RESUMEN PLATÓN
RESUMEN PLATÓN
RESUMEN PLATÓN
PLATÓN
(427/428-347/348 a. C.; siglos V-IV a. C.)
CONTEXTO:
• Contexto socio-político:
o Guerra y ciudadanía. Las numerosas guerras en las que se ve envuelta Atenas y, en concreto, las
guerras del Médicas (499-449 a.C.) y del Peloponeso (431-404 a.C.), hacen inviable la defensa de la
polis recurriendo simplemente, como es tradicional, a la casta guerrera aristocrática que
tradicionalmente detenta el gobierno de la polis. Un posible recurso es la militarización de la sociedad
según el modelo espartano. Atenas recurrirá a ampliar su ejército mediante la inclusión en él de
personas que no pertenecen a la aristocracia guerrera. A cambio de su participación en la defensa de la
polis, los atenienses reciben la plena ciudadanía, que conlleva el derecho a participar en el gobierno de
la polis. Así surge la democracia.
• Contexto filosófico:
o Los sofistas (Protágoras, Gorgias, Hipias, Pródico, Trasímaco, Calicles…). Con los sofistas, la
reflexión filosófica se centra en el ser humano (frente a los primeros filósofos “físicos”, que se
preguntaban fundamentalmente por la naturaleza y su ἀρχή). En el contexto del cuestionamiento de
los valores tradicionales y de las nuevas demandas que les plantea a los ciudadanos su participación
activa en la política, los sofistas se trasladan a Atenas para ejercer como maestros de virtud para los
ciudadanos que han de intervenir en el gobierno de la polis. Los sofistas enseñan a participar en las
asambleas mediante el aprendizaje de disciplinas retóricas, pero, la virtud ¿se puede enseñar?
o Serán características de los sofistas (aunque es un movimiento filosófico muy diverso) el relativismo,
el escepticismo y el subjetivismo perspectivista. Surge el escepticismo respecto a las posibilidades de
alcanzar un verdadero conocimiento (un escepticismo que también afecta a la opinión que los sofistas
mantienen sobre la primera filosofía física). La verdad y la virtud no son algo fijo, estable y universal,
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Teoría del Conocimiento I
sino que hay verdades y virtudes diversas a la medida de los individuos, las circunstancias y las
necesidades.
o Contraposición entre φύσις y νόµος. Las instituciones humanas, como son el lenguajes, las leyes y las
costumbres, pero también las normas y valores morales, así como las explicaciones de la realidad y los
conocimientos, no son naturales, sino convenciones sociales particulares de cada sociedad. ¿Qué es
realmente natural en el hombre y lo humano y qué es convencional?
o Sócrates. Participa de algunas de las características de los sofistas como son el giro hacia la reflexión
en torno al hombre y el interés por cuestiones relativas al conocimiento y la moral. Sus planteamientos
y soluciones difieren, sin embargo, de los propuestos por los sofistas.
PRESUPUESTOS:
• El objetivo del pensamiento de Platón es eminentemente ético-político. Frente al convencionalismo de los
sofistas en torno al conocimiento y los valores, y prosiguiendo el intelectualismo ético de Sócrates, Platón
considera que han de poder establecerse unas normas de conducta ética firmes, estables, universales e
incuestionables. Para poder alcanzar estos criterios firmes y universales para la acción moral es necesario
acceder a su conocimiento: sólo quien conoce lo que es el bien y la justicia puede poseer criterios firmes para
obrar bien y justamente. Para Platón, la afirmación de un conocimiento firme, estable, universal e
incuestionable es, pues, inicialmente una necesidad desde el punto de vista ético y político. Este hecho se
aprecia muy bien en los primeros diálogos de Platón en los que, siguiendo a Sócrates, se busca por lo general
determinar la esencia de un predicado de valor, de alguna forma de virtud (ἀρετή).
• En definitiva, hay un conocimiento y unos valores éticos que son universales y necesarios (frente al
relativismo y el subjetivismo de los sofistas). Si este conocimiento estable, universal y necesario que posibilita
(siguiendo el intelectualismo ético de Sócrates) una moral con idénticas características de estabilidad,
universalidad y necesidad no puede ser el conocimiento cotidiano anclado en la realidad que captan nuestros
sentidos, habrá que indagar si no hay otro conocimiento posible para el ser humano que sí presente las
características requeridas. Sólo mediante este conocimiento verdadero podrán encontrarse los valores y
normas éticas para construir una sociedad estable y justa.
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Teoría del Conocimiento I
• La realidad sensible a la que se dirige el conocimiento sensible hace imposible un conocimiento verdadero
centrado en ella. La realidad captada por los sentidos es una realidad inestable en constante cambio (“a medio
camino entre el ser y el no ser”), sobre la que no puede sustentarse un conocimiento universal y necesario
(influencia de Heráclito en la visión del mundo sensible de Platón). El ser de las cosas sensibles se reduce a la
mera apariencia, es decir, a aquello que se aparece en cada momento al sujeto que las percibe.
• El conocimiento sensible no es conocimiento en el sentido más pleno de la palabra. Es mera opinión (δόξα),
subjetiva y cambiante, frente al conocimiento auténtico (ἐπιστήµη), que, para serlo, ha de cumplir ciertos
requisitos irrenunciables.
• Por detrás de la teoría del conocimiento de Platón actúa un presupuesto objetivista básico: la necesaria
correspondencia entre conocimiento y realidad: a cada tipo de conocimiento corresponde un tipo de objeto o
realidad y la jerarquía de los conocimientos se corresponde con la jerarquía e la realidad.
• Son las matemáticas las que ofrecen el indicio de la efectiva existencia de otro conocimiento y otras
realidades (influencia de Pitágoras):
o Es un conocimiento estable, que no cambia, y cuya verdad han de reconocer todos los que llegan a él,
es decir, es necesario y no es relativo, sino de validez universal. Las verdades matemáticas, además,
no dependen de la realidad sensible.
o El conocimiento matemático nos pone en contacto con unas realidades diferentes de las realidades
sensoriales. Son entidades perfectas (a diferencia de los ejemplos de ellas que podemos encontrar en el
mundo cotidiano), siempre idénticas a sí mismas y por cuya comparación reconocemos la estructura
inteligible del mundo cotidiano.
• Hay, pues, un conocimiento puramente inteligible que nos hace acceder a la realidad más auténtica más allá de
las apariencias sensibles (influencia de Parmenides y su distinción entre la vía de la verdad que conduce al ser
y la vía engañosa de las apariencias sensibles). Para un griego, como Platón, el conocimiento es
eminentemente receptivo y el peso en la relación cognoscitiva está en la realidad: si la realidad sensorial del
mundo cotidiano no es apta para fundar un conocimiento auténtico, tendrá que haber otra realidad que lo
funde. Es decir: el conocimiento presenta los mismos caracteres de la realidad sobre la que se sustenta. Las
realidades auténticas más allá de lo sensible que fundamentan el auténtico conocimiento son lo que Platón
denomina ideas o formas (ἰδέα, εἶδος ). Las ideas, por tanto, no son para Platón realidades puramente
mentales, como para nosotros, sino que, de alguna manera, tienen auténtica existencia.
o Entre dos niveles de realidad (dualismo ontológico): el mundo sensible y el mundo inteligible de la
verdadera realidad o mundo de las ideas o formas.
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Teoría del Conocimiento I
o Entre dos realidades que componen al ser humano (dualismo antropológico): el cuerpo (σῶµα), que
forma parte del mundo sensible y media el conocimiento sensorial, y el alma (ψυχή), afín a las ideas y
capaz, por ello, de su conocimiento,
• Grados de conocimiento: La ascensión del conocimiento de las cosas al conocimiento de las ideas se expresa
en la teoría de los grados de conocimiento que Platón presenta en la República (y que expresa en el símil de la
línea).
• Platón formula dos accesos cognoscitivos diferentes a dos niveles de realidad diferentes que, a su vez, admiten
asimismo grados.
o La episteme, el verdadero conocimiento o ciencia, que tiene por objeto lo inteligible, las ideas, y que
se divide en:
▪ νόησις o conocimiento racional intuitivo, que representa el nivel más alto de conocimiento y
la captación plena de lo real.
• Aunque se trata de un conocimiento gradual, para Platón hay un salto entre dóxa y epistéme, que se
corresponde con el salto entre lo sensible y lo inteligible. Una explicación por grados del conocimiento de lo
sensible a lo inteligible no es, pues, suficiente para Platón, porque no cubre ese salto entre lo sensible y lo
inteligible. Para explicar la posibilidad de ese salto Platón formula la teoría de la reminiscencia.
• Teoría de la reminiscencia o anámnesis: Nuestra alma existía en el mundo de las ideas al que es afín antes
de su unión con el cuerpo que da al ser humano como tal. Así pudo contemplar las ideas. Al unirse al cuerpo,
que pertenece al mundo sensible, la corporalidad ofuscó el conocimiento inteligible, es decir, el alma olvidó
las ideas. Sin embargo, en el alma quedan vestigios de ese conocimiento inteligible de las ideas que, por lo
tanto, puede ser despertado por las cosas sensibles, ya que éstas se asemejan a las ideas puesto que son copias
imperfectas de ellas. Desde este punto de vista, “conocer es recordar”.
o Afirmación de la inmortalidad del alma (de influencia pitagórica), que antes del nacimiento del ser
humano ha podido, por ello, contemplar las ideas. Reencarnación.
▪ La inmortalidad del alma para Platón no significa, pues, afirmar sólo que el alma no morirá
con el cuerpo, sino también que ya existía antes de él. Es decir, el alma es eterna como lo son
las ideas. Se trata de una inmortalidad a parte ante y a parte post.
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Teoría del Conocimiento I
▪ El cuerpo, en cambio, pertenece al mundo sensible y, como todo lo que hay en él, nace y
muere.
• Sin embargo, la teoría de la reminiscencia, que reafirma la necesidad de las ideas para posibilitar un verdadero
conocimiento, implica, con todo, una cierta valoración de lo sensible que, una vez en este mundo, es decir, una
vez que el alma se ha unido al cuerpo para conformar un ser humano, sirve como estímulo para recuperar el
conocimiento de las ideas.
• Para llevar a cabo el proceso de ascensión cognoscitiva que conduce desde el mundo sensible hasta el
conocimiento de las ideas, es fundamental el eros (ἔρως), el amor o el deseo de conocimiento que impulsa al
ser humano a iniciar y proseguir el camino ascendente del conocimiento.
• La dialéctica:
• La dialéctica es el método para el conocimiento filosófico de las ideas. La dialéctica estudia la estructura de
las relaciones entre las ideas y sirve, asimismo, para reconocer la articulación jerárquica del mundo de las
ideas.
METAFÍSICA:
• El dualismo ontológico: La distinción entre dos niveles de conocimiento, el conocimiento sensible y el
conocimiento inteligible, está sustentada en la afirmación de dos niveles de realidad: la realidad sensible de las
cosas y la realidad inteligible de las ideas.
• Los objetos del mundo sensible no son realidades plenas. Están en permanente cambio, siempre a medio
camino entre la generación y la corrupción. Su realidad, por tanto, no puede descansar en ellos mismos, sino
en otras realidades más plenas y estables. Además, los objetos del mundo sensible son imperfectos, copias
imperfectas de otras realidades más plenas y perfectas a las que deben su estructura inteligible. Estas
realidades auténticas y perfectas son las ideas o formas.
• Las ideas: Las ideas o realidades auténticas son las formas inteligibles o esencias de las cosas. Son las
realidades en sí de las que las cosas sensibles son copias imperfectas. Existen en el mundo inteligible de las
ideas separadamente de las cosas concretas que las imitan.
o Ofrecer una realidad adecuada para sustentar un verdadero conocimiento y fundamentar sobre ellas de
manera estable los valores morales.
o Dar razón del ser de las cosas del mundo sensible: las cosas del mundo sensible sólo son en cuanto
que realizan, aunque sólo sea de manera imperfecta, la esencia que significa una idea.
• Para explicar la relación entre ideas y cosas, Platón (en el Timeo) recurre a la metáfora mitológica del
Demiurgo, un dios artesano que habría dado forma a la materia informe de acuerdo con la estructura
inteligible de las ideas.
• Hay, pues, una relación entre mundo sensible y mundo inteligible, aunque se trate de dos órdenes de realidad
diferentes. Platón afirma que las cosas participan de las ideas. Con esto, Platón quiere señalar que las cosas
deben la realidad que poseen a las ideas. O, también, que las cosas imitan a las ideas, esto es, que las
reproducen imperfectamente. La relación y la semejanza imperfecta entre cosas e ideas permite, por un lado,
que, a partir de las cosas, podamos reconocer las ideas. Por otro, las ideas, como arquetipos de las cosas
sensibles, son los criterios para juzgar el valor de las cosas del mundo sensible.
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Teoría del Conocimiento I
• Jerarquía de las ideas. Las ideas son ontológicamente superiores a las cosas del mundo sensible, pero, en el
mundo de las ideas, unas son jerárquicamente superiores a otras. Es decir: el mundo de las ideas tiene una
estructura ordenada y jerárquica. En la cúspide de esta jerarquía se encuentra la idea de Bien. En la alegoría
de la caverna de la República, Platón compara la idea de Bien con la función y el valor del sol en el mundo
sensible: lo mismo que el sol ilumina y nos permite ver los objetos del mundo sensible, la idea de bien hace
posible el conocimiento auténtico de las ideas. La consideración de la idea de Bien como la idea superior que
ilumina a todas las demás y que constituye la aspiración última del conocimiento da cuenta del definitivo
sesgo ético-político del pensamiento de Platón. El método para conocer las relaciones entre las ideas y su
estructura es el método dialéctico.
• Cosmología. Platón expone su cosmología de manera mítica y alegórica en el Timeo, una de sus últimas obras.
Para Platón, es imposible una auténtica ciencia de la naturaleza, por las características propias de la realidad
natural. Sólo pueden ofrecerse explicaciones probables acerca de ella y, por lo mismo, no debemos atribuir a
las afirmaciones de Timeo un significado literal.
• Los elementos fundamentales que intervienen en la explicación cosmológica del Timeo son las ideas, la
materia y el Demiurgo, una especie de semidiós artesano del cosmos. Las ideas, que existen eternamente, son
contempladas por el Demiurgo quien, admirado por su perfección y belleza, pretende trasladarlas a la materia,
que se halla sometida al movimiento y sumida, por ello, en el caos y el desorden. Tomando como modelo la
perfección y belleza de las Ideas, el Demiurgo modela la materia y, de esta manera, introduce en su caos y
desorden originario, el orden, la belleza y la armonía propios del mundo de las ideas. A partir de las ideas el
Demiurgo modela, pues, la materia y da lugar a la constitución de nuestro mundo. Las imperfecciones del
mundo no son atribuibles sino a las características propias de la imperfección de la materia. No se puede
identificar al Demiurgo como un dios creador, puesto que trabaja sobre materiales ya preexistentes.
• La visión del cosmos de Platón es organicista (frente a las contemporáneas teorías mecanicistas del atomismo
de Demócrito y su escuela, que conciben el mundo como una realidad sometida al azar y carente de finalidad).
El mundo es, para Platón, un cosmos teleológico o finalista, ordenado de acuerdo con los dictados de la
inteligencia. Por ello, Platón asimila el cosmos a un animal eterno dotado de un alma cósmica (influencia de la
doctrina del νοῦς de Anaxágoras).
ANTROPOLOGÍA:
• El dualismo antropológico: El ser humano está compuesto por dos realidades que se unen accidental y
provisionalmente: alma y cuerpo. El alma pertenece por su naturaleza inteligible al mundo de las ideas y es
inmortal. El cuerpo forma parte del mundo sensible y está sometido a la generación y la corrupción. “Soma
sema psyché” (“El cuerpo es la tumba del alma”).
• El ser humano es, por tanto, una realidad conflictiva (tal como se expone en el mito del carro alado que
aparece en el Fedro): el cuerpo le impone unas demandas y el alma otras. Lo más propiamente humano y el
principio superior del ser humano es el alma y, por ello, el ser humano debe gobernarse por las exigencias
superiores del alma y ésta debe someter al cuerpo, la “parte más baja” del ser humano.
• El alma:
• La condición conflictiva del ser humano se expresa en la denominada división tripartita del alma que se
refleja en el mito del carro alado.
• En el alma humana hay tres niveles que presentan una jerarquía natural:
o alma concupiscible o apetitiva, relacionada con las funciones vitales del cuerpo (nutrición,
locomoción, reproducción, etc.), que los griegos no saben explicar si no es por medio del alma
entendida como principio o soplo de vida que anima el cuerpo. Se trata del nivel inferior del alma,
necesariamente ligado a la corporalidad.
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Teoría del Conocimiento I
o alma irascible o volitiva, que representa las pasiones con toda su ambivalencia, capaces de lo mejor y
lo peor, de aliarse con lo concupiscible o con lo racional, y supone un nivel intermedio.
o alma racional o inteligible, la dimensión superior a la que se deben someter las demás y en la que se
expresa la afinidad del alma con lo inteligible y las ideas.
• La vida del ser humano ha de consistir en un esfuerzo por que su parte mejor, la inteligible, gobierne a las
demás.
• La creencia en la inmortalidad del alma es, en principio, extraña a la cultura y el pensamiento griego. Platón la
toma de la tradición órfico-pitagórica. Al no ser una creencia habitual en el mundo griego, Platón necesita
demostrar dicha inmortalidad, para lo que ofrecerá diversos argumentos en varios de sus diálogos
(fundamentalmente en el Menón, el Fedón, y el Fedro).
• Tras la disolución de la unión del alma con el cuerpo que se produce tras la muerte, el alma se unirá con otro
cuerpo dependiendo de cuál haya sido su vida. Durante su unión con el cuerpo, el alma debe, por ello, intentar
purificarse para reencarnarse en un cuerpo que le permita proseguir su camino de purificación. Por lo mismo,
el filósofo, aquel que aspira a la sabiduría debe convertir su vida en una “preparación para la muerte”, la vida
del alma más allá de su unión con este cuerpo.
• De las tres funciones o “partes” que Platón distingue en el alma sólo la más elevada, el alma racional (νοῦς) es
inmortal. Las otras dos están inherentemente ligadas a la corporalidad y, por ello mismo, no pueden ser
inmortales. Sólo el alma intelectiva es afín a las ideas.
ÉTICA Y POLÍTICA:
• ÉTICA. La ética platónica es una ética eudaimonista o eudemonista, es decir, la finalidad de la ética es la
felicidad (εὐδαιµονία). El ideal de vida que propone Platón es eminentemente intelectual. Es así, porque sólo
la sabiduría, el conocimiento (siguiendo el intelectualismo socrático), conduce a la vida buena, a la virtud.
• Por su propia naturaleza el hombre busca el bien para sí, la felicidad. Pero si desconoce el bien puede tomar
como bueno, erróneamente, cualquier cosa y, en consecuencia, actuar incorrectamente. La falta de virtud es
equivalente, pues, a la ignorancia. Sólo quien conoce la idea de bien puede actuar correctamente, tanto en lo
público como en lo privado. El conocimiento de las ideas no sólo lleva a la verdad, sino que también es
conocimiento del bien.
• Para Platón, el mundo de las ideas está jerárquicamente estructurado de acuerdo con la importancia de cada
idea y sus relaciones. En la cúspide de todas ellas (según figura en la República), se encuentra la idea de bien
y, tras ella, todas las ideas que representan valores éticos y estéticos.
• La ética de Platón descansa, pues, en el conocimiento. El conocimiento universal y necesario de las ideas
permite el acceso a nuevos valores éticos asimismo universales y necesarios (frente al relativismo y
utilitarismo de los sofistas). La virtud no se enseña, sino que se llega a ella a través de un conocimiento
adecuado de la realidad. Sabiduría y virtud van, pues, unidas, y la sabiduría no se enseña, sino que es algo que
sólo uno mismo puede alcanzar mediante una ascesis cognoscitiva, aunque los otros puedan servir de guía (un
ejemplo sería la mayéutica de Sócrates).
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Teoría del Conocimiento I
• Platón propugna, pues, un nuevo ideal de virtud, de areté, en desacuerdo, tanto con los valores tradicionales de
la aristocracia de sangre, como con los valores de la democracia ateniense. Formula una “nueva aristocracia”,
pero de carácter intelectual. Los “mejores” son, para Platón, los más sabios, los filósofos (y su nuevo tipo de
“héroe” vendría representado por Sócrates frente a Aquiles).
• La justicia en el hombre residirá también en que cada parte del alma haga lo que debe. Ello implica que la vida
buena para el hombre es una vida en la que se atiendan las necesidades "materiales" y “espirituales". El
conocimiento y la satisfacción de las necesidades intelectuales deben ir acompañados de salud, moderación en
el disfrute de los bienes materiales, etc., lo que pone de manifiesto hasta qué punto la idea de que Platón
rechaza de un modo absoluto lo corporal es injustificada.
• POLÍTICA. Los motivos políticos son muy claros en la filosofía de Platón. Su filosofía tiene por contexto la
crisis política de la democracia ateniense y el propio Platón declara su intención política en la Carta VII, si
concedemos que efectivamente es su autor.
• Para Platón, el ser humano necesita de los demás, de la polis o el estado, en primer lugar, para satisfacer sus
necesidades y subsistir, puesto que los individuos humanos no son autosuficientes. Los hombres tienen
diferentes capacidades y habilidades, y es preferible que cada uno desarrolle las que posee eminentemente por
naturaleza; así surge la división del trabajo en la organización de la sociedad, de modo que todas las
necesidades básicas queden garantizadas. Pero el ser humano necesita satisfacer además otras tendencias de su
naturaleza más allá de la mera subsistencia. Así, pues, el fin de la polis, que comienza siendo estrictamente
económico, no se limita a la producción de bienes, sino que se encamina a hacer posible una vida feliz para el
hombre y, en definitiva, a alcanzar una vida buena.
• De este modo, y como sucede siempre en la Grecia clásica, la ética de Platón se continúa en la política. Porque
sólo es posible para el ser humano lograr la felicidad y la vida buena en el contexto de la polis, de la sociedad.
Y también porque, para ello, los mejores, los que destacan por su virtud, deben ser los encargados de gobernar.
• Para Platón, como para los griegos en general, la política trata de cómo alcanzar la justicia en la polis. Platón
tiene una visión organicista de la sociedad en consonancia con su concepción organista de la naturaleza, dado
que, para él (a diferencia del convencionalismo que caracteriza a la comprensión de la sociedad de muchos
sofistas), la estructura política debe fundarse en la naturaleza de los seres humanos.
• El estado ideal
• En la República, Platón ofrece su visión de lo que sería una polis ideal organizada según lo que para él es la
justicia. La justicia en la polis consiste para Platón, a grandes rasgos, en cada ciudadano cumpla con las
funciones que le corresponden en la polis en razón de su naturaleza, de suerte que el cumplimiento de cada
cual de su papel en la polis redunde en el funcionamiento armónico de la polis. la justicia es entendida pues,
como armonía y el individuo ha de subordinarse al bien común de la sociedad.
• Platón distingue tres grandes grupos sociales, que se corresponderían con las necesidades fundamentales que
debe satisfacer la sociedad, y a los que pertenecerían los individuos de acuerdo con su naturaleza. Por ello
hace corresponder cada grupo con la parte o función del alma que predomina en ellos.
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Teoría del Conocimiento I
o Los gobernantes. se corresponden con la dimensión inteligible o racional del alma. La virtud que debe
destacar en ellos es la sabiduría, que les servirá para gobernar la polis de la mejor manera posible. Por
ello mismo, el gobierno de la polis debe recaer en los filósofos, aquellos que poseen sabiduría.
• Platón establece, pues, una comparación entre la naturaleza del Estado y la naturaleza del individuo: del
mismo modo que en el estado encontramos tres clases sociales, encontramos en el individuo tres partes del
alma, correspondiéndole una virtud a cada una de ellas. El paralelismo entre la moral individual y la moral del
Estado permite establecer que la virtud que corresponde a cada clase social ha de corresponder a los
individuos que la constituyen.
• El “comunismo” de Platón. Para Platón, las clases superiores de la sociedad no pueden tener acceso la
riqueza, a la que sí pueden aspirar quienes pertenezcan a la clase de los productores. De esta manera se evitará
que los que guardan y gobiernan la polis sucumban a la tentación de defender sus intereses privados en lugar
de los intereses colectivos y terminen utilizando la fuerza contra los ciudadanos. Carecerán, pues, de
propiedad privada. Tampoco tendrán familia, sino que vivirán de forma comunitaria, compartiéndolo todo
hombres y mujeres. Para Platón, no hay ninguna razón para excluir a las mujeres de ningún tipo de actividad,
ya que tanto en el hombre como en la mujer se encuentran similares dones o cualidades naturales, igualmente
útiles para la ciudad.
• Educación. Todo individuo humano, hombre o mujer, pertenecería a un grupo social, no debido a su linaje o
herencia, sino por sus propias cualidades. La educación será determinante para decidir la pertenencia de un
individuo, hombre o mujer, a una cierta clase social. La polis se encargará de educar a cada individuo de
acuerdo con esas cualidades para que lleve a cabo en la sociedad la actividad que le corresponde por su
naturaleza.
• La polis ideal de Platón sería, pues, un estado “aristocrático”, porque la polis sólo puede estar bien gobernada
si los que gobiernan son los mejores. Se trataría, en definitiva, de una aristocracia en el sentido etimológico de
la palabra, es decir, un gobierno de “los mejores”, entendiendo por éstos los “más sabios”, los filósofos.
• Formas de gobierno.
• La forma de gobierno ideal para Platón es la aristocracia, o el gobierno de los mejores. Los mejores no lo son,
sin embargo, por su linaje o su riqueza, sino por ser los más sabios.
• La segunda mejor forma de gobierno la representaría la timocracia, el gobierno de la clase los guardianes, que
no estaría ya dirigida por la sabiduría, sino por la virtud propia de la parte irascible del alma, que es la propia
de dicha clase, abriendo las puertas al desarrollo de la ambición, que predominaría en la siguiente forma de
gobierno, la oligarquía, el gobierno de los ricos, y cuyo único deseo se cifra en la acumulación de riquezas.
Posteriormente encontramos la democracia, cuyo lema sería la libertad e igualdad entre todos los individuos y
cuyo resultado, según Platón, es la pérdida total del sentido de los valores y de la estabilidad social. No cabe
duda de que Platón tiene en mente la democracia ateniense que tan odiosa le resultó después de la condena de
Sócrates, aprovechando para satirizar el predominio de los discípulos de los sofistas en la vida pública. Por
último, en el lugar más bajo de la escala, se encuentra la tiranía, que representaría el gobierno del despotismo
y de la ignorancia, dominado el tirano por las pasiones de la parte más baja del alma, dando lugar al dominio
de la crueldad y de la brutalidad.