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Informe Delors

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Informe de la UNESCO de la Comisión

Internacional sobre la Educación para el Siglo XXI


Frente a los numerosos desafíos actuales y futuros, la educación constituye un
instrumento indispensable a fin de preparar a la sociedad para abordar dichos
desafíos. En tal sentido el plan estratégico de la UNS debiera focalizar sus acciones
en la formación de la persona humana con miras a contribuir a mejorar las
relaciones entre individuos, entre grupos y entre naciones y de este modo
potenciar sus capacidades en pos de dichos desafíos.
En el Informe de la UNESCO de la Comisión Internacional sobre la Educación para
el Siglo XXI, presidida por Jacques Delors contiene diversas conclusiones
sumamente interesantes y que merecen tenerse en cuenta en nuestro Plan
Estratégico. En tal sentido se presenta un resumen de los puntos más importantes
del mismo

Las tensiones que han de superarse

En el citado informe se puntualizan las que, a criterio de dicha comisión, son las
principales tensiones, que sin ser nuevas están en el centro de la problemática del
siglo XXI, que han de superarse y a las cuales las instituciones de educación deben
prestar especial atención.
• La tensión entre lo mundial y lo local: convertirse poco a poco en ciudadano
del mundo sin perder sus raíces y participando activamente en la vida de la
nación y las comunidades de base.
• La tensión entre tradición y modernidad pertenece a la misma problemática:
adaptarse sin negarse a sí mismo, edificar su autonomía en dialéctica con la
libertad y la evolución de los demás, dominar el progreso científico.
• La tensión entre el largo plazo y el corto plazo: tensión eterna pero alimentada
actualmente por un predominio de lo efímero y de la instantaneidad, en un
contexto en que la plétora de informaciones y emociones fugaces conduce
incesantemente a una concentración en los problemas inmediatos. Las
opiniones piden respuestas y soluciones rápidas, mientras que muchos de los
problemas encontrados necesitan una estrategia paciente, concertada y
negociada de reforma. Tal es precisamente el caso de las políticas educativas.
• La tensión entre la indispensable competencia y la preocupación por la
igualdad de oportunidades. Cuestión clásica, planteada desde comienzo del
siglo XX a las políticas económicas y sociales y a las políticas educativas;
cuestión resuelta a veces pero nunca en forma duradera. Hoy, l a presión de la
competencia hace olvidar a muchos directivos la misión de dar a cada ser
humano los medios de aprovechar todas sus oportunidades.
• La tensión entre el extraordinario desarrollo de los conocimientos y las
capacidades de asimilación del ser humano. La Comisión no resistió a la
tentación de añadir nuevas disciplinas como el conocimiento de sí mismo y los
medios de mantener la salud física y psicológica, o el aprendizaje para conocer
mejor el medio ambiente natural y preservarlo. Los programas de estudios
están cada vez están más recargados. Por tanto, será necesario escoger, en una
clara estrategia de reforma, pero a condición de preservar los elementos
esenciales de una educación básica que enseñe a vivir mejor mediante el
conocimiento, la experimentación y la formación de una cultura personal.
• Por último, la tensión entre lo espiritual y lo material, que también es una
constatación eterna. El mundo, frecuentemente sin sentirlo o expresarlo, tiene
sed de ideal y de valores morales.

Pensar y edificar nuestro futuro común


Experimentamos una sensación de vértigo al vernos ante el dilema de la
mundialización, cuyas manifestaciones vemos y a veces sufrimos, y su búsqueda
de raíces, referencias y pertenencias.
La educación debe afrontar este problema porque se sitúa más que nunca en la
perspectiva del nacimiento doloroso de una sociedad mundial, en el núcleo del
desarrollo de la persona y las comunidades. La educación tiene la misión de
permitir a todos sin excepción hacer fructificar todos sus talentos y todas sus
capacidades de creación, lo que implica que cada uno pueda responsabilizarse de
sí mismo y realizar su proyecto personal.
Todo indica entonces que deben revalorizarse los aspectos éticos y culturales de la
educación, y para ello dar a cada uno los medios de comprender al otro en su
particularidad y comprender el mundo en su curso caótico hacia una cierta unidad.
Pero hace falta además empezar por comprenderse a sí mismo en esta suerte de
viaje interior jalonado por el conocimiento, la meditación y el ejercicio de la
autocrítica.
Con los progresos actuales y esperados de la ciencia y la técnica y la creciente
importancia de lo cognoscitivo y lo inmaterial en la producción de bienes y
servicios, conviene reconsiderar el lugar del trabajo y sus diferentes estatutos en la
sociedad de mañana. La imaginación humana, precisamente para crear esta
sociedad, debe adelantarse a los progresos tecnológicos si queremos evitar que se
agraven el desempleo y la exclusión social o las desigualdades en el desarrollo.

Implantar la educación durante toda la vida en el seno


de la sociedad
La educación durante toda la vida se presenta como una de las llaves de acceso al
siglo XXI. Esta noción va más allá de la distinción tradicional entre educación
básica y educación permanente, y responde al reto de un mundo que cambia
rápidamente. Esta necesidad se ha acentuado, y la única forma de satisfacerla es
que todos aprendamos a aprender. Pero además surge otra obligación que, tras el
profundo cambio de los marcos tradicionales de la existencia, nos exige
comprender mejor al otro, comprender mejor el mundo. Exigencias de
entendimiento mutuo, de diálogo pacífico y, por qué no, de armonía, aquello de lo
cual, precisamente, más carece nuestra sociedad.
Se trata de aprender a vivir juntes conociendo mejor a los demás, su historia, sus
tradiciones y su espiritualidad y, a partir de ahí, crear un espíritu nuevo que
impulse la realización de proyectos comunes o la solución inteligente y pacífica de
los inevitables conflictos, gracias justamente a esta comprensión de que las
relaciones de interdependencia son cada vez mayores y a un análisis compartido
de los riesgos y retos del futuro. Una utopía, pensarán, pero una utopía necesaria,
una utopía esencial para salir del peligroso ciclo alimentado por el cinismo o la
resignación.
Lo primero, aprender a conocer. Pero, teniendo en cuenta los rápidos cambios
derivados de los avances de la ciencia y las nuevas formas de la actividad
económica y social, conviene compaginar una cultura general suficientemente
amplia con la posibilidad de estudiar a fondo un número reducido de materias.
Esta cultura general sirve de pasaporte para una educación permanente, en la
medida en que supone un aliciente y sienta además las bases para aprender
durante toda la vida.
También, aprender a hacer. Conviene no limitarse a conseguir el aprendizaje de
una profesión u oficio y, en un sentido más amplio, adquirir una competencia que
permita hacer frente a numerosas situaciones, algunas imprevisibles, y que facilite
el trabajo en equipo. En numerosos casos esta competencia y estas calificaciones se
hacen más accesibles si los estudiantes cuentan con la posibilidad de evaluarse y
de enriquecerse participando en actividades profesionales o sociales de forma
paralela a sus estudios, lo que justifica el lugar más relevante que deberían ocupar
las distintas posibilidades de alternancia entre el estudio y el trabajo.
Por último, y sobre todo, aprender a ser. El siglo XXI nos exige una mayor
autonomía y capacidad de juicio junto con el fortalecimiento de la responsabilidad
personal en la realización del destino colectivo. Y también no dejar sin explorar
ninguno de los talentos que, como tesoros, están enterrados en el fondo de cada
persona. Citemos, sin ser exhaustivos, la memoria, el raciocinio, la imaginación, las
aptitudes físicas, el sentido de la estética, la facilidad para comunicar con los
demás, etc. Todo ello viene a confirmar la necesidad de comprenderse mejor a uno
mismo.
La adquisición, la actualización y el uso de los conocimientos son las tres funciones
que conviene poner de relieve en el proceso educativo. Mientras la sociedad de la
información se desarrolla y multiplica las posibilidades de acceso a los datos y a
los hechos, la educación debe permitir que todos puedan aprovechar esta
información, recabarla, seleccionarla, ordenarla, manejarla y utilizarla. Por
consiguiente, la educación tiene que adaptarse en todo momento a los cambios de
la sociedad, sin dejar de transmitir por ello el saber adquirido, los principios y los
frutos de la experiencia.

Reconsiderar y unir las distintas etapas de la educación


La educación durante toda la vida permite, sencillamente, ordenar las distintas
etapas, preparar las transiciones, diversificar y valorizar las trayectorias. De esta
forma, saldríamos del terrible dilema que se plantea entre seleccionar o igualar,
pero en detrimento de la promoción de personas con talento.
Entre las distintas vías que se ofrecen deberían figurar las ya tradicionales, más
orientadas hacia la abstracción y la conceptualización, pero también las que,
enriquecidas por una alternancia entre la escuela y la vida profesional o social,
permiten sacar a la luz otro tipo de talentos y gustos. En cualquier caso habría que
tender puentes entre esas vías, de manera que se pudieran corregir los errores de
orientación que con harta frecuencia se cometen.
Por lo demás, la perspectiva de poder regresar a un ciclo educativo o de formación
modificaría el clima general, al garantizar al adolescente que su suerte no está
echada definitivamente entre los 14 y los 20 años.
La universidad podría contribuir a esta reforma diversificando su oferta:
• como lugar de ciencia y fuente de conocimiento que llevan a la investigación
teórica o aplicada, o a la formación de profesores;
• como medio de adquirir calificaciones profesionales conforme a estudios
universitarios y contenidos adaptados constantemente a las necesidades de la
economía, en los que se aúnen los conocimientos teóricos y prácticos a un alto
nivel;
• como plataforma privilegiada de la educación durante toda la vida, al abrir sus
puertas a los adultos que quieran reanudar los estudios, adaptar y enriquecer
sus conocimientos o satisfacer sus ansias de aprender en todos los ámbitos de
la vida cultural;
• como interlocutor privilegiado en una cooperación internacional que permita
el intercambio de profesores y estudiantes, y facilite la difusión de la mejor
enseñanza mediante cátedras internacionales.
De esta forma la universidad superaría la oposición que enfrenta erróneamente la
lógica de la administración pública y la del mercado de trabajo. Además
encontraría de nuevo el sentido de su misión intelectual y social en la sociedad,
siendo en cierto modo una de las instituciones garantes de los valores universales y
del patrimonio cultural. La Comisión cree que éstas son razones pertinentes para
abogar en favor de una mayor autonomía de las universidades.

Estrategias para el cambio


Sin subestimar la gestión de las obligaciones a corto plazo ni descuidar la
necesidad de adaptarse a los sistemas existentes, se hace hincapié en la importancia
de adoptar un enfoque a más largo plazo para llevar a cabo con éxito las
indispensables modificaciones. Demasiados cambios en serie anulan el objetivo
perseguido, ya que no dan al sistema el tiempo necesario para impregnarse del
nuevo espíritu y lograr que todos los agentes estén en condiciones de participar en
ella.
Además, como demuestran los fracasos anteriores, muchos reformadores adoptan
un enfoque demasiado radical o excesivamente teórico y no capitalizan las útiles
enseñanzas que deja la experiencia o rechazan el acervo positivo heredado del
pasado. Ello perturba a los docentes, los padres y los alumnos y, por consiguiente,
condiciona su disposición a aceptar y, ulteriormente, llevar a la práctica los
cambios necesarios.
Tres agentes principales coadyuvan al éxito de las reformas educativas: en primer
lugar, la comunidad local y, sobre todo, los padres, los directores de los
establecimientos de enseñanza y los docentes; en segundo lugar, las autoridades
públicas y, por último, la comunidad internacional.
La participación de la comunidad local en la evaluación de las necesidades,
mediante un diálogo con las autoridades públicas y los grupos interesados dentro
de la sociedad, es una primera etapa fundamental para ampliar el acceso a la
educación y para mejorarla. La continuación de este diálogo a través de los medios
de comunicación, en debates dentro de la comunidad y mediante la educación y la
formación de los padres, así como la capacitación de los docentes en el empleo,
suele contribuir a una mayor toma de conciencia e incrementa el discernimiento y
el desarrollo de las capacidades endógenas en el nivel comunitario. Cuando las
comunidades asumen más responsabilidades en su propio desarrollo aprenden a
valorar la función de la educación, concebida a la vez como un medio para
alcanzar determinados objetivos sociales y como una mejora deseable de la calidad
de la vida.
Se exige mucho al docente, incluso demasiado, cuando se espera que calme las
carencias de otras instituciones también responsables de la enseñanza y la
formación de los jóvenes. Mucho se le pide, mientras que el mundo exterior entra
cada vez más en el establecimiento educativo, en particular a través de los nuevos
medios de información y comunicación. Así pues, el docente se encuentra ante
jóvenes menos apoyados por las familias pero más informados. Por consiguiente,
debe tener en cuenta ese nuevo contexto para hacerse escuchar y comprender por
los jóvenes, para despertar en elles el deseo de aprender y para hacerles ver que la
información no es conocimiento, que éste exige esfuerzo, atención, rigor y
voluntad.
Los docentes deberían trabajar en equipo, sobre todo en el nivel de enseñanza
secundaria, principalmente para contribuir a la indispensable flexibilidad de los
programas de estudio. Ello evitará muchos fracasos, pondrá de manifiesto algunas
cualidades naturales de los alumnos y, por consiguiente, facilitará una mejor
orientación de los estudios y la trayectoria de cada uno, según el principio de una
educación impartida a lo largo de toda la vida.
La Comisión ha hecho tanto más hincapié en la permanencia de los valores, las
exigencias del futuro y los deberes del docente y la sociedad cuanto que cree en la
importancia del responsable político. Únicamente él, tomando en consideración
todos los elementos, puede plantear los debates de interés general que son vitales
para la educación. Es que este asunto nos interesa a todos, ya que en él se juega
nuestro futuro y que, justamente, la educación puede contribuir a mejorar la suerte
de todos y cada uno de nosotros.
Y ello, inevitablemente, nos lleva a poner de relieve la función de las autoridades
públicas, encargadas de plantear claramente las opciones y, tras una amplia
concertación con todos los interesados, definir una política pública que, sean cuales
fueren las estructuras del sistema (públicas, privadas o mixtas), trace las
orientaciones, siente las bases y los ejes de aquél y establezca su regulación
introduciendo las adaptaciones necesarias.
Miembros de la Comisión

Jacques Delors (Francia) Presidente, antiguo ministro de economía y hacienda, antiguo presidente
de la Comisión Europea (1985-1 9 9 5 ) .
In'am Al Mufti (Jordania) Especialista de la condición social de la mujer, consejera de Su Majestad
la Reina Noor al-Hussein, antigua ministra de desarrollo social.
Isao Amagi (Japón) Especialista de educación, consejero especial del ministro de educación, ciencia
y cultura y presidente de la Fundación Japonesa para los Intercambios Educativos-BABA .
Roberto Carneiro (Portugal) P residente de TVI (Televisáo Independente), antiguo ministro de
educación y antiguo ministro de Estado.
Fay Chung (Zimbabwe) Antigua ministra de Estado para los asuntos nacionales, creación de
empleo y cooperat ivas, miembro del parlamento, antigua ministra de educación; directora del
“Education Cluster” ( UNICEF, Nueva Yo rk ) .
Bronislaw Geremek (Polonia) Historiador, diputado de la Dieta polaca, antiguo profesor del
Collège de France.
William Gorham (Estados Unidos) Especialista de política publica, p residente del Urban Institute
de Washington , D.C. , desde 1968.
Aleksandra Kornhauser (Eslovenia) Directora del Centro Internacional de Estudios Químicos de
Ljubljana , especialista de relaciones entre desarrollo industrial y protección del medio ambiente.
Michael Manley (Jamaica) Sindicalista , universitario y escritor, primer ministro de 1972 a 1980 y
de 1989 a 1992.
Marisela Padrón Quero (Venezuela) Socióloga , antigua directora de investigaciones de la
Fundación Rómulo Betancourt , antigua ministra de la familia; directora de la División de América
Latina y el Caribe (FNUA P, Nueva York).
M a r i e-Angélique Savané (Senegal) Socióloga , miembro de la “Commission de Gouve rnance
Globale”, directora de la División de A f rica (FNUA P, Nueva York).
Karan Singh (India) Diplomático y varias veces ministro , particularmente de educación y de
salud, autor de varias obras sobre cuestiones de medio ambiente, filosofía y ciencias políticas, p
residente del Templo de la Comprensión , importante organización internacional interconfesional.
Rodolfo Stavenhagen (México) Investigador en ciencias políticas y sociales, profesor del Centro de
Estudios Sociológicos del Colegio de México.
Myong Won Suhr (República de Corea) Antiguo ministro de educación, p residente de la
Comisión Presidencial para la Reforma de la Educación (1985-1 9 8 7 ) .
Zhou Nanzhao (China) Especialista de educación, vicepresidente y profesor del Instituto Nacional
Chino de Estudios Pedagógicos..

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