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ARAUJO MARTUCCELLI, 2015b

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LAS INDIVIDUALIDADES POPULARES

Analisis de sectores urbanos en Chile

Kathya Araujo
Universidad Academia Humanismo Cristiano
Danilo Martuccelli
Universite Paris Descartes, USPC, lUF, CERLIS-CNRS

Resumen: Las ciencias sociales por 10 general han propuesto lecturas de las clases po-
pulares y de 10 popular que han tendido a minimizar la existencia de formas de indivi-
dualidad en su seno, dando lugar a visiones altamente colectivistas de sus miembros.
Sobre la base de dos investigaciones empiricas de tipo cualitativo para el caso de Chile,
realizadas mediante entrevistas semidirectivas y tecnicas grupales, este articulo discute
que, sin desconocer la comunidad de experiencias observable entre sus miembros, es
posible dar cuenta de ciertos procesos individualizadores especificos en este grupo social.
Frente a las numerosas adversidades de su existencia en un contexto de alta inestabilidad
posicional y exigencia de hiperactuaci6n, los miembros de los sectores populares urbanos
tienden a afirmar su individualidad a partir de tres dimensiones: la fortaleza de caracter;
la habilidad y el sentido de oportunidad; y el goce y la irreverencia humoristica.

Las ciencias sociales han producido lecturas de las clases populares y de 10


popular, en las cuales, por 10 general, ha tendido a minimizarse la existencia de
formas de individualidad en su seno, dando lugar a visiones altamente colectivis-
tas y homogeneas de todos sus miembros.1 Una actitud que, curiosamente, asume
con escasa discusi6n, uno de los grandes prejuicios de clase a prop6sito de los
sujetos populares. En el presente articulo, basandonos en los resultados de dos
investigaciones empiricas,2 propondremos, por el contrario, acercarnos a estos
sectores 'poniendo el acento en el caracter comun de las experiencias sociales de

1. Agradecemos los comentarios de los evaluadores anonimos de LARR de la primera version de este
articulo.
2. La primera es un estudio sobre el proceso de individuacion en la sociedad chilena, basado en la
realizacion de noventa y seis entrevistas semidirectivas en las ciudades de Santiago, Concepcion y Val-
paraiso (Proyecto FONOECYT N° 1085006). Las entrevistas estuvieron destinadas a identificar, a partir
de las experiencias de los individuos, los desafios sociales que enfrentan, la jerarquizacion que hacen de
ellos y las modalidades de individuacion al que son impulsados al enfrentarlas. Este texto se basa en el
analisis de las cuarenta entrevistas correspondientes a hombres y mujeres de entre treinta y cincuenta
y cinco anos de sectores populares urbanos de la region metropolitana. La segunda es un estudio des-
tinado a identificar las formas de ejercicio de la autoridad y las razones para la obediencia tanto en el
trabajo como en la familia en el contexto de la democratizacion social en Chile (Proyecto FONOECYT N°
1110733). Se realizaron entrevistas semidirectivas y grupos de conversacion dramatizacion a hombres y
mujeres entre treinta y cinco y cincuenta y cinco anos. Para este articulo se ha utilizado el analisis de las
entrevistas (dieciseis) y grupos (seis) correspondientes a los sectores populares. Todos los entrevistados,
en ambas investigaciones, pertenecen esencialmente aillamado sector 0, pero tambien a las fronteras
de C3. Para caracterizar la posicion social de los entrevistados se tuvo en cuenta profesion, barrio de
residencia, trayectoria escolar y autopercepcion de los entrevistados.
Latin American Research Review, Vol. 50, No.2. © 2015 by the Latin American Studies Association.

https://doi.org/10.1353/lar.2015.0022 Published online by Cambridge University Press


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sus miembros y las orientaciones hondamente individualistas que estas mismas


situaciones engendran.
Desarrollaremos el argumento en varias etapas. En un primer momenta evo-
caremos brevemente los principales escollos sociologicos presentes en el estudio
de 10 popular, y sus consecuencias en el estudio de los individuos de este grupo
social, con el exclusivo fin de delinear una nocion que permita superados y que
denominaremos la individualidad popular. Dado que la plena comprension de
esta solo es posible en relacion con un conjunto de grandes transformaciones es-
tructurales, en un segundo momenta nos detendremos brevemente a presentar el
caso de Chile en esta perspectiva. Las tres secciones siguientes estaran consagra-
das a discutir tres dimensiones a partir de las cuales se afirma y se expresa esta
individualidad popular en la sociedad chilena: la fortaleza de caracter; la habili-
dad y el sentido de oportunidad; y el goce y la irreverencia humoristica.

DIFICULTADES EN EL ESTUDIO DE La POPULAR

El estudio de 10 popular se situa de cara a un conjunto reiterativo de tres di-


ficultades teoricas y metodologicas. La primera concierne a la definicion misma
de 10 que se entiende por "clases populares", una caracterizacion que es, a todas
luces, mas labil que otras designaciones de clase como obreros 0 empleados, asa-
lariados 0 trabajadores independientes, puesto que tiende muchas veces a aso-
ciar bajo una designacion comun a miembros de estos diferentes grupos sociales
(Schwartz 2011). En America Latina, esta dificultad es incluso mas aguda puesto
que se han afiadido discusiones y diferenciaciones suplementarias alrededor de
los "marginales", los trabajadores "informales", las "clases subalternas", 0 de ma-
nera especialmente aguda en el ultimo tiempo, los "pobres", cada una de ellas su-
brayando la heterogeneidad interna de las clases populares. Sin embargo, y mas
alIa de 10 anterior, algo es constante y central en el uso del termino clases populares:
a pesar de sus diferencias, se trata siempre de establecer un vinculo entre una po-
sicion socioeconomica y una actitud sociocultural, una articulacion cuya vigencia
resiste, en el caso chileno, tanto a la generalizacion de categorias sociales propias
a las tecnicas de mercadeo como a la extension del sentimiento de ser miembros
de las clases medias (Barozet y Espinoza 2009). En efecto, como muchos estudios
cualitativos 10 muestran, los actores tienden a autoposicionarse como miembros
de las clases populares en funcion de su profesion, ingresos, barrio de residencia,
trayectoria escolar, pero tambien rasgos fenotipicos 0 actitudes culturales (Araujo
2009, 2010).
La segunda dificultad concierne a la naturaleza misma de la "cultura popular",
ya sea que se la interprete como una cultura dominada (definida por la coercion
y el deficit), ya sea, por el contrario, que el "pueblo" sea definido desde sus vir-
tudes culturales de resistencia y alteridad. Se trata de un tema particularmente
activo tanto en la sociologia francesa, en mucho a causa de la herencia contro-
vertida del trabajo de Pierre Bourdieu (1979), como en la sociologia britanica a
causa de la fuerte impronta en su senD de la tradicion clasista. En ambos casos,
por vias distintas, aparece una fuerte dicotomia entre una lectura "miserabilista"
y una interpretacion "populista" (Grignon y Passeron 1989); entre aquellos que

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solo consideran la cultura popular desde su deficit de legitimidad con respecto


a la cultura de las clases superiores, incluso a nivel de sus c6digos lingiiisticos
(Bernstein 1975), y los que, y en reacci6n, se esfuerzan en leer la cultura popular
de manera aut6noma, negando, para seguir con el mismo ejemplo, que ellenguaje
popular, a pesar de su especificidad oral, suponga por ello diferencias a nivel
cognitivo 0 intelectual (Labov 1976). En America Latina, tambien la noci6n de
cultura popular ha sido particularmente debatida por el caracter esencialista que
ha tendido a cobrar en una lectura que sostiene la autonomia y la resistencia como
atributos indiscutibles de la clase popular (Garcfa Canclini 1990). Ella, aunque
presente en los estudios de consumo cultural (Catalan y Torche 2005), ha tornado
principalmente una expresi6n mas bien poHtica, ya sea a traves de su asociaci6n
expHcita con los regfmenes nacional-populares, sobre todo en el marco del pero-
nismo (Germani 1962; James 1990; Martuccelli y 5vampa 1997; Laclau 2005), ya sea
bajo la forma de un elogio de la iniciativa propiamente popular (50to 1986; Franco
1991; Lavfn 1987).
La tercera gran dificultad en el estudio de 10 popular concierne a los estereo-
tipos populares, algo muy presente, por ejemplo, en los estudios de Oscar Lewis
([1961] 1982) sobre la "cultura de la pobreza". En estos trabajos la tentaci6n es en-
cerrar a los miembros de las clases populares en estereotipos colectivos: un as-
pecto observable en estudios que centrandose, por ejemplo, en la cultura, en la
identidad, en las tradiciones ideo16gicas e incluso en los rasgos idiosincraticos,
identifican tipos de individualidad popular bajo la forma de grandes caracteres
nacionales 0 morales. En Chile pueden encontrarse ecos de este tipo de analisis
en los estudios que la tradici6n costumbrista hizo de los miembros de los sectores
populares en terminos de "psicologia nacional" 0 de "caracteres" (Gutierrez 2010),
e incluso en las remanencias de algunos de sus rasgos en la denominada "cultura
de la decencia" (Martinez y Palacios 1996). Estudios, en particular los primeros, en
los que, por 10 general, se propusieron representaciones en las que no solamente
se desdibuja todo rasgo individual en beneficio de arquetipos colectivos sino que
tambien se quita curiosamente toda variaci6n hist6rica a estos modelos. Para este
caso, Larrafn (2001) ha mostrado c6mo se fueron forjando los estereotipos de 10
popular que, una vez consolidados, han terminado por cristalizar la idea de un
"alma popular" (ensimismamiento, tristeza, presentismo) cuyas rafces inmemo-
riales la volverfan extranamente insensible a la historia presentee
Las tres grandes dificultades anaHticas que venimos de evocar en el estudio
de 10 popular no conciernen especfficamente al estudio de los individuos de este
grupo social. Pero cada una de elIas se caracteriza sino por negar, sf por dificultar
el estudio de la individualidad de sus miembros.

lc6MO APREHENDER LAS INDIVIDUALIDADES POPULARES?

Habiendo evocado estas tres grandes dificultades resta preguntarse, Les po-
sible proponer una interpretaci6n de 10 popular que logre evitarlas y que logre,
sobre todo, dar cuenta anaHticamente de las especificidades de sus miembros?
Para esbozar una respuesta positiva a esta pregunta, propondremos la noci6n de
individualidad popular. La noci6n, construida inductivamente a partir de un im-

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portante material cualitativo, busca proponer una articulacion entre las estructu-
ras y las experiencias, en 10 que puede denominarse un nivel mesosociologico de
analisis. En este sentido, la nocion se diferencia, por un lado, de aquellos trabajos
que estudian 10 popular desde las grandes figuras macrosociales del sujeto 0 de
la identidad popular (subrayando usualmente en exceso las homogeneidades in-
tragrupales); y por el otro lado, de trabajos que intentan dar cuenta de la singula-
ridad de los actores populares unicamente como una consecuencia idiosincratica
de una serie altamente personalizada de eventos biograficos (0 disposiciones).
Para perfilar la nocion de individualidad popular a este nivel meso-sociologico,
nos apoyaremos -recreandolos- en un conjunto dispar de estudios que, desde
hace decadas, han intentado romper con las tres grandes dificultades que veni-
mos de mencionar (el estricto posicionamiento de clase de los sectores populares;
la dicotomia entre cultura legitima y dominada; el encierro de todos sus miem-
bros en una cultura comun estereotipada y homogenea).
En primer lugar, este estudio de las individualidades populares se inserta en
la familia de trabajos que subrayan la autonomia cultural relativa de los sectores
populares, y por ende, la existencia de actitudes especificas entre sus miembros
en 10 relativo a la construccion de un sentido "propio" del mundo. Hace ya mas de
cincuenta afios, los cultural studies de la escuela de Birmingham, -yen particular,
el trabajo pionero de Richard Hoggart (195~ 1988)- impusieron la vision de una
cultura popular con una fuerte autonomia simbolica. Si bien Hoggart ni nego ni
descuido la referencia a la "otra" cultura -los burgueses-, no hizo de esta re-
lacion la clave interpretativa de la cultura popular. Es el reconocimiento de esta
autonomia cultural relativa 10 que permite el estudio de las practicas culturales
populares en si mismas, privilegiando, por ejemplo, la valorizacion de las formas
sensibles de la vida social de la "gente de poco" para retomar la expresion de
Pierre Sansot (1991), la valorizacion especifica que los sectores populares hacen
del hogar y de ciertos bienes de consumo (Schwartz 1990) 0 de pasatiempos u ocu-
paciones especificas (p. ej. jardineria, construccion) que efectuan fuera dellugar
de trabajo pero en relacion con el (Weber 1989). En breve, desde esta dimension
se trata sobre todo de subrayar 10 que de especifico con respecto a otros grupos
sociales tiene la individualidad popUlar.
En segundo lugar, y en este punto acentuando 10 afirmado por ciertas pers-
pectivas, el estudio de las individualidades populares hace eco de la necesidad de
rechazar toda reificacion de "la" cultura de los sectores populares en beneficio de
orientaciones normativas indisociables de la experiencia social e historica de sus
miembros. Todo rasgo de "la" cultura popular debe pasar por el tamiz de las ex-
periencias sociales, 10 que Ie otorga una fuerte historicidad. Es asi como, por ejem-
plo, pero central para nuestro argumento, es preciso relativizar la observacion
hecha en el senD de las clases obreras y populares europeas de los afios sesenta
y setenta en las que se observo un predominio en "la" cultura popular del valor
de 10 colectivo sobre 10 individual. Esto no es un rasgo atemporal de las clases
populares: fue una orientacion cultural fruto de una experiencia politica y social
particular (conciencia de clase, partidos politicos de clase, fuerte comunidad de
estilos de vida). En el caso ingles, asi, esta orientacion normativa se construyo y
mantuvo durante decadas al calor de la conciencia historica que en esta sociedad

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forjo la clase obrera (Thompson [1963] 1988); en otros paises esta misma orienta-
cion se apoyo mas bien en un "obrerismo" identitario (Verret y Creusen 1995). En
este segundo registro, dar cuenta de las individualidades populares supone, sin
menoscabo de 10 que Ie corresponde a la nocion de cultura popular, comprender
sus rasgos desde la fuerte porosidad observable de las orientaciones normativas
hacia las experiencias sociales (Araujo 2009).
En tercer lugar, el reconocimiento de las individualidades populares invita a
subrayar y radicalizar la existencia de iniciativas y actitudes alternativas que no
pueden asociarse enteramente ni con la resistencia ni con el conformismo (Martuc-
celli 2001). En este sentido, el estudio de las individualidades populares requiere
prolongar la reflexion que, por 10 general desde trabajos etnograficos, subrayan,
como 10 ha hecho Michel de Certeau (1980), el claroscuro de las tacticas populares
para "resistir" desde la cotidianidad a la imposicion de modelos culturales domi-
nantes, 0 el claroscuro de las maneras sesgadas y distintivas por las que los miem-
bros de los sectores populares hablan de la politica en claro contraste -pero no
siempre conscientemente- a como 10 hacen otros grupos sociales (Eliasoph 1998).
Una actitud politicamente inclasificable y tambien visible en la atraccion que tie-
nen los miembros de los sectores populares por los hechos diversos (faits divers),
los "accidentes", el "azar", incluso por 10 sordido y 10 macabro, abundantes en la
denominada "prensa amarilla", la que denota sin duda una posicion ambivalente
y en homologia con la fragilidad de sus experiencias de vida (Dubied y Lits 1999;
Goulat 2010). En muchas, pero no en todas sus practicas, las individualidades po-
pulares, y es una de sus caracteristicas a la vez colectiva y singular, se oponen sin
conciencia expresa a otros modos culturales.
En resumen: el estudio de las individualidades populares, y su caracteristica
mesosociologica, se desprende de estos tres factores: (1) su autonomia cultural
relativa permite comprender que si sus miembros comparten orientaciones cultu-
rales de mas 0 menos fuerte especificidad grupal, esto no les impide compartir,
al mismo tiempo, elementos de la cultura mainstream; (2) la autonomia cultural
relativa de las orientaciones normativas de este grupo social deben ser siempre
interpretadas desde su naturaleza historica, esto es, es preciso interrogarse por la
experiencia social efectiva, colectiva e individual, que las producen, mantienen 0
transforman; (3) finalmente, los dos factores anteriores, deben entenderse como
elementos de una actitud que proporciona a sus miembros claves singulares de
comprension tanto de situaciones como de personas y que es, por extrafio que
parezca, todo a la vez: una actitud de resignacion, de conformismo, de toma de
distancia y de resistencia.
La nocion de individualidad popular apunta, pues, a describir la existencia
de una experiencia social y posicional comun entre sus miembros; remite, den-
tro de una evidente continuidad, a la acentuacion historica de ciertas tenden-
cias hacia la individualizacion en este grupo social en las ultimas decadas; y,
por ultimo, se interesa por las variaciones intragrupales e interpersonales de sus
miembros. Vale decir que las individualidades en cuestion, sin que en ningun
momenta se deniegue su aspecto colectivo, permiten declinaciones singulares
puesto que estan constantemente abiertas al cambio y a la revision historica y
experiencial.

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En el caso de Chile, la individualidad popular en la actualidad se caracteriza


por tres rasgos no unicos pero SI especialmente salientes: una valorizacion par-
ticular de la fuerza personal, un elogio afirmado de la habilidad y el uso de las
oportunidades y una actitud gozadora ante la existencia. Cada uno de ellos, como
veremos, supone una autonomia cultural relativa, es el fruto de experiencias so-
ciales e historicas especificas, delata una iniciativa practica ante el mundo a la vez
de adaptacion y rechazo, y permite dar cuenta de la modalidad dual de las indi-
vidualidades populares -afirmando su doble caracter de experiencias comunes
e individuales.
Pero antes de entrar a discutir en detalle las formas especlficas de la indivi-
dualidad en los sectores populares urbanos, nos detendremos a dar cuenta breve-
mente, a partir de nuestros resultados de investigacion, de un conjunto de impor-
tantes transformaciones estructurales que los individuos perciben como impulsos
activos a la afirmacion de sus individualidades en la sociedad chilena.

EMPUJES ESTRUCTURALES A LA INDIVIDUALIDAD

Segun nuestros resultados, los individuos consideran que en las ultimas de-
cadas, la sociedad chilena ha sido el teatro de dos grandes revoluciones. 3 Por un
lado, un conjunto de transformaciones asociadas con el giro hacia el neolibera-
lismo efectuado en los afios setenta, tanto en un plano politico como economico.
Con la transformacion de los principios de la proteccion social, la privatizacion
de la educacion, la prevision social y de la salud, y el consumo y el credito con-
vertidos en elementos estructurantes de las relaciones sociales y de la vida per-
sonal, se difunde la imagen de una sociedad perfectamente movil y competitiva,
la valorizacion de la ambicion personal, de la confianza en el esfuerzo propio, la
importancia del "empuje", de las "ganas" de tener exito. Por el otro, un conjunto
de reivindicaciones asociadas con la democratizacion dellazo social: aspiraciones
de horizontalidad relacional que entran en choque con una variedad de funcio-
namientos institucionales e interpersonales que las contradicen, particularmente
condensadas en las experiencias de abuso cuya denuncia es expandida. La per-
dida de legitimidad de logicas sistemicas que ordenaban las relaciones sociales
obliga a la busqueda de formas, muchas veces solitarias y no siempre exitosas, de
gestionar las relaciones sociales tanto simetricas como asimetricas. La interpene-
tracion de estos dos procesos describe una condicion historica particular que se
declina de manera muy variada a nivel de las experiencias, segun los distintos
ambitos de la vida social. Algunos de ellos, en funcion de su relevancia para la
argumentacion, los detallamos a continuacion.
Para empezar, se encuentra una generalizacion del sentimiento de desasosiego
entre los individuos, derivado de la percepcion que los emplazamientos que ocu-
pan son porosos e inestables. La inconsistencia posicional encontrada se define por
el sentimiento de que todas las posiciones sociales pueden sufrir procesos activos
de desestabilizacion, 10 que implica una "transferencia" hacia los individuos de la

3. Una presentaci6n exhaustiva de estos resultados ha sido realizada en Araujo y Martuccelli (2012).

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problematica de su nivel y tipo de integracion social. Este rasgo esta fuertemente


vinculado con factores ligados a transformaciones economicas (flexibilidad en el
ambito laboral, endeudamiento) pero, tambien, con factores politicos, urbanos y
de contingencias vitales, y constituye un fertilizante importante del "trabajo sin
fin", mandato y coercion que es el sustrato central de las experiencias en el mundo
laboral. La flexibilidad laboral, la competencia generalizada entre asalariados y
las transformaciones del sentido del trabajo, consecuencias del giro neoliberal,
ponen marco a este ambito, el que esta caracterizado por sobrerequerimientos
temporales, trayectorias profesionales inestables, culturas y ambientes laborales
signados por el conflicto y la irritacion, frustraciones salariales y exigencias al-
tamente individualizadas de produccion de sentido. En un contexto en el que el
trabajo sin fin se instala de facto como imperativo social, los individuos estan
obligados, ademas, a producir una articulacion temporal de las diferentes esferas
de vida (familia, asociatividad, tiempo libre). Como a proposito de las posiciones
sociales 0 el trabajo, con respecto a la temporalidad les toca a ellos lograr - 0 no-
articular estas tensiones.
La justicia, por su parte, se especifica en torno al reconocimiento diferencial
del merito. Alrededor de el se constituye una tension entre el imperio creciente
del ideal de la competencia y un conjunto de experiencias sociales que ponen en
cuestion la realidad de este principio (p. ej. trafico de influencias, importancia de
adscripciones). La prueba del merito somete, asi, a los individuos a una presion
individualista de nuevo tipo, a una exigencia de justicia mas personal que colec-
tiva: a un sentimiento de frustracion que enhebra sin solucion de continuidad
experiencias individuales y juicios criticos hacia el colectivo. Por otro lado, y final-
mente en este recuento, las expectativas de horizontalidad dellazo social, las 10-
gicas de competencia y de usura que impone el modelo economico y productivo,
los nuevos contenidos de la concepcion de justicia, complejizan los codigos y la
legitimidad de las logicas interactivas.
En este contexto, caracterizado por el escaso sosten de las instituciones, los
miembros de la sociedad son compelidos a hacerse cargo de si mismos, a soste-
nerse en su individualidad. Los individuos son empujados a ser actores en el sen-
tido mas fuerte del termino. Cada cual esta impelido a producir la consistencia de
la posicion social que ocupa como, tambien, las jerarquias para el uso del tiempo 0
las fronteras 0 los limites legitimos para el consumo. Esta llamado a rendimientos
tan diversos como la autolimitacion, el autocuidado, la sobrevivencia material 0 la
produccion de sentido, esto es, tiene que producirse como hiper actor.
Los desafios estructurales evocados son comunes a la sociedad chilena, pero
toman un cariz particular entre los miembros de los sectores populares. Para en-
frentarlos, apoyandose en tradiciones historicas culturales y sociales ya existen-
tes, pero resignificandolas, los actores se yen compelidos en un contexto de acen-
dramiento ideologico de la individualidad, en el que la referencia a 10 colectivo
se debilita, a construir perfiles grupales y personales desde estrategias altamente
individualizadas. El perfil de la individualidad popular puede leerse desde tres
grandes factores, que, sin ser los unicos, aparecen como especialmente relevantes
segun 10 encontrado.

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LA INDIVIDUALIDAD POPULAR Y LA FUERZA PERSONAL

El primer rasgo de la individualidad popular es una forma heroica de presen-


tacion de sf mismo. Una modalidad de individualidad de clase que se construye
asumiendo el caracter estructural de soledad y desproteccion presentes en la so-
ciedad chilena, realidades ante las cuales es preciso tener y desarrollar un "carac-
ter" fuerte. Frente a la profunda inconsistencia de las posiciones sociales, frente a
todos los embates cotidianos de la vida social es preciso encontrar en sf mismo la
fuerza necesaria para sobreponerse a ellos. Esta experiencia, indisociable de una
posicion comun de clase, da paso a una expresion altamente individualizada de
la capacidad de sus miembros.

Temple personal y respuestas individuales


Entre nuestros entrevistados, una expresion sintetiza mejor que cualquier otra
esta dimension: "tengo un caracter bien fuerte". a sea, frente a los desafios de la
vida, y la mirfada de abusos cotidianos que esta implica, es preciso poder afir-
marse en ella y para ella, el arma principal es el caracter. "Yo me considero como
un monito porfiado", nos dijo una educadora social, "si quiero algo yo 10 consigo".
A traves de la afirmacion que se posee un caracter bien templado se trata de testi-
moniar una forma de consistencia personal en medio de una vida social que esta
permanentemente zarandeada por inconsistencias, transgresiones e irresponsa-
bilidades cotidianas.
Frente a las dificultades a las que confronta la sociedad, el caracter - 0 sea el
hecho de tener un temperamento fuerte-, aparece como un recurso importante
para poder asumir una actitud moral ante la vida, y para poder defenderse en
ella. Para explicar, por ejemplo, por que ella, en tanto que empleada domestica,
no se deja intimidar por sus patronas, una de las entrevistadas evoco -como
tantos otros- su caracter: "es que igual yo tengo mi caracter ... Tengo mi caracter
especial, entonces, cuando a mf algo no me gusta, me voy". Una confeccionadora
de ropa nos hizo una declaracion similar: "tengo caracter, si algo no me parece, no
me parece ... Para mf la justicia es muy importante, el respeto por las personas,
por el ser humano" 10 que hace que ella -segun dice- no se resigne a la presen-
cia de maltratos 0 abusos a su alrededor.
Por supuesto, muchas de estas aseveraciones no son probablemente entera-
mente ciertas. Como James C. Scott ([1990] 2000) 10 ha mostrado con contundencia,
los actores dominados tienden a edulcorar la realidad de sus actitudes de resis-
tencia publica en ausencia de sus superiores. Es muy probable que nuestros entre-
vistados sean, en la vida cotidiana, menos heroicos que 10 que quisieron dejarnos
entrever, pero 10 que interesa subrayar es el lenguaje empleado. La afirmacion
igualitaria de sf mismo en y por medio de las interacciones se presenta como un
asunto moral. Se trata a la vez de una exigencia politica de respeto y una cues-
tion de temperamento personal. a mejor dicho, para las personas entrevistadas
es tambien un asunto de temple porque se requiere tener un caracter fuerte para
lograr salir airoso de los retos que pone la vida cotidiana.

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Caracter, abusos y autoridad


Especialmente visible es el uso del recurso al caracter en las relaciones con la
autoridad. 4 La gestion de las relaciones asimetricas resulta particularmente con-
flictiva debido ados factores que entran en colision. Por un lado, la permanencia
de modalidades de ejercicio de poder desreguladas. Por el otro, crecientes expec-
tativas igualitarias, y de buen trato, visibles hoy en Chile (Politzer 2006), al punto
que, segun un estudio de fines de la decada del 2000, un grupo de trabajadores
encuestados en la zona central del pais, indico como elemento mayor de satis-
faccion laboral, despues de la remuneracion, el buen trato (39 por ciento) (PNUD
2009, 129).
Lo importante es que el pedido de buen trato y la resistencia al abuso se pre-
sentan como un asunto de moral, y en el fondo de temperamento. He aprendido,
nos dijo un empleado, militante politico, "a no quedarme callado. Me ha traido
muchos problemas pero me deja tranquilo, 0 sea cuando siento una cosa asi [una
injusticial, la digo, y no me la aguanto". El caracter en tanto que temperamento
es movilizado como soporte de una actitud moral que, en su ausencia, y dada la
rigidez de los vinculos verticales, tendria, segun los entrevistados, dificultades en
poder expresarse. La lectura y la denuncia y la resistencia a los abusos son inse-
parables de una interpretacion en terminos de caracter. Los individuos de los sec-
tores populares tienen el sentimiento que deben hacerse respetar personalmente
por doquier en universos sociales que no los respetan institucionalmente.
Durante mucho tiempo, el hecho que los asalariados compartan un mismo uni-
verso de sumision laboral, fue interpretado como un factor importante de produc-
cion de una conciencia de resistencia colectiva. La transformacion de las condi-
ciones laborales, la generalizacion de las practicas de externalidad, la fuerza de la
competencia entre asalariados en una misma empresa, han modificado en profun-
didad esta situacion (Soto 2008; Ramos 2009). Sin desaparecer del todo, el reclamo
colectivo, da lugar a actitudes de resistencia 0 de adaptacion mas individualistas.
Los conflictos de intereses entre categorias sociales, sin desaparecer, dan paso a
rencillas intersubjetivas personalizadas. Como 10 comento un obrero de construc-
cion: "mira el problema es que los tipos (los jefes) se hacen una cuestion de piel,
si les caes bien te tratan bien, dejan pasar ciertas cosas, si al tiempo Ie reclamaste
algo y que el tipo considera injusto eso que Ie reclamaste, entonces como que va a
tirar para ellado y empieza el roce de piel y ahi te empieza a mosquear".
La fuerza personal aparece como un recurso indispensable para sortear el do-
ble escollo de la verticalidad jerarquica presente en ellazo social y la horizontali-
dad anhelada. La diferencia estatutaria entre unos y otros, entre los que mandan
y los que obedecen, se desdibuja en un sentimiento a la vez de no respeto personal
y de un exceso estructural del otro. El caracter fuerte como elemento de nivela-
cion de las relaciones no es solo arma de defensa, es un estilo relacional e instru-
mento de compensacion emocional, como 10 muestra el hecho que en los trabajos
de los grupos de conversacion dramatizacion, en los cuales se les solicito realizar

4. Este apartado se basa especialmente en el estudio Autoridad y procesos de democratizaci6n social en


Chile; ver nota 2.

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teatralmente escenas de la vida cotidiana, muchos actores de sectores populares


expresaron el "placer" que sintieron al ubicarse, y durante el tiempo acotado que
dur6la representaci6n, en ellugar del poder y de la autoridad. La fuerza personal
"de los de abajo" es cara y sella: factor de abuso y recurso de resistencia.
Por supuesto, este elogio de la fortaleza de caracter personal no los lleva nunca
a desconocer totalmente la necesidad de soportes y ayudas diversas (Robles 2000).
En este sentido, el elogio del temperamento presente en la individualidad popular
en Chile, es muy distinto al del self-made man de la tradici6n norteamericana (Fis-
cher 2010), puesto que esta por 10 general asociado menos a la obligaci6n de par-
ticipaci6n en un colectivo, que a la valorizaci6n de los recursos relacionales que
pueden ser movilizados en aras y en beneficio de esta voluntad (Lechner 2006). Se
trata de apoyos que, cualquiera que sea su realidad, los miembros de los sectores
populares dicen encontrar menos a nivel de las instituciones que en sus entor-
nos sociales y familiares (Valenzuela, Tironi y Scully 2006). Sin embargo, incluso
cuando se reconoce la importancia de las relaciones, y dado el costa humano que
implica recurrir a elIas (juicios morales, deudas), 10 que prima es una fuerte valo-
rizaci6n del caracter y de una postura de solipsismo pragmatico. El primer rasgo
de la individualidad popular, parcialmente compartido con otros sectores socia-
les en Chile, pero aqui en proporciones extremas, es que, en la medida en que hay
que arreglarselas solo, una alta dotaci6n energetica como sosten de la firmeza
personal resguarda la posibilidad de resistir los embates del mundo. Si bien esta
actitud no estuvo probablemente ausente en el pasado, a causa de los cambios
estructurales producidos en las ultimas decadas, la firmeza de caracter de la indi-
vidualidad popular ya no tiende mas a expresarse en terminos de conciencia de
clase sino como un atributo personal.

LA HABILIDAD Y LA OPORTUNIDAD

A este primer factor se Ie afiade otro, solo en parte semejante: el elogio de la


habilidad y la capacidad para aprovechar oportunidades (Martuccelli 2010). En
una sociedad como la chilena en donde, segun los entrevistados, se tiene muchas
veces la doble experiencia, por un lado, que todo esta bloqueado y, por el otro,
que todo es inconsistente, el saber aprovechar la oportunidad es un imperativo
pragmatico. Para aprovechar la oportunidad es preciso poseer una forma de in-
teligencia que combina la sagacidad, la prudencia, la osadia, el "olfato", la actitud
alerta, la desenvoltura, el amague. Lo importante es saber sortear obstaculos. Una
actitud tradicional resignificada y valorizada en las ultimas decadas en la me-
dida que el modelo neoliberal impuso el merito y el anhelo de la movilidad social
como horizontes colectivos. Si este rasgo idiosincratico esta presente en casi todas
las categorfas sociales, es particularmente activo entre los hombres de sectores
populares.

£1 elogio de La habiLidad
Verdadera filosoffa de vida, saber aprovechar la oportunidad es una habilidad,
contrariamente a 10 que muchas veces se indica, profunda mente optimista e indi-

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vidualista. La manera por la cual, desde la inconsistencia y la adversidad, muchos


terminan tomando su destino en las manos. Un comerciante cuenta, por ejemplo,
como va adaptandose cotidianamente al mercado, cambiando sus productos (fru-
tas, lextil, zapatos), desarrollando un estado de permanente alerta. El dia que fue
entrevistado, por ejemplo, llovia, y lamento no haber llevado paraguas con el para
venderselos a los entrevistadores. Una postura que no es exclusiva del comercio:
muchos trabajadores cultivan la actitud de estar siempre disponibles a las oportu-
nidades laborales que podrian presentarseles (Diaz, Godoy y Stecher 2006).
En medio de una sociedad en donde la disimetria del poder es aguda (Araujo
2009), estas habilidades son una manera de introducir la contingencia en la nece-
sidad, de dejar abierto el horizonte del intercambio, de abrir una ventana desde la
cuallas cosas pueden darse de otra manera. Los efectos de este rasgo de la indivi-
dualidad son muchas veces efimeros, dado que las "estructuras" terminan por 10
general por primar sobre los "agentes". Sin embargo, 10 importante no esta en la
inevitable restauracion del orden jerarquico sino en la permanente abertura de las
situaciones a las cuales la oportunidad da una filosofia de vida. Para ella, hay que
ser vivo, rapido, astuto, estar alerta, pero tambien, y sobre todo, dado el conjunto
de asimetrias existentes, tener flexibilidad para navegar entre todos estos escollos.
"Hay que ser chispa, hay que ser como muy vivo, estamos viviendo en el mundo
de los vivos, hoy en dia no te puedes quedar, hoy en dia no puedes confiar, hoy en
dia hay que ser muy despierto, no tener dos ojos, tener cuatro, no dos oidos, tener
cuatro, estar atento y que las oportunidades hay que tomarlas, todas, porque no
se vuelven a repetir", nos explico una empleada municipal resumiendo de manera
precisa esta postura vital.
Vale la pena subrayarlo: en esta valorizacion del oportunismo late un imagina-
rio igualitario. AlIi donde todo parece cerrado emerge, aunque mal no sea por un
instante, la capacidad de alterar el curso de las cosas. La regIa es simple: hay que
saber apfovechar las oportunidades y para ella hay que estar pendiente de elIas,
pues son signos que hay que saber descifrar, y aprovechar. Este rasgo de la indivi-
dualidad popular es indisociable de una particular posicion de clase, pero, como
en el caso anterior, tambien se traduce en una postura altamente individual.

La moralidad del oportunismo


En el oportunismo, incluso cuando este pasa por una trasgresion, 10 impor-
tante es poder sacarle provecho a un "golpe de suerte". Lo importante es saber
interpretar los signos de la vida social, entrever las oportunidades para afirmarse
como individuo. Lo importante es, as!, el estado de alerta en el mundo, las sefiales
del mundo externo y no la introspecci6n. El golpe de suerte, la viveza, es un mo-
mento, no una esencia. El individuo se juega y se vuelve a jugar en cada uno de
estos momentos. De alIi la fe (no existe mejor termino) que se tiene en la "suerte".
Verdadero culto popular, esta modalidad de la "fe" permite comprender como
es posible sostener el sentimiento que, en contra de toda evidencia, todo puede
cambiar de golpe. El azar es un horizonte permanente de vida. Algunos, como
un estafeta, 10 han palpado efectivamente cuando, por ejemplo, afios atras sali6
favorecido en un sorteo inmobiliario, "yo tuve esa suerte, me ahorre cinco afios

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de pago, eso fue un regalo". El culto de la suerte es una esperanza que no requiere
de ninguna prueba tangible para sobrevivir. Al contrario. La denegacion de la
realidad estimula su fuerza imaginaria.
Pero,la suerte no es el oportunismo. Si este ultimo presupone por 10 generalla
primera, para poder aprovechar la oportunidad se requiere ademas otra cosa que
la mera suerte. Hay que tener genio. Habilidad. La suerte es la suerte pero hacer
uso de la oportunidad es un merito. El oportunismo, cuya realizacion es por 10
general exclusivamente individual, es, yaqui reside su especificidad, un autentico
valor colectivo, aunque sin duda ambivalente. La astucia individual es profunda-
mente celebratoria y una fuente de admiracion tanto para si mismo como para los
otros, incluso cuando se sospecha de su ineficacia a mediano plazo. En la opor-
tunidad atrapada hay un sentido particular de intensidad temporal. No es que la
accion oportunista se desinterese del futuro, pero el jubilo del presente y del gesto
obtenido es un valor en si mismo. Un obrero de construccion nos conto como la
oportunidad se dio afios atras cuando un amigo cartero Ie cedio un pedazo de
su territorio. "Me hice amigo del cartero que me cedio un pedazo del territorio
de el porque son cuadrantes los que tienen y me dio una villa que tenia, siempre
me acuerdo, doscientas ochenta y nueve casas, iba las repartia (las cartas) dos 0
tres veces por semana y mensualmente me hacia entre cuatrocientos cincuenta
y cuatrocientos mil pesos en ese tiempo, y yo mas que cobrar la carta, cobraba el
servicio que entregaba". Un buen "negocio" que requiere empero su "tecnica". El
negocio, nos explico, es "un asunto de piel", razon por la cual a veces se quedaba
hablando mas tiempo que 10 necesario con alguien, un tiempo que despues se
hacia pagar a fin de mes: "Los carteros tienen mafias. Por ejemplo, hay un paquete
que a ti te molesta, no 10 Bevan. Llevan un aviso para que 10 vayan a buscar al
correo. Yo esos paquetes los Bevaba ... y por ejemplo 10 traia donde la vieja, me
venia hasta tres veces, pero las tres veces Ie cobraba porque Ie dejaba el aviso. Son
una serie de servicios que el usuario te paga".
Vale la pena subrayar que el imperativo de saber aprovechar la oportunidad no
puede ejercerse a cualquier precio. Aqui se traza, por sinuosa que sea, la linea de
division con la transgresion. A diferencia de la transgresion de la ley que puede a
veces ser percibida como una manifestacion de poderio personal y de impotencia
colectiva, pero que, inseparable del abuso, genera tarde 0 temprano rechazo, el
oportunismo puede ser objeto de una franca admiracion. La distincion es sutil
pero tiene sentido para muchos entrevistados. La primera suscita en todo caso
condena: "Hay maestros que se quieren ganar 10 que usted gana en un mes se
10 quieren ganar en una semana, en tres dias, no yo, yo soy de los que a poquito
hago bien el trabajo" (plomero); mientras que el segundo, incluso cuando puede
ser considerado como un vicio colectivo, es siempre una virtud personal.
El elogio del oportunismo como elemento de la individualidad popular opera,
pues, dentro de una gradiente moral. Una forma particular de excelencia personal
se revela al actor a partir de una version particular de la voluntad, en donde la
"astucia" prima. Un hombre de treinta y seis afios, encarnacion estereotipada del
"vivo", 10 expresa al evocar jocosamente un periodo de su vida en el que trabajo
haciendo mudanzas. "En las zonas de Las Condes, Lo Barnechea, Providencia ...
ahi viven casi puras personas mayores de edad y son ... como mas abiertas, Ie

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llevabamos un colch6n a veces y nos daban propinas de cinco lucas".5 Pero otras
veces, dice, "nosotros ibamos a los departamentos, subiamos veinte pisos, y ni un
vasa de agua nos daban". Mal negocio. Para controlar esta contingencia desarro-
llaron una "tecnica": alargaban el asunto, y alli el, que era "el cerebro del asunto,
empezaba a chicharrear una propina ... Y a veces nos haciamos harto, si, un dia
viernes, un dia sabado nos haciamos como veinte lucas". Lo importante no es el
monto: es el golpe de mano.
La caracteristica que venimos de evocar, el saber aprovechar la oportunidad en
todas las circunstancias, es un rasgo mayor de la individualidad popular en Chile:
un rasgo distintivo de la frontera moral propia a este grupo social y que si 10 di-
ferencia, solo en parte de miembros de las capas medias, los distingue sobre todo
fuertemente de miembros de sectores populares de otras sociedades (Lamont
2002). En el, por supuesto, son visibles rasgos de 10 que puede denominarse un
presentismo popular, una actitud que, no hay que olvidarlo fue -y es- muchas
veces estigmatizada como una tara moral (Lewis [1961] 1982). Sin embargo, leido
en otra clave, el oportunismo revela un individuo que hace un ejercicio particular
de la voluntad en medio de un contexto social percibido como hostil. El oportu-
nismo es un merito.

GOCES E IRREVERENCIAS VITALES

El tercer gran rasgo de la individualidad popular es una actitud jocosa, un


tanto despreocupada, incluso festiva ante la vida. En verdad, se trata de una pos-
tura irreverente y burlona hacia las formas sociales instituidas, una actitud bien
analizada por las ciencias sociales desde que Bajtin ([1941] 1974) destac6 el rol de
la risa, y, aun mas, del humor, como rasgos centrales de la peculiar manera de
enfrentar la vida de los sectores populares. Un aspecto que, sin embargo, tiene en
Chile, y por extensi6n en America Latina, rasgos particulares no siempre, a pesar
de las excepciones (Salinas 1998, 2010), suficientemente subrayados. Un descuido
tanto mas sorprendente que esta actitud esta claramente presente en muchos
grandes personajes del humor popular latinoamericano: Cantinflas, El Chavo del
Ocho 0 el Chapulin Colorado en Mexico; Pepe Biondi y la l6gica de los "barrios"
en Argentina; Tulio Loza el migrante andino aVispado en el Peru; el humor incon-
fundible de Condorito en Chile. Una frescura vital que se expresa de diferentes
maneras y en distintos ambitos. Pero una frescura vital que mas que en el ritual
compartido (del carnaval 0 la fiesta religiosa) se asienta en una actitud propia e
individual -un modo singular de enfrentar el mundo social. La capacidad de
disfrutar "el momento" es percibida y valorizada como virtud personal.

La picaresca espiritual
En primer lugar, este rasgo de la individualidad popular se expresa en el do-
minio religioso. Sin que sea necesario estar de acuerdo, como Larrain (1996) 10 ha

5. Una luca es equivalente a mil pesos chilenos.

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subrayado con razon, con los aspectos mas esencialistas de la tesis del sustrato
catolico de la identidad chilena, es preciso reconocer la fuerza decisiva de esta
matriz cultural en la espiritualidad de los miembros de los sectores populares. La
existencia de una cultura popular de contenido religioso es una realidad activa
en Chile, muchas veces asociada a una vision maternal, holistica, barroca (Mo-
rande 1984; Parker 1993; Veliz 1994). Si la espiritualidad de los sectores populares
comparte muchos aspectos con aquella activa en otros grupos sociales, posee em-
pero una caracterfstica distintiva: se presenta como una variante ingeniosa de la
picaresca. En ella, se mezclan crfticas ironicas a la Iglesia, con creencias altamente
personalizadas de la Virgen 0 Jesucristo.
Esta espiritualidad picaresca se expreso muchas veces, por ejemplo, a traves de
anecdotas mas 0 menos jocosas. Una aparadora de calzado, quien nos declaro que
"rezaba todas las noches", confeso por que hace unos anos termino alejandose de
la Iglesia. Fue, nos dice, cuando el padre Manolo, "bien guapo por eso me quedo
grabao, me dijo 'pues mira que se van los feligreses y pasa ...' lPa' que pase? y yo
entonces me dije un poco negocio esto". El tono jocoso puede dar paso a relatos
incluso abiertamente irreverentes: "No voy a la iglesia", nos dice una empleada
domestica, "porque 10 que pasa es que cuando he ido me da ataque de risa [se rie].
Como que aparte que digo, no me merezco ir a la iglesia a persignarme todos los
domingos, porque uno ... uno es pecadora, y como me da risa, prefiero no ir".
En otras la adscripcion a la fe, y a los mandamientos divinos, no esta exenta de
cierta coqueteria moral. "Yo soy una de las personas que Ie tengo mucho respeto
a Dios, a la vez son valores muy fuertes, porque trato de hacer cosas que no son
condenables, y por ejemplo ahora que estoy sola [su marido esta en el extranjero],
me paso aranda, que me niegue toda tentacion carnal, porque humano soy", nos
conto riendo otra empleada domestica.
Esta picaresca aparece en otros relatos, como en el de una educadora popular
de ninos que cuenta que "yo iba a ser monja segun yo, pero me gustaban mas los
hombres [se riel ... y no era compatible". Un empleado de supermercado evoco
como de joven participo, sobre todo por razones de amistad, en actividades de
"una iglesia, los mormones", y nos relato como progresivamente el trago hizo que
dejara "de lado la iglesia". Una experiencia a partir de la cual guardo una vision
socarrona de los creyentes. Para convencernos nos cuenta, "Hay una senora que
es evangelica, y cuando hicimos una fiesta en mi casa, hicimos una cuota de tres
lucas, y dijo 'oh, pero si yo no como carne, no como esto y 10 otro'. Ya Ie dijimos,
'vaya no mas, pa' que se va a amargar'. Pero igual ella comio, bailo, todo eso ...
[riel. Ella Ie decfa a mi mama 'oiga pero es que soy evangelica, lPodre bailar?' Pa-
recia pirinola ahf ... [rie]". Incluso cuando la fe ha producido cambios importan-
tes en la vida personal, la experiencia se narra en un tono alegre y desenvuelto.
Por supuesto, esta caracterfstica de la individualidad popular no elimina otros
aspectos de la religiosidad popular, tanto en Chile como en America Latina, como,
por ejemplo, la importancia de las imagenes, de los objetos 0 de los talismanes
en la recreacion de la creencia; como las formas peculiares de participacion en
las asociaciones religiosas y su recurso en tanto que red de sociabilidad 0 apoyo
informal; como el fuerte y plurisecular sincretismo espiritual y religioso (Parker
2005). Todo esto es profundamente cierto. Pero incluso en ellos, y en parte a causa

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de ellos, es posible comprender este rasgo particular y jocoso, un tanto irreverente


incluso, de la picaresca religiosa popular.

La valoraci6n del goce vital


Este rasgo se manifiesta sobre todo como una filosofia fresca y gozadora ante
la vida. Una modalidad de individualidad que en nuestras entrevistas fue ma-
sivamente evocada, principalmente, por las mujeres de los sectores populares.
La distincion es 10 suficientemente significativa como para que nos sea posible
distinguir entre, por un lado, un ethos popular individual femenino articulado
preferentemente alrededor del sentimiento fresco de la vida y, por el otro, como 10
venimos de ver en el paragrafo anterior, de un ethos popular individual masculino
que se organiza mas bien alrededor del oportunismo.
Por supuesto, la sociabilidad masculina popular es tambien el teatro de situa-
ciones de diversion socarrona, de burla mutua, de chistes -por supuesto y sobre
todo, eroticos-, de convivialidad y de trago; universos en los que se expresa la
intimidad, la confesion, en los que se recibe el reconforte de una frase brusca pero
llena de hombria y coraje -una sociabilidad cuyas raices historicas se encuentran
en la experiencia de mineros y rotos (Salazar y Pinto 2002, 48 Y67). Sin embargo,
esta sociabilidad masculina, en mucho organizada alrededor del alcohol, no po-
see por 10 generalla misma frescura ligera que la que se advierte en los testimo-
nios femeninos.
Esta actitud vital, notemoslo, ha sido una postura mucho tiempo denostada
por su irresponsabilidad e incluso por su inmoralidad. Sin embargo, este juicio
apenas encubierto de clase, no permite entender la consistencia vital particular
con la que se vincula esta actitud: frente a las innombrables adversidades de la
existencia, el imperativo de gozar la vida es todo menos un relajo. Es un ejercicio
espiritual permanente: aquel que valora no el presente, sino 10 que se Ie roba en
el presente a la vida, a la muerte; aquel que no se deja agobiar 0 abatir por el in-
fortunio, porque siempre se puede ir a un baile; aquel que cuando todo es oscuro,
encuentra, sino necesariamente la luz, al menos el otro lado de las cosas. Se trata
de un elemento moral alegre de la individualidad popular. El de la vida fresca.
leOmO dar cuenta de esta faceta entre los sectores populares? A primera
vista, es posible ver en esta afirmacion una variante vernacula del individua-
lismo romantico-identitario moderno, de la importancia acordada en el senD de
la cultura del modernismo a la autorrealizacion personal (Bell 1982) 0 mas am-
pliamente a la consolidacion de 10 que puede denominarse un consumismo vital.
Esta interpretacion debe empero ser descartada puesto que la ausencia casi total
de esta tematica entre las capas sociales mas permeables a este proceso (las capas
medias) debe ser subrayada.
Aqui tambien, 10 que esta actitud sefiala es la presencia entre los sectores po-
pulares de un talante indisociable de una experiencia social comtin del mundo
y que se traduce por una fuerte valorizacion de la vida y del disfrute personal.
La vida hay que gozarla. Frente a la evidencia de la dureza de la vida, 10 impor-
tante es aprender a gozar los momentos esporadicos y pasajeros de alegria. Tomar

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LAS INDIVIDUALIDADES POPULARES 101

la vida por el buen lado. Tomar, sobre todo, 10 que la vida da, cuando viene y
como viene. Una posicion muchisimo menos presente en los sectores medios y
medios-altos.
Nada de sorprendente por eso que la risa haya aflorado con tanta naturali-
dad en las entrevistas realizadas. "Yo creo que la risa es 10 mejor para mejorar
el espiritu", aconsejo -riendose- una trabajadora de la salud. Los proverbios
jalonan este tipo de sabiduria vital, aqui como en otros casos (Hoggart 1957). Una
empleada domestica trato de darnos la formula. "Trato de ser alegre y no andar
amarga, porque igual uno se tiene que alegrar la vida ... Cuando uno tiene un
problema tratar de tirar pa' arriba, no se, es que yo soy buena para reirme, en-
tonces cuando tengo problemas trato de reirme de mis problemas, igual a veces
ando enoja, pero es muy rara vez ... Como dice mi hija, andar triste envenena el
alma". La vida social, la verdadera, la que se busca con ahinco, es inseparable de
un buen momento, y saber reir es un necesario recurso personal. "lQue me gusta?
Salir, tener amigos, conversar con mis amigas, reunirnos con sus maridos ...
Me encanta reunirme con todo tipo de gente", cuenta una encargada de ventas,
quien, poco antes y poco despues, nos conto los maltratos que sufrio durante afios
de parte de su marido. "Tengo un grupo aca, mis amigas van a la capilla, ellas
son educaditas para hablar, regias, pero tengo un monton de viejas que no te las
aconsejo, son zafas, toman copete, son buenas para echar garabato, y me siento
comoda en los dos lados, yo Ie digo 'ioh que horror y yo me vine a meter aqui, que
atroz!', porque yo no soy grosera, no me gusta echar garabato, claro, de repente
iguallos echo, pero en general no echo mucho garabato ... ipero yo me mato de
la risa!"

El hedonismo como recurso individual


Esta actitud indisociablemente existencial y moral se sostiene desde una certi-
dumbre vital: "nadie Ie quita a uno 10 bailado". "Ponte tu", confio una confeccio-
nadora de ropa, "nadie me va a borrar mi viaje a Chiloe, el Valle del Elqui, al de la
Luna". Una actitud que se transparenta en la indulgencia que los sectores popu-
lares tienen hacia sus hijos, la permisividad que a veces otorgan a la adolescencia
y a la juventud, puesto que todos saben que, despues, la vida, sera dura. La repro-
bacion moral invierte incluso el juicio de valor dominante. Algunos dicen, nos
comento una empleada de comercio, "que bueno es madurar (joven), no, nada ...
si uno tiene que disfrutar las etapas que corresponden", antes de defender a la ju-
ventud como una etapa legitima de diversion. Una conviccion transmitida incluso
como sorprendentes consejos morales a sus hijos. Una auxiliar de salud comenta
que les dice a sus hijas que no se casen muy pronto, "no, les digo yo, 'disfruten
la vida', les digo yo, disfrutenla. Sf, salgan con amigos, y conozcan amigos". Una
empleada domestica fue aun mas explicita. "Yo Ie he dicho [a mi hija] muy claro
[se rfe] 'no seais tonta, no te vayas a enamorar, primero estudia, conoce a hartos
hombres pero no te vayas a enamorar, 0 si en cualquier momenta me avisas ami,
ya, Ie converso de todo, y ella me dice 'si, mama, si yo entiendo".
Detras de esta frescura vital es preciso ver en el hedonismo del ethos popular

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individual femenino un acto politico: la voluntad de inscribir una accion fuera


del dominio de la imposibilidad, transformando el sentido de una situacion. Este
hedonismo popular no es ni la desesperanza de los pobres, ni la evasion de los
marginales. Es, mas bien, una actitud activa frente al mundo. Una postura que
busca la vida plena en los momentos pasajeros. Una conciencia que sabe que la
vida de todas maneras es y sera dura, que las coerciones sercin y son feroces, y que
frente a elIas no hay lugar ni para visiones inutilmente heroicas ni tampoco para
representaciones exageradamente tragicas. Una actitud que no es solamente una
evasion, sino, al contrario, una manera de dotarse de un suplemento de placer
para poder soportar la existencia. Los individuos no hablaron en las entrevistas
ni de evasion ni de compensacion. Relataron, por el contrario, como hacia cada
cua1 para extraer activa y sostenidos en si mismos goce de la vida como se puede,
mientras se puede, y desde donde se esta. "Es que yo trato de hacer las cosas facil,
no me complico, es que ya he vivido una vida complicada entonces lpara que
seguir complicandome la existencia?" afirma esta ama de casa. Algo con 10 cual
concuerda una feriante: "No trato de aproblemarme tanto, trato de hacer liviana la
vida, si la vida es corta, hay que tratar de vivirla 10 mas liviana posib1e", y tambien
una funcionaria publica quien 10 resume con simplicidad "hay que tratar de vivir
1a vida p1acenteramente".
El hedonismo es una gravidez fresca que las capas medias, atrapadas en su
proyecto de movilidad social, tienden a juzgar y condenar. Es esta actitud vital
que hace que esta mujer luego de su larga jornada de trabajo, encuentre las ener-
gias en algun lugar secreto, para salir a divertirse, "porque igual me tengo que dar
un tiempo pa'mi, poh' [riel, no puede ser todo trabajo ... Me arreglo un poco y
salgo no mas, total al otro dia [domingo] trato de dormir otro poco mas". La razon
es simple, sonrie: "me gusta bailar, me encanta".
Para entender la especificidad existencial de la individualidad popular es pre-
ciso ir, mas alIa de todo estereotipo de c1ase: aquel que condena desde siempre
la irresponsabilidad derrochadora de las capas populares, pero, tambien, desde
aque1 que ensa1za la vida de los sectores populares que se divierten mas y mejor
que las capas medias. En nuestras entrevistas esta actitud aparecio mas bien como
un recurso individual fundado en un saber: que si la vida es dura hay que poder
tambien gozarla. Una manera de vivir -con intensidad y con humor- la vida.
Una actitud que, aqui tambien, re-significa desde un horizonte social particular,
pero en clave individual, los imperativos de la cultura del consumo impuesta por
el modelo neoliberal (Moulian 1997).

CONCLUSI6N

Durante mucho tiempo, las ciencias socia1es movilizaron una representacion


fuertemente idealizada del sujeto popular, cuestionando incluso la existencia,
sino necesariamente de individualidades, por 10 menos de un apego a valores
individualistas entre los sectores populares. En mucha, se trato de una extrapola-
cion generalizada, tanto en el tiempo como en el espacio, de una forma historica
y socialmente circunscrita de experiencia popular -la de la clase obrera organi-
zada y segmentada de Europa, 0 de ciertos trabajadores, como los mineros. Una

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LAS INDIVIDUALIDADES POPULARES 103

generalizaci6n tanto menos justificada cuanto que tendi6, incluso en ese periodo
y en esas sociedades, a minimizar factores de divisi6n interna, como 10 fueron
el racismo u otras formas de heterogeneidad y pugnas de poder en el senD de
los sectores populares (Noirie11988; Merton [1968] 1987; Elias y Scotson 1965), asi
como su porosidad a las experiencias sociales hist6ricamente definidas. La noci6n
de individualidad popular propone una interpretaci6n de ciertas orientaciones .de
acci6n de los miembros de los sectores populares que subraya, en el marco de una
experiencia comun del mundo social actual, la afirmaci6n creciente y progresiva
de rasgos de individualidad entre ellos. Sin desconocer la permanencia de otros
elementos culturales, e incluso de la vigencia de una cierta identidad popular,
comunitaria 0 de clase en Chile, la noci6n de individualidad popular destaca la
especificidad del proceso de afirmaci6n individualizadora que se observa hoy en-
tre sus miembros.
Desde un punto de vista epistemol6gico, es 10 propio de esta noci6n que se em-
plaza a un nivel mesosociol6gico rompiendo por un lado, con las grandes figuras
macrosociales del sujeto 0 de la identidad popular (y sus supuestas homogenei-
dades grupales), y por el otro, con la galeria interminable de retratos socio16gicos
o de biografias (y la suposici6n de una singularizaci6n meramente idiosincratica).
La individualidad popular permite dar cuenta de la manera en que la conciencia
de compartir experiencias comunes "dificiles" y muchas. veces subalternas, da
paso, en el marco de recientes cambios societales, a tomas de conciencia en las
que, rompiendo con antiguos estereotipos culh.~ralistas, se consolidan tendencias
individualizadoras en terminos de fuerza personal, de habilidad y sentido de
oportunidad 0 de goce subjetivo.

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