NF-UNIDAD DIDÁCTICA II
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PRESENTACIÓN
SISTEMA NERVIOSO
CONCEPTOS BÁSICOS
Para su estudio el hombre ha dividido el sistema nervioso en dos partes
fundamentales: una central, que descansa en una cubierta protectora
ósea; y comprende el encéfalo y la médula espinal y otra periférica, que se
encuentra fuera de esa estructura, integrado por los pares craneales,
nervios raquídeos y los ganglios relacionados con ellos.
Con un peso de solo 2Kg, alrededor del 3% del peso corporal total, el
sistema nervioso es uno de los más pequeños y sin embargo más complejos
de los once sistemas y aparatos del organismo. Consiste en una red
intrínseca y altamente organizada de miles de millones de neuronas y de
células gliales. Entre las estructuras que forman el sistema nervioso se
hallan el encéfalo, los nervios craneales y sus ramas, la médula espinal, los
nervios espinales y sus ramas, los ganglios nerviosos, los plexos entéricos y
los receptores sensitivos
Nuestro sistema nervioso central comprende el encéfalo y la médula
espinal. Si lo subdividimos en niveles, consta de 37 niveles, cada uno con
salidas desde y hacia el exterior e interconectados entre sí.
Siguiendo de abajo hacia arriba, treinta y uno de estos niveles son los
equivalentes a los segmentos de la médula espinal. Los niveles 32, 33 y 34
forman el tallo cerebral, que anatómicamente es uno solo pero se lo dividió
en tres con fines prácticos. En el nivel treinta y dos, que corresponde al
bulbo o primera parte del tallo cerebral, se localiza el control
automático del sistema nervioso. Es un eslabón que conecta a los niveles
más bajos con los más altos. El nivel treinta y tres (corresponde al puente,
protuberancia o segunda porción del tallo cerebral), es un centro de
cruce de información entre los niveles más bajos y los más altos y hacia el
cerebelo. El nivel trigésimo cuarto, es la porción más alta del tallo cerebral
(tercera porción, cerebro medio o mesencéfalo), envía información
hacia los niveles superiores e inferiores, y dirige sistemas vitales. El nivel
treinta y cinco corresponde al cerebelo o "cerebro pequeño", que es el
centro inconsciente de coordinación motora y su funcionamiento. El nivel
treinta y seis es el que corresponde al diencéfalo, que significa a través de
o entre el cerebro, es un área gris subcortical o área gris profunda bajo la
corteza cerebral donde se encuentran formaciones tales como el tálamo,
hipotálamo, etc. Este centro procesa casi toda la información para poder
mantener el control y equilibrio constantes; tiene conexiones con el
cerebelo, así como con los demás niveles.
Por último el trigésimo séptimo nivel corresponde al cerebro o
telencéfalo, controla todos los otros niveles, excepto aquellos asuntos que
pueden ser controlados por los niveles inferiores anteriormente
mencionados.
Todos, los treinta y siete niveles deben funcionar como una entidad total;
el mal funcionamiento de una de las partes afecta, necesariamente al
todo; por ello no es posible disociar una parte de las otras.
Tomado de Neurociencias y Neuroanatomía (Weebly)
LA NEURONA
Introducción
La neurona es la estructura fundamental del sistema nervioso, es la
unidad anátomo funcional del mismo. Más de veinte mil millones de estas
células microscópicas actúan para coordinar, integrar y por último, dirigir a
todos los sistemas del cuerpo.
El hombre como organismo, opera en dos ambientes, uno es el de su
propio organismo, es decir el cuerpo en su totalidad. El otro es el que le
rodea: temperatura, humedad, aire, luz, gente, etc. El organismo de alguna
manera, debe intentar mantener un equilibrio (homeostasis) entre el
ambiente interno y sus necesidades y el ambiente externo y sus demandas.
La función principal de una neurona es, en primer término, recibir los
estímulos; segundo, conducir o transmitir estos estímulos o impulsos a lo
largo de ella y por último, pasar esta información a otras estructuras del
organismo.
Estos miles de millones de neuronas son responsables de la coordinación
de todas las funciones corporales tales como: circulación, respiración,
estrés, movimiento, pensamiento, emociones, etc. Sin neuronas no
tendríamos eslabones que conectaran los muchos sistemas de nuestro
cuerpo con el medio exterior; por lo tanto, el organismo completo depende
de las neuronas para funcionar eficientemente y así mantener el equilibrio u
homeostasis.
Si se desequilibra, lesiona o somete a un stress excesivo este sistema, se
desencadena una reacción patológica; es decir una enfermedad mental,
malestar general, híper o hipotonía, incoordinación, taquicardia, temblor,
fibrilación, etc.
Clases de Neuronas
En el sistema nervioso hay muchas "clases" de neuronas: neuronas de
asociación, internunciales, de proyección, comisurales, sensoriales,
bipolares, unipolares, células de Betz, de Purkinje, motoneuronas alfa y
gamma, células de Golgi tipos I y II, grupos Ia o Ib, o neuronas del grupo II,
etc. Estas células nerviosas reciben y emiten señales eléctricas se
interconectan formando redes de comunicación que transmiten señales por
distintas zonas del sistema nervioso a través de impulsos nerviosos. Con
fines prácticos podemos hablar de tan sólo tres tipos de neuronas: neuronas
sensoriales, interneuronas y motoneuronas.
Las neuronas sensitivas, como todas las neuronas, tienen un cuerpo
celular (o pericarion) desde el cual se extienden dos prolongaciones
diferenciadas pero que tienden a parecerse entre sí. Una de las
prolongaciones es aferente (dirige los estímulos hacia el núcleo celular) y su
ubicación comienza en el sistema nervioso periférico y termina en el
central; y el núcleo celular junto con la prolongación eferente (que lleva los
impulsos desde el núcleo hacia otras conexiones) se encuentran dentro del
sistema nervioso central. Su papel principal consiste en estar alerta a cada
estímulo que llega al organismo, tanto interno como externo. Tiene
capacidad para modular, o ignorar los estímulos subumbrales que llegan al
organismo, pero debe pasar toda la información con valor umbral.
Son tres las formas de percibir las sensaciones en el sistema nervioso.
Primero, puede recogerlas de nuestra superficie externa (tacto,
temperatura, dolor) o a través de nuestros sentidos especiales (visión,
audición, gusto, olfato). Aquellos estímulos recogidos por receptores "fuera
de nosotros" son llamados exteroceptores o receptores externos que se
hallan cerca de la piel (sensación cutánea), la visión, oído, olfato, etc. Por lo
tanto los exteroceptores son un grupo de receptores generales o
especializados que reciben estímulos de la periferia de nuestro cuerpo. Es
importante recordar que los receptores sólo reaccionan al cambio.
Delsygonzalez-
blogspot.com
Produ
mantie
diferentes maneras, un medio químico apropiado para la sinapsis
entre neuronas. Los oligodendrocitos, también limitados al SNC, se
depositan en una envoltura laminada que se denomina mielina alrededor de
algunos de los axones, pero no de todos. La mielina posee efectos
importantes sobre la velocidad de conducción del potencial de acción. Las
células de la microglia, células más pequeñas derivadas de las células
madre hematopoyéticas, comparten muchas propiedades con los
macrófagos tisulares. Estas células proliferan luego de una lesión del
sistema nervioso. Las células ependimarias revisten las cavidades del
encéfalo y el conducto central de la médula espinal. Forman una capa única
de células cúbicas o cilíndricas y poseen microvellosidades y cilios. Los
cilios a menudo son móviles y sus movimientos contribuyen al flujo del
líquido cefalorraquídeo. Las bases de las células ependimarias yacen sobre
la membrana limitante glial interna. Las microvellosidades existentes sobre
las superficies libres de los ependimocitos indicarían que también cumplen
una función absortiva. Las células epiteliales coroideas participan en la
producción y la secreción del líquido cefalorraquídeo desde los plexos
coroideos.
Por lo que podemos concluir que la glía abarca diversos tipos celulares
con funciones diferentes por completo; su denominador común es
simplemente que no conducen señales nerviosas.
Resumiendo
La Sinapsis
¿Qué sucede cuando hay una lesión en el SNC? El SNC de los adultos, se
recupera sólo un poco después de una lesión. Los tractos axónicos mayores,
como los de la médula espinal, una vez seccionados jamás se recuperan.
Esto se debe a una falla especial del SNC, ya que los nervios periféricos
pueden regenerarse. La respuesta estaría en las señales moleculares que
promueven e inhiben la proliferación de los axones. En los nervios
periféricos, los axones están rodeados por una membrana basal que es
secretada en parte por las células de Schwann. Una vez que un nervio
periférico es aplastado, los axones de su interior degeneran; sin embargo, la
membrana basal que rodea a cada axón persiste durante meses. Las células
de Schwann circundantes también reaccionan liberando factores
neurotróficos, los cuales promueven además el alargamiento en el axón.
Estas observaciones sugieren que la falta de regeneración de las neuronas
centrales no se debe a una incapacidad intrínseca para brotar nuevos
axones, sino más bien a algo en el medio ambiente local que impide que los
conos de crecimiento se extiendan. Este impedimento podría ser el
resultado de la ausencia de factores promotores del crecimiento, como las
neurotrofinas, o de la presencia de moléculas que impiden activamente la
proliferación de los axones. La mielina en el SNC contiene un componente
inhibitorio que hace que el cono de crecimiento colapse e impide el
crecimiento axónico. Este componente se encuentra en las porciones
mielínicas del SNC, y es secretado por los oligodendrocitos. Por lo tanto, el
SNC de los seres humanos presenta un ambiente desfavorable para el
nuevo crecimiento después de la lesión. Manuel Nieto Sampedro, experto en
plasticidad neural, nos explica:
“En el sistema nervioso periférico “los individuos lesionados tienen tiempo y
oportunidad de reproducirse y, por ello, el proceso evolutivo ha podido
seleccionar y conservar mecanismos de plasticidad neural que permiten la
reparación de lesiones”. Sin embargo la cosa cambia en el sistema nervioso
central (SNC), ya que en este caso las lesiones de una cierta intensidad
“impiden la vida normal y si, caso improbable, el individuo lesionado
sobrevive, su posibilidad de reproducirse es prácticamente nula. Así, las
posibles mutaciones conducentes a una reparación efectiva de lesiones en
el SNC no tienen posibilidad de seleccionarse y ser conservadas. De ahí que
la reparación espontánea de lesiones en el SNC de los mamíferos no
ocurra”.
Con todo, desde hace unos años sabemos que existe una cierta
capacidad de generación de neuronas nuevas en el SNC. El hecho de que
las neuronas no se dividan no es incompatible con la posibilidad de que, de
manera controlada y limitada, se incorporen neuronas nuevas al sistema
nervioso adulto mediante su formación a partir de células troncales: a esto
se le llama neurogénesis. En los últimos años se ha descubierto que,
efectivamente, todos tenemos células troncales en nuestro encéfalo que
pueden originar neuronas nuevas. Todavía no se sabe el alcance y las
funciones de este proceso de neurogénesis, pero en algunas regiones del
encéfalo, como en la corteza olfativa o el hipocampo, parece que ocurre de
manera constante. Según esto, hay zonas encefálicas que reciben a lo largo
de la vida un aporte regular de neuronas que sustituyen a otras que van
muriendo. Todo apunta a que este proceso es muy limitado y compatible
con la estabilidad estructural que he comentado más arriba. El
descubrimiento de neurogénesis en el SNC adulto abre una nueva puerta a
la investigación de terapias que permitan la reparación controlada en caso
de lesiones o enfermedades neurodegenerativas.
Tanto en la mielina formada por los oligodendrocitos en el SNC, como en
la vaina de neurilema formada por la vaina de Schwann en el SNP,
encontramos a su vez, separaciones microscópicas entre cada uno de los
tramos de la vaina llamadas nódulos de Ranvier, que describe una
estrechez o brecha entre dos secciones ligeramente inflamadas de la
misma. En estas brechas se encuentran las prolongaciones nerviosas
colaterales o ramificaciones provenientes del axón del nervio principal, ya
que la mayoría de las neuronas posee numerosas ramificaciones o fibras
colaterales que se extienden en ángulos rectos desde la prolongación
axonal principal. Estas múltiples ramificaciones le permiten comunicarse
(hacer sinapsis) con muchas otras neuronas. Esta es la primera función de
los nódulos de Ranvier. Lo cierto es que tenemos prolongaciones neuronales
que poseen numerosos caminos colaterales los cuales se conectan,
literalmente, con cientos de otras neuronas y pueden, aun, enviar
ramificaciones de regreso a sus propios cuerpos celulares como
mecanismos autorreguladores. También permite a muchas áreas del
sistema nervioso conocer lo que pasa en otras partes del mismo. Una
neurona puede mandar su impulso (información) a otras más, simplemente
a través de sus ramificaciones colaterales que hacen sinapsis con muchas
otras células nerviosas o prolongaciones neuronales adyacentes.
Si recordamos esto se puede conceptualizar mejor el sistema nervioso y la
forma como puede o debe responder a un solo impulso o estímulo, el cual
puede ser lo suficientemente intenso como para poner en movimiento
muchas reacciones tanto conscientes como inconscientes. Un solo estímulo
puede generar una gran respuesta. Es con este sistema colateral y el uso de
interneuronas que podemos mandar información a otras células y hacerlas
que reaccionen más fácilmente (facilitarlas o excitarlas) o, por el contrario,
evitar que reaccionen, inhibiéndolas.
La segunda función importante de los nódulos de Ranvier se relaciona
con la velocidad de conducción de las neuronas, ya que entre nódulo y
nódulo el impulso "salta", esto es conocido como impulso saltatorio.
Cuando esto se presenta surge el postulado de que se necesita menos
mielina; ya que anteriormente se había dicho que a mayor cantidad de
mielina, mayor velocidad de conducción del impulso nervioso a lo largo de
la prolongación neuronal. Por ello la naturaleza diseñó este sistema de
saltos para que, sin tener que aumentar la cantidad de recubrimiento de
mielina, se aumentara la velocidad de conducción.
Retroalimentación