Deforestación
Deforestación
Deforestación
Durante la última década, se han estado perdiendo anualmente 4,7 millones de hectáreas de
bosques, con Brasil, la República Democrática del Congo, Indonesia y Bolivia entre los países más
afectados.
Brasil: cerca del 60% de la selva amazónica se encuentra en Brasil, bosque que desempeña un
papel vital en la absorción de CO₂ nocivo que, de otro modo, se escaparía a la atmósfera. Según un
informe de la organización, en 2020 la tasa de deforestación fue la más alta en más de una década.
Bolivia: El año pasado, Bolivia perdió casi 300.000 hectáreas de bosque tropical, el cuarto más alto
del mundo. De 2002 a 2020, Bolivia perdió 3,02 millones de hectáreas de bosque primario
húmedo, lo que significa que disminuyó un 7,4% en este período de tiempo, según recoge la BBC.
Perú: el país perdió 3,39 millones de hectáreas de cobertura arbórea total, lo que equivale a una
disminución del 4,3% en la que existía desde 2000 y a 2,17 gigatoneladas de emisiones de CO₂.
Indonesia: Indonesia se encuentra entre los cinco principales países que sufren una mayor pérdida
de bosques durante las últimas dos décadas. El país perdió 9,75 millones de hectáreas de bosque
primario entre 2002 y 2020, principalmente debido a la tala para implantar plantaciones de palma
aceitera.
Congo: La cuenca forestal del Congo es la segunda selva tropical más grande del mundo. Más de la
mitad se encuentra en la República Democrática del Congo. Greenpeace asegura que la tala ilegal,
tanto por parte de empresas grandes como pequeñas, es la principal causa de la deforestación de
este país.
La deforestación es la destrucción a gran escala de los bosques por acción humana y/o de
empresas forestales
Millones de hectáreas se degradan o destruyen anualmente taladas o quemadas causando
la pérdida de la biodiversidad.
La degradación forestal es la reducción de la calidad del boque, esto produce erosión,
desestabilización de las capas, favoreciendo así inundaciones y sequías.
Cuando nuestros bosques son destruidos el exceso de dióxido de carbono en la atmosfera
contribuye al calentamiento global.
Las actividades del ser humano son la principal causa de la deforestación y, también, es la causa
más grave al ser evitable. Entre las principales causas de la deforestación que produce el ser
humano destacan:
Consecuencias de la deforestación
La desecación de humedales y la compactación del suelo por las talas pueden incrementar tanto
las emisiones de gases de efecto invernadero como el óxido nitroso, advierten los científicos. Los
incendios para eliminar la vegetación, por su lado, liberan carbono negro, pequeñas partículas de
hollín que absorben la luz solar y aumentan el calor y que está considerado como el segundo
mayor contaminante atmosférico tras el C02 (algunos estudios señalan que es responsable del 16%
del calentamiento global), por su larga vida en la atmósfera, que puede alcanzar los 200 años.
Alteración del ciclo del agua: Los árboles atraen las lluvias y los bosques son una parte vital en el
ciclo del agua. Por esto, al perder masas forestales, se modifica el comportamiento del agua en la
zona, pues esta se desplaza hacia otras partes con vegetación.
Desertificación: Lo grave, realmente, es la tala indiscriminada o sin control, aparte de los incendios
provocados, ya que sin una reforestación posterior y sin una gestión adecuada de los bosques, esta
zona se convertirá en una zona desertificada.
Pérdida de hábitat, biodiversidad y suelo: La deforestación lleva a dañar los ecosistemas, a una
pérdida de biodiversidad y a la aridez en el terreno. Además, se evita la fijación de dióxido de
carbono (CO2), por lo que se contribuye al cambio climático. Las regiones deforestadas tienden a
una erosión del suelo y, finalmente, se convierten en tierras no productivas. Lo que lleva a que no
crezca ningún tipo de vegetación, no sirva de zona de alimentos y resguardo para animales ni para
que nosotros cultivemos alimentos.
Pérdida de grandes masas forestales: Algunos lugares que sufren este problema de forma grave,
pues una parte está controlada pero otra muy grande no lo está, son zonas de Latinoamérica, ricas
en bosques y selvas, como la zona del Amazonas. En este otro artículo te mostramos la
Deforestación del Amazonas, sus causas y consecuencias. Asimismo, la deforestación en México,
Argentina, Colombia y el Perú es muy significativa, pues en varias zonas de estos lugares hay tala
masiva por diversas razones.
Modificación del clima global: Al perderse los bosques y las selvas, como hemos indicado, se
modifica el ciclo del agua y las temperaturas en la región y también a nivel global. Por tanto, se
suman más acciones que aceleran el calentamiento global y el cambio climático.
El primer gran paso para evitar la deforestación, como en cualquier ámbito de vital importancia
para el planeta, es llegar a un gran acuerdo global entre los Gobiernos de todo el mundo. Se deben
establecer medidas preventivas y, también, reparadoras, del problema. Pero en el ámbito personal
también se pueden llevar a cabo ciertas acciones. No se puede eludir la responsabilidad personal
en este problema. Ciertos gestos, por muy insignificantes que parezcan, pueden ayudar a atajar el
problema. Por ejemplo, el reciclaje de papel. Un menor consumo de papel por parte de la
población obligaría a las empresas productoras a no necesitar tanta materia prima.
Es esencial mantener limpios bosques y áreas verdes. De este modo, se previenen fuegos
ocasionados por cristales, latas de refrescos y otro tipo de desechos. Por último, hay que
mantenerse informados sobre las malas prácticas que lleven a cabo las empresas para boicotear, si
es el caso, sus productos. Las grandes superficies de bosques y selvas dependen de un consumo
responsable. Greenpeace y otras organizaciones ambientalistas publican informes sobre el asunto.
Además, consumir productos certificados de gestión sostenible de los bosques (como los que
impulsan FSC o PEFC) ayuda a conservar los bosques en buen estado.
Nuestros bosques:
En el hemisferio sur, los bosques templados se encuentran en Chile, Argentina, Uruguay, Nueva
Zelanda, Australia y Sudáfrica. Incluso hoy en día, estos bosques de Gondwana todavía tienen
características similares y cada uno está dominado por árboles de los géneros Nothofagus y
Podocarpus. Cuando el supercontinente se dividió, Chile se convirtió en una isla biogeográfica,
aislada por el desierto de Atacama al norte, las montañas de los Andes al este, y el océano Pacífico
al oeste. Ese aislamiento es una razón clave por la cual el 90 por ciento de la flora y fauna de los
bosques de Chile son endémicas, no se encuentran en ningún otro lugar.
En todo el mundo, los bosques templados representan sólo el 16 por ciento de los bosques, y las
selvas templadas son especialmente raras, originalmente cubrían sólo el 0,2 por ciento de la
superficie terrestre del planeta. Hoy en día, la mayoría de esas selvas templadas han sido
destruidas. El sur de Chile es hogar de una de las dos últimas grandes selvas templadas, la otra se
extiende en diversas condiciones desde el norte de California hasta Columbia Británica y el sureste
de Alaska.
Las selvas siempreverdes de Chile tienen una de las mayores concentraciones de biomasa del
mundo, produciendo entre 500 y 2000 toneladas de materia orgánica por hectárea. Los bosques
de Chile albergan 123 especies de árboles diferentes, 57 por ciento de ellas endémicas, y en su
mayoría dominadas por hayas del sur como el coihue y el roble (Nothofagus), el mañío
(Podocarpus), y los árboles de hoja ancha como el ulmo (Eucryphlia) y el laurel (Laurelia). El
extremo sur de Chile incluye bosques subantárticos y boreales dominados por el coihue y la lenga
(Nothofagus). Los científicos dicen que el 80 por ciento de todas las plantas y animales terrestres
viven en bosques. En Chile, 6 de cada 10 especies están amenazadas o en peligro de extinción,
como la especie emblema nacional de Chile, un ciervo nativo llamado huemul, que se encuentra al
borde de la extinción.
https://www.duna.cl/noticias/2022/04/29/chile-esta-perdiendo-sus-bosques-nativos-redujo-en-
seis-anos-casi-cuatro-veces-la-superficie-del-gran-santiago/
Según el Gobierno de Chile el 19% de la superficie total de Chile está cubierta por 14,4 millones de
hectáreas de bosques nativos. Alrededor de tres cuartas partes de estos bosques son de propiedad
privada, y la mayoría está en manos de aproximadamente 50,000 propietarios medianos y
pequeños.
Hace unos años, los informes oficiales provenientes de la Corporación Nacional Forestal (CONAF),
la organización público-privada de Chile que administra los bosques y el sistema de parques del
país, observaron un aumento en la cobertura forestal. Sin embargo, el truco estaba en su
definición de bosque: las áreas que se consideraban arbustos hace diez años se reclasificaron como
bosques.
La realidad de hoy es que los bosques nativos de Chile se están convirtiendo en humo debido a la
creciente incidencia de los incendios forestales; también han sido severamente degradados (a
menudo cortando lo mejor y dejando lo peor) para satisfacer el aumento de la demanda de leña; o
mediante la tala rasa para convertir las tierras a otros usos, como la agricultura, ganadería o
plantaciones de árboles exóticos cuyo objetivo es alimentar a una creciente industria de la celulosa
y el papel.
Históricamente, la pérdida de bosques nativos comenzó a acelerarse en Chile hacia mediados del
siglo XIX, cuando una gran cantidad de inmigrantes de Europa se asentaron en el sur de Chile.
Quemaron y despejaron inmensas áreas de bosque para dar paso a la agricultura, el pastoreo y las
ciudades, y bajo la bandera del desarrollo y la expansión agrícola, estas prácticas continuaron hasta
mediados del siglo XX.
Una nueva fase en la deforestación se arraigó en 1974. Fue entonces cuando la dictadura de
Augusto Pinochet vendió a precios de bajo costo bosques de propiedad pública e instalaciones de
procesamiento. El régimen de Pinochet también ideó el Decreto Ley (DL) 701, que ofrecía un
atractivo reembolso del 75% de los costos de plantación de árboles. Estos subsidios, que
estuvieron disponibles en el país durante casi 40 años, hasta 2012, se utilizaron casi por completo
para financiar las plantaciones de árboles de la industria forestal, que hoy cuenta con pinos no
nativos y eucaliptos. Durante las dos primeras décadas, el 80 por ciento de los subsidios se destinó
directamente a las tres empresas forestales más grandes de Chile. Actualmente, el país cuenta con
más de 3 millones de hectáreas de plantaciones de árboles, que contribuyen la materia prima para
aproximadamente el 97 por ciento de las exportaciones forestales, la segunda mayor exportación
de Chile.
El sector forestal de Chile es una historia de éxito económico, pero también ha sido un impulsor
principal de la destrucción de los bosques. Un estudio sobre los cambios en la cobertura del suelo
debido a las plantaciones forestales identificó que para 2007 más del 42% de toda la cordillera de
la costa en las regiones del Maule y Biobío, en el centro-sur de Chile, estaba ocupada por
plantaciones de árboles. De estas plantaciones, menos del 7 por ciento se establecieron en tierras
agrícolas, la gran mayoría involucró primero la tala de bosques naturales para dar paso a las
plantaciones forestales.
Un estudio reciente de 180 municipios en Chile, realizado por el Centro para la Investigación
Forestal Internacional (CIFOR), encontró que las comunidades que viven cerca de las plantaciones
forestales son las más pobres del país, y que cuanto mayor es el tamaño de la plantación, mayor es
la tasa de pobreza.
El conflicto de más alto perfil en Chile en las últimas décadas ha tenido lugar en la región de la
Aracuanía, donde las comunidades mapuche han estado protestando por los impactos de las
plantaciones forestales industriales. Los mapuche señalan que las empresas forestales han
usurpado sus tierras ancestrales, eliminado sus bosques sagrados, secado las fuentes de agua para
el consumo local y la agricultura, y que también han envenenado a sus comunidades con
herbicidas.
Los expertos dicen que las temperaturas más altas debido al cambio climático están dando lugar a
suelos más secos y sequías, provocando que las condiciones sean propicias para el aumento de los
incendios forestales en todo el mundo. Pero Chile es especialmente propenso a los incendios.
En enero de 2017, el país sufrió los peores y más extensos incendios de su historia. El recuento
oficial fue de 467,370 hectáreas de bosques quemados hasta el suelo, principalmente en las
regiones del Maule y O’Higgins, y casi la mitad eran plantaciones forestales. Según un estudio
internacional dirigido por científicos de la Universidad Estatal de Montana, publicado en agosto, las
plantaciones de árboles de Chile son un culpable clave en los incendios forestales de la nación.
“Chile reemplazó los bosques nativos más heterogéneos y menos inflamables por plantaciones
exóticas de bosques estructuralmente homogéneas e inflamables, en un momento en que el clima
se está volviendo cada vez más cálido y seco”, dice Dave McWethy, autor principal del estudio.
“Esta situación probablemente facilitará que los incendios futuros se propaguen más fácilmente y
promuevan incendios más grandes”.
Chile central ha perdido el 83 por ciento de su cubierta vegetal original, lo que la convierte en la
región más deforestada de América Latina, según un estudio científico publicado en 2015 en la
revista científica Global and Planetary Change. Uno de sus autores, Álvaro Salazar, un científico de
recursos naturales de la Universidad de Chile que investiga las interacciones tierra-atmósfera, dice
que tal deforestación rampante tiene un papel igual o mayor en el aumento de las temperaturas
que el cambio climático.
Si el efecto invernadero eleva la temperatura del planeta los bosques no podrán seguir
sobreviviendo en sus localidades presentes.
Cifras
Al año 2021 la superficie cubierta de Bosques representa el 23,8% del territorio nacional con
18.030.735 hectáreas, de éstas el Bosque Nativo alcanza 14.737.486 hectáreas, lo que representa
el 81.74% de los recursos forestales del país.
Las plantaciones forestales corresponden a aquellos bosques que se han originado a través de la
plantación de árboles de una misma especie o combinaciones con otras, efectuadas por el ser
humano.
Celulosa ARAUCO: mayor propietaria de bosques de América Latina, con 1,67 millones de
hectáreas repartidas entre Chile, Argentina, Brasil y Uruguay.
CMPC: uno de los principales grupos forestales de Latinoamérica y el cuarto proveedor de
celulosa a nivel mundial
Ambas empresas controlan el 70% del negocio forestal, que produce más de 4 millones de
toneladas de celulosa anualmente.
La Corporación Nacional Forestal (CONAF) es una entidad de derecho privado dependiente del
Ministerio de Agricultura, cuya principal tarea es administrar la política forestal de Chile y fomentar
el desarrollo del sector. La CONAF tiene la misión de: garantizar la conservación, restauración y el
manejo sustentable de los ecosistemas boscosos y xerofíticos del país, mediante acciones
destinadas a la conservación, manejo de ecosistemas. monitoreo y arborización, para satisfacer la
demanda actual y futura por bienes y servicios ecosistémicos y contribuir al desarrollo territorial,
de los pueblos originarios, las comunidades vulnerables y la valoración de la biodiversidad en un
escenario de crisis climática.
Entre los roles que tiene la Corporación Nacional Forestal está la fiscalización de distintos ámbitos
del área forestal como el corte o tala de bosque nativo y las parcelaciones irregulares de terrenos
Plantar un árbol.
No utilizar papel (o reducir su uso a lo justo y realmente necesario).
Reciclar y comprar productos reciclados.
Tomar conciencia sobre el problema y hablarlo con tu familia y/o amigos.
Estadísticas Forestales:
https://www.conaf.cl/nuestros-bosques/bosques-en-chile/estadisticas-forestales/