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Rosario Vera Peñalosa

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Rosario vera Peñalosa

Primeros años

El 25 de diciembre de 1873 nació Rosario Vera Peñaloza en un pueblito de los


Llanos riojanos llamado Atiles, en la localidad de Malanzán, Argentina. Sus padres
fueron Don Eloy Vera y Mercedes Peñaloza, quienes previamente habían tenido
otros tres hijos. Era una familia de hacendados de La Rioja, vinculada a la historia
civil y militar de la provincia norteña.

A los 10 años perdió a su padre y al poco tiempo a su madre, por lo que quedó al
cuidado de su tía materna y madre de crianza en esos primeros años de vida:
doña Jesusa Peñaloza de Ocampo.

Ingresó a la escuela primaria desde temprana edad en la ciudad vecina de San


Juan, pues en La Rioja habían desaparecido las escuelas públicas en la época de
las guerras civiles argentinas. En 1884 regresó a su pueblo natal para hacer la
Escuela Normal. Cuatro años más tarde recibió el título de maestra normalista.

Posteriormente se trasladó a Paraná, en donde se formó en la Escuela Normal de


Profesores y se graduó con el título Superior de Enseñanza en 1894.

Inicios en la docencia

Comenzó a ejercer su profesión y su vocación de docente desde el siguiente año


de graduación en esa misma ciudad del litoral.

De manera paralela cursó el Profesorado de Kindergarten de Sara


Chamberlain de Eccleston, quien fue una de las maestras
estadounidenses froebeliana especializada en la educación inicial
y una de las primeras formadoras de maestras en Argentina.
En 1900 fundó el primer jardín de Infantes, el cual era anexo a la Escuela Normal.
Hoy día lleva su nombre. Luego fundó otra serie de jardines en Buenos Aires,
Córdoba y Paraná.

Fue nombrada vicedirectora de la Escuela Normal de La Rioja seis años más tarde
y entre 1907 y 1912 se desempeñó en la misma posición en la Normal Provincial
“Alberdi” de Córdoba.

De forma paralela fue Inspectora de las Escuelas Municipales y dictaba las


cátedras de Pedagogía y matemática en la escuela Normal del “Divino Maestro”.
Pero su estadía en Córdoba fue difícil por intereses políticos latentes y
posteriormente por ser separada de sus cargos sin una razón clara, por lo que se
traslada a la Capital Federal.

Allí, durante 5 años, fue directora fundadora de la Escuela Normal “Roque Sáenz
Peña” y de la Escuela Normal N° 9 “Domingo Faustino Sarmiento”.

La Escuela Argentina Modelo

Desde 1917 fue una etapa en la que Rosario Vera Peñaloza se involucró más en
el ámbito político al formar parte de la corriente de maestros democráticos,
socialistas que impulsaban la enseñanza popular. Además fueron años en los que
debatió el rol de la mujer y solía abogar por la obtención de derechos sociales,
políticos y civiles.

En principio colaboró en la creación de la Escuela Argentina Modelo que inauguró


en abril de 1918. Luego fue inspectora de enseñanza secundaria, normal y
especial desde 1924 a 1926, año en que decide jubilarse por razones de salud.

Pero su retiro marcó el inicio de un periodo de viajes por todo el país asesorando a
funcionarios, vecinos y maestros, en los que elaboraba planes y programas de
estudio, además de dictar cursos, asistir a congresos pedagógicos y fundar
bibliotecas.

Constituyó las llamadas Sociedades Populares de Educación junto a Carlos


Vergara y Elvira Rawson a través de las cuales cuestionaban la burocratización de
la educación y buscaban eliminar el aislamiento de la escuela pública que se vivía
en la época.

En 1931 creó el Museo Argentino para la Escuela Primaria, que había concebido
como instituto de investigación y formulación de propuestas educativas.

Últimos años

En 1945, como parte de sus bodas de oro con la docencia, se formó una comisión
que recibió los homenajes que llegaban no solo de Argentina sino también de
Chile, Uruguay y Perú. En un álbum ilustrado fue declarada por colegas, ex
alumnos, admiradores y amigos como Maestra de la Patria.

Unos meses antes de su fallecimiento en 1949, diseñó y elaboró manualmente un


mapa de América del Sur en relieve en donde se destacan las rutas seguidas por
la expedición libertadora de San Martín a Chile y Perú. Instalado en el Instituto
Sanmartiniano de la Capital Federal explicaba personalmente, a delegaciones
escolares que lo visitaran, la trayectoria y las batallas allí sostenidas.
En La Rioja, el 28 de mayo de 1950 falleció Rosario Vera Peñaloza a la edad de
77 años debido a un cáncer ya avanzado. Se había trasladado a la zona para
dictar un curso en Chamical.

Además de la fecha en que se conmemora el Día Nacional de los Jardines de


Infantes y Día de la Maestra Jardinera, fue homenajeada con una estampilla
postal, un poema escrito por Félix Luna y convertido en zamba por Ariel Ramírez.
Numerosas escuelas llevan su nombre en toda Argentina.

El instituto Sanmartiniano le otorgó un premio póstumo por su “Credo patriótico”.


La educadora y discípula Martha Alcira Salotti publicó doce trabajos de manera
póstuma.

Aportes
Rosario Vera Peñaloza en estación de radio argentina. Fuente: Here [Public domain]
Como estudiosa y difusora de los principios de Froebel y Montessori, Rosario Vera
Peñaloza logró adaptarlos a la realidad argentina y hacerlos accesibles para toda
la población. Adecuó material didáctico con desechos y aprovechó los recursos
que proporcionaba la naturaleza para que la creatividad en el aula se desplegara,
siempre con bases científicas.

Esta pedagoga fue una de las principales promotoras del nivel Inicial en Argentina
y, junto a Custodia Zuloaga y otras educadoras, logró que se registraran avances
importantes en la planificación didáctica, la formación integral y la normativa
vigente.

Entre sus principales aportes se encuentra conferirle al juego un valor estratégico


en el jardín de infantes, así como el uso de las manos como activadora de la
función cerebral e instrumento para la creatividad.

También es considerada motor principal para la fundación de bibliotecas y del


recinto del museo en su país, en los que agregó elementos regionales, teniendo
como base la enseñanza de la geografía. En ellos impartía para sus pares
docentes la cátedra de estudios folklóricos, con el propósito de dar conocer el
acervo nativo y mantener el carácter nacional.

Además, fue un personaje clave en el impulso de la enseñanza popular, la


literatura infantil y en el uso de nuevas técnicas de docencia que transmitió con
conferencias y cursos a lo largo y ancho del país.

Obras
– El hombre que rehusó el Olimpo.
– Los hijos del sol

– Historia de la Tierra.

– Un viaje accidentado.

– Cuentos y poemas.

– Pensamientos breves sobre juegos educativos.

– La enseñanza de la geometría.

– El paso de los Andes por las seis rutas.

– Trabajo manual.

– Lectura del mapa de relieve de la República Argentina.

– Enseñanza práctica de las fracciones.

– Herencia sagrada.

– La casa histórica de Tucumán.

– La industria del tejido.

– La tejeduría hogareña.

– El Kindergarten en la Argentina. Didáctica Froebeliana.

– Vulgarización científica, los jardines de infantes.

– Estudio comparativo de los sistemas Montessori y Froebeliano.

– Mi credo patriótico.

– Vida del General San Martín (adaptada a los niños)

Citas célebres
– Así es mi vida, crees que estoy jugando, pero en realidad, estoy trabajando.
– La lucha ha sido ardua, el camino difícil. A cada paso un obstáculo que debía
sortear sin dejar aquel sagrado deber de fe, de esperanzas, de consagración, de
dignidad para poder llevar con honor el nombre de riojana.

– Creo en el amor a la Patria, que inspiró a nuestros próceres para darnos


independencia y libertad, y en la bandera celeste y blanca…, que no será abatida
mientras palpite un corazón argentino (fragmento tomado de Mi credo patriótico).

– Siempre es lenta la marcha de las ideas nuevas. Hay siempre lucha hasta que
el público las acepta y todos los que llegan a ser discípulos de tal innovación
tienen que soportar críticas y advertencias injustas.

– Creo en el magisterio argentino y en su obra; a ellos, el maestro corresponde


formar las generaciones capaces de mantener siempre encendida la lámpara
votiva que dejaron a nuestro cuidado los que nos dieron Patria, para que jamás se
apague en el alma argentina y para que sea el faro que ilumine los senderos.

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