Informe de Ecologia
Informe de Ecologia
Informe de Ecologia
ASIGNATURA:
ECOLOGIA GENERAL
DOCENTE:
BLG.
TITULO:
MINERIA Y AMBIENTE (CASO ESPECIAL MADRE DE DIOS)
INTEGRANTES:
BORIS LUIS TORRES GUERRERO
JORGE LEO TALLEDO TAMANI
FERNANDO ISIDRO SALAZAR SANDOVAL
EDUARDO LEVI SILVANO RUIZ
HAROLD MOISES YUYARIMA MASHINGASHI
DORITA FARIDA VELA RAMIREZ
JOSHEP VACALLA CHUQUIVAL
LEONARDO LENNER LEONEL TORRES
PIERO JONAS SANGAMA DAVILA
CICLO:
2
NIVEL:
1
IQUITOS – PERU
2024
INTRODUCCION
La minería y el medio ambiente son dos aspectos interrelacionados
que han generado una creciente preocupación en el ámbito global. La
actividad minera, fundamental para la extracción de recursos
naturales como minerales, metales y combustibles fósiles, ha
impactado de manera significativa en los ecosistemas, los recursos
hídricos, la calidad del aire y la biodiversidad. A medida que la
demanda de estos recursos sigue en aumento, se hace imperativo
abordar los desafíos ambientales asociados con la minería de manera
sostenible.
La relación entre minería y ambiente ha sido objeto de debate y
análisis en diversos sectores, desde la academia hasta la sociedad
civil y la industria. Mientras la minería proporciona materiales
esenciales para el desarrollo económico y tecnológico, sus prácticas a
menudo generan preocupaciones en términos de degradación
ambiental, contaminación y agotamiento de recursos no renovables.
POBLACION MINERA
Actualmente se estima una población de 12,000 personas dedicadas
directamente a la actividad minera en la Región de Madre de Dios (el
30 % aprox. son mineros informales) y 30,000 personas
aproximadamente dependen indirectamente de ella a través de
actividades colaterales.
CONFLICTO SOCIAL
En la actualidad se tienen identificadas tres zonas de conflicto, en las
cuales se vienen dando problemas de carácter social entre
comunidades nativas y colonos mineros, originados por la posesión y
explotación de terrenos auríferos, estas zonas de conflicto son las
siguientes:
CONSECUENCIAS DERIVADAS
Incremento de la informalidad minera y de los impactos negativos al
medio ambiente y retraso de los procesos de formalización de la
actividad minera, en perjuicio del desarrollo socio económico de la
región y del Estado. Cabe destacarse que la protección de las zonas
de amortiguamiento y de las zonas de no admisión de petitorios en
determinadas áreas de Comunidades Nativas, solo se refleja en
documentos pero no así en la realidad, dado que estas zonas vienen
siendo intensamente explotadas y con el mayor índice de
informalidad minera.
La minería informal e ilegal no repara en lo más mínimo en el cuidado
del ser humano, la aplicación de normativas de seguridad
ocupacional, el pago de impuestos para sostener una adecuada
infraestructura sanitaria, ni en la aplicación de tecnologías óptimas de
extracción, mitigación y bioremediación.
En cuanto a la salud no sólo de los mineros que trabajan en
condiciones de riesgo elevado a la exposición al polvo, la radiación
solar excesiva, la humedad, el ruido, traumatismo mecánico
vibratorio, exposición directa al mercurio especialmente en estado
gaseoso presente en los lugares de compra de oro y otros productos
químicos tóxicos, accidentes laborales frecuentes, sino también sobre
la población general debido a las ingentes cantidades de mercurio
vertido a las fuentes de agua que son utilizadas por los poblados de
toda la cuenca del río Madre de Dios, además de la destrucción
indiscriminada del frágil suelo amazónico, la deforestación de sus
bosques, la migración desordenada asociada al incremento de
enfermedades infectocontagiosas, violencia social, trata de personas,
prostitución e inseguridad alimentaria.
Daño alarmante
La actividad minera se desarrolla siempre sobre concesiones
forestales castañeras. Algunos indígenas amahuacas que accedieron
a declarar para este artículo, sin que sus nombres sean citados por
seguridad, indican que los concesionarios de castaña siguen
permitiendo que los mineros operen en sus terrenos y a cambio
reciben entre 10 y 15 gramos de oro semanalmente. La retribución,
explican, está sujeta a la cantidad de metal que sea extraída por los
ilegales. Uno de los dirigentes amahuacas refiere que, pese a las
interdicciones, frente a Boca Pariamanu aún hay tres grandes focos
de minería. Cada uno de estos enclaves, indica, ha generado la
depredación de unas 10 hectáreas de bosque. “Hay concesionarios de
castaña que ya tienen su propia maquinaria y ahora se dedican a
sacar oro en los terrenos donde deben conservar los árboles”, dice.
El dirigente indígena advierte que la deforestación minera se ha
extendido por toda la cuenca del río Pariamanu hasta Boca
Pariamarca, un sector que alberga solo concesiones de castaña y que
está ubicado a más de una hora por río desde Boca Pariamanu. Según
sostiene, allí es donde los mineros ilegales han levantado
nuevos bares, tiendas para venta de licor y locales donde se
ejerce la prostitución clandestina. El presidente de la Federación
Nativa del Río Madre de Dios y Afluentes (Fenamad), Julio Cusurichi,
tiene la misma información en torno al movimiento de los focos
mineros, río arriba, desde Boca Pariamanu. Pero indica que no ha
recibido reportes sobre el funcionamiento ilícito de locales pues no se
trata de un área donde haya comunidades nativas. “Sí se ve que va
bastante gente para allá, que hay movimiento hacia esos ríos”, dice.
En un año y tres meses, la minería ilegal causó una deforestación de
105 hectáreas en el Pariamanu. Foto: FEMA.
El año pasado, cuando los asientos mineros ilegales se expandían
peligrosamente en el Pariamanu, los amahuacas empezaron a llamar
a esta zona “la Nueva Pampa”. Además de la creciente deforestación,
sabían sobre la operación de cantinas entre el bosque de castaña y
que se registraban asaltos a mano armada. Pero en diciembre último
ocurrió hasta ahora lo peor. Los indígenas amahuacas cuentan que
unas 20 personas fueron asaltadas cuando viajaban en un bote por el
río Pariamanu rumbo a Puerto Maldonado. Cinco hombres armados
que abordaron la embarcación cerca de los puntos de minería
ilegal fingieron ser pasajeros y perpetraron el atraco durante el viaje.
Daño alarmante
La actividad minera se desarrolla siempre sobre concesiones
forestales castañeras. Algunos indígenas amahuacas que accedieron
a declarar para este artículo, sin que sus nombres sean citados por
seguridad, indican que los concesionarios de castaña siguen
permitiendo que los mineros operen en sus terrenos y a cambio
reciben entre 10 y 15 gramos de oro semanalmente. La retribución,
explican, está sujeta a la cantidad de metal que sea extraída por los
ilegales. Uno de los dirigentes amahuacas refiere que, pese a las
interdicciones, frente a Boca Pariamanu aún hay tres grandes focos
de minería. Cada uno de estos enclaves, indica, ha generado la
depredación de unas 10 hectáreas de bosque. “Hay concesionarios de
castaña que ya tienen su propia maquinaria y ahora se dedican a
sacar oro en los terrenos donde deben conservar los árboles”, dice.
El dirigente indígena advierte que la deforestación minera se ha
extendido por toda la cuenca del río Pariamanu hasta Boca
Pariamarca, un sector que alberga solo concesiones de castaña y que
está ubicado a más de una hora por río desde Boca Pariamanu. Según
sostiene, allí es donde los mineros ilegales han levantado
nuevos bares, tiendas para venta de licor y locales donde se ejerce la
prostitución clandestina. El presidente de la Federación Nativa del Río
Madre de Dios y Afluentes (Fenamad), Julio Cusurichi, tiene la misma
información en torno al movimiento de los focos mineros, río arriba,
desde Boca Pariamanu. Pero indica que no ha recibido reportes sobre
el funcionamiento ilícito de locales pues no se trata de un área donde
haya comunidades nativas. “Sí se ve que va bastante gente para allá,
que hay movimiento hacia esos ríos”, dice.
Bares
como este donde se ejerce la prostitución clandestina han sido
intervenidos durante las últimas interdicciones contra la minería ilegal
en el Pariamanu. Foto: FEMA.
En los tres meses que lleva como fiscal provincial de la Fiscalía
Especializada en Materia Ambiental (FEMA) de Madre de Dios, Carlos
Chirre ya ha encabezado varios operativos contra la minería ilegal en
el Pariamanu. En uno de estos, relata, su comitiva halló un foco
minero que había generado, aproximadamente, 20 hectáreas de
deforestación. Sin embargo, hasta ahora no se ha logrado capturar a
ningún minero ilegal en la zona. Para el fiscal, todo hace indicar
que hay vigías en las entradas a los enclaves de extracción, quienes
dan la voz de alerta cuando ven llegando por río a las autoridades.
“En algunos lugares encontramos maquinaria, pero en otros los
mineros las hunden antes de huir”, comenta.
RECOMENDACIONES
Bibliográfica
https://es.mongabay.com/2021/05/deforestacion-mineria-ilegal-
pariamanu-peru/