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cuento del rey sabio

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EL TESORO MÁS VALIOSO

Relatora: “Hace muchos, muchísimos años, en un lejano país vivía un rey”

El rey estaba muy preocupado porque quería ser el más rico de todos los reyes de la
tierra. Su mayor deseo era poseer los más bellos tesoros y que todos le envidiaran por
sus riquezas. Por eso tenía en sus jardines las flores más extrañas y hermosas que se
pudieran encontrar. En sus campos vivían los animales más bellos y extraordinarios.
Para construir su palacio mandó llamar a los mejores arquitectos y construyeron para él
el edificio más majestuoso de la tierra, con altas torres de oro, ventanas con vidrieras de
todos los colores, amplias habitaciones cubiertas de alfombras de fina seda. Tenía
también las piedras preciosas más brillantes y sus cofres estaban llenos del oro más
reluciente.

Todos los días mandaba a sus ejércitos a recorrer otras tierras buscando las cosas más
bellas y extraordinarias que pudieran existir, para conseguirlas a cualquier precio. Este
rey pensaba que el día que tuviera todo lo que deseaba sería el hombre más feliz del
mundo.
Cada día tenía más y más cosas que guardaba cuidadosamente en los sótanos de su
palacio. Pero el rey no era feliz. Creía que lo tenía todo pero no era feliz. Así que, un día,
reunió en el salón del trono al hombre más sabio de su reino y les dijo:

REY: “Busquen a la persona más feliz del mundo y pregúntenle cuál es su secreto.
Averigüen qué tesoro tiene guardado y cómprenselo a cualquier precio, cueste lo que
cueste”.

Los sabios se pusieron a buscar. Recorrieron muchos países. Fueron preguntando a la


gente hasta que lo encontraron. Le contaron que no muy lejos del palacio del rey
vivía una mujer muy feliz. Tenía un tesoro que guardaba en un cofre. Todos los días lo
primero que hacía cuando se despertaba era abrir el cofre de su tesoro y lo contemplaba
durante cinco minutos con una sonrisa de alegría. También le contaron que cuando
alguien le pedía ver el tesoro, ella se lo enseñaba. Todas las personas que lo habían
visto se convertían en personas felices.

El hombre sabio fue donde vivía el hombre feliz y le dijo:

SABIO “Llevo meses buscándote. Quiero que tomes tu tesoro y que me


acompañes al palacio. El rey quiere comprar tu tesoro y te pagará lo que quieras”.

La mujer feliz tomó el cofre y fue con él a ver al rey. Cuando llego a palacio el rey le
dijo:

REY: “¿Cuánto quieres por el cofre?”


La mujer feliz le contestó:

Mujer feliz: “Este tesoro no se puede comprar, pero si tú quieres, yo te lo enseñaré. La


única condición para poder abrir el cofre y mirar lo que hay dentro es que tú desees de
verdad ser feliz y que guardes el secreto de lo que has visto”.

El rey aceptó las condiciones y pudo abrir el cofre, y al mirar el tesoro que había
dentro, su boca dibujó una gran sonrisa. Por fin el rey empezó a ser feliz, pero feliz
de verdad, porque lo que vio, realmente vale mucho y es más importante que
cualquier otro tesoro.

Años más tarde, la mujer feliz, muy viejecita ya, llamó al rey para regalarle el cofre y le
hizo un encargo:

Mujer feliz: “Rey, tú eres poderoso y viajas a todos los países del mundo, por eso te
regalo el cofre para que tú puedas enseñar el tesoro a todas las personas que quieran
ser felices y quieran conocer cuál es el tesoro más valioso del mundo”.

Desde ese día, el cofre ha recorrido muchos países y viajado a casi todas las ciudades
del mundo, y hoy ha llegado hasta nuestro Colegio...”

Tenemos preparado un cofre con un espejo dentro. Vamos invitando a los niños a
cercarse uno a uno a una clase y les preguntamos si quieren ver el contenido del cofre,
el tesoro tan valioso que encierra el secreto de la felicidad. Los niños se ven en el espejo
y les preguntamos cuál es ese tesoro. Suelen responder: “Soy yo”.

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