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Título: La ejecución de sentencia en el proceso de familia: las medidas razonables y los límites del derecho
Autor: Ballarin, Silvana
Publicado en: SJA 07/10/2020, 39 -
Cita: TR LALEY AR/DOC/1199/2020
Sumario: I. Planteo inicial.— II. La ejecución de la sentencia y la ciencia jurídica.— III. Características de la
ejecución de sentencias de familia cuando prescriben obligaciones de hacer de carácter personalísimo.— IV.
Las leyes procesales y la ejecución de la sentencia de familia.— V. Legislación argentina.— VI. Legislaciones
proyectadas.— VII. La ejecución de la sentencia de familia en la jurisprudencia de los tribunales internacionales
de derechos humanos.— VIII. La eficacia de la sentencia más allá de las normas específicas sobre ejecución.
(*)

I. Planteo inicial
Una vez más es necesario insistir en la incorporación de normas específicas sobre la ejecución de sentencia
en el proceso de familia como herramienta de eficacia (1). Y ello en tanto las nuevas leyes procesales
sancionadas en los últimos años por varias provincias, así como algunos proyectos de ley, prevén una escasa
normativa relacionada a esta etapa del proceso cuando de obligaciones de hacer de carácter personalísimo se
trata.
Y es que el Derecho Procesal de Familia cambia porque cambia el Derecho de Familia, al que se alude, cada
vez con más frecuencia, como Derecho de las Familias. Y el Derecho de las Familias cambia porque se
constitucionaliza. Establecer las normas que regirán el proceso requerirá, entonces, observar las mandas
convencionales y constitucionales que exigen garantizar el paradigma de la eficacia material de los derechos que
se consagran: a eso apunta el art. 557 del Cód. Civ. y Com. cuando alude a la necesidad de adoptar medidas
razonables para la eficacia del régimen de comunicación, en un contexto normativo que apunta a propiciar la
tutela judicial efectiva a través de la resolución pacífica del conflicto, oficiosidad e interdisciplina (2).
¿Es la persona del juez la que decidirá en cada caso acerca de la necesidad de adoptar medidas razonables y,
en tal sentido, cuáles serán estas y en qué oportunidad pueden exigirse? ¿O corresponde que sea el legislador el
que brinde un marco normativo más previsible para garantizar el derecho a la vida familiar?; ¿de qué forma el
cambio legislativo en relación con la responsabilidad parental o a la violencia familiar y de género incide en la
regulación procesal?; ¿cuáles son los límites del derecho con relación a la actitud colaborativa o reticente de las
partes?; ¿constituye la problemática de la ejecución —y, por ende, de la eficacia del derecho— un tema propio
de la ciencia jurídica? En el intento de dar respuesta a estas preguntas, comencemos por esta última.
II. La ejecución de la sentencia y la ciencia jurídica
Señala Albert Calsamiglia que los juristas postpositivistas tienen una visión crítica del dogma de la
separación entre la ciencia de la legislación y la jurisprudencia (3) , y que los legisladores suelen desatender el
tema de las reacciones de los ciudadanos y de la eficacia de las normas jurídicas, considerando necesario
construir lo que denomina una teoría de la función judicial (4): "en los casos difíciles, en los cuales las normas
no ofrecen respuestas seguras, se necesita una concepción de la justicia que proponga razones de peso para
tomar una decisión en un sentido determinado. Entonces el puente entre la ciencia de la legislación y la
jurisprudencia se restablece" (5). En efecto, y en palabras del autor citado, "no es posible separar legislación y
ejecución, porque en los casos difíciles los valores que informan el ordenamiento son muy relevantes" (6).
Cuando no hacemos el hincapié necesario en la etapa de ejecución de sentencia, estamos reproduciendo,
entonces, un comportamiento que insiste en la división clásica entre ciencia y sociología jurídica, dejando para
esta última el tema de las reacciones de los ciudadanos frente a las normas (7). Sin embargo, si una sentencia no
es acatada y, ante ello, el Estado se desentiende de su aplicación, entra en contradicción con su propio concepto
de tal (8).
Tal como señala Jorge W. Peyrano, nuestro país se caracteriza, lamentablemente, por el creciente número de
resoluciones judiciales desobedecidas, circunstancia que atribuye el autor no solamente a razones culturales,
sino, también, a la inexistencia de instituciones que repriman severa y prontamente las desobediencias a
mandatos judiciales, concluyendo que, mientras más se demore en instrumentar cambios sustanciales en el
régimen de ejecuciones judiciales, más se desprestigiará el aparato judicial, ya fuertemente cuestionado por su
ineptitud (9).
La ejecución de la sentencia forma parte del derecho fundamental a la tutela efectiva de los jueces: "en caso
contrario las decisiones judiciales y los derechos que en las mismas se reconocen o declaran no serían otra cosa
que meras declaraciones de intenciones sin alcance práctico ni efectividad alguna" (10). No es este el lugar para
reflexionar sobre las causas sociológicas de la anomia en nuestro país, pero sí es necesario reafirmar que la
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conducta incumplidora de la sentencia no siempre es advertida como una afrenta al orden y al Estado de
Derecho (11).
También cabe extender la reflexión sobre los límites propios de la ejecución, que no son otros que los
límites propios del derecho en la regulación del comportamiento humano. Esta circunstancia —a veces
subvalorada en cuanto a los efectos negativos que desencadena— tiene que ser expuesta claramente por los
efectores judiciales: qué puede esperarse del proceso y, en particular, de la sentencia y cuáles son los límites de
las prescripciones judiciales cuando están dirigidas a imponer a los justiciables determinados comportamientos.
III. Características de la ejecución de sentencias de familia cuando prescriben obligaciones de hacer de
carácter personalísimo
En muchas legislaciones procesales actualmente vigentes —tal el caso de los Códigos Procesales Civiles y
Comerciales, tanto de la Nación como de la Provincia de Buenos Aires— no existe un proceso especial que
contemple las singulares características de estos procesos de familia y las dificultades y riesgos que puede
ocasionar el eventual uso de la fuerza, a través del dictado de una orden de allanamiento y auxilio de la fuerza
pública.
Esta problemática excede la realidad nacional: Alude a ella María Virginia Salvo Cittadino al analizar la
legislación vigente en el Uruguay (12), y es puesta de manifiesto en las conclusiones del III Encuentro de
Magistrados y Jueces de Familia y Asociación de Abogados de Familia de España, en el que se recomendara la
reforma de la legislación procesal en materia de familia, así como la regulación del proceso de ejecución
"específicamente para adecuarse y poder llevar a cabo la efectividad de las medidas decretadas en procesos de
familia" (13).
Con el objeto de vislumbrar un proceso de ejecución eficaz en materia de sistemas de comunicación y
visitas Pérez Martín dedica uno de los capítulos de su obra La ejecución de las resoluciones dictadas en
procesos de familia a la ejecución de la sentencia que establece un régimen de visitas, evidenciando una
preocupación similar respecto del Derecho español ante la ausencia de normas específicas al objeto del proceso:
"Ninguno de los supuestos que se contemplan en el tít. V del Libro III de la LEC, dedicado a la ejecución no
dineraria, se adapta a las exigencias del cumplimiento del régimen de visitas. Por si fuera poco, tampoco
resultan aplicables a estos supuestos las causas de oposición que se prevén por el legislador cuando el título
ejecutivo es una resolución judicial" (14). Con relación en la ejecución misma de la sentencia, luego de enumerar
diversas advertencias o apercibimientos, así como la utilización del recurso de los Puntos de Encuentro
Familiar, refiere: "Acordar la entrega forzosa con asistencia de la fuerza pública. Esta medida, aunque es la más
efectiva, debe aplicarse con suma cautela y solo ante casos muy justificados, pero no puede adquirir carta de
naturaleza en las relaciones familiares. Informes psicológicos han puesto de manifiesto los efectos negativos y
traumatizantes que se producen en los menores cuando asocian la estancia con el progenitor no custodio con la
presencia de la Policía o Guardia Civil" (15).
Dentro del ámbito de la doctrina nacional, señala Mizrahi que, si bien algunos antecedentes
jurisprudenciales recuerdan el uso de la fuerza pública "tal esquema represivo ha sido en la actualidad dejado de
lado en atención a que las situaciones de violencia (por los daños que pueden ocasionar al hijo) podrían
determinar perjuicios de mayor entidad que los que se intenta evitar, y además, porque comportaría la
probabilidad de reforzar más aún la postura de oposición a las visitas que se pretende efectivizar" (16).
Por su parte, Makianich de Basset expone los riesgos de la ejecución manu militari: "En todo caso, debe
tratarse de salvaguardar al hijo de este medio forzado, en razón de los traumas psíquicos que puede entrañar,
logrando tal vez perjuicios graves de distinta índole, superiores al bien que se intenta tutelar", agregando que
"puede resultar, asimismo, ineficaz, pues puede terminar por destruir la corriente afectiva que el derecho de
visitas pretende salvaguardar" (17).
También Rivero Hernández plantea el ríspido tema de la ejecución de la sentencia a través de medidas "de
coerción directa", refiriendo los riesgos de las mismas. No obstante, concluye que "si se usa cierta habilidad y
cuidado en la realización (que se debe recomendar y extremar siempre), y como esa ejecución forzada va
dirigida contra el guardador del menor y no contra este (lo que conviene dejar en claro), no veo inconveniente o
dificultad insuperable en emplear ese medio para que se cumpla lo que debe cumplirse (no solo el derecho
subjetivo, sino el Derecho objetivo, el deber ser jurídico), sobre todo en casos extremos de resistencia poco
razonable, en una primera ocasión y a título de ensayo, tratando de evitar, con la discreción y habilidad precisas,
los posibles perjuicios, hasta donde quepa" (18).
IV. Las leyes procesales y la ejecución de la sentencia de familia
IV.1. Derecho extranjero

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IV.1.a. Código de Familia de Nicaragua


En 2014 Nicaragua dicta su Código de Familia (19), en cuyo tít. VI incluye a las normas procesales. Ya al
aludir a los requisitos de la sentencia se anticipa el interés por su eficacia: debe contener el detalle "lo más
amplio posible de la forma en que se cumplirá la decisión y si fuere el caso, estableciendo los períodos y forma
de revisión y supervisión de las medidas adoptadas" (art. 538).
Luego, dedica el cap. XII a la Ejecución de Resoluciones Judiciales, realizando diversas alusiones a las
sentencias que resuelven en relación con derechos personalísimos: dispone el art. 558 que la autoridad judicial
para hacer efectiva la ejecución de las resoluciones programará y ordenará las medidas que sean más
convenientes, cuidando de "armonizar las medidas de ejecución con la naturaleza del caso familiar,
distinguiendo cuando se trate de derechos personalísimos, relaciones interpersonales, y derechos patrimoniales".
Como facultades del juez, prevé el acompañamiento del equipo técnico auxiliar y la fijación de una audiencia a
la que deberán comparecer las partes ("con el objeto de establecer la forma más rápida y eficaz de dar
cumplimiento a la resolución judicial").
Asimismo, El juez puede requerir el auxilio de la fuerza 'pública. Pero en aquellos casos en los que un fuera
posible utilizarla, podrá disponer de "otras medidas lícitas persuasivas que pudieren contribuir con el
cumplimento pacífico de la resolución ordenada". Si tampoco fuera posible, podrá, de oficio, dar cuenta al
Ministerio Público, para que se instruya por un delito de desobediencia o desacato a la autoridad, previo
apercibimiento al sujeto obligado (art. 558).
También contiene una norma específica con relación en el cambio de residencia de una persona en situación
de vulnerabilidad en el art. 559:
"Cuando a criterio de la autoridad judicial, en virtud del estado de vulnerabilidad en que se pueda encontrar
una persona, cuyos derechos se tutelan en la presente ley, dado el eminente riesgo que corre en su estabilidad
física y emocional y a sabiendas de una eventual oposición al cumplimiento provisional o definitivo de la
resolución, podrá la autoridad judicial decidir la entrega forzosa, indicando lugar de entrega, que puede ser la
propia sede del juzgado u otro, o incluso, dictar orden de allanamiento de morada según los trámites del Código
Procesal Penal o cualquier otra medida necesaria para asegurar a aquella, su estabilidad física y emocional".
IV.1.b. Código Procesal de Familia de Costa Rica
El pasado mes de febrero se ha promulgado el nuevo Código Procesal de Familia de Costa Rica, producto de
una larga etapa de deliberación y discusión académica de más de una década (20).
El cap. II de su tít. VI (Ejecución de las resoluciones) está dedicado a la Ejecución de derechos
personalísimos, aludiendo en su articulado al principio de tutela de la realidad (art. 316), ejecuciones
provisionales de las sentencias (art. 317), cumplimiento coercitivo (art. 318) y competencia de los regímenes de
relaciones personales supervisadas (art. 319).
Voy a aludir a tres aspectos que considero destacables: la consideración de la norma jurídica en su condición
de objeto temporal, el tratamiento expreso de la coacción como forma de ejecución y la alusión expresa al modo
de cumplimiento de regímenes de comunicación supervisados.
El principio de tutela de la realidad impone al juez el deber de abstenerse de ejecutar la sentencia cuando el
transcurso del tiempo ha operado la modificación de la situación tenida en cuenta al resolver, siendo esta
beneficiosa para la persona en condición de vulnerabilidad: en otras palabras, importa el reconocimiento de la
matriz temporal de toda norma jurídica, en tanto reguladora de la conducta humana (21): si la realidad cambia, es
la sentencia la que debe ajustarse a la vida y no encorsetar la vida en una sentencia que devino ausente de
efectividad para garantizar los derechos que pretende proteger: su eficacia —en tanto cumplimiento— carece de
efectividad —en tanto logro de las finalidades pretendidas con su dictado—:
"Art. 316. Cuando alguna de las partes pretenda la ejecución de una sentencia, acuerdo o resolución, que
trate sobre el cuido personal de una persona en condición de vulnerabilidad, de un sistema de interrelación
familiar o de la administración de bienes, y haya transcurrido un tiempo prologando sin que se hubiera
ejecutado, la autoridad judicial se abstendrá de ejecutarla en aquellos casos en que la realidad haga evidente que
se ha consolidado una situación diferente de la que se pretende ejecutar y esta beneficia a la persona en la
referida condición".
Al comentar dicho artículo, el costarricense Benavides Santos alude al principio de tutela de la realidad
conveniente: "principio del Derecho Procesal de Familia, propio tal vez de la categoría de principios de
humanización, según el cual prevalece la 'verdad' que se desprende de la espontaneidad social antes que una
verdad jurídico formal" (22) .

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La mención expresa al allanamiento del art. 317 constituye, otro signo de la voluntad del legislador por
brindar herramientas claras a la jurisdicción:
"Para la ejecución de lo resuelto, la autoridad judicial podrá ordenar el cumplimiento por medios
coercitivos, incluso el allanamiento y el apercibimiento de las sanciones penales que correspondan, en caso de
negativo".
Resulta obvio que el allanamiento será dispuesto en última instancia (lo evidencia la propia redacción a
través de la palabra incluso), pero no puede descartarse de antemano.
Finalmente, el art. 319 hace una referencia especial a los sistemas de comunicación asistidos, cuya ejecución
deja a cargo de un organismo público (23), previendo su funcionamiento en horarios no hábiles y la disposición
de lugares adecuados.
IV.1.c. Otras leyes procesales de familia iberoamericanas: EL Salvador, Yucatán y Morelos (México)
Bolivia y Nicaragua
La Ley Procesal de Familia de El Salvador (24) fue dictada hace más de dos décadas, por lo que es
comprensible advertir una terminología acorde al estado de la evolución de los nuevos paradigmas en aquellos
años. Tal como señala Marroquín Martínez, existe un problema de falta de suficiencia normativa en materia de
ejecución (25). El art. 177 es el único que alude expresamente a la ejecución de sentencias de cuidado personal y
convivencia:
"Ejecución de sentencia sobre el cuidado personal y convivencia: Cuando la sentencia confiare el cuidado
personal de un menor a uno de los padres u otra persona determinada, el Juez ordenará día y hora para hacer
efectiva la entrega del menor, para lo cual citará a la persona con quien convive este, salvo que estuviere bajo el
cuidado de la persona a quien se le confió. Si el citado no compareciere, el Juez solicitará al Instituto
Salvadoreño de Protección al Menor la localización del menor para hacer efectiva la entrega. En todo caso se
respetará la integridad física y moral del menor. De igual manera se procederá cuando se resuelva sobre el deber
de convivencia de un menor, inclusive cuando este se negare a cumplir la sentencia".
Al analizar las modalidades de ejecución de la sentencia —aunque en forma general, para todo tipo de
ejecuciones— propone la citación a audiencia con las partes como herramienta de cumplimiento pacífico del
conflicto en el art. 175, párr. 2º:
"El Tribunal podrá fijar una audiencia para que comparezcan las partes, con el objeto de establecer la forma
más rápida y eficaz de dar cumplimiento a la sentencia, observándose lo previsto para los incidentes".
Más recientemente, los Códigos de procedimiento familiar mejicanos de los Estados de Chihuahua (26) y
Yucatán (27) remiten con relación a la ejecución de sentencia de obligaciones de hacer a los apremios
establecidos por los mismos cuerpos legales en forma general, aludiendo, entre otras medidas, al uso de la
fuerza pública y aún, al arresto. En particular, el Código de Procedimientos Familiares del Estado de Chihuahua
regula asimismo, medidas especiales que podrán dictar los jueces como herramienta de eficacia de estas
resoluciones: a) Prohibir en los casos de sustracción y retención de niñas, niños o adolescentes, alimentos y
violencia familiar, la salida del territorio nacional; b) Solicitar a la autoridad competente la negativa de
expedición del pasaporte o la suspensión o retención, si ya se hubiere expedido; c) Variar de oficio la guarda y
custodia, régimen de convivencia o visitas, cuando quien la ejerce incumpla la orden judicial en la que se fijó
dicha medida" (art. 96).
Al igual que Nicaragua, Bolivia incluye la regulación procesal y de fondo en un mismo código (28). El
Código de las Familias y del Proceso Familiar de Bolivia (29) dedica un Capítulo a la Ejecución de Sentencias y
establece que "Sin perjuicio del régimen de impugnación, las sentencias relativas a entrega de personas, régimen
de visitas, asistencia familiar y otras de carácter personal y declarativas podrán ejecutarse de manera provisional
a cargo de la autoridad judicial de primera instancia, y se la determinará junto con la remisión del expediente al
tribunal de apelación" (art. 409, párr. II). Prevé también el dictado de medidas coercitivas respecto de las
sentencias que establecen "el cambio de responsable de una persona", "para lo cual podrá dictar, incluso, orden
de allanamiento de domicilio y auxilio de la fuerza pública o cualquier otra medida necesaria para asegurar la
ejecución" (art. 410). En estos casos, se ordenará la supervisión correspondiente, a través de "valoraciones
periódicas por parte del equipo interdisciplinario, otras instituciones estatales o aquellas especializadas
debidamente autorizadas, según se trate de menores de edad u otras personas en situación de vulnerabilidad, por
un periodo que fijará la autoridad judicial y que no excederá los dos [2] años" (art. 412).
V. Legislación argentina
V.1. Código de Procedimiento de Familia de Córdoba (30)

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Si bien en su art. 15 refiere entre los caracteres del proceso de familia regulado su extrapatrimonialidad
—salvo que estos últimos no puedan escindirse y resulten expresamente contemplados en la competencia
material asignada por esta Ley—, al introducir normas específicas sobre ejecución de sentencias —Capítulo IV
Cumplimiento de la sentencia— lo circunscribe a la ejecución de la sentencia que tenga por objeto dar sumas de
dinero (31). En cuanto a la ejecución de la sentencia que establece obligaciones de hacer de carácter
personalísimo, debe estarse a la aplicación subsidiaria del Código de Procedimientos en lo Civil y Comercial
(32).

V.2. Código Procesal de Familia y Violencia Familiar de Mendoza (33)


Ya en su art. 1º la ley alude al objetivo de hacer efectivos los derechos y deberes establecidos en las Leyes
de fondo, regulando los procesos de familia y de violencia familiar. En el art. 13 —Competencia material—,
punto 4 —Procesos Especiales—, identifica expresamente entre estos a la ejecución del régimen de
comunicación y cuidado personal, obligaciones de hacer y no hacer (inc. g). La ejecución de la sentencia en
estos casos está legislada en un único artículo: el 170 —"Obligaciones de hacer y no hacer"—, en el que se
alude al emplazamiento al incumplidor, así como a las posibilidades de disponer sanciones, así como de
escuchar a las niñas, niños y adolescentes involucrados, remitiendo supletoriamente a las normas del Código
Procesal Civil, Comercial y Tributario (34).
Por su parte, al legislar en particular al procedimiento judicial de violencia familiar (cap. III), enumera una
serie de medidas que podrá adoptar el juez ante la falta de cumplimiento voluntario de la sentencia que
estableció medidas de protección (35): esta enumeración de herramientas de eficacia visibiliza la necesidad de
dar una respuesta con relación en cada situación familiar en particular, dejando de lado apercibimientos
generales y abstractos: el código no deja en manos de la creatividad mayor o menor del juez la respuesta
jurisdiccional, sino que enumera posibilidades: desde la modificación o ampliación de las medidas, a la
imposición de sanciones de diversa índole —pecuniaria o trabajos comunitarios— y aún, remisión inmediata de
las actuaciones al Ministerio Público Fiscal, si pudiera configurarse un delito penal (36). Vuelve aquí el
legislador a expresarse sobre la posibilidad del uso de la fuerza para la ejecución de las medidas, como ya
hiciera en el (inc. e) del art. 90) (37).
La tarea de seguimiento de la sentencia está prevista en el art. 99, proponiendo entre otras medidas que la
jueza o juez considere eficaces, la comparecencia de las partes al Tribunal y controles periódicos a través del
Cuerpo Auxiliar Interdisciplinario.
También la preocupación por la eficacia de las resoluciones está presente en el proceso de control de
legalidad de las medidas de protección excepcionales de derechos: podrá la autoridad administrativa que la
hubiere adoptado requerir al Juzgado una medida conexa —a los efectos de su cumplimiento— tal como el
allanamiento de domicilio, restricción de acercamiento y exclusión de hogar (inc. a del art. 115). Al requerirse
coordinación directa entre las autoridades judicial y policial, su efectivización en estos casos queda en manos
del juez, con el acompañamiento del órgano Administrativo (art. 116).
Como corolario, cabe observar que, tanto en los proceso de violencia familiar y declaración de legalidad de
medidas excepcionales arriba citados como en otros procesos especiales —adopción y acciones conexas y
procesos para la restitución internacional de niñas, niños y adolescentes— se percibe un legislador preocupado
por la efectividad de los derechos de NNA involucrados, que ha previsto una normativa que deja de lado
fórmulas genéricas para señalar —al menos, como posibilidades y sujetas al análisis del caso— las estrategias
de eficacia. No se observa la misma inquietud respecto del cumplimiento del sistema de comunicación y
modalidades de cuidado parental.
V.3. Código Procesal de Niñez, Adolescencia y Familia del Chaco (38)
Este Código, que entró en vigencia hace poco más de un año, no contiene normas específicas con relación
en la ejecución de sentencia en general, aunque sí lo hace, en particular, al regular procesos especiales (libro
III): tal el caso del proceso de alimentos (tít. II) (39).
Con relación en resoluciones que impongan obligaciones de hacer de carácter personalísimo, al regular el
proceso de violencia familiar, prevé la fijación de audiencia con las partes una vez dictadas las medidas
protectorias. Esta audiencia, entre otros objetivos, alude a la asunción por parte del denunciado del compromiso
de cesar de inmediato la conducta que dio origen a la denuncia (inc. 1º). Asimismo, y previo a finalizar el acto
el Juez hace saber que en caso de incumplimiento podrá evaluar la conveniencia de modificar las medidas,
pudiendo ampliarlas u ordenar otras. Ante un nuevo incumplimiento, se enumeran sanciones que el juez deberá
aplicar, entre ellas, llamado de atención por el acto cometido, comunicación de los hechos de violencia al
organismo, institución, sindicato, asociación profesional o lugar de trabajo de la persona denunciada y asistencia
obligatoria a programas reflexivos, educativos tendientes a la modificación de conductas violentas (40).
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V.4. Ley Procesal de Familia de Entre Ríos (41)


El inc. 23 del art. 13 establece entre los deberes y facultades del juez procurar el cumplimiento de las
decisiones judiciales y disponer cuando existieren personas merecedoras de especial tutela, medidas de
salvaguarda y el seguimiento del caso.
No contiene disposiciones con relación en la ejecución de la sentencia que establece obligaciones de carácter
personal, aunque sí lo hace en el tít. XI, al regular el proceso de tutela de protección contra la violencia familiar
y de género (art. 278): citación al autor al juzgado, aún con el auxilio de la fuerza pública, evaluar la
conveniencia de modificar o ampliar las medidas dispuestas, imponer sanciones conminatorias de carácter
pecuniario o no pecuniario, requerir el auxilio de la fuerza pública y comunicar los hechos de violencia a los
ámbitos de actuación profesional o social del accionado (organismo, sindicato, partido político, club de fútbol,
etc.).
V.5. Código Procesal de Familia de Río Negro (42)
El tít. X —Ejecución de Resoluciones Judiciales— consta de dos capítulos: Disposiciones Generales (cap. I)
y Medidas conminatorias pecuniarias y no pecuniarias (cap. II).
Las disposiciones generales definen los alcances de la ejecución, circunscribiéndola a la realización o
cumplimiento concreto de lo establecido en la resolución dictada por la judicatura (sic, art. 92, párr. 1º). Si bien
dispone que la judicatura puede delegar a la secretaría la adopción de las medidas necesarias para el
cumplimiento específico de sus decisiones (art. 92, párr. 2º), circunscribe la ejecución por secretaría a las
resoluciones judiciales de contenido patrimonial (art. 93 y art. 16, inc. c). La alusión a ejecución de obligaciones
de carácter personal la encontramos en el párr. 2º del art. 96:
"La judicatura puede ordenar que las decisiones relativas a exclusión del hogar, revinculación parental,
cumplimiento del régimen de comunicación u otras medidas análogas se cumplan con el auxilio de personas que
integran el equipo interdisciplinario del juzgado u otros u otras profesionales o terceros o terceras que se
estimen necesarios o necesarias para otorgar eficacia plena a la resolución".
En cuanto a las medidas conminatorias, pecuniarias y no pecuniarias, solamente realiza una alusión genérica
a estas últimas, con relación en su idoneidad para persuadir al cumplimiento en tiempo razonable (art. 98).
Al legislar el proceso de violencia familiar y de género, vuelve a poner el acento en la eficacia de la
sentencia frente al incumplimiento por parte del denunciado a las medidas protectorias dispuestas: citación "para
que explique su proceder" evaluación de modificación o ampliación de medidas o, auxilio de la fuerza pública,
comunicación de la medida al lugar de trabajo, estudio o asociación a la que concurriera (art. 153, incs. a, b, c y
d).
VI. Legislaciones proyectadas
VI.1. Código Procesal Modelo para la Justicia de Familia de la Ciudad de Buenos Aires
En 2014 se publicó el Código Procesal Modelo para la Justicia de Familia, elaborado por las doctoras Aída
Kemelmajer de Carlucci, Mabel de los Santos, Ángeles Baliero de Burundarena y Marisa Herrera (43) a
instancias de la Unidad de Implementación y Seguimiento de las Políticas de Transferencia del Consejo de la
Magistratura de la ciudad de Buenos Aires. Si bien su elaboración precedió a la sanción y vigencia del nuevo
Código Civil y Comercial, su contenido fue proyectado en concordancia con aquella normativa.
El cap. IV del tít. VI —Ejecución de resoluciones judiciales— regula la ejecución de sentencias. En
particular, la ejecución de condenas no pecuniarias, está comprendida en la sección III y compuesta por tres
artículos, uno de los cuales (art. 385) abarca las condenas a entregar cosas, a hacer y a no hacer (44) . El último
párrafo del artículo refiere a una obligación de hacer de carácter personalísimo (45): "Si se trata del
incumplimiento de un régimen de comunicación estipulado por sentencia o convenio, el juez puede imponer de
oficio o a petición de la parte interesada, otras medidas razonables para asegurar su eficacia".
La brevedad de su contenido contrasta con el completo tratamiento que el capítulo siguiente le da al
cumplimiento de la sentencia de remate para la ejecución de condenas pecuniarias (arts. 387 a 429).
No obstante, no es el art. 385 el único que propone normas para la ejecución efectiva de la sentencia que
prescribe obligaciones de hacer de carácter personalísimo: En el cap. I (Disposiciones generales) el art. 361
—Facultades del tribunal y de las partes— dedica su último párrafo a la ejecución de este tipo de condenas: "El
juez puede ordenar que las decisiones relativas a exclusión del hogar, revinculación parental, cumplimiento del
régimen de comunicación u otras medidas análogas se cumplan con el auxilio de personas que integran el
equipo técnico multidisciplinario del juzgado u otros profesionales que se estimen necesarios para otorgar
eficacia plena a la resolución".

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En el cap. III (arts. 366 a 368) se alude a las medidas conminatorias pecuniarias (46) y no pecuniarias (47) que
pueden imponerse no solamente para el cumplimiento de las sentencias, sino en cualquier etapa del proceso.
Respecto de las medidas no pecuniarias, el proyecto opta por referirse a "medidas más idóneas para persuadirlo
a cumplir la orden judicial en tiempo razonable".
Al legislar el proceso de violencia familiar, prevé en su art. 675 medidas ante el incumplimiento de la
sentencia: citación al incumplidor, sanciones pecuniarias, evaluación del cambio o ampliación de las medidas y
auxilio de la fuerza pública.
VI.2. Bases para la Reforma Procesal en materia de Familia (48)
Por resolución 301/2018 el Ministerio de Justicia de la Nación designa una comisión de expertos a los
efectos de la redacción de un documento de bases procesales en materia de familia, como primer paso en la
elaboración de un Anteproyecto de Ley Procesal de Familia.
En dichas bases se prevé la existencia de una normativa específica con relación a la ejecución de la
sentencia, diferenciando los supuestos en que la prescripción está dirigida a cuestiones de índole patrimonial, de
aquellas en las que el objeto se relaciona a obligaciones de hacer de carácter personalísimo, ello teniendo en
cuenta "las dificultades que se plantean en la experiencia judicial, tanto con relación a la ausencia de eficacia de
la sentencia, como respecto de su aplicación contra la voluntad de los miembros de la familia implicados" (49).
Las Bases aluden a la necesidad de una normativa específica facilitadora de la ejecución de las resoluciones
con el menor empleo posible de coacción, en pos de la pacificación del conflicto familiar (50). Propicia la
inclusión de una norma que expresamente prevea la convocatoria a audiencia, en la que el ejecutado pueda
oponerse a la ejecución, alegando circunstancias que no hayan sido expuestas oportunamente en el proceso y
valoradas en la sentencia (51). Esta convocatoria se aconseja como facultad del juez, quien considerará las
circunstancias de cada caso, actividad procesal desplegada y el factor tiempo (52).
En el caso de que existiera oposición y ofrecimiento de prueba, su producción —de resultar pertinente—
debe disponerse en forma inmediata (53).
La consideración temporal de la sentencia también está presente en la introducción del principio de tutela de
la realidad: producido un cambio en las circunstancias que redundara en perjuicio del interés de niñas, niños o
adolescentes, es el reconocimiento de la incidencia de la temporalidad de la sentencia el que permite al juez
apartarse de su ejecución o disponer su cumplimiento progresivo, si procediera, según su objeto (54).
Se alude expresamente al empleo de la fuerza pública como último recurso ante la reticencia del accionado
cuando el juez evalúe "que su incumplimiento ocasiona un mayor perjuicio que la violencia propia de la
ejecución", y con la intervención de un equipo especializado (55).
Al referirse al auxilio de equipos especializados que puedan colaborar en el cumplimiento de la sentencia
dedicados a la promoción y protección de los derechos de NNA, enumera entre ellos a los Puntos de Encuentro
Familiar y Servicios de Coordinación de Parentalidad, dispositivos de reciente creación en el ámbito nacional,
pero de reconocida trayectoria en otros países.
VI.3. Proyecto de Código Procesal Civil, Comercial y de Familia de la Provincia de Buenos Aires (56)
En 2019 se remitió a la Legislatura de la Provincia un proyecto de Código que incluye a los procesos de
derecho de las familias entre sus materias. El tratamiento de la ejecución de sentencias resulta típico de este tipo
de regulaciones que incluyen materias tan diversas como las propias de los derechos comercial, civil y de las
familias: pormenorizado tratamiento de ejecuciones de obligaciones de dar —en particular, condenas a pago de
suma líquida—, y alusiones a las obligaciones de hacer y no hacer en dos artículos de cuyos contenidos no
resulta aplicación posible a las temáticas familiares y obligaciones de carácter personalísimo: ejecución a costa
del deudor u obligación a resarcir los daños constituyen dos claros ejemplos de ello (art. 502).
No obstante, ello, el Libro VIII —Proceso de familia— comienza refiriéndose a su finalidad: la efectiva
operatividad de las normas de fondo: "Los tribunales tendrán en consideración el principio de la primacía de la
realidad, la tutela de acompañamiento y el control de la ejecución de las medidas que dispongan.
Como en el caso de legislaciones vigentes —Código Procesal de Familia y Violencia Familiar de Mendoza,
Ley Procesal de Familia de Entre Ríos, Código Procesal de Familia de Río Negro— y proyectadas —Código
Procesal Modelo para la Justicia de Familia de la Ciudad de Buenos Aires—, alude a la ejecución de la
sentencia en el proceso de violencia familiar, doméstica y de género: previsión de supervisión del cumplimiento
voluntario de las resoluciones, posibilidad de auxilio de la fuerza pública para asegurarlo y audiencia con la
"para resolver sobre distintas opciones para la mejor ejecución" (art. 801).
Luego, en art. 802 establece, ante el incumplimiento, la citación a la denunciada (57), modificación o

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ampliación de las medidas protectorias, imposición de sanciones conminatorias, condenas a trabajos


comunitarios y multas pecuniarias.
VII. La ejecución de la sentencia de familia en la jurisprudencia de los tribunales internacionales de
derechos humanos
La Corte Interamericana de Derechos Humanos ha resaltado el deber de las autoridades públicas del Estado
de atender las decisiones judiciales, así como dar impulso y ejecución a las mismas:
"El proceso debe tender a la materialización de la protección del derecho reconocido en el pronunciamiento
judicial mediante la aplicación idónea de dicho pronunciamiento. Por tanto, la efectividad de las sentencias
depende de su ejecución. Esto último, debido a que una sentencia con carácter de cosa juzgada otorga certeza
sobre el derecho o controversia discutida en el caso concreto y, por ende, tiene como uno de sus efectos la
obligatoriedad o necesidad de cumplimiento. Lo contrario supone la negación misma del derecho involucrado"
(58).

La efectividad de la sentencia requiere que "la ejecución debe ser completa, perfecta, integral y sin demora"
(59),y que "Los procedimientos de ejecución deben resultar accesibles para las partes y sin obstáculos o demoras
indebidas, a fin de que alcancen su objetivo de manera rápida, sencilla e integral" (60).
También la Corte Europea de Derechos Humanos se ha expedido respecto de la necesidad de una ejecución
en tiempo razonable como garantía de eficacia del derecho reconocido en la sentencia: "las decisiones judiciales
no pueden permanecer inoperantes en detrimento de una de las partes"; por lo que no pueden "evitarse,
invalidarse, o retrasarse indebidamente" (61).
VII.1. La CEDH, el derecho a la vida familiar y la ejecución de la sentencia
En particular respecto de decisiones judiciales cuyo objetivo era la revinculación familiar, muchas son las
veces que la CEDH ha señalado la necesidad de lograr una ejecución oportuna de las sentencias, con el fin de
evitar que el transcurso del tiempo perjudique los lazos familiares (62) condenando a los Estados en los que el
Poder Judicial no ha respondido en forma efectiva e idónea: resalta la necesidad de medidas coercitivas
sistemáticas y de mayor severidad, así como a la imposición de multas de mayor envergadura, calificando las
medidas a adoptar en un marco de razonabilidad, librado a cada caso. En "Bordeianu vs. Moldavia" analiza, en
particular, las vicisitudes del procedimiento de ejecución de sentencia y las actitudes de los funcionarios del
Estado —en el caso, el oficial de justicia— que contribuyeron a obstaculizar el cumplimiento de la sentencia, a
través de peticiones aclaratorias al juez innecesarias e inconducentes, imputando al Estado las demoras
injustificadas:
"El Tribunal constata que (...) el oficial de justicia restituyó el título ejecutivo a la demandante, sin motivar
su decisión. Los tribunales internos constataron que esta decisión carecía de fundamento jurídico y la anularon,
ordenando al oficial de justicia reanudar la ejecución (...) El Tribunal señala, a este respecto, que la sentencia en
cuestión no presentaba una dificultad especial de interpretación y que la aclaración de la sentencia no parece
justificada por una necesidad objetiva. La reiterada denegación de aclaración de la sentencia por las instancias
judiciales confirma aún más esta conclusión (...). Evidentemente, en ausencia de cualquier otra medida
complementaria, la demora resultante ciertamente no contribuyó a facilitar la ejecución (...) Por tanto, el
Tribunal considera que el período comprendido entre el 13 de diciembre de 2006 y el 27 de marzo de 2007 es
imputable al Estado" (63).
En "Piazzi vs. Italia" la Corte refiere que las autoridades nacionales no adoptaron medida alguna para hacer
frente al incumplimiento de la sentencia de régimen de comunicación paterno filial y crear en el futuro las
condiciones necesarias para ello. Considera que debieron tomar medidas más directas y específicas para el
restablecimiento del contacto y ejemplifica con la terapia familiar bajo mandato judicial y el cumplimiento del
régimen en una estructura especializada: "En particular, la mediación de los servicios sociales debía haber sido
utilizada para hacer que las partes cooperaran" (64).
VII.2. "Fornerón e hija vs. Argentina": una sentencia que dice cómo materializar el derecho de
comunicación y su etapa de supervisión
Ya con relación en la Corte Interamericana de Derechos Humanos, la sentencia "Fornerón e hija vs.
Argentina", constituye un hito obligado en el análisis de la responsabilidad del Estado por la violación de los
derechos a las garantías judiciales y a la protección judicial (65) respecto del derecho a la protección de la
familia (art. 17.1 de la Convención Americana de Derechos Humanos) y al deber de adoptar disposiciones de
derecho interno con relación en las obligaciones de garantizar y respetar los derechos de las niñas y niños (arts.
1º, 2º y 19).
Se aludirá en particular únicamente a aquellos tópicos relacionados con el tema en tratamiento.

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VII.2.a. Medidas relacionadas a la ejecución de la sentencia que establece un régimen de comunicación


En lo que aquí interesa destacar, la Corte Interamericana de Derechos Humanos (en adelante, CIDH)
dispuso que "El Estado debe establecer de manera inmediata un procedimiento orientado a la efectiva
vinculación entre el señor Fornerón y su hija M." (66) . En la misma sentencia —párrs. 161 a 167— se enumeran
los lineamientos a considerar en el proceso de revinculación, de gran interés al tiempo de proponer alternativas
legislativas relacionadas a la ejecución de esta tipo de sentencias: a) nombramiento de experto o grupo de
expertos (en este último caso, designándose una persona en carácter de responsable del mismo) para guiar e
implementar el proceso de vinculación (67); b) apoyo terapéutico permanente disponible para ambos —hija y
progenitor—, tanto en los momentos inmediatos anteriores y posteriores a cada encuentro como, si fuera
necesario, y a pedido de ellos, durante los mismos (68); c) la provisión de recursos materiales y condiciones
necesarias —que determinen los expertos— para viabilizar los encuentros, incluyendo entre ellas espacio físico
adecuado (69); d) la consideración de la voluntad y opinión de la hija, al margen de los intereses o interferencias
de terceros (70); e) la consideración de mecanismos idóneos dentro del proceso para lograr que el progenitor se
involucre en la vida de su hija (71); y f) la Argentina debía presentar un informe dentro de los 3 meses siguientes
a la notificación de la sentencia "sobre las características, el desarrollo y los avances del proceso de
vinculación", y posteriormente, "un informe actualizado sobre dichos aspectos cada cuatro meses durante los
dos siguientes años".
En la etapa de supervisión de la sentencia, la CIDH dicta resolución en fecha 28 de noviembre de 2018,
incluyendo al sistema de comunicación entre el padre y su hija entre los puntos de cumplimiento parcial de la
sentencia (72). Para ello, considera que la Argentina (73) "ha venido dando cumplimiento y debe continuar
implementando la medida relativa a establecer un procedimiento orientado a la efectiva vinculación entre el
señor Fornerón y su hija M." (74). De tal manera, mantiene abierto el procedimiento de supervisión de la
sentencia en este punto.
VII.2.b. Obligación de medios, no de resultados: la responsabilidad del Estado y la conducta de las partes
La CIDH señala que la obligación impuesta a la Argentina era una obligación de medios, no de resultados
(75) , por lo que pone el acento en la necesidad de que el Estado realice los esfuerzos necesarios para establecer
el referido procedimiento, según los lineamientos brindados en la Sentencia (76) , a la par que señala, las
dificultades que presenta el caso "debido a que el proceso de vinculación entre el señor Fornerón y M. inició,
por responsabilidad del Estado, cuando esta ya tenía 12 años" (77).
Entra luego a analizar los planteos de Fornerón respecto de la ausencia de colaboración de los adoptantes,
los que —a juicio de la CIDH— no implican incumplimiento por parte del Estado a lo establecido en la
sentencia: "la Corte estima que el Estado ha cumplido con lo dispuesto en la Sentencia (supra consid. 5º y nota
al pie 17), al haber adoptado las medidas necesarias para garantizar que el matrimonio B.-Z. no obstaculice el
desarrollo de los encuentros entre M. y el señor Fornerón. Sin embargo, de la información aportada, la Corte
nota que, desafortunadamente, a pesar de que el Estado ha procurado adoptar medidas, no se ha logrado que el
matrimonio B.-Z. emprenda acciones propias para involucrarse en el procedimiento de vinculación a fin de
garantizar el bienestar de niña y el adecuado desarrollo de la vinculación, ni para que brinden al señor Fornerón
información periódica" (78). Se volverá sobre este punto al tratar los límites del derecho frente a las acciones u
omisiones de los integrantes de la familia que evidencian un compromiso limitado con la efectividad del
proceso.
VII.2.c. Medios puestos a disposición del progenitor y de su hija por parte del Estado Argentino
¿Cuáles fueron los medios puestos a disposición de Fornerón y de su hija valorados positivamente por la
CIDH para efectivizar el cumplimiento de una comunicación adecuada entre ambos? En primer término, lo
resuelto por la Sala Primera de la Cámara 2ª de la Pcia. de Entre Ríos, un mes después de notificada la sentencia
de la CIDH —julio de 2012—, en el sentido de estar a lo dispuesto en esta última respecto del establecimiento
de un sistema de visitas con la intervención de expertos designados por el Estado. Al así decidir, consideró que
el acuerdo al que arribaran las partes ante el Superior Tribunal de Justicia de la Provincia con anterioridad a la
sentencia de la Corte había caído en abstracto (79).
Luego valora positivamente la intervención del Estado Argentino en la implementación del Acuerdo de
Ejecución de la Sentencia de la Corte Interamericana de Derechos Humanos suscrito por autoridades nacionales
y provinciales en forma casi inmediata a la notificación de la sentencia, en el que se dispuso la intervención de
un grupo de expertos que acompañaría y supervisaría los encuentros (80) y los informes elaborados por la
SENAF y la Dirección Nacional de Promoción y Protección Integral respecto a las características, desarrollo,
avances y retrocesos del proceso de vinculación (81). También alude a las actas de los encuentros paterno
filiales, actas de comparecencias judiciales y audiencias, evaluación psicológica de la joven en 2015 e informes

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elaborados por el juez de la causa.


La Corte refiere que los encuentros se mantuvieron regularmente, aunque con variaciones en cuanto a su
duración y periodicidad: comenzaron en forma mensual en noviembre de 2012, se convirtieron en quincenales
en 2013. Si bien en 2015 se acordó su realización dos veces al año, en 2017 se habría pactado su realización
mensual (82). Señala que en los encuentros se han producido avances y retrocesos, determinados por la voluntad
y grado de aceptación de M. y por la etapa de su desarrollo en el cual se ha estado llevando a cabo el proceso de
vinculación con su padre biológico (83) .
También valora la Corte positivamente la provisión por parte del Estado de apoyo terapéutico y de
tratamiento psicológico individual al progenitor (84) y el papel esencial que se le ha reconocido a la joven en la
toma de decisiones relativas al proceso de vinculación (85). No así la actitud de los adoptantes, ya analizada al
aludir a la obligación de medios del Estado argentino.
VIII. La eficacia de la sentencia más allá de las normas específicas sobre ejecución
VIII.1. Conocer para cumplir: cuando notificarse no es sinónimo de comprender
La ineficacia de la sentencia está contenida muchas veces en su propia estructura y lenguaje (86) y, aún
antes, en el lenguaje analógico utilizado a lo largo del proceso (87). El Cód. Civ. y Com., alude expresamente a
la necesidad de un lenguaje claro, haciéndose eco de ello las legislaciones procesales y proyectos de ley que lo
sucedieron en el tiempo. No solo se trata de la utilización de terminología adecuada, sino del empleo correcto
del idioma en estructuras lógicas y sintácticas, evitando el esfuerzo del lector para comprender un texto
ambiguo o mal redactado, primer escollo a sortear con relación e la capacidad comunicativa de la sentencia (88).
De allí la importancia de un lenguaje claro y accesible, requisito ineludible de toda norma jurídica que aspire
a vencer un contexto anómico. Como bien enseña Navarro, la dificultad de conocer las normas incide en el
rendimiento a obtener en el uso del derecho como técnica de motivación (89): "Esta relación comunicativa entre
autoridades y destinatarios supone que las palabras que usa la autoridad tienen instancias claras de aplicación,
en las que reconocemos que las palabras de las autoridades refieren el caso en cuestión" (90).
Si la posibilidad de comunicar está ligada el conocimiento de la sentencia, deberá esta estar a disposición de
sus destinatarios en forma íntegra, y no solo notificarse a través de la transcripción de su parte dispositiva: el
juez, debe dar a conocer no solamente qué decidió, sino porqué lo hizo, en la medida en que considere al
ciudadano como implicado más que sometido al proceso (91).
VIII.2. Función del Consejero de Familia: acuerdos posibles y provisorios, base del cumplimiento voluntario
de la sentencia
En la experiencia de la provincia de Buenos Aires, el rol del Consejero de Familia ha resultado una
herramienta de eficacia de la sentencia en la etapa de ejecución, en tanto acerca la mirada de la jurisdicción al
seguimiento de sus resoluciones. Motiva una conducta cumplidora y, a la vez, abre la posibilidad de ampliar o
modificar mediante acuerdos las prescripciones que el tiempo propio de la ejecución torna necesario cambiar.
En otros casos, la evaluación de la conducta anterior al acuerdo que se pretende homologar en forma
definitiva resulta una herramienta de eficacia: el consejero, en audiencia, podrá evaluar junto a los peticionantes
la existencia de señales claras e inequívocas de la superación del conflicto previo a la solicitud de sentencia
homologatoria (92).
VIII.3. Conveniencia de incorporar normas específicas en la etapa de ejecución de sentencia
El examen de legislaciones extranjeras, provinciales y proyectos legislativos nos permite concluir que la
preocupación puesta de manifiesto por amplios sectores de la doctrina con relación en la eficacia de la sentencia
no siempre ha ido de la mano de propuestas que incluyan una normativa específica en las legislaciones
procesales respecto de la ejecución de sentencia que prescribe una obligación de hacer de carácter
personalísimo.
Sí se advierte su incorporación, en particular, con relación en los procesos de violencia familiar y de género,
materia que ha visualizado más que ninguna, el riesgo que provoca la falta de seguimiento y cumplimiento de la
sentencia. Pero también en los procesos relacionados con la vida diaria de los NNA y sus vicisitudes, puede
causarse un daño de gravedad a estos y la pacificación del proceso es una necesidad porque involucra su
derecho a la vida familiar. Tal vez, entonces, la regulación en los procesos de violencia sea la puerta a través de
la cual se instalen luego en otros procesos, como en el caso de la exclusión de hogar —fuera del proceso de
violencia—, cambio de guarda o sistemas de comunicación.
Su inclusión suma estrategias de eficacia que no debieran dejarse de lado. Si bien la ausencia de normas
específicas ha provocado la creatividad de muchos jueces en el intento de dar respuestas a las necesidades

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concretas de los justiciables, partiendo de esa misma experiencia judicial se propone su introducción en las
leyes procesales para que la suerte de los justiciables no quede a resultas de la voluntad de cada juez, y se
requiera, luego, y a destiempo, modificar una realidad que fue construyéndose de espaldas a los derechos de los
NNA y de otros integrantes de la familia: el caso "Fornerón" constituye un claro ejemplo de la ausencia de
estrategias de eficacia, y las herramientas propuestas por la Corte Interamericana, otro ejemplo, en este caso, de
instrumentos posibles.
Como en oportunidades anteriores (93), y en línea con las legislaciones de Nicaragua y Costa Rica, así como
con las Bases para la Reforma Procesal en materia de Familia, consideramos que resultaría de gran utilidad,
promovida la ejecución de sentencia, la convocatoria a audiencia a las partes, a fin de que el ejecutado pueda
oponerse a la ejecución, pero nunca alegando circunstancias ya expuestas oportunamente en el proceso y
valoradas en la sentencia (94).
En el supuesto —frecuente en este tipo de proceso de familia— de ejercicio de derechos de personas en
situación de vulnerabilidad, debe preverse, además, el contacto personal del juez y del titular de la Asesoría o
Ministerio Público Tutelar. Dicho contacto no debe entorpecerse, resultando conveniente la facultad judicial de
comparecencia de las partes a la audiencia con el auxilio de la fuerza pública.
Ahora bien: en su resolución el juez deberá tener presente el principio de tutela de la realidad y así, cuando
el objeto de la sentencia que se pretende ejecutar lo sea una obligación de hacer relacionada con la atribución
del hogar familiar o la residencia, cuidados personales o sistema de comunicación respecto de niñas, niños o
adolescentes o personas en condición de vulnerabilidad, y el transcurso del tiempo ha modificado la situación
tenida en consideración al tiempo de su dictado, podrá limitar o desestimar la ejecución pretendida en beneficio
del mejor interés de las personas involucradas.
En particular respecto de los sistemas de comunicación, debe contemplarse la incorporación de normativa
que aluda a herramientas específicas, tales como servicios de protección de los derechos del NNA, puntos de
encuentro familiar y servicios de coordinación de parentalidad, entre otros. Es cierto que muchos de estos
servicios no están aún disponibles en la mayoría del territorio nacional, pero, justamente, su mención resulta
pedagógica, en este caso, para los poderes del Estado encargados de velar por la materialización de los derechos
de sus ciudadanos. Así, en la ciudad de Mar del Plata (Pcia. de Buenos Aires) y Rosario (Pcia. de Santa Fe), los
dispositivos funcionan desde hace más de cinco años a partir de un trabajo conjunto promovido desde las
Universidades Nacionales en coordinación con el Poder Judicial y ONGs (95). Han dictado hace algunos años
sus leyes de Puntos de Encuentro Familiar las provincias de Chubut y Mendoza, comenzando a funcionar en
esta última el primer PEF en 2019 (96).
La mención expresa al auxilio de la fuerza pública, también merece una normativa que aluda a ella
expresamente, contraponiendo en este caso la violencia propia de la medida a la violencia de la transgresión.
Solo para aquellos supuestos de extrema gravedad en los que el juez ha evaluado que el riesgo para la salud
psíquica o física del niño es aún mayor de persistir la situación de hecho, para lo cual los informes del equipo
técnico del tribunal resultan trascendentes: cuando el incumplimiento de la sentencia pudiera poner en riesgo la
salud física o psíquica de un NNA, cuando se impida al tribunal, incluso, acceder al contacto con el niño, y, en
consecuencia, no exista posibilidad de escucharlo y de evaluar su estado de salud, tales actitudes parentales
serán indicadoras de la necesidad de ejecutar la sentencia, en tanto la conducta del incumplidor puede importar
una violencia aún mayor que la del procedimiento judicial.
Resulta obvio que el allanamiento será dispuesto en última instancia, pero no puede descartarse de
antemano. Es aquí donde el juez valorará la razonabilidad de la medida: si una niña o niño permanece encerrado
durante días con su progenitor o progenitora con padecimiento mental, quien se niega a que funcionarios y
equipo técnico del juzgado acceda a tomar contacto: ¿debe el juez desechar de antemano la posibilidad del
allanamiento? ¿Y si la sentencia ha dispuesto la exclusión del hogar de una persona violenta que resiste la
medida? En estas situaciones la valoración de la razonabilidad de la medida se liga al menor menoscabo de las
personas involucradas: ¿cuál de las conductas resulta más perjudicial para los derechos de los integrantes de esa
familia?: ¿la resistencia al cumplimiento de la sentencia —y eventual riesgo que pudiera derivar de ello—, o la
violencia propia de la ejecución? No caben aquí manifiestos teóricos y abstractos, sino análisis de situaciones
particulares.
VIII.4. Los límites del derecho
La CIDH ha señalado en la resolución ya aludida (punto VII.2.b.) de fecha 28 de noviembre de 2018, los
límites de la función jurisdiccional frente a aspectos que la exceden: en el caso "Fornerón", las acciones propias
de los progenitores adoptivos para involucrarse en el procedimiento y brindar información al progenitor no han
existido. Pero esta falta de iniciativa de los adoptantes —perjudicial para el bienestar de su propia hija— en la

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asunción de comportamientos que favorezcan la vinculación excede la responsabilidad del Estado.


Lejos de empobrecer a la función jurisdiccional, el reconocimiento de estos límites advierte a los justiciables
acerca de una realidad familiar que no es alcanzada por las normas procesales: el conflicto familiar excede al
judicial y, como señala Boaventura de Sousa Santos, "la intervención del juez es sin duda el momento crucial en
la historia de la vida de un litigio, pero de ninguna manera agota la comprensión de este en toda su riqueza y
dimensión" (97): el litigio precedió y, tal vez, permanezca, más allá de la sentencia judicial. Por eso la Corte
habla de obligación de medios, no de resultados, teniendo por cumplida su sentencia en este punto. Sin
embargo, no debe perderse de vista que la Argentina fue condenada por no brindar una respuesta oportuna a
Fornerón y su hija, y que el límite que hoy tiene la efectivización de su derecho a vivir en familia no existía al
tiempo de concurrir el progenitor por primera vez a una Defensoría Oficial, 17 días después del nacimiento de
su hija.
(A) Profesora Consulta de la Facultad de Derecho, Universidad Nacional de Mar del Plata. Profesora titular de
Derecho de Familia (Universidad FASTA, Sede Mar del Plata y Subsede Tandil). Investigadora categorizada
(CONEAU), directora del grupo de Investigación Familia, Tiempo y Derecho (UNMdPlata). Juez de Familia
(2002/2016).
(1) BALLARIN, Silvana, ponencia en las XXVI Jornadas Nacionales de Derecho Civil, La Plata, setiembre de
2017, Comisión 12: "Ejecución de sentencias en el proceso de familia: incorporación de una normativa
específica con relación a la sentencia que prescribe obligaciones de hacer de carácter personalísimo".
(2) Arts. 706, 709 y 642, Cód. Civ. y Com.; BALLARIN, Silvana, "Ejecución de sentencia en el proceso de
familia", RDF 81, setiembre de 2017, ps. 5-20.
(3) Alude así al modelo de Austin: la ciencia de la legislación (cómo debe ser el derecho) y la jurisprudencia
(cuyo objeto es la descripción del derecho positivo: cómo es el derecho): la primera objeto de estudio de los
filósofos, y la segunda, de los juristas.
(4) CALSAMIGLIA, Albert, "Ciencia jurídica", en El derecho y la justicia (ed. a cargo de Ernesto GARZÓN
VALDÉS - Francisco J. LAPORTA), Enciclopedia Iberoamericana de Filosofía, Ed. Trotta, Madrid, 2000, ps.
24-5: "Es necesario construir una teoría de la controversia jurídica que muestre los límites de las decisiones de
los jueces y ofrezca soluciones sustantivas en los casos difíciles".
(5) CALSAMIGLIA, Albert, ob. cit., p. 25.
(6) Ibidem. Incluso el autor señala que la ciencia del derecho debe incluir una teoría de la obediencia del
derecho: analizar por qué los ciudadanos deben obedecer al derecho y si existe alguna razón que justifique la
desobediencia: "La teoría de la obediencia del derecho está en relación con otro de los grandes temas, el de la
coacción y el de la justificación de la pena".
(7) BALLARIN, Silvana, "La eficacia de la sentencia en el sistema de comunicación entre padres e hijos",
Librería Editora Platense, La Plata, 2013, ps. 145 y ss.
(8) El Diccionario del Español Jurídico de la Real Academia Española define a la ejecución —entre otras
acepciones— como el procedimiento judicial para obligar el cumplimiento forzoso de lo acordado en una
sentencia u otro título ejecutivo (7, https://dej.rae.es/lema/ejecuci%C3%B3n, última consulta: 12 de febrero de
2020).
(9) PEYRANO, Jorge W., "Resoluciones judiciales no acatadas y de compleja ejecución", en Revista de
Derecho Procesal 2013-2, Ed. Rubinzal-Culzoni, Buenos Aires, 2013, ps. 109-115.
(10) TSJ de Córdoba, Sala Contencioso Administrativa, 30/05/2000, "IATE c. EPEC", cit. por BARBADO,
Patricia B., "Jurisprudencia Temática", en Revista de Derecho Procesal, 2013-2, Ejecución de resoluciones
judiciales, Ed. Rubinzal-Culzoni, Buenos Aires, 2013, p. 396.
(11) Señala BERIZONCE en su artículo "Los medios de coacción para asegurar el cumplimiento de las
decisiones judiciales", Revista de Derecho Procesal, 2013-2, Ejecución de resoluciones judiciales, Ed.
Rubinzal-Culzoni, Buenos Aires, 2013, p. 68; y en cuanto al debate en torno del Contempt of Court que "parece
claro que no puede desentenderse de la existencia entre nosotros de una fuerte cultura tradicional que ha sido
refractaria, por razones múltiples, no solo a la criminalización de las conductas de incumplimiento de los
mandatos judiciales, sino siquiera al reconocimiento de simples poderes disciplinarios para la aplicación de la
sanción de arresto...".
(12) Aut. cit., "Procesos de Familia en Uruguay", en GALLO QUINTIAN, Gonzalo J. - QUADRI, Gabriel H.
(dirs.), Procesos de familia, Ed. La Ley, Buenos Aires, 2019, t. I, ps. 679-80. Plantea la autora como una de las
debilidades del proceso de familia en el Uruguay la eficacia de la sentencia: en el cumplimiento de las
resoluciones, los jueces dependerán de la buena voluntad de las partes, sin que existan formas de ejecución
forzada, ejemplificando con el proceso de comunicación entre hijos y progenitores, concluyendo que, en estos
casos, "la justicia no podrá proporcionar una verdadera solución".
(13) Ver: www.icam.es/docs/ficheros/200812230006_6_0. La mesa 4ta. también recomendó que las demandas

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ejecutivas en materia de familia tramiten, como máximo, mediante tres tipos procesales: a) pensiones
alimenticias, pago de hipoteca y cargas familiares; b) medidas personales (visitas y custodia) y c) lanzamiento
(punto 8vo, conclusiones de la misma Mesa 4). (Madrid, 28 al 30 de octubre de 2008). La preocupación es
reiterada en las conclusiones del IV Congreso de Magistrados, Jueces y Abogados de Familia celebrado en
Madrid en octubre de 2009. www.icam.es/docs/ficheros/200912110004_6_0.pdf Madrid, 28 al 30 de octubre de
2009, concluyendo que deberá acudirse a su ejecución "según criterios de agilidad y celeridad".
(14) PÉREZ MARTÍN, Antonio J., "La ejecución...", ob. cit., p. 746.
(15) Ibidem, p. 751.
(16) MIZRAHI, Mauricio, "Familia...", ob. cit., p. 676.
(17) MAKIANICH de BASSET, Lidia, "Derecho de visitas", ob. cit., p. 189. La autora hace referencia a un
congreso de Tribunales de Familia celebrado en 1983 en la localidad alemana de Bruehl, en el que se concluyó
que resultaba inaceptable el "apoderamiento violento de un niño", aunque existieron ponencias minoritarias que
apoyaban esta última postura: "que fueron descalificadas cuando otro colega propuso, ante el aplauso general,
que quienes así pensaban deberían haber vivido y visto con sus propios ojos la situación en la cual un niño
resulta arrebatado de su padre o madre con ayuda policial" (ps. 189-90). Sin embargo, en casos extremos en los
que la salud del niño está en juego, y si bien la descripción de la situación concita el rechazo, una evaluación
más profunda nos recuerda que el drama del niño rehén de su padre conviviente no es menor, aunque pueda
resultar menos "espectacular" a los ojos de los adultos. Y el juez, que ha evaluado el mejor interés del niño en la
sentencia, debe velar por la consideración del niño como sujeto independiente de sus padres.
(18) RIVERO HERNÁNDEZ, Francisco, "El derecho de visita", ob. cit., ps. 294-5.
(19) Ley 870 del 24/06/2014, publicada el 08/10/2014.
(20) Ley 9747, sancionada el 27/09/2019 y publicada el 12 de febrero de 2020 (La Gaceta, Diario Oficial, Costa
Rica).
(21) BALLARIN, Silvana, "El proceso de familia y el tiempo", Ed. Juritexto, San José, Costa Rica, 2014.
(22) BENAVIDES SANTOS, Diego, "Curso de Derecho Procesal de Familia Costarricense", en prensa (febrero
2020), p. 799.
(23) "[S]in perjuicio del compromiso que adquiera algún ente privado acreditado ante dicha institución" (art.
cit.).
(24) Dec. 133, año 1994.
(25) MARROQUÍN MARTÍNEZ, Alex D., "El proceso de familia de El Salvador: a casi veinticinco años de su
implementación", en GALLO QUINTIAN, Gonzalo J. - QUADRI, Gabriel H. (dirs.),ob. cit., p. 551.
(26) Publicado en el Periódico Oficial del Estado 59 del 23/07/2014, en vigencia a partir del 28/20/2015 (estado
de Morelos) y 24/02/2016 (resto de distritos judiciales). Enumera entre los apremios (y sin necesidad para el
juez de disponerlos en ese orden: "(...) Amonestación; II. Multa de hasta 100 salarios mínimos; III. El uso de la
fuerza pública; IV. Arresto hasta por treinta y seis horas; V. En casos graves o urgentes, cateo por orden escrita"
(art. 95).
(27) Diario Oficial del Gobierno del Estado el 30 de abril de 2012, disponible en
https://poderjudicialyucatan.gob.mx/publicaciones, última consulta: 21 de febrero de 2020. en su art. 413 remite
para el caso de incumplimiento de la obligación de carácter personal a los apremios establecidos con carácter
general en el art. 83: multas, auxilio de la fuerza pública y arresto por hasta 36 horas, pudiendo asimismo el juez
solicitar directamente el auxilio de la fuerza pública a la autoridad que corresponda.
(28) BENAVIDES SANTOS, Diego, "Antecedentes Extranjeros", en GALLO QUINTIAN, Gonzalo J. -
QUADRI, Gabriel H. (dirs.),ob. cit., p. 530.
(29) Ley 603, dictada el 19/11/2014.
(30) Ley provincial 10.305, BO 08/10/2015.
(31) Art. 121.— El presente trámite es aplicable a la ejecución de la sentencia que tenga por objeto imponer una
obligación de dar sumas de dinero, con excepción de aquellas relativas a honorarios regulados o que impongan
multas, las que se regirán por el trámite prescripto por el Código Procesal Civil y Comercial de la Provincia de
Córdoba. Cuando verse sobre la liquidación del régimen patrimonial del matrimonio son aplicables las normas
que regulan el juicio sucesorio. Art. 177.— En todo lo que no esté expresamente previsto en esta Ley se
aplicarán las disposiciones de la Ley Orgánica del Poder Judicial y del Código Procesal Civil y Comercial de la
Provincia de Córdoba y las leyes que los modifiquen o complementen.
(32) Art. 177.— En todo lo que no esté expresamente previsto en esta Ley se aplicarán las disposiciones de la
Ley Orgánica del Poder Judicial y del Código Procesal Civil y Comercial de la Provincia de Córdoba y las leyes
que los modifiquen o complementen.
(33) Ley Provincial 9120, BO 21/11/2018.
(34) "Art. 170— Obligaciones de hacer y de no hacer. En los casos que la sentencia o acuerdo homologado
contuviese la obligación de desplegar una actividad que sea derivada del ejercicio de la responsabilidad

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parental, el Juez o Jueza deberá verificar que la misma este especificada o determinada, y posteriormente
emplazar al ejecutado a cumplir según la naturaleza de la obligación en el plazo que estime razonable. Podrán
disponerse emplazamientos e imponerse sanciones conminatorias u otro tipo de sanciones para el incumplidor.
Atento a la naturaleza y la particularidad de la obligación que se ejecuta, podrá oírse a las niñas, niños y
adolescentes cuyos intereses estén involucrados en la ejecución. En todo lo demás, deberá estarse al trámite
previsto para la ejecución de las obligaciones de hacer previstas en el Cód. Proc. Civ. y Com. y Trib. siempre
que sean compatibles con la naturaleza de la obligación".
(35) Las medidas de protección enumeradas por el art. 92 son: a) exclusión del denunciado de la vivienda; b)
prohibición de acceso del denunciado a los lugares de permanencia habitual de las víctimas; c) reintegro de las
víctimas al domicilio; d) tratamientos terapéuticos; e) retiro de efectos personales y f) alimentos, régimen de
cuidados personales o sistemas de comunicación provisorios, en la medida que resulten necesarios para el
cumplimiento o sostenimiento de la medida. Como se advierte, se trata, en la mayoría de los casos, de
obligaciones de hacer o no hacer de carácter personalísimo (incs. a, b, c, d y, parcialmente, f), por lo que la
alusión al uso de la fuerza pública en la ejecución resulta oportuna.
(36) "Art. 94— Medidas de protección. Incumplimiento. En caso de incumplimiento de las medidas de
protección dispuestas, la Jueza o Juez deberá: a) Evaluar la conveniencia de modificar o ampliar las medidas de
protección; b) Cuando configure un delito penal deberá remitir inmediatamente compulsa de las actuaciones al
Ministerio Público Fiscal; c) Requerir el auxilio de la fuerza pública para asegurar el acatamiento de las
medidas de protección; d) En el caso que lo estime necesario, imponer al denunciado por violencia, entre otras,
las siguientes sanciones: I. Hacerse cargo de los gastos generados por sus actos de violencia; II. Cumplir con
trabajos comunitarios, cuya duración razonable debe determinar la Jueza o Juez de conformidad con las
constancias de la causa y la gravedad de la situación planteada; III. Asistir de manera obligatoria a programas
reflexivos, educativos o terapéuticos tendientes a la erradicación-eliminación de conductas violentas; IV. Pagar
multas pecuniarias, cuyo monto establecerá la Jueza o Juez según la gravedad del caso y la situación patrimonial
del autor y de la persona en situación de violencia".
(37) "e) Cuando lo estime pertinente, la Jueza o Juez ordenará hacer uso de la fuerza pública para la ejecución
de la medida de protección".
(38) Ley 2950, BO 07/01/2019, en vigencia a partir del 01/02/2019.
(39) Arts. 94 (medidas ante el incumplimiento. Apelación), 95 (retención directa sobre sueldo y otra
remuneración), 97 (Salida del país), 98 (Registro de Deudores Alimentarios), y 102/4 (Ejecución de alimentos).
(40) Art. 166.
(41) BO 08/04/2019.
(42) BO 10/10/2019, en vigencia a partir del 02/03/2020 (conf. art. 2º, ley cit.).
(43) Ed. Jusbaires, Buenos Aires, 2014, www.editorial.jusbaires.gob.ar.
(44) Los dos restantes regulan la ejecución de la condena a escriturar (art. 384) y la liquidación de sociedades
(art. 386).
(45) Los restantes contienen las soluciones tradicionales relacionadas a la entrega de cosas (primer párrafo) y a
las obligaciones de hacer y de no hacer (párrs. 3º, 4º, 5º).
(46) Art. 367: "Sanciones conminatorias pecuniarias. Las conminaciones económicas o astreintes se fijan por el
juzgado en una cantidad de dinero a pagar por cada día que demore el cumplimiento, teniendo en cuenta la
naturaleza del asunto y las posibilidades económicas del obligado, de modo que signifiquen una efectiva
constricción al cumplimiento. El juez puede, en cualquier momento, de oficio o a pedido de parte, aumentar,
moderar o suprimir la sanción pecuniaria fijada. Una vez liquidada y firme es ejecutable contra el obligado. El
destino de las sanciones pecuniarias compulsivas es establecido por el juez, por resolución fundada, a favor de
la contraparte o de algún organismo estatal de protección de la niñez y adolescencia. En cualquier caso, la
sanción es independiente del derecho a obtener el resarcimiento del daño causado por el incumplimiento".
(47) Art. 368: "Sanciones conminatorias no pecuniarias. El juez puede imponer al responsable del
incumplimiento de las decisiones judiciales las medidas más idóneas para persuadirlo a cumplir la orden judicial
en tiempo razonable. Estas medidas no deben lesionar los derechos de las personas vulnerables involucradas".
(48) Res. 301 del Ministerio de Justicia y Derechos Humanos de la Nación, 2018.
(49) Bases para la Reforma Procesal de Familia, Ministerio de Justicia y Derechos Humanos de la Nación,
Ediciones SAIJ, abril de 2018.
(50) "Bases...", ob. cit., p. 44.
(51) Ibidem. Tal como se explica en la nota 3 de las Bases, "En las reuniones de comisión surgió la posibilidad
de regular un incidente de ejecución que previera un traslado al ejecutado. Con relación en ello, al no haberse
tratado aún los procesos ordinario y extraordinario como formas generales, se carecía de elementos para decidir
sobre la necesidad de regulación, o bien de remisión al proceso incidental".
(52) De tal manera, cuando la ejecución resulta inmediata al dictado de la sentencia, no ha existido posibilidad

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material alguna de cabio en las circunstancias valoradas por el juez en dicha oportunidad.
(53) "Bases...", ob. cit., p. 45.
(54) Ibidem, p. 46: "cuando el objeto de la sentencia que se pretende ejecutar sea una obligación de hacer,
relacionada con la atribución del hogar familiar o la residencia, cuidados personales o sistema de comunicación
respecto de NNA o personas en situación de vulnerabilidad, y el transcurso del tiempo ha modificado la
situación tenida en consideración al momento de su dictado, el juez podrá limitar o desestimar la ejecución
pretendida en beneficio del mejor interés de las personas involucradas".
(55) Del mismo organismo o de otro organismo oficial. También se prevé la colaboración de un cuerpo especial
de la policía, con la formación necesaria para actuar en tales supuestos ("Bases...", ob. cit., p. 47).
(56) Elaborado por la Comisión para la elaboración del proyecto de ley de reforma y actualización integral del
Código Procesal Civil y Comercial de la Provincia de Buenos Aires, creada por Res.
2017-399-E-GDEBA-MJGP y cuyos miembros fueron designados por Res. 2017-690-E-GDEBA-MJGP.
(57) Bajo apercibimiento de ser llevada con el auxilio de la fuerza pública y comunicar el hecho al Fiscal en
turno ante la posible comisión del delito de desobediencia (art. 802).
(58) "Furlan y familiares vs. Argentina", 31/08/2012, párr. 209,
https://jurisprudencia.mpd.gov.ar/Jurisprudencia/Furlan%20y%20familiares%20v.%20Argentina.pdf, última
consulta: 28/02/2020.
(59) "Furlan vs. Argentina", cit., párr. 210.
(60) "Furlan vs. Argentina", cit., párr. 211.
(61) "Vrtar vs. Croacia", 07/01/2016, párr. 95.
(62) "Saleck Bardi vs. España" (TEDH, 24/05/2011).
(63) "Bordeianu vs. Moldavia" (11/01/2008), párrs. 73 a 75. https://hudoc.echr.coe.int/eng#{%22itemid%22:
[%22001-102702%22]} última consulta: 20/02/2020.
(64) "Piazzi vs. Italia" (12/10/2010), párr. 61 http: //hudoc.echr.coe.int/sites/eng/pages/search.aspx?i=001-
101546. Última consulta: 20/02/2020.
(65) Consagrados en los arts. 8.1 y 25.1 de la Convención Americana.
(66) Punto dispositivo 2do. de la sentencia,
http://www.corteidh.or.cr/cf/jurisprudencia2/ficha_tecnica.cfm?nId_Ficha=203&lang=es, última consulta: 6 de
febrero de 2020.
(67) Punto 161: "el proceso de vinculación debe estar guiado e implementado por uno o más profesionales
expertos en la materia. El Estado debe designar inmediatamente a dicho experto o establecer el equipo, y en este
último caso, nombrar a una persona responsable del mismo quien, sin demoras, deberá realizar e implementar
un plan de trabajo. Asimismo, el Estado debe garantizar la imparcialidad e idoneidad del o los expertos que
participen en el proceso de vinculación, quienes, además, deben conocer la presente sentencia, así como las
demás circunstancias relevantes sobre lo ocurrido al señor Fornerón".
(68) Punto 162.
(69) Punto 163: "... incluyendo, entre otros aspectos, licencias laborales, gastos de traslado, estadía y
alimentación del señor Fornerón y, eventualmente, de la niña, espacios físicos adecuados en caso que se
requieran, así como también cualquier recurso que sea necesario".
(70) Punto 165.
(71) Punto 167.
(72) La CIDH continuará con el seguimiento de su sentencia: "Para continuar valorando el cumplimiento de esta
medida, se solicita a Argentina y a las representantes del señor Fornerón que se refieran, en forma actualizada y
detallada, a la implementación de esta reparación durante el 2018, así como que obtengan, por los medios
legales procedentes, las declaraciones del señor Fornerón y de M., en las cuales expresen su parecer respecto al
desarrollo del proceso de vinculación y sobre la continuidad de los diferentes componentes que implica la
implementación de esta reparación, tales como la realización de los encuentros y el apoyo terapéutico" (consid.
32, resol. cit.).
(73) La actividad de la CIDH en el seguimiento de la sentencia resulta tan importante como sus
pronunciamientos: no se trata —solamente— de un Tribunal que orienta a las legislaciones y jurisprudencias
nacionales, sino de un organismo que está pendiente del cumplimiento de sus resoluciones. Sin embargo, no
suele repararse en ello con la misma frecuencia con la que se cita su jurisprudencia. Tal vez se deba ello al
menor interés que suscitan las temáticas relacionadas a la eficacia material de las sentencias frente a otros
análisis orientados a la consagración formal de los derechos. Y esta circunstancia, finalmente, repercute en la
ausencia de normativas especiales, particularmente, en los Códigos de procedimiento de familia.
(74) "... ya que estableció y ha implementado durante más de siete años un procedimiento de apoyo para el
desarrollo progresivo del vínculo entre el señor Fornerón y su hija M., en el cual se tuvo en cuenta el parecer del
señor Fornerón y la voluntad y opinión de la niña" (punto 30 de la resolución del 28/11/2018).

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(75) Resolución del 28/11/2018 cit., consids. 11 ("Entonces, la obligación impuesta a Argentina era la de
brindar los medios y contribuir, a través de ese procedimiento, con el desarrollo de los vínculos familiares, no la
de asegurar que con su implementación se alcanzaran determinados resultados") y 30.
(76) Consid. 11, resol. cit.
(77) Consid. 26, resol. cit.
(78) Punto 28, Resol. cit.
(79) "Este Tribunal valora positivamente la referida decisión judicial, pues en ella se reconoció expresamente
que el cumplimiento de esta reparación "est[aba] dirigid[o] a [...] autoridades judiciales, entre otras", lo cual es
una muestra del importante rol que —en el ámbito de sus competencias—, tienen los tribunales nacionales en el
cumplimiento o implementación de las Sentencias de la Corte Interamericana" (consid. 13 de la resol. cit.).
(80) Referenciado en los consids. 9º y 14 de la Resol. cit.: "Acuerdo de Ejecución de la Sentencia de la Corte
Interamericana de Derechos Humanos. 'Caso Fornerón e Hija vs. Argentina'. Sentencia de 27 de abril de 2012"
suscrito por autoridades de la Secretaría Nacional de Niñez, Adolescencia y Familia, de la Secretaría de
Derechos Humanos del Ministerio de Justicia de la Nación, del Ministerio de Relaciones Exteriores y Culto y
del Ministerio de Gobierno y Justicia de la Provincia de Entre Ríos el 22 de agosto de 2012" (consid. 9º).
(81) Consids. 9º y 14 de la res. cit. La SENAF y el Centro Fernando Ulloa tendrían a su cargo la coordinación
de los encuentros de vinculación y los profesionales que brindarían el apoyo terapéutico a Fornerón y a su hija.
(82) Punto 17, resol. cit.: "... En lo que respecta a los encuentros realizados durante el 2018, el Estado indicó en
el 2017 que las partes acordaron la realización de un encuentro el 24 de enero de 2018, "manteniendo la
periodicidad mensual; sin embargo, no ha sido presentada a la Corte información respecto a los encuentros
realizados en este año".
(83) El sistema de comunicación se efectiviza durante la adolescencia de la joven, quien expresó en 2015 no
desear continuar con tales encuentros, resultando más satisfactorios a partir de 2017 (consid. 19, resol. cit.).
(84) Consid. 21, res. cit.
(85) Consid. 22, res. cit.: "... incluso al margen de los intereses y expectativas del señor Fornerón, quien en todo
momento ha procurado con sus acciones resguardar el bienestar de la niña y el adecuado desarrollo del proceso
de vinculación".
(86) BALLARIN, Silvana, "El lenguaje en el proceso de familia como garantía de tutela judicial efectiva", JA
2018-I-1138.
(87) BALLARIN, Silvana, "La eficacia...", ob. cit., ps. 199-200.
(88) GALLARDO, Roberto, "El lenguaje del cangrejo", Ediciones Madres de Plaza de Mayo, Buenos Aires,
2008, p. 7.
(89) NAVARRO, Pablo E., "Eficacia y normas jurídicas", Centro de Estudios Constitucionales, Madrid, 1990,
p. 18.
(90) NAVARRO, Pablo E., "Los límites del derecho", Ed. Temis, Bogotá, 2005, p. 32. Como lo advierte
Taruffo, el uso de un cierto lenguaje caracterizado por la acumulación de términos técnicos o por la frecuencia
de cláusulas estereotipadas puede revelar una función de enmascaramiento del discurso, o bien la función de
selección sociocultural de los posibles usuarios y controladores del discurso (TARUFFO, Michele, "La
motivación de la sentencia civil", Ed. Trotta, Madrid, 2011, p. 97).
(91) HABERMAS, Jürgen, "Facticidad y validez", Ed. Trotta, Madrid, 2005, 4ª ed., p. 477.
(92) Juzgado de Familia Nº 1, Consejero Damián Ferola, causas "A. M. G. c. L. L. A. s/ régimen de visitas
47887" y "C. M. D. c. F. F. A. M. A. s/ régimen de visitas 54000".
(93) BALLARIN, Silvana, "Ejecución de sentencia en el proceso de familia: por qué incorporar una normativa
específica con relación en la sentencia que prescribe obligaciones de hacer de carácter personalísimo", en RDF
81, Ed. Abeledo Perrot, Buenos Aires, setiembre de 2017, AP/DOC/672/2017; Ponencia presentada en las
XXVI Jornadas Nacionales de Derecho Civil, La Plata, 2018, Comisión 12: "Incorporación de una normativa
específica en relación con la sentencia que prescribe obligaciones de hacer de carácter personalísimo".
(94) En el supuesto de que la ejecución se promoviera en forma inmediata al dictado de la sentencia, el juez
podrá obviar la convocatoria precedente si resultaran improcedentes atendiendo a la actividad procesal de los
autos principales y conexos y a las circunstancias del caso.
(95) BALLARIN, Silvana, "Coordinación de parentalidad y puntos de encuentro familiar: nuevas herramientas
de eficacia y pacificación del proceso de familia", en RDF, 76, Ed. Abeledo Perrot, Buenos Aires, 2016;
MINNICELLI, Mercedes - BALLARIN, Silvana - LAMPUGNALI, Silvia, "Fraternidades y parentalidades
malheridas. Puntos de encuentro familiar: implementación, abordajes y acciones interdisciplinarias", Homo
Sapiens, Rosario, 2018.
(96) "Comenzará a funcionar en Godoy Cruz el primer Punto de Encuentro Familiar", disponible en la web
oficial de Godoy Cruz
(https://www.godoycruz.gob.ar/funcionara-godoy-cruz-primer-punto-encuentro-familiar-mendoza/).

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(97) BOAVENTURA DE SOUSA, Santos, "Sociología jurídica crítica", Ed. Trotta, Madrid, 2009, p. 126.

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