T.P Integrador de Leng. y Lit. (N.Superior)
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3) Del siguiente fragmento extraiga los sustantivos, los verbos y los adjetivos. Analícelos en el
nivel semántico y morfológico.
Pasaron los días, y cuando el zorro se acercó a su parcelita de tierra, donde Tomás
había trabajado de sol a sol, volvió a quedarse helado. Porque, esta vez, su compadre
había sembrado trigo… Todas las espigas, que sirven para hacer harina, le tocaban al
quirquincho, y las raíces, que no sirven para nada, eran propiedad del zorro.
—¡Así no vale! —gritó Juan, enfurecido.
—Pero, amigo —le dijo el quirquincho, sacándose de las uñas la tierra seca—, usted
pidió quedarse con lo que naciera debajo del suelo. ¿Qué culpa tengo yo de que estas
raíces no se coman?
El zorro trató de tranquilizarse. Y después de pensar un rato, dijo:
—Vea, Tomás, tampoco esta vez me gusta la repartija… Así que le propongo que, para
la próxima, yo me quede con lo que crezca debajo de la tierra y también con lo que
nazca bien arriba. Usted, si quiere, se queda con lo del medio, que a mí no me importa.
El quirquincho movió la cabeza, como hacía siempre que estaba medio dormido o que
se ponía a pensar.
Ahí nomás soltó un suspiro: —Está bien —aceptó—, cerramos trato.
Pasaron unos cuantos meses. Pero en esta ocasión el zorro no anduvo de fiesta como
solía, porque estaba flaquito y no tenía energía para el baile.
Cuando llegó el tiempo de la cosecha, se acercó a su parcela y lo vio esforzarse al
quirquincho. “Cómo trabaja esta mulita”, pensó. Y enseguida le pidió la parte que le
correspondía.
Las partituras de esta ópera son tan ambiguas como las de siglos pasados
Las películas son menos creativas que las novelas escritas de dónde se originan.
La claridad con la que habla Marta es conmovedora, sin embargo, los alumnos no valoran su
didáctica. Ahora bien, lo atribuido a su modo de enseñanza es justo, cuando se habla bien de
sus competencias como docente. Las secuencias didácticas y el empleo que ella hace de ello,
manifiestan una gran vocación docente.
Nunca reniegues de esta situación peligrosa. Tu problema es creer que tienes una
familia defectuosa. Tu familia es esa que genera envidia.
Varias veces se sostuvo que ese caserón estaba desalojado, muchos lo sabían. Todos
lo sabían, decían: ése que ves ahí está embrujado.
Dio algunos pasos lanzándose hacia mi lecho; luego, conteniéndose y quedándose de pie, con
las manos entrelazadas y colgando sobre su delantal, y la cabeza inclinada sobre el hombro
izquierdo en la misma actitud de la Piedad: -¡Qué pálido está!- dijo en voz baja-. ¡Y cómo le ha
cambiado el rostro en tan pocos días! ¿Y dónde está el otro?- dijo, volviéndose y buscando con
la mirada por la habitación a mi inseparable compañero. -Se ha marchado- le dije-. Estoy solo y
nadie me conoce en Nápoles. -¿Se ha ido?-dijo-. ¿Dejándolo así enfermo y solo? ¡Entonces no
lo quería tanto! ¡Ah, si yo hubiera estado en su lugar, no me hubiera marchado; y sin embargo,
no soy su hermano y sólo lo conozca desde el día de la tormenta!