Historia Santa Cruz
Historia Santa Cruz
Historia Santa Cruz
25/05/2022
SECRETARIA DE ESTADO DE TURISMO
MINISTERIO DE LA PRODUCCIÓN, COMERCIO E INDUSTRIA
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INTRODUCCIÓN
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En la sección “Bibliografía” encontrarán el listado de libros, artículos y sitios
web visitados para la redacción de este modulo, y también libros cuya
lectura les hará descubrir algunos de los personajes que han pasado por este
espacio, y que han dejado su impronta en el mismo, ya sea por ser pioneros
en alguna actividad, por su conocimiento baqueano de diversos sectores
del territorio, por haber escrito libros que visibilizaron el paisaje local en
otros ámbitos, etc., y cuya lectura les aportará anécdotas que enriquecerán
indudablemente su guiada.
EL “DESCUBRIMIENTO”
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como la península de Kamchatka, en el extremo oriental de Asia, caminando
o circunnavegando la costa pacífica de América desde el norte para llegar al
continente en una o varias entradas sucesivas, aprovechando accidentes
naturales situados en latitudes ya libres de barreras de hielo, como la cuenca
de México, lo que explicarían los fechados paleoamericanos mayores de
12.000 años. De ahí pudieron haberse desplazado hacia el norte y noreste y
hacia el sur, originando las poblaciones cazadoras- recolectoras
suramericanas.
Pero dado que en los últimos años se ha venido confirmando que las huellas
de presencia humana en Sudamérica son más antiguas que las dejadas en
Norteamérica, esto probaría que América del Sur ya estaba poblada cuando
llegaron los cazadores de sangre asiático-mongoloide. Cobra importancia
entonces la teoría multirracial del etnólogo francés Paul Rivet, quien sostiene
que también hubo oleadas desde Australia y desde Melanesia.
Monte Verde I, en el sur de Chile, es mucho más antiguo que cualquier otro
yacimiento de América (33.000 años adP), y la comunidad científica tardó en
aceptar de forma unánime esta datación, que chocaba frontalmente con la
teoría generalmente compartida sobre el proceso de poblamiento americano.
En enero de 1997, un prestigioso equipo de arqueólogos de diversas
instituciones científicas logró certificar el valor de las piezas arqueológicas
encontradas en Monte Verde, lo que validaba la hipótesis de múltiples
poblamientos desde diversos sectores del globo.
Por su parte el antropólogo portugués Mendes Correa postula una ruta desde
Australia, recalando en la Antártida (en un período de regresión glaciar,
cuando este continente tenía zonas costeras libres de hielo), basándose en
similitudes físicas, étnicas y lingüísticas encontradas por él entre los
aborígenes australianos y los grupos que habitaban Tierra del Fuego.
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Más allá de las controversias referidas a las teorías del poblamiento
americano, existe suficiente evidencia para afirmar que entre 14.000 y
10.000 años atrás ya existían en Sudamérica poblaciones de cazadores-
recolectores que ocupaban diferentes ambientes y confeccionaban
instrumentos de piedra, madera y hueso. Muchos de estos grupos cazaban
grandes mamíferos herbívoros cuya extinción se produjo hace unos 10.000
años, a finales de la época glacial. Su subsistencia dependía de un
pormenorizado conocimiento del ambiente y sus recursos, ya que en función
de ello y las distancias que mediaban entre los diferentes lugares de
aprovisionamiento, se planificaban cuidadosamente los desplazamientos
anuales.
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Desaparecida la fauna pleistocénica, la base de alimentación de los
pobladores de la estepa fue la carne de guanaco y de choique, mientras que
el huemul fue el animal más codiciado de los bosques cordilleranos; la fauna
marina fue la dieta principal de muchos grupos de la costa.
Existe registro de la presencia del puma desde fines del pleistoceno, el único
gran carnívoro terrestre que aún existe en la Patagonia.
Luego de la fría temperatura que caracterizó al pleistoceno sobrevino el
holoceno, con temperaturas más cálidas; estos tempranos grupos humanos
demostraron una enorme capacidad de adaptación, lo que les permitió
convivir con ella y continuar con el proceso iniciado: dispersarse por las
extensiones patagónicas.
Una vez iniciado el holoceno temprano comienza a manifestarse la tradición
de arte rupestre, a partir del establecimiento de condiciones climáticas más
benignas.
En la provincia de Santa
Cruz sobresalen, por un
lado, el cañadón del Río
Pinturas y por otro,
varios sectores de la
meseta central
santacruceña.
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En ambientes más próximos a la cordillera, otra área que concentró desde
temprano grupos humanos que ejecutaban arte rupestre es la comprendida
entre el río Belgrano y el Lago Posadas. Muchos de estos sitios se
encuentran hoy dentro del Parque Patagonia y el Parque Nacional Perito
Moreno.
● En la meseta del Lago Buenos Aires y Strobel fueron estudiadas una serie
de estructuras de piedra o parapetos, rocas que han sido ordenadas
intencionalmente de forma semicircular y cuya función sería fijar la base de
los toldos. Se ha podido determinar que la abertura se orientaba hacia el
noreste, a efectos de menguar el efecto del viento.
● El área de los lagos Posadas-Pueyrredón habría sido ocupada al menos
desde 3.800 años A.P.
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Esto sucedió con el Sitio Arqueológico Cueva de las Manos, declarado
Patrimonio Mundial en 1999. El área arqueológica y natural “Alto Río
Pinturas” tiene un Valor Universal Excepcional incuestionable, lo que justifica
sobradamente su inclusión en la Lista del Patrimonio Mundial. Este punto de
vista es compartido por especialistas en la disciplina, entidades públicas y
privadas, y extranjeros. Toma su nombre por la abundancia de manos
estampadas en sus paredes, pero además de estas figuras, la cueva posee
numerosas representaciones de especies aún vivas de la fauna local, como el
guanaco, así como escenas de caza, que muestran animales y humanos
interactuando en modo dinámico y natural.
Se puede considerar a Cueva de las Manos como uno de los sitios de arte
rupestre más importantes de Patagonia. La secuencia artística presenta un
ensamble excepcional de arte rupestre en cuevas, aleros y paredes,
rodeadas de un paisaje espectacular, con un río corriendo a través de un
profundo cañón, que fueron pintadas entre 9300 y 1300 años atrás. La
permanencia de esta secuencia por un largo período de tiempo, el último
momento perteneciente a personas que utilizaron el sitio alrededor del año
700 (aproximadamente 1300 años antes del presente), siendo los posibles
ancestros de los primeros grupos Tehuelches (Aonikenk) de Santa Cruz.
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“Este hombre era tan alto que con la cabeza apenas le llegábamos a la
cintura. Era bien formado, con el rostro ancho y teñido de rojo, con los ojos
circulados de amarillo, y con dos manchas en forma de corazón en las
mejillas. Sus cabellos, que eran escasos, parecían blanqueados con algún
polvo. [...] nuestro capitán llamó a este pueblo de patagones”
Lejos estaba Antonio Pigafetta al describir los extraños humanos con los que
se encontró reiteradamente en 1520, durante la prolongada estadía de la
flota de Magallanes en la bahía de San Julián, que al hacerlo daría origen al
primero de los muchos mitos asociados a Patagonia a lo largo del tiempo: el
de los Gigantes Patagones.
Así, los españoles “descubrieron” a los aonikenk, y los pueblos australes a los
hispanos.
Con una estatura media que se estimaba en 1,70 y 1,85 el pueblo aonikenk
debe ser situado entre las etnias históricas con mayor estatura. Teniendo en
cuenta su vez que, para la época de Pigafetta la estatura media de los
europeos era de 1, 60, se entiende que les llamara la atención la altura y
corpulencia de la etnia, que dio pie a mitos y exageraciones fantásticas.
Según los especialistas, el nombre tehuelche podría derivar de la palabra
mapuche chewül, un adjetivo que significa “valiente, guapo”, y que también
se expresaba como chewülche, y de ese modo lo recogieron los españoles
durante la etapa colonial. Las primeras noticias sobre la forma de vida de los
tehuelches meridionales -aonikenk- son del propio Pigafetta. Siglos más
tarde, en su segundo viaje al extremo sur de Patagonia, Francisco Moreno se
refirió a los “Ahonekenke”, a quienes conoció en el interior mesetario.
Su estrategia de subsistencia era la trashumancia, siguiendo rutas
perfectamente determinadas, usando refugios rocosos en invierno o toldos
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transportables, hechos de pieles de guanaco cosidas, cuando el clima era
más benigno. Del mismo material se confeccionaban los calzados y el
quillango, manta con la piel hacia adentro usado para la vestimenta de
hombres y mujeres.
Las materias primas básicas para la construcción de utensilios de uso
cotidiano eran la piedra, el hueso y la madera; las plumas de ñandú eran
especialmente apreciadas para las prácticas rituales, en tanto que los
pigmentos, de origen mineral, vegetal y humano se usaban para decorar
vestimentas, mantas y viviendas. También era frecuente el uso de pinturas
corporales.
La participación de la mujer en la vida doméstica de los grupos era
sustancial, ya que estaba a cargo de preparar los cueros y confeccionar los
toldos (que armaban, desarmaban y transportaban) así como las
vestimentas y calzados; recogían huevos, bayas y raíces, animales
pequeños, leña y pigmentos minerales para realizar las pinturas.
Respecto de su organización social, se trataba de grupos pequeños de
estructura familiar, cuyo jefe era un hombre de prestigio secundado por un
consejo de ancianos y asesorado por el shamán, médico hechicero de gran
predicamento.
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Particularmente importante fue la incorporación del caballo, que modificó
ampliamente su estilo de vida, lo que se denomina “complejo ecuestre”.
Nuevos consumos, en especial tabaco y alcohol, facilitaron el inicio de una
profunda disolución cultural, favorecida por un no menos importante uso de
la violencia física por parte del blanco, hecho que se intensificó a lo largo del
siglo XIX.
En palabras de la historiadora riogalleguense Elsa Barbería: “La conquista no
fue necesaria, el indígena no fue un obstáculo, sino que jugó un rol
destacado en los intereses soberanos de Argentina y Chile en la región;
ambos se esforzarán por conseguir su reconocimiento mediante halagos,
regalos, títulos militares, alcohol; y los particulares negociarán con ellos para
obtener plumas y pieles, que colocan en los mercados europeos. En
consecuencia, al momento de introducir el ovino, el tehuelche ya estaba de
alguna manera incorporado al sistema, habiéndose iniciado el proceso de
destrucción, por el contagio de enfermedades y el alcohol.”
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debe entenderse como sinónimo de “barbarie” o, lo que es lo mismo,
ausencia de “civilización”-, los pactos con los “indios amigos” fueron
rápidamente dejados de lado.
En la Patagonia Austral el control del territorio no requirió nuevas campañas
militares; al sur del Deseado fueron los nuevos dueños de la tierra los
encargados de imponer el orden social.
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Es evidente que, como postula Fabián Arias, los cambios producidos por el
siglo XX han alejado considerablemente a estas familias de las
características que detallaron los viajeros de los siglos XVIII y XIX; pero esto
no nos debe llevar a la apresurada conclusión de negarles su existencia
histórica. En tanto una persona se identifica como integrante de un grupo
socio étnico, se posiciona frente al resto de los otros grupos de la sociedad,
pero el verdadero problema son los términos en que se realiza la
identificación. Se hace necesario reconstruir la historia atendiendo a los
reclamos de todos los grupos sociales de la comunidad patagónica. Es
fundamental el diseño de espacios de discusión en que los hechos del pasado
se acepten y sirvan como herramientas de interpretación del presente que
vivimos. La revalorización de las culturas originarias del territorio patagónico
es un trabajo que tenemos que encarar todos, respaldando las autonomías y
respetando la verosimilitud de la historia, para no repetir el error de una
interpretación impuesta. En la actualidad en la provincia de Santa Cruz hay
dos reservas tehuelches, Camusu Aike y Copolque.
“La mirada que puede tener un europeo de fin del siglo XX para con la
naturaleza patagónica se construye integrando y depurando tres visiones
sucesivas de esta naturaleza: en primer lugar, la de un obstáculo por vencer
para los navegantes que se dirigen hacia los mares del Sur; luego, la de un
“Far South” para ser explotado por los jóvenes Estados argentino y chileno;
y finalmente, la de un espectáculo para los amantes de la naturaleza, y para
los turistas de los países ricos.”
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Philippe Grenier
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“Patagonia Espectáculo” finalmente, propone una mirada sobre la evolución
histórica de los recursos culturales y naturales de la zona, donde
paradójicamente, lo extremo del clima y de los elementos que hacía muy
difícil la vida de los pioneros, se convierte en una “ventaja comparativa”
para el mercado internacional del turismo.
PATAGONIA OBSTÁCULO
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Sus conocimientos en astronomía y cartografía, además de la información
que circulaba en aquellos tiempos entre marineros y cartógrafos,
despertaron en él la sospecha que al sur de América se encontraría un paso
que permitiría llegar a las Molucas por el oeste.
Con el tiempo, su sospecha se transformó en una certeza tal que buscó
interesar al Emperador de Portugal, Manuel I, en el proyecto de armar una
flota para descubrir la nueva ruta, dándole así la llave de una doble vía para
llegar a las islas, pero el monarca no tenía interés en invertir en una
empresa de resultado incierto, teniendo ya el monopolio marítimo hacia las
Molucas.
Desilusionado, abandonó Portugal, se mudó a España, y cambió su nombre
al más hispano Fernando de Magallanes. Allí, con el contacto de un
importante banquero, logró una entrevista con Carlos I, proponiéndole el
mismo plan, pero esta vez con el argumento de darle a España la posibilidad
de romper el monopolio portugués al contar con una ruta propia; esta vez la
respuesta fue sí.
El 20 de septiembre de 1519 partieron de Sanlúcar de Barrameda cinco
naves: “Trinidad”, “San Antonio”, “Victoria”, “Concepción” y “Santiago”, con
unos 239 hombres a bordo, de las cuales sólo la “Victoria” regresaría, al
mando de Sebastián Elcano, con 18 hombres y las bodegas cargadas de
canela y clavo de olor. Entre estos hombres viajó un pasajero que no era
marinero, se embarcó como voluntario, y actuó como cronista de la
expedición: Antonio Pigafetta, quien al regreso, escribió un relato
pormenorizado de la aventura.
En abril de 1520, Magallanes hace una escala en la Bahía San Julián, donde
decide pasar el invierno. Es ese el momento en que se establece el primer
contacto entre europeos y aonikenk, bautizando los primeros como
patagones a estos últimos, y Patagonia a la tierra por ellos habitada. Así
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narró Pigafetta este acontecimiento:
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Durante esos días la flota observó varias fogatas en la costa sur, y
Magallanes bautizó entonces a esa región “Tierra de los Fuegos”, que derivó
más tarde en Tierra del Fuego.
SIGLO XVIII
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virreinato del Río de la Plata en 1776 y la apertura del puerto de Buenos
Aires reorganizaron los dominios del sur americano. Buenos Aires dejó de
ser un asentamiento en los confines del Imperio español para convertirse en
un centro estratégico.
El peligro que representaba la presencia inglesa en las costas del sur llevó a
Juan de la Piedra a fundar el primer asentamiento de la Patagonia
septentrional en 1779: San José, en el golfo homónimo (Península Valdés).
También en 1779, Francisco de Viedma fundó el Fuerte de Nuestra Señora
del Carmen en la desembocadura del Río Negro y en 1780 Antonio de
Viedma comenzó la instalación de la nueva Colonia de Floridablanca en la
Bahía de San Julián (actual provincia de Santa Cruz).
La Real Compañía Marítima, creada por Real Cédula en 1789, operó con
bajos rendimientos desde 1790 hasta 1807.
La única de estas fundaciones que resistió el costoso mantenimiento fue el
Fuerte de Carmen de Patagones, constituyendo una estrategia de avance
muy arriesgada. La historia de este fuerte estuvo signada por momentos de
paz y de violencia, acuerdos y disputas, transacciones comerciales y
malones.
ESPAÑOLES
HOLANDESES
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En 1581 los Países Bajos habían declarado su independencia de la corona
española, y en base de uno de los complejos industriales y comerciales más
avanzados de su época, la economía holandesa entró en un rápido período
de expansión. En pocos años, la flota holandesa se convirtió en una de las
más importantes de Europa.
Schouten nombra a este pasaje Le Maire, y cuatro días más tarde, llegan a
la Isla y Cabo que bautizaron Hoorn, y que en español fue traducido como
“Hornos”.
El descubrimiento de la ruta del Cabo de Hornos por los holandeses fue el
golpe de gracia al Estrecho como ruta de navegación transoceánica, ya que
fue juzgado como un paso demasiado peligroso frente a las también
tormentosas -pero abiertas- aguas del Cabo de Hornos.
INGLESES
Ya en los siglos XVII y XVIII los ingleses enviaron al estrecho las primeras
expediciones científicas, y en el siglo XIX, a partir de 1826, los barcos
“Adventure” y “Beagle” realizaron la titánica tarea de relevar miles de
kilómetros de costas desde Brasil hasta el Cabo de Hornos y desde el
estrecho de Magallanes hasta Chiloé. Gracias a la precisión de los mapas
realizados por esta expedición pocos años después la vía del estrecho volvió
a ser utilizada.
La “Adventure” estaba al mando del capitán Philips Parker King, y la
“Beagle” la capitaneaba el Capitán Pringles Stokes, quien se suicidó en
Puerto Hambre, siendo reemplazado por Robert FitzRoy. En la segunda
oportunidad en que FitzRoy retorna a la zona, trae consigo al joven
naturalista inglés Charles Darwin, con quien en 1834 remonta hasta casi sus
nacientes el Río Santa Cruz. Fitz Roy descubre un canal al sur de la Isla de
Tierra del Fuego, al que le da el nombre de su nave: Beagle. Regresaron a
Inglaterra en 1836, luego de circunnavegar el globo, llevando consigo
estudios de altísimo valor científico, y mapas de una precisión única.
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estrecho de Magallanes y sus alrededores.
JESUITAS
SALESIANOS
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Río Gallegos (1900), Puerto Santa Cruz (1903), Puerto San Julián (1924), y
Puerto Deseado (1926), estando todas ellas permanentemente conectadas,
tanto por los viajes de los vicarios y sacerdotes como por las excursiones
que hacían sus alumnos. Las actividades dominicales, en las que
predominaban las religiosas, también incluían deportes y juegos, música,
teatro y excursiones, que eran consideradas una herramienta educativa.
Puede decirse que, en gran medida y en aspectos muy importantes, esta
orden religiosa reemplazó la visible ausencia del Estado nacional en la
Patagonia en los rubros educativo y sanitario. Los establecimientos
educacionales salesianos contrastaban fuertemente con los edificios
escolares nacionales, excesivamente precarios y de funcionamiento irregular
por falta de maestros.
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italiano, llega a la Patagonia Austral en 1909; gran apasionado del
montañismo y de la fotografía, se dedicó a recorrer Tierra del Fuego,
Magallanes, Aysén y Santa Cruz, documentando la forma de vida de los
pueblos nativos de cada zona, y escalando cada montaña que encontraba a
su paso, realizando varias “primeras ascensiones”, incluso a sus 60 años
cuando llega a la cumbre del Cerro San Lorenzo. Él bautizó varios cerros del
actual PN Los Glaciares, y algunos de sus ríos y glaciares; a su vez va
registrando con detalle cada zona que recorre, dejando un valiosísimo
archivo fotográfico. Una de sus fotografías del glaciar Upsala (llamado
originalmente Glaciar de los Gigantes) fue utilizada por Greenpeace hace
unos años, para evidenciar el retroceso de los glaciares. De acuerdo a
Gustavo Bobrik, Director del Instituto Nacional de Hielo Patagónico1,
dependiente de Cancillería, fueron los detallados informes que el padre De
Agostini le elevó al gobierno nacional, junto con la necesidad geopolítica de
sentar soberanía en la zona, lo que posibilitó la creación del Parque Nacional
Los Glaciares.
En su honor una de las cumbres más altas del PN Torres del Paine lleva su
nombre, así como un Parque Nacional en el sector chileno de Tierra del
Fuego. En Santa Cruz, el único centro formador de guías de turismo de la
provincia fue bautizado “Centro de Estudios Superiores Padre Alberto de
Agostini”.
1El Instituto del Hielo nace también por el gusto por la montaña, esta vez del presidente del momento, Juan Domingo Perón. En 1952 Emiliano Huerta, Mario Bertone
y Folco Doro se convirtieron en los primeros en atravesar, de este a oeste, el campo de hielo. Elevaron el informe de su travesía al gobierno, y Perón decide crear el
Instituto, con Bertone a la cabeza. Dicha entidad confeccionó el primer inventario de glaciares; tenía una Base en Puerto Bandera, una a orillas del Canal Cristina, y
varios refugios a orillas y sobre el hielo, la mayoría de ellos dentro del PN, y muchos aún siguen en pie.
PATAGONIA RECURSO
Desde fines del siglo XIX, cuando la Patagonia pasa de ser mirada como un
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obstáculo a ser considerada un recurso, creándose entonces las distintas
gobernaciones, comienza el uso ganadero de la región, instalándose las
primeras estancias santacruceñas en los mejores terrenos, vecinas al mar,
donde se encontraban los puertos que exportaban lana y carnes, y cercanas
a cursos de agua dulce. Ya para 1920 estaba prácticamente toda la tierra de
la actual provincia ocupada, incluso las del centro de la provincia, con menor
disposición de forrajes, y las vecinas a los Andes, con mayores costos de
transporte.
Tradicionalmente las estancias se instalan para la cría de ovejas para la
obtención de lana, ya que ésta, junto al lino y al algodón, eran las fibras
naturales más requeridas, y su precio era muy alto. La población de la
región se dio principalmente por inmigración proveniente de tres focos
principales: Punta Arenas (Chile), Islas Malvinas y Buenos Aires. Los
pueblos originarios fueron desplazados, otorgándoles tierras marginales e
incorporándose a la nueva coyuntura económica en actividades marginales y
poco remuneradas.
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mismos paradores, algunos de los cuales años más tarde se transformaron
en parajes, y eventualmente en pueblos y/o ciudades más tarde. El medio
imponía dificultades y los pobladores iban uniéndose para superarlas,
forjándose así un sentido de pertenencia, de comunidad, entre hombres y
mujeres venidos de distintas partes del mundo, cada uno con su idioma y
tradiciones, sus saberes y creencias, naciendo de esta amalgama una nueva
cultura, propia y única.
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Fuerte Bulnes en el Estrecho de Magallanes, muy cerca de la fundación que
Pedro Sarmiento de Gamboa denominara Ciudad del Rey Felipe en 1584 y
Cavendish rebautizara Puerto Hambre poco tiempo después. La
Confederación Argentina, en 1847, bajo el mando de Juan Manuel de Rosas,
protesta formalmente ante el gobierno de Chile, ya que las órdenes para la
vigilancia del Estrecho de Magallanes y Tierra del Fuego siempre fueron
dirigidas a los gobernantes y virreyes de Buenos Aires. Haciendo caso omiso
a esta protesta, en 1848 se funda Punta Arenas, cerca de Fuerte Bulnes. Su
posterior condición de puerto libre fue fortaleciendo económicamente el
lugar a partir de la explotación de carbón y oro, la caza de lobos marinos,
guanacos, choiques y el comercio de pieles con los indios.
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incursiones chilenas hacia la margen sur del Río Santa Cruz. En 1859, el
capitán Luis Piedrabuena estableció una factoría para el procesamiento de
grasa y pieles de lobos marinos en la Isla Pavón, actuando de natural
afirmación de la soberanía territorial argentina, pese al escaso apoyo oficial
recibido. Desde este punto se realizó una intensa actividad comercial con los
tehuelches, que respondían a los caciques Orkeke y Casimiro,de estrecha
relación con Piedrabuena. Su establecimiento fue también punto de
abastecimiento de los barcos que ingresaban en el puerto natural de Santa
Cruz. Este hábil navegante recorría asiduamente los mares del sur, siendo
reconocida su actuación en el salvamento de náufragos. A esos fines llegó a
construir un refugio en la Isla de los Estados. Activo defensor de los
derechos territoriales argentinos, enarboló en 1864 una bandera nacional en
el Cabo de Hornos, con un cartel que decía: “aquí terminan los dominios de
la República Argentina”.
Poco antes de esto, en 1876, el buque francés Jeanne Amelie fue detenido
por la corbeta chilena Magallanes mientras cargaba guano en Santa Cruz con
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autorización del cónsul argentino en Montevideo. Pero durante el traslado a
la ciudad de Punta Arenas, con la intención de imponer la jurisdicción chilena
sobre esa región, el buque francés zozobró.
Estos sucesos provocaron gran revuelo en Buenos Aires, y se llegó incluso a
la ruptura de relaciones diplomáticas por un breve lapso de tiempo.
Finalmente se firma el Tratado de Límites de 1881, cuyos dos primeros
artículos establecen:
Art. 1°: El límite entre la República Argentina y Chile es, de norte a sur
hasta el paralelo 52 de latitud, la cordillera de los Andes. La línea fronteriza
correrá en esa extensión por las cumbres más elevadas que dividen las
aguas y pasará por entre las vertientes que se desprenden a un lado y al
otro. Las dificultades que puedan suscitarse por la existencia de ciertos
valles formados por la bifurcación de la cordillera y en que no sea clara la
línea divisoria de las aguas serán resueltas amistosamente por dos peritos
nombrados uno por cada parte. En caso de no arribar éstos a un acuerdo,
será llamado a decidir un tercer perito designado por ambos gobiernos. [...]
Art. 2°: En la parte austral del continente y al norte del estrecho de
Magallanes el límite entre los dos países será una línea que, partiendo de
Punta Dungeness, se prolongue hasta Monte Dinero; de aquí continuará
hacia el oeste siguiendo las mayores elevaciones de la cadena de colinas que
allí existen hasta tocar en la altura de Monte Aymond.
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dispone respecto de la Tierra del Fuego e islas adyacentes el artículo tercero.
Luego el artículo 5° asegura la neutralidad a perpetuidad y libre
navegación del Estrecho de Magallanes, y en sus costas no se
construirán fortificaciones ni defensas militares.
Según el análisis que hace del tratado el poder político argentino, el artículo
primero limita las exigencias que en sucesivas etapas había presentado Chile
respecto a la Patagonia; para compensar, el artículo 2° concede mayor
extensión en la margen del Estrecho que la que solicitaba Chile. Se le llama
a eso concesión positiva, tanto en la margen norte del estrecho de
Magallanes como en la Isla de Tierra del Fuego, en “cuyas latitudes ningún
interés inmediato podía retraer al gobierno de hacer limitadas aunque
generosas concesiones”.
En 1893 se firma el Protocolo Adicional y Aclaratorio (Acuerdo Quirno Costa-
Errázuriz), que ratifica el artículo 1° del de 1881 y establece el “principio
oceánico”: la soberanía de cada estado sobre su litoral respectivo es
absoluta, de tal suerte que Chile no puede pretender punto alguno hacia el
Atlántico, como Argentina no puede pretenderlo hacia el Pacífico.
Durante todo ese tiempo los peritos estuvieron trabajando sobre el terreno:
Francisco Moreno por Argentina y Diego Barros Arana por Chile. Ellos
indicaron en Actas los puntos o tramos por donde debía discurrir el límite
internacional; en ellas quedan definidos los sectores en los cuales ambos
países estaban de acuerdo y en cuales no coincidían.
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divisoria de aguas, como tantas veces sucede en la Patagonia Austral,
producto de las intensas glaciaciones sufridas en la región. En los puntos en
los que no se llegara a un acuerdo, se recurriría a la Corona inglesa como
árbitro, quien envía al Coronel Holdich a que recorra la zona. Argentina y
Chile carecían de cartografía adecuada como para ilustrar al árbitro acerca
de la configuración del terreno. Los Peritos decidieron entonces, el 1 de
mayo de 1897, crear tres nuevas subcomisiones de límites con ese objeto.
Para recopilar pruebas que sostengan su tesis recorre nuevamente la región
austral, al mando de la comisión de límites, compuesta por hombres de las
más diversas nacionalidades, contratados por el Perito para ayudarlo en su
misión. Entre muchos otros, formaban parte de la comisión el Teniente
Iglesias, quien le dará el nombre de su jefe al glaciar más famoso de la
Argentina (lo curioso es que Moreno nunca llegó a ver el glaciar bautizado en
su honor), y el marino danés Andreas Madsen, quien enamorado de la región
se quedará en ella, siendo uno de los primeros pobladores estables del
Chaltén. Madsen no se dejó amedrentar por el poder que ejercían las
grandes compañías laneras, trasladándose cada vez más al oeste, hasta que
se asienta a orillas del río Las Vueltas, al pie del Fitz Roy, fundando la
Estancia Cerro Fitz Roy. En el portón de entrada de la misma se leía su
frase: “Pensar Alto, Sentir Hondo, Hablar Claro”. Dolorido por la destrucción
del bosque
Años más tarde, su deseo se vería cumplido, y dos de sus hijos, FitzRoy y
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Pedro, fueron guardaparques (Pedro Madsen se casó con una hija de quien
es considerado el primer poblador estable de Calafate, José Pantín, llamada
Aída, quien aún vive en la localidad). Su amor hacia el Cerro también se veía
en el respeto y la admiración que profesaba por él; decía que era demasiado
magnífico para ser profanado por el hombre. Quizás por ello es que, a pesar
de dar alojamiento a los diversos escaladores que intentaban en vano llegar
a su cumbre, sintió una terrible decepción cuando la expedición francesa de
Terray y Magnone hacen cumbre, en el verano de 1951-52. Permaneció poco
tiempo más en su estancia, y se trasladó luego a la ciudad de Bariloche,
donde falleció en 1965. Sus restos fueron trasladados y descansan junto a
los de sus dos hijos varones en un jardín, en la estancia que él fundó, a los
pies de su amado Cerro.
La misión del tribunal inglés no era simplemente decidir cuál de las dos
líneas es correcta o errónea, sino determinar la línea limítrofe precisa que
interpretase mejor la intención de los documentos diplomáticos sometidos a
su consideración. En base a esta postura se dictó el Laudo de 1902, que
presuntamente eliminaba futuro conflictos dado que, establecidos los límites,
sólo quedaba la demarcación en el terreno.
Gerald Lively, uno de los ayudantes del perito Francisco Moreno, había
averiguado que Santiago Franck, un alemán que se encontraba instalado en
la Península Chacabuco desde 1900, había ocupado ese campo impulsado
por el gobierno chileno para demostrar al Tribunal Arbitral que con
anterioridad al litigio Chile había otorgado tierras en el lago San Martín
porque lo consideraba situado en su territorio.
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El perito argentino le propuso entonces a Lively que ocupase, junto a sus
hermanos, la zona sur del lago San Martín y le prometió que si el Tribunal le
asignaba ese territorio a la República Argentina les sería reconocida la
ocupación.
El lago San Martín fue dividido por el Laudo y tanto los hermanos Lively
como Santiago Franck quedaron en territorio argentino.
Otro de los antiguos pobladores de las orillas del lago San Martín fue el
inglés James Radboone, quien se estableció en 1908 en unos campos
próximos al Hito 62. A Radboone le cabe el honor de ser el primer poblador
de la zona que logró que se publicase un libro sobre la misma. Cuando se
enteró de la publicación de una obra en inglés sobre un conocido suyo
ofreció su historia al autor del libro. Esto hizo que un periodista
norteamericano y su mujer a trasladasen hasta la estancia “Nana” y
compartieran la vida a orillas del lago San Martín con Radboone y su familia.
El libro, publicado originalmente en 1936, fue traducido al español recién en
el año 2000.
El Laudo de 1902, en su Art. 3°, deja explícitamente aclarado que “desde el
Cerro Fitz Roy hasta el Cerro Stokes la línea fronteriza ya ha sido
determinada”. El hecho es que cuando se realizó la demarcación de acuerdo
al Laudo, la región entre el Lago San Martín y el Monte Fitz Roy no había
sido explorada, ni tampoco se había fijado el hito en el Monte Fitz Roy. Por
eso queda pendiente de demarcación. Los problemas eran derivados del
desconocimiento que en parte se poseía sobre la geografía de la zona ya que
al momento del laudo arbitral se desconocía la existencia del Lago del
Desierto y del cordón montañoso más elevado situado al oeste del valle
(Cordón Mariano Moreno).
37
La única referencia que existe acerca de la exploración de la totalidad del
valle del río Las Vueltas remite a los años inmediatamente posteriores al
arbitraje y corresponde al relato que un baqueano alemán, llamado Albert
Konrad, hizo a Lutz Witte, uno de los integrantes de la expedición que
financió la Socidedad Científica Alemana de Argentina. Konrad le dijo que
había remontado el río de las Vueltas hacia el norte donde encontró un paso
libre de hielos hasta el Pacífico. Witte dio poco crédito al relato y la
expedición no hizo ningún movimiento en esa dirección.
La Comisión Mixta argentino-chilena formada en 1941 nunca llegó a un
acuerdo sobre el recorrido de la traza limítrofe entre los dos puntos sobre los
que sí había acuerdo.
A mediados de la década del ’70 se produce el laudo sobre las Islas del
Canal de Beagle, que fueron adjudicadas a Chile. En 1978 ambos países, que
estaban bajo las más atroces dictaduras jamás sufridas hasta ese momento,
estuvieron a punto de entrar en guerra por este conflicto, la cual se evitó por
negociaciones contrarreloj del Vaticano. Ya nuevamente en
democracia, el presidente Alfonsín llamó a un plebiscito para aceptar o no la
propuesta vaticana, que dio triunfo al SI por más del 70 % del padrón, y se
tradujo en el Tratado de Paz y Amistad, que será el marco legal utilizado
cuando se lleve a arbitraje la zona entre el Hito 62 y el Monte Fitz Roy-Lago
del Desierto.
En 1990 los gobiernos de ambos países deciden que en un plazo no mayor de
dos meses la Comisión de Límites debería informar sobre las cuestiones
limítrofes aún pendientes de solución, paso ineludible para lograr la completa
integración entre Argentina y Chile.
En julio de 1991 se confirma que ambos países recurrirán al arbitraje de
cinco países de la OEA para la solución del conflicto en Lago de Desierto (en
1965 hubo en la zona un incidente fronterizo en el que resultó muerto un
38
carabinero).
FRANCISCO MORENO
Esa actitud tan fuerte en los exploradores del siglo XIX encuentra en
Francisco Moreno una forma paradigmática al realizar actos permanentes de
nominación extendida. Así pondrá los nombres de Lago Musters o Cerro Fitz
Roy en honor a los exploradores ingleses a los que admira; Lago Gutiérrez,
por su admirado profesor Juan María Gutiérrez; Lago San Martín y Lago
Argentino, porque: “los agradables sueños que produce la imaginación
preocupada me hicieron presentir montañas y lagos desconocidos y entre los
nombres que servirían para bautizarlos coloqué en primera línea el de la
Nación y el de su libertador”
A través de la toponimia es posible rastrear cómo se ha dado la ocupación
de un espacio y la construcción de la memoria, que en algunos casos es
legitimadora de esa forma de ocupación.
Moreno, en la Patagonia, se sentía portador de la civilización, que estaba
fundando para la nación. Por el alto grado de conocimiento del territorio y
por ser un naturalista brillante, y un geógrafo distinguido a nivel
internacional, fue designado perito en los diferendos limítrofes con Chile.
42
En 1903, como premio a los servicios prestados por Francisco Moreno a la
Nación, se le otorgaron en propiedad 25 leguas de tierras públicas en la
región a su elección, devolviendo tres leguas cuadradas al estado como
donación para que se crease un parque nacional para preservarlas como
zona intangible. En 1944 los restos del perito se trasladaron a la Isla
Centinela, en el lago Nahuel Huapi, donde se erigió un monumento
conmemorativo.
RAMÓN LISTA
También los viajes de Ramón Lista, realizados entre 1877 y 1892, sirvieron
para un mejor conocimiento del territorio. Era funcionario del Ministerio de
Guerra y Marina, y estuvo encargado de la recopilación de todos los planos,
publicaciones y documentos relativos a la zona sur, ejerciendo más tarde el
cargo de Gobernador de Santa Cruz por dos períodos consecutivos, entre
1887 y 1892. Realizó las primeras expediciones de reconocimiento entre
Punta Arenas y Río Gallegos, y entre los ríos Negro y Deseado, internándose
en la meseta y navegando numerosos ríos y lagos. Los resultados de sus
expediciones permitieron afirmar las cualidades productivas de la zona, en
especial para la crianza de ovinos, sentando las bases para la ocupación
blanca definitiva de la Patagonia.
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a la Dirección General de Tierras y Colonias que explorase los territorios
nacionales para ampliar la oferta de tierra pública y fomentar así su
colonización. El territorio de Santa Cruz fue asignado al ingeniero Lázaro R.
Molinari, un ex integrante de las Comisiones de Límites, quien se dedicó a
explorarlo durante 1903 y 1904. En octubre de 1904 presentó su informe.
Molinari identificó pobladores y visitó algunos establecimientos. Indicó
también que existían pobladores establecidos en zonas que no había tenido
que explorar, a los que conoció en el campo.
Entre ellos identificó a Federico Otten, Juan Van Ria, Guillermo Jork y N.
Wolmer habitando al pie del monte Fitz Roy, y a Santiago Franck, instalado a
orillas del lago San Martín. Federico Otten era alemán y se encontraba allí
desde hacía tres años.
Le dijo que habitaba en un lugar excelente para la agricultura y cría de
ganado, con excelentes pastos y reparo para las plantas debido a los
bosques que allí se encontraban, y que no hacía falta preocuparse del riego
porque las lluvias eran muy frecuentes. Juan Van Ría era belga y habitaba en
la zona del Monte Fitz Roy desde hacía aproximadamente un año. Era un
viejo poblador patagónico. Su nombre verdadero era Jan van der Hayden,
pero también se lo conocía como Juan Venrria o "Long Jack”. Guillermo Jork
y N Wollmer, cuyo nombre era Federico Guillermo Gustavo Máximo Wolmer,
eran dos alemanes que se habían asociado para criar ovejas en las
proximidades de la desembocadura del río de las Vueltas en el lago Viedma.
Santiago Franck fue el único poblador identificado por el ingeniero Molinari
en el lago San Martín.
Pero los asentamientos de esta primera época en la región no se limitaban a
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los identificados en el informe, ya que también se encontraban en el lago
San Martín los hermanos Lively, James Radboone, Percival Knight Bek,
William Braxton y Eloyso Altamirano, y Andreas Madsen y Eduardo Bork en
la costa norte del lago Viedma.
Durante casi toda la etapa territorial (1884-1955) Santa Cruz fue para el
Estado nacional un territorio marginal, y su única importancia radicaba en la
gravitación de las estancias santacruceñas en el mercado internacional de la
lana; al mismo tiempo servía para reafirmar la soberanía en un territorio que
era pretendido por Chile.
Si bien al primer gobernador, Carlos María Moyano, se le otorgaron
facultades para realizar concesiones de tierras, posteriormente esas
facultades fueron derogadas debido a los abusos. Los gobernadores
posteriores a Moyano no tuvieron grandes atribuciones, ya que la
distribución y concesión recaía ahora en la Dirección Nacional de Tierras y
Colonias.
En la década del ’40 y a partir de la llegada del peronismo al gobierno,
existió una política orientada a integrar los territorios al resto del país, con
objetivos específicos para Patagonia en los planes quinquenales. El inicio de
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la explotación de carbón en Río Turbio y la instalación de regimientos y
bases aeronavales constituían algunos de los objetivos de dichos planes. A
su vez, los territorios cuentan por primera vez con delegados en la Cámara
de Diputados de la Nación, con derecho a voz pero sin voto, lo que
constituyó uno de los pasos previos a la provincialización.
En 1944, y en el contexto de la Segunda Guerra Mundial, se crea la Zona
Militar de Comodoro Rivadavia (ZMCR), división administrativa que
comprendía parte de los territorios nacionales de Chubut y Santa Cruz:
55.418 km2 y 42.330 km2 respectivamente, por lo que esta zona poseía
una extensión total de 97.748 km2.
La zona del golfo San Jorge era en ese entonces la principal productora de
hidrocarburos fósiles no renovables (petróleo y gas) con que contaba la
Argentina y, al mismo tiempo, era un territorio muy vulnerable a una
invasión desde el océano (o por lo menos esa posibilidad existía, ya que el
mundo estaba inmerso en la II Gran Guerra).
Pero la vida de los colonos se hizo muy difícil por el incumplimiento por parte
del Estado de los compromisos contraídos, y por la dificultad de colocar en el
mercado sus productos. En 1887 cesa el carácter de colonias, aunque la
población de ambos sitios se queda en el lugar, siendo en el caso de
Deseado, el núcleo fundacional de la actual localidad, que es designada
pueblo en el año 1899.
Observando la actual disposición de las localidades de Santa Cruz, se nota
que están alineadas en tres ejes: uno corre paralelo a la costa atlántica, otro
a la cordillera, y uno transversal en la zona norte que se origina con el
tendido de la línea férrea y se incrementa y mantiene por la localización de
yacimientos de hidrocarburos.
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En la meseta central existe sólo un centro poblado que se origina en la etapa
ganadera en un sitio de confluencia de caminos.
La mayoría de las localidades de la costa atlántica surgieron a fines del siglo
XX relacionadas con la actividad ganadera, y se reducían a pequeños
caseríos que fueron adquiriendo cierta complejidad a partir del
establecimiento de los puertos, alrededor de los cuales se aglomeraban los
galpones de los estancieros y de las casas comerciales.
Los primeros adelantos en la infraestructura y en la atención de necesidades
obedecieron en un primer momento a emprendimientos realizados por los
pobladores.
En 1909 se inicia el trazado del ferrocarril, que concluyó en 1914,
construyéndose 283 km entre Puerto Deseado y Las Heras. Entre estos dos
puntos se establecieron las estaciones y alrededor de ellas se otorgó una
reserva de 2500 hectáreas para urbanizar; así surgen Tellier, Pampa Alta,
Antonio de Viedma, Cabo Blanco, Ramón Lista, Jaramillo, Fitz Roy,
Tehuelches, Minerales, Pico Truncado, Koluel Aike y Piedra Clavada, la
mayoría de los cuales son reconocidas oficialmente como localidades en
1921.
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Para 1915 ya estaban establecidos los siete departamentos provinciales:
Deseado, Lago Buenos Aires, Magallanes, Río Chico, Corpen Aike, Lago
Argentino y Güer Aike.
Con la creación de la ZMCR los departamentos de Lago Buenos Aires y
Deseado quedan bajo esa jurisdicción, retornando en 1956 a la jurisdicción
provincial.
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• 1880-1920 “auge del ovino”, etapa caracterizada por la combinación de
excelentes condiciones internacionales para la exportación de lana, de la
importancia del Estrecho de Magallanes en la navegación mundial, con la
política liberal en relación a la distribución de la tierra, y la suspensión de
la aduana.
• 1920-1940 se caracteriza por la modificación de esa coyuntura
internacional, la ocupación de la casi totalidad de los terrenos, el
estancamiento y la posterior declinación de la producción lanera.
Durante el período de auge, la demanda y el precio de la lana estaban
en constante ascenso, alcanzando el máximo durante la Gran Guerra; al
fin de la misma comienza a descender.
El Estrecho de Magallanes permitía la comunicación directa y regular con
Europa mediante buques de ocho compañías navieras con sede en Punta
Arenas, lo que posibilitó la llegada de un alto número de inmigrantes,
atraídos por la posibilidad de acceder a la tierra y de emplearse en alguna
de las actividades generadas por la industria ganadera. Estos buques traían
asimismo un gran número de artículos que los estancieros adquirían por
catálogo, generando un interesante intercambio cultural en la región.
La participación estatal se circunscribió a cubrir funciones administrativas y
de seguridad, ya que el gobernador no tenía grandes atribuciones.
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un mayor control de sus actividades, o contrarias a sus intereses, los
representantes de los establecimientos se dirigían directamente al gobierno
central, y obtenían el cambio de la legislación a su favor. Mauricio Braun fue
el mayor latifundista de esta región, y participaba en las más importantes
sociedades anónimas de la época.
José Menéndez era asturiano, y trabajaba en Bs. As, hasta que fue enviado a
53
cobrar una deuda comercial a Punta Arenas. Al no poder el deudor (Luis
Piedrabuena) hacer frente a la deuda, José Menéndez decidió hacerse cargo
de la misma y radicarse allí. Se casa con María Behety y se dedica, como
Nogueira, a las más variadas actividades, entre las que se destacan sus
aserraderos, su empresa de navegación, comercios de ramos generales, y
sus inversiones en tierras y ovejas en Tierra del Fuego.
En 1894 su hija Josefina se casa con Mauricio Braun, y en 1908 la firma
Braun- Blanchard se asocia con José Menéndez para crear una sociedad
comercial llamada Sociedad Anónima Importadora y Exportadora de la
Patagonia, más conocida como La Anónima, que monopolizó el comercio
santacruceño y se convirtió en prestamista y acreedora de las demás
empresas regionales.
LA PATAGONIA REBELDE
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exceptuando casos de urgencia reconocida por ambas partes.
g- Cada puesto estancia deberá tener un botiquín de auxilio con instrucciones en
castellano.
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El traslado de la sede de los principales capitalistas de la región, Braun y
Menéndez Behety a Bs. As (1918) y el levantamiento de las sucursales del
banco de Punta Arenas (1923) marcan el momento en el cual Santa Cruz
deja de ser un área dependiente de Punta Arenas para convertirse en una
zona periférica de la Argentina.
La llamada arquitectura pionera de la Patagonia Austral, integrada tanto por
los cascos de estancias y sus galpones de esquila como por los modestos
puestos en los puntos más remotos de los establecimientos, por los
frigoríficos, mataderos, muelles, y también los grandes palacios de quienes
amasaron verdaderas fortunas en la época del auge ovino, forma parte del
patrimonio cultural de Santa Cruz.
EL CARBÓN
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Río Turbio, centro minero dedicado a la explotación de carbón, tuvo un
crecimiento explosivo y luego sufrió los efectos del estancamiento de la
actividad y, por ende, de la desocupación y la pobreza.
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mayoritariamente extranjera al principio, y poco a poco las empresas fueron
incorporando personal argentino a su tripulación, pero sólo en las funciones
no calificadas, mientras que las funciones jerarquizadas quedaban en manos
de personal de la misma nacionalidad a la cual pertenecía el grupo
empresario.
PATAGONIA ESPECTACULO
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competencia en la materia, en forma conjunta y coordinada, con un plan de
gestión y manejo adecuado, posicionarán a Santa Cruz como un destino
preferencial en el mercado turístico mundial.
•
PARQUE NACIONAL LOS GLACIARES
En palabras del Comité del Patrimonio Mundial, “el mejor sitio para ver
glaciares en acción en Sudamérica es el Parque Nacional Los Glaciares, un
sitio de belleza natural excepcional, con sus escarpadas montañas y
numerosos lagos. Las áreas periglaciares presentaron desafíos para los
grupos humanos que allí habitaban, y ello conllevó al desarrollo de
herramientas, de comportamiento social y de nuevos vocablos, por lo que
tienen importancia no sólo por sus efectos geológicos, sino también por los
sociales.
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provincia, al sur de la localidad de Perito Moreno. Representa uno de los
sitios de arte rupestre más representativos de Patagonia, donde se destacan
las pinturas de cuevas y aleros rocosos del cañadón, con una antigüedad de
9.300 años.
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buscar tierra de colores que luego mezclaban con grasa de choque para
pintar sus capas, hechas de cuero de guanaco.
Pero el sitio Cueva de las Manos fue dado a conocer por primera vez por
Alberto María de Agostini en la década del ’40, quien publica cuatro
fotografías de la Estancia Río Pinturas, con representaciones de guanacos y
manos en negativo. Cueva de las Manos es uno de los pocos sitios con arte
en buen estado de conservación que corresponden al Holoceno Temprano.
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civiles y comerciales adecuados y una desigual capacidad receptiva hotelera,
conspiraban para que alcanzara un nivel de desarrollo importante.
A partir de los años 60 comenzaron a proyectarse acciones de los gobiernos
provinciales tendientes a resolver esos déficits y fomentar el desarrollo de
esta industria a partir de la intervención del sector privado. Desde entonces,
Parques Nacionales, Reservas Provinciales, Campos de Hielo, estancias y
reservas arqueológicas y paleontológicas se han combinado con un
importante desarrollo de infraestructura y promoción de los recursos
turísticos de la provincia de Santa Cruz.
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del equipamiento y la infraestructura urbanos, mejora de los espacios
públicos y restauración de edificios, entre otros. También hay un beneficio
que es el vinculado con el afianzamiento de la identidad local a partir del
reconocimiento expresado por los visitantes hacia el patrimonio de una ciudad
o región; pero, de no ser adecuadamente planificado, el turismo puede
constituir una amenaza, tanto hacia los sitios patrimoniales en sí como hacia
algunos aspectos de la vida de la comunidad receptora.
BIBLIOGRAFÍA
BIBLIOGRAFÍA SUGERIDA
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• Greenwood, W (2015). Patagonia Wild and Free. Duncan S. Campbell y
Gladys Grace-Paz Editores.
• Halvorsen, P. (2000). Entre el Río de las Vueltas y los Hielos
Continentales. El Calafate Editores, El Calafate.
• Mirelman. S. (2006). Arquitectura Pionera de la Patagonia Sur. Instituto
Salesiano de Estudios Superiores, Río Gallegos
• Moss, C. (2008). Patagonia, A Cultural History. Signal Books Limited, Oxford.
72