Trabajo Economia Asutriaca y Economia Institucional
Trabajo Economia Asutriaca y Economia Institucional
Trabajo Economia Asutriaca y Economia Institucional
MARCOS MIDDLETON
Este texto busca explicar como, en tan solo uno de los infinitos casos que existen, el gobierno,
al arrogarse la facultad de intervenir el mercado de manera autoritaria mediante regulaciones,
no solo no logra mejorar la prosperidad de la sociedad que interviene, sino que la empeora.
En este caso particular el tópico a bordar será el de los mal llamados “monopolios naturales”.
Para entender este problema primero debemos saber que se entiende en la literatura clásico
como un monopolio natural.
Por otro lado, se comete el grave error de temerle a los monopolios y las economías de escala.
Los monopolios per se no pueden ser malos, solo lo son si estos se crearon o son mantenido
mediante disposiciones del estado que no permiten la competencia. En cambio, si logran
florecer y prosperar de manera natural es gracias a que proveen un servicio/bien de mejor a
calidad a un menor precio. Los monopolios generalmente están asociados con la producción
masiva y a las economías de escala. Existe una equivocada noción de que las economías de
escala que acaparan un mercado son malas ya que destruyen la competencia y generan que en
última instancia se cree un monopolio que provee al mercado a un precio excesivamente alto.
Esta concepción no podría estar mas alejada de la realidad. Las economías de escala solo
existen porque son mas productivas, sino el propio mercado las habría purgado. La gente
demanda bienes escasos al precio mas barato posible, usualmente estos se obtienen en las
economías de escala. Por eso un gran monopolio u oligopolio que desplaza a la competencia
no significa algo malo, solo que son mas eficientes que sus competidores. Creer que la
competencia puede ser destructiva es un grave error. Que desaparezcan empresas es tan solo
mirar una cara de la moneda. La otra son los beneficios adquiridos por el consumidor y la
liberación de recursos hacia sectores mas productivo de la economía.
Este problema surge por la falta de precios para la utilización de los lugares públicos. Este
problema es causado por el estado que no puede fijar un precio para el uso de los recursos
urbanos y por lo tanto es imposible saber qué nivel de duplicación es el óptimo. Es decir, al ser
el estado el dueño de aquellas calles por donde corren las distintas tuberías y cables (agua,
electricidad, gas, telefonía, etc.) el cálculo económico se torna irrealizable.
Un sistema de propiedad privada permitiría calcular manera correcta estos precios. De esta
manera una persona podría aceptar el disgusto de una zanja abierta en su vereda a cambio de
futuros precios menores al cambiar su proveedor de servicio. Ni una duplicación excesiva ni
precios monopólicos son necesarios en estos mercados.
La concepción del monopolio natural como idea formalizada surge a partir de los 1920s cuando
se empieza a desarrollar de manera más rigurosa la economía y se introducen los conceptos de
economías con retornos decrecientes, constantes y crecientes a escala. Esto permite un
desarrollo formal de la teoría de los monopolios naturales. No obstante, los gobiernos ya
proveían de licencias de exclusividad a ciertas empresas antes de la que teoría estuviera
rigurosamente formalizada.
Por su puesto que la llegada de monopolios creados por la regulación dio como resultado
precios muchos mas altos y servicios de menor calidad. Lo que en última instancia daría nuevas
excusas al estado para mayor intervención en el afán de controlar las ganancias de los
“codiciosos” empresarios. El desarrollo de los servicios públicos en Maryland sirvió como
ejemplo para la conducta del resto de estados en los años siguientes.
Tras esto comenzaría una nueva ola de regulación de los hoy llamados servicios públicos, que
reciben un trato diferenciado y son considerados como muy importantes para ser librados a las
fuerzas del mercado, tanto como por los burócratas del estado como por el público que los
consume y no logra concebir su existencia de otra manera.
1
https://www.sfu.ca/~wainwrig/Econ400/documents/demsetz68-JLE-utilities.pdf Harold Demzset, “Why
regulate utilities? (1968)
2
George T. Brown, The Gas Light Company of Baltimore: A Study of Natural Monopoly
(Baltimore, Maryland: Johns Hopkins University Press, 1936).
La historia de nuestro país también tiene algo que enseñarnos al respecto. Con la aparición de
los nuevos sistemas de iluminación creados por Thomas Alva Edison surgió un nuevo mercado
de la noche a la mañana gracias a la innovación y creatividad empresarial.
En 1882, la empresa "Fabry y Chauncy," que había obtenido la licencia del sistema de Edison,
fue la primera en realizar una demostración al iluminar la prestigiosa Confitería del Gas,
situada en la esquina de Rivadavia y Esmeralda. Sin embargo, fue el empresario Walter R.
Cassels, representante de la Brush Electric Co. de Estados Unidos, quien más se esforzó en
captar la atención de los porteños. Ese mismo año, Cassels iluminó gratuitamente las calles
Perú y Florida para mostrar la superioridad de su producto. Aunque la demostración fue
exitosa, algunos fallos del sistema dejaron dudas entre los observadores. Dos años después, en
1884, Cassels regresó con una estrategia comercial renovada. Durante ese año, iluminó la
estación Constitución del Ferrocarril del Sur, suministró electricidad a diversos comercios,
iluminó las obras de demolición de la Antigua Recova, los festejos del 25 de mayo y colocó
reflectores en la cima del Club del Progreso.
Todo este esfuerzo fue en vano, nuevamente los políticos de turno que ocupaban el trabajo de
gobernar la ciudad impedían el avance del progreso. Detrás de esto se encontraba el
monopolio del gas que era el que en aquel momento se ocupaba de la iluminación y no quería
ver sus rentas monopólicas desaparecer. Tal como quedó registrado en las Memorias
Municipales de 1885: “[La licitación de alumbrado eléctrico] no ha tenido lugar en razón de la
queja presentada por la Empresa encargada de hacer el público de gas, que cree que este
temperamento viola los derechos que tiene adquiridos por el contrato respectivo”3.
6. Conclusión
La teoría del monopolio natural no tiene sustento en la realidad. Mas bien parece ser un
invento del cientifismo económico para justificar la intervención, la cual favorece tanto a
políticos como a aquellos empresarios que reciben dichas licencias.
3
https://www.lanacion.com.ar/turismo/viajes/se-hizo-la-luz-breve-historia-de-la-iluminacion-electrica-
en-buenos-aires-nid29032021/#:~:text=En%201887%20comenz%C3%B3%20a%20ser,1888%20el
%20avance%20tom%C3%B3%20impulso.