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Agentes Limpiantes

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AGENTES LIMPIANTES

1) Mezcla sulfocrómica:

La mezcla sulfocrómica es uno de los agentes de limpieza más violentos de uso común, pues
posee un altísimo poder oxidante. Su utilización está muy difundido pero se deben tomar ciertas
precauciones y conocer alguno de sus efectos para no cometer errores que puedan acarrear
situaciones peligrosas o grandes pérdidas de tiempo. Consiste en una solución diluida de
dicromato de sodio o potasio, (Cr207Na2 o Cr207K2), en ácido sulfúrico concentrado.

Salvo para casos excepcionales no debe prepararse con drogas puras o pro análisis, porque ello es
un gasto absolutamente innecesario.

La elección de la base se hace teniendo en cuenta que el de potasio es menos higroscópico y


puede

conservarse indefinidamente en recipientes de cierre común, pero es bastante más caro que el de
sodio.

En condiciones normales es aconsejable utilizar este último de grado comercial, que además es
más fá cil de conseguir.

Para el caso del sulfúrico basta el concentrado comercial que puede obtenerse en droguerías o
como

insumo habitual de muchas fábricas. Sirve igual aunque tenga color oscuro, como suele suceder
habi tualmente por carbonizaciones de sustancias orgánicas que caen en su seno, tapones, restos
de los en ases mal lavados, etc. Pero es importante que sea concentrado, puesto que la mezcla
sulfocrómica tie ne efecto limpiante solamente si el sulfúrico tiene un título mayor del 95%. Hay
que recordar que el ácido sulfúrico concentrado es una sustancia peligrosa y de difícil manipuleo,
si nos atenemos a lo siguiente:

Preparación

Preparar la mezcla sulfocrómica requiere precaución. Es conveniente hacerla en un sitio tranquilo


o fuera de los momentos pico de trabajo. Transvasar con cuidado medio a un litro de ácido
sulfúrico con centrado a un vaso de vidrio borosilicato seco y agregar evitando salpicaduras, cinco
siete gramos de di cromato por cada litro de ácido, y agitar con varilla de vidrio hasta disolución
total. Si se disuelve todo se puede agregar un poco más. Si queda soluto sin disolver, éste no
deberá pasarse al frasco donde se la va a guardar para su uso, porque el sólido puede obturar las
puntas de pipetas y buretas. Esperar que se enfríe la mezcla y luego transvasarla a los frascos que
deben ser de vidrio resistente y estar rotulados de forma visible. Los rótulos, para que no se
destruyan o decoloren con el tiempo, deben estar protegidos con parafina o mejor con una
película de plástico transparente autoadhesivo tipo "contact". Es mejor el vidrio transparente
porque así se puede observar el color que va tomando la solución: El anión dicromato es
anaranjado rojizo, y a medida que se reduce a catión crómico va verdeando. Cuando el color de la
solución es verde botella, ya no posee poder oxidante y debe desecharse, ver figura infe rior.
También es importante la dilución paulatina que se genera, puesto que la práctica habitual es
volver el líquido al frasco luego de enjuagar con él los recipientes, y siempre algo de agua lo va
diluyendo. La dilución se produce también por la higroscopicidad del ácido sulfúrico. Cuando que
da fluido debe desecharse. El ácido sulfúrico no es tóxico para el medio ambiente cuando está
suficientemente diluido. Rápidamente se combina con bases de metales alcalinos o alcalino-
térreos, generando sales muy abundantes en la naturaleza como los sulfatos de sodio, calcio o
potasio. La mezcla sulfocrómica se agrega en poca cantidad a los recipientes cuando estos no po
seen agua para evitar las proyecciones, aunque algunas gotas remanentes ayudan a calentarla y
mejorar la limpieza. Una vez dentro se lo gira para que moje toda la superficie interior, y luego se
lo es curre otra vez al frasco contenedor. Si la suciedad es tipo costra o está muy adherida, se debe
dejar por un tiempo en contacto, que pue de ser de varios días. El recipiente tratado, con la
sulfocrómica que no escurrió, se coloca bajo un chorro de agua laminar con la boca apuntando
hacia el lado opuesto a donde está el operador. Debe ingresar mucha agua rá pidamente para
evitar el sobrecalentamiento del material. Materiales incompatibles Los materiales que se
degradan o destruyen rápidamente con la mezcla sulfocrómica son: elementos de algodón,
esponjitas plásticas, lana de acero y de bronce, cepillos de cerda o pelo sintético. Los que son
atacados: mangos metálicos, goma roja, algunos plásticos blandos. El jabón no puede utilizarse en
medios ácidos porque se liberan loa ácidos grasos perdiéndose el poder emulsionante y dejando
todo el material engrasado. Los detergentes sintéticos no generan este problema. 2) Solución
madre de soda cáustica: Disolver en un vaso de precipitado 100 gramos de soda cáustica,
(hidróxido de sodio comercial), en un litro de agua, agitando con varilla de vidrio, de manera de
formar una solución del orden del 10%. Si no se agita el sólido puede endurecerse en el fondo del
vaso y romperlo por el exceso de calor formado. La turbidez que puede formarse es debida al
carbonato de sodio que contiene, que se disuelve lenta mente en ese medio. La existencia de
carbonato de sodio en la soda cáustica es algo común dado que reacciona rápida mente con el
dióxido de carbono del aire. Los buenos productos comerciales no suelen tener más de 1 –2%. Si el
recipiente que la contiene no está herméticamente cerrado con el tiempo se carbonata comple
tamente. Una vez frío se pasa a frascos de plástico con una buena tapa para que no se carbonate
con el dióxi do de carbono de la atmósfera. Hay que remarcar que los hidróxidos fuertes atacan el
vidrio y lo trans forman en silicato de sodio soluble. Y si bien la velocidad de ataque es lenta, con el
tiempo se nota por que en los laboratorios se usan los mismos recipientes por mucho tiempo,
particularmente si se ha con seguido uno adecuado acorde y se lo ha rotulado de manera
permanente. 3) Solución diluida de soda cáustica: Diluir entre 10 y 20 veces la solución madre y
envasar en frascos de cualquier material. Con ello se consigue una solución de 0,5 o 1% de sola
cáustica. Es conveniente utilizar pisetas para contener esta solución. Las más aconsejables son las
de plástico de 200 250 ml, que se pueden adquirir o fabricar con un recipiente de plástico flexible
como algunos de artículos de tocador, un tubo de material termoplástico de 2 o 3 mm de diámetro
interno y un tapón de goma agujereado. La piseta es un elemento muy útil que lamentablemen te
no suele estar presente en los trabajos prácticos donde la gente se forma. El tubo deberá curvarse
con agua caliente de tal manera que penetre en el recipiente casi hasta el fondo y al salir del tapón
se curve un poco hacia abajo. En el extremo del tubo de plástico se coloca un pequeño trozo de tu
bo de vidrio con la punta estirada para que la piseta tire un chorro fino de lí quido. Se debe tener
en cuenta que las pisetas luego de utilizarse quedan con una porción de líquido en el tubo de
salida, que con el tiempo va goteando y cayendo sobre la superficie donde están apoyadas. Por
ello, cuando contie nen líquidos cáusticos o corrosivos, es convenientes dejarlas sobre un plato o
en el borde de la pileta para que escurran dentro de ella. Las soluciones de soda cáustica pueden
reutilizarse como las de sulfocrómica, pero en general, dado su escaso costo, se descartan. 4)
Solución de potasa alcohólica: La potasa alcohólica se utiliza debido a que combina la acción
solvente del alcohol con la acción hin chante y saponificante del álcalis fuerte. Se usa potasa
cáustica, es decir KOH comercial, porque es más soluble en alcohol que la soda cáustica. Sin
embargo se puede reemplazar por una solución hidroalco hólica al 70 - 80% de esta última
sustancia. La concentración es variable pero siempre diluida, 1 - 5%, y se puede aumentar si es
necesario. Una variante práctica es guardar los enjuagues de alcohol en un frasco, mientras no
sean muy diluidos, y luego agregarles el álcalis en la cantidad conveniente. Se debe guardar en
frascos bien cerrados. Tiene utilidad en el lavado de pipetas y buretas. 5) Emulsión desengrasante

Se utiliza para economizar solventes y consiste en una emulsión de un solvente de grasas


(aguarrás, tinner, benceno, ciclohexano, etc.), detergente concentrado y agua en proporciones de
5:1:3 aproximada y respectivamente. Se debe emulsionar antes de su uso. La emulsión
desengrasante es particularmente útil para pasar de una fase no polar como la de los
hidrocarburos a otra acuosa, consiguiendo arrastrar los elementos insolubles en agua. Se utiliza
por su bajo costo cuando hay que hacer lavados sucesivos de botellas, bidones, etc. 6) Ácido
clorhídrico concentrado Utilizar el denominado "ácido muriático" de comercio que contiene 30-
32% de cloruro de hidrógeno. El color amarillo que habitualmente posee se debe al cloruro férrico
que contiene como impureza. 7) Solución detergente Los buenos detergentes viene con una
concentración de más del 25% de materia activa, por lo que su viscosidad es alta y por lo tanto
difíciles de dosificar directamente. Conviene rebajarlos 1 en 5 a 1 en 10, lo que se hace fácilmente
con agua caliente. Si es muy utilizada es práctico colocarla sobre un estante al lado de la pileta en
un frasco Mariotte de 250 o 500 ml, con su correspondiente tubo de goma, que debe llegar hasta
la altura adecuada, cerrado por medio de una pinza de Mohr, o directamente en una piseta. Se
recomienda no utilizar los productos económicos porque hay más pérdida que ganancia, lo que se
suele decir que es ‘la economía del perejil’ 8) Agua Regia El agua regia se utiliza principalmente en
los casos donde hay que eliminar óxidos metálicos o meta les precipitados que no salen con ácido
clorhídrico, por ejemplo. Se hace mezclando en un recipiente de vidrio, con precaución, 3 partes
de ácido clorhídrico y una parte de ácido nítrico ambos concentrados. Se guarda en recipiente de
vidrio, preferentemente con tapa esmerilada, o sino con tapón de goma. En este último caso el
tapón debe cambiarse cada tanto porque los vapores de ácido nítrico destruyen la goma roja. El
ácido nítrico al oxidar se reduce a dióxido de nitrógeno gas de color rojo que es tóxico, por lo que
deberán tomarse precauciones como hacerlo en lugares ventilados 9) Solución de Sulfito Preparar
un litro de solución de sulfito de sodio concentrada o algo más, utilizando droga comercial. Si
quedó droga decantada se redisolverá a medida que se le agregue agua de reposición. También se
puede hacer de metabisulfito de sodio. Estas soluciones se utilizan para disolver, con el agregado
de ácido clorhídrico, óxidos metálicos como los que se producen al trabajar con permanganato. El
dióxido de azufre los reduce y los hace solubles. 10) Lavandina Es la solución comercial de
hipoclorito de sodio que tiene en su origen entre 30 y 80 g/l de cloro activo por litro. Esta
concentración suele disminuir hasta 8 - 10 g/l, cuando no posee de fábrica el álcali residual
necesario o cuando se almacena largo tiempo. La forma casera de saber si no está degradada es
probar con los dedos si produce gomosidad, (enjuagarse posteriormente), si no, es necesario
realizarle un título de cloro activo. ALGUNOS CONSEJOS GENERALES 1) Igual que el las cocinas
familiares es conveniente ir limpiando el material a medida que se vaya de jando de utilizar. Ello
trae la triple ventaja de mantener libre los sitios de trabajo, algo realmente impor tante para la
tarea de mesada, lavar los utensilios cuando la suciedad aún está "floja" y no tener que pa rar cada
tanto para hacerlo. 2) Es práctica recomendable la que utilizan muchos químicos que tienen "sus"
elementos personales de trabajo, es decir un grupo de utensilios con los que están habituados a
trabajar, de los que son celo sos y no suelen prestar. La ventaja de ello es que de esa manera se
adquiere confianza en el trabajo, puesto que cada uno sabe con que fue utilizado cada recipiente,
si hay que lavarlo o no; si son elemen tos de medición como termómetros o buretas se conocen
los errores; si hay algún material rajado o re parado como debe utilizarse, etc. 3) Existen dos tipos
de suciedades: El primero y habitual abarca a las capas de grasitud, polvo, restos de precipitados,
marcas de tapones de goma, etc., que se eliminan rápidamente con los métodos habi tuales. El
segundo comprende las costras del fondo de matraces o balones que quedan como restos de
reacciones orgánicas, los taponamientos del sinter de los filtros, las películas hidrofóbicas de los
por taobjetos, etc., que son marcadamente resistentes a la limpieza. En el caso de los de este
segundo tipo, se aconseja empezar siempre por lo más fácil y exento de peligro, y a medida que se
fracase ir avanzando en grado de complejidad. Para el caso de las costras de reacción o los
taponamientos de filtros con sustancias orgánicas, utilizar mezcla sulfocrómica al final de la
limpieza, o no usarla, porque ésta produce carbonizaciones que no pueden disolverse con ningún
tra tamiento común. Si esto sucediera se deberá secar el material en estufa y posteriormente
colocar en mufla a 400 500 ºC hasta que desaparezca el carbón. 4) Es conveniente que cada pileta
esté surtida de los elementos comunes de limpieza, esponjitas, de tergente, alcohol, y soluciones
sulfocrómica y de soda cáustica, como de los cepillos de laboratorio de uso corriente y un paño o
trapo rejilla: En el trabajo de laboratorio el material se limpia con la frecuencia y la calidad
adecuada en la medida que estén dadas las facilidades para hacerlo. Nadie es proclive a pa rar el
trabajo que está realizando, que generalmente requiere concentración, para conseguir un trapo o
preparar sulfocrómica. TIPOS DE SUCIEDADES Y SU TRATAMIENTO. La siguiente es una lista, que
no pretende ser ni excluyente ni infalible, de las formas que la expe riencia nos ha enseñado a
tratar algunos tipos de suciedades propias del trabajo de laboratorio. 1) Aceites y grasas minerales
Si es reciente comenzar enjuagando con un solvente hidrocarbonado de bajo peso molecular
como aguarrás, benceno, etc., y luego agregar emulsión desengrasante: la primera vez tal cual y la
segunda con mayor cantidad de agua. Terminar con detergente y agua solamente. Si están en
poca cantidad son valiosos los productos desengrasantes comerciales que vienen en aerosol. Si la
suciedad es vieja, pueden quedar adheridos al vidrio, restos de los aditivos que poseen estos
productos o sustancias generadas por la oxidación de los hidrocarburos no saturados. Se eliminan
con sulfocrómica. Los aceites y grasas minerales, que en este caso incluye todos los hidrocarburos
alifáticos desde la fracción del querosén hacia los más pesados, son elementos absolutamente
indeseables en el laboratorio químico, porque van contaminando todo el material que se cubre de
una capa hidrofóbica que, en el caso de los elementos de medición volumétricos genera
importantes errores. En los laborato rios industriales, en los cuales son utilizados asiduamente en
plantas y talleres, se debe tener la precau ción de que no ingresen en el ámbito del laboratorio. Lo
mismo se aconseja para los baños térmicos de aceite que al quemarse y evaporarse llenan todas
las superficies de una capa hidrofóbica. A mi criterio los baños de aceite son cosa de un pasado En
este caso se debe utilizar productos solubles en agua como el etilenglicol, (hasta 150º C), glicerina,
(hasta 250º C), y si se pudieran adquirir, los productos especiales para baños térmicos que no se
volatilizan y duran mucho tiempo. 2) Aceite y grasa de siliconas Para los aceites utilizar el mismo
procedimiento que para los minerales. En el caso de las grasas, par ticularmente las de alto vacío
que tienen altísima viscosidad, es conveniente primero eliminarlas lo más que se pueda por
medios mecánicos con algodón o trapos, antes de proceder como con los aceites. Los derivados
clorados como el tricloroetileno dispersan bien estos productos mezclados con deter gente.
También sirven los antigrasas comerciales en aerosol. 3) Aceites y grasas vegetales Si es suciedad
fresca se saca bien solamente con detergente y agua caliente. En caso de algunos aceites secantes
que forman películas y costras duras, utilizar soda cáustica diluida y caliente y si hace falta
completar con sulfocrómica. 4) Restos de tapones y tubos de goma La forma más rápida es
raspándolos con un cuchillo o espátula, seguido de lana o esponja de acero. Si persisten dejar un
día en soda cáustica concentrada, pudiéndose completar con sulfocrómica. 5) Rótulos de
marcadores indelebles Si bien salen con cualquier solvente, algunas veces son difíciles de hacerlo
rápidamente. La mejor manera es por medio de una lana de acero seca. 6) Costras de residuos de
reacciones orgánicas Estas costras son muy resistentes a una limpieza rápida. Hay que tomarse el
tiempo necesario pa ra no romper el matraz o balón en el que se hallan. Lo mismo sucede con las
que se forman por calen tamientos prolongados en reflujos o destilaciones hechas sobre tela de
amianto y mechero. No utilizar varillas de vidrio, espátulas, varillas metálicas, etc., porque es muy
fácil romper el mate rial. Comenzar con la solución de soda cáustica concentrada calentando con
moderación. Si se obser va alguna disolución, continuar por un tiempo y luego cambiar la solución
limpiante. Suele dar buenos resultados dejar en disolución de un día para el otro. También se
puede complementar el tratamiento anterior agregando arena gruesa e ir erosionando la costra
por agitación, para aumentar la velocidad de remoción. Siempre en estos casos la velocidad de
remoción es función del movimiento que se le dé al líquido limpiante. En algunos casos da
resultado alternar el tratamiento con soda cáustica y un ácido fuerte como clorhídrico. Si la costra
ha sido suficientemente disuelta y quedan solamente residuos de poco espesor, pasar a
sulfocrómica que se puede calentar un poco dejando gotas de agua en el balón. 7) Restos de
etiquetas y sus adhesivos Las etiquetas, particularmente las autoadhesivas, son difíciles de sacar.
Tanto la parte de papel como los pegamentos, salen fácilmente después de un tiempo de dejarlos
sumergidos en solución de soda cáustica que hincha ambos materiales. Es aconsejable colocar el
recipiente en la bacha y echarle sobre la etiqueta solución de soda cáustica diluida por medio de la
piseta, operación que conviene repe tir cada cierto tiempo. Si quedan restos que no se puedan
eliminar por medios mecánicos, se puede colocar en sulfocró mica en un recipiente de polietileno
o vidrio, alejado del movimiento de las personas, por unas cuantas horas o hasta el día siguiente.
8) Residuos de soluciones de permanganato Los utensilios utilizados para manipular y guardar
permanganato; matraces, frascos, buretas, se ensucian en poco tiempo al secarse la solución, y
adherirse fuertemente al vidrio. Si bien se pueden sa car con sulfocrómica o ácido nítrico,
aconsejamos hacerlo acidificando con cualquier ácido fuerte un po co de solución de sulfito o
metabisulfito de sodio previamente agregada. Este método, además de ser menos peligroso,
posee la ventaja de que el agente limpiante, S02, es gaseoso y penetra fácilmente en todos los
intersticios. Lavar posteriormente con agua. 9) Óxido de hierro El método menos peligroso es
agregar ácido clorhídrico concentrado, preferentemente bajo cam pana. También se puede utilizar
sulfocrómica o agua regia. 10) Espejo de plata El espejo de plata que se forma sobre el vidrio en
algunas reacciones con sales argénticas, se pue de sacar con ácido nítrico o más rápidamente con
agua regia. 11) Hollín de los mecheros de gas Las manchas adheridas de hollín, que suelen
formarse exteriormente debajo de los materiales de vidrio que no salen con esponjita y
detergente, se extraen con solución diluida de soda y lana de acero. En general cualquier tipo de
hollín depositado se puede limpiar con los productos antigrasa comerciales que se pueden
combinar con las cremas limpiadoras que poseen un abrasivo. 12) Buretas Las buretas se ensucian
internamente por las impurezas del ambiente, o por algunas soluciones con las que se las usa. El
caso más corriente es que el líquido no escurra totalmente por el vidrio sino que queden gotas
adheridas encima del menisco. Esto es señal de grasitud. Una forma excelente de limpiarlas es
agregándoles solución alcohólica de potasa hasta una tercera parte e inclinarla varias ve ces, y
siempre el salvavidas es la sulfocrómica. Si se trabaja en titulaciones ácido base debe ser poste
riormente enjuagada correctamente, no olvidando aflojar el robinete para que se enjuague bien
junto con el pico. 13) Portaobjetos Para algunos trabajos se requiere que la superficie de los
portaobjetos estén perfectamente limpios de tal manera que una gota de agua u otro líquido se
escurra mojando la totalidad de la superficie. Esto tiene sus complicaciones y no siempre se
consigue el éxito adecuado. Puede dar resultado lavarlos pri meramente con solución alcohólica
de potasa cáustica y después de enjuagarlos, sin colocarles los de dos encima, dejarlos en
sulfocrómica hasta el momento de utilizarlos. Es conveniente que la solución al calina se frote
mecánicamente por ambas superficies con el auxilio de guantes. Ha dado también buen resultado
la utilización de los productos antigrasa en aerosol para las cocinas familiares. 14) Pipetas Si la
suciedad es persistente lavarlas como las buretas. Para el caso de que se requiera solamente
enjuagarlas de los líquidos utili zados, y se ensucien en cantidad considerable, se utiliza el "lavapi
petas". El mismo consiste en un recipiente de plástico de forma cilín drica con fondo y sin tapa, al
que se le adosa un sifón exterior cuyo rebalse debe estar por encima de la altura de la pipeta más
larga. Estas se introducen por medio de un canasto con orificios adecua dos para que calcen las
puntas, y se regula un ingreso continuo de agua de tal manera que el nivel suba y por vasos
comunicantes lle ne las pipetas, y al llegar al rebalse haga actuar al sifón. Los lava pipetas pueden
adquirirse, pero puesto que son costosos es común fabricarlos con un trozo de caño de PVC de 10
cm de diámetro, y caños del mismo material pero de menor diámetro para el sifón.

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