICULARES, Semanario Judicial de la
Federación y su Gaceta, Décima Época, México, Libro XVII, Febrero de 2013, Tomo 2, p. 1516. Reg. IUS. 2002920.
91
Ley Federal de Cinematografía…, supra nota 33, art. 25; Reglamento de la Ley Federal de Cinematografía…, supra
nota 84, arts. 22 y 33; DOF. Acuerdo mediante el cual se expiden los criterios para la clasificación de películas cinemato-
gráficas. Publicado en el Diario Oficial de la Federación el 4 de abril de 2002.
en todos los casos en que dichas películas sean clasificadas como C o D podrían ser excesivas
del derecho a la educación reconocido en el Protocolo Adicional a la Convención America-
na de Derechos Económicos, Sociales y Culturales, que determina que "los padres tendrán
derecho a escoger el tipo de educación que habrá de darse a sus hijos",92 siempre que ésta se
oriente "hacia el pleno desarrollo de la personalidad humana y del sentido de su dignidad y
deberá fortalecer el respeto por los derechos humanos, el pluralismo ideológico, las liber
tades fundamentales, la justicia y la paz"93 y que le permita a sus hijos e hijas el "participar
efectivamente en una sociedad democrática y pluralista, lograr una subsistencia digna, favo-
recer la comprensión, la tolerancia y la amistad entre todas las naciones y todos los grupos ra-
ciales, étnicos o religiosos y promover las actividades en favor del mantenimiento de la paz".94
c. Idioma en que se difunden las películas censura previa: retos en el siglo XXI
los que el titular de los derechos de autor así lo hayan autorizado.95 Sin embargo, la misma
979
Ley Federal de Cinematografía ordena que las películas sean exhibidas en su versión original
y en su caso subtituladas al español, previa autorización de la Secretaría de Gobernación.96
92
OEA. Protocolo Adicional a la Convención Americana de Derechos Económicos, Sociales y Culturales. Adoptado en
San Salvador, El Salvador, el 17 de noviembre de 1988, en el decimoctavo período ordinario de sesiones de la
Asamblea General. Entró en vigor el 16 de noviembre de 1999, art. 13.4.
93
Ibid., art. 13.2.
94
Ibidem.
95
Ley Federal de Cinematografía…, supra nota 33, art. 21.
96
Ibid., arts. 8 y 42, y Reglamento de la Ley Federal de Cinematografía…, supra nota 84, art. 38;
La obligación de que las películas sean exhibidas en su versión original no contempla la po-
sibilidad de que la persona que propietaria de los derechos autor de la obra determinen lo
contrario, ni tampoco contempla por otro lado, el derecho de los pueblos indígenas de que
el doblaje o la sub-titulación de las películas sea en lenguas indígenas, de conformidad con
la Ley General de Derechos Lingüísticos de los Pueblos Indígenas.97 La decisión sobre el idio-
ma en que la obra cinematográfica debe ser difundida debe ser exclusiva decisión de quien
detente los derechos de autor, por lo que si para cumplir con la exigencia legal de que en su
difusión, ésta sea traducida al español, no debe ser prohibitiva en la forma en que ésta deba
realizarse, ya que sin duda el proceso de traducción debe de adecuarse al público al que va
dirigido, creando así nuevos contenidos.
En ambos casos se establece una censura previa, la cual la Suprema Corte permitió al negar el
amparo –bajo el argumento de censura previa– en el Amparo en Revisión 2352/97 por con-
siderar que una traducción de una obra artística sólo implica la traducción literal de cada una
de las palabras expresadas.98 Los argumentos de los Ministros Olga María del Carmen Sánchez
Cordero de García Villegas, José Vicente Aguinaco Alemán y Ministro Presidente Genaro David
Góngora Pimentel mencionan que "…doblar es mutilar, es dañar, es atentar contra los dere-
chos de intérprete de los autores y contra los derechos de autor de los creadores de la obra
original." Sin embargo, aunque asumen esta postura, no les incomoda que exista el doblaje
para películas para niños y niñas, lo cual caería en el mismo supuesto que sostienen, es decir,
que es una mutilación. Y siguen diciendo que la "práctica del doblaje es una forma de censu-
ra, eso desde luego lo consideramos, pues con quitar las interjecciones y poner otras palabras
que adulteran la obra original, ya se está haciendo una censura", sin embargo no declararon
inconstitucional la segunda sección del artículo 8 de la Ley Federal de Cinematografía que
permite el doblaje (en sus palabras censura) para aquellas películas clasificadas para público
infantil así como los documentales.
Juan Carlos Arjona Estévez
4. Radio y Televisión
980
La Radio y la Televisión son dos de los medios de expresión que han logrado constituirse
como los más accesibles a las personas. La difusión de las ideas e información a través de
estos medios son de toda índole desde aspectos políticos, pasando por cuestiones culturales
97
Ley General de Derechos Lingüísticos de los Pueblos Indígenas. Publicada en el Diario Oficial de la Federación el 13 de
marzo de 2003. Última reforma publicada en el Diario Oficial de la Federación el 9 de abril de 2012, art. 4.
98
Ejecutoria: P. XC/2000…, supra nota 13. Lo anterior es reconocido en el voto de minoría, al decir: "Cada lengua
es única, de ahí que traducir de un idioma a otro parezca fácil y a la vez resulte prácticamente imposible; las palabras
originales son insustituibles, la traducción es una función especializada de la literatura que implica una transforma-
ción del original, no un simple verter de un idioma a otro. En poesía, hace mucho que ha quedado demostrada la
imposibilidad de la traducción perfecta, cada traducción es considerada o una nueva creación o una nueva traición."
hasta programas recreativos. Las modalidades en que se pueden difundir las ideas e informa-
ción a través de la radio y televisión puede ser por medio de medios privados y medios pú-
blicos, y dentro de los medios privados puede ser a partir de señales públicas o señales de
paga. Asimismo, los programas de Radio y de Televisión pueden ser programas en vivo o
programas grabados.
En virtud de que la transmisión en Radio y Televisión puede ser a través de programas en vivo
o en programas grabados, es que la clasificación de los contenidos que pueden afectar al
desarrollo psicosocial de la infancia para efectos de la censura previa, recae en gran medida
en los proveedores de estos servicios. La autoridad puede establecer una serie de lineamien-
tos en los que el prestador privado puede determinar la clasificación de dichos contenidos
en los programas en vivo y clasificar los contenidos de los programas grabados.99 La vigilan-
cia de los contenidos se amplifica para la autoridad, que en el caso de México recae en la
Secretaría de Gobernación.100
Sin embargo, esto no es el caso en relación con la publicidad relativo a temas que pueden
afectar la salud de las personas, en las que como hemos observado, la Secretaría de Salud
tiene diversas facultades que se extienden a la autorización de difundir cierto tipo de informa
ción lo cual se refuerza en la regulación de la Radio y la Televisión,101 así como la restricción
de transmitir programas de concursos, programas de alguna asociación religiosa,102 progra-
mas elaborados en el extranjero o por un organismo internacional, a menos que tengan
la autorización de la Secretaría de Gobernación,103 siendo ambos casos no sólo contrarios al
artículo 6o. constitucional, sino al artículo 58o. de la misma Ley Federal de Radio y Televi-
sión.104 En un mismo sentido, el Reglamento de Radio y Televisión en materia Electoral podría
establecer un régimen de censura previa si en el proceso en que el Instituto Federal Electoral,
como "única autoridad competente para ordenar la transmisión de propaganda política o
electoral en radio o televisión, para el cumplimiento de sus propios fines, de otras autori
censura previa: retos en el siglo XXI
dades electorales federales o locales, y de los partidos políticos",105 se niega a hacerlo en los
tiempos y formas que por ejemplo, le solicitan los partidos políticos, contraviniendo nueva-
mente el artículo 6o. constitucional.
Prohibición de la
981
99
Ley Federal de Radio y Televisión…, supra nota 44, art. 59 ter.; Reglamento de la Ley Federal de Radio y Televisión,
en materia de Concesiones…, supra nota 44, arts. 9, fracc. IV y 24.
100
Ley Federal de Radio y Televisión… supra nota 44, art. 10, fracción II.
101
Ibid., art. 12, fracs. I y II.
102
Ley de Asociaciones Religiosas y Culto Público. Publicada en el Diario Oficial de la Federación el 15 de julio de 1992.
Última reforma publicada en el Diario Oficial de la Federación el 25 de mayo de 2011, art. 21.
103
Ley Federal de Radio y Televisión…, supra nota 44, arts. 65 y 71. Reglamento de la Ley Federal de Radio y Televisión,
en materia de Concesiones…, supra nota 44, arts. 9, y 18-19.
104
Ley Federal de Radio y Televisión…, supra nota 44, art. 58.
105
Reglamento de Radio y Televisión en Materia Electoral. Publicado en el Diario Oficial de la Federación el 6 de enero
de 2012, art. 7.
En ese mismo orden de ideas, y si bien la legislación no se conceden facultades de revisión
previa a las autoridades federales en relación con la obligación de sancionar la promoción de
"imágenes estereotipadas de mujeres y hombres, y [de eliminar] patrones de conducta ge-
neradores de violencia",106 la autoridad debe ser cuidadosa al distinguir entre aquellas ideas
e información que buscan dicho propósito, y las que reflejan cuestiones históricas entre otros
aspectos.
Otro tema que vale la pena debatir, es que la ley obliga a un régimen de censura previa al pro-
veedor del servicio de Radio y Televisión, ya que debe de asegurarse que sus transmisiones:
…[no] causen la corrupción del lenguaje y las contrarias a las buenas costum-
bres, ya sea mediante expresiones maliciosas, palabras o imágenes procaces,
frases y escenas de doble sentido, apología de la violencia o del crimen; se prohíbe,
también, todo aquello que sea denigrante u ofensivo para el culto cívico de los
héroes y para las creencias religiosas, o discriminatorio de las razas; queda asimis-
mo prohibido el empleo de recursos de baja comicidad y sonidos ofensivos.107
En ambos casos, a efectos de librar responsabilidad como proveedor del servicio de Radio y
Televisión se debe de asegurar que sus transmisiones cumplan con estos requisitos, los cua-
les podrían someter a un régimen de censura previa, independientemente del análisis sobre
982
necesidad de restringir cada uno de esos supuestos.
106
Ley General de Acceso de las Mujeres a una Vida Libre De Violencia. Publicada en el Diario Oficial de la Federación el
1 de febrero de 2007. Última reforma publicada en el Diario Oficial de la Federación el 15 de enero de 2013., art. 41.
107
Ley Federal de Radio y Televisión…, supra nota 44, art. 63.
108
Ibid., art. 64.
de la Secretaría de Gobernación, usar otros idiomas,109 no sólo en contravención de la Ley
General de Derechos Lingüísticos de los Pueblos Indígenas, al no considerar la posibilidad de
transmitir en otro idioma que no sea el español, sino que también nos remite a los debates
planteados en el apartado anterior sobre cinematografía.
En relación con los canales privados, la legislación sigue el estándar establecido para la cen-
sura previa en el caso de espectáculos públicos, en el que se establece una clasificación a
efecto de informar sobre el contenido de su programación. Se entiende en este caso que la
clasificación debería ser de carácter informativo en virtud de que las autoridades no pueden
prohibir la difusión de ciertos contenidos en la privacidad de los hogares, que libremente
compran o adquieren ciertos contenidos, sin embargo, la Secretaría de Gobernación exige
que los contenidos básicos en la televisión de paga, así como los adicionales deben de trans-
mitirse conforme a los lineamientos que han aprobado para tal efecto.110 Sin embargo, el
Reglamento del Servicio de Televisión y Audio Restringidos exige que los programas que
restringen audiencia por contenidos, deben de venderse en canales adicionales, en el que el
equipo tenga un decodificador que el usuario pueda bloquear la transmisión.111
Un aspecto que sorprende dentro de esta regulación, es la exigencia de que los contenidos
de programación requieran un ochenta por ciento de transmisión en idioma español, siendo
que es un servicio de paga, en el que la o el usuario debería de decidir cómo recibir las ideas
o la información.112 Y más aún vuelve a un debate abordado por la Suprema Corte cuando
impidió que los distribuidores de las películas en el cine, fueran impedidos de doblar el con-
tenido de las películas al español.
censura previa: retos en el siglo XXI
5. Internet
Prohibición de la
109
Ibid., art. 75. Reglamento de la Ley Federal de Radio y Televisión, en materia de Concesiones…, supra nota 44, art. 9,
fracc. VI.
110
Reglamento del Servicio de Televisión y Audio Restringidos…, supra nota 52, arts. 17 y 27.
111
Ibid., art. 18. Aspectos relacionados con la publicidad, mensajes de precampañas y campañas políticas fueron
abordados con anterioridad en este mismo artículo.
112
Ibid., art. 24.
procesos previos de edición o censura por entes públicos o privados;113 sin embargo, paradó-
jicamente, el internet es uno de los medios de comunicación a través del cual los entes pú-
blicos o privados pueden tener el mayor control en el inter en que las ideas o información son
expresadas, y el momento en el que esta puede ser recibida por las demás personas, a través
de los procesos de filtrado, por lo que se corre el mayor riesgo de tener procesos de censura
previa.114
113
Se ha dicho que este medio de comunicación "otorga a las personas la posibilidad de buscar, recibir y compartir
información e ideas a una escala sin precedentes. Internet puede ser una plataforma poderosa para la innovación, el
Juan Carlos Arjona Estévez
acceso al conocimiento, la participación ciudadana y el crecimiento económico [y] puede ser usada por una cantidad
ilimitada de usuarios". Wong, Cynthia M., et. al., "Desarrollando políticas de Internet en Latinoamérica: una perspec-
tiva global", en Bertoni, Eduardo (comp.), Hacia una Internet libre de censura. Propuestas para América Latina, Buenos
Aires, CELE–UP, 2012, p. 314.
114
Las relatorías para la libertad de expresión en diversos organismos de derechos humanos han promovido que
984 los controles y responsabilidad de contenidos de internet sean los menos restrictivos posibles, y evitar que los pro-
veedores de los servidores sean responsables por los contenidos. Declaración Conjunta del Relator Especial de las
Naciones Unidas para la Libertad de Opinión y Expresión, el Representante de la Organización para la Seguridad y
Cooperación en Europa para la Libertad de los Medios de Comunicación y el Relator Especial de la OEA para la Libertad de
Expresión, de 21 de diciembre de 2005. Disponible en: <http://www.oas.org/es/cidh/expresion/showarticle.
asp?artID=650&lID=> (19 de junio de 2013). La SCJN es de la misma opinión si su interpretación que los editores no
pueden ser declarados responsables de los contenidos, por lo que en una situación de hecho similar, los proveedores
de internet también deberán de estar libre de responsabilidad en este sentido.
115
Wong, Cynthia M., et. al…., op. cit., p. 314.
116
Kristof, Nicholas D., "Cheap Meth! Cheap Guns! Click Here", NY Times, publicado el 2 de enero de 2013. Disponible
en: <http://www.nytimes.com/2013/01/03/opinion/kristof-cheap-meth-cheap-guns-click-here.html?ref=internet
censorship&_r=0> (26 de junio de 2013); Bradsher, Keith, "China Toughens Its Restrictions on Use of the Internet",
NY Times, publicado el 28 de diciembre de 2012. Disponible en: <http://www.nytimes.com/2012/12/29/world/asia/
china-toughens-restrictions-on-internet-use.html?ref=internetcensorship> (26 de junio de 2013).
43. Toda limitación al funcionamiento de los sitios web, los blogs u otros sistemas
de difusión de información en Internet, electrónicos o similares, incluidos los sis-
temas de apoyo a estas comunicaciones, como los proveedores de servicios de
Internet o los motores de búsqueda, solo serán admisibles en la medida en que
sean compatibles con el párrafo 3. Las restricciones permisibles se deben referir
en general a un contenido concreto; las prohibiciones genéricas del funcio
namiento de ciertos sitios y sistemas no son compatibles con el párrafo 3. Tam-
poco es compatible con el párrafo 3 prohibir que un sitio o un sistema de difusión
de la información publique material por el mero hecho de que ese material pueda
contener críticas al gobierno o al sistema político al que este se adhiere.117
La prohibición de la censura previa debe de analizarse bajo la premisa de regular sus conte-
nidos para el acceso de las niñas y niños, en caso de que lo considerara un espacio público
como sinónimo de un espectáculo público. Aquí la pregunta a resaltar es ¿quién debería
establecer los sistemas de filtrado de información en internet? Y las opciones van en cuatro
vías.118 Una primera opción sería al Estado, lo que implicaría que el acceso a internet vendría
con un control de la información y bloqueo sitios de forma inicial. Como segunda opción
podría ser el proveedor del servicio de internet, la cual se detallará más adelante en este ar-
tículo. La tercera opción sería directamente al dueño del sitio de internet en el que estas
ideas o información son alojadas (p.e. Facebook o YouTube). O una cuarta posibilidad es que
recaiga la responsabilidad a la persona que ejerce la patria potestad o custodia de los niños
o niñas que puedan acceder a la información.
Si la autoridad considera que está en el deber de regular ese espacio público para clasificar
los contenidos antes de que lleguen a la población en general, podría poner un antecedente
en el que se arrope de facultades para regular posteriormente los contenidos en televisión
censura previa: retos en el siglo XXI
pública y privada, radio y prensa bajo esos mismos argumentos, lo que a la postre, inhibiría
la difusión fluida de las ideas e información que se quiera circular. La clasificación de conte-
nidos en cine, obras artísticas o cualquier otro espacio de público es relativamente más sen-
Prohibición de la
cillo en razón de que puede existir esta revisión previa, sin embargo, en virtud de la facilidad
en que las ideas e información pueden ser transmitidas por el internet y la imposibilidad de 985
tener un mecanismo de clasificación en tiempo real sobre toda las ideas e información que
se sube a cada minuto es que la autoridad debe determinar que obligación y tipos de filtrado
se deben de establecer en la internet, para salvaguardar la prohibición de la censura previa
en este medio de comunicación.
117
Comité CCPR. Observación general No. 34…, supra nota 7, párr. 43.
118
En este artículo no se analiza la responsabilidad del ejercicio de la libertad de expresión vis a vis el derecho al
honor o la vida privada de las personas, a través de lo que circula por el internet.
a. Servicio privado
Con el surgimiento del internet como medio de difusión "accesible" a cualquier persona,
preguntas sobre quién sería responsable por los contenidos ilegales que se pueden difundir
a través de éste se empezaron a plantear en diversos foros. Como vimos en la imprenta se
plantean en sus diversas modalidades para identificar no solo al autor(a) de las obras,119 sino
a quien imprime y difunde a efecto de determinar diversos tipos de control por parte de las
autoridades, algunos de ellos vinculados a la obligación de regular el acceso a contenido
inapropiado a los y las niñas, y otros para servir como herramientas de censura previa, con los
que se amenaza o delega la responsabilidad al impresor(a) de la obra de revisar conteni-
dos para no caer en responsabilidad derivada de los mismos.
En el caso del internet, los debates de posible responsabilidad no son exclusivamente sobre
el o la autora de los contenidos o el dueño del dominio en donde las ideas o la información
se difunde, sino que se extienden a las instituciones que proveen los servicios de internet. En la
literatura se identifica que "los países donde más se restringe el internet, los gobiernos fre
cuentemente responsabilizan a los intermediarios por los contenidos ilegales subidos por los
usuarios o [se] les [impone] el deber de vigilar las expresiones de los usuarios".120 Esto trae en
consecuencia que los proveedores de los servicios decidan establecer mecanismos de censu
ra previa como herramienta para evitar cualquier responsabilidad civil o penal que les pueda
derivar. En otras palabras, en "actuar como guardianes del internet".121
119
Es importante resaltar que en los sistemas más liberales se ha reconocido el derecho de expresar de manera
986
anónima las ideas o la información. Al respecto se toma la cita del caso McIntyre v. Ohio Elections Commission 514 U.S.
334 (1995). Ibid., p. 321, en particular nota al pie 8. También se ha promovido en esta misma tendencia por los orga-
nismos internacionales de derechos humanos. Al respecto se puede consultar la Declaración Conjunta del Relator
Especial de las Naciones Unidas para la Libertad de Opinión y Expresión, el Representante de la Organización para la
Seguridad y Cooperación en Europa para la Libertad de los Medios de Comunicación y el Relator Especial de la OEA para
la Libertad de Expresión, de 21 de diciembre de 2005. Disponible en: <http://www.oas.org/es/cidh/expresion/
showarticle.asp?artID=650&lID=> (19 de junio de 2013).
120
Wong, Cynthia M., et. al., "Desarrollando…, op. cit., p. 317.
121
Ibidem.
122
Los autores refieren a la regulación de Estados Unidos de América en dos leyes concretas, e indican que las
mismas es una regulación que proteger la libertad de expresión, así como otros bienes jurídicos como los derechos
humanos. Cfr. Ibid., p. 318. En otros países como Chile, esta notificación debe ser un mandamiento judicial, lo cual
es una protección más reforzada de la libertad de expresión, pero que debe velar porque el proceso judicial se inde-
internet pueda de buena fe retirar información como podría ser el material sexualmente explí
cito y así evitar que pueda ser consultado por niños y niñas.123 En algunas ocasiones, de for-
ma voluntaria, mñas allá del proveedor de intenet, algunos sitios de internet, como Facebook
o YouTube, deciden establecer reglas sobre qué tipo de ideas o información puede circular
en su sitio.124 Sin embargo, en todos los casos en los que el dueño del sitio de internet, o bien
el proveedor de servicios establece un filtrado de las ideas e información, deberían de ser
"bajo los criterios de derechos humanos, de necesidad, efectividad, proporcionalidad y alter-
nativas menos restrictivas".125 Para ello se proponen algunas preguntas clave:126
c) ¿es el acto de filtrado voluntario o está siendo llevado a cabo bajo un reque
rimiento gubernamental? ¿y quién determina el filtrado, una autoridad ejecutiva
o una judicial?
b. Servicio público
Los debates en relación con mayor apertura a la libertad de expresión y la libre circulación de las
ideas para garantizar el derecho a la información de las demás personas a través del internet,
implican otro reto a la autoridad, y consiste en determinar cómo regular el acceso a universal
censura previa: retos en el siglo XXI
al internet128 y por otro lado establecer un régimen de responsabilidad que permita cumplir
Prohibición de la
pendiente e imparcial, en el que se pueda recurrir la decisión, y evitar en todos los casos que el mecanismo creado
sea una censura previa judicial, como hemos abordado en otras secciones de este artículo. Ibid. p. 319. 987
123
Ibid., p. 322.
124
Ibid., p. 330.
125
Ibid., p 328.
126
Ibid., pp. 328-329.
127
Ibid., p. 332.
128
Recientemente se difundió en la Cámara de Diputados que "La Comisión de Puntos Constitucionales analiza una
iniciativa para reconocer el acceso universal a Internet como derecho humano… [a] través de reformas al artículo 4
de la Carta Magna, impulsadas por el diputado Eviel Pérez Magaña (PRI), se busca que la red de banda ancha de
más de un megabyte de conexión llegue a todos los municipios, y que las comunidades cuenten con un número
suficiente de computadoras con conexión, y acceso gratuito." Disponible en: http://comunicacionsocial.diputados.
gob.mx/portal/index.php?option=com_content&view=article&id=100:reconocer-el-acceso-universal-a-internet-
como-derecho-humano-diputado-eviel-perez&catid=45:rokmicronews-fp-1 (19 de junio de 2013).
con su deber de regular el acceso a espectáculos –espacios– públicos a niños y niñas a ideas
e información que pueden afectar su desarrollo psicosocial.
Dos escenarios podrían ayudarnos a comprender los retos que se pueden enfrentar. Por un
lado, aquella prestación del servicio de internet gratuito y universal en computadoras que
provee la misma autoridad, por ejemplo en bibliotecas públicas, y por otro lado, la señal
de internet a la que cualquier persona puede conectarse a través de un equipo tecnológico
que se lo permita. En el caso del primer escenario, la autoridad debería de preguntarse si
tiene o no el deber de establecer un mecanismo de filtrado previo de las ideas e información
que impidan acceso a páginas de internet que considere pueden afectar el desarrollo psico-
social de la infancia, bajo parámetros taxativos y previamente definidos; y en caso afirmativo,
también brindar la oportunidad para que población adulta pueda acceder a dichas ideas e
información a través del internet.
IV. Conclusiones
988
Como se ha podido constatar, la prohibición de la censura previa es una regla que fortalece
el reconocimiento de la libertad de expresión y permite el acceso más amplio a la informa-
ción. La única salvedad en la aplicación de esta regla, es el deber del Estado de garantizar el
desarrollo psicosocial adecuado de los niños y niñas, entre otras medidas, a partir de regular
el ingreso a espectáculos públicos. Los procesos de censura previa que se permiten bajo este
esquema son para la clasificación los contenidos y no para mutilar el espectáculo público
que fue revisado.
La diversidad de medios de comunicación y la forma en que sus contenidos se pueden revi-
sar, plantea un reto a las autoridades para determinar cuál es el más adecuado a efectos de
evitar procesos de autocensura. Más aún, el buscar evitar que los editores, o bien los presta-
dores de servicio de internet tengan una responsabilidad solidaria con las y los autores pue-
de eliminar los riesgos de que existan procesos de censura previa por entes privados, o entre
particulares.
989
Criterios jurisprudenciales
1. Nacionales
Tesis 1a. CLXXII/2012 (10a.), DAÑO MORAL. SUPUESTO EN EL QUE PUEDEN SER RES-
PONSABLES LAS PERSONAS QUE SE DEDIQUEN A LA EDICIÓN, VENTA, DIFUSIÓN Y
DISTRIBUCIÓN DE MEDIOS IMPRESOS, Semanario Judicial de la Federación y su Gaceta,
México, Décima Época, Libro XI, Agosto de 2012, Tomo 1, p. 480.
Tesis I.11o.C.193 C (9a.), CENSURA. LA EMPRESA QUE EDITA Y PUBLICA UNA OBRA,
CARECE DE FACULTAD PARA EXAMINAR QUE SU CONTENIDO NO CONTENGA CALI
FICATIVOS INJURIOSOS Y EXPRESIONES MALICIOSAS, ASÍ COMO REVISAR LA VERA
CIDAD DE LO INFORMADO Y POR ELLO IMPEDIR SU PUBLICACIÓN, Semanario Judicial
Juan Carlos Arjona Estévez
Tesis: 1a. LIX/2007 (9a.), CENSURA PREVIA. SU PROHIBICIÓN COMO REGLA ESPECÍFI-
CA EN MATERIA DE LÍMITES A LA LIBERTAD DE EXPRESIÓN, Semanario Judicial de la
Federación y su Gaceta, Novena Época, México, Tomo XXV, Febrero de 2007, p. 632.
Reg. IUS. 173368.
Tesis: P./J. 26/2007 (9a.), LIBERTAD DE EXPRESIÓN. SUS LÍMITES, Semanario Judicial de
la Federación y su Gaceta, Novena Época, México, Tomo XXV, Mayo de 2007, p. 1523.
Reg. IUS. 172476.
Tesis (5a.), Semanario Judicial de la Federación, Quinta Época, Tomo II, p. 395. Reg. IUS.
291160.
Tesis: P./J. 24/2007 (9a.), LIBERTAD DE EXPRESIÓN. LOS ARTÍCULOS 6o. Y 7o. DE LA
CONSTITUCIÓN POLÍTICA DE LOS ESTADOS UNIDOS MEXICANOS ESTABLECEN DERE-
CHOS FUNDAMENTALES DEL ESTADO DE DERECHO, Semanario Judicial de la Fede
ración y su Gaceta, Novena Época, Tomo XXV, Mayo de 2007, p. 1522. Reg. IUS. 172477.
2. Internacionales
Corte IDH. Caso Ivcher Bronstein Vs. Perú. Reparaciones y Costas. Sentencia de 6 de
febrero de 2001. Serie C No. 74.
Juan Carlos Arjona Estévez
Corte IDH. Caso López Álvarez Vs. Honduras. Fondo, Reparaciones y Costas. Sentencia de
1 de febrero de 2006. Serie C No. 141.
Corte IDH. Caso Usón Ramírez Vs. Venezuela. Excepción Preliminar, Fondo, Reparacio-
nes y Costas. Sentencia de 20 de noviembre de 2009. Serie C No. 207.
Corte IDH. Caso Herrera Ulloa Vs. Costa Rica. Excepciones Preliminares, Fondo, Repara-
ciones y Costas. Sentencia de 2 de julio de 2004. Serie C No. 107.
Corte IDH. Caso Ricardo Canese Vs. Paraguay. Fondo, Reparaciones y Costas. Sentencia
de 31 de agosto de 2004. Serie C No. 111.
Corte IDH. Caso Kimel Vs. Argentina. Fondo, Reparaciones y Costas. Sentencia de 2 de
mayo de 2008 Serie C No. 177.
Corte IDH. Caso Fontevecchia y D`Amico Vs. Argentina. Fondo, Reparaciones y Costas.
Sentencia de 29 de noviembre de 2011. Serie C No. 238.
Corte IDH. Caso Palamara Iribarne Vs. Chile. Fondo, Reparaciones y Costas. Sentencia
de 22 de noviembre de 2005. Serie C No. 135.
Corte IDH. Caso "La Última Tentación de Cristo" (Olmedo Bustos y otros) Vs. Chile. Fondo,
Reparaciones y Costas. Sentencia de 5 de febrero de 2001. Serie C No. 73.
OEA/Ser.L/V/II.147 Doc. 1.
993
CIDH. Caso 11.230. Martorell v. Chile. Informe No. 11/96. 3 de mayo de 1996.
Comité CCPR. Observación general No. 34. Artículo 19. Libertad de opinión y libertad de
expresión. (CCPR/C/GC/34). 12 de septiembre de 2011.
Juan Carlos Arjona Estévez
994
El derecho a la libertad
de expresión, la libertad de
imprenta y los medios
de comunicación
Luis Fernando GARCÍA MUÑOZ*
* Licenciado en Derecho por la Universidad Iberoamericana. Maestro en Derecho Internacional de los Derechos
Humanos y Derechos de Propiedad Intelectual por la Universidad de Lund.
Sumario: I. Introducción. II. Marco jurídico del Derecho a la Libertad de Expresión.
III. Libre Flujo Informativo y Medios. IV. Medios Impresos. V. Radio y Televisión. VI. Publicidad
Oficial. VII. Periodismo y Derechos Humanos. VIII. Nuevas Tecnologías de la Información.
I. Introducción
D urante los últimos años de la novena época y los primeros de la décima, la Suprema
Corte de Justicia de la Nación (en adelante "SCJN"), inspirada en la creciente influencia
de Derecho Internacional de los Derechos Humanos (en adelante "DIDH") en nuestro sis
tema de interpretación constitucional y apoyándose también en precedentes de otros siste
mas jurídicos, ha tenido la oportunidad de construir una doctrina sobre el derecho a la
libertad de expresión que empieza a perfilar una visión muy particular de este derecho.
la libertad de imprenta y los medios de comunicación
De igual manera, la Corte Interamericana de Derechos Humanos (en adelante Corte IDH o "la
Corte"), a través de la creciente acumulación de sentencias referentes a este derecho,
El derecho a la libertad de expresión,
Para ello, en primer término se abordará el marco jurídico general del derecho a la libertad
de expresión, sin desarrollarlo a profundidad en muchos aspectos en atención a que otros
artículos de la presente obra colectiva los abordan. Posteriormente, se hará un análisis del
concepto del "libre flujo informativo", central para el entendimiento del derecho a la libertad
de expresión y su relación con los medios a través de los cuáles el derecho se hace efectivo.
Finalmente, se abordarán por separado, los estándares aplicados a medios impresos, radio
difusión, publicidad oficial, periodismo y las nuevas tecnologías de la información.
Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos (en adelante CPEUM o "la Constitu
ción"), en el artículo 19 del Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos (en adelante
"PIDCP") y en el artículo 13 de la Convención Americana sobre Derechos Humanos (en ade
998
lante "CADH"). No obstante, existen importantes diferencias en la forma en la que cada uno
de los ordenamientos consagra el derecho a la libertad de expresión. Por ejemplo, la Consti-
tución consagra en el artículo 6o. de manera más detallada y amplia el derecho de acceso a
1
Corte IDH. Caso "La Última Tentación de Cristo" (Olmedo Bustos y otros) vs. Chile. Fondo y Reparaciones y Costas.
Sentencia de 5 de febrero de 2001, Serie C No. 73. párr. 68; Amparo Directo 28/2010. Sentencia definitiva de 23 de
noviembre de 2011. México. Disponible en <http://www2.scjn.gob.mx/ConsultaTematica/PaginasPub/DetallePub.
aspx?AsuntoID=123474> (3 de julio 2013).
2
Corte IDH. Caso Herrera Ulloa vs. Costa Rica. Excepciones Preliminares, Fondo, Reparaciones y Costas. Sentencia
de 2 de julio de 2004, Serie C No. 107. párr. 117.
la información pública y por otra parte dedica, en el artículo 7o., una mención especial a las
expresiones escritas y a la libertad de imprenta, así como la prohibición a la previa censura
de expresiones impresas.
Por su lado, la CADH consagra el derecho a la libertad de expresión de una manera más
amplia, prohibiendo en absoluto la censura previa y condicionando de manera más especí
fica las restricciones a ese derecho. Como ha sido notado por la Corte IDH: "[…] las garantías
de la libertad de expresión contenidas en la [CADH] fueron diseñadas para ser las más gene
rosas y para reducir al mínimum las restricciones a la libre circulación de las ideas". La evolu
ción de la redacción de dicho artículo que se desprende de la lectura de los travaux
preparatoires de dicha Convención, revela con claridad el ánimo excepcionalmente garan
tista de la mayoría de los delegados estatales, los cuáles, paradójicamente, rechazaron pro
puestas presentadas por el delegado de los Estados Unidos de América que pretendían
limitar el contenido y alcance del derecho a la libertad de expresión.3
En este sentido, es claro que el derecho a la libertad de expresión debe ser interpretado de la
para interpretarlo de manera restrictiva. Por el contrario, a través de una interpretación inte
gradora deben maximizarse las posibilidades de realización efectiva del mismo. Con ello en
mente es que será desarrollado el contenido y alcance del derecho en cuestión.
3
Conferencia Especializada Interamericana sobre Derechos Humanos, San José, Costa Rica, 7-22 de noviembre de
1969, Actas y Documentos, Secretaría General, OEA, Washington, D.C., 1978.
4
Corte IDH. La Colegiación Obligatoria de Periodistas (Arts. 13 y 29 de la Convención Americana sobre Derechos
Humanos). Opinión Consultiva OC-5/85 del 13 de noviembre de 1985, Serie A No. 5. párr. 52.
5
Amparo Directo 8/2012. Sentencia definitiva de 4 de julio de 2012. México. p. 49-50. Disponible en <http://
www2.scjn.gob.mx/ConsultaTematica/PaginasPub/DetallePub.aspx?AsuntoID=136042> (3 julio de 2013).
13 de la CADH reconoce, el derecho a la libertad de expresión "comprende la libertad de
buscar, recibir y difundir informaciones e ideas de toda índole". En este sentido, tanto la Corte
IDH6, como la SCJN7 han precisado que el conocimiento de la opinión ajena o de la infor
mación de la que disponen otros resulta ser tan importante como el derecho a difundir
la propia.
Asimismo han explicado de manera reiterada que el derecho a la libertad de expresión posee
dos dimensiones: una dimensión individual y una dimensión social. Esta doble dimensión
"requiere, por un lado, que nadie sea arbitrariamente menoscabado o impedido de mani
festar su propio pensamiento y representa, por tanto, un derecho de cada individuo; pero
implica también, por otro lado, un derecho colectivo a recibir cualquier información y a cono
cer la expresión del pensamiento ajeno".8
tizado que este derecho es un medio para el intercambio de ideas e informaciones entre las
personas, por tanto, comprende también "el derecho de todos a conocer opiniones, relatos
y noticias vertidas por terceros".10
1000
6
Corte IDH. La Colegiación Obligatoria de Periodistas…, supra nota 5. párr. 32.
7
Amparo en Revisión 1595/2006. Sentencia definitiva de 29 de noviembre de 2006. México. Disponible en
<http://www2.scjn.gob.mx/ConsultaTematica/PaginasPub/DetallePub.aspx?AsuntoID=86233> (5 de julio de 13).
8
Corte IDH. Caso Herrera Ulloa vs. Costa Rica…, supra nota 3, párr 108; Caso Ricardo Canese vs. Paraguay. Fondo,
Reparaciones y Costas. Sentencia de 31 de agosto de 2004, Serie C No 111. párr. 77; y Caso Ivcher Bronstein vs. Perú.
Reparaciones y Costas. Sentencia de 6 de febrero de 2001, Serie C No. 74. párr. 146.
9
Corte IDH. Caso Herrera Ulloa vs. Costa Rica…. supra nota 3, párr. 109; Caso "La Última Tentación de Cristo" (Olmedo
Bustos y otros) vs. Chile…. supra nota 2, párr. 65; Caso Ricardo Canese vs. Paraguay. Supra nota 9, párr. 78.
10
Corte IDH. Caso Herrera Ulloa vs. Costa Rica…. supra nota 3, párr. 110; y Caso Ricardo Canese vs. Paraguay…, supra
nota 9, párr. 79.
El concepto de "doble dimensión de la libertad de expresión" y su relevancia constitucional
también han sido recogidos por la SCJN, la cual ha afirmado que este derecho, por un lado,
asegura a las personas espacios esenciales para el despliegue de su autonomía y, por otro,
goza de una vertiente pública, colectiva o institucional que los convierte en piezas básicas
para el adecuado funcionamiento de una democracia representativa.11
Ambas dimensiones de la libertad de expresión poseen igual importancia, y por ende, deben
ser garantizadas en forma simultánea e interdependiente para dar efectividad total a ese
derecho.12 En atención a lo anterior no es lícito invocar el derecho de la sociedad a estar
informada verazmente para fundamentar un régimen de censura previa supuestamente
destinado a eliminar las informaciones que serían falsas o perniciosas a criterio del censor.
Como tampoco resulta admisible que, sobre la base del derecho a difundir información,
se constituyan monopolios públicos o privados sobre los medios de comunicación para
intentar moldear la opinión pública según un solo punto de vista.13
y difundir), vistas desde cualquiera de sus dimensiones (individual o social), requiere por un
lado, un reconocimiento de la igualdad de posibilidades para ejercer el derecho, incluso a
través de los mecanismos de defensa de derechos y por el otro, una consideración de todos
los impactos a cualquiera de esas conductas y dimensiones en su conjunto.
1001
En relación a lo anterior, la SCJN ha señalado que "cuando un tribunal decide un caso de
libertad de expresión, imprenta o información, está afectando no solamente las pretensio
nes de las partes en un litigio concreto, sino también el grado al que en un país quedará
11
Acción de Inconstitucionalidad 66/2009. Sentencia definitiva de 24 de marzo de 2011. México. Disponible en;
<http://www2.scjn.gob.mx/ConsultaTematica/PaginasPub/DetallePub.aspx?AsuntoID=112759> (4 de julio de 2013).
12
Corte IDH. Caso "La Última Tentación de Cristo" (Olmedo Bustos y otros) vs. Chile.... supra nota 2, párr. 67; Caso
Ricardo Canese vs. Paraguay.supra nota 9, párr.80; Caso Ivcher Bronstein vs. Perú…, supra nota 9, párr. 149.
13
Corte IDH. La Colegiación Obligatoria de Periodistas…, supra nota 5, párr. 32.
asegurada la libre circulación de noticias, ideas y opiniones, condición indispensable para
el adecuado funcionamiento de la democracia representativa".14
c. Obligaciones generales
De manera general respecto al derecho a la libertad de expresión puede señalarse que las
obligaciones de respetar se refieren a obligaciones de no hacer, es decir, de no llevar a cabo
acciones que interfieran de manera ilegítima con la recepción, difusión o búsqueda de
información.
Por su parte, del deber de protección implica la obligación de impedir que el libre flujo de
información sea perturbado de manera ilegítima por actos de particulares. Al respecto, vale
la pena mencionar que la SCJN ha reconocido de manera creciente el concepto de "eficacia
horizontal de los derechos humanos", en el cual se destaca la fuerza vinculante de los dere
chos fundamentales en todo tipo de relaciones, incluyendo las jurídico privadas.15
14
Amparo en Revisión 1595/2006…, supra nota 8; Amparo Directo en Revisión 2044/2008. Sentencia definitiva de
17 de junio de 2009. México. Disponible <http://www2.scjn.gob.mx/ConsultaTematica/PaginasPub/DetallePub.
aspx?AsuntoID=104404> (4 de julio de 2013).
15
Amparo Directo en Revisión 1621/2010. Sentencia definitiva de 15 de junio de 2011. México. Disponible en
<http://www2.scjn.gob.mx/ConsultaTematica/PaginasPub/DetallePub.aspx?AsuntoID=119580> (5 de julio de 2013).
realización efectiva del derecho a la libertad de expresión. En el cumplimiento de la obli
gación de garantía resulta esencial la actuación del poder judicial, pues es a través de los
mecanismos jurisdiccionales de defensa de derechos humanos que pueden corregirse
las acciones y omisiones en violación del derecho a la libertad de expresión.
Toda persona, sin discriminación por ningún motivo, es titular del derecho a la libertad de
expresión en todas sus vertientes. La Corte IDH a su vez ha señalado que este derecho
no debe entenderse restringido a una determinada profesión o grupo de personas.16 La SCJN
incluso ha reconocido en el Amparo Directo 28/2010,17 que las personas jurídicas pueden
ser titulares de este derecho.
No obstante, resulta pertinente señalar que si bien toda persona posee el derecho a la liber
tad de expresión, puede llegar a ser útil en un momento determinado observar la calidad del
sujeto que hace ejercicio del derecho, pues ello puede ser determinante en un caso con
creto. En particular, la jurisprudencia interamericana ha resaltado las responsabilidades que
se encuentran aparejadas al ejercicio de la libertad de expresión por parte de funcionarios
públicos.
Por un lado, la Corte IDH ha resaltado que "no sólo es legítimo sino que en ciertas ocasiones
es un deber de las autoridades estatales pronunciarse sobre cuestiones de interés público".18
Sin embargo, también ha señalado que los funcionarios públicos, en razón de su alta investi-
Su posición de garante de los derechos fundamentales de las personas obliga a los funciona
rios públicos a que sus declaraciones no desconozcan esos derechos, ni constituyan formas
de injerencia directa o indirecta o presión lesiva en los derechos de quienes pretenden con-
tribuir a la deliberación pública mediante la expresión y difusión de su pensamiento.
Asimismo debe destacarse que, en cuanto a la forma de la expresión se refiere, el derecho 1003
bajo estudio protege las expresiones orales, escritas, en forma impresa, artística, audiovisual,
16
Corte IDH. Caso Tristán Donoso vs. Panamá. Excepción Preliminar, Fondo, Reparaciones y Costas. Sentencia de 27 de
enero de 2009, Serie C No. 193, párr. 114.
17
SCJN. 1a. Sala. Amparo Directo 28/2010…, supra nota 2.
18
Corte IDH. Caso Apitz Barbera y otros ("Corte Primera de lo Contencioso Administrativo") vs. Venezuela. Excepción
Preliminar, Fondo, Reparaciones y Costas. Sentencia de 5 de agosto de 2008, Serie C No. 182. párr. 131; Corte IDH,
Caso Ríos y otros vs. Venezuela. Excepciones Preliminares, Fondo, Reparaciones y Costas. Sentencia de 28 de enero de
2009, Serie C No. 194, párr 139; y Corte IDH. Caso Perozo y otros vs. Venezuela. Excepciones Preliminares, Fondo, Repa
raciones y Costas. Sentencia de 28 de enero de 2009, Serie C No. 195, párr. 151.
coreográfica, fotográfica, simbólica o cualquier otra forma a través de la cual se difunda,
reciba o busque información. Al respecto, la Corte IDH ha señalado que "la libertad de expre
sión no se agota en el reconocimiento teórico del derecho a hablar o escribir, sino que com-
prende además, inseparablemente, el derecho a utilizar cualquier medio apropiado para
difundir el pensamiento y hacerlo llegar al mayor número de destinatarios".19
De igual manera, en cuanto al contenido de las expresiones, ha sido establecida, tanto por la
SCJN como por la Corte IDH, la regla de la presunción de cobertura ab initio para todo tipo
de expresiones. En palabras de la SCJN, "existe una presunción general de cobertura consti
tucional de todo discurso expresivo o informativo, misma que se justifica por la obligación
primaria de neutralidad del Estado frente a los contenidos de las opiniones e informaciones
difundidas, así como por la necesidad de garantizar que, en principio, no existan personas,
grupos, ideas o medios de expresión excluidos a priori del debate público".20
Por un lado han sido identificados tipos de discurso especialmente protegido, como lo son el
discurso político y sobre asuntos de interés público y el discurso sobre funcionarios públicos
o sobre candidatos a ocupar cargos públicos.
Luis Fernando García Muñoz
La SCJN ha señalado por ejemplo que "cuando se ejerce la libertad de expresión en el ámbito
del debate político, sus restricciones tienden a ser menos estrictas, y aunque subsisten las
limitantes señaladas, esta amplitud de tolerancia se pondera en consideración de la impor
1004 tancia democrática que tiene el debate político".22
19
Corte IDH. Caso Herrera Ulloa vs. Costa Rica…, supra nota 3, párr. 109.
20
Amparo Directo 25/2010. Sentencia definitiva de 28 de marzo de 2012. México. Disponible en: <http://www2.
scjn.gob.mx/ConsultaTematica/PaginasPub/DetallePub.aspx?AsuntoID=122981> (5 de julio de 2013); Amparo
Directo 26/2010. Sentencia definitiva de 28 de marzo de 2012. México. Disponible <http://www2.scjn.gob.mx/
ConsultaTematica/PaginasPub/DetallePub.aspx?AsuntoID=122980> (5 de julio de 2013); Amparo Directo
28/2010…, supra nota 2; Amparo Directo 8/2012…, supra nota 6.
21
Corte IDH. Caso Herrera Ulloa vs. Costa Rica…, nota 3. párr. 126.
22
Amparo Directo en Revisión 27/2009. Sentencia definitiva de 22 de febrero de 2010. México. Disponible: <http://
www2.scjn.gob.mx/ConsultaTematica/PaginasPub/DetallePub.aspx?AsuntoID=105049> (5 de julio de 2013).
A su vez, la SCJN ha hecho una peculiar distinción entre "libertad de expresión" en sentido
amplio, cuyo objeto sería la circulación de pensamientos, ideas y opiniones en general; y el
"derecho a la información", que se refiere a la difusión de aquellos hechos considerados
"noticiables", o mejor dicho, que se refieren a temas de interés público y por ende son mere
cedores del "más alto grado de protección constitucional".23
Como la SCJN reconoce, esta labor de diferenciación no siempre es sencilla, sin embargo, en
virtud de que "la libertad de expresión tiene por finalidad garantizar el libre desarrollo de una
comunicación pública que permita la libre circulación de ideas y juicios de valor inherentes
al principio de legitimidad democrática. (…) las ideas alcanzan un máximo grado de protec
ción constitucional cuando: (i) son difundidas públicamente; y (ii) con ellas se persigue
fomentar un debate público".24 La relevancia pública de determinada información depende
del interés general por la materia y por las personas que en ella intervienen, entre otras
consideraciones.25
En similar sentido, la Corte IDH ha resaltado que "el control democrático, por parte de la
sociedad a través de la opinión pública, fomenta la transparencia de las actividades estatales
y promueve la responsabilidad de los funcionarios sobre su gestión pública, razón por la cual
debe existir un margen reducido a cualquier restricción del debate político o del debate
sobre cuestiones de interés público.26
Tanto la SCJN como la Corte IDH han hecho referencia al "sistema dual de protección", por el
cual, los límites de crítica son más amplios si ésta se refiere a personas que, por dedicarse
a actividades públicas o por el rol que desempeñan en una sociedad democrática, están
expuestas a un más riguroso control de sus actividades y manifestaciones que aquellos
1005
particulares sin proyección pública alguna. El acento de este umbral diferente de protección
no se asienta en la calidad del sujeto, sino en el carácter de interés público que conllevan
las actividades o actuaciones de una persona determinada.27
23
Amparo Directo 28/2010…, supra nota 2; Amparo Directo 8/2012…, supra nota 6.
24
Amparo Directo 28/2010…, supra nota 2.
25
Amparo Directo 28/2010..., supra nota 2; Amparo Directo 8/2012… supra nota 6.
26
Corte IDH. Caso Herrera Ulloa vs. Costa Rica..., supra nota 3, párr. 127.
27
Amparo Directo 28/2010…, supra nota 2.
A mayor abundamiento, la 1a. Sala de la SCJN ha señalado que existen al menos tres especies
de "figuras públicas", a saber, (i) los servidores públicos; (ii) las personas privadas con proyec
ción pública, entre otros factores, por su actividad política, profesión, la relación con algún
suceso importante para la sociedad, por su trascendencia económica y por su relación social;
y (iii) los medios de comunicación.28
Por otra parte, han sido identificados ciertos tipos de discurso que, sin dejar de estar protegi
dos por el derecho a la libertad de expresión, pueden considerarse, apriorísticamente, en un
umbral de menor protección. Un ejemplo de ello es el discurso comercial, respecto del cual
la SCJN ha señalado que "puede, en ciertos casos y bajo ciertas circunstancias, constituir una
aportación al debate ciudadano sobre los asuntos públicos, y puede contribuir a difundir y
a dar plasticidad a ideas que pueden y deben legítimamente ingresar en el debate público.
Sin embargo en la mayoría de ocasiones, el discurso comercial se reduce simplemente a
un conjunto de mensajes que proponen a sus receptores la realización de una transacción
comercial y, en esa medida, su producción puede ser regulada por el legislador dentro de
límites mucho más amplios".29
A su vez, la SCJN ha indicado que el insulto o la injuria gratuita, estaría colocada en un umbral
de protección menor o inexistente. Sin embargo, esa afirmación no debe exagerarse pues la
propia SCJN la matiza al señalar que la Constitución "tampoco veda expresiones inusuales,
alternativas, indecentes, escandalosas, excéntricas o simplemente contrarias a las creencias y
posturas mayoritarias, aún y cuando se expresen acompañadas de expresiones no verbales,
sino simbólicas".30 Sin duda, como lo ha señalado la SCJN:
[S]in importar lo perniciosa que pueda parecer una opinión, su valor constitucional
no depende de la conciencia de jueces y tribunales, sino de su competencia con otras
Luis Fernando García Muñoz
28
Amparo Directo 28/2010…, supra nota 2; Amparo Directo 8/2012…, supra nota 6.
29
Amparo en Revisión 91/2004. Sentencia de 20 de octubre de 2004. Disponible en: <http://www2.scjn.gob.mx/
ConsultaTematica/PaginasPub/DetallePub.aspx?AsuntoID=63415> 5 de julio de 2013).
30
Amparo Directo 28/2010…, supra nota 2.
blemente por sus destinatarios y la opinión pública en general, de modo que no sólo
se encuentran protegidas las ideas que son recibidas favorablemente o las que son
vistas como inofensivas o indiferentes. Estas son las demandas de una sociedad
plural, tolerante y abierta, sin la cual no existe una verdadera democracia.31
Finalmente, debe señalarse que sin perjuicio de la presunción de cobertura ab initio de toda
forma de expresión humana por la libertad de expresión, existen ciertos tipos de discurso
que se encuentran prohibidos de manera expresa en el derecho internacional de los dere
chos humanos, y en este sentido puede considerarse que no se encuentran protegidos por
el derecho a la libertad de expresión.
Las categorías identificadas con lo anterior son principalmente tres: (i) La incitación directa y
pública al genocidio; (ii) la pornografía infantil; y (iii) la propaganda de la guerra y la apología
del odio que constituya incitación a la violencia.
31
Idem.
32
CIDH. Caso 11.317. Rodolfo Robles Espinoza e Hijos. Perú. Informe No. 20/99. 23 de Febrero de 1999.
2. Las restricciones directas
a. Requisitos formales
Las restricciones que de manera excepcional pueden imponerse por el ejercicio abusivo
de la libertad de expresión deben cumplir con la exigencia establecida en el artículo 7o.
constitucional, en materia de imprenta, y en el artículo 13 de la CADH, para todo tipo de
expresiones, en el sentido de que dichas restricciones no pueden tomar la forma de la cen
sura previa, sino que cuando dichas restricciones sean necesarias, deben ser impuestas
a través de la exigencia de responsabilidades ulteriores, las cuáles a su vez deben cumplir
con diversos requisitos para su procedencia.
Debe entenderse por censura previa, cualquier medida que tenga como objetivo o efecto,
el que se impida la publicación o interrumpa la circulación de una expresión. A través de la
prohibición de la censura previa, lo que se busca es impedir que el flujo informativo sea
perturbado. Se asume que en las sociedades democráticas "es más tolerable el riesgo deri
vado de los eventuales daños generados por la expresión y la información que el riesgo
Luis Fernando García Muñoz
La Corte IDH ha señalado al respecto que la censura previa implica "la supresión radical de la
libertad de expresión, que tiene lugar cuando, por medio del poder público se establecen
33
Corte IDH. Kimel vs. Argentina. Fondo, Reparaciones y Costas. Sentencia de 2 de mayo de 2008, Serie C No. 177,
párr. 54; Corte IDH, Caso Palamara Iribarne vs. Chile. Fondo, Reparaciones y Costas. Sentencia de 22 de noviembre de
2005, Serie C No. 135, párr. 79; Caso Fontevecchia y D’Amico vs. Argentina. Fondo, Reparaciones y Costas. Sentencia
de 29 de noviembre de 2011, Serie C No. 238, párr. 43.
34
Amparo Directo 8/2012…, supra nota 6.
medios para impedir la libre circulación de información, ideas, opiniones o noticias. (…)
En tal hipótesis, hay una violación radical tanto del derecho de cada persona a expresarse
como del derecho de todos a estar bien informados, de modo que se afecta una de las con
diciones básicas de una sociedad democrática".35
La SCJN mantuvo, hasta recientes fechas, una postura errática ante la censura previa. Al anali
zar en el Amparo en Revisión 91/200436 la constitucionalidad de la fracción XV del artículo 11
de la Ley de Protección y Defensa al Usuario de Servicios Financieros, la cual otorga a la
Comisión Nacional para la Protección y Defensa de los Usuarios de Servicios Financie
ras, cuidando en todo momento que la publicidad que éstas utilicen sea dirigida en forma
clara, para evitar que la misma pueda dar origen a error o inexactitud", consideró que no
era violatoria del artículo 7o. constitucional, a pesar de ser claramente una medida que cons
tituye censura previa, al someter la publicidad de productos y servicios financieros a un
control previo de claridad y veracidad.
1009
Sin embargo, al resolver el Amparo en Revisión 1595/2006, la 1a. Sala adoptó una posición
37
diametralmente opuesta. En aquella ocasión, al analizar una disposición del Bando Muni
cipal emitido por el Ayuntamiento de Toluca, que establecía la necesidad de obtener un
permiso para la distribución de propaganda, la SCJN estableció que:
35
Corte IDH. Caso Palamara Iribarne vs. Chile…, supra nota 34.
36
Amparo en Revisión 91/2004…, supra nota 30.
37
Amparo en Revisión 1595/2006..., supra nota 8.
la prohibición de censura implica que el Estado no puede someter las actividades
expresivas o comunicativas de los particulares a la necesidad de solicitar previa
mente un permiso a la autoridad. (…) La actividad de pacífica difusión de pen
samientos y actividades, como la que el quejoso realizaba en las calles de la ciudad
de Toluca en el caso que dio origen al presente amparo (el quejoso intentaba difundir
propaganda religiosa), en ejercicio de los derechos fundamentales de los ciudadanos
a expresarse libremente mediante la difusión de material impreso, y a vivir su expe
riencia religiosa y difundirla a los demás de forma pacífica, se ve suprimida por una
norma reglamentaria municipal que le obliga a solicitar un "permiso" previo a
unas autoridades municipales a quienes la norma concede una total discreción para
conceder o negar, y que por tanto se erige en una censura previa terminantemente
prohibida en el artículo 7 de nuestra Carta Magna.38
No obstante el establecimiento de este precedente por parte de la SCJN, existen aún órganos
que continúan adoptando una postura equivocada ante la censura previa. Ese es el caso del
Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación (TEPJF), el cual a pesar de contar con
amplias facultades de control constitucional y convencional, ha demostrado un errático
entendimiento de los derechos humanos. Como muestra de lo anterior pueden citarse una
serie de sentencias39 en las que ha validado la práctica reiterada del Instituto Federal Electoral
(IFE) de decretar medidas cautelares ordenando la suspensión de la difusión en radio y
televisión de propaganda política electoral, a pesar de que estas medidas constituyen claros
ejemplos de censura previa. Incluso, de manera reciente consideró válida la imposición de
medidas cautelares en el sentido de ordenar a una radiodifusora a "suspender de inmediato
la difusión de participaciones como colaborador o comentarista" de un entonces candidato a
Luis Fernando García Muñoz
38
Idem.
39
TEPJF. Recurso de Apelación SUP-RAP-58/2008. Sentencia de 4 de junio de 2008, México. Disponible: <http://
portal.te.gob.mx/colecciones/sentencias/html/SUP/2008/RAP/SUP-RAP-00058-2008-Inc1.htm> (5 de julio de 2013);
TEPJF. Recurso de Apelación SUP-RAP-64/2008. Sentencia de 11 de junio de 2008. México. Disponible: <http://
portal.te.gob.mx/colecciones/sentencias/html/SUP/2008/RAP/SUP-RAP-00064-2008.htm> (5 de julio de 2013); y
TEPJF. Sala Superior. Recurso de Apelación SUP-RAP-156/2009. Sentencia de 11 de junio de 2009. México. Disponi-
ble: <http://portal.te.gob.mx/colecciones/sentencias/html/SUP/2009/RAP/SUP-RAP-00156-2009.htm> (5 de julio
de 2013).
40
TEPJF. Sala Superior. Recurso de Apelación SUP-RAP-174/2012. Sentencia de 24 de abril de 2012. Disponible:
<http://portal.te.gob.mx/colecciones/sentencias/html/SUP/2012/RAP/SUP-RAP-00174-2012.htm> (5 de julio de 2013).
Debe resaltarse que la prohibición de censura previa, incluye aquellas medidas adoptadas en
sede judicial, como queda claramente ejemplificado por algunos de los precedentes antes
descritos. Vale la pena agregar la decisión de la CIDH en Martorell vs. Chile,41 en dónde se
consideró que una interdicción judicial por medio de la cual se prohibió la entrada, la circu
lación y la distribución de un libro, infringió el derecho a la libertad de expresión al constituir
una medida de censura previa. De igual manera, la SCJN, al resolver el Amparo Directo
8/2012,42 consideró como un acto prohibido de censura previa una medida cautelar dictada
por una juez de primera instancia en la que le ordenaba a periodistas a que "cesasen el abuso
al derecho a la información y a la libertad de expresión con sus notas periodísticas insul
tantes", esto en relación a notas periodísticas elaboradas por los periodistas, entonces deman
dados, sobre los negocios de una empresa, que se consideró afectada en su reputación por
dichas notas. La SCJN determinó en ese caso que:
… los jueces sólo pueden determinar medidas de reparación ante eventuales hechos
cometidos en abuso de las libertades de información y expresión mediante senten
cias definitivas, es decir, imponiendo responsabilidades ulteriores a la comisión de los
hechos. Por otro lado, la orden judicial –ya sea como medida cautelar o en cualquier
otra forma- consistente en prohibir a una persona hacer uso de dichas libertades
hacia futuro, constituye un acto de autoridad no solamente fuera de la ley (…) sino
abierta y flagrantemente violatorio de los artículo 6o. y 7o. constitucionales, así
como de los artículos 13 de la [CADH] y 19 del [PIDCP].
En este sentido es necesario enfatizar que la prohibición de censura previa (…) la libertad de imprenta y los medios de comunicación
El derecho a la libertad de expresión,
obliga a todas las autoridades estatales a abstenerse de toda forma de acción y omi
sión encaminada a impedir, dificultar o imposibilitar de forma directa o indirecta,
mediata o inmediata, la publicación y circulación de la información impresa.43
Esta concepción garantista de la prohibición de la censura previa está empezando de definir 1011
a la doctrina interamericana, y en especial la mexicana, sobre libertad de expresión, distin
guiéndola de otras doctrinas tradicionales. El reto recae ahora en que los parámetros que,
como se ha demostrado, se encuentran firmemente establecidos en la jurisprudencia nacio-
nal e internacional, sean respetados por la autoridad administrativa, legislativa y judicial.
41
CIDH. Caso 11.230. Francisco Martorell. Perú. Informe No. 11/96. 3 de mayo de 1996.
42
SCJN. 1a. Sala. Amparo Directo 8/2012…, supra nota 8.
43
Idem.
Responsabilidades Ulteriores
La SCJN y la Corte IDH han reconocido la existencia de tres tipos de responsabilidades ulte
riores: (i) el derecho de réplica, rectificación o respuesta; (ii) la imposición de sanciones civiles;
y (iii) la imposición de sanciones penales.
En primer lugar debe considerarse el derecho de réplica consagrado en el artículo 6o. cons-
titucional, también consagrado en el artículo 14 de la CADH como derecho de rectificación
o respuesta. El cual permite a una persona afectada por informaciones inexactas o agravian-
tes emitidas en su perjuicio, la posibilidad de rectificar o responder a esas informaciones a
Luis Fernando García Muñoz
través del mismo órgano de difusión y en condiciones similares a las que fueron difundidas
las informaciones inexactas o agraviantes. Esta medida tiene, por un lado, el objetivo de
corregir la asimetría que permite a un actor abusar de su posición dominante en perjuicio
1012
de otro actor sin los medios a su alcance para rectificar o responder a las informaciones ver
tidas en su perjuicio, y por el otro, permitir a los terceros construir su visión de la realidad y su
opinión respecto de un hecho o de los actores mismos, fomentando el debate y la compe
tencia de ideas sin que ninguna posición quede excluida, ya sea por una medida de censura
previa o porque ésta sea, en los hechos, acallada por el abuso de una posición comunicacio
nal dominante.
44
Corte IDH. Caso Tristán Donoso vs. Panamá..., supra nota 17, párr. 110.
La SCJN ha resaltado la preferencia de este tipo de medidas en contraposición a otras res
ponsabilidades ulteriores al señalar que "el derecho de réplica; por su menor impacto
en términos de afectación de derechos, está llamado a tener un lugar muy destacado en el
diseño del mapa de consecuencias jurídicas derivables del ejercicio de la libertad de
expresión".45
Cuando por las circunstancias de un caso concreto sea pertinente la imposición de una res-
ponsabilidad ulterior por la vía civil, esta debe cumplir con los requisitos sustanciales de
restricción del derecho a la libertad de expresión que más adelante se desarrollan. En particu
lar vale la pena señalar que en el caso de la imposición de sanciones civiles resulta determi
nante la aplicación del estándar de la "real malicia" o "malicia efectiva", a través de la cual
debe constatarse la "intención de dañar" o un desprecio evidente por la verdad de los
hechos.46 A su vez, la carga de la prueba no debe recaer en el que formuló la expresión
supuestamente abusiva y en todo momento debe respetarse el "doble juego de la exceptio
veritatis, consistente en otorgar a la persona que se expresa "el poder [de] bloquear una
imputación de responsabilidad ulterior probando que los hechos a los que se refiere son
ciertos y, complementariamente, no puede ser obligada a probar, como condición sine qua
non para evitar esa responsabilidad, que los hechos sobre los cuales se expresó son ciertos".47
Además, debe recordarse que las responsabilidades ulteriores sólo pueden recaer respecto
de afirmaciones de hecho y no en opiniones, sobre las cuáles no es posible hacer una deter
minación de veracidad o falsedad.48
No obstante la posibilidad de la imposición de sanciones civiles, debe tomarse en cuenta el la libertad de imprenta y los medios de comunicación
El derecho a la libertad de expresión,
efecto inhibitorio que puede generar la imposición desproporcionada de este tipo de res
ponsabilidades. Como la Corte IDH ha señalado recientemente: "el temor de una sanción
civil desproporcionada puede ser a todas luces tan o más intimidante e inhibidor para el
ejercicio de la libertad de expresión que una sanción penal, en tanto tiene la potencialidad
de comprometer la vida personal y familiar de quien denuncia o (…) publica información
sobre un funcionario público, con el resultado evidente y disvalioso de autocensura, tanto 1013
para el afectado como para otros potenciales críticos de la actuación de un servidor público".49
45
Amparo Directo en Revisión 2044/2008…, supra nota 15.
46
Amparo Directo 8/2012…, supra nota 6; Amparo Directo 28/2010..., supra nota 2; Amparo Directo 25/2010…,
supra nota 21; Amparo Directo 26/2010…, supra nota 21.
47
Amparo Directo en Revisión 2044/2008…, supra nota 15.
48
Idem.
49
Corte IDH. Caso Fontevecchia y D’Amico vs. Argentina..., supra nota 34, párr. 74; Corte IDH. Caso Tristán Donoso vs.
Panamá…, supra nota 17, párr. 129.
A su vez, si bien la imposición de sanciones penales, no se encuentra prohibida de manera
absoluta, la Corte IDH ha señalado que "esta posibilidad se debe analizar con especial cautela,
ponderando al respecto la extrema gravedad de la conducta desplegada por el emisor de
aquellas, el dolo con que actuó, las características del daño injustamente causado y otros
datos que pongan de manifiesto la absoluta necesidad de utilizar, en forma verdaderamente
excepcional, medidas penales".50 En efecto, en todas las ocasiones en las que la Corte IDH ha
analizado la imposición de sanciones penales las ha considerado incompatibles con la CADH.
La SCJN, de igual manera, aunque no ha desterrado de manera definitiva la imposición de
sanciones penales derivadas del ejercicio de la libertad de expresión, al menos si ha consi
derado que, cuando se trata de expresiones que afectan a funcionarios públicos (discurso
especialmente protegido), no sería constitucional la imposición de este tipo de medidas.51
Con independencia del tipo de responsabilidad ulterior que pretenda ser aplicada, para que
sea compatible con el derecho a la libertad de expresión, ésta debe cumplir con los requisi
tos establecidos en el test tripartito desarrollado por la Corte IDH con base en lo que señala
el artículo 13.2 de la CADH. En este sentido, la restricción para ser legítima debe: (1) Estar
prevista en ley de manera precisa y clara; (2) Perseguir la consecución de un fin legítimo
autorizado; y (3) Ser necesaria en una sociedad democrática, es decir, ser razonable y
proporcional.
Previsión en la ley
taxativa y clara en una ley, en sentido formal y material.52 Lo anterior ha sido reconocido por
la SCJN, la cual ha señalado que:
1014
[L]as causas por las que pueda entrar en juego la exigencia de responsabilidad deben
constar en una ley, tanto en sentido formal como en sentido material. Es necesario
que sea el legislador, integrado por representantes de los ciudadanos, el que esta-
blezca los contornos fundamentales del sistema de responsabilidad por eventuales
50
Corte IDH. Caso Kimel vs. Argentina..., supra nota 34, párr. 78; Corte IDH. Caso Tristán Donoso vs. Panamá…, supra
nota 17, párr. 120; y Corte IDH. Caso Fontevecchia y D’Amico vs. Argentina..., supra nota 34, párr. 55.
51
Amparo Directo 8/2012…, supra nota 6; Amparo Directo 28/2010…, supra nota 2.
52
Corte IDH. La Colegiación Obligatoria de Periodistas…, supra nota 5, párr. 39-40; Corte IDH, Caso Herrera Ulloa
vs. Costa Rica…, supra, nota 3 párr. 120; Corte IDH, Caso Tristán Donoso vs. Panamá…, supra nota 17, párr. 117.
ejercicios abusivos de las libertades a expresarse e informar, y esas normas deben ser
generales y razonablemente precisas. (…) [L]as leyes que establecen limitaciones a
la libertad de expresión deben estar redactadas en términos claros y precisos en
garantía de la seguridad jurídica, la protección de los ciudadanos contra la arbitra
riedad de las autoridades y la creación de un entorno jurídico hostil a la disuasión
expresiva y la autocensura; las fórmulas vagas o ambiguas no permiten a los ciuda
danos anticipar las consecuencias de sus actos, otorgan en los hechos facultades
discrecionales demasiado amplias a las autoridades (que pueden dar cobijo a even
tuales actos de arbitrariedad) y tienen un clarísimo efecto disuasivo en el plano del
ejercicio ordinario de las libertades. Cuando las normas de responsabilidad son
de naturaleza penal, y permiten privar a los individuos de bienes y derechos centrales
—incluida, en algunas ocasiones, su libertad— las exigencias anteriores cobran
todavía más brío.53
sión es el de que dicha restricción persiga uno de los fines legítimos autorizados por la Cons
titución y la CADH, si bien ambos ordenamientos utilizan un lenguaje distinto para describir
los fines autorizados para, en principio, establecer restricciones a la libertad de expresión, no
existe una verdadera divergencia entre los mismos.
1015
En este sentido debe entenderse que, en principio, son fines legítimos para la imposición de
restricciones a la libertad de expresión: (i) la protección de los derechos de los demás; (ii) la
protección del orden público; (iii) la protección de la seguridad nacional; y (iv) la protección
de la salud y la moral públicas.
53
Amparo Directo en Revisión 2044/2008…, supra nota 15.
54
Corte IDH. Caso Usón Ramírez vs. Venezuela. Excepción Preliminar, Fondo, Reparaciones y Costas. Sentencia de 20
de noviembre de 2009, Serie C No. 207, párr. 55; Corte IDH. Caso Kimel vs. Argentina…, supra nota 34, párr. 63.
Cualquier restricción que persiga un fin distinto de los señalados anteriormente sería incom
patible con el derecho a la libertad de expresión. A su vez, los fines descritos deben ser inter-
pretados de forma estrictamente ceñida a las justas exigencias de una sociedad democrática
que tenga en cuenta el equilibrio entre los distintos intereses en juego y la necesidad de
preservar el objeto y fin de la CADH.55
Por ejemplo, en cuanto a la noción de orden público, la Corte IDH la ha definido como "las
condiciones que aseguran el funcionamiento armónico y normal de las instituciones sobre
la base de un sistema coherente de valores y principios".56 Además ha resaltado que "el mismo
concepto de orden público reclama que, dentro de una sociedad democrática, se garanticen
las mayores posibilidades de circulación de noticias, ideas y opiniones, así como el más
amplio acceso a la información por parte de la sociedad en su conjunto"57. De cualquier
forma, como ya ha sido señalado, cualquier restricción que se base en la afectación del orden
público o la seguridad nacional, deben derivarse de amenazas ciertas, objetivas y actuales,
no en meras conjeturas sobre los potenciales efectos que un ejercicio del derecho a la liber
tad de expresión puede provocar.
No obstante que hoy en día la SCJN ha establecido claramente que toda restricción a la liber
tad de expresión debe basarse en los fines legítimos descritos, en el pasado no fue tan rigu
rosa en su análisis. En el Amparo en Revisión 2676/2003, la Corte consideró que "el honor de
la nación" y "la protección de los símbolos patrios" resultaban ser fines legítimos para la
imposición de una restricción de carácter penal por el ejercicio de la libertad de expresión.58
La mayoría desprendió la legitimidad de ese fin con base en una muy cuestionable inter
pretación de preceptos distintos al 6o. constitucional. Por su parte el voto de la minoría
argumentó lo que posteriormente se convertiría en el criterio mayoritario, que las únicas
categorías de restricción son las que señala el artículo 6o. constitucional y 13 de la CADH.
Luis Fernando García Muñoz
No basta con que las restricciones estén previstas en ley y persigan uno de los fines legítimos
1016
autorizados, es imperativo que la imposición de la responsabilidad ulterior sea necesaria en
una sociedad democrática, es decir, que sea la medida idónea, necesaria stricto sensu y pro-
porcional para alcanzar el fin legítimo perseguido.
55
Corte IDH. La Colegiación Obligatoria de Periodistas…, supra nota 5 párr. 67.
56
Ibidem, párr. 64.
57
Ibidem, párr. 69.
58
Amparo en Revisión 2676/2003. Sentencia de 5 de octubre de 2005. México. Disponible en: http://www2.scjn.
gob.mx/juridica/engroses/cerrados/243/03026760.002.doc (5 de julio de 2013).
Respecto a la idoneidad de la medida, lo que debe indagarse es si la restricción anali
zada resulta ser un instrumento adecuado para salvaguardar el fin legítimo que se pretende
proteger o está en capacidad de contribuir a la realización de dicho objetivo.59
En cuanto al requisito de necesidad, la Corte IDH y la SCJN han aclarado que "el adjetivo
"necesario" no es sinónimo de "indispensable", pero tampoco tiene la flexibilidad de expre
siones como "admisible", "ordinario", "útil", "razonable" o "deseable", sino que implica una
necesidad social apremiante o imperiosa.60 En este sentido, deben examinarse las alternati
vas existentes para alcanzar el fin legítimo perseguido y precisar la mayor o menor lesividad
de aquellas,61 de manera que pueda determinarse si el caso concreto sea de una gravedad tal
que no exista alternativa jurídica viable.62
59
Corte IDH. Caso Kimel vs. Argentina…, supra nota 34, párrs. 70-71.
60
Corte IDH. La Colegiación Obligatoria de Periodistas…, supra nota, párr. 46; Corte IDH. Caso Herrera Ulloa vs. Costa
Rica…, supra nota. 3, párr. 121; Amparo Directo 28/2010…, supra nota 2; Amparo Directo 8/2012…, supra nota 6.
61
Corte IDH. Caso Kimel vs. Argentina…, supra nota 34, párr. 74.
62
Amparo Directo 28/2010..., supra nota 2.
63
Corte IDH. Caso Kimel vs. Argentina…, supra nota 34, párr. 83.
64
Corte IDH. Caso Kimel vs. Argentina…, supra nota 34, párr. 84.
65
Amparo Directo 8/2012…, supra nota 6; Amparo Directo 28/2010…, supra nota 2; Amparo Directo 25/2010,
supra nota 21; y, Amparo Directo 26/2010… supra nota 21.
se realiza la expresión; y el análisis de las expresiones, el cual debe realizarse en forma
conjunta, pero desentrañando los elementos substanciales de cada una de sus partes, pues
es así que puede obtenerse el sentido de lo que se expresa.66
Asimismo, vale la pena recordar otros elementos que ya han sido desarrollados anterior
mente como: la necesidad de utilizar el estándar de la "real malicia" o "malicia efectiva"; los
efectos de la exceptio veritatis; y la importancia de la determinación sobre si las afirmaciones
respecto de las cuales pretende imponerse una responsabilidad ulterior son afirmaciones de
hecho u opiniones, sobre las cuales no es posible hacer un examen de veracidad. Solamente
después de realizar este análisis es que podrá determinarse si una restricción al derecho a la
libertad de expresión es legítima a la luz de la Constitución y la CADH.
denuncias por delito de prensa, sean encarcelados los expendedores, "papeleros", operarios
y de más empleados del establecimiento donde haya salido el escrito denunciado". Lo ante-
rior refleja, según la SCJN, la gran importancia que el Constituyente permanente depositó en
1018 la garantía de que las autoridades públicas no utilizaran estrategias indirectas […] para
entorpecer la libre difusión y comunicación de las ideas escritas".67
66
Amparo Directo 8/2012…, supra nota 6.; Amparo Directo 28/2010…, supra nota 2; Amparo Directo 25/2010,
supra nota 21; y Amparo Directo 26/2010… supra nota 21.
67
Amparo en Revisión 1595/2006..., supra nota 8.
en el flujo informativo. A su vez, tanto la Corte IDH,68 como la SCJN69 han reconocido que
las restricciones indirectas pueden provenir de actos de particulares que provoquen el
mismo resultado. En esos casos el Estado, en atención a sus obligaciones de protección y
garantía, debe tomar las medidas necesarias para evitar que persistan abusos.
Los criterios establecidos en algunos de esos casos serán analizados posteriormente, sin
embargo, resulta pertinente resaltar el tajante rechazo, que ambos tribunales han manifes
tado reiteradamente, a la utilización de medidas indirectas para la restricción del flujo
informativo.
A su vez debe señalarse la importancia que para la realización del análisis en torno a medidas
68
Corte IDH. Caso Ríos y otros vs. Venezuela…, supra nota 19; Corte IDH. Caso Perozo y otros vs. Venezuela…, supra
nota 19.
69
SCJN. 1a. Sala. Amparo en Revisión 1302/2009. Sentencia de 12 de mayo de 2010. México. Disponible: <http://
www2.scjn.gob.mx/ConsultaTematica/PaginasPub/DetallePub.aspx?AsuntoID=110591> (5 de julio de 2013). 1019
70
Corte IDH. La Colegiación Obligatoria de Periodistas…, supra nota 5.
71
SCJN. Pleno. Acción de Inconstitucionalidad 26/2006. Sentencia de 7 de mayo de 2007. México. Disponible:
<http://www2.scjn.gob.mx/ConsultaTematica/PaginasPub/DetallePub.aspx?AsuntoID=82884> (5 de julio de 2013);
Corte IDH. Caso Kimel vs. Argentina…, supra nota 34, párr. 57.
72
Corte IDH. Caso Ivcher Bronstein vs. Perú. Supra nota 9.
73
Corte IDH. Caso Ríos y otros vs. Venezuela…, supra nota 19; Corte IDH. Caso Perozo y otros vs. Venezuela…, supra
nota 19.
74
Amparo en Revisión 531/2011. Sentencia de 24 de agosto de 2011. Disponible en: <http://www2.scjn.gob.mx/
ConsultaTematica/PaginasPub/DetallePub.aspx?AsuntoID=129102> (5 de julio de 2013); Amparo en Revisión
248/2011…, Sentencia de 13 de julio de 2011. Disponible en: <http://www2.scjn.gob.mx/ConsultaTematica/
PaginasPub/DetallePub.aspx?AsuntoID=126069> (5 de julio de 2013).
75
Amparo Directo 8/2012…, supra nota 6; Amparo en Revisión 1302/2009…, supra nota 70.
III. El libre flujo informativo y medios
Una vez que han sido desarrollados los conceptos generales que rigen al derecho a la liber
tad de expresión de manera común a todo tipo de expresiones, es preciso recapitular el
concepto de "libre flujo informativo", el cual es esencial para el entendimiento del contenido
y alcance que en México y en el sistema interamericano se la ha dado al derecho a la liber
tad de expresión, así como para entender el papel de los distintos medios y tecnologías
a través de las cuales este derecho puede alcanzar su realización efectiva.
Este libre flujo informativo ha sido descrito por la SCJN como un espacio social en donde la
convergencia y fluctuación de las ideas, incluyendo aquellas que no tienen una agenda
determinada, generan de manera espontánea una red de intercambio de información de
toda índole, la cual se selecciona, agrupa y aborda con mayor intensidad con base en la
"oferta y demanda" de información, definida por los intereses de los propios interlocutores
de esa gran red.77
dad, calidad y diversidad permite a una persona construir de mejor manera su entendimiento
de la realidad, lo cual en consecuencia define la forma de pensar y actuar, tanto en el
ámbito privado como en el público, y de esta forma permite el desarrollo de las potencias
1020 individuales y sociales.78
Esta red de libre flujo informativo posee, como ha sido señalado anteriormente, una esencial
función dentro de un sistema democrático. La intervención de individuos y grupos en la libre
fluctuación de las ideas y la competencia de las mismas entre sí, permite a la sociedad en su
76
Amparo en Revisión 1595/2006…, supra nota 8.
77
Amparo Directo en Revisión 27/2009…, supra nota 23.
78
Cfr. Amparo Directo en Revisión 27/2009…, supra nota 23.
conjunto llevar a cabo la deliberación y el razonamiento colectivo que lleva a la definición de
los fines colectivos y la configuración de una conciencia política en la sociedad.79
Es por ello que la SCJN ha señalado que esta formación colectiva de la voluntad a través de
la deliberación hace posible afirmar que "el despliegue comunicativo es constitutivo de los
procesos sociales y políticos, [lo cual] evidencia el carácter funcional que para la vida demo
crática nacional representan las libertades de expresión e información, de forma tal que la
libertad de comunicación adquiere un valor en sí misma o se convierte en un valor autó
nomo, sin depender esencialmente de su contenido".80
79
Amparo Directo 25/2010, supra nota 21; Amparo Directo 26/2010… supra nota 21; Amparo Directo en Revisión
27/2009…, supra nota 23; Amparo Directo en Revisión 2044/2008..., supra nota 15.
80
Amparo Directo 28/2010…, supra nota 2.
81
Corte IDH. Caso Kimel vs. Argentina…, supra nota 34, párr. 57; Corte IDH. Caso Fontevecchia y D’Amico vs.
Argentina…, supra nota 34, párr. 45.
82
Corte IDH. La Colegiación Obligatoria de Periodistas…, supra nota 5, párr. 77.
83
Amparo Directo en Revisión 27/2009…, supra nota 23.
84
Amparo en Revisión 531/2011..., supra nota 75; Amparo en Revisión 248/2011…, supra nota 75.
Ahora, en el desarrollo de las posibilidades de realización plena del derecho a la libertad de
expresión es vital reconocer el papel que ha jugado el desarrollo de los medios de comuni
cación. Las posibilidades de conservación, reproducción y transmisión de información han
estado históricamente ligadas a avances tecnológicos que han permitido superar las limi
taciones naturales que la expresión humana posee. Desde el desarrollo del lenguaje y la
escritura, hasta la imprenta y el advenimiento de los medios electrónicos, el dinamismo,
diversidad e inmediatez de la comunicación humana han estado en constante evolución.
En igual sentido, los medios han permitido la progresiva realización efectiva del derecho a la
libertad de expresión. La imprenta, la radio, la televisión y las nuevas tecnologías de la infor
mación han permitido, evolutivamente, la vigorización del flujo informativo al hacer posible
que una mayor cantidad de información esté disponible, que la información fluya a mayores
distancias y con mayor inmediatez.
Lo anterior ha sido reconocido por la SCJN, por ejemplo, al destacar que "la misma consa
gración de la libertad de imprenta en un artículo separado de la libertad de expresión es
un testimonio elocuente del carácter esencial de la difusión del mensaje. La imprenta fue
durante mucho tiempo el mecanismo central de difusión de los mensajes escritos, y es eso
lo que llevó a los textos constitucionales a incluir reglas específicas protegiendo ese par
ticular y por el entonces central y más eficaz medio de expresión de mensajes escritos".85
A su vez la Corte IDH ha resaltado el rol esencial que juegan los medios como vehículos para
el ejercicio de la dimensión social de la libertad de expresión en una sociedad democrática.86
Adicionalmente, la Corte ha establecido que son "los medios de comunicación social los que
sirven para materializar el ejercicio de la libertad de expresión, de tal modo que sus condicio
nes de funcionamiento deben adecuarse a los requerimientos de esa libertad".87
Luis Fernando García Muñoz
En efecto, al mismo tiempo que el desarrollo tecnológico ha permitido ensanchar las posi
bilidades de acceso a información, también se han generado actores que han adquirido un
1022
poder comunicativo privilegiado frente al resto de la ciudadanía, por tanto, es menester del
Estado adoptar medidas y políticas públicas que, sin desconocer la obligación de respeto a
la libertad de expresión, fomenten la pluralidad y heterogeneidad de los medios de comuni
cación, de manera que no queden grupos excluidos del debate público.
85
Amparo en Revisión 1595/2006…, supra nota 8.
86
Corte IDH. Caso Herrera Ulloa vs. Costa Rica…, supra nota 3; Corte IDH. Caso Ivcher Bronstein vs. Perú…,
supra nota 9. párr. 149.
87
Corte IDH. La Colegiación Obligatoria de Periodistas…, supra nota 5., párr. 34.
Para la consecución de esos fines la Corte IDH ha resaltado la importancia de, inter alia, la
pluralidad de medios, la prohibición de todo monopolio respecto de ellos, cualquiera sea
la forma que pretenda adoptar, y la garantía de protección a la libertad e independencia de
los periodistas,88 cuestiones que serán abordadas con mayor detalle más adelante.
De esta forma debe reconocerse que, en esencia, la función primordial del derecho a la liber
tad de expresión es el desarrollo progresivo de un libre flujo informativo cada vez más robus
to, plural y dinámico, lo cual a su vez, debe ser asumido como el eje orientador al momento
de analizar las obligaciones de respetar, proteger, promover y garantizar este derecho, ya sea
para diseñar por la vía legislativa o administrativa políticas públicas o para controlar por la vía
jurisdiccional los actos que sean señalados como contrarios a la libertad de expresión.
Si bien, la SCJN y la Corte IDH han tenido la oportunidad de abordar una considerable canti
dad de casos relativos a este derecho, la mayoría de ellos se ha resuelto en atención a los
requisitos generales de restricción de la libertad de expresión, los cuáles ya han sido desarro 1023
llados con suficiencia en este artículo. No obstante, en el presente capítulo se abordarán
cuestiones que inciden de manera específica a la eficacia de la libertad de expresión en
los medios impresos como lo es la distribución de responsabilidades de los medios impresos
por las expresiones vertidas a través de mensajes pagados y a través de columnas
periodísticas.
88
Idem.
89
Amparo en Revisión 1595/2006…, supra nota 8.
La SCJN ha tenido la oportunidad de analizar cual es la responsabilidad de un medio impreso
o editorial por las expresiones vertidas a través de periódicos o publicaciones a su cargo.
1024 La SCJN aclaró que en el caso de las inserciones pagadas, el medio impreso actúa fundamen
talmente como vehículo para que los particulares se expresen públicamente, quién, sin ser
objeto de controles previos, debe responder por las extralimitaciones o ilicitudes en que
pudiera incurrir con motivo de su expresión, y es en quién pudiera imponerse una responsa
bilidad ulterior.92
90
Amparo Directo en Revisión 2044/2008..., supra nota 15.
91
Amparo en Revisión 1302/2009…, supra nota 70.
92
Ibidem.
No obstante, la mayoría de la 1a. Sala consideró que un periódico puede llegar a considerarse
responsable por las expresiones vertidas a través de inserciones pagadas cuando no realice
ciertas acciones que permitan a quién se considera afectado por aquellas expresiones la
posibilidad de hacer valer sus derechos en tribunales frente a quién se manifieste como
la fuente autoral de esas comunicaciones que se consideren lesivas.93
En concreto, la 1a. Sala consideró que el deber del periódico se encuentra satisfecho si se
reúnen dos requisitos mínimos: (i) solicitar a los contratantes la información necesaria para
poder determinar, de buena fe, quiénes son y cuáles son sus datos básicos de identificación
del autor y responsable de los dichos que se publican en estas inserciones, de manera tal que
esos datos permitan a los potenciales afectados saber y tener contra quién interponer, en su
caso, una demanda judicial por supuesta vulneración de sus derechos; y (ii) cerciorarse de que
el texto que queda inserto en el medio de difusión corresponde en sus términos con aquel
cuya publicación le fue solicitada.94
gran relevancia pública pueda llegar a formar parte del flujo informativo, al facilitar que
obstáculos como el temor a represalias y otras formas de autocensura sean sorteados.
De manera más reciente, la SCJN ha resuelto una problemática similar pero en torno a
la responsabilidad de los medios impresos, casas editoriales y otros actores respecto de la
1025
publicación de columnas y notas periodísticas, respecto de las cuales se pretenden imponer
responsabilidades ulteriores. En dichas ocasiones, la SCJN ha reafirmado el principio de que
el establecimiento de un sistema de distribución de responsabilidades que imponga una
carga a las personas que se dediquen a la edición y distribución de medios impresos de revi
sar y seleccionar contenidos y decidir qué notas pueden o no publicar, se traduciría en el
93
Ibidem.
94
Ibidem.
establecimiento de un mecanismo de censura previa delegado a los particulares, lo cual es
incompatible con el derecho a la libertad de expresión.95
V. Radio y Televisión
La radio y la televisión han tenido un impacto cultural innegable. El avance tecnológico que
permitió utilizar el espectro radioeléctrico para la transmisión de señales de audio y video en
forma masiva significó un hito para las posibilidades de comunicación de la sociedad del
siglo XX. Desde el punto de vista del derecho a la libertad de expresión, la radiodifusión
generó oportunidades inéditas para la difusión de expresiones, y por tanto, robusteció el
flujo informativo.
Asimismo, la radio y la televisión son medios unidireccionales, es decir, permiten a una per
sona emitir un mensaje de audio o audiovisual de manera masiva sin que los receptores de
esa información tengan posibilidades de interlocución. De esta forma, el reducido número
de personas en capacidad de definir los mensajes que son transmitidos a través de estos
medios de comunicación poseen un poder comunicativo privilegiado, lo cual, en prin
cipio, supone un obstáculo para la consecución de un flujo informativo equitativo.
Luis Fernando García Muñoz
95
Amparo Directo 8/2012…, supra nota 6.
96
Acción de Inconstitucionalidad 26/2006… supra nota 72, p. 464.
efectivos los derechos fundamentales de los gobernados. Suponen, además, una
herramienta fundamental de transmisión masiva de educación y cultura, que coad
yuva a la integración de la población, proporciona a ésta información, esparcimiento
y entretenimiento, influye en sus valores, en su democratización, en la politización, en
la ideología de respeto al hombre sin discriminación alguna, etcétera.97
En atención a lo anterior, tanto la SCJN como la Corte IDH han resaltado la importancia de
que el Estado regule la radiodifusión de manera que esta sea un verdadero instrumento para
la realización de la libertad de expresión, lo cual requiere que la regulación esté encaminada
a establecer una radiodifusión plural y libre.
[L]a libertad de expresión requiere que los medios de comunicación estén virtual
mente abiertos a todos sin discriminación, o, más exactamente, que no haya indivi
duos o grupos que, a priori, estén excluidos del acceso a tales medios, exige
igualmente ciertas condiciones respecto de éstos, de manera que, en la práctica, sean
verdaderos instrumentos de esa libertad y no vehículos para restringirla. Son los
medios de comunicación social los que sirven para materializar el ejercicio de la liber-
tad de expresión, de tal modo que sus condiciones de funcionamiento deben ade-
cuarse a los requerimientos de esa libertad. Para ello es indispensable, inter alia, la
pluralidad de medios, la prohibición de todo monopolio respecto de ellos, cualquiera
sea la forma que pretenda adoptar.98
El deber de regular la radiodifusión, es un claro ejemplo de las obligaciones positivas que la libertad de imprenta y los medios de comunicación
El derecho a la libertad de expresión,
posee el Estado respecto del derecho a la libertad de expresión. Como la Corte IDH ha
también resaltado, la libertad de expresión se puede ver también afectada sin la intervención
directa de la acción estatal, por ejemplo, cuando por efecto de la existencia de monopolios
u oligopolios en la propiedad de los medios de comunicación, se establecen en la práctica
medios encaminados a impedir la comunicación y la circulación de ideas y opiniones.99
1027
En atención a lo anterior es que la propia Corte IDH ha sustentado la protección de los dere
chos humanos de quién enfrenta el poder de los medios y la obligación de tomar medidas
encaminadas a asegurar condiciones estructurales que permitan la expresión equitativa de
las ideas.100
97
Acción de Inconstitucionalidad 26/2006…, supra nota 72.
98
Corte IDH. La Colegiación Obligatoria de Periodistas…, supra nota 5., párr. 34.
99
Ibidem, párr. 56.
100
Corte IDH. Caso Kimel vs. Argentina…, supra nota 34, párr. 57.
La SCJN ha también reconocido estos conceptos. Al resolver la Acción de Inconstitucionalidad
26/2006101 respecto de diversas modificaciones a la Ley Federal de Telecomunicaciones y
la Ley Federal de Radio y Televisión (reformas conocidas como "Ley Televisa"), el pleno de la
SCJN reconoció que la radiodifusión es una actividad de interés público que cumple una
función social de relevancia trascendental para el ejercicio del derecho a la libertad de expre
sión, por lo que el Estado, al regular el uso del bien público utilizado para esa actividad,
debe garantizar la igualdad de oportunidades para su acceso y propiciar un pluralismo que
asegure a la sociedad el respeto del derecho a la libertad de expresión.102
101
SCJN. Pleno. Acción de Inconstitucionalidad 26/2006…, supra nota 72.
102
Acción de Inconstitucionalidad 26/2006…, supra nota 72, p. 550.
103
Ibidem, p. 608.
104
Ibidem, p. 253-254.
105
Ibidem, p. 255.
Asimismo, la SCJN consideró que diversas disposiciones favorecían la concentración de
medios de comunicación, y por ello, resultaban ser violatorias del derecho a la libertad
de expresión. En aquella oportunidad se estableció que el Estado, como rector de la eco
nomía nacional y garante de la libertad de expresión deberá procurar que el acceso a la
adquisición, operación y administración de los servicios de radiodifusión, se otorgue de
manera transitoria y pluralmente a fin de evitar la concentración de este servicio de interés
público, en grupos de poder.106
En igual sentido se declaró la invalidez del refrendo automático de concesiones, sin mediar
licitación, en virtud de que lo anterior fomentaría la concentración e impediría el acceso
equitativo a los medios de comunicación, siendo lo anterior flagrantemente violatorio del
derecho a la libertad de expresión. 1029
106
Ibidem, p. 468.
107
Ibidem, p. 480.
108
Ibidem, p. 557.
109
Ibidem, p. 558.
su uso. Al justificar su decisión de declarar la inconstitucionalidad de la porción normativa
que establecía un plazo forzoso de veinte años de duración de una concesión, la SCJN deter
minó que en virtud de que en la actualidad la tecnología avanza rápidamente y es la que
provoca, precisamente, el aprovechamiento cada vez más eficiente del espacio radioeléc
trico, por lo que el Estado debe cerciorarse de no perder el control para verificar el mejor
aprovechamiento de la tecnología y del bien concesionado.
En concordancia con lo anterior, la SCJN ha aclarado que existe una relación indisoluble entre
la concesión otorgada y el uso del bien concesionado. Es decir, el objeto de la concesión o
permiso no lo constituye, aisladamente considerado, el espacio radioeléctrico correspon
diente a la frecuencia o frecuencias asignadas al servicio de telecomunicación que se va a
prestar, sino que, tal frecuencia o frecuencias son atribuidas, en todos los casos, para un uso
o varios usos determinados y específicos. Las concesiones y permisos se encuentran, en
todos los casos, sujetas a un uso específico y determinado.110
En relación con lo anterior, si en virtud del avance tecnológico, como lo es la transición digi
tal, el Estado considerara necesario reorganizar el espectro radioeléctrico a fin de hacer más
eficiente su uso, al ser éste un bien escaso, estaría en posibilidad jurídica de reasignar o
reubicar las bandas de frecuencia e, incluso recuperarlas, al corresponder a éste, en todo
momento, su dominio directo.111
Luis Fernando García Muñoz
Con lo anterior en mente, la SCJN determinó que una disposición que otorgaba un trato
privilegiado a los concesionarios de radiodifusión para obtener concesiones en materia de
telecomunicaciones en las mismas bandas de frecuencias propiciaba la concentración y
1030 impedía la posibilidad de aprovechar la transición digital para lograr una mayor diversidad
y pluralidad, tanto en el ámbito de la radiodifusión, como en materia de telecomunicaciones,
por lo tanto decretó su inconstitucionalidad.
110
Ibidem, p. 397.
111
Ibidem, p. 415- 416.
privado, sino que debe fomentar, además, la participación de medios públicos y comunita-
rios que permitan a grupos y expresiones, que no encuentran cabida en los medios comer-
ciales, formen parte del flujo informativo y permitan que éste sea más plural y equitativo.
112
Amparo en Revisión 531/2011..., supra nota 75.
113
Idem.
Ambas salas de la SCJN han tenido la oportunidad de referirse al tema en el Amparo en
Revisión 248/2011 y en el Amparo en Revisión 531/2011, en donde dos radios comunitarias
(técnicamente permisionarias), La Voladora Radio y Radio Nnandía respectivamente, solici
taron la asignación de publicidad oficial por parte de la Secretaría de Salud del Gobierno
Federal, la cual negó tal solicitud bajo el argumento de que dichos medios, por su limitada
cobertura, no satisfacían las "expectativas de difusión", al ser los mensajes publicitarios
"de carácter nacional".
La utilización del poder del Estado y los recursos de la hacienda pública; la concesión
de prebendas arancelarias; la asignación arbitraria y discriminatoria de publicidad
oficial y créditos oficiales, entre otros, con el objetivo de presionar y castigar o premiar
y privilegiar a los comunicadores sociales y a los medios de comunicación en función
de sus líneas informativas, atenta contra la libertad de expresión y debe estar expre
samente prohibido por la ley.114
de los derechos de los demás radiodifusores; lo que a su vez puede generar restricciones
indebidas a la comunicación y la circulación de ideas y opiniones mediante la asignación
discriminatoria de publicidad oficial, ante la ausencia de legislación especializada, así como
de criterios transparentes y mesurables para la asignación de publicidad gubernamental;
1032
medidas de restricción que, en ese sentido, impiden el ejercicio pleno del derecho de expre
sión e información.115
Por ello, en los casos concretos, la SCJN concluyó que las negativas de contratación se
sustentaron en medidas restrictivas carentes de razonabilidad y proporcionalidad, pues
114
Amparo en Revisión 531/2011..., supra nota 75.; y, Amparo en Revisión 248/2011…, supra nota 75.
115
Idem.
se basaron en la asignación discriminatoria de publicidad oficial a las radiodifusoras conce
sionarias, privando a las radiodifusoras permisionarias del derecho de contratación equitativa
de publicidad oficial; lo cual se tradujo en medidas de restricción al derecho a la libertad de
expresión.
Si bien, estos casos se refieren a estaciones de radio, los mismos criterios resultan aplicables
para medios impresos, así como para otros medios electrónicos como la televisión, pues lo
determinante para evaluar si la asignación de publicidad oficial resulta compatible con
el derecho a la libertad de expresión, es que existan criterios transparentes, mesurables y
equitativos para dicha asignación, de manera que se impida que a través de la publici
dad oficial, se premie o castigue a los medios en atención a su línea editorial.
Por su parte la SCJN ha resaltado labor del periodismo al grado de considerar que "las liber
A su vez, en los casos Ríos vs Venezuela y Perozo vs Venezuela, la Corte IDH ha sostenido que el
ejercicio efectivo de la libertad de expresión requiere la existencia de condiciones y prácticas
116
Corte IDH. Caso Herrera Ulloa vs. Costa Rica…, supra nota 3., párr. 119.
117
Amparo Directo 28/2010…, supra nota 2.
118
Corte IDH. La Colegiación Obligatoria de Periodistas…, supra nota 5.
sociales que lo favorezcan. Por ello, el Estado, en atención a su deber de protección y garan
tía, debe tomar medidas para impedir que la libertad de expresión "se vea ilegítimamente
restringida por actos normativos o administrativos del Estado o por condiciones de facto que
coloquen, directa o indirectamente, en situación de riesgo o mayor vulnerabilidad a quienes
la ejerzan o intenten ejercerla, por actos u omisiones de agentes estatales o de particulares".119
En atención a lo anterior, los Estados deben, por un lado, abstenerse de actuar de manera tal
que se propicie, estimule, favorezca o profundice la vulnerabilidad de los periodistas, y por el
otro, deben adoptar, cuando sea pertinente, medidas necesarias y razonables para prevenir
o proteger los derechos de quienes se encuentren en tal situación de vulnerabilidad, así
como, en su caso, investigar y sancionar hechos que los perjudiquen.120
En los casos citados, la Corte IDH consideró que declaraciones de altos funcionarios públicos
del gobierno de Venezuela incrementaron la vulnerabilidad de periodistas, que a la postre
sufrieron agresiones por parte de particulares, sin que además se tomaran las medidas razo-
nables para su protección, por lo que en esos casos se determinó la responsabilidad estatal
por la violación del derecho a la libertad de expresión y el deber de prevención de vio
laciones a la integridad personal.121
Por otra parte, la SCJN reconoció, al resolver la Acción de Inconstitucionalidad 66/2009, que el
derecho a la libertad de expresión protege el secreto profesional de los periodistas y, por
ende, la reserva de sus fuentes de información, por lo que los periodistas no pueden ser
compelidos u obligados a revelarlas.122
119
Corte IDH. Caso Ríos y otros vs. Venezuela…, supra nota 19; Corte IDH. Caso Perozo y otros vs. Venezuela…,
supra nota 19.
120
Ibidem.
121
Ibidem.
122
Acción de Inconstitucionalidad 66/2009…, supra nota 12.
en el centro de la agenda para avanzar este derecho, pues Internet maximiza como nunca
antes, las posibilidades de consecución de un flujo informativo dinámico, robusto, plural y
equitativo.
En primer lugar no debe dejarse duda de que las obligaciones estatales en materia de liber-
tad de expresión, no solo son vigentes respecto de Internet, sino que se encuentran refor
zadas por sus características específicas y las posibilidades que este sistema representa.
En general, los Estados poseen la obligación de respetar, en el sentido de que deben
abstenerse de adoptar cualquier medida que viole la libertad de expresión en Internet; la
obligación de proteger, en el sentido de que deben tomar medidas para prevenir o reme
diar las interferencias ilegítimas al derecho de libertad de expresión en internet derivadas de
actos de particulares; deben promover, facilitando el desarrollo y acceso a Internet, por
ejemplo, a través de la adopción de políticas públicas que generen las condiciones idóneas
para el desarrollo de esa tecnología; y deben garantizar, adoptando medidas positivas en
aras de lograr el acceso universal a Internet y fomentar su desarrollo.
nistrativas y de cualquier otro carácter que sean necesarias para promover y garantizar el
acceso universal y libre a internet. Asimismo debe respetar y proteger su desarrollo, obser
vando en todo momento, que se respeten las características de apertura, libertad, neutrali-
dad, privacidad y desarrollo progresivo.
De igual manera que respecto a otros medios, la libertad de expresión en Internet, no es 1035
un derecho absoluto. Sin embargo, los estrictos requisitos para la adopción de restriccio
nes al derecho a la libertad de expresión resultan enteramente aplicables. En concreto, se
encuentra prohibida la censura previa, por ende, no es compatible ninguna medida encami
nada a impedir el libre flujo informativo en Internet, como la filtración, bloqueo o remoción
de expresiones, sitios web, direcciones IP, puertos o protocolos. Las restricciones derivadas de
expresiones realizadas a través de Internet, solamente pueden tomar la forma de responsa
bilidades ulteriores, la cuales deben cumplir con los requisitos del test tripartito. Al respecto,
vale la pena notar que las posibilidades de comunicación interactiva que permite Internet,
pueden hacer menos necesaria o proporcional la imposición de responsabilidades ulterio
res, pues, por lo general, los interlocutores poseen posibilidades simétricas de comunicación,
permitiendo que el intercambio de opiniones permita mitigar o eliminar la necesidad de la
intervención estatal.
De igual manera, la adopción de medidas que tengan como intención o efecto, el estable
cimiento de ese tipo de mecanismos de vigilancia, filtrado o censura de expresiones en el
uso de servicios en línea, debe ser considerado como una restricción indirecta a la libertad
de expresión en Internet, por ende, incompatible con el derecho a la libertad de expresión.
Finalmente, debe resaltarse la importancia que el acceso a Internet posee para la realización
de otros derechos, como el derecho a la educación, a tomar parte en la vida cultural, a la
participación en asuntos públicos, entre otros. Por lo tanto deben adoptarse medidas apro
piadas para facilitar el acceso universal a Internet a todas las personas, sin discriminación, lo
cual implica la necesidad de promover la alfabetización digital o medidas para garantizar
que no existan grupos marginados del uso de esa tecnología, como lo son por ejemplo las
Luis Fernando García Muñoz
De esta forma es claro que Internet juega hoy en día un papel fundamental en el desa
rrollo de las posibilidades de realización efectiva del derecho a la libertad de expresión, dado
1036
que tanto Internet como el entramado jurídico que consagra el derecho a la libertad de
expresión, poseen un mismo objetivo y carácter funcional, la circulación de información con
la máxima eficiencia posible.
De esta forma debe valorarse que el derecho a la libertad de expresión se encuentra ante una
posibilidad histórica de realización efectiva. México, como pocos países en el mundo, cuenta
123
Amparo Directo 8/2012…, supra nota 6; y Amparo en Revisión 1302/2009…, supra nota 70.
con el marco normativo más generoso, el sistema de interpretación constitucional y de
derechos humanos más garantista y con el potencial técnico para desarrollar en su plenitud
las posibilidades que este derecho representa para el construcción de una sociedad más
justa, más libre, más democrática.
1037
Criterios jurisprudenciales
1. Nacionales
TEPJF. Recurso de Apelación SUP-RAP-58/2008. Sentencia de 4 de junio de 2008, la libertad de imprenta y los medios de comunicación
El derecho a la libertad de expresión,
Corte IDH. Caso "La Última Tentación de Cristo" (Olmedo Bustos y otros) vs. Chile.
Fondo y Reparaciones y Costas. Sentencia de 5 de febrero de 2001. Serie C No. 73.
Corte IDH. Caso Herrera Ulloa vs. Costa Rica. Excepciones Preliminares, Fondo, Repara
ciones y Costas. Sentencia de 2 de julio de 2004, Serie C No. 107.
Corte IDH. Caso Ricardo Canese vs. Paraguay. Fondo, Reparaciones y Costas. Sentencia
de 31 de agosto de 2004, Serie C No. 74.
Corte IDH Caso Ivcher Bronstein vs. Perú. Reparaciones y Costas. Sentencia de 6 de
febrero de 2001. Serie C No. 107
Corte IDH. Caso Tristán Donoso vs. Panamá. Excepción Preliminar, Fondo, Reparacio
nes y Costas. Sentencia de 27 de enero de 2009. Serie C No. 193.
Corte IDH. Caso Apitz Barbera y otros ("Corte Primera de lo Contencioso Administrativo")
vs. Venezuela. Excepción Preliminar, Fondo, Reparaciones y Costas. Sentencia de 5 de
agosto de 2008, Serie C No. 182.
Luis Fernando García Muñoz
Corte IDH. Caso Ríos y otros vs. Venezuela. Excepciones Preliminares, Fondo, Repara
ciones y Costas. Sentencia de 28 de enero de 2009, Serie C No. 194.
1040
Corte IDH. Caso Perozo y otros vs. Venezuela. Excepciones Preliminares, Fondo, Repara
ciones y Costas. Sentencia de 28 de enero de 2009, Serie C No. 195.
Corte IDH. Caso Kimel vs. Argentina. Fondo, Reparaciones y Costas. Sentencia de 2 de
mayo de 2008, Serie C No. 177.
Corte IDH. Caso Palamara Iribarne vs. Chile. Fondo, Reparaciones y Costas. Sentencia
de 22 de noviembre de 2005, Serie C No. 135.
Corte IDH. Usón Ramírez vs. Venezuela. Excepción Preliminar, Fondo, Reparaciones y
Costas. Sentencia de 20 de noviembre de 2009, Serie C No. 207.
Corte IDH. Caso Fontevecchia y D’Amico vs. Argentina. Fondo, Reparaciones y Costas.
Sentencia de 29 de noviembre de 2011, Serie C No. 238.
CIDH. Caso 11.230. Francisco Martorell. Perú. Informe No. 11/96. 3 de mayo de 1996.
1041
Artículo 16 Constitucional.
Derecho a la privacidad
Diego GARCÍA RICCI
SUMARIO: I. Diferencias conceptuales. II. Fundamentos constitucionales e internacio-
nales. III. Jurisprudencia de la Corte Interamericana de Derechos Humanos. IV. Jurispru-
dencia de la Suprema Corte de Justicia de la Nación.
I. Diferencias conceptuales
D efinir la privacidad no es una labor sencilla. Requiere tomar en cuenta los valores que
tanto un individuo como la propia sociedad le conceden.1 Las definiciones pueden articularse
desde la perspectiva antropológica, sociológica o jurídica.2 Para algunos, resultarán excesi-
vas; para otros, incompletas o confusas. Sin embargo, a pesar de que no existe un acuerdo
unánime sobre su definición, la privacidad es un elemento consustancial a la dignidad hu-
mana y, por esa misma razón, precisa ser protegida por el Derecho. En cambio, el derecho a
la privacidad sí podría definirse como aquél que todo individuo tiene a separar aspectos de
su vida privada del escrutinio público.
Las primeras conceptualizaciones del derecho a la privacidad fueron acuñadas por la doctrina
estadounidense a finales del siglo XIX, cuando Samuel Warren y Louis Brandeis publicaron su
ensayo The Right to Privacy en 1890. La preocupación de los autores era –al igual que hoy– la
Artículo 16 Constitucional.
1
Véase Bennett, Colin J. y D. Raab, Charles, The Governance of Privacy. Policy Instruments in Global Perspective,
2a. ed., Massachusetts, Massachusetts Institute of Technology Press, p. 3 y ss.
2
Véase Nissenbaum, Helen, Privacy in Context. Technology, Policy and the Integrity of Social Life, Estados Unidos de
América, Stanford University Press, 2010, p. 2 y ss. La autora sostiene que definir la privacidad es una labor altamen-
te controvertida, pues puede ser considerada como un reclamo, un derecho, un interés, un valor, una preferencia o 1045
simplemente un "estado de existencia".
momento eran las fotografías instantáneas. La difusión masificada de éstas, lograda a través
de los periódicos, había invadido "los más sagrados recintos de la vida doméstica y privada".3
Los autores entendieron que todos los seres humanos tenemos un derecho a la privacidad,
el cual definieron como el derecho a no ser molestado (the right to be let alone). A finales de los
años sesenta, Alan Westin amplió esta concepción e incluyó dentro del derecho a la privaci-
dad la facultad que todo individuo tiene para determinar cómo, cuándo y hasta qué punto
su información personal es comunicada a los demás.4 En este sentido, el derecho a la privaci
dad tiene dos componentes. El primero es el derecho a aislarse de todos, sin importar si se trata
de la familia, la comunidad o el Estado. Esta dimensión le permite al individuo escudarse físi-
ca y emocionalmente de las entremetedoras miradas de los demás. El segundo es el derecho
a controlar la información de uno mismo, incluso después de haberla divulgado. Esta última
dimensión en algunos otros países se le denomina como derecho a la autodeterminación in-
formativa5 y es de suma relevancia en cualquier democracia, pues les permite a los ciudadanos
intervenir activamente en la comunidad sin renunciar al control de sus datos personales, por
lo que son ellos quienes deciden "cuándo participan en sociedad y cuando se retiran".6
El derecho a la protección de los datos personales se encuentra vinculado a este segundo com-
ponente, pues protege un aspecto importante de nuestra privacidad: los datos personales.
Los orígenes de este derecho se remontan a 1983, cuando el Tribunal Constitucional Alemán
determinó que:
3
Warren, Samuel y Brandeis, Louis, "The Right to Privacy" en Harvard Law Review, vol. IV, No. 5, 1890, p. 193 y ss.
Disponible en: <http://faculty.uml.edu/sgallagher/Brandeisprivacy.htm> (31 de julio de 2012).
1046 4
Véase Westin, Alan, Privacy and Freedom, Nueva York, Ateneum, 1967, p. 7.
5
Se considera que Alemania fue el país donde se acuñó ese término cuando el Tribunal Constitucional Alemán
falló el caso conocido como "Censo de Población", Véase Sentencia BVerfGE 65, 1 [Censo de Población] en Schwabe
Jürgen, Jurisprudencia del Tribunal Constitucional Aleman. Extractos de las sentencias más relevantes compiladas
por Jürgen Schwabe, trad. de Marcela Anzola Gil y Emilio Maus Ratz, México, Fundación Konrad Adenauer Stiftung,
2009, p. 94. España, por ejemplo, considera que la autodeterminación informativa, esto es, el derecho a la protección
de los datos personales es un derecho autónomo que no necesariamente está vinculado con el derecho a la priva-
cidad. Al respecto, cfr. Herrán Ortiz, Ana Isabel, "El derecho a la Protección de Datos Personales en la Sociedad de la
Información", Cuadernos Deusto de Derechos Humanos, Núm. 26, Bilbao, Universidad de Deusto, 2003, pp. 20 y 21.
6
Cfr. Goldman, Janlori, "Privacy and Individual Empowerment in the Interactive Age" en Bennett, Collin y Grant,
Rebeca. eds., Visions of Privacy: Policy Choices for the Digital Age, Toronto, University of Toronto Press, 1999, p. 101 y 102.
7
Sentencia BVerfGE 65, 1 [Censo de Población] en Schwabe Jürgen, Jurisprudencia del Tribunal Constitucional
Aleman. Extractos de las sentencias más relevantes compiladas por Jürgen Schwabe, supra nota 5, p. 97.
Así pues, se trata de un derecho que surgió en Europa, concretamente, en Alemania, a partir
de una interpretación del derecho al libre desarrollo de la personalidad (artículo 2, párrafo 1)
y del principio de protección de la dignidad humana (artículo 1, párrafo 1) previstos en la Ley
Fundamental de la República Federal de Alemania.8
la Suprema Corte de Justicia de la Nación (en adelante SCJN), al resolver el Amparo en Revisión
Derecho a la privacidad
1047
8
Ley Fundamental de la República Federal de Alemania, trad. de Ricardo García Macho y Karl-Peter Sommermann,
Deutcher Bundestag, 2010. Disponible en: <https://www.btg-bestellservice.de/pdf/80206000.pdf> (31 de julio de
2012).
9
Véase Bennett, Colin J., The Privacy Advocates. Resisting the Spread of Surveillance, Massachusetts, Massachusetts
Institute of Technology Press, pp. 5 y 6. El autor explica que la protección de la privacidad como política pública
se insertó en la agenda de los países industrializados a finales de los años sesenta debido a dos características prin-
cipales de la post-industrialización: la burocratización y las tecnologías de la información.
10
Véase Amparo en Revisión 134/2008. Sentencia del 30 de abril de 2008. México. Disponible en <http://www2.
scjn.gob.mx/ConsultaTematica/PaginasPub/DetallePub.aspx?AsuntoID=97847> (3 de julio de 2013) En este juicio
de amparo, cuyo ponente fue el Ministro Genaro Góngora Pimentel, un ciudadano reclamó la inconstituciona
lidad de los artículos 2o., 5o. y 20 de la Ley para Regular las Sociedades de Información Crediticia (Ley) por ser vio
latorios del derecho a la privacidad debido a que autorizaba la entrega, "sin su consentimiento", de datos bancarios
del derecho a la privacidad y estableció que es el primer párrafo del referido artículo. La SCJN
estimó que éste establece la
Incluso, la Corte no acotó el concepto de privacidad al espacio físico del domicilio, lugar
donde normalmente se desenvuelve la intimidad, sino que incluyó también todas aquellas
intromisiones o molestias que por cualquier medio puedan realizarse en el ámbito de la vida
privada.13
a las sociedades de información crediticia (burós de crédito) que los explotarían comercialmente. La SCJN señaló
que la develación de la historia de crédito tenía implicaciones en la situación patrimonial y económica de la persona
y, por ende, en su privacidad, por lo que sí había una afectación a su vida privada. Incluso señaló que el secreto fi-
nanciero podía quedar inmerso dentro del derecho a la privacidad. Sin embargo, precisó que se trataba de una limi-
tación justificada, pues en esa reserva de información "coinciden más intereses que el del cliente, que obligan a la
comunicación o divulgación de los datos crediticios cuando concurra causa que lo justifique", como podrían ser los
casos de supervisión bancaria o persecución de delitos, en los que el propio legislador autoriza la solicitud de infor-
mes por parte de la autoridad judicial, la hacendaria federal y la Comisión Nacional Bancaria y de Valores. Para la
Diego García Ricci
Corte, en estos supuestos, no hay una violación a la garantía de seguridad jurídica, pues "el interés de las autoridades
es la protección del sistema bancario y crediticio por constituir uno de los motores del desarrollo económico".
La SCJN también abordó el supuesto de cuando un particular (sociedad de información crediticia) entrega informa-
1048
ción (historia crediticia) a otro particular (por ejemplo, un deudor) y se preguntó si en este caso ocurría una violación
al secreto financiero o bancario. Al respecto, concluyó que ocurría una salvedad importante y es que, para que dicha
entrega pudiera verificarse, los propios particulares, de acuerdo con la propia Ley (art. 28), debían otorgar su autori-
zación expresa a la sociedad de información crediticia. Asimismo, destacó que la Ley le otorga a los particulares el
control sobre los datos personales que afectan su intimidad, pues les confiere las facultades de acceder al cono
cimiento de las informaciones que se encuentran en la base de datos; de rectificar la que resulte errónea; de cancelar
las que no tiene derecho a poseer y de conocer las que han sido comunicadas a terceros.
11
Amparo en Revisión 134/2008, supra nota 10, p. 22 y 23.
12
Ibidem, p. 23.
13
Idem. Este juicio de amparo dio origen a la tesis 2a. LXIII/2008, "DERECHO A LA PRIVACIDAD O INTIMIDAD. ESTÁ
PROTEGIDO POR EL ARTÍCULO 16, PRIMER PÁRRAFO, DE LA CONSTITUCIÓN POLÍTICA DE LOS ESTADOS UNIDOS
MEXICANOS". Semanario Judicial de la Federación y su Gaceta, Novena Época, México, t. XXVII, mayo de 2008, página
229. Reg. IUS. 169700.
Una segunda referencia constitucional donde claramente se observa la protección a la priva-
cidad es la que prescribe la inviolabilidad de las comunicaciones privadas, la cual se incorporó
a nuestra CPEUM en 1996 en el mismo artículo 16.14 El párrafo doce de este precepto refiere
precisamente a la sanción penal que deberá aplicarse a todo acto que atente contra la liber-
tad y privacía de dichas comunicaciones. Señala además que, para poder ser intervenidas, se
debe cumplir estrictamente con ciertos requisitos, como lo son, entre otros, el obtener una
orden de parte de un juez federal, previa solicitud formulada por una autoridad federal facul-
tada por ley, o bien, por el Ministerio Público de las entidades federativas, en la que funden y
motiven las causas legales por las que estiman procedente dicha orden.
En 2009, se reformó el artículo 16 constitucional para proteger otro aspecto de nuestra pri-
vacidad a través del derecho a la protección de los datos personales. Asimismo, se incorporaron
también los derechos de acceso, rectificación, cancelación y oposición a la divulgación de
dichos datos, también conocidos como derechos ARCO.15 Si bien, como ya se señaló, en sí
mismo este derecho no agota el derecho a la privacidad, su incorporación en nuestra Cons-
titución hará de él un instrumento eficaz para su mejor protección en el país.
Una cuarta previsión constitucional relacionada con la protección de la privacidad fue la in-
corporada en 2007 a la fracción segunda del artículo 6o. de la Constitución, la cual obliga a
las autoridades federales, estatales y municipales a proteger, cuando concedan el ejercicio
del derecho de acceso a la información pública, lo referente a la vida privada y los datos per-
sonales de los ciudadanos, en los términos y con las excepciones que fijen las leyes.16
ción V de la CPEUM en 2008, cuando se instituyó la justicia penal oral en nuestro país.17
Derecho a la privacidad
14
Véase Decreto mediante el cual se declaran reformados los artículos 16, 20 fracción I y penúltimo párrafo, 21, 22
1049
y 73 fracción XXI de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos, publicado en el Diario Oficial de
la Federación el 3 de julio de 1996. Disponible en < http://dof.gob.mx/nota_detalle.php?codigo=4890768&fec
ha=03/07/1996> (e de julio de 2013).
15
Véase Decreto por el que se adiciona un segundo párrafo, recorriéndose los subsecuentes en su orden, al
artículo 16 de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos, publicado en el Diario Oficial de la Federación
el 1o. de junio de 2009. Disponible en < http://dof.gob.mx/nota_detalle.php?codigo=5092143&fecha=01/06/2009>
(3 de julio de 2013).
16
Véase Decreto por el que se adiciona un segundo párrafo con siete fracciones al Artículo 6o. de la Constitución
Política de los Estados Unidos Mexicanos, publicado en el Diario Oficial de la Federación el 20 de julio de 2007. Dispo
nible en < http://dof.gob.mx/nota_detalle.php?codigo=4994148&fecha=20/07/2007> (3 de julio de 2013).
17
Véase Decreto por el que se reforman y adicionan diversas disposiciones de la Constitución Política de los
Estados Unidos Mexicanos, publicado en el Diario Oficial de la Federación el 18 de junio de 2008. Disponible en
< http://dof.gob.mx/nota_detalle.php?codigo=5046978&fecha=18/06/2008> (3 de julio de 2013).
Finalmente, el artículo 7o. constitucional establece como límite a la libertad de imprenta el
respeto a la vida privada.
Por otra parte, con la "reforma de derechos humanos" de 201118 el contenido normativo del
artículo 1o. constitucional se amplió considerablemente, al haberse incorporado al texto de
la CPEUM todos los derechos humanos reconocidos en los tratados internacionales en los
que el Estado mexicano es parte.19 Sin duda alguna, esta adición contribuirá enormemente a
la protección del derecho a la privacidad en México, pues ahora las autoridades públicas
tendrán obligación de respetar no sólo los instrumentos jurídicos internacionales, sino tam-
bién la jurisprudencia de otros tribunales especializados en la protección de los derechos
humanos, especialmente, la de la Corte Interamericana de Derechos Humanos (en adelante
Corte IDH o "la Corte").20
De esta forma, el fundamento del derecho a la privacidad en el orden jurídico nacional hoy
día incluye, del Sistema Interamericano, el artículo 11 de la Convención Americana sobre
Derechos Humanos (en adelante CADH) y el V de la Declaración Americana de los Derechos
y Deberes del Hombre (en adelante DADDH) y, del Sistema Universal, los artículos 12 de la
Declaración Universal de Derechos Humanos (en adelante DUDH) y 17 del Pacto Internacio-
nal de Derechos Civiles y Políticos (en adelante PIDCP). Sobre este punto, cabe subrayar algo
importante y es el hecho que, en el lenguaje castellano, el Derecho Internacional de los Dere-
chos Humanos no habla de un derecho a la privacidad como tal, sino del derecho a la protec-
ción contra las injerencias arbitrarias en la vida privada. Al respecto, también es importante
señalar que las versiones en inglés de los instrumentos latinoamericanos refieren el término
private life, mientras que las del Sistema Universal, privacy, por lo que se podría considerar
que vida privada y privacidad se utilizan como términos sinónimos. Dado que las distinciones
entre ambos van más allá de ser una mera cuestión semántica, resultaría muy arriesgado
elaborar diferencias conceptuales tajantes. Sin embargo, como se verá más adelante, la SCJN
Diego García Ricci
si ha intentado llevarlo a cabo. Por ahora, primero se revisará la jurisprudencia que la Corte
1050 IDH ha establecido sobre esta materia, para después analizar los fallos emitidos por la SCJN.
18
Véase Decreto por el que se modifica la denominación del Capítulo I del Título Primero y reforma diversos
artículos de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos, publicado en el Diario Oficial de la Federación
el 10 de junio de 2011. Disponible en < http://dof.gob.mx/nota_detalle.php?codigo=5194486&fecha=10/06/2011>
(3 de julio de 2013).
19
Véase Carbonell, Miguel y Salazar, Pedro (coords.), La Reforma Constitucional de Derechos Humanos: Un Nuevo
Paradigma, México, IIJ-UNAM, 2012.
20
Véase Expediente Varios 912/2012. Sentencia del 14 de julio de 2011, México. Disponible en < http://dof.gob.
mx/nota_detalle.php?codigo=5212527&fecha=04/10/2011> (4 de julio de 2013). La SCJN señaló que la jurispru
dencia de la Corte Interamericana de Derechos Humanos es obligatoria en aquellos casos en los que el Estado
mexicano haya sido parte (párr. 15-19) y orientadora en los que no (párr. 20).
III. Jurisprudencia de la
Corte Interamericana de Derechos Humanos
En el Caso de las Masacres de Ituango vs. Colombia, la Corte IDH ha reconocido que:
Años más tarde, reiteró este mismo criterio en el Caso Tristán Donoso vs. Panamá.22 Así, de
ambos casos, se puede advertir que la Corte IDH ha reconocido precisamente el primero
de los componentes del derecho a la privacidad referido anteriormente, esto es, el derecho a
quedar exento de las invasiones de terceros o de la autoridad pública. No obstante, en 2011,
en el Caso Fontevecchia y D’Amico vs. Argentina, la Corte IDH no sólo refrendó nuevamente
este criterio sino además lo amplió considerablemente, pues estimó que
añadido].23
Esta ampliación conceptual resulta muy significativa, pues la Corte IDH ha reconocido ahora 1051
el segundo elemento del derecho a la privacidad referido anteriormente, esto es, el derecho
a controlar la información de uno mismo.
21
Corte IDH. Caso de las Masacres de Ituango vs. Colombia. Excepción preliminar, fondo, reparaciones y costas.
Sentencia de 1 de julio de 2006. Serie C No. 148, párr. 193 y 194.
22
Véase Corte IDH. Caso Tristán Donoso vs. Panamá. Excepción preliminar, fondo, reparaciones y costas. Sentencia
de 27 de enero de 2009. Serie C No. 193, párr. 55.
23
Corte IDH Caso Fontevecchia y D’Amico vs. Argentina. Fondo, reparaciones y costas. Sentencia de 29 de noviembre
de 2011. Serie C No. 238, párr. 48.
La Corte IDH también ha precisado que, cuando se trate de proteger el derecho a la privaci-
dad, no basta que el Estado cumpla sus obligaciones convencionales con el solo hecho de
abstenerse de realizar interferencias en la vida privada, sino que tiene la obligación de garan-
tizarla mediante acciones positivas, lo cual puede implicar
2. Domicilio
También es importante destacar algunos de los elementos que la Corte IDH ha incorporado
en el derecho a la privacidad. En el Caso de las Masacres de Ituango vs. Colombia, la Corte IDH
también precisó que el domicilio y la vida privada se encuentran intrínsecamente ligados, ya
que el domicilio se convierte en un espacio en el cual se puede desarrollar libremente la vida
privada.25 Por ello, el domicilio se encuentra dentro del ámbito de protección de este derecho.
3. Vida sexual
Por otra parte, en los Casos Fernández Ortega y otros vs. México y Rosendo Cantú y otra vs.
México (también conocidos como los Casos de "Inés y Valentina"), la Corte IDH incorporó la
vida sexual dentro del concepto vida privada, al señalar que éste
Por esta razón, la Corte IDH consideró que la violación sexual de la que fueron víctimas las
1052
señoras Inés Fernández Ortega y Valentina Rosendo Cantú
24
Ibidem, párr. 49.
25
Corte IDH. Caso de las Masacres de Ituango vs. Colombia, supra nota 21, párr. 194.
26
Corte IDH. Caso Fernández Ortega y Otros vs. México. Excepción preliminar, fondo, reparaciones y costas. Senten-
cia de 30 de agosto de 2010. Serie C No. 215, párr. 129 y Caso Rosendo Cantú y Otra vs. México. Excepción preliminar,
fondo, reparaciones y costas. Sentencia de 31 de agosto de 2010. Serie C No. 216, párr. 119.
respecto con quien tener relaciones sexuales, perdiendo de forma completa el
control sobre sus decisiones más personales e íntimas, y sobre las funciones cor-
porales básicas.27
Así, la vida sexual es también otro elemento que se encuentra dentro del ámbito de protec-
ción del derecho a la privacidad.
4. Conversaciones telefónicas
La Corte IDH también ha incorporado las conversaciones telefónicas dentro del ámbito de
protección de la vida privada, pues en el Caso Tristán Donoso vs. Panamá reconoció que
Este criterio no sólo lo reiteró en el Caso Escher y Otros vs. Brasil, sino además lo amplió, pues
enunció mayores elementos que permiten entender los alcances de la protección de la vida
privada en este contexto particular, al establecer que el referido artículo protegía las conver-
saciones realizadas a través de líneas telefónicas instaladas en residencias particulares o en
las oficinas, sin importar si el contenido esté relacionado con asuntos privados del interlocu-
tor o con el negocio o actividad profesional que desarrolla.29
27
Idem.
28
Corte IDH, Caso Tristán Donoso vs. Panamá, supra nota 22, párr. 55.
29
Cfr. Corte IDH. Caso Escher y Otros vs. Brasil. Excepciones preliminares, fondo, reparaciones y costas. Sentencia de
6 de julio de 2009. Serie C No. 200, párr. 114.
grabación de las conversaciones. En definitiva [preciso la Corte IDH] la protección
de la vida privada se concreta en el derecho a que otros sujetos distintos de los
interlocutores no conozcan ilícitamente el contenido de las conversaciones tele-
fónicas o de otros aspectos, como los ya mencionados, propios del proceso de
comunicación.30
De esta forma, lo tutelado por el derecho a la protección de la vida privada dentro de una
conversación telefónica no sólo es el mensaje, sino los demás datos técnicos asociados a
dicha conversación como podría ser la duración de la llamada, los números de teléfono que
participaron, etcétera. Un aspecto relevante que destacó la Corte IDH en este fallo fue la
"fluidez informativa", la cual coloca la vida privada de las personas en mayor riesgo debido a
la irrupción de todas las herramientas tecnológicas que existen hoy día, pero no por esa razón,
estimó la Corte, deben quedar los individuos en una situación de vulnerabilidad frente a los
particulares o el Estado, por lo que es obligación de éste asumir un compromiso mayor ante
los "tiempos actuales".31
En ambos Casos –Tristán vs. Panamá y Escher vs. Brasil–, la Corte IDH también reconoció
que, en este contexto, el derecho a la vida privada no es absoluto, por lo que los Estados
pueden restringirlo; sin embargo, para que una injerencia "no sea abusiva o arbitraria", debe:
1) estar prevista en una ley en sentido formal y material;32 2) perseguir un fin legítimo y 3) ser
necesaria en una sociedad democrática, esto es, que cumpla con los requisitos de idonei-
dad, necesidad y proporcionalidad.33 Si alguno de ellos no se verifica, la intervención será
contraria a la CADH.34
La Corte IDH también destacó el hecho que, en ambos casos, se había tratado de una con-
versación privada donde ni el emisor ni el receptor habían consentido que fueran conocidas
por terceros, por lo que su divulgación sí implicó una injerencia en la vida privada de los se-
Diego García Ricci
ñores Tristán Donoso y Escher. Sin embargo, para determinar si la injerencia había sido abu-
siva o arbitraria, la Corte IDH fue más allá y revisó, respectivamente, la legislación de Panamá
1054
y Brasil. Concluyó que las autoridades públicas no habían actuado conforme lo disponían las
30
Idem.
31
Idem, párr. 115.
32
Cfr. Corte IDH. La Expresión "Leyes" en el Artículo 30 de la Convención Americana sobre Derechos Humanos. Opinión
Consultiva OC-6/86 de 9 de mayo de 1986. Serie A. No. 6, párr. 27 y 32.
33
Cfr. Corte IDH. Caso Tristán Donoso vs. Panamá, supra nota 22, párr. 56 y Caso Escher y Otros vs. Brasil, supra nota
29, párr. 116.
34
Cfr. Corte IDH. Caso Tristán Donoso vs. Panamá, supra nota 22, párr. 76 y Caso Escher y Otros vs. Brasil, supra nota
29, párr. 129.
leyes de sus países, por lo que, efectivamente, se había configurado una violación a los
derechos a la vida privada, a la honra y a la reputación tutelados en los artículos 11.1 y 11.2 de
la CADH.35
En los casos Tristán Donoso vs. Panamá y Escher y Otros vs. Brasil, la Corte IDH también distin-
guió dos elementos importantes vinculados con la protección a la privacidad: la honra y la
reputación. La Corte estimó que
…el derecho a la honra se relaciona con la estima y valía propia, mientras que la
reputación se refiere a la opinión que otros tienen de una persona.36
Sin duda alguna, estas conceptualizaciones son teóricamente fáciles de articular, pero su apli-
cación a los casos concretos es lo que resulta complejo. ¿Cómo se puede medir la estima y
valía propia? ¿La opinión que de uno tienen los demás? El caso Tristán Donoso vs. Panamá
ilustra muy bien un caso donde un tribunal determinó adecuadamente que había ocurrido
una violación a la honra y reputación de una persona. El señor Donoso era un abogado de
profesión y consultor jurídico de la Iglesia Católica en Panamá. La indebida intercepción y
grabación de una conversación privada entre él y uno de sus clientes, donde se refieren su-
puestos actos preparativos de un delito, "obligó" al entonces Procurador y cabeza del Minis-
terio Público a divulgar la conversación interceptada frente a las autoridades de la Iglesia
Católica y el Colegio Nacional de Abogados. La Corte IDH estimó que la divulgación hecha
por el Procurador, quien calificó los hechos como un "plan de difamación" o "una confabu-
lación en contra de la cabeza del Ministerio Público", se había hecho frente a dos auditorios
"relevantes" para la vida del abogado, por lo que al implicar su participación en una actividad
Artículo 16 Constitucional.
Derecho a la privacidad
35
Cfr. Corte IDH. Caso Tristán Donoso vs. Panamá, supra nota 22, párr. 66, 77-83 y Caso Escher y Otros vs. Brasil, supra
nota 29, párr. 146, 160-164. La ley panameña facultaba llevar a cabo intervenciones telefónicas cubriendo ciertos
requisitos, pero en el caso del señor Tristán Donoso, no quedó probado que la intervención y grabación de la conver- 1055
sación telefónica tuviera un origen estatal, por lo que no se le determinó responsabilidad a Panamá. Respecto de la
divulgación del contenido, la Corte IDH estimó que el haber hecho del conocimiento de terceros la conversación
telefónica sin la debida autorización "no sólo estaba previsto sino reprimido por la ley" y, además, la forma en que se
había divulgado, tampoco se basó en ella, por lo que Panamá violó los derechos a la vida privada y a la honra y repu
tación previstos en la CADH. En el caso del señor Escher, la Corte IDH también encontró que tanto la Constitución
como la ley brasileñas permitían las intervenciones y grabaciones telefónicas, pero no se llevaron a cabo conforme a
lo dispuesto por la ley, por lo que Brasil violó el derecho a la vida privada. Respecto de la divulgación del contenido, la
Corte IDH concluyó que las autoridades policiales y judiciales no guardaron "el secreto de justicia", esto es, no cum-
plieron con su obligación de mantener la conversación telefónica bajo el resguardo debido, lo cual es un deber es-
tatal: a) necesario para proteger la vida privada de las personas sujetas a una medida de tal naturaleza; b) pertinente
para los efectos de la propia investigación y c) fundamental para la adecuada administración de justicia, por lo que
Brasil violó los derechos a la vida privada, al honra y a la reputación previstos en la CADH.
36
Caso Tristán Donoso vs. Panamá, supra nota 25, párr. 57 y Caso Escher y Otros vs. Brasil, supra nota 26, párr. 117.
ilícita, se menoscabaron su honra y reputación, pues "la opinión que las autoridades de la
Iglesia Católica y del Colegio Nacional de Abogados tuvieran sobre la valía y actuación de
la víctima, necesariamente incidía en su honra y reputación".37
…es legítimo que quien se sienta afectado en su honor recurra a los mecanismos
judiciales que el Estado disponga para su protección.40 [énfasis añadido].
Esto quiere decir que la protección del derecho al honor frente al ejercicio de la libertad de
expresión siempre será a posteriori, lo cual resulta un tanto lógico, pues lo contrario implica-
ría el establecimiento de medidas protectoras que podrían inhibir el ejercicio de la libertad
de expresión de forma innecesaria.
En todo caso, la Corte IDH, en el Caso Kimel vs. Argentina, reconoció que tanto la libertad de
Diego García Ricci
expresión como el derecho a la honra revisten suma importancia y, por lo mismo, el ejercicio
1056
37
Cfr. Corte IDH. Caso Tristán Donoso vs. Panamá, supra nota 22, párr. 80-83. La Corte IDH consideró que "poner en
conocimiento una conversación privada ante autoridades de la Iglesia Católica porque en ella se menciona a
un "monseñor" no es el procedimiento para previsto para prevenir las alegadas conductas delictivas". De igual
forma, estimó que el Procurador no debió haber divulgado los hechos frente a los directivos del Colegio Nacional de
Abogados sino ante el Tribunal de Honor del propio Colegio, de acuerdo con el procedimiento previsto en la legis-
lación panameña ante una eventual falta de ética.
38
Cfr. Corte IDH. Caso Herrera Ulloa vs. Costa Rica. Excepciones preliminares, fondo, reparaciones y costas. Sentencia
de 2 de julio de 2004. Serie C No. 107, párr. 120.
39
Idem. Los derechos son: la protección de la seguridad nacional, el orden público o la salud o moral pública.
40
Corte IDH. Caso Ricardo Canese vs. Paraguay. Excepciones preliminares, fondo, reparaciones y costas. Sentencia
de 31 de agosto de 2004. Serie C No. 111, párr. 101.
de ambos precisa ser garantizado por los Estados partes. En este fallo en particular, la Corte
IDH determinó que la prevalencia de uno frente al otro, necesariamente, conllevará una
adecuada ponderación, la cual deberá hacerse a través de un juicio de proporcionalidad
donde la solución al conflicto requerirá el examen de cada caso, conforme a sus caracte-
rísticas, para apreciar la existencia e intensidad de los elementos en que se sustenta dicho
juicio.41 Este criterio resulta fundamental en cualquier Estado democrático, pues no se
pueden limitar derechos humanos si no se elabora previamente un examen de proporcio-
nalidad adecuado.
Es importante destacar que, los tres casos antes señalados, trataban de un conflicto entre el
derecho a la libertad de expresión en temas de interés público y la protección de la honra de
los funcionarios públicos, de personas que ejercen funciones de una naturaleza pública o de polí
ticos. En ellos, un periodista –Casos Herrera Ulloa vs. Costa Rica y Ricardo Canese vs. Paraguay– y
un escritor –Caso Kimel vs. Argentina– fueron condenados civil y/o penalmente por haber
publicado algo que, según estos personajes públicos, les causaba una afectación en su honor.
Al resolverlos, la Corte IDH estableció un elemento importante, señaló que las expresiones
que se hagan respecto de estas personas
La Corte aclaró, no obstante, que eso no significa que el honor de esas personas
…no deba ser jurídicamente protegido, sino que éste debe serlo de manera
acorde con los principios del pluralismo democrático. 43
Artículo 16 Constitucional.
Derecho a la privacidad
1057
…se debe aplicar un umbral diferente de protección, el cual no se asienta en la
calidad del sujeto, sino en el carácter de interés público que conllevan las activida-
des o actuaciones de una persona determinada.44 [énfasis añadido]
41
Cfr. Corte IDH. Caso Kimel vs. Argentina. Fondo, reparaciones y costas. Sentencia de 2 de mayo de 2008. Serie C
No. 177, párr. 51.
42
Corte IDH. Caso Herrera Ulloa vs. Costa Rica, supra nota 38, párr. 128.
43
Idem.
44
Corte IDH. Caso Ricardo Canesse vs. Paraguay, supra nota 40, párr. 103.
Detalló además que los funcionarios públicos, las personas que ejercen funciones de natu
raleza pública o los políticos, al influir en cuestiones de interés público,
A pesar de que la Corte IDH privilegió la libertad de expresión frente al derecho al honor de
quienes resultaron afectados en los tres casos antes referidos, estos precedentes resultan
fundamentales para el estudio del derecho a la privacidad, pues la Corte estableció reglas
que sirven para entender dos cuestiones muy importantes. Por una parte, que el ámbito de
Diego García Ricci
protección del derecho al honor de funcionarios públicos, personas que ejercen funciones
1058
de naturaleza pública o políticos es diferente al de un ciudadano privado; por la otra, que esas
personas deben tolerar un mayor grado de invasión en su honor y, por ende, en su privacidad
en beneficio del propio sistema democrático. Hasta ahora, la Corte no ha resuelto algún caso
donde la violación al derecho a la honra, como consecuencia del ejercicio de la libertad de
45
Corte IDH. Caso Ricardo Canesse vs. Paraguay, supra nota 40, párr. 103 y Caso Herrera Ulloa vs. Costa Rica, supra
nota 38, párr. 129.
46
Corte IDH. Caso Ricardo Canesse vs. Paraguay, supra nota 40, párr. 103.
47
Corte IDH. Caso Kimel vs. Argentina, supra nota 41, párr. 89.
expresión, haya sido alegada en un conflicto donde no esté involucrado un funcionario pú-
blico, un político o una persona que ejerza funciones de naturaleza pública.
Por otra parte, el Caso Fontevecchia y D’Amico vs. Argentina también trata de un conflicto entre
la libertad de expresión y el derecho a la vida privada. Los señores Fontevecchia y D’Amico
fueron condenados civilmente por los tribunales argentinos y la Corte Suprema por haber
violado el derecho a la vida privada del expresidente Carlos Saúl Menem al publicar una serie
de artículos y fotografías en los que se refería la existencia de un hijo no reconocido del
ex presidente con una diputada, así como la relación entre el mandatario y su hijo. En este
caso, la Corte IDH invocó los mismos estándares que había utilizado en los casos antes des-
critos, esto es, cuando ha entrado en conflicto el derecho a la libertad de expresión y los
derechos a la honra y reputación, pues consideró que resultaban aplicables debido a que
todos estos derechos, esto es, a la vida privada, a la honra y reputación están protegidos en
el mismo artículo bajo una fórmula común e involucran principios similares vinculados con el
funcionamiento de una sociedad democrática.48 Por ello, la Corte estimó que
Esto es importante considerarlo, pues en los casos donde exista un conflicto entre el ejercicio
de la libertad de expresión y el derecho a la privacidad, podría invocarse la jurisprudencia de
la Corte IDH donde ya se hayan resuelto conflictos entre la libertad de expresión y los dere-
chos al honor y a la reputación.
Adicionalmente, la Corte IDH estableció en el Caso Fontevecchia y D’Amico vs. Argentina algunas
Artículo 16 Constitucional.
diferencias respecto a los otros casos analizados previamente y que valdría la pena subrayar.
Derecho a la privacidad
La Corte estimó que los hechos publicados por los señores Fontevecchia y D’Amico ya habían
tenido difusión pública en medios escritos tanto nacionales como internacionales y que,
1059
cuando ello tuvo lugar, el ex-presidente Menem no interpuso medida alguna para resguar-
dar su vida privada o bien, para evitar la difusión de dichos hechos. Más aún, la Corte destacó
el hecho que el expresidente adoptó, con anterioridad a la difusión de la información, "pautas
de comportamiento favorables a dar a conocer esas relaciones personales".50
48
Cfr. Corte IDH. Caso Fontevecchia y D’Amico vs. Argentina, supra nota 23, párr. 59.
49
Corte IDH. Caso Fontevecchia y D’Amico vs. Argentina, supra nota 23, párr. 62.
50
Las fotografías que ilustraban las publicaciones y donde aparecía el hijo no reconocido del ex-presidente
Menem habían sido captadas con su consentimiento o conocimiento, pues no habían sido tomadas por la revista
En este sentido, la Corte aportó otro elemento que resulta muy importante para entender los
alcances del derecho a la privacidad, pues argumentó que
…el derecho a la vida privada es disponible para el interesado y, por ello, resulta
relevante la conducta desplegada por el mismo.51
Para la Corte IDH, la conducta que adoptó el ex-presidente Menem no fue de resguardo de
su vida privada. Asimismo, la Corte determinó que, al resolver este tipo de conflicto de dere-
chos, los poderes judiciales deben considerar el contexto en el que se realizan las expresiones
en asuntos de interés público.52 De lo anterior se desprenden dos aspectos importantes. Por
una parte, la Corte IDH reconoció que el titular tiene cierta disponibilidad sobre su derecho a
la privacidad, esto es, el titular decide qué información hace pública o permite que otros lo
hagan. Esta idea de disponibilidad del derecho a la vida privada resulta congruente con lo que
se mencionó líneas arriba cuando se indició que, en virtud del segundo componente del
derecho a la privacidad, las personas deciden "cuando participan en sociedad y cuando se
retiran", esto es, el ciudadano decide qué información hace del conocimiento de los demás y
cual no. Por otra parte, la Corte IDH estableció la necesidad de considerar el contexto bajo
el cual se verifican las supuestas invasiones al derecho a la privacidad, esto es, tomar en
cuenta los hechos circundantes. No hacerlo podría llevar a los jueces a conclusiones desape-
gadas a la realidad.
Asimismo, la Corte también reconoció que las imágenes o fotografías personales se encuen-
tran incluidas en el ámbito de protección de la vida privada, sin importar que el derecho a la
propia imagen no se encuentre previsto en el artículo 11 de la CADH.53 La Corte IDH desta-
có, no obstante, el hecho que las fotografías no sólo sirven para "respaldar o dar credibili-
Diego García Ricci
dad" a informaciones escritas, sino que son, en sí mismas, un poderoso medio para ejercer
1060
la libertad de expresión y, por ende, caen en el ámbito de protección del artículo 13 de la
misma CADH.54
que las difundió, sino que le habían sido entregadas por la Oficina de Prensa de la Nación. Al respecto, Cfr. Corte IDH,
Caso Fontevecchia y D’Amico vs. Argentina, supra nota 23, párr. 19, 63 y 69.
51
Corte IDH. Caso Fontevecchia y D’Amico vs. Argentina, supra nota 23, párr. 65.
52
Cfr. Corte IDH. Caso Fontevecchia y D’Amico vs. Argentina, supra nota 23, párr. 66. Específicamente, la Corte IDH
señaló que "el juzgador debe "ponderar el respeto a los derechos o a la reputación de los demás con el valor que
tiene en una sociedad democrática el debate abierto sobre temas de interés o preocupación pública".
53
Cfr. Corte IDH. Caso Fontevecchia y D’Amico vs. Argentina, supra nota 23, párr. 67.
54
Idem.
Sin embargo, por esa misma razón, [la Corte IDH estimó que] por el contenido de
información personal e íntima que pueden contener las imágenes, su potencial
para afectar la vida privada de una persona es muy alto.55
Otro elemento importante que destacó la Corte IDH en este caso y que resulta fundamental
en la protección del derecho a la privacidad es que
Finalmente, de la jurisprudencia de la Corte IDH convendría destacar que tanto las imágenes
como las conversaciones telefónicas privadas forman parte de la privacidad; sin embargo, en
el caso de las primeras, no necesariamente se requiere el consentimiento del titular para su
divulgación, mientras que para las segundas, sí.
Al resolver el Amparo Directo en Revisión 402/2007,58 la SCJN articuló una primera definición
Artículo 16 Constitucional.
del derecho a la vida privada. En ese juicio, se planteó la inconstitucionalidad del artículo 1o. de
Derecho a la privacidad
55
Corte IDH. Caso Fontevecchia y D’Amico vs. Argentina, supra nota 23, párr. 67. Sin embargo, la Corte IDH consideró
1061
que en el caso en cuestión "las imágenes representaban una contribución al debate de interés general y no están
simplemente dirigidas a satisfacer la curiosidad del público respecto de la vida privada del presidente Menem. Dado
que las fotografías fueron entregadas a la revista que las difundió por la Oficina de la Presidencia de la Nación, la
Corte IDH estimó que "no fueron obtenidas bajo un clima de hostigamiento o persecución o de cualquier otro
medio que le hubiera generado un fuerte sentimiento de intrusión, tales como el ingreso físico a un lugar restringido
o el uso de medios tecnológicos que posibiliten la captación de imágenes a distancia o que hayan sido tomadas de
cualquier otra manera subrepticia". (párr. 68 y 69).
56
Corte IDH. Caso Fontevecchia y D’Amico vs. Argentina, supra nota 23, párr. 70.
57
Véase Aubry v. Éditions Vice-Versa [1998] 1 S.C.R 591. En este caso, la Suprema Corte de Justicia de Canadá de-
terminó los casos en los que se si se requiere solicitar el consentimiento de los titulares de las imágenes antes
de difundirlas.
58
Véase Amparo Directo en Revisión 402/2007. Sentencia del 23 de mayo de 2007. México. Disponible en <http://www.
scjn.gob.mx/Transparencia/Epocas/Primera%20sala/Novena%20%C3%A9poca/2007/133.pdf> (5 de julio de 2013).
la Ley Sobre Delitos de Imprenta.59 Uno de los agravios formulados por el quejoso fue que
dicho artículo, al establecer conductas que debían considerarse como ataques a la vida pri-
vada, confundía el significado de honor o reputación con el derecho a la vida privada.60 Por
esta razón, la SCJN formuló algunas distinciones conceptuales entre los referidos conceptos
que es importante mencionar; entendió por derecho a la vida privada:
De la definición articulada por la SCJN se observa, por una parte, que recoge el primer com-
ponente del derecho a la privacidad señalado líneas arriba, esto es, el derecho a aislarse de
los demás y, por la otra, que define el derecho a la vida privada como un derecho fundamen-
tal que deriva de la dignidad de la persona. Esto es importante destacarlo, pues en México la
vida privada se había venido protegido no desde la perspectiva de los derechos humanos
sino desde la lógica de la responsabilidad derivada del derecho civil o del derecho penal.
Prueba de lo anterior es la redacción de los artículos 1916 y 1916 Bis del Código Civil Federal
vigente; la de los hoy derogados artículos 1o. y 31 de la Ley de Delitos de Imprenta (que es-
tablecían los tipos penales de ataques a la vida privada y sus correlativas sanciones); y la de
59
Este artículo fue derogado por decreto publicado en el Diario Oficial de la Federación el 11 de enero de 2012.
Mientras estuvo vigente, estableció: Artículo 1o..- Constituyen ataques a la vida privada: I. Toda manifestación o expre-
sión maliciosa hecha verbalmente o por señales en presencia de una o más personas, o por medio de manuscrito, o de la
Diego García Ricci
imprenta, del dibujo, litografía, fotografía o de cualquier otra manera que expuesta o circulando en público, o transmitida
por correo, telégrafo, teléfono, radiotelegrafía o por mensajes, o de cualquier otro modo, exponga a una persona al odio,
1062 desprecio o ridículo, o pueda causarle demérito o en su reputación o en sus intereses; II. Toda manifestación o expresión
maliciosa hecha en los términos y por cualquiera de los medios indicados en la fracción anterior, contra la memoria de un
difunto con el propósito o intención de lastimar el honor o la pública estimación de los herederos o descendientes de
aquél, que aún vivieren; III. Todo informe, reportazgo o relación de las audiencias de los jurados o tribunales, en asuntos
civiles o penales, cuando refieran hechos falsos o se alteren los verdaderos con el propósito de causar daño a una persona,
o se hagan, con el mismo objeto, apreciaciones que no estén ameritadas racionalmente por los hechos, siendo éstos ver-
daderos; IV. Cuando con una publicación prohibida expresamente por la Ley, se compromete la dignidad o estimación de
una persona, exponiéndola al odio, desprecio o ridículo, o a sufrir daños o en su reputación o en sus intereses, ya sean
personales o pecuniarios.
60
Véase Amparo Directo en Revisión 402/2007 supra nota 58. El quejoso estimó que por vida privada debe enten-
derse "los expedientes médicos, legales y personales; las conversaciones o reuniones privadas; la correspondencia
por cualquier medio; la intimidad sexual; la convivencia familiar o afectivas y todas aquellas que se llevan a efecto
en lugares no abiertos al público".
61
Ibidem, p. 21.
los delitos de injurias, difamación y calumnias, así como sus respectivas sanciones que antes
preveía el Código Penal Federal.62 Respecto del honor, la SCJN estableció en la misma senten-
cia de amparo lo siguiente:
El honor es el aprecio y estima que una persona recibe en la sociedad en que vive, el
cual se vincula directamente con la dignidad de la persona y por tanto, con su
vida privada, pues de llegarse a afectar ese aprecio o estima, tal afectación no
sólo tendrá un impacto estrictamente social, pues también lo tendrá en la vida
privada, en la parte de la vida que la persona desarrolla a la vista de pocos.63
[Énfasis añadido]
La Corte señaló además que, cuando el honor se vulnera, se afecta la consideración que de
esa persona tienen los demás, es decir, se lesiona la estima que los demás le profesan, tanto
en el ámbito estrictamente social como en el privado. Para la SCJN esto es así en virtud de
que el medio social en donde se desenvuelve una persona también se integra con otras que
se encuentran dentro de su ámbito privado, esto es, por quienes gozan de una selección de la
persona para compartir todo aquello que no desea sea de conocimiento general, sino sólo
de unos cuantos.64 Por esta razón, la SCJN determinó los alcances del derecho al honor en los
siguientes términos:
…el derecho al honor tiende a proteger no sólo el aspecto personal del indivi-
duo frente al ámbito social donde se desenvuelve, sino también su ámbito priva-
do, pues cualquiera afectación al mismo es incuestionable que también afecta el
ámbito reservado por él y del que quedan excluidos los demás.65 [Énfasis añadido]
Asimismo, en este fallo, la SCJN distinguió entre la vida privada y la intimidad al señalar que:
Artículo 16 Constitucional.
Derecho a la privacidad
62
Estos tipos penales fueron derogados por decreto publicado en el Diario Oficial de la Federación el 13 de abril de
2007. Cabe destacar que, a la fecha de redacción de estas líneas, los estados de Baja California, Baja California Sur,
México, Nayarit, Campeche y Nuevo León aún contaban, dentro de sus códigos penales, con alguno de los "delitos
de honor".
63
Amparo Directo en Revisión 402/2007, supra nota 58, p. 22.
64
Idem.
65
Ibidem, p. 23.
El concepto de vida privada engloba todo aquello que no se requiere que sea de
general conocimiento, dentro de ello, existe un núcleo que se protege con más
celo, con mayor fuerza porque se entiende como esencial en la configuración de
la persona y es a lo que se denomina intimidad.66
Este hecho llevó a determinar a la SCJN que vida privada e intimidad son derechos distintos
y fue contundente al señalar:
Asimismo, en su fallo, la SCJN refirió a los artículos del Derecho Internacional de los Derechos
Humanos referidos líneas arriba y señaló que éstos consideran como parte integrante de la
vida privada: la familia, el domicilio, la correspondencia y la reputación. Todo lo anterior llevó
a la SCJN a concluir que el entonces vigente artículo 1o. de la Ley sobre Delitos de Imprenta,
al proteger el honor y reputación de una persona de la libertad de expresión, no excedía el
límite del respeto a la vida privada y, por ende, era constitucional.69
Diego García Ricci
Por otra parte, cuando la SCJN resolvió el Amparo Directo en Revisión 2044/2008, retomó lo
argumentado en los párrafos precedentes, pero aclaró un poco más el concepto del derecho
1064
66
Idem.
67
Ibidem, p. 24.
68
Idem.
69
Cfr. Amparo Directo en Revisión 402/2007, supra nota 58, p. 24 que dio origen a la Tesis 1a. CXLIX/2007, "VIDA
PRIVADA E INTIMIDAD. SI BIEN SON DERECHOS DISTINTOS, ÉSTA FORMA PARTE DE AQUELLA". Semanario Judicial de
la Federación y su Gaceta, Novena Época, México, t. XXVI, julio de 2007, p. 272. Reg. IUS. 171883 y Tesis 1a. CXLVIII/2007,
"VIDA PRIVADA. EL ARTÍCULO 1o. DE LA LEY SOBRE DELITOS DE IMPRENTA, AL PROTEGER EL HONOR Y LA REPU
TACIÓN FRENTE A CUALQUIER MANIFESTACIÓN O EXPRESIÓN MALICIOSA, NO EXCEDE EL LÍMITE ESTABLECIDO POR
EL ARTÍCULO 7o. DE LA CONSTITUCIÓN FEDERAL". Semanario Judicial de la Federación y su Gaceta, Novena Época,
México, t. XXVI, julio de 2007, p. 272. Reg. IUS. 171882.
a la vida privada y añadió otros elementos importantes que vale tomar en cuenta. Por ejem-
plo, preciso que la idea de privacidad
En esta sentencia, la SCJN señaló además que la protección constitucional de la vida privada
no sólo implica conducir parte de nuestra vida protegido de la mirada y las injerencias de los
demás, sino que además guarda conexiones con otras pretensiones que, según la Corte, al-
gunas constituciones reconocen como derechos conexos, tales como: el derecho de poder
tomar libremente ciertas decisiones relativas al propio plan de vida; el derecho a ver protegi-
das ciertas manifestaciones de la integridad física y moral; el derecho al honor o reputación;
el derecho a no ser presentado bajo una falsa apariencia; el derecho a impedir la divulgación de
ciertos hechos o la publicación no autorizada de cierto tipo de fotografías; la protección
contra el espionaje; la protección contra el uso abusivo de las comunicaciones privadas o la
protección contra la divulgación de informaciones comunicadas o recibidas confidencial-
mente por un particular.71 De esta forma, si bien la SCJN mencionó en este fallo ciertos dere-
chos relacionados con la privacidad, no precisó específicamente la forma como se relacionan
o las razones de por qué se consideran como "conexos". Por lo tanto, simplemente se trata de
apreciaciones sobre las cuales habría sido interesante que la SCJN detallara un poco más la
forma como esos "derechos conexos" se vinculan con el ámbito de protección del derecho a
la privacidad.
Artículo 16 Constitucional.
No obstante lo anterior, este fallo destaca de manera importante debido a que la SCJN señaló
Derecho a la privacidad
que el contenido del derecho a la vida privada está destinado a variar, legítima y normalmen-
te, tanto por motivos internos como por motivos externos. La SCJN entiende la variabilidad
1065
interna como la posibilidad de que los titulares del derecho a la privacidad modulen, de pala-
bra o de hecho, el alcance del mismo. En virtud de esta modulación, precisó la SCJN, el titular
del derecho disminuye la extensión de lo que, de entrada puede considerarse inscrito en el
ámbito protegido por el mismo.72 Esta modulación a la que ha hecho referencia la SCJN no se
70
Amparo Directo en Revisión 2044/2008. Sentencia del 17 de junio de 2009. México, p. 24. Disponible en < http://
www2.scjn.gob.mx/ConsultaTematica/PaginasPub/DetallePub.aspx?AsuntoID=104404> (5 de julio de 2013)
71
Ibidem, p. 24 y 25.
72
Ibidem, p. 25.
refiere a otra cosa sino al segundo de los componentes del derecho a la privacidad, señalado
al iniciar estas líneas y que se refiere al derecho a controlar nuestra información personal. Por
otra parte, argumentó la SCJN
En consecuencia, esta variabilidad desarrollada por la SCJN, no se refiere a otra cosa sino a los
límites a los que puede estar sujeto el derecho a la privacidad por el ejercicio de otros dere-
chos y libertades fundamentales como podría ser la libertad de expresión.
Lo anterior fue relevante al resolver el caso tratado en el Amparo Directo en Revisión 2044/2008
ya citado. El Director de un periódico había solicitado un amparo –el cual concedió la SCJN– en
contra de una sentencia que lo había condenado a indemnizar al ex-presidente municipal de
Acámbaro, Guanajuato, por la publicación de una entrevista a su ex-chofer y dónde éste hizo
referencia "a aspectos sexuales" de la vida privada de su entonces jefe.73 Si bien es cierto que
en la entrevista se refirieron efectivamente ‘aspectos sexuales’ de la vida del ex-presidente
municipal, los cuales se encuentran tutelados por el derecho a la privacidad, también lo es
que la SCJN estimó que en este caso no era cierto que, por el sólo hecho de referirse a los
aspectos sexuales de la vida de un funcionario público, los hechos caían dentro de un ámbito
inquebrantable e intocable del derecho a la privacidad. Dado que la entrevista refería también
a otros hechos que sugerían actuaciones indebidas del ex-alcalde, la SCJN estimó que en este
caso, la libertad de expresión (en su modalidad del derecho a recibir información de los de-
más) fungía como un factor importante para que la entrevista fuera conocida y, por ende, se
Diego García Ricci
convirtió en una variable externa del derecho a la privacidad del ex-presidente municipal.
En otras palabras, el derecho a la privacidad del ex-alcalde varió por una cuestión externa a
1066
su voluntad que, en el caso particular, fue el interés de los demás ciudadanos de conocer el
testimonio del ex-chofer.74 Finalmente, conviene subrayar que estas variabilidades interna y
73
Cfr. Amparo Directo en Revisión 2044/2008, supra nota 70, pp. 1 y 2. El fragmento de la entrevista decía: "¿Hubo
algo a lo que te negaras, algo que no quisieras hacer? –Bueno, un día estando en el hotel de la Ciudad de México;
se tendió desnudo en la cama y me pidió que le sobara la espalda".
74
Véase Amparo Directo en Revisión 2044/2008, supra nota 70 que dio origen a la Tesis 1a. CCXIII/2009. "DERECHO
A LA VIDA PRIVADA. SU CONTENIDO ES VARIABLE TANTO EN SU DIMENSIÓN INTERNA COMO EXTERNA". Semanario
Judicial de la Federación y su Gaceta, Novena Época, México, t. XXX, diciembre de 2009, p. 276. Reg. IUS. 165824 y
Tesis 1a. CCXIV/2009. "DERECHO A LA VIDA PRIVADA. SU CONTENIDO GENERAL Y LA IMPORTANCIA DE NO DESCON-
externa fueron reiteradas por la SCJN, al resolver el Amparo Directo 6/2008, al cual se referirá
más adelante.
2. Derecho a la privacidad y
la identidad sexual de las personas
Al resolver el Amparo Directo Civil 6/2008,75 la SCJN desarrolló un aspecto importante del
contenido del derecho a la privacidad que es la identidad sexual. La quejosa, una persona
transexual, había solicitado la rectificación de su nombre y sexo contenidos en su acta de
nacimiento, tras habérsele diagnosticado seudohermafroditismo femenino, transexualismo
y luego de haberse sometido a una cirugía de reasignación sexual, además de que en su vida
laboral, familiar y social se desenvolvía con un nombre y sexo femeninos, por lo que existía una
discordancia con su documento de identidad. A pesar de que la jurisdicción civil le había con
cedido la rectificación, la quejosa consideró que el fallo violaba, entre otros, su derecho a la
privacidad, pues de acuerdo con el artículo 138 del Código Civil para el Distrito Federal enton
ces vigente, la resolución sólo ordenó una "anotación marginal" en el acta, sin que incluyera
la expedición de una nueva donde constaran su nombre y sexo femeninos. Para la quejosa, el
acta rectificada violaba su derecho a la privacidad, pues en cada acto civil o administrativo
donde se le llegara a requerir el documento, se revelaría su condición de transexual.76
TEXTUALIZAR LAS REFERENCIAS A LA MISMA". Semanario Judicial de la Federación y su Gaceta, Novena Época, México,
t. XXX, diciembre de 2009, p. 277. Reg. IUS. 165823.
75
Véase Amparo Directo Civil 6/2008. Sentencia del 6 de enero de 2009. México. Disponible en < http://www2.
scjn.gob.mx/ConsultaTematica/PaginasPub/DetallePub.aspx?AsuntoID=100190> (5 de julio de 2013)
76
Idem. En su demanda la quejosa destacó el hecho de que la propia legislación civil preveía la expedición de
nuevas actas de nacimiento en los casos de adopción y reconocimiento de hijo precisamente para proteger la pri-
vacidad de los titulares de dichas actas, por lo que su caso ameritaba darle el mismo tratamiento.
77
Véase Galindo Garfias, Ignacio, Derecho Civil, 16a. ed., México, Porrúa, 1997, p. 321-340 y Domínguez Martínez,
Jorge Alfredo, Derecho Civil, 5a. ed., México, 1996, p. 263-275.
78
Amparo Directo Civil 6/2008, supra nota 75, p. 85.
La SCJN consideró además que el derecho a la imagen implica la imagen que uno conserva
para mostrarse a los demás y reconoció que la doctrina lo ubica dentro del derecho a la
intimidad.79
Dentro de los derechos personalísimos referidos en el párrafo anterior, la SCJN también inclu-
yó el derecho a la identidad personal, el cual definió como el derecho que tiene toda persona
a ser uno mismo en la propia conciencia y en la opinión de otros y, a su vez, incluyó dentro
de él el derecho a la identidad sexual como el derecho a la proyección de uno mismo y frente
a la sociedad desde la perspectiva sexual, lo cual incluye no sólo las preferencias sexuales
sino la percepción sexual de uno mismo. La SCJN consideró que la sexualidad, al ser un ele-
mento esencial de la persona humana, forma parte de la esfera más íntima y personal de los
seres humanos.80 Por esta razón, la SCJN concluyó que la mera rectificación del acta de
nacimiento materializaba
Este fallo resulta importante no sólo por los hechos mismos o los conceptos en él desarrolla-
dos, sino porque presenta un caso donde la vulneración del derecho a la privacidad trae
aparejada también la violación a otro derecho fundamental como lo es el derecho a la no
discriminación.82
Otro fallo fundamental para entender los alcances del derecho a la privacidad en México es
el del Amparo Directo en Revisión 1621/2010, donde la SCJN determinó el alcance de la
Diego García Ricci
79
Ibidem, p. 88.
80
Ibidem, p. 89.
81
Ibidem, p. 98 y 99.
82
El Amparo Directo Civil 6/2008, supra nota 75, dio origen a la Tesis P. LXVII/2009. "DERECHOS A LA INTIMIDAD,
PROPIA IMAGEN, IDENTIDAD PERSONAL Y SEXUAL. CONSTITUYEN DERECHOS DE DEFENSA Y GRANTÍA ESENCIAL
PARA LA CONDICIÓN HUMANA". Semanario Judicial de la Federación y su Gaceta, Novena Época, México, t. XXX,
diciembre de 2009, p. 7. Reg. IUS. 165821.
divorcio y donde él había probado la causal de divorcio a través del ofrecimiento de más de
300 correos electrónicos intercambiados entre ella y su supuesto amante, los cuales tomó,
de la cuenta personal de ésta, sin su consentimiento.83
El caso resulta importante por dos motivos. Primero, porque la violación al derecho a la pri-
vacidad se efectuó a través de la violación a otro derecho, el de inviolabilidad de las comunica-
ciones privadas, al cual la SCJN le dio un tratamiento por separado, pues señaló que es un
derecho con autonomía propia reconocida por la Constitución.84 La Corte argumentó que
este derecho
…se configura como una garantía formal, esto es, las comunicaciones resultan
protegidas con independencia de su contenido.85
La Corte también incluyó, dentro del ámbito de protección de este derecho fundamental,
los datos que identifican la comunicación, también conocidos como datos de tráfico de las 1069
83
Véase Amparo Directo en Revisión 1621/2010. Sentencia del 15 de junio de 2011. México. Disponible en <http://
www2.scjn.gob.mx/ConsultaTematica/PaginasPub/DetallePub.aspx?AsuntoID=119580> (6 de julio de 2013).
84
Idem.
85
Amparo Directo en Revisión 1621/2010, supra nota 83, p. 39. La SCJN destacó que "no se necesita en modo
alguno actualizar el contenido de la comunicación o de sus circunstancias para determinar su protección por el
derecho fundamental". Asimismo, precisó que "este elemento distingue claramente el derecho a la inviolabilidad de
las comunicaciones del derecho a la intimidad", pues en este último caso, para considerar que se ha violado, "resulta
absolutamente necesario acudir al contenido de lo que se predica su pertenecía al ámbito íntimo o privado".
86
Idem.
comunicaciones.87 De lo anterior se desprende que la SCJN no se separó del criterio que, so-
bre esta misma materia, ha seguido la Corte IDH en los casos referidos líneas arriba.88 La SCJN
señaló que la CPEUM protege todas las formas existentes de comunicación y aquellas que sean
fruto de la evolución tecnológica, entre ellas, el correo electrónico. Señaló que la clave de
seguridad para acceder a éste (contraseña o password) tiene un contenido privado y, por
ende, se encuentra "investido de todas las garantías derivadas de la protección de los comuni
caciones privadas y la intimidad", por lo que el correo electrónico se intercepta cuando, sin
autorización judicial o del titular de la cuenta, se ha violado el password o clave de seguri-
dad.89 Finalmente, la Corte consideró que, en el caso planteado, los correos electrónicos, al
haberse obtenido sin el consentimiento de su titular, no debieron considerarse como prueba
válida para acreditar una causal de divorcio.90
La SCJN también ha conocido del conflicto entre estos derechos a través de diferentes juicios
de amparo promovidos por particulares en contra de los medios de comunicación y/o los pe
riodistas. En estos casos se ha notado la influencia de los casos resueltos por la Corte IDH, así
como la de los propios precedentes que la SCJN ha establecido en la materia, por lo que sólo
se mencionarán algunas ideas generales de estos fallos desde la perspectiva de la protección
del derecho a la privacidad. El primero en tratar este conflicto de derechos fue el Amparo
Directo en Revisión 2044/2008 ya referido.91 La SCJN consideró que la protección de la vida
privada de las personas que han ejercido un cargo público es menos extensa debido a que
ellas mismas, al ocupar dicho cargo, se expusieron a un mayor escrutinio público, por lo que la
posibilidad de crítica que la sociedad les dirija debe entenderse con criterio amplio. Eso no
quiere decir que sus derechos a la privacidad y al honor queden anulados, ni tampoco que
deban soportar una crítica absoluta libre de restricciones, sino que, como se trata de publica-
ciones de interés público, para que la libertad de expresión de los periodistas o los medios
Diego García Ricci
87
Ibidem, p. 40.
88
Véase Corte IDH. Caso Tristán Donoso vs. Panamá, supra nota 22 y Caso Escher y Otros vs. Brasil, supra nota 29.
89
Cfr. Amparo Directo en Revisión 1621/2010, supra nota 83, p. 43 y 44.
90
El Amparo Directo en Revisión 1621/2010, supra nota 83 dio origen a la Tesis 1a. CLIII/2011, "DERECHO A LA IN-
VIOLABILIDAD DE LAS COMUNICACIONES PRIVADAS.SUS DIFERENCIAS CON EL DERECHO A LA INTIMIDAD". Semana-
rio Judicial de la Federación y su Gaceta, Novena Época, México, t. XXXIV, agosto de 2011, p. 221. Reg. IUS. 161334.
91
Amparo Directo en Revisión 2044/2008, supra nota 70.
92
Véase Amparo Directo en Revisión 2044/2008, supra nota 70; la SCJN siguió el sentido del fallo dictado en el
Caso Tristán Donoso vs. Panamá, supra nota 22 y señaló que, "para que la exigencia de responsabilidades ulteriores
por emisión de discurso alegadamente invasor del honor de funcionarios públicos u otras personas relacionadas
El Amparo Directo 6/2009 se relaciona con el anterior debido a que involucra también a una
persona que desarrollaba funciones relacionadas con la función pública. Los hechos del caso
consistieron en la publicación, por parte de la periodista Olga Wornat y el Semanario Proceso, de
ciertos datos relacionados con la vida privada de la ex-primera dama del país. 93 La SCJN rei-
teró el criterio de que las personas públicas o notoriamente conocidas deben soportar un
nivel mayor nivel de invasión a la intimidad a diferencia de las privadas o simples particulares,94
pues, argumentó la Corte, existe un interés legítimo de la sociedad de recibir información
sobre ellas y, por ende, de los medios de comunicación social de difundirla.95 Esos personajes
públicos, consideró la Corte,
Para lo cual, será necesario analizar la propia actitud o reserva de la persona respecto a la
publicación de datos de su vida privada. En el presente caso, la SCJN estimó que la ex-primera
dama no se comportó como una persona interesada en mantenerse alejada del conocimien-
to público, sino que voluntariamente expuso diversos aspectos de su vida privada por lo que
le negó el amparo.97
Artículo 16 Constitucional.
con el ejercicio de funciones públicas constituya una reacción jurídica necesaria, idónea y proporcional deben satis-
facerse al menos las condiciones de: 1) cobertura legal y redacción clara; 2) intención específica o negligencia
Derecho a la privacidad
patente; 3) materialidad y acreditación del daño; 4) doble juego de la exceptio veritatis y 5) minimización de las
restricciones indirectas." Al respecto. En este punto en específico, este juicio de amparo dio origen a la Tesis
1a. CCXIX/2009. "DERECHO AL HONOR Y A LA PRIVACIDAD. SU RESISTENCIA FRENTE A INSTANCIAS DE EJERCICIO DE
LA LIBERTAD DE EXPRESIÓN Y EL DERECHO A LA INFORMACIÓN ES MENOR CUANDO SUS TITULARES TIENEN RES- 1071
PONSABILIDADES PÚBLICAS". Semanario Judicial de la Federación y su Gaceta, Novena Época, México, t. XXX, diciem-
bre de 2009, p. 278. Reg. IUS. 165820.
93
Véase Amparo Directo 6/2009. Sentencia del 7 de octubre de 2009, México. Disponible en <http://www2.scjn.
gob.mx/ConsultaTematica/PaginasPub/DetallePub.aspx?AsuntoID=110353> (6 de julio de 2013).
94
La SCJN definió a las personas públicas o notoriamente conocidas como aquellas que, por circunstancias socia-
les, familiares, artísticas, deportivas o bien porque ellas mismas difundieron hechos y acontecimientos de su vida
privada o cualquier otra análoga, tienen proyección o notoriedad en una comunidad y, por ende, se someten volun-
tariamente al riesgo de que sus actividades o su vida privada sean objeto de mayor difusión.
95
Amparo Directo 6/2009, supra nota 93, p. 78.
96
Idem.
97
Véase Amparo Directo 6/2009, supra nota 93 que dio origen a la Tesis 1ª XLI/2010. "DERECHOS A LA PRIVACIDAD,
A LA INTIMIDAD Y AL HONOR. SU PROTECCIÓN ES MENOS EXTENSA EN PERSONAS PÚBLICAS QUE TRATÁNDOSE DE
Por otra parte, si bien el Amparo Directo en Revisión 1496/2008 se relaciona también con
información difundida por un periódico, se distingue de los casos precedentes porque la
afectación del derecho a la privacidad recayó en un particular y no en una persona pública o
notoriamente conocida. En este caso, un diario de Tabasco presentó a un hombre como
"acosador sexual de menores" que transportaba como chofer. La publicación se hizo a través
de unas notas periodísticas donde se incluyeron expresiones como "Entregan autoridades de
transporte a chafirete abusivo", "Chafirete caliente", "Quería echarse el mañanero". El quejoso
estimó que dichas expresiones rebasaban los límites señalados en los artículos 6 y 7 de la
CPEUM y, en consecuencia, le causaban una afectación en su honor y su reputación. En este
caso, la SCJN confirmó las sentencias dictadas tanto por la primera como por la segunda
instancia y en las que se argumentó que las expresiones no constituían hechos ilícitos por-
que lo difundido se basaba en hechos reales, derivados de una averiguación previa, en donde
el chofer tenía el carácter de indiciado. La SCJN confirmó el argumento de que si bien las
expresiones eran "ofensivas en sus términos", éstas, al estar basadas en acontecimientos que
fueron motivo de una investigación penal, no podían considerarse maliciosas y, por ende,
ilegales o contrarias a los artículos 6o. y 7o. constitucionales.98
Otro fallo relevante donde se discutieron los alcances de la libertad de expresión y de im-
prenta, en relación con el derecho a la privacidad de los particulares, es el Amparo Directo en
Revisión 1302/2009. En este caso, un periódico de circulación nacional publicó, por cuenta
de un particular, una esquela donde se expresaban las condolencias por el fallecimiento de
otro particular y en la cual se asentó la expresión: "Y expresamos nuestras más sentidas condo-
lencias por la irreparable pérdida: que se suma a las cifras de este mal del siglo". La persona a
quien "se honoraba" a través la esquela no sufría de esa enfermedad ni había fallecido, por
lo que, tras haber intentado infructuosamente una rectificación por parte del periódico, le
demandó el pago de una indemnización por daño moral. Este asunto plantea los alcances del
límite respeto a la vida privada de la libertad de imprenta tutelada en el artículo 7o. consti
Diego García Ricci
PERSONAS PRIVADAS O PARTICUALRES". Semanario Judicial de la Federación y su Gaceta, Novena Época, México,
t. XXXI, marzo de 2010, p. 923. Reg. IUS. 165 050.
98
Véase Amparo Directo en Revisión 1496/2008. Sentencia del 5 de noviembre de 2008. México. Disponible en
<http://www2.scjn.gob.mx/ConsultaTematica/PaginasPub/DetallePub.aspx?AsuntoID=102423> (6 de julio de 2013)
99
Véase Amparo Directo en Revisión 1302/2009. Sentencia del 5 de noviembre de 2008. México. Disponible en
< http://www2.scjn.gob.mx/ConsultaTematica/PaginasPub/DetallePub.aspx?AsuntoID=110591> (6 de julio de 2013).
…consistente en controlar y verificar el ejercicio de la libertad de expresión hecho
por otro particular para asegurar que queden respetados los derechos de la per-
sonalidad (entre ellos, el honor, la vida privada, la reputación) que podrían consi-
derase potencialmente afectados.100
Pues ello los convertiría en controladores de los contenidos e iría en contra del artículo 7o.
constitucional. Sin embargo, estimó que los periódicos están obligados a tomar medidas
para que, en caso de que un particular considere que se han afectado sus derechos por la
expresión hecha por otro particular a través de inserciones pagadas, pueda hacer valer sus
derechos ante los tribunales. Para la SCJN, lo anterior se considerará satisfecho si los periódi-
cos cumplen con dos requisitos:
Así, la SCJN encontró una fórmula que pudo conciliar el ejercicio de la libertad de imprenta,
por un lado y el respeto del derecho a la privacidad de los eventuales afectados, por el otro.
Otro asunto donde tuvo lugar un conflicto entre el derecho al honor y la libertad de expre-
sión fue el tratado en el Amparo Directo 28/2010. En este caso, el periódico La Jornada consi
Artículo 16 Constitucional.
deró que la revista Letras Libres, al publicar el artículo "Cómplices del Terror", violó sus derechos
Derecho a la privacidad
al honor, reputación y vida privada (la SCJN la llamó ‘intimidad’), pues en dicha columna se
informaba la ‘parcialidad’ del periódico debido a la no difusión de un convenio celebrado
entre La Jornada y el diario Gara, a quien calificó como el brazo político de la organización 1073
terrorista vasca "ETA" y, también, por el manejo informativo que dio a la visita del juez español
Baltazar Garzón a un Reclusorio en el D.F. donde se encontraban detenidos unos presuntos
etarras. Este fallo es relevante porque la Corte definió algunos aspectos importantes relacio-
nados con la protección del derecho a la privacidad.101 Primero, señaló que a pesar de que ni
100
Ibidem, p. 53.
101
Véase Amparo Directo 28/2010. Sentencia del 23 de noviembre de 2011. México. Disponible en <http://www2.
scjn.gob.mx/ConsultaTematica/PaginasPub/DetallePub.aspx?AsuntoID=123474> (6 de julio de 2013).
el honor ni la reputación se encuentran reconocidos en el texto constitucional, éstos si son
un límite a la libertad de expresión. Definió al honor
…como el concepto que una persona tiene de sí misma o que los demás se han
formado de ella, en virtud de su proceder o de la expresión de su calidad ética y
social". [Explicó además] que existen dos formas de sentirlo y entenderlo: 1) en el
aspecto subjetivo o ético, el honor se basa en un sentimiento íntimo que se exte
rioriza por la afirmación que la persona hace de su propia dignidad; 2) en el obje
tivo, externo o social, en la estimación interpersonal que la persona tiene por sus
cualidades morales y profesionales dentro de la comunidad. […L]a reputación es
el aspecto objetivo del derecho al honor, que se define como el derecho a que
otros no condicionen negativamente la opinión que los demás hayan de formar-
se de nosotros.102
Lo más relevante del fallo es, no obstante, que la SCJN reconoció que
Entre dichos derechos reconoció al del honor. De esta forma, una persona moral tam-
bién puede
Sin embargo, tras un cuidadoso desarrollo, la SCJN concluyó que, en el caso en cuestión,
la columna publicada por Letras Libres se encontraba amparada constitucionalmente por la
libertad de expresión.
102
Amparo Directo en Revisión 28/2010, supra nota 101, p. 6.
103
Ibidem, p. 8.
104
Idem.
5. Créditos Fiscales
Por todo lo anterior, se puede decir que en el orden jurídico nacional, el derecho a la privaci-
dad cuenta con los fundamentos constitucionales y los precedentes judiciales suficientes
para garantizar su adecuada vigencia.
Artículo 16 Constitucional.
Derecho a la privacidad
1075
105
Véase Amparo Directo en Revisión 1102/2012. Sentencia del 16 de mayo de 2012. México.
Criterios jurisprudenciales
1. Nacionales
Amparo Directo Civil 6/2008. Sentencia del 6 de enero de 2009. México. Disponible
en < http://www2.scjn.gob.mx/ConsultaTematica/PaginasPub/DetallePub.aspx?AsuntoID=
100190> (5 de julio de 2013).
Tesis 1a. CXLIX/2007, "VIDA PRIVADA E INTIMIDAD. SI BIEN SON DERECHOS DISTIN-
TOS, ÉSTA FORMA PARTE DE AQUELLA". Semanario Judicial de la Federación y su
Artículo 16 Constitucional.
Gaceta, Novena Época, México, t. XXVI, julio de 2007, p. 272. Reg. IUS. 171883.
Derecho a la privacidad
Tesis 1a. CXLVIII/2007, "VIDA PRIVADA. EL ARTÍCULO 1o. DE LA LEY SOBRE DELITOS DE
IMPRENTA, AL PROTEGER EL HONOR Y LA REPUTACIÓN FRENTE A CUALQUIER MANI- 1077
2. Internacionales
Corte IDH Caso Fontevecchia y D’Amico vs. Argentina. Fondo, reparaciones y costas.
Sentencia de 29 de noviembre de 2011. Serie C No. 238.
Corte IDH. Caso de las Masacres de Ituango vs. Colombia. Excepción preliminar, fondo,
reparaciones y costas. Sentencia de 1 de julio de 2006. Serie C No. 148.
Corte IDH. Caso Escher y Otros vs Brasil. Excepciones preliminares, fondo, reparacio-
nes y costas. Sentencia de 6 de julio de 2009. Serie C No. 200.
Corte IDH. Caso Fernández Ortega y Otros vs México. Excepción preliminar, fondo,
Diego García Ricci
Corte IDH. Caso Kimel vs. Argentina. Fondo, reparaciones y costas. Sentencia de 2 de
mayo de 2008. Serie C No. 177.
Corte IDH. Caso Ricardo Canese vs. Paraguay. Excepciones preliminares, fondo, repa-
raciones y costas. Sentencia de 31 de agosto de 2004. Serie C No. 111.
Corte IDH. Caso Rosendo Cantú y Otra vs México. Excepción preliminar, fondo, repa-
raciones y costas. Sentencia de 31 de agosto de 2010. Serie C No. 216.
Corte IDH. Caso Tristán Donoso vs. Panamá. Excepción preliminar, fondo, reparacio-
nes y costas. Sentencia de 27 de enero de 2009. Serie C No. 193.
Artículo 16 Constitucional.
Derecho a la privacidad
1079
El derecho de réplica.
Artículo 6 de la Constitución
Política de los Estados
Unidos Mexicanos
Janine OTÁLORA MALASSIS*
* Licenciada en Derecho por la Universidad Nacional Autónoma de México y Doctora en Ciencias Políticas por la
Universidad de la Sorbonne.
SUMARIO: I. Introducción. II. Marco normativo nacional y convencional. III. El derecho
de réplica en el ámbito civil y penal. IV. El derecho de réplica en el ámbito electoral.
V. Conclusiones.
I. Introducción
derecho de réplica en el artículo sexto tenía como fin colmar un vacio de nuestro orden jurí-
El derecho de réplica. Artículo 6 de la
dico, en virtud de que la única ley que lo contemplaba, hasta entonces, era la Ley de Impren-
ta, lo que lo convertía en un derecho inoperante. Por ello, se pretendía que al introducir este
derecho en la Constitución que el Congreso actualizara de manera integral el marco jurídico
que tutela y protege el derecho a la información en su universalidad.
1
Ver Decreto por el que se reforma el primer párrafo del artículo 6o.; se reforman y adicionan los artículos 41 y 99;
se reforma el párrafo primero del artículo 85; se reforma el párrafo primero del artículo 108; se reforma y adiciona la
fracción IV del artículo 116; se reforma el inciso f ) de la fracción V de la base primera del artículo 122; se adicionan
tres párrafos finales al artículo 134; y se deroga el párrafo tercero del artículo 97, publicado en el Diario Oficial de la 1083
Federación de 13 de noviembre de 2007.
A su vez, el Dictamen emitido por la Cámara de Diputados señaló que la adición del derecho
de réplica en el artículo 6 tendía a incorporarlo al conjunto de normas que regulan el ejerci-
cio de la garantía individual relativo a la libre expresión. Con ello, se pretendía ampliar la
protección de la libertad de expresión, tanto para los emisores de ideas como para quienes
las reciben, y quienes se ven involucrados o afectados con ellos, de manera que toda persona
pueda replicar informaciones que resulten contrarias a sus legítimos derechos.
Así, por su disposición dentro de la estructura de nuestra Carta Magna, el derecho de réplica
es un derecho humano, y forma parte de la llamada cuarta ola de derechos del hombre.
Su ejercicio está íntimamente vinculado con otros dos derechos humanos: el de la libertad
de expresión y el derecho a la información, relación que será analizada posteriormente.
Así el derecho de réplica se convierte, por una parte, en el contrapeso entre el derecho a la
1084 honra y la dignidad de la persona y el derecho a la libertad de expresión y, por otra parte, se
ubica entre la libertad de expresión y el derecho a la información de todo individuo, pero
también de una comunidad.
Ante el vacio legislativo los tribunales constitucionales, es decir la Suprema Corte de Justicia
de la Nación (en adelante SCJN o "Suprema Corte") y el Tribunal Electoral del Poder Judicial de
la Federación (en adelante "Tribunal Electoral") se han avocado a integrar la norma para per-
mitir el ejercicio pleno de esta garantía, de conformidad con la reforma al artículo primero
constitucional.
En efecto, con dicha reforma2 el Constituyente dispuso que en nuestro país todas las perso-
nas gozarán de los derechos humanos previstos en la propia Constitución y en los tratados
internacionales de los que México es parte, y su ejercicio no podrá restringirse ni suspen
derse salvo en los casos expresamente previstos por la misma Constitución. Para ello, las
normas relativas a los derechos humanos deberán interpretarse de conformidad con la nor-
ma fundamental, así como con los tratados internacionales de la materia, favoreciendo en
todo tiempo a las personas, la protección más amplia de estos derechos. Para ello, todas las
autoridades tienen la obligación de promover, respetar, proteger y garantizar los derechos
humanos de conformidad con los principios de universalidad, interdependencia, indivisi
bilidad y progresividad.
En ese sentido, cuando el precepto constitucional bajo análisis (artículo primero) dispone
que todas las autoridades deben promover, respetar, proteger y garantizar los derechos
humanos, ello implica que se realice de manera universal, esto es, a todas las personas por
2
Ver Decreto por el que se expide el Código Federal de Instituciones y Procedimientos Electorales, publicado en
el Diario Oficial de la Federación de 14 de enero de 2008.
II. Marco normativo nacional y convencional
En el marco convencional, diversas convenciones y tratados de los cuales México forma parte,
lo contemplan: el Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos (en adelante PIDCP),3
en su artículo 17, establece que nadie será objeto de injerencias arbitrarias o ilegales en su
vida privada, su familia, su domicilio o correspondencia, ni de ataques ilegales a su honra o
reputación. El precepto citado dispone que toda persona tiene derecho a la protección de la
ley contra esos ataques o injerencias.
Ahora bien, en el ámbito de la ley, en nuestro país aún no existe la ley reglamentaria del pri-
mer párrafo del artículo 6 constitucional. Las normas vigentes sólo son aplicables en materia
1086
de responsabilidad administrativa, civil y penal en caso de vulneración a los derechos al honor
y a la dignidad de la persona. El Código Civil prevé la acción por daño moral mediante la cual
se puede obtener una indemnización monetaria. La Ley de Imprenta determina que toda
manifestación o expresión que se dé a conocer públicamente es un ataque a la vida privada
3
AGONU. Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos. Resolución 2200 A (XXI). 16 de diciembre de 1966.
Entró en vigor el 23 de marzo de 1976, art. 17.
4
OEA. Convención Americana sobre Derechos Humanos. Adoptado en San José, Costa Rica, el 22 de noviembre de
1969, en la Conferencia Especializada Interamericana sobre Derechos Humanos. Entró en vigor el 18 de julio
de 1978, art. 14.
si expone a la persona al odio, desprecio o ridículo o afecte la reputación del interesado, por
lo que la sentencia condenatoria debe ser publicada a costa del responsable.
El Código Penal Federal prevé la publicación de la sentencia en uno o dos diarios de circu
lación nacional acorde con lo estipulado por el juez. Finalmente, la Ley de Responsabilidad
Civil para la Protección del Derecho a la Vida Privada, el Honor y la Propia Imagen en el Dis
trito Federal dispone que el derecho al honor y a la propia imagen le son también reconoci-
dos a las personas morales. La reparación del daño comprende la publicidad de la sentencia
condenatoria a costa del responsable.
Para ello se analizarán las principales sentencias que han emitido ambos órganos jurisdiccio-
nales, así como la jurisprudencia emanada de estos.
Ulloa,7 en las cuales establecieron: "El castigar a un periodista por asistir en la diseminación
de las aseveraciones realizadas por otra persona amenazaría seriamente la contribución de la
prensa en la discusión de temas de interés público".
La Suprema Corte determinó que las opiniones de periodistas no son sujetas al canon de
veracidad, en tanto que la información sí lo es. La SCJN también tomó en consideración la 1087
resolución del Tribunal Europeo de Derechos Humanos, en el caso Handsyde vs. Reino Unido 8
en el que sentó jurisprudencia respecto de la libertad de expresión y sus límites frente a los
5
Amparo Directo 6/2009. Sentencia definitiva 7 de octubre de 2009. Disponible en: <http://www2.scjn.gob.mx/
ConsultaTematica/PaginasPub/DetallePub.aspx?AsuntoID=108732> (20 de junio de 2013).
6
TEDH. Caso Thoma vs Luxemburgo. App. no. 38432/97. Sentencia dictada el 29 de marzo de 2001.
7
Corte IDH. Caso "La Última Tentación de Cristo" (Olmedo Bustos y otros) Vs. Chile. Fondo, Reparaciones y Costas.
Sentencia de 5 de febrero de 2001. Serie C No. 73
8
TEDH. Caso Handyside vs Gran Bretaña. App. no. 5493/72. Sentencia dictada el 7 de diciembre de 1976.
derechos al honor, a la intimidad y a la propia imagen, disponiendo que la libertad de expre-
sión es uno de los fundamentos esenciales de una sociedad democrática.
Asimismo, se refirió al Caso Lingens vs. Austria,9 del mismo Tribunal Europeo, en el que éste
determinó que los límites de la crítica son más amplios tratándose de una persona dedicada
a la vida política que de un simple ciudadano.
Señaló que el Tribunal Europeo ha reiterado la importancia que tiene la protección de la vida
privada de las personas que va más allá del círculo privado de la familia y tiene también una
dimensión social.
De igual manera, la SCJN se refirió a la resolución dictada por el Tribunal Constitucional espa-
ñol, en el caso Preysler,10 en la que sostuvo que si la información denunciada no tiene interés
público y viola la intimidad de una persona puede ser considerada como una intromisión
ilegítima, a pesar de la notoriedad de la persona.
En la sentencia dictada por la Suprema Corte se señaló que los tribunales constitucionales
han sostenido que el derecho de réplica no tiene relevancia cuando se trata de reparar viola-
ciones a la intimidad de las personas, ya que la intromisión ilegal no se repara, a diferencia de
lo que sucede tratándose de la vulneración al derecho al honor. Por lo tanto, en esos casos, el
hecho de tener la posibilidad de ejercer el derecho de réplica, relatando la versión personal
del afectado, sólo incita a que se siga hablando del tema, sin que la intromisión pueda repa-
rarse.11 Así mismo, para determinar si la información denunciada goza de protección consti-
tucional, es necesario saber si se ha extralimitado al tener una injerencia indebida en la vida
personal y familiar de una persona.
Janine Otálora Malassis
Cabe señalar que en la resolución dictada por la Suprema Corte en el Amparo Directo 6/2009,
si bien se dictó tomando en consideración lo dispuesto por tratados y convenciones interna-
1088
cionales de los cuales el Estado mexicano forma parte, así como en sentencias dictadas por
tribunales y Cortes extranjeros, lo cierto es que sólo se consideró lo establecido por éstos
respecto de los límites de la libertad de expresión frente a la vida privada de las personas,
9
TEDH. Caso Lingens vs Austria. App. no. 9815/82. Sentencia dictada el 8 de julio de 1986.
10
Ver TCE. Sala Segunda. Sentencia 115/2000. Recurso de amparo 640-97. 5 de mayo de 2000 (BOE núm. 136
de 07 de junio de 2000).
11
Ver TEC Sala Segunda. Sentencia 197/1991. Recurso de amparo 492-1989. 17 de octubre de 1991 (BOE núm. 274
de 15 de noviembre de 1991).
distinguiendo si éstas tienen el carácter de públicas o de privadas, más no respecto del dere-
cho de réplica per se.
En su sentencia, la Suprema Corte determinó que la vida privada de una persona, la libertad
de expresión y el derecho a la información son derechos que se enfrentan y que están ínti-
mamente vinculados.
Sostuvo que el derecho de réplica tiene un menor impacto que los medios de responsabili-
dad civil y penal, en términos de afectación de derechos, pero que con su desarrollo ocupará
un lugar cada vez más importante ante las consecuencias jurídicas del ejercicio de la libertad
de expresión, cuando ésta se enfrenta al derecho a la vida privada de las personas. Por ello,
el ejercicio de la réplica es parte de todo debate democrático.
De estas dos resoluciones han sido aprobadas dos tesis de la primera Sala de la Suprema
Corte. La primera, es relativa a que la responsabilidad por invasiones al honor de funcionarios u
otras personas con responsabilidades públicas sólo puede darse bajo ciertas condiciones
1089
Posteriormente, con motivo de la resolución dictada en el Amparo Directo 6/2009, se aprobó
la tesis relativa a que el derecho de réplica no repara la intromisión en el derecho a la
12
Amparo Directo en Revisión 2044/2008. Sentencia definitiva 17 de junio de 2009. Disponible en: http://www2.
scjn.gob.mx/ConsultaTematica/PaginasPub/DetallePub.aspx?AsuntoID=104404 (19 de junio de 2013).
13
Tesis: 1a. CCXXI/2009 (9a.), LIBERTAD DE EXPRESIÓN Y DERECHO A LA INFORMACIÓN. LA RESPONSABILIDAD POR
INVASIONES AL HONOR DE FUNCIONARIOS U OTRAS PERSONAS CON RESPONSABILIDADES PÚBLICAS SÓLO PUEDE
DARSE BAJO CIERTAS CONDICIONES, MÁS ESTRICTAS QUE LAS QUE SE APLICAN EN EL CASO DE EXPRESIONES O
INFORMACIONES REFERIDAS A CIUDADANOS PARTICULARES, Semanario Judicial de la Federación y su Gaceta,
Novena Época, México, Tomo XXX, Diciembre de 2009, p. 283. Reg. IUS. 165763.
intimidad,14 en la que estableció que el derecho a la intimidad protege la no divulgación de
datos de la vida privada de una persona, por lo que el derecho de réplica no es suficiente
para reparar la injerencia ilegal en la esfera privada de la vida, ya que no se responde por la
falsedad de la información sino por decir la verdad. Por lo tanto, en este ámbito el ejercicio
del derecho de réplica sólo fomenta que se siga hablando del tema, sin reparar la violación a
la intimidad situación que sí ocurre tratándose del derecho al honor.
De estas resoluciones, se advierte que la Suprema Corte se ha pronunciado más sobre los
límites de la libertad de expresión ante el derecho a la honra de las personas, que sobre la
garantía del derecho de réplica.
Cabe señalar la relevancia del derecho de réplica en el ámbito electoral en virtud de que éste
fue incluido en nuestra Carta magna con motivo de la reforma electoral del año 2007. Con
anterioridad a dicha reforma, no existía disposición alguna que previera el ejercicio de este
derecho con motivo de actividades político-electorales, su validez sólo se daba en el espacio
privado de los ciudadanos, ya que aún cuando estuviese involucrado un funcionario público,
el caso se daba ante un medio de comunicación o un particular y con motivo de actos
vinculados a la vida privada.
han deformado hechos o situaciones referentes a sus actividades o su imagen. El ejercicio del
derecho de réplica se hará en los términos de la ley respectiva y sin perjuicio de los corres-
pondientes a las responsabilidades o al daño moral de conformidad con la ley de imprenta y
1090
las disposiciones civiles y penales.
Cabe señalar que el artículo transitorio décimo de la reforma al Código Electoral dispuso que
el Congreso de la Unión debería, a más tardar el 30 de abril de 2008, expedir la ley reglamen-
14
Tesis: 1a. XLIV/2010 (9a.), DERECHO A LA INTIMIDAD. EL DERECHO DE RÉPLICA NO REPARA LA INTROMISIÓN EN
AQUÉL, Semanario Judicial de la Federación y su Gaceta, Novena Época, México, Tomo XXXI, Marzo de 2010, p. 922.
Reg. IUS. 165052.
15
Supra nota 2.
taria del derecho de réplica previsto en al párrafo primero del artículo 6 de la Constitución
Política. El plazo que se estableció al Congreso se debió, en términos de lo sostenido en el
Dictamen de la Comisión de Gobernación de la Cámara de Diputados, a que el derecho de
réplica era "una de las aportaciones más significativas de la reforma constitucional".
No obstante ello, a la fecha no se ha expedido ley alguna que reglamente el ejercicio de este
derecho humano.
Y fue justamente, en el año 2009 cuando se planteo ante el Tribunal Electoral el primer caso
relativo al ejercicio del derecho de réplica en materia electoral, habiendo desde entonces
emitido diversas resoluciones16 sobre el tema.
En la resolución de los diversos juicios, el Tribunal Electoral tomó en consideración las dis
posiciones convencionales que rigen el derecho de réplica: el artículo 14 de la Convención
Americana y el artículo 17 del PIDCP.
Porque al regular el derecho de réplica o rectificación los Estados deben respetar el derecho
de libertad de expresión y este último no puede interpretarse de manera tan amplia que
1091
haga nugatorio el de réplica, en virtud de que el derecho de réplica se encuentra ubicado
16
Ver, TEF. RECURSO DE APELACIÓN. SUP-RAP-175/2009. Sentencia definitiva 26 de junio de 2009. Disponible en:
<http://portal.te.gob.mx/colecciones/sentencias/html/SUP/2009/RAP/SUP-RAP-00175-2009.htm> (19 de junio de
2013); TEF. JUICIO DE REVISIÓN CONSTITUCIONAL ELECTORAL. SUP-JRC-28/2011. Sentencia definitiva 9 de marzo
de 2011. Disponible en: <http://portal.te.gob.mx/colecciones/sentencias/html/SUP/2011/JRC/SUP-JRC-00028-2011.
htm> (19 de junio de 2013) y TEF. RECURSO DE APELACIÓN EXPEDIENTE, SUP-RAP-451/2011. Sentencia definitiva 23
de noviembre de 2011. Disponible en: <http://portal.te.gob.mx/colecciones/sentencias/html/SUP/2011/RAP/SUP-
RAP-00451-2011.htm> (19 de junio de 2013).
17
Corte IDH. Exigibilidad del Derecho de Rectificación o Respuesta (arts. 14.1, 1.1 y 2 Convención Americana sobre
Derechos Humanos). Opinión Consultiva OC-7/86 del 29 de agosto de 1986. Serie A No. 7.
dentro de la estructura de la Convención Americana (artículo 14) justo después del derecho
a la libertad de pensamiento y expresión (artículo 13).
Por lo tanto, la ley debe proteger esos derechos contra ataques ilegales y, de conformidad
con el artículo primero de la Constitución, todas las autoridades deben interpretar las nor-
mas que rigen los derechos humanos de conformidad con los tratados internacionales
aplicables, a fin de favorecer en todo tiempo a las personas la protección más amplia, todo
ello acorde con los principios de universalidad, interdependencia, indivisibilidad y
progresividad.
En el ámbito electoral, el legislador aún no ha expedido una ley que regule el ejercicio del
derecho de réplica, por lo que el Tribunal Electoral tuvo que integrar la norma para darle
vigencia a este derecho humano y potencializar su ejercicio.
que el derecho de réplica tiene una dimensión particular, en el entendido que el ejercicio de
este derecho no es un instrumento para propiciar un debate entre personas o para ilustrar
1092 diferencias de criterios entre ellas, sino para rectificar informaciones que no son reales.
Por ello, se garantiza al afectado la rectificación cuando hechos o situaciones han sido defor-
mados, en particular la honra y la reputación de una persona. En el caso de personas que
desempeñan o han desempeñado cargos públicos, la información sobre sus actividades
que se estima es distorsionada debe ser protegida.
Es en estos casos, cuando el derecho de réplica adquiere una dimensión social en cuanto a
la recepción de nueva información que se confronte con la difundida por los medios de co-
municación, ya sea directamente por ellos o que sólo sean el medio de difusión de la infor-
mación, de manera que la sociedad disponga de una información completa.
En la sentencia dictada por el Tribunal Electoral en el recurso de apelación número 175 (SUP-
RAP-175/2009) se determinó que en el ámbito electoral, el derecho a la honra y la reputación
de un candidato a un cargo de elección popular sí se puede violar por la opinión de un pe-
riodista. Asimismo, se estableció que para que la violación se dé, no se requiere que un actor
político financie la publicación de la nota difamatoria. Con esta decisión el Tribunal Electoral
amplió el acceso al derecho de réplica en el ámbito político-electoral permitiendo que éste
se solicite aún cuando la información controvertida no fue financiada por un ente político.
Es necesario tener presente que el derecho de libertad de expresión del periodista tiene
como límite la honra de la persona, siendo que esta última en materia electoral tiene una
doble vertiente: por una parte, el derecho a la honra de un candidato o de un partido político
y, por la otra, el derecho a la información de un ciudadano elector. Con ello, puede afir
marse que este derecho humano tiene dos dimensiones: la individual, relacionada directa-
mente con quien puede ejercer el derecho, y la social o colectiva, vinculada con el grupo
social que se ve beneficiado con el ejercicio de dicho derecho, al poder confrontar informa-
ciones divergentes. Por lo tanto, si un medio de comunicación pone en entredicho la honra
de un candidato, está obligado en respetar su derecho de réplica.
En efecto, los artículos 1 y 133 Constitucionales disponen que las garantías previstas en la
En efecto, las normas relativas al derecho de réplica permiten su aplicación directa, en virtud 1093
de que dicho derecho está previsto en una norma constitucional de eficacia directa, es decir
que la estructura del artículo 6 de la Constitución es lo suficientemente completa para ser
aplicada y funcionar de manera inmediata y directa sin requerir de otra norma para su vigen-
cia, a diferencia de las normas constitucionales de eficacia indirecta, cuya estructura no al-
canza para que el derecho que establece sea vigente sin una norma secundaria.
En efecto, el Instituto Federal Electoral tiene la facultad normativa para expedir reglamentos,
y con ello proteger y respetar el derecho de réplica. De conformidad con el artículo 118 del
Código Electoral, el Instituto es competente para dictar acuerdos necesarios para hacer efec-
tivas las atribuciones que lo obligan, por una parte, a vigilar que las actividades de los parti-
dos políticos nacionales y de las agrupaciones políticas se desarrollen de conformidad con la
ley y cumplan con sus obligaciones legales y, por otra parte, conocer de las infracciones y, en
su caso, imponer las sanciones correspondientes. Tiene incluso competencia para que en ejer
cicio de una atribución implícita, apruebe los acuerdos necesarios para cumplir con las de-
más funciones que le impone el Código de la materia.
En efecto, el Instituto Federal Electoral tiene a su cargo de manera integral y directa, las acti-
vidades relativas a los derechos y prerrogativas de los partidos políticos.
Janine Otálora Malassis
Además, el propio Código Electoral dispone que la aplicación de las normas previstas en dicho
1094 ordenamiento, entre las que se encuentra la relativa al derecho de réplica en materia electo-
ral, le corresponde al Instituto, para que en una interpretación gramatical, sistemática y fun-
cional, se funde en los principios generales del derecho y establezca una solución al asunto.
Por lo tanto, el Tribunal Electoral determinó que en virtud de que el Instituto Federal Electoral
tiene entre otros fines el de asegurar a los ciudadanos el ejercicio de sus derechos político-
electorales, así como garantizar que las elecciones se lleven de conformidad con los princi-
pios constitucionales que las rigen, entonces las atribuciones del Consejo General del
Instituto consistentes en vigilar el cumplimiento de las disposiciones constitucionales y lega-
les en el ámbito electoral, deben estar encaminadas al cumplimiento de este fin y, en general,
de los principios estructurales del ordenamiento jurídico electoral, así como de los principios
y valores protegidos constitucionalmente, como es el caso del derecho de réplica.
De igual forma, los partidos políticos tienen deberes específicos para cumplir con el derecho de
réplica en caso de infracción, es decir cuando en su propaganda política utilicen expresiones
que denigren a las instituciones o a los partidos políticos, o calumnien a los precandidatos,
candidatos y a las personas. Para efecto de no afectar el principio de no censura previa, se
debe dar el derecho de réplica posteriormente a la difusión de la información.
Es de destacar que en dicha sentencia la Sala Superior tomo en consideración, además de las
diversas disposiciones convencionales aplicables a este derecho humano, algunas decisio-
18
Ver SUP-JRC-28/2011…, supra nota 10.
19
Ver TCE Sala Segunda. Sentencia 187/1999. Recurso de Amparo. 25 de octubre de 1999 (BOE núm. 286 de 30 de
noviembre de 1999). Número de registro 601/94 y 640/94 (acumulados).
Asimismo, en la sentencia se hizo referencia a la resolución de la Corte IDH dictada en el caso
"La última tentación de Cristo" (Olmedo Bustos y Otros) vs. Chile, el 5 de febrero de 2001, en la
que determinó que la prohibición, confirmada por la Corte Suprema de Justicia de Chile, de
difundir en ese país la referida película, constituía un acto de censura previa violatorio del
artículo 13 de la Convención Americana.
De igual manera, se hizo referencia a la sentencia emitida por la Corte IDH en el caso Ricardo
Canese vs. Paraguay,20 en la que estableció que la libertad de pensamiento y la libertad de
expresión en el marco de una campaña electoral, son un elemento fundamental del debate,
ya que el ejercicio de dichas libertades es esencial para la formación de la opinión pública de
los electores y fortalece la contienda entre candidatos y partidos políticos. Por lo tanto esti-
mó indispensable proteger y garantizar el ejercicio de la libertad de expresión en el debate
político, por ser fundamental para la formación de la voluntad colectiva. La Corte IDH sostuvo
que el debate democrático implica la libre circulación de ideas e información por parte de los
medios de comunicación, como de los actores en el proceso electoral.
En su sentencia el Tribunal Electoral hizo también referencia al artículo 10, numeral 2, del
Convenio Europeo para la Protección de los Derechos Humanos y las Libertades Fundamen-
tales que prohíbe la censura previa, en virtud que si bien la libertad de expresión puede estar
sujeta a ciertas formalidades, restricciones o sanciones, de donde se podría interpretar que al
hacer referencia restricciones en el ejercicio de este derecho, la restricción podría asimilarse
a un tipo de censura previa.
Ahora bien, una vez fijados los precedentes de tribunales extranjeros, para analizar si en la
emisión de los lineamientos impugnados la autoridad estaba ejerciendo una censura previa,
se precisó en la sentencia que el derecho de réplica al haber sido incorporado en nuestra
Janine Otálora Malassis
Por lo tanto, el Tribunal Electoral determinó en su sentencia que, en efecto la autoridad había
violado el artículo 6 Constitucional al restringir el ejercicio del derecho de réplica al auto atri
buirse facultades de censor o calificador del derecho de réplica. Ello, porque el Instituto Elec-
toral del Estado de Guerrero al determinar que para que un ciudadano pudiese ejercer dicho
20
Corte IDH. Caso Ricardo Canese Vs. Paraguay. Fondo, Reparaciones y Costas. Sentencia de 31 de agosto de 2004.
Serie C No. 111.
derecho debe presentar a la autoridad una solicitud requiriendo su autorización, siendo que
los derechos fundamentales no requieren de autorización para su ejercicio, ya que la auto
ridad está obligada en respetarlos y facilitar su ejercicio. Por lo tanto, al restringirse el ejercicio
de derecho de réplica, se violó el artículo 6 constitucional en relación con el primero del
mismo ordenamiento.
También, en su sentencia el Tribunal Electoral declaró que era inconstitucional exigir al soli
citante de la réplica que realizará una narración expresa y clara de los hechos en los que ba-
saba su petición. En efecto, el incumplimiento de cualquiera de los requisitos fijados por la
autoridad administrativa implicaría una restricción del ejercicio de este derecho humano,
que podría incluso hacerlo nugatorio, lo que es contrario al artículo primero que obliga a
toda autoridad a garantizar el pleno ejercicio de los derechos humanos.
Por lo tanto, la previsión de que la solicitud para ejercer este derecho pueda ser desechada
de plano, sin prevención alguna, cuando el solicitante haya omitido aportar diversos datos o
cuando la autoridad motu proprio considere que los hechos denunciados no constituyen una
violación evidente al artículo 6 constitucional, fueron declarados contrarios a la Constitución.
De igual manera, se determinó que no se le puede exigir al interesado que aporte pruebas
para que pueda ejercer su derecho de réplica.
Por todo lo anterior, el Tribunal Electoral estableció que los lineamientos emitidos por el Insti
tuto Electoral del Estado de Guerrero, eran inconstitucionales al convertir al Consejo General
Partiendo de esa premisa, la Sala Superior declaró que era inconstitucional un acuerdo que
excluye a los ciudadanos, precandidatos y dirigentes partidistas del ejercicio de dicho dere-
cho, porque se violan los artículos 6 de la Constitución Política y 14 de la Convención Ameri-
cana sobre Derechos Humanos.
21
TEF. JUICIO DE REVISIÓN CONSTITUCIONAL ELECTORAL. SUP-JRC-292/2011. Sentencia definitiva 23 de noviem-
bre de 2011. Disponible en: http://portal.te.gob.mx/colecciones/sentencias/html/SUP/2011/JRC/SUP-JRC-00292-
2011-Acuerdo1.htm (19 de junio de 2013).
No obstante ello, en su sentencia el Tribunal declaró que el requisito consistente en que para
poder acudir al Consejo General del Instituto Electoral Estatal, se tenía previamente que
haber solicitado por escrito y en forma directa, el ejercicio del derecho de réplica ante el
medio de comunicación involucrado, no se traducía por parte de la responsable en censura
previa. En efecto, el titular del derecho tiene primero que ejercerlo ante la instancia respon-
sable y sólo en caso de negativa, puede acudir ante un ente del Estado para solicitar la pro-
tección de su derecho.
Cabe señalar que una de las innovaciones que aportó el Tribunal Electoral en el ejercicio de
este derecho, fue el relativo a que tratándose de propaganda política de un partido político
que afecte a un tercero, en caso de acreditarse dicha afectación, se podría ordenar que el
derecho de réplica se ejerza en los tiempos de estado pautados al partido político infractor.
De sus diversas sentencias, el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación aprobó en
el año 2010 una tesis relevante,22 relativa a la tutela del derecho de réplica en el ámbito elec-
toral, mediante el procedimiento especial sancionador que se tramita ante el Instituto Fe
deral Electoral.23 En dicha tesis, se establece a partir de una interpretación de los artículos 1 y
6 constitucionales, 233, párrafo 3; 367 y 368, párrafo 2, del Código Federal de Instituciones
y Procedimientos Electorales, se advierte que para tutelar el derecho de réplica de los pre
candidatos, candidatos y partidos políticos, son aplicables las reglas del procedimiento es
pecial sancionador. Ello porque la réplica debe resolverse a la brevedad, ya que si ésta se
ejerce en un plazo ordinario, con posterioridad a la difusión de la información que se preten-
de corregir, los efectos de la réplica ya no serían los mismos y la rectificación no lograría su fin
reparador, por la brevedad de los plazos electorales.
V. Conclusiones
Janine Otálora Malassis
De las diversas sentencias dictadas por la Suprema Corte de Justicia de la Nación y por la Sala
1098 Superior del Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación, puede concluirse que el
derecho de réplica previsto en el artículo 6 de la Constitución Política se define como siendo
un derecho humano fundamental, desde el punto de vista formal, porque está previsto en
normas jurídicas de carácter fundamental o supremas del Estado mexicano y, desde una
22
TEF. Tesis VII/2010, DERECHO DE RÉPLICA. SU TUTELA A TRAVÉS DEL PROCEDIMIENTO ESPECIAL SANCIONADOR,
Gaceta de Jurisprudencia y Tesis en materia electoral, Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación, Año 3,
núm. 6, 2010, pp. 41 y 42.
23
La característica de este procedimiento administrativo sancionador es su expedites, los plazos de resolución son
muy breves, a diferencia del procedimiento ordinario (Código Federal de Instituciones y Procedimientos Electorales).
óptica material, porque es un derecho indispensable para proteger la dignidad de la
persona.
Los máximos órganos de justicia constitucional han definido las características del derecho
de réplica con los siguientes elementos: es un derecho de exigencia inmediata y directa
hacia el responsable (no se puede establecer su suspensión o restricción más que en los
casos previstos por la propia Constitución de conformidad con el artículo 1 de la norma
fundamental); se ejerce de manera directa e inmediata, es decir con anterioridad a un pro
ceso administrativo o judicial; la reparación del daño es a costa del infractor; la exigencia de
reparación debe estar dirigida al responsable; el responsable es quien realiza la publica
ción por sí mismo o por encargo de un tercero (en el supuesto de los medios de comuni
cación se debe establecer si existe responsabilidad directa o bien, derivada del deber que
tienen de realizar un análisis del contenido de sus publicaciones). Además, en materia políti
co electoral la rectificación debe darse sobre los tiempos estatales o a costa de quien per
judique. Si el responsable es un tercero la réplica se formulará a su costo.
En las diversas decisiones judiciales se ha determinado que el derecho de réplica está es
trechamente vinculado al derecho de la libertad de expresión, en virtud de que el medio de
contestar a un dicho expresado en el ejercicio de la libertad de expresión, lo es el derecho
de réplica conforme a lo estipulado por el artículo de la Constitución que contempla tres de
rechos fundamentales: libertad de expresión, derecho a la información y derecho de réplica.
Por ello, se ha dicho que este derecho integra la cuarta ola de los derechos fundamentales.
En obvio de razones, el ejercicio del derecho de réplica tiene, como todo derecho límites. Por
ejemplo, en el ámbito político electoral, la respuesta ejercida con motivo del derecho de ré- 1099
plica debe estar relacionada con el contenido del texto al que se pretende dar respuesta, en
efecto no puede convertirse en el ejercicio de un discurso libre que permita que partidos
políticos o un funcionario público difundan sus teorías, programas o acciones. De darse tal
situación, el ejercicio de dicho derecho sería desproporcionado con su finalidad.
Es de destacar la labor pro homine que han llevado a cabo los tribunales constitucionales en
México para dotar de vigencia este derecho humano. En efecto, el juzgador ha tenido que
integrar la norma para darle vigencia al derecho. De no haberlo hecho y, ante la omisión
legislativa, el derecho humano no tendría validez. Cabe señalar que en nuestro sistema jurí-
dico, en materia de réplica, sólo existe la Ley de Imprenta que no es una ley de garantías.
Incluso el Tribunal Electoral en sus diversas sentencias ha establecido que, si bien el derecho
de réplica es un derecho individual de toda persona, también es un derecho social por su
vínculo con el derecho a la información, al estar relacionado con violaciones al canon de
veracidad.
Tanto la Suprema Corte de Justicia de la Nación como el Tribunal Electoral se han pronun
ciado sobre este derecho partiendo de lo dispuesto en diversos instrumentos internaciona-
les ratificados por México, así como lo decidido por Cortes latinoamericanas y europeas,
respetando con ello el principio relativo a que el derecho de réplica es internacionalmente
exigible.
Ciertamente, si bien la labor jurisdiccional ha permitido que este derecho tenga una plena
vigencia, no obstante la omisión del legislador de aprobar las leyes que regulen el ejercicio
de dicho derecho en los diversos ámbitos, es de señalar la urgencia de que el legislador
garantice la validez universal de un derecho humano creado por el Constituyente.
En el ámbito político electoral, en el cual se han dictado la mayoría de las sentencias que
garantizan el ejercicio de este derecho, la ley deberá contener las características del derecho
de réplica definidas por el Tribunal Electoral, a fin de que su ejercicio abone al fortalecimien
to de la democracia y a la información política de los ciudadanos.
En este espacio la ley deberá prever que en el ámbito político-electoral, cuando la informa-
ción que afecte la imagen o la honra de un precandidato, candidato o partido político y sea
difundida en radio y/o televisión, el ejercicio de la réplica sea ordenado en los tiempos asig-
Janine Otálora Malassis
nados al partido político responsable. De igual manera deberán regularse las condiciones del
ejercicio de este derecho en el ámbito del internet.
1100
Así, puede concluirse que ha sido sólo a través del control de convencionalidad ejercido por
nuestros tribunales constitucionales, que este derecho humano es vigente en México, muy a
pesar de las omisiones legislativas.
Criterios jurisprudenciales
1. Nacionales
Novena Época, México, Tomo XXXI, Marzo de 2010, p. 922. Reg. IUS. 165052.
2. Internacionales
Corte IDH. Exigibilidad del Derecho de Rectificación o Respuesta (arts. 14.1, 1.1 y 2 Con-
vención Americana sobre Derechos Humanos). Opinión Consultiva OC-7/86 del 29 de
agosto de 1986. Serie A No. 7.
Corte IDH. Caso Ricardo Canese Vs. Paraguay. Fondo, Reparaciones y Costas. Sentencia
de 31 de agosto de 2004. Serie C No. 111.
Corte IDH. Caso "La Última Tentación de Cristo" (Olmedo Bustos y otros) Vs. Chile. Fondo,
Reparaciones y Costas. Sentencia de 5 de febrero de 2001. Serie C No. 73.
TEDH. Caso Thoma vs Luxemburgo. App. no. 38432/97. Sentencia dictada el 29 de marzo
de 2001.
TEDH. Caso Handyside v. Gran Bretaña. App. no. 5493/72. Sentencia dictada el 7 de
diciembre de 1976.
Janine Otálora Malassis
TEDH. Caso Lingens v. Austria. App. no. 9815/82. Sentencia dictada el 8 de julio de
1986.
1102
Derecho de acceso a la
información pública
John M. ACKERMAN*
* Investigador del Instituto de Investigaciones Jurídicas de la UNAM. Se agradece al Lic. Gabriel Paris León García
por su generoso e indispensable apoyo con las tareas de investigación y documentación del presente texto.
Sumario: I. Introducción. II. El derecho de acceso a la información pública en México.
III. El derecho de acceso a la información pública de acuerdo con los tratados y tribunales
interamericanos. IV. Las implicaciones de la reforma al artículo primero de la CPEUM.
I. Introducción
IFAI), así como sus homólogos en las entidades federativas, también son excepcionales al
Derecho de acceso
1
Véase "Ley Modelo Interamericana sobre Acceso a la Información" (Aprobada en la cuarta sesión plenaria de la
Asamblea General de la OEA, celebrada el 8 de junio de 2010). Disponible en: http://www.juridicas.unam.mx/inst/ 1105
evacad/eventos/2011/0310/doctos/LeyModeloyGuiadeImpelentacion.pdf.
Sin embargo, a pesar de estos importantes avances normativos e institucionales, la aplica-
ción e interpretación del derecho a la información en el orden jurídico mexicano muchas
veces dejan mucho que desear. Tanto el IFAI como la Suprema Corte de Justicia de la Nación
(en adelante SCJN) y el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación (en adelante
TEPJF) a veces parecen desconocer los principios constitucionales básicos en la materia y
permiten acciones de abierta simulación y evasión de parte de los sujetos obligados.
La esperanza es que estos deslices interpretativos ahora sean menos frecuentes a raíz de las
reformas al artículo 1o. de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos (en ade-
lante CPEUM o la Constitución) que incorporan dentro de la máxima norma del país la obliga-
ción del Estado mexicano de garantizar la vigencia de los derechos humanos reconocidos por
los tratados internacionales ratificados por México. Sin embargo, también existe el peligro de
que la plena incorporación de estos tratados tenga algunos impactos negativos, ya que el
marco jurídico mexicano es mucho más robusto que el marco internacional en la materia.
1. Marco normativo
1106
2
Es importante señalar que nos limitaremos a analizar el tema del acceso a la información pública y no aborda-
remos el tema más amplio del "derecho a la información" como tal, y mucho menos el tema del derecho de réplica
y los otros temas abordados en el artículo 6to constitucional.
3
Los artículos más importantes son tanto el 13 sobre "Libertad de pensamiento y de expresión" de la Convención
Americana sobre Derechos Humanos como el artículo 19 del Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos
sobre el mismo tema, ambos basados en el artículo 19 de la Declaración Universal de los Derechos Humanos.
Estado Mexicano como los derechos de los ciudadanos en materia de acceso a la informa-
ción pública. La inclusión de siete nuevos incisos que delinean los principios y las bases para
el ejercicio del derecho de acceso a la información en todos los ámbitos y órdenes de gobier-
no implica una profunda transformación en la manera en que el Estado pueda manejar los
documentos y la información en su poder.
Uno de los elementos más importantes de esta reforma es que hoy la Constitución requiere
que rija el principio de máxima publicidad en la interpretación del derecho de acceso a la
información. En otras palabras, la carga de la prueba siempre se encontrará del lado de aque-
llos funcionarios públicos que quisieran justificar alguna restricción al acceso a la información
y nunca del lado de los ciudadanos que solicitan acceso a los documentos gubernamentales.
Así mismo, este principio implica que las leyes de transparencia siempre tendrían que inter-
pretarse a favor del gobernado. Los únicos limitantes infranqueables para el acceso ciudada-
no a la información en poder del gobierno serían los datos sobre la vida privada y los datos
personales.
Este nuevo texto constitucional también garantiza la gratuidad del acceso a la información y
señala que no será necesario "acreditar interés alguno o justificar su utilización" para poder
acceder a la información gubernamental. Estos requisitos son esenciales, porque de lo contra-
rio los sujetos obligados muy rápidamente ponen obstáculos que hacen nugatorio el acceso
para la mayor parte de la ciudadanía. Como derecho humano fundamental, el acceso a la in-
formación no puede depender de recursos económicos o de algún interés jurídico específico,
sino que tiene que ser accesible a todos los ciudadanos en un plano de estricta igualdad.
El inciso cuarto del artículo 6º constitucional también establece garantías procesales claves.
Aquí se refiere a la necesidad de establecer mecanismos de acceso y procedimientos de
revisión que sean "expeditos" y que se sustancien ante órganos "especializados e imparcia-
a la información pública
les, y con autonomía operativa, de gestión y de decisión". Una vez más, se establece un piso
Derecho de acceso
básico para asegurar que el derecho de acceso a la información no quede como un simple
buen deseo plasmado en la Constitución, sino que el Estado tome acciones específicas para 1107
asegurar su cumplimiento. Sin un proceso expedito y un órgano imparcial que pueda revisar
las decisiones de los sujetos obligados, rápidamente los sujetos obligados pondrían trabas
insuperables al ejercicio efectivo de este derecho.
Los últimos tres incisos del Artículo 6º también fortalecen la tutela práctica del derecho de
acceso a la información, aunque su redacción algo abstracta ha dificultado su implementa-
ción en la práctica. El inciso quinto habla de la necesidad de contar con "archivos administra-
tivos actualizados" así como publicitar los "indicadores de gestión". El inciso sexto requiere
que los sujetos obligados hagan público "información relativa a los recursos públicos que
entreguen a personas físicas o morales". Y finalmente, el inciso séptimo señala que las leyes
correspondientes deberían incluir "sanciones" para aquellos servidores públicos que incum-
plen con las disposiciones legales en la materia.
Una enorme omisión en materia de acceso a la información pública en México es que hasta
la fecha de elaborción de este comentario4 a nivel federal el Congreso de la Unión aún no ha
reformado la LFTAIPG para que cumpla con todos los principios y bases señaladas en el nue-
vo texto del artículo 6o. constitucional. La actual LFTAIPG data de 2002 y el segundo transi-
torio de la reforma al artículo 6o., publicado el 20 de julio de 2007, otorgaba máximo un año
para que la realización de todas las "modificaciones necesarias" a las leyes en existencia.
Algunas modificaciones claves serían, por ejemplo, refinar las causales de reserva incluidas
en la ley para que cumplan con el "principio de máxima publicidad" así como dotarle de
mayor autonomía y de poder sancionador directo al IFAI. El 20 de julio de 2012 se cumplirán
cuatro años de vencimiento de este mandato constitucional sin el cumplimiento de la acción
legislativa correspondiente.
Aún así, desde el punto de vista internacional la LFTAIPG mexicana constituye un sobresa-
liente ejemplo del nuevo tipo de leyes de acceso a la información pública que se han venido
gestado recientemente en el mundo, sobre todo en las democracias emergentes. Junto con
Sudáfrica, Corea del Sur, Tailandia y más de 20 países de Europa Oriental, México ha estable-
cido estándares internacionales en materia de acceso a la información. Estas leyes tienden a
ser más fuertes y sólidas que los clásicos marcos normativos originados en Suecia, Colombia
y los Estados Unidos, e incluso han rebasado las leyes recientemente aprobadas en Alemania,
Inglaterra y Suiza que cuentan con sistemas democráticos más antiguos.5
En una democracia nueva, el acceso a la información no es simplemente una buena idea que
ayude a combatir la corrupción y haga que el gobierno sea más efectivo. El derecho a la in-
John M. Ackerman
formación también es concebido como una garantía primordial que permite a la ciudadanía
1108 empujar la democracia hasta sus últimas consecuencias. Tras décadas de asfixia y represión
en los regímenes autoritarios, los actores sociales se cansan de ser tratados como súbditos
pasivos y se encuentran dispuestos a asumir su papel como ciudadanos activos. De ahí que
las leyes de acceso a la información pública en estos países suelen ser más fuertes y favorecer
mayormente a los intereses ciudadanos.
4
10 de febrero de 2012.
5
Véase Ackerman John M. & Sandoval Irma E., Leyes de Acceso a la Información en el Mundo, México, Instituto
Federal de Acceso a la Información Pública (IFAI), 2005. ISBN: 968-5954-21-6.
La LFTAIPG en particular destaca por cuatro características innovadoras. En primer lugar, se-
ñala que ninguna de las excepciones para el acceso a la información pública se aplicará
"cuando se trate de la investigación de violaciones graves de derechos fundamentales o
delitos de lesa humanidad".6 Así, supuestamente toda aquella información relacionada con
asuntos como las desapariciones forzadas, los magnicidios, la persecusión de las minorías
étnicas y la censura, debe ser pública aún si se arguyera que ello afectaría "la seguridad na-
cional" o algún otro interés del Estado incluido en los artículos 13 y 14 de la ley. La mera
existencia de una cláusula tan de avanzada representa un gran logro y distingue a México
dentro del ámbito internacional, aún cuando en la práctica la interpretación e implementa-
ción de la misma ha generado algunos debates y problemas.
Las investigaciones sobre el tema han mostrado que las "negativas mudas" son una forma de
evasión muy generalizada a nivel internacional, lo cual mina seriamente la efectividad de las
LAI.8 Pero México es una excepción. Sus salvaguardas procedimentales hacen que la respon-
sabilidad por entregar la información recaiga sobre la dependencia gubernamental en caso
de que ésta no responda. Así, un estudio del Instituto para la Sociedad Abierta (OSI, por sus
siglas en inglés) sitúa a México en primer lugar a nivel mundial en lo relativo a respuestas
a la información pública
1109
Tercero, el IFAI destaca en el escenario mundial por ser un órgano garante particularmente
poderoso. El IFAI funciona simultáneamente como un tribunal administrativo, encargado de
6
Artículo 14 LFTAIG.
7
Véase Villanueva, Ernesto, Derecho de acceso a la información en el mundo, México, Instituto de Investigaciones
Jurídicas, UNAM-Miguel Ángel Porrúa-Cámara de Diputados, 2006.
8
Transparency & Silence: A Survey of Access to Information Laws and Practices in 14 Countries, New York, Open Society
Institute Justice Initiative, 2006, p. 38. Disponible en: <http://www.opensocietyfoundations.org/sites/default/files/
transparency_20060928.pdf> (6 de julio de 2013)
9
Ibidem, pag. 43.
revisar las respuestas negativas emitidas por las dependencias federales, y como un ombuds-
man, responsable de fortalecer la "cultura de la transparencia" tanto en el Estado como en la
sociedad. Aunque forma parte del Poder Ejecutivo Federal, cuenta con una autonomía finan-
ciera y operativa considerable, y está encabezado por cinco consejeros que ocupan sus car-
gos por períodos de siete años y cuya designación debe ser aprobada por el Senado. En el
mundo, sólo unos cuantos países (como Irlanda, Sudáfrica, Serbia y Eslovenia, por ejemplo)10
cuentan con un organismo independiente tan poderoso encargado de supervisar las dispo-
siciones en materia de acceso a la información.
Cuatro, y particularmente relevante para el estudio actual, es el hecho que la LFTAIPG inclu-
ye la obligación explícita de aplicar tanto los tratados internacionales como los criterios de
los tribunales internacionales en la interpretación de la ley. El artículo 6o. de la LFTAIPG
señala que:
Así mismo, señala que "se deberá favorecer el principio de máxima publicidad y disponibili-
dad de la información en posesión de los sujetos obligados".
Sin embargo, la LFTAIPG mexicana también muestra ciertas debilidades al examinarla desde
John M. Ackerman
una perspectiva internacional. Por ejemplo, el IFAI no cuenta con competencia sobre depen-
dencias más allá del Poder Ejecutivo Federal. Si bien la LFTAIPG sí aplica para todos los pode-
1110
res federales y organismos autónomos, los otros poderes y organismos manejan en forma
independiente los recursos de revisión. Desafortunadamente, ninguno de los otros poderes
o órganismos han creado un órgano garante con un nivel de independencia equivalente al
IFAI.11
10
Ver: Ackerman, John y Sandoval, Irma, "The Global Explosion of Freedom of Information Laws," Administrative
Law Review, Washington, Vol. 58, No. 1, marzo 2006, pp. 85-130: 105.
11
Estudio en materia de transparencia de otros sujetos obligados por la LFTAIPG, CIDE-IFAI, 2007. Disponible en:
<http://inicio.ifai.org.mx/Estudios/EstudioenMateriadeTransparencia.pdf> (6 de julio de 2013)
México tampoco se encuentra a la vanguardia en materia de acceso a la información finan-
ciera. La Secretaría de Hacienda y Crédito Publico es una de las dependencias que más fre-
cuentamente niegan acceso a información gubernamental.12 Una de las áreas claves de
opacidad es la información sobre los fideicomisos, dependencias fuera del presupuesto en
las que se entremezclan dineros gubernamentales y privados.13 La opacidad en esta área se
basa en una reserva especial prevista en la ley mexicana por la cual el gobierno queda prohi-
bido para compartir información que podría "dañar la estabilidad económica o financiera".
Esta reserva abre un campo muy amplio para la evasión a la ley de acceso.
La SCJN y el TEPJF han tenido posicionamientos ambivalentes con respecto a los alcances y
los límites del derecho de acceso a la información en el orden jurídico mexicano así como del
peso de los principales tratados internacionales en la materia. Si bien en general han defen-
dido el interés ciudadano en contra de los esfuerzos gubernamentales por evitar el flujo de
información pública, también han tenido omisiones importantes.
En el caso en particular, tanto la PROFEPA como el IFAI habían negado acceso a la informa-
Derecho de acceso
ción sobre algunas auditorias ambientales realizadas por la PROFEPA a una empresa. Vali
daban los argumentos de la empresa que indicaban que la información solicitada contenía 1111
información que "se refiere a procesos de producción de la empresa, que en caso de ser
12
Ver: Flores, Ulises, El derecho de la información o Las nuevas reglas para la secrecía: el Instituto Federal de Acceso a
la Información Pública, Tesis en Gobierno y Asuntos Públicos, México, Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales,
2006.
13
Sandoval, Irma E., Rendición de Cuentas y Fideicomisos: el Reto de la Opacidad Financiera, México, Auditoria Supe-
rior de la Federación, Serie Cultura de la Rendición de Cuentas No. 10, ISBN 978-968-5500-11-1, 95. Octubre 2007.
14
Amparo en Revisión 628/2008. Sentencia definitiva del 19 de agosto de 2009. Mexico. Disponible: <http://
www2.scjn.gob.mx/consultatematica/paginaspub/detallepub.aspx?asuntoid=101354> (6 de julio de 2013)
15
Ibidem, pag. 84-85.
difundida podría representar una desventaja respecto de sus competidores, ya que la misma
podría ser utilizada en beneficio de terceros".16 Sin embargo, la SCJN cuestiona estos argu-
mentos y sostiene que la información solicitada puede dividirse en dos diferentes clases
1) información medioambiental e 2) información de los procesos industriales y administrati-
vos que sigue la persona auditada.
Con respecto a la información medioambiental decide la SCJN que no obstante que la infor-
mación solicitada proviene de un particular se posibilita su acceso público "en función de
que obra en archivos públicos y en función de sus contenidos medioambientales".17 Esto es
el caso aún para la información que no haya sido generado directamente por el Estado.
Señala la corte que se contempla la existencia de "versiones públicas" de la información
que se solicite, mismas que permiten atender tanto la protección de la información que no
es pública, como hacer efectivo el derecho de acceder a la información que sí lo es.
Sin embargo, la SCJN también decide proteger la información sobre los procesos industriales
y administrativos de la empresa auditada. Aquí señala la SCJN que se trata de información
que, guardadas todas las proporciones, es para la persona moral (en este caso de giro indus-
trial), lo que el dato personal es para la persona física. De acuerdo con la SCJN "datos perso-
nales", al menos en los términos en que la Ley de Transparencia lo define, no puede hacerse
extensivo para el caso de las personas morales. Sin embargo, "eso de ninguna manera obsta
para que se entienda que las personas morales, como las personas físicas, tienen un cúmulo
de información acerca de ellas mismas que, por regla general y salvo excepción, sólo ellas
tienen derecho a decidir si la hacen o no pública (autodeterminación informativa)".18
des públicas".19 Sin embargo, la SCJN no hace ninguna referencia explícita a este o algún otro
1112
16
Ibidem,. pag 8.
17
Ibidem, 84.
18
Ibidem., pág. 107.
19
Principio 10: "El mejor modo de tratar las cuestiones ambientales es con la participación de todos los ciudada-
nos interesados, en el nivel que corresponda. En el plano nacional, toda persona deberá tener acceso adecuado a la
información sobre el medio ambiente de que dispongan las autoridades públicas, incluida la información sobre los
materiales y las actividades que encierran peligro en sus comunidades, así como la oportunidad de participar en
los procesos de adopción de decisiones. Los Estados deberán facilitar y fomentar la sensibilización y la participación
de la población poniendo la información a disposición de todos. Deberá proporcionarse acceso efectivo a los pro
cedimientos judiciales y administrativos, entre éstos el resarcimiento de daños y los recursos pertinentes." Conferen-
cia de las Naciones Unidas sobre el Medio Ambiente y el Desarrollo, Río de Janeiro del 3 al 14 de junio de 1992.
instrumento internacional en su fallo ya que estima que "resulta innecesario" porque ya se
encontraría dentro del propio orden jurídico nacional la "tutela constitucional del derecho a
la información medioambiental".
Si bien la SCJN resuelve que el IFAI, y por lo tanto también la SEMARNAT, tenían razón en re-
servar algunos datos comerciales de las empresas auditadas en materia ambiental, la SCJN
reitera que existe de "un derecho fundamental a la información medioambiental",21 ya que
para "prevenir efectos negativos sobre el medio ambiente, que dañen a los individuos y a la
colectividad, precisa de la obtención de información oportuna".22 Por ello, la SCJN se pronun-
cia por la inconstitucionalidad de las resoluciones que negaron en su totalidad la información
en medio ambiental solicitada por el ciudadano. Específicamente, considera la SCJN que el
IFAI se inclinó por defender "en forma indiscriminada la privacidad empresarial, sin conside-
ración alguna a la efectiva realización del derecho legal, internacional y constitucional a la
información medioambiental, pasando totalmente inadvertida la dualidad de contenidos de
las auditorías ambientales (datos públicos y confidenciales)".23
En suma, al igual que el caso anterior, la SCJN resuelve estimando que la documentación
generada por una auditoria ambiental contiene tanto información medioambiental, que de-
bería ser puesta a la disposición del público, como información privada sobre el funcionamien
a la información pública
to y bienes materiales de la empresa en cuestión, que puede ser declarada confidencial por
Derecho de acceso
la autoridad. Así mismo, los ministros de nuevo consideran que el concepto "datos persona-
1113
les" no puede extenderse a las personas morales. Sin embargo, las personas morales sí tienen
un cúmulo de información confidencial que sólo ellas tienen derecho a decidir si la hacen pú
blica o no.
20
Amparo en Revisión 1922/2009. Sentencia definitiva 30 de junio de 2010, México. Disponible en: <http://
www2.scjn.gob.mx/ConsultaTematica/PaginasPub/DetallePub.aspx?AsuntoID=110821> (6 de julio de 2013).
21
Ibidem, pag. 43.
22
Ibidem, pag. 45.
23
Ibidem, pag. 49.
En su argumentación de este caso, la SCJN también desarrolla un criterio adicional muy im-
portante con respecto a la vigencia de los tratados internacionales específicamente en ma-
teria de acceso a la información pública. El Pleno sostiene que a pesar de lo señalado en el
artículo 6o. de la LFTAIPG con respecto a la obligación de interpretar el derecho de acceso a
la información conforme a los principales tratados internacionales y los criterios de los órga-
nos garantes en la materia, esto solamente se debe cumplir cuando "resulte necesario e im-
prescindible justificar, mediante su contenido normativo, los actos de autoridad que aquéllos
emitan en el ejercicio de sus funciones".24 Es decir que si bien los tratados internacionales
pueden servir de apoyo para justificar actos de autoridad, esto no quiere decir que "siempre
y en todos los casos la ausencia de invocación y aplicación de los tratados internacionales
sobre la materia respectiva, produzca una violación a las garantías de exacta aplicación de la
ley, así como de fundamentación y motivación".25
Desde este punto de vista, los tratados internacionales serían solamente herramientas para
rellenar algún vacío u omisión en la ley, pero no contarían por si mismos con suficiente fuerza
para ser siempre tomados en cuenta y mucho menos para entrar en conflicto con o poner en
duda la aplicación de alguna disposición explícita de la normativa nacional. En el caso con-
creto, el quejoso dolía de la aplicación mecánica tanto del artículo 14, fracción II de la
LFTAIPG como del artículo 82 de la Ley de Propiedad Industrial, las cuales impiden la difusión
de los secretos comerciales e industriales. El quejoso exigía que el IFAI cumpliera con el
requerimiento de una interpretación conforme indicada en el artículo 6 de la LFTAIPG para
justificar la negativa de dar acceso a la información solicitada. En este contexto, las reformas
al artículo primero de la CPEUM complican este tipo de estrategias evasivas de las disposicio-
nes internacionales, ya que ahora la obligatoriedad de tomar en cuenta los tratados interna-
cionales se encuentra plasmada directamente en la Constitución y no solamente en la ley
secundaria.
1114
Existe otro conjunto de casos claves que no tienen relación con el medio ambiente, pero
dónde la SCJN también avala el acceso ciudadano a datos de particulares en posesión del
gobierno. En primer lugar, se encuentra el Amparo en Revisión 191/2008.26 En este caso una
persona moral argumenta que hay cierta información de ella que tiene el carácter de
24
Ibidem, pag. 19.
25
Idem.
26
Amparo en Revisión 191/2008. Sentencia definitiva 7 de mayo de 2008. México Disponible: <http://www2.scjn.
gob.mx/ConsultaTematica/PaginasPub/DetallePub.aspx?AsuntoID=98635> (6 de julio de 2013)
"datos personales" y que debería ser considerada confidencial. La quejosa señala que la in-
formación solicitada podría causarle un daño patrimonial sustancial e irreversible si fuera
difundida públicamente. Así mismo, sostiene que el Artículo 3 de la LFTAIPG viola la garantía
de igualdad (Artículo 1o. constitucional) ya que se priva de un beneficio a las personas mora-
les en comparación con las físicas, quienes sí tienen derecho a la confidencialidad de su
domicilio y patrimonio.
Sin embargo, en su sentencia la SCJN de nuevo señala claramente que los "datos personales"
solamente le corresponden a las personas físicas y no a las personas morales. Esto porque
corresponden al "derecho personalísimo a la intimidad" que de ninguna manera se puede
aplicar a las personales morales ya que esto solamente se actualiza para las personas huma-
nas.27 Aquí la SCJN hace énfasis al texto del artículo 6o. constitucional que se refiere específi-
camente a la vida privada y los datos personales de los gobernados. No obstante lo anterior
reconoce la SCJN que si bien la protección de datos personales no está referida a las personas
morales, colectivas o jurídicas privadas; éstas gozan de algunas protecciones (como la infor-
mación reservada referente a secretos comerciales, industriales o fiscales; la comercial reser-
vada; la referente a expedientes judiciales, etc.)
Otro caso relevante es el Amparo en Revisión 1048/2005.28 En este caso, una persona moral
alega la inconstitucionalidad de la ley de transparencia ya que el legislador federal permite
que las autoridades federales puedan proporcionar a cualquier persona que lo solicite infor-
mación o documentación que sea propiedad de los particulares, lo que ocasionaría insegu-
ridad jurídica. Estima la quejosa que se permiten a las autoridades federales realizar actos de
molestia sin que se dé cumplimiento a lo previsto por los artículos 14 y 16 constitucionales.
Al respecto la SCJN estimó que las normas reclamadas sí establecen los mecanismos necesa-
rios para no trastocar las garantías de legalidad y seguridad jurídica, puesto que se establece
en la ley la posibilidad de que se les requiera a los particulares titulares de la información
a la información pública
El tema central del caso es con respecto a la publicidad de los "convenios de interconexión"
entre empresas de telecomunicaciones y la SCJN resuelve que sí serían de acceso público.
27
Al respecto cita la tesis de jurisprudencia "DERECHO A LA INFORMACIÓN. SU EJERCICIO SE ENCUENTRA LIMITA-
DO TANTO POR LOS INTERESES NACIONALES Y DE LA SOCIEDAD, COMO POR LOS DERECHOS DE TERCEROS, que en
su parte final señala "por lo que respecta a la protección de la persona existen normas que protegen el derecho a la
vida o a la privacidad de los gobernados."
28
Amparo en Revisión 1048/2005. Sentencia 9 de noviembre de 2005. México. Disponible: <http://www2.scjn.
gob.mx/ConsultaTematica/PaginasPub/DetallePub.aspx?AsuntoID=75143> (6 de julio de 2013).
Esto porque en su celebración participan las autoridades administrativas, específicamente la
Secretaría de Comunicaciones y Transportes. Es decir, además de ser un acuerdo de volunta-
des entre particulares también interviene directamente la autoridad administrativa ya que
"son documentos que por sus propias características se encuentran depositados en un regis-
tro de telecomunicaciones, que de acuerdo con la Ley Federal de Telecomunicaciones es de
carácter público y pude ser consultado por cualquier persona".29
Sobre el tema del derecho de audiencia, la SCJN ha emitido una tesis aislada: TRANSPAREN-
CIA Y ACCESO A LA INFORMACIÓN PÚBLICA GUBERNAMENTAL. TANTO LA LEY FEDERAL RE-
LATIVA COMO SU REGLAMENTO, RESPETAN LA GARANTÍA DE AUDIENCIA DE LOS TERCEROS
INTERESADOS.30 Esta tesis surge a raíz de resolver el Amparo en Revisión 75/2005.31 En este
caso, BBVA Bancomer promovió un amparo contra la LFTAIPG en virtud de que el IFAI había
ordenado a la CNBV a entregar información al particular, Federico Acosta, consistente en
copia de diversas actuaciones de un juicio ordinario mercantil (Banco Bilbao Vizcaya vs. Fede-
rico Acosta) que estaba en poder de la CNBV donde el mismo quejoso era parte en el juicio.
BBVA Bancomer reclamó, en primer lugar, que la LFTAIPG es inconstitucional porque no or-
dena darle vista a las terceras personas involucradas directamente con la información y/o
29
Emite voto concurrente el MINISTRO JOSÉ RAMÓN COSSÍO DÍAZ, quien estimó que en caso se debió dar
énfasis al análisis de los alcances y, en su caso, límites del derecho de los particulares para exigir, con base en la
John M. Ackerman
Ley de Transparencia, que se les dé acceso a la información de otros particulares cuando ésta obre en poder de
alguna autoridad; manifestó que era menester analizar en qué casos podría negarse el acceso a la información
1116 por tratarse de uno de los límites al derecho a la información plasmado en el artículo 6o. de la Constitución (in-
tereses nacionales y de la sociedad, como por los derechos de terceros). A su juicio era necesario abordar el
análisis de los preceptos legales impugnados con independencia de lo establecido en la Ley Federal de Teleco-
municaciones, pues "la constitucionalidad o inconstitucionalidad de determinadas disposiciones legales –espe-
cíficamente, de la Ley Federal de Transparencia–, no puede hacerse depender de lo que establezcan otras
disposiciones legales de igual jerarquía, sino de su adecuación o no al texto constitucional". VOTO CONCURRENTE
QUE FORMULA EL MINISTRO JOSÉ RAMÓN COSSÍO DÍAZ EN EL AMPARO EN REVISIÓN 1048/2005, supra nota 20.
pág. 64.
30
Tesis Aislada 1a. XXXVI/2006, TRANSPARENCIA Y ACCESO A LA INFORMACIÓN PÚBLICA GUBERNAMENTAL. TAN-
TO LA LEY FEDERAL RELATIVA COMO SU REGLAMENTO, RESPETAN LA GARANTÍA DE AUDIENCIA DE LOS TERCEROS
INTERESADOS, Semanario Judicial de la Federación y su Gaceta, Novena Época, Tomo XXIII, México, febrero de 2006,
p. 651. Registro IUS 175 730.
31
Amparo en Revisión 75/2005. Sentencia definitiva 25 de febrero de 2005. México. Disponible: <http://www2.
scjn.gob.mx/ConsultaTematica/PaginasPub/DetallePub.aspx?AsuntoID=71462> (6 de julio de 2013)
documentación solicitada a la autoridad gubernamental (sea persona física o moral), violen-
tando el principio constitucional de garantía de audiencia. También argumentó que la resolu
ción del IFAI viola el artículo 117 de la Ley de Instituciones de Crédito32 que señala que solo
la autoridad judicial es autorizada para dar información o documentación sobre operaciones
y actos judiciales.
Sostiene la SCJN que ante la figura del secreto bancario, si bien solo la autoridad judicial
puede ser la excepción al requerir información de este tipo, la información protegida por esta
prevención se refiere a los servicios y las operaciones en particular donde pudieran resultar
afectados objetivamente derechos de terceros. Pero en este caso el "secreto bancario no se
vulnera cuando… quien está solicitando…es el propio interesado".33
Así mismo, la quejosa aduce violación a su garantía de audiencia, en tanto que no se le dio
oportunidad para conocer la resolución del IFAI y no tuvo oportunidad de recurrirla median-
te un procedimiento en el que pudiera ofrecer pruebas y alegatos. Aquí la SCJN estimó que
la garantía de audiencia (artículo 14 constitucional) no debe ser entendida en el sentido
de que sea "necesario que la ley pormenorice un procedimiento detallado para ejercer
el derecho correlativo",34 sino que solamente debe contener los elementos mínimos para
hacer valer el derecho del gobernado y para que la autoridad no incurra en arbitrariedades.
En la resolución del Amparo en Revisión 50/200835 la SCJN tomó una decisión sumamente
relevante con respecto a las reservas en materia de transparencia que existan en leyes diver-
sas a la LFTAIPG. Específicamente, este caso versa sobre lo que era el artículo 121 de la Ley de
a la información pública
Vías Generales de Comunicación (LVGC) que, de acuerdo con el juez de amparo, restringía "el
Derecho de acceso
32
Artículo 117.- La información y documentación relativa a las operaciones y servicios a que se refiere el artículo
46 de la presente Ley, tendrá carácter confidencial, por lo que las instituciones de crédito, en protección del derecho
a la privacidad de sus clientes y usuarios que en este artículo se establece, en ningún caso podrán dar noticias
o información de los depósitos, operaciones o servicios, incluyendo los previstos en la fracción XV del citado artícu-
lo 46, sino al depositante, deudor, titular, beneficiario, fideicomitente, fideicomisario, comitente o mandante, a sus
representantes legales o a quienes tengan otorgado poder para disponer de la cuenta o para intervenir en la opera-
ción o servicio. (…)
33
Amparo en Revisión 75/2005…, supra nota 31, pág. 22.
34
Ibidem, pág. 54.
35
Amparo en Revisión 50/2008. Sentencia defintiva 12 de marzo de 2013. Disponible en: <http://www2.scjn.gob.
mx/ConsultaTematica/PaginasPub/DetallePub.aspx?AsuntoID=97059> (6 de julio de 2013)
confidencial la información que deriva de las inspecciones que realice el personal de la Se-
cretaría de Comunicaciones y Transportes".36 Este artículo se utilizó para negar acceso de un
particular a copias de los informes emitidos por la Dirección General de Aeronáutica Civil de
la Secretaría de Comunicaciones y Transportes, acerca de las fallas e irregularidades encon-
tradas en las aeronaves de una empresa. Alegaba la quejosa que los limitantes y restricciones
deben estar previstas en el ordenamiento reglamentario de dicha prerrogativa, la LFTAIPG, y
no en alguna otra diversa que no tiene relación con el tema.
La SCJN encuentra que las reservas incluidas en leyes secundarias diferentes a la LFTAIPG son
válidas y que el articulo 14, inciso I de la LFTAIPG, que permite que otras leyes establezcan
causales de reserva de manera unilateral,37 no es anti-constitucional. La SCJN reconoce que
la LFTAIPG es reglamentaria del artículo 6o. de la Constitución. Sin embargo, señala que tal
circunstancia "no significa que en ese cuerpo normativo deban constar todas y cada una de
las limitantes en las diversas materias susceptibles de generar información pública";38 así que
"es adecuado que las diversas leyes que regulen cada materia en forma específica sean las
que establezcan las restricciones correspondientes".39 Por lo tanto, de acuerdo con la SCJN
las reservas de la LVGC no violan el principio de supremacía constitucional plasmada en el
artículo 133 de la Constitución.
Así mismo, la SCJN resuelve que el derecho a la información "no es absoluto" y que "no pue-
de ser garantizado indiscriminadamente". La finalidad de las limitantes de acceder a cierta
información es "evitar que el derecho [a la información] entre en conflicto con otro tipo de
derechos".40 Considera la SCJN que el artículo 14, fracción I, de la Ley Federal de Transparencia
y Acceso a la Información Pública Gubernamental, al establecer límites al acceso a la infor
mación pública proveniente de las entidades gubernamentales, no es tampoco violatorio de
John M. Ackerman
36
Ibidem, pág. 12.
37
LFTAIPG Artículo 14. "También se considerara como información reservada: I. La que por disposición expresa de
una ley sea considerada confidencial, reservada, comercial reservada o gubernamental confidencial;"
38
Amparo en revisión 50/2008…, supra nota 35, pág. 36.
39
Idem.
40
Amparo en revisión 50/2008…, supra nota 35, pág. 19.
Sin embargo, la SCJN también reconoce que los límites al acceso a la información pública
deben tener "una justificación racional, en función del bien jurídico que tienda a protegerse",41
y que "la restricción legislativa correspondiente debe ser adecuada para alcanzar el fin perse-
guido y ser necesaria para ese objetivo".42 Específicamente, menciona que las referidas limi-
tantes al acceso a la información pública se pueden agrupan en tres tipos: "limitaciones en
razón del interés nacional e internacional, limitaciones por intereses sociales, y limitaciones
para protección de la persona".43 En el caso específico, la SCJN justifica que la ley de vías de
comunicación contenga la restricción que se impugna en tanto que a la luz del 28 constitu-
cional los "elementos" relacionados con las vías generales de comunicación son cuestiones
que atañen a la seguridad nacional.
Este caso es particularmente importante desde el punto de vista del presente estudio ya que
con la incorporación de los tratados internacionales en el artículo 1o. de la Constitución se
reconfigura lo que implica la "supremacía constitucional" en materia de acceso a la informa-
ción pública. Específicamente, ahora la obligación de tomar en cuenta los tratados inter
nacionales no será solamente del IFAI a la hora de emitir sus resoluciones, de acuerdo con el
artículo 6o. de la LFTAIPG, sino también de la SCJN a la hora de evaluar la pertinencia de
las reservas adicionales que podrían existir en otras leyes secundarias y la clasificación de la
publicidad o privacidad de documentos específicos. En el contexto anterior, la SCJN ocupaba
un espacio más "libre" que el IFAI para esgrimir justificatorios de la opacidad, situación que
cambia ahora con la reforma en materia de derechos humanos.
Uno de los casos recientes más importantes en materia de transparencia que ha tenido que
resolver la SCJN fue la Acción de inconstitucionalidad 49/200944 dónde la Comisión Nacional de
a la información pública
Derecho de acceso
los Derechos Humanos (en adelante CNDH) presenta una acción en contra del Congreso
de la Unión y el Presidente de la República impugnando la fracción V, del artículo 5o. de la Ley
1119
Orgánica de la Procuraduría General de la República, que establece que corresponde a
la PGR: "proporcionar información a la Comisión Nacional de Derechos Humanos cuando la
solicite en ejercicio de sus funciones, siempre que no ponga en riesgo investigaciones en curso
41
Ibidem, pág. 36.
42
Idem.
43
Amparo en revisión 50/2008…, supra nota 35, pág. 29.
44
Acción de inconstitucionalidad 49/2009. Sentencia del 9 de marzo de 2010. Mëxico. Disponible en: <http://
www2.scjn.gob.mx/ConsultaTematica/PaginasPub/DetallePub.aspx?AsuntoID=110587> (6 de julio de 2013).
o la seguridad de personas" (énfasis agregado). La CNDH alegaba que esta disposición implica
una limitación a sus atribuciones ya que autoriza a la PGR retener casi cualquier información
de manera discrecional y unilateral con el argumento que podría poner en riesgo inves
tigaciones o la seguridad de personas, sin que existiera una revisión externa de estas
decisiones.
Sin embargo, la mayoría de los ministros al final de cuentas votaron a favor de la validez del
artículo impugnado de la Ley Orgánica de la PGR y en contra de los argumentos del ombuds-
man nacional. En el fondo, la SCJN resuelve que es más importante defender la competencia
y las funciones de la PGR que aquellas de la CNDH. Por ejemplo, en la sesión pública, el Mi-
nistro Franco Salas defiende la constitucionalidad de la Ley Orgánica de la PGR afirmando
que "el precepto que estamos analizando concretamente protege de manera razonable-
mente aceptable la competencia y las funciones que tiene encargada la Procuraduría que
finalmente, tiene como propósito proteger intereses superiores de quienes pueden estar
John M. Ackerman
1120
El problema con esta argumentación es que no queda claro como una libre investigación de
parte de la CNDH implicaría una intromisión indebida o un obstáculo para las labores de la
PGR. La función de la CNDH no es dañar a las otras instituciones del Estado sino solamente
exigir cuentas con miras a mejorar, no empeorar, su desempeño. Es decir, en principio no exis
tiría siquiera un conflicto entre competencias y funciones para resolver.
45
SCJN, Sesión del Pleno del día 9 de marzo de 2010. Disponible en: <http://www.scjn.gob.mx/PLENO/ver_
taquigraficas/mar5.pdf> (Consultado 5 de julio de 2013).
La SCJN también sostiene que habría que proteger la confidencialidad de los particulares
que podrían estar sujetos a proceso penal. La SCJN sostiene que la información no sería se
gura en manos de la CNDH ya que de acuerdo a su propia ley los documentos en su poder
serían de acceso público. Sin embargo, este argumento desconoce el hecho que la CNDH
siempre podrá clasificar la información que reciba y decidir si la pone a disposición o no de
los particulares. Los ministros de la minoría, por ejemplo, argumentaron que el principio
de secrecía no es absoluto por lo que alegar la reserva de información de forma absoluta
implicaría llegar al absurdo de que ningún órgano del Estado puede ver una averiguación
previa, incluyendo los órganos jurisdiccionales.
Este caso se relaciona con una resolución previa, tomada en mayo de 2008 en que la SCJN
niega el acceso pleno a la información sobre el funcionamiento del sistema de carrera judi-
cial a la Auditoría Superior de la Federación (ASF).46 En 2007, la ASF solicitó al Consejo de la
Judicatura Federal (CJF) toda la información existente sobre la evaluación, promoción y califi
cación de los jueces y magistrados federales.47 Esta solicitud se basaba en la facultad legal de
la ASF de "requerir a las entidades fiscalizadas…la información y documentación que sea
necesaria para realizar la función de fiscalización".48
a la ASF acceso libre a todos los documentos en su poder, el auditor se convertiría en una
Derecho de acceso
46
Acuerdo del Tribunal Pleno de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, correspondiente al veintiuno de abril
de dos mil ocho, que recayó a la Solicitud de ejercicio de la facultad prevista en la fracción IX del artículo 11 de la Ley
Orgánica del Poder Judicial de la Federación número 3/2007. Solicitante: Ministro Guillermo I. Ortiz Mayagoitia, en
su carácter de presidente del Consejo de la Judicatura Federal, en relación con el oficio número AED/DGADGF/
398/07, de la Auditoría Superior de la Federación. Véase también versión taquigráfica de: SCJN, Sesión del Pleno,
martes 15 de abril de 2008. Disponible en: <http://www.scjn.gob.mx/PLENO/ver_taquigraficas/2008abr7.pdf>
(6 de julio de 2013).
47
Auditoría Superior de la Federación. Oficio número AED/DGADGF/398/07.
48
Ley Federal de Fiscalización y Rendición de Cuentas de la Federación, Artículo 77.
En su sentencia, los ministros de la SCJN se erigen en defensores de la "autonomía judicial" en
contra de los intentos de intromisión de la ASF. En palabras del ministro Gudiño Pelayo du-
rante la sesión pública, "consentir que la Auditoría pueda supervisar, fiscalizar y emitir reco-
mendaciones sobre políticas, procedimientos, métodos y parámetros aplicados para la
selección de jueces y magistrados significaría también la vulneración de la garantía orgánica
de independencia de la Judicatura".49
Pero existe otra lectura de los hechos. Visto desde el punto de vista de la ASF y el interés pú-
blico de garantizar la rendición de cuentas de los órganos del estado, en realidad no es el
auditor quien se entromete en la funciones del Poder Judicial al solicitar información.
Al contrario, es la SCJN quien se inmiscuye en las facultades del Poder Legislativo en materia
de fiscalización al querer determinar qué información se encuentra o no relacionada con la
revisión de la gestión financiera del CJF.
Estas dos resoluciones, que avalan límites al flujo de información en materia de procuración
e impartición de justicia a órganos externos de control bajo el argumento que esto permitiría
una intromisión o incluso una "subordinación" indebida, hablan de la permanencia de una
lógica de opacidad y "razón de estado" en la materia. Como representantes del interés ciu
dadano de conocer la forma en que funcionan las instituciones y exigir cuentas, tanto la
CNDH como la ASF tendrían que contar con acceso pleno a la información necesaria para
que puedan cumplir con su mandato constitucional. Sin embargo, en estos casos la SCJN
cierra se niega a cumplir con el principio de máxima publicidad.
e. Transparencia y democracia
El Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación también ha tenido que resolver casos
John M. Ackerman
muy importantes en materia de transparencia a la luz de los criterios de los tribunales interna
1122 cionales. Un caso particularmente relevante en la materia es el SUP-JDC-216/200450 dónde el
TEPJF abrió la procedencia de la JDC para incluir solicitudes de acceso a la información.
Al resolver este juicio, se forjó la tesis S3EL 039/2005, con el rubro: DERECHO DE ACCESO A LA
INFORMACIÓN PÚBLICA EN MATERIA ELECTORAL. EL TRIBUNAL ELECTORAL DEL PODER JU
DICIAL DE LA FEDERACIÓN ES COMPETENTE PARA CONOCER DE LAS IMPUGNACIONES A SU
49
SCJN, Sesión del Pleno…, supra nota 46, pag. 15.
50
TEPJF. SUP-JDC-216/2004. 10 de septiembre de 2004. México. Disponible: <http://portal.te.gob.mx/colecciones/
sentencias/html/SUP/2004/JDC/SUP-JDC-00216-2004.htm> (6 de julio de 2013).
CONTRAVENCIÓN, POR LA VÍA DEL JUICIO PARA LA PROTECCIÓN DE LOS DERECHOS POLÍTICO-
ELECTORALES DEL CIUDADANO.51
El TEPJF entonces señala que el derecho a la información encarna "la condición de posibili-
dad" del derecho a la defensa en juicio. Así que cuando los términos procesales son demasia-
dos cortos, en este caso fueron de apenas 24 horas, para presentar alguna impugnación, lo
que hacen nula la posibilidad de defenderse oportuna y justamente. En general, los magis-
trados sostienen que los plazos y términos que se establezcan deben ser razonables para el
ejercicio de los derechos de acción y defensa.
51
TEPJF. Tesis S3EL 039/2005. DERECHO DE ACCESO A LA INFORMACIÓN PÚBLICA EN MATERIA ELECTORAL. EL
TRIBUNAL ELECTORAL DEL PODER JUDICIAL DE LA FEDERACIÓN ES COMPETENTE PARA CONOCER DE LAS IMPUG- 1123
NACIONES A SU CONTRAVENCIÓN, POR LA VÍA DEL JUICIO PARA LA PROTECCIÓN DE LOS DERECHOS POLÍTICO-
ELECTORALES DEL CIUDADANO. 10 de septiembre de 2004. México. Disponible: <http://www.scjn.gob.mx/
transparencia/Documents/TESIS-TRANSPARENCIA.pdf> (6 de julio de 2013).
52
TEPJF, SUP-JDC-512/2008, 23 de julio de 2008, México. Disponible en: <http://portal.te.gob.mx/colecciones/
sentencias/html/SUP/2008/JDC/SUP-JDC-00512-2008.htm> (6 de julio de 2013).
53
Convención Americana sobre Derechos Humanos, "Artículo 25. Protección Judicial:
1.
Toda persona tiene derecho a un recurso sencillo y rápido o a cualquier otro recurso efectivo ante los jueces o tri-
bunales competentes, que la ampare contra actos que violen sus derechos fundamentales reconocidos por la Cons-
titución, la ley o la presente Convención, aun cuando tal violación sea cometida por personas que actúen en
ejercicio de sus funciones oficiales."
54
Ejercicio de la facultad de atracción 43/2006, Sentencia de 3 de septiembre de 2013, México, Disponible en:
<http://www2.scjn.gob.mx/ConsultaTematica/PaginasPub/DetallePub.aspx?AsuntoID=87390> (6 de julio de 2013)
a la hora de resolver el caso la SCJN terminó por desecharlo por tratarse de temas electorales
y se emitió la tesis relevante P. LXI/2008,55 BOLETAS ELECTORALES. LA NORMA GENERAL QUE
ORDENA SU DESTRUCCIÓN UNA VEZ CONCLUIDO EL PROCESO RELATIVO, ES DE NATURA
LEZA MATERIALMENTE ELECTORAL.56
Cuando el TEPJF tuvo que resolver el caso del acceso a las boletas electorales de las eleccio-
nes presidenciales de 2006 (SUP-JDC-10/2007 y SUP-JDC-88/2007 Acumulados)57 se eviden-
ció como los tratados internacionales pueden ser utilizadas no solamente para expandir la
tutela de los derechos humanos sino también para limitarla. En su sentencia, el TEPJF primero
recurre a los principales tratados internacionales en la materia para demostrar que existe un
contexto de fuerte exigencia internacional para garantizar el derecho de acceso a la informa-
ción pública. Sin embargo, a la hora de recurrir a los criterios jurídicos específicos esgrimidos
por la Corte Interamericana de Derechos Humanos, los magistrados únicamente retoman
algunos casos aislados y los interpretan de manera sesgada con tal de extraer argumentos
para negar el acceso en lugar de justificar la publicidad de la información solicitada.
Por ejemplo, los casos Palamara Iribarne,58 Caso Herrera Ulloa vs. Costa Rica59 y Caso Ricardo
Canese vs. Paraguay60 destacan como ejemplos en que la Corte IDH ha defendido con mucha
solidez el derecho a la libertad de expresión. Sin embargo, en lugar de enfatizar estos ele-
mentos de avanzado, el TEPJF solamente cita aquellas partes de las sentencias dónde la Corte
IDH diserta sobre las limitaciones al derecho a la información. Por ejemplo, el Tribunal Electo-
ral señala que, a raíz de los casos de Iribarne y Herrera Ulloa, la Corte IDH permite limitantes
al derecho humano a la información cuando la restricción es "proporcionada al interés que la
55
John M. Ackerman
Tesis P. LXI/2008, BOLETAS ELECTORALES. LA NORMA GENERAL QUE ORDENA SU DESTRUCCIÓN UNA VEZ CON-
CLUIDO EL PROCESO RELATIVO, ES DE NATURALEZA MATERIALMENTE ELECTORAL, Semanario Judicial de la Fede
ración y su Gaceta. Novena Época, México, Tomo XXVIII, septiembre de 2008, pág. 6, Registro IUS 168 988.
1124 56
Para un análisis completo sobre este fallo así como en general sobre la improcedencia del amparo en materia
electoral ver, Ackerman, John M., "Elecciones, amparo y garantías individuales", en Ferrer-MacGregor, Eduardo y
González Oropeza, Manuel (Coords.), El juicio de amparo. A 160 años de la primera sentencia, México, Instituto de
Investigaciones Jurídicas-UNAM, 2011, t. I, pp. 1-29.
57
TEPJF. SUP-JDC-10/2007 y SUP-JDC-88/2007 Acumulados. Sentencia de 25 de abril de 2007. Disponible en:
<http://portal.te.gob.mx/colecciones/sentencias/html/SUP/2007/JDC/SUP-JDC-00010-2007.htm> (6 de julio de
2013).
58
Corte IDH. Caso Palamara Iribarne Vs. Chile. Fondo, Reparaciones y Costas. Sentencia de 22 de noviembre de
2005. Serie C No. 135.
59
Corte IDH. Caso Herrera Ulloa Vs. Costa Rica. Excepciones Preliminares, Fondo, Reparaciones y Costas. Sentencia
de 2 de julio de 2004. Serie C No. 107.
60
Corte IDH. Caso Ricardo Canese Vs. Paraguay. Fondo, Reparaciones y Costas. Sentencia de 31 de agosto de 2004.
Serie C No. 111.
justifica y [se ajusta] estrechamente al logro de ese objetivo, interfiriendo en la menor medi-
da posible en el efectivo ejercicio del derecho a la libertad de expresión".61
Con respecto al Caso Ricardo Canese vs. Paraguay, el TEPJF saca totalmente de su contexto la
afirmación de la Corte IDH de que "el derecho a al libertad de expresión no es un derecho
absoluto, sino que puede ser objeto de restricciones"62 y que en la CADH "se prevé la posibi-
lidad de establecer restricciones a la libertad de expresión, que se manifiestan a través de la
aplicación de responsabilidades ulteriores por el ejercicio abusivo de este derecho, las cuales
no deben de modo alguno limitar, más allá de lo estrictamente necesario, el alcance pleno
de la libertad de expresión y convertirse en un mecanismo directo o indirecto de censura
previa".63
De manera sorprendente, a partir de estas citas el TEPJF deduce la existencia de los "princi-
pios" de la "racionalidad", "proporcionalidad" y "razonabilidad" de la petición en materia de
acceso a la información pública:
Es decir, a partir del hecho que la Corte IDH reconoce que pueden haber sanciones ex-post a
un eventual ejercicio abusivo de la libertad de expresión, el TEPJF salta a concluir que también
a la información pública
deberían haber límites ex-ante al derecho de acceso a documentos públicos en poder del Esta-
Derecho de acceso
do. Así, los magistrados electorales equivalen algún abuso extremo como una abierta calum-
nia de mala fe en contra de un ciudadano común, con una solicitud ciudadana de acceso a 1125
documentos públicos utilizadas por las autoridades gubernamentales en la elección presi-
dencial de 2006.
61
TEPJF. SUP-JDC-10/2007 y SUP-JDC-88/2007 Acumulados…, supra nota 57. (En esta sentencia el TEPJF retoma
fragmentos de las sentencias de la Corte IDH citadas, en este caso, Corte IDH, Caso Herrera Ulloa vs. Costa Rica…,
supra nota 59, párr. 120-123).
62
Corte IDH. Caso Ricardo Canese Vs. Paraguay…, supra nota 60, párr. 95.
63
Idem.
64
TEPJF. SUP-JDC-10/2007 y SUP-JDC-88/2007 Acumulados, supra nota 38.
Así mismo, existe un peligro desliz entre la exigencia de la Corte IDH de que las restricciones
a un derecho sean "racionales", "proporcionales" y "razonables" a la afirmación de parte del
TEPJF que el mismo ejercicio del derecho tenga estas características. De un plumazo los ma-
gistrados invierten totalmente la carga de la prueba correspondiente. Desde su punto de
vista sería el solicitante de los documentos él que tenga que demostrar que su solicitud es
"proporcional" y "racional" y no la autoridad que tenga que demostrar que su negativa tenga
estas características. Así, se elimina de manera preocupante el principio de máxima publici-
dad que debería regir en la materia.
La SCJN rechaza las pretensiones del actor señalando que si bien no hay algún fundamento
que confiera facultades a los Estados para crear organismos autónomos, también "de las
1126
prohibiciones expresamente contenidas en los artículos transcritos, no se advierte que algu-
na de ellas se refiera a que las entidades federativas no puedan crear organismos autónomos
que tengan por objeto garantizar el derecho a la información".67 Esto lo refuerza invocando el
124 constitucional que señala que las facultades que no estén expresamente concedidas a
65
Controversia Constitucional 32/2005. Sentencia definitiva de 22 de mayo de 2006. Disponible en: <http://
www2.scjn.gob.mx/ConsultaTematica/PaginasPub/DetallePub.aspx?AsuntoID=74131> (6 de julio de 2013).
66
Ibidem, pág. 22-23.
67
Ibidem, pág. 92.
los funcionarios federales, se entienden reservadas a los Estados, por lo que estima que no es
atribución federal exclusiva el crear órganos constitucionales autónomos.
Estima la SCJN que aunque no se trata de órganos de poder propiamente dichos (en cuanto
integrantes de alguno de los 3 poderes) estos forman parte del Estado con funciones bien
delimitadas. Argumenta la SCJN que aunque las resoluciones de este órgano son "definitivas,
vinculatorias, coercibles e inatacables, los sujetos inconformes con ellas pueden recurrir ante
los tribunales federales para interponer los medios de control constitucional que consideren
idóneos".69
Todo esto se hace –argumenta la SCJN– con el fin de garantizar el derecho a la información,
el cual "está estrechamente vinculado con el derecho de conocer la verdad, el cual exige que
las autoridades se abstengan de dar a la ciudadanía información manipulada, incompleta o
falsa, so pena de incurrir en violación a los derechos fundamentales".70 La SCJN también apro-
vecha para pronunciarse de manera contundente y clara sobre el papel esencial que juega el
a la información pública
Derecho de acceso
1127
…la evolución del concepto del derecho a la información ha generado un pro-
ceso de cambio en la relación entre gobierno y gobernados, en donde los servi-
dores públicos deben hacer una apertura informativa plena de todas las acciones
68
Este texto posteriormente es retomado de manera literal en: TesisP./J. 20/2007. ÓRGANOS CONSTITUCIONALES
ÁUTONOMOS. NOTAS DISTINTIVAS Y CARACTERÍSTICAS, Semanario Judicial de la Federación y su Gaceta. Novena
Época, México, Tomo XXV, Mayo de 2007, p. 1647. Registro IUS 174 456.
69
Controversia Constitucional 32/2005…, supra nota 65., pág. 99.
70
Ibidem, pág. 100.
de gobierno, acotada tan sólo por criterios superiores del interés público, por lo
que el derecho a la información implica ahora una herramienta para el combate
a la corrupción, pues la sociedad ostentadora del poder soberano delegado a sus
gobernantes, tienen el derecho y deben conocer toda la información relacionada
con los entes gubernamentales.
(…)
La SCJN entonces considera que la creación de este instituto no violenta el marco constitu-
cional (local ni federal) y que la garantía de este derecho deja implícitamente a las entidades
federativas su regulación y la creación de estructuras institucionales necesarias para ello. Así
mismo, considera la SCJN que el legislador local no otorgó facultades exclusivas a los muni-
cipios para hacerse cargo de garantizar la transparencia y acceso a la información pública,
por lo que no se vulnera la esfera competencial de los municipios puesto que precisamente
"existe corresponsabilidad del Municipio de promover y garantizar la transparencia y el dere-
cho a la información pública en el ámbito de su competencia".72
El nuevo texto del Artículo 1º de la Constitución señala que "las normas relativas a los dere-
chos humanos se interpretarán de conformidad con esta Constitución y con los Tratados In-
ternacionales de la materia, favoreciendo en todo tiempo a las personas la protección más
71
Ibidem, págs. 105 -106.
72
Ibidem, pág. 130.
amplia". En materia del derecho humano de acceso a la información pública, señalado en el
artículo 6º de la Constitución, esto implica incorporar de manera más plena en el orden jurí-
dico mexicano sobre todo el Artículo 13 de la CADH73 y el Artículo 19 del Pacto Internacional
de Derechos Civiles y Políticos74 (en adelante PIDCP), ambos sobre los temas de libertad de
expresión y derecho a la información y basados originalmente en el artículo 19 de la Decla-
ración Universal de los Derechos Humanos75 (en adelante DUDH).
Con respecto al PIDCP, su artículo 19, numeral 2, de igual manera señala que el "derecho a la
libertad de expresión" comprende "la libertad de buscar, recibir y difundir informaciones e
ideas de toda índole". El numeral 3 igual hace referencia a la necesidad de que las restriccio-
nes existentes estén "expresamente fijadas por la ley" y "necesarias" para proteger los dere-
chos de terceros o el "orden público".
Llama la atención que en los principales tratados internacionales no existe una referencia
especial y exacta al derecho de acceso a la información pública sino que esto se encuentra
subordinado a o inserto dentro del derecho más amplio de libertad de expresión. Lo mismo
ocurría en el caso mexicano hasta antes de la reforma de julio de 2007, ya que el artículo 6º
de la Constitución también tutela la libertad de expresión. Sin embargo, a partir de 2007 la
CPEUM ya determina a detalle la forma en que se debe tutelar el derecho de acceso a la in-
a la información pública
Derecho de acceso
formación pública, colocándolo muy por encima en comparación con los artículos corres-
pondientes de los instrumentos internacionales en la materia.
1129
73
OEA, Convención Americana sobre Derechos Humanos, suscrita en la Conferencia especializada interamericana
sobre derechos humanos (B-32), San José, Costa Rica 7 al 22 de noviembre de 1969.
74
AGNU, Pacto Internacional de Derechos Económicos, Sociales y Culturales. Adoptado en su resolución 2200 A(XXI),
de 16 de diciembre de 1966.
75
AGNU, Declaración Universal de Derechos Humanos. Resolución 217 A (III) de 10 de diciembre de 1948.
concepto más amplio del derecho a la información. Por ejemplo, el artículo 19 de la DUDH a
la letra dice:
sólo en relación con las autoridades públicas, pero también en sus mutuas rela-
1130
ciones y en relación con las entidades privadas. El derecho a la información debe
ser parte de los derechos civiles garantizados en las constituciones de la misma
forma que los otros derechos individuales.78
76
Bovens, Mark (2002) "Information Rights: Citizenship in the Information Society," The Journal of Political Philosophy,
USA, Vol. 10, No.3, september 2002, pp. 317-341.
77
T.H. Marshall: Citizenship and Social Class (1950); in: Citizenship and Social Class; T.H. Marshall/Tom Bottomore;
London: Pluto Press, 1992.
78
Bovens, op cit., 56, p. 327, traducción del inglés del autor de este comentario, cursivas en el original.
Alasdair Roberts79 también argumenta que los derechos a la información deben ser vistos
como partes esenciales de los derechos básicos de participación política, los cuales incluyen
pero rebasan el derecho de libertad de expresión. Como ejemplo de ello, Roberts refiere una
resolución de la Suprema Corte de la India de 1981 la cual sostiene que:
Al final de cuentas, habría que conceptualizar libertades como las de prensa y de participa-
ción ciudadana no sólo como libertades negativas, sino en primera instancia como libertades
"positivas".81 Las libertades negativas nos permiten "liberarnos de" controles opresivos y exter-
namente impuestos. A diferencia de ello las libertades positivas nos permiten avanzar hacia
nuestra realización plena como seres humanos. Estas libertades nos llevan a "liberarnos
hacia" el cumplimiento de una meta en particular. Una vez que logremos conceptualizar las
libertades de expresión y de participación como derechos de tipo positivo para estar plena-
a la información pública
trol, habremos entrado de lleno al terreno del Derecho a la Información el cual incluye el
acceso a la información pública como uno de sus elementos centrales.82 1131
79
Roberts, Alasdair , "Structural Pluralism and the Right to Information", 51 University of Toronto Law Journal 243,
2001, pp. 243-271.
80
S.P. Gupta v. Union of India, 1981, citado en Roberts, 2001: op. cit., 59, p. 262.
81
Isaiah Berlin, "Two Concepts of Liberty: An Inaugural Lecture Delivered Before the University of Oxford" (Oct. 31,
1958).
82
Para una exposición completa sobre el concepto de "Derecho a la información" véase Carpizo, Jorge y Villanueva,
Ernesto, "El Derecho a la información: propuestas de algunos elementos para su regulación en México", en Valadés,
Diego y Gutiérrez Rivas, Rodrigo, Derechos humanos. Memoria del IV Congreso Nacional de Derecho Constitucional III,
México, Instituto de Investigaciones Jurídicas-UNAM, 2001, pp. 71-102.
2. Jurisprudencias y criterios de interpretación
Sin duda el caso más relevante resuelto en años recientes por la Corte Interamericana de
Derechos Humanos en materia de acceso a la información es el de Claude Reyes vs. Chile.
Este caso es histórico porque explícitamente señala que una condición sine qua non para el
ejercicio del derecho a la libertad de expresión es el cumplimiento del derecho ciudadano de
acceso a la información pública,84 y específicamente la factibilidad de tener acceso pleno a
los documentos en posesión de las instituciones gubernamentales. Es decir, reúne a ambos
derechos (de expresión y de acceso a la información) y así sostiene que implícitamente
los artículos 13 de la CADH y el artículo 19 del PIDCP requieren el establecimiento de
procedimientos legales para garantizar el acceso a la información pública a los ciudadanos.
Así, se llena el evidente vacío legal de que el acceso a la información pública gubernamental,
como tal, no está contemplado en los principales tratados internacionales.
El caso de Claude Reyes involucra una solicitud realizada, por un grupo de personas pertene-
cientes a organizaciones pro-ambientales, al Comité de Inversiones Extranjeras (CIE) del go-
bierno chileno para acceder a información relacionada con la empresa forestal Trillium y el
Proyecto Río Condor (consistente en contratos, solicitudes de inversiones, montos de capita-
les a invertir, etc.). Este era un proyecto de industrialización forestal para el cual se realizaría
deforestación en la décima segunda región de Chile. Los solicitantes alegaron que su solici-
tud de información buscaba "evaluar los factores comerciales, económicos y sociales del
proyecto río Cóndor, midiendo el impacto sobre el medio ambiente; además de que ello
constituía la activación de un control social sobre la gestión de los órganos del Estado que
tuvieron injerencia en el desarrollo del proyecto de explotación".85
John M. Ackerman
83
Corte IDH. Caso Claude Reyes y otros VS. Chile. Fondo, reparaciones y costas. Sentencia de 19 de septiembre de
1132 2006, Serie C, No. 151.
84
Para una excelente reseña de los elementos centrales y las implicaciones más amplias del caso Claude Reyes
véase "Estudio especial sobre el derecho de acceso a la información", Relatoría Especial para la Libertad de Expresión,
Comisión Interamericana de los Derechos Humanos, Organización de los Estados Americanos, Washington, DC,
2007.
85
La Corte resume los detalles de la siguiente manera: "El 7 de mayo de 1998 el señor Marcel Claude Reyes, en su
carácter de Director Ejecutivo de la Fundación Terram, remitió una comunicación al Vicepresidente Ejecutivo del
Comité de Inversiones Extranjeras, mediante la cual indicó que dicha organización se propuso "evaluar los facto-
res comerciales, económicos y sociales del proyecto [Río Cóndor], medir el impacto sobre el medio ambiente […] y
activar el control social respecto de la gestión de los órganos del Estado que tienen o han tenido injerencia en el
desarrollo del proyecto de explotación Río Cóndor". Véase en: Cfr. comunicación de 7 de mayo de 1998 dirigida al
Vicepresidente Ejecutivo del Comité de Inversiones Extranjeras por el Director Ejecutivo de la Fundación Terram
(expediente de anexos a la demanda, anexo 1.1, folios 40 y 41); y declaración testimonial rendida por el señor Marcel
Claude Reyes ante la Corte Interamericana durante la audiencia pública celebrada el 3 de abril de 2006.
El CIE se negó a entregar los documentos solicitados, sin expedir una respuesta formal que
justificara esta decisión. Habiendo agotado las instancias de derecho interno y ante la ausen-
cia de una solución satisfactoria, los afectados recurren ante la Comisión Interamericana de
Derechos Humanos (en adelante CIDH), la cual se manifiesta a favor de los afectados esti-
mando que Chile violó el derecho de los ciudadanos recurrentes a la información y a la pro-
tección judicial. La CIDH determina que el Estado Chileno debe institucionalizar cuanto antes
mecanismos que efectivamente garanticen este derecho de acceso a la información públi-
ca.86 Ante el incumplimiento por parte del Estado Chileno de esta recomendación, la CIDH
somete el caso ante la Corte IDH.
Ante la Corte IDH, el Estado chileno alegó que el CIE ya había entregado la información que
se le solicitaba en relación con el proyecto Río Cóndor, ajustándose a los criterios de publici-
dad y reserva imperantes en esa época.
Ante esto la Corte IDH resuelve que la información que no fue entregada por el Estado era de
interés público, ya que guardaba relación con un contrato de inversión extranjera entre Chile
y una empresa extranjera. Además, la información tenía que ver con la verificación del
adecuado actuar y cumplimiento de funciones por parte de un órgano estatal: el Comité de
Inversiones Extranjeras. Señala la Corte IDH que Chile "no demostró que la restricción res-
pondiera a un objetivo permitido por la Convención Americana, ni que fuera necesaria en
una sociedad democrática, ya que la autoridad encargada de responder la solicitud de infor-
mación no adoptó una decisión escrita fundamentada que pudiera permitir conocer cuáles
fueron los motivos para restringir el acceso a tal información en el caso concreto".87
La Corte IDH condena a Chile a reparar los daños causados a los ciudadanos por la negativa
de información. Así mismo, determina que el Estado Chileno debe entregar la información
a la información pública
solicitada o, en su caso, adoptar una decisión fundamentada para negar el acceso a la infor-
Derecho de acceso
mación. La Corte IDH sostiene que el derecho a la información tiene límites (por ejemplo,
respeto a los derechos o a la reputación de los demás, la protección de la seguridad nacional, 1133
86
De acuerdo con la Corte IDH: "La Comisión indicó que tal negativa se dio sin que el Estado argumentar[a] una
justificación válida de acuerdo con la legislación chilena, así como a que supuestamente no [les] otorgó un recur-
so judicial efectivo para impugnar una violación del derecho al acceso a la información y no [les] aseguró los dere-
chos al acceso a la información y a la protección judicial, ni contó con mecanismos establecidos para garantizar el
derecho al acceso a la información pública…la comisión recomendó al Estado Chileno [a]justar el orden jurídico
interno, de conformidad con el artículo 13 de la Convención americana con respecto al acceso a la información y
adoptar las medidas necesarias para la creación de prácticas y mecanismos que garanticen a los habitantes un
acceso efectivo a la información pública o a la información de interés colectivo". El 7 de marzo de 2005 la Comisión,
de conformidad con el artículo 50 de la Convención, aprobó éste Informe, No. 31/05.
87
Corte IDH, Caso Claude Reyes y otros VS. Chile…, supra nota 63, párr. 95.
el orden público o la salud o la moral públicas), que dan pie a la confidencialidad y la pri
vacidad de cierta información. Sin embargo, sostiene que el Estado siempre tiene que funda-
mentar y motivar sus negativas. Así mismo, debe partir del "principio de máxima divulgación,
el cual establece la presunción de que toda información es accesible, sujeto a un sistema
restringido de excepciones"88 ya que la información gubernamental pertenece origina
riamente a los ciudadanos y no a los funcionarios gubernamentales. El Estado, y no los ciu-
dadanos, es quien cuenta con la carga de la prueba para justificar cualquier reserva de la
información.
Un criterio central que desarrolla la Corte IDH en esta sentencia es el señalamiento de que no
es necesario demostrar "interés jurídico" alguno para tener derecho de acceso a la informa-
ción sobre las actividades gubernamentales. Por ejemplo, el Estado Chileno señalaba que el
proyecto Río Cóndor ya no se iba a realizar por lo que ya no existía interés alguno de los
ciudadanos solicitantes de la información en la entrega de la misma. Aquí la SCJN señala que
"el control social que se buscaba con el acceso a la información bajo el control del Estado y
el carácter de la información solicitada son motivos suficientes para atender al requerimiento
de información, sin que deba exigirse al requirente que acredite una afectación directa o un
interés específico".89
86. En este sentido, el actuar del Estado debe encontrarse regido por los princi-
pios de publicidad y transparencia en la gestión pública, lo que hace posible que
las personas que se encuentran bajo su jurisdicción ejerzan el control democrá-
88
Ibidem, párr. 92.
89
Ibidem, párr. 157.
90
Ibidem, párr. 84.
tico de las gestiones estatales, de forma tal que puedan cuestionar, indagar y
considerar si se está dando un adecuado cumplimiento de las funciones públi-
cas. El acceso a la información bajo el control del Estado, que sea de interés pú-
blico, puede permitir la participación en la gestión pública, a través del control
social que se puede ejercer con dicho acceso.91
Así, la Corte IDH coloca claramente a este derecho como un derecho fundamental básico
para la sobrevivencia misma de la democracia.
Sin embargo, una debilidad en la sentencia es que la Corte IDH justifique el acceso a la infor-
mación con base en los fines y objetivos de los solicitantes. Como vimos arriba, la CIDH seña-
la que el acceso se debe permitir porque la información solicitada sirve un "interés público".
En otras partes de la sentencia también resalta el hecho que Claude Reyes sea Diputado de
la República. El problema con este tipo de argumentación es que se abre la puerta para que
los gobiernos evaluen en cada caso tanto la identidad como los fines de los solicitantes. Esto
necesariamente violentaría el anonimato de los solicitantes y los expondría a una persecu-
ción política de parte de la autoridad, lo cual podría en los hechos restringir de manera im-
portante el flujo de información a los ciudadanos.
Algunas de las sentencias de la Corte IDH que son más fértiles en materia de acceso a la in-
formación pública son aquellas que abordan el derecho de los familiares de víctimas de
desaparición forzada a conocer la verdad sobre lo que haya ocurrido con sus familiares así
como el estado de las investigaciones correspondientes. En estos casos, la Corte IDH reco
noce un derecho especial de los ciudadanos para acceder a la información contenida en los
registros públicos ya que se tratan de violaciones graves a los derechos fundamentales.
a la información pública
Derecho de acceso
Un asunto transversal importante en los casos que tienen que ver con este tema es que la
1135
Corte IDH no se limita a exigir la publicidad de la información que obra en archivos públicos,
sino que también obliga a las autoridades a continuar y profundizar en sus investigaciones
para acercarse a la verdad de los hechos. Así, se construye un enfoque de rendición de cuen-
tas sumamente activa o "proactiva", que va más allá de la acción de divulgar la información
solicitada por los ciudadanos para que la autoridad investigue a fondo los acontecimientos
denunciados.
91
Ibidem, párr. 86.
Sin embargo, un asunto transversal negativo desde el punto de vista de la rendición de cuen-
tas es que una vez más la argumentación de la SCJN se basa en los motivos de los solicitantes
y la naturaleza específica de la información solicitada. Es decir, si bien la corte exige casi total
apertura e investigaciones a fondo cuando familiares de víctimas de desaparición forzada
buscan a sus seres queridos, los magistrados son muy cuidadosos a la hora de redactar sus
criterios con el fin de circunscribirlos a este tipo de casos. Así, evitan que los criterios puedan
ser trasladados a otros ámbitos igual de importantes, pero que presentan mayores complica-
ciones desde un punto de vista político (como, por ejemplo, en el caso de las boletas electo-
rales mencionado arriba).
El caso Gomes Lund, resuelto en 2010, es uno los más relevantes en la materia ya que la Corte
IDH resuelve claramente a favor del "derecho de los familiares de las víctimas a conocer cuál
fue el destino de ésta o, en su caso, dónde se encuentran sus restos". Esto implica no sola-
mente la divulgación de los archivos públicos correspondientes, sino que las autoridades
también tienen la obligación de investigar a fondo situaciones de desaparición forzada así
como proporcionar toda la información disponible sobre los casos.
La Corte IDH argumenta que "resulta esencial que, para garantizar el derecho a la informa-
ción, los poderes públicos actúen de buena fe y realicen diligentemente las acciones necesa-
rias para asegurar la efectividad de ese derecho, especialmente cuando se trata de conocer
la verdad de lo ocurrido en casos de violaciones graves de derechos humanos como las
desapariciones forzadas y la ejecución extrajudicial del presente caso".93
Así mismo, señala que, "cuando se trata de la investigación de un hecho punible, la decisión
John M. Ackerman
de calificar como secreta la información y de negar su entrega jamás puede depender exclu-
1136 sivamente de un órgano estatal a cuyos miembros se les atribuye la comisión del hecho
ilícito. De igual modo, tampoco puede quedar a su discreción la decisión final sobre la exis-
tencia de la documentación solicitada"94 ya que esto se presta a la simulación y fomenta la
impunidad.
92
Corte IDH, Caso Gomes Lund y otros ("Guerrilha do Araguaia") vs. Brasil. Excepciones preliminares, fondo, repara-
ciones y costas. Sentencia de 24 de noviembre de 2010. Serie C, No. 219.
93
Ibidem, párr. 211.
94
Ibidem, párr. 202.
La Corte IDH señala que si bien Brasil había realizado esfuerzos para atender a las familias
de las víctimas y se había comenzado a realizar la búsqueda de sus restos, lo cierto es que
dichas actuaciones no atendían a los requerimientos judiciales que le habían sido formu
lados. Asimismo, estima la Corte IDH que el argumento de la Abogacía General de la Unión
sobre falta de pruebas sobre la existencia de información de la Guerrilha do Araguaia, no
justifica la "imposibilidad" de cumplir con lo requerido. De acuerdo con la Corte IDH, los Esta-
dos no pueden ampararse en la falta de prueba de la existencia de los documentos soli
citados sino que "deben fundamentar la negativa a proveerlos demostrando que ha adoptado
todas las medidas a su alcance para comprobar que, efectivamente, la información solicitada
no existía".95 Es decir, que corresponde a los Estados la carga de la prueba referente a la impo-
sibilidad de relevar la información, y que "ante la duda o el vacío le gal debe primar el dere-
cho de acceso a la información".96 La Corte IDH también estima que es obligación de las
autoridades estatales no ampararse en mecanismos como el "secreto de Estado" o la con
fidencialidad de la información en casos de violaciones graves a los derechos humanos.
La Corte IDH decide que Brasil debe indemnizar a los familiares directos de las víctimas
desaparecidas y ejecutada bajo el régimen militar. Esto porque incumplió con su deber de
dar acceso oportuno a la información correspondiente para poder conocer la verdad de los
hechos y recurrir ante la jurisdicción para que investigará y castigara tales crímenes del Esta-
do Brasileño durante ese periodo.
Uno de los temas más importantes abordados en la sentencia del caso Radilla es precisa-
mente con respecto al derecho a la información pública y a la verdad de las víctimas. La Corte
IDH determina que el derecho de las víctimas a obtener copias de la averiguación previa
conducida por la Procuraduría General de la República de México "no está sujeto a reservas
a la información pública
Derecho de acceso
Aquí la Corte IDH va más allá de solamente señalar el derecho a conocer la verdad sino que
incluye la negativa de acceso a la información como un elemento central del mismo delito de
95
Ibidem, párr. 211.
96
Ibidem, párr. 230.
97
Corte IDH. Caso Radilla Pachevo Vs. México. Excepciones preliminares, fondo, reparaciones y costas. Sentencia de
23 de Noviembre de 2009. Serie C, No. 209.
98
Ibidem, párr. 258.
desaparición forzada. Es decir, la corte afirma que la desaparición forzada se caracteriza entre
otras cosas precisamente por la negativa de dar información acerca de la suerte o paradero
de la víctima y que "los familiares de las víctimas de violaciones de los derechos humanos
pueden ser, a su vez, víctimas".99 La Corte IDH reflexiona que "uno de los objetivos de la
desaparición forzada es impedir el ejercicio de los recursos legales y de las garantías proce-
sales pertinentes"100 para defenderse cuando una persona ha sido retenida, secuestrada o
privada de la libertad para causar su desaparición. Así que "la violación del derecho a la inte-
gridad psíquica y moral de los familiares de la víctima es una consecuencia directa, precisa-
mente, de ese fenómeno, que les causa un severo sufrimiento por el hecho mismo, que se
acrecienta, entre otros factores, por la constante negativa de las autoridades estatales de
proporcionar información acerca del paradero de la víctima o de iniciar una investigación
eficaz para lograr el esclarecimiento de lo sucedido".101
Uno de los puntos medulares de la sentencia se refiere a lo denunciado por los representan-
tes de las víctimas de que la participación de Tita Radilla como coadyuvante en el proceso
ante la Corte IDH se veía limitada por su falta de acceso a la averiguación previa. Ante esto la
Corte IDH determina que los Estados tienen la obligación de garantizar que, en todas las
etapas de los respectivos procesos, "las víctimas puedan hacer planteamientos, recibir infor-
maciones, aportar pruebas, formular alegaciones y, en síntesis, hacer valer sus intereses.
Dicha participación deberá tener como finalidad el acceso a la justicia, el conocimiento de la
verdad de lo ocurrido y el otorgamiento de una justa reparación".102
Estima la Corte IDH que el acceso al expediente es requisito sine qua non para asegurar la
plena intervención procesal de la víctima en la causa. Considera que si bien ha considerado
admisible que en ciertos casos exista reserva de las diligencias adelantadas durante la inves-
tigación preliminar en el proceso penal, para garantizar la eficacia de la administración de
John M. Ackerman
justicia, en ningún caso la reserva puede invocarse para impedir a la víctima el acceso al expe-
1138
diente de una causa penal. En todo caso "la potestad del Estado de evitar la difusión del
contenido del proceso…debe ser garantizada adoptando las medidas necesarias compati-
bles con el ejercicio de los derechos procesales de las víctimas".103
99
Ibidem, párr. 161.
100
Ibidem, parr. 141.
101
Ibidem, párr. 161.
102
Ibidem, párr. 247.
103
Ibidem, párr. 252.
En su resolución, la Corte IDH señala que el Estado debe, como una medida de reparación del
derecho a la verdad que tienen las víctimas, continuar con su búsqueda efectiva y localiza-
ción inmediata, o de sus restos mortales, realizándose las diligencias necesarias en presencia
de sus familiares, peritos y representantes legales. Así mismo, la corte ordena al estado mexi-
cano a que los resultados de los procesos sean públicamente divulgados, con la finalidad de
que la sociedad mexicana conozca la verdad de los hechos.
Este caso versa sobre la desaparición forzada de un grupo de niños durante el conflicto arma-
do en El Salvador en la década de 1980. Específicamente, se alega que fueron "desaparecidos"
entre 1981 y 1983 por diversos cuerpos militares en sus operativos de "contrainsurgencia"
para acabar con grupos guerrilleros. Estos casos son presentados por dos organizaciones de
la sociedad civil (Asociación Pro-búsqueda de Niños y Centro por la Justicia y el Derecho
Internacional) ante la CIDH.
Los representantes de las víctimas alegaron, además de lo sostenido por la CIDH (violación a
derechos del niño, a derechos de la personalidad, a la vida, a la integridad, a la protección
judicial, a la protección a la familia) la violación del derecho a la verdad entendido como la
violación de los derechos contenidos en los artículos 8, 13 y 25 de la CADH. A juicio de la Corte
IDH, se trataba de una "privación de la verdad acerca del paradero de una víctima de desapa
rición forzada acarrea una forma de trato cruel e inhumano para los familiares cercanos".105
Destaca la Corte IDH que:
104
Corte IDH. Caso Contreras y otros VS. El Salvador. Fondo, reparaciones y costas. Sentencia de 31 de Agosto de
2011. Serie C, No. 232.
105
Ibidem, párr. 123.
parte de un patrón sistemático o práctica aplicada o tolerada por el Estado.106
(énfasis agregado)
La Corte IDH tiene como comprobado que muchos de los niños y niñas desaparecidos pos-
teriormente eran "registrados bajo información falsa o se alteraban sus datos"107 personales.
Por ejemplo, en el caso de Gregoria Herminia se le imposibilitó buscar a su familia y conocer
su identidad biológica y, por otro, a su familia de origen, se les obstaculizó el ejercicio de los
recursos legales para restablecer la identidad biológica, el vínculo familiar. Reafirma la corte
su criterio en el sentido de que "la constante negativa de las autoridades estatales de propor-
cionar información acerca del paradero de las víctimas o de una investigación eficaz para
lograr el esclarecimiento de la verdad de lo sucedido ha sido considerada, por este Tribunal
como causa de acrecentamiento del sufrimiento de los familiares".108 Destaca la Corte IDH
que "los Estados deben dotar a las autoridades correspondientes de los recursos logísticos y
científicos necesarios para recabar y procesar las pruebas y, en particular, de las facultades
para acceder a la documentación e información pertinente para investigar los hechos de-
nunciados y obtener indicios o evidencias de la ubicación de las víctimas".109
106
Ibidem, párr. 83.
107
Ibidem, párr. 89.
108
Ibidem, párr. 87.
109
Ibidem, párr. 146.
110
Ibidem, párr. 149.
111
Idem.
Así mismo, se percata la Corte IDH que en una de las inspecciones a los archivos de la quinta
brigada de infantería, ésta tuvo que ser previamente consentida por el ministro de defensa
pese a una clara orden judicial para inspeccionar; esto sumado al hecho de que no cons-
taba gestión o diligencia alguna por parte de las autoridades para recabar información,
llevaron a la corte a considerar que las autoridades salvadoreñas responsables, "denegaron
sistemáticamente a la autoridad judicial y al Ministerio Público información y acceso a los
archivos y expedientes militares",112 con lo cual –a juicio de la Corte IDH– "se impide que en
las investigaciones que se desarrollan se identifique a aquellas personas que formaron parte
de la planeación y ejecución de los operativos, y se obtengan los datos personales de aque-
llos que han sido sindicados dentro del proceso".113
Resalta la Corte IDH la relevancia del derecho de la sociedad a conocer la verdad sobre
hechos que vulneren derechos humanos ya que existe una "expectativa que el Estado debe
satisfacer, por un lado, mediante la obligación de investigar las violaciones de derechos hu-
manos y, por el otro, con la divulgación pública de los resultados de los procesos penales".114
Destaca que para garantizar el derecho a la información "es esencial que los poderes públi-
cos actúen de buena fe y realicen diligentemente las acciones necesarias para asegurar la
efectividad de ese derecho, especialmente cuando se trata de conocer la verdad de lo ocu-
rrido en casos de violaciones graves de derechos humanos como las desapariciones forzadas
del presente caso".115
Considera la Corte IDH como esencial que los órganos a cargo de las investigaciones "estén
dotados, formal y sustancialmente, de las facultades y garantías adecuadas y necesarias para
acceder a la documentación e información pertinente para investigar los hechos denuncia-
dos y obtener indicios o evidencias de la ubicación de las víctimas".116 Así que el Estado "no
puede ampararse en la falta de prueba de la existencia de los documentos solicitados sino que,
por el contrario, debe fundamentar la negativa a proveerlos, demostrando que ha adoptado
a la información pública
Derecho de acceso
todas las medidas a su alcance para comprobar que, efectivamente, la información solicitada
no existía".117 Señala que en tratándose de violaciones a los derechos humanos, las autori
1141
dades del estado responsable no pueden justificarse invocando reserva de información por
seguridad nacional, interés público o invocando confidencialidad o secreto de estado, para
112
Corte IDH. Caso Contreras y otros VS. El Salvador…, supra nota 84, párr. 169.
113
Idem.
114
Corte IDH. Caso Contreras y otros VS. El Salvador…, supra nota 84, párr. 170.
115
Idem.
116
Corte IDH. Caso Contreras y otros VS. El Salvador…, supra nota 84, párr. 171.
117
Ibidem, párr. 166.
dejar proporcionar información, por lo que deben aportar la información que les requiera la
autoridad judicial o administrativa que lleve el proceso o investigación correspondiente.
Este caso fue presentado ante la Corte IDH en virtud del asesinato o ejecución extra-judicial
de una antropóloga en el marco de una operación de inteligencia militar, alegándose que la
víctima fue seleccionada por altos mandos del estado mayor Guatemalteco debido a su
actividad profesional. Así mismo, se le acusa al Estado de Guatemala de intencionalmente
entorpecer la investigación del homicidio y dejarlo en completa impunidad. Señalan los re-
presentantes de la víctima que la antropóloga representaba la expresión y difusión de la
verdad, especialmente sobre las campañas de represión del Ejército en los sectores rurales,
que tenían el propósito de no dejar pruebas sobre estas acciones militares, de no encontrar
oposición y de no atraer el escrutinio internacional.
nes y responsabilidades del jefe y subjefe del Departamento que estaban siendo acusados
como autores intelectuales y la nómina de personas que estuvieron en el servicio, lo cual no
1142
les fue proporcionado.
El estado de Guatemala señaló que la ley guatemalteca establece que la información debe
de ser otorgada cuando la solicita un juez competente, y este será quien determine si es de
seguridad nacional o no. Sin embargo –señalan las víctimas– no se ha entregado nada.
118
Corte IDH. Caso Myrna Mack Chang VS. Guatemala. Fondo, reparaciones y costas. Sentencia de 25 de Noviembre
de 2003. Serie C, No. 101.
La Corte IDH reafirma su criterio con respecto al derecho que asiste a los familiares de las
víctimas de conocer lo sucedido: "La Corte ha reiterado que toda persona, incluyendo a
los familiares de víctimas de graves violaciones de derechos humanos, tiene el derecho a la
verdad. En consecuencia, los familiares de las víctimas y la sociedad como un todo deben ser
informados de todo lo sucedido con relación a dichas violaciones".119 Determina que se vio-
lentó el derecho a la vida y a la integridad de la occisa, así como el derecho a las garantías
judiciales de los familiares de la víctima. Determinó que el Estado debía investigar a fondo los
hechos y sancionar a los responsables, así como remover los obstáculos que mantienen la
impunidad en el caso. También obliga al Estado guatemalteco a publicar ciertos hechos pro-
bados en el caso.
Refiere la Corte IDH que las investigaciones en torno a la muerte de Myrna Mack además de
las numerosas irregularidades que presentaron, no fueron diligenciadas de buena voluntad
y con seriedad por las autoridades "ya que la policía no protegió adecuadamente el escena-
rio de los hechos, no tomó muestras dactilares de la víctima aduciendo que había llovido,
pese a que el parte meteorológico indica que ese día no llovió; no tomó las huellas que se
pudieran encontrar en su vehículo; no tomó muestras de sangre; limpió las uñas de Myrna
Mack Chang y desechó el contenido de los raspados "por ser muestras demasiado peque-
ñas" por lo que no realizó la investigación de laboratorio; no se sometió a examen su ropa; y
el juego de fotos de las heridas resulta incompleto debido a que, según se indica se arruinó la
cámara o el flash".120
Estado guatemalteco.
1143
Por otro lado, la Corte IDH dio por probado que "el Estado Mayor Presidencial y el Ministerio
de la Defensa Nacional remitieron, a pedido de las autoridades encargadas de la investiga-
ción, en particular del Ministerio Público, documentos manipulados con la intención de ocul-
tar información relevante para el esclarecimiento de los hechos".121 A decir de la Corte:
119
Ibidem, párr. 274.
120
Ibidem, párr. 134.86.
121
Ibidem, párr. 173.
174. Esta conducta del Estado Mayor Presidencial y del Ministerio de la Defensa
Nacional de manipular la información requerida por los tribunales constituye
también un acto de obstrucción de la administración de justicia tendiente a
encubrir con la impunidad a los miembros del Estado Mayor Presidencial invo
lucrados, con el fin de evitar que se realizara una investigación seria, imparcial y
efectiva del asesinato de la víctima.122
Apelando a los criterios de la Corte Europea de Derechos Humanos, señala la Corte IDH que:
en los casos donde cierta evidencia es mantenida en reserva por motivos de in-
terés público (seguridad nacional, por ejemplo), no es el rol del tribunal interna-
cional determinar si la reserva de la información es o no necesaria ya que como
regla general ello corresponde a los tribunales nacionales. En cambio, sí le co-
rresponde determinar si el proceso interno respeta y protege el interés de las
partes. Al respecto, dicho Tribunal Europeo señaló que el hecho de retener evi-
dencia relevante argumentando el interés público, sin notificar al juez de la
causa, no cumple con los requisitos del artículo 6 del Convenio Europeo, el cual
es equivalente al artículo 8 de la Convención Americana".123
En este sentido, la Corte reafirma su criterio en el sentido de que ante casos que impliquen
posibles violaciones graves de derechos humanos, "las autoridades estatales no pueden am-
pararse en mecanismos como el secreto de Estado o la confidencialidad de la información, o
en razones de interés público o seguridad nacional, para dejar de aportar la información re-
querida por las autoridades judiciales o administrativas encargadas de la investigación o pro-
ceso pendientes".124 Sin embargo, la Corte IDH también se inclina hacia una posición de
limitar el derecho a informar tales datos a las propias víctimas, atendiendo a lo delicado de la
información.
John M. Ackerman
En esta sentencia la Corte IDH también se pronuncia a favor de la autonomía política de los
1144 órganos garantes den materia de transparencia y acceso a la información pública:
122
Ibidem, párr. 174.
123
Ibidem, párr. 179.
124
Ibidem, párr. 180.
hecho ilícito. No se trata pues de negar que el Gobierno deba seguir siendo de-
positario de los secretos de Estado, sino de afirmar que en materia tan trascen-
dente, su actuación debe estar sometida a los controles de los otros poderes del
Estado o de un órgano que garantice el respeto al principio de división de los
poderes…".125
Desde antes de la reforma en materia de derechos humanos de junio de 2011, el marco jurí-
dico en materia de derecho de acceso a la información pública ya cumplía plenamente, e
incluso rebasaba, los criterios de los principales tratados y tribunales internacionales. Así que
si bien la plena incorporación de estos instrumentos en el orden jurídico nacional podrá
fortalecer la tutela del derecho de acceso a la información pública en algunos aspectos, el
impacto no será tan relevante como en otros ámbitos dónde el marco jurídico mexicano se
encuentra rezagado en comparación con el marco jurídico internacional. Así mismo, existe el
peligro real de que a raíz de la reforma al artículo 1o. de la Constitución, las instituciones y
jueces mexicanas ahora utilicen los criterios y los tratados internacionales para revertir algu-
nos de los avances más importantes en la materia al nivel nacional.
Como hemos visto arriba, el texto del artículo 6o. de la Constitución, si bien tiene algunos
puntos flacos, se compara favorablemente con la mayoría de los países del mundo, incluyen-
do de los Estados Unidos y Europa. Así mismo, desde 2003 la LFTAIPG explícitamente ya
obligaba al IFAI y otras instituciones a recurrir tanto a los tratados internacionales como a los
criterios de los tribunales internacionales a la hora de interpretar y aplicar el derecho de ac-
ceso a la información pública en el país. La LFTAIPG también prohíbe desde 2003 la reserva
a la información pública
de cualquier información relacionada con las violaciones graves a los derechos humanos.
Derecho de acceso
1145
Así mismo, en el apartado anterior hemos percibido algunas debilidades en el marco jurídico
internacional con respecto a la tutela del derecho de acceso a la información pública. Espe-
cíficamente, los tratados internacionales más importantes no incluyen un énfasis particular a
este derecho ni desglosan de manera pormenorizada las garantías procesales que deberían
regir en la materia. Al contrario, subsumen este derecho al derecho más amplio del "derecho
a la información" y a la "libertad de expresión", tal y como era el caso en México antes de las
125
Ibidem, párr. 181.
reformas de 2007 al artículo 6o. constitucional. Hoy, con los siete incisos incluidos en 2007 en
el Artículo 6o. constitucional, el marco jurídico en México se encuentra muy superior al mar-
co jurídico internacional en la materia.
Es cierto que con la resolución del caso Claude Reyes en particular, así como los otros casos
resumidos arriba, la Corte Interamericana dejó claro que el ejercicio de la ciudadanía en un
contexto democrático requiere de un pleno acceso a la información y de libertad de expre-
sión. Esto a su vez requiere de la existencia de procesos claros para garantizar el acceso ciu-
dadano a la información pública en posesión del gobierno. Sin embargo, desde este enfoque
el derecho a la información todavía se mantiene subordinado como un derecho subsidiario
a otros derechos.
El caso Claude Reyes al final de cuentas cumple la misma función que un caso como Richmond
Newspapers v. Virginia en los Estados Unidos126 de abrir brecha hacia la tutela plena del dere-
cho de acceso a la información pública dentro de un contexto jurídico desfavorable para el
mismo. Por ejemplo, la Primera Enmienda de la Constitución de los Estados Unidos concep-
tualiza las garantías de libertad de expresión y derecho a la información de una manera es-
trictamente "negativa", la cual dificulta de sobremanera deducir de las mismas un derecho
de "acceso a la información pública". La enmienda a la letra dice:
Esta redacción, que se limita a prohibir las leyes que prohíban la libertad de expresión, ha
permitido a la Suprema Corte de Justicia de los Estados Unidos adoptar una interpretación
John M. Ackerman
1146
cho estrictamente negativo y limitando el campo de intervención de esta reforma a la prohibi
ción de la censura. Por ejemplo, en Houchins v. KQED, Inc.128 la Suprema Corte de los Estados
Unidos afirmó directamente que la Primera Enmienda no implica "un derecho a acceder a
información gubernamental o fuentes de información bajo el control del gobierno".
126
Suprema Corte de Estados Unidos, 448 U.S. 555 (1980) Richmond Newspapers Inc., et al. v. Virginia et al. No. 79-243,
EEUU, julio de 1980.
127
Constitución de los Estados Unidos de América, Primera Enmienda, 1791.
128
Suprema Corte de los Estados Unidos, 438 U.S. 1(1978). Houchins, Sheriff of the County of Alameda, California v.
KQED, INC., et al. No. 76- 1310, EEUU, junio de 1978.
Pero en años recientes algunas decisiones de la Suprema Corte de los Estados Unidos han
iniciado la tarea de reconceptualizar la Primera Enmienda dentro de la perspectiva más am-
plia del derecho a la información. El caso de Richmond Newspapers v. Virginia constituye un
punto de referencia crucial en este sentido. La parte central de la decisión aludida señala que:
La libertad de expresión conlleva la libertad de escuchar y esto es debido a que la Primera
Enmienda va más allá de la protección de la prensa y de la autoexpresión de los individuos,
prohibiendo al Estado limitar la masa de información a la cual pueden recurrir los miembros
del público.129
El caso Claude Reyes realiza un labor similar al abrir espacio para garantizar el derecho de
acceso a la información pública en un contexto jurídico adverso. Por ejemplo, en Chile a la
hora de la solicitud ciudadana de acceso a la información sobre el Proyecto Río Cóndor no
existía una ley de acceso a la información pública en el país y por lo tanto el Estado no tenía
siquiera la obligación de fundamentar y motivar sus negativas en la materia.
Ahora, con la resolución del caso Claude Reyes, queda claro que los tratados internacionales
incluyen implícitamente el requerimiento de tutelar el derecho de acceso a la información
pública. Por lo tanto, para cumplir con el mandato de la Corte Interamericana, ahora todos
los Estados de América Latina y el Caribe deben promulgar leyes de acceso a la información
que establezcan procedimientos claros que justifiquen y motiven racionalmente cualquier
negativa a solicitudes de acceso a la información pública. Existe entonces motivo para cele-
brar los avances en la materia que implica el caso de Claude Reyes.
Sin embargo, también tenemos que reconocer que desde el punto de vista del marco jurí
dico mexicano el caso de Claude Reyes no representa un avance significativo. En México ya
contamos, tanto en la Constitución como en la ley, con todas las garantías procesales exigi-
das por la Corte Interamericana en su sentencia. Esto también es el caso para las sentencias
a la información pública
en materia del derecho a la verdad para las víctimas de desapariciones forzadas u otros crí-
Derecho de acceso
menes de Estado resumidos arriba. Como ya hemos visto, la LFTAIPG ya prohíbe cualquier
1147
reserva de información relacionada con violaciones graves a los derechos humanos.
Pero más allá del avanzado marco jurídico en materia de acceso a la información pública con
el cual se cuenta en México, existen importantes problemas con la implementación e inter-
pretación del mismo por las autoridades administrativas y judiciales correspondientes. Es en
este terreno que la incorporación plena de los tratados y los criterios de los organismos juris-
129
Richmond Newspapers v. Virginia, supra nota. 106.
diccionales internacionales podría tener efectos positivos importantes en la tutela del dere-
cho de acceso a la información de los ciudadanos mexicanos.
Por ejemplo, como vimos arriba, en la resolución del Amparo en Revisión 1922/2009130 la
SCJN buscó limitar el alcance del requerimiento del artículo 6o. de la LFTAIPG de interpreta-
ción conforme con los tratados y resoluciones internacionales en la materia. La SCJN resolvió
que este tipo de interpretación no era necesario "siempre y en todos los casos" sino única-
mente cuando "resulte necesario e imprescindible justificar los actos de autoridad". En el
caso, la SCJN buscó limitar la utilización del marco jurídico internacional a un ámbito de
apoyo para las resoluciones del IFAI, sin permitir que los ciudadanos pudieran basarse en este
marco jurídico internacional para impugnar alguna reserva de información ratificada por el
instituto de transparencia.
Es decir, de acuerdo con la SCJN el marco jurídico internacional debe ser utilizado más para
favorecer los intereses de las instituciones públicas que para tutelar los intereses ciudadanos.
Sin embargo, las reformas al artículo primero de la CPEUM complican este tipo de estrategias
evasivas de las disposiciones internacionales, ya que ahora la obligatoriedad de tomar en
cuenta los tratados internacionales se encuentra plasmada directamente en la Carta Magna
y no solamente en un artículo de la ley secundaria en la materia.
130
Amparo en Revisión 1922/2009, supra nota 17.
131
Amparo en Revisión 50/2008, supra nota 25.
Pero ahora se reconfigura lo que implica la "supremacía constitucional" en materia de acceso
a la información pública. Específicamente, hoy la obligación de tomar en cuenta los tratados
internacionales no será solamente del IFAI a la hora de emitir sus resoluciones sino también
de la SCJN a la hora de evaluar la pertinencia de las reservas adicionales que podrían existir
en otras leyes secundarias y la clasificación de la publicidad o privacidad de documentos espe
cíficos. En el contexto anterior, la SCJN ocupaba un espacio más "libre" que el IFAI para esgri
mir justificatorios de la opacidad, situación que cambia ahora con la reforma en materia de
derechos humanos.
Otro elemento importante para destacar en los criterios de la Corte IDH es que muchas veces
no se limita a exigir la publicidad de la información que obra en archivos públicos, sino que
también exige a las autoridades a continuar y profundizar en sus investigaciones para acer-
carse a la verdad de los hechos. Así, como hemos mencionado arriba, se construye un enfo-
que de rendición de cuentas sumamente activa que va más allá de la acción de divulgar la
información solicitada por los ciudadanos para que la autoridad investigue a fondo los
acontecimientos denunciados.
Sin embargo, tenemos que estar conscientes de que también existe el riesgo de que la SCJN
o el TEPJF utilicen los tratados y las resoluciones internacionales con el fin de restringir el
acceso a la información pública. Por ejemplo, como ya hemos visto arriba, en su resolución
del caso de la solicitud de acceso a las boletas electorales de las elecciones presidenciales de
2006, el TEPJF esgrimió una interpretación sumamente sesgada del marco jurídico interna-
cional y los precedentes jurisdiccionales con el fin de cancelar el ejercicio efectivo de un de-
recho ciudadano.
Nuestro análisis arriba de algunos casos claves de la Corte IDH en la materia también revela
que existen debilidades argumentativas que eventualmente podrían facilitar esta utilización
a la información pública
regresiva del marco jurídico internacional. Por ejemplo, el constante énfasis en el tipo de in-
Derecho de acceso
Esto porque si la transparencia depende de que la información sea solicitada por familiares
de víctimas o por ciudadanos "bien intencionados" que buscan defender el bienestar gene-
ral, se abre la puerta para negar el acceso a las solicitudes que, a juicio arbitraria y unilateral
de las mismas autoridades, vengan de personas o intereses que operan "de mala fé" o con
"intereses oscuros".
Para garantizar la plena tutela del derecho de acceso a la información pública es necesario
abstraerse de cualquier consideración sobre la naturaleza del solicitante o los fines para los
cuales utilizaría la información, para analizar única y estrictamente la naturaleza de los docu-
mentos y la información solicitados. De otra forma, los criterios políticos, personales y de
facción fácilmente invaden la esfera de la tutela de este derecho fundamental ciudadano.
Finalmente, habría que recordar que el nuevo texto del artículo 1º de la CPEUM únicamente
hace referencia a los "tratados Internacionales" sin mencionar explícitamente los criterios
de los tribunales u órganos garantes internacionales. Como hemos visto arriba, en materia de
acceso a la información pública existe una diferencia muy significativa entre estos dos ámbi-
tos. Por un lado, el simple contenido de los tratados internacionales aporta poco o nada al
marco jurídico mexicano en materia de acceso a la información pública. Por otro lado, son los
criterios de interpretación desarrollados por la Corte IDH en casos como el de Claude Reyes,
y otros mencionados arriba, los que podrían ayudar a expandir la tutela del derecho a la in-
formación en México. Pero para que esto ocurra, faltaría que la SCJN extienda el alcance del
texto del artículo 1o. de la CPEUM para que incluya no solamente la letra de los tratados sino
también los criterios de los tribunales internacionales.
John M. Ackerman
1150
Criterios jurisdiccionales
1. Criterios Nacionales
te.gob.mx/colecciones/sentencias/html/SUP/2008/JDC/SUP-JDC-00512-2008.
htm> (6 de julio de 2013)
1152
2. Criterios Internacionales
Corte IDH. Caso Palamara Iribarne Vs. Chile. Fondo, Reparaciones y Costas. Sentencia
de 22 de noviembre de 2005. Serie C No. 135.
Corte IDH. Caso Herrera Ulloa Vs. Costa Rica. Excepciones Preliminares, Fondo, Repa-
raciones y Costas. Sentencia de 2 de julio de 2004. Serie C No. 107.
Corte IDH. Caso Ricardo Canese Vs. Paraguay. Fondo, Reparaciones y Costas. Senten-
cia de 31 de agosto de 2004. Serie C No. 111.
Corte IDH. Caso Claude Reyes y otros VS. Chile. Fondo, reparaciones y costas. Sentencia
de 19 de septiembre de 2006, Serie C, No. 151.
Corte IDH, Caso Gomes Lund y otros ("Guerrilha do Araguaia") vs. Brasil. Excepciones
preliminares, fondo, reparaciones y costas. Sentencia de 24 de noviembre de 2010.
Serie C, No 219.
Corte IDH. Caso Radilla Pachevo Vs. México. Excepciones preliminares, fondo, repara-
ciones y costas. Sentencia de 23 de Noviembre de 2009. Serie C, N° 209.
Corte IDH. Caso Contreras y otros VS. El Salvador. Fondo, reparaciones y costas. Sen-
tencia de 31 de Agosto de 2011. Serie C, No. 232.
Corte IDH. Caso Myrna Mack Chang VS. Guatemala. Fondo, reparaciones y costas.
Sentencia de 25 de Noviembre de 2003. Serie C, No. 101.
a la información pública
Derecho de acceso
1153
Esta obra se terminó de imprimir y encuadernar en
diciembre de 2013 en los talleres de Impresora y
Encuadernadora Progreso, S.A. de C.V. (IEPSA),
Avenida San Lorenzo núm. 244, Colonia Para-
je San Juan, Delegación Iztapalapa, C.P. 09830,
México, D.F. Se utilizaron tipos Myriad Pro de 8,
10, 11, 12 y 20 puntos. La edición consta de 3,000
ejemplares impresos en papel Ab Cream de 75 grs.