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Desarrollo sostenible

Es el desarrollo que satisface las necesidades del presente sin comprometer la


capacidad de las futuras generaciones, garantizando el equilibrio entre el
crecimiento económico, el cuidado del medio ambiente y el bienestar social.

.
Que Acontecimientos dieron lugar al desarrollo sostenible

Antes de la revolución industrial y sobre todo en este periodo, se mantenía la idea


de que los recursos naturales eran ilimitados, y por tanto para progresar solo había
que preocuparse de satisfacer las necesidades e interés humanos.

A partir de los años 70, está idea comienza a cambiar y surge un nuevo concepto
que clasificaba a los recursos naturales como renovables y no renovables, debido a
que se empieza a observar algunos problemas ambientales derivados de la
actividad industrial. A Partir de aquí es donde empieza a realizarse ciertas
observaciones, como :

1. Los recursos naturales son limitados y muchos no renovables


2. Un desarrollo guiado sólo por criterios económicos produce deterioros
ambientales, muchas veces irreversibles.
3. La necesidad de desarrollo del tercer mundo precisa de un modelo que para
evitar el colapso mundial, no repita los errores cometidos en los países
desarrollados.

Estás problemática y junto a la crisis de petróleo de 1973, trae como consecuencia


la aparición de movimientos ecologista que buscaban concienciar a la humanidad de
todos estos problemas y era necesario tomar medidas para corregirlo, antes de
llegar a lo que hoy se denomina EMERGENCIA PLANETARIA.

Gracias a estas iniciativas y pruebas científicas, concientizaron a la población de la


necesidad emergente de conservar el planeta. Lo cual tuvo gran impacto y se
consideró una metamorfosis cultural, científica y social que rompía con una larga
tradición de indiferencia hacia el entorno económico.

Es a partir de aquí que se hace latente crear un concepto para esta necesidad,
denominado DESARROLLO SOSTENIBLE. Este concepto se consideró como una
nueva concepción para la evolución de la sociedad humana.

El cual se le dió su primera definición expresa en el documento NUESTRO


FUTURO COMÚN en 1987, este documento define desarrollo sostenible como:

" El desarrollo que permite hacer frente a las necesidades del presente sin
comprometer las posibilidades de futuras generaciones para lograr sus
necesidades"

Para conseguir este desarrollo era necesario implicar y movilizar grandes fuerzas y
poderes, por esto dentro del mismo informe se destaca que para que ocurra un
desarrollo sostenible se necesita contar con el impulso de varios sistema, como :

1. El político
2. El económico
3. Social
4. Productivo
5. Tecnológico
6. Administrativo

Después de esto y debido a las grandes críticas de los años 70 sobre las antiguas
ideas de desarrollo y crecimiento de la época, el concepto de desarrollo sostenible
empezó a asentarse en la opinión pública, hasta el punto que 5 años después de su
aparición fue incluído como tercer principio de la declaración de la cumbre de la
tierra de Río realizada en 1992 , en la cual se estableció que :

" El derecho al desarrollo debe ejercerse en forma tal que responda equitativamente
a las necesidades de desarrollo y ambientales de las generaciones presentes y
futuras "

Problemas que impiden el desarrollo sostenible


En la actualidad es complicado que el desarrollo sostenible se lleve a cabo y
está más cerca de ser una utopía que una realidad. Existen numerosos
obstáculos que nos impiden alcanzar el desarrollo sostenible ideal, entre los
cuales merece la pena destacar los siguientes:

● · Desigualdad social, pobreza y superpoblación.


● · Destrucción de hábitats, alteración de paisajes naturales y
extinción de especies.
● · Calentamiento global y destrucción de la capa de ozono como
consecuencia de la contaminación.
● · Deforestación y agotamiento de los recursos naturales.

Objetivos de desarrollo sostenible

Los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS), también conocidos como Objetivos


Globales, fueron adoptados por las Naciones Unidas en 2015 como un llamamiento
universal para poner fin a la pobreza, proteger el planeta y garantizar que para el
2030 todas las personas disfruten de paz y prosperidad.

Los 17 ODS están integrados: reconocen que la acción en un área afectará los
resultados en otras áreas y que el desarrollo debe equilibrar la sostenibilidad social,
económica y ambiental. Los países se han comprometido a priorizar el progreso de
los más rezagados.

Los ODS están diseñados para acabar con la pobreza, el hambre, el sida y la
discriminación contra mujeres y niñas.
La creatividad, el conocimiento, la tecnología y los recursos financieros de toda la
sociedad son necesarios para alcanzar los ODS en todos los contextos.

Los ODS buscan alcanzar de manera equilibrada 3 dimensiones de desarrollo


sostenible: Ámbito económico, ambiental y social.

Sostenibilidad económica- Generar riqueza económica en un marco local, regional y


global que estimule el desarrollo financieramente posible y rentable, manteniendo la
base de los recursos naturales y su conservación.

Sostenibilidad ambiental – Compatibilidad entre las actividades humanas y la


preservación de la biodiversidad y de los ecosistemas. Se mantienen los niveles de
explotación de los recursos naturales sin llegar a su límite (capacidad de carga) y
sin que haya un decremento del recurso en su esencia.

Sostenibilidad social - Se basa en el mantenimiento de la red social y cultural, de la


capacidad para mantener intereses comunes por vías democráticas y no
excluyentes. Esto a través del cambio de las actitudes y prácticas personales y
colectivas donde la gente se preocupe por los demás y valore la justicia social, la
educación, la salud, la paz y la tranquilidad.

LA IMPORTANCIA DE PROMOVER LA EDUCACIÓN PARA EL DESARROLLO


SOSTENIBLE

Independientemente de las diferentes corrientes, definiciones y visualizaciones que


se tengan del desarrollo sostenible, la concretización de la sostenibilidad se
construirá en la medida en que se recorra el camino para cumplir con los propósitos
expresados en los Objetivos de Desarrollo Sostenible del Programa de las Naciones
Unidas para el Desarrollo (2018), en los que la educación se constituye como un
elemento y proceso a seguir para el apego a estas nuevas directrices de actuación
(Cantú-Martínez, 2016).

En abril de 1987 se publicó el Informe Brundtland, en el cual se introduce el


concepto de desarrollo sostenible, definido en estos términos: “Está en manos de la
humanidad asegurar que el desarrollo sea sostenible, es decir, asegurar que
satisfaga las necesidades del presente sin comprometer la capacidad de las futuras
generaciones para satisfacer las propias” (como se citó en Gómez-Gutiérrez, 2014,
p. 91). Pero esto solo será posible si transitamos a una conciencia ambiental, lo cual
implicaría “un proceso de racionalización que confiere legitimidad a los criterios de
toma de decisiones y que orienta un conjunto de acciones hacia los fines del
desarrollo sostenible” (Leff, 2004, p. 222).
Crítica sobre el desarrollo sostenible

El concepto de sostenibilidad surge por vía negativa, como resultado de los análisis
de la situación del mundo, que puede calificarse de auténtica e insostenible
“emergencia planetaria”, fruto de un crecimiento económico al servicio de intereses
particulares a corto plazo, que amenaza gravemente el presente y futuro
de la humanidad.
Un futuro amenazado es, precisamente el informe de la Comisión Mundial del Medio
Ambiente y del Desarrollo (CMMAD, 1988) al que debemos uno de los primeros
intentos de introducir el concepto de desarrollo sostenible (DS), definido como:
“el desarrollo que satisface las necesidades de la generación presente sin
comprometer la capacidad de las generaciones futuras para satisfacer sus propias
necesidades”.
La idea de DS surge así contraponiéndose a la de crecimiento económico
continuado, radicalmente insostenible en un mundo finito. En efecto, desde la
segunda mitad del siglo XX se ha producido un crecimiento económico global sin
precedentes. Y aunque cabe reconocer que este extraordinario crecimiento ha
generado importantes avances sociales en algunas regiones del planeta, los
indicadores ambientales han sido cada vez más negativos, mostrando un acelerado
agotamiento de recursos y una contaminación sin fronteras con graves
consecuencias para la biodiversidad y la propia supervivencia de la especie
humana. Pronto estudios como los de Meadows sobre “Los límites del crecimiento
” (Meadows et al., 1972) establecieron la estrecha vinculación entre los indicadores
económicos y ambientales, y la necesidad, por tanto, de poner fin al crecimiento
depredador. Éste es el origen del concepto de DS y, más en general, de
sostenibilidad, considerado por Bybee (1991) como " la idea central
unificadora más necesaria en este momento de la historia de la humanidad".

Nuestro objetivo con esta crítica, precisamente, estudiar en qué medida este
concepto de DS está siendo comprendido por los educadores y cómo responden a
las distorsiones y críticas superficiales que amenazan con perjudicar su capacidad
orientadora de una estrategia efectiva para poner fin a una
degradación que amenaza con el colapso ambiental y social (Diamond, 2006).

La distinción entre crecimiento y desarrollo es la crítica al concepto y, por ende, a la


educación para el desarrollo sostenible procede de diversos ámbitos y, en buena
medida, de algunos autores del campo de la educación ambiental. Podemos tomar
como ejemplo un reciente artículo de Girault y Sauvé (2008) como editores de un
monográfico de la revista Aster que lleva por título “La educación ambiental o para el
desarrollo sostenible”.
Dicho artículo hace referencias explícitas a la confrontación entre educación
ambiental y educación para la sostenibilidad, haciéndose eco
de posiciones que atribuyen a esta última propósitos “desarrollistas”, en el sentido
de promover el crecimiento depredador practicado por el “Norte”: “ el desarrollo
sostenible es percibido por muchos como una nueva mistificación del Norte para
continuar alegremente sus prácticas de desarrollo ” (Girault y Sauvé,
2008, p. 17).
Esta asimilación del desarrollo sostenible a crecimiento sostenido, más o menos
disfrazada, ha sido recogida también por algunos prestigiosos economistas,
ecólogos e investigadores sociales, que han expuesto publicaciones académicas y
en la prensa diaria.

cualitativa o despliegue de potencialidades, sin crecimiento , es decir, sin


incorporación de mayor cantidad de energía ni de materiales. Posible y
necesario , porque las actuales formas de vida no son sostenibles y deben
experimentar cambios cualitativos profundos, tanto para aquéllos (la mayoría) que
viven en la precariedad como para el 20% que vive más o menos confortablemente.
Precisamente, otra de las críticas que suele hacerse a la definición de sostenibilidad
de la CMMAD (1988) es que, si bien se preocupa por las generaciones futuras, no
dice nada acerca de las tremendas diferencias que se dan en la actualidad entre
quienes viven en un mundo de opulencia y quienes lo hacen en la mayor de las
miserias. Pero en la misma página en que se da la definición de desarrollo
sostenible podemos leer: “
Aun el restringido concepto de sostenibilidad física implica la preocupación por la
igualdad social entre las generaciones, preocupación que debe lógicamente
extenderse a la igualdad dentro de cada generación
”.
Nada justifica, pues, que se califique la idea de desarrollo sostenible como una
nueva mistificación para continuar practicando un crecimiento insostenible, por lo
que resulta necesario salir al paso de esta injustificada desvirtuación. Porque, si
bien es cierto que es posible encontrar en el discurso económico y político ejemplos
de manejo del concepto de desarrollo sostenible como sinónimo de “crecimiento
sostenido”, las mismas desvirtuaciones interesadas y engañosas tienen lugar en
torno a lo que supone el respeto y defensa del medio ambiente, sin que por ello
debamos renunciar a dicha defensa.

Una cosa es criticar y denunciar el peligro del uso oportunista e interesado que a
veces se está haciendo de las propuestas de desarrollo sostenible, en el sentido de
“crecimiento sostenido”, y otra atribuir esa misma intención al conjunto de esfuerzos
que desarrollan organismos internacionales, instituciones e investigadores ligados a
la educación científica y la educación ambiental. Nuestro propósito es estudiar en
qué medida los educadores somos sensibles a esta distinción y podemos resistir
tanto a las distorsiones como a las críticas superficiales que empobrecen nuestro
bagaje teórico.

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