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Ensayo Corregido

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Las manifestaciones de las pulsiones de vida y muerte.

José Ramón Hernández Flecha

La doctrina de las pulsiones es uno de los conceptos de la teoría psicoanalítica de


Sigmund Freud. A través de su obra, Freud propuso una teoría, para explicar la vida
anímica y su objetivo es examinar las doctrinas de las pulsiones en la psique del sujeto.

Para Freud las pulsiones son expresiones de deseos inconscientes que surgen del ello
y busca satisfacer las pulsiones sin tener en cuenta la moral o la realidad externa,
guiándose por el principio del placer que busca evitar el dolor y obtener gratificación
inmediata. En su esencia, las pulsiones, contienen los mecanismos a través de los
cuales el organismo busca la satisfacción de las necesidades diarias. Según Freud,
"Llamamos pulsiones a las fuerzas que suponemos tras las tensiones de necesidad del
ello”1. La pulsión es un concepto límite entre lo somático y lo psíquico lo que sugiere
que las pulsiones son las manifestaciones entre el cuerpo y la psique. Esta es una
característica de la doctrina freudiana de las pulsiones ya que se originan en el cuerpo
pero encuentran expresión y resolución a nivel psíquico.

Freud estableció dos pulsiones básicas que distinguía entre las pulsiones de vida, que
son las de autoconservación y las pulsiones sexuales y las pulsiones de muerte o
destrucción, o en otras partes representadas por la libido y está relacionada con lo
psíquico y la energía que impulsa al sujeto, principalmente, el deseo sexual. “Es
innegable que la libido tiene fuentes somáticas, y afluye al yo desde diversos órganos y
partes del cuerpo”2.

En su teoría sobre las pulsiones de vida (Eros) y de muerte (Thanatos), para Freud, las
fuerzas que ponen en tensión al sujeto no están determinadas únicamente por el deseo
de placer y la satisfacción de las necesidades, sino también por una pulsión contraria
que busca la reducción de tensiones a través del retorno a un estado inorgánico. La

1 Freud, S. (1937-1939). Obras Completas de Sigmund Freud. Vol. XXIII. Buenos Aires,
Argentina. Amorrortu. P. 146.
2 Id., P. 148.
pulsión de vida está orientada hacia la preservación, la creación y la unión; por otro
lado, la pulsión de muerte apunta a la disolución y al regreso a un estado inorgánico.
Freud expresaba que “Respecto de la pulsión de destrucción, podemos pensar que
parece como su meta última transportar lo vivo al estado inorgánico; por eso también la
llamamos pulsión de muerte”3.

Esta perspectiva teórica marcó una diferencia radical con respecto a sus formulaciones
anteriores, pues, mientras que la teoría de la libido se centraba solo en el impulso hacia
la vida y la búsqueda del placer con Thanatos o pulsión de muerte propone una visión
más compleja sobre la psique. A través de esto, Freud presenta al sujeto como un ente
dividido entre fuerzas opuestas, con tendencias constructivas y destructivas
coexistiendo y, en ocasiones, entrando en conflicto en el sujeto.

Otra forma de explorar la doctrina de las pulsiones es la relación entre la pulsión y la


represión. Freud sostuvo que la pulsión no puede ser eliminada, solo sublimada o
reprimida. Las pulsiones, en este sentido, siempre encuentran una forma de
manifestarse. La represión al impedir que las pulsiones se expresen de manera directa,
genera lo que Freud denominó como un retorno de lo reprimido, es decir, la reaparición
de los deseos en forma de síntomas neuróticos y sueños. La represión es porque los
deseos están prohibidos pero tiene un costo: produce tensiones internas que pueden
conducir a síntomas. Así, Freud mostró cómo el conflicto entre las pulsiones y la
defensa está en la base de gran parte de la vida psíquica.

Freud describe la libido como una fuerza vital que no solo busca la satisfacción sexual
directa, sino que también puede canalizarse hacia otras actividades a través de la
sublimación, según Freud “la íntegra energía disponible de Eros, que desde ahora
llamaremos libido, está presente en el yo-ello todavía indiferenciado y sirve para
neutralizar las inclinaciones de destrucción simultáneamente presentes”4.

3 Id., P. 146
4 Id., P. 147
Freud vincula la libido con Eros, la pulsión de vida, señalando que su objetivo principal
es unir, preservar y fomentar la creación de vínculos, tanto a nivel individual como
social. Sin embargo, las pulsiones se mezclan, este impulso se enfrenta continuamente
a la pulsión de muerte, en una lucha interna en la que la libido busca perpetuar la vida
frente a la tendencia destructiva del ser humano.

“Pudimos formarnos una imagen del modo en que la aspiración sexual, que está
destinada a influir de manera decisiva sobre nuestra vida, se desarrolla poco a
poco desde las alternantes contribuciones de varias pulsiones parciales,
subrogantes de determinadas zonas erógenas”.5

A través de la sublimación, pueden satisfacer sus necesidades pulsionales de manera


indirecta, pero sin las consecuencias negativas que podrían derivarse de la represión.
La energía pulsional en logros creativos y productivos, lejos de ser solamente
destructivas o conflictivas, también pueden dar lugar a realizaciones que son aceptadas
por la cultura.

Estas pulsiones son las que impulsan al individuo en su búsqueda de satisfacción pero
también son fuente de tensiones internas y, en muchos casos, de sufrimiento. Al
abordar la interacción entre las pulsiones, pues estas se mezclan para mediar efectos
superiores, sino que también ofreció una vía para comprender cómo estos impulsos
pueden canalizarse hacia formas de expresión más elevadas y satisfactorias.

5 Id., P. 149

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