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Monografia Fisio

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FACULTAD DE CIENCIAS MÉDICAS

ESCUELA PROFESIONAL DE ENFERMERÍA

MONOGRAFÍA

FISIOLOGÍA FETAL Y RECIÉN NACIDO

AUTORAS:

 Álvarez Uriol, Hetzel


 Cárdenas Herrera, Danae
 Carrera Ramírez, Hellen
 Cuenca Arteaga, Bernardina
 Cueva Martínez, Maricela
 Escudero campos, Yaritza
 Moreno Palacios, Kelly
 Martínez Haro, Magaly
 Riquelme Paredes, Kiara
 Zavaleta León, Margarita

ASESORA:
Guerrero Espino, Luz Marina

LÍNEA DE INVESTIGACIÓN:
Salud perinatal e infantil

TRUJILLO – PERÚ

2018
ÍNDICE
DEDICATORIA

Este presente trabajo está dedicado primeramente a Dios, a nuestros padres por
darnos ánimos en todo momento y ayudarnos a cumplir una meta más, compañeros,
por hacer posible este trabajo, a nuestros amigos que nos ayudaron con sus
conocimientos, a nuestra instructora por todo el apoyo que nos ofreció y por estar
siempre asesorándonos.

Dedicamos esto a todas las personas que nos apoyaron, quienes nos dieron grandes
enseñanzas y han hecho que este trabajo se realice.

A todas las personas que, para alcanzar un sueño debes ser persistente y nunca
rendirse, a que nunca es tarde para estudiar, cuando te propones metas debes
alcanzarlos por más difícil que se ponga y hacer un sueño realidad.

Es para nosotras una gran satisfacción poder dedicarles este trabajo a todos ellos.
AGRADECIMIENTO

En la realización y ejecución de este trabajo participaron alumnas quienes


directamente aportaron la mano de obra, a Dios por la sabiduría los padres de familia,
que en algún momento cooperaron con determinados materiales, profesora por sus
enseñanzas y a los alumnos que hicieron posible que se lograra este trabajo, hemos
notado un cambio que se realiza con esfuerzo y esmero, de igual manera un trabajo
en equipo.
INTRODUCCIÓN

El interés en el desarrollo humano antes del nacimiento es muy amplio debido a la


curiosidad acerca de nuestro comienzo y al deseo de mejorar localidad de vida. Los
complicados procesos los cuales un niño se desarrolla a partir de una única célula son
milagrosos y pocos fenómenos, son más emocionantes que una madre que observa a
su feto durante una ecografía, ser testigo de la adaptación de un recién nacido a su
nuevo ambiente estimulante.

El desarrollo humano comienza con la fecundación cuando un gameto masculino


o espermatozoide se une con un gameto femenino u ovocito (óvulo) para formar una
única célula. El embrión es la etapa inicial del desarrollo de un ser vivo mientras se
encuentra en el huevo o en el útero de la hembra. En el caso específico del ser
humano, el término se aplica hasta el final de la octava semana desde la concepción
(fecundación). A partir de la octava semana, el embrión pasa a denominarse feto. En
los organismos que se reproducen de forma sexual, la fusión del espermatozoide y
el óvulo en el proceso denominado fecundación que determina la formación de
un cigoto, que contiene una combinación del ADN de ambos progenitores.

Después de la fecundación, el cigoto comienza un proceso de división, que ocasiona


un incremento del número de células, que reciben la denominación de blastómeros.
Posteriormente se inicia un proceso de diferenciación celular que determinará la
formación de los diferentes órganos y tejidos de acuerdo con un patrón establecido
para dar lugar a un organismo final.

Durante este proceso de diferenciación celular podemos diferenciar tres


etapas: basculación, gastrulación y organogénesis. Al concluir el desarrollo
embrionario, el organismo resultante recibe el nombre de feto y completará su
desarrollo hasta el momento del parto.

Un neonato o recién nacido es un bebé que tiene 28 días o menos desde su


nacimiento, bien sea por parto o por cesárea. La definición de este período es
importante porque representa una etapa muy corta de la vida; sin embargo, en ella
suceden cambios muy lentos que pueden derivar en consecuencias importantes para
el resto de la vida del recién nacido. El término se ajusta a nacidos pre término, a
término o pos término.

Durante los primeros 40 días de vida, se pueden descubrir la mayoría de los


defectos congénitos y genéticos. No todas las anomalías genéticas se manifiestan por
su clínica en el momento del nacimiento, pero con el manejo adecuado, se pueden
descubrir, prevenir y tratar gran parte de las enfermedades del nuevo ser humano.

La adaptación a la vida extrauterina, aunque parezca empíricamente simple y


evidente, es muy compleja y aún no se conoce por completo. Esta transición de la vida
intrauterina a la vida extrauterina comienza con las primeras respiraciones del recién
nacido y la interrupción de la circulación placentaria, que desencadenan una serie de
adaptaciones fisiológicas. En esta presente monografía, se describe dicha adaptación.
FORMULACIÓN DE OBJETIVOS

Objetivo General:

 Identificar los cambios que se producen en el desarrollo y crecimiento


humano durante la vida intrauterina y neonatal.

Objetivos específicos:

 Conocer las diferentes etapas que atraviesa el feto y el neonato.

 Conocer las funciones principales de los aparatos y sistemas que


intervienen en la fisiología del neonato.
CUERPO

I. CRECIMIENTO Y DESARROLLO FUNCIONAL DEL FETO

Al principio, la placenta y las membranas fetales se desarrollan con mayor rapidez que
el propio feto. De hecho, durante las 2 a 3 semanas siguientes a la implantación del
blastocito, el embrión sigue siendo casi microscópico, pero a continuación, la longitud
del feto aumenta casi en proporción con la edad gestacional. A las 12 semanas mide
unos 10 cm; a las 20 semanas, 25 cm, y al final del embarazo (40 semanas), 53 cm.

Dado que el peso del feto es más o menos proporcional al cubo de su longitud,
aumenta de forma casi proporcional al cubo de la edad fetal.

El peso es minúsculo durante las primeras 12 semanas y alcanza 450 g a las 23


semanas (5,5 meses) de gestación. A continuación, en el último trimestre de
embarazo, el feto experimenta una rápida ganancia de peso, de forma que 2 meses
antes del parto, el peso medio asciende a 1.350 g, 1 mes antes de nacer a 2.025 g y
en el momento de nacer, a 3.150 g; el peso final de los recién nacidos normales
nacidos tras un período de gestación normal oscila entre los 2 y los 5 kg.

I.1. DESARROLLO DE LOS SISTEMAS ORGÁNICOS

Un mes después de la fecundación del óvulo comienzan a aparecer las características


macroscópicas de los distintos órganos fetales y en los siguientes 2 a 3 meses se
establecen con carácter definitivo casi todos los detalles de los distintos órganos.
Después del cuarto mes, los órganos del feto son prácticamente idénticos a los del
recién nacido. No obstante, el desarrollo celular de cada órgano dista mucho de ser
completo y se precisan los 5 meses que restan de gestación. Incluso en el momento
del parto, algunas estructuras, en especial del sistema nervioso, los riñones y el
hígado, no se encuentran desarrolladas por completo, como se detallará más
adelante.

I.2. APARATO CIRCULATORIO


El corazón humano comienza a latir 4 semanas después de la fecundación y se
contrae con una frecuencia de alrededor de 65 lpm, cifra que aumenta de forma
constante hasta alcanzar los 140 lpm inmediatamente antes del nacimiento.

I.2.1. Formación de las células sanguíneas:

Hacia la tercera semana de desarrollo fetal comienzan a formarse eritrocitos


nucleados en el saco vitelino y en las capas mesoteliales de la placenta. Una semana
más tarde (a las 4-5 semanas), la mesénquima fetal y el endotelio de los vasos
sanguíneos fetales elaboran eritrocitos no nucleados. A continuación, a las 6 semanas,
el hígado comienza a formar células sanguíneas y en el tercer mes lo hacen el bazo y
otros tejidos linfáticos del organismo. Por último, a partir del tercer mes la médula ósea
se convierte poco a poco en la principal fuente de eritrocitos y de casi todos los
leucocitos, aunque el tejido linfático continúe produciendo linfocitos y células
plasmáticas.

Durante el embarazo, el sistema circulatorio fetal no funciona como lo hace después


del nacimiento. El feto se encuentra conectado por el cordón umbilical a la placenta,
órgano que se desarrolla e implanta en el útero de la madre durante el embarazo.

A través de los vasos sanguíneos del cordón umbilical, el feto recibe de la madre la
nutrición, el oxígeno y las funciones vitales indispensables para su desarrollo mediante
la placenta. Los productos de desecho y el dióxido de carbono del feto se envían al
sistema circulatorio de la madre a través del cordón umbilical y la placenta para su
eliminación.

I.3. APARATO RESPIRATORIO

Durante la vida fetal no existe respiración, ya que el saco amniótico no contiene aire.
No obstante, al final del primer trimestre de la gestación comienzan a producirse
intentos de movimientos respiratorios, causados especialmente por estímulos táctiles y
por la asfixia fetal. Durante los últimos 3 o 4 meses del embarazo los movimientos
respiratorios del feto se inhiben casi por completo, debido a razones que aún se
ignoran, y los pulmones permanecen prácticamente desinflados. La inhibición de la
respiración durante los últimos meses de la vida fetal evita que los pulmones se llenen
de líquido y de desechos del meconio excretado por el feto al líquido amniótico a
través del tubo digestivo.

Durante el embarazo, el sistema circulatorio fetal no funciona como lo hace después


del nacimiento. El feto se encuentra conectado por el cordón umbilical a la placenta,
órgano que se desarrolla e implanta en el útero de la madre durante el embarazo.

A través de los vasos sanguíneos del cordón umbilical, el feto recibe de la madre la
nutrición, el oxígeno y las funciones vitales indispensables para su desarrollo mediante
la placenta. Los productos de desecho y el dióxido de carbono del feto se envían al
sistema circulatorio de la madre a través del cordón umbilical y la placenta para su
eliminación.

La placenta es el medio a través del cual se produce el intercambio de oxígeno y


dióxido de carbono entre la sangre fetal y la sangre materna. Cumpliendo con la ley de
los gases, estos se movilizan por difusión simple desde un lugar de mayor
concentración a otro donde la concentración es menor.

La placenta se encarga de controlar la presión parcial de los gases en la


sangre fetal; de este modo impide que el centro respiratorio del feto se estimule ante el
aumento o la carencia de algunos de estos gases.

Por lo tanto, el feto obtiene el oxígeno a través de la sangre que le llega por el
cordón umbilical, la cual fluye hacia su corazón y desde allí se distribuye a todo su
organismo. Después de que la sangre oxigenada ha abastecido las células del feto,
regresa a través de la arteria umbilical hacia la placenta, órgano responsable de
eliminar los productos de desecho de la respiración y el cuerpo del feto para luego
oxigenar de nuevo la sangre.

SISTEMA NERVIOSO

I.4. APARATO DIGESTIVO


I.5. RIÑONES
I.6. METABOLISMO

II. ADAPTACIÓN DEL NEONATO A LA VIDA EXTRAUTERINA

II.1. INICIO DE LA RESPIRACIÓN


El efecto más evidente que conlleva el nacimiento consiste en la pérdida de la
comunicación con la madre a través de la placenta y, por consiguiente, en una
carencia de sostén metabólico. El lactante debe comenzar a respirar, lo que supone
sin duda el cambio más importante.

2.1.2. Causa de la respiración neonatal:

Tras un parto normal, si la madre no ha estado sometida al efecto depresor de los


anestésicos, el niño suele respirar en unos segundos y su ritmo respiratorio se
normaliza en menos de 1 min. La rapidez con la que el recién nacido comienza a
respirar refleja la exposición súbita al mundo exterior y obedece probablemente a un
ligero estado de asfixia inherente al proceso del nacimiento, y también a los impulsos
sensitivos originados en la piel del lactante, que se enfría de forma súbita. Si un
lactante no respira de forma inmediata, su organismo se tornará cada vez más
hipóxico e hipercápnico, lo que estimulará aún más al centro respiratorio y obligará al
niño a respirar al cabo de otro minuto.

2.1.3. Alteración de la respiración tras el nacimiento (riesgo de


hipoxia):

Si la gestante recibe anestésicos generales durante el parto (con la consiguiente


anestesia, al menos parcial, del feto) será probable que el lactante tarde algunos
minutos en respiar; lo que pone de manifiesto la importancia que comporta emplear la
menor cantidad de anestesia obstétrica posible. Por otra parte, muchos lactantes que
han sufrido un traumatismo craneal durante el parto tardan en respirar o incluso no
llegan a hacerlo. Ello se debe a 2 efectos.

En primer lugar; algunos recién nacidos presentan una hemorragia intracraneal que
provoca un síndrome de conmoción cerebral y una notable depresión del centro
respiratorio. En segundo lugar, un estado de hipoxia durante el parto origina una
depresión grave del centro respiratorio.

II.2. EXPULSIÓN PULMONAR AL NACER

En el momento del nacimiento, las paredes de los alveolos están colapsados a causa
de la tensión superficial del líquido viscoso que contienen. Por lo general, se precisa
una presión inspiratoria negativa superior a 25 mmHg para contrarrestar los efectos de
esta tensión superficial y abrir los alveolos por primera vez. No obstante, una vez
abiertos, la respiración puede continuar con movimientos respiratorios bastantes
débiles. Las primeras inspiraciones del recién nacido normal son sumamente potentes
y con frecuencia generan una presión negativa en el espacio intrapleural de hasta 60
mm Hg.

II.2.1. Síndrome de dificultad respiratoria causado por una


carencia de surfactante:

Un pequeño número de lactantes, en especial prematuros o hijos de madres


diabéticas, sufren un síndrome grave de dificultad respiratoria en las primeras horas o
días de vida y algunos fallecen 1 día después.

Un rasgo característico del síndrome de dificultad respiratoria consiste en la


incapacidad del epitelio respiratorio para secretar cantidades suficientes de
surfactante, una sustancia elaborada por las células alveolares en condiciones
normales y que reduce la tensión superficial del líquido alveolar, con lo que los
alveolos se abren con facilidad durante la inspiración.

La célula secretora de surfactante (neumocitos de tipo 2) no comienzan a sintetizarlo


hasta el último trimestre de gestación. Por consiguiente, muchos recién nacidos
prematuros y algunos nacidos a término carecen de la capacidad de secretar
cantidades adecuadas de surfactante cuando nacen, lo que explica la tendencia de los
alveolos a colapsarse y la aparición de edema pulmonar.

II.3. REAJUSTES CIRCULATORIOS AL NACER

El comienzo de la respiración al nacer reviste la misma importancia que la adaptación


inmediata de la circulación para que los

Pulmones reciban un aporte sanguíneo suficiente tras el parto.

Asimismo, los ajustes circulatorios que tienen lugar durante las primeras horas de vida
aumentan cada vez más el flujo sanguíneo que irriga el hígado del lactante, que hasta
esos momentos era escaso. Antes de describir tales reajustes será preciso revisar la
anatomía de la circulación fetal.
Anatomía especial de la circulación fetal. Dado que los pulmones básicamente no
funcionan durante la vida fetal y que la función del hígado sólo es parcial, no es
necesario que el corazón fetal impulse demasiada sangre hacia los pulmones y el
hígado. En cambio, debe bombear grandes cantidades de sangre a través de la
placenta. Por consiguiente, existen algunas características anatómicas especiales por
las cuales el aparato circulatorio fetal funciona de forma muy distinta al de los recién
nacidos. La sangre que regresa desde la placenta a través de la vena umbilical
atraviesa el conducto venoso, evitando en gran parte el paso por el hígado. A
continuación, casi toda la sangre que penetra en la aurícula derecha procedente de la
vena cava inferior accede directamente a la aurícula izquierda a través de la cara
posterior de la aurícula derecha y del agujero oval. Así pues, la sangre oxigenada
procedente de la placenta penetra mucho más en el lado izquierdo del corazón que en
el derecho y es bombeada por el ventrículo izquierdo sobre todo a las arterias de la
cabeza y las extremidades superiores.

La sangre que llega a la aurícula derecha desde la vena cava superior desciende al
ventrículo derecho a través de la válvula tricúspide. Se trata, en su mayoría, de sangre
desoxigenada de la cabeza del feto, que el ventrículo derecho bombea a la arteria
pulmonar y después, a través sobre todo del conducto arterioso, a la aorta
descendente y a las dos arterias umbilicales hasta llegar a la placenta, donde esta
sangre pobre en oxígeno se oxigena.

Puede verse que el 55% de toda la sangre se dirige a la placenta, lo que supone que
tan sólo el 45% de ella llega a los tejidos fetales. Es más, durante la vida fetal, sólo el
12% de la sangre riega los pulmones, mientras que inmediatamente después del parto
la práctica totalidad de la sangre los atraviesa. Cambios de la circulación fetal tras el
parto. Los cambios básicos que experimenta la circulación fetal en el momento del
nacimiento se estudiaron en el capítulo 23, en relación con las anomalías congénitas
del conducto arterioso y del agujero oval, que persisten durante toda la vida en
algunas personas. En resumen, se trata de los siguientes cambios.

Disminución de la resistencia pulmonar y aumento de la resistencia vascular general al


nacer. Los principales cambios que sufre la circulación en el momento del parto
consisten, en primer lugar, en la pérdida del enorme flujo sanguíneo que atraviesa la
placenta, lo que duplica la resistencia vascular general al nacer. En consecuencia, se
incrementa la presión aórtica, así como la presión del ventrículo y la aurícula
izquierdos.
En segundo lugar, las resistencias vasculares pulmonares experimentan un gran
descenso, debido a la expansión pulmonar.

Cuando los pulmones fetales no se expanden, los vasos sanguíneos están sometidos
a compresión debida al reducido volumen pulmonar. Nada más se produce su
expansión, cesa la compresión de los vasos y la resistencia al flujo sanguíneo
disminuye de forma considerable. Asimismo, durante la vida fetal, la hipoxia pulmonar
provoca un grado notable de vasoconstricción tónica de los vasos sanguíneos
pulmonares, que se dilatan cuando desaparece esa hipoxia por efecto de la ventilación
pulmonar. Todos estos cambios reducen hasta en cinco veces la resistencia al flujo
sanguíneo que atraviesa los pulmones, con lo que se disminuyen la presión arterial
pulmonar, la presión ventricular derecha y la presión auricular derecha.

CAMBIOS DE LA CIRCULACIÓN FETAL TRAS EL PARTO

Cierre del agujero oval. El descenso de la presión de la aurícula derecha y el


aumento de la presión de la aurícula izquierda que se producen a causa de los
cambios experimentados por las resistencias pulmonares y sistémicas en el momento
del nacimiento la sangre trate de fluir de forma retrógrada a través del agujero oval, es
decir, desde la aurícula izquierda a la derecha, en vez de en la dirección contraria,
como sucede durante la vida fetal. Por consiguiente, la pequeña válvula situada sobre
el agujero oval, en el lado izquierdo del tabique auricular, se cierra, obstruyendo el
orificio e impidiendo que la sangre atraviese el agujero oval.

En las dos terceras partes de toda la población, esta válvula se adhiere al agujero oval
pasados unos meses o años y constituye un cierre permanente. No obstante, aun en
los casos en los que este cierre definitivo no tiene lugar, la presión de la aurícula
izquierda a lo largo de la vida suele permanecer de 2 a 4 mmHg más elevada que la
de la aurícula derecha y esta presión retrógrada mantiene la válvula cerrada.

Cierre del conducto arterioso. El conducto arterioso también se cierra, aunque por
razones distintas. En primer lugar, el incremento de las resistencias generales eleva la
presión aórtica, mientras que la disminución de la resistencia pulmonar reduce la
presión de la arteria pulmonar. En consecuencia, después del nacimiento, la sangre
comienza a fluir de forma retrógrada desde la aorta hasta la arteria pulmonar
atravesando el conducto arterioso, en lugar de dirigirse en la otra dirección, como
sucedía en la vida fetal. No obstante, pasadas sólo unas horas, la pared muscular del
conducto arterioso experimenta una gran contracción y en el plazo de 1-8 días esta
vasoconstricción alcanza la magnitud suficiente para interrumpir el flujo sanguíneo.
Este proceso recibe el nombre de cierre funcional del conducto arterioso.

Con posterioridad, durante los siguientes 1- 4 meses, el conducto arterioso suele


experimentar una oclusión anatómica, debida al crecimiento de tejido fibroso en la luz.

El cierre del conducto arterioso guarda relación con la mayor oxigenación de la sangre
que atraviesa el conducto. Durante la vida fetal, la Po2 de la sangre que pasa por él es
tan sólo de 15-20 mmHg, pero aumenta hasta alcanzar los 100 mmHg unas horas
después del parto. Por otra parte, se ha comprobado en numerosos experimentos que
el grado de contracción del músculo liso de la pared del conducto depende en gran
medida de la disponibilidad de oxígeno.

El conducto de uno de cada varios miles de lactantes no llega a cerrarse, dando lugar
a lo que se conoce como conducto arterioso permeable. La ausencia de cierre se ha
atribuido a una dilatación excesiva del conducto, provocada por la presencia de
prostaglandinas vasodilatadoras en la pared del conducto. De hecho, la administración
de indometacina, que bloquea el efecto dilatador de las prostaglandinas, logra a
menudo el cierre del conducto.

Cierre del conducto venoso. Durante la vida fetal, la sangre portal procedente del
abdomen fetal se une a la de la vena umbilical y en conjunto atraviesan el conducto
venoso hasta acceder directamente a la vena cava, justo por debajo del corazón, pero
por encima del hígado, con lo que evita el paso por este órgano.

Inmediatamente después del nacimiento, la sangre deja de fluir por la vena umbilical,
aunque gran parte de la sangre portal todavía atraviesa el conducto venoso y tan sólo
un pequeño porcentaje pasa a través de los canales del hígado. No obstante, en el
plazo de 1-3 h, la pared muscular del conducto venoso se contrae con fuerza e
interrumpe el flujo. Como resultado, la presión de la vena porta pasa de medir casi 0
hasta 6-10 mmHg, cifra lo bastante elevada como para obligar a la sangre de la porta
a atravesar los senos hepáticos. Aunque el conducto venoso se cierra en casi todos
los casos, apenas se conocen los factores que propician dicho cierre.

NUTRICIÓN DEL NEONATO

Antes de nacer el feto obtiene casi toda su energía de la glucosa de la sangre


materna. Después del nacimiento, la cantidad de glucosa almacenada en el
cuerpo del lactante en forma de glucógeno hepático y muscular cubre sus
necesidades durante solo una horas, la función del hígado neonatal todavía
es insuficiente lo que impide que se produzca una gluconeogenia
importante. Por consiguiente, la glucemia de los lactantes suele disminuir el primer día
de vida hasta 30-40 mg/dL, lo que se supone menos de mitad de la cifra normal. Por
fortuna, el lactante dispone de mecanismos adecuados para desviar su metabolismo
hacia los lípidos y las proteínas almacenadas, hasta recibir leche materna 2-3 días
después. A menudo resulta difícil suministrar un aporte adecuado al recién nacido, ya
que la velocidad de recambio de los líquidos corporales es siete veces mayor que la
de los adultos y la leche materna tarda varios días en formarse. De ordinario el peso
del neonato disminuye entre el 5 y10 % en ocasiones hasta el 20% en los dos o tres
primeros días de vida. Casi toda esta disminución se debe a la perdida de líquidos y
no de solidos corporales.

III. PROBLEMAS FUNCIONALES ESPECIALES EN EL NEONATO


Una de las principales características de los recién nacidos consiste en la
inestabilidad de los distintos sistemas de control hormonal y nervioso. Ello se
debe, por una parte, a un desarrollo insuficiente de los distintos órganos del
cuerpo y, por otra, a que los sistemas de control aún no se han ajustado a la
nueva forma de vida.

III.1. APARATO RESPIRATORIO


III.2. CIRCULACIÓN
III.3. FUNCIÓN HEPATICA
III.4. EQUILIBRIO HIDRICO Y FUNCIÓN RENAL
III.5. DIGESTIÓN Y METABOLISMO
III.6. METABOLISMO BASAL DEL RECIÉN NACIDO

IV. CONCLUSIONES
V. REFERENCIAS BIBLIOGRAFICAS
 Guyton A y Hall P. Tratado de fisiología médica. 13ª ed. España: Elseiver;
2016.
VI. ANEXOS

CRONOGRAMA DE ACTIVIDADES PARA ELABORAR MONOGRAFÍA


Actividades Sem Sem Sem Sem Sem Sem Sem Sem
8 9 10 11 12 13 14 15
1. Reunión de
coordinación
2. Entrega de temas y
preguntas
problematizadoras
3. Asesoramiento y
revisión del desarrollo de
la monografía
4. Revisión de la
introducción
5. Revisión del cuerpo de
la monografía
6. Revisión de
conclusiones
7. Presentación de la
monografía (informe
completo preliminar)
8. Revisión de la
monografía y Evaluación
(según ficha temática)
9. Corrección de las
observaciones
10. Sustentación de la
monografía

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