(2012) FINJUS - Titulo 2 Capitulo 2
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Título II
de los derechos, garantías y
deberes fundamentales
Capítulo I
de los derechos fundamentales
Artículo 37.– Derecho a la vida.§El derecho a la vida es inviolable desde
la concepción hasta la muerte. No podrá establecerse, pronunciarse ni
aplicarse, en ningún caso, la pena de muerte.
1. Igualdad y no discriminación
timiento de una persona que tenga autoridad sobre otra, con fines de
explotación. La explotación incluirá, como mínimo, la explotación de
la prostitución ajena u otras formas de explotación sexual, los trabajos
o servicios forzados, la esclavitud o las prácticas análogas, la servidum-
bre o la extracción de órganos, entre otras acciones ilícitas. El Estado
debe garantizar todos los mecanismos para que bajo ninguna circuns-
tancia un ser humano use como instrumento de trata y explotación
a otro ser humano. Además, debe ejecutar acciones para sancionar a
todo aquel que utilice un ser humano como instrumento de beneficio
personal y de explotación. § Rosalía Sosa Pérez.
Artículo 42.– Derecho a la integridad personal.§Toda persona tiene de-
recho a que se respete su integridad física, psíquica, moral y a vivir sin
violencia. Tendrá la protección del Estado en casos de amenaza, riesgo
o violación de las mismas. En consecuencia:
1. Proscripción de la tortura.
La tortura, a lo largo de la historia de la humanidad, ha sido un me-
dio utilizado para obtener de las personas algo contrario a su voluntad.
También ha sido un instrumento de represión para el sometimiento y
control de los seres humanos y de las minorías raciales, étnicas, religio-
sas, culturales, sociales, gremiales y políticas. La Convención Intera-
mericana para prevenir y sancionar la Tortura, en su artículo 1 define
la tortura como: “...todo acto por el cual se inflijan intencionadamente
a una persona dolores o sufrimientos graves, ya sean físicos o mentales,
con el fin de obtener de ella o de un tercero información o una confe-
sión, de castigarla por un acto que haya cometido, o se sospeche que
ha cometido, o de intimidar o coaccionar a esa persona o a otras, o por
cualquier razón basada en cualquier tipo de discriminación, cuando
dichos dolores o sufrimientos sean infligidos por un funcionario pú-
blico u otra persona en el ejercicio de funciones públicas, a instigación
suya, o con su consentimiento o aquiescencia.” En sentido general, la
sujeción de una persona a penas, torturas o procedimientos vejatorios,
que impliquen la pérdida o disminución de su salud, o de su integridad
física o psíquica, y/o con el propósito de ultrajar y doblegar la voluntad
La Constitución comentada | 107
3. Inviolabilidad de la correspondencia.
Al igual que otros derechos que integran los derechos a la persona-
lidad, el secreto de la correspondencia constituye una manifestación
concreta a la libertad de comunicación, sin importar el contenido de
la misma. Analizado desde una concepción moderna, por un lado
puede ser considerado su violación como un atentado al derecho de
propiedad y por otro lado como un atentado al derecho de la libertad
de pensamiento. De igual manera, su conculcación afecta el derecho a
la intimidad personal y familiar, en tanto el ejercicio de este derecho
implica el secreto y la libertad de la comunicación que tienen las perso-
nas. Además no sólo implica la afectación de estos derechos, sino que
además afectan la identidad de las personas tanto las interlocutoras
como sus corresponsales.
El secreto de las comunicaciones implica una prohibición para inter-
ceptar y escuchar las comunicaciones ajenas. Como el bien tutelado es
la libertad de las comunicaciones, ésta queda protegida de todas las ga-
rantías sin importar los medios que utilicen. Se prevé indistintamente
la modalidad de la correspondencia, ya sea documentos o mensajes en
formatos físico o digital o electrónico de cualquier otro tipo. De igual
manera, la violación el secreto de la comunicación telegráfica, telefó-
nica, cablegráfica, electrónica, telemática o en cualquier otro medio,
sólo es justificada cuando es autorizado por una orden de un juez o
autoridad competente de conformidad a lo previsto en la ley. Esta or-
den tiene que estar inspirada en el principio de proporcionalidad y de
motivación, es decir que la justificación debe proyectar la gravedad del
hecho, viabilidad de la medida y los interesados afectados.
La interdicción de la privacidad de la correspondencia o de la comu-
nicación sólo se justifica cuando es autorizada por una orden de au-
toridad judicial competente a través del cumplimiento de los proce-
dimientos establecidos por la autoridad requirente de dicha orden y
la autorización fundamentada de la autoridad requerida. Los poderes
116 | La Constitución comentada
2. Derecho de asilo.
El derecho de asilo es considerado un derecho fundamental. Los crite-
rios que deben inspirar a todo Estado para otorgar el derecho de asilo
son solidaridad, hospitalidad y tolerancia a aquellas personas que son
perseguidas por motivos políticos o ideológicos. El Estado domini-
cano protegerá a las personas y garantizará el pleno ejercicio de sus
derechos de conformidad con los acuerdos, normas e instrumentos
internacionales válidamente suscritos y ratificados por éste. La norma
constitucional excluye de la tipificación como delito político a los ilí-
citos penales tales como terrorismo, crímenes contra la humanidad, la
corrupción administrativa y los delitos transnacionales. Estos últimos
constituyen actos inhumanos o amenazas generalizados o sistemáticos
contra cualquier población civil o grupo de personas o parte de ella
que afectan bienes jurídicos tutelados por las normas constitucionales,
la ley y los tratados internacionales. § Rosalía Sosa Pérez.
Artículo 47.– Libertad de asociación.§Toda persona tiene derecho de
asociarse con fines lícitos, de conformidad con la ley.
1. Derecho a la información.
Toda persona tiene derecho a ser informado y a recibir información. El
derecho a la libertad de información comprende la libertad de buscar,
investigar, recibir y difundir la información de todo tipo. Con el pleno
ejercicio del derecho a la información se garantiza no sólo un derecho
personal que tienen las personas, sino que también implica el ejercicio
de un derecho colectivo a recibir la información.
tación de las personas, sino que permite dar una buena información de
la persona y protege a la colectividad del derecho a ser bien informado.
Coadyuva a los medios de comunicación a informar de forma honesta
y profesional.
Sección II
de los derechos económicos y sociales
Artículo 50.– Libertad de empresa.§El Estado reconoce y garantiza la
libre empresa, comercio e industria. Todas las personas tienen derecho
a dedicarse libremente a la actividad económica de su preferencia, sin
más limitaciones que las prescritas en esta Constitución y las que esta-
blezcan las leyes.
por lo tanto el Estado debe asumirlas a pesar de las pérdidas que esto
entraña. En la práctica, el monopolio público ha caído casi en desuso,
al margen de algunos servicios, como el servicio de agua potable a tra-
vés de acueductos.
El sistema económico dominicano, aunque fundamentado en el mer-
cado, no permite el capitalismo salvaje. El mismo artículo 50 consti-
tucional faculta al Estado a tomar medidas que permiten la dirección
de la economía para el desarrollo del mercado. Este desarrollo, como
es de esperarse, debe de seguir los criterios avanzados en los artículos
7 y 8 constitucionales. Es decir, el Estado puede intervenir y moldear
el mercado para que sus resultados atiendan a la necesidad de hacer
efectivas las normas que establecen derechos sociales.
Las concesiones no son una excepción a la prohibición del monopo-
lio, sino una autorización para que una empresa privada aproveche o
explote una actividad, bien o recurso de naturaleza pública. Esto se
hace para garantizar un servicio con la mínima inversión pública y
aprovechando la eficiencia que debe caracterizar los esfuerzos priva-
dos. Naturalmente, esto implica que el Estado tiende a beneficiarse me-
nos de la actividad económica en cuestión que si la hubiera asumido
directamente. Las concesiones no necesariamente implican acceso al
monopolio, como lo demuestran las relativas al espectro radioeléctrico,
que se hacen por frecuencias específicas para crear un mercado donde
los concesionarios compiten unos con otros.
Existen otros límites a la libertad de empresa aparte del monopolio
y del abuso de posición dominante. Los derechos del consumidor, el
derecho al medioambiente sano y los límites al derecho a la propiedad
son tres muy importantes. § Nassef Perdomo Cordero.
Artículo 51.– Derecho de propiedad.§El Estado reconoce y garantiza el
derecho de propiedad. La propiedad tiene una función social que impli-
ca obligaciones. Toda persona tiene derecho al goce, disfrute y disposi-
ción de sus bienes.
Los derechos que se les reconocen a los consumidores surgen del esta-
do de vulnerabilidad en que estos se encuentran al relacionarse dentro
de una economía de mercado. Para tutelarlos, se inserta dentro de los
derechos económicos y sociales un nuevo sujeto de derechos: “consu-
midor”, el cual se define como toda persona física o jurídica, pública o
privada que adquiera, consuma, utilice o disfrute bienes, productos o
servicios y los obtenga de quien los produce, importa, vende, facilita,
suministra o expide, como destinatario final para fines personales, fa-
miliares o de su grupo social y con objetivos ajenos a cualquier activi-
dad comercial o profesional.
Los derechos del consumidor integran un conjunto de prerrogativas
que tienen aquellos destinatarios finales que adquieren bienes y ser-
vicios del mercado con el propósito de satisfacer sus necesidades per-
136 | La Constitución comentada
mero sea el 55, debido a que éste era el número dedicado en la anterior
Constitución a las atribuciones del Presidente de la República, por lo
que creemos, que quizá por mera casualidad, se le ha otorgado a la fa-
milia el lugar más preponderante en este sistema de gobierno de corte
presidencialista. Un total de 50 ideas trascendentes se encuentran en
este artículo 55, pero sólo nos referiremos a algunas de ellas.
Es necesario recordar que en la antigua Constitución, poco era lo que
se decía respecto a la familia: básicamente que se reconocía el matri-
monio como su fundamento legal (artículo 8.15 Constitución ante-
rior), de ahí que el constituyente en la nueva reforma ha reconocido
su capital importancia, al dedicarle tantos numerales, reconociendo
como hace mucho tiempo lo han hecho los convenios internacionales
(Convención Americana sobre Derechos Humanos, artículo 17; Pac-
to Internacional de los Derechos Civiles y Políticos, artículo 24, Pacto
Internacional de los Derechos Económicos, Sociales y Culturales, ar-
tículo 10, Convención para la Eliminación de toda Forma de Discri-
minación contra la Mujer, artículo 16, entre otros) que la “familia es el
fundamento de la sociedad y el espacio básico para el desarrollo inte-
gral de la persona”, por lo que requiere una protección especial del Es-
tado, para conseguir sus diversos fines, entre los que están: Biológicos
(procreación), Sociales (de transmisión de la cultura y el conocimien-
to), Emocionales (Afectivos) y Económicos (producción y consumo).
Hoy se reconoce el derecho de toda persona con la capacidad necesa-
ria y de diferentes sexos a casarse o vivir consensualmente, según su
elección, lo que constituye un espaldarazo a la gran cantidad de matri-
monios aparentes o relaciones de hecho (concubinatos) que existen en
estos casi 49,000 kilómetros que ocupa República Dominicana, dentro
de la isla la Española.
El acápite 5 del artículo 55 de nuestra Constitución establece de ma-
nera clara que el matrimonio y la unión consensual solo tiene recono-
cimiento legal si es entre personas de sexo opuesto, a pesar de que la
corriente que va poco a poco ganando terreno es de permitir el ma-
trimonio y el concubinato entre personas independientemente de su
140 | La Constitución comentada
aquellos que no ostentan esa condición per se, pero que la adquieren
en aquellos casos en los que, si no se protegen de manera inmediata, su
afectación o amenaza se vería proyectada en los derechos fundamen-
tales. Así, el derecho a la salud no es un derecho fundamental, salvo en
el caso de los niños. No obstante, cuando en situaciones debidamente
analizadas por el juez, este derecho se encuentra vinculado directa-
mente con un derecho fundamental como la vida y la integridad per-
sonal, obtiene ese carácter de manera inmediata. (Sentencia T–945 de
2004). § Carlos Salcedo Camacho.
Artículo 62.– Derecho al trabajo.§El trabajo es un derecho, un deber y
una función social que se ejerce con la protección y asistencia del Esta-
do. Es finalidad esencial del Estado fomentar el empleo digno y remune-
rado. Los poderes públicos promoverán el diálogo y concertación entre
trabajadores, empleadores y el Estado. En consecuencia:
Sección III
de los derechos culturales
y deportivos
Artículo 64.– Derecho a la cultura.§Toda persona tiene derecho a parti-
cipar y actuar con libertad y sin censura en la vida cultural de la Nación,
al pleno acceso y disfrute de los bienes y servicios culturales, de los
avances científicos y de la producción artística y literaria. El Estado pro-
tegerá los intereses morales y materiales sobre las obras de autores e
inventores. En consecuencia:
La Constitución comentada | 169
Sección IV
de los derechos colectivos
y del medio ambiente
Artículo 66.– Derechos colectivos y difusos.§El Estado reconoce los
derechos e intereses colectivos y difusos, los cuales se ejercen en las
condiciones y limitaciones establecidas en la ley. En consecuencia pro-
tege:
2. El alcance de la protección
De conformidad con el texto del artículo constitucional bajo comen-
tario, el alcance de la protección de los derechos e intereses difusos y
colectivos se extiende a la conservación del equilibrio ecológico, de la
fauna y de la flora; la protección del medio ambiente y la preservación
del patrimonio cultural, histórico, urbanístico, artístico, arquitectóni-
co y arqueológico. Aunque no lo dice expresamente el texto en cues-
tión, hay que entender que este ámbito de protección es meramente
enunciativo. Esto así al menos dos razones de peso. En primer lugar,
porque si el alcance se circunscribiera exclusivamente a los aspectos
expresamente dispuestos en el texto, estaríamos en presencia de una
importante confusión de las categorías de derechos e interese difusos
y colectivos, puesto que los elementos indicados en el artículo bajo
análisis no se refieren a bienes que encajen en la tipología de los dere-
chos colectivos. En segundo lugar, porque a este texto se hace extensiva
la disposición de garantía normativa de los derechos contenida en el
artículo 74.1 constitucional, –que replica el antiguo artículo 10 sobre
derechos innominados– según la cual los derechos escritos en el texto
constitucional no excluyen otros de igual naturaleza.
Finalmente, es importante indicar que estos derechos e intereses se
habían venido incorporando en el sistema jurídico nacional a través
de un conjunto de reformas legales que van desde el Código Procesal
Penal, pasando por la Ley General de Medio Ambiente y Recursos Na-
turales, la Ley General de Protección de los Derechos del Consumidor
y Usuario, el Código de Protección de los Derechos Fundamentales
La Constitución comentada | 177
Capítulo II
De las garantías a los
derechos fundamentales
Artículo 68.– Garantías de los derechos fundamentales.§La Constitu-
ción garantiza la efectividad de los derechos fundamentales, a través
de los mecanismos de tutela y protección, que ofrecen a la persona la
posibilidad de obtener la satisfacción de sus derechos, frente a los suje-
tos obligados o deudores de los mismos. Los derechos fundamentales
vinculan a todos los poderes públicos, los cuales deben garantizar su
efectividad en los términos establecidos por la presente Constitución y
por la ley.
Derechos al proceso:
a. Derecho de acceso a la justicia.– En este texto el derecho de acceso
a la justicia aparece diferenciado del derecho a ser oído, como si
se tratase de dos derechos procesales distintos, aunque se com-
plementen. Sin embargo, la doctrina jurídica y los instrumentos
jurídicos internacionales los identifican como parte de una misma
prerrogativa fundamental, tal como se concluye del análisis de los
artículos 14.1 del Pacto Internacional de Derechos Civiles y Polí-
ticos, 8.1 de la Convención Americana sobre Derechos Humanos
y 6.1 del Convenio Europeo para la Protección de los Derechos
Humanos y de las Libertades Fundamentales. Por tanto, el texto
comentado pretende diferenciar entre el derecho de acceso, como
sinónimo de derecho de entrada, y, ya habiendo accedido, el dere-
cho a la audición, entendido como el derecho a que la autoridad
competente, ya iniciado el proceso, conozca de las alegaciones de
que se trata, concibiéndolo así como un derecho en el proceso. Inte-
resa destacar, además, que en ambos casos el texto constitucional
precisa: (1) la calidad del derecho: la justicia que se procura debe
ser accesible (sin obstáculos), oportuna y gratuita (dejando pen-
diente una viva controversia acerca del alcance de este último tér-
mino) y el justiciable debe ser oído dentro de un plazo razonable;
plazo para el que han de tomarse en consideración la conducta
procesal de las partes, la complejidad del caso y el desinterés de
las partes, entre otros factores (vid. Corte Interamericana de De-
rechos Humanos, caso Canto, 28 de noviembre de 2002); y (2) la
condición del juzgador que ha de conocer las alegaciones, quien
184 | La Constitución comentada
1. Origen.
El proceso constitucional de Hábeas Corpus es, sin duda alguna, el me-
canismo procesal pionero en la protección de Derechos Fundamenta-
les. Protege el derecho a la libertad física y de movimiento. Mediante
este proceso se permite a cualquier persona detenida o arrestada, exi-
gir ser presentada ante un juez competente para que resuelva respecto
de la legalidad, arbitrariedad o irrazonabilidad de su encierro y de ser
pertinente, ordene su inmediata liberación.
El Hábeas Corpus recibe consagración legislativa en República Domi-
nicana en la ley 5353 de 1914. Consideramos junto con el ilustre profe-
sor doctor Leoncio Ramos, que el precedente inmediato de la ley 5353
de 1914 sobre Hábeas Corpus en República Dominicana lo es la orden
militar número 4 de 1900, por la que se incorpora el Hábeas Corpus
en la isla de Cuba, que a su vez tuvo como precedente la ley de hábeas
corpus del Estado de New york.
3. Naturaleza Jurídica.
De todos los Derechos Fundamentales, el de la libertad es el más
preciado. Esta es la razón por la que se encuentra reconocida a nivel
constitucional como valor supremo y principio fundamental del or-
denamiento jurídico. El artículo 8 constitucional, declara como fun-
ción esencial del Estado, la protección efectiva de los derechos de la
persona, dentro de un marco de libertad individual compatible con el
orden público y los derechos de todos y todas. De manera que sin el
goce efectivo de este derecho primario, se torna ilusorio el ejercicio de
los demás. Se trata, en suma, de una síntesis que contiene virtualmen-
te toda la afirmación de la personalidad humana frente a los posibles
avances del arbitrio del poder público (DE LA RÚA, 1980). Sin embar-
go, los abusos a derechos fundamentales pueden provenir además de
los particulares. Quiere esto decir, que la acción no sólo procede contra
actos de poder público, sino que procede además contra actos de los
particulares, como se prevé en Inglaterra y en varios países de América
Latina, desde la década del cuarenta (GARCÍA BELAUNDE, 2001).
La Constitución comentada | 191
zar el hábeas corpus aun dentro del proceso penal en curso, cuando los
mecanismos establecidos por la ley procesal penal, para controlar la
legalidad de la detención, no sean idóneos para garantizar el derecho
a la libertad.
Cabe aconsejar cautela al momento de aplicar esta norma, pues podría
hacerse un uso abusivo que afectaría la operatividad del Código Pro-
cesal Penal. Podría acontecer, como en el pasado, que el hábeas corpus
era utilizado para lograr una solución rápida en torno a la cuestión de
fondo que correspondía al proceso penal, desvirtuándose su función
como garantía de la libertad personal, para pasar a convertirse en un
medio alterno para obtener una decisión respecto del mérito de la per-
secución penal concreta.
Con todo, es preciso reconocer que tanto la previsión constitucional
sobre el hábeas corpus, como lo que ha dispuesto sobre la materia la
LOTC, ensanchan el ámbito de tutela de la acción. Las nuevas previ-
siones habrán de convertirse en herramientas indispensables para la
protección del derecho a la libertad no sólo en cuanto a su aspecto
formal de legalidad, sino como mecanismo para controlar el ejercicio
arbitrario del poder penal. § Pedro Balbuena Batista.
Artículo 72.– Acción de amparo.§Toda persona tiene derecho a una ac-
ción de amparo para reclamar ante los tribunales, por sí o por quien ac-
túe en su nombre, la protección inmediata de sus derechos fundamen-
tales, no protegidos por el hábeas corpus, cuando resulten vulnerados o
amenazados por la acción o la omisión de toda autoridad pública o de
particulares, para hacer efectivo el cumplimiento de una ley o acto ad-
ministrativo, para garantizar los derechos e intereses colectivos y difusos.
De conformidad con la ley, el procedimiento es preferente, sumario, oral,
público, gratuito y no sujeto a formalidades.
agravio” hasta hace poco exclusiva de la materia civil. De modo que los
trámites procesales deben ser sencillos y aunque un acto tenga irregu-
laridades será válido siempre que cumpla con su función.
De conformidad con el artículo 69.1 de la Constitución, el proceso de
amparo es gratuito. El derecho a una justicia gratuita es un elemento
esencial del debido proceso de ley. La gratuidad significa que el Estado
no cobra por el servicio de administración de justicia. Sin embargo,
esta formulación del principio es insuficiente cuando se trata de per-
sonas con escasos recursos económicos. Se sabe que la contratación de
un abogado, los gastos propios del procedimiento e incluso, la recopi-
lación del material probatorio a utilizar en el proceso, implican gastos
considerables. De manera, que para un segmento importante de la co-
munidad la carencia de recursos para costear el proceso se erige en un
obstáculo que imposibilita el acceso a la justicia.
4. Amparos especiales.
A. Amparo colectivo.
El artículo 72 de la Constitución introduce importantes novedades en
materia de amparo, al configurar lo que se conoce en derecho compa-
rado como amparo colectivo y por otro lado, la denominada acción
de cumplimiento.
La existencia del amparo colectivo se relaciona con el hecho de que la
Constitución dominicana incorpora derechos colectivos y difusos. La
sección IV, que comprende los artículos 66 y 67 de la norma funda-
mental hace referencia expresa a los derechos colectivos y de medio
ambiente. Cabe aclarar, que estos no son los únicos derechos de esta
naturaleza previstos a nivel constitucional. El reconocimiento de estos
nuevos derechos que por su naturaleza que no pertenecen a una sola
persona, sino que participan de su titularidad, en la misma medida to-
dos los integrantes de una comunidad, ha hecho necesaria la creación
de mecanismos procesales que le sirvan de instrumento de protección.
200 | La Constitución comentada
B. Acción de cumplimiento.
El artículo 72 de la Constitución habilita la vía del amparo en aque-
llos casos en que se precise hacer efectivo el cumplimiento de una ley
o acto administrativo. Esta norma tiene por objeto garantizar que las
leyes y actos administrativos se cumplan por quienes están obligados.
Procede la acción contra cualquier autoridad o funcionario renuente a
acatar una norma o un acto administrativo en perjuicio del accionante
(FIX–ZAMUDIO, 2003).
Fix– Zamudio (2003) afirma que el instituto procesal de que se trata
tiene cierta similitud con el Writ of mandamus del derecho norteame-
ricano. Enseña el maestro mexicano que este remedio judicial “implica
la solicitud ante un tribunal para que expida un mandamiento que or-
dene a una autoridad que cumpla con las atribuciones que le confieren
disposiciones legales”.
Respecto al objeto de la acción, la Corte Constitucional de Colombia,
mediante sentencia C–157, del 29 de abril de 1998 ha considerado que
esta se encamina a procurar la vigencia y efectividad material de las
leyes y de los actos administrativos, lo cual conlleva la concreción de
principios medulares del Estado Social de Derecho, que tienden a ase-
gurar la vigencia de un orden jurídico, social y económico justo.
El párrafo final de la norma declara que los derechos protegidos me-
diante la acción de amparo, aún cuando son susceptibles de ser sus-
pendidos en los estados de excepción, la afectación no debe ser irrazo-
La Constitución comentada | 201
Capítulo III
de los principios de aplicación
e interpretación
de los derechos y garantías
fundamentales
Artículo 74.– Principios de reglamentación e interpretación.§La inter-
pretación y reglamentación de los derechos y garantías fundamentales,
reconocidos en la presente Constitución, se rigen por los principios si-
guientes:
2. Sólo por ley, en los casos permitidos por esta Constitución, podrá
regularse el ejercicio de los derechos y garantías fundamentales,
respetando su contenido esencial y el principio de razonabilidad;
3. Los tratados, pactos y convenciones relativos a derechos humanos,
suscritos y ratificados por el Estado dominicano, tienen jerarquía
constitucional y son de aplicación directa e inmediata por los tribu-
nales y demás órganos del Estado;
4. Los poderes públicos interpretan y aplican las normas relativas a los
derechos fundamentales y sus garantías, en el sentido más favorable
a la persona titular de los mismos y, en caso de conflicto entre de-
rechos fundamentales, procurarán armonizar los bienes e intereses
protegidos por esta Constitución.
literal c), prohíbe interpretar las claúsulas en ella previstas, de tal ma-
nera que puedan excluir otros derechos y garantías que son inherentes al
ser humano o que se derivan de la forma democrática representativa de
gobierno.
Capítulo IV
de los deberes fundamentales
Artículo 75.– Deberes fundamentales.§Los derechos fundamentales re-
conocidos en esta Constitución determinan la existencia de un orden de
responsabilidad jurídica y moral, que obliga la conducta del hombre y la
mujer en sociedad. En consecuencia, se declaran como deberes funda-
mentales de las personas los siguientes:
Así como tenemos derechos, también tenemos deberes los cuales exi-
gen una determinada conducta de cumplimiento al ciudadano. Dere-
chos y deberes se interrelacionan de una manera dinámica y simul-
tánea. Se conoce como deberes fundamentales aquellas situaciones
jurídicas y morales de sujeción impuestas a las personas para tutelar
intereses colectivos o individuales.
La observancia de los “deberes fundamentales” es indispensable para
la coexistencia de una comunidad organizada. Así como se ejercen los
derechos necesariamente hay que cumplir con los deberes, los cuales
tienen su origen en el ordenamiento positivo condicionando el ámbito
La Constitución comentada | 213