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Guión Viacrucis Viviente

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2018

GUIÓN VIACRUCIS VIVIENTE


ULTIMA CENA
JUEVES

Narrador: Mientras Jesús celebraba la pascua con sus discípulos en casa de Elí. Todos los sacerdotes, exceptuando
Nicodemo y José de Arimatea, se encontraban reunidos en el Sanedrín, Caifás presidia la reunión y se hacía
acompañar de los demás maestros de la ley……..
La confusión que reinaba en el sanedrín era grande, las curas milagrosas que Jesús había hecho al pueblo los tenía
inquietos era indispensable acabar con aquel hombre que amenazaba derrotar su poder, más en ese momento se
presento un ejecutor.

(Judas se acerca a la entrada del lugar donde se encuentran los sacerdotes y lo detienen los soldados)

Malco: ¿Quién eres tú?

Judas: Soy Judas

Malco: ¿Qué quieres?

Judas: ¡Hablar con el sumo sacerdote!

Malco: ¡Espera aquí! (Malco va hasta donde se encuentran los sacerdotes)

Malco: Ilustre senado en el atrio espera un hombre su permiso para entrar, se llama Judas y es discípulo de Jesús,
falso profeta que trastorna la paz en ciudad santa……….

Annás: Conduce a ese hombre hasta aquí (pausa mientras llega Judas),

Malco: ¡Déjenlo pasar! ¡Vamos Acércate!

Annás: Discípulo de Jesús, que te conduce hasta al Sanedrín, habla y deja el miedo.

Judas: Me llamo Judas, no he tenido miedo nunca a nada, lo entiendes, a nada!, pero he sabido que se hallaban
reunidos para tratar un asunto que les importa mucho y me he dicho; vamos allá los jueces quieren aprehenderle pero
no se atreven, pues bien yo vengo a decirles que si me pagan bien les entregaré a Jesús.

Levi: Tú!

Judas: Si, yo!...... yo su discípulo, su amigo, ¿ qué les extraña ?, lo odio como ustedes y deseo aprehenderlo , ¿no soy
libre de tener mis propias aficiones como las tiene ustedes?

Siro: ¡Ese Infeliz debe estar loco!

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Judas: ¡No estoy loco!, estoy cuerdo, tan cuerdo como él, más que ustedes!, ¿no parece sino que mi ofrecimiento es
una cosa extraña, soy el primero que vende a otro?, ¡no! , la historia nos presenta mil hechos, ¡páguenme bien y les
entregaré a Jesús!.

Annás: ¡¿Y qué seguridad nos ofrece todo esto?!

Judas: ¡Te ofrezco mi palabra!

Annás: ¡Eso no basta!

Judas: ¡Me ofende tu duda!

Annás:¡No diré que no, pero tú, eres su discípulo y todos sus discípulos se dejaría crucificar por el!

Judas: ¡Todos menos yo!, por eso vengo a decirles, ¿qué me dan? y se los entrego, para probarles que en lugar de ser
su discípulo, ¡soy su enemigo!.

Annás: Pues bien, dime

Judas: Quiero treinta monedas de plata……..

(Se reúnen los Sacerdotes para acordar la paga, mientras Judas habla)

(Pausa) ¿Les parece mucho? (pausa) ¿Qué? ¿Les parece caro?, no tienen razón para dudas, les he pedido el precio de
un esclavo y les entrego un profeta, creo que hacen una buena compra.

Annás: ¡Esta hecho el trato!

Judas: ¿Cuándo me darás el dinero?

Annás: Cuando me entregues a Jesús.

Judas: Esta noche

Annás: ¿A qué hora?

Judas: Antes de la vigilia media, yo sé donde duerme esta noche y ahí lo cogeremos desprevenido.

Caifás: El tribunal no puede permanecer abierto hasta esa hora, así que te esperaremos en la casa de mi suegro
Annás.

(Judas se dirige nuevamente con Jesús a la mesa con los demás discípulos)
SEGUNDA ESCENA

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Narrador: Jesús sabía que había llegado la hora de que el dejará este mundo para reunirse con el padre, el siempre
había amado a los suyos que estaban en el mundo y así los amo hasta el fin.

Este era el día de la fiesta en que se comía pan sin levadura cuando sacrificaban al cordero de la pascua.

Jesús: Amadísimos hijos míos, cuanto he deseado celebrar esta cena de pascua con ustedes antes de mi muerte, pues
en verdad les digo que no volveré a realizarla hasta que se cumpla el Reino del Señor.

“Bendito sea el Señor Dios del Universo que creaste el fruto de la vid, tomadla y compartirla entre vosotros, pues en
verdad les digo que no he de probar el fruto de la Vid, hasta que se cumpla el Reino del Señor, alabado sea el señor
Dios del Universo que sembraste el fruto del pan en la Tierra”.

Narrador: Se levanto mientras tanto, se quito el manto, se ato una toalla a la cintura y echo agua en un recipiente, luego
se puso a lavarles los pies a sus discípulos y se los secaba con la toalla.

(Jesús le lava los pies a todos los Discípulos)

Pedro: Tú me lavas los pies a mi? (Se levanta Pedro de su silla)

Jesús: Lo que hago ahora no lo comprenderás; lo entenderás después.

Pedro: A mi jamás me lavaras los pies, señor

Jesús: si no te lavo los pies, no tendrás parte conmigo!

Pedro: Entonces no solo los pies, señor, sino también las manos y la cabeza.

Jesús: El que está recién bañado, no necesita más que le lave los pies por que están limpios todos….Aunque no todos
(Dirigiendo su mirada a Judas y hace una pausa hasta llegar a su lugar)
+ Comprenden lo que yo les he hecho, ustedes me llaman maestro y señor, pues tienen razón, lo soy,
+ Si yo el maestro y señor les he lavado los pies, hagan lo mismo que yo les he hecho,
+ Yo les he dado el Ejemplo,
+ En verdad les digo que un criado no es más que el que lo envía,
+ Pero ustedes saben de estas cosas, felices si las ponen en práctica,
+ Yo sé a los que he elegido, pero ha de cumplirse la escritura,
+ El que coma de mi pan, levantará sobre mí, sus pies,
+ Se los digo ahora para cuando suceda, crean que yo soy,
+ En verdad les digo que uno de ustedes me ha de traicionar.

Pedro: Señor, soy yo?

Juan: ¿Seré por desgracia yo ese miserable?

Andrés: ¿Maestro, soy yo acaso?

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Mateo: ¿Yo seré ese infame?

Judas: ¿acaso soy yo, maestro?

Jesús: ¡Lo que has de hacer hazlo pronto! (Judas se levanta de la mesa y se va con los sacerdotes)

Tomas: ¿A qué ira?

Santiago: A comprar lo que necesitamos para la fiesta, dar algo a los pobres.

Pedro: Señor, yo te seguiré hasta la muerte. (Pedro se pone frente a Jesús)

Jesús: Pedro, en verdad te digo que hoy me negaras 3 veces antes de que cante el gallo. (Pedro retrocede)

(Mientras se prepara la mesa con los panes y el vino, judas se dirige al lugar donde están los sacerdotes, mientras tanto
Annás manda a buscar a una mujer del pueblo)

Annás: Malco tráeme a la embaucadora (Malco va por una mujer del pueblo y la presenta ante Annás)

Embaucadora: Que desean?

Annás: (Dirigiéndose a la mujer) ¡Quiero que me reúnas a toda la gente posible del pueblo en el Palacio de los
Sacerdotes y asegúrate de pagarles bien!

Embaucadora: Así será

(La mujer se va y se regresa a escena con la última cena)

Jesús: Tomad y comed, este es mi cuerpo que será entregado para el perdón de los pecados.
+ Tomad y beber todos de él, porque este es el cáliz de mi sangre, sangre de la alianza nueva y eterna, que será
derramada para el perdón de los pecados… Haced esto en memoria mía,
+ Hijitos míos permaneceré unas horas más con ustedes, más luego me buscarán y no me encontrarán por que
donde yo voy ustedes no pueden venir, yo les he amado como el padre me amado a mí,
+ Permanezcan en mi amor, y si cumplen mis mandatos permanecerán en mi amor y por eso un mandamiento
nuevo les dejo, no lo olviden nunca.
+ “Amaos los unos a los otros, como yo les he amado”,
+ “Yo resucitaré e iré delante de ustedes camino a galilea, vamos la hora se aproxima”.

TERCERA ESCENA
Narrador: Retrocedamos algunas horas… Después de haber salido del senado, Judas se encamino a la casa de
Annás, donde con gran impaciencia esperaban los jueces romanos del Sanedrín.

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(Judas llega hasta donde están los soldados los cuales lo detienen, sin dejarlo pasar)

Judas: ¿Me esperan, porque me detienen?

Malco: ¡Romano, déjalo pasar, ese es el hombre que lo entregará!

Soldado: Pasa infeliz (lo empuja hasta Malco)

Judas: ¡Aquí me tienen, veo en sus rostros que dudaban de mí, han hecho mal porque yo cumplo lo que prometo!

Annás: ¿vienes pues a entregarnos a tu maestro?

Judas: Sí!, y a ese a quién yo le dé un beso, ese es Jesús de Nazaret.

Annás: ¿Cuánta gente necesitas?

Judas: Con algunos hombres me basta.

Annás: ¡Malco, tu eres un fiel servidor!, ¡irás con Judas a aprehender a Jesús, y si Judas trata de traicionarnos,
apodérate de él!

Malco: ¡Pierde cuidado que te traeremos a ese embaucador, yo llevaré la cuerda y te prometo que no escapará!

Judas: Me has preguntado muchas cosas y nada me dices “de la paga “, ¿acaso se han arrepentido?

Annás: ¡ahí tienes, la recompensa acordada!

Judas: ¡Gracias, ilustre senado!, en marcha pues, vamos y les entregaré a Jesús el Nazareno.
CUARTA ESCENA
Narrador: Jesús y los discípulos salieron de Jerusalén, tomaron el angosto terreno que conduce al monte de los olivos,
el viento soplaba fuerte e impetuoso, como un bronco lamento de la naturaleza, caminaban cerca del estero del cedrón,
cuando Jesús se detuvo delante de una granja llamada Getsemaní, entonces dijo a Pedro, Santiago y Juan.

Jesús: Ustedes Pedro, Santiago, Juan vengan conmigo!,

Narrador: Caminaron unos pasos, el Galileo se detuvo y dijo,

Jesús: Espérenme aquí, siento una tristeza de muerte!

Pedro: Pues que, nos dejas Maestro?

Jesús: Siento una pena de Muerte!

Juan: Le podemos ayudar en algo, Maestro?


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Jesús oren y velen! (Se va al jardín a orar y aparece sátanas)

Jesús: Padre, aparta esta copa de mi sin que la beba pero que no sea mi voluntad Señor sino la tuya Padre.

Satanás: En verdad crees que un solo hombre puede cargar con todo el peso del pecado?

Jesús: Padre tú eres mi salvador, en ti confío, en ti me refugio Padre! (Jesús va a ver a Pedro, Santiago y Juan; y los
encuentra dormidos)
+ ¿Pedro, Duermen?, ni siquiera fueron capaces de orar una hora conmigo, orad y velen para no caer en la
tentación, por que el espíritu se agita pronto pero la carne es débil.
(Jesús regresa a orar)

Juan: Pedro, Santiago, Que le sucederá al maestro?

Pedro: Parece que tiene miedo

Santiago: El señor nos hablo de muerte y traición mientras cenábamos

Jesús: Padre, si esta copa no puede ser apartada de mi sin que yo la beba, que no se haga mi voluntad señor, sino la
tuya Padre

Satanás: Ningún hombre puede cargar con todo el peso del pecado, salvar sus almas es demasiado costoso, no!,
Nunca!, Jamás!

Jesús: Padre tú eres mi salvador, en ti confío, en ti me refugio Padre!

Satanás: Quién es tu Padre?, Quién eres tú? (Satanás se va y Jesús regresa con los discípulos)

Jesús: ¡Pedro, vamos que los que vienen por mi están cerca!

Pedro: Juan, Santiago, levanten a los demás (Van y despiertan a los discípulos que están dormidos)

Santiago y Pedro: Vamos levántense!

(Malco y los soldados salen en busca de Jesús, y cuando Judas ve a Jesús trata de huir y estos lo empujan has que
queda frente a Jesús)

Judas:(Se acerca a Jesús y le da un beso) Dios te guarde Maestro.

Jesús: ¿Hijo mío, a que has venido? (PAUSA) ¿Con un beso traicionas al hijo del hombre? ¿a quién buscan?

Malco: ¡A Jesús de Nazaret!

Jesús: ¡Yo soy. . . Jesús de Nazaret!


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Malco: ¡Jesús de Nazaret!

Jesús: ¡Ya les he dicho que soy yo Jesús de Nazaret!…

Malco: Soldados aprehenselo! (Los soldados arremeten contra Jesús y los apóstoles que lo acompañan hasta
someterlos; Pedro con una espada le corta la oreja a Malco, cuando ya los tienen detenidos Jesús se acerca a Malco y
le toca la oreja),…

Jesús: Pedro, suelta tu espada!


+ ¿Qué acaso no beberé de la copa que me da de beber mi padre? (Jesús se arrodilla para ponerle la oreja a
Malco)
+ ¡Como un vulgar ladrón han salido a aprehenderme, con espadas y con palos!
+ ¡Y no me aprehendieron cuando estaba con ustedes en el templo, esto hace que se cumpla la escritura!

Soldado: ¡Vamos aprénselo! (Golpean a Jesús hasta someterlo y lo apresan)

Narrador: La comitiva salió del Getsemaní y se dirigió hacia Jerusalén, rumbo a la casa del suegro de Annás.

Pueblo: ¡Es un blasfemo!, ¡justicia!, ¡crucifícale!, ¡es reo de muerte!, ¡La cruz para el blasfemo! ¡Al Gólgota!

(Mientras la gente del pueblo grita, Pedro niega 3 veces a Jesús )

Pueblo: Tú eres uno de ellos!

Pedro: No, yo no Soy!

Pueblo: Tú eres un discípulo de Jesús!

Pedro: No, yo no lo conozco!

Pueblo: Tú eres uno de ellos!

Pedro: No, yo no Soy!

(Pedro corre entre el pueblo hasta que lo empujan y cae frente a Jesús desconociéndolo y corriendo de nuevo hasta
que se encuentra en su camino a María)

María: Pedrito!

Pedro: Perdón Madre, Perdón, lo he negado 3 (María toca en su hombro a Pedro) No, no me toques, no soy digo de ti!
(se va corriendo)

Malco: Vamos falso profeta, levántate miserable!

SEXTA ESCENA

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Narrador: Caifás desempeñaba las funciones de sumo sacerdote de Jerusalén, pero por diferencia de su suegro Annás,
cuya edad ya era muy avanzada; se convino que tan pronto Jesús cayera en manos de sus seguidores fuera conducido
a casa de Annás.

Annás: ¿Y eres tu Jesús de Nazaret?...¡¿ Tú miserable pordiosero?!, ¡parece increíble tanta audacia en este hombre,
Jueces he aquí el que se hace llamar el Mesías!, ¡el que se titula Rey de Judá!, ¡el que se atreve a amenazarnos con la
ruina de nuestro templo, el que nos llama raza de víboras!, … ¡eres tú el que quiere trastornar el orden de las cosas, el
que quiere hacer lo que nadie ha hecho!, ¡¿con que autoridad dices todo eso?!.

Jesús: ¿Por qué me preguntas a mí?


+ Pregunta a ellos, los que me han escuchado, ellos saben bien lo que yo les he dicho.

Malco: ¡¿Así contestas al sumo pontífice?! (Bofetada a Jesús) Miserable!

Jesús: Si te falte con mis palabras, dime en qué, si hable bien dime, ¿porque me golpeas?

Malco: Cállate! Cállate!, Falso Profeta!

Annás: ¡Llévenlo a la casa de Caifás, allí está reunido el tribunal, yo no quiero ver ante mi presencia a este miserable!

Malco: ¡Vamos Falso profeta!, (AQUÍ TERMINA EL JUEVES) (VA GRITANDO HASTA SALIR DE ESCENA)

PUEBLO:¡Es un blasfemo!, ¡justicia!, ¡crucifícale!, ¡es reo de muerte!, ¡La cruz para el blasfemo! ¡Al Gólgota!

SEPTIMA ESCENA
VIERNES
(Capilla Sagrado Corazón)
Narrador: Mientras tanto en casa, Caifás viendo entrar a Jesús era el tigre al ver a la indefensa presa, la hiena ante el
enemigo herido, el lobo ante el manso cordero

Nicodemo: ¡José aquí se va a cometer una infamia!

José: ¡Tal creo compañero!

Nicodemo: ¡Estoy dispuesto a la defensa!

Caifás: ¡Acérquenme a ese embaucador!…


+ ¡Óyeme falso profeta y responde sin turbarte, habla como lo hacías en la sinagoga y en Galilea, detesto a los
hipócritas!.

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Nicodemo: ¡Caifás!, este hombre está acusado pero no condenado, manda a tus hombres a que le respeten, a que le
desaten, que le concedan el derecho de la defensa con libertad, de lo contrario la ley de nuestros mayores se verá
hallada ante los pies de estos miserables.

José: ¡Pido lo mismo que mi compañero Nicodemo!

Caifás: ¡Que pasen los testigos!

Soldado: ¡Soldado que traigan los testigos!

Nicodemo: No des crédito a estos hombres, piensa que Jesús en vez de ser un falso profeta, puede ser enviado de
nuestro Dios.

Caifás: Nada bueno saldrá de Galilea, según las escrituras y Jesús es de Galilea.

Nicodemo: ¡Si!, pero Jesús ha nacido en Jerusalén y las escrituras dicen: Saldrá un profeta de la raza de David y la
ciudad de David.

Caifás: ¡¿Acaso Eres tú el defensor de este hombre?!

Nicodemo: Soy fariseo y respeto la Ley, ¡si Jesús es culpable, mídale con la misma medida que los demás hombres!

Malco: Soldado, ¡Saque a los testigos!

Caifás: ¡Hablen ustedes!, ¿que saben de este hombre?

Testigos: Nosotros hemos oído decir: ¡Yo destruiré el templo hecho de mármol y en tres días edificaré otro!

Pueblo: ¡Crucifícalo!, ¡La cruz para el Nazareno!, ¡Al Gólgota!

Caifás: ¡¿No respondes a algunas cosas que estos testiguan contra ti?!

Pueblo: ¡¡Que hable, que se defienda!!

Caifás: ¿Eres tú el Cristo, el hijo de Dios bendito?

Jesús: ¡Tú lo has dicho, yo soy, y os aseguro que verán al hijo del hombre venir sobre las nubes del cielo a mi regreso!

Caifás: ¡Has blasfemado!, ¡Has blasfemado!, para que necesitamos ya testigos, ahora hemos oído la blasfemia, ¿Qué
les parece?

Pueblo: ¡Es reo de muerte, es reo de muerte, la cruz, la cruz para el blasfemo!

Caifás: ¡Soldados les entrego a este Rey, trátenlo como se merece!

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Malco: ¡Vamos miserable! (Los soldados lo maltratan y humillan diciendo: ¡Yo te corono como el rey de los judíos! Y se
lo regresan a Caifás)

(SE LO LLEVAN LOS SOLDADOS LE INSULTAN, SE BURLAN DE EL, LO GOLPEAN, LO HUMILLAN Y LO


CORONAN)

Durante el recorrido Judas va corriendo perseguido por demonios hasta encontrar un árbol en el que se ahorca

Narrador: Mientras Tanto, Judas arrepentido de lo que había hecho su conciencia no lo dejaba tranquilo.

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(Capilla de Guadalupe)
Narrador: Poncio Pilato se paseaba por sus habitaciones, con ademanes recelosos, pues ese estruendo que cundía
por Jerusalén le inquietaba, en eso apareció su esposa.

Pilato: Ah! Eres tú Claudia (Pausa), estás como ida, pálida ¿Qué tienes?

Claudia: Verás, es que he tenido un sueño horrible, espantoso!

Pilato: ¡Claudia mía!, tus palabras me admiran, te ruego pues te expliques…

Claudia: ¿Conoces tú a Jesús el Nazareno?

Pilato: ¡Ah!, ese Galileo que recorre los pueblos disque curando enfermos y haciendo otra clase de ¿milagros?

Claudia: ¡Si, ese mismo!, él ha sido preso esta noche por tus soldados y jamás hombre alguno se ha visto tan
cruelmente maltratado, descargando su odio los soldados le escupen en el rostro y arrancan las barbas de su indefenso
prisionero.

Pilato: ¿Cómo sabes tú eso?, ¿Has salido de la Ciudad?

Claudia: ¡No, ya te he dicho que he tenido un sueño horrible!

Pilato: No creo en los sueños, querida Claudia.

Claudia: ¡Pues yo he visto a través de las paredes de mi cuarto, una banda de hombres feroces, que armados de
lanzas y palos salía por las puertas de las aguas a la media noche, hacia el Huerto de los Olivos, allí estaba Jesús
orando como de costumbre, cuando al verlo se le arrojaron como lobos hambrientos, más el con su inquebrantable
mansedumbre se dejo atar las manos, luego lo condujeron a la casa del pontífice por el camino de las burlas
sangrientas, los crueles golpes prodigaron con lujo criminal.
+ ¡Poncio, en Jerusalén se va a cometer un crimen espantoso!, ¡la sangre del inocente Galileo caerá sobre un
hombre, mancillándolo eternamente!, ¡tú eres pues romano, tú solo tienes el derecho de la vida y muerte sobre
los Judíos, yo vengo a rogarte que no seas cómplice de tan nefasto crimen!

Pilato: Desecha vanos temores querida Claudia, ¡tú lo has dicho!, todo eso no es otra cosa que un sueño, pero si ese
sueño tiene algo de verdad, te juró que yo defenderé a Jesús, siempre que Jesús no haya conspirado contra Tiberia.

Claudia: No olvides que tengo tu palabra.

(Al oír esto Jesús avanza junto con el pueblo hasta el palacio de Poncio)

Pilato: Confía, la sentencia de Jesús no se firmará si no resulta enemigo del imperio.

Claudia: ¿Dudas todavía de la realidad de mis sueños?

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Pilato: Siempre has tenido una imaginación soñadora.

Malco: ¡Señor, los sacerdotes le traen un reo para que lo juzgues!

Claudia: Ese que viene ¡es Jesús el Nazareno, mi sueño era una revelación!

Malco: ¡Señor, los jueces del Sanedrín, los sacerdotes y los fariseos, se niegan a entrar al palacio, porque no quieren
manchar su conciencia entrando en día de pascua!

Pilato: ¡Miserables, hipócritas!

Sacerdote: ¡Que salga el Gobernador, que salga Poncio Pilato!

Pueblo: ¡que salga el gobernador!, ¡que se asome Poncio Pilato!

Pilato:¡Esta bien, ya que ellos no quisieron venir a mí, yo iré hasta ellos, ¡Malco, afirma mi guardia en las gradas del
palacio! (Pilato se prepara poniéndose su capa y corona para salir).

Malco: ¡Soldados, afirmen guardia!

Pilato: Pueblo que viene a interrumpir el dulce sueño de tu juez, ¿Qué quieren de mi?

Sacerdote: ¡Justicia, la cruz para el nazareno!

Pueblo: ¡Crucifíquenlo! ¡Al Gólgota!, ¡La cruz para el nazareno!

Pilato: De que acusan a este hombre?

Beli_Beth: ¡Juez romano, el pueblo pide justicia y la espera de ti!, por que como tú tienes derecho de vida o muerte
sobre los súbditos del ilustre emperador Tiberio, ¡este hombre es el hijo del carpintero José y María, dice sin embrago
que es el Rey de los Judíos, hijo de Dios y que se yo cuantos sacrilegios que no es de seres recordar, hace tres años
que recorre las tribus embaucando a gente sencilla, no respeta la ley de nuestros mayores y cura en sábados la
dolencia de muchos, le ha prohibido a sus seguidores pagar el tributo al emperador esto como ves, merece la muerte y
eso espera el pueblo de ti, el pueblo que espera aquí en la plaza!, Crucifícale!

Pueblo: Grita! ¡Es un blasfemo!, ¡justicia!, ¡crucifícale!, ¡es reo de muerte!, ¡La cruz para el blasfemo! ¡Al Gólgota!

Pilato: Si Jesús no ha cometido mas crímenes que los que acabo de escuchar, ya que represento a Roma, no hayo
culpa suficiente para castigarlo.

Caifás: ¡Es un malhechor!, ¡un conspirador!, ¡un blasfemo!, ¡si no fuera un ladrón, no lo hubiéramos traído!

Pilato: Si ese hombre fue contra la Ley, júzguenlo ustedes, ¿qué tiene que ver Roma en sus cuestiones religiosas?

Caifás: ¡La pena de muerte Pilato, bien lo sabes, se han reservado ustedes ese derecho de conquista!

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Pilato: Pues bien acusándole de crímenes que merezca la muerte, estoy dispuesto a oírlos, ¡hablen, porque lo que me
han dicho no vale la pena que mis soldados permanezcan vigilando!

Caifás: ¡Pilato, con lo que te hemos dicho, de sobra tienes para sentenciar a Jesús!… Recuerda que Tiberio ha
declarado reos de muerte en cruz enfrentosa a todos los hechiceros, y este hombre cura endemoniados y hace otros
sortilegios.

Pilato: ¡háganlo subir!... (dirigiéndose a Malco)

Malco: (Le dice a Jesús), ¡Vamos acércate!

Pilato: Eres tu el Rey de los Judíos?

Jesús: ¿Dices eso por ti mismo? O ¿te lo han dicho otros de mí?

Pilato: ¿Soy yo acaso Judío?, tú nación y tus pontífices te han puesto en mis manos, ¡¿Qué has hecho para que
deseen tu muerte?!

Jesús: Tú dices lo que soy, yo para eso nací, más vengo a reinar en los corazones de los judíos justos, a transmitirle la
luz de verdad, ¡escuchen mi voz!

Pilato: Pero, ¿Qué verdad es esa de la que me hablas?

Caifás: ¡Medita lo que dices Pilato, Jesús ha ejercido en galilea toda clase de sortilegios!

Pilato: ¿es galileo Jesús?

Caifás: Si, de Nazaret

Pilato: ¡Pues, entonces llévenlo a Herodes, tetrarca de Galilea, que se haya en su palacio de Jerusalén con motivo de
la pascua, que lo juzgue él, díganselo de mi parte!

Malco: Soldados, abran Valla! (Se lleva a Jesús con golpes e insultos se lo llevan hasta Herodes)

Pueblo: ¡crucifíquenlo!, ¡Es reo de muerte!, ¡La Cruz para el nazareno!, ¡La cruz, la cruz para el blasfemo!

DECIMA ESCENA
Narrador: La comitiva llevando a Jesús se dirige a casa de Herodes… este se hallaba en el palacio, cuando
uno de sus servidores fue a decirle que Pilato, el juez romano, le envía a Jesús el Nazareno para que lo
juzgara, Herodes tenía vivos deseos de conocer a Jesús, cuya fama había llegado a sus oídos. Tan pronto
como subió delante del asesino del bautista, fijo en el su mirada un momento y luego Herodes dijo:

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Herodes: No pueden pensar respetables sacerdotes, lo que les agradezco el que me presenten a este
hombre, hace tiempo que la fama de sus milagros resuenan en mis oídos y deseo vivamente ver con mis
propios ojos unos de sus prodigios que trae alboroto a los sencillos habitantes de Sabulon. Acerca a ese
Profeta! No temas!

Malco: ¡Vamos acércate!

Herodes: puesto que los prodigios están en tus manos muéstrame tus habilidades, confunde mi poca fe!,
+ ¡Vamos has un milagro!, ¿eres mudo por ventura, porque no hablas?
+ ¿Olvidas que soy tetrarca de Galilea y que tu silencio puede costarte muy caro? ¡Miserable!,
+ ¡Desprecias mis amenazas!, ¡Mi cólera caerá sobre tu cabeza! (pausa)
+ hago mal en irritarme contigo, sin duda que tú me crees inferior a mi persona y me desprecias, es
justo, pero debo advertirte que yo, solamente me hayo dispuesto a perdonarte y aclamarte como mi
señor, sino que te prometo adorarte como mi Dios si logras resucitar a tu abuelo David.

Caifás: ¡Ilustre Tetrarca, este hombre es un embaucador, tú le ofreces una corona por un milagro y no lo
hace!

Herodes: ¡Bah!¿Para qué necesita Jesús una corona, no la lleva de espinas sobre la frente?

+ ¿Qué falta le hace el cetro?


+ ¿no la tiene de caña entre sus manos?
+ ¡Solo le hace falta la túnica de los reyes de teatro, soldados denle a Jesús el Nazareno la túnica que
se merece!

Malco: Denle su túnica soldados!


(Se llevan a Jesús para darle la túnica para luego ponerlo en presencia de Herodes, posteriormente mientras
se le regresa a Pilato el pueblo va gritando)

Herodes: Regrésenlo con Pilato que lo juzgue el!


(El pueblo regresa con Pilato)

Pueblo: ¡Es un blasfemo!, ¡justicia!, ¡crucifícale!, ¡es reo de muerte!, ¡La cruz para el blasfemo! ¡Al Gólgota!

Pilato: ¡Calla Appio!, ¡¿Qué quieren de mi esos?! (Calla al pueblo)

Malco: ¡El tetrarca te envía a Jesús!

Criado: (De Herodes) Mi amo me envía para decirte que te agradece que le hayas enviado a Jesús el Nazareno y
desde este momento deja al olvido todo lo pasado y lo reconozcas por un amigo y súbdito fiel y leal de Augusto Tiberio.

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Pilato: Di a tu amo que puede contar desde ahora con mi amistad como en otros tiempo y que quedo honrado si me
cuenta en el número de sus amigos, pero, ¿Por qué vuelve a remitirme a Jesús? ¿Por qué no lo juzga siendo Galileo?

Criado: Porque mi amo cree que más que un criminal ¡es un loco!

Caifás: La muerte Pilato!, que salga el gobernador, Justicia!

Sacerdote: ¡La muerte Pilato!, ¡Que salga Pilato!, ¡Que sentencien al Galileo!, ¡La cruz para el Galileo!

Pilato: ¡Oh! Esas hienas acabarán por devorar al indefenso cordero que ha caído en sus manos, ¿Israelitas, que
quieren de mi?

Sacerdote: ¡La muerte, al Gólgota, la cruz para ese hombre!

Pueblo: ¡La muerte, al Gólgota, la cruz para este hombre!

Pilato: ¡Me han presentado a este hombre como pervertidor del pueblo y vean como preguntándole yo, delante de
ustedes no hallé culpa alguna de aquello que lo acusan, se lo remití a Herodes y tampoco el tetrarca lo cree culpable!
+ Si nada se ha probado que merezca la muerte, porque lo quieren matar?,
+ ¡así que lo soltaré después de haberlo mandado azotar! (mira a Malco para darle la Orden de llevar a Jesús)

Malco: Soldados llévenselo!(Se llevan a Jesús para azotarlo)

Pilato: ¡Malco! Asegúrate de que el castigo sea severo pero que no lo maten!

Malco: Así será!

Pueblo: ¡Es un blasfemo!, ¡justicia!, ¡crucifícale!, ¡es reo de muerte!, ¡La cruz para el blasfemo! ¡Al Gólgota!

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Narrador: Esta sentencia fue una infamia, si Jesús era inocente, ¿porque acababa de ordenar Pilato que lo azotaran?,
después Pilato se retiro de la azotea afrentando de sí mismo, temía encontrarse con su esposa. Llevaron a Jesús al
lugar de los tormentos y los soldados descargaban su furia sobre la espalda de Jesús, mientras que el pueblo entero
alborotado por los sacerdotes, fariseos y ancianos gritaban: “¡La cruz, el Gólgota para Jesús, Crucifíquenlo!”, con los
mismos gritos de la muchedumbre se redoblaban en vez de disminuir, Pilato mando que cubrieran la espalda del reo
con un manto purpura…

Jesús: ¡Padre, mi corazón está preparado! (los primero 20 azotes - cae)

Jesús: ¡Padre, mi corazón está preparado! (se levanta para recibir los últimos 19 azotes)

Narrador: Y lo condujeron a su presencia. El juez romano pensaba que por este medio irrisorio, aplacaría el furor del
pueblo y mando que Jesús perseguido por los soldados, fuera sacado del balcón para que el pueblo lo viera con su
manto purpura, su corona de espinas y la caña en la mano.

Pilato: ¡Véanlo Israelitas, hasta la figura de hombre ha perdido, desprécienlo, que importa que este hombre viva o
muera después de la afrenta que acaba de recibir!

Sacerdote: ¡Al Gólgota!, ¡Al Gólgota!, ¡Crucifícale, crucifícale!

Pueblo: ¡Al Gólgota!, ¡Al Gólgota!, ¡Crucifícale, crucifícale!

Pilato: ¡Defiéndete… ya oyes lo que dicen de ti!

Jesús: Ninguna potestad, tendría sobre mí, si no te fuera dada de lo alto.

Criado: (de Claudia) ¡Señor! Tu esposa me envía a decirte que no olvides tu promesa, que respetes la vida del
nazareno, porque es un hombre justo.

Caifás: ¡Pilato tu deber es respetar nuestra ley y castigar a los enemigos del Cesar!,
+ ¡Jesús se ha llamado Rey de los Judíos, que se rebeló contra Tiberio y merece la muerte en la cruz, crucifícale!

Pueblo. ¡Al Gólgota!, ¡Al Gólgota!, ¡Crucifícale, crucifícale!, ¡La cruz para el Nazareno!

Pilato: ¡Judíos! He interrogado por tercera vez a Jesús y mi conciencia dice que es inocente, o al menos que no merece
la muerte.
+ ¡Malco!, tráeme al prisionero (Malco acerca a Jesús)

Malco: Soldado trae al prisionero

Pilato: Entre ustedes existe la costumbre de conceder la libertad a un criminal en estos días!
+ ¡¿Quieren que suelte a Jesús o a Barrabas?!
Sacerdote: ¡¡Haz morir a Jesús y suelta a Barrabas!

Pueblo: ¡¡Haz morir a Jesús y suelta a Barrabas!!


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Pilato: Les preguntare por segunda vez, quieren que suelte a Jesús su rey llamado el Mesías o al multi asesino
Barrabas

Sacerdote: Nosotros no tenemos más rey que al Cesar, has morir a Jesús y suelta a Barrabas!

Malco: Suelten al prisionero

Guardia: ¡Pues ahí tienen a Barrabas!

Barrabas: ¡Soy Libre, soy libre! Jajajajaja

Pilato: ¡Advertí que la sangre del justo cae como plomo ardiente sobre conciencia del asesino!

Sacerdote: ¡Nosotros cargamos con la responsabilidad, caiga sobre la conciencia presente y sobre los hijos de los
hijos!, ¡Así sea!

Pueblo: ¡¡Así sea!!

Pilato: ¡Tomo el cielo por testigo que soy inocente de la muerte de este justo, la cólera caiga sobre sus verdugos! (Le
acercan agua a Pilato y se lava las manos)

Pueblo: ¡Así sea!

Malco: Soldados abran valla! (El pueblo va gritando)

 Primero actúan y luego se lee la estación


SEGUNDA ESTACIÓN
JESÚS CON LA CRUZ A CUESTAS

Malco: ¡Ustedes, encárguense del Nazareno! (Le escupen y le pegan) ¡Si eres el Cristo, adivina quién te pego!....
Jajajajaja… Salve su majestad, (doblando su rodilla ante él), Miren el que se dice ser Rey.

Narrador: Después de que Pilato autorizo la crucifixión, los soldados llevaron a Jesús al pretorio para prepararlo y
azuzaron contra él todo el batallón. Una vez que se burlaron de él, al fin se lo llevaron junto con dos malhechores para
crucificarlo. (Le ponen a Jesús la cruz sobre los hombros y se dirigen hacia el lugar de las calaveras o Gólgota).

 Primero actúan y luego se lee la estación


TERCERA ESTACIÓN

JESÚS CAE POR PRIMERA OCASIÓN


Narrador: Jesús agobiado por el cansancio y los golpes recibidos, cae extenuado por el peso de la cruz, los soldados
con golpes e insultos lo obligan a levantarse para cargar de nuevo la cruz.
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Malco: ¡Levántate infeliz, miserable!


+ ¿¡No que eres el Rey de los Judíos!?

 Primero actúan y luego se lee la estación

CUARTA ESTACION

SE ENCUENTRA CON SU MADRE MARIA


 María entra corriendo y los soldados la detienen

María: Hijo amadísimo, ¿qué te han hecho?... (Dirigiéndose a los soldados) ¡Es inocente!, ¡Porque lo tratan así!, ¡Dios
Mío, ¿porque tenía que pasar as?! ¡Una espada de dolor atraviesa mi corazón!

Narrador: María al enterarse del trágico fin de su amadísimo hijo y saber hacía donde se dirigen, tomo un atajo para
alcanzarlo, la acompañaban María Magdalena, Salome, Juan y María de Cleofás. La enervada multitud no la dejaba
llegar hasta su queridísimo hijo, los soldados al verla tan decidida no la dejaban pasar, pero su amor maternal la
impulsaba a llegar hasta los pies de su divino hijo.

Jesús: ¡Ya ves Madre, yo todo lo hago nuevo!

Malco: ¡Soldados saquen a esa Mujer de ahí!, ¡sigamos, que es medio día y el sol quema más que de costumbre!,
¡Camina miserable y no te detengas!

 Primero actúan y luego se lee la estación

QUINTA ESTACION

SIMON DE SIRINE AYUDA A CARGAR LA CRUZ

Malco: ¡Traigan a aquel hombre que viene allí y oblíguenlo a que ayude con la cruz.!

Cirineo: ¡¿Por qué yo, si no he cometido ningún delito?! (Trata de huir)

Malco: ¡Si no lo haces, te mandaré azotar!

Cirineo: ¡Ayudaré a este hombre pero ustedes son testigos de que ellos me obligaron!

Narrador: Por el camino se encuentran con un campesino que venía de sus labores, un tal simón, originario de sirine,
padre de Alejandro y Rufo, lo obligan a que ayude a Jesús a cargar la cruz. Simón da a cargar la cruz por la parte
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trasera, Jesús la lleva por delante… Esta ayuda que le proporcionaron los soldados, no hace sino aumentar el peso de
la cruz sobre los hombros de Jesús.

SEXTA ESTACION

LA VERONICA

Narrador: Una mujer piadosa llamada Verónica se compadece al ver a Jesús todo flagelado y se acerca con un paño
limpio y le enjuaga el rostro de sudor, polvo y sangre.

Verónica: ¡Mi Señor!, ¡Como te han martirizado! (Le seca con el manto y le da agua, al acercarse el soldado le tira el
agua)

Soldados: ¡Mujer que haces, fuera de aqui y apresuren el paso, ya que es demasiado tarde!

Narrador: Aprisiona contra su pecho el lienzo y lo enseña a la gente…

Verónica: ¡Milagro!, ¡Milagro!


 Primero actúan y luego se lee la estación

SEPTIMA ESTACIÓN

JESUS CAE POR SEGUNDA VEZ

Narrador: Jesús más agobiado y martirizado, cae por segunda vez en medio de la multitud que se avalanza para
castigarlo y levantarlo (Los soldados le ayudan a levantarse, mientras tanto lo insultan).

Malco: ¡Levanten a ese infeliz, que ya estamos cerca!

OCTAVA ESTACION

JESUS SE ENCUENTRA CON LAS MUJERES PIADOSAS

Narrador: Estaban varias mujeres piadosas que habían seguido a Jesús desde Jerusalén, las cuales lloraban y se
golpeaban el pecho por lo que Jesús les dijo:

Jesús: Hijas de Jerusalén, no lloren por mí, más bien lloren por ustedes mismas y por sus hijos, porque vienen días en
los que dirán:
+ “Dichosas las estériles, aquellas que no engendraron y dichosos los pechos que no amamantaron”.

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+ Entonces dirán a las montañas, ¡caigan sobre nosotros y a los collados; cúbranos, porque si esto hacen con el
árbol verde, que no harán con el seco!

(En esta estación sale el Cirineo)


NOVENA ESTACION

JESUS CAE POR TERCERA VEZ

Narrador: A cada paso que Jesús daba se cansaba cada vez más y agobiado por los insultos y flagelaciones, cae por
tercera vez, desmayándose de dolor.

Malco: ¡Levanten al reo, que ya casi estamos cerca del monte de las calaveras!, ¡Apresúrense que el medio día se esta
acercando y el sol quema más que de costumbre! (Le patea la cruz para que caiga)

Soldados: ¡Camina infeliz! Jajajajaja. ¡¿No que eres el Rey de los Judíos!?, ¡A ver si vienen tus súbditos a salvarte!

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DECIMA ESTACION

JESUS ES DESPOJADO DE SUS VESTIDURAS

Narrador: Despojaron a Jesús de sus vestiduras y la rifaron entre los soldados.

Malco: ¡Ustedes, encárguense de esos dos bandoleros! Y ¡Ustedes del Rey de los Judíos! (suben los soldados)

Soldados: ¡Mira que prendas tan finas!... ¡El cetro es de los más elegantes!, ¡Repartamos sus vestiduras!. ¡Sí, pero
cuando lo tengamos clavado en la cruz! (Clavan a los ladrones)

DECIMA PRIMERA ESTACI ON

JESUS ES CLAVADO EN LA CRUZ

Malco: Soldados, crucifiquen a los ladrones!

Narrador: Era la hora tercia cuando los soldados lo clavaron en la cruz, junto con los otros dos bandidos. Uno a su
derecha y otro a su izquierda, cumpliendo así, aquella profecía “Lo contaron entre los malhechores”

Soldados: (Clavan a Jesús y a los malhechores, los insultan y les pegan)

Jesús: Padre ¡Perdónales, porque no saben lo que hacen!

Narrador: Pilato había escrito un letrero que mando a fijar en la cruz el cual decía “ Jesús de Nazaret rey de los judíos”

Soldados: (Colocan el letrero en la punta de la cruz, apoyados en una escalera)

Pueblo: ¡No pongan rey de los Judíos! Sino ¡Soy el Rey de los Judíos!

Malco: ¡Lo que está escrito, escrito esta!

Narrador: Como el lugar donde había sido crucificado Jesús, quedaba cerca de la ciudad, muchos Judíos leyeron ese
letrero que estaba escrito en Hebreo, Latín y Griego.

Cuando terminaron de crucificarlo, echaron suerte a sus vestiduras para ver cuánto le tocaba a cada uno, los cuales
hicieron cuatro partes para cada soldado. Habían también recogido su túnica la cual no tenía ninguna costura, pues era
de un solo tejido desde arriba hacia abajo, hecha a mano.

Soldados: (¡No rasguemos la túnica, vamos echándola a la suerte a ver cómo nos toca!). (uno de ellos exclama ¡Es
mía, es mía!)

Narrador: Todo esto sucedió para que se cumpliese la escritura; “se repartieron mis vestidos entre ellos y sobre mi ropa
echaron suerte, los que por allí pasaban, lo insultaban meneando la cabeza y diciendo”:

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Caifás: ¡Oye, tú que destruyes el templo y lo vuelves a construir en tres días, Libérate para que podamos creer en ti!

Fariseo: ¡Si eres hijo de Dios, bájate de la cruz!

Sacerdote: ¡A librado a otros, pero no se puede librar a si mismo!

Publicano: ¡Con que tú eres el Rey de Israel!

Anciano: ¡Pues que se baje ahora de la cruz, y entonces creeremos en él!

Sacerdote: ¡En Dios ha confiado, que lo libere Dios si lo ama, porque él decía Yo soy el hijo de Dios!

Narrador: Hasta los que estaban crucificados con él, lo insultaban.

Gestas: ¿No que eres tú el Cristo?, ¡Sálvate a ti mismo y sálvanos a nosotros!

Dimas: ¡Cállate! Ni siquiera temes a Dios estando en este suplicio, nosotros justamente lo sufrimos y estamos
recibiendo el justo castigo de lo que hicimos, ¡pero este que ningún mal hecho! (Voltea a ver a Jesús)
+ ¡Jesús, acuérdate de mí cuando estés en tu reino!

Jesús: ¡Te lo aseguro que hoy mismo estarás conmigo en el paraíso!

Narrador: Junto a la cruz de Jesús, estaban su Madre, Juan, María de Cleofás hermana de su madre y María
Magdalena, mirando Jesús a su Madre allí presente y al discípulo a quien tanto amaba exclamo.

María: Carne de mi carne, corazón de mi corazón, hijo amadísimo, me quiero morir contigo!

Jesús: “Mujer, ahí tienes a tú hijo”, “Hijo, ahí tienes a tu madre”

María: ¡Hijo amadísimo!

Juan: ¡No nos dejes maestro!

Narrador: Desde ese momento, Juan se hizo cargo de María, la madre de Jesús.

DECIMA SEGUNDA ESTACION

JESUS MUERE EN LA CRUZ

Narrador: Sería la hora sexta, entonces quedo toda la tierra en vuelta en las tinieblas que duraron hasta la hora nona,
por haberse obscurecido el sol.

Jesús: ¡Eloí, Eloí lama sabajtaní!

Pueblo: ¡Oigan, está llamando a Elías!, ¡Esta llamando a su rey, está pidiendo que lo salve!
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Narrador: Después de esto, sabiendo Jesús que ya todo se había terminado, dijo para que se cumpliera la escritura:

Jesús: ¡Tengo Sed!

Narrador: Estaba allí un vaso en el suelo lleno de vinagre, acomodaron una esponja alrededor de la punta en una vara
de isopo después de empaparla en aquel vinagre se la llevaron a la boca.

Soldado: ¡Esperen, veamos si viene Elías a salvarlo!

Jesús: ¡Todo está consumado!


+ ¡Padre, en tus manos encomiendo mi espíritu!

Narrador: Jesús, dejando caer la cabeza, expiró. Entonces se rasgo en dos mitades el velo del santuario, desde arriba
hasta abajo. Tembló la tierra, se rasgaron las rocas, se abrieron los sepulcros y muchos cuerpos de santos ya difuntos
resucitaron y salieron de ellos. Malco y los demás soldados que justamente con él guardaban a Jesús, cuando miraron
el terremoto y las demás cosas que estaban sucediendo, se llenaron de gran terror.

Malco: ¡En verdad, este hombre era el hijo de Dios! (Malco cae de rodillas ante Jesús)

Narrador: Estaban por ahí muchas mujeres mirando desde lejos, mujeres que había seguido a Jesús desde Galilea
para servirle, entre ellas María Magdalena, María la madre de Santiago y José, y la madre de todos los hijos de
Zebedeo, Salomé y muchas otras. Y toda aquella muchedumbre que había concurrido a ver el espectáculo, mirando las
cosas que sucedieron volvía a la ciudad dándose golpes de pecho y llorando.

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DECIMA TERCERA ESTACION

JESÚS ES BAJADO DE LA CRUZ

Narrador: Como era el día de la preparación de la pascua, los judíos suplicaron a Pilato que se le quebrasen las
piernas a los crucificados, y quitaron los cuerpos de las cruces para que no pasaran ahí ese sábado, que era santísimo
y solemne, según el rito judío.

Soldado: ¡Señor, mandan a que les quiebren las piernas a los prisioneros!, para que mueran más pronto y no pasen ahí
mañana sábado, el cual es día solemne.

Pilato: ¡Esta bien soldado, haz lo que dice este hombre!

Narrador: Por eso fueron los soldados y les quebraron las piernas; al primero y luego al otro de los crucificados con
Jesús, pero al llegar a Jesús, viendo que ya estaba muerto, no le quebraron las piernas pero uno de los soldados le
abrió el costado con una lanza, brotando inmediatamente agua y sangre….

Soldado: Señor este hombre ya está muerto

Malco: Asegúrate de eso! (el soldado traspasa el pecho de Jesús con la lanza)

Narrador: Esto sucedió para que se cumpliera la escritura, “ Ni un hueso le quebraran” y también aquella que dice:
“Vieron al que traspasaron”…
+ Vino un hombre rico de Arimatea, llamado José, el cual había sido miembro distinguido del Sanedrín y no había
estado de acuerdo con la resolución de ellos, por lo que fue a pedir el cuerpo a Jesús.

José de Arímatea: (Dirigiéndose a Pilato) ¿Podrá bajar de la cruz al maestro y sepultarlo?

Pilato:¡Esta bien puede bajarlo y sepultarlo! (Jesús es bajado por los soldados y lo reciben José de Arimatea y María su
Madre.

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