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JUICIO DE RECONOCIMIENTO Y FIRMA Jurisprudencia

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Magistrado Ponente : JOSÉ LUIS GUTIÉRREZ PARRA.

En el juicio por reconocimiento de instrumento privado


(incidencia de ejecución de sentencia), propuesto ante el Juzgado
Noveno de Primera Instancia en lo Civil, Mercantil, del Tránsito y
Bancario de la Circunscripción Judicial del Área Metropolitana de
Caracas, por el ciudadano JORGE LUIS VILLEGAS
FERNÁNDEZ, titular de la cédula de identidad número V-
9.817.453, actuando en su propio nombre y representación por ser
abogado en ejercicio, inscrito en el Instituto de Previsión Social del
Abogado (I.P.S.A.) bajo el número 54.362, contra la
ciudadana DORAIDA JOSEFINA
FERNÁNDEZ de VILLEGAS, titular de la cédula de identidad
número V-1.980.071, sin representación judicial acreditada en autos;
el Juzgado Superior Sexto en lo Civil, Mercantil, del Tránsito y
Bancario de la misma circunscripción judicial, conociendo en
apelación, dictó sentencia el dieciocho (18) de octubre del año 2022,
mediante la cual declaró sin lugar el recurso de apelación propuesto
por la parte actora, confirmó en todas sus partes el fallo dictado en
primer grado de jurisdicción, el cual declaró que lo pretendido por el
recurrente relacionado al análisis de las obligaciones contraídas en
el negocio jurídico en cuestión, deben ser dilucidadas mediante una
acción autónoma, por cuanto la decisión de reconocimiento de
documento es una sentencia declarativa. No hubo costas.

El 2 de noviembre del año 2022, la parte demandante anunció


recurso extraordinario de casación, el cual fue admitido el 7 del
mismo mes y año.
El 16 de noviembre de 2022, fue recibido el expediente en la
Secretaría de esta Sala de Casación Civil.

El 12 de diciembre del año 2022, se dio cuenta en Sala y se


asignó la ponencia del presente juicio, al Magistrado Dr. José Luis
Gutiérrez Parra.

El 13 de diciembre de 2022, el demandante actuando en su


propio nombre presentó escrito de formalización del recurso de
casación. No hubo impugnación.

El 27 de enero de 2023, la Sala dictó auto en el cual declaró


concluida la sustanciación.

Cumplidas las formalidades legales, pasa la Sala a dictar


decisión y lo hace previa las siguientes consideraciones:

ÚNICO

Ante cualquier otra consideración, la Sala estima conveniente


decidir preliminarmente acerca de la admisibilidad del recurso
extraordinario de casación interpuesto, en atención a su doctrina
pacífica, reiterada y consolidada conforme a la cual estableció, que
es en definitiva al Tribunal Supremo de Justicia a quien le
corresponde decidirlo, no obstante haberlo admitido la instancia,
facultad que ejerce, bien de oficio o a instancia de parte, cuando
observare que la admisión se hizo violentando los preceptos legales
que regulan la materia. Por cuanto, de resultar el auto de admisión,
contrario a derecho, podrá revocarlo y, por vía de consecuencia,
deberá declararlo inadmisible; por tanto, no será necesario juzgar el
problema sometido a consideración de esta Sala de Casación Civil.

Ahora bien, de la revisión de las actas procesales que


conforman el presente expediente, se observa que el Juzgado
Superior Sexto en lo Civil, Mercantil, del Tránsito y Bancario de la
Circunscripción Judicial del Área Metropolitana de Caracas, en la
decisión dictada el 18 de octubre de 2022, resolvió la apelación
ejercida conforme a los razonamientos que se citan a continuación:
‘...Se desprende de las copias certificadas, cursantes en
el cuaderno de apelación que conoce esta Alzada, que
se inició ante el Tribunal A-quo, juicio contentivo de la
acción por reconocimiento de instrumento privado,
incoado por el ciudadano Jorge Luis Villegas
Fernández, en contra de la ciudadana Doraida
Fernández de Villegas, anteriormente identificados,
mediante escrito libelar presentado en fecha tres (03)
de agosto de 2021.
En fecha cinco (05) de agosto de 2021, el Juzgado A-
quo le dio entrada y procedió a admitir la demanda,
ordenando el emplazamiento de la parte demandada,
ciudadana Doraida Josefina Fernández de Villegas, de
conformidad con los dispuesto en el artículo 338 y
siguientes del Código de Procedimiento Civil.
Según se desprende de la narración de los hechos de la
sentencia definitiva de fecha veinticinco (25) de
febrero de 2022, la cual fue consignada en copia
certificada a los autos, la parte demandada quedó
debidamente citada en fecha treinta y uno (31) de
agosto de 2021, iniciándose el lapso para dar
contestación a la demanda, sin que la parte accionada,
haya comparecido por sí o por medio de apoderado
judicial alguno; observándose que la misma suerte
ocurrió en el lapso de promoción de pruebas, en la cual
no compareció la parte accionada ni presentó ningún
elemento probatorio.
Es así que en fecha veinticinco (25) de febrero de 2022,
el Juzgado de origen procedió a dictar sentencia
definitiva señalando, que en vista a la incomparecencia
de la parte demandada, a la fase alegatoria así como a
la fase probatoria, declaró reconocido el documento en
base a la parte in fine del artículo 444 del Código de
Procedimiento Civil, y consecuencialmente, con lugar
la demanda.
Mediante diligencia de fecha cuatro (04) de abril del
presente año, la parte recurrente, presentó diligencia
solicitando la ejecución de la sentencia que resolvió el
fondo del asunto, peticionando se oficiara a la oficina
de Registro Público, a los fines que se procediera a la
inscripción registral de la misma.
En fecha once (11) de abril de 2022, el Juzgado Noveno
de Primera Instancia en lo Civil, Mercantil, Tránsito y
Bancario de la Circunscripción Judicial del Área
Metropolitana de Caracas, negó la ejecución de la
sentencia en el entendido de proceder a la
protocolización del fallo en el Registro Público,
fundamentando lo siguiente:
(… Omissis…)
‘…Ahora bien, en la referida sentencia se declaró
‘RECONOCIDO EL CONTENIDO Y FIRMA DE LA
CIUDADANA DORAIDA JOSEFINA FERNANDEZ
DE VILLEGAS EN EL INSTRUMENTO PRIVADO
DE FECHA 15 DE ABRIL DE 2020 que dio origen al
presente procedimiento”, conforme a los términos en
que fue planteada la demanda y de conformidad con
lo establecido en el artículo 444 y siguientes del
Código de Procedimiento Civil.
El procedimiento que aquí se ventila tiene por
finalidad reconocer o no, en su contenido y firma, un
determinado instrumento privado, como en efecto así
sucedió, por lo que la sentencia que se dicta tiene
carácter declarativo, es decir, declara que el
documento que antes era privado, ahora es un
documento privado reconocido (en contenido y
firma), sin entrar a analizar las prestaciones de cada
una de las partes previstas en el instrumento en
cuestión, pues corresponde a las partes ejercer las
acciones que considere pertinentes en otro
procedimiento autónomo, distinto a este.
En consideración de lo anterior, resulta forzoso
negar como en efecto se niega la ejecución de la
sentencia en el sentido de procederse a su
protocolización en el Registro Público por resultar a
todas luces improcedente. ASÍ SE ESTABLECE...’
Contra la anterior decisión, fue ejercido recurso de
apelación el cual se fundamentó en los siguientes
puntos:
Expresó que la acción de reconocimiento de
instrumento privado se fundamentó en las disposiciones
contempladas en el artículo 444 y siguientes del Código
de Procedimiento Civil, bajo la pretensión que dicha
escritura adquiriera los efectos a que se refiere el
artículo 1357 del Código Civil venezolano; que por la
naturaleza del fallo debe considerarse que el mismo no
es susceptible de que sea efectuado un complimiento
voluntario de quien resulte obligado por ella, que ante
tal razón solicitó la parte actora se ordenara comunicar
el contenido del Fallo ante la Oficina de Registro
Público respectiva para que procediera a la inscripción
Registral, tal y como se encuentra previsto a su decir
en el Titulo IV, Libro II, de la Norma Adjetiva Civil.
Que la negativa de ordenar la protocolización del fallo,
comporta una denegación de Justicia, igualmente señaló
al momento de ejercer la acción de reconocimiento, no
solo fue usada su alocución para su exigencia, sino
también en el petitorio como tal pretendiendo que el
documento en cuestión surtiera los efectos del artículo
1359 y 1360 de Nuestro Código Sustantivo.
Expresa el apelante que no puede entenderse la falta de
congruencia entre ambos fallo, esto es, la decisión que
se pronunció sobre el fondo del asunto y el recurrido,
ya que el primero de los mencionados, el cual califica
de acertado, cita las normas pertinentes y aplicables en
la acción, mientras que el segundo de los fallos,-hoy
recurrido en apelación-, sin razón aparente, niega la
inscripción registral de la escritura y ordena el
ejercicio de una nueva acción, sin indicarla como
tampoco indica quienes podrían ser los demandados,
por lo que considera que el fallo recurrido está viciado
de Incongruencia e Inmotivación, así como de ausencia
de determinación.
Señala que el artículo 531 del Código de Procedimiento
Civil, prevé la posibilidad de que una sentencia
sustituya al contrato como título de donde surge la
obligación.
Que la preparación de la vía ejecutiva, no era el
propósito de la acción de autos, por considerar que la
escritura no contiene ninguna promesa incumplida de
pago ni el establecimiento de alguna deuda u
obligación, que lo que se pretendió fue la declaratoria
del documento con los efectos del artículo 1357 del
Código Civil.
Que ante tales consideraciones, el Juzgado recurrido al
negar el registro de la sentencia, menoscabó su
precepto constitucional relativo al debido proceso, por
lo cual aduce que corresponde a este Tribunal corregir
la falta del acto dictando la ampliación que aclare los
puntos dudosos indicados.
-III-
Motivaciones para Decidir
Llegada la oportunidad procesal para ello, pasa de
seguida este tribunal de alzada a emitir su
pronunciamiento respecto al recurso puesto a su
consideración y para ello observa:
El apelante denuncia que el Juez del Juzgado A-quo
incurrió en los vicios de Inmotivación y de
incongruencia, ante ello, oportuno es para quien
suscribe señalar que de existir tales vicios, éstos serán
subsanados con la sentencia que se profiera, debiéndose
pronunciar esta instancia acerca del punto debatido,
dado el deber del Juez de alzada de corregir los vicios
que pudiera contener la decisión apelada por ser
materia de orden público procesal, todo ello de
conformidad con lo establecido en el artículo 209 del
Código de Procedimiento Civil. Así se establece.
Así las cosas, se tiene que la presente acción concierne
al reconocimiento de instrumento privado, suscrito
entre los ciudadanos Jorge Luis Villegas Fernández y
Doraida Josefina Fernández De Villegas, actuando esta
última en representación de su cónyuge Miguel Antonio
Villegas Ruíz, y en nombre propio, referido a un
contrato de compra-venta de bienes inmuebles ubicados
en el estado Anzoátegui, en ese sentido se detalla en el
capítulo concerniente al petitorio del escrito libelar, lo
que de seguidas se indica:
‘…acudo ante usted con el fin de ejercer la acción
indicada en el artículo 450 del Código de
Procedimiento Civil, vigente a la fecha en contra de
la ciudadana DORAIDA JOSEFINA FERNANDEZ de
VILLEGAS…para que, con el carácter de vendedora,
reconozca el documento privado firmado por ella
para el día 15 de abril de 2020, y éste alcance los
efectos señalados en los artículos 1359 y 1360 del
Código Civil…’
De igual manera, señala en el capítulo del derecho:
‘…Así las cosas y de esta manera, he decidido exigir
que su firmante DORAIDA JOSEFINA
FERNANDEZ de VILLEGAS, concurra ante una
autoridad pública con capacidad de dar fe pública al
contenido y firma del documento; fundamentalmente
porque la otorgante -sin negarse abiertamente- no
termina de disponerse a concurrir ante una autoridad
del sector a realizar la confirmación correspondiente,
de manera que el instrumento sea tenido como uno
de aquellos que tenga la fuerza prevista en los
artículos 1357 y siguientes del Código Civil…’.
En cuanto a la figura del reconocimiento de
instrumento privado, señala el autor patrio Emilio
Calvo Baca, en su obra PROCEDIMIENTO CIVIL
ORDINARIO VENEZOLANO, lo siguiente:
(...Omissis...)
Así las cosas, se observa de los conceptos antes
citados, que la acción por reconocimiento de
instrumento privado, es aquella capaz de otorgarle a un
instrumento privado, efectos de certeza y que tiene una
preponderancia dentro del derecho probatorio, que en
virtud de su alcance y eficacia se equipara con la del
instrumento público, tal como lo preceptúa el artículo
1363 del Código Civil venezolano, el cual reza:
“…Artículo 1363: El instrumento privado
reconocido o tenido legalmente por reconocido, tiene
entre las partes y respecto de terceros, la misma
fuerza probatoria que el instrumento público en lo
que se refiere al hecho material de las declaraciones;
hace fe, hasta prueba en contrario, de la verdad de
esas declaraciones…”.
En nuestro sistema civil venezolano, el reconocimiento
de documentos privados, puede solicitarse por acción
principal o por vía incidental.
Por acción principal, mediante demanda en juicio
ordinario, mientras que mediante la vía incidental, se
produce el documento junto con el libelo de demanda,
en el caso de la parte actora, en un juicio principal
cuyo objeto no sea específicamente el reconocimiento
del documento privado, sino como medio probatorio.
Cuando el reconocimiento del documento se pretende
por acción principal, el demandado en la contestación
de la demanda, deberá manifestar si reconoce o niega
formalmente el instrumento, si el demandado fue
debidamente citado y se produce confesión ficta, esto
es, si no comparece el demandado al acto de la litis-
contestación, no promoviere nada que le favoreciere, y
la petición no es contraria al orden público, se dará por
reconocido el documento.
Así las cosas, si en la fase alegatoria el demandado,
niega la firma o declara no conocerla por atribuírsele a
una persona del cual sea heredero, el actor deberá
promover la prueba de cotejo y en caso de no ser
posible, puede promover la de testigo, debiéndose
promover y evacuar conforme a las reglas establecidas
por el Código de Procedimiento Civil, para la
tramitación del juicio ordinario y atendiendo las reglas
de los artículos 444 a 448, tal como lo dispone el
artículo 450 ejusdem.
Así lo ha ratificado la Sala de Casación Civil del
Tribunal Supremo de Justicia en decisión N° 115 de
fecha 23 de abril de 2010, en la cual estableció lo
siguiente:
(…Omissis…)
La norma precedentemente transcrita establece la
conducta que deben desplegar las partes cuando la que
puede obrar contra ellos.
En efecto, la parte contra quien se produzca el
instrumento tiene la opción de reconocerlo o
desconocerlo, no obstante su silencio al respecto, surte
como efecto el reconocimiento del mencionado
instrumento privado.
En otras palabras, se trata de una norma que regula el
establecimiento de la prueba documental dentro del
proceso, razón por la cual prescribe una determinada
conducta que el demandado debe desplegar y de la cual
depende la incorporación del documento en el proceso.
Respecto al desconocimiento de un instrumento
privado, esta Sala, en sentencia N° 561 de fecha 22 de
octubre de 2009, caso: Giuseppe Infantino Taibi contra
Laureano Gutiérrez Mosquera, estableció lo siguiente:
(...Omissis...)
‘Ahora bien, en el caso de autos y bajo la Luz del
procedimiento anteriormente detallado, evidencia
esta Sentenciadora que, el instrumento en cuestión,
quedó legalmente reconocido, al no comparecer la
parte demandada ni por sí ni por medio de apoderado
judicial, al lapso de emplazamiento ni aportó ningún
medio probatorio, ni consta que la petición fuere
contraria a derecho, en virtud de encontrar asidero
en nuestra norma adjetiva, surtiendo la consecuencia
jurídica de lo estatuido en la parte in fine, del
artículo 444 de la Norma Adjetiva Civil.
En este sentido existen pronunciamientos reiterados
que afirman que, el reconocimiento o
desconocimiento de un documento privado en
nuestra legislación se refiere “únicamente a la firma”
pues, los documentos en nuestra legislación se
diferencian entre públicos y privados, en virtud de
que, en la formación de los primeros interviene un
funcionario que da fe pública del contenido del
mismo “documento público”, y hacen plena prueba,
entre las partes y ante terceros, mientras que los
documentos privados, son creados por las partes, sin
la intervención de funcionario público alguno, y
hace efecto jurídicos en juicio sólo entre las partes
que los suscribieron, siendo clasificado por la
doctrina, la jurisprudencia y la ley como una prueba
escrita, la cual por su naturaleza es pre-constituida y
posee una gran presunción de sinceridad y fiabilidad,
ya que contiene hechos que conciernen a las partes,
los cuales se verificaron antes de presentarse
cualquier controversia entre ellas, quienes lo
suscriben una vez estén conformes con su redacción
y contenido, tal y como lo precisa el Código Civil en
sus artículos 1.355 y 1.356.
Ricardo Henríquez La Roche, en su “Código de
Procedimiento Civil, Tomo III, segunda edición
actualizada, p. 424, explica:
(...Omissis...)
Evidentemente, para que los instrumentos privados
gocen de plena validez y efecto entre las partes y
terceros, es necesario que sea reconocido por las
partes, bien expresamente o bien de manera tácita,
como lo establece el artículo 1.363 del Código Civil,
denominándolos documentos privados reconocidos y
tenidos legalmente por reconocidos. Es decir, que se
tiene como cierto y surte efectos erga omnes en lo
que respecta al hecho material de la declaración
hecha por ellos y a tal efecto, se equipara al
documento público en su valor probatorio, siendo
solo desvirtuable mediante la tacha de falsedad. En
este caso, queda a la parte que se sienta afectada
promover la falsedad del instrumento ante el órgano
competente, pero en caso que, “ si es un documento
privado reconocido o tenido legalmente por
reconocido, como constituye una prueba de la
verdad de las declaraciones que contiene hasta que
se demuestre lo contrario”, si la parte quiere
contradecir esa declaración o negar su firma deberá
promover la tacha de falsedad, tal como lo establece
el artículo 1.381 del Código Civil, donde señala los
casos en que procede la tacha del documento
privado, en tal sentido si un documento privado, fue
reconocido como en el caso de marras, este como
cualquier otro instrumento público, se encuentra
sujeto a tacha, por eso, este tipo de juicio es
netamente de naturaleza declarativa.
En este sentido, se observa del caso bajo estudio
que, el mismo trata precisamente del reconocimiento
de un documento privado reconocido, el cual
constituye medio probatorio que demuestra el
negocio jurídico realizado por los contratantes, esto
quiere decir que el negocio existe, correspondiendo a
quien se sirva del instrumento privado reconocido
judicialmente, intentar mediante vía autónoma el
cumplimiento de ese negocio jurídico, por ser como
se adujo en el párrafo anterior un juicio que persigue
netamente la declaratoria de (la existencia de un
negocio jurídico que se busca se reconozca), mas no
conlleva intrínsecamente el cumplimiento del
contenido de lo reconocido vía judicial. Así se
declara.
En esta línea de consideraciones que se vienen
esgrimiendo, quien aquí juzga considera necesario
traer a colación los artículos 1.363 y 1.364 del
Código Civil, que textualmente rezan:
“…Artículo 1.363.- El instrumento privado
reconocido o tenido legalmente por reconocido, tiene
entre las partes y respecto de terceros, la misma
fuerza probatoria que el instrumento público en lo
que se refiere al hecho material de las declaraciones;
hace fe, hasta prueba en contrario, de la verdad de
esas declaraciones.
Artículo 1.364.- Aquél contra quien se produce o a
quien se exige el reconocimiento de un instrumento
privado, está obligado a reconocerlo o negarlo
formalmente. Si no lo hiciere, se tendrá igualmente
como reconocido. Los herederos o causahabientes
pueden limitarse a declarar que no conocen la firma
de su causante.”.
Las disposiciones anteriormente transcritas, permiten
evidenciar que una persona puede acudir al órgano
jurisdiccional a exigir el reconocimiento de la firma
de un instrumento privado, con el entendido que el
obligado a reconocerlo, si lo hace, se tiene por
reconocido (en el caso de que sea producido en
juicio y haya sido opuesto para su reconocimiento);
y para el caso en que acuda al llamamiento al
Tribunal y voluntariamente reconozca su firma, se
constituye en documento privado reconocido. En
ambos casos, no es de la incumbencia del juez
indagar sobre la certeza o falsedad del contenido del
documento, ya que no se está discutiendo la falsedad
del mismo…”
Lo anterior se debe entender que, el órgano de
administración de justicia que conozca de este tipo
de juicios, atinentes al reconocimiento de
instrumento privado, solo producirá los efectos de un
fallo netamente declaratorio, ello en virtud de que
tradicionalmente la doctrina procesal clasifica la
sentencia, conforme al fin que en el mundo jurídico
cumple la norma individualizada en que ella se
resuelve.
Así, cuando el dispositivo del fallo ordena o impone
una prestación al obligado, porque se estima la
pretensión del que exige justicia, se está ante las
denominadas sentencias de condena; por otro lado,
cuando el dispositivo del fallo no ordena ningún
cumplimiento frente a un obligado, sino que
reconoce una situación jurídica, cabe hablar de
sentencias declarativas; y, por último, cuando la
sentencia afecta a la relación jurídico material, en
tanto crea, modifica o extingue una determinada
relación jurídica, se habla de las denominadas
sentencias constitutivas...’ (Vid. sentencia de la Sala
Constitucional de este máximo tribunal, N° 1906 del
13 de agosto de 2002).
Así las cosas y realizadas las definiciones de rigor, se
observa que la decisión definitiva recaída en el
presente asunto, declaró como RECONOCIDO el
documento y firma del contrato de compra venta
celebrado entre los ciudadanos DORAIDA JOSEFINA
FERNANDEZ DE VILLEGAS y JORGE LUIS
VILLEGAS FERNANDEZ, tal y como fue peticionado
en el escrito libelar, a saber: “… acudo ante usted con
el fin de ejercer la acción indicada en el artículo 450
del Código de Procedimiento Civil, vigente a la fecha
en contra de la ciudadana DORAIDA JOSEFINA
FERNANDEZ DE VILLEGAS…para que con el carácter
de vendedora, reconozca el documento privado firmado
por ella el día 15 de abril de 2020 …”
Expresado lo anterior, atisba esta jurisdicente, tal como
fue declarado por el tribunal de la recurrida, la decisión
que resolvió el fondo de lo debatido, forma parte de las
llamadas sentencias o decisiones declarativas, esto
quiere decir que, tiene por función reconocer la
existencia o inexistencia de situación de derecho, mas
no persigue el cumplimiento de esa obligación
reconocida, pues para ello tiene las vías judiciales,
preexistentes en nuestro sistema jurídico, mediante los
cuales dicho cumplimiento debe ser necesariamente
reclamado en otro juicio. Así se establece.
En tal sentido el recurso puesto a revisión de este
órgano jurisdiccional, no evidencia la incongruencia de
la decisión recurrida, señalada por el recurrente, pues
esta ocurre cuando el juez extiende su decisión más allá
de los límites del problema judicial que le fue
sometido, ni la incongruencia negativa, que es propia
cuando el juez omite el debido pronunciamiento sobre
alguno de los términos del problema, así como tampoco
se verifica el vicio de inmotivación, pues la decisión
recurrida fue claramente motivada al dictaminar: “ El
procedimiento que aquí se ventila tiene por finalidad
reconocer o no, en su contenido y firma, un
determinado instrumento privado, como en efecto así
sucedió, por lo que la sentencia que se dicta tiene
carácter declarativo, es decir, declara que el
documento que antes era privado, ahora es un
documento privado reconocido (en contenido y firma),
sin entrar a analizar las prestaciones de cada una de
las partes previstas en el instrumento en cuestión, pues
corresponde a las partes ejercer las acciones que
considere pertinentes en otro procedimiento autónomo,
distinto a este. En consideración de lo anterior, resulta
forzoso negar como en efecto se niega la ejecución de
la sentencia en el sentido de procederse a su
protocolización en el Registro Público por resultar a
todas luces improcedente. (…)...”; siendo ello así, se
evidencia que la sentencia que dictó el tribunal
recurrido, es la que denomina la doctrina y
jurisprudencia, como (sentencias declarativas), no
siendo dado al órgano de administración de justicia
extenderse más allá de los efectos de la decisión que
dicto, quedando de parte de quien se beneficio de la
decisión tomar las acciones que a bien corresponda para
hacer cumplir o no, el instrumento privado reconocido,
mediante las distintas acciones judiciales, existentes en
el ordenamiento jurídico. Así se declara.
Por todo lo antes señalado, considera quien suscribe
que el pronunciamiento proferido por el A-quo en fecha
once (11) de abril de 2022, se encuentra ajustado a
derecho, pues lo pretendido por el recurrente de autos,
relacionado al análisis de las obligaciones contraídas
en el negocio jurídico en cuestión, deben ser
dilucidadas mediante una acción autónoma, distinta a
las pretendidas en la presente causa, resultando forzoso
para quien suscribe declarar, SIN LUGAR, el recurso
de apelación ejercido por el abogado JORGE LUIS
VILLEGAS FERNANDEZ, inscrito en el Inpreabogado
bajo el N° 54.362, y por consiguiente CONFIRMAR en
toda y cada una de sus partes, el fallo apelado, tal y
como se declarará en forma expresa, positiva y precisa
en el dispositivo del presente fallo. Así se decide.
-IV-
Dispositiva
Por todos los razonamientos anteriormente expuestos,
este Juzgado Superior Sexto en lo Civil, Mercantil,
Tránsito y Bancario de la Circunscripción Judicial del
Área Metropolitana de Caracas, administrando Justicia
en nombre de la República Bolivariana de Venezuela y
por autoridad de la ley, de conformidad con los
artículos 12, 242 y 243 del Código de Procedimiento
Civil, en concordancia con los artículos 26 y 257 de la
Carta Magna, declara:
Primero: SIN LUGAR el recurso de apelación ejercido
por el abogado JORGE LUIS VILLEGAS
FERNANDEZ, actuando en nombre propio, contra la
decisión dictada en fecha once (11) de abril de 2022
por el Juzgado Noveno de Primera Instancia en lo
Civil, Mercantil, Tránsito y Bancario de la
Circunscripción Judicial del Área Metropolitana de
Caracas en el juicio que por RECONOCIMIENTO DE
INSTRUMENTO PRIVADO, incoara el prenombrado
ciudadano, contra la ciudadana DORAIDA JOSEFINA
FERNANDEZ de VILLEGAS, plenamente identificados
en autos, por no estar fundamentada en causa legal.
Segundo: SE CONFIRMA en todas y cada una de sus
partes, la decisión recurrida de fecha 11 de abril de
2022, dictada por el Juzgado Noveno de Primera
Instancia en lo Civil, Mercantil, Tránsito y Bancario de
la Circunscripción Judicial del Área Metropolitana de
Caracas.
Tercero: No hay condenatoria en costas dada la
naturaleza del fallo apelado.
Publíquese, regístrese y déjese copia certificada de la
presente decisión en la Sede del Despacho de
conformidad con el artículo 248 del Código de
Procedimiento Civil y devuélvase al Tribunal de la
causa en su oportunidad legal...”. (Fin de la cita.
Negrillas y cursivas del texto transcrito).
De lo decidido por el juez ad quem se observa, que se trata de
un recurso de apelación suscitado en etapa de ejecución de sentencia
en un juicio de reconocimiento de documento privado, en el cual se
negó la solicitud del demandante de ordenar el registro de la
decisión que declaró reconocido el documento en el Registro Público
correspondiente; por lo que considera esta Sala que, esa decisión
recurrida en casación es una interlocutoria dictada en etapa de
ejecución de sentencia.

Respecto a ello, dispone el ordinal 3° del artículo 312 del


Código de Procedimiento Civil, lo siguiente:
“…Artículo 312.- “El recurso de casación puede
proponerse:
(…Omissis…)
3º Contra los autos dictados en ejecución de
sentencia que resuelvan puntos esenciales no
controvertidos en el juicio, ni decididos en él; o los
que provean contra lo ejecutoriado o lo modifiquen
de manera sustancial, después que contra ellos se
hayan agotado todos los recursos
ordinarios…”. (Negritas y cursivas de la Sala).

La norma precedentemente transcrita pone de manifiesto la


posibilidad de proponer el recurso de casación contra los autos
dictados en ejecución de sentencia, siempre y cuando, en dichos
autos, el jurisdicente haya resuelto puntos esenciales no
controvertidos o cuando por interpretación de la sentencia
definitivamente éste provea contra lo ejecutoriado modificando o
renovando significativamente el dispositivo.
De allí que, la admisibilidad del recurso de casación dependerá
de si el auto recurrido en etapa de ejecución de sentencia se
encuentra enmarcado dentro de los supuestos excepcionales
establecidos en el ordinal 3º del artículo 312 del Código de
Procedimiento Civil, pues de no existir alteraciones, modificación o
cualquier acto de ejecución imprevisible por el tribunal, que genere
inseguridad jurídica e implique la futura transformación y
mutabilidad de lo ordenado en la sentencia de mérito, no sería
posible o factible recurrir a casación.

En concordancia con lo antes expuesto, esta Sala, en sentencia


número 185, de fecha 20 de marzo de 2006, (caso: Doris Ramos de
Jiménez y otro contra Inversiones Saydor, S.R.L. y otros ), con
respecto a la admisibilidad del recurso extraordinario de casación
contra autos dictados en ejecución de sentencia, sostuvo lo siguiente:
“...Ahora bien, las decisiones dictadas en etapa de
ejecución de sentencia, en principio no son revisables
en la sede casacional, salvo que las mismas resuelvan
puntos esenciales no controvertidos en el juicio, ni
decididos en él; que las mismas provean contra lo
ejecutoriado o lo modifiquen de manera sustancial,
después que contra ellos se hayan agotado los recursos
ordinarios…
...Omissis...
…En relación con la admisibilidad del recurso
extraordinario de casación contra los autos dictados en
ejecución de sentencia, como en el caso de autos, la
Sala ratificó su criterio de inadmisibilidad, mediante
sentencia N° RH.00571, de fecha 6 de julio de 2004,
expediente N° AA20-C-2004-000376, caso: Garbis
Dermesropian contra la sociedad mercantil White
Banana Cream, C.A., en los términos siguientes:
‘..Respecto a la admisibilidad del recurso de casación
en estos casos, de autos dictados en ejecución de
sentencia, la Sala, en sentencia Nº 168 de fecha 25 de
mayo de 2000, expediente Nº 2000-024, en el (caso: de
Flor María Araña Arenas contra Consorcio Beverly
Hills C.A. y otro), estableció lo siguiente:
‘…En fecha 21 de octubre de 1998, el tribunal de la
causa dictó providencia en la que ordenó la ejecución
de la transacción y fijó un lapso de ocho días para el
cumplimiento voluntario. Contra éste auto de ejecución
fue ejercido recurso de apelación por la parte
querellada.
Analizando la naturaleza de este fallo, es fácil encuadrarlo
en los llamados autos dictados en ejecución de sentencia,
que no encuadra dentro de los supuestos excepcionales
establecidos en el ordinal 3º del artículo 312 del Código de
Procedimiento Civil, porque el juez de la recurrida no
proveyó contra lo ejecutoriado, ni modificó de manera
sustancial lo decidido...’.
Al respecto, la jurisprudencia constante y pacífica de este
Supremo Tribunal, reiterada entre otras en decisión de fecha
25 de junio de 1998, expresó:
‘...Al respecto, la Sala en sentencia de fecha 13 de
febrero de 1992 estableció lo siguiente:
En materia de autos sobre ejecución de sentencias rige
el principio general de la inadmisibilidad del recurso de
casación salvo los casos excepcionales que propia ley
prevé en relación con autos que versan sobre puntos
esenciales no controvertidos en el juicio ni decididos
en él, o los que provean contra lo ejecutoriado o lo
modifiquen de manera sustancial, tal como lo dispone
el ordinal 3º del artículo 312 del Código de
Procedimiento Civil anteriormente transcrito.
Es evidente que el espíritu y razón de esta norma, que
también consagró el derogado Código de Procedimiento
Civil, es preservar la autonomía e intangibilidad de la
cosa juzgada, pues se trata de evitar que el juez
ejecutor, al resolver sobre aparentes puntos nuevos
esenciales no controvertidos o al interpretar la decisión
que ejecuta, incurre en el error de alterar, modificar o
contrariar sustancialmente los efectos de aquella…’.
(Subrayado de la Sala).
Del criterio expuesto ut supra, se evidencia que la
decisión bajo estudio, no es revisable en casación, pues
no está comprendida en ninguno de los casos
establecidos en el ordinal 3º del artículo 312 del
Código de Procedimiento Civil, que permite la
excepcional admisión del recurso de casación contra los
autos dictados en ejecución de sentencia, cuando
resuelvan puntos esenciales no controvertidos en el
juicio ni decididos en él o, provean contra lo
ejecutoriado modificándolo de manera sustancial, lo
cual no se evidencia en el caso sub iudice, pues el auto
recurrido, confirmó la ejecución del fallo definitivo
emanado del tribunal del primer grado, sin modificar lo
decidido…”. (Cursivas y subrayado de la sentencia).

De conformidad con el precedente jurisprudencial citado


anteriormente, al analizar la naturaleza del fallo recurrido, el cual
fue dictado en la etapa de ejecución de sentencia, esta Sala estima
que no es de aquellos recurribles en casación, pues dicha decisión
confirmó la decisión de primer grado de jurisdicción que negó la
solicitud de la parte actora relativa a que se ordene la inscripción del
contenido del documento reconocido en el Registro Inmobiliario
respectivo, sosteniendo –acertadamente- que los efectos del juicio
de reconocimiento de documento privado es netamente declarativo,
en la cual solo se reconoce la existencia o inexistencia de una
situación de derecho, más no persigue el cumplimiento de esa
obligación reconocida, pues para ello tiene las vías judiciales
preexistentes en nuestro sistema jurídico, mediante las cuales dicho
cumplimiento debe ser necesariamente reclamado en otro juicio; por
lo tanto, no se observa que este pronunciamiento haya resuelto algún
punto esencial no controvertido en el juicio, ni decidido en él, ni
proveyó contra lo ejecutoriado, ni modificó de manera sustancial
lo decidido.

A mayor abundamiento, es preciso resaltar que las decisiones


dictadas en procedimientos de reconocimiento de documentos,
conforme a lo previsto en el artículo 450 del Código de
Procedimiento Civil, son decisiones declarativas, en las cuales se les
otorga autenticidad para que surtan valor probatorio en otros
procedimientos distintos, donde se haga valer el contenido del
instrumento, y se pueda obtener su ejecución, limitándose en estos
casos, a la sola declaración del reconocimiento de la firma del
instrumento. Así se establece.

En consecuencia, la Sala concluye que la misma al no


subsumirse dentro de ninguno de los supuestos de hecho previstos en
el ordinal 3º del artículo 312 del Código de Procedimiento Civil, el
recurso de casación es inadmisible, tal como se declarará de manera
expresa, positiva y precisa en el dispositivo del presente fallo. Así se
decide.

DECISIÓN

En mérito de las precedentes consideraciones, este Tribunal


Supremo de Justicia, en Sala de Casación Civil, administrando
justicia en nombre de la República Bolivariana de Venezuela por
autoridad de la ley, declara: INADMISIBLE el recurso
extraordinario de casación propuesto por la parte actora contra la
sentencia dictada el 18 de octubre del año 2022, por el Juzgado
Superior Sexto en lo Civil, Mercantil, del Tránsito y Bancario de
la Circunscripción Judicial del Área Metropolitana de Caracas . En
consecuencia, SE REVOCA el auto de admisión del recurso de
casación dictado por el señalado juzgado superior en fecha 7 de
noviembre de 2022.

Debido a la índole de la decisión, no hay condenatoria en


costas.

Publíquese, regístrese y remítase el expediente al Juzgado Noveno de


Primera Instancia en lo Civil, Mercantil, del Tránsito y Bancario de la
Circunscripción Judicial del Área Metropolitana de Caracas. Particípese al
juzgado superior de origen.

Dada, firmada y sellada en la Sala de Despacho de la Sala de


Casación Civil, del Tribunal Supremo de Justicia, en Caracas, a los
diez (10) días del mes de abril de dos mil veintitrés (2023). Años:
212º de la Independencia y 164º de la Federación.
El Presidente de la Sala,

_____________________________
HENRY JOSÉ TIMAURE TAPIA

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