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Cuentos o Lo Que Sean

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Cuentos, relatos o lo que sean.

Jhonatan Rivera Saumeth – 2022/2023


Prologo

No recuerdo la primera vez que sentí con total seguridad, que para algún momento de mi vida
terminaría escribiendo algo, y aunque las letras me llaman la atención, me cuesta mucho
escribir coherentemente y de manera ordenada, si ya eso me cuesta, ni que decirles lo mucho
que sufro cuando tengo que hablar de puntuación de ritmos, de estilos y todas esas cosas que,
si bien no cambian el contenido, le sirven de sazonador al escritor, que cual cocinero añade sal
pimienta y especias al gusto.

No, lo mío va por otro lado, lejos estoy de querer presumir una biblioteca gigante y de citar
autores con nombres rimbombantes, lo que escribo son solo ideas desordenadas, como
desordenados son mis pensamientos, y en el cúmulo de ideas en mi cerebro en lugar de ser
organizadas, giran, se tambalean se juntan unas con otras y lejos de estar quietas se fracturan
entre ellas, creando un sinfín de pensamientos y sobre todo inestabilidad, y yo, de manera
probablemente ingenua, como quien descarga su maleta de viaje, quiero poner en algún lugar
todo este caos que me embarga y esperar que se vaya.

Nada de lo que escribo es real, probablemente lo sea, ¿en ultimas a quién le importa?, y sin
ánimos de entrar en un acalorado debate filosófico ¿Qué es lo real?... vaya si me siento un
estúpido haciendo aclaraciones innecesarias.

Este proyecto quizá no lo termine, aun así, este párrafo lo conservaré para así recordarme que
debo siempre acabar las cosas que inicio, una deuda que tengo por saldar conmigo mismo.
Martes

― ¿Si sabes lo que le pasó a Gabriel? —En voz baja doña María le preguntó a su vecina Luisa
mientras compra en la icónica tienda de barrio, un arroz que va a preparar para su familia que
se compone de 5 hijos y dos perros que encontraron muriendo de hambre y que tiernamente
decidieron adoptar sus tres niñas más pequeñas.

― No para nada, no lo he vuelto a ver ―Respondió Luisa frunciendo el ceño y bajando su cara
sin ocultar su sorpresa.

― Deja y te cuento.

Dejen y les cuento…

Desde la tierna edad de 8 años Gabriel notó algo increíble, un descubrimiento singular, el
martes era su día favorito, tenía sus razones, había notado patrones, el martes su mamá tenía
tiempo libre por las tardes, puesto que, al señor acaudalado del pueblo, a quien su mamá
servía de empleada, solía montar a caballo, por lo que les liberaba a todas sus empleadas
desde las 4pm, Gabriel disfrutaba de estos momentos con su madre que lo llevaba a jugar con
alguna pelota de las baratas, o a caminar a algún lugar del pueblo. Era también martes aquel
día que su mamá le había hecho el arroz con fideos que tanto le gustaba, martes el día que en
la escuelita daban lecciones de religión, que solía ser su materia favorita.

Al pequeño Gabriel le interesaban la magia, lo místico, y de alguna manera la religión tenía


esos condimentos, las curaciones los milagros, las bendiciones.

El día que conoció a quién sería su primera novia sería un martes, la hermanita de uno de sus
amigos, el con 13 años y ella de 12.

Por la violencia y conflictos de grupos armados al margen de la ley pueblo tuvo que
desplazarse a una ciudad fría como Bogotá solo con su madre, sin embargo …

Sentimos lo que sientes

Un futuro donde las corporaciones de alguna manera saben lo que piensas (La idea de sentir
que otros saben lo que piensas y usarlo para imponer pensamientos de consumo)

Ir para atrás como lección de vida

Escoger hacerte daño con la conciencia plena solo por la propia rebeldía
El tipo que nunca aspiro a nada
Una persona que nunca llego a nada no hizo nada con su vida, la completitud que brinda no
tener meta alguna…. “quizá para algunos sea merecedor de nuestros más sinceros lamentos y
pesares, pero esto solo resulta una visión sesgada, una perspectiva que no comprende el todo,
porque si nos ponemos a pensar de manera más profunda, la completitud y satisfacción de
aquel que nunca aspiró a nada resulta indiferente de la propia de aquel que lo ha logrado
todo.”

Y bueno, el tipo era distinto, hay que admitirlo, viste como cuando alguien entra a un lugar y
sientes inmediatamente esa energía que irradia, como el que sabe las respuestas de una
prueba con anticipación, pero no porque hace trampa sino porque realmente ha estudiado,
parecía entenderlo todo, quizás su falta de miedo, o bueno eso es lo que transmitía su cara,
¿Qué rayos se habrá creído este tipejo en todo caso? Vaya usted a saber, todos somos
distintos algunos tienden a decir, somos especiales a nuestra manera y todas esas cosas que
intentan

El eterno retorno
Esto que haces en este momento te gustaría hacerlo para siempre, por toda la eternidad ¿ o
por el contrario, vivirías otra vida?

Homeless
Un gatito llamado homeless. … Me has amado con todo tu ser, vaya yo.. si no voy a saber lo
que es querer para toda la vida. (Ahora ha dejado de ser homeless, porque vivirá dentro de mi
por lo que me quede de vida.)

Un soldado en el Darién
Historia del soldado la esquizofrenia que le causó y como un acto de objeción casi le cuesta la
vida.

El iluminado
Un pensamiento lleva a un hombre a concebir que la vida no tiene sentido alguno, reduce de
manera hipersimplificada cada uno de sus actos la pregunta que lo rodea es para que hacemos
x o y cosa, empezar a descubrir el vacio solo lo hace pensar si la muerte puede ser la salida, y
quizá no, quizá son esas voces

El olvido de la existencia
Alguien que lo tuvo todo contempla como sus últimos segundos de vida se componen de todo
excepto lo material. (Basado en Viva la vida)
Algunas ideas de la felicidad
Cualquier persona podría creer que la felicidad es una cosa fácilmente lograble, y más en estos
días, donde abundan los motivadores, coachs y cuanto hablador que busca lucrar a costa del
sufrimiento de las personas, no voy a entrar a hacer un juicio moral no es mi interés, lo que si
me interesa es pensar como la naturaleza humana suele ser trágica, y esa idea de felicidad
resulta esquiva para la gran mayoría, y ojo, tampoco quiero caer en la otra orilla de decir que
cualquier existencia es de plano una tragedia,

Nostalgia del presente


Cualquier

El tipo de las pesadillas


A primera vista fue un poco extraño, cruzamos una mirada y tuve el acto reflejo de dejar de
mirar, ya saben, esa mirada que una cruza casi por casualidad, por que por motivos casi que
meramente azarosos tuvimos la circunstancia de encontrar un vinculo de tan solo un instante,
y al apenas recuperar la consciencia, uno simplemente por pudor redirige la mirada a algún
otro lugar, a veces por no incomodar al otro, sin embargo, esta mirada fue distinta, porque
aunque fue por solo un instante, reconocí ciertos patrones, ciertas artefactos que me
transmitían una familiaridad inquietante, el tipo estaba escribiendo algo, tuve la sensación de
que se sentía solo, aislado y a juzgar la intensidad de la luz del lugar presumo eran las horas de
la madrugada, no fue sino quizá un segundo y sin decir nada comprendí cosas que nunca pensé
podría comprender con una sola mirada. De repente la iluminación del lugar cambió y sentí mi
respiración cada vez mas agitada, sí, eso era, un sueño más. No sé por qué, pero suelo tener
sueños lucidos más o menos regularmente y con los años he logrado en la práctica entender lo
que es un sueño y lo que no lo es, a veces más fácilmente y otras veces no tanto, pero casi
siempre para algún momento me doy cuenta, y con esta experiencia puedo combatir aquellos
sueños que me generan disgustos, normalmente no en el plano de lo estético, es decir no es
que sueñe con monstruos o aspectos terroríficos, más bien sueño con sensaciones, con
sentimientos, esos me producen más terror que ver entrar al cuarto a un tipo con un cuchillo
gigante, tengo la sospecha de que las cosas que más nos aterran no viven en la dimensión de
lo concreto y es precisamente esa naturaleza la que nos produce tanto miedo, porque un tipo
entrando a matarnos se puede enfrentar, en ultimas sabemos lo que es, pero ¿cómo
enfrentamos la frustración, la tristeza profunda, la soledad?

Al otro día miré a Patricia, mi novia o bueno la mujer con la que estaba viviendo, nunca
habíamos tenido una formalización de la relación era más bien como si no la necesitásemos,
pero ambos nos amábamos, cada uno a su modo por supuesto, debo confesar, eso sí, que yo
siempre fui el más interesado, todos sabemos que en una relación uno quiere o ama más que
el otro, y yo no tenía mucho problema con admitirlo, hay que saber qué cosas puedes permitir
y qué cosas no, pero lo que no puede pasar es que las otras personas decidan por uno, no…
eso no, si yo iba a ser quien quería más estaba bien, pero tenia que tenerlo claro. En todo caso
la miré como con la duda de si contarle mi episodio de la anterior noche, no le dije nada, vaya
si era una mujer de humores raros, y hoy por su expresión facial noté que no es que quisiera
saber mucho más de mis pesadillas, así que decidí no contarle, ¿para qué fastidiarle el día con
un problema más?, qué más da. Me dispuse a desayunar y como con la mayoría de los sueños,
se desapareció esa sensación inicial y fue la angustia del sueño, paulatinamente reemplazada
con las angustias del cotidiano, del día a día, que si vamos a comer esto o aquello, que como
íbamos a hacer para suplir las necesidades económicas, que si al fin íbamos a asistir aquel
evento. De vez en cuando volvía a soñar con el tipo aquel, sin embargo, nunca más volví a
interactuar con él, era más como una película donde solo admiras ciertos elementos de la
escena, un día lo vi sentado, llorando desconsolado, había perdido a alguien y pude sentir esa
soledad, esa pérdida, ese instante de profundo dolor, ese llanto no contenido como un oleaje
inclemente e incesante, la iluminación del lugar cambió, no había duda, otro sueño de estos,
solo tenía que despertarme, normalmente lo que hacía era cerrar los ojos con mucha fuerza,
contener la respiración e intentar gritar, al principio mis esfuerzos resultaban inútiles pero
tarde que temprano despertaba, con más de una gota de sudor adornándome la frente, esta
vez fue más difícil, fueron varios intentos pero cuando al fin quedé sentado en la cama, quedé
sintiendo la soledad más profunda que había sentido, ¿a quién había perdido ese tipo, que
parecía no existir, consuelo alguno para su tristeza, vaya existencia miserable de aquel sujeto.
¿Por qué yo me sentía solo?, seguramente era víctima de esa transición tan extraña que uno
sufre al despertar, es como si naciese de nuevo, pero en los siguientes segundos uno sigue
pensando en esa otra realidad, más oscura e intrigante, no en vano, muchos hemos
despertado con la certeza de que aquel ente maligno nos encontrará, otros con la desazón de
la pérdida de la muerte, o con la maravillosa sensación de haber tenido un encuentro tan
fascinante que nos es difícil confrontar de nuevo, una realidad insípida. Por un momento
pensé lo que pasaría si perdiese lo que más amaba, miré instintivamente y no por casualidad al
lado de la cama, a Patricia dormida, en esa expresión descuidada que uno tiene cuando
duerme, esa que yo consideraba tan bella, no por lo estético sino por la belleza que trae lo
cotidiano, lo de todos los días, las cosas que no tienen tanta importancia hasta que, con la
fuerza del paso de los años y la contemplación de nuestra existencia pasajera, la empiezan a
tener. Al mirarla ahí no pude contener el llanto, que habría sido de mi vida sin esa mujer, no
era la gran novia debo decirlo, pero hay almas cuyas complicidades tienen explicación solo
fuera de este plano, y yo sentía esa conexión con ella, como si nos conociésemos de antes, con
otras caras y otros cuerpos. Pasaron quizá un par de minutos y ella despertó, me miró como si
me estuviese indagando, la pregunta era sencilla, ¿qué rayos hace este tipo viéndome a la
media noche llorando, como si estuviera loco?, la abracé y le dije:

-Pati, prométeme que nunca te vas a ir.

Me miró con esa ternura con la que miran algunas mujeres y que los hombres no podemos
resistir, quizá porque nosotros, los hombres, vivimos una existencia tosca y brusca, y esa
actitud casi maternal nos resulta una rareza fuera de nuestro alcance en la gran mayoría de
veces. Bastó solo esa mirada, para entender un “no seas tan tonto, si yo estoy aquí contigo,
¿porque me iría? “. Hallé consuelo en esas palabras no pronunciadas, y pude dormir
abrazándole, agradeciendo el privilegio que me daba la vida al tener esa persona que muchos
buscan y que pocos afortunados tenemos la gracia de encontrar.

Algunos años pasaron del anterior suceso, media década creo, la verdad es que no me gusta
hacer las cuentas, ese contar del paso de los años cada vez me resulta menos placentero, ya
saben los ires y venires de la vida,
La espera terminó
Ese día lo que más había llegado, el estaba totalmente seguro, esa lucha no había sido en vano,
ese querer de tantos años no había sido en vano, esa convicción de verle de nuevo llegaría y su
convencimiento por fin había dado frutos, ciertamente en el momento más inesperado, la
había esperado en parques y casas, y en bares y en estadios, y en alles vacias y repletas de
personas, curiosa es la vida, que nunca pensó que la encontraría de nuevo después de raro
accidente.

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