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Cultura y Comunicación

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La fundación saussureana

La lengua como un “sistema de signos que expresa ideas”. Esta definición


presupone el signo lingüístico (que a su vez remite al signo). Por eso se preocupaba
por entender las leyes que gobiernan a los signos.
La lingüística es una parte de la semiología dedicada a los signos lingüísticos (por
tanto las leyes de la semiología aplican a la lingüística).
Para entender la lengua, hay que considerar lo que tiene en común con todos los
sistemas del mismo orden. Para Saussure, la lengua es el sistema más complejo y
extendido de expresión de ideas a través de signos (por eso puede ser un modelo
de toda semiología).
Pares de opuestos saussureanos: lengua-habla, significado-significante,
mutabilidad-inmutabilidad, sincronía-diacronía, relaciones sintagmáticas-relaciones
asociativas.

El signo lingüístico
Para Saussure el signo no une un nombre con una cosa (no es una nomenclatura),
ya que eso sería suponer que las ideas preexisten a los signos lingüísticos. El signo
no es unitario, sino doble: una unión psíquica entre concepto e imagen acústica
(ambos elementos se reclaman recíprocamente).
El signo lingüístico es una unidad de naturaleza psíquica (está archivado en la
mente de los hablantes de una lengua).La imagen acústica no es el sonido en sí,
sino el “recuerdo del sonido” en la mente.

Primer principio: arbitrariedad


La unión entre significado y significante es no motivada. O sea, es convencional. Se
refiere a la relación entre significado y significante, no a la relación del signo con lo
que el signo representa. No guardan ningún lazo natural entre sí. En el símbolo, en
cambio, existe una relación motivada con aquello que significa. Existen, igualmente,
casos de motivación relativa (diferencia entre arbitrario absoluto y arbitrario relativo).

Arbitrariedad en los signos no lingüísticos


Todo medio de expresión de una sociedad se basa en hábitos colectivos. Cuanto
más motivados son los signos, menos arbitrarios son (y viceversa). Signos
arbitrarios (convencionales) desde su producción y arbitrarios a partir de su
interpretación.

Segundo principio: carácter lineal del significante


El significante, por ser acústico, se desenvuelve en el tiempo (y adquiere sus
características): representa una extensión mensurable en una sola dirección (es una
línea). Todo el mecanismo de la lengua depende de la linealidad del significante.
Los fonemas (unidades mínimas y autónomas del plano de la expresión cuyo

contraste permite distinguir significados) forman una cadena. No poseen un


significado en sí, pero el contraste entre ellos permite distinguir el significado. Los
fonemas tienen naturaleza psíquica.

La lengua y el habla
La lingüística estudia la lengua (no el habla). El lenguaje no puede ser un objeto de
estudio por ser heteróclito y multiforme. Para separar la lengua del lenguaje
Saussure recurre al “circuito del habla”.
¿Cuál es el hecho social que permite la interpretación de los signos? La parte física
del proceso se descarta (uno puede escuchar algo que no entiende). La parte
psíquica del proceso (el habla) también se descarta, porque es un acto individual.
¿Qué hace que en los sujetos se formen acuñaciones que llegan a ser
sensiblemente idénticas? Funcionamiento de las facultades receptivas y
coordinativas. La lengua existe perfectamente únicamente en la masa, en el
conjunto, es un sistema gramatical virtualmente existente en cada cerebro.
Al separar lengua de habla se separa: lo que es social de lo que es individual, lo que
es elemental de lo que es accesorio.
La lengua como hecho social: convención que no puede ser modificada por actos
individuales (hay necesidad de aprendizaje para incorporar su funcionamiento). Los
signos son realidades que tienen asiento en el cerebro.
Hay una interdependencia: la lengua es necesaria para que el habla sea inteligible y
produzca todos sus efectos, al mismo tiempo que el habla es necesario para que se
asiente la lengua (el hecho de habla precede históricamente a la lengua). El habla es
la que hace evolucionar a la lengua.
Lengua y habla en otros sistemas semiológicos
Vestido y habla en Barthes.

Inmutabilidad y mutabilidad del signo


El significante, con relación a la comunidad lingüística que lo emplea, es impuesto
(con relación a la idea que representa, es “libre”). “Elige, pero será ese signo y no
otro”. La masa no puede ejercer poder sobre una sola palabra: está atada a la
lengua tal cual es. Le lengua siempre se nos aparece como una herencia de una
época precedente. ¿Por qué es inmutable? Por su arbitrariedad, su innumerable
cantidad de signos, sistema complejo y poco reflexionado, la resistencia de la inercia
colectiva a toda innovación. Porque el signo es arbitrario no conoce otra ley que no
sea la de la tradición.
El tiempo altera los signos lingüísticos. El signo se altera porque continúa en el
tiempo. Se desplaza la relación entre significado y significante (esto sucede
justamente por la arbitrariedad de esa relación). Para que se altere la lengua es
necesario el tiempo y la masa hablante.

El valor
La idea de valor se usa para afirmar que los signos no son cosas en sí mismas, sino
que se definen por oposición a los otros componentes del sistema. El valor es “la
oposición de un elemento de la lengua con los otros que lo rodean” (la lengua como
un sistema de diferencias).
Tanto las ideas como los sonidos se presentan como indiferenciados. La lengua “da
forma”, no genera substancia. Las nociones de arbitrariedad y valor con relativas la
una a la otra.
El contenido del signo está definido por el concurso de lo que existe fuera de él.
Diferencia y similitud en la definición del valor del signo lingüístico. Las diferencias
de valores entre las lenguas como un “problema de traducción”.
El significante también se distingue por relaciones de oposición con los otros
significantes (valor en sentido material). Arbitrario y diferencial son dos cualidades
correlativas. En la escritura, por ejemplo, lo que vale es que una letra pueda
distinguirse de otra. Cómo se escribe no tiene importancia para la significación
(incluso se puede jugar con lo que “no está ahí”).
Fundamental: la lengua es una forma, no una substancia.

Sincronía y diacronía
Distinguir los dos ejes en que se sitúa el objeto estudiado: el eje de las
simultaneidades (sincronía) y el de las sucesiones (diacronía).

Relaciones sintagmáticas y asociativas


Se corresponden con dos formas de nuestra actividad cerebral: lo sintagmático se
vincula con el carácter lineal de la lengua (entiende la oración como un hecho de
habla, no de la lengua); lo asociativo se vincula con lo ausente, con relaciones entre
elementos que no están presentes en el discurso — son series nemotécnicas
virtuales cuya sede está en el “tesoro interior” que conforma la mente de cada
individuo —. Funciona por analogía de significado o significante.
[El ejemplo de los tipos de afasia en Jakobson].

Sintagma y asociación en otros sistemas semiológicos

Lengua, pensamiento, percepción y realidad


La forma del pensamiento es configurada por la estructura de la lengua (por ende,
no hay pensamiento sin lenguaje). El trabajo fundamental de la cultura es organizar
estructuralmente el mundo que nos rodea. La lengua como un sistema modelizador
primario del mundo: moldea nuestra visión del mundo. Hipótesis de Sapir-Whorf
(comprobada por Durkheim): la forma de pensar el tiempo y el espacio está
condicionada por el lenguaje.
La lengua como interpretante de todo sistema semiológico
El mundo de los significados es el mundo del lenguaje (lo que veíamos la primera
clase respecto a la dificultad de interpretar otros sistema no lingüísticos). La función
del lenguaje en la imagen: anclaje (guía el sentido), o relevo (redunda el sentido).
Barthes plantea la idea de una translingüística.
Benveniste plantea que los sistemas semiológicos se definen por su modo de
operación, naturaleza y número de los signos y tipo de funcionamiento. Los sistemas
semióticos pueden establecer relaciones entre sí: engendramiento, homología e
interpretancia. La lengua, a su vez, combina dos modos de producir significancia:
semiótico y semántico (el signo y la enunciación —carácter intersubjetivo del habla
—). La semiología de “segunda generación” como intra y translingüística (analizar la
significancia semántica y otros órdenes no lingüísticos).
Paolo Fabbri y el límite del sistema lingüístico.

Saussure y el estructuralismo

La adopción de la lingüística estructural como modelo teórico para las ciencias


sociales. Volver explícito el conocimiento implícito del sistema.

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