Derecho Constitucional I
Derecho Constitucional I
Derecho Constitucional I
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El Estado Constitucional liberal.
Estado de Derecho.
El Estado de Derecho debemos entenderlo como aquella forma de Estado en la
que el aparato de gobierno estatal se organiza, y sobre todo actúa sometido al
Derecho. Como elementos generales de este se encuentran:
- El imperio de la ley, por el que todos se encuentran sujetos a la ley.
- La división de poderes, donde distinguimos entre poder legislativo, que hace las
leyes (Cortes), poder ejecutivo, aplica las leyes (Gobierno) y poder judicial,
aplica las leyes (Tribunales).
- Declaración de derechos, el cual indica que cualquier individuo, solo por el
hecho de nacer poseerá unos derechos y libertades.
Estado Social.
El Estado social es aquel tipo de Estado en el que el aparato de gobierno interviene
en el sistema económico y en las relaciones laborales y sociales con el objetivo de
garantizar a todos los ciudadanos unas condiciones de vida dignas. Surge a partir
de la Primera Guerra Mundial ante las graves consecuencias que se derivan del
Estado liberal decimonónico. Este Estado se caracteriza por tratar de ser un Estado
de bienestar. Consecuentemente, reclama unos derechos sociales como son el
derecho a la educación, el derecho de salud, una Seguridad Social para todos, el
derecho de sindicación, el derecho de huelga, etc.
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Tiene una posición diferenciada y destacada frente al resto del ordenamiento
jurídico y de ella se deriva la validez de todas las demás.
Como concepto racional-normativo, definimos Constitución como ley fundamental
dictada libremente por la sociedad.
Como concepto histórico-tradicional, afirmamos que cada pueblo tiene su propia
constitución fruto de su historia, la cual puede ser reformada.
Como concepto realista-sociológico, se le da importancia a la eficacia.
Además, entendemos la Constitución en sentido formal, como norma jurídica con
forma propia específica por su jerarquía, por el órgano que la prueba y por su
método de reforma; en sentido material, como conjunto de normas jurídicas que
regulan aspectos fundamentales de la comunidad política: forma de Estado, DDFF,
organización y funcionamiento de los poderes públicos; y en sentido sustancial,
como modo de existencia política de una comunidad.
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TEMA 2: HISTORIA DEL CONSTITUCIONALISMO EN ESPAÑA: DE
LA CONSTITUCIÓN DE CÁDIZ A LA CONSTITUCIÓN DE 1978.
Origen del Constitucionalismo en España.
Podemos afirmar que técnicamente hablando la primera Constitución Española es
la aprobada por las Cortes de Cádiz en 1812. Respecto a la Constitución de 1812
podemos decir que se asentaba sobre tres grandes dogmas contrarios al
absolutismo político: la soberanía nacional, la división de poderes y la
representación política. Esta Constitución sólo estuvo vigente durante seis años no
consecutivos.
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Las 7 leyes fundamentales son las siguientes:
El Fuero del Trabajo (1938). Articulaba las relaciones del mundo del trabajo y
establecía los fundamentos sobre los que se organizaría la economía del
nuevo Estado.
La Ley Constitutiva de las Cortes (1942). El régimen convocaba a "la
participación del pueblo en las tareas del Estado" mediante la institución de
una Cámara "representativa".
El Fuero de los Españoles (1945). Proporciona derechos y libertades que no
llegarán a ser efectivos.
La Ley de Referéndum (1945). Establecía que los españoles podían ser
consultados individualmente en forma de plebiscito nacional, siempre por
decisión de Franco y para someterles cuestiones de Estado.
La Ley de Sucesión (1947). Aprovechaba para establecer o consolidar un
conjunto de principios y eliminar su definición nacionalsindicalista: España
era un Estado católico, social y representativo, que se declaraba Reino de
acuerdo con su tradición monárquica. A Franco se le confirmaba como jefe
vitalicio del Estado y se le reservaba el derecho de nombrar sucesor.
La Ley de Principios del Movimiento Nacional (1958). suponía la
incorporación institucional de la doctrina falangista y el reconocimiento de
Falange Española Tradicionalista (FET) como único partido (Movimiento
Nacional).
La Ley Orgánica del Estado (L.O.E.) (1967). Pretendía ser una refundación
legislativa del franquismo mediante la unión de elementos dispersos de
textos fundamentales anteriores y la depuración de algunas de sus
connotaciones totalitarias.
La estructura política del franquismo descansaba en 4 grandes órganos: Caudillo,
Gobierno, Cortes y Movimiento Nacional.
Con esta coyuntura tienen lugar los primeros cambios de la pre-transición
democrática. En los años 60 tienen lugar en España una serie de transformaciones
económicas que logran poco a poco superar la economía de subsistencia posterior
a la Guerra Civil (turismo y emigración). De este modo empieza a haber interés en
que España se pueda incorporar a la CEE. Lo que se consigue es un acuerdo
preferencial. Eso liberaliza el comercio exterior y posibilita que en 1975 el
Presidente Arias navarro proponga ciertos cambios aperturistas, pero muy tímidos.
La transición empieza en diciembre de 1975. El nuevo rey Juan Carlos I confirma
como Presidente a Arias Navarro.
Se fueron aprobando ciertas leyes hasta que el rey comprueba que Arias Navarro
no es el Presidente adecuado para llevar a cabo ese cambio y le solicita su
dimisión, que tiene lugar el 1 de julio de 1976. A partir de este momento surge una
figura esencial para la transición española. Adolfo Suárez es presentado como
presidente en ese mes y plantea realizar la transición con el apoyo del Presidente
de las Cortes Torcuato Fernández Miranda y del Rey. Se trata de lograr la
transición democrática de ley a ley respetando formalmente las leyes franquistas.
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La reforma política se lleva a cabo por medio de la Ley para la Reforma Política, en
la que las Cortes franquistas deciden su propia disolución. La LRP se somete a
referéndum del pueblo y es aprobada por los españoles.
A partir de la aprobación se da lugar a la legalización de los partidos políticos y
posteriormente se da lugar a un Congreso y un Senado (Cortes). En 1977 se eligen
nuevas cámaras que serán constituyentes. Estas elaborarán la Constitución dentro
de un contexto que se llamará consenso, y esto quiere decir que el cambio político
se intentó llevar a cabo mediante el acuerdo entre los diferentes actores políticos
que en ella intervinieron. Este consenso nace en un primer momento a través de
una política de pactos entre las diferentes élites políticas que participaron en dicho
proceso.
Para entender cómo se plasma este consenso entre las élites políticas es
fundamental estudiar la Ley 1/1977, de 4 de enero, para la reforma política. Esta ley
puede calificarse formalmente como una Ley fundamental, puesto que nace
mediante los procedimientos creados por el antiguo régimen. Desde un punto de
vista de su contenido, la ley fue un instrumento jurídico que actuó como puente
entre la legalidad del régimen franquista y la Constitución de 1978. Este proyecto
de ley se tramitó dentro de los esquemas formales del franquismo. Fue informada
por el Consejo Nacional del Movimiento. Después fue debatida y aprobada en las
Cortes. Finalmente, se consultó a la nación en referéndum, que se celebró el 15 de
diciembre del 1976. Esta es una ley corta. Sólo tiene 5 artículos, 3 disposiciones
transitorias y 1 disposición final, siendo significativo que no contaba con ninguna
disposición derogatoria.
1.1. En primer lugar, la ley recogía el principio de soberanía popular, lo cual indica
que la ley era la expresión de la voluntad soberana del pueblo. Esta era una gran
novedad sobre la tradición histórica del franquismo, que reservaba el derecho de
veto al caudillo. Ahora estamos hablando que la ley reconoce su propio origen
popular.
1.2. El art. primero de la ley afirma que los Derechos Fundamentales eran
inviolables y vinculaban a todos los poderes del estado. No solo se reconocían, sino
que se establecía una garantía.
1.3. Se intuía una cierta división de poderes cuando se decía que el poder
legislativo residía en las Cortes. Así pues, desde un principio se reconocen los
principios básicos de un Estado democrático.
2. El artículo segundo de la ley modificaba la organización de las Cortes españolas
que pasaban a estar compuestas por el Congreso de los Diputados (cámara de
representación democráticamente elegida) y el Senado (cámara de representación
de las entidades territoriales). En cuanto a la organización de las Cortes hay que
destacar que el período de designación de los miembros de ambas cámaras será
de 4 años.
3. Lo más importante de la ley fue establecer las bases y el procedimiento de un
proceso constituyente. Esta será la vía por la que se aprobará la Constitución.
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3.1. Se establece que la iniciativa de la reforma corresponderá al Gobierno o al
Congreso de los Diputados.
3.2. Se dispone que tal reforma requerirá de la aprobación por mayoría absoluta de
los miembros del Congreso y del Senado.
3.3 Además, muy significativamente, se establecía que el rey, antes de sancionar
una ley de reforma constitucional, debería someter el proyecto a referéndum de la
nación.
4. Mediante esta ley, se puede decir que el pueblo español recupera la soberanía,
aunque aún daba una posición destacada al Jefe de Estado en el proceso
constituyente. El Rey todavía designaba a parte de los senadores.
5. En todo caso, es destacable la facultad que tenía el monarca de poder someter a
referéndum las decisiones políticas que considerase oportunas. Al mismo tiempo,
se reconocieron por vía legislativa ciertos derechos de participación política que
habían sido negados durante la dictadura:
- Libertad de expresión
- Libertad de sindicación
- Libertad de huelga
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- PSOE: Peces Barba
- PC: Jordi Soletura
- AP: Fraga
- CiU: Miquel Roca
Esta ponencia constitucional trabajó hasta la primavera de 1978. A partir de julio de
1978 los trabajos se aceleraron en el seno de las cámaras, de tal manera que en
octubre los plenos del Congreso y del Senado dieron su respaldo definitivo al
proyecto de Constitución, sometido a referéndum el 6 de diciembre de 1978.
La Constitución se aprueba en un contexto de constitucionalismo racionalizado
democrático y social, el cual nace en Europa tras la Segunda Guerra Mundial. Se
trata de una constitución originaria puesto que incorpora una ruptura con el régimen
anterior. Es sincrética porque integra distintas influencias del Derecho comparado.
Es, además una constitución garantista y jurisdiccionalizada. No sólo se preocupa
de hacer proclamaciones teóricas, sino que se preocupa para que las
proclamaciones tengan aplicaciones prácticas.
La Constitución española fue sancionada por el Rey ante las Cortes, en sesión
conjunta de ambas Cámaras, el 27 de diciembre de 1978 y fue publicada en las
diversas lenguas de España en el Boletín Oficial del Estado el 29 de diciembre de
1978, día que entró en vigor.
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TEMA 3: LA CONSTITUCIÓN DE 1978
Estructura.
La Constitución se divide en:
- Parte dogmática: Incluye las normas de contenido. El Título Preliminar y el
Título I.
- Parte orgánica: Incluye las normas de organización y procedimiento. Los
nueve restantes Títulos.
Características.
Es una norma jurídica suprema.
Es el resultado de un compromiso político adoptado por las fuerzas políticas
mayoritarias, representantes del pueblo español.
Es una norma con un contenido específico y determinado que solamente ella
tiene, estableciendo los principios configuradores de los derechos y deberes
de los ciudadanos, definiendo las instituciones y sus relaciones, la forma del
Estado, etc. Destacan dos aspectos:
- Decide y define cuales son las instituciones del Estado y las
relaciones institucionales entre ellas.
- Atribuye constitucionalmente a los ciudadanos de unos derechos los
cuales, no podrán ser privados de ellos a través de la ley.
Es una norma que contiene las decisiones fundamentales políticas de una
sociedad.
- La Constitución decide si el Estado es Monarquía o República.
- La Constitución decide si el sistema político es democrático o
autoritario.
- La Constitución decide si el Estado es unitario y centralizado o si es
un Estado descentralizado políticamente (Estado de las autonomías).
- La Constitución decide entre la forma parlamentaria o la forma
presidencial.
Es una norma jurídica que ostenta la primacía sobre el resto de normas
jurídicas ocupando la jerarquía normativa, colocándose en el primer lugar y
por ello está por encima de las leyes ordinarias, decretos-leyes y decretos-
legislativos, decretos y órdenes.
Influencias.
- Constitución española de 1931.
- Constitución alemana.
- Constitución italiana.
- Constitución francesa.
- Constitución portuguesa.
- Constitucionalismo escandinavo.
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TEMA 4: LA CONSTITUCIÓN COMO NORMA
El carácter normativo de la Constitución: La Constitución como fuente del
Derecho.
La Constitución de 1978 es una Constitución normativa. Es fuente de derecho. Esta
afirmación supone tanto como reconocer que España ha pasado de un Estado
Legal de Derecho a un Estado Constitucional de Derecho, y este tránsito es clave
para entender el ordenamiento jurídico español.
En el Estado Legal de Derecho, el esquema era muy simple. Giraba en torno de la
Ley. La ley se imponía sobre el resto de las fuentes del derecho, con la pretensión
de ser la fuente exclusiva y de someter al poder judicial a un papel puramente
pasivo de aplicación de las leyes. Este esquema derivaba de una realidad social
muy clara. La ley la producía el Parlamento. El Parlamento era designado por una
oligarquía. En el siglo XIX no había una representación total del pueblo.
El esquema del Estado Constitucional de Derecho va a formarse en el período de
entreguerras (entre la I y II GM). A partir de ese momento se entiende que es
preciso que haya pluralismo y diversidad de intereses, para surgir las reglas de
ordenación jurídica. Es a partir de la II GM cuando se asienta en Europa la idea de
pluralismo y consenso político. A partir de esta idea de Estado Constitucional de
Derecho:
- Se reconoce una pluralidad de ordenamientos jurídicos que conviven dentro del
ordenamiento jurídico constitucional (posibilidad de autonomías regionales).
- Se reconoce también una diversidad de tipos legales
- Se da una nueva percepción de la labor de los órganos jurisdiccionales.
El desarrollo de la Constitución.
La Constitución contiene también preceptos de carácter genérico de muy distinta
naturaleza. Así, existen preceptos que enuncian objetivos a alcanzar. Otros que
reconocen principios y valores que no necesitan ser desarrollados, pero sí
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plasmarse en el resto del ordenamiento. Otros contienen remisiones a leyes
concretas que son, por ello, normas expresamente requeridas por la Constitución al
legislador. Los preceptos de la Constitución pueden clasificarse según necesiten o
no desarrollo legislativo específico, en tres grupos: los que no requieren dicho
desarrollo; los que sí lo requieren para su eficacia material; y, por último, aquellos
preceptos respecto a los que la Constitución exige de manera directa la
intervención del legislador.
-Entre los que no necesitan tal desarrollo estarían, en primer lugar, los valores y
principios que han de informar del ordenamiento jurídico. Tampoco requieren
desarrollo específico aquellos preceptos, de contenido material concreto, que
requieren exclusivamente ser respetados y, en su caso, recogidos expresamente
por la legislación sobre la materia.
-Entre los preceptos que sí exigen, en mayor o menor medida, un desarrollo
legislativo, podemos distinguir varios tipos. En primer lugar, tenemos aquellos que
reconocen principios o mandatos de carácter más concreto que, por su propia
naturaleza, requieren una acción de los poderes públicos, y por tanto, muy
principalmente, del legislador. Un segundo grupo lo forman aquellos preceptos
constitucionales que requieren un desarrollo legislativo que, aunque no sea
constitucionalmente obligado, si resulta conveniente para que el mandato
constitucional alcance una mayor eficacia.
-Finalmente, otros preceptos requieren de modo inexcusable su desarrollo
legislativo, porque así lo exige expresamente el propio texto constitucional. Entre
los casos más relevantes de este último supuesto está el de determinados
mandatos materiales relativos a derechos fundamentales en los que la Constitución
exige una ley. Otro supuesto de interés es el de aquellos preceptos constitucionales
que se refieren a determinados órganos o instituciones y que incluyen
determinados contenidos materiales mínimos.
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TEMA 5: LA REGULACIÓN CONSTITUCIONAL DE LAS FUENTES
DEL DERECHO
Introducción: El concepto de fuentes del Derecho.
El concepto ‘fuentes del Derecho’ se refiere, en un sentido jurídico a los actos que
crean Derecho. Con fuentes del Derecho nos estamos refiriendo al origen de las
normas, pero también a los poderes que las generan, a los procedimientos que han
de seguirse para que emanen, al valor y a los efectos que poseen y a las relaciones
que mantienen con el resto de fuerzas del sistema. ‘Fuentes del Derecho’ hace
referencia a las diversas normas y demás elementos que integran un ordenamiento
jurídico, como leyes, decretos, sentencias, costumbres jurídicas, etc.
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- Principios constitucionales sobre la estructura del ordenamiento jurídico o
criterios constitucionales de ordenación de las fuentes:
▪ Principio de jerarquía normativa.
Significa que existen diversas categorías de normas jurídicas, cada una con un
rango determinado, y que las mismas se relacionan jerárquicamente entre sí, de tal
manera que las de superior nivel o rango prevalecen, en caso de conflicto, sobre
las de rango inferior, las cuales en ningún caso pueden contradecir a aquellas. Esta
estructura jerarquizada tiene una forma piramidal cuya cúspide es la Constitución,
norma suprema que se impone a todas las demás.
▪ Principio de competencia.
En cuanto al principio de competencia podemos encontrar tres manifestaciones del
mismo:
Vertiente orgánica: Puede formularse como la necesidad de que cada norma sea
dictada por el órgano que posea la potestad normativa correspondiente, esto es,
por el órgano ‘competente’ para ello.
Dimensión territorial: El principio de competencia opera entre distintas entidades
territoriales dotadas de autonomía política y administrativa.
Vertiente normativa: Supone que determinadas categorías de normas tienen un
ámbito material prefijado por la propia Constitución, de tal manera que cada una de
ellas solo podrá proyectar su fuerza normativa dentro de ese ámbito material, al
cual queda limitada su ‘competencia’.
- Principios constitucionales sobre la eficacia del ordenamiento:
▪ Principio de publicidad.
El principio de publicidad de las normas consiste en la exigencia de que toda norma
ha de ser dada a conocer públicamente antes de que pueda reclamarse su
cumplimiento en general.
La publicidad de las normas se alcanza en los estados contemporáneos mediante
su publicación en un medio oficial, conocido y accesible (en España el BOE).
▪ Principio de irretroactividad de determinadas normas.
Disposiciones sancionadoras no favorables: Afecta al Derecho Penal y al Derecho
Administrativo sancionador. La prohibición de retroactividad (extensión de la
aplicación de una norma a hechos y situaciones anteriores a su entrada en vigor o
a actos y negocios jurídicos).
Disposiciones restrictivas de derechos individuales.
- Principios constitucionales sobre la actuación de los poderes públicos:
▪ Principio de legalidad.
El principio de legalidad supone que todos los poderes públicos se encuentran
sometidos a la ley. La ley es la expresión de la voluntad popular y vincula a todos
los ciudadanos y poderes públicos.
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Peculiaridad legislador – El legislador es el representante del titular de la soberanía
y es quien, en su nombre, elabora y aprueba la ley. El poder legislativo debe
respetar las leyes que el mismo ha aprobado. El legislador puede modificar o
derogar la misma. En suma el legislador debe atacar sus leyes en tanto que estas
se encuentren en vigor y puede modificarlas con el único límite de su sometimiento
a la Constitución. Por ello, en cuanto al legislador, no se suele decir que está
sometido al principio de legalidad, sino que más bien se encuentra sometido al
principio de constitucionalidad.
Peculiaridad Tribunal Constitucional – El Tribunal Constitucional está sometido a las
leyes tanto en su actuación orgánica como en el ejercicio de sus funciones. Su
propia función constitucional le atribuye la facultad de verificar si las leyes son
conformes a la Constitución y en su caso, de declararlas inconstitucionales o
inválidas, lo que determina su expulsión del ordenamiento jurídico.
En otros poderes del Estado – Tanto para el poder ejecutivo como para el poder
judicial, la ley constituye una norma para la que solo cabe un acotamiento.
▪ Principio de interdicción de la arbitrariedad.
Los poderes públicos solo pueden actuar para cumplir los objetivos que les
encomienda el ordenamiento jurídico y en beneficio del interés público. La
arbitrariedad estará determinada por el quebramiento grave de alguno de dichos
parámetros, como: la ausencia de interés público que justifique la actuación, la
omisión del procedimiento legalmente establecido o el desconocimiento de
principios y valores constitucionales.
▪ Principio de responsabilidad de los poderes públicos.
Si los poderes públicos están obligados a actuar conforme con la Constitución y las
leyes, el incumplimiento de tal obligación debe comportar necesariamente una
reacción del ordenamiento jurídico, tanto de tipo sancionador respecto de las
personas responsables de infracciones administrativas o penales, como de carácter
indemnizatorio en beneficio de los ciudadanos que hayan podido resultar
perjudicados en tal actuación.
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Por medio de estas leyes, el legislador estatal puede alterar la distribución de
competencias entre el Estado y las Comunidades Autónomas, por ello son incluidas
en el denominado ‘bloque de la constitucionalidad’.
- Leyes marco de delegación de competencias legislativas.
Es el único supuesto en el cual la CE prevé una ley ‘marco’, es decir, una ley en el
que se fijen unos principios que sirvan de marco para, en este caso, la delegación
de competencias.
La CE establece unos límites muy precisos para estas leyes:
- Las materias a las que afecten han de ser competencia estatal.
- Mediante ellas, las Comunidades Autónomas adquieren la facultad de dictar
normas legislativas.
- Cada ley marco establecerá la modalidad del control de las Cortes Generales
sobre las normas legislativas que dicten las Comunidades Autónomas.
- Leyes orgánicas de transferencia y delegación.
El Estado transfiere o delega en determinada materia a una Comunidad Autónoma
de manera plena, es decir, no sólo la competencia legislativa sobre ella.
En cuanto al régimen de traspaso a la Comunidad Autónoma, no hay diferencias
entre la transferencia o la delegación porque el Estado puede revocarlas
libremente.
- Leyes de armonización.
Leyes que suponen una reducción de las competencias de las Comunidades
Autónomas y aumento por tanto de las del Estado. De ahí que sean un instrumento
tan criticado y difícil de encajar. El Tribunal Constitucional dejó claro el carácter
excepcional de esta herramienta.
▪ La Jurisprudencia Constitucional.
El Tribunal Constitucional está formado por 12 magistrados escogidos por 9 años.
En sentido amplio, la jurisprudencia es la doctrina emanada de cualquier tribunal.
- En sentido amplio, jurisprudencia es la doctrina de cualquier tribunal.
- En sentido estricto, doctrina que de modo retirado establezca el Tribunal Superior
al interpretar y aplicar la ley, la costumbre y los principios generales del Derecho.
- CE de 1978 - Jurisprudencia Constitucional. Valor de las sentencias del Tribunal
Constitucional: El Tribunal Constitucional es el supremo intérprete de la
Constitución española. Puede anular una ley por lo cual su interpretación prima
sobre el poder legislativo.
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TEMA 6: LAS FUENTES DEL DERECHO EN LA CONSTITUCIÓN DE
1978: LA LEY
Concepto de ley.
Norma jurídica aprobada con ese nombre por las Cortes o por los Parlamentos
autonómicos conforme al procedimiento establecido en la Constitución o en los
Estatutos de autonomía respectivamente y en los Reglamentos parlamentarios. En
definitiva, cualquier norma jurídica, con independencia de su forma y origen.
Ley ordinaria.
La CE no contiene un concepto de ley. Por tanto, en todos aquellos preceptos en
los que no se haga referencia a una ley orgánica, debemos entenderlos referidos a
la ley ordinaria. Su posición está determinada por los siguientes elementos:
-Está sometida a la Constitución, de manera que el legislador puede hacer todo lo
que esté permitido en la norma suprema, y a su vez, puede ser objeto de control
por el Tribunal Constitucional.
-El legislador, tal y como ha reiterado el Tribunal Constitucional dispone de un
amplio margen para desarrollar su labor dentro del marco constitucional, un margen
que responde a las exigencias del pluralismo político.
-Ese amplio margen de actuación está condicionado por el reparto de competencias
existente entre el Estado y las Comunidades Autónomas, tendrán que atenerse a
las materias sobre las que les hayan atribuido competencia para legislar. En el caso
de duda o conflicto, será el Tribunal Constitucional quien deba resolver.
- Procedimiento legislativo.
El procedimiento legislativo es el conjunto de actos que conducen a la creación de
una ley. Con carácter general, en él se pueden distinguir tres fases: iniciativa,
discusión y aprobación e integración de la eficacia.
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-Gobierno: Proyectos de Ley.
-Congreso de los
Fase de iniciativa Diputados/Senado/Parlamentos
autonómicos: Proposiciones de Ley.
-Iniciativa Popular: 500.000 firmas, sólo
para leyes ordinarias.
-Los proyectos o proposiciones se
presentan ante la Mesa.
Fase de discusión y aprobación -La Mesa ordena su publicación, la
apertura de presentación de enmiendas
y el envío del texto a la comisión
correspondiente.
-El plazo de presentación de enmiendas
es de 15 días.
-Las enmiendas pueden ser totales o
parciales.
Congreso de los Diputados -Si son a totalidad se produce un debate
Fase de Comisión a totalidad en el pleno.
-La Cámara nombra una ponencia para
que redacte un informe en el plazo
máximo de 15 días.
-Debate en comisión que finaliza con la
aprobación de un dictamen que se eleva
al Presidente del Gobierno.
-Deliberación en el Pleno sobre el
Pleno del Congreso dictamen y sobre las enmiendas
mantenidas.
-Votación en el Pleno.
-Aprueba el proyecto o proposición en
los mismos términos que el Congreso:
el texto se vota en el Pleno del Senado.
-Introduce enmiendas: El Pleno del
Senado debate y vota las enmiendas,
quedando incorporadas las que obtienen
Senado mayoría simple de los votos emitidos.
Plazo: 2 meses -Veta el texto:
20 días en proyectos declarados urgentes a) Se somete a debate y votación por el
Pleno del texto aprobado por el
Congreso.
b) El Congreso puede levantar el veto si
la mayoría absoluta del Pleno ratifica el
texto inicial o si, transcurridos dos meses
desde la interposición del veto, la
ratificación se produce por mayoría
simple.
1. Sanción Regla
Fase de integración de la eficiencia 2. Promulgación
3. Publicación
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‘Las leyes entrarán en vigor a los 20 días de
su completa publicación en el BOE, si en
ellas no se dispone otra cosa’
- Ley de Comisión.
La CE prevé que las Cámaras puedan delegar en las Comisiones Legislativas
Permanentes la aprobación de proyectos o proposiciones de ley. Quedan
exceptuadas de esta posibilidad la reforma constitucional, asuntos internacionales,
las leyes orgánicas y de bases y los PGE.
- Ley de Presupuestos.
Entre el conjunto de leyes ordinarias, merece destacarse por su importancia jurídica
y política la Ley de Presupuestos. A través de esta ley, el Gobierno concreta cada
año su programa político al definir el conjunto de gastos y de ingresos del Estado.
Dicho instrumento está sometido a las Cortes Generales.
Ley orgánica.
- Concepto y naturaleza de la ley orgánica.
-Material: Son leyes orgánicas las relativas al desarrollo de los derechos
fundamentales y de las libertades públicas, las que aprueban los Estatutos de
Autonomía y el régimen electoral y las demás previstas en la Constitución.
-Formal: La aprobación, modificación o derogación de las leyes orgánicas exigirá
mayoría absoluta del Congreso, en una votación final sobre el conjunto del
proyecto.
Lo que la Constitución hace es seleccionar una serie de materias cuya regulación
requiere una mayoría cualificada, es la llamada reserva de la ley orgánica. Lo que
el constituyente español pretendía era dotar de una mayor rigidez a determinadas
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materias especialmente importantes para el sistema constitucional, de manera que
no quedasen en manos de la mayoría simple del Congreso y que su regulación
respondiese en todo caso a un mayor acuerdo entre los Grupos Parlamentarios.
Leyes reforzadas que requieren para ser aprobadas, modificadas o derogadas
mayoría absoluta en el Congreso en una votación final sobre el conjunto del
proyecto y que regulan el desarrollo de los Derechos fundamentales, Estatutos de
Autonomía y el régimen electoral general y demás materias previstas en la
Constitución.
Su relación con la ley ordinaria se explica desde el principio de distribución de
materias (TC), jerárquico o reserva.
Materias reservadas a la Ley orgánica.
Las materias que el artículo 81.1 de la CE dispone han de ser reguladas
obligatoriamente por leyes orgánicas:
-Desarrollo de los derechos fundamentales y de las libertades públicas:
La doctrina ha interpretado esta reserva en dos sentidos:
- Uno más estricto, que supone entender por ‘derechos fundamentales y
libertades públicas’ sólo las previsiones contenidas en la sección primera del
capítulo II del Título I.
- Uno más amplio según el cual habría que atender a la entidad del derecho o
libertad, con independencia de su ubicación en la Constitución.
La interpretación restrictiva nos obliga a entender que los derechos fundamentales
están contenidos en la sección primera, del capítulo II del Título I, es decir, lo
comprendido entre los artículos 15 y 29.
-El régimen electoral general:
Tal y como lo interpretó el Tribunal Constitucional, ‘el régimen electoral general está
compuesto por las normas electorales válidas para la totalidad de las instituciones
representativas del Estado en su conjunto y en el de las entidades territoriales en
que se organiza el artículo 137 de la CE salvo las excepciones hechas dentro de la
CE o de los Estatutos de Autonomía’. Se aplica a:
Elección de diputados y senadores sin perjuicio de lo que venga recogido en
los Estatutos de Autonomía.
Miembros de las corporaciones locales.
Elección de eurodiputados.
Artículo 81.1 CE: “Son leyes orgánicas las relativas al desarrollo de los derechos
fundamentales y de las libertades públicas, las que aprueben los Estatutos de
Autonomía y el régimen electoral general y las demás previstas en la Constitución”.
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Relaciones entre Leyes orgánicas y leyes ordinarias (las leyes parcialmente
orgánicas).
Hablamos de cierta superioridad, en el ámbito ‘material’ de las leyes orgánicas. Es
decir, no tiene que ver con ninguna posición jerárquica superior, sino por las
materias que se ocupan, que pueden ser consideradas de mayor relieve
constitucional.
El criterio que nos debe servir para articular las relaciones entre unas leyes y otras
es precisamente el ámbito normativo que la CE le reserva a cada una de ellas. De
ahí que la aplicación preferente de una u otra se hará en función de su ajuste al
ámbito competencial correspondiente. Y de ahí también que haya de considerarse
inconstitucional tanto una ley ordinaria que regule materias reservadas a una ley
orgánica como una ley orgánica que invada materias reservadas a una ordinaria.
Las materias que están reservadas por la Constitución a leyes orgánicas sólo
pueden ser reguladas por las Cortes Generales, nunca por una Asamblea
legislativa autonómica.
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La principal diferencia respecto a la delegación legislativa es que es la propia
Constitución la que atribuye directamente al gobierno la potestad de dictar
decretos-leyes delimitando los supuestos en que puede hacerlo.
La justificación de su existencia está en que es un instrumento normativo
excepcional dotado de capacidad suficiente para reaccionar ante situaciones
extraordinarias a las que no podría hacer frente con eficacia el procedimiento
legislativo ordinario.
Las constituciones que han regulado esta fórmula legal no han escatimado el
establecimiento de límites y controles en su diseño para tratar de evitar a toda costa
el uso indebido de esa legislación excepcional. El Gobierno solamente puede dictar
un Decreto-ley en caso de extraordinaria y urgente necesidad.
Para que se puede recurrir a esta herramienta extraordinaria, el Estado debe estar
en una dirección política y de funcionamiento de las instituciones normal.
Tres son los requisitos que componen este presupuesto:
Que se dé la necesidad de dictar una norma jurídica con rango y fuerza de
ley.
Que la necesidad de actuación legislativa sea urgente, es decir, que el
fenómeno político, social y jurídico debe justificar el uso de esta herramienta
normativa.
Que resulte urgente la reacción legislativa: La respuesta a tal fenómeno
debe ser inmediata y en un plazo tan rápido que no encuentre remedio por
cauces ordinarios.
Las materias vedadas al Decreto-ley son las siguientes:
Ordenamiento de las instituciones básicas del Estado.
Derechos, deberes y libertades de los ciudadanos recogidos en el Título 1.
Régimen de las Comunidades Autónomas.
Régimen electoral general.
Una vez dictado el Decreto-ley y publicado en el BOE, el mismo entra en vigor, es
decir, produce todos los efectos propios de una norma jurídica con rango y fuerza
de ley, y ello aunque se trate de una norma que, por su carácter provisional, tenga
que verse convalidada por el Congreso con posterioridad.
Así pues, el Congreso puede convalidar el Decreto-ley dictado por el Gobierno que
ha venido generando efectos jurídicos, en cuyo caso, la norma adquiere carácter
definitivo.
O por el contrario, puede no aceptarlo, supuesto en el cual se produce la
derogación expresa del decreto-ley. Atribuyendo la convalidación o derogación en
exclusiva al Congreso, la CE muestra una vez más la preeminencia política de
dicha Cámara frente al Senado.
El control jurisdiccional del decreto-ley lo lleva a cabo en exclusiva el Tribunal
Constitucional porque el mismo es una norma jurídica con rango de ley.
25
Los Decretos Legislativos.
Los decretos legislativos son normas con fuerza de ley dictadas por el gobierno, en
virtud de una autorización expresa de las cortes denominada delegación legislativa
prevista por la CE en el artículo 82, permite a las cortes atribuir al gobierno,
mediante una ley de delegación, la ley de dictar una norma con fuerza de ley,
denominada decreto legislativo. Artículo 82 CE: “1. Las Cortes Generales podrán
delegar en el Gobierno la potestad de dictar normas con rango de ley sobre
materias determinadas no incluidas en el artículo anterior.
2. La delegación legislativa deberá otorgarse mediante una ley de bases cuando su
objeto sea la formación de textos articulados o por una ley ordinaria cuando se trate
de refundir varios textos legales en uno solo.
3. La delegación legislativa habrá de otorgarse al Gobierno de forma expresa para
materia concreta y con fijación del plazo para su ejercicio. La delegación se agota
por el uso que de ella haga el Gobierno mediante la publicación de la norma
correspondiente. No podrá entenderse concedida de modo implícito o por tiempo
indeterminado. Tampoco podrá permitir la subdelegación a autoridades distintas del
propio Gobierno.
4. Las leyes de bases delimitarán con precisión el objeto y alcance de la delegación
legislativa y los principios y criterios que han de seguirse en su ejercicio.
5. La autorización para refundir textos legales determinará el ámbito normativo a
que se refiere el contenido de la delegación, especificando si se circunscribe a la
mera formulación de un texto único o si se incluye la de regularizar, aclarar y
armonizar los textos legales que han de ser refundidos.
6. Sin perjuicio de la competencia propia de los Tribunales, las leyes de delegación
podrán establecer en cada caso fórmulas adicionales de control.”
La Constitución prevé dos tipos de delegación: ley de bases y ley ordinaria.
La delegación legislativa se configura, por consiguiente, como una autorización
expresa al gobierno, y se explica técnicamente como una atribución de potestad
normativa para dictar, en los precisos términos de la delegación, una norma con
fuerza de ley denominada decreto legislativo. El fundamento de la delegación
legislativa reside, principalmente, en la conveniencia de contar con la colaboración
del gobierno en la función legislativa en los supuestos leyes de gran extensión o
complejidad.
Se emplea habitualmente para: la elaboración de cuerpos legislativos o códigos
sobre un ámbito material o bien de leyes de gran complejidad técnica o jurídica, o
para la refundición de diversos textos legales. En suma, para la colaboración en
tareas legislativas que pueden empeñar demasiado tiempo o fuerza al legislador, o
bien que requieran una capacidad técnica especializada.
La delegación legislativa ha de otorgarse de forma expresa, quedando excluida la
posibilidad de delegaciones implícitas.
La delegación ha de hacerse para una materia concreta, y ha de fijar un plazo para
su ejercicio, transcurrido el cual decae la habilitación contenida en la delegación.
26
Desde una perspectiva material, la Constitución impone 3 limitaciones a la
delegación legislativa:
La delegación legislativa no puede versar sobre materias reservadas a la ley
orgánica.
La ley de bases no puede facultar al gobierno a dictar normas con carácter
retroactivo.
La ley de bases no puede autorizar su propia modificación.
Las leyes de delegación que tienen por objeto la formación de textos articulados se
denominan leyes bases. La ley de bases debe delimitar con precisión el objeto y
alcance de la delegación legislativa, lo que supone que dichas bases deben tener
suficiente grado de concreción como para que no pueda calificarse la delegación
como una habilitación en blanco. Las bases deben servir para que el gobierno
atendiendo al objeto y alcance de la delegación y a los principios y criterios que le
indique el legislador, elabore un texto articulado que gozará de fuerza de ley.
La CE establece que sin perjuicio de la competencia propia de los tribunales, las
leyes de delegación podrán establecer en cada caso fórmulas adicionales de
control. De este precepto constitucional y de la naturaleza normativa de la
institución se pueden deducir 3 tipos de control:
Ante el Tribunal Constitucional. Al Tribunal Constitucional le corresponde el
control de la constitucionalidad de las leyes y disposiciones normativas con
fuerza de ley. La inconstitucionalidad se puede producir tanto por razones de
carácter procedimental, debido a la infracción de artículos de la Constitución
que regulan la delegación como por causas materiales, porque el contenido
del decreto legislativo vaya en contra de cualquier precepto constitucional.
Por los Tribunales ordinarios. El conocimiento de irregularidades relativas al
procedimiento administrativo de emanación del decreto legislativo.
Parlamentario. Posibilidad de que el legislador prevea fórmulas adicionales
de control de la propia ley de delegación. Estas fórmulas pueden ser a priori
o a posteriori. A priori: pueden incidir sobre el uso que el gobierno puede
hacer sobre la delegación, es decir, sobre el texto del decreto legislativo. A
posteriori: se limitan a poner en relieve los eventuales excesos del ejercicio
de la delegación, pero no pueden condicionar la fuerza de ley de un decreto
legislativo ya en vigor.
27
TEMA 7: LAS FUENTES DEL DERECHO EN LA CONSTITUCIÓN DE
1978: TRATADOS INTERNACIONALES Y DERECHO DE LA UNIÓN
EUROPEA
Los Tratados Internacionales
Artículo 93 CE: “Mediante la ley orgánica se podrá autorizar la celebración de
tratados por los que se atribuya a una organización o institución internacional el
ejercicio de competencias derivadas de la Constitución. Corresponde a las Cortes
Generales o al Gobierno, según los casos, la garantía del cumplimiento de estos
tratados y de las resoluciones emanadas de los organismos internacionales o
supranacionales titulares de la cesión.”
Artículo 94 CE: “1. La prestación del consentimiento del Estado para obligarse por
medio de tratados o convenios requerirá la previa autorización de las Cortes
Generales, en los siguientes casos:
a) Tratados de carácter político.
b) Tratados o convenios de carácter militar.
c) Tratados o convenios que afecten a la integridad territorial del Estado o a los
derechos y deberes fundamentales establecidos en el Título I.
d) Tratados o convenios que impliquen obligaciones financieras para la Hacienda
Pública.
e) Tratados o convenios que supongan modificación o derogación de alguna ley o
exijan medidas legislativas para su ejecución.
2. El Congreso y el Senado serán inmediatamente informados de la conclusión de
los restantes tratados o convenios.”
Artículo 95 CE: “1. La celebración de un tratado internacional que contenga
estipulaciones contrarias a la Constitución exigirá la previa revisión constitucional.
2. El Gobierno o cualquiera de las Cámaras puede requerir al Tribunal
Constitucional para que declare si existe o no esa contradicción.”
Artículo 96 CE: “1. Los tratados internacionales válidamente celebrados, una vez
publicados oficialmente en España, formarán parte del ordenamiento interno. Sus
disposiciones sólo podrán ser derogadas, modificadas o suspendidas en la forma
prevista en los propios tratados o de acuerdo con las normas generales del
Derecho internacional.
2. Para la denuncia de los tratados y convenios internacionales se utilizará el
mismo procedimiento previsto para su aprobación en el artículo 94.”
Todo tratado tiene una doble dimensión jurídica: desde el punto de vista
internacional, trae consigo un compromiso de cumplir lo pactado frente a los demás
sujetos de Derecho Internacional; desde el punto de vista estatal, implica la
aceptación de los efectos internos derivados del compromiso tanto para los poderes
públicos como para los ciudadanos.
28
El ejercicio de la potestad de concluir tratados internacionales corresponde
básicamente al Gobierno de la Nación, que es el Gobierno responsable de
preparar, negociar y concluir los tratados. La Constitución ha previsto, también, la
intervención de las Cortes Generales en el proceso de celebración de los tratados,
entre otras razones porque así se esfuerza la legitimidad democrática de este tipo
de normas. Sin embargo, esa intervención del poder legislativo no es igual en todos
los tratados internacionales; en efecto, los arts. 93 y 94 de la CE distinguen tres
tipos de tratados atendiendo a su mayor o menor trascendencia política y
constitucional, modulando la intervención de las Cortes Generales de acuerdo con
esa misma importancia.
En primer lugar, el art. 93 regula la conclusión de aquellos tratados por los que se
atribuya a una organización o institución internacional del ejercicio de competencias
derivadas de la Constitución. El artículo 93 exige que la celebración de estos
tratados de integración deba autorizarse mediante ley orgánica.
El artículo 94.1 establece el segundo procedimiento de participación parlamentaria
en la conclusión de tratados internacionales. Se trata del caso en el que la
prestación de consentimiento del Estado a determinados tratados exige
autorización parlamentaria, otorgada por ambas Cámaras, aunque no adopta forma
de ley. Los supuestos en los que se exige esta autorización son los de los tratados
que se encuadren en alguno de estos casos: a) tratados que posean carácter
político, b) los que tengan carácter militar, c) los que afecten a la integridad
territorial del Estado o a los derechos y deberes fundamentales establecidos en el
Título I de la CE, d) los que impliquen obligaciones financieras para la Hacienda
Pública, o, e) los que supongan modificación o derogación de alguna ley, o exijan
medidas legislativas de ejecución.
Por último, el art- 94 de la CE establece como tercer procedimiento interno de
conclusión de tratados aquel en el que el Gobierno solo debe informar a las
Cámaras de dicha conclusión. Esta intervención, ciertamente debilitada, de las
Cortes, está pensada, pues, para aquellos tratados de importancia menor.
Los tratados internacionales son consecuencia del acuerdo entre el Estado y otro u
otros sujetos de Derecho Internacional, generalmente otros Estados, pero también,
cada vez más, organizaciones internacionales.
Resulta claro, que los tratados internacionales están sujetos a la Constitución, ello
queda puesto de manifiesto por el art. 95: la celebración de un tratado internacional
que contenga estipulaciones contrarias a la Constitución exigirá la previa revisión
constitucional. Lo que se establece es precisamente la imposibilidad de que exista
contradicción entre ambas normas ya que, en el caso de existir dicha contradicción,
el Estado no puede invocarla para eludir sus responsabilidades internacionales. La
contradicción entre un tratado y la Constitución impide la ratificación de aquel, por
lo que, si quiere llevarse a cabo dicha ratificación, la Constitución debe modificarse.
Si a pesar de la anterior previsión se ratifica un tratado contrario a la Constitución,
el tratado es susceptible de ser declarado inconstitucional, lo que llevará aparejado
su ineficacia interna, pero no exonerará al Estado español de la responsabilidad
29
internacional en la que pudiera incurrir por inaplicar un tratado ratificado, pero no
válido de acuerdo con el ordenamiento interno.
Una segunda manifestación de la particular posición del tratado en el sistema de
fuentes se encuentra en el art. 96 en cuanto se establece que las disposiciones de
los tratados internacionales solo podrán ser derogadas, modificadas o suspendidas
en la forma prevista en los propios tratados o de acuerdo con las normas generales
del Derecho Internacional. Con esta previsión se está reconociendo una especial
fuerza pasiva a los tratados, que permanecen inmunes frente a cualquier fuente
interna, lo que es lógico si se atiende a la forma de producción del tratado: sólo las
facultades que concertaron un tratado pueden concertar su derogación o
modificación, o, al menos, la forma en que estas puedan producirse.
El art. 96.2 establece una última regla interna relativa al procedimiento de denuncia,
esto es, a la manifestación de la voluntad del Estado de dejar de estar sujeto a un
determinado tratado internacional.
30
TEMA 8: OTRAS FUENTES DEL DERECHO
El Reglamento
Norma dictada por órganos estatales o del poder público que no ostentan potestad
legislativa y que ocupa una posición infralegal en el ordenamiento.
Clases
Por su relación con la ley:
Ejecutivo: Desarrollan, ejecutan o complementan una ley previa.
Independiente: Se dictan sin que exista una ley previa a cuya ejecución
atiendan.
De necesidad: Se dictan en emergencias superadas las cuales quedan
derogados.
Por sus efectos:
Jurídicos o normativos: Crean derecho nuevo o modifican el existente
respecto derechos y deberes de los ciudadanos con efectos ad extra.
Administrativos o de organización: Dictados por la administración en ejercicio
de su potestad de organización o en virtud de relaciones especiales de
sujeción.
La Costumbre
Es la fuente más antigua del Derecho, consistente en la creencia o convicción de
que es jurídicamente obligatorio, ajustar los comportamientos sociales a tales
reglas de conducta consuetudinarias.
La jurisprudencia ordinaria
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La Constitución española
La Ley
Fuentes directas: Los Tratados internacionales ratificados por España
Escritas o primarias El Derecho comunitario
Reglamentos y disposiciones
No escritas La costumbre
o subsidiarias Los principios generales del Derecho
La jurisprudencia
Fuentes indirectas
La doctrina específica
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TEMA 9: LA CORONA (Título II CE)
Configuración constitucional de la Corona
La monarquía ha sido un elemento clave en la historia política del Estado español.
Ahora bien, la CE de 1978 establece una novedosa configuración para esta
institución histórica dentro de lo que ha sido nuestra experiencia jurídico-política
más reciente. Afronta nuestra Norma Suprema la tarea de incardinar a la Corona en
el marco de un Estado Social y Democrático de Derecho, con todo lo que ello
conlleva: soberanía popular, división de poderes, sistema de Gobierno
parlamentario, reconocimiento y garantía de derechos y libertades fundamentales,
instituciones de garantía del ordenamiento legal y constitucional…
Se regula en el Título II con prioridad sobre el resto de poderes. Ello, junto a la
necesidad de utilizar el procedimiento agravado para su reforma, único órgano
constitucional que la requiere, hace que se plantee una serie de interrogantes sobre
la Corona.
En este sentido, el artículo 1 de la CE es el punto de partida y clave para la correcta
interpretación del significado y papel de la Corona en nuestro sistema
constitucional. Y ello, porque obliga a la síntesis de un Estado proclamado como
Social y Democrático de Derecho, cuya soberanía reside en el pueblo, del que
emanan todos los poderes y al que se le atribuye como forma política la Monarquía
Parlamentaria.
Durante el proceso constituyente la materia fue objeto de un doble tipo de
controversia: una de naturaleza política, de aceptación o rechazo de la monarquía;
y otra técnico-jurídica, sobre la fórmula utilizada.
En lo referente a la discusión política, la cuestión republicana tuvo una dimensión
más formal que material en la medida en la que se era plenamente consciente de
las dificultades que habría tenido el proceso de democratización si la oposición a la
monarquía hubiese sido frontal y radical.
En el plano técnico-jurídico la discusión giró en torno al uso del vocablo forma
política en lugar de forma de gobierno, y, sobre todo, a los intentos de sustitución
de la ‘monarquía parlamentaria’ por ‘monarquía constitucional’, o ‘’monarquía
constitucional y parlamentaria’, o monarquía simplemente.
La conjugación de la Corona con el resto de poderes del Estado se traduce en que
esta solo representa a la forma política del Estado, pero carece materialmente en el
poder en el ejercicio ordinario de las funciones que vienen atribuidas al resto de
poderes e instituciones, dejando a la Corona un carácter meramente simbólico.
El encaje de la Corona en la Constitución se debe al espíritu de consenso que
presidió la redacción de la norma suprema. La monarquía adquirió su legitimación a
través del referéndum de ratificación de la Constitución y por su posterior adhesión
al sistema constitucional implantado.
33
Se configura una Jefatura del Estado monárquica, atendiendo a la historia política y
constitucional de España, siendo asumida durante el proceso constituyente por
diversos sectores republicanos.
Finalmente, el envoltorio racional-normativo presenta la Corona como una
institución simbólica y arbitral carente de poder material.
Las sucesivas transformaciones del Estado dieron lugar a una serie de modelos
derivados de la relación existente entre este y la Corona: monarquía absoluta,
limitada, constitucional y finalmente parlamentaria.
Así, en la monarquía parlamentaria, el Rey concentra todos los poderes, la palabra
del Rey es ley, siendo un poder limitado solamente por poderes fácticos.
A imitación del modelo anglosajón, surgido de la Revolución de 1864, aparecerá la
monarquía limitada, en donde se reducen los poderes de la Corona en favor de
otras instituciones como el Parlamento y se empiezan a crear mecanismos para
solventar las interferencias del monarca: prerrogativas parlamentarias (inmunidad e
inviolabilidad) y autonomía parlamentaria, separación estricta de poderes,
inmunidad y prerrogativas del Poder Judicial.
Más tarde aparece la monarquía constitucional. La consolidación del principio
constitucional supondrá la implantación progresiva de la monarquía parlamentaria
como subtipo de monarquía constitucional en la que la soberanía se proclama
exclusivamente del pueblo.
En cuanto a su vigencia dicha institución es heredera y consecuencia de la
legislación franquista sobre la materia: Ley de Sucesión a la Jefatura del Estado de
1946, Ley Orgánica del Estado de 1967 y la Ley de 1967 que personifica la
sucesión en la persona de Don Juan Carlos de Borbón. Más su esencia responde a
la línea marcada por la Ley para la Reforma Política, y, evidentemente, a lo
establecido en la CE de 1978, al integrarse la monarquía en el esquema orgánico
constitucional y legitimándose mediante el referéndum de la misma y
dinásticamente por medio de la abdicación de Don Juan Carlos de Borbón.
El Rey
Posición institucional
La CE configura al Rey como Jefe del Estado, símbolo de su unidad, árbitro y
moderador del funcionamiento regular de las instituciones, siendo la más alta
representación del Estado español en las relaciones internacionales y garante de la
Norma Suprema. De lo cual se deriva que la Corona es un órgano estatal, instituido
por la propia CE, y que, por tanto, está dotado de las facultades que esta y las
leyes expresamente le atribuyan. Como órgano constitucional tiene una función
autónoma, y no está sometida a otro poder. El monarca, como titular de la Corona,
simboliza la unidad del Estado forjado como un proceso de unificación de distintos
reinos y territorios bajo la Corona del Reino de España. Asimismo, arbitra y modera
el funcionamiento regular de las instituciones.
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Funciones
En relación con las Cortes Generales:
- Sancionar y promulgar las leyes: La sanción ha pasado a ser una función nominal,
vaciada de contenido real, en el sentido de que está desprovista de veto absoluto o
meramente suspensivo sobre la actividad normativa de las Cortes o del Gobierno.
El Rey está obligado a sancionar toda ley aprobada por el Parlamento y deberá
hacerlo en el plazo de quince días, promulgándola y ordenando su inmediata
publicación.
- Convocar las Cortes Generales: Históricamente esa potestad tuvo una gran
importancia, actualmente ha quedado reducida a una función-deber del Rey, puesto
que la CE establece que la convocatoria de las Cortes ha de tener lugar
transcurridos 25 días desde las elecciones.
- Disolver las Cortes Generales: Existen dos vías para disolver las Cortes en
España. En ambos casos, el Rey se limita a firmar el decreto de disolución.
- Convocar elecciones en los términos previstos en la CE: La CE establece que las
elecciones tendrán lugar entre los treinta y sesenta días desde el final del mandato,
el Rey no tiene margen de decisión ya que el control y los tiempos quedan a
voluntad del Presidente del Gobierno.
En relación con el Gobierno:
- Proponer al candidato a Presidente del Gobierno, y en su caso, nombrarlo, así
como para poner fin a sus funciones en los términos previstos en la CE.
- Nombrar y separar a los miembros del Gobierno a propuesta de su Presidente.
- Expedir los decretos aprobados por el Consejo de Ministros.
- Conferir los empleos civiles y militares, y conceder honores y distinciones con
arreglo a la ley.
- Ostentar el mando supremo de las Fuerzas Armadas.
- Acreditar a los embajadores y a otros representantes diplomáticos.
- Manifestar el consentimiento del Estado para firmar tratados internacionales, de
conformidad con la CE y las leyes.
- Declarar la guerra y firmar la paz previa autorización del Congreso de los
Diputados.
En relación con el Poder Judicial:
- Administrar en nombre del Rey la justicia emanada del pueblo español.
- Ejercer el derecho de gracia con arreglo a la ley, previa deliberación del Consejo
de Ministros, el Rey no podrá autorizar indultos generales.
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Otras funciones:
- Ejercer el alto patronazgo de las Reales Academias, con el fin de promocionar las
artes y las ciencias.
- Convocar a referéndum consultivo, constitucional y autonómico, en todos estos
estos casos, el Rey se limita a firmar el decreto de convocatoria.
Sucesión en la Corona
La CE ha establecido una forma política del Estado monárquica y hereditaria.
El orden sucesorio se basa en los principios de primogenitura y representación.
Estos criterios de carácter histórico tradicional implican la preferencia del primer
nacido de los descendientes del primogénito, si este hubiese fallecido. A este
respecto hemos de señalar que mientras que el principio de representación no
presenta ningún problema, no sucede lo mismo con el de primogenitura, el cual es
plenamente efectivo cuando el primogénito es varón, ya que cuando la primogénita
sea mujer este principio decaerá a favor de la aplicación de la regla que establece
que en el mismo grado tendrá preferencia el varón sobre la mujer. Así las cosas,
estos principios se completan con la aplicación de las siguientes normas:
- Las líneas anteriores gozan de preferencia sobre las posteriores. A este respecto
la CE establece la prioridad en el orden sucesorio de los descendientes sobre los
ascendientes o líneas colaterales.
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- Dentro de la misma línea, prevalece el grado más próximo sobre el más remoto.
De tal modo que tendrán preferencia los hijos del Rey sobre los nietos, en sentido
descendente; y los padres del Rey sobre los abuelos, en sentido ascendente.
- En el mismo grado el varón tendrá preferencia sobre la mujer. Regla derivada de
la tradición, es una norma que no impide el acceso a la Jefatura del Estado. Sin
embargo, se trata de una norma cuestionada y posible objeto de una reforma
constitucional.
- En el mismo sexo, preferencia de la persona de más edad, sobre la de menos,
como especial concreción del principio de primogenitura, en combinación con la
preferencia del varón sobre la mujer.
La sucesión de la Corona se produce de forma automática, en virtud de las reglas
mencionadas anteriormente.
La CE vuelve a enlazar a la Corona y a las Cortes, las Cortes deben proveer a la
Sucesión en la Corona, en la forma en que más convenga a los intereses de
España, lo cual posibilita el cambio de dinastía. Finalmente hemos de hacer
referencia a las situaciones de abdicación y renuncia, que son, en sentido amplio,
dos supuestos de pérdida de los derechos regios. Se trata de actos voluntarios,
personalísimos, unilaterales, recepticios e irrevocables.
Podemos definir la abdicación como el abandono o dejación voluntaria de oficio
regio por el titular de la Corona, causando la transmisión de sus derechos al
sucesor. Distinta de la abdicación es la renuncia del derecho a reinar, cuyo
protagonista no es el Rey, sino que son las personas que forman parte del orden
sucesorio a la Corona.
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Tres son las tutelas que prevé de forma ordenada y subsidiaria: la tutela
testamentaria, la legítima y la dativa o parlamentaria.
La primera en ponerse en práctica sería la tutela testamentaria, por la que sería
tutor del Rey menor la persona que en su testamento hubiese sido nombrada por el
Rey difunto.
Si no lo hubiese nombrado, sería tutor el padre o la madre mientras permanezcan
viudos.
La Casa Real
Fue creada para facilitar al Jefe del Estado el cumplimiento de sus funciones
constitucionales y posibilitar su debida independencia respecto de los otros órganos
del Estado.
38
TEMA 10: CORTES GENERALES
Introducción
Las Cortes Generales son el órgano central y más definitorio de la forma de
gobierno definida en la CE, que es precisamente una forma de gobierno
parlamentaria. También son el componente más esencial de la propia forma de
Estado, definida en el art. 1.2 de la CE. La propiedad específica de este órgano es
su naturaleza representativa, que deriva de la elección de sus miembros por
sufragio universal.
Representan al pueblo español y ejercen la potestad legislativa del Estado,
aprueban sus presupuestos, controlan la acción del Gobierno y tienen las demás
competencias que les atribuya la CE (art. 66.2). La CE optó por denominarlas
‘Cortes Generales’, recuperando el nombre utilizado por el Estatuto Real de 1834,
bajo el cual se había iniciado el sistema parlamentario.
No gozan de poder soberano, actúan en el marco de las atribuciones que les otorga
la CE. Este carácter representativo del pueblo confiere a las Cortes el carácter de
institución central del sistema político. Constituyen el punto de conexión entre la
Sociedad y el Estado.
En un Estado que reviste la forma política de Monarquía parlamentaria, el
Parlamento, que en España recibe la denominación de Cortes Generales, asume
forzosamente un papel capital y la estructura del sistema. La importancia de la
función de las Cortes queda claramente expuesta en el artículo 66 de la CE, que las
configura como representantes del pueblo español y les otorga funciones de tanta
entidad como la legislativa, la presupuestaria y la de control de Gobierno (art. 66.2).
Por otro lado, las Cortes son uno de los escenarios fundamentales de sistema
democrático. Es en las Cortes donde se debaten públicamente los proyectos de ley,
donde el Gobierno debe explicar su actuación y las razones que la guían, y es allí
donde dicha actuación es sometida a crítica y contrastada con otras alternativas.
Las Cortes son, en definitiva, el foro político por excelencia.
La importancia de las Cortes proviene de las propias características del sistema
democrático. Así pues, son un órgano de la mayor relevancia en el ordenamiento
constitucional, son un órgano complejo, creado, configurado y regulado
directamente por la CE, integrado por dos instituciones (Congreso de los Diputados
y Senado). Por lo que se trata de un Parlamento bicameral, siendo esta la primera
característica.
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- Las Cortes sólo están sometidas a la Constitución.
- Las Cortes son un órgano sujeto al principio de publicidad.
- Su naturaleza es compleja y responde a un modelo bicameral, integrado por dos
cuerpos legisladores.
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El sistema electoral del Congreso de los Diputados:
El Congreso se compone de un mínimo de 300 diputados y un máximo de 400
diputados, elegidos por sufragio universal, libre, igual, directo y secreto. La
circunscripción electoral es la provincia.
Cada provincia tiene un mínimo asignado de 2 diputados y se atribuyen los demás
en proporción a la población. Ceuta y Melilla tienen un diputado cada una.
El Decreto de convocatoria especifica el número de diputados de cada provincia y
el sistema electoral se articula a través de listas cerradas y bloqueadas.
La Constitución impone que la elección se realice ‘atendiendo a criterios de
representación proporcional’, criterio que ha sido concretado a favor del sistema
D’Hont. Para dicho reparto no se tienen en cuenta las candidaturas que no hubieran
obtenido el 3% de los votos en toda la circunscripción.
El sistema electoral del Senado:
La circunscripción electoral también es la provincia y en cada una de ellas se
elegirán cuatro senadores por sufragio universal, libre, igual, directo y secreto. En
las islas de mayor tamaño, Tenerife, Gran Canaria y Mallorca se escogen 3
senadores e Ibiza-Formentera, Menorca, Lanzarote, Fuerteventura, La Gomera, El
Hierro y la Palma, un senador cada una. Ceuta y Melilla escogen dos senadores
cada una.
Los candidatos a senadores se presentan en una lista abierta, el sistema electoral
es mayoritario atenuado, por cuanto el elector solo puede manifestar sus
preferencias por tres de los escaños en juego en la circunscripción.
De esta manera se garantiza la presencia de la minoría.
La CE contempla también la designación de un senador por cada una de las
Comunidades Autónomas y de otro por cada millón de habitantes de su respectivo
territorio. La designación corresponde a cada una de las Asambleas legislativas
autonómicas.
41
En el caso de que posea alguna causa de incompatibilidad, deberá optar por uno
de los puestos incompatibles y renunciar al otro. La incompatibilidad tiene
características completamente diferentes a la inelegibilidad. En primer lugar, su
objeto es garantizar que el trabajo del parlamentario electo podrá ser realizado sin
influencias ni presiones y evitar la confusión entre los poderes del Estado,
asegurando así la independencia del legislativo.
La reforma de la LOREG de 2011 ha introducido una nueva causa de
incompatibilidad sobrevenida, que afecta a los elegidos en candidaturas
presentadas por partidos o federaciones o coaliciones de partidos declarados
ilegales con posterioridad con sentencia judicial firme.
Además, los Reglamentos prevén, para la plena adquisición de la condición
parlamentaria, la obligación de prestar promesa o juramento de aceptar la CE. El
parlamentario que no preste juramento o promesa, sigue siendo Diputado o
Senador, y por ende, su puesto no es cubierto por otro, como sucedería en los
casos de renuncia, fallecimiento, etc., pero no adquiere la condición plena de
parlamentario, por lo que tampoco ostenta los derechos y prerrogativas del mismo.
Pérdida de condición de parlamentario:
Una vez adquirida la condición de parlamentario, solo se puede perder por las
causas constitucionales o reglamente previstas. La primera causa es la finalización
del mandato, que tiene lugar 4 años después de la elección o el día de la disolución
de la cámara (art. 68.4 y 69.6 CE). Otras causas pueden ser temporales o
definitivas.
Las temporales proceden cuando el parlamentario contravenga reiteradamente las
previsiones parlamentarias, y debe ser acordada en el Pleno de la Cámara (art. 101
RC). La pérdida definitiva sólo tendrá lugar por motivos personales del
parlamentario (fallecimiento, incapacitación declarada) o por decisión judicial firme
que anule su elección o proclamación (art. 22 RC).
42
inviolabilidad impide la punición o la sanción de quien se hallare protegido por esta
prerrogativa. La inviolabilidad es una garantía absoluta y sus efectos temporales
son indefinidos en el sentido de que el procedimiento sancionador no podrá ser
incoado ni aun cuando el parlamentario deje de serlo, siempre que la causa del
procedimiento fuese su actividad parlamentaria.
La inmunidad tiene por objeto proteger al parlamentario frente atentado contra su
libertad que pudiera tener motivaciones políticas. Le protege frente a la detención o
cualquier otra forma de privación de libertad y frente a la iniciación de
procedimientos penales contra él. En segundo lugar, la inmunidad tampoco es
absoluta dentro del ámbito penal: los parlamentarios pueden ser detenidos en caso
de flagrante delito, y pueden ser procesados si lo autoriza la Cámara. Lo
característico de la inmunidad es que para que se inicie un procedimiento penal
contra un parlamentario, debe ser la Cámara la que juzgue si en dicho
procedimiento hay o no indicios de persecución política. El ámbito temporal de la
inmunidad se limita a la duración del mandato parlamentario (art. 71.2 CE), aunque
sus efectos son en cierto sentido retroactivos. También a diferencia de la
inviolabilidad, la inmunidad cubre, además de los actos funcionales del
parlamentario, los que no lo son.
Por último, los parlamentarios gozan de otra prerrogativa, el fuero especial. Este
consiste en que el órgano competente para conocer las causas penales que se
sigan contra Diputados y Senadores es el Tribunal Supremo (art. 71.3 CE). Se
pretende garantizar que este goce de las más altas cotas de independencia,
imparcialidad y cualificación jurídica que el ordenamiento puede otorgar, otorgando
así una garantía adicional a los parlamentarios.
Los grupos parlamentarios: constitución y funciones
Son agrupaciones de parlamentaros, constituidos sobre la base de la coincidencia
política de los mismos, a los que los reglamentos, y en nuestro caso la propia
Constitución otorgan sus funciones y reconocen unas facultades. Su finalidad en
representar a la Cámara a una línea política e ideológica determinada y expresar su
posición, organizar y articular a los miembros que la integran, asistir a estos en sus
labores parlamentarias, organizar y simplificar la vida parlamentaria.
La facultad de constituir los grupos parlamentarios está en el Reglamento, aunque
corresponde su creación a los parlamentarios mediante una declaración de
voluntad.
Los Reglamentos parlamentarios regulan con precisión los trámites para la
constitución de los grupos parlamentarios. La constitución de un grupo
parlamentario es el acto mediante el cual un número de diputados o senadores
manifiesta al órgano de gobierno interior de la Cámara su voluntad de convertirse
en tal.
Son necesarios varios requisitos:
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- El elemento temporal: La constitución de un grupo parlamentario habrá que
realizarse dentro de los cinco días siguientes a la constitución de la cámara, salvo
el grupo mixto.
- El elemento personal: Para la constitución son necesarios quince diputados o diez
senadores. Así mismo el Reglamento del Congreso de los Diputados permite,
también, que puedan constituirse en Grupo Parlamentario los diputados de una o
varias formaciones que hubiesen obtenido un número de escaños superior a 5 y, a
menos, el 15% de los votos correspondiente en las circunscripciones donde han
conseguido escaño o, también el 5% de los votos a nivel nacional.
- El procedimiento de constitución: La declaración de voluntad de los
parlamentarios se acredita mediante escrito dirigido a la Mesa de la Cámara,
firmado por todos aquellos que deseen integrar el Grupo. En el que deberá constar
el nombre del grupo parlamentario, los nombres de todos sus miembros, así como
el del portavoz titular.
Las funciones de los grupos parlamentarios son las siguientes:
- Funciones de designación y propuesta: Cada grupo parlamentario nombra a sus
representantes en la Mesa, Junta de Portavoces, Comisiones o Diputación
Permanente.
- Funciones de convocatoria: Dos grupos parlamentarios pueden pedir la
convocatoria de la Junta de Portavoces, de una Comisión, del Pleno de la Cámara
y de la Diputación Permanente.
- En relación con el funcionamiento de la Cámara, dos grupos parlamentarios
pueden solicitar la alteración del orden del día del Pleno, la inclusión en la orden del
día de un determinado asunto, solicitar la creación de comisiones o solicitar la
celebración de sesiones y votaciones.
- En relación con la función legislativa: Un grupo parlamentario puede ejercer la
iniciativa legislativa mediante la presentación de proposiciones de ley, presentar
enmiendas…
- En relación con las funciones de impulso y control: Dos grupos parlamentarios
pueden solicitar la creación de una Comisión de Investigación. Asimismo,
intervienen en los debates.
- Finalmente intervienen en relación con el Defensor del Pueblo, designan
miembros del Tribunal Constitucional y del Consejo General del Poder Judicial, y
controlan el ente público de RTVE.
44
Los presidentes del Congreso y del Senado son elegidos por sus respectivas
Cámaras, como una expresión más de la autoorganización de estas.
La elección se produce en la sesión constitutiva de la Cámara mediante votación
por papeleta.
Cada diputado escribirá en la papeleta un solo nombre en la misma y resultará
elegido presidente, bien del Congreso, bien del Senado, quién tenga la mayoría
absoluta de los votos. En caso de que alguno no alcance la mayoría de los votos,
se repite la votación entre los dos parlamentarios más votados, resultando elegido
el que obtenga el mayor número de votos.
Funciones:
Representar a la Cámara.
Asegurar la buena marcha de los trabajos parlamentarios.
Dirigir los debates y mantener el orden en los mismos
Cumplir y hacer cumplir el Reglamento
Además, por ejemplo, la presidencia del Congreso tiene la facultad de
proponer un candidato a Presidente del Gobierno.
La Mesa
La CE establece que en cada Cámara existirá una Mesa elegida por el Pleno. La
Mesa es el órgano rector de la Cámara. Ostenta la representación colegiada de
esta, y dirige y ordena los trabajos del Parlamento bajo la dirección y coordinación
del Presidente. Su elección se lleva a cabo durante la sesión constitutiva. Tanto en
el Congreso como en el Senado, la Mesa está formada por el Presidente, cuatro
Vicepresidentes (dos en el caso del Senado) y cuatro Secretarios.
Para la adopción de acuerdos se requiere convocatoria del Presidente y la
presencia de la mitad más uno de los miembros.
Funciones:
Adoptar cuantas decisiones y medidas requieran la organización del trabajo
y el régimen y gobierno interior de la Cámara.
Elaborar el proyecto de presupuestos de la Cámara.
Autorizar los gastos de la Cámara.
Calificar los documentos de índole parlamentario, declarando su
admisibilidad o no.
Programar las líneas generales de actividad de la Cámara.
La Junta de Portavoces.
Es un órgano eminentemente político. Integrado por los portavoces de los distintos
grupos parlamentarios.
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La Junta de Portavoces está presidida por el Presidente de la Cámara, quien la
convocará a iniciativa propia, a petición de dos grupos parlamentarios o de la quinta
parte de los parlamentarios. El Gobierno cuenta con un representante en la Junta
de Portavoces, pero no tiene voto.
Las decisiones en la Junta de Portavoces serán siempre mediante el sistema de
voto ponderado, es decir, cada Portavoz expresa con su voto tantos sufragios como
miembros integran su grupo parlamentario.
Funciones:
Fijación del orden del día de los debates.
Colaboración con el presidente para interpretar el Reglamento.
Solicitar comparecencias de miembros del Gobierno.
Las Comisiones
Constituyen, junto al Pleno, los órganos de funcionamiento de la Cámara.
Están integrados por un número variable de parlamentarios, fijado para cada
Legislatura por la Mesa, oída la Junta de Portavoces y donde los grupos
parlamentarios están representados en proporción a su importancia numérica.
Los Reglamentos regulan el funcionamiento y las clases de Comisiones. La
Comisión funciona bajo la dirección de una Mesa compuesta por un Presidencia,
dos Vicepresidentes y dos Secretarios, elegidos entre los propios miembros de la
Comisión.
Las sesiones de las Comisiones no pueden coincidir con las del Pleno y son a
puerta cerrada, aunque está permitida la presencia de medios de comunicación.
Funciones:
Básicamente legislativas, de control y de estudio, estando facultadas para
recabar la información y documentación que precisen del Gobierno.
Las Comisiones se dividen en permanentes y no permanentes.
Comisiones Permanentes: Tienen vocación de duración para toda la Legislatura.
Comisiones Permanentes Legislativas: Tanto en el Congreso como en el
Senado, suelen coincidir con los distintos Ministerios. Su cometido es actuar en el
procedimiento legislativo y emitir el correspondiente dictamen.
Comisiones Permanentes No Legislativas: Tienen encomendadas tareas
específicas, tales como el estudio y reforma del Reglamento, problemas atinentes
al Estatuto de los Diputados, conocimiento de peticiones ciudadanas…
Comisiones No Permanentes: Se crean para un trabajo concreto, extinguiéndose
en la finalización del mismo.
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Comisiones de Investigación: Nacen para indagar sobre un asunto de interés
público. Son creadas por el Pleno de las respectivas Cámaras y sus conclusiones
se debaten en el Pleno. Estas comisiones, cumplen un importante papel en el
ámbito del control parlamentario.
Comisiones de Estudio: Creadas también por el Pleno y encargadas de
elaborar un dictamen sobre cualquier asunto de interés para la Cámara.
Comisión General de las Comunidades Autónomas: Creada en el seno del Senado,
constituye un intento más de reforzar el papel de Cámara de representación
territorial que la Constitución le asigna.
Comisión Mixta Congreso-Senado: Esta Comisión está orientada al fortalecimiento
del papel de los Parlamentos nacionales en la construcción europea.
La Comisión mixta está compuesta por el número de miembros que establezcan las
respectivas Mesas de las Cámaras en sesión conjunta, quedando garantizada la
presencia de todos los Grupos Parlamentarios en la misma.
El Pleno
Tanto en el Congreso como en el Senado, el Pleno es el principal órgano de
funcionamiento de la Cámara. Está compuesto por todos los miembros elegidos y
en el se desarrollan las votaciones y debates más importantes. La asistencia de los
parlamentarios al Pleno se configura como un derecho-deber.
Asimismo, podrán acudir, con voz, pero sin voto, los Ministros del Gobierno que no
sean miembros de la Cámara, sólo tienen acceso al Salón de Plenos el personal al
servicio de las Cortes Generales en el ejercicio de sus funciones, prensa mediante
acreditación y ciudadanos mediante incitación.
Funciones:
- Aprueba las leyes, sin prejuicio de delegar en alguna Comisión la función
legislativa plena.
- Debate, y en su caso, vota.
- Elige a las altas magistraturas del Estado (Presidente y miembros de las
Mesas de las Cámaras, magistrados del Tribunal Constitucional…).
Las reuniones de los Plenos se celebran dentro de los períodos ordinarios de
sesiones, fuera de ellos, hay que solicitar una sesión extraordinaria. Estas últimas
solo pueden ser convocadas por el Presidente de la Cámara, bien por iniciativa
propia o a petición del Gobierno, de la Diputación Permanente o de la mayoría
absoluta de los miembros de la Cámara.
Las sesiones del Pleno son públicas, salvo cuando se debatan cuestiones atinentes
al Estatuto de los Diputados o cuando así lo acuerde el Pleno por mayoría absoluta.
El orden del día de cada sesión lo fija la Presidencia de cada Cámara de acuerdo
con la Junta de Portavoces.
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En el Senado el Presidente lo confecciona de acuerdo con la Mesa, oída la Junta
de Portavoces.
Diputación Permanente
La presencia de este órgano se justifica por el carácter discontinuo de la actividad
parlamentaria, ya que esta solo desenvuelve sus funciones durante los períodos
ordinarios de sesiones, que abarcan de septiembre a diciembre, y de febrero a
junio.
Entre cada período ordinario de sesiones y entre cada Legislatura existe un espacio
temporal, en el que no existiendo actividad parlamentaria, desarrolla sus funciones
la Diputación Permanente.
La CE establece que en cada Cámara habrá una Diputación Permanente
compuesta por un mínimo de 21 miembros, que representarán a los Grupos
Parlamentarios en proporción a su importancia numérica.
La Diputación Permanente será presidida por el Presidente de la Cámara, a quien
corresponderá su convocatoria.
Además de la Presidencia, la Diputación está formada por una Mesa compuesta
por dos vicepresidentes y dos secretarios elegidos por los miembros del órgano.
Funciones:
- Velar por los poderes de las Cámaras.
- La CE confiere a la Diputación Permanente legitimación para solicitar la
convocatoria de las Cámaras, convalidar los Decretos-leyes, así como
asumir las competencias del Pleno.
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trámites pendientes de debate y decisión por cualquiera de las Cámaras, excepto
aquellos de los que tenga que ser informada la Diputación Permanente.
El segundo elemento temporal de la estructura del trabajo parlamentario es el
‘Período de Sesiones’. Se trata del lapso de tiempo ordinario en el que
habitualmente se convocan las reuniones de los órganos parlamentarios.
Puede suceder, que en período de vacaciones parlamentarias, las Cámaras
puedan atender asuntos inaplazables y urgentes, abriendo la puerta a la
celebración de sesiones extraordinarias a petición del Gobierno, de la Diputación
Permanente o de la mayoría absoluta de los miembros de la Cámara.
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decaído. A partir de aquí se tramita del mismo modo la proposición de ley como el
proyecto de ley.
- La proposición de ley es un texto articulado que se presenta en la Mesa del
Congreso; ésta a su vez envía el texto a la Comisión Legislativa Permanente
correspondiente según la materia (agricultura, defensa, etc.). La Comisión lo recibe
junto con todos los Grupos Parlamentarios y de entre todos los miembros se elige
una ponencia de 10 o 12 personas (una o dos de cada Grupo Parlamentario) que
debatirá el examen a través de un procedimiento muy simple: los que no están de
acuerdo con el texto presentan enmiendas donde quedan claras las posiciones de
cada grupo hasta que se redacta el texto verdadero, el cual consta de tres partes:
texto, enmiendas al texto y el voto particular.
La ponencia lo envía de nuevo a la Comisión, la cual reproduce la discusión,
negociando las enmiendas y los votos particulares.
De aquí se envía al Congreso de los Diputados para su aprobación en Pleno.
Del Congreso, con el texto ya aprobado, pasará al Senado comenzándose a
reproducir todo el proceso hasta que se llega al final de tres maneras: votando que
sí a todo, votando que no a todo (enmiendas a la totalidad) y habiendo un acuerdo
parcial (enmiendas parciales).
Si el texto vuelve al Congreso porque el Senado ha presentado enmiendas a la
totalidad, al Congreso le basta con dejar pasar dos meses y si se ratifica por
mayoría simple, el proyecto quedaría aprobado.
Si el Congreso no quiere perder dos meses, se ratificará por mayoría absoluta. O
de otra forma, si quiere perder los dos meses se ratificaría por mayoría simple.
Una vez se tiene el texto, se tiene la ley y esta deberá enviarse al Rey para su
sanción y promulgación.
Una vez cumplido todo lo anterior, la ley deberá publicarse en el BOE.
Procedimientos especiales:
- Procedimientos en Comisión: Estos procedimientos se caracterizan porque se
autoriza directamente a la Comisión Legislativa Permanente correspondiente para
aprobar directamente el texto sin pasar por el Pleno (Comisiones del Congreso y
del Senado decidiendo por ellas mismas).
- Procedimiento de urgencia: En este procedimiento, los plazos previstos en el
procedimiento ordinario se acortan a la mitad.
- Procedimiento de lectura única: Se realiza solo con textos muy breves y van
directamente al pleno, no hay comisiones.
Los procedimientos más seguidos son el procedimiento ordinario y en comisiones
especiales.
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Función Presupuestaria
Consiste en la aprobación de los presupuestos generales del Estado. La
aprobación de esta ley es una de las más importantes porque es la ley que nos
permite saber cuál es la política del gobierno, a qué partidas se asignan cantidades
presupuestarias (financian los ministerios), la actividad del gobierno se paralizaría
sin estos presupuestos.
La iniciativa de la Ley de Presupuestos corresponde exclusivamente al Gobierno, y
se debe tramitar a través del procedimiento ordinario.
Función de control
Controla la acción del Gobierno (control ordinario y control extraordinario). Tanto la
Constitución como los Estatutos de Autonomía diseñan regímenes parlamentarios
en los que el gobierno responde de su gestión política ante el Congreso de los
Diputados, porque es este el que invistió al Presidente del Gobierno pues es la
voluntad del Congreso. Las formas de control están reguladas en la Constitución
mediante las interpelaciones, preguntas, mociones, mociones de censura y la
cuestión de confianza.
Formas corrientes de control:
- Interpelaciones y preguntas se diferencian entre sí se realizan en forma oral o
escrita y si son muy concretas o muy genéricas en su contenido.
- Mociones son expresiones de la posición de la Cámara que no vinculan
jurídicamente al Gobierno pero que le condiciona políticamente. Las realiza el
Congreso, el Senado y las Asambleas legislativas de las Comunidades Autónomas.
Formas de control con exigencia de responsabilidades:
- Moción de censura (artículo 113 CE). Institución que nació en el Congreso y tiene
como objeto la responsabilidad exigida al Gobierno y como consecuencia posible la
dimisión del Gobierno. Las condiciones que debe de tener una moción de censura
son: que se requiere una mayoría absoluta para su aprobación; que se tiene que
ser constructiva, es decir, que debe incorporar el nombre del candidato a
Presidente del Gobierno. Se presenta ante la Mesa de la Cámara y prácticamente
son inviables por un motivo: la garantía de una estabilidad política.
- Cuestión de confianza (artículo 112 de la CE). La cuestión de confianza responde
a una lógica: el gobierno acude al Parlamento y pide la confianza de este, es decir,
se pone a su disposición. La cuestión de confianza es presentada por el Presidente
del Gobierno bajo su responsabilidad y trata sobre su programa político: la
confianza se gana o se pierde por mayoría simple.
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TEMA 11: GOBIERNO Y ADMINISTRACIÓN. EL PODER
EJECUTIVO. LAS RELACIONES DEL GOBIERNO Y CORTES
GENERALES.
El Gobierno
Evolución histórica del Gobierno
En el origen del constitucionalismo se atribuía el poder legislativo a las Cámaras y
el poder ejecutivo al rey, quien lo ejercía por medio de sus ministros. Los ministros
aparecían por lo tanto, como colaboradores directos del rey, pero sin integrarse en
un órgano separado.
Solo progresivamente, en la práctica política de las monarquías constitucionales,
fue perfilándose el gobierno como una institución diferenciada, compuesta por los
ministros y presidida por uno de ellos, que era el denominado primer ministro.
No obstante, dicha evolución, no encontró reflejo en los textos constitucionales que
siguen considerando que el poder ejecutivo es desempeñado por el rey y sus
ministros.
Esta fue la situación en la historia constitucional española hasta 1931. La
regulación del gobierno en la versión moderna del órgano (reuniones de los
ministros presididas por uno de ellos) se lleva a cabo en España por primera vez
mediante Real Decreto el 19 de diciembre de 1823, no obstante esta regulación
tuvo escasa o nula trascendencia patrimonial. Los textos constitucionales rara vez
se refieren al gobierno como un órgano con entidad propia, a pesar de su
importancia en la práctica política. Cuando las constituciones se referían al poder
ejecutivo, utilizaban como epígrafe de los correspondientes títulos ‘del rey’, ‘de los
ministros’, o, ‘del rey y los ministros’ sin referencia al órgano gubernamental. Este
se configuraba así como un órgano de innegable trascendencia de la realidad, pero
carente de expresión constitucional: era formalmente, una extensión o apéndice del
poder del rey, titular del poder ejecutivo.
No fue hasta la constitución de la segunda república, 1931, cuando se le reconoció
al gobierno un reconocimiento constitucional expreso, regulando la institución como
órgano distinto de la jefatura de estado, en la que se establecía la composición del
gobierno y sus funciones, así como elementos básicos del estatuto de sus
miembros, incluyendo su responsabilidad civil y criminal.
La actual regulación constitucional, al incidir directamente en la estructura y
funciones del gobierno, viene a seguir el precedente de la constitución de 1931, y
no el fijado por las constituciones del siglo XIX. La constitución refleja la realidad
política y jurídica del momento de su elaboración, al delimitar claramente por un
lado, la figura y funciones propias del rey y del gobierno por otro, como órganos
constitucionales distintos y separados. El rey no forma parte del gobierno, al no
estar incluido entre los miembros que el recoge en el art. 98. Tampoco es el titular
de la función ejecutiva atribuida al gobierno en el art. 97. No cabe por lo tanto ya
hablar del ‘gobierno del rey’ o de ‘ministros de la corona’, sino de gobierno de la
nación. Gobierno y ley se configuran pues, como órganos constitucionales distintos,
53
sin perjuicio de sus especiales relaciones que suponen una estrecha colaboración
entre ellos.
Esta regulación constitucional, referida tanto a los aspectos estructurales del
gobierno, como a sus funciones, es muy reducida, y se centra esencialmente en los
artículos del 97 al 102.
El carácter forzosamente esquemático de la normativa puede considerarse
conveniente. Esto es así porque al referirse únicamente a cuestiones y elementos
básicos de la institución, permite una mayor elasticidad a la hora de adaptarla a las
necesidades de cada momento. Por otro lado, exige el complemento de otras
normas que llenen el vacío dejado por los mandatos constitucionales: la propia CE
se remite a leyes que completen sus preceptos en lo que se refiere a la
composición del gobierno, y al estatuto e incompatibilidades de sus miembros. A
parte de estas remisiones expresas del texto constitucional, es evidente la
regulación pormenorizada de otras materias referentes a la composición y
funcionamiento del gobierno. En Europa occidental esa regulación se ha efectuado
de forma unitaria y coordinada mediante reglas reguladoras de gobierno. Este
también es el caso de las comunidades autónomas, que se ocupan en sus leyes de
gobierno de sistematizar los elementos esenciales de la institución en un texto
único. Esta sistematización se ha producido más tardíamente a nivel estatal. En
1997 se aprobó la ley de gobierno, pero hay que tener en cuenta que dadas las
complejas funciones de este órgano, difícilmente puede ser regulado por un solo
texto normativo: disposiciones de suma relevancia en este aspecto son las relativas
a la administración, normas penales y procesales.
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- Aprobación del Proyecto de Ley de Presupuestos Generales del Estado.
- Aprobación de Reales Decretos-leyes y de los Reales Decretos-legislativos.
- El acuerdo y dirección de la negociación y firma de los tratados internacionales.
- Declaración de los estados de alarma y de excepción y proponer al Congreso la
declaración del estado de sitio.
- El acuerdo de emisión de deuda pública y contratación de créditos.
- Aprobación de reglamentos de desarrollo y ejecución de las leyes.
- Creación, modificación y supresión de os órganos directivos de los Ministerios.
- La adopción de programas, planes y directrices vinculantes para todos los
órganos de la Administración General del Estado.
Las reuniones del Consejo de Ministros tienen carácter secreto y las mismas
podrán asistir los Secretarios de Estado cuando sean convocados al efecto.
55
- Interponer un recurso de inconstitucionalidad.
- Resolver los conflictos de atribuciones que puedan surgir entre los distintos
Ministerios.
- La creación, modificación y supresión mediante Real-Decreto, de los Ministerios y
de las Secretarías de Estado.
Los Vicepresidentes del Gobierno:
Es una figura potestiva que queda a la libre voluntad del Presidente, al igual que
sus funciones. Los vicepresidentes suplen, por su orden, al Presidente del Gobierno
en casos de vacancia, ausencia o enfermedad.
Los Ministros:
Son la cúspide de la Administración, subordinados al Presidente.
Colabora en la dirección de los asuntos del Estado, integrándose en el Gobierno de
la Nación. Cabe la posibilidad de que un Ministro no gestione ninguna de las ramas
en que se organiza la Administración, son los llamados ‘Ministros sin cartera’,
principalmente realizan tareas de asesoramiento político o económico del
Presidente.
El nombramiento y el cese de los Ministros se efectúa por Real-Decreto expedido
por el Rey, refrendado por el Presidente del Gobierno.
Funciones:
- Desarrollar la acción de Gobierno en el ámbito de su competencia.
- Ejerce la potestad reglamentaria dentro de su propio Ministerio.
- Refrenda los actos del Rey.
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Responsabilidad criminal:
- Son juzgados ante la sala de lo Penal del Tribunal Supremo.
Si la acusación fuera por traición o por cualquier delito contra la seguridad del
Estado en el ejercicio de sus funciones, sólo podrá ser plantada por iniciativa de la
cuarta parte de los Miembros del Congreso, y con la aprobación de la mayoría
absoluta del mismo. En estos supuestos no será aplicable la prerrogativa real de
gracia.
Las funciones del Gobierno
El Gobierno dirige la política interior y exterior, la administración civil y militar y la
defensa del Estado. Ejerce la función ejecutiva y la potestad reglamentaria de
acuerdo con la Constitución y las leyes.
Según el artículo 97 CE, el Gobierno ejerce las funciones siguientes:
- Dirigir la política interior y exterior.
- Dirigir la defensa del Estado.
- Dirigir sobre la oportunidad de declaración de los estados de alarma y excepción.
- Convocar las Cámaras de manera extraordinaria.
- Elaborar los Presupuestos Generales del Estado.
- Dirigir la política económica y elaborar los proyectos de planificación.
- Proponer el nombramiento de los altos cargos de la Administración del Estado.
- Iniciar la reforma constitucional.
- Intervenir en el control de actividad de las Comunidades Autónomas.
Para desarrollar estas funciones, la Constitución atribuye al Gobierno la iniciativa
legislativa y la posibilidad de dictar normas con rango de ley.
La función ejecutiva del Gobierno:
Aunque el Gobierno se sirve de la Administración para desarrollar su política, las
funciones del Gobierno no se agotan en la dimensión administrativa, por lo que no
se debe identificar Administración con Gobierno. Sin embargo, esta distinción no
significa separación absoluta. La función ejecutiva constituye el campo común a
uno y otra. En el cumplimiento de esta función, al Gobierno le corresponde la
actividad directiva y a la Administración la actividad así dirigida. Pero no debe
confundirse ambas realidades. Si la administración es siempre actividad
administrativa sometida plenamente a la Ley y al Derecho y al servicio objetivo del
interés general no puede decirse lo mismo del Gobierno. Las funciones de este no
se agotan en la dimensión administrativa que comparte con la Administración. El
Gobierno también dirige la política interior y exterior, y la defensa del Estado.
En el ejercicio de la función ejecutiva, corresponde al Gobierno:
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- Adoptar las medidas oportunas para dar cumplimiento a los mandatos legales.
- Dirigir la Administración civil y la Administración militar.
La potestad reglamentaria:
La potestad reglamentaria que posee el Gobierno sirve para que el Ejecutivo pueda
dictar o bien:
- Reglamentos que desarrollen una ley.
- Reglamentos independientes que no son de mera ejecución de una ley.
El Gobierno en funciones:
El gobierno cesa tras la celebración de elecciones generales, en los casos de
pérdida de confianza parlamentaria o por dimisión o fallecimiento de su presidente.
El gobierno cesante permanece como gobierno en funciones hasta la toma de
posesión del nuevo gobierno, limitándose al despacho ordinario de los asuntos
públicos. La cesantía solo afecta al Gobierno, no a la Administración. Así pues, el
Gobierno cesante que permanece como gobierno en funciones aparece vinculado
al cumplimiento del principio y deber de lealtad constitucional, entendiendo que el
objetivo último de toda su actuación radica en la consecución de un normal
desarrollo del proceso de formación del nuevo Gobierno.
La Ley del Gobierno delimita claramente la posición constitucional del Gobierno en
funciones al disponer que: El Gobierno en funciones facilitará el normal desarrollo
del proceso de formación del nuevo Gobierno y el traspaso de poderes al mismo y
limitará su gestión al despacho ordinario de los asuntos públicos, absteniéndose de
adoptar, salvo casos de urgencia debidamente acreditados o por razones de interés
general cuya acreditación expresa así lo justifique, cualesquiera otras medidas.
Además la LG impone una serie de límites expresos en su actuación al Gobierno en
funciones y a su Presidente. En este sentido, el Presidente del Gobierno en
funciones no podrá ejercer las siguientes facultades:
- Proponer al Rey la disolución de alguna de las Cámaras, o de las Cortes
Generales.
- Plantear la cuestión de confianza.
- Proponer al Rey la convocatoria de un referéndum consultivo.
Por su parte el Gobierno en funciones no podrá ejercer las siguientes facultades:
- Aprobar el Proyecto de Ley de Presupuestos Generales del Estado.
- Presentar proyectos de ley al Congreso de los Diputados o, en su caso, al
Senado.
La Administración Pública
El Gobierno dirige la administración civil y militar; al mismo tiempo es el órgano
supremo de la Administración del Estado, es decir, forma parte de la misma. La
administración pública tiene a su frente un órgano de naturaleza política. Pero, a
58
excepción de sus órganos directores, el resto de la Administración está compuesta
por el conjunto de medios naturales y humanos estables de que exclusivamente
dispone el Gobierno para realizar sus funciones ejecutivas y de dirección política.
El control de la Administración
Jurisdiccional ordinario: La jurisdicción ordinaria ejerce su control en todo lo que se
refiere a actos administrativos y potestad reglamentaria, pero no en lo que se
refiere a los actos políticos.
Constitucional: Desde dos puntos de vista: a través del recurso de amparo controla
la actividad de la Administración y a través del conflicto de competencias.
El recurso de amparo está pensado para reparar y prevenir las eventuales
vulneraciones de derechos fundamentales.
El conflicto de competencias: se decide quien es competente en algunas
materias entre Administraciones (Central y Autonómica).
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Económico del Tribunal de Cuentas:
Es un control de carácter técnico, pues el Tribunal de Cuentas es competente para
todas las Administraciones Públicas y competente en todo el territorio nacional,
ejerciendo su actividad en tres grandes ámbitos.
Controla al conjunto del sector público en el sentido de si cumple o no con la
legalidad.
Examina las Cuentas Generales del Estado con relación a la ejecución del
presupuesto.
60
imponerse el criterio de la solidaridad entre los miembros del Gobierno y por tanto
la responsabilidad colectiva, las mociones de censura han desembocado en la
exigencia de responsabilidades al Gobierno en su totalidad. Si la moción es
aprobada, el Gobierno ha de dimitir. No siempre es posible la formación de un
gobierno sólido basado en la mayoría absoluta, entonces, deben basarse en la
mayoría relativa. En este caso, puede reunirse una mayoría negativa, coincidente
en el rechazo al Gobierno y provocar su dimisión, con lo que se abre una crisis de
Gobierno. Puede originarse entonces, una nueva composición del mismo, que
mediante nuevas alianzas reconstruya una mayoría; pero si la Cámara es incapaz
de alcanzarlas, puede dar lugar a la aparición de un nuevo Gobierno semejante al
anterior, bien porque la mayoría negativa expresada en la moción de censura no ha
podido convertirse en mayoría de Gobierno, o porque una de sus partes no ha
podido ampliar la anterior. La CE permite la existencia de gobiernos minoritarios. Si
no le ha sido posible al candidato a Presidente del Gobierno alcanzar en la
investidura la mayoría absoluta en el Congreso de Diputados en una primera
votación, puede obtenerla si consigue la mayoría simple en una segunda votación.
Al mismo tiempo, se ha adoptado la moción de censura constructiva que para ser
aprobada exige, al mismo tiempo, el voto de la mayoría absoluta del Congreso en
favor de un nuevo Presidente del Gobierno.
Iniciativa.
Responde a una iniciativa parlamentaria realizada en el Congreso. Al menos una
décima parte de los Diputados pueden proponer una moción ‘que habrá de incluir
un candidato a Presidente de Gobierno’ sin que sea necesario que este sea
Diputado.
Período de reflexión. Admitido a trámite por la Mesa del Congreso el escrito
conteniendo la moción, el Congreso debe necesariamente reunirse para debatirla y
votarla. A partir de su admisión a trámite, el Presidente del Gobierno no puede
solicitar la disolución anticipada de las Cámaras, y por tanto del Congreso que ha
de votarla, Se abre entonces un período de reflexión a fin de que no se produzca un
debate por sorpresa. Por ello la votación no puede realizarse hasta que transcurran
5 días desde su presentación. Durante los dos primeros días de este plazo, podrán
presentarse mociones alternativas, con nuevos candidatos a Presidente del
Gobierno, a fin de facilitar la posible coincidencia con otros sectores a partir de la
presentación de un nuevo candidato.
Debate de la moción de censura. Convocado el Congreso a los efectos de debatir y
votar la moción de censura, se procede en primer lugar a la defensa de la moción,
realizada por uno de sus firmantes, y acto seguido a la exposición por el candidato
de su programa de gobierno. El debate general se abre a partir de esta última
intervención.
Votación. No puede tener lugar antes de los 5 días posteriores a la
presentación de la moción. La votación es pública y por llamamiento. Para ser
aprobada es necesario el voto afirmativo de la mayoría absoluta de los Diputados.
Puede darse el caso de que una moción de censura obtuviese más votos
61
afirmativos que negativos, pero si no alcanza la mayoría absoluta requerida, la
moción de censura no es aprobada.
Efectos. Si la moción de censura no es aprobada por el Congreso, el
Gobierno se mantiene, el Presidente del Gobierno recupera la facultad de proponer
la disolución de las Cámaras y los diputados que la han firmado ‘no podrán
presentar otra durante el mismo período de sesiones’ (CE 113.4). Si es aprobada,
el Gobierno deberá presentar su dimisión al Rey. El candidato a presidente incluido
en la moción, se entenderá investido de forma automática de la confianza de la
Cámara y ‘el Rey le nombrará Presidente del Gobierno’.
La cuestión de confianza:
Cuando el Gobierno desea conocer o demostrar que sigue contando con la
confianza parlamentaria puede demandarlo al Congreso mediante la presentación
de una cuestión de confianza, para que este, tras el oportuno debate y mediante
votación, se defina al respecto. Es más bien un instrumento empleado por
Gobiernos minoritarios o de coalición frágil para reforzar y cohesionar la mayoría
parlamentaria a la que dirige y que le sostiene.
La iniciativa corresponde al Presidente del Gobierno, quien, previa deliberación del
Consejo de Ministros, puede presentar una cuestión de confianza ante el Congreso
(CE 112). Solo a él se le concede el derecho a presentar la cuestión de confianza.
A pesar de ello, es obligada la intervención del Consejo de Ministros, mediante la
exigencia de una deliberación previa, puesto que lo que se somete a decisión es la
continuidad del Gobierno, que es responsable solidariamente pero no le
corresponde tomar acuerdo alguno.
Debe ser planteada sobre un objeto determinado: sobre el programa de Gobierno o
sobre una declaración de política general (CE 112); es decir, siempre sobre
aspectos generales y amplios de la política del Gobierno, pero no sobre medidas
concretas.
Debe ser presentada ante la Mesa del Congreso mediante un escrito motivado, que
debe ir acompañado de la certificación de que se ha producido la deliberación del
Consejo de Ministros.
A diferencia de la moción, su presentación no afecta al ejercicio del derecho del
Presidente a instar la disolución de las Cámaras.
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Legalidad: El juez debe aplicar la ley, no elaborarla; sin perjuicio de que el juez
administre justicia no obstante existir lagunas o vacíos en la ley.
Gratuidad: En los supuestos previos en la ley y siempre para los que acrediten
insuficiencia de recursos para litigar.
Libertad de acceso: Todo ciudadanos tiene derecho indiscutible a solicitar
resolución judicial, que debe basarse en el principio de contradicción por el que
nadie puede ser condenado sin ser oído.
Profesionalidad: El poder judicial está formado por distintas categorías de jueces y
magistrados, peritos en Derecho que dan garantía del eficaz servicio a la función
judicial.
Exclusividad: La función jurisdiccional únicamente puede ser ejercida por los
tribunales de justicia, debiendo pertenecer únicamente al Estado.
Unidad jurisdiccional: Se conceptúa como la base y funcionamiento de los
tribunales. La ley regulará el ejercicio de la jurisdicción militar en el ámbito
castrense se prohíben los tribunales de excepción.
El Ministerio Fiscal: Se conceptúa como aquel que ejerce sus funciones
promoviendo la acción de la justicia en defensa de la legalidad, de os derechos de
los ciudadanos y del interés público tutelado por la ley, además de velar por la
independencia de los tribunales. El Fiscal General del Estado será nombrado por el
Rey a propuesta del Gobierno,, oído el Consejo General del Poder Judicial.
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Independencia política: Garantizada por la creación del CGPJ, que es el
órgano de gobierno de los jueces. Ni el Parlamento ni el Gobierno deciden sobre el
acceso, movilidad y disciplina de los jueces.
Independencia de selección: El sistema de acceso a la carrera judicial se
lleva a cabo por régimen de oposición, legalmente regulado y donde los tribunales
de oposición los conforman miembros de la carrera judicial.
Principio de imparcialidad
La función jurisdiccional se atribuye en exclusiva a los jueces y tribunales que
desarrollan su labor en todo el territorio nacional. Esto conlleva que se excluyen las
jurisdicciones que no tengan carácter estatal y que la jurisdicción sólo es ejercitada
por el Poder Judicial.
Principio de unidad
Implica la existencia de una única organización judicial, que no es incompatible con
la función jurisdiccional ejercida en diferentes áreas del ordenamiento jurídico (civil,
penal, administrativo…).
La unidad está asegurada por la prohibición de los Tribunales de excepción y en el
24 CE donde se declara el derecho subjetivo de todos los ciudadanos al juez
ordinario predeterminado por ley. La CE permite una jurisdicción especial, la militar,
si bien limitada al ámbito castrense. La Audiencia Nacional conoce de los casos de
terrorismo producidos en cualquier parte del territorio español, y el TS es
competente para conocer la responsabilidad criminal de los parlamentarios, el
Presidente y sus ministros.
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La ley orgánica establecerá su estatuto y el régimen de incompatibilidades de sus
miembros y funciones, en particular en materia de nombramientos, ascensos,
inspecciones y régimen disciplinario.
La Constitución de 1978 ha incluido por primera vez una institución pensada para
reforzar la independencia de los jueces frente al Gobierno. CGPJ es el medio
ideado para sustraer al poder ejecutivo la materia relativa a la administración de la
judicatura, dificultando si no impidiendo, las injerencias o interferencias en la labor
judicial. El CGPJ fue creado y regulado por la Ley Orgánica 1/1980, reformada por
la LO 2/2001.
Parte de la doctrina entiende que el CGPJ es un órgano constitucional porque está
configurado directamente por la Constitución, mientras que otros consideran que el
CGPJ no tiene la relevancia teórica ni práctica que permita calificarlo de órgano
constitucional. En todo caso el CGPJ no es un órgano jurisdiccional, ni forma parte
del Poder Judicial.
La primera observación que hay que hacer es que no es un órgano jurisdiccional,
no forma parte del Poder Judicial y tampoco se integra en otros poderes del Estado.
El CGPJ es un órgano jurisdiccional porque está establecido y “configurado
directamente por la Constitución, de la que recibe todos sus atributos
fundamentales y porque es expresión orgánica de la idea del Estado proyectada
por la Constitución”. “La fisonomía institucional del CGPJ es la de un órgano
constitucional de garantía, y, por tanto, independiente”. El Consejo en su conjunto
no responde ante las Cámaras legislativas, representantes de la soberanía popular.
Es la función de garantía de la independencia judicial lo que justifica esta
independencia del Consejo.
El CGPJ no es un órgano de autogobierno de los jueces. Afirmación esta que
deriva, en primer lugar de que, ni tiene asignadas competencias jurisdiccionales, ni
pertenece al Poder Judicial. A mayor abundamiento, algunos de sus miembros no
tiene porque pertenecer a la magistratura (basta con que sean abogados o juristas);
su misión es velar por su independencia para garantizar los derechos y libertades
de los ciudadanos. En realidad, más que de autogobierno hay que hablar de
autonomía. Así nos lo ha dado a entender el TC. En sus sentencias, al declarar “lo
que el texto constitucional consagra es la independencia de cada juez a la hora de
impartir justicia, sin que la calidad de integrantes o miembros del Poder Judicial que
se les atribuye tenga otro alcance que, el señalar que solo los jueces pueden
ejercer jurisdicción “juzgando y haciendo ejecutar lo juzgado”. Tampoco se impone
la existencia de un autogobierno de los jueces de una deducción lógica de la
regulación constitucional del Consejo. La verdadera garantía de que el Consejo
cumpla el papel que le ha asignado por la Constitución en defensa de la
independencia judicial consiste en que ocupe una posición autónoma y no
subordinada a los demás poderes públicos.
Funciones:
- Decide sobre la composición de los órganos superiores, como el Tribunal
Supremo, Tribunales Superiores de Justicia y Audiencia Nacional.
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- Decide sobre el escalofón judicial.
- Instrucción y formación de jueces.
- Función disciplinaria y sancionadora.
- Inspección de Juzgados y Tribunales.
El Ministerio Fiscal
Está contemplado en el Título VI de la Constitución y en los art. 124, 126, 127 y
162.1 de la misma. La Ley reguladora de su Estatuto orgánico es la 50/1981,
modificada entre otras por la LO 14/2003. Su tratamiento indica, por lo tanto, que
estamos ante una institución tan importante como para ser constitucionalizada, y su
ubicación en el seno del Poder Judicial, la condición de Órgano colaborador en el
ejercicio de la potestad jurisdiccional.
Tiene constitucionalmente encomendada la promoción de la justicia por medio de
órganos propios. Esta es la nota fundamental que caracteriza al Ministerio Fiscal y
le diferencia de otros órganos públicos: su cometido consiste en el ejercicio de
acciones, en la iniciativa procesal, y en la actuación ante los juzgados y tribunales a
través de sus propios órganos.
La naturaleza del Ministerio Fiscal y su incardinación como órgano del Estado en el
esquema de poderes, ha suscitado entre nosotros una viva controversia:
- En primer lugar, el Ministerio Fiscal no es Poder Judicial. No está integrado en el
Poder Judicial.
- El Ministerio Fiscal no ejerce potestad jurisdiccional alguna.
- Las funciones que la CE encomienda al Ministerio Fiscal tiene que ver desde
luego con la Administración de Justicia (ha de promover la acción de la justicia).
- Por otra parte, tampoco puede decirse que el Ministerio Fiscal se integre en el
Poder Legislativo.
- Finalmente, no puede concebirse en modo alguno al Ministerio Fiscal como un
órgano independiente y ajeno a los distintos poderes del Estado.
Así pues, como resultado de este análisis negativo, resta solo, considerar que este
órgano del Estado se podrá inscribir en el entorno del Poder Ejecutivo.
El nombramiento del Fiscal General del Estado, la cúspide de la organización del
Ministerio Fiscal, que se rige por el principio de dependencia jerárquica, debe ser
determinante; y la CE dispone que el Fiscal General del Estado será nombrado por
el Rey, a propuesta del Gobierno, oído el CGPJ. El papel que desempeña el
gobierno, resulta, pues decisivo, pues tiene en su mano la designación de quien
dirige el Ministerio Fiscal y ostenta su jefatura superior y su representación en todo
el territorio español.
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El Ministerio Fiscal es un órgano del Estado, de naturaleza administrativa y no
judicial, que se encuentra, sin embargo, fuera de la organización administrativa.
El Ministerio Fiscal tampoco depende del Gobierno, sino que opera con autonomía
funcional respecto del mismo. Pero el Gobierno puede interesar al MF para que
promueva las acciones ante la jurisdicción para la defensa del interés público.
El MF está llamado a promover la acción de la justicia, a través de sus propios
órganos en defensa de la legalidad y de los derechos de los ciudadanos, pero
también de los intereses públicos y pretendiendo la satisfacción del interés general.
Organización y funciones del Ministerio Fiscal
El Ministerio Fiscal está integrado entre otros órganos por:
- El Fiscal General del Estado: Le corresponde impartir las órdenes e
instrucciones convenientes al servicio.
- El Consejo Fiscal: Órgano principalmente consultivo y asesor.
- La Junta de Fiscales de Sala: Asiste al Fiscal General en orden a la
formación de criterios unitarios de interpretación y actuación legal, en la
elaboración de memorias, etc.
El Ministerio Fiscal es único para todo el Estado, estando sometida a la actuación
de todo Fiscal a las órdenes e instrucciones que den los Fiscales Jefes, y debiendo
actuar con sujeción a la Constitución, al Ordenamiento Jurídico y al Principio de
Imparcialidad.
Las funciones del Ministerio Fiscal están relacionadas con el artículo 124.1 de la
Constitución, la LOPJ y la Ley Reguladora del Estatuto Orgánico.
El Ministerio Fiscal se estructura a través de unos órganos propios. A la cabeza de
los mismos se sitúa el Fiscal General del Estado, nombrado por el Rey y a
propuesta del Gobierno. Representa el Ministerio Fiscal en todo el territorio nacional
y a él corresponde la dirección e inspección del mismo y la competencia de impartir
órdenes e instrucciones convenientes al servicio.
El Fiscal General es asistido en sus funciones por el Consejo Fiscal, órgano
colegiado en el que, además, se integran el Teniente Fiscal del Tribunal Supremo,
el Fiscal Inspector Jefe y nueve Fiscales pertenecientes a cualesquiera categorías.
Actúa principalmente como consultivo y asesor, deliberando e informando, aunque
también resuelve algunos expedientes disciplinarios y de mérito. Otros órganos que
asisten al Fiscal General son la Junta de Fiscales de Sala; la Inspección Fiscal; y la
Secretaría Técnica.
Forman parte también como órganos del Ministerio Fiscal las siguientes Fiscalías:
la Fiscalía del TS; la Fiscalía ante el TC; la Fiscalía de la AN; la Fiscal especial para
la prevención y represión del tráfico ilegal de drogas; la Fiscalía especial para la
represión de delitos económicos relacionados con la corrupción; las Fiscalías de los
TSJ; las Fiscalías de la AP. La Fiscalía del Tribunal de Cuentas.
De entre los cuatro principios para el ejercicio de las funciones del Ministerio Fiscal
que contiene el art. 124.2 de la CE, es lo cierto que dos de ellos, los de unidad de
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acción y dependencia, son en realidad principios de organización o, si se quiere, de
estructura del Ministerio Fiscal, en tanto que nos encontramos ante verdaderos
principios de actuación cuando se alude a la ilegalidad e imparcialidad.
En virtud de la vigencia del principio de unidad en la organización del Ministerio
Fiscal, este es único para todo el Estado, ostentando el Fiscal General del Estado
la jefatura superior del Ministerio Fiscal y su representación en todo el territorio
español.
Por este mismo principio, al Fiscal Jefe le corresponde la dirección y jefatura de la
Fiscalía respectiva, sustituyéndole el Teniente Fiscal.
Precisamente para mantener la unidad de criterios en la actuación del Ministerio
Fiscal, el EOMF prevé la reunión de la Junta de Fiscales, que servirá también para
estudiar asuntos de especial trascendencia.
La dependencia jerárquica en la organización del Ministerio Fiscal es una de las
notas esenciales que le caracterizan y le diferencian de otros órganos que se
mueve en su misma esfera, como los órganos jurisdiccionales.
El Ministerio Fiscal se estructura jerárquicamente, con el Fiscal General del Estado
en la cúspide y, subordinados a él, los demás órganos del Ministerio Fiscal.
El Fiscal General podrá impartir a sus subordinados las órdenes e instrucciones
convenientes al servicio, tanto de carácter general como referidas a asuntos
específicos.
El Fiscal que reciba una orden o instrucción deberá atenerse a la misma en sus
dictámenes.
En cualquier caso, los Fiscales Jefes, los Tenientes Fiscales y todos los Miembros
del Ministerio Fiscal, actúan siempre en representación de la Institución y por
delegación de sus jefes respectivos.
Por el principio de legalidad, este ha de actuar sujetándose a lo dispuesto en la CE,
en las leyes y en el resto del ordenamiento jurídico, dictaminando, informando y
ejercitando, en su caso, las acciones procedentes u oponiéndose a las
indebidamente promovidas.
El Ministerio Fiscal ha de actuar pues como defensor de la legalidad, ajustándose
escrupulosamente a lo exigido por el ordenamiento jurídico, que tanto supone
actuar en la posición actora cuanto en la posición de parte pasiva.
La vigencia del principio de legalidad no impide ni contradice las posibilidades de
implantación de una oportunidad reglada en el proceso penal, sobre todo para la
persecución de los delitos menos graves.
Por el principio de imparcialidad, el Ministerio Fiscal actuará con plena objetividad e
independencia en defensa de los intereses que le están encomendados.
Aún cuando pueda parecer contradictorio en sus propios términos, por definición, el
Ministerio Fiscal interviene en el proceso precisamente en una posición de parte, la
vigencia del principio de imparcialidad del Ministerio Fiscal supone la ausencia de
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implicación directa o indirecta del funcionario del Ministerio Fiscal en el caso
concreto en que debe actuar. Por esa contradicción, la ley no prevé ni permite la
recusación del Ministerio Fiscal, porque es una parte procesal.
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