Apuntes Islámico
Apuntes Islámico
Apuntes Islámico
ISLÁMICO
Curso 23/24
TEMA 1: INTRODUCCIÓN HISTÓRICA.
Arabia en tiempos de Mahoma.
Principios del siglo VII d.C. Se presenta una Europa fragmentaria frente a un Oriente unificado.
La vida y los tiempos de Mahoma: Nace en 570 en La Meca, es criado por su abuelo debido a que es
huérfano y después por su tío, quien le trae cierto poder y riqueza. En el año 610, con 40 años presencia
las primeras revelaciones en La Meca y ataca las bases institucionales de la sociedad. En el 622 tiene lugar
su inmigración (Hegira) junto a sus seguidores a Medina, siendo esta marcada como la fecha originaria del
Islam. Dos años después tiene lugar la batalla de Badr, cuando llega el 527 10.000 hombres de Meca
rodean Medina pero un año después Mahoma ataca prematuramente la Meca y se acaba firmando una
tregua de 10 años (Cuerdo de Hudaybiya) que pacta: peregrinaje a la Meca, acuerdo político con las tribus
nómadas, reconoce soberanía de Medina, no atacar a musulmanes y aliados, pagar el azaque (impuesto
religioso). Finalmente, Mahoma muere en el año 632.
*El Islam reconoce a Ismael como el heredero de Abraham pese a que no sea su hijo legítimo, si no
hijo de una esclava.
El mensaje de Mahoma era oral, pero rápidamente comienzan a realizarse las primeras transcripciones de
lo que dice. Estas transcripciones se hacen en lengua árabe. Para un musulmán el Corán es el libro sagrado
porque contiene la palabra de Mahoma, por eso ni se puede traducir ni alterar, es el mismo desde el s.
XVIII. Al no poder traducirse y al ser el árabe la lengua de la tradición musulmana, unificamos el territorio
no solo por una tradición, sino por una lengua. Va a ser el idioma de la política, literatura, matemáticas,
medicina… Es un distintivo de su identidad. Cuando ellos acuden a rezar, la peregrinación a la Meca, todo
el mundo habla en árabe, todos se entienden. Es un elemento de cohesión importante.
- Respetar el Ramadan (si se puede) (Sawn) (Cuaresma y Yom Kipur). Conmemoran el momento en
el que el profeta recibe la revelación. En el ramadán no pueden comer, beber, fumar, mantener
relaciones sexuales ni afeitarse de día. A partir de que se pode el sol, hasta que se levante pueden
hacer lo que quieran. Están exentos de ramadán los niños, ancianas, embarazadas y enfermos.
- Profesión de Fé (shahada)
- Oración (Salat) No solamente es una oración, es la repetición de unos gestos y unas palabras
fijadas en el Corán que se repiten desde el s XVII. Significa la oración a la divinidad. Se establecen
tres oraciones principales, pero la tradición y los comentarios al Corán la elevaron a cinco. Se reza
al alba, a mediodía, cuatro horas después de mediodía, antes de la puesta de sol y alguna vez
durante la noche. El musulmán tiene que limpiarse las manos (hasta los codos) y los pies y situarse
hacia la Meca, siempre en un espacio aislado del suelo (en una esterilla, etc.)
Fuentes históricas:
- CORÁN: Palabra de la última revelación que sobrepasa las versiones anteriores (la judía y la
cristiana)
- SUNNA: Relato de la vida de Mahoma
- HADIT: Declaraciones del profeta, recopiladas 100 años después de la muerte de Mahoma
*Yihadista. Yihad: esfuerzo que tiene que hacer un musulmán para expandir su religión. Ha llegado
a entenderse en la actualidad como guerra santa. Cuando el concepto Yihad se entiende como
lucha llegamos al Yihadismo, lo que quiere decir terrorismo, un concepto con el que ni el propio
mundo islámico está de acuerdo.
La Sahari es la ley islámica o sendero. Se basa en el Corán y en la interpretación que de este libro
sagrado han hecho los doctores de la ley musulmana.
• Quibla (dirección hacia la Meca): Muro que marca la orientación a la Meca. Elemento básico. No
es sagrado. Sagrada si es la dirección hacia la Meca.
• Mihrab: Nicho que se abre en el muro de la quibla. Enfatiza el muro, lo adorna, enriquece. En sí
no tiene ningún significado. Suele estar en el centro.
• Alminar/Minarete/Manara: Sirve para llamar a la oración. No todas las mezquitas deben tener
minarete, sólo las mezquitas aljama. El Moecin llama a la oración. Los alminares tienen distintas
formas.
• Sahn: El patio.
• Mida: Fuente de las abluciones (Ghusl). Está dentro del patio. En las grandes mezquitas había
grifos o canales de agua. La gente se sienta en los lados del patio y se lava. Para las personas que
no pueden inclinarse hay jarras de agua.
• Haram: Centro de oración.1
• Maqsura: Espacio acotado delante del Mihrab. En este espacio se van a ubicar los dirigentes
políticos o las personas más importantes de la ciudad. Nace en los comienzos de la arquitectura
musulmana, pero es un elemento que tiende a desaparecer porque no es acorde con la filosofía
de igualdad de la comunidad. Aparece durante el primer Califato, el Califato Omeya en el s XVIII,
para protegerse de la Umma, ya que habían tenido varios problemas. Las únicas que se separan
son las mujeres. Conservamos la de Córdoba.
Elementos de mobiliario
• Minbar: Púlpito. Cuando la mezquita es muy grande a veces los Minbar llevan ruedas.
• Dikka: Plataforma que se coloca en medio del Haram, a la que se suben unos fieles y que
repiten para el fondo de la sala los gestos del Iman. Solo en las grandes mezquitas.
• Kursi: Atril para poner el Corán.
• Riwaqs: Pórticos. Saqifas, cada una de las galerías.
• Iwan: Característica de las mezquitas de oriente. Sala poligonal (normalmente un
paralelepípedo) cubierta con bóveda y uno de sus lados abierto al patio.
1
Haram también hace referencia a lo considerado como pecado
En función de la zona se tendrá un tipo de mezquitas u otro:
Mezquita
conmemorativa:
escasas, del inicio del
arte islámico.
La madraza
Las universidades donde se enseña el Corán. No cualquiera puede
acceder a las madrasas. Siempre va a tener un patio, 4 iwanes y un
pórtico. La ley coránica tiene 4 ramas7 de estudio. Cada rama tiene 1
iwan, la gente se especializa en determinada rama.
Los cementerios.
La fundación de cementerios era considerada un acto piadoso. Parte de esa limosna canónica. De acuerdo
con ese sentido de igualdad no va a haber una tenencia a señalarlas. No suele haber mausoleos ni grandes
enterramientos de carácter funerario. Los cuerpos se colocan de lado y las cabezas siempre hacia el sur y
vuelta hacia la Meca. No utilizan ataúd, los cuerpos van cubiertos de un velo blanco. Momento de
ocultación de cadáver común en las tres religiones
Fortalezas y fortificaciones.
Normalmente los musulmanes allí donde iban utilizaban las construcciones que existían. En una
arquitectura fortificada hay muy poca diferencia entre el mundo de oriente y occidente. Tiene que tener
un solo acceso, una puerta principal, portillos pequeños y las murallas. Normalmente la muralla
musulmana está jalonada por torres, que muchas veces son independientes de la muralla. Cuando
hablamos de fortificaciones podemos hablar bien de alcazaba, las torres de vigía, que están en colinas
importantes. Se amoldan muy bien al tipo de material. La Alhambra antes de ser una ciudad amurallada
es una alcazaba.
Caravansanes.
Ciudad amurallada en medio del desierto. Se llama así porque es
el lugar de parada en las rutas de las caravanas. Espacio muy
amplio. Son bastante complejos. No solo son lugares de paso si
no de comercio porque contaban con una población estable para
atender las necesidades de los viajeros.
La arquitectura doméstica.
Es una casa que no da pistas. Puertas y vanos pequeños. Cerradas al exterior, con un patio central sobre
el cual se abren las estancias y terraza superior para en las noches de verano estar al fresco. La mujer
solamente se puede quitar el velo dentro de la casa. La privacidad y la climatología están muy presente
Componentes:
Las alhóndigas.
Lugares donde se alojaban los mercaderes de paso. Normalmente en la zona superior hay una zona
dedicada a los mercaderes. En las ciudades más ricas o más grandes podía haber alhóndigas
especializadas.
Los maristanes.
Es como un hospital clínico, donde se aprende el oficio. Sala para los enfermos separados por sexos y
patologías
Los bazares.
Arquitectura comercial. Entramado de calles cubierto. Arquitectura realizada expresamente para abrir
tiendas cubiertas. El Zopo es el mercado al aire libre.
Se crean unas representaciones artísticas entorno a la figura del Califa, algo que en la idea igualitaria del
Islam no debería funcionar.
La escritura árabe va evolucionando. Dentro del árabe la más clásica y conocida es la Cúfica, más cuadrada
que nace en la ciudad de Kufah. Luego está la Nasji, que coincide con la época de la Alhambra La
decoración geométrica por multiplicación, por división… Tiene un apartado pequeño dentro del mundo
de occidente, casi no hay.
La decoración vegetal. El mundo musulmán sabe decorar. Poco a poco el arte musulmán va a elaborar una
estética propia con relación al mundo vegetal. Ya no es ese concepto naturalista del mundo de occidente,
hasta convertirse en una decoración geométrica que conocemos como Ataurique.
La figuración no la vamos encontrar en los lugares religiosos, pero sí en los lugares públicos y las
residencias. Con el tiempo la decoración naturalista queda circunscrita con el mundo de los animales o a
determinadas escenas de corte. No es que no exista la figuración. En los libros se puede representar a
Mahoma, porque se puede interpretar correctamente, en las mezquinas no.
La luz es un elemento con el que se juega. El efecto de filtrar la luz bien con yeserías o cierres de madera
es algo que solo se entiende desde el exceso de luz: Palacio de Comares Jugar con el reflejo del agua. Tiene
un protagonismo especial no solo por jugar con ella. Vamos a tener sistemas hidráulicos, vamos a tener
acequias que traen el agua… además se utiliza para decorar.
A Mahoma le sucede AbuBakr, después Omar, Otman (644-656) y a este Ali –yerno de Mahoma-; estos
cuatro califas son los denominados legítimos u ortodoxos Otmán muere asesinado y le sucede Ali. El
gobernador de Siria, Moawiya (Mu'awiya), acusó a Ali de haber instigado el asesinato de Otmán lo que da
lugar a la batalla de Siffin en el año 657. A partir de aquí surge la secta summita (seguidores de Moawiya
y que aceptan la Summa) y la secta Siíta o chíi (es la del grupo que no aceptó la resolución del grupo, son
los cismáticos).
Con Moawiya da comienzo la dinastía Omeya (660-680), concretamente en el año 661, aunque de hecho
había sido reconocido como califa por sus partidarios tres años antes. El nuevo califa traslada la capital a
Damasco, se rodea de una guardia personal y vuelve su cargo hereditario.
La dinastía de los Banu Umayya, los Omeyas, (658-750) ostentó el mecenazgo de una serie de obras,
ubicadas en Siria casi siempre, que fueron trasunto del ambiente cultural de aquellos príncipes que ya en
el año 732 dominaban desde el Indo hasta Poitiers. Como no existía una clara tradición monárquica ni
hereditaria en el primer Islam, su imposición, para superar las diferencias tribales y las tendencias
centrífugas, no fue fácil, como tampoco la tarea de vertebrar administrativamente los nuevos territorios y
su compleja fiscalidad, basada en los estatutos religiosos y las circunstancias concretas de la incorporación
de los pueblos sometidos.
La arabización de estos fue gradual a lo largo del siglo VII y reglamentada en el VIII, cuando se decretó la
obligación del empleo del árabe, la emisión de moneda propia y la constitución de los monopolios
económicos.
Los omeyas fueron bastante tolerantes con los pueblos sometidos, integrándose judíos y cristianos a su
servicio. En principio estos no son obligados a la conversión, se les denomina "dimmi" o población
protegida. Poco a poco se da un gradual incremento de la islamización que propició, a través de
mecanismos diversos, la asimilación de importantes masas de no árabes. Con Omar II (717-720) y con su
sucesor Yazid II (720-724), el imperio musulmán se siente fuerte para hacer frente al proyecto de la unidad
religiosa que habían tenido que ir posponiendo. Comienzan entonces las presiones para desplazar a los
cristianos de los puestos principales.
A partir del 740 se fue haciendo potente la virulenta oposición de facciones que hoy llamaríamos
fundamentalistas, a quienes la monarquía laica de los últimos omeyas repugnaba, sobre el trasfondo de
la nunca resuelta herencia del Profeta. Si a ello se unen los reveses militares en las fronteras, el declive
económico del Mediterráneo y la crisis del modelo paternalista de los primeros califas, insuficiente para
un imperio tricontinental, se entenderá que los abbasíes, en el año 750, exterminaran violentamente a los
Omeyas, con la derrota y muerte de Marwan II en Abusir (Egipto).
La dinastía Omeya, que renacerá en tierras hispánicas, dio preeminencia a dos grandes ciudades, Jerusalén
y Damasco, en cuyos alrededores y en el trayecto entre ambas, se ubica la mayoría de los centros de su
producción artística; sin olvidar los dos grandes centros rituales del nacimiento del Islam: Medina y la
Meca.
El período omeya aportó al arte islámico el tipo más antiguo de mezquita denominada "hipóstila" o
basilical", cuyo modelo se utilizó de modo generalizado hasta la llegado de los otomanos.
Tradicionalmente, se ha supuesto que el origen de este modelo se remonta a la casa del Profeta, si bien
las teorías al respecto son dispares. Una de ellas considera este tipo de mezquita como síntesis entre la
Casa del Profeta y la basílica de audiencia clásica surgida, a partir del siglo VIII, por la adopción por parte
del califato de rituales y ceremonias sasánidas y bizantinas.
Los Omeyas construyen también importantes residencias que por su ubicación, en la actualidad en el
desierto, reciben el nombre de palacios o castillos del desierto. Al tratar de explicar el emplazamiento se
barajan dos hipótesis: la búsqueda de un lugar apartado por parte de los califas para residir, recuperando
así el ideal de la vida nómada; por otro lado al ser lugares estratégicos, encrucijadas de caminos de
caravanas, podrían servir para atraer a estas al Islam. Sin embargo, Sauvaget demostró que
originariamente eran el centro de importantes explotaciones agrícolas.
ARQUITECTURA RELIGIOSA:
MASJID AL-HARAM (La Meca), es un recinto
relacionado con la religión con un hito principal, un
gran espacio en el cual hay diversos elementos en
relación la religión musulmana, es un espacio
conmemorativo, no tiene nada de sagrado. Es el
espacio sagrado por excelencia del Islam. Fue
convertido en mezquita por Mahoma en el 630
realizándose numerosas adiciones posteriores.
Pozo /Fuente de ZamZam. Historia de Agar e Ismael. Cuando son expulsados por Abraham por petición de
su mujer, ellos se marchan y en un momento dado Agar debe dar de beber a su hijo, apareciendo de
manera sagrada esta fuente.
La Kaaba ha sido reconstruida en varias ocasiones, pero conserva su forma antigua. La estructura esta
cubierta por una tela de seda negra que se renieva todos los años. Dentro del patio se encuentran diversos
lugares sagrados entre los que están la tumba de Abraham y el pozo de Zanzam, que brotó milagrosamente
para Ismael (Hijo de Abraham y Agar, Gn, 16, 1) y su madre ( Gn, 21, 9-19).
Fue reconstruida en varias ocasiones, la reformaron los abbasíes, los fatimíes, y los cruzados la convirtieron
en el palacio de los Reyes de Jerusalén, cediendo parte del mismo a los templarios. Saladin o es el que
decide devolver a la mezquita su aspecto primitivo.
Queda de época Omeya el muro de la Quibla, los soportes circulares son de época abbasí; los pilares de
las naves laterales y parte del pórtico son de los cruzados, las nuevas naves laterales son fatimíes y
posteriores. En el año 1300 parece que contaba con tres naves y luego se le añadieron dos laterales. La
administración inglesa de Palestina reformó totalmente la mezquita: sustituyeron las columnas de las
cuatro naves por otras nuevas de mármol y capiteles corintios. Posteriormente se sustituyó la cubierta de
la cúpula por aluminio dorado.
Las tres naves laterales centrales, la cúpula y el mihrab se corresponden con los originales, aunque
restaurados. La nave central tendría que ser más ancha y con cúpula, según los modelos bizantinos. Queda
la incertidumbre del aspecto de las naves colaterales; está claro que tenía más de tres y en determinado
momento se construyeron otras a los lados para intentar recuperar la forma original, además al ampliarse
con 8 naves se quiere diferenciar el aspecto cristiano.
La MEZQUITA DE MEDINA se construye en época Omeya con el modelo evolutivo de la casa del profeta,
hoy en día no se conserva nada de esta estructura.
Esta mezquita surge de la transformación de la Casa del Profeta, desde el 632, en el primer lugar de oración
de los musulmanes. A su muerte fue enterrado en ella y, posteriormente se convirtió en el centro mas
venerado del Islam después de la Kaaba. En el año 707 el califa omeya al-Walid amplió la mezquita
incluyendo dentro el recinto de la tumba del Profeta y sin variar el esquema de la primitiva casa de forma
significativa. La cámara de Aisha es lo único que se conservó y en ella se enterró a Mahoma y a dos califas
legítimos. Artesanos cristianos decoraron la mezquita con mármol y mosaicos emparentados con los de la
mezquita de Damasco.
Por desgracia, al tratar de esta arquitectura hemos de precisar que la casi totalidad de edificaciones
existentes en las populosas urbes del Islam primitivo han desaparecido o están en período de excavación.
Los ejemplos mejor conocidos del período Omeya se hallan en la zona del Creciente Fértil en su límite con
el desierto y por ello denominados palacios del desierto. En casi ninguno de los casos principales fueron
edificaciones realizadas por los propios califas, aunque en las inscripciones halladas en algunos de ellos
aparezca el nombre del príncipe regente, por lo que habría que hablar mas de una arquitectura
aristocrática que real.
Las interpretaciones sobre su localización son variadas: lugar de retiro de príncipes que anhelaban la vida
en el desierto. Otras hipótesis destacan su valor estratégico en una época en que el poder dependía en
gran parte de las tribus nómadas, seminómadas o de las que acababan de hacerse sedentarias, el campo
parecía un lugar mas conveniente para los encuentros entre los príncipes y los grandes caudillos tribales,
con sus enormes séquitos, que las ciudades notoriamente recelosas y hostiles para con los nómadas.
Cuando los focos del poder se localizaron en las ciudades y en un ejército mercenario profesional, como
ocurrió desde finales del siglo VIII en adelante, estos establecimientos rurales perdieron su razón de ser.
La explicación definitiva de este fenómeno se encuentra probablemente en alguna combinación de todas
estas posibles causas.
Tipológicamente los palacios del desierto Qasar conectan con la tradición de las villas romanas destacando
como características: su utilización como vivienda de manera intermitente, el elevado nivel de
comodidades y sus escasas funciones públicas.
Los palacios del desierto forman unos conjuntos residenciales suntuosamente concebidos. El núcleo
fundamental es el palacio propiamente dicho, que responde en líneas generales a un edificio de planta
cuadrada, fortificado con murallas y torreones semicirculares que le confieren un aspecto de fortaleza. Sin
embargo, su interior se organiza mediante módulos o bayt dispuestos en torno a un patio central.
En Qasr al-Hayr Oeste aparecen agrupaciones de viviendas repetidas que forman unidades independientes
a modo de apartamentos. Se trata de un largo vestíbulo franqueado por tres habitaciones en cada lado.
Se ha propuesto que estas unidades autocontenidas, que se pueden describir como compuestas de una
habitación central o salón y cierto número de habitaciones secundarias, sean denominadas bayts, el
término árabe para casas, y que sean consideradas como los núcleos de vivienda característicos de la
primitiva residencia campestre islámica. Sus funciones están todavía sin determinar. Casi todos los palacios
islámicos acogen tres funciones fundamentales: la religiosa (mezquita), la residencia, y los baños. La
mezquita suele aparecer de forma aislada dentro del edificio de forma hipóstila con dimensiones
reducidas; o bien integrada dentro del conjunto. Estas carecen de los demás aditamentos de la misma
como el mimbar o el alminar. Si tienen mihrab y quibla. Su situación recuerda las capillas palatinas, cerca
de la entrada para que el séquito pueda participar de los oficios divinos.
En la residencia se entremezclan funciones públicas y privadas. La distribución interna del edificio podía
ser de dos tipos un patio central rodeado de habitaciones dispuestas a lo largo de los muros o un recinto
dividido en unidades autosuficientes, división esta según Oleg Grabar, derivada de la influencia sasánida.
El problema de la recepción de visitantes ilustres plantea un ceremonial que el mundo islámico tomará
directamente de concepto de realeza donde converge la tradición grecorromana y el mundo sasánida. Las
numerosas descripciones literarias de estos eventos señalan la existencia de cortinas a modo de voladuras
entre el príncipe y los súbditos (distanciamiento real) así como los rituales de comidas o bebidas. Estas
salas presentaban una disposición basilical de 3 naves que conducían a un ábside donde se encontraba el
trono (como en el salón rico de Medinat al Zahara). Estas estructuras plantean un problema metodológico,
porque no conocemos con absoluta certeza con que finalidad se construyeron las distintas partes del
palacio.
La presencia del baño es obligatoria en este tipo de instalaciones, y se organizaban a la manera de los
baños romanos. Si exceptuamos los problemas puramente técnicos, la existencia de estos baños plantea
dos cuestiones ¿por qué los baños aparecen con tanta frecuencia como monumentos principales de las
fundaciones omeyas? y ¿cual es el significado y la función del salón anexo a la zona de baño? Responder
a la primera cuestión no es demasiado difícil. El baño constituía una función característica de la cultura
urbana clásica y seguía siendo un aspecto típico de la cultura islámica medieval, aunque no del mundo
cristiano. En ambas culturas no era únicamente una cuestión de limpieza personal (que en el Islam iba
unida a la práctica de las abluciones rituales), sino también de organización social y costumbres. El baño
servía como lugar de reunión y de relajación. ¿Cual sería la función de la sala anexa? Este gran salón podría
considerarse como el apodyterium o vestuario, pero es muy probable que no fuese esta su única función.
Sus formas son, a menudo, complicadas y están profusamente decorados. Los textos literarios nos indican
que aparte de la sala de recepción oficial existía otra como lugar de diversión y placer. Las principales
actividades eran beber, cantar, escuchar recitales de poesía, contemplar a los bailarines y escuchar a los
músicos, ocasionalmente había también comidas.
No se pueden tachar de licenciosas estas actividades ya que lo único que hicieron los príncipes omeyas
fue adaptar como propia una antigua tradición del Próximo Oriente: la de transformar el placer y los
pasatiempos en una actividad formal que expresaba el poder y la grandeza del príncipe. En la época de la
conquista musulmana esta tradición se asociaba principalmente con la dinastía sasánida del Irán, y el
impacto que pudiera haber tenido en Roma había sido aminorado, o totalmente abandonado, en las
ceremonias bizantinas oficiales.
En estos palacios la decoración existente responde a tres técnicas: mosaico, pintura y escultura: Los
mosaicos se conocen casi exclusivamente funcionando como suelos. Su técnica no tiene nada de original
y pertenece al sistema estándar de decoración de edificios extendido por todo el Mediterráneo. La pintura
es igualmente corriente no solo en los antiguos territorios clásicos, sino también en el lraq, Irán y Asia
Central (ejemplos mejor conservados: Qusayr Amrah y Qasr al-Hayr oeste). La escultura es más
problemática. Se emplea el estuco que, si bien, no era desconocido en Oriente, no se sabe si se empleo
por lo barato que suponía cambiar rápidamente el aspecto del edificio.
Además, incluye bajorrelieves y altorrelieves de casi bulto redondo, representando, con frecuencia, formas
humanas y de animales. Además, la escultura monumental había desaparecido de todo el Mediterráneo
y el próximo oriente en los siglos que precedieron al nacimiento del Islam. Es como si el mundo islámico
hubiera resucitado deliberadamente una antigua técnica que había sido abandonada durante varios siglos.
Se trata de un renacimiento consciente (los mejores ejemplos: Jirbat al-Mafyar, Qasr alHayr oeste y
Musatta). La escultura monumental perdió importancia a partir del período omeya, y solo a través de algún
texto ocasional sabemos de su existencia en los siglos IX y X. Resaltan la inmensa variedad de temas
utilizados de procedencia clásica, sasánida o bizantina o incluso de otras culturas más orientales (hindú o
budista).
Destaca la decoración con exclusivo valor ornamental (diseños geométricos y vegetales). En casos
específicos como los bustos que aparecen entrelazados en Jirbat al-Mafyar, que aún no se ha descubierto
un significado iconográfico concreto, se incluyen dentro de este apartado. El ciclo principesco: distintas
representaciones de príncipes, siempre con vestiduras imperiales bizantinas o sasánidas, ilustraciones de
los pasatiempos: partidas de caza, danzas, interpretaciones musicales, mujeres desnudas o semivestidas,
juegos, acrobacias, ofrendas de regalos, etc. Estos temas son casi siempre de origen iraní, y constituyen
los primeros ejemplos del ciclo principesco que posteriormente se convirtió en el tema principal de gran
parte del arte islámico.
Aparecen temas diversos como en Qusayr Amrah donde imágenes eróticas e incluso pornográficas,
también aparecen los temas astronómicos.
Este baño y pabellón de caza del califa Walid II conserva sin duda la obra pictórica más extensa y bella que
hoy conservamos del arte Omeya, es el primer gran ciclo artístico que nos ofrece el arte islámico. Tanto el
arte figurativo como la arquitectura nos demuestran el reflejo de la cultura y las costumbres de las
ciudades bizantinas de Siria y Jordania. De este lugar sólo se encuentran en pie la residencia califal
alrededor de la cual aparecen otras construcciones como baños. Al Norte se sitúan una serie de elementos
denominados complejo hidráulico, en el lado sur se levanta el baño palacio propiamente dicho.
Las construcciones que integran el baño-
palacio expresan claramente dos conjuntos
diferenciados. Por un lado el volumen mayor
corresponde al gran salón al que se adosan
dos alcobas. Todo el palacete presente una
simetría y ordenación de volúmenes clara que
se corresponde con la serie espacial interna.
Sólo el gran salón, formado por tres bóvedas
parece contradecir la realidad interna de un
espacio unitario.
La división arquitectónica en dos zonas aparece también marcada en la decoración. En la zona residencial
hay tres partes bien delimitadas: el gran salón, el salón de trono y las alcobas que aparecen con motivos
decorativos en relación con la vida de la Corte. En los baños la decoración que se denominaba
"tediparium" o "apodyterium" presenta únicamente motivos decorativos en general al ser una zona de
tránsito. Por el contrario, en el "caldarium" las escenas hacen alusión a su uso.
Desde la sala del trono sendas puertas a pequeña altura dan entrada a las habitaciones laterales a las que
se le supone una función de alcobas. Su decoración la forman mosaicos para el suelo y pinturas en las
paredes. En el suelo aparece una decoración tipo alfombra que en el caso de la habitación de la izquierda
es de motivos de círculos con entrelazos formando figuras romboidales. Las bóvedas aparecen decoradas
con motivos de roleos con hojas de vid. En los ábsides, presenta la habitación oriental la decoración más
interesante, ocupando este lugar una crátera de cuerpo semiesférico y boca abierta de la que surgen a los
lados ramas de vides formando un seno de roleo, con un racimo de uvas con hojas bien definidas.
Pasando de nuevo al recinto principal nos ocuparemos ahora de la nave derecha, en el lado occidental, al
fondo de ésta, aparecen representadas tres escenas sin solución de continuidad. La escena central está
cobijada por una arquitectura, siendo los elementos de esta los que separan los tres cuadros. A su vez
estos cuadros aparecen separados de la zona superior por una estrecha franja de color claro.
La primera escena, a la izquierda, presenta seis importantes personajes, en visión frontal, con los brazos
hacia la izquierda y las manos abiertas en posición de solicitar perdón o simplemente ofreciendo pleitesía.
Encima de ellos corría una inscripción de la que hoy sólo se conservan unas pocas letras y que nos
informaba sobre la personalidad de los representados, seis soberanos vencidos por el Islam, conservamos
los nombres de los 4 primeros desde la izquierda: KASAIR, emperador bizantino, RODORIKOS, Rodrigo,
último rey de la monarquía visigoda, COSROES, emperador de Persia, y NEGUS, rey de Absisinia... Es
interesante ver cómo los personajes aparecen ataviados con ricas vestiduras destacando el ostentoso
tocado de Cosroes.
De nuevo es un personaje femenino el que centra la decoración del cuadro siguiente. En él aparece
representado un gran salón, con artesonado de madera, dividido en dos pisos. En el centro de la estancia
una figura femenina, aparece representa desnuda y de frente, saliendo o entrando del baño, destaca la
perspectiva jerárquica en la que aparece representada así como también es de señalar la riqueza de su
tocado y los detalles de orfebrería que adornan el cuerpo de la representación. En la balconada del piso
superior aparece representado un numeroso grupo de personas. La escena representa el baño de la
esposa o favorita del califa. Su situación, casi en el centro de la nave derecha debía estar reservada a este
personaje y se relaciona directamente con la propia arquitectura del edificio en la que al menos una parte
estaba dedicada al baño.
En el tercer cuadro se representa una escena de palestra, en el que se ven a una serie de personajes
masculinos realizando diversos ejercicios en un fondo de espacio al aire libre con representaciones de
árboles...
Sobre estas tres escenas corre otra, la representación de una cacería de onagros (asnos salvajes) mediante
cerco, ocupa toda la franja la representación de la carrera de los onagros, los cazadores y su entrada en el
cerco. La gran escena recorre de testero a testero la pared comenzando el discurso pictórico con la caza
de onagros con perros, representación que enlaza con el testero de los pies de esta nave en la que se
representa la caza al copo (cerco) de los onagros, la escena aparece centrada en una figura que,
apoyándose fuertemente en el suelo, alancea a un onagro que se encabrita lanzándose sobre él. La figura
representa posiblemente, con sus características de barbar y bigote y por su posición central al califa.
Detrás de este onagro, en aspa con él, se encuentra otro que se enreda con la red, encima del monarca
otro animal corre a la derecha.
La bóveda de esta sala, nave izquierda, se cubre con escenas de artesanía que pueden referirse a la propia
construcción del palacio. La escena se organiza en casetones cuadrados ordenados longitudinalmente en
cuatro filas, de ocho cuadros cada una. La primera fila recoge escenas de herrería, la segunda escena de
cantería y las otras dos se decían a la representación de la carpintería y albañilería. La fuente de inspiración
de estas escenas se encuentra en diversos repertorios de mosaicos tardorromanos y bizantinos, lejanos
en el tiempo, pero cercanos geográficamente.
Queda por analizar la decoración de la zona denominada de baños, son tres habitaciones distribuidas en
forma de "L". A la primera que llegamos posee un banco corrido en sus paredes oriental y meridional, lo
que determinaría su función de "apodyterium" o vestuario. La segunda, forma la esquina de la "L" y posee
un baño en el nicho que se abre en su pared norte siendo por lo tanto un “caldarium”. La tercera
habitación, con un hueco para la entrada de agua en su pared E. y sendos nichos abiertos en sus paredes
Norte y Sur determina también su función de "caldarium", como sabemos que el horno se situaba junto a
esta habitación cabe suponer que la primera de ellas, a la que llegaría menos, tuviese una función de
“tepidarium”.
En cuanto a la decoración, puede decirse que esta se adecua a las funciones de cada una de las salas. En
la primera "apodyterium" o vestuario, encontramos una decoración relacionada con escenas de animales
en actividades humanas, particularmente interpretando música. Una imagen ambigua presenta una figura
alada mirando hacia abajo a una forma humana envuelta en un velo o sudario. A menudo se ha pensado
que era una escena de muerte, pero otras interpretaciones han sugerido que el velo cubre a una pareja
de amantes.
Después de Hixem I hay una serie de revueltas y desequilibrio interior debido a determinados problemas
internos del Estado Omeya que facilita que en el año 750 surjan nuevas revueltas en concreto en la región
de Korasán, la más islamizada de Irán. La más importante revuelta tiene lugar en la ciudad de Kufa y fue
encabezada por los abasíes quienes alegaban una pureza ideológica y religiosa, además de declararse
descendientes del tío del Profeta.
Abu Al-Abbas, antepasado de los abasíes, había comenzado a reclamar su lugar en el estado musulmán
mucho antes. Según la tradición musulmana este personaje había nacido en el año 661, la misma noche
en que es asesinado el califa Alí, yerno del profeta, y muere en el 735-6 en la aldea de Humayma, que se
convierte así en el centro de la propaganda abasí, cuando Muhammad ben Alí, es reconocido como jefe
de los abasíes. Se enfrenta a los Omeyas y surge así la dinastía abasí (750) que continuará hasta el año
1258, fecha en que los mongoles conquistan Bagdad. Se asesina, en este proceso, a todos los miembros
varones de la familia Omeya excepto a Abderrahman I que huye a la Península Ibérica convirtiéndola en
emirato omeya.
Evidentemente la primera idea de la dinastía abasí es terminar con todo aquello que pueda significar
Omeya, pero las raíces culturales se mantienen intactas encontrándonos con una perpetuación de las
líneas artísticas donde poco a poco se notará una mayor influencia iraní.
El gran renacimiento cultural que supone el califato abasí ha hecho considerar este período como la fase
clásica del arte islámico.
Los vehículos para desarrollar toda esta ostentación y expresar el poder y prestigio del califa fueron las
construcciones de grandes palacios y ciudades áulicas. Estas edificaciones se convirtieron, al mismo
tiempo, en el principal núcleo de concentración urbana y, por lo tanto, en verdaderos focos de
urbanización.
En todas las creaciones el arte abasí asimiló la tradición mesopotámica - Irak e Irándonde el componente
sasánida, por ser el más reciente, ocupó un puesto privilegiado.
Así, para la construcción de palacios encontraron en el adobe y en el ladrillo el material de rápida ejecución
y bajo coste, aunque esto también obligó a reforzar las técnicas de revestimientos para ocultar la pobreza
del material. Con estos materiales se levantaron soporte y abovedamientos de cañón o cúpulas sobre
trompas, según la tradición bizantina. Estructuralmente adoptaron de esta zona un tipo de sala
denominado iwan, llamada a tener un gran desarrollo en el arte islámico. El iwan es una sala rectangular
cubierta por bóveda, con uno de los lados cortos abierto al exterior en su totalidad, estancia que se
adecuaba perfectamente a las necesidades de una sala de audiencias, pudiendo anteceder a un espacio
cupulado.
A mediados del siglo IX se inició la decadencia debida tanto a cuestiones internas como externas. Los
desequilibrios sociales y las continuas sublevaciones, de un lado, la desmembración del imperio, con la
independencia de las provincias extremas, de otro, acabaron con el poder abasí. Así comienzan a surgir
nuevos reinos entre los cuales destacan por su protagonismo artístico:
Durante este período se concretarán y surgirán nuevas instituciones es el caso del ribat y la madrasa.
El ribat es una construcción mitad convento, mitad fortaleza, defendida por monjes guerreros, es una
creación abasí, si bien sus mejores representaciones son aglabíes.
La madrasa está vinculada a los gaznewíes esta dinastía pertenecía a una de las dos grandes colectividades
de la comunidad islámica: los sunníes, considerados tradicionalmente como la ortoxia islámica, y los siíes.
Los siíes surgen cuando los partidarios y descendientes de Ali- yerno del profeta y cuarto califa de los que
le sucedieron- se negaron a aceptar la legitimidad del fundador de la dinastía Omeya. Así los gaznewíes,
plantearon a mitad del siglo XI, ante el auge sií la creación de una institución encargada de velar por la
recuperación de la Sunna o costumbre del Profeta. Madrasa significa "lugar de estudio y de enseñanza",
evidentemente religiosa, donde los estudiantes disponen de alojamiento para sus prácticas rituales.
URBANISMO:
Nada queda en la actualidad de la ciudad circular de BAGDAD iniciada por Al-Mansur en el 762 y terminada
aproximadamente en el 767. Esta fue destruida en el año 813 lo cual ayudó a crear una leyenda a su
alrededor.
El recinto con doble muro y foso tenía un diámetro de 2300 metros y que llegó a albergar a 700.000
habitantes. Las cuatro puertas, intercaladas entre los cuatro puntos cardinales, cada una con una sala de
audiencias con cúpula dorada. Dentro de la ciudad circular interior, rodeado por las residencias de los
familiares del califa y los edificios administrativos se hallaba el palacio residencial junto al muro de la quibla
de la gran mezquita.
Según Creswell, una organización circular comporta un mayor ahorro económico y humano. Grabar
considera que pretende reflejar un concepto geográfico imperante en la época, según el cual la ciudad era
considerada el ombligo del universo e Irak era la región central y con mejor clima del mundo. De ahí que
el círculo fuese la mejor forma de expresar que Bagdad era el centro del Universo; centro que, a su vez,
estaba ocupado por el palacio del califa. No obstante, la estructura circular de la ciudad no constituía una
novedad, puesta cuanta con precedentes parto-sasánidas como los de Hatra o Gur , entre otros.
Bagdad era una verdadera ciudad de los Palacios, no estaba hecha de estuco y mortero, sino de mármol.
Los edificios eran generalmente de varios pisos. Los palacios y mansiones fueron decorados y recubiertos
en oro, y adornados con bellos tapices y cortinas de brocado o seda. Las habitaciones fueron ligeras y
decoradas con buen gusto y con divanes de lujo, cuadros costosos, jarrones únicos chinos y ornamentos
de oro y plata. YAKUT IBN ‘ABDALLAH UR-RUMI.
El ejército mercenario reunido por Al-Mutasin protagonizó distintos disturbios en Bagdad lo que llevó en
el 836 al califa a buscar un nuevo emplazamiento para sus cuarteles, el lugar elegido estaba a 125 km. al
norte de Bagdad, dando lugar a la fundación de SAMARRA. Samarra ocupaba antes de ser abandonada
en el 892.
En ella se opta por un esquema urbano de barrios rodeados de muros, escalonados a lo largo del río. Estas
distintas fundaciones acabarán por formar una aglomeración de casi 35 kilómetros de largo, cuya anchura
variará entre 2 y 5 kilómetros, y que, durante las cinco décadas (836-883) en las que permanecerá en
actividad, superará probablemente el medio millón de habitantesn ella se extendían palacios califales,
cuarteles, mercados, dos mezquitas del viernes y numerosos jardines y mansiones privadas desigualmente
distribuidos, como en las partes de Bagdad exteriores a la ciudad circular de al-Mansur.
La ciudad, que según Oleg Grabar debió de tener con Bagdad relación parecida a la que existió entre
Versalles y París, nunca estuvo amurallada, y en realidad, con escasas excepciones, los palacios carecían
de fortificación, siquiera fuese simbólica.
Cerca de Kufa, UJAIDIR constituye el único de los palacios aislados realizados en época abbasí, y que en si
mismo puede ser considerado como un recinto urbano. Ukhaidir fue una parada importante en las rutas
comerciales regionales. El complejo de aproximadamente 176 m por 146 m con un alto muro de piedra
calcárea, con torres circulares en las cuatro esquinas y semicirculares en los lados. El recinto exterior
estaba flanqueado por dos torres. Se accede desde el norte encontrando un pasillo que daría acceso al
patio exterior y a la mezquita. Siguiendo hacia el sur se encuentra una sala cubierta con una bóveda de
ladrillo y arco apuntado. Luego sigue otro pasillo transversal que separa las estancias reales de los 4 bayts
que, excepto uno, quedarían aislados de otra forma. El patio de honor esta rodeado por una arquería ciega
en el que se usa por primera vez en la arquitectura islámica el ladrillo visto. La fachada sur del patio
presenta un triple portal cuyo hueco central, más ancho, está coronado por un pishtag o falso frontón.
Tras el hay un iwan que conduce a una cámara cuadrada, en tiempos con cúpula, abierta a tres salas con
columnas. El recinto del trono es evidentemente una versión de Musatta mucho más elaborada. Aquí el
salón del trono corresponde a características propiamente iraníes. La sala basilical se sustituyó por un iwan
en un patio, seguido de una habitación cuadrada cubierta con una cúpula, que a su vez se abría a una serie
de patios porticados. Las unidades habitacionales se estructuran en torno a un patio en dos de cuyos lados
hay un grupo de habitaciones; cada grupo consta de un iwan regular modificado, franqueado por
habitaciones con entradas mas estrechas. Los dos del norte tienen por añadidura una cámara transversal.
Si podemos tomar Ujaidir como modelo de lo que el palacio de al-Mansur en Bagdad debió ser en escala
mucho mayor, hemos de deducir que los abasíes, mucho mas que los Omeyas, habían vuelto al modo
sasánida en las ceremonias y en los símbolos de poder de que se rodeaban. No se prevén las grandes
procesiones ni las manifestaciones públicas de la corte bizantina, amenazadoramente viva al otro lado de
las fronteras. Por el contrario, es la inmovilidad del rey persa entronizado ante quien y en torno a quien se
mueven los grandes del reino, los portadores de tributos y los juglares de la corte; una corte que retrocede
segura a la leyenda, y que ha sido totalmente suplantada por el poder del Islam.
ARQUITECTURA:
Falta mucho para que la exploración arqueología de Samarra se complete y, hasta el momento, solo
poseemos una visión esquemática. Tomemos por ejemplo el YAUSAQ AL-JAQANI, un edificio que abarcaba
unos 17 km2, de los que unos 7 eran jardines; estaba totalmente rodeado por muros, con una sola entrada,
y provisto en su interior de un elevado número de unidades de difícil interpretación.
La zona formal estaba en el eje y consistía en una serie de puertas, separadas por espacios abiertos, que
conducían a una unidad oficial cruciforme, con un salón central cubierto por una cúpula, que comunicaba
con iwanes y patios. Entre los brazos de la cruz había baños, una mezquita, y probablemente algunas zonas
de viviendas.
El inmenso complejo real era como una ciudad prohibida dentro de la ciudad. Pero este no es un caso
único. Los palacios romanos imperiales del Palatino y el Gran Palacio de Constantinopla pertenecen a la
misma serie tipológica, así como, por ejemplo, el Kremlin o Pekín.
La tradición siguió siendo una importante característica en la arquitectura palaciega islámica. Los palacios
fatimíes de El Cairo, y en cierto modo Madinat al-Zahra y la Alhambra, siguieron las huellas de las
construcciones de Bagdad y Samarra.
En cuanto a sus funciones hemos de reseñar la idea de placer señalada en los palacios campestres omeyas,
aquí se celebraban juergas, recitales de canto y poesía, banquetes y orgías. Existían cotos que se utilizaban
para cazar. Estos gustos dieron origen a una forma: el pabellón o kiosco, cuyo aspecto característico es el
de una pequeña edificación aislada cubierta con una cúpula, situada en medio de una naturaleza artificial,
dotada por lo general de fuente y agua corriente. Estos pabellones tienen claras aplicaciones paradisíacas
y el espectacular desarrollo islámico medieval de una arquitectura del agua, cuyos primeros ejemplos se
encuentran en Jirbat al-Mafyar se deriva de este sentido del placer. La segunda función importante era la
oficial, para la que el palacio engalanaba sus habitaciones sin una función específica predeterminada.
Por último, aparte del aspecto oficial y de sitio de recreo los palacios tenían carácter de lugar de retiro y
aislamiento. Estos palacios exhiben altos muros fortificados y una sorprendente falta de decoración
exterior. Pero donde mejor se manifiesta la idea del príncipe viviendo en un mundo aparte es en la
literatura donde a menudo aparece unida a un tema secundario, el de palacio prohibitivo y vedado, cuyo
interior es un laberinto de elementos independientes unidos unos a otros de manera secreta y misteriosa.
Este mundo de patios, pabellones, baños, puertas misteriosas y decoraciones fantásticas descritas en las
mil y una noches que crean el mito y convierten el mundo principesco en algo laberíntico, misterioso.
El mihrab es rectangular y probablemente estaba decorado con mosaicos de oro. El alminar se apoya en
una base cuadrada con paneles de poca profundidad provistos de nichos. Una rampa en espiral arranca
del lado sur, dando cinco vueltas completas, en dirección contraria a las agujas del reloj, antes de terminar
en una torre cilíndrica decorada con nichos de arcos apuntados. La plataforma superior, a 50 metros de la
base, estuvo cubierta antaño por un pequeño pabellón.
Probablemente el QUIBBAT AL-SILAYBIYYA sea la tumba más antigua que se conserva en el mundo
islámico. El edificio se articula en torno a dos octógonos concéntricos; el exterior tiene entradas de arcos
apuntados en el centro de cada lado, que dan acceso a un deambulatorio octogonal cubierto por una
bóveda de cañón; las bóvedas apoyan en 16 arcos que arrancan de los vértices del octógono interior. La
cámara funeraria cuadrada, a la que se entra por cuatro puertas, estaba cubierta por una cúpula sobre un
tambor formado por ocho arcos, cuatro de los cuales arrancaban por encima de las trompas de las
esquinas. Aunque los tres enterramientos aquí descubiertos quizás hayan sido los de tres califas abbasíes
y, por consiguiente se podría datar el edificio entre el 862 y 869, la semejanza de materiales con otras
edificaciones de al-Mutamid retrasarían su edificación hasta el 878-882, pudiéndose haber construido
como morada funeraria del soberano.
La conquista del terrorio comienza en el año 670, momento en que se instala en el territorio una
expedición conducida por Ibn Nafi, un proceso que se afirmará con la fundación de Kairuán (Kairouan) que
se convierte en un campamento permanente. En los últimos años del siglo VII casi estaban sometidos los
beréberes en la zona, aunque estas tribus presentaron problemas a lo largo de todo del siglo IX y del X.
A comienzos del siglo IX se abre una nueva era: la zona está islamizada y se asiste a un renacimiento
cultural.
• AGLABÍES
El nacimiento del emirato aglabí en Ifriquiya tuvo lugar tras largos disturbios políticos y religiosos
desencadenados a raíz de la revuelta bereber del año 740. Tras la caída del califato omeya en el 750 los
abasíes no lograron imponer permanentemente su autoridad sobre la provincia.
La dinastía de los gobernadores muhallabíes, fieles a los nuevos califas, tuvo que hacer frente diferentes
revueltas de los contingentes árabes (jund). En este contexto se sitúa la figura de Ibrahim ibn al-Aghlab,
de la tribu árabe de Tamim, que era subgobernador de Zab y estaba a la cabeza de un imponente jund .
Su lealtad a Bagdad le valió el puesto de gobernador de Kairuán, que él aceptó a condición se le
reconociera como emir a la cabeza de un poder hereditario y no como wali (gobernador).
Ibrahim y sus sucesores lograron desbaratar las rebeliones y establecieron un poder estable, siguiendo el
modelo de Bagdad en cuanto a instituciones y atributos. Con ellos se protocolizó la corte con visires
(ministro), chambelanes y numerosas oficinas del gobierno encargadas de diferentes asuntos. Incluso
acuñaron monedas de oro (dinar), privilegio generalmente reservado al poder califal. Y, al igual que los
abasíes, los aglabíes se dotaron de dos ciudades principescas, próximas a Kairuán: al-Abbassiyya,
construida por Ibrahim a partir del 800-801 y Raqqada, fundada en el 876 por Ibrahim II (875-902).
En el 827 los aglabíes emprendieron una larga conquista de Sicilia que se prolongó hasta el 902. La isla fue
anexionada políticamente a Ifriqiya, que de este modo vio reforzada su posición geoestratégica en el
Mediterráneo central. Desde Sicilia, los marinos aglabíes multiplicaron los asaltos contra el sur de Italia y
ocuparon Malta en el 869.
Esta actividad militar, a la cual se añadieron frecuentes actos de piratería, no impidió el desarrollo de los
intercambios comerciales con los países cristianos, aunque las fuentes históricas apenas mencionen el
tema.
Bajo los aglabíes, Kairuán adquirió sus títulos de nobleza: centro comercial próspero, situado no lejos de
las grandes propiedades agrícolas del Sahel (región costera que tenía como capital Susa –Sousse-), la
ciudad se convirtió también en un foco cultural y espiritual influyente. Conoció el desarrollo de las
actividades jurídicas de dos escuelas suníes: los hanafíes, más bien minoritarios, y los malikíes3 . Estos
últimos fueron dominando progresivamente la vida religiosa en Ifriqiya y lograron implantarse durante
largo tiempo. A partir del reinado de Muhammad I, que designó para el puesto de cadí de Kairuán al
célebre jurista Sahnun, la dinastía aglabí se declaró abiertamente pro-malikí. Pero pese a esta tendencia,
la Ifriqiya aglabí conoció una situación de efervescencia ideológica y religiosa, caracterizada por la
presencia de diferentes doctrinas musulmanas, pero también de una minoría de judíos y cristianos
autóctonos (Afariq).
Durante el siglo IX se desarrolla una intensa actividad artística, realizando numerosas fundaciones
piadosas y de utilidad pública. Los monumentos más antiguos, que datan del siglo IX, tomaron elementos
arquitectónicos y decorativos tanto del oriente abbasí como de la España omeya.
Las construcciones aglabíes se caracterizan, especialmente los exteriores, por sus grandes extensiones
desornamentadas de mampostería o ladrillo. La restringida decoración utiliza el yeso tallado, el estuco y
la madera, y atestigua los estrechos contactos artísticos existentes, tanto con el Mediterráneo oriental
como con España. Es una constante también en sus construcciones la reutilización de los elementos
romanos y cristianos del norte de África, así para la mezquita mayor de Kairouan se trajeron piezas incluso
de ultramar y así se encuentran capiteles con sus análogos en Ravenna, Constantinopla o Venecia.
Los monumentos más importantes de los aglabíes son las mezquitas de Kairuan y Susa, que muestran una
claridad y uniformidad de concepto (en la disposición de arquerías interiores, techos bajos, patios con
alminares cuadrados de varios pisos, amplios recintos rectangulares) una organización que se convertirían
en universal durante los siglos siguientes. Definiendo un modelo que es el esquema en “T” aplicado a las
mezquitas hipóstilas (y que se había puesto de manifiesto en la mezquita-aljama de Samarra), con naves
perpendiculares al muro de la quibla.
Según la historiografía tradicional este modelo tiene su origen en la mezquita de Al-Aqsa de Jerusalén y
recuerda a la organización de un transepto. Consiste en destacar en planta, en alzado y ornamentación la
nave central perpendicular y la paralela inmediata al muro de la quibla. Esta potenciación de dos ejes tiene
su ejemplo más destacado en la mezquita de Kairuan, alcanzando una amplia difusión en Al-Andalus y en
el posterior arte norteafricano.
También presentan un tipo peculiar de fortaleza, el ribat (Susa y Monastir) los cuales formaban parte de
un sistema de fortificación. El ribat es un edificio entre convento y fortaleza defendido por defensores de
la fe cuya planta recuerda la organización de los castillos o palacios del desierto exhibiendo en la forma
arquitectónica una vigorosa simplicidad.
La primera renovación importante del edificio que tuvo lugar en el 862, año en el que se añadieron un
mihrab de mármol con atauriques (y en el que hay espacios huecos detrás de los paneles calados), rodeado
de azulejos en parte importados de Irak, y la cúpula gallonada sobre trompas lobuladas y con arcos
delante.
Para algunos autores la asociación de ambas naves mayores sería de tradición cristiana; O. Grabar piensa
que es una derivación de estructura palaciegas, otros piensan que responde a una necesidad constructiva,
para poder levantar la cúpula. Sin embargo, también podría derivar de un dispositivo relacionado con la
mezquita de Medina cuya nave axial y de la quibla aparecían decoradas y en su unión se instaló una especie
de venera, a modo de cúpula delante del mihrab. Este sistema decorativo se lleva a forma constructiva en
Kairuan.
En esta solución de la parte abovedada delante del mihrab, se muestra casi por primera vez se un esfuerzo
consciente por eclipsar el resto del edificio con la riqueza del baldaquino-arquitectónico.
La cúpula que precede al mihrab ha sido datada en la obra realizada en el año 836, y se organiza mediante
una serie de 24 nervios que descansan sobre trompas en forma de venera, la cúpula reposa sobre un
pequeño tambor cilíndrico de ocho ventanas y 16 nichos. Así un cuerpo octogonal permite la transición al
cuadrado mediante las trompas. Este modelo de cúpula sobre trompas ya era conocido y usado por los
romanos en el norte de África, aunque también hay una presencia de lo oriental al utilizar los nichos con
gran variedad decorativa algo habitual en los musulmanes de Mesopotamia.
El alminar cuadrado es una torre ligeramente apuntada, de tres pisos, que con toda probabilidad
pertenecen a la mezquita de 836, según Creswell y Marçais.
La sala de oración tenía una cubierta de madera pintada de época zirí (siglo XI); de esta época es la celosía
de madera (maqsura) y quizás también el mimbar.
MEZQUITA-ALJAMA. CIUDAD DE SUSA. Fue obra del emir Abu Al-Abbas (850-851) y se sitúa entre las dos
grandes fases de construcción de la mezquita de Kairuán aunque difiere de esta en estructura y concepción
espacial.
Presenta trece naves perpendiculares a la quibla, la central más ancha. En principio sólo tenía tres naves,
se amplía pero se conserva la cúpula donde se encuentra la influencia de la gran mezquita de Kairuán, el
casquete se eleva sobre un tambor de ocho paños con aristas festoneadas. El tambor es un octógono
estrellado, los lados no son cóncavos sino rectos; las trompas coinciden con la parte más fina del muro,
con lo cual desaparecen las ventajas funcionales de esta estructura. Las arquerías que separan las naves
son de herradura y más pequeñas. Los fajones y los arcos de herradura descansan en robustos pilares de
sección cruciforme lo que da una sensación de apelmazamiento y gran austeridad.
En el siglo XI se construye una arcada que crea un riwaq. Asimismo, presenta ziyadas al este y al oeste.
La entrada se abre al pie de una torre poligonal adornada con arcadas ciegas rematadas por un friso. La
puerta rectangular de dos hojas esta precedida por un arco de herradura sustentado por columnas. Un
corredor en ángulo, franqueado por los locales para la guardia, conduce hasta el patio, que está rodeado
en tres de sus lados por dos o tres plantas de celdas, mientras que en el ángulo sudeste se encuentra el
nador, elevada torre de vigía de forma circular.
En la primera planta del lateral este se encuentra la sala de oración con el mihrab flanqueado por columnas
que sustentan ménsulas esculpidas.
En la zona este hay una ampliación donde aparecen dos pequeñas salas de rezos, precedidas por un patio,
algunos investigadores han identificado esta zona como el "ribat de mujeres" del que hablan algunos
autores árabes.
• FATIMÍES
El declive de la dinastía aglabí se inició bajo el reinado de Ibrahim II Abú Ishaq (875-902). Perdió el control
de Calabria en beneficio de Bizancio, repelió un ataque de los tuluníes de Egipto y suprimió una rebelión
interna bereber con un alto costo de vidas.
Entre estas rebeliones en el 893 se puso en marcha la rebelión de los fatimíes, de signo chiita, mediante
la misión en la que Abdalá al-Mahdi Billah, un dirigente local ismailí en el oriente de Argelia, se declaró el
Mahdí, el "guía divino" y califa o imam. Legitimó su pretensión haciéndose descendiente de Mahoma por
vía de la hija del profeta, Fatima az-Zahra, y su esposo, Ali ibn Abi Talib, primo del profeta. Los aglabíes
pudieron poner resistencia a la expansión de los fatimíes, que los absorbieron en el año 909.
La dinastía de los califas fatimíes que reinó en una parte del Magreb-Ifriquiya (909-969). A partir del 969,
Egipto se convierte en la sede del califato y en un centro artístico de primer orden.
Los fatimíes, antes de la conquista de Egipto, van a construir una nueva capital alMahdiya (Túnez),
emplazada en una posición muy bien defendida, donde su régimen afrontó una peligrosa revuelta beréber,
solo dominada, finalmente en 947.
De la capital AL-MAHDIYA se conservan algunos restos. Sólidamente fortificada sobre el estrecho istmo
de la península en base a un sistema con fortificaciones de sillería y barbacana (muro pequeño delante de
la muralla), entradas en codo y torreones cuadrados, como la ciudad circular de Al-Mansur, no se trataba
tanto de una ciudad como de un centro administrativo con un barrio comercial y residencial extramuros.
También contaba con dos palacios (para el califa y su heredero), un puerto interior y una gran mezquita.
Como la ciudad circular de Al-Mansur, no se trataba tanto de una ciudad como de un centro administrativo
con un barrio comercial y residencial extramuros.
Su mezquita presenta un plano que, al tiempo que retoma elementos locales, introduce características
arquitectónicas típicamente fatimíes que ejercerá, una notable influencia en las posteriores obras de la
dinastía.
Todas las modificaciones llevadas a cabo sobre los modelos iniciales tuvieron un solo propósito: hacer
patente la condición semidivina del califa chiita.
Se van a dar diferentes dinastías y va a formarse una capital, El Cairo. Los primeros en separarse del califato
abbasí, fueron los tulunies, que viene de Ibn Tulun. Más tarde los fatimíes conquistarán el territorio a los
tulunies. Su fundación será la ciudad de Al-Quaira, la actual El Cairo, este control durará dos siglos (969-
f.s. XII). En este momento aparecen dos conflictos que van a desestabilizar el territorio, en el 1168 llegan
los Cruzados a Jerusalén y en el 1171 la ciudad pasa a manos musulmanas con Saladino (Salal al-Din), un
ejemplo de gran diplomático y estratega, quien tuvo mucho cuido con establecer relaciones diplomáticas
con Jerusalén previamente, les ofertó el acuerdo que provoco la Batalla de Hattin, finalizada en 1187 con
la derrota de los musulmanes. Hubo dos dinastías más, los mamelucos y los turcos otomanos, llegando
estos últimos hasta años después de la primera guerra mundial (1922), eran dinastías muy largas.
• TULUNIES
El hecho de que haya una monumentalización con una cúpula en el espacio de la fuente eso si es habitual
en general.
Los elementos decorativos se ciñen a los capiteles, a los estucos… se ha perdido una buena parte de lo
original. Ibn Tulun vivió en Damasco, intenta emular la decoración de la capital en su Mezquita. Es una
arquitectura muy intervenida y se emplearon modelos clásicos. Hay mucha reutilización como elemento
de prestigio.
• FATIMIES
Se establecen en el Norte de África, llegan bastante abajo en su conquista de Egipto y absorben a su vez
el frente mediterráneo de la actual Israel, Palestina, etc. También conquista los lugares sagrados del Islam
como Medina y La Meca.
En 969 el general Gawhar conquista la ciudad de Fustat, por lo tanto, también el barrio de los tulinies y
comienza un nuevo conjunto urbano al norte de la ciudad. Este nuevo recinto lo vuelve a llamar Al Qahira,
que significa la triunfante.
Las expresiones artísticas son esplendidas, los ensayos y los modelos se encuentran en toda Europa.
Destaca la cerámica con reflejo dorado o el material mueble, destacan objetos como el ajedrez realizado
mediante el tratamiento del cristal (esto era considerado un regalo de prestigio para las grandes
embajadas, Alfonso X llegó a poseer un ajedrez). Destacan también los textiles.
La Mezquita más importante es la MEZQUITA DE AL-AZHAR, de la
primera etapa se conserva muy poco. En este caso hay una
monumentalización de una de las entradas del haram. La planta
de la mezquita consta de cinco naves paralelas al haram y una
transversal, coincidiendo en mihrab con el centro de la quibla.
Vemos de nuevo reutilización de materiales, sufrió muchas
ampliaciones. Sahn rodeado inicialmente por un riwaq, y tres
riwaqs laterales en los lados del sahn, si le quitamos esa
ampliación es lo que tendríamos en época fatimie. Ampliaron la
mezquita para utilizarlo como madrasa.
Otro de los ejemplos característicos, a
parte de la decoración de estuco, son
esos arcos apuntados de cuatro puntos.
Alminares de época de los mamelucos.
Se funda como centro de difusión del
mundo chii, como centro de la nueva
ciudad.
MEZQUITA DE AL-HAKIM, nace con la necesidad de crear una nueva mezquita en una ciudad que está
creciendo y no es suficiente con una única mezquita en la ciudad. Vuelven a destacar los arcos de cinco
puntos. Hay una parte de El Cairo maltratada y lo que se ve hoy en día es un edificio completamente
restaurado. Tan solo se conserva parte de una portada.
• AYUBÍES
• DINASTÍA MAMELUCA
Etapa muy estable. Se renuevan prácticamente todas las mezquitas de la ciudad. El final de la dinastía
viene con otro de los grandes imperios modernos, los turcos otomanos. En este siglo XIII empiezan a
aparecer las estructuras de iwanes.
Las fuentes no se ponen de acuerdo sobre su llegada, como lo hicieron, donde desembacaron, etc, se sabe
que la primera expedición fue Gibraltar en el 710 y a partir de ahí cruzan el estrecho 7000 guerreros al
mando de Tariq ibn Ziyad quien dio nombre a Gibraltar. Habían derrotado a Rodrigo, pero se quedan en el
territorio.
Las cuatro grandes etapas son el periodo omeya (756-1031), el de los reinos de taifas (1010-1142), el
almorávide (1086-1147), el almohade (1146-1228) y el nazarí (1230-1492). Evidentemente el periodo más
importante es el omeya.
• PERIODO OMEYA
La fundación principal de Abd al-Rahman fue el centro residencial y administrativo de Madinat al-Zahra,
comenzado en 936 ó 940 y al que se trasladó la corte en 945. El h ijo de Abd al-Rahman, mas tarde al-
Hakam II (961-976), fue el supervisor de las obras y entre 971-975 hizo sustanciales adiciones. Las obras
debieron de cesar completamente en 978- 979, cuando el visir al-Mansur fundó otra capital Madinat al-
Zahira, a la que se trasladó la corte en 981. Entre los años 1010 y 1031, durante la guerra que puso fin al
califato omeya, se inició su abandono definitivo y saqueo.
La ciudad se extendía sobre un terreno amurallado de 112 has. que debido a su pendiente se construyó
sobre tres terrazas superpuestas, que correspondían a tres partes de la ciudad separadas por muros:
• La residencia del califa dominaba toda el área desde la terraza superior situada al norte.
• La explanada media albergaba la administración y las viviendas de los más importantes
funcionarios de la corte, que fueron trasladados desde Córdoba.
• La inferior estaba destinada a la población normal y los soldados, allí se encontraban la mezquita,
los mercados, los baños y también los jardines públicos.
En realidad, la delimitación de las diferentes partes no era tan unívoca, debido a que en cada una de las
terrazas existían significativas diferencias de altura.
Es necesario mencionar en este caso la figura del jefe de protocolo y de la diplomacia de Abd al Rahaman
III, Hasday Ibn Shaprut, el protocolo que el desarrolló en la corte andalusí significó la base sobre la que se
ha desarrollado posteriormente el protocolo europeo.
Con excepción de la mezquita, la terraza inferior todavía no ha sido descifrada arqueológicamente, pero
fotografías aéreas permiten llegar a ciertas conclusiones sobre sus instalaciones. Poco más o menos a la
mitad en el sur estaba la entrada principal, la Puerta de la Cúpula (Bab al-Qubba). Una segunda puerta de
la que solo quedan las jambas se encontraba más al norte, probablemente la que en los textos se conoce
como Puerta del Umbral (Bab al-Sudda). Al este, en las cercanías de la mezquita se encontraba el barrio
del mercado y las viviendas donde se estaba acantonada la infantería. Al oeste había parques, un zoológico
y las viviendas de la caballería.
Abd al-Rahman III ordenó construir una MEZQUITA EN MADINAT AL-ZAHRA, al sur del Salón Rico, que fue
dedicada en 941. Los cimientos, desaparecidos en gran parte, fueron objeto de excavaciones poco antes
de 1965, y con ellos ha sido posible hacer una reconstrucción parcial de la planta.
El edificio tenía cinco naves perpendiculares a la quibla (un poco más ancha la central), un sahn con riwaq
en tres lados, y tres portales simétricamente espaciados. En consecuencia, el alminar salidizo al sahn
quedaba desplazado para permitir el acceso axial al mihrab. Los arcos centrales de los tres riwaq eran
también más anchos y definían ejes transversales. Poco después de terminada la mezquita se le añadió
una segunda o falsa quibla que creaba un paso hacia la quibla verdadera; seguramente, un retranqueado
donde podía retirarse el mimbar, y probablemente una entrada privada en la maqsura para uso del califa-
imán
De lo que sí hay más precisión es de la sucesión de avatares por los que ha atravesado este pequeño
edificio a lo largo de su historia. Situada a pocos pasos de una puerta de la muralla conocida como Bab al
Mardum (puerta tapiada) ello hizo que la mezquita recibiera también esta denominación, al haberse
perdido su nombre original árabe. Pero esta referencia nominal experimentó a lo largo del tiempo una
transformación mucho más curiosa hasta deparar hoy la circunstancia de que una mezquita sea conocida
con el nombre de "Cristo de la Luz”.
El edificio tiene planta cuadrada, de 7,74 por 8,60 metros de lado. Cuatro columnas con capiteles visigodos
dividen el espacio en tres naves paralelas cruzadas en sentido contrario por otras tres que generan nueve
compartimentos comunicados entre sí por arcos de herradura, hechos de ladrillo y cubiertos por nueve
bovedillas de crucería de tipo califal entre las que destaca la central a un nivel más elevado que las
restantes. En el lado sureste, correspondiente al muro de la quibla, sobresalía el mihrab, el cual ha
desaparecido completamente y que, según Gómez Moreno, era de base cuadrada y de dimensiones
ligeramente superiores a la de cualquiera de los tramos. La altura del edificio es de 8 metros, alcanzando
los 10,30 m. en el cupulín central.
La mezquita del Cristo de la Luz, o de Bab al Mardum, pertenece a un tipo de edificación localizada tanto
en Túnez como en Al Andalus y Egipto, caracterizada por una estructura cuadrada de pequeñas
dimensiones y, según el investigador Geoffrey King, ocuparía el quinto lugar por antigüedad entre las que
se conservan de tales características en el mundo.
Pero su importancia principal, desde el punto de vista artístico, reside en haber servido como modelo --
"una copia" dice el profesor Christian Ewert-- de la arquitectura califal de Córdoba y, en concreto, de la
mezquita mayor de aquella ciudad. Así, las fajas de decoración simulando dientes de sierra y los arcos
lobulados entrelazados que se ven en las fachadas de la mezquita toledana, al igual que sus bóvedas de
crucería, corresponden a modelos ya utilizados en Córdoba. Pero además, en la mezquita del Cristo de la
Luz nacen las fábricas y los arcos decorativos que habrán de caracterizar las iglesias mudéjares toledanas.
La arquitectura del califato de Córdoba, desde el principio al fin, parece haber sido principalmente una
continuación de la arquitectura omeya de Siria, modificada solo por las innovaciones locales, como son el
empleo exclusivo del arco en herradura tumido y de la nave con doble orden de arcos en la Gran Mezquita.
Los muchos diseños decorativos sasánidas de Jirbat al Mafyar no se introdujeron jamás, al parecer, en
Córdoba, y quizá no fueron nunca muy importantes en Damasco. En el siglo X fueron adaptadas, sin duda,
ideas orientales, como la bóveda nervada y el trabajo en estuco, pero ello quedó compensado por el
empleo todavía más frecuente de las formas decorativas romanas. Es posible que este interés por lo
antiguo estuviese fomentado por frecuentes y cordiales contactos con Bizancio, que estaba atravesando
un período de renovatio de la Antigüedad.
Al-Andalus una vez fragmentado en pequeños reinos de taifas, da el primer signo de debilidad con la toma
de Toledo por Alfonso VI en 1085. Ante la inminencia del peligro cristiano los restantes reinos solicitaron
ayuda a los almorávides que, tras su primera incursión de socorro en el 1086, regresaron en el 1090 para
iniciar una sistemática invasión del territorio andalusí.
Esta fue la herencia que, por la intermitente presencia califal en Fez, pasó a los almohades y a los
almorávides. Finalmente, este fue también el estilo que hizo nacer, en la última época de la presencia
musulmana en España, la exquisita arquitectura de los meriníes y los nazaríes.
• TAIFAS
Al Mansur continuó la política de Abd al-Rahman III y de al-Hakam, pero tras él comenzó una rápida
decadencia. Madinat al-Zahra, ya abandonada, fue saqueada durante una revuelta bereber en 1010, y en
1031 tuvo su fin el califato. Surgieron entonces numerosos principados independientes, los reinos de
Taifas, cuya continua hostilidad mutua preparó el camino a la conquista cristiana.
Etapa particularmente conflictiva y compleja, marcada por la debilidad política de sus gobernantes en
contraste con un auge cultural que hará de este signo uno de los más brillantes en la historia de las letras
hispanomusulmanes de estas dinastías dominó en Zaragoza hasta que fue tomada por los cristianos en
1118: los tugibidas (1019-1039), seguidos por los hudíes (1039-1118), de pura estirpe árabe. Quizá por
esta razón, el arte de Córdoba, influido con nuevos elementos orientales, se conservó y se desarrollo en
Zaragoza.
Las referencias omeyas son patentes: la ubicación del palacio, por contraposición al de Madinat al-Zahra,
permitió una planta casi cuadrada, que recuerda los castillos sirios en el desierto y que también se
encuentra en el Magreb. Esta impresión queda reforzada por el modelo redondo de las torres y la entrada
única y recta entre dos torres. El sucesivo fraccionamiento en tres partes, tan consecuentemente
ejecutado, tiene su modelo en el castillo de Musatta. Es notorio que no existen rasgos abbasíes. Tanto la
fachada del mihrab como los llamativos nichos del mismo, grandes y poligonales, recuerdan al mihrab de
al-Hakan II en Córdoba. El grupo de habitaciones formado por el salón del trono, las dos alcobas que lo
franquean y el pórtico, tienen su antecedente directo en Madinat alZahra, donde el Salón Rico es un
extraordinario ejemplo de este ordenamiento.
Lo más notable de la Aljafería son los sistemas de arcos entrecruzados, que alcanzan una complejidad
increíble. Parecieran liberarse de cualquier función estática y convertirse en un modelo de entretejido,
cuyas dimensiones y proporciones pueden variar, desde el constituido por las arcadas tendidas a distancia
hasta las decoraciones miniaturizadas de los capiteles. La multiplicidad de las formas de arco es casi
inagotable. Arcos de medio punto, arcos de herradura redondos y lobulados, y por primera vez también
arcos de herradura ojivales y arcos compuestos, se entrecortan y conforman en extensión y altura una red
tan intrincada que pareciera inconcebible. En el lado angosto del patio la disposición en capas de los arcos
compensa la falta de escalonamiento en profundidad de la planta, y surge una arquitectura bambalinesca
no exenta de ciertos efectos ilusionistas. La sección central de la Aljafería recuerda la decoración de un
teatro que expresa a su manera la situación de los reyezuelos de taifa: sus exageradas pretensiones de
poder no se fundaban en una fuerza y seguridad políticas reales.
A principios del siglo XI, un jefe beréber, Yahya ibn-Ibrahim, en su regreso del peregrinaje a la Meca, a
donde había peregrinado en el 1035, lleno de entusiasmo religioso se detuvo en Kairuán para pedir a su
imam un alfaquí para educar a sus gentes en la verdadera fe y obras islámicas. Para este puesto fue
designado Abdallah ibn Yasin, quien llegará a tribu bereber con el objetivo de reformar la sociedad pero
de un modo muy estricto: propagar la verdad, reprimir la injusticia y abolir los impuestos ilegales, ordenar
la guerra contra los ortodoxos, decretando importantes limitaciones a los practicantes de la religión
islámica. En el año 1054, al cabo de tres días de dura batalla contra una tribu no islámica Abdallah ibn
Yasin bautizó a sus fuerzas con el nombre de los murabitun o almorávide, nombre de un ribat que habían
fundado cerca de la desembocadura del río Senegal.
Esta es una secta muy ortodoxa que llegará a transformarse en fuerza militar tomando el camino de la
conquista, sin embargo, debe precisarse que tan sólo ostentarán el cargo de emires puesto que
consideraban que la familia abbasí es la única que tiene derecho a ostentar el califato. Bajo el mando de
Yusuf ibn Tasufin (1061-1106). A mediados de siglo se trasladaron hacia el norte y en 1062 fundaron
Marrakech, en 1070 conquistan Fez y en 1081 fundan Tlemecén y, finalmente, llegaron a Argelia, todo ello
bajo el mando de Yusuf ibn Tasufin.
Un año después de la conquista cristiana de Toledo, en 1085, los reyes taifas decidieron hacer venir a los
almorávides. Así, en julio del 1086 los almorávides entraron en España, bajo el mando de Yusuf ibn Tasufin,
tras las llamadas como liberadores y permanecieron como dueños. Con este territorio el centro cultural
se traslada a Marruecos y Marrakech llega a sustituir a Córdoba, aunque se sigue cultivando la cultura
arábigo-andaluza con lo que se da una hispanización cultural y política del Africa del Norte. La herencia
andaluza en el arte será un componente esencial junto con la presencia de los elementos de Kairuán y lo
autóctono. Su actuación en la Península tenía unos objetivos muy claros; por un lado, conseguir la re-
islamización del territorio y moralizar a la sociedad, por otro abolieron las cargas fiscales impuestas por
los reyes taifas a los musulmanes, cristianos y judíos, para obtener sus propios fines de poder y gloria. Es
decir, se limitaron, en la primera etapa de su gobierno, a recaudar justo los impuestos estipulados en el
Corán.
A principios del siglo XII surgió una nueva potencia, la de los almohades, que debilitó tanto a los
almorávides que estos no pudieron impedir la conquista cristiana de Zaragoza en 1118 y perdieron
Marrakech en 1147, si bien una rama de la dinastía se mantuvo hasta el siglo XIII en las Islas Baleares.
• ARTE ALMORÁVIDE
El arte almorávide atraviesa una primera etapa de austeridad y desornamentación que corresponde al
gobierno y personalidad de Yusuf ibn Tasufin (1061-1106). Tras ella, y coincidiendo con el gobierno de Ali
ibn Yusuf (1106-1143) se abre a las influencias hispanomusulmanas generando nuevas fórmulas que le
caracterizarán. De esta forma dan origen a un nuevo repertorio artístico que, en algunos casos, se
consagrará en el arte almohade. Es el caso de las tipologías de las mezquitas y de elementos como los
soportes y los arcos.
Las mezquitas tienen como nota más singular la acentuación de la planta rectangular, más ancha que
profunda. Su sala de oración sigue el esquema en “T” de Kairuán, con naves perpendiculares al muro de
la quibla, si bien las naves laterales extremas se prolongan formando sendos pórticos que enmarcan el
patio, reduciendo de esta forma sus dimensiones habituales.
El soporte preferido es el pilar, mientras que como tipos de arcos se utilizan los de herradura, túmidos (de
herradura apuntada), lobulados, de cortina (lobulado con entrantes en pico y lóbulos verticales) y los
mixtilíneos, hasta los de lóbulos trebolados; introduciendo a sí mismo, los de lambrequines, formados por
la sucesión de curvas diferentes, ángulos restos y claves pinjantes. La mayor parte de estos arcos
evolucionan desde el salmer en un motivo en “S” denominando serpentiforme documentado con
anterioridad en Argelia y la Aljafería de Zaragoza. Entre las estructuras empleadas también destaca la
bóveda esquifada y gallonada, y en la decoración se usa mucho el motivo de sebqa: decoración geométrica
en forma de red de rombos, que será desarrollado por los almohades.
Fue bajo el mecenazgo de las grandes dinastías beréberes, los almorávides y los almohades en el Magreb
Occidental, cuando la arquitectura norteafricana desarrolla su expresión más característica. En particular,
existe una fascinación por crear (mediante diferentes tipos de arco y formas lobuladas) complicados
entrelazados a gran escala; la piedra tallada se utiliza para las puertas de ciudades (Rabat y Marrakech) y
alminares (mezquita de Tlemecén, Marrakech y Rabat), y el ladrillo para las arquerías interiores de las
mezquitas. Los característicos mocárabes en voladizo se hacen asimismo omnipresentes, no sólo en las
cúpulas sino también en arcos y nichos de poca profundidad. En general hay poca preocupación por las
fachadas exteriores, salvo en las impresionantes puertas y en los esbeltos minaretes.
MARRAKECH fue fundada por Yusuf lbn Tasufin en 1062 en un descampado a los pies del Atlas entre los
ríos Tansift e Issil. El emir de los almorávides mando construir una mezquita y una kasba, así como
canalizaciones de agua, que asegurarán el abastecimiento a la ciudad y el regadío de jardines, prueba de
ello sería el palmeral que se sembró al norte de la ciudad.
En una primera fase se utiliza una decoración muy reducida, se base la ornamentación en la alternancia
de arcos con intradós liso y lobulado. En una segunda etapa (desde 1106-1115) se encuentra en los
edificios una cierta relajación, en la que se busca una cierta decoración que deriva de la califal y la taifa.
El pilar de ladrillo daba mayor estabilidad que la columna a las múltiples naves y permitió suprimir los
tirantes de madera de las hipóstilas, o los arcos superpuestos, excepcionales, de la de Córdoba. Pero el
interior perdió con esa sustitución ligereza y diafanidad y se redujo el espacio aprovechable para los fieles
y la visibilidad del imán encargado de dirigir la oración ante el mihrab. Al lado de las esbeltas y elegantes
mezquitas de columnas, parecerán siempre pesadas las de pilares.
El empleo del ladrillo como material básico de construcción está motivado por dos razones. La primera de
índole económica al abaratar precios, y la segunda estaría en relación con la influencia de la arquitectura
abbasí, instalada en tierras mesopotámicas que, por falta de piedra, desarrollaron una cultura basada en
el empleo de la arcilla. Esta influencia se canaliza a través de las construcciones egipcias de al-Fustat. Los
nuevos modos constructivos conllevan la desaparición de los talleres de cantería y la reutilización de
materiales de construcciones anteriores, sobre todo del califato cordobés, que se utilizaran para dignificar
el hueco y fachada del mihrab.
Por otro lado, se asiste a otra tradición en lo que se refiere a la definición de espacios. La estructura de la
sala de oración con naves perpendiculares al muro de la quibla que había sido utilizada en la mezquita
omeya de al-Aqsa de Jerusalén, fue sistematizada tanto en la de Kairuán como en la de Córdoba. En ellas
ya existía cierta sistematización que permitía la potenciación de ciertas naves, las del mihrab y quibla,
posibilitando un sistema en -T- que sería desarrollado perfectamente por los almohades. Se resalta la
importancia de la nave axial incorporando numerosas cúpulas, con una gran variedad, desarrollándose las
cúpulas de mocárabes.
Las cubiertas suelen estar cerradas por tejados a dos aguas independientes para cada nave. Las mezquitas
almorávides representan, por tanto, el eslabón entre las estructuras espaciales omeyas y las almohades y,
en cuanto a elementos constructivos, la aceptación de tradiciones abbasíes. Así, la mezquita de Tlemecén
(1082) sigue el modelo de la de Córdoba, la mezquita de Argel (1096) toma como modelo más directo el
ejemplo de Kairuán y la mezquita de Quarawiyyin (1134) enlaza con la de Damasco. Son tres modelos
diferentes, pero con características comunes, las tres tuvieron varias naves flanqueando los costados
laterales del patio, y son prolongación de las naves del oratorio, esta novedad pasará al arte almohade; el
mihrab de planta poligonal flanqueado por dos puertas. Una que comunica con la del imán y la otra da a
una cámara donde se guarda el mimbar (como en Córdoba)
Una inscripción en caracteres cursivos que corre por la imposta de arranque de esa bóveda dice que se
terminó en 1136, aunque los almohades debieron de borrar el nombre del donante. No obstante, pese a
la similitud de este espacio con Córdoba, en la mezquita andaluza los arcos tienen una función estructural,
mientras que aquí, en Tlemecén, se han convertido en meros elementos decorativos que delimitan los
espacios calados. Los mocárabes que aparecen en Tlemecén son también una importación oriental
llamada a tener un enorme éxito en etapas posteriores del Islam occidental. En la fachada del mihrab hay
un recuerdo de lo cordobés y la Aljafería: presenta una puerta con arco sobre columnas, trasdós e intradós
descentrado y alfiz doblado rematado por un friso de arquerías ciegas. De la Aljafería se toma el hecho de
trasdosar el arco con un pequeño arco trebolado (una evolución del festón de las formas vegetales de la
Aljafería)
El Castillejo se encuentra en una zona donde existen numerosas fortalezas (Mula, Aledo, Orihuela), lo que
hace pensar en un espacio militarizado, aunque algunos investigadores piensan que se trata realmente de
almunias desde donde se controlaba una rica zona agrícola.
En la zona habitacional encontramos corredores en los lados mayores que marcan estancias y se abren a
las torres, siendo más complejos los espacios angulares con varias habitaciones intercomunicadas. Los
lados menores del rectángulo elaboran espacios en los que un recibidor se antepone a las estancias en el
interior de las torres que están precedidas por salas rectangulares.
Los almohades o al-Muwahdidum, quienes afirmaban la unidad de Dios, son aquellos que con una
“doctrina unitaria” intenta ncorregir las desviaciones teológicas. El Corán define a Alá con 99 atributos,
después a cada atributo se le dio una personalidad diferente, con lo que surgieron 99 deidades, esto ocurre
a principios del siglo XII. Esta desviación es la que se pretende corregir.
El fundador, Muhammad ibn Tumart (fallecido en 1130), adoptó el título de Mahdi (será el imán que
regresará antes del fin del mundo, para instaurar el Islam purificado y evitar que el engañoso anticristo
conduzca a la humanidad a su perdición), predicó en Marruecos y expresa su deseo de volver a las fuentes
primitivas del Islam. Tumart se enfrentó con los miembros de la corte almorávide, huye al Atlas y atrae
gran cantidad de adeptos. Es entonces cuando se subleva y vence a los almorávides en Tinmal, donde se
edifica la primera mezquita almohade, que carece absolutamente de decoración. Le sucede Abd al-Mumin,
quien gobierna desde 1130-1162, éste da carácter militar a la reforma y se proclamó califa. Los almohades
conquistaron Marrakech en 1147, establecieron allí su capital y restablecieron el orden en España, dividida
en facciones al declinar el poder almorávide. A este le sucede Abu Yaqub Yusuf, quien había vivido en
Sevilla como gobernador, con él comienza el relajamiento, durante su gobierno se construyó la mezquita
de Sevilla e inició su alminar. Su sucesor será Abu Yusuf Yaqub Almansur, el Almanzor que venció en la
batalla de Alarcos a los cristianos, en su época de gobierno se realizan importantes construcciones funda
la ciudad de Rabat e inicia la mezquita de Hasan, la mezquita alcazaba de Marrakech y terminó los
alminares de Qutuwiyya y Sevilla.
Su sucesor, Al-Mamir, fue derrotado por los cristianos en la batalla de las Navas de Tolosa, en 1212, el
régimen almohade en España tuvo su fin, y a consecuencia de las revueltas que tuvieron lugar en Tlemecén
y en Túnez perdieron gran parte de lo que hoy es Argelia y Túnez. Finalmente, cuando Marrakech cayó en
poder de los meriníes en 1264 se extinguió la dinastía.
El arte almohade es continuación del almorávide consolidando sus tipologías y motivos ornamentales. A
partir de la conquista de Marrakech crean una corriente estética opuesta a la almorávide. Al.-Mumin
plantea el problema del gran poder con la austeridad, tratando de hacer compatible el arte con una actitud
severa ante la vida; existe un rechazo al barroquismo y una tendencia a las composiciones claras,
espaciosas, equilibradas, los modelos son los mismos pero las formas son más mensuradas y claras. Se
construye con los mismos materiales. Ladrillo, yeso, argamasa y madera. Continúa el uso del pilar y de los
tipos de arcos del período almorávide.
Las plantas de las mezquitas siguen el modelo de Kairuán y de Tlemecén, naves perpendiculares a la quibla,
sistema en “T”, cúpula delante del mihrab. Por influencia fatimí introducen dos cúpulas en los extremos
de la nave de la quibla, las arquerías de la sala de oración se continúan en el patio. Utilizan el pilar como
soporte, en dos caras llevan falsas columnas y capiteles de estuco, que imitan soportar los arcos. Presentan
combinaciones de arco de herradura y arco de herradura apuntado, sobre todo en la fachada que da al
patio y en las naves. En la arquería paralela al muro de la quibla se utilizan los lobulados o de lambrequines
(en los tramos cupulados se utilizan los lambrequines para delimitar los espacios). El arco de lambrequines
almohade lleva un festón a los lados del arco y el interior queda rehundido liso, es decir, como si se
aplicasen mocárabes al arco, constituyéndose en el precedente del arco nazarí.
Los capiteles son muy interesantes y se alejan totalmente del mundo clásico, se convierte en un elemento
de transición entre la columna y el arco. El elemento decorativo predominante es la lacería, los autores no
se ponen de acuerdo sobre si la influencia de los mismos procede de Córdoba o de Zaragoza, o
sencillamente son una prolongación del arte fatimí. El ataurique está dominado por unas palmas de
perfiles lisos, con pequeñas hendiduras, son composiciones claras. La epigrafía es escasa, se reduce a
frases coránicas y alabanzas a Alá, con lo que desaparecen las inscripciones alusivas a obras o a los califas
que las mandaron construir, se elimina también toda la maraña vegetal que cubrían las letras.
- Grandes paneles en cuyo interior se abren los vanos, enmarcados por formas cuadrangulares.
- La sebqa, una decoración que consiste en arquillos lobulados o de lambrequines superpuestos
formando una red de rombos.
- Policromía: Se puede conseguir a través de la pintura con verde y blanco, generalmente, o por
medio de cerámica, combinando esos dos mismos colores. Es una cerámica de brillo metálico
La actividad artística estuvo en manos de artistas andalusíes que, en un primer momento, se vieron
condicionados por la gran rigurosidad que caracterizó a este movimiento. Rigor que, por otra parte se
atenuó en Al-Andalus, donde se mantuvo la misma profusión en la decoración que en época almorávide.
La MEZQUITA DE TINMAL fue el lugar donde Ibn
Tumart comenzó sus predicaciones y donde está
enterrado, tiene una mezquita del viernes
terminada entre los años 1153 y 1154. En su
construcción está presente el diseño de la
mezquita almorávide de Argel. Dentro de un
rectángulo, nueve naves perpendiculares a la
quibla, notablemente más anchas las dos
exteriores y la central del mihrab, es decir, un
esquema en T. Las dos naves de cada lado se
prolongan, determinando el sahn, de anchura
igual a la de cinco naves, con cuatro crujías, y en
cuyo muro septentrional no hay riwaq. Las naves
del mihrab y de la quibla se destacan por sus
arcos con lambrequines. Bóvedas de mocárabes
cubren la nave del mihrab y las dos crujías de los
ángulos, allí donde, en una mezquita fatimí,
suelen hallarse cúpulas. Los restantes arcos
transversales tienen quince lóbulos, pero los
laterales, que se conservan todos, son en
herradura, apuntados, de una forma peculiar,
graciosa y vigorosa al mismo tiempo. La estancia
del mihrab está encuadrada en una torre
rectangular que sirvió como alminar. Como en la arquitectura almorávide, a la izquierda hay una puerta
para el imán, y a la derecha, un profundo hueco para retirar el mimbar. La decoración en estuco es atrevida,
predominantemente geométrica y abstracta, en contraste con el entrecruzado de estilo almorávide, y sin
duda que en tiempos fue totalmente blanca.
Poco antes de 1162, la mezquita original fue duplicada hacia el sur, sobre una planta prácticamente igual,
pero 4 metros más ancha. Once puertas abiertas en el muro de la quibla de la primera mezquita prueban
que las dos coexistieron durante cierto tiempo, hasta que la más antigua fue destruida. En el intento de
corregir la dirección de la quibla, la mezquita más moderna resulto trapezoidal.
Como en Tinmal, la nave de la quibla tiene arcos con lambrequines. En las naves restantes casi todos los
arcos transversales son lobulados, en tanto que los perpendiculares a la quibla son en herradura,
apuntados. Destacan aquí, como en Tinmal, las pequeñas columnas adosadas a los pilares donde quiera
que arranque un arco; referencia, por supuesto, a las verdaderas columnas que ocupan tal posición en el
estilo cordobés, pero que constituye un refinamiento ausente, al parecer, en el estilo almorávide.
El alminar de piedra debió ser comenzado al mismo tiempo que la segunda mezquita, pero no fue
concluido hasta los tiempos de Yaqub al-Mansur (1184-1199). Presenta gran parecido con la Giralda. La
ornamentación en torno a las ventanas difiere en diseño y colocación según la posición de la rampa
interior; curiosa asimetría corregida en torres posteriores. Presenta decoración de sebqa en el segundo
cuerpo. Las ventanas están enmarcadas con arcos de lambrequín, arcos lobulados y arcos entrecruzados,
en gran variedad, así como los nichos cegados. Finalmente, sobre la arquería cegada del último piso se
extiende una banda de grandes azulejos de color verde azulado y blanco, probablemente de finales del
siglo XII. Cubierto por una bóveda gallonada, ambos cuerpos se rematan con merlones escalonados
El sultán Yaqub al-Mansur volvió a fundar Rabat, con el nombre de Ribat al-Fath, en 1191. Probablemente
al mismo tiempo comenzaron las obras de su enorme mezquita del viernes, interrumpidas a su muerte,
en 1199. El edificio de la MEZQUITA DE AL-HASAN,
de haber sido te rminado, sería el segundo en
tamaño en todo el Islam, después de la mezquita de
al-Mutawakkil en Samarra. Una grandiosa y casi
cuadrada sala de oración de 136 x 137 metros,
interrumpida por dos patios de iluminación y
ventilación, y sostenida su techumbre con
columnas de piedra tallada en tambores. Los arcos
debieron de ser, sin duda, de ladrillo. El sahn
rectangular y sus riwaq aumentan la longitud total
a 181 metros.
En la segunda fase (1188-1189) bajo el califato de su hijo Abu Yusuf Yaqub (1184-1199) se amplía el sahn
y se termina el al-minar ya bajo la dirección de Alí de Gomara.
Siguiendo la tipología de los alminares marroquíes, la Giralda presenta planta cuadrada y responde a la
tipología de doble torre, con rampas de subida entre ambas, y con la torre interior dividida en siete
estancias superpuestas, siendo al exterior las ventanas bíforas las que marcaban el recorrido ascendente
de la rampa.
En el segundo periodo de elevación del alminar cambia sobre todo la estética, no solo por la composición
mural tripartita, sino por la variedad de elementos que formulan la decoración: “si contemplamos las
fachadas de la Giralda tendremos allí el más rico elenco de formas de arcos que supo desarrollar el Islam
de Occidente: arcos de herradura, de lóbulos, de cintas entrelazadas, de hojas, de lambrequines; a su lado,
en registros independientes, arquerías ciegas sobre columnas califales reutilizadas en donde los arcos de
hojas se entrelazan prolongándose en paños de sebka enmarcados en recuadros verticales”. Esta rica
decoración se completaría con un “probable estucado con un mortero de cal de color marfileño”.
Se desarrolla una decoración muy madura con influjos directos del alminar de Córdoba, del de la Qala de
Banu Hammad de Argelia, y de la Kutubiyya en Marruecos. A su vez, influencia a los de la Qasba de
Marrakesh y de Hassan en Rabat. Sin duda hay un antes y un después de esta obra en la historia de los
alminares tanto en al Andalus como en el Magreb.
Será precisamente este alminar el que con el tiempo detente la identidad de la ciudad y ya desde muy
pronto cuenta con amplias referencias en las fuentes que incluso permiten reconstruir como sería su
remate.
El 24 de agosto de 1356 un terremoto derribo las esferas del Yamur y probablemente causó otros
deterioros en la Torre lo que hizo que el rey Pedro I dejase una importante manda en su testamento (tres
mil doblas de oro castellanas) para reparar la fábrica de la que por entonces ya se denominaba Torre de
Santa María de Sevilla y un poco más tarde Torre Mayor. Un nuevo terremoto, esta vez en 1432, puso en
peligro tanto la torre como la fábrica del templo gótico, sin embargo, esta continuaría en pie.
Su más importante reforma tuvo lugar en época moderna de la mano de Hernán Ruíz, maestro de obras
de la catedral hispalense entre 1557 -1569. Una obra solemne que muestra el diálogo establecido por el
Maestro con el edificio y como asume la reforma desde el espíritu de respeto y reconocimiento a la obra
musulmana configurándola, pero sin perder su esencia.
La Giralda fue loada por parte de los más grandes poetas andalusíes, sobre todo por su valor simbólico al
aunar la nostalgia del arte cordobés con las innovaciones del arte magrebí. Con esta idea enlazaría la
reutilización material de Madinat al Zahra en el minarete: como reconocimiento a un periodo que se
considera "hito" en el arte andalusí; la imbricación de estos materiales con la sebka -distintiva del arte
almohade- puede leerse también dentro de una iconología de la arquitectura a través de la que se
demuestra una voluntad de legitimación en Al-Andalus.
De esta combinación surge el gran peso artístico almohade, cuya estética será
base para el futuro, detentando un auténtico papel rector en el arte mudejar.
El reconocimiento patrimonial del alminar almohade fue manifiesto ya en
tiempos de la conquista de la ciudad, en el año 1248. Así, en plena contienda
el NO derribo de la Torre es una de las condiciones impuestas por el futuro rey
Alfonso X el Sabio para que la entrega de la ciudad sea pacífica. Los almohades
pensaban derribarlo antes de la rendición de la ciudad, y el por entonces
Infante amenazó con pasarlos a cuchillo si tocaban un solo ladrillo de la Torre.
Por lo que respecta a la arquitectura palatina, sólo se conserva el denominado PATIO DE YESO DEL
ALCÁZAR DE SEVILLA, cuya disposición, patio rectangular con alberca, pórtico en uno de sus lados que
permite acceder a un salón rectangular que tendrá su repercusión posteriormente en el arte nazarí. La
actividad descrita estuvo en manos de artistas andalusíes que, en un primer momento, se vieron
condicionados por la gran rigurosidad que caracterizó este movimiento. Rigor que, por otra parte, se
atenuó en Al-Andalus, donde se mantuvo la misma
línea de profusión ornamental que en época
almorávide. No obstante, su preferencia por una
decoración sobria y ordenada se tradujo en la
utilización de motivos amplios que dejan espacios
libres donde triunfa el entrelazo geométrico, las
formas vegetales lisas y la sebqa, composición formada
por una doble trama romboidal en dos planos
compuesta por arcos decorativos superpuestos a partir
de la clave de los anteriores. Para ello utilizaron la
técnica del alicatado o de azulejos cortados para
componer un motivo decorativo; técnica y
ornamentación de procedencia oriental.
La TORRE DEL ORO es una torre albarrana construida entre 1220 y 1221 por
orden del gobernador almohade de Sevilla, Abù l-Ulà, con el fin de defender
el puerto. Es uno de los ejemplos mejor conservados de este arte almohade
del siglo XIII que ha pasado desapercibido muchas veces por los arqueólogos
e historiadores y que R. Cómez reivindica como “el último momento creador
del arte andalusí”.
Esta Torre se hallaba unida por una coracha con el recinto de la ciudad. Es
una torre formada por tres cuerpos: el primero, dodecagonal, fue construido
en época almohade. El segundo, también dodecagonal según algunos es contemporáneo del primero
mientras que según otros autores fue mandado construir por Pedro I el siglo XIV (una hipótesis que
parecían confirmar los estudios arqueológicos llevados a cabo en la misma en el año 2005). Por último, el
cuerpo superior, cilíndrico y rematado en cúpula dorada, fue construido en 1760 por el ingeniero militar
Sebastián Van der Borcht tras el terremoto de Lisboa de 1755.
Estructuralmente el primer cuerpo encierra otro interior hexagonal funcionando el espacio entre ambos
como escaleras y mientras que el cuerpo interior presenta tres estancias superpuestas con función
residencial.
La consideración de la existencia de tres fases en la obra ha sido defendida por aquellos que desde la
arqueología y la historia han leído el edificio. Un planteamiento criticado por Rafael Cómez quien en un
artículo de 2008 presenta argumentaciones desde la historia del arte que se enfrentan a las conclusiones
arqueológicas. Sin entrar en valoraciones se expone el porqué de la controversia. Rafael Cómez centra su
argumentación en el análisis del segundo cuerpo de la Torre, rebatiendo cinco puntos básicos que el
estudio arqueológico vinculaba con la cronología del monarca Pedro I Para ello el autor utiliza las fuentes
y paralelos artísticos:
- Primero: si existe cerámica aplicada a la arquitectura almohade por lo cual este segundo cuerpo
no debe tener cronología posterior; en segundo lugar el cuerpo superior no es más que el machón
hexagonal y que sobresale al exterior en forma dodecagonal (concepción unitaria de diseño); el
tercer argumento es el carácter poliorcético de los dos cuerpos; el cuarto tema de divergencia
son los capiteles que presenta el segundo cuerpo y que para Cómez nada tiene que ver con los
nazaríes; y por último niega que este segundo cuerpo fuese un pabellón de estilo mudéjar:
primero porque no está documentado y porque la tipología de pabellón no es comprensible en
época medieval
La Alhambra es una verdadera ciudad-palacio de la dinastía nazarí que tras la batalla de las Navas de Tolosa
(1212) y el decaimiento del poder almohade, toma el control del reino de Granada por manos de Bel
Alhamar o Mohamed I (1238). El recinto original se distribuía como una ciudad en cuatro zonas bien
diferenciadas: la alcazaba o fortaleza militar, la medina o ciudad comercial que servía a la Corte, los
palacios del sultán nazarí, y los lugares de distracción (el Generalife y otros palacios desaparecidos). El
mayor esplendor de la Alhambra se da a partir del siglo XIII con los monarcas nazaríes, que la convierten
en residencia real, en ese siglo se acometen grandes reformas y obras.
Lo primero que se edificó fue el recinto amurallado, así como la alcazaba o fortaleza que es de planta
trapezoidal y desde ella se domina la ciudad. El palacio es un conjunto de edificaciones que se van
añadiendo a lo largo del tiempo sin ningún plan previo. El núcleo principal está formado por el Cuarto de
Comares o Palacio de Comares, organizado en torno al patio de los Arrayanes, y el Cuarto de los Leones o
Palacio de los Leones. en torno al Patio del mismo nombre.
El recinto interior constituye el patio de armas que es un barrio castrense dotado de casas para la guardia.
La Alhambra del sultán fundador de la dinastía nazarí se reduce a una arquitectura sobria, propia de la
función defensiva y militar.
Pero los tres grandes sultanes constructores son, en orden, Ismail, Yusuf I y Muhammad V. En época de
Ismail se realiza la decisiva transformación del Generalife, a quien podría corresponder la construcción del
Baño Real reformado posteriormente.
Durante la época de Yusuf I encontramos una explicación que nos habla la función de este edificio que por
un lado conserva exteriormente el carácter defensivo mientras que en su interior presenta el lujo y
esplendor de la arquitectura palatina nazarí. Con Muhammad V se prescindirá del continente militar.
Tiene un aspecto militar al exterior, con un carácter de donjón, que ha sido enfatizado y por sus volúmenes
es comparable con la torre de la Campana en la alcazaba. El enorme grosor de sus muros permite que en
la parte meridional de acceso se aloje un pasillo transversal, que a la derecha termina en un mihrab y a la
izquierda en una escalera de subida a las dependencias superiores y a la terraza almenada. En los otros 3
lados se disponen alcobas en cada uno.
La Alhambra de Yusuf I no se agota con lo comentado hasta el
momento, a este sultán corresponde la dotación de puertas
monumentales como es la PUERTA DE ARMAS emplazada junto
al lienzo norte de la alcazaba, abre el camino que desde el Darro
ascendía por la ladera de la colina y que siempre se ha
considerado como el acceso tradicional a la ciudad palatina.
Tiene una función distribuidora de circulación, por un lado,
hacia la alcazaba y por otra hacia el interior de la Alhambra.