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Nietzsche 2

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NIETZSCHE

1. VITALISMO

Para este autor, encerramos la vida en conceptos porque la multiplicidad que nos muestra la
vida nos da miedo. Nietzsche usa un lenguaje más próximo al arte, a la literatura, porque
considera estéril el lenguaje científico. Por eso, al usar múltiples metáforas, la obra de este
autor puede tener múltiples interpretaciones.

Nietzsche rechaza la prioridad que se ha dado tradicionalmente al pensamiento como


característica definitoria del ser humano, ya que esto implica una renuncia a otros aspectos
que también forman parte del individuo y escapan al control de la conciencia y el
pensamiento.

La realidad es un constante cambio, por eso critica los conceptos, porque estos intentan
encerrar el cambio constante que representan, encasillando la realidad en categorías que no
se ajustan a la realidad. El objetivo de este autor es mostrar la conexión con la vida y denunciar
el abuso que supone esta priorización del pensamiento.

Para explicar mejor estos aspectos, Nietzsche recurre a la cultura clásica, en concreto a las
figuras de Apolo y Dioniso. Lo apolíneo y lo dionisíaco representan la dualidad de la naturaleza
humana.

- Lo apolíneo representa el orden, el equilibrio, la razón, la mesura.


- Lo dionisíaco, en cambio, representa la fuerza, el caos, la exuberancia...

La admiración de Nietzsche por los clásicos proviene del hecho de que ellos no huyen de los
aspectos tristes o siniestros de la vida, sino que supieron armonizar los aspectos apolíneos con
los dionisíacos. Sin embargo, la civilización europea presenta un intento obsesivo por eliminar
el dolor de nuestras vidas, camuflándolo. Esta decadencia comenzó con Sócrates y el deseo de
dominar todos los aspectos de la vida a través de la razón. Más tarde, el cristianismo terminó
lo que se había empezado mediante la anulación de los instintos y la pasión. A ojos de
Nietzsche, la religión cristiana premia a los débiles y sumisos y los incapacita para desarrollarse
libremente.

La música, al no emplear la palabra ni la imagen, es el único arte capaz de expresar la esencia


de la vida tal y como es en sí misma. A diferencia de las palabras y los conceptos, la música es
capaz de expresar lo que va más allá de las leyes lógicas.

2. LA CRÍTICA

La filosofía de Nietzsche es principalmente una crítica radical a los fundamentos de la cultura


occidental, basada en una metafísica, una religión y una moral que han dejado en un segundo
plano a los valores vitales. Nuestra cultura es un producto del resentimiento contra la vida.

El método que emplea Nietzsche para llevar a cabo esta crítica se denomina “genealogía”, que
es un estudio crítico que pretende buscar el origen de todas nuestras valoraciones morales y
explicar la razón de la dominación de unos valores sobre otros. Nietzsche lleva a cabo esta
crítica desde tres frentes diferentes:
2.2. CRÍTICA A LA METAFÍSICA

Nietzsche se opone al dualismo platónico, que diferencia entre un mundo sensible e


imperfecto y un mundo suprasensible y perfecto. El primero es producto del segundo, siendo
este una especie de producto residual. Pero ¿por qué dividimos la realidad en dos planos? La
respuesta se encuentra en la necesidad de orden y estabilidad. Para poder pensar y
comunicarnos necesitamos conceptos, que tienen que funcionar como categorías estables que
nos sirven para organizar el aparente caos de la realidad. El exceso se produce cuando
tomamos estos conceptos como “más reales que a la realidad que representan. Pero nuestro
autor va más allá, y se plantea si la razón realmente es la facultad adecuada para conocer la
realidad y el mundo.

La necesidad de recurrir a un mundo suprasensible responde a la aversión por la vida y su


carácter efímero, trágico y cambiante. Se trata de un intento ingenuo por inmortalizar la
realidad a través de las categorías del pensamiento, lo que le quita su riqueza.

2.3. CRÍTICA A LA MORAL

Para Nietzsche no existen valores morales absolutos. La moral es básicamente una


herramienta al servicio de los poderosos para preservar la comunidad de los intereses de los
disgregadores. Para que el individuo adapte sus intereses a los del conjunto se utiliza en
primer lugar la coacción, que progresivamente es sustituida por la costumbre; finalmente se
transforma en la conciencia individual. Se consigue que los individuos antes libres se
autodisciplinen al interiorizar dichas normas y costumbres.

Nietzsche acusa a la moral platónico-cristiana de ser antinatural por ir en contra de los


instintos del hombre, ya que es síntoma de la decadencia occidental. Esta moral no gira en
torno al hombre, sino que gira en torno a Dios, lo que hace que el hombre acabe por rechazar
su propia naturaleza y que el hombre se resigne por un vida triste en el “más acá” para
prepararse para una vida más feliz en el “más allá”.

Esto surge del resentimiento de los débiles al ser incapaces de aceptar la vida tal y como es, es
decir, con su dimensión trágica. La moral cristiana nos inculca un complejo de culpa que nos
incapacita para exigir aquello que deseamos, es decir, nos predispone a sentirnos pecadores,
cosa que no sucede con la religión de los griegos por ejemplo. La religión cristiana pretende la
domesticación del ser humano, es la moral de la compasión que promueve la debilidad,
haciendo que sea más fácil la adaptación “al rebaño”.

Nietzsche la llama “moral de esclavos”, donde entrarían aquellos individuos incapaces de darse
libremente sus propias normas de actuación y que asumen los códigos morales que les
imponen otros. Para nuestro autor, lo “malo” es todo aquello que nos impide vivir
creativamente porque reduce nuestras capacidades vitales.
2.4. CRÍTICA AL CONOCIMIENTO

Nietzsche afirma que toda verdad es siempre relativa. Los científicos están empeñados en
perseguir la verdad, cuando esta tarea es absurda porque la verdad no existe, sólo existe la
perspectiva del espectador, que se impone a los demás cuando el observador es poderoso. Lo
que hace falaz el discurso científico es su pretensión de alcanzar la verdad objetiva. Nietzsche
sostiene que no hay hechos puros, si no que todo es producto de la interpretación que le
damos.

Además, la ciencia deja fuera aquellos aspectos de la vida que no tienen una medición objetiva
como las pasiones, el amor, la creatividad...de este modo, el progreso de la ciencia ha
destruido la potencia creadora y la intuición.

Los conceptos no sirven para acceder a la verdadera realidad, son solo herramientas con una
función representativa, pero la realidad es un flujo constante que no se deja atrapar en dentro
de conceptos, que pretenden ser inmutables. Los conceptos disfrazan la realidad, dando una
falsa apariencia de estabilidad, dejando fuera lo singular y concreto que es aquello que define
nuestra esencia.

La filosofía ha olvidado el carácter metafórico del concepto y busca en él la “esencia” de las


cosas. Por ejemplo, el concepto “hoja” se forma prescindiendo de las diferencias individuales
de las hojas, como si realmente se pudiera captar todas las esencias de cada hoja en particular
bajo ese concepto. Los conceptos son, pues, generalizaciones y por lo tanto ilusiones que la
costumbre ha ido disfrazando de realidad.

Nuestro autor es muy crítico con el lenguaje, que es la base de la tarea de disfrazar la realidad
alejándola de la vida. Por esto, Nietzsche usa un lenguaje basado en metáforas y símbolos que
son más ricos en significados y renuncian a esta dominación de la realidad. Busca nuevos
lenguajes más acordes con la imaginación y la vida. El lenguaje metafórico es más acorde con
la multiplicidad de la vida y su constante flujo.

3. MUERTE DE DIOS

Nietzsche lleva a cabo un análisis del devenir de la cultura occidental, del que extrae una
conclusión: “Dios ha muerto, nosotros lo hemos matado”. Con esto no quiere quedarse un una
mera crítica, sino que extrae de la misma diversas consecuencias.

La muerte de Dios represente el fin del monoteísmo cristiano y de la metafísica, ya que si solo
hay un Dios, hay una sola verdad, es decir, representa la muerte de todo lo que puede ser
objetivo y absoluto en este mundo. El hombre, al dejar de creer en ellos, sustituye a Dios y a la
verdad única por múltiples dioses y verdades en un intento de encontrar un nuevo sentido.

La muerte de Dios no es un triunfo, pero tampoco es algo de lo que tengamos que


lamentarnos. La consecuencia inmediata es la pérdida de referencias, el no saber a qué
atenerse. Pero esto es también un reto para las nuevas generaciones que deben encontrar
nuevos referentes. Este ateísmo primero, conduce al nihilismo.
4. NIHILISMO

La palabra “nihilismo” viene del griego donde “nihil” significa “nada”. Se refiere al proceso de
pérdida de valores que conduce al hombre a la desorientación más absoluta ya que tanto la
metafísica como la moral han perdido su fundamento. Una vez perdidas todas las referencias
del pasado, debemos crear nuevos principios, y esta vez, más acordes con la vida. Estos dos
momentos se corresponden con dos tipos de nihilismo:

-Nihilismo pesimista o negativo: es el propio de ese momento inicial de consternación por la


muerte de Dios.

-Nihilismo optimista o positivo: es el segundo momento, en el que los hombres fuertes agarran
su vida por las riendas y la asumen sin resentimiento, con toda su carga de dolor incluida. Es
propio de aquellos que se rigen por la moral de los señores.

Este es el momento para construir una nueva filosofía. Nietzsche presenta tres figuras
metafóricas para representar este cambio:

-Camello: el camello representa al hombre-esclavo que carga con una moral que le debilita y le
hace sentirse pecador y culpable. El camello se inclina ante la omnipotencia de Dios y la frase
que le caracteriza es “tú debes”.

-León: cuando el hombre tiene conciencia plena de la muerte de Dios y se reafirma en ella, se
representa con el león, que es audacia y explosión de fuerza, que arremete contra la vieja
moral. El león se enfrenta a Dios, aniquilando todo aquello que pueda quedar de los viejos
valores y la metafísica. La frase que le representa es “yo quiero”. Pero su libertad es negativa
todavía.

-Niño: una vez superada esta fase de destrucción, el hombre se percibe a sí mismo como
responsable de la muerte de Dios, descubriendo a la vez el poder de la voluntad e intuyendo la
voluntad como máximo valor. En este punto se reconcilia con la vida. A partir de aquí se
pueden originar nuevos valores. El niño ignora al pasado y no depende de él, por lo tanto,
estos nuevos valores no se verán influidos por todo aquello que ha sido destruido.

5. VOLUNTAD DE PODER

Nuestro autor identifica la voluntad con la búsqueda de poder, esa voluntad de poder que
quería apagar el cristianismo. La moral cristiana predica la humildad, la compasión y la
sumisión, contrarresta con la voluntad de poder, frenando la tendencia de la vida a afirmarse y
expandirse. Con “poder” nos referimos a todo aquello que puede llegar a ser (similar a la
“potencia” de Aristóteles).

La voluntad de poder es patente en la naturaleza y en esa lucha constante de todos contra


todos, en el devenir constante. Se encuentra presente en todos los seres vivos en mayor o
menor medida.

Nietzsche afirma que solo quien asume totalmente la vida de este mundo cambiante es capaz
de soportar la idea del eterno retorno de lo mismo, que resulta ser el eje de la nueva moral:
“Puedes hacer lo que desees, pero lo que hagas has de hacerlo de verdad, porque retornará
infinitas veces”. De este modo, Nietzsche quiere expresar que amar la vida es querer que se
repita, con lo bueno y con lo malo, es decir, aceptar también su dimensión trágica.

Soportar este pensamiento es una muestra de fuerza interior, del triunfo de una actitud
afirmativa ante la vida, independientemente de sus condiciones. No es ejercer un dominio
sobre los demás, sino que es afirmar la vida, crecimiento personal. Al que es verdaderamente
fuerte no le interesa doblegar a los demás.

El señor de sí mismo es capaz de realizar sus impulsos vitales, de gobernarse a sí mismo, es


decir, de tener poder sobre él. La voluntad de poder es así, voluntad de poder sobre uno
mismo.

6. TRANSMUTACIÓN DE VALORES Y SUPERHOMBRE.

Esta nueva moral exige un nuevo tipo de hombre: el “superhombre”. Este “superhombre” es
capaz de soportar la idea del eterno retorno y amar la vida en todas sus dimensiones. El
hombre actual es solo un puente. El hombre crea al superhombre al matar de Dios.

Para alcanzar esta etapa, el hombre actual debe experimentar una triple metamorfosis que ya
hemos señalado anteriormente; de camello a niño pasando por león.

¿Qué caracteriza la nueva moral propia del superhombre? La transvaloración de los valores,
que supone un cambio de rumbo a la hora de establecer una jerarquía: ahora la vida importa
más que la verdad. El objetivo es crear nuevos valores que pongan a la vida y al hombre como
centro. Las nociones morales de “bien” y “mal”, son sustituidas por valores vitales y sensibles.
El superhombre se enorgullece de su diferencia, se arriesga, representa el orgullo de sí mismo,
el individualismo y el temperamento artístico frente a la renuncia, igualdad y sumisión propias
de la moral del rebaño.

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