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STC1932-2022

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FRANCISCO TERNERA BARRIOS

Magistrado ponente

STC1932-2022
Radicación n° 11001-02-03-000-2022-00509-00
(Aprobado en sesión virtual del veintitrés de febrero de dos mil veintidós)

Bogotá D.C., veintitrés (23) de febrero de dos mil


veintidós (2022).

La Sala decide el resguardo constitucional promovido


por Carlos Enrique Hoyos Molina contra la Sala Cuarta de
Decisión Civil del Tribunal Superior del Distrito Judicial de
Medellín. Al trámite se dispuso vincular a las partes e
intervinientes del juicio de radicado 2017-00466-00.

I. ANTECEDENTES

1. El gestor demandó la salvaguarda de su derecho


fundamental al debido proceso, presuntamente vulnerado
por la autoridad judicial accionada.

2. En sustento de su queja, expuso los siguientes


hechos y alegaciones relevantes:

2.1. El 28 de marzo de 2015, suscribió contrato de obra


civil con la Unidad Residencial La Mota Núcleo 4º, cuyo
Radicación n° 11001-02-03-000-2022-00509-00

objeto era el «cerramiento perimetral por la carrera 76 de la Unidad


Residencial la Mota», por virtud del deslizamiento del 10 de abril

de 2014 «en el costado norte del muro de cerramiento de la propiedad


horizontal (…) a causa de las fuertes lluvias, la acumulación de basuras,
y la deficiencia en el filtro de drenado».

2.2. El 1º de abril siguiente, la propiedad horizontal


firmó contrato de interventoría de la «obra de cerramiento La Mota
Núcleo 4º» con la sociedad Ingeniar Estructuras S.A.S., de

cuyas obligaciones resaltó: «8. Prestar apoyo al contratista de la


obra orientándolo sobre la mejor manera de cumplir sus obligaciones
informando sobre los temas, procedimientos y reglamentos que apliquen»
y «5. Analizar con el contratista de la obra las alternativas de orden
técnico y definir las más convenientes para el óptimo desarrollo del objeto
del contrato, dejando constancia de ello mediante acta firmada por las
partes».

2.3. El 18 de agosto posterior, habiendo el contratista


entregado la obra sin que se le hubiera hecho reparo alguno,
la interventoría realizó el «Informe final», en el que se dijo que
«se conoció que el suelo que se encuentra en la parte exterior del
cerramiento es un material producto de descomposición de residuos
sólidos arrojados por los transeúntes de la vía aledaña y el muro de
cerramiento se convirtió en un muro de contención de dicho material».

2.4. El 19 de septiembre ulterior, se produjo un nuevo


deslizamiento a causa de las basuras y escombros que los
transeúntes arrojaban en una sección del muro de
cerramiento, ocasionando que este se derrumbara.

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Radicación n° 11001-02-03-000-2022-00509-00

2.5. Como consecuencia de lo anterior, la Unidad


Residencial La Mora inició el proceso de resolución
contractual de radicado 2017-00466 contra el ahora
tutelante, la sociedad interventora, María Clara Luz Gaviria
-antigua administradora del conjunto- y Seguros del Estado
S.A., que fue fallado en primera instancia, el 5 de marzo de
2021, por el Juzgado Sexto Civil del Circuito de Medellín,
negando las pretensiones de la demanda.

2.6. El 19 de agosto de ese mismo año, la Sala Cuarta


de Decisión Civil del Tribunal Superior del Distrito Judicial
de Medellín resolvió la alzada interpuesta contra aquella
determinación, disponiendo:

«PRIMERO: Declarar la falta de legitimación en la causa por pasiva


de los codemandados MARÍA CLARA LUZ GAVIRIA BOTERO y de
la sociedad INGENIAR ESTRUCTURAS SAS.

SEGUNDO: Negar la pretensión principal de resolución contractual


y sus consecuenciales.

TERCERO: Declarar INFUNDADAS las excepciones propuestas.

CUARTO: Acoger parcialmente la pretensión subsidiaria en el


sentido de declarar la responsabilidad del empresario constructor,
señor CARLOS ENRIQUE HOYOS MOLINA.

QUINTO: Se reconocen como perjuicios demostrados, y


actualizados a la fecha, en favor de la UNIDAD RESIDENCIAL LA
MOTA NÚCLEO 4, la suma de $55.156.175, de los cuales,
SEGUROS DEL ESTADO S.A., pagará la suma de $49.811.003. El
excedente lo pagará el codemandado el codemandado CARLOS
ENRIQUE HOYOS MOLINA (…)»1.

2.7. El actor censura al colegiado convocado de incurrir


en una «vía de hecho bajo la modalidad de defecto factico en dimensión
negativa por valoración defectuosa del material probatorio».

1 Folios 1-42, archivo “05. Sentencia” del expediente digital.

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Radicación n° 11001-02-03-000-2022-00509-00

En sustento de lo anterior, manifestó que «no existe prueba


en el expediente que acredite que la obra por mi realizada adoleciera de
mala calidad de los materiales empleados (…) o por técnicas de
operación defectuosas». En este sentido, reseñó que la prueba

pertinente para demostrar una posible falencia era un


peritaje, «no obstante, y como ya se mencionó, si bien se allegó un
peritaje, aquel no cumplió con los elementos básicos de rigor a efectos de
ser contradicho y valorado».

De otro lado, afirmó que «el argumento de aducir que por haber
seguido las instrucciones de la interventoría se configura ipso facto un
incumplimiento por mi parte, es fácilmente derrocado al observar lo
dispuesto en el contrato de interventoría – cláusula 9-»; además, que

debió tenerse en cuenta que «la Unidad Residencial al suscribir el


contrato de interventoría, en la cláusula décima, manifestó que conocía,
comprendía y aceptaba todas y cada una de las cláusulas y apartes de
dicho contrato», por lo que «era su voluntad permitirle a la interventoría
tomar decisiones respecto a la ejecución de la obra (…) en otras palabras,
se configuró un auténtico mandato, donde el mandante asume por
cuenta y riesgo propio lo que le obligue a consecuencia del actuar del
mandatario».

Tratándose de la garantía decenal, adujo que, al no


existir incumplimiento alguno, no era dable la exigibilidad de
esta, «puesto que el colapso del muro de cerramiento fue por causa
exclusiva de la víctima, (…) tal como se desprende de la interpretación
del contrato de interventoría, del informe final de interventoría,
especialmente el folio 43 y las pruebas recopiladas en el proceso-, las
modificaciones que realizó la interventoría como mandataria de la
unidad residencial, implicaron que todo riesgo/responsabilidad fruto de
aquellas modificaciones, corriera a cargo del mandante en virtud de lo

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dispuesto por el artículo 2142 del Código Civil, siendo este ultimo la
misma Unidad Residencial».

Finalmente, resaltó que «aquellos me contrataron para


realizar un muro de cerramiento y no un muro de contención, existiendo
entre ambas sendas diferencias técnicas, estructurales, funcionales y
obviamente de costos».

3. Conforme a lo relatado, solicitó el amparo del derecho


fundamental invocado, «Declarar La ausencia de responsabilidad
por mi parte frente a lo solicitado por la demandante y conforme a las
pruebas existentes en el proceso; y en consecuencia de lo anterior, dejar
sin efectos la sentencia S.109 del 19-08-2021, emitida por el Tribunal
Superior de Medellín (…) en lo atinente a lo que tiene que ver con mi
responsabilidad y condena» y «Reconocer lo demás que llegue a ser

probado dentro del procedimiento y que beneficie mis intereses».

II. LA RESPUESTA DEL ACCIONADO Y DE


LOS VINCULADOS

1. El Tribunal convocado aseveró que la decisión estuvo


soportada en el análisis de las pruebas allegadas y la
normativa aplicable, sin que se hubiera incurrido en una vía
de hecho.

2. El Juzgado Sexto Civil del Circuito de Oralidad de


Medellín indicó que los hechos y pretensiones de la tutela se
refieren a las actuaciones surtidas en segunda instancia, por
lo que se atendrá a lo que se decida frente a aquellas.

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3. Johan Echeverri Ocampo, quien dice actuar en


nombre de la Unidad Residencial La Mota Núcleo 4, se
pronunció frente a los fundamentos fácticos y jurídicos de la
acción, solicitando que fuera denegada como quiera que «la
decisión controvertida no luce antojadiza, caprichosa o subjetiva».

III. CONSIDERACIONES

1. En el caso sub examine, el actor censura la sentencia


dictada en segunda instancia en el proceso de radicado 2017-
00466, pues considera, en síntesis, que no se realizó una
debida valoración probatoria, que no existe prueba que
acredite que la obra realizada por él adoleciera de la calidad
requerida y que no se tuvieron en cuenta las facultades
dadas por la parte contratante a la interventoría, por lo cual
solicita que se deje sin efectos el fallo proferido el 19 de agosto
de 2021 por el Colegiado accionado y se declare la ausencia
de responsabilidad de su parte.

2. Al respecto, en primer lugar, resulta indispensable


puntualizar que la acción de tutela es improcedente para
reabrir los asuntos ya discutidos en los respectivos procesos
judiciales, pues, de interpretarse de esa manera las reglas
que regulan este mecanismo excepcional, se quebrantarían
los principios de la autonomía e independencia de los jueces;
en ese orden, la jurisprudencia constitucional ha
considerado que solo excepcionalmente se puede acudir a la
protección ius fundamental en el evento en que el juzgador
adopte una determinación o adelante un trámite en forma
ostensiblemente alejada de lo atendible, fruto de la

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arbitrariedad o el capricho y de manera totalmente


desconectada del ordenamiento aplicable2.

3. Pues bien, del escrutinio del decurso procesal se


evidencia que, al momento de resolver el recurso de apelación
formulado contra la providencia del 5 de marzo de 2021, el
ad quem indicó que la pretensión principal de la demanda,
esto es, la resolución contractual, no era procedente, como
quiera que:

«(…) dicho mecanismo legal traería como inexorable consecuencia


el que las cosas necesariamente regresaran al estado
precontractual, esto es que, por quererlo así el legislador, las
partes interesadas deben quedar colocadas en la misma situación
en que se encontraban antes de contratar, vale decir, como si el
contrato jamás se hubiera celebrado, circunstancia que aquí se
torna materialmente imposible.

Lo anterior, por cuanto el contrato de obra se ejecutó en su


totalidad, así se desprende del hecho octavo de la demanda, es
decir, se realizaron las excavaciones necesarias; se retiraron y se
botaron la basuras que bordeaban la unidad; se realizó la poda
de vegetación; se demolieron los muros existentes y se retiraron
los escombros, entre otros, como también se adhirió al suelo el
muro de cerramiento sobre el cual se instaló una malla que no hizo
parte del contrato de obra, además, probado quedó, que el contrato
fue objeto de modificaciones, en donde se suscribió otrosí para
realizar un muro de contención al lado de la portería de la unidad,
donde se había presentado un deslizamiento a inicios del 2015,
muro de contención que no fue objeto de reclamo o inconformismo
alguno o, luego entonces, volver la mayoría de las actuaciones
realizadas por el contratista a su estatu quo al momento de
contratación, resulta materialmente imposible, amén que
ordenarse el retiro del referido muro de contención y el muro de
cerramiento acarrearía serias consecuencias para la integridad
fisca y la seguridad de los habitantes de la unidad residencial,
consecuencias que no fueron previstas por la parte actora a la hora
de optar por la resolución y sus consecuentes restituciones
mutuas, pues éstas últimas no solo implican que deba ser devuelto
lo pagado, sino también el objeto de prestación».

2Ver, entre otros, STC796-2022 (Exp. 2022-00187-00) y STC1563-2022 (Exp. 2021-


02635-01).

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Ahora, frente a la pretensión subsidiaria, relativa a la


aplicación de la garantía decenal de que trata el numeral 3º
del artículo 2060 del Código Civil, precisó que:

«(…) cuando un empresario constructor realiza una obra de


construcción, como es el caso de autos, tiene una obligación de
garantía de que la obra no presentará ni amenazará ruina dentro
de los 10 años siguientes a su entrega, por vicio de la construcción,
o por vicio del suelo que el empresario o sus empleados hayan
debido conocer en razón de su oficio, o por vicio de los materiales.
De ahí que, al presentarse cualquiera de tales hipótesis, de paso
se está incumpliendo el contrato que se hubiere celebrado».

En este sentido, entró a determinar cada uno de los


elementos configuradores de este tipo de responsabilidad,
así:

3.1. En primer lugar, de cara a la condición personal del


contratista constructor, señaló que

«Carlos Enrique Hoyos Molina encaja perfectamente dentro de los


términos de empresario constructor, conforme la hipótesis prevista
en el artículo 2060- 3 del C.C., considerando que a esa labor se
dedica, según lo dicho en el interrogatorio de parte, amén que con
esa calidad –de constructor- se presentó ante la copropiedad
demandante, a quien manifestó que tenía experiencia en la
construcción y que para esa época se encontraba terminando la
construcción de un hotel».

3.2. De otra parte, frente al daño ocurrido, afirmó que,


conforme con el informe suscrito el 28 de enero de 2016 por
la empresa Ingeniar Estructuras S.A.S. y el presentado por
la Alcaldía de Medellín el 29 de octubre de 2015, quedó
«acreditada la ocurrencia de un hecho de derribamiento del muro
acaecido los días 19 y 20 de septiembre de 2015, además que así lo
aceptó el constructor en el interrogatorio de parte, hecho que ocurrió
dentro del término de la garantía decenal, si se tiene en cuenta que según

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el informe de obra que milita a folios 45 del expediente, la obra –


entiéndase muro de cerramiento- se entregó el 15 de agosto de 2015».

3.3. En seguidas líneas, argumentó que el hecho


aludido, esto es, el derrumbe parcial del muro encajaba en el
supuesto establecido en el artículo 2060 ibidem, dado que en
el plenario estaba acreditado que éste «sufrió, en parte, un colapso
o desplome en vigencia de la garantía decenal, razón por la cual debe
prosperar la pretensión subsidiaria, máxime que el vicio de la edificación
es atribuible al constructor, de ahí que no haya lugar a que el mismo se
libere de la responsabilidad enrostrada».

Para fundamentar lo anterior, esgrimió que, si bien el


dictamen pericial incorporado en la demanda para probar el
incumplimiento en el proceso constructivo no fue objeto de
valoración en primera instancia, ya que no se anexaron los
documentos que referenciaba el perito en su análisis, «observa
la Sala que, en cuanto al incumplimiento del contratista, que era el hecho
que pretendía acreditarse con el dictamen pericial, en el interrogatorio de
parte agotado por dicho codemandado se obtuvo la confesión de su
incumplimiento, prueba suficiente para tenerse como acreditado ese
hecho».

Aunado a esto, vislumbró que

«si se analiza el contrato de obra, dentro de las obligaciones del


contratista se encontraba, entre otras: ‘4. A ejecutar la obra de
acuerdo con la descripción y cotización previamente aprobada’,
encontrándose que según lo dicho por el señor Carlos Enrique
Hoyos Molina en su interrogatorio (Anexo 20; minuto 22:46) al final
de la obra, en donde está el parque infantil y donde se presentó el
evento, se calificó como parte crítica por lo cual estaba
contemplado realizar un muro en bolsacreto (costales en tierra
armada), pero el mismo no se hizo conforme a las indicaciones
entregadas por el contratante, según el contratista, porque la

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empresa interventora aludió de manera verbal que no existía


presupuesto.

Así las cosas, obsérvese que según lo dicho por el señor Carlos
Enrique, los estudios técnicos entregados por la Unidad
Residencial indicaban que en el sector del siniestro debía
realizarse un muro con características definidas por quien encargó
la obra, y las cuales no fueron acatadas por el constructor.

Significa lo anterior, que el contratista deshonró sus obligaciones


y no puede excusarse en que cambió la ejecución de la obra de
acuerdo con la descripción entregada por el contratante, bajo el
pretexto de que así se lo ordenó la empresa interventora, pues no
sea otea dentro del contrato de obra que el contratista debiera
ceñirse a las indicaciones de la empresa interventora, por el
contrario, es claro el contrato a la hora de establecer que el
contratista ejecutaría la obra de cerramiento perimetral de la
unidad residencial ‘según las condiciones y especificaciones
técnicas entregadas por el contratante’».

Con base en lo expuesto, concluyó que, «como en efecto


aquí se demostró que se activó la garantía decenal debido al desplome
de parte del muro, hecho que ocurrió dentro de la década siguiente a la
construcción de obra, y además por vicio de la construcción, habrá de
revocarse la sentencia en ese aspecto y como consecuencia se accederá
a reconocer la pretensión subsidiaria, razones suficientes para también
concluir que las excepciones propuestas por la aseguradora demandada
y que denominó: Ausencia de obligación de indemnizar, hecho exclusivo
de la víctima, genérica y, cobro de lo no debido, están llamadas al
fracaso por las razones ya expuestas».

4. De lo referido se sigue que la determinación


cuestionada, independientemente de que la postura sea o no
compartida, no resulta abiertamente arbitraria o
manifiestamente alejada del ordenamiento jurídico, dado que
fue proferida después de haberse realizado una valoración
razonable de los aspectos en disputa, las probanzas
allegadas y la normativa aplicable, bajo una hermenéutica
plausible que no amerita la intervención del juez

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constitucional, pues el Colegiado accionado sustentó su


decisión en las obligaciones contractuales pactadas entre las
partes, las especificaciones técnicas del contrato, el
conocimiento del contratista frente a aquellas y el daño
evidenciado, destacando que el vínculo contractual del
tutelante recaía únicamente con la Unidad Residencial La
Mota Núcleo 4º y, por ende, no podía excusarse de su
responsabilidad señalando que cambió la obra por las
instrucciones de la interventoría, dado que «no sea otea dentro
del contrato (…) que el contratista debiera ceñirse a las indicaciones» de

aquella, por el contrario, éste se obligó a ejecutar la obra


según las condiciones entregadas por el contratante.

4.1. En este orden, se identifica una disparidad de


criterios entre lo considerado por el Tribunal accionado -en
el desarrollo del ejercicio normal de las facultades y
amparado en los principios de autonomía e independencia
judicial- y lo planteado por la parte actora, de suerte que el
juez constitucional no es el llamado a dirimir la controversia,
a modo de juez de instancia, arrogándose competencias que
no le corresponden.

Así, como se hizo mención, en punto del análisis de las


providencias judiciales a través de este mecanismo, esta
Colegiatura ha considerado que la intervención es
excepcional, pues «[A]l juez de tutela le está vedado inmiscuirse en la
actividad que le es propia a cada jurisdicción cuya independencia y
autonomía tiene su origen en nítidos e insoslayables postulados de
raigambre constitucional y legal (Artículos 113, 228 y 230 de la Carta
Política), máxime cuando la determinación sobre la cual gravita la

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censura está soportada en un admisible examen de los hechos, así como


de la prudente interpretación de las disposiciones normativas
contentivas de los supuestos al efecto planteados, conforme así emerge
de las razones expuestas en los proveídos acusados» (CSJ STC1161-
2021).

Sobre el particular, esta Sala ha esgrimido, de un lado,


que «el juez de tutela no es el llamado a intervenir a manera de árbitro
para determinar cuáles de los planteamientos valorativos y
hermenéuticas del juzgador, o de las partes, resultan ser los más
acertados, y menos acometer, bajo ese pretexto, como lo pretende la
actora, la revisión oficiosa del asunto, como si fuese uno de instancia»
(CSJ STC.7 mar. 2008, Rad. 2007-00514-01); y, de otro, que «la
adversidad de la decisión no es por sí misma fundamento que le allane
el camino al vencido para perseverar en sus discrepancias frente a lo
resuelto por el juez natural» (CSJ STC 28 mar. 2012, Rad. 00022-01,
reiterado en CSJ STC2462-2021 mar. 2021, Rad. 2020-001724-01).

4.2. Adicionalmente, en cuanto atañe a la valoración


probatoria, la Sala tiene sentado que este mecanismo
constitucional no da pábulo para obtener un nuevo estudio
de las pruebas recaudadas en el proceso. En ese aspecto,
esta Corporación ha establecido que:

«(…) resulta infructuoso en esta sede recriminar la apreciación de


los medios de acreditación hecha por los juzgadores naturales,
dado que ese es el espacio en el que con especial énfasis emerge
el principio constitucional de la independencia judicial; en efecto,
en múltiples sentencias, entre ellas, la de 29 de junio de 2011, exp.
2011-01252-00, la Corte ha decantado que: ‘(…) el campo en
donde fluye la independencia del juez con mayor vigor, es en
cuanto a la valoración de las pruebas. Ello por cuanto el
administrador de justicia es quien puede apreciar y valorar, de la
manera más certera, el material probatorio que obra dentro de un
proceso, inspirándose en los principios científicos de la sana
crítica; por lo tanto, a juicio de la Corte, la regla general de que la

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figura de la vía de hecho solamente puede tener una aplicación en


situaciones extremas debe ser manejada con un criterio restrictivo
(…)’» (CSJ. STC de 25 de enero de 2012, exp. 2011-02659-00
reiterado en STC7213-2020 del 11 de septiembre del 2020).

En el sub examine, no es posible devolvernos a la


reconstrucción y a un nuevo análisis de las probanzas
allegadas al plenario, máxime teniendo en cuenta que, como
se dijo atrás, la decisión cuestionada se encuentra motivada
razonadamente, con base en las pruebas consideradas.

5. Hechas las anteriores precisiones, se debe negar el


amparo.
IV. DECISIÓN

En mérito de lo expuesto, la Corte Suprema de Justicia,


en Sala de Casación Civil, administrando justicia en nombre
de la República y por mandato de la ley, NIEGA el amparo
invocado.

Comuníquese lo resuelto en esta providencia a los


interesados, por el medio más expedito, de conformidad con
lo previsto en el artículo 30 del Decreto 2591 de 1991, y
oportunamente envíese el expediente a la Corte
Constitucional, para su eventual revisión, en caso de no ser
impugnada.

NOTIFÍQUESE Y CÚMPLASE

HILDA GONZÁLEZ NEIRA


Presidente de Sala

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Radicación n° 11001-02-03-000-2022-00509-00

ÁLVARO FERNANDO GARCÍA RESTREPO

MARTHA PATRICIA GUZMÁN ÁLVAREZ

AROLDO WILSON QUIROZ MONSALVO

(Ausencia Justificada)
LUIS ALONSO RICO PUERTA

OCTAVIO AUGUSTO TEJEIRO DUQUE

FRANCISCO TERNERA BARRIOS

14
Firmado electrónicamente por Magistrado(a)(s):

Hilda Gonzalez Neira

Álvaro Fernando García Restrepo

MARTHA PATRICIA GUZMÁN ÁLVAREZ

Aroldo Wilson Quiroz Monsalvo

Octavio Augusto Tejeiro Duque

Francisco Ternera Barrios

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